ID: 1001130001 ACTIVIDAD 5: UNA REFLEXION SOBRE LOS PRINCIPIOS ÉTICOS
Desde mi punto de vista, el principio de BENEFICENCIA engloba en cierta medida
gran parte del ser profesional y más en el área de la salud, así, el procedimiento principialista a las decisiones clínicas dentro de los grandes principios de la bioética acude a este principio: como la obligación de actuar en beneficio del enfermo, ayudándole a promover sus intereses. Si bien, anteriormente el cuidado nunca había sido un concepto importante en la historia de la ética, esto ha ido cambiando notoriamente, actualmente la bioética invita a la participación pública, instaurando procedimientos de deliberación en todos los niveles institucionales y sociales. Por ello ha contribuido a superar el paternalismo y la imposición de códigos morales únicos. Sin embargo, una bioética deliberativa no puede ser un árbitro que indique unilateralmente lo que es “moralmente correcto”. La bioética es una ética de la responsabilidad porque sopesa los principios que hay que aplicar en cada circunstancia, tiene en cuenta los compromisos y evalúa las consecuencias de las decisiones tomadas. Teniendo en cuenta lo anterior, desde el principio de LA BENENFICENCIA se instaura una ética de la responsabilidad con el paciente y con la profesión, en donde se da prioridad a la necesidad de evaluar los riesgos, los costos y los beneficios, los cuales se vinculan con la finalidad de promoverse el bien y tiene como obligación el brindar un servicio de calidad, con atención respetuosa, evitar el exceso de terapéutica y respetar condiciones, credos o ideologías. La razón de ser de la BENEFICIENCIA es prevenir, aliviar el daño, hacer el bien como otorgar beneficios y debe enfocarse garantizar la salud de la sociedad en el sentido más amplio de este concepto, para lo que se precisa de un personal preparado, competente, actualizado, con una formación humanística basada en los principios éticos y conocedor de las peculiaridades de la población que asiste. Es por ello que no debe centrarse únicamente en curar o en restablecer la salud, sino también en prevenir y en educar, lo que conduce a la modificación de estilos y modos de vida, de patrones culturales que no contribuyen al mantenimiento de la salud tanto personal como colectiva.