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Cuál es el origen de los seres vivos? ¿Las especies se mantienen inalterables a lo largo del tiempo?

¿Por qué los organismos tenemos las características físicas que tenemos?

Charles Darwin es, quizás, el biólogo más importante de la historia. Con sus investigaciones,
cuestionó el origen divino de la vida que la religión había propuesto e intentó encontrar una
explicación científica a por qué los seres vivos son como son.

Sus descubrimientos marcaron un antes y un después en nuestra forma de entender la vida y, por
tanto, el mundo. Inició una revolución científica comparable a la que en su día despertó Isaac
Newton y asentó las bases de la biología moderna. Gracias a él, la vida es un misterio un poco
menos desconcertante.

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Hasta la llegada de Darwin, pensábamos que la vida era algo estático, que Dios había creado a
todas las especies y que estas se habían mantenido inalterables a lo largo de toda la historia.

Sin embargo, Darwin desmontó esta creencia con hechos empíricos, demostrando que la
evolución existe, que todos partimos de un antepasado común que se fue diferenciando en
distintas especies en un proceso lento que ha acabado dando lugar a toda la riqueza de seres vivos
que hay en el mundo.

Biografía de Charles Darwin (1809-1882)

Charles Darwin fue un naturalista inglés que publicó una de las obras científicas más influyentes en
el mundo de la biología: “El origen de las especies”. En ella, asentó las bases de la evolución, un
proceso que es posible gracias a lo que bautizó como selección natural.

Esta publicación lo hizo merecedor de ganarse el título de “padre de la biología moderna”, pues
demostró su teoría mediante observaciones y experimentos, algo fundamental en todas las
investigaciones del mundo de la biología y de la ciencia en general.

Primeros años

Charles Robert Darwin nació en Shrewsbury, Inglaterra, el 12 de febrero de 1809, en el seno de


una familia de científicos. De hecho, tanto su padre como su abuelo eran reputados médicos de
esta pequeña ciudad en el condado de Shropshire, cerca de Gales.
Esta influencia científica hizo que Darwin se interesara por el mundo de la biología ya desde una
muy temprana edad. Coleccionaba minerales, conchas y otros objetos que encontraba y los
estudiaba, algo poco común para un niño.

Llegada la adolescencia, su padre, Robert Darwin, lo empujó a estudiar Medicina. Por ello, en
octubre de 1825, Charles Darwin ingresó en la Universidad de Edimburgo para cursar esta carrera.
De todos modos, al no haberlo decidido él, Darwin no se mostró cómodo y no quiso continuar
estudiando, por lo que acabó abandonando Medicina.

Al salir de la universidad inició, otra vez por consejo de su padre, una carrera eclesiástica en 1828
en el Christ’s College de Cambridge, una de las universidades más antiguas y prestigiosas de
Inglaterra.

Pese a que, de nuevo, siguió sin integrarse ni apasionarse por aquello que estudiaba, fue en
Cambridge donde descubrió su verdadera vocación: la biología. En el Christ’s College se introdujo
en el mundo de la geología, la botánica y la entomología, algo que marcaría su brillante trayectoria
profesional.

Vida profesional

Fue todavía en el Christ’s College donde a Darwin se le ofreció algo que lo cambiaría todo. Gracias
a su amistad con un reverendo de Cambridge, se le dio la oportunidad de embarcarse en un viaje
alrededor del mundo. El reverendo le presentó a Robert Fitz Roy, capitán del famoso “Beagle”, el
barco con el cual iban a realizar la travesía.

En 1831, el “Beagle” zarpó del puerto de Davenport, en Inglaterra. A bordo había un joven Darwin
de apenas 22 años, que tenía la función de trabajar como naturalista durante la expedición. Una
expedición que, pese a que en teoría iba a durar dos años, no terminó hasta pasados cinco años.

Durante este tiempo, Darwin y el resto de la tripulación recorrieron medio mundo, explorando
América del Sur, las Galápagos, Cabo Verde, Nueva Zelanda, Tahití, Australia, Sudáfrica... Darwin
iba estudiando las especies tanto de animales como de plantas con las que se iban topando y,
gracias a su especial atención al detalle, empezó a darse cuenta de sus semejanzas y de sus
diferencias.
Ya a bordo del “Beagle”, Darwin sospechó que la creencia que teníamos sobre la estabilidad en el
tiempo de las especies podía no ser correcta, pues observó, entre otras cosas, que como más lejos
estaban las especies, más diferentes eran entre ellas, y que estaban muy adaptadas a las
condiciones del medio en el que vivían, como si tuvieran características acordes a sus necesidades.

Cuando regresó a Inglaterra ya era un reputado naturalista, aunque todavía no era nada
comparado con lo que le deparaba el futuro. Retomando sus observaciones hechas durante la
travesía, Darwin empezó a trabajar en “El origen de las especies”, el libro donde presentó las
conclusiones de sus investigaciones.

Su publicación fue todo un revuelo, pues afirmaba que las especies evolucionan de acuerdo a la
selección natural, es decir, que aquellos organismos que más fácilmente puedan sobrevivir en un
medio, más descendencia con sus características dejarán y, por lo tanto, la especie tenderá a
adoptar sus propiedades.

Esto fue adoptado por algunos como la obra científica más importante de la historia de la biología,
aunque algunos sectores eclesiásticos intentaron satanizarla pues atentaba contra la base más
profunda de la religión. Dios no indicaba el rumbo de la historia de los seres vivos. Era la selección
natural. Darwin dividió al mundo entre “Evolucionistas” y “Creacionistas”.

Finalmente, Darwin murió de una enfermedad cardiaca en 1882, dejando tras de sí las bases que
nos permiten a día de hoy entender la vida y la evolución como lo hacemos.

Los 4 principales aportes de Charles Darwin a la ciencia

Charles Darwin dedicó su vida al estudio de las especies y nos demostró que la evolución existe y
que la vida es algo dinámico. A continuación presentamos las principales contribuciones de
Charles Darwin al mundo de la biología y de la ciencia en general, pues despertó una revolución
sin precedentes.

1. Las especies no se mantienen estáticas en el tiempo, evolucionan

Siempre se había pensado que las especies que vemos ahora eran las mismas desde la aparición
de la vida. Sin embargo, Darwin demostró que los organismos no dejan de cambiar, por lo que las
especies son algo dinámico.

Simplemente era un problema de perspectiva, pues la evolución es un proceso que requiere


millones de años para dar cambios perceptibles y la humanidad lleva en la Tierra menos de
200.000 años, por lo que no hemos tenido tiempo de apreciar el fenómeno de la evolución en el
resto de las especies de animales.

2. La selección natural es el mecanismo que permite la evolución

Después de demostrar que las especies cambian y se diferencian las unas de las otras, Darwin
tenía que demostrar cuál era esa fuerza que conducía a ello, pues debía haber un mecanismo que
lo regulara. Este mecanismo es la selección natural.

La teoría de la selección natural explica por qué los seres vivos evolucionan. Imaginemos que
dejamos un oso pardo en la nieve y otro que, por algún defecto genético, es algo más claro de lo
normal. ¿Qué sucederá? El oso pardo tendrá pocas probabilidades de cazar sin ser detectado,
mientras que el de pelaje más claro, lo tendrá un poco más fácil y comerá más.

Al comer más, tendrá más energía y vivirá más, por lo que tendrá más opciones de reproducirse. El
oso pardo llegará a tener, por ejemplo, dos hijos. El claro, cinco. Lo que pasa es que ahora en la
población ya habrá más osos claros. Esos cinco se reproducirán también más que los otros dos
pardos, por lo que al final, de generación en generación, la proporción de osos claros será mayor.

Además, de entre esos claros, habrá algunos más blancos que otros. Como más blancos sean, más
posibilidades de cazar que los otros “menos blancos”. Así, con el tiempo, la evolución va afinando
cada vez más y dejando una población perfectamente adaptada a las características del medio.

En resumen, la teoría de la selección natural postula que si no estás adaptado al medio, morirás
antes que los que estén mejor adaptados, por lo que la población de esa especie tenderá a tener
las características de los más “beneficiados” genéticamente hablando.

3. Todos los seres vivos partimos de un antepasado común

Otra de las grandes contribuciones de Charles Darwin derivó de sus investigaciones sobre la
evolución de las especies y está relacionada con el origen de la vida.

Darwin observó que todos los animales que investigaba tenían algunas características en común,
las cuales eran más llamativas como más cercanas estuvieran en el espacio. Como más alejadas,
menos características compartían.
Esto llevó a Darwin a hipotetizar que todos los organismos partían de un antepasado común que
se había ido diferenciando en distintas especies dependiendo de los medios que habitaban los
organismos. A día de hoy, esto está confirmado.

4. Fin del antropocentrismo

Darwin puso fin a la idea de que los humanos somos algo especial dentro del Universo. Dijo que
éramos un simple animal más al que las leyes de la selección natural le afectan como a todos los
otros seres vivos. Esto causó espanto en la Iglesia, pues fue el paso previo a demostrar que los
humanos venimos del mono, algo que hoy está perfectamente aceptado pero que en su día
supuso una auténtica revolución.

Referencias bibliográficas

Lightman, B. (2010) “The many lives of Charles Darwin: Early biographies and the definitive
evolutionist”. Notes and Records of The Royal Society.

Barlow, N. (1993) “The Autobiography of Charles Darwin: 1809-1882”. W.W. Norton & CO.

Racevska, E. (2018) “Natural Selection”. Oxford University.

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