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CHUNCHO AUSTRAL

(Glaucidium nana)

FELINO ALADO

Desde la copa del árbol o meciéndose en la rama


el felino alado me observa con ojos escrutadores.

Sus pupilas amarillas semejan dos estrellas


que en la penumbra de la tarde se escaparon del infinito.

Con anteojos de líneas blanquecinas


imagino un señor con aire de gran sabiduría,

y su ceño fruncido parece delatar una molestia


quizás por interrumpir su nocturna pasividad.

Siempre pensativo, contemplando a su alrededor


y en repentino vuelo silencioso y veloz se deja caer.
Agresivo y feroz su presa sucumbe entre sus garras
y retorna a su habitual estado, satisfecho y sereno.

Luego, como si despreciara mi tranquila visita


solo voltea la cabeza sin alterar su postura

y alza otra vez su vuelo hacia su mundo intocable


perdiéndose en la espesura del bosque y de la noche.

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