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ISSN: 2221-0369 REVISTA HAUCAYPATA £ + Investigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo Afio 7- ntimero 13 Lima - febrero 2018 Director y editor Rodolfo Monteverde Sotil Comité editorial José Merrick / Alvaro Monteverde Sotil_/ Roberto Jordan / Jean Valdez / Alexis Nagy Difusion Mayra Delgado Valqui Diseito y diagramacién Ernesto Monteverde P. A. / Isabel Mansilla Fotografia de la cardtula Niftos jugando. Foto tomada por Rodolfo Monteverde Sotil en 2017, Cuzcudén, Cajamarca Fotografias del indice en espaol, editorial e indice en inglés: Escolares del colegio de primaria / Ollero / Anciana dirigiéndose a su cocina. Fotos tomadas por Rodolfo Monteverde Sotil en 2017, Cuzcudén, Cajamarca. Lémina de la relacién de colaboradores: Chacarero, 1921, Manuel Pantigoso Las opiniones vertidas en los articulos publicados en esta revista son de entera responsabilidad de cada autor. ‘La revista no se hace responsable por el contenido de los mismos. © Prohibida la reproduccién total o parcial de la revista sin el permiso expreso de su director Revista Haucaypata, investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo Afio 7. Niimero 13, febrero 2018 Publicacién cuatrimestral ISSN: 2221-0369 Hecho el Depésito Legal en la Biblioteca Nacional del Peri N° 2011-00350 LATINDEX: 22532 Hecho por computadora Jr, La Libertad 119 Santa Patricia, La Molina. Lima-Pera https://sites.google.com/site/revistahaucaypata/ revistahaucaypata@gmail.com Todos los derechos reservados Dedicatoria Ala memoria de Erik Maquerat Beverley Meddens+ oy. REVISTA HAUCAYPATA del Tahuantinsuyo Editorial Relacién de colaboradores La ocupacién Inca del valle de Acari Lidio M. Valdez Naupallacta, un poblado prehispanico de patrén local e Inca. Cuenca alta del rio Acari, Ayacucho Marco Taquiri Gonzalez. y Apu Mendoza Pariona Avances de las investigaciones interdisciplinarias en Machupicchu José Bastante Abuhadba y Alicia Fernandez Flérez Una aproximacién bibliogréfica a la zona arqueolégica de Choquequirao, Cuzco Gori-Tumi Echevarria Lopez y Eulogio Alccacontor Pumayalli Los caminos incas de Pampa Carachi, nuevos hallazgos. Salta, Argentina Christian Vitry Los tofet fenicio-piicos y los sacrificios de infantes en los montes del sur de Cerdena Maria Constanza Ceruti Normas editoriales 34 60 85 oF REVISTA HAUCAYPAT/ Tnvestigaciones arqueolbgicas del Tahuantinsuyo Editorial La revista peruana Haucaypata, investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo se enfoca en los estudios arqueoldgicos ¢ interdisciplinarios del incanato, realizados en el Perti y Suramérica. La revista nacié con la intencién de cumplir tres objetivos que todo arquedlogo y profesional debe proponerse en su carrera: investigacién, difusién y proteccién de su patrimonio cultural. Objetivos que hemos mantenido desde el 2011 cuando publicamos el primer niimero de la revista. Con motivo de nuestro sétimo aniversario les presentamos el ntimero 13, que contiene seis articulos. La expansién y asentamiento inea han sido tratados, ivamente, por el reconocido arquedlogo Lidio Valder y por los’ jovenes Marco Taquiri y Apu Pariona, El primero de ellos estudia las diversas aristas peoliarniades de li ovepitia coquena del valle iqueno de Acari. Mientras que los néveles arqueélogos peruanos analizan las caracteristicas arquitecténicas de Naupallacta, localizado en la cuenca alta del rio Acari en ‘Ayacucho. De Cuzco, otrora capital del Tahuantinsuyo, nos ha llegado dos importantes articulos. Uno de ellos, escrito por José Bastante y Alicia Fernandez, nos relata los recientes trabajos arqueolégicos efectuados en Machupicchu. El otro, cuya autorfa corresponde a Gori- Tumi Echevarria y Eulogio Alecacontor, expone una resaltante y contundente referencia bibliografica sobre Choquequirao. De Argentina también hemos recibido dos articulos, escritos por Christian Vitry y Constanza Ceruti. El primero comenta sobre las evidencias arqueolégicas de'un tramo de camino inca descubierto en Pampa Carachi, Salta. Mientras que la autora propone andlisis comparativos sobre sacrificios de ninos en épocas incas, estudiando el caso de los tofet, localizados en las montaiias de Cerdefta. Como dijimos la revista ha cumplido siete afios, tiempo enelcual hemos publicado 13 ntimeros. Tenemosplaneado editar para fines de este ano el ntimero 14. De esta manera pronto habremos divulgado, de manera gratuita, casi 100 articulos de temdtica inca. Esperamos seguir contando con nuestros criticos lectores y con los autores que hacen posible la revista. Asimismo, agradecemos @ quienes nos apoyan, de una u otra manera, con la edicién. No queremos despedirnos sin antes invitarlos a participar con sus textos académicos para el préximo niimero y otros que vendrén con el tiempo. Convocatoria abierta para estudiantes y profesionales de arqueologta y carreras afines, nacionales e internacionales. Gracias, con aprecio Rodolfo Monteverde Sotil Editor y director i. REVISTA HAUCAYPATA. 5 Tnvestigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo Colaboradores Eulogio Alecacontor Pumayalli Arquedlogo, Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco José Bastante Abuhadba Programa de Investigaciones Arqueol6gicas ¢ Interdisciplinarias en el Santuario Hist6rico de Machupicchu de la DDC-Cusco Constanza Ceruti Licenciada en Antropologia. Doctora en Historia. Tnvestigadora lel CONICET. Profesora titular en la Universidad Catélica de Salta, Argentina Gori-Tumi Echevarria Lépex Arquedlogo, Universidad Nacional Mayor de F San Marcos (UNMSM)/ Asociacion Peruana de Arte Rupestre (APAR) Alicia Fernandez Florez Arqueéloga del Programa de Investigaciones Arqueologicas ¢ Interdisciplinarias en el Santuario Histérico de Machupicchu de la DDC-Cusco Apu Mendoza Pariona Bachiller en Arqueologia. Universidad Nacional San Luis Gonzaga Marco Taquiri Gonzélez Bachiller en Arqueologia. Universidad Nacional San Luis Gonzaga Lidio M. Valdez AArquedlogo, PhD. Department of Anthropology, Economies and Political Scienee, MacEwan University, Canada, Proyecto Arqueolégico Acari Christian Vitry Arquedlogo. Universidad Nacional de Salta, Facultad de Humanidades. Proyecto CIUNSa Nro. 2108/0. Director del Programa Qhapaq Nan-Salta. Direccién ‘General de Patrimonio Cultural REVISTA HAUCAYPATA. 6 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo La ocupacién Inca del valle de Acari Lidio M. Valdez lidiog@yahoo.es, Resumen éCémo fue que el estado Inca logré instituir una amalgama de diversidades al establecer el Tahuantinsuyo? En esta breve exposicién discuto el caso de la diversidad del estado Inca teniendo como punto de referencia al valle de Acari de la costa sur del Perii. La respuesta a la interrogante parece ser, primero, la situacién que los incas encontraron en una determinada region, y, segundo, la particular respuesta que implementaron para un caso especifico. Mas allé de la corta duracién del estado Inca, que no permitié una asimilacién satisfactoria de los pueblos conquistados, el Tahuantinsuyo parece haber sido diseftado para mantener la diversidad cultural de estos pueblos. Palabras claves: Tahuantinsuyo, costa sur, valle de Acari, diversidad y flexibilidad. Abstract How did the Inca state establish a great amalgam of diversity? In this brief discussion, I address the issue of diversity within the Inca state taking the case of the Acari Valley as an example. The answer to the above question appears to be, first, the particular situation encountered by the Inca state in a conquered region, and second, the specific measures implemented by the Inca state for a particular situation. Beyond the short period of duration of the Inca state, which did not allow the successful assimilation of the conquered peoples, the Inca state appears to have been designed to maintain diversity. Keywords: Tahuantinsuyo, South Coast, Acari Valley, diversity and flexibility. Introduccién El valle de Acari de la costa sur del Pert, al igual que otros valles de la regibn, fue incor- porado al dominio Inca de forma pacifica. La fecha exacta de esta incorporacién permanece incierta, De acuerdo a los cronistas espafio- les citados por Menzel (1959: 126) en su obra maestra de 1959, el valle de Chincha habria sido incorporado al dominio Inca en 1476. Para el caso de la conquista del valle alto de Cafiete ocupado por los Lunahuana, se sostiene que se dio en 1450 (Marcus 2017: 177), mientras que los Guarco del valle bajo de Canete habrian sido finalmente sometidos por las fuerzas del estado Inca en 1470 (Marcus 2017: 179). Te- niendo como puntos de referencia estas tres fechas y considerando que la incorporacién de Acari se dio durante la ocupacién euzquefia de lacosta sur, es posible que este importante pro- eso se realiz6 aproximadamente entre 1450 y 1470. En Acari, la administracién Inca lleg6 establecer Tambo Viejo para cumplir funciones tanto administrativas como la de tambo, consi- derando que el camino real Inca que atraves6 la region costera pas6 por el valle de Acari, En este reporte mi objetivo central es discutir el impacto Inca en el valle de Acari, Partiendo del supuesto, por un lado, que las poblaciones que ofrecieron fuerte resistencia a la expansién Inca una vez conquistadas sutrieron drasticas conse- cuencias, como fue el caso de los Guarco y, por otro lado, que las poblaciones que aceptaron la diplomacia como mecanismo de incorporacién al control Inca por lo general lograron mantenerse sin sufrir eambios drasticos, diseuto el caso espe- Cifico de Acari sobre la base de las evidencias que se disponen por el momento. En la medida que nuevas evidencias salgan a la luz es posible que al- gunas ideas consideradas aqui sean modifieadas. El estado Inca y la costa sur del Perét Si las fechas arriba consideradas son correctas, VALDEZ, Lidio M., 2018. La ocupaci6n Inca del valle de Acari. Revista Haucaypata. Investigaciones arqueolé- gicas del Tahuantinsayo, Nro. 13: 6-15. Lima. Lidio M. Valdez, Zz Ta ocupacion Inca del valle de Acari (Gi 1000- + (1200 - 1800) (GN 600 - 1200 (Jo-600 Elevation in meters PACIFICO SITIO ARQUEOLOGICO I roptapo acruat, Figura 1. Mapa de ubicacién de los sitios del periodo Inca del valle de Acari. Preparado por Lidio Valdez 2004. a y considerando que en 1534 toda forma de Zobierno establecido por la administracién Inca habria egado a su fin con la legada de los espaiioles, la ocupacién Inca de Acari fue muy corta, apenas algo de 50 afios. En efecto, pobladores de Acari que fueron testigos de la Hegada Inca posiblemente también Hegaron a ver como toda forma de autoridad estable- cida por los cuzquefios lleg6 a desintegrarse. En otras palabras, la ocupacién Inca no fue lo suficientemente larga como para asimilar de manera satisfactoria a una poblacién que habia aceptado el control Inca sin resisten- cia alguna. Por su puesto, durante un tiempo similar, el estado Inca si logré modificar por completo la situacién que hallé en el valle de Cafiete (Hyslop 1985 y Marcus 2017). Por lo tanto, para comprender las variaciones exis- tentes entre un caso y otro se hace necesario REVISTA HAUCAYPATA. 8 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo tener en consideracién Ia forma como la llegada Inca fue recibida en una determinada region. Desde nuestra perspectiva actual, parece que para el estado Inca fue relativamente ms facil imponer cambios drasticos sobre una poblacin ‘que se aferré a mantener su autonomia y sobera- nia (D'Altroy 2003: 207), como fue el caso de los Guareo de Cafiete (Hyslop 1985). Mientras tanto, imponer cambios similares a una poblacién que acepto la via pacifiea, y en consecuencia aliada, no fue tan simple. En muchos casos las poblacio- nes que fueron incorporadas al control Inca sin resistencia alguna habrian sido dejadas intactas y generalmente bajo el comando de autoridades también locales. En situaciones como ésta, po- blaciones “conquistadas” al parecer no tuvieron otra alternativa sino continuar funcionando en la forma como lo vinieron haciendo antes de la con- quista. Delo mencionado hasta aqui, estas serian Figura 2. Sitio arqueolégico de Otapara. Fotografia de Lidio Valdez 2014. Lidio M. Valdez 9 Ta ocupacion Inca del valle de Acari las principales razones por las que los diversos pueblos que en iiltima instancia formaron par- te del Tahuantinsuyo fueron afectados de ma- nera diversa por la administracion Inca. Sin embargo, es preciso anotar que no todos los pueblos incorporados al control Inca via mecanismos diplomaticos fueron tratados de la misma forma. Al analizar la ocupacion Inca de la costa sur, Menzel (1959) demostré la exis- tencia de diferencias significativas entre todos los valles de dicha region, no obstante que la costa sur en conjunto habria sido conquistada de forma pacifica. Por ejemplo, en el valle de Chincha, la administraci6n Inca aproveché la existencia de un gobierno centralizado y de su centro de administracién (La Centinela) para ejercer su gobierno (Morris y Santillana 2007: 135-136 y Menzel 1959: 129); mientras tanto, en el valle de Acari, donde no habfa un gobier- no comparable al de Chincha, la administra- cin Inca se vio en la necesidad de establecer un nuevo centro, en este caso Tambo Viejo (Menzel y Riddell 1986). De lo comentado resalta que, ademas de la forma como se dio la incorporacion de una po- Dlacion, situaciones especificas encontradas por los Tnca en cada una de las regiones con- quistadas también fueron tomadas en consi- deracién, posiblemente en un esfuerzo por es- tablecer una forma de gobierno eficiente. Esto implica que la administracion Inca prest6 aten- ci6n a los minimos detalles, incluido al tamaiio de la poblacién local, forma de gobierno exis- tente, recursos disponibles, entre otros. Puesto en conjunto estas consideraciones, el impac- to Inca sobre las poblaciones incorporadas al control del estado Inca tenia que ser variado. Ami juicio, el Tahuantinsuyo, que fue “la gran amaigama de unidades que se diferenciaron en tama, costumbres, estructura politica y @ menudo en Lenguaje” (Morris y Thompson 1985: 24), fue la suma de estas variables, consi- deradas hasta aqui en forma resumida. Elestado Inca en el valle de Acari Asi como anoté en la secci6n anterior, la con- quista Inca del valle de Acari result6 en el es- tablecimiento de Tambo Viejo (Menzel, Riddell y Valdez 2012). Al tiempo de la Tlegada Inca, al tamafio de la poblacién local de Acari pa- rece haber sido bastante modesta y como tal insuficiente como para ofrecer una resistencia satisfactoria al ejercito cuzquefio (figura 1). La mayoria de la poblacién local posiblemente esta- ba concentrada en Sahuacari (Menzel 1959: 130), asentamiento establecido en la pendiente de un certo, pero manteniendo acceso directo hacia la secci6n agricola mas fértil del valle, el valle me- dio. Aproximadamente 10 Km valle arriba estaba el asentamiento de Otapara, pero de tamaiio mu- cho menor que Sahuacari. Entre estos dos asen- tamientos estaba un tercero, Lucasi, que parece haber sido el mas pequefio. Es posible que otros asentamientos mas pequefios hayan existido en, otras secciones del valle, pero la poblacién total presente en todo el valle parece no haber sido ex- tensa. La ubicaci6n de Sahuacarf y de Otapara, sin em- bargo, merece especial atencién. Otapara (figura 2) fue construido sobre una plataforma natural, proxima al valle, pero a su vez en un lugar des- de donde se podria ofrecer alguna resistencia de orden militar. Por su parte, Sahuacari (figura 3) fue establecida en la pendiente de un cerro que da hacia el valle. El material de construcci6n fue canteado del mismo cerro, de tal modo que el si- tio no es necesariamente visible, especialmente desde la distancia es dificil distinguir sus estruc- turas. demas, el contorno del asentamiento esté protegido por varios muros y todo parece sugerir que Sahuacarf fue establecido para una posible resistencia a alguna invasion fordnea. Es viable que la poblacién de Acari se mantuvo informada de lo que venfa sucediendo en los valles vecinos, especialmente al norte con los Guarcos; una po- blacién que desconoefa la capacidad del ejercito Inca tal vez tuvo en consideracion dar resistencia al avance Inca en un intento de mantener su au- tonomia. Siguiendo este razonamiento, se puede sostener que la eventual toma del valle de Nazca por el ejército Inca posiblemente trajo abajo toda posibilidad de resistencia, Considerando que la poblacién local fue reduei- da, Menzel (1959) sostiene que emplear la termi- nologia ‘conquista’ no es la correcta, puesto que Acari posiblemente nunca fue conquistado. Lo que se dio en este valle parece que fue una situa- cién donde la poblacién local no tuvo otra alter- nativa que dar la bienvenida a los diplomaticos Inca y aceptar sus condiciones, que al parecer no fueron tan drasticas ya que el impacto cuzquenio sobre la poblacién local fue muy superficial. Esto es lo que se percibe en la cultura material. ‘Tal como se discute en otro trabajo (Menzel, F REVISTA HAUCAYPATA 10 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo il _— = ee Figura 4. Plano del centro administrativo Inca de Tambo Viejo. Preparado por Benjamin Guerrero 2017. Lidio M. Valdez Ta ocupacion Inca del valle de Acari Riddell y Valdez 2012), el estado Inca orden6 la construccién de Tambo Viejo en Acari (figura 4). Sibien el centro fue erigido siguiendo un di- seiio Inca, no cabe duda que sus constructores fueron los mismos pobladores locales de Acari. La forma como las estructuras fueron construi- das, generalmente de pirca (figura 5) y sin los detalles resaltantes de las estructuras propia mente Inca, como son las puertas y nichos tra- pezoidales, indica que los constructores locales tuvieron la libertad de llevar adelante el pro- yecto de una forma que ellos conocian. En otras palabras, Tambo Viejo es un excelente ejemplo Nonde'se obaeria, por un lado, el poder del es- tado Inca para ordenar a la poblacién local rea- lizar el ambicioso proyecto, y, por otro lado, la libertad de la poblaci6n local para ejecutar la orden siguiendo sus propias formas construc- tivas. Una vez que Tambo Viejo fue establecido y puesto en funcionamiento, parece que los asentamientos encontrados en el valle por los Incas siguieron siendo ocupados. Sin embargo, el estado Inca fue capaz de reubicar a algunas familias en las inmediaciones de Tambo Viejo (Menzel 1959: 131), tal vez.con el objetivo de pro- veer apoyo al centro Inca. Por su puesto, las ta- reas de administracién ejecutadas desde Tambo Viejo muy posiblemente fueron llevadas adelante por personal local, quienes habrian sido conver- tidos en funcionarios del incanato. De ser asi, las familias reubicadas a las inmediaciones de Tam- bo Viejo posiblemente fueron familiares de los funcionarios locales quienes venian trabajando para el estado Inca. La influencia Inca en el valle de Acari Aparte de la reubicaci6n de un mimero reduci- do de la poblacién local hacia las inmediaciones de Tambo Viejo, el impacto Inca sobre la pobla- cidn local fue limitado. Esto es lo que se puede advertir teniendo en consideracién la cultura material. No obstante que el volumen de material Inca, como la cerdimiea, que llegé al valle de Acari fue muy limitado, los artesanos locales lograron acceder a una variacién de motivos decorativos que una vez modificados fueron plasmados en la cerémica producida en el valle durante el tiem- po de la ocupacion cuzquefia. Previa a la llega- da Inca, los motivos decorativos fueron menos Figura 5. Estructuras de pirea de Tambo Viejo. Fotografia de Lidio Valdez. 2017. REVISTA HAUCAYPATA. 12 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo Figura 6. Cerdmica del periodo Inca proveniente de Tambo Viejo. Fotografia de Lidio Valdez. 2017. diversos. Por lo tanto, lo que se observa en Aca- ri es un enriquecimiento de la alfareria local, que obviamente continué siendo manufactura~ da, siguiendo los mismos parametros locales. Es decir, la pasta y el acabado de la ceramica fue la misma; los cambios se aprecian solo en los disefios (Menzel y Riddell 1986). Aparte de los motivos, los alfareros locales también empezaron a imitar algunas formas de Jas vasijas Inca (figura 6). Otras formas, como es el caso especifico del kero, de lo que se cono- ce, no fueron imitados. Las razones son desco- nocidas, pero podria ser el caso que los keros Inca tal vez. no llegaron a este valle. Estando las tareas administrativas locales en manos de personal local tal vez no fue necesario disponer de materiales de servicio foraneos, y esta seria una posible raz6n. De ser asi, los alfareros lo- cales tal vez, nunea llegaron a ver un kero Inca; si la poblacién local hubiera llegado a verlos, es posible que éstos también hayan sido imita- dos, pero parece que esto nunca se dio. Aqui es oportuno recordar que la ocupacién Inca tuvo corta duracién. Es posible, a su vez, que el estado Inca no prioriz6 la asimilacion de las poblaciones que aceptaron ser aliados Inca. Mientras la po- blacién local funcioné a satisfaccién del estado Inca, no habria la necesidad de efectuar cambios inmediatos, que de otro modo pudo tal vez alterar el funcionamiento local. Lo aqui sostenido no implica que el estado Inca dejé.a la poblacién local libre de todo. El incanato manten{a control sobre ella, sea cual fuese la for- ma como esta fue incorporada. En efecto, cl esta~ do Inca parece que invirtié considerable esfuerzo en implantar su ideologia en la poblacién local. En Acari la presencia de un centro de la magni- tud de Tambo Viejo, incomparable a cualquier establecimiento local, implicé de inmediato el po- der de quienes legaron desde afuera. Dicho po- der se expres6, ademas, en las actividades que se cefectuaron en Tambo Viejo. Por ejemplo, contaba con espacios amplios (plazas) establecidos para congregar una numerosa poblacin y a quienes Lidio M. Valdez 13, Ta ocupacion Inca del valle de Acari Figura 7. Posible ushnu Inca asociado a una plaza. Fotografia de Lidio Valdez 2017. se les podia hacer Hegar mensajes de manera directa. Al mismo tiempo, Tambo Viejo dispo- nia de estructuras del todo desconocidas a la poblacién local. Este es el caso de un largo mon- ticulo establecido al lado este de la plaza mas extensa de Tambo Viejo, la misma que posible- mente fue un ushnu Inca (figura 7). Dicha es- tructura, en asociacién ala plaza, posiblemente fue establecida con la finalidad de transmitir la ideologia Inca a la poblaci6n local. A su vez, el posible ushnu y la plaza estaban asociados al camino Inca que conecté Tambo Viejo con el valle de Jaqut por el sur y el valle de Nazea por el norte (Von Hagen 1955). Con esto, la pobla- cidn del valle de Acari, que si bien ya mantenia contacto con los valles vecinos, especialmente con los del norte, ingres6 a una red mas am- plia de interaccién tal vez nunca vista hasta entonees en la region. Aunque por el momento es dificil percibir el grado de influencia Inca, existe la posibilidad que la poblacién local fue expuesta a nuevas ideas y conceptos forineos, Durante mi reciente visita al sitio de Otapara encontré cerca a la cima de la plataforma na- tural un grupo de tres illas (también conocidas como conopas) que representan camélidos. Dos de ellas habfan sido talladas en madera y latercera en piedra (figura 8), y habian sido colo- cadas juntas cerca a una roca. Se conoce que las illas fueron artefactos asociados con los rituales de los camélidos y al parecer era una practica vinculada a los incas, La presencia de las illas en Otapara es otra instancia que sugiere el interés del estado Inca en transmitir sus conceptos e ideales hacia la poblacién local. Comentario final Delo discutido hasta aqui, son varias las razones por las que el Tahuantinsuyo terminé siendo lo que fue: una unidad compuesta por una diversi- dad (Malpass 1993: 2 y Malpass y Alconini 2010: 3). La diversidad fue resultado de las diversas circunstancias locales encontradas por el estado Inca ylas variadas respuestas implementadas por cl estado Inca. Tal como se aprecia en el caso de Ja costa sur, incluso una region que acepté una incorporacién pacifica terminé siendo afectada de manera diversa. Lejos de establecer el mismo tipo de gobierno, lo que caracterizé a los incas fue su flexibilidad, en algunas circunstancias incluso adaptandose a condiciones locales particulares. Por tiltimo, el empleo de conceptos como Impe- rio y Estado, que para muchos implica homoge- neidad, hace dificil apreciar en su real dimension REVISTA HAUCAYPATA. 14 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo Figura 8. Illas provenientes de Otapara. La primera en piedra y las otras dos talladas en madera. Fotografia de Lidio Valdez 2014. a formaciones socio-politicas del pasado. En la medida que se viene aprendiendo mas de dichas antiguas culturas, como el estado Inca, nuestra perspectiva va cambiando, a tal punto que para el caso del Tahuantinsuyo ya existe cierto consenso que éste fue heterogéneo. Agradecimientos Los trabajos de investigacién arqueolégica en Tambo Viejo se efectiian con el apoyo de una beca otorgada al autor por la Social Sciences and Humanities Research Council of Canada. El plano del sitio fue elaborado por Gerson Ca- bello y el dibujo final por Benjamin Guerrero. En el campo se cont con la asistencia de Mai tin Roque, Sarita Romero, Katherinne Aylas Miguel Angel Liza y Willy Alarcén, Bibliografia D'ALTROY, Terence, 2003. The Incas. Black- well Publishing. Malden. HYSLOP, John, 1985. Incahuasi - The New Cuzco, Caiiete, Lunahuand, Pert. British Ar- chaeological Reports, International Series 234. Oxford. MALPASS, Michael, 1993. Variability in the Inca state: embracing a’ wider perspective. In. Pro- vineial Inca: Archaeological and Ethnohistori cal Assessment of the Impact of the Inca State: 234-244. Michael Malpass (Editor). University of, Towa Press. Iowa City. MALPASS, Michael y Sonia ALCONINI, 2010. Provincial Inca studies in the twenty-first cen- tury. In Distant Provinces in the Inca Empire: toward a deeper understanding of Inca impe- rialism: 1-13. Michael Malpass y Sonia Aleonini (Editors). University of Iowa Press. Iowa City. MARCUS, Joyce, 2017. The Inca conquest of Ce- rro Azul. Nawpa Pacha 37 (2):175-196. MENZEL, Dorothy, 1959. Inca occupation of the south coast of Peru. Southwestern Journal of Anthropology 15: 125-142. MENZEL, Dorothy y Francis RIDDELL, 1986. Lidio M. Valdez 15 Ta ocupacion Inca del valle de Acari Archaeological Investigations at Tambo Viejo, Acari Valley, Peru 1954. California Institute for Peruvian Studies. Sacramento. MENZEL, Dorothy; RIDDELL, Francis y Lidio VALDEZ, 2012. El centro administrativo Inca de Tambo Viejo. Arqueologia y Sociedad 24: 403- 436. MORRIS, Craig y Donald THOMPSON, 1985. Hudnuco Pampa: an Inca city and its Hinter~ land. Thames and Hudson. London. MORRIS, Craig y Julian SANTILLANA, 2007. The Inca transformation of the Chincha capital. In Variations in the Expression of Inca Power: 135-163, Richard Burger, Craig Morris and Rami- ro Matos Mendieta (Editors). Dumbarton Oaks. Washington, D.C. VON HAGEN, Vietor, 1955. Highway of the Sun. Duel. Sloan and Pearce. New York. kar REVISTA HAUCAYPATA. 16 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo a Naupallacta, un poblado prehispanico de patrén local ¢ inca. Cuenca alta del rio Acari, Ayacucho Mareo Taquiri Gor marco.takiri@gmi Apu Mendoza Pariona apumendozapariona@gmail Resumen Se presentan datos obtenidos en trabajos de exploracién arqueolégicos efectuados en Naupallacta, un poblado con arquitectura prehispénica tardia, ubicado en la cuenca alta del rio Acaré, departamento de Ayacucho. Se hicieron estudios sobre la distribucién espacial de la arquitectura, que condujeron a plantear a hipétesis de la existencia de un poblado con rasgos arquitecténicos inca, siguiendo los conceptos basicos de la época anterior, posiblemente rukana. Este sitio muestra en su planeamiento una forma singular de ordenamiento espacial, caracterizado por la adaptacién de la arquitectura al relieve accidentado del lugar. Palabras claves: Ayacucho, Naupallacta, rukana, Inca, Abstract We present data obtained in archaeological exploration works carried out at the site of Naupallacta, a town that has late prehispanic architecture, located in the upper basin of the Acari River, department of Ayacucho. Studies were made on the spatial distribution of architecture, which led to the hypothesis of the existence of a village with Inca architectural features, following the basic concepts of the previous era (possibly rukana). This site shows in its planning a singular form of spatial ordering, characterized by the adaptation of the architecture to the rugged relief of the place. Keywords: Ayacucho, Naupallacta, rukana, Inca. Introduccién Las fuentes documentales, entre ellas las er6- nicas y principalmente los estudios etnohisté- ricos, nos informan sobre la presencia inea en el territorio de la macroetnia rukana. Segin Luis de Monz6n (1881 [1586]), corregidor de Jos antiguos territorios rukana-soras, este es- pacio comprende las altas planicies de la actual provincia de Lucanas y las lomas de la vertiente occidental de los Andes, y corresponde a distin tos pisos ecolégicos, claramente zonas de facil transicién y comunicacién natural, favorable para una complementariedad ecol6gica (Murra 2002). Recientes estudios arqueolégicos han confirmado la ocupacién inca de esta region (Cavero 2010 y Meddens y Schreiber 2010). EI objetivo de este articulo es presentar los resultados iniciales de nuestra investigacién so- bre la planificacién prehispénica en Naupallacta. Los datos que se presentan provienen de los tra- bajos arqueolégicos de campo realizados en este sitio; en los cuales se ejecut6 una prospeccién in- tensiva en Naupallacta y sus alrededores con el objetivo de identificar la arquitectura y los rasgos culturales prehisp4nicos. Los resultados iniciales nos confirman la existencia de un poblado pre- hispanico con arquitectura rukana ¢ inca. Naupallacta Geograficamente se ubica en la margen derecha del rio Naupallacta, en la cuenca alta del rio Aca- ri, Politicamente est dentro de la jurisdiccion del distrito de San Pedro, provincia de Lucanas, departamento de Ayacucho. El sitio se emplaza ‘TAQUIRI GONZALEZ, Marco y Apu MENDOZA PARIONA, 2018. Naupallacta, un poblado prehispanico de patrén local e Inca, Cuenca alta del rio Acari, Ayacucho, Revista Haucaypata, Investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo, Nro. 13: 16-33. Lima. Marco Taquiri Gonzélez y Apu Mendoza Pariona 17 ‘Naupallacta, un poblado prehispanico de patron local ¢ Inca. Cuenea alta del rio Acari, Ayacucho sobre una cadena de promontorios y colinas que se extienden en una planicie aluvial de- limitada por los tributarios del rio Acari, rios ‘Naupallagta y San Pedro, cuya geomorfologia est compuesta por rocas graniticas de origen fgneo que afloran en la superficie, Naupallacta se ubica a 3409 msnm, que corresponde a la eco-zona definida como Bosque Seco Montano Bajo (Tossi 1960) o region Quechua (Pulgar Vidal 1967). Asimismo, se asienta en el limite superior de la region quechua, un “geosistema de transicién” (Dollfus 1981), es decir entre el frio delas punas y el templado de la quebradas. Antecedentes de Investigacion Informacién etnohistérica *Pedro Cieza de Len (1880: 178 [1553: Cap. XLVI). Relata cronologicamente la incursion de Inca Yupanqui (Pachacutec) en territorio chanca y la guerra que tuvo contra los soras, asi como ei inicio de la ocupacién inca de la zona: “Elrey salié de alliy anduvo hasta la provincia de Andaguaylas, a donde le fue hecho solemne recebimiento y estuvo alli algunos dias, deter- minando si iria a conquistar a los naturales de Guamanga, o Xauxa, o los Soras y Rucanas; mas después de haber pensddolo, con acuerdo de los suyos determiné de ir a los Soras. Y sa- liendo de alli, anduvo por un despoblado que iba a salir a los Soras, los cuales supieron su venida y se juntaron para se defender. Habia enviado Inga Yupangue capitanes con gente por otras partes muchas a que allegasen las gentes a su servicio con la més blandura que pudiesen y a los soras envi6 mensajeros sobre que no tomasen armas contra él, prometien- do de los tener en mucho sin les hacer agravio ni dafto; mas no quisieron paz con servidum- bre sino guerrear por no perder la libertad. Y asi, juntos unos con otros tuvieron la batalla, la cual, dicen los que tienen de ello memoria, que fue muy renida y que murieron muchos de ambas partes, mas quedando el campo por los del Cuzco [...]°. *Pedro Pizarro (2013: 160 [1571]). Describe el camino de “uni6n a los Tlanos” como una via importante que comunica la region de Nazea con lasaltas planicies de Lucanas: “Subido pues Hernando Pizarro, como digo, por la Nazca a una provincia que se llama Soraz [Soras], de aqui fue por muchos despoblados y exquisitos caminos, por que Almagro no supiese donde iba, a causa de que no le tomase algunos pasos y le aguardase en ellos; también por desechar dos rios grandes que se llaman Abancay y Apo- rima; estos rios van ala Mar del Norte™. *Cristobal de Albornoz (en Duviols 1967 [1584]). Entre los afios 1570-1577 efectud una visita a los antiguos repartimientos de los Rukanas y Soras en el proceso de “extirpacién de idolatrias”. “Luis de Monz6n (1881b: 204 [1586]). Jiménez de la Espada publicé la visita realiza por Luis de Monzén, quien por instrucciones del Rey Felipe II de Espana efectué la “Descripcion de la tierra del repartimiento de los Rucanas Antamarcas”. En ella describe el area geogritica y las tradicio- nes culturales de los rukana. Monz6n pone de manifiesto la funcién que tuvieron los rukanas de ser cargadores de la litera del inca: “Los indios de este repartimiento con los de Atunrukana, se ocupan en traer al inga y levarle por toda esta tierra donde él queria ir, en unas andas, y asi lo Uamaban pies del inga®. Gracias a esta funcion lograron distincién y privilegio: “y respecto des- to los quiso mucho (el inca] y les dio la mas ga- lana guaraca por senal, que traen en la cabeza, que es blanca y colorada’. “José de Acosta (2003: 395 [1590]). Indica que los rukana fueron cargadores del inca: “De cada provincia le traian lo que en ella habia escogido: de los lucanas, con anderos para llevar su litera Lr *Garcilaso de la Vega (1945: 13. y 169 [1609]). Informa el nimero de la poblacién rukana y la funcién de ser anderos del inca: “quinze mil vezi- nos, gente ganada y bien dispuesta. Los cuales, en llegando a edad de veinte anos, se ensayaban a traer las andas [del inca] a sesgas”. Agrega que la provincia de los rukana estaba dividida en dos parcialidades: Rueanay Hatun - Rueana (Rucana la grande), y estaba poblada por: “gente hermosa y bien dispuesta, las cuales redujo [Inca Roca] con mucho aplauso de los naturales”. “Santa Cruz Pachacuti (1993: 221 y 265 [1613]). Segiin el cronista el inca Pachacutec incursiond en el territorio de los chaneas conquistando las etnias que formaban parte de la Confederacion Chanka: “y en el entretanto el dicho Pachacuti Ynga Yupangui les conquista a toda la provin- ciade los Angaraes y Lucanas y Soras (...]". 1Eleronistay soldado Pedro Pizarro, relata el desplaza- miento de Hernando Pizarro, que seguia a las tropasal- magristas porestaruta, previaala guerra de LasSalinas. a Durante el episodio de la guerra entre Huas- car y Atahualpa, Santa Cruz Pachacuti detalla la funci6n especial de Jos rukana de ser car- gadores de la litera del inea Huascar: “y assi quando estaban todos los orejones turbados entra Quisquis y Rumi Nahui y Ocumari. Al fin los derriban a los camauatas y Lucanas, cargadores del ynga, y assi los prende y gana el cuerpo del Guasear Ynga Inti Cussi Guallpa [Huasear], llevdindoles presso a Salleantay”. *Guaman Poma de Ayala (1980: 304 [1615)). Describe la geografia y los pueblos que forma- ban parte de la macro etnia rukana. Ademés, deseribe una serie de tambos y caminos que existieron en la regién de Ayacucho, también se refiere a los puentes de criznejas de Soras y Aucaré, Guaman Poma escribe sobre un episo- dio de la conquista de Huayna CApae a la re- gion de Quito y algunas provincias del norte del imperio: “Como el ynga pelea con su enemigo de encima de las andas. Tira con piedras de oro fino de su pilleo ranpa [andas de color rojo] a su contrario [...] y conquista la provincia de Quito, Cayanbi, Cicho, Lataconga, Guanca Bil- ca, Canari, Chachapoya, Chupaycho y le sugeta Guayna Capac Ynga”. Este episodio esta repre- sentado en una ilustracion, donde aparecen los soras y rukanas cargando las literas del inca” (figura 1). *Bernabé Cobo (1892: 273 [1653]). Se refiere a los rukana como cargadores del inea:* [...] en la provincia de los Lucanas, que por ser gente acomodada para cargar las andas del Inca, por tener el paso segiin ellos dicen Ilano, todos los anderos del Inca eran de la dicha provincia” Como hemos visto las crénicas hacen refe- rencia al rol de los rukanas como cargadores de la litera del inca, por esta razén gozaban de privilegio. Si tomamos como referencia el ini- cio de la incursién de Pachacutec en territorio rukana en el primer tercio del siglo XV (Rost- worowski et al, 2012), los rukana cumplieron el rol de anderos del inca mas de un siglo aproxi- madamente’. éCual fue la razon de esta distin cién? Las informaciones histérieas no brindan suficiente informacién al respecto, pero las re- cientes investigaciones arqueologicas resaltan Ja importancia econémica que tuvo esta drea. Por ejemplo, Contreras et al. (2012) explo 16 las canteras de obsidiana en las punas de Huancasancos, vidrio volednico perteneciente al tipo Quispisisa hallado en la costa central y REVISTA HAUCAYPATA. 18 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo YR am Jamar aby SY rs lacatipis a atiog ORES mV Stine | Figura 1, Dibujo de Guaman Poma. El Inca Huayna Capac es llevado en su litera por los indios de los gru- pos étnicos de Andamarea, Soras, Lucanas y Parina- cochas (Guaman Poma 1980: fig. 335 [1615}). sur del Perit (Burger y Glascock 1999). Meddens y Schreiber (2010) enfatizaron la importancia 2 El rétulo de a ilustracién sefiala: ANDAS DEL INGA, PILLCO RANPA [andas de color rojo]. Guayna Capac Ynga ua a la conquista de los Cayanbis, Guanca Bilca, Canari, Ciecho, Chachapoya, Quito, Lataconga. Llevan los indios Andamareas y Soras, Lucanas, Parinaco- chas a la guerra y batalla, de priesa lo leuan. (Guaman Poma 1980: fig. 335 [1615]). 3 Se ha tomado la referencia de Rostworowski (2011: 423) sobre la posible fecha del principio del mandato del inca Pachacutec. Al respecto indica: “Sarmiento de Gamboa y Betanzos sefialan la edad del principe Cusi Yupanqui [Pachacutec], cuando el ataque chanka al Cuzco, como de veinte a veintitrés aos”. Consideran- do el advenimiento de Pachacutec en 1400, se puede afirmar que su gobierno se inicié en los primeros afios del siglo XV. Marco Taquiri Gonzélez y Apu Mendoza Pariona 19 ‘Naupallacta, un poblado prehispanico de patron local ¢ Inca. Cuenea alta del rio Acari, Ayacucho de la agricultura en tiempos inca en los valles de Sondondo y Chicha- Soras, lo cual se refleja en la gran inversi6n y construcci6n de terrazas productivas en estos valles. Ademas se cuenta con la existencia de ushnus o santuarios de al- tura en las punas de Lucanas y Huancasancos', Cavero (2010) resalta la importancia de esta zona como Area pastoril de vicutias; cuyo pelo fue apreciado por los incas. Ademis, las inves- tigaciones comentadas resaltan la importancia agropastoral y mineral de esta zona, en la cual los incas desarrollaron diferentes estrategias de conquista para consolidar su anexién al Ta- huantinsuyo. Estudios arqueolégicos de la zona Estos resaltan la presencia warien la cuenca de Jos rios mas importantes del sur de Ayacucho, entre ellos la cuenca de los rios Caracha, Son- dondo y Chicha-Soras; ademas de la ocupacion inca en las zonas alto andinas de las provineias de Lucanas y Huancasancos. Frank Meddens (a991) exploré la zona de Pampachiri, en el va- Ile del rio Chicha-Soras, documentando siete yacimientos arqueolégicos del horizonte me- dio, el mis grande fue Chiqna Jota. Meddens (1991: 19) concluye: “No cabe duda alguna de que para el Horizonte Medio 2, el valle de Chicha-Soras se encontraba bien adentro de la zona de dominio wari”. Katherine Schreiber (1987 y 1991) prospecté el valle de Sondondo, identificando cambios en el patron de asenta- miento. En la época 1B del Horizonte Medio se fund6 Jineamocco, como centro administrativo wari, y se construyé masivamente terrazas alo largo del valle. Casi toda el 4rea ocupada en el Horizonte medio fue abandonada al final de la época 2B del Horizonte Medio, se dieron eam- Dios notorios en el patron de asentamiento, se establecicron nuevos sitios en la cresta de los cerros y la mayoria de ellas fueron fortificadas. Al respecto Scheriber (1991: 21) informa: “La correlacién més notable con la caida de wari en esta regién es un cambio repentino en los patrones de asentamiento. Se establecieron 4 Gabriel Ramén (2015) ha resaltado la relacién de Jos ushnos con la divinidad Ilapa, dios atmosférico relacionado con Ia lluvia, el rayoyeltrueno. Esteesun punto importante de anilisis ya que, segtin Baulenas (2016), esta divinidad estaba relacionada con grupos pastoriles desde antes de la aparicién de los incas. nuevas aldeas en una parte més restringida del valle y la mayoria de ellas estaban fortificadas. No esta claro si se traté de facciones beligeran- tes dentro del valle, 0 si su objetivo era la defen- sa de invasores provenientes de otras zonas. Lo que sfesté claro es que hubo un gran incremento enel conflicto, lo que aparentemente comenzé al momento del colapso de wari”. Lo interesante es que un hecho similar se ob- serva en un amplio territorio que constituyé el centro de desarrollo del estado wari. Schreiber (2991) comenta que Jincamocco fue despoblado al final de la época 2B del Horizonte Medio. Isbell (1978) indica que al final del Horizonte Medio 2B los asentamientos post-wari del valle de San Miguel fueron edificados en las cumbres mis al- tas. Valdez y Vivanco (1994) mencionan cambios en los patrones asentamientos de los poblados chanka de la cuenca del rio Caracha, ubicdndo- se estos poblados en lugares estratégicos de ca- réeter defensivo y de amplia visibilidad. Vivanco (ag98 y 2003) identified, en la cuenca de los rios Pampas y Caracha, sitios fortificados con muros defensivos con estructuras de planta circular sin aparente planificacion, uno de los factores que no permitié la planificacién parece haber sido la accidentada topografia. Al respecto Vivanco (1998: 179) indica: “La ocupacién de las cimas de la cadena de montanas asegura el control, defensa y preparacién para contestar cualquier ataque que pudiera sufrir de los enemigos, luego del ocaso wari los incidentes de los movimientos sociales por dominio de control territorial pudo haber dado el origen de un nuevo modelo de asentamiento humano y patrén arquitecténico expresadas en el cambio brusco y violento en ca- lidad de produccién alfarera”. Este patrén cons- tructivo es similar a lo observado por Lumbreras (2959) en otras partes de esta region. Como vemos la evidencia arqueologica sugiere que en el periodo Intermedio Tardio los asenta- mientos fueron construidos en lugares defensi- vos en la cima de los cerros y collados, y dentro de un espacio territorial estratégico que permitié la actividad agro-pastoral. Una de las investiga- ciones mis recientes en la zona estuvo a cargo de ‘Yuri Cavero (2010), quien efectu6 prospecciones y excavaciones arqueolégicas restringidas en el io arqueoldgico de Osqonta, las cuales fueron las primeras excavaciones que se realizaron en. un ushnu inca ubicado en la eco-zona puna de la provincia de Lucanas. ak REVISTA HAUCAYPATA 20 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo Figura 2, Relieve de la cuenca alta del rio Acari, imagen tomada de la cima de Naupallacta en direccin oeste. Foto de Marco Taquiri. Los trabajos realizados en el 4rea de invest gacion, asi como la informacién de los cronis tas (Cieza 1880 [1553]; Garcilaso 1945[1609]; Monz6n_1965[1881)), hacen referencia a la ocupacién del area por la macro etnia rukana, que forma parte de la Confederacién Chanka (Gonzales Carré 1992 y Lumbreras 1974). La ubicacién geogrifica y estratégica, los tipos de construcciones arquitectnicas, la distribu- cién espacial y la cultura material sugieren que Naupallacta corresponde a un poblado ocupa- do durante dos periodos: rukana e inca. Cavero (2010: 27) comenta sobre las caracteristicas y el uso del espacio de los poblados del Interme- dio Tardio en el 4rea rukana: “Después de la caida del Imperio Wari, ia regién de Ayacu- cho entra en una etapa caracterizada por la presencia de una variedad de grupos étnicos; cuyas Greas de desarrollo se encuentran vin- culadas a pequeftas cuencas hidrogréficas y/o valles [...]. Cada uno de estos grupos ét- nicos tenian su propia identidad y en las par- tes finales del intermedio tardio formaban parte de la llamada confederacién chanka”. La consolidacién del estado inca se inicié con la expansi6n de su territorio luego de la derro- ta de los chancas, posteriormente en su avance anexaron a las diferentes etnias que formaban la denominada confederacién chanea, utilizando diferentes estrategias de dominacién. Las cr6- nicas informan la anexién violenta de los soras quienes ante la invasion inea, huyeron y se refu- giaron en ‘un pertol fuerte, questa cerca al rio de Vileas” (Cieza 1880: 179 [1553: Cap. XLVI). Cieza posiblemente hace referencia al sitio Puk: rd, que se configura como un pefiol 0 fortaleza natural, y est en la actual provincia de Huanca- ancos (Vivanco 2003). Por otro lado, los incas para asegurarse el control de los recursos de las reas fueron anexando de manera pacifica a los curacas rukana, a través de la mecinica recipro- ca: “y a este obedecian [al curaca] y este estaba puesto por el Inga, y que por orden del Inga les daba mujeres y que heredaban sus cacicazgos t seforios sus hijos mayores 0 de mas habilidad” (Monz6n 1881: 188 [1586]). De esta forma se dieron anexiones violentas y pacfficas, estableciéndose un control territorial a través de una compleja y jerarquizada red de c: minos. A lo largo de estas vias ubicaron una serie de sitios administrativos euya funcién principal fue controlar los recursos existentes en cada re- gidn. Luis de Monz6n, describe el camino inca de ‘Los Llanos, el cual unfa paredones (en Nazca), Marco Faquiri Gonzal jaupallacta, un poblado prehispanico de patron local e Inca, Cuenca alta del rio Acari, Ayacucho y Apu Mend Pariona Figura 3. Vista del monticulo principal (Sector A-urbano). Foto de Marco Taquiri. Hatun Rukana, Aucara y Soras: “Eleamino real que viene de Lima al Cuzco, el que dicen de Los Llanos, pasa por la plaza deste dicho pueblo de Guayllapampa [Aucaré], y va al pueblo de San Pedro de Queca y de alli pasa adelante al pueblo de los Soras” (Monz6n 1881b: 201 [1586]). Entre estos caminos existian tambos y poblados, los cuales cumplieron diversas fun- ciones, como posada temporal y centro urbano de caracter local. Cavero (2010: 24) identifies poblados y sitios asociados al camino de Los Llanos, enitre ellos Pulapuco de Lucanas. Con- siderando la relativa cereania de Naupallac- ta con el camino inca descrito, posiblemente existieron ramales de esta importante via, que conectaban centros poblados, como es el caso , donde el camino principal, ste sitio, proviene del lado norte en direcci6n a Lucanas. Los estudios sobre la presencia inca en la sierra sur nos muestran la variedad de estrategias utilizadas por los eu: quefios. Como parte de ella, construyeron esta- Dlecimientos locales para su control, el sitio Ar- queologico Naupallacta no parece formar parte de la planificacién original inca del sitio, sino que corresponde a un poblado de caracteristi- cas locales, con edificios de rasgos arquitect6- nicos inca. Probablemente la influencia inca en Naupallacta se originé en las primeras épocas de la expansi6n inca, considerando la informa- cidn de los cronistas sobre la primera incursion del inca Pachacutec en el area ocupado por la macro-etnia rukana. Caracteristicas y emplazamiento de Naupallacta ‘Naupallacta se ubica sobre una colina alolargo de una cadena de cerros ondulantes, que se ex- tienden en una ligera planicie por la margen de- recha del rio hom6nimo. Esta delimitado al sur por este rio, afluente del Acari, que recorre el territorio de noreste a suroeste’ (figura 2). Nau- pallacta est conformado por tres monticulos na- turales 0 colinas de mediana elevaci6n, las cuales presentan arquitectura prehispanica tardia. El monticulo principal tiene forma c6nica al estar conformado por terrazas y plataformas de gran dimensién. Sobre la cima del monticulo resal- ta un afloramiento rocoso, caracteristica que la hace facil de reconocer desde lejos. Presenta tres seetores: Sector A (urbano), Sector B (funerario) y Sector C (cantera). “Sector A - Area urbana. Se localiza al sur del conjunto arquitect6nico de Naupallacta. Es el mds imponente y de mayor extensién, Es cons derado como el rea urbana de la época local e inca. Est4 rodeado por terrazas que rematan en una plataforma superior de caracter ceremonial, ubicada en la cima del monticulo y en el eje cen- tral del sitio. Se trata de una plaza ovalada, ala que se accede desde el norte por una escalinata de graderias construidas con lajas y piedras pla- nas. El acceso se pierde a medida que se avanza ala parte superior, el cual remata en una entrada que comunica a la cima de la colina. A un lado de la plaza hay un afloramiento rocoso, rodeado por un muro bajo que delimita y encierra a esta piedra. Por su configuracién parece conformar 5 El rio Naupallacta es la fuente de agua més cereana del sitio arqueol6gico. Esté ubieado a 300 metros en pendiente desde la planicie hasta el fondo de su eauce y ha cortado un profundo cafién por donde discurre hasta confluir con el rio Acar a un adoratorio. En el centro de la plaza se en- contré una piedra con un orificio en la parte su- perior, este rasgo indica el uso ritual a manera de repositorio de liquidos u ofrendas. La plaza funcionaba como un espacio de caracter cere- monial y la estructura fue un santuario de la época rukana y fue una huaca importante en la €poca inca. La propension incaica a incorporar santuarios preexistentes a su imperio, a medi- da que se expandian a lo largo de los Andes, ha sido bien documentada (Bauer et al. 2013: 127). La mitad oriental del monticulo (flanco oeste) contiene varias concentraciones de edificios incaicos, erigidos sobre terrazas acondiciona- das a la escarpada ladera. La mitad occidental (flanco este) presenta restos mal conservados de un poblado rukana (figura 3). -Flanco este. El lado oriental del Sector A esté conformado por un grupo arquitect6nico de re- cintos de planta circular, identificado como el sector inca. Este lado del monticulo contiene las terrazas, edificios y plazas mas grandes, con mayor altura y, posiblemente, los mas impor- tantes del sitio. Los muros de las terrazas estén orientados de norte a sur y siguen el desnivel del terreno logrando una forma sinuosa para adaptarse a la topografia. Estos muros presen- tan revestimiento de pirca y sostienen un re- Teno de material. Por su configuracién forman terrazas, sobre las cuales se erigen las vivien- das. Estas son unidades de planta circular, con el sello distintivo de la arquitectura inca, se en- cuentran dispersas 0 formando grupos arqui- tectonicos alrededor de patios compuestos por terrazas. Los recintos estén interconectados |. Izquierda: Muestra de roca Ni copica: Fragmentos de fenoeristal REVISTA HAUCAYPATA. Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo e plagioclasas y vidrio volednico. Denomin: 22 por pasajes y aecesos muy estrechos, uno de ellos asciende a la parte superior (cima). Algunos se construyeron sobre la ladera escarpada, ade- cuando las estructuras a las restrieciones topo- graficas, en algunos casos con una ligera prepa- raci6n del terreno, en otros, adosando los muros alas salientes 0 rocas naturales. -Flanco oeste. El lado occidental del Sector A esta conformado por un conjunto de unidades arqui- tectonicas de planta circular, identificado como el area del poblado local o rukana. Las estructu- ras principales son recintos circulares erigidos sobre andenes obtenidos mediante la confor- maci6n de terrazas. Estan dispersas o formando grupos arquitectOnicos alrededor de patios o te- rrazas interconectados por pasajes y accesos muy estrechos. Por lo general la entrada se orienta al sur, probablemente en sentido contrario a la di- reccién del viento, que corre de oeste a este, si- guiendo el curso de la cuenca alta del rio Acari. Los edificios cumplieron funcion de vivienda, en algunos casos se encuentras de dos a tres grupos de viviendas con entradas independientes. Esto respondié a la necesidad de tener ambientes dis- tintos ya que cada unidad podria cumplir funcio- nes distintas, entre ellas ambientes de cocina 0 reposo. La presencia de restos de artefactos liti- cos y cerdmica utilitaria cercanos a los recintos asf lo da a entender. *Sector B - Area funeraria: Esta configura- da por una colina natural ubicada al noroeste del Sector A, lugar proximo al acceso principal que se prolonga desde el norte. El Sector B esta con- formado por dos tipos de estructuras funerarias: chullpas y cavidades funerarias. Las estructuras ente del Sector C - Cantera Derecha: Deseripeién mieros- ‘ion: Roca fgnea volcinica, tufo lapillitico de eomposicién andesitica, Marco Taquiri Gonvélez y Apu Mendoza Pariona 23 ‘Naupallacta, un poblado prehispanico de patron local ¢ Inca. Cuenca alta del rio Acari, Ayacucho Figura 5, Izquierda: Muestra de roca Nro. 02, fragmento proveniente de la sillerfa de un recinto inca. Dereeh: Fragmentos de fenocristales y plagio ico de composicién andesitica. Descripcién microse6pic: fgnea volednica, tufo lapill estn ubicadas en el flanco oriental, fueron edi- ficadas con una ligera preparacién del terreno y otras adaptandose a las afloraciones rocosas y la mayoria tiene su acceso orientado al este. ‘Al pie de la colina se han identificado restos de una escalinata que conectaba al camino princi- pal con el area funeraria. "Sector C - Cantera. Se ubica al norte del monticulo principal y se extiende en un despe- fiadero de gran clevacin que abarca un area de 1.60041 ha. Se trata de un espolon erosiona- do con afloramiento de rocas igneas. Este lugar forma el tamulo de andesita mas grande del rea investigada y contiene material apropiado para el desbastado y tallado de la sillerfa de los edificios. El andlisis petrografico ha confirma- do la similitud en la composicion de la silleria inca con la roca andesita, lo cual indica que este material proviene del Sector C. Asimismo, ha demostrado que el material de los recintos inca y el material pétreo de la Cantera (sector C) pertenecen al mismo grupo geoquimico’, ectonicas en Tipos y categorias arq Naupailacta Arquitectura habitacional “Tipo A: vivienda local o rukana. Las v viendas del periodo local presentan planta cir- cular, fueron edificadas con lajasy cantos natu- rales unidos con mortero de barro. Los muros presentan una hilada de técnica rustica con las piedras, que dan la apariencia de haber sido labradas toscamente en los ‘ingulos, colocadas de modo horizontal respecto al eje del para- mento. Los muros tienen una altura de 1.60 m (recinto mejor conservado) y un didmetro sobre matriz vitrea. Denominacién: Roca de 5 a 6 m. Los vanos de acceso rectangulares presentan lajas y piedras angulosas con junt: rusticas, la cubicrta posiblemente fue cénica con armadura de viguetas entrelazadas de ramas de drbol apoyada sobre el remate de los muros, luego protegidas con paja o ichu (Stipa ichu), tal como aparece en las cubiertas modernas de los pastones de altura (figura 6). “Tipo B: viviendas inca. Fueron elaboradas con canteria fina, cuya distribucién espacial in- dican un uso integral del espacio logrando una magnifica adaptacion de la arquitectura a la to- pografia. Claramente la forma deriva de la v vienda rural de la época local, si bien el tamafio ya téenica son de la época inca. Es una varian- ic formal de los recintos del periodo tardio con planta circular. Por lo general las viviendas in- caicas fueron erigidas sobre terrazas y fueron adaptadas a la topografia del lugar. La base y parte de los muros se sostienen sobre bloques de roca, adaptindose el edificio perfectamente al relieve natural. Dichas viviendas presentan planta circular. Fueron construidas con lajas y piedras labradas en doble hilada con aparejo del tipo celular y rustico unidos con mortero de ba- rro. Los muros tienen una altura de 2.10 m (re- cinto mejor conservado), un diametro de ocho a diez metros y presentan una ligera indina- cidn hacia el interior, caracteristica de la técnica 6 El anilisis petrografico fue realizado en el laborato- io de Mineralogia de la Universidad Nacional de In- genieria. Se tomaron dos fragmentos de roca para las muestras: la primera proveniente del Sector Cantera (figura 4) y la segunda de un recinto de la época inca (figura 5). Figura 6. Izquierda: recinto del periodo rukana, Derecha: dibujo isométrico del recinto. Naupallacta, Sector A - Urbano/Flanco oeste. Foto y dibujo de Marco Taquiri y Apu Mendoza. REVISTA HAUCAYPATA. 24 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo Figura 7. Izquierda: recinto del periodo inca. Derecha: Dibujo isométrico del recinto. Naupallacta, Sector A Urbano/Flanco este. Foto y dibujo de Marco Taquiri y Apu Mendoza. inca, Algunos recintos poseen hornacinas pe- quefias en el paramento interno, los vanos de acceso trapezoidales exponen piedras labradas con engaste del tipo almohadillado, en algunos casos una gran piedra labrada de mas de 1 me- tro de largo fue colocado como dintel, la silleria que formaban las jambas del vano se encuentra dispersa cerca de la entrada’ (figura 7). Respecto a la técnica constructiva de estas viviendas, podemos distinguir tres: (1) Almo- hadillado: las piedras han sido labradas en formas rectangulares y de poliedros muy bien encajadas. En Naupallacta el rasgo principal de la técnica inca es el engaste de las piedras labradas y el desbastado en sus aristas, lo cual da como resultado la técnica del almohadillado de juntas hundidas. Los paramentos presentan mejor acabado como resultado de esta técnica. Todos los accesos de los recintos ineas poseen esta técnica®. (2) Celular: esté formado a base de piedras ligeramente labradas de tamaiios me- dianos de formas irregulares, colocadasensu lado 7 Porras Barrenechea (1948: 24)) siguiendo las des- cripeiones de Guaman Poma indica las earacteristicas de los poblados rukana: “vivian en casas bajas y pe- queiias de piedra y de adobes, enlucidas con tierra, y cubiertas de paja. Las casas de los caciques 0 de in- dios principales eran algo mayores que la de los indios ordinarios, denunciando los instintos jerérquicos que revelara en su obra el cronista Lucana”, En esta des- cripeién se distingue claramente las diferencias de las unidades habitacionales. En Naupallacta, durante la época inca, el uso de las formas arquitecténicas, por parte de la elite, probablemente es el reflejo de la na- cionte relacién politica local con el imperio inca. 8 Protzen (2014: 373) indica la técnica del almohadilla- do inea: “Las juntas hundidas son, al menos en parte, el resultado de una técnica usada para cortar las aris- tas de las piedras, técnica que deja un éngulo diedro entre dos caras adyacentes que excede los 90 grados”. Marco Taquiri Gonzélez y Apu Mendoza Pariona 25 ‘Naupallacta, un poblado prehispanico de patron local ¢ Inca. Cuenea alta del rio Acari, Ayacucho ‘TIPOS DE MAMPOSTERIA INCA EN NAUPALLACTA A. PARAMENTO DE APAREJO ALMOHADILLADO B, PARAMENTO DEAPAREJO CELULAR . PARAMENTO DEAPAREJO RUSTICO Figura 8. Tipos de mamposteria inca en Naupallacta, Sector A - Urbano/Flanco este. Dibujos de Marco Taquiri y Apu Mendoza. mis plano, seguidas de un relleno de piedras, pequefias asentadas con mortero de barro y (3) Rustico: se caracteriza por la utilizacién de piedras alargadas. Los muros presentan doble hilada de piedras colocadas horizontalmente y unidas con mortero de barro. El paramento de los muros son circulares (figura 8), salvo los aecesos formados por piedras labradas de en- gaste almohadillado (figura 9). Arquitectura funeraria *Chullpas. Presentan planta circular. Han sido edificadas con lajas y cantos naturales uni- dos con mortero de barro e inelusiones de pa- chillas. El muro presenta doble hilada de tée- nica rustica con las piedras colocadas de modo horizontal, en algunos casos solo presentan una hilada. Los muros tienen una altura pro- medio de 121.70 m y un didmetro promedio de 1.50. a2 m. Fl techado esa base de falsa boveda con lajas de piedra que sobresalen unas de las otras creando un techo al unirse todas en un mismo centro. Algunas chullpas tienen solo un acceso pequefio y, en algunos casos, se puede observar un acondicionamiento de la abertura con lajas planas que sobresalen de las paredes. En el interior de estas estructuras se aprecian restos de entierros humanos disturbados? (figu- ra 10). *Cavidades Funerarias. Estin conformadas por un bloque de roca de gran dimensién y un muro simple que conforma la entrada a donde se colocaron los entierros. Al interior hay fragmen- tos de cerdmica, lascas de obsidiana y miniisculos fragmentos de material 6seo humano (figura 11). El material cultural: ceramica Elmaterial cerdmico en Naupallacta esta com- puesto por dos grupos, cada uno corresponde a ‘9 Guaman Poma (1980: 271 [1615]) describe las cos- tumbres funerarias que tenfan los Condesuyos de en- terrar a los muertos en torres funerarias o pucullos: “y luego para sepultarle edifican una bobedas como hor no de piedra y los blanquean y los pintan de cobres y Taman ayap Mactan [pueblo de los muertos] y otros entierran en pefascos y en los serros los quesos [hue- sos] questan en quebradas grandes, quesos grandes as investigaciones arqueologicas han identificado una variante de esta torre funeraria denominada comiin- ‘mente chullpa, este fue un patron de entierro a lo largo del territorio Chanka; ademés, de las cavidades fune~ rarias. Segiin Bertonio (2008: 92 [1612]) chullpa nifica un “entierro o serén donde metian sus difuntos” ‘0. un “serdn como isagna donde ponian el difunto”. REVISTA HAUCAYPATA. 26 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo ) Figura 9, Dibujo arquitectonico de acceso con engaste almohadillado. Naupallacta, Sector A - Urbano/Flanco este. Dibujos de Mareo Taquiri y Apu Mendoza. Figura 10. Izquierda: Chullpa funeraria. Derecha: dibujo arquitect6nico de la chullpa. Naupallacta, Sector B - Funerario. Foto y dibujo de Marco Taquiri y Apu Mendoza. distintos momentos de ocupacién del sitio. El mas antiguo pertenece al periodo Intermedio Tardio y se halla disperso en cl flanco oeste del Sector A (Urbano) y en minima cantidad en la superficie del Sector B (Funerario). El otro co- rrespondeal Horizonte Tard{oy se encuentra en, minima cantidad en el flanco este del Sector A. La cermica correspondiente al Intermedio ‘Tardio esta constituida por fragmentos corres- pondientes al estilo Argalla (figura 12). Las caracteristicas de este estilo han sido descri- tas por Gonzales Carré (1992: 59). Al respecto menciona: “Se trata de una cerdmica tosca y rudimentaria con una superficie alisada irre- gularmente. Presenta un color rojizo oscuro y decoracién con aplicaciones plasticas, inci siones y lineas en el borde de los objetos. Sus formas son: platos, ollas, cantaros, cuencos y tazas cuya fincién fue de uso doméstico”. Se hizo una comparaci6n entre un fragmento de gollete encontrado en el flanco oeste del see- tor A (Fragmento 01), con un tiesto del estilo Arqalla, publicado por Vivanco (1998: 203). En nuestro caso el fragmento con incisién en el go- ete, guarda semejanza con el cintaro de gollete inciso perteneciente al estilo Argalla, identifica- do por Vivanco (figura 13). Probablemente este tipo de cantaros con ligeras incisiones estaban en uso al momento de la legada de los incas a Naupallacta, considerando que el estilo Arqalla fue difundido en el area de Ayacucho por los po- blados del periodo chanca (Vivanco 1998: 180). Esta opinién se refuerza con la informacion de Valdez (2002: 406): “El estilo Arqalla esta pre- sente en sitios fortificados, donde hay ausencia de elementos incas. Al mismo tiempo, la cerémi- ca Argalla aparece en sitios con alfareria de la época inca”. La cerimica correspondiente al Horizonte Tar- dio esta constituida por fragmentos de pasta oxi- dante con poca inchisién de aditivos y con engobe de color rojizo de buen acabado en la superficie. La forma predominante de vasija que se ha lo- grado definir es el cdntaro, de clara filiacién inca. Marco Taquiri Gonzélez y Apu Mendoza Pariona 27 ‘Naupallacta, un poblado prehispanico de patron local e Inca. Cuenca alta del rio Acari, Ayacucho Figura 11, Izquierda: Cavidad funeraria. Derecha: Dibujo arquitecténico de la cavidad funeraria. Sector B - Funcrario. Foto y dibujo de Marco Taquiri y Apu Mendoza. Figura 12. Fragmento 01, céntaro de gollete inciso del estilo arqalla. Naupallacta: Sector A/Flanco oeste. Foto de Mareo Taquiri. a La ceramica local de la época inca en Naupa- llacta tiene formas en comin con la cerémica inca. Probablemente en esta época, los cera- mistas de Naupallacta ya estaban plenamente influenciados con los estilos cusqueiios"” (figu- ra14). Discusion El fenémeno urbano en los Andes centrales- presenta tres enfoques tedricos: comparativo, 10 Sobre la presencia del estilo inca en la cuenca alta del rio Acari se tiene la informacién de Cavero (2010: 60) con base en los trabajos efectuados en Osgonta: “La pasta se caracteriza por ser de color rojo, rosado y anaranjado de acabado fino Presentan disefios geométricos pintados; los mis- mos que consisten generalmente en lineas y bandas de color marrén oscuro dispuestos en forma hori- zontal y vertical”. El autor también reporta el ha- lazgo de fragmentos de cntaros en buena cantidad, que seria una de las formas comunes de cerdmica fabricada en los sitios locales de ocupacién inca, REVISTA HAUCAYPATA. 28 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo pragmitico y axiomatico (Makowski 2012: 10). Cada uno de ellos presenta una interpretacion distinta acerca de la aparici6n de los centros ur- banos en los Andes de los cuales, el pragmatico, desarrollado por Rowe (1963), posee mejores criterios formales acerca de los sistemas urbanos andinos. Segiin este enfoque una ciudad es un si- tio habitacional permanente de administradores, artesanos y militares. Ademds, esta propuesta teGrica establece una categoria y distincién entre los asentamientos prehispanicos, asi tenemos: ciudad, centro ceremonial y centro administra- tivo. Sobre la base de lo comentado, Naupallacta per- tenece a la categoria de poblado. Segiin la refe- rencia de los distintos estudiosos del urbanismo andino se define a un poblado como un niicleo urbano de concentracion de refugios artificiales hechos por el hombre y depende de su densidad ¢ importancia para recibir el nombre adecuado, teniendo en cuenta el patron urbano y arquitec- t6nico del sitio (villa, pueblo, ciudad). D’altroy 7 Figura 13. Comparacién entre el fragmento de gollete inciso proveniente de Naupallacta (Fragmento 01) yun cAntaro del estilo arqalla, a) CAntaro del estilo arqalla, proveniente del Sector A/Flanco oeste (Naupallacta). b) Cantaro del estilo argalla del periodo Chanka (Vivanco 1998: fig. 07) y C) cantaro del estilo arqalla del periodo Chanka (Valdez. y Vivanco 1994: fig. 07). Elaborado por Marco Taquiri. Marco Taquit Gonzdlez y Apu Mendoza Pariona indo prehispanico de patron local ¢ Inca. Cuenea alta del rio Acari, Ayacucho 29 ee remus (er aen Sen = HB sete Se | Awe ree ee fae: hates Cra 6 nL Figura 14. Fragmento 02 y fragmento 03. CAntaros del estilo inca local. Naupallacta, Sector A - Urbano/Flanco este, Dibujos de Marco Taquiri y Apu Mendoza. (2015: 109) indica una tipologia de asenta- mientos realizada por el Proyecto Umarp (Proyecto de Investigacién arqueolégica del Valle del Mantaro). La tipologia utilizada por D’altroy para describir un poblado o pueblo se puede resumir asf: pueblo, asentamiento habi- tado por una poblacién estimada entre 2000 y 7500 personas. El asentamiento de este tipo presenta una division en un fea residencial de alta calidad y otra de baja calidad, ademas de contar con arquitectura publica o arquitectura civieo-ceremonial definida. El urbanismo andino ha tenido diferentes ti- pos y clasificaciones de yacimientos y/o asenta- mientos arqueolégicos. Por ejemplo, Schreiber (2000: 427) considera como aldeas a pequefios grupos de tres o cuatro casas dispuestos en el area del sitio. Las Villas corresponden a asenta- mientos agregados, con varias casas, ubicados juntos y construidos en terrazas artificiales con una © cuatro casas por terraza, constituyendo ‘grupos de 15 a 40 casas. Por su parte, los pueblos ‘son sitios de mayor tamafio con 50 a 100 vivien- das mayormente domesticas con las mismas ca- racteristicas constructivas de las villas. Bauer et al, (2013: 40) basados en el tamatio de los sitios y en la densidad del material de superficie estable- cieron una tipologia de yacimientos usada en el Proyecto Arqueolégico Andahuaylas. Dentro de su tipologia el Tipo 4 (aldeas medianas) guarda a relaci6n con Naupallacta. Este presenta las si- guientes caracteristicas: Dispersiones media- nas a densas de ceramica (15 + fragmentos por cada 2x2 m) entre 5 y10 ha. Estos yacimientos representan aldeas y, dependiendo del perio- do, podrian ser centros regionales. La mayoria de estos sitios contienen arquitectura intacta. Considerando el tamatio del nticleo urbano de Naupallacta, 11.8184 has, este sitio estaria dentro del tipo 4 propuesto por Bauer y com- paiiia. Daltroy (2015) ha planteado una serie adicio- nal de tipos de asentamiento inca, Dentro de esta tipologia indica lo siguiente: (1) pequefio asentamiento inca (estatal), con menos de 500 personas y con frecuencia menos de 100. Ubi- cado generalmente a la vera del sistema cami- nero inka. No existe arquitectura civico-cere- monial, o es de poca importancia y (2) capital provincial inca, eapaz de dar cabida permanen- te a 1000 personas y de alojar temporalmen- te a decenas de miles. Se caracterizaba por la arquitectura inca, una proporci6n significativa de la cual consistia en edificios para activida- des ptiblicas, Considerando el tamaiio del nit cleo urbano de Naupallacta y la presencia de estructuras residenciales y espacios piiblico- (2015), este sitio estaria dentro de la categoria de capital provincial inca. Colofon En la arqueologia de los Andes centrales se ha lamado periodo intermedio Tardio a la época en la que hubo una variedad de grupos étnicos cuyas reas de desarrollo se encuentran vincu- ladas a pequefias cuencas hidrograficas y valles (Bauer et al. 2013: 91). Naupailacta fue ocu- pado por la entidad local rukana, anterior a la legada de los incas a la regién, Las fuentes ct- nohistoricas sefialan la existencia de la macro etnia rukana, que ocupaban el area compren- dida entre la actual provincia de Lucanas y las cabeceras de los valles costeros. Los poblados de este periodo ocupaban la cresta de los cerros y las colinas, el disefio de las aldeas y la planifi- ‘cacion urbana estan integrados al entorno geo- grafico. Al respecto Williams (1981: 528) infor- ma “La arquitectura del Periodo Intermedio Tardio conformada por viviendas pequenas, circulares y sub-circulares, agrupadas alre- dedor de espacios comunales irregulares. La REVISTA HAUCAYPATA. 30 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo arquitectura tomé la forma de monticulos bajos y de plataformas y terrazas en las faldas de las colinas”. . El poblado de Naupallacta en la época rukana tiene como composicion arquitect6nica recintos circulares que se adaptan a la topografia. Algu- nos de estos estan construidos sobre terrazas con mutos de contencién de piedra, con revestimien- to de pirca al exterior. La distribuci6n espacial de la arquitectura ha sido aplicada en la ladera occidental de la colina tomando en cuenta el des- nivel del terreno existente, que va desde los 3388 a 3419 msnm, teniendo un desnivel total de 31 m de altura y un Area total de construccién ar- quitecténica de 3.46703 has. El planeamiento y construccién de este poblado estuvo acondicio- nado a las restricciones del lugar, de modo que los recintos construidos sobre laderas y terrazas se adaptan y explotan al méximo las irregulari- dades del terreno, La arquitectura de la época es andloga a los sitios chanca identificados en la re- gin sur de Ayacucho. En la época inea el poblado de Naupallacta tuvo grandes edificios circulares construidos sobre andenes, algunos de ellos adosados a los bloques de roca que afloran en superficie, Las unidades de vivienda individuales estan constituidas por recintos circulares de fina mamposteria inca, la mayorfa de ellos presentan de 8 a 9 metros de didmetro, aunque algunos pueden llegar hasta 10 metros, con una ligera inclinacién de 15° al in- terior. Los andenes para vivienda se agrupan en conjuntos, que podrian indicar la existencia de grupos de poder local o grupos familiares. Estos andenes tiene muros de contencién revestidos de pirca externa, la cimentacién presenta una ineli- nacién de 30°, caracteristica de la técnica inca en sitios provinciales (Kendall 2008: 11). La distri- buci6n espacial de la arquitectura ha sido aplica- da en la ladera oriental de la colina tomando en cuenta el desnivel del terreno existente, que va desde los 3392 a 3419 msnm, teniendo un des- nivel total de 27 m de altura y un rea total de construccion arquitectonica de 4.43460 has (fi- gura 15). La arquitectura en la época inca conservé la forma estructural de la época anterior (edificios circulares) introduciendo nuevas técnicas de tradicién cuzquefia. La influencia inca en el s tio presenta innovacién en la téeniea construc- tiva asi como en el tratamiento de los materia- les, los recintos presentan fina canterfa y solidez Marco Taquiri Gonzélez y Apu Mendoza Pariona 31 ‘Naupallacta, un poblado prehispanico de patron local ¢ Inca. Cuenea alta del rio Acari, Ayacucho 596300 596400 596500 596600 596700 596800 b saTatsaoe. z ze & és 3 S : : i easel ‘CERRO JATUN LOMA 8364500 8364500 s i i SECTOR A: URBANO : ad eo) j PLANO DE SECTORIZACION el | seorores: AB + - $ [eveonaoannuensacta mada 3 i as i 596300 596400 596500 — 596600 596700 “596800 Figura 15. Plano de sectorizacion y distribucién arquitecténica de Naupallacta. Elaborado por Apu Mendoza. estructural en armonia con el espacio geogra- fico. El poblado tal vez adquirié mayor érea, ya que vemos que existe una distribucién es- pacial de los nuevos tipos de recintos hacia el flanco este de la colina asociados a andeneria, espacios vinculados al culto y edificaciones de canterfa pulida. El planeamiento de Naupallac- ta en esta época debid obedecer a los factores dlimiticos, el control territorial y la ubicacién estratégica del sitio, considerando que repre- senta un punto importante de comunicacién entre la cuenea alta del rio Acari y su relativa cercaniaconellitoral. E] planeamiento inca en Naupallacta es muy diferente al patrén urbano incaico, esto se pue- de afirmar por la ausencia de formas arquitec- t6nicas tipicas de los patrones incaicos como canchas y callancas distribuidas alrededor de un eje central o plaza, la distribucién espacial de las estructuras presenta viviendas circulares erigi- das sobre andenes de uso habitacional, algunas construidas sobre el relieve natural, adaptando la arquitectura a la topografia del lugar. Este tipo de estructuras no se asemeja al tipo de planta a rectangular inca con sus calles estrechas y rec- tas que separan las canchas o unidades de vi- vienda, La arquitectura de la época inca no es muy diferente al patron arquitecténico local, y al parecer las elites locales supieron respetar al patron urbano y arquitect6nico tradicional, adoptando rasgos de la arquitectura imperial. Laadopcién de las formas arquitectonicas inca podria haber significado la naciente relacion politica de la elite rukana con el estado euzque- fio. Las crénicas inciden en el rol de los rukana de ser los cargadores de las andas reales, una situacién de privilegio que mantuvieron, du- rante la ocupacién inea de esta region. Agradecimientos ‘Al doctor Daniel Llanos Jacinto, al magister Omar Bendezit y al lieenciado Rubén Garcia, por revisar y criticar esta investigaci6n. Al in- genicro Cesar Mendoza Tarazona por el ana- lisis petrografico del material de las canteras de Naupallacta, al ingeniero civil Halley Santa Cruz Zamudio por el levantamiento topografi- co y planimétrico de Naupallacta y a la Junta Directiva de la Comunidad campesina de San Pedro de Lucanas - Ayacucho por las facilida- des para realizar los trabajos de campo. Bibliografia ACOSTA, José de, 2003 [1590]. Historia Na- tural y Moral de tas Indias. Editorial Dastin. Madrid. BAULENAS, Ariadna, 2016. La divinidad Illa- pa. Ediciones El Lector. Lima. BAUER, Brian; ARAOZ, Miriam y KELLETT, Lucas, 2013. Los Chankas. Investigaciones Ar queoldgicasenAndahuaylas(Apurimac, Pert). Instituto Francés de Estudios Andinos. Lima. BERTONIO, Ludovico, 2008 [1612]. Vocabu- lario de la Lengua Aymara, Editorial El Lec- tor. Arequipa. BURGER, Richard y CLASCOCK, Michael, 1999. Locating the Quispisisa Obsidian sour~ ce in the Deparment of Ayacucho, Peru. Latin American Antiquity 11 (3): 258-268. 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REVISTA HAUCAYPATA. 34 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo a Avances de las investigaciones interdisciplinarias en Machupicchu José Bastante Abuhadba jose.bastante@ gmail.com ___ Alicia Ferndndez Flérez icfernandezflorez@gmail.com Resumen Este articulo se enfoca en la Temporada 2016 del Programa de Investigaciones Arqueolégicas ¢ Interdisciplinarias en el Santuario Histérico de Machupicchu (PIAISHM). Luego de un breve resumen sobre tres monumentos arqueolégicos intervenidos y su relacién con la lagta de Machupicchu, ta discusién se centra en esta tiltima. En funcién a su arquitectura y a las evidencias halladas en las excavaciones arqueolégicas se ha logrado definir dos momentos constructivos, ademas de la presencia pre-Inca en la zona, los productos cultivados en el Sector Agricola, el tipo de ofrendas y algunas consideraciones respecto a la produccién metaltirgica. Palabras claves: Investigacion, Machupicchu, arqueologia, historia. Abstract This article focuses on the 2016 season of the Archaeological and Interdisciplinary Research Program in the Historie Sanctuary of Machupicchu (PIAISHM). After a brief summary of the work perform in three archaeological monuments and their relationship with the Llagta of Machupicchu, the discussion focuses on the latter. Based on its architecture and the evidences found in the archaeological excavations, it has been possible to define two constructive moments, in addition to the pre-Inka presence in the area, crops grown in the Agricultural Sector, the kind of offerings and some considerations regarding metallurgical production. Keywords: Research, Machupicchu, archeology, history. Investigaciones durante la Temporada 2016 del PIAISHM paisaje natural por parte del estado Inca en la zona del actual SHM-PANM significé la inversion El Santuario Historico - Parque Arqueolégico Nacional de Machupiechu (SHM-PANM) com- prende un area que supera los 370 km® y cuen- ta con mas de 60 monumentos arqueolégicos (MA) (figura 1), y si bien la mayor parte de es- tos se adscriben a la época Inca, en algunos se evidencia una secuencia de ocupacién humana desde el Periodo Formativo Tardio, como es el caso de los MA Salapunku y Wilkaraqay. Di- chos monumentos se intereonectan a través de una compleja red de caminos consistente en 40 tramos con una extensién aproximada de 300 kilometros. Sobre la base de referencias etnohist6ricas' y observaciones actuales, la transformacién del de uma masiva cantidad de mano de obra para la construcci6n y el mantenimiento permanente de emplazamientos, caminos, sistemas de andene- ria e irrigacion; ademas de la canalizaci6n del rio Vilcanota hasta, por lo menos, su confluencia con, elrfo Ahobamba. De esta manera, resulta eviden- te que un proyecto de tal envergadura, diseftado y ejecutado desde el inicio del gobierno del Inca Pachakuti, fue solamente posible mediante una intervencién estatal. Las excavaciones arqueolégicas de la Tempora- da 2016 del Programa de Investigaciones Arqueo- logicas ¢ Interdisciplinarias en el SHM-PANM 1 Sarmiento (1572), Mura (1590), Cobo (1653). BASTANTE ABUHADBA, José y Alicia FERNANDEZ FLOREZ, 2018. Avances de las investigaciones interdis- ciplinarias en Machupiechu. Revista Haucaypata. Investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo, Nro. 13: 34-59. Lima.

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