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DOSSIER

El despojo de
ÁFRICA

Un africano se acerca con una mezcla de curiosidad y recelo a una cámara, en una fotografía tomada en 1900.

En 1884, para evitar guerras coloniales, las 74. Las exploraciones.


Caminos para el saqueo
potencias europeas se reunieron en Berlín en Arturo Arnalte
torno al último gran pastel territorial que
quedaba por repartir. Gracias a las últimas 82. Berlín 1884.
exploraciones, conocían mejor el terreno y, El reparto
Juan B. Vilar
en un ambiente educado y diplomático,
trazaron fronteras con escuadra y cartabón
89. Nuevas reglas
que fijaban quién tendría derecho a quedarse de juego
con qué. Las decisiones que se tomaron a Donato Ndongo

miles de kilómetros transformaron el


continente de forma irreversible, con unas 92. Un continente
“sin dueño”
consecuencias que se siguen sintiendo José María Ridao
73
Las exploraciones,
caminos para el

SAQUEO

En 1800, África era para los europeos un mapa mudo. Un siglo después, no
quedaba palmo por catalogar. El salto cualitativo se explica, en parte, por
el empeño de un puñado de aventureros; unos, soñadores y bonachones,
otros, arrogantes y crueles, pero todos obsesionados por dominar y moldear
el continente. Arturo Arnalte sigue sus pasos al sur del Sáhara

74
EL DESPOJO DE ÁFRICA

montorios o en islas frente a la costa. tre grupos rivales, y unos métodos a


Durante cuatro siglos, habían sido la menudo brutales, como en los casos de
Un grupo de porteadores negros carga con
partes de un vapor en una expedición en meta de las caravanas que conducían la Burton o Stanley.
África, según una ilustración publicada el principal materia prima africana que de-
28 de mayo de 1889, en Le Petit Journal. mandaban los europeos: esclavos para Las desventuras de Mungo Park
las plantaciones americanas. Pero, con El primero de esta lista de pioneros es
breves excepciones, el interior había si- Mungo Park, que trató por dos veces de
do por lo general un territorio desco- navegar por el Níger hasta su desembo-
nocido, misterioso y hostil, celosamen- cadura para determinar su curso. Park
te preservado por los jefes africanos. era un médico escocés que fue contra-
Sólo los portugueses, con presencia tado por Joseph Banks, el rico presidente
temprana en las franjas litorales de las de la Royal Society y antiguo compañe-
actuales Angola y Mozambique, y los ro de viaje del capitán Cook. Sólo tenía
holandeses, que desembarcaron en Ciu- 24 años cuando embarcó, el 22 de ma-
dad del Cabo en 1652, habían penetra- yo de 1795, en Portsmouth rumbo a
do unos pocos cientos de kilómetros Gambia, con la misión de internarse por
hacia el interior. Del río Congo, sólo se el continente hacia el Este, a fin de al-
conocía la desembocadura; del Níger, canzar el curso del Níger, navegarlo, des-
se creía o bien que afluía al Nilo, o bien cribir las ciudades que se alzaban en sus
que moría en un mar interior, puesto riberas y averiguar dónde desembocaba.
que corría hacia el Este, alejándose de Park estudió mandinga para viajar con
la costa atlántica. De las fuentes del Ni- una caravana de mercaderes de esa et-
lo se conocía lo mismo que en la épo- nia, cruzó el río Senegal y, tras haber si-
ca en que Heródoto escribió: “sobre el do robado, vejado y abandonado a su
origen de este río nadie sabe nada”. suerte por moros, logró llegar a pie un
África era una gran mapa mudo en el año después al Níger, comprobando que
que los cartógrafos rellenaban los es- discurría hacia el Este. La narración del
pacios vacíos con animales y persona- primer viaje de Park es una lectura muy
jes exóticos. amena, cuyo protagonista es un entra-
A finales del mismo siglo, sólo dos Es- ñable antihéroe, al que los hombres gol-
tados eran libres. Liberia, una colonia pean, las mujeres desnudan y los niños
creada en 1815 y formalmente inde- tiran piedras, como una encarnación de
pendiente desde 1847, había sido fun- las penurias de Gulliver entre los gigan-
dada por filántropos blancos estadouni- tes del país de Brobdingnag, el personaje
denses que, además de acabar con la es- que Jonathan Swift había dado a la im-
clavitud, querían devolver a los negros prenta en 1726. La juventud y el atracti-
a África, convencidos de la imposibili- vo de Park fueron su salvoconducto. Sus
dad de la convivencia igualitaria entre valedoras fueron las mujeres, a las que
ambas razas. Y Etiopía, el mítico reino presenta como alegres, pícaras, atraídas
del Preste Juan, aislado geográficamen- por su piel blanca y desternilladas de ri-
te y congelado en una modorra medie- sa ante su extraña nariz prominente. Un
val, de la que pronto le iba a despertar grupo de mujeres de Ségou le salvó la
bruscamente el afán expansionista eu- vida al llegar al Níger, cuando ya se da-
ropeo. En unos pocos años, la escuadra ba por perdido y, gracias a ellas, pudo
y el cartabón dividieron caprichosa- volver para contarlo.
mente a pueblos, separaron grupos lin- Tras reponerse, Park regresó a la cos-
güísticos y pulverizaron las culturas lo- ta a pie, acompañando una caravana de
cales, tecnológicamente mucho más atra- 30 esclavos, a los que los mercaderes

A
principios del siglo XIX, el sadas, a la par que miles de europeos conducían atados por el cuello. Para vol-
mapa de África al sur del Sá- desembarcaban en el continente, unos ver a Escocia, hubo de embarcarse antes
hara era un inmenso espacio para establecerse definitivamente, otros en un buque negrero americano con des-
en blanco, cuyo contorno para hacer fortuna rápida. tino a Antigua, en las Antillas, donde se
estaba pespunteado por una serie de La cartografía de la última frontera vendió el cargamento humano. Como un
enclaves costeros, castillos y factorías, que le quedaba al hombre blanco la re- hijo pródigo, Park golpeaba de nuevo la
que los europeos habían ido erigiendo llenó un puñado de exploradores, en su puerta de su casa a tiempo para la Na-
en desembocaduras de ríos, en pro- mayoría británicos y franceses, con una vidad, el 22 de diciembre de 1797.
fortuna milagrosa, una innegable tena- El final feliz de esta experiencia, que
ARTURO ARNALTE es autor de Los últimos cidad, una hábil instrumentalización de demostraba que era posible visitar el in-
esclavos de Cuba. los guías nativos y de los conflictos en- terior de África y regresar vivo, animó a

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ciudad está muerta –escribió–; es la ciu-
dad en la que la gente, a falta de leña,
pone a arder el estiércol seco de los ca-
mellos; en la que sólo obtiene agua
quien puede comprarla en el mercado;
en la que nunca se oye ni siquiera el can-
to de un pájaro”. La opulenta y refina-
da ciudad del desierto, meca de merca-
deres y poetas, había perdido hasta el re-
cuerdo de su glorioso pasado.
Caillié hubo de salir de allí por el mis-
mo método, andando, pero temió que,
si regresaba al punto de partida, nadie
creería la historia de su hazaña, por lo
que decidió seguir al Norte, cruzando el
Sáhara hasta Marruecos. Convertido en
una sombra de sí mismo, andrajoso y
con los pies sangrando, llamaba cien
días después a la puerta del consulado
francés en Rabat. Al ver su aspecto, el
cónsul, un judío marroquí, no quiso ni
abrirle y lo largó con cajas destempla-
das, como a un mendigo importuno. Tu-
vo que seguir caminando hasta Tánger,
donde el cónsul Delaponte creyó su his-
toria. Su salud nunca se recuperó del to-
do y murió diez años después.
Poco a poco, otras metas fueron al-
canzadas. En 1822, el mayor inglés Den-
ham, el teniente de navío escocés Clap-
perton y el naturalista Oudney lograron
René Caillié, disfrazado de mercader musulmán, toma notas que oculta entre las páginas de su llegar al lago Chad, bajando en línea rec-
Corán. Ilustración de su Viaje a Tombuctú (París, Museo de Artes Africanas y Oceánicas). ta desde Trípoli. Los hermanos Richard
y John Landner resolvieron al fin, en
la Royal Society a emprender una se- que decidió ser el primer cristiano que 1830, el enigma de la desembocadura
gunda expedición. En esta ocasión, el mé- visitara Tombuctú. Sin apoyo ni protec- del Níger, que la muerte de Park había
dico escocés fue acompañado de 35 sol- ción, René Caillié, hijo de un panadero dejado en suspenso, y que no era otra
dados que partieron hacia el Níger tam- y él mismo aprendiz de zapatero, se es- que el delta cuyos brazos se conocían
bién desde Gambia, pero en época de tableció en el Senegal francés un tiem- como los Ríos del Aceite.
lluvias. Las fiebres diezmaron a la expe- po y vivió después unos meses en la co-
dición, pues aún no se conocía el uso de lonia británica de Sierra Leona, apren- Burton y Speke, a la greña
la quinina como preventivo del paludis- diendo árabe y costumbres y leyes mu- En 1855, los oficiales ingleses Richard
mo, de tal manera que cuando la parti- sulmanas para poder viajar a pie por Burton y John Speke estaban destinados
da llegó al río, en Bamako, sólo queda- África como un mercader mahometano, en Adén, cuando oyeron hablar de los
ban seis soldados vivos. Park hizo cons- sin despertar sospechas. Inició el reco- Montes de la Luna, donde los árabes sos-
truir una barca para descender por el río, rrido en la localidad, hoy guineana, de tenían que había una región de grandes
pero todos los tripulantes murieron aho- Boké, en 1827. Al atardecer del 28 de lagos, que supusieron que podrían ser
gados en los rápidos de Boussa, en la ac- abril de 1828, después de 538 días, lle- las fuentes del Nilo. Burton, políglota,
tual Nigeria, durante un ataque. El trági- gaba a la puertas de Tombuctú, tras ha- erudito y pendenciero, cuya reputación
co final se supo cuatro años después, por berse comportado en todo momento co- militar había quedado en entredicho tras
el testimonio de un guía nativo que ha- mo un piadoso creyente, escondiendo sus informes sobre los burdeles mascu-
bía acompañado a los expedicionarios. entre las páginas de su Corán las notas linos de Karachi, pero con indudable ta-
que iba tomando. lento y energía, acababa de lograr la ha-
Caillié: desengaño en Tombuctú Pero el sueño se desvaneció en cuan- zaña de visitar la ciudad santa de La Me-
La lectura del viaje de Mungo Park y las to se hizo realidad. La mítica Tombuc- ca disfrazado de peregrino musulmán.
aventuras del náufrago Robinson Cru- tú, alabada por León el Africano e Ibn Speke, al que había conocido cuando
soe, el personaje de Daniel de Defoe Batuta, el principal mercado entre el Sá- ambos servían en el ejército en la India,
creado en 1719, hicieron mella en el áni- hara y el África negra, ya no era más que tenía menos encanto personal, pero
mo de un soñador adolescente francés, un poblachón polvoriento y anodino. “La idéntica ambición viajera y se mostró

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LAS EXPLORACIONES. CAMINOS PARA EL SAQUEO
EL DESPOJO DE ÁFRICA

eran superiores y gozaba de cierta po-


pularidad y brillo social, Speke sintió que
su palabra quedaba en entredicho y or-
ganizó con Grant una segunda expedi-
ción para corroborar el hallazgo. En esa
ocasión, pudo ver salir al Nilo del lago
y seguir un tiempo su curso. De regreso
a Inglaterra, se citó para polemizar en pú-
blico con Burton. Pero el día antes del es-
perado debate sobre las fuentes del Nilo,
Speke murió de un disparo de su pro-
pia arma, mientras estaba cazando. Bur-
ton sostuvo que se había suicidado: “Dios
mío, el pobre tipo se ha pegado un tiro”.
Sin embargo, era Speke y no Burton
quien había dado en el clavo.
En la década siguiente, y siendo cón-
sul inglés en la isla de Fernando Poo, un
amargado Burton, cuyas excentricidades
le habían marginado de la puritana vida
social inglesa, y que consideraba que
merecía destinos mejores que “el abo-
minable espíritu de la desolación” que
le pareció la decadente y mortecina co-
lonia española, hizo algunos viajes me-
nores de exploración al continente. Fue
el primer europeo que ascendió a la ci-
ma del monte Camerún, acompañado
del juez español Atilano Calvo Itarburu.

El celo misionero de Livingstone


Pero los grandes protagonistas de la ca-
dena sucesiva de hallazgos, a cuyo
nombre ha quedado asociado el halo
más romántico de la exploración de
África, fueron el misionero inglés David
Livingstone y el aventurero americano
Henry Stanley.
Si a Park y Caillié les movía un ideal
romántico y a Burton y Speke el deseo
de superación y una cierta fanfarrone-
ría militar, a David Livingstone le llevó
a África el celo misionero y el deseo de
luchar contra la trata de esclavos, que pa-
El célebre encuentro entre Stanley (izquierda) y Livingstone fue muy popular en su momento. ralizaba el desarrollo económico y mo-
Aquí ilustra la tapa de una caja de bombones de fabricación francesa (colección particular). ral del continente negro. Desembarcado
en Dar es Salam, capital de la actual Tan-
dispuesto a acompañarle en una expe- ke casi ciego, descubrieron el lago Tan- zania, Livingstone comenzó trabajando
dición a Somalia, de la que regresaron ganica. Al regresar, se separaron y Bur- como misionero en el África Austral, en
gravemente heridos. ton se quedó en Tabora para reponerse la zona de Botsuana. Escandalizado por
Dos años después, ambos hombres mientras Speke, que había mejorado, si- el espectáculo de la trata, que ocasio-
partieron juntos en busca de las fuentes guió camino hacia el Norte y descubrió naba matanzas, despoblaba amplios te-
del Nilo. La expedición salió de Zanzíbar un lago, al que llamó Victoria en honor rritorios y dejaba los caminos sembrados
en julio de 1857 con gran lujo de por- de la soberana británica, y del que ase- de cadáveres, comenzó a escribir artícu-
teadores, que acarreaban miles de cuen- guró que se trataba de la fuente del Nilo. los de denuncia que tuvieron mucho im-
tas de cristal y cientos de metros de hilo Burton, probablemente celoso, se bur- pacto en el público británico.
de latón y tejidos para ir comprando vo- ló de él y desde su vuelta trató despia- Convertido en una autoridad moral de
luntades y derechos de paso. En febre- dadamente de desprestigiarlo en Ingla- referencia, comenzó a explorar África
ro de 1858, un Burton agotado y un Spe- terra. Como sus capacidades literarias con la doble misión de combatir la tra-

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do Henry Morton Stanley, un periodis-
ta británico nacionalizado americano, al
que el New York Herald hizo el encargo
de encontrar al misionero perdido. Stan-
ley, que en la Guerra de Secesión de EE
UU había combatido inicialmente al la-
do de los esclavistas, emprendió su via-
je en 1871. Violento y racista, habría de
hacer honor a estos dos adjetivos en los
años siguientes. Al frente de 192 por-
teadores y con la fabulosa cifra de 1.000
dólares de presupuesto, partió de Zan-
zíbar y logró encontrar a Livingstone en
Ujiji, el poblado donde se había oído ha-
blar de él por última vez.

El momento estelar de Stanley


Así refirió el histórico encuentro: “No sé
Stanley se ufanaba de su trato duro hacia los criados de la expedición. En esta ilustración de su qué hubiera dado en aquel momento
Viaje en busca del Dr. Livingstone, amenaza con disparar a un porteador si deja caer la carga. por estar en algún sitio solitario, para ha-
cer cualquier locura, para morderme las
ta y completar las lagunas del mapa. En efectuó una segunda expedición por el manos, dar volteretas y hacer cualquier
1841, fue el primer blanco que cruzó el curso del Zambeze. Dos años después, cosa para desahogarme, pues la alegría
desierto del Kalahari. En 1852, llegó al en 1866, emprendió un tercer viaje pa- me sofocaba. Parecía que mi corazón
río Zambeze por el Norte de Botsuana ra buscar la relación entre el lago Tan- quería saltar del pecho; pero procuré
y siguió hacia el Oeste, hasta San Pa- ganica, las cataratas Victoria y las fuen- que nada revelara mi semblante para
blo de Luanda, desde donde volvió a tes del Nilo. conserva la dignidad de mi raza.
Mozambique, en la costa del Indico. Era Tras cruzar el Tanganica, se perdió su Tomando entonces mi decisión, se-
la primera travesía africana de costa a pista en Ujiji y la opinión pública em- paré a la multitud y me dirigí hacia el se-
costa por el interior. pezó a temer que hubiera muerto. En- micírculo formado por los árabes, ante
Financiado por la Royal Geographical tonces, entraron en escena el poder de el cual estaba en pie el hombre de la
Society, de 1858 a 1864, Livingstone la prensa y un joven aventurero llama- barba gris.
Mientras avanzaba lentamente pude
observar su palidez y su aspecto de fa-
Iradier, el soñador de Vitoria tiga. Llevaba un pantalón gris, un cha-
quetón rojo y una gorra azul con ga-

E l explorador español más interesante


de este periodo, que fue decisivo
para la configuración de las fronteras de
Exploró la isla de Corisco y la de-
sembocadura del Río Muni y punta
Botika en el continente, adentrán-
loncillo de oro. Hubiera querido correr
hacia él; pero me sentí cobarde ante
aquella multitud; hubiera querido abra-
lo que se convirtió en la colonia española dose por la tierra de los guerreros zarle, pero él era inglés, y yo ignoraba
de Guinea Ecuatorial, es el vasco Ma- fang. Residía en una casucha en cómo me recibiría.
nuel Iradier, que conoció a Stanley de la isla de Elobey Chico, con Hice pues lo que me inspiraron la co-
paso por Vitoria, en 1873, cuando és- una pobreza extrema, desde- bardía y un falso orgullo; me acerqué
te cubría la guerra carlista para el New ñado por las autoridades, de- deliberadamente y dije descubriéndome:
York Herald. Tras la entrevista, el jo- safiando a la enfermedad y al -¿El doctor Livingstone, supongo?”
ven Iradier, que había fundado una olvido. En un segundo viaje en Durante cuatro meses, los dos aven-
sociedad llamada La Explorado- 1884, en una misión oficial de tureros exploraron juntos algunas zonas
ra y abrigaba el ambicioso pro- carácter político, logró comprar de la región de los Grandes Lagos y lue-
yecto de cruzar África de Norte a la sumisión de los jefes tribales de go Stanley decidió regresar, en marzo de
Sur, decidió seguir el consejo del la zona de Río Muni. Gracias a su 1872, mientras Livinsgtone, ya repuesto
experto y comenzar por explorar esfuerzo, España acudió a la Con- continuó su camino para descubrir si el
el fragmento de la costa de Gui- ferencia de Berlín con un pie en el río Lualaba desaguaba en el Congo o en
nea que se extendía frente a la is- continente africano. el Nilo. El 29 de abril de 1873, murió
la española de Fernando Poo. mientras oraba junto a su camastro. Sus
Iradier empezó su viaje en 1874, Manuel Iradier, al regreso de su
sirvientes le extrajeron las vísceras, re-
con sólo veinte años, acompa- segundo viaje al Golfo de llenaron el cadáver de sal y lo secaron al
ñado de su mujer Isabel y de su Guinea, en la portada de La sol para que se conservara hasta que pu-
cuñada Juliana, ambas de 18. Ilustración de Álava. diera ser devuelto a la costa y a Inglate-
rra. Un año después, Gran Bretaña le ren-

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LAS EXPLORACIONES. CAMINOS PARA EL SAQUEO
EL DESPOJO DE ÁFRICA

día solemne tributo en el entierro de sus


restos en la abadía de Westminster.
El misterio del Lualaba fue otra he-
rencia que Stanely recibió del misione-
ro, y que resolvió en la última y más es-
pectacular de las expediciones trans-
continentales, cuyos efectos fueron de-
cisivos para desatar el brutal saqueo de
hombres y recursos con el que África
despidió el siglo XIX y entró definitiva-
mente en los mapas.
En 1874, Stanley tenía 33 años, fama
y un público lector. A la ayuda del New
York Herald logró sumar la del Daily Te-
legraph, diarios a los que se ofreció pa-
ra completar la obra de exploración del
misionero fallecido. Al frente de una ca-
ravana de 360 personas, partió de Ba-
gamoyo, en la costa oriental de África, Savorgnan de Brazza logró la sumisión a Francia de las tribus de la ribera norte del Congo.
frente a la isla de Zanzíbar, con la fina- Recepción del explorador en Cazembé, según un grabado que ilustra el relato de sus viajes.
lidad de terminar la exploración de los
Grandes Lagos y averiguar el curso del as de viaje y tras perder 114 hombres, el Los exploradores habían sido la avan-
Lualaba. En febrero de 1875, llegó al la- explorador y el resto de su expedición zadilla para abrir caminos, clasificar cul-
go Victoria y trazó el primer mapa de su alcanzaron Boma, en la costa atlántica. turas, rebautizar la geografía y efectuar
perímetro. Recorrió a continuación el pe- Stanley había envejecido y encanecido, una apropiación simbólica de una na-
rímetro del lago Alberto, junto a Ugan- pero su ambición no había disminuido. turaleza que se presentaba como aban-
da, descendió hasta el Tanganica y en Y la de un ávido monarca europeo tam- donada, despoblada o en manos de pue-
octubre llegó al Lualaba. Para bajar por poco. Nada más puso pie en Marsella, blos atrasados. Sus publicaciones, sus
su curso, hizo construir un barco des- los emisarios del rey Leopoldo II de Bél- conferencias, las noticias sobre sus ha-
montable, el Lady Alice. gica se lanzaron sobre él con embeleso zañas en la prensa reforzaron la con-
A medida que pasaban los días, el para hacerle una modesta proposición: ciencia de superioridad europea y crea-
Lualaba se iba ensanchando, sus aguas ¿Querría tomar posesión del territorio re- ron un estado de opinión ávido de exo-
tismo y favorable a la expansión colo-
Después de 4.700 kilómetros, 999 días de nial, entendida como una misión civili-
zadora, casi como un deber moral. Ha-
viaje y tras perder 114 hombres, Stanley cia 1880, la época de las grandes ex-
llegó a la desembocadura del río Congo ploraciones había finalizado. Llegaba la
hora de cosechar los inmensos benefi-
se ennegrecían, la selva tropical de sus cién descubierto para la Asociación In- cios del África negra. Con los caminos
riberas era cada vez más espesa y ame- ternacional Africana? Ese pomposo nom- abiertos, los secretos desvelados, la ma-
nazadora. Por la noche, sonaba el tam- bre ocultaba una sociedad particular de laria vencida y el invento reciente de la
tam sin que de día acertaran a ver a na- Leopoldo para explotar el Congo y sus ametralladora Maxim’s, las potencias eu-
die. Sus hombres tenían miedo, pero riquezas como una finca privada. ropeas dejaron de sentarse ante un ma-
Stanley decidió proseguir, desafiar las ca- pa en blanco, rodeado de misterio y fan-
taratas que se avecinaban y los previsi- Brazza en Brazzaville tasía para hacerlo ante un tablero con-
bles ataques de las tribus de las riberas, Un último nombre figura en la lista de trolado, con sus rutas, sus obstáculos y
y ello sin saber si navegaba por el ori- los grandes, el del italiano nacionaliza- sus tesoros codificados, sobre el que de
gen del Nilo o hacia dónde le conduci- do francés Piero Savorgnan de Brazza. inmediato comenzaron a jugar al mo-
ría la imponente masa de agua. En mar- Con el encargo de Francia de contra- nopoli respaldados con entusiasmo por
zo de 1877, estaba en las cataratas que rrestar las preocupantes actividades de sus opiniones públicas.
bautizó como Stanely Falls, junto a la ac- Leopoldo en la zona, Brazza hizo dos Stanley, hombre de negocios, no du-
tual Kisangani, donde el río torcía a la expediciones por los actuales Gabón y dó en aceptar la oferta de los emisarios
inzquierda. Los tres blancos que le Congo francés, para hacer tratados con del codicioso rey de los belgas. Y re-
acompañan habían muerto por el cami- los reyes locales a favor del Gobierno gresó una vez más al Congo, ahora pa-
no y, para desplazarse sin ser fácilmen- de París. Nada violento, se ganaba con gado por Leopoldo II, para establecer
te alcanzado por las flechas lanzadas astucia y amabilidad a los indígenas y, tratados con los gobernantes locales y
desde las orillas, hubo de seguir río aba- entre 1875 y 1879, logró pactar con las una red de factorías a lo largo del río
jo por el centro de la corriente. Pero lle- tribus afincadas a la derecha del Con- Congo para servir a la eufemística Aso-
gó. Después de 4.700 kilometros, 999 dí- go su sumisión a Francia. ciación Internacional Africana. ■

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GRANDES EXPLORADORES
■■ MUNGO PARK esclavos. La fama y los ingresos que le ganó el desprecio de sus compañeros de
Selkirk, Escocia, 1771-Bussa, Nigeria, 1806 otorgaron sus libros de viajes le convirtie- armas. En 1853, disfrazado de musul-
Estudió medicina en Edimburgo y traba- ron en independiente para planificar sus mán afgano, visitó
jó en Sumatra, ganándose la confianza itinerarios. Perdido en 1871, fue hallado La Meca, aunque
de la Royal Society, que le encargó que por H. M. Stanley en un encuentro céle- no fue el primer oc-
explorara el curso del Níger. Su primera bre en la historia de ambos exploradores. cidental que lo ha-
aventura, cuyo relato publicó en 1797, cía. Sí lo fue en en-
le hizo famoso. Dos años después, ya ■■ MARY KINGSLEY trar en la ciudad
casado y establecido en Escocia, el Go- Londres, 1862-Ciudad del Cabo, 1900 prohibida de Harar
bierno le pidió que condujera una se- Sobrina de un clérigo, llevó una vida en Etiopía, antes
gunda expedición. La época de las llu- anodina hasta los 30, cuando decidió de viajar con John
vias, sin embargo, viajar a África para terminar un libro so- Speke en busca de
causó la muerte bre religiones locales iniciado por su pa- las fuentes del Ni-
por paludismo de dre. En 1893 y 1894, visitó Cabinda y lo. Fue cónsul en
la mayoría de los la isla de Fernando Poo, decubrió nue- Fernando Poo, Santos (Brasil), Damasco
componentes y los vas especies de peces, convivió con los y Trieste, donde falleció.
seis que se salva- caníbales fang y escribió unos relatos de
ron se ahogaron en sus viajes que ■■ HENRY MORTON STANLEY
el Níger poco des- muestran una sen- 1841, Gales-1904, Londres
pués, durante un sibilidad pionera y Hijo ilegítimo, se embarcó en Liverpool y
ataque de los habi- a contracorriente llegó a Nueva Orleans en 1859, donde
tantes de la región de los valores con- fue apadrinado por Henry Hope Stanley,
de Bussa. servadores de sus de quien tomó el apellido. Soldado y pe-
contenmporáneos riodista, fue a África en 1867 a cubrir la
■■ RENÉ-AUGUSTE CAILLIÉ varones, por su expedición inglesa contra el emperador
La Rochelle, 1799-La Badère, 1838 simpatía y respeto de Abisinia, Tewo-
Antes de los 20, el joven y humilde hacia los africanos dros II. Luego acep-
obrero francés ya había viajado dos ve- negros. Murió tra- tó el encargo de en-
ces a la zona francesa de Senegal y re- bajando como en- contrar a Livingsto-
corrido parte del interior. Logró llegar a fermera en la Guerra de los Bóers. ne, que le hizo fa-
pie a Tombuctú en 1828, disfrazado de moso, y finalmente
viajero musulmán. ■■ JOHN HANNING SPEKE navegó por el río
El relato de sus pe- Devon, 1827-Wiltshire, 1864 Congo cruzando
ripecias, en tres vo- Sirvió en el ejércirto inglés en el Punjab, África de Este a
lúmenes, se publi- el Himalaya y el Tibet. En 1855, viajó Oeste, momento a
có en 1830 en por Somalia con Burton y al año siguien- partir del cual
francés y pronto te ambos salieron de Zanzíbar en busca aceptó trabajar para
fue traducido al in- de las fuentes del Nilo. Cuando Burton el rey Leopoldo de Bélgica. Antes de mo-
glés. Nunca se re- enfermó, él llegó al rir, se nacionalizó británico de nuevo.
cuperó del desgas- lago Victoria y afir-
te físico sufrido en mó que era el ori- ■■ PIERRE SAVORGNAN DE BRAZZA
el viaje y no volvió gen del Nilo. Bur- Roma, 1852-Dakar, 1905
a África. ton lo negó y su Brazza era un conde italiano que se na-
controversia fue cé- cionalizó francés en 1874 y se alistó en
■■ DAVID LIVINGSTONE lebre. Regresó a el ejército de ese país. De 1875 a
Blantyre, Escocia, 1813-Chitambo, Zambia, Africa para repetir 1878, exploró el río Ogowe y la desem-
1873 el trayecto y murió bocadura del Gabón. Regresó dos años
Educado en un ambiente piadoso y hu- en un accidente, el después para pactar tratados con los je-
milde, acudió a una llamada en busca de día antes de expo- fes locales de lo que luego se convertiría
misioneros en 1834 y, una vez ordenado, ner sus conlusiones en el Congo francés, al norte del río del
partió para África en un debate con Burton en Londres. mismo nombre. En
en 1840. Durante 1884, fundó la
15 años viajó lle- ■■ RICHARD BURTON ciudad de Brazzavi-
vando el Evangelio Devonshire, 1821-Trieste, 1890 lle, donde estable-
por zonas nunca an- Educado en Fancia e Italia, fue un exce- ció una colonia que
tes pisadas por los lente lingüista. Tradujo las Mil y Una No- gobernó de 1886 a
europeos. Su inten- ches del árabe, el Kama Sutra del hindi y 1897. En 1905,
ción era abrir rutas otros textos clásicos del persa, como El viajó de nuevo a in-
comerciales en Áfri- Jardín Perfumado, de Nefzaoui. Militar vestigar denuncias
ca que fueran una en el ejército británico en la India, estu- de abusos a los na-
alternativa económi- dió en 1845 la prostitucion homosexual tivos y murió en el
ca al comercio de en Karachi y lo detallado de su informe le viaje.

80
LAS EXPLORACIONES. CAMINOS PARA EL SAQUEO
EL DESPOJO DE ÁFRICA

ESPAÑA
ITA L IA
IMP E RIO
Túnez OT OMA NO
Tánger • • •
Argel
M ar M ed ite rrá ne
• o
Marraquech • Alejandría
Trípoli • Bengasi

E GIP T O
D e si e r t o

N
de Libia

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A RA BIA

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Saint Louis Tombuctú

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• •
R.

Jartum Masava
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Lago Chad • •

Nilo Blanco
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• Sokoto

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• Kano • Gondar Golfo de Adén

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Boké •
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• P e n í n sula
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Lago Volta
i

Freetown Lagos • d e S o malia


• R. U
Accra bang
• Duala i L. Turkana
I. Fernando Poo
Cuenca L. Alberto
I. Santo Tomé del Congo
I. Corisco • Kismaayo
L.
R. L

Lambarene• go Victoria
on
uala

Cabinda . C
• R • Mombasa
• Kinshasa
ba

Matadi • • Tabora

Í N D I C O
• • Bagamoyo
O C É A N O Ujiji L. Tanganica •
San Pablo • Dar es Salaam
A T L Á N T I C O de Luanda Lago
• Benguela • Mtwara
Niasa
R. O

R. C
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R. Zambeze
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an

Sesheke
do

Mozambique
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ITINERARIOS
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• M a d a g a scar
N O

DE LAS PRINCIPALES
mb

Beira
R.
oza

EXPLORACIONES D e si e r t o d e Lim
po
eM

po
Kalahari
d

É A
nal

Mungo Park 1795-1805


Ca

René Caillé 1827-1828 R. Orange


C

• Durban
David Livingstone 1841-1873
O

Burton y Speke 1857-1859


Ciudad • • Port Elizabeth
Speke y Grant 1859-1863 del cabo
Mary Kingsley 1862-1894
Henry Morton Stanley 1871-1889
0 500 1.000 1.500 2.000 km
Pierre Savorgnan de Brazza 1875-1878

81
Berlín, 1884
EL REPARTO
Para que los avances coloniales de las potencias europeas en África no
generaran enfrentamientos armados, Bismarck las convocó en Berlín, a fin de
acordar las reglas del juego. Juan B. Vilar explica el pacto entre caballeros,
que en zonas del continente tuvo consecuencias rayanas en el genocidio

L
a nueva era del imperialismo ningún caso fue capaz de asegurar la in-
europeo surgido en el siglo XIX, dependencia nacional, y una tras otra
consecuencia del triunfo del fueron ocupadas por los europeos, bien
ideario liberal, pero sobre todo como territorios de plena soberanía –Ar-
de la revolución industrial y de los for- gelia en 1830, Libia en 1911–, bien co-
midables avances de las técnicas y las mo protectorados –Túnez en 1881, Egip-
ciencias, determinaron una nueva aper- to en 1882–. El mismo destino tuvieron
tura del horizonte geográfico, que su- los movimientos de reafirmación isla-
puso para el hombre occidental el co- mista más representativos: el del Mah-
nocimiento y ocupación del planeta, di en el Sudán –aplastado por el Reino
prácticamente en su totalidad. África no Unido con la toma de Jartum, 1898–, y
podía ser la excepción. el de Ma el Ainin, en el Sahara Occi-
La búsqueda de materias primas con dental, que corrió igual suerte por cuen-
las que alimentar una industria en cre- ta de Francia, por las mismas fechas.
cimiento y de mercados donde colocar
los excedentes manufacturados; la con- Avances franceses e ingleses
veniencia de sustituir los desaparecidos Hasta mediados de siglo XIX, la presen-
imperios coloniales americanos por otros Leopoldo II de Bélgica estrangula a los cia europea en África era puramente tes-
en Asia y África, con la consiguiente ad- habitantes de la Cuenca del Congo. Caricatura timonial. En 1830, los franceses ocupa-
quisición de territorios tanto de explo- publicada en Punch, a finales del siglo XIX. ron Argel, so pretexto de librar a la na-
tación como de poblamiento; la propia vegación internacional de aquel peligro-
revolución de los transportes –sobre to- dental. También, para que su reparto y so foco corsario, pero una vez allí ya no
do, por la aplicación del vapor y la hé- ocupación fuesen un hecho. se marcharon. Antes al contrario, desde
lice a la navegación–, pero también con- A ello hay que sumar la incapacidad esa base de operaciones iniciaron la sis-
sideraciones de orden social, científico de las sociedades tribales autóctonas pa- temática conquista del país, completada
y cultural –eliminación de la trata de es- ra oponer una resistencia eficaz a la pe- en 1848 con el sometimiento del emir
clavos, los nuevos descubrimientos geo- netración europea. No pudieron hacer- Abd el Kader. Desde el Sahel argelino,
gráficos o el formidable impulso expe- lo las mejor organizadas –Dahomey, fue ocupado todo el Sahara centro-occi-
rimentado por las misiones cristianas en Bornu, Malí, Uganda–, ni los Estados dental, hasta lograr enlazar con los terri-
su doble versión protestante y católica–, feudales sobrevivientes en el Norte y Es- torios ocupados por Francia desde sus
todo se concitó, en suma, para que en te del continente desde Marruecos a Abi- bases senegalesas en el Oeste africano
un tiempo breve África desvelase gran sinia, Zanzíbar o Madagascar, todos ellos y Níger superior. Hacia 1880, los domi-
parte de sus secretos al hombre occi- en pleno declive. nios franceses se extendían interrumpi-
De otro lado, un incipiente naciona- damente por el eje Argel-San Luis de Se-
JUAN B. VILAR es catedrático de Historia lismo suscitado en las antiguas depen- negal. Más al sur, Francia se hallaba tam-
Contemporánea. Universidad de Murcia. dencias turcas del Norte de África en bién en el golfo de Guinea –Costa de

82
EL DESPOJO DE ÁFRICA

Representación de la Batalla de Adua, en marzo de 1896. Las tropas etíopes, lideradas por Menelik, vencieron. Fue el equivalente al 98 italiano.

Marfil, Dahomey, Congo superior y Ga- rar su hegemonía en el Mediterráneo Ello, sumado a la ocupación de Kenia,
bón–, y desde sus islas del Índico per- oriental y, sobre todo, el control de la Uganda y otras regiones del África orien-
manecía atenta para proceder al asalto nueva ruta a la India por el canal de tal, permitiría a Gran Bretaña conectar
de Madagascar a la primera oportunidad. Suez, inaugurado en 1869. esos territorios con sus posesiones me-
De superior alcance eran los planes El moderno Estado introducido por ridionales. Si bien en 1881, hubo de
británicos para la ocupación del frente Mehmet Alí en Egipto en la primera mi- aceptarse la segregación de las dos re-
oriental del continente. Ello mediante tad del XIX, saludado por los contem- públicas bóers (holandesas y calvinistas)
un movimiento envolvente de Sur a poráneos como aurora de un resurgi- de Transvaal y Orange, situadas en los
Norte y viceversa, que debería tener co- miento árabe, sobrevivió con dificultad confines noroccidentales de Sudáfrica,
mo bases la recién adquirida Colonia de a su fundador, de forma que en 1882 su viabilidad era dudosa como los he-
El Cabo –perdida por los holandeses ese país quedó reducido de hecho a chos no tardarían en demostrar.
durante las guerras napoleónicas– y protectorado británico. El paso siguien- En contrapartida, por el Norte y No-
Egipto, provincia emancipada del Im- te fue la ocupación del Sudán –condo- reste, el avance desde El Cabo resultó
perio turco, cuya ocupación era para minio anglo-egipcio, pero en la realidad imparable: Natal, Bechuanalandia, Ba-
Londres asunto prioritario, para asegu- dependencia exclusivamente británica–. sutolandia, Suazilandia, fueron cayendo

83
Las delegaciones que participaron en la Conferencia de Berlín, en 1884, en un minucioso dibujo de La Ilustración Española y Americana.

una tras otra, reducidas a colonias o pro- en Eritrea y Somalia; y una compañía británicos en África oriental y en el Su-
tectorados. Cuando en las décadas de belga, presidida a título particular por el roeste del continente. De otro lado, tam-
1880 y 1890 surgió la doble posesión de rey Leopoldo II, operaba en la inmen- bién era necesario decidir si se recono-
Rhodesia, desde ella pudo enlazarse sin sa región del Congo. cían o no los derechos históricos alega-
dificultad con Uganda y los dominios del dos por Portugal y España y si se aten-
Norte. El Imperio británico en África La sistematización del despojo derían la pretensiones soberanistas del
oriental era una realidad incuestionable. El proceso de penetración desordenada rey Leopoldo II de Bélgica sobre el Con-
Baste decir que se extendía casi ininte- en el continente africano a partir de ca- go y, en caso afirmativo, de qué forma
rrumpidamente desde el Mediterráneo a beceras de puente establecidas en el li- hacerlo compatible con los intereses de
El Cabo. A su lado palidecían las otras toral, mediante la doble táctica de de- Francia y Portugal y con la deseable li-
dependencias del Reino Unido en el
frente atlántico del continente: Gambia, En 1880, Gran Bretaña y Francia ocupaban
Sierra Leona, Costa de Oro (Ghana) e in-
cluso Nigeria. casi toda África. Alemania e Italia hacían
Iniciada la década de 1880, Gran Bre-
taña y Francia se repartían buena parte
aparición y Leopoldo II ansiaba el Congo
del continente africano. Alemania que- mostraciones de fuerza y de compra de bertad de comercio y navegación en ese
daba muy por detrás. Hizo acto de pre- voluntades, una y otra garantizadas con extenso país. Por último, se imponía re-
sencia tarde, pero con determinación de ocupaciones fácticas, o con tratados de conocer o no, una por una, las adqui-
quedarse: a sus posesiones de Camerún protectorado sobre los débiles poderes siciones ya realizadas y, sobre todo, in-
y Togo, en el golfo de Guinea, sumó en autóctonos, necesariamente tenía que troducir mecanismos adecuados que re-
1884 los extensos territorios de África del terminar enfrentando a las potencias co- gulasen las anexiones futuras, así como
Suroeste y Tanganica, este último en el lonialistas. Así sucedió con británicos y los posibles contenciosos entre las par-
Índico. Portugal y España continuaban franceses en Egipto, Sudán y Nigeria; a tes interesadas.
en sus posiciones históricas de siempre, los segundos, con los alemanes en Áfri- Para poner orden entre tanto caos y
ya mencionadas; Italia hacia su aparición ca ecuatorial, y a estos últimos con los sentar las bases de un reparto consen-

84
BERLÍN, 1884. EL REPARTO
EL DESPOJO DE ÁFRICA

ledor en sus pretensiones coloniales. A


más colonias, más dispersión y por tan-
MARRUECOS to mayor debilidad.

TRIPOLITANIA Los acuerdos de Berlín


CIRENAICA Un Acta General de la Conferencia, fe-
FEZZÁN chada el 26 de febrero de 1885, reco-
gió los acuerdos básicos adoptados en
la misma. Pueden resumirse así:
TUCOLOR MASSAUA
- Libertad de navegación y comercio
FUTA UADDAI en la cuenca del río Congo, incluidas
MOSSI
JALON MAHDI disposiciones que garantizasen la neu-
SOKOTO BORNU
SAMORI ABISINIA tralidad del mismo y los derechos de las
ASHANTI DAHOMEY RABBAH
LIBERIA BENIN EQUATORIA poblaciones indígenas, pero también la
libertad religiosa y las actividades e in-
BUNYORO tereses de misioneros, viajeros, empre-
BUGANDA
ANKALE
sarios y sus dependientes. Bajo estas
EL CONGRESO DE BERLÍN. 1885
RUANDA condiciones (y limitaciones) eran reco-
Posesiones Zonas de influencia BURUNDI nocidos el Estado Libre del Congo y el
ZANZIBAR
Británicas Británica rey Leopoldo II de Bélgica como su so-
Francesas Francesa MSIRI
berano, Estado que se extendería por un
Portuguesas Alemana
Alemanas
inmenso territorio, aproximadamente los
Belga
Italianas 2/3 de la cuenca.
Españolas - Libertad de navegación y comercio
Belgas MERINA por el río Níger, si bien con cortapisas
que primaban los intereses ya estable-
Libertad de comercio sobre los ríos TRANSVAAL cidos del Reino Unido en sus cuencas
Zona de libre comercio SWAZI
Estados africanos con peso internacional ORANGE media y baja.
ZULÚ
Otros estados africanos - El derecho de posesión era funda-
Estados africanos en constitución mentado en la ocupación efectiva, que
0 1.000 2.000 km
Soberanía otomana nominal no en los derechos históricos o de cual-
quier otra especie. No obstante, se re-
conocía cierta prioridad en la ocupación
suado, tuvo lugar una Conferencia en otro lado, venía a ser la única potencia de un territorio a la potencia ya estable-
Berlín, entre el 15 de noviembre de 1884 capaz de ofrecer un escenario neutral, cida en sus inmediaciones, o que pudiera
y el 26 de febrero de 1885. Asistieron, ya que entre las grandes era la única sin alegar tratados de protección o conve-
aparte del Estado anfitrión, once dele- apetencias coloniales. El canciller ger- nios concertados por sus agentes con las
gaciones: Reino Unido, Francia, Bélgica, mano Otto von Bismarck estaba firme- poblaciones autóctonas, pero siempre
Portugal, España, Italia y Turquía, como mente persuadido de que la hegemo- que una u otra circunstancia fuera acom-
partes más implicadas, pero también Pa- nía mundial correspondería al Estado pañada de ocupación efectiva.
íses Bajos, Dinamarca, Suecia-Noruega, que ejerciese clara preponderancia en - La ocupación de uno o varios pun-
Rusia, Austria-Hungría e incluso Estados Europa, y ésta resultaría tanto más im- tos del litoral daba derecho al traspaís o
Unidos. Significativamente no estuvo re- batible cuanto más concentrados estu- hinterland correspondiente, en el que
presentado ningún Estado africano. Ni viesen sus fuerzas y recursos en el con-
siquiera los internacionalmente recono- tinente europeo. Ocupar colonias equi-
cidos, como Egipto, Abisinia, Marruecos valía por tanto a dispersión de fuerzas
y Liberia. En cambio, fueron recibidas y, en definitiva, a una mayor vulnera-
como observadoras varias asociaciones bilidad. Se entienden las reticencias de
filantrópicas, misionales, culturales y co- Bismarck a ese tipo de adquisiciones,
lonialistas. Entre estas últimas, la Aso- que tuvieron lugar tarde y a desgana
ciación Internacional del Congo, que por no caberle otra salida, al tener que
propugnaba la creación de un Estado Li- proteger intereses de compañías priva-
bre del Congo bajo la soberanía de la das alemanas ya introducidas. Por lo
monarquía belga. mismo se comprende también que du-
Berlín era el marco más apropiado rante la Conferencia de Berlín, el Rei-
para la Conferencia. La nueva Alema- no Unido y sobre todo Francia, rivales
nia, el II Reich, ejercía desde la reuni- reales de Alemania en Europa respec- Manos cortadas a nativos “improductivos” en
ficación de 1870 un arbitraje incuestio- tivamente, sorprendentemente tuvieran el Congo de Leopoldo, una prueba de las
nable en el continente europeo. De en el canciller germano al principal va- atrocidades que sufrieron los colonizados.

85
nacionalización de la explosiva cuestión
del Congo, pero también el hallazgo de
una salida a la de Egipto, apoyando a
Francia para impedir el exclusivo con-
trol de ese país por Gran Bretaña, y a és-
ta en la cuenca del Níger para frenar
apetencias no menos exclusivistas fran-
cesas, o bien el afianzamiento de la pre-
sencia alemana en Togo y Camerún o la
anexión a Alemania de Tanganica y Áfri-
ca del Suroeste para quebrar o siquiera
debilitar unilaterales hegemonías fran-
cesas y británicas en el golfo de Gui-
nea y en África oriental.

Los dos grandes Imperios


La Conferencia de Berlín, al proporcio-
nar marco legal a la expansión colonia-
lista, estimuló el proceso de ocupación
de territorios. Cuantas potencias tenían
puesto ya el pie en África se apresura-
El impulso misionero, católico y protestante, a finales del XIX, contribuyó a que África desvelase ron a redondear y ampliar sus posesio-
sus secretos. Un obispo católico recorriendo su diócesis en el Congo, a principios del siglo XX. nes en carrera frenética, de forma que
en diez o quince años el mapa colonial
necesariamente debería hacerse pre- dientes o que se suscitaran en el futuro. africano alcanzó su conformación defi-
sencia efectiva. Aunque las cláusulas de Berlín dista- nitiva. Fueron días pródigos en gestas
- Eran precisadas la significación y al- ron de ser cumplidas fielmente, en ade- de exploradores, de intensa actuación
cance de dos figuras diferentes: plena lante pudo contarse con una normati- misional, de ocupación de dilatados te-
soberanía y régimen de protectorado. va consensuada en relación con las rritorios y de conformación de los res-
- Los contenciosos suscitados entre cuestiones coloniales. pectivos sistemas coloniales, pero tam-
dos potencias establecidas en una mis- Bismarck también logró que fueran bién de rivalidades y enfrentamientos de
ma área deberían ser resueltos median- aceptados varios acuerdos globales, al las potencias –en Egipto, Sudán, Ma-
te convenios bilaterales. objeto de evitar peligrosas hegemonías rruecos, Nigeria, Camerún…–, crisis que
- Ídem las restantes cuestiones pen- en áreas concretas: ante todo la inter- no dejaron de contribuir a las tensiones
que precedieron y posibilitaron el esta-
llido bélico de 1914. Como telón de fon-
Contra la malaria, quinina do, se perfila un siniestro y silenciado
panorama de sufrimientos humanos, de

E ntre 1819 y 1836, el 48 por ciento de


los miembros de la guarnición británi-
ca de Sierra Leona murió a consecuencia de
bros de la tripulación del barco North Star,
atracado en Sierra Leona, veinte tomaron
quinina diariamente. El único que no lo hi-
expolio sistemático, explotación e in-
cluso genocidio de naciones enteras en
el nombre de la civilización cristiana y
la malaria. El peor año, 1825, la cifra llegó zo, murió. Dos años después, durante una el progreso. Dos potencias, el Reino Uni-
al 78 por ciento. Servir en el ejército en Áfri- expedición británica por el río Níger, el doc- do y Francia, terminaron controlando
ca era tan letal que se conmutaba la conde- tor T. R. H. Thompson hizo la prueba de gran parte del continente, siendo en de-
na a los reos dispuestos a correr el riesgo y administrar quinina a parte de la tripula- finitiva las principales beneficiarias del
el continente se ganó la justa fama de “tum- ción y otros productos al resto, comprobando reparto de África.
ba del hombre blanco”. Las fiebres palúdi- la eficacia del medicamento. Cuando el tra- Ha quedado referido cómo, a la al-
cas actuaron durante siglos como la mejor tamiento se generalizó, la mortalidad del eu- tura de 1885, el Imperio afro-británico
arma de defensa de los africanos frente a las ropeo en África descendió vertiginosamen- se hallaba ya conformado siquiera en
invasiones. Esta situación cambió a media- te y, en la segunda mitad del siglo, el cul- sus rasgos básicos. Basculaba hacia el
dos del siglo XIX. Aunque hasta 1880 no tivo del quino, que procedía de las selvas de frente oriental del continente, entre
se descubrió que la fiebre se debía a una in- Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia, se con- Egipto y el cono sur, vertebrado en tor-
vasión del torrente sanguíneo por parte del virtió en un negocio millonario, en el que no al ferrocarril El Cabo-El Cairo, para
Plasmodium y hasta 1897 no se supo que és- pronto entraron a competir cultivadores ho- entonces en funcionamiento en varios
te se transmitía por la picadura del mosquito landeses de Indonesia y británicos de la In- de sus tramos. La aparición de un au-
Anopheles, la malaria dejó de diezmar a los dia, que viajaron de incógnito a América a daz empresario resultó decisiva. Cecil
europeos mucho antes, a raíz de dos hechos robar semillas y realizar las primeras plan- Rhodes (1853-1902) y su Chartered
causales. En 1839, de los veintiún miem- taciones de quino en Asia. Company, desbordando las fronteras
norteñas de Sudáfrica, ocupó de forma

86
BERLÍN, 1884. EL REPARTO
EL DESPOJO DE ÁFRICA

tan rápida como violenta un territorio


inmenso y al propio tiempo muy rico
en recursos agropecuarios y mineros,
en menoscabo de las poblaciones abo-
ARGELIA TUNICIA
rígenes y de los intereses de Portugal,
IFNI
que pretendía a través del mismo unir
MARRUECOS
Angola y Mozambique. El ultimátum de LIBIA
RÍO
1890 acalló las protestas lusitanas, pe- EGIPTO
DE ORO
ro generó en el pueblo portugués un
perdurable resentimiento antibritánico, MAURITANIA
llamado a dañar de forma irreversible SENEGAL
ÁFRICA OCCIDENTAL
una amistad de varios siglos. Ni siquiera GAMBIA SUDÁN ERITREA SOMALIA
ANGLO-EGIPCIO FRANCESA
las objeciones de la reina Victoria a tal GUINEA GUINEA
SOMALIA
política agresiva pudieron detener a PORT. COSTA NIGERIA BRITÁNICA
SIERRA TOGO ÁFRICA ABISINIA
Rhodes, firmemente respaldado por el LIBERIA
DE ORO
LEONA ECUATORIAL
premier Salisbury. En el bienio 1890-91, COSTA CAMERÚN
ambas Rhodesias y la nueva colonia de DE MARFIL SOMALIA
RÍO UGANDA
Nyasalandia quedaron unidas a los do- MUNI KENIA
minios británicos, alcanzándose desde GABÓN CONGO BELGA
LAS COLONIAS
el Sur la región de los grandes lagos y, ÁFRICA
por tanto, las fuentes del Nilo. Ocupa- EN ÁFRICA. 1914 CABINDA
ORIENTAL
da Uganda y Kenia –también Zanzíbar Británicas
y parte de Somalia– y doblegado el Su- Francesas ANGOLA
dán en 1898 –toma de Jartum por Kit- Portuguesas RHODESIA
chener–, el ferrocarril El Cabo-El Cai- Alemanas
ro fue una realidad. Italianas ÁFRICA DEL MOZAMBIQUE
Españolas SUROESTE MADAGASCAR
BAHÍA DE
Belgas BECHUANIA
Sistema flexible LA BALLENA
Países independientes
Para entonces, y en el otro lado del
continente, se hallaba próxima la ocu- COLONIA
pación total de Gambia, Sierra Leona, DE EL CABO BASUTOLANDIA
0 1.000 2.000 km
Costa de Oro y Nigeria, completada es-
ta última en 1901. Anexionadas las dos
repúblicas sureñas de Trasvaal y Oran-
ge al término de la Segunda Guerra férreamente centralizado y asimilista in- (Senegal y Alto Senegal, Guinea, Cos-
Bóer (1899-1902), pródiga en épicos troducido por Francia en sus depen- ta de Marfil y Dahomey), a las que se
episodios que valieron al presidente dencias coloniales y diseñado en bue- sumaron tres territorios bajo jurisdicción
Paul Krüger (1825-1904) y a su pueblo na parte por el político radical Jules militar: Mauritania (1910), Níger (1911)
universales simpatías, la totalidad de las Ferry. Baste decir que el África france- y Alto Volta (1911). El Sahara central,
posesiones africanas del Reino Unido sa mediterránea, es decir Argelia, divi- también bajo administración castrense,
quedó integrado en la recién estableci- dida en tres departamentos (Argel, Orán dependía de Argel (Territorios del Sur).
da Commonwealth, bajo la triple fór- y Constantina), a todos los efectos era Por el Este los franceses, que preten-
mula de dependencia colonial –direct considerada territorio metropolitano, dían enlazar su territorio de Chad con
rule o indirect rule, según el grado de con sus representantes en ambas Cá- el enclave somalí de Obock-Somalia, en
autogobierno otorgado a los colonos maras parlamentarias de París, si bien el Índico, a través de Sudán, de forma
blancos– (gran parte del África centro- el sufragio estaba reservado a los colo- que sus dominios se hubieran exten-
oriental), protectorado (Zanzíbar, Ugan- nos europeos (franceses y españoles, dido con continuidad en el Norte del
da, sultanatos del norte de Nigeria, Be- mayoritariamente) y a la minoría judía continente, de océano a océano, hu-
chuanalandia, …) y dominio (Unión Su- –ésta, desde la ley Cremieux de 1871- bieron de renunciar a tal proyecto an-
dafricana –desde 1910). Como puede con exclusión del grueso de la pobla- te un ultimátum inglés (incidente Mar-
verse en sus tres versiones, un sistema ción musulmana. Al fracasar la aplica- chand-Kitchener en Fashoda, septiem-
de gobierno indirecto (gobernador ge- ción de este modelo en Senegal, se op- bre de 1898 –el 98 francés–).
neral representante de la Corona, en su tó aquí y en las otras dependencias sub- Igual modelo se aplicó en el África
caso asistido por sendos consejos eje- saharianas por una administración típi- Ecuatorial Francesa, establecida oficial-
cutivo y legislativo), que sin llegar a la camente colonial, centralizada y uni- mente en 1910 con las colonias de Ga-
autogestión total, buscaba las respon- forme, en la que el gobernador gene- bón, Congo-Brazzaville y Ubangui-Cha-
sabilidades compartidas con las venta- ral era asistido por un consejo de go- ri, a las que se sumó Chad, primero co-
jas que ello implicaba. bierno. En 1904, el África Occidental mo territorio castrense y luego como co-
Un sistema enteramente diferente del Francesa se organizó en cinco colonias lonia. En cuanto a Madagascar, reino

87
consolidándose por el momento la in-
dependencia etíope y la permanencia
del negus Menelik II en su trono.
En cuanto al Congo, corazón mismo
de África y territorio inmenso, era en rea-
lidad una empresa privada pertenecien-
te al monarca belga y como tal debía
funcionar y ser rentable. Repartido el
país entre diferentes compañías inter-
nacionales –respaldadas por un despia-
dado ejército de mercenarios–, al resul-
tar inexplotables por el momento sus
principales recursos mineros –cobre en
la recóndita Katanga– y agrícolas –esca-
sez de colonos europeos–, la economía
hubo de fundamentarse en la exporta-
ción de ébano, caucho natural y mar-
fil, negocio que conllevó el saqueo sis-
temático y la semidestrucción del país
Aunque esta postal alemana de Liberia reúne todos los tópicos sobre naturaleza y nativos en con daños irreversibles en sus bosques
África, éste era en 1936 el único país africano independiente, aunque muy vinculado a EE UU. y fauna, pero especialmente un aterra-
dor genocidio –10 millones de muertos–
protegido desde 1895, en el 97 los fran- mana, ampliada luego hacia el interior denunciado en vano por exploradores,
ceses derrocaron y exiliaron a la reina con sendos protectorados sobre Ruan- misioneros y otros testigos oculares, da-
Ranavalona III, transformando la isla en da y Burundi. El proyecto de algún co- do que el soberano belga, hábil mani-
territorio militar en ese año, y en colo- lonialista de unir las posesiones del pulador de los medios de comunicación,
nia en 1905. Mejor suerte corrieron Tú- Atlántico y el Índico (ferrocarril trans- supo ocultar el alcance del holocausto y
nez y Marruecos, sometidos a régimen continental Duala-Dar es Salam) se vio mantener con astucia su reputación de
de protectorado en 1881 (Tratado de El frustrado con la creación del Estado Li- persona humanitaria.
Bardo) y 1912 (Convenio franco-espa- bre del Congo. Aunque la presencia ale- Esa política depredadora hizo inviable
ñol de ese año), si bien el mencionado mana fue breve (desahuciada de sus co- a medio plazo tal sistema, y al no poder
en segundo lugar era compartido con lonias en 1919, al término de la Prime- ser afrontado el sostenimiento de una
España, pudiendo retener ambos su go- ra Guerra Mundial), su huella en esos desproporcionada burocracia, el llama-
bierno (Majzén) e instituciones tradicio- países ha sido perdurable. do Estado Libre se declaró en banca-
nales, encabezados unos y otras por el Italia, con mayores apetencias que rrota. A Leopoldo no le cupo otra salida
bey y el sultán respectivamente. No obs- Alemania, sin embargo llegó tarde al re- que legarlo al pueblo belga, que hubo
tante el poder efectivo era controlado en parto. Excluida de Túnez, su natural de hacerse cargo en 1908 de una colo-
ambos casos por un alto comisario eu- área de expansión por razones geográ- nia tan desproporcionadamente exten-
ropeo, que en Marruecos eran dos, fran- ficas, al tomarle la delantera Francia y sa –66 veces el tamaño de Bélgica– co-
cés y español, con residencia en Rabat declarar su protectorado sobre ese país mo ruinosa. Al llamado en adelante Con-
y Tetuán. en 1881, hubo de contentarse con Libia, go Belga (luego Zaire y hoy República
ocupada a partir de 1911 al término de Democrática del Congo), dividido en
Los imperios menores una guerra nada gloriosa con Turquía, quince grandes distritos, para su admi-
Como en los casos británico y francés, la dueña del extenso territorio, y no sin te- nistración se le aplicó con pocas va-
presencia oficial de otros países euro- ner que vencer después una imprevista riantes el rígidamente centralizado mo-
peos en África se debió casi siempre a y tenaz resistencia de las tribus árabes delo colonial francés.
iniciativas privadas. Así ocurrió en lo que y beréberes. Un segundo objetivo estu-
se refiere a Alemania, Italia y Bélgica, y vo en África oriental, donde las nuevas El modelo ibérico
en parte también a Portugal y España. colonias de Eritrea y Somalia (pactadas Finalmente, la presencia de los dos Es-
El ejemplo alemán es aleccionador. con Gran Bretaña por el jefe de go- tados ibéricos en África siguió modelos
Aunque la presencia de exploradores bierno Francesco Crispi, principal im- colonizadores distintos. Portugal funda-
y casas de comercio alemanas en Áfri- pulsor de la política colonial italiana) mentaba sus reivindicaciones coloniales
ca occidental y oriental se remonta a la deberían de servir de base de opera- en derechos históricos que considera-
década de 1840, oficialmente Alemania ciones para la transformación del Im- ba irrecusables y en una presencia mul-
no hizo acto de presencia hasta 1884-85, perio de Abisinia (cristiano-nestoriano tisecular, más o menos efectiva. En cuan-
en que se afianzó en Togo y Camerún de rito copto) en protectorado y luego to al sistema colonial adoptado, resulta-
(golfo de Guinea) y se anexionó los ex- en colonia. Los desastres de Dogali y ba más centralizado y asimilacionista
tensos territorios de África del Suroes- Adua (versión italiana de nuestro 98) que el francés. Si bien las posesiones lu-
te y Tanganica o África Oriental Ale- echaron abajo esos sueños imperiales, sitanas de Guinea-Bissau, Cabo Verde,

88
BERLÍN, 1884. EL REPARTO
EL DESPOJO DE ÁFRICA

Santo Tomé y Príncipe, más enclaves


que colonias, resultaban poco relevan-
tes, otro era el caso de Angola y Mo-
zambique, muy extensas y de alto va-
lor económico, cuya gradual ocupación
procuró a Portugal un imperio colonial
africano que, en alguna medida, vino a
suplir la pérdida del Brasil.
Aunque las poblaciones aborígenes
no fueron objeto de un expolio siste-
mático y de hecho la asimilación y el
mestizaje fue potenciado (con ayuda de
misiones católicas), el Estado terminó
controlando una parte importante de las
tierras, enajenadas con frecuencia a fa-
vor de compañías privadas que explo-
taban los bosques, los yacimientos mi-
neros y grandes plantaciones de café,
algodón, maíz y caña. Hacia 1900, am-
bas colonias quedaron definitivamente Postal española de Guinea Ecuatorial en 1938, editada por Publicaciones Patrióticas. El
configuradas tanto territorial como ad- modelo colonial español en África, centralizado y asimilacionista, se organizó en 1904.
ministrativamente, toda vez que hubo
de ser abandonada la vieja aspiración En África occidental, la presencia es- XIX y el territorio continental (Río Mu-
lusa de unirlas a través de las que lue- pañola en Canarias desde el siglo XV, ni) hasta comienzos del XX, aunque
go serían ambas Rhodesias, según pro- y diferentes actos de soberanía que pu- drásticamente reducido en sus límites
yecto del explorador Serpa Pinto: el fa- do alegar documentalmente, le daban respecto a los previstos inicialmente, to-
moso mapa verde portugués vetado por derecho a un dilatado territorio en el li- do ello de acuerdo con un Convenio
Londres en su ultimátum de 1890 (el 98 toral inmediato, del Sahara occidental, suscrito en 1900 con Francia, estable-
lusitano). entre los cabos Bojador y Blanco (Río cida ya en Gabón, que delimitó tam-
de Oro), de los que en noviembre de bién las fronteras del Sahara Occiden-
España, la gran ausente 1884 tomó posesión una expedición ba- tal con la dependencia francesa de
España fue la gran ausente de África. jo el mando de Emilio Bonelli, quien es- Mauritania.
Desahuciada, como Portugal, de la tableció la base de Villa Cisneros (hoy El modelo colonial español, muy cen-
América continental a comienzos del si- Dajla), ampliada hacia el norte con la ex- tralizado y asimilacionista, fue organiza-
glo XIX, a diferencia de ésta, retuvo sin tensa franja territorial de Saguía el Ham- do (1904) en lo que a Guinea y Sahara se
embargo importantes dominios insula- ra (Acequia Roja), con centro en el eje refiere en dos unidades administrativas:
res (Cuba, Puerto Rico, Filipinas), cu- El Aaiún-Smara, y el territorio de Teck- Guinea Española y África Occidental Es-
pañola, con sedes en Santa Isabel de Fer-
La presencia española en Guinea no fue nando Poo (hoy Malabo) y Cabo Juby. El
interés económico del primero era esca-
efectiva en las islas hasta mediados del so y el del segundo (aparte de las pes-
siglo XIX y en el continente, hasta el XX querías), meramente estratégico.
Este panorama perduró hasta la des-
ya conservación fue en adelante norte na con cabecera en Cabo Juby, este úl- colonización, en la segunda mitad del
y guía de su proyección exterior, hasta timo en realidad Zona sur del Protecto- siglo XX. La única variación se refiere
la pérdida de los mismos en 1898. Por rado de España en Marruecos. Más al a la redistribución, en 1919, de las co-
ello no quiso airear derechos históricos Norte, Marruecos tenía cedido a España lonias alemanas al término de la Prime-
–ni siquiera en la Conferencia de Ber- un enclave desde 1860 (Ifni), ocupado ra Guerra Mundial. Convertidas en man-
lín– por no querer centrar la atención tardíamente en 1934. datos de la Sociedad de Naciones, ésta
de Cuba en particular, ni asumir com- Por el contrario, la presencia en el encomendó su administración, bien con-
promisos coloniales adicionales. Se li- golfo de Guinea se retrotrae a los tra- juntamente a Francia y al Reino Unido
mitó a retener sus presidios en la cos- tados hispano-lusitanos de San Ilde- (Togo y Camerún), bien específicamen-
ta marroquí, pero sin voluntad de pe- fonso (1777) y El Pardo (1778), en los te a esta última potencia (Tanganica), así
netrar en el interior. La discusión del fu- cuales fueron cedidas a España las is- como a Bélgica (Ruanda y Burundi) y
turo de ese país fue aplazada un cuar- las de Fernando Poo, Annobón, Coris- a Suráfrica (África del S.O.). En 1936, Ita-
to de siglo en la Conferencia interna- co y los dos Elobeyes, así como el ex- lia completó la ocupación de Abisinia.
cional de Madrid, convocada por Cá- tenso litoral comprendido entre los ca- En ese momento un solo país, Liberia,
novas en 1880, no resolviéndose hasta bos Formoso y López. Las islas no fue- había logrado preservar su indepen-
el Convenio franco-español de 1912. ron ocupadas hasta mediados del siglo dencia en África. ■

89
Nuevas reglas de

JUEGO
Los europeos se repartieron las mejores tierras, impusieron trabajos forzados,
combatieron las creencias religiosas y abolieron los usos sociales de los
africanos. Donato Ndongo explica los diferentes sistemas de colonización,
cuyo denominador común fue el desarraigo del propio africano

L
a colonización europea afectó más absoluto. El hecho de que apenas hay que destacar la explotación incon-
tan profundamente a los africa- se vestían constituyó el ejemplo más cla- trolada de la madera, terminando con los
nos que marcó el fin de una ro de ese “salvajismo”, sin que se tuvie- bosques tropicales en muchas regiones.
época y el advenimiento de otra ra en cuenta el calor tropical; y, en fin, Esto, unido a la caza indiscriminada, tu-
nueva, cuyas consecuencias siguen gra- ciertas prácticas rituales, como la antro- vo como consecuencia el deterioro eco-
vitando hoy. El expansionismo europeo pofagia practicada por algunas castas de lógico que padecen ahora extensas re-
en Africa, iniciado por Portugal en el si- determinados pueblos, se tomó como la giones africanas, en las que se ha alte-
glo XV, terminaría transformando todos quintaesencia de ese “primitivismo”. rado de modo definitivo el equilibrio an-
los aspectos de la vida de las sociedades teriormente existente entre el bosque, los
africanas, incluidos los morales y reli- Mineros y peones forzosos animales y los seres humanos.
giosos, de forma que cuando se produ- La explotación económica de los terri- En general, los europeos intentaron
ce la descolonización del continente, en torios transformó profundamente los mo- reproducir en África los esquemas prac-
la segunda mitad del siglo XX, los afri- dos de producción; en las zonas mineras ticados en América, donde se estable-
canos han perdido casi totalmente su –Congo Belga, Rhodesia y Suráfrica–, los cieron colonias de población, en per-
personalidad, obligados a abrazar la fe y africanos pasaron a ser mano de obra juicio de los habitantes nativos. En la
las costumbres de los europeos. proletarizada en condiciones de semies- parte oriental y meridional del conti-
El discurso colonial puso el acento en clavitud; en las regiones de explotación nente, de clima más benigno, se con-
la necesidad de cristianizar y “civilizar” agrícola –Kenia, Rhodesia y Suráfrica–, centraron grandes núcleos de población
a los negros africanos, cuyo grado de de- los colonos europeos expulsaron a los de origen europeo, después de expul-
sarrollo fue considerado “inferior”, no africanos de las tierras más productivas, sar a los africanos. Las masivas expro-
sólo en los terrenos científico y técnico, para confinarles en las menos fértiles, ge- piaciones de los kikuyo en Kenia, o las
sino en lo moral y, en general, en to- neralmente mediante expropiaciones ma- de los ndebele en Rhodesia (hoy Zim-
das las manifestaciones de sus culturas. sivas, siempre violentas, sin respetar la babue), o las de xhonas y shotos y la lar-
Su arte fue tildado de “primitivo”; sus propiedad comunal de las tierras que los ga guerra contra los zulúes en Suráfrica,
lenguas tachadas de “groseras” por ser autóctonos venían cultivando, o utiliza- son episodios no superados, que aún
ágrafas y, según los tratadistas colonia- ban para pastos desde hacía siglos. condicionan la política de esos países.
les, incapaces de expresar un pensa- Otra característica fue la introducción Esta política de asentamientos euro-
miento profundo; y sus comidas y demás de nuevos cultivos, los que interesaban peos fue seguida principalmente por los
hábitos no merecieron sino el desprecio a los europeos, como el café, el cacao o ingleses, un modelo colonial que dio lu-
el té, lo cual obligó a millones de afri- gar al “desarrollo separado”, de cuya
DONATO NDONGO-BIDYOGO es periodista, autor canos a abandonar sus cultivos alimen- práctica nacieron los regímenes racis-
de Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial. ticios para priorizar el monocultivo. Y tas de Suráfrica y Rhodesia. Se trataba

90
EL DESPOJO DE ÁFRICA

de que los europeos dirigieran todos los


aspectos de la vida económica, políti-
Anuncio de un jabón de afeitar alemán, en ca y social, mientras los africanos eran
los años 30, en la página opuesta. Bajo estas relegados a ser la mano de obra.
líneas, un jefe bubi de la isla de Bioco y su
Potencias coloniales como Francia in-
esposa, en una clásica pose europea, en un
daguerrotipo del vizconde de Sanjavier, tentaron otro modelo, basado en la asi-
realizado en la década de 1860 (Madrid milación de los africanos a los valores
Patrimonio Nacional). culturales, políticos, económicos y so-
ciales de la metrópoli, representada por
un gobernador omnipotente y por un
escaso número de colonizadores, que
también gozaban de todos los privile-
gios. Aunque hubo una población blan-
ca relativamente importante en Senegal
o Costa de Marfil, el modelo francés
–quizás por factores climáticos– trataba
de colonizar sobre todo las mentes de
los africanos, para lograr una unidad po-
lítica y cultural con la Francia metropo-
litana. En ese sentido, resulta revelador
que hasta las independencias, los esco-
lares de las colonias francesas estudia-
ran libros de Historia en los que se ha-
blaba de “sus ancestros, los galos”.

Mestizaje luso, exclusión belga


Esos dos modelos crearon escuela.
Mientras Portugal acentuaba en sus te-
rritorios el asimilacionismo francés, Bél-
gica siguió en sus colonias del África
central (Congo belga, Ruanda y Burun-
di) el modelo anglosajón. La particula-
ridad del Imperio portugués consistió en
fomentar en sus territorios un verdade-
ro mestizaje racial que, además, llevó a
abolir todos los nombres africanos y sus-
tituirlos por los propios. En el otro ex-
tremo, Bélgica acentuó la discriminación
racial y apenas promocionó a los afri-
canos. Alemania, por su parte, tuvo un
efímero Imperio: sus territorios –Togo,
Camerún, Namibia y Tanganika– fueron
repartidos entre Francia, Inglaterra y Su-
ráfrica en el Tratado de Versalles, que
puso fin a la Primera Guerra Mundial;
durante su breve ocupación colonial
(1885-1918), siguió un modelo más pró-
ximo al inglés.
España, que mediante el Tratado de
París de 1900 vio reducidos sus territo-
rios negroafricanos a la pequeña exten-
sión actual de Guinea Ecuatorial, prac-
ticó una política mixta, y en cierto sen-
tido contradictoria: tras muchos años de
olvido, en los últimos tiempos de la co-
lonización trató de hacer de la isla de
Fernando Poo (hoy Bioco) una colonia
de población y del enclave continental
(Río Muni), una colonia de explotación.

91
el congolés Patrice Lumumba, el gui-
neano (Conakry) Ahmed Sékou Touré
y el keniano Tom Mboya.
Al analizar las consecuencias del co-
lonialismo en Africa, no puede dejar de
mencionarse la drástica transformación
habida en temas como la familia, la jus-
ticia, el poder y las creencias. Los colo-
nizadores se preocuparon especialmen-
te de cambiar las mentalidades africanas,
en su afán por imponer sus propios usos
y costumbres. Las modificaciones más lla-
mativas se refieren a la introducción del
matrimonio monogámico, en detrimento
de la poligamia, practicada en todo el
Africa subsahariana, excepto en pueblos
generalmente aislados, como los bubis
de Fernando Poo –aunque ahora mismo
“La principal preocupación de los franceses es enseñar a la gente a leer y escribir”. Así rezaba el también la hayan adoptado por influen-
pie de esta fotografía propagandística. Francia aplicó un modelo asimilacionista en sus colonias. cia de los pueblos continentales–.

Todo ello, mezclado con un discurso pa- tuarios, uno de los muchos factores que Ente tradición y modernidad
ternalista que en ciertos momentos pri- explican el subdesarrollo del continen- En África tradicional, el signo de rique-
mó el asimilacionismo, sin dejar de prac- te. Un africano rico se distingue de uno za más importante era el número de mu-
ticar la discriminación racial. Siguiendo el pobre, sobre todo, por la cantidad de co- jeres y de hijos. La virulencia con que el
modelo organizativo portugués –y, en ches que posee, por la cantidad de bie- cristianismo combatió la poligamia, si
cierto modo, el francés–, España otorgó nes que consume y por el número de bien no ha terminado con esa costumbre,
a sus colonias africanas el estatuto de esposas y amantes que colecciona. sí ha influido decisivamente en la nue-
“provincias”, en un intento de frenar el El colonialismo proletarizó a un nú- va concepción de las relaciones de pa-
nacionalismo y eludir la independencia, mero importante de africanos. Pero no reja, en el papel de la mujer en la socie-
integrando a los colonizados en las es- sólo a través de las empresas privadas, dad y en la visión de la familia en las so-
tructuras de la metrópoli. sino, también, de las obras públicas. La ciedades actuales. Cada vez se va redu-
Si el racismo fue una consecuencia ló- construcción de ferrocarriles, carreteras, ciendo más el concepto de familia, aun-
gica del hecho colonial, la razón de ser edificios gubernamentales, e incluso de que la mayoría de los africanos esté de
misma del colonialismo era la explota- iglesias, escuelas y hospitales, se hizo acuerdo en preservar la noción tradicio-
ción económica de los recursos natura- mediante levas de mano de obra forza- nal de la familia amplia, dadas sus ven-
les de los territorios coloniales y la ex- da. Hubo, además, un trasiego continuo tajas en unas sociedades que carecen de
pansión del comercio. La introducción de de trabajadores desde las zonas más po- protección social.
la moneda y de todo lo referente a las re- bladas a las de menor índice demográ- La influencia de la religión cristiana es
laciones mercantiles transformaron la fico, dentro de un mismo territorio co- también muy evidente. Subvirtió el orden
mentalidad de los africanos, que hasta en- lonial y entre diferentes colonias. moral, al sustituir las creencias tradicio-
tonces venían rigiéndose por el trueque. España consiguió “poner en valor” la nales por las judeo-cristianas, y conformó
isla de Fernando Poo –especializada en una nueva cosmovisión. El animismo fue
Extraña mixtura el monocultivo del cacao– mediante la suplantado por las confesiones cristianas,
A partir de la colonización, el africano importación de mano de obra de Libe- aunque el islamismo –y el fundamenta-
descubrió valores como el lucro, el en- ria, Sierra Leona y Nigeria, a través de lismo islámico– también avance entre las
riquecimiento o la explotación, no siem- convenios establecidos con Gran Breta- poblaciones sahelianas. Sin embargo, se
pre positivos; se empezaron a estable- ña. La construcción del ferrocarril entre observa que, en África, se produce un
cer las clases sociales, en función de la Dakar (Senegal) y Bamako (Malí), y el cierto sincretismo entre las religiones tra-
capacidad de adquisición de riquezas del Congo Francés, dio lugar a un gran dicionales y las introducidas por el co-
o de la cultura del colonizador. La mez- trasvase de mano de obra forzada. No- lonialismo. O, lo que es lo mismo, el afri-
colanza de esos nuevos factores con las velistas africanos, como el senegalés cano no dispone de un claro asidero es-
prácticas precoloniales dio lugar a una Sembeene Ousmane o el congoleño Em- piritual en el cual apoyarse, dado que el
extraña mixtura, pues, en la actualidad, manuel Dongala, han narrado con maes- colonialismo y sus consecuencias le pri-
los africanos enriquecidos no invierten tría esos episodios. Las condiciones la- varon de sus creencias antiguas, sin que
sus beneficios –bien o mal adquiridos–, borales de los trabajadores africanos en haya asumido totalmente las nuevas. De
como cabría esperar de una sociedad las obras públicas forjaron, además, a ahí la despersonificación actual, dado que
mercantilizada, sino que, en general, los líderes sindicales africanos que deriva- el negroafricano se debate todavía entre
dedican a la adquisición de bienes sun- ron hacia el nacionalismo radical, como la tradición y la modernidad. ■

92
EL DESPOJO DE ÁFRICA

El continente
SIN DUEÑO
Para apropiarse de un territorio varias veces mayor que Europa, los
colonizadores desarrollaron una teoría que veía en el africano a un
irresponsable, al que no se podía aplicar el mismo derecho que al civilizado,
e incapaz por tanto de poseer la titularidad de su tierra. José María
Ridao analiza la ideología colonialista y su resistencia a desaparecer

L
a expansión colonial suele apa-
recer asociada a la revolución La desnudez
industrial y al espectacular de- africana como
sarrollo económico que expe- realce de la
rimenta Europa durante el siglo XIX, al sofisticada cultura
europea, en una
punto de que se suele considerar como
fotografía de finales
una consecuencia casi inevitable de las del siglo XIX.
nuevas necesidades de materias primas
y de la ampliación de los mercados pa-
ra unas manufacturas producidas en una
escala inédita hasta entonces.
Es posible que el proyecto colonial no
hubiera podido llevarse a cabo, si Eu-
ropa no hubiese dispuesto por aquellas
fechas de las técnicas y de los recursos
económicos que permitieron emprender
la ocupación y la explotación en su pro-
pio beneficio de un continente varias ve-
ces superior en extensión. La coloniza-
ción constituyó, a este respecto, un ob-
jetivo capaz de movilizar todos los inte-
reses, tanto públicos como privados, de
las sociedades que lo adoptaron.
Hombres de gobierno, industriales, fi-
nancieros, científicos, escritores, perio-
distas y hasta simples aventureros coin-
cidieron en exaltar sus virtudes mila-
grosas, gracias a las cuales los dividen-
dos del colonizador parecían crecer al
mismo tiempo que los beneficios para
el colonizado. Enriquecerse haciendo el
bien, ¿acaso podía dudarse de que,
alumbrado este prodigio, la Europa del

JOSÉ MARÍA RIDAO es embajador de España


ante la UNESCO.

93
su extensión, no constituía un incontes-
table dato de partida con el que los co-
lonizadores estuviesen obligados a con-
tar. Cuando, al relatar la historia del pe-
riodo, se dice que la Conferencia de Ber-
lín, convocada por el canciller Bismarck
en 1885, consagró el reparto de África
entre las principales potencias europeas,
se suele pasar por alto un aspecto qui-
zá más importante. Y es que, por sor-
prendente que resulte, convalidó además
unas fronteras y un modo de designar la
totalidad del continente que se venía
abriendo paso desde el Renacimiento.

La expulsión del mundo clásico


Como puso de manifiesto León el Afri-
cano, en la Descripción que preparó en
“Hamaca de viaje” es el nombre con el que se conocía al palanquín en que se desplazaba este 1550 para el papa León X, la única re-
funcionario británico en la colonia de Sierra Leona, en las primeras décadas del siglo XX. gión que debía recibir con propiedad el
nombre de África era la que se corres-
siglo XIX se había instalado en un cír- frimientos que se les infligían encontra- pondía con la provincia homónima del
culo virtuoso del que sería difícil que sen una coartada, y más que una coar- Imperio Romano, limítrofe con Etiopía.
descabalgase? tada, un esquema de pensamiento que Extender la designación a este último te-
La idea de que el proyecto colonial los convirtiese en efecto menor de una rritorio favorecía, según intuyó el autor
favorecía a todas las partes involucra- gran empresa generosa y filantrópica, de la Descripción, que una región que
das sólo podía prosperar sobre la base exigía poner a punto una mirada que podía reivindicar con toda legitimidad
del silencio de los africanos, es decir, reinterpretara desde su extensión hasta su pertenencia al mundo clásico acaba-
de que se le reconociese al colonizador su pasado, desde su realidad política y ra siendo expulsada de él. La razón se
la competencia y la autoridad para de- social hasta la capacidad moral e inte- encontraba en que, deseosos de negar
cidir cuáles eran las necesidades del co- lectual de sus habitantes. la herencia griega y latina de un Islam
lonizado. La desarticulación de las so- Pocas veces se ha reparado en que en guerra con el Papado y los reinos
ciedades africanas, provocada por la per- el proyecto colonial no se llevó a cabo cristianos, los renacentistas italianos, y
sistencia de la trata negrera a lo largo de sobre una realidad ya establecida, sobre en general europeos, se esforzaron por
más de cuatro siglos, había recorrido un una noción de África con unas dimen- crear la imagen de que era Etiopía el rei-
largo camino en esa dirección: las es- siones y una historia aceptadas con ge- no que mejor encarnaba la esencia de
tructuras políticas del continente –las neralidad y consagradas por el tiempo. África, y no el vasto territorio –primero
monarquías tradicionales, no muy dife- Antes por el contrario, ese África so- romanizado y luego islamizado– que se
rentes de las que existían en Europa– se
encontraban al borde del colapso, de- El dominio colonial se presentó como si
bilitadas por la guerra semiconstante,
alentada por el comercio de esclavos. se tratara de una empresa filantrópica,
Los africanos, ausentes
una desinteresada “misión civilizadora”
En estas condiciones, nada tiene de ex- bre la que se abatiría la monstruosa be- extiende entre los actuales Siria y Ma-
traño que los africanos fueran los úni- nevolencia de las metrópolis, se fue rruecos, en el que todavía hoy es posi-
cos ausentes, los únicos que no alcan- construyendo de acuerdo con las nece- ble contemplar algunas de las más so-
zaron a ser considerados como sujeto, sidades del dominio, y de ahí que los berbias ruinas clásicas conservadas.
y no como simple objeto, de una em- antecedentes inmediatos del colonialis- En el momento de celebrarse la Con-
presa que alteraría su futuro durante ge- mo haya que buscarlos en las expedi- ferencia de Berlín, el proceso que per-
neraciones. Ni tampoco que, todavía ciones científicas iniciadas bajo el em- cibe León el Africano ha llegado mucho
hoy, la historia del colonialismo se siga puje del ideal ilustrado. El saber y la co- más lejos, al punto de que el nombre de
escribiendo en un único sentido y des- lonización se fueron perfilando como África no sólo le conviene ya a Etiopía,
de una sola perspectiva, incluso si el las dos caras de una misma moneda, sino también a la totalidad de los terri-
atropello y el drama humano que re- puesto que se trataba de un saber diri- torios que se extienden entre el Sáhara
presentó es reconocido por la práctica gido a fundamentar el dominio y, una y el cabo de Buena Esperanza. Y en la
totalidad de estudios y trabajos. vez alcanzado, a justificarlo. medida en que se trata de territorios
Pero lograr el silencio de los africanos Para empezar, la misma dimensión arrasados por el comercio de esclavos,
hasta el extremo de que los atroces su- geográfica de África, el concreto perfil de considerarlos no ya como parte de Áfri-

94
EL CONTINENTE SIN DUEÑO
EL DESPOJO DE ÁFRICA

ca, sino como su corazón –según la ex-


presión en boga entre los colonizado-
res–, supone borrar cualquier vincula-
ción de ese nombre con su remoto sig-
nificado latino y dar carta de naturaleza
a la idea de que África es el único con-
tinente que nunca ha conocido la civili-
zación, tanto por no haberse desarrolla-
do sobre su suelo, como por no haber
entrado en contacto con pueblos que
dispusieran de ella.
Ambas presunciones eran falsas. Por
un lado, fue durante el siglo XIX, coin-
cidiendo con los albores de la empresa
colonial, cuando la civilización del Egip-
to faraónico fue arrancada de su contexto
africano y colocada en una suerte de lim-
bo geográfico desde el que no compro-
metiera ninguno de los relatos del pa-
sado en los que necesitaba apoyarse el
dominio. Por otro, los pueblos al sur del
Sáhara llevaban en contacto con Portu-
gal al menos desde mediados del siglo
XV; y no sólo en las zonas costeras, co-
mo se afirmó durante la Conferencia,
puesto que desde Lisboa se impulsó un
sistema de encomiendas similar al de
América y se desencadenaron conflictos
armados con reinos del África interior,
como el que estalló con Monomatapa,
en el actual Zimbabwe, a consecuencia
de que su rey había abandonado el cris- El teniente Mizon guía a los nativos, que hacen suya la bandera de Francia, durante su expedición
tianismo para convertirse al Islam. en África central en 1892. Ilustración publicada en Le Petit Journal, el 9 de julio de 1892.
Negar que África hubiera conocido la
civilización convenía a la empresa co- deducirse que el nazismo fue un fenó- tuyen una especie de Senado del mun-
lonial porque, de este modo, el dominio meno singular o es más adecuado con- do en el que ningún miembro puede go-
podía revestir los caracteres de una em- siderarlo como una continuación, como zar de mayor consideración que otro.
presa filantrópica, de una desinteresada una transposición de las prácticas colo- Por descontado, no ocurre lo mismo
“misión civilizadora”. La fórmula llegó a niales al espacio geográfico europeo. con las otras dos categorías de pueblos,
calar tan hondo en los espíritus de la épo- Más allá de compartir la noción de ra- hacia los que el Senado mundial de la
ca que el rey Leopoldo de Bélgica gozó za como fundamento de unas determi- civilización tiene una creciente respon-
de una fama de hombre magnánimo y nadas políticas, la empresa colonial y los sabilidad y un poder cada vez más ili-
desprendido durante la mayor parte de movimientos totalitarios de mediados del mitado. Mientras que con los pueblos
su reinado. Entre tanto, su búsqueda de siglo XX coincidieron en el estableci- bárbaros era posible establecer acuerdos
ganancias estrictamente personales en el miento de un sistema jurídico en el que en aquellas materias sobre las que tu-
Congo se llevó a cabo mediante proce- quebraba el principio de que la ley es vieran libre disposición sobre sí mismos,
dimientos cuya crueldad y resultados han igual para todos. Y no sólo en el plano con los salvajes, los más retrasados en
sido comparados por algunos autores, co- interno, sino también en el internacio- la escala de la civilización, el compor-
mo Adam Hoschschild, con los del anti- nal. De esta manera, el derecho de gen- tamiento de las metrópolis tan sólo de-
semitismo europeo durante los años tes que servirá de fundamento a la Con- bía ajustarse a los principios generales
treinta y cuarenta del siglo XX. ferencia de Berlín deriva de la diferen- que inspiran el derecho humanitario.
cia establecida por Lorimer y Von Listz Bárbaros eran los pueblos árabes y asiá-
Antecedentes del nazismo entre los pueblos salvajes, bárbaros y ci- ticos; salvajes, la totalidad de las pobla-
Haciendo balance de los efectos de la vilizados. Las normas que han de regir ciones autóctonas de África.
“misión civilizadora” entre los coloniza- entre estos últimos son las que libre- Entre las consecuencias de esta divi-
dos, la tunecina Sophie Bessis se llega mente pacten entre ellos, los tratados sión de los pueblos y de las estructuras
a preguntar si del análisis de los méto- que tengan a bien acordar en virtud de jurídicas que se hicieron depender de
dos utilizados por las metrópolis contra su plena soberanía, puesto que, por ex- ella –verdadera clave de bóveda sobre la
las razas consideradas inferiores puede presarlo en palabras de Renan, consti- que se levantó el sistema internacional

95
regiones que los africanos conocían so- conducir, corrigiéndolas y ayudándolas,
bradamente, integrados en sus propias a través de lo que el Pacto de la Socie-
vidas y creencias, y en los que incluso dad de Naciones consideraría “las com-
ejercían de guías para los exploradores plejidades del mundo moderno”. El ca-
llegados de Europa. ¿Con ello no se les rácter derogatorio de la fórmula apli-
negaba implícitamente a los africanos la cada a las colonias africanas de Alema-
condición de seres humanos, o al menos nia se convertiría en abierta aberración
una parte de esa condición, situándolos cuando se decidió extenderla al Impe-
a medio camino entre el hombre y la rio Otomano, la otra potencia derrota-
bestia, como haría, por ejemplo, Edgar da en la Gran Guerra. Constantinopla,
Rice Borroughs en su exitosa serie de no- la capital de un Imperio musulmán que,
velas sobre Tarzán? históricamente, había sido gobernado
desde Bagdad y Damasco, se transfor-
Berlín: negociar para no guerrear mó repentinamente en metrópoli y, en
Si la conversión de África en una gigan- correspondencia, el resto de los territo-
tesca res nullius facilitaba la tarea de po- rios del Islam, incluyendo Siria, Egipto
ner en conexión la “misión civilizadora” o Arabia, en inusitadas colonias, a las
y la ocupación de un territorio, la con- que había que colocar bajo mandato de
trapartida se encontraba en la tensión que las potencias vencedoras.
el sistema podía generar entre las me- Lejos de haberse extinguido, la mira-
trópolis, embarcadas en una imparable da que Europa arrojó sobre África en la
carrera por ampliar sus dominios. La Con- empresa colonial suele reaparecer con
ferencia de Berlín obedece al propósito diversos ropajes. Buena parte de los ra-
de desactivar la carga desestabilizadora zonamientos que se emplean para fun-
que la empresa colonial representaba pa- damentar la cooperación al desarrollo y
Portada de la primera edición de Mi viaje a ra las potencias europeas: mejor llegar la ayuda humanitaria parecen tomados
África, de Churchill, que retrata sin disimulo a un acuerdo entre pueblos civilizados, del discurso colonial, y en concreto de
los planes colonialistas del autor. según correspondía al Senado del mun- la convicción de haber hallado un pro-
do, que resolver las controversias recu- cedimiento sorprendente, un auténtico
del colonialismo–, conviene destacar la rriendo a la fuerza militar. prodigio por el que los dividendos del
relativa a la soberanía sobre el territorio. El resultado de la Conferencia fue, así, colonizador –del donante, en este caso–
Al establecer que los pueblos salvajes no una reproducción más o menos exacta parecen crecer al mismo ritmo que los
estaban en condiciones de disponer de del equilibrio político que se mantendría beneficios para el colonizado, el recep-
sí mismos, lo que se venía soterrada- en Europa hasta el término de la Se- tor. Por descontado, los métodos del hu-
mente a sostener era que tampoco po- gunda Guerra Mundial. Francia, Ingla- manitarismo nada tienen que ver con
dían estarlo para tomar posesión efecti- terra y Alemania obtendrían la parte del los del colonialismo, pero la coinci-
va del suelo sobre el que se asentaban. león en el reparto; y ello sobre la base dencia en algunos de sus presupuestos
Así, África se convirtió en una auténtica de reconocer a Bélgica sus posesiones favorece la coincidencia en uno de sus
res nullius a efectos de los colonizado- en el Congo y reducir drásticamente las más penosos resultados: la considera-
res, en todo momento a merced de que de España y Portugal en el golfo de Gui- ción de los africanos como permanen-
cualquier sujeto internacional con capa- nea y en la franja meridional del conti- tes menores de edad, como objetos, y
cidad completa, esto es, de que cualquier nente, estableciendo un dominio britá- no sujetos, incapaces de hacer frente a
pueblo civilizado, llevase a cabo una nico en los territorios que median en- sus propios problemas. ■
apropiación conforme a las normas que tre el Atlántico y el Índico, entre las ac-
las propias metrópolis habían instituido. tuales Angola y Mozambique.
La imagen de África como continente sin La mirada colonial sobre África se pro- PARA SABER MÁS
dueño se vio acentuada por la fiebre de longaría en las décadas posteriores. HOCHSCHILD, A., El fantasma del rey Leopol-
aventuras que se apoderó de Europa, y Cuando, terminada la Primera Guerra do. Codicia, terror y heroísmo en el África
que hizo que las hazañas de los explo- Mundial, las potencias vencedoras de- colonial, Barcelona, Península, 2002.
ILIFFE, J, África. Historia de un continente, Ma-
radores se presentasen como gestas sin ciden privar a Alemania de los territo-
drid, Cambridge University Press, 1998.
parangón en la Historia. No se decía de rio obtenidos en la Conferencia de Ber- KI-ZERBO, J., África bajo la dominación colonial
ellos que habían logrado poner el pie lín, su decisión no es la de concederles (1880-1935), vol 7 de en “Historia General de
donde nunca antes había pisado el hom- la independencia. Antes por el contrario, África”, Madrid, Tecnos, 1987.
LEMARCHAND, PH., Atlas de África, Madrid, Acento,
bre blanco –algo cuando menos dudo- los colocan bajo la fórmula del manda- 2000.
so, a juzgar por la auténtica dimensión to, tomando como modelo el comple- MARTÍNEZ CARRERAS, J. U.: África subsahariana,
de la empresa imperial portuguesa–, si- mento de capacidad de los menores en Madrid, Síntesis, 1993.
VILAR, J. B., “Guinea y el Sahara atlántico, objeti-
no que habían logrado alcanzar lugares el derecho civil. De acuerdo con la nue-
vo colonial sustitutorio de Cuba antes y después
donde el ser humano jamás había esta- va institución, los colonizados eran com- del 98”, en J. Aróstegui y J. A. Blanco (eds.): Cas-
do. En realidad, se trataba de parajes y parados con criaturas a las que había que tilla y el 98, Zamora, UNED, 2000.

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