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La cultura es el conjunto de conocimientos y rasgos característicos que

distinguen a una sociedad, una determinada época o un grupo social.


El término cultura conforme ha ido evolucionando en la sociedad, está asociado
a progreso y a valores.
Evolución del concepto de cultura
Para entender este concepto, así como su significado, resulta esencial saber la
procedencia de la palabra. Claro que, al tratarse de un término polisémico (con
muchos significados) no resulta fácil desengranar su origen.
La palabra cultura ha tenido diferentes significados a lo largo de la historia. En
primera instancia se asociaba a las técnicas del cultivo. Por ejemplo, era
habitual escuchar que las técnicas de cultura son escasamente productivas.
Así la palabra agricultura significa cultivo del campo.
¿Cuáles son los elementos que componen la cultura?
Estos son los elementos principales que integran una cultura:
Creencias: Se trata del conjunto de ideas que generan comportamientos
concretos y atribuyen significado y valores a determinadas cosas. Las
creencias pueden provenir de diferentes caminos. Por ejemplo, explicaciones
científicas, dichos populares, asociadas a la religión, entre otras.
Normas: Existen una serie de reglas, las cuales han de ser respetadas por las
personas. En caso contrario se producen una serie de sanciones
correspondientes para subsanar el incumplimiento de esas normas.
Valores: Tienden a ser aquellas normas positivas que se comparten de manera
grupal y que se tratan de fomentar en la vida social.
Lenguaje: Algo indispensable para comunicarnos y que es compartido
mundialmente. Gracias a él se puede debatir, comunicar, compartir
conocimientos y que estos pasen de generación en generación.
Símbolos: Se trata de algo que expresa un determinado significado para una
sociedad, grupo social o pueblo en concreto. Por ejemplo, una imagen
religiosa, la bandera de un país que puede evocar sentimientos patrióticos.
Tecnología: Se trata del conjunto de técnicas, métodos y aparatología para
mejorar y facilitar la labor del ser humano.
Identidad: Es algo que identifica a una sociedad y que incluye el estilo de vida,
la alimentación típica, los cultos que existen en ella.
Tipos de cultura
Debido a la amplitud del concepto, para conocer los diferentes tipos de cultura,
se hace necesario establecer diferentes clasificaciones. En general, nos
encontramos cuatro tipos de clasificaciones dependiendo del criterio de
referencia.
Según el uso del lenguaje y la escritura: Lo cual depende no solo de cuando
empezó a escribir esa cultura, sino de cómo lo hace. Por ejemplo, en China
tienen un tipo de escritura basada en logogramas. Mientras, en América Latina
la escritura es alfabética. Por su parte, también existen culturas que no han
avanzado hacia sistemas escritos y se basan en sistemas orales. Ejemplo de
esto último son algunas culturas indígenas.
Dependiendo del tipo de sistema económico: En el artículo de tipos de
sistemas económicos, desarrollamos los principales tipos de sistemas.
Ateniendo a la religión practicada: Aunque existen tantas culturas como
religiones, en general podemos distinguir entre las culturas teístas y las no
teístas. Las teístas creen en uno más dioses, mientras la no teístas como el
budismo no creen en un dios.
En función de la jerarquía social: En función de las clases sociales y el orden
socioeconómico, podemos encontrar culturas elitistas, populares o de masas.
La diferencia entre ellas se encuentran la educación de la población, la historia
que arrastra, así como la participación en el poder gubernamental de la
sociedad.
Con arreglo al sentido de género: De acuerdo con el modo de organización
social podemos encontrar a dos tipos de culturas enfrentadas: la matriarcal y la
patriarcal. Según la que sea practicada el cabeza de familia o la figura de poder
será un hombre o una mujer.
Según el desarrollo histórico: En virtud del contexto histórico en el que se
desarrolla una sociedad, podemos encontrar vertientes diferentes de cultura.
Por ejemplo, la cultura barroca o la cultura antigua son diferentes a la cultura
contemporánea.
Por motivos geográficos: Dependiendo de la zona geográfica en la que se sitúa
un pueblo, diremos que tiene una cultura occidental (hemisferio occidental) o
cultura oriental (hemisferio oriental).
Adicionalmente, podemos encontrar otros tipos de cultura que no encajan
necesariamente con las clasificaciones anteriores.
Cultura estructuralista
La cultura estructuralista se basa en el estructuralismo filosófico. Esta corriente
de pensamiento defiende que para entender el mundo que nos rodea es
indispensable analizar las estructuras que forman la cultura de una sociedad.
Así pues, según los estructuralistas la cultura se forma en función de diferentes
sucesos y fenómenos como la religión, las costumbres, la literatura o el
deporte.
Cultura simbólica
La cultura simbólica de una sociedad es aquella capaz de transmitir las
tradiciones y costumbres a sus descendientes. A diferencia de otros seres
vivos, los humanos tienen la capacidad de transmitir conceptos como el bien o
el mal, la religión a través de los dioses o la creencia en el sistema fiduciario.
Cultura marxista
Aunque no es, ni de lejos, el último tipo de cultura merece la pena destacar el
marxismo cultural o la cultura marxista. Su idea proviene de la teoría marxista.
Es decir, del desarrollo de Karl Marx sobre el sistema económico, político y
social que debe, según el autor, imperar en la sociedad.
El marxismo ha ido evolucionando con el paso de las décadas y existen
corrientes muy diferentes al respecto. Sin embargo, la idea fundamental del
mismo permite que exista una cultura marxista alrededor del concepto. Por
ejemplo, el marxismo rechaza la religión.
¿Por qué es importante la cultura?
Destaca por lo siguiente:
Mejora la capacidad crítica: Es algo que se puede observar cuando hay un
contacto continuo con el arte y las distintas disciplinas culturales. El estar en
contacto con ellas, aprender y fomentar dicha relación potencia el espíritu
crítico.
Fomentan el ocio y el entretenimiento: El cine y el teatro forman parte de la
cultura y ayudan a fomentar el ocio, aprender valores y ampliar conocimientos.
Aumenta el conocimiento: La cultura permite conocer diferentes sociedades y
sus características. Enriqueciendo así la mente humana y descubriendo a
través de ellas sus valores más destacados.
Se fomenta la creatividad: Participar en actividades culturales como un taller de
pintura o de cine, potencia la creatividad, la imaginación, la mejora de las
habilidades. En resumen, sensaciones positivas asociadas a la cultura y al
aprendizaje que deriva de esta.
¿Qué es la cultura según Taylor?
Tylor, en 1.871, definía la cultura como "ese todo complejo que comprende el
conocimiento, las creencias, el arte, la moral, la ley, la costumbre y otras
facultades y hábitos adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la
sociedad".
Organización social
La organización social es un sistema inserto en otro más amplio, que es la
sociedad con la cual interactúa; ambas se influyen mutuamente. La
organización está constituida por un grupo de individuos que unen actuaciones
para alcanzar determinados propósitos. Lo que caracteriza a las
organizaciones sociales es que, para alcanzar sus objetivos, cada uno de sus
integrantes debe desempeñar una función o cumplir un papel particular que, de
alguna manera, es diferente de los demás y que los roles del resto de sus
integrantes demandan, con el fin de llevar a cabo las funciones propias. La
organización social se constituye, entonces, en una red de relaciones de
interdependencia entre sus componentes que cumplen funciones diferentes, lo
que se denomina Patrón Sinérgico. Los contratos entre las partes de la
organización son el instrumento por medio del cual se definen y delimitan las
relaciones de interdependencia que se desarrollan entre ellas como resultado
de la división del trabajo. En la medida en que una organización tiene más
diversidad de tipos de contratos y más transacciones, su complejidad será
mayor. La gestión de servicios sanitarios se realiza al interior de organizaciones
de gran complejidad. Estas organizaciones son sistemas abiertos que tienden a
la variabilidad y en ellas se introducen elementos de gestión para mantenerlas
bajo control. En este artículo se mencionan la función y las características de la
organización social aplicada a las organizaciones de salud.
Organización social y administración
La organización social es un sistema inserto en otro más amplio, que es la
sociedad y con la cual interactúa; ambas se influyen mutuamente. La
organización está constituida por un grupo de individuos que unen actuaciones
para alcanzar determinados propósitos. Estos individuos aportan aspiraciones y
energías, es decir recursos para alcanzar los objetivos, pero esto no basta para
alcanzar las metas: es necesario, encauzar y dirigir. Esta es la función de la
administración.
Lo que caracteriza a las organizaciones sociales es que, para alcanzar sus
objetivos, cada uno de sus integrantes debe desempeñar una función o cumplir
un papel particular que, de alguna manera, es diferente de los demás y que los
roles del resto de sus integrantes demandan, con el fin de llevar a cabo las
funciones propias. Cada uno de sus componentes debe desarrollar roles y
funciones que tienen la particularidad de estar relacionados entre sí. Esta
relación se caracteriza por la interdependencia.
La organización social se constituye, entonces, en una red de relaciones de
interdependencia entre sus componentes que cumplen funciones diferentes, lo
que se denomina Patrón Sinérgico.
Los contratos
La esencia de la organización social radica en la interacción de las partes que
la componen. Estas interacciones son esenciales en la existencia de la
organización y para que se lleven a efecto se debe establecer, con
anterioridad, compromisos entre las partes, en los que se definan las
actividades que a cada una de ellas le corresponderá realizar.
Estos compromisos pueden expresarse como sigue:
 En declaraciones formales y legales que deben entregar ciertas
garantías de que efectivamente se cumplirán los compromisos. Este tipo
tiende a definir el papel y la función de cada una de las partes.
 Pueden ser implícitos dentro del marco establecido por los contratos
formales u operacionales, y ellos regulan las actuaciones y las
relaciones de interdependencia entre las partes.
Los contratos entre las partes de la organización, son el instrumento por medio
del cual se definen y delimitan las relaciones de interdependencia que se
desarrollan entre ellas como resultado de la división del trabajo. En la medida
en que una organización tiene más diversidad de tipos de contratos y más
transacciones, su complejidad será mayor.
Variedad del sistema y reductores de variedad
La variedad es la medida de la complejidad de un sistema. La variedad se debe
al conjunto de las diferentes conductas posibles que pueden tener sus partes
entre ellos. Si la variedad nos está indicando la enorme cantidad de conductas
que puede haber en el sistema, este hecho nos conduce a pensar que el
sistema comenzaría a volverse impredecible; lo cual es sinónimo de
incontrolable. También nos permitiría predecir que cuanto mayor fuera la
variedad o la complejidad de un sistema, tanto más difícil sería prever su
comportamiento.
De lo anterior se deduce que si deseamos controlar el sistema, es decir, si
deseamos predecir los eventuales resultados y consecuencias, el aparato
contralor o gestor deberá tener la capacidad necesaria para conocer todos los
estados posibles del sistema bajo control y disponer, además, de un repertorio
de respuestas frente a cada uno de los estados que puede presentar el
sistema, con el fin de que sea controlable.
Las respuestas son mecanismos mediante los cuales se puede lograr reducir
las conductas posibles de los participantes en una organización. Estos
mecanismos se conocen bajo el nombre de reductores de variedad y, en su
gran mayoría, corresponden a principios ordenadores insertos en las
organizaciones sociales que constituyen los seres vivos. Entre ellos podemos
citar:
 Las leyes en general
 Los reglamentos de las instituciones
 Los mandamientos religiosos
 Los códigos éticos
 Las normas de atención en salud.
Estos reductores de variedad necesitan el apoyo de la autoridad para que se
apliquen en las organizaciones sociales. La autoridad es un fenómeno natural
cuyo origen se encuentra en la necesidad de mantener el orden dentro del
sistema social. Si la división del trabajo o especialización tiene como
consecuencia el aumento de la diferenciación y de la diversidad dentro del
organismo, es necesario entonces que también haya una fuerza en sentido
contrario, capaz de lograr la regulación y el control de la variedad, para que la
organización se mantenga bajo control.
Las organizaciones de salud
La gestión de servicios sanitarios se realiza al interior de organizaciones de
gran complejidad. Estas organizaciones son sistemas abiertos que tienden a la
variabilidad y en ellas se introducen elementos de gestión para mantenerlas
bajo control.
Las empresas de servicios de salud son consideradas sistemas mixtos, porque
las integran elementos estructurales y elementos abstractos. El sistema físico
está constituido por los RRHH, recursos materiales, instalaciones, insumos y
equipamiento tecnológico.  El sistema abstracto es el conjunto de políticas,
relaciones jerárquicas, estilos, normas y procedimientos que permiten marcar
las reglas para la utilización del sistema físico y de los factores productivos con
el objeto de lograr los objetivos organizacionales.
No obstante, también son sistemas abiertos, con una fuerte relación con el
entorno debido a que su cadena productiva incorpora una infinidad de
proveedores que abarcan desde alimentos comunes hasta el material más
complejo y avanzado en el ámbito tecnológico y farmacéutico. Por este motivo
deben establecer controles adecuados para modular las entradas al sistema,
las salidas y los pasos no deseados o incorrectos.
Estos aspectos fundamentan la imperiosa necesidad de administración que
presentan las organizaciones de salud. Con tal propósito se utiliza la función
administrativa de control que compara los valores obtenidos de una variable
determinada con un estándar prefijado. Lo anterior permite que el sistema se
mantenga estable y en funcionamiento según lo previsto.
Con respecto al sistema de salud, la OMS lo define como: “El conjunto de
recursos, actores e Instituciones relacionados con el financiamiento, la
regulación y la provisión de acciones cuyo fin es mantener o mejorar la
salud”  1.
Dado que el objetivo del sistema de salud es mejorar la salud de la población
con la prolongación de la vida y de los años libres de enfermedad, el éxito y la
calidad de sus actuaciones se deben medir según el grado de consecución de
estos objetivos.
La asistencia sanitaria es una actividad compleja, en la que el resultado
deseado se alcanza sólo cuando las actividades y los recursos relacionados se
gestionan como una serie de procesos sucesivos, en los cuales los resultados
de un proceso se convierten en elementos de entrada de uno o más procesos
consecutivos.
Características de las organizaciones sociales
En término general, las organizaciones sociales se caracterizan por:
Son grupos humanos de diverso tamaño, en cuyo seno se dan relaciones
interpersonales determinadas, interdependientes y jerárquicas.
Son básicamente sistemas o patrones que se encuentran insertos en un
sistema mayor: la sociedad humana, y que poseen un propósito determinado,
una meta.
Son cambiantes a lo largo del tiempo, es decir, son propias de un momento
histórico determinado. Aunque algunas hayan perdurado durante mucho
tiempo, como la familia, no lo han hecho de la misma exacta manera ni
constituidas de la misma manera.
Pueden ser de tipo y complejidad muy variables.
Las relaciones establecidas entre sus individuos pueden ser:
De tipo formal y explícito, como en los contratos de trabajo.
De tipo informal e implícito, como el orden y la jerarquía en la familia.
Tipos de organizaciones sociales
En líneas generales, atendiendo a la manera en que se dan en su seno las
relaciones interpersonales, podemos distinguir los siguientes tipos de
organizaciones sociales:
Formales, cuando sus relaciones están oficializadas y dictaminadas por un
documento que las recoge y las hace de público conocimiento.
Informales, cuando su dinámica interna no está recogida en ningún documento
ni ha sido oficializada formalmente, sino que sigue reglas internas.
Además, de acuerdo al cometido que persiguen los individuos, podemos hablar
de:
Con fines de lucro, cuando la sinergia de sus individuos persigue la generación
de riqueza.
Con fines sociales, cuando la sinergia de sus individuos persigue el bienestar
de la mayoría de la población (especialmente de quienes no integran el grupo).
Con fines políticos, cuando la sinergia de sus individuos persigue fines
organizativos, o sea, busca cambiar o preservar ciertos aspectos de la
sociedad actual.
Con fines recreativos, cuando la sinergia de sus individuos persigue
simplemente el entretenimiento de los mismos o de terceros.
Ejemplos de organización social
A modo de ejemplo de organizaciones sociales, podemos citar las siguientes:
La familia, base de la sociedad desde los tiempos neolíticos.
La religión, capaz de asociar individuos de intereses muy distintos en una
misma visión de mundo y darles un propósito sagrado.
El Estado, entendido como la organización colectiva en pro del bienestar
común que se rige por un modelo de autoridad y de ley.
Las empresas, típicas del modelo de producción moderno, son asociaciones de
individuos con el fin de generar bienes y servicios de consumo, y con su venta
generar riquezas.
Las naciones, entendidas como “comunidades imaginadas”, o sea, formas de
asociar grandes comunidades de individuos en torno a un relato fundacional
compartido y a un profundo sentido de pertenencia patrimonial.
GRUPOS ETNICOS
Un grupo étnico es una comunidad determinada por la existencia de ancestros
y una historia en común. Se distingue y reconoce por tradiciones y rituales
compartidos, instituciones sociales consolidadas y rasgos culturales como la
lengua, la gastronomía, la música, la danza y la espiritualidad entre otros
elementos. Los integrantes de un grupo étnico son conscientes de pertenecer a
él, comparten entre ellos una carga simbólica y una profundidad histórica.
Grupo de personas que comparten una cultura similar (creencias, valores y
comportamientos), idioma, religión, antepasados y otras características que a
menudo pasan de una generación a la siguiente. Las personas pueden venir
del mismo país o vivir juntas en la misma zona. La población hispana y la
población china son ejemplos de grupos étnicos. Algunas enfermedades o
afecciones genéticas suelen ser más comunes en determinados grupos étnicos
que en otros.
Prejuicios sociales
Un prejuicio es un juicio anticipado que llevamos a cabo acerca de alguna
persona, teniendo en cuenta la pertenencia de dicha persona a algún grupo
concreto, como puede ser por raza, sexo, religión, rasgos de personalidad,
deportivo, etc. Dicho juicio conlleva una distorsión de la realidad, provocando
en la mayoría de las veces creencias o valores negativos con respecto a la
persona e impidiéndonos mantener una relación óptima y no sesgada con
dicha persona.
Los prejuicios sociales que mantenemos hacia las personas, nos hace
mantener una actitud hacia dichas personas de hostilidad y rechazo, solamente
por el simple hecho de pertenencia a un grupo concreto, ya sea de raza, sexo,
político, etc. El hecho de que una persona pertenezca a un grupo concreto,
implícitamente le adjudicamos cualidades negativas que presuponemos están
en todas las personas que pertenecen a dicho grupo. Hacemos primero la
opinión acerca del grupo y luego la aplicamos a las personas que lo forman sin
tener en cuenta la individualidad de la persona.
El prejuicio en origen viene determinado por costumbres, aprendizajes
familiares o sociales o experiencias pasadas, adquiridos durante nuestro
propio proceso de formación de nuestra identidad.
El prejuicio, en principio, nos ayuda a tomar una decisión rápida que a veces
nos es necesario hacerlo, pero no nos deja contrastarla con la realidad, ni si
quiera poder pensarla, además nos libera inmediatamente de culpa y de
remordimientos. No hay duda que los prejuicios, que normalmente son
negativos, a largo plazo pueden llegar a ser perjudiciales ya que no nos
permiten evolucionar o tener distintas opiniones y por lo tanto nos impiden
llegar a tener relaciones con ciertas personas las cuales podrían llegar a ser
sanas, fructíferas y complacientes.
Lo recomendable siempre es mantener una actitud objetiva e imparcial frente a
las personas, ya que los prejuicios nos van a impedir avanzar, cambiar de
opinión y negarnos la posibilidad de de interactuar con ciertas personas.
Cuando nos encontremos con una persona que pertenezca a un grupo hacia el
cual tenemos un prejuicio hay que tratar de sacarla del contexto del grupo, y
poder conocerla, es probable que la mayoría de las veces nos sorprendamos.
¿Los Prejuicios pueden ser buenos?
La gran mayoría de los prejuicios son negativos, pero podemos encontrar
prejuicios buenos. Los prejuicios buenos serían aquellas creencias que
tenemos acerca de lo que se puede esperar de ciertas personas que
comparten ciertas características, un ejemplo de ellos sería: las personas
orientales son muy trabajadoras, las personas de raza negra tienen mayor
sentido del ritmo y bailan mejor, etc. esto hace que las personas que
pertenecen a dichos grupos esperemos de ellas estos rasgos positivos
asociados.
Sean los prejuicios buenos o negativos no cabe duda que nos hacen mantener
un juicio no real de antemano acerca de las personas que pertenecen a un
grupo o comparten ciertos rasgos. Los prejuicios negativos son más dañinos
porque correlacionan con el rechazo y la exclusión, pero también hay que tener
en cuenta que los positivos nos ponen de antemano en una posible idea
errónea de principio, es decir, tendremos una distorsión generalizada ya que la
persona ha de cumplir con las expectativas que tenemos acerca de su grupo o
rasgos y si no es así nos llevará a una decepción o desilusión.
Tendremos en cuenta que ya sea un prejuicio negativo o positivo no nos
permitirá dejarnos conocer a la persona con un punto de vista objetivo, nos
impedirá por tanto mantener con la persona una relación, ya que nos impide
llegar a conocer su individualidad.
¿Cómo nacen los prejuicios?
Los prejuicios se desprenden de la necesidad de anticiparse a la realidad para
responder rápidamente, un mecanismo natural de pensamiento del ser
humano. Es decir que forma parte de los mecanismos de defensa de nuestra
mente primitiva, cuyo sentido es protegernos de posibles peligros en base al
conocimiento previo.
Esto, sin embargo, no significa que los prejuicios sean “naturales”, ni mucho
menos. Si bien se explican a través de una respuesta biológica, son
enteramente culturales: normalmente tienen su origen en la crianza, a menudo
en la cultura que heredamos o aprendemos de nuestros progenitores, o
también en traumas personales, sociales o históricos.

Por ejemplo, es posible que una persona nacida en una nación que posee una
historia de enfrentamientos y guerras con su nación vecina, aprenda desde una
edad muy temprana a pensar lo peor de cualquiera que tenga la nacionalidad
enemiga.
Esa persona puede pensar que son agresivos, altaneros, odiosos, y asociar
con ellos ciertas tendencias negativas, especialmente si ello le sirve para
justificar los errores propios o para no tener que pensar en las propias
dificultades que enfrenta su nación, su vida o su cultura.
También es posible que, al hacerlo, sacrifique potenciales relaciones de
amistad o de compañerismo, al no darse la oportunidad de conocer a esas
personas independientemente de su nacionalidad.
Son típicos caso de prejuicio:
El racismo. Esto es, la valoración positiva y negativa de ciertas razas, en lugar
de las personas individuales según sus acciones y conductas.
La xenofobia. Es decir, los sentimientos de aversión y desconfianza hacia lo
extranjero o lo perteneciente a otras culturas, sin que haya razón alguna más
que, posiblemente, la inseguridad o la compensación de una baja autoestima a
través de discursos nacionalistas.
La homofobia. Lo cual significa el desprecio y la aversión por las personas
homosexuales, encajonándolas en un perfil predeterminado en lugar de
tenerlas por individualidades.
IDENTIDAD
La identidad se refiere al conjunto de rasgos individuales que definen a una
persona o a cierto grupo. Ésta entonces nos presenta con nuestras
características propias ante los demás, haciéndonos únicos por ser parte de un
grupo. Una vez que somos conscientes de que somos parte de algo
empezamos a formar una identidad que nos diferencia de los demás.
Como se forma la identidad.
Cuando estamos en cierta etapa en nuestra vida donde no tenemos claro
quienes somos y buscamos nuestra propia forma de ser, es cuando se
empieza a formar la identidad. Al darnos cuenta de las diferencias que se tiene
con los demás, se busca un sentido de pertenencia y de individualidad. El
ambiente del que estamos rodeados sirve para inclinarnos por las
características que nos definirán y tiene que ver tanto con lo que nos gusta
como con lo que se decide algunas veces en la sociedad.
Tipos de identidad.
Podemos definirlos para entender mejor el concepto y ver la cantidad que
existen o que se pueden generar más adelante ya que al formar parte del
contexto social moderno, pueden cambiar en muy poco tiempo mientras haya
personas en la búsqueda de su propio ser.

Personal. Es la identidad que se desarrolla a lo largo de nuestra vida y nos


define como personas. Tiene que ver con el ambiente en el que crecimos y
también con nuestras características físicas ya que al ser conscientes de cómo
nos vemos desarrollamos una perspectiva de nosotros mismos. También se
define por la forma en la que interactuamos con las personas, por como nos
vestimos o por el tipo de gente con quien nos rodeamos.
Social. Este tipo de identidad se refiere al sentimiento de pertenencia que
tenemos en un grupo grupo social. Como las sociedades se desarrollan en
grupos es normal pertenecer a alguno desde que nacemos, y al crecer en estos
se va desarrollando un sentimiento de orgullo que mostramos a los demás.
Puede ser la familia, la escuela, equipos deportivos, etc. Es por este tipo que
desarrollamos concepto de «nosotros» y «ellos» y se marcan notablemente las
diferencias entre ciertas personas.
Cultural. Se refiere al sentimiento de pertenecer a alguna cultura y tiene que
ver con los rasgos únicos que tiene ésta, cómo podrían ser algunas tradiciones
o costumbres. En este concepto tiene gran influencia la cultura histórica de las
personas y es a partir de ésta donde se forma una identidad que puede ser
aceptada o rechazada, ya que algunas personas verán los sucesos históricos
que aprendan como buenos o malos.
Nacional. Hace referencia al sentimiento de pertenencia a alguna nación o
país. Tiene similitudes con la identidad cultural pero en realidad está más
arraigada al sentimiento nacional ya que las personas de un país se pueden
reunir cierto día para celebrar alguna efeméride que resalte la independencia,
la revolución o simplemente al país donde se vive.
Religiosa. Es el tipo que habla de las creencias y prácticas que realizan ciertos
individuos en su propia religión y que los diferencian de otras religiones. Tiene
un contexto histórico y cultural qué puede datar de años atrás y con el cual las
personas se pueden identificar.
Étnica. Se refiere a la pertenencia a algún grupo étnico tomando en cuenta la
genealogía o los ancestros que tengan en común las personas. En este caso
las personas suelen estar unidas por más cosas en común: la cultura, la
lengua, la religión y las costumbres.
Genero. Es el tipo de género con el cual nos identificamos y tiene su origen en
la forma en la que somos tratados por las personas a nuestro alrededor y la
sociedad en general. Puede variar ya que el trato de hombres y mujeres no
suele ser igual en todas las culturas pero siempre hay una demarcación entre
lo que es femenino y masculino y en esto se identifican las personas.
Edad. La gente de diferente edad es tratada de distintas maneras por lo que en
ciertas etapas de la vida se desarrolla una identidad de acuerdo al momento
que vivimos y de cómo somos tratados.

Clases. Es la clase social a la que pertenecemos y en la que nos desarrollamos


generando una identidad que nos diferencia, por ejemplo, de la clase media, la
clase baja o la clase alta. Puede pasar desapercibida porque normalmente
estamos rodeados por personas de la misma clase así que no seremos
conscientes de ella hasta que veamos a alguien completamente diferente.
Regional. La zona o la región en la que vivimos puede tener ciertas
características o costumbres únicas con las que nos identifiquemos al crecer y
que nos harán ser parte de un grupo. Pueden ser estados, provincias o
ciudades con distintos platillos, festividades o trajes típicos y que pueden llegar
hasta crear una rivalidad.
Profesional. Es la carrera o la profesión de la que somos parte y en la que
estamos acompañados por personas con nuestra misma vocación. Se reúnen
aquí el conocimiento que tenemos, los valores con que ejercemos el trabajo y
las responsabilidades que se nos van asignando.
Política. Es el tipo de asociación que tenemos con algún partido político de
nuestra preferencia o con alguna corriente filosófica en la que creemos. Como
no todas las personas piensan igual este tipo de grupos se diferencian muy
bien uno del otro por sus valores o ideas.
La identidad es un tema complejo y controversial ya que no está bien definido
si se puede crear por elección propia o es un concepto que se impone en la
sociedad para ser parte de algo más grande. Al final, el conocer la idea de
identidad nos proporciona las herramientas necesarias para saber quienes
somos o lo que queremos ser.
MULTICULTURALISMO
Podemos definir la diversidad cultural como la interacción de una o varias
culturas. Según la UNESCO, la multiculturalidad se refiere a “la naturaleza
pluralmente diversa de la sociedad humana“. Esto incluye elementos culturales,
pero también lingüísticos, religiosos, socioeconómicos, familiares…
Sin embargo, si nos referimos a la relación entre estas culturas o los grupos
que las forman, el concepto más correcto sería el de interculturalidad. El
diálogo y el respeto mutuo son parte de esta interculturalidad. Se traduce, en
resumen, en que estas culturas puedan tener una presencia equitativa en la
sociedad e interactuar entre ellas, creando incluso expresiones culturales
compartidas.
¿Cómo podemos vivir esta diversidad cultural y explicarla a los más pequeños?
Más adelante en este post te daremos tips e ideas concretas para lograrlo. No
obstante, podemos comenzar por tener en cuenta que la multiculturalidad es
riqueza: nos ayuda a crecer. Además, no podemos dejar de lado el hecho de
que, nos encontremos donde nos encontremos, la diversidad cultural ha
llegado para quedarse.

La globalización o los movimientos migratorios son algunos de los motivos por


los que cada vez existe más diversidad cultural. Hemos de tener en cuenta que
no todas las personas somos iguales. Valorar las diferencias de cada persona
o grupo y enseñar a los niños a hacerlo es algo muy positivo. Pero antes,
¿estamos nosotros abiertos a la multiculturalidad? ¿Somos tolerantes y
respetuosos con la diversidad? Vamos a ver algunos ejemplos de
multiculturalidad que podemos poner en práctica y que nos pueden ayudar a
conseguirlo.
Ejemplos de multiculturalidad
Estos son algunos ejemplos de diversidad cultural que nos pueden ayudar a
entender mejor, tanto a nosotros como a nuestros hijos, en qué consiste y
cómo acabar con los prejuicios ¡Vamos allá!
Religión.
Existen muchísimas religiones distintas, y hoy en día es probable que
encontremos a gente que las practica cerca de nosotros. Conocer más de ellas
nos ayudará a comprenderlas mejor, aunque nuestra fe sea distinta.
Música, cine y otras expresiones artísticas.
La música o el cine son expresiones a través de las cuales podemos
comprender mejor la riqueza de otras culturas. A través del cine, podemos
conocer otras realidades distintas a las nuestras. La música y el baile suelen
transmitirse de generación en generación y cada una tiene un rimo o letras
peculiares de distintos sitios. ¿Por qué no escuchar una samba o ver una
película anime con tus pequeños?
Tipos de familia y formas de amar.
¡No todas las familias son iguales! Reconocer que hay distintos tipos de familia
que no tienen por qué ser como la vuestra os ayudará a reconocer la
multiculturalidad en este sentido.
Gastronomía. Probar platillos de distintos países cada vez está más al alcance
de nuestras manos. ¡Una experiencia deliciosa que, además, nos hará más
tolerantes!
Festividades. Cada lugar tiene sus festejos y vacaciones. Incluso en un mismo
país podemos encontrar varias celebraciones diferentes.
Eventos multiculturales o que explican la multiculturalidad, como distintos
eventos o conferencias, pueden ayudarnos a comprender mas sobre ella.
Aceptación de los orígenes y de pueblos originarios, como los pueblos
indígenas. También del mestizaje y la diversidad.
Idiomas. La aceptación de las diferentes lenguas y dialectos es un ejemplo de
interculturalidad.
Es un hecho indiscutible que vivimos en un mundo globalizado y en
permanente transformación. La globalización presenta aspectos de carácter
económico, social y cultural. Una de las consecuencias de la globalización del
planeta es el multiculturalismo, que se podría definir como la coexistencia de
distintas tradiciones culturales en un mismo territorio.
Una breve descripción del multiculturalismo
Las sociedades en las que predomina un mismo grupo social y existe una
religión, un idioma y una cultura todavía existen en muchos rincones del
planeta. Sin embargo, el modelo de sociedad homogénea está siendo
sustituido por un modelo plural de sociedad. En muchas ciudades y países la
población es heterogénea en muchos sentidos: conviven lenguas, religiones,
tradiciones y formas de entender la vida muy distintas. Esta diversidad ha sido
acuñada con el término multiculturalismo.
El multiculturalismo es algo más que la suma de tradiciones culturales en un
mismo espacio geográfico. De hecho, el multiculturalismo implica una
valoración positiva de la diversidad humana. Podríamos decir que se trata de
una doctrina que defiende la tolerancia, el respeto y la convivencia entre
culturas diferentes. Este planteamiento supone una defensa de la igualdad de
todas las tradiciones culturales, de tal manera que no haya una por encima de
las otras, sino que todas sean valoradas en un plano de igualdad. El
multiculturalismo implica un cierto relativismo cultural, es decir, la consideración
de que una cultura no es superior a otra y que, en consecuencia, las
diferencias en las costumbres deben aceptarse como un signo de tolerancia y
convivencia pacífica.
El multiculturalismo es entendido en ocasiones como una oportunidad, ya que
significa que personas con culturas muy distintas pueden conformar una
sociedad más rica, más plural y con un espíritu cosmopolita.
Críticas al multiculturalismo
El multiculturalismo es una situación deseable, siempre y cuando la diversidad
de tradiciones vaya acompañada de tolerancia y respeto. Si en un barrio de
una gran ciudad conviven tradiciones religiosas diferentes en un clima cívico y
respetuoso estamos hablando de la cara amable y enriquecedora del
multiculturalismo.
No obstante, algunos analistas de los fenómenos sociales hacen hincapié en
los aspectos problemáticos de este fenómeno de la globalización. En este
sentido, hay un problema latente en la pluralidad y lo podríamos expresar con
una serie de interrogantes: ¿son compatibles dos tradiciones culturales que
valoran de manera diferente el rol de la mujer en la sociedad?, ¿es tolerable
que un colectivo humano viva al margen de unas tradiciones de un lugar y que
incluso pueda practicar costumbres contrarias a las leyes en vigor?, ¿es
razonable ser tolerantes con aquellos que no practican la tolerancia?
Estos interrogantes ponen de manifiesto que el multiculturalismo no está
exento de conflictos. De hecho, hay ejemplos concretos que ponen de relieve
algunos problemas de convivencia en las sociedades plurales (en algunos
países occidentales la población de origen africano practica la ablación del
clítoris, una costumbre castigada por las leyes occidentales y algo aceptado en
algunos países africanos).
Los conflictos y desajustes de la multiculturalidad son para algunos una prueba
evidente de que el multiculturalismo tiene dos caras: una amable y otra
conflictiva.
Un planteamiento conciliador
Entre la visión del multiculturalismo como paradigma ideal y el rechazo a la
pluralidad podemos encontrar una postura intermedia y conciliadora. Consistiría
en armonizar el respeto a las leyes de un país por parte del conjunto de la
población con la absoluta tolerancia con aquellas costumbres particulares de
todos los sectores sociales. En otras palabras, se trataría de hacer compatible
el cumplimiento de la ley con las distintas visiones del mundo. Esta armonía no
es un ideal utópico, pues ha sido posible en la Alejandría de la antigüedad, en
el Toledo medieval, en el Buenos Aires de finales del siglo XlX o en la actual
Nueva York, Londres o Montreal.
Diversidad Cultural
La diversidad cultural o multiculturalismo es la convivencia armónica y
respetuosa de grupos humanos provenientes de diferentes sustratos culturales,
es decir, de trasfondos étnicos, religiosos, lingüísticos y sociales diferentes, en
el marco de una cultura mayoritaria dominante.
a diversidad cultural consiste en comprender la humanidad como un conjunto
inmenso de culturas, cada una dotada de un contexto histórico y de una
tradición valiosa. Eso significa no valorar unas por encima de otras ni pretender
que algunas sean más “avanzadas” y otras más “atrasadas”, sino simplemente
diferentes.
Esta visión ha ganado terreno en el siglo XXI en la mayoría de las democracias
modernas occidentales, cuya población presenta un importante margen de
diversidad cultural y étnica, fruto de su pasado imperial y colonialista.
Por otro lado, la diversidad cultural de la humanidad, es decir, su gigantesca
abundancia de formas culturales, es una de sus mayores virtudes, en la que
descansa la posibilidad de un intercambio de saberes y de visiones de mundo
absolutamente enriquecedor. Ello se debe a que en términos culturales, así
como en la genética, la uniformidad y la homogeneidad tienden, por lo general,
al empobrecimiento.
Importancia de la diversidad cultural
La diversidad cultural es un valor fundamental en la construcción de un futuro
pacífico para la humanidad. La mayoría de los conflictos en la historia poseen
un origen no sólo económico, sino también cultural, de modo que una
perspectiva que celebre la diversidad y la diferencia puede dar una resolución
pacífica y democrática a los conflictos. La diversidad cultural es un rasgo
indispensable de la vida democrática del siglo XXI.
Por otro lado, el reconocimiento de las muy diversas formas de cultura de la
humanidad puede darnos una medida más real de quiénes somos y de dónde
venimos, y por lo tanto de cuáles pueden ser nuestros pasos futuros.
Una sociedad abierta a otras lenguas, otras religiones, en fin, otras formas de
sociedad, será siempre una sociedad de vanguardia, compleja, vasta, como lo
fue el corazón de los imperios de antaño, lugares en los que se daban cita
vastas y lejanas tradiciones culturales.
Tipos de diversidad cultural
No existen realmente tipos de diversidad cultural, pero en dicho concepto
tienen cabida distintas formas de expresión cultural que pueden, también, ser
muy diversas, tales como:
Diversidad lingüística, que consiste en la convivencia de distintas lenguas y/o
dialectos dentro de una misma unidad territorial.
Diversidad religiosa, que consiste en la práctica de distintas religiones y/o
tradiciones místicas o espirituales dentro de una misma nación.
Diversidad étnica, que consiste en la presencia de distintas etnias o pueblos
dentro de un mismo país.
Ejemplos de diversidad cultural
Los mejores ejemplos de diversidad cultural los constituyen los llamados
“países superdiversos”, en los que conviven numerosas tendencias culturales
diferentes. Ya que la diversidad cultural es difícil de medir y cuantificar, a
menudo se emplea como indicador la cantidad de lenguas habladas en un
territorio. En ese sentido, los principales países en cuanto a diversidad
lingüística son:
Papúa Nueva Guinea (820 lenguas distintas)
Indonesia (737 lenguas distintas)
Nigeria (510 lenguas distintas)
India (415 lenguas distintas)
México (291 lenguas distintas)
Camerún (279 lenguas distintas)
China (235 lenguas distintas)
Australia (231 lenguas distintas)
República Democrática del Congo (214 lenguas distintas)
Brasil (188 lenguas distintas)
Filipinas (171)
Ecuador (120 lenguas distintas)
RELIGION
La religión es un sistema de creencias, costumbres y símbolos establecidos en
torno a una idea de la divinidad o de lo sagrado.
Las religiones son doctrinas constituidas por un conjunto de principios,
creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existencial, moral y espiritual.
Etimológicamente, el vocablo religión proviene del latín religĭo, religiōnis, que a
su vez procede del verbo religāre. Este se forma del prefijo re, que indica
repetición, y del vocablo ligare, que significa 'ligar o amarrar'.
Así, la religión es la doctrina que liga fuertemente al ser humano con dios o los
dioses. Religión puede entenderse, de este modo, como la acción y efecto de
volver a ligar a dios y a los seres humanos.
Actualmente, las mayores religiones del mundo, considerando su número de
fieles, son (en orden decreciente):
el cristianismo (2.100 millones),
el islam (1.900 millones) y
el budismo (1.600 millones).
La palabra religión, por otra parte, puede emplearse en sentido figurado para
significar que se cumple con una actividad o una obligación de forma constante
y rigurosa. Por ejemplo: “Ir al gimnasio todos los días es, para él, una religión”.
Origen de la religión
Las religiones instituidas aparecieron por primera vez tras la revolución
neolítica, que supuso el asentamiento de los grupos humanos, la división del
trabajo, el desarrollo de la agricultura y, con ella, mayor tiempo de dedicación a
la observación de la naturaleza.
Las religiones del neolítico, a diferencia de las experiencias previas de tipo
chamánicas, se estructuraron en torno a tres elementos: templo, sacerdote y
sacrificios (u ofrendas), los cuales a su vez son expresión de la
conceptualización de lo sagrado y lo profano.
Función de la religión
La religión tiene por función la consolidación de un sistema de valores que
permita, por un lado, la cohesión del grupo social en función de un proyecto
común, y por el otro, crear cierto grado de satisfacción espiritual mediante la fe
para superar el sufrimiento y alcanzar la felicidad.
Todas las religiones tienen sus bases y fundamentos en relatos
simbólicos/históricos llamados mitos, entendiendo como mito un relato que
explica el origen de la vida, la justificación de su estado y su proyección de
futuro.
Todas las religiones están sustentadas en diversas corrientes de pensamiento
que intentan explicar quiénes somos y por qué hemos venido al mundo.
En las culturas con escritura, las religiones están basadas en textos de carácter
sagrado, que convocan a sus seguidores en torno a una misma comunidad
espiritual.
Andrea Imaginario Revisión por Andrea Imaginario Especialista en artes,
literatura e historia cultural
Qué es la Religión
La religión es un sistema de creencias, costumbres y símbolos establecidos en
torno a una idea de la divinidad o de lo sagrado.
Las religiones son doctrinas constituidas por un conjunto de principios,
creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existencial, moral y espiritual.
Etimológicamente, el vocablo religión proviene del latín religĭo, religiōnis, que a
su vez procede del verbo religāre. Este se forma del prefijo re, que indica
repetición, y del vocablo ligare, que significa 'ligar o amarrar'.
Así, la religión es la doctrina que liga fuertemente al ser humano con dios o los
dioses. Religión puede entenderse, de este modo, como la acción y efecto de
volver a ligar a dios y a los seres humanos.
Actualmente, las mayores religiones del mundo, considerando su número de
fieles, son (en orden decreciente):
el cristianismo (2.100 millones),
el islam (1.900 millones) y
el budismo (1.600 millones).
La palabra religión, por otra parte, puede emplearse en sentido figurado para
significar que se cumple con una actividad o una obligación de forma constante
y rigurosa. Por ejemplo: “Ir al gimnasio todos los días es, para él, una religión”.
Origen de la religión
Las religiones instituidas aparecieron por primera vez tras la revolución
neolítica, que supuso el asentamiento de los grupos humanos, la división del
trabajo, el desarrollo de la agricultura y, con ella, mayor tiempo de dedicación a
la observación de la naturaleza.
Las religiones del neolítico, a diferencia de las experiencias previas de tipo
chamánicas, se estructuraron en torno a tres elementos: templo, sacerdote y
sacrificios (u ofrendas), los cuales a su vez son expresión de la
conceptualización de lo sagrado y lo profano.
Función de la religión
La religión tiene por función la consolidación de un sistema de valores que
permita, por un lado, la cohesión del grupo social en función de un proyecto
común, y por el otro, crear cierto grado de satisfacción espiritual mediante la fe
para superar el sufrimiento y alcanzar la felicidad.
Todas las religiones tienen sus bases y fundamentos en relatos
simbólicos/históricos llamados mitos, entendiendo como mito un relato que
explica el origen de la vida, la justificación de su estado y su proyección de
futuro.
Todas las religiones están sustentadas en diversas corrientes de pensamiento
que intentan explicar quiénes somos y por qué hemos venido al mundo.
En las culturas con escritura, las religiones están basadas en textos de carácter
sagrado, que convocan a sus seguidores en torno a una misma comunidad
espiritual.
Características de la religión
Se estructura en torno a la creencia en una o más fuerzas superiores al ser
humano.
Es una interpretación de la vida, a la que atribuye un valor máximo.
Justifica las características de la vida, por lo que brinda consuelo y/o
esperanza.
Distingue entre lo sacro y lo profano.
Construye un código ético.
Conforma un proyecto de futuro.
Favorece la cohesión del grupo que la practica.
Se proyecta mediante símbolos, tales como mitos o relatos (orales o escritos),
objetos de arte sacro, expresiones corporales y rituales.
Necesita un profeta o chamán.
Aquellas religiones que se escriben, dan lugar a templos, sacerdotes y
sacrificios (u ofrendas).
Tipos de religión según el concepto teológico
Las religiones, asimismo, pueden clasificarse según distintos criterios, como su
origen, su tipo de revelación o su concepción teológica. La concepción
teológica, por su parte, se puede dividir en:
Teísmo, que supone la creencia en entidades divinas absolutas, creadoras del
mundo y providentes, que a su vez se divide en monoteísmo, politeísmo y
dualismo.
Monoteísmo: a este grupo corresponden todas las religiones que asumen la
existencia de un único Dios. En esta categoría se encuentran el judaísmo, el
cristianismo y el islamismo, conocidas también como las religiones del libro.
Politeísmo: son politeístas todas aquellas religiones que creen en la existencia
de diferentes dioses. Por ejemplo, las antiguas religiones representadas en la
mitología egipcia, grecorromana y nórdica. Actualmente, podemos mencionar la
santería en América Latina.
Dualismo: se refiere a aquellas religiones que aceptan la existencia de dos
principios supremos antagónicos, el bien y el mal.
Panteísmo, según el cual todo lo que existe participa de la naturaleza divina en
la medida en que lo divino es inmanente al universo.
No teísmo, que implica la no creencia de entidades divinas absolutas, pues se
trata de corrientes espirituales que conciben la divinidad de una manera
distinta, como es el caso del budismo, por ejemplo.
¿Qué es la tradición?
El término tradición encierra, en muy distintas áreas de la vida humana, la idea
de los modos de hacer las cosas que la sociedad considera convenientes de
preservar en el tiempo, y que por lo tanto se transmiten de generación en
generación. Los orígenes de esta palabra se remontan al latín traditio,
proveniente del verbo tradere, “trasmitir” o “entregar”.
Las tradiciones pueden tratarse de costumbres, usos, pautas de convivencia o
consideraciones en torno a lo religioso, lo jurídico, lo cultural, etcétera. En todos
estos casos, no obstante, se trata de un modelo mental heredable, o sea, de un
paradigma que se preserva en el tiempo a través de su repetición.
Por ende, al hablar de que algo o alguien es tradicional o tradicionalista,
queremos decir que se apega o que valora el modo acostumbrado, heredado,
de hacer las cosas. Además, las tradiciones forman parte de la identidad de las
sociedades, o sea, de los patrones y creencias que componen la idiosincrasia o
forma de ser de los pueblos.
Existen tradiciones únicas, específicas de una sociedad, y también otras
compartidas por los pueblos que poseen un origen común o que comparten
características históricas y culturales. Así, puede hablarse de tradiciones
nacionales, como las tradiciones alemanas, pero también de tradiciones
hispánicas, por citar un ejemplo, o de tradiciones cristianas, judías o
musulmanas.

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