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Introducción

La libertad de asociación es el derecho que tienen todas las personas a organizar


reuniones pacíficas y/o a crear organizaciones con otras personas, o integrarnos a
las ya existentes, para trabajar en favor de nuestros intereses y el ejercicio de
nuestros derechos. Nadie puede obligar a alguien más a pertenecer a un grupo o
asociación mediante represalias o por el temor a ser amedrentado, hostigado,
lesionado, sexualmente agredido, golpeado, detenido o recluido de manera
arbitraria, torturado, asesinado u objeto de desaparición forzada.

La libertad de reunión y de asociación pacífica ofrece la posibilidad de expresar


opiniones políticas, participar en proyectos artísticos y otras actividades culturales,
económicas y sociales, además de tomar parte en cultos religiosos, fundar
sindicatos y afiliarse a ellos, y elegir representantes para defender intereses. En
otras palabras, permite la convivencia de personas y grupos diversos.

Las manifestaciones pacíficas permiten mostrar oposición al desempeño del


gobierno, las leyes o políticas. Las manifestaciones pacíficas contribuyen al
desarrollo, al fortalecimiento y la efectividad de los procesos democráticos, en
particular a las elecciones y los referendos, favoreciendo el pleno disfrute de los
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, pues posibilitan el
diálogo abierto, incluyente y fructífero.

Cuando existen personas cuyas convicciones políticas o creencias religiosas son


minoritarias o disidentes, por ejemplo, las personas defensoras de los derechos
humanos, las personas afiliadas a sindicatos o las personas migrantes, la libertad
de asociación les permite ejercer o promover sus derechos, evitando incidentes de
discriminación, amenazas de uso de la fuerza, lesiones, acoso, persecución,
intimidación o represalias por ejercer este derecho.

Desarrollo.

EL DERECHO DE REUNIÓN EN MÉXICO: ANTECEDENTES.


El antecedente directo del derecho de reunión en nuestro país se encuentra en el
artículo noveno de la Constitución de 1857, que a la letra señala:
A nadie se le puede coartar el derecho de asociarse ó de reunirse pacíficamente
con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República pueden
hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada
tiene derecho de deliberar.Después en la Carta Magna de 1917, se menciona lo
siguiente:
A nadie se le puede coartar el derecho de asociarse ó de reunirse pacíficamente con
cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República pueden
hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada
tiene derecho de deliberar.
No se considerará ilegal y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga
por objeto hacer una petición o presentar una propuesta por algún acto a una
autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o
amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee.

Actualmente, a simple vista se encuentra que el contenido del texto constitucional


de 1857 fue incluido al artículo noveno de 1917 en su párrafo primero sin
modificación alguna y fue adicionado un párrafo segundo al texto del artículo
noveno constitucional en nuestro país; a la fecha no ha existido reforma al artículo
en mención, y se observa de manera particular que la redacción del numeral aludido
al presente resulte insuficiente para regular todas y cada una de las cuestiones que
este numeral debe resolver, en especial aquella donde las manifestaciones y/o
reuniones públicas se llevan a cabo en tránsito público.

EL DERECHO DE REUNIÓN: SU CONCEPCIÓN ACTUAL


Actualmente en nuestra Constitución mexicana el artículo noveno regula el derecho
de reunión junto con el derecho de asociación; sin embargo, al presente se conoce
que son diferentes y que regulan así mismo derechos disímiles, por lo cual, desde el
punto de vista de la que esto escribe, estos dos derechos deberían estar regulados
en artículos por separado. En esta pesquisa no se abordará de manera particular el
derecho de asociación, sin embargo, se cree pertinente que éste tenga un estudio
profundo dado en otra investigación; por lo que respecta al derecho de reunión se
examina que es un derecho humano, sin embargo para materializarse de manera
efectiva se reconoce que es un derecho colectivo, ello en razón de que se
sobreentiende que para ejercerlo se necesita la agrupación de personas que lo
hagan valer (en el menor de los casos). Ahora bien, habrá que mencionar el hecho
de que actualmente el derecho de reunión en un Estado de Derecho es un
instrumento fundamental para mantener un equilibrio de poder entre: el Estado y el
pueblo.

El Doctor Miguel Carbonell entiende que por libertad de reunión se debe atender a
lo siguiente: “la libertad de todos los habitantes de la República para poder
congregarse con otros con cualquier finalidad, siempre que dicha reunión sea
pacífica y tenga un objeto lícito. De lo anterior se refuerza la idea de que el derecho
de reunión en sí deviene de un derecho humano reconocido, basado en la
titularidad de un derecho a un ser humano; sin embargo, para que éste pueda
materializarse plenamente tiene que hacerlo con base en una colectividad.
Actualmente el derecho de reunión que se lleva a cabo en México se produce
mediante el ejercicio extralimitado de este derecho por lo que corresponde a aquel
que se lleva a cabo en tránsito público, dado que se ve en detrimento el ejercicio de
otros derechos legítimos, es decir el derecho de todos aquellos ciudadanos que en
el lugar, tiempo y modo particular no hacen uso del derecho de reunión.

ELEMENTOS DEL DERECHO DE REUNIÓN EN MÉXICO


El artículo noveno de la actual Constitución mexicana señala a la letra lo siguiente: A
nadie se le puede coartar el derecho de asociarse ó de reunirse pacíficamente con
cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República pueden
hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada
tiene derecho de deliberar.
No se considerará ilegal y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga
por objeto hacer una petición o presentar una propuesta por algún acto a una
autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o
amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee.

Los elementos que se rescatan del derecho de reunión de manera particular serían
los siguientes:
El derecho de reunión tendrá que desarrollarse “pacíficamente” en este caso hace
presuponer que se tiene que llevar a cabo de forma pacífica por los ciudadanos que
hacen uso de este derecho. Según el diccionario de la Real Academia Española
esta palabra debe entenderse de la siguiente manera: “Con paz y quietud”. Esto da
paso a que actualmente una manifestación y/o reunión en tránsito público en
nuestro país no cumpla con este requisito de manera particular por parte de
aquellos que lo llevan a cabo, y no se cumple de manera garante para todos
aquellos ciudadanos que en ese momento no hace uso de ese derecho.
El siguiente elemento que se rescata del derecho de reunión será para un “objeto
lícito”, en el México actual todas las manifestaciones y/o reuniones que se llevan a
cabo tienen dentro de su principal encomienda el dilucidar un ¿para qué?, como
objeto de esa manifestación y/o reunión y la licitud de la misma deviene que no sea
contraría a la ley.
Con base en una interpretación a contrario sensu del mismo artículo constitucional
se establece que únicamente aquellas reuniones donde se profieran injurias, se
hicieren uso de violencia o amenazas para intimidar u obligar a la autoridad a
resolver en un determinado sentido, son ilegales.

¿CÓMO REGULA LA CONSTITUCIÓN MEXICANA LAS REUNIONES EN


TRÁNSITO PÚBLICO?
El ejercicio del derecho de reunión no necesitará autorización previa, salvo el caso
que la reunión y/o manifestación se lleve a cabo en tránsito público donde la
autoridad competente tendrá que dar autorización en los términos que se señale en
las leyes respectivas.
A nadie se le puede coartar el derecho de asociarse ó de reunirse pacíficamente con
cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República pueden
hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada
tiene derecho de deliberar.

No se considerará ilegal y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga
por objeto hacer una petición o presentar una propuesta por algún acto a una
autoridad, si no se profieren injurias contra esta, ni se hiciere uso de violencias o
amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee.

Hoy en día, todos y cada uno de los derechos que son consagrados en la
Constitución mexicana, se ejercen por el ciudadano (en mayor o menor medida);
hay algunos de éstos que necesariamente tiene que materializarse para su ejercicio,
otros tantos no siguen esta condición y sin embargo son plenamente ejercidos; se
habla que un derecho se “ejerce”, cuando hace alusión a que el gobernado de
manera libre puede hacer uso de ese derecho en particular, es decir, en cualquier
momento (espacio, tiempo, forma entre otros); sin embargo, encuentra un requisito
sine qua non al que éste derecho está constreñido, en que no exista una afectación
material al derecho de los demás ciudadanos, lo anterior inclusive se encuentra
estipulado en la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH) en su
numeral 32.2; es este momento cuando se puede decir que un derecho es
plenamente ejercido y cuenta con materialidad para hacerse efectivo; por lo cual si
un grupo de ciudadanos desea reunirse o manifestarse en algún lugar, modo, forma
y tiempo determinado, lo puede hacer, porque es “su derecho”, sin embargo tendrá
qué expresamente acatar el requisito sine qua non, para hacerlo efectivo. En el caso
particular cuando se habla de las manifestaciones y/o reuniones en tránsito público,
el requisito fundamental es que no se violente el derecho de los demás ciudadanos
que en ese momento, lugar, espacio y tiempo determinado no hacen uso de ese
derecho en particular.
OBLIGACIONES DEL ESTADO AL DERECHO DE REUNIÓN EN TRÁNSITO
PÚBLICO
Actualmente el derecho de reunión por lo que corresponde al tránsito público no
tiene regulación, y sin embargo, el Estado tiene la obligación de garantizar al
ciudadano que hace uso de éste derecho y al ciudadano que no hace uso de esta
exención (en un tiempo, modo, lugar), el respeto absoluto a este derecho en
particular. Nuestro Estado lo lleva a cabo sin entorpecer dicha actividad,
simplemente siendo un mero observador de dicha materialización. Entonces, si el
derecho de reunión en tránsito público se regulara en nuestro país, la obligación del
Estado mexicano se ampliaría para dejar de ser un mero observador y se convierte
en un garante del derecho de reunión absoluto, no solo de las personas que llevan a
cabo en ese momento su derecho de reunión en tránsito público, sino que
salvaguardaría los derechos de todos aquellos ciudadanos que en ese momento no
hacen uso de él ¿Y cómo se convierte el Estado en garante? Bien, lo hace a través
de diferentes formas: llevando a cabo la regulación jurídica de ese derecho de
reunión, integrando sus elementos mínimos, es decir, en su base un objeto lícito, se
lleve a cabo de manera pacífica y sobre todo no genere conflicto entre quienes
materializan su derecho y quienes no lo hacen, aquí encuentra la obligación el
Estado: mantener el bien común de toda su población.

DIFERENCIA ENTRE LIBERTAD DE ASOCIACIÓN Y DE REUNIÓN


La diferencia entre la libertad de reunión y la de asociación consiste sobre todo en
la duración de los efectos que conlleva el ejercicio de una y otra. En tanto que,
como ya se ha mencionado, la libertad de reunión despliega sus efectos mientras
físicamente se encuentran reunidas las personas que la ejercen, la libertad de
asociación se proyecta con efectos temporales más extendidos, en la medida en
que se crea una personalidad jurídica distinta de la que corresponde a las personas
que la ejercen.
Las libertades mencionadas se encuentran reconocidas en muchas declaraciones
internacionales de derechos humanos, como la Declaración Universal de 1948
(artículo 20), el Pacto de Derechos Civiles y Políticos (artículo 21), el Pacto de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (artículo 8), la Convención
Interamericana de Derechos Humanos (artículos 15 y 16) y el Convenio 87 de la
Organización Internacional del Trabajo sobre libertad sindical. Algunas de estas
declaraciones aportan matices importantes a lo señalado en la Constitución y, en
virtud de que conforman lo que el artículo 133 llama la Ley Suprema de toda la
Unión, deben ser tenidas en cuenta a la hora de interpretar el artículo 9.
En algunos otros preceptos de la Constitución se detallan las formas concretas que
puede tomar en derecho de asociación; así por ejemplo, en el artículo 41 se habla
de las asociaciones que toman la forma de partidos políticos y cuya función, entre
otras, consiste en constituirse como vehículos para que los ciudadanos puedan
tener acceso a la funciones representativas; de la misma forma, en el artículo 123
se prevén los sindicatos obreros y las asociaciones profesionales. La libertad de
asociación política se reitera, además, en el artículo 35, fracción III, de la misma
Constitución. El artículo 130 se refiere a las iglesias y asociaciones religiosas, las
cuales desde luego tienen una personalidad jurídica distinta a la de sus miembros.

JURISPRUDENCIA
La jurisprudencia ha señalado que la carga de la prueba para demostrar la ilicitud de
una asociación recae en la autoridad:
“Si la autoridad responsable no rinde prueba alguna que demuestre que una
asociación tiene fines ilícitos, viola la garantía que consagra el artículo 90.
constitucional, si pretende coartar a los integrantes de aquélla, el derecho de
asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito, como lo es el
puramente recreativo.”

La Suprema Corte se ha pronunciado sobre los alcances de la libertad de


asociación al estudiar la constitucionalidad del artículo 5.° de la Ley de las Cámaras
de Comercio y de las de Industria que preveía la afiliación obligatoria para cierto
género de comerciantes. En su sentencia, la Corte afirma que la esfera de
protección derivada del artículo 9.° constitucional puede operar en tres posibles
direcciones:
“ 1.° derecho de asociarse formando una organización o incorporándose a una ya
existente; 2.° derecho a permanecer en la asociación o a renunciar a ella, y 3.°
derecho de no asociarse. Correlativamente, la autoridad no podrá prohibir que el
particular se asocie; no podrá restringir su derecho a permanecer en la asociación o
a renunciar a ella, ni, tampoco, podrá obligarlo a asociarse. Consecuentemente, el
artículo 5.° de la Ley de las Cámaras de Comercio y de las de Industria al imponer
la obligación a los comerciantes e industriales a afiliarse a la Cámara
correspondiente, viola la libertad de asociación establecida por el artículo 9.°
constitucional.” Conclusión
El derecho de asociación es un principio fundamental de los derechos humanos y un
pilar importante de la mayoría de las democracias. A través de las asociaciones las
personas pueden reunirse para alcanzar objetivos comunes, expresar sus opiniones
y defender conjuntamente sus intereses.
La libertad de asociación está reconocida y protegida en muchos documentos
internacionales y constituciones nacionales. Esta libertad se refiere no sólo a la
capacidad de formar organizaciones y grupos, sino también a la capacidad de
participar en ellos sin interferencias indebidas.
La libertad de asociación promueve la diversidad y la vitalidad de la sociedad civil y,
por lo tanto, fortalece las instituciones democráticas. Además, el derecho de
asociación desempeña un papel vital en la protección de los derechos de los
demás, permitiendo que las personas se unan para defender causas justas,
promover el cambio social y protegerse unos a otros. Si bien el derecho de
asociación es un derecho fundamental, no es absoluto y puede estar sujeto a ciertas
restricciones en circunstancias especiales, como la seguridad nacional o el orden
público. Sin embargo, estas restricciones deben ser proporcionadas, necesarias y
coherentes con los principios del Estado de derecho.
En resumen, el derecho de asociación es una piedra angular de una sociedad
democrática y promueve la participación ciudadana, la expresión de opiniones y la
protección de los intereses comunes. Su reconocimiento y respeto es esencial para
el desarrollo y mantenimiento de una sociedad justa y equitativa.
Conclusión Fanny: Mi conclusión sobre el derecho de libertad de asociación es
que es un derecho fundamental y esencial en una sociedad democrática. Este
derecho garantiza a las personas la posibilidad de unirse y formar asociaciones, ya
sea de carácter político, social, cultural, laboral o cualquier otro tipo de asociación
que consideren necesario.

La libertad de asociación permite a los individuos expresar sus ideas, opiniones y


creencias de manera colectiva, fortaleciendo así la participación ciudadana y el
pluralismo. Además, esta libertad es fundamental para la protección y promoción de
otros derechos, como la libertad de expresión, la libertad de reunión y la libertad
sindical.
Sin embargo, como cualquier derecho, la libertad de asociación no es absoluta y
puede estar sujeta a ciertas limitaciones, siempre y cuando estas limitaciones sean
proporcionales y estén establecidas por ley, con el objetivo de proteger los derechos
y libertades de los demás o garantizar el orden público.
En resumen, el derecho de libertad de asociación es esencial para el
funcionamiento de una sociedad democrática, ya que promueve la participación
ciudadana, el pluralismo y la protección de otros derechos fundamentales.
Bibliografía:

1.-De Gobernación, S. (s. f.). ¿Qué significa mi derecho a la libertad de asociación?


gob.mx.
https://www.gob.mx/segob/articulos/que-significa-mi-derecho-a-la-libertad-
deasociacion?idiom=es

2.-De Investigadores Parlamentarios en Línea Enero-agosto, R. (s/f).


CONGRESOREDIPALVIRTUALVI. Gob.mx. Recuperado el 20 de enero de 2024, de
https://www.diputados.gob.mx/sedia/sia/redipal/CRV-VI-20-13.pdf

3.-(S/f).Corteidh.or.cr.Recuperado el 20 de enero de 2024, de


https://www.corteidh.or.cr/tablas/r08047-8.pdf

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