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TRAGEDIA, COMEDIA Y DRAMA SATÍRICO EN EL BANQUETE DE PLATÓN

VÍCTOR MANUEL MEDINA CERVANTES


31 DE OCTUBRE DE 2021

En los rituales que se dedicaban a la diosa Deméter, deidad a la que se le


atribuía la fertilidad de los campos de trigo y de cebada en la antigua Grecia -
rituales realizados en el templo de Eleusis- se han encontrado indicios de uno de
los posibles orígenes del Teatro Griego. Y esto se debe a que allí mismo se
llevaban a cabo los llamados Misterios Mayores dedicados a las deidades locales
Deméter, Perséfone e Iakkos (dios niño asociado con Dionisos, que es asimismo
el dios de las vides, del éxtasis, el entusiasmo, la fertilidad y precisamente el
teatro).1 El ritual consistía en ver y oír un Misterio del que nadie tenía ni tiene,
incluso hasta hoy, constancia plena. Se dice en algunas y bastante escasas
crónicas de la época Clásica e incluso de la Helenística, ya en pleno dominio del
Imperio Romano, que lo que escuchaban y veían los asistentes al ritual eleusino
transformaba sus vidas, nada menos ni nada más. Es interesante pensar que la
experiencia acústica y visual que experimentaban los fieles pudiera estar
vinculada con el ejercicio auditivo y en parte también visual del Psicoanálisis (si a
los símbolos y representaciones del sueño, por ejemplo, nos atenemos) y, al
mismo tiempo, se pudiese hacer igualmente un parangón de estas experiencias
por medio de la ritualidad presente en el diálogo el Simposio o El Banquete de
Platón. En este breve ensayo se van a vincular dichas experiencias con su
fenómeno correspondiente directo, emanado de los rituales dionisiacos de Eleusis
y de otras regiones de la antigua Grecia: la Tragedia, la Comedia y el Drama
satírico.

En su libro El Camino a Eleusis2 los autores encabezados por Gordon


Wasson, establecieron una posible hipótesis a propósito de lo que pudo haber
sucedido realmente durante los Misterios Eleusinos. Los rituales se celebraban en
el principio del otoño, época particular en el ritmo de las cosechas de trigo y
cebada, en la que además de los brotes, surgían también los llamados
“cornezuelos”, hongos parasitarios de las plantas de los cereales. La propuesta del
equipo de Gordon Wasson consistió -luego de un viaje a Huautla en el estado
mexicano de Oaxaca y la experiencia de curación con la chamana María Sabina-
consistió en suponer que la estructura del cornezuelo era equivalente a la de los
hongos que usaba María Sabina para el trance de curación, una estructura
química asociada con las propiedades del LSD y que la experiencia que pudieron
haber tenido los asistentes al ritual era una revelación curativa: ser testigos de la
resurrección de Perséfone acompañada de su hijo Iakkos-Dionisos, a un tiempo el
recién nacido y la semilla destinada a morir. Cabe hacer notar que el nombre
Iakkos quiere decir grito, como de grito debe haber sido la experiencia literal de la
resurrección de la naturaleza y, por obvias razones también, del ser humano en
general que experimentaban los asistentes.

1
Cf. https://www.theoi.com/Georgikos/EleusiniosIakkhos.html
2
Gordon Wasson, R., Hoffman, Albert., Ruck, Karl P. El camino a Eleusis. FCE

1
Si a las conclusiones del equipo de Gordon Wasson nos atenemos
tendríamos que decir que la experiencia de Eleusis era de revelación, de éxtasis y
entusiasmo (palabras que significan salir de sí y “endiosarse”, meterse al dios
dentro de sí). Los autores llegaron a semejante conclusión, entre otras cosas,
porque asociaron la presencia del dios Dionisos en la formulación del ritual, lo cual
implicaba que estaban necesariamente en juego lo mántico, lo salvífico y lo
extático. Por esa presencia de la revelación por medio de hacer presente la
ausencia, se asocia el poder del ritual eleusino al origen de la Tragedia y la
Comedia, así como de su “mediación” el drama satírico porque las tres
experiencias están vinculadas con una forma de conocimiento a través de la
palabra en acción, de la palabra puesta en acto en el escenario del drama. La
experiencia del acontecimiento teatral era parte fundamental de la formación, de la
paideia de la Polis ateniense.

Por otra parte, la misma presencia del dios Dionisos (actuante en el teatro y
en los rituales) está considerada también en el Banquete de Platón, texto canónico
en el estudio de la concepción, del conocimiento y de la filosofía del alma en la
Grecia antigua.3 A través del éxtasis y el entusiasmo que genera el vino (y la
palabra), se mezcla el diálogo sereno y erudito de un grupo de invitados a la
celebración del triunfo de Agatón en un concurso teatral trágico. Dicho certamen
consistía en que tres poetas trágicos, cada uno de los cuales representaba una
trilogía trágica (por cierto, la única que conservamos íntegra hasta nuestros días
es la del poeta Esquilo llamada Trilogía de Orestes o La Orestiada)4. La trilogía
iba, en todos los casos, rematada por un drama satírico 5 cuyo remoto origen se
remontaba a los versos y danzas denominadas ditirambos, cuya definición abordó
Aristóteles en su Poética (1449 a 10).6 Así pues, cada autor trágico debía escribir
cuatro piezas para cada certamen: una trilogía y un drama satírico que la
complementaba. Los concursos de Comedia tenían cierta diferencia porque, entre
otras cosas, no representaba dramas satíricos debido a la naturaleza misma del
espectáculo que hacía innecesario un descanso “emocional” (función principal del
drama satírico en el concurso trágico) en los intermedios entre Comedia y
Comedia.
En el Banquete de Platón, van a participar varias voces de los invitados al
convite, pero son tres las que vamos a tomar en consideración: la de Agatón, el
poeta trágico, la de Aristófanes, el poeta cómico, y la de Alcibiades, el enamorado
cuya conducta es descrita en palabras de Sócrates así: “pero no me has pasado
desapercibido, sino que ese drama tuyo satírico y silénico está perfectamente
claro.”7 (El subrayado es mío). Tres son pues las manifestaciones dramáticas a las
que alude Platón como trasfondo de los discursos sobre Eros. Conviene recordar
3
Jaeger, Werner. Paideia: los ideales de la cultura griega. FCE. pp. 565-588
4
Cf. Migliónico Molina, Rossana. (2010) Introducción al teatro griego. https://rossami.com/tag/concursos-
tragicos/
5
De Santis, Guillermo. (2016) El drama Satírico y el reverso de la Tragedia. Codex, Revista de Estudios
Classicos Microsoft Word - 1)Codex_v4_2_DeSantis.docx
6
Aristóteles. (2000) Poética. UNAM. P. 6
7
Platón. (1986) Diálogos. tomo III. Gredos. pp. 284-285

2
asimismo cuáles son los contenidos de los discursos de cada uno de los tres
participantes.
Por una parte, Agatón explica la naturaleza de Eros describiéndolo como el
más hermoso, el más joven y el mejor de los dioses. Los elogios del poeta trágico
son tan excesivos que se creería incluso que se aproximan peligrosamente a la
frivolidad, al auto halago. No obstante, en cuanto avanza el discurso, al comparar
a Eros con la belleza que se encuentra entre flores y jardines y que su naturaleza
nunca se marchita, Agatón va a decir algunas de las más poéticas virtudes de
Eros que incluso, si no estamos equivocando la lectura, influirían a Pablo de Tarso
en su famosa Carta a los Corintios donde expresa algo similar a lo que describió
Agatón en el Simposio y que dice así:

“…Eros ni comete injusticia contra dios u hombre alguno, ni es objeto de injusticia


por parte de ningún dios ni ningún hombre. Pues ni padece violencia, ni padece de
algo, ya que la violencia no toca a Eros, ni cuando hace algo lo hace con violencia,
puesto que todo el mundo sirve de buena fana a Eros en todo (…) pero, además
de la justicia, participa también en la mayor templanza.” 8

Por su parte, San Pablo expresa:

“El amor es longánime (generoso), es servicial, el amor no tiene celos, el amor no


es jactancioso, no se engríe, no actúa indecorosamente, no busca el mal, no se
goza en la injusticia pero se congratula de la verdad; todo excusa, todo (lo) cree,
todo (lo) espera, todo (lo) soporta. El amor nunca caduca.” (1 Corintos 13, 4-8) 9

El discurso de Agatón, pues, consiste en un campo vasto cuyos linderos más bien
ambiguos dudan entre la frivolidad del ridículo cómico y la profundidad sublime del
planteamiento trágico. Una palabra más acerca de lo que Werner Jaeger comenta
a propósito del discurso de Agatón en el Banquete platónico:

“Pero como todo panegírico de Eros en el que se le personifique como potencia


divina tiene, a pesar de ello, que tomar necesariamente sus cualidades de los
hombres sobre los que ejerce su poder, es un rasgo que caracteriza
psicológicamente a quien hace el relato el ver si toma los trazos de su imagen más
bien del amado o del amante. Agatón hace lo primero. Como favorito innato que
es, asigna al eros rasgos esenciales que corresponden más a la persona digna de
ser amada que a la que se halla inflamada por el amor. En su relato de Eros nos
pinta, con enamoramiento narcisista, su propia imagen reflejada en un espejo. (…)
Eros es, según pinta Agatón, el más feliz, el más hermoso y el mejor de todos los
dioses.” 10

8
Platón, Op.cit. p234
9
Lacueva, Francisco. (1984) Nuevo testamento interlineal griego-español. Clie. pp. 692-693
10
Jaeger, Werner. Op.cit. p. 577 Una nota más a propósito de este texto y su traducción de los filólogos
clásicos Joaquín Xirau y Wenceslao Roces, el nombre de Diotima lo acentúan en esdrújulo como Diótima.
Muy probablemente siguiendo el sonido literal del Griego.

3
Una reflexión más elocuente y próxima a Freud y su doctrina es difícil de
encontrar.

Por otra parte, la participación de Aristófanes, aunque precedida de dos


episodios cómicos-ridículos, puesto que primero tiene un ataque de hipo y
después un horrible estornudo que lo devuelve a la normalidad, establecerá,
además del famoso mito de la “media naranja”, el concepto del andrógino y la idea
de que la búsqueda de la porción perdida en los seres humanos los impulsa a
buscar más allá del sexo, el encuentro del alma, porque el amor para Aristófanes
significa el deseo de esa integración original. Aquí conviene hacer notar que la
referencia y contacto que se puede elucidar de las reflexiones freudianas, permite
equiparar la idea de la búsqueda de la mitad perdida con la búsqueda de la
realización de deseo que tantas veces atribuyó Sigmund Freud a la finalidad del
sueño, cuando dice, por ejemplo: “Es fácil demostrar que a menudo los sueños
dejan ver bien a las claras el carácter de cumplimiento del deseo, a punto tal que
puede maravillarnos que el lenguaje de los sueños no haya sido comprendido
desde tiempo atrás.”11 El discurso de Aristófanes resulta ser a fin de cuentas el
más esencial, ontológico, mítico y trágico de los planteamientos. En él se conjugan
a la perfección la esencia de lo trágico -lo más esencial del ser- y lo cómico,
puesto que el discurso proviene de un maestro de la llamada Comedia antigua.
Por último, viene la participación de Alcibiades quien, embriagado en el
sentido físico y místico de la palabra, porque ha tomado mucho vino, aunque
también está poseído por la parte dolorosa de Eros-cupido, la parte que le impide
a Alcibiades ser correspondido en el amor por el mismísimo Sócrates; El discurso
de Alcibiades será el drama satírico de la representación de El Banquete. Las
razones del hermoso joven van a provocar la risa de los presentes porque su
emoción está a flor de piel. La actitud excesiva y briaga, casi nos recuerda el más
famoso drama satírico del que se tiene noticia: El Áyax de Sófocles, la estructura
dramática griega que aborda sin cortapisas el problema de la locura en la
mitología antigua. Por cierto, la discusión entre algunos eruditos a propósito de la
posibilidad de que esta obra nos fuera una tragedia sino un drama satírico se debe
en parte a lo que se atribuye como un error en el diseño de la trama que permitió
que el héroe de la historia se suicidara antes de terminar la obra, 12 y a la
protagónica presencia de la locura en el drama, locura de Áyax que -sobra decir-
tanta luz podrá siempre recibir de la práctica psicoanalítica. El aparatoso amor-
desamor de Alcibiades, que nos hace notar la proyección del deseo en Sócrates
pero al mismo tiempo una obsesión por conseguir nuevamente la atención del
“coloso”, del “gigante”, del maestro y “padre”, le permite a Sócrates, burlándose un
poco del hermoso mancebo, llamarle representante de dramas satíricos, porque
cabe recordar que ese tipo de representaciones eran particularmente excesivas y
de grandes gestos grotescamente interpretados, que más que a la compasión
trágica, movían a la risa (exactamente igual que la exhibición apasionada de
Alcibiades).

11
Freud. S. (2017) Obras completas. Tomo IV. Amorrortu. p. 143
12
Cf. Kitto, H.D.F. (2018). Tragedia griega un estudio literario. UNAM. p. 142-147

4
La experiencia de los tres participantes permite a Platón y a Sócrates concluir el
diálogo con la siguiente reflexión:

“Aristodemo dijo que no se acordaba de la mayor parte de la conversación, pero


no había asistido desde el principio y estaba un poco adormilado, pero que lo
esencial era -dijo- que Sócrates les obligaba a reconocer que era cosa del mismo
hombre saber componer comedia y tragedia, y que quien con arte es autor de
tragedias lo es también de comedias.”13

Para los estudios en Psicoanálisis, establecer que un hombre es capaz de


desarrollar un punto de vista trágico y otro cómico quizá implique, para decirlo con
Aristóteles, que al ser humano le es connatural aprehender y que lo hace por
medio de semejanzas (mímesis).14 Y dicho aprendizaje permite distinguir qué es
cada cosa. Pareciera que Aristóteles ha revelado un proceso analítico y atribuyera
a la mímesis (la imitación creativa), al “hacer” de la palabra, una finalidad curativa
y salvífica a través del conocimiento de sí, un proceso de conciencia de los límites
ontológicos y una manera de buscar la homeostasis y como consecuencia de todo
ello, el anhelo sagrado de alcanzar al menos un fragmento firme de felicidad, de
felicidad de cuerpo y alma.

13
Platón. Op.cit. p. 286
14
“Y la causa de esto es que no solamente a los filósofos les resulta superlativamente agradable aprender,
sino igualmente a todos los demás hombres, aunque participen estos de tal placer por breve tiempo. Y por
esto precisamente se complacen en la contemplación de semejanzas, porque mediante tal contemplación,
les sobreviene el aprender y razonar sobre qué es cada cosa.” En Aristóteles. Op.cit. p. 5

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