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This story was first published on July 14th, 2010, and was last updated on
August 14th, 2012.

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Table of Contents

Summary
1. Chapter 1
2. Chapter 2
3. Chapter 3
4. Chapter 4
5. Chapter 5
6. Chapter 6
7. Chapter 7
8. Chapter 8
9. Chapter 9
10. Chapter 10
11. Chapter 11
12. Chapter 12
13. Chapter 13
14. Chapter 14
15. Chapter 15
16. Chapter 16
17. Chapter 17
18. Chapter 18
19. Chapter 19
20. Chapter 20
21. Chapter 21
22. Epilogo

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Summary

Secuela "Not a Fairytale", La vida los ha unido otra vez, con lazos más Fuertes
que antes, ¿podrá este ser más fuerte que todas las circunstancias, y
obstáculos?-¿porque no me ves a la cara?, ¿No quieres que vea en tus ojos que aun
sientes algo por mí?

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Chapter 1

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

¿Ha habido momentos en que sienten que tomaron una decisión incorrecta? ¿Días
en que no se dejen de arrepentir de alguna acción? ¿Qué se reprochen el no tener
valor para enfrentar las cosas inciertas que te pueda deparar el futuro?

Yo sí, continuamente, todo de ella era algo que me obligaba a olvidar, y a veces lo
logro, pero el recuerdo regresa incluso más fuerte. Si a eso le sumamos el hecho de
la culpabilidad que siento al no poder amar al cien por ciento a la persona
maravillosa que tengo a mi lado, me convierte en el hombre más patético del mundo.

Me casé, fui aceptablemente feliz, ella me brinda paz, me brinda un amor


incondicional, que nunca se ha amedrentado por el recuerdo de ella. Lo cual a mi me
hace sentir aun mas culpable, ¿Por qué no me odia? ¿Por qué no me dice? ¡Lárgate,
no te quiero a mi lado a medias! Yo mismo me odio por ser esclavo de su recuerdo,
por tener su presencia aun viva en mí.

Esto y más me merecía por haber sido cobarde, temeroso, prejuicioso, bueno no,
no merecía una chica como Tanya, merecía quedarme solo y sufrir por mis malas
decisiones. Pero no, era tan malditamente egoísta, que trataba de ser feliz a cada
minuto, a cada momento con Tanya, le daba mi vida entera, porque ella lo merecía,
ella me había perdonado todo, incluso mi último desliz, ella lo supo, no fui capaz de
ocultárselo, y ahí estaba ella… perdonando, entonces fue que decidí que día a día
me obligaría a olvidarla, aunque a pesar de que en seis años… su memoria sigue
como si fuera ayer que hubiera estado con ella.

Nos habíamos mudado a Canadá de manera permanente, ya que la empresa de


Chicago mejor no podía ir, y Canadá necesitaba más atención, lo que significaba que
tenía que estar mucho tiempo alejado de mi familia, cuando le hable de mudarnos a
Tanya a ella le pareció bien, creo que en parte lo hacía para irse de Chicago y
alejarse un poco de mi madre, últimamente no tenían una muy buena relación y no
comprendía mucho el porqué.
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Cuando comenzamos los trámites de mudanza por supuesto a mi familia le pareció
mal, dijeron que no nos podíamos ir tan lejos si ya teníamos una vida hecha en
Chicago. Pero de verdad necesitaba otros aires.

Había comprado una casa muy hermosa y grande, lo cual no sentí que le hiciera
mucha gracia a Tanya, después de que mi madre se acomidiera a ayudarla a
decorarla, y a controlar la mudanza, se quedaría aquí unos días, mientras pasaba
todo eso. Significaba que sería agotador incluso para mí, ver la tensión entre ellas,
era desgastante.

Me asome hacia la ventana, tratando de relajarme un poco de esa situación, ver la


nieve y el clima, sin duda, me recordó cuando fui a Forks, el clima era muy similar,
ok, tal vez no el clima, siempre que había nieve, recordaba ese día, estando con ella
frente a la chimenea de su casa. Deje que mi mente divagara a más escenas, sabía
que después pagaría las consecuencias, pero deje volar mis memorias. Ya no era
muy nítida su imagen, la recordaba, si, pero no recordaba ya tantos detalles, como
la forma de su nariz, de su boca, solo recordaba características muy generales o
especificas, como su cabello color chocolate al igual que sus ojos y su aroma, su
inconfundible e indescriptible aroma. Quisiera haber podido verla después, ver que
había pasado con ella. Siempre me lo preguntaba, pero no podía traicionar de esa
manera a Tanya.

Además solo era una duda, curiosidad, no es que ansiara por verla, ya había
pasado ese sentimiento, ahora solo había nostalgia. No más.

Estaba acomodando algunas cosas en la habitación, cuando entro Tanya


sacándome de mis pensamientos.

-Amor, mira lo que encontré… estaban bajando unas cajas y salió una maleta tuya,
esta cámara venia aquí adentro. Solo que no tiene pilas y no la pude prender.

Sentí como la sangre se me heló, justo lo que había pensado, que la quería ver por
lo menos una vez más, y mi deseo se cumplía, en sus manos tenia la cámara que
pensé que había perdido en aquel paseo que dimos en Chicago, cuando fue a la boda
de el hermano de Erick Yorkie. La busque mucho tiempo, y la di por perdida. No
podía creer que la tuviera justo enfrente de mí. Estire mi brazo para que me la
diera, pero no lo hizo.

-¿Tienes baterías por aquí?

-No, dámela, no importa, después vemos que tiene. -en ese momento se escucho
un estruendo en la parte de abajo. Como si hubieran quebrado algo, ¡Gracias a
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Dios!... salvado por la campana… había sido un poco grosero al pedírsela de esa
manera pero no quería que viera lo que contenía esa cámara.

-¡Ay! Déjame ir a revisar a estos muchachos, que parece que andan descargando
vendados de los ojos, han quebrado ya varias cosas.

-Ok, Tany… mientras yo sigo aquí arreglando mis cosas. - le di un beso corto en
los labios y deje que se fuera. Me sentí mal por querer que saliera lo más rápido
posible de la habitación, quería ver ya contenido de la cámara que tenia conmigo.

Busque rápido unas pilas, se las coloque y temeroso, encendí la cámara.

La primera imagen, me golpeo como si de un mazo se tratara, ahí estaba ella, con
su cabello largo suelto, su pálida piel, sus hermosos ojos enfocándome, su sonrisa,
posando frente al lago Michigan. Seguí pasando las fotos, y en todas absolutamente
en todas estaba ella, algunas eran bastante tontas, recuerdo que la había estado
molestando tomándole fotos cuando estaba desprevenida, y ella había hecho lo
mismo, había varias que me hicieron sentir un nudo en el estomago, donde
estábamos los dos juntos, abrazados, sonriéndonos, en unas incluso nos estábamos
besando.

Nos mirábamos felices, ¿Se podía fingir felicidad? No, al menos no de mi parte,
ella no lo sé, se miraba autentica, pero no se que podía pasar por su cabeza en esos
momentos.

Como lo había dicho cada vez que me proponía olvidarla con más empeño, llegaba
una avalancha de recuerdos que me envolvían por completo. Se intensificaba mi
añoranza, mi coraje, mi arrepentimiento; se cernían más a mi mente o corazón esos
grilletes que me hacían su esclavo, y tenía claro que mientras no pudiera quitármela
de la mente y del corazón, no podría dar todo de mí, a la mujer que se merecía que
diera mi vida entera por ella. Que no dudaría en hacerlo, pero ella no quiere eso, no
quiere un sacrificio de vida, ella quiere algo real, ella solo pide mi amor.

Guarde la cámara, en uno de los cajones mas escondidos, para que no pudiera
encontrarla, y seguí en mi tarea de acomodar mis cosas personales. Tenía ocupadas
mis manos y mi cuerpo, mas no mi mente, en ella pasaban una a una las imágenes
que acababa de ver, una parte de mi echándola de menos, otra odiándola por
habernos hecho esto a ambos… y otra que había resurgido con mucha fuerza… la
parte que la amaba más que a nada en la vida.

Después de un rato, ya me había hartado de estar viviendo de los recuerdos, los


metí en el mismo cajón que la cámara y baje con mi esposa, mi realidad, mi vida, a
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intentar reparar un poco la traición mental que sentía había cometida el día de hoy,
al permitirme recordar de esa manera a ella.

Estaba en la que sería la biblioteca, sentada acomodando unos libros, muy


inmersa también en sus pensamientos, llegue y me senté atrás de ella y la envolví
con mis brazos, dejándome inundar con su aroma y su paz interior.

-Tany, que piensas… estas muy seriecita aquí.

-Nada amor, la verdad es que tu mamá insiste en que ella guiara a los de la
mudanza, dice que ella no dejara que rompan nada más. -alcance a ver como rodo
los ojos.

-No te preocupes, solo será unas dos semanas, y después se ira.

-No me mal interpretes, me cae bien y todo, pero siento que desde que paso… ya
sabes… es algo… grosera, conmigo, si lo quieres llamar de algún modo.

-Claro que no amor, ella no es grosera, simplemente es… es Esme.

-Sí, tienes razón, tal vez solo es mi humor, o mi sensibilidad.

-Todo irá mejor, ya lo veras Tany.

-Tú sabes que no irá nada mejor, mientras no suceda lo que tanto deseo.

-Si dejas de pensar tanto en eso, llegara… así solo te frustras.

-Tú no sabes lo que es eso para mí. Por eso lo dices.

-Es exactamente lo mismo para mí, somos una pareja o ¿no?

-Sí, amor, lo sé, pero… no es sencillo.

-Lo sé.

-Te amo, por ser tan comprensivo y tan lindo conmigo.

-Te amo también, por las mismas razones. -sonrió tenuemente.

-¿Quieres que salgamos a comer? O ¿Pedimos algo? -pregunte para alivianar el


ambiente.
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-Vamos a comer, hay un lugar vegetariano en la plaza comercial de la bahía,
podemos ir ahí.

-Me parece perfecto… déjame cambiarme entonces y nos vamos.

Mis padres decidieron que irían con nosotros, lo que me auguraba una comida
bastante tensa, había tratado de decirle a Tanya que no era cierto que mi mamá se
comportaba extraña con ella, pero la verdad es que si, por más que le había dicho
que no metiera en mi vida, seguía haciéndolo, y odiaba que se comportara de esa
manera con ella, no tenía ningún derecho a juzgarla.

Cuando entramos al lugar a pesar del frio, pidieron una mesa al aire libre, estas
daban a los pasillos del centro comercial. En el tiempo que tenia la empresa, nunca
había tenido tiempo o no me había dado la oportunidad de turistear por la ciudad,
así como llegaba al hotel de ahí a la oficina y viceversa. Así que no conocía mucho la
ciudad, la plaza de Canadá no era de mis favoritas y sin embargo si quería que
salieran bien las cosas, tenía que sacrificarme.

Ya estábamos en nuestra comida, platicando trivialidades, no se sentía tanto la


tensión hasta el momento… aunque Tanya estaba callada, se veía incomoda con la
presencia o el escrutinio de mi madre.

De pronto vi como ella se levantaba, pensé que me había perdido algún


comentario o algo.

-¿Qué pasa? ¿A dónde vas?

-Amor, es que mira allá… ese niño está llorando, y no hay nadie con él. Quiero ir a
ver si esta perdido, o necesita ayuda. -se fue presurosa hacia donde se encontraba la
criatura.

-Mientras no se lo quiera robar… -dijo entre dientes mi madre, la había escuchado


antes de irme a seguir a Tanya, pero sería algo que reclamaría después, ahorita lo
importante era ir hacia allá con mi esposa.

Llegue al lado de mi mujer, quien estaba de cuclillas ya frente al pequeño que


lloraba, no era tan pequeño, tendría unos cinco o seis años. Pero se miraba que
estaba muy asustado.

-Hola nene… ¿estás perdido, corazón?


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-Sssi… -sollozaba el pequeño. -Noo… sse dondee, estaa mamii…

-¡Ay mi vida!... Amor háblale a alguien de seguridad, a ver si nadie lo ha reportado


como perdido.-Me pidió Tanya, pero sinceramente no quería despegarme de ahí y
dejarla sola - ¿Cómo te llamas? -se dirigió al niño.

-Rob Sw… -fue interrumpido por los gritos de una mujer y una pequeña.

-Rob… Robbie… ¡Oh por dios! Rob, ¿Por qué te moviste de donde te dije? -le dijo
la mujer abrazándolo para consolarlo. La cara de Tanya me partía el alma.

-Eres un menso Rob, Kim te dijo que no te movieras. -lo regaño la nena pequeña
que venía con la mujer.

-Hola… gracias por ayudarlo, y por retenerlo aquí… yo no estaba muy lejos, pero
el debió asustarse mucho por el lugar tan grande. -le decía la mujer a Tanya.

-No me agradezca, hice lo que debía; lo ves Rob, ya llego mamá.

-¡Oh no! Ellos no son mis hijos, precisamente por eso tenía el alma en un hilo. -en
ese momento se levanto de abrazar al niño y me observo. Su cara reflejaba sorpresa,
o miedo, tal vez pensó que no lo queríamos robar o algo por el estilo.

-¿Y cómo se llama entonces tu mama Robbie? -preguntó Tanya.

-Ella se llama Be…. -la chica lo agarro del brazo y lo interrumpió.

-¡Berenice! Así se llama, si… bueno… este… pues muchas gracias… por ya saben…
encontrarlo, bueno… este… Adiós. -y salió disparada, me quede algo intranquilo, que
tal si nosotros no éramos los ladrones, pero si ella. Se había comportado muy
extraña.

-¿No te pareció rara? -le comenté.

-No, que va, debió estar asustada… pobre. Que encantadores los niños ¿verdad?
Qué bueno que no paso a mayores.

-Sí, estaban muy lindos. Ven vamos a regresar.

En cuanto regresamos a la mesa, note el semblante nuevamente de Tanya


ensombrecido, y como si eso no fuera poco, el comentario que hizo mi madre, dio al
traste con la poca entereza que le quedaba.
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-Carlisle, ¿viste a esos niños? Si ellos tuvieran hijos, - dijo refiriéndose a nosotros-
tal vez se verían un poco como ellos, recuerdas que asi era Edward a esa edad,
causaba sensación entre la gente. -Carlisle, solo la vio apenado, y volteo hacia donde
estaba Tanya que tenía los ojos cristalinos a causa de querer evitar el llanto.

-¡Madre! Ya te he dicho que te guardes tus comentarios al respecto. A mí el no


tener hijos no es algo que me afecte, somos felices, un hijo solo sería un
complemento a nuestra relación, pero tampoco es tan necesario.

-No dije que lo fuera Edward… solo hice el comentario de que serian como esos
niños.

-Pues como sea, evítate ese tipo de comentarios absurdos.

-Tanya, querida, no te lo tomes tan a pecho, sabes que no lo quise decir para que
te sintieras mal por no poder tener hijos. A veces pasa.

-Entiendo Esme… Amor, ¿podemos irnos? No me siento muy bien.

-Claro. -como siempre los comentarios de mi mama, hacia Tanya, habían arruinado
la comida.

Al año de que nos casamos, ella decidió que se dejaría de cuidar, quería intentar
tener un hijo, yo no le vi inconveniente, también me hacía ilusión la idea, ahora si
tendría la familia que siempre quise, tenía una gran mujer a mi lado y que sabía que
también sería una excelente madre.

Desgraciadamente, después de un buen tiempo ella no quedaba embarazada,


fuimos al doctor y le dijo que había un problema con su matriz, que era muy débil
para retener un bebé, pero nos dio la esperanza de que con tratamientos pudiera
llegar a embarazarse. Ya había tenido dos abortos, por más que se cuidaba no podía
llegar a termino su gestación, de hecho no duraba mucho tiempo antes de que
perdiera a los bebés.

El doctor ya le había hablado de diferentes maneras de concebir, pero ella no


aceptaba ninguna que no fuera la normal, ella incubar al bebé. Sufría mucho por no
poderme dar un hijo. Yo le había dicho que no me importaba, que ella era mucha
mujer y no era necesario un hijo para que lo demostrara. Pero definitivamente si era
algo que los dos deseábamos. Pero no quería que se pusiera mas en riesgo, el doctor
lo había comentado, que no sería bueno seguir intentándolo si su cuerpo lo
rechazaba. Pero ella estaba más que convencida de hacer otro intento.

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.

Tanya se había quedado profundamente dormida, me levante un poco de la cama,


estaba intranquilo, baje a la cocina por un vaso de agua, intente leer en mi
despacho, merodee por el salón pero nada, no me tranquilizaba, no sabía que me
pasaba, hasta que me decidí, subí nuevamente a mi habitación y saque del cajón la
cámara y vi las imágenes una vez más, después de verlas todas, y sonreír
nostálgicamente, regrese a dormir, y lo hice placenteramente… hasta que desperté
sobresaltado. Lo último que recuerdo del sueño era que vi las dos caritas de esos
niños y la mujer que iba con ellos. Raro...

Hola!

Bueno pues aqui llego con la secuela... espero no arruinar mi historia original.
Muchas gracias por su apoyo.

¿Que puedo decir de la historia? Pues quienes han leido mis historias, saben que
siempre hay de todo amor, lemmons, humor (negro o sarcastico :p) llanto,
sufrimiento... soy Drama Queen lo siento... jaja, ¿el final? creo que es una
preocupacion despues del primer Fic ¿no? aun no lo tengo (bueno mas o menos)...
pero por algo hice secuela... ;)

Espero que sea de su agrado... y si no pues de todos modos dejenmelo saber en un


Review! ;) no les cuesta nada... jaja

pd. me han dejado unos mensajes que necesitan respuesta... pero no se ven los
correos... recuerden que deben ir separados... ejem hotmail . com para que no los
borre FF.

les mando un gran abrazo...

Krisny!

¿REVIEW? :D

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Chapter 2

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Estaba en la oficina, aun pensando en el sueño extraño que había tenido, con esos
dos pequeñitos, definitivamente no era nada bueno pensar en el problema de Tanya
después de haber pasado la experiencia del centro comercial.

Creo que lo que me dejo intranquilo fue la reacción de la mujer, aun pensaba que
pudiera habérselos robado, pero bueno de ser así, la niña también estaría llorando y
el niño no se habría callado después de que llego, ni se habría querido ir con ella.

Decidí que dejaría de pensar tonterías, y me pondría a trabajar. Estaba revisando


unos documentos, de años anteriores por un contrato que se estaba rescindiendo,
aun estaba firmado por Jacob, parecía que el pasado me estaba haciendo una
jugarreta, ayer Ella y ahora él; Lo último que supe de él, fue que se caso y que tuvo
un hijo, y muy dentro de mí, aun siento una punzada de coraje, recuerdo cuando
Tom me lo empezó a decir.

Flash Back

-Hey, ¿Qué haces?

-Aquí revisando esto, un cliente que daré de baja, lo consiguió Jacob, hace algún
tiempo, y no quiero tener tratos con él.

-Aun después de tanto ¿no puedes solo… perdonarlo?

-No, el me mintió, me traicionó.

-No creo que haya sido de esa manera, yo creo que fueron casualidades de la vida.

-Puede que haya sido una casualidad al inicio, pero después el se enteró, y en
lugar de decirme, jugó conmigo y me traicionó.

-Deberías de pasar la página… el ya lo hizo… se casara.

En ese momento, sentí como los celos inundaban mi ser, no podía creer que
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después de lo que pasó, él se quedara con ella.

-Par de traidores. Tal para cual.

-¿Yo? ¿Qué mierdas hice yo?-pregunto ofuscado Tom.

-Tú no Tom, no seas idiota… ella y él. Después de todo, los malditos se casan como
si no hubiera pasado yo nunca por sus vidas.

-¿Con Ella, te refieres a la chica de la discordia?

-¿Por qué mierdas estamos hablando de eso? No me importa lo que hagan o dejen
de hacer.

-No se casa con ella… se casa con alguien más. Nunca se volvieron a ver. O al
menos eso fue lo que me dijo una vez.

Estúpidamente mi corazón se sintió bien después de escuchar eso, no era justo


que se quedaran juntos.

-Deja el tema Tom, en serio no me importa saber que ha pasado con ellos. Ya
déjalo.

-Ok, solo decía, él está arrepentido, y ahora que ama a esta chica, sabe que hizo
mal contigo.

-¿Podemos dejar de hablar de Jacob?

Fin Flash Back

Sentía coraje, porque él había logrado ser feliz al lado de la persona que él ama,
tenía lo que yo tanto deseaba, una vida feliz, una vida plena. Tal vez sonara
envidioso, pero así es como me sentía, ¿porque el si podía tenerlo todo?

La llamada del interfono me regreso a la realidad. Dejaría los temas escabrosos


para otros días, me estaba afectando bastante esto del pasado. Y era lo que menos
quería. Quería concentrarme nuevamente en mi vida al lado de Tanya.

-Dime Carol.

-Sr. Cullen tiene llamada del Sr. Tom.

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-Comunícamelo por favor. - si algo echaba de menos, al haberme ido de Chicago,
sería sin duda Tom, sus platicas siempre me relajaban, seguía siendo tan inmaduro
como siempre, jamás sentaría cabeza.

-¡Edward! Te extraño… ahora que te has ido… me di cuenta que no puedo vivir sin
ti. -reí por lo idiota que podía ser.

-Lo siento, sabes que pertenezco a Tanya.

-Ew! Cerdo, no me sigas la broma… ¿acaso crees que mi relación con Erick va más
allá del trabajo?

-Pues claro, hasta fuiste al desfile en pro del matrimonio gay.

-Eres un idiota Cullen… oye, no ya en serio… ¿Por qué no te puedes comportar


como un hombre maduro? Eres un hombre de familia y bromeas como un crio.

-Mira quien lo dice… anda ya, dime qué quieres.

-Ah sí, te decía… estoy en Canadá.

-¿Qué carajos haces aquí?

-No sé si recuerdes a Paul, mi amigo el arquitecto.

-Sí creo que si me has contado algo de él.

-Ah pues, bueno resulta que anda interesado en comprar un edificio para una
empresa nueva que esta por abrir, y resulta que quería hacerlo precisamente ahí en
Canadá, Toronto para ser más exactos. Lo contactare con Michael, para que le
muestre el edificio que dejo mi padre. Realmente yo no le daré uso.

-Bueno, si no le gusta, sabes que pueden enviarlo con nosotros y podemos hacer
una buena mancuerna con la creación de un edificio, a su gusto y todo eso.

-Sí, le comente, me dijo que ya con más calma lo hablaríamos aquí.

-¿Por qué en lugar de llamar no viniste a verme?

-Porque voy a reunirme con él, en unas horas, y tengo que hospedarme y todo eso.

-No seas idiota, sabes que puedes quedarte en la casa.


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-No, no es necesario, estaré varios días, y no quiero incomodar.

-Para nada, sabes que Tanya no tiene problema contigo.

-¿No es molestia entonces? No daré lata, lo prometo.

-Para nada, le marco en este momento para decirle que vas hacia allá.

-Ok, gracias hermano.

Tanya no tenía problemas con Tom, siempre se llevaron bien, él pensaba que ella
me haría feliz, y decía que no podía haber encontrado mejor mujer que ella. Ella
sabía que él era uno de mis mejores amigos, en realidad solo a él y a Jacob los
considere así, no era una persona muy abierta con las personas, y con ellos había
sido los únicos que había podido conectar en muchas cosas. Y claro, Jacob me tenía
que traicionar, es por eso que nunca me permitía confiar mucho en la gente.

Después de que le llame a Tanya, le dije que estaría ahí en la tarde, para salir a
pasear y comer juntos y solos, mis padres no era una buena compañía por el
momento para ella, aunque había tratado de mirarse más tranquila en la mañana,
sabía que aun estaba la tristeza por lo que había pasado el día anterior.

Cuando llegue a casa, no vi a Tom, al parecer se iba a pasar el día completo con el
tal Paul.

Salimos a pasear por la ciudad y comimos en un restaurante de comida china, era


la favorita de Tanya. Después de comer seguimos con el paseo, se había enfriado
mucho el clima, por lo que decidimos regresar a la casa.

Tom, ya se encontraba ahí, nos abrazamos a manera de saludo y después le dio un


beso a Tanya, nos dijo que había traído la cena, y que no aceptaba un no por
respuesta. Nos estuvo contando sus aventuras, era un cínico, nunca se callaba nada,
incluso frente a Tanya. A ella solo le causaba gracia, y decía que como era posible
que fuéramos amigos. Éramos muy diferentes.

Después de un rato, ella se disculpo y se subió a la habitación diciendo que tenía


mucho sueño, yo entendí la situación, aun no estaba bien. Me molestaba no poder
sacarla del estado en que quedaba después de una situación complicada como la de
ayer o cualquier otra donde estuvieran involucrados niños y por ende los
comentarios malintencionados de Esme. Por más que quería que tomara terapias, no
lo hacía. Y eso me preocupaba, sentía que cada vez se estaba obsesionando más con
el tema de los hijos.
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Nos fuimos a platicar a mi estudio… note que algo le pasaba, cuando estuvimos
todos juntos fue el mismo dicharachero de siempre, pero ahorita sentía que algo
pasaba.

-¿Qué tienes? Suéltalo.

-No, lo mío no es nada importante… pero lo tuyo si, amigo. ¿Problemas?

-Lo mismo de siempre… y el hecho de que Esme esté aquí no ayuda, ya sabes.

-Nunca he comprendido, como es que dejas que tu madre interfiera en cosas de tu


vida.

-Por más que se lo digo, reprocho y prohíbo, lo sigue haciendo… y si me dijera a


mí las cosas está bien, yo no le hago caso, pero lo peor es que se lo dice a ella. Odio
cuando le dice cosas para hacerla sufrir.

-¿Han consultado otro doctor?

-Sí, y con los mismos resultados. El problema es que le dijeron que ya no lo


intentara que podía ser peligroso, pero ella sigue pensando en que quiere hacerlo.

-¿Y si le dices que adopten?

-Ya se lo dije, y nada. Ella quiere un hijo propio.

-¿Un vientre sustituto? Prácticamente es de ustedes, solo que en la barriga de otra


persona.

-El punto aquí… es que ella lo quiere tener en su vientre. Quiere vivir la
experiencia completa.

-Pues no queda de otra más que la apoyes, y le des toda tu comprensión. Si es lo


que quiere, hagan la lucha.

-¿A costa de su salud? O ¿De su propia vida? ¡No!

-No seas pesimista…

-Créeme, lo último que quiero es serlo. Yo también anhelo un hijo. Es todo lo que
me falta para ser completamente feliz.

- 17 -
No contesto nada, seguro porque conociéndome como lo hace, sabe que no hay
nada de verdad en esa frase, sabe que realmente nunca podre ser feliz del todo, el
hecho de no estar con la persona que amé hace que no pueda ser completamente
feliz.

-¿Supiste alguna vez que fue de ella?

-¿Qué? ¿De quién? -me tomo con la guardia baja, el nunca tocaba el tema, de
hecho, cuando yo a veces me refería a ella el cambiaba la conversación, solo una
vez, me dijo y muy claro, que Tanya no merecía ni que yo la mencionara, que la
olvidara de una vez por todas, y creo que solo unas contadas veces volví a
mencionarla frente a él.

-De ella, de la chica esa.

-¿Por qué me preguntas? Nunca has querido que la mencione.

-Curiosidad, supongo.

-No, nunca más volví a saber de ella, no quise tentar a mi suerte, o mi fuerza de
voluntad. Preferí no buscarla ni intentar saber nada de ella por medio de alguien.

-¿Todavía piensas así?

-No lo sé, supongo… no tenemos gente conocida en común. No habría por medio
de quien conseguir información. A menos que Jacob y ella sigan hablando y te diga
algo.

-No nada más por Jacob. Recuerda que pequeño es el mundo.

-No creo que se siga dedicando a eso, ¿Tú crees que si?

-No, claro que no -fue mi imaginación o sonó muy seguro de eso.

-¿Como sabes qué no?

-No… pues… yo creo… no sé.

-¿A que salió el tema Tom? -vi duda en su cara, algo sabía, algo pasaba… mi
corazón empezó a latir fuerte.

-Nada, por el comentario que hiciste hace rato. Solo eso.


- 18 -
-Se que nunca te ha parecido que le haga eso a Tanya, pero es algo que va más
allá de mis fuerzas, en serio, todos los días me digo a mi mismo, a mi mente, a mi
corazón, que la dejen irse, que no sigan conservando ahí esclavizados esos
recuerdos, pero no puedo. Siempre que lo intento fallo.

-No es posible que ella sea feliz y tú no lo puedas ser con Tanya. Ella te olvido, tú
deberías hacer lo mismo… ya pasó mucho tiempo. Ya deja de pensar, deja de
recordarla, si se puede, pero tú no lo quieres hacer, que es otra cosa.

-Tú sabes algo que no me quieres decir… y me estoy encabronando, porque me


estás hablando con los hechos en la mano, pero sin decírmelos.

-No, es simplemente, sentido común. Han pasado muchos años, así como era ella,
no creo que le haya costado conseguir a alguien más.

-¿Acaso la estas juzgando? ¿Tu quien eres para decir… como es ella? Eres su
versión masculina, solo que tú no cobras…

-¡Hey! Tranquilo… mira como te pones, con solo la mención de esa mujer, yo no
estoy hablando mal de ella, simplemente dije, que así como era. Con eso me refiero
a físicamente, una mujer inteligente, atractiva, cautivadora.

-Ahora no me vengas con esa mierda… se perfecto lo que quisiste decir.

-Sí, también ¿Por qué no? Una mujer fácil, eso era. Y si yo soy así, ¿Qué? Soy
hombre. Y no juego con las mujeres con las que estoy.

-El que seas hombre ¿Es tu excusa, para ser de esa manera? Vaya disculpa.

-Ya veo por qué nunca pudiste perdonar a Jake, esa mujer te ciega, o estas con
ella o en contra de ella ¿no? A él lo juzgaste, lo condenaste como si fuera el peor de
las personas, sin importarte que ella fue la tercera parte de esto, ¿Por qué juzgarlo a
él y no a ella? A los dos los tiene ciegos, los dos hablan de ella como si fuera la
octava maravilla y no fue más que una puta que jugó con los dos, de manera
intencional o no, lo hizo.

-¡¿Y qué carajos crees que hago casado con Tanya? Si la hubiera perdonado, si no
la hubiera juzgado… ahorita estaría a su lado… estaría con ella, amándola.

-Eso no es verdad, ella no hubiera cambiado, y si no fue Jacob hubiera sido alguien
más… pero no estaría solo contigo.

- 19 -
-¿Por qué tu odio hacia ella?

-No la odio… simplemente, me quito a mis dos mejores amigos. Ya me canse de


ser un punto neutro entre ustedes, y también me enfada que sea la responsable de
que no puedas ser feliz. De Jacob por lo menos sé que es feliz a él si le creo cuando
me lo dice, porque le sale a la vista. Pero odio verte a ti así. Un hombre a medias, un
matrimonio a medias, una vida a medias. Porque tu otra parte está en… donde sea
que este ella. Y más coraje, cuando sabes que ella es feliz también. El único que
quiere estar jodido eres tú.

-¡Dime lo que sabes de ella! Sé que lo sabes. Y no me vengas con mierdas de que
lo imaginas. Solo dime que sabes de ella.

Rogué como un sediento pide agua, como un hambriento pide comida, lo


necesitaba, necesitaba por lo menos saber algo por mínimo que fuera de ella.

Hola! antes que nada MUCHISIMAS GRACIAS por su respuesta al fic. en serio
me sorprendi gratamente :D(L)... oh como respuesta general.. se actualizara 1 dia
por semana, no se que dia sera, no digo mas veces porque a tengo 2 historias mas, y
ademas cosas personales, pero si me inspiran con RR's puede que se encuentren con
sorpresas de actualizaciones rapidas ;)

GRACIAS POR SUS RR, FAVS Y ALERTAS Y LECTORES ANONIMOS :p

Alnauthtaurus: Hola gracias por tu RR, mm tardara algunos caps, primero tengo
que presentar un poco su pasado... Yunuen: Hola gracias por el RR, no me gusta
hacerlas sufrir al contrario :), me gusto la frase jaja...Lauris Masen Cullen: gracias
por RR, mm pues el final de Tanya es algo que ya tenia, ese si puedo asegurarlo...
Josa: gracias por RR, se van a encontrar despues de unos capis paciencia...
CerezaPop: gracias por RR, espero que te siga gustando el fic :)... KAren: gracias
por RR, bueno aqui la puse por fin :) espero te guste... Marisol: hola gracias por RR,
asi es tienes razon, el no es malo es baboso, jaja, por cobarde, pero jamas malo,
Bella, pues ya veremos mas adelante, por ahorita no hablare de ella, el cap que
viene ya se vera mas su situacion... Gpatz: Hola nena! aww! muchas gracias por ese
RR, sabes que siempre me subes el animo, espero no defraudarlas con la historia en
serio ya le tengo el mismo cariño que mi NAF, nos leemos, te mando un abrazo...
Maru Argentina: Hola muchas gracias por el RR, para ustedes son las gracias de
continuar leyendome a pesar de que no les gusto del todo el final :)... anonimo: hola
gracias por RR, espero que siga siendo de tu agrado...Daniielaph: gracias por el
RR, jajaj nooo aunqeu me gsuten los finales "raritos" jaja yo no mato personajes, en

- 20 -
serio no lo hare :)... Adrynoe: hola gracias por RR, espero que esta vez te guste el
final :p... Gaby: gracias por RR, Edward, sufre ahoirta, quieranlo poquito jaja, 2da
pregunta, el prox cap... Josa: gracias por el RR, espero que te guste este cap... Adri:
gracias por RR, Edward no lo pongo como malo, como dije arriba, es idiota y baboso
jaja pero no es malo, Bella aun no saben que piensa, ya lo veras mas adelante;)...
Ross: gracias por RR, si es prejucioso y cobarde, no malo, solo no supo pelear por
amor, Tanya es buena, y sufre tampoco es mala ;)...Romy: hola nena gracias por el
RR, pues yo te echare a mi novio Riley si me echas a los vulturi y si me los echas que
sean Alec y Demetri por favor jajaja, nah nena en serio espero no hacerla sufrir
tanto este fic, nos leemos... V:hola nena gracias por el RR, oie si tomare en cuenta la
salud mental de todas jaja porque unas chicas hasta depresion les cause jaja, nos
leemos...(espacio en blanco:P): gracias por el RR, espero que te guste la historia
:)... Andrea:gracias por el RR, si, era la niñera, espero que te guste el fic... Lucy:
gracias por el RR, si pobre, yo lo quiero consolar :p, Bella, lo veremos next cap, Tanya no
Aria:gracias por RR, espeor que te siga gsutando... Maite:gracias por RR, aun no se
cuantos seran, no lo queria hacer muy largo, pero a lo que llevo escrito creo que
seran varios :)... Cec:hola gracias por RR, espero que te siga gsutando... Vero:
Gracias por el RR, tienes razon en todo lo que dices, Ed, no ha sabido ser un hombre que
Diana: gracias por RR, nos leemos... Piki: hola gracias por RR, no lo reconoce
porque ps aunqeu se parezcan, no hay manera de que el sepa que tiene
descendencia, y Kim lo reconoce porque... ya lo averiguaremos ;)

Espero que no me haya faltado nadie de contestar, porque esta *uckin pagina no
me esta dejando ver los RR :s

Les mando un enorme abrazo! y gracias nuevamente por leer! y dejar su review!

Saluditos

Krisny!

¿Review? = Preview! ;)

- 21 -
Chapter 3

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE, SOLO ESTA HISTORIA.

-Ya te lo dije no sé nada de ella. Solo fue curiosidad, el tema lo sacaste tú, y pues
de ahí empezamos todo.

-No te creo Tom, te conozco desde que eras un jodido crio, no me vengas con esa
mierda.

-Mira, cuando empiezas con tus alucinaciones, es mi señal para decirme que huya.
Así que… ahí te ves.

Se fue, dejándome solo como imbécil en el despacho, mi intuición me decía que él


sabía algo, no podía hablar así como así. El me estaba afirmando cosas, estaba
nervioso, me evitaba las preguntas. ¡Al carajo! Si piensa que yo me creo eso. Pero le
daría tiempo. Sé que terminara diciéndome. Y me odiaba al mismo tiempo porque mi
corazón ya albergaba un sentimiento de regocijo al pensar que volvería a saber de
ella.

BPOV

Estaba haciendo un poco de limpieza en la librería, a pesar de que tenía a Kim,


sabía que los niños nunca la dejaban del todo tranquila, y ella no tenía mucho
tiempo de andar limpiando todos los anaqueles del negocio.

Hoy había tenido el día libre en el trabajo, y adoraba pasar el tiempo aquí en la
librería, con mis dos torbellinos favoritos. Ya estaban enormes. Seis añitos. Era algo
ambiguo el significado de ese tiempo para mí. Por un lado, se me habían hecho
rapidísimos al ver crecer a mis bebés tan pronto, aun recordaba cuando los dos me
hacían mis noches eternas porque no se dormían, o cuando me dejaban extenuada
cuando empezaban a caminar y tenía que andar detrás de ellos. El primer día del
pre-escolar, creo que llore yo, más que ellos. Y por supuesto su primer festival en su
escuelita, cuando vieron que muchos niños iban acompañados de sus papás, fue la
primera vez que Rob me pregunto por él, por su padre. Lo único que pude contestar
fue "él tiene que trabajar lejos, amor" por la edad de mi hijo no hizo muchas
preguntas, con eso le basto. Sabía que muy pronto eso no bastaría.

- 22 -
Y significaba lento, seis años que habían pasado lento para mí, no tenía mucho
desde que deje de añorarlo como los primeros días, en que despertaba llorando por
las noches, porque él no estaba conmigo, porque en mi sueño veía como se iba con
ella, porque ella si valía la pena. Ver fotos con ella de su brazo, ver la sonrisa que le
dedicaba, muchas veces Kim me llego a encontrar observando esas revistas con sus
fotos. Y no hacía preguntas, ni siquiera al ver mis lágrimas. No tenía que ser muy
genio para encontrar similitudes entre él y los niños.

Recuerdo el día que por fin se atrevió a decirme.

Flash Back

-Es él ¿cierto? El padre de los chicos.

-Creo que la respuesta salta a la vista.

-Sí, desde la primera vez que te encontré viendo una fotografía lo supuse.

-Soy demasiado masoquista.

-Lo eres. Mientras no dejes que cierre esa herida, o no le des carpetazo al asunto
seguirás sufriendo.

-En realidad ya lo hice, acepte que él tenía que ser feliz, y en parte yo lo soy, me
dejó a lo que más quiero en la vida. Mis hijos.

-Pero no solo de amor de hijos viven las personas Bell. Deberías de darte una
oportunidad John te quiere. Y adora a tus hijos.

-John es mi amigo… ¡jamás me ha visto de esa manera!

-¡Ay Bella! Por dios, es como si yo te dijera que eres mujer, es algo obvio, ¡John te
quiere! Hasta un ciego lo nota.

-¿En serio? Nunca lo he notado, así que a lo mejor ahora soy ciega y sordomuda.

-Libérate de ese recuerdo. No les hace bien. Tienes que tener la cabeza fría para
cuando te hagan la pregunta del millón… ¿Quién es su papi?

Fin Flash Back.

Jamás le di una oportunidad a John, creo que después de algún tiempo de ver mi
- 23 -
incapacidad para detectar cuando un hombre gustaba de mi, se animo a declararme
sus sentimientos, pero amablemente desistí de su propuesta, y él lo entendió.

Gracias a Dios, hace dos años se me presento la oportunidad de venirme a vivir a


Canadá.

Cuando me recupere del embarazo y quise volver a trabajar, fui en busca de mi ex


jefe de Yu&co. Me dijo que en ese momento no tenía ninguna vacante en LA, pero
que me recomendaría en una de las editoriales más importantes en NY, fui a una
entrevista, estaba dispuesta a mudarme, sentía que me haría bien el cambio de
ambiente. Cuál fue mi sorpresa que me dejaron trabajar desde casa en Los Ángeles,
solo tenía que estar mandando los manuscritos hacia NY, me pareció grandioso,
podría estar al pendiente de mis hijos todo el tiempo, y además con el dinero que
había logrado juntar en la Agencia, pues me permitió poner mi propia librería.

Al tiempo, que se me hizo pesado entre editorial, hijos y librería, y entonces fue
que contrate a Kim, era una chica con un ángel tremendo, se había acoplado a mis
hijos de inmediato y que decir en la librería, era una excelente vendedora.

Hace dos años, mi jefe, me dijo que se iría el editor en jefe de la sucursal de
Canadá, y que de inmediato había pensado en mí, que el vería la forma de que me
dejaran trabajar desde LA, días después, me dijo que estaban muy interesados en
mí, pero que por el puesto que estaban ofreciendo era casi imposible que me
permitieran trabajar desde casa, que podían hacerme un horario flexible pero,
siempre y cuando mi casa estuviera en Canadá, y no en Los Ángeles, ya que sería
más responsabilidad mi nuevo puesto, que una simple redactora o evaluadora de
manuscritos.

Lo consulte con mi madre, que ahora estábamos mucho mas apegadas, y me


animo a aventurarme. Cuando lo hable con Kim, ella me dijo que se quería ir
conmigo, que necesitaría una niñera\ asistente \ ayudante, y decidí que me iría. Hice
todos los trámites, para la mudanza y para poder asentarnos a vivir allá. Busque una
casa y un local, si, me llevaría también la librería, era algo que le gustaba mucho a
Kim, y aparte era una entrada más de dinero, no quería que a mis pequeños les
faltara absolutamente nada. Además así mantendría ocupada un poco la mente de
mi niñera que era más hiperactiva que lo que recordaba era Alice.

Y así fue como nos encontramos viviendo en Canadá. Al principio casi me quería
regresar cada cinco minutos, el clima era horrible a comparación de LA. Pero como
la mujer fuerte y guerrera que soy, me obligué a adecuarme a las circunstancias.
Además, mi trabajo no es algo que dejara tan fácilmente, pronto me hice de la
confianza de mi nuevo jefe y la paga era magnifica, a mis hijos y a mí no nos hacía
- 24 -
falta nada, vivíamos muy bien, gracias a mi sueldo y la librería. Se podría decir que
teníamos un status económico bastante solvente.

-¿Qué haces que estas tan callada? -me pregunto Kim, sacándome de mis
recuerdos.

-Limpiando señorita… cosa que usted no hace muy seguido.

-Si ¡claro! Como si los demonios de Tasmania me dejaran hacerlo. El otro día por
ejemplo acababa de limpiar el piso, y Marie derramo jugo y Robbie helado.

-Creo que sacaron a mí lo desordenado.

-Algo tenía que ser… si son prácticamente su clon. -me tense en el momento que
tomo ese camino de la conversación.

-¡Oh! Perdón, no pensé lo que decía.

-No te preocupes, ya no me molestan o lastiman esos comentarios, solo que no


quiero que los niños escuchen esas cosas… digo, tal vez ni saben que intentaste
decir, pero sabes que preguntan más que un entrevistador.

-¿Por qué mejor no te arreglas para tu comida eh? -me cambio el tema
radicalmente, de manera obvia.

-Apenas son las doce, quede de verme con él a las dos.

-¿Cómo van las cosas?

-Muy bien, creo que es un gran hombre y si te soy sincera, ha sabido ganarme.

-No sabes el gusto que me da, escucharte decir eso. Ya era hora.

-Te voy a tomar la palabra y me iré de una vez a la casa, me llevo a los niños para
bañarlos y cambiarlos, para que no vayan sucios cuando salgan contigo.

-Ok, en un rato más cierro aquí, y me voy a la casa.

- 25 -
Fui por mis dos pequeños y nos fuimos a la casa, no me gustaba dejarlos salir
solos con Kim, o con alguna persona sola, sabia perfecto que eran un desastre
andando, y me daba miedo dejarlo ir solos, pero me habían insistido mucho en que
saliera a comer por mi "aniversario" y que los dejara en paz un rato.

Por fin los había dejado listos, cuando pasaron por mí, se me hacia tan difícil no
saber de ellos en mucho tiempo. Me despedí de ellos con un beso, le di indicaciones
a Kim y salí con mi novio a celebrar nuestro primer aniversario. Se me hacia raro
llamarlo así, no sé, me sentía como una jovencita, pero él decía, que si le decía "mi
pareja" parecíamos un par de policías.

Lo había conocido en la librería a los pocos meses de habernos instalado, el iba a


buscar unos libros que según él, eran imposibles de encontrar, le dije que yo se los
buscaría por cielo, mar y tierra. Y así lo hice, a los pocos días, fue a recogerlos y
empezamos a hablar muy animados. A él también le gustaba mucho leer, era un
gran hombre, bueno, serio, trabajador y prospero. El se había divorciado, según sus
palabras inmadurez fue el problema. Se había casado muy joven y así de joven le
había llegado su divorcio.

Como por un año estuvo cortejándome, pensé que a los pocos meses desistiría en
el intento, pero creo que cada negativa le renovaba energías para insistir más. En
unas vacaciones de mi madre aquí en casa, entre ella y Kim me habían obligado a
aceptar sus invitaciones. Y ahí me di cuenta de que tenía en algún momento que
continuar con mi vida. Después de unas cuantas salidas, fue que acepte tener una
relación con él. Y quien lo dijera, hoy cumplíamos ya un año de estar juntos. ¿Lo
amaba? Mmm, creo que no precisamente ese intenso e inmenso amor que sentí en
algún momento por él, pero si lo quería, y mucho. El era bueno conmigo y con mis
hijos y eso contaba mucho para mí. Creo que a pesar de tener "cerrada" esa etapa
de mi vida, aun me daba mucho miedo amar a alguien con la intensidad que lo hice
con él. No quería que me lastimaran de nuevo.

Fuimos a comer a uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad, a pesar de


que él era una persona "rica" no era para nada fanfarrón, le gustaba la sencillez,
algo que hizo que me gustara a mí. No soportaba las ínfulas de las personas
adineradas. Ya lo había vivido y no me había agradado la sensación, el en cambio,
destilaba sencillez a pesar de tu posición. Estábamos en un ambiente normal, no
sería hasta el fin de semana que celebraríamos "a lo grande" como él dijo.

-Linda, se que era nuestra comida de aniversario, pero tengo que verme con una
persona para lo del proyecto. Y ya sabes cómo son estas cosas.

-No te preocupes, lo entiendo. Qué te parece si vas hoy en la noche a la casa, Kim
- 26 -
saldrá de fiesta y los niños pues se duermen temprano.

-Creo que me parece una magnífica idea. -dijo mientras me daba un tierno beso en
los labios.

Comimos muy a gusto entre pláticas, sobre nosotros, nuestros proyectos juntos y
nuestros proyectos separados. Era tan fácil convivir con personas agradables como
él. Era tan fácil de llevar. Definitivamente un hombre al que no podías no querer.

No tardamos mucho en el restaurante, en cuanto terminamos, me fue a dejar a


casa, al entrar vi que Kim y los chicos aun no llegaban tampoco, quise hablarle para
ver donde estaban y poder alcanzarlos, pero me venció el cansancio. Y me quede
profundamente dormida. Unos minutos u horas después escuche el bullicio de los
niños por la entrada de la casa. Corrí hacia ellos para recibirlos, Rob me dio una
tremenda sonrisa, y me quede tan sorprendida nuevamente de lo parecido que era a
él. Pero toda esa ensoñación quedo perdida en cuanto vi signos de llanto en sus
ojitos.

-¿Qué te paso mi amor? ¿Por qué lloraste?

-Marie le pego. -dijo apresurada Kim. Supe que mentía al ver el ceñito fruncido de
Marie.

-Nooo, yo no hice esoo Kim. -se defendió mi nena.

-Es que… mami… yo… -me dijo empezando a sollozar Robbie.

-¿Qué paso mi vida? -pregunte ya mas asustada.

-¡Ay ya sé que me vas a matar! pero de verdad no fue mi culpa. -lo interrumpió a
grito tendido Kim.

-¿Qué fue lo que paso? -dije ya de nervios completamente.

-Entre al baño a llevar a Marie, y le dije a Robbie que no se moviera de la puerta,


y él lo hizo y de repente no lo encontraba.

-¡¿Qué? ¡¿Cómo que se te perdió mi hijo?

-¡Pero lo encontré!

-Ay Kim, ¡por Dios! Por eso no me gusta salir, porque estas cosas pasan cuando no
- 27 -
estoy… ¡¿Dónde lo encontraste?

-Este… yo… -sabía que mentiría, así que pregunte mejor al niño.

-¿Dónde te encontró mi amor?

-Estaba con los señores esos… -decía entre sollozos.

-¿Qué señores?

-Los bonitos -dijo Marie.

-Explíquenme un poco mejor…

-Unos esposos los encontraron. No paso a más. -explico Kim.

-¡Ay Kim!

-Perdón… de verdad.

-¡Es que por eso no me gusta irme y dejarlos a cargo de nadie!

-Ya lo sé, lo sé… pero de verdad no fue mi culpa, el muy pudorocito no se quiso
meter al baño de mujeres. ¡Ah! pero eso sí, le digo algo y no me hace caso.

-Mami, pero es que yo no quería que piensen que soy niña.

-Amor, nadie iba a pensar eso… eres un bebé, y tienes que estar siempre con un
adulto.

-Perdóname, Bella.

-¡Por favor! Te lo he dicho muchas veces, no dejes que los niños te desobedezcan,
tienen que acatar órdenes. Tu eres el adulto, no ellos.

-Sí, tienes razón, discúlpame.

-Vamos, entren, tenemos que cenar. Y hablar muy seriamente Rob.

Después de que les prepare la cena, me senté con ellos a la mesa mientras Kim se
arreglaba para salir. Estuve platicando con ellos de lo que habían hecho en el centro
comercial. No regañaría a Rob, hasta que no hubiera cenado, pero lo haría, era
- 28 -
bastante voluntarioso y no me gustaba que tuviera esa actitud.

Un ratito después de que ambos cenaron y yo comí un poco con ellos para que no
lo hicieran solos, los lleve a la sala y los senté en el sofá, yo me senté en la mesa de
centro para quedar de frente a ellos.

-Y bien… ¿Qué me tienes que decir Robbie? ¿Por qué desobedeciste a Kim?

-Mami, es que entiéndeme… yo no quiero ser niña.

-Duh! No ibas a ser niña Robbie, solo eres tonto.

-Basta, Marie, te he dicho que no le digas tonto a tu hermano. -se sonrojo y bajo su
mirada apenada.

-Mami, perdóname… no voy a desobedecer a Kim otra vez. Pero es que había un
juguete bien bonito que quiero que me compres, y fui a verlo, pero ya no supe
regresar.

-¿Pediste ayuda a esos señores?

-No, yo solo llore, estaba muy asustado y llego la señora.

-Ay amor… no vuelvas a hacerme esto ¿sí? Me muero el día que les pase algo a
cualquiera de ustedes dos.

Los dos se levantaron del sofá y corrieron a abrazarme, Marie aventó a Robbie
antes de que pudiera abrazarme y corrió hacia mí.

-¿Qué acabamos de hablar Marie?

-Es que él no tiene que abrazarte a ti, eso es de niñas Robbie.

-Claro que no, tonta.

-Bueno ustedes por lo visto, nunca escuchan lo que les digo. -les dije fingidamente
molesta. Adoraba esos pleitecitos que tenían, eran tan tiernos.

Los volví a bañar y los lleve a sus recamaras, fui hacia la cabaña de Kim antes de
que se fuera.

-¿Puedo pasar?
- 29 -
-Sí, pasa Bella.

-Kim, no me quiero disculpar, porque en parte tengo razón, pero si por lo que dije
que no puedo confiar en ti. Sabes que lo hago, y que si a alguien les confió a mis
hijos eres tú. Pero de verdad, tienes que entender que tú eres la adulta, y aplicar eso
mas con Robbie, es muy testarudo, y tienes que tener más decisión con él.

-Bella… hoy… -vi una lucha interna en su rostro, tratando de decirme algo.

-¿Qué paso? ¿Hay algo más que sucedió y no me quieres decir? ¿Qué hicieron esos
chicos?

-No, no fueron ellos… es que… no olvídalo, no creo que sea importante.

-Todo lo que tenga que ver con mis hijos es importante para mí.

-Yo vi a…

El timbre de la casa nos interrumpió, recordé que había invitado a mi novio a


pasar la noche aquí, voltee hacia Kim y me disculpe con la mirada.

-Lo siento, Kim, pero lo invite a pasar un rato aquí. ¿Podemos tener esta plática
después? -le dije con una gran sonrisa.

-Claro Bella, aunque no me hagas caso, no fue nada importante… anda ve con el
papacito que te espera allá afuera. -sonreí y asentí e iba a salir cuando grito
nuevamente mi nombre, me detuve en la mitad de la cabaña a la casa y ella estaba
en el marco de la puerta - ¡Bella!... se feliz pequeña. - la mire con el ceño fruncido
por las palabras tan fuera de contexto que me estaba diciendo. En fin, era Kim.

Cuando abrí la puerta, le sonreí con ganas, creo que cada día era más fácil para
mí quererlo, había hecho que mi corazón sanara casi por completo. Y se lo agradecía
infinitamente.

-Hola linda. Me encanta cuando me sonríes así. -me abrazo y me beso.

-Hola cielo, a mi me encanta que hayas podido venir.

-Lo sé, lo siento por no haber podido pasar más tiempo contigo en la tarde, pero
es que de verdad me urge ya empezar este proyecto.

-Que ansioso, te dije que lo planearas con calma. Y de pronto te siento ansioso.
- 30 -
-Linda, de eso depende una de las decisiones más importantes para mí.

-¿Ah sí? Y ¿Qué es?

-Es una sorpresa. -sentí un apretujón en mi vientre, sabía a qué tipo de decisión se
refería y no me gusto la sensación presente. Sentí miedo.

-Oh, bien. Mmm ¿Quieres algo de comer o tomar?

-Agua estaría bien, ¿y los chicos? Es muy temprano para que estén dormidos ¿no?

-Sí, pero pobres, estaban agotados.

-Tenía ganas de verlos.

-¿Por qué eres tan bueno, eh?

-Bella, linda, todo lo que se relaciona contigo es imposible no quererlo, y eso no


me hace bueno. Simplemente correspondo con amor a todo lo que ustedes le han
dado a mi vida.

-Gracias, tú también le has hecho bien a mi vida. A nuestras vidas, mejor dicho.

-Pronto espero que no tengamos que estar separados. Y poder disfrutar de ti y de


los chicos el mayor tiempo posible. -sonreí tímidamente.

Lo quería, eso no lo negaba, pero el hecho de que me hablara de un compromiso,


de una vida juntos, me ponía temerosa, y ¿Qué si un día decidía que no me quería
mas? ¿Qué, si un día se enteraba de Bell? ¿Me repudiaría también? ¿Me juzgaría?
¿Me amaría después de eso? O ¿También me dejaría? Me dejaría como él, ¿Preferirá
también lo seguro? ¿Lo respetable? ¡Dios! Tenía que dejar de pensar todas esas
cosas. El ya era parte de mi pasado, todo eso que sentía por él había quedado atrás,
¿Había quedado atrás? Teniendo a mis hijos, como recordatorio… ¿Podría quedar
atrás?

Hola! aqui ando un dia antes de lo previsto :P... esta semana que empieza me
espera un desastre completito en el trabajo :( pero procurare subir algo antes del
fin. Sus reviews me inspiran recuerden jaja. (asi o mas chantajista? :P)

MUCHISIMAS GRACIAS POR SUS RR, ALERTAS Y FAVS! :D... a las chicas

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que dejan Rev sin cuenta, ninguna me dejo su correo y no pude enviar el preview. no
fue que no cumpliera lo que dije :D los agradezco infintiamente en serio.

Nancy:hola, gracias por animarte a dejar un RR, me animan mucho a seguir


escribiendo, :)...ElizabethCullenPotter: hola nena! me alegra que te guste la
historia, yo soy Mexicana y tratare de actualizar mas seguido (siempre y cuando mis
tiempos me lo permitan)... Krmn: muchas gracias por seguirme con esta y la otra
historia :)... Rvg79: gracias por leerme, y espero que te siga gustando la historia...
Josa: gracias por todos tus RR nena (si los lei todos :P) quisiera poder actualizar
mas rapido en serio, pero mi trabajo es muy demandante, y el fin de semana lo
dedico por lo general a mi vida personal, pero trato de darles lo mas posible de mi
tiempo, espero que no te desanime la espera para que puedas seguir leyendo :)...
VaneOmega: hola, ese es uno de los fines de este fic, el darle un poco de felicidad a
Bells, gracias por tus comentarios hacia mi escritura...MaruArgentina: gracias por
tus comentarios, espero que estes mejor de salud, aqui no fue dia del amigo, pero
gracias por la felicitacion, te mando un gran saludo... LizzyCullenSwan: gracias
por tu comment :D... (mi fan numero 1 jajaja): si tuviera nombre o cuenta tu RR,
me ofenderia, pero si te escondes de esa manera, no le tomo importancia a tus
ofensas, porque eso no es una critica, es una ofensa, gracias de todas maneras por
leer, porque no te gusto la primera historia, pero estas leyendo la secuela y te sabes
los demas personajes lo que me dice que tambien leiste las demas historias, Relax
niña tanta amargura hace daño al corazon :)... Lucy: hola nena! muchas gracias por
tu comentario, el next cap sabras que sabe, aunque aqui ya mas o menos te daras
una idea... Hola: Hola nena! jaja si por fin me anime a seguirla, espero no
decepcionar, me encanta tenerte de vuelta como lectora gracias :)...AdryNoe: hola!
no sabe nada jaja solo lo intuye ;)... Alnathtaurus: hola muchas gracias por seguir
leyendo, se dara cuenta lo veras... panchita: hola gracias por dejar tu primer RR en
la historia, y como comentaba, espero poder actualizar mas seguido, siempre y
cuando mis tiempos me lo permitan :)... MichelleTushe: hola nena! nah! si
presionen no hay bronca jaja, solo que sea con cariño :P... (Espacio en blanco):
gracias, si fuera por mi subiera todos los dias, para no tenerlas con la intriga jaja,
gracias por leer... Romy: nena! muchas gracias por la felicitacion, te digo lo mismo!
no fue aqui en mexico pero de todos modos te deseo lo mismo, amiga Fic jajaj :D... V
: hola nena! creo que mas que juzgarla la añora, pero como lo dije antes, ahora viene la d
Eisa: gracias por leerme, hasta el momento si, es buena, no se mas adelante que
dicte mi mente perversa jaja... Ross: hello! Oh si, va a sufrir! y mas que vea todo lo
que perdio, Esme si sera bien bitch jaja y no Bella no es la misma tontita que todo
awantaba ;)... Andrea: hola! si tendremos que esperar unos capis para que se de el
"encuentro"...Lucy: si! tienes mucha razon en todo tu RR, no debemos odiarlo, fue
inmaduro, al igual que ella, y no era su momento, ahora tendran que luchar por lo
que quieren uno y otro... Mariana: hola, oie no creo que ponga malo a Edward, lo
pongo triste y depresivo, Bella no era asi en el otro fic, el añora al amor de su vida,
- 32 -
no esta siendo malo, esta sufriendo las consecuencias de sus decisiones, al igual que
Bella ya lo hizo en su momento... Sandrita: jajaja que risa tu RR nena en serio, no
no anda con Tom, no te preocupes y tampoco es zorra, ya no... Dayana: hola, hasta
el momento no lo tengo contemplado a que aparezca en el fic, :)... Diana: hola
muchas gracias por tu comment, nos leemos... Cec: jaja cual en el fondo! quiere
saber de ella a leguas jaja... Aria: gracias, se que todas quieren un final feliz :)...
Abby: gracias por leerme, :s espero qye te siga gustando la historia... Marisol: sip
tienes mucha razon, comparto mucho tu opinion, aunque no en lo de Tanya, ella al
contrario de el, lucha pro su matrimonio y por ser feliz, eh ahi el porque se aferra a
tener un hijo, ella siente que eso les daria felicidad, Edward, bueno el sabe que la
dejo ir por tonto, y por supuesto uqe le costara y mcuho superarlo... Vero: Aw!
espero que pronto dejes de odiarlo, siento feo cuando dicen eso ajajajaj, oie nada
mas te digo algo, Tom, Esme, Edward y todos se tragaran todo lo que siguen
pensando de ella ;)... Gpatzz: hola nena! que bueno que te este gustando la historia,
la hago con todo el gusto del mundo, :) te mando un gran abrazo... Ferly: Aww!
muchas gracias nena, por lo que me dices, en serio me animan mucho a seguir con
esto... tratare en serio de poder subir mas de 1 vez a la semana, pero si no, por fis
no se desesperen :D... Vayolet: muchas gracias por leerme :), nos leemos.

bueno, ahora si... nos leemos luego nenas! les mando un abrazooote!

saluditos

Krisny!

¿Review? XD

- 33 -
Chapter 4

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Era muy temprano, y sentía todo el sueño del mundo, pero tenía que levantarme a
despedir a mi novio, no me gustaba que los chicos despertaran y lo vieran aquí, ellos
lo conocían, y sabían que éramos novios y todo eso, pero no me gustaba que vieran
esa parte de mí. Demasiado intima, lo que significaba preguntas al por mayor.

-Linda, los niños no verían mal esto, saben que somos novios.

-Yo sé, pero tú sabes que preguntaran… los conozco.

-Pues diles lo que pasa, claro, con palabras que ellos puedan comprender.

-Marie ya ha hecho preguntas… y no me gusta mentirle.

-¿Respecto a qué?

-Preguntó… si tú eras su papá.

-Ya te dije que puedes decirles que sí. A mí no me molesta.

-Le dije la verdad, le dije que no lo eres. Pero que los quieres mucho, y que algún
día serás su papá. Después me dijo si serias como su papá de chocolate. Y eso es
demasiado, para mí.

-¿Papá de chocolate? ¿Qué significa eso? -me pregunto sonriendo.

-Ellos le dicen así a las cosas que son de mentiritas o no tan reales, dicen que es
de chocolate… ¿Por qué? No lo sé.

-¡Que ocurrencias! Pero sigo pensando en que si tú y yo estaremos juntos es lo


más conveniente. A menos que…

-Que ¿Qué?

-¿Algún día piensas decirles de su verdadero padre?


- 34 -
-No, claro que no, ha pasado tanto tiempo, el los… rechazaría.

-No puedo creer como alguien fue tan imbécil para abandonarlos.

-No fue su culpa.

-¿Por qué siempre lo defiendes? ¡Te dejo a tu suerte con dos hijos!

-El nunca lo supo, yo se lo he ocultado siempre.

-¿Por qué nunca me habías dicho eso?

-Porque no le veía la necesidad de que lo supieras.

-Entonces no se qué pensar… tal vez has pensado erróneamente de él, y si quiera
conocer a los niños.

-Créeme, aprendí a conocerlo muy bien los dos años que estuve con él, mis hijos
estorban en su vida.

-Bueno… él se lo pierde. Y yo gano mucho. Al tener a la mujer más hermosa junto


a mí, y dos hermosas criaturas que le harían el día feliz a cualquiera con sus
travesuras.

-Claro… Claro… como tú no eres el que los batalla, ayer precisamente Robbie y
sus travesuras, casi se le pierde a Kim en el centro comercial.

-¿Cómo?

-Larga historia… por ahora creo que será mejor que te vayas, antes de que
despierten.

-Ok, linda. Hoy no creo poder verte, veré a otro de mis contactos y creo que me va
a llevar gran parte del día, pero ¿te parece si mañana desayunamos en mi casa?

-Me parece perfecto, cielo.

-Ok, entonces me voy, te amo Bella.

-Te quiero. Cuídate y que tengas lindo día. -sabia que el notaba el hecho de que yo
no podía decirle te amo, pero él lo entendía, sabía que mi corazón había pasado por
un momento de muerte y él me ayudaba a revivirlo poco a poco. Además solo una
- 35 -
vez en mi vida dije esas dos palabras, y la reacción de la persona fue fatídica, no
quería que me volviera a pasar algo así.

Mi día pasó muy rápido, estuve un rato en la oficina, para después pasar a la
librería y ayudarle un poco a Kim con los niños y la atención al lugar, cuando llegue
en uno de los pasillos, tenían unas torres de libros, y jugaban a los fuertes, cada uno
resguardado en su pila de libros.

-¿Se puede saber que hacen?

-¡Oh, oh!

-Fue culpa de Marie, mami, ella me dijo que juegaramos a eso… dijo que era
rapunuzel.

-Es rapunzel… tonto.

Solo pude reír ante las tonterías de mis niños. Podía estar totalmente agobiada
por el trabajo, o problemas con la librería, pero ellos siempre me sacaban una
sonrisa. A veces pensaba ¿A él le habría gustado conocerlos? Deseche ese
pensamiento de mi cabeza, y me puse a jugar con ellos.

-¡Ah qué bien! No solo los niños me hacen desastre… ahora también la mamá.

-Relájate Kim… mejor ponte a jugar con nosotros.

-Si Kimy, tu puedes ser la bruja -dijo Robbie y tanto él como Marie, se taparon sus
bocas con sus manitas y rieron.

-Ok, eso es todo, pídanle una disculpa a Kim.

Después de jugar a los fuertes, entre los tres nos pusimos a acomodar los libros, y
los invite a todos a comer y al cine. Me gustaba pasar el mayor tiempo posible con
ellos.

-¿Qué quieren comer?

-¡Pizza!, ¡Hamburguesas! -Gritaron los diablillos desde sus sillas en la parte


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trasera de la camioneta.

-¡Uy! Creo que con ustedes es difícil decidir que comeremos… ¿dejamos que Kim
decida? Se lo merece, después del desastre que armaron en la tienda.

-¡Sí! -gritaron al unisonó.

-¡Aw! Bella, gracias, podemos ir al restaurante de comida china, ese del centro,
también venden comida americana, para ellos que querían hamburguesas.

-¡Oh si! Me parece buena idea, tengo tantas ganas de ir ahí, la última vez que
fuimos estaba llenísima y decidimos no esperar.

-Ok, pues no se diga más vamos.

El camino fue como siempre intenso, entre el griterío de los chicos y el de Kim,
con el ruido de las 3 voces tan estruendosas siempre era difícil concentrarme.

Al llegar al lugar, vimos que estaba un poco concurrido, le dije a Kim, que se
adelantara a pedir una mesa, en lo que yo bajaba a mis hijos.

Apenas había dado unos cuantos pasos cerca de la puerta del restaurante, cuando
la vi salir, blanca como un papel.

-Vámonos… no quiero comer aquí mejor.

-¿Por qué? ¿Qué paso?

-Es que, como que se me antojo mas, comida italiana, te acuerdas de aquel lugar,
¿Vittorios? Buenísimo.

-Sí, me acuerdo… pero yo de verdad quería comida china.

-No, no, por favor vamos a otra parte ¿sí?

-Kim, de verdad estas más rara que nunca… pero en fin, si, vamos a Vittorios.

Agarro a los niños y nos saco casi corriendo de ahí, no entendía que le pasaba,
bueno si, conociéndola, alguno de sus ex novios debía de estar ahí dentro y no lo
querría ver, ya me había hecho esas jugarretas en la librería, iba y se escondía a la
bodega y me dejaba a mi lidiar con los ex novios, dándoles explicaciones acerca de
ella.
- 37 -
Su silencio y su nerviosismo, fue lo que se me hizo extraño, ella nunca era callada,
y cuando se trataba de contarme de sus noviazgos, siempre hablaba hasta por los
codos.

-¿Qué paso, Kim?

-¡Nada!, ¿Por qué? ¿Qué pasa?

-Pues no sé, es lo que quiero que me digas… te comportaste muy extraña.

-No, solo no quería comer ahí…

-Ok- dije reticente.

Durante la cena, su actitud no cambio en lo más mínimo, cosa que ya era


preocupante en ella, pero lo deje pasar, no quería tampoco ser tan cansona y estarle
preguntando algo que ella no quisiera contarme.

Comimos y nos fuimos al cine, antes de comprar las entradas, quise asegurarme
antes que mi novio no quisiera venir, tal vez si se había desocupado, le llame, y me
dijo que estaba en una comida con un socio, pero que seguía en pie nuestro plan de
mañana, le dije que lo quería y le envié un beso por el auricular, Kim me sonrió ante
mi demostración de afecto, y me dijo algo que no comprendí, "sé que estoy haciendo
bien", la ignore, siempre era extraña de todas maneras; a partir de ahí, creo que se
relajo un poco mas; compre las entradas y vimos una película para niños.

Salimos unas horas más tarde de ahí, los niños iban rendidos, después de todo el
día que anduvieron haciendo travesuras. Kim me ayudo a cargar a Marie que era
más ligerita que Rob, los acostamos en sus recamaras, me ayudo a cambiarlos y
arroparlos para que durmieran a gusto.

Antes de que se fuera a su casita, le dije que si mañana me podía ayudar con los
niños, un rato por la mañana, a mí me tocaba cuidarlos por la mañana, mientras ella
abría la librería, pero le dije de mis planes, y acepto gustosa. Demasiado a mi
parecer, pero las cosas que hacia ella siempre eran cosas raras. Ya debía de estar
más que acostumbrada.

-¡Claro! Ya sabes que si, cualquier cosa que tenga que ver con que salgas con tu
amorcito… cuenta conmigo.

-Solo será el desayuno en serio, no tardare, tengo cosas que hacer en la oficina y
quiero comer con los niños temprano.
- 38 -
-No te preocupes, tomate tu tiempo… permítete ser feliz, se muy feliz, te lo
mereces más que nadie.

-¿Pasa algo? En serio me lo puedes decir… últimamente tienes una fijación con mi
felicidad…

-¡Nada! Solo quiero que seas feliz, que dejes todo en el olvido, y aproveches la
oportunidad que te da la vida, disfruta el amor que te están ofreciendo.

-Estas más loquita que nunca, amiga, en serio. Pero ¡te adoro!

-Yo también, y por eso, sé que no me equivoco en decirte… que dejes los
fantasmas del pasado, ahí, en el pasado… y vive el presente con lo que Dios y la vida
te ofrece.

-Ok, gracias, por todo lo que me dices. -No podía decir más, ella sabía que tan
prohibido era ese tema para mí, y por lo general nunca lo mencionaba, el que lo
hiciera hoy, me tomo por sorpresa. - sabes que si está ahí… en el pasado.

Nos dimos las buenas noches, y nos fuimos a descansar. Estaba quitándome mis
accesorios y abrí mi alhajero, estaba todo revuelto, lo que significaba que Marie
había estado jugando con ellos, siempre hacia lo mismo, llegaba y encontraba mi
ropa, maquillajes, zapatos y accesorios todos revueltos, porque ella los usaba para
jugar. Estaba a punto de dejar mi anillo y mi cadenita en su lugar cuando algo
brillante llamo mi atención, tenia tanto que no la veía, esa letra B, colgante de ese
brazalete, ese brazalete que había significado tantas cosas para mi emocionalmente
en su momento, que significo un parte aguas en la relación, un brazalete que
después significaba dolor en todo mi ser cada vez que lo veía, tenia años que lo
había dejado ahí guardado en la parte más recóndita del alhajero, no quería que
algo tan insignificante me trajera de nuevo a los recuerdos y al dolor, lo vi, y ese
objeto, mas el comentario de Kim, me hizo retroceder en el tiempo, cuando mi
corazón dolía de manera desgarradora cada vez que recordaba su cara, su voz, su
todo.

Lo avente todo de nuevo a su lugar, ya basta. Como dijo Kim, tenía que
aprovechar la oportunidad que Dios y la vida me brindaban, una nueva oportunidad
para abrirle las puertas al amor y disfrutarlo al máximo como me lo había propuesto
cuando le di un sí. Y esta vez, no lo echaría a perder.

-Adiós, Edward Cullen. Adiós de mi vida para siempre.

Me desmaquille y me fui a dormir, tome una pastilla para dormir, sabía que no lo
- 39 -
lograría de manera natural, a pesar de mi determinación, su recuerdo estaba
constante en mi mente esta noche, maldita mente estúpida. Todo iba bien, hasta que
la loca de Kim en combinación con ese estúpido brazalete, me habían hecho
recordar cosas que tenias más que olvidadas.

Y por supuesto, mi inconsciente traicionero y estúpido jugo de muy mala manera


con mis sueños, se repitieron como en cámara lenta, diferentes sucesos del tiempo
que pase con él. Y volvió a llegar esa pesadilla, donde el me dijo Adiós, y como mi
alma y mi corazón terminaron desgarrados y muertos. Podía sentir ese dolor arder
de nuevo en mi pecho, esa falta de oxigeno debido a mis lagrimas. Desperté bañada
en llanto, revivir el momento en que se había ido, era algo que no me había sucedido
nunca, siempre lo recordaba, pero esta vez había sido una jugarreta fea de mi
mente, me había llevado justo a ese momento, yo veía la escena desde otro ángulo,
como una tercera persona.

Antes siempre lo recordaba, y dolía, si, pero esta vez lo volví a vivir, y fue igual o
incluso más doloroso que en ese momento, porque podía verme, podía ver lo
patética que me veía ahí tirada en la cama, había sido usada por última vez, había
tomado de mi lo que siempre quiso y se había ido a vivir el cuento de hadas que
quería. ¡Maldito sea!

Tome el teléfono y marque a la única persona que siempre me ayudaba con esto.
Mi adorada madre. Le pedí perdón por despertarla, pero le dije que necesitaba
hablar con alguien, estuvimos mucho tiempo hablando. Sabía la parte de "no te
quiero, me voy con Barbie Tanya", pero no sabía porque me había dejado, y por
supuesto jamás se lo diría. Después de que me tranquilizo un poco, volví a quedarme
dormida.

Desperté con una nueva perspectiva, ahora si respetaría lo que dije anoche. Él se
iría de mi vida, para siempre. Me bañe, me arregle más de lo normal, quería que mi
novio me viera más linda que de costumbre, hoy era una nueva Bella, debía dejar
por completo a la antigua lejos, junto con el dolor y los recuerdos en el pasado a
donde pertenecían. Después de quedar lista yo, fui y desperté a los niños, los bañe,
los arregle y les di de desayunar, se los deje encargados a Kim, quien me dio una
sonrisa radiante ante mi nueva actitud.

-¡Wow! Te ves hermosa… y radiante.

-Me siento, de esa manera. Hoy soy la Bella, con la actitud de hace ocho años, solo
que más madura.

-Si, eso es lo que creo que es… me da mucho gusto. ¡No sabes cuánto!
- 40 -
-Gracias. Lo sé. Bueno, me voy… prometí llegar a desayunar, y al paso que voy
será comida.

Les di un beso a mis niños, y Salí de la casa rumbo a mi destino. Antes de bajar
del auto, me asegure de verme bien, quería sorprenderlo. Subí al ascensor y
presione el botón de su pent-house. Cuando llegue al número indicado, toque, no
quise entrar con mi llave, el me la había dado unos meses después de que iniciamos
nuestro romance, pero no me gustaba ser tan confianzuda.

-¡Hola! Buenos días, cielo, ¿Cómo amaneciste? -lo salude, al momento de que
abrió la puerta.

-Buenos días linda, amanecí muy bien, pero ahora que te veo, mi día es
inigualable,

-Adulador… pero solo por eso, te traje tu desayuno favorito. -le dije mientras le
daba un beso y lo empujaba con mi cuerpo adentrándonos más en la casa.

Un carraspeo me saco de mi tarea, me eche hacia atrás, y voltee a ver de dónde


venía la distracción. Estaba parado un chico a un lado de la sala, se me hacia
conocido, pero no ubicaba muy bien su rostro.

-Linda, mira, te presento a un viejo amigo, Tom Osborne, el me está ofreciendo un


edificio para lo de mi proyecto. Tom, ella es mi Bella, la dueña de mis suspiros.

-Hola Tom, mucho gusto…- vi como su rostro se miraba cauteloso, pero pensé que
eran figuraciones mías.

-Hola, mucho gusto Bella, Paul me ha hablado mucho de ti, tenía ganas de
conocerte. -ok, entonces con eso me dejaba claro que no nos conocíamos.

-Bueno si están ocupados, yo me voy, no quiero interrumpirte.

-No para nada linda, de hecho el venia a invitarme a desayunar, pero le dije que
tenía planes contigo, espero que no te moleste que se quede.

-No, para nada, traje suficiente para los tres.

-Dejen preparar algunas cosas en la cocina y los llamo cuando todo esté listo ¿de
acuerdo?

-Si, mi amor, gracias. -me di un beso corto y Salí a la cocina.


- 41 -
Unos minutos después, los llame para que se sentaran a la mesa, serví los tres
platos y empezamos a comer. Había cierta incomodidad entre Tom y yo, lo atribuí a
que no me conocía, y podía ser tímido.

-Y, ¿de dónde eres Bella?

-Bueno la verdad es que soy un poco nómada, naci en Washington, después me fui
a vivir a Los Ángeles, por mucho tiempo, y hace dos que vivo aquí.

-¿Los Ángeles? Qué bien…

-¿Y tú? ¿Vives aquí, o algo así?

-No, soy de Chicago, y la verdad nunca he pretendido vivir en ningún otro lado.
-¿Por qué no me gustaba para nada eso?

-Oh - fue todo lo que pude responder.

-y ¿A qué te dedicas?

-Tom, ayer te conté, por lo visto no me has prestado atención. -dijo sonriendo Paul.

-¿Si? Lo siento… es que no recuerdo.

-Soy Editor en jefe para Random House, y tengo mi propio negocio.

-¿Negocio? ¿Qué tipo de negocio?

-Una librería… por supuesto.

-Oh, eso.

-Como puedes ver, tengo miles de razones para estar perdidamente enamorado y
orgulloso de mi chica.

-Si, ya veo… que son felices.

-Muchísimo, no podría haber encontrado mujer más maravillosa -dijo Paul


tomando mi mano por encima de la mesa y sonriéndome, a lo que Tom nos dio una
mirada un tanto extraña.

El desayuno transcurrió de manera algo incomoda, al menos para mí, el chico no


- 42 -
dejaba de observarme, pero no en el plan de pervertido acosador o algo así, sino
realmente observándome, analizándome. Me sentía bajo escrutinio total.

Al terminar el desayuno, limpie un poco la cocina, y no quise interrumpir mas, los


dejaría en sus reuniones de trabajo.

-Cielo, creo que me retiro. Imagino que tienen cosas que hacer ¿cierto?

-Si, un poco, pero te veo esta noche ¿si?

-Claro, te preparare algo rico de cenar.

-Adiós, Tom, un gusto conocerte -ok mentira, no me dio mucho gusto, pero ¿Qué
más podía decir?

-Igual.

-Nos vemos luego. -No sé si fue mi antipatía hacia él, o alguna alucinación pero
pude jurar escuchar que dijo "Espero que no", por lo que lo enfrente ¿Qué le pasa a
este imbécil?

-Disculpa… ¿dijiste algo?

-No, nada. Solo dije Bye. -lo fulmine con la vista y me volví hacia Paul.

-Bye cielo, nos vemos mas tarde.

-Si, linda, te amo. -No pude evitar ver la mirada de furia que me dio Tom, antes de
que se volteara rápidamente. ¡Qué tipo más loco!

Nos besamos y Salí del departamento con cierto desasosiego, no me gustaba eso
que sentí, algo me decía que tenía que estar atenta, de pronto me dio miedo al
analizar varias cosas, su cara se me había hecho conocida, era de chicago, pero el
nombre no lo recordaba… pero no, no podría ser alguien cercano a él, no, esta vez
no. Seria demasiada coincidencia, y esta vez el destino no podía jugar así en mi
contra. Ese mismo destino que en su momento me lo arrebato, no podría traerlo de
nuevo a mi vida, cuando ya no lo necesita, ni lo quería. Cuando solo vendría a
causarme conflictos.

Hola! bueno como quedamos Lunes... dia de actu. :D

- 43 -
muchas muchas muchas gracias por sus RR, alertas y Favs...

sorry que no conteste los RR de las chicas sin cuenta, pero ando sin nada de
tiempo, solo entre a subir cap :S... pero saben que sus opiniones siempre son
importantes para mí. (L):D

les mando un enorme abrazo.

saluditos

Krisny!

Dejen su Review! please! :D

- 44 -
Chapter 5

DISCLAIMER: NIGNUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Recién había colgado una llamada de larga distancia, cuando escuche que sonaba
el interfono. No quería recibir ya llamadas, era más de las dos de la tarde y tenía
que ir a comer a casa, no me gustaba no comer con Tanya, me gustaba pasar el
tiempo con ella para que no se sintiera sola, y más ahora que mi madre estaba aquí
en casa. En verdad que no le estaba haciendo las cosas fáciles.

-Dime, Carol.

-Sr. Cullen, aquí afuera esta su amigo, el Sr. Tom.

-Hazlo pasar, sabes que él puede pasar, Carol.

-Si perdón, pero como tenía la llamada.

-Solo hazlo pasar. -Le respondí enfadado.

Regrese mí vista a la computadora, en lo que entraba Tom, solo alcance a


escuchar murmullos y que le decía a la secretaria, que ella lo podía llamar solo Tom,
y la risa nerviosa de esta. Si seguía por ese camino me dejaría sin secretaria
nuevamente.

- ¿Pudieras dejar de coquetear con mis secretarias? -no me paso desapercibido el


rostro tenso que tenía, a pesar de que estaba bromeando pude ver que algo estaba
mal - ¿Pasa algo?

-Necesito hablar contigo. -me contesto serio, y para que el demuestre seriedad, es
en verdad serio.

-Ok, lo hacemos en el camino, justo iba a salir a la casa, hora de la comida.

-Preferiría hacerlo aquí, y no en tu casa, no me sentiría cómodo hablando de eso,


ahí.

- ¿De qué? ¿Qué pasa? Me estas asustando. -le pregunte ya más alarmado.
- 45 -
-Supongo que recuerdas la plática de ayer.

-Platicamos muchas cosas. ¿A qué te refieres exactamente?

-A la chica esa. -me maldije al sentir como mi corazón empezó a latir rápido.

- ¿Qué pasa con ella?-pregunte rápidamente.

-Bueno, pues… ayer te dije que yo creía que tenías que superarla, de la misma
manera en que lo habían hecho ella y Jacob ¿no?

-Sin rodeos, Tom.

-El día de ayer, al comer con mi amigo Paul, estuvimos hablando toda esa mierda
de ¿Que has hecho?, y cosas de nuestras vidas, ya sabes todo eso. Cuando llegamos
a la parte de las parejas, el menciono a su novia. La llamo Bella, no podía creer
cuanta era la maldita coincidencia para que fuera la misma.

-No lo quería creer, de hecho pensé que podía estar paranoico o algo así, pero en
mi vida no he escuchado tantos nombres así, como el de ella, después menciono algo
de Los Ángeles, y fue cuando me di cuenta que sería muchísima casualidad.

- ¿Y? ¿La encontraste? ¿Es Ella?-la emoción salió a flote en mis preguntas.

-Al parecer ayer por mi reunión con el, cancelo una cita con ella, pero quedaron
de verse hoy para desayunar.

- ¿Una cita? ¿Qué clase de cita? ¿Cómo que una cita? -no podía dar crédito a lo
que escuchaba, ¿seguía en esa maldita vida?

-Déjame terminar… yo no estaba invitado ni mucho menos al desayuno de hoy, y


no te iba a decir nada, de hecho lo dejaría pasar una vez más. Otra vez no diría
nada, pero entonces… llegue a tu casa, y vi la situación con Tanya, vi tu cara, vi tu
ánimo, vi todo tu entorno, y una parte de mí, la parte fraternal que tengo hacia ti,
me hizo odiarla. No podía permitir que ella estuviera perfectamente bien, mientras
tú y tu matrimonio pasaban por una situación así.

-Deja de dar rodeos, ¿La viste?

-Deja de interrumpirme, no estás llevando esto al punto que lo quiero llevar yo.

-Y tu no lo estás haciendo fácil… ¿La viste?


- 46 -
-Solo cállate y escucha. Tenía que convencerte de que el único que sigue sufriendo
por esa situación eres tú, y obviamente Tanya, y no es justo. Hoy me presente en la
casa de Paul, quería salir de dudas, cuando ella llego, supe de inmediato que si era
ella, sigue siendo prácticamente la misma chica de belleza cautivante. Aunque no se,
con algunas diferencias supongo.

- ¿Te reconoció?

-No, no sabe quién soy yo, pero tampoco me importa, el punto de esto, Edward, es
que quiero que entiendas que todos ya dejaron atrás ese pasado, todos viven su vida
de manera normal, no están aferrados a un recuerdo o un hubiera. Ella está bien,
ella… está con él.

Mi cerebro no estaba trabajando bien la información recibida, tenía tantas cosas


en que pensar, quería hacer tantas cosas, me sentía en una avalancha de emociones
que caían sobre mis hombros. ¿Qué hacia? La quería ver, eso definitivo. Pero ¿Era
correcto? No, no lo era.

Tenía muchas preguntas, muchas cosas inconclusas que había escuchado entre
líneas, quería saber todo, todo lo que me sirviera para analizar que tenía que hacer.

-Háblame de él, de ella. Quiero saber todo lo que viste, escuchaste o sabes de
ellos. ¿A qué te referías con citas? ¿Qué tipo de citas? ¿Por qué mencionaste que
otra vez te callarías? ¿Cuándo lo habías hecho ya?-hablaba atropelladamente, yo
solo quería información y no toda la mierda que él me estaba diciendo.

-Ok, ok… creo que no estamos entendiéndonos. Razona un poco lo que estoy
tratando de decirte, no quiero hablarte de ella, ni de su vida, ni de nada… quiero
que entiendas que debes dejarla ya en el pasado, dejarla allá hace ocho años o no sé
cuantos jodidos han pasado, pero son muchos, y tu aun no comprendes que no debes
vivir esclavo de un recuerdo que no vale la pena.

- ¡Tu no entiendes nada, Tom! Tú no sabes lo que estoy pasando… porque tú no


has sido capaz de amar a nadie, no sabes lo que es perder al amor de tu vida, por
una decisión buena o mala. Por los malditos prejuicios con los que fuiste criado, y
que por idiota nunca te liberaste de ellos… tú no puedes saber cómo me estoy
sintiendo. - lo empecé a enfrentar de manera desesperada

- ¡Tienes al amor de tu vida a tu lado! ¿Qué más jodidos quieres? Tanya es la


mujer para ti, no ella.

-Tu no sabes… tu no entiendes, y jamás lo entenderás. Porque no tienes esa


- 47 -
capacidad de amar que se necesita para una relación que va más allá, de si es la
perfecta, adecuada o no. Tú te limitas a un cuerpo, a una cara, a un acostón… Tanya
es perfecta sí, pero yo no quería… bueno si quería perfección… pero me di cuenta
que estaba tan equivocado, de que me sirve la perfección, si deje ir al amor.

- ¡Lo sabía, lo sabía! ¡Soy un imbécil! Así como te lo oculte aquella vez, debí
hacerlo de nuevo. -empezó a gritar frustrado.

- ¿Qué me ocultaste? ¿Por qué te metes en mi vida? Si yo quiero vivir así es mi


decisión, yo nunca he estado de acuerdo en que seas el playboy de todo USA, y aun
así, nunca me he metido tanto en tu vida… ¿Qué me has ocultado?

-Hace unos dos o tres años, Jacob, me hablo y me dijo que te dijera que la
buscaras, no me quiso decir porque o que, solo me dijo que te lo avisara, que tenias
que buscarla. Pensé que era eso del arrepentimiento de amigos y decidí no decirte
nada, no tenía caso, tú eras feliz, lo habías aceptado, eras feliz con Tanya, ¿Ahora
porque esa maldita obsesión de nuevo por ella?

-Creo que nunca he sido del todo sincero o feliz con Tanya, la quiero mucho,
puedo decir que es una persona muy importante en mi vida, es mi esposa, pero
siempre la tendré a ella, a Bella bien grabada en mí. No hay manera de que se vaya
de mi vida. Lo he intentado, y mucho, día con día, me esforcé… pero nada. Sigue
ahí.

-Déjalo ir… no te hace bien. No les hace bien a ninguno de los dos, y ella no
merece sufrir por tu culpa. Ni mucho menos por la de esa tipa. Además no solo
sufrirán tu y Tanya, también Paul y Bella, si interfieres en su relación… ellos
también sufrirán.

- ¡Por favor! Cuéntame de ellos. -casi se escuchaba como suplica mi petición.

- ¿Por qué te quieres torturar con eso?

-Solo cuéntame por favor. -no sé qué cara patética habrá visto en mi que cedió.

- ¡Maldito seas Edward! Eres un jodido blando, deberías ser actor de cine
depresivo. ¡Carajo!, está bien, solo espero que con esto te decidas a dejar esto por la
paz… Paul, creo que lo conoces, lo llegaste a ver algunas veces en la facultad, las
pocas veces que llego a ir a fiestas de la carrera, un moreno, alto, cabello negro.

- ¡No me interesa saber cómo es físicamente!, quiero saber qué tipo de hombre es,
¿Como es su relación?…
- 48 -
-Bueno ya… es buen hombre, es un arquitecto exitoso aquí en Canadá, trabaja
para Diamond and Schmitt…

-Ah claro, conozco a A.J Diamond, nunca he conocido al socio.

-Son muchos, precisamente él, quiere el edificio porque piensa hacer su propia
empresa, quiere… casarse. El, por lo que escuche y vi, la ama demasiado, se desvive
por ella, quiere darle lo mejor, a pesar de que por lo que sé ella no lo necesita, el
quiere darle todo lo que él pueda.

-Y ¿ella? ¿Qué hace ahora? ¿Cómo esta? ¿Cómo se ve?

-Pues, trabaja para una editorial, no recuerdo el nombre, es Editor en Jefe, al


parecer es inteligente, y tiene su propio negocio.

- ¿Qué tipo de negocio?

-No te preocupes, no subió de categoría y se convirtió en madame - dijo entre


risas, no me pude contener y lo vi con furia, no podía entender cómo es que no se
tome las cosas en serio -no ya en serio, quita esa cara de mortificación… tiene una
librería.

-Si, siempre le gusto leer, ella estudio literatura, es inteligente… -dije con voz de
idiota, rememorando las cosas que venían a mi mente de ella.

-Si, si… como sea.

-Y… ¿Cómo es con él? ¿Cómo está físicamente? ¿Ha cambiado?

-Ella, pues no ha cambiado mucho, se ve contenta con él, es cariñosa con él. No la
recuerdo mucho, siempre la vi de lejos, y siempre estaba de bajo perfil… no era
alguien que llamara mi atención… pero al menos la de Paul si, se ven enamorados,
son bastante empalagosos, ellos se comportan prácticamente como un matrimonio.

Tenía tanto que no sentía este tipo de mounstro celoso creciendo dentro de mí,
antes era porque sabía que se revolcaba con cuanto hombre le pagara, pero ahora,
era peor, mucho peor, porque sabía que ella lo quería, estaba con él, por decisión,
no imposición.

-Ayúdame a verla… solo una vez, no te pido más. Solo una vez, ver que este bien,
ver que es la Bella que conocí y me enamoro, no la Bella, que vi por última vez. -pedí
con devoción, quería quitarme esa imagen, de ella tirada en esa cama, suplicando
- 49 -
silenciosamente que no me fuera, hecha un mar de llanto, ese desgarrador llanto
que aun sonaba en mi cabeza, sabiéndome el maldito culpable del mismo.

-No, lo siento pero no. Conmigo no cuentes. Creo que no te ha importado todo lo
que vengo diciéndote desde que empezó la plática. Soy idiota y hable más de la
cuenta, no debí decir nada en una primer instancia. Tú no sabrías nada, y dejarías
pasar el tiempo, como hasta ahora.

-Es que no me entiendes, quizá, es lo que necesito, verla y saber que está bien,
que no le afecto mi huida, que no es la chica que deje tirada, desgarrándose en
llanto. Que volvió a ser la chica de la que me enamore profundamente. ¡Por favor!
Te lo ruego.

-Nop, conmigo no cuentes, ya te lo dije. -dijo con voz firme. Y sabía que lo
cumpliría.

-Si no me ayudas, como quieres que lo supere, una vez que la vea, todo será
diferente. Ok, ya se, algo mejor, llévame a conocerlo a él, y yo hago lo demás, con él
puedo hablar de negocios, no necesariamente de ella. - tan jodidamente desesperado
estaba, que haría lo que fuera por convencerlo.

-Lo siento hermano… pero quiero que tu y Tanya sean felices. Y el hecho de que la
veas a ella, no les ayudara en su relación. Además por respeto a Tanya y a Paul, no
puedo hacer algo así… y respeto a Tanya es lo que te está haciendo falta en este
momento, no puedes hacerle esto a ella.

- ¿Es tu última palabra?

-Si. -aseguro, mirándome desafiante.

-Perfecto… puedes irte ahora, no tengo nada más que decir. -dije por de más
molesto.

-Dijiste que irías a casa. A tu casa, con tu esposa.

-Tengo cosas que hacer de trabajo. Pero puedes llevarte mi auto, yo me iré en uno
de la compañía. -quería que se largara, mal amigo… estúpido. ¿El que sabía? él era
un estúpido don Juan que se tiraba cuanta mujer le pasaba por enfrente, el no tenía
ni la más remota idea de lo que era el amor, ¿Cómo podía venir a querer darme
consejos? Su vida misma esta jodida, y quiere solucionar la mía. ¡Pff!

-Eres un pendejo Edward… y espero que no te des cuenta de eso demasiado tarde.
- 50 -
Cuando dejes ir a la persona que más te ama en este mundo.

-Ya basta… primero dale un vistazo a tu mundo Tom, a tu vida… si me convences


de que eres feliz con ella, yo la dejo de pensar. No quieras solucionar vidas ajenas,
enfócate a la tuya… que buena falta te hace.

Salió dándole un azoton a la puerta, si él creía que eso de no quererme ayudar me


iba a detener estaba muy equivocado. Ahora que sabía de ella, no iba a quedar en
paz hasta no haberla visto, hasta no saber a ciencia cierta que ella era feliz.

Después de un rato de dar vueltas en la oficina como gato encerrado, y de


pensarlo una y mil veces… ¿Qué haría? ¿Qué le diría? ¿Qué pensaría de mí? ¿Me
querrá ver? ¿Para que la quiero ver, sinceramente? Mi respuesta mentira o verdad,
siempre me llevaba a lo mismo… ¡quería comprobar que estaba bien y era feliz!...
así que me decidí.

-Carol, comunícame a Diamond and Schmitt Architects, con el arquitecto Paul… -


¿Como mierdas se apellida ese tal Paul?

-Paul ¿Qué? Sr. Cullen. - pregunto solicita y temerosa.

- ¡Ay no lo sé Carol!, pregunta… ¿Por qué todo tengo que decírtelo yo?-buena
manera de salir del apuro de no conocer ni el apellido del fulano.

-Perdón, lo comunico en cuanto tenga la llamada. -me dijo de manera tímida.

Lo sé, estaba visto que era un patético tipo una vez más, estaba descargando mis
frustraciones con todos, mi mente era una revolución, haciendo mil planes y
estrategias, para poder verla, para volver a estar cerca de ella, ¿para qué? No lo sé,
no sé si tendría las agallas de decir, te extraño, o simplemente verla y decirle "me da
gusto que estés feliz"; no sabía que esperar, así que era algo incierto lo que
esperaba saliera de esta jodida situación. De quien si sabría sacar provecho de la
situación era de él, de su estúpido prometido. De ese maldito perro, que la tenía
noche a noche con él. Del que disfrutaba su sonrisa, su calidez, su plática, su
dulzura.

El teléfono me saco de mis locos y obsesivos pensamientos.

-Sr. Cullen, su llamada esta lista.

-Ok, déjala. -mi corazón latía frenético, sabía que me iba a delatar con Tom, pero
no me importaba, nada me importaba en estos momentos, solo que estaba a pocas
- 51 -
horas de ¿verla? -Hola, ¿Paul?

-Hola buenas tardes, si, ¿diga?

-Habla Edward Cullen, tal vez no me conoces, soy amigo de Tom Osborne.

-Ah ok, si claro Tom, ¿dime? ¿En qué te puedo ayudar?

-Tom, me estuvo hablando de que necesitabas o estabas en la búsqueda de un


edificio para poner tu propia empresa, ¿es así?

-Si, en realidad estoy interesado en el que él me está vendiendo, solo estoy


esperando a ultimar unos detalles.

-Ah bien, si mira, yo soy dueño de Cullen's Inc.

-Oh que bien, la constructora tiene algunos contratos con ustedes. Solo que no
había tenido el gusto de llevar alguno contigo directamente.

-Si así es, entonces me preguntaba si podíamos reunirnos, ya sabes, ver ideas, y
ver si te podemos ayudar en tu proyecto. Tom, me hablo un poco de ti, y pues para
complementar la venta que él te está haciendo, pues que mejor que ponerme a tus
ordenes para cualquier trabajo que necesites.

-Me parece perfecto, porque creo que el edificio necesitaría varias mejoras, y que
mejor que contar con una empresa de renombre.

-Muy bien, entonces, ¿te parece hoy a las 8, en el Acqua? -si, mientras más pronto
mejor, quitarme esta zozobra.

-Lo siento, esta noche no puedo. ¿Lo podemos dejar para una comida mañana?

- ¿Por qué hoy no? ¿Qué harás? - ¡genial! Ahora me convertiría en un maldito
acosador.

-Mmm, en realidad son cosas personales. -pude sentir la incomodidad en su voz,


seguro pensaba que era un entrometido, ¡como si me importara, lo que ese imbécil
pensara de mí!

-Ah, pues como quieras entonces. -sabía que no me salió para nada profesional el
tono de voz, pero solo de imaginarme sus cosas "personales", me puso furioso.

- 52 -
-Bueno pues mañana en el Acqua a las cuatro de la tarde. ¿Te parece? O
¿agendamos otro día?

- ¡No!, no mañana me parece perfecto, bien, ahí estaré.

-Ok, genial. Hasta luego entonces. Un gusto hablar de negocios contigo. -Lastima
que no pudiera decir lo mismo de él.

Apenas había colgado el teléfono, sonó mi celular, al tomarlo vi en la pantalla el


numero de Tanya, y no pude dejar de sentirme una mierda, hace dos horas debí
haber estado en casa comiendo.

-Hola Tany.

-Amor, te estoy esperando para comer, ¿todo bien? Nunca tardas tanto. Me dijiste
que vendrías temprano. - sonaba preocupada, y me maldije internamente.

-Ssi… solo que… voy para allá. Tenía mucho trabajo. - mentí, y no me agrado la
sensación.

-Ok, amor, con cuidado. Te espero aquí en casa. Te amo.

-Si, yo también… -Sabía que mi tono demostraba culpabilidad.

Confirmado soy un hijo de perra. Cuando debía estar con mi esposa, disfrutando
de su compañía, de nuestro tiempo juntos… estaba aquí, planeando de qué manera
podía acercarme a la mujer que tanto me confundía, obnubilaba y transformaba, a
esa mujer… que tanto amaba y añoraba.

Hola, muchas gracias por sus Reviews, Alertas y Favs... me hace muy feliz ver
que les esta gustando la historia... Maru (Euge), gracias por... ya sabes... por tu
platica esta arriba este cap :)

sorry por no actualizar como quede, espero poder volver a escribir y subir si es
posible el proximo lunes como siempre y si no, please paciencia.

gracias a las chicas de RR anonimos... KRMN,Mary, SS, Hola, Blanche, Marce,


Abby, RociodePeru, Adri, Andrea, Fernanda, DAYANA, FERS, LUCY, Romy, Diana,
Jessica, Cec, Melissa, Marisol, Vero, Rvg79, V, gracias por todo nenas.

- 53 -
les dejo un enorme abrazo.

saluditos.

Krisny!

- 54 -
Chapter 6

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Regrese a casa, sintiéndome mal por Tanya, porque de algo si le daba la razón a
Tom, ella no se merecía eso. Ella me era fiel, me amaba, era la esposa ideal. Y yo
¿Qué hacia? A la primera oportunidad, iba tras esa mujer, con quien le había sido
infiel, esa mujer que la atormento tanto al inicio de nuestra relación.

Sí, mi esposa se sentía temerosa e insegura por ella, sabía de mi amor hacia esa
mujer, y temía que yo decidiera dejar de ser un cobarde y me aventurara a ir por
ella. Pero nunca lo demostró, yo lo sabía por mi madre, ella siempre me decía que
tenía que cambiar mi actitud, que a veces era obvio que mis pensamientos no le
pertenecían del todo a Tanya, y era verdad. Pero ella no declino, ella me amo con
todo su corazón y yo aprendí a corresponder ese sentimiento, no podía decir que no
la amaba, a mi modo, pero la amaba.

Siempre supe incluso antes de que nos separáramos que Bella había llegado a
revolucionar mi vida, me enseño tantos aspectos diferentes de ver el mundo, con
ella conocí los límites de la pasión, de los celos, de la rabia, de la felicidad, de la
tranquilidad… del amor. Podía estar con ella sin hacer nada, pero sentir que todo
estaba completo en mi vida. Solo que fui imbécil al no externarlo, o más bien, al
ocultarlo por más que mi corazón pidiera a gritos sacar esos sentimientos a flote. Mi
mente y mi "lógica" o inteligencia no se… me decía que no, que no era algo bueno.
Que ella no podía ser algo bueno.

Pero acaso, las decisiones del corazón, ¿son siempre buenas? No, pero aun así, la
gente las toma, por encima de las decisiones que tu mente está trazando. No fue mi
caso, y he aquí las consecuencias.

Cuando llegue estaba en la sala leyendo un libro, cuando me escucho entrar volteo
hacia a mí y me sonrió tiernamente.

-Amor, que bueno que llegas -decía mientras avanzaba hacia mí y me rodeaba el
cuello para besarme. -Tardaste… me tenias preocupada.

-Lo siento, es que tenía cosas que hacer… ¿Ya comiste?

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-No, te estaba esperando. Tus padres salieron a pasear, a Tom no lo he visto desde
la mañana.

-Bien, vamos a comer. -Estaba serio, no podía evitarlo, eran nuevamente miles de
sensaciones, emoción, incertidumbre, dolor, remordimiento, coraje. ¡Dios! Un día de
estos me volvería más loco de lo que estoy ya.

Tanya le pidió a la chica del servicio que nos sirviera la comida, nos sentamos un
momento en la sala, ella se sentó en mis piernas mientras me acariciaba el cabello,
la cara o los hombros, tratando de relajarme, sabía perfectamente cuando tenía
problemas o estaba tenso.

-Estas teniendo una semana difícil ¿verdad, amor?

-Si un poco, nada de qué preocuparse Tany.

-Lo sé, pero no me gusta verte así. -sus ojos tenían una mirada extraña, no supe
descifrarla, solo de pronto sentí como me besaba con más intensidad de la normal,
ella era una persona muy mesurada en sus caricias y por lo mismo se me hizo
extraña su reacción. Yo respondí también con ganas a su beso, la necesitaba.

Una de mis manos recorrió rápidamente su pierna hasta su cadera, mientras la


otra la llevaba hacia su trasero acercándola más a mí. Sus manos se movieron de mi
rostro hacia mi cabeza, empujándome con más fuerza a sus labios. Nuestras
respiraciones se empezaban a hacer pesadas cuando entro la muchacha del servicio
a avisarnos que la mesa estaba lista.

Se disculpo por habernos interrumpido y encontrarnos en una situación tan


comprometedora, Tanya se disculpo, y vi como se sonrojaba por la situación.

-No pasa nada, somos esposos… es normal que tengamos este tipo de arranques.

-Si, pero esos arranques deben ser en la privacidad de nuestra recamara, no por
toda la casa. -La tome de la mano y la lleve hasta el comedor.

Estuvo platicándome de lo que tenía pensado, quería empezar a trabajar


nuevamente. Ella había estudiado periodismo, y quería volver a ejercer.

-Últimamente me aburro mucho aquí, tu mamá se quiso hacer cargo de la


decoración de la casa, así que no me queda nada por hacer, necesito salir y despejar
un poco mi mente.

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-Tany, no permitas que mi mamá haga lo que quiera, ponla en su lugar, estas en
todo tu derecho. Es más hablare con Carlisle, les diré que se regresen a Chicago si
es posible. Con esto no quiero decir que no quiero que trabajes ok, está bien por mí,
solo si quiero que te des tu lugar ante mi madre.

-Creo que eso es algo que deberías hacer tu, yo no quiero problemas con ella.

- ¿Crees que no te doy tu lugar?

-No dije eso… simplemente que tu le deberías de decir, yo no quiero tener más
problemas con ella.

-Lo hare, pero retomando el tema, ¿de verdad quieres trabajar? Tal vez si se va,
ahora puedas estar más tranquila.

-No, de verdad si quiero un trabajo, no importa que no sea nada importante.

-Está bien, por mi no hay problema.

Una vez que terminamos de comer, nos fuimos a la sala nuevamente a tomar una
copa, estuvimos platicando de muchas cosas, me encantaba platicar con ella, era
una mujer sumamente inteligente, tenía muchos temas de conversación y jamás te
podrías aburrir con ella, era tan bella como inteligente.

Un rato después nos subimos a nuestra habitación, era tarde y no habían llegado
ni mis padres ni Tom. No quisimos esperar más y subimos a dormir, conforme
pasaban las horas me ponía más nervioso, sabía que faltaba poco para encontrarme
con el estúpido ese, pocas horas para saber que había sido de ella.

Estaba acostado en la cama, con la espalda recargada en la cabecera, mirando a


la nada, cuando Tanya salió del cuarto de baño, no me percate que había salido
hasta que se puso a mi lado. Y como lo había pensado anteriormente, algo pasaba,
ella por lo general no empezaba con las caricias, siempre se dejaba seducir, y en
solo este día había tomado ella la iniciativa, un par de veces… ¿Por qué tenía que
escoger justo este día?

Se acostó a un lado de mí, y sus besos en mi cuello y boca no se hicieron esperar,


sus manos trémulas recorrían mi pecho desnudo. Me deje consentir un poco, aunque
sus besos eran dulces, yo la bese con más ansias, delinee pronto su labio inferior
para que me permitiera profundizar y hacer más pasional el beso, lo hizo, perdí el
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control y la tumbe en la cama, mis besos eran desenfrenados, mis caricias eran
disolutas, me deshice pronto de su ropa, y de mi bóxer, abrí sus piernas para darme
un rápido acceso, busque en mi buro un preservativo.

-No, no uses

-Si… aun no es tiempo…- dije jadeante y desesperado.

Me lo coloque rápidamente el condón y entre en ella, con más rudeza de lo


normal, pero sin llegar a ser salvaje o grosero. Era simplemente un comportamiento
más intenso de lo que normalmente me comportaba con ella. Los vaivenes de mis
caderas no eran los habituales, eran más vehementes, estaba cegado por la pasión
que sentía en ese momento. Pero no por eso deje de lado su satisfacción o su
bienestar. Le pregunte continuamente si no la dañaba, o si estaba bien, si era de su
agrado mi comportamiento, no tuve queja a nada.

Pronto sentí como sus paredes internas aprisionaban mi pene como signo de su
inminente llegada del clímax. Sus jadeos eran muy audibles, sus temblores bajo mi
cuerpo también eran más notorios, su respiración era demasiado irregular. Al sentir
su agarre fuerte en mi espalda y su espalda arquearse supe que había logrado mi
cometido. Poco tiempo después también logre mi liberación.

Ella cayó desfallecida sobre la cama, sin ejercer ya ningún tipo de fuerza sobre mi
cuerpo, me deje caer sin hacerle daño sobre su cuerpo también, me rodeo de nuevo
con sus brazos y me quito el cabello de la cara, y daba besos por mi rostro.

- ¡wow! Amor, no conocía esa parte tan pasional de ti… Te amo. - decía aun
agitada, y sonrojada, en parte por la actividad física y en parte porque sabía que
para ella esto era, se podría decir… nuevo.

-También te amo… -conteste rodando sobre la cama y recostándola a ella sobre mi


pecho, acariciando así su rubia cabellera.

El sueño llego a nosotros, dormimos totalmente agotados, mi sueño fue tranquilo a


pesar de todo, no la estuve pensando como lo imaginaba, ya mañana me enfrentaría
a la situación.

Por la mañana, me despertó con una gran sonrisa, y nuevamente me tomó con la
guardia baja, al invitarme a ducharme con ella. Lo hicimos, obviamente no fue solo
una ducha, de pronto me vino a la mente que ella pudiera presentir lo que estaba
pasando por mi cabeza, pero no, era imposible, nadie sabía de ella, solo Tom, y el no
era capaz de hacerle daño a Tanya.
- 58 -
Bajamos a desayunar y estaban todos en la mesa, Carlisle, nos sonrió gustoso al
ver que bajábamos tomados de la mano y a Tanya con una gran sonrisa, mi madre
hizo lo mismo, dio una leve evaluada a la situación y nos saludo de manera amable.

Desayunamos en paz, platicando de nuestro día, y que habíamos hecho, al parecer


habían estado paseando los tres y por eso habían llegado tarde. Mi madre nos conto
de las ideas que tenía para la decoración, aproveche y le dije que quería que todo
fuera al gusto de Tanya pues finalmente era su casa y tenía que estar decorada a su
gusto, solo apoyada con la experiencia en ese aspecto de mi mamá. Después de
desayunar, me despedí de todos, le dije a Tanya que no me esperara para comer,
pues tenía un compromiso.

El día pasaba lento, quería que se apurara y pudiera por fin dar las cuatro de la
tarde para ir y encontrarme con él. No deje que la impaciencia ganara, me
tranquilice e hice mi trabajo de la manera más normal. A las dos de la tarde, Carol,
me confirmo que habían hablado de parte del imbécil para reiterar la cita. ¡Bien! Al
menos era cumplido.

A las tres y cuarto salí disparado de la oficina, le pedí a Carol, que no me


transfiriera ni una sola llamada, que no estaría disponible para ¡NADIE!

En cuanto llegue al restaurante, fui hacia la host y le dije de mi reservación, en


ese momento entro Tom, ¿Qué jodidos hace aquí?

- ¿Qué mierdas crees que estás haciendo Edward Cullen? ¿Creías que no me iba a
enterar?

-Y yo te dije que me valía si estabas de acuerdo o no, te dije que lo haría con tu
ayuda o sin ella, como puedes ver, no es tan difícil contactarlo. Y si no estás de
acuerdo, ¿Qué haces aquí? ¿A qué viniste?

-El me pidió que viniera, el por si no lo sabes, si esta aquí por trabajo, no como tú.
Quiere que veamos de una vez por todas lo de la restauración del edificio.

Nos indicaron la mesa que ocuparíamos, y a los pocos minutos de estar ahí,
apareció él, por lo visto los gustos de Bell no cambiaban mucho, su apariencia era la
de un hombre con gran porte, se miraba imponente, pero no prepotente, y destilaba
seguridad, físicamente, pues no lo niego no era mal parecido y además era joven, y
debía estar pudriéndose en dinero, se notaba a leguas.

- 59 -
-Hola buenas tardes, señores. -saludo extendiendo su mano con amabilidad, y
dándole un medio abrazo a Tom. Yo solo apreté su mano y asentí con la cabeza a
modo de saludo.

-Edward Cullen, un gusto.

-Paul Miller, ¿Que tal? - me dijo con una sonrisa. Imbécil. -Ya te recuerdo, muy
leve, porque yo casi no iba a las fiestas de Ingeniera.

-Si, recuerdo los eternos pleitos entra ambas facultades. Eran rivales. -dije dando
una doble intención a mi última palabra. Si, ahora lo consideraba mi rival, ¿Qué si
soy cínico o sinvergüenza? Si, puede que sí, pero consideraba a Bell como mía, solo
mía.

-Una vil tontería, qué más da si eres ingeniero o arquitecto ¿no? -Idiota, solo tenía
una palabra para él.

Ordenamos unos tragos antes de la comida, no veía por donde irme metiendo en la
plática a la que quería llegar, Tom había sido demasiado listo y había empezado a
hablar casi de inmediato de los planes de la construcción del edificio. No estaba
prestando mucha atención, estaba analizándolo más bien a él, ver su actitud, ver su
personalidad. Quería ver qué tipo era el que se había ganado a mi Bell. ¡Mierda!
Tenía tanto que no la llamaba de esa manera.

-Si, realmente dentro del edificio no sería la gran cosa, una restauración más bien,
en lugar de construcción, pero para eso sería una decoradora de interiores, aquí lo
que me interesa es que de acuerdo a lo que tengo planeado quiero hacer un poco
diferente el exterior, creo que aquí es donde requeriría tus servicios Edward,
necesito ver que tan factible es lo que tengo pensado. De hecho ya tengo los planos,
mi gente ha estado trabajando en ello, desde el día que vi el edificio. -comentaba
muy emocionado.

-Si, me parece bien, lo podemos revisar en estos días.

-Te los estaré enviando mañana.

- ¿Tienes una fecha limite o algo así? -pregunte confundido por su manera tan
apresurada de querer llevar el trabajo.

-No realmente, pero si me gustaría que fuera lo más pronto posible, quiero que
este proyecto quede listo este mismo año.

- 60 -
- ¿Por qué? -no pude evitar preguntar, con un tono de curiosidad que rayaba en la
intromisión.

-Pues, digamos que, es un logro que tenía fijado desde hace mucho, además que
en lo personal también es importante que eso quede concluido cuanto antes.

- ¿por tu boda no? ¿Para cuándo es? -pregunto malicioso Tom.

-Aun no tengo fecha, pero espero que sea a inicios del próximo año, no quiero
esperar mucho tiempo más. Digo, no es algo que nos haga falta, nuestra relación
está muy por encima de una alianza en un dedo o un papel firmado, pero es algo que
quiero hacer por ella, y que mejor que unirme a ella de todas las maneras posibles.
-dijo con sonrisa de idiota enamorado. Ella lo hacía verse así, ella lo hacía feliz, ella
era todo para él.

-Que bien, creo que serán muy felices… se ven muy enamorados, ella se ve que te
quiere mucho. -Idiota, si Tom también era idiota por esos comentarios.

-Si, eso creo, gracias… yo también espero que podamos estar juntos para siempre.
No podía encontrar a alguien que definiera mejor la frase "alma gemela" - ¡Ay Por
favor! ¿Qué mierda de maricas, es esa? - ¿Y tu Ed? ¿Te casaste? O ¿Eres también
todo un playboy como acá mis ojos?

-Si, estoy casado, desde hace seis años.

-Que bien. -respondió con una sonrisa de oreja a oreja, ¿podía alguien estar todo
el tiempo de buen humor? ¡Falso! Eso es lo que es este tipejo.

-Si, incluso un día podríamos hacer una cena… los cuatro. -sentí una patada por
parte de Tom por debajo de la mesa, además de la mirada de ¿Qué mierdas estás
diciendo?

-Claro, nada más nos avisas con tiempo, a Bells, le gusta avisarle con tiempo a la
niñera, por si no está disponible, ver quien cuide a los chicos, es un poco obsesiva
con el cuidado de los niños. -Me quede pasmado, ¿hijos? Mi Bell, ¿tenía… hijos?

- ¿Tienes hijos? -no pude evitar como mi voz se escuchaba apagada, no tanto por
el hecho de que yo no tenía, sino por el hecho de que ella dejo de amarme y había
hecho totalmente su vida.

-Mmm-empezó a contestar dudoso, no entendí porque- si, dos angelitos, son


gemelos.
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-Oh, qué bien. -En ese momento decidí, que no investigaría más, ni me metería
más en sus vidas, ella era feliz, tenía una familia, un hombre que a menos que fuera
el mejor actor del mundo, la amaba demasiado. Y yo no era nadie para destruir lo
que ella había construido. No interferiría en su felicidad. Era lo menos que le debía.

Sentí una gran opresión en el pecho, lo había echado a perder y de la peor


manera, dolía mucho, saber que ella había podido olvidarme, mientras yo seguía
como un idiota por ella, saber que con ella pude tener todo lo que siempre desee y
por mis idioteces la deje ir. Dolía como nunca pensé que dolería, porque ahora si la
sabía perdida para siempre.

Seguimos comiendo, ya un poco más en silencio, después de lo ultimo dicho, yo no


participe ya mucho en la plática, Tom se miraba más relajado, pero también me
miraba como con disculpa en sus ojos. Trate de centrar la plática en negocios. No
quería saber más. Como yo mismo lo había dicho, solo quería saber si ella había sido
feliz, si ella había podido superarme, y… lo hizo. Ahora era feliz.

Estábamos hablando cuando el teléfono de Paul sonó, solo al ver la sonrisa que se
le dibujo en el rostro supe de quien se trataba, quería poder excusarme e irme lejos
de ahí y no escuchar, pero como el maldito enfermo masoquista que soy, me quede
sentado a escuchar su conversación.

-Hola linda… ¿Cómo va el trabajo? -le pregunto con voz melosa.

- ¡Que bueno, sabía que lo lograrías!, y eso merece una celebración. - ¿Qué había
logrado? No pude evitar pensar que yo podía ser la persona diciendo eso, la persona
que la llevara a celebrar, y disfrutar juntos de todo lo que yo mismo nos negué.

-Bien, ¿Qué te parece si voy por ti? Y de ahí pasamos por los niños y celebramos
los cuatro. Ok, perfecto, estoy ahí a más tardar una hora… también te amo linda.
Adiós. -inconscientemente mi mano se hizo un puño, sobre la mesa al escuchar esas
fatídicas palabras "También te amo", Tom al percatarse de mi reacción, me volvió a
hacer una seña con el pie, para que me relajara.

-Perdón, por contestar, sé que no es muy profesional de mi parte, pero es que era
importante para mi esta llamada.

-No te preocupes, sabemos que el amor no espera. -voltee a ver envenenadamente


a Tom por la mariconada que acababa de decir. ¿Amor? ¿Ahora cree en el amor?

Seguimos con la plática de los negocios, quería salir de ahí ya, le dije que no lo
estaría llevando yo el proyecto, a partir de… bueno hace unos minutos, pero a él le
- 62 -
dije que porque no hacia eso yo, sino la gente que trabajaba para mi, el acepto,
definitivamente no quería volver a ver a Paul Miller en mi vida, y mucho menos a su
mujer. No nos atormentaría más a ambos.

Un rato después, nos tuvimos que despedir, con las típicas y clásicas
cordialidades, hicimos algunos arreglos más en cuanto a trabajo, y ya no mencione
nada de cenas ni de nada, no sé qué jodidos había pasado por mi cabeza al
mencionar eso, sería una situación en la que jamás metería a Tanya y Bella.

Al salir al estacionamiento del restaurante, me despedí rápidamente de ellos, no


quería tampoco enfrentarme a Tom, no aun, necesitaba un tiempo para pensar, un
tiempo para poner en orden mis pensamientos, un tiempo para sobrellevar en
soledad el dolor que había sentido al saber que ella me había olvidado. Que nunca,
nunca la podría tener a mi lado.

Me subí al auto y recargue mi cabeza en el respaldo, cerré mis ojos e intente no


pensar, pero no fue posible, no podía con los celos, con la impotencia de no poder
decirle, ¡Déjala ella es mía! ¡A mí me decía que me amaba!; sacudí mi cabeza y me
recompuse, tenía que llegar a casa, en ese momento que levante la vista, me percate
de que Paul venia apenas para su auto. Me quede muy quieto y de la nada la idea ya
estaba en mi cabeza y por supuesto los impulsos le ganaron al razonamiento.

De pronto me encontraba siguiendo a Paul, ¿para qué? Según mi mente


maquiavélica y estúpida, la quería ver por última vez, quería solo observarla de
lejos, ver que tan hermosa seguía, ver que tanto había cambiado. Solo eso, una vez
más, me conformaba con verla una sola vez más en mi vida.

Llego a un edificio muy bonito, en una de las zonas más céntricas de Canadá, vi
que había un estacionamiento subterráneo, temí que entrara en el, porque entonces
no tendría oportunidad de verla. Pero para mi suerte, se puso a un lado del
acotamiento de la acera de enfrente de la puerta del edificio, bajo del auto y se
recargo en la puerta del copiloto con su pinta de George Clooneynivel uno, yo me
estacione a unos cuantos vehículos más, tenía un buen campo de visión, y lo mejor
es que yo no me alcanzaba a ver. Mis manos temblaban y sudaban de la
anticipación. ¿Cuánto faltaba para verla salir? ¡Quería verla ya!

Y ahí, cual visión angelical, apareció a la vista, en ese momento mi corazón dejo
de latir de la impresión, una mujer en toda la extensión de la palabra, su imagen
había cambiado, ahora se vestía de manera sofisticada y elegante, pero sin perder la
sensualidad que exudaba, llevaba una falda(*Perfil) que era entallada en toda el área
de sus caderas y piernas, y le llegaba al nivel de las rodillas, una blusa azul que se
adhería a su piel a la perfección, dejando a la vista sus bien definidas curvas y su
- 63 -
estrecha cintura, sus piernas se miraban tan estilizadas, sus pantorrillas eran
hermosas, su cabello estaba arreglado lacio, y seguía conservando el mismo tono
chocolate, su rostro estaba maquillado con perfección, su andar era con garbo,
parecía una supermodelo en pasarela, pero no era fría como esas mujeres, su
candidez se podía notar a kilómetros, su mirada era la misma que recordaba, su piel,
su boca, sus mejillas, bueno no, mi recuerdo se quedaba muy por debajo de la mujer
que tenía enfrente. Definitivamente mi recuerdo no le hacía justicia, mi memoria era
una insignificancia ante el poder de su presencia.

La había visto de diferentes maneras, sexy, arreglada casual, algo elegante,


informal… incluso desnuda. Pero nunca se me había hecho más hermosa que en este
momento. Quería tanto poder bajarme del auto y correr hacia ella. Ser yo al que se
le hubiese iluminado el rostro al ver que caminaba hacia mí, ser yo quien caminara
unos pasos y la estrechara en mis brazos como lo estaba haciendo en este momento
el estúpido ese.

Vi como la rodeaba con sus manazas y acercaba su boca a la de ella, fue un beso
suave, sin pasión, pero no por eso frio y sin sentimiento, yo la hubiese besado con
fuerza queriendo perderme en ella, pero su beso había sido de un hombre
consciente de que sabe que esa mujer en sus brazos le pertenece. Sus manos
estaban puestas en sus caderas, esas caderas que ahora estaban más pronunciadas
y le daban un toque más sensual a su cuerpo, unas caderas que me decían que
habían sufrido cambios porque ella era madre. Porque ella había engendrado a los
hijos de Paul.

Los celos bullían en mí, tenía tanto sin sentirlos, sin saber lo que era sentir la
cabeza a punto de explotar de la furia, de que alguien está tomando a una persona
que te pertenece.

Su mano se fue hacia su espalda baja y la guio hacia el auto, de pronto me quede
congelado, ella giro su rostro hacia acá, y no supe si me estaba viendo o no, pero
parecía como si nuestras miradas se hubieran enganchado por un momento. Por
instinto mi cuerpo se paralizo en ese instante sin dejarme reaccionar para no
permitir que me viera o algo así, solo fueron fracciones de segundos pero sentía su
mirada aun cuando Paul llamo su atención, ella le sonrió, lo beso nuevamente y
entro en el auto. El rodeo el auto e hizo lo mismo. Se alejaron entonces a un lugar
incierto. Decidí que ya no los seguiría a partir de aquí. Cumpliría la promesa a mí
mismo, dije que solo la quería volver a ver y ya. Y eso haría.

Pero mi mente, mi alma y mi corazón no estaban como para irme a casa… esta
noche, solo quería olvidarme de todo de la mejor manera. Esta noche le decía adiós
por fin a Bella Swan. Y para eso quería estar solo, yo y mi soledad… a esa que yo me
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arrastre, esa que yo elegí, en el momento en que decidí dejar a Mi Bell.

Hola... bueno pues aqui les dejo mi ultimo capitulo de respaldo.

muchas gracias por sus RR, Alertas y Favs. (L)

gracias por sus RR a... Hola, Maru, Ariela, Fernanda, KRMN, Adamari,
Damaris, Lalita23, Fernanda, Jhoana, Adrynoe, Diana, Corina, Gpatz, Vero,
Andrea,V, Cintia, RociodePeru, Rosse, Jessica, Roxy, RVG79.

Les mando un enorme abrazo... que tengan linda semana.

Saluditos

Krisny!

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Chapter 7

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Justo cuando estaba a punto de subir al auto, sentí esa mirada fuerte, esa
sensación que hacia tanto que no me pasaba, y que en su momento me causaba
tantas cosas, sentí que alguien me miraba con demasiada fijeza o de manera intensa,
voltee hacia ningún lugar en especifico y puedo jurar que por una milésima de
segundo lo vi… Debía estarme volviendo loca, lo sé, fue mi imaginación, si eso fue,
pero ¡Dios! Casi puedo asegurar que si estaba ahí.

Gracias a Dios, Paul estaba ahí para traerme a la realidad, quite esas locas ideas
de mi cabeza y bese sus labios al tiempo que le sonreía dulcemente. Subí al vehículo
y espere a que el hiciera lo mismo. Subió con una gran sonrisa en su rostro. Imagino
que le había ido bastante bien en su ansiada reunión, y además estaba segura que
también estaba feliz por mí, era un ser tan noble, que los éxitos de las personas que
él quiere, los siente y festeja como suyos.

Mi mente voló por unos segundos nuevamente a esa imagen difusa que paso por
mi mirada, ok, pasaban tres cosas, una, me estaba volviendo loca e imaginaba cosas,
dos, no lo había imaginado y el estaba ahí ¿haciendo qué? ¡No lo sé! Y tres, no
estaba ahí, no me imagine nada, y solo era mi mente jugando conmigo de nuevo y
estaba pensando en él… bien, con cualquiera de las tres cosas estaba jodida, y creo
que poniéndolas en perspectiva prefería y veía como mejor opción la número uno,
prefiero estar loca a imaginar que él esté aquí, o bien, admitir que estoy pesando en
el, de eso estaba segura que no, porque no había pasado por mi mente desde…
mierda… ¡ayer!

¡Eh! Pero solo por la mañana, de ahí en más, no había pasado por mi cabeza,
entonces… eso me dejaba solo dos opciones. Y sigo prefiriendo la primera, por
supuesto.

Sentí un pequeño apretón en mi mano, voltee hacia Paul, que era quien la iba
sosteniendo, ok, tenía tiempo que no me perdía en mis pensamientos de esa manera,
¡reacciona Bella! Ya es mucho tiempo sin decir nada…

- ¿Qué pasa, Cielo? -pregunte haciendo como si nada pasara por mi mente.

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-No lo sé linda, te quedaste callada, ¿pasa algo? -su ceño fruncido por la
preocupación me decía que fueron muchos minutos de silencio.

-No, nada, perdón. Solo ya sabes… mis viajes mentales que suelo hacer. -soltó una
risita y me acaricio el dorso de mi mano con su pulgar.

-Lo sé, te ves adorable cuando haces eso. Solo que ahora me preocupe, tenias cara
de… consternación.

-No, para nada. - respondí agitando mi cabeza negando- Bueno y cuéntame ¿Como
te fue en tu comida?

- ¡Excelente! No sabes… cada día veo más cerca mi sueño hecho realidad.
Prácticamente a partir de mañana, nos metemos de lleno a todo lo que es la
restauración del edificio, hable con la persona de la constructora, amigo de Tom, por
lo tanto sé que estoy en buenas manos, es un tanto extraño el tipo, pero su empresa
es una de las mejores y más reconocidas.

- ¿Cómo extraño? -cuestione divertida.

-Amm no se cómo explicarlo… entrometido, sería una buen adjetivo creo.

- ¿En serio? ¿En qué aspecto?

-En lo personal más que nada, imagino que pensó que estábamos en confianza,
pero aun así, no sé, no me pareció de lo más correcto. -contesto sin darle mucha
importancia.

Llegamos a la escuela de Karate de los chicos, en un principio yo había metido a


clases de baile a Marie, pero después dijo que quería entrar a la misma actividad
que su hermano, Kim decía que era igual de ruda a como lo era yo. Ella solo quería
tener la aprobación de su hermano, a pesar de que eran de la misma edad, Marie lo
miraba como un ejemplo a seguir, a pesar de que lo molestaba mucho, era como su
héroe, cualquier cosa que Robbie hiciera, Marie después quería hacerlo y poder ser
del agrado de Rob. Creo que al no ver una figura paterna, se había afianzado a su
hermano como su protector.

Nos bajamos tomados de la mano, y entramos al salón donde tomaban las clases
de Karate, ahí estaba su sensei entregando a los chicos con sus respectivos padres.
Marie y Robbie, nos vieron y corrieron hacia nosotros.
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Pude ver una expresión extraña en sus caritas, Marie venia hacia a mí, me dio un
abrazo y un beso y tomo mi mano, solo le sonrió a Paul, algo que se me hizo extraño,
ella era una niña muy afectuosa, la actitud de Rob también fue anormal, bajo
corriendo las escaleras muy efusivo hacia Paul, y al llegar a su lado se detuvo
abruptamente, Paul le sonrió, y el pequeño al ver ese gesto por parte de Paul se
abalanzo y lo abrazo, menciono que era anormal, porque el por lo general siempre
juega y platica con él, pero no se muestra afectivo, Robbie no era tan expresivo
como Marie.

El llamado del maestro me saco de mis pensamientos y me acerque a él, dejando a


los niños con Paul.

-Bella, hola, solo quería avisarte que el próximo mes, tendrá lugar un torneo en el
centro deportivo, les comente a los chicos, Marie no quiso participar, y Robbie al
parecer si, por lo que tendrá algunas clases extras.

- ¡Oh, qué bien! Me parece genial, ¡Sera su primer torneo!-chille enternecida.

-Me gustaría que hablaras con Marie, hoy la note un poco rara, estaba como
ausente, y casi no quiso participar en clase. -me dijo en tono preocupado, lo cual
hizo que me preocupara más yo.

-Si claro, hablare con ella, hoy la deje aquí todavía bien. Veré que es lo que
sucedió. Gracias Cris.

Regrese hacia mis hijos y Paul y sé que pudo notar que estaba preocupada, los
adelanto un poco y rodeo mi cintura, para preguntarme qué era lo que pasaba.

- ¿Todo bien amor? ¿Para qué te quería Cris? -me cuestiono al oído, para que los
chicos no escucharan.

-Quería avisarme de un torneo al que entro Robbie, y me dijo que hablara con
Marie que al parecer algo le pasó hoy.

-Si la note un poco más calladita. ¿Quieres que vayamos mejor a casa?

-No, no te preocupes, vamos a donde tenias pensado, ya hablare con ella cuando
llegue a casa. -le sonreí y le bese.

Me causaba mucha ternura, como él a pesar de que no eran sus hijos, tenía unas
sillas de bebé en su auto, para cuando usábamos el suyo y no el mío.

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En el trayecto al restaurante, por el retrovisor fui analizando los rostros de mis
hijos, sin duda pasaba algo, ya averiguaría que era lo que los tenía así. Marie tenía
una sombra de tristeza, mientras que Rob se veía pensativo y ¿apenado? Al ver esa
actitud de Robbie, me tranquilice un poco, lo más seguro es que él le había hecho
alguna travesura a su hermana y por eso la actitud de ambos.

Les fuimos haciendo plática para que no fueran tan sumergidos en ese silencio
que tanta incertidumbre me causaba.

Llegamos a un lugar de hamburguesas, mire divertida a Paul por el lugar que


había escogido, al decirme que quería celebrar pensé que elegiría un restaurant
normal o elegante.

- ¿Burger King? ¿En serio? -pregunte sonriendo.

- ¡Wiii! Hamburguesas… -gritaron alegres mis bebés.

-Claro… tenemos que celebrar muchas cosas… y que mejor que la comida favorita
de los niños.

Entramos y escogimos una mesa y Paul fue a hacer nuestro pedido, mientras los
niños corrían al área de juegos, pronto sus caritas cambiaron el semblante ahora
reían divertidos. Los llame un rato después para que comieran. Brindamos con
malteadas por las buenas noticias del día de hoy.

De ahí fuimos a dar un paseo corto al parque, por la hora, no me gustaba que se
trasnocharan, ya tendrían la edad para eso. Al entrar a casa, nos encontramos a Kim
en la sala, viendo televisión, nos saludo a todos muy efusiva como si no nos hubiera
visto en años. Se ofreció a ayudarme a bañar a los chicos, para que me pudiera
quedar a solas con Paul.

Me senté sobre sus piernas y recargue mi cabeza en el hueco entre su hombro y


su cuello. Tomo mi mano entre las suyas y se la acerco a sus labios besándolas.
Voltee mi rostro y lo bese con ganas. Fue un beso pasional, de esos que no podía
darle enfrente de los chicos. Nos separamos hasta que nos hizo falta el aire. Sonreí
ante su reacción alucinada.

-Me encantas… me encanta como me besas, como me tocas, como me miras y me


sonríes. -decía aun embelesado.

-Tú también me encantas -le dije en un susurro. Y volvió a apoderarse de mis


labios una vez más.
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Un carraspeo nos hizo separarnos y rápidamente me acomode a un costado de él.
voltee poniendo mi mejor sonrisa inocente.

-Perdón -se disculpo apenada Kim - los chicos ya están bañaditos, Marie quiere
que vayas a su habitación. Y Rob viene a dar las buenas noches.

-Ok, gracias Kim, en un segundo voy… -le di una sonrisa y desapareció hacia su
casita.

Rob se acerco a mí y me abrazo y me beso, dándome las buenas noches. Se


miraba su indecisión de si hacer lo mismo o no con Paul. Me alegro que él tomara la
iniciativa librando del dilema a mi hijo. Lo tomo en brazos y lo sentó en sus piernas.

-Buenas noches campeón. Que duermas bien. -le decía mientras lo abrazaba.

Me levante y tome de la mano a Robbie para dejarlo en su habitación y así pasar


también con Marie, le dije a Paul que si quería me podía esperar ahí o en la
habitación, decidió esperarse ahí viendo las noticias.

Apenas estaba encaminándome con mi pequeño cuando se soltó de mi agarre y


fue nuevamente al lado de Paul.

- ¿Qué pasa Robbie? -Le pregunto el cariñosamente.

-Paul, mmm… -estaba tartamudeando y hablando atropelladamente - hoy Andy nos


dijo que… el va a ir al torneo… dice que los papás van con sus hijos, yo le dije que tu
irías conmigo… pero me dijo que tu no eras mi papá, porque yo te digo Paul y no…
papá. Marie también me dijo que tú… no eres mi papá… pero Paul, te… ¿Tu quieres
ser mi… papá? - ¡oh por Dios! Nunca había sentido tanto dolor en mi corazón como
en este momento, nada nunca se había comparado a esto. Así que eso era… lo que
les pasaba.

- ¡Oh! ¡Claro que si, Robbie! Puedes llamarme así también si tú quieres… me
gustaría mucho ser tu papá. Yo ya te quiero y te veo como un hijo. -la sonrisa de mi
hijo era enorme ante las palabras de Paul. Me maldije tanto en ese momento, por
hacer pasar por esto a mis bebés.

-Ok, gracias Pau… papá. -se corrigió a sí mismo, mientras lo volvía a abrazar y
correr hacia a mí a tomar mi mano.

Mis ojos escocían por lo que acababa de ver y escuchar. Fui una estúpida al
arrastrarlos a esto. Iba a entrar a su habitación a arroparlo, pero solo volvió a
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arrojarse a mis brazos y dame un beso.

-Bye mami, buenas noches.

-Voy a entrar contigo a arroparte, amor.

-No, yo ya soy un niño grande. -me regalo la más hermosas de las sonrisas -Ve con
Marie. -lo conocía perfectamente y sabía que lo que no quería era hablar de lo que
acaba de pasar, sus mejillas estaban coloreadas de un tono carmín.

-Ok, amor, buenas noches. Te quiero muchísimo, ¿lo sabes verdad? -le daría
tiempo de que hablara cuando él se sintiera listo.

- ¡Si, yo también mami!

Deje que entrara a su habitación y fui hacia Marie, estaba chupando su dedito
abrazada a su muñeca.

-Hola amor, perdón la tardanza… -le sonreí al ver que estaba enfurruñadita por
haberme tardado.

La arrope, mientras veía la mejor forma de preguntar qué pasaba.

-Nena, me dijo Cris que no quieres ir al torneo… ¿Por qué?

-No quiero, no me gusta eso.

-Marie, si no te gusta el karate, te puedo cambiar de actividad princesa.

-No, si quiero karate, pero no quiero ir a ese torneo… Mami… ¿Dónde es lejos?
-pregunto, con su ceñito fruncido.

- ¿Cómo? -me tomo por sorpresa su pregunta.

-Si, -me dijo remarcando la "i" - ¿Dónde está lejos?

-Lejos es una distancia amor, no un lugar… ¿te acuerdas de plaza sésamo?


-Pregunte mientras tomaba su muñeca - el lejos… cerca -moví de atrás hacia delante
la muñequita explicándole la diferencia.

-Tú dijiste que mi papi, tenía que trabajar lejos… ¿Cuándo va a venir? ¿Por qué
esta lejos? -Dios, no estaba preparada para esto… no aun.
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-Tal vez, no pueda venir mi amor, el… está muy lejos. -dije con voz temblorosa,
debido al llanto.

- ¿No nos quiere? -pregunto con un pucherito.

-Los adora, los ama mucho. Pero el no puede venir amor. -mi voz apenas salía,
debido al nudo enorme que había en mi garganta.

- ¿Esta en el cielo, como el papá de Kim?

-No mi amor, está en otra ciudad, así como donde vive tu abuelita es otro lugar,
así el vive en otro lado. -me sentía realmente estúpida de no poder tener las
respuestas a lo que ella preguntaba, solo una muy sencilla, ¿Por qué no podía venir?
No tenía la respuesta a eso. Y volví a sentir rabia hacia mí misma.

Decidí que si no podía darles a su padre de verdad, al menos dejaría que Paul
podría ocupar ese lugar que nunca le di oportunidad de tomar. No se lo diría por el
momento a Marie, ella no había sido tan accesible con Paul como Robbie, le daría
tiempo.

-Ok, mami, ya te entendí. -sonrió tímidamente, se levanto de su cama y me limpio


una lagrima con su pequeña manita que no sentí caer. -No llores, cuando termine de
trabajar lejos, papi va a venir. -La abrace fuerte y me quede ahí hasta que se quedo
dormidita. Llorando en silencio por hacerla sufrir por mis estupideces pasadas.

Regrese a la sala y vi que Paul ya no estaba ahí, me dirigí entonces a la habitación


y estaba acostado leyendo uno de los manuscritos que tenía en mi buro. Cuando me
escucho entrar volteo hacia mí, y me sonrió cálidamente, sabía que no me
encontraba bien, y trataba de tranquilizarme.

Fui a acostarme a un lado de él, poniendo mi cabeza en su pecho, el acaricio mi


cabello y mis brazos. No pude evitarlo y comencé a llorar. Me sentía desolada,
desorientada, ¿Qué hacia? ¿Qué tenía que responder? ¿Qué era lo correcto? No
podía llegar y decirle, ¡Hola Edward, tenemos dos hijos, que ahora piden por ti!
Sería estúpido, tal y como lo hubiera sido en aquel tiempo si me hubiera atrevido a
contarle, incluso más por todo el tiempo que ha pasado.

Pero tan solo si los viera, se daría cuenta de que no estoy mintiendo, de que ellos
son suyos de verdad. Pero no podría soportar un rechazo, no a ellos, a mí que me
hiciera trizas si quiere, pero a ellos no. Lo mataría en ese preciso momento.

- ¿Qué está pasando, linda? -pregunto unos minutos después que sintió que estaba
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más calmada.

-No sé que responder, Marie, quiere saber donde está su papá, piensa que va a
volver.

-Ese Andy, estúpido niño, se que los niños son crueles, pero cuando lastiman a los
míos no controlo mi rabia. -me descoloco un poco el comentario "cuando lastiman a
los míos", él de verdad los quería, y los veía como suyos, no le había dado palabras
de consuelo a Robbie, eran verdad todo lo que sentía.

-Paul… tú de verdad… ¿los quieres? -me puse sobre mi codo, para ver su reacción
en su rostro. Quería saber que tan ciertas eran sus palabras, o solo las decía para
llegar a mí.

-Bella, es imposible no querer a esos niños, son increíbles, me dan alegría, me dan
paz, me dan algo que nunca pensé llegar a tener, me dan una familia.

-Gracias… por quererlos y por… amarme. -respondí acariciándole el rostro.

-Plantéate también el hecho de hablar con él, el tiene derecho a saber, no des
palabras o pensamientos por sentado, la mente humana trabaja de maneras
insospechadas, tú no puedes asegurar algo que no sabes. Y mira que al decir esto va
en contra de mis temores y mi inseguridad de poder perderlos. Pero ellos se lo
merecen Bella.

-Lo… lo pensare. Ha pasado mucho tiempo.

-Así pasen cuarenta años, el seguirá siendo su padre. Y es preferible que sepas su
reacción ahora, que puedes manejarlo con los chicos, a que cuando crezcan ellos
tengan una versión completamente diferente a lo que les has venido manejando. Yo
no te dejare sola ante lo que él decida. Y si decide que los quiere en su vida…
menos, tendré que luchar por tener también mi lugar en la vida de los chicos.

Llámenme loca, desquiciada, pervertida o lo que quieran, pero verlo hablar con
tanta determinación, su apoyo, su integridad, me hizo desearlo como nunca. Me
puse sobre mis rodillas sentándome sobre mis talones frente a él, lo miraba
anonadada, el me infundía tanta seguridad de que podía hacerlo, si él estaba a mi
lado podía hacer eso.

El me veía confundido por mi mirada de deseo y excitación, lo ayude a levantarse


para que quedara frente a mí, y lo bese con demasiado ímpetu. Entre besos y jadeos
le daba las gracias, y le decía cuanto lo quería.
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Me tomo de la cintura e intento sentarme a horcajadas de él, pero la falda fue un
gran impedimento.

-Amo como luces en esas faldas… pero de verdad en este momento la odio. -decía
mientras luchaba con ella para poder subirla o bajarla.

Pase mis manos hacia atrás y deslice la cremallera lento y viéndolo sensualmente
directo a los ojos, el sonrió juguetón y me ayudo a quitarme esa estorbosa prenda.
Nuestras manos se movían ávidas y presurosas por nuestras pieles, los besos eran
apremiantes y vehementes, nos despojamos de la ropa con una erótica lentitud,
acallaba mis jadeos y gemidos con su boca, no podía permitirme exponerme de esa
manera ante mis hijos. Él lo comprendía y hacia lo mismo con sus sonidos de
excitación, silenciándolos con mi boca o mi piel.

No podía ni quería esperar más, lo necesitaba, termine por desnudarlo y


entregarme a la marea de pasión que él me ofrecía. Disfrutábamos de sobre manera
nuestros encuentros. Cuando comencé a salir con él, decidí que no regiría mi
relación basada en el sexo como lo había hecho anteriormente con mis parejas
anteriores, quería que con él fuera diferente. No teníamos mucho que compartíamos
esta clase de intimidad, y aun así, en el poco tiempo, ya nos habíamos acoplado de
maravilla.

Era un buen amante, y yo también dejaba salir mi vasta experiencia en esos


aspectos. Nunca había tenido queja de mi desempeño en el plano sexual. Y podría
decir por las reacciones de Paul, que no tenía queja tampoco.

Estábamos envueltos en un frenesí de pasión, unimos nuestros cuerpos de


diferentes maneras, no dejándonos deseosos de nada. Nos entregamos a nuestros
instintos varias veces esa misma noche. Me gustaba sentir que nos pertenecíamos a
un grado máximo.

Por la mañana sentí como intentaba despertarme, moviéndome ligeramente,


voltee hacia donde estaba él y le sonreí perezosamente.

- ¿Qué pasa? Es muy temprano aun -mi voz sonaba ronca, debido al sueño.

-Son las ocho, los niños no deben de tardar en levantarse y me pueden ver…

Entendí a lo que se refería, nunca lo dejaba quedarse por no enfrentar a los niños
a esa situación, pero si quería que lo vieran como a un padre, tenían que ir
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viéndonos actuar como una pareja estable. Y eso implicaba el hecho de que Paul
amaneciera en la casa y conviviera con nosotros como una familia.

Me reincorpore y tome su mano, la eche sobre mi vientre y lo hice abrazarme.

-No tienes que irte… es sábado y si no tienes que trabajar, pasa el día completo
con nosotros.

- ¿Estás segura?

-Claro. -me voltee hacia su pecho ya que vi que no se volví a acostar y me acomode
sobre él.

Un rato después que supe que ahora si se levantarían los diablillos, nos pusimos
ambos unos albornoces y salimos hacia la estancia, ahí en la sala, estaban los chicos
viendo caricaturas y Kim, casi recién llegada de juerga, con ellos viendo la televisión
también como una niña; en cuanto nos vio salir de la habitación sus ojos se abrieron
de la sorpresa. Ella sabía que yo no lo tenía permitido.

- ¿Hola? -su saludo sonó más a pregunta que a nada. Sonreí y la salude de regreso
al igual que Paul.

Los chicos voltearon y nos vieron un poco raro…

- ¿Les parece si desayunamos todos hot cakes? -aligere la situación con la


pregunta… o al menos eso intente.

- ¡Si! -contestaron todos. Rob sonrió radiante, Kim ni se diga, y Marie también lo
hizo para mi sorpresa.

Kim, se disculpo y dijo que moría de sueño y se iba a su casita, estaba segura que
se iba para darnos espacio "familiar", nos quedamos solo los cuatro y platicamos de
cosas de la televisión, de deportes, y todo lo que se les venía a la mente a los chicos.

Tomamos una ducha cada uno, y nos dispusimos a salir a pasar el día completo en
familia, disfrutaba de la alegría de mis hijos y del propio Paul al ver que dábamos la
imagen de ser lo que jamás se imagino tener… una familia feliz.

Esme POV

A los ojos de todo mundo, podían decir que era la peor madre y suegra del mundo,
por mi comportamiento un poco controlador y obsesivo. Pero no era así, como madre
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lo único que me importa en este mundo es la felicidad de mi único hijo. No me
importaba pasar sobre quien sea, para poder estar segura de que él podía ser feliz.

Y justo en este momento, sabía que Tanya ya no era la persona indicada para él,
era una mujer aparentemente ideal, pero tenía un grave, muy grave problema, no
podía darle hijos, no podía darle la familia que el tanto había idealizado, gracias a su
padre y a mí. Que lo habíamos criado en el seno de una familia ejemplar.

En su momento yo fomente esa relación, yo cause ese primer encuentro, yo la


alenté a que no se diera por vencida cuando el no mostraba mucho interés, yo le dije
que fuera valiente y optimista cuando quería dejar todo, después del escándalo de la
fiesta de compromiso, y ahora seria yo la que la fuera quitando poco a poco de su
vida. Ya habíamos esperado bastante y no era posible que aun no quedara
embarazada. Mostraba su debilidad hasta en la concepción. Su actitud había
desmerecido mucho, de ser una mujer segura y autosuficiente se había convertido
en este guiñapo de ser humano, frustrada y obsesionada con la maternidad, había
dejado de vivir su vida para vivir la de Edward, ¿Qué nadie se daba cuenta de eso
más que yo? Por más que trataba de hacérselos ver, todo mundo lo tomaba a mal.

Yo mejor que nadie sabe lo que se siente no poder engendrar los hijos del hombre
que amas, yo hubiese querido tener muchos hijos, darle hermanos a Edward, darle
más hijos a Carlisle, pero desgraciadamente mi embarazo fue muy complicado y de
milagro nos salvamos Edward y yo, quede imposibilitada para concebir. Y aun así, a
pesar de ese gran golpe, heme aquí, soy una mujer fuerte, independiente, orgullosa,
valiente. ¿No puede ser así Tanya? ¿No tiene dignidad?

No tenía muchas cosas en contra de ella, solo lo débil que se ha vuelto, en general
la puedo soportar, preferible ella a cualquier lagartona que se quiera pasar de lista.
Pero si no era capaz de cambiar su actitud y por supuesto de no darle un hijo a mi
Edward no la quería con él.

Aunque tal vez la este subestimando, ya había logrado que Edward hablara con
Carlisle para que nos regresáramos a Chicago. Y también estaba el hecho de que me
había quitado el trabajo de la decoración de la casa para dárselo a ella. Estaba
logrando que mi propio hijo, la prefiriera a ella sobre mí, eso le costaría muy caro.

-Tanya, querida. Necesitamos ver al decorador. Tengo unas ideas de acuerdo al


gusto de Edward, que estoy segura quedarían perfecta con la estructura de la casa.
¿Qué dices?

-Esme, no importa, si quieres puedes encargarte, la verdad es que estoy metida en


otras cosas por el momento.
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- ¿Ah sí? ¿En qué?

-Empezare a buscar trabajo, necesito aires nuevos. -me dijo emocionada.

- ¡Vamos Tanya! Tu no necesitas hacer eso… tienes todo lo que necesitas, podrías
enfocarte en estar más sana… para ya sabes…- Pude notar como su expresión se
descompuso.

-Mientras no esté bien emocionalmente, Eddy tiene razón, no lograre el embarazo,


debe dejar de ser mi prioridad,

-Discrepo, no creo que debas modificar tus prioridades, el tiempo avanza.

-Entonces, ya veremos la manera. -me dijo desafiante.

-Bueno… entonces, puedo retomar lo de la decoración.

-No, yo lo veré después con el decorador. No quiero retenerlos más aquí. Carlisle
debe estar aburrido en una ciudad ajena a su ambiente. Y me imagino que tu lejos
de tus amistades también te sientes incomoda.

-Aunque no lo creas, no, me siento de maravilla, me ha caído muy bien el clima


para mi salud. Carlisle lo sabe.

-Haz lo que quieras entonces, pero… cualquier cosa, la consultas conmigo, es mi


casa, y yo digo como se decora. -le sonreí fingidamente y me despedí de ella,
¿ínfulas de gran señora conmigo? ¡Pff!

Le pedí a Carlisle que me acompañara al centro comercial por unos libros y


revistas de decoración, tenía muy en claro que es lo que quería, conocía como la
palma de mi mano, los gustos de mi hijo, sabía que le encantaría lo que hiciera con
su casa.

En el centro comercial, fui a una de las librerías más grandes, pero no me habían
podido conseguir los libros que yo quería, antes de salir, me alcanzo un empleado y
me dio la dirección de una librería donde se podían encontrar los libros
inimaginables o bien la dueña los conseguía. No quedaba muy lejos del centro
comercial en el que estábamos, Carlisle me dijo que él se quedaría en la cafetería
mientras yo recorría unas cuadras en busca de la mentada librería.

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La divise a unos cuantos metros, era una librería pequeña no tan grande como la
que acababa de visitar y maldije internamente al empleado ese por mandarme a una
librería más pequeña, donde seguramente vendían puras estupideces.

Estaba a punto de regresar sobre mis pasos, cuando una imagen llamo mi
atención, recorrí un poco más aprisa lo que me faltaba por llegar, me quede
detenida a una distancia razonable, para poder ver bien, pero pasar desapercibida.
Bajando de una camioneta estaba esa tipa, la que había armado el revuelo en la
fiesta de compromiso, la tipa, novia de Erick Yorkie y que había ido a hacer un
escándalo junto con el ordinario de Jacob Black al compromiso de Ed. Que por lo
que Tanya había dicho había algún tipo de relación con esa mujer y Edward.

Mi aliento se quedo atorado en mi garganta al ver que bajaba de su camioneta a


dos pequeños y se los entregaba a una mujer en la puerta de la librería, se puso de
cuclillas y los beso a cada uno, se despidió de la otra chica y los niños le gritaron
"adiós mami", la mujer agarro de la mano a la niña, al tiempo que yo avanzaba más
hacia ellos, el pequeño se percato de mi presencia, y sus ojos se encontraron con mi
mirada, me vio fijamente, ladeo su cabeza como analizándome o confundido,
seguramente le causaba extrañeza que me le quedara viendo como una tonta sin
moverme o decir algo. Pero era tan igual, podría decir que había retrocedido unos
veinticinco años y tenía frente a mí a mi Edward, sonreí por inercia, y el hizo lo
mismo, y no me cupo la menor duda, él era un Cullen.

Podía ser posible que Edward nos ocultara que tenía a su amante viviendo en la
misma ciudad, tal vez por eso no le exigía hijos a Tanya, ¡porque ya los tenía!
Maldita sea, ¿porque no nos había dicho? Desperté de mi ensoñación, para darme
cuenta que el niño ya no estaba frente a mí, corrí prácticamente hacia la librería, la
mujer esa, estaba detrás del mostrador con ellos, hablando tonterías. Me iba a
acercar pero la impresión había sido mucha, necesitaba primero quitarme la
estupefacción que estaba sintiendo. Me entretuve viendo libros, y cuando sentí que
había pasado todo el asombro, fui hacia el mostrador, mi voz aun sonaba extraña,
pero no me importo.

-Hola, ando buscando unos libros -extendí la lista y posé mi mirada en los niños-
¿sabes? estoy de paso, vengo de vacaciones, me pareció ver salir a una chica que
conozco, solo que no recuerdo su nombre.

- ¿Bella? -pregunto confundida la chica.

-Es mi mami… -contesto la pequeña, ahora mi atención se centro en ella, eran tan
idénticos, esos ojos, su color de cabello… me dio la sensación de que si alguna vez le
hubiera puesto un vestido a Edward, luciría de esa manera.
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-Si, claro Bella. Ella era novia de mi hijo, Erick. -pude notar la vacilación de la
chica.

-Oh, qué bien. Si… ella no me ha contado nada… este, solo tengo uno de los libros.
Pero puedo ver si le pueden conseguir los demás.

-Claro, me encantaría. -me sonrió, y se alejo a conseguir el libro que si tenían en


existencia. Aproveche ese tiempo para poder hacerles platica a los niños.

-Hola pequeños, ¿Como se llaman?

-Yo Rob y ella es Marie. -era tan encantador como mi hijo, no me queda ni una sola
maldita duda.

- ¿Cuántos años tienen?

-Seis -me dijo la nena con sus deditos. Apenas iba a hacer la pregunta más
importante cuando llego la entrometida de la empleada.

-Aquí tiene, entonces me deja su número telefónico y nosotras le confirmamos si


los tenemos o no.

-No te preocupes, yo vengo a darme una vuelta en estos días, creo que estaré
viniendo, para buscar más libros. -les sonreí a los niños y les di una última mirada.
Sabía que no me equivocaba…

Salí de ahí como alma que lleva el diablo, me dirigí inmediatamente a donde había
dejado a Carlisle y le dije que si él tenía alguna idea de que la amante de Edward
había vivido aquí todo el tiempo, el me dijo que estaba loca y no quiso continuar la
conversación, no me dio tiempo ni a decirle de los niños, pero ya tendría que
aclarármelo Edward, no me molestaba que los tuviera al contrario, lo que me
molestaba era que fuera con esa arribista y además que los tuviera como unos
bastardos, ellos debían estar en su casa, viviendo con él. Esa mujer sí que había
hecho un buen trabajo, se lo advertí en esa fiesta de los Yorkie, solo quería de
seguro su dinero y lo había amarrado con los hijos.

Cuando llegamos a la casa, deje que Carlisle bajara y le pedí al chofer que me
llevara directo a la oficina de Edward, no sin antes ganarme una advertencia de mi
esposo y un gruñido por hacer caso omiso a lo que me decía. Apenas llegue al
edificio, camine hacia su oficina, fue toda un alivio encontrarme con Tom en el
ascensor, el me resolvería muchas dudas.

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-Hola Esme. - saludo entusiasta.

-A ti, te quería ver… necesito hablar contigo, y que seas sincero conmigo, porque
puede que Edward, no lo sea. ¿Desde cuándo vive la amante de Edward aquí?
-cuestione amenazadoramente.

- ¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Qué amante? ¡No entiendo!

- ¡Bella! La acabo de ver… ¿desde cuándo, Tom?

- ¿Bella Swan? Ella no es… Espera… ¿Dónde la viste? -se removía el cabello
asombrado por lo que acababa de escuchar.

-Si, Bella Swan, ahora dime… ¿desde cuándo?

- ¡no! Ella no es su amante, ellos no se han visto desde hace muchos años, ella
está aquí, pero él se acaba de enterar también, ¿de dónde sacaste la absurda idea de
que eran amantes?

-A ver… ¿Cómo está eso de que tienen muchos años que no se ven? ¡No me
mientas Tom! -grite enfurecida.

- ¡no te estoy mintiendo! Según tengo entendido ellos no se ven desde la noche del
compromiso. Es una larga historia todo lo que ha pasado, pero ellos no saben nada
uno del otro, y eso gracias un poco a mí. -sonrió aliviado el muy idiota.

Eso me dejaba muchas cosas que pensar. Esos niños tenían seis años, los mismo
que Edward tenía casado, si ellos no se habían visto en todo ese tiempo, ¿de dónde
salieron?, porque dudas no tenía que fueran de él. Tal vez no le tiene tanta confianza
a Tom como él cree.

-No me cuadra la información… ¿Cuándo la vieron aquí? ¿Cuándo supieron que


estaba aquí? -sonaba agitada, todo esto era muy confuso.

-No la ha visto, yo la vi el otro día, en un desayuno con su novio, el es un cliente


mío. ¿Qué les pasa a los Cullen con esa obsesión con Bella Swan?

-Edward, ¿la ha visto? -lo interrumpí y seguí preguntando.

-No, que yo sepa… él no sabía nada de ella, te digo porque cuando le dije que la vi,
el me pregunto algunas cosas. -asentí más confundida, me acerque a despedirme
dándole un beso en la mejilla, sabía que el muy idiota no me daría información
- 80 -
valiosa. Me aleje nuevamente al ascensor. Voltee solo para advertirle algo - no
vuelvas a interferir en su encuentro, Tom. Deja que las cosas pasen. -me miro
confundido y no pude ver más pues se cerraron las puertas.

Pedí a la secretaria que me anunciara, me dijo que tenía una llamada importante
que en cuanto colgara me dejaría pasar, estaba analizando bien mis palabras, si él
no la había visto, ¿no conocía a los niños? ¿Eran sus hijos realmente? ¿Qué relación
tenían ahora? No sabía hasta que punto decirle, tenía que saber lo que quería, y
como tenía que lograrlo. Por lo pronto quería la información básica, ¿los conoce?

A los pocos minutos me hizo pasar, su mirada era de extrañeza de tenerme ahí,
creo que muy pocas veces lo he visitado en su lugar de trabajo, me hizo sentarme y
lo ataque a preguntas.

- ¿Tienes una amante? -Pregunte inmediatamente- ¿desde cuándo? ¿Qué


consecuencias ha tenido esa relación?

- ¡¿Qué? Mamá, ¿te volviste loca? ¿De qué carajos me hablas?

-De Bella Swan. De ella te hablo. -encare sin rodeos.

-Bella Swan, no es mi amante, hace años que no la veo, ni siquiera debería de


estar respondiendo preguntas estúpidas.

- ¿Tuviste algo que ver con ella? O ¿solo fue el beso que vi en la fiesta de los
Yorkie? Y lo de tu fiesta fue solo un escándalo… ¿Cuál fue tu relación con ella?

-Eso es algo que no te incumbe, tengo suficiente edad como para rendirte cuentas
de mis relaciones, y si no te molesta, puedes retirarte de mi oficina si no tienes un
tema más importante que tratar.

- ¿Es ella la mujer de la que tanto dudaba de ti Tanya?

- ¡Madre! No voy a responder nada… hazme el favor de retirarte.

- ¿Tuviste hijos con esa mujer? -insistí.

- ¡No! No tengo hijos, y no hablare más del asunto. Por favor retirate.

-Bien. Es todo lo que ocupaba saber. Te quiero Edward, eso tenlo claro, puedo ser
un poco entrometida, pero todo es por tu bien. -rodee el escritorio y bese su mejilla,
lo abrace y Salí de la oficina.
- 81 -
Sonreí, sabía perfectamente lo que haría, ya lo habai decidido, ahora tendría que
hacer bien un plan, esos niños eran unos Cullen, y tenían que ser tratados como tal y
vivir en el seno de una familia como debe de ser, pero por lo visto tenía que
encargarme de algunos estorbos. Nada difícil para Esme Cullen.

Hola! muchas GRACIAS por todos sus RR, Alertas y Favs... (L) me alegra que
les este gustando la historia...

Tengo algunas aclaraciones: 1. NO VOY A DEJAR LA HISTORIA, con el capitulo


respaldo, me referia a que era el ultimo que tenia escrito en su totalidad, la idea
general ya esta desarrollada, pero capitulos completos, revisados y todo eso, solo
tenia 6. Nunca quise dar a entender que abandonada la historia. 2. No se cuantos
capitulos van a ser, pero no muchos, es secuela, y no quiero hacer algo enorme.
procurare despues del encuentro ir desarrollando todo un poco mas rapido. 3. Me
han dicho que los capis son cortos, bueno yo no soy de hacer capitulos demasiado
extensos, quienes han leido mis demas historias se dan cuenta. a menos que el
capitulo lo requiera se extiende un poco.

y bueno como siempre gracias a mis lectoras sin cuenta: Li, Maca Cullen, Diana,
Adamari, KRMN, Damaris, MAru de Argentina, Abby, Adamari, Romy de
Argentina, Gpgallego, RociodePeru, Blanche, LAuris Massen Cullen, Ariela,
Adri, Dayana, Vero, Marisol, LAlita23, Antuss, Vanne, Lucia2176, Jessica, V,
Corina, Vaneomega, Andrea, Gpattz, Rosse, Diana.

y como recompensa por haber tardado en actualizar un adelanto... next cap, el


encuentro... cortesia de Esme Cullen :P

Saluditos.

Krisny!

- 82 -
Chapter 8

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Este capítulo se lo dedico a una muy fiel lectora, por ser una ocasión muy
especial... Felicidades Alexandra... mi pequeño regalo, te deseo lo mejor de lo mejor
:D

EsmePov

Por supuesto no iba a dejar las cosas así, en cuanto Salí de ahí corrí a la casa, no
le contaría nada a Carlisle, sabía que desde luego, no estaría de acuerdo, y los bebés
de Edward, serian mi secreto, por el momento, no quería apresurar las cosas,
además no me creería o me diría que no me metiera en algo que no me incumbe.

Cuando estuve en casa, me metí al despacho de Edward, tome su computadora y


busque información de algún investigador privado. Quería obtener toda la
información que se pudiera de ella y de todo lo que la rodeaba, si Tom tenía razón y
ella tenía novio, pareja o lo que sea, me causaba un gran conflicto, tal vez él
pensaría que serian sus hijos, ella pudo haber mentido. Él sería el primero en caer,
la necesitaba libre por el momento.

Cuando hable con el investigador, quede de verme con él, en su despacho, no


perdí tiempo, en ir y hablar con él, le di la dirección de la librería y el nombre de la
susodicha, me dijo que la información podría variar el tiempo en que estuviera lista,
le tuve que ofrecer más dinero al imbécil, para que le diera prioridad a mi caso,
quería verme lo más pronto posible con esos niños en mis brazos, y que me pudieran
llamar "abuelita Esme".

Cuando llegue a casa, vi a Edward salir de su despacho, me echo una furibunda


mirada y me señalo con la cabeza a que entrara a su despacho, me imagino que no
quería dejar inconclusas las preguntas que le había hecho.

- ¿y bien? -me pregunto juntando sus manos sobre el escritorio y viéndome


fijamente.

- ¿Qué pasa? No te entiendo. -me alce de hombros, haciéndome la desentendida.

- 83 -
- ¿A qué se debió el escándalo que fuiste a hacer a mi oficina?

-Nada, solo curiosidad, la vi y bueno… recordé lo de la fiesta de los Yorkie, lo que


paso con el corriente ese de Black, y lo que me conto Tanya después del pleito, no
soy tonta, ni de preescolar para no saber que tu y esa mujer tuvieron una aventura,
y me imagine que habrías seguido frecuentándola, cuando la vi aquí. ¿Me equivoco?

-Por supuesto que te equivocas… ¿Qué clase de persona crees que soy? Soy tu
hijo, y ni siquiera te pusiste a pensar en que yo sería incapaz de atreverme a estar
en dos relaciones al mismo tiempo.

-Lo hiciste anteriormente, mientras estabas de novio con Tanya, estabas con ella o
¿no?

-No, cuando conocí a Tany, ella ya no estaba conmigo. -me dio rabia escuchar el
tono apesadumbrado como lo dijo, ¿tenía sentimientos por esa? ¡Qué malos gustos
tenía mi hijo!

-Bueno el punto es que ella está aquí… ¿La vas a ver? ¿Hace cuanto que no la ves?
¿Cuándo fue la última vez que hablaste con ella? ¿Por qué también vive aquí? -seguí
atacando a preguntas como posesa.

-Mamá, te voy a pedir un favor, no te metas en mi vida, te amo y todo eso, pero no
voy a permitir que te entrometas como siempre lo has hecho. Déjala en paz, ella es
feliz, no tiene nada que ver conmigo, solo deja ese tema ¿Sí?

-Solo dime eso… ¿piensas verla? -insistí.

-No, no tengo porque verla. Ya te lo dije… por cierto. Y cambiando de tema


-claramente este tema le incomodaba, por alguna razón, yo no declinaría, pero lo
deje cambiar de tema abruptamente - Hable con Carlisle, le dije que les agradecía lo
que habían hecho con la mudanza, pero a partir de ahora lo podemos manejar, Tany
y yo. Quiero que sientan libres de poder irse cuando quieran.

-Amor, se nota que eres mi hijo, tienes una gran clase hasta para correrme de tu
casa. -Le sonreí, amablemente - Si nos iremos, pero nos quedaremos un tiempo aquí
en Canadá, de hecho vengo de ver a tu consultor de bienes raíces, le pedí que me
busque también una casa, me ha caído muy bien el clima de la ciudad.

- ¿Qué? ¿Mamá, ahora qué demonios te traes entre manos? Si piensas seguir
haciéndole daño a Tany, te juro que ahora si…

- 84 -
- ¡Calma, Eddyto! no estoy aquí para atacar a tu "adorada" esposa. En verdad lo
hago por mi salud.

-Solo espero que no estés mortificando más a Tanya. -me amenazo. Eso ya se
vería, no estaba segura hasta que punto me serviría llevar la fiesta en paz con
Tanya.

-Si, amor, ven vamos a cenar… que tu esposa y tu padre deben estar hambrientos.
-camine alrededor de su escritorio lo tome del brazo y salimos hacia la estancia,
donde se escuchaban las voces de los demás.

Cuando pasamos por el jardín, no pude evitar pensar el momento en que mis
nietos correrían jugando, gritando y sonriendo por todo ese pasto. Sonreí
melancólicamente, mi hijo sería muy feliz. Y yo también por supuesto, lo que
siempre habíamos querido, unos niños que alegraran la casa, estaba segura que ese
par de angelitos harían feliz a todos.

La comida pasó de lo más normal, ya no hice comentarios de la mujer esa, al


menos no frente a Carlisle y Edward, a Carlisle tenía que convencerlo de quedarnos,
aunque no sería difícil, y a Ed, bueno ya le había prometido dejar de lado ese tema.

Después de comer, los chicos se metieron de nuevo al despacho de Edward a


tomar una copa, aproveche el tiempo para acercarme a Tanya e investigar que había
pasado con la mujer.

- ¿Cómo te fue hoy querida? -le pregunte, sentándome a su lado en el sillón, donde
leía un libro de no sé qué.

-Bien Esme, gracias. Tuve una reunión con un amigo de mi padre, es el encargado
de un periódico aquí, y me hizo una cita, para ver mis aptitudes y ver si puedo entrar
a trabajar. -empezó a parlotear, mientras yo sonreía grácilmente fingiendo que me
interesaba.

-Que bien Tanya, me da mucho gusto, que vuelvas a ser la misma chica
emprendedora de la cual se ena… con la cual se caso mi hijo. - ¡lo siento, es la
verdad, es obvio que él no la ama! -Pero no deberías dejar de lado tu salud, por el
bien de tu matrimonio, debes preocuparte por poderte embarazar.

-Quiero tomar terapias, Edward, me ha insistido mucho, y creo que tiene razón, tal
vez a mi cuerpo le afecte el hecho de que estoy demasiado preocupada por
- 85 -
embarazarme, puede que si me lo tomo con calma, suceda de mejor manera.

-No, eso es tonto, ¿si no te cuidas como demonios va a pasar? -me desesperaba lo
idiota que podía ser a veces, eso que ella tenía no era mental, ni por estrés, era algo
de cuidado y no le daba la importancia necesaria, por ir lloriqueando por todos
lados.

-Confío en que va a pasar. Estoy en tratamiento, y después de un tiempo lo


intentare de nuevo. Solo es cuestión de tiempo.

- ¿Has pensado, en que puede aparecer… alguien, que llame la atención de


Edward?

-Si, lo he pensado, todo el tiempo lo pienso, pero confío en el… solo hay una
persona que me haría dudar. Pero sé que eso se termino hace tanto y quedo muy en
el pasado. -Era tan tontita, ella misma había sacado el tema a relucir.

- ¿Alguna vez supiste algo de ella? Si Edward la volvió a ver ¿o algo? Ese día de la
fiesta, ¿fue la última vez que la vio?

-No lo sé, creo que sí, se lo deje muy en claro cuando supe que había regresado de
estar con ella, yo sabía que había pasado, y aun así lo perdone, pero le advertí que
sería la única y última ocasión que le permitiría un engaño.

- ¿quieres decir que ellos tuvieron… amm, estuvieron juntos de ese modo? -no me
interesaba demasiados detalles de la vida sexual de mi hijo, pero eso era importante.

-Si, me di cuenta. Y él me lo confirmo. Pero también me dijo que se había


terminado. -estaba desesperada y no sabía porque. Su voz se convirtió en un
susurro.

-Bueno, no eches en saco roto lo que te he dicho… ponte las pilas. -me levante y
me fui a mi habitación, por hoy había obtenido más información de la que imagine.

Al día siguiente volví a ir a la librería, a la misma hora del día anterior, me di


cuenta que ella dejaba a los niños y se iba, y se quedaban una parte de la tarde ahí
con la empleada, ella llegaba algunas horas después y se iban todos juntos, los seguí
hasta la casa donde vivían, era un buen vecindario, y era una casa linda y grande; al
menos no tenía a mis nietos viviendo en la inmundicia. Lo que me dejaba dudando
de si Edward, no estaría al tanto y el proveía lo que los niños necesitaran.
- 86 -
Cuando vi que ya no había manera de poder verlos, me regrese a la casa, ignore
las preguntas de Carlisle, cuando me interrogo de donde había estado toda la tarde.
Tanya me pregunto cosas de la decoración, que por supuesto ya había olvidado por
completo, no me moleste en mentir, le dije que Edward había dicho que ella se haría
cargo, no quería ocuparme de ese tipo de estupideces por el momento. Edward, por
supuesto debió sospechar algo, porque me miraba escrutadoramente, intentando ver
que obtenía de solo observarme.

Esa fue mi rutina como tres días, ir verlos, me atreví a entrar solo una vez, y pude
verlos y platicar con ellos, la niña era un encanto, demasiado inteligente, y tenía
mucho carácter, toda una Cullen, el niño seria un rompecorazones como mi hijo, era
atento, amable, pero desconfiado, me observaba mucho, y a veces si les preguntaba
cosas me fruncía el ceñito; solo los había visto y hablado dos veces en mi vida y ya
sentía que los quería.

Por fin el día que me hablo el investigador, fui corriendo hacia allá, entre a su
oficina y me empezó a mostrar documentos, fotos, mucha información.

-Ellos son Charlie y Renee Swan, sus padres… -me dio toda la explicación, casi
rodé mis ojos, me importaba una reverenda mierda sus amigos, padres, hermanos y
todo eso, lo deje hablar como loro, mostrándome fotos de gente apegada a ella, pero
que ni vivían aquí en Canadá - ella es Kimberly Smith, su empleada, cuida la mayor
parte del tiempo a los niños y vive en la misma casa, trabajaba con ella desde
California, es una de las personas más cercanas a ella; y él es Paul Miller, su actual
pareja, es un arquitecto prestigioso, trabaja en una de las empresas de mayor
renombre en Canadá.

La foto del hombre ese, despejaba todas mis dudas, el era moreno y cabello negro
azabache, nada que ver con la apariencia de mis nietos.

-Ella tiene cerca de dos años viviendo aquí, se mudo de Los Ángeles, por una
propuesta de trabajo, ahí en california, vivió muchos años, estuvo trabajando para
una editorial grande, y un par de años en una agencia de modelaje, aunque no hay
trabajos que respalden esa información, no hay fotos, información nada, imagino
que renuncio al darse cuenta de su estado, por la fecha de parto, coincide cuando
deja de laborar en dicha agencia.

- ¿Modelo? No tiene pinta de serlo, pero bueno… ¿Qué hay del padre de los niños?
Eso es lo importante… -dije con tono desesperado.

-No hay rastros. No estuvo nadie con ella en el parto, que tomara el papel de
esposo, y los chicos están registrados con su apellido. No hay actas de matrimonio,
- 87 -
de pensión, o custodias. Nadie tiene información de él.

-Bien, es lo que quería saber. Muchas gracias por sus servicios. Fue muy amable.
-le extendí mi mano, y Salí de ese lugar. Tenía fotos de todas las personas de las que
me hablo, gente que no tenía importancia para mí, solo las dos que la rodeaban
aquí, la empleaducha esa empezaba a verme mal, de tanto ir a la maldita librería.

Estuve pensando la mejor manera de hacer que se encontrasen, le di vueltas


varias veces al asunto, todas las ideas eran una peor que la otra. Estaba
decepcionada de mi misma, al no saber cómo enfrentarlos, quería hacerlo yo, pero
no quería gente de por medio, y no me quedaría de otra.

-Hola, buenas tardes, necesito hacer una reservación, necesito una mesa para dos
personas, quiero que sea como una cortesía, si es posible que se la puedan enviar, a
nombre de Isabella Swan -le di la dirección de la librería -y una a nombre de Edward
Cullen, también para dos personas, de preferencia que las mesas estén juntas o un
poco distanciadas pero estratégicamente, ¿si me explico? Para el viernes por la
noche por favor-el empleado asintió y me dio algunos datos - Muchas gracias
-respondí y colgué.

En cuanto quedaron hechas ya no había paso atrás. Era cuestión de días, el poder
tener cerca a mis nietos, siempre y cuando los idiotas esos que irían
acompañándolos no lo echaran a perder.

BPOV

Estaba en casa, terminando de ayudar a los chicos a hacer su tarea, tenían que
hacer unos recortes del periódico y pegar algunas letritas en su libreta formando
palabras, cuando entro Kim de la calle, traía la correspondencia en las manos.

-Hola Bell, hola enanos, ten, llego eso a la librería… creo que es una invitación de
tu Ken. -me dijo dándome una tarjeta de un restaurante.

- ¡No te burles de Paul! -le sonreí.

Era una cortesía de un restaurant muy elegante que habían abierto, unas semanas
atrás, se me hizo raro, por lo general nunca recibía ese tipo de cosas, pero entonces,
recordé que mi jefe estaba muy complacido, por el contrato que había obtenido con
- 88 -
el nuevo autor, y pensé que era una manera de retribución.

-No es de Paul, pero si la puedo usar con él, es una cena para dos. -cuando vi la
fecha, supe que no la usaría, era viernes por la noche, cuando Kim sale de fiesta, y
yo no tenía con quien dejar a los niños.

Apenas le iba a decir que no la usaría, cuando sonó el teléfono, camine a


contestarlo y sonreí al escuchar la voz de Rosalie.

- ¡peque! Tenía muchas ganas de hablar contigo… ¿Cómo están mis niños eh?
-grito al teléfono, como si no pudiera escucharla en un tono normal.

-Muy bien, Rose, aquí haciendo su tarea -me quite el auricular del oído y lo puse
en el aire -digan hola a la tía Rosalie…-les dije a los chicos, gritaron no se qué tanta
cosa a modo de saludo, sonreí y regrese al teléfono.

-Peque, tenemos que hablar de algo serio… esto te incumbe, ha pasado algo malo
-de inmediato me tense, ¿Qué podía pasar?

- ¿Qué pasa, Rose? ¡Me asustas! -conteste alarmada.

- ¿Recuerdas a Lori? La modelo esa, con la que siempre estoy compitiendo. -le dije
aja a modo de respuesta - Bueno, pues resulta que le gane al última campaña para
Armani, la muy perra, se puso toda furiosa, y me dijo que se las pagaría. Lo deje
pasar porque es una maldita anoréxica histérica y estúpida y pensé que solo estaba
amenazándome en vano, pero… hizo lo peor que pudo, para arruinarme… saco a
relucir Affazinante.

Sentí como la sangre se me helo en el mismo momento en que menciono la


palabra Affazinante, eso no era nada bueno, lo sabía. ¿Por qué el pasado se
empeñaba en jugar de esta manera conmigo?

-Se ha hecho todo un alboroto porque, tanto el nombre de Vicky como el mío, ya
se ligo a eso, Jane también ya está al descubierto, hay mucha prensa de por medio,
por un lado por nuestras carreras y pues a mí me afecta más por mi relación con
Emm, por el es por el único que lo siento, no sé hasta donde vayan a investigar
Bells, no sé si en algún momento saldrán a la luz los demás nombres.

- ¿Porque me tiene que pasar esto justamente ahora? ¿Por qué, Rose? -gemí
desesperada… Kim, me miraba expectante y le hice la seña de que se llevara a los
niños.

- 89 -
Cuando Marie estaba a punto de levantarse, tomo el periódico, y grito "Mira, los
señores bonitos", Kim le arrebato el periódico, y se lo puso en la bolsa trasera del
pantalón y la tomo de la mano y se fue con ellos a su cuarto, después aclararía eso
con ella, aun recordaba lo de unas semanas, atrás cuando se había perdido Rob, y lo
encontraron "los señores bonitos". Ahora tenía algo más importante que arreglar, mi
pasado.

-Bella, se que lo dices por Paul, y te lo dije, muchas veces, desde que supe que
estabas saliendo con él, que se lo dijeras, algo así no lo puedes ocultar.

-Rosalie, no voy a ir por la vida diciendo, "¡Hola soy Bella, y fui puta!", además
¿Como decirle?, es algo vergonzoso para mí, que pasaría si…

-No, no, no… no va a pasar, el tiene que entender que eso fue una locura de tu
juventud, que no te puede juzgar por eso.

-Rosalie, todos los hombres pensaran igual, ¿Cómo va a tener seguridad de mi?
Imagina lo que va a pensar de, si Edward, que contrataba los servicios pensaba eso
de mi, ¡imagínate Paul!, que va por la vida como todo rectitud.

-No, el no te va a juzgar, porque él no es como el otro hijo de perra, moralista


hipócrita. Bella, si de verdad vas en serio con esa relación, no la puedes basar en
una mentira de tu pasado, tienes que contarle y mejor que seas tú la que se lo diga y
no la televisión. Porque no estoy segura de que más nombres vayan a salir, incluso
ya salieron nombres de los clientes, es todo un escándalo en LA.

- ¿Salió el nombre de… amm… Edward? -pregunte como una vil estúpida.

-No, hasta el momento solo los que atendíamos Vicky y yo, él no fue cliente de
ninguna de nosotras.

- ¡oh!, tengo miedo Rose, tengo miedo de que vuelva a pasar… de que no acepte lo
que hice y me deje también.

-Confío en él, pero, si hace una estupidez, mando a Emmett a que le dé una patada
en las bolas que lo dejemos sin descendencia, ¡no, que va! Voy yo misma y se la doy
personalmente. -seria una de las modelos más reconocidas, pero seguía siendo una
salvajita mi amiga.

-Gracias, pero no te preocupes, esta vez ya no me pueden hacer daño, ya sufrí


todo lo que tenía que sufrir.

- 90 -
-No seas idiota Bella, no sufrirías, porque no es él hijo de perra malnacido, que
amabas como una desquiciada. -y ahí estaba, una vez más la franqueza sin tacto de
Rosalie, haciendo presencia.

-Rose, nena, créeme que como psicóloga mandarías a suicidarse a todos tus
pacientes, no eres buena ayudando con eso de la autoestima y esas cosas.

-Por eso soy modelo, peque, una perra fría, calculadora y maldita, pero sabes que
te amo con todo mi corazón, y que quien te haga daño a ti, se mete con Rosalie
McCarthy, y eso es ¡sangre! -no pude evitar reír, creo que el hecho de estar con un
futbolista, le afectaba.

-Hablare con él te lo prometo… y lo más difícil de todo, tengo que hablar con
Renee, a Charlie si ni loca se lo digo.

-Sera lo mejor, Bells, y ya sabes cuentas con mi apoyo y con el de Ali, que por
cierto te extraña y te mandan saludos ella y Jasper.

-Gracias, dales saludos de mi parte y de los chicos, dile que la quiero y que en
cuanto tenga oportunidad iré a ver esa barriga enorme que debe tener.

-Parece una soga con un nudo, pero se ve adorable. Bueno te dejo, Emmett está
por salir de la ducha de mil horas que tomo, cuídate mucho, dale un beso a mis
bebés y me marcas en cuanto hables con él, para ver si tengo que ir a dejar a
alguien sin descendencia.

- ¡ok! Cuídate también, saludos a Emm, los quiero. -colgué y mis manos estaban
temblorosas.

Sentía como si el pasado me estuviera cayendo encima a cuenta gotas, y no sabía


hasta que punto esto me iba a afectar en mi vida presente, en esa vida que había
luchado tanto por obtener estabilidad y tranquilidad. Parece que Dios tiene otros
planes para mí.

Fui al cuarto donde los niños estaban haciendo su tarea, en cuanto Kim vio mi
cara, supo que algo sabía, con una mirada intentaba preguntarme qué había pasado,
pero de la misma manera respondí que después hablaríamos.

Al terminar de hacer la tarea, les di un baño, después les prepare algo de cena y
los acosté a dormir. Kim se había ido a su casita, e iba hacia allá cuando vi que venía
entrando a la casa. No dijo nada, y solo corrió a abrazarme. Sin que le dijera una
sola palabra, ella ya se imaginaba de que venía todo esto.
- 91 -
- ¿Qué Paso Bells? -preguntó, mientras nos acomodábamos en el sillón.

-Descubrieron lo de la agencia, están saliendo nombres, y todo eso.

- ¡oh, por Dios! ¡Tus padres!... se pondrán como locos, ¿cierto?

-Puede que ellos entiendan, pero ahora me preocupa algo más… Paul. -Enterré mi
rostro entre mis manos y suspire.

-Pues no le digas… y si sale algo, le dices que es una mentira. El siempre te ha


conocido como eres ahora, ¿Qué caso tiene que le digas algo que paso hace mucho?

- ¡No! tengo que decirle, eso no se lo puedo ocultar más.

-Si tu insistes, yo no le veo el caso, puedes decir que es mentira, pero si tú te


quieres sentir bien con tu conciencia hazlo, es más se lo puedes decir en esa cena
elegante, de la invitación, que estén en un ambiente tranquilo y romántico, y así no
siente tan feo ni hace escándalo.

-No, ese día no iremos, además, es viernes y es tu día de salida.

- ¡Bah! Eso no importa, me puedo quedar, si quieres enfrentar esto pronto, al mal
paso darle prisa, ese día iras, y le contaras todo. Y terminaran en una gran noche de
pasión, porque cuidare toda la noche de tus hijos, para que tengan un final mágico
después de esa cena maravillosa. -dijo sonriendo como una niña y a la vez con
picardía en sus ojos.

El viernes había decidido irme temprano del trabajo, recoger a los niños y
arreglarme demasiado linda, para deslumbrar un poco a Paul y que viera que de Bell
no quedaba nada, que podía ser una mujer hermosa, elegante y sofisticada como la
que el amaba y no la que estaba a punto de descubrirle.

Estaba terminando de arreglarme cuando entraron los niños a mi recamara,


haciendo todo un escándalo como siempre. Se me había hecho un poco tarde,
porque se me fue el tiempo juagando y viendo la televisión con ellos.

- ¡Wow, mami! Te ves más bonita que las princesas tontas de Marie. -me sonrió y
me aventó un beso el muy coqueto.

- ¿A dónde vas a ir mamita? -preguntó Marie con un pucherito.


- 92 -
- ¡Duh! Con mi papá, ella siempre se viste bonita cuando va con mi papá. -le
respondió Rob, rodando los ojos.

-El no es tu papá, ya te dije tonto, que él está lejos.

-Tu cállate, mensa, tú no sabes nada, Paul es mi papá, tuyo no, por mensa.

- ¡basta los dos!, parece que no pueden estar más de un minuto sin pelear… son
hermanos y no se tienen que decir todo eso, tenemos una plática pendiente los tres
respecto a su… papá. No quiero que peleen por eso.

- ¿Ya va a venir? -los ojitos de Marie, brillaron de entusiasmo.

-Amor, no hagamos esto ahorita ¿Si? Ya hablaremos, pero ahorita no podemos


hablarlo.

-No quiero que vayas, quédate conmigo a jugar a las muñecas, y hacemos una
pijamada, y contamos cuentos y me pintas las uñas…

-Marie, escúchame nena, tengo que salir hoy… pero mañana podemos hacer todo
eso… y…

-No, no quiero, no quiero que veas a Paul, y no quiero que te vayas… y no quiero
que él me quite a mi hermano y que me quite a mi mamá. -salió corriendo hacia su
recamara, llorando y Robbie solo observaba con su boquita en forma de "o". No
pude evitar sentirme frustrada, ¿ahora porque ese cambio de actitud?

Estuve un rato tratando de convencerla de que Paul, no quería quitarle nada, y


que al contrario él se portaba muy bien con ellos, me dijo algo que pensé que por ser
una niña no tendría la suficiente madurez para pensar algo así, me dijo, que su
papá, no venia porque Paul estaba aquí, nunca espere un comentario así. Seguí
explicándole, y odiando un poco a mí y a Edward, por haberme arrojado a esto, a
lidiar con esta situación si él no hubiera sido un maldito estúpido pre juicioso, yo
podría haberle contado.

Ahora se me hacia tan complicado todo, llamarlo, ver si él estaba dispuesto a


tomar mi llamada, eso no era algo que se pudiera decir por teléfono, tendría que
viajar a Chicago, y entonces sería la misma, porque ellos no podrían estar cerca de
él, ¡agh! Que complicado.

Un rato después, Robbie entro con un platito, con un sándwich de jalea, y un


vasito de leche, se sentó en la camita de su hermana, y se los ofreció.
- 93 -
-Hermana, Paul no me va a quitar de ti. Yo te quiero, a veces no, pero casi siempre
si, y mi mami tampoco nos va a dejar ¿verdad, mami? ya no llores, y deja ir a mi
mama, yo… ash… yo juego contigo a las princesas. -acepto de mala gana, pero tan
adorable como solo él podía serlo. Sonreí y Marie hizo lo mismo.

Marie, acepto que me fuera, ya era bastante tarde y aun no terminaba de


arreglarme, fui corriendo hacia mi recamara, me termine de maquillar, y me vi una
vez más al espejo, el vestido negro (*perfil) ceñido al cuerpo y de solo una manga,
me quedaba fantástico, quita alientos como les decía Paul, los accesorios eran lo que
le daba el toque sofisticado, me hice un moño despeinado y recargue un poco mi
maquillaje, quería verme especialmente hermosa. Faltaban cinco minutos para que
Paul pasara por mí, y el por lo general siempre era muy puntual. Me calce los
zapatos y Salí a la casita de Kim, para decirle que entrara a cuidar a los chicos,
cuando entre no la vi por ningún lado, y entre a su recamara, escuche que estaba
corriendo el agua, por lo que me imagine estaba en el baño, iba a salir de ahí,
cuando me llamo la atención una bola de periódico en el cesto de la basura, por
demás estaba segura que ella JAMAS leía el periódico, y entonces recordé lo de "los
señores bonitos" y su intento porque no me diera cuenta de que Marie los había
visto. Tome el pedazo de papel y me quede de piedra, era una foto de Edward y Miss
Tanya, en algún tipo de evento, tenía mucho que no veía fotos recientes, su rostro
seguía siendo igual de perfecto pero ahora su sonrisa era incluso menos genuina
que antes, ella también, se veía diferente, apagada… deje de divagar en detalles
irrelevantes y me centre en lo importante, ¿de dónde jodidos los conocía Marie?
¿Por qué los llamaba de esa manera?

Kim, salió del baño y se asusto en cuanto me vio ahí, y con el periódico en las
manos. Sus ojos se abrieron desmesuradamente y solo se puso blanca como papel.

- ¿los señores bonitos? -Le espete, agitando el papel en el aire- Explícame esto en
este preciso momento…

-Bells… yo… solo, ¡perdón! En serio, yo no sabía, no era importante, solo paso… y
ya, no supo nada, nadie, no se dieron cuenta, ellos solo dijeron que… bueno es que.

-Solo cállate y deja de decir cosas sin sentido, ¿Qué demonios paso?

-Fue el día que Robbie se perdió, no sé cómo, ni de donde salieron, solo sé que
ellos estaban con él, en cuanto lo vi, me asuste y me fui y me los lleve, y no paso a
más, nadie supo nada, solo que ya sabes cómo es Marie, es muy observadora y todo
eso, y dijo que eran bonitos y toda esa mierda, y bueno parece que es hija de un
elefante… porque acordarse de ellos ¡pff! Hasta yo los hubiera olvidado y…

- 94 -
El timbre sonó en ese maldito momento, desee por un minuto que Paul fuera el
hombre más impuntual del mundo, tenía tanto que gritarle a Kim y sacar un poco mi
frustración con alguien, ¿Qué se suponía que pasaría ahora? ¿Vendría Black,
Newton, y todos esos para completar el paquete? ¡Mierda!

-No hagas esperar a Paul… -me dijo nerviosa. La fulmine con la mirada y no me
moví.

-Lo que menos quiero ahorita es salir, tú me tienes que explicar todo. -grite.

-No hay nada que explicar, yo no sé más, solo eso, unas cuantas palabras de
agradecimiento y fue todo lo que cruce con ellos. Él ni siquiera prestaba mucha
atención, ella era la que estaba ahí cuidándolos y sonriendo y todo eso.

-Esa maldita perra, ¿se atrevió a tocar a mis hijos? -espete más furiosa.

-No, si, bueno, no se…cuando yo llegue ya no.

El timbre seguía sonando como loco, y yo quería arrancarme el cabello a jalones.

-Mira… ve, y distráete un poquito y después, más tranquila regresas y hablamos.


Estas muy alterada, por algo sin importancia, bueno si la tiene, pero él no está aquí,
y no sabe nada de ellos, el ni se imagino siquiera quienes eran.

-Esto no se queda así, salgo solo porque necesito hablar urgente con Paul, pero
tienes mucho que explicarme.

Salí de ahí molesta, con ella pisándome los talones y realmente tenía que salir y
despejarme si no quería ponerme toda loca con Kim.

En cuanto abrí, ahí estaba con su tierna sonrisa esperándome, y como pensé, sus
ojos casi me comían vivía, poco falto para que babeara.

Tome mi bolso, le dije a Kim que cualquier cosa me llamara, y ella seguía con esa
cara de apenada que ponía siempre que hacia algo malo, Paul intento preguntarme
qué era lo que me pasaba, él sabía que no estaba bien.

-Tengo algo que decirte, es importante y prefiero hacerlo ya que lleguemos.

-Me preocupas, siempre que la frase empieza, "tenemos que hablar", nunca
termina bien. - me miro con incertidumbre y apretó un poco más mi mano.

- 95 -
-Creo que quien debería estar preocupada soy yo… así que, tranquilo.

Cuando llegamos al restaurante nos dieron nuestra mesa, estaba en uno de los
espacios más privados y retirados del lugar, el ambiente era claramente romántico,
pero por alguna razón, yo me sentía de todo menos amorosa o romántica.

Pedimos una botella de vino a petición de Paul, y decidimos esperar para ordenar
nuestra cena, primero quería hablar con él.

-Hace días hable con Rosalie, paso algo… que me afecta un poco, algo que tiene
que ver con mi… pasado. Y que creo que tú deberías saber. -titubee, mirando a la
mesa, no tenía el valor de verlo a los ojos.

-Te escucho…-dijo, mientras me miraba preocupado.

-Hace, ocho años, yo tenía una relación, la cual no termino nada bien, estaba muy
dolida, y la inmadurez de ese momento me llevo a tomar una decisión bastante
estúpida, de la cual me arrepiento. Pero bueno que de esa decisión salieron mis hijos
y de ellos jamás me arrepentiría pero…

-Bells, no parlotees y concéntrate. -tomo mi barbilla y me obligo a verlo.

-Bueno, decidí, entrar a… -hice dos inhalaciones profundas y tome fuerzas -una
agencia de… damas de compañía. Trabaje durante dos años ahí. -dije rápido y con la
cabeza gacha. Al ver que no decía nada, continúe sin atreverme a verlo - no fue lo
más brillante de mi vida, lo sé, y además se que es algo estúpido cuando no tienes la
necesidad de hacer algo así, pero yo no pensaba mucho en ese tiempo, ahora todo
está de cabeza porque, mi pasado regresa poco a poco, y ahora eso todo mundo lo
está sabiendo, y yo quería que te enteraras por mi y no por la prensa o algo así. Y
por favor di algo, no solo me observes. -suplique.

-No sé qué decir, me has dejado en shock, ¿Por qué no me lo habías dicho? ¿Por
qué me lo ocultaste? Algo así no se oculta a una persona con la que piensas casarte.

-Tampoco es como que mi charla de presentación sea, "hola soy Bella, mucho
gusto, fui una prostituta" -repetí lo mismo que le dije a Rosalie. -no te sientas con la
obligación…

-No repitas esa palabra, tú no eres eso, no, no sé qué decir.

Su cara estaba transformada, pero por mi miedo interno, no sabía descifrar que
estaba pensando, solo quería que me gritara si fuera posible pero que me dijera que
- 96 -
estaba pasando.

-Te enojaste… no te culpo, si quieres dejarme… -balbucee.

-No me digas que no tengo derecho a enojarme, y no por lo que fuiste, no, sino
porque me lo ocultaste, y de no ser porque ahora estas obligada a decírmelo por que
ahora todo mundo lo sabe, quizás jamás me lo hubieras dicho y entonces… ¿Dónde
está la confianza? ¿En qué tienes basada nuestra relación Bella? Si me pongo a
pensar no sé nada de tu vida pasada, más que conocer a tus amigos, a tus padres y
ya. No sé qué paso con el padre de los chicos, no sé qué te hizo llegar a eso, ¡no sé
nada! -susurraba desesperado. Mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas. Sabía
que esto pasaría. Una vez más, me estaba pasando.

-Creo que sería mejor irnos…-mi voz sonó tan quebrada, que apenas y se escucho.

-No, por favor, no me mires así, ¡perdón! Estoy exaltado, pero es que esto es algo
que no me esperaba, que nunca me hubiera imaginado, y no esperes que reaccione
como si me hubieras dicho la hora, solo es normal mi reacción. No pienses que te
estoy juzgando, eso creo que no lo haría, tus razones habrás tenido. Pero solo
déjame asimilarlo, no es algo sencillo. -tomo mis manos entre las suyas, y su cara
seguía igual, mostrando esa cara de consecuencia que me estaba asqueando. Y
pensar que me faltaba decirle lo del encuentro de los chicos con su padre.

Y como por supuesto, la vida parece que me odia a cada maldito instante, vi como
levanto su mirada, hacia la presencia de unas personas, no me gire a ver quiénes
eran porque sentía aun los ojos llorosos; mi piel se erizo, y de pronto sentí un
estremecimiento en mi espina dorsal, apenas estaba reparando en lo que sentía.
Cuando escuche como el saludaba a esa persona.

-Edward, hola buenas noches… Que coincidencia ¿Cómo estás?

Como en cámara lenta, fui volteando poco a poco, al ver que la persona tardaba en
contestar el saludo. Y lo primero que vi, fueron unos ojos, color miel viéndome con
todo el resentimiento del mundo en ellos, voltee más allá y estaban esos ojos verdes
en los que tanto tiempo me perdí, mirándome atónito de la misma manera en que yo
lo hacía, el tiempo se detuvo; una burbuja de miles de sentimientos se instalo en la
boca de mi estomago, rabia, miedo, desesperación, ganas de llorar, nauseas,
nerviosismo, dolor, odio, nostalgia, y los que menos me gustaron, regocijo y cariño.

Sentía como mi corazón latía fuerte, estaba seguro que se podía escuchar, no se
por cuánto tiempo nos habíamos perdido en el momento, pero cuando reaccione, la
cara de Paul me lo decía todo, y ni se diga la de Barbie Tanya.
- 97 -
-Te decía… que él es Edward Cullen, la persona con quien estoy trabajando en el
edificio. -dijo demasiado serio.

-Bella, ¿cierto? Tal vez no te acuerdas de mí, soy Esme Cullen. -se entrometió la
mujer esa entre Tanya y Edward, para saludarme. La vi confundida, ni pensé que se
acordara de mí. -tu estuviste en la fiesta de los Yorkie, y de… bueno mejor no digo
más. -sonrió hipócritamente.

Yo solo asentía, Esme, fue empujando suavemente a la güera oxigenada hacia la


mesa de ellos, y el señor que conocía como el padre de Edward, solo nos dirigió una
mirada como de disculpa y paso de largo; Edward seguía parado como un zombi,
observándome y observando a Paul, que para este punto ya estaba del color de
Barney, de lo molesto.

-Bueno, perdón por interrumpir y con permiso… amm, Bella, me alegro verte. -
musitó y salió disparado hacia su mesa.

Paul tuvo que empujarme un poco hacia la mesa de nuevo, estaba lívida, después
de lo que había pasado, maldito pasado, maldito presente, y estoy casi segura que
mi futuro no variaría mucho.

-Es el. Claro, ahora entiendo, ni siquiera pudieron disimularlo. -regrese al mundo
real, a mi realidad, Paul. Estaba siendo grosera con él.

- ¿De qué hablas? -cuestione.

-El padre de los chicos, el gran amor de tu vida, es el maldito Edward Cullen,
impostor hijo de puta.

- ¿De qué demonios estás hablando? -mi cabeza daba vueltas, y que de pronto Paul
se ponga todo histérico y violento y grosero no ayudaba.

-Se ofreció a prestar sus servicios solo para acercarse a ti, para investigar de
nuestra vida, por eso siempre me preguntaba cosas, y se metía donde no le importa,
claro, porque quería sonsacarme información de ti.

-El ¿Cómo iba a saber que tu y yo estamos juntos? No seas paranoico, no dices que
te lo presento un amigo tuyo.

-Que seguramente te conocía, ¿lo conocías y no me habías dicho? ¿Conocías a


Tom?

- 98 -
- ¡no! en mi vida había visto a ese tipo. -levante un poco de más la voz. Podía
sentir más de una mirada en nosotros y no me atrevía a voltear.

-Entonces ¿Cómo demonios es que tuviste una relación de no sé cuánto tiempo


con él, y no sabes nada de su vida? El y Tom son como uña y carne, ¿Cómo es que no
conocías a Tom? -seguía hablando en susurros, pero su voz estaba furiosa.

-No voy a tener esta conversación aquí, no es el lugar. Quiero irme. -ordene.

-Vas a tener que contarme todo Isabella Swan, no estoy dispuesto a seguir
desconociendo cosas importantes de tu vida. No llores, por favor. -sentí como las
lagrimas empezaban a descender, mi vida se había vuelto un caos, ¡otra vez!

-Voy al tocador, debo estar hecha un desastre. -me pare sin ver nada ni a nadie, y
me fui al tocador, encerrándome y gritando entre mis manos para amortiguar el
sonido, sacando todo la adrenalina que invadía mi cuerpo. Un momento después que
me calme, me retoque el maquillaje, troné mi cuello un poco, me puse mi mascara
de suficiencia, arregle mi vestido y Salí como si nada hubiese pasado.

Al salir, no me di cuenta que ahí estaba parado mi martirio personal, la sola


mención de mi nombre salir de su boca, me causaba calosfríos.

-Bella, espera, por favor… -me alcanzo y me tomo por la muñeca.

-No me toques… -Retire mi brazo en seguida al sentir el maldito cosquilleo que me


causaba desde siempre su maldito tacto, y odie mi cuerpo por ser un traicionero
desgraciado. Mi mirada y lo voz debieron intimidarlo un poco, ya que su voz sonó
débil.

-Perdón, solo… dame un minuto por favor. Quiero hablar contigo. -le mantuve la
mirada, no dejaría que me volviera a ver destrozada como lo hizo la ultima vez,
ahora Bella Swan, era fuerte y no se dejaría pisar por nadie.

-Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, y si a ti no te importa dejar a tu esposa


en la mesa, a mi si me importa dejar al mío, así que… déjame en paz. -me gire y
seguí mi camino.

Aun no salía del pasillo del tocador, cuando sentí unos brazos voltearme y
envolverme en ellos, me quede paralizada, no supe cómo actuar, no me esperaba
uno de sus estúpidos arranques. Mis brazos a los costados no reaccionaban a la
orden de mi cerebro, que les decía, empújenlo con toda su fuerza, ¡estúpidos brazos!

- 99 -
-Solo quiero, pedirte perdón, por todo. No lo merezco, pero quiero que lo sepas.
-sentí como aspiro fuerte a un lado de mi cuello, sus brazos, aflojando el abrazo. Su
mano se elevo y acaricio mi mejilla, sonrió, pero era una sonrisa triste, con mucho
dolor en ella, no era esa sonrisa que me volvía loca, esa sonrisa coqueta que me
derretí en un segundo. Dio un paso hacia atrás y solo me veía sin decir nada.

-Demasiado tarde… -le espete con coraje.

-Vámonos, mi amor. - salte cuando escuche la atronadora voz de Paul detrás de


mí, no pude evitar notar el "mi amor" como marcaje de territorio, el casi nunca
usaba esa frase. - Estoy listo -tomo mi mano y me dio un pequeño jalón - Cullen. -dio
un asentimiento de cabeza y casi me llevo a jalones.

Cuando subimos al auto, el silencio se apodero del ambiente, dio la vuelta a la


llave para encenderlo, pero no lo movió, yo lo veía indecisa de decir algo. De pronto
gruño enojado y frustrado, y golpeo con mucha fuerza el volante, ya me estaba
asustando, y quería bajarme por miedo a que me fuera a golpear porque soy idiota o
algo así, pero me quede de inmóvil cuando lo escuche sollozar.

-No quiero perderte Bella, no puedo perderte… no se qué haría sin ti.

-No lo harás, yo aquí estoy, contigo. -lo abracé, aunque el espacio era incomodo y
reducido.

Vi como Edward, salió a los pocos minutos, nos vio y volvió a mirarme con una
tristeza desgarradora en sus ojos, sus padres salieron detrás de él, y me sorprendí
que no viera salir a Súper Tanya, su madre me apuñalo con la mirada y se subieron
a su auto y se fueron.

Me sentí horrible, porque estaba ahí con Paul, si, en cuerpo, pero mi pensamiento
estúpidamente estaba en esos ojos hermosos destrozados y repletos de tristeza, el
karma es sabio, toma esa Edward Cullen, así de miserable lucí yo por no sé cuánto
tiempo. Por lo visto el juego de la casita feliz, ya había llegado a su fin.

Hola... me adelante un día :D, sip, eso hacen sus RR, muchas gracias en serio XD,
me alegra saber que no me abandonaron por mi ausencia tan larga. :) (L)

Bueno el encuentro... espero que no sea decepcionante, trate de hacerlo intenso


pero lógico, no se podían esperar a que se confesaran amor eterno ¿verdad? (que
más quisiera yo que le hubiera dado un encerron en el baño :P, mi parte pervertida

- 100 -
me lo pedía) ajaja pero nooo, mi Bell! merece respeto y mi Eddy merece sufrir un
muchito :(

Gracias a : Li, Olinka, Maru, Neida, KRMN, Verito, LauraPatz, Mariana,


Sandrita, VaneOmega, Genesis, Fefi, Dayana, Ariela, Adri, Jessica,
CerezaPop, 13Yeya, Damaris, Lalita23, FearlessWhiteDemon nicoh, s3l3n3,
Marisol, Vero, Rosse, Andrea, Ferly, Romy de Argentina, Rocio de Peru, Li,
Diana, Gpatz, V y Tati(HOLA).

que tengan una semana genial todas...y a mis lectoras mexicanas que tengan
divertida semana de fiestas patrias! yeah! Party! :D si no nos leemos el lunes es que
estuve enfiestada todo el weekend :P

pd. Apoco no amaron a Esme Bitch! hasta se llevo a Tanya! :P, Pd2. no me
maltraten a Paul, es normal su reacción, pd 3. no me maltraten a Bella, no está
ocultando a los hijos, solo esta shockeada, pd4. no me maltraten a Eddy hasta que
no lean su pov :P .. nah! maltraten al que quieran, jajaja. Ahora siii Bye!

Saluditos

Krisny!

- 101 -
Chapter 9

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE tWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

El viaje a casa se me estaba haciendo pesado, la mirada de Paul me decía que no


todo estaba bien, no me sostenía la mano, otro signo de que algo, y no precisamente
bueno pasaba por su cabeza, no era uno de nuestros cómodos silencios en los que a
veces estábamos inmersos, no, era un silencio tan incomodo y tan tenso que se podía
palpar, ¿que podía decir?, ¿que podía aligerar el momento?, nada, esa es la
respuesta, como él había dicho, la noticia no era fácil de asimilar, y si a esta
ecuación le sumamos el hecho de la aparición de mi cliente número uno y el padre
de mis hijos, la situación estaba para una película barata de drama.

Pero no podía continuar así, necesitaba decir algo que me permitiera saber que
podía hacer para estar bien, para que él estuviera bien, y para que ambos
pudiéramos ser los mismos de antes. ¿Podríamos ser los mismos de antes?, para eso
simplemente no tenía respuesta, que no fuera un gran signo de interrogación.

- Por favor, dime algo... - rogué en un susurro apenas audible.

- Estamos por llegar, tenemos que hablar sin distracciones. -replico sin mucha
emoción en la voz que me permitiera deducir sus pensamientos.

Obedecí, y no dije nada más, esperaría a que llegáramos a casa, y pudiéramos


hablar con calma. Cuando viramos en la cuadra de mi casa, sentí cierto alivio y más
miedo aun.

Lo que sucedió después no me lo imagine, al estacionarnos frente a la casa, apago


el vehículo pero no hizo ademan de bajarse, sin embargo, me encaro, en la tenue
penumbra que nos rodeaba.

-Quiero que me cuentes todo... desde el día uno en que decidiste hacer eso, y no
quiero que omitas nada relevante, quiero saber día a día de ese trabajo, y sobre todo
que tipo de relación existía con Cullen, ¿Que lo unió a ti?

- ¿Podemos bajar, ahora? -pedí, no entendía como quería que habláramos en el


auto.

- 102 -
-No, adentro están los niños y Kim, no quiero que se vean involucrados en esta
plática.

- Podemos tenerla en mi habitación.

-Prefiero que sea aquí. -sentencio firme. No dándome lugar a rebatir.

Como él lo pidió, comencé contándole desde el maldito día que inicie con eso, así
como el transcurso de los días, meses, años, omitiendo por supuesto las partes de
los encuentros, sería demasiado morboso de su parte querer estar al tanto de eso,
además lo consideraba irrelevante.

El recordar mi día a día con Edward no fue fácil, a Paul solo le estaba diciendo lo
importante, pero yo me sorprendí recordando hasta los más mínimos detalles de
cada encuentro vivido, aun lo podía sentir en carne propia, y me maldije por eso,
¿Como era posible que mi mente siguiera tan fiel a esos recuerdos? yo los hacía
olvidados en lo más lejano. Por supuesto tuve que contarle de Jacob, y su relación
con Edward; Paul solamente escuchaba atento, a veces fruncía el ceño, otras podía
ver destellos de coraje e incluso furia en sus facciones tranquilas, podía ver que
algunas veces sintió dolor, era justo cuando le contaba algún encuentro con Edward,
ya no quería contar más, estaba segura de que por más que quisiera no podía dejar
de ver algún gesto de melancolía en mi rostro y eso era lo que le causaba dolor a él.
Pero él me incitaba a seguir con mi relato.

Cuando llegue a la parte del abandono, no pude evitar nuevamente que las
lágrimas se derramaran incesantemente, y él me sostuvo de nuevo con ese amor
protector que siempre me brindaba, pero de nueva cuenta, como en aquel tiempo,
en el momento en que supe de mi embarazo, me erguí y saque fuerzas para seguir
con mi historia. Al final al terminar mi monologo, ya que el no profirió palabra
alguna, limpie mis lagrimas y lo encare.

-Y bueno... eso es básicamente todo.

- ¿Porque nunca se declararon su amor? era más que obvio.

-Supongo que si lo ve una tercera persona, se podía dar cuenta de que lo amaba,
pero a él le costó verlo.

-No hablo solo de tus sentimientos hacia él, hablo también de los de él hacia a ti.
Tal vez se hubieran evitado todo eso del final.

-Yo no creía que el me pudiera amar. Además... no marco una diferencia al final.
- 103 -
-Si, supongo que tienes razón. -acordó, encogiéndose de hombros. - ¿Que pasara
ahora que regreso?

-No regreso, no realmente, fue solo una coincidencia. -negué vigorosamente.

- ¿Que pasara contigo, él y los niños?

-No lo sé, no creo que cambien mucho las cosas.

-El te buscara, sabrá de la existencia de los chicos.

-No sé, no lo creo, no creo que quiera buscarme, aun no pienso eso, ha sido
demasiado para mí en solo una noche.

-Lo mismo para mí. Aun no se qué pensar, aun estoy aturdido con todo esto. - se
froto el rostro con ambas manos en un gesto de desesperación.

- ¿Me odias? -pregunte en un susurro, bajando mi mirada.

-No podría odiarte jamás, eres lo más importante para mí, tú has llenado mi vida
de demasiadas cosas. -dijo tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos. Y con
la otra mano levanto mi cabeza para unir nuestras miradas, se veía la sinceridad de
sus palabras.

- ¿Que pasara? -pregunte, apretando más su mano.

- ¿En cuanto a qué? -frunció el ceño confundido.

-A nosotros, a mi vida, mis hijos... todo.

-Todo depende de ti, el rumbo que sigan los acontecimientos depende más de ti
que de nadie más... en todos los aspectos. -me lo dijo mirándome profundamente.

Nos sumimos una vez más en silencio, esta vez no sabía que tan incomodo era.

-No vas a decir nada de lo que hice...

-No hay mucho que decir. Supongo que todos cometemos locuras o errores en el
pasado. Lo único malo es que saliste demasiado lastimada de esa decisión, y no solo
tú, sino también los niños. Creo que eso es lo más malo, que no solo tú te hiciste
daño, sino a ellos que no la debían ni temían.

- 104 -
-Pero no les he hecho daño, yo no quería que ellos pasaran por algo así, ¿acaso
crees que yo planee quedar embarazada? ¿Como puedes juzgarme por el hecho de
que ellos sufren por no tenerlo a él a su lado? -me enfurecí, como podría culparme
de lastimar a lo que más amo en el mundo, como se atrevía, el que sabía de lo que
yo tuve que luchar día a día por sacarlos adelante y tratar de que llevaran una vida
normal aun y con la falta de la figura paterna.

-Bella, yo no te estoy juzgando, no te pongas a la defensiva, yo no soy él, yo solo te


digo que no solo tú, sino todos en general a veces tomamos las decisiones que nos
vienen en gana, sin pensar en terceros y si estos pueden resultar dañados. -explico,
tranquilo, pero no era algo que me tranquilizara a mí.

-No puedes volver a decirme que he lastimado a mis hijos, siempre he tratado de
hacer lo mejor para ellos. Y tú no sabes eso... no puedes entenderlo porque... - me
calle, no quise decir nada doloroso, aunque demasiado tarde, el se había percatado
lo que intente decir.

-Entiendo. No quise que lo tomaras como un juicio, no soy quien para recriminarte
lo que hayas hecho en el pasado.

Estuvimos unos minutos más en silencio, él con el ceño fruncido, pensando Dios
sabe que... y yo dándome de golpes contra la pared, porque no sabía qué hacer, que
decir, como compórtame. Definitivamente algo había cambiado. Yo lo sabía. ¿Quien
querría a alguien como yo? Dentro de mis cavilaciones me di cuenta de la hora, era
pasada la media noche, no me había dado cuenta de todo el tiempo que paso.

Me aclare la garganta para llamar su atención al tiempo que tomaba mi bolso.

-Es tarde... ¿entramos? -le sujete una de sus manos que reposaba sobre su pierna.

-No, prefiero irme a mi casa, no lo tomes a mal por favor, solo quiero, organizar
mis ideas, asimilar cosas, procesar información. Y necesito hacerlo... solo. Por favor,
no pienses cosas que no son. Solo déjame pasar por esto solo. -me dijo con un gesto
amable en su cara, yo no lo creí, me dejaría, me dejaría igual que hace ocho años
Edward lo hizo.

-Claro... tomate tu tiempo. -me acerque y le di un beso en la mejilla. Iba a bajar del
auto, cuando él me sujeto de la mano, y tomo mi rostro entre sus manos y me dio un
suave beso, lleno de amor, como siempre.

Bajé del auto y camine hacia la entrada de la casa, abrí la reja y espere a que él se
fuera, el hacía lo mismo, así que me encamine más adentro, cuando me vio frente a
- 105 -
la puerta de la casa, prendió el auto y se marcho. En cuanto entre, las lagrimas que
pugnaban por salir estallaron, me recargue en la puerta y sentí como Kim me
rodeaba con sus brazos. Acunándome en su regazo y mi rostro en su cuello. Ahí
tiradas en el suelo, como lo estuve hace tantos años. Otra vez... deshecha.

Y una parte de mí, la más detestable de ellas, sabía que ese llanto y ese dolor
seguía teniendo el mismo nombre de hace tantos años.

EPOV

Ese viernes por la noche recordé que tenía una cortesía por parte de un
restaurante nuevo, le dije a Tany, y había aceptado gustosa, cuando les avisamos a
mis padres, mi mamá, se apresuro en apuntarse en el plan, vi la inconformidad de
Tanya. Estábamos a punto de salir de casa, solo la esperábamos a ella, cuando nos
encontró en la entrada de la casa, no se veía con muy buena cara.

-Si te sientes mal no vayas Tanya, quédate a descansar. -ofreció amablemente mi


madre.

-Estoy bien Esme, solo un poco cansada. -le dijo de mala manera.

Salimos del lugar antes de que empezara una guerra de palabras, solo quería
disfrutar de una buena cena, al lado de mi familia. No quería dramas por la noche,
así que intentaría que llevaran la fiesta en paz.

En cuanto entramos al lugar, el hostess, nos dirigió hacia donde estaba nuestra
mesa, entramos hacia una de las partes más privadas y ambientadas del lugar,
apenas habíamos dado un paso hacia el privado donde se encontraba nuestra mesa,
vi como Tanya se quedaba estática, mirando algo fijamente, voltee hacia donde su
mirada se centraba y la vi, ahí frente a mí, a solo escasos centímetros de mí, estaba
ella, más hermosa que nunca, más radiante y bella que nunca, pero… ¿Qué pasaba?
¿Por qué lloraba? ¿Qué le había hecho este hijo de perra, para que ella llorara en un
lugar público?

Apenas y fui consciente de que Paul estaba parloteando a mi lado, no sé qué


demonios decía y tampoco es como si me importara, en el preciso momento en que
sus ojos encontraron los míos, perdí la razón, perdí toda cordura y perdí una parte
de mi corazón, que volvía a ella, al lugar que le correspondía, el que nunca debió
abandonar.

- 106 -
Escuche como iban pasando gente detrás de mí, sin percatarme siquiera de
quienes eran, solo tenía ojos para una persona, mis recuerdos volvieron como una
ráfaga de imágenes una tras otra, como si estuviera muriendo, pero en lugar de ver
los pasajes de mi vida, solo veía los momentos compartidos con ella. Y ella, ella
estaba también paralizada, podía ver cada uno de los sentimientos que pasaban por
su rostro, hubiera querido ser una especie de psíquico o algo así, para poder leer
esa mente tan compleja, ¿Qué estaba pensando? ¿Qué sentía al tenerme ahí frente a
ella? ¿Podía escuchar el latido de mi corazón retumbando como un gran tambor?
¿Querría también lanzarse a mis brazos, justo como yo lo estaba deseando con ella?
No, no quería, no podría querer a alguien como yo, un cobarde como yo, que no
supo luchar por lo que más amaba en el mundo. Por la mujer que a pesar de no ser
perfecta, era lo mejor que me había pasado jamás.

Desgraciadamente el imbécil de Paul, rompió mi o nuestra pequeña burbuja, no lo


sé.

-Te decía… que él es Edward Cullen, la persona con quien estoy trabajando en el
edificio. - le dijo demasiado serio a Bella, que tardo un poco en reaccionar.

¿En qué momento se había puesto de pie? No lo sé, estaba ahora más cerca
incluso, y podía oler su esencia una vez más, era la misma de antes, el mismo aroma
embriagador que me hacía perder la cabeza en solo un instante, ese perfume que
me hacia ser un esclavo de ella, y que me hacía perder toda voluntad.

Escuche la voz de mi madre, como solo un eco, no sé qué tonterías decía, yo no


quería saber nada, yo solo quería perderme en esos ojos marrones que me invadían
de un calor extrañamente conocido.

Entonces vi a mi alrededor y ya no había nadie de mi familia, en no sé cuánto


tiempo no había dicho ni una sola palabra, ¡demonios! Y como si no fuera poco, al
momento que hablo, no digo algo inteligente o con coherencia.

-Bueno, perdón por interrumpir y con permiso… amm, Bella, me alegro verte. - sí,
lo dije, algo estúpido, no pudo salir más de mi boca, más que algo estúpido.

Me fui a la mesa en cuestión de segundos, la mirada de Tanya, me trajo un poco a


la realidad, estaba dolida, molesta, indignada, por decir lo poco, mi madre… bueno
ella tenía un semblante con demasiada tranquilidad, algo que me decía que escondía
algo. No dije nada al sentarme, espere a que Tanya me acribillara con preguntas, o
que comenzara a llorar o algo, pero no me dijo nada.

-Con permiso, yo me retiro. Déjame salir. - tomo su bolso, y se quiso poner de pie.
- 107 -
Su tono de voz era frio.

-Siéntate, no hagas un escándalo, ya suficiente papel hicimos con esa llegada. -le
espeto mi madre.

-Cállate mamá. -Grite y ordene, aguantándome las ganas de dar con el puño en la
mesa - Tanya, por favor, no hagas esto.

En ese momento vi como se levantaba Bella, nuevamente con lagrimas en sus ojos,
se dirigió al baño, y yo como un autómata, sin razón y sin entendimiento, me pare
tras ella, como un metal que es atraído por un imán, era mi oportunidad de hablarle,
de pedirle perdón, de poder estar solo ella y yo. Aproveche que Paul estaba
hablando con el mesero, y pase rápido hacia el tocador.

Espere alrededor de cinco minutos fuera del servicio de damas, cuando salió,
volvía a tener un arreglo perfecto, ya no había señales de su llanto. Al parecer no se
había dado cuenta de mi presencia, ya que siguió de largo en cuanto salió.

-Bella, espera, por favor… -llame su atención y la sujete de la muñeca


delicadamente.

-No me toques… -me dijo demasiado hosca, y su mirada era de puro odio, ese odio
que me merecía con creces; pero aun y con el resentimiento que mostraba, esa
química se podía percibir, tan solo con el roce de nuestras pieles. La solté, no
porque me haya dado miedo su voz, sino porque si seguía sintiendo ese cosquilleo
que me recorría cada vez que la acariciaba y que se había hecho presente una vez
más, no me podría resistir y la tomaría en ese momento y saldría con ella para irnos
a un lugar alejado, por siempre.

-Perdón, solo… dame un minuto por favor. Quiero hablar contigo. -supliqué.

-Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, y si a ti no te importa dejar a tu esposa


en la mesa, a mi si me importa dejar al mío, así que… déjame en paz. - sentí celos, si
era un perro maldito, egoísta cabron, por sentir celos de que ella estuviera con
alguien bueno, digno de ella, pero en los sentimientos no se manda, y si, sentí celos.

Una vez más, el hombre de las cavernas estúpidamente enamorado, salió en


acción y sin pensarlo dos veces, recorrí el camino que ella había andado y la tome de
los brazos, la gire hacia a mí, y la abracé, la abracé con todo lo que tenía, con toda
la fuerza, como si con ese abrazo se pudiera borrar todos estos años de dolor y daño.
Quería sentir su cuerpo presionado contra el mío otra vez, su calidez recorrer mi
pecho, su olor embriagándome hasta perder la razón. No pude evitar y sabía que eso
- 108 -
tenía que terminar, pero antes de soltarla por completo, aspire un poco más de ella,
quedándome con el recuerdo de esa esencia. Me regocije al ver que ella no se
aparto tampoco de mi.

-Solo quiero, pedirte perdón, por todo. No lo merezco, pero quiero que lo sepas.
-le dije desde lo más profundo de mi corazón, queriendo que creyera en mi
arrepentimiento. -acaricie su perfecto rostro con mi mano, una sonrisa se atrevió a
formarse en mi cara, a pesar de que el corazón dolía como nunca lo había hecho,
porque estaba por perderla para siempre.

-Demasiado tarde… -me espetó con coraje.

No me quedo nada que decir, ella tenía razón, reaccione demasiado tarde, me di
cuenta de lo que perdí, muy tarde. Así que solo me concentre en observarla, volverla
a grabar en mi mente a cincelados. Yo no podría destruir una familia, sus hijos
merecían a sus padres y yo no podría ser tan infeliz, como para querer separarlos.

-Vámonos, mi amor. - brincamos del susto cuando escuchamos la voz de Paul,


estábamos tan inmersos uno en la mirada del otro que no lo sentimos llegar- Estoy
listo.

La tomo de la mano y se fueron, la alejo de mí, no, más bien, yo la aleje, yo la


saque de mi vida por imbécil, el solo reclamaba su derecho.

Cuando llegue a la mesa y vi solo a mis padres, una culpa más se sumo a todo el
montón, Tanya ya no estaba ahí, en cuanto vi la oportunidad de hablar con Bella, la
deje ahí, en lugar de detenerla como intentaba hacerlo.

Mi padre me dio una mirada reprobatoria, y la reacción de Esme, era lo que me


seguía causando extrañeza, en algún momento cuando nos encontró a Bella y a mí,
en una situación un tanto comprometedora se había puesto como loca y ahora que
realmente estaba como obvia la situación, se me hacia raro que estuviera tan
tranquila.

-Solo te esperábamos Edward. -expresó secamente mi padre. A lo cual yo asentí.

Salimos de ahí y lo primero que vi, fue a Bella abrazando a Paul, como si nada de
lo de hace unos minutos hubiese pasado, lo cual me confirmaba, que yo era parte de
su pasado, que ya no le afectaba mi presencia, y ella si estaba dedicada a ser feliz, al
lado de su pareja. El dolor lacerante, lo tomaba como pago a mi cobardía. Eso y más
merecía.

- 109 -
Una vez en el vehículo, el silencio era total, solo podía notar como mi madre me
lanzaba miradas furtivas, y por el retrovisor el gesto adusto de mi padre. Estaba
molesto y podía deducir que no era tanto conmigo su enojo, sino con mi madre.

- ¿Qué fue lo que paso con ella? ¿De qué hablaron? -increpo mi madre. Un tanto
¿ansiosa?

-Eso qué más da. No es asunto tuyo. -espeté.

-Lo es, desde el momento en que presenciamos un espectáculo de esa magnitud…

- ¡Cállate ya Esme!, solo cállate la boca y no hables más, ¡no te metas más en los
asuntos de Edward! -explotó mi padre en un segundo. Aquí me estaba perdiendo
algo y no podía aun ver que era.

-No me hables así, Carlisle. ¿Qué demonios te pasa? -lo encaro.

-Me pasa que ya estoy harto de que siempre hagas y deshagas a tu antojo, déjalo
vivir su vida, deja de meterte donde no te llaman. El ya esta mayorcito para saber y
aceptar las consecuencias de sus actos. Déjalo vivir en paz. Mañana mismo nos
regresamos a Chicago.

- ¡Es mi hijo! Y me preocupa su bienestar, y te regresaras tu solo, porque yo me


quedo.

Los ignore por completo, lo último que quería para terminar la noche, era un
pleito de padres. En cuanto llegamos a la casa, deje el auto en el garaje, y corrí al
interior de la casa, me encontré a una de las chicas del servicio y le pregunte por
Tanya, me dijo que estaba en la recamara de huéspedes.

-Tanya, abre por favor. -grite, azotando la puerta.

- ¡Lárgate, Edward! ¡No quiero verte! ¡Desaparece de mi vista! -sonó un golpe en


la puerta y el sonido de muchos objetos siendo lanzados. ¡Demonios! La había
cagado.

-Tany, por favor necesitamos hablar. Necesito explicarte. -concilié con mis labios
pegados a la puerta, para que se tranquilizara y no estuviéramos ambos gritando.

- ¡Lárgate! -me siguió gritando extendiendo la ultima silaba, hasta que se le fue la
voz debido al llanto.

- 110 -
-Si no me abres no podemos hablar. Y necesito explicarte las cosas.

Al ver que no me iba a abrir por cuenta propia, decidí ir por la copia de las llaves
de todas las habitaciones, subí rápidamente con ella y abrí la puerta, estaba tirada
hecha un ovillo en la cama, sujetándose fuertemente su vientre.

-Tany. -llame su atención en un susurro. En cuanto su mirada me encontró, me


fulmino con ella.

Se levanto como un torbellino y lo primero que hizo fue darme una bofetada, y
después con sus puños cerrados en mis hombros y brazos o donde podía.

- ¿Cómo pudiste hacerme eso? ¿Cómo me haces pasar por una humillación así?
¡Mínimo podrías tener la decencia de verla a solas! ¡Malditos, hijos de perra,
cínicos! ¡Sinvergüenzas! ¿Cómo pudiste? ¿Desde cuándo eh? ¿Desde cuándo la estás
viendo? ¡Yo lo sabía! Esa estúpida mirada y esos silencios, solo significaban ella, ella
de nuevo en tu vida. Volviste a ser el mismo hombre a medias que eras cuando te
conocí. ¡Si es que algún día logre que te sintieras diferente! -seguía manoteando, ya
sin fuerzas, solo descargando la furia que sentía dentro.

-Yo no me merecía esto Edward, yo no, yo lo he dado todo por ti, te he amado
incondicionalmente, he soportado tus estúpidos sueños donde la nombrabas, porque
pensaba que eran eso… sueños. ¡Idiota de mí! ¡Claro!

-No es lo que piensas Tany…

- ¡No me llames así! ¡No te atrevas a siquiera fingir que me quieres!

- ¡Solo déjame explicar! ¡Nada de lo que crees está pasando! Ese hombre con el
que estaba, es su prometido, yo no había hablado con ella… ella solo no se que hace
aquí. Pero ella y yo ya no tenemos nada… nunca volvimos a tener nada.

-No es necesario que tengas algo físico, para que me seas infiel con ella. Lo haces
con cada pensamiento, con cada mirada, con cada gesto de devoción que le
demuestras. ¡Maldita sea! Eres un ente que gira a su alrededor.

-Perdón, perdón por todo eso… no se qué decir, tal vez tengas razón, pero estoy
aquí, contigo.

-Físicamente si, pero no necesito un mueble más en mi casa, necesito a mi marido,


necesito a un amigo, a mi pareja. Y tú no puedes ser eso de mí. Ahora entiendo que
nunca podrás ser nada de mí. Siempre será ella, todo el tiempo fue ella, ahora en
- 111 -
este preciso momento es ella la que nos tiene en esta situación. -dijo sentándose en
la cama, agotada de tanto sentimiento y emoción vivido, y dejando salir las lagrimas
amargamente.

Y volvía a sentirme el hombre más infeliz, desgraciado y maldito del mundo


entero.

-Solo vete y déjame dormir. Quiero estar sola, no quiero verte, no quiero
escucharte, no hoy.

Me acerque a ella y le di un beso en su frente, ella cerro fuerte sus ojos, no sé si le


causo repulsión mi beso, o solo le ocasiono más dolor. O ambas cosas. Salí
respetando su petición. Dejándola que pensara las cosas y me daba tiempo también
a mí a pensar.

Fui hacia mi despacho, me serví un trago y me senté en la obscuridad y el


resguardo que me brindaba ese lugar. Por más que amara a Bella ya era un caso
perdido, como lo había dicho, yo no separaría a unos hijos de su padre, no podría
hacer eso, Bella tenía que estar con él, con Paul, y tener una familia feliz, yo tenía
que pagarle a Tanya con todo mi esfuerzo todo lo que ella dijo me había brindado,
tenía que resarcirle todo ese amor, todo lo que siempre hizo y dio por mí.

Ya llevaba algunos tragos, cuando escuche como se abría la puerta lentamente,


levanté la cabeza y vi a mi madre ahí parada. Sonreía cálidamente, como cuando
estaba pequeño y me hacía daño jugando y lloraba, ella estaba ahí para cuidarme y
darme todo su amor, no sé en qué momento perdió suelo, y se convirtió en la mujer
fría y superficial que era la mayor parte del tiempo.

-Hola amor… escuche el escándalo de Tanya. -me dijo abrazándome por la


espalda.

-Actúa con toda la razón del mundo, me comporte como un imbécil.

-No hay nada que reclamar, cuando te casas dejando a un lado tu dignidad con un
hombre que te quiere, pero que sabes mejor que nadie que no te ama. Pero si
coincido en algo, no fuiste un caballero al dejarla ahí para ir en pos de alguien más.

-Solo quería hablar con ella.

- ¿Qué vas a hacer? -acariciaba mi cabello maternalmente, y me hablaba con un


tono suave.

- 112 -
-Intentare arreglar las cosas con ella. No quiero que piense que soy un maldito
malagradecido.

-Y… ¿Respecto a esa chica? -seguí sin entender su interés por ese tema.

-No hay nada que hacer ahí, ella ha hecho su vida, le deseo lo mejor, le pedí
perdón, creo que es momento de avanzar. -dije con el dolor resurgiendo con más
fuerza.

-Sabes… a veces las cosas pasan por algo, somos como piezas de ajedrez en
manos de Dios o del destino como quieras llamarlo, y puede que por algo, después
de tanto tiempo, ella haya vuelto a aparecer.

-Tal vez para que le pidiera perdón por todo el daño que le hice… -no quería
hablar de más y se me estaba yendo la boca. -y lo he hecho esta noche.

-Puede ser, pero… ¿Una palabra es suficiente? Tal vez necesitan hablar, y aclarar
cosas. No es sano para ti mi amor, que vivas con tantos sentimientos escondidos. En
algún momento el cuerpo estalla, dale un respiro a tu mente. Libera tu cuerpo de
todo lo que llevas escondido. Habla con ella, búscala… cierra un ciclo. Te hará bien
mi niño. Y yo solo quiero tu bienestar, y al ser feliz tú… por consecuencia las
personas a tu alrededor y que te amamos lo seremos. -me dio un beso en la mejilla y
salió, nuevamente con su sonrisa dulce.

Pero no lo haría, no la incomodaría con mi presencia, ni mucho menos la forzaría a


escucharme, ayer no lo quiso hacer, nada podía hacer la diferencia.

A la mañana siguiente, fui al cuarto de Tanya, quería ver como había amanecido,
yo tenía que ir a la oficina forzosamente. Y no podía quedarme mucho a tratar de
solucionar el problema con ella. Toque y no recibí respuesta. Decidí entrar.

-Tany… se que estas despierta, tus parpados están temblando. ¿Podemos hablar? -
la descubrí, al tratar de hacerce la dormida.

-No, no quiero hablar contigo. A menos que me digas la verdad. -dijo aun con los
ojos cerrados y su voz enronquecida por el llanto.

-Lo que te dije anoche es la verdad, no te cierres, escúchame por favor. -camine y
me puse de cuclillas a un lado de la cama para sujetar su mano.

- 113 -
-Lo pensare. Yo te diré cuando quiera hablar contigo. Cuando analice que quiero
hacer respecto a esta situación.

-Está bien… me voy a trabajar. Te… te quiero. -di un beso en el dorso de su mano
y me encamine hacia la puerta.

-Y yo te amo Edward, esa es la diferencia entre tú y yo. ¡Casi nada! -soltó, y me


miro dolida. -Solo termina de irte. Por favor. -Su voz aun tenía mucho resentimiento
y pesar.

Estaba en mi oficina aun cavilando sobre todo el embrollo armado, sería difícil
tener de nuevo la confianza de Tanya. La había dañado, como a todo mundo, era
como un acido corrosivo que lastimaba todo a su paso. El interfono me saco de mis
pensamientos.

- ¿Qué pasa Carol? -pregunte monótonamente, era sábado, y no tenía muchas


ganas de trabajar hasta tarde.

-Sr. Cullen, el Arq. Paul Miller, me pide hablar con usted, le dije que necesita
hacer cita… pero dice que es algo personal e importante. - ¿Qué demonios pasaba
ahora?

-Hazlo pasar. Y no me interrumpas, hasta que él salga de aquí. -ordené.

Paul entro en ese momento a la oficina, vestía casualmente, y de esa manera no se


veía tan imponente, además si le agregamos el semblante que traía.

- ¿Cómo estás? -Extendí mi mano, la cual tomo por mera educación, -Adelante -le
dije señalando la silla frente a mi escritorio. - ¿En qué te puedo ayudar?

-Dejémonos de amabilidades, no vengo a ver nada del trabajo, ni a hacer vida


social, vengo a que aclaremos ciertos puntos, a poner las cartas sobre la mesa. -me
expuso altaneramente.

-Evítate tu arranque de caballero del siglo XVII, no hay nada que aclarar, tu
enfrentamiento viene sobrando. -expresé tranquilamente, cruzándome de brazos.

-Sabes bien que eso no es verdad, no seas poco hombre en admitir que jugaste
sucio desde un principio, ahora es que se que todo debió ser una treta, para poder
llegar a ella. ¿No te merece, ni el más mínimo respeto que la busques aun siendo un
- 114 -
hombre casado?

-Nada de esto empezó de esa manera, las cosas sucedieron, fueron coincidencias,
y no la busque, tú eras el que me daba información.

-Entonces… explícame, ¿Cómo jodidos tiene una invitación misteriosa a un


restaurante donde por arte de magia apareces tú? ¿Me crees imbécil? -su voz se iba
alzando, y su cuerpo se empujaba hacia delante.

-Para eso ni yo tengo explicación, yo recibí una igual, y baja la voz, es mi lugar de
trabajo, la pelea que buscas está de más, ambos somos unos caballeros y no
perderemos la compostura.

- ¿Qué quieres de ella? ¿Qué hablaron anoche? ¿Cómo es que ustedes estuvieron
juntos? ¿Qué los unió en el pasado?

-Primero que nada, su pasado… nuestro pasado, no es algo que tengo que explicar
yo, si ella no te lo ha dicho, por alguna razón, yo no seré quien lo diga. Y todo lo
demás no te importa. -me podía dar cuenta de que ellos no eran una pareja estable,
si él estuviera seguro de su amor por ella, o viceversa, no estaría aquí lloriqueando
como nene. El no sabía quién era ella. Eso quería decir que ella no le tenía mucha
confianza, y que tal vez todo eso hace que no se quieran unir en matrimonio, para no
exponer a sus hijos al desencanto de un divorcio.

-Solo quiero decirte algo… ella es mía, la amo y voy a luchar con todo para estar
en sus vidas, porque me lo he ganado a pulso. Y además, yo no tengo nada que me
ate, para poder estar con ellos y dedicarles mi vida. Llegaste tarde Cullen, y hagas
lo que hagas para separarnos, ya no será suficiente. Puedes estar unido a ella por
ell… -dejo de hablar, y si antes no tenía mucho sentido la manera en que se
expresaba de su familia, ahora menos, ¿Qué me unía a Bella?

-Unido a ella ¿porque? Explícate… -ordené.

-Olvídalo… solo escúchame bien y grábatelo, llegaste… demasiado tarde. Ahora


son mi familia. Y voy a luchar con uñas y dientes por ellos. -salió de ahí sin decir
nada más, dejándome incluso más confundido.

¿Podría tener una oportunidad con Bella? El estaba temeroso, lo podía ver, por
eso había ido, porque quería marcar su territorio, porque quería amedrentarme, si
él sabía que yo estaba casado, ¿estas advertencias no estaban de más? ¿Por qué
hablaba así de su familia?

- 115 -
Una hora más tarde, la curiosidad y la incertidumbre le estaban ganando la
batalla a la razón y la prudencia. Lo que me había dicho mi madre, más lo que me
había dicho el idiota, daban vuelta en mi cabeza como un remolino. Una palabra tras
otra, mi mente se debatía entre ir y no ir. Y como por supuesto, mi juicio hace lo que
le plazca, decidió que iría a enfrentarme a la situación una vez más. A descubrir el
porqué el destino se empeño en toparme con ella de nueva cuenta.

-Carol, consígueme la dirección de una librería donde la dueña sea Isabella Swan,
o Bella Swan o en un muy jodido caso Isabella Miller.

-Ok, Sr. Cullen -dijo con voz fastidiosa, en parte la entendía, siempre la usaba
como mi Sherlock Holmes, la ponía a encontrar gente y cosas sin nada de
información.

La paciencia no es para nada mi mejor amiga, y cada diez minutos le marcaba,


para ver si había conseguido algo.

-Listo, Sr. Cullen… - entro con claras señales de que le había costado la
información. Me extendió un papel y pude ver la dirección de Ro-Ma Bookstore.

-Me voy, si alguien llama de casa, diles que… salí o que entre a junta. Que no me
puedes interrumpir. ¿Entendido?

-Si, Sr. -dijo con una sonrisa.

-Tomate libre el lunes, le dices a la secretaria de Miles, que te cubra. -después de


todo, se merecía un incentivo.

-Gracias Sr.

Salí a toda prisa del edificio, sentía esa ansiedad en el pecho que siempre sentía
cuando la veía, pero ahora estaba multiplicada y no veía la razón. Corrí por las
calles como un loco. Quería estar ya ahí, quería verla, hablar con ella, pedirle
perdón tantas veces como fueran necesarias, poder ver si había alguna señal de que
en algún momento ella pudiera estar de nuevo conmigo. Esa idea me hizo sonreír,
sonreír como hacia tanto tiempo no lo había vuelto a hacer.

En cuanto llegue a la calle, tome el primer lugar que vi disponible y corrí hacia el
lado de la calle que correspondía, había mucha gente de compras, lo que me
exaspero un poco, porque quería caminar más rápido y la gente se quedaba
embobada en los aparadores. Por fin la divise. Ahí a escasos pasos de mí. Mi alegría
y nerviosismo iba creciendo y creciendo.
- 116 -
Entre y vi a varias personas en la tienda, la empleada hablaba con un anciano, y le
explicaba algo con un libro y un papel, otras gentes estaban entre los estantes,
leyendo, buscando etc.

Busque a más empleados, pero al parecer solo esa chica, que me pareció algo
familiar, pero no logre recordar de donde, era la única que trabajaba aquí. Decidí
esperar a que terminara de atender al señor.

Como al parecer le llevaría tiempo, empecé a recorrer el estante más cerca,


leyendo títulos, entonces escuche unas risitas de unos niños, y pasitos alrededor,
seguí en la lectura y sentí como alguien pequeñito chocaba contra mí. Mire hacia
abajo y vi a la nena del centro comercial.

- ¡Señor bonito! - ¿señor bonito? Su sonrisa me hizo sonreír a mí. Era una niña
hermosa.

-Hola pequeña, no me digas que otra vez están perdidos. - le dije bromeando,
agachándome hasta su altura.

-No, duh…-dijo rodando sus ojitos, en un gesto muy tierno- allá esta Kim.

- ¿Ella es tu mami? -negó con una mueca.

-Mi mami no está, se fue a trabajar.

-Marie, a mamá no le gusta que hablemos con extraños -le dijo un pequeño que
apareció detrás de un estante "susurrando" aunque había alcanzado a escuchar
todo.

- ¡Menso! No es extraño, es el señor bonito.

No podía quitar los ojos de esos niños, del niño en específico, ¡sus ojos!, ¡sus
facciones!, ¡su cabello! De repente sentí la imperiosa necesidad de saber el nombre
de su madre.

- ¿Cómo se llama su mami, pequeños?

-Bella Swan- dijo la nena con otra enorme sonrisa, y yo sentí como si me hubieran
echado millones de cubetadas de agua helada.

-No, ¡no puede ser!

- 117 -
- ¿Qué tiene señor bonito? ¿Le da miedo el coco? -la niña puso su pequeña manita
en mi rostro y el niño me veía con desconfianza.

- ¿Cuántos años tienes bebé?

-Tengo seis.

- ¿Cómo se llama su papá?

-Paul -dijo con seguridad el niño, pero ¡pura mierda! El no podía ser el papá.

- ¡Que no! el no es mi papá, mi papá está en lejos… trabajando, pero va a regresar.


-sentí como un nudo en mi garganta se formaba y las lagrimas llegaban a mis ojos.
¡No podía ser!, ¡no podía ser! Ellos, ella y yo… ellos eran ¡mis hijos! Lo podía saber,
no por lo físico… lo podía sentir. Pero, ¿Como? ¿Como paso eso? !nos cuidabamos!
pero... eran tan iguales a... a mí. Tenian que ser mis hijos. La edad, los rasgos
físicos, el padre... lejos. Todo cuadraba.

-El no va a regresar… por eso Paul es mi papá. Y mi mami dice que no hable con
gente que no conozco, vámonos Marie. -jalo a la niñita de la mano y se la llevo, no
sin antes entrecerrarme sus ojitos y fruncirme el ceño.

Me levante dispuesto a enfrentar a la empleada, al demonio el abuelo indeciso, si


no quería comprar el libro que se largue. Camine a grandes zancadas, lo que llamo
la atención de la chica y en cuanto me vio, se quedo boquiabierta literalmente, y
palideció al extremo.

-Exijo, hablar con Isabella, en este preciso momento. -Ordené.

-N…no… ella… no… no sé quién es.

-Se perfectamente que la conoces, y quiero verla ¡ahora! -le grite, llamando la
atención de toda la gente.

-Ella no está aquí. Está en su trabajo. -dijo asustada, y corriendo a sujetar a mis
hijos. La gente le decía si necesitaba ayuda o que si llamaban a la policía, por mi
ataque de histeria.

-Dame la dirección. -Gruñí.

-No puedo, no lo hare.

- 118 -
- ¡Dámela! -grite con toda la frustración que tenía encima.

- ¡Random House! -soltó asustada. Vi la cara de los niños y se miraban de la misma


manera, ¡maldito temperamento estúpido! ¡Asuste a mis propios hijos!

-Perdón pequeños, no los quise asustar. No pasa nada ¿ok? -obtuve las mismas
reacciones, la nena me brindo una tenue sonrisa y del niño solo tuve una mirada que
no me gusto.

Salí nuevamente a toda velocidad, casi corrí, propine empujones aunque me


vieran mal, quería estar cuanto antes ahí. No sabía muy bien donde estaba esa cosa,
hice uso del GPS y fui siguiendo todas las instrucciones.

En cuanto llegue, no me importo donde me estacionaba. Baje a trompicones del


auto, pedí información con el guardia y subí al piso que me había dicho. Era una
oficina grande, elegante, sobria e imponente. Al frente estaba una chica que me dio
su mejor sonrisa en cuanto entre.

BPOV

Estaba en mi oficina, mi refugio de todo mi entorno, no quería agobiar a mis hijos


con mis problemas, y decidí a ir a despejarme a la oficina un rato.

Tenía poco tiempo que había llegado cuando recibí la llamada de Paul.

-Amor, no tengo cara para hablarte lo sé, pero quiero verte, debemos hablar y
olvidar todo lo que nos paso anoche. Te necesito, te amo y quiero hacer las cosas
bien.

- ¡Oh! Paul… -las lagrimas empezaban a salir -pensé que no me querrías ver… en
este momento estoy en la oficina, ¿podemos vernos en la tarde?

-Si claro… iré a casa… te amo.

-Te… te amo. -dije por fin.

Me sumergí un poco más en un manuscrito que tenía en frente, unos minutos


después, sonó mi celular, vi que era de la librería y enseguida me tense.

- ¿Qué pasa Kim? -pregunté alarmada y me puse peor cuando la escuche sollozar.

- ¡Estuvo aquí!… los vio… lo sabe… ¡ya lo sabe! Yo no lo vi, fue tarde cuando me di
- 119 -
cuenta… -sentí como la sangre abandonada mi cuerpo.

- ¿Dónde están? ¿Se los llevo? ¡Habla! ¡¿Dónde están mis hijos? -grité
desesperada.

- ¡No! ellos están bien, están aquí… ¡va para allá! Se puso como loco, me grito, me
amenazo… ¡vete de ahí! ¡Salte antes de que llegue! -gritaba histérica.

- ¡No! no lo hare, tengo que enfrentar esto, tarde o temprano, y parece que
quieren que sea demasiado temprano. ¡Cálmate Kim!, no quiero que los niños te
vean así.

-Ok, suerte amiga… y perdón. Te quiero mucho.

-Kim, no hay nada que perdonar, tranquilízate por favor.

Las malditas lagrimas, parecía que no me querían abandonar el día de hoy,


estaban ahí nuevamente, pero ¡no!, no le daría el gusto de verme llorar, no a él, no a
Edward Cullen.

Me tome una pastilla para los nervios, que siempre procuro traer, y camine por mi
oficina unas cuantas vueltas. Cuando sentí que estaba tranquila y que apenas había
tomado nuevamente asiento. Escuche un escándalo fuera de mi oficina.

- ¡no puede entrar así! Lo tengo que anunciar…. ¿Qué le pasa? ¡Grosero!

- ¡No necesito que me anuncies! -don todo poderoso, hacia ¡su entrada triunfal!

-Bella, perdón, pero este señor, no me dio tiempo a nada… -no la veía a ella, solo
estaba viendo la mirada furibunda que me echaba Edward ¡maldito cínico! -
¿Quieres que llame a seguridad?

-No, está bien.

-Estaré aquí afuera cualquier cosa… no dudes en…

- ¡Solo termina de irte, maldita sea! -le grito como todo un salvaje.

- ¡Cállate! No eres absolutamente nadie, para hacer estos escándalos en mi


trabajo. Retírate Mercedes.

-Ahora si Bella Swan, explícame… ¡¿Por qué demonios, me ocultaste la existencia


- 120 -
de mis hijos?

- ¿Cómo te atreves a pedirme explicaciones? ¿Con que cara vienes en el plan de


exigir una paternidad? ¡Que no te mereces! Esos niños fueron consecuencia de un
acto que te causaba asco, que te causaba horror. Son hijos tuyos y de una
pros-ti-tu-ta. Algo que no querías en tu vida, algo que despreciaste con todas tus
fuerzas. Bueno, ahora no me vengas con el papel de padre ofendido… ¡por qué no te
va! ¡Porque no te lo mereces! -vi como todo el coraje que traía en sí mismo, se vio
reemplazada por el dolor. Y mi parte egoísta y macabra, se regocijo de ahora, yo
tener algo que reprocharle y echarle en cara.

Hola... muchas gracias por sus Reviews (L)

A mis RR anonimos, como siempre gracias por tomarse el tiempo de comentar, me


gustaria contestarles como lo hacia antes, :D si quieren dejenme su cuenta de
correo, ya saben con espacios, me gusta responder sus dudas y comentar sus
opiniones, solo que ahora ya no puedo hacerlo en el capitulo, se llevaria mucho
espacio :S

Li, Adrynoe, Valeria, Adamari, Neunuya, Maru de Argentina, Abby, Maeva,


Lauris Masen Cullen, Diana, S3l3n3, Adamari, 13yeya, KRMN, RociodePeru,
Vero, Panchita16, Lalita23, Senoel, Lucia2176: significa ya como frase
completa "Mi sucio cuento de hadas", Rosse, Marisol, V, VaneOmega, olinka,
andrea, yunuen, Gpattz, Jessica, Cintia,, Tati(hola)

Saluditos.

Krisny!

- 121 -
Chapter 10

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECEN... SOLO ESTA HISTORIA.

Me vio con una mirada desafiante, el dolor que le había infringido con mis
palabras, las supo disimular casi al instante.

- ¡No me puedes decir que no me merezco algo que nunca me diste oportunidad a
ganarme! -mascullo desesperado. Eso solo fue un detonante más para la furia que
emanaba de mí.

- ¡No!, te equivocas, la oportunidad la tuviste… te pedí, que digo pedí, ¡Supliqué!


¡Imploré! Que me dieras oportunidad de formar parte de tu vida… y simplemente no
fui lo suficiente perfecta para ti y tu vida de cuento de hadas -Lo mire con rencor,
viendo como su rostro se surcaba de dolor, ese mismo que yo había sentido en el
momento en que se fue dejándome ahí tirada.

- ¿Tu… tu lo sabías ya… en ese momento? -preguntó confundido.

- ¡No seas idiota, por supuesto que no! Eso fue después.

-Y ¿entonces por qué no has venido a decírmelo después? -caminaba de un lado a


otro, tratando de controlar su temperamento, sabía que le estaba costando trabajo.

- ¡Si, claro! Y me habrías creído y recibido con los brazos abiertos ¿no? -entorne
los ojos sarcásticamente ante su aseveración.

- ¡No lo sabes! Las cosas pudieron ser… diferentes.

-No seas maldito, hipócrita y mentiroso, ¡me habrías sacado a patadas a la calle!,
pensando que eran de uno de los tantos hombres que me atribuías; ¡dime! ¿Me
equivoco? Y se sincero contigo mismo por una vez en tu vida.

Su rostro era una mezcla de una variedad de sentimientos, estaba contrariado. Y


estúpidamente estos enfrentamientos me resultaban ya tan familiares, oír la histeria
en su voz, ver la frustración en su rostro, la desesperación con que se pasaba la
mano por su cabello.

- 122 -
-Yo no lo sé, pero… hubiera querido enterarme, son una parte de mí, yo no te
habría dejado sola, te habría apoyado… no les hubiera faltado nada. -musito, con su
cabeza gacha.

- ¡Eso no está bien, Don Perfecto! -Exclame sarcásticamente, -tener una mujer con
hijos fuera del matrimonio, ¡Dios no lo quiera! ¡¿Qué diría Santa Tanya? ¡¿Qué diría
la maldita sociedad que te manipula?

- ¡Deja de hablarme así! Deja la crueldad de lado, ¿Por qué siempre tuviste que
pensar por mí? ¿Por qué no me diste la oportunidad de decidir por mi mismo que era
lo correcto hacer? Siempre diste las cosas por sentado, siempre poniendo palabras y
pensamientos en mí. -ahora si no se controlaba, estaba temblando, explotando,
diciendo todo lo que tenía por decir- lo nuestro quedaba de lado, ante una situación
como esa. Por más cobarde, poco hombre y pedazo de mierda que fui, yo merecía
estar al tanto… ¡eran mis hijos, carajo!

Puede que tuviera un buen punto en lo que decía, pero yo tengo razón, el hubiera
actuado de esa manera, no había estado con el por dos años, sin aprender a
conocerlo. ¿A quien quería hacer tonta ahora? Aunque… pudiera darle el beneficio
de la duda. ¡Maldita sea! ¡No lo sé!

-A mí, podía soportar que me trataras como basura, pero no iba a tolerar un
desprecio hacia ellos. No me iba a arriesgar y no te iba a dar la oportunidad de
hacerlo, porque sabes que lo hubieras hecho ¡no finjas!

-Nunca lo sabremos… ¡gracias a ti! -espetó con desagrado.

Ya se me estaba terminando la paciencia, y me estaba agotando mentalmente de


esta situación, quería que se fuera, que desapareciera de nuevo, tal y como lo hizo
hace seis años. No saber de él, no saber de nadie, ser felices solo mis hijos y yo.

-En conclusión… ¿Qué es lo quieres? Aparte de presentarte en mi oficina como un


salvaje, y pegarme de gritos… ¿Qué quieres? ¡Hablemos claro! -exigí, sentándome
en la orilla de mi escritorio.

-Todo esto cambio, yo iba a verte a ti, a pedirte un perdón que tal vez no merezca.
Ahora… quiero que me dejes conocerlos, tratarlos, acercarme a ellos como su padre,
tomar el lugar que me negaste o negué por tantos años; si es necesario lo rogare…
las veces que me lo pidas. -dijo vehementemente.

- ¡Que fácil para ti!, llegar tantos años después exigiendo derechos.

- 123 -
-No es mi culpa no saber de su existencia… ¡de haberlo sabido los habría buscado
antes!

¿Qué hacia? ¡Dios! ¿Qué hago? ¿En qué momento se volvió un caos de nuevo mi
vida? ¿Por qué el destino me jugaba estas trampas?

-No sé, no sé nada… no te puedo dar una respuesta ahora, son muchas cosas que
tengo que contemplar. -Esta decisión no solo me afectaba a mí, era la felicidad de
mis hijos la que estaba de por medio.

-Pídeme lo que quieras, si quieres poner condiciones… lo hare. Lo que sea. -su
tono de voz ya no era molesto, ahora se podía notar la necesidad con la que hablaba.

-Me preocupa lo que represente para ellos que el padre desaparecido que de
repente regresa, me preocupa Paul, me preocupa tu familia. -No podía dejar de
pensar si esa familia podría maltratar a mis hijos.

De pronto vi como su rostro volvió a enfurecerse, sus manos formaron puños y me


miro enfadado.

- ¿Qué mierdas tiene que ver ese imbécil? No se te hizo bien decirme que era
padre; ¿pero si se te hace bien que les digas que él lo es? -grito, encarándome.

- ¡Yo jamás les dije eso! Por si no lo sabes, ellos notan la falta de la figura paterna,
y él es tan diferente a ti, que no le molesto, sino todo lo contrario, brindarles un
poco de lo que ellos están ansiosos, y todo porque su padre biológico, está
sumergido en su burbujita de perfección. ¡Agradecido deberías estar con Paul!

-Yo no tengo porque agradecerle nada a ese imbécil usurpador. Y tú misma me


estás dando la razón, ellos me necesitan… déjame formar parte de su vida. Tarde o
no, merecida o no, permíteme ocupar mi lugar de figura paterna.

-No lo sé… te dije que tenía cosas que pensar.

-No Bella, no lo hagas por mi o por ti, hazlo por ellos. -intento convencerme,
conocía esa cara, era la misma que ponía siempre que quería salirse con la suya.

- ¿Qué me dices de ti? ¿Los veras una vez al mes, cada vez que viajes a Canadá?
¿Qué le dirás a tu familia? ¿A tus hijos? ¿¡Hola! Llegaron hermanos nuevos?
Entiéndelo, no quiero exponerlos al rechazo.

-No será así, vivo en Canadá, no estoy de viaje, y… no hay hijos, no te preocupes
- 124 -
por eso.

Eso me dejo sorprendida y descolocada, ¿Dónde estaba la vida perfecta? Se


suponía que el anhelaba una familia, una familia de cuento.

- ¿Por qué? ¿Top Model Tanya, no quiere perder el 90-60-90? -dije burlona, y al
instante me reprendí por dos cosas, una, había sonado bastante despechada y dos,
esa mueca de dolor volvió a su rostro.

-No, no es por eso. -finalizó en voz apagada.

-Bueno de todas maneras no quiero que sufran alguna humillación, si alguien se


atreviera a hacerles algo… soy capaz de ir y sacarles lo ojos, destriparlos o no sé
qué más.

-Por eso no te preocupes, para eso estaría yo, jamás permitiría que les hicieran
algo.

-Aun así… quiero pensarlo, y si decido que puedes verlos, será bajo mis
condiciones y… tienes que darme tiempo para prepararlos.

-Hare lo que tú me pidas. -Acordó, dándome una sonrisa triste. Como era ahora
habitual en él. ¿Qué había pasado en la vida de Edward, para que tenga esa tristeza
impregnada en todo su ser?

Me relaje un poco después de que hablamos, la intensidad de la plática había ido


disminuyendo conforme hablábamos, pero de pronto eso resulto contraproducente,
cuando el silencio se apodero del lugar y no teníamos nada más que decir al
respecto, la situación se torno demasiado incomoda.

Ambos en silencio, él, mirándome fija y profundamente, titubeando si acercarse a


mi o no. Rogaba porque no lo hiciera. Yo, nerviosa mirando a todos y ningún lado,
evitando a como diera lugar el contacto con sus ojos; sentía de pronto el espacio
reducido a cero.

Entonces… hizo el movimiento que tanto había dudado, dio unas cuantas zancadas
hacia mi…

Sus brazos me envolvieron, aprisionándome en ellos, sin darme manera de escape,


mis manos en su pecho, tratando de apartarlo, pero lo único que conseguí fue
maravillarme con ese pecho tan bien esculpido, tal y como lo recordaba. Mis piernas
prácticamente se convirtieron en dos partes demasiado frágiles y temblorosas. El
- 125 -
ataque de sus labios a los míos, fue explosivo, como un fosforo en una mecha de
dinamita, mis labios traicioneros respondieron en un segundo; nuestras lenguas
ávidas del contacto de la otra salieron a su encuentro, deleitándose de la
sensualidad de la otra. Los movimientos completamente sincronizados, sin duda se
reconocían.

Gemidos bajos salían de mi cuerpo, y del de él, gruñidos de anticipación y deseo.


Mis manos cobraron vida propia y se fueron deslizando desde su fuerte pecho, hacia
sus hombros y hacia su nuca, invitándolo a pegarme más a su cuerpo de ser posible,
invitación que acepto ipso facto. Sus manos recorrieron mi cuerpo, amoldando sus
manos a el, reclamando lo que en un momento fue completamente suyo.

Me elevo colocándome sobre el escritorio, durante esas fracciones de segundo,


pude sentir como su masculinidad había despertado, como su cuerpo también se
entregaba como mío. Ahí, sobre el escritorio me tumbo lo más permitido posible,
pegándose a mí lo más que le permitía la posición, friccionando contra mí su más
que erecto miembro. Enviando olas y olas de placer por todo mí ser. Ansiando poder
sentirlo una vez más dentro de mí.

Sus manos recorrieron mis piernas con una delicadeza y fogosidad infinita, mi
cuerpo ya gritaba por él, mi intimidad quería tener ya toda la atención. En el paso
de sus manos por mis piernas fue subiendo mi vestido por encima de mi cadera,
dejándome expuesta solo en unas pequeñas bragas, mi cuerpo se estremecía al ver
sus ojos llenos de deseo, deseo que yo provocaba, que yo era la única de estallar en
él.

Mis manos se cansaron de esperar y de ser partes pasivas en este arrebato de


pasión, y recorrieron sus brazos, pero solo para llegar a su objetivo, el botón y la
cremallera de su pantalón. Una vez ahí, una suave caricia por toda su extensión solo
anticipando lo que vendría. Sentí como contuvo el aliento y tembló sobre mi cuerpo
al sentir mi mano acariciarlo. Pronto el quito mis bragas, y yo desabotone su
pantalón… no más preámbulo, no más juego… ambos sabíamos lo que queríamos.
Enrolle mis piernas en su cintura, y él me acerco más hacia sí, sujetándome de mi
cadera. Frente a frente nuestros sexos, solo esperando por un último movimiento y
volverían a ser uno. Mientras nuestras miradas, deseosas, ardientes, excitadas se
unían antes que nuestros cuerpos, esa era una conexión aun más especial.

¡Que mierdas estoy pensando! Al ver su movimiento de acercarse di dos pasos


hacia atrás, casi de un salto.

- ¡No te me acerques! -exclame histérica… ese disparate mental que acababa de


tener, me logro poner en un ataque de histeria y de confusión que me sentía
- 126 -
completamente débil y sucia.

Mis manos aun estaban con la señal de alto hacia él, él sonrió decepcionado. Pero
me pude dar cuenta que ambos teníamos la respiración pesada y agitada. Mis manos
sudaban, me faltaba el aire. Estaba temblando de pies a cabeza, solo esperaba que
el no pudiera notarlo. Recompuse mi apariencia, y volví a enfundarme en mi papel
de mujer fría y fuerte, mirándolo desdeñosamente.

-Perdón… no quería molestarte. Has cambiado Bella, cambiaste mucho; eres muy
distinta ahora.

- ¿Qué esperabas? ¿Encontrar la misma niña, tonta e inmadura, estúpidamente


enamorada de ti? ¿Y que en cuanto te viera, me arrojara a tus brazos, o incluso
peor… ¡a tu cama! ¡No, Edward Cullen! Ella se murió hace seis años. ¡Tú, la hiciste
pedazos! ¡Tú la dejaste muerta, en una cama… después de haber sido usada por
última vez!

-Nunca me lo voy a perdonar. Me faltara vida para arrepentirme y pedirte perdón.


-susurró, viéndome con vergüenza.

-Como te lo dije el otro día. Llegas seis años tarde. Y ahora si me permites, tengo
trabajo que terminar -le expliqué rodeando mi escritorio y tomando mi lugar
nuevamente - Mi familia me espera. -le hice una seña con mi cabeza apuntando la
puerta, para que se fuera de una vez. - me frunció el ceño, pero aun así se encamino
a ella.

-Te dejo mi número personal, para cuando decidas algo… por favor, me llames.
-Saco una tarjeta de su bolsillo del saco, pero antes de que se acercara lo
interrumpí.

-Déjalo con mi secretaria. - regrese los ojos al papel que tenía en las manos, que
no tenía ni idea de que era en ese momento.

Solo escuche un "gracias, espero tu llamada", pero no quise voltear ni nada, en


cuanto escuche que la puerta se cerraba detrás de él, me desplome en mi escritorio
enterrando mi cabeza entre mis brazos.

La fachada de mujer fuerte, despiadada e incapaz de dejarse amedrentar por


Edward Cullen, era un papel que requería de toda mi fortaleza, y que en tan solo
pocos minutos me dejaba agotada mental y físicamente. Mi cuerpo estaba tenso,
pero vibro al recordar mi estúpido episodio de alucinación.

- 127 -
En ese momento entro Mercedes a mi oficina nuevamente, se quedo quieta frente
al escritorio. Sin decir nada. Solo mirándome, supongo, ya que yo seguía con la
cabeza entre mis brazos.

-Bella ¿estas bien? ¿Necesitas algo? ¿Ese señor te hizo daño? ¡Perdón de verdad!
pero es que entro como huracán… ni me dio tiempo a…

-Todo está bien, Mercedes, no te preocupes -Tome mi bolso y algunas cosas que
tenía regadas y voltee hacia la secretaria.

-Ten, me dejo esto para ti. Casi me amenaza de muerte si no te la entrego. -La
mire sorprendida, ¿Cómo se atrevía a hacer algo así? - ¡No!, digo… no literal, pero
me dijo que más me valía que esa tarjeta quedara en tus manos, y me hizo apuntarlo
en tu agenda y todo eso. ¡Me dio miedo!

-Perdón por todo lo que tuviste que presenciar… agradecería tu discreción… me


voy. Tomate el resto del día. No quiero que nadie me moleste por hoy.

Salí de ahí rumbo a la librería, sabía en qué estado encontraría a Kim, y no quería
ni pensar en lo que podrían haber visto mis hijos. Conociéndolo, debió hacer
también un completo escándalo. Para ser alguien que le gusta la discreción, es
bastante escandaloso.

Tal y como lo pensé Kim era todo un caso cuando llegue a la librería, pero ella
podía esperar, lo importante era ver como se encontraban mis hijos. Los vi jugando
como si nada hubiera pasado, en la bodega de los libros. Corrí hacia ellos y los
abrace con todas mis fuerzas. Quería infundirles tanto amor como me fuera posible.

- ¿Están bien? - les pregunte mientras los llenaba de besos y mis manos
revoloteaban por sus caritas y cuerpecitos.

-Si mami… te extrañamos… Kim, no nos deja salir de aquí. Regáñala -dijo con un
pucherito Marie.

-Es que vino un señor malo, y regaño y la hizo llorar y luego… -Rob relataba,
mientras mi ira crecía poco a poco… se había atrevido a hacer su escándalo enfrente
de ellos. ¿Cómo mierdas se atrevió a eso?

-No era malo, es el señor bonito mami…

- ¿Hablaron con él? -Ambos asintieron- ¿Qué les dijo? -contestaron que nada, y
podía ver que justamente el más renuente a conocerlo, era quien se había quedado
- 128 -
con la peor impresión. Un señor malo había dicho Robbie.

Los deje jugando y me fui a ver a Kim, cerré la librería, no quería tener esa
conversación con gente interrumpiéndonos. En cuanto estuve tras el mostrador, me
abrazo, pudo ver mis ojos llorosos y me consoló… otra vez.

Me conto todo lo que paso, el momento en que lo vio, y porque fue que perdió el
control y grito como neandertal. Al igual que ella, yo también le conté, todo lo
sucedido en mi despacho. Bastante tranquila, cosa que me sorprendió.

-Como se atreva a hacerles algo… voy y lo atropello hasta dejarlo hecho papilla
para perros. -gritoneo, caminando de un lado para otro.

-No creo que se atreva… no lo creo tan vil. Acepto de buena manera el que yo
quisiera pensar si le permitía verlos o no.

-Si, pero porque quiere que aceptes, así como lo vi el día de hoy, si le dices que
no, va a sacar las uñas Bella, y entonces puede que no se lo tome tan de buena
manera.

-Cuento con Paul, el me va a apoyar si las cosas se ponen muy mal… además no
me quiero adelantar a nada. Ellos… lo necesitan. Marie cada día hace más
preguntas. No está bien que Robbie piense que Paul es su papá, cuando el
verdadero apareció.

-A ver… a ver… Me estás diciendo que Paul… ¿ya dio señales de vida? -Asentí - ¡lo
sabía! Ken bronceado perfecto, no me podría fallar… ¡ese tipo te ama de verdad!
-me abrazo efusivamente.

-No te burles de Ken… digo…Paul. Estoy segura que él me va a apoyar, el me


había dicho desde antes de todo esto, que debía buscarlo y dejarlo ver a los chicos.

-Sin duda, la decisión es tuya nena… yo solo estoy ahí, apoyándote en todo. Y mis
bebés, que nadie los toque, porque en serio conocerán a Kimberly Adams -La abracé
y nos quedamos así por un rato. Quería sentir todo el apoyo de la gente que me
quería.

Recogimos las cosas de la librería y salimos rumbo a la casa, Paul había quedado
de pasar por ahí en la tarde, quería pedirle su opinión acerca de lo sucedido el día
de hoy. No sabía cómo lo tomaría, en su llamada, el me había dicho que quería estar
junto a mí. Yo también así lo quería. Un hombre en toda la extensión de la palabra.
No me había juzgado y me decía que a pesar de todo me amaba. Sin duda, soy una
- 129 -
mujer muy afortunada al tenerlo a su lado.

No pude evitar, sentirme culpable por la debilidad de mi oficina, estaba casi


segura de que si Edward hubiera intentado algo, habría cedido. Necesitaba trabajar
la fuerza repelente, ante la innegable química sexual que aun había entre nosotros.
¡Demonios! ¡Calla Bella, calla!

Al llegar a casa, compartí tiempo con los niños, intentando sacar más información,
de la que ellos me hayan dado en un inicio, quería saber a ciencia cierta qué
impresión les había dejado el encuentro con él. Su inocencia era demasiada,
ninguno de los dos presto más atención, Marie no dejaba de verlo como "el señor
bonito".

Me sentía un poco perdida, ¿Qué era lo que tenía que hacer? ¿Qué era lo
correcto? Como él había dicho, no podía pensar en el daño que me había hecho a mí,
tenía que pensar en que mis hijos lo necesitaban, muy a mi pesar, pero ellos lo
necesitan. Además no me sentía capaz de soportar que en algún momento ellos me
reprocharan el hecho de que no les haya dicho de la existencia de Edward cuando él
lo había pedido.

Cuando llego Paul, los niños corrieron a sus brazos, y el los recibió con amor. Me
quede viendo la escena de cerca, y por un momento mi cabeza, volvió a traicionarme
y no vi a un hombre, moreno y bronceado… sino a uno pálido como la nieve,
abrazando a… sus hijos. Se veían bien. Padre e hijos, era una linda escena. El brazo
de Paul rodeando mi cintura, me trajo de vuelta.

- ¿Qué pasa? -me dijo en un susurro, sonreí tenuemente y negué con la cabeza. Me
acerque a sus labios y deposite un suave beso.

- ¿Podemos hablar? -frunció el ceño, soltó mi cintura y se despego un poco de mí.

-Entonces… si pasa algo. ¿De qué quieres hablar?

-Edward Cullen. -murmuré. Su rostro palideció y sus ojos se endurecieron.

- ¿Qué hizo? ¿Qué pasa con él? ¡Pensé que era pasado! -espetó un poco alterado.

- ¿Cómo puede ser pasado? ¡El no puede ser pasado… cuando tenemos unos hijos!

-Bella, ¡por Dios! No seas ingenua… el solo los va a utilizar para llegar a ti. ¿No lo
ves?

- 130 -
- ¿Cómo puedes decir algo así? Tu mismo me dijiste que él tenía la oportunidad de
conocerlos. ¿Ahora porque me dices eso? - lleve mis manos a mi cara, y no pude
evitar sollozar.

-Si, pero cuando no sabía que su padre era el manipulador de Cullen. El solo me
ha usado para estar cerca de ti. El quiere tenerte de vuelta. Y no lo voy a permitir, el
no los merece.

-Yo no quiero estar con él… yo esto lo hago por mis hijos. Ellos tienen derecho a
decidirlo. No yo, no él y mucho menos tú. Ellos son los que lo van a decidir.

-Gracias por lo que me toca. Gracias por decirme de una vez que papel juego en tu
vida. Gracias por sacarme de la vida de ellos en un segundo… solo porque al señor
Cullen, se le ocurrió que ahora quería tener hijos.

-Creo que te apresuraste a tomar una decisión Paul, no estás listo para mi vida, no
estás listo para vivir con eso, no estás listo para lidiar con una madre soltera, sus
hijos y el padre de estos. Y ya hay demasiado drama en mi vida, como para tolerar
inseguridad y explosiones de testosterona en cada encuentro que haya entre
ustedes.

-Si estoy listo… y estoy listo porque te amo, y estoy listo porque he visto crecer a
esos pequeños, yo si he estado a su lado, yo si te he apoyado… y si me pongo así, es
porque tú y yo jugamos limpio, pero él no. Yo estoy luchando por qué no nos afecte
que el haya hecho su aparición. Yo si estoy luchando por esto Bella. No me estoy
dando por vencido a la primera de cambio.

-Yo también quiero luchar por eso… pero también, quiero que entiendas que mis
hijos son más importantes que nadie y que nada. Y si para ellos tener a su padre es
importante, lo hare, sin tomar en cuenta nada.

EPOV

Culpable, sí, yo era el culpable de esa Bella, resentida, altanera, grosera y


despiadada. Comprendo que merecía eso y más, no es para menos. Pero habla y
lanza palabras con tanto veneno que te duele hasta el alma. Bien dice ese dicho, la
verdad no peca, pero incomoda.

Estaba dispuesto a esperar, no mucho, además de no ser paciente, no estaba


dispuesto a dejar que ella tomara esto tan a la ligera y que antepusiera nuestra
- 131 -
historia al bienestar de mis hijos. ¡Mis hijos! Qué bien se siente decir mis hijos. No
merecía aun el titulo de padre. Pero me iba a esforzar por ganarlo.

Cuando llegue a casa la realidad me golpeo, yo venía feliz, como nunca, pero
entonces pensé en Tany. ¿Cómo reaccionara? ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿En
qué situación me deja esto con Bella? ¿La quiero también a ella junto a mis hijos?
¿Quiero seguir con Tanya? ¿Qué se merecen mis niños?

Tantas preguntas, pocas respuestas, tenía que decidir, no quería que nadie saliera
una vez más lastimado. Ya había sido mucho para todos. Llegue directo a mi
despacho, la mucama me había dicho que Tanya había salido sin decir a donde.

Me serví un trago y me quede viendo hacia el jardín, me podría imaginar ya a mis


hijos correr por ahí. Disfrutando. Sonreí, imaginándome la escena.

- ¿O te estás acordando de alguna travesura o te volviste loco? porque te ríes solo.


-entro Tom al despacho, tenía días que no lo veía, de no ser porque me decían que
estaba aquí, ni por enterado.

-Tengo razones para sonreír. -le dije, volteando mi silla hacia él.

- ¿Ah sí? Y ¿Se puede saber qué? -cuestionó curioso.

-Si, pero no se lo puedes decir a nadie aun… -asintió - Descubrí el día de hoy que…
soy padre. -su rostro era un poema. Sus ojos abiertos y su boca literalmente abierta.

- ¿Qué? ¿Padre? Padre como ¿papá? O padre ¿sacerdote? -fruncí el ceño y rodé
mis ojos, por la idiotez que había dicho.

- ¿Es broma la pregunta estúpida que hiciste no?

- ¡Claro! Solo aligero el ambiente… ¿De dónde demonios eres padre? ¿Por qué?
¿Con quién? ¿Qué paso? Tanya… ¿Está por fin embarazada?

-No, no creo que te haga mucha gracia… pero… Bella… ella y yo, somos papás.

- ¿Así que ella? ¿Cómo sabes?

Le conté la historia, toda desde que llegue a la librería y después el encontronazo


con ella. El me escucho, sin hacer comentarios tontos. Pero claramente disgustado.

- ¿Cómo sabes que son tuyos y que no te está engañando? -soltó.


- 132 -
- ¡Por supuesto que no! son idénticos a mí. El niño es tal y como yo me veo en las
fotos de esa edad. Es como si hubiera vuelto a nacer, y la nena, solo porque tiene su
cabellito largo y en rizos como Bella, pero es también muy parecida a mí. Además no
es solo algo físico, lo sentí, ya lo había sentido cuando los vimos en aquel centro
comercial.

- ¿Y Tanya? ¿Qué dice?

-Ella no lo sabe… no me habla. Ayer tuvimos una discusión.

- ¿La vas a dejar solo porque ahora tienes unos hijos con Bella? ¿¡Serias capaz de
hacerle una canallada así! ¿Sabes lo que va a sufrir cuando sepa que ya tienes lo
que ella ansia darte? Y lo peor… para ella, el saber de quién son esos hijos.

-Lo tiene que saber de todas maneras… ella además, creo que ya no quiere estar
conmigo.

-No quiero ni pensar cómo se va a poner cuando se entere… y que digo Tanya.
¡Esme!

Tome una bocanada de aire… no la tenía nada fácil, para Tanya como lo había
dicho Tom, sería un golpe muy duro. Y Para Esme, enterarse de eso, sería el
escándalo del año. Como si me importara lo que dijera. Pero conociéndola, tenía que
cuidar mucho que no se atreviera a hacerle daño a mis hijos o a Bella misma.
Primero se las tendrían que ver conmigo, quien quiera que se atreva a intentar
dañarlos.

Si en el pasado había sido un maldito cobarde que no fui capaz de luchar por lo
que más amaba, ahora sería otra historia. Mis hijos era lo que más quería, y por
ellos haría lo que fuese. Ni Paul, ni Esme, ni la misma Tanya… me podrían separar
ahora de ellos. Daria mi vida misma si de eso dependiera que Bella me permitiera
verlos. Y sé que lo hará. Edward Cullen es papá y eso era lo que lo mantenía de
nuevo viviendo, podía ver un poco de felicidad sincera en tanto tiempo… por fin.

Hola! ¿Como agradecer sus RR? pues... subiendo lo mas pronto que puedo! :D
GRACIAS! las quiero... tambien por agregarme a Favoritos! XD

LolisGof, Melany, Ana, lore, nate, AleRitter, Adrynoe, MAru Argentina,


Ana, Adamari, Valeria, Hola/Tati, Marchu Argentina, Laura, Sofi, Ariela,
Mariana, Genesis, Tulipan8, Panchita16, KRMN, Damaris, Marisol, Fefi,

- 133 -
Adri, RociodePeru, Li, jessica, Vero, MamitaKaren, Monica, Andrea,
GPATTZ, V, Nate, lucia2176, Cintia, Vaneomega, Rosse, Romy, Diana y
Solange! :P... GRACIAS x sus Reviews!

Respecto al cap... :$ lo reconozco, no uno de mis favoritos, demasiadoo flojo,


siento que abuse mucho de los dialogos, pero hice lo que pude... :P

Que tengan lindo fin de semana!

Saluditos

Krisny!

- 134 -
Chapter 11

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

N/A:Hola, antes que nada, el capitulo pasado, hubo una confusion por una mala
redaccion de mi parte, lo del lime, no sucedio... solo fue la imaginacion
revolucionada de Bella. Les dije que le daria algo de dignidnad, no podia rendirse
ante ese extremo a el. :P

y otra cosa... mil disculpas por andar super desaparecida, ahora si fue mi culpa...
sorry... espero que no vuelva a suceder :P...aclarado el punto... a leer.

Estaba en casa, esperando por la llamada de Tanya, no sabía nada de ella, desde
ayer que me había dicho la mucama que no sabía a dónde se había ido, espere a que
llegara para hablar de la situación por la que estaba atravesando, necesitaba
contarle todo, y que se enterara por mi y no por alguien más.

Estaba nervioso, la llame en la noche cuando vi que no llegaba, me contesto pero


no me dijo donde estaba, solo me dijo que necesitaba pensar, y que no me podía
decir donde estaba, por el momento, y que ella llamaría cuando estuviera lista. No
sé cuánto tiempo podría tomar eso. Y yo necesitaba hablar con ella con urgencia.

Aproveche que vi a mamá en el jardín, arreglando algunas plantas, para ir hacia


ella y hablarle también de mis hijos. Toda la familia tenía que saberlo, Carlisle se
había ido unos días a chicago, yo lo entendía, no soportaba a veces el carácter de mi
madre y tomaba el camino más fácil que era sumergirse en su propio mundo. Así
que con él lo hablaría después, o simplemente Esme se encargaría de ponerlo al
tanto.

-Mamá, necesito hablar contigo… -le dije acercándome a ella, y sentándome en


una de las bancas que estaban en el jardín.

Ella se encamino hacia a mí, con una sonrisa indulgente en su rostro, adoptando el
papel de madre cariñosa, a veces pensaba que era bipolar, podía ser una completa
arpía en un segundo y al otro una madre preocupada y amorosa por su hijo. -Dime,
amor. ¿Qué pasa? Tanya ¿no? Si crees que se dónde demonios esta, te equivocas, se
lo mismo que tu. Es una berrinchuda, déjala… ya se le pasara.

- 135 -
-No, no es eso… te quiero contar algo que… bueno, no sé como lo tomaras, pero
acabo de enterarme, y necesito el apoyo o bien al menos necesito que todos estén al
tanto de lo que está pasando. -pude percibir una leve sonrisa, como si supiera de lo
que estaba a punto de hablarle.

-Te escucho, amor.

-Recuerdas a Bella Swan, la chica por la que me preguntaste hace uno días… -y
entonces me cayó la razón… ella lo sabía, Esme ya lo sabía, ella fue y me dijo de mis
hijos y no le creí… se me hizo absurdo. -Tú ya lo sabes… ¿cierto? Los niños…

-No estaba del todo segura, por eso te lo pregunté, se que ella tiene unos hijos,
pero no podía asegurar si eran tuyos o no, ¿lo son? -pregunto aun calmada.

-Si, lo son… y déjame decirte que no permitiré que ustedes… -no me dejo
terminar, cuando una gran sonrisa se posó en sus labios y se sentó junto a mí y me
abrazo.

-Es la mejor noticia que me has dado Edward, nietos… tengo nietos. Son unos
niños adorables, tan hermosos como tú. ¿Cuándo podemos ir por ellos? ¿Cuándo los
traerás a vernos?

-No mamá, las cosas no son tan fáciles, no es tan sencillo ir por ellos y traerlos
aquí, tengo muchas cosas antes que arreglar, Tanya, lo que ella pensara o dirá de la
madre de mis hijos, no sé si ellos me quieran ver y lo peor, no sé si Bella me permita
verlos.

- ¿Qué? ¿Qué estás diciendo? ¡¿Esa… Esa mujer está intentando alejar a mis
nietos… a tus hijos de ti?

-No, ella no ha intentado nada, pero como te digo… las cosas no son tan sencillas,
ella tiene razón en dudar, las cosas no se dieron bien, no terminaron bien… ella
tiene derecho a pensar las cosas, que me quedare de brazos cruzados si me dice que
no me permite verlos, ¡claro que no! pero debo darle tiempo a que piense que hará.

- ¡Estas loco! ¡Está loca! Estúpida arribista… lo que quiere es dinero Edward,
¡dáselo!

- ¡Basta! Te prohíbo que te expreses así de ella, o que hagas algún comentario
fuera de lugar… si te lo dije no es para que quisieras decidir o tomar decisiones en
cuanto al tema, te prohíbo a que siquiera lo pienses. Es mi vida, son mis hijos y ella
es la madre y no permitiré que la dañes, por que hacerle algo a ella es hacérselos a
- 136 -
ellos. ¿Entendido?

-Yo solo… solo quiero que me permitas quererlos, estar con ellos, darles todo lo
que este tiempo les ha hecho falta.

-Lo harás, solo démosle tiempo. Y entiéndelo mamá, no hagas nada al respecto, o
de verdad me vas a conocer. -levanto la barbilla mostrando su orgullo herido, pero
asintió. Me di media vuelta y regrese a mi despacho.

Después de reunir algunos documentos, Salí hacia mi oficina, tal vez lejos de la
casa, podría estar más en paz, y con menos presiones encima, aun no se me quitaba
la sonrisa tonta de saber que tal vez pronto, unos pequeños niños estén corriendo
hacia a mí y me digan papi y poder besarlos y abrazarlos.

En cuanto entre a la oficina le pregunte a la secretaria si tenía alguna llamada de


Bella, pero me dijo que no, revisaba constantemente mi correo electrónico, pero
nada, ni un mensaje, sabía que no me lo diría por ese medio, pero mi corazón
buscaba las maneras más ilógicas de tener noticas de ellos. Saber si ella había
permitido que ellos me vieran.

Cuando llegue a casa ya entrada la noche y sin recibir ninguna respuesta por
parte de Bella estaba poniéndome realmente mal, desesperado e impaciente, ella
sabía que la paciencia no era una de mis virtudes y aun así se tardaba en darme una
respuesta, no le habían sido suficientes seis años el tiempo que me tuvo alejado de
ellos… ¿Quería incluso más tiempo que eso? ¿Qué había que pensar? Ella misma
había dicho que los niños necesitaban un papá, bueno aquí estoy, ¿Qué es lo que la
detiene? ¿Paul? Si ese imbécil se atreve a opinar de mi relación con mis hijos, le
dejaría muy en claro quién es Edward Cullen. El muy estúpido se regodeaba de
decir, mis hijos, si ni siquiera eran de él, imbécil, si en ese momento el me hubiera
dicho la verdad, en este momento tal vez ya estaría con ellos.

Cuando llegue a la habitación, me sorprendí de ver la luz encendida, eso quería


decir que Tanya por fin había aparecido, nunca se digno a llamarme, para decirme
donde había estado, así que no pensé en encontrarla aquí.

En cuanto entre a la habitación la vi recostada, tenía sus ojos cerrados, pero un


libro en su regazo, imagine que solo estaba esperando, y estaba por vencerla el
cansancio.

-Tany… -susurre acercando a ella. Abrió los ojos y me sonrió, cosa que me pareció
extraño, se había ido enojada, eso significaba entonces que… ¿volvía conmigo?

- 137 -
-Edward, amor -dijo mientras se recomponía y me echaba los brazos al cuello. -
Quise llamarte antes, para decirte que estaba bien y que estaba aquí, pero quise
mejor darte la sorpresa.

-Que bien que regresaste… me tenias preocupado… necesitamos hablar.

-Si yo también quiero hablar… tengo que contarte… -la interrumpí. No quería más
tiempo con mentiras, además lo que ella me quería decir era su resolución en cuanto
a lo nuestro, y bueno, lo que yo tenía por decir, afectaba de cierta forma su decisión,
entonces preferí hablar yo primero.

-Déjame hablar a mi primero por favor… no quiero que te apresures a tomar una
decisión sin que sepas lo que tengo que decir.

-Pero… -atajó ella.

-Por favor… -Asintió - el día de ayer… me entere de algo, fui a ver a Bella, -vi como
su rostro se descompuso, y estaba lista para empezar a gritar, pero le hice una seña
para que esperara- no paso nada con ella, solo quería hablar algunas cosas, dejar
algunas cosas claras, pero todo se salió de control, al darme cuenta de algo que ella
me oculto por mucho tiempo… ella y yo… ella… ella quedo embarazada de mi.
Existen dos pequeños, los acabo de conocer ayer y descubrí que son mis hijos. -solté
rápidamente, no la mejor manera, pero mientras más rápido y claro mejor.

- ¡¿Qué mierdas estás diciendo Edward? ¿Qué tu y esa qué? -se alejo de mi lado,
yéndose al centro de la cama, como si mi cercanía le doliera, su rostro se surco de
lagrimas en un instante.

-Yo no sabía nada, no te lo oculté, así como para ti ha sido una sorpresa al igual
para mí. Te lo estoy diciendo porque no quiero que haya mentiras entre nosotros,
nunca las ha habido, todo lo que ha pasado tu lo has sabido siempre. Y necesito que
sepas, que no los dejare, y que quiero estar con ellos y tratarlos.

- ¡Bravo! Si, corre a los brazos de ella… ¿Cómo puedes asegurar que son tus hijos?
¡Ni siquiera tienes esa certeza! Pero como es ella… corres despavorido en su
encuentro… ¿Qué no te importo ni lo más mínimo? Regrese para luchar por
nosotros, para darnos una nueva oportunidad con…

-Y lo podemos hacer… solo tienes que entender y aceptar que ahora en mi vida
también están ellos y que no los dejare… si quieres que nos demos una oportunidad
lo haremos, pero con mis hijos en ella… no pienso dejarlos.

- 138 -
- ¡No! ¡No! yo no quiero ver a esos niños, yo no quiero saber que son hijos de
ella… y que si antes no te la podías sacar de la maldita cabeza ahora menos… yo no
quiero vivir bajo su sombra… ya no más. Echaste a perder todo. Yo no te quiero
conmigo… no así. No puedo luchar ya contra ustedes. ¡Has rebasado mi paciencia,
mi fuerza, mi dignidad!

-Tany, esto que estás haciendo…

-Esto que hice lo hice por nosotros, para darnos una nueva oportunidad, poder
intentarlo de nuevo, pero el que me pidas que acepte a esos niños es demasiado…
son hijos de la mujer con quien me fuiste infiel… con la mujer que me has sido infiel
de pensamiento por todos estos años. Ya me di cuenta que haga lo que haga…
siempre vendrá algo peor a decirme que no correspondo a tu vida. Que no soy, ni
seré nada para ti.

-No digas eso… eso es mentira… tu eres alguien especial para mí.

- ¡Cállate… Cállate! No soy una maldita mascota que puede ser especial para
alguien. Quiero ser todo en tu vida, yo y…. ¡olvídalo! ¡Lárgate de aquí! Mañana me
iré de aquí de tu casa… no quiero estar contigo. No voy a rebajarme más ante ti. No
quiero verte las últimas horas que me quedan aquí. Solo vete.

-Tany…

- ¡Vete! -me grito histérica, hasta que se le fue la voz, no quise alterarla más y me
Salí de la habitación.

Yo le habría dado una oportunidad al matrimonio, porque se lo debía, porque ella


había dado muchos años de su vida por mí, sacrificaría mi amor por Bella por ella,
pero si no era capaz de soportar mi relación con mis hijos, yo no podría estar con
alguien así. Si me aceptaba a mí, tenía que ser con ellos. Me dolía, claro que me
dolía, había aprendido a quererla, pero el hecho de no amarla como ella se merece,
me hacía sentir culpable. Y hubiera luchado por darle la felicidad que tanto le
negué.

EsmePOV

Maldita zorra arrabalera, ¿Cómo se atrevía a intentar alejarnos de nuestros niños?


Tenía que pensar algo y pronto… pensé que la tendría fácil, al ver como se veían,
pensé que se unirían pronto y Tanya y el idiota del novio de esa, quedarían fuera de
la jugada, la tipeja esa no era mi mejor elección para mi hijo, pero al menos tenía
algo que la otra idiota no, y eso eran los hijos.
- 139 -
Ya había pensado incluso, en como moldearla a mi gusto, su ambición la dejaría
que yo hiciera de ella una dama de sociedad. No contaba con que la muy estúpida
estuviera enamorada del noviesucho ese, dejándome por completo sin mi plan
inicial, y ahora tenía que encontrar a la tonta de Tanya, y armar algo nuevo, yo no
quería hacerle nada malo, pero no me dejaba alternativa.

Estuve marcándole a Tanya, no sé cuantas veces, a saber a dónde se había ido a


meter, maldita mocosa malcriada, Edward debió imponer límites desde mucho
antes, siempre hace lo que quiere la mujercita esa, en vez de que se preocupe por
quedar embarazada.

Estuve dándole vueltas en mi cabeza a mi nuevo plan, lo primero sería ir


ablandando a Tanya, ir manipulándola de modo que acepte criar a los hijos de esa,
era algo complicado, porque la muy digna de seguro iba a poner el grito en el cielo
al saber que la tipa le había dado hijos a Edward en la noche que le fue infiel. Pero
ya vería de qué manera la iría convenciendo.

Cuando la vi que llego, fui hacia ella inmediatamente, se miraba rara, y su aspecto
era un poco desaliñado, su andar tampoco era el mismo.

- ¿Qué te paso? ¿Dónde te habías metido? ¡Tenias muy preocupado a mi hijo!

-Estoy bien… estoy aquí ahora. -me dijo con una sonrisa tonta.

-Necesito hablar contigo.

-Esme, estoy cansada, necesito estar tranquila y no tengo ganas de escuchar tus
peroratas de siempre.

-Esto es importante… no te molestare mucho. -asintió con una mueca de disgusto


la muy maleducada. Subimos a su paso, no sé qué mierdas le pasaba… seguro y
estaba borracha, muy ordinario eso de irse y emborracharse por penas de amor.

Cuando entramos a su habitación, se metió a su vestidor y salió en un pijama, si,


me tuvo esperando como imbécil a que se pusiera cómoda la señorita.

Una vez que se acostó en la cama, volteo hacia a mí, y me indico con un gesto de
la mano que empezara a hablar.

-Estoy de tu lado. Quiero que tu y Edward solucionen sus problemas, así que…
cuenta conmigo para lo que necesites.

- 140 -
-No necesito tu ayuda, voy a regresar con él, nos di una oportunidad más. Y sé que
esta vez es la definitiva.

-El te quiere… solo tienes que aprender a ser más… persuasiva, por de algún
modo decirlo, darle por su lado, finalmente tu eres quien está con él, no esa, tu eres
su esposa, a ti te presenta como tal, tu eres la señora Cullen.

-Todo eso lo sé Esme, es por eso que estoy aquí. Yo lo amo, se que él me quiere, y
lo lograremos.

-Solo quiero saber que estás conmigo, y yo te daré lo que tanto quieres, tu familia
completa… hijos, esposo, todo… solo dame tiempo.

-No sé de qué manera pretendas darme hijos, pero ya te lo dije, no necesito de tu


ayuda. Se bien lo que estoy haciendo.

-Nunca está de más querida… un poquito de ayuda -le guiñe el ojo. -solo tienes
que ser accesible a lo que pueda venir… comprensiva, tolerante e indulgente.
Recuerda, todo… lo que siempre has soñado. -me acerque le di un beso en la mejilla
y me encamine a la puerta. -

Buenas noches nena… duerme bien.

No había pasado mucho rato en que había salido de la habitación de Tanya y


Edward cuando empecé a escuchar los gritos de esta, rodé mis ojos, hace unos
malditos minutos le dije de la tolerancia y comprensión y lo primero que hace es
ponerse a gritar como loca. ¡Maldita seas Tanya Denali!

Estuve escuchando pegada a la puerta pero no se escuchaba más que gritos


ahogados, no entendía bien lo que decían, unos minutos después escuche como
cerraban la puerta y pasos, Salí a ver a de quien se trataba, y vi a Edward
caminando hacia la habitación de huéspedes.

-Hijo… ¿todo bien? ¿Por qué discutían?

-Ya le dije lo de mis hijos… no estamos bien. Mañana se ira de aquí.

-Déjame hablar con ella… tiene que entrar en razón. -me adelante hacia la puerta
de ella, pero él me detuvo.

- 141 -
-No, no vas a hablar con ella, déjanos solucionar nuestros problemas solos, y
regresa a dormir.

-Pero…

-Pero nada… es mi vida, no la tuya. Vete a dormir. -me ayudo a encaminarme,


como si fuese una niña. Una vez dentro de mi recamara, me dio un beso y salió de
ahí.

Tal vez hoy no hablaría con ella… pero mañana sí que me escucharía esa idiota.
¡No me iba a echar a perder mis planes!

En cuanto amaneció, me levante rápidamente, me di una ducha, y me arregle


como siempre, ante todo el glamour nunca se debe de perder. Fui hacia la
habitación de Tanya, y en efecto la muy estúpida ya estaba haciendo las maletas.

- ¿Qué se supone que estás haciendo, Tanya? -Gruñí.

- ¿No queda claro? ¡Me voy! ¡Me largo! Ya permití demasiadas humillaciones… ni
una más.

- ¿Qué no entiendes que esto no es una humillación? Es la solución a sus


problemas… los hijos que tanto desean.

-Pero no son míos… son de esa mujer… yo no lo voy a soportar… cada vez que los
vea ella estará presente en sus caras.

- ¡No! ¡No tiene por que será así! Ellos gracias a Dios ni se parecen a ella, lo único
que veras en ellos es a Edward, es la sangre Cullen. Es más… tu ya los conoces…
son los niños esos a los que ayudaste en el centro comercial… los perdidos.
¿Recuerdas?

- ¿Qué? ¿Aquellos a los que dijiste que se parecían a Edward? ¡Tú ya lo sabías! Tu
lo hiciste a propósito… los llevaste ahí para que los viéramos…

- ¡No!, no me inventes cosas… yo no sabía nada en ese tiempo. No estropees esto


Tanya por Dios, te estoy poniendo todo en bandeja de plata…

-Pues no lo quiero… quiero a mi propio hijo, su padre para él solo. No compartirlo


con un par de engendros bastardos.

-No te atrevas a ofenderlos… ellos no son eso… dejaran de serlo muy pronto. Y si
- 142 -
tú te vas está más complicado. Piénsalo, si te quedas, mañana mismo los tienes aquí,
sino es que hoy mismo, y con eso te ganaras el amor de Edward, ella ya paso a
segundo término, ahora para él lo más importante son los niños… si tú los aceptas y
los quieres, el te amara tanto como a ellos.

-No, no acepto eso, por más que la odie, no formare parte de que le arrebaten a
sus hijos. Si tanto dices quererlos, no les hagas daño separándolos de su madre,
Esme.

-Tú no me digas que hacer… solo acepta que te estoy dando felicidad a puños. No
seas estúpida. Te estoy dando la formula de la felicidad al lado de Edward.

-No estoy interesada ya en eso. Quédate con tu formula, tu hijo y tus nietos…
conmigo ya no cuentes.

Camino hacia la salida con una pequeña maleta dejando las demás ahí en la
habitación. Se giro hacia mí, me dirigió una gélida mirada y salió de la habitación,
dejándome invadida de coraje.

Fui caminando tras ella y vi como daba órdenes de que el chofer subiera por las
maletas y la llevara hacia el aeropuerto. Pobre estúpida, terminaría, sola, por idiota
sola como un vil perro. Y seca por dentro.

Regrese al comedor, antes de hacer mi gran movimiento, tenía que comer algo, la
rabia que sentía hacia que se me revolviera el estomago.

Después de tomarme un jugo y comer un poco de fruta me encamine, hacia la


librería, no sé si la encontraría, pero esperaba que si, y si no ya conseguiría donde
verla.

Me alegre de ver la camioneta estacionada fuera del establecimiento, eso quería


decir que ahí estaba y me ahorraría tiempo de andarla buscando. Me baje del auto y
camine hacia dentro de la librería, en cuanto me vio se quedo estática y puso su
mejor cara de enfrentamiento. Pobre gata ilusa, pensar que puede contra Esme
Cullen.

Saque de mi bolso el papel que tenía preparado desde la casa, al mal paso darle
prisa, y ella no podría rechazar esa oferta.

- ¿Qué quiere aquí? -Espetó de manera grosera, al tiempo que la empleada se


levantaba de una silla cerca de ahí y se ponía detrás de ella.

- 143 -
Deposite el cheque frente a ella y solo me dio una mirada interrogante -Ponle la
cantidad. - le dije.

- ¿De qué habla? -Preguntó confusa.

-Es tuyo… ponle la cantidad que quieras, por los dos niños. No hagas esto más
difícil. Sabes que terminarías perdiendo. Nuestros abogados te dejarían sin ellos en
un dos por tres, así que mejor acepta la oferta. Esta en blanco, firmado, listo para
cobrarse por la cantidad que quieras. ¿No es eso lo que buscas de mi hijo? Bueno, él
te lo da gustoso. Solo dame a los niños. Y el dinero es tuyo.

-Lárguese de aquí en este preciso momento… y dígale a su hijo… y usted misma


que se metan este cheque por donde quiera…. ¡mis hijos no están en venta! Y usted
y todos sus abogados me tienen sin cuidado.

-Escúchame bien estúpida… no te quieras hacer la lista y la fuerte con nosotros…


no eres más que una vulgar cualquiera en busca de dinero… y no voy a permitir que
mis nietos vivan con una mujerzuela como tú. Así tengamos que llevarte a corte,
esos niños se irán con nosotros. ¿Entendiste? Así que rápido… evítate el disgusto de
pasar por corte y escribe una cantidad y dime donde los recojo.

No vi venir lo que hizo la muy estúpida, dio la vuelta al mostrador, agarro el


cheque y me lo estampo en la cara con una bofetada que me dio. Me hizo
tambalearme con la fuerza del golpe.

-Lárguese de aquí ¡maldita bruja perra! Si no quiere que me olvide que es una
anciana y la saque a patadas como se lo merece. Tiene cinco segundos para
desaparecer de aquí, ¡pronto!

-A mi no me importa si es una anciana o no… yo si la saco a golpes… -grito la


empleada de la mosca muerta. -cuando estuvo a punto de llegar a mi ella la detuvo.

-Esto no se queda así, espera la cita del tribunal… a ver si el juez falla a favor de
una madre soltera muerta de hambre y golfa o a favor de una familia ejemplar como
la de nosotros.

- ¡FUERA! ¡LARGO DE AQUÍ!

Salí de ahí antes de que esas dos salvajes se les ocurriera golpearme de nuevo.
Todo me estaba saliendo mal. En algo estaba fallando. ¡No! Esme Cullen no podía
fallar. Tenía que tener a esos niños a como diera lugar.

- 144 -
BPOV

Estaba lívida del coraje que me había hecho pasar la loca esa, ¿Cómo se atrevía a
venir a decirme eso? Y lo peor… Edward… ¿Cómo podía ser tan vil? Ni siquiera
ofrecerlo él, no tenía que mandar a su madre. Pero eso no se quedaría así, yo les
enseñaría que no les temía, y si ellos jugaban sucio yo también podría hacerlo.

Tome mi bolsa, mis llaves y mientras caminaba hacia la salida saque mi celular y
marque el número de Paul. Ignorando los gritos y cuestionamientos de Kim de que
es lo que estaba haciendo.

-Hola linda… buenos días.

-Necesito hablar contigo… ¿Dónde estás? -pregunte presurosa sin importarme los
modales y buena educación.

-Estoy camino a la oficina; ¿que pasa? ¿Todo bien? Te escucho muy alterada.

-No, nada está bien… te veo en tu oficina en cinco. -colgué sin darle tiempo a que
me hiciera más preguntas y me pusiera en un estado peor de nerviosismo.

Maneje como el demonio, quería llegar cuanto antes ahí, y darle la solución que
estaba esperando a este asunto. Si guerra querían, guerra tendrían.

En cuanto llegue, le pedí a la secretaria que me anunciara con él, sin anunciarme
me dijo que pasara que Paul me esperaba. En cuanto entre me arroje a sus brazos
unos brazos que emanaban paz.

- ¿Qué pasa amor? ¿Qué te tiene así? -cuestionó preocupado.

- ¡Me quiere quitar a mis hijos!... no lo puedo permitir Paul… no puede hacerme
eso, no lo merece. El no ha estado ahí para ellos, ellos ni siquiera lo conocen…

- ¡Cálmate linda!, dime qué fue lo que paso…

Le conté todo lo que paso con la loca, diabólica madre de Edward, la furia a su
rostro llego conforme iba contando mi parte de la historia.

-Yo te ayudare a que eso no suceda… hablare con él. De hombre a hombre.

- ¡No!, necesito algo más efectivo… vamos a casarnos. ¡Ahora mismo! Vamos al
registro civil, y lo arreglamos todo, seguro con dinero nos puedes acelerar los
- 145 -
trámites. ¡Hagámoslo! Y podremos registrar a los niños como tuyos. Y él no podrá
quitármelos.

-No, no hare algo así Bella. Te amo y amo a los chicos, pero esta no es la manera
de hacer las cosas, al menos no la correcta. Yo quiero que el día que nos casemos,
sea porque es una decisión que venga del amor que me tengas y no como recurso a
una amenaza.

- ¡Por Dios, Paul! Sabes que te… amo. ¿Qué demonios nos detiene? Si nos amaras
tanto como dices no lo dudarías.

-El día que me digas que me amas, sin dudarlo o titubear, entonces nada nos
detendrá. Por el momento hay otras maneras de solucionarlo. Hablare con él, y
aclarare las cosas, hablare con el abogado también, para que nos asesore y nos diga
que podemos hacer.

Bufe ante todo lo que estaba escuchando, yo no quería que fuera y jugara al duelo
medieval con él, no quería que esperáramos a que el abogado nos dijera que tantas
posibilidades tenía yo de ganar, sabía que en el momento en que Edward dijera que
había sido dama de compañía y que él tenía un matrimonio estable y toda esa
mierda, mis hijos se irían de mi lado. ¡No podía permitirlo!

- ¡olvídalo! Gracias por tu ayuda, pero necesito una solución rápida. Dame la
dirección de su oficina.

- ¡¿Qué? ¡No! ¡No lo hare! Estás loca, perdiste la razón. Tienes que pensar
fríamente, controlar las emociones. ¿Qué piensas ir a hacer al ir a verlo? ¿Que
ganaras? Lo único será enfurecerlo más, o tan solo darle lo quiere, tenerte en sus
manos.

-No estoy para escenas de celos. -Salí de ahí tirando la puerta, salió tras de mí
pero camine más aprisa y supuse que no quiso armar un escándalo frente a su
secretaria que nos veía extrañada, y solo camino detrás de mí.

En cuanto llegue a mi carro, me subí y no le di oportunidad a que me detuviera,


solo abrí mi puerta y cerré enfurecida poniendo rápidamente los seguros, arranque
a toda prisa y Salí de ahí rechinando las llantas.

Iba pensando cómo encontrar las oficinas de Edward, hasta que recordé que tenía
la tarjeta que me había dado dos días atrás, me detuve junto a una acera, y
rebusque en mi bolso la condenada tarjeta. Cuando la encontré vi que tenía la
dirección y di gracias a Dios de no tener que llamar y alertarlo de mi presencia.
- 146 -
Cuando llegue busque en el directorio de la planta baja la oficina a la que me
dirigía, así como el había hecho todo un espectáculo en mi oficina ahora yo haría lo
mismo, no me importaba sonar infantil o estúpida.

Pasar fue todo un caos, ese lugar estaba más custodiado que una cárcel. Pero aun
así me las arregle para poder llegar hasta mi destino, la secretaria no estaba en su
lugar, pero la placa en la puerta que decía Director General me decía que no me
había equivocado.

Di una última inhalación profunda y me dirigí hacia adentro, dándole a la puerta


un gran aventón.

-Si piensas que te vas a quedar con mis hijos estas muy equivocado… ¿me
escuchas? No me importa lo que hagas y lo que intentes… no me los quitaras,
maldito esnob hipócrita. -grite con toda la furia y fuerza que podía emanar de mi, la
misma cólera me impidió ver con claridad que no estaba solo en esa oficina, había
tres personas más, hombres, que me miraban con cara de confusión, y pensando
está loca de que manicomio se escapo. El solo se limito a levantarse de su silla y se
encamino hacia mí.

-Señores, si me permiten, pueden regresar después… necesito hablar con la Sra.


Swan.

Los hombres salieron apresuradamente, evitando mirar la escena que estábamos


montando, el me tenía firmemente tomada del brazo, evitando que me fuera o no sé
que pretendía al tomarme con tanta fuerza del brazo. Pero su rostro no mostraba
nada, ni furia, ni vergüenza, nada.

En cuanto terminaron de salir, me solté de su agarre y lo empuje con todas mis


fuerzas, y golpeándole el pecho.

- ¿Cómo te atreviste? ¡Maldito desgraciado!… ni siquiera tuviste los pantalones


suficientes para ir tu y amenazarme, tenias que esconderte bajo la falda de mamita,
para la bajeza que pretendes hacer. - le di un ultimo empujón que lo hizo
trastabillar.

- ¿De qué demonios me hablas, Isabella? ¿¡Te puedes calmar! ¡Maldita sea!

-Del dinero que me mandaste ofrecer… de que me quieres comprar a mis hijos,
como tantas veces lo hiciste conmigo… pues te aviso señor… ellos no están en venta,
y no la tendrás fácil, luchare por ellos… -me interrumpió poniendo cara de
desconcierto.
- 147 -
- ¡No se qué demonios estás hablando Bella! ¡Explícate, por favor!

Conté una vez más la historia de la bruja de Esme, la reacción fue la misma que la
de Paul, se fue enfureciendo poco a poco. Su rostro se tornaba de un rojo brillante
por la ira.

- ¿Cuándo paso eso? -preguntó contenido.

-Hace un rato… no te hagas como que no sabes nada… se que debes de haber
armado todo esto, porque yo no te daba una respuesta de si podías verlos o no…
pero sabía que harías algo estúpido como esto, lo sabía.

- ¡maldita sea! ¡Yo no hice nada!, en este momento iré a la casa, y arreglare este
asunto, te lo dije, no permitiré que nadie se meta ni contigo ni con mis hijos. -Yo no
quería nada para mí, yo quería seguridad para ellos.

-A mí ya te lo dije, me pueden hacer y decir lo que quieran porque se defenderme,


pero a ellos que no los toquen.

-También me preocupa lo que te hagan a ti. -baje mi mirada, no soportaba que me


viera, ni que se acercara demasiado, era muy débil, nunca conseguiría ser
completamente inmune a él.

-No quiero que te nos acerques… no te quiero cerca de nosotros. No es una buena
idea, tu solo traerás problemas, que no quiero que los niños pasen.

-Estas completamente mal de la cabeza y fuera de ti, si crees que yo aceptare no


verlos. Te di la oportunidad de que lo pensaras, porque pensé que serias lo
suficiente madura y sensata para tomar la decisión correcta, pero ya veo que no… y
tampoco creas que me quedare de brazos cruzados.

Eso solo nos llevo a un enfrentamiento más, donde empezamos a gritar


nuevamente si tenía el derecho suficiente o no para verlos, el decía que lo tenía por
el solo hecho de ser su padre biológico, y que la culpa era mía por ocultárselo.

Yo defendía claramente mi posición los niños no tenían porque pasar por uno y mil
escándalos que armara, o la loca de su madre, o Tanya, o Juanita o Panchita la
mucama. Yo defendería la paz y la estabilidad de mis hijos con uñas y dientes. Pero
también tenía que convencerlo de que eso era lo mejor sin que me quisiera pelear la
custodia compartida que él era lo que quería. Sabía que mis antecedentes ayudaría
a que el ganara y tuviera que compartir mis hijos.

- 148 -
Me prometió la luna y las estrellas, para poder verlos, pero ya no era el Edward
humilde de mi oficina, ahora en todo el esplendor del poderío de su edificio exudaba
autoridad, y no me gustaba eso, me hacía sentir más débil que nunca.

-No te voy a permitir que te salgas con la tuya. Aunque no me quieras a tu lado, o
más bien te empeñes en pensar que es así… conseguiré ver a mis hijos.

- ¿En qué maldito momento vas a dejar de ser tan engreído? No desvíes la
conversación hacia a mi o hacia nosotros. Esto… -dije señalándonos y el espacio
entre nosotros -ya no existe, ya no es nada, no estoy aquí por nosotros, estoy aquí
para defender a mis hijos.

-Pero también eso está teniendo que ver… tienes miedo de que si estoy cerca de ti,
puedas volver a reconocer que aun te quedan sentimientos por mí, así como a mi
hacia ti. -bufe ante esa afirmación y me molesto el rumbo que había tomado la
plática.

-No seas absurdo y egocéntrico… mi vida ahora gira alrededor de mis hijos, no de
ti… si estoy aquí es para dejarte claro eso. -dije mirando nuevamente hacia ningún
lado en especifico, no quería exponerme al magnetismo de su mirada.

- ¿Por qué no me ves a los ojos? ¿Por qué no permites que me acerque ni lo más
mínimo a ti? ¿No quieres que vea en tus ojos y tu rostro que aun sientes algo por
mí? -no me di cuenta cuando se fue acercando tanto a mí, hasta que me tomo en
brazos y me planto un beso, profundo y lento, sensual y pasional que requirió toda
mi orgullo y fuerza de voluntad rechazar y evitar.

Con mis brazos me ayude a separarme de él, y una vez liberada, tome vuelo con
una de mis manos y estampe mi mano en su rostro. Dejándole claro que entre él y
yo, jamás pasaría nada más.

- ¡Nunca! Escúchame bien… ¡nunca en tu vida, te vuelvas a atrever a tocarme!


¿Entendido? -grite colérica, a la vez que hacia el ademan de limpiarme la boca.
Aunque internamente era lo último que quería hacer, su sabor se podía sentir en mi
boca aun. Dulce, varonil, cítrico, mentolado. Muy Edward.

-Perdón… pero no lo pude evitar. Esto es más fuerte que yo. Se me salió de
control. -dijo, sin una sola pizca de arrepentimiento. -Recapacita por favor. Déjame
ver a mis hijos. Te lo prometo que no habrá más problemas. Mi madre se va hoy
mismo de aquí. Tanya, no será problema y nadie más nos causara problema alguno.
Tienes mi palabra, te lo juro por lo que más quieras.

- 149 -
-Si te permito que los veas… ¿no me los querrás quitar? ¿Te apegaras a mis
reglas? ¿Se harán las cosas como yo diga?

-Si, todo lo que quieras, hare.

-Puedes ir a verlos hoy en la noche. Solo tú, no quiero más gente. -Salí de ahí con
la poca dignidad que me quedaba, había ido a dejar claro que no los vería en su
vida, y falle. Quería enfrentarme a el dignamente y termino armando un drama
innecesario por un beso que si hubiera sido suficientemente inteligente jamás habría
pasado. Y falle. Ahora tenía que enfrentarme a

Paul, estaba segura que a Kim, por ceder y por ultimo y no menos importante a
mis hijos… decirles la verdad a ellos sería lo más difícil que tendría que hacer en
toda mi vida.

EPOV

Salí hecho una furia a casa, cuando en la mañana había llegado Tanya a decirme
que se iba, a despedirse para siempre de mí, me advirtió claramente que mi madre
pensaba hacer algo por tener a mis hijos, pensé que era solo una mala idea en
contra de ella, era obvio que la relación entre ambas era incluso más tirante ahora.

*Flashback*

-Me voy -me había dicho Tany.

-Tany, quisiera poder decirte que lo pensaras mejor, pero sé que no lograre nada.

-Te amo Edward, pero esto es demasiado para mí, no soportare jamás verte junto
a ellos, verte junto a su madre, saber que ella te dio antes que yo hijos. Me la
recordarían a cada momento.

-Te entiendo. Y Perdóname, nunca quise hacerte daño, lo intente, intente


olvidarla… mucho tiempo. Lo sabes, siempre me esforcé por amarte como merecías.

-Cállate, es lo peor que me puedes decir… quisiera tener la dignidad suficiente


como para decirte ojala que te vaya bien, pero no es así, no te lo deseo, quiero que
sufras de la misma manera en que yo lo estoy haciendo en este momento, quiero que
veas que dejaste lo más por lo menos. Y quiero que te quedes solo, por siempre,
para que veas lo que estoy sintiendo en este momento, que sientas un poco lo roto
que siento mi corazón, mi alma y mi todo. Ojala que se case con ese hombre y veas
como la pierdes para siempre.
- 150 -
-Tany, yo sin embargo, te deseo que puedas ser feliz. Completamente feliz.

-Lo seré, lejos de ti, lo seré… y un día te arrepentirás… de haber deshecho a tu


familia. Íbamos a ser una familia. Tú la desperdiciaste.

-Estoy consciente.

-No, aun no lo estas. -Dio la media vuelta y se fue hacia la puerta, antes de salir
volteo a decirme lo último. -Solo porque no quisiera que sufriera como madre, te
advertiré… cuida a esos niños de tu madre… es una bruja malnacida, que está
dispuesta a hacer lo que sea por quitarle los hijos a esa mujer. -salió sin decir más.
Dejándome con una culpabilidad enorme.

*Fin Flashback*

Me sorprendió la fuerza con que hablo, algo la mantenía así, fuerte ante mí,
orgullosa, aunque la conocía perfectamente y sabía que estaba sufriendo demasiado
y eso era solo mi culpa.

Si la hubiese escuchado, mi madre no hubiera podido hacer nada contra mis hijos.
Y no hubiera estado en peligro de no volver a verlos nunca. Ahora si me escucharía,
ya me había hartado que todo mundo pensara que podían hacer y decidir en mi vida,
como si yo fuera un muñeco de trapo.

En cuanto entre a casa, vi que estaba el auto en su lugar, pregunte a la mucama


por ella y me dijo que se había encerrado en su habitación, desde que llego de la
calle, no dudaba de donde había llegado.

Entre como fiera a su habitación, y la vi frente al espejo con una compresa con
hielos sobre la mejilla, cuando me vio, no sé qué cara debí tener porque abrió los
ojos desmesuradamente y me vio con pánico. Su mejilla estaba hinchada y empezaba
a ponerse morada. Adivine inmediatamente que Bella había tenido que ver con eso.
Y sinceramente no la culpaba.

Me acerque a ella y la tome del brazo, la lleve hacia el armario, saque la maleta
que había dentro, la arroje sobre la cama, y a ella la obligue a tomar su ropa.

- ¿Qué te pasa Ed.? ¿Te volviste loco? -chillo del dolor queriendo soltarse.

- ¡Te me vas en este momento de la casa! Y no te quiero volver a ver cerca de mis
hijos o de Bella, te lo advertí bien claro, si no querías verme molesto, no te hubieras
atrevido a molestarme con esas estupideces que hiciste. Te quiero fuera de aquí
- 151 -
cuanto antes, ya está el vuelo reservado, te vas en una hora, así que apresúrate a
empacar.

- ¡No! ¿Cómo te atreves? por esa golfa del demonio… ¿Cómo es posible que corras
a tu madre?

- ¡No la llames así! Te lo dije, querías verme enojado… ¡Bravo Esme Platt! Lo
conseguiste y en tiempo record. ¡No me importa si eres mi madre o no! con mi
familia no te metes.

-Ella no es tu familia, quería darles lo mejor a tus hijos que no tendrán junto a ella.

-Eso a ti no te importa… te largas de aquí… ya.

-Esto no te lo voy a perdonar, hijo. Es lo peor que le puedes hacer a una madre.
¡Yo tanto que me preocupo por ti!

-Te quiero, demasiado… pero amo más a mis hijos, y a su madre misma. Y ellos
están antes que nadie. Perdón. Pero así son las cosas ahora en mi vida. Si te metes
con ellos, no me importara hacer nada por hacerte pagar lo que les hagas. -antes de
irme, tome su rostro lleno de lagrimas entre mis manos y le di un beso y un abrazo.

-Yo solo quería conocer a los niños. -susurró entre sollozos.

-No elegiste la mejor manera… ahora vivirás con las consecuencias de tus actos.

Salí de su habitación, le dije al chofer que estuviera listo para que la llevara, tome
mi auto y me dirigí al centro comercial más grande que había, entre a una
juguetería y compre muchas cosas, se que podre sonar materialista, que ellos
necesitan mi amor en lugar de juguetes nuevos, pero yo necesitaba su aprobación, y
tenía que llegar con un presente para ganarme su confianza. Además eran mis hijos
y ellos merecían lo mejor. Y yo estaba ahí para dárselos.

Me había preparado con todos los regalos, solo esperaba que el tiempo corriera
rápido, para que diera la hora en que tenía que estar frente a ellos, en que por fin,
me dijeran, "¡hola papá!".

Hola... espero que les haya gustado... :)... Muchas gracias por todos sus RR, y
favoritos... les agradezco de

- 152 -
sorry que esta vez no cnteste reviews... pero el tiempo apremia, y pues preferi
subirles cap. sino me iban a tener que esperar hasta el domingo en la noche.. y no
querian eso verdad?

Bonito Weekend.

Saluditos

Krisny!

- 153 -
Chapter 12

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Estaba preparándome psicológicamente para lo que me esperaba en la noche,


estaba pensando la mejor manera de decirles a mis hijos que su padre había
regresado y que los quería conocer. Si el muy idiota no hubiera hecho la escenita de
la librería para mí sería más fácil hablar con ellos, pero ahora ¿cómo les explicaba
que el tipo gruñón de los gritos a Kim, era su papá?

Me paseé por la sala como león enjaulado, Kim me vio y me dijo que ellos eran
niños que podían olvidar fácilmente y que estaba en mi la manera en que lo
aceptaran, que si yo creía que era una buena decisión el que él los conociera, tenía
que ir hasta las últimas consecuencias y hacer que ellos lo aceptaran, sin importar
que.

No lo había hablado con Paul, sabía su punto de vista al respecto, y no estaba


interesada en pelear con él una vez más por lo mismo.

Cada quien estaba en su habitación, Marie, estaba jugando con sus muñecas, en
su casita de princesas, podía pasar horas y horas ahí metida con sus "hijas" como
decía ella; Robbie estaba coloreando, creo que no podría ser más igual a su padre, a
ambos les gustaba mucho dibujar, una de las cosas por las que Edward había
querido estudiar ingeniería civil era porque le gustaba y tenía mucha facilidad para
hacerlo, lo mismo pasaba con Robbie, se entretenía mucho coloreando o dibujando
cosas. Los llame para que se reunieran conmigo en mi habitación. Los dos salieron
corriendo como loquitos hacia mí. Sonreí ante su entusiasmo de siempre. Los tomé
de la mano y los llevé a mi recamara.

- ¿Qué pasa mami?...

-Quiero hablar con ustedes de algo importante.

-Fue Marie… ella rompió el libro, yo le dije que me lo prestara y me lo arrebato y


se rompió. -se apresuro a decir Rob. A lo cual les fruncí el ceño juguetonamente. Ya
después vería que desperfectos habían dejado en la bodega de libros.

-No es eso amor… es algo más de lo que quiero hablar, no los voy a regañar, solo
- 154 -
quiero platicar de algo que paso, y es importante para todos.

Ellos se acomodaron mejor en la cama, y me miraron con sus ojitos llenos de


curiosidad, estaban muy atentos a lo que tenía que decirles. Y mi corazón latía a mil
por hora.

-Bueno… hace unos días, una persona me dijo que los quería conocer. El tiene
muchas ganas de verlos, pero no sabíamos como lo iban a tomar ustedes. Sé que
puede resultar un poquito difícil al principio, y si no lo quieren ver esta bien, solo
díganmelo, yo no me voy a enojar ni los voy a obligar.

- ¿Quién es mami? -pregunto Marie chupándose su dedito.

-Es alguien a quien ustedes extrañan mucho, y que él también los ha extrañado.
-Pude ver la carita de Marie formándose una gran sonrisa. -Su papá… dejo de
trabajar lejos… y regreso.

- ¿Paul? -preguntó Robbie, con el ceño fruncido.

-No mi amor, no es Paul, es su papá de verdad… el regreso y supo que ustedes ya


estaban grandes y quiere estar compartiendo tiempo con ustedes, jugar, platicar.

-Pero… ¿Paul se irá? -volvió a cuestionar Robbie insistente.

-No, Robbie, Paul seguirá aquí, solo que tu papá también. El estará con ustedes,
como ustedes querían… ¿se acuerdan?

- ¡Si! Yo si… te dije que iba a venir Rob, porque los papás tienen que cuidar a los
bebés. ¿Verdad, mami?

-Si, mi amor. El los quiere cuidar también. -se puso a brincar en la cama, yo
estaba contenta de verla así, pero me desconcertaba la actitud de Robbie. -Nene, se
que puede resultar confuso para ti, tener a Paul y a tu papi de regreso, pero yo
respetare lo que tú quieras. Si no te sientes listo para verlo, no lo hagas, el lo
entenderá. Y Paul, bueno el también entenderá. ¿Quieres verlo?

-No se mami, es que Paul es bueno, el me dijo que sería mi papi y que me llevaría
a karate, y me lleva a jugar y pelea conmigo. Ahora no se si va a querer hacer eso
conmigo.

-Estoy segura que con los dos podrás hacer lo mismo.

- 155 -
Asintió pero no muy convencido de lo que pasaría. Marie en cambio, estaba como
una castañuela de alegre, no dejaba de sonreír y de decirme todo lo que le contaría
y mostraría.

Un ratito después, los metí a bañar y los cambie para que estuvieran presentables,
la idea de ponerse "guapos" por supuesto fue de mi chiquitina, era la niña más
coqueta que hubiese conocido. Estuvimos en la sala, esperando a que llegara, por mi
mente aun pasaban ideas que pudieran hacerlo no llegar, sobre todo tomando en
cuenta que era un hombre casado y con una familia bastante desagradable. Si se
atrevía a dejar a mis hijos vestidos y alborotados, no habría una segunda
oportunidad para que los viera, no iba a permitir que jugara con sus sentimientos.

Unos cuantos minutos después sonó el timbre, me pare lo más despacio posible,
quería retrasar el momento lo más que se pudiera, tenía que reconocer que había
sido de lo más puntual, noté como ambos pequeños se pusieron nerviosos. Marie
que era una nena súper hiperactiva de repente se quedo tan quieta que parecía
estatua. Robbie simplemente se quedo sentadito, viendo hacia la puerta.

Caminé a pequeños pasos hacia la puerta, el timbre en ese lapso de tiempo sonó
dos veces más, al parecer teníamos una clara diferencia de sentimientos, el ansioso
por entrar y verlos y yo, todo lo contrario. Cuando abrí la puerta, su sonrisa era
tímida pero ansiosa, vi que traía varias cajas de regalo con él, le fruncí el ceño y
sonrió a manera de disculpa.

-No los tengo acostumbrados a que tengan todos los juguetes que quieran… se
harían malcriados. No pienses que permitiré que te los ganes de ese modo. -espeté
poniendo mis manos en jarras.

-Lo sé, no estoy pasando sobre tu autoridad, pero tenía que llegar con una ofrenda
de paz. Ellos no me conocen y pueden estar recelosos, que mejor que romper el
hielo con algo que les guste.

-Podrías intentar eso con tu cariño y tu presencia… no con cosas materiales…


como siempre intentas hacerlo.

-En otro momento intentaría rebatir eso, pero no ahorita Bella. Quiero ver a mis
hijos, y no permitiré que me vean discutir con su mamá. -Rodé los ojos y me hice a
un lado para que pasara.

Me espero a un lado de la puerta y volteé hacia él.

-Ya les he contado de ti… no saben la historia real… piensan que estuviste
- 156 -
trabando lejos. Y que has regresado los viste y quieres conocerlos. Marie está muy
dispuesta, no puedo decir lo mismo de Rob. Si él decide que no quiere hablar
contigo o algo, yo no lo forzare y te rogaría que tú hicieras lo mismo.

-Entendido. -asintió con un movimiento de cabeza.

Pase caminando frente a él, pude escuchar como soltaba todo el aire y un suspiro
como para agarrar valor. Empezó a caminar también delante de mí, y pronto
estuvimos a la vista de ellos. Fue claro como el ceñito de Robbie se frunció más
pronunciadamente. Le tenía miedo. ¡Estúpido Edward gritón!

-Amores… su papá está aquí… se llama Edward, y tiene muchas ganas de


conocerlos.

El no hacía nada, solo estaba parado a mi lado, viéndolos como un ciego, que ve
por primera vez la luz, Rob no hizo amago de levantarse, y Marie, dio un paso y
retrocedió dos, nerviosa y tímida. Volteo a verme como pidiendo autorización de si
podía o no acercarse, yo le sonreí cálidamente tratando de infundirle valor. Ella lo
tomo de la misma manera y camino hacia el con una gran sonrisa en sus labios, el se
puso de cuclillas para quedar a su altura y la niña corrió los pocos pasos que los
separaban para arrojarse a sus brazos. El la recibió con un enorme abrazo y hundió
su rostro en sus rizos.

-Pero… tu eres el señor bonito… tú no eres mi papi…

-Sí, mi pequeña yo soy tu papi… y nunca más me iré de tu lado cariño. -dijo él
mientras volvía a abrazarla, pero esta vez su mirada se clavo en Robbie que no se
había movido ni un ápice. Y solo observaba la imagen frente a él.

El nudo en mi garganta me hacía imposible hablar para hacer que Rob


reaccionara. Solo me acerque a él y tome su manita entre las mías. Sus ojitos
suplicantes me hacían la misma pregunta muda que hizo Marie, ¿puedo acercarme?
Sonreí de la misma manera, y asentí. El se levanto de su asiento y camino
dubitativamente hacia él. Edward tomo con una sola mano a Marie y extendió la otra
hacia el niño. El se quedo a pocos pasos y solo estiro su manita, queriendo
estrecharla como se saludaba educadamente a un extraño.

-Hola Robbie. -dijo Edward, tomando su mano. Pero con una cara de clara
decepción.

-Hola señor. -respondió él tímidamente. Mirando a ambos alternadamente.

- 157 -
-Es papi, Robbie -intentó susurrar Marie, pero todos pudimos escucharla. -No le
digas señor.

-Está bien… déjalo pequeña, cuando el este cómodo me llamara así… ¿cierto hijo?
-El solo hizo una mueca de aceptación.

La tensión era palpable, aunque Marie estuvo junto a Edward tratando de


acaparar su atención, Robbie había regresado a mis brazos y solo los observaba sin
pronunciar palabra. Yo me sentía incomoda, no sabía cómo reaccionar, obligar a Rob
a acercarse no era una opción, pero en cierto modo me apenaba ver como Edward lo
veía triste al ver que el niño no quería acercarse a él.

Intente aligerar un poco el ambiente. Por el bien de mis hijos tenía que ayudar un
poco a que se diera bien la interacción de su padre con ellos.

-Edward, ¿no les habías traído algo? -pregunté con la sonrisa más natural que
pude fingir en ese momento. Causando la confusión de él.

-Ah sí… les traje unos regalos… ¿los quieren ver? -Marie se emociono y acepto
enseguida, mientras que Rob solo dijo que si con su cabecita. Me ofrecí a traerlos y
dejarlos frente a ellos.

-En lo que abren sus regalos iré a preparar algo para tomar y comer. -Al ver lo que
me proponía, Edward volteo y me agradeció con una sonrisa de esas que me dejaban
sin respiración años atrás, pero que ahora siempre estaban teñidas de dolor y
tristeza.

Cuando regrese Rob ya se había unido a ellos, estaba un tanto más alejado que
Marie, pero sin duda empezaba a acoplarse. Deje la jarra de refresco y la charola
con los sándwiches sobre la mesa y me senté al estilo indio junto con ellos.

Los chicos me mostraban sus juguetes emocionados, Rob poco a poco se fue
abriendo a su padre, como le había regalado unos muñecos de acción, le contaba
como el practicaba al karate y como daba las patadas de la misma manera que sus
muñecos, Marie hacia otro tanto llamando su atención y diciéndole que ella también
daba patadas. El sonreía a cada una de las ocurrencias de ellos, de pronto me sentí
excluida de ese grupo. Ellos se estaban conociendo, mientras que yo, ya sabía todo
eso que los chicos decían, su atención era casi por entero para Edward. Y él hablaba
y preguntaba cosas queriendo saber todo lo posible de ellos.

Me levante de ahí y me fui hacia el jardín, me senté en la banca que estaba bajo
un frondoso árbol que proporcionaba una brisa de aire muy tranquilizadora. Medite
- 158 -
si lo que estaba haciendo estaba bien, si el realmente tenía el derecho de venir y
ganarse a mis hijos así como si nada, después de todos esos años. En parte era mi
culpa, pero porque tenía que exigir algo que él había despreciado. Si no quieres a la
madre no puedes querer a los hijos ¿no?

Me preguntaba si Paul tendría razón, y solo estaba acercándose sutilmente para


después quitármelos y llevárselos a vivir lejos de mí. Con su perfecta familia, a lo
mejor la bruja de Esme tenía razón y lo único que él quería era tenerlos con él y con
Tanya sin importar nada. De pronto me sentí enferma. Temiendo que apartara a mis
hijos de mi lado.

-Gracias… por dejarme verlos. Es la mejor tarde que he pasado desde hace
muchos años. -su voz me saco de toda perturbación. No sé cuánto tiempo había
pasado, pero el cielo empezaba a teñirse de un color más obscuro.

- ¿Te vas ya? -pregunté, esperando a que su respuesta fuera sí.

-No, pero los chicos preguntaron por ti, y te encontré aquí.

-Solo les daba un tiempo a solas. -Respondí.

-No pretendo quitártelos, ni a quitarte su cariño, no quiero que sientas que no


podemos estar en el mismo sitio los cuatro.

-Se que nadie puede quitarme su cariño, Edward. Solo les di espacio para que te
acercaras a ellos y los pudieras conocer. Como puedes ver son algo complicados. En
especial Rob.

-Creo que me ha aceptado un poco más. Al menos ya no me dice señor. Me han


aceptado mejor de lo que pensé.

-Solo son niños… ellos no saben ni tienen porque saber todo lo que hemos pasado.

-Bella yo… sé que es tarde para esto, pero si tan solo… -se sentó a mi lado, más
cerca de lo que hubiera querido, e intentaba buscar las palabras para continuar su
frase. Pero los gritos y los pasos de la carrera que venían jugando los niños nos
sobresaltaron.

El volteo a verlos con una sonrisa y ellos llegaron sin aire junto a nosotros con una
pelota. Se recompusieron un poco y nos propusieron jugar futbol. Como lo hacíamos
siempre que íbamos al parque con Paul.

- 159 -
Acepte solo porque no quería armar escenas frente a ellos. Pero no me sentía para
nada cómoda de convivir con Edward.

Se había oscurecido un poco más, cuando vi como se prendía la luz de la cocina


que era la que daba hacia el jardín, voltee a la puerta esperando ver salir a Kim por
ahí para pasar a su casita, y en efecto ahí estaba Kim, pero también estaba Paul,
unos pasos delante de ella. Pude notar como un dejo de dolor pasaba por su rostro,
creo que la imagen que dábamos era la de una "familia perfecta" con la diferencia
de que estábamos lejos de serla. Ese hecho debió haberle causado esa reacción a
Paul.

- ¿Que les parece si terminan el juego ustedes solos? -sonreí y me fui hacia donde
Paul seguía observándonos. Edward se detuvo a preguntar qué pasaba, pero al ver a
Paul, su respuesta estaba clara.

Caminé rápido hacia Paul… necesitaba explicar que hacia Edward ahí. El tenía
derecho a una explicación siendo mi pareja.

-Hola, linda. -dijo tomando mi rostro entre sus manos y besándome con un poco
más de ímpetu. - ¿Qué hace él aquí?

-En la mañana querías casi matarlo, y ahora están conviviendo como la familia
feliz.

-Lo hago por los niños. Eso ni lo dudes. Hable con ellos y decidieron que lo
querían ver.

- ¿En dónde me deja eso a mí, Bella?

-Nuestra relación no tiene nada que ver con que ellos convivan con Edward. Entre
él y yo las cosas no cambiaran. Todo es por los niños.

Escuche un grito de "Papá" y voltee pensando que algo habría pasado con los
chicos, pero al ver como Robbie corría hacia Paul me quede de una pieza.

Se lanzó a sus brazos y Paul lo recibió contento, con una sonrisa radiante
adornando su rostro. Kim que presencio toda esa escena. Se quedo también
sorprendida y solo me hizo una mueca de extrañeza.

-Hola campeón… ¿Cómo estás?

-Bien, ¿quieres venir a ver mis muñecos nuevos?


- 160 -
No podía permitir que eso pasara… tenía que aclarar esa incómoda situación, Rob
no podía seguir pensando que Paul era su padre.

-Robbie, creo que sería mejor que terminaras de jugar con tu papá… y después
vienes con Paul ¿si?

-Déjalo, Bella. No hay problema. De todos modos creo que será mejor irme, ya es
un poco tarde. -se acercó diciendo Edward de la mano de Marie, quien sonrió a Paul.

-Está bien… -era una situación por demás incomoda, ver las miradas que se
lanzaban Edward y Paul. El se despidió ahí de los chicos. Y a mí solo con un
asentimiento de cabeza. Kim lo acompaño a la puerta.

Solo quería que mi día terminara, había sido agotador emocionalmente.

Cenamos los cinco una vez más aligerado el ambiente, los niños tenían diferentes
pláticas, y los tres adultos los seguíamos a ambos en sus respectivas anécdotas, no
me pasaba desapercibido como Paul se tensaba cuando hablaban de Edward y Marie
contaba maravillas de él. En tan poco tiempo él se había ganado completamente su
corazón, creo que para ella el extrañarlo desde siempre había sido un punto
determinante en aceptarlo de inmediato.

Unas horas después de que se fueron a dormir, Me recosté sobre el pecho de Paul
en el sillón, mientras el dejaba suaves caricias en mi cabella o mi espalda.

-Te amo, Bella. -Me acurruque más a su lado, titubeando un poco al contestar…
como siempre - Solo necesito saber que estas dispuesta a corresponderme. Si no es
así… te agradecería que fueras sincera.

-Paul, yo… te quiero… mucho. Y si he estado contigo todo este tiempo es porque
quiero formar una relación sería contigo.

-Pero él regreso. Yo no sé como tomar eso. Tú puedes pensar que no hay nada,
pero puedo ver la manera en que te mira, la manera en que tú evitas su contacto
físico, visual y cualquier tipo de acercamiento. Eso no lo veo normal. Y no me gusta
jugar al mártir o al sacrificado, porque simplemente no lo soy. Cuando quiero a una
persona la quiero solo para mí, no quiero fantasmas en mis relaciones, la quiero
totalmente entregada a mí.

-Tu nunca me podrías tener solo para ti, están mis hijos… ellos son lo primero
siempre para mí.

- 161 -
-No seas bobita, eso lo sé, me refiero al amor de un hombre y una mujer, no a tu
amor en general.

-El ya es mi pasado, siempre lo ha sido desde que estoy contigo. No le demos más
importancia de la que tiene ¿si? Quiero estar contigo.

-Tendré un poco más de paciencia… hasta que escuche sin un solo titubeo que
también me amas como yo lo hago. -me rendí a sus labios, por un momento, hasta
que el recuerdo del beso de Edward de esa mañana llego a mi mente. Mis labios
sumergidos en ese pensamiento se movieron feroces sobre los de Paul. Algo que él
interpreto como una muestra de pasión.

EPOV

Sentir los bracitos de mi niña en mi cuello y el aroma de su cabello muy similar al


de Bella, me hizo añorar con más ganas ser parte de esta familia, unir todas las
piezas dispersas y formar una sola, ella, mi Bella, mis niños y yo. Pero qué lejos
estaba de cumplir mis deseos.

De eso fui consiente al momento de que vi como mi hijo no quería ni acercarse a


mí, como solo tuvo un gesto amable y me partió el alma escuchar cómo me decía
"señor" en lugar de papá como lo venia imaginando durante el trayecto a esta casa.

Poco a poco me gane la confianza de mi pequeña, y fue hasta el momento en que


obtuve un poco de ayuda por parte de Bella, que mi niño se acerco, aceptando
conocerme un poco. Había sido superficial llegar con juguetes, pero era la única
manera que se me ocurría que me podía acercar a ellos y que me aceptaran
rápidamente.

Había sido un tanto fácil, Marie era una niña encantadora, me recordaba mucho a
Bella, era extrovertida como ella, bueno, a mi antigua Bella, la actual siempre tenía
una mirada de reproche, sino es que odio cada vez que me observaba.

Robbie, comprendía que solo estaba contrariado, pero aun así, podía ver que su
carácter era fuerte, lo había comprobado el día que los vi en la librería, y él había
protegido a su hermana.

Cuando Bella salió dejándome solo ahí con ellos, me aterroricé un poco, nunca
- 162 -
había convivido mucho tiempo con un par de niños, no sabía qué tipo de cosas
podían preguntar o hacer. Marie era muy curiosa, me pregunto porque no había
llegado antes, yo mismo me hice esa misma pregunta. Me altero un poco el que Rob
me dijera que su "papá" lo llevaba a jugar beisbol, o que luchaban cuando jugaban,
sentí muchos celos, ese perro estaba luchando por ganarse mi lugar. Eso no se lo
permitiría.

Cuando empezaron a preguntar más constantemente por su mamá, la busqué


levemente con la mirada, pero no la vi por ningún lado, y no entraría a ninguna de
las habitaciones para buscarla. Se pondría como una loca. Entré a la cocina,
esperando que estuviera cocinando o algo así. No estaba ahí, pero por la ventana
que daba a un jardín la vi sentada bajo un árbol. Era la imagen más hermosa que
pudiera contemplar. Miraba al vacio con su ceño fruncido, perdida en sus
pensamientos como solía hacerlo. Su piel blanca refulgía en las sombras que
proporcionaba ese gran árbol. Su cabello volaba con el aire que debía estar
soplando, saco la punta de su lengua y recorrió sus labios, de una manera tan
inconsciente pero no por eso menos sensual, una vez que refresco sus labios, mordió
su labio inferior, una manía que tenía cuando estaba preocupada.

Abrí la puerta corrediza y Salí a su encuentro, no sabía que decir, era lo que me
pasaba últimamente con ella, nunca sabía que decir, me quedaba mudo, me quedaba
incoherente, lo único que mi cuerpo y mi mente querían gritar era ¡Te amo! ¡Nunca
he podido olvidarte! ¡Perdóname! ¡Te lo ruego! ¡Vuelve conmigo! No lo haría, sabía
la respuesta a todo eso. Solo me quedo agradecerle, y al ver su rostro, pude
descifrar lo que pasaba por su mente. Antes me era muy difícil poder leer sus
reacciones ahora no tanto. Creo que el extrañarla tanto me había hecho recordar
cada uno de sus gestos, movimientos y al hacerlos podía aprender que significaban
en su momento, si tanto solo eso hubiera podido hacerlo cuando estábamos juntos,
nos hubiéramos evitado muchas dudas, y muchos silencios.

No me importo parecer patético, las palabras se fueron escapando torpemente de


mis labios, estaba a punto de decirle de rogarle que me diera otra oportunidad más,
pero los gritos y la aparición de los niños frente a nosotros, me detuvo de hacerlo.
Por algo sería.

Estuvimos un momentito jugando futbol, idea de Robbie, Bella había aceptado


jugar con nosotros y realmente me encantaba la imagen que presenciaban mis ojos,
así es como debió haber sido, a pesar de que estaba disfrutando el momento y a mis
hijos no pude evitar el reprocharme mentalmente por haber sido tan idiota. Por
haber renunciado a mi familia.

Pero como nada dura para siempre, el imbécil hizo su aparición, no me paso
- 163 -
desapercibido la cara de odio con la que me vio, cuando se percato de mi presencia.
Por supuesto no me amedrento.

La parte donde el imbécil había ganado fue el que mi hijo lo reconociera a él cómo
papá, solo esperaba que Bella le aclarara ese malentendido. Yo era comprensivo,
pero no soportaría mucho tiempo el estar en esa situación con Robbie.

Cuando llegué a casa, me golpeo aun más fuerte la soledad, incluso Tom se había
marchado, no habíamos convivido mucho en el tiempo que estuvo aquí, pero si lo
echaba de menos, aunque tuviéramos nuestras diferencias por el asunto de Bella, el
era mi mejor amigo, lo habíamos sido desde chiquillos, y habíamos superado muchas
cosas, es por eso que le tenía tanto cariño.

Entré a mi despacho, me serví una copa y estuve viendo todo a mi alrededor,


lúgubre, solitario, vacio. En un estante estaban las fotos que Tany había puesto
cuando hicimos la mudanza, la culpabilidad se hizo presente al verlas, me dolía ver
el rostro de Tany en esas fotos, me miraba llena de amor, y yo como siempre
conformado con la situación a mí alrededor. Saqué la cámara que encontró Tanya, y
que en ese momento la tenía guardada en mi escritorio, y vi la diferencia que se
marcaba en ambas fotografías, ambas me amaban, y yo había sido un hijo de perra
que las daño a las dos. Pero había una diferencia más… Yo en una de esas fotos era
feliz, sonreía, me sentía pleno. Y en este momento lo ansiaba más que nunca.

Quería ser yo el que se hubiera quedado ahí con ella, con el que compartiera la
lectura de historietas para dormir. El que estuviera en su cama rodeándola con mis
brazos. Y su cabeza en mi pecho desnudo diciéndole cuanto la amo… que ahora la
amaba más que nunca.

A la mañana siguiente lo primero que hice cuando llegue a la oficina, fue llamar a
Bella, necesitaba ver a mis hijos, y teníamos que hablar de los tiempos que me
permitiría verlos.

-Hola… -fue su escueto saludo al decirle que hablaba yo.

-No molestare mucho, solo quería que aclaráramos unos puntos, sobre las visitas a
mis hijos o el tiempo que los podre ver, y todo eso.

-Edward, los niños tienen horarios de actividades, no puedes venir a descomponer


eso así como así. Van a la escuela, tienen clases extraescolares, tienen un horario de
comida, de dormir.
- 164 -
-Precisamente por eso… tenemos que organizarnos. Te lo dije bien claro, quiero
formar parte de su vida al completo, si eso requiere que salga de juntas para ir por
ellos a la escuela, o llevarlos a sus clases extras o al médico o algo, lo hare, soy su
padre.

-Necesitamos hablarlo entonces, no por teléfono. Ven a mi oficina esta tarde si


puedes.

- ¡Claro! Estaré ahí a las cinco.

Mi tonto corazón bailaba de alegría al saber que la vería, que estaríamos a solas,
pero mi cerebro me decía que no sería nada relevante, pero aun así yo sentía un
cosquilleo de adolescente en mi estomago.

Llegue puntual a la cita, la secretaria me vio cautelosamente, como debatiéndose


si llamar a seguridad o a un loquero. Le sonreí, a manera de disculpa por mi
comportamiento anterior.

-Hola, busco a Bella Swan.

-Voy a ver si esta disponible, ¿Su nombre es?

-Edward Cullen.

Hizo la llamada para anunciarme, me pidió que esperara unos minutos y que ella
me haría pasar cuando estuviera lista. Me sacaba un poco de quicio el papel de
mujer ocupada que mostraba ahora ante mí. No quería que siempre estuviera lista
para verme, pero si al menos mostrar un poco de cortesía. Pasaron más de quince
minutos para que por fin saliera de su oficina a decirme que pasara.

Aunque estaba molesto, todo se esfumo al verla, ¿en qué momento se había vuelto
así de hermosa? Cada día estaba más radiante, puedo jurar que me quede como
medio minuto como imbécil parado solo contemplándola.

- ¿Vas a pasar o quieres que hablemos aquí? -me preguntó confundida. Asentí
como un autómata y pase delante de ella, hacia su oficina. Pude escuchar como pidió
no ser interrumpida por visitas o llamadas. -Bien, creo que no será difícil llegar a un
acuerdo -anunció al sentarse en su silla.

- ¿Ya hiciste un horario o algo así?

-No aun no, pero creo que es sencillo. Yo voy por ellos a la escuela todos los días,
- 165 -
creo que podemos repartírnoslos, si te parece, claro. Los días que te toque ir por
ellos tendrás que llevarlos a sus actividades de la tarde, y dejarlos en casa o en la
librería después de que hayan terminado.

-De eso también quiero hablar, no me parece seguro que estén tanto tiempo ahí
solos con la chica que trabaja ahí, el día que los conocí estaban entre los estantes y
cualquier puede llevárselos cualquiera o hablar con ellos.

-Kim los conoce desde que son unos bebés, y ha sabido cuidarlos bien.

-Si claro, como el día que Rob se le extravió en el centro comercial y lo


encontramos nosotros ¿no?

-La seguridad de los niños con Kim, no está a discusión, sino el horario que
tendrás para verlos.

-Pues en esos días, prefiero que estén conmigo hasta que tú te desocupes y
llevarlos a donde estés tú.

-Ellos tienen que hacer tareas, comer, y más cosas de las que Kim se encarga, no
puedes tenerlos todo el tiempo hasta que me desocupe.

-Deberías estar más al tanto de ellos, yo te estaré pasando dinero para su


manutención, tal vez así podrías reducir tus horarios de trabajo.

- ¡Basta! ¡No! no vas a venir a imponer cosas a mi vida como si fueres el dueño de
la misma. Yo trabajo el tiempo que necesito y quiero, mis hijos jamás han estado
desatendidos, y no necesito tu dinero.

-Es mi obligación proveerles todo lo que mis hijos necesiten.

-No, te libero de esa responsabilidad, no queremos tu dinero, gracias a Dios no


nos hace falta. No permitiré que la loca de tu madre piense que es lo único que
quiero de ti.

-Tú puedes pedir lo que quieras de mí y lo tendrás Bella. -me golpee mentalmente
por las palabras dichas sin pensar. Pero reprimí una sonrisa al ver que ella se
ruborizaba.

-Pues… no… Yo no quiero nada de ti. Solo tú presencia y tú cariño para mis hijos.

-Nuestros hijos… -corregí. -Eso dalo por hecho, no me separare de su lado nunca
- 166 -
más.

-Eso espero… porque si te alejas y les haces daño, en tu vida volverás a saber
nada de nosotros. ¿Entendido?

-Si, ok, ¿Que hay de los fines de semana? sábado y domingo.

-No quiero exponerlos aun a tu esposa, ni a tu madre. Esos días tendrías que estar
con ellas y no quiero que ellos tengan relación con nadie de tu familia aun.

-No hay nadie de mi familia, me separé de Tanya y mi madre se ha ido de regreso


a Chicago. -pude leer en su mirada la confusión que mis palabras causaron.

-Bueno pues… de todos modos aun no se que pasara esos días, son los días que
pasábamos junto a Paul.

-Eso es algo de lo que yo también quiero hablar… No quiero que mis hijos sigan
pensando que él es su padre. -dije tajante.

-Eso es complicado, Rob está confundido, tengo que ir aclarándole la situación


poco a poco. Además, es normal que lo piensen, el ha estado con ellos en muchos
momentos importantes en los que tu no estuviste ahí.

-No por mi elección, ¿recuerdas? Yo ayudare con eso. Yo hablare con Rob.

-No puedes hacer eso, él no te tiene la suficiente confianza aun para esas pláticas,
solo lo atemorizaras y lo vas a confundir más.

- ¿Que tan sería es tu relación con él? -por mi boca seguían saliendo palabras sin
detenerme a pensarlas.

-No es de tu incumbencia.

-Lo es, porque mis hijos están de por medio.

-No voy a hacer algo que les afecte a ellos, ellos entienden que Paul y yo estamos
juntos.

- ¿Lo amas? -pregunté con la esperanza de que dijera que no.

-Si. -dijo decidida. Sentí como el aire escapaba de mis pulmones.

- 167 -
No pude soportar más estar en esa habitación inundada de su aroma, de su
indiferencia, bajo el desprecio de su mirada. De su olvido. Me había olvidado y su
corazón ahora pertenecía a alguien más.

- ¿Me dirás los días que tengo que ir por ellos?

-Como no podrás verlos sábados y domingos, tendrás tres días de la semana,


lunes, miércoles y viernes. Solo te pido que cumplas con los horarios que te enviare
por correo.

Asentí y Salí en silencio, derrotado y desilusionado, no la podía tener ya, ella ya no


me amaba, ya no me pertenecía, pero estaban mis hijos, y eso era suficiente por el
momento.

Los días pasaban, y cada día me acostumbraba más a mis hijos, ellos también me
habían aceptado más. Compartíamos mucho tiempo juntos, cuando iba por ellos a la
escuela, los llevaba a mi casa, había mandado instalar en casa unos juegos en el
jardín, ahí jugábamos un rato, después nos poníamos a hacer la tarea, ellos siempre
querían dejar alguna para hacerla junto a su mamá. Comíamos y después los llevaba
a su casa o a la librería, dependiendo de donde me dijera Bella.

Algunas veces me había topado con el idiota de Paul en casa, pero no pasábamos
de simples miradas de odio, nunca hablábamos. Rob seguía diciéndole papá, pero
ahora a mí también me decía así.

Una noche de viernes, que Bella me había dejado llevarlos al circo, ya que al día
siguiente no tenían colegio, llegamos muy tarde, pues después de la función
habíamos ido a cenar, y se nos paso el tiempo. Cuando llegamos a casa, Bella estaba
recostada en el sillón un poco adormilada.

-Llegamos, perdón por la hora, pero es que se nos fue el tiempo.

-No te preocupes, se como son estos diablillos. -me dijo con una sonrisa perezosa.
-A bañar cochinitos… para que se metan a la cama. -se dirigió a los chicos que
corrieron despavoridos hacia sus habitaciones, imaginé.

-Bueno, me voy… se hace tarde.

-Quieres esperar a que los bañe, puedes acompañarlos a sus camas. -Me ofreció, a
lo cual me sorprendí, nunca pensé que me llegara a decir algo así.
- 168 -
-Si claro. Por supuesto.

-Ven, el baño esta por acá, puedes ayudarme también con eso. -asentí
vigorosamente y la seguí como un perrito feliz.

Ella entro a sus habitaciones buscando sus pijamas y accesorios para el baño.
Logre agarrarlos a ambos, y los lleve hasta donde ella me indico que era el baño.

Fue toda una experiencia hacerlo, eran demasiado juguetones, y salpicaban a


Bella o a mí con el agua, algunos mechones de su cabello se habían salido de su
coleta y caían mojados por su rostro, intenté quitarlos pero como siempre lo hacía
evitó mi contacto. Mi camisa aunque tenía las mangas subidas hasta el codo,
termino empapada. Ella se rió cuando Rob me aventó un buen chorro de agua
dejándome todavía más mojado. Pero no me importó o molestó que le consintiera
esa travesura, al contrario, me agradó verla reír de esa manera. Después de un baño
bastante largo, los sacamos de la bañera y los vestimos con sus pijamas.

Ella me indicó cual era la habitación de Rob, y fui hasta ahí, le deshice la cama, y
lo acosté. Le pregunte si quería una historieta, pero me dijo que el ya era un niño
grande y no le contaban historias. Me avergoncé un poco por no saber eso de mi
hijo. Toda esa pena paso, cuando él se levanto un poco y me abrazo, me dio un beso
y dio las buenas noches. Eso hizo mi día completamente feliz.

Iba saliendo de la habitación cuando vi que Bella venia hacia mí con una toalla.

-Ten, sécate estas muy mojado. -Ella traía una bata de dormir, que llegaba poco
más arriba de su rodilla, intente que mi vista no se clavara mucho en su cuerpo, que
como ya lo había notado había madurado y estaban más acentuadas sus caderas o
sus senos.

- ¿Ya se durmió Marie? -cuestioné intentando cambiar mis pensamientos del


rumbo que venían tomando.

-No, aun falta su historia de princesas encantadas… aunque alguien nos debería
de decir que esos cuentos de hadas no existen.

-Pueden que no sean precisamente cuentos de hadas, pero son historias que
pueden ser parecidas si uno así lo quiere.

-Como sea… -rodó los ojos - ¿Me acompañas con Marie o ya te vas?

-Te acompaño, quiero despedirme de ella.


- 169 -
Entramos a la habitación y ella estaba en una casita de muñecas que había ahí.

-Amor, no te cansas de jugar. A la cama, en este momento.

- ¡Papi! ¿Tú me vas a contar el cuento?

-Si tú quieres sí.

Tomó mi mano y me llevo hasta su camita, Bella nos vio desde un taburete que
tenía por la habitación, y empecé a contarle el libro que ella me había dado, tomo la
muñeca que le había traído el día que vine por primera vez, se acurruco y chupo su
dedito.

Sus ojitos se cerraban, pero ella no lo permitía hasta que terminara.

-"entonces el príncipe llego y rescato a la princesa de ese calabozo donde la tenían


encerrada, huyeron en el blanco corcel y llegaron al reino de donde ella era
princesa… por fin serian felices, el día de su boda, sellaron su eterna felicidad con
un beso de amor, y rey y la reina fueron felices para siempre"

-Me gusto -dijo adormilada. -Papi… tú eres un rey. -sonreí y di un beso en su


frente. -y mi mami una Reina, porque yo soy la princesa…

-Si amor, eres la princesa más hermosa de todo el mundo -le dije arropándola con
su cobijita.

-Haz lo que dice mi cuento entonces… dale a mi mami un beso de amor… para que
vivamos felices para siempre. -me descolocó por completo.

-Ok, pero lo haremos después, ahora tienes que dormir, ¿está bien, Princesa
Marie?

- ¿Te quedaras con mi mami? Paul no se quedo hoy. -Eso hizo que hirviera mi
sangre, el que mis niños se dieran cuenta de la relación de su madre con ese tipo,
me nublo la vista de celos.

-Creo que es hora de dormir, Marie. Ya es muy tarde. Ahora, no más platica. -Se
acerco Bella a darle un beso y terminar de acomodar sus almohadas.

En cuanto salimos de ahí, y cerró la puerta la encaré, tenía que tener más cuidado
con lo que veían mis hijos.

- 170 -
- ¿Te das cuenta de lo que ellos se dan cuenta? ¡Debes ser más cuidadosa! El que
tengas una relación "Sería" no quiere decir que ellos se enteren de tu vida intima.

-Es muy tarde, debes irte. Y mi vida y lo que haga con ella solo me atañe a mí. Así
que tus escenitas de celos o lo que sea que esto es, te las puedes ahorrar.

Salí de ahí bufando, solo de pensar que el perro ese se quede a dormir en su
cama, la toque, la bese, me hacia querer ir y arrancarle la cabeza. No era nada de
mí, de hecho ella me había dicho ya varias veces, que lo quería y amaba, pero aun
así, no podía de ponerme mal el saber que estaban juntos de esa manera. Era un
maldito egoísta, pero no lo podía evitar. Ella siempre iba a causar ese tipo de
reacciones en mí.

El fin de semana había ido a Chicago a ver a mis padres y a mis amigos, aunque al
principio mi madre se mostró muy indignada conmigo, logré que al final me pidiera
que le relatara como eran mis hijos, las cosas que hacían, y todo eso. Le mostré
fotos de ello en casa jugando, de los animalitos que les había comprado y que
siempre iban a jugar ahí con ellos a casa. Pude ver como se humedecieron sus ojos,
pero no me pidió verlos, sabía que yo no lo permitiría, no aun.

Salí con Tom, ese día en la noche a tomar unas copas, ahí nos encontramos con
más amigos, pregunte si sabía algo de Tany, me dijo que lo último que supo por su
hermana es que se había ido de regreso a Italia, de donde había regresado cuando
yo la conocí.

-Y… ¿Qué ha pasado con Isabella? -pregunto como quien no quiere la cosa.

-Nada, apenas y hablamos, la relación es cordial por los niños, pero ella procura ni
dirigirme la palabra, apenas voy a tocar el tema de nosotros y me ignora, o me dice
algo que me deja sin defensa alguna.

-No deberías de ser tan pelele, si ella no te quiere, ya déjala, solo preocúpate por
tus hijos, tú ya viste que está bien con él ¿no? pues ahí lo tienes, ella si lo supero,
deberías de hacer lo mismo. Ya es tiempo.

-Tengo que agotar hasta mis últimas fuerzas.

-No veo que estés haciendo mucho tampoco. Solo te lamentas, deberías de no sé,
ser directo, decirle, "te sigo amando como un loco obseso". Eso les falto en su
momento ¿no? sinceridad, dialogo. Pues estas repitiendo los mismos errores.
- 171 -
- ¿Por qué no lo aplicas con la chica que conociste en Canadá? Por lo visto sigues
afectado por ella, hablas más consciente del amor, más comprensivo.

-Creo que aunque nos hayamos entendido en la cama, nos hacía falta algo más
para poder decidirnos a estar juntos.

-Si sigues pensando de esa manera… se te pasaran los años y seguirás siendo el
mismo Casanova como hasta ahora.

-Lo prefiero a pasar por todo lo que has pasado… las relaciones y sus dramas… no
es lo mío.

Ese lunes por el medio día, me llego una notificación de un abogado, eran los
papeles de divorcio interpuestos por Tanya. Ella pedía que todo se hiciera por medio
de abogados, que no quería tener que presentarse a una junta de avenencia, los
abogados habían hecho bien su trabajo, pues lograron que ella no tuviera que
presentarse y todo se vería entre abogados.

No podía creer que estuviera tan dañada como para no poder ni siquiera verme,
yo respetaría su decisión, después de todo, también era mi decisión lo del divorcio.

Las malas noticias no terminaron. Apenas termine de leer el informe del divorcio,
recibí la llamada de Bella, ella nunca me hablaba de no ser algo de suma
importancia, me preocupe pensando que algo pudiera pasarle a mis hijos, contesté
lo más rápido posible.

- ¿Pasa algo?

-No, solo que quería… pedirte un favor. -se escuchaba apenada.

-Lo que quieras… lo sabes. -me pase la mano por el cabello ansioso de saber qué
pasaba.

-Veras… Paul me pidió que fuera con él, el fin de semana a Nueva York, quisiera
saber si… ¿podías quedarte con los chicos? -el lápiz que sostenía entre mis dedos
quedo partido a la mitad.

- ¿A qué vas? ¿Por qué no pueden ir los niños?

-Es un viaje… por nuestro compromiso. Nos comprometimos el fin de semana.


- 172 -
- ¡hablamos después! No… puedo hablar ahorita. -corté la llamada sin darle
tiempo a nada.

Lo había hecho, se había comprometido con él, ¡maldito perro infeliz! Lo había
conseguido. Me la estaba arrebatando, el muy maldito.

Ya no podía hacer nada, ella lo había confesado, lo amaba, había desperdiciado mi


oportunidad, la deje ir hace seis años y ahora pagaba caro mi osadía. Estas semanas,
me había consagrado a ellos, y ¿que me ganaba?, que adelantara su compromiso.
¡Bien! Si ella no me quería, lo aceptaría. Aunque me partiera el corazón, aceptaría
su decisión, y la apoyaría, estaría ahí siempre para mis hijos, aunque su madre y yo
no volviéramos a estar nunca juntos. Seriamos amigos, por ellos, porque ellos lo
merecían. Aunque yo estuviera muerto en vida. Si ella era feliz, y mis hijos felices al
verla a ella, ¿que más daban mis sentimientos?

Fui por los chicos a la escuela y de ahí los lleve a su curso de karate, me senté en
la salita mientras ellos terminaban su clase, y como siempre Marla estaba ahí para
coquetearme descaradamente, era una mujer recién divorciada, tenía un niño en la
misma clase de mis hijos, me había preguntado acerca de mi relación con Bella. A
partir de que le dije que estábamos separados, no me dejaba en paz, siempre me
perseguía en cuanto llegaba.

No lo negaba, era una mujer extremadamente guapa, joven, e interesante, pero


demasiado lanzada para mi gusto. Me incomodaba cuando ponía su mano sobre mi
pierna y se pegaba mucho a mí al hablar.

Ese día, aun era tanta mi rabia por lo que había hecho Bella, que preste un poco
más de atención a Marla, no tenía porque convertirme en un hombre célibe, si Bella
no me quería, y Tanya también había salido de mi vida, una aventura podía hacerme
desaparecer este amor que tenía por Bella. Tenía que lograrlo de algún modo.

- ¿Qué dices Edward? Una copa, no será más… lo prometo. -su mano se movió de
mi rodilla un poco más arriba.

-Si, bueno suena bien, Marla.

-Claro que suena bien… Ed. -ronroneó con voz sensual y guiñándome el ojo. Solo
pude acertar a mostrarle una de mis sonrisas de lado, esperaba que aun la pudieran
considerar sexy. Su rostro soñador, me afirmo que sí.

De pronto sus ojos dejaron de estar en mi rostro y los elevo hacia donde debía
estar la puerta, sonrió tenuemente, y saludo.
- 173 -
-Bella, que milagro que te veo por aquí… tenía tiempo que no te parabas por aquí.

Voltee de inmediato hacia la entrada, el rostro de Bella era de molestia, me dio


una de sus furiosas miradas, sin saber porque me la había ganado. Y sonreí en modo
de saludo.

-No creo que me hayas extrañado, ¿o si, Marla? -espetó demasiado brusca. Tanto
la mujer como yo la vimos confundidos, sin saber el porqué de su hostilidad.

Hola! Como siempre .. Muchas gracias por sus RR's.

A mis anonimas! (bueno ni tan anonimas :P) JR (jaja mamona, Johnas brothers :P)
jhkkhmm,(

sorry, ya habia explicado el porque NO de una BETA, si tardo mil años en subir
con una Beta seria aun mas tardado, y no quiero hacerlas esperar mucho, creo que
me habian dicho que preferian que subiera, pero pues queda a decision de ustedes
en general ;) si les parece que lo necesito con Urgencia me dicen ok?..

Audrey, Alejandra, KRMN, Maye, VaneOmega, Nate, Dracullen, Melany,


Jessica, AleRitter, Antuus, Glenda (aun no se, pero no muchos), Li (gracias nena!
pero el tiempo no me quiere mucho, se pasa bien rapido :P), V, Robert4ever1986,
Rocio de Peru, medialuna, Cintia, AlleCullenS, Diana, Rosse, Romy
Argentina, Marchu. Espero que no se me haya pasado alguna, pero el maldito FF
en serio me odia :( y no me deja accesar por mucho rato a los RR no se porque
motivo.

Sin mas... que tengan una buena semana...

Saluditos

Krisny!

- 174 -
Chapter 13

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECES... SOLO ESTA HISTORIA.

No podía creer lo que veían mis ojos, nuevamente Edward dejaba muy en claro
que todo lo que predicaba era muy contrario a lo que hacía. ¿Cuántas veces en estas
semanas me había dejado entredicho que seguía teniendo sentimientos por mí?
Infinidad. Y ahora ¿Qué veía? Coqueteando con una mujerzuela como Marla casi
frente a mis hijos.

Esa mujer era más golfa que yo misma en mis tiempo de Dama de Compañía, al
menos yo lo hacía por profesión, esta perra lo hacía solo por gusto. Lo sé, sonaba
como si estuviera celosa, pero no lo estaba, estaba simplemente furiosa, por varias
razones, una era que quedaba al descubierto una vez más la hipocresía con que se
manejaba Edward, y dos porque no respetaba el espacio en el que estaba, ¡por Dios!
Mis hijos podrían haber visto esa escena tan desagradable.

Estaba claro que montaba una escena cada vez que se encontraba conmigo, esa
sonrisa ladeada, últimamente cuando la veía o iba dirigida a mí siempre se mostraba
triste y melancólica, pero la que le dirigió a esa mujer, volvía a ser esa sonrisa, sexy
e irresistiblemente socarrona que te podía dejar embelesada. ¡Que bien se le daba
eso de fingir!

Me senté un poco alejada de ellos, ambos aun me miraban confusos, como si yo


fuera a decirles algo o interrumpir sus pláticas amorosas.

-Continúen… por mí no se detengan. -espeté con una sonrisa en mis labios.

- ¿Cómo has estado querida? Tenía tiempo sin verte por aquí, imagino que muy
ocupada.

-Así es. -conteste secamente, ella nunca me había agradado y no empezaría a


hacerme su amiga, solo porque Edward lo era. -Pero además, lo raro es verte a ti
aquí, casi nunca te quedabas y solo venias por tu hijo a la salida.

-Si bueno… digamos que me gusta estar más al pendiente ahora… -dijo con una
voz fingidamente dulce.

- 175 -
-Ya veo. -musite una vez más.

Solo me sonrió de manera estúpida y mordaz, dio un apretón más a la rodilla de


Edward, quien sonrió también hacía ella como idiota, ganándose un guiño de Marla
quien se levanto y caminó contoneando las caderas hacía la ventana desde donde se
veía el entrenamiento de los niños.

- ¿Qué haces aquí? se supone que es mi día con los niños -preguntó Edward,
sentándose a mi lado, a lo cual no pude evitar recorrer mi silla unos centímetros
lejos de la suya, evitando cualquier contacto con él.

-Perdón si vine a interrumpir tus escenas de coquetería, pero teníamos que


hablar. No me dejaste decir mucho en la mañana…

-Yo no… Ella y yo no… -intentó decir… ante lo cual se gano una mirada furiosa de
mi parte, ¿Cómo podía decir que no a algo que acababa de presenciar?

-Mira, ahórrate tus explicaciones ¿quieres? No es algo que me interese, así que…
solo… cállate. -frunció el ceño y apretó los labios viéndome fijamente, pero no dijo
más al respecto.

- ¿Cuándo te vas? Supongo que eso es lo que quieres hablar.

-Hoy en la noche, solo si estás seguro de que puedes hacerte cargo de mis hijos. Si
no puedo decirle a Kim que…

- ¡Basta! Sabes que no tienes ni que preguntarlo. ¿Por qué Bella? -pregunto
nuevamente con esa mascara de dolor que ponía.

- ¿Por qué, que? -pregunte confundida.

La respuesta quedo interrumpida cuando el entrenador abrió la puerta del salón y


los niños empezaron a salir poco a poco. Los padres se fueron levantando y
recibiendo a sus hijos. Yo hice lo mismo, me acerque a Marie cuando vi que salió y al
encontrarse conmigo me había regalado una de sus hermosas sonrisas. Robbie venia
platicando con otro niño y al ver a su padre corrió a sus brazos.

Una vez que ambos preguntamos cómo había estado su clase, nos dirigíamos a la
salida, le pediría a Edward que fuéramos a mi casa, para poder hablar y darle las
maletas de los niños para su estancia con él.

Marie iba tomada de mi mano, y de pronto sentí como jalaba de ella. Volteé para
- 176 -
ver qué era lo que pasaba, y me dijo que esperáramos a su papá… que claro, estaba
en la puerta con Marla, despidiéndose de ella, mientras los niños hacían lo mismo, vi
como metió un papel al bolsillo de su pantalón y se despidió con un ademan de su
mano.

-Adiós Bella, que estés bien. -grito la mujer esa con su falsa sonrisa.

Regrese la sonrisa de la misma manera, volteé hacía Edward y vi como sus


mejillas se teñían de un tono rosa, por supuesto al verse descubierto en su mentira.

-Vamos a la casa, necesito terminar de darte las recomendaciones para el fin de


semana con los niños y darte sus ropas. -dije sin emoción alguna en mi voz, y seria.

-Pero no mami… es viernes y mi papi nos lleva a la pizzería y al parque. ¡Ándale!


¡Vamos! Por favor. -suplicó Rob.

-Esta tarde no chicos… mamá tiene cosas que hacer y…

- ¡Por favor! -suplicaron ambos con pucheritos en sus rostros hacía mi.

-Bueno pero solo un momento, ¿está bien?, tenemos cosas que arreglar. -cedí y me
encaminé hacía mi camioneta.

- ¿Por qué no dejamos aquí tu auto, y vamos en el mío? -preguntó Edward sin
moverse, y apuntando su camioneta nueva que había adquirido para poder
transportar de manera más cómoda a los niños que en un auto.

-Preferiría ir en la mía. -apretó el botón de los seguros, viéndome fijamente, los


chicos corrieron a subirse y él se acerco un poco más a mí.

-No te pasara nada por subirte a mi auto. Estas completamente segura, Bella. -su
cercanía a pesar de que estaba furiosa con él me afecto, ¡si será cínico! Apenas hace
unos minutos estaba coqueteando con la mujer esa, y ahora venía con sus encantos
a querer deslumbrarme con esa voz sedosa e hipnotizadora. Se gano una mirada
más de desprecio y le saque la vuelta enfadada.

Camino cerca de mí y al llegar al auto me abrió rápidamente la puerta, me ofreció


su mano para subir, la cual rechacé con la misma mirada envenenada, seguía
teniendo esa mueca de sus labios apretados y podía ver diversión en sus ojos.
¡Imbécil!

El camino fue un poco más ligero, los chicos siempre lograban calmar cualquier
- 177 -
tensión entre nosotros, con sus pláticas y sus ocurrencias, esas que a veces nos
metían en aprietos pero que por lo general disfrutábamos.

Al llegar a la pizzería, fuimos a tomar nuestra mesa, mientras Edward y Robbie se


quedaban en caja a hacer nuestro pedido. Una vez que regresaron, los niños se
dirigieron a los jueguitos infantiles y nos dejaron solos en la mesa. La tensión se
volvió a apoderar de nosotros de manera tormentosa.

Yo me concreté a observar a lo lejos a los niños mientras sentía la mirada de él


clavada en mí. Lo escuché suspirar algunas veces, pero no permití que me
incomodara más de lo que ya lo estaba haciendo.

Una vez que la mesera llego con la orden, llamé a los niños a la mesa y comimos
un tanto en silencio. Yo no tenía mucho apetito por lo que solo pobre un poco de
ensalada y una rebanada de pizza.

-Deberías comer más… me doy cuenta que no comes mucho y luces más delgada
que antes. -dijo de pronto Edward. Lo miré sorprendida, habían sido muy pocas
veces las que habíamos compartido la mesa. Sin embargo, así era, últimamente no
tenía apetito y había bajado dos tallas. Y ni se diga a comparación de cómo él me
conoció, serian muchas más.

-Estoy bien… -fue toda mi respuesta, ganándome un bufido de su parte.

Salimos del lugar, y al ver que yo me dirigía al auto me tomo de la cintura, para
cambiar mi dirección, ya que iba al contrario de ellos. Me solté lo más pronto que
pude, dándole una mirada de advertencia al saber que tenía prohibido cualquier tipo
de contacto físico conmigo. Soltó mi cintura y metió su mano al bolsillo del pantalón.

El parque estaba a unas cuadras de la pizzería y ellos hacían el trayecto


caminando, el sujetaba a cada niño con una de sus manos y Marie tomo una mía,
quedando en medio de nosotros dos. Al llegar al parque, Rob corrió hacía los
columpios, pero Marie se quedo con nosotros, con nuestras manos unidas, Edward
nos encamino a la banca más cercana. Tomamos asiento los tres y Marie puso sus
manitas entrelazadas a las de nosotros en su pequeño regazo quedando muy cerca
la mano de Edward a la mía, El, aprovechando esa cercanía, estiro su dedo meñique
logrando acariciar el dorso de mi mano, la cual hormigueo de manera traicionera.
Pude sentir su vista clavarse en mi, quite con discreción mi mano e hice como si me
acomodara el cabello.

- ¿Por qué no vas a jugar con tu hermano nena? Déjame platicar con papi ¿si?

- 178 -
Marie asintió con una sonrisa y salió corriendo hacía donde se encontraba su
hermano. Me acerque lo más posible a la orilla de la banca, poniendo toda la
distancia posible entre nosotros.

-Quiero que te quede algo muy claro, no voy a caer en tu juego, yo… bueno, ya te
lo dije, me he comprometido con Paul y ya lo hable con los chicos, y ellos aceptaron.
Así que… puedes dejar de fingir.

- ¿Según tu, que estoy fingiendo, Bella?

-Todo… todo tú eres una farsa, dices una cosa y haces otra… Ya no me puedes
engañar Edward Cullen.

- ¿Eso crees? ¿Piensas que todo esto que hago por ustedes, por ellos… por ti, es
una puesta en escena? ¿Por qué para ti es fácil creer que no te amo y no lo
contrario?

-Mira… no vine aquí a hablar de eso, que quedo en el pasado hace tanto tiempo,
donde si mal no recuerdo, tú, no me amabas, tú me depreciaste, tú me abandonaste
y ahora no me vengas a decir que estas arrepentido y a la primera de cambio, al
primer rechazo vas y corres tras la primera mujer que te pueda ofrecer una cama
caliente.

-Ok, ¿eso es lo que quieres?, ¿que me siga arrastrando como un perro todos los
días por ti…? ¿Quieres que te ruegue? Ok, lo hare… si con eso te demuestro que te
sigo amando como un loco y si, es te sigo… porque antes lo hacía también. Te lo dije,
que a pesar de que no podía estar contigo te amaba como nunca lo había hecho con
nadie.

- ¿Pues qué crees? Demasiado tarde… yo también quiero una vida perfecta, yo
también quiero mi familia feliz, yo también tengo derecho a amar a alguien más.

-Pero no es eso lo que vas a hacer… es condenarnos a los dos como lo hice yo hace
tiempo… ¿no te das cuenta que la vida nos dio una segunda oportunidad y estás
haciendo lo que yo hice con ella hace seis años?-pasaba sus manos por su cabello en
señal de desesperación.

- ¡Yo también merezco ser feliz! Paul me ama, y yo lo… amo.

-Ahora dilo sin dudarlo. -dijo clavando su intensa mirada mi cara.

-Yo lo amo. -dije segura, aunque a Paul se lo había dicho de la misma manera,
- 179 -
justo en este momento con esa mirada tan intensa en mi, empezaba a dudar. La cara
de Edward se puso seria, con el dolor contenido, no quería verlo, no quería seguir
dudando. Yo ya tenía tomada mi decisión y era una decisión bien pensada, porque
me podía ver al lado de Paul, podía verme feliz y podía verme amándolo.

El se recargo en el respaldo de la banca mirando hacía mis hijos, no dijo más, deje
de verlo y asumí la misma posición que él, viendo hacía los niños, ellos era lo único
que nos uniría ahora, no más sentimientos confusos, solo eso. Mis hijos… nuestros
hijos.

Vimos como estaban haciendo algunos movimientos de karate en combate, de


pronto Rob tenía sujeta a Marie aprisionándola con sus bracitos sin dejarle mucha
libertad de movimiento, en un instante vi como Marie sacaba una de sus manitas y
con toda su fuerza estampaba un golpe en el pequeño estomago de Rob, haciéndolo
retroceder y trastabillar. Ella venia corriendo hacia nosotros, esa escena me recordó
la vez que hice lo mismo con Edward, su cara y su triste sonrisa me decía que el
también recordó ese momento. ¿Por qué los recuerdos se empeñaban en regresar?

-Ve por tu hermano dile que nos vamos… -dije una vez que Marie llego hacía
nosotros.

El camino hacía mi auto fue en completo silencio, al haberse peleado los chicos no
estaban hablando entre ellos o con nosotros, y nosotros simplemente íbamos
sumidos en el silencio que ya era parte de nosotros.

Una vez en casa, Kim ya tenía las maletas de los niños, le di las últimas
instrucciones a Edward, que no dijo una palabra más de las necesarias y salió de
casa, sin antes mirarme reprochándome no se que en silencio.

Una vez dentro de casa Kim se acerco a mí. Y me abrazo.

- ¿Qué paso? ¿Por qué puedo ver la duda en tu rostro? estabas feliz de haber dado
el gran paso ¿y ahora?

-Es solo que… extrañare a mis niños, no he pasado tanto tiempo sin ellos. -mentí
deliberadamente.

-Si, si…. Claro… y Kim nació ayer ¿verdad?... piénsalo… aun no es un hecho.
-sonrió y me siguió ayudando a hacer mi maleta.

- 180 -
Estaba en Nueva York paseando de la mano de mi prometido, la ciudad estaba con
un clima delicioso, y todo era magnifico o seria magnifico si pudiera tener a mis
hijos conmigo. No podía sacarlos de mi cabeza, estaba muy tensa, anoche al llegar a
NY ya no había querido llamar para saber si estaban bien, pues habíamos llegado un
poco tarde.

Al hacerlo en la mañana, Edward había pasado el teléfono directamente a ellos y


me habían dicho que estaban bien, que saldrían con su papá, quien ni siquiera se
digno a contestar el teléfono. Seguía inquieta y estaba segura que estaba poniendo
de nervios a Paul, pues al ver que veía constantemente el reloj, rodaba los ojos o
suspiraba en frustración.

-Lo siento, -dije tomando el celular- son mis hijos y nunca me había separado tanto
de ellos.

-Si se supone que están con su papá es que están bien, Linda. Nunca has tenido
queja de sus cuidados.

-Nunca se habían quedado a dormir con él por más de un día. -rebatí, cruzándome
de brazos.

Volví a tomar mi celular y marcar el teléfono mientras Paul me esperaba paciente


antes de entrar al museo. Sonó más de tres veces, y no obtenía respuesta, lo cual
hacía que me pusiera más nerviosa. Por fin al cuarto timbrazo respondió un muy
parco Edward.

- ¿Qué pasa? -dijo con tono exasperado. Podía escuchar ruido externo y algarabía.

-Solo quería saber cómo están mis hijos. -respondí tímida ante su tono.

-Están conmigo, sabes que no los descuido y que estarán bien.

-Kevin es tu turno -escuche como gritaba Rob… ¿Kevin? ¿No se llamaba así el hijo
de Marla?

-Ed, ya está por empezar la función -se escucho entonces la voz de ella,
confirmándome que estaban juntos.

-Escucha, no puedo hablar ahora, antes de dormir te llaman los chicos. Ellos están
bien. -y sin más colgó, dejándome aun más anonadada de lo que ya me encontraba,
no me había recuperado de la impresión de saber que estaba con ella y simplemente
la cereza del pastel había sido el que me colgara el teléfono. Marque una vez más, el
- 181 -
teléfono sonó unas cuantas veces, hasta que me dio el mensaje de que había sido
apagado. ¡¿Cómo se atrevía?

Mentiría si dijera que disfrute el recorrido en el museo, no podía de dejar de


sentir esta furia contra él, ¡me había colgado! ¡Me había negado hablar con mis
hijos! ¡Estaba coqueteando con esa enfrente de ellos!

Mi cuerpo estaba ahí escuchando todo lo que Paul decía, o viendo lo que él me
señalaba, pero mi mente estaba atiborrada de miles de cosas al mismo tiempo,
deseando poder irme a Canadá en este mismo momento.

Intente llamar dos veces más con el mismo resultado, el molesto mensajito
avisándome que el teléfono estaba apagado. ¿Dónde demonios estaban metidos que
no me podía contestar? A la tercera vez que saque el celular, Paul me lo quito de las
manos.

-Ya basta, Bella. ¿Puedes dejar de hacer eso por favor? En dos horas has intentado
llamar no sé cuantas veces… ni siquiera has disfrutado un poco esto.

-No me dejo hablar con mis hijos… ¡estoy preocupada!

-El te contesto y te dijo que estaban bien… no les vas a estar marcando cada dos
horas, déjalos estar con su papá en paz. -bufé y me cruce de brazos molesta. Ahora
resultaba que Paul defendía a Edward.

Fuimos a más lugares pero todos tenían el mismo resultado en mí, llamaban mi
atención tanto o igual como una piedra en el suelo. Estaba ansiosa, estaba molesta.
El colmo fue cuando Paul me dijo que quería ir a la opera, ¿Quién demonios pensaba
en operas en este momento?

-No tengo muchas ganas, ¿podríamos regresar al hotel? Tal vez mañana podremos
disfrutar de la opera un poco más tranquilos.

-Claro, linda. Entonces dejaremos la cena romántica para hoy, amor. -sonreí por el
tono amoroso que uso, y respondí a su cálido beso, que se torno poco a poco más
pasional al saber cual sería la culminación de esa cena romántica.

Fuimos a uno de los restaurantes más conocidos de NY, estuvimos ahí por un buen
rato, platicando de los planes que teníamos a futuro, escuchando música y
compartiendo lindos momentos, me entrego mi anillo de compromiso de una manera
muy convencional, pero a pesar de eso conmovedora.

- 182 -
-Te amo, Bella Swan… y lo único que quiero es que me dejes formar parte de tu
vida y de la de tus hijos… para siempre. -sonreí a sus palabras. Y después de
permitir que me pusiera el anillo, le di un casto beso en los labios.

De vuelta en el hotel, le pedí mi celular nuevamente, al tomarlo vi que tenía un


mensaje de texto de Edward.

Perdón por no llamar, los chicos terminaron exhaustos y llegaron dormidos a casa,
mañana en cuanto despierten les diré que te llamen. Buenas noches.

E.

Paul sin percatarse de que estaba leyendo, se acerco a mí y me envolvió con sus
fuertes brazos, empezó a besar mi cuello, pero no deje que continuara y me empecé
a remover de su abrazo.

-Espera… necesito hablar a los chicos.

-Amor, son las diez de la noche, dudo que estén despiertos. -decía mientras bajaba
sus manos por mi cuerpo, y seguía repartiendo besos húmedos en mi cuello, sus
manos empezaron a acariciarme con más ímpetu, pero yo seguí removiéndome y no
por excitación, sino queriéndome zafar de él, por lo que no le quedo más remedio
que bajar sus manos vencido.

-Precisamente por eso, porque son las diez y no recibí una llamada de ellos… no
he hablado con ellos en todo el día, y eso no me gusta para nada… algo está
pasando.

-Bella… -no lo deje continuar y seguí marcando el número de Edward.

- ¿Qué pasa? - contesto de la misma manera cortante como lo venía haciendo.

- ¿Por qué no les dijiste que me llamaran? ¡Lo prometiste! Comunícame con ellos
en este momento.

-Ellos están dormidos, te explique en el mensaje porque no llamaron, cuando


llegamos ya estaban dormidos en el auto y no los quise despertar. Estaban muy
cansados.

-Era tu obligación hacer que me hablaran, ¿crees que estoy muy tranquila sin
saber de ellos?

- 183 -
-Bella, están conmigo ¿Qué te pasa? Están bien a mi lado. Ellos se divirtieron
mucho hoy… no ha pasado nada…

-Si claro, ya me imagino la diversión que tuvieron todos… ¿no es así, Edward?

-No sé qué demonios te pasa… pero no seguiré escuchando tus ataques de


histeria… ve y pásala de lo lindo con tu adorable y perfecto prometido… y déjame a
mi dormir y a mis hijos descansar, porque tuvieron una tarde muy pesada. Buenas
noches, Bella.

-No te atrevas a colgarme… -grite aunque el sonido de la comunicación


interrumpida ya era un hecho. -gruñí y grite frustrada. Avente el teléfono a la cama
y voltee hacía donde estaba Paul en uno de los sillones de la habitación, viéndome
fijamente.

-Me quiero regresar ahora mismo… -le avise.

-No, estas muy alterada. No estás pensando con claridad. Habíamos quedado que
pasaríamos aquí todo el fin de semana. Mañana que hables con los niños, todo
estará mejor… o al menos eso espero.

-Tú no entiendes… algo está pasando… no me deja hablar con mis hijos. ¡Quiero
regresar ahora!

El se levanto del pequeño sofá y fue hacía el mini bar y tomo una botella de agua.
Me hizo beberla a pesar de que no consentía poder pasar nada por mi garganta que
estaba cerrada en angustia.

Su mano se ciño a mi cintura y me pego a su cuerpo, paso su mano por mi espalda


y empezó a hacer círculos tranquilizadores en ella, susurrándome que todo estaba
bien.

-Tranquila amor, nada está pasando, es solo que no has coincidido en tiempo,
relájate, terminemos nuestra noche normal ¿si? -su mano se posó en mi piernas y su
boca sobre la mía, intentado hacerme entrar en el ambiente que estaba creando
desde la cena.

Al ver que no respondía a sus caricias, bufó derrotado y me soltó una vez más.

-Quiero regresar… -musité por lo bajo, apenada.

-No puedo creer esto… ayer me dijiste que no porque llegamos tarde y estabas
- 184 -
cansada del viaje, hoy… el pretexto son los niños y su inexistente problema con su
padre… ¿Qué va a ser mañana Bella?

-Y yo no puedo creer que tu estés pensando en sexo mientras yo estoy preocupada


por mis niños, si a ti no te importan porque no son tuyos a mí sí y mucho. Y si no
estás… -no pude terminar al verme interrumpida por él.

-A ti lo único que te preocupa es saber que esta pasando con el estúpido ese. Eso
que acabo de escuchar no fue una madre preocupada por sus hijos… fue una mujer
celosa, haciéndole una escenita a su hombre.

- ¿De qué demonios hablas? ¿Estas loco o que te pasa? ¿De dónde sacas esas ideas
absurdas?

-No son ideas absurdas, Isabella. Haz tu equipaje, nos vamos ahora mismo tal y
como lo deseas.

Entro al cuarto de baño sin dirigirme una palabra o una mirada, y mientras
hacíamos el equipaje continuo de la misma manera, ahora me sentía culpable, sabía
que había arruinado nuestro viaje por una paranoia sin fundamentos. Cuando
terminamos, ordenamos que fueran por las maletas mientras bajamos en un
completo silencio al lobby a hacer los trámites necesarios, conseguimos vuelos para
ese mismo momento, él se enfrasco en una lectura, sin querer hablarme siquiera y lo
entendía.

Yo estaba tan apenada que no quise sacar conversación tampoco, no sabía que
decir para disculparme o para decirle que no era verdad lo que él pensaba, o al
menos no hasta que me pudiera convencer a mí misma, de que no era verdad lo que
el había dicho, de que todo mi desasosiego no se debía a la frialdad de Edward o a la
salida que había tenido con Marla. ¡No! todo se debía al hecho de que no me había
dejado hablar con mis hijos.

Intente dormir un poco en el vuelo sin conseguirlo, llegamos de madrugada, y


pensé en irme directo del aeropuerto a la casa de Edward por los niños, pero una
vez en Canadá pensando con más claridad, me di cuenta de la acción tan estúpida
que había cometido, era de madrugada, ¿Qué podía solucionar a estas horas? Solo
asustaría a los niños y había echado a perder mi día con Paul. El no se merecía eso.
Pero algo si tenía claro, no los quería con Edward en este momento.

Me dejo en mi casa, aun con el semblante molesto, volteé hacía él para


despedirme, pero aun no sabía que decir. Me había comportado de la peor manera.

- 185 -
-Perdón, Paul. No pensé, solo reaccioné. Discúlpame.

-No quiero hablar ahora, Bella. Por favor. Te veo después. -tome su cara entre mi
manos, y lo besé con toda fuerza que quedaba en mi.

- Solo no dudes que te quiero ¿ok? -Me sonrió pero, no había felicidad en sus ojos.

Baje del auto, y vi como iba desapareciendo por la calle solitaria, entre a mi casa,
tome las llaves de mi camioneta y salí rumbo a la casa de Edward, lo sé, parecía una
maniática, pero algo me decía que tenía que ir ahí.

En cuanto llegué, bajé casi corriendo y toqué el timbre con desesperación, busqué
algo alrededor de la casa, ¿Qué? No lo sé, solo sentía la necesidad de ver que había
a mi alrededor, que podía tenerme en este estado de nervios y de molestia y de
desesperación.

Un señor, que reconocí como el guardia me abrió y se sorprendió de verme ahí.


Miro su reloj y entonces pregunto qué hacía ahí.

-Lo siento… sé que es tarde, pero vengo por los niños.

-Pase… en un momento le aviso al señor.

-No, está bien, aquí espero. -nunca había entrado a esa casa, por simple dignidad.
Y no lo haría justo ahora.

-Es muy tarde, no puede quedarse aquí afuera. Pase por lo menos al recibidor.
Esta muy frio.

Obedecí con impaciencia, el señor no se quedaría tranquilo hasta que no me viera


dentro y lo que quería era que fuera y buscara a su jefe para que me entregara a mis
hijos.

Cuando entre al recibidor, recorrí con la vista lo que estaba a mí alrededor, sin
duda era una casa hermosa. En una de las mesas vi que estaban algunos juguetes,
dulces y cosas de niños, como si las hubieran dejado descuidadamente al entrar a la
casa, me acerqué para ver que habían hecho el día de hoy. Mi sorpresa fue enorme
al ver una foto esas que toman en las montañas rusas cuando el carrito va bajando.
Se podía ver claramente a mis hijos, Edward, Marla y su hijo, era del zoológico,
estaba viéndola, sujetándola con más fuerza de lo necesario, unos pasos
aproximándose me sacaron de mi trance.

- 186 -
-Por favor… dime que estoy soñando y tú no estás aquí a las tres de la mañana.
-dijo entre cansado y bromeando. Volteé a verlo enojada, toda la furia acumulada de
todo el día salió en ese momento,

-Explícame que es esto -Le espeté arrojándole la foto que tenía en mis manos al
pecho.

- ¿A eso viniste? ¿A reclamarme una foto de la cual no sabias de su existencia?

-Explícame… que hacías con mis hijos en el zoológico acompañado de esa mujer.
-Mi voz empezaba alzarse, me tomo del codo ya muy molesto y me guio por un
pequeño pasillo, después me hizo entrar a un cuarto oscuro, pocos segundos
después lo reconocí como su estudio en el momento en que prendió la luz.

- ¿Qué demonios te está pasando? Hablas como una histérica mil veces al día,
sabes que los niños estaban bien, no tenías derecho a poner en tela de juicio mi
capacidad de cuidarlos, y llegas a las tres de la mañana haciendo reclamos de cosas
totalmente estúpidas.

-No son cosas estúpidas… son… son… -maldita sea, porque me tenía que quedar
sin palabras - Son cosas que no voy a permitir, por eso no me los comunicabas,
porque estabas jugando a la familia perfecta con esa tipa y con mis hijos… pues no
lo voy a permitir, no voy a permitir que los uses como anzuelo para atraer mujeres.
-Son celos… pensé de pronto. Eso era.

-Yo no uso para absolutamente nada a mis hijos… fue una coincidencia… los
encontramos ahí, nosotros estábamos en el zoológico, los niños vieron a Kevin y
pues decidimos…

- ¡Ay que conveniente! Un encuentro fortuito en el zoológico.

-Bueno… y si así fuera ¿Qué? ¿A ti que más te da? Tu ya tomaste tu decisión, no


me vengas a reclamar tonterías, así como los niños se acostumbraran a verte con
Paul, así tendrán que acostumbrarse a verme con otra persona en algún momento.

-No estoy así por lo que tengas con ella… ya te lo dije, estoy así porque no quiero
que metas a los niños en situación incomodas, de que hoy te ven con una y mañana
con otra. -los gritos en la habitación sonaban de ambas partes, los dos estábamos
molestos e histéricos.

-Nunca he sido un mujeriego y no voy a empezar a hacerlo ahora. Marla y yo,


bueno… quiero ver qué pasa con ella, ambos somos divorciados así que… ¡tú no
- 187 -
tienes derecho a decirme con quien puedo o no salir! ¡Tú te vas a casar! Pues
déjame a mi hacer lo que quiera, y no te preocupes jamás expondría a los niños a
situaciones incomodas. ¡Pero haga lo que haga con mi vida ya no es de tu
incumbencia! Me gusta Marla, es una mujer guapa, seductora… -Me echaba en cara
cada vez más furioso las cosas. Pero lo último fue un detonador que mi furia y mis
celos estaban esperando para hacer reaccionar mi cuerpo.

Con toda la rabia que sentía en ese momento, mis manos lo jalaron de su cabello,
acercándolo hasta mis labios, que se estamparon en los suyos de manera violenta.
Sus manos cobraron vida apretujándome a su cuerpo, con la misma ira que nuestras
bocas luchaban entre sí, sentí como fui estampada contra la puerta que estaba
detrás de nosotros, su cuerpo aprisionándome queriendo fundirse con el mío, sus
manos apretaban fuerte mi piel, pero en lugar de hacerme daño sentía como ardía
de deseo, baje mis labios a su cuello por la necesidad de aire, pero nunca deje su
piel, mordía besaba, regodeándome de los jadeos que lo hacía soltar.

Sus manos apretaban cada vez con más ansias mis nalgas, mientras más pasional
se volvía el beso, más intensas sus caricias, una de sus manos tiraba de mi cabello
para poder besar mi hombro, mi cuello, la otra moldeaba mis senos rudamente. Puse
mi mano sobre la de él y dirigí sus dedos a mis duros y sensibles pezones, a los
cuales ataco tortuosamente. Su pelvis choco con la mía, demostrándome que estaba
completamente excitado. Envolví mis piernas a su cintura, restregándome en su
erección en desesperados vaivenes.

Quité apresurada su bata de dormir y la camiseta que tenía debajo, repartí


mordiscos suaves en su pecho y clavícula. Que se intensificaron al sentir como su
mano se abrió paso entre mi pantalón y mis bragas y sus dedos llegaron a mi más
que húmedo sexo. Arqueé mi espalda por las sensaciones en mi cuerpo.
Ofreciéndome aun más a él. Los vaivenes de mi cadera fueron en aumento.

-No te atrevas a decir… que deseas a alguien que no sea yo. -la lujuria hacía mella
en mi. Sin siquiera detenerme a pensar en las incoherencias que decía. Ataque sus
labios una vez más, con pasión introduciendo mi lengua en su cavidad, queriendo
llevarme todo su sabor de una sola probada.

Los choques con la pared fueron haciendo que se cayeran cosas de un mueble que
estaba cerca, pero el éxtasis era tal que salieron reflejadas como furia en todas las
caricias que estamos proporcionándonos.

Mi mano se adentro en su pantalón de pijama y me encanto que no estuviera


usando ropa interior, pronto tuve acceso a su miembro duro como roca… di unas
cuantas caricias firmes, por toda su longitud, el siseó de placer y yo me sentí
- 188 -
victoriosa. Bajé el pantalón como pude y al ver que yo aun tenía puesto el mío,
decidí darle un poco de ayuda, pero sin dejar sus labios. Apenas había llevado mis
manos a mi pantalón cuando sentí como él se alejaba.

- ¡No! ¡No, Bella! No es así como debe ser… no quiero hacerlo mal esta vez. No
quiero que pienses que yo solo quiero esto de ti.

Eso fue todo lo que necesite para que la realidad me golpeara y de la peor
manera. Darme cuenta de lo que había hecho me hacía sentir débil y sucia. Yo había
terminado ofreciéndomele una vez más.

-Te amo demasiado como para permitir algo de lo que te arrepentirás después de
que pase. Sé que eres una mujer leal y no querrás hacerle esto a él. Yo te amo, y te
deseo, pero no quiero que sea de esta manera como volvamos a estar juntos. Quiero
tenerte conmigo al cien por ciento. Quiero amarte libremente, desearte libremente.

-Tienes razón, esto fue un error… perdón… no volverá a suceder, no me


malinterpretes. No confundas las cosas, solo me deje llevar. Olvida esto por favor.
Mañana envió por los niños. -dije todo apresuradamente, recomponiendo mi
apariencia con mis manos desesperadas.

Salí lo más rápido que mis pies me lo permitieron, escuchaba como Edward venía
detrás de mí, pidiéndome hablar, o diciendo no se qué más. Yo solo podía escuchar
mi llanto y lo aturdida que estaba después de lo que hice. Finalmente Paul tenía
razón, yo había sido una mujer celosa que reclamaba a su hombre… un hombre que
ni siquiera era suyo.

Hola! antes que nada MUCHAS GRACIAS POR SUS REVIEWS, ALERTAS Y
FAVS... sorry por no contestar RR, lo hare la proxima vez...

No soy muy afecta a dejar notas de autor quejumbrosas, pero espero que esta sea
la primera y la ultima... He recibido reviews, mensajes y correos preguntando por mi
ausencia, algunos fueron muy amables y lindos, algunos fueron bastante groseros...
Como les contesté a los que se preocuparon, lo vuelvo a decir, gracias por tomarse
la atención de enviar un mensaje, a los que solo fue para Exigirme actualizaciones y
decirme cosas para nada agradables, bueno yo deje bien claro en mi perfil cual era
la situación... Lo repito una vez mas, para quien no pudo leer el mensaje en el
perfil...

Mi trabajo es muy demandante, diciembre y enero para mi son caoticos. el ritmo

- 189 -
de trabajo que seguí repercutio en mi salud, y definitivamente lo ultimo que queria
al llegar a casa era pasarme mas horas frente a la computadora. si no pueden
comprender esto. LO SIENTO, pero no va a cambiar.

desde siempre yo he dicho que esto empezo como un hobbie, el cual con las
continuas exigencias de que actualizara lo empece a ver como un deber y eso afecto
completamente mi imaginacion y disminuyo considerablemente mis ganas de
escribir. No estoy generalizando para nada ustedes bien saben que me encanta leer
sus reviews y ver que quedan tan interesadas con la lectura que piden mas
capitulos, pero como siempre las Formas de hacerlo es lo que marca la diferencia.
hay un dicho muy bueno que tengo que aplicar ... "En el Pedir, esta el Dar"

Voy a entender perfectamente que muchas hayan dejado el fic, por falta de
actualizacion, entiendo que quieran esperar hasta que este terminado.

Voy a implementar un sistema de actualizacion, me concentrare en un solo fic, el


primero sera este, porque a lo mucho quedan 3 caps. el segundo aun no decido cual,
pero ya lo estare avisando.

Sin mas... espero que hayan disfrutado un poco el capitulo y sorry por la nota
bastante desagradable.

Saluditos

Krisny!

- 190 -
Chapter 14

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

En el cap anterior...

-Tienes razón, esto fue un error… perdón… no volverá a suceder, no me


malinterpretes. No confundas las cosas, solo me deje llevar. Olvida esto por favor.
Mañana envió por los niños. -dije todo apresuradamente, recomponiendo mi
apariencia con mis manos desesperadas.

Salí lo más rápido que mis pies me lo permitieron, escuchaba como Edward venía
detrás de mí, pidiéndome hablar, o diciendo no se qué más. Yo solo podía escuchar
mi llanto y lo aturdida que estaba después de lo que hice. Finalmente Paul tenía
razón, yo había sido una mujer celosa que reclamaba a su hombre… un hombre que
ni siquiera era suyo.

Arranque el auto en cuanto entre en él, y empecé a manejar sin ponerme a pensar
en nada más que no fuera el hecho de huir lo más rápido posible de Edward. Avance
unas cuantas cuadras con las lágrimas inundando mis ojos y los sollozos
dificultándome la respiración. Pero aun así continué el camino. No fue hasta que en
un semáforo en rojo, un auto estuvo a punto de estrellarse contra mí, ya que por las
lágrimas acumuladas en mis ojos no me estaba percatando de lo que pasaba a mí
alrededor. Frene rápidamente y me orillé asustada por lo que acababa de pasar.

No culpaba a Edward por rechazarme, me había dolido, claro, pero era más la
frustración que sentía por haber sido débil, por hacer algo tan bajo como ofrecerle
mi cuerpo de nueva cuenta al hombre que tanto mal me había hecho, y sobre todo,
hacerle daño a Paul, él no se merecía algo así, él no merecía que yo no fuera una
persona leal, cuando él sí lo ha sido completamente y me ama incondicionalmente.

Una pequeña parte de mi cerebro no dejaba de repetirme las palabras de Edward,


"Te amo demasiado", "Yo te amo, y te deseo", "Quiero tenerte conmigo al cien por
ciento. Quiero amarte libremente, desearte libremente". La mantuve lo más posible
en silencio.

-Eres una estúpida, Bella Swan, estas cometiendo los malditos mismos errores…
-Gritaba a mi imagen reflejada en el espejo, reprochándome mis debilidades.
- 191 -
Después de unas cuantas inspiraciones profundas y de controlar un poco el llanto,
seguí mi camino.

¿Cuántas veces no me había prometido, que no volvería a derramar ni una sola


lagrima por él? No valía la pena, mi corazón estaba seguro, Paul era mi sol personal,
Edward era como esa lluvia que amaba ver caer, pero que resultaba completamente
depresiva. ¿Entonces porque mi corazón se aferraba a estar tan atado a él? ¿Por qué
con solo unas cuantas frases o palabras mi corazón volvía a latir desaforadamente?
¿Por qué creía unas palabras tan fácil? En Edward eso era, solo palabras.

Los hechos estaban en su contra, a pesar de que se estuviera esforzando, de que


pudiera decirme por fin que me amaba, yo no podía confiar del todo en el. Por más
que lo intentara sabía que no lo lograría.

No sé en qué momento de la noche volví a quedarme dormida, fastidiada conmigo


misma por permitirme volver a llorar por él. Y no lo culpaba, estaba vez era yo la del
problema. Esta vez yo había buscado mi infelicidad, si me hubiera mantenido al
margen, mis sentimientos congelados o guardados en lo más recóndito de mí ser,
otra seria mi historia en este momento. Y estaba segura que conseguiría
nuevamente volver a poner a salvo a mi corazón. Si para eso necesitaba volver a
poner una distancia entre los dos, así seria. Por el bien de mis hijos, tenía que
alejarme por completo de Edward.

A la mañana siguiente en cuanto me desperté le pedí a Kim que fuera a recoger a


los niños. No me pidió explicaciones, cosa que agradecí, supongo que ante lo obvio
no había mucho que preguntar. Mi cara decía todo, ojeras, ojos irritados e hinchados
a causa del llanto. ¡Un desastre!

Apenas estaba por salir por los niños, cuando la puerta sonó, anunciando la
llegada de los chicos. Como una vil cobarde envié a Kim, en lo que yo entraba a mi
habitación, no me importaba que me tacharan de inmadura, si era una inmadura por
querer poner mi corazón y mi vida a salvo, entonces sí, sí lo era.

-Necesito hablar con Bella, ¿puedes llamarla, por favor? -Escuche como Edward
decía a Kim.

-Lo siento, ella esta… dormida, paso una mala noche… y si algo te importa su
bienestar, tómalo como consejo, no la presiones.

-Solo dile, que el que se esconda no va a cambiar las cosas, y que la estaré
- 192 -
esperando para cuando esté lista para hablar. -No se escucho una respuesta de Kim,
conociéndola y sabiendo que Edward no era de sus personas favoritas, puedo
asegurar que se tuvo que contener para no rodar los ojos.

Los niños entraron a la habitación y me contaron todo lo que habían hecho esos
días con su padre. Se alegraron mucho de tenerme de vuelta antes. Y me
confirmaron la versión de Edward, respecto a Marla, además de agregarle al paseo
por el Zoo, una ida al cine. El mounstrito de los celos despertó un poco más, pero lo
ignore.

Esa tarde la pase con ellos, dándole largas también al encuentro con Paul, aun no
me sentía lista para enfrentarlo, me sentía deshonesta. Kim salió toda la tarde
dejándonos solos a los tres, después de comer y de ver películas, salimos a jugar un
ratito al jardín.

Mi teléfono sonó algunas veces, unas llamadas eran de Edward, otras de Paul, no
conteste ninguna de ellas y preferí apagar el teléfono.

Mientras los chicos jugaban, yo no dejaba de pensar en mis opciones, y poner en


perspectiva todas y cada una de las posibilidades que rondaban mi cabeza. Mi vida
había estado en perfecto estado mientras estuve centrada en mis hijos, vivía por
ellos y para ellos. Todo empezó en el momento en que me permití de nueva cuenta
ser mujer, en el momento en que me fije en un hombre para "rehacer mi vida"; Me
preguntaba qué tan sencillo podía ser simplemente volver a huir, tomarlos e irme
lejos, olvidándome de todo y todos. Solo nosotros tres. Con solo una mirada a sus
pequeños rostros me dije que eso ya no era posible; no desde el momento en que
permití la incursión de su padre en su vida.

Y a decir verdad ¿quería yo alejarme de Paul? ¿Quería echar a perder todo lo


construido y conseguido por un arrebato? No, era la respuesta a ambas preguntas.
Decidí que me apegaría a mi postura inicial, esa en la cual Edward tenía únicamente
la importancia necesaria como padre de mis hijos, ninguna más allá. El había
tomado una decisión hace seis años y ambos nos atendríamos a esas consecuencias.

Ese día decidí que hablaría con la verdad a Paul, si él estaba dispuesto a
perdonarme por esa falta de sensatez, entonces quería decir que estaba con el
hombre correcto.

Después de dar de cenar a los chicos y acostarlos a dormir, llame a Paul, me


disculpe por no haber contestado sus llamadas, y le pedí que fuera a la casa para
poder hablar. En una hora estaba ya parado frente a mi puerta tocando el timbre. Al
verlo no pude evitar sentirme sumamente culpable, mi garganta volvió a cerrarse
- 193 -
por el nudo que había en ella, pero le dedique una pequeña sonrisa y lo hice pasar.
El hizo lo mismo y entro quedándose a mi lado para poder abrazarme.

Una vez que nos sentamos en el sofá, me quede mirando mis manos descansando
en mi regazo, era mejor eso a enfrentarme a su mirada inquisitiva. El pudo poco con
la atmosfera de culpabilidad que me cubría y con un dedo, levanto mi barbilla
obligándome a verlo.

-Antes que nada, perdón por la manera en que me comporte ayer contigo… es
normal que estuvieras nerviosa por no saber de los niños. Y me comporte de manera
poco comprensiva. -Dijo, viéndome de manera realmente arrepentida.

-No, por favor… no te eches la culpa de nada, todo fue ocasionado por mí, y no
intentes decir que es tu culpa, porque eso simplemente me hará sentir peor.

-Bueno es la manera en que me siento, ciertamente me comporte como un tonto


hombre inmaduro, pero te comprendo… hasta cierto punto. No todo lo que dije ayer
es del todo errado ¿cierto?

-No… y de eso quiero hablar. Quiero pedirte perdón… por mi comportamiento y


por…

-Solo dime una cosa… ¿Terminaras con el compromiso o conmigo? -Me


interrumpió antes de que pudiera contarle mi encuentro con Edward.

-No, pero no estoy segura de que tu no lo hagas… déjame terminar para que lo
puedas decidir.

-No, no quiero que me digas nada, se que desde el momento en que el apareció de
nuevo en tu vida ha intentado entrar en ella por todos los medios… no te culpo a ti
Bella, se que él está jugando de la peor manera para confundirte.

-Pero es que… no toda la culpa es de él. Creo que yo… -titubeé, odiaba hacerlo
justo en este momento que era cuando más elocuente debería de ser.

-Bella, solo dime algo, ¿lo amas? ¿Quieres estar con él? -preguntó Paul, intentando
sonar tranquilo, pero yo que lo conocía muy bien, sabía que había un poco de dolor
en su pregunta.

-No… no se… ¡Paul, es que esto no debía ser así!

-Mira, no dudo que él quiera a los niños, lo sé, porque veo como los trata y los
- 194 -
cuida, pero… tú sigues siendo Bella, independientemente de tu trabajo anterior, tu
esencia no creo que haya cambiado mucho. ¿Por qué de pronto decidió que te quiere
con él? ¿Por qué antes le importo lo que pensara la gente y ahora no? Es sencillo, su
mujer no le puede dar hijos, se divorcia, y ve en ti y los hijos, aquello que siempre
quiso… una familia "perfecta", ¿no lo ves de esa manera?

Si, si lo veía de esa misma manera, yo también lo había pensado, el hecho de que
la bruja de su madre quisiera a mis hijos a costa de todo, el que él me haya estado
persiguiendo justo cuando Tanya desapareció, sí, claro que tenía lógica. Pero
entonces… ¿Por qué sonaba tan sincero cuando decía amarme? ¡Carajo! ¿Por qué
tuviste que aparecer Edward Cullen?

- ¿quieres tiempo para seguir pensando? Si crees que te apresuraste a decirme


que si te querías casar lo entenderé y lo podemos posponer. Pero ten en cuenta que
estarás retrocediendo, estarás dejando a un hombre que te ama sinceramente y que
no sería capaz de hacerte ningún mal, por uno que ha sido un mal en tu vida.

- ¿Cómo puedes ser tan comprensivo? Créeme, no se me hace normal. Deberías de


querer salir corriendo, alejarte de todo el caos que represento.

-Lo soy porque eres lo que más quiero en mi vida, tú y tus hijos complementan mi
vida de la mejor manera. Yo también estuve en una situación similar, pero decidí no
sufrir por una persona que no cambiaria, y aunque me dolió en el alma perderla,
ahora sé que fue para bien, porque… te encontré a ti. -escucharlo me dolía. Dolía
porque yo no estaba segura de amarlo a ese extremo, porque no quería hacerle más
daño del que ya le habían hecho en su momento.

Lo único que pude hacer para no decir más, ya que las palabras sobraban, fue
acomodarme en su regazo, rodear con mis brazos su cuello y llorar, arrepintiéndome
de la locura que hubiese cometido. Yo también era cobarde como lo fue en su
momento Edward, yo también elegía mi puerto seguro, yo también elegía al hombre
perfecto en lugar del hombre real, aunque mi corazón hubiera hecho esa elección
tanto tiempo antes y no precisamente de la misma manera que mi razón.

EPOV.

Soy un idiota, ¡volví a echar todo a perder! Si hubiera un concurso de premios al


más idiota del mundo, una de dos, o ganaba o me descalificaban por experto. ¿Por
qué nada me puede salir bien con ella? Todo cuanto hago está mal, todo cuanto hago
no es suficiente.
- 195 -
Había intentado ser insistente al principio, no resulto; quise ser más pasivo y darle
su espacio y tiempo, tampoco me funciono, justo cuando veía un poco de luz al final
del túnel, al ver que ella se mostraba celosa, supe que tenía una buena oportunidad,
de llevarla un poco al límite y que por fin se diera cuenta de que seguía teniendo
sentimientos por mí.

Por más que al principio estaba decidido a darme por vencido, en cuanto vi su
reacción ante Marla, sabía que podía usar eso en mi favor y casi lo consigo, si tan
solo mi estúpida conciencia no me hubiera estado diciendo una y otra vez que no le
podía hacer eso a ella. Ella necesitaba ver que no era el mismo chico inmaduro y
caliente que ella había conocido. Que después de haberla perdido por mis
estupideces, había aprendido a respetarla y a desearla a mi lado, pero no por lo que
su cuerpo pudiera ofrecerme en una cama, sino por lo que su sola presencia le traía
a mi vida. Lo que ella representaba en un contexto muy diferente al sexual.

Dios bien sabe que tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para poder resistirme
a sus besos, a sus caricias y poder decir que no podíamos continuar. Por más que
quise correr detrás de ella, el hecho de estar sin pantalones no me ayudo en mucho.
Cuando vi que se alejo a toda prisa en su auto, pensé en seguirla y hablar y aclarar
las cosas de una sola vez; pero al ver el estado en el que se encontraba sabía que no
lograría más que empeorar las cosas.

Regrese al estudio a recoger un poco todo lo que tiramos en nuestro encuentro.


Las imágenes llegaron a mi mente una tras otra como un video. ¿Ahora qué pensaría
de mí? ¿Ahora donde nos dejaba esto? ¿Podría ella tomar mis palabras como
sinceras? ¿Nos daría una oportunidad?

Aunque me fui a mi habitación, ya no pude conciliar el sueño, sabía que esto sería
contraproducente, pero no tenía claro que es lo que pasaría a partir de hoy. Y temía
lo que fuera a venir, lo temía con toda mi alma.

Mis temores se estaban haciendo realidad justo en este momento, Kim me estaba
negando poder hablar con ella, y sabía perfectamente que a pesar de tener una mala
noche, ella no evitaría recibir a los niños como se debe. Lo cual me daba la clara
impresión de que me estaba evitando.

Me fui de su casa, con el firme propósito de llamarla más tarde, tenía que
enfrentar las cosas, no podíamos seguir comportándonos como un par de chiquillos,
las cosas se tenían que hablar, ninguno de los dos podíamos ya dar un paso atrás,
respecto a nuestros sentimientos, al menos por mi parte ya estaban más que claros,
- 196 -
y que ella se quisiera engañar, yo no lo iba a permitir, no cuando lo que paso anoche
me había demostrado que por lo menos la pasión seguía viva en ella. Y con el amor
que siento yo, lograría que volviera a amarme a mí. Que saliera de la confusión o de
la ilusión que se estaba creando con el pelele de Paul.

Dos horas más tarde marqué a su celular, a los pocos timbres ya me estaba
mandando al buzón, intente controlarme y no ponerme todo histérico. Eso no me
ayudaría en nada, tenía que conservar la calma, porque pelearía por los dos. Era yo
solo contra su ceguera o su terquedad. Tenía que demostrarle que nos
pertenecíamos.

Perdí la cuenta de cuantas veces la llamé, incluso lo seguía intentado aun y


cuando su teléfono estaba apagado. Si ella pensaba que me rendiría como lo hice
hace tantos años estaba equivocada.

Como bien dije, ya no sabía de qué manera acercarme a ella, pero tenía claro que
insistiría hasta tenerla de vuelta conmigo. Si quería tiempo, se lo daría, pero solo el
necesario para que pudiera reconocer que aun existía ese algo entre nosotros.

Ese día por la noche, una vez más apenas y pude pegar el ojo, no dejaba de pensar
en las estrategias para que ella pudiera creerme y que me diera una nueva
oportunidad.

Desperté de malas, y con un dolor de cabeza tremendo, recordando apenas el


sueño tan terrible; uno donde ella estaba en un altar, hermosamente vestida de
novia, pero yo no estaba a su lado, era él, Paul. Eso me ponía como un loco. Entraba
a la iglesia y me ponía a gritar como loco que ella me amaba, que aunque se casara
con él, al único que amaría es a mí.

Bufe por mis estúpidas pesadillas y entre a darme un baño que me diera por lo
menos fuerzas para ir a trabajar y ya encontraría el modo de hablar con ella por la
tarde cuando llevara a los niños de la escuela a casa.

Cuando baje a desayunar me lleve una gran sorpresa cuando vi entrar a Tom, su
aspecto me decía que apenas había dormido también, tenía el cabello revuelto, la
ropa arrugada y su cara era de cansancio. Pero su expresión era un poco rara, entre
pensativo, nervioso y ¿feliz?

- ¿Tom? ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste? -Pregunte levantándome de mi silla


para darle un abrazo.
- 197 -
-Ed, pues la verdad es que llegue ayer… pero anduve por ahí. -dijo con una sonrisa
que no me dejaba lugar a duda, se trataba de una mujer.

-Imagino donde estuviste… ¿Me dirás quien es la desafortunada chica que hace
que viajes horas para verla?

-Aun no, no sé en qué punto estamos… por primera vez creo que es importante,
pero no se… no estoy muy seguro.

-Te entiendo… si quieres un consejo… lucha por ella, no importa que tanto ella se
salga de tus expectativas, lo importante es que te des cuenta, si ella hace que todo
en este mundo este de cabeza y solo ella te mantenga en pie y seguro, es que es la
indicada.

- ¡Que marica suena eso!... pero ¡Carajo, creo que tienes razón! Ella es… no sé
cómo explicarlo, pero ella es lo que siempre busque y nunca pensé que existiera, es
la que me puede poner en mi lugar, pero al mismo tiempo… ser como yo. -en su
rostro había una sonrisa boba de enamorado, esa que alguna vez pude reconocer en
mi propio rostro.

-Me alegra que por fin alguien haya podido domar al soltero empedernido. -le di
un pequeño empujón juguetón con la mano y me regrese a mi lugar.

-Si no fueras tan lento ya estarías raptando a tu adorada Bella. Es lo que


necesitan, irse lejos, pasar unos días encerrados en un hotel, recordando viejos
tiempos y aceptando que uno y otro no pueden vivir sin el drama que son unidos.

- ¿Cómo sabes en qué punto nos encontramos Bella y yo? -pregunté confundido
por la certeza con la que hablo de la situación.

-Bueno… me imagino, tu estas con aspecto algo así como zombi, estas aquí solo…
aun. ¿Qué más quieres que te diga? ¿Me equivoco? -levanto las cejas inquisidoras.

-No, la verdad es que todo está peor de cómo te conté la ultima vez; se
comprometió con Paul, y tuvimos una especie de… ¿Pelea? No sé, el punto es que
ella me está evitando. Y ya no se qué hacer para que me acepte de vuelta.

-Tú sabes que yo nunca estuve de acuerdo con esa relación, ella es algo así como
la causante de que no te permitieras ser feliz con Tanya, además de que, bueno, esta
por demás mencionar el tema de Jake. Pero ahora que tú ya no estás con Tanya, y
que he tenido la oportunidad de ver desde otra perspectiva la historia de Bella, creo
que necesitas ser agresivo, no dormirte en tus laureles. Pelea por lo que quieres,
- 198 -
limpio o sucio, pero pelea. Además están tus hijos, ellos también merecen que si se
aman, estén todos juntos.

-Ya no me importa quién está a favor o en contra de mi relación con Bella, en este
asunto solo seremos ella y yo, nadie más. Una vez me deje influenciar por "el que
dirán", no más. Ella no me hizo infeliz al lado de Tanya, ¿no te das cuenta? Yo mismo
elegí no ser feliz. Yo mismo renuncie a lo único que pudiera haberle dado sentido a
mi vida.

-Eso es algo de lo más injusto y cruel que le pudiste hacer a Tanya. Y espero de
verdad que ahora que no están juntos, pueda ser feliz, pero aunque no lo creas,
también deseo lo mismo para ti. Y si tu felicidad esta empeñado en buscarla en ella,
entonces… adelante, lucha.

-Lo hare. Todavía no tengo ni idea de que hacer, pero, por supuesto que no me
quedare de brazos cruzados viendo como ella se casa con otro.

Estuvimos platicando un rato más, hasta que me despedí para irme a trabajar, al
llegar a la oficina, todo el trabajo que tenía me sirvió para despejarme un poco la
mente, y no estar redundando en los mismos pensamientos.

Los días estaban pasando lentos, ella seguía en el plan de evitarme lo más posible,
tenía dos semanas con esa actitud, me había dejado dicho que dejara a los niños en
la librería, y cuando los tenía que llevar a casa, ella procuraba no estar, o estar
ocupada así que los recibía Kim.

Al llamarla por teléfono a su celular los primeros días, no respondía a mi llamado,


siempre me enviaba al buzón, intenté hacerlo a la oficina y me decían que estaba
ocupada o en una junta o que había salido, a casa no podía hacerlo porque Kim me
decía lo mismo, está ocupada o un día simplemente fue sincera y me dijo: "está aquí
pero no quiere contestar".

Sabía por los niños que ella estaba bien, y que Paul el perfecto, seguía en su vida,
me fastidiaba escuchar a Rob alabando al señor maravilla. Ellos también empezaron
a notar la distancia que su madre había puesto entre nosotros, o al menos Marie que
era más sentimental y observadora. Me había preguntado si su mami y yo estábamos
enojados. Se había dado cuenta de que no hablábamos y de que prácticamente Kim
casi me bloqueaba con su cuerpo la entrada a la casa.

.
- 199 -
Ya estaba harto de esa situación, pero si ella quería seguir jugando a las niñerías
la dejaría, pronto se cansaría de evitarme por todos los medios. No habría manera
de que se escondiera para siempre. Le envié correos electrónicos para decirle que
teníamos que hablar, en uno incluso me sinceré con ella y le abrí mi corazón,
diciéndole en palabras escritas todo lo que sentía por ella. Nunca recibí una
respuesta, no sé si lo leyó o si solo lo elimino así con tan solo ver el remitente.

En ese mismo correo le dije que no importaba cuando me dejara verla o hablar por
lo menos, que yo estaría ahí esperando, que solo pensara y tomara en cuenta que no
fuera demasiado tarde, que no hiciera nada de lo que después se podía arrepentir y
con eso solo me referiría a una boda con Paul.

Estaba recogiendo a los niños del colegio, una vez más los tendría que dejar con
Kim en la librería, en cuanto salió de la escuela pude ver que Robbie estaba un poco
decaído, me preocupé, pues él es un niño muy activo.

- ¿Que te pasa Rob? -pregunté, mientras lo ponía en su sillita.

-Nada papi… creo que tengo sueño. -contestó con su voz adormilada, lo que me
hizo pensar que no mentía.

El viaje a la librería fue un poco en silencio, ambos niños iban muy callados y
aunque me pareció raro lo deje pasar.

-Hola Kim, buenas tardes… aquí están los niños. Robbie viene un poco cansado…
Me lo pudiera llevar a casa a descansar un rato, pero tengo una junta urgente, ¿Por
qué no cierras la tienda y te los llevas a dormir? -le dije, cuando se los entregue en
la tienda. Esperando que me hiciera caso y se los llevara.

- ¿Tiene fiebre, o se siente mal? -No pude evitar hacerle mala cara por preguntar
eso como si yo fuera tonto y no lo hubiera checado ya.

-No, no tiene fiebre, ni se siente mal, ya se lo pregunté y solo dijo que tenía sueño.

-Está bien, le diré a Bella que me voy con ellos a casa. Gracias por avisarme.

-Ella… ¿Cómo esta? -Titubeé un poco al preguntar, pero ella era mi único
informante de Bella.

-Ella está bien, Edward. -asentí con un movimiento de cabeza y me despedí


- 200 -
torpemente.

La junta en la que me vi aprisionado toda la tarde con los irlandeses, por la noche
se torno más en una reunión, ya que los hombres insistieron en que a la hora de la
cena, saliéramos a cenar a un lugar y de ahí ir a tomar una copa, que se convirtieron
en varias, por parte de mis colegas.

Yo como era la persona que iba a conducir, estaba limitándome demasiado,


además nunca fui del todo un gran bebedor, siempre se burlaban de mi mis amigos
porque con pocas copas ya me ponía en muy mal estado.

A las dos de la mañana prácticamente se me cerraban los ojos, últimamente no


dormía muy bien, despertaba muy temprano y mi día se llenaba de actividades, y las
pocas copas que había tomado habían servido como activador de sueño. Volteé a ver
a las personas que iban conmigo y ellos estaban felices de la vida cantando, o al
menos eso parecía que hacían, y tomando a más no poder. Internamente los estaba
maldiciendo porque yo quería ir a descansar un poco a mi casa.

A los pocos minutos de haber echado una última miradita al reloj, me di cuenta de
que mi celular estaba timbrando, era de mi casa, me sorprendió y tensó, pues vivía
solo y los de servicio solo me llamaban por emergencias.

- ¿Diga? - dije, mientras salía a un lugar con más silencio donde pudiera hablar.

-Señor, perdón que lo interrumpa, pero es que acaba de hablar la señora Bella,
está muy alterada, dijo algo de un hospital y de Robbie… no le entendí muy bien.
-dijo con voz quejumbrosa Maty, la mucama.

- ¡¿Qué? ¿Cómo que no entendiste? ¿Cómo se te ocurre decirme eso? ¡Es


importante, debes poner atención a los recados! ¡CARAJO! Maty. -colgué sin darle
oportunidad a decir más.

Marqué inmediatamente al celular de Bella, esperando que no estuviera en el plan


estúpido de no querer contestar mis llamadas. Contesto al primer timbrazo.

- ¡Edward! Mi hijo… no se que le paso… está muy mal. Si le pasa algo me muero,
¡Te juro que me muero! -lloró histéricamente.

-Bella, amor, cálmate por favor, nada le pasara. Dime donde estas… en este
momento voy para allá.
- 201 -
-Hospital Mercy, estamos en urgencias. -le conteste rápidamente que me dirigía
para allá.

Corrí hacia los hombres dentro del bar, les expliqué la situación y los deje en el
sitio de taxis para que los llevaran a su hotel, no quería tardarme más tiempo. Ellos
comprendieron perfectamente.

Maneje como alma que lleva el diablo, no me importaron los altos, semáforos,
nada. Solo quería llegar con mi hijo y mi… bueno y Bella.

En cuanto estacione el auto, salí disparado, corrí hasta la entrada a urgencias y


hasta la recepción donde pregunte casia gritos donde tenían a mi hijo. La mujer me
miro de manera hostil, pero pronto vi en un extremo del lugar a Bella caminar de un
lado a otro, totalmente fuera de control y llorando a mares.

De grandes zancadas me acerque a ella y la tome del brazo y la rodeé con mis
brazos, apretándola contra mí, tratando de tranquilizarla un poco.

- ¿Qué paso? ¿Qué le paso? ¿Por qué están aquí? -pregunté, sin soltarla solo
acercándome más a su oído para que me escuchara sobre sus sollozos.

-Estuvo un poco enfermo toda la tarde, tenía un poco de irritación en su garganta,


pensé que era un simple resfriado; por la noche le dio un poco de fiebre y le di un
baño y algo para que le bajara un poco la temperatura, lo deje a dormir en mi cama,
para estarlo checando… -Volvió a sollozar fuertemente y me hizo estremecerme del
pánico. - de pronto me despertó un movimiento de la cama, y ¡era él, Edward! Mi
niño se estaba convulsionando, y yo no me di cuenta hasta que no podía reaccionar.
-Sujeto sus brazos a mí alrededor con más fuerza que antes. Dejando escapar más
lagrimas.

-Cálmate, Bella, por favor… no podías darte cuenta, estabas dormida, no pasa
nada, veras como se pondrá bien.

- ¡No! ¿Qué no me escuchaste? ¡Se estaba convulsionando! ¡No reaccionó! -ante


sus gritos, las enfermeras empezaban a vernos feo. La volví a apretar fuerte contra
mí, y a pasar mi mano por su espalda una y otra vez.

Estuvimos ahí esperando a que el doctor saliera con alguna noticia. Fueron pocos
minutos tal vez, pero a nosotros nos parecieron eternos. Estuvimos unos cuantos
sentados, otros parados, pero nunca la deje separarse de mi lado. Estaba recargada
con su cabeza en mi pecho, rodeándonos ambos con nuestros brazos, yo acariciaba
su cabello de arriba abajo para tranquilizarla, al igual que dejaba pequeños besos en
- 202 -
el tope de su cabeza o en la frente para relajarla. Yo no estaba ni por asomo
tranquilo, quería ir y golpear a todo quien se me pusiera enfrente hasta que me
dijeran que estaba pasando con mi hijo, pero era quien debía darle fortaleza en esos
momentos y no ponerme como un energúmeno.

Seguimos en esa misma posición por unos minutos más, hasta que vi entrar al
idiota de Paul, frunció el ceño en cuanto nos vio de esa manera, su mirada eran
dagas que si hubiera podido me las habría enterrado en ese momento con toda su
fuerza, pero en forma altiva se acerco y la llamó.

-Amor, Bella… ya estoy aquí. -Dijo viéndome aun retadoramente, como si nos
hubiera estado haciendo mucha falta el estúpido.

Fue como una patada en las bolas el ver como ella se soltó de mi agarre y corrió a
sus brazos en cuanto el la llamó.

- ¡Oh Paul! -fue todo lo que dijo y enterró su cara en su pecho. El muy imbécil
volteo a verme con una sonrisa burlona. Como diciendo "Te la gane".

Apreté los puños y me fui directo a recepción a preguntar por mi hijo, la furia que
me hizo ver la escena de segundos antes, y la desesperación por no saber que tenía
Robbie, me había llevado al límite de mi paciencia.

-Exijo saber que está pasando con mi hijo. Tiene mucho tiempo aquí y nadie nos
dice nada… quiero hablar con el doctor o con alguien que me pueda dar informes, y
no acepto un no como respuesta.

-Pues va a tener que aceptarlo, porque el doctor lo está revisando, y no nos han
pasado informes, hay más personas por atender, así que como los demás tendrá que
esperar -dijo la mal encarada y grosera mujer.

- ¡Maldita perra! ¿Que sentirías si fuera tu hijo el que está ahí dentro? -se acercó
gritando Bella al mostrador.

-Ya basta los dos… no se ganan nada insultando a las personas que trabajan aquí,
está bien que estemos ansiosos por saber el estado de Robbie, pero no ganamos
nada poniéndonos agresivos. -Dijo don perfecto, jalando a Bella hacia las sillas y
obligándola a sentarse.

Yo seguí paseándome un poco más en el pasillo, repartiendo feas miradas a medio


mundo empezando por el imbécil de Paul y la maldita enfermera que no me daba
razón de mi hijo. Bella no estaba mucho mejor que yo.
- 203 -
Algunos minutos después salió por fin el doctor para hablar con nosotros, apenas
lo vi, camine hacia él lo más rápido que mis pies lo permitieron.

-Usted es el padre de Rob, me imagino. -Comentó el Doctor al ver que me


acercaba a él y pocos pasos de mi Bella.

-Así es… ¿Cómo esta? ¿Qué fue lo que paso?

-No se preocupen, ya está controlado dentro de lo que cabe. Pero se quedara en


observación hasta el día de mañana. Podríamos pasar a mi consultorio por favor.
Solo los padres por favor-dijo al ver que caminábamos los tres tras él hacia su
consultorio. A pesar de la preocupación no pude dejar de regocijarme al ver la cara
de desconcierto y molestia de Paul.

Una vez en el consultorio, el doctor tomó asiento, recorrí la silla de Bella y tomé
mi lugar a su lado, el doctor observaba el historial clínico de Rob, y se nos hacían
eternos los segundos que tardo en hablar y explicarnos.

-Como les comentaba, él está bajo control, el diagnostico es sarampión, no


presento irritación en el cuerpo inicialmente, por lo cual pienso que no te percataste
de lo que tenía Bella, deja de sentirte culpable, las convulsiones fueron por la fiebre
tan alta, se le hicieron algunos estudios para descartar secuelas de la misma. Estará
bien dentro de algunos días. La está pasando realmente mal con los síntomas. Creo
que como precaución y prevención, deberían de traer a Marie para una revisión y un
diagnostico a tiempo.

-Si, si… ya que sea un poco más tarde le diré a Kim que la traiga. -dijo Bella
tomándome de la mano y apretándola con fuerza.

- ¿Se tiene que quedar aquí mientras esté enfermo? -No recordaba que así hubiera
sido cuando niño me dio la misma enfermedad pero no sabía si sería diferente con
Rob.

-No, para nada… pero lo quiero tener aquí, por seguridad por lo menos hasta
mañana por la tarde.

Preguntamos si ambos podíamos quedarnos a cuidar de Rob, no hubo problema al


tener una habitación particular. Apenas había dormido unas horas, pero eso no me
importaba, primero estaba el bienestar de mi familia.

- 204 -
Fuimos hacia la habitación de Rob, no queríamos que se despertara cuando no
estuviéramos y tuviera miedo. Al verlo ahí tendido en esa cama horrible de hospital,
conectado a un pequeño suero, hizo que mi corazón se encogiera, y supongo que a la
vez el de Bella, ya que también al verlo se apretó a mí y volvieron a escucharse los
sollozos. Apenas esta acostumbrándome de nueva cuenta a sus brazos a mí
alrededor, cuando corrió hacia un lado de la cama de Rob, tomando su manita libre
de agujas y besándola con cuidado de no despertarlo.

Me coloque a su lado y estuve ahí parado mientras ella seguía soltando silenciosas
lagrimas al lado de mi pequeño. Después de algunos minutos, recordó que Paul se
había quedado en urgencias, salió un momento y aproveche tomé yo su lugar junto a
nuestro hijo.

Perdí la noción del tiempo que tardo Bella en regresar, sentía pesados los
parpados, estos días apenas dormía, y no pretendía hacerlo hoy y dejar a Bella sola
en este asunto. Cuando regreso me levante de la silla para cederle nuevamente el
lugar. Yo me senté en la orilla de la cama, intercambiando mi mirada de mi hijo a
Bella constantemente, se miraba agotada, preocupada y quise tener las palabras
perfectas para una situación de esta índole que pudieran reconfortarla.

-Todo estará bien Bell, escuchaste al doctor. -dije en un susurro tratando de no


hacer demasiado ruido.

-Lo sé, o más bien eso quiero pensar, pero es que debiste verlo, me asuste mucho
Edward, habían estado enfermos antes pero nunca a este extremo. Pensé que
moriría si algo le pasaba. -Contó tapando su boca con su mano para amortiguar el
sollozo que emitió su boca.

Corrí a ponerme de cuclillas frente a sus rodillas tomando una de sus manos entre
las mías, coloque un pequeño beso en el dorso de una de ellas y con mi pulgar hice
pequeños círculos tranquilizadores. Tenía que descansar, dormir para quitar de su
mente todos esos pensamientos pesimistas.

-Ven, vamos a que te recuestes al sofá. -intenté pararla pero se negó


rotundamente, poniendo resistencia con su cuerpo.

-No me voy a mover de aquí Edward. -alegó enfurruñada acomodándose en la silla.

-Solo son unos pasos hacia allá… por favor, aquí estaré yo a su lado.

-No, por favor, no me quites de su lado… no quiero descuidarlo más de lo que ya


lo hice.
- 205 -
-Deja de estarte culpando, tú no sabías que esto pasaría, le puede suceder a
cualquiera. Si no te quieres mover está bien, te traeré el sofá para acá, lo que
necesitas es descansar.

Moví el pequeño sillón que se encontraba en la habitación con todo cuidado de no


hacer mucho ruido, lo deje a un lado de la cama de Rob, para que Bella estuviera
más cómoda. Tomé asiento a su lado, pero respetando su espacio, no quería que
pensara que me aprovechaba de la situación.

Pasaron algunas horas, donde no sucedió mucho, nos sumergimos en un cómodo


silencio, simplemente al pendiente de Rob. Nunca se cruzo el límite invisible que
había entre nosotros en el sofá, aunque pocos centímetros, estaba muy bien
delimitado por parte de Bella. Rob no presento ningún cambio, lo cual en la primera
visita por la mañana del pediatra nos aseguro que era un buen síntoma. Incluso le
quito el suero y lo dejo solo con el medicamento que dijo que lo tendría adormilado
un poco más.

Una vez que salió de la habitación, pude ver como el semblante de Bella adquiría
un poco de tranquilidad. Y a la vez daba paso a un cansancio claramente reflejado.
Yo podía jurar que lucía peor que la mierda.

-Edward, si quieres puedes irte, Kim vendrá más tarde con Marie, te mantendré al
tanto de lo que me diga Chris, se que tendrás cosas que hacer. -me pidió como si yo
fuera capaz de hacer semejante cosa.

-No, en un rato más que llegue mi secretaria llamare para avisar que no iré en
todo el día a la oficina, quiero estar aquí cuando Rob despierte y cuando Marie entre
a revisión, además tú necesitas descansar más. Una vez que ya diagnostiquen a
Marie puedes ir y dormir un rato, hasta que sea tiempo de llevarlos a casa.

-No, no hare algo así. Yo no me voy a mover de aquí tampoco. -solo asentí con un
movimiento de cabeza sabía que no la convencería.

Me recargue contra el respaldo del sofá y eché mi cabeza hacia atrás,


permitiéndome cerrar por un momento los ojos, sentía como si trajera arena en ellos
a causa del cansancio. Percibí como ella también se recargaba sobre el respaldo, un
movimiento más, y sentí como con un movimiento dudoso colocaba tímidamente su
cabeza sobre mi hombro, levante mi brazo sobre su cabeza, me pegue más a ella y la
acurruque en mi pecho rodeándola con mi brazo. No sé si fue el cansancio pero creí
escucharla soltar un pequeño suspiro.

Caímos en la inconsciencia por unos minutos hasta que un timbre de teléfono nos
- 206 -
volvió a la realidad. Era el celular de Bella. Pude ver claramente que era Paul. Lo
que me llevo a pensar que el muy hijo de perra se había ido dejándola sola con la
preocupación. Como no quería escuchar la conversación de Bella, aproveche para
también llamar a la oficina y pedir que no se me molestara para absolutamente
nada.

Al regresar ella me dio una tímida sonrisa seguramente sintiéndose incomoda por
el pequeño momento que acabábamos de pasar. Y así fue ya que tomo distancia
nuevamente en el sofá.

- ¿Paul no se molesto porque se haya tenido que ir? -pregunté, intentando sacar
platica.

-No, en realidad tenía que irse, tiene un viaje a una conferencia en Ohio. De no ser
así, estuviera apoyándome.

No seguí el curso de la conversación que lo único que haría era enfadarme y


terminar de nueva cuenta en una discusión. Y agradecí que en ese momento
despertara Rob, y nos llamara.

Cerca de las nueve de la mañana llego Kim con Marie, Kim me dedico una sonrisa
amable, lo cual me pareció completamente extraño, pudiera ser que ya no me odiara
tanto como antes. Le regrese sin dudarlo el gesto.

La revisión a Marie confirmo que también estaba incubando el virus, y se puso en


tratamiento de inmediato, nos preguntaron si todas las personas cercanas a ellos ya
habían padecido la enfermedad y contestamos afirmativamente. Regresamos unos
minutos después a la habitación de Rob. No nos dieron de alta hasta alrededor del
medio día.

Al salir del hospital, le dije a Bella que iría a tomar un baño rápido a casa y estaría
en la suya en cuanto tuviera oportunidad para ayudarle a atender a los niños,
aunque dijo que no era necesario porque Kim estaría ahí con ella y la ayudaría, le
pedí que por favor me dejara ayudar en todo. Asintió de buena manera, y pude
distinguir nuevamente un gesto de aprobación por parte de mi verdugo numero
uno… Kim.

En cuanto entre a casa no me permití ni tocar por dos segundos la cama, sabía
que de hacerlo caería rendido de sueño, así que tome un baño con agua demasiado
fría, tenía que despertar de alguna manera, y al parecer funciono en combinación
con un café súper cargado que me hizo Maty, después de disculparse por no haber
entendido el recado la noche anterior; me disculpe también por mi reacción, Bella
- 207 -
me había dicho que no había sido muy explícita debido al llanto, y que
probablemente había sido su culpa que la señora no comprendiera.

Al salir vi un auto desconocido en mi garaje, pregunte al jardinero y me dijo que


era de Tom, el ver un auto de él, me hizo pensar que iba en serio con la chica de la
que me había hablado, era un claro indicio de que pretendía pasar más tiempo aquí
del normal, lo que solo significaba que si le interesaba la chica.

Llegue a casa de Bella unos cuarenta minutos después, Kim me hizo pasar a la
recamara de los chicos, y me informo que Bella estaba tomando un baño. Estuve
bromeando con los chicos, al parecer Robbie estaba más animado y soltaba risitas al
igual que Marie; vi como se abrió la puerta intempestivamente, era Bella, le
sorprendió mucho encontrarme ahí tan pronto, estaba recién salida de la ducha y
pude notar el sonrojo que cubrieron sus mejillas al ver que estaba solo con una
toalla rodeando su cuerpo aun con pequeñas gotas de agua sobre él. Luche con mi
pervertida mente de no recorrer con mi mirada su anatomía.

-No espere que fueras tu el que estaba aquí… pensé que tardarías más, que
vendrías hasta la tarde. Y como escuche a Kim en la cocina pensé que estaban solos
los niños y haciendo esfuerzos y travesuras. -dijo apresuradamente, como solía
hablar cuando se ponía nerviosa y no sabía cómo reaccionar.

-Solo tomé un baño y regrese… ¿no te molesta, verdad?

-No está bien… este… me voy a cambiar. -Salió casi corriendo de la habitación. Y
no pude evitar soltar unas risitas por lo que acababa de suceder.

A la hora de la comida, comimos en la recamara de los chicos para que no


tuvieran que salir de la cama, habíamos llevado la cama de Marie a la habitación de
Rob, para no tener que trasladarnos de una habitación a otra, mientras Bella daba
de comer a Rob, yo le daba a Marie que pidió que fuera yo quien le diera su sopa de
pollo con verduras.

Les untamos su ungüento, para evitar que rascaran su sarpullido y nos acostamos
en sus camitas a ver una película. La medicina para la fiebre surtió efecto
adormilándolos, era una reacción que nos había comentado el pediatra, les había
prescrito ese medicamento para que pudieran dormir tranquilos sin molestias.

Pronto los escuchamos dormir, observe mi reloj y vi que solo eran las ocho de la
noche. Voltee a ver la cama de al lado y vi que Bella se había quedado también
dormida. Me levante y la removí un poco para decirle que fuera a dormir
cómodamente a su habitación.
- 208 -
-Bells, despierta…

- ¿Qué pasa? ¿Le pasa algo a Marie? -se sobresaltó al escuchar mi voz.

-No, nada, solo que te iba a decir que fueras a dormir a tu habitación, yo me
quedo con los niños. -se sentó en el borde la cama de Rob, quedando por encima de
mi altura al encontrarme yo en cuclillas junto a su mesita de noche.

Sus dedos acariciaron debajo de mis ojos, primero uno y después el otro, mi piel
cosquilleaba ahí donde ella había tocado.

-Chris dijo que dormirían toda la noche, tu también ve a dormir, tus ojeras están
mucho peor que las mías, luces más cansado. Yo te prometo que iré a descansar en
un rato más, cuando llegue Kim le diré si me puede relevar unas horas.

-Kim, me pregunto si me quedaría aquí, al parecer no pensaba regresar hasta


mañana, pero no quería que te quedaras sola al cuidado de los chicos.

- ¡Oh! Bueno, aun así ve a tu casa. De verdad creo que necesitas descansar.

-Hagamos esto, vas a dormir a tu habitación hasta media noche, después que
despiertes, si no te molesta puedo dormir un rato en el sillón de la sala. -Apenas
estaba hablando ella ya estaba negando con la cabeza -Por favor… te necesitan
descansada y fuerte.

-Testarudo… -refunfuño con molestia en su cara, pero con una pequeña sonrisa
asomándose en sus palabras.

Volví a acurrucarme a un lado de Marie que no se movía nada, y dormí algunos


minutos, siempre tratando de estar al pendiente de ellos. No regresaba la fiebre.
Bella regreso a la habitación cerca de las tres de la mañana, vestida con un camisón
negro y una bata del mismo color con pequeños detalles plateados. Se notaba
apenada por haber dormido más de la cuenta.

-Perdón, no pude evitar quedarme dormida.

-No te preocupes pequeña está bien. Tenias que descansar.

-Pusé ya unas cobijas y almohadones en el sofá, sé que no será muy cómodo, a


menos que hayas cambiado de opinión y prefieras irte a descansar a tu casa.

-No, el sofá está bien. Gracias.


- 209 -
Salí dándole una pequeña sonrisa, y ella salió detrás de mí, se miraba hermosa
aun y que estuviera recién despierta y aun con rastros de cansancio.

-Cualquier cosa que necesites, no dudes en pedirlo. -Asentí y un impulso me llevo


a acercarme a ella.

-Buenas noches, Bella. -dije depositando un suave beso en su mejilla.

Las chispas que nuestros cuerpos irradiaban anteriormente se hicieron presentes


en ese mismo momento en que deje mis labios en su mejilla más tiempo del
necesario. Sentí como ella se tensaba, pero no se retiro, y yo tampoco quería
retroceder, sorteé un poco más mi suerte y sin despegarme de su piel, moví mis
labios un poco más abajo, por su mandíbula y deposite otro pequeño beso, subí ala
comisura de su boca y bese también ahí, seguí hacia su mentón, después de
depositar otro suave beso en la punta de su mentón, sentí como ella busco mis
labios, fue un beso casto, no lenguas, no labios entre abiertos, nada… fue un beso de
necesidad.

Sus manos se colocaron sobre mis antebrazos que caían inmóviles a mis costados,
y me aventure a abrir mis ojos y ver que ella aun los mantenía cerrados, volví a
inclinarme a rozar sus labios con los míos, y al sentir como los suyos se elevaban un
poco recibiéndome, mis manos reaccionaron y la tomaron de la cintura acercándola
a mí.

Esta vez el beso que siguió fue un poco más demandante por parte de ambos, lo
deseábamos, lo anhelábamos, sus manos recorrieron el camino de mis brazos, mi
pecho hasta engancharse en mi cuello y yo solo respondí estrechándola más fuerte
contra mí. Nuestras bocas se estuvieron reconociendo no se cuanto tiempo, su
lengua en una sincronía perfecta con la mía cuando entraron en escena, nuestras
respiraciones entrecortadas hacían que el pasillo se sintiera como un reducido
espacio donde nos limitaban el aire.

Sentí como dábamos pasos hacia la puerta de la que tenía entendido era su
recamara, quería poder resistirme, juro que quería, pero mi amor, deseo y adoración
por ella ya no podían controlarse, tenía que volver a tenerla entre mis brazos y
hacerle ver de todas las maneras posibles que la amo más que a mi propia vida. La
levante y la coloque a horcajadas haciendo que me rodeada con sus piernas, entre a
la habitación y la puse sobre la puerta deleitándome con sus jugosos labios.

Mi boca recorría con paciencia su rostro, cuello y hombros, y mi cadera se


empujaba contra la suya creando encuentros de nuestros sexos por demás
placenteros. La coloqué de nueva cuenta en el suelo, pero dejando sus dedos
- 210 -
entrelazados a los míos, coloque sus manos por encima de su cabeza.

-Detenme mi amor… detenme ahora que podemos… detenme antes de que te


arrepientas de algo. -dije entre besos y jadeos.

- ¡No! Yo no quiero detenerte, ya no más. -solo necesite de eso para atacar su boca
con desesperación, como cuando se le ofrece el más exquisito vino a un alcohólico.
Ella era mi debilidad, ella estaría siempre por encima de mi conciencia o mi
razonamiento.

La quite de la puerta donde la tenía aprisionada y la encamine hacia la cama,


dejándola de pie de espaldas a la misma, había esperado tanto por este momento
que sería lento, suave, delicado, quería demostrarle mi amor, a la vez que mi deseo
y pasión.

Sería una noche larga… llena de amor, satisfacción, placer, deseo y sobre todo de
conectarnos de esa manera tan profunda y tan única que tenemos al hacer el amor…
por fin podíamos decirlo abiertamente, haría el amor con la mujer de mi vida.

Hola! muchas gracias por sus Reviews, Alertas y Favoritos...

Espero que les guste el cap. Lo tuve que cortar, por razones obvias.

Saluditos

Krisny!

- 211 -
Chapter 15

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Parecía un adolescente en su primera vez, sentía como mis manos temblaban al


acariciarla, moví mis manos de su cadera a su cintura y por su espalda, hasta llegar
a su cuello y desplazando mis dedos por su clavícula, tome la bata que cubría su
camisón, lo fui deslizando poco a poco por sus hombros dejando besos lentos en su
cuello. Fui paseando mis dedos por sus antebrazos y brazos, acompañando en el
viaje por su cuerpo a la prenda de la que me estaba deshaciendo. Mis manos
regresaron sobre su camino hacia los tirantes del camisón, y de igual manera que
como lo hicieron antes, fueron quitando lentamente cada tirante, como
desenvolviendo el mejor de los regalos. Todo estaba siendo lento, romántico, no
quería apresurarme a nada; mi boca recorría cada parte de su cuerpo que estaba a
mi alcance y que iba descubriendo al tratar de despojarla de sus ropas.

Cuando el camisón calló, su cuerpo se estremeció, no sé si por excitación,


anticipación o simplemente por el cambio de temperatura a la que la había
expuesto. Me deleite con la vista que tenía ante mí, hacia tanto tiempo que no
presenciaba el cuerpo de la mujer que me había atrapado por completo, que me
había enseñado lo que era el amor, la pasión y la entrega total.

Sus manos temerosas fueron desabotonando poco a poco mi camisa, mientras yo


hacía lo propio con mi pantalón. Al quedar ambos en las mismas circunstancias, ella
solo con sus braguitas y yo con mi bóxer, sabíamos que estábamos en un punto
crucial de no retorno, yo definitivamente ya no podía, ni quería detenerme, ella al
sentarse en la cama y tomar mi mano, viéndome con ojos anhelantes y tirando de
ella para que me pusiera a su altura, supe que tampoco se quería detener. Estaba
cumpliendo lo que dijo, "ya no más".

No perdí el tiempo y tomé asiento a su lado, tomando su cara entre mis manos,
saboreé una vez más esos labios que eran mi fuente de vida. En otro momento,
estaría tirándola sobre la cama, uno o dos movimientos para prepararla y haría el
resto del trabajo, esta vez no. Esta vez quería reencontrarme con el templo que
significaba para mí su cuerpo, quería desvivirme en hacerla sentir bien, amada,
adorada, si, porque eso es lo que haría con ella… Amarla con una devoción que
podría rayar en lo obsesivo.

- 212 -
Me recorrí un poco más atrás de la cama y la coloque frente a mí, entre mis
piernas quedando nuestros pies aun sobre el piso. Su cabeza cayó sobre mi hombro,
lo cual me dejo libre el acceso a su cuello y hombro izquierdo, mientras mi boca
regaba besos, lamidas y pequeñas mordidas, mis manos recorrían su vientre,
piernas y brazos, dejando lo mejor para el final. Solo estaba haciendo que ella
disfrutara y estuviera ansiosa también por recibir mis caricias. Cuando por fin mis
manos amoldaron sus senos, emitió pequeños jadeos de satisfacción, volteó su cara
un poco mas y estampó de manera voraz sus labios a los míos, mis manos jugaban
con sus pechos y mis dedos con sus endurecidos y necesitados pezones, tiraba de
ellos, o los rodaba entre mis dedos, dependiendo de las reacciones de aceptación
por parte de ella. Sus manos se fueron atrás de mi cuello dejándome encarcelado
entre ellos.

Sentí como bajó una de sus manos, y la otra se deslizó despacio y tímidamente
hacia su centro, coló su pequeña mano dentro de su braga y empezó a acariciarse a
sí misma, había olvidado lo desinhibida que podía ser mi Bella en la intimidad, algo
que jamás pude vivir con Tanya. Mi mano dejo de atender su pecho y siguió el
camino de la suya. Adentrándome también en esa cavidad que ansiaba tanto.
Entrelacé mis dedos a los suyos y presione ahí donde ella tenía en ese momento sus
dedos, soltó un jadeo mas audible y su cadera presiono hacia la mía, quedando su
espalda más pegada a mi pecho de lo que ya estaba. Guié nuestros dedos por todos
esos puntos de terminaciones nerviosas que sabía la volverían loca. Sus empujes
contra mi entrepierna eran cada vez más desesperados y estaba seguro que tomaba
aire con la boca para evitar hacer sonidos de placer.

En un momento dado solté mis dedos de los de ella y trabajé solo sobre su cálida
entrada, introduje un dedo dentro de ella y con mi pulgar hacia suaves caricias
sobre su clítoris. Su pelvis se encontraba con mis manos en un vaivén frenético.

- ¡Oh, Edward! -Gimoteó suavemente cuando agregue un segundo dedo al trabajo.

-Disfruta mi amor, siénteme… -sellé mis palabras con un beso totalmente pasional.

Sentí como sus paredes aprisionaban mis dedos, sus jadeos amortiguados por mi
boca, y en ese momento como su interior explotaba, mordió mi labio con fuerza,
pero nada me importaba. Después de tomar algunas respiraciones, se volteo y quedo
a horcajas haciéndome caer sobre mi espalda. Y empezó a repartir besos por mi
pecho. Pero no lo permitiría, esta noche no. Esta noche era mía para demostrarle
cuanto amor le profesaba.

Rodé con cuidado de no aplastarla y la coloque sobre las almohadas. Una vez
debajo de mí, me limite a contemplarla, sus mejillas sonrojadas por el clímax recién
- 213 -
experimentado, sus ojos cafés brillantes y sus labios hinchados provocados por ¡mis
besos!

Quise dar un recorrido nuevamente por su cuerpo, ahora si deteniéndome a


prestar atención a esas partes de ella que me gustaban y que ahora lo hacían con
más intensidad debido a los cambios sufridos en su cuerpo por el embarazo. Sus
pechos eran más grandes, sus pezones un poco más obscuros, su vientre aunque
nuevamente casi plano, ahora tenía unas muy tenues marquitas hechas por esas
llamadas estrías, y no solo en su vientre, sino también sobre sus caderas que eran
también mas anchitas y redondas, ella al ver que las había descubierto y las estaba
acariciando, reacciono como cualquier mujer herida en su vanidad.

-Basta… no me veas… después de tener un embarazo no puedes esperar que sea


todo tu cuerpo igual… -dijo sonrojada y tratando de quitar mi atención de esos
lugares "no perfectos".

-Eres incluso más hermosa que antes… esto -dije trazando una de las pequeñas
marcas de su cadera -es la prueba de que me has dado lo mejor de nuestras vidas.
Nuestros hijos. -vi como sus ojos se llenaban de lagrimas, deje un suave beso ahí
donde tocaban mis manos, y le hice caso y deje de observarla y no porque pensara
que estaba gorda y fea, sino porque no quería que se sintiera incomoda justo en este
momento.

Tomé las orillas de sus bragas y las fui deslizando poco a poco, una vez fuera,
continúe con mi última prenda también. Me coloqué sobre ella y la miré a los ojos,
haciendo una pregunta silenciosa de si estaba lista para lo que estábamos por hacer.
Ella cerró los ojos un momento, tomó una profunda inspiración y acercó sus labios a
los míos. Lo que tome como un… adelante.

Con mi rodilla abrí un poco mas sus piernas y aun viéndola a los ojos y
perdiéndome en su mirada tanteé su entrada con mi pene, me fui deslizando dentro
de ella poco a poco, en el momento en que estuve completamente en su cálido
interior, solté un gemido fuerte por la sensación de sentirla rodeando mi miembro
de esa manera.

- ¡Shh! Los niños… nos pueden escuchar. -dijo con algo de trabajo, y asentí de la
misma manera. Su cadera se elevo animándome a continuar.

Mis embestidas comenzaron lentas, deleitándonos a ambos con la unión de


nuestros cuerpos, sintiendo como miles de cosquilleos y estremecimientos recorrían
mi cuerpo. Nuestros cuerpos se reconocían, sabían que se pertenecían el uno al
otro, nuestros movimientos estaban tan sincronizados que no había duda que
- 214 -
habíamos nacido para estar juntos, para ser una unidad. Podía escuchar el sonido
perfecto de mi piel encontrándose con la suya, de la cama meciéndose debajo de
nosotros, de sus jadeos junto a mi oído, de sus jugos empapando mi falo en cada
estocada. ¿Cómo no me pude dar cuenta antes de la unión tan perfecta que éramos?
¿había sido tan animal en esos encuentros que nunca me había permitido el captar
esta compenetración tan especial que había? ¿Solo saciaba mis instintos y no me
preocupaba por analizar nuestros sentimientos? Bueno, eso ya que mas daba, ya los
dos habíamos pagado suficientemente caro toda esa ceguera sentimental, y aunque
sabía que tenía que luchar más por ganarme su amor, esta noche éramos solo ella y
yo en un presente, y no dejaría que nos ensombreciera el pasado nuestro momento.

Puse mis dos manos a cada lado de su cara, la mire fijamente e hice que ella
también me observara, mientras mi cuerpo seguía entrando y saliendo del de ella.
Así al tiempo que nuestros cuerpos volvían a reencontrarse y reconocerse, así
mismo nuestras almas por medio de nuestras miradas lo estaban haciendo. Mis
embestidas se aceleraron solo un poco más, dando solo una nota más de placer en
nuestros cuerpos. Mi mano recorrió una de sus piernas flexionadas, desde el tobillo,
su pierna, hasta llegar a su nalga masajearla y apretarla, reclamándola como mía.

- ¿T-te gusta? -pregunté jadeante, asintió mordiendo su labio con sus ojos cerrados
y su cabeza echada a atrás. -Disfrútalo mi pequeña…

Volvió a abrir sus ojos, y apure un poco más el vaivén de mi cadera. Los sonidos
que salían de ambos los acallábamos con nuestros besos, no queríamos despertar a
los chicos, cuando sentimos que ya estábamos cerca, empujé lento pero fuerte y
profundo en ella. Aun viendo sus castaños orbes solté esas palabras que podían dar
el toque final a una noche maravillosa o arruinarlo todo.

- ¡Te amo, Bella! -Dije queriendo retirarme de ella antes de correrme, pues no
habíamos usado protección, sin embargo sus piernas aprisionaron mi cadera
manteniéndome dentro de ella mientras ambos nos descargábamos y sus brazos
rodearon fuerte mi espalda en un abrazo.

No obtuve una respuesta de regreso, no es que esperara alguna, con mi amor


incondicional bastaba por el momento.

Ambos terminamos agotados, intentamos controlar nuestra respiración, su cara


había quedado enterrada en mi pecho mientras yo cernía mis brazos a su alrededor,
cayó en un profundo sueño casi inmediatamente. Y yo moría de sueño, mis ojos
ardían, mi cuerpo gritaba de cansancio, pero, ¿Quién piensa en dormir cuando ella
está a mi lado? ¿Quién piensa en desperdiciar un momento como este con absurdas
horas de sueño? No quería perderme ni un solo momento, quería contemplarla
- 215 -
mientras ella dormía a mi lado, con su piel desnuda brillando de sudor, cuando su
cabello estaba esparcido por toda la almohada y podía inhalar su aroma, quería
seguir tocándola, acariciando esa espalda perfecta. Y lo logré, no dormí ni un solo
momento, todo el tiempo, platique en susurros lo maravilloso que había sido ese
momento, lo que quería que pasara después, lo que la había echado de menos, me
regodeé velando su sueño.

Observando cómo sus labios estaban entreabiertos, incitándome a probarlos, su


respiración pausada, las pequeñas pecas en su nariz, las ligeras arruguitas
alrededor de sus ojos, así recibí el sol entrar por su ventana, volteé a ver la hora que
marcaba el reloj y me sorprendí de que solo eran casi las siete de la mañana,
definitivamente cuando uno pasa en vela toda la noche el tiempo transcurre más
despacio.

Sabía que teníamos que levantarnos antes de que los niños nos vieran, no sería
correcto que un día vieran salir a Paul y otro día a mí de la habitación de su mamá.
Pensé en remover un poco su hombro para despertarla, pero no pude resistirme a
robar un beso más de sus labios. Acerque mis labios y disfrute de un dulce beso
mientras mi mano descendía por toda la extensión de su espalda desnuda brillando
ahora por el sol.

Su reacción era algo que esperaba, a pesar de que por el aturdimiento del sueño
en una primer instancia me respondió el beso, en cuanto cayo a la cuenta de lo que
habíamos hecho y de lo que seguíamos compartiendo, se aparto un poco mas brusco
de lo que hubiera deseado.

- ¡No!, no por favor Bella. Solo dame este momento mas… -supliqué encerrándola
en mis brazos - no me hagas reproches, no te los hagas a ti misma. Después de salir
de esta habitación, puedes romper mi burbuja, pero no ahorita, cuando aun tengo tu
olor en mi piel y estas a mi lado, siendo el resultado no una noche loca de pasión,
sino de una entrega a unos sentimientos que no pude evitar y que tú no puedes
negar. -su cara se debatía entre saltar corriendo de la cama y seguir rindiéndose a
su corazón.

-Esto no está bien… lo sabes… Yo… - a pesar de que estaba diciendo esas
palabras, enterró su cara a mi pecho, y dejo un suave beso en el. -Yo estoy con Paul,
y esto por donde lo veamos no está bien, necesito tiempo, necesito pensar muchas
cosas. Estoy confundida.

-Toma todo el tiempo que necesites mi amor, yo estaré esperando por ti cuanto
- 216 -
tiempo sea necesario. -sus ojos llenos de lagrimas me miraron con miles de
sentimientos rondando por ellos, pero el beso que recibí de su parte en ese
momento me dejaba claro que su lucha interna seria fuerte… muy fuerte.

Yo dije que la esperaría, si, pero tampoco soy un hombre perfecto o santo o cien
por ciento correcto, y si estaba la oportunidad ahí frente a mí, no la iba a
desperdiciar. Así que presione mis labios también contra ella de manera
demandante, mi mano se fue a tomar su pierna y cruzarla sobre mi cadera, ella al
sentir mi erección mañanera emitió un gemidito de placer.

-No… los niños, Kim… no podemos ahora… -se resistió, pero como siempre su
cuerpo pensaba diferente a ella, mientras decía esas palabras, su cadera se
empujaba contra mí.

De una embestida me adentre en ella, sabíamos que no teníamos demasiado


tiempo, así que hicimos uso de todas nuestros artimañas para poder hacer llegar el
uno al otro rápidamente al orgasmo. Y a pesar de que fue algo principalmente
sexual, se sintió como el mismo cielo, fue intenso como el de la noche anterior y al
menos de mi parte lleno de amor.

-Puedes salir a tomar una ducha en el baño del pasillo, mientras yo reviso que
estén bien los chicos. -me dijo al estarse levantando de la cama, la veía más
tranquila pero sin duda con la duda y el remordimiento carcomiéndola por dentro.

Cuando ella se dirigió al baño de su habitación aproveche para salir de su


habitación con cuidado de que nadie me viera.

Al asomarme a la habitación de los niños, vi que Kim ya estaba con ellos. Su


mirada me dijo todo. sabía lo que había pasado con Bella.

-Se despertaron hace unos minutos, querían buscar a su mami, les dije que la
dejaran dormir -dijo mientras se levantaba y se encaminaba a la puerta -de nada…
-susurro cuando paso justo a mi lado, sin yo haber agradecido nada.

BPOV

Basura, así me sentía. Le había sido infiel a Paul, ¿Cómo me había atrevido?
¿Cómo me atreví a dejar que pasara eso con Edward? Y no una vez, ¡sino dos
- 217 -
veces!… ¿Dónde carajos estaba mi convicción? ¿Dónde estaba mi orgullo, mi
dignidad? "Te amo" esas palabras resonaban en mi mente, ¿Por qué no podía
creerlas del todo? todo sería más sencillo si pudiera pensar que el de verdad podía
amarme.

Estaba en una encrucijada, seguir en mi puerto seguro, engañarlo y no contarle lo


que paso, sentirme miserable por ocultarle cosas y por saber que no podría amarlo
como el merecía. O hacia caso una vez más a mi tonto corazón y me iba a lo incierto,
a lo que Edward me ofrecía el día de hoy. Y lo veía de esa manera, porque el día de
mañana que llegue una mujer ideal, una mujer perfecta… ¿me volvería a dejar?

¿Qué pensarían mis hijos? ¿Mis padres? ¿Mis amigas? ¿Qué pensaba yo? ¿Qué
quería yo? ¿Qué pensaría la familia de Edward? ¿Sería un impedimento después
Tanya? ¿Qué me diría Paul?

Salí de la ducha y sentía como mi cabeza estaba a punto de estallar, quería salir
corriendo y no regresar hasta que resolviera todo, o tomar a mis hijos e irme, lejos
muy lejos de todo mundo.

En cuanto entré a la habitación de los niños pude verlos ya mucho mejor de salud,
tenían otro semblante, y estaban viendo dibujos animados con un vasito de leche y
galletas. ¿Edward les había dado eso?

- ¿Cómo amanecieron hermosos? - me acerqué a darles un sonoro beso a cada


uno.

-Me da mucha comezón mi piel mami -se quejó la pequeña Marie.

-Es normal mi vida, pero con este ungüento veras como ya no te va a dar tanta
¿está bien?

Les aplique a ambos su ungüento mientras me platicaban de sus caricaturas y de


lo que habían soñado, escuche cuando entro Edward a la habitación, y además los
chicos hicieron un gran alboroto al verlo.

- ¡Papi, no te fuiste! -grito Robbie con ojitos brillantes.

-Claro que no pequeño, te dije que solo tomaría una ducha. -sonreí tímidamente al
verlo sentar junto a Robbie, y empezar a darles su medicamento, pude notar que a
pesar de la ducha su semblante era de cansancio.

-Iré a hacer el desayuno, y una vez que comas algo, por favor, ve a descansar un
- 218 -
poco, te ves realmente agotado. -al decir eso no pude evitar sonrojarme, yo había
contribuido a ese agotamiento. Salí a toda prisa de la habitación, no quería cometer
más indiscreciones.

En cuanto entré a la cocina me arrepentí, recargada sobre la encimera estaba


Kim, con una taza de café entre sus manos, y viéndome de manera suspicaz, pude
notar que tenía la ropa del día anterior, así que venía llegando y por su actitud,
probablemente sabía que había pasado.

-Buen día… no pregunto cómo amaneciste porque estas ¡radiante! -dijo dándole un
sorbo a su café para evitar soltar un risa.

-No es gracioso, no sé de que hablas.

-Ok, hare como que no lo sabes, así que aquí van ciertas pistas… uno, mantas y
almohada en el sofá que no se ve que se hayan usado, dos, niños durmiendo solos y
despertándose preguntando por la mamá y el papá que no los habían visto… y tres
sin duda la más reveladora y traumatizante al menos para mí, sonidos extraños
saliendo de tu habitación. -Me horroricé al escuchar el último comentario y ella sin
duda vio el horror y la vergüenza en mi rostro.

-No te preocupes… ni te estaba espiando ni eran muy audibles, solo que me


acerque demasiado porque no vi el auto de Edward afuera y pensé que estarías
dormida sola. Iba a tocar y bueno… digamos que…

- ¡Basta! Demasiada información… ya entendí… -le hice una seña de que se


detuviera y ella solo soltó una risita.

- ¿Y bien? ¿Algo que quieras compartir? ¿Se reconciliaron?

-No, si… no lo sé, no creo, no sé qué pensar. -me dejé caer en la silla más cercana
y cubrí mi cara con mis manos.

-Ok, creo que no es el mejor momento para hablar, pero definitivamente tú y yo


tenemos una plática pendiente, además de que bueno… también quisiera contarte
algo, pero lo tuyo será primero… no creas que lo olvidare. Por mientras, les daré
espacio para que convivan solo los cuatro, además el también no se siente cómodo
sabiéndose descubierto. -salió de la cocina aun conteniendo una risita burlona.

El que me dejara sola en la cocina solo sirvió para que mi cabeza siguiera
- 219 -
rememorando uno a uno los acontecimientos de mi noche, era mi parte racional
contra la emocional la que libraban una lucha encarnizada dentro de mí. ¿Qué era lo
correcto hacer?

Por una parte el recordar cómo me había hecho suya una vez más, como mi
cuerpo había respondido, es como si de pronto hubiese despertado de un largo
periodo de aletargamiento, las chispas que saltaban cuando se hacia la fusión de su
cuerpo con el mío, esas chispas que alguna vez me encandilaron como si de
bengalas se tratasen y que le daban una luz extraordinaria a mis días, como si de
pronto al rompecabezas que era mi vida se hubiera unido la ultima parte faltante.
No podía negar como mi cuerpo había reconocido a su otra mitad, a su
complemento… a su amor fallido.

Y mi parte racional por supuesto nunca podía faltar, me reprochaba una y otra vez
el haber cedido a una pasión malsana, a una pasión que me obnubilaba y no me
dejaba pensar en las consecuencias que eso traería a mi vida. Consecuencias como
perder a un hombre excelente, entregar mi corazón remendado al causante de que
estuviera así, con riesgo a que volviera a pulverizarlo como lo había hecho
anteriormente.

Termine de preparar el desayuno, prepare los platos, lo puse en una charola y lo


lleve a la recamara de los chicos donde volveríamos a tomar los alimentos.

Básicamente me apoye en ellos para evitar en lo más posible las miradas de


Edward, no me sentía capaz de poder verlo a los ojos, y al parecer él lo entendía ya
que no hacia el intento de hablarme más de lo necesario.

-Mami, ¿porque mi papá no me ha venido a ver? -eso fue un golpe bajo para
Edward, Rob no se había desacostumbrado de llamar en algunas ocasiones así a
Paul.

-Robbie, hijo, ya habíamos quedado en que Paul no es tu papá y que solo a mi me


podías llamar así, ¿te acuerdas… que lo hablamos? -explicó Edward con la mejor
cara posible.

-SI, pero… mamá me dijo que si lo podía llamar así… no lo volveré a hacer papi.
-su carita demostraba que se sentía regañado.

-Está bien amor, cuando tú te sientas capaz de dejar de llamarlo así lo harás.
Además Paul no ha podido venir porque está de viaje, tuvo que trabajar, pero te
manda muchos saludos y está muy preocupado por ti y por Marie.

- 220 -
Justo en ese momento una llamada de Paul entro a mi celular. La mala cara de
Edward ya era por demás notoria, pero aun así no me importo, yo nunca le prometí
que esto sería fácil y que terminaría rendida a sus pies en este preciso momento.

Salí de la habitación para tomar la llamada y sentí como la vista de Edward me


seguía hasta que me perdí detrás de la puerta.

-Hola linda, ¿Cómo amaneciste? ¿Cómo sigue todo por allá? ¿Cómo siguen los
chicos?

-Hola Paul, estamos bien, se están mejorando, realmente ya no hay mucho por
hacer, solo esperar a que baje el sarpullido y es todo. ¿Cómo te esta yendo a ti? -no
podía dejar de hablar con el sentimiento de la culpa carcomiéndome por dentro.

-Bien linda, me di cuenta que el ultimo día mis conferencias terminan temprano,
así que adelante el viaje, para poder estar contigo y con los niños. No quiero que
estén tanto tiempo solos.

-No te preocupes, si no puedes hacerlo, lo entiendo.

-No, no quiero que dependas de nadie por no estar yo ahí, no sabes lo frustrado
que me sentí al tener que viajar y dejarte ahí en esta situación y sola.

-Sabes que no estuve sola Paul, no te pongas en ese plan, después de todo es el
padre de los niños, tiene derecho a estar aquí con ellos. -escuché como se abría la
puerta de la habitación de los niños y apenas fui consciente de la silueta de Edward
acercándose.

-Creo que te tomare la palabra y dormiré unos minutos, no pude pegar el ojo en
toda la noche. -según él lo habló en susurros, pero que fácil pudieron ser escuchados
en la China. Rodé los ojos ante esa actitud tan infantil y sinvergüenza.

- ¿Ese que se escucho es Cullen? ¿Bella, acaso se quedo ahí toda la noche? ¿Bella?
¿Bella? ¿Estas ahí? ¿Por qué no me respondes?

-Paul, basta, no es el momento más indicado… -me corto antes de que pudiera
decir nada más.

-Salgo mañana mismo, no te preocupes por ir al aeropuerto, tomare un taxi, nos


vemos mañana linda, recuerda que te amo… más que a nada en este mundo. Lo eres
todo para mi Bella. -colgó sin decir más, y lo único que logro fue hacerme sentir mas
y mas culpable.
- 221 -
Fui hacia el salón a hacer el reclamo pertinente, con la furia bullendo en mi
interior, ¿Cómo se había atrevido a hacer algo así? Apenas iba a decirle unas
cuantas palabritas cuando lo vi ahí tumbado en mi sofá, durmiendo pacíficamente,
se miraba tan hermoso, sublime, tierno, perfecto.

Me acerqué a su lado para cubrirlo con una pequeña manta, ya que solo se había
tendido a lo largo del sofá, una vez cubierto me arrodillé a su lado, y no pude evitar
acariciar su cabello y después su rostro. Aun me fascinaba el verlo tan atractivo,
fuerte…

-Bella… te amo -con un suspiro habló entre sueños y se removió complacido por
mis caricias. Y como lo decía me fascinaba verlo tan atractivo, fuerte y… tan mío.

Estuve con los chicos durante un buen rato hasta que volvieron a quedarse
dormidos a la hora de su siesta, aproveche que tanto ellos como Edward seguían
dormidos y Salí a buscar a Kim a su casita.

-Hola… ¿puedo pasar? -pregunté abriendo solo un poco su puerta.

-Por supuesto que si tonta… ¿Cómo no vas a poder pasar? ¿Estas lista para hablar
conmigo?

-No sé qué es lo que voy a hacer… estoy entre la espada y la pared. -solté
tirándome de espaldas en su cama.

-Quisiera poder decirte que tus dos opciones son igual de buenas, pero no es así,
mas sin embargo, no puedo decirte a quien no escoger, uno es todo lo que una mujer
pudiera pedir aparentemente, claro está, el otro tiene muchos defectos, demasiados
diría yo, además de que tienes ya una mala experiencia con el… pero, finalmente
¿Qué dice tu corazón? Yo se que muchas veces ese tonto órgano latente se equivoca,
pero ¿Qué hacer cuando la vida te presenta por alguna razón una segunda
oportunidad? ¿Desperdiciarla por las dudas, rencores y resentimientos?

-Pero es que ahora no soy solo yo la que saldrá dañada Kim, están los niños, esta
Paul.

-Bella, yo se que puedes pensar que esos tipos ricos hijos de papi no son para nada
confiables, que sus estúpidos prejuicios y la maldita sociedad podrida e hipócrita en
la que se mueven los manipula, pero ¿no crees que él te ha demostrado que ha
cambiado? Además porque no enseñarles que se puede ver mas allá del mundo
- 222 -
perfecto que les crean y les hacen pensar sus familias. Uno no manda en su corazón
de quien enamorarse… ¿quieres atarte a una relación con Paul, sabiendo que no lo
amas? Serian infelices ambos, e incluso los chicos. ¿Le quieres dar migajas de tu
amor?

-Prácticamente me estás diciendo que elija a Edward.

-No, no te estoy diciendo eso, te estoy diciendo los pros y los contras, ¿Qué virtud
te puedo señalar de Paul que tú no conozcas? Sabemos del gran hombre que es… y
precisamente por eso… merece a una gran mujer, y no que tú no lo seas, pero eres
una gran mujer que no lo ama. Como decisión o partido es el mejor, y te diría
adelante dense una oportunidad… viéndolo de manera práctica, así es, viéndolo por
el lado sentimental… ¿Es la mejor decisión? ¿Es lo que quieres para el resto de tu
vida?

- ¿Quién me asegura que Edward será para el resto de mi vida? ¿Quién me


asegura que no vendrá una mujer perfecta e intachable que no me reemplace a la
primera de cambio?

-En el amor, nunca nadie nos asegura nada… una relación es una moneda echada
al aire… como te puede caer la suerte de ganar… también se puede perder. El chiste
está en que tú te arriesgues a apostar.

-Kimberly Lewis ¿Me podrías decir quién eres y porque ahora me hablas de amor?
¡Tú! La incasable, la soltera por siempre, la amante de la libertad, es tu turno de
hablar ¿Quién te ha hecho cambiar de opinión respecto al estúpido órgano latente?
-vi claramente como se sonrojo y no hizo más que confirmar mi teoría.

-No… creo que no me siento lista para hablar de eso. Sabes que te quiero y que te
considero como mi hermana, pero no estoy lista aun para hablar, pensé que si lo
estaba pero… creo que he entrado en pánico.

-No dejes que mis malas experiencias afecten tu vida, tendrás las tuyas propias y
no siempre tiene que ser de esta manera, como tú lo has dicho… atrévete a apostar.
- Me acerqué a ella y la rodeé con mis brazos lo más que pude. Mi pequeña rebelde
estaba enamorada.

- ¿Puedo saber al menos el nombre del afortunado chico que te logro conquistar?
-pregunté inocentemente.

-Amm, preferiría no decirlo aun… no se qué va a pasar con nosotros, no quiero


hacer planes ni ilusiones con todo eso.
- 223 -
Respete la decisión de no contarme nada por el momento, comprendía que
quisiera reservarse los detalles de una relación incipiente.

Estuvimos hablando un poco más, de la difícil situación que tenía ante mis ojos.
Los 2 miembros mas importantes de mi cuerpo, mi cerebro y mi corazón, eran
enemigos en este momento, mi cerebro apoyaba por completo a Paul y mi corazón
estaba de parte de Edward, ¿Quién resultaría ganador?

Por la tarde, estuve trabajando un poco en el estudio mientras Edward estaba con
los chicos, si, lo estaba evitando, usando como pretexto el tener que ponerme al
corriente con todo el trabajo que tenía pendiente. Al parecer estaba decidido a no
irse a su casa, por mas que había intentado decirle que entre Kim y yo éramos
totalmente capaces de cuidar a los niños, se había empeñado en no moverse de aquí.
No quedándome más remedio que recluirme en mí estudio con el cerrojo echado.
¿Miedo a caer en sus brazos nuevamente? Si, estaba aterrada.

El timbre insistente de la puerta me hizo salir de mi fuerte, no sabía quién podía


ser tan groseramente insistente al llamar de esa manera. En cuanto abrí la puerta
mi duda quedo despejada y mi rostro se lleno de una indudable culpa y vergüenza al
verlo ahí parado frente a mí con una cara de preocupación infinita. Pero… ¿Qué
carajos hacia aquí?

-Paul… ¿Qué haces aquí? pensé… ¿no se suponía que llegarías el viernes o
mañana? -apenas tuve tiempo a terminar mis cuestionamientos, pues ya me había
estrechado en sus brazos.

-No podía quedarme, necesitaba estar contigo. -su aliento sobre mi cuello no hizo
sino hacerme sentir peor por el hecho de anhelar un cálido aliento diferente.

- ¿Qué pasa con tus conferencias? ¡No debiste dejar todo! ¿Te volviste loco o qué?
-dije tratando de zafarme de sus brazos.

- ¿Por qué te molesta que haya regresado? ¿Acaso llego en mal momento?
¿Prefieres que este lejos, comiéndome las uñas sin saber qué pasa con mi mujer y
mis… -

-Perdón por la corrección, pero no, no son tus hijos Miller. -escuche la voz de
Edward a mis espaldas y me congelé del susto. -Son míos.

-Valiente padre que estuvo desaparecido por no sé cuantos años. Yo si he estado


- 224 -
aquí para ellos, si alguien tiene derecho a llamarlos hijos, ese soy yo.

-Te equivocas… -no podía dejar que se disputaran a mis hijos como unos perros
doberman.

- ¡Basta los dos! Mis hijos no son una propiedad o una cosa que se puedan
adjudicar por derechos o lo que sea. Tú ¿puedes dejarnos solos? Si quieres puedes
regresar a tu casa. -me dirigí a Edward.

-Dije que no me movería de aquí hasta que ellos estuvieran bien. No me importa si
él se molesta, lo primero son mis hijos.

Rodé los ojos por la actitud de ambos, mientras uno se adueñaba de mi casa, el
otro parecía querer adueñarse de mí pues me tenía casi inmovilizada pegada a su
cuerpo y rodeada por sus brazos. Me zafe como pude de Paul y me encamine a mi
confinamiento otra vez, antes de dirigirme hacia mi estudio, me gire encarándolos a
ambos.

-No quiero verlos ni hablar con ninguno de los dos por hoy… hagan lo que
quieran.

En parte era para evitar y aplazar la plática que debía tener con ambos, no me
sentía lista para enfrentar a ninguno de los dos, a Paul a menos que nadie porque la
culpa simplemente me impedía incluso verlo a la cara.

Unas dos horas más tarde, Kim llamó a la puerta, avisándome que los chicos están
preguntando por mí, solo de esta manera me hicieron salir de ahí.

Pase por su habitación, evitando cruzar miradas o palabras con Edward, estuve
con ellos un rato mas hasta que llego la hora de darles un baño, les di su medicina,
de cenar y Edward me ayudo a arroparlos y vigilarlos hasta que se quedaron
dormidos. Una vez más tenía que quedarme velando su sueño, pero definitivamente
no lo quería hacer con Edward en la misma habitación.

-No quiero que te sientas con la plena confianza de invadir mi casa a tu antojo, ya
viste que los niños están mejor, están durmiendo toda la noche y veo innecesario
que estés aquí todo el tiempo. Me gustaría que te fueras a tu casa. -le dije en cuanto
vi que los niños se quedaron dormidos.

Su reacción la esperaba, los arranques impulsivos de Edward los conocía mejor


que nadie. Tomándome del brazo con un poquito de brusquedad me saco del cuarto
de los niños y nos llevó hacia mi habitación.
- 225 -
- ¿Paul te pidió que me corrieras? ¿En qué punto quedamos? ¿Crees que dejare
que lo que paso entre nosotros quede en algo pasajero y ya? Pues estas muy
equivocada, tú me demostraste que sientes aun cosas por mí, no importa que no me
lo digas, lo puedo sentir, lo puedo ver.

-Dijiste que no me presionarías, yo no sé qué es lo que quiero, y no, Paul no me


pidió que te corriera, el es demasiado bueno como para anteponer nuestros asuntos
sobre mis hijos. Solo no quiero que pienses que por invadir mi casa, o por hacer que
anoche… tu y yo… ¡ash! Ya sabes, puedes estar aquí todo el tiempo y esperar a que
caiga rendida a tus pies, las cosas no son así.

-Yo no quiero que caigas a mis pies, quiero que seamos felices, que pienses en lo
que tú y yo podemos lograr juntos, quiero que pienses en esos sentimientos que
están ahí dentro de ti dormidos. Quiero despertar esos sentimientos, quiero
demostrarte que me puedes amar, que puedes confiar en mí, porque te amo más que
a mi propia vida.

-Yo no estoy lista para esta conversación, no cuando hay una persona en mi vida,
no cuando estoy comprometida a casarme, no puedes venir y echarme nada en cara,
porque este buscando mi felicidad con alguien más. -me separe lo mas que pude de
su cuerpo, no quería sentir esa electricidad que corre entre nuestros cuerpos cada
vez que estamos juntos.

-Está bien… ¿quieres tiempo? Lo tendrás, pero no encierres esto en un cajón,


evalúa tus opciones, yo esperare, el tiempo que tú quieras, yo estaré ahí para ti
siempre, solo recuerda algo… la costumbre no es amor, y nunca lo será. Esto que
sucede cuando tu y yo estamos juntos, no se da muchas veces en la vida… ¿te
sientes de la misma manera con él? -malintencionadamente se coloco frente a mí,
tomando mi rostro entre sus manos, y diciendo la última frase en un susurro, su
halito se coló por mis fosas nasales embriagándome de su fragancia dejándome
completamente aturdida.

No podía responder, estaba demasiado aturdida como para poder crear en mi


mente una mentira. Desgraciadamente para mí, en ese momento quise desviar la
vista y con lo único que me encontré a mi derecha fue mi cama, la cual evocó en mí
todos los recuerdos de la noche anterior.

Fue como conectarse a una maquina de electrochoques en el momento en que


pasó la primera imagen por mi cabeza, la descarga eléctrica inundó por completo la
habitación.

Mordí mi labio y no pude contenerme de ir en busca de los suyos y devorarlos con


- 226 -
las ansias que se habían formado en mi. Sus labios se abrieron al instante en que
sintieron mi lengua arremeter contra ellos, y sus manos se movieron imperiosas a mi
trasero, abarcando todo con sus fuertes y grandes manos, lo apretaba desde su
base, haciendo que una sensación de placer viajara hasta mi sexo logrando
humedecerlo con rapidez, y haciéndome gemir contra su boca.

-El… tiempo… Bella… el… tiempo - decía jadeante entre beso y beso sin dejar de
tocarme las nalgas y estimular cerca de mi entrada hasta donde sus largos dedos le
permitían.

-Aja… s-si… rápido… hazlo rápido… para que n-no ¡Ay Dios, si, ahí Edward!... para
que… no… despierten… -balbuceé mientras temblaba por las caricias a mis pechos y
un punto sensible que Edward acababa de descubrir explorando mi trasero.

-Me… refería al tiempo que… quieres para… pensar… - ¿pensar? ¿Qué tenía que
pensar? ¡Ah sí claro…! decidir entre mi prometido y mi ex amante, ex cliente, padre
de mis hijos. ¡Pff! ¿Quien quería pensar ahorita en eso? ¿Por qué me pedía pensar
cuando estaba empujando su dura, potente y mas que bien proporcionada erección
contra mi sexo necesitado y palpitante?

No tardo mucho en soltarme y alejarse de mí con su respiración entrecortada y el


deseo aflorando por cada uno de sus poros. Me quedé estática en el lugar donde
había estado antes, intentado pensar coherentemente en lo que acababa de hacer.
Era tan fácil perder la cordura con él, me volvía a sentir de nueva cuenta una
inmadura joven que veía el sexo de la manera más superficial.

-Vete Edward por favor, vete y dame tiempo, no me presiones, no me obligues a


que procese esto de manera rápida.

-Lo que sucede entre nosotros es innegable, tu sabes que por más perfecto y buen
hombre que sea el tal Paul, no podrás ser feliz, porque él no es con quien quieres
estar, el no te amara de la manera en como lo hago yo. Te voy a esperar mi Bell,
todo el tiempo que quieras, ahí estaré para ti.

- ¿Lo ves? Para ti siempre seré Bell, para ti siempre seré la persona con la que no
puedes evitar follar, ¿Qué pasara cuando la pasión se apague nuevamente? ¿Qué
pasara cuando yo quiera más que un simple acoston? ¿Qué pasara cuando quiera
una familia completa? Yo no puedo ser Bell todo el tiempo, tú me conviertes en ella,
tú me haces ser ella. -contuve un sollozo, era lo que mas temía de estar junto a
Edward, que yo abandonaba todo pudor, toda sensatez para dejarme guiar por la
pasión que me embargaba el solo verlo. ¿Era amor lo que sentía por él? ¿Era solo
deseo? ¿Un deseo incontrolable que me hacia confundirlo con amor?
- 227 -
- ¡No! ¿No lo comprendes? A mí no me importa si eres Bell, Bella, o la reina de
Inglaterra… para mí no eres solo un cuerpo, si esa impresión te di, perdóname, te lo
dije amor, yo no quería que pasara lo de anoche porque sabía que tu pensarías eso
de mi, además de evitarte remordimientos y culpas. ¡Yo te amo! Nunca pude ser
feliz con nadie, por más que lo intenté tu siempre estuviste ahí, porque te llevo
grabada en lo más profundo de mi corazón. -Era como un juego del gato y el ratón,
el se acercaba, yo me alejaba. Recorriendo casi por completo la habitación.

-Todo esto me tiene muy confundida, no sé qué pensar de ti, no sé qué pensar de
todo esto, tengo mucho miedo, tengo muchas dudas. -me agité desesperada
soltándome de su agarre una vez que me había alcanzado.

-Debes confiar en mí, debes intentar creer en mí… ¿Qué quieres que haga?
¡Pídeme lo que sea y lo hare! Sé que no lo merezco, pero aun así, te ruego por una
oportunidad, una oportunidad de comenzar de nuevo, no retomar algo pasado y
dañado, ¡no!, comenzar una nueva vida. Donde tenga la oportunidad de resarcir
todo el daño que les causé.

-Tiempo es todo lo que pido… -susurré sintiendo como mi corazón se apretujaba


un poco.

-No puedo estar alejado de mis hijos, no ahora cuando me necesitan… no me


hagas esto, no quiero regresar como al inicio en que no podía ni hablarte ni verte.

-Podremos hablar y podrás venir. Solo no tocaremos el tema, no cruzaremos la


barrera del contacto físico y no me intentaras persuadir de nada.

-Gracias. Gracias por dejarme ver aunque sea una leve luz de esperanza. Te amo y
aceptare la decisión que tomes. Regreso a casa, mañana temprano vendré para ver
como amanecieron. -intentó acercase un poco para despedirse, pero se detuvo al
primer paso. Solo acarició un poco mi mejilla y salió de mi habitación. Dejándome
anhelando un abrazo o un beso de su parte, y agradecida al mismo tiempo de que al
menos uno de nosotros tuviera la firme intención de respetar el trato.

Me tumbé en mi cama echándolo de menos al instante, me rodé hacia el extremo


que él había ocupado la noche anterior, y me maravillé que aun quedaban rastros de
su aroma. Inhalé profundamente llenando mis pulmones con ese olor que me hacía
sentir viva. Que me hacía sentirme una mujer completa. ¿Era amor o deseo? ¿Qué
sentía realmente por Edward Cullen? Solo el tiempo lo diría.

Dormí abrazada a la almohada que Edward usó, por la mañana me esperaba lo


peor, enfrentar a Paul y decirle la verdad de lo que había pasado. Una pequeña
- 228 -
parte maquiavélica de mi mente se estaba regocijando, al pensar que al enfrentarme
a él todo terminaría, dándole así una victoria limpia de esa manera a Edward. No
dudas, no comparaciones, no decisiones.

Gracias por sus Reviews.

Krisny!

- 229 -
Chapter 16

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

A la mañana siguiente en cuanto desperté, después de darme una relajante ducha,


fui a darle los buenos días a mis hijos y prepararles su desayuno, yo apenas podía
probar bocado, sentía mi estomago hecho nudos por la anticipación de la plática que
tendría con Paul. No era fácil lo que me esperaba, sería difícil y mucho mas.

Retrasé el momento lo más que pude, organice unas cosas de trabajo en mi


despacho antes de salir a mi oficina y estar buscando pendientes que me dieran más
margen de tiempo. Después de cierto tiempo me di cuenta que tenía que dejar la
cobardía de lado e ir y enfrentar la situación.

Antes de dirigirme a su oficina le hice una llamada para ver si me podía recibir,
mis manos se encontraban sudorosas y mi corazón latía desaforadamente.

-Hola mi linda, no sabes la tranquilidad que me da el que me hables, no puedo


soportar el hecho de saberte molesta conmigo. - soltó al contestar el auricular,
logrando que la culpa que venía sintiendo se hiciera solo mayor.

-Paul… podemos vernos, creo que tenemos que hablar. -dije con una débil voz.

-Si amor, de hecho tengo que verte, quiero darte una sorpresa. -su voz sonaba un
poco histérica, nerviosa.

- ¿Qué es esa sorpresa? -pregunté con miedo.

- ¡Amor! Es una sorpresa, obviamente no te diré aun que es. Paso por ti en veinte
minutos, estate lista por favor. - Estaba por contestarle que estaba bien, cuando su
voz volvió a elevarse e interrumpirme - ¡Bella!... te amo. -mi garganta se cerró por
un nudo que sentía en ella, era de lo peor, ¿Cómo podía haberle hecho algo así a un
hombre como él?

Espere nerviosa en mi oficina, caminando de un lado a otro, ideando la manera de


decirle todo lo que había pasado de la mejor manera. ¿Acaso había una buena
manera de hacerlo? No, no lo creía.

- 230 -
Cuando mi teléfono sonó, bajé de inmediato a donde siempre me esperaba, y ahí
estaba el, esperándome con su tranquilizadora sonrisa, con sus brazos abiertos para
recibirme y ofrecerme ese amor a manos llenas como siempre lo hacía.

Lo abracé también con fuerza, quería poder amarlo de la misma manera, quería
que no hubiera nada, ni nadie entre nosotros para poder darle mi amor
incondicional y así ambos tener una relación segura y estable, brindarles a mis hijos
una familia como ellos merecían.

Después de darme un suave beso en los labios, y verme a los ojos como intentando
descifrar de que quería que habláramos, me sonrió tenuemente y me hizo subir al
auto.

Una vez dentro no quise darle más rodeos a la situación.

- ¿Podemos ir a tu casa? Necesito que hablemos con la mayor privacidad posible.

-Si amor, hablaremos, pero primero la sorpresa, ahí podremos hablar de todo lo
que quieras, habrá la privacidad que deseas.

-Quisiera que primero… -comencé a hablar pero me vi nuevamente interrumpida.

-Lo haremos, Bella, ya te lo dije, pero lo haremos a donde vamos, solo te pido eso.
-no me parecía bien la idea, pero asentí dándole la razón.

No conocía el camino por el que estábamos transitando, era una zona residencial
de la cual sabia de su existencia, pero no encontraba el sentido de que estuviéramos
yendo hacia allá.

Cuando se detuvo frente a una casa volteo hacia mí y me dio una tímida sonrisa
pero a la vez llena de satisfacción. Un hueco se formo instantáneamente en mi
estomago, lo que hizo que mi corazón se comprimiera un poco, eso no me auguraba
que las cosas serian muy sencillas, sino, todo lo contrario.

Apenas salía de mis propios pensamientos cuando mi puerta se abrió y Paul


esperaba a un lado aun con esa sonrisa que no llegaba a sus ojos, era más bien una
sonrisa triste. No quería que se sintiera así, yo a pesar de todas mis dudas y
conflictos… lo quería, él era la persona porque la que yo había vuelto a confiar, era
la persona que me había aceptado con todo mi pasado, con todo lo que yo era sin
importarle nada.

Tomé su mano y nos encaminamos hacia la casa, una mansión seria el nombre
- 231 -
más apropiado para esa propiedad. El hecho de que él tuviera la llave de la puerta
de entrada solo hizo más intenso ese desazón en mi estomago, podría decir que
estaba casi reticente a entrar porque no me sentía con el valor suficiente para hacer
lo que tenía que hacer, no sabía cómo afrentar ese lio que había creado yo, no sabía
enfrentar la decisión que había tomado, porque no sabía si era la correcta o no.

-Bienvenida a nuestra casa mi amor… -soltó en cuanto mis dos pies hicieron
contacto con el piso reluciente de la casa.

Era una casa hermosa por demás, una decoración completamente elegante y
contemporánea, aun no había muebles en ella, por lo tanto además de hermosa lucia
espaciosa. Él tomo mi mano con una cálida sonrisa y me llevo del recibidor a lo que
sería la estancia o la sala de estar, al fondo podía ver una preciosa chimenea sobre
la cual ya reposaban unos portarretratos, al acercarme a ellos pude ver una foto de
Paul y mía, y una de ambos con los chicos. Mi corazón se partió en ese momento.

-Ven, quiero que veas también la parte de arriba. -jalo un poco mi mano para
dirigirme hacia donde él quería, mis pies pesaban como plomo, apenas era
consciente de los pasos que estaba dando.

Subimos por unas escaleras hacia la parte superior de la casa, donde se podían
ver varias habitaciones, conforme íbamos pasando por cada una de las puertas él las
abría.

-Estas dos habitaciones que están contiguas pueden ser las de los chicos -anunció
entusiasmado - son iguales, quería que ellos decidieran cual querían, para que
terminen de decorarlas y pintarlas a su gusto.

Ambas habitaciones, eran espaciosas y tenían una gran ventana que permitía que
entrara la luz del sol a raudales.

-Hay dos habitaciones mas, una podría ser de visitas y la otra no se… tal vez para
algún día que pensáramos en… bueno sé que es muy pronto… pero un bebé de
ambos sería maravilloso. - el ver el brillo en sus ojos lo único que hacía era dejarme
con un nudo en la garganta y en el estomago que me dificultaba el poder hablar.

Tomó mi mano nuevamente y nos llevo hacia la habitación del fondo, al abrir la
puerta vi que era la única que estaba completamente amueblada.

-Esta sería la habitación principal, la nuestra. Perdón, me tome el atrevimiento de


escoger todos los muebles y la decoración, pero si quieres puedes hacer los cambios
que quieras, y no solo a esta recamara sino a toda la casa.
- 232 -
Intente reunir el valor que necesitaba para empezar a hablar con el seriamente de
lo sucedido.

-Paul… yo…- fui interrumpida por un leve tirón de mi mano, casi arrastrándome
hacia abajo nuevamente.

-Deja que veas la cocina, y lo demás… el jardín. -Hablaba apresuradamente, sin


dejarme terminar una oración.

Una vez en la cocina dio vueltas por ella mostrándome lo que habían hecho con el
mobiliario, de ahí nos condujo a una salida que daba al jardín, era muy hermoso,
mas grande que el de mi casa, y al fondo pude ver un huerto de tulipanes, mi flor
favorita.

Por la parte de atrás de la casa había una conexión a algo sin terminar de
construir, al verme que observaba esa parte con el ceño fruncido, se acerco y me
abrazo por detrás recargando su barbilla en mi hombro.

-Esa es la parte para el townhouse de Kim, no creerías que me olvidaría de ella, sé


que es parte fundamental en tu vida y de los chicos, no sé si ella se quedaría en vivir
en tu casa, pero en caso de que no, pues decidí construirle algo privado a ella como
lo tiene en tu casa. -dijo con voz dulce, dejando un suave beso en mi mejilla.

- ¡Oh Paul! -fue todo lo que pude decir por los sollozos, antes de girarme y echar
mis brazos alrededor de su cuello, su abrazo se intensifico y el agarre de sus manos
en mi cintura fue más firme.

- ¿Qué pasa amor? Sé que algo pasa… ahora puedes decírmelo.

-Yo… no sé… no sé qué decir. -balbuceé contra su pecho. No quería ni verlo a la


cara. No podía, no era capaz de enfrentarme a su mirada, después de lo que había
hecho.

-Te escucho, tomate el tiempo que sea necesario, aquí estoy. -odiaba que fuera tan
comprensivo, que no me recriminara el hecho de que no estuviera disfrutando esta
sorpresa, de que le echara a perder el gran momento que él había planeado.

-Me acosté con Edward… -solté a bocajarro en un susurro al mismo tiempo que
me soltaba de su abrazo. No podía confesar algo así y refugiarme en sus brazos.

El silencio que siguió a mi confesión fue uno de los momentos más incómodos que
he soportado en toda mi vida. Quería ver su rostro, ver que emociones pasaban por
- 233 -
su mirada, pero como la vil cobarde y traicionera que era no me atreví a voltear.

- ¿Cuándo fue eso? -cuestionó con voz seca.

-Mientras estuviste de viaje, no me preguntes más Paul, no quiero herirte más de


lo que ya lo he hecho. -susurré. Espere algunos segundos a que el volviera a hablar.

-No sé qué decir, estoy completamente anonadado… se que el debió presionarte,


manipularte… es lo que siempre ha querido, desde el momento en que volvió a
encontrarte. - Su voz iba aumentando de intensidad mientras hablaba.

- ¡No! Paul, no lo puedo culpar solo a él. Para algo así se necesitan dos personas y
yo también permití que sucediera.

-Ya veo… -fue todo lo que dijo, volteo dándome la espalda y pasando sus manos
sobre su cabello, en un ademan de desesperación, de confusión, de frustración.

Mas silencio, tal vez el pensaba que yo tenía que hablar, tratando de explicarme o
justificarme, de darle más razones de mi comportamiento, pero no había nada que
decir, no podía decir nada más porque ni yo misma comprendía que era lo que
pasaba, que era lo que quería.

Mi mente era una revolución, estaba segura de que me volvería loca de la


desesperación si él no me decía algo, prefería que me dijera que era una mala
mujer, una infiel o lo que sea, antes de tener que soportar su desprecio en silencio,
de no ver nada más que su cuerpo dándome la espalda.

-Si lo prefieres me voy, imagino que no quieres hablarme.

- ¡No! no vas a huir Bella, afronta esta situación… -volteo hacia a mí, lo que vi en
su mirada, fue peor de lo que me imagine, no había rabia, o tal vez si la hubiera,
pero debajo de toda esa decepción que se reflejaba en sus orbes. Con la rabia
hubiese podido lidiar con la decepción no, me sentí la peor persona sobre la faz de la
tierra.

- ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué me equivoque? Si, lo sé… no debí hacer las cosas
de esa manera, no sé qué me pasa Paul. No sé que quiero.

- ¿Estas arrepentida? -pregunto viéndome fijamente a los ojos.

-Si, pero… solo porque te fallé, no por el hecho en sí. -Vi como por su cara pasaba
un signo de dolor, pero no me permitiría mentirle. - Perdón si mis palabras te hacen
- 234 -
daño, pero no pretendo mentirte.

-Prefiero sinceridad… a basar una relación en mentiras. -vi el debate en su ojos de


cómo quería decir algo y no se atrevía - ¿Descubriste que aun lo amas? O ¿solo fue
el momento?

-No lo sé Paul, estoy muy confundida, no sé qué es lo que siento en este momento.
Solo necesitaba contártelo, no quiero que te enteres por otros medios o simplemente
ocultártelo. -Confesé apenada, por mi falta de convicción.

- ¿Qué esperas que haga con esta información? ¿Que esperabas al contármelo? -su
voz seguía siendo fría y contenida, odiaba que fuera siempre ese hombre tan sobrio,
tan sosegado, prefería que me estuviera gritando y echando en cara mi acción antes
de que verlo así, acumulando todos los sentimientos que sabia debía haber dentro
de su ser.

-Eso es decisión tuya… yo, solo no podía mentir.

-Isabella, sabía que te estaba perdiendo, lo supe desde hace mucho tiempo, pero
una parte de mi se resistía a pensar que tu preferirías volver junto a un hombre que
te hizo tanto daño, que te trato de la peor manera posible y que te abandono aun
sabiendo todo el amor que sentías por él.

Si yo hubiera tenido la mitad de ese amor que sentiste por él, créeme que primero
muerto antes de abandonarte, por cualquiera que hubiera sido la razón. Quise
luchar por ti, por los chicos, por una vida juntos como una familia, me sabia
consciente de que yo no podría reemplazar a su padre, y que él siempre estaría
entre nosotros, pero aun así yo quería formar ese sueño contigo. Esta casa fue lo
último que hice por querer mantener la esperanza viva.

No conté con la astucia de Cullen, y su manera tan vil de aprovecharse de una


situación como la enfermedad de los niños para llegar a embaucarte. Yo, lo siento…
tengo dignidad también Bella, te amo demasiado, pero se ver cuando una causa está
perdida. Siéntete libre de cualquier compromiso.

Mi llanto estaba atorado en mi garganta, no podía hablar, quería decirle muchas


cosas que lo sentía, que no quería que las cosas terminaran así, que no sabía en
absoluto si quería que las cosas terminaran. Todo lo que me había dicho de Edward
era verdad, esos eran mis temores, que no me amara lo suficiente para que me
perdonara lo que habíamos vivido, para que pudiéramos estar juntos sin reproches,
sin mentiras, sin recuerdos.

- 235 -
Seguía queriendo yo también mi puerto seguro, quería sentirme segura con
alguien como Paul, saber que me amaba a pesar de todo me hacía sentir un
profundo respeto por él, y quería quererlo y amarlo como una persona como él se
merece. ¿Por qué era tan malditamente egoísta de no querer dejarlo ir?

-Paul… yo… -Las lágrimas salían, sin permitirme decir más que balbuceos y yo
quería hablar, explicarme, decir algo que nos diera una esperanza de estar juntos.
Pero… y ¿Edward?

-Puedo ver la lucha interna que hay en ti amor, pero no hagas esto peor… no te
dejo odiándote, no podría, no niego que me lastimaste al hacer las cosas así, pero no
te sientas mas culpable de lo necesario.

-No quiero que pienses que no te quiero… lo hago… de verdad lo hago…

-Pero no es amor Bella. Y Tarde o temprano eso no será suficiente, no cuando vea
que a mí solo puedes darme tu cariño y ver el amor reflejado en tu mirada hacia él.

-Es que yo no sé si lo sigo amando… -declaré con poco convencimiento.

-Tienes que aclarar tus sentimientos, por tu propio bien, para que no haya cosas
pendientes en tu vida. -me dio un pequeño abrazo después de sus palabras y
continuo su camino hacia la salida, dejándome atrás. No me gusto el sentimiento de
verlo alejarse de mí en estas circunstancias.

Camine hasta alcanzarlo y sabia que no podría viajar con él todo el trayecto a mi
casa en esta situación, sabía que lo último que quería en este momento
probablemente seria verme, por lo que después de que pusiera la alarma y cerrara
la casa decidí hablar con él.

-Creo que lo más conveniente sería irme en taxi, no tienes que llevarme a casa.

-Por supuesto que no, no permitiría que te fueras en taxi, afrentaremos esto como
lo que somos… adultos.

Como lo pensé, el camino a casa fue demasiado incomodo. El iba inmerso en sus
pensamientos por lo cual no me dirigió la palabra en ningún momento. Yo
simplemente no podía evitar la vergüenza que sentía, era incluso peor por la manera
en que él había reaccionado, tan prudentemente que me hizo sentir mucho peor.

Una vez que llegamos a casa fue un poco más extraño al no saber cómo actuar en
un momento así, voltee a verlo sin saber que decir o que hacer. El me dio una
- 236 -
pequeña y triste sonrisa, a la cual yo correspondí, además de sentir como mis ojos
volvían a llenarse de lagrimas, era una despedida de la cual aun no estaba del todo
convencida, pero no lo obligaría a estar conmigo si él así no lo quería tampoco.

-No llores, linda - el escuchar la palabra de cariño por la que usualmente me


llamaba solo hizo que las lagrimas salieran sin poder contenerlas. -Esto es algo que
al final me agradecerás haberlo hecho… créeme. Pero si algún día, decides que
después de todo si hay un poco de tu amor que ofrecerme… déjamelo saber.

No pude contenerme y me lance a sus brazos, pensé que él no me regresaría el


abrazo, pero por supuesto que él no haría algo así, el era un caballero ante todo, y
claro que me regreso el gesto y fue un abrazo fuerte, necesitado, fiero, confortante.

-Perdóname… perdón por haberte fallado… te quiero Paul, y quiero que sepas que
no estoy con él, y que no se si lo estaré, pero si decido enterrar todo en mi pasado…
tu eres el único hombre con el que quisiera formar un futuro.

-Y te digo que si así lo decidieras… ahí estaré… esperándote. -Me dio un casto
beso en los labios y soltó su abrazo, haciéndome sentir la ausencia de su calidez a mí
alrededor.

Cuando entre a casa me refugie un poco en mi recamara, aun tenía que decidir
qué pasaría con mi vida a partir de ahora, lo que me había dicho de Edward solo
había abierto mas mis heridas y dejado al descubierto mis inseguridades, no quería
correr un riesgo que mi corazón no iba a poder soportar nuevamente.

Mi corazón ya había sido pulverizado por él, no podría dejar que se acercara
demasiado a mí y estar a su merced para que volviera a hacer todo el daño que me
costó tanto curar.

Me había funcionado el ser yo y mis hijos contra el mundo, me había funcionado


ser una persona que no necesitaba el amor de un hombre para sentirse plena, quería
volver a ser esa persona que solo amaba a las personas que eran capaces de amarla
y de no hacerle daño. Si, había aprendido a ser egoísta en cuanto a mis
sentimientos, pero era solo una manera de proteger el débil trozo de corazón que
latía en mi pecho. Ese corazón que él se había encargado de desaparecer.

No, no permitiría que volviera a hacerlo. El podría estar cerca de mis hijos porque
no podía alejarlo de ellos sabiendo la manera en que se amaban mutuamente. Pero a
mí no se volvería a acercar, yo no era una persona valiente, y no habría una segunda
oportunidad.

- 237 -
Krisny!

- 238 -
Chapter 17

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Regrese a casa ideando una y mil maneras de cómo hacer crecer mi credibilidad
ante Bella, sabía que sería demasiado complicado teniendo en cuenta que competía
contra el gran y perfecto Paul.

Yo sabía que tenía muchas cosas a favor, la principal eran mis hijos, al menos
sabía que ella no me podría echar de su lado nunca, la relación con mis hijos se lo
impediría, y así como nunca me podría echar de su lado nunca se iba a librar de que
yo le recordara día a día que la amaba y que le demostrara que a cada segundo me
arrepentía de la estupidez que había cometido.

Tampoco era inútil fingir modestia al decir que no notaba como ella aun tenía
sentimientos fuertes por mí, claro que su inseguridad y su empecinamiento en
querer estar con Paul, no se lo permitía ver. Pero yo lo veía y lo mejor de todo lo
había sentido en la manera en como ella se había entregado a mí.

Había decidió pelear, pelear como no lo había hecho hace seis años, se que fui un
maldito cobarde y además de todo que dije cosas que la dañaron tanto que dudo que
alguna vez podría perdonar por completo, pero lo intentaría, no me cansaría de
intentarlo nunca, porque no dejaría escapar de nueva cuenta el amor.

Una vez que me di un buen baño, tomé una reparadora siesta y comí como si
tuviera años sin probar bocado, regresé a la empresa, me sumergí en el montón de
trabajo que tenía relegado, eso me distraía un poco y me hacia tener la cabeza un
poco mas despejada para que no me matara la incertidumbre de no saber qué
pasaría.

¿Hablaría con Paul? ¿Qué decisión tomarían? ¿El la dejaría? Una ansiedad
horrible me llenó el cuerpo al pensar que el podría reaccionar mal y hacerle daño,
lastimarla, pero no, en el fondo sabía que el perfecto Paul no haría algo así. Fue
todavía peor el pensar que el dijera que no tenía importancia lo que había pasado y
aun así no la dejara en paz. ¡No! que hombre estaría dispuesto a soportar una
infidelidad y compartir a su mujer… ¡Definitivamente yo no!

Casi me doy un golpe a mí mismo, esos arranques de macho u hombre de las


- 239 -
cavernas es lo que me había llevado a tomar una decisión incorrecta en mi vida.
Pero cuando se trataba de Bella no podía razonar, no podía simplemente permitir
que alguien más volteara siquiera a verla, ella era mía. ¡MÍA!

Quería dejar pasar ese día sin ir y molestarla, pero eso significaría que no vería a
mis hijos y eso definitivamente no estaba en mis planes. Así que con toda la pena del
mundo después de estar varias horas en la oficina intentando concentrarme sin éxito
alguno, decidí que iría a casa de Bella.

Durante todo el trayecto a su casa, traté de hacerme la promesa a mi mismo de no


atosigarla con preguntas, miradas o de alguna forma que ella se sintiera presionada.
Yo iba con la convicción de estar con mis hijos, de cuidarlos y estar al pendiente de
cómo estaban reaccionando al tratamiento.

Por supuesto en cuanto estuve frente a su puerta toda mi perorata interna se fue
al carajo, pues mi corazón latía como siempre que estaba cerca de Bella,
simplemente no podía controlar mis reacciones corporales cuando se trataba de ella.

Di unas cuantas respiraciones profundas y me acerqué a tocar el timbre. Mis


manos estaban sudorosas y podía sentir también una pequeña gota de transpiración
correr por mi nuca, parecía que iba directo a la horca, pero no tenía la certeza de
que es lo que iba a encontrar. Solo de imaginarme en entrar y ver una escena de lo
más normal con Paul, hacia que mi estomago se apretujara al grado de sentir
nauseas y una cólera que me desharía el estomago con una ulcera.

Kim interrumpió mis pensamientos al abrir la puerta para mí. Esta vez no hubo
sonrisa ni nada que demostrara que estaba de mi parte, vaya, ni siquiera que me
mostrara que estaba pasando en el interior de esa casa.

-Adelante, los chicos están en su recamara. - Me dijo, haciéndose a un lado para


darme el paso.

-Gracias… ¿Y…? -estaba a punto de preguntar por Bell cuando fui furiosamente
interrumpido por la chica frente a mí.

-No preguntes, ya hiciste suficiente, ahora solo déjala que piense tranquilamente.

-Pero es que… -dije intentando dar algún argumento.

-Pero nada, está afectada por todo esto, no sé qué pensar de ti, sé que no es cosa
mía, pero Bella lo es, y si ella está mal, a mi me duele, es como mi hermana y la
confusión y el dolor que pasa ella es como si me pasara a mí.
- 240 -
-Tu no sabes nada, no intentes ni siquiera juzgarme, se que estas a favor del
perfecto Paul, pero… ¡Yo amo a Bella carajo! ¡Y se lo estoy tratando de demostrar!
-dije desesperado pasando mi mano por mi rostro en un claro indicio de
desesperación, de no poder demostrar mi punto.

-Para tu información grandísimo… ¡agh! Solo… ¡agh! Mejor me voy de aquí, no


quiero decir nada que después sea peor. Como ya te dije los chicos están en su
recamara, yo estaré con Bella, así que no intentes acercarte a su recamara… ¿me
escuchaste? -me advirtió señalándome con su dedo acusador.

No podía decir que sentimiento me causaba esa chica, podía decir que no la
soportaba por su manera tan a la ligera que tenía de juzgar, o porque a leguas se
notaba su predilección por el estúpido ese, pero también estaba infinitamente
agradecido de que cuidara de mis hijos todo este tiempo y de mi Bell, que la proteja
y defienda con tanta garra, eso me hacia apreciarla, muy en el fondo, pero sin duda
estaba ese sentimiento en mi.

Entre a la recamara de mis hijos y vi que la recuperación estaba siendo rápida,


ambos estaban en el suelo alrededor de un juego de mesa, al percatarse de mi
presencia ambos me dedicaron la más bella de las sonrisas e intentaron levantarse y
correr a abrazarme, pero los detuve antes de que lo hicieran, no quería exponerlos a
esfuerzos que no sabía si podían hacer.

-Alto ahí mis pequeños, sin correr. -dije mientras yo me acercaba y los tomaba a
ambos en brazos.

Después de abrazarlos y abrumarlos a besos, me senté junto a ellos esperando a


que me contaran todas las cosas que habían hecho en el día, me divertía ver como
uno quería siempre hacer callar al otro y al no lograrlo ambos empezaban a
hablarme al mismo tiempo, logrando que no pudiera entender que es lo que decían.

-Papi, puedes usar el turno de Kimy… -me dijo la pequeña Marie, pasándome un
dado.

-Papá… ¿tú sabes porque mi mami tenía sus ojitos rojos? Tu… tu… ¿tu no la hiciste
llorar verdad?- pregunto Robbie con un gesto un tanto adusto, sabía que mi chico
era muy protector con su madre y aquí estaba la prueba. Ahora ¿como respondía a
esa pregunta? que sabía que en parte era afirmativa.

-Es complicado, hijo, cuando la gente es grande, puede llorar por muchas cosas,
- 241 -
pero no te preocupes, tal vez mami no estaba llorando y lo imaginaste. -me sentí mal
y estúpido al decir algo así, sabía que mi hijo no era tonto y engañarlo de una
manera tan vil me parecía sumamente mal.

-Mi papá Paul no ha venido a vernos ya… -dijo algo apenado, pues sabía que me
incomodaba el escuchar de ese.

-Debe estar ocupado -expliqué nuevamente, no queriendo herir a mi pequeño. -


¿Por qué no jugamos eh? ¿Es mi turno, o de quien? -quise cambiar el tema para no
darles oportunidad de que siguieran haciendo preguntas que por el momento yo
desconocía las respuestas tanto como ellos.

Estuve un buen rato con ellos, después de que se aburrieron del juego de mesa,
nos pusimos a ver una película, y después a pelear un poco con ellos porque querían
salir a jugar pues ya estaban aburridos de estar encerrados en esa habitación.

Estaba perdiendo la pequeña alegato que tenía con ellos por su encierro cuando
fuimos interrumpidos por Kim que traía la cena de los chicos, los saludo con una
enorme sonrisa en su rostro, para después voltear conmigo, está de sobra aclarar
que esa enorme sonrisa desapareció en cuanto sus ojos se posaron en mí.

- ¡La cena esta lista pequeños traviesos!, creo que deberían de despedirse de su
papi, está cansado y tiene que irse a su casa a descansar… ¿No es así Edward?-Se
dirigió a mi recalcando que debía irme a mi casa, ok, en momentos como estos me
retractaba de que había dicho que apreciaba a esta chica.

-Me gustaría quedarme con ellos mientras cenan, se estaban poniendo inquietos
por querer salir. -Expliqué sentándome en la orilla de la cama de Robbie.

-Creo que mamá podrá controlarlos, pero para eso, ¡papá necesita irse a
descansar!

-Muy maduro de su parte. -No pude evitar rodar los ojos ante semejante tontería,
¿ahora resultaba que no podíamos estar en la misma habitación junto nuestros hijos
solo porque ella tenía dudas de que hacer respecto a nuestra relación?

-Recuerda lo que te dije… tiempo… necesita tiempo. -Explico ella tratando de


hacerme entra en razón.

-Bien… por esta vez, está bien.

Cedí por esta vez, sabía que tenía que ceder y demostrar de alguna manera que
- 242 -
estaba dispuesto a hacer lo que fuera porque ella se diera cuenta de que los quería
conmigo. Y si una de esas cosas era ser menos autoritario lo haría.

No habría manera de que pudiera saber que estaba pasando por su mente, ella
como siempre no actúa de la manera más convencional, siempre era Bella y su
extraña mente. Había momento en que quería zarandearla y decirle que abriera los
ojos y que no se cerrara a la oportunidad que nos había vuelto a brindar la vida.

Si, tal vez yo la había jodido la primera vez, pero temía que esta vez lo hiciera ella.
No podíamos estar seguros de que una segunda oportunidad tirada al caño fuera lo
ultima que fuéramos a tener. Tal vez yo no los mereciera ni a ella ni a mis hijos, pero
podía jurar que daría hasta el último aliento de mi vida para hacerlos felices. De
demostrar que había cambiado y que los quería en mi vida, no como un trofeo que
quisiera conseguir, sino como lo más valioso que la vida dio.

Dios, estaba a punto de volverme loco, no podía encontrar mi lugar, daba vuelta
por la casa, por mi oficina, no sabía nada de ella, habían pasado casi 5 días desde
que Salí de su casa y hable con ella por última vez. Y literalmente estaba
volviéndome loco.

Todos los días veía a mis hijos, ya habían regresado a la escuela y estábamos
teniendo la misma rutina, los mismos horarios, pero de ella ni sus luces, solo recibía
la misma frase trillada y odiada por parte de Kim "Tiempo Edward… solo dale
tiempo", ¡carajo! ¿Cuánto tiempo puede necesitar una decisión así? ¿Y qué pasaba
conmigo y con el tarado de Paul? ¡Si! Es por eso que digo que me he vuelto loco,
porque hasta pienso en que puede estar pensando ese idiota de la situación, ¿se
sentirá que él es el elegido?, o ¿estará en la misma situación que yo?

Sabía que ella había regresado a su trabajo, pero seguía sin querer vernos, y yo en
mi papel de hombre complaciente no había ido a presionarla, dos veces tuve que
regresar del estacionamiento de su edificio, arrepentido de haber ido a perturbarla.

Tom definitivamente ya me evitaba, sabía que si de por si mi humor era de los mil
demonios antes de toda esta situación en este momento era incluso peor, no se le
ocurría ni por un momento bromear conmigo.

Y hablando del rey de roma hacia su aparición en mi oficina, su cara no me


auguraba nada bueno, sabía que cuando él estaba serio era porque algo malo estaba
- 243 -
por pasar y su rostro me lo estaba avisando en este momento.

- ¡Hey hermano…! -saludó con un amago de sonrisa.

- ¿Qué pasa? Sé que pasa algo… -pregunté desesperado.

-Se que no es de mi incumbencia… y por favor no preguntes como me entere…


porque definitivamente no lo diré, de hecho me estoy metiendo en un gran
problema… porque tú sabes uno no debe meterse en las vidas de los demás… es
como cuando… -odiaba cuando se ponía nervioso y parloteaba, retorcía sus manos y
se sentaba y levantaba de la silla como un niño confesando una travesura.

- ¡Tom! ¡Basta! Solo dime que está pasando, no quiero oír tu verborrea ¡solo dime!
-interrumpí al borde del desquicio.

- ¡Bella planea irse lejos! Con los niños y todo… está pensando vender todo e irse.
¡Haz algo! ¡Detenla!

Fue todo lo que necesité escuchar para correr hacia la puerta de mi despacho y
salir corriendo a buscarla, no iba a permitir que se fuera sin darme por lo menos una
explicación, y ¡maldita sea! No dejaría que saliera de mi vida sin haber luchado una
última vez por ella y mis hijos, no podía dejarme… ¡no podía dejarme!

Treinta minutos después estaba entrando a su oficina, no me importo que la


secretaria me viera con cara de espanto y mucho menos que me anunciara
educadamente, esa mujer dentro de la oficina, quería llevarse a mis hijos y mi vida
entera a no sé dónde demonios y no me sentía amable en este momento como para
seguir reglas.

El azote a su puerta la hizo sobresaltarse y después de sobreponerse al susto, me


gane una mirada de furia. No podía importarme menos en ese momento.

- ¿Llamo a seguridad? -pregunto dudosa la secretaria, pues creo que ya era toda
una costumbre entrar de esa manera a esa oficina.

-No, está bien, retírate y no me pases llamadas ni me interrumpas. -Solicitó con


voz contenida pero amable.

Ambos esperamos tensos a que saliera la secretaria de la oficina, a mi me


parecieron eternos esos segundos hasta el momento en que cerró la puerta.

- ¿Qué demonios te pasa? ¿Con que derechos irrumpes así en mi oficina? ¿No
- 244 -
quedamos en que me darías tiempo? -empezó a cuestionar aun con voz baja pero
llena de furia.

- ¿Cuándo pensabas decirme que te ibas a ir? ¿En qué momento del tiempo que te
di ibas a desaparecer? ¿Me ibas a arrebatar a mis hijos como si nada?

- ¿Cómo sabes eso? ¿Quién te lo dijo? -su voz dejo la furia a un lado para dar paso
al nerviosismo.

- ¿¡Eso qué más da!? ¿Entonces… es verdad? ¿Te vas a ir? -sabía que era más que
obvia la nota de dolor que habían mi voz.

-Lo iba a hablar contigo, quería llegar a un trato civilizadamente, sé que no podía
irme de manera furtiva, claro que pensé en los chicos, pensé en que debías saber, y
por supuesto pensar en un arreglo, que beneficie a los chicos.

- ¿Cuándo demonios lo ibas a hacer, cuando ya estuvieras lejos?

- ¡No!, estoy planeando las cosas, aun no tengo una fecha, por eso no te lo había
comentado, porque necesito dejar listas unas cosas aquí… por favor… no compliques
mas esto Edward, estábamos bien sin ti…

-No… por favor no nos hagas esto Bella. Yo te amo, no me dejes así, dame una sola
oportunidad más de demostrarte que cambie, que puedo luchar por ti y por mis
hijos, no me separes de ellos. -me acerqué y tome sus manos y dije todo mirándola a
los ojos.

Si era posible me arrodillaría por ella, perdería todo orgullo, perdería todo por
ella, era tiempo de arrastrarme si era necesario, los quería en mi vida y no me
permitiría perderlos una vez más.

-Basta, Edward, no me hagas mas difícil por favor esto; es complicado ya así como
es, como para que todavía me compliques mas la decisión que ya tome. -quería
sonar segura, pero su voz la traicionaba y sabía que aun había una lucha interna en
su ser.

-Dime ¿Cómo quieres que te demuestre que no te voy a defraudar? ¿Qué tu y mis
hijos serán lo más importante de mi vida de ahora en adelante? Dime ¿Qué es lo que
tengo que hacer? -imploré con toda la sinceridad, desolación y desesperación que
había en mi corazón en ese momento.

Seguía viendo la duda en sus ojos, las lagrimas no pudieron ocultarse más y
- 245 -
resbalaron por su rostro compungido, que solo me llenaba de desesperanza al saber
que tal vez había llegado demasiado tarde mi arrepentimiento, que esta vez la vida
me cobraría caro el haber anhelado y vivido en una falacia que me había construido
con todos los prejuicios con que fui criado y educado.

-Yo… yo simplemente no puedo hacer esto Edward, simplemente no confío en mi


cordura y mis sentimientos cuando estoy contigo, y si no confío en mi, mucho menos
puedo confiar en ti, perdóname… pero no puedo hacerlo. No puedo creerte, no
puedo poner en riesgo mi corazón una vez más, ya no resistiría algo así.

Decir que en ese momento se había abierto un enorme cráter en mi pecho era por
demás obvio, la respiración se había quedado atascada en mis pulmones y solo
quería derrumbarme a sus pies y no permitir que se fuera de mi vida, obligarla a
que me amara nuevamente a que viera que no podía vivir sin ellos.

- ¡No me digas eso! ¡Por favor, no me digas eso! Vamos a intentarlo, podemos ir a
terapia de pareja, podemos irnos lejos, tu, los niños y yo; podemos empezar de
nuevo donde tú quieras…

-Edward -escuche que decía mientras yo seguía dándole más razones para que se
quedara -Edward… ¡Edward! ¡Basta!, mi respuesta es no, no quiero ni puedo hacer
esto. Dijiste que lo respetarías, tú me lo prometiste, ahora hazlo, por favor.

-No me puedes pedir que acepte como si me estuvieras diciendo la hora la


decisión que acabas de tomar. No la puedo aceptar, no quiero aceptarla. Tú sabes
que estás cometiendo un error, justo como yo lo hice antes, estas orillándonos y no
solo a nosotros a los niños también a una vida de infelicidad.

- ¡No es verdad! ¡Todo lo contrario! Estoy resguardando nuestros corazones, estoy


siendo precavida, lo que no fui hace seis años lo estoy siendo ahora.

-Eso no es ser precavida es ser cobarde. Pensé que con mi cobardía bastaba y
sobraba. Ahora me doy cuenta de que tú también tienes algo de lo mismo que
aportar a esta relación.

Si por las buenas no había funcionado, entonces tendría que hacer uso de todo el
tiempo y artimañas que pudiera poner en práctica, antes muerto que permitir que se
vaya de mi vida, y antes muerto que permitir que alejara a mis hijos.

-Solo te digo una cosa, mis hijos no te los llevas, si crees que me quedare de
brazos cruzados viendo cómo te los llevas lejos de mí, está muy equivocada.
Replantea tus planes, porque mis hijos no se van de Canadá. -le di una última
- 246 -
mirada amenazadora, o al menos eso intente que pareciera y Salí de su oficina,
dejándola en completo silencio y en shock por mis palabras.

Salí furioso, confundido y si, sintiéndome un tanto derrotado por no haber podido
convencerla de mi amor por ella. Ella no estaba entendiendo razones, y no solo eso
estaba actuando de la manera más estúpida posible, querer huir como si fuera una
adolescente. ¡Era el colmo!

Había alguien que tenía qué escucharme además de ella y en este momento
cuando mis sentimientos estaban a flor de piel, se me antojaba que era el momento
idea.

En cuanto estuve frente al edificio de Paul, sentí unas fuertes ganas de golpearlo
con todas mis fuerzas hasta hacerle comprender que se alejara de Bella.

Como el gran imbécil que era me hizo esperar para poder recibirme, estaba claro
que no haría una escena, porque de verdad quería hablar con él y no serviría de
nada hacerme echar de ahí.

En cuanto tuve permiso de pasar, la furia volvió a bullir en mí y camine a grandes


zancadas hasta el interior de su oficina, la secretaria debió ver mi actitud pues antes
de cerrar la puerta le aviso que estaría al pendiente por si la necesitaba.

- ¿Qué quieres Cullen? Sé que no es una visita de cortesía, así que lo que tengas
que decir, hazlo rápido. -el maldito me veía con suficiencia al saberse ganador.

-Solo decirte que aunque pienses que te has salido con la tuya, aun no está todo
dicho, ella no se larga de aquí a ningún lado. Date por vencido, no te ama, y por más
perfecto y bueno que puedas ser, ella siempre me va a amar a mí. No importa
cuántos defectos pueda haber en mí, ella me ama. Nunca, y escúchalo bien, nunca
sabrás lo que es que ella se derrita en tus brazos con solo pocas caricias. Y ¿sabes
porque? Porque mas allá del amor que nos tenemos, hay una conexión que nunca va
a tener con nadie más. Ten dignidad y aléjate. -Tal vez no debí dar por sentado con
tanta arrogancia lo que Bella pudiera sentir por mí, pero si no podía ser físicamente,
quería hacerle daño a Paul por lo menos con palabras.

-No voy a caer en tu maldito juego Cullen. Tienes derecho a pensar lo que quieras.
Solo Bella y yo sabemos la verdad de nuestros sentimientos. Y no son de tu
incumbencia. Dejemos que ella sea la que decida realmente con quien tiene esa
conexión y con quien quiere ser feliz en el futuro.
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-Yo soy el pasado que ella siempre va a amar. Tú eres solo un puerto seguro para
ella, eso no es amor. Por la noche cuando duermas a su lado, ella ansiara otros
brazos para que la abracen, tu nunca podrás saber cómo hacerla feliz, porque ella y
yo entregamos nuestros corazón hace mucho tiempo. Escúchame bien, porque con
el tiempo te darás cuenta de que con quien ella siempre habrá querido estar, no es
con el príncipe de cuento de hadas, nunca lograras arrancarme de su vida ni de su
mente.

-El pasado eso es… pasado. Prefiero ser un puerto seguro a un fantasma aferrado;
ahora si no te importa lárgate de mi oficina. Y no me vuelvas a molestar más.

-Te lo advierto, ni ella ni mis hijos se van de aquí. -apunte con mi dedo y Salí de su
oficina sintiéndome aun mas imbécil, el tenía razón. En este momento preferiría ser
lo que ella quisiera que fuera, pero al menos estar a su lado. Y no solo aferrado al
recuerdo de ser el hombre que ella dijo la volvía loca.

Regresando a la oficina me puse en contacto inmediatamente con mi abogado


para ver qué podía hacer para evitar que Bella se llevara a mis hijos,
desgraciadamente al no llevar los niños mi apellido, era más complicado todo, pues
primero tendría que pedir una muestra de ADN, para demostrar que ellos eran míos,
y empezar todo un proceso jurídico para reclamar la paternidad.

Sabía que tenía qué hacerlo, porque tenía qué evitar a toda costa esa partida, pero
era consciente de que al hacerlo iba a humillar a Bella, y eso solo sería
contraproducente. ¡Carajo todo iba de mal en peor!

Estaba deambulando en mi oficina cuando entro Tom nuevamente, su rostro aun


seguía siendo serio, si mi cabeza no hubiera estado llena ya de tantos pensamientos
y situaciones, hubiera podido pensar que algo no estaba bien con él. Deje un poco el
egocentrismo y le ofrecí una copa al tiempo que le hacia un ademan para invitarlo a
que empezara a hablar.

-Estoy jodido. -declaro dándole un gran trago a la bebida que le entregue.

-Eso yo ya lo sabía -quise bromear un poco para aligerar el ambiente. - ¿Pero me


imagino que te pasa algo más?

-Si, pero… mi cabeza es un caos en este momento.

- ¿Qué es lo que pasa? ¿Tienes problemas con la compañía? ¿Familiares?... o ¿de


- 248 -
amor?

- ¿Por qué cuando uno por fin reconoce que puede ser un blando y "se enamora"
todo tiene que ser mas y mas y mas difícil?

-No lo sé, creo que nosotros mismos lo jodemos todo. ¿Me dirás ahora quien es la
chica?

-No… no puedo decírtelo. No aun. Solo sé que tengo que hacer algo, porque no
quiero verme tan jodido como tú. Quiero hacer algo antes de que pueda ser
demasiado tarde. -salió corriendo sin decir nada más. Dejándome más confuso y sin
duda con un desasosiego en el pecho, desde que tengo memoria Tom y yo siempre
hemos sabido con quien salíamos. Nunca hubo secretos y el hecho de que esta vez
fuera distinto sabía que no era nada bueno.

Olvide por un momento el tema de Tom y su novia secreta, para centrarme


nuevamente en mi situación con Bella, tenía qué arreglarlo. No quería hacerlo por
las malas, ya estaba decidido que no les haría daño y someterlos a un proceso
jurídico tan embarazoso como pruebas de paternidad y todo lo que conllevaba y yo
estaba para protegerlos no para dañarlos.

Tome mi copa de coñac, vacié el contenido en un solo trago y Salí decidido a


llegar al mejor de los acuerdos, incluso si eso me hacia el hombre más desdichado
del mundo. Sería solo una consecuencia de mis estúpidos actos. Y era hora de
enfrentarlos como el hombre que era.

Krisny!

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Chapter 18

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Llegue frente a la casa de Bella, unos veinte minutos después, estaban algunas
luces encendidas por lo que no había duda de que estaban dentro.

Aparque y al bajar del auto, me puse mi careta de buen perdedor, y de hombre


fuerte, aunque por dentro eso era lo último que sentía, pero por ella tenía que hacer
esto. Si para ella era insoportable vivir en el mismo lugar que yo, solo porque no
podía vivir con la situación de haberme dejado entonces se la haría lo más fácil
posible.

Cuando toque la puerta me sorprendí que fuera ella la que me abriera, pensé que
seguiría escondiendo y que tendría que pelear con Kim para que me dejara hablar
con ella.

-Hola… buenas noches… ¿crees que pudiésemos hablar? En la tarde estaba algo
ofuscado y…

-Claro, Edward, pasa. -su actitud era recelosa y lo comprendía, no podía esperar a
que solo en el transcurso de la tarde todo se solucionara.

- ¿Los chicos? -Pregunté.

-Están en su habitación terminando la tarea. -ambos nos quedamos en silencio


esperando a lo que pudiera decir el otro. -Y bien… - musitó ella nerviosa.

-Se que me vi mal diciendo que arreglaríamos esto por las malas. No quiero
hacerles daño ni a ti ni a los niños.

-Creo que puedo entenderte Edward, se que para ti es importante estar cerca de
ellos, y fue egoísta de mi parte querer separarlos de esa manera. Pero esta situación
esta sobrepasándome. Y ya no se que mas hacer para poder alejarme de todo eso.

-Entiendo… yo no quiero que te lleves a mis hijos, no ahora que los he encontrado
y que ellos me quieren.

- 250 -
-Se que en este momento me los puedo llevar, porque legalmente en este
momento no tienes ningún derecho sobre ellos, pero también hable con mi abogado
y sé que si quieres puedes hacer lo posible para que no sea posible irnos. -podía
reconocer que se estaba haciendo fuerte, y fingiendo que no me temía, pero debajo
de su dura apariencia sabía que estaba teniendo miedo.

-Lo sé, y quiero decirte que no pretendo hacer nada… por el momento. -Aclaré. -
Se que lo que te llevo a tomar esa decisión es la situación en la que te puse con Paul.
Y a eso vine precisamente. A pedirte que si lo que tengo que hacer para poder estar
cerca de mis hijos es alejarme de ti, renunciar a pedirte una oportunidad o pensar
que me puedas amar. Lo hare. Me retiro. Solo por favor no te los lleves. Podemos
llegar a un acuerdo, donde yo pueda estar cerca de ellos, pero sin que tú y yo
tengamos contacto para no afectar tu vida con Paul.

- ¿Paul? Edward… Paul y yo ya no estamos juntos. -levante mi cabeza ante esa


afirmación, creo que ella debió de ver esperanza en mi mirada, pues
inmediatamente negó -Pero… eso no significa que tu y yo podamos estar juntos.

-Lo sé, lo sé y te entiendo. Yo tampoco me perdonare nunca el haber sido un


imbécil.

-No es lo mejor que hablemos de eso, si quieres que lleguemos a un acuerdo esa
es la primera condición, no quiero volver a escuchar nada de lo que paso entre
nosotros.

-Está bien. -concedí- Pero… ¿te quedaras, cierto? -cuestioné con el corazón
acelerado.

-No lo sé aun, ya había decidido que nos iríamos a Seattle, cerca de mis padres.

- ¡no! eso no puede ser, ¿entonces cuando los vería? no seas cabezota, Bella ¡por
favor!

-Estaba pensando en las vacaciones de verano, y tal vez para acción de gracias, y
fechas especiales.

-Soy su padre, no su abuelo, o su tío, para verlos en fechas especiales, quiero


formar parte de su vida diaria. ¿Qué más quieres que te prometa? ¿Qué no me
atravesare en tu camino ni un solo día? Lo puedo hacer, pero no te los lleves lejos,
no seas irracional, tu trabajo está aquí, su vida ya está hecha aquí, ¡todo! -la
frustración estaba ganándome la batalla, y no podía permitirlo o sabia que
terminaría perdiendo esta disputa.
- 251 -
Estaba siendo completamente ilógica, ¿Cuál era el punto de alejarse de aquí? si no
quería tenerme cerca eso tenía solución, pero no, ella quería poner miles y miles de
millas de por medio para sentirse segura de mi.

Espere en silencio a que analizara todo lo que había dicho, se había quedado
callada, y solo observaba sus manos mientras las retorcía nerviosa. Nunca sabía que
podía pasar por su mente y en este momento era lo peor que podía pasarme.

- ¿Puedo pensarlo? -dijo con apenas un susurro…

- ¡No! en esto no pienso ceder, no los quiero lejos Bella. ¿Has intentado por lo
menos pedirles su opinión? Ellos aunque sean pequeños también tienen derecho a
decidir qué es lo que quieren hacer.

Apenas iba a empezar a replicar cuando me percate de que la pequeña cabeza


llena de rizos de Marie se escondía detrás de la pared, y Robbie se encaminaba
hacia nosotros.

-Papi, tú y mi mami están peleando ¿verdad? ¿Por qué haces llorar a mi mamá?
-reclamó enfurruñado con sus bracitos cruzados sobre su pecho.

-No mi amor, tu papi no me está haciendo llorar, solo me estaba contando una
historia triste, como un cuento. No estés enojado con papá ¿ok? -se inclinó, lo tomó
en sus brazos y lo sentó en su regazo.

Marie salió de su escondite una vez que escucho las palabras de Bella y corrió con
sus bracitos abiertos hacia mí, la abrace muy fuerte como ella siempre lo hacía. Y su
cabecita se escondió entre mi cuello y mi hombro.

-Yo le dije a Robbie que no la hacías llorar, los príncipes no hacen llorar a las
princesas.

Como quería que mi hija tuviera razón y poder borrar todas las lágrimas que había
hecho derramar a Bella, pero la ficción estaba muy lejos de la realidad. Ni yo era un
príncipe, pero si un maldito canalla que había hecho llorar a mi princesa.

-Papi, cuando yo estoy triste… mami me da un besito para que ya no este, si tu le


contaste un cuento triste, dale un besito para que no este triste nunca más. -Que
sencillo hubiera sido para mí aprovecharme de ese inocente comentario de mi hija
para poder besar a Bella, pero sabía que a ella no le gustaría en lo mas mínimo.

-Creo que a tu mami, le gustaría más un besito tuyo y de Rob, para que se olvide
- 252 -
de ese cuento feo y que no se volverá a escuchar nunca más por aquí. -Quería que
Bella pudiera comprender el doble sentido de mis palabras.

Ambos pequeños se acercaron a ella con una gran sonrisa y la rodearon y


colmaron a besos. Yo moría por hacer lo mismo, incluso me sentí un poco culpable
por sentir un poco de celos de ellos.

Robbie se bajo del regazo de su madre y fue hacia mí para darme un gran abrazo
lo que hizo que Marie reclamara también su parte de mí.

-Tu también ven a abrazarnos mami -Pidió mi pequeña, cuando quería podía tener
la terquedad de su madre.

Bella no tuvo otro remedio que acercarse a nosotros y abrazo a los chicos, no
pasándome desapercibido que intento por todos los medio no tocarme en lo más
mínimo y centrar su abrazo en los chicos, haciendo que mi corazón doliera un poco
más.

Yo no sería el que pasara la línea que ella había pintado con tanto esfuerzo por lo
que no hice tampoco el intento de rodearla con mis brazos junto a los chicos. Moría
por hacerlo, pero me contuve.

Nos quedamos abrazados solo el tiempo que los chicos permitieron que
invadiéramos de manera exagerada su espacio personal, en cuanto Robbie sintió que
era excesivo el cariño que se estaba demostrando decidió alejarse y decir que el ya
era un niño grande y no quería ser tratado como bebé. Marie fue más consecuente y
permaneció abrazada a su madre y a mi dejándonos cada vez más cerca, que era
casi imposible evitar el contacto entre Bella y yo.

-Marie, vamos a jugar ya deja a mis papitos.

- ¿No te irás sin darme mi beso y leerme una historia, verdad papi?- pregunto mi
pequeña acariciando mi rostro con su pequeña manita.

-No amor, cuando quieran dormirse vengan por mí para contarles una historia y
arroparlos para dormir.

Una vez que ambos desaparecieron por el pasillo que llevaba hacia las recamaras,
voltee y encare a Bella una vez más.

- ¿Te puedes dar cuenta de que es casi imposible que me saques de su vida así
como así?
- 253 -
-Ellos aprenderían a tenerte cuando pudieran… -estaba a punto de rebatir eso ,
pero levanto su mano haciéndome callar -Pero tienes razón, no puedo ser egoísta
con ellos, y pensar solo en mi, ya no soy solo yo… si antes estábamos bien sin ti, era
porque ellos no sabían de tu existencia, pero ahora no puedo simplemente alejarlos.

Con sus palabras sentí como se quitaba un peso de encima, ella nunca hablaba por
hablar y estaba seguro de que no se los llevaría a ningún lado.

-Gracias… esto significa mucho para mí. -Sonreí lo más que me permitió hacerlo
mi corazón lastimado.

Ella iba decir algo mas antes de que el sonido de la puerta de la entrada siendo
abierta nos interrumpiera, ambos nos quedamos en silencio al ver entrar a una
pareja tomada de la mano.

Puedo estar seguro de que mi boca se abrió literalmente al ver quien estaba
entrando tomado de la mano de Kim, no estaba segura de si Bella reconocería a
Tom, pero su cara también era de puro asombro. Tom volteo hacia mí con una
mueca en forma de disculpa, o simplemente no comprendí lo que estaba pasando en
estos momentos.

- ¿Tom…? ¿Era Kim? ¿Por qué no me lo habías dicho? -pregunte aun anonadado.

- ¿Ustedes se conocen? -Me pregunto Bella, dándome a saber que ella no


reconocía a Tom, como amigo mío sino como solo de Paul.

-Si, Tom es mi mejor amigo. -Respondí.

-Antes que nada Bells, quiero decirte que siento como si te estuviera traicionando,
pero es que todo esto paso sin que me diera cuenta de que el, -dijo señalando con la
cabeza a Tom- conocía a él, -me apunto con el pulgar - Y también al otro él. Todo
pasó muy rápido, lo volví a encontrar y no sabía nada, solo éramos dos extraños
follando, pero de repente todo se volvió confuso. - Hablaba con nerviosismo,
atropellando las palabras entre sí. Mientras Tom ponía cara de ofendido.

- ¿Me veías como solo un pedazo de carne? -Reclamó Tom como si eso fuera el
punto central de toda esta conversación. Haciéndola rodar los ojos. ¡Vaya, ahora
entendía que tenía que ser una mujer de carácter fuerte la que domara al don Juan!

-Solo guarda silencio y no seas bobo; se que no debería salir con él, porque es ya
sabes… estar aliado con él, pero es que esto ha sido más grande que todo lo que
está pasando y me sentía mal, porque a veces quería que todo resultara bien, para
- 254 -
poder no sentirme así, como una traidora.

-Kim, tranquila, no pasa nada, no digo que esto no es una gran sorpresa para mí,
pero no veo porque puedas ser una traidora, tú lo amas y eso está bien, tu no sabias
lo que pasaba. Por mi no sientan que hay algún problema, la situación con Edward
no tiene por qué interferir con tu relación o con la nuestra. -Explicó Bella.

-Hermano de verdad, yo no sé qué decir, no he interferido mucho, he tratado de


defender tu punto, e incluso a pesar de que se que estaba mal te dije lo de esta
tarde. -en ese momento recibió un golpe por parte de Kim.

-Sabia que se lo habías dicho… ¿Qué parte de, "Bella no quiere que lo sepa aun",
no comprendiste Thomas?

-La parte en que si yo no decía nada tú te irías y me abandonarías. Esa es la parte


que no estaba dispuesto a soportar. -Wow, Tom nunca me había sorprendido tanto
como en este instante. Incluso el gesto adusto de Kim se relajo al máximo y en su
rostro apareció una mirada llena de amor que era imposible no sentirse como un
intruso en esa pequeña burbuja.

-Bueno… hablando de eso, entramos a hablar con ustedes, porque no sé qué es lo


que habrás decidido Bells, y tu sabes que yo estaría contigo en cualquier lugar del
mundo, y lo hare; pero este chico de aquí me ha convencido de… casarnos… Pero el
también ira… ¿verdad Tommy? Solo que ahora en lugar de vivir contigo y los chicos,
pues viviré con él, pero seguiré ahí contigo a tu lado. -dijo sonriendo a Bella, a lo
cual ella respondió a su sonrisa amablemente.

-No, Kim, no quiero que te sientas atada a mí, yo estaré agradecida contigo por el
resto de mis días por todo lo que has hecho por mis hijos y por mí. Sé que ya te aleje
una vez de tu ciudad y no lo haría otra vez, tú eres libre de estar donde y con quien
tú quieras.

-Pero… pero… yo no quisiera dejarlos a ti y a los niños, solos. -Tom, tomó su mano,
y yo estaba seguro que con solo ese movimiento él le decía que la apoyaba en la que
fuera su decisión.

-No estaremos solos, Edward estará ahí para ellos también, me quedare en
Canadá, contratare a alguien más, tal vez no le tendremos el mismo cariño que a ti,
pero habrá alguien que nos pueda ayudar.

- ¿Podemos quedarnos en Canadá? ¿Cierto? -pregunto a Tom con una mirada


severa, que mas valía que el contestara afirmativamente.
- 255 -
-Nena, tengo aquí ya varios meses, eso debería darte de una idea. -contestó de
manera como si fuera obvio.

-Quiero que estés en mi boda quiero que tú seas la que esté a mi lado. -pidió Kim a
Bella.

-Claro que si, ahí estaré y lo sabes. -Bella se levanto de su asiento y fue a
estrecharla en sus brazos. -Te quiero mi pequeña… me hace tan feliz verte así.

Tom y yo compartimos una mirada más que significativa, claramente no


podríamos hablar frente a ellas, teníamos mucho que decirnos, yo aun no entendía, y
no sabía que decir. Me daba gusto verlo enamorado, y sabia que Kim era una buena
persona, pero no podía aun salir del asombro en el que me encontraba.

- ¿Cuando es la boda? Necesitas contarme todo, yo no sabía que estabas en una


relación tan formal. -curioseó Bella secando una lagrima de su mejilla.

-No, de hecho yo tampoco lo sabía. Es el fin de semana. -ambos dejamos salir


expresiones de asombro ante tal noticia.

-Pero eso es pronto. -solté aun sabiendo que era algo más que obvio.

-Lo sé, pero no sabíamos como estaría la situación y queremos que se de todo esto
de la misma manera en que se ha dado toda nuestra relación. Un poco de locura más
no le hace daño a nadie. -explicó Tom, siendo nuevamente el mismo Tom
despreocupado.

-Pero un matrimonio no es algo que puedas decidir a la ligera o de la manera en


como lo estás haciendo, debes estar seguro del paso que vas a dar. -Bella, rebatía la
decisión tan vehementemente como si Kim fuera su hermana de verdad.

-Bells, tu sabes que yo todo el tiempo hago tonterías, tú lo sabes mejor que nadie,
pero, también puedo sentir que esto no lo es, estoy convencida de que es lo que
quiero, no quiero pensarlo tanto porque si miro todos los lados de una situación
entonces en este momento iría a encerrarme en un manicomio, a veces el amor no
se piensa tanto, a veces solo se actúa.

Mi mirada viajo inmediatamente a Bella, pero su rostro era inescrutable, yo asentí


a la afirmación de Kim, pero no hice comentarios.

-Bueno si eso es lo que quieres, y ya estas decidida, solo me queda apoyarte en


todo.
- 256 -
Ella inclino su cabeza de manera afirmativa al comentario de Bella, afirmo mas el
agarre de su mano a la de Tom y sonrió a ambos, si, incluso a mi me sonrió.

-Nos pueden contar como es que paso todo esto. -Cuestioné yo al ver que no
hablaba nadie. -Realmente me han sorprendido.

-Es una larga y corta historia a la vez. -Comenzó Tom - ¿Recuerdas que hace unos
años te comente que iría a Cabo durante el tiempo de spring break? -Asentí -Bueno
ella estaba también en ese tiempo por allá, nos conocimos en un bar. -volteó y sonrió
rememorando ese momento.

-El estaba como un idiota alardeando una y mil tonterías, iba con un grupo de
niños ricos estúpidos, sabíamos que ya no eran universitarios, no es que él se
conserve muy joven que digamos. Pero eso era lo que me llamaba más la atención,
que no fuera el típico tonto que iba de vacaciones de alguna universidad. Pero aun
así no podía soportarlo, era demasiado snob para mi gusto. El trato de
conquistarme… y yo hice lo que tenía que hacer, mandarlo al demonio.

-Tu sabes que a mí nunca me han rechazado las chicas, así que, ella en ese
momento inicio el reto, si una mujer de mi edad no se me resistía no comprendía
como una chica como ella lo haría. Así que la perseguí durante una semana, ya me
sentía un maldito acosador.

-Lo eras, idiota. Incluso me esperabas afuera de mi habitación. -ambos rieron por
los recuerdos e incluso a nosotros nos contagiaron su sonrisa.

-Un día antes de partir a Los Ángeles, sabía que no podía decir que no una vez
más, y no por el claro está, sino porque realmente me gustaba y durante sus
momentos de acoso cuando estaba solo, era realmente agradable, solo lo odiaba
cuando estaba con sus estúpidos amigotes. Así que, en una de esas tantas
verborreas común en el, solo voltee y le dije, "Puedes callarte y besarme ahora", fue
bastante cómica su reacción.

-Después de pasar el impacto de sus palabras lo hice, y ustedes saben… una cosa
llevo a la otra, al día siguiente amanecí solo en mi cama. Fui a buscarla a su
habitación y esta pequeña bribona se había ido. Nunca mas volví a saber de ella, me
dijo que se llamaba Flora, así que por supuesto nunca pude dar con ella.

-Hasta que el maldito acosador llego a un bar aquí hace algunos meses, para mi
había sido especial esa noche que habíamos pasado y quise repetirlo, así que me
dije, "Vamos Kim, ¿Por qué no?"

- 257 -
-La seguí y supe quien era, te vi a ti, a los chicos, a Edward, pero yo no quería que
ella supiera, no quería enredarnos con todo el drama que viven ustedes. Hasta que
ella me hablo de todo lo que pasaba, te odiaba realmente hermano, y yo te defendí, y
ataque a Bella, a ella se le hizo raro que yo hablara cosas que no tenía manera
alguna de saber hasta que me obligo a contarle quien era yo.

-Quise alejarme, pero ya estaba demasiado enganchada, todo este tiempo he


sentido como si estoy en ambos bandos. -La mirada de Kim, en verdad nos decía que
ella no se sentía cómoda con la situación.

-Decidimos que ninguno de los dos nos meteríamos en sus problemas y en sus
decisiones y hemos tratado de hacerlo hasta que a mí me fue imposible no
intervenir. -siguió Tom.

Estuvimos algún tiempo más platicando acerca de su tan apresurada relación y su


más que irreflexiva e inminente boda.

-Se que el plan es que estaríamos en Forks este fin de semana Bells, pero no sé
si… ¿pudiéramos cambiar un poco los planes? La boda queremos que sea algo
sencillo, solo las personas más importantes para nosotros, tu eres mi persona más
allegada, eres más mi hermana que nada y quiero verte ahí conmigo. Queremos que
la boda sea donde nos conocimos.

-Por supuesto, puedes contar conmigo, ahí estaré. -Se levanto de su asiento y fue a
brindarle un abrazo y una sonrisa hermanable.

- ¿No debo preguntártelo a ti verdad? -Me dijo en broma Tom.

-Por supuesto que no amigo. -El había sido mi padrino el día de mi boda, y era
momento de regresar el favor que nunca pensé que regresaría.

Después de aclarar algunos malos entendidos entre Bella, Tom y yo, la pareja se
despidió de nosotros y yo fui con mis hijos como les había prometido para arroparlos
y contarles una historia antes de dormir.

Cuando Salí de la habitación, Bella aun estaba en la sala con una taza de café
entre sus manos, mirando al vacio, con su vista perdida que me decía que debía
estar pensando incesantemente en algo.

Me permití contemplarla unos instantes antes de llamar su atención.

- ¿Quién lo hubiera dicho no? -su voz sonó tranquila con un dejo de incredulidad.
- 258 -
-Si, sabía que algo pasaba con él, pero nunca me imagine que sería ella la chica
que había atrapado al indomable Tom. -sonreí por saber a mi amigo feliz.

-Te quería comentar antes de que te fueras que, lo que dijo Kim es verdad, el día
de mañana por la noche saldríamos a Forks, -mis ojos se abrieron exorbitantemente,
a lo que ella negó rápidamente - ¡No!, no te preocupes, no me iba para siempre, solo
unos días, para poner en orden mis ideas y para… bueno, si tenía alguna citas con
inmobiliarias para que me mostraran casas y eso. Pero te dije que me quedaría aquí
y sabes que lo voy a cumplir.

-Gracias, se que lo harás, te creo Bella, solo que me preocupe.

-Aun así, el viaje sigue en pie, quiero tomarme unos días de descanso, y
aprovechare para dejar a los chicos con mis padres el fin de semana. No quiero
llevarlos a Cabo, y solo agotarlos por un viaje tan rápido. Además les encanta estar
en casa de mis padres.

-Me parece bien, -era algo incomodo hablar con cuidado de no cometer errores,
quería la facilidad con que podíamos hablar antes - ¿Quisieras que mañana los lleve
al aeropuerto? -Me ofrecí aun sabiendo que lo más probable es que dijera que no.

-Si, te lo agradecería, a los chicos les gustaría que tú los despidieras en el


aeropuerto. -Claro, todo era por ellos.

Asentí - Bueno pues creo que es tiempo de que me vaya.

-Te acompaño a la puerta. -No me gustaba ver como ella se esforzaba por llevar
una relación cordial, la hacía ver una persona demasiado fría y controlada.

En la puerta solo nos despedimos con un "buenas noches" y una tímida sonrisa.
Era tan doloroso vernos en esta situación, sabiendo que había tantos sentimientos
de por medio y que por las cobardías de ambos, estos estuvieran relegados al olvido.

Ya no pude hablar con Tom, ya que había salido muy temprano a la oficina porque
tenía varias reuniones, obligándome a tener el teléfono apagado y cuando regrese
por la tarde a casa para una ducha, me dijo el ama de llaves que había salido con
una maleta dejándome un recado de que se había marchado a Chicago a arreglar los
últimos detalles de su boda.

Como ya no regresaría a la oficina me vestí informalmente, solo un jean, con una


camiseta y encima un suéter negro, y unos zapatos tenis, no puse estilizador en mi
cabello, ya que no pretendía regresar a la oficina y deje que se desordenara como ya
- 259 -
casi nunca lo llevaba. Comí algo rápido y Salí hacia la casa de Bella, me había
dejado un mensaje en mi celular avisándome la hora de salida del vuelo.

Cuando llegue a su casa me abrió Rob, quien me dio un gran abrazo y empezó a
contarme que estaba empacando para ir a ver a su abuelito Charlie. En cuanto entre
al cuarto de los chicos que fue a donde me condujo Rob, pude ver a Bella, tirada en
el suelo peleando con una de las maletas tratando de cerrarla, levanto su vista hacia
a mí, me observo unos instantes y no puedo negar que me regocijo el ver que
quedaba un poco aturdida, eso me confirmaba que yo no le era indiferente, y que
aun podía tener una muy pequeña esperanza.

-Déjame hacerlo yo. -Me ofrecí rápidamente situándome a su lado y sujetando la


maleta. -Puedes presionar hacia abajo un poco para poder correr el zipper. -Le pedí,
a lo que ella solo asintió.

Sus manos hicieron fuerza sobre el centro de la tapa de la maleta y al presionar


sus brazos, sus pechos se juntaron y por el pequeño pero coqueto escote de su blusa
pude ver la piel cremosa de sus senos, demasiado cerca que ahora el aturdido era
yo. Carraspeé un poco y conseguí empezar a cerrar la maleta cuando estaba cerca
de terminar, sentí como disimuladamente acercaba su cabeza y su nariz hacia mi
cuello e inhalaba profundamente, oliéndome. Trate de evitar una pequeña sonrisa.

- ¿Huelo mal?, me acabo de duchar -Fingí que me olía a mi mismo para evitar
reírme. Su cara era un poema, y estaba extremadamente sonrojada.

-No, solo que… creo que ese mismo olor de colonia se lo regale a mi papá. -dijo
titubeando.

No quise retar a mi suerte y solo di un asentimiento de cabeza, ella se levanto


enfurruñada y salió de la habitación dejándome encargado de la otra maleta de
Marie y de llevarlas al auto en cuanto estuvieran completamente cerradas.

Una vez que realice mi tarea del equipaje de los chicos me senté con ellos en la
cocina para darles indicaciones de comportamiento cuando estuvieran en casa de
sus abuelos.

Entramos al aeropuerto y espere junto a ellos con Marie sentada en mi regazo y


su pequeña cabeza en mi pecho, sus manitas me rodeaban con fuerza.

- ¿Cuándo nos vamos a ver papi? ¡Te voy a extrañar un montón!


- 260 -
-Yo también mi amor, nos veremos pronto…

Cuando llamaron el vuelo de ellos a Seattle, no pude evitar sentirme triste, era la
primera vez que me separaba de ellos desde que los había conocido, y era lo peor.

Los abrace a ambos y cuando me levante, Bella estaba frente a mí, sonriéndome
cálidamente.

-Supongo que nos veremos el viernes en Cabo. -dijo con voz queda.

-Si. Cuida a los chicos - por más que luche por contenerme, no pude y extendí mi
mano hacia ella, acaricie lentamente su mejilla y le di un pequeño beso en la frente.

Vi como ellos caminaron hacia la sala de espera y el verlos alejarme me hizo


pensar que yo ya no podría vivir sin esas tres personas en mi vida, eran para mí
como el aire, e incluso más necesario que el mismo aire.

Se me ocurrió una idea, ahora que ambos estaríamos en Cabo, solos, con el
romanticismo de una boda, la playa, ella y yo solos. Tenía que jugármela una vez
más, ella era mi vida, y aunque prometí no volver a insistir, ella no me podía culpar
por buscar y demostrarle que ambos teníamos la felicidad frente a nuestras narices.

El viernes llego rápido, lo cual me alegraba intensamente, iba extasiado a ese


viaje, no podía esperar a estar junto a ella y poder decirle una vez más que la amo.

Antes de abordar, recibí la llamada de Tom, respondí con una sonrisa en mi cara,
por las expectativas que tenía.

-Creo que lo que te diré no te hará mucha gracia… -dijo con esa voz seria que se
hacía más común en el cada vez que me daría una mala noticia.

-Si dejas plantada a Kim y me buscas aun más problemas con Bella, te perseguiré
y castrare. -lo amenacé.

-No te preocupes hermano, no es eso, y si así fuera antes de que me castres tú,
tendrías que desenterrarme y conformarte con cortar otra parte de mi cuerpo,
porque ya lo habría hecho Kim.

- 261 -
-Ok, entonces dime ahora ¿Qué pasa?- le dije entre risas.

-Tú sabes que solo estarán las personas más importantes para ambos. No te lo
había dicho porque aun no me confirmaba, pero… el día de hoy me llamo para
decirme que estará ahí.

- ¿Quién? -pregunte sospechosamente, aunque presentía que nombre me diría.

-Los dos son mis mejores amigos, y quiero que ambos estén ahí compartiendo el
momento que yo compartí con ambos.

- ¡Pero ahí estaremos Bella y yo! ¿Sabes lo que eso significa? ¡Recuerdos!
¡Malditos recuerdos!

-El ya lo dejo pasar, se lo dije, le dije que tu estarías ahí… y Bella y que tal vez los
chicos, de hecho está contento porque ya sabes de la existencia de los niños.

- ¿El sabia? ¿El sabia de Robbie y Marie?

-Si, bueno te lo dije… cuando él me dijo que te dijera que buscaras a Bella que era
necesario el lo decía por eso, solo que yo no entendía.

- ¡Son un par de imbéciles! ¿Por qué carajos el sabia de ellos?

- ¡Yo no lo sé! Edward por favor… no te pongas así, no quiero este tipo de
problemas en este momento, por favor, hazlo por mí. Si después de la boda, quieren
volver a agarrarse a golpes como idiotas por algo que paso tanto tiempo, adelante.

-Está bien, tienes razón esto es importante para ti, y tengo que respetarlo. Pero
tanto él, como Bella tendrán que escucharme. -colgué el teléfono sumamente
enojado, después de todo lo que paso, ¿siguieron teniendo contacto? ¿Se merecía
más el saber de los niños que yo? ¿Ella pensó que eran de él? ¡No! no seas idiota…
no podía pensar eso, ella me conto toda la historia, y nunca tuvo dudas, siempre
supo que eran mis hijos.

El vuelo a cabo fue largo, y cansado, cuando llegue al aeropuerto, Tom me estaba
esperando, me llevo al hotel, la tensión era poca, pero latente, ese día era la cena de
compromiso donde nos reuniríamos todos, las familias de ambos y sus invitados.

Fui a mi suite y me di un baño relajante antes de bajar al salón que había


reservado para llevar a cabo la celebración. Trate de relajarme todo lo posible, no
había olvidado que yo traía una misión que no quería olvidar quería a Bella conmigo
- 262 -
y no podía desperdiciar nuestros momentos aquí. Y ella como dama de honor y yo
como padrino del novio estaríamos en contacto todo el tiempo.

En cuanto entre al salón de la cena, la ubiqué, podría entrar a un lugar con un


millón de personas dentro, pero mis sentidos la reconocerían a ella inmediatamente.

Quede encantado con la visión de su cuerpo en su vestido de noche, era


conservador pero dejaba sus brazos expuestos y podía ver que su pálida piel había
adquirido un leve tono bronceado, lo que la hacía ver hermosa. Le sonreí y ella me
regreso también una tímida sonrisa.

Camine hacia ella, sin dejar de verla a los ojos, su rostro poco a poco se empezó a
cubrir con un ligero rubor, y note como empezaba a ponerse más nerviosa.

Al llegar a ella puse mi mano en su brazo y me acerque para besar su mejilla. Y


saludarla con un susurro en su oído.

-Te ves encantadora. -Alagué.

-Edward… - dijo reprendiéndome por mi actitud.

-Lo sé, lo sé… pero no puedo mentir, te ves muy bien. -inhale profundo y le pedí
hablar con ella lejos del bullicio. - necesito hablar contigo.

- ¿Sobre qué? - pregunto con reticencia.

-De algo que me comento el día de hoy Tom.

Asintió, y me permitió llevarla a un lugar más tranquilo. Era una pequeña terraza
con vista la playa. Me miro nerviosa y moviendo sus manos me pidió que hablara.

-Jacob vendrá. Y hoy me entere de algo que me molesto un poco.

-No me gusta el giro que está tomando esta conversación. -Dijo sin poder evitar
rodar los ojos.

- ¿Por qué Jacob sabia la existencia de mis hijos? ¿Se lo contaste?- trate de
mantener la calma, fingí una calma que no había en mi.

-No puedo crees que después de tantos años no hayas superado ese estúpido
pasado. Ni que en este momento me estés cuestionando de esta manera.

- 263 -
-No, ¡no te estoy cuestionando! Solo quiero saber… entender porque el muy perro
nunca me lo dijo. Se suponía que era mi amigo.

-Porque yo se lo pedí, yo no le dije que estaba embarazada… por si no lo sabes sus


padres viven en una reserva cerca de Forks, un día nos topamos vio a los niños y
¿era obvio no te parece que dedujera que eran tuyos?

- ¡El debió decirme maldita sea!

- ¡ya basta Edward! No voy a permitir que estés reclamándome sandeces en este
momento… eso ya paso, las cosas sucedieron como debieron suceder y no es culpa
de nadie, ¡sino solo TUYA! ¿Ok? No culpes a nadie de tus propias estupideces.
-Levanto su barbilla y entro molesta al salón nuevamente.

La acababa de joder, ¿Por qué no podía ser un maldito hombre normal? ¿Porque
tenía que echar a perder las cosas siempre? Ella tenía razón, todo fue mi culpa.

Camine hacia donde ella estaba, no era mi más brillante idea pues me estaba
viendo con una mirada que mas valía que no me acercara. No me importo, quería
estar con ella y no me lo podía impedir.

Me senté a su lado y espere a que dijera algo, al ver que no lo hacía, comencé a
disculparme.

-Se que no debí decirte eso, no te estoy culpando, ni reclamando nada, solo sé que
él hizo mal en no decirme nada, y en volver a ocultarme cosas, a veces lo veía, solo
nos saludábamos ni cordialmente podría decir, pero lo veía a veces, porque maldita
sea no me dijo, era algo importante.

-Ya te dije que yo se lo pedí, no tenía caso que te dijera; cuando él se entero, tú e
ya tenías tiempo de casado, yo no quise que nada empañara tu felicidad.

-Yo no era feliz, nunca lo fui.

-Ahora eso ya no importa.

Comencé a replicar cuando vi que se acercaban los padres de Tom, hacia


nosotros, podía ver el disgusto en la cara de su madre, ella y mi propia madre eran 2
mujeres de la alta sociedad de Chicago y por supuesto no estaría encantada de ver
quien había elegido Tom para casarse.

-Edward, querido, que gusto nos da verte. -Saludo la señora Osborne.


- 264 -
-Hola Estella, el gusto es mío -Hice lo propio con Thomas estrechando las manos.
Y volteé hacia Bella para presentarla.

-Ella es Bella Swan, la mejor amiga de Kim, y… la madre de mis hijos. -dije en un
arrebato de locura. Los tres me miraron con cara de asombro.

-Ah claro… Esme me conto algo al respecto… entiendo -dijo Estella viendo a Bella
de abajo hacia arriba con una mirada un tanto despectiva, pero aun así extendiendo
su brazo hacia ella.

No soporte ver como ella se atrevía a mirar y juzgar sin saber nada de Bell, por lo
que me tome el atrevimiento de rodear su cintura con mi brazo, pegándola a mi
cuerpo, podía sentir la tensión y la incomodidad de mi Bella.

-Aun no puedo creer lo que está a punto de hacer mi hijo. -siguió con su actitud
altanera y grosera.

-El escogió a la mujer a la que ama Estella, está teniendo el valor de ir en contra
de las estúpidas reglas sociales con las que nos criaron, esta eligiendo ser feliz y
estar al lado del amor de su vida, antes que darle gusto a toda la gente que lo rodea.
Yo aplaudo su decisión.

-No digo que ella sea una mala chica… solo que bueno… nos tomo por sorpresa.
Pero respetaremos su decisión.

-Kim es una gran chica, Tom se lleva una mujer excepcional. -dijo Bella, a favor de
Kim.

La sonrisa falsa que le dio Estella, me crispo los nervios, no entendía cual era su
problema, siempre había llevado muy buena relación con la familia de Tom y no
entendía porque estaba actuando de esa manera.

-Vi a Tanya hace unos meses, creo que no le sentó muy bien el divorcio. -volví a
sentir como Bella se tensaba al escuchar ese comentario tan fuera de lugar.

-Fue una situación difícil para ambos. -Di por finalizado ese tema de manera un
poco grosera a decir verdad, pero era más que suficiente -Creo que iremos a saludar
a la familia de Kim, me dio gusto verlos.

Tomé la mano de Bella, y la aleje lo más rápido posible de esa mujer, estaba
seguro que mi madre tenía mucho que ver con esa actitud y sin duda también el
cariño que le tenían a Tany y su familia la hacía actuar de esa manera.
- 265 -
La lleve a un lugar un poco apartado del bullicio.

-Disculpa a Estella, no entiendo porque se comporto de esa manera.

-Debería de estar acostumbrada, para esta gente siempre seremos solo unas
oportunistas.

-No, tú no eres eso… y además toda esa gente que lo piense se tendrá que tragar
sus palabras en algún momento. - mi mano instintivamente se fue a su rostro para
acariciarlo; clave mi mirada en la de ella, y nos perdimos unos segundos en ese
contacto visual con mucho significado. Mi pulgar de pronto estaba recorriendo su
labio inferior suavemente, quería besarla, moría por besarla.

De un manotazo suave pero firme quito mi mano, y su mirada dejo de ser dulce y
confundida, para volverse dura y obstinada.

-Demasiado contacto Cullen, te dije que era una de las condiciones para no irme
de Canadá, que me dejaras en paz, ¿Recuerdas?

Se alejo caminando hacia donde estaban los padres de Kim. Se sentó a un lado de
la señora y Tom llamo también la atención con un golpeteo en su copa para que
tomáramos asiento las demás personas.

La cena paso en un abrir y cerrar de ojos, al ser solo los padres de ambos, una
amiga de Kim, Bella y yo no había mucho que extender dicho compromiso. Después
de cenar, la pareja nos invito al club donde se habían conocido, para celebrar lo que
sería la despedida de soltero de ambos.

Bella accedió mas a fuerzas que de ganas, todos nos subimos a una misma
limosina, y partimos hacia el club.

Una vez ahí, nos dieron una mesa y fuimos hasta allá, al ser solo seis personas a
Bella no le quedo más remedio que sentarse junto a mí. Pedimos una botella de
Tequila para empezar a celebrar. Ella en un principio dijo que solo tomaría agua,
aunque ya le había puesto un shot frente a ella.

-Vamos Bells, es mi despedida de soltera, hazlo por mí… -grito entre el bullicio
Kim. A lo que Bell solo sonrió en muestra de rendición.

-Tu no deberías de beber, mañana tendrás una gran resaca y te veras horrible en
las fotos de tu boda.

- 266 -
Kim solo se encogió de hombros restándole importancia y comenzó a brindar con
todos en la mesa, yo no era muy fanático del tequila, en mis juventudes las peores
borracheras recuerdo que el tequila fue el causante. Así que apenas y estaba
tomando.

Me sorprendió ver que Bella se tomo el suyo rápidamente e hizo una mueca
chistosa, yo levante una ceja en su dirección a manera de inquietud.

-No me veas así… se controlarme. -dijo extendiéndome el pequeño vaso y pidiendo


que sirviera mas.

Kim y su amiga se pararon a bailar con sus respectivas parejas, dejándonos solo a
Bella y a mí en la mesa, ella con tres shots ya tomados y el cuarto en proceso. Su
mirada estaba ya un poco desenfocada y sonreía bobamente.

- ¿Quieres bailar? -Le susurre en el oído. Quería que bailara para que se le bajara
un poco la pequeña borrachera que estaba adquiriendo.

-No soy tonta Eddie, tu lo que quieres es incitarme ¿verdad? pero no te va a


funcionar. -se burlo arrastrando un poco las palabras.

Sonreí ante su comentario, negué con la cabeza aun riendo, y quite el vasito de su
mano.

-No más tequila para ti Bell, creo que aun no puedes dominar el alcohol.

Me arrebato su bebida y se lo tomo de un solo trago. Levantando su ceja


desafiantemente. Me di por vencido, sabía que no lograría que dejara de beber, así
que solo me quede observándola y cuidándola.

- ¿Me pudieras acompañar al baño? Creo que ya no tengo mucha coordinación.


-me dijo unos momentos después.

La tome de la mano y la lleve hasta el servicio de damas, me quede afuera


esperando a que entrara, quedándome un poco preocupado por su estado, no estaba
muy ebria pero tampoco estaba en sus cinco sentidos.

Mientras esperaba afuera del baño de damas, una chica se acerco a mí, con la
clara intención de parecer coqueta, no comprendía que me decía ya que estaba
hablando español, y hablaba muy poco ese idioma.

Su mano se deslizo de mi hombro a mi pecho "seductoramente" mientras trataba


- 267 -
de quitarlo amablemente, una mano con mucha fuerza se ciño sobre el brazo de la
chica, volteé hacia la dueña de esa mano aunque de sobra sabia quien era.

-Deja de molestar maldita borracha. -Dijo un poco envalentonada con las copas de
más que traía encima. La chica hizo una mueca de dolor y se alejo vociferando
palabras altisonantes que sin duda sabia en ese idioma.

Intente contener una sonrisa ante el ataque de celos de mi pequeña fiera. Y solo
toque su frente para saber si estaba bien.

- ¿Cómo te encuentras?

-A ti no se te puede dejar solo ¿verdad? Quiero irme de aquí no me siento muy


bien. -dijo caminando frente a mí. Visiblemente molesta.

Busque a Tom y Kim mientras nos acercábamos a la mesa, les hice una seña de
que nos marchábamos. Tenía pensando dar un paseo por la playa, con la excusa de
bajar un poco mas su borrachera, pero desgraciadamente ellos decidieron que
también se irían en ese momento, la amiga de Kim y su novio ya se habían retirado.

Kim iba un poco mas ebria que Bells, y Tom ni se diga. Subimos nuevamente a la
limosina, Tom y Kim se sentaron en los asientos frente a nosotros, pero parecía que
iban solos, apenas había arrancado el auto, cuando empezaron con una sesión de
besos bastante intensa.

Voltee a ver a Bella y vi que ella me observaba le dedique una sonrisa y ella se
ruborizo, bajo su mirada y se dedico a ver por la ventana. Un poco más adelante en
el trayecto vi como recargaba sus codos en sus rodillas y escondía su rostro entre
sus manos. Me acerque a preguntarle si estaba bien, y asintió.

Di unas cuantas palmaditas a su espalda, tratando de que se sintiera un poco


mejor, ella se incorporó e hizo algo que me sorprendió, colocó su cabeza en mi
pecho entre mi cuello y mi hombro.

-No me siento muy bien. -fue todo lo que dijo, no me importaba la razón, lo único
que me importaba es que estaba entre mis brazos. Sin aprovecharme por supuesto,
rodee su cuerpo con mi brazo y la apreté mas a mí.

En cuanto aparco el vehículo salimos lo más rápido que nos fue posible, poco falto
para que ese par follaran enfrente de nosotros.

Antes de subir al elevador ellos llegaron a nuestro lado, en cuanto vi que lo


- 268 -
abordaron y que Bella avanzo, tome su mano y la detuve.

- ¿No querrás seguir viendo el espectáculo que tenían dentro de la limosina o sí?

- ¡No, por favor! Suficientes han sido las nauseas del tequila.

Subimos en el siguiente elevador disponible, ambos en un silencio tranquilo, nadie


hizo comentarios de lo que acababa de pasar en el auto, y definitivamente no
echaría a perder el momento de tranquilidad que vivíamos.

El trayecto a nuestro piso fue en silencio, no podía negar que sentía chispas
crepitando alrededor de ambos, sabíamos lo que quería que pasara, pero no sería yo
el que la forzara o precipitara las cosas, tenía un plan y me apegaría a él.

Cuando la deje frente a la puerta de su habitación, solo acaricie tiernamente su


rostro y me incline a darle un pequeño beso en la mejilla. Podía percatarme de su
lucha interna y de cómo quería dejar salir las palabras, pero su orgullo, temor, duda
o no sé que, no se lo permitió. Suspiro y entro a su habitación sin decir nada más.

Yo camine hacia mi propia habitación, el pasillo estaba desolado, y era como me


sentía en ese momento, mi silueta solitaria yendo a un cuarto vacio, frio, triste.

Pero… si mis planes salían como yo quería, sería la última vez que caminaría solo
hacia la nada.

Krisny!

- 269 -
Chapter 19

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Estaba en mi habitación sola, dando vueltas por la cama, una parte de mi


insomnio era que me sentía un poco ebria, hacía un buen tiempo que no bebía más
de lo que mi cuerpo siempre fue capaz de soportar, esta noche no pude controlarme,
quería hacer y decir tantas cosas, y mi cabeza era un caos, para variar.

La otra parte culpable de mi insomnio era por supuesto él, yo ya había decidido
vivir sin él, pero con el paso de los días, de los minutos junto a él, me era imposible
no poner en duda si estaba tomando la decisión correcta.

Yo sabía que no podría amar a nadie más, lo había intentado pero a pesar de que
pude llegar a querer mucho a Paul, supe que no se podría comparar con lo que
sentí, sentía… ¿para qué engañarme? No se podría comparar por lo que siento por
él.

Mi miedo era mucho, pero… no decían que quien no se arriesga no gana.

Quería tener el valor de poner en riesgo mi corazón una vez más, pensar que esta
vez podía funcionar, darnos una nueva oportunidad que él tanto había pedido.

Solo de pensar en que en algún momento él supere todo este amor que dice sentir
por mi y haga su vida, me hacía sentir un dolor tremendo, solo había que ver mi
reacción al ver a esa fulana tocándolo y coqueteándole, no quería que nadie tuviera
el derecho de tocarlo, ni de verlo.

Después de seguir con mi perorata interna por varios minutos más, haciendo una
lista mental de pros y contras, por supuesto yo quería buscar miles de contras, pero
tal vez lo debía al alcohol, al ambiente sereno que se vivía en Cabo, a la pasión que
se mostro presente esta noche. Pero en este momento estaban ganando los pros.

Me levante de la cama, camine y tome del minibar una pequeña botellita de


Tequila. La bebí de un solo trago, quería valor para lo que estaba a punto de hacer.
Una vez que la tomé toda, mi cabeza giro vertiginosamente y sabía que esto no
ayudaría a tener una plática coherente.

- 270 -
Marqué a recepción y pedí el numero de habitación en el que estaba hospedado,
cuando lo obtuve estuve deliberando por unos cuantos minutos más si debía llamarlo
o no. Después de miles "Vamos Bella, tu puedes hacerlo" decidí marcar su número,
sabiendo que estaría dormido y probablemente su adormilamiento y mi ebriedad
harían aun mas incongruente nuestra platica.

- ¿Diga? -su voz sonó de inmediato al primer timbrazo, lo cual me hizo pensar que
él no estaba dormido.

-S-soy… -tartamudeé - Soy Bella. -Dije por fin.

- ¿Qué pasa Bell?, ¿Te seguiste sintiendo mal? ¿Necesitas que vaya? -su voz sonó
preocupada y una sonrisa bobalicona apareció en mi rostro… él se preocupaba por
mí.

- ¡No! no pasa nada, estoy bien… bueno… un poco borracha sí, pero estoy bien. Yo
solo… - ¡Demonios! Odiaba quedarme sin palabras y solo parlotear sin sentido.

-Estoy un poco ebria, y no puedo dormir, y eso me llevo a pensar. -dije soltando un
suspiro y cambiando nerviosamente la posición de mis piernas.

Esperé un momento a que el respondiera algo - ¿Acerca de que pensaste?


-Cuestionó con su voz un poco nerviosa.

-En el tiempo en que yo era Bell, solo Bell… ¿nunca hubo la más remota
posibilidad de que me llegaras a pensar como una posible esposa? -la pregunta salió
en un susurro apenas audible por el auricular.

-Bella, no nos hagas esto ahora, no tiene ya ningún caso hablar del pasado. -Mi
corazón latía apresuradamente, esperando una respuesta que pudiera darme una
esperanza.

- ¡No! si lo tiene… lo tiene porque necesito que saber que fue lo que te hizo
rechazarme, quiero saber si no estás conmigo solo porque tengo los hijos que tanto
deseabas. Quiero saber que fui para ti.

Escuche un suspiro exasperado antes de volver a escuchar su voz -Tu fuiste desde
un principio como una droga para mi, te metiste en mi mente y debajo de mi piel de
manera inmediata. ¿No te dabas cuenta que hacía cosas por ti como no lo hacía por
nadie? ¿Qué no me importó dejar muchas cosas para mudarme a L.A. y estar cerca
de ti?

- 271 -
…Pero yo me engañaba y trataba de engañarte a ti, haciéndote pensar que solo
era físico lo que había entre nosotros, cuando te fui a buscar a Forks, era porque
sentía que el aire me faltaba porque no estabas junto a mí. Esos días me permití
aceptar que había algo mucho más fuerte entre nosotros, la noche que me dijiste
que me amabas, por un momento tuve mucho miedo al escuchar esas palabras,
después un regocijo tremendo, pero sobre todo eso fue el miedo el que me hizo
marcharme. El miedo a no poder decir "Yo también te amo".

- ¿Te- Te enamoraste de Tanya cuando la conociste? -titubeé.

-No, nunca, no pude. Cuando la conocí, fue como si hubiera aparecido la figura de
lo que había querido toda mi vida, y pensé que eso era lo que quería, pero pronto me
di cuenta que le faltaba lo más importante y era que… no eras tú. -De pronto mi
corazón se salto un latido al escuchar esas palabras.

- ¿Algún día serás capaz de olvidar lo que paso con Jacob? De manera sincera,
porque sé que no lo has hecho, tu reclamo del día de hoy me lo confirma.

-Lo que más me dolió de esa situación fue su traición Bell, él sabía que te amaba, y
no fue capaz de hablarme con la verdad, ahora entiendo que tu no tenías otra opción
y te creo que de verdad nunca estuviste al tanto, pero el sí. Y el hecho de pensar que
estuviste en sus brazos por un engaño de él hacía mi es lo que me hace tener rencor
hacía el. Y después de lo que me entere el día de hoy, bueno no me puedes culpar,
de que este molesto si él sabía y no tuvo el valor de decírmelo. Pero puedes estar
seguro que eso quedara en el olvido si te hace feliz.

- Alguna vez durante el tiempo que duro tu matrimonio… ¿pase por tu mente?,
¿pensaste en mi? -El corazón comenzó a latir furiosamente una vez más, quería todo,
quería saber todo.

-Todo el tiempo. -fue una simple respuesta. Pero también me lleno de una gran
esperanza. Colgué el teléfono sin decir más, ya no había nada que decir por esa vía.

EPOV

Cuando escuche el sonido de que había sido cortada la comunicación, quede


petrificado, y ¿ahora qué demonios dije o hice mal? Conteste con toda sinceridad
cada una de sus preguntas, incluso aquellas que aun me dolían en el alma.
- 272 -
Saber que fui un cobarde y me aleje de ella por estúpido, saber que me ancle a
Tany por crearme una historia perfectamente falsa, y el saber que Bell nunca dejo
mi mente y que eso me hizo ser una persona incompleta por siempre para Tanya.
Ella que era una mujer maravillosa que no se merecía sufrir por mi culpa.

Aquella a la que no le había dedicado ni un solo minuto de mi mente desde que se


había ido, me sentía un canalla, porque apenas caía en cuenta que Estella me dijo
que se veía mal, pero en ese momento solo pensé en cuidar a Bell de esos
comentarios y no pensé en que tan difícil estaba siendo todo esto para Tany.

Estaba decidido a enviar un mensaje a su buzón de voz cuando la puerta de mi


habitación sonó. Me levante rápidamente y al ver por la mirilla, de mi mente volvió a
salir de inmediato Tanya, ahí del otro lado de la puerta estaba mi Bell, mi razón de
vivir, el amor de mi vida.

Abrí de inmediato, clave mi mirada en la suya. Sus ojos un poco rojos y


desenfocados por su estado, tenían un dejo de duda, pero sobre todo determinación.

Abrí por completo la puerta haciéndole un ademan con la mano para que pasara a
la habitación. Ella dudo un poco en el umbral pero después de unos segundos se
adentro en ella.

En cuanto cerré la puerta ella corrió a mis brazos, hundió su rostro en mi pecho
desnudo, y sus brazos alrededor de mi cintura con sus manos en mis omoplatos.

-Quiero dejar de sentir miedo, ¡ayúdame a dejar de tener miedo! ¡Ayúdame a


sentir que puedo volver a creer en ti! -su voz sonaba llena de desesperación, de
confusión, de duda, pero sobre todo de anhelo.

Mis brazos rodearon su cuerpo con toda la fuerza posible sin hacerle daño.
Enterré mi rostro en su cabellera, llenando mis pulmones de su hermosa fragancia.

-Te amo Bell, y pondré todo lo que este de mi parte para dejar los fantasmas del
pasado en donde pertenecen. Entre los dos lucharemos para sacar esto adelante.

Levanto su cara hacía mi, y pude ver que nuevas lagrimas se estaban formando en
sus ojos, ¡yo no quería verla llorar! Ya había padecido demasiado como para que
siguiera el llanto.

Tome su cara entre mis manos, con los pulgares limpie las lagrimas que habían
corrido por sus mejillas, y a continuación posé suavemente mis labios sobre los
suyos, soltó un suspiro lloroso mientras ambos nos permitíamos deleitarnos con el
- 273 -
suave beso que estábamos compartiendo.

Después de romper el beso, nos mantuvimos abrazados un momento más, nadie


decía nada, solo se escuchaban las respiraciones acompasadas de ambos,
recreándonos en el hermoso silencio lleno de esperanza que teníamos.

Mi cabeza estaba a punto de explotar por el júbilo de tenerla en mis brazos, de


saber que se estaba permitiendo darnos una oportunidad. Mentalmente hice algunos
ajustes a mis planes del día siguiente. Ahora sería algo mejor pues ella estaba
permitiendo que luchara por estar juntos de nuevo.

-Creo que debería irme. -susurro. Sentí pánico, ¿esto quería decir que se
arrepentía de lo que había venido a decirme? La separe un poco de mi para verla a
la cara y cuestionar.

-No me veas así, -Me reprendió - El que quiera que me ayudes a olvidar y no sentir
miedo de una nueva oportunidad no quiere decir que caeré a tu cama de inmediato.

- ¡No! por supuesto que no quería eso, solo me asuste porque pensé que había
malinterpretado tus palabras.

-Esto no será sencillo Edward, ambos tendremos que esforzarnos al máximo. Y


creo que una parte de que esto funcione es ver que tan bien lo podemos manejar sin
sexo.

-Como ya te lo había dicho, yo hare lo que tú quieras, siempre y cuando me dejes


demostrarte cuanto te amo.

Sonrió cálidamente y volvió a abrazarme, yo por supuesto no me negué al abrazo.

- ¿Puedo dormir aquí? -dijo con voz amortiguada sobre mi pecho.

- ¿Es una especie de prueba donde tengo que decir no? -pregunté entre risas
mientras levantaba su barbilla con un dedo para verla a los ojos.

Movió su cabeza negativamente pero maliciosamente, -no por supuesto que no,
solo que no me siento muy bien que digamos y me vendría bien un poco de ayuda
por si caigo desmayada más tarde, que presiento que no tardara en suceder. -sonrió
de una manera divina hacía a mí.

No me importaba si esta era una prueba o no, yo solo quería tenerla entre mis
brazos acurrucada. Acaricie levemente su cabello y la tome de la mano, ella ya iba
- 274 -
en camisón, así que nos dirigí a la cama rápidamente. Hice a un lado el edredón y la
sabana para que pudiera recostarse, la acomode un poco en la almohada y una vez
que la cubrí con la cobija fui por una botella de agua del minibar y se la di a beber.

-Necesitas tomar líquidos, para que no tengas una resaca tan fuerte. -la ayude a
incorporarse un poco para que pudiera dar unos sorbos a la botella. Una vez que me
regreso el agua, le di una segunda oportunidad de que tomara una decisión
diferente a dormir conmigo.

Tomé una almohada y una de las sabanas para acostarme en el sofá que estaba
ahí mismo en la habitación.

- ¿Qué haces con eso?

-No quiero que te veas obligada a dormir conmigo solo porque te sientas mareada.
-comenté poniéndome de rodillas al lado de la cama junto a ella.

-No estoy obligada, puedes dormir aquí mismo, no pasara nada, te lo prometo. -el
rubor cubrió sus mejillas y bajo su mirada a sus dedos que jugaban nerviosos con la
sabana.

No dije nada más y subí a su lado, apague la lámpara de mi lado, y extendí mi


mano para apagar la que estaba a su lado, atravesando su cuerpo con cuidado,
cuando la apagué y regresaba a mi lado de la cama, su mano detuvo la mía en el
trayecto y me hizo abrazarla. Yo gustoso afiancé mi brazo sobre su vientre y la
pegue un poco más a mi cuerpo. Ella sostuvo con sus dos manos la mía y en pocos
minutos pude sentir su cuerpo relajado y escuchar su respiración tranquila en señal
que estaba ahora dormida.

Después de tantos meses de mal dormir, fue cuestión de segundos después de


cerciorarme que estaba dormida que el sueño también me venció a mí. Dormí con
paz como no lo hacía en mucho tiempo.

Por la mañana lo primero que me despertó, fue sentir un peso sobre mi cuerpo, y
algo hacía unas ligeras cosquillas en mi nariz, algo con un olor único y exquisito.

No quería abrir los ojos por miedo a que fuera solo una fantasía, una vez que me
dije a mi mismo que esto no podía ser mentira, abrí los ojos y mire la más bella
imagen. Su pierna estaba entre las mías, su brazo rodeaba mi abdomen, su cabeza
sobre mi pecho y su cabellera esparcida por el mismo.

No quería despertarla, pero teníamos muchas cosas por hacer hoy. Y yo tenía que
- 275 -
poner en práctica mi sorpresa.

Con todo y que no quería que este momento terminara, tuve que empezar a
despertarla, recorrí con mi mano su brazo y después se espalda. Ella solo sonrió
perezosamente y apretó sus ojos.

Minutos después intento reincorporarse pero pronto volvió a caer sobre mi pecho
con sus manos en la cabeza- ¡Carajo! ¡Duele horrible! -chilló por el dolor de cabeza
que imagine debía tener.

- ¡Buenos días para ti también! -bromeé un poco. Recostándola sobre la cama y


recargándome sobre mi codo para verla.

- ¡Oh perdón! Pero es que tenía tanto tiempo sin una resaca de esta magnitud.

-Pediré que te traigan un jugo de naranja y unas pastillas para el dolor.

Le di un pequeño beso en su frente, una pequeña caricia y me levante para pedir


servicio a la habitación, pedí también café, tostadas y algo picante que sabía
ayudaría a pasar el malestar.

Ella estaba en silencio yo seguía viendo las duda en su rostro, pero no quise
presionar sabía que esto nos llevaría tiempo, y yo le prometí paciencia y serenidad.

Le recomendé que se diera una ducha en lo que llegaba la pastilla y el desayuno,


sus mejillas se tiñeron de rojo al decirme que no tenía nada que ponerse, le preste
una de mis camisetas y entro al baño con timidez y avergonzada, por la mueca de
dolor que hizo al levantarse de la cama y que me causo un poco de gracia.

Minutos después de que ella entrara en la ducha, llego nuestro desayuno y le serví
un gran vaso de agua y algo ligero de comer.

Cuando salió del baño, vistiendo solo mi camiseta y con su cabello húmedo, no
pude evitar eliminar la distancia que había entre nosotros y rodearla con mis brazos
y plantar un suave beso en su boca, su respuesta hizo a mi corazón saltar de alegría,
pues echó sus brazos alrededor de mi cuello y me permitió profundizar el beso. No
quería tentar a mi suerte, mi autocontrol tratándose de ella no era mi aliado, y sabía
que si seguíamos con esto, pronto querría más y más. Con un ruidoso suspiro rompí
el beso, pero deje nuestras frentes pegadas, mirándonos a los ojos con una mirada
cargada de significado.

-Te extrañaba tanto. -fue todo lo que pude decir, aun no quería abrumarla con
- 276 -
palabras más fuertes de amor. Su sonrisa fue una tenue mueca de incomodidad,
quería que pasara este tiempo de pruebas para poder volver a ver a una Bella
desenvuelta.

Decidí que lo mejor era no forzar mas el momento la lleve hacía la pequeña mesa
de centro donde estaba la comida y su pastilla, me regalo una pequeña sonrisa, me
incline un poco y deposite un beso en su frente.

Después de mi ducha, el desayuno y una plática ligera sin tocar temas escabrosos,
salimos de la habitación, ella tenía que ayudar a Kim y yo a Tom para la ceremonia,
y además yo debía poner en práctica mis planes.

Nos detuvimos fuera de la suite de Kim donde estarían todas las mujeres
ayudando a la gloriosa novia. Antes de dar la vuelta e irme tome su mano y con toda
la intención acerque mis labios a los suyos, dándole un casto pero intenso beso. Al
separarnos me regodeé al ver en cara el anhelo de más.

Ella entro tambaleante a la habitación y yo al seguir mi camino me encontré con la


mirada sonriente y picara de Tom.

-Tú tienes muchas cosas que contarme, Cullen. -dijo moviendo las cejas
sugestivamente.

-Y tú tienes que arreglarte para tu boda y más vale que lo hagas porque te ves
horrible con esa resaca monumental que debes tener.

El tiempo paso lento a mi parecer, necesitaba ver a mi Bell, estos minutos en que
podríamos estar juntos disfrutando de la playa, yo la estaba pasando con un muy
nervioso Tom que no dejaba de parlotear incoherencias.

La gota que derramo el vaso fue cuando Jacob hizo su aparición, llamando a Tom
para decirle que acababa de registrarse y que lo vería hasta el momento de la
ceremonia. Lo cual agradecí porque no quería un enfrentamiento en este momento.

Algo del tiempo lo pase ultimando detalles de mi plan. No mencione nada a Tom
porque sabía que en su estado de nervios se le escaparía algo de información.
Cuando se ponía nervioso su peor defecto era la verborrea.

- 277 -
.

EL momento esperado llego, todos bajamos a la pequeña terraza donde seria la


ceremonia, mi corazón latía desenfrenado por tres situaciones distintas, una la boda
de mi mejor amigo, el volver a encontrarnos cara a cara con Jacob y sobre todo el
volver a tener a Bell junto a mí.

Al llegar hasta ahí pude percatarme de la presencia de Jacob, sostenía una nena
en sus brazos, y estaba con una mujer blanca, con el tono de cabello un poco
parecido al de Tany, ambos se veían con adoración, ella sonreía y pude ver como
ambos llevaban sus manos al abultado vientre de ella, estaban esperando otro hijo,
según sabía por Tom él tenía ya dos.

Su rostro se levanto al sentir la presencia de Tom y mía, su sonrisa era un poco


dubitativa, Tom logro esbozar una gran sonrisa hacía Jacob y su esposa y se acerco a
ellos.

-No lo puedo creer Lizzy, ¿otra vez? -pregunto señalando su barriga.

-Si, fue un pequeño desliz, pensábamos que Rachel seria la ultima pero mira,
ahora tendremos un pequeño más.

No pude seguir debatiéndome si me acercaba o no, pues se escucho un murmullo


de voces, volteamos y ahí estaban, los padres de Tom, la madre y amiga de Kim y
por supuesto mi Bell.

Todo dejo de tener sentido para mí en ese momento, la imagen de ella en ese
vaporoso vestido era como una visión divina, su cabello largo en un desordenado
moño ondeaba al igual que algunas partes de su vestido, que no se adherían a ese
glorioso cuerpo. La intensidad de mi mirada, la hizo sonrojarse, dándole un toque
aun más perfecto y grácil a todo el momento.

Caminé o corrí hacía ella para ser más exactos, tome su mano y deposite un
pequeño beso en su mejilla, no sabía que tanto quería que supieran qué estábamos
dándonos una oportunidad como para sentirme libre de besar sus labios.

Todos tomamos nuestros asientos, ella del lado de los invitados de Kim, yo de los
de Tom, algo que no me hizo gracia, yo quería estar con ella.

Cada vez veía más nervioso a Tom, y si Kim no se apuraba terminaría cayendo
desfallecido. La música nupcial empezó a sonar, como siempre ellos no siguieron la
tradición de la marcha conocida, fue una canción distinta elegida por ambos. Voltee
- 278 -
a ver a la radiante novia, estaba muy linda, su sonrisa era tímida, en cambio al ver a
mi amigo, pude darme cuenta de la magnitud de sus sentimientos, ya no había más
rastro de nerviosismo en su rostro, ahora solo había adoración pura. Sus ojos no
enfocaban nada que no fuera la figura de Kim caminando hacía el.

Mi vista viajo inmediatamente a mi Bell, sus ojos estaban posados en Kim con una
tierna sonrisa y pude ver sus ojos algo acuosos, seguramente reprimiendo las
lágrimas que querían brotar de sus ojos.

La ceremonia fue por demás sencilla, diferente, pero llena de romanticismo,


durante los votos, el escuchar y ser testigos del amor que ambos se profesaban hizo
que mi vista volviera a Bella, su mirada también estaba puesta en mi, nuestras
miradas adquirieron un nivel de conexión que todo desapareció para mi, con una
única mirada le estaba entregando mi vida entera, por un momento tuve una
pequeña epifanía y nos venía a mí y a ella delante de ese altar, prometiéndole amor
eterno. Por sus mejillas corrieron por fin libre unas lagrimas que yo no quería ver
ahí, y me prometí a mi mismo que lucharía día a día, minuto a minuto por hacerla la
mujer más feliz del mundo. Y no volver a ver lagrimas en sus ojos por mi culpa.

Cuando termino la ceremonia todos nos acercamos a felicitar a los recién casados.
Cuando estaba alejándome de Tom, busque a Bella con la vista, mis ojos miraron
todo rojo al ver como Jacob y su mujer se acercaban a ella, y ella tenía en su rostro
una sonrisa amable. Caminé rápidamente hacía ellos.

-Jacob… ¿Cómo estás? -escuché su voz y reconocí la incomodidad en ella.

-Muy bien gracias, veo que tu también estas magnifica… mira déjame presentarte
a mis 2 hermosas mujeres. -el extendió su brazo para posarla sobre la espalda de la
chica que cargaba en ese momento a la niña. -Ella es mi esposa Lizzie, ¿recuerdas
que te conté de ella… amm aquella vez, que te encontré en Port Ángeles? Y esta
pequeñina es mi Rachel, tiene solo un añito. -presentó -Amor, ella es Bella.

-Hola mucho gusto -se saludaron ambas. La chica que se percato de mi presencia
se volteo hacía a mí y sonrió.

-Edward ¿cierto? Mucho gusto, no nos conocíamos en persona, pero he visto fotos
tuyas que conserva Jake de cuando eran chicos.

Pude haber hecho una escena, pude haber gritado, encelarme, golpear, bueno
infinidad de cosas, pero si algo teníamos que hacer para poder darnos una
oportunidad sincera, era dejar atrás todo el paso, y con ello todas las rencillas y
rencores y malos entendidos que tenía contra Jacob. Y contra toda esta situación.
- 279 -
Decidí que me comportaría como el hombre maduro y civilizado que Bella se
merecía.

-Hola, mucho gusto. -Extendí mi brazo con una sonrisa en mi rostro. Bella me veía
atónita, y Jake con un poco cohibido. -Hola Jake, creo que tú y yo tenemos una
plática pendiente.

-Edward, por favor… -dijo Bella a mi espalda. Pude notar la advertencia, la


desilusión y el miedo en su voz. Voltee lentamente a ella con una sonrisa
tranquilizadora, acune su rostro en mis manos y me acerque a su oído.

-No te preocupes mi pequeña nada pasara… necesitamos dejar todo esto atrás, y
tenemos que hablar como los amigos que fuimos ¿si?

Después de que estuvimos en la cena, le pedí a Jake que saliéramos a la terraza,


eso de pronto me trajo un muy mal recuerdo, así que le pedí que mejor bajáramos a
la playa. El asintió.

-Antes que nada, quiero decirte que me da mucho gusto que ustedes dos hayan
arreglado las cosas, que a pesar de que ambos ya tenían unas vidas hechas, el amor
que se tienen los haya vuelto a juntar, sobre todo por tus hijos.

- ¿Porque nunca me hablaste de ellos? Tarde seis años Jacob, seis años en
conocerlos, en saber que ellos existían.

-Perdón, he cometido un error tras otro en nuestra amistad, pero ese no era mi
secreto, ella me lo pidió ese día que la encontré, yo le aconseje que te lo dijera,
intente hacerte entrar en razón por parte de Tom, para que la buscaras, yo no podía
decirlo pero intente decirte que hicieras algo. Sé que debió ser difícil para ti, yo no
podría imaginar mi vida sin saber o estar lejos de mis hijos.

- ¿Por qué me mentiste? ¿Por qué me ocultaste que era ella a quien tú querías? -no
pude no preguntar por el pasado.

-Uno a veces ni piensa, yo creía estar enamorado, y no pensé en hacerlo que fuera
para tenerla conmigo. Ahora me puedo dar cuenta que no era así, y no sabes cómo
me arrepiento de haber echado a perder nuestra amistad por mi maldita testarudez,
ella siempre me dejo claro que no éramos nada, y que no sentía nada por mí.

-Quiero que todo esto quede claro, porque no quiero fantasmas en mi vida con
- 280 -
ella, quiero poder llevar una relación civilizada contigo, porque eras uno de mis
mejores amigos, y creo que con trabajo, hablando y sinceridad sobre todo podemos
volver a serlo ¿no lo crees?

-Si, claro que si, tu sabes que yo estaba arrepentido de todo lo que paso, si no me
acerque a ti, es porque yo quería que pasara el tiempo y tu pudieras ver con
claridad las cosas, no es que nunca lo fuera a intentar otra vez contigo.

-Entonces… podemos intentar ser amigos otra vez ¿no? -dije un poco titubeante. A
lo que el asintió y yo copie su gesto.

Después de un momento un poco incomodo, regresamos al salón donde se llevaba


a cabo la cena. Bella y Lizzie platicaban de los niños, tome mi asiento al lado de Bell,
y al ver su mirada preocupada, puse mi mano en su rodilla como un gesto
tranquilizador.

- ¿Y entonces… donde están sus hijos? -pregunto Jake.

-Están con mis padres en Forks, no pensé que pudiera traerlos. Aunque los
extraño como no tienes una idea.

-Creo que a Lizzie le hace bien dejar a veces al pequeño Billy, es un saco de
energía, y con el cuidado de Rachel y su embarazo casi no puede seguirle el paso.
-dijo sonriente.

-Si me estaba contando, se a lo que se refiere.

Unos minutos después de una ligera platica, entro uno de los trabajadores del
hotel para avisarme que estaba todo listo.

Asentí a su seña desde mi lugar y Bella volvió su rostro inquisitivo de nuevo hacía
a mí, tratando de saber que me había dicho el trabajador.

-Es una sorpresa -murmuré.

-Bueno nosotros nos tenemos que retirar, ya que tenemos otros planes, ¿se
quedaran hasta el día de mañana? -pregunte a la pareja.

-Si, estaremos aquí algunos días más. -Respondió Jake.

-Ah perfecto, ¿que te parecería un desayuno? Para bueno… ponernos al tanto de…
cosas. -me sentía un poco idiota por cómo no podían salir las frases de manera
- 281 -
normal.

-Suena bien, entonces a las once en el restaurante ¿está bien? -sugirió él.

Una vez que acepte en nombre de los dos, de lo cual después me arrepentí, al dar
por hecho que era lo que Bella quería, o que las cosas no salieran como quería, pero
bueno eso ya lo veríamos después. Tome la mano de Bella entre las mías, lo que hizo
que se sonrojara, y nos despedimos de las demás personas. La despedida de
nuestros mejores amigos fue la más difícil, Kim se sujetaba a Bella con mucho cariño
y diciendo miles de cosas en su oído que no podía descifrar que era exactamente,
por el rostro de Bella corrieron muchas expresiones que así como de repente me
hacían preocuparme, también me hacían sonreír.

Una vez que nos dejamos de despedidas la guie hacía donde había preparado la
culminación de nuestro día. Tome su mano entrelazando sus dedos con lo míos,
queriendo sentir esa conexión desde ese momento y no perderla nunca más. Sentir
la presión de sus dedos sobre los míos me hizo sonreír internamente, sabía descifrar
muchos de los gestos de Bell, era su manera de decirme que estaba confiando en mi
y que no deseaba tener miedo.

- ¿A dónde me llevas? -Cuestionó nerviosa.

-Es una sorpresa. -Repliqué con una sonrisa.

-Odio las sorpresas… lo sabes -su mueca de enfurruñamiento no hacía sino


enternecerme. Solté una pequeña risa y continúe sin decir más.

Bajamos por una escalera creada de rocas, hacía uno de los pequeños recovecos
que tenían los acantilados, era como un pequeño espacio privado con los que
contaba el hotel, ellos ya tenían una decoración especifica, pero yo logre que
quitaran todo y decore al gusto de Bella, desde las escalinatas fui colocando
pequeñas velas formando un camino, lleno de pétalos de rosas blancas, una vez ya
en la arena había antorchas de playa, estas formaban un circulo, rodeando una
pequeña pila de cojines, y una pequeña mesa con champagne y fresas con chocolate,
rememorando una de las veces que solo fuimos Edward y Bella y no cliente y
acompañante.

Sus ojos estaban muy abiertos y brillantes, y una pequeña sonrisa se asomo a su
rostro, era una sonrisa melancólica, sin duda recordando el momento en que ella
hizo exactamente lo mismo para mí.

-Una vez dijiste que te gustaría que alguien tuviera un gesto así contigo, y tu mi
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Bella, te mereces estos y muchos más.

-Es muy lindo todo esto… -su voz sonaba contenida, por el llanto que estaba
aguantando.

La tome entre mis brazos y recargue su cabeza en mi pecho, nos quedamos así
abrazados por no sé cuánto tiempo, solo quería demostrarle que esto era lo que yo
tanto deseaba, estar juntos sin que nada, ni nadie importe más que nosotros y
nuestros hijos. Mi familia.

-Toda esta situación es más difícil que esto Edward, con una cena bajo la luna no
solucionaremos todos los problemas que acarreamos y que se avecinan.

-Yo lo sé, no estoy aquí pretendiendo que nada pasa o que nada esta inconcluso,
sé que hay mucho que debemos hablar y saber. Por eso estamos aquí, porque con la
tranquilidad del mar y de la noche, podremos vaciar todas las inquietudes que hay
en nuestros corazones.

La separé de mi cuerpo e hice que retrocediera un poco para quedar sentados


ambos en la pila de almohadones. Nunca mis manos soltaron las suyas. Ni mis ojos
perdieron contacto con los suyos. Perdimos la noción de cuánto tiempo estuvimos
viéndonos a los ojos, ella solo recargo su cabeza en mi hombro, la rodeé con mi
brazo su estrecha cintura y contemplamos la inmensidad del océano y el reflejo de la
luna y estrellas en el.

- ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué tenemos que hacer? ¿Cómo lo vamos a hacer? ¿A que
nos vamos a enfrentar? ¿Qué pasa con mi familia, con la tuya, con Tanya? ¿Qué pasa
con nosotros? -su voz se estaba tiñendo de una desesperación que crecía conforme
formulaba una pregunta tras otra.

-Shh… tranquila -trate de darle calma, con caricias sobre su espalda como sabía
que siempre funcionaba. - Para empezar nuestras familias nada tendrán que
entrometerse, yo se que viendo lo que hemos visto de mi madre eso será toda una
odisea, pero como te lo he dicho, voy a defenderlos de quien sea a ti y mis hijos, no
permitiré que nunca nadie vuelva a hablar mal de ustedes o que intente hacerles
algo.

-Mi familia… mis amigos, digamos que no tienen una muy buena opinión de ti
tampoco, mi padre se volverá loco el día que le diga que he decidido… bueno…
creo… darte una oportunidad.

-Ok, veamos, lo de tu padre es preocupante, pero lo es aún más el que no estés


- 283 -
segura de hacer esto. -No pude evitar que mi voz saliera con un ligero tono de dolor.
- creo que eso es lo primero que debemos dejar claro, ¿no lo crees así?

-Si, bueno… tienes razón, eso es lo principal, y dije que lo intentaría Edward, no
me pidas que de la noche a la mañana crea que de pronto mi cuento de hadas existe.

-Bell, no te estoy prometiendo un cuento de hadas, eso está muy lejos de existir, te
estoy prometiendo una realidad, una realidad donde tú y mis hijos son lo más
importante en mi vida y que todos y cada uno de mis días voy a luchar por hacerlos
felices, no te prometo felicidad las veinticuatro horas del día los siete días de la
semana, no, sé que es imposible, pero si te prometo que el amor que les tengo me
hará el hombre más feliz y que me esforzare porque ustedes lo sean de la misma
manera.

-Luchare de la misma manera, quiero creerte, quiero confiar en ti, quiero


arriesgar… solo… no vuelvas a dañarme como lo hiciste Edward, no me hagas
padecer nuevamente, y si lo hicieras, tal vez mi sufrimiento no tendría importancia,
pero si le hicieras daño a mis hijos, eso haría que te odiara el resto de mis días.

-No, no, claro que no… yo mismo me odio y no hay día en que no me arrepienta
por todo lo que te hice, y que por lo mismo pasaron mis hijos. Me ganare tu
confianza, me ganare tu amor incondicional nuevamente Bella. -mis manos acunaron
su rostro una vez mas y posé mi boca sobre la suya, sellando con un beso la promesa
que acababa de hacerle.

Sentí como sus lágrimas mojaban las mejillas de ambos, sabía que todas estas
declaraciones nos dejarían a ambos con los sentimientos a flor de piel. Y no sabía
hasta que punto era bueno volver a tocar el tema que yo quería tener más que
zanjado.

-Entonces… ¿Eso en que estatus nos deja? - Pregunté sintiéndome un adolescente


que no sabía que titulo dar a una relación.

-Tienes una nueva oportunidad -dijo solemnemente. - aprovéchala y no lo arruines.

-No lo hare. -respondí con una sonrisa y enjugue sus lagrimas con mis pulgares.

Nos quedamos unos momentos en silencio solo uno en brazos del otro, disfrutando
de la brisa en nuestros cuerpos, me retire un poco para servir dos copas de
champagne pues sentía la boca seca por toda las sensaciones vividas.

- ¿Intentas ponerme ebria otra vez? -pregunto juguetonamente cuando le ofrecí la


- 284 -
copa.

-Te recuerdo que yo no te di a beber tequila anoche. -negó con un movimiento de


cabeza sonriendo.

-Aun no me dices que es lo que haremos.

-Bueno ya que hemos aclarado nuestra situación, iré contigo hasta Forks por los
chicos y me enfrentare de una vez con tus padres. Sé que me deben odiar, no los
culpo. Pero cuanto antes sepan nuestra nueva situación será mejor, y obviamente no
te dejare enfrentarte ellos sola.

-Quisiera hacerlo sola, pero sé que para Charlie tendrá mucho valor el que tu des
la cara también.

-Si como "amigo" tuyo me odiaba y me advirtió que no te hiciera daño, no quiero
pensar en cómo me detesta en este momento. -dije con voz sombría, ese hombre era
demasiado intimidante y sé que al haberle hecho daño a su hija y nietos, me
convierte en la persona número uno de su lista negra.

-Bueno eso, Edward Cullen, lo tendrás que enfrentar tu solito. Y no creas que
porque Renee en ese tiempo te haya abierto las puertas de la casa con gran
entusiasmo, no sea una persona aun más de cuidado que Charlie. Y ni que decir de
Rose y Alice, ellas en verdad querrán tanto tu cabeza como la mía, por perdonarte.

-Gracias por la tranquilidad que me das. -conteste bromeando. - ¿Cuántos días


puedes tomarte libres? Quisiera que después de Forks fuésemos a Chicago, cuando
antes quiero arreglar la situación con mi familia también, se que estarán lejos, pero
quisiera que estuvieran advertidos que no pueden hacer nada en contra, y que en el
mejor de los casos puedan aceptarte.

-Eso, es algo que yo aun no estoy segura de querer hacer Edward, una cosa es que
intente solucionar las cosas contigo y otra muy distinta que olvide todo lo que hizo
tu madre, ella desde el principio me trato mal, y después lo que trato de hacer con
mis hijos no tiene nombre.

-Entiendo… y acepto la decisión que tomes al respecto. Te daré tiempo y puede


que eso le sirva también a ella para que recapacite y pueda pedirte una disculpa por
todo lo que hizo. -yo quería que mis hijos tuvieran contacto con todas las personas
que conformaban su familia pero entendía la posición de Bella en cuanto a mi
madre, además de que estaba consciente de que era una persona rencorosa, y el
hecho de haber actuado como lo hice le traería solo malas ideas sobre Bella.
- 285 -
-Ahora… ¿Qué pasa con Tanya? ¿Dónde está? ¿Cuál es la situación con ella? ¿Qué
pasara después con ella?

-Ella y yo estamos por firmar el divorcio, ha sido tardado porque ella no quiere
verme y todos los trámites están siendo por medio de los abogados, eso ha llevado
más tiempo del necesario, no sé porque si tan decidida esta a divorciarse no se
presenta a las audiencias y lo hace más sencillo. Pero no quiero presionarla, lo hare
a su manera, ya bastante la hice sufrir.

La situación de Tanya claro que me incomodaba, me daba pena que ella hubiese
quedado tan lastimada por mí que ni siquiera tolerara verme, había intentado hablar
con personas de su familia y lo único que obtenía de ellos es que estaba bien en
Italia, pero nadie decía mas, ella había cambiado de teléfono, su abogado también
estaba completamente hermético a decir palabra de ella. Solo esperaba que pudiera
superar esto pronto y que algún día pudiera perdonarme.

A veces me odiaba a mi mismo por saber que era el causante del sufrimiento de
dos hermosas y maravillosas mujeres, que por mis idioteces les había causado tanto
dolor a ambas. Pero con mi Bella estaba tratando de enmendar todo y esperaba que
en algún momento poder hacerlo también con Tany.

- ¿Qué piensas? -pregunté a Bell después de que se quedara callada por mucho
tiempo, solo mirando a la nada.

-Tengo mucho miedo Edward, miedo de que esto sea solo una fantasía, de que
todo se complique tanto que no podamos estar juntos, miedo de que te des cuenta
de que no me quieres, o algo así.

-Fe amor, es todo lo que te pido, tengamos fe en que todo saldrá bien, no dudes de
que te quiero, y tenemos que deshacernos de este miedo, porque ese miedo y
cobardía es lo que nos tiene en este momento a ambos, porque no supimos pelear y
declarar lo nuestro en su momento.

- ¿Me… me amas Edward? -susurró mi Bella con su rostro sonrojado y bajando su


mirada a sus manos entrelazadas con las mías.

Sonreí ante la inseguridad de su pregunta, me pareció de lo más tierna -Cuando tú


estás conmigo me siento libre, siento que no me preocupa nada en el mundo más
que hacerlos felices a ti y mis hijos, creo en la vida, creo en el amor, creo en que
después de todo y que a pesar de que no lo merezco hay felicidad para mi si los
tengo a mi lado. ¿Qué si te amo? No lo dudes ni un momento. Mi amor por ti me
hace sentir todo eso, mi amor por ti es lo que me mantuvo vivo todos estos años, es
- 286 -
lo que me ha hecho luchar por ustedes como un loco. -afirmé con seguridad.

Su mirada subió para anclarse en la mía, aun veía inseguridad en su manera de


verme, y no sabía de qué manera más que con el tiempo y con hechos ella se
convencería de que lo que yo decía era verdad.

-Te amo, Isabella Marie Swan. Te amo más que a mi propia vida.

Su sonrisa se hizo un poco más confiada y sus labios se acercaron a los míos, con
más énfasis a como lo había venido haciendo. Volvía a ser mi Bella apasionada y
amorosa. Volvía a darme completamente una oportunidad. Volvía a confiar un poco
en mí. Y eso hacía a mi corazón regocijarse. Respondí su beso con entusiasmo, con
toda la pasión que veníamos conteniendo por ya no se cuanto tiempo.

Cuando el beso se hizo un poco mas demandante y mi libido me empezaba a jugar


una treta decidí que lo mejor era detenerla y no avanzar más algo que no podríamos
terminar, pues acataría la regla que ella misma había impuesto de no querer hacer
el amor hasta que estuviésemos más estables en la relación.

Al separarnos nuestras respiraciones estaban alteradas, sus ojos brillaban con el


brillo de la pasión que se empezaba a desatar, y sus labios rojos entreabiertos no
hacían otra cosa que invitarme a devorarlos una vez más.

Me contuve y solo le sonreí atrayéndola de nuevo a mis brazos, su cuerpo estaba


un poco tenso pero al instante se relajo. Estuvimos un tiempo más sentados
bebiendo champagne, comiendo fresas y compartiendo pequeños besos que nunca
deje avanzar a más porque sabía que no tendría tanta fuerza de voluntad si
volvíamos a dejarnos llevar. Algunas horas después nos tuvimos que levantar para
volver a nuestras habitaciones, al día siguiente tendríamos un día pesado de viaje y
además enfrentarnos a su familia, y sobre todo, darle la noticia a mis hijos de que
sus padres estarían juntos.

Caminamos con mi brazo envuelto en su cintura, no queriendo que se alejara ni un


poco de mi, parecía un pequeño adolescente recién enamorado, pero así me hacía
sentir ella, siempre había sido capaz de revelarme facetas de mi que ni yo mismo
había descubierto.

En el momento en que llegamos a la puerta de su habitación supe que no quería


separarme de ella y la sensación fue mutuo ya que su abrazo se intensifico, su boca
busco la mía suavemente pero la mía la encontró con ansias. Sus manos pronto
- 287 -
recorrieron mi espalda con un tacto que me hizo estremecerme, una de mis manos
la coloque en su nuca atrayéndola a mi fuertemente, mientras la otra presionaba su
cintura contra mi cuerpo.

- ¡Oh Edward…! -gemía entre besos. ¡Dios! Eso solo me hacía más difícil
resistirme a no continuar, sabiendo que ambos nos deseábamos, que ambos
queríamos esto.

-Bella… mi amor… ¿estás segura?-pregunte, no sin hacer un poco de trampa


presionando mi más que evidente erección contra su vientre, ganándome un jadeo
por su parte. Ella asintió, empezando a quitar mi corbata.

Le pedí la tarjeta de su habitación y mientras yo hacía varios intentos por poder


ingresarla de manera correcta, la muy bribona no deja de dar mordisquitos en mi
cuello imposibilitándome a hacer algo con cordura.

En cuanto por fin pude abrir la puerta, el deseo se desato en ambos, yo quería ir
lento, yo quería saborearla con tiempo, tomarme mi tiempo en hacerla mía
nuevamente. Pero la pasión nos estaba consumiendo, fue demasiado el tiempo que
estuvo encapsulada que broto a borbotones en cuanto pulsamos los botones
correctos en el cuerpo de ambos. Ya habría tiempo de hacer el amor de manera
tranquila, por el momento solo quería marcarla como mía, sentirme dentro de ella,
llenándola y entregarle por completo mi pasión que solo a ella le había
correspondido.

BPOV

Ignore la parte de mi mente que me decía, ¡Hey si, vamos a pensarlo! ¡Querías
llevarlo con calma! ¡No sexo hasta estabilizarse como pareja! E hice caso al lado
malvado que me gritó como desesperado, ¡No, mejor vamos a follarlo!

Mis manos se encargaron de aflojar su cinturón, y una mano ávida de acción se


coló entre sus bóxers y cubrió la extensión de su pene de arriba abajo, sintiéndome
victoriosa cuando lo escuche gemir de satisfacción.

Las ropas salieron de nuestros cuerpos con premura pero a la vez con delicadeza
por su parte, como el caballero que muchas veces había sido, ese pensamiento me
regreso a la última vez que me tomó de manera ruda y violenta después de que se
- 288 -
entero de lo mío con Jake, pero yo no quería recordar eso, así que bloqueé por
completo mi cerebro, solo me deje sentir todo. Sentir su glorioso cuerpo contra el
mío, sentir la adoración con la que me tocaba, sentir su corazón latiendo desaforado
como el mío. Sentir sus labios complementándose con los míos en una danza donde
ellos eran dos partes iguales y hechas para hacer ese baile juntos.

Con su cuerpo nos fue encaminando hacía la enorme cama, cuando mis rodillas
toparon con la orilla de la cama, quise recorrerme hacía el centro de la misma, pero
sus manos me detuvieron tomando mis rodillas y colocándome en la orilla de la
cama con mis piernas sobre sus hombros, sentí como me recostó el resto de mi
cuerpo sobre la cama y lo que nunca pensé de Edward Cullen, fue ver en él esa
mirada desinhibida, se inclino hacía el frente hacía mi dejando un reguero de besos
delicado y húmedos a su vez por mi boca, pechos y vientre, la cabeza me daba
vueltas solo de pensar lo que estaba a punto de hacer, vi como de pronto posicionó
su cabeza entre mis piernas, ¡no lo podía creer de él! ¡El no hacía eso! ¿Dónde está
mi Edward contenido, mi Edward conservador?

El primer contacto de su lengua con mi carne fue una explosión de éxtasis, sentir
como su lengua se movía en círculos certeros sobre mi clítoris me hacía alucinar, en
el instante que comenzó a succionarlo fue maravilloso y comencé a removerme
debajo de él con sonoros jadeos, al sentir sus dientes entrar en acción, simplemente
no pude evitar la nirvana de placer a la que me lanzo, tome una de mis almohadas y
la puse sobre mi cara apretándola fuerte para sofocar el grito que amenazaba con
salir fuerte de mi pecho. Con su lengua y sus dedos pocos minutos o segundos no sé,
fueron suficientes para lograr estallar en un poderoso orgasmo que me dejo
abstraída por unos minutos convulsionándome del intenso placer que me habían
provocado sus caricias tan íntimas.

Me costó un poco sobreponerme, pero me había dejado demasiado excitada,


demasiado necesitada de su cuerpo, de su pasión;

Aprovechando que se había recostado a mi lado, me subí a horcajadas sobre él, y


sin darle tiempo a nada, me deje caer sobre su imponente erección, ambos siseamos
al sentir la unión de nuestros cuerpo, después de unos segundos de goce,
sintiéndome llenada por él, comencé a moverme en cadenciosos vaivenes, sus manos
acunaron mis senos y repartían caricias, mientras yo me movía con gracia y soltura
sobre él. Ambos acallamos nuestros sonidos de placer con besos cargados de
fogosidad. Su lengua se entrelazaba con la mía, sus dientes aprisionaban mis labios,
nuestras manos recorrían con esmero el cuerpo del otro, deleitándose con las
caricias hambrientas.

Sentir como me llenaba con su semilla hizo estallar mi propio clímax, disfrutando
- 289 -
ambos de la liberación de nuestros cuerpos aun unidos, y más compenetrados que
nunca, siempre me daba la sensación de que se reconocían, mi cuerpo nunca
reaccionaba así a nadie más, solo con él. Mi cuerpo temblaba de gozo puro. Mis
piernas cansadas y temblorosas por el esfuerzo hecho me hicieron sentir feliz de
poder compartir esto con la persona que amo. Porque ¡Carajo! Amo a este hombre
estúpido, terco, prejuicioso y ¡mío!

-Te amo, mi vida. ¡Te amo con toda mi alma! -dijo mientras sus brazos rodeaban
mi cuerpo pegándome más a él como si fuera posible.

Mi rostro se hundió en su cuello, aun no estaba lista para decir te amo con todas
sus letras, esta vez seria cauta y solo en el momento en que sienta que no hay cosas
pendientes podre exponer mi corazón de nuevo.

Krisny!

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Chapter 20

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

Al día siguiente me despertaron los besos que Edward repartía por mi espalda
desnuda, aun no quería despertar, no quería irme de esta pequeña burbuja que
habíamos creado, no quería regresar a la vida real.

-Despierta preciosa. Tenemos un avión que tomar. -susurró contra mi oído.

-Tal vez pudiera despertar si cierta persona no me hubiese estado despertando


toda la noche. -contesté desperezándome y echándole los brazos al cuello para
encarcelarlo entre mis brazos.

Había sido una de las mejores noches de mi vida, nos habíamos amado la noche
completa lentamente o de manera salvaje, simplemente no podíamos sentirnos
saciados el uno del otro. No solo él me había despertado, lo admito, yo también lo
había hecho hasta que simplemente ambos cuerpos estuvieron más que agotados.

-Pues no escuche queja alguna -dijo entre risas mientras su boca se encontraba
con la mía. -No sabes cuantas veces soñé con despertar contigo en mis brazos de
esta manera. ¿Te apetece una ducha? Prometo portarme bien.

En cuanto asentí e intente levantarme y sentí la tirantez en todos y cada de los


músculos de mi cuerpo, no pude evitar gemir y sonreír perezosa y pícaramente.

-Y necesitare que te portes bien…. -hizo un puchero que me saco otra sonrisa -…
por lo menos unas cuantas horas. -guiñe un ojo y camine intentado no parecer
demasiado dolorida. Fracase completamente, ganando que me tomara en brazos y
me llevara así hasta el baño.

Bajamos a tiempo para el almuerzo con los Blacks, no puedo decir que fue un
desayuno de lo más ameno porque sería mentir, aun había cierta incomodidad y
obviamente se había perdido la camaradería que pudiese existir entre los antiguos
amigos, pero me sentí contenta de que al menos hiciera el intento de dejar el pasado
y los malos entendidos atrás, sabía que no volverían a hacer los mejores amigos, ni
- 291 -
Jacob Black mi amigo, pero al menos una relación cordial podría existir, Lizzie era
muy buena persona y me había caído bien, pero dudaba que se sintiera cómoda
también con el pasado de los tres.

Una vez que nos despedimos de ellos, regresamos a la habitación a hacer nuestro
equipaje y nos trasladamos al aeropuerto, conforme pasaban los minutos mi
nerviosismo crecía, no sabía que reacción tendrían mis padres cuando lo vieran ahí
en su casa, era claro que no les pediría permiso, pero por supuesto que me afectaría
si no lo aceptaban o les pareciera estúpida mi decisión.

Durante el vuelo estuve ideando distintas maneras de comenzar a explicarles la


decisión que había tomado. Siempre había sido una persona independiente, pero
aun así el que mis padres no aprobaran mi decisión aunque no me harían cambiar de
idea, si me lastimaría mucho el distanciamiento que esto pudiera provocar, tal vez
hacía mal en ponerme más del lado de la incipiente relación con Edward, pero mis
hijos y yo merecíamos una nueva oportunidad de buscar la felicidad. Y no permitiría
que nada ni nadie interfirieran con eso.

Después del largo viaje de Cabo, a Seattle decidimos quedarnos ahí esa noche, y
no viajar a Port Ángeles hasta el día siguiente pues queríamos afrontar la situación
lo más despejados posibles, y si, ¿porque no decirlo? Queríamos disfrutar una noche
más para nosotros solos. Disfrutando de nuestra compañía, de pláticas profundas
que en su momento nos hicieron falta, de ver y ser consientes que éramos más que
cuerpos, que había mente, corazón y una vida entera por descubrir por parte de
ambos.

A la mañana siguiente estábamos volando ya hacía Port Ángeles, conforme nos


acercábamos más el nudo en mi estomago crecía, la incertidumbre y el nerviosismo
me estaba consumiendo, y por más que Edward trataba de infundirme tranquilidad y
valor, podía ver que él no era precisamente un ejemplo de ello. Aunque su habilidad
para aparentarla era mucho mejor que la mía, por supuesto.

Al estacionarnos frente a la casa de mis padres, pude ver a Charlie trabajando en


las plantas con Rob como su pequeño ayudante, en el momento en que se
percataron de nuestra presencia pude ver dos reacciones completamente paralelas,
mientras que los ojos de Robbie brillaron con emoción y su carita se ilumino con una
hermosa sonrisa al ver a sus padres juntos; la cara de mi padre fue todo lo contrario,
su ceño se frunció y su mirada se endureció al estilo jefe de la policía, frente al peor
de los delincuentes, sus brazos se colocaron en jarras y echo su pecho al frente en
plan de reto.
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Con un profundo suspiro avance siendo consciente de la mano de Edward en mi
espalda, lo cual no era la mejor idea, ya que al seguir la mirada de mi padre me
percate que la suya iba directo a ese gesto y sus facciones se endurecían más.

- ¡Papi!, ¡Mami! ¡Ya están aquí! -corrió Robbie hacía nosotros una vez que salió de
su asombro. Edward lo tomo en brazos inmediatamente y deposito un fuerte beso en
su mejilla, Rob rodeo su cuello con sus pequeños brazos y le correspondió el beso, y
después se inclino a darme otro a mí.

-Te he extrañado mucho campeón. -confesó Edward estrechándolo más en sus


brazos. Rob se soltó y mientras corría a casa a casa nos dijo que avisaría a su "abue"
y hermana que estábamos en casa.

-Señor Swan, buenas tardes. -el saludo de manera formal y correcta, no evito que
mi padre siguiera con su actitud de rechazo a Edward, casi suspire aliviada cuando
vi que no dejaba con la mano estirada a Edward y correspondía a su saludo.

-No pensé jamás que tendría la desfachatez de presentarte aquí en mi casa,


después de lo que hiciste a mi hija y nietos. -gruño sin ningún tipo de rodeo, como
siempre Charlie Swan no se andaba por las ramas, si algo le parecía mal te lo decía
en tu cara sin ningún miramiento.

-Papá, por favor… antes de que empieces… -apenas estaba tratando de replicar
cuando él me interrumpió.

-No, Bells, no. no me pidas que no diga nada, si en su momento no fui en busca de
este… señor para hacerle pagar por todo lo que hizo, fue porque tu madre me lo
prohibió y porque no quería dañarlos a ti y a los niños, pero que se presente hoy
aquí pensando que yo no diría nada es subestimarme.

-Yo no vengo con la idea de que me acepten como si nada paso, señor Swan, yo
soy el que más se reprocha todo lo que hice, y todo lo que padecieron Bella y los
chicos, y si…

La réplica de Edward se vio interrumpida por la salida de la casa de Marie, Rob y


mi madre, que al igual que Charlie estaba taladrando con la mirada a Edward. Los
chicos se colgaron de las piernas de su padre, inconscientes del momento de tensión
que los adultos estábamos viviendo.

Renee arqueo una ceja hacía a mí y después hizo lo mismo hacía Edward, pero
añadiendo a su rostro una mirada furibunda.

- 293 -
-Amores, porque no van dentro, a juntar sus juguetes mientras hablamos con sus…
padres. - comentó Renee sin que me pasara desapercibido la entonación a la última
palabra. Estaba segura que si por ella fuera no sería capaz de llamar padre a
Edward.

Yo les había contado que él había entrado a sus vidas, incluso que me hacía sentir
confusa, bueno al menos esa parte solo a mi madre, pero ella siempre pensó que yo
consolidaría mi relación con Paul y que no me atrevería a caer nuevamente en las
redes de Edward. De hecho su postura en apoyo a Paul jamás fue disimulada.

Aunque los chicos refunfuñaron un poco, logre convencerlos de que hicieran caso
a su abuela, y corrieron dentro de la casa, apenas habían cerrado la puerta cuando
mi madre tomó inmediatamente su lugar al bando al que estaba apoyando,
colocándose junto a mi padre nos dio una mirada reprobatoria.

- ¿Qué se supone que debemos entender por esto? -preguntó dirigiendo su mirada
a las manos entrelazadas de Edward y mías.

-Señora Swan, como yo estaba diciéndole a su esposo, yo no pretendo que no les


moleste el que yo regrese después de todo este tiempo a la vida de Bella y de mis
hijos, pero también les hablo con toda sinceridad cuando les digo que ellos son lo
más importante para mí y que estoy luchando por hacerme merecedor de que estén
a mi lado. Además de a ella, y a mis hijos, estoy consciente de que también les debo
una gran disculpa a ustedes por todo el daño que cause en el pasado. Yo soy el
primero en arrepentirme de todo lo que hice.

- ¿Bella? ¿Tú qué dices a todo eso?-siguió increpando mi madre con sus brazos
cruzados y con una seriedad tan poco común en ella, ella que siempre era la madre
más consentidora, y displicente.

-Se que hemos pasado por muchas cosas, y que tu mejor que nadie sabes todo lo
que me costó superar lo que paso, pero… creo que me merezco una oportunidad
para intentar ser feliz, y permitir también que mis hijos tengan una familia. Quiero
darle una oportunidad a Edward. Y les pido que ustedes hagan lo mismo. No quiero
sentir que no podremos tener la misma relación de siempre por el simple hecho de
que el este conmigo.

- ¿Qué pasara si no funciona? ¿Han pensado en las repercusiones que eso tendrá
en los niños? ¿Por qué esta vez ella si es buena para ti? ¿Si tanto la quieres o
querías, porque no te quedaste con ella? ¿Por qué jugaste de esa manera con sus
sentimientos y con nosotros al presentarte aquí? ¡No me digas que tú no sabías lo
que ella sentía por ti desde ese entonces! ¡Porque entonces es que aparte de snob
- 294 -
no eras muy listo! -Me tenia sorprendida la reacción de mi madre, ella nunca había
reaccionado con nadie de esa manera como lo estaba haciendo con Edward.

-Tiene razón, era estúpido, y fui egoísta y un idiota por no darme cuenta de la
gran mujer que tenia a mi lado, pero fueron las circunstancias las que nos pusieron
en ese camino.

- ¿Por qué carajos en el mundo mi hija no era suficiente para ti? ¿Qué demonios la
hacía menos que tu eh? - ¡Oh por Dios! ¿Ahora era el turno de Charlie de ponerse
agresivo?

- ¡por Favor! ¡Basta! Eso ya debe quedar atrás… no fue toda la culpa de Edward, y
no es que lo esté defendiendo pero para que una relación no funcione es culpa de
dos personas. Y yo también tengo parte de culpa en eso. No lo culpen de todo.

Movimientos no tan discretos de la cortina de la ventana que apuntaba hacía el


patio nos hizo voltear, de reojo pude ver como los pequeños se estaban aventando
para poder tener una mejor vista "a escondidas" de lo que estaba pasando.

-Creo que esta conversación debe esperar, los chicos no deben ver todo esto. -dije
señalándoles con un movimiento de cabeza hacía una Marie descubierta.

-Creo que lo mejor sería irme a un hotel o algo así, lo último que quiero es
incomodarlos con mi presencia. -murmuro Edward.

-Eso solo sería más extraño para mis nietos, y no voy a permitir que ellos se
cuestionen que está pasando con nosotros y su papá. -Ahí estaba otra vez el tono de
Renee.

Cuando entramos al recibidor, los chicos nos miraban expectantes al ver el rostro
fruncido de sus abuelos y la cara de tensión e incomodidad de nosotros. Hice una
profunda inhalación y sonreí lo más sinceramente que pude.

Decidí que lo mejor sería irnos los 4 al pequeño hotel de Forks, finalmente en casa
de mis padres solo había 3 habitaciones, una de ellos, la de invitados que paso a ser
de mis hijos y la mía, donde no creía que mis padres aprobaran compartiera con
Edward. Pero al comunicarles mi decisión inmediatamente se opusieron, era poco el
tiempo que podían pasar con sus nietos como para desperdiciarlo con discordias.

Su solución para evitar vernos como una pareja, fue que yo compartirá habitación
con Marie y Edward con Robbie. Los chicos fueron los más felices con ese trato.

- 295 -
Mientras llegaba la hora de dormir de los chicos decidimos que salir a dar un
paseo y comer en el pueblo era lo mejor a tener que estar conviviendo tensa e
incómodamente con mis padres.

Nos divertimos caminando por los bosques, bajando a La Push a la playa, y en


resumen agotamos lo más posible a los chicos para que pudieran caer rendidos
después de su baño, habíamos acordado que no les daríamos la noticia de la
reconciliación hasta que llegáramos a casa, pero yo realmente creía que ellos ya
sabían que estaba pasando ya que Marie sonreía exultante cada vez que Edward
tomaba mi mano o me daba un pequeño beso, aun así ninguno de los dos hizo
comentario alguno.

Una vez que regresamos a casa mis padres estaban hablando en la cocina ambos
sentados a la mesa con una taza de café, y solo se escuchaban algunos susurros,
entre a avisarles que habíamos regresado y que iríamos a darles un baño a los
chicos para poder hablar los cuatro una vez que estuvieran completamente
dormidos.

No quise dejar que Edward lidiara con ellos solo, por lo que le pedí ayuda para
bañar a los chicos. Y arroparlos, como los pequeños consentidos que eran con su
padre, le pidieron que les leyera una historia, aun y cuando conmigo eran pocas las
veces que me lo pedían.

Una hora más tarde al convencernos por fin de que estaban dormidos, bajamos las
escaleras tomados de la mano a enfrentarnos a lo que pareciera la santa inquisición,
pues ambos padres nos veían como si fuéramos unos adolescentes que
confesaríamos algo.

- ¿y bien? ¿Qué es lo que esperas esta vez de esta relación Sr. Cullen? ¿No se
suponía que usted está casado? ¿Qué tipo de relación está pretendiendo tener con
mi hija? ¿Convertirla en su amante? -Mi madre tiraba una pregunta tras otra, sentí
como Edward se tensaba con cada cuestionamiento que pasaba, el tema Tanya aun
estaba algo pendiente, yo solo atine a colocar mis codos sobre la mesa y cubrir mi
rostro con mis manos.

-Estoy en proceso de divorcio, falta muy poco para que todo este finiquitado,
jamás me atrevería a ofrecerle una relación a Bella, si yo no fuera un hombre libre,
¿Qué es lo que quiero con ella? Todo. En eso se resume el tipo de relación que
quiero, quiero estar con ella, casarnos de ser posible, convertirme en un padre cien
por ciento dedicado a mis hijos y en un esposo para su hija, quiero pasar mi vida al
lado de ella. -la seguridad que se escuchaban en sus palabras hizo que mi mirada se
posara en él, y esa misma determinación se veía en su rostro y en su manera de
- 296 -
enfrentar a mis padres, su mirada no dudaba ni un ápice, los encaraba a ambos con
la fuerza que yo sabía poseía Edward Cullen.

-Hoy te divorcias de alguien, ¿mañana dejaras a Bella? ¿Qué valor puede tener tu
palabra de matrimonio? - ¡Wow! Charlie siempre tan directo, su pregunta
incremento esa inseguridad que tenía en cuanto a mi relación con Edward.

-Está mal de mi parte contestar esto, pero la decisión que tome en mi primer
matrimonio no fue la más acertada, yo era otro hombre, si es que se me podía llamar
así por ese entonces, y estaba cegado, lo cual me hizo tomar decisiones equivocadas,
no sabía el verdadero significado de lo que la felicidad y el amor significan. En este
momento puedo decir que el poder perder a Bella y a mis hijos por mi estupidez y mi
falta de criterio me hizo abrir los ojos y luchar por lo que realmente quiero y vale la
pena. Así como me arrepiento del daño causado a Bell y mis hijos, me arrepiento
también de haberle hecho daño a mi ex esposa. Todos fueron víctimas de mi
inmadurez y mis prejuicios. -su mano tomo la mía que estaba fuertemente crispada
sobre la mesa.

-Todo suena muy bonito, chico… pero soy hombre, se que muchas veces para
conseguir lo que queremos decimos muchas idioteces.

-Si, bueno este no es el caso, señor. Yo realmente siento lo que estoy diciendo. De
verdad créanme. Que me parta un rayo si estoy mintiendo y si de manera intencional
les causo dolor a estas tres personas que más amamos.

-Bella, acompáñame afuera a una caminata, ¿quieres? -pidió mi madre,


levantándose y rodeando la mesa poniendo su chal sobre sus hombros. Una mirada
de advertencia por mi parte fue hacía Charlie y una de resignación y fuerza hacía
Edward. El asintió a mi mirada y beso mi mano antes de salir detrás de mi madre.

Ella estaba caminando hacía el pequeño sendero que había detrás de la casa,
frotando sus manos sobre sus brazos para entrar en calor, la alcance con algunas
cuantas zancadas y me coloque a su lado, siguiendo el rumbo que ella llevaba.

-Recuerdo el día que Alice llamo a casa diciéndome que tenía que ir a California,
que estaba pasando algo que estaba saliendo de sus manos. Mi mente no dejaba de
imaginar una y mil escenas. -empezó a relatar cuando llegue a su lado -Pero nunca
nada me preparo para lo que vi cuando entre a tu recamara. Mi niña tan llena de
- 297 -
vida, tan alegre, tan vivaz, activa, la que siempre tenía una sonrisa en su rostro,
había desaparecido, en su lugar había dejado a una especia de ente viviente, una
cascara vacía que pretendía representar a mi hija. -después de tantos años sentí el
dolor de aquellos recuerdos a través de la voz cortada de mi madre.

-Cuando te hable y vi tu mirada vacía, ensombrecida por una tristeza infinita, odie
a todo aquellos o quienes te hubieran causado eso. Supe que nunca perdonaría a
quien te había causado tanto dolor. Los días a tu lado fueron una tortura para mí y
tu padre porque no podíamos hacer nada. El día que te quisimos traer de regreso a
Forks y te pusiste furiosa y nos gritaste y corriste, no me dolió tu coraje hacía
nosotros, porque por lo menos habíamos logrado hacer que en tu cuerpo hubiera
una reacción distinta al dolor…

-Cada vez que te escuchaba sollozar, o llorar desgarradoramente, era como si me


clavaran miles de puñales en el corazón. El día que supiste que estabas esperando a
mis nietos, y vi por fin un brillo en tu mirada, supe que Dios me había ayudado para
mandar algo que te regresara a la vida y que mejor que esos dos angelitos. Cada día
que pasaba y te veía enfrentarte a la vida con tanta valentía, me sentía tan orgullosa
de ti, cuando flaqueabas y te sumías en momentos de tristeza quería zarandearte
hasta hacerte olvidarlo. Saber que te ibas de Estados Unidos, y ponías distancia me
hizo feliz, saber que habías encontrado a Paul me hizo sentirme más confiada,
cuando el apareció y vi tus conflictos emocionales, volví a detestarlo como no tienes
idea, por venir a irrumpir de nueva cuenta a tu vida -hacía algunos minutos nos
habíamos detenido en un tronco saliente y habíamos tomado asiento, yo escuchaba
atenta a mi madre, escuchando por primera vez su sentir ante mi dolor.

- ¿Por qué estas tomando esta decisión Bells? ¿Por los niños? ¿Porque de verdad lo
sigues queriendo? ¿Ya olvidaste todo? Quiero creer que él es sincero, pero no puedo,
me resisto a creerlo cuando fue tan fácil para el dejarte antes. -sus ademanes me
decían que de verdad estaba confundida.

A pesar de que había confianza entre nosotras nunca pude confesarle que relación
había tenido exactamente con Edward. Sentía que si no me abría por completo
nunca entenderían nuestra relación, pero no era algo sencillo de admitir, y no quería
que se hicieran aun una peor idea de ambos.

-No lo culpes, ustedes no saben la realidad de nuestra relación, no sé si algún día


podre permitirme contarte como fueron las cosas, pero yo tuve mucha culpa de que
él me haya dejado, yo sabía lo que podía esperar de él, pero me mentí a mi misma al
imaginar que en el tipo de relación que llevábamos podría esperar más, sabía que al
tomar la decisión que me llevo a él afectaría mi vida en muchos sentidos, y lo hice
consciente de todo eso y aun así me embarque en eso. Así como el acepto su
- 298 -
inmadurez, yo acepto la mía. -su rostro mostraba aun más confusión, negaba
tratando de encontrar pies y cabeza a esta conversación.

- ¡Dime! ¡Por Dios, Bells! Solo me haces imaginarme cosas horribles cuando
hablas así.

-No imagines. Solo quiero que sepas que no fue toda su culpa, ambos cometimos
errores, ambos fallamos, ambos callamos, asumimos cosas el uno del otro que bueno
nos ha llevado a todo eso. Dale una oportunidad, recuerda que el te cayó bien
cuando vino antes a forks, los chicos lo aman y yo… yo… lo quiero mamá. -dije con
vehemencia tomando sus manos entre las mías para darle más credibilidad a mis
palabras.

- ¡Oh Bells! Te creo, todo eso que tú dices te creo porque, por fin vuelvo a ver ese
brillo en tus ojos, esa aura tan brillante que solías tener cuando eras mi pequeña
Bella feliz. Pero tengo tantas dudas, tantas cosas por qué temer, solo te pido
cautela. Por ti y por los chicos, debes proteger tu corazón, mi amor. -dijo, limpiando
unas cuantas lagrimas que había derramado sin darme cuenta, yo hice lo mismo con
las suyas y la abrace con toda la fuerza que había en mis brazos.

-Puede que en este momento lo vean incorrecto, que piensen que estoy tomando
una mala decisión, pero les demostrare que no me equivocado, que esto está bien,
que el amor puede vencer todos los obstáculos que atravesamos, que mientras nos
amemos, podremos enfrentarnos a todo y todos, nuestro amor será nuestra
resistencia. -sonreí convencida de que lo que decía era realmente como me sentía,
fuerte, capaz de luchar por nuestro amor con toda mi vida de ser posible. Ella sonrió
de regreso y prometió darle una oportunidad a él y a nuestra relación.

Unos minutos más tarde regresábamos a casa abrazadas, entramos por la puerta
trasera y vimos en la sala a nuestros hombres, mi padre recostado en su sillón
reclinable, Edward en el sillón contrario, ambos sumidos en un cordial silencio,
viendo un partido de baseball y ambos con una cerveza en su mano; mi madre volteo
a verme de manera interrogante, y yo solo respondí encogiéndome de hombros.

- ¿Todo bien por aquí? -pregunté un tanto temerosa, debería de decir.

-Por supuesto Bells, ¿Crees que tu viejo es un salvaje o qué demonios? -gruño mi
padre como respuesta, lo cual no aclaro si todo estaba bien "bien" o solo bien, o solo
fingían. Voltee a ver a mi madre de nueva cuenta de manera interrogante, ella solo
sonrió tranquilamente.

Tome asiento al lado de Edward y también me dio una sonrisa tratando de


- 299 -
tranquilizarme al ver mi expresión crispada, ¡odiaba sentirme fuera de algo, carajo!

-Vamos a que tomes un poco más de aire fresco, creo que te hizo falta un poquito.
-susurro en mi oído de manera juguetona, y yo le di una mirada envenenada. Tomó
mi mano y nos condujo hacia afuera, no sin antes excusarse con mis padres para
distanciarnos de la "amena reunión" que teníamos.

Nos dirigió a la banca que tenían en el pequeño patio trasero, tomó asiento y me
jalo por la cintura para acomodarme en su regazo, abrazándome fuerte y hundiendo
su rostro en mi cuello, inhalando mi aroma, y depositando un pequeño beso en mi
hombro.

- ¿Me contaras que paso con el Jefe Swan mientras no estuve? Sé que debió
quedarse en su modo Terminator o Robocop. -Escuche su risa musical y solo me
sostuvo más fuerte contra él.

-No te preocupes mi amor, nada de qué preocuparte, a menos que hable en serio
cuando dice que me vaciara todo un cartucho por el culo en el momento en que
vuelva a ver una lagrima en ti o los chicos. -volví a escucharlo reír y no supe cómo
podía tomarlo a la ligera, robocop, digo… Charlie de verdad lo pensaba, bueno tal
vez no hacer literal lo que dijo, pero si podría imaginarlo partiéndole la cara. Se lo
hice saber.

-Lo sé amor, se que sus advertencias tienen algo de cierto, así como también el
hecho de que yo mismo le dije que yo vendría a que me hiciera eso por voluntad
propia si llegaba a causarte daño. Y creo que básicamente se trato de un monologo
de mi parte tratando de convencerlo que no estaba mintiendo, y que de verdad
quería formar una vida entera a tu lado. Después de eso, con un gruñido más que
palabras me dijo que estaría a prueba y me dio una cerveza, se encamino al salón y
bueno el hecho de decirle que yo le iba a los Bears de Chicago no lo hizo más feliz.

Estuvimos unos minutos en silencio, analizando esa información, después le conté


que para mí no había sido tan fácil, todo lo que había dicho mi madre me había
dejado más dudas, porque yo misma me lo había preguntado incontables veces. El
momento se había tornado serio. Estábamos en el momento de análisis.

-No sé qué hacer Edward… -Confesé - Tengo mucho miedo de amarte. Y sin
embargo quiero hacerlo, quiero ser fuerte y luchar por esto. -Bufé- ¿tiene algún
sentido todo esto que estoy diciendo?

-Si, mi amor, lo tiene, y me gustaría de verdad que no te sintieras temerosa de mí,


me duele saber que aun no confías al cien por ciento en mi amor, pero yo también
- 300 -
estoy dispuesto a luchar por esto, a recobrar tu confianza, a lograr que me ames sin
temor. Es normal que te sientas así, me lo merezco, pero día a día te demostrare que
no tomaste una decisión incorrecta al aceptarme de vuelta, te hare estar segura de
nuestro amor. - su rostro volvió a hundirse en mi cuello y yo gire mi torso para poder
abrazarlo y darle a entender que estábamos en esto juntos. Una vez más.

Después de compartir unos dulces y castos besos, entramos y vimos a mis padres
adormilados, Renee recostada sobre el regazo de Charlie, con su cabeza sobre su
hombro y con el brazo de mi padre rodeando su cintura. Era una imagen digna de
ver, a sus más de cincuenta años, aun se podía ver el cariño que se tenían, eso era lo
que yo quería en mi vida.

Me acerque a ellos y los desperté para que subieran a su habitación a descansar,


nos dieron las buenas noches y también nosotros nos retiramos a descansar, sentía
un peso menos al haber enfrentado uno de los tantos desafíos que tendríamos que
pasar para poder consolidar nuestra relación. Dormí abrazada a mi hija, sintiendo
un poco más de paz interior, y repitiendo mi mantra de tantos años… todo pasa, y
esto también pasara, refiriéndome al miedo, incertidumbre y desconfianza que me
causaba el aventarme de lleno a la relación con Edward.

Por la mañana desperté sin el pequeño cuerpecito de mi niña a mi lado, la eche de


menos al instante, me desperecé y fui en su búsqueda, mi padre estaba parado fuera
de la puerta de los chicos, con gesto ausente podía escuchar a los chicos gritar y
Edward gruñir mientras jugaban. Al verme mi padre, su rostro se sonrojo, le di una
sonrisa y me acerque a besarlo.

- ¿Qué hace aquí parado jefe Swan? -pregunte juguetonamente. Escuche un


gimoteo fingido por parte de Marie, sabía a que estaban jugando, ella era la
princesa en problemas, Edward el dragón, el carcelero, el ogro, el trol, o vaya saber
que se les había ocurrido esta vez, y Robbie el príncipe al rescate.

-Escuche a Marie llorar, y a Edmund gritar, pensé que la estaba… ya sabes…


regañando y bueno… quería darle un pequeño recordatorio de lo que hablamos
anoche, pero cuando llegue aquí, escuche como ella se reía, la voz de Robbie y
entendí que era solo un juego. -confesó ruborizándose otra vez. No pase por alto que
volvía a llamarlo Edmund como lo había hecho en el pasado. Sonreí, pero también lo
vi reprobatoriamente.

- ¡vamos, denle un voto de confianza, papá! Es todo lo que les pido ¿Si? -le pedí
con una brillante sonrisa y un abrazo de oso. -Y sabes que es Edward, no Edmund,
aclare de paso.

- 301 -
Se encamino a las escaleras farfullando algo así como que él le llamaría como se
le diera la gana, mi Robocop, a veces parecía solo un pequeño niño enfurruñado.

Entre a la habitación y pude ver que tenían un gran desastre de sabanas, cobijas,
almohadas y las tres cabezas broncíneas eran todo un desastre. Puse mis manos en
jarras, fingiendo una mirada severa y los chicos en lugar se sentirse intimidados,
solo compartieron una mirada de complicidad y gritaron: "Ataquemos a mami" los
tres corrieron hacía a mi tacleandome y haciéndome caer, obviamente el cuerpo de
Edward amortiguo mi caída y los pequeños diablillos se echaron sobre nosotros, no
podíamos dejar de reír todos al unisonó mientras tres pares de manos se unían a
atacarme a cosquillas. Mi corazón experimentaba una felicidad que no quería que
acabara nunca.

El desayuno con mi padres fue un poco menos tenso al compartir la mesa con los
chicos que hacían que todo ambiente fuera más ligero, mis padres al parecer
hicieron una tregua en su comportamiento hacía Edward, lo cual agradecí con una
mirada.

Ese mismo día hicimos las reservas de los boletos de avión, después de decidir
que queríamos hacer si trasladarnos a Chicago a hablar con sus padres o ir y poner
en orden primero nuestras vidas a casa. Yo aun no me sentía segura de poder
enfrentarme a su madre, aun era mucho el coraje que tenia por haber tratado de
comprar a mis hijos, así que le pedí que mejor fuéramos a casa y arregláramos todos
los pendientes, pues él tenía que ver completamente lo de su divorcio, teníamos que
decidir donde viviríamos y sobretodo… hablar con los chicos.

La despedida al día siguiente fue un tanto difícil, prometí que volveríamos pronto,
y también los invite a ir a visitarnos tanto como quisieran. Ambos se despidieron
cordialmente de Edward, aun tenían sus reservas lo podía ver, pero estaban
luchando al igual que yo por confiar en él. La despedida de los chicos era otro
asunto, mi madre soltaba algunas lágrimas, Charlie, se hacía el fuerte pero podía
ver que le dolía también dejarlos.

Una vez en Canadá, fue otro asunto, nos habíamos ido de ahí, separados, y
regresábamos juntos, no nos habíamos puesto a pensar que haríamos una vez
enfrentados a la realidad por así decirlo, lo primero fue llegar a mi casa, comer algo,
dejar a los chicos jugando y sentarnos en mi despacho a hablar de la situación.

-Obviamente no viviremos en tu casa -dije yo iniciando la conversación -No quiero


compartir esa casa que perteneció a ella, y no quiero tampoco que mis hijos vivan
- 302 -
ahí. -declaré rotundamente.

-Está bien, de hecho yo lo había pensado así, y ya había pensado en venderla


incluso antes de que me aceptaras. Sé que estas muy orgullosa de todo lo que has
logrado, entre eso esta casa, pero yo tampoco estoy seguro de querer vivir donde
compartiste parte de tu vida con Paul. ¿Te parece que visite a mi agente de bienes
raíces y poder comprar una casa y poner en venta las nuestras? -wow eso sonaba de
verdad muy serio.

-Ed… ¿me tomarías a mal si no quisiera vender la mía? no sé, todo esto me suena
muy apresurado, y no quisiera apresurarme a tomar decisiones. -vi como por su
rostro paso un deje de dolor, pero ante eso no cedería.

-No te preocupes amor, será como tú lo decidas. -trato de sonreír, pero sé que le
dolían mis dudas.

-Otra cosa, no quiero… ¿Cómo decirlo?... no quiero irme a vivir contigo, hasta que
no esté la sentencia de divorcio. Es… importante para mí. -Más dolor. Empezaba a
sentirlo como mi propio dolor, pero me dije que era parte de lo que tenía que
atravesar para convencerme de que realmente quería esto, el lucharía por mí, lo
dijo, y esto era parte de todo eso.

-Bell, amor, yo pensé que regresando ya no habría nada que nos impidiera estar
juntos, quiero estar junto a ti y mis hijos. -rebatió, su mano fue hacía su cabello,
signo de desesperación.

-Por el momento esas son mis condiciones Edward, espero que las puedas aceptar,
lo prometiste, cuando yo esté lista, ¿recuerdas?

-Pero es que no sé hasta cuando quede eso del divorcio, Tanya lo está
complicando al no querer presentarse físicamente a las audiencias. Quiere
solucionarlo todo por medio de los abogados y eso retrasa el proceso.

-Precisamente por eso, no puedes empezar nada si no has terminado algo antes.
-me dolía pensar que tal vez Tanya no concediera el divorcio si sabía que estábamos
juntos, o que pensara en darle una oportunidad a su matrimonio.

Edward caminaba, por todo el despacho, respirando aceleradamente, yo, solo


observaba el rumbo que seguía y me sumía en mis propios pensamientos.
Finalmente se detuvo frente a mi silla.

-Está bien, dame un mes y todo estará solucionado, así tenga que ir y buscarla
- 303 -
donde quiera que se encuentre y la traiga al juzgado esto quedara terminado. Lo
que si no evitaras es que busque la casa que compartiremos. -al decir esto se puso
de cuclillas frente a mi tomando mis manos, le creí, sabía que cuando algo se metía
entre ceja y ceja, lo hacía.

EPOV

Tuvieron que pasar cuatro meses para que por fin diéramos por concluido el
divorcio, y eso porque casi tuve que amenazar a la familia de Tanya para que me
pudieran decir donde estaba, por más que trataba de comunicarme con ella, nunca o
lo logré, parecía que se la había tragado la tierra, cuando por fin su hermana me
dijo que estaba en Italia tratando de rehacer su vida, y que se negaba
terminantemente a verme.

Cuando pude por fin comunicarme con ella, le dije que lo último que quería era
incomodarla solo quería que todo fuera más rápido en conveniencia de ambos. Ni
eso funciono, incluso su nueva pareja me dijo que por su bien la dejara en paz que
había pasado un por una etapa muy amarga después de dejarme y no quería que
volviera a inquietarla.

Después de que me di por vencido con ese tema, lo cual por supuesto fue un
problema con Bell, ya que ella estaba segura que Tanya estaba ocultando algo y que
lo que quería era retrasar o incluso no llevar a cabo el divorcio, o simplemente ser
una lata más adelante. Eso nos llevo a retrasar nuestra decisión de vivir juntos y de
que a ella le regresaran las dudas de si estábamos haciendo lo correcto. En
momentos así la desesperación invadía mi cuerpo, saber que a pesar de que día a
día yo trataba de demostrarle mi amor y mi devoción a ella y mis hijos, ella aun así
dudara con cualquier circunstancia que pasaba.

Cuatro meses tuve que esperar a que por fin mi abogado me avisara que la
sentencia estaba lista. Era libre. Volvía a ser libre para poder proclamar mi amor a
los cuatro vientos por mi Bell.

Durante ese tiempo no puedo negar que hubo momentos difíciles a los que nos
tuvimos que enfrentar, Bella dio por terminada completamente la relación con Paul,
pude ver que no fue fácil para ella, y muy en el fondo el monstro verde de los celos
lo quería despedazar a ese imbécil. Saber que a Bella le dolía que él sufriera o que
hubiese contemplado el dejarme por él, me hacía sentir inseguro, celoso, furioso.
- 304 -
La plática con los chicos fue otra historia. Ellos no entendían como papi y mami no
podían vivir en la misma casa como los demás papás. Pero teníamos que tener esta
plática sino queríamos que se confundieran al vernos compartir caricias o besos
frente a ellos, sinceramente en eso no cedí con Bella, ahora que sabía que volvía a
ser mía, no pretendía esconderme para demostrarle cuanto la quería.

Flashback

Estábamos sentados en la sala de casa de Bella, con los chicos frente a nosotros
en la pequeña mesa de centro.

-Papá y yo tenemos algo que decirles chicos… -comenzó Bella a explicar, por como
escuchaba su voz, adivinaba que estaba nerviosa. Ambos nos veían con carita
expectante.

-Verán… se que ustedes son muy inteligentes y que se han dado cuenta de que
mami y yo… - ¡carajo, si que era difícil!- bueno de que mami y yo…-me interrumpí de
nueva cuenta, y voltee horrorizado pidiendo ayuda a Bella, esto era demasiado
complicado de explicar.

-Lo que tratamos de decirles, es que papá y yo nos queremos, y vamos a estar
juntos otra vez -tomo mi mano entre las suyas tratando de verse un poco más
explícita. Robbie alzo su pequeña ceja en duda, y Marie frunció su ceño, pero sonrió
inmediatamente después.

- ¿Cómo la princesa y el príncipe? -dijo con mirada soñadora y sonrisa jubilosa.

-Si, algo así -respondió sonriendo mi Bell.

Esperamos a la reacción de ambos, ya que a pesar de que Marie sonreía no hacía


o decía algo más. Rob nos seguía viendo perplejo.

- ¿Qué pasa? ¿No les gusta la idea? -note el dejo de temor en la voz de Bell.

- ¿Papá Paul, ya no será como el príncipe? -Por fin preguntó Rob, y por supuesto
no me gustó lo que escuche.

-No hijo, en la vida de una mujer solo puede haber un hombre. -elimine la
metáfora de príncipes y princesas para no causar más confusión en ellos.

-Entonces… ¿Ahora viviremos todos juntos? ¿Cómo la familia de Andy? -si mal no
recordaba Andy era su compañerito de karate que siempre los molestaba con cosas
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acerca de su familia separada.

-Buenos amor, en este momento no podremos vivir todos juntos, tenemos que
esperar a que papá termine de arreglar unas cosas para poder mudarnos todos
juntos, y entonces sí, ser una familia como la de Andy.

-Pero, ¿porque no podemos vivir ya juntos? -preguntaron los dos al mismo tiempo.
Yo le pase la estafeta nuevamente a ella, finalmente había sido su decisión.

-Son cosas de adultos, pero después de algunos días estaremos todos juntos, se los
prometo. -sonrió y ellos no demasiado convencidos respondieron de la misma
manera.

Fin flashback

Decirles la noticia a los amigos de Bell, tampoco fue nada sencillo, viajamos a L.A.
para conocer a la hija de Alice una de sus mejores amigas, y Jasper, aun recuerdo a
ese chico y la ola de celos que sentí aquella vez que lo encontré en el departamento
de Bella.

No puedo decir que me sentí completamente cómodo con el ambiente, sin dejar de
mencionar que mi vida volvió a ser amenazada por dos personas más. Rosalie, cada
vez que tenia oportunidad me fusilaba con la mirada, Emmett, su esposo, al
principio también compartía la misma mirada que su esposa, después de algunos
días, y de la convivencia diaria su trato hacía a mi fue distinto. Después trato de
convencerme de que con el tiempo Rosalie aceptaría nuestra relación, que era una
persona muy dura, pero llena de amor, yo realmente lo dudaba, tenía cara de
psicópata, él debía verla con ojos de amor.

Con Alice no hubo mucha diferencia, a la par de Rosalie constantemente recibía


comentarios sarcásticos, de reproche o las ya tan conocidas miradas de muerte.
Jasper desde un principio se comporto de manera más relajada, el estaba tan
extasiado con el nacimiento de su bebé que poco se interesaba por la vida amorosa
de Bell. O al menos así lo pensé, hasta que con el semblante más tranquilo y pacifico
que se podía ver en alguien me dijo: "Si vuelvo a ver sufrir a Bella, como aquella vez,
entonces conocerás a Jasper Withlock". A lo cual solo respondí: "Tendrás que hacer
fila viejo".

La noche antes de partir de Los Ángeles, mientras Bella tomaba un baño, Jasper
dormía a su bebé y Emmett veía televisión, me encerraron en la biblioteca de la casa
- 306 -
de Alice. De verdad que las dos juntas a pesar de que una es realmente pequeña y la
otra exuda feminidad, causaban que se te paralizara el corazón de miedo.

Flash back

-Tú sabes que dudamos de tu "amor" por la peque. -comenzó Rose, llamando por el
apodo que nombraba a Bella. -A mi no me quita de la cabeza que solo quieres formar
tu cuentito de hadas. Pero puedo decirte con certeza, y sé que no soy la única que te
lo ha dicho, si la haces sufrir te buscare por todo el mundo para darte caza, te
desmembrare vivo para que sientas en verdad dolor. -Como lo decía, esta chica si te
podía paralizar de miedo.

-Y una vez que ella lo haga eso, yo quemare cada uno de esos pequeños trozos que
ella deje. -Añadió Alice con determinación y poniendo sus pequeños brazos en jarras,
la imagen podía llegar a ser cómica, pero sabía que si se me ocurría si quiera
sonreír era hombre muerto.

-Tengo todas las apuestas en mi contra, como bien dices Rosalie, y hay una gran
lista de voluntarios para llevar a cabo mi muerte, pero no me cansare de decir, que
el primer voluntario en causarse un daño irreparable si Bella llega a sufrir de nueva
cuenta, soy yo.

-Yo te estoy dando el beneficio de la duda Cullen, porque sé que desde antes la
amabas, solo que eras un imbécil que no tuviste las bolas de pelear por lo que
sentían, espero que esta vez, las tengas colocadas en el lugar correcto. -Declaro
Alice, con un tono de voz menos frio del que acostumbraba dirigirse a mí.

-Pues yo hasta no ver no creer… -me fulmino una vez más con la mirada la rubia y
salió de la biblioteca.

Cuando regresamos a la sala Bella, me vio expectante, sonreí y ella hizo lo mismo,
haciendo que mi corazón se saltara un latido y me recordara porque admitía este
tipo de tratos y comportamiento de tanta gente.

Aun quedaba pendiente el hablar con mi familia, pero había respetado el deseo de
Bella, de no enfrentarlos aun, ella aun no superaba lo que había tratado de hacer mi
madre, y no le reprochaba el que no se sintiera lista para convivir ella o los chicos
con mis padres.

Sin embargo, yo si hablaba con ellos, no les había dicho que ya era un hecho que
- 307 -
habíamos vuelto a ser pareja, pero les dije que estábamos tratando de arreglar las
cosas, Esme, seguía queriendo interferir en mi vida, quería regresar a Canadá a
pasar una temporada, pero le pedí que se abstuviera de hacerlo y conté con el apoyo
de mi padre.

Además estaba el hecho de que había vendido la casa, y por el momento solo tenía
un pequeño departamento, hasta que me entregaran la casa que había comprado
para mi familia. Bella aun no la había visto, quería que fuera una sorpresa para los
tres, tenía un gran patio, una recamara para cada uno de los chicos, algunas más de
invitados, y por supuesto la principal que compartiría con mi Bell. La decoración aun
estaba en ceros eso estaría a cargo de mi mujer, quería que la casa fuera a su gusto
y el de mis hijos.

Kim y Tom se habían tomado un mes de luna de miel, habían decidido, quedarse a
residir en Canadá, ella quiso seguir trabajando con Bella, menos tiempo mientras
compaginaba su tiempo con su nueva vida de casada y también con sus estudios
pues se pensaba matricular en la universidad para terminar la carrera de Literatura
que había dejado a medias.

Tom, había decidido emprender un nuevo negocio relacionado con las empresas
de su familia en chicago, yo le brindaba la ayuda que podía en el poco tiempo que no
le dedicaba a mi mujer, mis hijos y mi propio trabajo. A veces nos reuníamos los
cinco en alguna comida o solo para platicar, me daba mucho gusto que tanto él
como Kim, nos hubiesen aceptado a Bella y a mí. Sentía que por lo menos tenía una
aliada y Bella no se sentía rechazada ya por mi hermano.

Al principio el me dijo que se sentía un poco traidor con Tany, pero que no podría
traicionarme a mí al no aceptar a la mujer que yo amaba, y que si él veía que ella me
hacía feliz, eso lo hacía aceptarla al cien por cien. Además de que no dudo que esa
decisión también estuviera influenciada por Kim. Tenía que reconocerlo, ambos
éramos demasiado blandos al lado de nuestras mujeres.

Después de entregada la sentencia del divorcio, no había más peros para que
pudiéramos estar juntos, por lo que dos días después de que tuviera los documentos
en mis manos, corrí a casa de Bella, y la secuestre junto con mis hijos, los lleve a ver
la casa que por fin viviríamos todos.
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Ella quedo fascinada, no le pareció tanto la majestuosidad de la casa, le pareció
un tanto ostentosa, pero yo quería darles lo mejor y no me conformaría con menos,
ni escatimaría. A mis hijos les encanto todo, desde el jardín, la alberca, su área de
juegos, todo.

A pesar de que me moría porque viviéramos juntos ya, teníamos que esperar a que
el decorador hiciera su trabajo, a comprar los muebles, y organizar todo lo necesario
para hacer nuestro hogar habitable. Por lo que tuve que hacer de tripas corazón, y
ese mismo día pregunte a Bella si podía mudarme con ellos a su casa, no me
importaba que ahí hubiera estado Paul, no me importaba ya nada, solo quería
compartir por completo mi vida con ellos.

- ¿Estas seguro que quieres venir a vivir ya con nosotros? -pregunto mientras
rodeaba mi cuello con sus brazos y depositaba un tierno beso en mis labios.

-Amor, tengo deseándolo desde… ya ni siquiera se cuanto tiempo. -la estreché


entre mis brazos fuertemente. -Pero quiero que tú estés segura y que estés cómoda
con esto. Sé que aun conservas algo de dudas, con respecto a lo de Tany…a -termine
completando, esperando que no se diera cuenta que la había llamado con el apodo
de cariño que tenia para ella.

-Te dije que confiaría en ti, si dices que Tanya -bien, si me había escuchado -no
será un problema, creo que podemos seguir adelante. Ya hemos esperado suficiente,
creo que nos merecemos ya la oportunidad al completo, ¿no lo crees?

-Por supuesto, mi vida.

Después de comer con ellos, fui por mis pertenencias al departamento, todo, no
quería dejar nada atrás. Ahora todo yo pertenecía a mi familia. cuando llegue a casa
me percate de que en su habitación, había ya espacio para mis pertenencias eso me
hizo sonreír con ganas y tomarla en brazos en un beso apasionado que no duro más
de pocos segundos ya que mis pequeños diablillos habían llegado para compartir el
momento con nosotros.

Salimos a cenar para celebrar, y al regreso aunque ya lo habíamos hecho muchas


veces durante estos cuatro meses, el ayudar a arropar a los chicos para dormir,
leerles una historia y darles su beso de buenas noches, esta vez en particular se
sintió distinto, porque esta vez me quedaría en casa, estaría aquí compartiendo sus
sueños, estaría aquí al lado de su madre, rodeándola con mis brazos, protegiéndolos
como tantas veces lo soñé. Estaba en familia.

El entrar al cuarto de mi mujer significo lo mismo, las veces que me llegue a


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quedar a dormir, lo hacía en la recamara de Robbie, o si queríamos compartir
intimidad era en el cuarto de huéspedes o bien en mi departamento. Pero no
habíamos vuelto a usar su recamara.

Esa noche nos amamos con pasión, una pasión arrolladora que siempre nos
consumía en cuanto nuestros cuerpos entraban en contacto, mis manos la recorría
de pies a cabeza, y mi boca repetía el mismo camino que mis dedos y manos
tocaban. Nuestros cuerpos se unían haciendo uno mismo y durante ese momento no
había nada más en nuestras mentes, solo nosotros, en ese espiral de amor, pasión,
excitación, caricias, besos, era una mezcla simplemente avasallante.

El despertar fue maravilloso, mi amor, con su cabeza sobre mi pecho, mis manos
rodeando su cuerpo desnudo entrelazado al mío, el compartir una ducha traviesa
con ella, y salir a preparar el desayuno para los pequeños que no tardarían en
despertar.

Era un tanto gracioso como cosas que habitualmente hacía, hoy representaban
cosas distintas para mí.

Tardaron casi dos meses más en entregarnos nuestra casa, en cuanto estuvo lista
nos mudamos lo más pronto que pudimos, eso significaba un paso más en nuestra
relación, pues empezaríamos una vida nueva, en un lugar nuevo, no podía negar que
estaba nervioso, a pesar de que teníamos seis meses juntos, no todo siempre era
miel sobre hojuelas, ambos teníamos un carácter fuerte y ambos queríamos tener
siempre la razón.

Habíamos pasado varias etapas de dudas fuertes por parte de Bella, y que aunque
dolían yo las justificaba, pero no dejaba de dolerme la poca fe que tenía en mi a
veces.

También no podían faltar las diferencias de opiniones en cuanto a la educación de


los chicos, ella decía que yo era muy permisivo, o muy complaciente. Ella no
entendía que era distinta mi situación con ellos al de ella, ella había tenido seis años
con los que yo no conté, yo quería reponer todo ese tiempo, y peleando con ellos, o
castigándolos cuando yo pensaba que no había razón, no me iba a acercar más a mis
hijos.

Decidimos por el bien de los cuatro que asistiríamos a terapia de pareja, e


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individual, a ella la estaban tratando de ayudar con su inseguridad, a mi a controlar
el carácter, y a ambos a saber complementarnos sin creer que uno debía llevar la
batuta, y sobre todo a confiar el uno en el otro.

Lo estábamos haciendo bastante bien, lo cual me daba un poco más de confianza


en creer que podíamos salir adelante, estaba poniendo todo y más aun, para hacerlo
funcionar, a ella cada vez la notaba más segura, lo cual me regocijaba, sabía que mis
constantes muestras de amor, en muchos aspectos de nuestra vida estaba teniendo
sus beneficios.

Teníamos dos meses instalados en casa, cuando recibí una llamada de mi madre
diciendo que mi padre había estado enfermo y le estaban haciendo estudios, me
pidió que fuera a Chicago. Al llegar a casa lo consulte con Bells, ella me había
pedido tiempo, pero yo de verdad sabía que mis padres eran ya mayores y esto de mi
padre me había hecho pensar en si les pasara algo y no conocerían nunca a mis
hijos.

-Creo que es tiempo de que me enfrente a ellos, tú lo has hecho maravillosamente


con mis padres y amigos y creo que yo también puedo hacerlo. - agradecí besando
sus labios.

-Gracias amor, preparare todo para partir el fin de semana. Y así tener tiempo de
que dejes avisado en tu trabajo y en la escuela de los niños. -ella asintió nerviosa.

El sábado por la mañana estábamos saliendo a Chicago. El viaje fue pesado, los
chicos hacían miles de preguntas y Bella iba un poco tensa, por la incertidumbre de
que nos esperaba.

Al llegar a la mansión, pude ver que mi madre se sorprendía por ver que iba
acompañado de mi familia. Su rostro viajo de Bella a los chicos a los que les brindo
una tierna sonrisa, o al menos ese era el objetivo, dudaba que a estas alturas supiera
que era eso.

Krisny!

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Chapter 21

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

BPOV

Era claro que yo no me sentía cómoda con la visita a sus padres, pero yo no podía
negarle una vez más eso a Ed. El ya se había enfrentado a todas las personas
especiales para mí y lo había hecho con un temple admirable. Si el ambiente con mis
padres había sido incomodo el encarar a mis amigas había sido lo doble, siempre
nos habíamos caracterizado por cuidar unas de otras, ellas eran más para mi mis
hermanas que amigas, y así se lo hicieron ver. Y él había aceptado cada una de las
amenazas, comentarios sarcásticos y descortesías de todos. Era hora de que yo
enfrentara un poco de lo mismo.

No podía decir que no estaba harta de tener que atravesar por tantas cosas para
que pudiéramos estar juntos, cuando lo decidí sabia que sería difícil, pero nunca
imagine cuanto.

Muchas veces había contemplado la idea de dejar todo, de darme por vencida.
Sobre todo en el tiempo en que se complico todo lo del divorcio. Muy dentro de mí
sabía que Tanya no quería ceder, que a pesar de que ella se había ido, estaba
haciendo lo posible por retrasar el proceso. Y eso me hacía pensar que ella estaba
ocultando algo, ¿Qué la detenía de venir solo unas horas, cubrir todos los trámites y
quedar libre? Yo sabía que la detenía, ella lo amaba, y no quería dejarlo libre. Eso
me hacia cuestionarme si estaba haciendo bien al alejarlo de ella, sabía que él era
sincero cuando me decía que no la amaba, y que a quien me amaba era a mí, pero
no quería sentir que estaba destruyendo las ilusiones de esa mujer.

Todo eso lo hable con mi terapista, estoy segura de que Edward la odiaría si
supiera que ella me había recomendado esperar, decía que teníamos muchas cosas
aun por sanar, y que debíamos darnos tiempo para solucionar todas las dudas y
cosas inconclusas que aun existía entre nosotros.

Como la terca y complicada mujer que soy, por supuesto no hice caso, y acepte
seguir con él, llevábamos ya seis meses juntos, en los cuales por supuesto que hubo
altibajos y que sabía que esos los seguiríamos resistiendo siempre, siendo dos
personas tan cabezotas, era lógico que hubiera diferencias de opinión, a veces hasta
- 312 -
en las cosas más mínimas, pero era lo que me hacia aferrarme a mi familia.

Nunca me había dado cuenta de cuánto añoraba yo también esa imagen que
Edward había soñado, la de una familia completa. Por lo mismo estaba dispuesta a
luchar con uñas y dientes, por conservarla.

En fin… en este momento nos encontrábamos frente a la bruja, perdón, frente a la


madre de Edward. La mirada que les dirigió a mis hijos hizo que me tensara, los veía
como si fueran un tesoro que ella quisiera poseer, era una sonrisa un tanto
escalofriante. En cuanto su mirada se poso en mí, no me paso desapercibido la falsa
sonrisa que me brindo, era algo más parecido a una mueca después de comer limón.
Su reacción al ver a Edward sí que fue sincera, o al menos me lo pareció, su sonrisa
se ensancho y corrió a estrecharlo en brazos.

-Ed, cariño te echaba tanto de menos amor. - Su abrazo logro que soltara el agarre
de la mano de Edward a la que me había anclado en cuanto entramos a esa fastuosa
mansión.

-También te echaba de menos madre. -me sorprendió la respuesta de Edward, era


algo fría. -Decidí venir con Bella y mis hijos, para darles la noticia de que estamos
juntos nuevamente y que puedan conocer finalmente a mi mujer y mis hijos.

Como lo decía su rostro era turbador, esas poses perfectas y sonrisas ensayadas,
con miradas evaluadoras, me dejaban gélida. Un movimiento de cabeza hacia a mí
con una de esas sonrisas, nos dio a entender que era su clase de bienvenida.

-Me doy cuenta. ¡¿Felicidades?! -su felicitación sonó más a pregunta que a jubilo,
pero lo deje pasar, sabía que ella nunca me aceptaría. - ¿Puedo? -preguntó
refiriéndose a si podía acercarse a hablar con mis hijos que en este momento
estaban mirándola con desconcierto, resguardados tras mis piernas y las de Edward.
El con un asentimiento le dio permiso.

- ¡Hola pequeños! Soy su abuela, Esme. -ambos solo le ofrecieron una tenue
sonrisa, pero no hicieron amago de acercarse a tocarla.

- ¿Por qué no me habías dicho que estaban juntos? -era una pregunta que más
bien me sonaba a exigencia.

-Quería tomarme mi tiempo, no lo creímos conveniente.

Pude darme cuenta que el comentario no le pareció en lo más mínimo, pero de


inmediato recompuso su reacción y sonrió fingidamente.
- 313 -
-Claro, pero que poca educación la mía, pasen por favor. Avisare al servicio que se
hagan cargo del equipaje y de acomodar más habitaciones. ¡Estoy feliz de poder
convivir por fin con mis nietos!

Edward y yo la seguimos, no sin antes compartir una mirada cargada de


significado. Esto era en verdad incomodo.

La mujer entro dando órdenes a diestra y siniestra, solicitando recamaras, algo


para refrescarnos, pidiendo que subieran el equipaje y más.

-Pasen por favor, -nos señalo lo que imagine era el salón- Eddie, amor, pareciera
que no estás en tu casa, te quedas ahí parado como si no te sintieras a gusto. -Tu
padre está tomando una siesta, así que por el momento no lo puedes ver.

- ¿Qué fue lo que paso realmente?

-Ya sabes, la edad, la falta de actividad, se siente fatal por no poder regresar a la
empresa, y… por supuesto… el hecho de que tú parece que te has olvidado de
nosotros. Le ha afectado mucho el hecho de que nos hayas hecho a un lado. -podía
ver lo sencillo que era para esta mujer manipular cada una de las situaciones para
lograr lo que quería. -Pero sé que ahora que están aquí ya no te alejaras ni los
alejaras de nosotros ¿verdad? nos dejaras verlos.

-Veremos cómo se van desarrollando las cosas por supuesto. En este momento
para mí lo más importante es la tranquilidad de mi mujer y mis hijos, si se lo trato de
explicar a mi padre se que lo entenderá, yo estaré más al pendiente de su salud,
pero no puedo prometer que estaremos aquí siempre.

-Claro, Claro -una mirada apesadumbrada y unas convenientes lágrimas


aparecieron. -Se que me he comportado fatal y los entiendo… y ante eso, Bella,
quiero pedirte una gran disculpa por mi comportamiento anterior, actué de manera
irreflexiva y poco honorable. - ¿de verdad creía que me tragaría esa disculpa digna
de un óscar? Bien, a este juego podíamos jugar dos.

-Fue muy bajo lo que hizo, pero si de verdad esta arrepentida y sobre todo porque
sé que es importante esto para Edward, acepto su disculpa. -Ella sonrió tenuemente,
pero en sus ojos podía ver el triunfo declarado -… Pero, como dijo Ed., lo llevaremos
con calma, quiero poder estar segura de que no intentara de nuevo nada contra
nosotros. Su sonrisa se congelo y pude darme cuenta que era verdad, solo fingía.

En ese momento entró, al hombre que recordaba como el padre de Edward, ¿no se
suponía que estaba en cama muy enfermo? Me estaba cansando de toda esta farsa.
- 314 -
- ¿Edward? ¡Hijo! Que sorpresa… ¿Qué haces aquí? -dijo con una suave voz llena
de sorpresa y a la vez sus ojos se posaban en mis hijos y después en mi. - ¡oh, por
Dios!

-Padre, ¿no deberías de estar en cama? ¿Qué haces levantado? -se acerco
presuroso y le dio un fuerte abrazo.

-Esme, te dije que no era necesario que lo llamaras, yo no estoy tan mal. -reprocho
a la mujer con una severa mirada, pero se suavizo al vernos nuevamente. -Solo tuve
una pequeña recaída hijo, no es nada de qué preocuparse, la presión subió un más
de lo normal, y estoy bajo tratamiento, pero no es nada de peligro.

-Estuviste en el hospital, Carlisle, no digas que no estabas mal.

Al ver que ambos se retaban, Edward lo tomo del brazo y lo llevo hacia el sillón
donde estábamos nosotros y con una gran sonrisa en su rostro, nos presento ante él.

-Padre, quiero que conozcas a Bella, mi mujer, y mis hijos, Robbie y Marie.

-Bella, ¡hola!, haces honor a tu nombre, eres muy hermosa, y… ¿así que estos son
mis dos pequeños nietos? ¡Hola chicos! -dijo con una gran sonrisa, que los chicos no
dudaron en corresponder.

-Hola señor. -dijo amablemente Marie. No pase por alto que a él si se habían
atrevido a dirigirle la palabra no como a su abuela.

-Es tu abuelito hija, así como abue Charlie. -la corregí.

- ¡Wow! Tenemos dos abuelos Marie. -soltó Robbie y ambos sonrieron. Y le


ofrecieron sus pequeñas manos cuando Carlisle hizo lo mismo. Un carraspeo rompió
ese momento. Inmediatamente supe quien seria.

-Yo también soy su abuela, ¿puedo tener un abrazo? -las caritas de mis hijos
hicieron una pregunta silenciosa. A la cual asentí, a pesar de que me causaba
desagrado esa mujer.

Corrieron a abrazarla y ella abarco en su abrazo a ambos chicos, pude ver que su
reacción ante su cercanía, sacaba un lado más humano en ella, pues los sostuvo por
un largo tiempo, y acaricio sus rostros con una mirada sincera de admiración. Esta
vez el brillo en sus ojos no tenía ese lado demoniaco, y podía ver que hacia lo posible
por evitar dejar correr unas lagrimas.

- 315 -
Ella los sentó a ambos en su regazo y empezó a preguntarles, por las cosas que les
gustaban, y lo que ellos querían compartir. El ambiente después de eso se relajo un
poco, Edward apretó mi mano infundiéndome valor, dejamos que disfrutara un poco
de ese tiempo con los chicos, y nosotros comenzamos una escasa pero amena
conversación con Carlisle.

-Entonces, ¿ahora están juntos? -preguntó.

-Si, papá, estamos juntos. Mi divorcio ya quedo totalmente listo.

-Tú sabes que yo no interfiero en tu vida Edward, pero déjame decirte que me da
gusto que buscaras tu felicidad. Y espero que de verdad lo puedan ser. Se lo
merecen. Muchas gracias Bella, por permitir que conociéramos a mis nietos.

-No tiene nada que agradecer, señor. -El me pidió que lo llamara Carlisle, y yo
asentí con una sonrisa. A pesar de que el así como Edward era la imagen misma de
la sofisticación en su forma de hablar y tratar a las personas había una sencillez
innata.

Después de estar algún tiempo en el salón, pasamos al comedor cuando nos


avisaron que ya era la hora de la comida. La interacción entre Esme y yo era poca,
algunas veces pude ver que me veía atentamente, me concentre en mi comida, en
Edward y en reprender a los chicos cuando dejaban de lado los modales.

Después de la comida los chicos quisieron tomar una siesta, Edward y yo


aprovechamos para refrescarnos y descansar un poco después del largo viaje.

Durante la cena la dinámica fue más o menos la misma, Carlisle y Edward


llevaban la mayor parte de la conversación, Esme se centro un poco más en los
chicos y yo como siempre me sentí un poco excluida, empecé a sentir como si no era
el mundo al que correspondía. Pero basto con ver a mis hijos reír, y sentir como
Edward depositaba un beso en mi frente y ponía su mano en mi muslo, para decir…
¡Que carajos, donde estén ellos es mi mundo y correspondo a ellos!

Una vez que Edward acompaño a su padre a tomar una pequeña caminata antes
de dormir, recomendación del doctor, que lleve a los chicos a dormir, al salir de la
habitación que les había sido asignada, me topé con Esme. Su actitud de inmediato
reflejo reto.

- ¿Podemos tener algunas palabras?

-Por supuesto.
- 316 -
Me dirigió escaleras abajo a lo que imagine era el despacho de Carlisle. Ella tomo
lugar en un pequeño sillón y yo me quede de pie con mis manos sobre el respaldo
del otro.

-No me voy a andar con rodeos. Tú sabes mi juego y yo sé el tuyo. Fuiste lista
Isabella, ahora entiendo, no era lo mismo aceptar una pequeña cantidad a todo
¿cierto?

Mi rostro se tiño de rojo de inmediato, y no por vergüenza sino por la furia que
sentía dentro de mi- ¡No le voy a permitir…! -comencé gritando pero ella
rápidamente me interrumpió.

- ¡Calla!, no te lo estoy echando en cara, tampoco te estoy declarando la guerra,


solo quiero que sepas que sé a qué tipo de mujer me estoy enfrentando… no
permíteme seleccionar otra palabra… aliando, si, esa es una mejor palabra. Pero esa
será tu decisión. ¿Estas conmigo o en mi contra? Si intentas separarme de mi hijo y
mis nietos, te aseguro que conocerás a Esme Cullen. En cambio, si me permites
seguir estando en su vida, tendrás todo, el dinero que buscas, y la tranquilidad de
estar con mi hijo y mis nietos, viviendo felices, incluso yo me encargare de que ya
nada ni nadie los perturbe. ¿Qué eliges Isabella? Seguir fingiendo que no se qué
clase de caza fortunas eres y querer adueñarte por completo de la vida de mi hijo, o
aceptar que lo eres y llevar la fiesta en paz.

Mi mente estaba a punto de estallar por todas las estupideces que estaba
escuchando, estaba preparándome para dejarle bien claro a esta vieja bruja que
conmigo y mis hijos no se iba a poder meter.

-Yo elijo que se vaya al demonio… -fui interrumpida por una voz en el umbral de la
puerta, no me percate de que alguien había entrado.

-El león creo que todos son de su condición, o ¿no Esme Platt? -en la puerta estaba
una mujer mayor, pero que a pesar de la edad que podía representar aun eran
visibles algunas semejanzas con Edward y Carlisle, lo que me hacía pensar que era
parte de la familia.

La mirada furibunda que recibió por parte de Esme, no la amedrento en lo más


mínimo, entro cerrando la puerta a sus espaldas y continuo hablando mientras se
acercaba hacia nosotros.

-Aun recuerdo, a un joven Carlisle, hipnotizado por una mujercita con cara de
ángel pero con alma de Satanás. Esa mujercita que fue sacada de un bar de mala
muerte que atendía mesas para sacarles dinero a los borrachos, que logro que un
- 317 -
despechado y ebrio Carlisle se enganchara de ella y la llevara al altar, que peleo y
peleo hasta que por fin la aceptaron en la elite de la sociedad, logrando que olvidara
de donde salió y se creyera una más de la elite de la sociedad. Cuando no fue más
que una caza fortunas que se aferro a su mina de oro. -dijo todo esto con una voz
tranquila, como si relatara un cuento, pero con todo el propósito de dejar anonadada
y ¿apocada? A una orgullosa Esme. - Soy Elizabeth Cullen, por cierto, hermana de
Carlisle. -se dio la vuelta dirigiéndose a mí.

-Isabella Swan. -dije levantando un poco la barbilla, no le demostraría temor a ella


tampoco.

-Por fin conozco a la chica que hizo salir de su cascaron a mi sobrino. Debes estar
orgullosa, no dejes amendrentar por Esme. A veces olvida… su pequeña historia.

Ver a Esme en silencio sin poder mirar a Elizabeth era todo un suceso. Yo no sabía
qué hacer.

-Solo le diré algo señora, no intente interferir en mi vida con Edward, y mucho
menos hacerle daño a mis hijos, porque de verdad me conocerá, a mi no me importa
si es usted Esme Cullen, Platt o como sea, de igual manera le prohíbo que se meta
en nuestras vidas.

Una carcajada de la mujer que estaba entre nosotros me volvió a tomar por
sorpresa.

- ¡Vaya, Vaya! Creo que encontraste la horma de tus zapatos querida. Más vale
que te vayas haciendo a la idea.

- ¡Cállate Elizabeth! Déjame en paz. Ansío porque te largues de mi casa.

-Mantente al margen de la vida de Edward, y esta chica, o realmente sabrás lo


cruel que puedo llegar a ser Esme.

Ella volteo hacia a mí, y me tomo del brazo, caminamos hacia fuera del despacho,
dejando una conmocionada Esme detrás.

-Y bien… Cuéntame, quiero saber todo sobre la chica que hace feliz a mi amado
sobrino. -justo cuando salíamos del despacho, Carlisle y Edward entraban, la sonrisa
deslumbrante que Edward le dio a su tía, me hizo darme cuenta que el amor era
mutuo.

-Tía Eli, papá me acaba de informar que estabas de visita.


- 318 -
-Condenado ingrato, si este señor aquí no se hubiera puesto mal jamás habría
sabido de ti ¿verdad?

-Perdón, pero es que he estado un poco obnubilado todo este tiempo tía. Te
prometo que no volverá a pasar tanto tiempo sin que sepas de mi -beso su mejilla el
muy bribón para que no siguiera amonestándolo y volteo su vista a la mi rostro -Veo
que ya conoces a mi Bell. -dijo tomándome entre sus brazos.

-Estábamos en eso, que les parece tomar un poco de té para terminar de


conocernos. -dio un beso más a Edward y se encamino para tomar del brazo a su
hermano y encaminarnos al salón.

La velada fue muy agradable, la tía de Edward era una excelente persona, nos
conto de su vida en Londres, y nosotros le contamos de nuestra reiniciada vida
juntos, y de nuestros hijos, se moría por conocerlos, dentro de mi deseé que ella
fuera su madre en lugar de su tía, no quería tener una mala relación con Esme,
quería que pudiéramos compartir con ella correctamente por el bien de Edward.

Ella ya no apareció por ahí, excusándose con una de las chicas del servicio de que
tenia migraña, Eli, como me había pedido que la llamara, y yo compartimos una
mirada de complicidad al saber porque no se acercaba a tomar el té con nosotros,
Carlisle, hizo lo mismo con ella, pero a modo de reprimenda, Eli solo se encogió de
hombros y le brindo una sonrisa traviesa.

Por la mañana cuando baje después de una noche de intranquilo sueño, me di


cuenta de que Edward ya no estaba a mi lado, Salí y lo descubrí en el comedor del
jardín compartiendo con su padre un café mientras leía el periódico, los chicos
jugaban con la tía Eli en el pasto. No había rastro de Esme.

Me acerque a la mesa, recibiendo como bienvenida una magnifica sonrisa por


parte de Edward la que agradecí con un pequeño beso, y una caricia en su rostro,
pude ver como Carlisle nos miraba de reojo y una pequeña sonrisa asomo a sus
labios. Lo salude amenamente y después me dirigí a saludar a mis hijos y Eli.

Desayunamos un poco, y después planeamos una salida al parque para un picnic.


Solo esperábamos que Esme bajara para avisarle.

Al ver que pasaban varias horas y ella no daba señales de vida, Edward subió a su
recamara a ver qué pasaba, bajo un poco preocupado diciendo que estaba algo
enferma, que ella había dicho que solo era un resfriado, pero que lo había animado a
que fuéramos al picnic sin ella. Así lo hicimos.

- 319 -
Fue un tanto difícil regresar a ese parque donde hacia tantos años Edward y yo
habíamos compartido muchos momentos lindos, pero que habían sido tan agridulces
y que volvían a mi mente de la misma manera. El se dio cuenta de mi reacción y me
rodeó con sus fuertes brazos, me fundí en ese abrazo, aspire su colonia y me obligue
a echar hacia el fondo de mi mente todas esas imágenes, para sustituirlas por estas
nuevas.

-Te amo tanto. -susurro en mi oído, para amortiguar un poco el dolor que el sabia
estaba sintiendo.

Al parecer el no fue el único que se dio cuenta de mi reacción pues una vez que él
y Carlisle había ido con los chicos a dar un paseo, la tía Eli me pregunto qué pasaba.

-Pude darme cuenta de que no te sentó demasiado venir aquí, tu semblante se


ensombreció mucho, y es notorio como no estás en tu elemento. Puedo entender
también que no debieron vivir una relación típica de amor ¿cierto? ¿Quieres
contarme?

-Es una larga historia.

-Yo estuve en la fiesta de compromiso de Edward. Yo soy muy observadora Bella,


es como un don, si quieres llamarlo de alguna manera, yo me doy cuenta de cosas
que para muchas personas pasan desapercibidas. Tú eres la chica que llego con el
amigo de Edward, Jacob. Tú eres la chica por la que pelearon a golpes. Tú eres la
chica que compartió miradas de amor y odio ese día con él. Si, te recuerdo y me di
cuenta de todo. También se la razón de la pelea.

- ¡Oh Eli, debes pensar lo peor de mi! -gemí poniendo mi rostro entre mis manos.

- ¡No!, no cariño, ¿te he dado acaso esa impresión? Podre ser una metida y lo que
quieras, pero no soy una maldita prejuiciosa esnob, déjame contarte otra historia.

-Yo no estaba de acuerdo con la boda de Eddie, cuando supe que se casaría, y me
presento a la chica en cuestión, dije ¡oh que maravilla de chica!, pero al ver a la cara
de mi sobrino, supe que no la amaba, él quería convencerse a sí mismo y a todo el
mundo de que lo hacía, pero yo lo conozco demasiado y sabia que él no era por
completo feliz. Un día trate de hacerle ver que un matrimonio sin amor no valía la
pena, el dijo que estaba haciéndome malas ideas y siguió adelante, el día de la
fatídica fiesta de compromiso, me di cuenta de las miradas que compartieron, eran
tan fuertes, con tantas emociones conjuntadas. Amor, odio, pasión, dolor, más amor.
Después cuando se llevo a Jacob a tirársele a golpes escuche lo que le reclamaba. Y
no lo pude evitar e investigue. Quería dar contigo y convencerte de que hicieran
- 320 -
algo para evitar esa boda.

Mi rostro conforme pasaba su relato, se iba tornando más rojo, sabía lo que debió
haber descubierto, y aun no entendía porque estaba de mi lado, porque se había
enfrentado a Esme por mí, si debía pensar que no era más que una golfa caza
fortunas.

-Si, pequeña, descubrí el pequeño secreto de mi sobrino y sobre todo el tuyo. Se a


que te dedicabas. No te estoy juzgando, debiste tener tus razones para hacer algo
así. Y además, si Edward estaba tan involucrado contigo era porque a pesar de que
hacías lo hacías, debías de ser especial.

-No hay una razón de peso, Eli, fue una decisión inmadura y estúpida. No hay
nada de valiente en esa decisión que tomé.

-Y la has pagado con creces ¿A que si? -sonrió de manera maternal. Yo asentí.

-A pesar de que piense que yo estaba con el por su dinero no es así, yo de


verdad… lo… lo amo, yo sabía que él nunca querría estar con alguien como yo, pero
eso no evito que me enamorara de él, perdidamente. Nunca le conté de mis hijos,
porque yo pensé que él no me creería, y no quería exponerlos al rechazo que yo sufrí
por su parte. Si hubiese querido el dinero de Edward, le habría dicho de nuestros
hijos y sacarle tanto dinero como quisiera y no lo hice nunca y no lo hare ahora.
Tengo una carrera, una maestría, soy una exitosa profesionista, tengo mi propio
negocio, no necesito el dinero de Edward, créame.

-Yo lo sé, tal vez pienses que por la manera en cómo le hable a Esme, es con la
misma vara que te estoy midiendo, pero no es así, Esme y yo fuimos amigas antes de
que todo pasara, ella estudiaba en la misma escuela que yo, éramos las mejores
amigas a mi no me importaba que ella fuera de una familia muy humilde yo no hacia
distinciones. Pero ella me mintió. Cuando yo conocí a Douglas, mi esposo, el era un
chico de una familia muy rica al igual que yo, ella intento quitármelo, intento
acostarse con él, el era un gran chico, la rechazo y me lo conto, para que supiera
qué clase de chica era. Después me entere que al dejar la escuela, ella hacia eso en
un bar de la zona baja de Chicago. Aun y con lo que me había hecho yo trate de
rescatarla. Le pedí a Carlisle que me acompañara, porque Douglas no la soportaba.
No tuve éxito, y solo conseguí que Carlisle conociera ese lugar de mala muerte.
Cuando su primera y única novia lo abandono el fue a ponerse ebrio a ese bar que
recordaba. Y ahí encontró a Esme y ella se aprovecho de eso. A los pocos meses
anunciaron su boda y su embarazo.

-Carlisle no la amaba, la quería solo como distracción para olvidar a su ex novia,


- 321 -
cuando ella quedo embarazada, el sentido de caballerosidad de mi hermano salió a
flote y se caso aun sin amarla. Después del nacimiento de Edward, poco tiempo
después el ya no quería estar con ella, ella empezaba a demostrar la clase de bruja
que puede ser a veces. Entonces ella le dijo que estaba esperando otro hijo, lo
perdió, y quedo imposibilitada para tener más familia, eso hizo sentir culpable a mi
hermano y bueno se quedo con ella. Poco a poco yo trate de acercarme a ella, quería
llevar la fiesta en paz, pero se convirtió en una arpía, pasaba por encima de las
personas para poder convertirse en lo que siempre quiso, una mujer de alcurnia,
una gran dama de sociedad. Sé que hay una gran diferencia entre tú y ella y lo que
han vivido tu y Edward contra lo que vivieron Carlisle y Esme.

Me reconforto mucho saber que ella no pensaba mal de mí, y también me liberaba
un poco el que por fin alguien más supiera la verdad completa de mi pasado. Le
agradecí sus palabras, su confianza y el cariño que me estaba demostrando en tan
poco tiempo de conocerme.

-Solo sigue haciendo feliz a mi hijo y me tendrás de tu lado cariño.

Después de que regresaron los chicos, nos fuimos a casa, merendamos y


estuvimos conviviendo más tiempo en el salón, Carlisle tenía un mejor semblante, Eli
se miraba feliz al igual que Edward y los niños. El estaba un tanto preocupado por la
salud de su madre, pues las dos veces que había subido a verla ella había estado
dormida.

El día siguiente fue algo más o menos similar, solo que ahora Carlisle decidió
quedarse a hacer un poco de compañía a Esme que seguía enferma, me di cuenta
que tan pronto como entro a su habitación salió de ella, me dio una sonrisa apenada
y bajo a su despacho.

Edward estaba cada vez más ansioso de lo que pudiera estar sucediendo a su
madre, a lo cual Eli, le dijo que no había nada de qué preocuparse que seguramente
fuera alguna especie de berrinche. Quedaban solo dos días para regresar a casa y se
me hacia un poco injusto que ella no conviviera con los chicos, si se suponía que ese
era su gran deseo. Así que una vez que regresamos del paseo, subí hasta su
habitación. Toqué la puerta pero no recibí respuesta. Entre sin permiso.

Lo que encontré fue una mujer sin el glamour que estaba acostumbrada a ver en
ella, estaba dentro de su cama, sin maquillaje alguno, que hacía que su edad fuera
notoria, su cabello siempre tan arreglado y estilizado caía en una desordenada
cascada.

-Si vienes a regocijarte de tu triunfo, hazlo rápido. -dijo mientras lagrimas corrían
- 322 -
por sus mejillas.

-Yo no vengo a eso señora, vengo porque Edward está preocupado por usted, y
porque solo estaremos dos días más y usted no ha convivido con los chicos, ¿No era
eso lo que tanto me peleaba?

-No quiero encariñarme más con ellos si después no me los dejaras ver, que se
que es lo que pasara, no quiero ver como mi hijo me desprecie cuando tu o Elizabeth
le digan lo que te dije en el despacho.

-No yo ni Eli haremos eso, sé que es difícil para usted sentir que pierde el control
de la vida de Edward, pero usted debe entender que el ya es adulto, ya no puede
tratar de controlar su mundo.

Unas copiosas lágrimas salieron de sus ojos, podía ver como trataba de controlar
el llanto que quería salir de su garganta, y esta vez era un llanto real.

-Yo si amo a Carlisle, yo ya lo conocía cuando iba a casa de Elizabeth, pero nunca
me acerque a él porque él estaba comprometido, y no quería dañar al hombre que
más amaba, cuando el llego a donde yo… donde yo… trabajaba, y me conto que esa
mujer lo había dejado sabía que era mi oportunidad de conquistarlo, pero no por su
dinero, sino porque lo amaba, sabía que por lo que yo hacía no me tomaría nunca en
serio, pero no me importaba que el solo me quisiera como su amante, cuando quede
embarazada de Edward yo le dije que podíamos estar juntos sin casarnos, el siempre
tan perfecto caballero me pidió que nos casáramos. Siempre me di cuenta que el no
me amaba como a la otra, así que quise ofrecerle más hijos para que me amara más.
Resulto que hasta para eso no servía. Después de Edward ya no pude tener más
hijos.

- ¿Por qué me cuenta todo eso? -pregunté en un susurro.

-Porque quiero que entiendas que todo lo que hago lo he hecho por amor, si
quiero interferir es porque no quiero que me arranquen a Edward, con el tiempo
Carlisle termino por amarme, y nuestro amor se volcó a Edward, cuando ya tenía
casi todo lo que quería, ¿Por qué no disfrutar de los beneficios de mi matrimonio?
Empecé a disfrutar el dinero de mi familia ¿Qué hay de malo en ello?

-La manera tan cínica y tan ruin en que lo hace.

-Tú no entiendes, no vas a entender. Tenía que hacerme así para sacar adelante
mi matrimonio y a mi familia, no me importa si es la mejor o peor manera, nos ha
mantenido juntos.
- 323 -
-Yo no pienso alejar a los chicos, ni a Edward, pero definitivamente no creo poder
comprender nunca lo maligna que puede llegar a ser a veces.

-Basta Isabella, solo hay una persona que hasta el momento tiene el poder de
dejar hecha trizas a Esme Cullen y esa es Elizabeth. Acepto llevar la fiesta en paz, y
bajo tus condiciones, pero no creas que podrás ningunearme.

-No pretendo hacerlo señora, no es mi estilo, solo ponía las cartas sobre la mesa,
si usted retira a los perros, yo hare lo mismo.

-No es sencillo dejar de ser controladora, pero… lo intentare.

-Me basta escuchar eso, confiare en usted. Le vendría bien un baño los chicos han
preguntado por la abuela Esme, tal vez quiera cenar con ellos.

Solo recibí un asentimiento, pero pensé que eso era más de lo que podría obtener
de Esme Cullen. Su papel estaba bien claro, nunca nadie seria lo suficientemente
buena para su hijo, y ella nunca dejaría de tratar de interferir, pero mi papel estaba
más claro, yo sabría tenerla al margen, como que me llamo Isabella Swan.

Cuando Salí de la habitación para mi sorpresa me encontré con Edward, debió ver
reflejado eso mismo en mi rostro porque sonrió y abrió sus brazos para recibirme,
gustosa me arroje a ellos y lo envolví con los míos dejándome inundar por su aroma.

-Sabía que algo había pasado. Creo que la combinación de Elizabeth Cullen y Bella
Swan frente a Esme, es algo así como la magia de las hadas para Maléfica ¿verdad?
-reí ante su comparación.

-No le dije nada malo, creo que de hecho llegue a un acuerdo con ella. -dije
bastante orgullosa de mi misma.

-Gracias mi amor, gracias por todo, por estar aquí conmigo, por enfrentar a tus
recuerdos, por enfrentar a mi madre, y sobre todo porque estas a mi lado. Te amo,
te amo… te amo como nunca podrás hacerte una idea.

Quería poder decirle "yo también te amo tanto que duele" pero aun no me sentía
lista, el había sabido aguantar que yo aun no lo dijera, esta vez tome su rostro entre
mis manos, fije mi mirada en la de él, y cubrí su boca con la mía en un suave beso.
Pude escuchar su suspiro de decepción al no escuchar esas dos palabras de regreso.
Pero no dijo nada nuevamente, solo apretó más su abrazo.

Los días en Chicago casi llegaban a su fin, Esme había salido de su confinamiento,
- 324 -
su trato hacia mí era aceptablemente cordial. En dos ocasiones quiso tomar una
decisión por encima de mí en cuanto a mis hijos pero pronto le recordé quien era la
madre. Acepto a regañadientes. A lo cual Elizabeth sonrió satisfecha.

Donde no pude hacer nada contra ella, fue cuando nos tuvimos que retrasar un día
más en nuestra partida pues ella había organizado una fiesta sorpresa para
presentar "en sociedad" a mis hijos, me enfurruñe por que lo había hecho
deliberadamente, yo no quería que mis hijos pasaran por eso y siendo sinceros yo
tampoco. No me apetecía ser el centro de atención en una situación tan incómoda,
todas sus amistades conocían a Tanya, y bueno deducirían que yo había sido la
tercera en discordia, tal como lo hizo la madre de Tom.

El fatídico día llego, y como bien lo supuse las miradas curiosas, las sonrisas
falsas, la hipócrita manera de ser de la mayoría de esa gente, me hastió.

No negaba que me halagaba el hecho de que Edward nos presentaba con orgullo,
pero a la vez volvían a mí los temores de ¿Está orgulloso de por fin representar lo
que él quería? ¿La familia perfecta? En ocasiones como esas no sabía si me odiaba
por seguir siendo tan desconfiada.

Durante una pequeña huida de un grupo de mujeres que estaban hablando de no


sé qué desfile de modas para caridad, fui a recluirme al baño, una vez que Salí de
ahí pude escuchar el final de una plática de Esme, con una mujer que no recordaba
su nombre de cabellos rubios rojizos.

- ¿Has sabido algo? -pregunto Esme de pronto en voz más baja. Sabía que era
mala educación escuchar conversaciones ajenas, pero si pasaba justo en ese
momento entonces pensarían que si estaba escuchando.

-No, son completamente herméticos ante el tema.

-Carmen, ya no contesta mis llamados. Y me evita en las reuniones. A veces pienso


que debo decir algo.

Una chica se acerco en dirección al baño lo cual hizo que las mujeres dejaran su
plática y yo no tuve más remedio que hacerme presente. Si la plática la había
tomado como algo sin importancia, ver la cara de Esme, hizo que me inquietara.

- ¿Pasa algo? -Pregunté.

-No, nada Isabella, solo no sabía que estabas aquí.

- 325 -
-Estaba en el tocador. -dirigí una sonrisa de disculpa y seguí mi camino, debían
ser ideas mías, los chismes que se cocinaran en la alta sociedad de chicago no me
incumbían.

Habíamos regresado a Canadá un día después de la fiesta, no sin antes, invitar de


manera sincera a que nos visitaran cuando ellos quisieran. Si eso hacia feliz a
Edward lo aceptaría de buena gana.

EPOV

Algunos meses después ya cuando estábamos completamente instalados en


nuestra casa, recibimos la visita de los padres de Bella, con el paso de los meses
habían mejorado mucho su impresión y actitud hacia a mí, a veces cuando Bella
hablaba por teléfono con ellos, los chicos les contaban maravillas de mí, al igual que
Bell, o tal vez no era necesario, se daban cuenta de que la escuchaban feliz.

Tenían ya algunos días cuando de pronto mientras preparábamos una barbacoa en


el jardín, nuestras chicas estaban en la cocina preparando algunas cosas, los chicos,
estábamos tratando de prender el asador y compartiendo una cerveza.

-Yo sigo teniendo una pequeña duda Edmund -sip, me seguía llamando Edmund,
ya nadie trataba de corregirlo, el sabia mi verdadero nombre, solo lo hacía para
molestar - ¿Por qué demonios es que mi hija aun no lleva un anillo de bodas en su
dedo? ¿Qué quieres? ¿Vivir siempre con ella así?

Eso era algo que yo ya había pensado, pero que quería que fuera especial.
Habíamos ya legalmente cambiado el nombre de los niños a Cullen, pero falta una
persona más en esta familia que portara ese apellido, pero quería hacerlo de la
manera correcta.

-Claro que no Charlie, -sip, también ya me había dado el "honor" de llamarlo


Charlie - Deseo casarme con ella, y lo hare, solo que estoy esperando a poder hacer
algo lindo para ella. - note una sonrisa de satisfacción disimulada y supe que había
respondido bien.

El día de hoy cumplíamos un año de oficialmente estar juntos, y quería que la


celebración fuera algo totalmente especial, por lo cual, había fingido que hacia mi
rutina diaria, con un detalle, olvide de manera deliberada decirle a Bella felicidades
- 326 -
por nuestro aniversario, por lo cual me dirigió una mirada asesina antes de salir a
trabajar.

Una vez que deje a los chicos en la escuela, fui medio día al despacho, y después
de ahí recogí a Kim que sería mi cómplice. Ella me ayudo a decorar a cambiar a los
chicos y mantenerlos escondidos mientras llegaba Bell.

Hice una cena para cuatro, realmente me esmere. Quería que todo fuera perfecto.
Cuando faltaban algunos minutos de la hora promedio en que llegaba Bell, corrí a
darme una ducha y buscar el anillo que llevaría mi futura esposa.

No sabía si esto era muy apresurada, bien, se que dirán ¿apresurado? Viven juntos
y tienen hijos, si, pero para ella era ir paso a paso, poco a poco, ella un no me decía
que me amaba, yo lo sabía, día a día con sus acciones me lo demostraba, pero nunca
había escuchado de nuevo esas palabras. Pero aun así me arriesgaría y le pediría
que fuera mi esposa de una buena vez.

Cuando estuvo todo listo apague las luces y solo deje prendidas las velas que
estaban en la estancia. Junto con el camino de flores que habían hecho los chicos
hasta el centro de la sala, donde estaban dos copas y dos pequeños vasitos,
Champagne, y jugo de manzana listo para descorchar.

Cuando escuche como estacionaba su camioneta, un nudo de anticipación se


instalo en mi estomago. Espere a que se escucharan el ruido de las llaves y entonces
me puse justo frente a la puerta para verla entrar y ser testigo de su primera
impresión al entrar y ver la sorpresa.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente, recorrió con la vista todo lo que


habíamos hecho, y no se movía, las llaves y su bolso seguían en su mano, y en su
rostro empezaba a dibujarse una sonrisa.

-Llegue dispuesta a matarte por no haberte acordado en todo el día de nuestro


aniversario. No recibí ni una sola llamada tuya, nada… y llego y encuentro esto. ¡Ay
Edward! -se arrojo a mis brazos no pudiendo contener unas pequeñas lagrimas.

Fui a cerrar la puerta sin soltarla y la guie hacia donde se llevaría a cabo mi
propuesta de matrimonio. Soltó una expresión de asombro al ver también la otra
habitación decorada.

-Amor, Tendría que estar mal de la cabeza para no acordarme del día que me
permitiste volver a entrar a tu vida, tendría que darme amnesia para olvidar que ese
día volví a ser una persona completa, que volví a sentir que una parte de alma y mi
- 327 -
corazón habían regresado porque estaban contigo. Y tendría que ser un completo
tonto, si no te pidiera que por favor nunca vuelvas a irte de mi lado. -en ese
momento me arrodille frente a ella, con el anillo en mis manos ofreciéndoselo, mis
ojos empezaban a picar por el llanto, era uno de los mejores momentos de mi vida -
Bella Swan, ¿me concedes el honor de pasar todos y cada uno de mis días a tu lado?,
¿de cuidarte?, ¿de amarte? ¿De venerarte por siempre y para siempre, hasta que
exhale el último aliento de mi cuerpo? Por favor mi amor, di que sí. Te lo ruego. -no
me importaba suplicar, había sido un hijo de perra una vez con ella, y si ella quería
que yo le suplicara de rodillas todos los días lo haría.

Ella se hinco frente a mí con sus ojos llenos de lagrimas, sus manos temblorosas
tomaron las mías -No necesitas rogar, Edward, mi vida la entregue a ti hace más de
nueve años, mi corazón ya es tuyo, siempre lo fue, lo que compartiremos ahora
juntos será un corazón que volvió a latir con fuerza, un corazón que por primera vez
no lo siento remendado, y si quiero compartir mi vida contigo. Quiero compartir mi
nueva vida contigo.

Mis brazos se cernieron a su cintura y la acerque a mí para fundirnos en un beso


lleno de promesas, de anhelos, de ¡Esperanzas!

En ese momento entraron mis hijos, y completaron la felicidad que estábamos


sintiendo, nos rodearon con sus brazos y nos abrazamos por mucho tiempo,
sintiendo lo especial del momento. Nadie quería separarse del abrazo grupal.

-Te amo -dijo Bella por fin, apenas fue un susurro, pero perfectamente claro para
mis oídos que habían estado expectantes de esas dos palabras. En ese momento las
lágrimas ya no se contuvieron y las deje salir. Era el momento que tanto tiempo
había esperado. Ella me amaba.

-Yo también te amo, más que a mi propia vida -respondí también en susurros en su
oído. Su abrazo se hizo más férreo al escuchar mi respuesta.

Después de estar tanto tiempo prisioneros de nuestros brazos, los chicos


empezaron a ponerse inquietos, por lo que decidimos que era tiempo de colocar el
anillo donde debía ir, lo cual hice completamente emocionado, minutos después
Robbie me ayudo a servir las bebidas para brindar. Él le sirvió a su hermana su jugo
de manzana y yo a su madre su copa de champagne.

-Brindemos por que estemos siempre juntos, y amándonos cada día más. -dije
levantando mi copa.

-Por… porque juntos vamos a saber sortear las adversidades que se presenten.
- 328 -
Porque aunque el amor es un juego de azar, nos decidimos a apostar.

Y eso nos ha llevado a vivir nuestro imperfecto cuento de hadas juntos. Es la


recompensa por haber apostado por el amor.

Krisny!

- 329 -
Epilogo

DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE TWILIGHT ME


PERTENECE... SOLO ESTA HISTORIA.

~~~Epilogo~~~

3 meses después…

-Bell, amor, tengo una reunión a las diez de la mañana, y en verdad tu ya has
tardado bastante en el baño. -Tenia aproximadamente quince minutos que había
despertado, ella por lo general se despertaba mucho más temprano que yo para
preparar a los chicos para la escuela.

Cinco minutos más pasaron y comencé a preocuparme por el hecho de que ella
seguía dentro, no escuchaba agua correr, no escuchaba ruido nada, por lo que la
ansiedad de apodero de mi cuerpo y comencé a forzar la puerta para entrar.

Al abrir la puerta la primera imagen que me encontré fue a mi Bell, sentada con
sus piernas abrazadas y su rostro hundido en ellas.

-Bella, ¿Qué pasa amor? ¿Por qué estas así? -pregunté preocupado rodeándola con
mis brazos.

Ellas solo estiro un pequeño objeto blanco, sabía lo que era durante mi
matrimonio anterior estuve muy familiarizado con eso, dirigí mi vista el espacio del
resultado y sentí una inmensa felicidad al verlo. No comprendí su reacción, esa era
la reacción de Tany, pero al darse cuenta de que resultaba negativo, que no era
nuestro caso.

-Amor, ayúdame a entender… ¿Por qué no te da gusto que estemos esperando un


bebé?

-Ed, ¿no te das cuenta? Tengo casi treinta y tres años, este hijo no estaba
planeado, pensé que habíamos tomado una decisión tácita de ya no tener hijos.

-Bell, aun eres joven amor, no tienes porque correr riesgo, además es algo de lo
que no habíamos hablado, no tenía idea de que tu ya no querías más hijos.

- 330 -
-Yo, bueno, no lo había pensado, no sé qué paso, nunca deje de tomar mis
anticonceptivos.

- ¿No quieres tenerlo? -cuestioné atemorizado a que me respondiera


afirmativamente.

- ¡Yo jamás me desharía de un bebé Edward Anthony Cullen! ¡No deberías ni


preguntarlo!

-Bueno… es que por la manera en que veo que reaccionas, ¿Qué más carajos
quieres que piense?

- ¡No se! Pero como siempre… ¡pensaste lo peor de mí! Ni siquiera me sorprende.
-Salió de la habitación hecha una furia, nunca me imagine una reacción así de su
parte ante una simple y estúpida pregunta.

Como no quería presionarla, tome mi ducha, me arregle y pedí que movieran mi


reunión, no quería irme de aquí sin arreglar las cosas con ella.

Cuando baje a la cocina, estaba dándoles su desayuno a los chicos, ella con los
ojos aun llorosos y los chicos al notar la tensión entre nosotros nos vieron de manera
confusa.

En cuanto vio que entre a la cocina, ella se concentro en preparar la lonchera de


los niños, sin ofrecerme como todos los días una taza de café o preguntarme si
quería algo de desayuno. En cuanto termino de arreglar las bolsas, salió de la cocina
y cuando regreso solo con las llaves de su auto, sus lentes obscuros y su bolso, supe
que tendría que esperar nuestra platica.

-Despídanse de su padre, los espero en el auto. -dijo en un tono monótono y salió a


toda prisa.

Intente darles una sonrisa tranquilizadora a los chicos ya que pude ver que se
inquietaban por lo que acababan de presenciar.

Ella no regreso hasta tres horas después, su teléfono estaba apagado, y nunca
pude comunicarme con ella, a veces me fastidiaba lo infantil que podía ser.

-No sé porque demonios piensas que la mejor manera de solucionar los putos
problemas es huyendo. -solté sin poder contenerme cuando la vi cruzar por la
puerta.

- 331 -
- ¡No me hables así! No me sentía lista para hablar contigo. Necesitaba despejar
mi mente, hacerme a la idea de lo que está pasando.

-No es el fin del mundo Bella, ¡por Dios! -exasperado caminaba de un lado a otro
sintiéndome mal por no ver lo malo que ella veía.

-Perdón… -susurró, me sorprendió, por lo general cuando peleábamos aunque ella


tuviera la culpa siempre era yo quien terminaba solucionando las cosas. -Ahora lo
sé… se que actué de manera arrebatada, estúpida e infantil. Pero fue una sorpresa,
algo demasiado inesperado. Perdóname. -me miró, para inmediatamente después
agachar su cabeza, y pude ver como unas lagrimas rodaban por sus mejillas.

Me acerque a ella y la tome en brazos, mi niña, podía comprender ahora un poco


su miedo, pero yo estaba aquí para ayudarla a sobreponerse a la sorpresa.

-No hay nada que perdonar, amor. Todo lo contrario, tenemos que estar
agradecidos de que hemos recibido una nueva bendición a nuestra unión. -levanté su
rostro y deposite un beso en sus cálidos labios.

Nos besamos por algunos instantes, disfrutando de la unión y del regalo nuevo
que la vida nos daba.

- ¡Vamos a ser papás! -dijo tímidamente y con una sonrisa de incredulidad aun.

- ¡Soy el hombre más feliz del mundo! Esta vez podre estar cerca de ti en cada uno
de los momentos de tu embarazo. ¡Gracias mi amor! ¡Gracias por este nuevo hijo!

Ese mismo día hicimos la cita con el ginecólogo ya que como ella pensaba ya tenía
cerca de los dos meses de embarazo.

Por la noche después de la cita con el doctor y la confirmación de que tenía dos
meses de embarazo y estaba todo desarrollándose perfectamente, decidimos que les
daríamos la noticia a los chicos. Algo que ciertamente temía.

-Papá y yo les tenemos una noticia. -dijo Bell con una sonrisa.

- ¿Iremos a Disney? -Pregunto Marie después de que les prometimos que iríamos
durante el verano.

-No princesa no es eso, es algo más lindo… su mamita va a tener un bebé. Van a
tener un hermanito.

- 332 -
La seriedad de sus rostros, nos lo dijo todo, no les agradaba la idea. Estaban tan
acostumbrados a ser el centro de atención de todos, mis padres, los de Bella,
nuestros amigos, y obviamente nuestro mundo. De pronto un puchero en el rostro de
Marie, sentí que me partía el corazón.

- ¿Ya no seré nunca más tu princesa, papito? ¿Me vas a dejar de querer?

- ¡¿Qué?! ¡No! por supuesto que no mi niña, los vamos a seguir queriendo igual,
solo que ahora habrá un pequeño más al que querremos al igual que ustedes, y que
espero que ustedes lo quieran y cuiden mucho, como sus hermanitos mayores.

- ¡Yo si lo voy a querer papi! Y voy a jugar con él a la pelota. -sonrió Robbie con
entusiasmo.

Después de una pequeña plática, donde los convencimos de aceptarlo con cariño,
los cuatro festejamos la espera del nuevo integrante.

Dos meses después…

-Edward, Edward… ¡Despierta! - ¡por favor que sea un sueño, que sea un sueño!
Repetía dentro de mi cabeza al escuchar la voz de Bell, hablándome, que estaba
seguro quería algún antojo nocturno. Un grito y un pequeño codazo me dijo que no
era un sueño.

- ¿Qué pasa amor? ¿Qué quieres comer esta vez?

-Las fresas con chocolate se acabaron, también el helado de fresa, y el sirope de


fresa.

- ¡Bells! Tan solo ayer te compre un kilo de fresas con chocolate, ¡no es posible
que ya no haya!

-Bueno eso reclámaselo a tus hijos, me pidieron que compartiera ayer mientras
comía. Pero está bien, me dormiré y por la mañana comprare más. -sabia que solo
era un chantaje, así que no me quedo de otra que levantarme e ir a buscar las
condenadas fresas cubiertas de chocolate.

.
- 333 -
.

Tres meses después...

Podía sentir pequeños besos húmedos sobre mi hombro que subían hasta mi oído,
y ella dejaba ir un pequeño suspiro como un gemido. Trate de hacer caso omiso.

Después sentí como una lengua acariciaba el lóbulo de mi oreja, y unos pechos se
frotaban contra mi brazo y pecho. Seguí sin hacer notar que estaba despierto.

No pude seguir fingiendo que dormía cuando cruzo su pierna sobre mi cadera
quedando a horcajadas sobre mí, y comenzó a balancear su cadera sobre la mía. Su
lengua recorrió lentamente mi pezón y solté un suspiro.

-Amor, son las… -volteé mis ojos hacia el reloj en la mesita -… son las cuatro de la
mañana. Debemos despertar en solo tres horas. Me quejé.

- ¡Pero es que… Edward te necesito! -reafirmo su comentario frotándose más


fuerte contra mí, soltando un jadeo de pura necesidad. -Pero claro… seguramente no
te excito ahora que estoy hecha un obesa.

-Bells, amor, tu siempre me excitas, de hecho hace solo pocas horas te demostré
cuanto lo haces, en menos de veinticuatro horas te lo demostré como seis veces, es
más en este mes, lo hemos hecho más que en toda nuestra vida juntos. -al finalizar e
iniciar el sexto mes de embarazo, algo había pasado con las hormonas de Bella, que
la habían convertido en una pequeña ninfómana. Quería hacerlo a todas horas, en
todo lugar, podía pasar la noche en vela haciéndole el amor y ella no estaba nunca
satisfecha.

Al principio el más feliz de este cambio había sido yo por supuesto, no es que
hubiésemos tenido una vida sexual aburrida, para nada, pero ver a Bella todo el
tiempo excitada, y poder hacer el amor con ella todo el día era fenomenal, pero esta
última semana mi cuerpo ya empezaba a notar el cansancio de dormir poco por la
alta actividad física.

Pero no había nada que yo no hiciera por mi esposa, y si ella necesita de un


semental yo lo seria, solo que… tendría que ayudar a esa parte de mi anatomía que a
veces se resentía.

-Tendrás que ser paciente amor, creo que mi pequeño amigo está cansado.

-Yo te ayudo con eso. -sonrió pícaramente y fue deslizándose hacia mi muy
- 334 -
descansado pene.

Sentir como su boca rodeaba la cabeza mientras su lengua acariciaba la pequeña


abertura en ella me fue encendiendo poco a poco. Su boca descendió por la
extensión de mi miembro de manera lenta, poco a poco incremento más y más el
ritmo, succionaba, apretaba, acariciaba, una de sus manos viajo hasta mi saco y
comenzó a acariciarlo, mientras su otra mano trabajaba la parte de mi ahora
erección que su boca no podía cubrir, podía sentir como mi final estaba cerca, mi
cadera comenzó a levantarse del colchón para arremeter contra su boca, mis manos
ayudaron sus movimientos haciéndolos más veloces. De pronto recordé que mi
esposa estaba ya en un muy avanzado embarazo y que yo me había cegado por el
placer y convertido en un bruto, la levante y la volví a poner a horcajadas sobre mí.
Recibí una pequeña queja de su parte.

-Quería hacerte terminar bebé.

- ¡Oh lo harás! De eso no tengas duda. -dije posicionándola sobre mi turgente y


necesitada erección, ella rápidamente se deslizó y comenzó a cabalgarme.

Mis manos se fueron a sus caderas ayudando al vaivén de su cuerpo. Sus manos
acariciaban mi pecho de arriba abajo y arañando con sus uñas mis pezones, lo cual
hacia que me volviera loco. Por la manera de moverse de mi Bell, sabía que
necesitaba más, por la redondez de su vientre sus movimientos tenían que ser más
cautelosos. Así que nuevamente comencé a levantar con fuerza mi cadera,
penetrando más profundo si es posible, sus gemidos me decían que había hecho lo
correcto. Mis manos dejaron su cadera para acariciar sus pechos y sensibilizados
pezones. Unas cuantas estocadas más y un dulce tirón a su pezón con mis dientes,
lograron que ambos nos descargáramos en un intenso orgasmo.

Callo desfallecida sobre mi pecho aun con sus piernas a los lados de mi cuerpo,
nos volteé cuidando de no hacer daño a su vientre y la rodee con mis brazos
acomodándola en su posición cómoda para dormir. ¡Gracias al cielo me dio tres
horas más de tregua antes de despertarme pidiendo más!

Un mes y medio después…

Estaba en la orilla de la cama tratando de dormir, podía sentir como Bella, se


movía de un lado a otro, se sentaba, se levantaba al baño, regresaba y se sentaba en
- 335 -
el pequeño sofá que teníamos dentro de la recamara. Volvía a regresar a la cama y
se trataba de acostar, buscaba mi abrazo para no sentir frio un minuto para el
siguiente aventarme porque estaba "acalorada". Habíamos optado por no compartir
cobija, pues era imposible compartirla sin que de repente uno y más en especifico yo
quedara sin nada al final de la noche. Cuando le propuse dormir en cuartos
separados para que pudiera tener la enorme cama a sus anchas, lloro por una hora
pensando que la estaba despreciando.

Así que aquí estaba en la orilla de la cama, casi inmóvil, una noche más en vela
pues mi pequeño bebé no dejaba dormir a mi hermosa y muy embarazada esposa.

Unos días después…

Después de cerrar mi computadora en mi último día de trabajo, pues me tomaría


un descanso, ya que acababan de programar la fecha del parto para la semana
entrante y estaría con Bella todo el tiempo posible. Decidí que merecía una pequeña
siesta alrededor del medio día, pues tenía prácticamente semanas sin dormir bien.

Pedí que no me molestaran, quite mi saco, afloje mi corbata y me encamine al sofá


de mi oficina, incluso me permití quitarme los zapatos, me recosté, cerré mis ojos,
exhale y empecé a caer en un muy merecido sueño. Solo para que dos minutos mi
celular sonara y una muy histérica y adolorida Bella gritara que acababa de romper
fuentes, estaba asustada y con los niños en casa.

Salí corriendo de mi oficina tomando solo las llaves del auto, no me percate que
iba descalzo hasta que entre al auto. No me importo mucho, no había tiempo de
regresar.

Conduje por las calles, sin respetar señales de tránsito, marque el teléfono de
Bella y puse el altavoz para tratar de calmarla. Podía escuchar a Marie y Robbie
algo asustados tratando de calmar a mamá. Yo hacía lo mismo por teléfono mientras
repetíamos ejercicios de respiración.

Llegue en tiempo record, baje corriendo y Kim llego unos pocos minutos después,
mientras yo trataba de subir a Bella al auto. Ella fue corriendo por la maleta del
bebé, y agarro a los chicos pues llorando querían subir al auto con nosotros.

Esta vez tuve que controlar mi manera de manejar, llevaba a dos de las personas
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más importantes de mi vida abordo. Tome su mano y seguí insistiéndole en los
ejercicios de respiración.

En cuanto entramos al hospital, ya estaba su ginecólogo esperando por ella con


una camilla, la llevaron a un cuarto a prepararla y a un chequeo para ver cómo
estaba su dilatación, el ritmo cardiaco, y la presión sanguínea de ella, y el bebé. Solo
tenía cinco centímetros de dilatación por lo que nos dijo que tardaría algunas horas
más.

Las contracciones iban aumentando conforme pasaba el tiempo, estaba muy


ansioso de no poder eliminar ese dolor de ella, el que todos estuvieran llamando a
mi celular tampoco ayudaba a calmar mis nervios, esto nos había tomado por
sorpresa, aun faltaban dos semanas para llegar a término.

Yo esperaba contar con el apoyo de mis padres y mis suegros en este momento,
tenían pensando llegar sobre el fin de semana o inicios de la semana próxima, pero
el pequeño retoño había decidido no esperar y hacerme pasar esto completamente
solo.

Después de unas horas Tom llego a hacerme compañía y llevarme unos zapatos
pues había reparado mucho tiempo después en que Salí de la casa de la misma
manera que de la oficina. Solo pude estar con él unos minutos, pues un grito de mi
esposa llamándome, "pequeño cobarde ven aquí" fue más que suficiente para
hacerme regresar.

Cuatro horas después por fin pude tener entre mis brazos a Camilla Cullen. Nos
acercamos a su cansada pero feliz y emocionada madre, y compartimos uno de los
mejores momentos de nuestras vidas, al ver a mi esposa mirar con adoración a
nuestra hija y que ella abriera esos pequeños ojos con una expresión de vivacidad en
ellos, supe que había pasado unos peculiares, hermosos, y muy agotadores nueve
meses cumpliendo cada uno de los caprichos de mi mujer, y soportando sus
violentos cambios de humor, pero lo volvería a hacer mil veces si la recompensa
seria esta.

Había sido un fan completo de mi hermosa Camilla desde el día que nació, no me
perdía absolutamente nada de ella, quería compensar todos los momentos que me
perdí de mis hijos con los de ella, claro sin dejar de adorar a mis otros dos amores.
Pero conforme ellos crecían y se sentían grandes yo me embelecia con cada una de
- 337 -
las cosas que hacia Camilla, su primera palabra, que fue "papá", su primer diente,
su primer paso, su primera caída, todo. Agradecí con toda el alma poder vivir esta
experiencia.

Quince años después

-No entiendo porque nos obligan a venir a ver a los abuelos, si de todas maneras
la abuela Esme siempre termina yendo a visitarnos. ¡Pff! Y todo el verano. ¡Que
aburrido! -Escuche quejarse una vez a Camilla, lo había hecho cuando les
anunciamos que vendríamos, durante el vuelo y ahora en el trayecto a casa de mis
padres.

-Porque ya es difícil para ellos viajar por su edad Cami. Te imaginas amor, ¿Qué
nos espera cuando seamos más viejos?

-No es lo mismo ustedes son mis padres. -Rebatió, cruzando de brazos.

-Pues ellos son los míos. Por eso vengo a verlos.

-Pues ven tú solo o con mamá, no nos obligues a venir. -Rezongó.

-Cállate ya niñata malcriada, nosotros jamás le hemos hablado de esa manera a


papá, y aceptamos venir con el gustosos. -gritó Marie desde el asiento a su lado.

-Tu solo vienes gustosa porque escuche que quedaste de verte con Matt el chico
de tus veranos. -Recibió una mirada asesina de su hermana mayor.

-De verdad padres, no sé en qué desquiciado momento decidieron que querían


tener otra hija, ya era suficiente tener que aguantar a Rob. Como para soportar a
esta cría.

-Tarada -replicó Rob

-Idiota -respondió Marie molesta después de recibir un golpe juguetón por parte
de su hermano.

-No te preocupes muñeca, podrás salir conmigo y con Sarah.

- 338 -
- ¡wow! Hacer mal tercio… súper divertido. -rodó los ojos con sarcasmo. Creo que
si nos había hecho un poco de mano dura con Cami, como le decía de cariño, pero es
que siempre sabia de que manera librarse de los regaños y salir bien librada.

- ¡Ya basta Camilla Cullen! Deja esa actitud grosera o atente a las consecuencias.
-gruño mi esposa volteando a poner orden con nuestros hijos.

-Perdón Sarah, se que por lo general no hacemos este tipo de escenitas frente a ti.
Pero estoy segura de que Robbie te tiene al tanto, de que tres hijos pueden ser caos.

-Rob, mamá, es Rob, no Robbie. -corrigió de manera dulce a su madre con una
sonrisa y sonrojado.

Sarah es la prometida de mi hijo Robbie, perdón, Rob, a sus veintitrés años nos
había dado la noticia de que él y Sarah habían decidido casarse al terminar la
carrera, era una de las razones por las que estábamos aquí en Chicago, porque Rob
quería que mis padres conocieran a su prometida.

La había conocido en la universidad él estaba estudiando Ingeniería industrial,


quería seguir con el negocio familiar y ella diseño grafico, había luchado mucho
para poder conquistarla, varias veces pidió mis consejos o los de Tom incluso, hasta
que finalmente lo logro. No estábamos muy de acuerdo en que se casaran tan
jóvenes, pero habían prometido que llevarían las cosas tranquilas sin apresurarse.

Marie, era una hermosa rompecorazones, muchos chicos era bien sabido que
querían llegar a ser más que sus amigos, pero ella estaba muy centrada en su
carrera, ella había decidido estudiar medicina para sorpresa de varios, desde nena
había sido muy dedicada y lo seguía siendo, por esa misma razón es que no buscaba
una relación formal por el momento, su prioridad número uno era su carrera, decía
que una vez que la terminara, e hiciera su especialidad en neurocirugía, podría
buscar entonces una pareja. Eso no le impedía que cada vez que podían, ella venia o
el joven Matt iba a Canadá e imaginaba que no eran solo amigos, pero nunca quise
pensar más allá de eso. Era demasiada información para mí.

Camilla, bueno que podía decir de ella, era tan hermosa como su madre y su
hermana, lo confieso era un tanto caprichosa y voluntariosa como su abuela Esme,
pero aun así tenía un gran corazón, y amaba a sus hermanos y a nosotros aunque a
veces tenía comportamientos como los de hoy, lo cual lo atribuíamos a su difícil edad
de quince añitos.

-Me hubiera gustado que viniera, Caroline, al menos podría salir con ella.
-comento ya más tranquila Camilla. Caroline era la hija que habían tenido Kim y Tom
- 339 -
que era solo unos cuantos meses más chica que Cami.

-Kim dijo que si le negaban el permiso en el trabajo, tal vez Caro y Tom vinieran.
-contestó Bella.

-No lo creo, Caroline está molesta con su papá, él le dijo que tiene una novia. -
Bella volteó sorprendida ante la noticia que acababa de decir nuestra hija.

- ¡Vaya! ¿Ya lo ha hecho oficial? No puedo creer que tan pronto haga formal un
noviazgo.

-Ella tardo menos tiempo en tener citas, es normal que el haga su vida y siga
adelante. -Salí en defensa de mi amigo, ellos se habían divorciado unos cinco años
atrás. Actualmente llevaban una relación amistosa, de hecho el divorcio se dio en las
mejores situaciones, cuando simplemente no estuvieron cómodos el uno con el otro
lo hablaron y lo dejaron todo de manera amistosa.

Para Tom había sido difícil poder seguir su vida, yo pensaba que nunca había
olvidado a Kim, y que el hastío que sintieron fue de pronto por la rutina en la que
entraron, perdieron la chispa de la locura y espontaneidad que compartían.

-No eran citas, Edward, salir a comer con sus compañeros de trabajo no significa
que fuera una cita, el primero en salir con mujeres además fue Tom.

Deje la conversación por la paz, siempre que hablábamos del tema terminábamos
discutiendo, pues defendíamos a uno u otro y no llegábamos a un acuerdo. A pesar
de eso, nunca interferimos en la relación.

Teníamos ya cerca de diez días en Chicago, estábamos a punto de sentarnos a


cenar, ya habían bajado todos menos Camilla.

- ¿Flora, puedes ver por favor porque no baja Camilla? -pidió Bella a una de las
chicas del servicio.

-La señorita Camilla, no está en casa, señora. -dijo sin moverse de su lugar, justo
cuando una agitada Camilla entro corriendo.

-Perdón, se que dijeron que cenaríamos a las ocho, pero se me fue el tiempo.
- 340 -
- ¿Dónde estabas a estas horas? ¿Y con quién?-Preguntamos preocupados Bella y
yo.

-Estaba en el parque. -fue su simple respuesta.

- ¿Con quién? pregunto tu madre, responde Cami. -volví a cuestionar.

-Creo saber con quién, últimamente es una visitante frecuente del parque, ¿no es
así muñeca? No te preocupes, pa, conozco al chico no es de temer.

- ¡Rob! ¡Chismoso! - refunfuño una sonrojada Cami.

- ¿chico? Exijo una explicación de eso en este momento Camilla.

- ¡Ash! -se quejó rodando los ojos - Su nombre es Anthony, pero le dicen Tony, está
de visita en la casa marrón que está en la calle detrás del parque, el viene de Italia y
es el chico más dulce y amable que conozco, es muy guapo mami, tiene el cabello
casi como el de nosotros, y me está enseñando un poco de italiano, creo que ya sé
que idioma tomare el próximo curso en el colegio.

- ¿La casa marrón dijiste? Es la casa de los Denali ¿no? pregunto mi padre.

El ambiente de pronto se torno gélido, los ojos de Bella se abrían ante cada cosa
que revelaba, mi hija, el golpe certero que nos trajo más incomodidad fue que
sabíamos en casa de quien estaba.

- ¿Cuántos años tiene ese chico Cami?

-Es solo un año más grande que yo papá, no creas que es muy mayor. Pero es tan
maduro, y tan caballero.

- ¡wow! Alguien suena enamorada -dijo Sarah sin percatarse del momento de
tensión que se vivía entre tres de los adultos, mi madre, Bella y yo.

-Te prohíbo que vuelvas a ver a ese chico, ¿Me escuchaste Camilla Cullen? No
quiero saber que vuelves a hablar con él. -soltó mi madre confirmando mis peores
temores.

- ¿Qué? ¿Por qué me dices eso abuela? ¿Qué pleito tienen con esa familia? ¿Por
qué todos tienen esa cara? La madre de Tony también puso cara extraña cuando el
me presento con ella.

- 341 -
Mi madre en ese momento dejo su servilleta encima de la mesa y tomo un sorbo
de agua.

-Acompáñame en este mismo momento al despacho madre, tu y yo tenemos que


hablar.

Fui a tomarla del brazo para arrastrarla casi hasta el despacho, en cuanto
entramos cerré la puerta, aunque solo un momento después esta fue abierta dejando
ver a Bella.

-Yo también tengo derecho a escuchar esta conversación, es algo que a mí


también me incumbe.

- ¿Que carajos sabes de esto eh madre? ¿Ahora qué demonios me ocultaste?

-Yo… no fue mi culpa Eddie, yo no sabía que esto pasaría.

-Deja de dar rodeos y ¡dime!

-Cuando regrese de Canadá el día que tú me echaste de tu casa, Carmen se


presento aquí, reclamándome tu actuar, diciéndome que por tu culpa su hija estaba
sufriendo y se había puesto en riesgo, al inseminarse, justo el día antes de que ella
se fuera de tu casa, se sometió al tratamiento de nuevo. No te lo dio porque paso lo
que paso…

-…Yo no vi ningún caso decírtelo porque en primer lugar tu no querías hablar


conmigo, pensarías que era una treta, después pensé que ella probablemente
moriría o lo volvería a perder y para que inquietarte y detenerte de tu lucha por
reconciliarte con Bella y los recuperar a tus hijos. Si no pasaría nada. Después ya no
volví a saber nada de ella, los Denali dejaron de hablarnos, nadie sabía nada de la
vida de Tanya, ellos no contaban nada. Con el paso del tiempo no vi el caso de
preocuparte. Pero por lo que veo el niño se logro.

- ¡Con un demonio! ¿Cómo puedes ser tan desconsiderada y fría? Tanto si ella
corría peligro de muerte como si no y solo perdía a mi hijo tú debías avisarme, era
tu deber decírmelo. ¿En qué maldito mundo tan egoísta vives Esme?

-Tanya hizo jurar a Carmen que no le diría a nadie y ella a su vez lo hizo conmigo
no quería que tú te enteraras por nada del mundo.

Salí de ahí, no me sentía capaz de respirar el mismo aire que mi madre en este
momento, sentí como era alcanzado por Bella, supuse.
- 342 -
- ¿Te das cuenta? ¿Te das cuenta de lo que hice? Te aleje de tu esposa, de la
esposa que te dio un hijo. ¿Que va a pasar ahora Edward? ¿Cómo voy a explicar a los
chicos, que su padre tiene una familia que no somos nosotros? ¡Que yo solo paso a
ser la otra!

En este momento no me sentía capaz de lidiar con las inseguridades de Bella,


tenía que saber y hablar con Tanya ver si había sido capaz de engañarme de esa
manera.

-Bella esto no es lo más importante en este momento, no puedo lidiar con eso
ahora, no eres la otra, eres mi esposa con toda la ley. Pero necesito saber con
urgencia porque me oculto a mi hijo por diez y seis años. ¡Maldita sea!

Salí de la casa a grandes zancadas, tome mi auto y maneje hacia la casa de los
Denali. Justo afuera sobre la capota de un auto estaba un chico un poco alto,
desgarbado, con una patineta. Me acerque y lo que vi me dejo pasmado, su cabello
era rojizo como el mío y de mis hijos, sus ojos parecían tener un tono verde como el
mío, su piel era pálida como la mía, tal vez sus facciones no eran parecidas a las
mías, o de mis hijos, pero podía ver similitudes tanto de Tany como mías. Además no
había mucho que dudar cuando él llevaba mi segundo nombre. No podía creer que
me volvía a pasar la misma historia que con Robbie y Marie.

-Hola, Tony. -saludé con voz trémula.

- ¡oh demonios! Usted debe ser el padre de Camille, no quise ir a dejarla tarde
solo que se nos paso el tiempo señor. Una disculpa. -pude notar el fuerte acento que
tenía.

-No, no vengo a regañarte, solo quería conocerte, y quiero ver a tu madre, ¿tu
madre es Tanya, cierto?

-Así es señor, mi madre se llama Tanya, pero… disculpe, ¿Por qué desea
conocerme?

-Tony, mi amor, puedes entrar a prepararte para la cena por favor. Necesito
hablar con el señor. -La suave voz de Tany me tomo por sorpresa, estaba a mitad de
la escalinata que conducía a la casa. El chico obedeció, no sin antes despedirse de
mí educadamente.

- ¡Hola Edward! Estaba esperando esta visita. Desde el momento en que Tony me
presento a Camilla.

- 343 -
- ¿Y estas tan tranquila sabiendo lo que hiciste? ¿Cómo te atreviste Tanya? ¿Cómo
te atreviste a ocultarme la existencia de mi hijo por tantos años?

- ¿Te puedes tranquilizar por favor? Nunca me ha gustado armar escándalos, y


muchos menos perder la compostura cuando no hay motivos para hacerlo.

-Déjate de rollos y dime porque demonios lo hiciste.

-Tony no es tu hijo.

- ¿Qué? ¡No pretendas engañarme! ¡Sé que lo es! Es parecido a mí y mis demás
hijos. Su edad, todo me dice que es mi hijo, además no fue muy listo ponerle mi
segundo nombre.

-Estas viendo lo que quieres ver Edward, guarda silencio y escúchame, el no se


parece a ti en absolutamente nada.

- ¡Su cabello, sus ojos! -insistí.

-Su cabello es rubio rojizo, así como el mío, es un tono distinto al cobrizo de
ustedes, sus ojos no son verdes ni tienen tu forma ni nada, son color miel como los
míos, sus facciones son fuertes y un poco toscas como las de mi esposo, al igual que
el nombre corresponde a la familia de mi esposo. Si Edward, me case. -todo esto era
mucha información que no sabía qué hacer para procesarla toda en tan poco tiempo.

- ¿pero y la inseminación? Mi madre dijo que…

- ¡Tu madre, tu madre! ¿Sigues dejándote manipular por ella?

- ¡Explícame lo de la maldita inseminación!

-Bien, creo que tienes derecho a saber todo lo que paso, si hubo una inseminación,
el día anterior a que saliera de tu vida, me sometí al tratamiento, yo presentía que te
estaba perdiendo, y tome medidas drásticas, consulte una clínica de fertilidad en
Canadá que se puso en contacto con la de aquí y en poco tiempo se arreglo todo. Era
mi última oportunidad de salvar mi matrimonio. Cuando tú llegaste con la noticia de
que tenías hijos con esa mujer, yo decidí que no iba a exponer a mi hijo a vivir a
medias contigo. Yo podría soportarlo, pero no soportaría que se lo hicieras a mi
bebé…

-…Decidí irme, regrese a Chicago con mi familia, pero supe que Esme regreso al
día siguiente, yo no quería que tu lo supieras así que decidí irme de regreso a Italia,
- 344 -
en cuanto pise el aeropuerto tuve una pequeña hemorragia, me llevaron
inmediatamente a una clínica, donde estuve en promedio un mes, por la tensión
vivida, y el ajetreo de tantos vuelos puse en riesgo mi embarazo, que tal vez con un
cuidado extremo se hubiese podida llegar a término, pero no, un mes después perdí
a mi hijo…

-…Esa clínica también contaba con una casa de reposo, para pacientes con alguna
situación traumática. Ingrese ahí y seguí bajo el cuidado de Franko, el cuido de mi
embarazo y vio lo que sufría por luchar para lograrlo. Todos los días me visitaba,
cuando Salí de ahí, seguí frecuentándolo, pocos meses después me dijo de un
tratamiento innovador para mi caso. Acepte entrar en el aunque esta vez muriera de
la pena o en el proceso. Como ambos sentíamos cosas el uno por el otro acepte que
él fuera el padre de mi hijo. Y lo logramos, el resultado de ese milagro de la
medicina es Tony.

-Pero, habían dicho que un aborto más y tu matriz quedaría completamente


inservible.

-Así es, es por eso que lo llamo milagro. Fue un embarazo muy complicado
Edward, pase prácticamente los 9 meses en el hospital y en cama, pero valió la
pena. Es por eso por lo que no podía ir a Canadá a firmar tu tan deseado divorcio.
Porque estaba en cama, esperando a lograr sobrevivir al reto más grande de mi
vida. Nunca te hubiera mentido Edward, puedo imaginarme llamándote al día
siguiente para avisarte que habías tenido un hijo.

-Me da mucho gusto que hayas encontrado la felicidad Tany, y que tengas todo lo
que siempre deseaste. Luces radiante y tan hermosa como siempre. -sonrió de
manera sincera ante mi comentario.

-Eddie, yo, perdón, es la costumbre creo de llamarte así. Quiero pedirte una
disculpa por lo que te dije la última vez que nos vimos, que deseaba que terminaras
solo y sin nada a tu alrededor. Lo sentía en ese momento, porque estaba muy dolida,
porque no habías logrado amarme, pero eres una persona muy especial en mi vida y
no quiero que pienses que yo sigo deseándote eso.

-Lo sé, lo sé Tanya, se que tu nunca guardarías ese tipo de sentimientos contra
alguien.

En ese momento por la puerta salió un hombre alto, de tez morena clara, y con
facciones como lo había mencionado Tany fuertes y toscas que entonces con la
mente despejada pude reconocer en el chico.

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- ¿Todo está bien amore?

-Sí, amor, todo está bien. En un segundo entro. -me sentí un intruso al ver la
mirada enamorada y soñadora con que miro a su esposo. Pero me hacia feliz ver que
ella también había encontrado en el gran puzle de la vida a esa persona que
complementaba su vida.

-Creo que la situación es un poco extraña e incómoda, no me gustaría que hubiera


malos entendidos, en casa creo que Bella, preferiría que Cami, no tenga contacto
con Tony.

-Si, a mi me parece lo más correcto, hablare con él, aunque no hay mucho de qué
preocuparse, en unos cuantos días regresamos a Italia y venimos muy poco a
América.

-Gracias, Tanya. Y de verdad me da mucho gusto verte feliz.

-Espero que tú seas por lo menos la mitad de lo que yo lo soy. Por cierto, tienes
una hija hermosa y encantadora. Se parece demasiado a ti.

Dicho esto, compartimos una sonrisa más y cada quien se retiro a su respectiva
casa. Mi pecho por alguna razón se sentía ligero, creo que una parte de mí siempre
se había preocupado y mortificado por lo que hubiese pasado con Tany. Pero ahora
que veía que todo resulto bien para ambos, sentía que otra cosa más estaba resuelta
entre todos los problemas que hemos tenido que sortear a lo largo de nuestra vida
juntos.

Cuando entre a casa, me encontré con Rob y con Marie en el jardín, ambos me
esperaban.

- ¿que pasa hijos?

- ¿Es nuestro hermano? -pregunto sin tapujos Rob.

-Recordamos perfectamente a la señora con quien estuviste casado, "la señora


bonita" ¿recuerdas? Cuando crecimos nos fuimos dando cuenta porque no estuviste
en nuestras vidas tanto tiempo papá, y todo lo que sucedió hoy, nos tomo por
sorpresa, pero atando cabos supimos lo que estaba pasando, además de que ver a mi
mamá llorar y gritar lo que paso, pues nos aclaro más las ideas. -explicó Marie, ante
mi cara de asombro.

-No, no es mi hijo, fue todo un malentendido. Quiero que les quede bien claro
- 346 -
hijos, que ustedes nunca los he considerado como mi otra familia, ustedes son mi
única familia, su madre es la única mujer en mi vida que he amado y que voy a amar
hasta el final de mis días. Ustedes son y serán lo más valioso y precioso que tengo.

-Lo sabemos papá, no sabemos ni queremos saber ya que pasó durante toda
nuestra infancia, lo importante es que te recuperamos y que hemos permanecido
juntos hasta entonces. -Rob palmeo mi hombro y yo lo abrace y extendimos los
brazos a Marie.

Mis adorados gemelos, siempre tan inteligentes, y suspicaces. Siempre un paso


más delante de nosotros mismos. Cada día que pasaba me daba cuenta de que no los
perdía por que ellos estaban haciendo su vida aparte, sino que maduraban y vivían
sus propias vidas a la par de nosotros.

Subí a la habitación que compartía con mi esposa, y estaba ahí parada junto a la
ventana mirando al jardín, por lo que supe que había sido testigo del momento
compartido con los gemelos.

-Perdón, por cómo te hable antes de irme de aquí. Pero sabes que a veces no
puedo controlar mis ataques de histeria.

-Perdón por mi reacción también, no era el momento de hacer esos


cuestionamientos, pero es que la idea de que mi hija se enamore de su propio
hermano, aunado al miedo electrizante que paso por mi cuerpo al pensar perderte
fue demasiado.

-Bell, después de diez y seis años demostrándote cuanto te amo, ¿aun piensas que
te voy a dejar así como si nada? Creo que incluso a la tumba te voy a seguir, no te
será fácil deshacerte de mí. Ya deberías tenerlo más que claro.

-Lo sé, solo que así como tú aun no controlas tus ataques de histeria, yo aun no
controlo mis ataques de pánico al pensar que te puedo perder y mi manía de ser tan
cabezota.

-Pero aun así te amo…

Después de que aclare la situación con ella respecto al hijo de Tanya,


compartimos un momento de intimidad, aun a nuestros casi cincuenta años aun
éramos capaces de incendiar las sabanas con todo el calor y pasión con la que nos
amábamos.

.
- 347 -
.

Tres años después…

-Quédate quieto Rob, no puedo abrochar esto.

-Papá, no puedo quedarme quieto, cuando casi me ahogas.

- ¡Oh por el amor de Dios! Déjenme hacer eso a mí. -dijo Camilla relevándome en
colocar la pajarita en el cuello de su hermano. -Listo, has quedado guapísimo
muñeco.

-Gracias muñequita, tu también te ves hermosa.

- ¿Y yo no me merezco un cumplido, tonto?-entro peleando a la recamara de su


hermano Marie.

-por supuesto que sí, eres la mensa más hermosa de la casa. -sonrió recordando
los insultos que solían decirse cuando pequeños.

-Te voy a echar tanto de menos, Robbie, has sido parte de mi vida tanto tiempo
que ya no sé cómo voy a poder estar sin ti.

-Yo también ya siento que te echo de menos mi princesa Marie. -los ojos de Marie
brillaron con lagrimas en ellos, y rodeando el brazo de su hermano. -Pero siempre
estaré ahí para defenderte de cualquier dragón, u ogro que ose meterse con mi
hermanita. Te adoro, mensa.

-Te amo, tonto.

- ¿Cuántas veces tengo que llamarles la atención para que no se digan así?
-regaño fingidamente mi esposa a los gemelos mientras se abrazaba a ellos.

-No puedo creer que ya empiezan a volar solitos. Te voy a extrañar mi pequeño
Robbie. Mi príncipe encantado.

-No llores mami, te dejo en unas excelentes manos.

-Lo sé mi amor, lo sé.

Compartimos por ultimo un abrazo familiar antes de salir hacia la iglesia donde se
llevaría a cabo la boda de mi hijo con Sarah.
- 348 -
Fue una fiesta muy concurrida, con nuestros padres, nuestros amigos, los hijos de
nuestros amigos e incluso ya había por ahí algunos nietos, si, Amanda la hija de
Alice acababa de tener su primer bebé, Alice vivía quejándose de que era muy joven
para ser abuela. Jasper y ella solo habían tenido a Amanda, porque para Alice había
sido muy difícil superar la precaria situación económica que se había enfrentado en
su casa, y no quería hacer pasar nunca por eso a sus hijos, por lo que decidieron
tener solo una y darle un estilo de vida sin preocupación alguna, monetariamente
hablando.

Rosalie y Emmett habían sido acompañados solo por su hijo Steve de veinte años
el mayor, Jason estaba estudiando una maestría en China. La rubia seguía
manejando su agencia de modelaje, y el ahora era entrenador de un equipo de futbol
americano.

Kim iba en compañía de Caroline y el novio de esta. Tom había llegado por
separado como siempre lo hacían, pero siempre indudablemente terminaban
yéndose juntos, habían decidido tener una relación "liberal" ambos vivían en sus
casas, compartían cama ya sea en casa de ella o él, no salían con nadie más, pero no
estaban juntos. Era… algo raro de explicar, pero estamos hablando de Kim y Tom.

Mis suegros, estaban radiantes de felicidad, Renee no dejaba de llorar, y Charlie


no podía ocultar la sonrisa de orgullo que siempre le causaba Robbie.

-Debo reconocer que hiciste un buen trabajo Edmund, pero aun estas a prueba.
-sonreí ante la siempre mencionada prueba de aceptación. Y si como no, al ya
famoso Edmund.

Mientras todos convivían, algunos estaban en la pista de baile, yo busque con la


vista a mi Bell. Si, aun después de tantos y tantos años ella nunca había dejado de
ser mi Bell.

Por fin la localice en uno de los balcones tomando aire fresco. Salí con ella y
envolví mis brazos a su alrededor.

- ¿Huyendo?

-No, recordando.

- ¿Se puede saber qué?

-Un día como hoy, pero hace veintiocho años recibí una llamada, para decirme que
debía encontrarme con un hombre en un bar de un hotel. He pensado muchas veces
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que me arrepentía de haber tomado una decisión tan estúpida. Pero ¿sabes? Hoy,
justo hoy, me di cuenta que no lo hago. Y que nunca lo hare. Porque gracias a esa
decisión tan estúpida e irreflexiva, conocí al hombre de mi vida, al que me enseño a
la par lo que es el amor y el desamor. El que me brindo la dicha de ser madre, el que
hizo pensar que el amor solo era una palabra vacía de cuatro letras, un cuento de
hadas fabricado para envolver a la gente. Pero que también me enseño día a día el
verdadero significado de la felicidad y el amor…

-…El que me enseño que los corazones y los vivieron felices y comieron perdices,
no valen tanto la pena, si no hay sacrificio, si no hay dudas, si no hay dolor, si no hay
imperfección, el que me enseño que el mundo no es color de rosa, el mundo es del
color que nosotros queramos que sea.

-Soy lo más lejano a ser el hombre ideal o perfecto, pero te amo con todos mis
errores, mis defectos y mis contras. Te amo porque me muestro como el ser humano
que soy, y no como el príncipe azul que con el tiempo pierde su color. Te amo.
Porque si tu eres feliz, me das la felicidad a mí.

-Me robaste mi frase. -dijo sonriendo y poniendo sus labios sobre los míos.

-Tú robaste mi corazón, ese día hace veintiocho años. Así que estamos a mano.

~~~Fin~~~

Hola!

Se que diran ¿y a esta que mosco le pico?

Bueno explicaciones de porque estuve tanto tiempo ausente sobran.

Siempre dije que por compromiso conmigo misma y claro tambien con las
personas que sigues esta historia, no dejaria ninguna historia inconclusa. Y lo estoy
cumpliendo. ¿Por que todos los capitulos?

porque quiero dejar todo esto atras. Con el Fin de My Dustland Fairytale, que ha
sido la historia esta y su precuela las que mas dsifrute escribiendo si se le puede
llamar tal cual. Quiero avisar que dejo el Fan Fiction. ¿Razones? puedo dar muchas,
pero creo que la mas valida es, simplemente me di cuenta que esto no es lo mio.
Dejo el espacio a las personas que de verdad tienen el talento para plasmar las
historias que nos enganchan capitulo a capitulo.

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Muchas gracias a las personas que siempre me leyeron, gracias y disculpen por no
contestar sus ultimos reviews y sus mensajes. gracias x todo su apoyo.

y les aviso, las otras dos historias pendientes, tambien tendran su final, solo
denme tiempo para que me llegue un poco de inspiracion y no subir una completa
basura. no se cuando, pero las terminare.

Bueno sin mas, me despido.

Krisny!

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