Está en la página 1de 6

Biografía de Charles Darwin (1809-1882)

Charles Darwin fue un naturalista inglés que publicó una de


las obras científicas más influyentes en el mundo de la
biología: “El origen de las especies”. En ella, asentó las bases
de la evolución, un proceso que es posible gracias a lo que
bautizó como selección natural.

Esta publicación lo hizo merecedor de ganarse el título de


“padre de la biología moderna”, pues demostró su teoría
mediante observaciones y experimentos, algo fundamental en
todas las investigaciones del mundo de la biología y de la
ciencia en general.

Primeros años
Charles Robert Darwin nació en Shrewsbury, Inglaterra, el 12
de febrero de 1809, en el seno de una familia de científicos.
De hecho, tanto su padre como su abuelo eran reputados
médicos de esta pequeña ciudad en el condado de
Shropshire, cerca de Gales.

Esta influencia científica hizo que Darwin se interesara por el


mundo de la biología ya desde una muy temprana edad.
Coleccionaba minerales, conchas y otros objetos que
encontraba y los estudiaba, algo poco común para un niño.

Llegada la adolescencia, su padre, Robert Darwin, lo empujó


a estudiar Medicina. Por ello, en octubre de 1825, Charles
Darwin ingresó en la Universidad de Edimburgo para cursar
esta carrera. De todos modos, al no haberlo decidido él,
Darwin no se mostró cómodo y no quiso continuar
estudiando, por lo que acabó abandonando Medicina.
Al salir de la universidad inició, otra vez por consejo de su
padre, una carrera eclesiástica en 1828 en el Christ’s College
de Cambridge, una de las universidades más antiguas y
prestigiosas de Inglaterra.

Pese a que, de nuevo, siguió sin integrarse ni apasionarse


por aquello que estudiaba, fue en Cambridge donde
descubrió su verdadera vocación: la biología. En el Christ’s
College se introdujo en el mundo de la geología, la botánica y
la entomología, algo que marcaría su brillante trayectoria
profesional.

Vida profesional
Fue todavía en el Christ’s College donde a Darwin se le
ofreció algo que lo cambiaría todo. Gracias a su amistad con
un reverendo de Cambridge, se le dio la oportunidad de
embarcarse en un viaje alrededor del mundo. El reverendo le
presentó a Robert Fitz Roy, capitán del famoso “Beagle”, el
barco con el cual iban a realizar la travesía.

En 1831, el “Beagle” zarpó del puerto de Davenport, en


Inglaterra. A bordo había un joven Darwin de apenas 22 años,
que tenía la función de trabajar como naturalista durante la
expedición. Una expedición que, pese a que en teoría iba a
durar dos años, no terminó hasta pasados cinco años.

Durante este tiempo, Darwin y el resto de la tripulación


recorrieron medio mundo, explorando América del Sur, las
Galápagos, Cabo Verde, Nueva Zelanda, Tahití, Australia,
Sudáfrica... Darwin iba estudiando las especies tanto de
animales como de plantas con las que se iban topando y,
gracias a su especial atención al detalle, empezó a darse
cuenta de sus semejanzas y de sus diferencias.
Ya a bordo del “Beagle”, Darwin sospechó que la creencia
que teníamos sobre la estabilidad en el tiempo de las
especies podía no ser correcta, pues observó, entre otras
cosas, que como más lejos estaban las especies, más
diferentes eran entre ellas, y que estaban muy adaptadas a
las condiciones del medio en el que vivían, como si tuvieran
características acordes a sus necesidades.

Cuando regresó a Inglaterra ya era un reputado naturalista,


aunque todavía no era nada comparado con lo que le
deparaba el futuro. Retomando sus observaciones hechas
durante la travesía, Darwin empezó a trabajar en “El origen
de las especies”, el libro donde presentó las conclusiones de
sus investigaciones.

Su publicación fue todo un revuelo, pues afirmaba que las


especies evolucionan de acuerdo a la selección natural, es
decir, que aquellos organismos que más fácilmente puedan
sobrevivir en un medio, más descendencia con sus
características dejarán y, por lo tanto, la especie tenderá a
adoptar sus propiedades.

Esto fue adoptado por algunos como la obra científica más


importante de la historia de la biología, aunque algunos
sectores eclesiásticos intentaron satanizarla pues atentaba
contra la base más profunda de la religión. Dios no indicaba
el rumbo de la historia de los seres vivos. Era la selección
natural. Darwin dividió al mundo entre “Evolucionistas” y
“Creacionistas”.

Finalmente, Darwin murió de una enfermedad cardiaca en


1882, dejando tras de sí las bases que nos permiten a día de
hoy entender la vida y la evolución como lo hacemos.

Los 4 principales aportes de Charles Darwin a la ciencia


Charles Darwin dedicó su vida al estudio de las especies y
nos demostró que la evolución existe y que la vida es algo
dinámico. A continuación presentamos las principales
contribuciones de Charles Darwin al mundo de la biología y
de la ciencia en general, pues despertó una revolución sin
precedentes.

1. Las especies no se mantienen estáticas en el tiempo,


evolucionan
Siempre se había pensado que las especies que vemos
ahora eran las mismas desde la aparición de la vida. Sin
embargo, Darwin demostró que los organismos no dejan de
cambiar, por lo que las especies son algo dinámico.

Simplemente era un problema de perspectiva, pues la


evolución es un proceso que requiere millones de años para
dar cambios perceptibles y la humanidad lleva en la Tierra
menos de 200.000 años, por lo que no hemos tenido tiempo
de apreciar el fenómeno de la evolución en el resto de las
especies de animales.

2. La selección natural es el mecanismo que permite la


evolución
Después de demostrar que las especies cambian y se
diferencian las unas de las otras, Darwin tenía que demostrar
cuál era esa fuerza que conducía a ello, pues debía haber un
mecanismo que lo regulara. Este mecanismo es la selección
natural.

La teoría de la selección natural explica por qué los seres


vivos evolucionan. Imaginemos que dejamos un oso pardo en
la nieve y otro que, por algún defecto genético, es algo más
claro de lo normal. ¿Qué sucederá? El oso pardo tendrá
pocas probabilidades de cazar sin ser detectado, mientras
que el de pelaje más claro, lo tendrá un poco más fácil y
comerá más.

Al comer más, tendrá más energía y vivirá más, por lo que


tendrá más opciones de reproducirse. El oso pardo llegará a
tener, por ejemplo, dos hijos. El claro, cinco. Lo que pasa es
que ahora en la población ya habrá más osos claros. Esos
cinco se reproducirán también más que los otros dos pardos,
por lo que al final, de generación en generación, la proporción
de osos claros será mayor.

Además, de entre esos claros, habrá algunos más blancos


que otros. Como más blancos sean, más posibilidades de
cazar que los otros “menos blancos”. Así, con el tiempo, la
evolución va afinando cada vez más y dejando una población
perfectamente adaptada a las características del medio.

En resumen, la teoría de la selección natural postula que si


no estás adaptado al medio, morirás antes que los que estén
mejor adaptados, por lo que la población de esa especie
tenderá a tener las características de los más “beneficiados”
genéticamente hablando.

3. Todos los seres vivos partimos de un antepasado común


Otra de las grandes contribuciones de Charles Darwin derivó
de sus investigaciones sobre la evolución de las especies y
está relacionada con el origen de la vida.

Darwin observó que todos los animales que investigaba


tenían algunas características en común, las cuales eran más
llamativas como más cercanas estuvieran en el espacio.
Como más alejadas, menos características compartían.

Esto llevó a Darwin a hipotetizar que todos los organismos


partían de un antepasado común que se había ido
diferenciando en distintas especies dependiendo de los
medios que habitaban los organismos. A día de hoy, esto
está confirmado.

4. Fin del antropocentrismo


Darwin puso fin a la idea de que los humanos somos algo
especial dentro del Universo. Dijo que éramos un simple
animal más al que las leyes de la selección natural le afectan
como a todos los otros seres vivos. Esto causó espanto en la
Iglesia, pues fue el paso previo a demostrar que los humanos
venimos del mono, algo que hoy está perfectamente
aceptado pero que en su día supuso una auténtica
revolución.

También podría gustarte