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HISTORIA SOCIAL·
DE LA COMUNICJ-iCIÓN:.
MEDIACIONES Y PÚBLICOS
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Ifis1oria social de Ja·,;omunir.ación, ,,;ediaciones y públicos Íridice

CAPtl'ULO 4: L/\ IM PRENTA uN:rrtr,,;gpNACIM1ENTOS CAl'ÍTULO 8: EN LOS ORÍGENES DE J,A cm,fCJNICACIÓN M/\.SfVA.... 115
Y BAJillOCOS .....::.'...............�:..............,............................................. 47
8.1 ..,,Resulver la crisis: tecnologías para un nuevo·cre�i.i nienfo··
11.1. El renacer dt: la vid� urbana ...... :..................:.............................................. 47 ecouónúcoy comunicativo ........ : ............................ ::.............. :..................... i 15
4.2. Una nueva necesidad: 11oticias regulares ....................................:................ 49 8.2. Las condiciones de fa. prcesa tle popular: la nu�va,t9ci,;:datl de masas....... 118
4.3. 1 a aparición de la imprenta., .._._.................................................................. 51 8.3. F.! new journalism: de PulJv,q a llcarts .. a:................·........,......................... 121
11 .'L Las comunicacionesen los sigl os XVI y XVlr.....t···..· ··...........:.................... 53 8.4. La otra prensa: política, eco11ómicay deportiva ..........:,;::·;'·-····--............ 126
·
1\.5. La imprcnta'hl servicio del poder................................................................ 56 8.5. Oc i o y espectáo,losde masa� ....................................,;....,:.,,...................... 12Q
4.6. La imprenta eo las luchas 1eligiosas...................;........................................ 59 8.6. De la publicidad a la propagb11da: el interés p or las multit1i4es.................. 131

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CAT'Í UI .O 5: EL PAPEL DE LA l'RENSJ\. CAPÍTU1JO 9: BATALLAS DE PR,OP.AGANDA
EN JAS REVOLUCIONES BURGU:ESAS ................................. 63 Y MEDIOSDEENTlIBGUERRAS .............................................. 135

5.1. Revolución y comunicacióll: J folanda, Tnglaterra y los .E.�tados Unidos.... 63 9.1. La m1eva eia <le la propagandá: las ltincheras de 19111 .................. ............ 135
5 2. rn tr:ínsito a la modc1 nitlad: la llns�aeión . .:............. ................................. 68 9.2. Tiempos modernos para la prc"nsa escrl'La: tabÍoides y rcvi �tcrismo ........... 138
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5 .3. La 1cvol11ci6n .ftanccsa:, el modelo de la lr:msfom1ación conl ineutal ......... 71 9.3. La cr.nergcncia de la radio:_ ca�ci oncs y 11oticias de entreguen-as ............... 141
9.4. La luz del cinematógrafo: cs trt¡llasparn la evasión ..._._. ....::......................... 11\3
9.5. P1opaganda y Estado : n�voluei6n soviética, fascism o y riew deal .............. 14ó
C'ArÍ'llJLQ 6: J./\ COMlJNICACIÓN EN LA CONSTRUCCIÓN 9.6. La JJ Guerra Mundial: la propaganda en las ondas y las imágenes ............ 152
DF T,A NACIÓN lvlüDERNA ..... ..................... ......................... 79 � ,.

6.1. Fahricanúo naciou�s ..........."·...�-�::i.,. ......................................................... 79 CAP1TULO 10: EL MUNDO ANTE LAS PANT Al.LAS ..c.'................................. 157
6.2. F.1 Estado, protagonista de,! crnirnicnlo com11nicativo . ................ !............ 82 10. l. La reorgan ización informativa �as.la 11 Guerra Munclial:
G.3 /.a prensa ele la era industrial . ... ........... .....:............................................. 86 ne ocapit.alismo infomiativo y gue1ra fría ...... :·...::·.::...................................... 157
G.4. El clcsarrollu de l� prc11sa nacional.. .......:.................................................... 90 102. lnupci6uy ltiuufo de la lelcvisjón.............................................................. 161
10.3. Los medios de c oUlurúcación bajo l:i. tira1úa icóuip• .,................................ 166
10.'I. Efectos soriocnltmalcs de!:¡. nueva iconosfera ..............,............................ l'/0
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CAP{TlJLO 7: 11.L PROG RESO COMUNICATIVO l ,1
EN LA ,ERA DE LOS INVENTOS................................................. 07 CAPÍTULO 11: DTISIGU/\.LDAÚ, UTOPLAS E INDUSTIUAS
DE LA COMUNICACIÓN .................................'............. ............. 175
7.1 Jinl1e d tclég1afo y el cable submaiino ....................................................... 97
7 2 El rcpm1o informativo clcl rnundo .............................. ................................ 99 11.1. Las claves de uo mundo div._id ido ......... . . .......: ..........,,:·L....................... 175
7.3. ¿El fin de la era drl discurso'/..................................................................... JOl 11.'.J.. Las al ternativas a un mundo desigual: motlt>niizacÍón o revolución .......... 176
7.4. De la fotografía al fot ope1iodismo .............................................................. 103 11.3. La pugua por 1111 nuevo orden internaci onal: el Iuforme McBridc.............. 181
75. Mct.áforos del pwgresu..... .. ....................................................................... 106 11.4. La otra dimensión: lit mundial.i:z.ación de la industria de la coUJ11oicacióu. 185
7 .6. Obrerismo y comunicación .....:.:.. :............................ ................................. 108 11.5. La concentración de las empresas de cornnnicación·
7.7. El Estado, la invención de 1rndicinncs y la comunicación de masas .......... 11 J la amcuaza <lel "Grnn Hermano"................................................'................. 188
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· El papel de la prensa
en las revolucion�:..:,,IJl¡J�as

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, ·1 5.1 . .Revol ucióu y comunicadóu: Holanda, Inglaterra
J y los Estados Unidos
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i·· Los grandes procesos revolucionarios que destruyeron el Antiguo Régimen e ins­
tauraron una sociedad liberal y mia economía de baso capitalista, en un largo proce­
r. 1 so que se extiende desde el siglo XVll hasta el siglo XJX por diversos países, apare­

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jaron ta mbién una radical traosfcmnación del sistema comunicativo, convertido en
uoa pieza esencial de la nueva sociedad burguesa y la economía de mercado.

l1¡-·,:j;1: La expansión y crecirnicuto de la imprenta desde el sigJo XV había creado la

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base material inicial para la construcción de ese nuevo orden comuaicalivo que
r,.:-·. alumbrará· a la sociedad liberal. Un marc1J definido por la proliferación de las
, formas de comunicación impresa surgidas desde la imprenta y que habían empe­
zado a actuar como disolventes de la tradiciónal sociedad estamental y privilegia­
da. La imprenta había abierto la posibiliclad de emplearla para cuestionar el orden
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cultural y comunicativo estanco que había dominado durante los largos siglos de
V la Edad Media. Las reiteradas experiencias revolucionarias debían establecer
¡�¡:· .·¡ normalivamenle .el cambio de modelo .
i. El capitalismo y Ja comunicación moderna nacen en la eotrafias del sistema
feudal, desarrollándose a partir de los núcleos urbanos. Son en las cindadcs donde
surgen las relaciones de producción precapitalistas, que desde el comercio o el
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artesanado empiezan a cuestionar las formas económicas feudales hasta que para
f,: su completo desarrollo exijan la ruptura de· . las .viejas estructuras económicas,
sociales y políticas del feudalismo . que, llegado un momento, impiden su progreso
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' 1 (Baldó, 1993). Ese camino es el mismo que sigue la comunicación que podíamos
denominar modema o, más propiamente, burguesa.
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Historia social de la cómt:nicnció11: 111ed1acir>nes ypú/,/icos Elpapel de la prensa en las revolucionis burguesas

La ecouomla capitalista como economía abierta y de mercado precisa de la cióa tt:vol11ciom1ria a Inglaterra, Francia o Alemania, y libros que difundirán la
eJUstencia de uo marco de rclacioocs cub.c los agcJJtes, bái;icamcntc los proclucto- cultura de los clásicos y el 11ucvo pensa1nieulo científicQ xacional y h1u.nauista de
1es y los consumidores, que garantice sn relación y abierta comuuicación. El co­ Descartes, Bacon o Hobbcs, eutre muchos otros . De las prensas holar¡desas sur­
n-ecto establecimiento de los mecanismos del mercado, precios, tecursos, ex.isten­ gicrou muchas de las obras que difundirían las ideas que prccip1tarlan la revolu-
cü,s, etc., hace uccesaiia la participación consta111.e rlc un llujo de comw:iicació11 ción ea Inglaterra a partir de 16'10. ·
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que ofrezca la correcta info1mación en cada rnumeoto par:1 tomar la mejor deci­ Además desde Holanda se imprimieron las céle�tes �azetas a partir de 1609
sión. Resulta absolutamente sintomático de este fenómeno el hecho de que los -por ejemplo, Gazeta del Viernes cu Amstcrdam-.c¡ue, ademá� del mercado local,
primero¡¡ antecede11tes de la prensa moderna aparecieran en la Holaoda de fJries cxleodierou las nuevas ideas políticas por Europa (Dahl, bGO). En holauclés o
del :XV1 c inicioN del XV!J vinculados en parte a la iufonuacióu ecouómica y co­ traducidas a las principales lenguas, se constituyerou en modelo de pn:usa libre y
mercia l. Si para·\a futura política liberal la connmicacióu abierta era esencial, no gozai on de enomrc popularidad al incluir las noticias omitidas u ocultadas en sus
era menos vital para el propio capitalismo . países de <lesti.no. Además, esas gnzetas se conviitieron. en difüsoras de la sedi­
Ab orn bieu, el desarrollo de la prensa como de toda la producción impresa en ción frente al Antiguo Régimen por Europa, desde el punto religioso por la popu­
gene1al lenfa unos limites claros marc.ados por las monarquías absolutas que, a larización d� los principios calvinistas; desde el punto de vista económico por la
Lravés del régimen ccnsitario y del privileg10 real parn el estableci.oúento de im­ extensión de las ideas del liberalismo; y desde el p1mto de vista político por la
prentas o para la edición de periódicos, frenaba f1ontalmcotc este proceso. defensa del nuevo sistema del padament.arismo burgués .
La impo.r13Ilcia de esla cuestión se pooe ele rdieve por el hecho de que a lo I a reacción de las monarquías absolutistas frente a esta literalw·a sediciosa
la.reo de todos Jos procesos revolucionarios desde el siglo XVU eu los distintos .füc intentar prohibir su circulación y, sobre todo, para contrarrestar sus ideas,
países, uno de los ejes de la lucha esenciales sea el que se enlabia en torno al de­ publicar alternativas absolutistas en forma de gazetas oficiali:s e incluso pasqui­
recho a In libe1tad de imprenta. En rada uno de lo:i territorios úoude se asaltó la nes y panfletos paia hacer-frente a su popularidad.
foudH!idad, el debate sobre la imprenta es uno ele los asuntos centrales en la pugua Los cambios en Holanda ne tardaron en cruzm el c:aual e Inglaterra se cousli­
ideológica, y así se compnie�a en la labor polernizadora de los contendientes y la tuyó e n la segunda etapa del proceso revul vciouatio burgués en Europa a partir de
plasmación legal de la misma cuando se oblicuen las prirneias victorias políticas. 1610. Aquí la monarquía absoluta de Carlos J ruaotenía uu estricto régimen de
Holanda fue el primer espacio que eu su lucha poi la independencia del lrnpe- censura y represión sobre la rhfusión de las ideas y de la ii1fo1mación, que se fun­
1io Españ.ol avanzó la revolución. También alll npru ccreron lus incipientes aporta­ damentaba en la licencia previa corno requisito prua editar cualquier papel. Esta
ciones sobre los conceptos de la libertad de expresión e imprenta con Ja ligma de feroz censura que se cobró muchas víctimas, acus,1das de enfrentarse a la Corona,
TJugo 01ocio, q11e al liempo que apunlalaba las primera� 1cflcxiones sobre el libe­ pouía de manifiesto que la imprenta y otros espacios de sociabilidad y reproduc­
ralismo económico, eo e�lc caso el maríti mo, establecía las bases para el principio ción de las ideas y las opinioccs, como pod[nn ser las tabernas, estaban sirviendo
de la libertad de coucicucia y cxpresi611. Estos presupuestos eran consccuenles parn jJrop:igar la crfüca que les distintos sectores de la buJC11CSía emergente pro­
con la realidnd holandesa, un país con una pluralidad de cultos, que aspiraba a yectaban contra la Mooan1uía y sus apoyos. Antes de iniciarse era evidente que el
beneficiarse del libre comerci o y que babia consolidado un próspero negocio con cufrcntamiento que represeutó la revolución inglesa iba a tc:u.er un escenario esen­
unas imprentas que pretcndlan abastecer de p1oduclos im1xesos a toda Europa . cial en el terreno de la comuuicación.
A vauzando en la idea en 1670 Spino1.a acabarla lle fimdamenlar el concepto de La convocatoria del Parlamento en 1640 y el desmoronamiento de Ja máquina
libertad de expresión al identificarla como el fw 1damento de la estabilidad del represiva y censora de la moaarqtúa vino acompañado de una explosióu comuni­
E�tado. cativa, al percibir los impresores el intr.rés del púbbco por estar informados de los
El éxito rlc fa indepcudcncia holandesa convirtió ni país cu el epicentro difu­ debates parlamentarios que, como sucederá postcriorm¡mte en otros procesos,
sor de la nm:va idcologl¡¡ revolucionaria para toda Fmopa Por un lado foeron eslaba11 cambiando la realidad lcgnJ y, poJ tanto, cambiru1do sustancialmente el
muchos los i11tclcctunlcs inglesc-��, como Tohn Mi llon o Jobn Lockc, que o bien país, sus babitautes, sus dcrer,hos y obligaciones. Se imprimieron cientos de hojas
visitinon las proviucias unidas o bien fueron i11�uidos por los teóricos holandeses. volaules, panfletos y periódicos, newsbookv, tanto tlel baudo realista como del
Además, el inlercmnbio de ideas se vio facilitado por el auge de la industria de parlamentario Q-fill, 1983).
imp1csión y la venta de libros e iu,presos r!c todo tipo. Amberes, Aruslcrdam o El debate sobre la übcrtad de irtlpreuta pronto monopolizó las discusiones po­
.
Leydcu se coJ1vcrtirá.u dui ante el siglo xvir cu ci 1tl:1dcs que provcedo de produc- Jlticas y cu 1643, con J;is presioi:lcs del poderoso gremio ,de libreros londineoscs,
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Historio social de lo comunicación: mediacione� y públicos ' El papel de lapr.ensa en las revoluciones burguesas
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la Cámara aprobaba una ordcu para establecer la'censura sobre la publicación de
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Talle (1 709) editada por Richard Steele y, sobre todo, 1'he Spec/alor (1711) de
las propias discusiones parlamentarias. La medida'provocó entre otras la reacción Joseph Addison.
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de Joha Mílton, publicando ;u célebre obra Aeropagítica. Discurso acerca de la Aunque la prensa se vio libre de la ccnsw-a directa, el gobierno euconlró pro­
libertad de impresión, sin licencias, al Parlamento dé .lnglaten·a, en 1 644, cuyo cedimientos indirectos para encauzar y limitar .el impacto ele la libertad de impre..
subtítulo revela su oposición a la censura. En todo caso esta, en plena guerra civil . sió.o que eran e1 reverso periodístico al principio del sufragio censitario para res­
desatada en 1642, apenas tuvo posibilidades de ejercerne más allá. de Lo.odres, y tringir el impacto de la democracia. Las llamadas Tasas del Conocimiento (Taxes
los editores salíao de la capital para el abastecirriiento de literatura sediciosa, que on K11owlege) fueron 1.1Da se1ie de normas aprobadas a partir de 1712 por el Par­
fue en aumento. Los intentos por inodcrar y encauzar la revolución, también en el lamento, entre las que destacaba el nuevo impuesto .del tünbre, que i.mpouí.au
terreno comunicati v.r, prqsiguieron y en 1649 el Parlamento de nuevo intentaba nuevos impuestos sobre las publicaciones para aumentar sl.is _()recios de venta. Era
restringir la 1ibcrtad' 'dc·.'.qxpreSÍÓn COll ·u.na ley que autorizaba solo dos periódicos un mecanismo que perseguía recortar la· incidencia d{·la pr6,nsa entrn las clase
oficiales, al tiempo que Cromwell afianzaba su poder en la nueva República cons­ populares, mediante la elevación •artificial del precio de la prensa para convertirla
tituida tras la ejecución .de Carlos I ese mismo año. Las restricciones a la prema en Ull producto elitista y, por tanto, que su incidencia social fuera más limitada.
no ii:upedían que desde las prcusas se editaran uua mu}tilud de folletos, opúscnlos Estuvieron vigentes basta 1 861 aunque cmpezarou a reducirse· desde 1 833, en un
y libelos (Raymon<l, 1999). Mientras el proceso revqluciomlÓO no se cenara, la camino. que conduciría a la popularización de la . prensa. Fue uno de los procedí-
agitación comunicativa ta'iupoco iba a hacerlo. mientas habituales de la burguesía. conservadói:a, allí donde había triunfado la
Con la muerte de Cromw.ell cn 1658 y el retorno de la rnonarqnía en 1660 ba­ revolución, para moderar el impacto entre la opinión · pública <le la prensa más
jo la figura de Carlos II la rcvoJucióu se detuvo, pero no podemos afirma,· que se democrática o radical.
volvió íntegramente hacia atrás. La restauración monárquica si frenó cualquier El tercer episodio de nuestro it1neraiio por la libértad ti.bue lugar al olro lado
deriva democrática, pero la burguesía surgida del proceso revolucíonai.io afiauzó <le! Océano Allánlico, en las Trece Colonias inglesas en Alllérica, y como en Ho­
su JJOsición en un camino de orden y de alianza con la gran propiedad, pero en uu landa, el proceso de independencia colonial'}partii de l. 763 lleva aparejado el
marco doodc la feudalidad quedaba atrás y se impou1au las nuevas relat;Íoues decisivo trasfondo de w,a revolución política que ins.�ituye un nuevo orden bur­
roercautilcs. gués y con ella el papel esencial de la comunicación (Bayliu, 2012).
En materia de libertad de expresión la reacción se dcuomioó la Licen.ring Acl. Al igual que en los procesos mencionados, en el caso norteamericano la parti­
Aprobada en 1642, la nueva Jey significaba el retomo de la censura, con especial cipación de los productos impresos y la creación de un clima revolucionario · fue
incidencia de la religiosa y la persecución de las· obras contrarias a la fe y los esencial. Y ello a pesar de que, al igual que en otros ámbitos de la legislacióu, los
dogmas de la Iglesia anglicana, y el retomo del sistema de concesiones para poder colonos norteamericanos estaban sujetos a fuertes limitaciones que mermaban. sus
imprimir una publicación, además limitar el número de imprentas e impresores en posibiJjdades de expresión y comunicación. y a<!ewás µe que los mater.iales para la
el país. Aunque aprobada para . un periodo de dos años, fue renovada puntualmen­ edición, desde el papel hasta la tinta, provenían de Inglaterra por imposicióu de
te durante el reinado de Carlos II y' tras su muerte en 1 685 por su hermano, Jaco­ los privilegios · comerciales hacia Ja metrópoli. El inicio del proceso revoluciona­
bo II, que Je sucedió en el trono. Pero el estallido de la Gloriosa Revolución <le rio estimuló la producción impresa, colaborando de manera esencial en el proceso
1688, con el trasfondo del decantamiento católico del nuevo monúca, devolvió el · de toma de conciencia de la causa independentista. Más que los periódicos, muy
poder al Parlamento que coloéó en el tTOno a Guillermo de Orange y, sobre todo, sujetos al control del gobierno colonial, fueron los folletos, panfletos o almana­
delimitó un nuevo escenario para la prensa. En 1695 l a Licensing Act no fue re, ques, los que más contribuyeron en la expansión de las Ídeas revolucionarias entre
novada y con esta revocación, qlle para algunos autores significa una focha capital la población. Los autores d� esa literatura sediciosa, que de facto ejercían el prin­
en la historia del periodismo (Weill, 2007), se inició una fecunda etapa de expan­ cipio de la libertad de expresión por encima de la legislación Íl:Q.puesta, inleutaba11
sión periodística en Inglaterra, que se concretó en la cc'nsolidación de una notable arrogarse la voz <ld pueblo para; expresar su apelación constante a la libertad.
o ferta infonnativa de periódicos y revistas que sirvieron de modelo y referencia Eutre toda la amplia producción destacó el folleto de Thomas Paine, Common
comunicativa para Francia, Espaiía o Alemania. Hablamos de cabeceras como el Sense, del que se vendieron más de 100.DOO copias en: cerca de 25 ediciones, l le­
primer diarjo editado The Daily Couranl (1 702) o The Evening Post (1 706), revis­ gando a convertirse algunas de sus frases en auténticas consignas de la revolu­
tas políticas como The Observator (1702) o A Review of the Affairs of France ción. También los almanaques fueron esenciales en la creación del clima revo­
. ·.. , (1 704) editada por Daniel Defoe y revistas de información general como The lucionatio al extender la información de utilidad para los granjeros en dirección a

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Historia social de la comw1icació11: mediaciones y públicos Elpapel de fa pre,;sa en las revoluciones burguesas

las c,ílicas por los impuestos y leyes adoptadas por la Corona, como el Poor Ri­ naudol baju el auspicio de la monarquía de Luis XIV, y toda la prensa oficia1ista a
chard'.,· almanach editado poi Bcujami.o. l•ranklin Lasta 1758. través de la cual se pretendía coutraprogramar informativ,'J. e ideológicamente el
En el trasfondo de esta labor polemizadora se reconocía el papel fundamental desafio de la revolución. .
ele la prensa para la existencia ele la libertad de expresión, como biza 'Ibomas Pero el programa ilustrado desanollado a partí[ del siglo XVII fue más allá del
Jefferson cuaudo afirmaba que si había .que elegir entre un gobierno si.u periódi­ círculo cultnral y no se redujo a una política puramente re1�n:siva. La revolución
cos o pcti,á:iioos sin gobierno, no dudaba cu prefori.r lo segundo. La declaración en Holanda y Gran l:lreta.fia, además del cambio político, ha\1ía ¡..,uesto en marcha
de Independencia <le 1776 representó en esa línea una revitalización del panornma una revolución económica, primero en el comercio y la agricül!ura y ruás adelante
periodístico con la aparic1611 de nuevas cabeceras, entre ellas el primer diario, el en la manufactura convertida en taller industrial, qÚe impulsó el crecimiento y la
l'emzsylvania P<;cket (1784). Pero quedaba pendiente la formulación legal del riqueza de estos países-, desafiando el poder de las viejas' rnonarquias contincnbi­
p1 iucipio de la libertad de prensa, que se co11c1etó en la Primera Enmienda a ]a les. Frenle a ese desafio material y fa pujanza productiva del nuevo modelo eco­
Constitución de 1 7 9 1 : "El Cougreso no hará ley alguna por la 4.ue se establezca nómico capitalista, las monarquías absolutas tuvieron c1ue asumir la necesidad de
una I digión o se prohíba ejercerla, o_se limite la libertad de palab1a o la de preu­ responder. con un progr ama de reformas, impulsado desd'c .el propio 'Estado, para
sa, o el derecho del pueblo a reunil'se pac ífic;imente y pedi.r al Gobierno la repara­ aumentar la riqueza asumiendo las núevas ideas de progres.o científico y tecnoló­
ción de sus agravios". Ahora bien, esta dcclarnción impcc.lía al poder lcgisla! 1vo gico y así obtener la prosperidad de sus súbditos. Y todo ellu siu cuestionar eJ
aprobar leyes, pero nada clccía tlc qnc el poder ejecutivo Lomara medidas en senti­ marco de las esti:ncturas del Antiguo RégimcJt.
do contrario, [o que dejuba la puerta abierta, como en el resto de países sometidos En ese proceso era esencial crear un nuevo marco de clifüsión de las ideas y el
al proceso revolucionario, para r¡ue la burgnes[a, Lma vez hubiera alcanzado el pensamiento con una mnyor p<'mrisividad y libertad para ¡le este modo fomenta.r
poder, estableciera los mccanisino necesarios pa.t'a limitar y dcp,u·ar el papel de la los i.o.tercambios cultu.rales, la expansión de los principiós científicos y que todo
ello pudiera operar en la esfera material. ,
piensa, que era tanto como encauzar y moderar el propio proceso revolucionario
cu su beneficio. Pero, al mismo tiempo, ese movimiellto intelectual y de las ideas fue d res­
ponsable de la creación durante el siglo XVlJJ deJ llamado espacio 1,úblico, tal y
se
como lo hacexprcsado J. Habermas (1981), que iba a constwir a partir de uua
5.2. El tránsito a fa moden1icl:ltl: la llnst.racióv serie de esracioil físicos reales tales como Jns sal0.nes arislocrál:!cos, las acade­
mias, las sociedades económica¡;, los libros y los periódicos. Lnem·cs de encuentro
Resull,1 evidente apreciar el hecho µe que las rcvolucioues hlJeral-burguesas tie­ del nuevo pensamiento y del JtUevo talante reformista, en tto primer roonienlo
ncu una cronología <l.iscoulinua a lo largo de do� siglos y un ámbito territorial centrados en el teneno literarib y filos6:fico, para ir progrésivarucutc descendien­
<lisper�o a uu lado y qtro del Océano Alláulico, de maneia que, mientras e.o a!gu­ do al nivel político y generar� una crítica que definitivamep.te servirá de motor
JJOS lugares se afianzaba la idea ce11t1al de la libe1 lad y se orgauízaba la sociedad ideológico a la bu.rguesía en el ínomento de la revolución.
y la polllica en esa di.recci6n, en buena parte, por nó decir la totalidad, de lit Euro-· La prensa ilustrada fue 1mo de esos escenarios primo.¡-dialcs, pero también
pa ccmtinental, se pngnabíl en los siglos XVll y XVIU por el mantenimiento del desempeñó llll papel esericial en el proyecto de 'mod�mización proyectado por las
A ntiguo Régimen, esto es', de la Mona rquía absoluta como fomia de gobierno y monarquias, por su colaboració'n en la difusión y �xtensióu de esas ideas refor­
de Ja fouda]ldad como modelo' socioeconómico. mistas OZétat, 2001 ). El modelo era el de la prensa surgida cu Holanda o Inglatc-
En el ámbito con¡lJJÜcalivo y cultural, esa disputa tuvo un ten-eno de debate y 1-ra, aunque aJU las necesidades comunir.ativas propias de una sociedad bu.rgucsa
litigio ideológico que fue llt llamada Ilustrnción. Frcute aJ asalto, CJJ toda regla, de eran mayores. Pero en las mouarq1lias se pretendía gozar del grado de prosperidad
la fo1taleza del Antiguo Régimen, las .mouarquías absolutas respondieron en el alcnnzado en estos países cou reformas puntuales en la iudustria, el campo o el
siglo X VH intentando aislar los focos revolucionarios, cortamlu las comunicacio­ comercio, sin comp1ometer el poder absoluto de la monar�a y el privilegio de la
nes con los países "infectados" y su producción iuiprcsa sediciosa. En ese proceso sociedad fcadal, una ecuación qu,c se demostró imposi]Jle de cuadrar, pero que a
de control ideológic•J, contaron con el apoyo decidido de las aulo.ridade.s eclcsiás­ la corta incitaba la actividad perioaíslica. La CororJa prowovía las fábricas reales,
licas católirns en la medida que las nuevas idcás incorporaban lnrnbiéu la disiden­ estimulaba los avances técnicos lliJ·arios, permitia el libre comercio de algullOS
cia religiosa . Esa primera fr.ac ióu es Ja c¡,/c impulsó la creación de la Gacetas puerlos de cic¡:tas mercancías, y iós diarios COJltribuían <Í- lubricar i.nformativa­
l
oficinlcs, con la centralidad el<l J,a Gazette fra.ucésa, editada desde 1631 por Re- mente esa sociedad
. .
en tránsito, a cxtcodcr 'el conocunié'14o <le esas nuevas medi-
.. . .·
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68 69
Historia social de la comunicoción: mediaciones y públicos ..El papel de la prensa en las revoluciones bw:_guesas

.- , das, de esas disposiciones gue estaban transformando la sociedad. Su prvpósito no formidable iniciativa ed1tórial que movilizó a. muchos impresores, editores y li­
! era revolucionatio, al contrario, el sistema concesionista y el control oficial impe­ breros vislumbrando la potencialidad del mercado burgués, eu ciernes que será
día que las ideas revolucio11arias afloraran a sus p:ígioas, pero, implícitamente, la una realidad cuaodo se eliminen los obstáculos legales que impiden el crccimien .
presencia de toda de esa nueva realidad refonuista era el elemento disolvente que to de las fuerzas productivas .
a Jaiga cuestionaría las eslructuras de la feu<lalidad y del absolutismo . Por 1Íltimo, toda esa"corrientc intelectual, vchiculada a través de diversos so­
Las monarquías mantuvieron el privilegio real para autorizar a l a prensa, pero portes materiales, encontró en un espacio físico de referencia, que si �t 'O!.. fue
füeron progresivart:1ente más generosas en la concesión <le licencias y, poco a el único sí que fue el más característico de la llusb:aciqn;'el sal\')u cortesauo. Un
1
1 poco, con el caminar del siglo, fi.rerou surgiendo publicaciones que miraban la salón ilusb·ado que se convierte en ·un lugar de intercambio y debate entre la inte­
. ·!
práctica periodís tica eje H¡¡landa e Jnglatcrra, tomando ·como modelos los diarios lectualidad -escritores, filósofos, artistas, ele.- y Ja élilc i lustrarla que ha conver­
j ingleses o sus revistas"". En España se publicaba en 175¡) el primer diario en Ma­ tido el saber, a diferencia de siglos anteriores, en un elemento de distinción y
• 1 drid, el Diario noticioso, curioso erudito y comercial, público y económico; y en buen hacer, y desde la conversación más dislendicfa y superficial se progresa
1 777 aparecía el primer diario :francés, el .!011mal de Pa,·ís, que seguía el modelo hacia el cuestionarniento de los fundamentos de l a sociedad privilegiada y esta­
del London Evening Post. En el último cuarto de siglo se mulliplican las cabece­ mental.
ras, muchas vinculadas al nombre ele la ciu<lad corno referencia al espacio eco­
nómico prcfercnci11l, por las principales capitales ew-opeas, en uo fenómeno per­
ceptible también en Italia, Alemania, Anstria o Rusin. Pero uo solo se adaptó el 5.J. La revolución francesa: el modelo <lc)a transfonaaci6n contincut;tl
modelo de diario, revistas inglesas como 711e Sper:tator (17 l l ), a la qnc nos he
mos 1eforido, sirvieron ele ins_piráción, y no solo en 'e l nombre de sus cabecenis, Comunicativamente, como en otros tantos aspectos, la revolución francesa consti­
para uu buen número de publicaciones que en el conlinente adoptaron su modelo tuye la síntesis de los procesos revolucioÓarios ante1io1és y a la vez el modelo que
<le perio<lismo literario, que' iba más allá <le la simple difusión cultural y aborda­ impulsa la transformación a la nueva soc.iedad liberal burgncsa eu el viej o conti­
ban desde el espíritu 1 eforruista una decidida critica"dc las costumbres y los vicios nente a partir de las primeras clécadas de1 _siglo XIX. Como en el resto de países, la
de la sociedad. monarquía absoluta, en este caso la de Luis XVI, y el sistema de privilegios fc it­
Ese espacio social ih rstrado cou una volunlad de cdtica refounista se consoli.. dal, habían demost1a<lo su incapacidad para hacer frente a los nuevos desafios
dó también a pai.iir de la circulación ck los escritos impresos de los philosophes económicos, políticos o culturales que unas socieqades en evolución precis11ban, a
de la Ilustración, desde Monstcquieu a Rousscau, pasa.ndo por Voltaire, cuyas pesar .del empefio por parchear l a situacióu co� el proyecto del despotismo ilus­
obras fueron traducidas a las principales lenguas europeas y gozaron de numero­ trado. El trasfondo comunicativo de la toma de conciencia ievolucionaria, corno
.
sas ediciones (Melton, 2009). Este hecho ponía' de mlinifiesto el cambio trascen­ en Inglaterra o EE.UU., fue determinante, aunque, como hemos remarcado, la
dental que el universo lector y el mercado libresc9 estaban experimentando a lo Corona y la Iglesia trataban de mantener.un decisivo control de la comunicación y
largo del siglo. Esa difusióo., der ·saber libresco encontraba otro escenario trascen­ las ideas a través de la censura, la autorización. oficial para · 1a publicación y los
dental a través de los libi'.c,ros·clandestinos que clistribuían obras impresas en fo procesos abiertos coutra aquellos acusados de extralimitarsc en sus opiniones.
glaterra, Holanda o Suiza, r¡ue iban desde periódicos a obras literarias, :filosóficas Pero la convocatoria de los Estatlos Generales enjulio de 1 788, forzada por la
o libelos, y que l'cprcscnlaron una circulación de ideas\fundamcntal para la ero­ Monarqtúa a causa de la bancarrota de las cuentas públicas, y que no eran convo­
sión de los funda1nentos del Antiguo Régimen. Aunque/ en todo caso, la obra de cados desde 1614, abrió la espita a Ja circulación de opiniones, juicios y críticas
referencia en la sistematiz.a9ióÓ. Í:le las ideas y de los sab'cres de la época lo repre­ sobre la sit1iaeión del país. La convocatoria de el<:cciones para coustituirlos vino
sentó el proyecto de la Enéi.clopedia de Diderot y D 'Alambert, publicada ca 17 acompañada de la elaboración ele los Cuade,:nos dé" Quejas, verdadera radiografia
volúmenes entre 17 5 1 y 1772 . ,A pesar de los problemas económicos de su edi­ de la embrionaria opinión pública del país, y c1earon la oportunidad, además, para
ción y de los encontrooa7.os con la censura, se convirtió en la mayor empresa e la proliferación de toda nna literatura.panfletaiia y libelisla ei;i l a que se cuestio­
.
iniciativa editorial desde la aparición. de la imprenta, por su extraordinaria difu­ naban los privilegios, se ·exaltaba al Tercer Tistado "{Sieyes) y 'sc abtia el debate
¡-:­
:- ; sión por Europa e incluso América y por los miles de suscriptores obtenidos para un cambio radical. Paralelamente, se i.rrlpul�ó la éicación de los clubes, tan
(Darnton, 2006). La enciclopedia compei1diaba y 'pó teuciaba ese espacio público decisivos en el proceso revolucio11ario como a¡iiicipo de los· p�rtidos polílicos,
de crítica y debate que se imptilsaba"desdé la Ilustración, y a le vez constituía uua

70 ,.., ·,
,.
flútoria social de la comunicación: melliaciones y f'Úblir:os Elpapel de 14prensa en la; revolucioni!i bur�uesas

f]Ue nao sociP-dades que se reunían I egularmente para discutir los asuutos politi- de I-Icb ert (]n.s d?s extremistas), Le Tribune du Peuple, de1 !( abeuf (precursor del
_
cos del momento. '· ,-¡ .._ .. comUillsmo), e mcluso, bast,, agosto de 1 794,"los partidarios '"' de la monarquía
Ligados en muchos casos a los clubes y aprovechando la pc1misividad del absolut.a podían leer Les Acles des Aplitres, de Rivarol y L 'ami du Roi, de Royou.
momento, empezarno a editarse las priru en1s'"publicaciones periódicas que prece­ En Lercer lugar, la actividad de la prensa se potencia por la importancia deci­
den a la revolución, como los 5 follelos de Volney, Le Senti11elle du I'euplr o los siva de los aconlecimienlos que están sucediendo en el p11is: nada más y nada
États Gé11éra11x <le Muabeau, pero, sobre todo, · el periódico de Drissot, Le Pa­ mcuos que la de�apa1ición del Antiguo Régimen y una concepción ·del mundo que
triote Fram;aise (abril 1789-junio 1 793), convertido en la tribuna más importante tc1ún bastante5 siglos de tradición y su sustitución . por una sociedad radicalmente
de lar. ideas revolucionarias. PanOétos, libelos, los debates en los clube� y, prin­ nueva, donde se empezó por acabar con el rey absoluto para, .finalmente, acabar
ciµalme11tc, csla,jucipicnte prensa, empiezan a generar uu vocabulario y la conso­ con el rey mismo, y de paso con el papd de la Iglesia en la sociedad, mientras por
lidación de unos·'conceptos esenciales para la. defioición y asentamiento ideológi el camino se cambiaban el sisterila de pesos y medidas, el calendario, las feslivi­
co de la 1cvolución: patrio\a, nación, tercer -estado, etc., y sobre lodo para la dades c incluso el sistema de propiedad de Ja tieua. Ciertamente, ese aluvión de
difusión de todas esas ideas q¡1e se exteud{eron por Lodo el tcnitorio de Francia acontecimienlos, disposiciones y,.Jlucvas leyes, acomp�ado del pem1anco tc y
acalorado debale parlamentario, generaba Wl fom¡jdablc caudal infonnativo, que
º
(.Pcronct, 1985) . ,,
Ln eclosión de la prensa periódica se produce a partir del proceso que marca además de las noticias efectivas y reales se nutria del Lorrcnte de rumores y temo­
la toma de la Bastilla el 1 4 de julio de 1789, símbolo del fin del Antiguo Régi­ res que se extendieron por la Francia revol�cionaria. Por ello la labor period[sliea
men Esa explosión comUl:üeatlva,' p.01que a la prensa se añaden los opúsculos, se centró en la pul1licación de los debales ·de las asambleas, tanto para la J)1cnsa
panOetos, memorias, ele . , es lÍu. csceuaüo habit:i.r nl de los procesos revoluciona­ política formal como para otras publicaciones especializadas en el terna, corno fue
rios donde la efcrvesccJJcia pol [tica y los dcsafios del día a día l:Jeaban las mejo­ Le Moniteur, fundado en noviembre de 1789 por r�m:koucke y especializado en
tcs cootliciones para reclamar la necesidad de la publidstica. La tom1cnta perfec· la reproducción de los debat.cs, ,sobre tocio cuando incorpqra a la reda¡;ción a Ma­
la coumnicativa en el v¡;rano ele"- J 789, en una situación que se repeti.xá ret, inventor de un método de anotación rápida de los rlebatr,s.
sislemátic:ameutc eJ1 el siguiente sÍglo, hacía coincidir eu prin¡er lugar un vacío A partir de agosto de 1 792¡, coincidiendo con la cl.¡¡p� de radicafü;ación de la
legal en materia ele rr,g11lación de prensa eu los primeros instantes de la revolu­ revolución y la proclamación\dc la República bajo la forn:,a orgauizafiva de la
ción, para in mcdiafamente consagrar el pri ncipio de libertad de cx:prcsión y pren­ Convención, empezó a cambiar el contexto para la prensa, aunque en este caso
so en los artículos I O y 1 1 de la Dcclaraci(m de Derechos del Uornhrc y del Ciu­ fuera por s1i radicalización hacia la izquierda como a partir d� l 794 sería en senti­
cbdano aprobada el '26 de, agosto ele 1789: "( . . . ) la libre comuuicación del do contrario, hacia la derecha. Para empezar, supuso. el fin do' la preusa monárqui­
pensamiento y de las opiniones es uuo de los ruás preciados dc1ccbos del hom­ ca y la dcteución o muerte de sus principales editores al tiempo que las prensas de
b1c: por comüguicnte, todo ciudadauo puede lrnblar, escribir, imprimir libremen­ sus periódicos fücron distribuidas ent re los JJClÍ6dicos ele la izquierda. Cada cam­
te, salvo que haya de responder del ab11so de esta libertad eu los casos determi bio político a partir de entonces significa la tlcsaparició"n de títulos Y, de los polít.i­
nudos por la ley". cos-petiotlislas que están detrás de c:llns, uw:1 teudencia que se acentúa durante la
El segundo factor era la prolifera¡;ión rle la actividad pol ítica y la multiplica­ etapa del Tenor y que se extiende también a la prensa radical corno Le ]'ere Du­
ciún de los cluues de disLÜlla oücutació11, que dcuolabau las cJifercnle$ scnsibili­ chesne o Le Vieux Cordelier.
darlcs que In revolucióu crC""au;i y las distmlas miradas que existían sobre el fuluio Tras el golpe de Thcrnidor cu J 794, se acaba con la det:iva radical de la revo­
del país, anlic:ipando el cspcc!rn político que iba a configurarse desde la izquier­ lución y se abre paso al reflujo motlcrado que conduciJ.fo 'a Napoleón, pt imero con
da hasta la de1ccha. [a pr ensa se con.figura como política y en muchos casos se el Directorio (1795-1 799) y finalménle con el Consulado (1799-1 804). La preusa
vincula a los clubes y depende. del c1itcrio de una persona qnc suele ser su autor empieza a cncoolrnr serios limites· y aunque la Cmistitució,n de 1795 consagra la
fundamental, pues estamos I.wJ1laudo tle publicaciones qL1e solían Lcner cua!J·o u libe1lad integral, al tiempo establece excepciones marcadas por la ley entre las
ocho páginas como máximo. A h wés de sus páginas, los protagonistas <lel cam que esfón 111 seguridad de la República, la ill(:itación a la disolución del Direcforio
bio e�tablcccn el debate <le las ideas que lTata de marcar nn nunbo a la revolución o la incitación a la invasión de propiedades públicas o particulares, entre otras
desde la Mona1q11ía conslitucioíial hasta""'Ja Rep ública . Las cabeceras reOejan las tantas prohibiciones. La prensa jacobina desaparece, así _como la más radical. El
distintas opciones políli.:.as, y junlo al citado Le- l'atriole Frall(,:ai.rn, de Drissot aumenlo de los precios de los diarios, por el impuesto del timbre, disuade a los
(ccnfro izquierda), deslnc:1rnn el Ami du l'euple, de Maiat y Le Pe.re Duchesne, kclorcs. Con cada cambio político desaparecen más cabeceras, y la ley de febrero

72 73
•.
Histm'ia snrial de lo comunicación: mediaciones y p{blicos ElP"pel de laprensa en las revolucion"s hurgue.ras

ele 1800 no permite más que d manterúmicnto de 13 publicacion�, a la vez que das por la generalización dd tuteo, sobre todo a partir de 1792, que refuerza k •
$o ¡qete a todo nuevo periódico a la autorización previa. La prcusa llegaba amor- sensación de igualdad y fraternidad.
1Í zada a la etapa ele) Imperio Napoleónico. · La Declaración de Derechos de 1789 ·establecfa la prioridad fundamental que
Sin negar el extraordinario protagonismo de la prensa, por más que la mayoría representaba la instrucción para el progreso de la siidedad. La rnvolucíón tardará
lis publicacionr.s teníart unas cifras de difusión de wuios centenares de unidades y en mateLializa'í este principio, ocupada en otras urgencias, pero a partir de Ja Con­
s ó/ o nn puiíadr¡ podfo:n contar sus ejemplares por diez o quince mil, hay que couside­ vención empiezan a ponerse los medí.os, y no solo icgislativos; para hacer efcciiva
rcr que el unive1so ·CUm1Joicafivo dÚrante la Revolución francesa se extendió mucho una educación pública y con uná .,.=a unificada . . Su labor además de peda
rnis. allá no solo de los propios periódicos, smo incluso de los productos impresos gó¡,rica es también ideológica, como la burguesía comprcu<lcrá perfeclaroeri t<; a
lf1... eicbardt, 2007.). El periodµ revolucionario experimentó una formidable explosión partir del siglo XIX, al emplearse en ensef.Íar y exal!.ar l�s ideaies y los valores d,;
; ¡ ccmunicativa, reflejo del cttraordinario cambio que se estaba operando, y que se la revolución, empezando por los.priucipios de la nueva ciedcia y de la razón. El:
in strum1:ul.lllixó a tra.vés de una multitud de soportes y formatos, todos ellos cap;,ces el examen de ingreso a la escuela l'olitécuic� de Parir., creada en 1795, a los cau­
d,t vchiculflI significados, transmitir ideas y, sohre todo, agitar couciencias. Además, didatos se les exigía en su expediente pruebas del Eimor ¡ior la ·igualdad y la libr,r­
.
·.¡
/e,. prensa contaba con un problema', como era la barrera intelectual que repre�entaha .�
1
tad y el odio a los tiranos.
· El cjé1�ito es olra de las grandes realizaciones de la revolución, pero no el
j pura una población ro?.yoritariamenle analfabeta, por más que en la época fuera bas-
t¿,nte habitual la lectura pública en las caUes y sobre todo en los club«-..s. t ejército real, sino básicameute la nueva armada que se organiza sobre todo a partir
!
i Los prolngonistas de lá revolución, empezando por las nuevas autoridades, de 1791 y 1792 ante el temor de 11na guerra contra l�s polMcias e:xtraqjcras. Un
j pusieron en práctica una amplia panóplia de instrumentos comunfoativos para Ejército que se constituirá, sobre todo al inicio, a párrir dc·voluntotios qu0 con­
1 formarán el mito de la nacióu en armas, frimte a lbs soldados profesiouales. J.;,
é' fianzar en las. concieucias de'sus· colllpatrioi11s el significado del profundo cam­
= .· ··/ bio opewdo a rmrtir del verano de 1789. La e:fed.i.vidad de la n:volución no solo se propia presencia fisica de ese 1mevo ejército con sus ddfiles, sünb.olos y tambiéu
11111.teri alizó a través de los m�<lios convencionales, sino que su visibilidad y, por sus cancionei;, representa una estampa yisiblc de la n,volucil•u ·en acción sirviendo
Vinta, su accióµ propaean<lística, s.e .constató, en una amp1I1:ima tipología de me­ de ejemplo a los ciudadanos. Los batalloncR de Marsella atraviesa.o Frnncia eu
dios, ta.otos como fücron posiblés en la vida pnrceptiva de los nuevos ciudadanos. 1792 cantando el Cha111 de guen-e ¡10ur l'arrnée du Rhin, que acabará rcnornbrán­
Tatnbifo es ciertp que esta accipn simbólica no fue unifonp.e sobre todo el territo­ dose como La Marsellesa y s�eodo el .lfunno 11ar.ional del país partir de J 795. fut;
rio francés, porque ]a incidencia de la revolución.fue desigual en el tiempo y el el himno más famoso, pero no el único, porque fner011-1nuchas
'· las canciones que
·. · ·
espacio, centrali.2.ada en París, que representó el apogeo de la acción propaga.llCiís­ se crearou para cantar o defender a la revolución
tica, y difuruú1ánduse al cxtende�se por otras regiones y .dcpaitamentos. Además, Las artes plásticas y gráficas fuerou �o de lovnedios a través de las cuales se
la centralidad de la capital, residencia de Jos.·órganós de gobierno y legislación, difundió la imagen de la revolución, con gi:án·efcctividad por la · efectiva ex.tensión
acrecentó y conc,retó en París toda 'esta actividad, por más que las formas de co­ de su capacidad significante entre lÓs iletrados. L� co:tp1uúcaci6n•.visual daba ros­
municación pop1,1.lar de: soporte oral Ó en miágenes ofreciera nmcbas posibilidades tro efectivo a la revolución en,difercn!es soportq ,;ir c�ri 'difctedtes públicos. Por
en esa tarea de. propagar la rcv�lÜción, qui: era tan'to como alcanzar la necesidad una lado tenemos la gran pintura co Lmiis"bavid, japobino, al que casi podemos
1
de :reforzar legitimidad del nuevo régimen; ·. ! calificar como el pintor oficial de .la revolución a través de sus famosas obrns co .
Ya hemos referido cómr» Ja ·revoluciótl ,se materializó en el lenguaje con un mo El Juramento de la Pelota (179'1.) o Mdrat asesinado (l 793), capaz no solo de:
nuevo vocabulario con el cual se constataba en la vida cotidiana la. sustitución del retratar esos grandes momentos histórico�; sino tá.nÍbién, a través de la caricatura
orden polilico y estamental ttadicional por el nuevo régimen hoeral y democráti­ simbolizar la caída de los privilegiados a través de · �u ridiculización y las broma;
co. Bastantes de ésLÓs términos proceden de las experiencias revolucionarias des­ escatológicas. Esta vía representó ·UDa comente �uy interesante en la comunica­
de Holanda a los EE. UU., y otros tanto se añaden en Francia para confomiar un ción icónica, que por su naturaleza era la más apreciada por las clases populares.
legado que formará parte . de la ·1radición revolucionaria occidental dtrrante los A través de grabados, estampas o juegos de cártas; desfilaron los símbolo� y

r4

l.•. siglos XIX y XX. Términos como libertad, ciudadano, patriota, nación, force� esta­ representantes del Antiguo· Régimen, 4esde. el Luis XVI a M!).oa Antoníeta, es1ie- ·
do, constitución y muchos otros más, conformarán un universo lingüístico que cialmente ridiculizada porque sobre cll::i se concentró el ·odio popular, pasando por
dnrá forma a Ja revolución a·través del lenguaje. Las palabras se encargan, 1am­ la nobleza y el clero . .El sarcasmo y la mofa de esas antaño figuras poderosas era

·· ¡
bién ellas, de atacar a los ptívi!egfosy 1ái'ealidad social que los sostiene, reforza- la manifestación evidente defa subvcr�íóci. social y de la i.Í:t.�tauración de un orden
-
1•
. , ..
l/istoria socia'!. de In i:omunicación: 111ed1acio11es y públicas El papel de laprensa 011 las revolucionP.S burguesas

nuovo, a la .vez que opcraµa como ajuste de cuentas psicológico tras siglos de­ ;":.! . guillotina se emplea por primc¡:a vez cu ab,xil de 1792 en l'arís,_ pero a pa.ttir de
opresión y privilegios. T'e10 uo sólo se trataba de érear nuevas imágenes, siuo tle ago�to pcnuanccc1á montada durauto largos periodos en distintos luearcs de la
· ucstruir, como sucederá en otros procesos revolucionarios, las existentes que re­ capital para acrecentar su impacto cjcmplifü;a,dnr y, sobre tcido, su vohmtad iguala­
prcscillauan el Antiguo Rógimo11, �ion eu las estatuas del rey o en las imágenes dora, porque ante ella igual sucll!llbc el villano que ruedn la ce.boza del rny
10ligiosus. Además, los grabados poptJ!ari.za1 un nwroentos detenoinautc:s del pro­ Luis XVI (2 1 enero de 1791), tlomostvUJdo la pérdida de la sacralidad del monarca.
ceso rcvol11cim1ario, como r,;c10n esenc11,l�ncnte los r¡uc representaron ln toma de La guillotina teatraliza la revolución al reprcse�l;lf Ji nueva justicia republi­
la UastiUa enjulio <le 1789 . Incluso pode�tis apw11ar la cxis tenci:i de una enom1 c caua, ucompaiíada ele loda llllll represcD.lación públic:a ante la multitud junto a las
variedad de objetos personiks, desde abanicos o vajillas hasta carlas, que se ulili­ alusiones a la nación , la patria y el pueblo, do.udo se refuer.,rn el ¿ent.ido de cambio
z:1.ron como so¡,orl� lJsic o pnra l.J.ousc.ribir sJrnbolos o lemas ele la revolución. operado por la revolución.
Ilahlaiuos de ímágcn�s. símbolos, y también cc1emoniales. La revolución fue Un orden nuevo que deseaba suplantar al t:JaclicionaÍ c�nstroido por la I¡¡lesia
cieanclo distintas reprcscnllll:iones públii:a� con giandes espectáculos de masas durante siglos, máxime cuando esta haliía sido sustento ideológico .'dcl Autiguo
que prclcmfüu1 supcrpontJrse o incluso sustih1ir a las lrailicionales religiosas. Dc�- Régime1L Por ello, f�c counecucnte fa pprsistcucia por sustituir la mayoría de ele�
1.ilcs y grandes conc:entrnciunos pa1 a impresionar a la población sobre In rnagnilud meutos que couformabau la cstruclur.i de relación de la población con l a rcalidaú,
de los cambios upcrnuos, como la fiesta de la }•cderacióu cid 14 de juliu tle 1790 desdo el calendario al sistcma· de medici(Ín. Un cambio radical eu la forma de me-.
pnra conmemorar la toma ,le Ju Bastilla, a Ju que siguieron muchas otras como la . dir el espacio y el tiempo que se fonnalizó en el sistema métrico decimal y el m11;­
focstividrid de la Libcrtnd . dc 1792 o la dcclicadu a In Razón en 179,1, No cst{u1 vo ealc11dario. Un sistema de pesos y medidas que toman el metro y el . gnuno co-·
improvisadas, siuo que su 'tliR�o'cslfl plan.iJícadn. fü pi11 lor Daviu orquestó algu­ mo Tefctcncia a pa1ti:r de 1793 y quo ri:prescula la bonsfmcción de i� uuivcrso
nas como la dctlicalla a la Coristitucióo en 1791, en el plano formal y estético, nacfoual que tiene como referente la igualdad y la unifonnida.d, y q'úo sigoifica
mcrli.antr, todo mm simhulog [a, a tn,vés de ci;culturos o carrozas, doocle sc n:prc­
ncnlaba fa Libcrlacl, la rnzóu y el pueblo, entro las ideas mús recuncnlcs. No fallau
en lo rnayoda de ellas la pl ,·scJLcia. d11l fu�go pu rifícador en el que so cooswncn
ción feudal. .
también avanzar eu la construccióu de 11u mercado uuil.i.cadu fieote a la :fragmenta­
.
La adopción de tui nuevo calcudario füe uno de las modificaciones con la.� que
los hla�ooes de la uobh.:za o los atributos de lu rnalo¡,;a y el fcudalimno. Lu si&'1lifi­ roás c]Blameulc so qur:rla demostrar la I'llpl1lla que se estaba p1odui::ieudu. Ya el 14
cación de las .fiestas cs. además <le evocar el recue1do de las g,.andcs jornadas de julio de 1789 se adopta como el primer día de la era de la Libertad., pero 110 fu e
revolnr;i()natias, también fon11ativa, puesto que refuerza el sentido de la inslmc­ 1:mls r¡uc el primer paso enJa adopción de uµ calendario republicano totalme11te nue­
ción pí1 blicu y p1opnrr.iona una educaciónnaciorial {Pcroucl, 1985: 162). vo bnsarlo en los criterios de la razón y contraria a cnalquicr elemento c1istianu cu la
Todo ese cercmouial tenia W) refuerzo de primer orden cou la ptcscucia de etapa de la Convención a partir de 1792. Doce meses de treinta rlfas y ciuco .com­
otros sl.nibolos de ia rcvolucióú �oo prescncin li°abitual e.u las c:allcs. En primer. plementarios en los años nomJales y seis en lod bisiestos; los doce meses .rccibfou los
lugar, con los cambios en ol ves¡u:uio que sobi e todo conccutraioo los sa11s­ nombres de ácuerdo con las estaciones y, poHanto, con les labores d�I campo que
c11lollcs con su sfnlesitl <le: lo popular ul vestir paulalóu, y ao el culotte (calzón) do marcan el trabajo del hombre. El pdruer día del afio se lijaba el 22 de iepticmbrc de
los 1Uistócralas 1 camisa y cu.aqueta corla .X el cruacterJstico gorro frigio, slmbolo' 1792, coincitl.icndu cou el equinoccio de otoüo. El viejo c�lendariÜ lcíé�goriano, iusti- .
tlel :mtig110 csclavt> cm�ncipad.o, a.do.mudo con la escmapcla nacional. Vau anna­ húdo por la Jelcsia y que hablamarcado el ritmo de los.hombres ligado a los hechos
dos con la pica, que es su elemento. cousustanci al ¡.,ru.a poder dqfcnder la rcvolu­ roligiosos, quedaba su.�tiluido por el co,Jfec�ionado por la razón. Su vieencia se
cióu, y que se converli1l1 en el emblciua del annamcpto popular frente 11 los caño­ manh1vo haR!.a el 1 de enero de 1806, cuando fue :ibolido por Napoleón.
ues y la arlillcda de los uoblc:; y, por lanto, en rcprc:scntacióu y sJmbolo de la I.a revolución francesa, hemos vfato, ap01ta una variada simbologfa e icono­
revolución, y su presencia gi.:ífiéa, dibujada, en cualquier clcruentQ, se co.uve1 lir� grn.fia con Ull renovado ceremonial civil que modela la nueva reprosc.ulacióu del
cu algf! rnuy ltaui lual e11 la época. orden social y politico CJ eadu, y t1uc la b�guesfa saluá aprovechar en r;l siglo XIX
Auuque si hablamos de slmbolos y armas, uingw10 <;omo la guillotina, imagen para bascar una nueva legitimidad ·a1 sistema político liberal iµslayr� dÓ, Se abrfou
<le la igualdad a11k la ley, tarubiéo en el castigo. Uasta entonces, 1a aplicacióu de las un nuevo tiempo comunicativo y un uu.�vo tiempo histórico, donde los ciudada­
Rentcncias de muerte dependía del rango sucia!. La decapitación por bach,t o espa­ nos pasaba n ocupar el p10lago.u.iSIDo ']_U.e la libcr!,'ld y la ieualdad 'política con­
da, una muerte i.nslanl:\ne:¡, se re� ervaba a los noblc.1 , mientras los plch�yos eran formaban, por más que hubiera que necesitar al gunas revoluci.oucs más y 1m,cha
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