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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Charla técnica
Consejos para mejorar tus notas

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Actitud
Perdonaré que no acierten, pero no que no se esfuercen.

Pep Guardiola (DT del Barcelona que ganó todo)

El 21 de febrero de 2006 se enfrentaban por la copa Libertadores de América


Estudiantes de la Plata y el Sporting Cristal. Al terminar los primeros 45 minutos, el equipo
peruano ganaba 3 a 0 y ganaba bien. Mientras los del equipo local protestaban cada
decisión del árbitro y discutían entre ellos, los jugadores del Cristal daban una exhibición:
toque y goles. La única llegada de ataque de Estudiantes en todo ese primer tiempo se
produjo recién a los 40 minutos: un cabezazo que dio en el travesaño. La gente, en las
tribunas, estaba muy preocupada.

Pero algo pasó en el vestuario. El técnico Jorge Burruchaga hizo algunas


modificaciones tácticas, decidió hacer un par de cambios de jugadores, pero lo que
realmente logró fue un vuelco en la actitud de sus dirigidos. En el segundo tiempo,
Estudiantes dejó de lado las protestas y se enfocó en jugar. Concentrado, con una enorme
voluntad, no dio ninguna pelota por perdida y acorraló a un equipo que lo había dominado
por completo en el primer tiempo.

A los 9 minutos, José Luis Calderón convirtió un penal y anotó el descuento.


Apenas hubo festejo. Con la pelota bajo el brazo, el goleador corrió hacia la mitad de la
cancha: había que seguir atacando. Diez minutos después, el mismo jugador anotó el
segundo. Cuando faltaba poco para terminar el partido, Mariano Pavone hizo el gol del
empate. Pero el equipo no se conformó. Aunque estaba exhausto, siguió yendo al frente. Y
sobre la hora, Pablo Lugüercio anotó el tanto de la victoria.

Estudiantes había dado vuelta un 0-3. En Youtube está el partido completo y


también un resumen con los goles. Como en la batalla final de la película “El león, la bruja
y el armario”, una derrota humillante se convirtió en una victoria épica.

¿Cuánto influye nuestra actitud en lo que hacemos? ¡Muchísimo! ¿No te parece


que existe una gran diferencia entre lo que hacemos y lo que podríamos llegar a hacer? Sin
duda, los jugadores comprendieron que tenían que cambiar: perdían por goleada en su
cancha y estaban jugando mal. Las indicaciones estratégicas del técnico ayudaron, pero fue
el cambio de actitud lo que hizo posible la hazaña.

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Cómo te puede ayudar este libro

Querer es indispensable pero no suficiente. También hay que saber cómo. Es


necesaria la ayuda de alguien con experiencia para diagnosticar la situación y saber qué
pasos dar para solucionarla. Ver dónde estamos, a dónde queremos llegar y cuál es el
camino para hacerlo. Trazar un mapa que nos indique cuáles son las mejores opciones. Este
libro pretende ser ese mapa.

No es largo. Se lee con facilidad. Pero no es una novela, para que te resulte útil te
conviene releerlo de vez en cuando (durante el viaje al colegio, en un recreo) así repasás los
conceptos clave hasta que se te hagan hábito.

Comencé este capítulo con una anécdota futbolística (El 4 a 3 de Estudiantes a


Sporting Cristal). Voy a seguir utilizando el fútbol como metáfora del trabajo escolar en
buena parte del libro: me parece que te puede ayudar a verlo como un deporte.

Un año escolar es un campeonato. No competís contra tus compañeros de curso,


sino contra vos mismo. El objetivo es superarte, crecer, alcanzar el máximo de tu
potencial.

Las diferentes materias que tenés que estudiar son los rivales a vencer. Algunos
equipos pueden ser más fáciles, otros más exigentes, alguno puede parecer invencible.

Los profesores son los árbitros. Hay que tratar de no sumar tarjetas amarillas. A
veces el error de un árbitro te puede perjudicar (o beneficiar). Son cosas que pasan. En este
equipo no echamos la culpa a los otros. Aceptamos que la vida a veces no es justa y vamos
para adelante.

La hinchada son tus padres: ellos apoyan incondicionalmente al equipo. Pero si no


hay resultados, puede haber impaciencia.

El lugar donde estudiás es tu campo de entrenamiento.

En tu equipo hay arquero, defensa, mediocampo y delantera. Esos jugadores deben


estar coordinados, desplegar una estrategia, dar lo mejor de sí mismos, estar preparados
para aprovechar una situación favorable o reorganizarse si el partido se pone difícil.

Y este libro vendría a ser como un director técnico. Con sus tácticas, sus consejos,
sus jugadas preparadas y sus palabras de aliento.

Es hora de empezar así que salgamos a la cancha.

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Tus jugadores

1. RESPETO

2. AGENDA
5. ORDEN

3. HORARIO
4. CONCENTRACIÓN

7. COMPRENSIÓN
6. CIMIENTOS

8. MÉTODO

9. REPASO

10. GOL 11. GANAR

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¿Cómo está tu equipo ahora?

Aquí va una breve explicación de la función de cada uno de tus jugadores y una pregunta
para autoevaluarte.

1 RESPETO: el último recurso de un equipo es el arquero. Un buen concepto puede ser


decisivo para aprobar una materia. Y una mala relación con el docente complica todo.
¿Me porto bien en clase?
2 AGENDA: hay muchas materias, cada una con sus tareas y fechas de exámenes. Es
necesario saber qué tenemos que hacer y para qué fecha para estar organizado.
¿Uso la agenda?
3 HORARIO: el modo de avanzar en el aprendizaje es tener previsto cuándo estudiar.
¿Tengo un horario de estudio?
4 CONCENTRACIÓN: gran parte del aprendizaje se realiza dentro del aula.
¿Atiendo en clase?
5 ORDEN: tener lo necesario para estudiar, mantenerlo en buen estado y en su lugar, facilita
mucho las cosas.
¿Soy ordenado?
6 CIMIENTOS: Aunque el avance en todas las materias que se va construyendo sobre lo
que se vio en años anteriores, esto es especialmente importante en las matemáticas.
¿Tengo buena base?
7 COMPRENSIÓN: Buena parte del aprendizaje se consigue leyendo.
¿Comprendo lo que leo?
8 MÉTODO: Lo leo hasta que me quede es un método que funciona en primaria. En
secundaria hay que usar técnicas: resúmenes, mapas mentales, subrayado, etc.
¿Estudio con método?
9 REPASO: Si voy a esperar al examen para comprobar si sé lo que estudié me puedo llevar
sorpresas desagradables.
¿Repaso para asegurarme que aprendí lo que estudié?
10 GOL: Los exámenes ponen a prueba tu aprendizaje, es donde demostrás que sabés.
¿Perdés puntos en las pruebas por interpretar mal las consignas, o por despistado?
11 GANAR: Lo que importa no es aprobar, sino aprender.
¿Te sirve el año escolar para mejorar como persona?

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Respeto
Cultivar el respeto te asegurará cosechar buenas relaciones con los demás, y te
ayudará a cosechar buenas notas. En cambio, faltar el respeto te genera muchos conflictos
innecesarios y dolorosos. La falta de respeto puede ser un tono de voz burlón o prepotente,
una postura inadecuada, un gesto de mala educación, unas palabras fuera de lugar.

Si estás teniendo problemas con los profesores, lo más probable no es que les caigas
mal, sino que te estés comportando de un modo irrespetuoso. ¿Querés mejorar en esto?
Aquí van algunos consejos:

 Llegá puntual a la clase. Si por algún motivo te retrasás, pedí permiso para
entrar. Si hace falta, explicá por qué llegás tarde.

 Al empezar la clase, dejá en tu pupitre sólo lo que corresponda a la materia


de ese profesor. No hagas tareas de otra materia en su clase. Tampoco uses
tu celular ni comas en el aula.

 Escuchá al profesor. No lo interrumpas en mitad de una frase con una


pregunta. Si necesitás una aclaración o tenés una duda, levantá la mano (no
hace falta sacudirla). Si ya te vio, no es necesario seguir con la mano arriba.
Cuando le parezca oportuno te dará la palabra. Sé paciente.

 La clase es un tiempo de trabajo. Si se te ocurre un chiste genial, increíble,


divertidísimo… guardalo para otro momento. No todo lo que se puede decir,
se debe decir.

 Si la pregunta que se te acaba de ocurrir va a desviar el tema que el profesor


está explicando, deberías aclararlo antes: “A lo mejor esto no tiene mucho
que ver, pero…”.

 El respeto incluye a tus compañeros. Molestar durante una clase hace que el
resto tenga más dificultades para entender. Eso es injusto.

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 Sé comprensivo con las dudas que puedan tener o los errores que puedan
cometer los demás. No te burles de ellos. Pocos profesores (si es que hay
alguno) soportan a un alumno que desprecia a sus compañeros.

 Si necesitás hacer algún reclamo (por ejemplo, por la corrección de un


examen) el modo en que lo hagas es decisivo. A los profesores no les gusta
que se les reclame de mala manera. En cambio, se muestran bien dispuestos
a escuchar a un alumno que busca el momento y el lugar adecuados, plantea
su queja de manera respetuosa, sin presionar y agradece que se lo haya
escuchado, le den o no la razón.

 Podés recuperar la confianza perdida pero no con


palabras, sino con hechos. Prometer algo no cuesta
nada. Lo que genera confianza son los resultados.

 Sé honesto. Un profesor acepta que un chico pueda


estar insoportable algún día –todos los días, no–
pero le pierde la confianza al alumno que miente,
que niega su responsabilidad, que se copia o que
falsifica la firma de sus padres.

 A veces, el lugar donde estás sentado puede


jugarte en contra. Si sabés que junto a tus más
amigos te vas a divertir muchísimo pero no vas a
aprender nada, sé inteligente y cambiate de lugar.
No se perjudiquen mutuamente.

 De todos los profesores, algo podés aprender. Si no estás entendiendo,


también es posible hacer algo. Primero, pedí ayuda a algún otro compañero.
Si el problema es general, podrías comentarlo al profesor (como ya dijimos,
en el lugar, momento y modo adecuado) para ver cómo solucionarlo.

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Agenda
Tener en la agenda el horario de clases es una herramienta fundamental para
organizarte. Hay que actualizarlo cada vez que haya cambios: especialmente al principio
del año los horarios son bastante inestables.

Seguramente habrás advertido dos características que suelen darse en los horarios
escolares:

1) No todos los días pesan lo mismo. Hay días más livianos (cuando hay
educación física, materias artísticas, etc.) y otros que son pesados como una roca
(en mi caso, recuerdo los jueves de cuarto año: dos horas de química, dos de
física, dos de matemáticas… terminaba con el cerebro en corto circuito).

2) No todas las semanas pesan lo mismo. Como las mareas, que suben y bajan, la
cantidad de pruebas es variable. Hay semanas de calma chicha (muy pocos
exámenes) y semanas de tormenta (una o dos pruebas importantes por día).

El hábito de anotar en la agenda (sea de papel o digital) las tareas que hay que
hacer te ayudará a sobrellevar estos “cambios climáticos” durante el año escolar. Es
importante ser específico. Del mismo modo que anotarías bien una dirección a la que
querés llegar (Anchorena 419) y no de una manera vaga (San Isidro, más o menos cerca de
una plaza), anotá lo que el profesor pretende que hagas.

El hábito “sacar la agenda en clase y anotar – sacar la agenda en casa y revisar”


puede ser costoso de adquirir, pero una vez que forma parte de tu manera de funcionar te
ahorra muchos problemas. Cada día escolar tiene varios compromisos distintos y si no los
tenés presentes, podes cosechar malas notas. Este libro trata justamente de lo contrario, así
que ¡usá la agenda!

Si leíste “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”, allí se habla de un instrumento


mágico, el giratiempo: un objeto que permite retroceder en el tiempo. Tiene la apariencia
de un reloj de arena pequeño y retrocede una hora por cada vuelta que le den. Bueno,
lamentablemente el giratiempo es ficción.

Sin embargo hay dos elementos parecidos en tu vida. Son invisibles, pero reales.

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El gastatiempo: es aquello que te hace perder mucho


tiempo sin que te des cuenta. Puede ser el celular, la Play, el
televisor o alguna otra cosa parecida. El gastatiempo tiene la
particularidad de que mientras estás en eso, el tiempo vuela.
Estás jugando en la Play y cuando querés acordar pasaron
tres horas y ni te diste cuenta. ¡Hay que ser muy cuidadoso
con el gastatiempo! Si tenés uno, no lo uses hasta que
hayas terminado tus tareas.

El ganatiempo: a diferencia del anterior, es lo que te


permite adelantar tareas en el colegio y así sacarte trabajo
para tu casa. Es un hábito que permite detectar
oportunidades. Si sabes qué tenés que hacer (la agenda te
facilita esa información) y un profesor falta o terminás un
trabajo en clase y te sobran unos minutos, el ganatiempo te permite avanzar con la lectura
del libro para Literatura, ordenar tu carpeta o completar una tarea pendiente, sacándote
trabajo de encima. Los mejores alumnos que conozco, esos que cosechan buenas notas,
saben siempre qué pueden hacer en esos “tiempos muertos” y lo hacen.

La agenda es una herramienta que te ayuda a tomar conciencia de tus


responsabilidades y a manejar tu trabajo. Hay chicos que por manera de ser son más
ordenados y otros más caóticos. Sin embargo, para sobrevivir en el colegio es necesario un
mínimo de organización. Algunos confían en acordarse. No está mal, pero ¿para qué gastar
espacio en la memoria si podemos anotarlo? “La tinta más pálida es más segura que la
memoria más poderosa”, dice un refrán chino. ¡Por despiste te pueden hacer muchos
goles!: llegar al colegio y enterarte, cuando ya no hay nada que hacer, que ese día había que
traer determinados materiales, entregar un trabajo o rendir un examen.

La agenda hace las veces de GPS. El GPS no te va a llevar al lugar, tendrás que
subirte al auto, ponerle combustible y manejarlo, pero evitará que pierdas el rumbo. Otra
posibilidad es la de ir preguntando por el camino. Y muchos chicos hacen eso. En lugar de
usar agenda, preguntan a otro compañero (¿Qué tenemos mañana?). Esto es razonable si
faltaste a clase, pero si estuviste presente, ¿qué estabas haciendo ahí dentro que no te
enteraste?

El uso de la agenda y el horario de clases se complementan con otro jugador


clave: el horario de estudio.

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Horario de estudio
Algunas recomendaciones para planificar tu estudio:

 Al volver del colegio, después de tomarnos un tiempo para relajarnos y


merendar, darle prioridad al estudio. Para eso, ¡evitá caer en las garras de
tu gastatiempo! Ya sabés que una vez ahí, el tiempo vuela. Primero la
obligación, y después la diversión. Hacer esto es el 50% del éxito.

 Cuando revises tu agenda, seguramente te vas a encontrar con tareas


urgentes e importantes (las que son para el día siguiente y van a tener
mucho peso en la nota del trimestre) y otras importantes pero no urgentes
(por ejemplo, la lectura de un libro para una fecha todavía distante, pero que
se va acercando).

 Un error común es estudiar “sólo para mañana”. Los que cosechan buenas
notas también miran un poco más allá de lo urgente. La selección fantasma
no se fue un día antes a La Paz. Y por eso, cuando llegó el partido, lo ganó.

 Si tenés que comprar materiales para un trabajo –mapas, cartulinas, etc-, el


horario en el que la librería cierra no es una decisión tuya así que tené eso en
cuenta.

 Antes de empezar a estudiar, prepará el lugar de trabajo. Que esté todo lo


necesario, así no tenés que interrumpir una y otra vez tu estudio. Y mantené
lejos lo que te distraiga. Conozco chicos que dejan el celular en otra
habitación. Ya saben que los tienta demasiado.

 Puede ser conveniente tener a la vista un reloj para trabajar con intensidad,
poniéndote límites: para tal hora tengo que haber terminado. Eso ayuda a
ponerle ritmo al estudio y a evitar estancamientos. ¿Viste que diferente
juega un equipo que va perdiendo por un gol cuando faltan pocos minutos
para terminar el partido? No digo que estudies apurado (ya hablaremos de
eso) pero sí a buena velocidad.

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 ¿Cuánto tiempo tendrías que estudiar por día? Depende de si estamos en


período de calma chicha o de tormenta. Habrá días que vas a tener que
estudiar más. Lo ideal es reservar tiempo de estudio de lunes a jueves, más
una porción del fin de semana.

 Y recordá lo que dijimos del ganatiempo. ¡Todo lo que puedas adelantar en


horas libres, viajes, esperas, puede ser decisivo!

 En el esquí, las pistas tienen un grado de


dificultad variable. Las pistas fáciles se
representan con círculos verdes, las
difíciles con cuadrados azules y las
muy difíciles, con diamantes negros.
Un buen esquiador no es el que evita los
diamantes negros, sino el que los supera.
¿Dónde están las pistas más difíciles
este año? Esas materias llevalas al día:
carpetas completas, tareas, etc.

 Es muy conveniente llevar un control de tus notas en la agenda, para


saber en dónde tenés que exigirte más.

 Finalmente, cuando la sesión de estudio se estire, será necesario hacer


pausas y descansar. No sos una máquina. Por supuesto, evitá meterte en un
gastatiempo porque ¡te puede arruinar la tarde! Primero terminá de estudiar
y hacer las tareas. Aprovechar esos recreos para ir a comprar algún material
que necesités, estirarte, tomar agua, y si te estás durmiendo, lavarte la cara
con agua fría.

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Concentración
Ya hablamos del respeto al profesor (el arquero de tu equipo) y del concepto de
ganatiempo. También te conté el caso del hombre que va al gimnasio, paga la cuota pero
no mueve un músculo, desperdiciando tiempo, dinero y oportunidades y de cómo eso les
pasa a muchos chicos en el aula.

Ahora vamos a tocar un tema central: aprovechar al máximo cada clase, el


principal ganatiempo con el que contás. Esto requiere concentración, estar atento,
enfocado. Para que esto sea posible hay dos condiciones previas:

 Cuidá el sueño: si bien hay discusiones sobre cuanto debería dormir un


adolescente, está claro que el mínimo es ocho horas. Evitá la exposición a
pantallas un rato antes de acostarte y te será más fácil dormir.

 Desayuná bien: incluí lácteos, cereales y frutas. Un buen desayuno favorece


la memoria y la concentración, además de mejorar tu estado de ánimo.

¿Es posible acostumbrarse a dormir poco y a no desayunar? El hombre es un ser


increíblemente adaptable, capaz de vivir en la selva ecuatorial o en el Polo Norte. Pero si
estás estudiando en la secundaria, lo que realmente te ayudará a estar bien es acostarte
temprano y levantarte a tiempo para desayunar adecuadamente. De lo contrario, lo más
probable es que te conviertas en un zombi de mal humor.

Supongamos que los dos temas anteriores ya están resueltos. La clase va a empezar.
¿Con qué actitud estás?

Algunos consejos para aprovechar bien las clases:

 No estés en el aula como el personaje que iba al gimnasio a mirar a los


demás. Decite a vos mismo: “Voy a aprender todo lo posible en esta clase,
¡para eso estoy acá!”. Actitud positiva al máximo desde el minuto uno.

 Tomá apuntes de lo que el profesor está diciendo, aunque él no esté


dictando. Hacer esto te mantendrá atento y activo, favoreciendo tu
concentración.

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 Cuando el profesor haga una pregunta a la clase, podrás comprobar si estás


atendiendo y entendiendo. Animate a responder si te parece que la sabés. No
pasa nada si te equivocás. Al colegio vas a aprender y los errores son parte
del proceso.

 Si no entendiste la pregunta, poné atención a las respuestas de tus


compañeros. Te ayudarán a encontrar otra vez el camino.

 Con respeto, preguntá lo que no entendés. Cuando te respondan, escuchá


bien lo que te dicen. Si seguís sin entender, podés preguntar otra vez,
señalando qué parte de la respuesta no captaste.

 Tratá de seguir la clase conduciendo a tu imaginación detrás de lo que se


explica (¡y no que ella sea la que te lleve a vos!).

 ¿Podés relacionar lo que te están enseñando con algún tema que hayas
estudiado anteriormente? Si podés hacerlo, es algo realmente muy bueno.
Parte importante del aprendizaje es conectar un tema con otro, armar redes.

 Cuando te distraigas –ya sea porque te “colgaste” o porque algo te distrajo–


simplemente ¡volvé otra vez!

 No podrás estar concentrado el 100% de la clase (y ningún profesor


pretende eso), pero esforzate al máximo cuando se trate de la explicación de
un tema nuevo o del repaso previo a un examen.

 Una hora clase debería ser una hora de aprendizaje, así como una hora de
gimnasio debería ser una hora de actividad física.

El éxito en el estudio comienza por el éxito en las clases. Por eso, el alumno que
está activamente metido en lo que pasa en el aula, aprende mucho sobre la materia y sobre
el profesor. Puede descubrir a qué le da más importancia, qué tipo de preguntas hace, qué
clase de respuestas le gustan y así, mientras su buen concepto crece –hace depósitos en su
cuenta bancaria– ya se está preparando para el examen que vendrá después.

¡El ganatiempo está funcionando a pleno!

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Orden
El desorden es uno de los gastatiempos menos placenteros que existen y que más te
complican la vida. Perder tiempo buscando algo que necesitás urgentemente puede
provocar bastante estrés, además de agotar tus reservas de energía y buen humor.

Te damos algunos consejos:

 Ya hablamos del horario de clases y la agenda. Son tu GPS para circular con
éxito en la autopista de la vida escolar. Antes de acostarte, como antes de
embarcar en un avión, hacé un check-in controlando –horario en mano- que
no te estás olvidando de nada.

 El refrán “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar” es muy sabio
y si lo ponés en práctica, te simplifica la vida.

 Si en el colegio tienen lockers puede ser una ventaja, pero también puede
pasar que descubras en tu casa que el material de estudio que necesitabas
para la importantísima prueba de mañana… ¡quedó en el locker! Así que,
una vez más, acostúmbrate a hacer el check-in. ¿Llevo todo lo que tengo
que llevar?

 Si al empezar a estudiar te asegurás de tener todo lo necesario, vas a evitar


perder el tiempo levantándote a cada rato para buscar lo que te olvidaste.
Una vez más, es el hábito de chequear antes de empezar el viaje. Te ayuda a
evitar esos paseos que terminan siendo un desperdicio, porque ni estás
descansando ni estás estudiando.

 Las carpetas pueden ser decisivas para aprobar algunas materias. Hay
profesores que son muy específicos sobre cómo quieren que la organices,
mientras otros dan mayor libertad. En todo caso, cada hoja utilizada debería
llevar fecha, así podés ordenarla más fácilmente. Si te dan fotocopias,
guardalas en folios. Si las vas a pegar, sé cuidadoso.

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 Una vez por semana, dedicá unos minutos a ordenar tus carpetas. Si te dejás
estar, el caos empieza a aumentar y se produce el efecto bola de nieve.

 Si faltás a alguna clase, pedí lo que hayan hecho ese día. Si el profesor
repartió material, no te dejes estar para conseguirlo.

 Asegurate de que todos los útiles tengan tu


apellido. En el intenso tráfico de biromes,
compases, lápices, reglas que se da en las
aulas… es muy frecuente perder cosas. El
desorden no solo hace perder tiempo. ¡También
hace perder dinero! Si tus útiles tienen alguna
identificación, hay más posibilidades de
recuperarlos.

 También el orden es útil para los archivos de tu


computadora. Guardá los documentos con un
nombre adecuado y en carpetas fáciles de
ubicar.

 Después de estudiar, dedicá unos momentos a guardar las cosas que usaste.
Hacer un trabajo que tal vez te llevó cuarenta minutos, y olvidártelo en la
mesa del comedor de tu casa el día de la entrega no es mala suerte: es
desorden.

Con este capítulo terminamos el aspecto defensivo de tu equipo: un alumno


respetuoso, organizado, atento, ordenado y que planifica su estudio tiene muy buenas
posibilidades de cosechar buenas notas. Además, a medida que afianza esos hábitos se va
convirtiendo en una persona en la que se puede confiar, previsible, que puede cumplir sus
promesas y hace su trabajo a tiempo (Just in time, es la expresión que se utiliza en las
empresas para destacar esta eficiencia).

En términos futbolísticos, diríamos que todo esto garantiza el cero en el arco propio.
Pero para ganar los partidos, ¡hay que meter goles! De eso tratamos en los próximos
capítulos.

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Cimientos
A veces, la dificultad para entender una materia está en que el profesor supone que
hay conocimientos que nosotros ya tenemos, pero como eso no es así, estamos perdidos en
su clase. Es como si llegáramos tarde al cine. Entramos tanteando en la oscuridad para
encontrar nuestra butaca y como la película ya empezó hace rato, nos cuesta entender quién
es quien, por qué hacen lo que hacen, qué se proponen. Esto nos puede ocurrir en
Matemáticas.

Lo más fácil es echarle la culpa al anterior profesor (“con el del año pasado no
aprendí nada”) o al anterior nivel (“en Primaria no nos enseñaron nada”). Pero eso no va a
solucionar nuestro problema. Ponernos al nivel del resto es nuestra responsabilidad.

Tal vez lo tuyo no sea tan grave: entraste al cine puntualmente, y más o menos
venías siguiendo la trama de la película, pero en un momento perdiste el hilo y ahora ya no
estás entendiendo. ¡No dejes que el incendio se propague! Resolvé la situación cuanto
antes.

Sea cual sea tu situación, estos consejos te ayudarán:

 Todo lo que te aconsejamos en el capítulo “Concentración” multiplicalo


por 2 para Matemáticas. ¡Atender en estas clases es fundamental!
Asegurate de que tus notas sean claras y fáciles de leer. No solo anotés los
ejercicios y problemas, también anotá cualquier cosa que el profesor diga
que pueda ayudarte a entender mejor los conceptos.

 Las matemáticas consisten en pensar paso a paso para resolver el


problema. La clave es paso a paso. Es como un camino que se abre en dos,
presentando una bifurcación, y después otra y otra. En cada caso, si tomás el
camino correcto, inevitablemente llegás al resultado. ¡Y aunque el profesor
fuera tu peor enemigo, aunque tu cuenta bancaria estuviera en cero, no
tendría más remedio que ponerte un 10! Eso es lo bueno de las exactas.

 Hacé el trabajo: Si el profesor dio ejercicios y en lugar de hacerlos, te los


copiás de un compañero eso te sirve de muy poco. ¡Es otra vez el caso del
hombre del gimnasio! Si esa persona tiene exceso de peso, no va a bajar

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

kilos mirando a otro hacer abdominales. Puede serle útil ver para saber cómo
se hacen, pero si quiere algún cambio tiene que empezar a moverse él. ¿Qué
actitud tenés vos?

 Para mejorar en serio, necesitas hacer muchos ejercicios. Y cuando


decimos muchos, no decimos tres o cuatro el día antes del examen. Lo que
da seguridad es la práctica. Y mientras más seguido practiques, más
entrenado vas a llegar al examen. El concepto tiene que ser aprendido, pero
también tiene que ponerse en práctica para recordarlo.

 De los errores en esa práctica, es donde aprendés. Las correcciones son


parte del aprendizaje. En algún momento del recorrido hacia la solución,
tomaste el camino equivocado. La corrección te permite retroceder hasta ese
punto y entender por qué había que tomar el otro camino. ¡Asegurate de
comprenderlo bien! Podés estar seguro de que lo entendiste cuando sos
capaz de explicárselo a otro.

 Matemáticas se puede estudiar en grupo. Un compañero puede llegar a


explicar tan bien, o incluso mejor que un profesor. Pero claro, hay que
mantener cierto orden y silencio durante la reunión, para que la
concentración se mantenga al máximo.

 Hablando de errores, es frecuente que en los exámenes de matemáticas


perder puntos por hacer mal algo que en realidad sabés: hacer
multiplicaciones absurdas (3 x 2= 5), confundirse al operar con los signos,
copiar mal los números, etc. Aquí, la prolijidad, el paso a paso y verificar
los resultados es una herramienta muy útil.

En el aprendizaje de las matemáticas la actitud es muy importante. Hay algunos


alumnos que piensan que no podrán. Y al pensar así, ya están derrotados. Pero, ¡si la vida
diaria se basa en las matemáticas! Todo lo sumamos o lo restamos. Hasta lo más
insignificante. Si los cimientos están bien colocados y vas poniendo un ladrillo por vez,
finalmente lo vas a conseguir.

Otro problema frecuente es la pereza mental. Prestar atención en clase, practicar,


aprender de los errores, cansa. Lógico. ¡Pero ese cansancio es consecuencia de estar
haciendo el trabajo! Los alumnos que cosechan buenas notas tienen el hábito de hacer las
cosas que a los perezosos no les gusta hacer. A ellos tampoco les gusta, pero son capaces de
vencer esa resistencia porque quieren aprender.

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Comprensión lectora
¿Cuál es la diferencia entre un jugador que domina perfectamente la pelota con otro
al que habitualmente la pelota le rebota en las piernas, que no la puede controlar, que si
quiere hacer un pase largo se queda corto y si quiere hacer un pase corto le sale largo? Hay
un abismo. Basta con ver un video de Messi, que parece llevar atada la pelota al pie con
otros de bloopers futbolísticos.

Lógicamente, algunos nacen con ese don, pero con el talento no es suficiente. Hay
que desarrollarlo. Esa capacidad de dominar la pelota es consecuencia de mucha práctica.

En el colegio, el equivalente a esa destreza es el dominio de la comprensión lectora.


Gran parte del material de estudio (libros de texto, apuntes, sitios de Internet) requieren que
uno entienda lo que está leyendo.

“¿Y qué pasa si no entiendo nada lo que se dice?” Bueno, si no entendés nada
probablemente estés leyendo una obra escrita en un idioma extranjero. Algo debés entender.
Como siempre, la actitud es importante. Si arrancás pensando que no vas a entender nada,
no vas a entender nada. En cambio, si tu actitud es positiva, hay más posibilidades de que
te vaya mejor.

La comprensión lectora se mejora leyendo. Habrás observado que hay diferentes


niveles de dificultad en los textos. Mientras escribo este libro me estoy esforzando por
buscar las palabras y los ejemplos que te hagan más sencillo comprender lo que te quiero
transmitir. Espero estar consiguiéndolo.

Las posibilidades de que vayas progresando y que cada vez entiendas más son
grandes si seguís estos consejos:

 Al empezar a leer un texto, dale una mirada panorámica como si fueras un


dron que sobrevuela esas páginas buscando información. Aquí ponés en
práctica la actitud del investigador, preguntándote: ¿de qué trata? (título)
¿Tiene ilustraciones, fotos, mapas, cuadros o esquemas? ¿En cuántas partes
se divide? (subtítulos) ¿Trae alguna actividad que me permita evaluar si
entendí? Esa mirada panorámica –otros autores la llaman escaneo– te hará
más fácil dar el paso siguiente.

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 Un texto escolar está formado por párrafos (señalados por el punto y aparte),
los párrafos están compuestos por oraciones y las oraciones, son un conjunto
de palabras. Algunas palabras son más importantes que otras, ya que
sostienen el sentido del párrafo, lo que se llama la idea principal. Así que
cuando estés enfrente de un texto escolar que parece difícil, la manera de
comprenderlo es desarmarlo en párrafos y encontrar la idea principal de
cada uno.

 Si hiciste el escaneo, tendrás una idea general de cuál es el tema y cómo


está desarrollado. No sé si cuando eras más chico hiciste alguna vez un
rompecabezas o puzzle. Si sólo tenías las piezas desordenadas, sin ninguna
idea de qué tenías que armar, era muy difícil resolverlo. Pero sabiendo cuál
era el modelo terminado, estabas más orientado y podías empezar a encajar
las piezas. Lo mismo pasa con los temas escolares.

 Ese desarme del párrafo buscando la idea principal significa que no


solamente tus ojos van a pasar sobre las letras sino que tu mente va a estar
ahí activamente. Por eso es necesaria la concentración.

 Seguramente te vas a encontrar con alguna palabra que no conocés. A veces


podés descubrir el significado por contexto: por lo que dicen las palabras que
están alrededor. Otras, necesitarás ir al diccionario. Parte del check-in antes
de sentarte a estudiar, es comprobar que tenés un diccionario a mano
(¡especialmente si vas a trabajar en inglés!).

 Normalmente, en los libros de texto el autor resalta en negrita aquellas


palabras que a él le parecen clave. A veces hay frases enteras resaltadas. Es
una ayuda importante, pero vos podés descubrir que otras palabras te ayudan
más a entender.

 Hay algunas palabras que aparecen mucho en los textos escolares: causas,
consecuencias, características, institución, conjunto, proceso, etc. Son
palabras que permiten hablar de un tema con más profundidad, a nivel
científico. ¿Entendés lo que significan? El diccionario te puede ayudar.

 Una lectura concentrada, subrayando las ideas principales y yendo al


diccionario cuando no entendés alguna palabra, cansa mucho más que leer
escuchando música, distraído y consultando cada diez segundos el celular.
Pero la primera lectura ejercita tu mente, la fortalece y te prepara para dar

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

bien los exámenes. La otra es un chiste. ¡Otra vez la imagen del hombre que
va al gimnasio pero no hace los ejercicios!

 Si estás acostumbrado a leer de una manera superficial, blanda, y empezás a


utilizar la actitud del investigador, al principio te va a costar. ¡Lo mismo le
pasa al que agarraba mal la raqueta y ahora tiene que adaptarse a tomarla
bien! Pero poco a poco vas a mejorar tus tiempos y sobre todo, tus
resultados.

 Recomiendo utilizar resaltador amarillo, porque te permite ver bien las


palabras destacadas.

 Hacer notas al margen con tu propio código (por ejemplo, un signo de


interrogación si no entendés lo que está diciendo, un signo de admiración si
te parece importante, etc) te permitirá organizar esquemas, mapas mentales,
consultar dudas al profesor, etc.

 A veces el texto se resiste un poco. Ya hablamos de que puede haber niveles


de dificultad y a lo mejor lo que estás leyendo por ahora te supera. También
puede ocurrir que el texto no esté bien redactado o que nos hayan dado sólo
un fragmento de un texto más largo, entonces es difícil de entender. ¿Cómo
acercarte al tema, entonces?

 En Youtube hay muchos videos que te pueden facilitar la comprensión. Los


de la serie grandes civilizaciones, por ejemplo, son clases de 15 minutos,
con animación, que te abren una puerta al estudio de los griegos, romanos,
aztecas, etc. Y muchos temas de geografía se entienden mucho mejor al
verlos (como lo referido a placas tectónicas, sismos, vulcanismo, etc). Aquí
lo importante es la determinación de enfocarse: voy a ver este video y nada
más. De lo contrario, podrías caer en las garras de un gastatiempo…

 Si lo que tenés que leer es una novela y te dieron un plazo, lo peor que podés
hacer (y lo que hace la mayoría) es leerla el día (o la noche) anterior. ¡Y
después dicen que no les gusta leer! Es como si en lugar de consumir un pan
de manteca en dos semanas, al untar tus tostadas, tuvieras que tragártelo
todo junto de una sola vez. Si el libro es largo, te conviene hacer un plan
(tantas páginas por semana). Te puede ayudar hacer algún breve resumen de
lo que leíste y todavía más, conversar con tus compañeros sobre lo que vas
leyendo.

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Método
Etimología, además de ser una buena palabra para jugar al ahorcado, es el estudio
del origen de las palabras. Muchas de ellas vienen del griego o del latín. Método viene de
dos palabras griegas: meta (“más allá”) y thodos (“camino”). El método de estudio es el
camino que hay que recorrer para llegar a la meta (aprender).

Ya hablamos en el número 6, “Cimientos”, de cómo encarar el estudio de las


matemáticas y ciencias exactas en general. Vamos a dedicarnos ahora a otras materias,
aquellas donde hay que leer.

En el número 7, “Comprensión” mencionamos el paso uno (escaneo) y el paso dos


(lectura con actitud de investigador). Ahora se trata de manejar esa información: palabras
claves, ideas principales y notas al margen. Una vez más, aquí la diferencia está en que
haya actividad mientras estudiás, y no pasividad. El objetivo es comprender, asimilar y
retener.

Un chico que tenga el método leo hasta que me quede es muy probable que se
aburra, y por lo tanto, se desconcentre, y tenga que volver a empezar una y otra vez.
Además, esa manera de estudiar puede funcionar con textos sencillos y cortos. Si lo que
hay que estudiar es complejo y largo, el método no le va a funcionar. Cuando llegue al
examen, se acordará de muy poco – aunque haya dedicado mucho tiempo– y difícilmente
cosechará una buena nota.

Uno de los métodos más usados es el resumen. Consiste en seleccionar del texto lo
que nos parezca más importante, del mismo modo que en los programas deportivos hacen
un resumen de un partido. Seguramente incluirá los goles, alguna jugada de riesgo, alguna
situación polémica y poco más. Al hacer un resumen, el tema (1) se comprende, (2) se
decide qué incluir y qué no, (3) se lo escribe en frases breve y finalmente (4) se lo estudia.
Si un alumno se copia el resumen que hizo otro, se ahorra el 75 % del trabajo, es verdad,
pero también se pierde el 75 % del aprendizaje. ¡Cuidado!

A medida que pasan las clases de cada materia, te darás cuenta de que hay palabras
que se repiten mucho. Entonces, un ganatiempo es utilizar abreviaturas, imágenes o
símbolos propios, que reemplacen a esa palabra (¡como hacés cuando mandás mensajes de
texto!) y faciliten la memorización. El resumen no debería ser un texto prolijo y monótono,

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

sino un jeroglífico personal, que aunque te obliga a trabajar más, se asimila mejor. Con esa
práctica, vas armando un código propio que podrás usar en otras materias.

Veamos un ejemplo:

Texto original:

El prejuicio es un juicio u opinión anticipada, generalmente negativos, sobre una persona


o grupo de personas.1

En el resumen:

Anticipado
Prejuicio

Otra manera de estudiar es el esquema, especialmente útil para organizar


información:

Una vez más, lo importante es el trabajo que se hace sobre la información. Esa
actividad, donde se incluyen diferentes colores, gráficos ingeniosos y personales, potencia
a la memoria para que en el momento del examen tenga más facilidad para recordar lo
aprendido.

Un tercer modo de realizar un estudio activo es el mapa mental. Tony Buzán, su


creador, lo define como “un método de análisis que permite organizar con facilidad los
pensamientos y utilizar al máximo las capacidades mentales”2.

1
Tomado de J.C.Bría (2013) Educación ciudadana 3. Buenos Aires. Casals. Página 60.

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Permite agrupar una gran cantidad de información en un esquema sencillo.

Buzán señala siete pasos para dibujar un mapa mental3:

1) Empezá en el centro de una hoja en blanco, ya que eso da al cerebro libertad para
moverse en todas las direcciones y expresarse más naturalmente.

2) Dibujá en el centro una imagen que simbolice la idea principal.

3) Usá muchos colores porque, al igual que las imágenes, los colores le dan vitalidad,
frescura y diversión a tus mapas.

4) Partiendo de la imagen central, irradiá hacia el exterior palabras claves y las ideas
más importantes que recogiste al hacer tu lectura con actitud de investigador. Tu
cerebro trabaja mediante asociaciones. Las líneas o ramas serán más finas a medida
que te alejés del centro. Esas ramas son la estructura del tema que tenés que
estudiar.

5) Trazá líneas curvas y asimétricas, porque las líneas rectas aburren al cerebro.

6) Utilizá sólo una palabra clave por línea.

7) Usá muchas imágenes, aunque te parezca que no seas bueno dibujando. Una
imagen vale mil palabras.

En la página siguiente podrás apreciar un mapa


mental, simplemente como ejemplo. Te recomiendo
que entres en Google imágenes y busques “mapa
mental”: ya no te quedarán dudas sobre cómo
hacerlo.

Lo importante no es que resulte una obra de arte,


sino que te permita estudiar de una manera activa y al
mismo tiempo, grata. Los mapas mentales no son
solamente útiles para estudiar, sirven también para
organizar un viaje, hacer una lista de compras, aclarar
ideas, solucionar problemas, etc.

2
Buzan, Tony (2004) Cómo crear mapas mentales. Barcelona. Ed. Urano. Pág. 26.
3
Idem, páginas 50-51

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Como ejemplo de mapa mental, aquí va uno con el contenido de este apunte:

IMPORTANTE: Las técnicas de estudio siempre implican horas-silla.


No es posible aplicarlas si no se hizo una lectura concentrada y eso requiere
pasar tiempo sentado.

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Repaso
Repasar es asegurarse que lo que leíste y estudiaste, realmente ha quedado grabado
en tu memoria. ¿Nunca te pasó pensar que habías estudiado pero al llegar el momento del
examen se te hizo una laguna? Si hacés un buen repaso, eso no te va a pasar.

Para repasar bien hay que autoevaluarse. Esto requiere varias cualidades. La primera
es ser honesto con uno mismo: no des por terminado el estudio cuando te cansés, sino
cuando lo sabés. Si te habías propuesto estudiar una hora y al cumplirse el tiempo, te das
cuenta que todavía te falta. ¿Sos capaz de seguir hasta terminar?

La segunda cualidad es el sentido común. Hay que hacer las cosas bien, no ser
chanta, pero tampoco hay que pasarse al otro lado y ser un perfeccionista. Si sos
responsable, en clases te portás muy bien, trabajás duro, en casa nunca te tienen que decir
que te pongas a estudiar y te gustan las notas muy altas, tenés los síntomas. Está muy bien
buscar la excelencia, pero corrés el riesgo de ponerte habitualmente unas expectativas tan
elevadas (sacar 10 en todo) que al final termines disfrutando poco de la vida. ¡Relajate!

Pero si el perfeccionismo no es tu caso, te hará falta la tercera cualidad:


persistencia. No aflojar hasta acabar el trabajo. A continuación te damos unas
recomendaciones:

 Para grabar mejor la información estudiada, te pueden ayudar algunas


nociones sencillas de cómo trabaja tu memoria. Es mucho más fácil para ella
recordar algo cuando puede asociarlo a otros conocimientos, cuando puede
visualizarlo –por eso te recomendamos el uso de imágenes y también de
videos educativos– y cuando algo se le repite suficientemente.

 Supongamos que para una lección necesitamos memorizar la palabra


hagiógrafo. Es una palabra que no usamos en nuestras conversaciones: es el
autor de los libros santos o de la vida de los santos, por lo tanto un escritor.
Hay varias palabras que se asocian a escribir: grafiti, ortografía, caligrafía.
Y como el que escribe se dedica a textos sagrados o de santos, podemos
visualizar a un hombre escribiendo una Biblia. Es importante “verlo”, con
detalle. ¿Dónde está escribiendo? ¿Con qué escribe? ¿Tiene barba? ¿Cómo
está vestido? Si la ortografía no es nuestro fuerte y es probable que

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

escribamos mal la palabra, imaginemos al hagiógrafo con una gran “HG” en


su pecho (va con H al comienzo y hay una G en el medio). Repetimos la
visualización donde se asocia la información unas cuantas veces y en el
examen llegaremos más fácil a ese dato.

 Si se trata de repasar las respuestas a un cuestionario, tapá la respuesta y


respondé en voz alta. De esa manera, también la memoria auditiva
interviene. Si la respondiste mal, buscá la manera de asociar, visualizar y
repetir hasta que consigas responderlas bien.

 Si se trata de un texto largo, dividilo en etapas y hacé repasos parciales.

 En las materias exactas, los resultados correctos en los ejercicios de práctica


son el mejor repaso.

 Para estudiar las definiciones, siempre me dio resultado el sistema de


tarjetas o fichas de cartulina. De un lado escribo la palabra a definir (por
ejemplo, “Bien común”) y del otro, la definición. La escribo en estrofas,
destacando las palabras clave. Una ficha por cada definición, en este caso:

Conjunto de condiciones
de la vida social
que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros
conseguir más plena y fácilmente
su propia perfección

Después desparramo las fichas sobre el escritorio. Es como un juego. Elijo


una palabra e intento repetir –en voz alta- la definición. Empiezo con las que
me acuerdo más.
Para el caso de esta definición (Bien común) visualizo un conjunto musical,
donde todos los integrantes llevan un C en el pecho (condiciones) y mientras
cantan su tema “Vida social”, veo a grupos de personas y a individuos que al
pasar por detrás del conjunto se hacen más perfectos (pasan de la suciedad a
la limpieza, de la enfermedad a la salud, etc.). Me los imagino con detalle,
así es más difícil que me olvide. Este ejercicio lo puedo seguir practicando –
repetición– mientras viajo o espero a que llegue el momento del examen.

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

 La música, que no es muy recomendable para concentrarse, sí puede ayudar


en el repaso. El ritmo es un poderoso apoyo para la memoria, y de niños
aprendimos muchas cosas así (intentá, por ejemplo, repetir la letra del
Himno Nacional sin la música).

 El año de la
Revolución Francesa es muy
fácil de recordar: 1789. Pero
en otros casos, hay que
ingeniárselas para lograr la
asociación. ¿Tal vez el
número de tu casa, el de tu
celular o el que lleva en su
camiseta algún jugador de tu
equipo?

 En Internet
hay algunos juegos para
repasar. Por ejemplo, si tenés
que estudiar las capitales de América podés meterte en esta página y vas a
repasar con mucha motivación. (Y tiene otro juego para las de
Europa):http://www.vedoque.com/juegos/trivial/trivial-america.html

 Un secreto: la manera en que mejor aprendemos algo es cuando se lo


enseñamos a otro. Por eso, repasar con un compañero es muy positivo.
Podemos hacer con él un ping pong de preguntas, tomarle la lección o
explicarle lo que no sabe.

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Gol
Ya hemos hablado de cómo llegar bien preparado a los partidos: atender y trabajar
en clase para aprender al máximo del profesor, practicar ejercicios y hacer las tareas,
estudiar y repasar. Ahora nos vamos a concentrar en los exámenes. Y estos son los consejos
que fui coleccionando de la experiencia de los buenos alumnos que he tenido a mi cargo y
también, de mi propia experiencia.

 Nervios antes del examen: El estrés es el mecanismo de aviso de tu cuerpo,


una señal que te ayuda a prepararte para algo importante que está punto de
pasar. Es normal y hay que aprender a usarlo en tu propio beneficio: en vez
de reaccionar ante el estrés con miedo o angustia, adoptá un enfoque
positivo y sereno. “Me preparé bien. Voy a dar lo mejor y el resultado
vendrá solo”. Un compañero que tuve en la secundaria se decía: “¡Qué
contento voy a estar dentro de una hora, cuando ya me haya sacado este
examen de encima!”.

 Tener todo listo: antes de empezar el examen, hacé el check-in de lo que


vas a necesitar: una lapicera titular y otra suplente, regla, hojas suficientes y
lo demás: mapas, elementos de geometría, etc. Una recomendación: lápiz,
goma y sacapunta. Enseguida te explico por qué.

 Una mirada general al examen: ¿Cuántas preguntas hay? ¿Todas las


preguntas valen lo mismo o hay algunas que suman más puntos? ¿Se puede
cambiar el orden de las respuestas? ¿Cuál me va a llevar más tiempo?

 ¡Atento a las instrucciones! Si alguna vez viajaste en avión, habrás


presenciado la típica información que da la azafata (o que se proyecta en las
pantallas) sobre las puertas de emergencia, los salvavidas, etc. Cuando la
gente ya ha viajado mucho, no le hace ningún caso. En los exámenes, los
profesores suelen dar algunas recomendaciones previas. Pueden ser muy
importantes. A veces, conviene anotarlas en lápiz. Cuando corrijo exámenes
es frecuente encontrarme con evidencia de que el alumno no estaba atento a
las instrucciones que di y por eso no presenta la información pedida.
(¿Cuántas veces escuchaste a un chico preguntar algo que el profesor ya
dijo, incluso algo que acaba de decir?).
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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

 Escribí tu nombre: a los profesores no les gusta recibir pruebas anónimas.

 Respetá las consignas: así como los auténticos goleadores tiene el recurso
exacto para mandar la pelota a la red (con un toque, picándola, de cabeza,
etc.) así también un buen alumno es capaz de responder a lo que el profesor
le está pidiendo sin irse por las ramas. Aquí van algunas de las más típicas
consignas de exámenes:

o Comparar: decir las semejanzas y diferencias.


o Definir: escribir el sentido preciso de una palabra. Siempre empezá
diciendo el género próximo (Una silla es un mueble) y después la
diferencia específica, lo que lo distingue de los demás que pertenecen
a ese mismo género (que sirve para sentarse).
o Describir: nombrar las características de alguien o de algo.
o Enumerar: citar de manera sucesiva una serie de datos.
o Explicar: presentar un tema, demostrar que lo comprendés y dar una
conclusión.
o Justificar: aportar pruebas o argumentos que apoyen una conclusión.
o Relacionar: mostrar las conexiones, puntos de semejanza u
oposición entre dos o más hechos.
o Sintetizar: resumir con las propias palabras

 Buena letra: alguien va a tener que corregir eso que estás escribiendo, así
que hacé la mejor letra que te salga.

 Antes de contestar, pensá la respuesta: en los partidos de los chicos de


jardín de infantes, la mayoría corre atrás de la pelota, sin levantar la cabeza.
No hagas eso en un examen. Armá la respuesta mentalmente y escribila en
frases cortas, concisas. No te vayas por las ramas. Amontonando frases sin
sentido, para llenar la hoja no te va a dar más puntos.

 Un par de renglones de colchón: conviene dejar siempre dos renglones en


blanco al final de cada respuesta para agregar información que después te
venga a la memoria (tal vez, por alguna aclaración que el profesor hace
durante el examen).

 Si no estás seguro, en lápiz: esto te ayuda a editar la frase o corregir una


operación matemática sin arruinar la prolijidad de tu trabajo.

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

 Si te ahora tenés presente un dato que después puede desaparecer: a


veces, mientras contestamos la pregunta 2 nos acordamos de una palabra que
va a servir para la 4. Para no olvidarla, otra vez el lápiz es una buena ayuda.
La anotás al margen, allí estará cuando la necesités.

 Si no te acordás de algo que estudiaste: a veces pasa que un dato que


estudiamos no lo podemos recordar. Lo tenemos en la punta de alengua.
Recomendación: dejar ese espacio en blanco y continuar. Si nos
obsesionamos con la búsqueda, la ansiedad hace más difícil recordar. Seguí
adelante, ya va a aparecer.

 Análisis sintáctico: dejá siempre varios renglones entre oración y oración,


para que sea más fácil trabajar prolijamente. Y hacelo con lápiz si no estás
seguro de cómo se analiza una palabra.

 Colocá el número a cada respuesta: especialmente si cambiás el orden.

 Antes de entregar revisá la ortografía: mayúscula al empezar, punto final


al terminar y las tildes donde corresponda ponerlas.

 No te apures a entregar: a menos que estés seguro que tenés todo bien y
necesites un ganatiempo para adelantar alguna otra tarea urgente, tomate
todo el tiempo disponible para revisar las respuestas.

 Aprender de los errores: cuando te devuelvan el examen, revisalo. No para


salir corriendo a discutirle la nota al profesor (que, cómo le pasa a los
árbitros, también se pueden equivocar) sino para aprender qué hiciste mal. Si
no te queda claro en qué fallaste, pedile el examen a un compañero que lo
haya hecho bien o revisá el libro de texto. Si tampoco te aclarás con eso,
podés preguntar con respeto (en el momento, el lugar y el modo oportuno).

 Se aprende mucho si se repasa un examen ya corregido: los directores


técnicos les muestran a sus jugadores los videos con las jugadas donde
fallaron para que en el próximo partido estén prevenidos. Hacé lo mismo.

 Celebrá los aciertos: no se trata de que te saqués la remera y empecés a dar


vueltas al colegio haciéndola girar por encima de tu cabeza, pero si te fue
bien ¡no dejes de celebrarlo!

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Ganar
Me preocupa más ser buena persona que ser el mejor jugador del mundo.

Lionel Messi

El torneo Apertura 2011 fue conquistado por Boca Juniors. De los 19 partidos que
jugó, ganó 12 y empató 7. No perdió ningún partido y se consagró campeón tres fechas
antes de terminar el torneo. Sólo le convirtieron 6 goles en todo el torneo. En segundo
lugar, a 12 puntos, quedó Racing. Es uno de los pocos equipos del futbol local que logró un
título invicto, sin perder ningún encuentro.

En tu campeonato personal (el año escolar) vas a jugar muchos partidos (exámenes,
lecciones orales, trabajos). ¿Es posible ganarlos a todos, terminar invicto? Como ser
posible, es posible. Pero lo normal es que haya algunas derrotas así que no hay que
deprimirse. Son oportunidades de aprender, de reflexionar qué hicimos mal, de hacernos
cargo de nuestra parte de responsabilidad. Habrá que esforzarse más la próxima vez y no
perder el ánimo. ¡Ya vimos que hay partidos que se pueden dar vuelta!

En la definición de la Copa Conmebol 1995, Rosario Central recibió una dura paliza
en Brasil, ante el Atlético Mineiro, en el encuentro de ida: 4 a 0.

Los dirigidos por Don Ángel Zof no bajaron los brazos y lograron lo imposible: en
la revancha se impusieron por idéntico resultado, con un agónico tanto de Horacio
Carbonari, y después ganaron en la definición por penales. Significó el primer título
internacional en la historia del club rosarino.

¿Quién habrá gritado más fuerte? ¿El que festejó un campeonato tres fechas antes o
el que lo celebró en el último minuto? El deporte tiene esas hazañas, y en el estudio
también las hay. Las he visto: alumnos que un año se llevaron siete materias y al año
siguiente, con otra actitud, ya no se llevan ninguna.

No sé cuál es tu punto de partida: si necesitás salir de la zona de descenso o si estás


peleando el campeonato (es decir, aspirás a no llevarte ninguna). Mi deseo al escribir estos
consejos fue el de ayudarte a mejorar, estés donde estés.

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

¿Cómo se gana en este deporte? ¿Cuál es la meta? Dar lo mejor de vos mismo y
aprender lo máximo posible. Convertirte, a lo largo de este año escolar, en un alguien
que:

 es capaz de trazarse metas y pagar el precio para alcanzarlas,


 es responsable y no le echa la culpa a los otros de sus fracasos,
 aprende de sus errores,
 descubre sus fortalezas y compensa sus debilidades,
 es honesto con él mismo y con los demás,
 ante un problema, busca con actitud positiva la solución,
 toma las decisiones correctas,
 trabaja bien,
 si alguna materia se pone difícil, no se rinde
 finalmente descubre el placer de aprender.

Llegamos al final de este libro. Te invito a tenerlo a mano: en la mochila o en tu


escritorio. Fue pensado para ser leído con facilidad. Repasalo con frecuencia y poné en
práctica estos consejos. Vas a ver que mejorás.

Son los secretos de los alumnos que cosechan buenas notas.

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