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Seudónimo: MP
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Ruidos en la casa
me hinco de rodillas
y confío y me entrego
inmovilizada
mido el cuadrado
Antigua Sombra
presintiendo
lo que detiene
la cabeza de la fruta
mascarada insultante
repito una y otra vez que no hay lugar para una risa
insiste insiste
Me engañan.
De noche estoy con frío no hay manta que pueda parar el frío.
Aunque lo pida a gritos en los ruidos de esta casa vieja de esta vieja caja
Entrega
con sus negras patas trabaja incesante sobre paredes suelos mesadas
cada una de las cosas son invadidas por sus extrañas voces
mi sed horada sus vientres con sus pequeños chirridos de muebles carcomidos
nidos insignificantes
me dejo sorber
No hay manera
tal vez al anochecer dejen de alimentarse se oculten detrás de las figuras muertas
Ramas secas
la salvia del cielo lento espacioso voraz el rostro que se asoma del agua.
aguas gélidas que inundan las manos de la noche que despierta taciturna
la columna del agua que calma al sediento aparta su cántaro a quien lo inunda la húmeda
raíz
nada brilla sin embargo en la opacidad el brillo se refleja en estas voces muertas
después...
no quiero inventarme con mi traje destrozado incitando a las polillas debajo de cada trazo
miserablemente simples
miserablemente huérfanas.
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La Otra
o miras fijamente por las hendijas creyendo que es la luz lo que muestran tus sombras
¿no buscabas los brillos del cielo o los rostros desvencijados en los espejos?
inútilmente gastadas.
Creíste que el corazón del cocodrilo iba a extraerte del profundo seno
te recoges del suelo como un ave malherida o moribunda agónica ave del cuento.
16
Creíste poblar con tu suicidio las moras de todos los ojos de la tristeza.
Y no pudiste.
Mi risa te despabila del cruel intento de retirar todos los velos del alcaucil que no madura
Desperdicios
de cielos negros que son camas pujantes con espinas rodeándome los tobillos
Asomo la cabeza
si quizá la viera con mi frente despoblada con mis patas de insecto resurgido de la tierra
volviendo cada vez de la puerta más pequeña con mi dedo meñique alzado
porque mi mano está metida en el fango mi mano enfangada ante el sol sin respuesta
ante la pregunta insignificante que presiona condiciona con su cuchillo inserto en las
entrañas
no sé
así
mientras la gota horada tanto tanto bajo el brazo y pareciera que parto
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Nunca me fui
y es mi deseo su voz
no me sigan
desisto de la memoria
sé que con saña me esperan detrás de las tazas el azúcar los vidrios los espejos
He tratado y es cierto
me escondí muchas veces con el conejo mago pero siempre fui encontrada
me encerré
lloré tanto tanto que pensé que yo misma había creado el mar.
La mancha
pero no
más encantamiento.
¿Seré yo su vestido?
Todo el dorado gastado de las hilachas del corazón mudo que llamaba
por acá por allá algún pitido hundido de pez por brotar de la llana marea
y pedía pedía
no le creía
casi no distinguía por los colores oscuros de las aves tan raras
pero yo temía
vendría por mí
desaparecería
¿Por que mis manos y mi boca se hicieron de agua pesada y liviana en el humo?
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Así infinitamente
me esperaban sus brazos sus tiernos deseos su boca pintada las uñas nacaradas
Nadie respondía.
Espera
ardilla rebosante
allí están las luciérnagas amigables con sus brillos color pasto
¡No!
esperaré.
dejaré mis moños mis cintas de gasa dejaré los pañuelos de finos colores
de todos colores
Esperaré.
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