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IicIler. Hermann. sol.wniiia, Fondo de Cultura Econ
xii ,P:;.228.
tenciac que el orden jurídico interno mantiene y las competencias
que el orden jurídico internacional ha adquirido. En efecto, ni e1 p*i-
mer orden jurídico puede ejercer competencias que ya no tiene o que
ha creado en beneficio del segundo, ni este puede ejercer competea-
cias que no ha recibido. Sin embargo, la práctica de la integración
regional demuestra que, a menudo, ocurren intersecciones entre
ambos órdenes juridicos las cuales generan conjTictos d e competen-
cias. Es inconcebible -sostiene Constantinesco" que los dos siste-
mas normativos que emanan de dos fuentes diferentes, puedan tener
fuerza obligaroria en el mismo ámbito y sobre et mismo territorio.
Esto plantea, pues, el problema de las relaciones de las distinas ex-
presiones de la variable normativa y el derecho de la integración con
los ordenamientas jurídicos de los Estados miembros.
A continuaci6n desarrollamos tos que, a nuestro juicio. son los
seis problemas jurídicos bksicos que presenta la intersección entre
el Derecho interno y el Derecho generado por la integración regional.
El primer problema refiere a lo que bien podña limarse una cues-
tión de cohabítacwn n o m t i u a y que se manifiesta en el problema de
la soberanía: ¿cómo admitir, por una parte, la noción d e Estado soberano
y. por la otra que dicho Estado se encuentra obtigadopor el ordenjuñdico
internacional?; ¿la existencia de un orden jurídico internacional no afee
M at punto de descomponer. a Za nociOn d e 4$oberanía nacional"7; ¿los
6rganos d e un Estado, en razón. d e su soberanía, no paseen competencias
absolutas y exclusivas?; ¿de que forma la nocwn clásíca de soberania es
compatible con la nocwn moderna de integraci6n regional?
En segundo lugar, se desarroüa el problema de la integracien nor-
mativa3: ¿se trata d e dos órdenes jurídicos distintos, independientes, se-
parados?; ¿que?forma asume la "integración" del Derecho interno y el
orden juridico internacional? El orden jurídico que nace con la integra-
ción encuentra su h b i t o de aplicación, su espacio de vigencia cir-
cunscripto ai tenitorio de los Estados partes. En este contexto, toman
relieve las formas de integración entre ambos sistemas jurídicos.
a de la s a b e x d a
. Despersonalización de la soberania
La historia del proceso de desperzonalización de la soberanía
a Heiler18-, que va unido a las leyes inmanentes del pensa-
renacentista, es la historia de la d e s p e r s o l i c o total del
. En oposición a3 hombre medieval -contulUa-, el hombre mo-
reiirió someterse ai poder "fnidluenciable e impersonal de la
es que al poder de una persona. El ideal de la impersonalidad
idad se presenta en el mundo moderno como el principio
ador del Estado. Rousseau, en El contrato socid (17921, sos-
la soberanía, aun cuando impiicaba un poder absoluto y su-
ertenecia exclusivamente al pueblo y era inalienable. Es
oberania no podía ser transferida por s u titular, d pueblo, a
del Estado y viene deunida por Roussmu como el ejercicio
ntad general", la cual jamás deberá enajenarse, esto es; el
asmite, pero no la voluntad. La soberanía para este autor
ista no es sólo inalienable sino, por la misma razón, es
'O Véase hcke. John, Segundo tratado sobre el gobierno civil. Alianza Editorial.
1990,
INFERSECCI~N
ENTREELORDEN JURiOlCO INlZRNOY ELORDENJURbICO I ~ R N A C I O N A L 1%
25 V&Se TNyol y Serra. Antonio. Lo. integraci6n elrropea. [...l. ob. cit., p.161.
2 9 u p p i . Sberto Luis, El derecho imperatiuo I-Jus cogens") en el nueuo orden
internacional. ab. cit.. p. 861.
27 Vease Louis. 3ean Victor. El ordenamiento juridico comurzitmb. ob. cit.. p. 14.
* Idem pp. 15-16.
JUR~DICO( m w oYELORDENJUPIDICO I~CRNACIONAL
Í ~ E ~ ~ c ENTREELORDE~~
I O N 195
.: ..
undo. "Efectosde ia Globakación en el mundo juridíco.
el Area financiera y de qegocios-. publicado en revista
d Adenauer Stifung A. C.:CIEDLA. Buenos Aires, 1998.
"Si decimos que aene poder absoiuto quien no está sujeto a las
leyes no se hallará en el mundo principe soberano, puesto que todos
los príncipes de la tierra esfdn sujetas a lus leyes de Dios y de la natura-
leza y a ciertas leyes luunanas cornunes a todos los pueblos"".
" Galileo se pregunta. ¿es que acaso el condenar una doctrina tlene el poder
de hacer que las cosas dejen de ser como son? Ciertamente que una doctrina
puede ser condenada. pero eso no hara que sea verdadera o falsa, no esta en
poder de criatura alguna. dira insistentemente Galileo. el hacer que las cosas
sean de distinta forma. a como de hecho son. Pero lo que sí podían hacer
condenando el copernicanismo era obstacuIizar el Iibre desarrollo de la ciencia.
y eso Fue lo que precisamente sucedi6 (Cfr. Gonzáiez. Moises. en su introducción
a Galileo Galilei, Carta a Cristina de Lorena, Alianza Editorial. 1994. p. 35).
Algo similar ocurre, en el problema de la integración normativa. con la
disputa entre monismo y dualismo (ver infrcl 11.3.1).
El d o m a de la Soberanía absoluta que insinuara Bodino ba sido el punto
de partida de todos ios movimlentos de carácter nacionalistas que, durante largo
tiempo. no sólo han dificultado el progreso Juridico sino que han justificado el
menosprecio a los Estados débiles. el repudio ,de 10s tratados. el empleo de la
violencia. Ias guerras de agresion, etc. Por ello, afirma Charles Rousseau. no es
exagerado decir que 'el enemigo de la paz es. hoy en día. el Estado soberano"
(Rousseau, Charles, ob. cit.. p. 961.
inspirada en la lucha por el poderM.En este plano, el inteato de resol-
ver el problema de la soberanía por los defensores de un orden juridico
internacional ha resultado poco fructífero. Pero fuera de la soberanía.
como instrumento descriptivo de una situación hipotética válida para
todo tiempo y lugar, existe otro plano de analisís donde la realídad de
la acción humana presenta el mundo como una diversidad de espa-
cios soberanos a integrar. La noción de soberanía pasa a ser aquí un
instrumento descriptiuo de una situación fáctica y no el producto de
una afirmación dogmática. Se trata de un término aculiado en inte-
rés de la realidad y no para deformar la realidad a favor de un interés.
Si persistimos en partir desde una noci6n puramente abstracta
no tardaremos en llegar a un conflicto entre la afirmación dogmática
-Ia soberanía- y la reaiidad de la interacción humana representada
por la existencia de pluralidad de soberanias y de un orden jurídico
internacional. Dicho conflicto ha dado muchos voiúmenes a nuestras
bibliotecas pero pocas soluciones prácticas al problema de la sobera-
nía. Si partimos, en cambio. de una lectura realista del mundo y las
relaciones internacionales, edificamos una noción de soberania des-
criptiva de la realidad donde el problema de la soberania pierde la
relevancia que lo acompaña hasta nuestros días.
La soberanía tal cual se presenta en los hechos hoy se manifies-
ta, fuera de su concepción teórico-política, en un conjunto de compe-
tencias o atributos que radica de manera exclusiva en el pueblo de
cada Estado. Expresada en estos términos. no sería otra cosa que la
vobnté genérde de la que vimos habla Rousseau. Pero dicha exclusi-
vidad no implica -entendemos- exclusXvidad en cuanta al ejercicio sino
en cuanto a la titularidad de la competencia. En consecuencia, 10s
órganos estatales -beneficiarios de la delegación en cuanto al ejerci-
cio- pueden incluso abibu<í el ejercicio mismo de sus competencias
a Srganos internacionales. Con ello, no afectan la soberanía de u n '
Estado. pues la misma permanece, en cuanto a su titularidad, de for-
ma exciusiva en el pueblo. Así, por ejemplo, las nomas percenecien-
Destaca. Linares Quintana. que la generalidad de las teorías que se. han
expuesto acerca de la soberania son el resultado de una política agónal
Predeterminada. muchas veces dogmáticas, al margen de) análisis cientifico de
10s hechos y casl siempre influida por razonamientos y prejuicios ideológicos 0
de intereses politicos circunstanciales. Todo esto se debe a que sobre la base de
dichas doctrfnas s e ha procurado eiaborar el concepto de Iegitimidad del pode*
para justificar s u conquista o la permanencia de un grupo social en su eje*clcio
[LinareS Quintana. Segundo V.. Derecho constituciond e Instituciones politic@. 'hmo
1. Editorial Kapeluz. Buenos Aires. 1976. p. 133).
tes a la variante normativa son el fruto de competencias atribuidas
que encuenlan un limite infranqueable, para s u ejercicío. en la alu-
dida titularidad. Es Esta la razón fundamental para sostener que el
ejercicio del poder constituyente nunca e s objeto de atribución a orga-
nismos internacionaless1. El uso primario de dicho poder -más alla de
posteriores delegaciones-, es exclusivo de1 titular de la soberanía. De
lo contrario, no existida tal soberano. En este sentido, por caso, el
Consejo Constitucional frances ha fijado el Iúnite de la atribución de
competencias a las entonces Comunidades Europeas en las "condi-
ciones esenciales de ejercicio de la soberanía nacional" [conditions
essentielles de léxerc~cede la souueraineté n a t i o ~ a l e que
] ~ ~ concreta
en:
Ver Van DiJk. Pieter. R e s i Bassi". en Dú-iüo dela Comunila Europee e düitto
degIi Stati membri, Ferro Edieione. Milano, 1969. pp. 304 y SS. Por su parte.
Constantlnesco refiere a que la aprobación del TCECA en Holanda nos planteó
mayores problemas de constitucionalidad [Cfr. Derecho comunitario y derecho
corwtitucionai neerlandés. ab. cit., p. 106).
'' Se trató de una Comisión para la coiaboracian entre e2 Gobierno y 30s
Estados Generales en materia de relaciones exteriores. El informe Anal de dicha
Comisión fue publicado el 9 de julio d e 1951. ,
Comisión de3 Estado para la revisión de la Constitución cuyo informe final
fue publicado e1 11 de juiio de 1951.
lúnites, los r ~ . q u l s i f o s f o m ~ ey slos requ¿sitos materiales para su proce-
dencia. la condición de reciprocidad, o bien la cualidad del srrjeto bene-
ficiario de la accián, es decir el beneficiario de las competencias
mencionadas.
Determinar la cualidad j u r í d i c a de la acción integracionicta es
fundamental para establecer el grado de rigidez que presenta u n a
formula constitucional habilitante. De todos los vocablos utilizados
para describir dicha cudidad, el que refiere a una delegación es el
mas xestrictívo. En palabras de Mpez CastIll07~.la delegación implica
que traspasadas determinadas competencias a la entidad destinata-
ria, ésta podría ejercitarlas, aunque provisionalmente. a expensas
siempre de una posibIe revocación unilateral, en virtud de una ley
ordinaria. de aquella delega~ión'~.
La suposíci0n de semejante discrecionalldad nacional, en ia hi-
pótesis de una reversibiiidad o revocabüidad totai o parcial de la inte-
gración. revela la rigidez de este tipo de .fórmulas Ia cual tiende a
crfar una tensión pemanenk entre la constitución del Estado parte y
el orden jurídico desarrollado af calor de la vadable normativa. Sólo
apelando a una dxibucion &? competencias se puede construir y desa-
rrollar, en base a las competencias que han sido objeto de dicha aM-
bución, la zona de mserua requerida para la vigencia efectiva de la
misma variable normativa. La delegación de competencias, al mante-
ner latente la posibilidad de contra1 y revocación por parte de quien
delega, tiene la capacidad de interferir en dicha zona de reserva don-
de actúan los organismos supranacionales con la subsiguiente fuen-
te de conflictos que ello
En cuanto a la exigencia de reciprocidad Mangas M a ~ - t í nla~ consi-
~
dera "innecesaria* tratandose del Derecho comunitario europeo. La
f6muIa de reciprocidad, afirma la autora, tiene sentido en las clasi-
Xf.2.7.1. Rigidas
-
primera frase del d.29.4.3 no autoriza ninguna refonna de modificaci6n de tos
Tratados posterior a 1973 sin una refonna adicional de la Constitución sena una
construcción demasiado rígida. Interpretarla como una autorización abierta para
manifestar el consentimiento, sin la correspondiente reforma de la Constitución.
a cualquier cambio de los Tratados seria demasiado amplio". En rigor de verdad.
el caso Crotty, se dictaron dos sentencias que respondian a dos demandas: la
declaracih de inconsUtucionalidad de la Ley de 1986 que modificaba la Eurogean
Cornmunities Act (1972) y @ prohibición de ratificacion del Acta Unlca Europea.
'O2 La constitución irlandesa de 1937, tras el referendúrn de 1972. habia sido
modificada para incluir en el articulo 29 e1 numerai 3. posteriormente derogado
. . motivo de la adhesi6ri al Acta Unica Europea y a la UE.
con
Se ha Iiamado la atención sobre la rigidez de este mecanismo de ':
:
aprobación de tratados, argumentando que puede generax problemas -
tanto en la toma de decisiones internas como en la de decisiones
supranacionales. En el caso específico del Acta Unica Europea, su
entrada en vigor estaba prevista para el I. de enero de 1987. La nece-
sidad de que Irlanda modificara su constitación para hacer posible la
ratificación retraso esa entrada en vigor hasta el 1 de julio del mismo
ailom33.Algo sjmilar ocurrió, como es sabido, con el Tratado de Lisboa
(20071 y la necesidad de su aprobación en Irlanda por referéndum.
Un último ejemplo que podemos citar de fórmulas constituciona-
les habtlftantes de máxima. rigidez es la alenraria nadda de la refor-
ma constitucionallMque permitió la ratificación del TUE [art. 23.1)i05$.
Esta prescribe que Alemania participará en el desarrollo de la UE,
constitucionalizando a continuación varios principios del orden juri-
dico comunitaria como: a) el principio democrático; b) de derecho; cl
social y federal; y d) de subsidiariedad. Al mismo tiempo -como en la
citada fó*muIa sueca- se garantiza la protección de los derechos fun-
damentales tomando, como parametro de protección, el nivel alcan-
zado por la Ley Fundamental de Bonn [LFB). La doctrina alemana ha
calificado dicha f ó m u h como "cláusula de apertura a la integracibn
y de aseguramiento estructural" flntegrations6mungs und Sh~ktursiche-
mngsklausel), que contiene dos dimensiones: no sólo habilita, sino
que -al igual que observamos sucede con fórmulas similares en Fran-
cia. Suecia, Irlanda y Portugal- constituclonaliza expresamente la
participación en la UE y, además, somete tal participación a la "reser-
va de salvaguarda" de determinados principios estructurales en la
configuración poütica e instítucional de la Unión, as1 como la protec-
11.2.7.2. Semirigidas
'
dirigidas a tal fin" (se cita .según versión castellana en "Cuarenta anos de la
Constitución italiana. 1948-1988". Asociación Dante Alighieri, Buenos Aires.
1988, p.2 y SS., la bastardilla me pertenecel.
Sacerdoti, Giorgio, ob. cit.. pp. 132-133.
12* Cassese, Antonio, LQ Lotato (...J. ob. cit.. p. 579.
l* El citado autor amplía su interpretación afirmando que la expresión en
cuestión: 'no ha sido usada para designar solamente y exclusivamente acuerdos
internacionales que prevean cesiones de soberanfa terrltoñai o formas de gobiernos
heterogeneos [etercyovernol que impliquen el ejercicio de parte de 6rganos y entes
externos de funciones ya sean nomatívas y judiciales como ejecutivas. La Iocución
en cuestión ha sido, lamentablemente. usada en un sentido lato para designar,
en general, la imposición de obligaciones juridicas que vinculan ta conducta del
Estado. Estas obligaciones. en consecuencia. incluyen tanto limitaciones de la
soberania en sentido..tknico como amplias y determinantes restricciones de la
esfera de iibertad jufidica del Estado".
'" M6naco. Riccardo. DUitto dela Comunita Europee e diritto interno, ob. cit., p. 199.
. .
IE~~ER~ECCIONENTREELORDENJUR~D~CO
Z ~ E R N OELORDENJUR~DICO
Y INTERNACIONAL 2
'" El citado articulo 150 inc. 16 dice: 'Correi+ponde al Congreso hacer las
leyes. Por intermedio de ellas ejerce las siguientes:.funciones: (...) 16. Aprobar o
improbar los tratados que el Gobfemo celebre con .otros Estados o entidades de
derecho internacional. Por medio de dichos tratados. podrá el Estado. sobre bases
de equidad. reciprocidad y conveniencia nacio.nal. transJerir parcialmente
detenninadas atribuciones a organismos internacionales, que tengan por objeto
promover o consolidar la integraci6n economica. con .otros Estados."
Por s u parte, el articulo 227 afirma: "El Estado promoverá la integración
económica. social y poIitica con las demás naciones y especialmente. con los
paises de América Latina y del Caribe mediante la. celebración de tratadas que
sobre bases de equidad. igualdad y reciprocidad, creen organismos supranacionales.
inclusive para conformar una comunidad latinoamericana de naciones. La ley
podra establecer elecciones directas para la constitución del Parlamento Andino
y del Pariamento Latinoamericano".
'" La norma citada dice: "la República prorn~v,5ray favorecerá la integración
latinoamericana y carfbeña. en aras de avanzar hacia la creación de una comunidad
de naciones, defendrendo los intereses econ6micos. :sociales. culturales. politicos
y ambientales de la región. La República podrá suscribir tratados internacionales
que conjuguen y coordtnen esfuerzos para promover el.desarrollo común de nuestras
nacjones. y que aseguren el bienestar de Los pueblos y la seguridad colectiva de
s u s habitantes. Para estos íines. la República podrd atribuir a organi~aciones
supranacionales, mediante tratados. el ejercicio de las competencias necesa* para
fleuar a cabo estos procesos de integración. Dentro de las políticas de integracion y
unión con Latinoarntrlca y el Caribe. la República privilegiara relaciones con
Iberoamerica, procurando sea una pofitica común de toda nuestra América Latina.
h s nomas que s e adopten en el marco de los acuerdos de-integr~ción serán consideradas
Parte integrante del ordenamiento legal vigente y de aplicación dlrecta g preferente a la
iegislack5n interna." Sin resaltar en el original. .:
..
llevar a cabo los procesos de integracibn. Pero, por otra parte, se su-
bordina dicha atribución a que se den numerosas situaciones fáctícas
(defensa de tos intereses económicos, sociales, culturales, políticos.
desarroiio común, bienestar de los pueblos, seguridad colectiva de los
habitantes, etc.] a la vez que se permite el desarrollo de otras jurldi-
cas {efecto directo, primacía, incorporación inmediata) todo lo cual
convierte a esta f6muXa en una de las mas desarrolladas, en lo que a
requisitos materiales se refiere.
El análisis de la fórmula venezolana puede dividirse entonces en
dos niveles. En un primer nivel, se ubica toda Ia retorica en favor de
numerosos requisitos materiales con los cuales la integración regio-
nal.debe cumpllr. Se trata, en su gran mayoría, de nociones políticas
V. Gr. defensa de los intereses económicos, sociales, culturales, poIi-
ticos. etc.] o, si se quiere. metajurídicas que, en general, han demos-
trado paralizar más qEe desarrollar los procesos en nuestra regio=.
Ello en razón de su gran ambigüedad y discusión acerca de su conte-
nido. En el Derecho comparado -según lo observado- e ~ s t euna ten-
dencia en materia de fórmulas habilitmtes a la supresión de estas
nociones políticas. En el ámbito de la UE, sólo la fórmula griega con-
tiene un concepto de naturaleza sirniIar al hablar de un "interés na-
cional imporkmte". Mientras que en el SICA, únicamente la fórmula
nicaraguense repite la tendencia al inspirarse "en los ideales de Bo-
livar y Sandino".
EI segundo plano de anáiisis de la fórmula constitucional venezo-
lana que estadiamos, con una técnica mas juridica en su redacción,
aporta. algunas innovaciones respecto a las fórmulas habüitantes que -
'" Olavo Baptista. Luis. Q Mercosul en rnouirnento. Ed. Porto Alegre, 1995, pp.
54 y cs.
Cfr. Real Academia Española. Diccionario de fa Lengua espaílola. tomo 11,
vigksima primera edicián. Espasa Calpe S.A., Madrid, 1997. tomo 11. p. 1669.
CfT. Aifonso Da Silva, Josk, Curso I. .J, ob. cit.. p. 495.
pareciera ponerse en duda. La necesaria atribución de competencias
desarrollada en una fbmula de atribución, no esta contemplada en el
texto constitucional de dicho país. En consecuencia, la partrcipacion
del Brasil quedaria reducida, por mandato constitucional. a órganos
intergubernamentales como los que existen hoy en al Mercosur. Pero
dicha participación estaría condicionada constitucionalmente al es-
tablecer, la misma consritución. frenos para que el Brasil. se obligue
frente a las decisiones de estos irrganoi; intergubernamentales. si
previamente no se cumple con el citado régimen de distribución de
competencias.
Dada la mención apresa a la integración regional como parte de
principios fundamrrtais ¿se podría considerar en la constitución bra-
sileña implícita una fámula babiiitante? La respuesta no es facil, si
tenemos presente los distintos techos ideolBgims enunciados, somos
escepticos sobre dicha posib&dad. La hipótesis de una atribución en
el ejercicio de competencias, a nuestro criterio, pareciera quedar
excluida segun la redacción actual de la constitución brasileña. No
se trata de un silencio formal -como fue e1 caso de Belgica o Luxem-
burgo- sino que pareciera que la fórmula constitucionai habilitante
tanto expresa o implícitamente no ha sido prevlsta por el constitu-
yente brasileño en 1988 con el fin de alcanzar las dimensiones del
fenómeno supranacional. En este sentido se ha expresado parte de la
doctrina brasileña al afirmar que, cualquier tentativa que contemple
la "cesión" de soberanía perteneciente al Estado a un órgano
supranacional, seria considerada inconstitucional debido a fa veda
[ved~g%o] expresada por el texto constitucional en este parkicuiaf. Los
acuerdos internacionales deberán obligatoriamente ser apreciados
por el Legislati~o'~~.
La fármula constitucional detonante uruguaya fart. 6, segundo
. p&afo)'*, por su parte, sostiene que la "República procurará" la inte-
gración social y económica de los Estados Latinoamericanos, ponien-
do énfasis en la defensa común de sus productos y materias primas, y
en la efectiva complementación de sus servicios públicos. Este párra-
.
.- .
das como "objetivos estratkgicos del Estado". En realidad, lo que surge
de la fórmula citada es u n "compromiso" de actuar del Estado ecuato-
riano, una promesa de cumplimiento con la integración latinoameri-
cana. Para alcanzar dicho fin, tímidamente s e hace referencia al
compromiso de favorecer la "consolfdación" de organizaciones de ca-
rácter supranacional conformadas por Estados de América Latina y
de1 Caribe, asi como la suscripción de tratados y otros úIstrumentos
mternaclonales de integración regional. Esta tibia referencia al modo
concreto de aicanzar la Integracián regional contrasta con la fórmula
constitucional habilitante que contemplaba la anterior constitución
vigeate desde 1998 @t.5)19s.Aquélla permitía expresamente a Ecua-
dor formar asociaciones con uno o mas Estados para Ia promocibn y
defensa de los intereses nacionales y comunitarios. También se pre-
veía la elección directa de representantes a organismos deliberantes
de competencia internacional, cuando así este establecido en conve-
nios o tratados internacionales vigentes (art. 210).
Como último caso de fórmula constitucional detonante podemos
citar la que contempla la constitución boiiviana [art. 266)3s9 vlgente
desde 2009. Esta asegura que d Estado "promoverá" la integración
latinoamericana siempre y cuando se cumpla con una serie de re-
quisitos materiales tales los principios de una relación justa, equita-
tiva y con reconocimiento de las asimetrías. Cabe destacar que el
mismo texto constitucional menciona - en el mismo sentido que el
&culo 227 de la Constitución colombiana- que ks representantes y
Ios representantes d e Bolivia ante "organismos parlamentarios
De acuerdo a esta doctrina. para que una norma del Derecho internacional
[como Ya se dijo la variabie normativa no s e habia desanollado aún con la rnawtud
que le reconocemos hoy) sea reconocida -o "recibidampara utilizar el verbo empie-0
norma de Derecho intraestatd y sólo es valida en cuanto tal. Siendo
así, puede ser mantenida, modificada o -aunque ello signifique la
puesta en marcha de la responsabilidad internacionai- abrogada por
una ley interna ulterior. Los autores duaüshs cmcan de recepción o
reenvw con recepción esta reproducción de las normas internacionales
por el Derecho nacional. Del mismo modo, los tribunales nacionales
juzgan solamente sobre la base del Derecho interno.
En segunda lugar, no pueden existir posibles conjlictos entre los dos
6rdenes jurídicos, sino tan sólo reenuws del uno al otro. El reenvío es
iiarnado receptivo (o material) o no receptivo (o formal) según la refe-
rencia de un orden juridico al otro implique o no la recepción de la
norma en vigor en este último.
La tesis monista, por s u parte, fue suficientemente explicada por
Keben206en su Teoría Pura del Derecho para referirse a la unfdad del
Derecho internacional y del Derecho estatal. Esta teoria concibe a lo
que llamarnos Derecho internacional general. junto con los órdenes
jundicos particulares d e cada Estado miembro, como un sistema mi-
tarlo de n o m , de igual. modo que se acostumbra ver en los órdenes
jux-idicos particulares de cada Estado miembro una unidad.
Kelsen declara sobre la construcción dualista que es insosteni-
bIe. Lo hace basándose en lo que el llama "razones puramente lógi-
cas" que resultan de ver tanto las normas del Derecho internacional
q u e él estudia- y las normas de los órdenes juridicos estatales parti-
culares, como normas "simultheamente válidas", es decir, como nor-
mas jurídicas. Kelsen intenta explicar que no se puede sostener al
mismo tiempo, por u n lado. la validez simultanea de dos sistemas
juridicos diferentes -el Derecho internacional y el Derecho interno
de cada Estado- y por el otro, concebir tado el Derecho en u n sistema,
es decir, en u n todo en si encerrado desde un mismo punto de vista.
Como observamos la teoría monista toma como punto de partida
la unidad -de donde deriva también su nombre de concepcibn unita-
por Anzilotti- por el Derecho interno, esta debena ser transformada al sistema de
normas del mismo Derecho Lnterno. La norma internacional debe. pues. si pretende
obligar para el Derecho nacional, ser convertida en norma interna. Ello implica
transformarla al sistema de fuentes de ese Derecho -por ejemplo. mediante el
drctado de una ley-. adaptarla a los destinatarios y sujetos de las normas rnternas.
adecuar a ello el contenido de la norma. Este procedimiento sena apl~cabletanto
para las normas que tengan s u fuente en la costumbre como para las normas
convencionales.
- Kelsen. Hans. Teoría pura de[ derecho. Umversidad Autónoma de Mexico.
MExico. 1979. p. 330.
ria- del conjunto de normas juridicas. Esta teoria e s construida d e
acuerdo con d principio de subordinación e n virtud del. cual todas las
normas jurídicas se hallan subordinadas entre sí, en u n orden rigu-
rosamente jerárquico. E n este punto, los autores monictas se dividen
entre aquellos q u e otorgan l a prlrnacia al Derecho internozo7y los que
-como Kelsen- otorgan l a primacia al Derecho internacional.
Si seguimos, e n cambio, 1a tesis dualista obtenemos que, con el
fin de integrar la norma del Derecho internacional general, s e origina
u n a doble intervención de los órganos del Estado a cargo del poder de
negociar los tratados y d e concluirlos ftreaty d c i n g power). Por ejem-
plo, e n nuestro pais, este poder s e encuentra repartido entre el titu-
lar del Poder Ejecutivo quien:
2'% norma citada dice: "Las normas generahs del Derecho internacional serdn
parte integrante del Derechofederd Estas normas tendrán primacía sobre las leyes
y establecerán directamente derechos y deberes para los habitantes del terrirorio
federal" (Se cita según version castellana en Alvarez Velez. Mana Isabel y Alcon
Yustas. M. Fuencida. ob. cit.. pp. 23 y 6s. la bastardilla me pertenece).
En opini6n de De La Guardia este artículo es un ejemplo neto de la aplicación
directa o sea -dice- del monismo radical absoluto. Esto es, de aquel que sostiene
que toda norma del derecho estatal contraria al derecho internac%onal es nula
(Cfr. De la guardia. Ernesto. EL nueuo texto constitucional y los tratados. segunda
parte. ob. cit.. pp. 896-8971.
Stern. Klaus, Derecho del Estado de la t?epllbiica Federal alemana ob. cit..
pp. 806 y SS.
no Citas en alemán: BVerfGE 15. 25 (33 y cs.): 16. 27 (33 y SS.]: 23, 288 (317
y SS.): 46. 342 1367 y SS.).
De este modo reglas generales del Derecho internacional son aque-
llas aceptadas por la amplia mayoria de los Estados. No es absoluta-
mente necesario que la República Federal Alemana se encuentre
dentro de dicha mayoriazZ1.Predominantemente se trata del "Derecho
internacional consuetudinario de validez universal" compietado por
principios generales de Derecho reconocidos222.Entre los tratados
multiiaterales que contienen este Derecho Internacional consuetu-
dmario. se cuentan la Convención de Vrerza sobre Derecho de los Trata-
dos (1969)y los Acuerdos de Viena sobre relaciones diplomáticas (1961)
y consulares (1963).
La misma jurisprudencia constiiucional alemana ha declarado,
entre otras, que son reglas generales: determinadas ieglas sobre ex-
tradición y protección diplomática: pacta sunt servanda. la regulación
del Derecho de ciudadania, o bien que todo Estado debe observar los
lúnites del Derecho internacionalzz3.Precisamente, frente a las difi-
cultades exhibidas para determinar cuando se está en presencia de
una regla general y con qué alcance. el constituyente alemsn previo
d artículo 100.2 (tF15)224.Este artículo asegura la concentraci6n en el
TCFA de la resolución sobre las dudas relacionadas con la vigencia
del Derecho internacional. En razón de la importancia de éste as1
como el peligro de una pérdida de prestigio internacional en caso de
su inobservancia. no debe decidir cualquier tribunal en el supuestc
de que se susciten dudas en relacion con d mismo. de ahí que sr
haya creado un procedimiento especüico al servicio de la unidad y lz
segundad juridica en el que se concentre la resolución de los proble
mas relativos al Derecho internacional. El peiigro de la inseguridac
jurídica producida por interpretaciones diferentes del Derecho-inter
nacional, por parte de los órganos descentralizados. queda así neutra
hado.
22* Cfr. Stern. illaus. Derecho del Estado de [a Repúblrca Federal alemana, ok
cit.. p. 824.
222 Cltas en alemán: BVerfGE: 31.145 (177 ss ): 23. 288 (317 S S . ) ; 16. 27 (3
y SS.]; 15. 25 (32 y SS.)
223 Ver citas en aiemán en Stern. Klaus, Derecho del Estado de l a Repúblic
Federal aiemana. ob. cit.. pp. 825/827.
La norma citada dice: "Cuando en el curso de un Iitigzo extsta la dud
sobre SI una norma de derecho internacional es parte integrante de la Ley Ceder:
y si drcha norma estabIece directamente derechos y obligaciones para el mdividur
el tribuna: buscará la decislbn del Tribunal Constitucional federal" (se cita se&
Version castelIana en Alvarez Vélez, Maria Isabel y Alc6n Yustas. M. Fuencislr
ob. cit.. pp. 23 y ss.).
Por último. cabe destacar, que en la doctrina alemana se ha im-
puesto en gran medida el criterio de que el Derecho internacional
general admitido por la fórmula constitucional puente perfecta debe
ser interpretado y aplicado a partir de sí mismo -reconociendo asi s u
primacia-, es decir, según los principios internacionales y no, pues.
los criterios nacionales que puedan deducirse.
La tendencia, en cuanto a h técnica de legislación de las fórmu-
las constitucionales puentes de tipo perfecto vista en la fórmula ale-
mana, con algunos matiees, se prolonga al texto griego vigente desde
1975 en s u artículo 28.1".
La fórmula constitucional puente griega es más generosa -en
cuanto al expreso ámbito de aplicaci0n- que la fórmula alemana ya
que, a las normas del Derecho internacional generalmente reconoci-
das. suma los tratados internacionales. Por otra parte, las fórmulas
alemana y griega coinciden en otorgar a las normas que ingresan.
una jerarquía superior a Ias leyes.
L a fórmula constitucional puente perfecta portuguesa {artículo
8.1)226,a su vez, va más allá y menciona expresamente como su h b i -
to de aplicacidn las nomas y los principios del Derecho internacional
general. Esta fórmula debe ser interpretada en consonancia con el
articulo 7 [constitucion portuguesa) -del que no se encuentran prece-
dentes en el Derecho constitucionai portugues- y el cual marca, para
el Estado, Ias directrices fundamentales a seguir en política exterior.
Según su redacción, el articulo 8.1 es de todas las femulas puen-
te perfectas tratadas hasta aqui, la más amplia y generosa. Gomes
Derecho internacional general. El juez podrá hacer uso de1 carácter informado de
todo el ordenamiento jurídico que tienen los principios generales del Derecho.
considerando que nuestros leglsladares no pueden en ningiín caso tener l a
fntension de violar las normas de Derecho internacional general. Así se deberá
interpretar nuestro ordenamiento" Néase Rodriguez-Zapata y Pérez. Jorge. ob.
cit.. pp. 610-6111.
Véase Requejo Pages. J u a n Luis. 'Consideraciones en t m o a la posición
de las normas internacionales en el ordenamiento espafzol". en Revista Española
de Derecho ConstitucionaL &io 12. hTO 34. 1992. p. 48.
Rodriguez-Zapata y.Pérez. Jorge. ob. cit.. p. 577.
*" La norma llarnada,:*De las tratados internacionales" dice: *Los tratados
internacionaies udlidamente'celebrados. aprobados por ley det Congreso. y cuyos
instrumentos de ratificacien fueran canjeados o depositados, forman -parte de[
ordenamiento legai tntemo con la jerarquia que determina el articulo 137".
de aplicación de los "canvenios laborales" en el artículo 513.4~~~.
y SU
similar peruana en su artlculo 55 circunscnpta a los tratados236.En el
SICA. encontramos dos ejemplos; la formula salvadorefia en s u artí-
culo 144.Im, cuyo ámbito de aplicación son los tratados internaciona-
les, y su similar hondureña en s u articulo l@=.
11.3.5.2. Declarativas
'* Cfr. Cassese, Antonio. Lo Stato (...l. ob. cit.. p. 483. En el mlsmo sentido se
expresa Sacerdoti. Giorgio, L'ltatia i...), ob. cit., p. 135.
**' Cassese. Antonio. Polittca stera l...). ob. cit.. pp. 543-544.
Sacerdoti, Giorgio. L'ltalia l...), ob. cit.. p. 136.
Cassese. Antonio. Potitica stera (...l. Ob. clt.. pp. 543/544.
24* La n o r m a citada dice: "Grecia, conforme a l a s reglas del Derecho
internacional generalmente reconocidas. sigue el fortalecimiento de ia paz y de
~F,RSECCION
EMRE EL ORDEN J U F ~ D I C OlNL3RNO Y EL ORDEN JURfDlCO IhTERNACIONAL 279
"De igual forma, resulta primordial señatar, para efectos del asun-
to baja examen, lo dispuesto e n el articulo 90. superior, según el
la justicia. asi como el desarroiio de relaciones amlsto&s entre los pueblos y ~ l &
Estados" (se cita según versión castellana en tlivarez Véiez. María Isabel y Alcón
Yustas, M. Fuencista, ob. cit., pp. 331 y SS. la bastardilla en todos los casos me
pertenece].
'
M La. norma citada dice: 'irtanda acepta los prin&pios generales reconocidos
del derecho internacional como regias de conducta en s u s relaciones con otros
Estados" [se cita según versión castetlana en Rlvarez VéIez. Maña Isabel y Alciin
Yustas. M. Fuencisla. ob. cit., pp. 381 y SS.. la bastardilia en todos los casos me
pertenece].
Recordemos que en el articulo 29.6 la constitución irlandesa dice: "Hingun
acuerdo fnternacIonal puede formar parte del Derecho Lntema del Estado salvo si
lo acuerda, en s u caso. d Parlamento" (se cita segan versión castellana en AIvarez
Vélez, Mana Isabel y Alcón Yustas, M. FuencisIa. ob. cit.. pp. 23 y SS., la bastardilla
me pertenece].
La norma citada dice: -La Repíihlica del Paraguay, en sus relaciones
internacionales. acepta el derecho internacional L..)", la bastardilla me pertenece.
2"8 La norma citada dice: "Las relaciones exteriores del Estado se fundamentan
en la soberanía nacional. en ei respeto de la autodeteminaclón de los pueblos Y
en el reconocimiento de los principios del derecho internacional aceptados en Colombia".
La bastardilla me pertenece.
cual las relaciones exteriores del Estado se basan "en el reconoeimien-
to de 10s principios del derecho internacional aceptados por Coiom-
bia". Esta m M m a fundamental -consagrada así por d Constituyente-
si@ca ni más ni menos que nuestro p d s se acoge en u n todo a los
principios del derecho internacional que han sido aceptados. no sólo
dentro de 10s parámetros de los tratados públicos ya sean estos bíla-
terales o multliatedes, o de los acuerdos suscrftos dentro del mar-
co de los orgarirsrnos internacionales a los cuales d Rstado ha adherido
-en particular, la Organización de la Naciones Unidas, ONU-, sino
también a aquellos que s e derivan de los usos y costumbres interna-
cionalmente consagrados"249.
259 La n o m a citada dice: 'A la Asamblea General compete: [....) 7") Decretar ia
guerra y aprobar o reprobar por mayorla absoluta de votos del total de componentes
de cada Cámara. los tratados de paz. alianza. comercio y las convenciones O
contratos de cualquier naturaleza que celebre el Poder Ejecutivo con potencias
extranjeras."
El mecanismo constitucional uruguayo d e integración de normas
pertenecientes al Derecho internacional convencional se completa can el articulo
168.20 (Cur): "Al Presidente de la República. actuando con el Ministro o Ministros
respectivos, o con eI Consejo de Ministros. corresponde: f...] 20) Concluir Y
suscribir tratados. necesitando para ratificarlos la aprobación del Poder Legslativo."
J i m b e z de Akchaga, Eduardo. Curso de derecho internacional público, tomo
1. Montevideo, 1959.
práctica es que las prórrogas de tratados se operan sin necesidad de
una nueva remisión al Pariamento. Lo mismo la denuncia del tratado
o la suspensión o extinción de los mismos por causas propias del Dere-
cho Internacional, son decididas Ilbremente por el Ejecukvo: todo esto
evidencia que son las disposiciones mismas del tratado y las del De-
recho internacional las que con aplicables internamente, pues no es
concebible, evidentemente. que el Ejecutivo suspenda. según su agra-
do, la aplfcación de leyes y decida, por si, que han perdido
La norma citada dice: "Los Paises Miembros están obligados a adoptar las
medidas que sean necesarias para asegurar el cumplimiento de las nonnas que
conforman el ordenamiento jundico de la Comunidad Andina. Se comprometen,
asimismo. a no adoptar ni emplear medida alguna que sea contraria a dichas
nomas o que de algún modo obstaculice su aplicación".
o forma que se pretenda adoptar, pueda obstacu&.ar la aplicación del'
ordenamiento jurídlco andino. abstención impe-tiva inherente al cum-
plimiento de lo pactada y como soporte básico ,para el desarrollo del
proceso de la integración. Por esta segunda pace del compromiso,
los Países Miembros no pueden apiobar leyes o dictar reglamentos a
expedir normas administrativas que, aunque no sean abiertamente
contrarias al citado ordenamiento, obstaculicen, en la práctica, la
aplicación del
"es por medio de una ley que reglamente en forma clara y con-
creta los derechos y obligaciones d e los asalariados a@*cola~""~.
2'5 Voto en disidencia de los jueces Boffl Boggero L. M-y Aberastury Pedro en
Fallos: 263: 122.
Cfr. Moncayo. Vlnuesa y Gutieres Posse. ob. cit.. p. 66.
Dicho crfterio fue sostenido por e1 representante del Flsco argentino en el
ya citado caso Café La Virginla S.A donde al comparar el sistema de integración
prevlsto en el Tratado de Monteudeo de 1960 -por el que se instaurb la U C - con
el previsto en el Tratado de Montevideo de 1980 -que creo la ALADI- se argumenta
que "las Iimitaciones convenidas eran de caracter Btico y no imperativo" y. por lo
tanto. ia Argentina no ha transgredido en "absoluto' el tratado internacional al
modificar los derechos de importacibn aili estiputados [ver considerando 3 del
voto de la mayoria).
convierte asf en acreedor a la vez que deudor de las prestaciones de-
bidas. La noción misma de deber designa la situación del sujeto -en
este caso el Estado- que tiene que ajustarse a cierto comportamien-
to. Se trata. pues, de una obligación donde su hcumphiento es exi-
gible por los otros Estados contratantes con fundamento en el principio
pacta sunr semanda.
De lo anterior se desprende que la misma obligación, en general.
es fuente de una acclon estatal irrenunciable: la de dotar de eficac~a
Ia norma programática o incompleta. Esto es. el Estado al ratkficar un
tratado queda obligado a eecutar su contenido. En los casos de incapa-
cidad jurídica de la norma internacional. es el propio Estado quien
debe dotar de capacidad a la norma para que esta pueda desplegar
todos sus efectos. Esta acción, de no concretarse, genera tambiCn la
responsabilidad internacional del Estado incumplidor. Un razonamien-
to opuesto entraría en contradiceion con la fueva normativa de los
tratados, a la vez que significaría admitir que existen tratados desti-
nados a uegetar, a permanecer como un conjunto de paiabras escritas
sin mayor sentido juridico, en definitiva, significaña que puede cus-
cribirse un tratado para luego olvidarse de que existe.
276 Se cita según versión casteilana en Alvarez Vélez. Maria Isabei y Aicán
Yustas M. Fuencisla. ob. cit.. p p 23 y SS.
277 Stem. Klaus, Derecho del Estado de h Reprlbiicu Federal alemana ob. cit.,
p. 818.
Para encontrar una fórmula constitucional de aplicación que re-
- fiera directamente a Ios tratados internacionales debemos retomar
el an&liSis de la constitución espalola en su articulo 96.1. Este, luego
de estipular como vimos una fórmula puente perfecta, da lugar a una
fórmula de aplicació11~~8.
De la norma constitucional transcripta surge el reconocimiento
y respeto a la capacidad jundica propia de la norma convencional in-
ternacional. Se reconoce así. la incompetencia del Derecho interno
espafiol para actuar sobre los efectos juñdicos de la norma en cues-
tión fderog2ndolos, modificándolos o bien suspendféndolos). A la vez
que, dicha norma, pasa a convertirse m fuente de aquel sistema. En
este sentido, Rodríguez-Zapata y P 6 i - e ~
sostiene
~ ~ ~ que el artaculo 96.1
se revela como una "norma sobre la producción del Derecho". En efec-
to, afirma este autor, instaura o reconoce una d e t e m a d a realidad
normativa O fáctica -el tratado- como idónea para modificar el orde-
namiento espafiol. Ostenta el rango necesario para ello, pues nos
encontramos ante una norma constftucional sobre la cual 'siempre
podremos a f i i a r que el tratado es fuente del derecho espafiol."
En donde hallamos desarrollada con plenitud una f6rrnula de apü-
cación es en el artículo 93 de la constitución holandesu, la cual tiene
por objeto los tratados y acuerdos i n t e m a c i ~ n a i e s ~ ~ ~ .
Esta fórmula es más clara en su redacción que su hom6Ioga espa-
ñola ya que, para determinar el efecto directo o indirecto de una nor-
ma convencionat internacional. remite directamente a la capacidad
jurídica de la misma, inhabilitando así tanto al Derecho como a los
órganos internos para entender en la cuestión. La misma mantiene
en alguna medída el espiitu de un viejo precedente de la Corte Su-
prema donde se sostuvo que las disposiciones de los tra-
tados internacionales que afectan 10s derechos de los particulares,
son obligatorias en los Países Bajos. bajo la mica condición de la ley
30' Podesta Costa. L. A. y Ruda. Josi María, ob. cit., tomo 11. p. 45.
éstas, tienen la posibüidad de ejercer un control de constitucionalidad
de modo de establecer o no la conformidad del tratado con la constitu-
ción. Es este e¡ momento -nos atrevemos a decir único e írrepetible-
de revisar la conformidad con la cwnstitudón del contenido de la oblí-
gación internacional. Con ello, no hacemos otra cosa que resguardar.
establecer un cerco alrededor de la constitución de forma que la su-
premacia de ésta quede a salvo. ¿Cómo? Planteando ante las otras
partes contratantes las resenias del caso. Dichas reservas constitu-
yen una facultad de Ios Estados derivada, sui m&$.de s u poder sobera-
no. Si el Estado cree que un tratado del que será parte colisiona o
perjudica a su constitución. la ratificará con las reservas que hará
valer en caso de conflicto entre aquél y ésta.
Ahora bien, una vez que se ha rafifiado el tratado, en caso de
detectarse alguna contradicción con la constitución, no se puede re-
abrir el cerco armado, quebrar la armonía instituida, si no se está
dispuesto a cumplir con el contenido de la obligacibn internacional
sólo resta la denuncia del tratado.
'Oi Mónaco. Riccardo. Diritto dela Comunita Europee e diritfo Vitemo. ob. cit.,
pp. I01-102<
tOuisi Jean Victor. El ordenamíentojurídico c o m i t a r l o . ob. cit.. p. 21.
Bidart Campos. German. Tratado Elemental de Derecho Constitucianal. tomo
11. Ediar. Buenos Aires, p. 144.
*O7 Cassagne. Juan Carlos. "El Mercosur y las relaciones con el derecho
interno*, en La Ley. tomo 1995-C, p. 875.
rno por el c u d opera la "ttansferencta de soberania" de los Estados a
organismos comunitarios. La transitoriedad que caracteriza a esta
técnica y el poder de controlar el ejercicio de la delegación, incluyen-
do el de recobrar la competencia. no son compatibles con lo que opera
en la práctica comunitaria. En con%cuencia. el citado autor habla de
"cesión parcial de poderes de derecho con el objeto de crear
un orden jurídico nuevo y distinto al estatai basado en el principio de
Ia competencia.
En el caso de la delegación. el órgano que recibe la competencia
delegada es quien, en el hecho, va a ejercerla, pero la misma no le
pertenece a el sino al superior. En consecuencia, el órgano superior
puede siempre y en cualquier momento retomar Ia competencia que
61 ha conferido al órgano inferior. La delegacibn, pues, no implica
renunciar a la competencia: no implica tampoco desentenderse de la
responsabilidad originarla que el Órgano titular de Ia competencia
tizne respecto a la forma en que la misma es ejercida.
U n buen ejemplo respecto del alcance jurídico del término delega-
cibn lo encontramos en la interpretación que ha hecho. la doctrina
brit&nica, de la Europea. Comunities Act (1972). Confame a eüa. las
contradicciones entre el actual Derecho de la UE. y las nomas locaies
deben se resueltas. en principio, a favor d d primero: Ahora bien, te-
nrendo presente la noción de soberanía iiVnitada del Parlamento domi-
nante en d Reino Unído. s i éste de manera clara y expresa declara
en una ley la intención de derogar el Derecho de la UE. esto es,' de
separarse de dicho proceso de integración, no habría en dicho acto
nada extraño desde el punto de vista juridico ya que se habna produ-
cido una delegacwn y no una atribución irrevocable de competencias
legislativas. De este modo, se a f ' i a , el Derecho de la UE no es ley de
superior jerarquía porque los límites que dla estabIece al poder del .
Parlamento e s a a disposición del propio Parlamento.
Teniendo en cuenta entonces el alcance que la doctrina otorga al
término delegación, resulta impropio su uso como sinóntmo de atri-
bución, desde el momento en que aquél podría generar alguna duda
sobre la posesión o no, el control. o no, por 91 Estado, de la competencia
atribuida. El entonces TJCE. en el asunto Comisión c. Remo Unido [1.9811.
señaló:
"en primer lugar, que. como la transferencia de competencia en
l a materia e s total y definitiva a favor d e la Comunidad, dicha caren-
cia [dd Consejo] n o h a podido. e n ningiin caso, restituir a los Esta-
dos miembros la competencia y la libertad de obrar unllateralmente
en este ámbito (pkrrafo 20) (...) al tratarse de u n sector reservado a la
competencia de la Comunidad e n el q u e los Estados miembros no
pueden actuar d e aquí en adelante m á s que como gestores del inte-
rés común. en ausencia de u n a acción apropiada d d Consejo un Es-
t a d o miembro h l c a m e n t e p o d r i a p o n e r en vigor l a s m e d i d a s ,
provisianales d e conservación eventualmente requeridas por l a si-
tuación en el marco d e u n a colaboración con la ComisiOn (pkrafo 301
t...) [el Estado tienel el deber d e no adoptar medidas de conservación
nacionales contrarias a las objeciones que la ComisiDn pueda f o m u -
lar (párrafo 311"3W.
les. Tal fue el caso, en el ámbito de las que fueran las Comunidade
Europeas, especialmente, en materia de política agrícola, donde cier *
tos mercados no habían sido objeto de ninguna organización nacional -.
y las competencias comuñrtarias se ejercian, a veces, en un terreno
virgen.
En suma, en la variante normativa lo que d Estado atribuye al
órgano suprariacional no es parte de la titularidad de su poder sobera-
no, sino el ejercicio de competencias derivadas de aquel poder. El único
titular de la soberania -como sabemos- es el-pueblo en quien reside
(ver supra 11.2.5.). Lo anterior queda claro si trabajamos con una hipóte-
sis que contemple la desaparicwn del organismo receptor en cuestión:
las competencias atribuidas al mismo regresarían automáticamente
a la constitución. Cualquier expresión de la variable normativa no
ingresa dentro del Estado por la ventana, entra por la puerta, si el
Estado abre la puerta. El poder constituyente -expresión pura de la
soberanía del pueblo- sigue emplazado en el Estada. porque si el Esta-
do no quiere entrar a formar parte de un proceso de integración de
tipo supranacional, no entra. Desde las habilitacíones que el poder
constituyente ha volcado a La constitución se dan los presupuestos
para que si el. Estado quiere se haga parte de una comunidad
supranacional.
De acuerdo a lo expuesto, cobra principal interés ¿cómo ha sido la
relación entablada entre los Tribunales Constftucionales -garantes
de Ia supremacia constitucional- con el principio de primacía? Ha
sido una relación cuanto menos escabrosa y tortuosa pero que, lejos
de debilitarse. se ha fortalecido en Ia figura del llamado "dialogo
interjurisdiccional".
El reconocimiento de la primacía del que fuera el Derecho comu-
nitario europeo por los nombrados tribunales, escribe Rodnguez Igle- .
sias, "no se extiende al carácter absoluto e incondicional <:on que
dicha primacía aparece concebida en la jurisprudencia del Tribunal
de Justicia de las Comunidades Europeas". En particular. continua el
mismo autor. ningún Tribunal ~onstit<cionalha reconocido dicha
primacia sobre el propio Derecho consUtucional, lo que no es sorpren-
dente, puesto que la función esencial del los Tribunales Constituuo-
nales es precisamente la garantia jurisdiccional de ia supremacia,.de
la Constitución nacional, supremacía que constituye el presupuesto
de la existencia de un control de c~nstitucio~alidad.Stn afirmar, con
caracter general, la supremacia de la constitución nacional sobre el
Derecho comunitario, los Tribunales Constitucionales "han definido
. .
o esbozado ciertos lÍmites constitucionales a la eficacia de las nor-
mas comunitaria^"^'^.
El analisis de algunas experiencias nos permitirá profundizar en
la cuestiiin. En Francia. la aplicación por los poderes públicos del arti-
culo 55 [constitución francesa), antes de la celebre sentencia Nicolo
(1989)314 del Consejo de Estado. era divergente según se trate de Órga-
nos judiciales u Organos administrativos. Los pnmeros se mostraron
siempre favorables al pleno respeto de los principios del entonces
Derecho comunitario, mientras que los segundos, fueron más reti-
centes. Para la jurisdicción administrativa. el juez no podía descono-
cer la ley interna y, por ende, no tenía competencia para sancionar la
superioridad del tratado que se reconoce en la constit~ción~'~. E1 tema
resultó aún más complejo porque, paralelamente, el Consejo Consti-
tucional francés. en reiterada jurisprudencia, señala Justamente lo
contrario: e1 conflicto entre tratado y ley no es un connicto constitu-
cional y, en consecuencia, no le corresponde controlar la adecuación
entre tratado internacional y ley posterioflt6,salvo cuando actúa como
juez electoral puesto que su competencia en estos casos va más allá
del control de con~titucionaiidad~~~.
La primacía. en cambio,
\
"O Trlbunai Supremo danés. Tratado de Maqbicht. sentencia del 6 de abril
de 1398. N
' 1-361/1997.
CSICR. Foto Sport sentennia del 28 de marzo de 1973. expediente Oik-72.
CSJCR [sala constitucionall, sentencia N' 4638/1996 del 6 de septiembre
de 1996. parte 111. Sin resaltar en el original. En el msmo srntldo, sentencia N*
4640/1996 de 6 de septiembre de 1996.
I~~ECC~~NEIIIREELORL~ENJURLD~CO~M+ERRIOYELORD~JUR~D~COI~RNACIO~~
9P7 Srer Mónaco, Ríccardo, DMtCo delu Comwitu Eu~opeee dlritfo interno, ob.
Cit.. PP. 108-109.
Con todo tenemos que, tratándose del Derecho de la integradon,
el problema de la jerarquía puede dividirse en dos partes: antes y des-
pués de la rair$acón del tratado. En la primera parte, la solución es
iguai que con el Derecho originario en la variable normativa. las nor-
mas constitucionales a traves de los árganos competentes. ejercen la
función de concordancia de moda de poder plantear, llegado el caso,
las respectivas reservas al tratado. Previamente la funcion fundacional
se ha manifestado habiiitando la celebración de dicho tratado.
Es en la segunda parte, una vez ratificado el tratado, donde el
conflicto normativo tiende a potenciase. En especial frente al ejerci-
cio de la función de concordancia. ¿Cómo inhibir ésta sin que medfe
atribución de competencias? Creemos que aquí se encuentra el. nudo
maestro de la cuestión que tratamos. ¿Cómo evitar que, por caso. un
órgano jurisdicciond nacional deje de aplicar una norma derivada de
un tratado, o al tratado mismo por considerarlo inconstitucional? Pues
bien, en estas circunstancias, la única salida es que se acepte el ya
apuntado hecho de que, con la ratificaci6n de un tratado, nace para el
Estado y, por ende, para todos sus órganos. una relación jurídica in-
ternacional que 10 vincula, Irremediablemente, a un conjunto de pnn-
cipios entre los que se encuentra el de primacia. Por lo tanto, el
ejercicio de la función de concordancia debiera considerar el respeto
a 10s predtados principios internacionales, de modo de no llevar ade-
lante nulguna acción que pueda significar el incumplimiento de o las
obIigaciones cantraídas can otros Estados. De no admitiese lo ante-
rior, la no apiicación del tratado, originaría mdeclinablemente la res-
ponsabilidad lnternacionai del Estado incumpiidor {ver Uifa 11.6.1.).
... :,, .
X5.7. Fórmulas co~titucionalesde ordenacwn
Stem. Klaus. Derecho del Estado de la Reptibiica Federal alemana. ob- cit.. p.
818.
850 TCFA, sentencia deI 26 de marzo de 1957. párrafo extraído de la obra de
Stern. Kiaus, Derecho det Estado de la Reptiblica Federal aiemna, ob. cit.. p. 829.
Cita en alemán: BVerfGE 6, 309.
351 Idem p. 830. Cita en alemán: BVeEE 23, 288 (3161.
as2 Corte de Casación belga, I3a.t beige c. S.A. Fromagerie Franct~SuiSseia Ski.
sentencia del 27 de mayo de 1971, ya catada.
la fórmula suma el requisito de reciprocidad. Así el ya citado artIcu-
lo 55 & m a sobre los tratados o acuerdos válidamente celebrados que
tienen "una autoridad superior a las leyes" a reserva de su apIicaci6n
por la otra parte. Cabe destacar que tanto el Consejo de Estado fran-
~ é como
s Ia~ Corte
~ de~ Casación francesa3s han puesto a resguardo
de la primacia de los tratados a las propias nomas constitucionales.
Dicho Consejo, en la sentencia Serran (1998), a f m a que
S6J El TCES nombra, entre otros. los 1.2, 9.1. 95, 161. 163. 167. 168 de la
canstitucl6n espadola.
TCES. declaraciones N o 1/92 del 1 de julio de 1992. fundamento jurídico
1: y N' 1/2004 del 13 de diciembre de 2004, fundamento jurídico 3.
362 Sagités, Néstor Pedro. 'Los Tratados internacionales en la Reforma
Constitucional Argentina de 1994". publicado en Revista La Leg de1 8 de noviembre
de 1994. Buenos Aires, Aílo LVIII, No 214. p 2
I~TERSECCIONONE~RE
ELORDENJ U R I D I C O I ~ R ~ ~ELO&ENJU~DICO
OY I~KVACIONAL
CSJN. sentencia del 5 de julio de 1968. en "El Derecho", tomo 23. p. 422.
Más recrentemente sentencia d d 29 de mano de 1998, 'ESMA". en El Derecho.
tomo 129. p. 500.
97' Debía pronunciarse la CSJN sobre la validez constitucional de Ias medidas
"La apiicación por los órganos del Estado argentino de una nor-
ma interna que transgrede un tratado adernas de constituir el in-
cumplimiento de una obiigacion internacion&- vulnera el principio
de la supremacía de los tratados internacionales sobre las leyes in-
ternas (considerando . ,.
~.
últimas consecuencias la primacía del Derecho internacional. En este
rumbo, en e1 caso Cabrera Washington J. E. c. Comisión Técnica Mixta
de Salto Grande (198313=la Corte sostuvo que un tratado internacio-
nal puede ser impugnado constltucionalmente. pero que en tanto es-
tén asegurados 10s principios de derecho público constitucionales -en
el caso que olsswamoc el Derecho a la jurfsdicción y a la defensa en
juicio [art. 18, constitución argentina)-, la inmunidad de jurisdicción
de la organización es procedente. Dicho en otras palabras, el descono-
cimiento de derechos y garantías constitucionales es un obstáculo
para reconocer validez a los tratados.
En la causa Mkndez Valle (1995). la C S j N retorna su discurso en
defensa de la primacía del Derecho convencional internacional de-
clarando que:
En consecuencia,
'b
Aipnso García. Ricardo. Justicia constitucional Unión Europea. Th0m.n-
Madrid. 2005. p. 10,
Entre otros véase TJCE.Michanilei sentencia del 16 de diciembre de 2008-
Cfr. Gamper. Anna, "Austria", en Justicia constitucional y Unión Europea,
tro de Estudios Politicos y Constitucionales. 2008. p. 127.
inptitucrones políticas y administrativas a la luz de esos principios y
valores plasmados directamente e n s u 'carta c o n s t i t u c i ~ n a l " ' ~ ~ ~ .
. .
TCFAu. 15.753/2000.
*O9 Véase Gamper. Anna. "Austria*. ob. cit.. p. 124.
"O CCI. Rontini. sentencia No 183 del 27 de dj,ciembre de 1973. Criterio
f m a d o en, Reglamento CEE: N o 1408/71. santenck No 509 del 11 de diciembre
'"CSJCR (sala constitucional). sentencia No 436$/2003 del 20 de mayp de
3, considerando IV. ..
350 PIZZOLO
CAL~GERO
Ilas, las normas no vinculantes [so$ Zaw) sólo imponen al juez nacio-
nal a "tenerlas en cuenta" a la hora de interpretar el derecho inter-
no4'".
En el terreno de las normas comunitarias vinculantes, el princt-
pio de interpretacián conforme "varia en Intensidad en función de la
naturaleza de la norma en cuestión". El TJCE, por caso, agudiza sus
fundamentos y sus consecuencias en el particular terreno de las di-
rectivas, apoyándose especificamente en el "efecto útil" reconocido por
el párrafo tercero de1 entonces artículo 249 (TCE,hoy art. 288. TFEJE).
La úIterpretaci~nconforme tiene, por último, una clara vocación
de homogeneidad en el sentido de principio manejado de manera aria-
loga por los operadores juridicos de todos los Estados miembros, más
ailA del margen para la diversidad, más aparente que real, permitido
por el TJCE. En efecto. no se trataba de interpretar el texto nacional
aisladamente y, en caso de duda, acudir a Ia lectura del texto euro-
peo. Se trató de interpretar el texto nacional, desde el comienzo, de
conformidad -en s u caso- con el Derecho comunitario. Así. d TJCE,
en el asunto Promwicae t2008]415,tiene dicho que:
. .
legalidad o infracción de las normas de su sistema propio. Lo que im-
pide al juez constitucionaI nacional conocer la conformidad de un re-
glamento con la constitución. Lo dlcho. no deriva del hecho de tratarse
de n o m a s procedentes de ordenamientos jurídicos distintos, pues el
TCES es competente --continúa la misma autora- para controlar la
constitucionaIidad de bs actos de las organizaciones internaciona-
les; sino del hecho de que la pertenencia a ia UE exige aceptar un
"sistema de protecciiin jurisdiccional propio del orden comunitario"
en las esferas de competencias atribuidas por el Estado. Ese conjunto
de competencias, voluntariamente cedidas en uso de la propia sobe-
ranía al autorizar la adhesión, no sólo van a desposeer al Legislativo y
al Ejecutivo de una parte importante de s u s competencias en los
ámbitos reguiados en 10s tratados. sino también ai Poder Judicial.
que tendra que juzgar en esos m b i t o s conforme a los principios y
preceptos del Derecho comunitario y atenerse a la elristencra de un
'JMbuaal de Justicia, único juez de la legalidad comunitaria, confor-
me a los preceptos de los tratados.
Se trata entonces de reconocer Ia autonomía de los órganos juris-
diccionales de la UE -a bien la CAN- para actuar en la zona de reserva
propia de la variante normativa. Pero ya vimos que dicha actuación -
el ejercicio del control de legalidad corifonne a los propios parámetros
del ordenamiento comunitario- no presenta caracteres absolutos sino
que se traduce en un permanente diálogo interjurisdicciorial UE-Es-
tados miembros donde. en Ultima instancia. Tos que priman son los
vdores y principios comunes a las tradiciones constitucionales euro-
peas. En este sentido, el Consejo de Estado españo1 ha dicho que, en
realidad, s e sitúa a los Tribunales ConstitucionaIes ante la tesitura
de tener que:
+25 Consejo de Estado espariol. Informe del Consejo de Estado sobre la inserción
del derecho europeo en el ordenam~entoespañol. 14 de febrero de 2008. p. 27.
~~TERsEccI&~ENTREELORDEN JURIDlCO IhWREIOYELORDENJURtDlCOIP4TERlÍAClONAL '- :357
. .
366 CALOGEROP~ZZOIA
4s7 Este sistema fue utilizado en ocasión de la ley de aprobación del tratado
entre la República Federal Alemana y la ex República Democrática Alemana. votada
1 25 de mayo de 1973 que fuera Impugnada por el Land de Baviera. Mas
recientemente, al momento de aprobarse el TUE. Esta práctica jurisprudencia1
ate en la decisión del TCFA del 30 de julio de 1952 en ocasión de resolverse un ,
curso formulando por los representantes del SPD contra el Tratado constitgtLvo
la Comwtidad Europea de Defensa.
Gpez Castillo. Antonio, De htegración y soberania. E¡ Tratado sobre In Union
oPea [WEi ante ia ieyfundamencaI alemana [LF).ob. cit., p. 210.
razón de lo anterior se desarrolla a partir de la cuarta parte de esta
obra a la que remitirnos.
. ..
- Laudo 1: Laudo del Tribuna[Arbitrd Ad Hoc del Mercosur constiki-
s 37 del 17 de diciembre de
do para la ~ontroveksiaSobre ~ o m k i c a d o No
1997 Y No7 del 20 cle Febrero de 1998 del Depg@tnento de operacio&s
de Comercio Exterior (Decex)de la Secreta& d e comercio Exterior [Sei&l:
Aplicación de Medidas Restrictiuac al Comercio Recíproco, Argentina -
Brasii, Montevideo [Umguay). 28 de abril de 1999.
Tribunal Federal Constitucional alemán
- TCFAu. 14.391/1995.
- TCFAu. 15.354/1998.
- TCFAu. 15.277/ 1999. ,... .. .
- TCFAu. 15.427/1999.
- TCFAu, 16.107/2001.
Tribunal Constitucional español
Consejo Conctii%cionalfrancés
W u n d Constitucional portugués
noviembre de t 961.
- Corte Suprema de Justicia (Holanda), sentencia No 115 del 18
de mayo de 1965.
- Corte
de Casacion belga. Etat belge c. S.A. Frornagerie Franco-
Suisse la S& sentencia del 27 de mayo de 1971.
. ~
Articuios y colaboraciones