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GRAN SALA
CASO HALET c. LUXEMBURGO
(Solicitud n° 21884/18)
JUICIO
Art 10 • Libertad de expresión • Multa penal de 1.000 EUR por revelar a los medios de
comunicación documentos confidenciales de un empleador del sector privado sobre las
prácticas fiscales de empresas multinacionales (Luxleaks) • Consolidación de la European
La jurisprudencia anterior del Tribunal sobre la protección de los denunciantes y la afinación
de los criterios establecidos en la sentencia Guja • No existe una definición abstracta y
general del concepto de denunciante • La solicitud de protección en virtud de este estatuto
se concederá en función de la circunstancias y contexto de cada caso • Evaluación general
por parte del Tribunal de los criterios de Guja , tomados por separado, pero sin jerarquía ni
orden específico • El canal seleccionado para hacer la divulgación era aceptable en ausencia
de conducta ilegal por parte del empleador • Autenticidad de los documentos divulgados • La
buena fe del solicitante • Equilibrio necesario de los intereses contrapuestos en juego por parte del
Gran Sala, ya que el ejercicio de ponderación de los tribunales nacionales no cumplía los
requisitos identificados en la presente sentencia • Interpretación demasiado restrictiva del
interés público de la información revelada, que había hecho una contribución esencial a un
debate preexistente de importancia nacional y europea • Los tribunales nacionales solo
tuvieron en cuenta el perjuicio causado al empleador • El interés público en la divulgación
superó todos los efectos perjudiciales, incluido el robo de datos, la violación del secreto
profesional y el daño a los intereses privados de los clientes del empleador • Carácter
desproporcionado de la condena penal
ESTRASBURGO
14 febrero 2023
Esta sentencia es definitiva pero puede estar sujeta a revisión editorial.
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
TABLA DE CONTENIDO
GRAN SALA ............................................................. ..................................1
PROCEDIMIENTO................................................. ...............................................3
LOS HECHOS ................................................ .................................................... 5
I. LAS CIRCUNSTANCIAS DEL CASO ................................................5
A. Los antecedentes de hecho del caso ............................................... ...............5 B. El
proceso penal incoado en el caso .................................. ..........6 1. La sentencia de primera
instancia........................... ..................................6 2. El procedimiento ante el Tribunal
de Apelación .... ..............................6 (a) Las presentaciones del Departamento del
Fiscal General ....... ...7 (b) La sentencia del Tribunal de
Apelación .................................. ......... 9
3. Las sentencias del Tribunal de Casación respecto de AD y el
solicitante, y los procedimientos posteriores con respecto a AD .................18
(a) La sentencia del Tribunal de Casación con respecto al solicitante..........18
( b) La sentencia del Tribunal de Casación con respecto a AD ......................19
(c) La sentencia de remisión del Tribunal de Apelación con respecto a AD ... .......19
II. LEGALIDAD NACIONAL E INTERNACIONAL RELEVANTE
ESTRUCTURA................................................. ..........................19
A. Ley interna pertinente ............................................... .............................19
B. Derecho internacional y europeo ............................................... ..........21
1. Materiales internacionales .............................................. ......................21
2. Textos adoptados por el Consejo de Europa .............................................22 3. La
Directiva Europea sobre la protección de las personas que denuncian
infracciones del derecho de la Unión Europea ............................................... .......25
LA LEY................................................ .................................................... ..29
I. ALEGADA VIOLACIÓN DEL ARTÍCULO 10 DE LA
CONVENCIÓN .................................................. ...............................29
A. La sentencia de la Sala .............................................. ..........................30 B. Las alegaciones
de las partes ............... .................................................... ......31 1. Las alegaciones del
solicitante....................................... .....................31
2. Las alegaciones del Gobierno ............................................... ........35
C. Presentaciones de terceros ............................................. ..........................40 1. Maison des
Lanceurs d'alerte ("la MLA") ....... ............................40
2. Defensa de los medios .............................................. ....................................41
3. Denunciante Netzwerk EV (WBN) ........................................... .42
D. Valoración de la Corte ............................................... ............................43
1. Principios generales establecidos en la jurisprudencia de la Corte...................43 a)
Principios generales relativos al derecho a la libertad de
expresión dentro de las relaciones profesionales ..........................44 (b) Los
criterios de Guja y el procedimiento para aplicarlos ...... ....47
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
(i) Los canales utilizados para realizar la divulgación ........................47 (ii) La
autenticidad de la información divulgada ...... ............48 (iii) Buena
fe ............................... .............................................49 (iv) El interés público en
la información divulgada ........... 50 (v) El perjuicio
causado ....................... ..............................53 (vi) La severidad de la
sanción ........... ..................................54 2. Aplicación de estos principios en el
presente caso .... ....................55 (a) Consideraciones
preliminares .......................... ..............................55 (b) Evaluación de los hechos por
parte del Tribunal de Apelación ........ ................57 (i) El control subsidiario llevado a
cabo por la Corte .................. ....57
(ii) El reconocimiento del efecto directo de la Convención por parte de la Corte
de Apelación.................................. ..........................................................58
(iii) La implementación por parte del Tribunal de Apelación de los criterios de
Guja ......59 (α) Si existían otros canales para hacer la divulgación ......60
(β) La autenticidad de la información divulgada.... ................60 (γ) La
buena fe del solicitante.................................. ..........................61
(δ) El equilibrio del interés público en la divulgación
información y los efectos perjudiciales de la divulgación ...61
El contexto de la divulgación impugnada ..........................62 El
interés público de la información divulgada ..... .............63
Los efectos perjudiciales ............................................... ..........sesenta y cinco
El resultado del ejercicio de equilibrio ..............................67
(ε) La severidad de la sanción .......................................68 (c )
Conclusión ................................................ ..............................68 II.
APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 41 DE LA CONVENCIÓN .........69
A. Daño .................................................. .................................................... .69 B.
Costas y gastos .................................................. .....................................69
PROVISIONES OPERATIVAS ................................................ .....................69
OPINIÓN DISIDENTE CONJUNTA DE LOS JUECES RAVARANI,
MOUROUVIKSTRÖM, CHANTURIA Y SABATO...................71
DECLARACIÓN DE DISIDENCIA DEL JUEZ KJØLBRO ..........................80
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
En el caso de Halet c. Luxemburgo, el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, reunido en Gran Sala compuesta por: Robert Spano,
Presidente Jon Fridrik Kjølbro, Síofra O'Leary, Georges Ravarani, Yonko Grozev, Mārtiņš Mits,
Stéphanie MourouVikström , Pauliine Koskelo, Tim Eicke, Péter Paczolay, Lado
Chanturia, Ivana Jelić, Arnfinn Bårdsen, Raffaele Sabato, Mattias Guyomar, Ioannis
Ktistakis, Andreas Zünd, jueces y Abel Campos, secretario adjunto, Habiendo deliberado
en privado los días 2 de febrero y 5 de octubre 2022, Dicta la siguiente sentencia, la cual
fue adoptada el
última fecha mencionada:
PROCEDIMIENTO
1. El caso se originó en una demanda (n.º 21884/18) contra el Gran Ducado de Luxemburgo
presentada ante el Tribunal en virtud del artículo 34 del Convenio para la Protección de los
Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales ("el Convenio") por un ciudadano francés ,
Sr. Raphaël Halet ("el solicitante") el 7 de mayo de 2018.
2. El demandante estuvo representado por el Sr. C. Meyer, abogado en ejercicio en
Estrasburgo. El Gobierno de Luxemburgo ("el Gobierno") estuvo representado por el Sr. David
Weis, Agente del Gobierno ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
3. El demandante alegó que su condena penal, tras la divulgación por él a un periodista de
dieciséis documentos emitidos por su empleador y sujetos al secreto profesional, había supuesto
una injerencia desproporcionada en su derecho a la libertad de expresión.
4. El 27 de noviembre de 2018, esta queja fue comunicada al Gobierno y el resto de la
demanda fue declarado inadmisible de conformidad con la Regla 54 § 3 de las Reglas de la
Corte ("las Reglas").
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
5. La demanda fue asignada a la Sección Tercera del Tribunal (Regla 52 § 1). El 11
de mayo de 2021 una Sala de esa Sección integrada por los siguientes jueces: Paul
Lemmens, Georgios A. Serghides, Georges Ravarani, María Elósegui, Darian Pavli,
Anja SeibertFohr, Peeter Roosma, y también de Milan Blaško, Secretario de Sección,
declaró admitió la demanda y dictó sentencia. El 21 de junio de 2021, el demandante
solicitó la remisión del caso a la Gran Sala de conformidad con el artículo 43 del
Convenio. El 6 de septiembre de 2021, el panel de la Gran Sala concedió esa solicitud.
6. La composición de la Gran Sala se determinó de conformidad con las disposiciones
del artículo 26 §§ 4 y 5 del Convenio y la regla 24.
7. Tanto el solicitante como el Gobierno presentaron observaciones escritas (Regla
59 § 1). Dado que el solicitante es de nacionalidad francesa, se invitó al Gobierno
francés, si así lo deseaba, a presentar observaciones escritas y/o participar en la
audiencia ante la Gran Sala (Regla 44 § 3(a)).
El Gobierno francés no hizo uso de su derecho a intervenir.
También se recibieron comentarios de terceros de las organizaciones no gubernamentales
La Maison des lanceurs d'alerte (en adelante, “la MLA”), Media Defense y Whistleblower
Netzwerk EV (en adelante, “WBN”), a las que el Presidente de la Gran Sala para
participar en el procedimiento escrito (artículo 36 § 2 del Convenio y regla 44 § 3). Las
organizaciones no gubernamentales Article 19 y Whistleblowing International Network,
actuando también en nombre de Transparency International, European Federation of
Journalists, The Tax Justice Network y Blueprint for Free Speech, también recibieron
autorización para intervenir como terceros en el procedimiento escrito. Aunque fueron
invitados a hacerlo, no presentaron observaciones.
8. Se llevó a cabo una audiencia pública en el Edificio de Derechos Humanos,
Estrasburgo, el 2 de febrero de 2022.
Comparecieron ante la Corte:
(a) por el Gobierno Sr. M.
THEWES, abogado, Abogado Principal, Sr. H. RASSAFIGUIBAL, abogado,
Abogado, Sra. A. JAOUID, representante del Ministerio de Justicia, abogada
adscrita
al Departamento de Derechos Humanos/Derechos Fundamentales , Secretaría
General;
(b) por el solicitante Sr.
C. MEYER, Sra. P. Abogado,
DUCOULOMBIER, Consejero.
El Tribunal escuchó los discursos de los Sres. Meyer, Thewes y
RassafiGuibal, así como sus respuestas a las preguntas de los jueces.
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LOS HECHOS
I. LAS CIRCUNSTANCIAS DEL CASO
9. El demandante nació en 1976 y vive en Viviers (Francia).
A. Los antecedentes de hecho del caso
10. El solicitante es un exempleado de la empresa PricewaterhouseCoopers (en
adelante, “PwC”), que presta servicios de auditoría, asesoramiento fiscal y consultoría
de gestión. La actividad de PwC consiste, entre otros servicios, en la elaboración de
declaraciones fiscales para y por cuenta de sus clientes, y en la solicitud de
resoluciones fiscales anticipadas a las autoridades fiscales. Estos dictámenes, que
se refieren a la aplicación de la legislación fiscal a operaciones futuras, se conocen
como “Acuerdos Fiscales Anticipados” (en adelante, “ATAs”), “resoluciones
tributarias” o “rescriptos tributarios”.
11. Mientras trabajaba para PwC, el demandante coordinaba un equipo de cinco
personas y, según afirmó, ocupaba un puesto que no era menor, sino que, por el
contrario, implicaba tareas que estaban en el centro de la actividad de PwC; éste
consistía en obtener el mejor trato posible para sus clientes por parte de las
autoridades fiscales de Luxemburgo. El Gobierno cuestionó esta descripción de su
cargo, argumentando que en el momento pertinente el demandante desempeñaba
las funciones de un empleado administrativo, y que sus funciones consistían en
recopilar, centralizar, escanear, guardar y enviar las declaraciones de impuestos a
los clientes interesados.
12. Entre 2012 y 2014 se publicaron en varios medios de comunicación varios
cientos de ATA y declaraciones de impuestos elaboradas por PwC. Estas
publicaciones llaman la atención sobre una práctica de acuerdos fiscales muy
ventajosos, celebrados durante el período 2002 a 2012 entre PwC, actuando en
nombre de empresas multinacionales, y las autoridades fiscales de Luxemburgo.
13. Una investigación interna inicial de PwC estableció que el 13 de octubre de
2010, el día anterior a su salida de la empresa tras su dimisión, un auditor, AD,
había copiado 45.000 páginas de documentos confidenciales, incluidas 20.000
páginas de documentos fiscales, correspondientes a 538 carpetas de ATA; en el
verano de 2011 se las había entregado a un periodista, EP, a petición de este último.
14. Una segunda investigación interna de PwC condujo a la identificación del
solicitante. Tras las revelaciones de los medios sobre algunos de los ATA copiados
por AD, el solicitante se puso en contacto con EP en mayo de 2012 y se ofreció a
entregar otros documentos. Esta transferencia, finalmente acordada por el periodista,
se realizó entre octubre y diciembre de 2012 y se refería a dieciséis documentos, a
saber, catorce declaraciones de impuestos y dos cartas de presentación.
Algunos de estos documentos fueron utilizados por el periodista en un segundo programa de televisión.
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
programa Cash Investigation, emitido el 10 de junio de 2013, un año después del primer
programa sobre el mismo tema.
15. Los días 5 y 6 de noviembre de 2014, una asociación de periodistas conocida
como Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (“ICIJ”) publicó en línea los
dieciséis documentos. Su publicación fue descrita por el ICIJ como “Luxleaks”. De los
artículos de prensa se desprende que el caso Luxleaks condujo a “un año difícil” para
PwC, pero que, después de ese año, la empresa experimentó un aumento de la
facturación que estuvo acompañado de una importante expansión de su plantilla.
16. El 2 de diciembre de 2014, la demandante y la empresa PwC celebraron un
acuerdo de transacción, en virtud del cual esta última limitaba sus reclamaciones a un
euro simbólico y también se le concedía autorización para registrar una hipoteca
(inscription hypothécaire) de 10 millones de euros sobre la propiedad de la demandante .
activos. Además, preveía el despido del demandante al final de su licencia por
enfermedad. El 29 de diciembre de 2014, el demandante fue despedido después de un período de preaviso.
B. El proceso penal iniciado en el caso
17. A raíz de una denuncia de PwC, AD, EP y el demandante fueron acusados por
un juez de instrucción y enviados a juicio ante el Tribunal de Distrito de Luxemburgo por
el tribunal de instrucción.
1. La sentencia de primera instancia
18. El 29 de junio de 2016, el Tribunal de Distrito de Luxemburgo, en calidad de
tribunal penal, condenó a AD y al demandante por robo a su empleador (vol
domesticestique), acceso fraudulento a un sistema de procesamiento o transmisión
automática de datos, violación del secreto comercial , violación del secreto profesional y
blanqueo y posesión (blanchimentdetention).
19. AD fue condenado a doce meses de prisión, en suspenso en su totalidad, ya una
multa de 1.500 euros (EUR). El demandante fue condenado a nueve meses de prisión,
en suspenso en su totalidad, y una multa de 1.000 EUR.
También se les condenó a pagar la suma simbólica de un euro a PwC en concepto de
indemnización civil por daños morales, habiendo limitado la parte civil su pretensión a
esa cantidad. EP fue absuelto, por no haber participado, en el sentido de la ley, como
coautor o cómplice, en la violación del secreto comercial o en la violación del secreto
profesional.
2. El procedimiento ante el Tribunal de Apelación
20. AD y la demandante interpusieron recursos penales y civiles contra la sentencia
de primera instancia. El fiscal interpuso un recurso penal contra AD, el demandante y EP
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(a) Las presentaciones del Departamento del Fiscal General
21. En sus presentaciones de apelación del 7 de diciembre de 2016, el Fiscal
General revisó los hechos del caso y llamó la atención sobre la ley aplicable.
Indicó que la demandante había sustraído dieciséis documentos, consistentes en
catorce declaraciones del impuesto de sociedades, una carta de cobertura de
borrador de declaración de impuestos enviada por la parte civil (PwC) al grupo
A., y una carta de notificación enviada por la parte civil a la fiscalía. autoridades
relativas a la transformación de una sociedad limitada en una sociedad de cartera,
a la que se adjuntó el acta notarial que certifica dicho cambio.
22. Tras referirse a los elementos de hecho respecto de cada imputado, el
Fiscal General examinó a continuación los respectivos desarrollos jurídicos
relativos a la aplicación al caso del derecho interno y del artículo 10 de la
Convención, invocados por los tres imputados como fundamento de defensa En
este sentido, señaló que la jurisprudencia de la Corte “indudablemente otorga
protección a los denunciantes frente a procesos penales”, pero señaló que
supedita dicha protección a “una serie de criterios, que los tribunales nacionales
están, por supuesto, obligados”. Aplicar".
23. En sus alegatos finales, el Fiscal General solicitó la absolución del
demandante de los cargos de violación del secreto comercial y blanqueo de
fraude informático, y afirmó que los cargos en su contra por robo al empleador,
fraude informático, violación del secreto profesional y el blanqueo de las ganancias
del robo del empleador se había hecho. También solicitó que se modificara la
redacción de la condena del solicitante por fraude informático, para determinar
que había “permanecido fraudulentamente” en el sistema de procesamiento de
datos, y pidió que la sentencia del solicitante se modificara a una multa.
Las presentaciones del Fiscal General incluyen los siguientes puntos:
“...
a) El criterio del interés público de la información
...
La denuncia de la práctica de optimización fiscal por parte de las empresas transnacionales
plantea una cuestión importante en el contexto de las discusiones sobre el principio de igualdad
de trato. Esas discusiones son relevantes desde el punto de vista de otros contribuyentes, sean
personas físicas o jurídicas. También son importantes en términos de confianza pública en la
capacidad del Estado para salvaguardar este principio de igualdad de trato. Por último, se
refieren a la confianza de los nacionales de otros Estados miembros de la Unión Europea en la
capacidad de sus gobiernos y de las instituciones de la UE para salvaguardar este mismo
principio dentro de la Unión.
La cuestión también es relevante desde el punto de vista de garantizar condiciones de
competencia leal entre las empresas transnacionales, por un lado, y las empresas nacionales,
incluidas las pequeñas y medianas empresas, por el otro ...
Es innegable que las revelaciones han dado lugar a un importante debate público internacional.
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Es igualmente innegable que las revelaciones han tenido amplias consecuencias políticas, incluido
un cambio en la práctica relacionada en Luxemburgo; implementación de un intercambio de ATA
dentro de la Unión Europea; una comisión de investigación en el Parlamento Europeo; procedimientos
incoados por la Comisión Europea principalmente, pero no exclusivamente, contra Luxemburgo para
determinar si determinados acuerdos ATA constituían en parte ayuda estatal, prohibida por la
legislación de la Unión Europea; así como la apertura de negociaciones en el seno de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para establecer una definición uniforme de
las bases imponibles.
Por lo tanto, no puede discutirse seriamente que la crítica que motivó los actos es
un asunto de interés público.
Por lo tanto, este primer criterio se ha cumplido en lo que respecta a ambos demandados.
b) El criterio del daño sufrido
...
(ii) El caso de Raphaël Halet
... – si se ocasionó algún daño real:
En cuanto a la parte civil:
El daño fue innegablemente sostenido en términos de daño a la reputación, especialmente porque
esta fue la segunda “filtración” de documentos cubiertos por el secreto profesional en un corto período
de tiempo y fue ampliamente cubierta por los medios de comunicación, convirtiéndose así en
conocimiento público.
Sin duda, el perjuicio también se produjo en términos de pérdida de confianza de los clientes
actuales o potenciales en la capacidad de la parte civil para garantizar el respeto del secreto
profesional.
...
En cuanto a los clientes:
Existe en términos de daño moral como consecuencia de la violación del secreto profesional.
Sin duda, también existe en términos de daño a su reputación, dada la
informes de prensa desfavorables sobre estos clientes.
...
– En el derecho interno, el secreto profesional tiene un carácter público, de modo que el interés
público en la divulgación se contrapone a un segundo interés público, y no meramente a un interés
privado.
...
– En cuanto al principio de proporcionalidad, el número de documentos entregados fue de 16, frente
a los más de 500 documentos transmitidos por AD Dicho esto, los documentos en cuestión estaban
amparados por el secreto profesional, y Halet los entregó sin reservas ni restricción ....
...
Habida cuenta de todos estos elementos y, en particular, de los "deberes y responsabilidades"
específicos [del solicitante] como destinatario de un secreto profesional, la limitada pertinencia de los
documentos en sí mismos y su divulgación en un momento en que la cuestión ya se había planteado
ampliamente ilustradas como consecuencia de los actos cometidos por D., las alternativas
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que el [demandante] tenía a su disposición para expresarse sobre el tema sin violar el secreto
profesional, la justificación de este secreto y el daño causado, aunque los documentos fueran de
hecho menos secretos que los revelados por D., la balanza de intereses pesa en contra del
interés público en la información.
En el presente caso, este interés se redujo aún más en la medida en que los documentos
reproducían información que podría haberse encontrado en otro lugar, aunque ese hecho no
facultaba a Raphaël Halet a revelarla en incumplimiento de su deber de lealtad hacia su
empleador y de su deber de profesionalidad. secreto.
Raphaël Halet no ha cumplido este criterio.
...
Raphaël Halet también actuó de buena fe y en interés público y entregó documentos auténticos.
Sin embargo, no respetó el principio de subsidiariedad en cuanto al objeto de la divulgación y,
esencialmente por los mismos motivos, en cuanto al daño causado y la “ponderación de intereses”.
Por lo tanto, no puede beneficiarse de una protección total con respecto a los criterios de la
jurisprudencia de Guja . Por lo tanto, el nivel de protección que se le otorga es menor, aunque
no se le priva por completo de la protección prevista en el artículo 10 del Convenio.
En cuanto al criterio de proporcionalidad de la pena, debe tenerse en cuenta la circunstancia
de que [el demandante] fue despedido por su empleador después de que se conocieron los
hechos. Por lo tanto, ya se le ha impuesto una sanción.
Habida cuenta de esos elementos, procede concluir que los cargos formulados contra él
se han hecho, pero se propone que sea condenado sólo a una multa.
..."
(b) La sentencia del Tribunal de Apelación
24. En una sentencia de 15 de marzo de 2017, el Tribunal de Apelación del Gran Ducado
de Luxemburgo expuso los hechos pertinentes de la siguiente manera:
“...
Durante el programa 'Cash Research' del 11 de mayo de 2012... sobre el tema 'Paraísos
fiscales: los pequeños secretos de las grandes empresas', los periodistas se refirieron a 47.000
páginas de documentos de trabajo de PwC, obtenidos de una fuente anónima; mostraban varias
imágenes que parecían ATA o cartas de confirmación... Estas solicitudes confidenciales de
'rescriptos fiscales', en papel con membrete de PwC y aprobadas por las autoridades fiscales,
eran transmitidas en pantalla y comentadas por los ponentes. Se discutieron las estructuras
societarias creadas por empresas multinacionales con el fin de optimizar los impuestos, que
habían sido aprobadas por la Administración de Impuestos Directos de Luxemburgo. En total, se
mencionaron o pudieron identificarse 24 clientes diferentes de PwC.
...
El 10 de junio de 2013, el canal de televisión... emitió un nuevo programa de Cash Investigation,
que incluía un reportaje titulado 'El escándalo de la evasión fiscal: Revelaciones sobre los miles
de millones que nos faltan'. En la pantalla se mostraban varios documentos fiscales elaborados
por PwC. Entre ellos se encontraba un ATA que se sabía estaba en poder del periodista EP ya
que, como había demostrado la investigación interna, fueron sustraídos por AD, pero también 4
declaraciones de impuestos, que eran documentos nuevos que habían sido emitidos después de
la fecha de Salida de AD.
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Los días 5 y 6 de noviembre de 2014, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación
(en adelante, el ICIJ), en colaboración con unos cuarenta medios de comunicación, publicó en su
sitio web 28.000 páginas de acuerdos fiscales suscritos entre la firma de auditoría
PricewaterhouseCoopers y la Administración de Impuestos Directos de Luxemburgo, correspondientes
a 554 expedientes, incluidos 538 ATA de empresas multinacionales, previamente sustraídos de
manera fraudulenta de PwC por AD, y también 14 declaraciones de impuestos, una carta de
presentación y una carta de notificación dirigida a la Administración de Impuestos Directos, que,
según descubrió PwC a través de una investigación interna, habían sido eliminado fraudulentamente
por Raphaël David Halet.
La investigación del ICIJ y el análisis de los documentos arrojaron luz sobre la práctica de los ATA
durante el período 2002 a 2010; es decir, acuerdos fiscales muy ventajosos celebrados entre la firma
de auditoría PwC en nombre de empresas multinacionales y la Administración de Impuestos Directos
de Luxemburgo, que permitían la transferencia de ingresos entre grupos, lo que resultó en una tasa
impositiva efectiva muy por debajo de la tasa impositiva legal.
Estas últimas revelaciones finalmente dos años después de la filtración supuestamente cometida
por AD y Raphaël David Halet desencadenaron el llamado caso Luxleaks .
El 9 de diciembre de 2014, el ICIJ publicó una nueva ola de documentos fiscales, en particular las
declaraciones de impuestos de conocidas multinacionales, basándose en el primer conjunto de
divulgaciones y, una vez más, arrojando luz sobre las prácticas fiscales de una treintena de empresas
multinacionales; estas revelaciones se denominaron 'Luxleaks 2'.
PwC presentó una denuncia adicional el 23 de diciembre de 2014 por el robo de los 16 documentos
mencionados anteriormente, incluidas 14 declaraciones de impuestos, cometido después de la
marcha de AD y respecto del cual una investigación interna posterior había identificado a Raphaël
David Halet como autor. A la luz de estos hechos, fue despedido, con notificación, mediante carta
de fecha 29 de diciembre de 2014.
...
Raphaël David Halet sostiene que copió las declaraciones de impuestos de 14 conocidas empresas
multinacionales con el fin de comunicárselas al periodista EP y así apoyarlo en sus investigaciones
y sus revelaciones en los medios...
...EP ... admite haber sido contactado por Raphaël David Halet, quien se ofreció a transmitir
documentos que respaldarían su trabajo y confirma que aconsejó [al solicitante] que abriera una
cuenta de correo electrónico con el fin específico de intercambiar datos. De esta manera, Raphaël
David Halet supuestamente le envió catorce declaraciones de impuestos sobre empresas
multinacionales de renombre internacional, algunas de las cuales utilizó en el segundo programa...
..."
25. Con respecto al fondo del caso, el Tribunal de Apelación señaló que AD y el
demandante se basaron en el artículo 10 del Convenio, tal como lo interpretó el
Tribunal, y solicitaron, en virtud de esa disposición, que se les concediera el estatus
de “ denunciante” y ser absuelto. El Tribunal de Apelación se pronunció sobre los
"denunciantes en la ley de Luxemburgo" de la siguiente manera:
“...
El Tribunal observa que ninguno de los dos textos luxemburgueses que reconocen la condición
de denunciante, a saber, el artículo L.2711 del Código del Trabajo y el artículo 3812 de la Ley del
Sector Financiero (Ley de 5 de mayo de 1993), proporcionan una definición de un 'denunciante' o
especificar los criterios para la aplicación de este estatus.
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... estos textos no se aplican al presente caso.
...
En consecuencia, la Convención, tal como fue interpretada por la Corte Europea [e] incorporada
a la ley de Luxemburgo, ... se aplicará al presente caso, en particular el artículo 10, que reconoce
y garantiza la libertad de expresión.
...
De las disposiciones del artículo 10 del Convenio Europeo se desprende que toda persona
tiene derecho a la libertad de expresión. ...
Esta libertad esencial, consagrada en un texto supranacional, no puede ser invalidada por
normas nacionales. Así, en el marco de un debate sobre un asunto de interés general relativo a
la elusión fiscal, las exenciones fiscales y la evasión fiscal, la libertad de expresión del denunciante
puede, en su caso y con sujeción a determinadas condiciones, prevalecer y ser invocada como
circunstancia justificativa una violación de la ley nacional.
La denuncia de irregularidades como justificación neutraliza el carácter antijurídico de la
infracción de la ley, necesariamente cometida por el hecho de divulgar, de buena fe y de forma
proporcionada y adecuada, información que es de interés público.
..."
26. Con respecto a los diferentes cargos, el Tribunal de Apelación decidió, por
diversas razones relacionadas con el derecho penal interno, que no era necesario
determinar que los cargos presentados contra AD y el solicitante con respecto a
la violación del secreto comercial, o , en ese sentido, se había hecho blanqueo y
posesión, o blanqueo y posesión del producto del fraude informático.
27. También consideró, teniendo en cuenta únicamente el derecho penal
interno, que el tribunal de primera instancia había acertado al determinar que AD
y el demandante habían cometido los delitos de robo al empleador, acceso
fraudulento inicial o continuado a un sistema de procesamiento de datos. o
sistema de transmisión automatizado, violación del secreto profesional y blanqueo
del producto del robo al empleador. Consideró, contrariamente a las conclusiones
del tribunal de primera instancia, que EP debía ser considerado cómplice de la
violación del secreto profesional por parte del demandante y de su blanqueo y
posesión del producto del robo a su empleador. Los extractos pertinentes de la
sentencia del Tribunal de Apelación dicen lo siguiente:
“...
En ese momento, Raphaël David Halet desempeñaba funciones de agente administrativo, que
consistían principalmente en recopilar declaraciones de impuestos y ATA, centralizarlas con su
equipo, escanearlas y guardarlas en un directorio informático de alta seguridad y, si fuera
necesario, enviar la declaraciones de impuestos a los clientes interesados.
En virtud de su cargo, era una de las pocas personas que tenían acceso al directorio 'Proceso
de impuestos', el soporte de datos en el que se almacenaban algunas de las declaraciones de
impuestos.
...
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
Raphaël David Halet se puso en contacto con el periodista EP el 21 de mayo de 2012, tras la
transmisión del programa Cash Investigation el 11 de mayo de 2012..., enviándole un correo electrónico
desde su dirección de correo electrónico privada... Se conocieron personalmente en Metz el 24 de octubre de 2012 .
El 26 de octubre de 2012, EP [había] pedido al solicitante que creara una nueva dirección de correo
electrónico, en la que colocaría las fotografías [pertinentes] en la carpeta 'Borradores', al tiempo que
comunicaba la dirección y la contraseña a EP por otro medio, lo que permitía la periodista para
recuperarlos directamente desde la cuenta de Gmail.
De la investigación se desprende que los documentos se enviaron entre el 26 de octubre de 2012 y
mediados de diciembre de 2012.
Así, los jueces de primera instancia actuaron correctamente al considerar que la eliminación de los
datos digitales se produjo cuando se adjuntaron a los borradores de los distintos correos electrónicos, ya
que fue en ese momento cuando se transfirieron fuera del poder de PwC, del servidor de este último al
servidor de correo electrónico, donde solo podían acceder a ellos las personas que conocían la
contraseña, es decir, EP y Raphaël David Halet.
..."
28. En cuanto a la violación del secreto comercial, el Tribunal de Apelación concluyó que
este delito no se había establecido en el caso del demandante, sobre la base del siguiente
razonamiento:
“...
Una declaración de impuestos representa un acto jurídico de información... por el cual el contribuyente
comunica a la Administración Tributaria datos que sirven de base para la tributación. A través de esta
declaración, que es el verdadero punto de partida del procedimiento tributario, el contribuyente informa a
las autoridades fiscales sobre sus operaciones, hechos relevantes y situaciones jurídicas que le
conciernen, información que es necesaria para determinar el monto del impuesto a pagar y permitir las
autoridades para realizar controles. La declaración jurada también informa a las autoridades sobre las
estrategias fiscales adoptadas por el contribuyente y constituye una verdadera declaración de intenciones,
en la medida en que plantea solicitudes de deducciones y para el ejercicio de las diversas opciones
tributarias previstas en la ley...
Al comunicar las catorce declaraciones de impuestos de clientes de PwC y dos cartas, Raphaël David
Halet no reveló datos que deban ser considerados secretos comerciales o de fabricación pertenecientes
a su empleador en el sentido del artículo 309 del Código Penal, ya que las declaraciones de impuestos
son simples declaraciones unilaterales, por parte del contribuyente, sobre su situación financiera y
estrategias fiscales.
Igualmente, y al igual que AD, Raphaël David Halet no actuó con ánimo de lucro o con el fin de
perjudicar a su empleador, sino para apoyar a EP en su investigación sobre la evasión fiscal y para
informar al público.
..."
29. En cuanto a la violación del secreto profesional, el Tribunal de Apelación se pronunció
de la siguiente manera:
“...
SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
Establecido por una ley especial que regula [la] profesión, el secreto profesional tiene un
alcance más amplio que la protección de la vida privada de una persona determinada y está
destinado a proteger a todas las personas que puedan entrar en contacto con este profesional.
Esta confianza es esencial para el buen funcionamiento de la profesión de auditoría y contabilidad
y no podría garantizarse plenamente si el corresponsal directo del cliente fuera la única persona
sujeta a secreto, mientras que cualquier otro empleado o el archivero que maneja toda la
documentación no estuviera sujeto a secreto.
La obligación de secreto, que es de orden público, es general y se extiende a todas las
actividades del auditor...
Al imponer el secreto como regla general a las personas que están a su servicio y teniendo
como objetivo la información que se les confía en su conjunto, el legislador extendió la obligación
de secreto a todas las personas empleadas en dichas empresas, cualquiera que sea su rango
profesional y con respecto a todas las actividades de la empresa; la ley no distingue sobre la
base del tipo de tarea encomendada a la empresa auditora.
Dado que el artículo 22 de la citada Ley de 18 de diciembre de 2009 se refiere indistintamente
a toda la información encomendada a la firma de auditoría, incluye necesariamente los
documentos creados por el auditor, como las declaraciones fiscales.
...
Por tanto, carece de pertinencia que Raphaël David Halet retirara fraudulentamente
declaraciones fiscales elaboradas por otro departamento, es decir, secretos que no le habían
sido confiados personalmente, ya que el secreto era, por regla general, necesario para el ejercicio
de las actividades de su empleador.
En este caso, la revelación se produjo a través de la comunicación de catorce declaraciones
fiscales a EP entre octubre de 2012 y diciembre de 2012, y concretamente en el momento en
que Raphaël David Halet comunicó la contraseña de la cuenta de correo electrónico a EP
...
Por tanto, se confirma la sentencia en este punto.
..."
30. El Tribunal de Apelación también examinó si los delitos cometidos, que
en principio debían considerarse probados, podían considerarse justificados en
virtud del artículo 10 del Convenio. En cuanto a EP, sostuvo que correspondía
reconocerle el goce de “la defensa del periodismo responsable”, derivada, en la
jurisprudencia de la Corte, del artículo 10 de la Convención. Por ello, confirmó
la absolución total de EP.
31. Evaluó la situación de AD y del solicitante a la luz de la jurisprudencia
del Tribunal sobre la protección de los denunciantes (refiriéndose, en particular,
a Guja v. Moldova [GC], no. 14277/04, ECHR 2008 ). Reiteró que esta
jurisprudencia supeditaba la protección de los denunciantes al cumplimiento de
seis condiciones, las cuales luego analizó, luego de señalar que “la ilicitud de la
conducta denunciada no es un criterio para decidir si se otorga el estatuto
protector de denunciantes”. soplador; en tales casos, el miembro del personal
que denuncie una falta grave podrá acogerse a la protección del Convenio”.
32. Al pronunciarse sobre estos seis criterios, el Tribunal de Apelación
consideró, en primer lugar, que las revelaciones denunciadas eran de dominio público
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interés, en el sentido de que habían “abierto el camino para un debate público
en Europa y Luxemburgo sobre la fiscalidad... de las empresas multinacionales,
la transparencia fiscal, la práctica de las ATA y la equidad fiscal en general”.
Señaló además que, tras las revelaciones de Luxleaks , la Comisión Europea
había presentado un paquete de medidas contra la evasión fiscal y un plan de
acción para una fiscalidad empresarial justa y eficaz en la Unión Europea. Al
respecto, las partes pertinentes de la sentencia dicen lo siguiente:
“En cuanto al criterio del interés público de la información...
El Tribunal Europeo considera de interés público o de interés general asuntos muy importantes en
una sociedad democrática sobre los que el público tiene un interés legítimo en ser informado y que
entran dentro del ámbito del debate político, sin que la acción, omisión, práctica, conducta o deficiencia
que constituye necesariamente un delito penal.
Como señaló el representante del Ministerio Público, la denuncia de la práctica de optimización fiscal
por parte de las empresas transnacionales plantea un tema importante en el contexto del debate sobre
el cumplimiento del principio de igualdad de trato de los contribuyentes y sobre la transparencia fiscal.
Las revelaciones expusieron distorsiones de la competencia... entre las empresas transnacionales que
se benefician de los ATA y las pequeñas empresas nacionales que no.
Estas revelaciones han sido, y siguen siendo, ampliamente cubiertas en los medios de comunicación
europeos, y la Comisión Europea ha hecho de la lucha contra el fraude y la evasión fiscal una prioridad
absoluta. En particular, tras las revelaciones de LuxLeaks , la Comisión presentó un paquete de
medidas contra la evasión fiscal y otro paquete sobre transparencia fiscal, así como un plan de acción
para una fiscalidad empresarial justa y eficiente en la Unión Europea. El 18 de marzo de 2015 presentó
una propuesta de directiva de modificación sobre el intercambio obligatorio de información en el ámbito
fiscal.
El 8 de diciembre de 2015, el Consejo [de la Unión Europea] presentó la Directiva (UE) 2015/2376
por la que se modifica la Directiva 2011/16/UE en lo que respecta al intercambio automático obligatorio
de información en materia tributaria, para incluir en adelante las resoluciones fiscales anticipadas.
Teniendo en cuenta estos elementos, y las iniciativas adoptadas a nivel nacional por los Estados
miembros, a nivel europeo por varios comités (el Comité FISCAL y el Comité JURI), y las investigaciones
abiertas por la Comisión sobre el tratamiento fiscal concedido por Luxemburgo a determinados
empresas multinacionales (que ha sido calificada como ayuda estatal que otorga ventajas injustificadas
a las empresas beneficiarias, es un hecho aceptado que las revelaciones han abierto la puerta al
debate público en Europa y en Luxemburgo sobre la fiscalidad de las empresas, en particular la
fiscalidad de las empresas multinacionales, la transparencia fiscal, la práctica de las ATA y la equidad
fiscal en general.
La información que se hace pública es, por tanto, de interés general.”
33. El Tribunal de Apelación también sostuvo que la información divulgada
había sido auténtica, especificando que “la exactitud y autenticidad de los
documentos divulgados tanto por EP como por Raphaël David Halet no pueden
cuestionarse”.
34. En cuanto al criterio de que revelar la información al público sólo podía
considerarse como último recurso, cuando era manifiestamente imposible
hacerlo de otra manera, consideró que “en el presente caso y teniendo en cuenta la
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circunstancias, informar al público a través de los medios de comunicación era la
única alternativa realista para dar la alerta”.
35. Al pronunciarse a continuación sobre el argumento del fiscal de que los
documentos entregados por el demandante a EP tenían una relevancia limitada, por
lo que no cumplía el criterio de subsidiariedad, el Tribunal de Apelación sostuvo que
esta cuestión debe examinarse en el contexto de sopesar los intereses en juego.
En ese sentido, enfatizó que mediante “el criterio de 'perjuicio causado' y de
'equilibrio de los intereses respectivos', la Corte valora el respectivo perjuicio
causado por la divulgación impugnada a la autoridad pública o al empleador privado
frente al interés que el público podría tener en la obtención de la información
divulgada. Sobre estos diversos puntos, el Tribunal de Apelación expuso los
siguientes argumentos:
“...
Como se ha expuesto anteriormente, el Tribunal Europeo no analiza el daño sufrido en
términos específicos, sino que considera que el daño causado al empleador puede resultar
del daño a su imagen, pérdida de confianza y, en general, del impacto que la denuncia pudo
haber tenido en el público. Cuanto mayor es la cobertura mediática del caso y, por tanto, de
la información que el empleador deseaba mantener en secreto, más se socava la confianza
del público.
En el presente caso, PwC ha sido asociado a una práctica de evasión fiscal, si no de
optimización fiscal calificada como inaceptable. Ha sido víctima de infracciones penales y
necesariamente ha sufrido daños.
De las declaraciones de Raphaël David Halet durante la investigación y en las audiencias
ante el tribunal penal se desprende que no seleccionó las declaraciones de impuestos para
complementar los ATA que ya estaban en posesión de EP y así ilustrar cómo los ATA se
reflejaron en el impuesto [correspondiente] regreso, sino que, por el contrario, su elección
estuvo dirigida por el grado de notoriedad de la empresa multinacional en cuestión.
...
Los documentos aportados no eran tales que ilustraran la práctica de las ATA ni dieran
ejemplos de ella, ni permitieran conocer la actitud de la Administración de Impuestos
Directos frente a estas declaraciones de impuestos. Tenían una relevancia limitada dado
que la práctica de los ATA había sido revelada a través de los documentos proporcionados
por AD en el primer programa Cash Investigation un año antes, algo que Raphaël David
Halet, que había visto el programa, sabía. Por lo tanto, sabía que un periodista de
investigación había investigado el tema y se había hecho una contribución al debate público.
En general, el Tribunal Europeo otorga gran importancia al hecho de que la información
revelada sea realmente secreta, de modo que no pueda obtenerse por ningún otro canal.
Considera que se requiere protección cuando el empleado o funcionario en cuestión es la
única persona, o parte de una pequeña categoría de personas, consciente de lo que sucede
en el trabajo y, por lo tanto, está en mejores condiciones para actuar en el interés público
alertando al empleador. o el público en general (Guja, § 72 y Heinisch, § 63).
A la luz de la cantidad de documentos que se habían sustraído indebidamente el año
anterior y de la transmisión del programa Cash Investigation, Raphaël David Halet no tenía
ninguna razón de peso para cometer una nueva infracción de la ley al
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apropiación y divulgación de documentos confidenciales, sobre todo porque las catorce
declaraciones fiscales en cuestión no revelaron nada nuevo sobre la práctica de las ATA, su
cantidad o la técnica de optimización fiscal.
Los documentos sustraídos por Raphaël David Halet fueron utilizados por EP como parte del
segundo programa Cash Investigation, que se centró en la evasión fiscal y los "miles de millones
que nos faltan", en lugar de en la práctica de los ATA.
Este programa se dividió en tres partes: ... la segunda parte se refería a la evasión fiscal
por tres empresas multinacionales que tienen filiales en Francia: ...
Para ilustrar la evasión fiscal practicada por estas empresas multinacionales, que fueron el foco
del informe, se exhibieron como ejemplos las declaraciones de impuestos de las empresas A. y
AM.
...
El periodista afirma en sus alegatos de defensa que demostró, en particular con la ayuda de las
declaraciones fiscales..., que las filiales luxemburguesas del grupo A. realizan un volumen de
negocios importante... pero que no había rastro de actividad en la sede central de estas subsidiarias
y que ningún alto directivo de estas empresas estaba presente cuando visitó.
El documental también muestra que, al mismo tiempo, las autoridades fiscales francesas
reclamaban impuestos atrasados de 198 millones de euros al grupo A., aunque A. se beneficiaba
simultáneamente de subvenciones públicas para instalar sitios logísticos en Francia.
En lo que respecta al grupo AM, durante el programa se expuso la declaración del IVA de 2010
de una de sus filiales para demostrar, entre otros puntos, que el grupo A. había utilizado esta filial
para devolver, vía Luxemburgo, 173 millones de euros en reembolso de intereses sobre un
préstamo otorgado a la subsidiaria; este interés era deducible de impuestos para la subsidiaria...
[así] ilustrando las prácticas de 'fiscal forumshopping', en las que Luxemburgo es solo una etapa.
Al respecto, [EP] señaló durante el programa que el grupo A. cerró los altos hornos de Florange
en noviembre de 2012 y despidió a 600 trabajadores metalúrgicos, a cambio de una promesa, que
nunca se cumplió, de invertir 180 millones de euros en la remodelación el sitio, y que las autoridades
fiscales francesas, según información publicada en la prensa, reclamaban casi mil millones de
euros en mora al grupo AM.
...
La información relativa a las dos primeras empresas puede considerarse alarmante y escandalosa,
pero no constituye información esencial ni fundamentalmente nueva.
Las declaraciones de impuestos pertinentes... simplemente confirmaron el resultado de la
investigación periodística realizada por el equipo de [EP]. Como tales, ciertamente fueron útiles
para el periodista, pero sin embargo no proporcionaron ninguna información cardinal previamente
desconocida capaz de relanzar o contribuir al debate sobre la evasión fiscal...
Aunque el Tribunal Europeo sostuvo en el caso de Fressoz y Roire que la publicación de la
liquidación fiscal del director gerente de una empresa de automóviles era de interés público, señaló
que este interés surgió del hecho de que '[e] l artículo fue publicado durante un conflicto laboral,
ampliamente difundido en la prensa, en uno de los principales fabricantes de automóviles
franceses[; los] trabajadores buscaban un aumento de sueldo que la dirección de la empresa,
encabezada por JC, se negaba' ... El Tribunal Europeo concluyó que al hacer tal comparación en
ese contexto, el artículo impugnado contribuía a un debate público sobre una cuestión de carácter
general interés.
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De ello se deduce que una declaración de impuestos en sí misma no es de interés público, pero que puede llegar a serlo
dependiendo del contexto.
Así, los documentos entregados por Raphaël David Halet al periodista no contribuyeron
al debate público sobre la práctica luxemburguesa de los ATA ni desencadenaron el debate
sobre la evasión fiscal, y no proporcionaron ninguna información esencial, nueva y
previamente desconocida.
La Corte de Apelaciones considera que, dada la limitada relevancia de los documentos,
[causando] un perjuicio a su empleador que superaba el interés general, y por su
divulgación en un momento en que ya había comenzado el debate público sobre las ATA,
y dada la ausencia de [una contribución] al debate de interés general sobre la evasión
fiscal, Raphaël David Halet no cumple el criterio de proporcionalidad en cuanto al daño
causado en relación con el interés general, por lo que no puede acogerse en su caso la
defensa de la denuncia de irregularidades .
....”
36. Después de sopesar los intereses en juego, el Tribunal de Apelación
concluyó que el demandante no podía beneficiarse de la plena protección del
artículo 10 del Convenio, sino únicamente, según la legislación luxemburguesa, del
reconocimiento de circunstancias atenuantes. Al respecto, sostuvo que correspondía
evaluar si había actuado de buena fe y consideró que ésta había sido la
caso.
37. En cuanto a AD, reconoció que el criterio de buena fe se había cumplido en
el verano de 2011, cuando los documentos sustraídos por él en octubre de 2010
fueron entregados al periodista EP, pero consideró que no había sido así. cuando
tomó posesión de los documentos, dado que en ese momento aún no tenía intención
de hacerlos públicos.
38. Por último, el Tribunal de Apelación concluyó que AD, que tenía derecho a
invocar la defensa de denuncia de irregularidades en relación con el delito de
entrega de los documentos al periodista EP en el verano de 2011, debe ser absuelto
de la delito de violación del secreto profesional. En cuanto a los delitos no
contemplados en esta defensa, a saber, los relativos a la apropiación de los
documentos en octubre de 2010, el Tribunal de Apelación redujo la pena de prisión
a seis meses, suspendida en su totalidad, y mantuvo la multa de 1.500 euros.
39. En el caso del demandante, el Tribunal de Apelación consideró que había
habido una pluralidad de delitos, por lo que, según el derecho penal interno, la pena
más severa podía incrementarse al doble del máximo, a saber, una pena de prisión
de entre tres meses y cinco años, y multa de 251 a 5.000 euros. Al señalar además
que el demandante no tenía derecho a la defensa de haber actuado como
denunciante, decidió, en cambio, al determinar la sentencia, tener en cuenta las
circunstancias atenuantes, específicamente “el motivo, que consideró honorable,
para el carácter desinteresado de su actuación, y a la ausencia de antecedentes
penales”. En consecuencia, decidió prescindir de toda pena de prisión y confirmó la
multa de 1.000 euros.
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40. El Tribunal de Apelación confirmó la sentencia civil que ordenaba a AD ya la demandante
pagar la suma simbólica de un euro como compensación por el daño moral sufrido por PwC.
3. Las sentencias del Tribunal de Casación con respecto a AD y el demandante, y el
procedimiento posterior con respecto a AD
41. AD y la demandante interpusieron recurso de casación contra la sentencia del Tribunal de
Apelación.
(a) Sentencia del Tribunal de Casación con respecto al demandante
42. Por sentencia (n. 2/2018, Sala de lo Penal) de 11 de enero de 2018,
el Tribunal de Casación desestimó el recurso del demandante por cuestiones de derecho.
43. El demandante había presentado un argumento legal alegando una violación por parte del
Tribunal de Apelación del artículo 10 del Convenio, que contenía lo siguiente
declaración:
“El Tribunal de Apelación ha tergiversado los hechos y la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, e interpretado de manera tendenciosa 'la relevancia limitada de los documentos'
entregados a [EP], llevándolo a considerar que el perjuicio al empleador prevaleció sobre el interés general
y rechazar la defensa de la denuncia de irregularidades, dado que no se cumplía el criterio de la
proporcionalidad del perjuicio causado en relación con el interés general”.
En los escritos del demandante en apoyo de este argumento, éste había subrayado que los
anexos a las declaraciones fiscales presentadas por el grupo A. revelaban asambleas generales
anuales con una duración media de un minuto, lo que confirmaba la ausencia total por parte de
este grupo de un verdadero interés económico. presencia en Luxemburgo. También había
subrayado que las declaraciones fiscales en cuestión permitían evaluar la realidad económica de
la entidad establecida en Luxemburgo y, por lo tanto, analizar el alcance del uso de ATA.
44. Al pronunciarse sobre este argumento, el Tribunal de Casación sostuvo lo siguiente:
“... La evaluación de los hechos que deben fundamentar una decisión sobre si un acusado puede
beneficiarse de la defensa de la condición de denunciante cae dentro del dominio soberano de los
tribunales con jurisdicción sobre el fondo, y no está sujeta a revisión por parte del Tribunal de Casación,
con la salvedad de que esta apreciación no debe derivarse de fundamentos insuficientes o contradictorios;
En el presente caso, los tribunales de apelación basaron su evaluación en la naturaleza de los
documentos sustraídos por [la demandante], el uso de esos documentos en el contexto de un programa
de televisión sobre evasión fiscal, las declaraciones hechas por [la demandante] y por [EP] sobre la
pertinencia de los documentos sustraídos, y concluyó que las declaraciones de impuestos sustraídas [por
la demandante], si bien sin duda habían sido útiles para el periodista [EP], no aportaron sin embargo
ningún dato cardinal, hasta ahora desconocido, que fuera capaz de relanzar o contribuir al debate sobre la
evasión fiscal;
Contrariamente [al argumento del solicitante], las conclusiones fácticas a las que llegaron los tribunales
de apelación no son contradictorias; ...
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Por lo tanto, la evaluación de los tribunales de apelación se basó en motivos que eran suficientes y
libre de contradicción; ..."
(b) La sentencia del Tribunal de Casación con respecto a AD
45. Por el contrario, el recurso de casación interpuesto por AD fue admitido
por el Tribunal de Casación.
46. En su sentencia (n.º 1/2018, Sala de lo Penal) de 11 de enero de 2018, anuló
la sentencia del Tribunal de Apelación por considerar que, en principio, debería
reconocerse la condición de denunciante respecto de todos los delitos que entrañen
el enjuiciamiento de una persona que hubiera hecho uso del derecho garantizado por
el artículo 10 de la Convención, sin lo cual la protección asociada a la condición de
denunciante quedaría sin efecto. Así, el Tribunal de Casación consideró que el
Tribunal de Apelación había infringido el artículo 10 del Convenio al negarse a permitir
que AD invocara la excepción de denuncia de irregularidades en relación con el
hecho de apropiarse de los documentos sustraídos en octubre de 2010, dado que
había aceptado esta defensa con respecto a la entrega de estos documentos al
periodista EP en el verano de 2011.
(c) Sentencia de remisión del Tribunal de Apelación con respecto a AD
47. En una sentencia de 15 de mayo de 2018, el Tribunal de Apelación, después
de la sentencia del Tribunal de Casación, sostuvo que AD debe ser absuelto, en
virtud del artículo 10 del Convenio, de todos los delitos cometidos en relación con los
documentos entregados. al PE en el verano de 2011, incluidos los relacionados con
la apropiación de estos documentos en octubre de 2010.
48. Sin embargo, el Tribunal de Apelación consideró que la primera sentencia de
apelación había adquirido firmeza y, por lo tanto, seguía siendo válida respecto de
AD con respecto a estos mismos delitos en la medida en que se relacionaban con
los documentos de formación internos que también había sustraído en octubre de
2010 al apropiarse de los documentos fiscales que posteriormente fueron entregados
a EP En este sentido se limitó a suspender el pronunciamiento de la sentencia.
49. Esta sentencia no fue impugnada por las partes y, en consecuencia, quedó
firme.
II. LEGALIDAD NACIONAL E INTERNACIONAL RELEVANTE
ESTRUCTURA
A. Ley interna pertinente
50. Las disposiciones del Código Penal de Luxemburgo sobre el robo de la propia
empleador (“robo doméstico”, vol domesticique) reza como sigue:
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Artículo 461 § 1
“Quien sustraiga fraudulentamente un objeto o una llave electrónica que no le pertenezca
a él o ella será culpable de robo.”
Artículo 463
“Los hurtos no previstos en este Capítulo serán sancionados con la pena de prisión de un mes a
cinco años y multa de 251 a 5.000 euros.”
Artículo 464
“Se impondrá prisión de al menos tres meses cuando el ladrón sea un empleado doméstico o
una persona física que preste sus servicios a cambio de un salario, aun cuando el hurto se haya
cometido contra personas por quienes no fuere empleado, pero que estaban en la casa del
empleador [locales] o en una casa a la que él o ella acompañaba al empleador, o, si [el ladrón] es
un obrero, oficial o aprendiz, en la casa de su empleador, taller o tienda, o una persona que trabaja
habitualmente en el alojamiento donde cometió el robo”.
51. En relación con el acceso retenido de forma fraudulenta en un
sistema de procesamiento de datos, el artículo 5091 § 1 del Código Penal establece:
“El que de forma fraudulenta acceda o retenga el acceso a todo o parte de un sistema
automatizado de tratamiento o transmisión de datos, incurrirá en prisión de dos meses a dos años
y multa de 500 a 25.000 euros, o a una de estas dos penas.”
52. El delito de violación del secreto profesional está tipificado en
El artículo 458 del Código Penal, que dice:
“Los médicos, cirujanos, funcionarios de sanidad, farmacéuticos, parteros y todas las demás
personas que por su condición o profesión tengan encomendados secretos y los revelen, serán
reprimidos con la pena de prisión de ocho días a seis meses y multa de entre 500 y 5.000 euros,
excepto cuando sean llamados a declarar en juicio y la ley les obligue a revelar estos secretos.”
53. Blanqueo y posesión del producto del robo de la propia
empleador se establece en el artículo 5061, que remite al artículo 321.
El artículo 5061, en vigor en el momento pertinente, decía lo siguiente:
“Serán reprimidos con prisión de uno a cinco años los siguientes y
una multa de 1.250 EUR a 1.250.000 EUR, o por una sola de estas sanciones:
(1) las personas que a sabiendas faciliten, por cualquier medio, la provisión de explicaciones
falsas con respecto a la naturaleza, los orígenes, la ubicación, la disponibilidad, el movimiento o la
propiedad de los bienes mencionados en el Artículo 321, subpárrafo 1 (i) , formando el objeto o el
producto, directa o indirectamente: ... de una infracción de los artículos 463 y 464 del Código
Penal ... o formando un beneficio pecuniario basado en uno o varios de estos delitos;
...
(3) las personas que hayan adquirido, tenido en su posesión o utilizado los bienes mencionados
en el Artículo 321, subpárrafo 1 (i), que constituyen el objeto o el producto, directo o indirecto, de
los delitos enumerados en el punto ( i) de dicho artículo o formando un beneficio pecuniario de
cualquier clase basado en uno o varios de estos delitos, cuando tuvieron conocimiento, en el momento
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cuando los recibieron, que tenían su origen en uno o varios de los delitos a que se refiere el inciso (i)
o en la participación en uno o varios de estos delitos.”
El mencionado “Artículo 321, subpárrafo 1 (i)”, que desde entonces
derogado (por Ley de 1 de agosto de 2018), disponiendo lo siguiente:
“En el caso del delito de blanqueo a que se refieren los artículos 5061 a 5068, se aplicará ... a
la orden especial de decomiso: (i) a los bienes que comprendan bienes de cualquier clase, corporales
o incorporales, muebles o inmuebles, y documentos jurídicos o instrumentos que acrediten el título o
el interés en dichos bienes, bienes que sean objeto o producto directo o indirecto de un delito o que
constituyan un beneficio pecuniario derivado del delito, incluidos los ingresos de dichos bienes...”
Además, el artículo 5064 complementa el artículo 5061 y dispone:
“Las infracciones a que se refiere el artículo 5061 también serán punibles cuando el
autor es también autor o cómplice del delito principal”.
B. Derecho internacional y europeo
1. Materiales internacionales
54. En su informe A/70/361 del 8 de septiembre de 2015, el Relator Especial
de la ONU sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y
expresión abordó la protección de las fuentes de información y de los denunciantes.
En su argumento, “el término 'denunciante' se refiere a una persona que saca a la
luz información que cree razonablemente, en el momento de la divulgación, que
es cierta y que constituye una amenaza o daño a un interés público específico.
Los extractos relevantes de este informe dicen lo siguiente:
“... Los denunciantes que, sobre la base de una creencia razonable, informan información que
resulta no ser correcta deben, no obstante, estar protegidos contra represalias. Las motivaciones del
denunciante en el momento de la divulgación tampoco deben ser importantes para una evaluación
de su estado protegido. La variación se centra en la inclusión de la 'buena fe' como un elemento de la
denuncia, desde la exclusión de un requisito de buena fe, a un requisito de buena fe solo en el
contexto de la compensación como remedio para las represalias, a la inclusión tanto de la 'buena fe'
y creencia razonable. Sin embargo, la 'buena fe' podría malinterpretarse para enfocarse en la
motivación del denunciante en lugar de la veracidad y relevancia de la información reportada. No
debería importar por qué el denunciante llamó la atención sobre la información si creía que era cierta.
...
La denuncia de irregularidades no siempre implica una mala conducta individual específica, pero
puede descubrir información oculta que el público tiene un interés legítimo en conocer.
Las autoridades internacionales y los Estados a menudo brindan una protección general para la
divulgación de información de interés público, o la divulgación de categorías específicas de
información, o ambas. ...
Independientemente del enfoque adoptado, el alcance de las divulgaciones protegidas debe ser
fácilmente comprensible para los posibles denunciantes...
...
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Los mecanismos internos institucionales y de supervisión externa deben proporcionar canales
efectivos y protectores para que los denunciantes motiven la adopción de medidas correctivas; en
ausencia de tales canales, las divulgaciones públicas deben ser protegidas y promovidas...
...
Cuando otros mecanismos para divulgar información sobre irregularidades no estén disponibles o
sean ineficaces, el denunciante puede divulgar información sobre presuntas irregularidades a entidades
externas, ya sea a los medios de comunicación u otros miembros de la sociedad civil, o mediante
autopublicación. El denunciante de divulgación pública en tales circunstancias debe ser protegido.
..."
2. Textos adoptados por el Consejo de Europa
55. El 29 de abril de 2010, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa
adoptó la Resolución 1729 (2010) sobre la protección de los “denunciantes”, en la
que reconoció la importancia de los “denunciantes ”, a quienes definió como
“individuos preocupados que hacen sonar una alarma para detener las malas
acciones que ponen en riesgo a los demás seres humanos, ya que sus acciones
brindan una oportunidad para fortalecer la rendición de cuentas y reforzar la lucha
contra la corrupción y la mala gestión, tanto en el público como en el privado.
sectores”. En los términos de dicha Resolución:
“...
La legislación pertinente debe ante todo proporcionar una alternativa segura al silencio.
...
6.2.2 Esta legislación debe proteger a toda persona que, de buena fe, haga uso de los canales
internos de denuncia existentes de cualquier forma de represalia (despido improcedente, acoso o
cualquier otro trato punitivo o discriminatorio).
6.2.3 Cuando los canales internos no existan, no hayan funcionado correctamente o se espere
razonablemente que no funcionen correctamente dada la naturaleza del problema planteado por el
denunciante, la denuncia externa, incluso a través de los medios de comunicación, también debe ser
protegido.
6.2.4 Se considerará que cualquier denunciante actuó de buena fe siempre que tuviera motivos
razonables para creer que la información divulgada era cierta, incluso si luego resultase que no era así,
y siempre que no persiguió ningún objetivo ilegal o poco ético.
..."
56. El 1 de octubre de 2019, la Asamblea Parlamentaria también adoptó la
Resolución 2300 (2019) sobre “Mejorar la protección de los denunciantes en toda
Europa”, en la que afirmó que “los denunciantes desempeñan un papel esencial en
cualquier democracia abierta y transparente. El reconocimiento que se les da y la
efectividad de su protección tanto en la ley como en la práctica contra todas las
formas de represalia constituyen un verdadero 'indicador' de democracia”. En los
términos de dicha Resolución:
“...
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4. Sin denunciantes, será imposible resolver muchos de los desafíos de nuestras democracias,
incluida, por supuesto, la lucha contra la gran corrupción y el lavado de dinero, así como nuevos
desafíos, como las amenazas a la libertad individual a través del uso fraudulento masivo de
datos personales, actividades que causen daños ambientales graves o amenazas para la salud
pública. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de implementar medidas específicas que
alienten a las personas a denunciar los hechos relevantes y brinden una mejor protección a
quienes corren el riesgo de hacerlo.
5. En consecuencia, el término denunciante debe definirse en un sentido amplio de modo que
abarque a cualquier persona física o jurídica que revele o denuncie, de buena fe, un delito o falta
menor, una infracción de la ley o una amenaza o daño al público interés del que hayan tomado
conocimiento directa o indirectamente.
..."
En esta Resolución, la Asamblea señaló que muchos Estados miembros del
Consejo de Europa (Albania, Croacia, República Checa, Estonia, Finlandia,
Francia, Georgia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, República de Moldavia,
Montenegro, Macedonia del Norte, Polonia , Rumania, Serbia, la República
Eslovaca, España, Suecia, Suiza y el Reino Unido) han aprobado leyes para
proteger a los denunciantes, ya sea en general o al menos en ciertos campos.
Después de señalar que el 16 de abril de 2019 el Parlamento Europeo había
aprobado una propuesta de directiva destinada a mejorar la situación de los
denunciantes en todos sus Estados miembros, la Resolución enfatizó además que
los Estados miembros del Consejo de Europa que no eran o no sin embargo, los
miembros de la Unión Europea (en adelante, "la UE") también tienen un gran
interés en basarse en el proyecto de directiva con miras a adoptar o actualizar la
legislación de acuerdo con estos nuevos estándares.
57. El 30 de abril de 2014, el Comité de Ministros adoptó la Recomendación
CM/Rec (2014)7 sobre la protección de los denunciantes, que establece:
“...
Reconociendo que las personas que informan o divulgan información sobre amenazas o daños
al interés público ('denunciantes') pueden contribuir a fortalecer la transparencia y la
responsabilidad democrática;
...
Para los efectos de esta recomendación y sus principios:
... 'denunciante' significa cualquier persona que informe o divulgue información sobre una
amenaza o daño al interés público en el contexto de su relación laboral, ya sea en el sector
público o privado;
...
Ámbito personal
3. El ámbito personal del marco nacional debe cubrir a todas las personas que trabajen en el
sector público o privado, independientemente de la naturaleza de su relación laboral y de si son
remunerados o no.
23
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4. El marco nacional también debe incluir a las personas cuya relación laboral haya terminado
y, posiblemente, aún no se haya iniciado en los casos en que se haya adquirido información sobre
una amenaza o un daño al interés público durante el proceso de contratación u otros procesos
previos. etapa de negociación contractual.
...
14. Los canales de denuncia y divulgación comprenden:
informes dentro de una organización o empresa (incluidas las personas designadas para
recibir informes confidenciales);
informes a los organismos reguladores públicos relevantes, agencias de aplicación de la ley y
órganos de control;
divulgaciones al público, por ejemplo a un periodista o un miembro del parlamento.
Las circunstancias particulares de cada caso determinarán el cauce más adecuado.
...
21. Los denunciantes deben estar protegidos contra represalias de cualquier forma, ya sea
directa o indirectamente, por parte de su empleador y de las personas que trabajan para el
empleador o que actúan en su nombre. Las formas de tal represalia pueden incluir el despido, la
suspensión, el descenso de categoría, la pérdida de oportunidades de ascenso, las transferencias
punitivas y las reducciones o deducciones de salarios, el acoso u otro trato punitivo o discriminatorio.
22. La protección no debe perderse únicamente sobre la base de que la persona que hizo el
informe o la divulgación se equivocó en cuanto a su importancia o que la amenaza percibida para
el interés público no se ha materializado, siempre que tenga motivos razonables para creer en su
exactitud. .
...
24. Cuando un empleador haya puesto en marcha un sistema interno de denuncia y el
denunciante haya hecho una revelación al público sin recurrir al sistema, esto puede tenerse en
cuenta al decidir sobre los recursos o el nivel de protección que se otorgará al denunciante. .
..."
La Exposición de Motivos de esta Recomendación establece:
“...
31. Es la relación laboral de facto del denunciante, más que su estatus legal específico (como
empleado) lo que le da a una persona acceso privilegiado al conocimiento sobre la amenaza o el
daño al interés público. Además, entre los Estados miembros puede variar la descripción jurídica
de las personas en situación de empleo o de trabajo, así como sus consiguientes derechos y
obligaciones. Además, se consideró preferible alentar a los Estados miembros a adoptar un
enfoque amplio del alcance personal de la recomendación. Por estas razones se decidió describir
el ámbito personal por referencia a la 'relación de trabajo' de la persona...
..."
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3. La Directiva europea sobre la protección de las personas que denuncian infracciones del
derecho de la Unión Europea
58. El 23 de octubre de 2019 se adoptó la Directiva (UE) 2019/1937 del Parlamento Europeo
y del Consejo sobre la protección de las personas que denuncian infracciones del Derecho de
la Unión. Los Estados miembros debían poner en vigor las leyes, reglamentos y disposiciones
administrativas. disposiciones necesarias para dar cumplimiento a la presente Directiva a más
tardar el 17 de diciembre de 2021.
La Directiva establece normas mínimas comunes para la protección de las personas que
denuncien infracciones del Derecho de la Unión Europea en una serie de áreas, como la
contratación pública, los servicios financieros, la prevención del blanqueo de capitales y la
financiación del terrorismo, la seguridad y el cumplimiento de los productos, la seguridad del
transporte, la protección de el medio ambiente, la protección radiológica y la seguridad nuclear,
la seguridad de los alimentos y los piensos, la salud y el bienestar de los animales, la salud
pública, la protección del consumidor, la protección de la privacidad y los datos personales, y la
seguridad de las redes y los sistemas de información.
Las disposiciones pertinentes de esta Directiva dicen lo siguiente:
“El Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea...
...
Mientras que:
...
(32) Para disfrutar de la protección en virtud de la presente Directiva, los denunciantes deben
tener motivos razonables para creer, a la luz de las circunstancias y la información de que
dispongan en el momento de la denuncia, que los hechos comunicados por ellos son ciertos.
Ese requisito es una salvaguardia esencial contra las denuncias malintencionadas, frívolas o
abusivas, ya que garantiza que quienes, en el momento de la denuncia, deliberada y
conscientemente hayan facilitado información errónea o engañosa, no gocen de protección. Al
mismo tiempo, el requisito garantiza que la protección no se pierda cuando el denunciante
comunique información inexacta sobre las infracciones por error honesto. Del mismo modo, los
denunciantes deben tener derecho a la protección en virtud de la presente Directiva si tienen
motivos razonables para creer que la información comunicada entra dentro de su ámbito de
aplicación. Los motivos de los denunciantes al denunciar deben ser irrelevantes para decidir si
deben recibir protección.
...
(33) ... es necesario proteger la divulgación pública, teniendo en cuenta principios democráticos
como la transparencia y la rendición de cuentas, y derechos fundamentales como la libertad de
expresión y la libertad y el pluralismo de los medios de comunicación, equilibrando al mismo
tiempo el interés de los empresarios en gestionar sus organizaciones y para proteger sus
intereses, por un lado, con el interés del público de ser protegido de daños, por el otro, en línea
con los criterios desarrollados en la jurisprudencia de la CEDH.
...
(43) La prevención eficaz de las infracciones del Derecho de la Unión exige que se conceda
protección a las personas que proporcionen la información necesaria para revelar infracciones
que ya se han producido, infracciones que aún no se han materializado, pero que es muy
probable que se produzcan, actos u omisiones que el denunciante tiene motivos razonables para
considerar infracciones, así como intentos de ocultar infracciones. Por las mismas razones, la protección es
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justificado también para las personas que no aportan pruebas positivas pero plantean preocupaciones o
sospechas razonables. Al mismo tiempo, la protección no debe aplicarse a las personas que reportan información
que ya está completamente disponible en el dominio público o rumores y habladurías sin fundamento.
...
(46) Los denunciantes son, en particular, fuentes importantes para los periodistas de investigación.
Proporcionar una protección eficaz a los denunciantes frente a las represalias aumenta la seguridad jurídica de
los posibles denunciantes y, por tanto, fomenta la denuncia también a través de los medios de comunicación. En
este sentido, la protección de los denunciantes como fuentes periodísticas es crucial para salvaguardar el papel
de 'perro guardián' del periodismo de investigación en las sociedades democráticas.
(47) Para la detección y prevención efectivas de las infracciones del Derecho de la Unión, es fundamental que
la información pertinente llegue rápidamente a las personas más cercanas al origen del problema, más capaces
de investigar y con competencias para solucionarlo, cuando sea posible. Por lo tanto, como principio, se debe
alentar a los denunciantes a utilizar primero los canales internos de denuncia e informar a su empleador, si
dichos canales están disponibles para ellos y se puede esperar razonablemente que funcionen. Ese es el caso,
en particular, cuando los denunciantes creen que la violación puede abordarse de manera efectiva dentro de la
organización pertinente y que no hay riesgo de represalias. En consecuencia, las personas jurídicas del sector
público y privado deben establecer procedimientos internos apropiados para recibir y dar seguimiento a las
denuncias. Este fomento también afecta a los casos en que dichos canales se establecieron sin que lo exija la
legislación nacional o de la Unión. Este principio debe ayudar a fomentar una cultura de buena comunicación y
responsabilidad social corporativa en las organizaciones, en la que se considere que los denunciantes contribuyen
significativamente a la autocorrección y la excelencia dentro de la organización.
...
Artículo 2
Ámbito material
“1. La presente Directiva establece normas mínimas comunes para la protección de
personas que denuncien las siguientes infracciones del Derecho de la Unión:
a) las infracciones que entren en el ámbito de aplicación de los actos de la Unión establecidos en el anexo que
se refieren a las siguientes áreas:
(i) contratación pública;
(ii) servicios, productos y mercados financieros, y prevención del blanqueo de capitales y financiación del
terrorismo;
(iii) seguridad y cumplimiento del producto;
(iv) seguridad en el transporte;
(v) protección del medio ambiente;
(vi) protección radiológica y seguridad nuclear;
(vii) seguridad de alimentos y piensos, salud y bienestar animal;
(viii) salud pública;
(ix) protección al consumidor;
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(x) protección de la privacidad y los datos personales, y seguridad de la red y
sistemas de información;
b) las infracciones que afecten a los intereses financieros de la Unión a que se refiere el artículo 325
TFUE y como se especifica más detalladamente en las medidas pertinentes de la Unión;
c) las infracciones relacionadas con el mercado interior, a que se refiere el artículo 26, apartado 2, del TFUE,
incluidas las infracciones de las normas de competencia y ayudas estatales de la Unión, así como las infracciones
relacionadas con el mercado interior en relación con actos que infrinjan las normas de derecho de sociedades
impuesto o a los acuerdos cuyo propósito sea obtener una ventaja fiscal que desvirtúe el objeto o fin de la ley
aplicable del impuesto sobre sociedades.
2. La presente Directiva se entenderá sin perjuicio de la facultad de los Estados miembros de ampliar
protección bajo la ley nacional en relación con áreas o actos no cubiertos por el párrafo 1.”
Artículo 3
Relación con otros actos de la Unión y disposiciones nacionales
“1. Cuando se establezcan normas específicas sobre la notificación de infracciones en los actos sectoriales de la
Unión enumerados en la parte II del anexo, se aplicarán dichas normas. Las disposiciones de la presente Directiva
serán aplicables en la medida en que una materia no esté regulada obligatoriamente en dichos actos sectoriales de
la Unión.
2. La presente Directiva no afectará a la responsabilidad de los Estados miembros de garantizar la seguridad
nacional ni a su facultad de proteger sus intereses esenciales de seguridad. En particular, no se aplicará a las
denuncias de infracciones de las normas de contratación que impliquen aspectos de defensa o seguridad, a menos
que estén cubiertas por los actos pertinentes de la Unión.
3. La presente Directiva no afectará a la aplicación del Derecho de la Unión o nacional en materia de
cualquiera de los siguientes:
(a) la protección de la información clasificada;
(b) la protección del privilegio profesional legal y médico;
(c) el secreto de las deliberaciones judiciales;
d) normas sobre procedimiento penal.
4. La presente Directiva no afectará a las normas nacionales sobre el ejercicio por los trabajadores de su derecho
a consultar a sus representantes o sindicatos, y sobre la protección contra cualquier medida perjudicial injustificada
provocada por tales consultas, así como sobre la autonomía de los interlocutores sociales y su derecho para celebrar
convenios colectivos. Todo ello sin perjuicio del nivel de protección concedido por la presente Directiva.”
Artículo 4
Ámbito personal
“1. La presente Directiva se aplicará a los denunciantes que trabajen en el sector público o privado que hayan
obtenido información sobre infracciones en un contexto relacionado con el trabajo, incluidos, al menos, los siguientes:
a) las personas que tengan la condición de trabajadores en el sentido del artículo 45, apartado 1, del TFUE,
incluidos los funcionarios;
b) las personas que tengan la condición de trabajadores por cuenta propia, en el sentido del artículo 49 TFUE;
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c) los accionistas y las personas que pertenezcan al órgano de administración, dirección o control de
una empresa, incluidos los miembros no ejecutivos, así como los voluntarios y los aprendices
remunerados o no remunerados;
(d) cualquier persona que trabaje bajo la supervisión y dirección de contratistas, subcontratistas y
proveedores.
2. La presente Directiva también se aplicará a los denunciantes cuando denuncien o divulguen
públicamente información sobre infracciones adquiridas en una relación laboral que ya haya finalizado.
3. La presente Directiva también se aplicará a los denunciantes cuya relación laboral aún no haya
comenzado en los casos en que se haya obtenido información sobre incumplimientos durante el proceso
de contratación u otras negociaciones precontractuales.”
...
Artículo 6
Condiciones de protección de los denunciantes
“1. Los informantes tendrán derecho a la protección en virtud de la presente Directiva siempre que:
(a) tenían motivos razonables para creer que la información sobre las infracciones notificadas era
cierta en el momento de la notificación y que dicha información entraba dentro del alcance de este
Directiva; y
(b) informaron internamente de conformidad con el Artículo 7 o externamente de conformidad con el
Artículo 10, o hicieron una divulgación pública de conformidad con el Artículo 15.1
..."
Artículo 7
Informes a través de canales de denuncia internos
“1. Como principio general y sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 10 y 15, la información sobre
incumplimientos podrá ser comunicada a través de los canales y procedimientos internos de denuncia
previstos en este Capítulo.
2. Los Estados miembros fomentarán la denuncia a través de los canales internos de denuncia antes
que la denuncia a través de los canales externos de denuncia, cuando la infracción pueda abordarse
internamente de manera eficaz y cuando el denunciante considere que no existe riesgo de represalias.
..."
Artículo 10
Informes a través de canales de informes externos
“Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 15, apartado 1, letra b), los denunciantes comunicarán
información sobre las infracciones utilizando los canales y procedimientos a que se refieren los artículos
11 y 12, después de haber informado primero a través de los canales de denuncia internos, o
directamente a través de los canales externos. canales de denuncia.
..."
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Artículo 15
Divulgaciones públicas
“1. Una persona que hace una divulgación pública calificará para la protección bajo este
Directiva si se cumple alguna de las siguientes condiciones:
a) la persona denunció por primera vez interna y externamente, o directamente externamente de
conformidad con los capítulos II y III, pero no se tomó ninguna medida adecuada en respuesta a la denuncia
dentro del plazo mencionado en el artículo 9, apartado 1, letra f), o punto (d) de
Artículo 11(2); o
(b) la persona tiene motivos razonables para creer que:
(i) el incumplimiento puede constituir un peligro inminente o manifiesto para el interés público,
como cuando hay una situación de emergencia o un riesgo de daño irreversible; o
(ii) en el caso de la denuncia externa, existe el riesgo de represalias o hay pocas posibilidades de que el
incumplimiento se resuelva de manera efectiva, debido a las circunstancias particulares del caso, como
aquellas en las que las pruebas pueden ocultarse o destruirse o en las que una autoridad puede estar en
connivencia con el autor de la infracción o estar involucrada en la infracción.
2. Este artículo no se aplicará a los casos en que una persona divulgue directamente información a la
prensa en virtud de disposiciones nacionales específicas que establezcan un régimen de protección en
relación con la libertad de expresión y de información.
..."
Artículo 19
Prohibición de represalias
“Los Estados miembros tomarán las medidas necesarias para prohibir cualquier forma de represalia contra
las personas a que se refiere el artículo 4, incluidas las amenazas de represalia y los intentos de represalia...
..."
LA LEY
I. PRESUNTA VIOLACIÓN DEL ARTÍCULO 10 DE LA CONVENCIÓN
59. El demandante alegó que su condena penal equivalía a una injerencia
desproporcionada en su derecho a la libertad de expresión previsto en el artículo 10 del
Convenio, que dice lo siguiente:
“1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho incluirá la libertad de tener
opiniones y de recibir y difundir información e ideas sin interferencia de la autoridad pública y sin consideración
de fronteras. ...
2. El ejercicio de estas libertades, por cuanto conlleva deberes y responsabilidades, puede estar sujeto a
las formalidades, condiciones, restricciones o sanciones que determine la ley y sean necesarias en una
sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, territorial integridad o seguridad pública, para la
prevención del desorden o el crimen, para la protección de la salud o la moral, para la protección de la
reputación o los derechos de otros,
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
para impedir la divulgación de información recibida en confianza, o para mantener
la autoridad e imparcialidad del poder judicial”.
A. La sentencia de la Sala
60. En su sentencia de 11 de mayo de 2021, la Sala comenzó por sostener que el
demandante podía ser considerado, en principio, como un denunciante a los efectos de la
jurisprudencia del Tribunal. Luego trató de establecer si los tribunales nacionales habían
cumplido con los diversos criterios desarrollados en la sentencia Guja (Guja v. Moldova [GC],
no. 14277/04, §§ 7495, ECHR 2008), a saber: la disponibilidad de canales alternativos para
realizar la divulgación, el interés público de la información divulgada, la buena fe del solicitante,
la autenticidad de la información divulgada, el perjuicio causado al empleador y la severidad
de la sanción. Tras señalar que no había controversia entre las partes con respecto a los
primeros cuatro criterios, concluyó que solo los criterios relativos, en primer lugar, a la
ponderación del interés público en la información divulgada frente al daño causado al
empleador y, en segundo lugar, a la gravedad de la pena, estaban en juego en este caso.
61. Por lo tanto, la Sala tuvo en cuenta la ponderación de los intereses contrapuestos
realizada por los tribunales nacionales. En este sentido, volvió a la conclusión del Tribunal de
Apelación de que los documentos revelados por el solicitante no habían “proporcionado
información esencial, nueva y previamente desconocida”.
Comentando estos calificativos, la Sala consideró que la Corte de Apelaciones no había
agregado nuevos criterios a los establecidos por la jurisprudencia de la Corte en esta materia,
ya que estos tres criterios calificativos estaban “por el contrario absorbidos en el razonamiento
exhaustivo de la Corte de Apelaciones ... sobre el equilibrio de los intereses públicos y
privados en juego”. Al hacerlo, calificó los términos como “aclaraciones que, en otras
circunstancias, podrían considerarse demasiado limitadas, pero que en el presente caso
sirvieron, junto con los demás elementos tomados en cuenta por el Tribunal de Apelación,
[para] llegar al conclusión de que las revelaciones del solicitante carecían de interés suficiente
para compensar el daño sufrido por PwC” (§ 109 de la sentencia de la Sala).
La Sala consideró que el Tribunal de Apelación se había limitado a examinar las pruebas
detenidamente, a la luz de los criterios establecidos en la jurisprudencia del Tribunal, y
concluyó que los documentos revelados por el demandante no tenían suficiente interés, en
vista del daño causado por su divulgación, para justificar su absolución.
62. En cuanto al criterio relativo a la severidad de la pena, la Sala consideró que la multa
impuesta al demandante había sido relativamente leve y no tuvo un efecto realmente
disuasorio en el ejercicio de la libertad de expresión del demandante o de otros empleados (§
111 de la sentencia de Sala).
63. Sosteniendo que los tribunales nacionales habían logrado un justo equilibrio entre, por
un lado, la necesidad de proteger los derechos del empleador del demandante y, por un lado,
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por el otro, la necesidad de proteger la libertad de expresión del demandante, la Sala
concluyó, por cinco votos contra dos, que no había habido violación del artículo 10 del
Convenio.
B. Las alegaciones de las partes
1. Las presentaciones del solicitante
64. El demandante argumentó que los tribunales nacionales habían aplicado los
criterios identificados en la sentencia Guja (citada anteriormente, en adelante, “los
criterios Guja ”) antes de concluir de ellos que no era un denunciante y denegarle la
protección adjunta a ese estatus. . En este sentido, ha subrayado que si bien la Sala le
había concedido inicialmente la condición de denunciante antes de valorar si la negativa
a permitirle acogerse al régimen de protección que suponía dicha condición había
surgido de una correcta aplicación de los “criterios de Guja” , la El Tribunal de
Apelación, por el contrario, primero verificó si se habían cumplido los elementos
constitutivos del régimen de protección de los denunciantes, antes de concluir que no
tenía la condición de denunciante.
65. El solicitante alegó que, además de la necesidad de aclarar el orden en el que
debían examinarse estas cuestiones, también era necesario especificar las condiciones
para el ejercicio de equilibrio que debía llevarse a cabo en relación con los intereses
contrapuestos al implementar los “ criterios de Guja”.
En términos generales, criticó al Tribunal de Apelación por haber aplicado los “ criterios
de Guja” de forma aislada. Basándose a este respecto en la opinión disidente adjunta
a la sentencia de la Sala, afirmó que la ponderación de los intereses contrapuestos
como parte del “quinto criterio de la jurisprudencia de Guja” no debería llevarse a cabo
de forma aislada, sino en el a la luz de un análisis global, basado en el artículo 10, que
tuvo en cuenta todos los criterios pertinentes.
66. En cuanto, en primer lugar, al daño causado por las revelaciones impugnadas,
a tener en cuenta en el ejercicio de ponderación, la demandante repasó la evolución
de la jurisprudencia del Tribunal y argumentó que este concepto había evolucionado
hacia el de “perjuicio a la el empleador” (se refirió a Heinisch v. Germany, no. 28274/08,
§§ 8890, ECHR 2011 (extractos), y Gawlik v. Liechtenstein, no. 23922/19, § 79, 16 de
febrero de 2021). El demandante destacó la transformación del criterio inicialmente
establecido por la Corte que, a su juicio, incluía la necesidad de mantener la confianza
pública en el Estado. A este respecto, el demandante se refirió a las conclusiones del
Tribunal en los casos Bucur y Toma c. Rumanía (n.º 40238/02, §§ 11415, 8 de enero
de 2013), Medžlis Islamske Zajednice Brčko y otros c. Bosnia y Herzegovina ([GC],
núm. 17224/11, § 80, 27 de junio de 2017) y Gawlik (citado anteriormente, § 79). Hizo
hincapié en las consecuencias de aplicar el criterio de “perjuicio al empleador” en un
escenario en el que el denunciante fuera un empleado del sector privado. En el
presente caso, esto había conducido a un equilibrio del interés público en conocer la
divulgación impugnada
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contra el interés específico de una determinada empresa, lo que, en opinión de la
demandante, equivalía a una deriva potencialmente peligrosa.
67. En su opinión, tal interpretación de los " criterios de Guja" fomentaba la idea de que
los intereses que se equilibraban eran de igual importancia (cualquiera que sea su peso
respectivo) y era probable que condujera a un conflicto de intereses opuestos, por un lado,
la libertad de expresión del solicitante frente a la reputación del empleador por el otro. Se
opuso a tal cambio que, en su opinión, equivalía a pasar de un ejercicio de equilibrio entre
diferentes intereses a resolver un conflicto entre los derechos protegidos por los artículos
10 y 8 de la Convención.
68. Con respecto, en segundo lugar, al interés público en la información divulgada, que
también debía tenerse en cuenta en el ejercicio de ponderación, el demandante argumentó
que el Tribunal de Apelación se había contradicho al reconocer inicialmente que existía tal
interés, antes dictaminando que los documentos divulgados no habían aportado información
“esencial, nueva y previamente desconocida”. Al agregar estos nuevos requisitos, que
tenían el efecto de restringir la protección efectiva de la libertad de expresión, había
ampliado el margen de apreciación de las autoridades internas. Tales “aclaraciones” al
concepto de “información de interés público” eran tanto menos pertinentes cuanto que,
según la jurisprudencia del Tribunal, la existencia de un debate público sobre un determinado
asunto hablaba a favor de nuevas revelaciones de información que contribuir a ese debate
(se refirió a Dammann v. Suiza, no. 77551/01, § 54, 25 de abril de 2006).
69. La demandante también impugnó la conclusión de la Sala (§ 109 de su sentencia)
en cuanto a las características que debería haber tenido la información divulgada para
justificar el perjuicio causado a la empresa por su divulgación.
Dado que su contribución al debate sobre “Luxleaks” no se consideró decisiva para evaluar
el criterio de interés público, no le quedó claro cómo podía considerarse como tal su
participación en el daño a la reputación de su empleador.
70. A continuación, el demandante volvió a las características específicas del presente
caso que, en su opinión, estaban vinculadas al hecho de que trabajaba en el sector privado.
Al analizar la jurisprudencia del Tribunal, argumentó que la aplicación “parcial, inexacta y
engañosa” de la jurisprudencia de Guja por parte del Tribunal de Apelación había dado
lugar a una situación en la que el equilibrio entre el interés público en ser informado de las
revelaciones y la la libertad de expresión del soplador, por un lado, y la reputación comercial
de una empresa, por el otro, se habían inclinado a favor de la empresa. Sostuvo que esto
equivalía a una inversión total del enfoque adoptado desde la sentencia Steel and Morris v.
the United Kingdom (no. 68416/01, § 95, ECHR 2005II).
71. Hizo hincapié en que, habiendo sido sancionado una vez por su empleador PwC
(que lo despidió), también había sido sancionado por el Estado, específicamente por los
tribunales penales (se refirió a Kayasu c. Turquía, núms. 64119/00 y 76292 ) . /01, 13 de
noviembre de 2008, y Bucur y Toma, citado
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arriba). Destacó el riesgo de extender la aplicación del criterio de perjuicio sufrido
por el empleador al supuesto de denuncia en el marco de una relación laboral en
el sector privado. Por ello, sugirió que, en lo que respecta a los denunciantes en el
sector privado, el criterio del daño sufrido por el empleador se reserve únicamente
para aquellos casos en los que se hubiera impuesto una sanción profesional y en
los que se estuviera debatiendo la proporcionalidad de esa medida. .
72. En el presente caso, subrayó que al aceptar que la condena penal del
demandante (tras su despido) podía estar justificada porque su empleador había
sufrido un daño a su reputación, la sentencia de la Sala había logrado anular la
protección de los denunciantes. .
73. La demandante también recomendó que se desarrollara la jurisprudencia
Guja , abandonando el criterio del perjuicio para el empleador. En su opinión, el
principal riesgo que actualmente amenaza a los denunciantes es menos de carácter
disciplinario (reprimenda o despido) que penal, como muestran los casos de Edward
Snowden, Julian Assange o Chelsea Manning. Argumentó que tal desarrollo en la
jurisprudencia sería coherente con la Directiva de la Unión Europea sobre la
protección de las personas que denuncian infracciones del derecho de la Unión
(véase el párrafo 58 anterior y, en adelante, “la Directiva Europea”), que no
establecía ningún vínculo entre la protección de los denunciantes y el daño causado
al empleador. En este sentido, el solicitante señaló que un gran número de Estados
miembros del Consejo de Europa estarían obligados a transponer esta Directiva, y
sus tribunales nacionales estarían obligados a aplicarla, por lo que era deseable la
armonización de la legislación aplicable en esta materia.
74. Por último, la demandante subrayó la necesidad de que el Tribunal vaya
más allá de la jurisprudencia de Guja , elaborando una definición de denuncia de
irregularidades y un estatuto real de los denunciantes. A este respecto, señaló,
refiriéndose al artículo L.2711 del Código del Trabajo de Luxemburgo y al artículo
3812 de la Ley del Sector Financiero (Ley de 5 de mayo de 1993), que los textos
aplicables en el momento pertinente consagraban la existencia de la condición de
denunciante, sin definirla ni definir los criterios de aplicación del régimen jurídico
anejo al reconocimiento de dicha condición. También presentó argumentos a favor
de un sistema de presunción a favor de las personas que entraban dentro de la
categoría de denunciantes, a quienes calificó como “perros guardianes” de la democracia.
75. En cuanto a la definición de denunciante, el solicitante se refirió a las que
figuran en la Resolución 1729 (2010) sobre la protección de los “denunciantes” de
la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (véase el párrafo 55 anterior; en
adelante, “Resolución n.º 1729(2010)”, en la Recomendación del Comité de
Ministros del Consejo de Europa de 30 de abril de 2014 (véase el párrafo 57
anterior; en adelante, “Recomendación (2014)7”); y en el Informe A/70 /361 del 8
de septiembre de 2015 por el Relator Especial de la ONU sobre la promoción y
protección del derecho a la libertad de opinión y expresión (ver párrafo 54 anterior;
en adelante, “el Relator Especial de la ONU”), mientras que
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
solicitando una definición por parte de la Corte, a los efectos del artículo 10 de la
Convención, que sería menos teórica.
76. Con base en un análisis de la jurisprudencia de la Corte, propuso la siguiente
definición de denunciante: “una persona..., que denuncia haber sido su esmpleador
ancionada, y/o
por
el
Estado... .por haber incumplido el deber laboral de lealtad, reserva y discreción, al
revelar información documentada... obtenida en el contexto de su empleo, que se
considera éticamente obligado... a compartir con las personas fuera de su empleo, ...
y que revele la existencia de un delito moral o delictivo susceptible de perjudicar el
interés público”. El solicitante enfatizó que era el interés público vinculado al
conocimiento de cierto tipo de información lo que se protegía sustancialmente a través
de la protección formal de la persona que presentaba esta información a la atención
del público.
77. En cuanto a la naturaleza de la supervisión que debe ejercerse en esta área,
la demandante subrayó que no había ninguna razón por la que el principio de
subsidiariedad, aunque consagrado expresamente por el Protocolo núm. 15, impidiera
que la Corte llevara a cabo una revisión, tanto de procedimiento como de fondo, de los
fundamentos y criterios utilizados por los tribunales internos en la aplicación de la Convención.
En este sentido, argumentó que la Corte de Apelaciones no había respetado la forma
en que la protección de los denunciantes, como lex specialis, interactuaba con la lex
generalis constituida por el artículo 10, y sostuvo que si los tribunales nacionales no
cumplían el papel que les incumbía en el sistema del Convenio, el Tribunal se vio
obligado entonces a sopesar los intereses en juego para restablecer la justicia y el
derecho.
78. Con respecto al ejercicio de ponderación llevado a cabo por los tribunales
nacionales en el presente caso, el solicitante enfatizó que no era suficiente referirse
como una cuestión de forma a los criterios identificados por el Tribunal; también era
necesario aplicarlos correctamente. Citando los casos de Perinçek c. Suiza ([GC], n.°
27510/08, ECHR 2015 (extractos)) y Aksu c. Turquía ([GC], n.° 4149/04 y 41029/04,
ECHR 2012), el El solicitante señaló que “[si] el equilibrio alcanzado por las autoridades
judiciales nacionales no es satisfactorio, en particular porque no se consideró
debidamente la importancia o el alcance de uno de los derechos fundamentales en
juego, el margen de apreciación otorgado a las decisiones de la los tribunales
nacionales serán estrechos”.
79. Según el solicitante, en el presente caso las autoridades nacionales no
cumplieron con los requisitos de la jurisprudencia Von Hannover c. Alemania (n.º 2)
([GC], n. ECHR 2012), ni los de la jurisprudencia Axel Springer AG c. Alemania (n. 2)
(n. 48311/10, 10 de julio de 2014), en particular en lo que respecta a la evaluación del
efecto paralizador de la sanción impugnada. Este hecho debería llevar al Tribunal de
Justicia, de conformidad con el principio de subsidiariedad, a sustituir su apreciación
por la de las autoridades nacionales.
tribunales
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
80. El solicitante concluyó argumentando que, en las circunstancias del presente caso,
aceptar las conclusiones del Tribunal de Apelación socavaría gravemente la eficacia de la
protección garantizada a los denunciantes en virtud del artículo 10 del Convenio.
2. Las alegaciones del Gobierno
81. El Gobierno consideró la posición del demandante como un deseo de que el Tribunal
modificara su jurisprudencia sobre los denunciantes de irregularidades para que las personas
que reclaman la protección adjunta a este estatus ya no tengan que establecer que el interés
público en la información revelada por ellos superó el daño sufrido por el empleador como
resultado de esa divulgación. El Gobierno no aceptó las pretensiones de la demandante a
este respecto y suscribió la sentencia de la Sala en el presente caso (particularmente en los
§§ 9599 y 109111).
82. Basándose en el margen de apreciación nacional, el Gobierno afirmó que los
tribunales nacionales habían cumplido escrupulosamente con los requisitos identificados en
la jurisprudencia de la Corte con respecto a la protección de los denunciantes.
83. Citando el caso de Jersild c. Dinamarca (23 de septiembre de 1994, § 31, Serie A
no. 298), el Gobierno afirmó que la Corte había circunscrito el alcance de su revisión de la
necesidad, en una sociedad democrática, de una injerencia en virtud del artículo 10 del
Convenio. Señalando, además, que el presente caso se refería a un conflicto entre el
derecho del demandante a impartir información y el derecho de su empleador a la protección
de su reputación, se refirieron a la sentencia Von Hannover (núm. 2) (citada anteriormente,
§ 106). Con respecto a los requisitos específicos identificados en virtud del artículo 10 del
Convenio una vez que una persona que hace valer el derecho a divulgar información haya
reclamado la condición de denunciante (refiriéndose a Guja, citado anteriormente, §§ 7376),
el Gobierno afirmó que en el presente caso, los tribunales nacionales habían aplicado
correctamente los “ criterios de Guja”, en particular con respecto al quinto criterio relacionado
con el ejercicio de equilibrio entre el interés público en la divulgación de la información y el
perjuicio para el empleador.
84. El Gobierno también alegó que la jurisprudencia desarrollada por la Corte era lo
suficientemente clara, tanto en cuanto a los principios establecidos como a los criterios de
evaluación definidos para su implementación, como para brindar a las autoridades nacionales
la orientación necesaria para la adecuada aplicación de los estándares de protección
pertinentes y para una evaluación precisa del peso respectivo de los derechos e intereses
en juego en un caso dado. Argumentaron que los “criterios de Guja ” que, además, habían
sido confirmados en casos recientes examinados por la Corte brindaban a las autoridades
internas un marco adecuado que les permitía asegurar la protección de la libertad de
expresión de los denunciantes (refirieron, por ejemplo, , a Norman v. the United Kingdom, n.
° 41387/17, §§ 83 et seq., 6 de julio de 2021).
85. El Gobierno sostuvo además que solo el quinto “ criterio de Guja”, relacionado con
el equilibrio del interés público en la información divulgada
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en cuanto al daño resultante sufrido por el empleador, fue discutido ante la Gran Sala,
y precisó que sus observaciones se circunscribían a cómo se había aplicado ese
criterio. Afirmaron que, al determinar que las divulgaciones en cuestión tenían un
interés público limitado y que no había ninguna razón convincente para que el
solicitante, después de la divulgación de AD, cometiera una nueva infracción de la ley
al apropiarse y divulgar documentos confidenciales (§ 33 de la sentencia de la Sala),
los tribunales nacionales habían llevado a cabo un ejercicio de ponderación que
correspondía a los criterios de revisión identificados en la sentencia de Guja . Al
hacerlo, sostuvieron que, aunque la información revelada por el solicitante tenía cierto
interés público, este interés había sido muy modesto, ya que:
– se limitó a 16 documentos, incluidas 14 declaraciones de impuestos y dos
cartas de presentación, en comparación con las 45 000 páginas de documentos
confidenciales (incluidas 20 000 páginas de documentos fiscales correspondientes,
en particular, a 538 archivos ATA) divulgados anteriormente por AD;
– no contenía ninguna revelación sobre la técnica de optimización fiscal; – no
había sido seleccionado por el solicitante para complementar los ATA que ya
estaban en posesión del periodista EP luego de las revelaciones previas de
AD, sino únicamente sobre la base de cuán conocidos eran los contribuyentes
relevantes; – había sido utilizado en un programa de televisión sobre evasión
fiscal para demostrar que la empresa multinacional del grupo A., domiciliada en
Luxemburgo, había declarado allí un volumen de negocios que, en su mayor
parte, no era generado por la actividad comercial en ese país y que un grupo
empresarial, AM, había utilizado préstamos intergrupo que le permitían obtener
deducciones fiscales (§ 34 de la sentencia de la Sala); y – no era fundamentalmente
nuevo (en contraste con las revelaciones de AD sobre la práctica de los ATA), ya
que simplemente ilustraba prácticas estándar en el área de estructuración de
activos por parte de empresas multinacionales, que en principio se conocían
desde hacía mucho tiempo.
86. El Gobierno subrayó además que la revelación, que se había hecho violando
el secreto profesional al que estaba obligado el demandante como empleado de una
empresa de auditoría, al igual que un empleado de un médico o un abogado, había
infringido tres categorías de derechos e intereses: – los de su empleador; – los de las
personas que le habían confiado a ese empleador los datos revelados; – el interés
público garantizado por el secreto profesional con el fin de proteger los datos
personales.
El hecho de que el empresario de la demandante hubiera valorado los daños
sufridos en sólo un euro simbólico, lo que era una demanda común en Luxemburgo,
no alteraba estas consideraciones. A juicio del Gobierno, no podría
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Puede discutirse que la víctima de una violación de un derecho garantizado por la
Convención pueda preferir obtener el reconocimiento de esa violación en lugar de
una compensación económica por el daño, que, además, era difícil de cuantificar
en el presente caso.
87. Dadas todas estas consideraciones, el Gobierno concluyó que el Tribunal
de Apelación no había excedido el margen de apreciación otorgado a las
autoridades nacionales al determinar que el daño sufrido por el empleador,
evaluado en el contexto específico del llamado caso Luxleaks , superó el interés
público en la divulgación de las declaraciones de impuestos pertinentes. Llegaron
a la conclusión de que la condena del demandante y la imposición de una multa
penal por violación del secreto profesional no podían constituir una violación del
artículo 10 del Convenio.
88. Volviendo más específicamente al supuesto interés público en la divulgación
de la información en cuestión, el Gobierno afirmó que los tribunales nacionales no
lo habían interpretado de manera restrictiva. Rechazaron el análisis del solicitante
de que los tribunales nacionales habían creado un nuevo criterio al exigir la
divulgación de “nueva información”. Apartándose en este punto de los autores del
voto disidente conjunto adjunto a la sentencia de Sala, argumentaron que el
suministro de “información esencial, nueva y [anteriormente] desconocida” no era
una condición para establecer la existencia de un interés público en su
divulgación. , sino más bien un elemento, entre otros, para evaluar la existencia
de tal interés público en este caso concreto. Hicieron suyas las determinaciones
realizadas sobre este punto en la sentencia de Sala (§§ 31, 109110).
89. Según el Gobierno, el interés público en la divulgación no puede prevalecer
sistemáticamente sobre el daño causado a los derechos e intereses de los demás,
de lo contrario, el secreto profesional y el derecho a la protección de la reputación
carecerían de sentido. A su juicio, una exigua contribución al debate público como
la realizada por la divulgación impugnada en el presente caso no podía justificar
el grave daño a la reputación del empleador de la demandante, vulnerando,
además, el secreto profesional impuesto por la ley para proteger los derechos de
los demás. Argumentaron que el concepto de “interés público de la información
divulgada”, condición previa para gozar de protección adicional, presuponía que
una divulgación realizada en violación del secreto impuesto por la ley estaba
justificada por el valor inherente de la información revelada y su contribución a la
el debate público. Sostuvieron que la información revelada en el presente caso no
podía describirse como ilustrativa de las cuestiones planteadas por el caso
Luxleaks , en la medida en que las declaraciones fiscales reveladas por el
solicitante no estaban directamente relacionadas con la práctica de los ATA,
impugnada por AD y EP. , que había sido absuelto.
90. De manera más general, el Gobierno impugnó las afirmaciones del
solicitante de que la protección otorgada a un denunciante inicial debería
extenderse posteriormente a cualquier persona que hiciera más revelaciones en
el mismo contexto general. Desafiaron la idea de que cualquier “ilustración” de los elementos de un
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el debate de interés general debe estar cubierto por la protección otorgada a los
denunciantes. En opinión del Gobierno, el cuidado puesto por la Corte al identificar
los numerosos criterios acumulativos que deben cumplirse para que una persona
califique como denunciante ilustra la naturaleza excepcional de esta protección
adicional. El desarrollo solicitado por el solicitante iría en contra de los límites que,
a su juicio, deberían imponerse al derecho a difundir información, en particular en
áreas que podrían resultar sensibles para los Estados y que con frecuencia se
encontraban en el centro de los intereses públicos perfectamente legítimos.
debates, como fue el caso de la política fiscal del Gran Ducado de Luxemburgo.
También debilitaría el alcance de las obligaciones legales de secreto y
confidencialidad, impuestas con el fin de proteger los derechos de los demás,
como fue el caso, en particular, de los auditores de empresas. También afectaría
a las relaciones contractuales entre las empresas que operan en este sector y
sus clientes, ya que ninguna de las partes contratantes estaría nunca a salvo de
la divulgación no solo de asuntos que razonablemente podrían considerarse como
algo que justifica ser llamados a la atención del público, debido a su naturaleza
ilícita o el daño que representan para el interés público, pero potencialmente
también cualquier asunto confidencial relacionado con la vida empresarial o los
bienes personales de los clientes o el director de la empresa, el empleador o el
cliente.
91. A este respecto, el Gobierno subrayó que la confidencialidad a la que
había estado obligado el demandante no se derivaba únicamente de las
estipulaciones contractuales que lo vinculaban con su empleador, sino que
resultaba de una obligación impuesta por la ley a los auditores de empresas.
Señalaron que se encontraba así en una situación comparable a la de un médico
o abogado que posee información sobre un paciente o cliente y opta por revelarla,
incumpliendo su deber de secreto profesional. El secreto profesional impuesto a
los auditores tenía por objeto proteger los datos de sus clientes, es decir, los
derechos de los demás. Como sostuvo el Tribunal, “la naturaleza y el alcance de
la lealtad debida por un empleado en un caso particular tiene un impacto en la
ponderación de los derechos del empleado y los intereses en conflicto del
empleador” (refiriéndose a Heinisch, citado anteriormente, § 64 ) . En opinión del
Gobierno, se trataba efectivamente de un conflicto de derechos y consideraban
inconcebible, a la luz de la jurisprudencia reiterada del Tribunal y en particular de
la sentencia Von Hannover (n. 2) (citada supra), que la protección de los los
derechos del solicitante deben considerarse más legítimos a priori que la protección de los derechos de su
92. Suponiendo que la obligación de confidencialidad de los servidores
públicos pudiera imponerse con mayor fuerza que la establecida, incluso por ley,
en las relaciones laborales del sector privado, el Gobierno sostuvo que,
igualmente, el interés público en la información revelada por un servidor público
era, a priori, mayor que el interés público derivado de la divulgación de información
privada. Por lo tanto, el Gobierno cuestionó la sugerencia del solicitante de que la
divulgación de información obtenida en el contexto de una empresa del sector privado
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relación laboral debería implicar un cumplimiento menos estricto de los criterios
establecidos por la jurisprudencia del Tribunal.
93. Además, el Gobierno señaló que, en virtud del principio de subsidiariedad,
no correspondía a la Corte sustituir su apreciación por la de los tribunales
internos a menos que existieran razones de peso para hacerlo. En ese sentido,
señalaron que las decisiones de los tribunales internos se adoptan tras el
examen de expedientes muchas veces voluminosos, procesos contradictorios
frecuentemente amplios y profundos. A nivel nacional, los hechos en cuestión
podían así ser apreciados por cuatro órganos judiciales, que habían tenido que
evaluar todos los elementos del caso y sopesar los derechos e intereses en
juego a la luz de la jurisprudencia del Tribunal. El Gobierno señaló además que
la autolimitación ejercida por la Corte bajo el principio de subsidiariedad también
fue respetada en el sistema interno, por razones similares, por la Corte de
Casación (ver § 40 de la sentencia de Sala).
94. Cuestionar esta moderación podría dar lugar a errores de apreciación y
exponer a la Corte al riesgo de pronunciarse sobre la base de pruebas
insuficientes, lo que llevaría a conclusiones contrarias a las pruebas obrantes en
el expediente. El Gobierno señaló que, para evitar tal peligro, el control de la
Corte debe limitarse a apreciar la compatibilidad con su jurisprudencia de la
motivación dada por las decisiones de los tribunales internos, absteniéndose de
revisar el fondo de las razones dadas, siempre que eran adecuados y libres de
contradicción. En el presente caso, el Gobierno alegó que los tribunales internos
habían identificado y ponderado los derechos e intereses en cuestión, teniendo
en cuenta los criterios establecidos en la jurisprudencia de la Corte. Aunque, a la
luz de todos los criterios establecidos por el Tribunal, había sido imposible
conceder al demandante la condición de denunciante, estos tribunales habían
tenido en cuenta su buena fe y sus motivos, y le habían impuesto una sanción
muy limitada en comparación con con los potencialmente disponibles bajo la ley
de Luxemburgo. De ello se sigue que la Corte, teniendo en cuenta el margen
nacional de apreciación otorgado a los Estados, debería concluir que no hubo
violación del artículo 10 del Convenio en el presente caso.
95. El Gobierno también impugnó el análisis del solicitante en el sentido de
que la Directiva Europea 2019/1937 equivalía a una ampliación de la protección
de los denunciantes. Argumentaron que, si bien la Directiva no supeditaba
formalmente la protección de los denunciantes a la evaluación previa del daño
causado al organismo oficial o al empleador ante el cual respondía la persona
que divulgó la información, no podía, sin embargo, inferirse que tuvo ninguna
cuenta en absoluto de tal daño. Sostuvieron que este daño no se tuvo en cuenta
mediante un equilibrio de los intereses contrapuestos, sino a través de las
condiciones a las que la Directiva supeditaba la protección de los denunciantes.
El Gobierno enfatizó que esta protección se aplicaba solo en casos estrictamente
definidos, que detalló
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con referencia a los artículos 2, 3, 5, 6, 14 y 15 de la Directiva. Argumentaron que
las condiciones que la Directiva imponía para que una persona que revelara
información confidencial pudiera gozar de protección requerían que se cumpliera
una serie de criterios complejos, relacionados con el objeto de la información
revelada, la forma de su revelación (que sólo podía ser pública cuando formas
alternativas de divulgación no hubieran dado resultado y en escenarios que
estuvieran exhaustivamente establecidos) y la obligación de tener en cuenta el
respeto a las diversas formas de secreto (secreto profesional de médicos y
abogados, por ejemplo). También afirmaron que el Parlamento de la UE se había
asegurado de que los intereses contrapuestos estuvieran equilibrados y se refirieron
a este respecto al considerando 33 de la Directiva (véase el apartado 58 anterior).
96. De manera más general, el Gobierno consideró que, en ausencia de normas
que contradijeran o modificaran el fondo de la jurisprudencia del Tribunal, los
principios y criterios establecidos en ella proporcionaban un marco jurídico estable,
garantizando un alto nivel de protección para los denunciantes de irregularidades.
sopladores, de manera proporcional a su contribución a los debates de interés
público. Alegaron que la aplicación de esos criterios por parte de los tribunales
nacionales en el presente caso había demostrado ese mismo nivel de protección,
destacando que solo razones legítimas, compatibles con la jurisprudencia del
Tribunal, habían llevado a que se negara al solicitante el beneficio de esa protección.
C. Presentaciones de terceros
1. Maison des Lanceurs d'alerte (en adelante, “la MLA”)
97. La MLA argumentó que permitir que los tribunales nacionales examinen
hasta qué punto una divulgación incluía “información esencial, nueva y previamente
desconocida” en el contexto de la revisión de la proporcionalidad de las infracciones
del artículo 10 de la Convención tendría serias implicaciones para la efectividad de
protección de denunciantes. Enfatizó tanto la inseguridad jurídica que estos criterios
podrían causar como la imposibilidad práctica de que los denunciantes cumplan con
estos nuevos criterios. Conducirían a una situación en la que los Estados dejarían
de asumir la responsabilidad de sus obligaciones de investigar las violaciones de
los derechos humanos, en la medida en que a menudo era necesario dar la alarma
varias veces sobre el mismo tema antes de que las denuncias fueran efectivamente
atendidas por el autoridades públicas. En este sentido, MLA argumentó que recurrir
a la cobertura de los medios de comunicación solía ser la condición previa necesaria
para que las denuncias fueran efectivas, ya que los cambios institucionales de largo
plazo y de gran alcance solo podían lograrse alertando a los medios de comunicación.
98. MLA se refirió a investigaciones sociológicas que mostraban que la eficacia
de los sistemas de protección contra denunciantes dependía de su inteligibilidad y
previsibilidad. Sostuvo, sin embargo, que exigir que la información divulgada sea
“esencial, nueva y previamente desconocida” sería una fuente de considerable
inseguridad jurídica para los denunciantes y reduciría la
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capacidad de los “perros guardianes de la democracia” para cumplir su función de alimentar debates
de interés público. Además, esto daría crédito a la idea de que un debate público podría celebrarse
instantáneamente o congelarse en el tiempo, mientras que las actitudes de los ciudadanos hacia los
temas de interés general evolucionan con el tiempo. Por último, tal requisito sería totalmente inadecuado
para los perfiles de los denunciantes, en el mundo actual de las redes sociales.
99. MLA también enfatizó que la Directiva Europea solo requería que el denunciante tuviera motivos
razonables para creer que la información era cierta en el momento de la denuncia (Artículo 6 § 1 de la
Directiva). Observó que las mejores prácticas internacionales demostraban la existencia de un estándar
de “creencia razonable” en cuanto a la autenticidad de la información divulgada. De manera más
general, se basó en la exposición de motivos de la Directiva (considerando 43, véase el apartado 58
anterior) para subrayar que los criterios para acceder a la condición de denunciante deberían ser lo
suficientemente abiertos para que cualquier persona que pudiera albergar sospechas razonables
pudiera dar la alarma y obtener protección a este respecto. MLA argumentó que tener en cuenta la
"novedad" de la información anularía el propósito de la Directiva, lo que podría presentar a los tribunales
nacionales el dilema de tener que elegir entre la aplicación del derecho del Convenio y la aplicación del
derecho de la UE, lo que llevaría a un debilitamiento de la fuerza y eficacia del derecho de la Convención
y de las sentencias de la Corte.
2. Defensa de los medios
100. Media Defense alegó que las cuestiones que debían determinarse en este caso probablemente
tendrían un impacto significativo en la forma en que se realizaba el periodismo de investigación,
particularmente en un contexto en el que las fuentes periodísticas estaban bajo una presión cada vez
mayor en todo el territorio de los Estados miembros de la Consejo Europeo. En este sentido, Media
Defense enfatizó que los denunciantes jugaron un papel importante como fuentes periodísticas al
revelar información importante sobre una variedad de asuntos relacionados con el interés público.
Cualquier reducción en el nivel de protección disponible para ellos afectaría, por extensión, la capacidad
de la prensa para hacer su trabajo. Se refirió a los términos de un informe de la OCDE1 que concluyó
que “la protección de los denunciantes es la última línea de defensa para salvaguardar el interés público”.
101. Media Defense se basó a este respecto en la Directiva europea, cuyo Preámbulo establecía
que la protección de los denunciantes como fuentes periodísticas era crucial para salvaguardar el papel
de "perro guardián" del periodismo de investigación en las sociedades democráticas. A modo de
ilustración, Media Defense señaló que numerosos casos de corrupción y malversación habían salido a
la luz en los últimos años debido a denunciantes y se refirió a la divulgación de información sobre
Facebook y Boeing, y a la
1 Comprometerse a una protección eficaz de los denunciantes, 16 de marzo de 2016.
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Documentos de Panamá. La incapacidad de la prensa para obtener información de
entidades privadas reforzaba, en su opinión, la importancia de la información que
probablemente comunicarían los denunciantes.
102. Media Defense destacó además la importancia de garantizar que los
denunciantes pudieran contar con un marco de protección legal que fuera claro,
coherente y preciso. Cualquier incertidumbre en esta área inevitablemente tendría un
efecto paralizador.
103. Por último, aunque reconoció que el deber de lealtad y discreción debía
tenerse en cuenta al evaluar los casos de denuncia de irregularidades, Media Defense
sostuvo que debería aplicarse en menor medida cuando la divulgación de información
fuera realizada por un empleado del sector privado. Hizo hincapié en que si bien el
objetivo del Estado era, o debería ser, el bien público, el objetivo de una empresa
privada seguía siendo el beneficio.
3. Denunciante Netzwerk EV (WBN)
104. WBN alegó que el criterio de información “esencial, nueva y previamente
desconocida” era contrario a los estándares internacionales de protección e incluso a
la jurisprudencia de la Corte. La aplicación de este criterio daría lugar a que los
denunciantes perdieran la protección jurídica de la que disfrutan actualmente y
supondría una ruptura con la posición clara adoptada por la Corte hasta la fecha. Esto
conduciría a un análisis a posteriori de la situación que reemplazaría la consideración
de la perspectiva individual del denunciante ex ante y, por lo tanto, sería una fuente
de inseguridad jurídica para cualquier denunciante.
105. Según WBN, si bien los “ criterios de Guja” requerían una aclaración para
tener en cuenta y adaptarse al aumento constante de casos de denuncia de
irregularidades, el hecho es que estos criterios habían brindado durante años un
marco de protección, que era una fuente de protección legal. certeza.
106. WBN también hizo hincapié en la necesidad de evitar que la jurisprudencia
del Tribunal de Justicia entre en conflicto con la Directiva europea. A este respecto,
WBN describió las diferencias que, en su opinión, existían entre la jurisprudencia del
Tribunal y la Directiva, señalando en particular que la Directiva se abstuvo de imponer
el uso preferente de la información interna y dejó que el denunciante decidiera el
canal de denuncia que considere más eficaz para divulgar información. WBN también
destacó que, con respecto a la motivación del denunciante, la Directiva no incluía
ninguna condición relacionada con su buena fe.
107. Por último, WBN se refirió al voto disidente conjunto adjunto a la sentencia
de Sala y resaltó que la seguridad jurídica era una dimensión esencial para la
efectividad de la protección de los denunciantes, quienes se exponían a formas muy
severas de represalias, impidiéndoles obtener sus derechos. vivir correctamente o
mantener a sus familias durante años.
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D. Evaluación de la Corte
108. Al igual que las partes, para quienes este punto era indiscutible, el Tribunal
considera que la condena del demandante supuso una injerencia en el ejercicio de su
derecho a la libertad de expresión, protegido por el artículo 10 del Convenio. Acepta
además, si bien observa que las partes no plantearon este punto, que la injerencia estaba
prescrita por la ley y que perseguía al menos uno de los objetivos legítimos enumerados
en el artículo 10 § 2 del Convenio, a saber, la protección de la reputación o derechos de
terceros, en particular la protección de la reputación y los derechos de PwC.
109. La cuestión que queda por resolver es si la injerencia era “necesaria en una
sociedad democrática”.
1. Principios generales establecidos en la jurisprudencia de la Corte
110. Los principios básicos relativos a la necesidad de injerencia en el ejercicio de la
libertad de expresión en una sociedad democrática están bien establecidos en la
jurisprudencia de la Corte y se han resumido a continuación, entre otras autoridades, en
Hertel c. Suiza (25 de agosto de 1998 ) . , § 46, Reports of Judgements and Decisions
1998VI), Steel and Morris (citado arriba § 87) y Guja (citado arriba, § 69):
“La libertad de expresión constituye uno de los fundamentos esenciales de una sociedad
democrática y una de las condiciones básicas para su progreso y para la realización personal
de cada individuo. Sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado 2 del artículo 10, es aplicable no
sólo a la 'información' o las 'ideas' que se acojan favorablemente o se consideren inofensivas
o indiferentes, sino también a las que ofendan, escandalicen o perturben. Tales son las
exigencias del pluralismo, la tolerancia y la amplitud de miras sin las cuales no hay 'sociedad
democrática'. Tal como se establece en el artículo 10, esta libertad está sujeta a excepciones,
que ... deben, sin embargo, interpretarse estrictamente, y la necesidad de cualquier restricción
debe establecerse de manera convincente ...
El adjetivo 'necesario', en el sentido del artículo 10 § 2, implica la existencia de una 'necesidad
social apremiante'. En general, debe establecerse de manera convincente la 'necesidad' de
una injerencia en el ejercicio de la libertad de expresión. Es cierto que corresponde en primer
lugar a las autoridades nacionales apreciar si existe tal necesidad capaz de justificar dicha
injerencia y, a tal fin, disfrutan de un cierto margen de apreciación.
Sin embargo, el margen de apreciación va de la mano con la supervisión europea, abarcando
tanto la ley como las decisiones que la aplican.
En el ejercicio de su competencia de control, la Corte debe examinar la injerencia a la luz del
caso en su conjunto, incluido el contenido de las declaraciones impugnadas y el contexto en el
que se realizaron. En particular, debe determinar si la injerencia de que se trata era
'proporcionada a los objetivos legítimos perseguidos' y si las razones aducidas por las
autoridades nacionales para justificarla eran 'pertinentes y suficientes'.
Al hacerlo, la Corte debe cerciorarse de que estas autoridades aplicaron estándares que
estaban en conformidad con los principios consagrados en el artículo 10 y que, además, se
basaron en una evaluación aceptable de los hechos relevantes”.
43
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a) Principios generales relativos al derecho a la libertad de expresión en el
relaciones profesionales
111. Al considerar disputas que involucran la libertad de expresión en el contexto de las
relaciones profesionales, la Corte ha encontrado que la protección del artículo 10 del Convenio se
extiende al lugar de trabajo en general (ver Kudeshkina v. Russia, no. 29492/05, § 85 , 26 de
febrero de 2009, con la jurisprudencia allí citada). También ha señalado que este artículo no sólo
es vinculante en las relaciones entre un empleador y un trabajador cuando dichas relaciones se
rigen por el derecho público, sino que también puede aplicarse cuando se rigen por el derecho
privado (ver, entre otros, Palomo Sánchez y otros España [GC], n.º 28955/06 y otros 3, § 59, TEDH
2011). En efecto, el ejercicio genuino y efectivo de la libertad de expresión no depende únicamente
del deber de no injerencia del Estado, sino que puede requerir medidas positivas de protección,
incluso en el ámbito de las relaciones entre particulares. En ciertos casos, el Estado tiene la
obligación positiva de proteger el derecho a la libertad de expresión, incluso contra la injerencia de
particulares (ibíd., § 59).
112. La protección de la libertad de expresión en el trabajo constituye así un enfoque consistente
y bien asentado en la jurisprudencia de la Corte, la cual ha ido identificando un requisito de especial
protección que, sujeto a ciertas condiciones, debería estar a disposición de los civiles. los servidores
o empleados que, infringiendo las normas que les son aplicables, divulguen información confidencial
obtenida en su lugar de trabajo. Así, se ha desarrollado una jurisprudencia que protege a los
“whistleblowers”, aunque la Corte no ha utilizado específicamente esta terminología. En la sentencia
Guja (citada anteriormente), el Tribunal identificó por primera vez los criterios de revisión para
evaluar si y en qué medida un individuo (en el caso dado, un funcionario público) que divulgue
información confidencial obtenida en su lugar de trabajo podría confiar en la protección del artículo
10 del Convenio. También especificó las circunstancias en las que las sanciones impuestas en
respuesta a tales divulgaciones podrían interferir con el derecho a la libertad de expresión y
constituir una violación del artículo 10 de la Convención.
113. Los criterios identificados por el Tribunal (ver Guja, citado anteriormente, §§ 7278) se
establecen a continuación:
“... Al respecto la Corte advierte que un servidor público, en el ejercicio de sus funciones, puede
tomar conocimiento de información interna, incluida información secreta, cuya divulgación o
publicación corresponda a un fuerte interés público. Así, el Tribunal considera que la señalización
por parte de un funcionario o empleado del sector público de conductas ilegales o irregulares en
el ámbito laboral debe, en determinadas circunstancias, gozar de protección. Esto puede ser
necesario cuando el empleado o funcionario en cuestión es la única persona, o parte de una
pequeña categoría de personas, consciente de lo que sucede en el trabajo y, por lo tanto, está
en mejores condiciones para actuar en el interés público alertando al empleador o al público en general.
...
A la luz del deber de discreción mencionado anteriormente, la divulgación debe hacerse en
primer lugar al superior de la persona u otra autoridad u organismo competente. Sólo cuando
esto sea claramente impracticable, la información podría, como último recurso, ser
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
revelado al publico... Al evaluar si la restricción a la libertad de expresión fue
proporcionada, por lo tanto, el Tribunal debe tener en cuenta si el demandante tenía a su
disposición algún otro medio eficaz para remediar el delito que pretendía descubrir.
Al determinar la proporcionalidad de una injerencia en la libertad de expresión de un
funcionario público en tal caso, el Tribunal también debe tener en cuenta una serie de otros factores.
En primer lugar, se prestará especial atención al interés público de la información divulgada.
El Tribunal reitera que hay poco margen en virtud del artículo 10 § 2 del Convenio para las
restricciones al debate sobre cuestiones de interés público...
El segundo factor relevante para este ejercicio de equilibrio es la autenticidad de la
información divulgada... Además, la libertad de expresión conlleva deberes y responsabilidades
y cualquier persona que opte por divulgar información debe verificar cuidadosamente, en la
medida en que lo permitan las circunstancias, que es preciso y confiable...
En el otro lado de la balanza, el Tribunal debe sopesar el daño, si lo hubiere, sufrido por la
autoridad pública como resultado de la divulgación en cuestión y evaluar si dicho daño superó
el interés del público en que se revelara la información... En este sentido, el objeto de la
divulgación y la naturaleza de la autoridad administrativa en cuestión pueden ser relevantes...
El motivo detrás de las acciones del empleado que informa es otro factor determinante para
decidir si una divulgación en particular debe protegerse o no. Por ejemplo, un acto motivado
por un agravio personal o un antagonismo personal o la expectativa de una ventaja personal,
incluida la ganancia pecuniaria, no justificaría un nivel de protección particularmente fuerte...
Es importante establecer que, al hacer la divulgación, el individuo
actuó de buena fe y en la creencia de que la información era cierta, que era de interés público
divulgarla y que no había otro medio más discreto para remediar la maldad estaba disponible
para él o ella.
Por último, en relación con la revisión de la proporcionalidad de la injerencia en relación
con el fin legítimo perseguido, se requiere un análisis atento de la sanción impuesta al
solicitante y de sus consecuencias…”
114. Los seis criterios identificados por la sentencia Guja son, por lo tanto, los
siguientes: si se dispusieron o no canales alternativos para la divulgación
disponible;
el interés público en la información divulgada; la
autenticidad de la información divulgada; en perjuicio
del empleador; si el denunciante actuó de buena fe; y
la severidad de la sanción.
115. En los casos subsiguientes presentados ante él relacionados con la divulgación
de información confidencial por parte de empleados del sector público, el Tribunal basó
su evaluación en este conjunto de criterios (ver, inter alia, Bucur y Toma, citado
anteriormente, y Gawlik , citado anteriormente) . Estos criterios también se aplicaron a
una disputa surgida en el contexto de las relaciones laborales de derecho privado, donde
el empleador era una empresa estatal que prestaba servicios en el sector de la atención
institucional (ver Heinisch, citado anteriormente, §§ 7192 ) .
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
116. Es probable que se aplique el régimen de protección de la libertad de
expresión de los denunciantes cuando el empleado o funcionario en cuestión sea
la única persona, o parte de una pequeña categoría de personas, consciente de lo
que sucede en el trabajo y, por lo tanto, es mejor colocado para actuar en el interés
público alertando al empleador o al público en general (ver Guja, citado
anteriormente, § 72, y Heinisch, citado anteriormente, § 63). No obstante, los
empleados deben a su empleador un deber de lealtad, reserva y discreción (ver,
por ejemplo, Heinisch, antes citada, § 64), lo que significa que deben tenerse en
cuenta, en la búsqueda de un justo equilibrio, los límites de el derecho a la libertad
de expresión y los derechos y obligaciones recíprocos específicos de los contratos
de trabajo y del entorno profesional (véanse, entre otras autoridades, Palomo
Sánchez y otros, citado anteriormente, § 74, y Rubins v. Latvia, núm. 79040/12, § 78, 13 de enero de 2015).
117. Es cierto que la confianza mutua y la buena fe que deben prevalecer en el
marco de un contrato de trabajo no implican un deber absoluto de lealtad hacia el
empleador o un deber de discreción hasta el punto de someter al trabajador a los
intereses del empleador. No obstante, el deber de lealtad, reserva y discreción
constituye un rasgo esencial de este régimen especial de protección (cf. Heinisch,
antes citado, § 64). Cuando no surja una cuestión de lealtad, reserva y
discrecionalidad, el Tribunal no investiga el tipo de cuestión que ha sido central en
la jurisprudencia sobre denuncia de irregularidades. En tales situaciones, por lo
tanto, no se requiere verificar si existieron canales alternativos u otros medios
efectivos para que los solicitantes remedien la supuesta irregularidad (como la
divulgación al superior de la persona u otra autoridad u organismo competente)
que los solicitantes pretendían descubrir. (véase Medžlis Islamske Zajednice Brčko
y otros, citada anteriormente, § 80).
118. Por otra parte, la Corte ha sostenido que las revelaciones realizadas por
un funcionario que no tenía acceso privilegiado o exclusivo, ni conocimiento directo
de la información, que no parecía estar obligado por el secreto o la discreción con
respecto a su servicio de empleo y que no parecía haber sufrido ninguna
repercusión en su lugar de trabajo como consecuencia de las revelaciones en
cuestión, no podía considerarse que constituía una denuncia de irregularidades
(ver Wojczuk v. Poland, no. 52969/13, §§ 8588, 9 de diciembre de 2021).
119. De conformidad con la Recomendación del Comité de Ministros (2014)7
sobre la protección de los denunciantes (principio 3 y la exposición de motivos
correspondiente, § 31; véase el párrafo 57 anterior), el Tribunal considera que es
la relación de trabajo de facto de el denunciante, en lugar de su estatus legal
específico (como empleado), que es decisivo. La protección de la que gozan los
denunciantes en virtud del artículo 10 del Convenio se basa en la necesidad de
tener en cuenta las características propias de la existencia de una relación de
trabajo: por un lado, el deber de lealtad, reserva y discreción inherente a la la
relación de subordinación que la misma conlleva y, en su caso, la obligación de
cumplir con un deber legal de secreto; por otro, la posición de vulnerabilidad
económica frente a la persona, público
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institución o empresa de la que dependen para su empleo y el riesgo de sufrir
represalias por parte de esta última.
(b) Los criterios de Guja y el procedimiento para aplicarlos
120. El Tribunal de Justicia, que concede importancia a la estabilidad y previsibilidad
de su jurisprudencia en términos de seguridad jurídica, desde la sentencia Guja ha
aplicado consecuentemente los criterios que le permiten apreciar si y, en caso
afirmativo, en qué medida, una persona que revele información confidencial obtenida
en el contexto de una relación laboral podría contar con la protección del artículo 10
del Convenio. No obstante, el Tribunal es plenamente consciente de la evolución
acaecida desde la adopción de la Sentencia Guja en 2008, ya sea en cuanto al lugar
que ahora ocupan los denunciantes en las sociedades democráticas y el papel
protagónico que pueden desempeñar sacando a la luz información que es de interés
público, o en términos del desarrollo del marco legal europeo e internacional para la
protección de los denunciantes (véanse los párrafos 5458 anteriores). En
consecuencia, considera oportuno aprovechar la oportunidad que brinda la remisión
del presente asunto a la Gran Sala para confirmar y consolidar los principios
establecidos en su jurisprudencia en materia de protección de los denunciantes,
afinando los criterios de su aplicación a la luz del actual contexto europeo e internacional.
(i) Los canales utilizados para realizar la divulgación
121. El primer criterio se refiere al canal o canales de denuncia utilizados para
generar la alerta. En numerosas ocasiones desde la sentencia Guja , el Tribunal ha
tenido ocasión de subrayar que se debe dar prioridad a los canales internos de
denuncia. La divulgación debe hacerse en primer lugar, en la medida de lo posible, al
superior de la persona u otra autoridad u organismo competente. “Solo cuando esto
es claramente impracticable, la información podría, como último recurso, divulgarse al
público” (ver Guja, citado anteriormente, § 73). El canal jerárquico interno es, en
principio, el mejor medio para conciliar el deber de lealtad de los empleados con el
interés público que sirve la divulgación.
Por lo tanto, el Tribunal consideró que no se trataba de una situación de denuncia de
irregularidades cuando un solicitante no había informado del asunto a sus superiores
a pesar de ser consciente de la existencia de canales internos para la divulgación y no
había proporcionado explicaciones convincentes sobre este punto ( véanse Bathellier
c. Francia (dic.), n.° 49001/07, 12 de octubre de 2010, y Stanciulescu c. Rumania (n.°
2) (dic.), n.° 14621/06, 22 de noviembre de 2011).
122. Sin embargo, este orden de prioridad entre canales de denuncia internos y
externos no es absoluto en la jurisprudencia del Tribunal. Dichos mecanismos internos
de información deben existir y deben funcionar correctamente (ver Heinisch, citado
anteriormente, § 73). La Corte ha aceptado que ciertas circunstancias pueden justificar
el uso directo de “informe externo”. Este es el
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
caso, en particular, cuando el canal interno de denuncia no sea confiable o sea
ineficaz (ver Guja, citada anteriormente, §§ 8283, y Heinisch, citada
anteriormente, § 74), donde es probable que el denunciante esté expuesto a
represalias o cuando la información que él o ella desea divulgar se refiere a la
esencia misma de la actividad del empleador en cuestión.
123. El Tribunal también observa que en Gawlik (citado anteriormente, § 82),
dejó abierta la cuestión de si el demandante estaba o no obligado a hacer uso
en primera instancia de todos los canales internos de denuncia, refiriéndose a
ese respecto a la orientación principios del Apéndice de la Recomendación
(2014)7 (véase el párrafo 57 anterior), que no establecen un orden de prioridad
entre los diferentes canales de información y divulgación. En este sentido, la
Corte se remite al tenor de la Recomendación, en el sentido de que “las
circunstancias particulares de cada caso determinarán el cauce más
apropiado” (ver párrafo 57 supra) y señala que el criterio relativo al cauce de
denuncia debe evaluarse a la luz de las circunstancias de cada caso.
(ii) La autenticidad de la información divulgada
124. La autenticidad de la información revelada es una característica esencial
para evaluar la necesidad de una interferencia con la libertad de expresión de un
denunciante. El ejercicio de la libertad de expresión conlleva “deberes y
responsabilidades” y “cualquier persona que decida divulgar información debe
verificar cuidadosamente, en la medida en que lo permitan las circunstancias,
que sea precisa y confiable” (ver Guja, citado anteriormente , § 75).
125. Sin embargo, no se puede exigir a un denunciante, en el momento de la
denuncia, que establezca la autenticidad de la información divulgada. En este
sentido, la Corte se remite al principio establecido en la Exposición de Motivos
de la Recomendación (2014)7 (véase el párrafo 57 supra), en el sentido de que
“[a]un cuando una persona pueda tener motivos para creer que existe una
problema que podría ser grave, rara vez están en condiciones de conocer el
cuadro completo. Es inevitable, por lo tanto,... que la o
denuncia p
osterior
investigación
revelación pueda de la
demostrar que el denunciante se ha equivocado” (véase la Exposición de Motivos,
Apéndice, § 85). Igualmente, reconoce, como afirma el Relator Especial de la
ONU, que “[l]os denunciantes que, sobre la base de una creencia razonable,
presenten información que resulte no ser correcta deben, no obstante, estar
protegidos contra represalias” (véase el párrafo 54 supra). ).
En tales circunstancias, parece deseable que el interesado no pierda el beneficio
de la protección otorgada a los denunciantes, sujeto al cumplimiento de los
demás requisitos para tener derecho a dicha protección.
126. Cuando un denunciante haya tomado medidas diligentes para verificar,
en la medida de lo posible, la autenticidad de la información revelada, no se le
puede negar la protección que le otorga el artículo 10 de la Convención por el
solo hecho de que la información fue posteriormente demostrado ser inexacto. Dónde
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evalúa la autenticidad de la información, a menudo al mismo tiempo que el criterio
de buena fe (véase el apartado 129 infra), el Tribunal se remite al principio
establecido en la Resolución 1729 (2010) de la Asamblea Parlamentaria del
Consejo de Europa (véase párrafo 55 anterior), a saber, que “[c]ualquier
denunciante se considerará que ha actuado de buena fe siempre que tenga
motivos razonables para creer que la información revelada era cierta, incluso si
luego resulta que no lo era”. el caso, y siempre que él o ella no persiga ningún
objetivo ilegal o poco ético” (ver Bucur y Toma, citado anteriormente, § 107, y
Gawlik, citado anteriormente, § 76).
127. Al respecto, la Corte reitera que ya ha aceptado que, en determinadas
circunstancias, la información divulgada por los denunciantes puede estar
amparada por el derecho a la libertad de expresión, aun cuando posteriormente
se haya probado que la información en cuestión es falsa o no se ha podido
demostrarse que es correcto (ver Gawlik, citado anteriormente, §§ 7576, con las
referencias allí citadas). Sin embargo, para que esto se aplique, el denunciante
debe haber verificado cuidadosamente que la información era precisa y confiable
(ver, por el contrario, Gawlik, citado anteriormente, §§ 78 y 85). Los denunciantes
que deseen gozar de la protección del artículo 10 de la Convención deben, por lo
tanto, comportarse de manera responsable tratando de verificar, en la medida de
lo posible, que la información que buscan divulgar es auténtica antes de hacerla pública.
(iii) Buena fe
128. El Tribunal reitera que “[e]l motivo detrás de las acciones del empleado
denunciante es [un]... factor determinante para decidir si una divulgación en
particular debe ser protegida o no” (ver Guja, citado anteriormente, § 77 ) .
Al evaluar la buena fe de un solicitante, el Tribunal verifica, en cada caso
presentado ante él, si él o ella estuvo motivado por un deseo de beneficio
personal, tenía algún agravio personal contra su empleador, o si había algún otro
motivo ulterior para las acciones pertinentes (ver Guja, citada anteriormente, §§
77 y 93, y Bucur y Toma, citada anteriormente, § 117). Al llegar a su conclusión,
puede tener en cuenta el contenido de la denuncia y encontrar, en apoyo de su
reconocimiento de buena fe por parte del denunciante, que “no hubo apariencia
de ningún ataque personal gratuito” (ver Matúz v. Hungría, nº 73571/10, § 46, 21
de octubre de 2014). Los destinatarios de la divulgación también son un elemento
en la evaluación de la buena fe. Por lo tanto, el Tribunal ha tenido en cuenta el
hecho de que el individuo en cuestión “no tuvo un recurso inmediato a los medios
de comunicación o a la difusión de volantes para lograr la máxima atención
pública” (ver Heinisch, citado anteriormente , § 86, y contraste Balenović c.
Croacia, (dec.), n.º 28369/07, 30 de septiembre de 2010) o que primero había
intentado remediar la situación denunciada dentro de la propia empresa (ver
Matúz, citado anteriormente, § 47).
129. El criterio de la buena fe no es ajeno al de la autenticidad de la
información divulgada. Al respecto, la Corte observa que en Gawlik (citado supra,
§ 83), afirmó que “[no] tenía razones para dudar
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que el solicitante, al hacer la divulgación, actuó creyendo que la información era
verdadera y que era de interés público divulgarla”.
130. Por el contrario, ha sostenido que no se puede considerar que un
solicitante cuyas alegaciones se basaran en un mero rumor y que no tuviera
pruebas para respaldarlas hubiera actuado de “buena fe” (ver Soares v. Portugal,
no. 79972/ 12, § 46, 21 de junio de 2016).
(iv) El interés público en la información divulgada
131. El Tribunal observa desde el principio que, en términos generales, hay
poco margen en virtud del artículo 10 § 2 del Convenio para las restricciones al
debate de cuestiones de interés público (véase, entre otros, Sürek c. Turquía (n.º
1 ) ( [GC], nº 26682/95, § 61, ECHR 1999IV, y Stoll c. Suiza [GC], nº 69698/01, §
106, ECHR 2007V).
132. De acuerdo con la jurisprudencia de la Corte, en el contexto general de
los casos que involucran el derecho a la libertad de expresión e información, el
interés público se relaciona con asuntos que afectan al público en tal medida que
puede legítimamente interesarse por ellos. , que le llamen la atención o le
preocupen de manera significativa, especialmente en cuanto afecten al bienestar
de los ciudadanos oa la vida de la comunidad. Este es también el caso con
respecto a asuntos que pueden dar lugar a controversias considerables, que se
refieren a un tema social importante, o que involucran un problema sobre el cual
el público tendría interés en ser informado (ver Couderc y Hachette Filipacchi
Associés c . Francia [GC], nº 40454/07, §§ 97103, ECHR 2015 (extractos)). En
ciertos casos, el interés que el público pueda tener en una información particular
puede ser tan fuerte como para anular incluso un deber de confidencialidad
legalmente impuesto (ver Fressoz and Roire v. France [GC], no. 29183/95, ECHR
1999I ). Por lo tanto, se ha encontrado que el hecho de permitir el acceso público
a los documentos oficiales, incluidos los datos fiscales, está diseñado para
asegurar la disponibilidad de información con el fin de permitir un debate sobre
asuntos de interés público (ver Satakunnan Markkinapörssi Oy y Satamedia Oy
v . Finlandia [GC], n.° 931/13, § 172, 27 de junio de 2017). Sin embargo, el interés
público no puede reducirse a la sed de información del público sobre la vida
privada de los demás, o al deseo del lector de sensacionalismo o incluso de
voyerismo (ver Couderc y Hachette Filipacchi Associés, citado anteriormente, §
101 ) .
133. En el contexto específico de los casos relativos a la protección de los
denunciantes, en los que se trata de la revelación por parte de un empleado, en
contravención de las normas aplicables, de información confidencial obtenida en
el lugar de trabajo, la Corte se centra en establecer si la información revelada la
información es de “interés público” (ver Guja, citado anteriormente, § 74). En este
sentido, la Corte reitera que el concepto de interés público debe evaluarse a la luz
tanto del contenido de la información divulgada como del principio de su
divulgación. En el estado actual de su jurisprudencia, la gama de información de carácter público
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El interés que puede caer dentro del alcance de la denuncia de irregularidades se define en un amplio
manera.
134. En primer lugar, la Corte ha aceptado que cuestiones que entran en el ámbito del debate
político en una sociedad democrática, tales como la separación de poderes, la conducta impropia de
un político de alto rango y la actitud del gobierno frente a la brutalidad policial, eran asuntos de interés
público (ver Guja, citado anteriormente, § 88). Igualmente, ha reconocido el interés público por la
información relativa a la interceptación de las comunicaciones telefónicas en una sociedad
acostumbrada a una política de estrecha vigilancia por parte de los servicios secretos, implicando a
altos funcionarios y afectando las bases democráticas del Estado (ver Bucur y Toma, antes citado, §
101), y en las sospechas sobre la comisión de delitos graves, a saber, la eutanasia de varios pacientes,
lo que plantea dudas sobre el tratamiento médico administrado en un hospital público y si correspondía
a los más actualizados. práctica de la fecha (ver Gawlik, citado anteriormente, § 73). En estos casos,
la información en cuestión se refería a actos de “abuso de funciones”, “conducta impropia” y “conducta
ilegal o mala”.
135. En segundo lugar, la Corte ha reconocido el interés público involucrado en la información
relativa a las “deficiencias” en la provisión de cuidado institucional para ancianos por parte de una
empresa estatal (ver Heinisch, citado anteriormente, § 71, donde la información se relaciona con una
situación de escasez de personal), o información sobre conductas o prácticas “cuestionables” y
“discutibles” por parte de las fuerzas armadas (ver Görmüş and Others v. Turkey, no. 49085/07, §§
63 and 76, 19 January 2016 , donde la información se refería a un sistema de clasificación de los
representantes de los medios según fueran o no favorables a las fuerzas armadas).
136. La Corte destaca que en los casos relativos a situaciones en las que los trabajadores
reclaman la protección especial a que pueden tener derecho los denunciantes tras revelar información
a la que tuvieron acceso en el ámbito laboral, sin perjuicio de que estuvieran obligados a guardar
secreto o un deber de confidencialidad, el interés público que pueda servir de justificación para esa
divulgación no puede apreciarse independientemente del deber de confidencialidad o de secreto que
haya sido violado. También reitera que, de conformidad con el artículo 10 § 2 de la Convención, la
prevención de la divulgación de información recibida con carácter confidencial es una de las causales
expresamente previstas para permitir una restricción al ejercicio de la libertad de expresión. En este
sentido, conviene señalar que muchos secretos están protegidos por la ley con el fin específico de
salvaguardar los intereses explícitamente enumerados en dicho artículo. Este es el caso con respecto
a la seguridad nacional, la integridad territorial o la seguridad pública, la prevención del desorden o el
delito, la protección de la salud o la moral, el mantenimiento de la autoridad e imparcialidad del poder
judicial o la protección de la reputación o los derechos de los demás. La existencia y el contenido de
tales obligaciones suelen reflejar el alcance y la importancia del derecho o interés protegido por el
deber legal de
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secreto. De ello se deduce que la apreciación del interés público en la divulgación de
información amparada por un deber de secreto debe necesariamente tener en cuenta
los intereses que dicho deber pretende proteger. Esto es particularmente cierto cuando
la divulgación implica información relativa no sólo a las actividades del empleador sino
también a las de terceros.
137. Como se desprende claramente de la jurisprudencia del Tribunal, la gama de
información de interés público que puede justificar la denuncia de irregularidades
cubierta por el artículo 10 incluye la denuncia por parte de un empleado de actos,
prácticas o conductas ilegales en el lugar de trabajo, o de actos, prácticas o conductas
que, siendo legales, son reprobables (véanse las referencias jurisprudenciales citadas
en los párrafos 133135 supra).
138. En opinión de la Corte, esto también podría aplicarse, en su caso, a cierta
información que se refiere al funcionamiento de las autoridades públicas en una
sociedad democrática y suscita un debate público, dando lugar a controversias que
pueden crear un interés legítimo por parte del público en tener conocimiento de la
información para llegar a una opinión informada sobre si revela o no un daño al interés
público.
139. En este sentido, la Corte reitera que, en un sistema democrático, las acciones
u omisiones del gobierno deben estar sujetas a un escrutinio minucioso no solo por
parte de las autoridades legislativas y judiciales sino también de la opinión pública (ver
Sürek and Özdemir v. Turkey [GC], números 23927/94 y 24277/94, § 60, 8 de julio de
1999).
140. En efecto, la Corte considera útil señalar que el peso del interés público en la
información divulgada variará según las situaciones encontradas. Al respecto, la Corte
considera que, en el contexto de la denuncia, el interés público en la divulgación de
información confidencial disminuirá dependiendo de si la información divulgada se
relaciona con actos o prácticas ilegales, con actos, prácticas o conductas reprobables
o con una asunto que suscite un debate que genere controversia sobre si hay o no
daño al interés público (véanse los párrafos 137138 anteriores).
141. En opinión del Tribunal, la información relativa a actos o prácticas ilegales es
innegablemente de gran interés público (ver, por ejemplo, Gawlik, citado anteriormente,
§ 73, sobre el considerable interés público en la información cuya divulgación tenía por
objeto evitar la repetición de posibles delitos). La información relativa a actos, prácticas
o conductas que, si bien no son ilegales en sí mismos, son sin embargo reprobables o
controvertidos también puede ser particularmente importante (ver, por ejemplo, Heinisch,
citado anteriormente, § 71, sobre la importancia vital de la información sobre las
deficiencias en la atención proporcionados a personas vulnerables, cuya divulgación
tenía por objeto evitar abusos en el sector de la salud).
142. Siendo así, si bien la información susceptible de ser considerada de interés
público se refiere, en principio, a las autoridades públicas o a los organismos públicos,
no puede descartarse que también, en determinados casos, se refiera a la conducta de
particulares, como empresas , quien inevitablemente ya sabiendas yacía
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están abiertos a un escrutinio minucioso de sus actos (ver Steel and Morris, citado
anteriormente, § 94), en particular con respecto a las prácticas comerciales, la
responsabilidad de los directores de empresas (ver Petro Carbo Chem SE v.
Romania, no. 21768/12 , § 43, 30 de junio de 2020), el incumplimiento de
obligaciones tributarias (véase PúblicoComunicação Social, SA y otros c. Portugal,
nº 39324/07, § 47, 7 de diciembre de 2010), o el bien económico más amplio
(véase Steel y Morris, citado anteriormente, § 94, y Heinisch, citado anteriormente, § 89).
143. Además, el Tribunal destaca que el interés público en la información no
puede evaluarse únicamente a escala nacional. Algunos tipos de información
pueden ser de interés público a nivel supranacional, europeo o internacional, o
para otros Estados y sus ciudadanos.
144. En conclusión, si bien no hay duda de que el público puede estar
interesado en una amplia gama de temas, este hecho por sí solo no puede ser
suficiente para justificar que se haga pública información confidencial sobre estos
temas. La cuestión de si una revelación hecha en violación de un deber de
confidencialidad sirve o no a un interés público, como para atraer la protección
especial a la que pueden tener derecho los denunciantes en virtud del artículo 10
del Convenio, exige una evaluación que tenga en cuenta de las circunstancias de
cada caso y del contexto al que pertenece, en lugar de en abstracto (ver, en un
campo diferente, a saber, el derecho de acceso a la información, Magyar Helsinki
Bizottság c. Hungría [GC], no. 18030/11, § 162, 8 de noviembre de 2016).
(v) El perjuicio causado
145. De acuerdo con la jurisprudencia existente de la Corte, el perjuicio para el
empleador representa el interés que debe sopesarse frente al interés público en la
información divulgada. Así, en Guja (citado supra, § 76), el Tribunal declaró que
debía evaluar “el daño, si lo hubiere, sufrido por la autoridad pública como
resultado de la divulgación en cuestión y evaluar si dicho daño superaba el interés
de la público para que se revele la información”. En este sentido, la Corte ya ha
aceptado que la divulgación podría perjudicar al Ministerio Público al socavar la
confianza pública en la independencia de esa institución (ibíd., § 90), o que los
servicios de inteligencia podrían sufrir daños a causa de una pérdida de confianza
en que los servicios de inteligencia del Estado cumplieron con el principio de
legalidad (ver Bucur y Toma, citado anteriormente, § 115).
146. El Tribunal también ha reconocido que las divulgaciones pueden ser
perjudiciales para la reputación profesional y los intereses comerciales de una
empresa estatal (ver Heinisch, citado anteriormente, § 88), para los intereses
comerciales y la reputación de un hospital, así como para confianza del público en
la provisión de tratamiento médico (ver Gawlik, citado anteriormente, § 79) y a la
reputación personal y profesional de un miembro del personal de ese hospital
(ibíd.).
147. La Corte reitera que el criterio de perjuicio al empleador fue desarrollado
inicialmente respecto de las autoridades públicas o de propiedad del Estado
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empresas: el daño en cuestión, al igual que el interés en la divulgación de
información, era entonces de carácter público. Sin embargo, señala que la
divulgación de información obtenida en el contexto de una relación laboral también
puede afectar intereses privados, por ejemplo, al cuestionar a una empresa o
empleador privado a causa de sus actividades y causarle a ella, y a terceros en
ciertos casos, perjuicios financieros. y/o daño reputacional.
No obstante, la Corte considera útil agregar que no excluye la posibilidad de que
tales divulgaciones puedan también dar lugar a otras consecuencias perjudiciales,
al afectar, al mismo tiempo, los intereses públicos, como, en particular, la economía
más amplia bien (véase Steel y Morris, citado anteriormente, § 94), la protección de
la propiedad, la preservación de un secreto protegido como la confidencialidad en
materia fiscal o el secreto profesional (véase Fressoz y Roire, citado anteriormente,
§ 53, y, mutatis mutandis , Stoll, citado anteriormente, § 115), o la confianza de los
ciudadanos en la equidad y justicia de las políticas fiscales de los Estados.
148. En tales circunstancias, la Corte considera necesario afinar los términos
del ejercicio de equilibrio a realizar entre los intereses contrapuestos en juego: más
allá del mero perjuicio para el empleador, son los efectos perjudiciales, tomados
como en su conjunto, que la divulgación en cuestión puede tener consecuencias
que deben tenerse en cuenta al evaluar la proporcionalidad de la injerencia en el
derecho a la libertad de expresión de los denunciantes que están protegidos por el
artículo 10 del Convenio.
(vi) La severidad de la sanción
149. La Corte advierte desde un principio que las sanciones contra los
denunciantes pueden tomar diferentes formas, ya sean profesionales, disciplinarias
o penales. A este respecto, ya ha tenido ocasión de reconocer que la destitución o
el despido sin previo aviso de un demandante constituía la sanción más grave
posible en virtud del derecho laboral (ver Gawlik, citado anteriormente, § 84, y las
referencias jurisprudenciales en el mismo). También ha subrayado que una sanción
de este tipo no solo repercutía negativamente en la carrera del demandante, sino
que podía tener un efecto disuasorio sobre otros empleados y disuadirlos de
denunciar cualquier conducta indebida, efecto disuasorio que se amplificó ante la
difusión mediática cobertura que ciertos casos podrían atraer (ver Guja, citado
anteriormente, § 95, y Heinisch, citado anteriormente, § 91). También ha señalado
que este efecto paralizador funciona en detrimento de la sociedad en su conjunto
(ver Heinisch, citado anteriormente, § 91).
150. Esta observación también es válida con respecto a la imposición de
sanciones penales. La Corte ha subrayado con frecuencia, en el contexto general
de los casos relacionados con el artículo 10 del Convenio, que la imposición de una
sanción penal es una de las formas más graves de injerencia en el derecho a la
libertad de expresión (véase, entre otros, Rouillan c . Francia, n.° 28000/19, § 74, 23
de junio de 2022, ZB c. Francia, n.° 46883/15, § 67, 2 de septiembre de 2021, y
Reichman c. Francia, n.° 50147/11, § 73, 12 Julio
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2016) y que las autoridades internas deben mostrar moderación al recurrir a procesos
penales.
151. El hecho de la condena de una persona puede ser en algunos casos más importante
que la naturaleza menor de la pena impuesta (ver, por ejemplo, Stoll, citado anteriormente,
§ 154, y Bédat c. Suiza [GC], no. 56925/ 08, § 81, 29 de marzo de 2016). Es cierto que el
Tribunal de Justicia no descarta la posibilidad de que las autoridades nacionales puedan
recurrir a procedimientos penales, sin que la injerencia resultante, en sí misma, se considere
contraria al artículo 10 del Convenio (véase, entre otras autoridades, Bédat, antes citada , §
81).
152. En el contexto particular de las denuncias, la Corte ya ha tenido ocasión de sostener
que la utilización de la vía penal para sancionar la divulgación de información reservada era
incompatible con el ejercicio de la libertad de expresión, habida cuenta de las repercusiones
en la persona hacer la revelación –particularmente en términos de su carrera profesional– y
el efecto paralizador en otras personas (ver, con respecto a una condena penal y la
imposición de una sentencia de prisión suspendida, Bucur y Toma, citado anteriormente, §
119 , y Marchenko c. Ucrania, nº 4063/04, § 53, 19 de febrero de 2009). No obstante, debe
tenerse en cuenta que en muchos casos, dependiendo del contenido de la revelación y de
la naturaleza del deber de confidencialidad o secreto infringido por la misma, la conducta de
quien reclama la protección potencialmente otorgada a los denunciantes puede legítimamente
equivale a un delito penal.
153. Además, ni la letra del artículo 10 de la Convención ni la jurisprudencia de la Corte
excluyen la posibilidad de que un mismo acto pueda, en su caso, dar lugar a una combinación
de sanciones o acarrear múltiples repercusiones, ya sean profesionales, disciplinario, civil o
penal. Así, la Corte ya ha aceptado que, en determinadas circunstancias, no puede
considerarse que el efecto acumulativo de una condena penal o el monto total de las
sanciones pecuniarias hayan tenido un efecto inhibidor sobre el ejercicio de la libertad de
expresión (ver Wojczuk, citado anteriormente , § 105).
154. No obstante, se desprende claramente de la jurisprudencia de la Corte que la
naturaleza y la gravedad de las sanciones impuestas son factores que deben tenerse en
cuenta al evaluar la proporcionalidad de una injerencia en el derecho a la libertad de
expresión (ver, entre muchas otras autoridades , Stoll, antes citada, § 153, y Bédat, antes
citada, § 79). Lo mismo se aplica al efecto acumulativo de las diversas sanciones impuestas
a un solicitante (ver LewandowskaMalec v. Poland, no. 39660/07, § 70, 18 de septiembre
de 2012).
2. Aplicación de estos principios en el presente caso
a) Consideraciones preliminares
155. El presente caso se refiere a la divulgación por parte del demandante, mientras
estaba empleado por una empresa privada, de documentos confidenciales protegidos por el
secreto profesional, incluidos catorce declaraciones de impuestos de empresas multinacionales
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empresas y dos cartas de presentación, obtenidas de su lugar de trabajo (véanse
los párrafos 14 y 23 anteriores). En particular, se caracteriza por las siguientes
características: por un lado, el hecho de que el empresario de la demandante
fuera una entidad privada y, por otro, el hecho de que existía una obligación legal
de guardar el secreto profesional por encima del deber de lealtad que generalmente
rige las relaciones de trabajo empleadoempleador; y, por último, el hecho de que
un tercero ya haya hecho revelaciones sobre las actividades del mismo patrón con
anterioridad a las revelaciones impugnadas. A pesar de su contexto específico, el
caso plantea cuestiones similares a las ya examinadas por la Corte (véanse, en
particular, los párrafos 113117 y 121151 supra). En tales circunstancias, la Gran
Sala considera que es apropiado aplicar en el presente caso los criterios y
principios generales reafirmados y aclarados anteriormente (véanse los párrafos
111154 anteriores).
156. Aunque la demandante ha invitado al Tribunal a definir el concepto de
“denunciante” (véanse los párrafos 75 y 76 anteriores), el Tribunal reitera que,
hasta la fecha, este concepto no ha recibido una definición legal inequívoca (véase
la sección sobre derecho internacional y europeo, párrafos 5458 supra) y que
siempre se ha abstenido de dar una definición abstracta y general.
En el presente caso, el Tribunal de Justicia se propone mantener ese enfoque.
Además, como se señaló en el párrafo 144 anterior, la cuestión de si una persona
que dice ser un denunciante se beneficia de la protección que ofrece el artículo 10
de la Convención exige una evaluación que tenga en cuenta las circunstancias de
cada caso y el contexto. al que prevalece.
157. En primer lugar, el Tribunal solo tiene que determinar si, y en qué medida,
la condena del demandante en las circunstancias del presente caso supuso una
injerencia desproporcionada en el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión
garantizado por el artículo 10 del Convenio. .
158. En segundo lugar, en cuanto a la cuestión específica de la protección de
los denunciantes, la Corte tiene la intención de realizar su revisión de acuerdo con
el proceso que suele adoptar en el desempeño de sus funciones. Por tanto, se
limitará en el presente caso a su enfoque habitual, basado en un método caso por
caso, consistente en apreciar las circunstancias específicas de cada caso que se
le somete a la luz de los principios generales establecidos en su jurisprudencia .
En el presente caso, la Corte aplicará los criterios de revisión definidos por ella en
virtud del artículo 10 del Convenio, y los criterios de Guja tal como acaban de ser
refinados (véanse los párrafos 113 a 154 supra). Se requerirán algunas aclaraciones
adicionales para tener en cuenta las características específicas del presente caso.
Al respecto, la Corte debe entonces, como lo exige el principio de subsidiariedad,
evaluar, en primer lugar, la forma en que los tribunales internos implementaron la
protección otorgada a los denunciantes en virtud del artículo 10 de la Convención,
y luego, en segundo lugar, pronunciarse sobre su compatibilidad con los principios
y criterios definidos en la jurisprudencia de la Corte y, en su caso, aplicarlos ella
misma en el presente caso.
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b) Valoración de los hechos por el Tribunal de Apelación
(i) La revisión subsidiaria llevada a cabo por la Corte
159. El Tribunal reitera que corresponde principalmente a las autoridades
nacionales, en particular a los tribunales, interpretar y aplicar el derecho interno
de manera que dé pleno efecto al Convenio. Su papel es, en última instancia,
determinar si la forma en que se interpreta y aplica esa ley produce consecuencias
que son consistentes con los principios de la Convención (ver Guðmundur Andri
Ástráðsson v. Iceland [GC], no. 26374/18, § 250, 1 diciembre de 2020, y las
referencias jurisprudenciales en el mismo).
160. El Tribunal también señala que ha ido desarrollando en su jurisprudencia
mecanismos de control que pretenden cumplir plenamente con el principio de
subsidiariedad. En este sentido, su tarea es verificar si los tribunales nacionales
aplicaron los principios del Convenio interpretados a la luz de su jurisprudencia
de manera satisfactoria, de tal manera que sus decisiones sean consistentes con
él (ver, entre otros autoridades, la sentencia en Hatton and Others v. the United
Kingdom [GC] No. 36022/97, ECHR 2003VIII, para un ejemplo de dicha revisión).
161. A este respecto, el Tribunal de Justicia subraya que espera cada vez
más que los tribunales nacionales tengan en cuenta su jurisprudencia al adoptar
sus decisiones cuando, sobre las cuestiones en cuestión, dicha jurisprudencia
sea a la vez sustancial y estable y cuando ha identificado una serie de principios
y criterios objetivos de fácil aplicación. Así, la Corte ha encontrado una violación
de la Convención cuando sostuvo, con respecto a una u otra de las disposiciones
de la Convención, que los tribunales nacionales no habían motivado
suficientemente sus decisiones o evaluado el caso ante ellos a la luz de la
principios definidos en su jurisprudencia (ver, entre otras autoridades, Makdoudi
c. Bélgica, n.° 12848/15, §§ 9498, 18 de febrero de 2020, y Lashmankin y otros
c. Rusia, n.° 57818/09 y 14 otros, § 454, 7 de febrero de 2017, para ejemplos de
falta de “motivos pertinentes y suficientes” en virtud de los artículos 8 y 11 del
Convenio). Cuando, por otra parte, los tribunales nacionales hayan examinado
cuidadosamente los hechos, hayan aplicado las normas de derechos humanos
pertinentes de conformidad con la Convención y su jurisprudencia, y hayan
sopesado adecuadamente los intereses individuales frente al interés público en
un caso, el Tribunal requieren fuertes razones para sustituir su punto de vista por
el de los tribunales nacionales (ver, con respecto al artículo 8 de la Convención,
MA c. Dinamarca [GC], no. 6697/18, § 149, 9 de julio de 2021).
162. En relación más específica con el artículo 10 de la Convención, la Corte
destaca que la insuficiencia de razonamientos o las fallas en el razonamiento de
los tribunales internos también la han llevado a encontrar una violación de esta
disposición, cuando tales omisiones le impidieron ejercer efectivamente su
escrutinio como a si las autoridades nacionales habían aplicado correctamente
los estándares establecidos en su jurisprudencia (ver, por ejemplo, Ergündoğan
v. Turkey, no. 48979/10, § 33, 17 April 2018, and Ibragim Ibragimov and Others
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v. Rusia, núms. 1413/08 y 28621/11, §§ 106111, 28 de agosto de 2018). En efecto,
el Tribunal espera que los tribunales nacionales sopesen los derechos o intereses
en cuestión de acuerdo con los procedimientos definidos por él y de conformidad
con los criterios que ha establecido (ver Von Hannover (n. 2), antes citada, § 107,
y MGN Limited contra el Reino Unido, n.° 39401/04, §§ 150155, 18 de enero de
2011).
(ii) El reconocimiento del efecto directo de la Convención por parte del Tribunal de Apelación
163. En el presente caso, el Tribunal observa en primer lugar, de su lectura de
las alegaciones del Fiscal General ante el Tribunal de Apelación (véanse los
párrafos 22 y 23 supra) y de la sentencia del Tribunal de Apelación (véanse los
párrafos 24 y 31 a 37 supra ), que las autoridades nacionales, plenamente
conscientes de la importancia que el Tribunal concede a la protección de los
denunciantes, se esforzaron por respetar los principios identificados en su
jurisprudencia en virtud del artículo 10 del Convenio. A este respecto, considera
que no hay nada que respalde las alegaciones del solicitante de que las autoridades
internas simplemente se refirieron formalmente a los " criterios de Guja", sin
aplicarlos genuinamente, o al menos los aplicaron solo parcialmente (véanse los párrafos 70 y 78 anteriores).
164. De la sentencia del Tribunal de Apelación se desprende claramente que,
tras reiterar el efecto directo del Convenio en el derecho interno y declarar que la
legislación que reconoce la condición de denunciante en el derecho luxemburgués
no podía aplicarse al presente caso (véase el apartado 25 anterior) , se pronunció
a la luz del artículo 10 del Convenio y de la jurisprudencia pertinente del Tribunal.
Al hacerlo, reiteró que la libertad de expresión, “[una] libertad esencial, consagrada
en un instrumento supranacional, no puede ser invalidada por normas internas” y
reconoció que, en el contexto de un debate sobre un asunto de interés público, “la
la libertad de expresión del denunciante [podría], en su caso y sujeto a ciertas
condiciones, prevalecer y ser invocada como una circunstancia que justifica una
violación de la legislación nacional” (véase el párrafo 25 anterior).
165. El Tribunal observa además que el Tribunal de Apelación también tuvo en
cuenta su jurisprudencia en el sentido de que la ilegalidad de la conducta divulgada
no era un “criterio para decidir si otorgar el estatus de protección de denunciante”,
señalando que una divulgación podría estar relacionada con una “deficiencia
grave” (véase el párrafo 31 anterior) y afectar a un interés público sin que “el acto,
la omisión, la práctica, la conducta o la deficiencia constituyan necesariamente un
delito penal” (véase el párrafo 32 anterior).
166. El Tribunal deduce de todos estos elementos que su jurisprudencia sobre
la protección de la libertad de expresión de los denunciantes proporcionó orientación
al Tribunal de Apelación para interpretar el contenido y alcance del derecho a la
libertad de expresión del demandante. A este respecto, el Tribunal no puede dejar
de elogiar la diligencia del Tribunal de Apelación al aplicar, uno por uno, los criterios
de Guja a las circunstancias de hecho que se le sometieron para su revisión
(véanse los párrafos 31 a 37 anteriores), a fin de determinar si el condena penal
del solicitante podría constituir una injerencia desproporcionada en su
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derecho al respeto a la libertad de expresión. En el presente caso, no cabe duda
de que las autoridades nacionales, y en particular el Tribunal de Apelación, se
esforzaron por aplicar fielmente su jurisprudencia (hecho que, además, constituyó
la base para la absolución de AD de la acusación de entrega de documentos
sobre las actividades de PwC y las prácticas de las autoridades fiscales
luxemburguesas al periodista EP (véase el apartado 38 anterior)), y exponer en
detalle los distintos pasos del razonamiento que habían seguido.
(iii) La implementación por parte del Tribunal de Apelación de los criterios de Guja
167. El Tribunal observa que las partes están de acuerdo en que el solicitante
cumplió algunas de las condiciones establecidas en su jurisprudencia para tener
derecho a la protección mejorada otorgada a los denunciantes en virtud del
artículo 10 del Convenio. Así fue en cuanto al canal elegido para realizar la
divulgación, el interés público en la divulgación, la autenticidad de los documentos
divulgados y la buena fe del solicitante. Estos aspectos no han sido planteados
específicamente ante la Gran Sala, ni en relación con las circunstancias de hecho
ni con su valoración por los tribunales internos.
168. En sus observaciones, el Gobierno argumentó que el equilibrio entre el
interés público en la información divulgada y el daño resultante sufrido por el
empleador era el tema que se discutía ante la Gran Sala (véase el párrafo 85
supra). Según reiterada jurisprudencia del Tribunal de Justicia, el “caso” remitido
a la Gran Sala abarca necesariamente todos los aspectos de la demanda
previamente examinados por la Sala en su sentencia, sin que exista fundamento
para una remisión meramente parcial del asunto (véanse Cumpănă y Mazăre c.
Rumanía [GC], nº 33348/96, § 66, ECHR 2004XI). El Tribunal añadiría, en aras
de la aclaración, que el “caso” remitido a la Gran Sala es la demanda tal como ha
sido declarada admisible (ver K. and T. v. Finland [GC], no. 25702/94, § 141,
ECHR 2001VII, e Ilias and Ahmed v .
169. De ello se deduce que no hay razón para que la Gran Sala acceda a la
invitación del Gobierno y limite el alcance de su examen a un solo aspecto del
caso. Además, el solicitante invitó a la Gran Sala a aclarar las etapas del
razonamiento que conduce a la concesión de la protección adjunta a la condición
de denunciante. En sus presentaciones ante la Gran Sala, argumentó que era
necesario especificar la manera en que se equilibrarían los intereses contrapuestos
al implementar los criterios de Guja .
170. A este respecto, el demandante criticó al Tribunal de Apelación por
haber aplicado estos criterios de forma aislada (véase el párrafo 65 anterior). Por
su parte, la Corte considera útil señalar que en los casos que involucran la
libertad de expresión de los denunciantes, verifica el cumplimiento de los distintos
“ criterios de Guja ”, tomados separadamente, sin establecer una jerarquía entre
ellos ni indicar el orden en que se encuentran. que van a ser examinados. parece que esto
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orden ha variado de un caso a otro, sin que este hecho haya tenido un impacto en
el resultado del caso llevado ante él (compárese, por ejemplo, el orden en que se
examinan los criterios en los casos de Bucur y Toma, §§ 95 119; Heinisch, §§
7192; y Gawlik, §§ 7384, todos citados anteriormente). La Corte destaca, sin
embargo, que dada su interdependencia (véanse los párrafos 126 y 129 supra), es
después de realizar un análisis global de todos estos criterios que se pronuncia
sobre la proporcionalidad de una injerencia. Siendo así, el Tribunal decide, en el
presente caso, revisarlos sucesivamente a la luz de las circunstancias específicas
del caso y teniendo en cuenta la evaluación del Tribunal de Apelación.
(α) Si existían otros canales para hacer la revelación
171. El Tribunal considera que las prácticas de optimización fiscal en beneficio
de las grandes empresas multinacionales y las declaraciones fiscales –actos
jurídicos informativos (véase el apartado 28 anterior)– preparados por el empleador
de la demandante para las autoridades fiscales luxemburguesas en nombre de sus
clientes, eran legales en Luxemburgo. Por lo tanto, no había nada de malo en ellos,
en el sentido de la ley, que hubiera justificado un intento por parte del demandante
de alertar a su jerarquía para poner fin a las actividades que constituyen la actividad
normal de su empleador.
172. El Tribunal considera que, en tal situación, sólo el recurso directo a un
canal de denuncia externo puede ser un medio de alerta eficaz. Como ha
argumentado la MLA, en determinadas circunstancias, el uso de los medios de
comunicación puede ser una condición para la denuncia eficaz (véase el párrafo
97 anterior). En tales circunstancias, cuando se trate de conductas o prácticas
relacionadas con las actividades normales de un empleador que no sean, en sí
mismas, ilegales, el respeto efectivo del derecho a difundir información de interés
público implica que el uso directo de un canal de denuncia externo, incluso, cuando
necesario, los medios de comunicación, deben considerarse aceptables. Esto es
también lo que aceptó el Tribunal de Apelación en el presente caso, al considerar
que la demandante no podía haber “actuado de otro modo, y que informar al
público a través de los medios de comunicación había sido, en esta ocasión, la
única alternativa realista para plantear la alerta” (véase el párrafo 34 anterior). El
Tribunal destaca que tal conclusión es coherente con su jurisprudencia.
(β) La autenticidad de la información divulgada
173. El demandante entregó al periodista EP catorce declaraciones de
impuestos y dos cartas adjuntas, “cuya exactitud y autenticidad” habían sido
confirmadas por el Tribunal de Apelación y no se cuestionan de ninguna manera
(ver párrafo 33 anterior). Dado que también se ha cumplido el criterio de autenticidad
de la información revelada, no hay motivos para que el Tribunal se aparte de las
conclusiones del Tribunal de Apelación sobre este punto.
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(γ) La buena fe del solicitante
174. De la sentencia del Tribunal de Apelación se desprende que el
demandante no actuó “con ánimo de lucro o con el fin de perjudicar a su
empleador” (véase el apartado 28 supra) y aceptó que se había cumplido el
criterio de buena fe (véase el apartado 37 supra ). El Tribunal no percibe motivo
alguno para apartarse de dicha apreciación y señala a su vez que la demandante
cumplía con el requisito de buena fe en el momento de realizar las revelaciones en cuestión.
(δ) El equilibrio del interés público en la información divulgada y los efectos
perjudiciales de la divulgación
175. Como punto preliminar, la Corte considera útil aclarar que, teniendo en
cuenta los principios generales identificados en su jurisprudencia (véanse los
párrafos 111119 supra), la disputa en el presente caso no puede ser considerada
en términos de una conflicto de derechos, como alega el Gobierno (véase el
párrafo 83 supra). Su evaluación de las circunstancias del caso se realizará, por
lo tanto, únicamente de conformidad con el artículo 10 de la Convención, cuyo
primer párrafo garantiza el derecho a la libertad de expresión, que incluye el
derecho a difundir información, y cuyo segundo párrafo enumera los motivos
sobre qué Estados pueden restringir ese derecho, incluida la protección de la
reputación o los derechos de otros y la necesidad de impedir la divulgación de
información recibida en confianza.
176. De ello se deduce que la Gran Sala está de acuerdo con la conclusión de
la Sala (§ 95 de la sentencia de la Sala), que la demandante le invita a confirmar,
en el sentido de que “el presente caso requiere un examen del justo equilibrio que
debe alcanzarse entre estos intereses contrapuestos”.
177. La Corte observa además que su función se limita en principio a
determinar si los tribunales internos lograron un justo equilibrio entre, por un lado,
el interés público de los documentos divulgados y, por el otro, la totalidad de los
efectos nocivos derivados de su divulgación, al decidir si el solicitante podría
beneficiarse o no de la protección reforzada a la que tienen derecho los
denunciantes en virtud del artículo 10 del Convenio. En ese sentido, reitera que
las autoridades nacionales competentes deben motivar sus decisiones con
suficiente detalle, para que el Tribunal pueda ejercer la función de supervisión
que le ha sido encomendada. Cuando el razonamiento es insuficiente, sin un
verdadero equilibrio de los intereses en cuestión, esto sería contrario a los
requisitos del artículo 10 de la Convención (ver Makdoudi, citado anteriormente,
§§ 9498, y Lashmankin y otros, citado anteriormente, § 454).
178. La Corte reitera, sin embargo, que, al tiempo que confirma y consolida
los principios identificados en su jurisprudencia sobre la protección de los
denunciantes, en el presente caso ha afinado los términos del ejercicio de equilibrio
a realizar entre los intereses contrapuestos en juego (véanse los párrafos 120 y
131 a 148 supra). Si, en el contexto de su revisión, la Corte encuentra que el
ejercicio de ponderación realizado por los tribunales internos no satisface los
requisitos así definidos, corresponderá entonces a la Corte misma
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emprender un ejercicio de equilibrio entre los diferentes intereses implicados en este
caso.
179. En ese sentido, la Corte examinará a su vez el contexto en que se produjo
la divulgación impugnada, el interés público atendido por la misma y los efectos
nocivos que generó.
El contexto de la divulgación impugnada
180. La Corte especifica que los antecedentes de una divulgación pueden
desempeñar un papel crucial en la evaluación del peso del interés público asociado
a la divulgación de información frente a los efectos perjudiciales que conlleva, y que
debería ser posible evaluar este peso a la luz de las circunstancias fácticas que
rodean la divulgación.
181. En el presente caso, el Tribunal observa que la demandante entregó los
dieciséis documentos en cuestión al periodista EP unos meses después de la
emisión del primer programa Cash Investigation , que cuestionaba la práctica de las
ATA y las autoridades fiscales de Luxemburgo; además, transcurrió un año entre los
dos programas de televisión, que a su vez se basó en los documentos revelados por
AD, a quien se le ha otorgado la condición de denunciante, y la demandante (véase
el apartado 14 anterior).
182. Al evaluar el contexto en el que se había producido la entrega, el Tribunal
de Apelación consideró que las declaraciones fiscales en cuestión habían sido
ciertamente útiles para EP en la medida en que confirmaban los resultados de la
investigación de los periodistas, pero que, sin embargo, no aportaron “ningún dato
cardinal previamente desconocido capaz de relanzar o contribuir al debate sobre la
evasión fiscal”. Concluyó que esas declaraciones de impuestos “no habían
contribuido al debate público sobre la práctica luxemburguesa de los ATA, ni
desencadenado un debate sobre la evasión fiscal [ni] proporcionado información
esencial, nueva y previamente desconocida”, y encontró que el solicitante había
causado daños a su empleador que “superaba el interés general” que implicaba la
divulgación de la información impugnada (véase el apartado 35 supra).
183. El solicitante ha cuestionado, en particular, el requisito de que la información
divulgada debe ser "esencial, nueva y previamente desconocida" (ver párrafo 68
anterior). La Corte también toma nota de las observaciones de los terceros
intervinientes, quienes alegaron que tal requisito, de carácter relativo e imprevisible,
sería fuente de inseguridad jurídica para los denunciantes (ver párrafos 98 y 104
supra).
184. En este sentido, la Corte reafirma que un debate público puede ser de
carácter continuo y basarse en información adicional (ver Dammann, citado
anteriormente, § 54, y Colaço Mestre y SIC – Sociedade Independente de
Comunicação, SA c. Portugal, 11182/03 y 11319/03, § 27, 26 de abril de 2007). Las
revelaciones sobre acontecimientos actuales o debates preexistentes también
pueden servir al interés general (ver Couderc y Hachette Filipacchi Associé, citado
anteriormente, § 114). De hecho, los debates públicos no están congelados en el
tiempo y, como afirma la MLA, “las actitudes de los ciudadanos hacia los temas de interés general evolucionan
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con el tiempo” (véase el párrafo 98 supra). En consecuencia, en opinión del Tribunal,
el mero hecho de que ya estuviera en marcha un debate público sobre las prácticas
fiscales en Luxemburgo cuando la demandante divulgó la información impugnada
no puede por sí solo descartar la posibilidad de que esta información también pueda
ser de interés público, habida cuenta de esta debate, que había suscitado polémica
sobre las prácticas del impuesto de sociedades en Europa y, en particular, en
Francia (véanse los apartados 186 a 191 infra), y el interés legítimo del público en
conocerlas.
El interés público de la información divulgada
185. El Tribunal de Justicia se refiere en primer lugar a los principios generales
relativos al criterio del interés público (véanse los apartados 133 a 144 supra).
También reitera que, en términos generales, la cuestión de la fiscalidad es sin duda
un asunto de interés general para la comunidad (ver Taffin and Contribuables
Associés v. France, no. 42396/04, § 50, 18 de febrero de 2010). En este sentido, el
Tribunal señala que ya ha reconocido, en otro contexto, que la disponibilidad de
información sobre datos tributarios, y de igual forma la publicación de avisos de
liquidación tributaria, podría contribuir a un debate público sobre un asunto de
interés general (cfr. , respectivamente, Satakunnan Markkinapörssi Oy y Satamedia
Oy, antes citada, § 172, y Fressoz y Roire, antes citada, § 50).
En el presente caso, el Tribunal de Apelación aceptó que las revelaciones realizadas
por la demandante y AD eran de interés público y que habían “abierto la puerta al
debate público en Europa y en Luxemburgo sobre la fiscalidad de las empresas, en
particular la fiscalidad de las empresas multinacionales , la transparencia fiscal, la
práctica de las ATA y la equidad fiscal en general” (ver párrafo 32 anterior). Sobre
la cuestión de si la información revelada por el demandante se refería a un área de
interés público, el Tribunal no ve motivo para apartarse de las conclusiones del
Tribunal de Apelación, que son coherentes con su jurisprudencia, en cuanto al
criterio del interés público, para el efecto de que las prácticas destacadas por el
solicitante podrían considerarse alarmantes o escandalosas.
186. El Tribunal toma nota de los argumentos esgrimidos por el demandante,
quien acusa al Tribunal de Apelación de haber restringido en el presente caso el
alcance del interés público en la divulgación impugnada y, en consecuencia, su
peso en relación con el de la daño causado (véase el párrafo 68 anterior). También
toma nota de los argumentos del Gobierno, que, por su parte, cuestiona que haya
habido una interpretación restrictiva del concepto de interés público por parte del
Tribunal de Apelación (véase el párrafo 88 supra). Sin negar que la información
revelada por la demandante contribuyó al debate sobre las prácticas fiscales de
determinadas sociedades, argumentó, no obstante, que debería tenerse en cuenta,
como había hecho el Tribunal de Apelación, la “relevancia limitada” para dicho
debate de los documentos divulgados.
187. Al respecto, la Corte destaca que la finalidad de la denuncia no es sólo
descubrir y llamar la atención sobre información de interés público, sino también
modificar la situación a la que se enfrenta.
63
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
la información se relaciona, en su caso, con la obtención de medidas correctoras por
parte de las autoridades públicas competentes o de los particulares interesados, como
las empresas. Sin embargo, tal como alegó la MLA (véase el apartado 97 anterior), a
veces es necesario dar la alarma varias veces sobre el mismo tema antes de que las
autoridades públicas aborden eficazmente las denuncias, o para movilizar a la sociedad
en su conjunto y permitirle ejercer una mayor vigilancia. En consecuencia, en opinión
del Tribunal, el hecho de que ya estuviera en curso un debate sobre las prácticas de
elusión fiscal y optimización fiscal en Luxemburgo cuando se divulgaron los documentos
impugnados no puede ser suficiente para reducir la relevancia de estos documentos.
188. En el caso de autos, incluso suponiendo, como sostuvo el Tribunal de
Apelación, que las declaraciones fiscales en cuestión no proporcionaran información
sobre la práctica de los ATA o de las autoridades fiscales luxemburguesas (véase el
apartado 35 anterior), el hecho de sigue siendo que esas declaraciones de impuestos
constituían información relevante. Una declaración de impuestos informa “a las
autoridades sobre las decisiones tributarias tomadas por el contribuyente” y establece
“solicitudes de deducciones y para el ejercicio de diversas opciones tributarias previstas
por la ley” (ver párrafo 28 anterior). Así, si bien es cierto que los ATA y las declaraciones
son dos tipos de documentos que se refieren a prácticas fiscales diferentes, la
divulgación de esos dos tipos de documentos contribuyó, en el presente caso, a
construir una imagen de las prácticas fiscales vigentes en Luxemburgo, su impacto a
nivel europeo y las estrategias fiscales puestas en marcha por empresas multinacionales
de renombre para trasladar artificialmente beneficios a países de baja tributación y, al
hacerlo, erosionar las bases imponibles de otros Estados (véanse los apartados 32 y 35 arriba).
189. En tales circunstancias, el Tribunal considera que la información impugnada
no solo podía considerarse “alarmante o escandalosa”, como sostuvo el Tribunal de
Apelación, sino que también proporcionaba una nueva perspectiva, cuya importancia
no debe minimizarse en la en el contexto de un debate sobre “la elusión fiscal, la
exención fiscal y la evasión fiscal” (véase el apartado 32 anterior), poniendo a
disposición información sobre el importe de los beneficios declarados por las empresas
multinacionales en cuestión, las opciones políticas adoptadas en Luxemburgo con
respecto a la fiscalidad de las empresas , y sus implicaciones en términos de equidad
y justicia fiscal, a nivel europeo (véanse los apartados 23 y 32 anteriores) y, en
particular, en Francia.
190. El Tribunal señala además que el Tribunal de Apelación tuvo en cuenta el
hecho de que el solicitante no había seleccionado las declaraciones de impuestos para
su divulgación con el fin de complementar los ATA que ya estaban en posesión del
periodista, sino únicamente porque las empresas multinacionales en cuestión eran
bien conocidas ( véase el párrafo 35 anterior). Sin embargo, a diferencia del Tribunal
de Apelación, el Tribunal considera que el grado de notoriedad de las multinacionales
en cuestión no carecía de relevancia e importancia en el contexto del debate que se
inició tras la emisión del primer programa Cash Investigation . Aunque las complejas
estructuras legales y financieras en las que se basan las prácticas de optimización
fiscal son difíciles para los no especialistas y, más en general, para el general
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público, el alcance de las declaraciones fiscales que, como indicó el Tribunal de
Apelación, proporcionan información sobre la situación financiera y los activos de una
empresa (véase el apartado 28 anterior) es, por otro lado, mucho más fácil de comprender.
191. Dado que también se referían a empresas multinacionales conocidas por el
público en general, dichas declaraciones fiscales eran muy ilustrativas de las prácticas
fiscales vigentes en Luxemburgo y de las opciones fiscales de las empresas que se
benefician de dichas prácticas. Cualquier contribuyente sujeto a impuesto es capaz de
comprender un documento como una declaración de impuestos. Así, los documentos
divulgados por la solicitante contribuyeron a la transparencia de las prácticas fiscales de
las empresas multinacionales que buscan beneficiarse de lugares donde el sistema fiscal
es más ventajoso y podrían, en ese sentido, ayudar al público a formarse una opinión
informada sobre un tema que es de gran complejidad técnica, como el impuesto de
sociedades, pero que se relaciona con importantes cuestiones económicas y sociales.
192. La Corte también considera que el peso del interés público asociado a la
divulgación impugnada no puede evaluarse independientemente del lugar que ahora
ocupan las empresas multinacionales globales, tanto en términos económicos como
sociales. También debe tenerse en cuenta el papel de los ingresos fiscales en las
economías y los presupuestos de los Estados y los considerables desafíos que plantean
a los gobiernos estrategias fiscales como el traslado de beneficios, que pueden ser
utilizadas por algunas empresas multinacionales. El Tribunal concluye de ello que la
información relativa a las prácticas fiscales de las empresas multinacionales, como
aquellas cuyas declaraciones fiscales hizo públicas la demandante, indudablemente
contribuyó al debate en curso, desencadenado por las revelaciones iniciales de AD,
sobre la evasión fiscal, la transparencia, la equidad y justicia fiscal. No cabe duda de que
se trata de una información cuya divulgación interesa a la opinión pública, tanto en el
propio Luxemburgo, cuya política fiscal estaba directamente en juego, como en Europa
y en otros Estados cuyos ingresos fiscales podrían verse afectados por las prácticas
divulgadas.
Los efectos perjudiciales
193. En respuesta a la petición de la demandante de abandonar el criterio del daño
causado al empleador (véase el apartado 73 anterior), el Tribunal reafirma que este
criterio conserva su relevancia en el examen por el Tribunal de la proporcionalidad o no
de una medida que penaliza la divulgación , por un denunciante, de información de
interés público. No obstante, procede ampliarlo, teniendo en cuenta, respecto del otro
lado de la balanza, todos los efectos perjudiciales derivados de la divulgación impugnada
(véase el apartado 148 supra).
194. A este respecto, señala, en primer lugar, que el Tribunal de Apelación sostuvo
que el empleador de la demandante (PwC) había sido “asociado con una práctica de
evasión fiscal, si no de optimización fiscal,... calificada de inaceptable”, “[ había] sido
víctima de delitos penales” y “[había] necesariamente sufrido daños” (véase el párrafo 35
supra). En opinión del Tribunal, el daño sufrido por el empleador del demandante no
puede evaluarse únicamente con respecto a la posible
sesenta y cinco
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
impacto financiero de la divulgación impugnada. Al igual que la Sala (véase el párrafo
100 de la sentencia de la Sala), la Gran Sala acepta que PwC sufrió algunos daños a
la reputación, en particular entre sus clientes, ya que la divulgación impugnada podría
haber planteado dudas sobre su capacidad para garantizar la confidencialidad de los
datos financieros confiados a y las actividades fiscales realizadas en su nombre. Sin
embargo, el Tribunal también observa que no parece haberse establecido un daño a
más largo plazo (véase el párrafo 15 anterior).
195. En segundo lugar, el Tribunal considera necesario examinar si la divulgación
impugnada afectó a otros intereses (véase el apartado 86 supra).
El hecho de que la divulgación se refiera a documentos en poder de un empleador del
sector privado no excluye necesariamente la posibilidad de que otros intereses distintos
de los de ese empleador, incluidos los intereses públicos, puedan verse afectados por
ella, dado que la evaluación del Tribunal debe cubrir todos los los efectos perjudiciales
derivados de la divulgación impugnada (véanse los párrafos 147 y 148 supra).
196. Al respecto, el Gobierno argumentó, entre otros puntos, que la divulgación en
cuestión había afectado negativamente los intereses de quienes habían encomendado
al empleador de la demandante la tarea de optimizar su situación fiscal, y el interés
público en mantener el secreto profesional ( véase el párrafo 86 anterior). En cuanto a
los clientes de PwC, el Tribunal reconoce, a la vista de la repercusión mediática y
política que siguió a la divulgación de las declaraciones fiscales en cuestión, que su
divulgación podría haber sido perjudicial, al menos en cierta medida, para los intereses
privados y la reputación de las empresas multinacionales cuyos nombres fueron
revelados al público en general.
197. En cuanto al interés público supuestamente perjudicado por la revelación, el
Tribunal destaca que en el presente caso no solo se trata de la revelación de
información por parte del solicitante, sino también de la sustracción fraudulenta del
soporte de datos (véase el párrafo 27 anterior). y que, en este sentido, también debe
tomarse en consideración el interés público en prevenir y sancionar el hurto. Además,
el Tribunal señala que el demandante no sólo estaba obligado por el deber de lealtad
y discreción de todo empleado hacia su empleador, sino también por la regla del
secreto profesional que prevalece en el ámbito específico de las actividades realizadas
por PwC , y al que estaba legalmente obligado en el ejercicio de sus actividades
profesionales (véase el apartado 29 supra). La preservación del secreto profesional es
innegablemente de interés público, en la medida en que tiene por objeto asegurar la
credibilidad de determinadas profesiones fomentando una relación de confianza entre
los profesionales y sus clientes. Es también un principio de orden público, cuya
infracción puede ser sancionada penalmente.
198. En el presente caso, sin que sea necesario apreciar el alcance del secreto
profesional al que estaba sujeta la demandante evaluación que incumbe ante todo a
los órganos jurisdiccionales nacionales, el Tribunal observa que el Tribunal de
Apelación consideró que el secreto de profesiones legalmente reguladas era una
cuestión de orden público y tenía por objeto proteger a todas las personas que pudieran
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
ponte en contacto con un profesional. También había observado que el secreto era,
en términos generales, necesario para el ejercicio de la actividad llevada a cabo por el
empleador del demandante (véase el apartado 29 anterior).
199. Sin embargo, el Tribunal de Apelación simplemente colocó el daño sufrido
solo por PwC en el otro lado de la balanza, y tomó en cuenta únicamente el hecho de
que el empleador de la demandante había estado “asociado con una práctica de
evasión fiscal, si no de optimización fiscal ”, que había sido “víctima de delitos penales”
y que “necesariamente había sufrido daños” (véase el párrafo 35 anterior).
200. Es cierto que, en opinión del Tribunal, los criterios de evaluación utilizados por
el Tribunal de Apelación con respecto al daño sufrido por PwC, a saber, "daño a... la
imagen" y "pérdida de confianza" (véase el apartado 35 supra), son sin duda relevante.
Sin embargo, el Tribunal de Apelación se limitó a formularlos en términos generales,
sin dar ninguna explicación de por qué finalmente consideró que tal daño, cuya
naturaleza y alcance, además, no había sido determinado en detalle, “superaba el
interés general”. ” en la divulgación de la información impugnada. El Tribunal concluye
que el Tribunal de Apelación no colocó en el otro lado de la balanza todos los efectos
perjudiciales que deberían haberse tenido en cuenta.
El resultado del ejercicio de equilibrio
201. A la luz de las consideraciones anteriores, la Corte considera que el ejercicio
de ponderación realizado por los tribunales nacionales no cumplió con los requisitos
que ha identificado en el presente caso (véanse los párrafos 131148 supra). Por un
lado, el Tribunal de Apelación dio una interpretación demasiado restrictiva del interés
público de la información divulgada (véanse los párrafos 32 y 35 anteriores). Al mismo
tiempo, no incluyó la totalidad de los efectos perjudiciales derivados de la divulgación
en cuestión en el otro lado de la balanza, sino que se centró únicamente en el daño
sufrido por PwC. Al considerar que este daño por sí solo, cuya magnitud no evaluó en
términos del negocio o la reputación de esa empresa, superó el interés público en la
información divulgada, sin tener en cuenta el daño causado también a los intereses
privados de los clientes de PwC y a el interés público en la prevención y sanción del
robo y en el respeto del secreto profesional, el Tribunal de Apelación no tuvo
suficientemente en cuenta, como estaba obligado a hacerlo, las características
específicas del presente caso.
202. En estas circunstancias, corresponde a la propia Corte emprender el ejercicio
de ponderación de los intereses en juego. En este sentido, reitera que ha reconocido
que la información divulgada por el solicitante era innegablemente de interés público
(véanse los párrafos 191 y 192 supra). Al mismo tiempo, no puede pasar por alto que
la divulgación impugnada se llevó a cabo mediante la sustracción de datos y la
violación del secreto profesional al que estaba obligado el demandante. Siendo así,
señala el peso relativo de la información divulgada, teniendo en cuenta su naturaleza
y el alcance del riesgo asociado a su divulgación. A la luz de sus conclusiones (véanse
los apartados 191 y 192
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
supra) en cuanto a la importancia, tanto a nivel nacional como europeo, del
debate público sobre las prácticas fiscales de las empresas multinacionales, al
que la información divulgada por la demandante ha supuesto una contribución
esencial, el Tribunal considera que el interés público en la divulgación de esa
información supera todos los efectos perjudiciales.
203. Por último, para completar su examen sobre la proporcionalidad o no
de la injerencia impugnada, el Tribunal debe ahora evaluar la gravedad de la
sanción impuesta al demandante.
(ε) La severidad de la sanción
204. La Corte reitera que en el marco de la apreciación de la proporcionalidad,
independientemente de que la sanción impuesta fuera o no leve, lo que importa
es el hecho mismo de la sentencia dictada contra la persona en cuestión (ver
Couderc y Hachette Filipacchi Associés, citado anteriormente , § 151). Teniendo
en cuenta el papel esencial de los denunciantes, cualquier restricción indebida
a la libertad de expresión entraña efectivamente el riesgo de obstruir o paralizar
cualquier revelación futura, por parte de los denunciantes, de información cuya
divulgación es de interés público, al disuadirlos de denunciar conducta ilegal o
cuestionable (ibíd., y, mutatis mutandis, Görmüş, citado anteriormente, § 74). El
derecho del público a recibir información de interés público garantizado por el
artículo 10 de la Convención puede verse entonces en peligro.
205. En el presente caso, después de haber sido despedido por su
empleador, sin duda después de haber sido notificado, el demandante también
fue procesado y condenado, al final de un proceso penal que atrajo la atención
de los medios de comunicación, a una multa de 1.000 EUR. Teniendo en cuenta
la naturaleza de las sanciones impuestas y la gravedad de los efectos de
acumularlas, en particular su efecto paralizador sobre la libertad de expresión
del solicitante o de cualquier otro denunciante, aspecto que no parece haber
sido tenido en cuenta en modo alguno por el Tribunal de Apelación, y
especialmente teniendo en cuenta la conclusión a la que llegó después de
sopesar los intereses en juego, el Tribunal considera que la condena penal del
demandante no puede considerarse proporcionada a la luz del objetivo legítimo
perseguido.
c) Conclusión
206. El Tribunal, después de sopesar todos los intereses en cuestión y
teniendo en cuenta la naturaleza, la gravedad y el efecto paralizador de la
condena penal del demandante, concluye que la injerencia en su derecho a la
libertad de expresión, en particular su libertad para difundir información, fue no
es “necesario en una sociedad democrática”.
207. Por lo tanto, ha habido una violación del artículo 10 de la Convención.
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
II. APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 41 DEL CONVENIO
208. El artículo 41 de la Convención dispone,
“Si la Corte determina que ha habido una violación del Convenio o de sus Protocolos,
y si el derecho interno de la Alta Parte Contratante interesada sólo permite una
reparación parcial, la Corte deberá, si es necesario, conceder una satisfacción justa a
la parte lesionada."
A. Daño
209. El solicitante reclamó 15.000 euros (EUR) con respecto a
daño inmaterial.
210. El Gobierno no se pronunció sobre esos reclamos ante la Gran Sala.
211. Al fallar en equidad, la Corte estima procedente otorgar
la demandante la cantidad total reclamada, a saber, 15.000 EUR.
B. Costos y gastos
212. El demandante también reclamó EUR 51.159 con respecto a los costos
y gastos incurridos ante los tribunales nacionales y presentó las facturas
correspondientes. También reclamó 26.150 EUR en concepto de costas y gastos
incurridos ante el Tribunal, que desglosó de la siguiente manera: 3.500 EUR en
relación con el procedimiento ante la Sala y 22.650 EUR en relación con el
procedimiento ante la Gran Sala. Presentó un acuerdo de honorarios y las
facturas con respecto a los procedimientos ante el Tribunal.
213. El Gobierno no hizo comentarios sobre esos reclamos ante el Gran
Cámara.
214. Según la jurisprudencia del Tribunal, un demandante tiene derecho al
reembolso de las costas y gastos únicamente en la medida en que se haya
demostrado que se han incurrido real y necesariamente y que son razonables en
cuanto a su cuantía. En el presente caso, teniendo en cuenta los documentos en
su poder y los criterios anteriores, el Tribunal considera razonable otorgar la
suma de 40.000 EUR para cubrir los gastos por todos los conceptos.
POR ESTOS MOTIVOS, EL TRIBUNAL,
1. Declara, por doce votos contra cinco, que ha habido violación del artículo 10
de la Convención;
2. Mantiene, por doce votos contra cinco,
(a) que el Estado demandado deberá pagar al demandante, en el plazo de
tres meses: (i) EUR 15.000 (quince mil euros), más cualquier impuesto
que le corresponda, en concepto de daño moral;
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO
(ii) 40.000 euros (cuarenta mil euros), más los impuestos que le correspondan,
en concepto de costas y gastos; (b) que desde la expiración de los tres
meses antes mencionados hasta la liquidación se pagará un interés simple sobre
los montos anteriores a una tasa igual a la tasa marginal de préstamo del Banco
Central Europeo durante el período de mora más tres puntos porcentuales;
3. Desestima, por unanimidad, lo restante de la demanda de justa satisfacción.
Hecho en inglés y en francés, y pronunciado en audiencia pública en el Human
Rights Building, Estrasburgo, el 14 de febrero de 2023, de conformidad con la Regla 77
§§ 2 y 3 del Reglamento del Tribunal.
{firma_p_2}
Abel Campos Roberto Spano
Registrador Adjunto Presidente
De conformidad con el artículo 45 § 2 de la Convención y la regla 74 § 2 del
Reglamento de la Corte, se adjuntan a esta sentencia las siguientes opiniones separadas:
(a) Opinión disidente conjunta de los jueces Ravarani, MourouVikström,
Chanturia y Sábato;
(b) Declaración de disidencia del juez Kjølbro.
RS
C.A.
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO OPINIONES SEPARADAS
OPINIÓN DISIDENTE CONJUNTA DE LOS JUECES RAVARANI,
MOUROUVIKSTRÖM, CHANTURIA Y SABATO
(Traducción)
Para nuestro pesar, hemos decidido no sumarnos a la mayoría en la
determinación de una violación del artículo 10 de la Convención debido a la
negativa de los tribunales nacionales a otorgar al demandante la condición de
denunciante, lo que le permite evitar las sanciones previstas en las leyes penales.
en particular en materia de robo y secreto profesional.
Siendo así, estamos lejos de estar en desacuerdo con todo lo dispuesto en la
sentencia. Estamos de acuerdo en la necesidad de “revisar” los criterios de Guja
y, en gran medida, suscribimos la forma en que se han desarrollado estos criterios.
Nuestras reservas se refieren únicamente a un punto específico, relativo a la
principios establecidos y su aplicación al presente caso.
I. Los principios
Los principios identificados en la jurisprudencia de Guja . En los apartados 110
a 154, la sentencia retoma la jurisprudencia sobre los informantes (al tiempo que
se niega expresamente a definir este concepto; véase el apartado 156 de la
presente sentencia) y, en particular, reitera los criterios identificados en la sentencia
de la Gran Sala en el caso de Guja v. Moldova ([GC], no. 14277/04, ECHR 2008),
a saber, si estaban disponibles o no canales alternativos para la divulgación; el
interés público en la información divulgada; la autenticidad de la información
divulgada; en perjuicio del empleador; la buena fe del denunciante; y la severidad
de la sanción (ver párrafo 114 de la presente sentencia).
La condición de denunciante confiere una protección muy poderosa al
destinatario, ya que lo libera de la aplicación de la ley penal. Por lo tanto, es
esencial que la concesión de tal estatus esté sujeta a la máxima cautela ya criterios
estrictamente definidos. Además, la evaluación de la “causa” superior que motiva
al denunciante debe estar libre de cualquier consideración política o ideológica, a
riesgo de debilitar el propio estatus del denunciante. A este respecto, es importante
señalar que la Gran Sala, en el caso Medžlis Islamske Zajednice Brčko and Others
v. Bosnia and Herzegovina ([GC], no. 17224/11, 27 June 2017), tuvo cuidado de
excluir de el régimen de protección de las personas denunciantes que realicen
manifestaciones difamatorias denunciando conductas presuntamente racistas en
el ámbito laboral.
La ampliación del concepto de “interés público”. La sentencia afirma que el
Tribunal concede importancia a la estabilidad y previsibilidad de su jurisprudencia
en términos de seguridad jurídica. Si bien pretende “confirmar y consolidar los
principios establecidos en [su] jurisprudencia en relación con la
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO OPINIONES SEPARADAS
protección de los denunciantes”, sin embargo, la mayoría considera oportuno
“afinarlos” (ver párrafos 148 y 158 de la sentencia). Así, entre otras cosas, amplían
considerablemente el concepto de interés público que debe vincularse a la información
divulgada para que el denunciante goce de protección. Tras identificar en la
jurisprudencia de la Corte los dos tipos de conducta del empleador que se caracterizan
por el interés público necesario para justificar la concesión de inmunidad a un
denunciante, a saber, por un lado, “actos, prácticas o conductas ilícitas en el lugar de
trabajo” y, por otro, “actos, prácticas o conductas que, siendo lícitas, sean
reprobables” (ver párrafo 137 de la sentencia), la sentencia añade una tercera categoría,
totalmente nueva en materia de silbato. soplar, es decir, “cierta información que
concierne al funcionamiento de las autoridades públicas en una sociedad democrática
y suscita un debate público, dando lugar a controversias susceptibles de crear un
interés legítimo del público en tener conocimiento de la información para llegar a un
opinión informada sobre si revela o no un daño al interés público” (ver párrafo 138 de
la sentencia), al tiempo que especifica que la información también puede referirse a la
conducta de particulares (ver párrafo 142 de t el juicio).
Un criterio excesivamente vago. En cuanto a las tres categorías de información que,
según la sentencia, puede legítimamente ser revelada por un denunciante conducta
antijurídica, actos reprochables sin ser antijurídicos o información que suscite debate,
la Gran Sala subraya que el interés público en la divulgación disminuirá según se trate
de información de primera, segunda o tercera categoría (ver párrafo 140 de la
sentencia). Sin embargo, difícilmente puede discutirse que la incertidumbre que rodea
a estas tres categorías crece en paralelo. Si bien es cierto que es sencillo identificar la
ilegalidad en una forma particular de conducta, ya es mucho más difícil determinar qué
es reprobable sin dejar de ser legal. El apogeo de la incertidumbre se alcanza en la
búsqueda de identificar información que suscite el debate público. En realidad, cualquier
cosa puede entrar en esta categoría, incluso la salud de una persona que ocupa un
puesto de liderazgo o los activos bancarios de un político. Dicha información está
protegida, por una buena razón, por el secreto profesional u otras formas de
confidencialidad. Con la introducción de este nuevo criterio, esta protección queda
privada de su sustancia. Al mismo tiempo, se deja de lado la seguridad jurídica.
Un dudoso precedente jurisprudencial... En apoyo de la introducción de esta tercera
categoría, la sentencia se remite a la jurisprudencia de la Corte sobre libertad de
expresión; citando más específicamente el caso Fressoz y Roire v. France ([GC], no.
29183/95, ECHR 1999I), enfatiza que, en “ciertos casos, el interés que el público
pueda tener en una información particular puede ser tan fuerte como para anular incluso
un deber de confianza legalmente impuesto” (ver párrafo 132 de la presente sentencia).
Sin embargo, la sentencia en cuestión se dictó respecto de los periodistas que habían
publicado las liquidaciones fiscales de la
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO OPINIONES SEPARADAS
director general de una importante empresa, revelando así su salario, que
se consideró exorbitante. La cuestión planteada al Tribunal en aquella
ocasión no era la manipulación de estos documentos obtenidos ilícitamente
ni la violación del secreto profesional (indudablemente cometida por otras
personas) de hecho, el Ministerio Público había decidido no iniciar
actuaciones al respecto sino el hecho de que los periodistas hayan obtenido
un beneficio del robo de esos documentos. Fue así como se planteó el tema
de la protección de las fuentes periodísticas . El Tribunal otorga esa
protección sujeta a ciertas condiciones, incluida la existencia de un interés
público. Sin embargo, lo que ciertamente no hace la citada sentencia es
relevar a quien posee un secreto profesional de la obligación de respetarlo,
por considerar que la información que pretende proporcionar al público es
de interés general. Volviendo a los ejemplos dados anteriormente, un
periodista puede revelar el estado de salud de una persona o el monto de
su saldo bancario, pero el médico o el empleado del banco detrás de la
filtración, si es identificado, enfrentará una sanción penal. ... que devalúa el
secreto profesional ... La presente sentencia Halet se adentra así en
territorio desconocido, asumiendo deliberadamente el riesgo de socavar el
secreto profesional, que ahora debe deferir a la información que es
"meramente" de interés pero no levanta la tapa de la conducta que es ilegal
o, al menos, reprobable. Es cierto que la sentencia reconoce que el interés
público susceptible de servir de justificación a esa divulgación “no puede
apreciarse con independencia del deber de confidencialidad o de secreto
que haya sido violado” (véase el apartado 136 de la sentencia). Sin embargo,
este aparente homenaje a la importancia del secreto profesional u otras
formas de confidencialidad queda en suspenso y el conflicto entre la
divulgación y el deber de secreto sigue sin resolverse. Esta contradicción se
manifiesta especialmente en el párrafo 152 de la sentencia que, por un lado,
reitera que, en el contexto particular de la denuncia, “la utilización de la vía
penal para sancionar la revelación de información reservada [es] incompatible
con el ejercicio de la libertad de expresión”, pero, por otro lado, reconoce
que, en muchos casos, la conducta de la persona que reclama la protección
potencialmente otorgada a los denunciantes puede constituir “legítimamente”
un delito penal.
En cualquier caso, en lugar de fijar criterios que aporten un mínimo de
claridad y que puedan servir de guía a los posibles denunciantes y al
Ministerio Fiscal llamado a decidir si procede o no incoar proceso o acusar,
la sentencia crea confusión y deja ambas partes enfrentan decisiones
difíciles con resultados inciertos. Además, esta incertidumbre afecta no solo
a las autoridades judiciales, sino que también corre el riesgo de socavar
gravemente la relación de confianza que constituye la base de cualquier
relación de derecho privado y, en particular, de un contrato de trabajo.
...y no es necesario para resolver la disputa. Esto es tanto más lamentable
cuanto que, al resolver el litigio específico que tiene ante sí, la mayoría
73
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO OPINIONES SEPARADAS
no estaban obligados a profundizar tanto en los principios, dado que los hechos
denunciados por la demandante se encuadran en la segunda categoría, a saber,
los hechos reprobables, y que el reconocimiento de esa categoría es en sí mismo
una innovación.
Un precedente no citado. Otro caso en el que se conjugaron la libertad de
expresión y el secreto profesional no ha sido citado en la presente sentencia. Nos
referimos al caso Éditions Plon c. Francia (n.º 58148/00, TEDH 2004IV), en el que
la Corte debió pronunciarse sobre una supuesta violación del artículo 10 del
Convenio, presentada por un editor al que se le había prohibido por los tribunales
franceses, inicialmente de forma temporal y luego de forma permanente, de la
distribución de un libro escrito conjuntamente por un periodista y el médico
personal del presidente Mitterrand. El libro describe los esfuerzos que se han
hecho para ocultar al público el cáncer del presidente, que fue diagnosticado poco
después de su elección en 1981. Si bien no critica la prohibición temporal del libro,
que se impuso en un contexto de grandes emociones y graves daños. a la
reputación del difunto, el Tribunal consideró, no obstante, que no se justificaba
mantener la prohibición de distribución del libro. Aceptó que “cuanto más tiempo
transcurría, más prevalecía el interés público en la discusión de la historia de... los
dos mandatos sobre las exigencias de protección de los derechos del Presidente
en materia de secreto médico” (Plon, citado supra , § 53). Sin embargo, y este es
el punto relevante en el contexto del caso Halet , la sentencia subrayó que “esto
ciertamente no significa que la Corte considere que los requisitos del debate
histórico pueden liberar a los médicos del deber de confidencialidad médica, que
bajo el derecho francés la ley es general y absoluta, salvo en los casos
estrictamente excepcionales previstos por la ley” (ibíd., § 53).
Así pues, la sentencia Plon distinguió cuidadosamente entre el deber de secreto
profesional impuesto a determinadas personas que poseen información sensible y
la libertad de difundir, en determinadas condiciones, dicha información, de la que
disfrutan personas que no están sujetas a dicho secreto, incluidos principalmente
los periodistas, y, en ese caso particular, una editorial.
II. Aplicación de esos principios al presente caso
El enfoque adoptado en la sentencia para el escrutinio de la Corte. La
sentencia, fiel al papel subsidiario del Tribunal, reconoce que los tribunales
nacionales “se han esforzado por aplicar fielmente su jurisprudencia (hecho que,
además, sirvió de base para la absolución de AD de la acusación de entrega de
documentos relativos a las actividades de PwC y la prácticas de las autoridades
fiscales luxemburguesas al periodista ..., EP del
y exponer
razonamiento
en detalle
que
los
habían
diversos pasos
seguido” (véase el apartado 166 de la presente sentencia).
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SENTENCIA HALET c. LUXEMBURGO OPINIONES SEPARADAS
La Corte declara que, no obstante, aplicará los criterios de revisión definidos en
la sentencia Guja , señalando que los ha “refinado”, y que las características
específicas del presente caso le exigirían hacer algunas aclaraciones adicionales.
A continuación, tras evaluar en primer lugar la forma en que los tribunales internos
aplicaron la protección otorgada a los denunciantes, se pronunciará sobre si ésta
era compatible con los principios y criterios definidos en su jurisprudencia y, por
último, en su caso, aplicar ellos mismos al presente caso (ver párrafo 158 de la
sentencia).
Un problema de método. Es un hecho que al “refinar” los criterios de Guja , la
mayoría los modifica sustancialmente. En particular, dan un contenido
completamente nuevo al concepto fundamental del interés público inherente a la
información divulgada y, en particular, al perjuicio causado, adoptando así una
nueva interpretación del daño causado no sólo al empleador sino también al interés
público. Esto en sí mismo no es un problema, ya que la Corte en varias ocasiones
en el pasado modificó su jurisprudencia y luego aplicó los nuevos criterios a los
hechos que los tribunales internos habían valorado desde el punto de vista de su
jurisprudencia anterior. Así, por ejemplo, en el caso Sergey Zolotukhin v. Russia
([GC], no. 14939/03, ECHR 2009) la Gran Sala, después de cambiar su enfoque
con respecto a la regla non bis in idem , aplicó inmediatamente la nueva criterios a
los hechos de ese caso.
En el presente caso, la mayoría aplica los nuevos criterios, como primer paso,
no a los hechos del caso, sino al razonamiento del Tribunal de Apelación. Sin
embargo, dado el cambio fundamental realizado en los criterios de evaluación,
sería prácticamente un capricho del destino si, habiendo realizado su ejercicio de
ponderación de acuerdo con los antiguos criterios de Guja, los tribunales nacionales
hubieran llegado a una conclusión correspondiente al prisma de los criterios
modificados. . Desde esta perspectiva, hubiera sido más lógico que la Gran Sala
comenzara inmediatamente con su propio ejercicio de ponderación y luego
determinara si, a la luz de ese ejercicio, el resultado alcanzado por los tribunales
nacionales al aplicar los antiguos criterios seguía siendo justificado.
En cambio, la sentencia aplica, al menos en parte, los criterios recién formulados
a la lista de verificación utilizada por los tribunales nacionales y, al cierre de esta
revisión, concluye que la ponderación de los intereses respectivos de estos últimos
no se corresponde con estos nuevos requisitos. , antes de realizar su propio
ejercicio de ponderación (ver párrafo 201 de la presente sentencia), algo que
podría y debería haber hecho desde el principio, sin realizar este paso innecesario.
Una posible solución: ajuste temporal de los efectos de las sentencias de la
Corte. Aunque la sentencia pueda pretender “aclarar” los principios identificados en
la jurisprudencia de Guja , en realidad no parece excesivo hablar de un alejamiento
de la jurisprudencia. Dado que las sentencias de la Corte tienen un efecto
declarativo y, por lo tanto, retroactivo, la consecuencia inevitable es que los
tribunales nacionales que han aplicado la jurisprudencia de la Corte tal como
estaba en el momento de sus sentencias inevitablemente estarán en desacuerdo con los nuevos criterios.
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En el presente caso, esto ha conducido a la conclusión de una violación del Convenio, a pesar de
la fiel aplicación de la jurisprudencia del Tribunal de Apelación por parte del Tribunal de Apelación.
Para evitar las consecuencias indeseables de este estado de cosas, el Tribunal, al igual que
otros tribunales internacionales y nacionales (véase, por ejemplo, el Tribunal de Justicia de la
Unión Europea y varios de los tribunales nacionales más altos), podría considerar instituir la
posibilidad de ajuste temporal de los efectos de sus sentencias.
El ejercicio de equilibrio. En cuanto al ejercicio de ponderación realizado a la luz de los nuevos
criterios, cabría cuestionar si la mayoría ha tenido suficientemente en cuenta los hechos concretos
del caso y si ha respetado el margen de apreciación concedido a las autoridades nacionales en
este ámbito ( véase el apartado 110 de la sentencia, que cita la jurisprudencia pertinente del
Tribunal).
El contexto: tres acusados. Los hechos del caso deben considerarse en su conjunto, ya que
los tribunales nacionales juzgaron a los tres demandados, a saber, AD, EP y el demandante,
simultáneamente. EP, el periodista, fue inmediatamente absuelto. Incluso AD, que a todas luces
había actuado de mala fe (había sustraído y retenido las ATA que posteriormente le fueron
comunicadas al periodista durante un año antes de entregárselas, a la espera del momento en
que mejor pudieran servir a sus propios intereses) fue absuelta, ya que los tribunales nacionales
determinaron que, a la luz de los seis criterios de Guja , interpretados en sentido amplio, se le
debería otorgar la condición de denunciante. El Tribunal de Apelación señaló, en particular, que
las divulgaciones impugnadas eran una cuestión de interés público, ya que habían “abierto la
puerta al debate público en Europa y en Luxemburgo sobre... la fiscalidad... de las empresas
multinacionales, la transparencia fiscal , la práctica de los ATA y la justicia fiscal en general” y
señaló que, tras las revelaciones de Luxleaks , la Comisión Europea había presentado un paquete
de medidas contra la evasión fiscal y un plan de acción para una fiscalidad empresarial justa y
eficiente en la Unión Europea (véase el párrafo 32 de la sentencia). Por lo tanto, los tribunales
internos no pueden ser acusados de falta de voluntad suficiente para proteger a los denunciantes,
como sí lo reconoce expresamente la sentencia (ver párrafo 166).
Las tres críticas de la sentencia respecto de los tribunales internos.
Aplicando los nuevos criterios a los hechos que habían sido analizados por los tribunales
nacionales de acuerdo con los anteriores criterios de Guja , la sentencia formula tres críticas
principales a dichos tribunales, a saber: (a) que se equivocaron al considerar que la información
revelada por la demandante no era esencial ni nuevo; (b) que, frente a la divulgación de información
que considera de interés público, no habían colocado correctamente “en el otro lado de la balanza
todos los efectos perjudiciales que debieron ser tenidos en cuenta” (ver párrafo 200 de la
sentencia); y, por último, (c) que habían valorado incorrectamente si la sanción penal impuesta al
demandante era proporcionada o no (véase el apartado 205 de la sentencia).
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Apreciación de los tribunales internos sobre el valor de los documentos entregados
por el solicitante. De los hechos se desprende (véase, en particular, el apartado 14
de la sentencia) que, tras las revelaciones de los medios de comunicación sobre
algunos de los ATA robados por AD, la demandante (cuyo caso fue examinado en la
misma sentencia que las de AD y EP) se puso en contacto con el periodista a su
vez, ofreciéndose a suministrar más documentos. Finalmente, se entregaron dieciséis
documentos, incluidas catorce declaraciones de impuestos de empresas multinacionales.
De la sentencia de primera instancia surge que el demandante afirmó haberse puesto
en contacto con el periodista “para ayudarlo en su investigación, ya que había visto
el programa 'Investigación en efectivo' y había pensado que [dichos] arreglos
financieros eran ilegales, y habían lo sorprendió”. También parece que su elección
se había guiado únicamente por la notoriedad de las empresas en cuestión. No
parece exagerado afirmar, y esta fue sin duda la opinión de los tribunales nacionales,
que el demandante deseaba mucho participar en las revelaciones de Luxleaks pero
que tenía poco que ofrecer; tuvo que contentarse con ofrecer al periodista, que
necesitaba algo de persuasión, declaraciones de impuestos que, en opinión de los
tribunales nacionales, “no habían contribuido al debate público sobre la práctica de
Luxemburgo [de ATA], [ni] desencadenado un debate sobre evasión fiscal [ni]
proporcionó información esencial, nueva y previamente desconocida”.
Crítica al argumento sobre información esencial, nueva y previamente
desconocida. Al evaluar si los tribunales nacionales se excedieron o no en su margen
de apreciación, la sentencia señala que “el solo hecho de que un debate público
sobre las prácticas fiscales en Luxemburgo ya estaba en marcha cuando el solicitante
reveló la información impugnada no puede por sí solo descartar la posibilidad de que
este la información también podría ser de interés público, en vista de este debate,
que había dado lugar a controversias sobre las prácticas del impuesto de sociedades
en Europa y, en particular, en Francia y e...,
l interés
conocerlas” (véase
legítimo del público
el apartado
en 184 de la
sentencia) .
Sin embargo, el criterio de información esencial, nueva y previamente desconocida
no fue el único utilizado por el Tribunal de Apelación para encontrar que la información
no tenía suficiente interés para permitir que se le concediera al solicitante la condición
de denunciante; el Tribunal de Apelación también sostuvo que no se habían cumplido
otros criterios, a saber, la contribución a un debate público sobre las ATA y la
activación de un debate sobre la evasión fiscal. Por lo tanto, la sentencia no hace
justicia al razonamiento del Tribunal de Apelación.
La valoración de los respectivos intereses en litigio. Ya sea bajo los criterios de
evaluación tradicionales o enriquecidos de Guja (esto es irrelevante aquí), la
sentencia critica a los tribunales nacionales por no tener en cuenta todos los efectos
nocivos causados por las revelaciones del solicitante. A tal fin, subraya que, más allá
del daño reputacional sufrido por su empleador, PwC, que no niega (véase el
apartado 194), los órganos jurisdiccionales nacionales no tuvieron en cuenta otras
dos formas de daño. Estos son, en primer lugar, los perjuicios causados a los clientes
de PwC, ya que las revelaciones en cuestión
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sus situaciones y podían tener un impacto en su propia reputación (ver párrafo
196 de la sentencia); en segundo lugar, la sentencia destaca, en particular, la
afectación de los intereses públicos en juego, en especial el secreto profesional,
“cuya [objetivo] es asegurar la credibilidad de determinadas profesiones
fomentando una relación de confianza entre los profesionales y sus clientes”.
Agrega que “es también un principio de orden público, cuya violación puede
ser sancionada penalmente” (ver párrafo 197). Así, la sentencia reprocha al
Tribunal de Apelación haber tomado en consideración únicamente el daño
sufrido por PwC, “cuyo alcance no evaluó en función del negocio o la reputación
de esa empresa” y señala que al descuidar “el daño también causado a los
intereses privados de los clientes de PwC y el interés público en la prevención
y sanción del robo y en el respeto del secreto profesional, el Tribunal de
Apelación no tuvo suficientemente en cuenta, como estaba obligado a hacerlo,
las características específicas del presente caso” (ver párrafo 201 de la
sentencia).
La conclusión sorprendente con respecto al ejercicio de equilibrio. Habida
cuenta del peso sustancial añadido al “otro lado de la balanza”, que agrupa las
diversas formas de daños causados por la divulgación, resulta tanto más
sorprendente constatar que la sentencia, tras realizar su propio ejercicio de
ponderación de intereses implicados, concluye que el interés público,
caracterizado por “la importancia, tanto a nivel nacional como europeo, del
debate público sobre las prácticas fiscales de las empresas multinacionales, al
que la información divulgada por el solicitante ha contribuido de manera
esencial”, prevalece sobre la totalidad de los efectos perjudiciales. Esto se
produce después de que el Tribunal haya subrayado en reiteradas ocasiones
que “no puede pasar por alto que la divulgación impugnada se realizó mediante
la sustracción de datos y la violación del secreto profesional al que estaba
obligado el demandante” (véase el apartado 202 de la sentencia). Cabe añadir
que, tras un examen pormenorizado de los documentos revelados, los
tribunales nacionales, diferenciando las situaciones que se les planteaban,
habían sostenido que los documentos revelados por AD habían supuesto una
contribución esencial al debate público sobre las prácticas fiscales de las
empresas multinacionales , pero que este no fue el caso de los documentos
revelados por el solicitante. En este contexto, cabe reiterar que el interés de la
divulgación disminuye según pertenezca a la primera, segunda o tercera
categoría. Aquí, sin embargo, claramente no estamos en la primera categoría.
La severidad de la sanción. En cuanto a la severidad de la sanción, la
sentencia considera que teniendo en cuenta “la naturaleza de las penas
impuestas y la gravedad de los efectos de su acumulación, en particular su
efecto paralizador sobre la libertad de expresión del solicitante o cualquier otro
silbador soplador, aspecto que no parece haber sido tenido en cuenta en
modo alguno por el Tribunal de Apelación, y sobre todo teniendo en cuenta la
conclusión a la que llegó tras sopesar los intereses en juego, ... la
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la condena penal del demandante no puede considerarse proporcionada a la luz del objetivo
legítimo perseguido” (véase el apartado 205 de la sentencia).
El despido. ¿Qué sanciones se impusieron de hecho? En primer lugar, un sobreseimiento
con preaviso, después de que el demandante hubiera admitido los hechos y hubiera dado
su conformidad a la inscripción de una hipoteca de 10 millones de euros sobre sus bienes.
¿Podemos hablar de una pena en este contexto? Ciertamente, si el solicitante hubiera sido
despedido sin previo aviso. Aquí, la medida es más un reflejo de una pérdida de confianza
entre las partes que se parece más a un divorcio “por consentimiento mutuo”.
La autorización de inscripción de una hipoteca de 10 millones de euros también es indicativa
del sentimiento, compartido por las partes en ese momento concreto, de que el daño
causado a PwC era muy importante, algo que sólo posteriormente se demostró que no era
cierto.
La multa. Los cargos contra el demandante que fueron examinados por el Tribunal de
Apelación conllevaban una pena facultativa de 3 meses a 5 años de prisión y una multa
obligatoria de 251 a 5.000 euros. El Tribunal de Apelación afirmó lo siguiente: “David HALET
no cumple con el criterio de la ponderación de los intereses en cuestión y, en consecuencia,
no puede beneficiarse de la protección plena del artículo 10 del Convenio, sino que solo
puede invocar una protección menor, reflejado, bajo la ley de Luxemburgo, en reconocimiento
de circunstancias atenuantes.” Aceptando la buena fe del imputado, se limitó a imponer una
multa de 1.000 euros (a diferencia del juzgado de primera instancia, que le había condenado
a 9 meses de prisión, en suspenso).
Tal sanción no puede considerarse intrínsecamente desproporcionada. Solo parece
serlo si se llega a la conclusión de que no se debería haber impuesto ninguna sanción penal
al solicitante. Esta es la conclusión a la que llega la sentencia (véanse los párrafos 204 y
ss.). Sin embargo, cabría cuestionarse si, al hacerlo, la sentencia no ha privado al criterio
de la “sanción” de su carácter autónomo, convirtiéndolo, en cambio, en un aspecto del
criterio que implica equilibrar el interés de la información divulgada frente a sus efectos
nocivos.
Conclusión. Tomando nota de que los tribunales nacionales tomaron en consideración
todas las pruebas en este caso, incluido el contexto fáctico (que involucra a varias personas
que reclaman la protección de los denunciantes), que tomaron cuidadosamente en cuenta
los criterios establecidos por la Corte en su jurisprudencia Guja y que sopesaron todos
estos elementos, somos profundamente de la opinión de que, al negarle al solicitante la
plena protección del estatus de denunciante, estos tribunales se mantuvieron dentro de su
margen de apreciación y no violaron el artículo 10 de la Convención .
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DECLARACIÓN DE DISIDENCIA DEL JUEZ KJØLBRO
Voté en contra de la conclusión de una violación del artículo 10 de la Convención
(punto 1 de las disposiciones operativas).
En dos puntos, me alejo del razonamiento del Tribunal de Justicia en la sentencia.
En primer lugar, no apoyo el desarrollo ulterior por parte del Tribunal de los principios
generales con respecto al llamado "segundo criterio de Guja ", a saber, "el interés
público en la información divulgada" (véanse los apartados 131 a 144), donde el Tribunal
amplía el protección otorgada a los denunciantes para cubrir no solo (i.) "conducta
ilegal" (el término utilizado en la sentencia Guja ) o "actos ilegales" (el término utilizado
en la presente sentencia) y (ii.) "irregularidades" ( el término utilizado en la sentencia
Guja ) o “actos reprobables” (término utilizado en la presente sentencia), sino también
para abarcar (iii.) “un asunto que desata un debate que da lugar a controversia sobre si
hay o no daño al interés público” (ver, en particular, los párrafos 138 y 140 de la presente
sentencia).
En segundo lugar, y en consecuencia, no puedo estar de acuerdo con la mayoría
cuando este nuevo principio general se aplica a las circunstancias específicas del presente
caso.
A pesar de mi desacuerdo de principio, me abstendré de desarrollar más mis
argumentos legales. Por lo tanto, me he limitado a esta “declaración de voto”.