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Mapa 1
Por otra parte, la literatura no sólo comunica el mensaje de un individuo, sino que refleja el
pensamiento social o las inquietudes sociales, culturales, políticas y otras, de un tiempo.
Lifeder (2021) explica que la función poética del lenguaje es la que se caracteriza por utilizar la
lengua literaria, centrada en la manera en que se transmite un mensaje. Con esta función
podemos proporcionarle un valor estético a nuestras palabras.
Referencia
Lifeder. (24 de febrero de 2022). Función poética del lenguaje. Lifeder. Recuperado de
https://www.lifeder.com/funcion-poetica/.
Mapa 2
2. Marcas de literariedad
Como vimos en el tema anterior, la literatura cumple una de las funciones del lenguaje, la
función poética, a partir de la cual el hablante le proporciona un valor estético a sus palabras,
creando con ello el lenguaje literario. ¿Cómo lo consigue? Utilizando elementos retóricos, de tal
manera que sus palabras no tendrán un significado literal.
Las marcas de literariedad o los indicadores de que estamos ante un texto literario son las
siguientes:
Lenguaje literario
● El mensaje enviado no es literal, sino subjetivo.
● Tiene un receptor ideal, un lector implícito que, gracias a su competencia, puede
comprender la diversidad de mensajes que se da a conocer.
● Provoca una diversidad de sentimientos y emociones.
● El mensaje puede ser actualizado en diferentes contextos.
● Se emplea uno o varios niveles retóricos: fonológico, que trabaja el sonido del
mensaje mediante una selección de palabras y fonemas colocados
estratégicamente, por ejemplo la rima o la aliteración; morfosintáctico, con el que
el autor modifica de posición los elementos de la oración, los omite o los repite; y
semántico, que le sirve al autor para expresar significados no literales, por
ejemplo, la metáfora.
La prosa es una forma específica de escritura en la que el escritor plasma sus ideas de manera
consecutiva redactando oraciones y creando párrafos. Algunas características son la carencia
de rima (excepto en la prosa poética), organiza las ideas de forma sintáctica. Se le emplea en
las descripción, la exposición y la argumentación. En la literatura, la prosa se emplea en la
narrativa o prosa ficcional; y en la lírica en la prosa poética.
El verso, por otra parte, es una unidad en que comúnmente se divide un poema. La agrupación
de versos crea estrofas. En la poesía clásica o tradicional los versos se suelen vincular con los
demás de la estrofa a través de la rima.
Significado
El término -fábula-, proviene de fabŭla en latín, que procede del mismo
término de origen de “habla”. Es así que el término está relacionado
directamente con la acción de contar historias, las cuales, con frecuencia, son
historias producto de la imaginación. Con el mismo término se hace
referencia a relatos procedentes de la mitología clásica e incluso se usa el
término fábula para referirse a un chisme o una historia falsa.
Definición
La fábula puede definirse como una creación literaria de corta extensión que
puede estar escrita en verso o en prosa con una intención educativa o
moralizante. A través de situaciones producto de la imaginación, virtudes o
costumbres de un pueblo o región determinada se presenta el carácter
pedagógico.
¿Qué es la moraleja?
La fábula contiene siempre una moraleja, esta consiste en una especie de
enseñanza o de lección que se obtiene como respuesta de una acción de
acuerdo a los escenarios por los que ha pasado el personaje. Es así que la
moraleja es una lección de carácter ético o moral que sugiere la corrección de
una conducta y que juzga para determinar sus posibles consecuencias.
Origen de la fábula
Se atribuye el surgimiento de la fábula a las antiguas culturas establecidas en
Oriente, especialmente en la India, quienes las crean con la intención de dejar
enseñanzas y educar a niños, infundiendo en ellos las virtudes, valores y
características necesarias para que como hijos de nobles, pudieran
convertirse en gobernantes. Es así que empiezan a crearse las primeras
fábulas con las facultades que las definirían: brevedad y tinte moral, de forma
que se empezarán a difundir con facilidad por la región llegando a Europa con
los navegantes.
Es así que las fábulas llegan a Grecia, donde figuras como Esopo van a tomar
el subgénero narrativo y empezarán a crear fábulas que vincularán aspectos
propios de la tradición cultural griega. Más adelante, Horacio y Fedro en
Roma, inspirados por el griego, empezarán a escribir también fábulas con
contenido moral para llegar a su auge durante la Edad Media y el
Renacimiento.
Carácter moralizante
Sin duda una de las características clave de la fábula, es que está elaborada de
tal forma que llega a tener un mensaje o moraleja, de forma que puede
también adquirir un carácter educativo propio de una acción o situación de
experiencia que es mostrado al lector.
Narrador
Con frecuencia en las fábulas aparece un narrador quien es el encargado de ir
contando los hechos que están sucediendo, lo hace en tercera persona y se
sujeta al orden cronológico que sigue la estructura de la fábula. Es así que el
modo de escritura de la fábula da lugar al narrador para iniciar el texto
ubicando al lector en un tiempo y lugar.
Temas humanos
Debido a la intención moralizante que tiene la fábula, los temas que suele
incluir son aquellos que abordan aspectos como los vicios de los seres
humanos, tales como la mentira, la indiferencia, la arrogancia, el orgullo, entre
otros. Esto se usa dado que tras cada uno de ellos se oculta una intención de
crítica y juzgamiento que permite valorar y señalar actitudes negativas por la
moraleja y las consecuencias que se adquieren.
Texto breve
Uno de los aspectos más importantes de las fábulas es que son textos que no
se extienden como una novela, sino que, por el contrario, en cortos párrafos
reúne toda la historia que se quiere contar.
Figuras personificadas
Los personajes que predominan en las fábulas suelen ser animales, aunque
también aparecen objetos humanizados o personificados quienes realizan las
acciones más importantes dentro de las historias. Sin embargo, hay algunas
fábulas en las que se recurre a personajes divinos o personajes
completamente humanos.
Organización lineal
Otro de los puntos clave de la fábula, tiene que ver con la forma en la que
están organizados los sucesos dentro del texto, dado que la fábula se
caracteriza por tener un orden lineal, de forma que no tiene saltos en el
tiempo hacia el pasado, como sucede en otros tipos de texto, sino que todo
sucede paso por paso en el orden que se espera.
Partes de la fábula
Como sucede con los demás subgéneros del género narrativo, está dividido
en tres partes inicio, nudo y desenlace, pero cada una de estas divisiones
posee características particulares del desarrollo de la fábula compuestas de la
siguiente manera:
Inicio
En esta primera etapa, el autor presenta a los personajes de la historia y los
ubica en una situación especial. También suele poner en conocimiento la
ubicación geográfica en la que ocurre la historia y el tiempo en el que se
realiza, sin embargo este no es un requisito para todas las fábulas, dado que
existen otras que se dirigen de forma directa a una situación en concreto con
la que inicia el dilema.
Complicación
Es la parte central, también conocida como nudo en la narrativa. En esta
etapa inicia el desarrollo de la trama de la fábula, la cual va conducida a un
evento conflictivo o problemático en el que se disputan valores como la ética
y la moral, las cuales se sumergen en los personajes que están desarrollando
las acciones y que compiten por elegir la mejor decisión según su experiencia
y momento.
Desenlace
Es la parte final de la fábula. En esta etapa el texto empieza a revelar al lector
las consecuencias de las acciones cometidas durante la complicación o nudo
de la fábula, de forma que su explicación empieza a desarrollar la moraleja o
la enseñanza que irá al lector. Su enseñanza explica la respuesta que tiene la
acción del personaje, sea una compensación por su acto de bondad, o un
castigo por una conducta inadecuada.
Tipos de fábula
Debido a la intención, moraleja o contenido de las fábulas, es posible
clasificarlas en categorías, de manera que se reconocen las siguientes:
Fábulas agonales
Este tipo de fábulas están compuestas en tres partes. La primera de ellas se
centra en la situación de inicio con dos personajes clave, la segunda parte es
el agón, espacio en el que cada personaje pone en conocimiento del lector su
posición ante la situación. Y la tercera parte es el cierre de la fábula o la
conclusión.
Fábulas de situación
En este tipo de fábulas están todas aquellas en las que un sólo personaje se
enfrenta a una situación conflictiva o a un dilema. En este caso, lo hace solo
mientras que otro personaje es quien le observa y valora sin hacer parte de la
situación propiamente.
Fábulas etiológicas
Se caracterizan por ser fábulas cuya duración es más corta que una fábula
común, sin embargo, poseen la misma estructura y elementos. Este tipo de
fábulas también pueden dejar la moraleja en el inicio o en el final.
Fábulas de seres inertes: son aquellos textos en los que los personajes son
objetos inanimados de la realidad y que toman movimiento en la historia.
Fábulas del reino vegetal: en este tipo de fábulas los personajes y los
protagonistas serán plantas.
Fábula - Definición, partes, características y cómo escribir una fábula 2022 (tiposdearte.com)
¿Qué es una novela? Orígenes,
definición, características y tipos
de novelas
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Artículo revisado y aprobado por nuestro equipo editorial, siguiendo los criterios de redacción y
edición de YuBrain.
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Tabla de Contenidos
Una novela es una obra narrativa de ficción en prosa que cuenta una historia acerca
de experiencias humanas específicas durante un periodo de tiempo determinado.
Una novela es una obra de ficción en prosa que narra un relato de una longitud más
o menos extensa. Se conocen novelas de la década de 1010, como La Historia de
Genji, de Murasaki Shikibu. En Europa, la novela moderna surgió en el siglo XVII.
Don Quijote de la Mancha (novela publicada en dos partes, en 1605 la primera y
1615 la segunda), del escritor español Miguel de Cervantes, se considera la primera
novela moderna de la literatura mundial. Se trata del segundo libro más leído a lo
largo de la historia, solo después de la Biblia. Es una crítica mordaz, aunque a la vez
tierna, del ideal aventurero y romántico de las novelas y poemas épicos de
caballería, y su éxito, fulminante en su momento, se mantiene hasta nuestros días.
El retrato que hace de la sociedad española de la época es certero y descarnado, y
esa característica hizo de esta novela, y del género que inauguró, uno de los secretos
de su éxito entre los lectores, que aún continúa en nuestros días y no tiene visos de
desparacer.
A diferencia de lo que ocurría en los géneros literarios más antiguos, como la poesía
épica, la novela se concibe para una lectura individual, no para la escucha conjunta
de una amplia audiencia.
Tipos de novelas
Las novelas se pueden encontrar en todos los estilos imaginables, en el que cada
autor imprime su propia voz. Hay un puñado de subgéneros principales que tienden
a constituir una gran parte del mercado, aunque también existen muchos otros
géneros y mezclas de géneros. Algunos de los principales tipos de novelas son las
que se describen a continuación.
Novelas de misterio
Las novelas de misterio giran en torno a un crimen que debe ser resuelto, a menudo
un asesinato, pero no siempre. El formato tradicional tendrá un detective como
protagonista, ya sea profesional o aficionado, y rodeado por un grupo de personajes
que ayudan a resolver el crimen o que, por el contrario, son sospechosos. A lo largo
de la historia, el detective estudiará pistas, que en muchos casos pueden ser falsas,
para resolver el caso. Algunas de las novelas más conocidas de todos los tiempos
pertenecen al género de misterio, como las de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan
Doyle y las novelas de Agatha Christie. Diez negritos, de Agatha Christie, es la
novela de misterio más vendida de la historia.
Terror y suspense
Las novelas de suspense en ocasiones se combinan con otros géneros, sobre todo los
de misterio y ciencia ficción. La característica definitoria de estas novelas es que su
intención es inducir una sensación de miedo, suspense o terror psicológico en el
lector. Dos de los primeros ejemplos de este género son El conde de Montecristo, un
thriller de Alejandro Dumas que narra la venganza del protagonista, y El corazón de
las tinieblas, novela de Joseph Conrad que se adentra en el terror psicológico.
Muchas de las novelas de Stephen King son ejemplos contemporáneos de este
género.
Romance
Las novelas románticas de la actualidad tienen algunas cosas en común con los
“romances” del pasado: la idea del amor romántico como objetivo final, el escándalo
social causado por algunos comportamientos de los protagonistas y las emociones
intensas que lo dominan todo. No obstante, las novelas románticas contemporáneas
se centran más específicamente en contar una historia de un amor romántico, en la
que a veces predominan los detalles explícitamente sexuales, entre los personajes. A
menudo siguen estructuras altamente específicas y repetitivas, y casi siempre
requieren tener una resolución optimista o feliz. La novela romántica actualmente el
género más popular de novela en los Estados Unidos de América.
Ficción histórica
Como su nombre indica, la ficción histórica es un relato de ficción que tiene lugar en
algún momento histórico de interés para el autor y los potenciales lectores. Algunas
novelas de ficción histórica, o simplemente novelas históricas, implican tramas de
ficción (o semificción) sobre personajes históricos reales, mientras que otras
conciben personajes totalmente originales, aunque en situaciones de la vida real.
Algunas obras icónicas de ficción histórica incluyen Ivanhoe (Walter Scott),
Historia de dos ciudades (Charles Dickens), Lo que el viento se llevó (Margaret
Mitchell), y Nuestra señora de París (Victor Hugo).
Ficción realista
La división de la historia
Los capítulos tienden a girar en torno a una pequeña porción de la novela que está
unificada bien alrededor de un personaje, un tema o una trama. En las novelas más
extensas, los capítulos pueden agruparse en secciones aún más amplias, por
períodos de tiempo o basándose en partes primordiales de la historia. La división en
trozos más pequeños de la historia es uno de los elementos que definen una novela;
una historia que es lo suficientemente corta como para no necesitar tales divisiones
probablemente no es lo suficientemente larga como para ser considerada una novela
completa, sino una “novela corta”.