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Caridad. Compartir lo que uno tiene y a otros le falta. La caridad no sólo se expresa a través de
lo material, sino que puede compartirse tiempo, alegría, paciencia, trabajo, etc. Por eso, no es
necesario tener muchos recursos materiales para ser caritativo.
El término “caridad” proviene del latín caritas, derivado de carus (“querido”), y por lo tanto es un
concepto vinculado con el de amor. De hecho, según la doctrina cristiana católica, la caridad
debe entenderse como el sentimiento de amor por Dios por encima de todas las cosas y
supone amar al prójimo como a uno mismo a través del amor divino.
La Biblia define la caridad como “benigna” y afirma que “la caridad no tiene envidia, la caridad
no es jactanciosa, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no
piensa el mal; no se goza en la injusticia, mas se goza en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta” (Corintios 13:4-7).
De acuerdo a estos preceptos religiosos, la caridad tiene como frutos el gozo, la paz y la
misericordia, y suscita la reciprocidad. Esto quiere decir que las conductas caritativas
ayudan a la gente a lidiar con sus propios males, además de que si algún día estamos
necesitados de asistencia, aquellas personas que recibieron nuestra ayuda desinteresada
estarán dispuestas a interceder por nosotros. En ese sentido, la caridad es la virtud opuesta a
los pecados del odio, la envidia y la avaricia.
Ejemplos de caridad
La caridad puede entenderse como una forma de amor fraterno y universal, ya que la
persona caritativa sufre por el otro, se preocupa por el otro y es generosa con el otro, acciones
que comúnmente nacen del amor.
Fuente: https://concepto.de/caridad/#ixzz7pNADHqBF
Fuente: https://concepto.de/caridad/#ixzz7pN7GQ7UR