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Introducción a la Historia
1º Grado en Información y Documentación online
Curso 2022/2023
COMENTARIO DE TEXTO 1º GRADO INFORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN ONLINE
FAC. FILOSOFÍA Y LETRAS INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
COMENTARIO DE TEXTO
Análisis Crítico.
Lo más importante a la hora de realizar este estudio es poder obtener datos que se
puedan utilizar posteriormente para compararlos con hechos y acontecimientos que hayan
ocurrido durante ese mismo tiempo, que estén registrados y documentados, principalmente
como se refiere Aldea, en textos de investigación referidos a este tema, y lo más importante,
acudiendo a fuentes fiables, o lo más fiables posible, y siempre que sea posible fuentes
primarias, de la Edad Antigua, anteriores al año 0 y posteriores, para entender el contexto
social y político que se estaba viviendo en esos años de guerras, conquistas, invasiones,
levantamientos populares, las religiones existentes y sus prácticas, la situación del comercio
y por consiguiente de la economía1 de la República, que en determinados periodos se ve muy
afectada debido a las guerras, tanto internas como externas donde entran las Guerras
Púnicas, y que se llevaron gran parte de la riqueza de la República provocando que los
ciudadanos que vivieron durante la República Romana en esas fechas sufrieran un retroceso
en su bienestar social y económico.
Al tratar de analizar todos estos datos también se trata de entender el uso que se hizo
de cada prodigio y ver en cifras y porcentajes el impacto real que tuvo esta actividad de los
prodigia y expiaciones dentro de este periodo de la Edad Antigua. Su impacto, real o no,
1
La economía se basa en la agricultura, ganadería, industria, comercio. En agricultura se usa el arado romano -
sin ruedas- y otro con ruedas -de origen galo-. Trabajan los cereales -trigo candeal, cebada, trigo espigado-
sufriendo una grave crisis económica en el siglo II a.C. producida por el bajo precio que llega a alcanzar, la vid -al
final de la República las cepas romanas van desapareciendo por las cepas griegas-, el barbecho -actividad
evolucionada para la época-, verduras -lenteja, puerro, nabo, repollo, haba-, frutas -a las que son muy
aficionados, sobre todo a las manzanas, fáciles de conservar-, el olivo -cultivado por la ciudad de Roma-, la miel
-para uso doméstico y también en la composición de medicamentos-. En ganadería, que se puede considerar
esencial por delante de la agricultura en la economía romana, criándose corderos -por su lana-, cabras -por su
leche-, burros y mulos -animales de carga, y la leche de burra-, caballos de guerra y de carreras, cerdos -que se
alimentan de bellotas en el bosque-, bueyes y vacas -son escasos y se considera un privilegio usándose como
sacrificios, pero si alguien mataba un buey se le castigaba con la pena de muerte; usan la leche de vaca para la
elaboración de quesos-, abejas -para la miel, competidor en el mercado del azúcar de caña que proviene de Asia;
su cría se introduce en la República bastante tarde-. En la industria los romanos no están tan adelantados, no se
interesaban por entender e incluir en su industria técnicas de pueblos a los que invadían, como el uso del molino
de agua -egipcio-, el herraje de los caballos, la construcción de navíos -no eran tan avanzados ni resistentes como
los de otros pueblos contra los que lucharon, ya que eran de pequeño tonelaje y gobernados a remo-; sí tenían
artesanos alfareros que ya grababan las piezas con ayuda de letras móviles; sí muestran destreza en las
excavaciones de pozos y galerías, minas; en metalurgia, extraían la cantidad que necesitaban de cobre; en la
construcción hicieron un gran esfuerzo en la extracción de piedras, siendo el ajuste su procedimiento de
construcción más habitual, y eran eficientes en la técnica de las bóvedas, heredada de los etruscos, y que se
sustenta con el encofrado; además de haber orfebres, curtidores, cordeleros y otros oficios artesanos. Como
estrategia de conquista, pero también para ampliar el comercio, abren vías de comunicación mediante la
construcción de carreteras con gruesos bloques colocados sobre lecho de cemento y grava -strata-, al tratar de
construir caminos en línea recta realizan verdaderas obras de arte. La red de carreteras data casi en tu totalidad
de la República, y llevaban generalmente el nombre del magistrado que las creaba. Y no será hasta el inicio del
siglo III a.C. cuando Roma empieza a interesarse por las rutas marítimas.
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importante o no, en primer lugar, en la vida política de una sociedad politeísta, que rendía
culto a diferentes dioses y religiones, y en segundo lugar, en las vidas de los individuos
pertenecientes a esa sociedad, donde tenemos que hacer la distinción de los considerados
‘ciudadanos’ y los considerados ‘no ciudadanos’. Los ‘ciudadanos’ eran aquellos patricios o
plebeyos nacidos en Roma, mientras que los ‘no ciudadanos’ eran aquellos extranjeros o
esclavos (libres y no libres), y no tenían derechos.
2
Según Antonio Duplá (2003), Marco Pocio Catón (234 a.C.-148 a.C.) es para algunos “el primer historiador latino
propiamente dicho. Fue Cónsul en el año 195 a.C. y Censor en el 184 a.C. Es autor de Origines, una historia de
Roma e Italia en siete libros. En el primero narra los orígenes del pueblo romano, la historia de los reyes y de la
República hasta el año 450 a.C. … Conservada a través de 150 fragmentos, se trata de la obra historiográfica
mejor conocida antes de César. El explícito rechazo de la crónica pontifical como fuente histórica, por la supuesta
trivialidad de sus contenidos así como el planteamiento compositivo… hacen de su obra un hito en la
historiografía romana. Catón estudia también los orígenes de todas las ciudades de Italia y pretende escribir la
historia de Roma como una obra colectiva del pueblo romano a través de sucesivas generaciones, sin destacar a
sus líderes y generales. Sin embargo, esta perspectiva, quizá respuesta a la creciente aparición de dirigentes
aristocráticos empeñados en una feroz competencia con sus pares, no logró imponerse”. Para Duplá (2003) es
difícil especificar cuál fue la fuente de información de los primeros historiadores y analistas latinos para poder
reconstruir la Historia Antigua de Roma, ya que no aparecen historiadores hasta poco antes de finales del siglo
III a.C. Por lo que, de todo lo documentado por T. Livio y Dionisio procedente de sus predecesores, y lo conocido
por Fabio Píctor y sus contemporáneos, no se puede saber qué fuentes son fiables y veraces.
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teniendo en cuenta que de entrada los datos, y el resultado obtenido de éstos en las gráficas
estadísticas, están condicionados por no haber datos suficientes y fuentes fiables de donde
sacarlos para realizar este estudio estadístico y así poder obtener resultados considerados
cien por cien fiables y ciertos.
3
El Senado es la más grande autoridad de la Roma Republicana. Representa la autoridad permanente, al
contrario que los Magistrados, que se renuevan anualmente. Hasta el siglo IV a.C. no acceden al Senado los
primeros plebeyos. Como curiosidad, en la época de Sila había unos 600 senadores -antes de su llegada eran
aproximadamente 300-, con César 900, y en épocas de alianzas se llegó a los 1000 senadores, puede que más;
sin tener en cuenta ninguna regla u orden establecido. Cuando la República vive su final, es el Senado quien más
defenderá y tratará de luchar por la permanencia de la República (Hacquard, 2000). También será el Senado
quien durante la República se encargue de las finanzas de algún modo, ya que en el período de la República no
se hace balance de gastos o ingresos. Al principio el ciudadano romano no paga impuestos, hasta la concesión
de una paga al Ejército. Los no ciudadanos son obligados a pagar un diezmo -deducido de sus bienes en especie
o metálico-. Se establecieron unas tasas especiales, como la tasa sobre los esclavos o sobre el celibato. Aparecen
los alquileres de lugares públicos (mercados, vías…) y los derechos de Aduana (fronteras, puertos). Rentas de las
tierras conquistadas, confiscadas o cedidas. Además de otros recursos extraordinarios como los botines de
guerra, confiscaciones, donaciones, legados, etc. Con todo ello se trata de cubrir los gastos existentes del Ejército,
los trabajos públicos, el mantenimiento del culto -los sacerdotes son funcionarios-, y abastecer al estado. Existen
los recaudadores de impuestos, que adelantan al Estado la suma a percibir y se encargan de cobrársela a los
contribuyentes. Existen los bancos, la profesión de banquero -mensa- está reglamentada por el Estado, y
generalmente éste tiene buena reputación entre el pueblo. Como dato, antes del uso de monedas, los romanos
practicaban el trueque de ganado principalmente. La primera moneda romana se acuñó en cobre mezclado con
estaño, y tenía forma de lingote, y la unidad monetaria es el AS. Las primeras monedas circulares se acuñan en
el siglo IV a.C. Es hacia el 280 a.C. cuando se acuña la primera moneda de plata -de dos dracmas-. Será hacia el
217 a.C. cuando se acuñan piezas de oro, que no ponen en circulación hasta terminada la II Guerra Púnica.
También en este año los Imperator acuñan medallas de oro que distribuyen entre sus tropas. En el año 49 a.C.
César crea el aureus nummus, de oro puro. Al comienzo del siglo II a.C. se funden las monedas existentes, se
acuña el AS uncialis (Hacquard, 2000).
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contradecir las órdenes que tenían que acatar, ya que toda orden y ley 4venía dada por los
Dioses, y cualquier acto de rebeldía podía enfadar a los Dioses provocando así que estos
tomaran represalias en forma de desastres naturales, de conflictos internos, guerras…
Además de recibir el consiguiente castigo por parte de las autoridades existentes, que podía
acabar en muerte. Por lo que la mayoría de la población acataba, en este caso, las decisiones
que se tomaban en torno a los prodigios, apoyando y colaborando en la “eliminación” de ese
prodigio, y en su expiación.
Era a los Dioses a quienes se les atribuía todo: aquello que era bueno, beneficioso, y
cómo no, lo que consideraban milagros; y aquellos males que ocurrían, donde entran los
prodigios.
4
Es en el siglo V a.C. cuando los Plebeyos exigen sus derechos y piden la publicación de las Leyes a las que sólo
tienen acceso aquellos privilegiados -los Pontífices-. Se publica entonces la Ley de las XII tablas (451-449 a.C.), al
principio de la República. Se escriben en tablas de madera, y posteriormente se plasmarían en planchas de
mármol o bronce, más duraderas y más difíciles de modificar o alterar. Estas leyes favorecen a los Patricios, los
Plebeyos pretendían que al hacerlas de acceso público y divulgarlas se aplicaran de igual forma para todos, sin
importar el estrato social al que se perteneciera. Posteriormente, vinieron las Leyes Rogatas, que establecerían
la igualdad, al menos civil, de los Plebeyos y de los Patricios, quitándole el valor divino a las leyes. Será el pueblo
entero, reunido en Asambleas -Comicios-, quien votará. El Derecho Romano se compone entonces de: la Ley de
las XII tablas; las leyes votadas por los comicios -en las Asambleas populares donde el pueblo vota-; los Senatus
consulta; el edicto del Pretor urbano que indica al comienzo de cada año con qué espíritu interpretará los textos
legales. Se distinguen dos Tribunales: Civil -iudicia privata- y Criminal -iudicia publica-. Existía la profesión de
abogado -no recibían pago alguno, había una Ley que lo prohibía-. Las penas son: capitales -decapitación, horca,
estrangulamiento, despeñar desde la roca Tarpeya [para crímenes de alta traición], consagración a los dioses
infernales- y no capitales (En Guía de la Roma Antigua (Hacquard, 2000)).
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Los Dioses estaban muy presentes en la vida de los ciudadanos. Todo lo que hacían,
desde que salía el sol hasta que se ponía, y también en el interior de sus casas, era para
rendirles culto a ellos, servirles y contentarles. Era a ellos a los que les pedían para que no
les pasara nada malo, no enfermaran, no se estropeara la cosecha, no se secara el río, no
sufrieran plagas de insectos o no desaparecieran, que el nacimiento transcurriera bien y
naciera un bebé sano, igual con los nacimientos de los animales… Cualquier acontecimiento
en la vida de un individuo, fuera para bien o para mal, se le atribuía a los Dioses.
Aldea, se centra principalmente en los datos encontrados y obtenidos entre el año 504
a.C. y el año 16 a.C. dentro de la religión 5romana republicana, tratando de seleccionar los
datos procedentes y acontecidos públicamente, hasta la etapa de Octavio Augusto, pues con
él se toma de referencia la caída de la Republica Romana y el comienzo del Imperio Romano.
5
La religión está muy presente en la vida pública del pueblo romano, al igual que en la vida política y en la vida
militar. Es muy importante en todas las épocas de la República Romana, incluso en su final, a pesar del
escepticismo que hay en esos momentos (Hacquard et al., 2000).
La palabra religión proviene del término religio, que ha pasado a casi todos los idiomas modernos occidentales,
es de origen latino y sin equivalente posible en griego. Cicerón afirma que “si nos comparamos con los demás
pueblos resultamos iguales o inferiores en diversos terrenos, excepto en el de la religión, que significa el culto
de los dioses, en que les somos superiores y en mucho” (Guillén, 2004).
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De Tito Livio, se documenta principalmente de su obra “Ab urbe condita libri”, muy
relevante para el estudio de los prodigia, ya que como dice Aldea “recoge casi año por año,
los prodigios que fueron comunicados al Senado e incluso las expiaciones que fueron
recomendadas por los sacerdotes competentes, lo que lo convierte en la fuente más completa
a la hora de aportarnos los datos para la cuantificación”.
Sí llama la atención que se centre sobre todo en esta obra, entiendo que por la cantidad
de información que aporta, pero no debemos olvidar el consejo que nos da Aldea al comenzar
su texto -y que he podido leer en otras fuentes consultadas-, en el que nos informa que
muchos prodigios están incompletos, que no todos se hacían públicos y por lo tanto no todos
se registraban. Además, tenemos que tener en cuenta que Tito Livio recogió gran cantidad de
prodigios, pero muchos ocurrieron en un tiempo pasado, y que suponemos documentó por el
boca a boca, y otras fuentes escritas, que desafortunadamente no se conservaron.
Otro problema, respecto a la obra de “Ab urbe condita libri” según Aldea es que no se
conserva en su totalidad, no ha llegado hasta nuestros días completa, creando así otro vacío
documental dentro de la información aportada por T. Livio.
Sin embargo, gracias a T. Livio, se sabe que el Senado podía llegar a aparcar asuntos
importantes que tratar, por resolver antes un prodigio. Esto se puede comprobar por los datos
aportados, al menos durante la época de T. Livio.
Para resolver los prodigios el Senado recurría a los “Libri Pontificales” y a los
“Annales Maximi”, que era, como nos explica Aldea, donde se recogían los prodigios que se
denunciaban y donde se hacía los registros de estos anualmente.
Los “Libri Pontificales”, según Jennings y North (2016), es el nombre general que se
le daba a los registros que llevaba a cabo el Colegio de los Pontífices de Roma. Son registros
de rituales llevados a cabo en fechas específicas. Contienen reglas culturales y directrices
para el procedimiento y realización de los rituales que incluyen textos de oraciones, votos y
conjuros. Solo unos pocos se han conservado, pero los que existen contienen numerosos
fragmentos y disertaciones. Muchas de estas reglas fueron escritas por pontífices y arrojan
una luz muy valiosa sobre los documentos de este colegio.
Dentro, se pueden distinguir entre los accesibles sólo por el Colegio de los Pontífices,
y aquellos escritos para su propagación y divulgación entre los ciudadanos.
Encontramos otras divisiones de los “Libri Pontificales”, como la realizada por J.A.
Ambrosch, que basándose en esquemas de Varrón 6-erudito, escritor y poeta satírico latino
que vivió entre el 116 y 27 a.C.- identificó dos secciones principales: 1) Los documentos que
inventariaban los nombres de los dioses (indigitamenta); y 2) Los relativos a los modos de
adoración. Dividió estos últimos en cuatro partes, clasificándolos según lo que trataban:
lugares, tiempos, ritos y celebraciones de culto. Llegó a la conclusión de que había por lo
menos sesenta libros sobre ritos. Aunque nada en estos libros señala que hubiera estas
divisiones, su hipótesis tuvo cierto éxito. Esta distinción ha sido cuestionada por Bouché-
Leclercq, y otros investigadores como Reifferscheid o Regell.
Algunos historiadores como Rohde y Sini creen que los sacerdotes, durante la Edad
Antigua, mantuvieron unos rituales, un código sagrado paralelo al código civil, y que
constituiría la colección más antigua de los “Libri Pontificales”.
Para Rohde el origen de los “Libri Pontificales” fue la consecuencia de la pérdida de la
comprensión de las costumbres, y que por tanto, había que memorizar; la congelación de
estas costumbres perdiendo así toda relación con las causas que las originaron, provocó que
fuera necesario el desarrollo de estos textos para recordar (Schein, 1994).
Los “Annales Maximi” son “posiblemente uno de los registros más célebres de la
ciudad de Roma, al mismo tiempo que uno de los más misteriosos” (Rodríguez, 2007). Según
Ana Rodríguez “la escasa información que nos aportan los autores de finales de la República,
incluidos los historiadores, demuestra que los romanos de esa época no tuvieron una
experiencia lo suficientemente cercana del fenómeno como para ofrecernos información sobre
su significado y contexto originales”. A pesar de ello hoy día se considera que estos textos
son imprescindibles para el conocimiento de la historia romana.
Eran elaborados por el pontífice máximo. Según Cicerón -en su obra De oratore-, “la
historia no era otra cosa que la elaboración de los Annales”, cuya finalidad era y es la de
guardar la memoria pública, desde el origen de Roma hasta el pontificado de Publio Mucio -
Cónsul de la República Romana en el 103 a.C., senador, militar, pontífice máximo y
jurisconsulto romano perteneciente a la prestigiosa familia de los Escévola y considerado uno
de los creadores del Derecho Civil-, el pontífice máximo ponía por escrito todos los
acontecimientos de cada año, los copiaba en una tabla blanca y exponía ésta en su casa, con
el fin de que el pueblo pudiera conocerla”.
6
Varrón fue uno de los intelectuales que se interesaron no solo por la filosofía, filología, historia, teología,
política, teniendo gran interés por la agricultura. Boissier le califica como “el más sabio de los Romanos”
(Hacquard, 2000).
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Para Servio7 – rey de Roma en el siglo VI a.C.- “Cada año el pontífice máximo tenía
una tabla blanqueada en la que, una vez escrito el nombre de los cónsules y demás
magistrados, tenía por costumbre anotar todo lo sucedido día a día, durante los períodos de
paz y de guerra, tanto fuera como dentro de Roma, que fuera digno de ser recordado”
(Rodríguez, 2007).
Llama la atención que los acontecimientos y hechos, incluidos los prodigia y
expiaciones, se registraran, que se sepa, en ochenta libros (Rodríguez, 2007), lo que equivale
a una pequeña cantidad de información – y en proporción a una pequeña porción de tiempo-
dentro del tiempo que abarcó la Edad Antigua.
Aunque en este artículo, se ha centrado en los años de la República Romana, y de
ellos ha podido extraer información detallada de prodigios llevados a cabo.
Que sólo se conozca la existencia de ochenta libros, nos explica Ana Rodríguez, refleja el
abandono que se produjo en el registro de los acontecimientos por parte del pontífice, por lo
que su datación es un hecho controvertido aun hoy día. No se sabe con exactitud cuándo
aparecieron, aunque se suele considerar que comenzaron su existencia en los primeros años
de la República. Sí se puede verificar que tuvieron una existencia larga, conservando así esa
tradición durante siglos.
Siguiendo la documentación con el artículo de Ana Rodríguez, se sabe que una de las
épocas en que se abandonó el registro de los Annales Maximi fue durante el periodo de Publio
Mucio Escévola, pontífice del 130 al 115 a.C.
Por ahora, la intención con la que se cree se elaboraron estos textos fue la de
conservación y preservación de esos acontecimientos.
Para Frier, los Annales maximi darían “paso a la publicación de las actas del Senado
y las actas diarias del pueblo romano, creadas por Julio César como cónsul en el 58 a.C.”.
Siguiendo con el artículo de Aldea, hay que señalar a Julio Obsecuente, escritor de la
Antigua Roma y autor de la obra “Liber prodigiorum”, obra según Aldea elaborada en una línea
parecida a la de T.Livio, donde se hace una escasa relación de los prodigios sin aportar
detalles suficientes para su estudio. Lo que no le quita importancia a esta obra, ya que es un
aporte de información acerca de los prodigios desde el 166 a.C. al 99 a.C.
7
Fue Servio Tulio quien a finales del siglo VI a.C. permitió el acceso de los plebeyos al ejército, mediante una
reforma en la que se informaba que “compete a todos los propietarios, y no es propio solo de una casa
aristocrática, ocuparse de dirigir el estado y de defenderlo”. Haciendo así que los plebeyos no propietarios no
formaran parte del ejército. Y es con Cayo Mario cuando se profesionaliza el ejército, siendo también en ese
momento cuando los ciudadanos pudientes de las clases aristocráticas se libran de su deber militar (Hacquard,
2000).
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Aldea consulta otros autores clásicos para seguir con su investigación y cuantificación
de los prodigios:
1) Dionisio de Halicarnaso, que escribió “Historia Antigua de Roma”, donde se recogen
prodigios de una importancia especial para la historia religiosa y política de Roma,
como es el Incesto de las Vestales o la introducción a las divinidades extranjeras. “Los
Libros Sibilinos interpretan, en un clima general de terror y miedo, el prodigio del
incesto de las Vestales como indicio de un peligro galo” (Fraschetti, 1981, como se citó
en Caerols, 2011). Según Caerols, Palmer y otros autores relacionan el sacrificio con
el peligro galo, y también hacen referencia a prácticas similares entre los mismos
galos, que posiblemente los romanos aprendieron al luchar contra ellos, sacrificio
humano8, enterramiento de personas vivas, incluso quemadas vivas. Y se considera
todo delito de las Vestales como un prodigio especialmente negativo, afectando a la
supervivencia del Estado como nos relata Caerols (2011). De los delitos de las
Vestales se encargaba el Pontífice Máximo, y de su expiación se encargaba el Colegio
Sacris Faciundis. El Pontífice Máximo también se encargaba de la elaboración del
Calendario de los días fastos -laborables- y de los días nefastos -festivos-,
manteniendo también al día los Indigitamenta -la lista de los dioses-, que se revisaba
y aumentaba continuamente (Hacquard et al., 2000). También el Pontifex Maximus
pasaba a ser el jefe de la religión romana.
Según T.Livio (Livio, como se citó en Caerols, 2011), “el incesto cometido por dos
Vestales, severamente castigado con arreglo al derecho religioso romano, es
interpretado como un prodigio funesto. El hecho llena de terror, no sólo a la población,
sino también a los senadores. Se ordena la consulta de los Libros Sibilinos y se envía
a Fabio Píctor 9
–“considerado por algunos padre de la historiografía romana,
perteneció a una importante familia de los nobilitas que declaraba ser descendiente de
Hércules, y Píctor, según Plinio, derivó de un antepasado que en el 304 a.C. pintó las
paredes del templo de Salus en Roma”. ”Combatió contra los galos y comandó una
guarnición en una campaña contra los lígures. Probablemente luchó contra Aníbal. Fue
miembro del Senado romano. Sentía gran interés por Grecia, su lengua, rituales y
8
Los sacrificios humanos llegaron casi a desaparecer, pero reaparecerían momentáneamente durante las
Guerras Civiles; tras la Guerra de Perusa en el año 40 a.C., donde Octavio hace inmolar sobre el altar de César a
centenares de ciudadanos notables de la sociedad romana (Hacquard, 2000).
9
Es el primer autor romano que narra la historia de la ciudad, en la segunda mitad del siglo III a.C. Está escrita
en griego, probablemente está dirigida a la Magna Grecia, y así tratar de contradecir la propaganda antirromana
de los historiadores filopúnicos. Su principal preocupación es el patriotismo, necesita realzar la historia de Roma
durante la II Guerra Púnica. “Es probable que también definiera la forma analística, una crónica de la historia
republicana donde incluía el encadenamiento anual de las elecciones, la entrada en el cargo de los magistrados,
el reparto de las provincias y el reclutamiento de tropas, las campañas militares, la expiación de prodigios, la
recepción de embajadas, los asuntos administrativos, y más” (Duplá, 2003).
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Las Vestales eran mujeres sacerdotisas que gozaban de un estatus con ciertos
privilegios, eran las guardianas del fuego sagrado de la Diosa Vesta, la Diosa del
hogar, y su fuego simbolizaba el hogar de todos los romanos. Si se apagaba, se creía
que vendría una gran desgracia. Eran mujeres vírgenes, que al convertirse en
sacerdotisas abandonaban el pater familias y pasaban a ser hijas del estado. Si
cometían algún delito como dejar apagar la llama o romper su voto de castidad, eran
enterradas vivas, y su amante, ejecutado. Raramente era aplicado este castigo, salvo
que ocurriera una gran desgracia, por lo que también se le atribuía a las Vestales,
aportando pruebas -probablemente infundadas- ( Abel F.M., 2020).
Los Libros Sibilinos, según nos cuenta la Wikipedia, se cree que son de origen
etrusco. También llamados Oráculos Sibilinos, son una colección de libros que
contienen profecías de la Antigua Roma, se consideran libros mitológicos.
Supuestamente se custodiaban en el tempo del Dios Júpiter, en la ciudad de Roma.
Se consultaban en ocasiones muy especiales. Estaban escritos en griego. Se
considera a la sibila de Cumas una de las diez Sibilas más importantes de la
Antigüedad -La Sibila de Cumas es un Mito griego, natural de Eritras; se cuenta que
nació con el don de la profecía y hacía sus predicciones en verso. Apolo era el Dios
que inspiraba a la sibila, al que se consideraba su hermano (Wikipedia)- la creadora
de dichos textos, y que entregó a Tarquinio el Soberbio, quien habría instituido el
colegio sacerdotal guardianes de estos libros, para que si se diera el acontecimiento
de un prodigio, tuvieran las indicaciones para salvaguardar Roma (Hacquard et al.,
2000).
Según Bloch (1962), los libros aparecen en Roma entre la nobleza etrusca y tratan del
destino de Roma, hasta el fin del paganismo. Contienen rituales de expiación,
adaptados a la mentalidad latina.
Las Sibilas, o la Sibila, según Caerols (2011) se representa como una mujer, inspirada
por el dios, tiene visiones y predice acontecimientos, se le atribuye la labor de realizar
profecías estando en estado de éxtasis. Se la describe de una naturaleza primitiva,
salvaje, triste, solitaria, casta, pudiendo llegar a vivir durante muchos años. Predice el
futuro inmediato, y suelen ser acontecimientos terroríficos. Puede hacer estas
adivinaciones por estar conectada con las divinidades y el conocimiento que estas le
transmiten. Se cree que toda Sibila es la misma mujer, la misma vidente, presente en
muchos lugares por el poder de los dioses. Se le atribuye un origen oriental, pero se
puede ver su representación en muy dispares lugares. En la mitología germánica
serían las Walkirias y las Nornas. Sin embargo, son los griegos quienes cuentan con
una tradición de profetisas. También suene atribuirse su aparición a la cercanía de un
templo de culto al dios Apolo, y ciertos fenómenos naturales.
La Sibila más antigua documentada se cree que es Hídole, una ninfa a la que se le
atribuyen las voces de aguas que fluyen y de vientos en grutas y cavernas que traen
consigo profecías. Como la posible explosión de un volcán.
Son muchas las Sibilas documentadas, ello se debe al uso que se hacía de ellas, para
predecir victorias, derrotas, desastres naturales… Sus predicciones podían llegar a
provocar incluso la migración de pueblos. Como nos explica Caerols (2011), “la Sibila,
anterior al mismo Diluvio y a los primeros escritores paganos, habría profetizado
acerca de Cristo”.
Podemos verlas representadas en obras e ilustraciones de la Edad Media, teniendo
un papel destacado en la iconografía religiosa (Caerols, 2011).
2) Dión Casio, autor de “Historia Romana”, fue un político militar e historiador romano.
Escribió esta obra en griego, y abarca casi ¿mil? años de historia, desde la fundación
de la ciudad de Roma hasta el año 229 a.C. Constaba de ochenta volúmenes,
conservándose afortunadamente muchos de ellos en la actualidad. Acudiendo a la
obra traducida por Juan Pedro Oliver Segura (2011) de los libros XLVI-XLIX podemos
leer los prodigios que Dión Casio documentó, como por ejemplo: una estatua de
bronce que se giró ella sola y se puso de espaldas; la estatua de la Madre (la Magna
Mater es la Diosa Cibeles) que miraba antes hacia la salida del sol y se dio la vuelta
ella sola para mirar hacia las puestas del sol; la estatua de Minerva (de nombre griego
Atenea) que era adorada cerca de Módena, que manaba mucha sangre, y después
leche; caída de rayos, meteoritos; sonidos de trompetas de noche; un perro
arrastrando el cuerpo de otro perro hasta el templo de Ceres; un bebé que nació con
diez dedos en cada mano; una mula que parió un monstruo de dos naturalezas; un río
que se salía de su curso y otros comenzaban a fluir hacia atrás; enjambres de abejas
rodeando el campamento de Casio; que muchos buitres y muchas otras aves
carroñeras revoloteaban solo encima de los defensores de la República o delfines
peleándose y matándose en frente de la ciudad de Aspis.
6) Agustín de Hipona, su obra “De ciuitate Dei”, cuya traducción es La ciudad de Dios.
También una crítica al paganismo, compuesta por 22 libros, del S.V d.C. (Wikipedia),
que tuvo un uso filosófico, teológico y también político. En este texto trata de demostrar
que Roma no cayó luchando contra los Visigodos por culpa de Cristo sino por sus
propios vicios como nos explica en su artículo Manuel Ortuño Arregui ( Ortuño, 2013).
Era una época de cambio e incertidumbre donde el pueblo romano contemplaba cómo
su ciudad caía, todo su esplendor se desmoronaba. En su obra hace una división entre
los creyentes y los no creyentes, paganos y ateos, dejando -como curiosidad- de lado
el papel de las mujeres a pesar de que tuvieron un papel importante a lo largo de su
vida, además de aportar su visión de la construcción de una ciudad -la ciudad eterna-
y su visión de la ciudad terrenal, y cómo debían comportarse sus ciudadanos pensando
en la vida que tendrían en el más allá.
7) Lactancio, con su obra “Diuinarum institutiorum libri”, escrita en el S.IV d.C., un trabajo
teológico donde analiza las creencias paganas y establece con razonamientos la
verdad sobre la religión cristiana. Con ella trataba de educar a aquellos paganos, y
convertirlos al cristianismo.
Lactancio nació en el seno de una familia pagana. Estudió retórica, ejerciendo como
profesor. Después de viajar por África fue cuando se convirtió al cristianismo. Sus
obras han sido estudiadas principalmente por su estilo latino de retórica elaborada,
más que por su contenido.(Wikipedia).
8) Cicerón, quizás la fuente más compleja a la que ha recurrido Aldea como él nos hace
saber, pues fueron bastantes las obras que escribió relacionadas con la interpretación
de los prodigios, sus expiaciones y la adivinación romana.
Aldea destaca sus obras “Pro domo sua”, “De haruspicum responso”, “De diuinatione”.
Son muchos los estudios realizados analizando sus obras intentando demostrar si los
romanos realmente creían en los prodigios, y también tratando de demostrar si los
prodigios y expiaciones fueron pura inventiva.
A Cicerón se le considera uno de los grandes autores referentes de la República
romana y de la historia romana, admirador de las escuelas filosóficas griegas introdujo
ese mismo modelo de escuelas en Roma. Por supuesto, también fue un gran orador,
atrayendo a numerosos oyentes, llegando a ser un reconocido político dejando su
huella en el desarrollo del derecho natural. Se le considera un personaje realmente
influyente de la cultura europea (Wikipedia).
“Pro domo sua” es una locución latina que significa ‘por su casa’, o en este caso como
nos dice el Diccionario de la Real Academia ‘por sus intereses’, y que es el título del
discurso que pronunció el autor contra Clodio cuando este ordenó que le confiscasen
sus bienes. Saquearon y quemaron su casa cuando sufrió el exilio, algo que le hirió en
lo más profundo. A través de este discurso expresó cómo se sentía, de qué manera
habían invadido su intimidad, su privacidad, la de su hogar, defendiendo su derecho a
su hogar, sus bienes, su vida. Defendió que nadie tenía derecho a invadir su hogar,
pues no había nada más importante que eso, el hogar.
“De haruspicum responso” escrito a su regreso a Roma, donde el autor relata algunos
de los prodigios que los Harúspices identificaron y sus expiaciones: la profanación de
juegos, la devastación de lugares sagrados, el asesinato de embajadores, la violación
de juramentos, la alteración de sacrificios antiguos y ocultos (Cairo, 2017).
“De diuinatione” se compone de dos volúmenes, de naturaleza filosófica, apela al
sentido de la razón, rechaza las supersticiones involucradas en los acontecimientos y
hechos. González Rendón (2009) lo denomina como “un diálogo sobre la religión”.
Donde “el autor latino reprueba y ataca fuertemente…las creencias supersticiosas que
se practicaban en esta época”. Y es que ya no se consultaba la interpretación de los
prodigios, o su identificación para descifrar su significado y así tomar decisiones en el
ámbito político, social, económico, cultural.
Para definir que es un prodigio Aldea escoge la definición dada por Rasmussen que lo
califica como cualquier hecho acontecido en la sociedad el cual es reportado al Senado y que
es aceptado por este cuerpo como un prodigio público que requiere un ritual de expiación,
siendo estos, los prodigios, un elemento más de la religión romana.
Este análisis de los prodigios llevado a cabo por Aldea se centra en los prodigios
públicos, pues es de lo que se tiene registro, ya que son los que se hacían públicos, aunque
leyendo sobre los prodigios vemos que muchos autores clásicos, tanto contemporáneos de la
República Romana como posteriores, anotaban o dejaban registro tanto de los prodigios que
se hacían públicos como los que no se hacían públicos pero que sí llegaban a exponerse en
el Senado, y que el Senado no hacía públicos o porque se llegaba a la decisión de que no
eran prodigios, en cuya decisión influía la creencia o fe de los que componían el Senado, pues
de todo lo que hemos estudiado hasta el momento nos deja claro que era un acto de fe el
creer o no en los prodigios, y si se creía en ellos, y se identificaban como tal, influía en su
interpretación el contexto político del momento, político, social, económico… No se
interpretaba de igual modo un mismo prodigio, dependiendo de qué estuviera ocurriendo en
ese momento, si estaban sufriendo épocas de sequía, o de inundaciones, si eran muchos los
animales que nacían con deformidades o muertos, si se producía un eclipse, lunar o solar, y
dependiendo de la situación de paz o de alteración social y política, o de guerra por la que
estuviera pasando la República en esos momentos, se interpretaban como una ventaja,
bendición…, o por el contrario como una maldición, castigo.
Para la creación de la base de datos con los datos obtenidos Aldea ha seguido una
metodologlía basada en el período establecido entre el 504-16 a.C., dentro de la Ciudad de
Roma y el ‘ager Romanus’ como él nos especifica. Para ello ha sido importante para Aldea la
utilización de tres obras donde ha podido documentarse con tablas que ofrecían datos de
prodigios:
1) La tabla de Bruce MacBain, sacada de “Prodigy and Expiation: a study
in religión and politics in Republican Rome”.
2) La tabla de Eric M. Orlain, obtenida de “Temples, religión and politics
in the Roman Republic”.
3) La tabla de Rasmussen, de “Cicero’s stand on prodigies. A non-
existent dilemma”.
Con ello obtuvo 334 prodigios, en un periodo de quinientos años; 102 intervenciones
sacerdotales; 202 expiaciones.
Estos números hacen a Aldea dudar aún más como nos dice de las conclusiones que
pueda obtener, ya que no tienen una proporción adecuada el número de prodigios,
intervenciones y expiaciones. Es clara la falta de datos para poder llevar a cabo un estudio
preciso y fiable de los datos que quiere obtener, que tengan una lógica, tanto matemática
como conductual.
Este hecho, sin duda, no solo es por la destrucción de libros, papiros, tablas,
documentos donde autores relevantes registraron estos prodigios, y aquellos encargados en
el Senado de hacerlo, sino también el continuo cambio de visión y creencia hacia estos
denominados prodigios por parte, no sólo del Senado, sino del resto de la población, desde
aquellos que gobernaron durante los años de la República y quienes les aconsejaban hasta
el pueblo llano que tenía derechos. En una sociedad politeísta, influenciada por otras culturas
y civilizaciones anteriores, donde se fomentaba el derecho individual de los romanos, donde
se instruía, viajaba, estudiaba, …, las creencias, tanto religiosas como políticas, iban
cambiando, también por la situación política que vivieran y que afectara a su bienestar social,
económico y político.
Para analizar más a fondo los datos que Aldea ha obtenido sería necesario tener
acceso a esa base de datos creada con todos los datos obtenidos, para poder estudiar todas
las variables incluidas en la investigación del autor.
Podemos ver las gráficas con los porcentajes obtenidos, de aquellos prodigios más
utilizados, y durante algunas de las etapas más importantes, como son las Guerras Púnicas,
para lo que hay que fijarse en la última gráfica, buscar el período en el que ocurrieron, y lo
mismo podríamos hacer con las fechas en las que la Ciudad de Roma sufrió las Guerras
Civiles, las invasiones por pueblos extranjeros, y también en los períodos de mayor
prosperidad y expansión económica y comercial, además de en la intelectual y cultural.
Por lo que hace una separación de su análisis de los datos obtenidos en las gráficas,
con los resultados que se obtienen del estudio de estos centrándose en las intervenciones
sacerdotales y en hechos de valor político.
Comenzando con las gráficas de datos y estadísticas, establece las categorías para
cada prodigio, agrupando algunos de ellos en este artículo para que sea más fácil de
representar en la gráfica, quitándole así protagonismo e importancia a algunos prodigios, que
posiblemente eran igual de frecuentes que los representados en la gráfica.
Establece las siguientes categorías de prodigios: Rayo (dentro incluye todos los
fenómenos meteorológicos relacionados con este fenómeno de la naturaleza); Tormenta;
Terremoto; Incendio; Trueno; Crecida; Arcoíris; Lluvia (dentro incluye todas las clases de lluvia
anómalas como lluvia de rocas, de sangre, de leche, etc); Plaga (incluye todas las plagas,
pestes y epidemias que sufrieron); Búho (principalmente su avistamiento en la Ciudad de
Roma); Lobo; Abeja; Serpiente; Cuervo; Buitre; Cielo (incluye aquellos fenómenos extraños
como luces, antorchas, etc); Nace (incluye nacimientos de animales y personas con
peculiaridades, deformidades, etc); Hermafroditas; Habla (de niños y animales); Estatua;
Fluye (incluye riachuelos, de agua o sangre, y otros fenómenos que ocurrían en la ciudad de
Roma); Lanza; Sol; Eclipses; Visión; Suda; Voz; Aúlla; Vestal (el incesto); Hígado (llevaban a
cabo la práctica de sacrificar un animal, un buey, sacar su hígado y examinarlo para adivinar
el porvenir o tomar decisiones importantes en la política, en la guerra, si este tenía
protuberancia o no, y otras características como el color, el tamaño, etc); Mula; Llama; Escudo.
Aldea llega a la conclusión de que la naturaleza de algunos prodigios permanece
constante, sin importar en qué periodo se interpreten, mientras que otros prodigios cambian
de naturaleza, dependiendo del periodo o época en que se identifiquen e interpreten, y que
pueden ser definitorios para un momento concreto de la historia de Roma.
Menciona aparte a los Xuiri, y deja aparte también a aquellos colegios de los que no
se conoce la intervención sacerdotal, sólo los prodigios y expiaciones, no habiendo
información del colegio, no pudiendo relacionar los datos con ningún sacerdote.
Ya al final del artículo Aldea menciona el Colegio de los Xuiri Sacri Faciundis, por lo
que se refiere al Colegio de los Decemuiri Sacris Faciundis. Al consultar otras fuentes a la
hora de realizar este trabajo he podido comprobar que para referirse a este colegio utilizan
Decemuiri y no Xuiri como hace Aldea. Otra comprobación, al poder consultar más trabajos
sobre los prodigios y expiaciones, es que el Colegio de los Harúspices es probablemente el
más mencionado, a pesar de que los datos obtenidos por Aldea nos dicen que intervinieron
en menos prodigios que los Decemuiri. Y lo mismo ocurre con los Pontífices, colegio al que
se menciona también con frecuencia, debido al tipo de prodigios que solían asignarle.
10
Es el acto de dirigirse a la divinidad, tomando una actitud suplicante. Es un rito colectivo llevado a cabo en
circunstancias determinadas, y de cierta gravedad, por las autoridades políticas o religiosas de Roma (Guillén,
2004).
11
Era la ofrenda a un dios o diosa. Dependiendo de a qué dios iba dirigida, era una cosa diferente. Pales solo
aceptaba ofrendas lácteas; Júpiter, bueyes blancos; Sol, un caballo; Cibeles, una cerda preñada; Hércules, una
perra; Diana, una cierva. (Guillén, 2004).
12
Es la purificación sacramental o simbólica por medios materiales que operan de una forma espiritual o mágica
y tienen por efecto limpiar las impurezas morales del hombre. La palabra lustración engloba dos ideas: la
purificación y la expiación. (Guillén, 2004).
13
Durante el periodo de la República se realizaron banquetes rituales para aplacar a los dioses, que denominan
lectisternia (Duplá, 2003).
TRABAJO FINAL CECILIA SÁNCHEZ HIDALGO
RELIGIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD: LOS ‘PRODIGIA’ EN LA
ROMA REPUBLICANA
COMENTARIO DE TEXTO 1º GRADO INFORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN ONLINE
FAC. FILOSOFÍA Y LETRAS INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
Estas son las categorías que establece y que podemos ver en su gráfica del número
de expiaciones, de mayor a menor número de expiaciones recopiladas.
Los intervalos:
El primer intervalo es de 504-264 a.C.: Dataciones del primer prodigio (504) y
comienzo de la primera Guerra Púnica (264).
El octavo intervalo de 84-44 a.C.: establece el fin de la Guerra Civil y muerte de César.
Con un 16% de porcentaje de prodigios.
Dentro de este periodo, Aldea destaca el año 56 a.C., año en que se publica el oráculo
sobre Ptolomeo -su restauración en el trono de Egipto (Caerols, 2011)-.
Otro año que destaca es el 54 a.C., en el que hace referencia al oráculo sobre Gabinio,
sin embargo la información más detallada que he encontrado ha sido en las tablas
El noveno intervalo de 44-16 a.C.: marca la muerte de César, hasta el último prodigio
registrado en la ciudad de Roma en tiempo de Augusto (Octavio Augusto). En este
periodo de tiempo con la llegada de Augusto al poder, los prodigios tienen una
interpretación política, dando más valor a su posible significado, y como dice Aldea
muchos de ellos se encaminan “a favorecer la divinización de César y el ascenso al
poder de Augusto”, considerado hijo del dios Apolo, siempre con fines políticos y
estratégicos con un fin concreto.
Dentro de este periodo Aldea destaca el año 43 a.C., en el que se dan siete prodigios
relacionados con Pansa y con Octavio (Se refiere a Cayo Vibio Pansa, también cónsul
durante el periodo de la República Romana).
En las tablas del trabajo doctoral de Caerols (2011), en ese mismo año se produce el
anuncio de los Libros Sibilinos referido a la guerra de Módena, aunque Plinio lo data
del 41 a.C. (como explica Caerols a lo largo de su investigación algunos mismos
hechos que se encuentran documentados por diferentes escritores e historiadores
clásicos, tienen diferentes dataciones, por lo que hay que tener en cuenta ese factor,
para situarlo en la cronología de la historia romana).
Aldea establece que los prodigios tienen un papel fundamental para el mantenimiento
de la pax deorum. Según Monaca su ruptura se manifestaba por parte de los dioses (Aldea,
2010). Y “esa voluntad de los dioses debía ser interpretada para poder restaurar la pax
deorum” (Aldea, 2010).
Respecto a las intervenciones sacerdotales, Aldea hace hincapié una vez más en que
solo se centra en las intervenciones sacerdotales públicas. Siendo el Senado el encargado de
seleccionar los sacerdocios públicos que llevarán a cabo la solución de los prodigios, siendo
estos los que recomiendan al Senado el tipo de expiación a realizar, teniendo el Senado la
última palabra.
Colegio de los Xuiri Sacri Faciundis: Los datos que Aldea obtiene le otorgan un 35%
de porcentaje en las intervenciones sacerdotales llevadas a cabo por este colegio durante
este periodo analizado. Son ciudadanos romanos, tienen acceso a la consulta de los Libros
Sibilinos, a los que recurren con frecuencia cuando el Senado les asigna un prodigio para su
expiación, en busca de una solución de “carácter ritual”, y no como predicción. Son los
encargados de la vigilancia de otros ritos y cultos extranjeros -aunque se supone es una
sociedad politeísta, supervisan los ritos que han llegado del extranjero, debido a la influencia
externa, a sus viajes en su expansión comercial y territorial o a las invasiones sufridas-. Por
tanto, se encargan de la supervisión de las actividades religiosas siguiendo el Ritus Graecus,
donde Aldea destaca la Lectisternia, que era una ceremonia celebrada en tiempos de
calamidades, para que éstas cesaran. Se celebraba en los templos. Dependiendo de a qué
dios se le pidiera o rezara, se celebraba en un templo u otro, pues cada Dios tenía su templo
propio. Y gracias a estos ritos y los dioses implicados en las ceremonias, Aldea nos explica
que “se puede estudiar la evolución de la religión romana hacia la helenización”.
Las expiaciones que más se realizaban eran: Supplicatio, Obsecratio, Lustratio,
Lectisternium, Hostiae Maiores (sacrificio u ofrenda) y Lactentes (sacrificio u ofrenda); con un
44% de porcentaje sobre el resto de expiaciones realizadas por este colegio.
Este colegio es el que al recoger los datos en su investigación determina que es el
más activo respecto a los prodigios, y llevaban a cabo expiaciones de bastante importancia
como la introducción a nuevos cultos (Apolo, Ceres, Esculapio, Venus Erycina, Magna Mater,
Flora, Mens, Venus Verticordia…).
Colegio de los Harúspices: Era el colegio extranjero que según los datos obtenidos
por Aldea más expiaciones realizaba, por lo menos de las que se tiene constancia. Un 16%
de las expiaciones que se realizaban eran llevadas a cabo por este colegio sacerdotal. Es un
colegio etrusco, y bien conocedores de la disciplina etrusca. El Senado recurría a ellos
normalmente para la realización de las expiaciones de prodigios más o menos concretos -
rayos, truenos y relámpagos, descubrimiento de hermafroditas…-. No podían intervenir sin el
consentimiento del Senado. A pesar de ello, tenían un papel específico dentro de la religión
romana, sin abandonar su doctrina etrusca. Aldea sigue su rastro en la mayoría de los
prodigios de hermafroditas documentados, donde recomendaban la expiación Monstra, que
consistía en arrojar vivos al mar, al río, a las aguas a estos niños y niñas hermafroditas; o en
quemarlos vivos.
impacto en la vida de los romanos, se decía que había que hacer un tributo a los Dioses para
que estos se calmaran, por lo que se decidía la expiación de enterramiento de personas vivas
como tributo, y para ello se elegía entre los extranjeros, esclavos, o no ciudadanos,
decidiéndose la mayoría de las veces por griegos, galos. Y también hermafroditas, tanto
recién nacidos, como niños de 6 u 8 años, incluso ya adultos, habiendo cumplido la mayoría
de edad, si se descubría, también se llevaba a cabo esta expiación, u otra como quemar viva
a la persona o arrojarla a las aguas del río, o al mar.
Para finalizar Aldea determina con los datos obtenidos que sería “imprudente afirmar
que los prodigios servían de forma clara a los intereses políticos. De los 151 prodigios que
suceden desde el 104 a.C. hasta el 16 a.C. sólo 20 se podrían considerar, o Aldea los
considera, de índole política y con posible influencia en las decisiones tomadas en ese ámbito.
Cree que la cuantificación de los datos real es difícil de establecer debido al número y
porcentaje, ya que la falta de documentación, escasez de datos y detalles necesarios para
realizar esta cuantificación, como el vacío de datos en algunos periodos dentro de la etapa
analizada, no hacen posible el estudio y análisis adecuado, luego tenemos que ver los datos
obtenidos y sus porcentajes de una forma orientativa, para lo que tenemos las gráficas que
nos facilita al final del documento. Gráficas que debido a la escasez de información detallada
no son muy claras.
Por ejemplo en la gráfica de los porcentajes de las intervenciones sacerdotales hay un
1% que no aparece en la gráfica, es un vacío documental y de datos que faltan en el estudio,
y que hay que sumar a los hechos que tiene el investigador para no tomar como ciertos al
cien por cien los datos obtenidos en el estudio, y por tanto tampoco podemos tomar como
ciertos al cien por cien los datos utilizados para la cuantificación que el autor esperaba obtener
para llegar a una conclusión con el suficiente peso como para responder a la pregunta
planteada, que es si los prodigios y expiaciones influyeron en las decisiones políticas durante
Como bien explica Aldea todos estos datos “no distinguen entre los contextos
culturales o históricos” que sucedieron. Por lo que “no se puede valorar o interpretar un
prodigio de igual modo en un contexto de guerra que en el final de la República14”, por ejemplo.
De modo que ultima su reflexión determinando que los prodigios públicos, dentro de la
religión romana, “no son un instrumento político, aunque se señale algún caso en el que un
prodigio se pudo emplear como tal”.
14
Hacia el final de la República Romana se produce una decadencia en la realización de los ritos tradicionales,
incluyendo prodigios y expiaciones en esa decadencia. Entran en declive debido a la influencia de las ideas que
llegan de Grecia. Por ejemplo, Epicuro afirma que “los dioses no se ocupan de los hombres” (Hacquard, 2000).
Provocando que la alta sociedad -los Patricios- se vuelva escéptica, comience a cuestionarse, a hacer preguntas
-existenciales, filosóficas, sociológicas, ideológicas, teológicas- considerando la religión cosa de los Plebeyos, y
de esta forma los ciudadanos romanos van abandonando poco a poco la práctica de cultos tradicionales, incluso
provocando la decadencia de templos que ya no cuidan ni protegen, y los sacerdotes dejan de tener una función
relevante.
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RELIGIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD: LOS ‘PRODIGIA’ EN LA
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Todos los autores a los que hace referencia en su bibliografía son: Historiadores,
Profesores universitarios especializados en Historia Antigua (Briscoe,J., Monaca, M., North,
J., Wildfang. R. L., Bouché-Leclercq, A.), Historia Clásica (Foster, B. O., Rasmussen, S. W.,
Macbain, B., Guillén, J.), Historia de la Religión (Monaca, M.), Estudios Mediterráneos
Antiguos (Orlin, E.), Historia de las mujeres y género en la Antigüedad (Cid, R.M.), Letras
(Bémont, C.), Latín, Griego, Filosofía.
Los autores contemporáneos a los que hace referencia, algunos han fallecido, y otros
actualmente son profesores en Universidades, investigadores, escritores; publicando tanto
artículos de investigación como obras sobre Historia antigua, incluso en algún caso, obras de
ficción como es el caso de Bruce MacBain.
varias obras entre las que destaca su Gramática latina y su Urbs Roma.
North, John: Profesor y jefe del Departamento de Historia de la UCL. Enseñó Griego
e Historia de Roma. Se retiró como Profesor Emérito en el año 2003 de la University College
London. De 2014 a 2016 fue Director del Instituto de Estudios Clásicos. Desde sus comienzos
se especializó en Historia de la Religión en Roma, en los primeros años de la República
Romana, más tarde investigó acerca de la sociedad y religión pagana bajo el Imperio y sobre
el surgimiento de la religión cristiana. Sus últimos trabajos se basan en el estudio de los
esclavos romanos y de los esclavos liberados.
Valoración final.
Es un tema muy interesante y rico en información, ya que a través de todos esos actos
que llevaban a cabo, y gracias a los registros que de ellos se hizo, nos podemos hacer una
idea más concreta de cómo pensaban, en qué creían, a qué temían, por qué rezaban, y los
dioses a los adoraban, y los motivos por los cuales identificaban ciertos acontecimientos como
prodigios, que cada individuo podía ver e interpretar de muy diferente forma, y por qué y cómo
actuaban y se comportaban los ciudadanos durante la República Romana.
En algunos individuos sería un sentimiento real, en otros sólo un acto reflejo de lo que
otros hacían por sus creencias, sin llegar a entender del todo por qué ocurría, por qué se
llevaban a cabo esos actos de prodigia, o por qué las autoridades máximas 15del momento los
identificaban como prodigios, y las expiaciones que encomendaban a los colegios
sacerdotales llevar a cabo. Los ciudadanos nacían y crecían viviendo en sus casas y fuera de
sus casas estas prácticas religiosas, sin cuestionarse por qué se realizaban, pues era lo que
se había hecho, durante varios siglos, y siendo los Sacerdotes miembros del Senado, además
de pertenecer a los correspondientes Colegios Sacerdotales -que también gozaban de
prestigio y privilegios-, los ciudadanos trataban de acatar las normas y órdenes que se
establecían, y respecto a los prodigios y expiaciones, trataban de hacer lo que se supone que
debían hacer, para ser buenos ciudadanos, buenos romanos.
Al buscar más información acerca de los prodigia he podido leer mucha información
acerca de las consecuencias de esas actividades o ritos. Algo que me ha impactado
verdaderamente es el hecho de que llegaran a enterrar a personas vivas, quemarlas vivas, y
aún más aterrador, que arrojaran a las aguas a aquellos bebés que nacían con deformidades
haciéndoles parecer monstruos, o a los bebés y niños que comenzaban a mostrar su género
hermafrodita, y a los hombres y mujeres que, en muchos casos, al entregar en matrimonio y
descubrir el ‘engaño’ por parte de la familia, también se les aplicaba la expiación de sacrificio
y los arrojaban con vida a las aguas, o los enterraban o quemaban vivos. De lo contrario los
Dioses podían castigarles. Y también a ellos se les culpaba de las desgracias, desastres que
pudieran haber ocurrido, y entonces se decía que habían sido los culpables, ya que los Dioses
se habían enterado, y habían decidido enviarles ese castigo.
15
La República Romana se basa en el equilibrio de tres órganos políticos que se controlan y vigilan
mutuamente: los Magistrados, poder monárquico; el Senado, poder aristocrático; y la Asamblea del pueblo,
poder democrático.
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Sin embargo, no todas las familias eran igual de protectoras, y puede que por temor a
las posibles represalias de los dioses – pues estos lo veían y sabían todo ya que estaban en
todas partes - , se daban casos en que era el propio progenitor o progenitora quien acudía a
denunciarlo ante el Senado, con la correspondiente consecuencia que tenía la denuncia.
Además, al ser muchas de las denuncias hechas públicas, todo el mundo se enteraba, ya que
era publicado y expuesto para que todo el mundo lo supiera -aunque el nivel de analfabetismo
era muy alto, ya que los ciudadanos plebeyos, la mayoría, no conocía el alfabeto, aun así se
trataba de hacer llegar todo lo publicado y expuesto a toda la población, pues así el Senado
y Magistrados seguían teniendo bajo control a una población que estaba subyugada a la
posible cólera de sus Dioses. Para esas familias, después, era deshonroso y vergonzante
pasar por esa situación.
Algo que también llama la atención, es leer que con el paso del tiempo, fueron las
mujeres quienes se acabaron haciendo cargo de las expiaciones, ya que muchos empezaron
a creer que ya que la mayoría de los prodigios se daban por el acto del alumbramiento y otros
actos -infidelidades, incestos (de las Vestales), deshonras…- en los que la mujer estaba
presente o era partícipe o protagonista, o incluso porque estaba de alguna manera implicada,
se empezó a ver a las mujeres como las causantes de muchos de los prodigios, y por tanto,
eran ellas las que tenían que llevar a cabo los actos de las expiaciones. Actos aberrantes
como los explicados anteriormente como arrojar bebés a las aguas del río. También eran las
responsables en ocasiones de llevar a cabo ciertos sacrificios de animales.
Para hacer más comprensible la mitología o la relación de Dioses a los que se les
atribuía los prodigios añadiré unas tablas con información relativa a los Dioses existentes, qué
representaban, los prodigios que se les atribuía… Para así ampliar información, y es que los
Romanos poseían, como señala Hacquard et al. (2000), “una infinidad de voluntades divinas,
numina, virtudes, a las que era estrictamente indispensable atraerse en tal o tal circunstancia
precisa de la existencia”. Como explica Hacquard et al. en su Guía de la Roma Antigua, “a
diferencia de los Griegos, los Romanos primitivos carecen de imaginación para explicar el
Universo o para contar las aventuras de sus Dioses. No tienen ni cosmogonía, ni mitología, ni
teologías propias. A partir del siglo VI a.C., por mediación de los etruscos se produce una
asimilación de ciertas divinidades romanas con los dioses griegos. Esta asimilación irá
creciendo bajo la República”.
Los considerados dioses romanos como explica Hacquard et al. (2000) son los
siguientes:
Según Hacquard et al. (2000), al encontrarse la religión bajo la supervisión del Senado,
los cultos domésticos, por ejemplo, eran practicados en la época real solo por los Patricios, y
serán después igualmente practicados por Plebeyos. Lo que señala la gran desigualdad social
que había.
Mientras, el culto público, que se llevaba a cabo mediante oraciones, votos y sacrificios
entre otras prácticas, eran actos ordinarios de los fieles. Tanto en estos cultos como en los
domésticos, se le daba una gran importancia a los pasos a seguir, por lo que siempre había
una persona encargada de la observación de la práctica del culto, y si se producía una
omisión, negligencia…, ello obligaba a los presentes a comenzar de nuevo toda la ceremonia,
no importando cuántas veces fuera necesario comenzar de nuevo, ni el tiempo que se
empleara en ello, ya que lo más importante era seguir los pasos a la perfección, pues todo se
hacía bajo la mirada de la Divinidad correspondiente. No importaba en este caso si se
realizaba en la casa de un plebeyo, de un miembro de la burguesía, de un aristócrata, militar,
o dentro de los Colegios Sacerdotales, siempre debía estar presente la persona que vigilaba
y supervisaba, conocedora de los rituales, instruida en ello, preparada y formada, poseedora
de los conocimientos necesarios para poder asistir en los rituales o cultos, ya fueran
celebraciones o sacrificios u ofrendas.
Siguiendo con Hacquard et al.16, se extrae un esquema en el que se recogen las divinidades
de la época clásica, que los romanos asimilaron principalmente de las divinidades griegas:
Uniones diversas
Según Hacquard et al. (2000) se supone que los etruscos “han sido los intermediarios
de algunas de estas importaciones”.
Entre los siglos VI y III a.C. se crea el Olimpo Greco-Romano formado por los doce
dioses principales. Extraemos la siguiente tabla de la Guía de la Roma Antigua, de Georges
Hacquard et al. (2000):
DIOSES ROMANOS FUERZAS E IDEAS REPRESENTADAS SÍMBOLOS
JÚPITER Cielo y Omnipotente Águila, cetro, rayo
JUNO Cielo y Matrimonio Pavo real, granada
MINERVA Inteligencia Lechuza, égida, olivo
APOLO Sol y Artes Arco, lira
DIANA Luna, Caza, Castidad Media luna, arco, cierva
MERCURIO Comercio, Elocuencia Alas, caduceo
VULCANO Fuego Yunque, martillo
VESTA Hogar Fuego
MARTE Guerra Casco, armas
VENUS Amor y Belleza Paloma
CERES Tierra y Fecundidad Gavilla, hoz
NEPTUNO Mar Tridente, caballo
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Como curiosidad, en su Guía de la Roma Antigua, Georges Hacquard, en el capítulo de La República Romana
(p.112) se puede leer en lo relacionado con los espectáculos que el Teatro tiene un carácter religioso. Las
representaciones forman parte del culto rendido a Baco, dios de la embriaguez y de la inspiración artística, y a
otras divinidades. Es Pompeyo quien edifica el primer teatro, construido en piedra, en el año 55 a.C. cuyo aforo
era de veinte mil espectadores. Los actores generalmente son esclavos, teniendo las mujeres restringida esa
actividad, encargándose los hombres de representar los papeles femeninos.
TRABAJO FINAL CECILIA SÁNCHEZ HIDALGO
RELIGIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD: LOS ‘PRODIGIA’ EN LA
ROMA REPUBLICANA
COMENTARIO DE TEXTO 1º GRADO INFORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN ONLINE
FAC. FILOSOFÍA Y LETRAS INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
A partir de las Guerras Púnicas, “los romanos son atraídos por los cultos orientales,
las ceremonias mistéricas y los cultos que prometen una dicha eterna a sus fieles” (Hacquard
et al., 2000). Pero se prohíbe cualquier rito que pueda turbar el orden y la paz.
Esto se aplica también al registro de los prodigios y expiaciones. Son muchos los
autores e historiadores que fueron registrando estos acontecimientos. Algunos lo hacían como
mandato por el Senado, otros por voluntad propia, por interés, curiosidad, para su propia
investigación de esos acontecimientos que se producían, tratando, algunos de probar que no
había relación alguna entre las catástrofes, guerras, etc. con la existencia de esos prodigios
o hechos, que no eran predicciones, ni advertencias, ni mensajes de los Dioses.
Otros autores, registraban estos prodigios y expiaciones, para que persistieran y se
conservaran para la posteridad, para que los futuros pueblos no olvidaran esos rituales y
cultos que debían llevar a cabo, pues así era el deseo de los Dioses.
Aldea finalmente, debido a los vacíos de datos que tiene, y debido también a que no
puede tomar como veraces todas las fuentes consultadas, como bien aconsejan los
historiadores a los que ha recurrido para su investigación, además de todo lo que he podido
leer en otros trabajos de otros historiadores e investigadores, no puede determinar si estos
actos influenciaron directamente en decisiones de índole política, bélica, militar. Aunque haya
datos recogidos de prodigios que se identificaban como señales de una posible invasión, o
golpe de estado, sublevación de la ciudadanía,…, o yendo al terreno de la economía, prodigios
que relacionaban con la muerte de peces, y otros animales, con periodos de sequía o periodos
de inundaciones, o desastres naturales como terremotos, erupciones volcánicas … incluso
fenómenos astronómicos como los eclipses…. Hay autores que los relacionan con
acontecimientos políticos, bélicos que estaban sucediendo o que podían suceder o que
habían sucedido.
Pero como dice Aldea, es solo una suposición, porque si no podemos tomar como
veraz algunos datos de algunos autores -Tito Livio no es el único autor al que se califica como
inventivo, para rellenar huecos en la historia, y que ha llegado hasta nuestros días-, lo más
coherente es no tomar una decisión final, y seguir investigando, pues fueron muchos los
pueblos y civilizaciones que pudieron documentar esos hechos, y el paso del tiempo, con
colaboraciones, traducciones de escritos que aún no han sido encontrados o que no se han
podido traducir, por estar deteriorados, incompletos, o porque no se pueden situar en la
cronología que le corresponde… Son muchos los factores que animan a seguir investigando
y recopilando información y datos.
Igual que ocurrió en esta etapa de la República Romana, que cada autor tenía su punto
de vista, asimilaba de una forma u otra lo vivido, y lo transmitía como él creía que debía
hacerlo, hoy día ocurre lo mismo. Un mismo suceso, vivido por dos personas totalmente
diferentes y únicas, pueden verlo, vivirlo, entenderlo, explicarlo de manera muy diferente. Con
los historiadores ocurre lo mismo, pues son personas, y aunque deben ser objetivos, tratar de
analizar y ver todos los factores posibles implicados en un acontecimiento, lo que les rodea,
su contexto político, social, económico, cultural, religioso… Son muchos los factores a tener
en cuenta, es un trabajo muy delicado, minucioso y complicado el de los historiadores.
Estos actos forman parte del pasado, de la Historia Antigua, de nuestra Historia
Antigua, que hay que seguir conservando y perpetuando, igual que hicieron los autores
clásicos de la República Romana, sus sucesores del Imperio Romano, Edad Media …
Estudios e investigaciones como el de Aldea son necesarios, interesantes, y en este caso
aporta otro punto de vista de esos acontecimientos y datos.
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