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La problemática de la violencia social en el Perú: Una lectura crítica sobre

el rol de la ciudadanía frente a la delincuencia juvenil

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Navarrete Corvera, Edgar David Navarrete Corvera, Edgar David


Universidad Privada del Norte, Perú Universidad Privada del Norte, Perú
edgar.navarrete@upn.pe edgar.navarrete@upn.pe

Navarrete Corvera, Edgar David Navarrete Corvera, Edgar David


Universidad Privada del Norte, Perú Universidad Privada del Norte, Perú
edgar.navarrete@upn.pe edgar.navarrete@upn.pe

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Resumen:
El siguiente trabajo pretende, a partir de la discusión sobre la ciudadanía y sus implicancias
éticas, problematizar cuál es el rol del ciudadano frente a la delincuencia juvenil. Asimismo,
intenta evidenciar la no existencia de una sola perspectiva que explique o justifique el
comportamiento del joven delincuente; por el contrario, desde la sociología, se han planteado
distintos abordajes teóricos sobre le génesis de este tipo de violencia. También busca
establecer un diálogo entre la participación ciudadana y las distintas problemáticas que
aquejan al país. Esta investigación está divida en tres partes. En la primera se realiza un
recorrido sucinto y sistemático por las nociones más significativas para la comprensión del
ensayo; aquí se definen, por ejemplo, delincuencia juvenil, ciudadanía y roles del ciudadano.
En la segunda parte se explican algunas propuestas y reflexiones sobre la participación del
ciudadano frente a la problemática delincuencial y se establecen algunas similitudes y
diferencias. Finalmente, en la tercera parte del ensayo, se precisan los argumentos que
justifican nuestra tesis. Cabe precisar que al inicio del ensayo y en la parte final se estableció
que, frente al problema planteado, creemos que el ciudadano debe organizar y constituir en sus
vecindarios clubes y talleres para los jóvenes, a fin de desarrollar en ellos habilidades
deportivas y oficios.
A modo de introducción

Distintas doctrinas, ideologías y formas de pensamiento relacionadas a la vida espiritual


religiosa apelan constantemente a la vida en armonía, al amor por el prójimo y a la lucha por el
bien común. En el evangelio de Mateo se indica, por ejemplo, “amarás a tu prójimo como a ti
mismo” (Mt, 22 – 39). Si consideramos que la mayoría cree en algunas de estas
manifestaciones, todas las personas deberían vivir en paz, sin preocuparse por algo malo que
les pueda pasar; sin embargo, esto último es lejano a lo que acontece en la sociedad.
Actualmente vemos como un sinnúmero de actos vinculados a la delincuencia juvenil ponen
en riesgo la vida de los ciudadanos.
En el presente ensayo se pretende reflexionar de forma crítica sobre el rol de la ciudadanía
frente al problema de la delincuencia juvenil. Consideramos que esta reflexión es importante
no solo porque contribuye en nuestra formación humanística – profesional; sino, sobre todo,
porque nos permite cuestionar nuestros privilegios y responsabilidades dentro de un espacio
sociocultural. Entonces, de acuerdo con lo sustentado, creemos que frente a la delincuencia
juvenil, el ciudadano debe organizar y constituir en sus vecindarios clubes y talleres para los
jóvenes, a fin de desarrollar en ellos habilidades deportivas y oficios que le permitan forjar un
futuro y no incurrir en acciones delictivas.
La delincuencia juvenil
Existen diferentes definiciones sobre delincuencia juvenil; algunas se centran tanto en el
sustantivo como en el hecho de que sea juvenil. Otras, por el contrario, no toman en cuenta la
adjetivación y se centran en la acción delictiva. Sobre la delincuencia juvenil; Garrido (1999),
citado por López (2008), menciona lo siguiente:

En general esta se manifiesta en actos que atentan contra las normas sociales y los
derechos de los demás. El comportamiento del delincuente causa reprobación y le sitúa
en conflicto con la sociedad, por lo que cada país en función de su organización
política y jurídica, destina ciertas medidas o estrategias legales para controlarla. (p.
33).

En este sentido, la delincuencia juvenil se refiere a cualquier tipo de acto que atenta contra las
normas y los derechos. Ahora bien, de acuerdo con aspectos constitucionales, cada nación ha
establecido un sinnúmero de pautas para combatirlas. Desde mi perspectiva, la definición de

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delincuencia juvenil es exacta y precisa lo cual nos permite abordar el fenómeno de lo
delincuencial de manera directa. Ahora bien, hay conceptos como normas sociales y derechos
que no se desarrollan y no se precisan sus sentidos. Finalmente, creo que un aspecto relevante
de la cita anterior es la mención de que la delincuencia juvenil abarca tanto los aspectos
legales como los éticos.
Ahora bien, existen diferentes perspectivas sobre sobre las causas que originan la
delincuencia juvenil; ahora bien, más allá de las diferencias, todas ellas coinciden en un
sinnúmero de factores que la provocan. Sobre las causas de esta, Jiménez (2009), señala que:

A lo largo de los años se han ido proponiendo y estudiando muchos factores que
podrían explicarla, como la genética, la biología, la psicología, la situación económica,
social, o familiar del menor delincuente y sus carencias educativas o afectivas; incluso
se han tomado en consideración variables como el sexo o la raza. Recogiendo todos
esos factores se han ofrecido diversas teorías explicativas de esta delincuencia. (p. 14).

Existen diferentes factores que contribuyen al origen de la delincuencia juvenil; entre estos se
encuentran la genética, la biología, la psicología, la situación socio económica y familiar;
además de la coyuntura educativa y afectiva. A partir de estos factores se han forjado
diferentes teorías que buscan explicar el origen de la delincuencia. Creo que lo comentado por
Jiménez es significativo, pues aborda de manera compleja y no reduccionista el problema de la
delincuencia juvenil. En este sentido, es importante que la problemática delincuencial sea
abordada desde las distintas disciplinas del conocimiento; hacerlo desde una sola mirada nos
aleja de la real comprensión del fenómeno.
Los deberes de la ciudadanía
La noción más básica de ciudadano señala que este forma parte de una comunidad y se
rige en función a los derechos y deberes a los cuales está sujeto. Ahora bien, sobre la
definición de ciudadano, Lizcano (2012) señala que:

El ciudadano ideal es aquél cuyas actitudes y comportamientos, tanto en el ámbito


público como en el privado, se ajustan a los valores relativos a la interacción
democrática, al cabal cumplimiento de las obligaciones aparejadas a los distintos
papeles sociales que desempeñamos, a la autorrealización y a la defensa de un medio
ambiente saludable y sostenible. (p. 296).

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En la perspectiva de este autor, el ciudadano es un ente ideal que es consciente de sus deberes
y derechos; asimismo, su consideración como ciudadano pasa por el cumplimiento de ambos
aspectos. La sociedad conformada por este ciudadano ideal plantea la posibilidad de un
contexto de hermandad, pues el ciudadano es también un sujeto de responsabilidades con su
entorno. La perspectiva de Lizcano plantea la existencia de un ciudadano que no corresponde
con las circunstancias reales. Aun cuando la definición de un ciudadano ideal es urgente y
necesaria, pienso que no tiene un fin práctico para entender cuáles podrían ser los roles y
compromisos de la ciudadanía frente a las distintas problemáticas sociales.
Los deberes se definen fundamentalmente como las obligaciones del ciudadano para con
los otros; en este sentido, comprenderlos pasa por establecer cuáles son las los derechos que
cada uno como ciudadano poseemos. Al respecto, Marshall distingue tres tipos de derechos:

Los civiles, como «los derechos necesarios para la libertad individual» (libertad
personal, de pensamiento y expresión, propiedad, etc.), los políticos («derecho a
participar en el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo investido de
autoridad, o como elector de sus miembros») y los sociales, que abracarían «todo el
espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo bienestar económico al de
compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a
los estándares de la sociedad»). (Antxustegi, 2010, p. 154).

En este sentido, los derechos del ciudadano se complementan y buscan satisfacer las
necesidades del ciudadano en sus dimensiones civiles, políticas y sociales. Asimismo, estos
derechos involucran el cumplimiento de los deberes, en la medida en que los últimos son
condición para los primeros. La clasificación dada por Marshall es significativa en la medida
en que nos permite reconocer la complejidad de los ciudadanos en función a sus deberes y
derechos. Dada su complejidad, no existe una sola dimensión que permite la armonía entre los
ciudadanos, por eso, es necesario comprenderla desde las tres clasificaciones mencionadas.
Propuestas sobre el rol de la ciudadanía
Sobre el rol de la ciudadanía frente a la delincuencia juvenil, es necesario tomar en
cuenta distintas perspectivas que no solo han ideado una solución, sino también aquellas que
analicen las que no han sido del todo satisfactorias. Al respecto, Zúñiga (2007) señala que:

La comunidad es generalmente considerada como un recurso que debe ser utilizado en


la prevención de la criminalidad. Esta visión de apropiación de la problemática
criminal por las comunidades se ha traducido en un esfuerzo para que estas movilicen

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sus recursos y personales con el fin de disminuir la presencia de criminalidad en sus
zonas de residencia o comercio. Pero, vale la pena destacar que la mayoría de las
políticas de prevención comunitaria paradójicamente otorgan un rol pasivo a la
comunidad, viendo a esta solo como un receptor de mecanismos de solución. (p. 154).

En este sentido, la propuesta de Zúñiga sobre el rol de la ciudadanía frente a la delincuencia


resalta el carácter preventivo que asume la comunidad frente al problema de la criminalidad.
Sin embargo, lo hace desde una perspectiva cuestionadora, pues indica que muchas políticas
que han buscado un protagonismo al ciudadano han logrado paradójicamente lo contrario.
Desde nuestra perspectiva, la afirmación de Zúñiga es importante, en primer lugar, porque
advierten que las políticas centradas en el protagonismo de la comunidad frente a la
delincuencia logran justamente lo contrario. En segundo lugar, indican que el fracaso de estas
reside en cómo estas tienen una visión reducida al ver a la comunidad como un receptor de la
solución y no como protagonista.
Dentro de las propuestas sobre el rol de la ciudadanía frente al problema de la
delincuencia, destacan aquellas que buscan la participación de la sociedad a partir de las
políticas gubernamentales. Sobre esto, Salazar (2007) menciona lo siguiente:

Para hacer frente a esta situación adquiere relevancia el buen gobierno y la


intervención en la ciudad como un instrumento clave para diseñar e implementar
estrategias de gestión de espacios públicos y equipamientos colectivos que colaboren
en la reproducción de ciudadanía y la percepción de seguridad, al considerar este factor
como un insumo para la política urbana preventiva e integradora. (p. 194).

En la perspectiva de Salazar es fundamental el rol del gobierno para frenar el problema de la


delincuencia. Este debe implementar un conjunto de estrategias que logren la participación de
la ciudadanía en políticas de integración. La propuesta de Salazar podría leerse como un
llamado de atención sobre cómo los gobiernos están implementando las políticas públicas que
buscan contrarrestar la delincuencia. El aporte significativo de Salazar radica en proponer la
participación de la ciudadanía frente al problema delincuencial a partir de políticas preventivas
e integradoras.
Un rol comunitario y una educación libertaria frente a la delincuencia juvenil
La ciudadanía debe realizar acciones concretas y efectivas relacionadas al trabajo
comunitario y basadas en una educación libertaria, porque el sentido de comunidad permite a
las personas valorar su entorno y sentirse miembro de un equipo. De acuerdo con Dammert

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(2007), el problema de la delincuencia plantea un sinnúmero de cuestionamientos no solo al
gobierno y sus políticas de estado, sino también a la participación de la misma ciudadanía.
Para este autor, los ciudadanos deben realizar acciones concretas frente a cualquier acto
delincuencial, porque todos nos vemos perjudicados y en cualquier momento pasaremos de
espectadores a víctimas. Estas tendrían que estar integradas en un plan articulado y validado
por los miembros de la misma comunidad, pues solo así el sujeto se sienten parte integral de
este. En este sentido, los ciudadanos tendrían que organizarse para realizar acciones conjuntas
comunitarias que permitan respaldar los planteamientos y las estrategias de las autoridades; en
esta lógica, el problema de la delincuencia juvenil pasa por entender que el daño causado al
otro puede ser a uno mismo o a los suyos. Un ejemplo de esto último son los diferentes
comités y juntas vecinales que, de manera conjunta, coordinan con los serenazgos de los
distritos cuando el peligro acecha su localidad.
Las acciones concretas y efectivas realizadas por la ciudadanía frente a la delincuencia
juvenil deben centrarse en una educación libertaria que permita a los sujetos tener las
condiciones para reinventar su vida. Sobre el rol de la ciudadanía frente a la delincuencia
juvenil, me parece significativo tomar en cuenta las reflexiones de Freire quien afirma que la
educación debe servir como un proceso libertario que le permita a los ciudadanos revertir sus
condiciones de vida y, sobre todo, cambiar la realidad de los otros. Freire (2015) es enfático al
mencionar que gracias a la educación de los pueblos se puede revertir las condiciones de los
más desvalidos que muchas veces encuentran en la delincuencia la única posibilidad de vida.
En este sentido, el problema de la lucha contra la delincuencia no pasa por combatir de manera
frontal a los delincuentes ni a los distintos protagonistas de la inseguridad ciudadana; de lo que
se trata en realidad es de educar a las futuras generaciones para no vean a la delincuencia
como única opción.

A modo de conclusión
A lo largo del ensayo hemos podido reconocer que la delincuencia juvenil configura una
problemática muy compleja que no puede ser vista desde una sola perspectiva. Lo cierto es
que, más allá de cualquier reflexión sociológica, este problema viene causando un sinnúmero
de daños a la sociedad. En este escenario, hemos venido sosteniendo que el ciudadano tiene un
rol muy importante; por eso, hemos buscado responder la siguiente pregunta: ¿cuál es el rol de
la ciudadanía frente a la delincuencia juvenil? Ante esta pregunta asumí que, frente a la
delincuencia juvenil, el ciudadano debe organizar y constituir en sus vecindarios clubes y

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talleres para los jóvenes, a fin de desarrollar en ellos habilidades deportivas y oficios que le
permitan forjar un futuro y no incurrir en acciones delictivas. Es importante entender que el
compromiso del ciudadano al cual apelamos no pasa por un enfrentamiento con el delincuente
a tal punto de vulnerar su vida. Las personas no son naturalmente malas o nacieron para ser
delincuentes; existe un sinnúmero de factores que los condicionan; por eso, como ciudadanos
debemos comprometernos y dejar de lado el rol de espectadores para ser protagonistas. Más
allá del rol innegable del estado por propiciar estos espacios; como ciudadanos debemos
asumir este gran reto.

En síntesis, a lo largo del ensayo, admitimos que la violencia de género configura una
problemática muy compleja que no puede ser vista desde un solo punto de vista. El caso es
que, más allá de cualquier reflexión sociológica, este problema viene causando situaciones
alarmantes en nuestra sociedad. En este sentido, hemos venido sosteniendo que el ciudadano
tiene un rol muy importante; por eso, hemos buscado responder la siguiente pregunta: ¿cuál es
el rol de la ciudadanía frente a la violencia de género?. Ante esta pregunta se asumió que el
ciudadano Frente a la violencia de género, los ciudadanos deben organizarse en su vecindad
para realizar programas de prevención como difusiones de talleres y campañas, trabajando
con toda la comunidad, para transformar y cambiar pensamientos, actitudes y conductas que
están muy arraigadas. Es importante saber que el apoyo de la comunidad a través de las
campañ as tome conciencia de esta problemá tica. Asimismo, debe reconocer y enmendar
con acciones sus faltas. Este, al reconocer lo que está haciendo mal, podrá saber qué es lo
que debe subsanar de forma má s específica (comentarios, burlas, golpes, etc.), ademá s de
mostrar oposició n frente a situaciones de abuso. Consideramos que lo afirmado por
Vallejo Bernabé sobre las campañ as son un aporte significativo y coherente; creemos que
pretende sensibilizar sobre el respeto hacia derechos humanos y concienciar que es un
problema que concierne a toda la sociedad, a fin de enfrentar y erradicar por completo la
violencia de género en todas sus fases y variantes.

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Referencias

Antxustegi, E. (2010). Ciudadanía y derechos sociales, pp. 151-165.


https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:MkyzAGHIfvUJ:https://
dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3336327.pdf+&cd=11&hl=es-419&ct=clnk&gl=pe

Jiménez, J. (2009). La delincuencia juvenil: una reflexión sobre sus causas, prevención y medios de
solución judiciales y extrajudiciales. Escritos del Vedat, vol. XXXIX, 2009, págs. 221-258.
https://roderic.uv.es/bitstream/handle/10550/64209/La%20delincuencia%20juvenil.%20Causas
%2C%20prevenci%C3%B3n%20y%20medios%20de%20soluci%C3%B3n.pdf?sequence=1

Lizcano, F. (2012). Conceptos de ciudadano, ciudadanía y civismo. Revista de la Universidad


Bolivariana, Volumen 11, N.º 32, 2012, p. 269-304.

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https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v11n32/art14.pdf

López, J. (2008). Psicología de la delincuencia. Universidad de Salamanca.


https://www.rediberoamericanadetrabajoconfamilias.org/psicologiadeladelincuencia.pdf

Salazar, F. (2007). La prevención situacional del delito en espacios públicos urbanos:


rol del gobierno local. En Dammert, L & Zúñiga, L. (2007). Seguridad y Violencia: desafíos para la
ciudadanía. pp. 189 - 212. https://biblio.flacsoandes.edu.ec/libros/107310-opac

Zúñiga, L. (2007). Participación comunitaria en prevención del delito: experiencias de


América Latina y Europa. En Dammert, L & Zúñiga, L. (2007). Seguridad y Violencia: desafíos para
la ciudadanía. pp. 135 - 188. https://biblio.flacsoandes.edu.ec/libros/107310-opac

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