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El ahogo

Capítulo I

La pregunta

Benjamín tenía tan solo nueve años, cuando su madre lo llevo de la mano a una sala de espera
lúgubre y desesperante, esos lugares donde el espíritu lentamente se debilita e torno a la luz
tenue y sofocante. El pregunto de manera temerosa - “Má, ¿Qué hacemos en este lugar?” -, a lo
que ella respondió –“Nada hijito, nosotros aquí no hacemos nada, venimos a que nos hagan, los
que saben”-. La respuesta desconcertó a benjamín (aunque el todavía no supiere el significado de
esta palabra), y le llamo a un profundo silencio, como cuando uno se da cuenta que esta frente a
un abismo insólitamente repentino, de esos que aparecen como por arte de magia.

Ese lugar era una clínica de abortos. María, la madre de benjamín era una mujer de escasos
recursos, madre soltera y de avanzada edad. Se ganaba la vida como mucama de hogares en los
suburbios, y trataba de mantener una vida digna para ella y su hijo. Tomo la decisión de
practicarse un aborto ya que este nuevo embarazo representaba una amenaza a la supervivencia
de ambos. NO sabe muy bien de quien es el hijo, solo puede llegar a suponer que fue concebido
en esas noches de intensas borracheras que eran el habitué en su rutina. . . al menos era
consciente que para una alcohólica era bastante complicado tratar de matarse de a poco y dejar
vivir a su hijo en el camino.

Nunca pudo recuperarse del momento en que Roberto, el padre de benjamín los abandono de
manera abrupta, una noche de verano en la ciudad de New York. Se mudaron allí con el plan de
enfrentar el desafío de ser padres, con una oportunidad de trabajo importante para Roberto. El
era un excelente chef de alta cocina, hijo de inmigrantes latinos y criado en Boston, de aspecto
agradable, muy buen mozo y curiosamente seductor en su forma de hablar.

Cuando todo parecía marchar sobre ruedas, y luego de encontrar un pequeño departamento para
ambos, Roberto le pidió a María que ella solo se preocupase por cuidar a su bebe. Los días pasaron
y en el nuevo restaurant donde Roberto llego a ser el nuevo jefe de cocina, todo parecía estar
viento en popa. Sin embrago hasta las cumbres mas altas tienen que tolerar las caídas mas
vertiginosas.

Roberto regreso mucho mas tarde de lo habitual a su hogar, donde María lo esperaba aterrorizada
con la idea de que fuese asaltado en las peligrosas calles de neblina y rostros ocultos. No era el
caso. Roberto la miro de manera repulsiva y dijo –“maldita puta, si tan solo hubieras dejado que
me pusiera un condón, ahora podría estar viviendo la gran vida sin preocuparme por ese bastardo
que llevas dentro”- evidentemente alcoholizado, y con un cuerpo tambaleante se desplomo sobre
el sillón de la sala de estar. María quedo sumida en un estado de shock, acompañado solamente
por el ruido del helado viento de madrugada. Cuando pudo volver en sí y pronunciar palabra se
dirigió al ya casi desmayado Roberto diciendo-“¿Qué es lo que acabas de decir?...no te atrevas a
hablar así de mi hijo pedazo de mierda, vos fuiste el maricón que no pudo mantener la verga
guardada cuando te dije que esperemos, y si no mal recuerdo fue tu idea que lo hiciéramos sin
protección por que según tus propias palabras me amabas como nunca has amado a nadie”-.El
reacciono entre eructos y una mirada perdida para sentenciar lo siguiente –“Tan solo quería
cogerte, me caías bien… pero nunca quise nada mas contigo… ¿acaso fuiste tan ilusa como para
pensar que dejaría todo por ti y te seguiría amando por siempre?... que imbécil… “. María al
escuchar esto solo atino a propiciarle una fuerte cachetada dejándolo bocabajo sobre el sillón del
cual por el momento no se levantaría.

Ella tomo su abrigo y salió a caminar envuelta en llanto y con el sentimiento de soledad más
aterrador y profundo que jamás haya sentido. Pensó en maldecir a todo aquello que formara parte
de los responsables de semejante dolor, desde ese bebe a su hermana Jimena quien fue la que
actuó de Cupido entre ambos. Decidió volver a casa y buscar los últimos ahorros, que le quedaban
y armar un bolso ligero para desaparecer de esa vida y no volver jamás… pero se detuvo al saber
que con sus 19 años no podría hacer mucho, menos siendo una descendiente de cubanos. La vida
puede pasar de ser dura a ser sencillamente perversa muchas veces… no contenta con nuestro
dolor, le suma pequeños detalles que hacen de un infierno, el escenario menos doloroso en
comparación a lo que se vive. Al menos ahora su mundo se había consumido repentinamente en
unos pocos minutos. Mientras regresaba la maleta al armario descubrió una pequeña arma que
Roberto aparentemente guardaba sin su conocimiento. No iba a negar que sería maravilloso
dispararle al pecho como él lo hizo con sus palabras, pero una vez más se dio cuenta de lo sola y
desprotegida que estaba, incluso se olvido de cómo ser valiente. Finalmente se rindió a las
lagrimas y se quedo dormida en la habitación, maldiciendo a Dios y todos los santos por semejante
desgracia.

Capítulo II

Adiós

Por la mañana Roberto despertó con un terrible dolor de cabeza, encontrando tan solo una nota al
costado de su mano que decía “te espero en Central Park a las 2:00 pm, espero que despiertes
antes de esto… María”. Eran casi las una de la tarde, y aunque él no recordaba absolutamente
nada de la noche anterior, pudo intuir que algo no estaba bien. Tomo algunos analgésicos y salió
para el metro, pensando que podría haber ocurrido-“¿será que sucedió algo con el bebe? ¿Por qué
no espero que despertase para hablar conmigo? ¿Sera por mi borrachera?... mierda….no recuerdo
nada”- su cabeza se inundaba de pensamientos que no lo llevaban a ningún lugar cuando de
repente se dio cuenta que había llegado a su estación.

Una vez en el parque se dirigió al lugar donde habían permanecido una tarde entera junto a maría
disfrutando del lago y los apto que hacían juego con los arboles y los peatones propios de esta
zona. Allí la vio sentada precisamente en el banco que para ellos era el suyo…

-¿ Como estas María?-


- De verdad no recuerdas nada no?, que pena, no me gusta repetir palabras ajenas…-

- sinceramente no se dé que me hablas, tan solo recuerdo haber salido a tomar para celebrar las
ventas de este mes, pero no recuerdo nada mas..-

-Dime algo Roberto, ¿me amas?-

-¡Pero claro que te amo mujer!, ¿Por qué crees que hago todo lo que hago? ¿Qué tipo de pregunta
es esa?-

-muchas gracias bebe, pero con esto solo me confirmas que eres más marica de lo que pensaba.
Anoche me dijiste claramente que era la culpable de tus desgracias, y que por mi culpa ahora estas
encerrado en una vida que jamás quisiste y que aparentemente odias desde lo más profundo de tu
ser. NO mientas más por favor, dímelo de una vez ¿Qué quieres a mi lado?

Roberto permaneció un largo rato en silencio, bajo la mirada empapada y fusilante de María. Sin
levantar el rostro tan solo dijo –Voy a irme a florida –

-Me parecía… ¿es esa tu decisión final? (dijo maría envuelta en un torbellino de miedo que aunque
pareciera fuerte como un toro por fuera, estaba muriendo lentamente de la mano de los sueños
que pensó armar junto a el).

-Si, mañana recogeré mis cosas, te dejare dinero para que vuelvas a lo de tus padres y puedas criar
al bebe con más ayuda –

- El dinero lo acepto, pero será la última vez. Lo que haga de ahora en mas es asunto mío, acabas
de perder no solo mi amor, sino a tu hijo también…pero creo que eso no te importaba después de
todo..-

Ambos quedaron en silencio y de la misma forma volvieron a su casa. El se preparo para un evento
especial que iba a tomar lugar ese sábado por la noche y partió temprano de casa. Ella miro con un
inmenso dolor las ecografías de ese niño en gesta y tomo las tijeras empezando a destrozarlas
todas… -¡Maldito engendro! Si no sería por ti, esto no sucedería!- lloro desconsolada- yo sería
todavía fuerte e independiente, podría escapar a donde quiera, pero ahora mi vida depende de ti…
y lo peor es que es demasiado tarde para abortar… ¡TE ODIO! – grito al momento que se propicio
un duro golpe en el vientre… Se desmayo por la rabia y el dolor y quedo largas horas tendidas en
el suelo. Al despertar ese domingo, Roberto dejo solamente un sobre con una suma importante de
dinero y una carta que decía lo siguiente:

María

Nunca pensé que una persona pudiera ser determinante en la vida de otra, pero
evidentemente tu lo has sido en la mía. No tratare de justificar mis palabras, pero al menos quiero
darte la verdad, por respeto a este tiempo que estuvimos juntos.
Yo nunca quise estar contigo, en realidad siempre me intereso tu hermana, pero al ver que
no tendría oportunidad decidí probar contigo. No niego que la pase extraordinariamente bien,
pero para mi todo termino el día que me dijiste que esperabas a ese niño. Quisiera decirte que está
todo bien y que te amo… pero estoy harto de vivir una mentira…

A partir de hoy te dejo libre de todo recuero, y hare lo mismo… es bueno poder decirte todo
esto, al menos estoy un poco más liviano ahora. Espero que puedas estar bien con tu vida. No te
ofreceré una ayuda que no estoy dispuesto a darte, y de hecho aunque parece de lo más vil, creo
firmemente que mientras más cierto sea lo que te digo más útil será para olvidar lo nuestro.

Te deseo suerte, y ojala no volvamos a vernos jamás. No lo tomes a mal, a veces es


necesario morir uno al otro.

Hasta nunca

Roberto

Ella tomó el dinero y haciendo un bollo con el papel lo arrojo a la basura, luego empezó a
destrozar las fotos que ambos tenían juntos y tiro toda su ropa por la ventana. Corrió al baño y
tomo un frasco de tranquilizantes, se los metió como quien come un puñado de dulces y se deslizo
en la tina. Permaneció sumergida en agua por un largo rato. Fue ahí que todo cambio…

Capítulo III

EL Sueño

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