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VOTO PARTICULAR QUE FORMULA EL MINISTRO JOSÉ FERNANDO

FRANCO GONZÁLEZ SALAS EN LA ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD


63/2016, RESUELTA POR EL PLENO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA
DE LA NACIÓN.

En sesión de veinticinco de mayo de dos mil diecisiete, la mayoría de los


miembros del Tribunal Pleno determinaron, entre otras cosas, declarar la validez
de la fracción IX del artículo 40 Sexies de la Ley de Transporte del Estado de
Yucatán en las porciones normativas que señalan “que su año modelo o de
fabricación o ejercicio automotriz no sea anterior a siete años; que tenga máximo
siete plazas, incluyendo al operador, mínimo cuatro puertas, cinturones de
seguridad en condiciones de uso para todos los pasajeros, bolsas de aire
delanteras” así como “que el vehículo cumpla con los requisitos administrativos
para su circulación previstos en la Ley de Tránsito y Vialidad del Estado de
Yucatán, y su reglamento”.

En cuanto a las fracciones VIII y IX, en las porciones normativas que


señalan: “Que el valor del vehículo exceda de dos mil setecientas cincuenta
unidades de medida y actualización;” “aire acondicionado;” “equipo de sonido”. En
sesión de veintitrés de mayo de dos mil diecisiete, el Pleno de esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación desestimó la acción de inconstitucionalidad en
relación con las mismas, en virtud de que la propuesta respectiva que era en el
sentido de declarar su invalidez, no fue aprobada por la mayoría calificada de
cuando menos ocho votos que exige los artículos 105, fracción II, último párrafo,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 72 de la Ley
Reglamentaria de las fracciones I y II del artículo 105 de la Constitución Federal.

Ahora bien, en las consideraciones del proyecto que se sujetó a


consideración de este Órgano Constitucional, se estimaba que el artículo 40
Sexies, fracciones VIII y IX, de la Ley de Transporte del Estado de Yucatán 1, no
transgrede los principios de libre competencia y concurrencia contemplados en el
artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ya que
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Articulo 40 Sexies. Para obtener el certificado vehicular, se deberán cumplir los siguientes
requisitos:
VIII. Ser propietario del vehículo mediante el cual se prestará el servicio de transporte de
pasajeros contratado a través de plataformas tecnológicas, y
IX. Que el valor del vehículo exceda de dos mil setecientas cincuenta unidades de medida y
actualización ; que su año modelo o de fabricación o ejercicio automotriz no sea anterior a siete
años; que tenga máximo siete plazas, incluyendo al operador, mínimo cuatro puertas, cinturones
de seguridad en condiciones de uso para todos los pasajeros, bolsas de aire delanteras, aire
acondicionado y equipo de sonido; y que el vehículo cumpla con los requisitos administrativos para
su circulación previstos en la Ley de Tránsito y Vialidad del Estado de Yucatán, y su reglamento”.
dichas medidas resultan adecuadas para lograr su fin legítimo, en tanto se
relacionan directamente con la protección de los ocupantes de un automóvil, tal
es el caso de los cinturones de seguridad y las bolsas de aire, las cuales, se
adujo, son medidas de seguridad pasiva que protegen a los pasajeros de posibles
impactos en caso de colisiones; por otra parte, se consideraba que un número
determinado de pasajeros es una medida adecuada para garantizar la integridad
de sus ocupantes, ya que de no respetarse la capacidad máxima para la cual se
encuentra diseñado un vehículo, tampoco sería posible garantizar el traslado de
sus pasajeros en condiciones razonables de seguridad; de igual forma, un
vehículo con menor antigüedad constituye un medio de transporte más seguro en
tanto cuenta con medidas de protección avanzadas, lo cual reduce el riesgo de
lesiones mortales en sus ocupantes. Por lo que, a juicio de algunos Ministros de
este Alto Tribunal, es un conjunto de medidas adecuadas para garantizar la
integridad de los usuarios de una modalidad de transporte y, por lo mismo, no
podía afirmarse que atentaban contra la libre competencia y concurrencia.

Respetuosamente, no comparto la validez de los preceptos reclamados,


pues a mi parecer, tal y como lo manifesté en mi intervención durante la sesión
pública respectiva, es importante señalar que existe una doble relación; pues, por
un lado, existe una relación que se establece a través de un sistema especial que
es un régimen de contratos, en tanto que la propia Ley de Transporte del Estado
de Yucatán, en su artículo 40 Septies, fracción III, estipula que se debe: “prestar
el servicio de conformidad con la tarifa, ruta y demás términos y condiciones del
contrato”, por lo que, con ello, la propia legislación está privilegiando el contrato
que tiene la empresa de redes de transporte con el operador. Seguidamente, en
el mismo numeral se dispone que: “así como con las disposiciones establecidas
en la Ley de Tránsito y Vialidad del Estado de Yucatán, y su reglamento”.

Dicho lo anterior, considero que el propio ordenamiento legal está


reconociendo un ámbito de derecho privado, entendido éste, como el que se
ocupa de regular las relaciones jurídicas entre particulares. Es por ello, que en tal
ámbito, se deben fijar las condiciones que cada empresa impondrá a quien va a
prestar el servicio de transporte a través de sus mecanismos. Bajo ese contexto,
en el caso concreto, se está ante un contrato de adhesión, es decir, un acuerdo
de voluntades referentes a una propuesta de obligaciones y derechos inflexibles,
por el oferente al ofertado, para que éste los acepte o rechace sin distinción, ya
que de aceptarse la propuesta, el ofertado sólo puede manifestar su conformidad
adhiriéndose a la misma; dicho en otras palabras, el contrato de adhesión, es un
documento elaborado unilateralmente por el oferente, para establecer los
términos o condiciones aplicables a la prestación de un servicio.

En mérito de lo antes expuesto, desde mi perspectiva, el artículo 40 Sexies


de la Ley de Transporte del Estado de Yucatán, está dirigido a las empresas de

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VOTO PARTICULAR Y CONCURRENTE EN LA
ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 63/2016
MINISTRO JOSÉ FERNANDO FRANCO GONZÁLEZ SALAS

redes de transporte y no a los operadores y, en consecuencia, resultan excesivas


las porciones normativas en estudio, dado que no puede regular lo que pertenece
al ámbito de las empresas; ya que, dicho artículo, al establecer que –como
ejemplo- para obtener un certificado vehicular, será estrictamente necesario ser el
propietario del vehículo mediante el cual se prestará el servicio de transporte de
pasajeros contratados a través de plataformas tecnológicas, impone una carga
que condicionaría el contrato de libre voluntad entre las partes.

En ese sentido, es importante considerar que exigir la propiedad


jurídicamente reduce las posibilidades tanto del operador como de la plataforma,
en virtud de que existen diversas formas legales de tener derecho al uso de un
vehículo sin necesidad de acreditar la propiedad, o incluso, adquirirla con
posterioridad a la vigencia del contrato. Por lo que, me parece que existe una
doble afectación, constituyéndose en una barrera al comercio que, en el caso
concreto, no se justifica, siendo que la fracción VI del propio precepto, exige estar
registrado en la plataforma, y esto a mi parecer podría ser un requisito razonable
que permite el correcto funcionamiento de dicha plataforma tecnológica sin la
necesidad de acreditar contar jurídicamente con la propiedad.

Por todo lo anterior, considero que el acuerdo celebrado entre las partes es
el elemento fundamental en donde se consignan las obligaciones entre las
empresas de redes de transporte y los operadores, por lo que resulta fundamental
respetar dichos pactos; sin que, con ello, se toleren irregularidades que pudieran
establecerse por la vía contractual, ya que dichos acuerdos deberán cumplir con
las disposiciones que cada entidad federativa considere.

Consecuentemente, las fracciones VIII y IX de la Ley de Transporte del


Estado de Yucatán, resultan inconstitucionales, al impedir la manifestación libre
de la voluntad de las partes para establecer las condiciones de un contrato
privado y esto incide inevitablemente en una violación a los principios de libre
competencia y concurrencia.

MINISTRO

JOSÉ FERNANDO FRANCO GONZÁLEZ SALAS

SECRETARIO GENERAL DE ACUERDOS

LIC. RAFAEL COELLO CETINA

3
En términos de lo dispuesto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación en su sesión del veinticuatro de abril de dos mil siete, y conforme a lo
previsto en los artículos 3, fracción II, 13, 14 y 18 de la Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, así como en el
segundo párrafo del artículo 9º del Reglamento de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial
que encuadra en esos supuestos normativos.

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