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os VANUATU TAC CUCM e MTOM GTO Director y editor Rodolfo Monteverde Sotil Comité editorial José Merrick / Alvaro Monteverde Sotil / Roberto Jordan / Jean Valdez Difusion Mayra Delgado Valqui Diseito y diagramacién Ernesto Monteverde P. A. / Isabel Mansilla Fotografia de la carétula Mendigo en Ollantaytambo, Cuzco, 2015. Rodolfo Monteverde Sotil Fotografias del indice en espaiol, editorial, relacién de colaboradores y del indice en inglés Nifia estudiando en el mercado de San Miguel / Pastora de Cuzcudén / Cocina en casa de Cuzeudén / Saliendo de la iglesia de San Pablo. Fotos tomadas por Rodolfo Monteverde Sotil en Cajamarca (2016) Las opiniones vertidas en los articulos publicados en esta revista son de entera responsabilidad de cada autor. ‘La revista no se hace responsable por el contenido de los mismos. © Prohibida la reproduccién total o parcial de la revista sin el permiso expreso de su director Revista Haucaypata, investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo ‘Afio 6. Niimero 12, abril 2017 Publicacién cuatrimestral ISSN: 2221-0369 Hecho el Depésito Legal en la Biblioteca Nacional del Peri N° 2011-00350 LATINDEX: 22532 Hecho por computadora Jr, La Libertad 119 Santa Patricia, La Molina. Lima-Pera https://sites.google.com/site/revistahaucaypata/ revistahaucaypata@gmail.com Todos los derechos reservados Dedicatoria A todos los estudiantes y profesionales que se dedican a la investigaci6n y protegen su patrimonio cultural, de a poquitos se hace mucho. REVISTA HAUCAYPATA Investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo indice Editorial Relacién de colaboradores Evidencias arqueolégicas de la conquista hispana y el periodo de transicién halladas por el Proyecto Ychsma en el edificio B4 de Pachacamac, valle de Lurin (2016) Estelle Praet, Sylvie Byl, Peter Eeckhout y Milton Lujan Davila Elcamino de los llanos entre Paramonga y Santa: revisién de los caminos incas de la costa norcentral del Pert Jack Chaver, Echevarria Andlisis e implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu en Choquequirao, Gori-Tumi Echevarria Lopez y Zenobio Valencia Gareja Machupicchu y sus “personajes” ante las nociones de ucronia y reivindicacién en un pais pluri y multicultural como el Pert Mariana Mould de Pease Yangque en el valle del Colea (Caylloma, Arequipa). Historia y cultura en los Mario Sanchez Davila iglos XV-XX Entrevista_al Dr. Peter Beckhout: director del Proyecto Arqueolégico Ychsma, Investigaciones Arqueolégicas en Pachacamac Rodolfo Monteverde Sotil Normas editoriales 23 39 56 68 79 o1 = REVISTA HAUCAYPATA } Thvestigaciones arqueolbgicas del Tahuantinsuyo SX Editorial La revista. peruana _Haucaypata, _investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo se enfoca en los estudios arqueolégicos ¢ interdisciptinarios del ineanato, reatizados en el Pert y Suramérica. La revista nacié con la intencién de cumplir tres objetivos que todo arquedlogo y profesional debe proponerse en su carrera: investigacién, difusion y proteccién de su patrimonio cultural. En esta ocasién nos place entregarles el niimero 12, el cual contiene cinco articulos ‘con enfoques y propuestas variadas asi como una entrevista. De esta manera, desde hace seis aftos sequimos adelante con la importante tarea de difundir el conocimiento de nuestro pasado a través de esta revista de publicacién recurrente y de acceso gratuito. Con este nuevo niimero hemos logrado publicar cerca de 80 textos, entre articulos, notasy entrevistas asociadas al Tahuantinsuyo. Desde hace mas de 20 aftos el Proyecto Ychsma viene investigando en Pachacamac. Resultado de ello es el articulo, presentado por los colegas belgas Estelle Praet, Sylvie Byl, Peter Feckhout (director) y el peruano Milton Lujan Dévila (co director), referido a las evidencias arqueolégicas del periodo de transicién entre el Tahuantinsuyo y el inicio del Virreinato peruano, halladas el ato pasado en este importante santuario costeito. Por su parte, el arquedlogo peruano Jack Chévez Echevarria nos aleanza un estudio etnohistérico y arqueolégico sobre los caminos prehispanicos de los “llanos"o de la costa reutilizados e implementados por los Incas. Sobre el Cuzco, capital imperial det Tahuantinsuyo, les presentamos dos importantes articulos escritos por investigadores peruanos. Fl primero de ellos estudia’ un remanente de camino hallado en Choquequirao y su autorfa corresponde a los arquedlogos Gori-Tumi Echevarria Lopez y Zenobio Valencia Garcia. E1 segundo texto fue escrito por la destacada historiadora Mariana Mould de Pease y trata sobre la “propiedad” de Machupicchu. Ademés, el antropélogo nacional Mario Sanchez Davila presenta un estudio diacrénico sobre la historia de Yanque, localizado en el valle del Colca, Arequipa. Finalmente, quien escribe esta editorial les alcanza una entrevista que le realiz6 recientemente al director del Proyecto Yehsma, el arqueslogo Belga Peter Eeckhout. Queremosagradecer anuestro equipo editorial,alosautores jue hacen posible la publicacién de cada mimero y a nuestros lectores. Asimismo nuestro més sincero agradecimiento al Dr. Frank Meddens por su invalorable apoyo con ta revista, y al Dr. Gabriel Ramén, director del proyecto de Investigacion Cuzcudén por autorizarnos a publicar varias de las fotos que aparecen en este ntimero. Los invitamos a visitar la revista en su pagina de Facebook y en https://sites.google.com/site/ revistahaucaypata/, donde podran leer y descargar gratis todos nuestros niimeros. Finalmente, invitamos a todos los arquedlogos y profesionales de diversas disciplinas, tanto peruanos como extranjeros, a participar en el préximo ntimero programado para diciembre de 2017. Rodolfo Monteverde Sotil | Director y Editor REVISTA HAUCAYPATA 5 Investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo Colaboradores Sylvie Byl Centre de Recherche en Archeologie et Patrimoine, ULB Jack Chavez Echevarria Arquedlogo, Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV) / Estudios de maestria cn arqueologia con menci ios andinos, Pontificia Universidad Catolica del Perti (PUCP) Gori-Tumi Echevarria Lopez Arquedlogo, Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM)/ Asociacion Peruana de Arte Rupestre (APAR) Peter Eeckhout Centre de Recherche en Archeologie et Patrimoine, ULB / Director del Proyecto Yehsma Milton Lujén Davila Arquedlogo, Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFY) / Co-director del Proyecto Yehsma Rodolfo Monteverde Sotil Arqueélogo / Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)/ Historiador del arte, Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM)/ Candidato a magister en historia del arte latinoamericano y del Peri, UNMSM Mariana Mould de Pease Historiadora de la preservaci6n cultural y gestora de la Colecci6n Pease en la Biblioteca Nacional del Pera Estelle Praet Programa MEARAP, Universite libre de Bruxelles (ULB) Mario Sanchez Davila Doctorante en antropologia con mencién en estudios Andinos, Pontificia Universidad Catélica del Pert (PUCP) / Profesor de antropologia social, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) Zenobio Valencia Garcta Arquedlogo. Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC) REVISTA HAUCAYPATA Tnvestigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo Evidencias arqueolégicas de la conquista hispana y el periodo de transicién halladas por el Proyecto Ychsma en el edificio B4 de Pachacamag, valle de Lurin (2016) Estelle Praet estelle praet@gmail.com Sylvie Byl sylvie.byl@ulb.ac.be Peter Eeckhout peeekhou@ulb.ac.be Milton Lujén Dévila miltonrid@'gmail.com Resumen Relatos tradicionales sobre la conquista del Perti son bien conocidos y universalmente aceptados: en 1535 Francisco Pizarro creé una nueva capital en el valle del Rimac, hoy ciudad de Lima. Para ello, desplazé a todos los habitantes de Pachacamac, dejando asi abandonado el mayor sitio inca de peregrinaje costeito. Nuevas evidencias descubiertas durante las excavaciones realizadas en el edificio Bg de Pachacamac, por el Proyecto Ychsma en el 2016, estan planteando nuevas preguntas sobre esta visién tradicional. Duranie la itltima temporada de campo se descubrieron hojas con texto espariol escritas en pergaminos, que datan del siglo XVI dC. Asociadas a ellas se encontraron éseos de caballos y burros, una herradura y grafitis. Estas evidencias indican una continuidad, hasta ahora no reconocida, de la ocupacién y de la construccién de edificios en Pachacamac a principios del siglo XVI, durante la época de transicién entre las postrimerias del Tahuantinsuyo yl naciente Virreynato espaol. En este articulo discutimos la ocupacién y usos originales de B4, asi como sus transformaciones durante las primeras décadas de la presencia hispana en el Pert. Palabras claves: Inca, mediacién indigena, periodo de transicion, Horizonte Tardio, Pachacamac. Abstract Traditional accounts of the conquest of Peru are well known and universally accepted: in 1535 Francisco Pizarro founded a new capital in the Rimac valley, today known as the City of Lima. To this end, he displaced all the inhabitants of Pachacamac, thus leaving the principal Inca coastal pilgrimage centre abandoned. New evidence uncovered in the excavations of building B4 at Pachacamac by the Ichma Project in 2016 puts this traditional account in doubt. During the final fieldwork campaign, Spanish texts written on parchment, dating to the 16th century were discovered; associated with these were horse and donkey bones, a horseshoe, as well as graffiti. This evidence denotes a not previously recognised continuity of occupation and the construction of buildings at Pachacamac from the early 16th century during the transitional period, from the end of the Inca empire into the nascent viceroyalty. In this article the early occupation and use of building B4 are discussed, as is its transformation during the first decades of the Hispanic presence in Peru. Keywords: Inca, indigenous mediation, transitional period, Late Horizon, Pachacamac. Introducei6n Perii son bien conocidos y universalmente acep- Los relatos tradicionales de la conquista del tados: “en 1535, Francisco Pizarro, quien habia PRAET, Estelle, BYL, Sylvie, EECKHOUT, Petery Milton LUJAN DAVILA, 2017. Evidencias arqueolégicas dela conquista hispana yel periodode transici6n halladas por el Proyecto Ychsma en el edificio Bq de Pachacamac, valle de Lurin (2016). Reaista Haucaypata. Investigaciones arqueoligicas del Tahuantinsuyo, Nro. 12: 6-22. Lima Estelle Praet, Sylvie Byl, Peter Eeckhout y Milton Lujan Davila Zz Evidencias arqueologicas de la conquista hispana y el periodo de transicion halladas por el ‘Proyecto Ye sma en el Ba de Pachacam ic, valle de Lurin (2016) 7 i i i out Topopaphiey oe Dect i i ; Figura 1: Plano de Pachacamae, entre la primera y segunda muralla. Se seffala la ubicacién del sector B4. REVISTA HAUCAYPATA_ Tavestigaciones arqueologieas del Tabuantinsuyo legado dos aiios antes, decidié crear una nueva capital en el vecino valle del rio Rimac, que lue- go seria la actual ciudad de Lima, Para lograrlo, desplazé a la fuerza a todos los habitantes de Pachacamac, dejando completamente abando- nado este gran sitio de peregrinaje inca”. Sin embargo, los nuevos hallazgos recuperados du- rante las excavaciones realizadas en Pachaca- mac por el Proyecto Yehsma en el 2016, espe- cificamente en el edificio B4, estn planteando algunas preguntas sobre esta vision tradicional. En este articulo, nos referiremos a la etapa acontecida después de la legada de los espa- foles a Pachacamac con el término periodo de transicién. Uno de los desafios mayores de los contextos transicionales es encontrar un con- cepto que no esté muy connotado y que deje espacio a la agency 0 mediacién indigena sin presentar una vision unilateral dominada por espafioles. Los términos epi-colonial y post- colonial ponen énfasis en una situacién don- de los actores son los espafioles y los indigenas son presentados no como actores sino como agentes pasivos. Lo que hemos encontrado du- rante nuestras excavaciones en el edificio B4 de Pachacamac ilustra una poblacién local que re- acciona a la legada de los espafioles con ingenio, apropiandose de los materiales culturales ex6- genos. Por eso, pensamos que el término transi- ional deja mas espacio a una agency indigena, dentro de una propuesta de tiempo y espacio 41 Por ejemplo consultar las crénicas de: Bernabé Cobo (La fundacién de Lima); Garcilaso de la Ves Cx tarios reales de los incas); Pedro Cieza de leon (Cronica del Peri), entre otros. Respecto a estudios académicos contemporaneos revisar: Bueno (1982), Uhle (1991), Marfa Rostworowski (1992), ete. P-03 ° asm Figura 2: Plano de las exeavaciones en B4. Estelle Praet, Sylvie By Evidencias arqueologicas de la conquista his Proyecto Yehsma en el edificio B4 adecuados a los hechos ocurridos a la legada de los espafioles; ya que nos parecié mas neutral que otras propuestas. A continuacién expon- dremos y analizaremos los resultados del tra- bajo de campo y gabinete ejecutados por el Pro- yecto Yehsma el afio pasado en Pachacamac; los cuales nos ayudaran a entender mejor el periodo de transicién en este sitio durante la primera mitad del siglo XVI. Excavaciones en el edificio B4 El edificio Bg se ubica en la parte sureste de la Segunda Muralla y cubre una superficie apro- ximada de 4025 m? (figura 1). Un tercio de B4 se compone de dos patios: uno delantero y otro anexado al sur. El edificio principal es iin re- cinto de planta cuadrangular con una entrada central en el lado este. Este edificio da acceso a un gran patio en cuyo centro hay una platafor- ma rectangular asociada a un patio pequefio ro- deado de muros bajos con aberturas, que per- miten un facil desplazamiento. Asi, el conjunto se conforma dentro del recinto cuadrangular mayor, una especie de deambulatorio alrede- dor de la plataforma y su patio. Durante la temporada 2016 el Proyecto Yehs- ma realiz6 intervenciones arqueol6gicas en 4 reas funcionalmente diferentes del sector 0 edificio B4 (figura 2). El resultado de las exca- vaciones y andlisis estratigrafico de cada uni- dad nos liev6 a definir una sucesién de etapas, las cuales han sido fechadas de manera provi- sional sobre la base del material cultural iden- tificado en el campo. El anilisis completo de este material, asi como los fechados absolutos, estén en curso, La secuencia se puede resumir enla Tabla 1. Asimismo, la ocupaci6n inicial del edificio queda por precisar. Sin embargo, eter Eeckhout Milton Lujan Davila, y el periodo de transicion halladas por el Pachacamac, valle de Lurin (2016) es muy posible que haya tenido una ocupacion transicional del Intermedio Tardfo al Horizonte ‘Tardio, de acuerdo a una vision preliminar de la cultura material (cerémica) hallada dentro del contexto estratigrafico in situ. Durante el incanato el sector o edificio B4 sufti6 modificacionesen suarquitectura, vinculadas con cl ineremento de una ocupacién ritual y domésti- ca de los peregrinos que arribaron a Pachacamac. Esto concuerda, bastante bien, con la hipétesis de que este edificio sirvié para acoger a diversos peregrinos que acudian a Pachacamac, quienes desarrollaron actividades asociadas a ofrendas, ceremonias diversas, comensalia, entierros, en- tre otras (Eeckhout 2014: 8). Se tiene que subra- yar el indole informal de esta ocupacién, tal ver, reflejado en los que “van y vienen”; es decir de la gran cantidad de personas que se quedan en al sitio durante periodos relativamente cortos. Esto eneaja con el modelo del peregrinaje incaico descrito en las crénicas virreinales*. En este texto nos enfocaremos sobre la etapa siguiente, es de- cir durante el periodo de transicion ocurrido en- tre el Tahuantinsuyo y el Virreinato. Al respecto, parece que el edificio B4 no fue abandonado du- rante este periodo, esto esta reflejado en una se- rie de hallazgos que vamos a detallar en seguida. En la unidad U131 Ia entrada posterior fue ta- pada para constrair una banqueta, que luego seria destruida, mientras se elaboran zanjas para casas de quincha asociadas a ocupacio- nes domésticas mixtas, es decir espacios re- lacionados a evidencias culturales pre y post- virreinales, que incluyen un basurero en la zona oeste. La capa 1C de esta unidad es una 2 Por ejemplo consultar: Estete (1924 [1533)) y Pizarro (872 L153). Period | Pre- Late Late Horizon | Transitional _| Colonial until Unit | Horizon Period now BI 5 43C-3B3-2 [IC 1B-1-0 132 South 3B3A 2B2A 1B-1A-0 132 Centre 4 3 2 1B-0 132 North 3-2 1B 1B-1A-0 133 4 3-2 1-0 1-0 134 43 2-1-0 2-1-0 135 x4 3B-3 1B-0 ‘Tabla 1: Unidades/etapas/capas de las exeavaciones en el Bq durante el 2016. REVISTA HAUCAYPATA_ 10 Tavestigaciones arqueologieas del Tabuantinsuyo Figura 4: Hallazgo Hg. Estelle Praet, Sylvie Byl, Peter Eeckhout y Milton Lujan Davila nu Evidencias arqueol6gicas de la conquista his Proyecto Yehsma en cl ediicio B4 acumulacién semi compacta de color gris, compuesta por varios niveles de paja, coproli- tos, numerosos vegetales (maiz, pacay, hojas de pacay, licuma, mani), muchos huesos de camé- lidos (varios con huellas de corte) y cérvidos, gran cantidad de fragmentos de ceramica, tex- tiles, etc., presentes en un estrato con pendien- te hacia el noroeste, que mide de 33 a 74 em de espesor (figura 3). Los exerementos encontra- dos podrian ser de équidos que cubren rasgos arquitect6nicos de la época Inca. En efecto, en dl fondo de esta capa, cerca al piso se encontré el Hallazgo 13, que consta de una serie de ele- mentos aplastados/rotos in situ, evidentemen- telos restos de una tumba del Horizonte Tardio saqueada® (figura 4). No hubo paja o estiéreol por debajo de es- tos hallazgos, lo que demuestra que el saqueo probablemente fue muy temprano, es decir en tiempos de la conquista, evento seguido direc- tamente por la acumulacién de basura. Asi, el espacio cubierto por esta capa corresponde a un corredor que fue separado del resto de la U1g1 cuando se sell6 el acceso entre los muros 8 y 9 (figura 5). Llama la atencién la presencia de una especie de estrella de 4 puntas de me- tal asociada a los vegetales que se observa en clestrato de relleno (figura 6). Carter y Helmer (2015) describen exactamente el mismo tipo de artefacto en una tumba Inca-Chimt hallada en Samanco, valle de Nepefia. Segiin los autores (Com. pers. 2016), son de cobre y de origen prehispanico, sin lugar a duda. Esto refuerza la idea de un contexto saqueado. Asimismo, esta capa es muy similar a la descrita por Quilter para el rea doméstica de una ocupacién virrei- nal del complejo El Brujo (Chicama). Quilter (2010: 107), quien asocia esta capa a un cambio 3, Componen el Hallargo 19: Higa: tiestos de cere mica Inca-Pachacamac; High: tiestos de aribalo inca; Higd: piel de animal con pelo beige y marrén, probable mente de un camélido; Hage: Gseo animal Indeterminado, de 25 em de largo; Higf: textil ma~ rr6n y beige y piel/pelo animal debajo de una piedra (90 x 65 cm); Higg: dos piezas de cobre en forma de estrella (4 puntas) de unos gem de didmetro; High: tiestos de ceramica inca de tipo céntaro; Higi: ce~ rmica llena de maiz, coprolitos, tiestos. Cantaro de pasta negra que parece fue de uso doméstico. La pieza estuvo dispuesta sobre unos vegetales (cuerda, maiz, caflas); Hig): tiestos de cerémica de pasta ana ranjada-negra y; Higk: una piedra negra cuadrada deunos 30 em. y el periodo de transicion halladas por el Pachacamac, valle de Lurin (2016) Figura 5: U131- U1g1, sello del acceso entre los muros 8y9. en el modelo de ocupacién, en términos concre- tos anuncia que “el cardcter residencial de la ciudad parece haber cambiado desde una co- munidad humana a un lugar de pocas personas con muchas ovejas y cabras”'. En el caso del Bq de Pachacamae, las heces po- drian ser de caballos o burros que se mezclan con paja. Esto nos lleva a proponer que el Area fue transformada en establos para équidos y, por lo tanto, corresponde ala época post-conquista, Hi- pétesis fortalecida por varios hallazgos como una unachaquiradevidrioazul,un pedazodepapelcon 4“The residential nature of the town appears to have changed from a community of humans to a locale for arrelatively few people but great mumber of sheep and goats”. La traduccin fue realizada por los autores de este texto. jerradura (Hallazgo H10).. Estelle Praet, 8) Evidencias arqueol Proyecto Yehsma en el edificio B4 je Byl, Peter Eeckhout as de la conguista his Milton Lujan Da ina y el periodo de transicin halladas por el ie Pachacamac, valle de Lurin (2016) Figura 8: Falange un probable bovido. Figura escritura y una herradura de metal (figura 7), encontrados en un hueco dentro de la capa 2 y rellenado con capa 1B de desechos y posible estiércol. La presencia de caballos en la época virreinal ha sido documentada por la arqueolo- gia. Una docena de herraduras se encontraron en las estructuras internas de Torata Alta, un centro administrativo nativo de Moquegua del cual se apoderaron los espafioles (Rice 2011: 502). Otras herraduras también se mencionan en los sitios de Chimba Alta y Corpanto Vie- jo (Rice 2012: 250, figura 8). Es importante ): Costillas de un probable bévido. caballos, pues los pri nga (Ma diferenciar entre burros meros sirvieron como animales de in 2009: 116), siendo muy explotados y reempla- zados continuamente, lo que también levaria a sugerir el reemplazo de las lamas por este ai mal de carga en esta etapa, mientras que los c ballos estan asociados a espatioles de alto estatus (Rice 2012: 249-250). Con respecto a la herra dura hallada en el edificio B4, su tamaiio y for ma parecen indiear que pertenecié a un caballo. La U132-N, que est junto a la U1gi, muestra mismas evidencias (U132N-capa 1B). Igual se Hh REVISTA HAUCAYPATA. 14 observa en la U132-5, es decir huaquearia y uso del lugar como corral y otras actividades do- meésticas (132-n-capas 2A y 2B). El andlisis pre- liminar de los restos arqueo-zoolégicos revelé que en la U135, es decir en la esquina del patio principal, se encontraron costillas y vertebi de un probable bévido debajo del derrumbe de los muros (figuras 8, 9 y 10). Sin embargo, esta capa esta atin por fechar. Lo mas sorprendente se observé en la U132-central, pues alli se cons- truyeron los muros 1, 2, 3, conformando el re- cinto 1 (U1g2-C-capa 2). Debajo del piso 1 dela U132 central se encontré dos hallazgos (H18 y H20) de vegetal y papel con escrituras en cas- tellano antiguo (figuras 11 y 12). Estos dos ha- llazgos se evidenciaron por debajo de unos 10 cm del piso, que no fueron disturbados. Otros fragmentos de papel se encontraron durante la limpieza de la entrada del recinto. Por lo tanto, } Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo estos hallazgos virreinales evidencian un fin postquem para la construccién del recinto, la cual se ubica a principios del periodo virreinal 0 de transicion. El enlucido de los muros también corresponde a esta etapa y se encuentra muy bien conserva- do e incluyen grafitis: dos peseados eon cabeza mirando hacia abajo y un jinete que lleva una especie de easeo con penacho y una espada (fi- guras 13, 14 y 15). De hecho, no hay animales que Ileven jinetes en los Andes. El mismo ani- mal es bastante esquemitico, pero parece que esté en actitud de carrera, con las patas traseras levantadas, y lo que se ve por debajo del jinet podria ser una silla de montar. Fl tocado del ji nete parece un casco espaiiol con penacho, tiene una mano hacia el cuello del animal en actitud de estar montando. Lo que hemos identificado como espada, por cierto, es un simple trazo, pero Figura 10: Vértebras de un probable bévido. Estelle Praet, Sylvie By], Peter Eeckhout y Milton Lujan Davila 15 y el periodo de transicion halladas por el Pachacamac, valle de Lurin (2016) Evidencag arqueolGgieas de a eonquista hig Proyecto Yehsma en el edificio B4 parece tenerla levantada como espada, y no otra arma que podria ser autéctona. Admitimos que este tiltimo elemento es muy discutible, pero si se combina con todo los demas, y si se aceptan las propuestas, tiene sentido y coherencia. En un momento posterior, ia entrada este del recinto 1 fue tapada con diferentes adobes y se afiade el muro 5, conformando otra entrada ha- cia el norte (figura 16). Fuera de la entrada del recinto 132, en la capa superficial, se encontré una bolsa de piel sin curtir (H1), probablemen- te virreinal (figura 17), similar a una que Julio C. Tello (2010: 118) encontré en otro sector de Pachacamac, varios aiios atras. En la U135 también se construyé un recinto en U (muro 12) con un piso asociado (piso 2), asi como otro piso posterior (piso 1) (figura 18). Finalmente, podemos comentar que el edificio B4 fue poste- riormente abandonado por completo en el pe- riodo virreinal, incluyendo varios saqueos y co- lapsos de muros hasta la época contempordnea. Discusion Los descubrimientos mas inesperados son, sin dda, las ofrendas de fragmentos de manuscri tos (figura 19). El andilisis paleogrétfico prelim nar, realizado por la profesora Nila Martinez y Figura 11: Hallazgos H18 de vegetal y papel con eserituras en castellano antiguo. Figura 12: Hallazgos H20 de vegetal y papel con eserituras en castellano antiguo, REVISTA HAUCAYPATA_ 16 Tavestigaciones arqueologieas del Tabuantinsuyo Figura 14: Grafitis de dos peces con cabeza mirando hacia abajo. Estelle Praet, $) ie Byl, Peter Beckhout Milton Lujan Davila 17 Evidencias arqueol6gicas de la conquista his; Proyecto Yehsma en cl ediicio B4 y el periodo de transicion halladas por el Pachacamac, valle de Lurin (2016) Figura 15: Grafiti: un jinete con una especie de casco con penacho y una espada. Jimmy Martinez, confirma que estos datan de principios del siglo XVI. Los fragmentos pare- cen corresponder a dos documentos diferentes, uno de tipo oficial, tal vez una especie de acta notarial, y el otro mas informal. Por desgracia, no se pudo reconstruir una pagina completa y el descubrimiento de otros fragmentos dispersos en varios lugares del edificio sugiere que ofren- das similares se hicieron y que se dispersaron, los documentos originales. Lo que hace mas sorprendente a este hallazgo es su asociacion directa con una nueva fase constructiva del edi- ficio. Las ofrendas de fundacién son bastante ‘comunes en la arqueologfa andina, y esta préc- tica parece haberse perpetuado en el periodo de transicién. Obviamente no conocemos la iden- tidad de los constructores y los ocupantes, pero la técnica utilizada y el disefio general del recin- to1 del B4 muestran una innegable continuidad con la tradicién prehispanica local. Ademis, el estilo y el tema de los grafitis en los enlucidos son reveladores. Por un lado tenemos la representacin del pez, con marcado estilo prehispanico, y por otro un caballero con una es- pada sobre un caballo; todos ellos representados de manera esquemitica. Esto nos leva a pensar en la llegada de los primeros espaiioles a Pacha- camacen enero de 1533 yen las muchas atrocida- des que cometieron en este entonces (Estete 1891 [1534]). También las crénicas narran los torneos con jinetes y caballos combatiendo, como en la Edad Media, que se realizaron en Pachacamac entre los primeros conquistadores, particular- mente cuando el conquistador Pedro de Alvarado paso por alli en 1534 (Martin Pastor 1942). En resumen, todo apunta a que fueron los nativos quienes realizaron los grafitis. Del mismo modo, todo el material alfarero asociado con la tiltima REVISTA HAUCAYPATA 18 Tavestigaciones arqueologieas del Tabuantinsuyo Figura 17: Bolsa de piel sin curtir (Hallazgo H1). Fue probablemente virreinal, Estelle Praet, Sylvie Byl, Peter Eeckhout y jégicas de la gonguista bi icio Evidencias arqueol Proyecto Ychsma en el ocupaci6n es de factura y estilo local Horizonte Tardio, es decir inca. Esto sugiere una ocupa- cién mixta que implica gente local y, tal vez, ex- tranjera con animales importados como eaba- llos y quizas burros. También hay que destacar el cambio radical respecto a la funcién del Ba: un edificio dedicado a los rituales y la comen- salia se convierte en una especie de establo y espacio estrictamente doméstico. Es posible que la funcién original de comensalia explique por qué se alojaron alli los espafioles en el siglo XVI, y luego rapidamente lo transformaron en un espacio doméstico, adaptindolo segin sus necesidades. Por supuesto, teniendo en cuenta los fre- cuentes paseos y estancias de los espafioles en. Pachacamac a lo largo del siglo XVI, parece ilu- sorio identificar a individuos 0 a un grupo en particular. Varios escenarios se pueden ima- ginar en este sentido. En primer lugar, podria ser un 4rea domestica ocupada por indigenas, decomisada para alojar a los caballos de los es- patioles (sobre todo en el sector sur de la U132, que presenta una capa compacta de coprolitos). En seguida, los nativos adquirieron papeles es- critos que habrian asociado a plantas. De hecho, ilton Lujan Davila 19 y el periodo de transicion halladas por el Pachacamac, valle de Lurin (2016) en aquel entonces, los manuscritos eran artefac- tos totalmente desconocidos para ellos. En cuan- to a la relacion entre los nativos con el papel y la escritura, el estudio de Jeffrey Quilter (2010: 105-106) sobre la reocupacion de areas estratégi- cas hispanas en el complejo El Brujo es muy in- teresante. El autor interpreta la reutilizacion del papel hispano por los indigenas como una forma de resistencia, y piensa que “los documentos en papel eran posesiones especificamente espario- las y herramientas de control de los nativos, pero una vez abandonados, fueron recogidos y utilizados por gentes locales*®. Los distintos hallazgos del B4 ilustran la exis- tencia de relaciones bilaterales, lo que contrasta con la visién de colonizador/colonizado usual- mente presentada. Recientes estudios ponen én- fasis en el concepto de mediacién indigena (Van Buren 2010: 151; Liebmann y Murphy 2010: 7-8; Oland et al. 2012: 4). El mismo, nos permite 5,“Paper documents were uniquely Spanish posses- Sions and tools of control of native people but once abandoned, they were gathered up and used by local people” La traduccion fue realizada por los autores de este texto, Figura 18: En la Unidad 135 también se construy6 un recinto con planta en U (Muro 12). REVISTA HAUCAYPA’ Tnvestigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo et un mejor entendimiento de las realidades co- loniales alejandose de una vision arraigada en las practicas post colonialistas. De hecho, no se trata de una imposicién de las practicas de los colonizadores, sino mas bien de un proceso di- namico (Rodrigue-Alegria 2016: 56) con una resistencia local que también fue notada en la Sede de Lima de 1536 (Murphy et al. 2010: 62). Lallegada de los espafioles no implica la ausen- cia de mediacién de la poblacién local como lo demuestran distintos hallazgos en Pachacamac y otros sitios. De un lado, se nota cierta conti- nuidad de practicas prehispénicas como las tée- nicas de construccién empleadas en el B4. De otro lado, nuevas practicas ilustran la mezcla de dos tradiciones, como el uso de spondylus en los ritos bautismales (Wernke 2013: 184). El uso de materiales europeos por los indigenas y cl uso de materiales locales por los espaifioles, son dos ejemplos de la numerosas practicas que ocurrieron en este periodo transicional. Con respeto al uso de materiales europeos por los indigenas, el hallazgo de los papeles con escritura es el testimonio de una dindmica de resistencia indigena, como fue comentado anteriormente. Este tipo de pricticas, es decir f ; I EcRea-Patrimoine 20 la reapropiacién de materiales ajenos, también fue observado en el sitio de El Cabo (Republica Dominicana) y descrito como una forma de inte- graci6n a las redes de intercambio (Hoffman et al. 2014: 598). En el caso del B4, no tenemos su- ficientes elementos en cuanto a la percepeion del papel por la poblacién local y tampoco sabemos si fue intercambiado. Los artefactos que tienen ambos rasgos fueron descritos como produc- tos de sineretismo o hibridad. En este caso, los dos términos tienen inconvenientes siendo res- pectivamente una connotacién religiosa Tlevada por el término sincretismo y una idea de mezcla Diol6gica y de equidad con el término hibridad. Pensamos que esos dos términos no convienen para describir los hallazgos 18 y 20: seria mejor hablar de reempleo. Si bien es imposible comprender el significa do mas profundo del papel recuperado, una cosa si es cierta: el sitio no fue abandonado des- pués de la conquista. A los hallazgos descritos, se suman las evidencias de ocupacion posterior a la conquista descubiertas en otras excavacio- nes. Se trata mayormente de contextos fune- rarios en la Tercera Muralla (Uhle 1903: 62) 0 capas superficiales en diversos sectores de la Figura 19: Fragmentos de manuscritos en proceso de restauracién. Estelle Praet, Sylvie Byl, Peter Eeckhout y Milton Lujan Davila 21 Evidencias arqueologicas de la con Proyecto Ychsma en el juista his; icio B4 Figura 20: Foto del siglo XIX del monasterio franciscano construido en el acllahuasi de Pachacamac. Se y el periodo de transicion halladas por el Pachacamac, valle de Lurin (2016) re ee aprecia la adicion de un arco. Imagen amablemente cedida por Francisco Vallejos. Segunda Muralla de Pachacamae: Pirdmi- de con rampa III (Eeckhout y Farfin 2000) y Edificio Bi (Eeckhout y Lujan 2014). Hasta el momento, los tinicos restos arquitecténicos virreinales certificados resultan de la transfor- macién del acllahuasi inca en el monasterio franciscano, incluyendo la adicién de un arco, desgraciadamente destruido durante las obras de restauraci6n realizadas bajo los auspicios de Julio C. Tello en el siglo pasado (Squier 1974: 36) (figura 20). Futuras excavaciones en el B4 y en otros sectores del sitio ayudaran a entender mejor esta etapa de transicion casi desconocida por la arqueologia en Pachacamae, asi como el proceso de conquista espafiola versus la resi- liencia y mediaci6n indigena. Agradecimientos El proyecto fue autorizado por el Ministerio de Cultura del Pert. Contd con el apoyo del Centre de Recherches en Archéologie et Patri- moine (CReA), la Fondation ULB, el FNRS, la Embajada de Bélgica en Peri y Engic. Agrade- cemos a todos los que participaron en la tem- porada 2016, asi como a Francisco Vallejos por sus valiosos comentarios. Un agradecimiento especial para Céline Erauw (ULB) y Fabienne Pigiere (IRSNB) quienes se encargaron de la identificacién arqueozoolégica. Bibliografia BUENO MENDOZA, Alberto, 1982. El antiguo valle de Pachacamae: espacio, tiempo y cultura. Parte 1. Boletin de Lima, Nro. 24: 10-29. Lima CARTER, Benjamin y Matthew HELMER, 201: Elite Dress and Regional Identity: Chimi-h perforated ornaments from Samanco, Nepefia Valley, Coastal Peru. BEADS: Journal of the So- ciety of Bead Researchers, ro. 27: 46-74. EECKHOUT, Peter y Carlos FARFAN, 2000. Excavaciones en la piramide con rampa II de Pachacamac, costa Central del Pera, temporada 1999. En Actas del XIII Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina: 53-60. (Editado or Cristébal Campana y Hugo Ludetia). Univer- sidad Nacional Federico Villareal. Lima. EECKHOUT, Peter, 2014. Le projet Yehsma: Re- cherches archéologiques & Pachacamac, Pérou. 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REVISTA HAUCAYPATA 23 Tavestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo D El camino de los Ilanos entre Paramonga y Santa: revisién de los caminos incas de la costa norcentral del Pera Jack Chévez Echevarria jehaveze@puep.pe Resumen El camino costero de los incas 0 Camino de los Llanos, segtin los primeros cronistas espaftoles, uno de los cuales salia de la ciudad de Lima en direccién a San Miguel (Piura), ha sido estudiado prineipalmente sobre la base de fuentes etnohistéricas y de informacién proporcionada por los viajeros de los siglos XIX y XX. Especificamente, el tramo Paramonga-Santa, fue investigado por Alberto Regal, basdndose en una supuesta existencia de tambos inca, que el licenciado Vaca de Castro, en 1543, reconocié en los poblados de Huarmey, Casma y Santa. El objetivo del presente ensayo es revisar dicha informacién y contrastarlacon datos arqueolégicos incas para determinar Ia existencia del tramo Paramonga-Santa. Palabras claves: Camino inea, camino de los llanos, Paramonga, Casma, Huarmey, Santa. Abstract The Inca coastal road or “The Road of the Flatlands (or plains)”, according to the earliest Spanish chroniclers one section of which exited Lima in the direction of San Miguel (Piura), has primarily been studied on the basis of ethnohistorical sources and the accounts of 19th and 20th century travelers. Particularly the section from Paramonga to Santa was studied by Francisco Regal. He based its route on the assumed existence of Inca waystations identified by the Spanish colonial administrator Vaca de Castro in 1543 at the settlements of Huarmey, Casma and Santa. The objective of the current paper is to revise the existing data and to contrast it with archaeological evidence of the Inca period to determine whether the Paramonga to Santa section existed or not. Keywords: Inca road, Road of the Flatlands (or plains), Paramonga, Casma, Huarmey, Santa. Introduecién Definicién de camino, sureconocimien- to y filiacién. Entre 1976 y 1978 se empren- dieron, en la costa norte del Pert, los primeros estudios arqueolégicos sobre caminos prehis- panicos, a cargo de Marguerite Beck Colleen, investigadora de la Universidad de California, Su trabajo estudié los caminos tempranos en el. valle de Moche, teniendo como base las inves- tigaciones del Proyecto Chanchin-Valle de Mo- che (1969-1974), donde miembros del proyecto registraron y demostraron la existencia de ea- minos pre-inea (Beck 1979: 4). En su trabajo, la autora diferencia Paths (senda) y Road (cami- no). El primero es definido como una ruta que se ajusta a la superficie natural de la tierra, no implica una alteracién planificada de su curso y su delineamiento es causado por el constante uso y friecin de los pies con la tierra, asi como el paso de los animales (figura 1). En el segundo caso los caminos involucran planificacién y una considerable inversion de labor (figura 2). Asi- mismo, la metodologia que utiliz6 para el reco- nocimiento de caminos se puede resumir en: 1) estudio de fotografias aéreas, 2) reconocimiento superficial y 3) recorrido de caminos y restos ar- queolégicos asociados. Luego empleé para la de- terminacién de su cronologia relativa el método de relaciones transversales (cross-cutting rela- tionships), tomado de la geologia, la asociacion del material ceramico con los caminos y, princi- palmente, la asociacién de los caminos con los sitios arqueol6gicos (Beck 1979 y 1991). Tiempo después, Hyslop en su trabajo sobre El CHAVEZ ECHEVARRIA, Jack, 2017. El camino de los llanos entre Paramonga y Santa: revision de los caminos ineas de la costa noreentral del Pert. Revista Haucaypata. Investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo, Nro. 12: 23-38. Lima. ick Chaves Echevarria El camino de los llanos entre Paramonga y Santa: revision de los caminos incas de la costa norcentral del Pert Figura 1. Vista de un Paths o senda que bordea una quebrada para luego integrarse a un camino formal. Zona EI Olivar, valle de Sechin, distrito de Casma. Foto tomada por Jack Chavez Echevarria en el 2012. Figura 2. Vista de un road o camino, en el sitio de Pallka-Yautan delimitado por muros altos. Foto tomada por Jack Chavez Echevarria en el 2012. D sistema vial inkaico (1984 y 1992), destacable por sus estudios de campo en varios sectores del rea andina, define al camino como una ruta formalmente construida, que emplea cle- mentos arquitecténicos que ‘pueden ser deli- neaci6n de banquinas, superficies preparadas, muros de retencién, peldafios o superficies elevadas (Hyslop 1992: 32). En términos gene- rales, el método de reconocimiento y datacién relativa de los caminos incas que emplea, es el mismo que apliea Beck para sus estudios de ca- minos pre-incas de la costa norte. Otra definicién importante de lo que es un ca- mino es la que ensaya Trombold, sobre la base de los caminos antiguos del nuevo mundo. El autor reemplaza la palabra camino por ruta y distingue entre rutas formales e informales. Una ruta formal es aquella que muestra evi- dencia de planificacién y propésito constructi- vo, reflejado en su rectitud y elementos asocia- dos como afirmados, muros laterales, drenajes. Si bien hasta aqui la definicién coincide con la expuesta por Beck y Hyslop, el autor afiade otra caracteristica importante al recalear que no solo evidencian la inversion de labor cons- tructiva en el mantenimiento e ingenierfa, sino que es el resultado de un aparato organizado responsable de su implementacién y que define evidencia fisica de rutas de viaje que significan comunicacién entre dos puntos o Areas de acti- vidad (Trombold 1991: 3). Segiin lo anotado, para la presente discusi6n, el término camino seri entendido como una via formalmente construida que denota plani- ficacién, inversion de labor y elementos cons- tructivos. El cual es elaborado, basicamente, para el transito de personas, que buscan comu~ nicacién entre dos o més puntos o Areas de ac- tividad, Ademés, su filiacion sera determinada teniendo en cuenta, principalmente, a los dife- rentes asentamientos que se ubiquen préximos al camino y el material cultural asociado a la via, La presencia de un sistema de caminos puede ser tomado como un indicador del nivel de complejidad social? Bajo una perspectiva evolucionista, Timothy Earle (1991: 10-14) sefiala que solos los chiefdoms (jefatu- ras) y sociedades de tipo estatal fueron capaces de construir este sistema formal de caminos, y sociedades menos desarrolladas solo pudieron haber transitado sobre paths 0 sendas. Si bien REVISTA HAUCAYPATA. 25 Tnvestigaciones arqueol6gicas del Tahuantinsuyo este tipo de enfoque es limitado, en la medida que orienta el desarrollo de manera lineal, nos puede ayudar a entender, hasta cierto punto, los cambios sociales; dado que si nos ordenamos en el tiempo, los primeros contactos interregionales durante el periodo Arcaico pudieron desarrollar- se con ausencia de caminos, siguiendo rutas na- turales, cuyo transito continuo sobre determina- do espacio pudo generar una senda. Para Hassig (991: 21-2), la naturaleza de los caminos y lo que nos pueden comunicar sobre las sociedades que lo construyeron, puede estar relacionado con el clima y el terreno local, dado que bajo condicio- nes favorables o de ligeras variaciones climaticas, como la superficie de los desiertos, estos pueden manifestarse en simples construcciones pro- ducidas por sociedades menos complejas. Esta hipétesis no tiene un sustento sdlido, dado que la aparente simplicidad puede reflejar muchos aspectos sociales como: adecuacién tecnolgica sobre la naturaleza del terreno, funciones dife- renciadas y estilo, Ademis, la tecnologia y forma de construccién de un camino puede mantenerse © variar poco, durante miles de afios, como lo ha demostrado Beck en la costa norte del Pera. Segtin los estudios de Schreiber (1991: 243), en el valle de Carhuarazo-Ayacucho, los caminos utilizados por los estados no necesariamente fue- ron construidos por estos, dado que frecuente- mente incorporan caminos existentes. Si bien los caminos a los que alude la autora provienen de la entidad estatal Wari, reutilizados por los incas, esta misma estrategia pudo ser aplicada por los Wari, anexando caminos construidos en el inte- rior del valle en épocas precedentes. Sin embargo, podemos asumir a priori lo que sostiene Hassig (1991: 24): “... las earacteristicas de un sistema de caminos establecen al menos los esténdares minimos para reconocer el nivel de organizacién politica en la que se encuen- tran...". Esto puede ser deducido a través de la caracterizacién de los lugares 0 sitios de activi- dad que comunique, es decir la definicion de los puntos extremos del camino. Dado que solo de esta forma podemos acercarnos a conocer al gru- po social que construy6 el camino, sus propésitos y motivaciones. éQué es lo que se conoce en Ia literatu- ra arqueolégica como camino inca? El ingeniero Alberto Regal, uno de los pioneros en la investigaci6n de caminos inca, engloba dentro de su estudio a todo como camino prehispanico, Jack Cha z Echevarria 26 El camino de los Nanos entre Paramonga y Santa: revision de los caminos incas de norcentral del Pert dado que reconoce que no puede precisar cud les fueron verdaderamente los caminos del inca (Regal 2009: 21). Para Hyslop (1992: 32), el camino inca es principalmente una ruta usa- da por los incas, ya sea formal o no, relacionada a edificios y/o asentamientos vinculados al ma- nejo del Tahuantinsuyo. Hyslop, dado que no encuentra una diferen- ciaci6n tecnol6gica y/o estilistiea mayor entre caminos prehispanicos, ensaya una definicién en la que prioriza la utilizacion de los caminos y sends, por parte de los incas, para construir el Qhapaq Nan o Sistema vial incaico (figura 3). Esta postura, aunque tiene sustento metodold- gico, sobredimensiona la capacidad de un esta- do en cuanto a inversion de recursos, dado que al no remarcar los tramos que presentan una clara asociacin con edificaciones de caric- ter inca de otros, en cuyo trazo se encuentran edificaciones pre-incas, presenta una lectura equivocada del sistema vial. Esta percepcién no contribuye a entender la dimension cultural en a que se encontraban las sociedades, sobre todo de la costa norte, antes de la conquista inca, dado que presentaban una desarrollada infraestructura vial, que se remonta al periodo Formativo como lo senala Beck para el valle de Moche. Informacién histérica acerca del cami- no de los anos Construccién del camino sobre la base de una lista de tambos. Tambos segiin Vaca de Castro. Las ordenanzas de tambos, claboradas por el licenciado Vaca de Castro en 1543, a raz6n de observar en su trayecto de Quito a Cuzco un total despoblamiento de los “tambos” ubicados en las proximidades de los caminos, lo cual causaba una excesiva jornada de caminata a espaiioles y a los indigenas que servian en el transporte de cargas; ordena el reactivamiento de los caminos y tambos que funcionaban en tiempo de los incas. Sobre el recorrido que se hacia de la ciudad de Lima a Trujillo, sefiala una serie de tambos como por ejemplo Guaurua, Supe, Barranca, Paramon- ga, Guarmey, Cazma, Guambacho y Santa. Las siguientes lineas abordan una serie de puntos, mencionados en las ordenanzas, que discuten la ruta elegida por Vaca de Castro de Quito a Cuzco y la ubicacién de los supuestos tambos ineas, dado que algunos fueron construidos durante el virreinato. Segiin el documento de ordenanzas, Vaca de Castro comenta que su recorrido de Quito a Cuzco lo hizo a través del camino de los Hanos, pero la mayor parte del trayecto lo efectué por la sierra (Vaca de Castro [1543] 1908: 428). Sin dar mayores referencias acerca del camino que cligié para bajar de la sierra hacia la costa; dado que hay una mayor probabilidad que tomara el camino real de la sierra hacia Lima y haya bajado por Paramonga, como lo hizo Hernando Pizarro en su viaje de Cajamarca a Pachacamac (Miguel Estete [1532-1533] 1917). Por lo que es probable que Vaca de Castro no conociera, por experiencia directa, un buen tramo del camino de los lanos. En otro pasaje, en el trayeeto de Villa de la Pla- ta a Arequipa, Vaca de Castro mand6 a construir un tambo, porque el camino estaba despoblado (Vaca de Castro [1543] 1908: 439). Este tipo de situaciones pudo presentarse con mayor frecuen- cia en la costa norte, entre los valles de Paramon- ga y Casma, dado que este tramo parece haber sido una zona secundaria o periférica durante la conquista chimii e inca. Asimismo, el licenciado observé en su trayecto muchos sitios despobla- dos y quemados a consecuencias de las guerras, que podrfan ser entre espafioles con los indfgenas y las guerras civiles entre Hudsear y Atahualpa. Por ello, dispone que se reparen los caminos, cal- zadas y puentes, dado que los pobladores destru- yeron los caminos (Vaca de Castro [1543] 1908: 463). De_esta manera muchos caminos usados en tiempo de los incas pudieron ser reconfigu- rados para adaptarlos a un nuevo transporte de cargas, como el uso de mulas y carretas. Por otro lado, es preciso sefialar que Vaca de Castro nunca vio en funcionamiento un tambo, dado que es reiterativo en sefialar que la ma- yor parte de sitios asociados al camino estaban ‘despoblados o desolados, y en otras ocasiones el camino se encontraba destruido, por lo que los vViajeros se salian de la ruta (Vaca de Castro 1908: 430, 435, 436, 439, 440, 441, 442, 447) . laminos y tambos segtin Guaman Poma De Ayala. En su Nueva Cronica y Buen Gobierno, ‘Guaman Poma menciona que en el tiempo de los, incas habia seis caminos' reales gobernados por 1 En un inicio Guaman Poma menciona seis caminos reales, pero luego expone siete (Guaman Poma [1614: 3551357] 2006: 327). REVISTA HAUCAYPAT 27 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo { souvia N Lane rmesca cgenaBanen ; BOUVIA OCEANO PACIFICO ben, yon CALCHAQUL-TASTIL CLAVE — CAMINO INKA TRAMO ARGENTINA = ivesticaoo ESCALA two 40 a — g } d : Figura 3. Mapa del sistema vial inca elaborado por Hyslop empleando investigaciones precedentes, principal- mente las de Alberto Regal. Imagen tomada de Hyslop 1992: 33, figura 1.1, Jack Chaver Echevarria 28 El camino de los lanos entre Paramonga y Santa: revision de los caminos incas de la costa norcentral del Perit un oficial real (Guaman Poma [1614: 355 [3571] 2006: 327), los cuales son los siguientes: 1- El primer camino real, por el arenal del Mar del Sur, por los llanos 2- El segundo camino real por Choclo Cocha, Carachi, Quileata, Uata Cocha, Ura Pampa 3- El tercer camino real por Guaylla Cucho, Queca Machay, Poma Ranra 4- El euarto camino real por Bileas Guaman, Andaguaylas, y Guamanga 5- El quinto camino real serfa Taya Caxa y Xau- xa 6- El sexto camino real es por la cordillera de Ja montafia 7- ¥ el séptimo camino real es de la montaiia hacia la Mar del Norte De estos siete caminos reales, “puestos por los incas”, solo uno de ellos es por los Ianos o arenal del Mar del Sur, y un segundo cami- no baja de la montafia hacia el Mar del Norte, que vendria a ser un camino transversal. Estos apuntes de Guaman Poma indicarian la gran importancia que tuvo las comunicaciones por la ruta de la sierra 0 montafia, ademas que el camino real lo divide en tramos, muchos de ellos uniendo asentamientos administrativos incas como Vileashuam4n y Jauja. Sila percep- cién de Guaman Poma y las noticias que tuvo sobre la construccién dé los eaminos hace refe- rencia a algunos tramos, este modo de presen- tar los datos nos podria indicar que: 1-Notodos los eaminos fueron construidos por los ineas, raz6n por la cual no los cita como ca- minos reales, 2- También se podria pensar que no estarian asociados a asentamientos importantes de ca- récter inca y, 3- No fueron construidos por los incas pero fueron remodelados y/o usados por ellos, colo- cando tambos a la vera del camino. Es importante mencionar que en el “Capitulo primero de los mezones y tanbos reales y tan- billos de todo este rreyno”, Guaman Poma mar- ca una ruta de Quito a Lima, teniendo como puntos Cajamarea, Chinchayeocha y Tarma. Para llegar a Lima se pasaba por Huarochiri a través del valle de Lurin hasta la costa, lo que convertiria a este paso en una de los caminos transversales de probable construccién inca; remarcando la ruta de Lima a Jauja y de Jauja a Quito (Guaman Poma [1614] 2006: 1004). De esto se desprende que el camino oficial o real para trasladarse hacia el norte de Lima era a tra- vés del camino troncal de la sierra via Jauja. Por otro lado, Guaman Poma ({1614: 1088 [1098] 2006: 1004) sefiala que para ir“... de los Manos de Lima hazia el Cuzco...” se va por *... Suleo, tanbo real... Pachacamac... Mala, tambo de Asyae, Villa de Cariete, Santo Domingo, Villa de Piscuy...Villa de Ica...” . Seguramente la ruta continuaba hasta Nazea y Inego subia a Cuzco, como lo sefiala Vaca de Castro. Esta ruta, docu- mentada a través de la lista de tambos de Vaca de Castro, puede estar indicando el camino real de los llanos, de construecién inea, que menciona Guaman Poma en su relacién de caminos reales. Itinerario de Hernando Pizarro de Cajamar- ¢a.a Pachacamac. Segin anota Miguel de Estete (1917: 83-84), el 6 de enero de 1533 el capitin Hernando Pizarro partié de Cajamarca rumbo a Pachacamac, con *... veinte de a caballo y cier- tos escopeteros... [no se menciona el nimero]. La ruta que emplearon atraviesa la sierra de La Libertad y del departamento de Ancash, a tra- vés del valle del rio Santa pasando por Corongo (capital de provincia) y Pachacoto (provincia de Recuay). En este punto abandonaron el camino real de la sierra, que se dirigia al Cuzco, y toma- ron un camino transversal que desciende hasta Guaracanga (Huaricanga) y luego a Purpunga, un poblado que, segiin las descripciones de Es- tete, estarfa fortificado, haciendo alusién al sitio conocido actualmente como “Fortaleza de Para- monga”’. Siguiendo con su recorrido, Hernando Pizarro tom un camino “muy ancho que viene hecho a mano por las poblaciones de la costa, e tapiado de paredes de ta una parte e de la otra” (Estete 1917: 84), y prosiguié por el camino costero atra- vesando los poblados de Guamanmayo, Guarua, Llachay, Suculachumbi, Armatambo hasta llegar aPachacamac. En todos estos poblados, el eapitan Hernando Pizarro y su gente son hospedados y alimentados en algunos sitios mencionados en la 2 Pese a que Guaman Poma no dice que es el quinto, asumo este ntimero, dado el orden en que va mencio- nando los caminos reales y ademés el siguiente es el sexto (Guaman Poma (1614: 355] lsazl2 2006: 327). 3 Urteagae en sus comentarios ‘de pie de pagina (Este- te 1917: 845 pie de pagina N45), manifiesta que Es- tete haria referencia al pueblo de Paramonga, donde se hallan las ruinas, conocidas hoy como Fortaleza de Paramonga. ruta de la sierra, donde hay provisiones espe- ciales para alimentar a los viajeros (como es el caso del poblado de Guaray! [Carhuay)), ast también se les proporciona en cada lugar gente que les ayuda con su cargamento, lo que podria tratarse de un sistema de tambos inca. Segiin lo anotado, el camino de los Manos al norte de Lima, estaria documentado desde el poblado de Paramonga hasta la altura de Hua- cho, ysegilodescrito por Estete se encontraria REVISTA HAUCAYPATA. 29 S arqueologicas del Tahuantinsuyo delimitado por grandes muros, presumiblemen- te, de tapial. Ademas, es preciso anotar que el 4 En este poblado de nombre Guaray, que para Ur- teaga se trataria de Carhuay en concordancia, segiin menciona este, con Antonio Raimondi [actualmente conocido como Carhuaz], Estete da cuenta que “[..] es dle mucho mahts e ganado, tanto que solamente para dar de comer al dicho capitan e la gente que con é yba, tenian en un corral més de doscientas cabezas de ganado” (Estete 1917: 83). Figura 4. Sitios con cerdmica inca en el valle de Chaneay y Huaura. El mimero 12 es Pisquillo Chico y el nimero 7 es Quintay. Imagen tomada de Krzanowski 1991: 210, fig. 11. Jack Chéver Echevarria 30 El camino de los llanos entre Paramonga y Santa: revision de los caminos incas de la costa norcentral del Perit camino transversal transitado por Hernando Pizarro, marcaria otra ruta importante de co- municacién con la costa. Anotaciones de Bernabé Cobo sobre los cami- nos incas. Cobo menciona que habia dos cami- nos principales: uno por la sierra y otro por los Tlanos y costa de la mar. Ademés, sefiala que otros caminos, en niimero de cuatro o seis, cor- taban a los principales, es decir eran caminos transversales: 1-El principal de estos caminos partia de Cuzco y descendia por Arequipa 2- Otro de Tumbes hasta la sierra, 3- Otro desde el valle de Trujillo con direccion a las provincias de Cajamarea y Chachapoyas, 4- Otro bajaba por el valle de Paramonga y 5- Otro desde Jauja a la ciudad de Los Reyes 6-Y por la provincia de Chuquiabo, otro desde la costa de la mar hasta las provincias de los Chunchos. En esta relacion de los caminos transversales mas importantes, el camino costero o de los lla- nos, en el extremo norte del Perit, se disponia de Tumbes hasta Trujillo y en este tramo exis- tian dos caminos transversales que subian has- ta la sierra; por lo que la mayor circulacién de persona y bienes, en tiempo de los ineas, debi ocurrir por estas vias, dado que en Tumbes el mayor centro administrative pudo ser Cabeza de Vaca y entre los valles de Jequetepeque y Mo- che los asentamientos Chim con reocupacion Inca destacan Farfin y Chiquitoy Viejo (Conrad 1977 y Mackey 2003). Luego de Trujillo, no se menciona otro camino transversal importante hasta Paramonga, por lo que podria estar indi- cando que este trecho (Trujillo-Paramonga) se realizaba por el camino de la sierra y no por la costa, o por lo menos era la ruta mAs transitada. Otro dato importante que menciona Cobo, cuando describe el camino de los lanos en el Area de Lima, es que observa algunos tramos que van desde Caraguayllo hasta las lomas de junto a Sur- co, que comiinmente son Hamados Callejn de Surco, por los altos muros de tapia que la delimi- tan, pero estos ya se encontraban en su mayoria derruidos 0 caidos (Cobo [1580-1657] 1964: 127). Evidencia arqueolégica del camino de los Manos Entre el valle del rio Chilln (Lima) y el valle de Culebras (Ancash). El camino de los lanos que sale de Lima con direccién norte est formado por grandes muros de tapial, algunos de ellos ain conservados por tramos Visibles hasta la altura de Oquendo, Marquez y Hacienda Chuqui- tanta, Existe una clara asociacién entre el camino yllos sitios, con reocupacién y remodelacién inca, comolosasentamientosde Cerro RespiroyTambo Figura 5. Vista de los cuatro caminos formales que parten del valle de Casma hacia el valle de Nepefia. De izquierda a derecha: Iinea roja (camino 1), linea anaranjada (camino 2), linea verde (camino 3), linea azul (camino 4). Los caminos 1 y 4 fueron recorridos por Wilson. Imagen trabajada empleando Google Farth. Investigaciones arqueoldgicas del Tahuantinsuyo Tnea (Ayala 2008 y 2011). Mas al norte, entre los valles de Chancay y Huaura, no hay repor- tes 0 datos arqueolégicos panicos, pero si se registra ocupacion inca en la parte media-alta del valle de Huaura en el sitio denominado Quintay (figura 4). Para e tos valles Krzanowski (1991: 209-211) sostiene que la ocupacién inca fue de manera pacifica y se mantuvieron las buenas relaciones con las lites de los asentamientos de Pisquillo Chico y Lauri. El proyecto de inventario de sitios arqueol6- gicos en la zona del valle de Culebras, realizado en el 2002 por la Mision Polaca, no ha reporta- do caminos prehispanicos, como tampoco edi- ficaciones o reocupaciones inca (Giersz 2003). Sin embargo, durante la fase Chaucas Jirca (1450-1532 dC), el sitio que da nombre a este periodo muestra cerdmica de estilo inea poli- cromo y chimii-inca, pero constituye menos del 1% de la muestra total (Przadka 2011: 340). Valle de Casma, Nepenta y Santa. Los trabajos de patrones de asentamiento prehii panico en el valle de Casma, realizados en di- versas temporadas por David J. Wilson (1994), arrojaron un total de 138 sitios asociados al pe- riodo que él denomina Chima-Inca o Manchan (4350 a-1532 dC), Estos se hallan concentrados en la parte baja del valle y una agrupacion peque- fia cerca del poblado de Yautan, ubieado a 40 km al noreste de Casma y aproximadamente a 750 metros de altitud, La asociacion con este perio- do se ha realizado teniendo en cuenta el mate- rial cerdmico, tiestos chimti-inca, no hallandose fragmentos diagnésticos incas como policromo, geométrico, helechos y formas tipicas como ari- balos. En cuanto a la arquitectura, no se ha registra- do construeciones de estilo inea y solo se ha re- portado presencia de ceramica inca local en el asentamiento administrative chima de Puerto Pobre. Asimismo, las excavaciones en dicho sitio muestran una baja proporci6n de esta ceramica y una ocupacién tardia y débil (Koschmieder 2011: 5 Este periodo abarca la ocupacién chim e inca, dado que después de la ocupacién inca se siguié confeccio- nando cermica de estilo chimt sin restriceiones, por To que resulta, para el autor, un poco dificil distinguir materialmente ambos periodos. Figura 6a. Camino de calzada despejada con muros laterales de doble cara y rellenados al interior eon piedras menudas y arena. P enta aproximadamente 20 metros de ancho y se ubica en Pampa Colorada-valle de Casma, Asociados a este camino se registraron cerimica de diversos tipos, como se presentan en las siguientes figuras by c. Foto tomada por Jack Chavez Echevarria en el 2012. Jack Chaver Echevarria 32 “El camino de los llanos entre Paramonga y Santa: revision de los caminos ineas de la costa norcentral del Pera 418-419). Esto puede estar ocurriendo en el centro regional chimi de Manchan durante la ‘ocupaci6n inca’, lo cual no significa que no se tuvo un control administrativo considerado, si revisamos la estrategia empleada por los incas, en la costa norte, especialmente para el sitio de Farffin (Mackey 2003). En Casma se presentan cuatro caminos for- males paralelos’, que cruzan de sur a norte el desierto hasta el valle de Nepefia. Estos se encuentran separados uno del otro en prome- dio 3 kilémetros (figura 5). Adem4s, en Pampa Colorada, que es un desierto ubicado entre los, ios Casma y Sechin, se presenta un sistema de caminos que une la parte alta del valle de Cas- ma con el valle de Sechin. Estos caminos datan de distintos periodos y algunos de ellos han sido construidos durante el periodo Formati- posteriormente reutilizados y talvez modificados estructuralmente por sociedades que les dieron usos diversos (figuras 6a, 6b y 6c). Wilson anota que el camino ubicado hacia el extremo oeste (ca- mino N° 1 para nosotros) es utilizado durante el periodo Manchan o chimit-inca y estaria conec- tando el centro administrativo de Manchan con el sitio arqueoldgico chimti de Huacatambo, ubiea- do entre el valle de Nepefia y Santa (ver figura 1en Mackey 1990). Asi, también, el sistemadecaminos 6 Carol Mackey reporta durante sus excavaciones en Manchan, en la unidad 145, el hallazgo de vasijas, de cerdmica, una de ellas corresponde a un aribalo (Mackey 1981: 82). ZEss eaminos se caracterizan por presentar muros laterales de piedra de caras planas, teniendo como maximo tres hiladas. El ancho de estos caminos varia por tramos, de 13 a 25 metros. Figura 6b. Tiestos pertenecientes al periodo Formativo (Pallka-Cerro Blanco Nepefia) y periodo Intermedio ‘Tardio (Casma-Chimi). Foto tomada por Jack Chavez Echevarria en el 2012. ISTA HAUCAYPATA, 33 Tivestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo ura 6c. Fragmentos de v inglesa, testigos del trifico comerci y costa a mediados del siglo XIX, segiin anota Antonio Raimondi en sus estudios sobre el departamento de ubicados en Pampa Colorada, de acuerdo a si- tios asociados con ceramica chimii-inea, repor- tados a la vera del camino, estarian siendo uti- lizados en este periodo. Pero su utilizacién mas intensa data del periodo Choloque (alrededor de 650-900 dC) u Horizonte Medio Temprano (figura 7), asociada con el surgimiento de la so- ciedad Casma (Wilson 1995). En el valle de Nepetia, los estudios de Donald Proulx (1968) no reportan asentamientos inca, pero en cambio registran ceramica chimi-in- ca, consistente en aribalos negros y uno rojo, pertenecientes a la colecci6n privada de la Ha- cienda San Jacinto. En lo referente al periodo Intermedio Tardio, Proulx identifica 16 sitios asociados, para lo cual relaciona la ceramica de estilo chimi y también identifica un estilo cera- mico que denomina Nepefia Black-on-White, Ancash. Basado en Raimondi 2006:116. Foto tomada por Jack Chavez Echevarria en el 2012. que se desarrolla a partir de Nepefia Black-Whi- te-Red, asociado al Horizonte Medio. Este tiltimo estilo Vogel y Pacifico (2011: 369) lo asocian con ceramica funeraria de la cultura Casma, y Wilson (1989: 13) también la reporta asociada a los ca- minos que unen los valles de Casma, Nepefia y Santa, durante el Horizonte Medio Temprano. En el valle de Santa, Wilson (1988) reporta para el periodo Tambo Real Tardio (Horizonte Tar- dio) 78 sitios de los cuales la mayoria son habi- tacionales; cuya cerdmica corresponde al estilo Casma-Chimi. Algunos de los sitios se encuen- tran asociados a dos caminos que unen el valle de Chao con el valle de Santa. Asimismo, menciona que estos caminos son mas tempranos y provie- nen del periodo Tanguche Temprano u Horizon- te Medio Temprano (Wilson 1988; 224-294), es- tos estarian asociados con el estilo Casma- inciso. Jack Chaver Echevarria 34 “El eamino de los Ilanos entre Paramonga y Santa: revision de los caminos ineas de la costa norcentral del Pert tN et ny Choioque Period (A. Bi pny conta 650 - 900) crags road tenia caer Figura 7. Red de caminos formales prehispsinicos durante el periodo Choloque (u Horizonte Medio Temprano) cn el valle de Casma, Imagen tomada de Wilson 1995: 225, figura 13. Discusi6n: contrastacién de la evidencia historica y arqueoldgica Actualmente no existe evidencia arqueolégi- ca del camino de los Hanos hacia el norte del rio Chillén, solo por referencias histrieas sa- bemos que existia un camino costero de Para- monga hacia Pachacamac, y que en su trayecto se ubicaron algunos sitios que pudieron fungir como tambos, cuyos nombres a la fecha siguen siendo utilizados como Paramonga, Huaura y Lachay. La existencia de este tramo resulta verosimil en la medida que Bernabé Cobo lo menciona como una via importante de comu- nicaci6n transversal entre la sierra y la costa a Paramonga. Esta fue la ruta que tom6 Her- nando Pizarro de Cajamarea a Pachacamac, sobre la cual Estete proporciona ciertos da tos que pueden ser contrastados actualmente, como los nombres de pueblos y descripeién del camino, que se correlaciona con los grandes muros de tapial que delimitan el camino, atin observable, en el valle del Chillon. En cuanto a la evidencia de sitios arqueolégicos incas 0 con una clara ocupacién inca, solo se encuentra de- finido el asentamiento de Quintay en el valle medio-alto de Huaura, otros sitios ubicados en el valle bajo, como Pisquillo Chico, no han sido lo suficientemente estudiados para determinar como fue el sistema de dominaci6n inca. Si bien, Vaca de Castro menciona al “tambo de Huarmey”, como parte del camino de los anos entre Paramonga y Casma, es probable que se trate de algiin pequeiio asentamiento de influen- cia casma-chima. Dado que este tramo se man- tuvo marginado, sin ningiin interés momentaneo durante la conquista chimti, en donde las prin- cipales instalaciones administrativas se encuen- tran en el valle de Casma (Manchan) y solo un tio de avanzada en Paramonga. Es por esta razon. que las comunicaciones con la frontera o perife- ria no se establecieron mediante caminos forma- les durante la ocupaci6n chim e inca, sino me- diante simples sendas en zona de playa o en todo caso estas estuvieron en proceso de construccién. Este segmento de camino, quizas, es el mismo que describe Antonio Raimondi, entre Pativilea- Huarmey y Huarmey-Casma, mencionando que recorre a poca distancia del mar, y se trata de una via cuya mayor parte es de arena suelta (Rai- mondi [1873] 2006: 113-114). Esta ausencia de caminos y sitios con una clara asociacién inca, se presenta hasta el valle de Culebras, donde solo se ha registrado una minima cantidad de ceramica de estilo inca policromo y chimi-inca, durante la Investigacion’ la fase Chaueas Jirea, Cabe mencionar que este valle alcanza un desarrollo importante solo du- rante el Horizonte Medio, con el asentamien- to de Ten Ten, el cual formaria parte de una confederacién de sefiorios, segiin Vogel (2011: 359), para la organizacién politica casmefa, cuyo centro principal fue el sitio de Purgatorio en Casma. Segiin lo mencionado, los incas no invirtieron en la construccién de infraestructura en el va~ le de Casma y lo mas probable es que hayan reutilizado instalaciones chimi para la admi- nistracién politica y econémica de la regién. En este punto, es preciso mencionar que Manchan, se ubicé estratégicamente cerca de un antiguo camino costeiio norte-sur y una ruta este-oeste que condueia hacia la sierra de Ancash a tra~ vés del valle de Casma (Moore y Mackey 2008: 792). El investigador David Wilson (1994 y 1995) asocia cl camino costero, norte-sur, al Horizonte Medio Temprano, caraeterizéndolo como un periodo muy desarrollado de integra cidn pan-valle (periodo Choloque - alrededor de 650 a 900 dC), lo cual vendria a ser el desa- rrollo temprano de lo que Melissa Vogel (2011) denomina cultura Casma, que se tratarfa de una confederacién y no de un estado, cuyo cen- tro politico fue el Purgatorio en el valle de Cas- ma, Cerro La Cruz en el valle de Chao y Ten Ten en el valle de Culebras (Vogel 2011: 358-362). Estos datos proporcionados por investiga ciones arqueolégicas en el valle de Casma, nos estarian indicando, bisicamente, que los incas no construyeron caminos y que la infraestruc- tura vial inter valle se habria desarrollado en el Horizonte Medio Temprano, la cual habria lle- gado a su maxima expresién con la expansion chimi, que tenia como capital a Chan Chan en el valle de Moche. A su vez, se podria asumir que al sur del valle de Casma, el desarrollo vial- formal no se desarroll6, dado que los caminos formales estarfan asociados con la ubicacién de asentamientos de tipo residencial-administra- tivo, durante estos periodos. Comentarios finales 1. La diferenciacion entre camino y senda, se encuentra en que el primero involucra tres pun- tos bisicos: a) planificacién, b) fuerza laboral y c)elementos constructivos. Ademas, el trazo de un camino puede generarse a partir de una sen- day su formalizacién por parte de una sociedad REVISTA HAUCAYPATA. 35, rqucologic ‘del Tahuantinsuyo puede obedecer a distintas motivaciones de ca ricter econdmico, politico e ideolégico; cuyo ana- lisis supondré el esclarecimiento de las relaciones generadas entre dos puntos de actividad. Estos puntos extremos, asi como los diversos elementos quese encuentren asociadosal camino nosayuda- rana establecer una filiacion eronolégica relativa. 2. Los caminos y sendas no necesariamente de- notan jerarquia en la complejidad social, dado que ambas vias de transito, pueden estar funcio- nando juntas en un sistema social determinado, generalmente por razones geogrificas donde las formaciones naturales como quebradas muy es- trechas pueden servir como limites y guia de la ruta, para luego retomar el camino formal. 3. Respectoa lo que se viene denominando como camino inca, ha primado el enfoque de Hyslop sobre uso y asociacién de edificios vinculados al estado inca; por lo cual todo camino construido 0 no por el estado inca fue asumido como Qhapaq Nan. Desde esta perspectiva, al incorporar cami- nos preexistentes al estado inca solo por su uso, se desconoce la tecnologia vial y los propésitos que motivaron a las distintas sociedades pre in- cas que las construyeron. Lo que explicaria que la tecnologia vial caminera “inca” sea tan diversa en distintos escenarios geograficos y niveles altitudi- nales semejantes, dificultando su reconocimien- to. Un ejemplo claro lo constituye el registro de un tramo de camino costero de 190 km, realizado por Hyslop y Urrutia, en la costa norte del Pert (entre Zafia y Jequetepeque); en el cual Hyslop Teconoce que su construccién estaria asociada a influencias Chima o Moche tardio, pero al aplicar su formula de conversion de USO INCA = CAMI- NO INCA, hace que una tecnologia desarrollada por una sociedad distinta y aplicada a una rea- lidad determinada (empleo de postes de sefiali- zaci6n en el desierto) forme parte del inventario tecnolégico inca. Esto se puede ver plasmado si revisamos La Guia de Identificacién y Registro del Qhapaq Nan elaborada por el Ministerio de Cultura (2013 y 2016), donde mucha de esta tec- nologia pre inca es asumida como una modalidad para el reconocimiento de caminos inca. 4. La informacion etnohistérica consultada so- bre el camino de los Hanos, especialmente el tramo norte desde Paramonga a Trujillo, no pre- senta mayores datos que puedan ser contrasta- dos con la lista de tambos claborada por Vaca de Castro. Asimismo, Vaca de Castro deja entrever que no recorre todo el camino de los Llanos de Jack Chéver Echevarria 36 “El camino de los llanos entre Paramonga y Santa: revision de los caminos ineas de la costa noreentral del Perit Quito a Cuzco, sino que la mayor parte lo hace por la sierra, por lo que se presenta la duda de su paso en el tramo discutido. En cambio, el camino costero Paramonga-Nazca, resulta mas verosimil en la medida que ha sido parcialmen- te transitado, en un primer tramo de Paramon- ga a Pachacamac por Hernando Pizarro, para Iuego ser delineado por Guaman Poma (en su ruta Lima-Cuzco) posiblemente hasta Nazca, en cuya ruta se encuentran diversos asenta- mientos ineas como: Ineahuasi, La Centinela, Lima la Vieja, Tambo Colorado, Paredones. 5. Por otro lado, sobre la base de los docu- mentos discutidos, existié una ruta principal camino real de Cuzco a Quito, que se hacia a través de la sierra y que comunicaba diferen- tes centros administrativos inca. En este punto la informacion etnohistériea es muy conver gente, y ademds los datos proporcionados por Guaman Poma de Ayala nos pueden indicar que solo algunos tramos pueden ser llamados caminos reales, en la medida, tal vez, que es- tos fueron de planificacién inca, o en todo caso fueron remodelados y/o ampliados de acuerdo a las estrategias de ocupacién. 6. Los caminos transversales nos proporcio- nan otro dato importante, dado que fueron las vias por donde se bajaba de la sierra hacia la costa y viceversa. Entre los mas transitados se destaca el de Tumbes hacia la sierra, el de ‘Trujillo-Cajamarca y valle de Fortaleza por Pa- ramonga. Estos dos tltimos tramos transver- sales talvez nos estén indicando que se evitaba transitar por el camino de la costa en el tramo Trujillo-Paramonga, lo cual puede deberse a un clima demasiado Arido y dificultoso para ser caminado 0 que carecia de una adecuada infraestructura vial de tambos. 7. Los escasos datos arqueol6gicos sobre com- ponentes inca, entre los valles de Fortaleza y Santa, pueden estar reflejando una carencia de investigaciones acerca del tema o una reducida influencia inca en este sector dela costa norcen- tral. Respecto a la primera opcién, en este arti- culo se ha contado con informacion arqueol6- gica referente a losvalles de Chancay, Culebras, Casma, Nepefia y Santa, faltando investigar més exhaustivamente a nivel bibliografico del valle de Huarmey. A pesar de ello, se tiene una muestra preliminar considerable. Por lo tanto, se podria decir que la influencia inea en todo este sector es imperceptible bajo una dptica de ocupacién tradicional, comparindolo con la costa sur, donde el centro administrativo de ‘Tambo Colorado, nos permite establecer las dife- rencias del caso. Los pocos fragmentos de estilo chimi-inca hallados en Puerto Pobre y en Man- chan, no soportan a la fecha una interpretacion de reocupacion inca de los monumentos admi- nistrativos Chimt, por lo que habria que esperar mayores investigaciones en el drea y visualizar por lo pronto un control desde el valle de Moche, utilizando la infraestructura vial disefiada desde el Horizonte Medio, reutilizada y modificada por los Chimé. Bibliografia AYALA CASTILLO, Ronal, 2008. El sitio arqueo- légico Cerro Respiro: Un caso de residencia de élite inca en el valle bajo del Chillén. Tesis para optar el grado de licenciado en arqueologia. Uni- versidad Nacional Federico Villarreal. Lima. 2011. Cerro Respiro: Un caso de residencia de éli- te inca en el valle bajo del Chill6n. En Arquitectu- ta prehispanica tardia: construceién y poder en los Andes centrales: 339-383. (Editado por Ke- vin Lane y Milton Lujan). Universidad Catélica Sedes Sapientiae. Lima. BECK, Colleen M., 1979. 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REVISTA HAUCAYPATA. 39 Tivestigaciones arqueoldgicas del Tahuantinsuyo Anilisis e implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu en Choquequirao, Cuzco, Pert Gori-Tumi Echevarria pez goritumi@gmail.com Zenobio Valencia Garcia zvalenciagarcia@gmail.com Resumen Elarticulo examina el remanente de un camino arqueolégico ubicado sobre la ladera superior del Sector VIII de Choquequirao, caracterizado por la presencia de andenes con decoracién mural de lamas, tinica en la arquitectura imperial cuzquena. Segiin los andilisis, los autores plantean que este camino fue la ruta principal de ingreso a la llacta, desde el noroeste, conectando la zona interior de Vileabamba con el asentamiento en la cuenca del rio Apurimac. Este camino, que en su trayecto atraviesa regiones amazénicas, yungas y punas, accedia a Choquequirao por el Sector VIH (las llamas), haciendo su entrada al centro de la llacta por el mismo Haucaypata y usando uno de los dos vanos de acceso que existen en la plaza. Palabras claves: Choquequirao, camino, Haucaypata, portada, Vileabamba. Abstract This article examines an archaeological road remnant situated on the upper slopes of section 8 of Choquequirao, characterized by the presence of terracing decorated with mural mosaics depicting llamas, which are unique in the Inca imperial architecture of Cusco. Resulting from its analysis the authors propose that this road formed the principal access into the town from the northeast, connecting the interior of Vileabamba with this settlement in the Apurimac valley. This road, the route of which ran across the Amazonian jungle lands, foothills and high plains, entered Choquequirao via sector 8 (of the llamas), arriving at the center of the town across its Haucaypata, using one of the two access spaces existing in this plaza. Keywords: Choquequirao, road, Haucaypata, portal, Vileabamba. Introduceién precedida por una limpieza general y la realiza- Como parte de los trabajos de investigacién en la llacta de Choquequirao, en octubre de 2005}, se realizé el estudio de dos remanentes arquitect6nicos hallados sobre la ladera alta del Subsector G, correspondientes al Sector VIIT del asentamiento arqueolégico. Los mu- ros de estas edificaciones no mostraron una directa asociacién constructiva, por lo que su presencia en la ladera se consideré inusual en términos de la ocupacién del area, contrastan- do con las extensas edificaciones de andenerias ubicadas hacia la parte baja del sector; razon que motivé su examen arqueolégico. El estudio se hizo mediante observacién, cién de un pequefio pozo de cateo en una de las estructuras. Los resultados del examen indica- ron que los restos constituyen un fragmento de camino arqueolégico que comunicaba el asenta- miento imperial con la regin interior de Vilca~ bamba; siendo la tinica via que tenia acceso por la zona con decoracién de llamas del Sector VITT de Choquequirao. El anilisis de este hallazgo ha 1 La investigacién en el Sector VIII de Choquequirao se realiz6 segtin Acuerdo N° 153-2005-CTPA-INC-C de la Comision Téenica Permanente de Arqueologia de Ia Region Cusco, y la Resolucin Directoral N° 1140/ INC-DREPH-D, de fecha 22 de agosto de 2005 del Instituto Nacional de Cultura. ECHEVARRIA LOPEZ, Gori-Tumi y VALENCIA GARCIA, Zenobio, 2017. Anélisis e implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu en Choquequirao, Cuzco, Pert. Revista Haucaypata. Investigacio- nes arqueolégicas del Tahuantinsuyo, Nro. 12: 39-55. Lima. Garcia 40 “Andlisis e implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu ‘en Choquequirao, Cuzco, Pertt ‘Sito erquestégico — m Poblado actual —— 0 40Km Figura 1. Mapa de ubicacién de Choquequirao en la zona de Vileabamba, entre las cueneas de los rios ‘Apurimac y Urubamba. Dibujado por Gori-Tumi Echevarria Lopez 2011. permitido inferir la relacién funcional entre diversas edificaciones a lo largo de las vias de ingreso a la lacta por el noroeste, asi como el importante papel que adquirié el Sector VIIT durante la etapa tardia de la historia del asen- tamiento. El Subsector G en Choquequirao Choquequirao es un extenso asentamiento ar- queolégico Tahuantinsuyu ubicado en la mar- gen derecha del rio Apurimac, precisamente sobre el espol6n elevado del cerro del mismo nombre, que corresponde a las estribaciones de la cordillera del Vileabamba en el Cuzco (f- gura 1). La localizacién del asentamiento en la montaiia ha condicionado la ubicacién de los conjuntos arquitect6nicos que la componen (13 sectores), los que se distribuyen basicamente siguiendo el perfil longitudinal de la cresta del cerro y sus laderas adyacentes, siendo distin guibles por su localizacion y tipo de edificacion arquitectonica (Echevarria y Valencia 2011). De esta forma, el Sector VIII se sittia hacia el oeste del asentamiento, emplazado sobre apro- ximadamente 500 m de talud marcado, cuya pendiente est orientada hacia el rio Apurimac. El Sector VIII fue dividido en siete subsectores (A, B, C, D, E, F,y G) sobre la base de evidencia arqueolégica y contrastes entre las secciones con arquitectura monumental dentro del area (figura 2). De toda la divisi6n, el Subsector G es el tinico que no mostr6 una masiva ocupacién construc- tiva, caracterizandose por presentar pequefias edificaciones dispersas y una zona con basura ar- queolégica y material mueble sobre la superficie de la ladera (Echevarria y Valencia 2013). Este Subsector es bastante accidentado, presentando una pendiente vertical cubierta de vegetacién amazonica, arboles y permanente maleza. Inmediatamente sobre el Subsector G se ubican los Sectores TIT y TV que corresponden a la par- te monumental més antigua del asentamiento (Echevarria y Valencia 2008), practicamente el centro de la Ilacta arqueolégica. Hacia abajo, al este, se distribuyen los demas subsectores del Sector VII (figura 3). Antecedentes En el 2005, como parte de la prospeccion com- pleta del Sector VLII, se reconocieron dos edifi- caciones aisladas con muros expuestos hacia la parte superior de la ladera del Subsector G, en la misma Area en la cual también se descubrid €l {inico basural arqueol6gico de esta parte del asentamiento. Estas estructuras fueron examina- das en octubre de 2005, nego de que se termind Plaza Principal (SUDAN) Subsector G Rete i ahora Subsector E = Figura 2. Foto del Sector VIII de Choquequirao, co ct lados. Foto tomada por Zenobio Vale: Garcia 42 “Andlisis e implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu ‘en Choquequirao, Cuzco, Pertt la excavaci6n de la unidad 36 y de disponer la investigacién del sistema mayor de andenerias del sector. Debido a que las dos edificaciones mostraban Ja misma naturaleza estructural y técnica, aun- que emplazadas ligeramente a diferentes altu- ras, se procedio a la intervencién de solo una de elas. La edificacién seleccionada (edificacion 1) se present6 como un muro de contencién aislado y cubierto por maleza y tierra, que no parecia ser parte evidente de una edificacion mayor o tener una funcibn especifica aparente. Para el examen de la evidencia se plantearon dos hipétesis a nivel funcional. En primer lu- gar, se consideré que el muro podria haber co- rrespondido a partes remanentes de antiguas construcciones hechas para habilitar un cami- no, ahora colapsado, el cual provendria de la zona norte del complejo arqueol6gico, donde aiin quedan fragmentos de esta evidencia, En segundo lugar, se supuso que la estructura po- dria haber servido especificamente como un muro de contencién, levantado para soportar los deslizamientos que se producen continua- mente en la ladera en la que se encuentra. Estos planteamientos justificaron la interven- cidn del muroseleccionado. A partir de aqui, los resultados del andlisis y la relacion con la de- mis evidencia arqueolégica hallada en el asen- tamiento, podrian permitir la confirmacién de una de las hipétesis y el establecimiento de nuevas proposiciones sobre la naturaleza cul- tural y cronolégica de esta evidencia, asi como otros aspectos funcionales y arquitecténicos re- lacionados. Metodologia El andlisis de la edificacién 1 se hizo a nivel su- perficial, mediante una excavacién de poca escala, tratando de no alterar ningiin contexto de deposi ibn, Por ellose realizaron las siguientes acciones: a. Descripcién y registro fotografico extenso de toda la intervencién. b. Limpieza completa de la estructura mediante elretiro de toda la maleza y tierra acumulada, in- cluyendo su paramento y cima. c. Exeavacion de un pequetio pozo exploratorio. en la cima de la edificacion para examinar su es- tructura interna. Anilisis y resultados -La edificacién: Se traté de una construccién for- mada por un muro de contencién y un relleno de tierra (figura 4). El muro fue logrado con piedras de campo, hallandose en situacién de deterioro estructural y exponiendo los extremos laterales derruidos y'colapsados. La construecién se em- plaz6 en una ladera de aproximadamente 50° de talud, cubierta por vegetacién y tierra hiimeda, aproximadamente a 20 metros bajo el nivel de ‘Mapa del Sector Vill (Llamas) de Choquequirao.(C) COPESCO NACIONAL. Figura 3. Mapa del Sector VIII de Choquequirao con los subsectores sefialados en este trabajo. Mapa de COPESCO Nacional 2005. Figura 4. Imagen general de la primera edificacion arqueolégica hallada en el talud del Subsector G, Sector REVISTA HAUCAYPATA 43 Tnvestigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo VIII de Choquequirao, en su estado original. Foto de Gori-Tumi Echevarria Lépez 2005. la plaza principal del Sector III del complejo arqueologico. La edificacién expuso un solo paramento orientado hacia la pendiente en la ladera, por Jo quees técnicamente una contencién fisica de la misma. Este se levanté mediante el uso de rocas metamérficas —esquistos— de diversos tamatios, colocados en un aparejo irregular de tendencia lineal horizontal sin mortero eviden- te, conformando asf un paramento Ilano con un talud vertical sin inclinaciones (figura 5). El muro present6 una altura de 0.85 m por 1.35 m de largo, exponiendo un retiro en la cima de aproximadamente 0.60 m hacia el ta~ lud. Hasta antes de la limpieza no fue posible reconocer la superficie total de la estructura ni el material interior de relleno debido a la co- bertura vegetal presente. En perfil (figura 6), la estructura corta el talud natural creando una seecién escalonada, la que se repite del mismo modo en la segunda edificacién identificada en Ta ladera, Como mencionamos, al inicio solo se pudo observar parte del paramento central, no- tandose ademas que el muro se ubicé entre dos afloraciones de roca. Luego de la limpieza, las caracteristicas téeni- cas de la estructura se confirmaron (figura 7), corroborandose que los extremos laterales de la edificacién estaban colapsados cuando debieron estar originalmente juntos 0 adosados a los aflo- ramientos rocosos. Aunque la limpieza no alcan- 76 ala base estruetural del muro, para no afectar su estabilidad, la cima, por el contrario, fue libe- rada de maleza (figura 8), no encontrndose nin- gan elemento estructura adicional, excepto los mismos materiales del remate del muro (figura 9) que se orientaron hacia la fachada sin ningdn arreglo de aparejo diferenciado (figura 10). La cima de la edificacién, la plataforma, mostr6 ser solo la parte superior del relleno interno formado por material suelto, contenido entre la ladera de lacolina y el muro. Como se puede observar, la limpieza expuso mas claramente las caracteristicas de la estructura Zenobio Valencia Gare! 44 “Analisis ¢ implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu en Choquequirao, Cuzco, Perit Figura 5, Paramento frontal de la edificacién 1 en que ya habian sido delineadas, incluyendo magnitudes, detalles estructurales, forma, si- tuacion en la ladera y su estado de conserva- cién. Es importante Tecalcar que el muro no mostr6 mortero alguno (probablemente perdi- do por factores naturales), y no se reconocieron, elementos o rasgos estructurales adicionales u otros materiales como artefactos de ceramica o litico asociados a la estructura o en su entorno inmediato. De otro lado, la edificacién 2 mostré similares caracteristicas materiales y tecnoldgicas a la edificacién intervenida (figura 11), ubicandose aproximadamente seis metros hacia el norte. La altura referencial entre estas edificaciones, fue de aproximadamente 0.30 a 0.40 m des- de la cima del muro de la primera estructura, dandole al conjunto una continuidad relativa en referencia al nivel horizontal sinuoso del terreno, aunque no se pudo reconocer detalla- damente la topografia del area por la extensa cubierta de vegetacién. Echevarria Lopez 2005. estado original. Foto tomada por Gori-Tumi -Excavacién: La excavacién realizada cubrié un rea cuadrangular de 0.45 m de ancho por 0.70 m de largo y 0.45 m de profundidad y estuvo ubi- cada sobrela seccién lateral norte dela cima de la estructura arqueolégica. El pozo de cateo se hizo siguiendo una depresion en la plataforma (figu- ras 8 y 9), mediante el retiro de la tierra superfi- cial que cubria el area y un examen visual directo de la evidencia. Durante y luego de la interven- cin, se puedo comprobar que la parte interior de la edificaci6n, hasta los 0.45 m de profundidad, no contenia ningiin elemento arqueolégico par- ticular mas alla de tierra y piedras que formaban parte de su relleno estructural; no reconociéndo- se estructuras o divisiones espaciales internas, ni artefactos muebles de ninguna clase. La tierra retirada consistié basicamente en ma terial suelto y suave de color marron con conteni do de pocas raices y pequefias piedras (menos de 5, cm), estando en su mayor parte seco, sin cons- tituir humus natural como el que se encuentra en la ladera del entorno, Esta tierra debié ser traida REVISTA HAUCAYPATA 45 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo Figura 6. Dibujo de la seccién del muro de la edificacién 1, Elaborado por Gori-Tumi Echevarria Lopez. 2005. Gori-Tumi Echevarria Lopez y Zenobio Valencia Garcia Figura 7. Paramento frontal de la edificaci6n 1 después de su lim Echevarria Lopez 2005. secre IT-G Laer eapeutons ASIA 4 REVISTA HAUCAYPATA 47 Tnvestigaciones arqueoldgicas del Tahuantinsuyo Figura 9. Excavaci6n sobre la plataforma de la edificaci6n 1. Foto de Gori-Tumi Echevarria Lopez. 2005. y depositada exprofesamente para completar la estructura. Hasta el final de la excavacion, que no aleanz6 la base del muro, solo se reconocie- ron grandes bloques de piedras (mas de 20 em) los cuales aparecieron en posiciones no estruc- turales (figura 10), por lo que no corresponden al paramento, siendo tinicamente parte del re- lleno de la estructura. El po7o, por su escala, no arrojé mis informacién, Discusion Como se pudo ver en el anilisis, la evidencia recuperada esté muy circunscrita a la estrue- tura, y sus aspectos técnicos y formales no fa- cilitan el establecimiento de alguna relacion funcional directa; no obstante que se pueda asumir la contencién como una funcion es- tructural primaria del muro. La contencién, sin embargo, no debe corresponder necesariamen- tea la funcién final del disefio de la edificacién, por lo que es importante ampliar el contexto de inclusién del material, para intentar una expliea- cién més coherente. Al respecto, podemos indi- car que la ladera, de aproximadamente 45 a 55° de talud, no expone muros de ningiin tipo, no existiendo una contencibn del declive en toda el rea directamente asociada, e inclusive en zonas donde es posible percibir situaciones criticas de destizamiento. La falta de muros de contencién en esta secci6n de la ladera, podria indicar que la edificacin examinada no ha sido usada con tal fin, respondiendo ms bien a otro caracter. Descartando la contencién como la funcién principal, el planteamiento de que la edificacin es parte de un camino, no obstante su fragmenta- cién y aislamiento, se puede respaldar por el ni- vel de asociacién entre las edificaciones halladas en la ladera, y por el descubrimiento de un vano de acceso y una seccién de camino arqueolégi- co (figura 12), sobre una pendiente clevada en el borde norte del Sector VIII, aproximadamente a 300 metrosal noreste del muro examinado. Estos 48 “Andlisis e implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu en Choquequirao, Cuzco, Perti testimonios permiten establecer un contexto de articulacién para la evidencia que estamos revisando; especialmente al considerar todos estos elementos dentro de un mismo esquema estructural, como partes constituyentes de una singular obra de ingenieria arqueolégica. En este esquema, los muros hallados en la ladera deben corresponder a seeciones parti- culares de un camino con ealzada y muro de contencién (contramuro), siendo la segunda edificacién la que cumplirfa la filtima funcién mencionada, Esta variacién funcional explica- ria la diferencia de nivel entre las estructuras, en especial para le edificacién 2, cuya calzada debié colapsar en algtin momento del pasa- do. Aunque tampoco se hallé evidencia de un muro de contenci6n arriba de la calzada en la primera estructura, esta carencia puede en- tenderse como un hecho normal dentro de un requerimiento estructural especifico, dada las condiciones accidentadas de la ladera en que se encuentra la evidencia. Siguiendo la alineacién de los muros, es po- sible proyectar el probable camino hacia el noroeste en direccién. al vano de acceso y la seccién de camino ubicados sobre el borde de la quebrada. Desde ese lugar, y siguiendo la to- pografia de la quebrada, el camino atravesaria Figura 11. Imagen general en su Figura 10. Vista del pozo exeavado en la edificaci6n 1. Foto de Gori-Tumi Echevarria Lopez 2005. \do original de la segunda edificacién arqueologica hallada en el talud del Subsector G, Sector VIII de Choquequirao. Foto tomada por Gori-Tumi Echevarria Lopez 2005. D todo el Sector VIII, teniendo como destino final el Haucaypata o la plaza principal de Choque- quirao (figura 13). El punto de ingreso al sector, marcado geograficamente por el borde de la quebrada, se halla bajo el nivel del muro estu- diado en la ladera, por lo que el camino avanza en proyeecién ascendente, lo que permite plan- tear la asociacién contextual y funcional entre las estructuras mencionadas. De igual forma, el vano descubierto esta rela~ cionado al segmento del camino que sube des- de el rio Blanco, Pinchaunuyog y Pajonal (figu- ra 14), siendo un puesto de inflexién en la ruta para el ingreso a la quebrada que forma el Sec- tor VIII. Este camino, examinado por nosotros la tiltima semana de noviembre de 2005, esta formado por una estruetura de piedra asentada sobre una pendiente leve, edificada usando un REVISTA HAUCAYPATA. 49 Tnvestigaciones arqueol6gicas del Tahuantinsuyo aparejo rustico*; con un pavimento de tierra en la plataforma y sin contramuro. Estos detalles coinciden, salvo el contramuro, con las caracte- risticas basicas de la edificacién 1, examinada en. el Sector VIII, conformado en conjunto el ma- yor volumen de evidencia vial para el acceso a Choquequirao desde el norte. ‘Tomando como base la evidencia expuesta, po demos proponer que durante el Tahuantinsuyu, el camino arqueolégico que se dirigia a Choque- quirao desde el noroeste, venfa de la zona de Ya- nama y Cotacoca e ingresaba a la Iacta por las andenerias de Pinchaunuyog, subiendo hasta el 2 Este vang fue descubierto en el 2005 por el arque6- logo Julio Alvarez por cuenta del Proyecto Capac Nam. 3 Las caracteristicas particulares del aparejo no pudie- Tonser examinadas porque estaba cubierto con maleza. Figura 12. Vano de acceso sobre el borde norte del Sector VIII, en el camino de acceso a Choquequirao. Foto tomada por Zenobio Valencia 2005. Gori-Tumi Echevarria Lopez. enobio Valencia Garcia 50 “Analisis ¢ implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu en Choquequira Figura 13. Haueaypata o plaza principal de Choquequir plano los palacios y edificios reales mas adelante el a 10, Cuzco, Perit ao, en segundo plano, vista desde el norte. En primer sso principal a la plaza, con la colina apuntada ‘amada “usno” de fondo. Foto tomada por Gori-Tumi Echevarria Lopez 2005. Sector VIII —las Llamas—, antes de acceder finalmente al nticleo central del asentamien- to imperial. En la actualidad se usa parcial- mente esta ruta, pero al subir la ladera y pa- sar sobre Pinchaunuyoq y el sitio tardio —pre Tahuantinsuyu— de Pajonal, la ruta se orienta hacia el este escalando la montafia para alcan- zar el espolén y luego bajar a la zona urbana de Choquequirao desde el Sector I 0 conjunto arquitect6nico superior (figuras 13 y 14). Est iiltima trayectoria del camino actual puede haberse implementado cuando decayé el asen- tamiento y el Sector VIII quedé abandonado, deteriorandose la via por esa zona debido a I extremadamente accidentadas condiciones de la topografia. De esta manera se perdié el acce- soa la llacta desde el noroeste. No obstante, el camino actual de acceso de: de el noroeste no tiene que ser necesariamen- te post Tahuantinsuyu, si consideramos que existen al menos dos sectores con ocupaciones anteriores al asentamiento cusquefio en la parte central de Choquequirao, en el Sector 111 (Talle- res de vivienda) y en el Sector IX (Pikihuasi), que se habrian beneficiado de esta ruta de acceso. Si el camino que atraviesa el Sector VIII se hizo in- tencionalmente para redireccionar el ingreso ala lacta, este pudo haber sido habilitado cuando edificé la primera serie de andenes del Subsec- tor E en el Sector VIII (figura 3), al inicio de la ocupaci6n de la quebrada, antes de la edificacion de la segunda ampliacion constructiva del sector, que incluyé las lamas blaneas. El camino elabo- rado bajo el control cuzquefo, habria modificado el sistema de acceso local a toda la zona desde el noroeste, que originalmente debi6 seguir un eje de asentamientos entre Pajonal, el Sector Il y el Sector IX, replanteando las vias de comuni caci6n segin las nuevas necesidades urbanisticas cuzquefias. Es interesante anotar ademas, que desde el siglo XIX el camino sobre el espoldn rocoso fue el que D se utiliz6 para las primeras exploraciones al si- tio, tal como detallan las descripciones de De Sartiges (1999), Angrand (en Romero 2006 [1909]) y Heald (En Bingham 1913); pero nin- guna de estas expediciones dejo registros expli- citos de los caminos y sus caracteristicas par- ticulares*. Lo que es obvio, es que la ruta por el Sector VIII fue rapidamente descartada y recién fue descubierta por nosotros y el equipo del Capaq Nan en el 2005, Tecnolégicamente la diferencia entre los ca- minos de acceso descritos es sustancial. Toda la via imperial por el norte, la misma que atra- viesa el Sector VIII, esté construida usando terraplenes y muros de contencién; mientras que los caminos locales son, aparentemente, simples senderos sobre suelo natural. Una vez en la Ilacta, los caminos son pavimentados con lajas de piedra, como se puede ver al pie del REVISTA HAUCAYPATA. 51 Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo Sector VII por donde pasa el camino principal (figura 15), o bien delimitados perfectamente con 4.Una referencia interesante es Ia que deseribe De Sar- tiges cuando emprendela subida porlaladera que leva a Choquequirao, viniendo desde Yanama, y que cree- ‘mos es la que esta inmediatamente después de cruzar el rio Blanco y atraviesa los sitios de Pinchaunuyog y Pajonal. De Sartiges mando quemar las hierbas de la zona probablemente para clarear el acceso, él dice: “En cierto lugar sin nombre, dejamos el lecho del to- rrente y establecimos nuestro campamento hacia la izquierda en una meseta rodeada de malezas. Se en- vi6 a una parte de los indios a quemar las altas hiei bas y las malezas del sendero que debiamos recorrer al dia siguiente. Fue un inmenso incendio cuya flama lanz6 magnificos reflejos sobre la roca cortada a pico que se hallaba delanté de nosotros a la derecha del to- rrente. La lluvia, de la que no tenfamos medio alguno para defendernos, nos interrumpié bruscamente en nuestra admiracion ante ese gran efecto de luz. Ju- ramos todos como arrieros” (De Sartiges 1999: 196). ® “Pinchaunuyoc” - - - (Sector Xi!) ee - L )) | PPA. pPajonar —S ~ “Pagchayoc” Wet Spon Ian (slysiy Huacaypata h _\ 8 Plaza inferior . (Silty. SIV) isvit a VIh fy sv |? Ly CLOT si 8x Mapa del Complejo arqueologico Choquequirao (C) COPESCO NACIONAL. 0 500m, Figura 14. Mapa del complejo arqueolégico Choquequirao con los sectores mencionados en este trabajo. Mapa claborado por COPESCO Nacional 2005. Gori-Tumi Echevarria Lopez y Zenobio Valencia Garcia 52 “Analisis ¢ implicancias de un remanente del sistema vial Tahuantinsuyu en Choquequirao, Cuzco, Perit estructuras y accesos escalonados. No se pue- de extender una division técnica mayor porque consideramos que durante el Tahuantinsuyu existié una plena flexibilidad tecnoldgica en la edificacién de este tipo de estructuras, lo que se debe en mucho a la variacin en las condicio- nes medioambientales en las que se presentan estas edificaciones; hecho que ha sido recono- cido tipolégicamente en Vileabamba (Duffait 2005). Un aspecto relevante de comentar concierne al vano de acceso ya mencionado, el cual fue hallado sobre una pefia rocosa hacia el borde norte de la quebrada que forma el Sector VIII, y que presenté 2.30 m de alto por 1m de ancho (figura 12). La escala de esta medida sugiere definidamente que este camino tenfa un uso restringido, donde el vano tendria una fun- cién complementaria especial. La estrechés del vano, en comparaci6n con la proporcién antro- pométrica de los camélidos, indica claramente que solo podrian transitar animales sin carga y personas en filas singulares. El disefio del Figura 15. Camino pavimentado en el Sector VII de Choquequirao. Foto tomada por Gori-Tumi camino y el vano, que se dirigia directamente al Haucaypata a través del sector con la eseena de llamas (figura 16), confieren jerarquia a esta ruta, Se puede inferir entonces, que el vano fue elaborado como un punto especial de control para el ingreso a la llacta durante la vigencia del ‘Tahuantinsuyu. La ubicacién del vano es bastante indicativa de su funci6n, pero hay que aclarar que este no corresponderia al de una portada principal de entrada a Choquequirao. Consideramos que el ingreso a la llacta se encuentra en el mismo con- junto arquitecténico que conforma el Haucaypa- ta; donde han existido al menos dos accesos prin- cipales con sus respectivos vanos. Uno entre la kallanea de las argollas y el inicio de las Paqchas ceremoniales®, y el segundo por el vano monu- mental de dobie jamba, que comunica la plai principal con la zona posterior del Sector TV (fi- gura 17), hacia el sur. Es bastante probable que el punto de acceso a la lacta haya variado segiin crecia el sentamiento, y cambiaba el sentido fun- cional de la arquitectura. El camino y los vanos Echevarria Lépez 2005.

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