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E sta obra versa, principalmente, en contar los usos y los significados que Iximche’, la

Iximche’
FACULTAD C. RAFAEL CASTILLO
LATINOAMERICANA DE prehispánica ciudad de los kaqchikeles, cobró en la construcción del nacionalismo TARACENA
CIENCIAS SOCIALES guatemalteco. Su activación patrimonial como testigo material de la Guatemala
FLACSO-SEDE indígena-colonial, vierte un sentido preterista a las formas simbólicas fundacionales Maestro en Ciencias
ACADÉMICA GUATEMALA que le han configurado en el pasado como en el presente. Representación metafórica Sociales por la Facultad
que antes y después facilitó la comprensión de un pasado urgente a los intereses Un lugar de memorias en Guatemala Latinoamericana de
El Estado de Guatemala, actualizados de sus artífices. Ciencias Sociales
La construcción arqueológica de la identidad y licenciado en

Iximche’, Un lugar de memorias en Guatemala. La construcción arqueológica de la identidad


mediante el Decreto
De esta cuenta, la obra se centra en explicar cómo surge en el siglo XX la idea de lo Arqueología por la
Legislativo 96-87, se
guatemalteco como síntesis de la identidad nacional. También trata de proporcionar Escuela de Historia de
incorporó al convenio
algunos elementos de análisis para entender cómo la nación se convierte en pieza la Universidad de San
FLACSO en 1987.
clave para articular lo que la historia y la memoria trasladan al presente sobre el Carlos de Guatemala
Ese mismo año se
pasado, con la reflexión instrumental y pragmática que las sociedades tienen sobre el –USAC–. Actualmente
iniciaron las actividades
presente y futuro. es investigador
académicas de esta
Facultad bajo la figura de titular del Instituto
Proyecto, para continuar de Investigaciones
ya como Programa a Históricas,
partir de agosto de Antropológicas y
1989. El 22 de julio de Arqueológicas –IIHAA–
1998, luego de diez años de la Escuela de Historia
de labor académica y –USAC–. Sus temas
científica, el Gobierno de investigación se
de Guatemala firmó centran en la historia
el Acuerdo mediante de la arqueología en
el cual se estableció la Guatemala y el estudio
Sede Académica, que le crítico del patrimonio en
permite a esta Facultad este país.
ofrecer cursos de
postgrado en maestría
y doctorado.

C. Rafael Castillo Taracena


E sta obra versa, principalmente, en contar los usos y los significados que Iximche’, la

Iximche’
FACULTAD C. RAFAEL CASTILLO
LATINOAMERICANA DE prehispánica ciudad de los kaqchikeles, cobró en la construcción del nacionalismo TARACENA
CIENCIAS SOCIALES guatemalteco. Su activación patrimonial como testigo material de la Guatemala
FLACSO-SEDE indígena-colonial, vierte un sentido preterista a las formas simbólicas fundacionales Maestro en Ciencias
ACADÉMICA GUATEMALA que le han configurado en el pasado como en el presente. Representación metafórica Sociales por la Facultad
que antes y después facilitó la comprensión de un pasado urgente a los intereses Un lugar de memorias en Guatemala Latinoamericana de
El Estado de Guatemala, actualizados de sus artífices. Ciencias Sociales
La construcción arqueológica de la identidad y licenciado en

Iximche’, Un lugar de memorias en Guatemala. La construcción arqueológica de la identidad


mediante el Decreto
De esta cuenta, la obra se centra en explicar cómo surge en el siglo XX la idea de lo Arqueología por la
Legislativo 96-87, se
guatemalteco como síntesis de la identidad nacional. También trata de proporcionar Escuela de Historia de
incorporó al convenio
algunos elementos de análisis para entender cómo la nación se convierte en pieza la Universidad de San
FLACSO en 1987.
clave para articular lo que la historia y la memoria trasladan al presente sobre el Carlos de Guatemala
Ese mismo año se
pasado, con la reflexión instrumental y pragmática que las sociedades tienen sobre el –USAC–. Actualmente
iniciaron las actividades
presente y futuro. es investigador
académicas de esta
Facultad bajo la figura de titular del Instituto
Proyecto, para continuar de Investigaciones
ya como Programa a Históricas,
partir de agosto de Antropológicas y
1989. El 22 de julio de Arqueológicas –IIHAA–
1998, luego de diez años de la Escuela de Historia
de labor académica y –USAC–. Sus temas
científica, el Gobierno de investigación se
de Guatemala firmó centran en la historia
el Acuerdo mediante de la arqueología en
el cual se estableció la Guatemala y el estudio
Sede Académica, que le crítico del patrimonio en
permite a esta Facultad este país.
ofrecer cursos de
postgrado en maestría
y doctorado.

C. Rafael Castillo Taracena


Iximche’, un lugar de memorias en Guatemala
La construcción arqueológica de la identidad
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

IXIMCHE’, UN LUGAR DE
MEMORIAS EN GUATEMALA
La construcción arqueológica de la identidad

C. RAFAEL CASTILLO TARACENA

Guatemala, febrero de 2013


972.81
C37 Castillo Taracena, C. Rafael
2013 Iximche’, un lugar de memorias en Guatemala. La construcción arqueológi-
ca de la identidad. Guatemala: FLACSO, 2013.

214 p. Fotog. 28 cm.

I.S.B.N.: 978-9929-585-16-4
1. Iximche’ – Tecpán – Guatemala. -- 2. Kaqchiqueles – Siglo XV --
3. Multiculturalismo. -- 4. Identidad Nacional. -- 5. Arqueología. --
6. Etnicidad. -- 7. Guatemala – Historia – Siglos XV - XX

© C. Rafael Castillo Taracena

© De la primera edición Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,


FLACSO-Sede Académica Guatemala

Diseño de portada y cuidad de edición: Hugo Leonel de León Pérez

ISBN: 978-9929-585-16-4

Editorial de Ciencias Sociales


3a. calle 4-44 zona 10, ciudad de Guatemala
PBX (502) 2414 7444
htpp://www.flacso.edu.gt

Todos los derechos reservados. Queda prohibida cualquier forma de reproducción


parcial o total por cualquier procedimiento, sin el permiso expreso del editor.

Impreso y hecho en Guatemala


Printed and made in Guatemala
ÍNDICE

Presentación /11
Prólogo /13
Agradecimientos /19
Introducción /21

Capítulo I
Iximche’ en la invención de la nación. Del patriotismo criollo
al liberalismo nacional guatemalteco /27
Introducción /27
1. Iximche’ en los textos indígenas /29
El Memorial de Sololá /29
Traición, ruptura y el nacimiento de la autonomía kaqchikel /31
Revolución de Iximche’ /33
Alianza estratégica, dominación española y rebelión kaqchikel /34
2. La construcción de un mito. Iximche’ y la fundación de
Santiago en el imaginario criollo guatemalteco /39
La fundación de la primera ciudad de Santiago /39
La fiesta del volcán /40
Etimologías e interpretaciones para el “lugar de lugares” /42
3. Iximche’ y las fronteras culturales de la República /44
4. Iximche’ y las fronteras culturales de la República de
Guatemala: la celebración del IV Centenario de la Fundación
de Santiago de Guatemala /49
Antecedentes de la celebración /49
Las vanguardias nacionalistas y la celebración del IV Centenario /51
Objetivos de la celebración del IV Centenario /54
El programa oficial de celebración /57
5. El contenido simbólico en la celebración del IV Centenario /61
La conquista como hecho civilizatorio /61
La ciudad como espacio civilizatorio y fuente de la historia /66
El contenido étnico del IV Centenario /71
El cuerpo femenino como altar para evocar a la nación mestiza /76
6. Conclusión capitular /82

Capítulo II
Iximche’ y la construcción arqueológica de la identidad
nacional /85
Introducción /85
1. Indigenismo, integracionismo y arqueología nacional /87
2. Iximche’, el nacimiento de su patrimonialidad /105
Iximche’ después del IV Centenario /105
La primera excavación arqueológica de Iximche’ /111
La segunda intervención arqueológica /113
3. El hallazgo del príncipe kaqchiquel Chopena Tziquin Uca
y sus objetos de oro /123
La historia de don Roy. La espada de oro que hizo madrugar
a los tecpanecos /135
4. La capitalización estatal de la antigua ciudad kaqchikel /137

Capítulo III
Iximche’ y las luchas por la memoria desde la subalternidad: el
movimiento indígena y la Declaración de Iximche’ de 1980 /143
Introducción /143
1. Primeros pasos y primeros obstáculos de
la organización campesina /148
2. “Progreso” y “seguridad nacional”: un segundo momento de la
organización campesina /150
4. Fracaso desarrollista, estrategia revolucionaria y nuevo
indigenismo: un tercer momento de la organización campesina /156
5. El mitin político electoral de Iximche’ /160
6. El Comité de Unidad Campesina /168
7. La Declaración de Iximche’ de 1980 /172
Sus móviles, actores y objetivos /174
Iximche’ como escenario de lucha /178
Intencionalidades y perspectivas sobre el pasado
contenidas en la declaratoria /182
8. Conclusión capitular /185

8
Capítulo IV
Iximche’ como lugar sagrado. Una investigación futura /187
Introducción /187
1. Iximche’ en los últimos veinte años /189
2. El pacto electoral de Iximche’ del 2003 /190
3. Un contradiscurso continental frente al multiculturalismo
neoliberal: la Declaración de Iximche’ del 2007 /191
4. Una nueva Declaración de Iximche’.
En memoria de los mártires de la Embajada de España /193
5. Iximche’ como lugar sagrado en la actualidad /194

Bibliografía /195

9
PRESENTACIÓN

D os han sido los objetivos más relevantes del Programa Centroamericano de


Postgrado de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO),
desde que se inició hace más de once años con el generoso apoyo de la coope-
ración del gobierno del Reino de Suecia (ASDI). Uno de ellos ha sido crear una
comunidad académica regional capaz de promover el intercambio y la cooperación
entre los centros de educación superior de cada uno de los países que componen el
esfuerzo de integración centroamericano, incluyendo a la hermana República de
Panamá.
La idea central de este objetivo es poner a funcionar en la práctica una fértil
y densa red de profesores y estudiosos, de estudiantes e investigadores, de univer-
sidades y centros de investigación, cuyo foco de atención sean los países el área
centroamericana, tomados en lo individual, en grupos o en su conjunto.
El otro objetivo está dirigido a fortalecer las ciencias sociales de la región,
elevando la calidad de las investigaciones y los estudios sobre los procesos socio-
políticos de sociedades que, desde mediados de los años noventa, se encuentran
experimentando cambios políticos, sociales y económicos, sea como procesos na-
cionales, sea como procesos resultantes de factores internacionales, o sea como
resultado de la combinación de factores internos y externos.
La idea central de este segundo objetivo es dotar a los profesionales de las
ciencias sociales de las herramientas metodológicas necesarias y suficientes, para
que la producción del conocimiento genere interpretaciones objetivas de nuestras
sociedades y puedan, de esta manera, convertirse en la base de las políticas públi-
cas de los gobiernos, cuyo principal orientación sea promover un tipo de desarrollo
caracterizado por la equidad y la inclusión.
Una de las actividades más importantes para alcanzar los objetivos mencio-
nados, ha sido la política editorial del Programa Centroamericano de Postgrado.
Se han ubicado importantes recursos exclusivamente para la producción de textos
de autores de la región y, sobre todo, para la edición y publicación de las tesis
que han sido calificadas por los tribunales examinadores como tesis publicables.
Aprobadas con mención honorifica y recomendación de publicación, estas tesis se

11
han convertido en libros como una forma de reconocer la excelencia del trabajo
de nuestros estudiantes de maestría y doctorado, a la vez que se convierte en la
mejor vehículo para dar a conocer a través de la región la producción intelectual
de nuestros egresados.
En esta oportunidad, FLACSO y el Programa Centroamericano de Postgra-
do tienen la satisfacción de publicar en forma de libro la tesis del Maestro C.
Rafael Castillo Taracena, un trabajo que significa una verdadera innovación en la
perspectiva teórica y metodológica en los estudios de nuestra realidad interétnica,
en sus aspectos históricos, políticos y culturales. Iximché, un lugar de memorias
en Guatemala. La construcción arqueológica de la identidad nos permite com-
prender lo que somos desde una mirada diferente, que profundiza en la forma y el
contenido de lo que hemos llegado a ser los pueblos que componen nuestra nación.
Este libro se va convertir, sin lugar a dudas, en un referente para el debate y los
estudios acerca de la nacionalidad guatemalteca.

EDMUNDO URRUTIA
DIRECTOR DEL PROGRAMA CENTROAMERICANO DE POSTGRADO
FLACSO-SEDE GUATEMALA

12
PRÓLOGO

E n Iximche’, un lugar de memorias en Guatemala. La construcción arqueológica


de la identidad, Carlos Rafael Castillo Taracena enfrentó el reto de ampliar los
conocimientos disciplinarios de su formación como arqueólogo a los de la ciencia
política, abordando nuevos campos de investigación como el histórico. Para ello
no dudó en trabajar conceptos como memoria, identidad, nación y etnicidad, tan
necesarios hoy en día para el estudio de la realidad guatemalteca. De hecho, trató
un campo muy fecundo a desarrollar en esa dirección, haciendo que arqueología,
historia y ciencia política dialoguen en la obra que hoy prologamos.
Castillo Taracena demuestra que la arqueología –una disciplina científica
generalmente vista como centrada en el pasado remoto de la humanidad– ha
estado en el centro de la construcción de Guatemala como nación. Lo ha estado
porque, desde la Recordación Florida de Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán,
pasando por el papel de los viajeros decimonónicos impregnados por el espíritu
humboldtiano y la apuesta del jefe de Estado Mariano Gálvez en dejar constancia
ilustrada de las capitales indígenas de Utatlan e Iximche’ en la década de 1830,
hasta las excavaciones emprendidas en esta última por el arqueólogo George F.
Guillemin, lo prehispánico ha sido visto como el elemento histórico que le da uni-
versalidad a Guatemala y que “lo guatemalteco” se deriva de dos raíces principa-
les: la indígena y la hispánica.
Si bien a lo largo del siglo XIX lo indígena fue recreado por los intelectua-
les y hombres públicos a partir del concepto maya-k’iche’, en la medida en que
el proyecto nacional triunfante fue el liberal-cafetalero nacido en el occidente del
país, la celebración oficial del IV Centenario de la fundación de la Ciudad de San-
tiago de Guatemala a raíz de la conquista, apoyada por la Academia de Geografía
e Historia, abrió un acto de desagravio hacia lo kaqchikel con la apropiación de
Iximche’ como cuna de la nacionalidad guatemalteca. Un gesto que continuó ha-
ciendo primar la raíz europea sobre la indígena. Seguidamente, con el desarrollo
de la arqueología en las tierras altas durante las década de 1950 y 1970, el papel

13
del sitio arqueológico de Iximche’ se volvería aún más protagónico, dando paso al
surgimiento de una actividad económica de primer orden ligada a la conservación
del patrimonio arqueológico: el turismo.
Iximche’, tal cual se nos presenta discursivamente, carga sobre sus viejas
edificaciones diferentes sucesos históricos de los kaqchikeles en el tiempo, como
ser su capital desde la segunda parte del Posclásico Tardío maya y testigo de la
rebelión de sus dirigentes en contra de los conquistadores en el año de 1526. Desde
finales del siglo XVII, Fuentes y Guzmán señalaba cómo Iximche’ ya había sido
escenario de rebeliones, de resistencias y de reivindicaciones étnicas, que en el
siglo XX se multiplicarían hasta concederle un carácter especial. En sus parajes
pasarían a conmemorarse nacionalismos y a plantearse programas políticos. Todo
ello ha transformado a la vieja ciudad en escenario para la inspiración de historias
y relatos, que –como dice el autor– trascienden las dimensiones espaciales que los
sostienen, concediéndole a su vez a ésta diferentes significados e interpretaciones.
Por un lado, aquéllas que exaltan sus alegorías preteristas y monumentalistas y, por
el otro, figurándola como una arena simbólica de confrontación y resistencia tanto
étnica como social, política como ideológica.
Ello hace que Iximche’ se haya convertido no sólo en el discurso museísti-
co que ha privilegiado la esfera estatal, interesada más en la valoración del maya
clásico que del maya contemporáneo, sino en un símbolo que conecta a la nación
imaginada con sus orígenes, a los pueblos indígenas con su lucha por la dignidad
y su propia historia. Narrar la arqueología, la historia, el territorio, la construcción
nacional y las luchas sociales contemporáneas permite, como lo demuestra Casti-
llo Taracena en esta obra, entender que Iximche’ conlleva una disputa de memo-
rias, las cuales no son neutras, pues en su nombre buscan justificar las relaciones
de dominación o dar legitimidad a la resistencia frente a éstas.
En resumen, Castillo Taracena, a partir de la problemática de investigación
planteada, señala el papel de la arqueología en la construcción de identidades (na-
cional guatemalteca, panmaya, revolucionaria, etc.), proceso en el que Iximche’
resulta ser un espacio privilegiado para narrar –desde estos diferentes discursos– la
producción de memorias. La forma en que podemos conocer estos discursos sobre
el pasado requiere de la implementación de un análisis crítico y de técnicas especí-
ficas para cada uno de los casos. Así, mientras que la investigación documental le
permitió al autor captar discursos escritos en torno al papel jugado por Iximche’,
las entrevistas realizadas por él ampliaron su conocimiento de las percepciones
verbalizadas por los actores de este proceso de recuperación y recreación del pa-
sado, tomando en cuenta que tal construcción social se da desde el presente y, por
tanto, también está expuesta a sesgos.
Fue en la década de 1970 que surgió el reapropiamiento del sitio arqueológi-
co de Iximche’ y de su capitalidad histórica por parte de los grupos subalternos que
vieron en él un mito fundador y, sobre todo, unificador de la lucha por el cambio
social y las demandas de implementación de las ideas del multiculturalismo en el

14
seno del Estado. En las diversas Declaraciones de Iximche’ que se han sucedido
entre 1978 y la actualidad, el sitio arqueológico fue emergiendo como un “lugar
de memoria” – tomando el concepto de Pierre Nora–, que empezó a quitarle pro-
tagonismo –sin negarlo– al discurso oficial de la construcción del nacionalismo
guatemalteco y darle actoría a la memoria histórica de los grupos subalternos. Así,
en la construcción simbólica de Iximche’, el sitio arqueológico se ha convertido en
un lugar de memoria o en un “sitio sagrado” alternativo, propio a la demanda de
los sectores campesinos y, asimismo, al surgimiento de un nacionalismo panmaya
que concibe a Guatemala como un Estado multicultural. El presentismo de la te-
mática de esta obra, unido a su calidad y originalidad académica, ha sido determi-
nante para que la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO– Sede
Académica Guatemala haya tomado la decisión de publicarla y hacer un regalo al
lector y una invitación a sus estudiantes a continuar innovando en el campo de las
ciencias sociales.

ARTURO TARACENA ARRIOLA

15
“Como ave de paso…”

A Gloria Taracena Parada de Castillo (†) por su incansable lucha e inagotable


valor para enfrentar la vida.
AGRADECIMIENTOS

P or medio de esta nota quiero extender mis más sinceros agradecimientos a la


Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, principalmente al Programa
Centroamericano de Ciencias Sociales, ya que en sus salones de clase se pensó y
discutió gran parte de esta obra. Al coordinador del programa de posgrado Edmun-
do Urrutia y a Olga Díaz por brindarme su apoyo incondicional durante los años
de estudios en la Facultad. Al esfuerzo que Hugo de León, editor de FLACSO-
Guatemala, vertió para la publicación de este libro.
A mi asesor de tesis y amigo Arturo Taracena Arriola quién con mucha ca-
lidad académica y humana colaboró para forjar este trabajo; agradecimientos que
extiendo de la misma manera a todos mis compañeros y profesores de estudios.
A Lucía Pellecer, Anaís García y Edgar Gutiérrez de la Fototeca Guatema-
la, a Thelma Porres y todo el personal del Archivo Histórico, a José María Yoc y
Miguel Galindo de Biblioteca, todos del Centro de Estudios Regionales de Me-
soamérica, CIRMA. Y al personal de la biblioteca de la Academia de Geografía e
Historia de Guatemala.
A los académicos Morna Macleod, José Cal Montoya, Danilo Dardón, Edgar
Esquit, Claudía Dary, Matilde González, Marcelo Zamora, Aura Cumes y Anaité
Galeotti y a todos los colegas del Seminario Permanente de Teoría Crítica de la
Escuela de Historia.
Finalmente, a todas las personas que de una u otra manera colaboraron en la
construcción de esta obra mis más sinceros agradecimientos.

19
INTRODUCCIÓN

D ebería comenzar este libro explicando al lector sobre el significado histórico de


Iximche’ y con esto plantear la importancia de su estudio. Aunque en aparien-
cia esta tarea es sencilla de cumplir, implica estar conscientes que de dicha labor
corre el riesgo de decir parcialmente la verdad.
Como arqueólogo diría que se trata de una antigua ciudad del período Pos-
clásico Tardío ubicada en el altiplano guatemalteco, fundada por una élite kaq-
chikel a mediados del siglo XV y que, como producto de las confrontaciones entre
diversas unidades políticas contemporáneas a ésta, fue finalmente abandonada en
los primeros años de la conquista española.
Esta explicación, si bien está fundamentada a partir de diversas investiga-
ciones etnohistóricas y arqueológicas realizadas durante el siglo XX, resuelve a
Iximche’ desde una noción que observa el devenir histórico como trazo continuo
dejado por las sociedades sobre el tiempo, en donde lo viejo deja paso a lo nuevo
en un despliegue lineal que intencionalmente se orienta hacia el progreso. De esta
cuenta, Iximche’, como testigo material de la historia, es atrapada en la prisión de
la ruina arqueológica donde desde hace mucho tiempo le hacen dormir, el “sueño
de los justos”.
Como ruina dejó de ser fortaleza de los kaqchikeles, como sitio arqueoló-
gico pasó a formar parte de los tesoros del nacionalismo liberal guatemalteco y,
finalmente, como lugar sagrado, vuelve a figurar como agente de futuro que po-
tencia identidades. Así, como sirvió para edificar un sentido nacional en una época
en que la forma estatal se estaba replanteando para su mejor instrumentalización a
favor de las clases hegemónicas, Iximche’, para el año de 1980 en adelante, sería
una piedra central en esa monumental pirámide simbólica, a partir de la cual se
articularían movilizaciones políticas en donde la etnicidad cobraba sentido como
fuente de lucha.

21
No obstante las diversas transformaciones que esta antigua ciudad soporta a
lo largo del tiempo, su función en la sociedad como testigo de la historia y la me-
moria mantiene un espíritu redentor que modifica sus usos sociales como también
sus efímeros significados otorgados, manteniéndola viva en el imaginario nacional
actual.1
Esta obra versa principalmente en contar los usos y los significados que
Iximche’ cobró en la construcción del nacionalismo guatemalteco, marchando so-
bre sus transformaciones. Su activación patrimonial, como testigo material de la
Guatemala indígena-colonial, vierte un sentido preterista a las formas simbólicas
fundacionales que le han dado forma. Representación metafórica que antes y des-
pués facilitó la comprensión de un pasado urgente a los intereses actualizados de
sus artífices.
De esta cuenta, la obra se centra en explicar cómo surge en el siglo XX la
idea de “lo guatemalteco” como síntesis de la identidad nacional. También trata
de proporcionar algunos elementos de análisis para entender cómo la nación se
convierte en pieza clave para articular lo que la historia y la memoria trasladan al
presente sobre el pasado, con la reflexión instrumental y pragmática que las socie-
dades tienen sobre su presente y futuro.

II
El modelo revolucionario que forjó los nacionalismos francés y estadounidense
planteaba que la nación era un ser colectivo indivisible que definía su expresión po-
lítica en el Estado, operando su sentido homogeneizador en la ciudadanía universal.2
También establecía que no obstante las contradicciones causadas por la diversidad
presente a lo interno de esas unidades territoriales imaginadas, como lo fuera el con-
junto de distintivos asignados a la cultura, era su posibilidad de goce como derecho
de todos lo que le daba efectividad social. En su versión alemana, por el contrario, se
sostenía que eran estas particularidades las que garantizaban su existencia.3
Sin embargo, la ecuación estado=nación=pueblo era aplicable en ambas,
aunque el concepto de nación fuera distinto. Esto debido a que los Estados al en-
frentarse a los problemas de legitimidad producto de ese cambio de mentalidades
que trajo la era de las revoluciones burguesas en el siglo XIX debían tomar en
cuenta a sus nuevos ciudadanos y garantizar así su ejercicio colectivo.4

1 Benjamín, 2008: 305-317.


2 Hobsbawm, 2004: 27-30.
3 Hobsbawm. Loc. cit.
4 Hobsbawm. Ibid.:31. Anderson. 2007: 25.

22
La nación se convertiría entonces en el vehículo por el cual los Estados se
legitimarían como bien soberano en su marcha hacia el capitalismo, implantando
la idea del crecimiento material como un principio nacionalista.5
De esta cuenta, los Estados necesitarían de un sistema homogeneizador en
donde se confeccionaran conciencias que reprodujeran el nuevo orden,6 la implan-
tación de una cultura particular para construir el universalismo que exigía la na-
ción7 y la confección de la historia como medio para articular discursos y potenciar
conciencias nacionalistas.
Por su parte, el nacionalismo guatemalteco (republicano y liberal), no obs-
tante copiar la idea de la ciudadanía universal como principio de comunización, al
mismo tiempo implantó políticas segregadoras y asimilacionistas, respondiendo a
realidades concretas es decir, las de una sociedad étnicamente racializada guiada
por un sistema económico basado en la explotación desmedida de mano de obra
agrícola indígena.8
En el plano simbólico, sin embargo, la nación guatemalteca debía parecer
una e indivisible mediante un proceso de construcción de identidad nacional, pues
no bastaba con el poder unificador del nuevo tipo de gobierno. Entonces se hizo
necesaria la etnogénesis,9 o una nueva confección de relaciones interétnicas, que
por un lado diera asiento y trayectoria histórica a la nación simbólica y por el otro
reafirmara su estratificación social material interna. Así, las narrativas históricas
nacionalistas formaban parte de un nuevo colonialismo que actualizaba la patria
criolla frente a la realidad capitalista que se presentaba.
De esta cuenta, la revalorización del pasado prehispánico cobraba sentido en
esta empresa nacionalista, ya que permitía incorporar la raíz indígena al mito fun-
dacional de la guatemaltequidad junto a la raíz española.10 Simbiosis imaginaria
que daría origen a lo ladino como identidad resultante, la cual se consideraba ori-
ginada a partir de un proceso histórico de dominación (política, cultural y social)
de los primeros por los segundos.
Así, “lo indígena” se convertiría en un elemento clave para justificar dicho
mestizaje, el cual se creía que había avanzado progresivamente de un primitivis-
mo, si bien glorioso, salvaje y pre-moderno, a una nación civilizada capaz de in-
corporarse al concierto mundial, debido a los logros de los “no indígenas”. Así,
esta representación indígena en la nación se vería tan sólo como pasado, pues el
presente y el futuro pertenecían ahora al mundo ladino liberal.
Iximche’, Tecpán Atitlán, Quauhtemalla, ciudad de Santiago y Guatemala
se vuelve simbólicamente un mismo lugar de memoria étnica en el nacionalismo
5 Gellner, 2008: 95-118.
6 Gellner. Ibid.: 128.
7 Anderson. Ibid.: 21
8 Taracena Arriola, 2002: 33.
9 Smith, 1997.
10 Taracena Arriola, Ibid.: 43, 59 y 89.

23
guatemalteco. Sin embargo, su representación monumental navegaría sobre los
fracasos de la nación de los chapines, la cual con el tiempo se había convertido
en algo realmente invisible, dando oportunidad a que su representación simbólica
fuera utilizada para potenciar nuevas identidades indígenas desde abajo que, en
cierta medida, transformarían el imaginario de nación.

III
La obra que se desarrolla a continuación está integrada por cuatro capítulos cuyo
fin es analizar el papel que Iximche’ ha jugado en la construcción de identida-
des en Guatemala, desde tiempos de la colonización española hasta la actualidad.
Sin embargo, la delimitación temporal fue establecida a partir del análisis de tres
eventos de construcción de memoria en donde este lugar participó como escenario
privilegiado.
En el Capítulo I se narra la construcción simbólica de Iximche’ en las obras
de los cronistas de tiempos de la conquista y colonización española. No obstante,
se hace una parada previa en las menciones que se hacen de esta antigua ciudad en
el documento kaqchikel escrito en el siglo XVI, El Memorial de Sololá, que reme-
mora la fundación de la ciudad a mediados del siglo XV, así como de los eventos
que cambiaron en definitiva el horizonte político del altiplano guatemalteco de la
época y que están íntimamente relacionados con Iximche’. Seguidamente, se hace
un viaje a la época en que nace la república de Guatemala y se analiza nuevamente
el papel que jugó Iximche’ en la construcción de esta identidad nacional de pre-
tensiones centroamericanista. Finalmente, en los tópicos que le siguen y los cuales
representan la parte medular de este primer capítulo, se realiza el análisis de la
celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de Santiago en 1924,
que recrea nuevamente la utilización de Iximche’ para la articulación de discursos
nacionalistas en el primer cuarto del siglo XX, primera época del nuevo patrimo-
nialismo guatemalteco, en donde además de plantearse como símbolos nacionales
se utilizarían para sentar las bases de la construcción de una industria turística de
lógica privada.
En el Capítulo II se analizan los proyectos nacionales de las décadas de
1940, 1950 y 1960 y el rol que jugó la arqueología como revitalizadora de ese ori-
gen étnico de la nación. Así, Iximche’, a partir de su restauración y de los hallazgos
fortuitos de su investigación arqueológica a mediados del siglo XX, es incorporada
en cuerpo y alma al proyecto desarrollista nacional.
El Capítulo III muestra que la memoria como potenciadora de identidades
navega en situaciones de oposición y adaptación en donde ciertos colectivos dis-
putan o negocian el pasado con la cultura hegemónica. De esta cuenta, se analiza
la utilización que se hizo de Iximche’ en la época de las movilizaciones indígena-
campesinas de las décadas de 1970 y 1980 en Guatemala.

24
Finalmente, en su último apartado, Capítulo IV, se realiza una actualiza-
ción introductoria sobre el uso que ha tenido este lugar de memoria en los últi-
mos veinte años en el marco del establecimiento del Estado-nación multicultural
guatemalteco y de la movilización política de los mayas, como paso inicial para
una investigación futura en la cual se analice la emergencia de estos nuevos
agentes sociales en la activación de nuevos patrimonios culturales como medios
de lucha política. El lugar sagrado, como uno de estos patrimonios emergentes
en el país, de ser santuario para la memoria étnica de los mayas contemporáneos,
se convierte en dispositivo clave para pensar otras soberanías a lo interno de la
nación guatemalteca.

25
CAPÍTULO I

IXIMCHE’ EN LA INVENCIÓN DE LA NACIÓN.


DEL PATRIOTISMO CRIOLLO AL LIBERALISMO NACIONAL GUATEMALTECO

INTRODUCCIÓN

E n la época de las sangrientas luchas libradas para el sometimiento de los pipiles


cuxcatlecos en el lugar que hoy conocemos como Guatemala y El Salvador,
descrito por los cronistas de la conquista española como un hombre rubio de recio
carácter, Tonatiuh,11 decidió regresar al lugar que él ya identificaba como sede de
la ciudad de Guatemala y fundar allí la ciudad de Santiago en nombre de su rey.12
La estrategia de Pedro de Alvarado de regresar por corto tiempo a la pacífica
Iximche’, capital precolombina de los kaqchikeles, fue establecer su cuartel gene-
ral. Desde ahí planificaría la conquista de los pueblos aún no sometidos. Fue en este
contexto que se fundó la ciudad de Santiago de Guatemala el 25 de julio de 1524.
El recuerdo de su fundación inspiró a cronistas, a historiadores y a una serie
de “reveladores”,13 que desde la época colonial han venido articulando el pasado
con el presente por medio de la construcción simbólica de este lugar. Un lugar en
donde la memoria, la historia y la identidad se entretejen para crear un sentido de
pertenencia mediante el cual las culturas hegemónicas de la Guatemala colonial,
republicana y liberal reafirmaron sus jerarquías para con los “otros” pero que en
definitiva no pudieron impedir que actores subalternos crearan sus propios discur-
sos sobre el pasado étnico.

11 Palabra náhuatl que significa “hijo del sol”. Nombre con el que los tlascaltecas se referían a
Pedro de Alvarado.
12 Alvarado, 2000: 31.
13 Se entiende por “reveladores” a aquellas personas que están construyendo narraciones sobre el
pasado desde diversos espacios discursivos.

27
Iximche’, que goza del privilegio o la desdicha de trascender al plano de lo
imaginario y lo simbólico, es un lugar de espacio indefinido en el cual el tiempo
se detiene. Es un lugar de combate, un sitio de diversos nombres y significados,
un escenario teatral, cuyas fronteras, situadas entre lo fantástico y lo real, no están
establecidas. Es un lugar en donde las artes escénicas y la política se combinan
para producir un efecto de realidad.14
La Iximche’ narrada en el Memorial de Sololá, la Tecpan Guauhtlimallan de
los tlaxcaltecas, la primitiva ciudad de Santiago de los criollos de la época colonial
o bien el centro ceremonial y lugar sagrado de la espiritualidad maya contempo-
ránea, ha servido de escenario para construir ciertos imaginarios que se entrecru-
zan y se incrustan en diferentes retóricas y narraciones patrióticas, nacionalistas y
étnicas-populares en Guatemala.
Así, con la evocación de mitos fundacionales como ingrediente principal
para la producción de una memoria patriótica y nacionalista,15 se fabricaron y ele-
varon discursos destinados a la construcción del poder. La letra, la palabra y la
imagen fueron recursos mediáticos claves de esta teatralidad política que ha bus-
cado imprimir en el colectivo una forma ideal del ser y sentir la nación.16
George Balandier refiere que el poder político obtiene la subordinación por
medio de la teatralidad del mismo, el cual en este acto devuelve a la sociedad una
imagen de sí idealizada y aceptable, legitimando ciertas jerarquías en función de
los intereses de aquéllos que dominan en la sociedad: “el poder utiliza, por lo
demás, medios espectaculares para señalar su asunción de la historia (conmemo-
raciones), exponer los valores que exalta (manifestaciones) y afirmar su energía
(ejecuciones)”.17 Iximche’ cumplió esta función: el asiento de un mito fundacional
el lugar del nacimiento de un poder.
Señalar e insistir en este comienzo genera eventos memoriales que defi-
nimos como aquellos acontecimientos propiciados, en los cuales ciertos grupos
hegemónicos se esfuerzan por recordar y seleccionar hechos del pasado a partir
de conmemoraciones, manifestaciones o comunicados derivados de sus agendas
políticas. De esa forma, sostendremos que el fomento de una identidad, ya sea ésta
patriótica o nacionalista, navega en relaciones de poder. Un poder que necesita de
lugares en los cuales se pueda edificar, proyectar y legitimar.
El primer tópico del capítulo realiza una revisión anterior a la época del
patriotismo criollo. El examen de algunos textos indígenas, durante y después de

14 Según George Balandier (1994), el poder político también se manifiesta o necesita estar inscrito
en su duración en el tiempo y la demostración de su esplendor, por lo que inmortalizarlo en una
materia imperecedera resulta fundamental. Esto ha llevado a los grupos que ostentan el poder
a la creación de lugares y obras monumentales para verse en ellos representados, tal y como
veremos adelante fue el caso de esta antigua ciudad kaqchikel en los siglo XVIII, XIX y XX en
Guatemala.
15 Smith, 1997.
16 Balandier, 1994: 23.
17 Balandier. Op.cit.

28
la conquista española, nos permite conocer el papel que jugaba Iximche’ en tales
relatos históricos. El segundo tópico aborda el significado que tuvo la fundación
de la primera ciudad de Santiago de Guatemala en el imaginario criollo y su papel
para la construcción de una historia patria que legitimaba la asunción de su poder
en la historia. El tercer tópico trata de cómo este lugar permitió construir una di-
ferenciación cultural en los idearios liberales de la época republicana. El cuarto se
detiene en un evento memorial que esboza en su contenido nuevamente la cons-
trucción simbólica de Iximche’.
Así, el estudio de la celebración del IV Centenario de la Fundación de San-
tiago de Guatemala, en 1924, se convierte en el punto central de análisis del capí-
tulo, puesto que con ella se explica cómo por medio de ciertos lugares de memoria,
en este caso particular Iximche’, se articularon discursos históricos narrativos y se
inventaron tradiciones para la construcción de los discursos nacionales guatemal-
tecos en el primer cuarto del siglo XX.

1. Iximche’ en los textos indígenas

El Memorial de Sololá
Uno de los más conocidos manuscritos indígenas que habla sobre Iximche’, desde
su fundación a mediados del siglo XV hasta la presencia de los conquistadores
españoles, es el Memorial de Sololá. Juan Gavarrete, un notario eclesiástico que se
dedicaba a ordenar el archivo del convento de San Francisco, en donde se encon-
traba el manuscrito tras la expulsión de las órdenes religiosas en 1829 por Fran-
cisco Morazán, fue quien lo redescubrió, pues años atrás había sido utilizado por
el padre fray Francisco Vásquez para escribir unos episodios de su Crónica de la
Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Guatemala a finales del siglo XVII.18
La primera publicación realizada de dicho manuscrito indígena fue entre los
años 1857 y 1859 en la ciudad de París, Francia, por el clérigo Charles-Etienne
Brasseur de Bourbourg, quien hace su traducción al idioma francés a partir del
original.19 Posteriormente, le siguió una segunda publicación realizada por este
mismo autor en 1871, donde integró nuevas interpretaciones y correcciones a la
anterior edición.20
La primera publicación al español del memorial kaqchikel la realizó el mis-
mo Juan Gavarrete entre los años 1873 y 1874, a partir de la traducción que Bras-
seur hiciera años atrás.21 De la misma manera que la versión anterior, la primera

18 Recinos, 2006: 12-14.


19 Otzoy, 1999: xi.
20 Recinos, Ibid.: 15; y Otzoy, Ibid.: xii.
21 Otzoy, Ibid.: xi.

29
publicación al inglés fue realizada por Daniel Brinton en 1885 a partir del primer
borrador al francés realizado por el abate.
Las posteriores publicaciones se generaron todas en el siglo XX. La primera
fue la de Antonio Villacorta en 1934, quien desde la Secretaría de Educación Públi-
ca y la Sociedad de Geografía e Historia (1922-1944) dedicó gran parte de su vida
a la construcción, recopilación y difusión de una copiosa producción bibliográfica
que tenía como fin oficializar la historia nacional.22 La visión nacionalista de Vill-
acorta, como lo anota Enrique Gordillo Castillo, partía de la exaltación del pasado
indígena, por lo cual la publicación del Popol Vuh y del Memorial de Sololá era
fundamental para recrear esa memoria indígena en el alma nacional.23 Es así como
el manuscrito kaqchikel formó parte de la colección que el mismo autor llamó
Colección Villacorta.24
La segunda publicación realizada para esta época fue la que hicieran Miguel
Ángel Asturias y J. M. González de Mendoza en 1937 a partir de una traducción
inédita de Georges Raynaud.25 La tercera fue publicada por el clérigo Celso Nar-
ciso Teletor en 1946 y la cuarta por Adrián Recinos en 1950.26 Otras dos, menos
conocidas, se realizaron en los mismos años cincuenta. Finalmente, como parte de
un proyecto conmemorativo del Quinto Centenario del Descubrimiento de Améri-
ca se publicó una última traducción, que desde 1969 venía realizando el lingüista
Simón Otzoy a partir del alfabeto kaqchikel establecido por el Instituto Indigenista
Nacional en 1950, institución en la que laboró desde 1952 gracias a la invitación
que su director Antonio Goubaud Carrera le hiciera.27
El Memorial de Sololá o Memorial de Tecpán-Atitlán representa una historia
o memoria del pueblo kaqchikel de Sololá,28 abarcando desde 1521 hasta 1583.
Se conoce que hubo un primer escribano, del cual se sabe poco, quien elaboró
la primera sección del texto. Posteriormente, fueron Francisco Hernández Arana
y Francisco Díaz quienes terminaron el manuscrito en diferentes épocas; ambos
fueron descendientes del rey Oxlajuj Tz’i’ de los Xahil, uno de los dos linajes
gobernantes de Iximche’ a la llegada de los españoles.29 El texto contiene dos sec-
ciones: la primera, llamada “mitológica”, narra el origen de los primeros padres y
antecesores del pueblo kaqchikel, sus migraciones desde Tulan, su llegada y asen-
tamiento en el lago de Atitlán y, finalmente, su alianza con rey el k´iche´ K´iqab´.30
22 Gordillo Castillo, 2001: 119-167.
23 Gordillo Castillo, Ibid.: 128-131.
24 Gordillo Castillo, Loc. cit.
25 Otzoy, Ibid.: xii
26 Otzoy, Ibid.: xiii
27 Jorge Luján, en la introducción que hiciera a la edición del manuscrito kaqchikel traducida por
Otzoy, comenta que esta información la obtuvo del mismo Otzoy en una entrevista que le reali-
zara en la ciudad de Guatemala el 22 de julio de 1992.
28 De esta cuenta, es necesario mencionar que las traducciones del manuscrito original que ostenta
la historia del pueblo kaqchikel han sido diversas, lo que provoca diferencias de interpretación
y traducción entre una y otra. En este trabajo hacemos una revisión paralela entre la versión de
Adrián Recinos y la de Simón Otzoy.
29 Recinos, Ibid.: 21.
30 Otzoy, Ibid.: xi-xvii.

30
La segunda, llamada “histórica” o “narrativa”, hace una recapitulación cronológi-
ca de acontecimientos importantes para los kaqchikeles, y donde Iximche’ figura
como un escenario importante.
En la segunda sección del manuscrito, a la cual dedicaremos nuestra anten-
ción posteriormente, se menciona la insurrección librada en contra de K´iqab´ por
sus mismos hijos y pueblo en 1493. Se narra la ruptura de la alianza de las trece
tribus con los k´iche´s y, como consecuencia, el nacimiento de Iximche’ como
fortaleza de los kaqchikeles, desde donde éstos construirían su poder como grupo
autónomo. Posteriormente, el texto hace referencia a la “revolución de Iximche’”,
un conflicto de tierras que separó a los tuquche´s, una de las nimja kaqchikeles que
habían salido de Chi Awar31 por la insurrección en contra del rey K´iqab´, de los
kaqchikeles de Iximche’, confrontándolos en el campo de guerra y en la que estos
últimos nuevamente salen victoriosos. Finalmente, el texto se refiere a la conquis-
ta, dominación y posterior rebelión de los kaqchikeles en contra de los españoles
en Iximche’ entre 1524 y 1530.32

Traición, ruptura y el nacimiento de la autonomía kaqchikel


En esta sección del manuscrito kaqchikel se narran varios acontecimientos histó-
ricos que determinan la emergencia de la ciudad Iximche’ como un bastión para el
pueblo kaqchikel, el cual ayudó a determinar la construcción de su frontera política.
Todo se inicia a partir de la insurrección librada en contra del rey K’iqab’ por
sus propios hijos. Según el manuscrito, a partir del descontento que tenían los prín-
cipes k’iche’s por los privilegios que el rey le daba al grupo de nobles de la nimja
achieé, la cual le aseguraba el sustento al rey,33 y por la ambición hacia su poder
y riquezas.34 Los príncipes reclamaban un derecho exclusivo de los k´iche´s a las
riquezas del reino, dado a que eran la casa dominante.35 Convencieron al pueblo
de respaldar su insurrección, dando como resultado la movilización de una horda
de guerreros k´iche´s, la cual atacó a los jefes del nimja achieé36 liquidándolos si

31 Esta ciudad, según Adrián Recinos, fue fundada por los kaqchikeles muy cerca de Q´umar
Ka´aj. (Recinos, 1957: 47.)
32 Otzoy, Loc. cit.
33 La nimja o chinamit era una unidad política representada por las familias gobernantes como
base de la organización de las sociedades posclásicas. Por ejemplo, la nimja o chinamit domi-
nante de la capital k´iche´ era el Kaweq, que estaba conformado por diferentes linajes e incluso
etnias, las cuales tenían su función específica dentro de chinamital Akkeren, Ruud Van, 2005:
209-210.
34 Recinos, 2006.: 97-98.
35 Otzoy, Ibid.: 174.
36 En una cita que Ruud van Akkeren hace de Ximenes en su libro La visión indígena de la con-
quista (1999, T I:161), se indica que los achies corresponde igualmente a los kaqchikeles.
(Akkeren, 2007: 88).

31
bien el rey no corrió con la suerte de sus vasallos, terminó humillado y despojado
de su poder.37
Antes de este hecho, k´iqab´ gozaba la cima de su poder gracias a las campa-
ñas de conquista, desarrolladas con ayuda de los ejércitos de las trece tribus que le
eran tributarias.38 Entre éstas, las que comandaban los reyes kaqchikeles Jun Toj y
Wuqu’ B’atz’, los que posteriormente fundarían Iximche’ después de su separación
definitiva con los k´iche´s. El ambiente estaba tenso, el pueblo k´iche´, quien ya
había experimentado una victoria frente a sus adversarios, aprovechó la primera
oportunidad que se les presentó para intentar acabarlos definitivamente.
En el Memorial de Sololá se narra el origen de un nuevo conflicto que inicia
cuando una señora, la cual había viajado a Q´umar Ka´aj a vender tortillas, golpeó
a un soldado de la guardia k´iche´ porque éste quiso arrebatarle sus tortillas.39 Por
este hecho, indignados, los k´iche´s pedían la muerte de la señora, petición que fue
rechazada por los reyes kaqchikeles y por el mismo K´iqab´. Por recomendaciones
de este último, los reyes kaqchikeles decidieron salir definitivamente de Chi Awar
y construir su fortaleza en Iximche’, dado a que los k´iche´s estaban tramando su
aniquilación. La guerra ya estaba declarada.

Entonces el rey envió pronto un mensajero a dar la noticia a los señores gobernantes
que las gentes del k´iche´ habían resuelto la muerte de los sotz´iles y tuquche´es.
En la entrevista nocturna que sostuvieron los señores, el rey K´iqab´ habló de esta
manera a los gobernantes Jun Toj y Wuqu´ B´atz´: ‹‹No es el principio ni el fin de
esta guerra que se nos hace ¡oh hijos mios! Ya habéis visto lo que han hecho con-
migo, se apoderaron de toda la gente a quien había dado acogida, de mis piedras
preciosas y de mis metales preciosos. Lo mismo quieren hacer con vosotros. ¡Daos
prisa oh hijos míos, hermanos menores y mayores porque lo que han dispuesto
contra vosotros tienen que cumplirlo! Nunca más serán la gloria y la majestad en
este lugar como las que juntos conquistamos en otro tiempo. Abandonad pues este
lugar al árbitro de los que improvisan a sus doncellas y príncipes sin escuchar ya
vuestras voces ¡oh hijos mios! Id a establecerlos a los lugares de Iximche´, allá en
Ratz´am Ut, vuestra ciudad en la cual podéis morar. Abrid caminos para que puedan
seguiros hacia allá todas las tribus, abandonad a Chi Awar. Y seríais iguales a esos
valentones si correspondieréis a sus provocaciones, desoyendo mis consejos››. Así
habló el rey K´iqab´ a aquellos antecesores nuestros en la entrevista que celebraron
en su calidad de gobernantes. De esta manera, nuestros antecesores fueron fieles a
las palabras del rey, pues no se prestaron a las provocaciones de la gente k´iche´ en
el momento de partir.40
Esta ruptura significó el cambio del paisaje político de la región: el reino
del gran K´iqab´ finalmente se fragmentó y la guerra comenzó. Iximche’ entonces
se convirtió en el símbolo de la ruptura de un orden político, la fragmentación del
imperio del gran K´iqab´, así como el nacimiento de nuevas autonomías políticas,

37 Otzoy, Loc. cit.


38 Recinos, Ibid.: 94-97; y Otzoy, Ibid.: 172-174.
39 Recinos, Ibid.: 100; y Otzoy, Ibid.: 175.
40 Otzoy, Ibid.: 175-176.

32
algunas menos exitosas que otras. En este contexto, Iximche’ resultó ser el símbolo
de lo que los kaqchikeles deseaban construir y defender.

Revolución de Iximche’
En este pasaje de la narración del Memorial Sololá se cuenta la confrontación que
los tuquche´s tuvieron contra los kaqchikeles de Iximche’, evento del cual se haría
memoria constantemente, año con año, probablemente porque significó un mo-
mento importante de la historia del pueblo kaqchikel, ya que recordaba a Iximche’
como una fortaleza impenetrable. No obstante, a partir del ingreso de los conquis-
tadores, la ciudad fuera escenario de muerte provocada por las pestes41 y por las
espadas españolas. Pero también permitió narrar nuevas hazañas que fomentaban
la identidad kaqchikel, como es el caso de la sublevación y guerra de más de cinco
años en contra de los conquistadores comandada por Kaji´ Imox y B´eleje´ K´at,
los últimos reyes de Iximche’.
Resulta que, en un lugar llamado Tzam Chi K´ib´ un grupo de tuquche´s
tuvo a mal destruir las siembras de los aqajales. Éstos, como reacción al perjuicio
provocado, atraparon a los que habían causado el daño y los golpearon.42 Esta
situación provocó que el gobernante tuquche’ reclamara a los reyes de Iximche’:
Oxlajuj Tz´i y Kab´lajuj Tijax, quienes eran los jueces de ambos nimja, la muerte
de los agresores.43 Los reyes no accedieron a la solicitud del rey tuquche´ Ka´i´
Junajpú, quien además de querer vengar a sus hombres, ambicionaba gobernar sin
rendir cuentas a los reyes de Iximche’, provocando que los tuquche´s emprendieran
una rebelión para tomar la ciudad. A este acto se le conoce en el Memorial de Sololá
como la “Rebelión de Iximche’”, acontecida el 18 de mayo de 1493, día 11 Aj, y
que marcó una impronta en toda la historia kaqchikel narrada en el manuscrito.
En la narración se hace mucho énfasis a estas victorias. La primera, frente
a los k´iche´s, como el inicio de su autonomía y fundación de su primera sede
política y, la segunda, frente a los tuquche´s, como reafirmación de su poderío en
la región, en donde Iximche’ figuraba como una impenetrable ciudad amurallada.
Diez años más tarde, en un ambiente en el que las luchas por territorio esta-
ban a la orden del día, el rey de Iximche’, Oxlajuj Tz´i´, realizó un acto simbólico
de demostración de poder frente a todo su pueblo. En el evento, invistió a los nue-
vos guerreros que se sumarían a las filas del invencible ejército kaqchikel. Al mis-
mo acudieron guerreros de las siete tribus dependientes a Oxlajuj Tz´i´, portando
sus atuendos de guerra. Esta situación denota la importancia que cobró Iximche’
como sede del reino kaqchikel:
41 Akkeren, 2007.: 41.
42 Recinos, Ibid.: 110; y Otzoy, Ibid.: 180.
43 Recinos, Ibid.: 110; y Otzoy, Ibid.: 180.

33
Cuando faltaban doce días para completarse el décimo año después de la revolu-
ción, la gente kaqchikel marchó con escudos, en un simulacro promovido por el rey
Oxlajuj Tz´i´, nuestro abuelo. En verdad que fue una demostración de gran poderío,
habiendo acudido a Iximche’ las siete tribus, en el día 8 Imox −18 de abril de 1504−
se efectuó esto.44
Seguramente, para la gente de Iximche’ y de los lugares tributarios a ésta,
esto reforzaba su confianza hacia el viejo rey y al lugar que ocupaban los kaq-
chikeles en la región, ya que, tal como se cuenta en el Memorial de Sololá, el rey
abuelo Oxlajuj Tz´i´, quien gobernaba desde Iximche’, jamás fue abatido por su
grandeza.45 Incluso, aproximadamente tres años después de su muerte en 1507, día
13 Ajmaq, Iximche’ fue visitada por emisarios de Modeksumatzín, es decir Moc-
tezuma II,46 el rey de los mexicas, quien gobernó entre 1502 y 1520, lo que pudo
significar una especie de reconocimiento que este gran gobernante tuvo hacia los
kaqchikeles de Iximche’ como un nuevo grupo líder en la región.

Alianza estratégica, dominación española y rebelión kaqchikel


Ésta es la parte final de la narración del texto kaqchikel. En ella se cuenta acerca
del ingreso de los conquistadores españoles a la ciudad, la imposición de tributos
que aplicaron después de la “alianza” y, por último, la huida y abandono de la
ciudad después de más de cinco años de resistencia del pueblo kaqchikel hacia la
dominación española. No obstante, el Memorial continúa su narración a lo largo
del siglo XVI.
El 20 de febrero de 1524, los conquistadores españoles comandados por
Pedro de Alvarado llegaron a Xe Tulül, lugar nombrado como Zapotitlán por los
mexicanos que acompañaron al conquistador y que corresponde a la región de la
costa pacífica, en el actual departamento de Suchitepéquez.47
En los meses siguientes, la conquista se extendió a la región de los k´iche´s.
Las ciudades de Xe Lajub´ y Q´umar Ka´aj fueron los escenarios en donde, no
obstante la resistencia indígena, la muerte y desolación fue implantada. A pesar de
la supremacía en cuanto a la tecnología bélica que portaban los conquistadores, la
estrategia de “divide y vencerás” fue eficazmente aprovechada por Alvarado, fa-
cilitando alianzas con diferentes grupos indígenas, que experimentaban conflictos
previos, del antiguo México y Guatemala.
Ya en su ingreso por el Soconusco, Alvarado contaba para su conquista
con auxiliares mexicas, tlaxcaltecas, cholultecas,48 mixtecas, zapotecas y algu-
44 Otzoy, Ibid.: 182; y Recinos, Ibid.: 115.
45 Recinos, Ibid.: 116; y Otzoy, Ibid.: 182.
46 Recinos, Ibid.: 116-117; y Otzoy, Ibid.: 182-183.
47 Recinos, Ibid.: 124; y Otzoy, Ibid.: 186.

34
nos quauhquecholtecas.49 De la misma manera, tras la eliminación de los reyes de
Q´umar Ka´aj,50 Alvarado manda a un mensajero a Iximche’ para solicitarles a los
reyes kaqchikeles soldados para la subyugación definitiva de los k´iche´s.51 Según
Bernal Díaz del Castillo, fueron primero los kaqchikeles los que ofrecieron su paz
y benevolencia a Pedro de Alvarado por medio de algunos presentes de oro que los
mensajeros le hicieron llegar.52
Esta alianza con los kaqchikeles permitió que Alvarado avanzara hacia el orien-
te y llegara al mismo Iximche’ de forma pacífica, el 12 de abril de 1524, 1 Hunahpú.53
Según se narra en el Memorial de Sololá, el ingreso de Tonatiuh, él y su séquito de
guerreros españoles causaron extrañeza y miedo, de tal forma que los propios Kaji´
Imox y B´eleje´ K´at, últimos gobernantes de Iximche’, los tomaron por dioses.
Al poco tiempo, atacó a los tz´utujiles y a los de Pan Atakat, hoy Escuintla,
antiguos enemigos de los kaqchikeles, para dirigirse a Cuzcatlán y seguir expandi-
endo su empresa de conquista. El 21 de julio de 1524 regresó a Iximche’ y cuatro
días después fundó la ciudad de Santiago. Pero esta fundación no está mencionada
en el Memorial. Según Recinos, ésta no significó nada para los kaqchikeles, puesto
que fue una fórmula de la cual se valió el conquistador aprovechando su asiento
pacífico en Iximche’ para demostrar, tanto a Hernán Cortés como al rey español, el
éxito de sus campañas.54
El regreso de Alvarado a Iximche’ significó la imposición de tributo en oro,
el cual exigió en muy altas cantidades. Ante la imposibilidad de cumplirle e in-
fluenciados por los sortilegios de un K´axtok´ (agente del demonio), quien vati-
cinaba un incendio en la ciudad que mataría a Tonatiuh y sus hombres, los reyes
kaqchikeles junto con la gente que habitaba Iximche’ partieron el día 26 de agosto
de 1524, día 7 Ahmak.55 Akkeren menciona que este K´axtok´ era nada más y nada
menos que el mismo sumo sacerdote de Iximche’, hombre que manejaba el calen-
dario y que era muy respetado.56
Posteriormente, en el Memorial de Sololá se narra cómo se desarrolló la
guerra entre kaqchikeles y españoles. Se hace referencia a las trampas que éstos
construyeron para los caballos y la mortandad de españoles, k´iche´s y tz´utujiles
provocada por los kaqchikeles.57 También se menciona el traslado que hizo Alvara-
do de su cuartel a Xe Paw, un poblado que Recinos identifica como Olimtepeque,
y cómo desde allí, dos años después de iniciada la guerra con los kaqchikeles, el 7
de febrero de 1526, día 4 Camey, éste regresó a Iximche’ a incendiarla.58

49 Akkeren, Ibid.: 42.


50 Escuela de Estudios Generales. 1967. pág. 8.
51 Recinos, Ibid.: 125, y Otzoy, Ibid.: 125.
52 Díaz del Castillo, Ibid.: 167.
53 Recinos, Ibid.: 126; y Otzoy, Ibid.:187.
54 Recinos, Ibid.: 128.
55 Recinos, Ibid.: 129; y Otzoy, Ibid.: 187.
56 Akkeren, Ibid.: 77.
57 Recinos, Ibid.: 130; y Otzoy, Ibid.:188.
58 Recinos, Ibid.: 130; y Otzoy, Ibid.: 188.

35
Otro documento indígena que podría testificar la guerra sostenida entre
kaqchikeles y españoles entre 1524 y 1526 es el Lienzo de Tlaxcala. Los auxiliares
tlaxcaltecas que servían a Pedro de Alvarado dejaron testimonio de las ciudades
indígenas que iban sometiendo. Iximche’, como se verá adelante, era identificada
por los tlaxcaltecas como Quauhtemallá y en el documento tlaxcalteca está descri-
ta la escena que corresponde a esta batalla sangrienta, en la cual los castellanos y
sus auxiliares salían victoriosos (Ilustración 1).

Ilustración 1. La imagen muestra el grabado en el Lienzo de Tlaxcala de la batalla


librada por los españoles ayudados por sus auxiliares tlaxcaltecas en contra de los
kaqchikeles en Iximche’ (Guillemin,1965: 7).

No obstante, muchos historiadores argumentan que Alvarado no fue capaz


de pacificar la región después de la rebelión de los kaqchikeles y que su hermano
Jorge de Alvarado asumió el cargo de teniente gobernador en 1526, año en que
Pedro de Alvarado había viajado a España en busca de apoyo. Jorge de Alvarado
ingresó desde México a Guatemala en 1527, al frente de un amplio ejército de más
de 5,000 soldados mexicanos, entre quienes estaban los quauhquecholtecas con el
propósito de poder darle fin verdaderamente a la conquista.59

59 Akkeren, Ibid.: 80-81.

36
Uno de los documentos indígenas que registra la participación de los quauh-
quecholtecas en la conquista es el Lienzo de Quauhquechollan (Ilustración 2). Ruud
van Akkeren, en su libro La visión indígena de la conquista, expone que este tipo
de registros pictóricos era una forma de dejar testimonio de su nueva posición
política como conquistadores al lado de los españoles, evidenciando sus hazañas
y omitiendo sus fracasos.60 El Memorial de Sololá, el Pop Vuh, a diferencia de los
lienzos de Tlaxcala y Quauhquechollan, también pudieron cumplir una función
similar al insistir sobre la importancia de su linaje o el valor de su pueblo.61

Ilustración 2. Fragmento del Lienzo de Quauhquechollan que registra las batallas de conquista
libradas por los quauhquecholtecas en Guatemala al lado de las tropas españolas.
La flecha roja indica la ubicación de Iximche’, la cual está identificada con la imagen de
una pirámide y un plumero. Fuente: Akkeren, 2007.

En el Lienzo de Quauhquechollan, Iximche’, partiendo de las interpreta-


ciones de Van Akkeren, aparece representada con la imagen de una pirámide y
un plumero, símbolo que se interpreta en lengua náhuatl como el “Palacio de los
guatemaltecos” o Tecpan Quauhtemallan (Ilustración 3).

60 Akkeren, Ibid.: 93.


61 Akkeren, Loc. cit.

37
Ilustración 3. Detalle del glifo de lugar para Iximche’ o Tecpan Quauhtemallan
en el Lienzo de Quauhquechollan. Fuente: Akkeren, 2007: 125.

No se registran batallas en este lugar o en sus cercanías, ya que en muy pro-


bable que la batalla en Iximche’, registrada en el Lienzo de Tlaxcala, corresponda
a la del 7 de febrero de 1526, fecha en que Pedro de Alvarado incendió la ciudad,62
años antes de que Jorge de Alvarado llegara con sus auxiliares mexicanos a ésta
región del altiplano guatemalteco. Además, como se narra en el Memorial de So-
lolá, la ciudad kaqchikel fue abandonada por todo su pueblo, el cual continuó su
rebelión internado en las montañas, por lo que es muy probable que Iximche’ no
haya sido escenario de guerra en contra de Jorge de Alvarado.

62 Recinos, Ibid.:130. y Otzoy, Ibid.:188.

38
2. La construcción de un mito. Iximche’ y la fundación de
Santiago en el imaginario criollo guatemalteco
El recuerdo de la conquista siguió muy latente en la época de la instauración co-
lonial y, al igual que en los pueblos nativos mesoamericanos, las crónicas no se
hicieron esperar. Los mismos comandantes españoles, por medio de sus comunica-
ciones al rey español y entre ellos mismos, dejaron registradas valiosas descripcio-
nes que permiten conocer otro punto de vista sobre dicho evento. Narraciones que,
al igual que los textos indígenas, intentaron valorar su papel en la historia.
Estos últimos relatos históricos, como los de Alvarado, Cortés y Bernal Díaz
del Castillo, servirían en años posteriores para recrear una historia patria que sir-
viera de cimiento para la construcción de una identidad. Iximche’ jugaría un papel
importante en esta elaboración simbólica del pasado colonial partiendo de la co-
nexión de haber sido la primera sede del poder español en Guatemala y la antigua
corte de uno de los más poderosos pueblos del territorio, los kaqchikeles.

La fundación de la primera ciudad de Santiago


En la crónica de fray Antonio de Remesal, escrita a principios del siglo XVI, no
se hace mención alguna de esta primera fundación, sino de la segunda ciudad de
Santiago fundada en Almolonga años después, a la cual dedica un relato que la
engalana como un hermoso paraje de abundancia.63 Sin embargo, en la crónica
Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, Recordación Florida, escrita a finales de
ese mismo siglo, se menciona a Iximche’ como el lugar en que se ubicaba la gran
ciudad de Goathemala y la corte kaqchikel, y donde posteriormente se fundó la
“Muy noble y leal ciudad de Santiago de los Caballeros de Goathemala”.64
En su relato, Fuentes y Guzmán magnifica a Iximche’ con el propósito de va-
lorar la labor y valentía de los conquistadores al tomar posesión de ella, fomentan-
do con esto una identidad basada en una especie de “épica conquistadora”: evento
fundacional de su origen criollo. Asimismo, el grabado que hiciera de Iximche’
recrea al sitio como una gran fortaleza y una poblada ciudad, no obstante que en la
crónica del conquistador Bernal Díaz del Castillo, obra en la que aquél inspira su
Recordación Florida, se la considerase como una moderada y pequeña población65
(Ilustración 4).

63 Remesal, 1966: 32-35.


64 Fuentes y Guzmán, 1951: 71.
65 Ibid.: 73.

39
Ilustración 4. Grabado que hiciera Fuentes y Guzmán de la ciudad de Iximche’
en el siglo XVI. En el centro de la misma, la plaza que contenía la pirámide,
calificada por el cronista como “adoratorio”. Fuente: Polo Sifontes, 1980: 20 a.

No está de más decir que esta imagen es una creación idealizada del sitio,
puesto que no coincide con los planos realizados posteriormente bajo técnicas to-
pográficas modernas.66 No obstante, sus trazos son coherentes al discurso patrióti-
co del cronista, el cual muestra a Iximche’ como una gran ciudad, aún habitada, por
la cual se tuvo que luchar para su sometimiento y final rendición.

66 Para más información, consultar. Guillemin, 1965.

40
Sin embargo, en esta recordación, para los conquistadores la fundación de
la ciudad de Santiago en Iximche’ tuvo un sentido estratégico. En la segunda carta
de Pedro de Alvarado enviada a Hernán Cortés el 27 de julio de 1524, se menciona
que fueron las condiciones hospitalarias brindadas por los kaqchikeles, propicias
para el abastecimiento y descanso de las tropas españolas, las que entre otras cosas
determinaron tal fundación.67
Es posible percibir dos imágenes en la Recordación Florida. La primera,
describe, en términos de una demostración material basada en el botín obtenido y
en la valentía de los conquistadores, a la ciudad kaqchikel como lugar de grandes
edificios y de numerosas poblaciones y la segunda refleja el sentido pragmático de
la conquista, explicando las razones estratégicas por las cuales se fundara allí la
primera ciudad española en el Istmo.
No obstante, la carga simbólica de ambas imágenes coincide en un punto
central que apunta a la creación y fomento de una memoria patriótica, utilizando
como mito fundacional la conquista española. En este mito, Iximche’ se convierte
simplemente en el escenario en donde se posa el inicio de la historia patria; un
escenario provisional a partir del cual se estableció el nuevo orden.68 Un lugar para
recordar quién ganó y quién perdió; es decir, un lugar de memoria para la identidad
criolla.

La fiesta del volcán


Es interesante ver cómo durante el siglo XVII se celebraba en la ciudad de Santiago
de los Caballeros de Guatemala (actualmente Antigua Guatemala) un evento que
conmemoraba, como lo apunta Robert M. Hill, la victoria final de los españoles en
contra de los kaqchikeles y k´ich´es después de las sublevaciones ocurridas en el
altiplano guatemalteco.69 Esta conmemoración, llamada “La fiesta del volcán”, de
la cual el mismo Fuentes y Guzmán fue promotor y patrocinador, se realizaba en
la plaza central de Santiago y representaba un acto público importante para crear
mitos relativos a la conquista y mantener estereotipos sobre los indígenas en la
sociedad colonial, como, por ejemplo, que éstos seguían siendo bárbaros, paganos
e indignos de confianza, lo cual justificaba su vigilancia y control.70
Los funcionarios españoles ordenaban a los kaqchikeles de los alrededores
que construyeran de manera realista una réplica de un volcán. Éste emulaba a las
cortes indígenas de la misma manera que era representado por los pictogramas
tlaxcaltecas y quauhquecholtecas que registraron la conquista, simbolizando meta-

67 Alvarado, 2000: 31.


68 Para mayor información, leer la descripción que hace Domingo Juarros, 175-176.
69 Hill, 2001: 5.
70 Hill, Ibid.: 5-7.

41
fóricamente la tierra indígena.71 En el performance, el cual era presenciado por la
alta y baja sociedad colonial, se teatralizaba una fallida revuelta indígena en contra
del ejército español que, según Fuentes y Guzmán (citado por Hill), aconteció en
1526. Sin embargo, la revuelta kaqchikel en contra del gobierno español, que no
fue un enfrentamiento bélico sino una huida de la ciudad, ocurrió en agosto de
1524, lo cual desmiente en alguna medida esa revuelta que menciona Fuentes y
Guzmán, pero es probable que éste se refiera al incendio que provocó Alvarado
a la ciudad en 1526, dos años después de haber trasladado su cuartel general a
Olimtepeque.
Aunque hay testimonios de guerras entre kaqchikeles y españoles junto a
sus auxiliares mexicanos, como se narran en el Memorial de Sololá y el Lienzo
de Tlaxcala, en el primero de éstos no se especifica si éstas fueron en Iximche’.
Esto genera la posibilidad de que la batalla no se desarrollara en este lugar, ya que
la ciudad estaba abandonada desde 1524, aun y cuando en la imagen de Tlaxcala
apareciera indicado el topónimo de la ciudad. Habría que pensar si en la iconogra-
fía del Lienzo los glifos emblemas de las ciudades indígenas en batalla no necesa-
riamente se refirieran a los sitios o ciudades en sí, sino a las batallas libradas con
determinado grupo indígena.
Es así que, sin poder afirmar si “La fiesta del volcán” hacía memoria de una
batalla realmente acontecida en el siglo XVI, podemos asentir que la misma era el
verdadero reflejo de la ideología criolla, la cual necesitaba legitimarse como grupo
dominante en el tiempo y perpetuar los estereotipos del indio vencido.72

Etimologías e interpretaciones para el “lugar de lugares”


Curiosamente, los vocablos Iximche’ y Guatemala guardan una relación muy cer-
cana que ayuda a explicar la construcción simbólica que de Iximche’ se ha hecho
para el fomento de identidades nacionales, mismas que son imaginarios heredados
de las épocas del patriotismo criollo.
A continuación haremos una descripción de las interpretaciones que se reali-
zaron sobre el origen del vocablo Guatemala, en donde veremos el papel que jugó
nuevamente ese evento fundacional; es decir, el asiento de la primitiva ciudad de
Santiago en la sede de la corte kaqchikel Iximche’.
La definición, cabe decir, más aceptada y oficializada interpreta al vocablo
“Guatemala” como “lugar de árboles”. Ésta tiene su origen en una castellanización
de la palabra náhuatl Guauhitemala que significa precisamente un sitio en donde

71 Hill, Ibid.: 6.
72 Hill, Ibid.: 6.

42
hay abundancia de árboles.73 No obstante, esta interpretación se elaboraría poste-
riormente a la época colonial, a partir del trabajo de Torcuato Tarragó.74
Sin embargo, para la época del patriotismo criollo, las interpretaciones de
esta palabra como “palo podrido” o “Quactemali” (Domingo Juarros); “palo de
leche” o “Coctemalan” (Fuentes y Guzmán); “árbol podrido” o “quauhpalanqui”
(Domingo Juarros); “cerro que arroja agua” o “Guatezmahá” (Francisco de Paula
García Peláez); “fuente de donde se extrae betún amarillo” o “cauhuitimal” (Xi-
ménez), fueron consideradas después de la época colonial como no admisibles
tanto por las malas traducciones que le fundamentan como por el “prosaico y des-
preciable” significado que expresan tales traducciones para nombre de la corte
kaqchikel.75
Por otro lado, el nombre con que se identifica a este lugar en el Memo-
rial de Sololá es el de Yximchée. Según Recinos, con esta palabra se identifi-
ca al árbol de ramón, con cuyo fruto se alimentaban los antiguos habitan-
tes de este territorio cuando había escasez de maíz y servía comúnmente
para alimentar a mamíferos, de allí que Iximche’ se traduzca también como
árbol de maíz”.76
Otra interpretación, en términos generales, es aquélla que los tlaxcaltecas
que acompañaban a Pedro de Alvarado le dieron a la Iximche’ según el Memo-
rial de Sololá. La palabra quauhtlimallan con la que identificaban a esta ciudad
kaqchikel está compuesta por dos vocablos. El primero, quauhtli, que tiene por
traducción “águila”, y el segundo, mallan que significa “cautiva”.77 De esta manera
Iximche’ era identificada por los tlaxcaltecas como el señorío del “águila cautiva”
o “tecpan quauhtlimallan”.
A nuestro parecer, esta última interpretación del origen del nombre Guate-
mala es una de las más interesantes. Quizá por denotar el sometimiento o alianza
que los kaqchikeles en un principio ofrecieron a los conquistadores fue que no
resultó popularizada, no obstante existir evidencia iconográfica que revela preci-
samente el significado que los tlaxcaltecas y quauhquecholtecas daban a Iximche’
en el contexto de la conquista, es decir, la corte o el señorío del águila cautiva.78
Según Rud Van Akkeren, este último nombre se refería igualmente a Iximche’.79
Pero, ¿hablar de Iximche’ o Tecpan quauhtlimallan significaba igualmente
hablar de todo un territorio o solo de esta ciudad? En la crónica de Bernal Díaz

73 Según Arriola (1973: 59-63), son cuatro autores, más el citado, los que coinciden en el signifi-
cado del término: don Torcuato Tarragó (1872), don Joaquín Méndez (Guía del inmigrante en
la República de Guatemala, 1894), don Roque Barcia (Diccionario etimológico de la lengua
Castellana, sin fecha) y Walter Krickeberg (Las antiguas culturas mexicanas, 1961).
74 Arriola, Ibid.: 259.
75 Arriola, Ibid.: 258 y 263.
76 Recinos, 2006: 101.
77 Arriola, Loc. cit.
78 Vease Akkeren, 2007: 125.
79 Akkeren, 2007: 125.

43
del Castillo,80 como lo mencionamos antes, se indica que Hernán Cortés identifi-
caba a Guatemala como una provincia en donde existían “recios pueblos de mucha
gente”, refiriéndose a las demás cortes indígenas y también a la ciudad de los kaq-
chikeles ubicada en el cerro Ratz’am ut.81
Sin embargo, Villacorta menciona que en el primer documento que redactara
Cortés para dar a conocer en España los hechos sobre la conquista de México y
Guatemala, identificó a Guatemala y a Utatlan como dos ciudades diferentes y no
como una provincia llamada Guatemala que las contuviera a ambas.82
Esta situación sigue siendo ambigua y no es nuestro objetivo dilucidar
si Iximche’ poseía el mismo nombre que designó a todo el territorio en donde ha-
bitaban quichés, tz’utujiles, kaqchikeles, etc., para la época de la conquista. Pero
lo que sí es importante acá es mostrar que la palabra náhualt quauhtlimallan, que
involucra directamente a Iximche’, dio nombre a todo un país en el imaginario
liberal guatemalteco.
Esto muestra cómo este lugar trascendió simbólicamente al paisaje nacional
a partir de un ideario que deseaba establecer un punto fundacional de su historia.
En definitiva, referirse a Guatemala como un lugar de hermosos bosques fue más
deseable que traducirlo como un lugar de árboles podridos o de gente sometida.
La primera ciudad de Santiago fue fugaz y no dejó evidencia material de
un asentamiento español más allá que unas puntas de ballesta, reveladas por la
arqueología a finales de los años cincuenta,83 De alguna manera se perdió de la
historiografía colonial puesto que en determinadas cuentas la ciudad de Santiago
ubicada en el valle de Bulbuxyá (Panchoy) sería el centro de poder de toda la
colonización española. No obstante aquélla siguió siendo el escenario del mito
fundacional de la “guatemaltequidad” criolla.

3. Iximche’ y las fronteras culturales de la República


Según Arturo Taracena, Juan Pablo Pira y Celia Marcos, uno de los primeros actos
políticos con el arribo de la época republicana fue marcar la soberanía territorial.84
Por decreto de la Asamblea Constituyente durante el gobierno de Mariano Gálvez,
se decidió trazar las fronteras de la República Federal Centroamericana y, sobre
todo, los límites del Estado de Guatemala. Sin embargo, además de definir el trazo
de las fronteras físicas de la República, esta delimitación implicó crear el mapa

80 Díaz del Castillo, 1964: 162-170.


81 Ratz’am Ut: “palo de ramón” (Brosimium alicastrum). Comité de Amigos del Museo de Ixim-
che’. Iximche´, 2010.
82 Villacorta, y Villacorta, 1927: 99.
83 Guillemin, 1965: 33-34.
84 Taracena, Pira y Marcos, 2006: 1.

44
cultural en el cual se posara el sentimiento nacional centroamericano y la historia
patria que se pretendían crear.
Como lo apuntan Taracena y sus colaboradores, tal y como lo había hecho
antes de ellos Severo Martínez Peláez, el patriotismo criollo en el contexto de la
Jura de Fernando VII a principios del siglo XIX retomó el discurso histórico de
Fuentes y Guzmán plasmado en la Recordación Florida, en el cual se planteó la
recuperación de la raíz americana de la nación por medio de las alegorías de la
Guatemala Indiana. Esto se manifiesta en los grabados de Casildo España y Francisco
Cabrera dedicados a Fernando VII, por medio de la estructura alegórica octogonal de
madera colocada en la plaza central de la ciudad de Guatemala, en donde se represen-
taron las cuatro épocas históricas de la monarquía en Guatemala.85
Puesto que ese nacionalismo incluía el reconocimiento de la herencia espa-
ñola, de la herencia prehispánica y del mestizaje como síntesis biológica y cultural
final,86 fue menester crear un atlas arqueológico que mostrase los límites histórico-
culturales de la naciente República. Es así como, por orden de Gálvez, los señores
Casildo España, Julián Falla y Manuel Rivera Maestre emprendieron la labor de
elaborar los planos y grabados de las emblemáticas ciudades prehispánicas del
altiplano central guatemalteco para la construcción histórica del suelo patrio.87 El
reconocimiento de aquellas ciudades en donde se desarrolló la conquista, como lo
eran Iximche’, Q’umar Ka’aj y Mixco Viejo, fue clave para hacer la síntesis del
origen étnico de la nación.
Taracena menciona que en esta recuperación cultural los trabajos del irlan-
dés Juan Galindo, quién había sido nombrado por Gálvez para realizar informes
detallados de las ruinas de Palenque y Copán, estaban orientados a dotar a la nueva
República de un instrumento cultural para hacer nacer el nacionalismo.88 Y, como
lo menciona Roxanne Dávila, el papel jugado por la Sociedad de Amigos del País,
en la cual figuraban como miembros Manuel Rivera Maestre, Julián Falla, José
Cecilio del Valle (su director en 1829), influyó mucho en el desarrollo intelectual
de Galindo. Es muy probable que las discusiones que se desarrollaban en el seno
de la institución hicieran que Galindo se interesara por la historia guatemalteca y
que comprendiera la importancia del discurso histórico para el proyecto nacional y
la identidad de la Federación Centroamericana.89 Proyectos nacionalistas como el
Atlas del Estado de Guatemala (1834) surgen en las discusiones de esta sociedad
a la cual Galindo se integró desde 1830.90
A partir de las deducciones que Galindo hiciera sobre el grado de desarrollo
de la cultura maya del período Clásico, se reforzaba la idea de mostrar a Guatemala
como poseedora de una de las mayores civilizaciones de la América prehispánica,

85 Taracena, et al. 2002: 51-52.


86 Taracena et al. Ibid.: 58-59.
87 Gutiérrez Mendoza, 1996: 62.
88 Taracena, Arriola, 1999: 193-192.
89 Dávila, 2007.
90 Davila, 2007: 182.

45
pero, a la vez, se reforzaba la tesis del grado de salvajismo en que los indios con-
temporáneos se encontraban. Insistiendo así en que esta civilización ya se encon-
traba en detrimento para la llegada de los españoles, con lo cual se justificaba la
conquista y dominación española como su destino manifiesto.91
Por otro lado, regresando al lugar que ocupó Iximche’ y su significado en
este nuevo imaginario nacional, mencionaremos los registros que de esta ciudad
hicieran Rivera Maestre y Falla. El plano que Rivera Maestre elaboró de esta ciu-
dad muestra la topografía de un lugar defensivo con pocas estructuras; un lugar
solitario, abandonado en el tiempo. Seguramente este era el aspecto que el lugar
tenía para 1834 y con su plano pretendió representar, a la moda de los viajeros, un
testimonio real de su estado y no la recreación de una ciudad viva como lo hiciera
Fuentes y Guzmán anteriormente. Rivera Maestre resalta tres aspectos en la ilus-
tración: a) los vestigios de los sacrificaderos, b) los cimientos de los antiguos edifi-
cios y c) los escombros de la muralla que defendía la ciudad.92 La imagen que nos
presenta tiene como objetivo evocar los restos de la antigua ciudad prehispánica
kaqchikel y no la ciudad poblada en donde se posaría, después de su dominación,
la ciudad española de Santiago (Ilustración 5).

Ilustración 5. Plano de Iximche’ elaborado por Manuel Rivera Maestre en 1834.


Fuente: Sifontes, 1980: 13. Un Iximche’ que, tres siglos después,
ya no es el centro de una población, sino una “ruina”.

91 Taracena Arriola, 1997: 192-193.


92 Rivera Maestre, Manuel. Plano del terreno en que se hallaron situados los antiguos edificios de
Iximche’. Imagen tomada de Polo Sifontes, 1980: 12a.

46
Por otro lado, el grabado que hiciera Falla de Iximche’ confirma la imagen
de la ruina prehispánica que vemos en Rivera Maestre. En la misma se presen-
tan tres estructuras monticulares de aproximadamente seis metros de altura, en un
cuadro abierto de árboles talados y quemados como preparados para la siembra.Se
percibe también la pequeña muralla a la que se refiere Rivera Maestre en su plano
en la parte inferior de la imagen. Por último, la imagen de dos campesinos y su pe-
rro que atraviesan el terreno nos advierte el uso que se le daba al lugar y su estado
de conservación para esa época (Ilustración 6).

Ilustración 6. Grabado de Julián Falla de Iximche’ realizado en 1834. Al centro de la imagen se


observa el estado de al menos cinco pirámides, entre éstas el “adoratorio” que mencionaba Fuentes
y Guzmán para el siglo XIX. La imagen también muestra a Iximche’ como un paraje visitado por
campesinos kaqchikeles. Fuente: Sifontes, 1980: 62.

Cabe resaltar que si bien el plano y el grabado de Iximche’ muestran un lu-


gar en ruina y no un lugar vivo como lo presenta la Recordación Florida, es esta
característica la que interesa capitalizar al naciente Estado guatemalteco. Es decir,
Iximche’ como una “antigüedad”, que aunque arruinada en el tiempo, resulta dig-
na del recuerdo por ser demostración material de un proceso histórico, además de
representar una riqueza arqueológica que resultaba necesario patrimonializar para
hacer efectivo el mito de origen de la nación guatemalteca.
Edgar Gutiérrez Mendoza indica que el interés de otros países extranjeros
por los recursos naturales y curiosidades del Nuevo Mundo que generaron una
serie de expediciones como las de Eric Thompson S. (1829), Jacobo Haefkens
(1826-1829), Henry Dunn (1827-1828), George W. Montgomery (1838), John Lloyd

47
Stephens y Frederick Catherwood (1939-1941), conllevó el interés del gobierno de
Mariano Gálvez por las antigüedades arqueológicas.93 Sin embargo, además de
esto, el papel jugado por los miembros de la Sociedad Económica de Amigos del
País, la cual antes de su primera clausura en 1799 se llamaba Sociedad Económica
de Amantes de la Patria (SEAP) y que había tenido un papel fundamental para la
realización de la Real Expedición Científica al Reino de Guatemala ordenada por
Carlos IV,94 fue determinante para que en 1831 esta institución pensara en la ne-
cesidad de un primer museo como parte de un proyecto nacionalista de identidad
centroamericana.95 Esto se dio en parte por la falta del interés del Estado en salva-
guardar el patrimonio cultural de la nación, pero sobre todo porque dichas élites
intelectuales se consideraban las guardianas de la nueva nación.96
Como resultado de este proceso, el 24 de octubre de 1831 se decretó la crea-
ción de este primer museo de arqueología, que albergaría, como lo transcribe lite-
ralmente Luis Luján Muñoz, “toda especie de curiosidades, de las ciencias y de las
artes”. Sin embargo, no fue hasta el 7 de enero de 1866 que bajo el cargo de la Socie-
dad de Amigos del País abrió sus puertas el primer museo nacional de Guatemala.97
No obstante, es posible reflexionar que la intención de la creación del museo
así como la puesta en marcha del Atlas del Estado de Guatemala responde también
a la reproducción de un ideario modernista, que implicaba concebir a la naciente
patria como un lugar que posee fronteras definibles, tanto políticas como cultura-
les. Es decir, utilizando las ideas de Benedict Anderson, una comunidad imagina-
da, limitada en el tiempo y el espacio, con un proceso histórico-social propio, de
riquezas naturales y culturales muy particulares y explotables.98
Tanto como el museo, la reforma educativa experimentada para el gobierno
de Mariano Gálvez, en la cual estaba incluida la enseñanza de la historia nacional
(estatuto de instrucción primaria decretado el 31 de agosto de 1835), era pilar para
alcanzar el progreso.99 Iximche’, por supuesto, ocupaba un lugar fundamental, al
igual que otras antiguas ciudades, para concederle un origen étnico a la nación,
como ya lo apuntamos antes. Sin embargo, cabe mencionar que en la sala o depar-
tamento de etnología del primer museo nacional en 1866, se omitieron los planos
de Iximche’ y Q’umar Ka’aj,100 pero no conocemos las razones exactas para no
incluirlos.
En este proyecto nacionalista, Iximche’ se convirtió en un “lugar de me-
moria” que ayudó a la construcción de un territorio histórico y alma nacional.

93 Gutiérrez Mendoza, Ibid.: 60-62.


94 Como resultado de ello, el naturalista Longinos Martínez les propuso la apertura de un Gabinete
de Historia Natural, en el cual se expusieron también piezas arqueológicas. Taracena Arriola,
1978: 19.
95 Davila, Ibid.:182; y Luján Muñoz, 1972.
96 Casaús Arzú, 2012: 18.
97 Luján Muñoz, 1972:7.
98 Anderson, 2007.
99 González Orellana, 2007: 187-90.
100 Luján Muñoz, 1972: 10.

48
También fue el impulso de un primer germen de empresa cultural guatemalteca
que para la primera mitad del siglo XX cobraría importancia comercial, como lo
mostraremos posteriormente. Todo ello en sintonía con las nuevas corrientes etno-
lógicas evolucionistas europeas, para las cuales las sociedades antiguas servían de
comparación con el propósito de entender una historia natural de las sociedades
contemporáneas.
Un Iximche’ para fomentar la cultura nacional. Esta fórmula se repetiría cien
años después en la celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de
Santiago, dando origen a una nueva temporada memorial de carácter nacionalista.
Ahora con nuevos tintes y contenidos, fomentada por medio del ritual de memoria
y utilizada para impulsar un turismo cultural que empezaba a convertirse en una
industria.

4. Iximche’ y las fronteras culturales de la República de


Guatemala: la celebración del IV Centenario de la Fundación
de Santiago de Guatemala

Antecedentes de la celebración
Luego de la ruptura del pacto federal en 1840, se dio la consolidación de un Estado
centralizador y autoritario, que a finales del siglo XIX seguía permitiendo que los
sectores dominantes de la población fueran nuevamente los artífices del alma na-
cional.101 Ésta era una idea de nación que hacía énfasis en un mito de descendencia
de origen étnico. En este tipo de nación, como lo apunta Anthony Smith, jugaron
un papel importante los logros intelectuales, ya que permitían la recopilación de
ese pasado por medio de la aplicación de las ciencias modernas a fin de recrear y
ampliar la historicidad de la nación y, así, renovar su mitología.102 Sin embargo, y
como ya lo han señalado otros autores, en todos los proyectos de construcción na-
cional promovidos por el Estado sucede que se tomaron como modelo los progra-
mas nacionalistas francés y estadounidense, los cuales se basaron en la ciudadanía
como elemento homogeneizador.103
De esta manera, la nación promovida por el Estado republicano guatemal-
teco replicó este modelo revolucionario que se basaba en la construcción de una
nación política (Staatsnation),104 que en determinadas cuentas permitiría convertir
101 Palma Murga, 1994: 17. Benedict Anderson también apunta que los nacionalismos son artefac-
tos culturales de una clase particular. (Anderson, 2007: 21.
102 Véase: Gutiérrez Chong, 2001: 46.
103 Hobsbawm, 2004: 27-29.
104 Según Jorge Enrique González en las revisiones que Hobsbawm hace sobre el concepto de na-
ción en su libro Naciones y nacionalismos… encuentra que existen dos visiones: la que destaca
rasgos subjetivos como la visión francesa (Staatsnation) y privilegia la concepción política de

49
la heterogeneidad social, propia de las nuevas repúblicas poscoloniales latinoa-
mericanas, en una sola comunidad nacional por medio de la promulgación de la
ciudadanía universal.105
En la legislación liberal se expresó la voluntad del Estado de continuar fo-
mentando, año con año, una identidad nacional mediante la celebración del día de
la Independencia y de la utilización de símbolos como la bandera, el escudo, el
himno nacional, la ceiba y la monja blanca como árbol y flor nacional, el quetzal
como ave nacional, retomando en gran medida los símbolos del regionalismo al-
tense como insignias nacionales.106
La construcción de una historia patria y su fomento por la vía de la edu-
cación moderna como lo apunta Gellner107 y de su colocación en lo que Georges
Balandier llamaría el “asiento teatral”;108 es decir, su recreación por medio de las
escenas y las imágenes daría origen a una serie de “fiestas nacionales”, como las
de Independencia del 15 de septiembre que ya mencionamos, reconfirmadas en
1871 con la Reforma Liberal y, seguidamente, durante las fiestas del IV Centenario
del Descubrimiento de América en 1892, que justificaron el manejo tutelar de los
grupos indígenas desde la colonia por parte del Estado,109 las fiestas Minervalias
de Manuel Estrada Cabrera, evocación de la cultura clásica griega en su afán de
colocar a Guatemala a la par de los países europeos desarrollados,110 la celebración
del I centenario de la Independencia, un acto que tuvo por objetivo rememorar el
papel de los liberales como actores claves de la independencia del dominio español
y que recreaba la idea de ver a Guatemala como sede de un gran país centroameri-
cano y, finalmente, la celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad
de Santiago, ahora denominada de los Caballeros de Guatemala, la cual tendría
como fin (en el marco del derrocamiento de Carlos Herrera Luna (1920-1921)),
mostrar el retorno de los liberales barristas al poder como nuevos precursores del
alma nacional.
Esa íntima relación que existe entre el arte de gobernar y el arte de teatralizar
el poder, permitió que esta escenificación de la nación fuera un elemento funda-
mental en el proyecto político de los liberales. De esa forma, la celebración del
IV centenario de la Fundación de Santiago, del 24 de julio al 2 de agosto de 1924,
resultó ser una de estas manifestaciones que elaboraron realidades para la óptica
social. La misma buscó legitimar una visión de mundo, ordenando, clasificando y
jerarquizando una trayectoria histórica en función del presente vivido y de la cul-
tura hegemónica del momento.
la libre determinación de los ciudadanos y la soberanía de la nación, y la que se inclina a dar
importancia a rasgos objetivos, como la visión alemana (Kulturnation), en la cual la cultura, el
idioma y la historia comunes son las claves de pertenencia para el sentimiento nacional, (Gon-
zález, 2007: 9.
105 Taracena et al., 2002.: 61.
106 Taracena et al., Ibid.: 88.
107 Gellner, 2008: 177.
108 Balandier, 1994: 15.
109 Taracena et al., Ibid.: 96.
110 Cabrera Mejía, s. f.

50
A continuación haremos anotaciones sobre esta celebración nacionalista, po-
niendo énfasis en los actores claves que la organizaron, quiénes participaron y los
roles que jugaron, así como los objetivos a los cuales la orientaron sus organizado-
res, describiendo cómo fue estructurada y su contenido simbólico.

Las vanguardias nacionalistas y la celebración del IV Centenario


Después del derrocamiento de Manuel Estrada Cabrera el 8 de abril de 1920 por la
coalición política entre el recién fundado Partido Unionista (1919), el cual alber-
gaba a un grupo de personas de tradición conservadora que aprovechó el renovado
deseo centroamericano de reunirse en una sola nacionalidad111 y que, a la manera
de la tradición liberal europea, reclamaba la reforma del sistema monetario y el fin
de la reelección,112 y un grupo de liberales anticabreristas, entre cuyos miembros
se encontraban J. Antonio Villacorta y Adrián Recinos, personajes claves en la
posterior fundación de la Sociedad de Geografía e Historia y de la organización del
IV Centenario de la Fundación de la capital, asumió la Presidencia el empresario
y diputado de la Asamblea Legislativa Carlos Herrera Luna, el 16 de septiembre
de 1920. Herrera Luna fue derrocado el 10 de diciembre de 1921 por un golpe de
Estado.113
La presidencia de Carlos Herrera Luna se fraguó en esa alianza entre unio-
nistas y liberales anticabreristas. Además, traía consigo el estigma de la mano ex-
tranjera materializada en los intereses que Estados Unidos tenía y que no veía con
buenos ojos los planes unionistas,114 ya que para entonces el capital estadounidense
había monopolizado la exportación del banano y toda la red de transporte comer-
cial (aéreo y terrestre) del país, con lo cual desarrollaron una considerable dosis de
poder político en toda la región centroamericana.115 De esa forma, en el marco del
decaimiento de la economía guatemalteca, no obstante la leve recuperación termi-
nada la Primera Guerra Mundial, el 5 de diciembre de 1921 fue derrocado Herrera
Luna por un triunvirato militar, dando paso a una serie de gobiernos liberales diri-
gidos por generales del ejército fundado por Justo Rufino Barrios.116
En ese contexto, ascendió al poder en 1922 el general José María Orellana,
respaldado por los mismos intelectuales liberales que habían actuado en contra de
Estrada Cabrera. Durante su mandato sería fundada la Sociedad de Geografía e
Historia, que pasaría a ser un actor clave en la realización de la fiesta nacionalista
que conmemoraba el IV Centenario de la Fundación de Santiago.

111 Aguilar de León, 1986: 41.


112 Taracena Arriola, 1993: 232.
113 Jiménez Rivera, 1996: 53-60.
114 Jiménez Rivera, Ibid.:50.
115 Posas, 1993: 154.
116 Taracena Arriola, 1993.: 233.

51
Dicha institución fue fundada el 15 de mayo de 1923117 y tuvo como obje-
tivos institucionales, primero la construcción de una bibliografía nacional a partir
de la publicación de las obras de los cronistas españoles y, segundo hacer del co-
nocimiento público su existencia como un grupo de intelectuales comprometidos
con la recuperación de la historia patria.118 A ello debemos agregar su compromiso
ideológico y político hacia el Estado liberal de la época. Para el cumplimiento del
segundo objetivo, se recurrió a la realización de actos públicos con carácter oficial
en los que se evocara y reinventara la memoria nacional. Es así como, en mayo de
1923, la misma noche en que se inaugurara el Palacio Centenario y se celebrara el
I Centenario de la Independencia de Centroamérica, la Sociedad hizo su primera
aparición en público. Después de esa velada nacionalista, ésta decidió consagrar
sus esfuerzos a la organización de un segundo evento memorial: la celebración
del IV Centenario de la Fundación de Santiago, la cual sería su segunda aparición
pública.119
La Sociedad de Geografía e Historia fue fundada gracias al apoyo brindado
por el gobierno de José María Orellana.120 No obstante, crear una Biblioteca Cen-
tenaria como objetivo primordial que daría origen a esta institución fue una inicia-
tiva inicial de los intelectuales Virgilio Rodríguez Beteta y Adrián Recinos durante
la época de la dictadura de Estrada Cabrera.121 Como consecuencia del derroca-
miento de éste en abril de 1920 y de la posterior necesidad de una reconstrucción
política posdictadura fue que nació esta Sociedad, apuntando a hacer de la historia
nacional la base del patriotismo guatemalteco e inspiración del alma ciudadana.122
Gustavo Palma Murga, citado por Taracena, agrega que entre sus objetivos
iniciales estaban la elaboración de discursos nacionalistas basados en la historia, el
fomento de un imaginario con el propósito de consolidar dicha identidad afirmada
en interpretaciones, explicaciones, valores e imágenes, la recuperación del pasado
monumental de los mayas como pilar de la misma y, finalmente, la proyección
turística de este patrimonio.123 Una de las particularidades que les permitía estable-
cerse como autoridad en el ramo de la historia fue la del prestigio que como cien-
tíficos y académicos poseían sus miembros y, por supuesto, por el reconocimiento
y apoyo que el Estado les brindó.
Como lo menciona Taracena, la Sociedad de Geografía e Historia contó
desde su nacimiento con financiamiento estatal en parte porque sus fundadores y
miembros estaban vinculados al Estado.124 De ahí que también recibiera apoyo de

117 Según Rigoberto Bran Azmitia, la Sociedad de Geografía e Historia fue fundada en esa fecha,
aunque el inicio de sus actividades fue el 25 de julio de 1923. Posteriormente el 29 de agosto del
mismo año el Gobierno de la República le entregó su personería jurídica (Bran Azmitia, 1963:
452).
118 Rodríguez Beteta, 1963: 467-473.
119 Rodríguez Beteta, Ibid.: 470.
120 Rodríguez Beteta, Ibid.: 468-469.
121 Rodríguez Beteta, Loc. cit.
122 Rodríguez Beteta, Loc. cit.
123 Taracena Arriola, et al., 2002: 109.
124 Taracena, Loc. cit.

52
los gobiernos posteriores a José María Orellana. Gracias a la donación de un terre-
no que hizo el general Lázaro Chacón fue que posteriormente se pudo comprar la
casa en donde ha estado ubicada hasta la actualidad.125
Su primer director fue un destacado diplomático e historiador guatemalte-
co, el doctor en derecho Antonio Batres Jáuregui, quien había sido un importante
funcionario público de los gobiernos liberales y destacado integrante de las so-
ciedades intelectuales de la época.126 La selección de éste como director se dio
debido a su alto prestigio intelectual en el campo de la historia.127 Su selección fue
realizada por el abogado, historiador, periodista y diplomático Virgilio Rodríguez
Beteta128 y por su amigo y antiguo compañero de estudios del Instituto Nacional
Central para Varones, Adrián Recinos, quien también era abogado, historiador, di-
plomático, político y miembro de varias instituciones nacionales e internacionales
científicoliterarias.129
No obstante, si bien Batres Jáuregui les antecedía por muchos años como
intelectual orgánico del partido liberal, la posición que para entonces ocupaban y
seguirían ocupando en el Estado estos dos últimos historiadores fue determinante
en las líneas de trabajo y producción intelectual de dicha institución. Cabe recordar
que Villacorta también fue uno de los artífices más importantes de la creación edi-
torial de la Sociedad de Geografía e Historia por más de dieciocho años y también
uno de sus fundadores.130 Según Gordillo Castillo, Villacorta fungió durante los
gobiernos de José María Orellana, Lázaro Chacón y Jorge Ubico como secretario
de Estado en el Despacho de Educación Pública, situación que le permitió con-
vertirse en una de las figuras más importantes en la construcción, recopilación y
difusión del proyecto nacional del Estado y de la oficialización de una Historia
Nacional durante los años 1915 y 1944, partiendo de la publicación de sus propios
libros de texto para educación pública en Guatemala.131
De esa forma, la celebración del IV Centenario en manos de los miembros
fundadores de la Sociedad de Geografía e Historia fue programada como una ac-
tividad fundamental para el desarrollo de sus objetivos institucionales, en armonía
con el proyecto modernista del gobierno del general Orellana. Cabe mencionar
que, según el Decreto Legislativo 869 del 17 de julio de 1924, se declaró el 25 de

125 Bran Azmitia, Loc.cit.


126 Según Jorge Luis Arriola, antes de ser el primer director de la Sociedad de Geografía e Historia,
el abogado Antonio Batres Jáuregui (1847-1929) fue secretario de la Sociedad Económica de
Amigos del País. Asimismo, fungió como ministro plenipotenciario de varios países de Centroa-
mérica ante Estados Unidos, fue delegado oficial a congresos científicos, ministro de Relaciones
Exteriores, ministro de Instrucción Pública, miembro fundador de la Academia de la Lengua
y también perteneció a varias sociedades académicas de diferentes lugares de América y de
Europa. Tuvo una producción literaria importante, dedicando sus intereses especialmente a los
estudios históricos y lingüísticos, (Arriola, 2009: 142.
127 Rodríguez Beteta. Ibid.: 469.
128 Arriola, 2009: II 368.
129 Arriola, 2009: II 344.
130 Gordillo Castillo, 2001: 120.
131 Gordillo Castillo, 2001:121.

53
julio del mismo año día de fiesta nacional en conmemoración del IV Centenario
de la Fundación de la Ciudad de Guatemala, confirmando esto la estrecha relación
que la Sociedad de Geografía e Historia y el Estado guatemalteco poseían para el
fomento y construcción de la nación.132

Objetivos de la celebración del IV Centenario


Las motivaciones expresas en este evento memorial guardan la reproducción del
imaginario criollo sobre la fundación de Santiago en Iximche’ al utilizar como
mito fundacional la conquista española. La alocución leída en Teatro Abril por el
secretario de la Sociedad de Geografía e Historia, Francisco Fernández Hall, en la
velada del 25 de julio de 1924, apuntaba a subrayar que la celebración tenía como
objetivo conmemorar el nacimiento de Guatemala.133 Por supuesto, esa Guatemala
que ha atravesado un proceso civilizatorio que iba de la primitiva ciudad fundada
en Iximche’ a la gran patria de ciudadanos cultos, capaces de conocer su pasado y
de forjar su futuro.
Es muy diversa cosa la que hoy conmemoramos. Es el advenimiento de Gua-
temala, por la fundación de su primitiva capital, a la existencia de pueblo civili-
zado, de comunidad culta, de entidad capaz de recibir el beso fecundante de la
ciencia y de ponerse al habla con los lejanos pueblos de Europa.134
La utilización de este mito fundacional que representó la conquista española,
además de reforzar una identidad criolla que evoca a su madre patria España, tal
como sucedió en el imaginario de los cronistas, también sería ahora utilizada como el
inicio de una Guatemala menos española y menos indígena con el fin de reafirmar las
tesis en el pensamiento de los intelectuales de la época de una Guatemala ladina.135
Asimismo, esa “necesidad de un adelante” expresaba cómo las motivacio-
nes de la celebración del IV Centenario estaban directamente vinculadas con un
proyecto económico nacional que pretendía capitalizar el patrimonio tangible, co-
lonial y prehispánico para su explotación por medio del turismo.136 Como parte de
las iniciativas de la celebración, se pretendió inaugurar un recorrido turístico que
integraría lugares tanto de belleza natural como de interés histórico conformado
por el trayecto Río Dulce, el lago de Izabal, Quiriguá, Antigua Guatemala y Te-
cpán Guatemala, este último incluía a Iximche’, el cual además de robustecer el
sentimiento nacional podría ser un destino del turismo arqueológico y paisajístico.

132 Decreto número 869, 1924: 71.


133 Fernández Hall, 1924a: 70.
134 Fernández Hall, 1924b: 75.
135 Martínez, 1924: 78-85.
136 Fernández Hall, 1924a: 70.

54
Es muy probable que este recorrido sea el antecedente que le diera origen
al Club Turista de Guatemala, fundado en 1925, el cual pretendía la liberación de
las actividades comerciales turísticas en el país, ya que éstas eran monopolizadas
por empresarios estadounidenses. Entre éstos destacan Alfred Clark, quien exito-
samente logró aprovechar los viajes en barco que la United Fruit Company hacía
para ofrecer a los estadounidenses un viaje por el interior del país, a lo cual nos
referiremos en el siguiente capítulo.137 El mismo general José María Orellana fue
miembro honorario del Club Turista y amplió la red vial para intensificar con ello
los destinos turísticos en el país como parte de las nuevas reformas económicas.138
Lázaro Chacón y su Gabinete de Gobierno fueron también parte del Club Turista
guatemalteco, mostrando con ello la importancia del turismo como proyecto de
Estado.139
Entre las listas de miembros para el año de 1926 figuraban familias ricas
del país, las que jugaron un papel muy importante en el desarrollo del turismo en
la medida en que invirtieron en hoteles de lujo y solares de menor tamaño para
albergar a los turistas en la ciudad capital y otros departamentos. Tal es el caso del
Gran Palace Hotel, construido en 1920 por Salvador Herrera, padre de Jorge He-
rrera quien fuera fundador del Club Turista guatemalteco y años después del Club
de Leones y del Club Rotario.140 Como lo menciona González Monguilla, el Gran
Palace Hotel (4a. Avenida y 12 Calle de la zona 1) estaba subordinado al turismo
proveniente de Estados Unidos ya que las compañías que hacían posible el ingre-
so de turistas eran estadounidenses.141 Otros miembros del Club Turista fueron
intelectuales de alto prestigio y funcionarios del Gobierno, entre los que podemos
mencionar al antropólogo Antonio Goubaud Carrera, quién trabajó en Clark Tours
como guía de turismo, al arqueólogo Carlos Luna y el hijo de Antonio Villacorta,
Carlos Villacorta, entre otros.142
Como lo menciona Claudia Dary, alrededor de 1930 el turismo se constituyó
como una empresa capitalista que dejó de ser reservada para intelectuales y misio-
neros, convirtiéndose en una actividad de esparcimiento, situación que coincide
con la expansión imperialista de Estados Unidos en Latinoamérica.143 No obstante,
en los años veinte en Guatemala ya se experimentaba el tráfico de turistas esta-
dounidenses, como los tours de la Grace Company de San Francisco por medio de
sus subsidiarias Pacific Mail, Panam y Grece Line, las que a partir de 1932 cons-
truyeron una flota denominada Santa Rosa, Santa Lucía, Santa Elena y Santa Marta
destinada para albergar turistas.144

137 González Monguilla, 2001: 59.


138 González Monguilla. Loc. cit.
139 González Monguilla, Ibid.: 61.
140 González Monguilla, Ibid.: 57.
141 González Monguilla, Ibid.: 57.
142 González Monguilla, Ibid.: 62-63.
143 Dary, 2000: 175.
144 González Monguilla, Ibid.: 57.

55
Empero, en el programa final de la celebración del IV Centenario, la inau-
guración de ese recorrido turístico se transformó en una excursión automovilística
que tuvo como itinerario visitar varios de los lugares en donde estuvo ubicada la
ciudad de Guatemala, como aquellos lugares en donde vivieron algunos personajes
del panteón histórico nacional.
Los participantes en el tour automovilístico sin lugar a dudas, según pala-
bras del subcomité organizador, eran “distinguidas personas de nuestra sociedad
bien conocidas por sus sentimientos patrióticos […] y miembros de las diversas
colonias extranjeras,”145 así como representantes del Gobierno central y de los dia-
rios El Imparcial, para entonces vocero de la nueva intelectualidad representada
por la “Generación del 20” y el Diario de Centro América, principal medio de
comunicación escrita del Estado de Guatemala.
La Generación del 20 estuvo formada primordialmente por personas que
provenían de familias de clase media y altas de origen ladino urbano. La misma
jugó un papel muy importante en el fomento de una nación basada en los princi-
pios de libertad, igualdad y justicia retomados de las Cortes de Cádiz, en su afán
por el progreso y creencia ilimitada en la ciencia, culto a los intelectuales y cultura
como factores de modernización, a la educación y limpieza racial como remedios
fundamentales para la cura de todos los males; esto último directamente vinculado
al tema del problema indígena y su integración a la nación.146
En síntesis, las motivaciones y objetivos que la Sociedad de Geografía e
Historia tuvo para liderar la celebración del IV Centenario fueron las siguientes:
1. Hacer de su segunda aparición en público una sociedad de hombres y
mujeres patriotas y científicos, razón por la cual tomó como símbolo la
fecha del 25 de julio, en memoria de la fundación de la ciudad de San-
tiago de Guatemala en Iximche’.
2. Entrega al público del primer número de la revista Anales y la paleogra-
fía de la Recordación Florida de Fuentes y Guzmán para comenzar con
ello a reescribir la historia patria. De hecho, la propuesta fue el inicio de
la publicación de la “Biblioteca Goathemala”, dirigida por Villacorta.
3. Promover los lugares históricos en el turismo.
4. Fomentar la memoria nacional por medio de estos lugares.
5. Promover la fecha del 25 de julio de 1924 como mito fundacional de la
ciudad de Guatemala y, por tanto, lo como la fusión de las raíces hispá-
nica e indígena para el fomento de una identidad nacional.

145 “Invitación al Diario de Centroamérica por la Sociedad de Geografía e Historia”. Diario de


Centroamérica. 14 de julio 1924, págs. 1-2.
146 Casaus Arzú, 2001: 11-13.

56
El programa oficial de celebración
La celebración del IV Centenario tuvo una duración de nueve días a partir del
jueves 24 de julio al 2 de agosto de 1924. Entre música de banda marcial, desfiles
folklóricos, lectura de discursos, erección de monumentos, develación de placas
conmemorativas y representaciones teatrales, se celebró la llamada fiesta patria. El
programa general fue preparado y llevado a cabo principalmente por la Sociedad
de Geografía e Historia, el Gobierno de la República y distintas municipalidades,
en especial la capitalina. También colaboraron en los festejos agrupaciones, comi-
tés pro-festejos y turísticos, así como también comitivas de las colonias extranjeras
radicadas en Guatemala, en especial la española.
Varios fueron los escenarios que en la ciudad capital se utilizaron para rea-
lizar las actividades de celebración. Para el gran público urbano capitalino se pre-
pararon actos en el Parque Centenario, en la Plaza de Armas, en el Parque Gálvez
y a lo largo de la 6a. Avenida de la Zona 1, por ser entonces la principal arteria
comercial de la ciudad. Entre estos actos destacaron los conciertos de la banda mar-
cial del Estado de México, la cual para ese entonces gozaba de un fuerte prestigio a
nivel internacional,147 y marcaba el peso que en Guatemala tenía la institucionaliza-
ción del modelo revolucionario mexicano, en especial su proyecto cultural, como
lo ha apuntado Taracena.148
Un grupo de hombres y mujeres indígenas pertenecientes a diferentes cofra-
días fue “traído” del interior de la República para desfilar por la ciudad, mostran-
do su vestimenta y música para contemplación del público. Según un periódico
de la época, el Ministerio de Gobernación costeó los gastos de éste, alojándolo
en la antigua finca La Aurora.149 Entre otras actividades, se proyectaron cintas
cinematográficas,150 se quemaron fuegos artificiales y se izó la bandera en diferen-
tes oficinas estatales y municipales en toda Guatemala.
Los actos de celebración para grupos más selectos fueron realizados en lu-
gares destinados a la alta sociedad guatemalteca, como el Club Alemán, el Club
Guatemala, el Teatro Abril, el Palacio Centenario y la llamada, en ese entonces,
Universidad Popular. Esta última fundada por miembros de la Generación del 20,
los cuales habían sido influenciados por las ideas de José Vasconcelos.151 Entre los
actos destacó la realización de actividades académicas alusivas al IV Centenario,
sobre todo la realizada por la Sociedad de Geografía e Historia en el Teatro Abril la
147 “Síntomas de Cultura y Paz”. En: El Imparcial, 25 de julio de 1924. pág. 7.
148 Taracena Arriola, 1988.
149 Diario de Centro América, 23 de julio de 1924, pág. 1.
150 Según un artículo publicado el día 23 en el diario El Imparcial, por la noche se exhibirían en
la Plaza de Armas cintas cinematográficas en donde se mostraría imágenes de indígenas y de
Charles Chaplin para la diversión del público.
151 José Vasconcelos, quien era rector de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1920,
para el Primer Congreso Internacional de Estudiantes abogó por la fundación de la Universidad
Popular en Guatemala, la cual tendría como objetivo primordial volcar la educación universita-
ria hacia las masas, Taracena Arriola, 1988: 684.
Taracena Arriola, Arturo. Ibid.: 684.

57
noche del 25 de julio. En la misma, Enrique Martínez Sobral hizo exposición del
significado de ésta, haciendo entrega además de la paleografía realizada por Adrián
Recinos y otro socio, de la Recordación Florida y del primer número de la revista
Anales.152 En esta misma actividad se premió al maestro Jesús Castillo con las
Palmas Académicas del Gobierno francés por su obra “Quiché Vinac”, de la cual
se representaron esa noche algunos pasajes basados en la recreación de un mundo
prehispánico naturalista y fantásticamente salvaje.153 El homenaje al maestro Cas-
tillo se realizó por su labor artística al crear la primera ópera nacional, además de
que su contenido simbólico estaba acorde a las ideas indigenistas de la época.
El Teatro Abril y la contigua Plaza Gálvez fueron adornados con arcos de
flores artificiales, luces y los escudos de España y de la ciudad de Guatemala por
parte de un contingente de la colonia española. Otra actividad académica dentro
del programa de festividades fue la realizada en la Universidad Popular el día 26
de julio, en la cual se montó un acto lírico-literario dedicado a las agrupaciones
indígenas que habían desfilado el día anterior por la 6a. Avenida de la Zona 1.
Dentro de este acto se desarrollaron algunos discursos que tuvieron como objetivo
persuadir a los grupos indígenas homenajeados sobre la importancia que tenía la
educación para su proceso civilizatorio, además de recalcar la importancia de su
participación en los festejos patrios para su integración a la nación y garantizar así
un proceso homogeneizador nacionalista de la población guatemalteca.154 Cabe
recordar que la Universidad Popular establecía un ideario de trabajo basado en
tres consideraciones: la alfabetización de las masas, la divulgación científica y
la formación del alma nacional.155 En la fundación de la Universidad Popular en
1923 participaron el embajador mexicano ingeniero Juan de Dios Bojórquez, el
embajador francés Albert Ravelli y, especialmente, los miembros de la AEU, Mi-
guel Ángel Asturias, Clemente Marroquín Rojas, David Vela y Alfonso Orantes,
todos miembros importantes de la Generación del 20 y quienes se caracterizaron
por fomentar la educación como instrumento de asimilación de las poblaciones
indígenas. Lo más importante, este acto también representó una muestra de la re-
producción del discurso racialista de la época, tomado desde finales del siglo XIX
de las ideas positivistas.
Otras actividades de carácter social realizadas en la ciudad capital fueron
aquéllas que no estuvieron precisamente dirigidas al gran público. Se desarrolla-
ron dos bailes, uno el 24 de julio en el Club Alemán y el otro el día 2 de agosto en
el Club Guatemala.156 El que destaca de éstos es el último, pues en él se recreó la
152 “El grandioso éxito de anoche en el Abril” en Diario de Centro América, 26 de julio de 1924,
pág. 2.
153 “Solemne fiesta fue la velada de ayer noche”, en El Imparcial, 26 de julio de 1924, pág. 1; y
“Cómo será celebrado el Cuarto Centenario de Fundación de Guatemala”, Diario de Centro
América, 19 de julio de 1924, pág. 1.
154 “La Universidad Popular y el IV Centenario de Guatemala”, en El Imparcial, 23 de julio de
1924, pág. 1.
155 Taracena Arriola, 1988: 684.
156 “Cómo se celebró el IV Centenario”, en: Anales de la Sociedad e Historia de Guatemala, 1924:
72-74.

58
época de la fundación de Santiago con una coreografía en la que los asistentes se
vistieron con trajes del siglo XVI.157
De todos los actos mencionados tuvo más atención y dedicación en la orga-
nización la llamada “excursión automovilística”. La actividad inicio el día domin-
go 27 julio desde el Parque Central de la ciudad capitalina y emprendieron viaje
ciento diez carros, que transportaron alrededor de quinientas personas.158 Transpor-
taban a representantes de la Asamblea Legislativa y de la Municipalidad capitali-
na, a las delegaciones de México, Uruguay, Nicaragua, China, Italia y España, a
estudiantes de la Universidad Popular y socios de la Sociedad del Porvenir de los
Obreros, a un cuerpo de bailarinas de la ópera “Quiché Vinac”, a varias familias
particulares y a los miembros de la Sociedad de Geografía e Historia. El recorrido
que se decidió emprender tenía como itinerario Antigua Guatemala, San Juan del
Obispo, Ciudad Vieja, Tecpán Guatemala y, finalmente, Iximche’.159 Se llevaron
invitaciones especiales de parte del subcomité organizador de la excursión a los
diarios El Imparcial y Diario de Centro América,160 así como también en menor
medida al público en general.161
El objetivo central de la actividad fue develar ocho placas conmemorativas
en aquellos edificios que representaban los diferentes lugares en donde había es-
tado ubicada la ciudad de Guatemala, así como en aquellos lugares en donde se
podía recrear la imagen de personajes importantes para la memoria nacional: el
Cabildo de Almolonga, el Palacio de los Capitanes Generales, el Palacio Munici-
pal de Tecpán e Iximche’ fueron visitados durante los días 27 y 28 de julio de 1924.
También se develaron placas en el Palacio del Obispo Marroquín, considerado por
la Sociedad de Geografía e Historia como el fundador de la educación moderna en
Guatemala, en la casa donde viviera doña Beatriz de la Cueva, esposa del conquis-
tador Pedro de Alvarado, en la casa del cronista y capitán del ejército de Pedro de
Alvarado, Bernal Díaz del Castillo, en la casa natal del poeta Rafael Landívar y,
por último, en la casa en donde se estableciera la primera imprenta en Guatemala.
En todos los lugares mencionados se dictaron alocuciones por parte de diferentes
miembros de la Sociedad de Geografía e Historia, en las cuales se subrayó la im-
portancia de estos lugares y personas como patrimonio nacional.

se sabe que el 27, una gran comitiva de automóviles partirá a Antigua para descubrir
placas conmemoratorias en los sitios de importancia histórica, hasta hoy olvidados
por una incuria que no se absuelve, pero sí se explica en nuestro carácter taciturno

157 Ibid.: 74.


158 “Para la fiesta a Ixinche (sic). Entusiasma la Próxima Excursión”, en El Imparcial, 22 de julio
de 1924, pág. 1.
159 “Cómo se celebró el IV Centenario. Programa General”, en Anales de Sociedad de Geografía e
Historia de Guatemala, 1924, págs.73-74; y en El Imparcial, 22 de julio de 1924, pág. 1.
160 “El Imparcial invitado a tomar parte de los festejos”, en El Imparcial, 12 de julio de 1924, pág.
1; y “La Sociedad de Geografía e Historia, Subcomité de la E. Automovilística”, en Diario de
Centro América, 14 de julio de 1924, pág. 1.
161 “Invitación del Gobierno para las Fiestas Centenarias”, en El Imparcial. 24 de julio de 1924,
pág. 6.

59
y olvidadizo. Esas placas dirán al viajero y al turista, al escolar y al escritor, que
por tales sitios quizás cubiertos ya de ruinas y malezas, pasó el intento de una ci-
vilización pujante, a la cual no dieron desarrollo las vicisitudes del tiempo y los
estremecimientos de la tierra.162
Durante tal actividad, según el Decreto Legislativo 1530, se decidió elevar a
categoría de ciudad la villa de Tecpán163 y erigir en una de las plazas de Iximche’
un monumento conmemorativo para recordar que este lugar representaba la cuna
de la primera ciudad de Guatemala. Asimismo, todas las actividades realizadas en
la excursión automovilística estuvieron acompañadas por bailes, comidas y otros
actos alusivos a la celebración fundacional. Por ejemplo, en Iximche’ se hizo una
descripción del lugar y de las ruinas en idioma kaqchikel, con su posterior tra-
ducción al español, para luego dar paso a un baile en un rancho construido por el
gremio de agricultores de Tecpán.164
Después de las actividades, los excursionistas regresaron a la ciudad capi-
tal y al día siguiente, 29 de agosto, la celebración continuó con la realización de
algunos conciertos más en el Parque Central. El día 30, le tocó organizar a la ofi-
cialista mutualidad El Porvenir de los Obreros un acto lírico literario en el Palacio
Centenario y el día 31 fue organizado otro más por los estudiantes del Instituto
Central de Varones en el mismo lugar. Como lo menciona Víctor Hugo Acuña, este
tipo de sociedades de obreros y artesanos eran acostumbradamente subvenciona-
das por los gobiernos liberales centroamericanos con el objetivo de convertirlos en
su principal base social dentro de las clases subalternas, por eso era de esperarse
que su participación en la celebración nacional fuera infaltable.165 Finalmente, la
actividad coronó con un baile de sociedad en la noche del sábado 2 de agosto en
los salones del Club Guatemala,166 formas organizativas que funcionaban bajo el
patrocinio de las élites políticas.167
Cabe mencionar que los nueve días de celebración congregaron un núme-
ro importante de personas, especialmente a aquellos invitados especiales, quienes
aprovecharon el evento nacionalista para mostrarse como ciudadanos probos de la
nación. Como se ha dicho, la Sociedad de Geografía e Historia fue el actor intelec-
tual, movilizando a personas fuera y dentro del Gobierno con el objeto de que el
programa se desarrollara exitosamente para los fines que había sido concebido, una
manifestación nacionalista. Los gobiernos locales también fueron actores activos
en la celebración, así como aquellas agrupaciones dedicadas a la industria y al tu-
rismo. Ahora bien, en la celebración puede vislumbrarse una participación menos
activa de las poblaciones locales de los diversos lugares visitados, en esta realidad
las agrupaciones indígenas cumplieron un papel decorativo en la celebración.
162 “Síntomas de cultura de paz”, en El Imparcial, 25 de julio de 1924, pág. 7.
163 “Cómo se celebró el IV Centenario”, en Anales de la Sociedad e Historia de Guatemala, 1924:
74.
164 Loc. cit.
165 Acuña Ortega, 1993: 291.
166 Acuña Ortega, Loc. cit.
167 Acuña Ortega, Ibid.: 292.

60
Resultó ser una celebración exclusiva para un grupo de personas que go-
zaban de un estatus privilegiado en los ámbitos político, económico y social en
el país y que, sobre todo, eran de alguna forma miembros del aparato estatal. Es
decir, si bien el performance orientó algunos de sus esfuerzos para el público en
general con el propósito de darle legitimidad al gesto ceremonial y discursivo, los
momentos álgidos del mismo fueron desarrollados en lugares distinguidos y con
la presencia de actores selectos, haciendo que las poblaciones locales no tuvieran
más participación en la celebración que la de ser contempladores.
En definitiva, la celebración fue dedicada hacia un grupo de hombres y mu-
jeres que recreaban al ideal ciudadano. Es decir aquéllos que se acercaban al canon
de la cultura occidental, que valoraban una historia patria abrazada por los lazos
de la ciencia y del progreso, de la cual se sienten orgullosos y poseedores y que
finalmente podían permitirse pensar en un futuro económicamente próspero. En
otras palabras, el “guatemalteco idealizado”.

5. El contenido simbólico en la celebración del IV Centenario


La celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de Santiago guarda
en su ritual ideas e imágenes que interesa analizar. Tal necesidad de robustecer el
sentimiento patriótico de los guatemaltecos por medio de este tipo de celebración
conllevó cuatro procesos. Primero, fomentar la conquista como hecho civilizato-
rio. Segundo, mostrar a la ciudad como espacio privilegiado para el progreso y la
civilización y también como fuente para escribir la historia. Tercero, recrear una
jerarquía social en donde hombres y mujeres, indígenas y ladinos, ricos y pobres,
intelectuales y analfabetos ocupan un lugar específico en el concierto nacional y
en el cual los indígenas detentaban un papel subalterno como consecuencia de la
condición de atraso y degradación cultural que se les asignó en la discursiva hege-
mónica de la época. Y cuarto, reforzar la imagen de una nación de orígenes étnicos,
pero referida a una indianidad mítica ubicada en la época prehispánica.

La conquista como hecho civilizatorio


Tanto los discursos pronunciados como en las imágenes construidas por medio de
las actividades lúdicas durante la celebración del IV Centenario de la Fundación
de la ciudad de Santiago, encontramos una evocación permanente a la conquista
española. Ese mito fundacional construido en el imaginario de los cronistas de
la época colonial fue retomado por los intelectuales y promotores de memoria
liberales involucrados en festejos. Así, en el discurso inaugural de la noche del
25 de julio de 1924 en el Teatro Abril, el secretario de la Sociedad de Geografía e

61
Historia, Francisco Fernández Hall, expuso que la conquista española representaba
el nacimiento de la civilización hispanoamericana y los conquistadores sus héroes
fundadores. En este sentido, celebrar en Iximche’ el advenimiento de Guatemala
recreaba la importancia que tuvo ésta para el tránsito de una primitiva población
a una Guatemala civilizada, así como también el comienzo de la “inferioridad” de
los indígenas, pues en definitiva ellos habían perdido la batalla contra los españo-
les.

Esta fundación la lleva a cabo Alvarado en el sitio que los indígenas llamaban
Iximche’ o sea tierra de maíz, el día 25 de julio de 1524. El establecimiento de aque-
lla primitiva urbe en el suelo de la patria, marca para ésta la iniciación de la obra
constructiva y civilizadora.168
Según este discurso, ese tránsito fue el producto inevitable del choque de dos
razas. Dicho evento daría nacimiento a un pueblo culto, conocedor de la ciencia
y capaz de poderse comunicar con Europa, pues en determinadas cuentas España
representaba el centro civilizatorio al cual debería referirse siempre la identidad
nacional.

Es muy diversa cosa la que hoy conmemoramos. Es el advenimiento de Guatemala,


por la fundación de su primitiva capital, a la existencia de pueblo civilizado, de
comunidad culta, de entidad capaz de recibir el beso fecundante de la ciencia y de
ponerse al habla con los lejanos pueblos de Europa.169

Estos mesnadores –conmemoradores– y aquellos hombres –Cortés en México, Pi-


zarro en el Perú; en el Sur, Valdivia; en las cumbres colombianas, Quesada; aquí,
al pie del Hunaphú, Alvarado− esos hombres, digo, traen consigo una lengua, una
religión, una fe, una civilización y han venido a realizar una obra trascendental: son
los fundadores.170
Pedro de Alvarado y demás conquistadores son evocados así como héroes
nacionales al igual que los reyes de las casas indígenas. No obstante, esto sólo sir-
ve para reafirmar la idea de que el primero es el vencedor y los segundos los ven-
cidos y de que a pesar de ello, Guatemala tiene un origen noble por ambas raíces.
Por ello, se insiste en que no se trata de recordar quién gano y quién perdió, sino de
rememorar que de este evento resultaría el nacimiento de la familia guatemalteca.
Ésta es, pues, la construcción de una historia blanca, una historia que si bien
es de sangre y conquista dio paso al nacimiento de una nueva identidad: la gua-
temalteca. Una identidad que tiene como componente principal cierto imaginario
que antepone por antonomasia la herencia criolla.

¡Valle florecido de Iximché donde en este mismo día, hace cuatrocientos años, nació
la familia guatemalteca! Nosotros venimos a despertarte, no con la férrea canción
de entonces que hizo retemblar tu suelo y rugir de pavor los ecos de tus montañas.
Nosotros no venimos a cantar la conquista ni la esclavitud, el triunfo de los unos ni

168 Fernández Hall, 1924a: 70.


169 Fernández Hall, 1924b: 75.
170 Martínez Sobral, 1924: 8-85.

62
la derrota de los otros. Nuestro pensamiento, más alto, canta el nacimiento de una
nación, el brotar de una familia, producto de dos razas y dos sangres. La nuestra es
canción de armonía y de esperanza. Este pueblo y esta patria de que fuiste cuna, son
hombres ya.171
La evocación a la herencia criolla en la celebración del IV Centenario se
vislumbró también en una actividad social de naturaleza elitista, programada como
clausura de las festividades para el día 2 de agosto de 1924 en el Club Guatemala.
Como se ha mencionado, el evento, llamado “Baile de fantasía”, invitó a los asis-
tentes a vestirse a la usanza española del siglo XVI.172 Tal actividad fue el broche
de oro con que quisieron terminar la llamada fiesta patria y recreaba la importancia
que tenía para estos “guatemaltecos” recordar que España era la madre patria. Esta
idea se confirma también en la alegoría representada en la actividad del 28 de julio
en Iximche’, en donde aparecen en una misma imagen la columna conmemorativa
al IV Centenario, mandada a erigir por el Gobierno de la República, y un grupo de
mujeres representando a Centroamérica y España (Ilustración 7).

Ilustración 7. Fotografía que muestra la alegoría presentada en Iximche’ para el IV Centenario.


La nación kaqchikel representada por una mujer ataviada a la griega, como usualmente solía
simbolizar la indianidad el neoclásico imperante a inicios del siglo XIX. Un siglo después, la
indianidad vuelve a ser representada por una mujer vestida a la griega, pero esta vez ya de la nación
mestiza del proyecto liberal guatemalteco. Es una evocación del patriotismo criollo según el
cronista Fuentes y Guzmán, reivindicado por el Ayuntamiento de la ciudad de Guatemala.
Fuente: Anales de la Sociedad de Geografía e Historia, 1924: 125.

171 Rodríguez Beteta, 1924: 129.


172 “Cómo se celebró el IV Centenario”, en Anales de la Sociedad de Geografía e Historia, 1924: 72.

63
Es necesario apuntar que la participación de la colonia española radicada
en Guatemala tuvo por ende un espacio importante en este centenario. Además de
estar presente en la excursión automovilística, estuvo encargada de adornar el Tea-
tro Abril para la actividad del 25 de julio de 1924.173 Parte de la decoración fue la
colocación de la bandera española junto a la de Guatemala, así como también la de
los escudos de España y la ciudad de Guatemala, siendo este acto la demostración
de ese papel privilegiado que ocupaban en la fiesta nacional (Ilustración 8).

Ilustración 8. Fotografía que muestra los adornos que la colonia española radicada en
Guatemala colocó en el Teatro Abril para las actividades del 25 de julio de 1924.
La colonia española asume la fórmula de la doble raíz y, asimismo, del vínculo de
la nueva República independiente de Guatemala con la madre patria España.
Fuente: Anales de la Sociedad de Geografía e Historia, 1924: 125.

Las evocaciones a la conquista como mito fundacional también pueden en-


contrarse en otros campos discursivos menos intelectuales, pero que comparten
estrechos lazos con sus ideas. En el diario El Imparcial del 25 de julio de 1924 se
publicó en su portada un grabado de Pedro de Alvarado, con la siguiente leyenda al
pie: “El M.I.S. Dn. Pedro de Alvarado y Mesía. Adelantado, fundador y primer ve-
cino de la M.N. y M.L. Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala”. Esta
imagen, así como la leyenda anterior, es una reproducción del retrato del maestro
Juan José Rosales del año de 1802.174 Posteriormente, en 1808, tras una serie de

173 “El Contingente de la Colonia Española en las próximas festividades del 25”, en Diario de
Centro América, 19 de julio de 1924, pág. 1.
174 Del Cid Fernández, 1960. La copia de la imagen presentada en El Imparcial del 25 de julio
de 1924 muestra un reproducción de tantas que se hicieron no tan fiel de la que se realizara en
1802, en especial en la simplicidad con que fue dibujada la golilla o cuellera, así como también
el recorte realizado que reduce la imagen solamente al rostro de Pedro de Alvarado. La imagen
expuesta en el edificio del Ayuntamiento de la Antigua Guatemala contiene una rica iconografía
que es analizada detenidamente por Del Cid Fernández.

64
reclamos que amenazaban su posesión, fue donado al Ayuntamiento gracias a la
intervención del presidente y capitán general y colocado en la Sala Capitular del
cuerpo edil.175 La interpretación que se da a la imagen es que ésta intenta imponer
la idea de Alvarado como sujeto civilizador, creador y fundador de una nueva era,
la cual comienza con la dominación de la corte kaqchikel (Ilustración 9).

Ilustración 9. La raíz española, la predominante, está representada


en la figura del conquistador Pedro de Alvarado.
Fuente: Portada de El Imparcial del 25 de julio de 1924.

175 Del Cid Fernández, Ibid.: 30-31.

65
En su alocución del 28 de julio de 1924 en Iximche’, Virgilio Rodríguez Be-
teta también evocó la memoria de Pedro de Alvarado, justificándolo en la historia
guatemalteca como el valiente guerrero forjador de un nuevo mundo y no como el
conquistador tirano.

Yo siento, señores, que es este momento el de las grandes evocaciones. Yo veo que
sale de alguna parte, cabalgando en fiero corcel que envidia diera al del Apóstol
Santiago, y se introduce a formar parte de nuestro grupo, entre relámpagos del sol
y estampidos de volcanes, el señor Tonatiú. Salud, don Pedro de Alvarado, héroe de
la tierra y el mar, que en tu ambición, que no cabía en el espacio, soñaste ceñir entre
tus manos el cetro del Nuevo Mundo.176
En resumen, en la celebración del IV Centenario capitalino se habló de un
antes y un después, de un cambio de era, del arribo de la modernidad a la América
salvaje y primitiva. De un proceso de blanqueamiento racial y cultural que daría
como resultado a un sujeto híbrido capaz de soportar sobre sus espaldas un pas-
tiche de indianidad milenaria y herencia colonial, para luego seguir caminando
hacia el futuro en busca de su autodeterminación política, económica y social. Esto
es la reafirmación de lo que Taracena y sus colaboradores han llamado “nacionalis-
mo liberal guatemalteco” que se basó en la construcción de lo ladino como ethos
goathemalensis para el progreso y unidad de la nación.177

La ciudad como espacio civilizatorio y fuente de la historia


Ese nacimiento civilizatorio en las ideas de los conmemoradores implicó recordar
que en Iximche’ se instauró la primera delimitación y administración política del
territorio de Guatemala y, por extensión, centroamericano. Es decir, la institucio-
nalización del primer municipio y el nombramiento de sus primeros alcaldes y re-
gidores constituyen la fundación de la primera entidad civil en el suelo patrio. Es,
pues, la fundación de la ciudad de Santiago de Guatemala sobre el cerro Ratzamut
en Iximche’, en el imaginario de los intelectuales alrededor de la celebración del
IV Centenario, el nacimiento de una nueva unidad política y vida civil y también
como una identidad cultural definida.
La ciudad sería entonces el escenario privilegiado en donde se posaría ese
nuevo mundo, marcando la supremacía civilizatoria de la urbe sobre el campo.
Un primer núcleo urbano y un primer centro de poder. Sería el lugar en donde se
forjó la patria y los nuevos hombres. Un lugar para una nueva forma de vivir, pero
176 Rodríguez Beteta, 1924: 125.
177 Taracena y sus colaboradores explican que este nacionalismo liberal se basa en tres ejes funda-
mentales: 1) La construcción de lo ladino como arquetipo ideal a privilegiar. 2) La reinterpreta-
ción de la historia patria que colocaba a los liberales como luchadores antiespañoles y anticrio-
llos por el progreso y la unidad y, 3) La recuperación de un pasado prehispánico divorciado de
los indígenas contemporáneos. Taracena et al. 2002: 87-91.

66
también, paradójicamente, el sitio en donde se instauró la dominación española y
nació al mismo tiempo el germen de la soberanía local.
Al pie del grabado publicado en la portada del oficialista Diario de Centro
América del 26 de julio de 1924 se recrearon asimismo estas ideas que privilegian
a la ciudad como un espacio civilizatorio de lucha y de existencia nacional.

Se conmemora hoy en una recordación nacional, el cuatricentenario del primer


núcleo urbano de civilización occidental en nuestro territorio. Es el alboreo de la
vida ciudadana que despertó a la sombra de la cruz y al amparo de la espada. En
Iximché dio su primer vagido de vida nueva y quisieron echar raíces de piedra las
tradiciones, las costumbres, la legislación de los conquistadores. Fue allí la primera
Municipalidad, es decir, el primer ganglio de existencia nacional, que luego habría
de luchar, contra el cesarismo administrativo, en defensa de libertades locales, sólo
por ello merecería este aniversario recordación eterna.178
A su vez, el Decreto 869 del Gobierno de la República, en el cual se establecía
que uno de los contenidos esenciales de la fiesta nacional era conmemorar el
advenimiento de la ciudad que fue centro de vida y foco de la cultura de todo el
Reyno de Guatemala, apuntalaba la idea de que la ciudad de Guatemala fue la sede
de los capitanes generales de todo el istmo centroamericano. Es decir, el foco de
poder de toda Centroamérica, que aunque hoy esté dividida, estuvo bajo el poder
de esta urbe.179
Esta recordación es muy astuta si lo que se quiere edificar es una guatemalte-
quidad por medio del fomento de una identidad territorial basada en el recuerdo de
un estatus político afincado en el pasado colonial. Es probable que esta utilización
de la historia para legitimar a Guatemala como histórico centro de poder fuera un
resabio relacionado al proyecto de federación centroamericana encabezado por el
Partido Unionista en años anteriores. Como lo ha mencionado Marta Elena Ca-
saús Arzú, uno de los rasgos característicos de los intelectuales de la época era
distinguir, por influencia de José Cecilio del Valle, entre patria grande, referida a
Centroamérica, y patria chica, la nación guatemalteca.180
Paralelamente, en las actividades de celebración, en diferentes discursos,
poemas y cuentos inspirados en el nacimiento de Guatemala se rindió culto a la
ciudad también, pero ahora como escenario privilegiado para contar y recontar la
historia nacional. Así, en la colocación de placas conmemorativas en los lugares
donde estuvo ubicada la ciudad de Guatemala se dictaron una serie de discursos
que recrearon eventos históricos, personajes y fechas que recapitulan la historia-
nacional. La historia guatemalteca se escribe y se relata dentro de estos lugares de
memoria, pues es a la vez una y varias ciudades de Santiago. En este trabajo sólo
nos referiremos a aquellas imágenes históricas tratadas por medio de Iximche’,

178 “El IV Centenario”, en Diario de Centro América, 26 de julio de 1924, pág. 1.


179 Decreto de la Presidencia de la República Número 869 de julio de 1924, en Anales de la Socie-
dad de Geografía e Historia, 1924: 71.
180 Casaús Arzú, 2001: 14.

67
aunque de antemano sabemos que la evocación a la ciudad como espacio privile-
giado se realizó para todas aquellas ciudades en que estuvo Santiago de Guatemala.
En Iximche’, el día 28 de julio, Virgilio Rodríguez Beteta en el discurso de
develación del monumento conmemorativo del IV Centenario insiste en relatar la
conquista española como un hecho trascendental y en describir a Pedro de Alvara-
do como el héroe fundador.

Pero hay en las fiebres de Alvarado un delirio que nos interesa más a los guatemal-
tecos. Acabo de decir, señores, que soñó con hacer de este mismo lugar que hoy
hollamos con nuestros pies, el centro y el eje del imperio colonial en España. Aquel
hombre quiso que la ciudad fundada por él fuera el centro del Mundo Occidental,
como lo es por la Geografía.181
No obstante, Fernando Juárez Muñoz hizo una alocución en nombre de la
Asamblea Legislativa dedicada también a la conquista, pero desde una óptica di-
ferente. En su discurso se hacía el recuento de las batallas de la dominación espa-
ñola, señalando a Pedro de Alvarado y sus huestes como profanadores y destruc-
tores de una avanzada civilización.182 Esta tesis la desarrollaría con amplitud años
después en su libro El indio guatemalteco, ensayo de sociología nacionalista, en
el que retoma las teorías de la mestizofilia de pensadores mexicanos y peruanos,
las cuales le achacan a la mezcla racial entre indios y españoles el origen de la
degradación del indígena actual.183 En su narración, Juárez Muñoz explicaba que
los kaqchikeles ya tenían profetizado la hecatombe de la conquista y que ello fue
lo que finalmente determinó la misma, ya que de no haber existido esa creencia
entre los indígenas, éstos nunca hubieran sido vencidos. Una forma eufemística de
hacer cargar la responsabilidad sobre la supuesta superstición propia a los indíge-
nas y una reafirmación de su supuesto fatalismo. Es de recordar aquí que Juárez
Muñoz desempeñó cargos importantes en la administración del Estado y fue uno
de los impulsores del indigenismo guatemalteco, basado en una visión positivista
fundada en las teorías racialistas, muy en boga en Europa, y que influyeron en el
pensamiento de la Generación del 20.184
Su discurso esbozó ideas contradictorias a las que se estaban tejiendo ofi-
cialmente, pues evoca a un idílico pueblo profético de reyes guerreros, dispuestos
a morir por su patria. Discurso que solamente cuajaría en la Sociedad de Geografía
e Historia en la década de 1960 en torno a la consagración de Tecún Umán como
héroe nacional, como se muestra en el libro escrito por María Albertina Gálvez
en 1965, quien fungió como directora de la Biblioteca Nacional y como miembro
de la Sociedad de Geografía e Historia.185 Dicho libro se presenta a este personaje
como el rey k’iche’, de bello y amenazante semblante, jefe militar y guerrero con
poderes sobrenaturales, merecedor de la admiración del propio Pedro de Alvarado,
181 Rodríguez Beteta 1924: 127.
182 Juárez Muñoz, 1924: 112-116.
183 Casaús Arzú, 2001: 18.
184 Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala, 2004: 527; y Casaús Arzú, 2001: 1-50.
185 Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala, 2004: 427.

68
su verdugo.186 No obstante, la iniciativa de consagrar a Tecún Umán como Héroe
Nacional y Paladín del Ejército de la República, como lo anota Guillermo Paz
Carcamo, nace a partir del comité formado por un hábil secretario del Congreso
llamado Rafael Armando Téllez y otra persona llamada Jaime César Pérez Aguilar.
Estos individuos fundan el Comité Pro Exaltación del Héroe Tecún Uman en 1959,
dándose a la tarea de hacer un extensa propaganda en varios medios de radio, pren-
sa e instituciones para exaltar al futuro paladín de la nación.187 Finalmente, este co-
mité logra ingresar una moción al Congreso de la República para la consagración,
lo cual sucede el 22 de marzo de 1960.188
Taracena menciona que alrededor de los años cincuenta del siglo XX surgió
una corriente orientada a la necesidad de ampliar a los actores históricos guatemal-
tecos. El trabajo de tesis de Daniel Contreras sobre la rebelión indígena de 1820
en Totonicapán fue fundamental para plantear la idea de que los indígenas habían
jugado un papel importante en la Independencia y, por lo tanto, debía de recono-
cérseles en la historia.189 A pesar de que Contreras y Mata Gavidia plantearon la
integración de nuevos personajes subalternos e invisibilizados en los discursos
oficiales, entre éstos Atanasio Tzul y Lucas Aguilar, Tomás Ruiz y Manuel Tot, fue
el mítico personaje de Tecún Umán el que se legitimaría como héroe nacional.190
El libro La muerte de Tecún Umán: estudio crítico de la conquista del al-
tiplano occidental de Guatemala sería el esfuerzo conjunto entre miembros de
la Sociedad de Geografía e Historia y el Ejército de Guatemala por insertar en
el panteón de héroes nacionales a este personaje.191 La continuación del rescate
de la figura de Pedro de Alvarado en la historiografía ya se había manifestado
anteriormente, a partir de los trabajos de Enrique del Cid Hernández en México
(1945) y de Adrián Recinos en Guatemala (1952). El primero tratándolo como el
civilizador, pero al cual debía de hacérsele otros juicios de valor en su contra, y el
segundo como uno de los promotores del cristianismo y civilización occidental en
América.192
Si bien para la celebración del IV Centenario de la Fundación de Santiago
la figura de Pedro de Alvarado fue fundamental para fomentar ese nacionalismo
liberal guatemalteco, siendo ésta una muestra que antecede a las anteriores men-
cionadas y en donde también se plantearon diferentes ideas sobre la conquista y
este conquistador, no sería hasta los años sesenta que la colocación de la figura del
186 Gálvez G. 1965.
187 Paz Cárcamo, 2006: 13-15.
188 Paz Cárcamo, Loc. cit.
189 Taracena, et. al. 2004: 69.
190 Taracena, et. al. Loc. cit.
191 Taracena, et.al. Loc. cit. En la introducción del libro en mención se rescata la colaboración del
Instituto Indigenista Nacional, del Instituto de Antropología e Historia, de la Biblioteca Nacio-
nal, del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades, la cual era presidida por el
licenciado Daniel Contreras, de la Dirección General de Cartografía, del Archivo Nacional y,
también del doctor Edwin Shook así como de la Municipalidad de Quetzaltenango, (Chinchilla
Aguilar, 1963: 7-8).
192 Taracena, et. al. 2004.: 69.

69
héroe blanco en el escenario de los constructores de la República de Guatemala se
legitimaría a partir del Decreto 1344 del Congreso de la República de fecha 22 de
marzo de 1960, y su posterior inserción en los textos escolares.193
Las interpretaciones sobre la conquista a la luz de la celebración del IV Cen-
tenario de la Fundación de Santiago de Virgilio Rodríguez Beteta y de Fernando
Juárez Muñoz, no obstante haber sido creadas por dos funcionarios del Gobierno y
socios a la vez de la Sociedad de Geografía e Historia, son posiciones encontradas,
por lo que pensamos que tanto el Gobierno como la Sociedad de Geografía e His-
toria no poseían un solo discurso sobre la conquista. Esto responde probablemente
a lo que apuntaba Casaús Arzú sobre el nulo consenso que dentro de los miembros
de la Generación del 20 existía sobre la idea de nación, el tipo de nacionalidad que
debía configurarse y la forma en que debía de integrársele a la nación.194 Este mis-
mo fenómeno pudo presentarse en el seno de la Sociedad de Geografía e Historia.
De esa forma, es muy probable pensar que, aunque en el performance se es-
taba haciendo una “recordación florida” de la conquista, las ideas del nacionalismo
liberal mexicano, en donde se engrandece a los héroes indígenas, estaban presentes
en algunos intelectuales como Juárez Muñoz por influencia directa del pensamien-
to de Vasconcelos en el país. Pero, en definitiva, todos asignaban, aunque desde
diferentes perspectivas y enfoques, un lugar subalterno al papel de los indígenas
en la historia nacional.
Otras interpretaciones que se hicieron en el contexto del IV Centenario na-
cen de la fantasía e inspiración poética respecto a Iximche’ como depositaria del
pasado. El drama histórico nacional titulado “La Princesa Xechil”, escrito por un
vecino de Tecpán no vinculado ni con el Estado ni con la Sociedad de Geografía
e Historia, Benigno Alemán, fue estrenado la noche del 25 de julio de 1924 en
el Teatro Municipal de Tecpán.195 El autor apuntaba que, gracias a que la noticia
sobre la celebración fue publicada en los periódicos, él y unos amigos se vieron
en la necesidad de contribuir a la misma recreando en la obra los pasajes históri-
cos en donde españoles y kaqchikeles son aliados en el contexto de la conquista.
Posteriormente, la narración desemboca en la ruptura de esa paz, la que termina
abruptamente por la deshonra que Alvarado hiciera a los kaqchikeles al solicitar
sexualmente a la recién casada princesa Xechil.
Esta misma imagen histórica se presenta en el cuento “La india que defendió
su honor”, publicado en el Diario de Centro América el día 26 de julio de 1924.196
Su autor es Gustavo Alemán Bolaños, un escritor y periodista de origen nicara-
193 Taracena, et. al. Loc. cit; y Chinchilla Aguilar, Ibid.: 53.
194 Casaús Arzú, 2001: 14.
195 Alemán, 1930.
Nota: La obra aparenta ser una publicación particular que uno de sus descendientes, Amado
Alemán B., hiciera posteriormente. No aparecen datos de la editorial y existe un problema entre
el año en que es creado el texto y el año de su publicación. Sugerimos que su publicación es pos-
terior a 1960, ya que en la portada aparece el plano que hiciera el arqueólogo Jorge Guillemin
de Iximche’ a finales de los años cincuenta.
196 Alemán Bolaños, 1924: 4-5.

70
güense radicado en Guatemala desde 1921.197 En su texto narra el espíritu valiente
de una mujer patzuneca, María Josefa, que exigió la libertad de su novio Juan,
quien había sido tomado preso y castigado en Iximche’ por los españoles y defen-
dió su honor con “uñas y dientes” frente al acoso sexual de don Juan, un español
que pretendía “poseerla”. Es decir, la idea tan propagada del mestizaje como fruto
de la violación de la mujer indígena.
Las dos narraciones, si bien son producto de la inspiración individual, lle-
garon a un público mayor por medio de la representación teatral y de los medios
escritos, por lo que no nos cabe duda de que hayan colaborado en la construcción
de mitos alrededor de la conquista e Iximche’. La imagen del cuerpo femenino in-
dígena como depositario de honor, valentía, rebeldía y lucha de todo un pueblo no
existe en el panteón de los héroes nacionales. Sin embargo, existe un papel destina-
do para el cuerpo de la mujer en la celebración del IV Centenario que más adelante
se abordará.

El contenido étnico del IV Centenario


En la celebración del IV Centenario de la fundación de la Ciudad de Santiago se
tenía contemplada la participación de “lo indígena”, que en definitiva ya ocupaba
un lugar en el proyecto nacional liberal desde tiempo atrás, basado en el principio
de glorificación de un indio mítico prehispánico y la banalización del indígena
contemporáneo.198 La evocación al pasado prehispánico fue un elemento importan-
te en el contenido simbólico de la celebración; sin embargo, su ritual protocolario
muestra que el lugar que ocupa éste es doméstico y decorativo.
En la portada del Diario de Centro América del 25 de julio de 1924 se pu-
blicó un grabado, cuya imagen muestra un antes y un después. El antes evoca la
lucha de dos mundos diferentes con la representación de un guerrero español y otro
indígena, ambos altivos y valientes, defensores de sus valores hasta la muerte. El
después, es recreado con el establecimiento de la Monarquía española colocando al
centro el escudo imperial, como resultado de esa guerra, ganada por los españoles
y perdida por los indígenas (Véase Ilustración 10).

197 Arriola, 2009: 29-30.


198 Para más información sobre el tema consultar Taracena et. al. 2002.

71
Ilustración 10. Aquí se retoma la idea de las dos raíces, la española y la indígena, las
cuales tienen como fundamento el imperio español y la civilización clásica maya.
Fuente: Portada del Diario de Centroamérica del 25 de julio de 1924 dedicado al
IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de Santiago.

72
Si bien la herencia prehispánica debió considerarse como un arquetipo civi-
lizatorio en la ideología liberal, la consagración de su papel subalterno se reafir-
maba cuando su participación en la nación es ubicada únicamente en las esferas
del folklor. Como mencionamos con anterioridad, en la noche del 25 de julio en el
Teatro Abril fue presentada la ópera “Quiché Vinac”, por la cual el maestro Jesús
Castillo fue premiado por el Gobierno francés. Su composición musical estaba
basada en el libreto de Virgilio Rodríguez Beteta.199 En una fotografía tomada al
grupo alegórico que participó en la obra teatral es posible observar cómo la misma
navega en una fantasía animalista, que presenta a un mundo prehispánico en don-
de humanos y animales se relacionan a un mismo nivel. Se representa un pasado
prehispánico femenino, virginal, enmarcado en una esfera religiosa, que advierte
su pureza divina. Lo masculino es, a su vez, representado por seres que son mitad
hombre y mitad animal, unos son príncipes otros brujos, evocando la figura de los
nahuales, tan comunes en la cultura popular guatemalteca y en el mundo mesoa-
mericano (Ilustración 11).

Ilustración 11. El folklore como expresión de la reinvención de lo indígena. Fotografía que muestra
al conjunto teatral de la ópera “Quiché Vinac”, presentada la noche del 25 de julio de 1924 en el Tea-
tro Abril en el marco de la celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de Santiago.
Fuente: Anales de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, 1924.

199 “La Sociedad de Geografía e Historia y la Solemne Sesión del Veinticinco”, en Diario de Centro
América, 24 de julio de 1924, pág 6.

73
En la descripción de la obra que se hiciera en los diarios Excelsior y Diario
de Centro América se anota que su trama es una tragedia amorosa entre la princesa
kaqchikel “Alitza” y el príncipe k’iche’ “Amalchi,” los que mueren en la hoguera
por desafiar el orden prehispánico establecido.200 Ella cautiva por los k’iche’s y
condenada en sacrificio a Tohil; su salvador, quien decide desafiar a los brujos
k’iche’s por su amor a Alitza, la hija del pueblo enemigo. La obra termina con el
vaticinio de la llegada de gentes de más allá del mar, que traerán sangre y miseria
al pueblo k’iche’. Es la obra de Castillo y Rodríguez Beteta una evocación fanta-
siosa del mundo prehispánico que terminó con la conquista como resultado de la
división y enfrentamiento de los pueblos prehispánicos asentados en suelo guate-
malteco. A su vez, se reafirmaba la publicitada hegemonía por parte de la historia
oficial de los k’ichés y los kaqchikeles sobre las otras etnias guatemaltecas.201
Es así como en la celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciu-
dad de Santiago se evocó a un mundo indio mítico y surrealista que le vierte a la
historia patria exotismo y fantasía para fomentar la memoria de un origen étnico
prístino, pero a la vez salvaje, del cual evolucionamos definitivamente.
El papel decorativo y subalterno de la representación indígena en la celebra-
ción confirma la ideología liberal con que fue creada. Como se mencionó anterior-
mente, como parte de las celebraciones se organizó una actividad en la que indíge-
nas provenientes de diferentes lugares del interior del país desfilarían por las calles
de la ciudad de Guatemala. Esa actividad fue anunciada muy emotivamente en los
medios escritos como la actividad más atractiva del IV Centenario, ya que en la
“Ciudad Capital hace tiempo que no veía tal espectáculo”.202 El desfile fue pro-
puesto por el Ministerio de Gobernación y Justicia, el cual costeó todos los gastos
de traslado, alimentación y hospedaje. Los términos de la actividad implicaron que
esta comitiva de indígenas mostrase al público capitalino sus trajes y música. Un
desfile que resultó catalogado de solemnidad típica. Su intencionalidad consistió
en mostrar que las culturas indígenas del país son patrimonio de los guatemaltecos
(Ilustración 12).

200 “Crónicas. El grandioso éxito de anoche en el Abril”, en: Anales de la Sociedad de Geografía e
Historia de Guatemala, 1924: 137-143.
201 “La Opera Nacional Quiché Vinac. Trata en el preludio un tema descriptivo: el amanecer tropical
en una serranía. Luego, el Himno del Sol, por el Sumo Pontífice de los Quichés, seguido del anun-
cio del sacrificio a Tohil de la princesa Alitza, princesa cachiquel prisionera de los quichés, para
aplacar la cólera de los dioses y la voz agorera del demonio que anuncia la destrucción del reino.
Danza del amanecer por las sacerdotisas quichés. Finaliza el primer cuadro. Cuadro segundo: un
bosque, en el cual se encuentran Alitza y su salvador el príncipe cachiquel Amalchi (Gran Muer-
ciélago). Cantan a dúo amoroso. En escena no representada anoche, llega el brujo que los persi-
gue por encargo sacerdotal que arranca del pecho de Amalchi su talismán, la flor de Xochinatl. El
cuadro final de la muerte, en una hoguera, de los dos príncipes. Los brujos, vestidos de animales
bailan la Danza del Sacrificio. La música describe el combate de los guerreros defendiendo a la
Patria, y las dos víctimas profetizan la desaparición del Quiché.” Fuente: Loc. cit.
202 “Siguen haciéndose preparativos para el paseo de indígenas”, en Diario de Centro América. 23
de julio de 1924, pág. 1.

74
Ilustración 12. Fotografía que muestra a los hombres indígenas de una cofradía que participó
en el desfile alegórico del 25 de julio de 1924 en la ciudad de Guatemala en el marco de la
celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de Santiago.
Fuente: Anales de la Sociedad de Geografía e Historia, 1924.

El desfile, como se ha anunciado, será el día 25 por la mañana. El comité respectivo


da los últimos pasos para que el desfile revista toda la solemnidad típica que se de-
sea, y el público está ansioso de ver por nuestras calles a nuestros indígenas tocando
sus instrumentos y exhibiendo sus vistosos trajes.203
Este tipo de actividades fueron retomadas tiempo después. En la década de
1930, Jorge Ubico reanudaría esta práctica para garantizar alianzas con las auto-
ridades indígenas de múltiples pueblos y para crear una base electoral, tal y como
Estada Cabrera lo había hecho desde principios del siglo XX para legitimar sus
fraudes electorales.
En la actividad realizada el día siguiente en la Universidad Popular en honor
de estas agrupaciones indígenas se anota que una de las motivaciones de la acti-
vidad era incentivarlos a alfabetizarse para integrarlos así al “tren del progreso”,
tal y como promovían los postulados fundacionales de dicha institución, como se
mencionó en páginas anteriores.

La Universidad Popular aprovechará la oportunidad para llenar un punto más en el


programa de trabajos que es el de hacer entender por todos los medios posibles a
los analfabetos, que deben aprender a leer para salir del estado de atraso en que se
agotan, o por lo menos se desperdician energías y aptitudes.204

203 Loc. cit.


204 “Universidad Popular y el IV Centenario de Guatemala”, en El Imparcial. 23 de julio de 1924,
pág.1.

75
El cuerpo femenino como altar para evocar a la nación mestiza
Esa construcción de identidades híbridas, entendidas éstas como el resultado de
un pasado domesticado y de un mestizaje benévolo, inspiró en esa celebración un
desfile en donde se recrearon imágenes que evocaban la indianidad de la nación.
De la idea de un pasado domesticado, se representaron en los actos de celebración
agrupaciones culturales indígenas de las cuales se mostraban sus trajes, música y
danza cual pervivencia de los orígenes étnicos nacionales.
De la idea de un mestizaje benévolo como proceso de civilización, se re-
crearon otro tipo de imágenes que cargaban nuevamente con la impronta del ra-
cismo liberal guatemalteco al fomentar el ideal de una Guatemala blanca. Esto lo
podemos observar en la presentación teatral que se hiciera de la ópera “Quiché
Vinac” de Jesús Castillo en el Teatro Abril, en donde señoritas blancas vistieron
una especie de traje que recreaba la vestimenta de las mujeres k’iche’s. Sus atuen-
dos, representados con tocados adornados de plumas y corona de flores, aretes
que colgaban por debajo de los hombros, blusas de algodón que fueron pintadas
por el frente con rostros de mujeres como si se tratara de la reproducción de ellas
mismas, fajas tricolor sobre la cintura, faldas largas sin ningún motivo u adorno, y
una especie de sandalias, que más que caites parecían sacadas de una película de
la época romana, no pretendieron mostrar un purismo étnico sino una proyección
folklórica (Véase Ilustración 13). Estas representaciones retomaban las figuras in-
dianas de la Guatemala k’iche’s y la Guatemala kaqchikel de las láminas de la Jura
de Fernando VII en 1808 (Véase Ilustración 14). Vemos que se trataba de vivir esa
indianidad, pero solamente en la contemplación, en el teatro, en la fiesta nacional,
pero, sin lugar a dudas, intentando imprimir en la conciencia colectiva un orden
social hegemónicamente mestizo.

76
Ilustración 13. La reinvención del folklore pasa por la combinación caprichosa de la indumenta-
ria nativa. Fotografía que muestra los atuendos de dos de las actrices de la ópera “Quiché Vinac”
de Jesús Castillo, presentada la noche del 25 de julio de 1924 en el Teatro Abril en el marco de la
celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de Santiago.
Fuente: Anales de Sociedad de Geografía e Historia1924.

77
Ilustración 14. Grabado de Casildo España elaborado para la Jura de Fernando VII en 1808, la
imagen representa a la Guatemala kaqchikel. La imagen art deco de la indígena primigenia:
una simulación construida. Fuente: Polo Sifontes, 1980: 92a.

78
En las representaciones creadas para la exaltación al trono de España de
Fernando VII, celebrado el 12 de diciembre de 1808, el día de la Virgen de Gua-
dalupe, vemos al cuerpo femenino como altar del patriotismo criollo que exaltaba
la dominación peninsular-americana de los criollos guatemaltecos por sobre una
posición idealizada de las casas reales prehispánicas.205
Para la celebración del IV Centenario se volvería a recurrir a la misma es-
trategia, la utilización del cuerpo de la mujer blanca sería el depositario de esa
indianidad mítica. Así, se ve a la señorita Clara Anleu, estudiante de un colegio de
prestigio de la ciudad de Guatemala, representando a la Princesa Alitza de la ya
aludida obra “Quiché Vinac” (Véase Ilustración 15). Esta imagen es una especie
de pastiche modernista en donde el pasado indígena y el cuerpo de la mujer blanca
se fusionaban para demostrar un estado ya civilizado de la nación. Tal creación
simbólica, como lo apunta Taracena, tiene su antecedente en el culto a la Virgen de
Guadalupe que la Iglesia católica guatemalteca fomentó desde el siglo XVIII en la
ciudad de Santiago de Guatemala y en donde, no obstante que las imágenes de la
guadalupana representaban a una virgen morena, se cargaba con la impronta segre-
gadora del patriotismo criollo guatemalteco que destina a los indígenas a un papel
subalterno a diferencia de como se desarrollaba la tradición en México a partir tan-
to del papel de Juan Diego como del propio mestizaje que encarnaba la imagen.206
Las imágenes de mujeres blancas vestidas de indias en la celebración del IV
Centenario recuerdan las tradiciones travestistas de las Marías y los Juan Diegos
del culto guadalupano en Guatemala desde el siglo XIX y, más puntualmente, se
empatan con las imágenes de las “indias bonitas” que se celebraban en los años
veinte del siglo XX en la fiestas marianas, así como también con las tradiciones
fotográficas de familias ladinas en la misma época, tal y como nos lo muestra Tara-
cena.207 Éstas eran señoritas no indígenas, que vestían trajes propios de las culturas
indígenas. Este autor puntualiza que tal tradición fomentaba la ladinización de los
indígenas al imaginar “lo bonito que sería si las inditas fueran blancas”208 (Véase
Ilustración 16).

205 Taracena, et. al. 2002: 51.


206 Taracena Arriola, 2008: 42.
207 Taracena Arriola, Loc. cit.
208 Taracena Arriola, Ibid.: 155.

79
Ilustración 15. La “india bonita” como precursora: la fuerza de “lo nativo”. Fotografía que
muestra a la señorita Clara Anléu representado a la princesa Alizta de la obra de Jesús Castillo
“Quiché Vinac”, presentada la noche del 25 de julio de 1924 en el Teatro Abril en el marco
de la celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de Santiago.
Fuente: Anales de la Sociedad de Geografía e Historia, 1924.

80
Ilustración 16. Fotografía tomada por Domingo Noriega cerca de 1925, la cual representa a
una “india bonita”, costumbre relacionada al culto a la Virgen de Guadalupe en Guatemala.
Fuente: Taracena Arriola, 2008: 158.

81
6. CONCLUSIÓN CAPITULAR
La celebración del IV Centenario debe entenderse como una expresión naciona-
lista que buscó fomentar una manera particular de ver a la sociedad guatemalteca,
establecer su trayectoria histórica, reforzar sus jerarquías y revalorar los principios
de progreso y modernización que imperaban en el mundo occidental.
Puede considerarse tal evento como una gran obra de teatro que emulaba a
una nación idealizada, en donde la palabra y la imagen creaban una ilusión óptica
de la realidad social, en tiempo y espacio. Fórmula que se sumaría a las herramien-
tas mediáticas utilizadas por el Estado y las clases dominantes para hacer sentir al
pueblo la “nación”.
Este crear identidad nacional en el pueblo, en el marco de la celebración del
IV Centenario, mostró el papel fundamental jugado por un grupo de intelectuales
alrededor de la recién fundada Sociedad de Geografía e Historia, cuyos miembros
pretendieron ampliar la historicidad de la nación evocando un pasado étnico. No
podía ser de otra forma en una sociedad marcada por la lógica de castas. No obs-
tante, su mito de origen se basó en el nacimiento de una nueva raza, resultado de
una mezcla entre españoles e indios. Una mezcla que, por supuesto, implicó la su-
perposición de los primeros sobre los segundos. Es decir, la evocación étnica que
se realizó con esta celebración se hizo para rememorar y reafirmar, en la historia, a
los vencedores y a los vencidos y la posición de la clase dominante en el presente.
Esta manera de contar la historia en el IV Centenario estaba acorde a una
construcción historiográfica dominante, que negaba a los indígenas contemporá-
neos ser herederos de la civilización maya clásica.209 Es decir, se defendía la tesis
de la degeneración de los mayas actuales, por lo cual el origen étnico de la nación
no se encontraba en los contemporáneos, sino más bien en los mayas prehispáni-
cos, portadores de civilización. Iximche’ jugaba así la demostración del supuesto
grado degenerativo de la sociedad maya, el cual empezaba con la disolución de
las ciudades-Estado en el siglo X y que continuó mostrándose en aquellos grupos
étnicos, como los kaqchikeles y k´iche´s, que luego del siglo XII habían olvidado
cómo construir, escribir y calcular, y todas aquellas características culturales que
distinguían a los del período clásico, perdiendo hasta la memoria de su vinculación
con ellos. Esto viene a ser el denominado “vacío histórico” a partir del cual se sus-
tenta la validez de la hegemonía ladina.210
De esa forma, los miembros de la Sociedad de Geografía e Historia en la
década de 1920 terminaron por construir una historia al servicio del poder, la cual
garantizaba sus privilegios mediante la puesta en escena de una herencia que los
legitimaba como comunidad limitada en el tiempo. Pero, por razones de la necesi-
dad de lograr dicha comunidad imaginada, también les fue necesario crear la ilu-
sión de un pasado colectivo, de un todos nosotros como una comunidad armónica,

209 Taracena Arriola, “La civilización maya y sus herederos”, s.f.: 43.
210 Taracena Arriola, Ibid.: 45.

82
que aunque no fuesen iguales sus miembros en términos de clase y raza, se podría
seguir un mismo camino, el del progreso, a partir del salto civilizatorio que repre-
sentaba la conquista en la historia moderna guatemalteca.
Los teatrócratas, que acá definimos como aquéllos que organizaron y partici-
paron en la celebración del IV Centenario con fines políticos, representarían al ciu-
dadano ideal. Hombres y mujeres que habían fundado la nación en el pasado y que
ahora servirían de modelo y de lazarillos, a los otros, para lograr su proceso civiliza-
torio. Éstos serían en definitiva los reveladores y los guardianes del alma nacional.
Iximche’ fue, por lo tanto, uno de estos escenarios instrumentalizados para
hacer la conexión en tiempo y espacio de la nación, aunque no necesariamente
como asiento su origen étnico, puesto que éste sería ocupado por la monumentali-
dad maya clásica como se muestra en la historiografía liberal desde las épocas de
la fundación de la República en 1824.211 Un lugar de memoria en el cual se evocó
principalmente a la conquista española así como también al estado incivilizado en
que se encontraban los pueblos originarios. Un lugar fundacional a partir del cual
comienza a contarse nuevamente la historia nacional y a construirse la patria.
El poder de la representación y la representación del poder, cual epílogo de
la obra de George Balandier, permite pensar que hubo un giro estratégico com-
plementario para fomentar el nacionalismo guatemalteco: poner en escena a la
nación, a la historia y a la identidad guatemalteca. Si bien a la celebración del IV
Centenario le antecedían otras celebraciones de la misma lógica, es de notar que la
dedicación, la larga agenda de actividades y lugares utilizados, la masiva partici-
pación, no obstante sus jerarquías establecidas, y el apoyo de diferentes sectores de
la población (Gobierno, turismo, municipalidades, gremiales, sociedades, artistas,
embajadas, medios de comunicación, etc.), marcan su importancia como evento
fundacional. Definitivamente, la ausencia del personalismo autoritario del dictador
Manuel Estrada Cabrera y la presencia de nuevas ideas progresistas permitieron
que comenzara una ola memorística en donde patrimonializar la nación fue fun-
damental.
A su vez, la construcción arqueológica de la nación por medio de Iximche’
permitió establecer un punto de inicio para contar la historia guatemalteca. Su
construcción simbólica se elaboró sobre el ideario de una vanguardia intelectual
pro estatal que estaba influenciada por el nacionalismo mexicano y las teorías ra-
cialistas de la época. En esta dimensión, el llamado “problema del indio”, cons-
truido por estos intelectuales, encuentra una explicación histórica en Iximche’ en la
medida en que sus ruinas fueran una demostración material de la derrota histórica
del indio y, por consiguiente, de su degradación como civilización en el tiempo.
Como también por ser un posible destino turístico a explotar, pues, como lo men-
cionamos anteriormente, el desarrollo de esta industria en el país estaba teniendo
un particular ascenso, donde los destinos arqueológicos eran uno de sus mejores
atractivos.

211 Taracena Arriola, Ibid.: 45-46.

83
Su importancia para los promotores de la celebración del IV Centenario no
fue precisamente la de ser testimonio de una ancestral civilización nativa, sino de
ser la presea de algo conquistado. La integración de ese monumento alegórico a
la fundación de Santiago de Guatemala al conjunto arquitectónico de la ciudad de
Iximche’ fue un acto de poder del naciente mundo ladino.
Paradójicamente, no obstante que en los círculos intelectuales de la Socie-
dad de Geografía e Historia se hablara de la importancia de proyectar al turismo el
patrimonio histórico de la nación, su condición arqueológica aún importaba poco
para 1924, ya que fue hasta los años sesenta que el Estado lo capitalizó con tal fin.
Seguramente, después de la fiesta nacionalista realizada el 28 de julio de 1924,
Iximche’ regresó a la condición de sementera que tuvo a lo largo del siglo XIX,
como se ve en el testimonio dejado por Julián Falla con su grabado de 1832. En
una fotografía tomada por el arqueólogo restaurador del sitio, George Guillemin,
cerca de 1960, se muestra al monumento erigido en 1924 destruido y tirado en el
suelo (Ilustración 17), indicando que Iximche’ importó poco después del año sim-
bólico de 1924. Al final de cuentas, como lo hemos recalcado anteriormente, este
lugar representó la ciudad primitiva y no la verdadera ciudad de Santiago de los
Caballeros de Guatemala, como se hizo llamar desde el patriotismo criollo en la
época colonial. Y no fue su condición arqueológica la que importaba, pues no fue
su monumentalidad la que cautivó frente a los hallazgos de las Tierras Bajas, sino
ser testigo material del nacimiento de la nación guatemalteca.

Ilustración 17. La ruina de la modernidad. Fotografía que muestra al


monumento conmemorativo de la celebración del IV Centenario en las
condiciones en que se encontraba cerca de 1958 en Iximche’. Esta fecha
corresponde al comienzo de los trabajos de restauración del sitio.
Fuente: Fondo Guillemin, fototeca Guatemala, CIRMA.

84
CAPÍTULO II

IXIMCHE’ Y LA CONSTRUCCIÓN ARQUEOLÓGICA


DE LA IDENTIDAD NACIONAL

INTRODUCCIÓN

L a presencia del indigenismo latinoamericano de la primera mitad del siglo


XX influyó en las formas de repensar Guatemala como un espacio social de
historia, de identidad y de cultura particular. Esta comunidad imaginada –haciendo
uso del concepto de Benedict Anderson–,212 por medio de la creación de artefactos
culturales, fomentaba un sentido nacional que buscaba ordenar y jerarquizar las
relaciones étnicas en Guatemala, a la vez que implementar cierto proyecto econó-
mico acorde a las nuevas formas de acumulación capitalista. Esta confección ne-
cesito de nuevos instrumentos que estuvieran en línea con la ideología dominante
de la época y que pudiesen ser más efectivos en el mundo social. De tal cuenta,
la arqueología se convirtió en una herramienta estratégica para dar verificabilidad
empírica al origen étnico de la nación. Esta tesis que se venía planteando desde la
época colonial y a lo largo de los siglos marcó una continuidad, que hasta nuestros
días, sostiene la idea de privilegiar a las culturas prehispánicas como cultura an-
cestral y de insistir en la ruptura entre estas últimas y el mundo indígena moderno,
así como también de colocar a “lo guatemalteco” como síntesis histórica de la
identidad nacional.
El legado dejado por las culturas prehispánicas y su exaltación para la cons-
trucción de la nación, como lo mencionan Taracena et al.,213 ha representado un
enclave fundamental para hablar de relaciones étnicas en Guatemala en diferentes
épocas de la historia. Los hallazgos de la arqueología extranjera realizada en el
212 Anderson, 2007.
213 Taracena et al., 2002: 107.

85
país y los aportes a su investigación, protección y difusión por instituciones y
profesionales guatemaltecos en todo el siglo XX realzaron la importancia de este
legado para el proyecto nacional.
La valorización del pasado ha figurado como principal insumo para construir
la identidad nacional en Guatemala desde su fundación como república. La reva-
lorización del pasado prehispánico como herencia ancestral ha jugado un papel
importante, aunque no predominante, en la construcción de esta comunidad imagi-
nada. Este patrimonio existe en el imaginario social en la medida en que representa
un universo simbólico y el anacronismo de una invención social cambiante según
los criterios e intereses que determinen su fin y según los contextos sociales donde
esté inmerso. De esta forma, el patrimonio arqueológico ha sido y sigue siendo un
catalizador para la formación de identidades en Guatemala
En este capítulo explicaremos cómo la patrimonialización de los remanen-
tes prehispánicos por medio de la arqueología respondía a una nueva era en que
la memoria nacional podía materializarse. Tanto Zaculeu, Iximche’, Mixco Viejo
como Tikal fueron incorporados a la lista de riquezas nacionales para su explota-
ción comercial y su utilización como símbolos identitarios. Por otro lado, también
analizaremos cómo el quehacer arqueológico en Guatemala se convirtió en un es-
cenario de combate entre diferentes naciones extranjeras, las cuales se disputaban
la explotación de los recursos naturales, influyendo incluso en la política del país.
Iximche’, en este sentido, a partir de su exploración arqueológica se convier-
te en un taller en donde se intenta confeccionar una memoria nacional, ya que
simbolizaba el último bastión kaqchiquel y la primera capital del reino español.
Como producto de las influencias del nacionalismo mexicano y de los proyectos
integracionistas de la primera mitad del siglo XX en Guatemala, los promotores
de Iximche’, la cual se pensaba como cuna del origen de la nacionalidad guate-
malteca, emprenden su capitalización para el Estado, donde su materialidad paso a
formar parte del patrimonio tangible de la nación.
De esta manera, se nacionaliza el espacio que la contiene, así como también
se recrea nuevamente su contenido simbólico por medio del cual se detiene el
tiempo, se materializa el recuerdo y se inventan tradiciones nacionalizantes. Es
decir, se le convierte nuevamente en un auténtico lugar de memoria.214

214 Nora, 1984: xiii-xlii.

86
1. Indigenismo, integracionismo y arqueología nacional
La crisis del poder oligárquico liberal llegó a su cúspide para la Revolución de
Cctubre de 1944. Esto representó un quiebre en la forma en que estaba pensado y
construido el Estado guatemalteco, permitiendo con ello la participación de otros
sujetos sociales en la construcción de un nuevo tipo de unidad nacional, la cual se
basaría en la idea de una democracia de masas como ethos ciudadano.215
El arribo de esta nueva ideología tras el establecimiento del gobierno revolu-
cionario necesitó la revitalización del “problema del indio” para la construcción de
su nuevo proyecto de nación. Tema que ya había sido tratado muy detenidamente
en las décadas de 1920 y 1930 por medio de las discusiones creadas en el seno de
las vanguardias intelectuales de la época, representadas éstas por la Sociedad de
Geografía e Historia y la Generación del 20.
Las ideas centrales planteadas apuntaban a la educación y el blanqueamiento
racial como fórmula para alcanzar la transformación social del “indio” y lograr con
ello su incorporación a la nación.216 Esto se derivó de la idea que defendía al tute-
laje de los indígenas como otro medio para alcanzar su estado civilizatorio. Esta
postura ideológica fue la que el gobierno revolucionario heredó de las visiones
liberales y conservadoras del pasado.217
No obstante, esta nueva doctrina asimilacionista tuvo sus inicios en los años
cuarenta a partir del Congreso Indigenista Interamericano celebrado en Pátzcuaro,
México, en abril de 1940. Sus primeros pasos en Guatemala se dieron a través
de la formación del primer grupo indigenista, del cual sería su primer presidente
David Vela, miembro en ese entonces del Comité Ejecutivo del Instituto Indige-
nista Interamericano y uno de los intelectuales del grupo de la Generación del
20.218 También integraban este grupo intelectuales como Alfonso Orantes, Manuel
Galich, Jorge Luis Arriola, Mario Monteforte Toledo, Epaminondas Quintana,
José Castañeda, Flavio Herrera, Flavio Rodas y José Joaquín Pardo.219 Sus líneas
de trabajo planteaban básicamente el reconocimiento de las culturas indígenas,
la conservación de sus costumbres, no así aquéllas que atentasen a su progreso
económico y cultural, y la educación académica y social como instrumento por el
cual el indígena aprehendiese la vida moderna nacional. Es decir, todas aquéllas
que ya se habían planteado anteriormente a excepción de la primera, ya que en
ésta se buscaría incorporar al patrimonio nacional la cultura material e inmate-
rial del mundo indígena, como ya lo estaban haciendo con los remanentes de las
culturas prehispánicas y coloniales por medio de la arqueología, y sumar con ello
elementos identitarios para la unidad nacional y continuar con la formación de una
industria turística que beneficiase económicamente al país.
215 Tischler Visquera, 2009: 4-11.
216 Para profundizar sobre este tema consultar: Taracena et al., 2002.
217 Taracena, et al., 2004: 30.
218 Gutiérrez Mendoza, 1996: 90-92; y Taracena et al., 2004:37.
219 Barreno Anleu, 2000: 39.

87
A nivel internacional, no obstante, esta doctrina asimilacionista se venía fra-
guando desde principios del siglo XX con la llegada de la Revolución Mexicana,
en la cual se estableció un proteccionismo del indígena como eje fundamental del
nuevo mexicanismo. Esta visión se expandió y se reprodujo durante los siguientes
treinta años por toda Latinoamérica. En 1918, en Argentina, durante la Primera
Convención de Maestros se recomendó la incorporación de los aborígenes a la
vida moderna, en 1921 en Perú se creó el Departamento de Asuntos Indígenas,
luego, en Montevideo en 1933 en la VII Conferencia Panamericana se recomendó
la realización de una “conferencia interamericana de expertos de asuntos indíge-
nas” y durante la I Conferencia Panamericana de Educación celebrada en México
en 1937 se volvió a hacer énfasis en dicha propuesta.220 Finalmente, en la VIII
Conferencia Panamericana celebrada en Perú en 1938 se estableció la realización
del I Congreso Indigenista Interamericano, el cual se celebraría en Pátzcuaro, Mi-
choacán, México en 1940.221 En pocas palabras, pasaron tres décadas para que se
materializase la necesidad de reflexionar a nivel continental sobre la realidad de
marginalidad en la que vivían los indígenas desde la llegada del sistema republica-
no, con las independencias en el siglo XIX e incluso desde la conquista española.
David Vela fue uno de los más entusiastas partidarios del indigenismo en
Guatemala. Su interés nació a partir de su visita a México en 1926, durante la
cual conoció a muchos indigenistas mexicanos que lo influenciaron por medio
de su hermano Arqueles Vela, que para entonces era uno de los asistentes del ex-
secretario de Educación José Vasconcelos,222 alentándolo a poner en práctica el
indigenismo en el país. Esta idea fue reforzada posteriormente con su participa-
ción en el Congreso de Pátzcuaro.223 Sin embargo, fue hasta cinco años después
que finalmente pudo nacer el Instituto Indigenista Nacional (IIN) bajo el gobierno
revolucionario, puesto que Jorge Ubico prohibió la fundación de esta institución
ya que como lo indica el mismo David Vela en la introducción del libro que publi-
cara el Seminario de Integración Social sobre el trabajo del antropólogo Antonio
Goubaud Carrera “quería ver [Ubico] algo sospechoso en nuestras reuniones”,
refiriéndose al trabajo que un primer grupo de indigenista estaban realizando.224
Lo que surgió como medida perentoria fue ese “primer grupo indigenista”, el cual
puso en práctica las recomendaciones establecidas en Pátzcuaro.225
Con la creación del IIN en 1945, por primera vez un gobierno guatemalte-
co asumió la responsabilidad de abordar el denominado “problema del indio”, 226
considerando que, en apoyo de las ciencias sociales, podría “encontrarse” definiti-
vamente el Estado con el mundo indígena y construir un proyecto de nación nuevo
y moderno que integrara a los indígenas como sujetos de desarrollo. De esa suerte,

220 Barreno Anleu, Loc. cit.


221 Barreno Anleu, Ibid.: 37.
222 Fell, 1989: 543.
223 Gutiérrez Mendoza, Op. cit.: 93; y Taracena et al. 2004: 37.
224 Goubaud Carrera, 1964: 10.
225 Barreno Anleu, Op. cit.: 37.
226 Barreno Anleu, Loc. cit.

88
la Universidad de San Carlos tomó la iniciativa de fundar la facultad de humanida-
des el 17 de septiembre de ese año, de la cual serían profesores la mayoría de los
miembros de ese primer grupo indigenista.227
El IIN tuvo un concejo asesor integrado por diferentes ministros del gobier-
no del doctor Juan José Arévalo, entre ellos Manuel Galich, quien fungía como
ministro de Educación, así como también por representantes de la Universidad
de San Carlos, de la Sociedad de Geografía e Historia, de la Institución Carnegie
de Estados Unidos, de la Asociación General de Agricultores y dos personas que
representaban a las comunidades indígenas guatemaltecas.228
Su primer director fue el antropólogo Antonio Goubaud Carrera (1945-1949)
a partir de una invitación que David Vela le hiciera desde su primer encuentro en
1942 en Nuevo México.229 Goubaud Carrera había sido previamente director del
Instituto Indigenista de Estados Unidos en 1942 dada su trayectoria intelectual en
aquel país. Allí había estudiado antropología social en la Universidad de Chicago
gracias a una beca otorgada por la Convención Internacional para el Intercambio
de Becados, dedicando su tesis de maestría al estudio de dos comunidades indí-
genas de Nuevo México.230 No obstante, su inclinación por los estudios etnográfi-
cos en Guatemala se había desarrollado tiempo antes (década de 1920) al trabajar
como guía de turismo en la empresa Clark Tours y por haber realizado unos pri-
meros cursillos de antropología en la Universidad de Harvard.231 Goubaud Carrera
también era miembro de la Sociedad de Geografía e Historia desde 1935, como
también de la corresponsal de la Sociedad Etnológica Americana, de la Asocia-
ción Antropológica Americana y de la Sección de Antropología de la Academia de
Ciencias de Nueva York.232
Tanto David Vela como Goubaud Carrera formaron en 1945 la “comisión
indigenista” de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala por medio de la
cual se pidió al gobierno la creación del IIN, solicitud que fue escuchada y final-
mente la institución fue creada el 28 de agosto de 1945.233
Años después, en 1949, Goubaud Carrera fue nombrado embajador de Gua-
temala en Washington, cediendo la dirección a Joaquín Noval, quien habría de
dirigir la institución hasta que fue apresado producto del derrocamiento de Jacobo
Arbenz en junio de 1954.234 En agosto de ese año, el Gobierno de facto de Carlos
Castillo Armas tomó la decisión de suspender las actividades del IIN por el De-
creto 46.

227 Cazali Ávila, 1997: 144-145.


228 Barreno Anleu, Op. cit.: 40.
229 Goubaud Carrera, 1964: 10.
230 Goubaud Carrera. Op. cit.: 9.
231 Goubaud Carrera. Op. cit.: 7.
232 Goubaud Carrera. Op. cit.: 8.
233 Goubaud Carrera. Op. cit.: 10-11.
234 Barreno Anleu, Ibid.: 41.

89
Parte de la doctrina indigenista que venía planteando el IIN resultaba ser
nuevamente la recuperación y exaltación del “glorioso pasado” prehispánico,
como lo fue en el nacionalismo liberal guatemalteco del siglo XIX,235 el cual se-
guiría ocupando un lugar privilegiado en el imaginario nacionalista de la época.
Éste, como se ha visto, defendía la idea de la existencia de una aparente degene-
ración cultural de los indígenas actuales frente a las grandezas de sus antecesores
prehispánicos, mostrada por medio de sus vestigios arqueológicos los cuales eran
objeto de admiración.236 Por lo tanto, una de las labores patrimonialistas del Estado
era la de conservar dichos monumentos.
Fue en ese contexto que se dio, por acuerdo gubernativo de fecha 23 de
enero de 1946, la creación del Instituto de Antropología, Etnografía e Historia de
Guatemala (IDAEH) para conservar y proteger el patrimonio cultural arqueológi-
co del país.237 Tal labor fue complementada posteriormente con la emisión, el 19
de septiembre de 1947, del Decreto 425, el cual establecía la protección y con-
servación de monumentos, objetos arqueológicos históricos y típicos en territorio
guatemalteco.238
Según Gutiérrez Mendoza, entre las primeras tareas de esta nueva institu-
ción estuvo la reconstrucción del Museo de Historia y Bellas Artes, hasta entonces
los salones de celebraciones construidos por Ubico para las fiestas oficiales de no-
viembre, la implementación del Museo Colonial de Antigua Guatemala en la sede
de la antigua Universidad de San Carlos de Borromeo y, finalmente, la supervisión
de los trabajos de excavación, restauración y conservación de Zaculeu y Nebaj.239
De esa forma, el IIN y el IDAEH pasarían a ser dos de las herramientas más im-
portantes del proyecto nacionalista revolucionario en la dinámica de apuntalar el
proyecto de nación con el fomento del mito de su origen étnico.
Algo importante a señalar es el hecho de que anterior a la época revolucio-
naria y a su proyecto de fomentar cierta identidad basada en la arqueologización
de la nación, la arqueología realizada en Guatemala era dominada por instituciones
extranjeras, principalmente de Estados Unidos, producto de su penetración impe-
rialista a Latinoamérica. A esta política de penetración ideológica se le ha llamado
“antropología de la ocupación” y que describe el reflejo de los intereses que el
Gobierno de ese país tenía sobre los recursos naturales y humanos de Guatemala
y otros países de Centroamérica para su expansión comercial, esto fraguado desde
1920 luego del triunfo aliado en la Primera Guerra Mundial.240
Estos intereses ya existían para la época republicana y se mostraron con la
llegada de viajeros y exploradores estadounidenses e ingleses al país, los cuales
se disputaban la hegemonía de la región ístmica. Situación que se ampliaría en la
235 Taracena, Arturo et al., 2002: 89.
236 Gutiérrez Mendoza. Op. cit.: 97. y Taracena, Arturo et al., 2002: 90.
237 Gutiérrez Mendoza. Idem.
238 Fondo Guillemin, 180b JG, Caja 1, Sobre 6, Archivo Histórico, CIRMA.
239 Gutiérrez Mendoza. Op. cit.: 99.
240 Gutiérrez Mendoza. Ibid.: 83.

90
segunda mitad del siglo XIX con la introducción del capital industrial y financiero
europeo, principalmente alemán, que si bien llegó a su fin hasta 1930, permitió que
diferentes arqueólogos, etnógrafos, etnólogos y geólogos de ese país trabajaran en
la región.241 Pero, aparentemente, éstos no llegaron a constituir una escuela siste-
mática ni formaron discípulos en Guatemala.242 No obstante, Matilde González-
Izás menciona que esos viajeros alemanes que llegaron a Guatemala entre 1860
y 1920 establecieron estrechas relaciones con el mundo finquero local, las élites
nacionales, el Estado y los circuitos transatlánticos del café, de tal manera que
ocuparon un lugar de prestigio en Guatemala, imprimiendo en la sociedad gua-
temalteca su papel como portadores de civilización y progreso.243 Tal fue el caso
de E. P. Dieseldorff quien, además de ser uno de los más eficientes hacendados
alemanes en Guatemala para finales del siglo XIX y principios del XX, realizó
importantísimos estudios de arqueología maya, etnología y botánica que fueron
referentes para posteriores estudios y que lo constituyeron como una autoridad en
el mundo académico de la época, especialmente el creado alrededor de la Sociedad
de Geografía e Historia, institución de la que fue miembro desde 1927.244
No obstante, para los años cuarenta, la era de las instituciones académi-
cas estadounidenses ya se había consolidado en el país. La participación de la
Institución Carnegie en el Concejo Consultivo del IIN es evidencia de esto. Su
participación en esta institución responde en parte a la necesidad que la compañía
United Fruit Company (UFCO), la más grande de Centroamérica y el Caribe, te-
nía para mantener su hegemonía sobre la producción y exportación de banano no
obstante los giros políticos que el país estaba experimentando. De alguna manera,
financiando proyectos arqueológicos en los sitios que estaban en terrenos de su
propiedad pudo limpiar su mala reputación en Guatemala a raíz de su continua
intromisión en los asuntos políticos nacionales. Esta práctica también se desarrolló
en Honduras mediante los trabajos de la arqueóloga Doris Stone, hija de uno de los
dueños de esa multinacional.245
Era sabido que la UFCO se daba a la tarea de transformar su poder econó-
mico en poder político por medio de la cooptación de líderes locales que favore-
ciesen su proyecto económico. Este fue el caso de varios abogados guatemaltecos,
hondureños y costarricenses que hicieron carrera política y que incluso algunos
lograron ser presidentes gracias al apoyo de la frutera.246 Otro factor que obligó a la
compañía a participar en el proyecto nacional arevalista, como estrategia política
para su reconciliación con el gobierno revolucionario, fue el hecho de que se había
opuesto, lógicamente, a los aumentos salariales y al nuevo Código de Trabajo.247
241 Gonzáles-Izás, 2009: 122.
242 Gutiérrez Mendoza (Ibid.: 59-72) anota que entre los primeros arqueólogos alemanes e ingleses
que trabajaron en Guatemala estaban Bernoulli (1870), Bastian (1876), Muybridge (1875 c.a.),
Sapper y Dieseldorff (1890).
243 González-Izás, Ibid.: 127.
244 González-Izás, Ibid.: 131.
245 Euraque, 2004: 51-52.
246 Posas, 1993: 155-156; Schavelzon, 1988: 335-359; y Euraque, Idem.
247 Schávelzon, Ibid.: 347.

91
Muchos trabajos de investigación realizados por diferentes instituciones es-
tadounidenses en Guatemala eran patrocinados por la bananera. Cabe decir que, de
alguna manera, la arqueología se convirtió en un instrumento mediante el cual esta
empresa multinacional “compensaba” los favores que los gobiernos le otorgaban
al concederle tierras en donación, como sucedió en el gobierno de Estrada Cabrera,
quien la exoneró de impuestos sobre sus exportaciones e infraestructura.248
Entre esas disuasivas compensaciones podemos mencionar los trabajos que
realizó Edgar Lee Hewett por la Escuela Americana de Arqueología de Nuevo
México en Quiriguá entre 1910 y 1914, y la labor de cuarenta y ocho años de in-
vestigaciones interdisciplinarias (arqueología, antropología, lingüística, historia,
etnografía, ecología, etnología y antropología física) llevadas a cabo por la Ins-
titución Carnegie de Washington en Guatemala, Honduras y Yucatán, México.249
La restauración y exploración de Zaculeu entre 1946 y 1950 es el caso más
paradigmático en la arqueología realizada en Guatemala, pues muestra el peso
político que cubría al quehacer arqueológico de la época. Ésta fue una de las obras
que se realizó con el dinero de la UFCO, bajo la dirección científica algunos de los
arqueólogos de la Carnegie.
Es así como, con el apoyo del gobierno de Arévalo, un grupo de investigado-
res, entre los que contamos a John Dimick, Alfred V. Kidder, Stanley Boggs, Gustav
Stromsvik –el mismo que había realizado la restauración de Copán desde 1935−,250
Edwin Shook y Aubrey Trik,251 comenzaron las actividades de exploración y restau-
ración de este sitio. Esta última actividad fue la tarea primordial de la intervención,
es decir, otorgarle a la antigua ciudad un nuevo rostro (Ilustración 1).
Tan nuevo resultó ser ese rostro, que se hizo la reconstrucción casi completa
de los edificios, lo cual llevó a los publicistas de la bananera a comparar a la anti-
gua ciudad mam con el Walt Disney World de los estadounidenses.252 Una forma
eufemística de mostrar a los ciudadanos estadounidenses el trabajo que la compa-
ñía hacía para llevar progreso y desarrollo a Guatemala (Ilustración 2).

248 Para más información sobre este tema consulte Gutiérrez Mendoza, Op. cit.: 73-76; y Schávelzon,
Op. cit.: 335-359.
249 Gutiérrez Mendoza, Op. cit.: 78.
250 Euraque, 2004: 68.
251 Medrano Arrollo y Chinchilla, 1995: 16.
252 Schávelzon, Op. cit.: 351.

92
Ilustración 1. Fotografía que muestra una vista aérea de Zaculeu durante los trabajos de
restauración que la Institución Carnegie realizó en 1946. Fuente: Schávelzon: 1988: 349.

Ilustración 2. Fotografía que muestra la restauración final realizada por los arqueólogos
de la Institución Carnegie. c.a. 1950. Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

93
Sin embargo, a partir del establecimiento del gobierno militar de Carlos Cas-
tillo Armas, el Estado guatemalteco hubo de optar por una nueva fórmula de mane-
jo tanto del patrimonio tangente como de las relaciones interétnicas, adoptando la
línea de la integración. Ésta reconocía la cultura indígena, pero haciendo énfasis en
que había que seleccionar de ella sólo sus “mejores rasgos” con el fin de añadirlos
al proyecto nacional guatemalteco.253 De esa forma, sería por medio de la creación
del Seminario de Integración Social Guatemalteca (SISG) en 1955-1956 que se
pondría en práctica tal política de integración del indígena con todos sus conteni-
dos culturales, incluidos los arqueológicos, a la vez de proporcionarle, al menos
en teoría, los instrumentos civilizatorios necesarios para su articulación dentro de
una sociedad moderna. El SISG y un renovado IIN impulsarían lo que se conoció
como la “ladinización”.254
Rápidamente, en el contexto de los programas de desarrollo emprendidos
por el Estado y la lucha anticomunista, el proyecto de ladinización fue modificado,
bajándole perfil en el discurso oficial al peso de la realidad pluricultural para darle
predominancia al de la homogeneización cultural por medio de la evocación de lo
guatemalteco como dispositivo primordial de identidad nacional y de las políticas
de tutelaje del indígena como instrumento para lograr dicha homogeneidad.255
Ello se constata en el debate constitucional de 1955-1956 en donde se ma-
nifestó nuevamente la tesis de la degeneración del indígena como una limitante,
al punto que también resultaba ser un problema para la protección del patrimonio
arqueológico nacional en la medida en que los indígenas con sus prácticas agrícolas
de subsistencia resultaban ser factores de destrucción. Éstas, además de causar da-
ños a las “ruinas”, impedían el acceso y uso libre, como debería de ser si se tenía por
entendido que eran patrimonio de todos los guatemaltecos. Tal idea quedó explícita
en la declaración del constituyente Héctor Menéndez de la Riva sobre el caso de
Iximche’,256 que para esa época estaba en posesión de los campesinos kaqchikeles
Policarpio Cumes Mateo y Cristóbal Cumes Cum, quienes la utilizaban para el
cultivo de maíz.257 Lo mismo se evidencia en el grabado que realizó Julián Falla
un siglo antes (Ilustración 3) y que según Guillemin, al igual que un señor llamado
Everardo Galindo, éstos vivieron muchos años sobre las estructuras, provocando en
ellas continuos actos de depredación y destrucción258 (Ilustraciones 4 y 5).
253 Taracena, 2004: 30; y Gutiérrez Mendoza, Op. cit.: 89.
254 Taracena, et al., Op. cit.: 31.
255 Taracena, et al., Ibid.: 51-52.
256 Taracena, et al., Ibid.: 53.
257 Fondo Guillemin, 202JG, Caja 6, Sobre 1, Archivo Histórico, CIRMA. Este documento es un
artículo del diario Prensa Libre de fecha 9 de agosto de 1961; y “Decreto No. 1360 del Congreso
de la República de Guatemala de fecha 31 de mayo de 1960” publicado en el Diario de Centro
América de fecha 29 de mayo de 1963.
258 Fondo Guillemin, 203JG, Caja 1, Sobre 7, “Diario de campo de los trabajos en Iximche’ 1959-
1960”, Archivo Histórico CIRMA.
En los últimos años se han originado prácticas rituales en un pequeño sector del sitio (lado
sureste) a partir de la construcción de un altar ceremonial que emula a una pirámide prehispá-
nica. Simbólicamente ésta intenta defender la idea de la continuidad cultural entre los mayas

94
Ilustración 3: Detalle del grabado de Julián Falla, en el cual se aprecia el uso que tenía Iximche’
para 1834. En la imagen se observa a dos campesinos llevando sus
azadones, herramientas utilizadas para actividades de labranza.
Fuente: Polo Sifontes, 1980: 62.

Ilustración 4. Fotografía que muestra el uso que se le daba a Iximche’ para 1953. Un uso muy
similar al que se le daba un siglo antes según se atestigua en el grabado de Julián Falla realiza-
do en 1834. Es muy probable que esta fotografía la tomara Janos de Szécsy en 1953, antes de
sus excavaciones. Fuente: Fondo Guillemin. CIRMA.

95
Ilustración 5. Fotografía que muestra la existencia de casas en la plaza A de Iximche’, en donde habi-
taba la familia Cumes. El monumento conmemorativo del IV Centenario, que yace tirado por un terre-
moto en 1948, es prueba fehaciente de que la foto fue tomada en Iximche’ entre esta fecha y 1953.
Fuente: Guillemin, CIRMA.

La búsqueda al interior de la Estructura 2, y la vació, en ese entonces fue realizada


por Everardo Galindo propietario, Francisco Marroquín o Manuel Marroquín Nar-
ciso (alcalde e industrial de aguardiente) Teletor (párroco), dice Jorge Girón que
los Galindo vivieron años encima de la Estructura 2 de la que sacaron unas 5000
piedras, se vendieron a la municipalidad de Patzicia (sic) para hacer una calle.259
Janos de Szécsy, el arqueólogo que hiciera las primeras excavaciones en Ixi-
mche’ en 1953 y del cual hablaremos más adelante, también reporta que pequeños
terratenientes tenían por negocio la venta de piedra de las estructuras de Iximche’.
260
Muy probablemente se refería a la familia Galindo señalada posteriormente por
Guillemin. No existe evidencia fehaciente de que en Iximche’ se realizaran cere-
monias indígenas dado el carácter de propiedad privada de los terrenos donde se
encuentra el sitio.

prehispánicos y los indígenas actuales, es decir, una antítesis construida desde la autodetermi-
nación indígena que cambia la lógica patrimonialista moderna del Estado, integrándole nuevos
significados a estas antiguas ciudades. Significados que ya no ven a muchos lugares como los de
Iximche’ como sitios arqueológicos sino como “lugares sagrados”. En la actualidad el IDAEH
ha permitido que se desarrollen este tipo de actividades en diferentes sitios arqueológicos dado
a las nuevas políticas multiculturales sobre la identidad nacional implementadas por el Estado
desde los Acuerdos de Paz de 1996. No obstante, en la práctica aún existe cierto recelo por al-
gunos funcionarios del Estado y ciertos profesionales de la arqueología sobre el uso que pueda
dársele a los sitios arqueológicos, pero lo cierto es que la ley que regula en la actualidad el uso
de estas antiguas ciudades sigue siendo básicamente prohibitoria.
259 Fondo Guillemin, “Diario de campo”, Ibid.: 161
260 Szécsy 1953: 8.

96
Por otra parte, según acuerdo de fecha 5 de octubre de 1956, el Gobierno
de Guatemala firmó un contrato con la Universidad de Pennsylvania para realizar
investigaciones arqueológicas en Tikal por medio del Museo de esa Universidad,
iniciándose las actividades en enero de 1957.261 Quien estaría a cargo del proyecto
sería Edwin Shook, director de dicho Museo y uno de los arqueólogos que ante-
riormente había participado en la restauración de Zaculeu y quien, además, había
sido agente encubierto del FBI en Guatemala durante la Segunda Guerra Mundial
encargado de espiar a los alemanes radicados en el país.
Entre los acuerdos establecidos, la Universidad de Pennsylvania se compro-
metió a invertir US$ 20,000.00 anuales en los trabajos de investigación y, por su
parte, el Gobierno guatemalteco le otorgaría la exclusividad de los trabajos en el
sitio arqueológico y su permiso para llevar a cabo excavaciones en cualquier otro
lugar de Petén, además de facilitar el transporte aéreo gratuito para todo el equipo
de investigación mientras durase el contrato262 (Ilustración 6).

Ilustración 6. Fotografía que muestra el arribo del equipo de arqueólogos a Tikal para los trabajos
de investigación y restauración. c.a. 1958-1959. En la fotografía aparecen en el primer plano, de
izquierda a derecha: Gustavo Espinoza (Supervisor del IDAEH), George Guillemin
(director del Parque Tikal) y Edwin Shook (director del Proyecto Tikal).
Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

261 Fondo Guillemin, Caja 5, Sobre 43, 798JG, “Contrato celebrado entre el Subsecretario de Edu-
cación Pública Rubén Villagrán y el Dr. Edwin Shook como representante del Director de la
Universidad de Pennsylvania, Philadelphia, Estados Unidos, de fecha 13 de octubre de 1956”,
Archivo Histórico, CIRMA.
262 Idem.

97
Seguidamente, con el establecimiento de los gobiernos a partir de 1963, la
militarización del Estado repercutió en el trabajo que venían realizando el IIN y el
IDAEH.263 Se suspendieron los trabajos anteriores para refuncionalizar sus labores
académicas a partir de considerar que muchos de los académicos guatemaltecos,
especialmente los antropólogos Jorge Luis Arriola, Joaquín Noval, Carlos Nava-
rrete, etc.,264 estaban involucrados en actividades subversivas, De esta cuenta se
volvió a incrementar la cantidad de proyectos arqueológicos ejecutados por uni-
versidades estadounidenses en Guatemala, entre éstas: la Universidad de Pennsyl-
vania, la Universidad de Yale y la Universidad de California.265
Este contrato se renovaría varias veces más y aparentemente en los mismos
términos que el primero. Desde 1965, durante el gobierno de Enrique Peralta Azur-
dia se firmó un contrato con la Universidad de Pennsylvania en el cual el Gobierno
se comprometía a otorgar durante tres años consecutivos (1967, 1968 y 1969) la
cantidad Q 159,000.00 del Ministerio de Hacienda y Crédito Público para conti-
nuar con la restauración de Tikal, ya que era de interés nacional su implementación
turística266 (Véanse Ilustraciones 7, 8 y 9).
Quien estaba encargado de la restauración y reconstrucción de Tikal desde
1964 era el arqueólogo suizo George Guillemin. El mismo que estaba realizando
desde 1958 la investigación arqueológica y la restauración de Iximche’267 y por la
cual se había ganado un lugar importante en el escenario nacional como científico
destacado, ya que sus hallazgos en la nombrada “cuna de la nacionalidad guate-
malteca” eran testimonio fehaciente de la importancia del sitio como el lugar del
origen étnico e hispánico de la nación, a la vez de fomentar a lo “guatemalteco”
como su síntesis. Además, Guillemin había sido el director del Parque Nacional
Tikal entre 1958 y 1959 en representación del IDAEH, solamente un año después
de iniciado el Proyecto Tikal bajo la conducción de Edwin Shook268 (Véase Ilustra-
ción 10).

263 Mendoza Gutiérrez, Op. cit.: 105.


264 Richard Adams en su libro Joaquín Noval como indigenista, antropólogo y revolucionario in-
dico que para 1962 Noval estaba largamente involucrado en la acción política del Partido Gua-
temalteco del Trabajo (PGT). Para ese año era el jefe de la Comisión Militar del Partido. Este
mismo autor menciona que la vida clandestina revolucionaria de Noval comenzó en 1963 y que,
según Julio César Macías, éste fue una influencia muy importante para Luis Augusto Turcios
Lima y Marco Antonio Jon Sosa. Su postura indigenista, la cual se construía desde sus lecturas
de la economía política marxista, contrastaba con la oficial, es decir, estaba en contra, al igual
que Jorge Luis Arriola del asimilacionismo radical (defendido por Vela), ya éste violentaba la
cultura indígena. Sin embargo, lo que pudo ser más amenazante para los gobiernos militares
del pensamiento de Noval y por ende del IIN era que éste apoyaba la idea de la reforma agraria
como medio para garantizar un verdadero indigenismo en Guatemala (véase Adams, 2000).
265 Mendoza Gutiérrez, Idem.
266 Fondo Guillemin, 797 JG, Caja 5, Sobre 43, Archivo Histórico, CIRMA.
267 Curriculum Vitae mecanografiado por el mismo George Guillemin en 1977. Texto original.
Archivos Personales de Nelly Guillemin.
268 Idem.

98
Ilustración 7. Fotografía que muestra los trabajos de restauración de la crestería del Templo III de
Tikal. c.a. 1964. Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

99
Ilustración 8. Fotografía que muestra los trabajos de restauración del Templo II de Tikal.
Es posible observar los andamios y el grupo de trabajadores. c.a. 1964.
Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

100
Ilustración 9. Fotografía que muestra los trabajos de restauración del Templo II de Tikal.
Es posible observar los andamios y el grupo de trabajadores. c.a. 1964.
Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

101
Ilustración 10. Fotografía que muestra a George Guillemin frente a
un yugo que encontró durante sus trabajos en Tikal. c.a. 1964. Fuente:
Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

Era evidente que la protección del patrimonio arqueológico se venía incre-


mentando en la legislación nacional en la medida en que se aumentaban las inves-
tigaciones arqueológicas en el país269 y que el patrimonio tangente se convertía en
destino preferido de las políticas de turismo. Las primeras acciones al respecto,
sin embargo, datan de 1925 con la creación del Dirección General de Arqueología,
Etnología e Historia y de la reapertura del Museo de Arqueología, así como con la
emisión del decreto que estableció que todos los objetos arqueológicos e históricos
eran propiedad exclusiva del Estado guatemalteco.270 Luego, durante el gobierno
de Arévalo volvió a suceder algo parecido con la creación del IDAEH y la emisión
del Decreto 425 de fecha 19 de septiembre de 1947, el cual apunta que el patrimo-
nio arqueológico queda bajo la salvaguardia y protección del Estado.271

269 Carpio, 1994: 33-60.


270 Taracena, et al., 2002: 108.
271 Castillo Taracena, 2008: 265-296; y Gutiérrez Mendoza. Op. cit.: 102.

102
Todos los monumentos, objetos arqueológicos, históricos y artísticos del país, exis-
tentes en el territorio de la república, sea quien fuere su dueño, se considera parte del
tesoro cultural de la nación y están bajo la salvaguardia y protección del Estado”272
En los años sesenta se promulgaron dos nuevos decretos para la adquisición
a favor del Estado de las fincas rústicas en donde se encontraba Iximche’. El pri-
mero de ellos, que data de 1963, no fue efectivo, pero el segundo emitido en 1966
sí logró la adquisición estatal de los terrenos del sitio.273 Asimismo, se elaboró
un reglamento de funcionamiento del Parque Nacional Tikal, se emitió la Ley de
Protección de Kaminaljuyú en 1964 y, nuevamente, como había sucedido con el
caso del Proyecto Tikal, según el artículo 106 de la Constitución de la República
de 1965, el Estado se comprometió a facilitar todos los medios para el desarrollo
de la investigación arqueológica en el país, lo que implicaba el apoyo a entidades
tanto nacionales como extranjeras, exonerando a estas últimas de los pagos aran-
celarios en términos de importación de equipo y compra de productos derivados
del petróleo.274
Uno de los personajes que más se interesó por la creación y promoción de
leyes para la protección del patrimonio arqueológico dentro del IDAEH fue Rafael
Morales Fernández, quien para 1965 era administrador del Parque Tikal y encar-
gado del Museo Nacional de Arqueología “Sylvanus G. Morley275 y quien, junto
a Guillermo Folgar y Marco Antonio Bailey, echaría a andar en 1975 los Depar-
tamentos de Monumentos Prehispánicos y Registro de Propiedad Arqueológica,
Histórica y Artística, así como también al Museo de Historia.276
Desde los años cincuenta y durante la década de los sesenta proliferaron en
Guatemala los proyectos arqueológicos ejecutados y financiados por instituciones
extranjeras, predominando las universidades estadounidenses, las cuales en su ma-
yoría desarrollaron investigaciones en el departamento de Petén. Algunas de estas
investigaciones como las de Richard Adams en Río Azul y las de Vinson y Grider
en Petexbatún, fueron financiadas por compañías petroleras, lo cual refleja la ínti-
ma relación entre un interés por la explotación de los recursos de la región de Petén
por parte del Gobierno guatemalteco e inversionistas estadounidenses y la práctica
arqueológica de la época (véase Tabla 1). Política que en décadas posteriores tam-
bién habrían de seguir las misiones francesas.

272 Castillo Taracena, Idem.


273 Fondo Guillemin, 155 JG, Caja 1, Sobre 6, “Decreto No. 1360 del Congreso de la República de
Guatemala de fecha 31 de mayo de 1960” publicado en el Diario de Centro América de fecha
29 de mayo de 1963 y “Decreto Número 1609 del Congreso de la República de Guatemala de
fecha 16 de septiembre de 1966” publicado en El Guatemalteco, diario oficial de la República
de Guatemala – Centro América, Tomo CLXXVII, Número 65. Viernes 16 de septiembre de
1966. Archivo Histórico, CIRMA.
274 Carpio, Op. cit.: 43-44.
275 Morales Fernández, 1965 y 1973.
276 Carpio. Op. cit.: 43; y Medrano Arrollo y Chinchilla, 1995: 16.

103
Así, a lo largo de la década de 1960 se desarrollaron en el departamento de
Petén al menos seis proyectos de investigación, de los cuales sólo uno fue ejecu-
tado con financiamiento netamente guatemalteco. Tal fue el caso del proyecto que
Carlos Navarrete y Luis Luján Muñoz desarrollaron en Dos Pilas en 1961, gracias
al apoyo financiero de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Car-
los de Guatemala. Los cinco proyectos restantes utilizaban fondos otorgados por
universidades estadounidenses, acreedoras de esos apoyos que el Gobierno guate-
malteco había prometido (Tabla 1).

Investigador Institución a la que pertenecieron y Fecha de Sitio Arqueológico Ubicación


la que financió el proyecto realización o Área

1 Willian Coe Universidad de Pennsylvania 1964-1966 Tikal Peten

2 A.L. Smith, Gordon Museo de Peabody de la Universidad 1958-1963 Proyecto Altar de Ríos la Pasión y Chixoy
Willey y Richard de Harvard Sacrificios
Adams
3 A.L. Smith, G. Wil- Museo de Peabody de la Universidad 1964-1965 Ceibal Área del río la Pasión
ley y R. Adams de Harvard
4 Richard Adams Museo de Peabody de la Universidad 1962 Río Azul Noreste de Petén
de Harvard y con el financiamiento de
la petrolera Sun Oil
5 Vinson y Grider Depto. de Arte del Connecticut College 1959-1960 Área de la laguna del Sureste de Petén
de New London y con financiamiento Petexbatún
de la petrolera Esso Standard
6 Carlos Navarrete y Facultad de Humanidades, USAC 1961 Dos Pilas Área del río la Pasión
Luis Luján Muñoz
7 William Sanders Universidad de Pennsylvania Década de Kaminaljuyú Guatemala
1960
8 George Guillemin IDAEH, financiado por el Comité Pro- 1958-1965, Iximche’ Tecpán Guatemala
reconstrucción de Monumentos de la
Dirección General de Obras Públicas y Varias tem-
más tarde por el Fondo Suizo de Inves- poradas hasta
tigación Científica 1978

9 Henry Lehmann Museo del Hombre en París, financiado 1954-1955 y Mixco Viejo San Martín Jilotepeque,
por Centro de Investigaciones Científi- 1966 Chimaltenango
cas del Ministerio de Educación Fran-
cés, más adelante por el Ministerio de
Comunicaciones y Obras Públicas, por
la Comisión Económica y Técnica de
Francia

10 Richard Adams Universidad de Minnesota 1966 Chajul y Nebaj Quiché

11 Pierre Becquelin Centre National de la Recherche Scien- 1964-1965 Área del valle de Acul Acul y Nebaj, Quiché
tifique de la Misión Científica Francesa
en México y Centroamérica

12 Franz Termer Universidad de Hamburgo 1960-1961 Palo Gordo Suchitepéquez

13 S. Borheryi y Lee Museo Público de Milwakee, patroci- 1962-1963 Bilbao Santa Lucía Cotzumalguapa
Parsons nada por la National Science Founda-
tion

14 Jon Graham Universidad de Harvard Década 1960 Papalguapa Jutiapa

15 Kent Flannery y Mi- Museo Peabody de la Universidad de Mediados de Salinas La Blanca San Marcos
chael Coe Harvard, financiado por la Smithsonian la década de
Institution of Washington DC. 1960

Tabla 1. La tabla muestra los proyectos desarrollados en Guatemala en la década de 1960, mostrando
a los investigadores y a las instituciones que los respaldaron y patrocinaron. Tabla elaborada con base
en los datos de Carpio, 1994; Medrano, Arroyo y Chinchilla, 1995; y Castillo Taracena, 2008.

104
Sin embargo, también existía un interés arqueológico por las tierras altas
mayas, por lo que al menos cuatro proyectos se desarrollaron durante esa época.
De éstos podemos mencionar los realizados por Guillemin en Iximche’, los de
Henry Lehmann en Mixco Viejo, los de Richard Adams en Chajul y Nebaj, y los de
Pierre Becquelin en Acul. Estos tres últimos en el departamento de Quiché.
Definitivamente, las tierras altas mayas y en menos medida la costa sur, eran
territorios de poco interés para las universidades estadounidenses no así para los
gobiernos guatemaltecos de la época, especialmente Iximche’ y Mixco Viejo los
cuales gozaron de diferentes apoyos para su realización. Los trabajos de investi-
gación y restauración de estos dos sitios, al igual que el de Tikal fueron de mucho
interés, ya que representaban la oportunidad para que Guatemala se convirtiese
en un destino de turismo arqueológico a nivel mundial, acorde a los planes de-
sarrollistas que se estaban implementando en el país. Es decir, crear y promover
una industria turística nacional que tuviera como eje central la explotación de los
recursos arqueológicos.
Asimismo, en estos términos, Iximche’ ocuparía un papel importante en di-
chos planes al ser uno de los sitios arqueológicos del altiplano más cercano a la
ciudad capital. Además, cerca pasaba la carretera Panamericana, que había sido
proyectada por el Gobierno guatemalteco con el apoyo de Estados Unidos, dando
marcha a la idea de fomentar tanto el comercio terrestre, el turismo arqueológico
y la seguridad militar.277 A su vez, Iximche’ continuaba proyectándose en el imagi-
nario nacional como testigo del diálogo entre la raíz prehispánica y la hispánica de
la Guatemala contemporánea.

2. Iximche’, el nacimiento de su patrimonialidad

Iximche’ después del IV Centenario


Después de las actividades del IV Centenario en 1924, Iximche’ pasó por un mo-
mento de olvido. No obstante, la labor de difusión que José Antonio Villacorta
emprendiera desde el despacho de Educación Pública durante los gobiernos de los
generales José María Orellana, Lázaro Chacón y Jorge Ubico, permitió que este
sitio arqueológico siguiese gozando de un lugar importante en la historia nacional.
El primer libro de divulgaciones científicas publicado en 1927 por Anto-
nio Villacorta y su hijo Carlos Villacorta estuvo dedicado a compilar información
sobre los diferentes sitios arqueológicos en Guatemala.278 El objetivo buscado al
publicar este volumen era presentar un inventario arqueológico a lo largo del te-
rritorio nacional y darlo a conocer en idioma español, ya que para esa época la
277 El Imparcial, 21 de noviembre de 1961.
278 Villacorta y Villacorta, 1927.

105
mayoría de publicaciones sobre la arqueología realizada en Guatemala estaban
escritas en idiomas extranjeros.

A este primer cuaderno de divulgaciones científicas seguirán otros, que armoni-


zándose convenientemente formarán un libro, siendo nuestro propósito presentar
un conjunto de datos suficientes para llevar a la conciencia nacional el recuento
de nuestras reliquias arqueológicas, como prueba fehaciente de lo mucho que po-
seemos aún, legado de pretéritas civilizaciones, que fueron el punto de partida de
nuestra cultura…279

… son lo suficientemente interesantes (se refiere a los diferentes sitios arqueológi-


cos que presenta) para haber despertado el entusiasmo investigador de sabios ame-
ricanos y europeos, que las han dado a conocer en el extranjero por medio de obras
escritas en idiomas distintos del nuestro, lo que ha sido óbice para que sean casi
desconocidas entre nosotros.280
Entre estos trabajos tenemos los de John Lloyd Sthephens, Frederik
Catherwood, G. M. Williamson, Charles Bowditch, Joseph Goodman, Alfred
Maudslay, Teoberto Maler, Herbert Spinden y Sylvanus Morley. La lente con la
que presentaron toda esa información estaba influenciada por las teorías difusio-
nistas del relativismo cultural del geógrafo alemán Franz Boas, las cuales fueron
trasmitidas a los Villacorta por el antropólogo mexicano Manuel Gamio, alumno
de Boas y uno de los grandes precursores del nacionalismo mexicano moderno. A
partir de sus investigaciones en Kaminaljuyú en 1926, Gamio adiestró a Antonio
y a Carlos Villacorta imprimiendo en ellos la importancia de los remanentes ar-
queológicos para la construcción del mito de origen de la nación. La idea de Gamio
de considerar a la civilización olmeca como cultura madre en Mesoamérica281 fue
sin duda una racionalidad difusionista que estos intelectuales reprodujeron en el
discurso histórico oficial por medio de la evocación de la civilización maya clásica
como cultura ancestral soporte de la nación.
Paralelamente, lo “maya-quiché” (sic), concepto que desde el siglo XIX
venía usándose para resaltar el papel hegemónico de los k’iche’s, pero que se-
gún Taracena282 acuñó Villacorta para definir toda la herencia tardía indígena en
la identidad nacional guatemalteca, pasó a sintetizar la herencia de todas aquellas
civilizaciones que sin distinción étnica habitaban en el territorio a la venida de
los españoles para el siglo XVI. De paso, se fomentó la idea de que la conquista
resultó ser un destino que logró dirimir las contiendas entre los pueblos originarios
y que los conquistadores resultaban ser los fundadores de la nueva patria. Idea que
puede leerse también en el poema escrito por Alberto Rubio “De Anáhuac a Ixim-
ché’”, publicado en 1925 en los Anales de Academia de Geografía e Historia.283
279 Villarcorta y Villacorta, Ibid.: 3.
280 Villarcorta y Villacorta, Idem.
281 Gutiérrez Mendoza, Op. cit.: 82.
282 Taracena, et al. 2004: 126.
283 “De Anáhuac a Iximché”
¿Fue una visión? Fue ensueño o pesadilla?
No lo sé¡ mas, yo vi desde la orilla;

106
Sin duda, la esfera simbólica y del imaginario colonial no sería superada en esta
nueva historia, así como lamentablemente sucedió con las formas de explotación
feudales traídas de ultramar.

cómo la audacia al incendiar las naves,


-como un presentimiento del Arcano-
Puso en mano de un héroe las llaves,
Para violar el suelo mexicano.
¿Violarlo? Sí que hubo traición en todo;
Cortés pudo arreglárselas de modo,
-que perdonaran por su invicta hazaña-
la subrepticia que a su vez hiciera,
donando un suelo, el de la Nueva España,
al viejo suelo de la tierra Ibera.
Del ahuehuete de la Noche Triste,
Brotó una rama que la Historia viste
Con el verde ropaje del pasado;
-rama que el tronco en esplendor iguala-
Y que sembró don Pedro de Alvarado
Para fundar la vieja Guatemala.
Conquistadores de remotos climas
Sin temor a las cimas ni a las simas
Marchando van por misteriosa tierra
Con el gesto de altivez que maravilla;
Para plantar el gonfalón de guerra
De los reyes de León y de Castilla
Fueron ellos….son ellos los que un día,
Vagando fueran sobre ignota vía,
Tras de la estela que dejara un Loco
¿Loco o Sabio? No importa. Fue un vidente
-la locura y el genio distan poco-
Y aquel loco ha legado un Continente.
Modelos de valor fueron tan grandes
al escalar los gigantescos Andes
como al hendir las tormentosas olas;
mas no es menor, el pecho del guerrero
que opuso al de las cotas españolas
cuerpo desnudo y corazón de acero.
Defendiendo lo que érales más caro
Que como ejemplo que parece raro,
Y como anacronismo nos admira…
Ejemplos suman de belleza suma,
La viril entereza de Lempira,
La noble majestad de Moctezuma.
….Y fuera un paso el salto de Alvarado
Que lo condujo hasta el terruño amado
A dirimir contiendas entre hermanos…
Fatal herencia que a la vez perdura
Cual codicilo entre los Indohispanos
Que dejó el adalid de Extremadura.
Haya paz, haya amor, perdón y olvido.
Ya no haya vencedor, ni haya vencido,
Que tres hombres de histórico pasado
Olvidar hacen los rencores de antes;
Tres nombres que con símbolo sagrado
Los de Colón, Las Casas y Cervantes.
Rubio, 1925: 82.

107
El capítulo que los Villacorta dedican a Iximche’ en Arqueología de Guate-
mala resume todas las menciones que se hacen de la antigua ciudad en las obras
de los cronistas españoles y, en menor medida, en el Memorial de Sololá. También
utiliza los grabados de Julián Falla y Manuel Rivera Maestre, al igual que el plano
de Alfred Maudslay, para dar testimonio de la materialidad del lugar. Finalmente,
presentan una serie de fotografías y grabados de esculturas y otro tipo de artefactos
de colecciones privadas encontrados en diferentes lugares de Chimaltenango. Es
así pues, como a partir de la obra de los Villacorta, nuevamente Iximche’, como
lugar de memoria, era incorporada al panteón nacional, como más tarde lo sería
también la figura de Tecún Umán.284
Una de las primeras mujeres que formaron parte del grupo selecto de in-
telectuales de la Academia de Geografía e Historia en la época de su nacimiento
institucional, Lilly de Jongh Osborne, junto a Vera Kelsey en el libro Four Keys to
Guatemala publicado en Estados Unidos en 1939, muestra a varios sitios en donde
se podía asentar la memoria nacional. 285
El libro de Kelsey y Osborne era prácticamente una guía para el turista ex-
tranjero. Acá, Iximche’ no era mencionada por su monumentalidad arqueológica,
pues ese lugar lo destinaba a las ciudades mayas del periodo clásico como Tikal,
Quiriguá y Piedras Negras. De manera diferente a las otras ciudades, ésta era men-
cionada como el lugar donde los kaqchikeles fundaron su ciudad fortificada como
resultado de las guerras con los k’iche’s y tz’utujiles, así como también el lugar
donde se fundara la primera ciudad de Santiago como resultado de una alianza
indio-española.286 Este libro, que también podría considerarse como un diccionario
geográfico de Guatemala, básicamente orientado a ser una guía para el viajero, era
un esfuerzo para construir una industria turística nacional en donde la “dimensión
étnica de la nación” desempeñaba un papel vertebral. Sin embargo, en esta iden-
tidad era la monumentalidad arqueológica un testigo muy importante, de la cual
Iximche’ podemos decir que carecía, ya que todas sus estructuras aún yacían bajo
la maleza. Su importancia se ubicaba en el tiempo en la conquista.
Es importante mencionar que Alfred S. Clark, un estadounidense que había
tenido la oportunidad de conocer Guatemala en 1917, tuvo la previsión de promo-
ver turísticamente a Guatemala en el extranjero por considerar que era un país con
un “pasado glorioso y un presente fascinante”.287 De tal manera, persuadió a los
capitanes de la compañía Grace Line para que en el trayecto del crucero que venía
de San Francisco a Nueva York hiciera una parada de un día en el Puerto de San
José.288 El señor Clark aprovechaba esta parada para conducir a los viajeros por
un recorrido por las ciudades de Guatemala y Antigua Guatemala, a partir de una
flotilla de vehículos de su propiedad y personal capacitado que cumplían la función
284 Taracena, et al., 2004.
285 Kelsey y Osborne, 1939.
286 Kelsey y Osborne, Ibid.: 11-12.
287 Muñoz y Bell, 1940: 259-260.
288 Muñoz y Bell, Loc. cit.

108
de guías.289 El tour de un día por Guatemala pronto se convirtió, como Alfred Clark
lo había previsto, en el mayor atractivo entre el crucero de la flota “Santa” de la
Grace Line.290 También es importante mencionar que la UFCO, a partir de la fas-
cinación mostrada por Clark a sus ejecutivos sobre el potencial turístico del país,
pone a funcionar el United Fruit Company Tour en 1934, por medio de la “White
Fleet” o Flota Blanca, a partir de la cual se incrementó el número de turistas, a
quinientos por mes.291
Como producto de las pocas condiciones hospitalarias que en el interior del
país se presentaban, Clark decidió en 1932 construir un hotel llamado Mayan Inn,
el cual funda en 1932 en Chichicastenango, Quiché, como una medida para solu-
cionar estos problemas y a la vez obtener mejores ingresos económicos. De esta
cuenta, es muy probable que como parte de los recorridos a los turistas se incluyera
Q’umar Ka’aj, el antiguo centro de poder de todo el antiplano guatemalteco para el
siglo XVI, un destino infaltable a visitar.
El circuito turístico que Alfred Clark impulsaría en definitiva daría mayor
importancia a unos destinos que a otros, por lo cual se podría explicar, en cierta
medida, la ausencia de Iximche’ en las guías para turistas de la época como destino
arqueológico, no obstante que en la celebración del IV Centenario se le incluyó
en la excursión automovilística que se menciona en el capítulo anterior. Sus men-
ciones en ellas eran a partir de su papel en la fundación de la primera ciudad de
Santiago. Esto también podría explicarse por el papel que jugó lo “maya-quiché”
en el imaginario nacional, como se mencionó anteriormente. Esta idea buscaba
sintetizar la herencia indígena de la nación, por lo tanto el quetzal, que ocupa un lu-
gar fundamental en la mitología heroica de Tecún Umán (personaje que en los años
60 se convertiría finalmente en héroe nacional), así como Q’umar Ka’aj, la ciudad
en la que según algunos vivió este personaje mítico, encabezaban en la historia
oficial el fundamento étnico de la nación. La labor que el Club Turista Guatemal-
teco desempeñó desde 1926 también fue fundamental para establecer los lugares
de destino turístico, como se atestigua en un mapa pictórico creado por Delfino
Sánchez Latour cerca de 1950, en donde se observa la geografía guatemalteca que
era vendida al extranjero (Véase Ilustración 11).

289 Muñoz y Bell, Loc. cit.: 263.


290 Muñoz y Bell, Loc. cit.
291 Muñoz y Bell, Ibid.: 259-260.

109
Ilustración 11. Mapa pictórico de Guatemala dibujado c.a. 1950, en donde se proyecta la imagen
de Guatemala vendida al exterior. En la misma se hace énfasis en los diferentes atractivos turísti-
cos, como lagos y sitios arqueológicos. Iximche’ está ausente, mientras que Zaculeu sí aparece. Las
actividades comerciales como café y banano también son gráficadas como símbolos de modernidad
al igual que el ferrocarril, las carreteras, los puertos marítimos y el transporte aéreo. También se
hace imagen de un abanico étnico, el cual representa a la mayoría de la población en el mapa, a
diferencia y muy por separado de un pequeño grupo de gente blanca y de clase social alta. En me-
dio a manera de intermediarios entre unos y otros, se observa el poder militar. El mapa fue pintado
por Delfino Sánchez Latour y publicado por el Comité Turista Nacional, el cual posiblemente es el
Club Turista Guatemalteco fundado en 1926. Fuente: Cortesía de Magda Aragón y Édgar Barillas.

En este mapa, Iximche’ está nuevamente ausente, mientras que Quirigua y


Piedras Negras sí aparecen. La presencia de Zaculeu a diferencia de Iximche’, se
explica de alguna manera dado que para ese entonces recién se habían realizado los
trabajos de restauración del lugar patrocinados por la UFCO, por lo que su imagen
se encontraba fresca en la mente de los promotores turísticos.

110
Sin embargo, poco tiempo después Iximche’ despertaría del letargo en que
la historiografía nacional lo había sumergido y se sumaría al capital arqueológico
de la nación.

La primera excavación arqueológica de Iximche’


Alrededor de 1953, el arqueólogo húngaro Janos de Szécsy emprendió las prime-
ras excavaciones arqueológicas en la capital de los kaqchikeles. Gracias al apoyo
financiero de la Facultad de Humanidades, en una rápida visita de dos a tres días
buscó demostrar mediante de una inspección visual y de pequeñas excavaciones
que evidentemente la ciudad existía y que no era sólo una leyenda inventada por
Fuentes y Guzmán, como posiblemente se pensaba hacia 1950.292 Al parecer, se
dudaba de que aún existiesen evidencias arquitectónicas de la ciudad y que lo que
se apreciaba allí eran solamente cerros naturales sin ningún interés histórico293
(Ilustración 12).

Ilustración 12. Fotografía que muestra el pequeño campamento que Janos de Szécsy y su acom-
pañante construyeron durante sus trabajos de exploración en Iximche’ en 1953. Al fondo de la fo-
tografía se observan dos trabajadores que participaron en el proyecto. Uno de ellos descansa sobre
el monumento conmemorativo al IV Centenario de la Fundación de la Ciudad de Santiago en 1924
que fue destruido por los temblores de 1948. Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

292 Szécsy, 1953: 5.


293 Ibid.: 6.

111
Como resultado del ordinario examen que puso en marcha para revelar la
existencia de la ciudad, Szécsy logró encontrar restos de los repellos decorados,
los cuales mostraron diseños de diferentes colores, pisos de cal por toda la planta
urbana y estructuras piramidales construidas con bloques tallados.294 La Facultad
de Humanidades, que en ese entonces era presidida por el licenciado José Rölz
Bennet, tenía un departamento de historia, el cual era dirigido por el licenciado
José Joaquín Pardo.295 A dicho departamento pertenecía Szécsy en calidad de cate-
drático de investigación histórica (Ilustración 13).

Ilustración 13. Fotografía que muestra una de las intervenciones arqueológicas


realizadas por Janos de Szécsy en 1953 junto con un grupo de estudiantes de
la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Fuente: Fondo Guillemin, Fototeca Guatemala, CIRMA.

Las excavaciones que Szécsy realizó representaron el primer intento por


otorgarle a Iximche’ una materialidad arqueológica. Materialidad que respaldaría
la idea de una Iximche’ como depositaria del poderío indígena en el momento de la
conquista y, a la vez, como cuna de la Guatemala hispánica. Esta última afirmación
tomaría auge posteriormente con las excavaciones que realizaría George Guille-
min en el sitio Guillemin (Véase Ilustración 14).
Sin lugar a dudas, el trabajo de Szécsy evidenció que la ciudad realmente
existía y que no eran simples parajes los que se encontraban allí, con lo cual logró
posicionar a Iximche’ y a la historia kaqchiquel, como seguramente lo haría Adrián
Recinos a partir de su edición del Memorial de Sololá publicada en 1952, como

294 Ibid.: 8-9.


295 Ibid.: 5.

112
Ilustración 14. Fotografía que muestra a tres indígenas kaqchikeles, un niño y dos adultos, a un
costado de una de las estructuras monticulares de Iximche’ anterior a su restauración. c.a. 1953.
Con esta fotografía, Szécsy quiso demostrar la gran campaña arquitectónica realizada por los
kaqchikeles en Iximche’. El tamaño de la estructura en relación con la de los indígenas fue precisa-
mente su demostración. Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin. La misma imagen se
puede encontrar como la idea antes descrita en Szécsy, 1953.

símbolos clave para entender la historia nacional (Ilustración 14): “Quisiera decir
que estamos cerca del día, en que Iximche’, sarcófago del poderío indígena y cuna
de Guatemala, va a pasar a propiedad de la nación, cercada, limpiada y tenida con
el respeto que merece”.296

La segunda intervención arqueológica


Después de abandonadas las excavaciones realizadas por Szécsy, a raíz de su re-
pentino fallecimiento, Iximche’ volvió a sumergirse a lo largo de un lustro en el
misterio y el abandono. No fue sino hasta 1958 que George Guillemin retomó los
trabajos, dándole al lugar un nuevo rostro que le permitiría formar parte del peque-
ño grupo de sitios patrimonio tangible de la nación.
296 Ibid.: 37.

113
Guillemin, quien había realizado breves estudios de antropología, arqueo-
logía y etnología en el Institut Tropical Suisse de Basilea en 1947, se incorporó
al IDAEH en 1956 como auxiliar de monumentos, en donde realizó la tarea de
supervisar los trabajos de Zaculeu, Chajul y Tikal.297 Al año siguiente, Guillemin
realizó sus primeros cursos de arqueología maya y mesoamericana impartidos por
el doctor Esthefan F. de Borhegyi, y de etnología de Guatemala y Centroamérica
por Nancie Solien, ambos en la Escuela de Verano de la Facultad De Humanidades
de la Universidad de San Carlos,298 institución en la que más tarde tendría la opor-
tunidad de impartir clases de arqueología maya y mesoamericana.299 Fue, asimis-
mo, estudiante de Luis Luján y de David Vela en dicha escuela el año de 1969.300
La Escuela de Verano tiene sus antecedentes en una solicitud que el doctor
José Werlin de la Universidad de Houston hiciera a la Universidad de San Carlos
en 1946, en la cual pedía a las autoridades de la universidad organizar cursos de
verano para estudiantes de esa casa de estudios.301 La solicitud fue trasladada a la
Facultad de Humanidades y las autoridades rápidamente pidieron la ayuda para la
creación y organización del programa académico al destacado arqueólogo e his-
toriador español Bosh Gimpera, quien había impartido docencia en la universidad
nacional guatemalteca entre 1945-1947, y al humanista y pedagogo argentino Juan
Mantonavi.302 Finalmente, por razones que no fue posible esclarecer, el canadiense
Thomas B. Irving, quien impartía clases en la Facultad de Humanidades, presentó
una propuesta formal para escuela de verano. La misma interesó de sobra al Rector
Carlos Martínez Durán, poniéndola a funcionar bajo la dirección de Irving.303
El 5 de julio de 1947 fue inaugurada dicha escuela, en la cual participaron
ciento cincuenta estudiantes de varias nacionalidades. Los cursos se dividieron
en a) para estudiantes extranjeros que no tuvieran una base sólida en el idioma
castellano, b) para quienes deseaban hacer estudios adelantados en lengua espa-
ñola, literatura, historia, etc., y c) exclusivamente dedicado a los estudiantes de la
Universidad de Houston.304 La escuela tenía un consejo asesor donde figuraban
representantes de universidades extranjeras, principalmente estadounidenses y ca-
nadienses.305 Entre algunas de las personas que impartieron clases en la “Summer

297 Fondo Guillemin, 598 JG, Caja 4, Sobre 34, Archivo Histórico, CIRMA.
298 “Certificado oficial de estudios cursados de George Guillemin. Escuela de Verano, Facultad de
Humanidades, Universidad de San Carlos de Guatemala. 21 de agosto de 1957”. Archivo perso-
nal de Nelly Guillemin. Copia Original.
299 “Lista de estudiantes del curso Arqueología Maya y Mesoamericana. Escuela de Verano, Facultad de
Humanidades, Universidad de San Carlos de Guatemala. 1959”. Archivo personal de Nelly Guillemin.
300 “Certificado oficial de estudios cursados de George Guillemin. Escuela de Verano, Facultad de
Humanidades, Universidad de San Carlos de Guatemala. 3 de septiembre de 1969”. Archivo
personal de Nelly Guillemin. Copia original.
301 Boletín Universitario. Órgano de doctrina e información de la Universidad de San Carlos de
Guatemala. Año I, No. 3. Guatemala 15 de agosto de 1947. Imprenta Universitaria. pág.4.
302 Boletín Universitario, Loc. cit.
303 Boletín Universitario, Loc. cit.
304 Boletín Universitario, Loc. cit.
305 Boletín Universitario, Órgano de doctrina e información de la Universidad de San Carlos de
Guatemala. Año II, No. 5. Guatemala, 15 de abril de 1948, pág. 5.

114
School”, nombre con el cual se le publicitaba en diferentes diarios en el extranje-
ro, se encontraban Heinrich Berlin, Ricardo Castañeda Paganini, Joaquín Pardo,
Edelberto Torres-Rivas y Antonio Díaz Vasconcelos,306 este último el mismo que
llevaría la propuesta al Congreso para la consagración de Tecún Umán como héroe
nacional en 1960, entre otra gran cantidad de profesores de origen extranjero (Ilus-
tración 15).

Ilustración 15. Fotografía que muestra al arqueólogo húngaro Janos de Szécsy (derecha), quien
realizó excavaciones en Iximche’ en 1953, a su amigo Adalberto Santizo (centro), vecino de Tecpán
quien lo acompañó durante los trabajos, y a un señor de origen kaqchiquel (izquierda), del cual
desconocemos su nombre, pero su vestimenta sugiere ser una persona importante del poder local de
Tecpán. La escena se desarrolla en la plaza central de la ciudad de Tecpán. c.a. 1953.
Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

Las áreas de estudios que cubría el pensum de verano eran: estudios de La-
tinoamérica, literatura española, literatura latinoamericana, literatura centroameri-
cana, historia latinoamericana, historia centroamericana y estudios mayas.307 Se-
gún otro documento encontrado en el archivo personal de Nelly Gass, viuda de

306 Boletín Universitario, Ibid.: 5-7.


307 “Certificado oficial de estudios cursados de George Guillemin. Escuela de Verano, Facultad de
Humanidades, Universidad de San Carlos de Guatemala. 3 de septiembre de 1969”. Archivo
personal de Nelly Guillemin. Copia original.

115
Guillemin, la mayoría de estudiantes eran de origen extranjero (ciento cincuenta
para el año de su inauguración) y algunos pocos de familias ricas guatemaltecas.
Entre ellos podríamos mencionar a Joya Hairs, Paul Lewis, Nancy Caroline Wal-
ters, Alice Miller, Gloria Novella y Harold Leroy Panders.308
Aún se sabe poco de la Escuela de Verano de la Universidad de San Carlos,
pero se puede reflexionar que su creación respondió, al igual que el desarrollo de
los proyectos arqueológicos en Guatemala para esa época, al acercamiento que el
gobierno de Arévalo tuvo con diferentes instituciones estadounidenses dedicadas a
la investigación social, impulsada por el interés que Estados Unidos tenía sobre los
recursos culturales y naturales del país. Es muy probable que los buenos oficios de
Goubaud Carrera, como director del IIN y luego como embajador en Washington
durante el período arevalista, hayan contribuido un tanto en esto, no obstante habrá
que investigar más al respecto.
Por su parte, con el apoyo financiero del Comité Pro-Reconstrucción de Mo-
numentos Nacionales, antigua institución que perteneció al Ministerio de Obras
Públicas y la cual había sido dirigida durante la presidencia de Castillo Armas por
Odilia Palomo, su esposa,309 Guillemin realizó el plano topográfico de Iximche’
interesado por mostrar la diversidad de estructuras que anteriormente no se obser-
varon en el plano ejecutado por Maudslay310 (Ilustración 16).

Ilustración 16. Recorte de periódico extranjero en el cual se anuncia el inicio de clases en la


Escuela de Verano de la Universidad de San Carlos de Guatemala de 1960.
También se anota la lista de cursos programados y a sus respectivos profesores.
Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

308 “Lista de estudiantes de Arqueología Maya y Mesoamericana impartida por George Guillemin
en 1959 en la Escuela de Verano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Car-
los de Guatemala”. Archivo personal de Guillemin.
309 Comunicación personal con Carlos Navarrete (Guatemala 22 de enero de 2010). Charla tenida
con el doctor Navarrete la noche del velatorio del arqueólogo doctor Juan Pedro Laporte, uno de
los precursores de la creación del área de arqueología en la Escuela de Historia establecida en
1974. Para profundizar en el tema consultar. Martínez, 2001: 644-653.
310 Fondo Guillemin, 207JG, Caja 2, Sobre 8, “Diario de campo sobre los trabajos topográficos
1958”, Archivo Histórico, CIRMA.

116
Dicho comité era dirigido por David Vela, con el apoyo de Carlos Alejos y
de Jorge Sittenfeld. A su vez, los instrumentos topográficos fueron facilitados por
la Dirección General de Obras Públicas y la Municipalidad de Tecpán a cargo de su
alcalde Catarino Galindo Marroquín,311 quien ayudó con el transporte del material
y las herramientas para los trabajos, así como por aportes del mismo Guillemin.312
El proyecto también fue apoyado por el IDAEH por medio de su director Carlos
Samayoa Chinchilla. De hecho, éste venía ocupando el cargo desde la salida de
Noval, y lo retendría hasta el año de 1970.313
Guillemin se refirió al conjunto de estructuras ubicadas sobre la península
del Ratzamut como el “centro ceremonial y aristocrático”, el cual llegó a abarcar
alrededor de seiscientos metros cuadrados del cerro en que fue construida.314 Asi-
mismo, señaló que en el trazo de la ciudad resalta, en comparación con otras ciu-
dades de la misma época como lo fue Q’umar Ka’aj, la falta de orientación hacia
los puntos cardinales.
En cuanto a las fuentes, a diferencia del trabajo de Szécsy, quien se basó en
la descripción que hiciera Fuentes y Guzmán de la ciudad, Guillemin se auxilió del
Memorial de Sololá para interpretar sus hallazgos, dado que es el texto indígena en
donde se relataban las historias desde la fundación de la ciudad hasta su abandono
en el siglo XVI.315
En 1959, Guillemin comenzó sus excavaciones. Los trabajos fueron básica-
mente descombrar las secciones frontales de los edificios alrededor de las plazas
B y A para su posterior restauración.316 Para ese momento no se habían encontrado
más que unos fragmentos de incensario en la Estructura 1, los cuales denotaban
alguna actividad ritual en el mismo. No obstante, en noviembre Guillemin realizó
un hallazgo arqueológico que tuvo impacto en toda Guatemala, elevando la popu-
laridad casi perdida del sitio para la época (Véase Ilustración 17).

311 Es muy probable que éste fuese familiar cercano de Everardo Galindo, aquél que lucraba con los
bloques de las estructuras de Iximche’ como se mencionó anteriormente. Además, según Santia-
go Bastos y Manuela Camus, citando Hale, Catarino Galindo era miembro del Movimiento de
Liberación Nacional (MLN) hasta 1981, año en que fue asesinado por la guerrilla en una breve
ocupación de Tecpán. Bastos y Camus 2003: 49.
312 Guillemin 1959: 23-42.
313 Guillemin. Ibid.: 23.
314 Guillemin. Ibid.: 24.
315 Guillemín. Ibid.: 23
316 Fondo Guillemin, 203JG, Caja 1, Sobre 7, “Diario de campo 1959-1960 de los trabajos en Ixi-
mché”, Archivo Histórico, CIRMA.

117
Ilustración 17. Plano desarrollado por G. Guillemin en donde se numeran
las estructuras y las plazas que componen el complejo arquitectónico de Iximche’.
Fuente: Guillemin 1965: 25.

En una pequeña estructura rectangular ubicada al noroeste de la ciudad de


Iximche’, conocida como la Estructura 27, el arqueólogo encontró un entierro múl-
tiple. En él que uno de los personajes estaba enterrado con una suntuosa paraferna-
lia en la cual destacaban una corona y un collar de tumbaga (considerados de oro
para la época), hallazgo sin antecedentes en los sitios arqueológicos del altiplano
guatemalteco317 (Ilustración 18). El descubrimiento hizo que se detuvieran unos
meses las excavaciones, puesto que planteaba la posibilidad de que el personaje
fuera uno de los nueve hijos de Gukubatz, el cual había muerto en una batalla
según uno de los pasajes históricos relatados en el Memorial de Sololá. De esa
forma, sólo hasta marzo de 1960 se reanudaron los trabajos, comenzando la exca-
vación de la Estructura 2. En ella se encontrarían diferentes artefactos de hueso,
entre éstos un Ztubac o flauta de hueso construida de un fémur de niño, así como
varios murales que representaban diferentes personajes ricamente ataviados, y una
serie de agujeros en el piso que contenían cráneos humanos318 (Véase Ilustración
19). En 1961 se desarrolló otra temporada de campo. Al igual que la anterior, los
trabajos se orientaron a la restauración de la mayoría de estructuras.

317 Fondo Guillemin, 203 JG, Caja 1, Sobre 7, “Diario de campo 1959-1960 de los trabajos en
Iximché”, Archivo Histórico, CIRMA.
318 Ibid., Folios 113-156.

118
Ilustración 18. Fotografía que muestra a George Guillemin (derecha) y un amigo durante los
trabajos de restauración en Iximche’. c.a. 1960. Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

119
Corona de
oro aún
sobre el
cráneo del
individuo.

Brazalete
construido
de hueso
humano

Ilustración 19. Fotografía del Entierro 27A-IV, el cual corresponde al individuo que
portaba una corona de oro, dos brazaletes elaborados con occipitales humanos,
un collar de cuentas de oro en forma de cabezas de jaguar y otros objetos de jade.
Fuente: Fondo Guillemin, Fototeca Guatemala, CIRMA.

120
Ilustración 20. Muestra una serie de recortes del diario El Imparcial del 4 de mayo de 1960
en donde se colocaron fotografías de las excavaciones y de la flauta de hueso o Tzubac encon-
trado por Guillemin, así como también una caricatura cómica alusiva al hallazgo.
Fuente: Fondo Guillemin. 175 JG, Caja 1, Sobre 6, Archivo Histórico, CIRMA

121
Ilustración 21. Noticia publicada en el diario El Imparcial del 16 de diciembre de 1959 sobre el
hallazgo de unas puntas de ballesta españolas y un cascabel de cobre.
Fuente: Fondo Guillemin, 1735G, caja 1, sobre 6.

122
De 1962 a 1965, las excavaciones fueron financiadas por el Fond Nacional
Suisse de la Recherche Scientifique, ya que los ofrecimientos de un presupuesto
para continuar la restauración que el presidente guatemalteco Miguel Ydígoras
Fuentes había hecho en 1961 como producto de los hallazgos del entierro de la
Estructura 27, no fueron efectivos,319 en gran medida por la crisis política que vivía
su gobierno sacudido por escándalos de corrupción, el apoyo a la invasión a Cuba
y el levantamiento militar del 13 de noviembre. Entre los hallazgos relevantes
para estos años se encuentran unos marcadores de juegos de pelota y unas puntas
de ballestas españolas. Estas últimas se utilizaron como una evidencia fehaciente
de las batallas libradas entre españoles y kaqchikeles por el apoderamiento de la
ciudad (Ilustración 20).
Finalmente, para 1965 Iximche’ ya estaba restaurado en 80%. Tanto las for-
mas finales que adquirió como la diversidad de dibujos que el mismo Guillemin
hiciera de los edificios y que se publicarían en diferentes medios de comunicación,
permitieron tener una apreciación monumental de aquella ciudad, que pocos años
atrás se encontraba debajo de campos de maíz (Véanse Ilustraciones 21 y 22).

3. El hallazgo del príncipe kaqchiquel Chopena Tziquin Uca y


sus objetos de oro
Como se ha visto, uno de los hallazgos más relevantes o al menos que más sorpresa
y entusiasmo causó al público fue el hallazgo del entierro múltiple de la Estruc-
tura 27. En una cista al centro de dicha estructura 27, el día 26 de noviembre de
1959 se encontraron las osamentas de tres individuos amontonados en un espacio
de un metro cuadrado.320 Debajo de éstos se encontró un cuarto individuo, el cual
estaba colocado en posición sedente y poseía una indumentaria no común que lo
distinguía de los otros. Los objetos que acompañaban a este cuarto individuo co-
rrespondían a una corona hecha de una capa de oro y cobre muy delgada, la cual
estaba colocada en su cabeza, un collar de cuentas del mismo material con forma
de cabezas de jaguar, dos brazaletes con decoración incisa elaborados de hueso de
cráneos humanos que aún estaban colocados en sus brazos, un artefacto de jade
finamente tallado, una nariguera y un anillo probablemente de cobre.321 El entierro
fue denominado por el arqueólogo suizo como 27A-IV (Véase Ilustración 24).

319 Fondo Guillemin, 214 JG, Caja 2, Sobre 9, Folio 13 “Diario de campo 1963 – 1964 – 1966 de
los trabajos en Iximché”, Archivo Histórico, CIRMA.
320 Guillemin, 1961: 92.
321 Guillemin Ibid.: 93.

123
Ilustración 22. Fotografía que muestra los trabajos de restauración de la Estructura 2.
Fuente: Fondo Guillemin, Fototeca Guatemala, CIRMA.

Ilustración 23. Fotografía que muestra la restauración final de la Estructura 2


de Iximche’. c.a. 1962. Fuente: Archivo personal de Nelly Gass Guillemin.

124
Desde un principio, Guillemin, quien orientaba sus interpretaciones arqueo-
lógicas a partir de la lectura del texto “caqchiquel”,322 pensó que este individuo
podría tratarse de uno de los dos hijos guerreros de Gukubatz: Chopena Tojin y
Chopena Tziquin Uca, que según la crónica indígena, habían muerto en una bata-
lla en contra de los tz’utujiles a principios de la historia de Iximche’.323 Tanto las
huellas de un fuerte golpe en el cráneo, que seguramente provocó la muerte del
individuo, como las figuras de ave talladas en uno de los brazaletes que portaba,
dieron la pauta a Guillemin para concluir posteriormente que evidentemente se
trataba del príncipe Chopena Tziquin Uca324 (Ilustraciones 25 y 26).

Entierro 27A-IV

Ilustración 24. Croquis elaborado por Guillemin del hallazgo del la Estructura 27.
En el mismo puede observarse la presencia de 4 individuos, los cuales compartieron la misma
cista funeraria. Fuente: Fondo Guillemin, Fototeca Guatemala, CIRMA

322 Por cierto, en la versión de Efraín Recinos en la cual se puso un particular interés a las historias
de batallas.
323 Fondo Guillemin, “Diario de campo de los trabajos en Iximché 1959-1960. CIRMA”, Ibid,
Folio 53; y Guillemin, 1965: 33.
324 Guillemin, 1961.

125
Ilustración 25. Fotografía que muestra al brazalete que portaba el individuo IV del Entierro 27A.
Fuente: Fondo Guillemin, Fototeca Guatemala, CIRMA. Según Guillemin, entre las figuras que
se tallaron en este brazalete pueden distinguirse unas aves lo cual le ayudó a determinar que este
individuo podría ser de Chopena Tziquin Uca, ya que “Tziquin” en idioma kaqchikel significa ave.

La noticia del hallazgo corrió precipitadamente por todos lados luego de que
Guillemin informara al IDAEH, al Comité Pro-Reconstrucción de Monumentos
Nacionales y a la Municipalidad de Tecpán.325 El primero en presentarse al lugar
del hallazgo fue el alcalde de Técpan, Catarino Galindo Marroquín. Después lo
haría el gobernador departamental de Chimaltenango y, posteriormente, el super-
visor del IDAEH, Gustavo Espinoza. Este último, por orden del presidente de la
República Miguel Ydígoras Fuentes, realizó el 17 de diciembre el inventario de los
artefactos trasladándolos a la Municipalidad de Tecpán para su resguardo.326 Asi-
mismo, el día 16 de diciembre la noticia del hallazgo fue publicada en el diario El
Imparcial con el obvio título de “Iximché Confirmada Como la Cuna de la Nacio-
nalidad Guatemalteca; Hallazgos”. En éste se hacía énfasis en el valor simbólico
de la corona de oro y de la tumba de señores kaqchikeles327 (Véase Ilustración 27).

325 Fondo Guillemin “Diario de campo de los trabajos en Iximché 1959-1969”, Ibid.: Folios 52-53.
326 Ibid., Folio 56; y Fondo Guillemin 420 JG, Caja 3, Sobre 22, “Telegrama dirigido del Palacio
Nacional a Jorge Guillemin de fecha 17 de diciembre de 1959”, Archivo Histórico, CIRMA.
327 El Imparcial 16 de diciembre de 1959. Fondo Guillemin, 173 JG, Caja 1, Sobre 6, Archivo
Histórico, CIRMA.

126
Ilustración 26. Detalle del grabado inciso en el brazalete en donde pueden
apreciarse las aves que menciona Guillemin. Fuente: Fondo Guillemin,
Fototeca Guatemala, CIRMA.

Estos hallazgos, recalcalcaban la idea de que Iximche’ representaba la últi-


ma capital del reino kaqchikel y la primera ciudad española, tal y como se había
fomentado durante la celebración del IV Centenario de la Fundación de la Ciudad
de Santiago en 1924 y colonialmente por medio de la representación teatral “Fiesta
del Volcán” celebrada en el siglo XVII en Guatemala, la cual conmemoraba posi-
blemente la fallida revuelta kaqchikel contra los españoles en su paso por Iximche’
en 1526.328 De hecho, en la primera publicación que Janos de Szécsy hizo sobre
Iximche’ en 1953, la cual tituló “Iximché, cuna de la ciudad de Guatemala”, se rea-
firmaba, anterior a los hallazgos de Guillemin, esa misma idea329 (Ilustración 27).
En los meses siguientes visitaron el lugar el director del IDAEH, el doctor
Carlos Samayoa Chinchilla (20 de diciembre de 1959) y los arqueólogos doctor
Samuel K. Lothrop (12 de enero de 1960), Edwin Shook, Joya Hairs, Leadyard
Smith (14 de enero de 1960) y Carlos Navarrete (22 de febrero de 1960).330 La
noticia causó tanta sensación que el mismo presidente de la República, quien a

328 Hill, 2001: 1-10.


329 Szécsy, Janos de, “Iximché, cuna de la ciudad de Guatemala”, en El Imparcial, Guatemala 1 de
agosto de1953.
330 Fondo Guillemin, “Diario de campo de los trabajos en Iximché 1959-1960”, Ibid.

127
principios de las excavaciones (4 de octubre de 1959), ya había visitado el lugar
llevándose una desilusión del sitio ya que aún se encontraba bajo las siembras de
maíz y trigo, lo hizo nuevamente el 1 de marzo de 1960 motivado por los hallazgos
del “príncipe kaqchikel”.331 Como resultado ofreció su apoyo para la continuación
de los trabajos de excavación y restauración del sitio, compromiso que como se ha
señalado anteriormente, no tuvo lugar, al menos en su administración.
Anteriormente a su visita a Iximche’, por medio de varios telegramas remiti-
dos a Guillemin, Ydígoras Fuentes mostró su interés por el resguardo y proyección
del “Rey con corona de oro”.332 En tres de éstos, Ydígoras Fuentes le mandó a
preguntar a Guillemin sobre las dimensiones exactas de los restos de los indivi-
duos del Entierro 27A, pues tenía la ocurrencia de mandar a construir un ataúd de
cristal para colocar allí los restos del príncipe kaqchikel junto a su tan preciada
parafernalia.333

“Palacio Nacional 21 Dic-59.-

Deseo mandar construir sarco fagos (sic) en vidrio para guardar restos de los
reyes descubiertos por usted, sírvase darme los tamaños para que quede uno
como estatua yacente y el otro como estatua sentada o como usted crea mejor.-

PRESIDENTE YDIGORAS FUENTES”

“Palacio Nacional, 23 Dic-59.-

Acuso recibo su mensaje de ayer, seria mejor usted hiciera dibujo con medidas
para el sarco-fago (sic). Atentamente.-

Presidente Idigoras Fuentes”(sic)

331 Ibid.: Folio 96.


332 Fondo Guillemin “Telegrama dirigido del Palacio Nacional a Jorge Guillemin de fecha 17 de
diciembre de 1959”, Ibid.
333 Fondo Guillemin 420 JG, Caja 3, Sobre 22, “Telegramas dirigidos del Palacio Nacional a Gui-
llemin de parte de la Presidencia de la República con fechas 21, 23 y 30 de diciembre de 1959”,
Archivo Histórico, CIRMA.

128
“Palacio Nacional Guat.30 Marzo-60---

Con instrucciones señor Presidente disponga usted la forma mas (sic) conve-
niente para que séan (sic) trasladados ésta (sic) capital los esqueletos de los
príncipes indígenas, sirvase (sic) informarme lo que tenga a bien disponer—

Atentamemente.-

Coronel Gildardo Monsón P.-

Jefe estado mayor Presidencial.-“

No obstante, lo que para el presidente Ydígoras Fuentes era un tesoro nacio-


nal que debía ser mostrado en la ciudad de Guatemala, para la población tecpaneca
era ante todo un patrimonio de la localidad. El 31 de diciembre de 1959 en el
periódico La Hora, se publicó la noticia sobre la inconformidad de los tecpanecos
por el traslado de los artefactos de oro fuera del municipio.334 Sus argumentos se
basaban en indicar que el lugar de origen de los mismos era Tecpán y que, por lo
tanto, deberían permanecer allí. Además, los mismos atraerían mayor turismo a la
localidad, por lo que privarlos de ellos era no permitir el desarrollo económico del
municipio.
La respuesta oficial se hizo saber en el periódico El Imparcial del 4 de enero
de 1960. Se utilizó como respaldo legal el Decreto 425 emitido por el Congreso
de la República de fecha 19 de septiembre de 1947, en el cual se indicaba que
todos los monumentos, objetos arqueológicos, históricos y artísticos del país eran
considerados tesoro nacional. Se argumentaba que el Estado guatemalteco era el
único protector de los mismos y que, por ende, el reclamo de los tecpanecos estaba
fuera de ley.335
Asimismo, se argumentaba en este artículo que la localidad no había dado
un aporte concreto al proceso de protección del sitio como para justificar su recla-
mo.336 Nuevamente, se daba un desencuentro entre la construcción del mito de ori-
gen del proyecto nacional guatemalteco y la vivencia que las comunidades tenían,

334 Fondo Guillemin 176 JG, Caja 1, Sobre 6, La Hora del 31 de diciembre de 1959, Archivo His-
tórico, CIRMA.
335 Fondo Guillemin 180 JG, Caja 1, Sobre 6, “Tesoro de Guatemala, en El Imparcial del 4 de enero
de 1960”, Archivo Histórico, CIRMA.
336 Idem.

129
en gran medida debido a la acción de las actividades arqueológicas de salvaguarda
de su propio pasado y patrimonio.
Finalmente, los restos del príncipe kaqchikel y toda su parafernalia funeraria
fueron trasladados a la ciudad capital y se sabe que el ataúd de cristal estuvo ex-
puesto en una vitrina de la Empresa Eléctrica.
Posteriormente, los restos de Chopena Tziquin Uca fueron entregados a la
población tecpaneca durante el acto de inauguración de las fiestas franciscanas el 4
de octubre de 1960. El programa de actividades de dicha celebración indicaba que
la entrega se haría mediante de una procesión solemne del sarcófago construido
en cedro y vidrio, la cual atravesaría la plaza central hasta la Municipalidad, en
donde el mismo Guillemin hablaría sobre su interpretación del hallazgo.337 Al acto
se presentó Ydígoras Fuentes, dándole oficialidad e importancia. Según testimonio
actual de un habitante de Tecpán, la osamenta estuvo en exposición en la Munici-
palidad hasta que el terremoto de 1976 acabó con el edificio, destruyendo también
el ataúd.338

Ilustración 27. Recorte de periódico en donde se muestran las noticias


que se daban sobre el hallazgo del Entierro 27A-IV.
Fuente: Fonde Guillemin, 173JG, Caja 1, Sobre 6.

337 Fondo Guillemin 417 JG, Caja 3, Sobre 22, “Programa de celebración de las Fiestas Francisca-
nas de 1960”, Archivo Histórico, CIRMA.
338 Comunicación personal con Roy Coyoy. Tecpán, 25 de septiembre de 2009.

130
Fue a partir del hallazgo del Entierro 27A, que Iximche’ pasó a ocupar un
lugar importante en los medios escritos de la época. Al menos en los siguientes
cinco años se le dio seguimiento a las actividades de investigación y restauración
del sitio. También se ponderó la importancia en el orden turístico de lo que impli-
caba Iximche’ y la visita al sitio arqueológico por parte de diferentes instituciones
de proyección cultural. Asimismo, el Estado aprovechó para resolver la situación
legal de la posesión de los terrenos en donde se encontraba éste, nacionalizando
la propiedad, a la vez que fomentaba las exposiciones públicas de los hallazgos
(Tabla 2).

Año Fecha Suceso

Proyecto Iximche’ auspiciado por el Comité Pro-Reconstrucción de Mo-


numentos. Solicitud de la Municipalidad de Tecpán a presidente Ydígoras
Fuentes de expropiar los terrenos donde se encuentra Iximche’ al Instituto
25-Sep
de Fomento de la Producción (INFOP). Primera iniciativa de ley para cobro
en sitios arqueológicos y museos, dar cierto orden al Archivo General de la
1959 Nación y apoyo económico a la Sociedad de Geografía e Historia.

16-Dic Publicación del hallazgo del Entierro 27A-III.


Publicación de inconformidad de población de Tecpán por traslado de pie-
31-Dic
zas del Entierro 27A-III.

Publicación Iximche’ Tesoro de Guatemala. Indican la labor de SGHG para


protección de patrimonio arqueológico. Se indica que se comprara por Esta-
04-Ene
do los terrenos que albergan Iximche’. Indican que la población no tiene ningún
derecho de reclamar las piezas porque los terrenos ya pertenecen al Estado.
1960
09-Ene Publican con más detalle hallazgos del Entierro 27A-III
04-Mar Publican hallazgo de flauta de hueso
Conferencia de Guillemin sobre Iximche’ en el Instituto Guatemalteco
15-Mar
Americano (IGA)
01-Feb Publican visita de miembros del IGA a Iximche’.
24-Feb Publican visita de Asociación de Antropología de Guatemala.
Publican celebración de conmemoración de la fundación de la ciudad de
25-Jul
Santiago.
02-Ago Publican hallazgo de otra flauta de hueso e incensario de piedra.
1961
16-Ago Ministerio de Hacienda asume deuda de terrenos de Iximche’

02-Oct Publican noticia “Iximche’ abierto al turismo”.


21-Nov Publican “Mixco Viejo e Iximche’, necesidad de concluir restauración”.
29 y 30
Ingreso de Guillemin a la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala.
de nov

131
30-Ago Publican “Críticas de I. del Busto sobre trabajo de Guillemin en Iximche’”.

06-Sep Publican respuesta de Guillemin sobre críticas de I. del Busto.


19-Sep Publican nueva respuesta de I. del Busto a Guillemin.
1963 10-Oct Publican nueva respuesta de Guillemin a I. del Busto.
Publicación del artículo Reviviendo el pasado indígena, sobre trabajos de
24-Oct
Iximche’.
05-Nov Publican artículo sobre Xibalbaj.
08-Nov Publican artículo “Monumentos de Iximche’ y su restauración”.

25-Feb Publican noticia sobre nuevos miembros en la Academia de Historia de Madrid.

05-Dic Publican noticia “INFOP pone en remate terrenos de Iximche’”.


1964
23-Dic Publican la noticia sobre el problema de la venta de Iximche’.

30-Dic Publican noticia de que INFOP no negociará terrenos de Iximche’.

03-Mar Publican denuncia sobre abandono de las ruinas de Iximche’.

14-Dic Publican artículo “un opúsculo sobre Iximche’”


1965
Publican noticia sobre la construcción de una carretera asfaltada hacia y un
20-Dic
museo en Iximche’.
Publican noticia “Iximche’ al control del Estado”, por dictamen del Congre-
23-Ago
so que obliga a INFOP a donar los terrenos.
1966
Publicación del Decreto 1609 sobre el traspaso de terrenos de Iximche’ del
16-Sep
INFOP al Estado.
1967 23-Jun Publican noticia sobre la inauguración de exposición sobre Iximche’.

01-Feb Publican la noticia sobre cobrar entrada a Iximche’ para su mantenimiento.

08-May Publican visita de Asociación Tikal a Iximche’


1971 Publican noticia sobre la visita que realizaran habitantes de Tecpán para
¿? velar por el buen estado de las ruinas como de los hallazgos que Guillemin
realizara en sus excavaciones.
01-Jun Publican la noticia sobre hallazgos figurilla y mazorca carbonizada

Tabla 2. Resumen de los artículos que fueron publicados entre 1959 y 1971 sobre Iximche’ en
varios medios escritos de la época. Esta tabla fue construida con base
en la revisión de la Fondo Guillemin de CIRMA.

Cabe mencionar que en el Plan Nacional de Desarrollo Turístico que elabo-


ró el Centro Guatemalteco de Turismo en 1966 se contemplaba construir tramos
carreteros para nuevos destinos turísticos. Entre éstos se incluían el de Zunil a
la Fuentes Georginas, el de la carretera al Atlántico a Quiriguá, y el de Tecpán a
Iximche’. Así este último quedaba incluido a un circuito maya que tenía por obje-

132
tivo atraer visitantes extranjeros de Europa, Estados Unidos y Canadá a los estados
de Campeche, Yucatán y Quintana Roo en México, para luego llevarlos a Petén en
Guatemala y a Copán en Honduras.339 Parte del plan también era reacondicionar
los ya destinos turísticos de Antigua Guatemala, Tikal e Iximche’ para su mejor
promoción. Entre las recomendaciones que hacía el Centro Guatemalteco de Tu-
rismo en cuanto al reacondicionamiento de Iximche’ para su promoción turística,
además de construir el tramo carretero mencionado y de restaurar en su totalidad
las estructuras, estaban crear jardines, construir un campo de golf, construir un
edificio para museo y determinar un local para restaurante y venta de comidas tí-
picas.340 Nuevamente se insistía en que su importancia histórica radicaba en haber
sido la primera capital del Reino de Guatemala.
Ésta fue una nueva época memorial para Iximche’, pero ahora los ojos esta-
ban puestos en los diversos hallazgos arqueológicos que en el transcurso de doce
años Guillemin fue revelando. Sin embargo, la atención prestada a Iximche’ de
diferentes lados (instituciones, funcionarios, científicos, entre otros), la cual se
puede confirmar por medio de la revisión detenida de algunos medios escritos de
la época, se derivó del patrocinio oficial y extraoficial que David Vela ofreció a los
dos arqueólogos que trabajaron en Iximche’. Tanto Janos de Szécsy como George
Guillemin recibieron apoyo permanente para la publicación de sus trabajos para
conseguir la ayuda financiera necesaria. Dos de las publicaciones más importantes
que estos autores realizaron sobre Iximche’ fueron dedicadas a Vela.341
En una columna del diario El Imparcial del 6 de enero de 1960 se describen
las negociaciones que Vela realizaba con el ministro de Comunicaciones, coronel
Luis Cruz Salazar, para la construcción de la carretera asfaltada de Tecpán hacia
Iximche’.342 Seguramente Guillemin, quien aparece en la fotografía publicada en la
nota periodística en compañía de Vela en su visita al despacho del coronel Salazar,
sirvió como un ingrediente extra para el éxito de la solicitud. Acá se muestra el
papel que tuvo David Vela en determinar la importancia que se le dio a Iximche’
en esa época a partir de sus vínculos con el Estado, en diferentes instituciones aca-
démicas pro-estatales y los medios de comunicación (Véase Ilustración 28).

339 Centro Guatemalteco de Turismo, 1966: 24-27.


340 Centro Guatemalteco de Turismo. 1966: 38-39.
341 Szécsy, 1953; y Guillemin, 1965.
342 Fondo Guillemin, 525 JG, Caja 4, Sobre 32, Archivo Histórico, CIRMA.

133
Ilustración 28. Fotografía que muestra a David Vela (izquierda) y a George Guille-
min (derecha) sosteniendo una charla con el coronel José Luis Cruz Salazar (centro)
ministro de Comunicaciones. Reunión sostenida, según se anota en el pie de foto de
la misma, para afianzar las relaciones de El Imparcial con su despacho, y segura-
mente para platicar sobre la construcción de una carretera asfaltada hacia Iximche’.
Fuente: Fondo Guillemin, 525 JG, Caja 4, Sobre 32, Archivo Histórico, CIRMA.

Como se mencionó en varias secciones anteriores, David Vela había sido


uno de los integrantes más destacados de la Generación del 20, uno de los fundado-
res de la Universidad Popular en esa década, miembro de la Sociedad de Geografía
e Historia desde 1935, presidente del Primer Grupo Indigenista en 1942, miembro
fundador del Instituto Indigenista Nacional en 1945, miembro fundador del Ins-
tituto de Antropología e Historia en 1946, miembro del Consejo Consultivo del
Seminario de Integración Social en 1955 y presidente del IV Congreso Indigenista
Interamericano en 1959. Además, había sido columnista y director de varios perió-
dicos en los años veinte y, sobre todo, director desde 1944 de El Imparcial, uno de
los medios escritos más importantes de la época, el cual fungía como vocero ex-
traoficial. Vela abrió las puertas del diario para que tanto Szécsy como Guillemin
publicaran sus hallazgos. En pocas palabras, Vela se había convertido, sucediendo
a Villacorta, en el principal intelectual orgánico del proyecto nacionalista estatal
guatemalteco.
Las ideas indigenistas de Vela, que habían venido formándose por la in-
fluencia temprana del vasconcelismo mexicano y por su posterior involucramiento
con el movimiento indigenista latinoamericano de los años cuarenta, derivaron su
participación en la construcción de la “historia patria”, utilizando como dispositivo

134
para fomentar una identidad homogeneizadora la gesta de la conquista como mito
de origen. Mito en el cual Iximche’ era un escenario a privilegiar, tanto como crisol
de las dos raíces de la guatemaltequidad, la indígena y la española, como antece-
dente de la gran capital española que luego sería Santiago de los Caballeros, hoy
Antigua Guatemala.
Estas ideas, en definitiva, mostraban las continuidades del nacionalismo li-
beral en el imaginario nacional de los intelectuales que despuntaban durante el
régimen surgido de la intervención en 1954. Dicho imaginario se asentaba en el
reconocimiento de una sociedad que a mediados del siglo XX se encontraba dividi-
da entre indios y ladinos, siendo los segundos quienes estaban destinados a dirigir
el rumbo del país y, por lo tanto, a conducir el proyecto de ladinización que, en la
larga duración, garantizase la existencia de la nación. Asimismo, privilegiaban su
uso desde una lógica patrimonialista en la que el proyecto de formar una industria
turística, basada principalmente en el recurso arqueológico, constituía en sí un ob-
jetivo. La arqueología evidenciaría el esplendoroso pasado de los ancestros mayas
y, a la vez, daría universalidad al proyecto nacional guatemalteco.

La historia de don Roy. La espada de oro que hizo madrugar


a los tecpanecos343
El surgimiento de una nueva era memorial también reforzó en el pensamiento
cotidiano de los pobladores de Tecpán historias populares que existían antes del
hallazgo de los objetos de oro del Entierro 27A-IV. Historias como las de tesoros
enterrados y ollas repletas de monedas de oro que yacían escondidas en el sitio ve-
nían trasmitiéndose en el imaginario de los tecpanecos desde tiempo atrás. Según
reporta Szécsy, para el caso de Iximche’, esta idea motivó a la población a buscar
dentro de las estructuras objetos a los cuales se les pudiera obtener un valor co-
mercial.344 Asimismo, en una entrevista realizada a Roy Coyoy, un comerciante de
Tecpán, nos reveló una historia que esboza cómo la realidad y la fantasía se puede
cobijar en el inconsciente colectivo, mezclando hechos reales, como el hallazgo de
los objetivos de oro de la Estructura 27, con las diferentes leyendas locales.
Según Roy, para 1959, época en la cual existía poco acceso a todo tipo de
información, la Municipalidad de Tecpán daba los avisos a la población por medio
de ciertas personas, las cuales salían a las esquinas del pueblo a pregonar los men-
sajes que el alcalde deseaba trasmitir. Como en la época colonial, el nombre con
que se les identificaba en esta actividad era “bando”. Acompañados de un tambor,
traje de color blanco y una bufanda, que a la vez de protegerlos del frío les permi-
tía taparse la cara y pasar con ello de incógnitos, los pregoneros se paraban en las
343 Comunicación personal con Roy Coyoy. Tecpán 25 de septiembre de 2009.
344 Szécsy, 1953.

135
diferentes esquinas en donde la gente se reunía para escuchar las noticias. Así, para
la noche anterior al día de los inocentes, el 28 de diciembre de 1960, don Catari-
no Galindo Marroquín, alcalde de Tecpán, el mismo que había colaborado con la
restauración del sitio desde sus inicios, decidió jugarle una broma a la población.
Ésta consistió en dar la noticia de que se había encontrado una espada de oro en
Iximche’ y que el sitio estaría abierto al público desde las 4:00 de la mañana para
poder observarla. La broma fue astutamente pensada, ya que Galindo Marroquín
sabía la novedad que había causado en la población el hallazgo de la corona de oro
un año antes. El mismo Roy cuenta que cuando se dio la noticia del hallazgo de la
corona de oro él y unos amigos, igualmente infantes, emprendieron rápidamente el
viaje a pie hacia las ruinas para poder contemplarla.
Así, al día siguiente mucha gente decidió madrugar para ir a ver la espada de
oro. Incluso, comenta don Roy, esa madrugada también viajó gente desde la capital
a Iximche’, creyendo la falsa noticia. Lo que más le causó gracia de este engaño
fue que sólo cuando la gente llegaba a la entrada del sitio se le indicaba que todo
era mentira y que era una broma que el alcalde les hacía por el día de los inocentes.
Curiosamente, las personas que venían de regreso con la desilusión del caso no
informaban a los que iban a su chasco encuentro. Es más, aquéllos que pregunta-
ban a los que ya venían de regreso si era verdad lo de la espada, estos últimos les
contestaban que era verdad y que fueran a verla. Ante tal engaño, varias personas
fueron a reclamarle al alcalde, argumentándole que muchos de ellos habían dejado
sus trabajos ese día por ir a ver la espada.
Finalmente, como parte de su relato, pero ya fuera de esta historia de la es-
pada, don Roy también menciona que la corona de oro nunca regresó al pueblo,
pues lo único que se trajo fue una copia de la misma, asegurando que un señor de
nombre Jorge Girón se había enriquecido con la venta de la corona original.
También nos cuenta que existe la leyenda en Tecpán sobre la muerte trágica
de los arqueólogos que excavaron las tumbas en Iximche’. Él afirmaba que todos
los arqueólogos que excavaron las tumbas eran maldecidos por los antiguos seño-
res de la ciudad y que, finalmente, murieron por enfermedad o accidente.
Aquí volvemos a encontrar cómo estas historias evocan a un Iximche’ mis-
terioso, a veces mágico, mezclado con algunos hechos reales, puesto que evidente-
mente el arqueólogo húngaro Janos de Szécsy murió posteriormente a sus excava-
ciones en un accidente aéreo en Petén en 1956 y George Guillemin, como producto
de crónicos problemas respiratorios, murió en 1978 a los cincuenta y cinco años de
edad. Las muertes de ambos arqueólogos, que en el relato de don Roy eran tres, su-
cedió en el tiempo en que Iximche’ permanecía en el imaginario de la gente como
un lugar de tumbas sagradas y maleficios, produciendo relatos simples como éste,
pero que evidencian una memoria local que se levanta en contra de las acciones
patrimonialistas del Estado y sus argucias legales.

136
Es muy probable que existan muchas historias más sobre Iximche’ y sobre
las actividades arqueológicas y celebraciones oficiales por parte del Estado guate-
malteco alrededor de éste, pero las que se han evocado anteriormente son producto
de un momento en que lo sensacional de los hallazgos captaron la atención de la
colectividad, tanto dentro como fuera de Tecpán. No obstante su simplicidad, éstas
cobran valor al darnos a conocer el mecanismo por medio del cual se construyen
imaginarios sobre la ciudad, tal como nos lo propone Stéphane Michonneau,345 en
la medida en que era el resultado de las experiencias que en ese momento se tenían
con el sitio tanto a partir de actividades agrícolas, del saqueo por intereses comer-
ciales particulares, como por la actividad arqueológica de Szécsy y Guillemin y los
hallazgos que ésta produjo, así como por las expectativas generadas por las visitas
de gentes de la capital y del mismo presidente de la República.
No existe evidencia o al menos no tenemos datos que nos hablen de prácticas
de tipo espiritual en el sitio para esta época como las que en la actualidad obser-
vamos, pero la historia de la espada de oro que hizo madrugar a los tecpanecos
muestra muy bien la idea que en el seno de la población de Tecpán se tenía sobre
Iximche’.

4. La capitalización estatal de la antigua ciudad kaqchikel


Como se mencionó anteriormente, al momento que iniciaron las excavaciones de
Guillemin y aún durante los trabajos anteriores de exploración de Szécsy, los terre-
nos donde se encuentra Iximche’ eran propiedad de personas particulares. A poco
más de un mes del hallazgo de la Estructura 27, en un artículo de El Imparcial con
fecha 4 de enero de 1960 se había comenzado a valorar la necesidad del rescate
del patrimonio arqueológico de la nación.346 En el artículo se informaba que el
Comité Pro-Reconstrucción de Monumentos Nacionales había comprado al señor
Cristóbal Cumes Cum los terrenos en donde se encuentra el sitio arqueológico por
la cantidad de Q 12,000.00, de los cuales Q 6,000.00 fueron pagados por dicho
Comité y la otra parte gracias a una hipoteca recibida a nombre del descentralizado
Instituto de Fomento de la Producción (INFOP).347
No obstante, el pago de la deuda adquirida por el Comité Pro-Reconstruc-
ción no se hizo efectivo, por lo que una demanda judicial dictaminó que los terre-
nos saldrían a subasta pública el 18 de agosto de 1961.348 La incertidumbre sobre la
tenencia de los terrenos se mantuvo por muchos años más. El INFOP quería reven-

345 Michonneau, 2002: 13-18.


346 Fondo Guillemin, 180 JG, Caja 1 Sobre 6, “Tesoro de Guatemala”, en El Imparcial del 4 de
enero de 1960, Archivo Histórico, CIRMA.
347 Fondo Guillemin, 202 JG, Caja 1 Sobre 6, “Iximché en Peligro”, en Prensa Libre, del 9 de agos-
to de 1961, Archivo Histórico, CIRMA.
348 Fondo Guillemin, “Iximché en Peligro”, Ibid.

137
der los terrenos para recuperar su dinero, pero haciendo la salvedad que otorgaría
créditos a instituciones nacionales como el Ministerio de Educación y el IDAEH,
para que la propiedad no quedara en manos de particulares.349 Finalmente, tras una
reunión de la Comisión de Gobernación del Congreso de la República, de fecha
30 de agosto de 1966, se decidió que el INFOP trasladara al Estado la finca y las
ruinas de Iximche’ de forma gratuita.350 Sin embargo, este instituto autónomo puso
ciertas condiciones para que dicho trato se hiciera efectivo. Éstas obligaron al go-
bierno de la época (el de Julio César Méndez Montenegro) a construir un edificio
para museo en el sitio arqueológico, a garantizar la limpieza de las estructuras, la
construcción y mejoramiento de la carretera para el acceso y de instalaciones fuera
del sitio con el fin de proporcionar comodidades a los visitantes y turistas. Es decir,
a mantener sus características iniciales como atracción turística351 .
Lo extraño de todo este asunto es que ya desde 1963, por el Decreto 1360
del Congreso de la República bajo el gobierno de facto encabezado por el coronel
Enrique Peralta Azurdia, se había declarado a Iximche’ como monumento nacional
perteneciente a los bienes de la nación.352 Sin embargo, es probable que el decreto
quedara sin efecto, pues fue hasta el 6 de septiembre de 1966 que el nuevo Con-
greso, ya bajo la presidencia de Julio Cesar Méndez Montenegro, aprobó la validez
del Decreto 1609 que indicaba el traspaso de Iximche’ al Estado bajo las condicio-
nes que el INFOP había establecido.353
Las intensiones de construir un museo en Iximche’ y una carretera asfaltada
hacia la antigua ciudad con fines turísticos se venían arguyendo desde 1960, tras
la visita de Ydígoras Fuentes el 1 de marzo de ese año.354 No obstante, al igual que
las intenciones de capitalizar para el Estado los terrenos del sitio, solamente fueron
finalizados hasta 1966. Lo que sí se dio desde 1961 fue la apertura del sitio para
visitas turísticas, ya que para ese entonces Guillemin había restaurado al menos
dos de las principales plazas del lugar (Véase Ilustración 29).

349 Fondo Guillemin, 163 JG, Caja 1, Sobre 6, “El INFOP no negociará las ruinas de Iximché”, en
El Gráfico, 30 de diciembre de 1964, Archivo Histórico, CIRMA.
350 Fondo Guillemin, 159 JG, Caja 1, Sobre 6 “Ruinas de Iximché pasarán al Estado”, en Prensa
Libre, 30 de agosto de 1966, Archivo Histórico, CIRMA.
351 Idem.
352 “Decreto Número 1360 del Congreso de la República de Guatemala de fecha 27 de mayo de
1960” publicado en el Diario de Centro América, 29 de mayo de 1963.
353 Fondo Guillemin, 155 JG, Caja 1, Sobre 6, El Guatemalteco, diario oficial de la República de
Guatemala – Centro América. Tomo CLXXVII, Número 65. Viernes 16 de septiembre de 1966,
Archivo Histórico, CIRMA.
354 Fondo Guillemin, 177 JG, Caja 1, Sobre 6, “Construirán en Iximché un moderno museo arqueo-
lógico”, en La Hora, 3 de septiembre de 1960, Archivo Histórico, CIRMA.

138
Ilustración 29. Recorte de periódico sobe la noticia de la construcción de la carretera y Museo en
Iximche’. Fuente: El Imparcial, 20 de diciembre de 1965, Fondo Guillemin, 160JG, Caja 1, Sobre 6.

5. Conclusiones capitulares
Iximche’ solamente había sido la capital de ese territorio conquistado por los espa-
ñoles y denominado como Guatemala de 1524 a 1526, cuando éstos la incendiaron
debido al levantamiento de los kaqchikeles. Luego, dicha capital pasó por otro sitio
antes de asentarse definitivamente por más de dos siglos y medio en la Antigua
Guatemala de hoy en día. Durante mucho tiempo se pensó que la segunda capital
había estado en la actual Ciudad Vieja hasta que Janos de Szécsy confirmó que lo
había estado en el pueblo de San Miguel Escobar, donde el 22 de noviembre de
1527 Jorge de Alvarado la fundó, pues aquélla era entonces sólo un barrio donde
vivían los tlaxcaltecas que llegaron con los conquistadores.355 Guillemin también
trabajó en las excavaciones de Ciudad Vieja, especialmente en las del palacio de
Luisa de Xicontencatl. Es decir, antes de sacar a luz a Iximche’, ambos arqueólo-
gos habían trabajado en recuperar esa parte del mito de origen de lo español, pero
faltaba encontrar el que aportaba la parte indígena, Iximche’. Como reconocimien-
to del Estado guatemalteco, Guillemin recibió en 1969 la Orden del Quetzal.356
David Vela, quien se había convertido en el intelectual más importante en la
promoción del proyecto nacional en los años cincuenta y sesenta en Guatemala,
jugó un papel muy importante en la nueva revalorización de Iximche’ y en la cons-
trucción del mito que la representaba como la cuna de nacionalidad guatemalteca.
Por esta razón y probablemente por encontrarse no muy lejos de la ciudad capital

355 Szécsy, 1953b.


356 Archivo personal de Nelly Gass de Guillemin.

139
y en las cercanías de la nueva ruta comercial proyectada a partir de la construcción
de la carretera interamericana es que Iximche’ fue restaurada e integrada como pa-
trimonio tangente de la nación para su explotación turística. Cosa que no sucedió
con Q’umar Ka’aj, la antigua capital de los k’iche’s, puesto que el interior de la
República y sobre todo el altiplano occidental guatemalteco seguía siendo un lugar
inhóspito del cual se conocía poco o nada en el mundo ladino de la capital.
La construcción arqueológica de la identidad guatemalteca a partir de la re-
construcción, protección y fomento de antiguas ciudades prehispánicas como Ixi-
mche’, Mixco Viejo, Zaculeu y Tikal, y su habilitación como destinos turísticos,
reforzaron e integraron cierto imaginario ya existente en la sociedad guatemalteca.
Aquél que mantenía las improntas racistas de la ideología liberal, en tanto que
intentaba capitalizar a los mayas prehispánicos, no los actuales, por medio de la
ciencia para su incorporación a la historia nacional y por la criminalización de los
nuevos usos que estos lugares recibían de las poblaciones cercanas.
De esta manera, la creación de lugares desde esta lógica prohibitoria, que
generó toda una serie de reglamentos para la protección del patrimonio tangente,
mostraba que el Estado no estaba dispuesto a negociar su uso, sólo en aquellos
casos que implicaban poner en marcha su proyecto de nación. En este aspecto
otros sectores de la población, como el mundo empresarial, tendrían mejor suerte,
ya que lo utilizarían para publicitar sus productos y para emprender una industria
turística privada a la par de la nacional, mostrando que Guatemala al igual que
México era poseedora de un patrimonio arqueológico invaluable.
Esto se puede ver en un afiche publicitario de la Cervecería Centroame-
ricana publicado aproximadamente en los años sesenta, en donde aparecen dos
individuos jóvenes blancos, un hombre y una mujer, en Iximche’ –ya restaurado
obviamente− quienes pasean felices y disfrutan de la vida tomando una cerveza
(Ilustración 31). Esta imagen representa a la Guatemala ladina que se imaginaba
en esa época y al papel que jugaba este nuevo lugar que además de simbolizar
la victoria del mundo ladino sobre el indígena, también era lugar de recreación
y esparcimiento, así como también recursos nacionales a los cuales se les podía
sacar provecho económico desde la iniciativa privada, situación que en el contexto
neoliberal actual está cobrando auge en Guatemala.

140
Ilustración 30. Recorte de periódico sobre la noticia de apertura al turismo de las Plazas A y B
de Iximche’. Fuente: Diario de Centro América, 2 de octubre de 1961, Fondo Guillemin, 180JG,
Caja 1, Sobre 6.

141
Ilustración 31. Imagen que muestra uno de los afiches publicitarios de la Cerveza Gallo que se
publicó alrededor de 1960, tiempo después en que ya la Estructura 2 de Iximche’ estaba totalmente
restaurada y que los hallazgos de Guillemin catapultaran a la ciudad como símbolo de la naciona-
lidad guatemalteca por ser cuna de la ciudad de Guatemala. En la parte superior se muestra a una
pareja joven que contempla maravillada las estructuras restauradas y cómo el sitio podría ser un
lugar de descanso y esparcimiento en el cual tomar cerveza Gallo; “la cerveza nacional”
era también parte de la vida moderna del guatemalteco ideal.
Fuente: Cortesía de Museo Bodegas del Siglo XIX. Cervecría Centro Americana, S. A.

142
CAPÍTULO III

IXIMCHE’ Y LAS LUCHAS POR LA MEMORIA DESDE LA SUBALTERNIDAD:


EL MOVIMIENTO INDÍGENA Y LA DECLARACIÓN DE IXIMCHE’ DE 1980

INTRODUCCIÓN

L os lugares de memoria, si bien son recursos políticos en donde un grupo parti-


cular sienta su memoria privada queriéndola imponer a otras colectividades,357
también son escenarios en donde se libran batallas con otras memorias, que tam-
bién elaboran su propia visión sobre el pasado y sobre dichos lugares, aunque tales
combates se den regularmente en situaciones asimétricas. Iximche’, como ya se
mencionó antes, ha sido imaginado como un blasón civilizatorio de la Guatemala
criolla y ladina. También ha sido escenario para crear contra-historias basadas en
nuevos y viejos mitos por parte de otros grupos sociales con el fin de establecer un
pasado que le dé sentido a su presente y a sus expectativas a futuro. En este capítu-
lo mostraremos cómo esta antigua ciudad sirvió simbólicamente no sólo como un
lugar de dominación sino también de lucha y resistencia.
Como actor, el campesinado indígena guatemalteco inició una batalla por la
memoria a partir de los años setenta del siglo pasado. Una batalla por ese pasado
étnico del que había sido usurpado a beneficio de otros proyectos nacionales, que
lo destinaban a ser un elemento de legitimación de su comunidad imaginada. Aho-
ra este nuevo pasado étnico, contado e interpretado desde abajo, tenía un fin de-
mostrativo que, como indica Natividad Gutiérrez Chong citando a Smith, potencia
la acción colectiva y muestra su capacidad para generar una movilización popu-
lar.358 Es así como en medio de esas batallas por el pasado se crean nuevas formas

357 Vásquez, 2001: 25-26.


358 Gutiérrez Chong, 1990.

143
de pensar y construir la nación. Así lo menciona John Tutino en la presentación que
escribió del libro de Florencia Mallon, Campesino y nación:

no podremos conocer bien a los campesinos sin comprender su relación con las
naciones. No podemos comprender bien a las naciones sin conocer su relación con
los campesinos.359
Según los estudios de Mallon en Perú y México, en la construcción de sus
naciones decimonónicas, la participación del campesinado influyó grandemente en
las formas inacabadas que éstos tomaron.360 Pone como ejemplo las alianzas que
las élites tuvieron que hacer con estos colectivos, que por su naturaleza siempre
son mayoritarios y que navegan en grandes espacios de autonomía, lo que hace
que sean colectivos que buscan en el plano político conseguir y alcanzar sus in-
tereses.361 Es decir, el campesinado, como clase subalterna, es un actor clave para
comprender los nacionalismos construidos en Perú y México después de sus inde-
pendencias con España.
Las naciones se construyen dentro de relaciones de poder tejidas entre las
élites y las clases populares. Élites que regularmente ostentan el poder político, im-
ponen mitos y símbolos para promover una nación ad hoc a sus intereses de clase
y de grupo social culturalmente definido. Sin embargo, éstas se ven confrontadas
constantemente por otras formas de percibir la realidad y la simbología nacional,
las cuales luchan por construir nuevas comunidades imaginadas.
En medio de ello se generan pactos y disensos que influyen en la definición
de nuevas formas nacionales. Así, “lo guatemalteco”, es decir, aquel sujeto que
intentó hacer síntesis de la identidad nacional en la ideología liberal, se veía ahora
confrontado por un nuevo sujeto, el indígena, el cual celoso de su pasado empren-
día una batalla por la recuperación de cierta mitología étnica. Y, si bien algunas
de estas formas míticas que reconoce e interpreta como suyas ya formaban parte
de la nación oficial y seguramente en su cultura propia, como fuera el caso de la
imagen de Iximche’ y de Tecún Umán a partir de los años sesenta, hoy las vive y
las transforma desde su propia cultura e intereses de grupo. Claro, en oposición
o adaptación a la cultura hegemónica, así como también al universo de ideas con
las que se relacionaron. Por ello, en la medida en que se reinterpretaba el pasado
y re-evaluaba el presente para encontrar un nuevo lugar en la sociedad, en este
proceso de reinvención fue posible potenciar identidades políticas. De tal cuenta,
en este capítulo explicaremos cuál fue ese proceso que permitió darle un vuelco a
la historia oficial.
El actor principal es un sujeto social que emerge del colonialismo ideológico
de la Guatemala liberal y que atraviesa por un largo camino de reinterpretación
de su propia identidad, la cual parte de una reflexión realizada desde su condición

359 Tutino, 2003: 29.


360 Mallon, 2003.
361 Mallon, Ibid.

144
concreta de vida y se reafirma desde su cultura, socavando el orden político hege-
mónico y a la nación misma que lo sostiene.
De esta manera, en el primer tópico haremos una reseña de los primeros
pasos y primeros obstáculos que enfrentó la organización campesina indígena en
Guatemala durante el periodo revolucionario y un poco antes de su arribo. Esto ex-
plica los factores que permitieron la emergencia de nuevas formas de colectividad
comunal a lo interno del campesinado indígena, las cuales cedieron a un cambio
sustancial de la comunidad tradicional que posteriormente generaría las bases so-
ciales de un movimiento de masas de mayor envergadura.
Seguidamente, en el tópico dos explicaremos un segundo momento de este
desarrollo organizacional, pero ahora en el marco de las nuevas estrategias desa-
rrollistas implementadas por los Estados militares y a los proyectos expansionistas
de Estados Unidos a partir de la contrarrevolución de 1954 y la lucha internacional
contra el comunismo. Explicaremos cómo estos programas desarrollistas, que te-
nían como principal objetivo convertir al campesinado indígena guatemalteco en
agentes de desarrollo económico y, en ese proceso, ganarse sus conciencias para
integrarlos al proyecto nacional, permitieron la construcción de formas más com-
plejas de organización campesina, las cuales se transformaron contradictoriamente
en una amenaza para el Estado-nación mismo.
El tercer tópico abordará esta transformación de sujetos de desarrollo a ene-
migos internos del Estado y cómo esas nuevas formas de organización campesina
pasaron de una actividad y perspectiva local a una de escala nacional, en donde las
reivindicaciones de clase y étnicas surgieron en parte como productos del fracaso
de los programas de desarrollo en los años setenta y su respuesta Estatal colateral,
así como por su contacto con otros grupos de poder emergentes.
El cuarto tópico pondrá en relieve el mitin electoral de Iximche’ realizado
el 18 de febrero de 1978 en el marco de la campaña presidencial del general Ro-
meo Lucas García y el doctor Francisco Villagrán Kramer. Esto como un ejemplo
que muestra cómo algunas expresiones políticas indígenas construyeron alianzas,
incluso con los mismos Estados y militares que defendía el status quo de las éli-
tes, para ampliar sus campos de acción en el plano político nacional. Esta acción
catalizada por una conciencia étnica que refuncionalizaba el pasado y aquellos
elementos importantes en su identidad para reivindicarse como cultura originaria y
negociar así su inclusión en el proyecto nacional.
No obstante, las organizaciones indígenas de los años setenta fueron diversas
y muchas veces divergentes ideológicamente dado que navegaron en la adaptación
o en la oposición al sistema, como ya se señaló antes .362 De tal cuenta, la emergen-
cia del Comité de Unidad Campesina (CUC) en abril de 1978 marcó la diferencia
con las posturas planteadas por los indianistas del Frente Indígena Nacional y, si
bien podría decirse que compartían cosas en común en su agenda de lucha, como
aquéllas orientadas a las reivindicaciones culturales, al final cierta identidad de
362 Cojtí, 1997: 80.

145
clase predominó en sus discursos. Es así como surge la Declaración de Iximche’ de
1980 como una respuesta inmediata liderada principalmente por el CUC y consen-
suada con el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), a la que se sumaron diversos
colectivos, dando como resultado la proclamación de la unidad de todos los pobres
del país, en el marco de la crisis hegemónica que sufría el Estado militar.
Acá, nuevamente Iximche’ surge como ese referente simbólico, tanto his-
tórico como territorial, ya que como veremos éste se encontraba más cercano a
la realidad social y geográfica del CUC que cualquier otro. Además se había con-
vertido en un lugar de confrontación simbólica, en parte por la importancia que su
activación como patrimonio había ocasionado años atrás. Así, el último capítulo
intenta explicar la utilización que se dio nuevamente a Iximche’ como lugar de me-
moria en la manifestación liderada por el CUC, y que marcó el final de un proceso
histórico de las luchas campesinas cuyo detonante fue la masacre de la Embajada
de España en enero de 1980, en la cual surgió la posibilidad de rememorar un
pasado que integra como elementos primordiales el sufrimiento y la lucha. Este
dispositivo memorístico permitió reafirmar identidades tanto étnicas como revo-
lucionarias que en definitiva impactaron las formas nacionales que moldearon al
Estado y a la sociedad guatemalteca de hoy en día.
La orientación unitaria de clase que el Comité Nacional de Unidad Sindical
(CNUS) venía desplegando desde 1975 creó las condiciones para que el 15 de
abril de 1978 surgiese el CUC.363 Esta organización de masas se convertiría en la
fuerza social civil de mayor importancia en la época y terminaría por establecer un
contradiscurso al surgido en el mitin electoral de Iximche’. Dicho discurso partía
de la premisa de fomentar esa unión de la gente del campo con los demás sectores
explotados de Guatemala, como lo expresaría la editorial del periódico De Sol a
Sol intitulado “Nace el Comité de Unidad Campesina CUC”. Asimismo, en su
portada, este periódico campesino agregaba que se sumaba al “duelo y la lucha
por los compañeros campesinos de Panzós”, en denuncia de la masacre perpetrada
por el Ejército y el sector finquero el 29 de mayo de ese mismo año,364 a la vez
que prevenía del peligro de la manipulación que Lucas García venía haciendo de
ciertos grupos indígenas en su campaña electoral, en alusión al mitin de Iximche’,
para luego asesinarlos365 (Ilustración 1).

363 Fernández, 1998: 224-226.


364 Véase De Sol a Sol. Periódico Campesino. Nos. 22 y 23. Junio de 1978. Guatemala. Colección
Holandesa. Exp. 74, Archivo Histórico, CIRMA.
365 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 28. Junio de 1979. Guatemala. Colección Holandesa.
Exp. 79, pág. 3, Archivo Histórico, CIRMA.

146
Ilustración 1. Caricatura publicada en el periódico De Sol a Sol No. 28 de junio de 1979 en donde
se hacía denuncia de la manipulación de indígenas por parte de Lucas García para su campaña
electoral. La imagen y la leyenda de la misma hacen alusión al mitin de Iximche’ y a las masacres
de indígenas. Fuente: Colección Holandesa, CUC, Exp. 79, pág. 3. Archivo Histórico, CIRMA.

147
1. Primeros pasos y primeros obstáculos de la
organización campesina
Los primeros intentos de la formación de un movimiento sindical en Guatema-
la se desarrollaron en la década 1920.366 Los primeros en organizarse fueron los
trabajadores de la UFCO, quienes para 1924 exigieron a la bananera aumentos
salariales y mejores tratos. Así, para 1930 el movimiento sindical se había expan-
dido al campo, produciendo los primeros conflictos en las fincas cafetaleras en la
región de occidente y la costa pacífica del país. No obstante, el esfuerzo alcanzado
por las organizaciones sindicales fue desarticulado durante la dictadura de Jorge
Ubico (1931-1944), quien encarceló y aun fusiló a buena parte de sus dirigentes so
pretexto de que dichas expresiones de inconformidad eran acciones comunistas.367
Fue durante el gobierno revolucionario de Juan José Arévalo (1944-1950)
que se crearon las formas jurídicas esenciales que marcaron el desarrollo del movi-
miento sindical a partir de la Constitución de 1945 y el Código de Trabajo de 1947.
Tales leyes legalizaban el derecho a sindicalizarse, a la contratación colectiva y a la
huelga como forma de protesta y negociación colectiva.368 No obstante los logros
alcanzados, las organizaciones sindicales de campesinos estuvieron segregadas del
movimiento sindical, ya que la legislación mencionada aún contenía restricciones
discriminatorias para el mundo campesino guatemalteco, dado que éstos no logra-
ban llenar el perfil que la nueva ley establecía para participar.369
El crecimiento de las organizaciones campesinas se dio después de 1950 a
raíz de la formación de la Confederación Nacional de Campesinos de Guatema-
la (CNCG) y de los estímulos organizativos del gobierno del presidente Jacobo
Arbenz Guzmán (1950-1954) como resultado de la aplicación del Decreto 900,
llegando a existir para 1954 unas mil quinientas organizaciones campesinas afi-
liadas a la confederación. Sin embargo, lo alcanzado durante los gobiernos revo-
lucionarios en términos de organización sindical campesina y obrera nuevamente
se vino abajo con el derrocamiento de este último mandatario en julio de 1954,
sobreponiéndose los intereses de las tradicionales élites económicas del país y del
capital extranjero.
No obstante, se dio la emergencia de otros agentes en el panorama social y
político del país que dieron forma a incipientes formas de organización comunita-
ria. A finales de los años treinta y específicamente a partir del rompimiento que la
política liberal ocasionó a la práctica de la fe católica en Guatemala, habrían de de-
sarrollarse elementos para la formación de un movimiento campesino organizado

366 Para una síntesis del origen de las organizaciones obreras, véase Fernández, 1988: 188.
367 Fernández, Loc. cit.
368 Fernández, Ibid.: 189.
369 Según este autor, la ley estipulaba que en las empresas agrícolas con menos de quinientos traba-
jadores un sindicato podía legalizarse sólo si cumplía con un mínimo de cincuenta miembros y
que de éstos 70% supiera leer y escribir.

148
que, si bien tendría vínculos estrechos con el movimiento sindical, se construiría
bajo sus propias lógicas rurales.
En 1937, el presidente Jorge Ubico suspendió la prohibición de las órdenes
religiosas en el país, permitiendo el ingreso de la Compañía de Jesús para que en-
señara en el Seminario de la ciudad de Guatemala. Luego en 1943 llegó al país un
grupo de sacerdotes estadounidenses de la orden de los Maryknoll como resultado
de las presiones que el Vaticano ejercía sobre el Gobierno y la necesidad de sacer-
dotes evangelizadores en el país.370 La llegada de religiosos extranjeros significó
para las doctrinas del ideario liberal y para los altos dignatarios del Arzobispa-
do guatemalteco una amenaza ideológica latente. Para este último especialmente
conllevó un replanteamiento doctrinario en el seno de la propia Iglesia católica
guatemalteca.371
El aumento de misioneros extranjeros sirviendo en parroquias rurales y nue-
vas diócesis creadas con el fin de ampliar la presencia católica en el territorio
nacional dio oportunidad a la aplicación de nuevos métodos de catequización, re-
volucionando con ello las antiguas formas de practicar la religiosidad en las co-
munidades guatemaltecas.372 En este contexto fue que se desarrolló una serie de
incipientes formas de organización cantonal que le darían origen a un pujante mo-
vimiento campesino, el cual pasó a cuestionar tanto las estructuras de clase como
su papel como sujetos de cambio en la historia del país.
La utilización de la imagen del Cristo Negro de Esquipulas de la que el ar-
zobispo Mariano Rossell y Arellano se valiera para promover su cruzada contra el
comunismo en 1953 le permitió negociar con El estado militar el estatus oficialista
de la Iglesia en la Constitución de 1956.373 Tal oficialización consistió en recuperar
el derecho de poseer bienes y el de restablecer la enseñanza del catolicismo en el
sistema educativo guatemalteco.
Lo que resultaba paradójico es que a pesar de su cimentado “nacionalismo
eclesiástico guatemalteco”,374 el ministro de la fe católica estaba implementando
un discurso de ayuda a las masas, como resultado de la influencia que causó sobre
él la transformación que la Iglesia católica a nivel internacional estaba teniendo
a partir de la encíclica social “Mater et Magistra” del Papa Juan XXIII en 1959,
y por la frustración que le había causado el haber apoyado el anticomunismo sin
obtener el control total de su iglesia en el país. A esto último se unió su pronta con-
frontación con Ydígoras Fuentes, quien con el apoyo del nuevo nuncio apostólico,
monseñor José Paupini, logró que la Nunciatura controlase las publicaciones ofi-
ciales católicas, evitando que se profundizaran las críticas que Rossell y Arellano
hiciera tempranamente a su gobierno.375
370 Johnson Calder, 1970; y Murga Armas, 2006.
371 Johnson Calder, Ibid.: 54.
372 Arzobispado de Guatemala, 1998: Vol. III.
373 Bendaña, 1996: 131.
374 Arzobispado de Guatemala, Loc. cit.
375 Bendaña, Perdomo, 1996: 133.

149
Jorge Murga Armas afirma que el deseo de Rossell y Arellano de impulsar
una nueva cristiandad en Guatemala partía de críticas al ateísmo comunista y al ca-
pitalismo burgués, basadas en el humanismo integral del filósofo francés Jacques
Maritain, lo que a la larga, en el contexto del combate al comunismo, terminaron
en parte por dar paso a la aplicación de algunos preceptos de la teología de la li-
beración.376
Por otro lado, ante los escasos sacerdotes en oficio y en su afán de recuperar
terreno en la sociedad guatemalteca, la Iglesia católica guatemalteca habría de
permitir o utilizar personal laico en las comunidades a partir de los años cuarenta y
cincuenta con el objetivo de mantener la fe católica entre la población, sobre todo
por la fuerte amenaza que representaba la presencia de protestantes, evangélicos y
comunistas.377 En ese contexto surgió Acción Católica.378

2. “Progreso” y “seguridad nacional”:


un segundo momento de la organización campesina
A inicios de los años sesenta, el Estado guatemalteco se planteó la idea de inte-
grar al campesinado indígena al “tren del progreso” por medio de su conversión
en agentes de desarrollo económico.379 Ese plan implicaba formar mano de obra
calificada por medio del cooperativismo, con lo que consecuentemente se podría
diversificar la economía agrícola nacional.380 Además, dicho proyecto permitiría
el control y vigilancia de la población campesina en un intento de prevenir su in-
corporación a los movimientos populares luego de la experiencia de los gobiernos
revolucionarios.381
En gran medida, esta política de Estado respondía a una nueva estrategia
implementada por Estados Unidos, resultado también del triunfo de la Revolución
Cubana en enero de 1959, para prevenir nuevos movimientos de liberación en La-
tinoamérica, así como al cambio que experimentó en su postura evangelizadora la
Iglesia católica en Latinoamérica a partir del Concilio Vaticano II (1962-1965), con
la cual reorientaba su trabajo hacia las necesidades materiales de la gente.382A su
vez, surgiría una doctrina desarrollista basada en las formulas integracionistas de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las que empezaron
a experimentarse en el istmo centroamericano a partir de la década de 1960.383

376 Murga Armas, Ibid.: 9.


377 Menchú y CUC, 1992: 26.
378 Arzobispado de Guatemala, Ibid.: 13.
379 Taracena, et al., 2004: 89.
380 Fernández, 1988: 97.
381 Fernández, Ibid.: 136; y Menchú y CUC, Ibid.: 25.
382 Fernández, Loc. cit.
383 Taracena, et al., Loc. cit.

150
Los programas de desarrollo implementados fueron los instrumentos me-
diante los cuales los gobiernos guatemaltecos, la Agencia para el Desarrollo Inter-
nacional de los Estados Unidos (USAID) y la Iglesia católica conservadora fomen-
taron una tercera vía, con la cual pretendían generar una transformación gradual de
la población pobre del país, especialmente del pueblo indígena. Esa integración se
selló a nivel internacional cuando los Estados latinoamericanos y Estados Unidos
firmaron en 1961 un compromiso en Punta del Este, Uruguay, en el cual se com-
prometían a desarrollar las estrategias necesarias para alcanzar el desarrollo del
continente. A esta coalición se le llamó Alianza para el Progreso y sus principales
instrumentos de promoción fueron la Acción Cívica de los ejércitos y la Acción
Católica de la Iglesia.384
Para el caso de Centroamérica, en un principio la estrategia estadounidense
fue una especie de reformismo económico a partir de la creación del Mercado Co-
mún Centroamericano (MCCA). Por medio de él se lograría la industrialización,
la cual incorporaría al desarrollo a la clase obrera y generaría una expansión del
comercio produciendo ganancias a los empresarios y permitiendo la emergencia de
la clase media. Como objetivo colateral estaba ganarse las conciencias de las cla-
ses subalternas, premisa que fue una de las consignas utilizadas en la Alianza para
el Progreso.385 No obstante, frente al pronto fracaso del MCCA y a la inestabilidad
política de los países centroamericanos, así como por el surgimiento de nuevos
grupos de interés en el istmo y en Estados Unidos, la fórmula de “mano dura”,
por medio de dictaduras militares, fue implementada a la vez que se apostaba por
renglones comerciales como la explotación petrolera, la ganadería, la minería y el
turismo. Ya se ha visto en el capítulo anterior cómo este último fue ampliamente
proyectado por el Estado guatemalteco a partir de los años sesenta.386
La idea de estos programas también conllevaba sacar de la pobreza a la po-
blación indígena para su integración al tren del progreso y crear una masiva mano
de obra rural para los nuevos productos de exportación, como la caña de azúcar.
Asimismo, buscaba su control social e ideológico con el fin de promover su trans-
formación cultural y, con ello, hacer desaparecer las diferencias étnicas que, en de-
finitiva, representaban para la cultura hegemónica su retraso social. Es decir, como
lo hemos señalado, colocar “lo guatemalteco” por sobre las diferencias étnicas.
De este último postulado se derivó el rechazo en la Constitución de la Repú-
blica de 1965 al tradicional régimen tutelar hacia las comunidades indígenas, pre-
tendiendo marcar una ruptura de la visión indigenista constitucional de las décadas
pasadas. Sin embargo, este integracionismo que promovía eliminar las diferencias
étnicas sobreponiendo por encima de ellas las identidades de clase no dejaba de
contradecirse al fomentar a la vez la idea de que el indígena debía ocupar un único
lugar en el proyecto nacional, el de trabajador agrícola.387 Además, se enfrentaba

384 Fernández, Ibid.: 138.


385 Jonas, 1981: 283-284.
386 Jonas, Ibid.: 284-285.
387 Taracena, et al., Ibid.: 89.

151
a la existencia de un sentimiento pesimista y racista por parte de buena parte de
los funcionarios y políticos de la época ante esa posibilidad de integración de los
indígenas a la nación, en tanto que predominaban en sus opiniones ideas seculares
que los inferiorizaban.388 Es así que, sumado al clima anticomunista de la época,
esta mirada racista fue determinante para que a tales pretendidos agentes de desa-
rrollo se les terminase concibiendo posteriormente como los no-guatemaltecos y
los enemigos internos del Estado y de la Guatemala ladina.389
El planteamiento de Acción Católica fue formar dirigentes locales390 y cons-
truir grupos dotados de autonomía propia, basados en formas primarias de solida-
ridad.391 Sus bases fueron pronto organizadas alrededor de la estructura diocesana,
dando independencia a cada obispo sobre los asuntos de su diócesis y, en el con-
texto local, a cada párroco. A su vez, las juntas de dirección parroquial, ocupadas
por representantes laicos, constituían el motor de la institución.392
Por medio de Acción Católica muchas congregaciones religiosas extranje-
ras, como fue el caso de los Misioneros del Sagrado Corazón en Quiché, los sacer-
dotes Maryknoll en Huehuetenango y diocesanos de diferentes lugares de Estados
Unidos en la Verapaz o belgas y holandeses en la costa sur formaron cooperativas
y comités para el desarrollo agrícola de los pobladores comunitarios, a la vez que
organizaron cursillos para elevar el nivel de conciencia sobre los problemas que
los aquejaban.393
Rigoberta Menchú menciona que los sacerdotes les pedían que abandonaran
sus antiguas prácticas religiosas, lo que hacía que muchos se dedicaran posterior-
mente al estudio de la Biblia. No obstante, fue allí mismo en donde sus visiones
de mundo armonizaron con las historias bíblicas al encontrar una relación con su
propia historia de lucha y resistencia:

muchos compramos la Sagrada Escritura y empezamos a estudiar. Y vimos que tie-


ne que ver mucho con nuestra propia historia. El ejemplo de Moisés que condujo a
su pueblo a través del mundo para salvarlo. Descubrimos que también en el pasado,
los ricos que tenían el poder y oprimían al pueblo no lo soltaban fácilmente. Vimos
una relación entre Cristo, crucificado por los poderosos y nuestro propio rey, Tecún
Umán, masacrado por los españoles mientras defendía a su pueblo con las armas
en las manos.394
De esta manera, el aparecimiento de una autonomía moral de las poblaciones
rurales produjo en este proceso de “toma de conciencia” una reinterpretación de
ciertos símbolos manejados por la cultura hegemónica. Tal fue el caso de la imagen

388 Taracena, et al., Ibid.: 90.


389 Taracena, et al., Loc. cit.
390 Menchú y CUC, Ibid.: 25.
391 Arzobispado de Guatemala, Ibid.: 14.
392 Arzobispado de Guatemala, Loc. cit.; y Murga Armas, Ibid.: 31-40.
393 Menchú y CUC, Ibid.: 26; Arzobispado de Guatemala, Ibid.: 14; Fernández, Ibid.: 140; y
Johnson, Ibid.: 70-71.
394 Menchú, y CUC, Ibid.: 27-28.

152
de Tecún Umán, del cual se hacía una reapropiación simbólica, colocándolo ahora
como un mártir de la resistencia, ya no de la derrota, de los indígenas guatemaltecos.
Por otro lado, los proyectos de desarrollo trajeron consigo que un sector de
campesinos indígenas dentro de las comunidades emergiera como una nueva élite
económica, a la vez de crear las oportunidades para que muchos hijos de los miem-
bros cooperativistas tuvieran acceso a estudios a nivel medio y universitario.395 Tal
es el caso de Pablo Ceto, ingeniero agrónomo de origen ixil y uno de fundadores del
Comité de Unidad Campesina, quien fue uno de los promotores de este proceso de
concientización dentro de las aspiraciones que se tenían por construir una sociedad
democrática.396 Esta situación facilitó la creación de nuevos liderazgos a lo interno
de las comunidades, poniendo en jaque a los tradicionales poderes comunitarios
(cofradías y hegemonía ladina), rompiendo así a la comunidad tradicional misma.
Varios autores mencionan que un aspecto que facilitó ese “despertar de con-
ciencia” fue el hecho de que muchos campesinos, gracias a los excedentes obteni-
dos por el uso de fertilizantes químicos introducidos por los programas de desarro-
llo de Acción Católica, pudieron comprar radios de transistores e informarse de la
situación nacional e internacional del momento, ampliando así su análisis sobre la
realidad de sus comunidades, sobre Guatemala y sobre el mundo.397 Ricardo Falla
menciona, para el caso de San Antonio Ilotenango Quiché, que en 1965 se instauró
una directiva central para Acción Católica, facilitando préstamos a los comuni-
tarios para comprar a plazos radios de trasmisores en la recién abierta Agencia
Philips, lo cual favoreció el crecimiento de Acción Católica como también el uso
generalizado de fertilizantes entre los campesinos.398
Esta tecnología ayudó a crear radios comunitarias como “Radio Quiché”,
de la cual su voz más conocida fue Emeterio Toj Medrano, posterior fundador y
dirigente del CUC399 y la radio “La Voz de Atitlán”, constituida el 26 de agosto de
1966 teniendo por sede el salón de la sacristía de la Parroquia de Santiago Atit-
lán.400 Ambas radios apoyaban la capacitación agrícola, la alfabetización, la con-
cientización y el fomento de la fe católica. El origen de este cambio experimentado
en esta fracción de la Iglesia católica en Guatemala se derivó de la II Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano, el cual era un reflejo del Concilio Va-
ticano II en donde se respondía “al clamor y urgencias liberadoras de los pueblos
subdesarrollados del mundo”.401
No obstante, a lo interno de Acción Católica muchos misioneros empezaron
a cuestionar las políticas desarrollistas gubernamentales y de la Iglesia católica
guatemalteca, señalando que sólo la concientización, la identificación de sus pro-
395 Fernández, Loc. cit.; y Vela, 2008: III, 58.
396 Fernández, 1998: 141; y Fernández, 1998: 4.
397 Fernández, 1998: 141. Fernández 1998: 6; y Menchú y CUC Ibid.: 28.
398 Falla, 1978b: 459-461.
399 Fernández, 1998: 6.
400 Murga, Armas, Ibid.: 61.
401 Bendaña Perdomo, Ibid.: 147.

153
blemas y su posterior organización para resolverlos podrían provocar los cambios
estructurales esperados.402 Tal división en el seno de la Iglesia se acrecentó duran-
te el gobierno de Miguel Ydígoras Fuentes (1958-1963), puesto que si bien las
doctrinas evangelizadoras que promovía la jerarquía católica eran nacidas de un
anticomunismo pleno, su gobierno apoyó la iniciativa de Paupini de promover la
creación de la Conferencia Episcopal de Guatemala y la conformación de nuevas
diócesis, en las cuales el peso del clero extranjero se hizo sentir, generando así una
transformación importante en la Iglesia guatemalteca.403 De esa forma, ésta pasó
también a estar dividida entre un sector que apoyaba el plan de control organizado
de las comunidades indígenas y otro que sostenía la idea de que la prioridad era
ayudar de forma democrática a los pobres y su organización era fundamental para
resolver los problemas de pobreza, discriminación y racismo que padecían.404
De este sector progresista habría de surgir el Centro para el Desarrollo Inte-
gral, fundado en Huehuetenango por la congregación católica Maryknoll en 1968.
Allí se formaba a jóvenes indígenas y líderes comunitarios por medio de cursos
sobre análisis de la realidad, desarrollo comunitario y técnicas para formar y di-
rigir cooperativas.405 Tal práctica de concientización también se desarrolló entre
los jóvenes urbanos de clase media de la ciudad de Huehuetenango, aquéllos que
por su posición social y nivel educativo podían incidir en el cambio social.406 Esta
línea de católicos laicos, cuyo objetivo en un principio era “formar líderes que se
enfrentaran al comunismo y que, superando la visión capitalista, promovieran la
aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en la línea de la Democracia Cristia-
na”, rápidamente se propagaron y formaron diferentes centros. Ya en la Univer-
sidad de San Carlos y en la recién fundada Universidad Rafael Landívar existían
desde inicios de la década de 1960 con la creación del Frente Estudiantil Social
Cristiano (FESC).407
Anteriormente, a partir de los cursillos de capacitación social, dos padres
jesuitas y algunas religiosas de la orden Maryknoll, entre las cuales destacó por ser
una de sus más entusiastas promotoras la monja Marian Peter (Marjorie Bradford),
fomentaron la creación de agrupaciones como Cráter, conformado por un grupo
de jóvenes urbanos de clase media y alta que abrieron espacios para el análisis de
la realidad guatemalteca a otros sectores de jóvenes tanto dentro de la ciudad de
Guatemala como en el interior del país.408
Cráter fue un precursor del trabajo de concientización que posteriormente
desarrollarían diferentes estructuras de la Iglesia católica a partir de la década de
1970.409 Incluso a lo interno de Cráter emergió una fallida organización armada

402 Fernández, Ibid.: 152.


403 Murga Armas, Ibid.: 59.
404 Menchú y CUC, Ibid.: 28.
405 Fernández, Ibid.: 153.
406 Porras Castejón, 2009: 35-37.
407 Bendaña Perdomo, 1996: 144.
408 Porras Castejón, 2009: 35-37.
409 Porras Castejón, Ibid.: 46-47.

154
que, como producto de una filtración de información, mandó al exilio a sus pro-
motores, que al final terminaron por incorporarse varios de ellos a la iniciativa
fundadora del EGP.410 Entre otras agrupaciones estudiantiles que participaron en
los cursillos de capacitación social fuera de la capital se mencionan nombres como
“Chispa” y “Lucerna”.411
Paralelamente, la conformación de las ligas campesinas resultaría ser uno
de los esfuerzos más importantes de la fracción progresista de la Iglesia, las cuales
retomaron los programas sociales arbencistas. Ésta fue, asimismo, la oportunidad
que el movimiento campesino tuvo para participar directamente en la negociación
de sus condiciones de trabajo en las fincas y en la sociedad guatemalteca en general
a por medio de su asistencia como fuerza electoral en las elecciones presidenciales
de 1974 en apoyo al partido político Democracia Cristiana Guatemalteca. Fuerza
política que había sido creada en 1955 por miembros de Acción Católica Urbana y
del naciente Partido Democracia Cristiana (PDC), que incidirían en la formación
de las ligas campesinas a partir de 1962.412
Para 1968 ya existían veintisiete de estas organizaciones con estatuto jurídi-
co. Muchos miembros de las ligas campesinas también eran socios de las coope-
rativas organizadas por Acción Católica, situación que mostraba que la coopera-
tiva, la liga campesina, la Acción Católica y la Democracia Cristiana eran a nivel
local una misma fuerza social.413 Más tarde, para el Gobierno de Estados Unidos
la incorporación de grandes sectores organizados de católicos rurales y urbanos al
movimiento revolucionario resultó ser una amenaza que socavaba desde las bases
sociales, a lo que reaccionó en la década de 1980 con la misión Rockefeller, la cual
dictaminó que éstos eran el mayor peligro para su hegemonía en Guatemala, favo-
reciendo el apoyo de las nuevas iglesias evangélicas a los gobiernos militares.414
En medio de todo ello, lo indígena estaba emergiendo como una identidad
de lucha y resistencia desde la sub-alternidad en contra no sólo de la estructura
económica de la sociedad guatemalteca y de los gobiernos militares de turno, sino
también de ese imaginario nacionalista que privilegiaba al mundo ladino como sín-
tesis de la identidad guatemalteca, ahora fomentado por el Estado desarrollista en
manos de oficiales del Ejército guatemalteco. Posteriormente, éste se convertiría
en el enemigo al cual disputarle el poder y el proyecto de nación mismo.

410 Bendaña Perdomo, Ibid.: 145.


411 Bendaña Perdomo, Ibid.: 144.
412 Fernández, Ibid.: 53-148.
413 Fernández, Ibid.: 149.
414 Bendaña Perdomo, Ibid.: 147.

155
4. Fracaso desarrollista, estrategia revolucionaria y nuevo
indigenismo: un tercer momento de la organización campesina
Las expectativas creadas por los programas de desarrollo de Alianza para el Pro-
greso y sus pocos años de éxito para la situación económica de las comunidades
indígenas se vieron frustradas alrededor de los años setenta. El incremento del
precio de los fertilizantes, producto de la crisis petrolera de 1973, provocó que
las migraciones hacia las plantaciones de la costa sur aumentaran y con esto la
proletarización del campesinado debido a la imposibilidad que los trabajadores
estacionales encontraron para regresar a sus prácticas agrícolas anteriores.415 Se
sabe que los Q 2,50 que se pagaban por un quintal de fertilizante en 1971, dos años
después llegaron a costar hasta Q 18,00, situación que provocó en gran medida la
pérdida de sus terrenos o la pobreza absoluta, ya que muchos hipotecaron su tierra
para poder comprar los químicos.416
Asimismo, los proyectos que desde 1962 se desarrollaban por iniciativa del
Instituto Nacional de Transformación Agraria (INTA), más los proyectos de Ac-
ción Católica de los Maryknoll y los de US-AID en pro de la colonización del
Ixcán y área Ixil, generaron una conflictividad de la tierra entre las comunidades
recién asentadas en esa zona a partir de la puesta en marcha del Plan de Desarrollo
de la Franja Transversal del Norte (PDFTN) en 1970.417 La tierra recién obtenida
les fue quitada en las zonas a lo largo de la carretera construida por el Estado para
luego ser repartida entre militares de alto rango y funcionarios de los gobiernos de
Carlos Arana Osorio (1970-1974), Kjell Eugenio Laugerud García (1974-1978) y
Fernando Romeo Lucas García (1978-1982).418 Además, ese plan de desarrollo no
incluía la colonización del Ixcán, por lo que para 1975 por medio del Decreto 60-
70 el INTA suspendió la entrega de títulos de tierras a los campesinos ya asentados,
aumentando con ello el clima de despojo.419
No obstante, el nivel de organización y conciencia política alcanzado en las
comunidades cristianas de base formadas en las dinámicas colectivistas de Acción
Católica, sumado al ambiente de abuso que se vivía, provocó que los colonos del
Ixcán y los pobladores del área Ixil en general buscaran alternativas para afron-
tar la problemática, llegándose a conectar con el movimiento guerrillero que se
estaba desplegando por estos lugares.420 Los factores estratégicos adoptados por
los grupos revolucionarios a inicios de la década de 1970, en especial por el EGP,
también favorecieron ese contacto entre campesinos indígenas y guerrilla al ofre-
cer el reparto de tierras y una nueva organización estatal. Ello dio una razón más al
Gobierno para mantener y aumentar la presencia del Ejército en esa zona.421
415 Fernández, Ibid.: 163.
416 Menchú y CUC, Ibid.: 35.
417 Fernández, Ibid.: 169; Menchú y CUC, Ibid.: 31; Brett, 2007: 27.
418 Fernández, Ibid.: 168.
419 Brett, Ibid.: 28.
420 Fernández, Ibid.: 173.
421 Brett, Loc. cit.

156
El modelo estratégico que planteó el EGP desde 1968 para la lucha revo-
lucionaria sería determinante para el establecimiento de su relación con aquellas
incipientes movilizaciones indígenas: 1) la implantación en suelo guatemalteco, 2)
la generalización de la guerra de guerrillas, 3) la disputa de masas, 4) la selección
del terreno de lucha y 5) la disputa del poder local.422 Además, los nuevos plan-
teamientos establecían que era necesario resolver la contradicción existente entre
lo político y lo militar de la lucha revolucionaria y crear nuevos escenarios de
lucha.423 Estos últimos debían seleccionarse según dos criterios básicos: primero,
en función de incorporar al campesinado pobre indígena del país a la lucha, con-
siderado ahora como la fuerza motriz principal de la revolución y, segundo, que
la implantación guerrillera debía iniciarse en lugares con débil presencia del Ejér-
cito, el enemigo.424 De forma menos precisa, en las ideas del EGP, esta participa-
ción indígena en la guerra revolucionaria también implicaba reconocer su cultura
y presencia mayoritaria en el país, así como el hecho de que eran los más antiguos
guatemaltecos, pero sobre todo el grupo explotado históricamente, idea que poten-
ciaba lo étnico sin dejar de subordinarlo a la dimensión clasista.425 Tras salir a la
luz pública en 1975, el EGP comenzó sus operaciones militares en Quiché,
Por su parte, la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), surgida en julio
de 1972 del seno del Regional de Occidente (San Marcos, Suchitepéquez y Quet-
zaltenango) de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), también planteó la idea de
fusionar la lucha de clases con la lucha en contra de la opresión racial, ya que se
reconocía que el racismo era uno de los factores que históricamente habían impe-
dido que el pueblo indígena pudiera desarrollar su propia cultura, considerada ésta
la cultura natural del país.426 La ORPA empezó sus operaciones públicas en 1979.
Sin embargo, las FAR venían operando en Petén desde 1968, en zonas que estaban
experimentando el cooperativismo con una presencia indígena importante.427 Esta
situación construyó una relación entre la guerrilla y la población indígena, la cual
ha sido calificada de compleja y no unidireccional, puesto que si bien existían in-
tereses comunes, las reivindicaciones de clase frente a las específicas a la cultura
de los pueblos indígenas, terminaron por imponerse y, por ende, por alejar a los
indígenas de la conducción compartida del proceso revolucionario.428
Por otro lado, la apertura política que se venía operando por parte del mo-
vimiento indígena por medio de las ligas campesinas habría de sufrir un impacto
significativo a razón del fraude electoral de 1974, en donde le fue arrebatada la pre-
sidencia al general Efraín Ríos Montt y al licenciado Alberto Fuentes Mohr, can-
didatos de la coalición electoral entre la Democracia Cristiana y el sector socialde-

422 Payeras, 1991: 14.


423 Payeras, Loc. cit.
424 Payeras, Ibid.: 12-13.
425 Taracena, et al., Ibid.: 128-129.
426 Taracena, et al., Ibid.:130; y Fernández, Ibid.: 359.
427 Taracena, et al., Ibid.: 112.
428 Taracena, et al., Ibid.: 113-114.

157
mócrata guatemalteco.429 No obstante, esta experiencia política para el movimiento
indígena trajo consigo un relativo éxito electoral local durante las elecciones pues
en el caso de Chimaltenango un 50% de las alcaldías municipales fueron ganadas
por indígenas, al igual que el curul de la diputación al Congreso de la República
ocupado por Pedro Verona Cumes, un indígena cakchikel de las listas de la DC y
miembro a la vez de Acción Católica.430 Junto a Fernando Tetzahuic Tohón, dipu-
tado electo del Partido Revolucionario (PR) por el departamento de Sololá, ambos
marcaron la coordinación política y lucha del movimiento indígena dentro de las
estructuras del Estado mismo, dándole vía a las denuncias de diferentes campesi-
nos sobre el despojo de tierras en la Franja Transversal del Norte, la emisión de
leyes forestales que les impedían cortar leña y los litigios de tierras con empresas
agrícolas nacionales y extranjeras.431
Esta situación tomó un rumbo diferente cuando a Tetzahuic Tohón le fue
exigido renunciar a su puesto directivo en el Congreso, a lo cual se negó, siendo
apoyado por un grupo llamado Patinamit, que se sumó a la idea de aquél de inser-
tar en la maquinaría del Estado una participación indígena sin precedente.432 Esta
agrupación, la cual le daría origen posteriormente a la fuerza partidaria Frente de
Integración Nacional (FIN) y que haría alianza con los partidos de derecha y extre-
ma derecha en el contexto de las elecciones presidenciales de 1978, en una reunión
sostenida el 20 de noviembre de 1976 estableció el propósito de impulsar la idea de
una Guatemala multinacional.433 A partir de ella se fraguó la idea de crear un parti-
do político indígena como posibilidad para luchar desde una perspectiva netamen-
te indianista. En un principio, Patinamit había tomado la forma de un comité de
ayuda a los damnificados del terremoto de 1976, en el que, al igual que Tetzahuic
Tohón, se encontraban otros k’iche’s y kaqchikeles, entre éstos José Lino Xoyón
Hernández, para entonces era alcalde de Chimaltenango, Marcial Maxiá, Rolando
Baquiax, Jesús Chacach, Patricio Ortiz, Cecilia Chet y la no indígena Anaité Ga-
leotti, pareja de quien sería uno de los más influyentes dirigentes del CUC, Pablo
Ceto.434
Sin embargo, quien decidiría el rumbo del comité y lo transformaría a la figura
de un partido político indígena por medio de sus alianzas con las esferas militares
sería Tetzahuic Tohón. Esto provocó el disenso de algunos de los integrantes funda-
dores como de algunas de las bases regionales y locales que se construyeron. Aun-
que varios de sus integrantes eran fuertes defensores de la reivindicación indígena,
se negaron a pactar con el Gobierno, ya que lo consideraban como el enemigo del
pueblo indígena.

429 Fernández, Ibid.: 175-176.


430 Fernández, Ibid.: 176-177.
431 Fernández, Ibid.: 176.
432 Taracena, et al. Ibid.: 181.
433 Taracena, et al., Loc. cit.
434 Entrevista con Anaite Galeotti, 3 de septiembre de 2010. Ciudad de Guatemala; y Taracena et al.
Ibid.: 181.

158
Anaité Galeotti afirma que a finales de1976, meses después de formado el
Comité Pro Damnificados del Terremoto, Tetzahuic Tohón llegó a contarles en
donde estaban reunidos ese día que había sostenido una conversación con un coro-
nel que había sido ministro de Educación en años anteriores, en la cual se planteó
la posibilidad de formar el partido político Frente Indígena Nacional (FIN).435 La
reacción tanto de Galeotti como de Celia Chec y su esposo, estos últimos poste-
riormente desaparecidos y asesinados, fue de rechazo, pues traicionaba a la pobla-
ción indígena de la zona Ixil que estaba siendo masacrada por el Gobierno militar,
por lo que decidieron romper relaciones con Tetzahuic Tohón.436

Sabe que, yo le dije, sabe que yo no voy a negociar con esta gente, porque si usted
no está bien enterado, pues son los que están masacrando a la gente en la zona
Ixil…, Y me contesta: ¡“esos son los ixiles”! Disculpe Fernando le dije, tan indios
son los ixiles como usted, así que yo ahorita me retiro.437
Después de formado el FIN a partir de una reunión sostenida en Chimalte-
nango el 11 de noviembre de 1976, sectores no indígenas se mostraron reacios a
la iniciativa de una bancada estrictamente indígena, argumentando que resultaba
ser una expresión de carácter racista la cual llevaba a la confrontación social.438 El
diputado de la DC, Pedro Verona Cumes, también consideró que esta decisión fo-
mentaba la división, puesto que la ruta más adecuada para la participación política
eran los partidos políticos (pro campesinos y obreros) ya existentes.439
A pesar de ello, nació dicho partido, el cual en un principio planteó como base
de lucha la identidad indígena, recreando la idea de que “lo ladino” correspondía a
un sujeto social del cual se derivaba la violencia y discriminación del pueblo indí-
gena.440 Esta orientación reducía la confrontación a la dimensión étnica a partir de la
contradicción indio-ladino. Sin embargo, como producto de las críticas vertidas a la
visión indigenista del FIN, su denominación legal definitiva habría de quedar como
“Frente de Integración Nacional”, incorporando en su discurso la integración de los
ladinos y no ladinos, y eliminando con ello la anterior dimensión monoétnica.441
Esta última postura contrastaba definitivamente con las experiencias que in-
dígenas y ladinos pobres estaban teniendo a partir de la colonización de la selva,
así como por las secuelas del terremoto de 1976 en la mayor parte del altiplano
central guatemalteco. Considerado el “terremoto de los pobres”, por haber afec-
tado casi exclusivamente a los pobres de Guatemala,442 éste hizo que campesinos
indígenas y ladinos, igualmente explotados y discriminados por el Gobierno y las
élites económicas del país, vislumbraran una unión organizativa, la cual sería plan-

435 Galeotti, Idem.


436 Galeotti, Idem.
437 Galeotti, Idem.
438 Bastos y Camús, 2003: 48; y Taracena, et al., Ibid.: 181.
439 Fernández, Ibid.: 180, (cursivas mías).
440 Fernández, Ibid.: 179-182.
441 Bastos y Camús, Idem; y Taracena et al. Ibid.: 182.
442 Macleod, 2008: 141.

159
teada en 1979 como un objetivo de lucha para el CUC.443 Anteriormente, tal idea
ya había sido lanzada por algunas organizaciones guerrilleras como expresión de
la síntesis entre la lucha de clases y la lucha por la identidad. Asimismo, la idea
de una Guatemala pluriétnica y multinacional y de una lucha étnico-clasista sería
planteada públicamente en los discursos del EGP a partir de 1979.444
Algunos autores mencionan que el discurso del FIN era lo suficientemente
ambiguo como para poder suscribirse a cualquier ideología partidaria, lo que le
permitió pactar a conveniencia de sus dirigentes para las elecciones de 1978 con
miras de obtener su oficialización como partido y espacios dentro del gobierno
electo mismo.445 Esto explica el apoyo que la directiva del FIN le otorgó al can-
didato oficialista, general Romero Lucas García de la coalición PID-PR después
de que ésta no obtuvo las diez diputaciones solicitadas a la DC en conversaciones
previas.446 Según Arturo Taracena y colaboradores, esta experiencia sirvió como
antecedente para el Plan Nacional de Seguridad y Desarrollo lanzado por Efraín
Ríos Montt años después (abril de 1982), en el que se formó un consejo de Estado
con la presencia de los denominados “grupos étnicos” con el fin de dar por primera
vez reconocimiento oficial de la Guatemala multiétnica.447

5. El mitin político electoral de Iximche’


El 18 de febrero de 1978 se llevó a cabo un mitin electoral del PR-PID y el FIN en
Iximche’, evidenciando la coaptación que el régimen militar hiciera de su alianza
con sectores indígenas organizados, a la vez que estos últimos, entre acuerdos
y desacuerdos a lo interno de sus organizaciones, buscaban favorecerse en línea
con su proyecto político a partir de estas alianzas. Es así como, sin ser un grupo
homogéneo y monolítico como pudiera llegar a creerse, el FIN mantenía una línea
de emancipación orientada a la reivindicación cultural, la cual compartía con la
postura integracionista del Estado al evocar una “verdadera identidad guatemalte-
ca”, que como ingrediente principal reivindicaba un origen étnico prehispánico.448
Esta postura fue criticada muy duramente por diversos sectores y, como lo explica
Morna Macleod, reflejaba el miedo étnico que se mantenía en el imaginario social
de la Guatemala ladina.

443 Fernández, Ibid.: 229.


444 Taracena et al., Ibid.: 127-129.
445 Fernández, Ibid.: 182; Macleod, Ibid.: 222.
446 Fernández, Loc. cit.
447 Taracena et al., Ibid.: 115.
448 Macleod, Ibid.: 221; y Taracena et al., Ibid.: 181.

160
En la práctica, algunos partidos como la Democracia Cristiana veían que ésta
amenazaba el control de sus bases indígenas.449 Según Arturo Taracena y sus colabo-
radores, el PDCG vio dicha alianza como una maniobra política para debilitarlo, situa-
ción que tomó mayor importancia cuando el FIN pidió a Tezahuic Tohón y a Verona
Cumes abandonar las filas de la Democracia Cristiana para sumarse a las suyas.450
Por su parte, el lugar elegido para el mitin significaba la apropiación de una
simbología étnica que flotaba en el imaginario nacional desde mucho tiempo atrás
y que, como se ha señalado, estaba representada por esta antigua capital prehispá-
nica considerada como la “cuna de la nacionalidad guatemalteca”, a partir de los
trabajos de excavación arqueológica de Janos de Szécsy y George Guillemin en los
años cincuenta y sesenta.
Paralelamente, ese esfuerzo de etnización del proyecto nacional estaba
acompañado por la ya recurrente recuperación de la figura de Tecún Umán, como
también se expresó ese 20 de febrero de 1978.451 Y esta práctica no sólo se desa-
rrollaba a nivel de las celebraciones cívicas sino en el mundo empresarial, el cual
aprovechaba estos días nacionalistas para sus estrategias de mercadeo (Ilustracio-
nes 2 y 3).

449 Macleod, Ibid.: 222-223. La autora recopila el análisis que del FIN hiciera el antropólogo gua-
temalteco Ricardo Falla, el cual realiza un balance interesante sobre la coyuntura y las oportu-
nidades políticas a las que este grupo de interés se enfrentó (véase Falla, 1978a).
450 Taracena et al., Ibid.: 182.
451 “Homenaje a Tecún Uman esta mañana ante monumento”, en El Imparcial, 20 de febrero de
1978.

161
Ilustración 2. La imagen muestra la utilización del arte de la cultura maya clásica como
estrategia de mercadeo. Esto responde al fomento de lo “guatemalteco” como síntesis de la
identidad nacional. El anuncio fue publicado el día 12 de octubre consagrado por el Estado
como el “Día de la raza”. Fuente: El Imparcial, 12 de octubre de 1960.

162
Ilustración 3. De igual manera que la imagen anterior, el mercado inmobiliaria hizo uso de ese
supuesto origen étnico de la nación tal como hicieran con lximche’ en los años sesenta.
Fuente: El Imparcial, 12 de octubre de 1960.

163
En el mitin de Iximche’ participaron los candidatos oficialistas, Romeo Lu-
cas García y Francisco Villagrán Kramer, así como diferentes representantes del
FIN, entre ellos José Lino Xoyón, Tetzahuic Tohón, Jesús Chacach, Rolando Ba-
quiax y otros intelectuales indígenas.452 El presidenciable Lucas García, quien para
la contienda electoral se hacía llamar el “indio Lucas” debido a su origen vera-
pacense, dio un largo discurso en idioma q’eqchi’ y luego lo tradujo al español,
causando un gran impacto en los asistentes al ver que un ladino podía hablar un
idioma maya. Con ello vendió la imagen de conciliación nacional, afirmando que
tanto indígenas como ladinos pobres y ricos eran miembros de una sola familia, la
guatemalteca.
En los discursos que se elevaron a favor de la adhesión del FIN al Frente
Amplio, organización partidista que respaldaba la candidatura de Lucas García,
José Lino Xoyón, quien era el presidente del FIN y que en años posteriores fue
asesinado por el mismo gobierno de Lucas García,453expresaba que la decisión
tomada de apoyar su candidatura era producto de la confianza que éstos le tenían
debido a su origen, ya que él sabría cómo hacer frente a los problemas de clases
populares, que eran mayoritariamente indígenas.454 Otro de los dirigentes del FIN,
Jesús Chacach, indicaba la importancia de que la aclamación de Lucas García se
hubiese realizado en el lugar que ellos consideraban la “cuna de la civilización ma-
ya-kaqchiquel”.455 Este imaginario probablemente respondía a esa idea que desde
El Imparcial se fomentaba en años anteriores señalando a Iximche’ como la cuna
de la nacionalidad guatemalteca.
Sin embargo, es necesario precisar que la decisión de apoyar a Lucas García
no era generalizada en el seno del FIN, como quedó manifiesto en la caldeada reu-
nión que tuvo lugar en el balneario Los Aposentos, Chimaltenango, un día antes
del mitin de Iximche’. En dicha reunión algunos miembros que no eran de la junta
directiva indicaban que ello violaba el pacto que esta organización indígena había
firmado en septiembre de 1977, el cual indicaba que de no apoyar a la Democracia
Cristiana el FIN no apoyaría a ningún otro partido, por lo que la alianza con la
coalición PID-PR significaba una traición456 (Ilustración 4).

452 Galeotti, Idem.


453 Comité de Unidad Campesina, Exp. 93, Colección Holandesa, Archivo Histórico CIRMA.
454 El Imparcial, 20 de febrero de 1978.
455 El Imparcial, 20 de febrero de 1978.
456 El Gráfico, 18 de febrero de 1978.

164
Ilustración 4. La imagen muestra a los presidenciables Romeo Lucas García y Francisco Villagrán
Kramer junto a las dirigentes del Comité Cívico de Mujeres de Alta Verapaz, María Elena Flohr Win-
ter y Adela Chún, en el almuerzo que tuvieron después de la actividad el 15 de febrero de 1978.
Fuente: Prensa Libre, 15 de febrero de 1978, pág. 11.

Dentro de las bases del FIN, específicamente las de San Juan Comalapa,
uno de sus líderes, Nehemías Cumes, consideraba que esto se podía interpretar
como una nueva traición indígena, tal como había sucedido en la época de la con-
quista cuando los kaqchikeles traicionaron a los k’iche’s en ese mismo lugar de
Iximche’.457

Es triste que en un lugar con historia tan negra como lo es Iximche’, donde los
kaqchikeles traicionaron a los k´iche´s, los mismos indígenas traicionen a su raza
nuevamente.458
Los contraargumentos expuestos por Rolando Baquiax, secretario del FIN,
iban en el sentido de justificar el apoyo que la Junta Directiva le diera al Frente
Amplio a partir de la negativa de la DC a las diputaciones que el frente le había

457 El Gráfico, 18 de febrero de 1978.


458 El Gráfico, 18 de febrero de 1978.

165
pedido a cambio del apoyo electoral.459 Entre otras de las acusaciones que se les
hicieron a los dirigentes del FIN en esta reunión de Los Aposentos resaltaba la de
un soborno por Q 50,000.00 que el Frente Amplio les había entregado con tal de
recibir apoyo, así como la que señalaba de racista al vicepresidenciable Villagrán
Kramer, quien años atrás sustentaba la tesis de que “el indígena debería ser elimi-
nado por la esterilización”.460
Definitivamente, tanto la reunión de Los Aposentos como el mitin realizado
en Iximche’ el 18 de febrero de 1978 expresaron los mecanismos utilizados por
parte de ciertos grupos indígenas emergentes para su negociación constante con
los demás sectores del paisaje político nacional, en donde la apreciaciones y su uso
político sobre este lugar de memoria y el pasado étnico que soportaba reproducían
la contradicción indio-ladino que tejía las relaciones étnicas en Guatemala desde la
Reforma Liberal. Por un lado, la traición y por el otro la emancipación y muy pro-
bablemente en un cruce entre ambas surgía un nuevo dispositivo. El sufrimiento en
el devenir histórico hacía que las organizaciones indígenas guatemaltecas viesen
a Iximche’ como un lugar que recreaba su pasado étnico, marcado por el despojo
y la traición, pero también como una posibilidad de potenciar su acción colectiva
presente a partir de la idea de la resistencia continuada, como lo ha mostrado Gu-
tiérrez Chong para los casos de México y Perú.461
Ahora bien, la imagen india vendida en la campaña política de Lucas Gar-
cía y la utilización de Iximche’ como lugar simbólico representaban asimismo el
pasado étnico de la nación y el presente ladino, ahora visto como mestizaje. Sería,
pues, una nueva estrategia de asimilación basada en el reconocimiento del origen
étnico y de la diversidad cultural actual, pero en función de lo guatemalteco como
identidad resultante. Un discurso que la política de seguridad nacional de los go-
biernos militares desarrollaría a partir de ese momento para consolidar la lucha
contrarrevolucionaria y afirmar a Guatemala como Estado-nación.
Tal mirada sería rechazada en el seno del CUC, aquélla que fomentaba a
Tecún Umán y a Atanasio Tzul como héroes nacionales,462 tomando la decisión de
hacer de Iximche’ un lugar de memoria contrahegemónico y un símbolo de lucha
en contra del Estado guatemalteco. En uno de sus comunicados, esta organización
campesina señalaba que ninguno de los partidos políticos que se disputaban la
Presidencia de la República en ese año de 1978 representaban los intereses de los
indígenas y hacía un llamado sobre el peligro de la imagen engañosa del general
Lucas García, pues él sólo quería lograr simpatizantes indígenas para ganar a sus
adversarios electorales.463 Santiago Bastos y Manuela Camus señalan que el acto
electoral de Iximche’ representó una nueva forma en las estrategias político-parti-
459 El Gráfico, 18 de febrero de 1978, Taracena et al. Ibid.: 183.
460 El Gráfico, 18 de febrero de 1978.
461 Gutiérrez Chong, 1990.
462 Cómite de Unidad Campesia, Exp. 64, Folio 2, Colección Holandesa, Archivo Histórico, CIRMA.
463 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 21. Abril de 1978. Guatemala, Colección Holandesa,
Archivo Histórico, CIRMA.

166
darias en Guatemala, donde la dimensión étnica resultó ser una nueva herramienta
de combate, a la vez de mostrar el surgimiento del sujeto colectivo indígena en el
paisaje político y partidario nacional.464
Durante su campaña electoral, Lucas García visitó diferentes lugares de
Guatemala. En Cobán, la participación en el mitin fue masiva, probablemente por
ser su lugar de origen y porque, seguramente, el apoyo a su campaña con utili-
zación de la imagen del “indio Lucas” sería más efectiva al poder comunicarse
en el propio idioma q’eqchi’. En un diario de la época, de fecha 15 de febrero de
1978, se atestigua la alianza que el Frente Amplio construyó con diferentes co-
lectivos indianistas. Por ejemplo, con el Comité Cívico de Mujeres Indígenas de
Alta Verapaz, organización presidida por María Elena Flohr Winter y Adela Chún,
esta primera era una alemana con ascendencia indígena que posteriormente sería
esposa del hermano de Romeo Lucas García, el también general Benedicto Lucas
García465 (Ilustración 5).

Ilustración 5. La imagen muestra la reunión que tuvieron los integrantes del Frente de
Integración Nacional (FIN) unos días antes del mitin realizado en apoyo a la candidatura
de Lucas García, en la cual se discutió entre alegatos y reclamos, el apoyo que los
directivos dieron al Frente Amplio. Fuente: El Gráfico, 18 de febrero de 1978.

464 Bastos y Camus, 2003: 48, citando a Hale.


465 Prensa Libre, 15 de febrero de 1978; y El Imparcial, 15 de febrero de 1978.

167
6. El Comité de Unidad Campesina
El CUC, como se ha indicado, venía emergiendo por medio de las comunidades
cristianas de base y de las ligas campesinas en las que se desarrollaban programas
de concientización y desarrollo comunitario. Una de estas comunidades, la aldea
La Estancia del municipio de Santa Cruz, el Quiché, se considera como el lugar de
nacimiento de esta organización.466 Ésta surgió bajo el clima de despojo y repre-
sión que los nuevos programas estatales de desarrollo implantaron en la zona para
hacer viable el proyecto de la Franja Transversal del Norte, en el cual, como lo in-
dica Luis Solano, se expresaba un modelo de asociación entre capitales nacionales
y estadounidenses para la implementación de una industria extractiva pujante, en
medio de la crisis petrolera de 1973.467 Esta situación provocó colateralmente un
alza desmedida en los precios de fertilizantes, a los cuales el campesinado ya se ha-
bía hecho dependiente para el éxito de sus cosechas.468 Otras de las consecuencias
que agravaron la crisis y que determinaron la acción política del campesinado in-
dígena fueron el terremoto de 1976 y, el aumento de las actividades de las organi-
zaciones guerrilleras en todo el país y su creciente política de masas, todos hechos
que favorecieron su incorporación a las diversas luchas políticas en contra de estos
problemas.469 Ello puede palparse en su primer comunicado público, de fecha 24
de abril de 1978, en el cual se presenta como “una organización de los millones de
trabajadores explotados del campo”.470
La violencia estatal en el marco de la doctrina de seguridad nacional generó
más resistencia. La unión obrero-campesina se fue consolidando con la incorpo-
ración del CUC al Comité Nacional de Unidad Sindical (CNUS), en cuyo seno el
planteamiento de la división de clases era fundamental, subordinando lo étnico y
lo cultural, que era la principal reivindicación de los indigenistas liderados por el
FIN. La evocación a los antepasados, si bien era parte del discurso en el seno del
CUC, se hacía con el fin de rememorar una historia de robo y la explotación que
desde la conquista española venían sufriendo los indígenas. De tal cuenta que esta
recordación tenía lugar en el discurso revolucionario en la medida en que permitía
dimensionar un sufrimiento histórico, que seguía latente y del cual habría que li-
berarse. De esta forma también, y como puede atestiguarse en el periódico De Sol
a Sol del mes de junio de 1979, se planteaba la idea de que los indígenas eran la
base fundamental de la riqueza en Guatemala. La defensa de la tierra y el derecho
a su labranza, vistas como los elementos primordiales de la vida campesina y de
la riqueza indígena, eran entonces el objetivo de su lucha frente a los despojos de
que eran objeto por parte de los grupos de poder y ante los cuales han resistido y

466 Fernández, Ibid.: 220.


467 Solano, 2005: 33.
468 Fernández, Loc. cit.
469 De Sol a Sol. Periódico Campesino. Nos. 22 y 23. Junio de 1978. Guatemala. Colección Holan-
desa, Exp. 74, Archivo Histórico, CIRMA y Fernández, Ibid.: 234.
470 Fernández, Loc. cit.

168
luchado. De esa forma, hacían la conexión entre el pasado y el presente, reivindi-
cándolos en la historia campesina.471
En la misma edición del mencionado periódico se publica una interesante
entrevista realizada a un profesor indígena llamado Jacinto Lorenzo Sirinay, en
la cual éste denunciaba el despojo de tierra, la explotación del campesino pobre
tanto indígena como ladino en el campo y en la ciudad, así como la utilización de
la cultura material indígena por parte de la industria del turismo como un medio
más del aprovechamiento de la riqueza indígena. A continuación la trascripción de
la entrevista:

De Sol a Sol: ¿Qué son los indígenas para Guatemala?

JACINTO: Lo primero de todo, hay que decir que el pueblo indio es una de las
principales riquezas de Guatemala.

De Sol a Sol: ¿Y eso en qué se ve?

JACINTO: Eso se ve en que nuestra gente es la principal fuerza que produce la


riqueza que hay en nuestro país. Son los que sacan con mucho sudor y rasgones en
sus brazos las cosechas de algodón y de caña. Ellos son los que pepenan el café que
luego gozan los poderosos de Guatemala y se sirve en la mesa de los países extran-
jeros. Estos productos tan suaves y dulces son fruto del sudor amargo de miles de
cuadrilleros que tienen que abandonar sus comunidades con toda su familia para
ser duramente explotados en las fincas. Naturalmente también es fruto de muchos
ladinos pobres que viven durante todo el año junto a estas fincas en rancherías.

Indios son los que abastecen los mercados dentro de Guatemala, con frijol, trigo,
papa, verduras, maíz. Productos que sacan nuestros hermanos desde aldeas sin ca-
minos, a tuto con sol y con agua. Productos que medio regalan a intermediarios
comerciantes (los cuales a veces son indígenas o ladinos ricos de los pueblos).

Como digo, los indios son la fuerza principal. No es la única pues también hay gua-
temaltecos, campesinos ladinos pobres, que hacen las mismas tareas, pero nuestros
hermanos son la fuerza principal

De Sol a Sol: ¿Qué otros trabajos hacen los indígenas?

JACINTO: Nuestra gente, como es conocido, es muy hábil para las artesanías. Tie-
ne un gusto especial para tejer, hacer, cosas de barro, para hacer anillos, aretes,
collares. A nuestra gente le gusta vestir de colores de adornos naturales todo.

Yo leí una vez que los gringos decían que la mujer india tiene una habilidad especial
en sus manos y que había que aprovecharla más. Como quien dice que había que
explotarla más.

471 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 28. Junio de 1979. Guatemala. Colección Holandesa.
Exp. 79, Archivo Histórico, CIRMA.

169
Yo creo que nosotros somos unos de los atractivos que fomentan el turismo. Los
extranjeros vienen a ver indios, mercados, las construcciones antiguas de nuestros
antepasados, telas, costumbres.

El gobierno también manipula mucho el valor de nuestro pueblo. Cuando salen fue-
ra les gusta mostrar las cosas típicas de nosotros, pero dentro nos hacen de menos,
o nos masacran como en Panzós.

La ladina más explotadora cuando sale a pasear al extranjero usa telas típicas, pero
en su casa tiene a la empleada, ‹la indita› esclavizada

También comienza a haber entre la clase obrera mucha gente de nuestra raza. Todos
los lunes se ven las camionetas que vienen del altiplano llenas de obreros que vie-
nen a las fábricas, a las construcciones, a los talleres.

También hay muchos obreros en las cabeceras algo grandes como Quetzaltenango,
Huehuetenango, Cobán, comienza a haber indios mineros en las minas de níquel, o
peones de las petroleras que han comenzado en Guatemala.

De Sol a Sol: Una cosa que llama mucho la atención es que la mayoría de soldados
son indígenas, y también la mayoría de empleados de las casas. ¿Por qué es eso?

JACINTO: Sí, efectivamente. Este es otro punto que yo quería decir. Uds. Verán
el domingo en la tarde, en el parque central, o en el parque La Aurora a cientos de
jóvenes, mujeres y hombres, algunos muy patojos. Todos estos jóvenes son forza-
dos en medio de golpes, y malos tratos a ir al cupo, al servicio militar. Esto es un
servicio forzado para guardar el pisto de los poderosos de Guatemala, y servir a los
oficiales del ejército. Este es un punto donde más se ve la discriminación.472
Regresando a las primeras actividades públicas del CUC, sobresalen su par-
ticipación en la marcha del 1 de mayo de 1978, su solidaridad con las protes-
tas por el alza del transporte urbano y en la manifestación del 20 de Octubre, en
la que fuera asesinado Oliverio Castañeda de León, presidente de la Asociación
de Estudiantes Universitarios (AEU), hechos que hicieron que esta organización
transformase su discreta actividad anterior en una actividad pública de dimensión
nacional, como lo señala José Manuel Fernández:

La manifestación del 1ero. de Mayo en la ciudad de Guatemala fue el escenario


elegido por el CUC para hacer su primera presentación en público. Este aconteci-
miento sorprendió a los habitantes de la ciudad por lo insólito del espectáculo. Por
primera vez en la historia del país, se vio desfilar junto con los demás miembros de
las organizaciones populares a centenares de indígenas, hombres, mujeres y niños,
que no sólo exhibían sus trajes llenos de colorido, sino que presentaban sus rei-
vindicaciones como miembros de una organización cuyo lema era: ¡Cabeza Clara,
Corazón Solidario y Puño Combativo de Todos los Trabajadores del Campo!473

472 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 28. Junio de 1979. Guatemala. CIRMA, Colección Ho-
landesa. Exp. 79, pág.5, Ibid.
473 Fernández, Ibid.: 234-235.

170
De esa forma, lo que para la celebración del IV Centenario de la Fundación
de Santiago en 1924 fuera un desfile indígena impreso de racismo que pretendía
mostrar y valorar el papel subalterno de las poblaciones indígenas en la nación,
poco menos de sesenta años después resultaba ser una auténtica demostración de la
participación indígena en la construcción del Estado-nación guatemalteco y sobre
todo de la lucha por mejorar sus condiciones actuales de existencia.
Así, durante ese 1 de mayo de 1978, las columnas ordenadas de campesi-
nos indígenas, portando pancartas y lanzando consignas, mostraban los elementos
fundamentales de una identidad que ya se expresaba a partir de una conciencia de
clase como trabajadores estacionales y, en menor medida, como miembros de los
diferentes pueblos mayas organizados por el CUC. Por ello, algunos autores men-
cionan que los factores étnicos de sus reivindicaciones estuvieron siempre presen-
tes, puesto que la mayoría de sus integrantes eran indígenas e iban vestidos como
tales, hablando entre ellos sus propios idiomas.474
No obstante, el machete como símbolo de trabajo y de lucha reunía los ele-
mentos más importantes de su identidad campesina y que le permitió incorporar
a otro sector rural, el ladino pobre.475 En determinadas cuentas, nuevamente la
evocación de construir una lucha para erradicar ese sufrimiento en común los unía,
pues para ambos sectores “El machete nos da la vida y nos defiende”.476
Según Bastos y Camus, para esta época las organizaciones y expresiones
indígenas fueron multiplicándose en diferentes cabeceras municipales de la Re-
pública por medio de eventos culturales como los concursos de “reina indígena”,
en los cuales también se proponía una plataforma de liberación del colonialismo
cultural al cual eran sujetos por las políticas indigenistas y folkloristas del Estado.
Al respecto, anotan:

Las asociaciones indígenas van multiplicándose en las cabeceras municipales, lo-


grando consolidar su liderazgo alrededor del evento de la reina indígena, que radi-
calizan sus discursos. En Quetzaltenango en 1979, la Umi´il Tinamit Re Xelajuj Noj
¨Hija del pueblo de Xelajú¨, en San Martín Jilotepeque, Ruk´ ux Ixim ¨Corazón de
Maíz¨, y cada vez en más lugares las reinas reivindicaban activamente la lengua y
el orgullo propio.477
Un artículo de la revista Ixim, medio vinculado al sector indianista que en
un principio reunió a diferentes expresiones políticas (de izquierda y derecha),
evidencia que los temas sobre el racismo y el colonialismo cultural compartían
espacio con aquéllos orientados a reivindicar la lucha de clases, tal y como se hacía

474 Macleod, Ibid.: 170. Esta afirmación también es apuntada por Santiago Bastos y Manuela Ca-
mus, autores citados por Macleod.
475 De Sol a Sol. Periódico Campesino. Nos. 33 y 34. Marzo y abril de 1980. Colección Holandesa,
Exp. 84, Archivo Histórico, CIRMA.
476 De Sol a Sol, Idem.
477 Bastos y Camus, Ibid.: 49.

171
en los discursos del CUC, mostrando la lucha que estaban librando los indígenas
en general.478

Los indios sabemos hoy que vivimos un tiempo histórico. Sabemos también que no
debemos cruzarnos de brazos, esperando que la redención venga de afuera; por lo
que rechazamos cualquier tutela paternalista sea ésta laica o religiosa. Jamás podrá
haber liberación con colonización cultural. Nuestros trajes idiomas y costumbres
no son mercancías, rechazamos toda política Indigenista y Folklorista de los ex-
plotadores. Frente a la muerte física y cultural de nuestro pueblo, la unidad como
principio de liberación.479
Al mismo tiempo, algunos columnistas de Ixim formaron parte del proyec-
to impulsado por Tetzahuic Tohón para la creación de FIN, que finalmente sella-
ría una alianza con el Ejército guatemalteco que venía gobernando el país desde
1966.480 Ello mostraba que los discursos y las prácticas políticas en el seno del
sector indígena eran entonces variables, como lo son hoy en día.

7. La Declaración de Iximche’ de 1980


La Declaración de Iximche’ del 14 de febrero de 1980 pertenece al conjunto de
demandas y acciones políticas desde el movimiento popular y revolucionario que
buscaban combatir y eliminar todas las causas que mantenían en condiciones de
desigualdad y pobreza al campesinado indígena y a los ladinos pobres de Guatema-
la. Ésta ya ha sido analizada de manera precisa por otros destacados investigadores
e investigadoras en torno al impacto que tuvo en el surgimiento del movimiento
indígena moderno en Guatemala.481 Acá será observada desde la dinámica de cons-
trucción y disputa simbólica que implicó Iximche’ como lugar de memoria en Gua-
temala, tanto con el Estado como en el seno mismo del creciente movimiento maya.
Su contenido navega en un imaginario que planteaba la idea de una resis-
tencia y lucha permanente que el pueblo indígena había sostenido a raíz de la con-
quista española desde el siglo XVI hasta la actualidad frente al despojo de tierras
y restricción de su libertad que había atravesado en la historia.482 Si bien, se puede
afirmar que la Declaración se sumaba a los varios actos de denuncia que por medio
de los Seminarios Indígenas y de la revista Ixim se venían desarrollando en Gua-
temala desde años anteriores –como lo sostienen varios autores–,483 ésta respondía
a la orientación de las luchas que el CUC había impulsado desde su nacimiento.
De esa forma, lo que en ella se condenaba era el asesinato de indígenas y ladinos

478 Macleod, Ibid.: 213-214.


479 Bastos y Camus, Ibid.: 49-50.
480 Taracena et al., Ibid.: 181-183, citando a Hale 1999: 12-13.
481 Macleod, 2008; Vela, 2008; y Bastos y Camus, 2003.
482 Vela, Ibid.: 59.
483 Bastos y Camus, Ibid.: 51.

172
pobres, así como también de obreros y estudiantes.484 Es decir, de esos sectores que
formaban la unión obrero-campesina, elemento ideológico clave de la organiza-
ción y por el cual se le llamó la lucha “maya popular”.
La Declaración de Iximche’ surgió en el marco del reconocimiento de una
unión de los pueblos marginados y explotados de Guatemala. Domingo Hernández
Ixcoy, uno de los dirigentes del CUC, subraya:

Entonces me parecía interesante, varias cosas que se dieron aquí. Uno, es de tener
esta claridad política, de que este Estado no es nuestro. Otro, la vinculación de pue-
blos indígenas con los demás sectores, por eso se hace una valoración en la decla-
ración de los estudiantes, de los cristianos comprometidos con su pueblo. Nosotros,
bueno, ha sido y seguiremos pensando ¡no consideramos los cambios en este país
sólo en los pueblos indígenas!, que tenemos particularidades en nuestras demandas
claro que las tenemos, pero nosotros entendemos que eso puede estar muy vincu-
lado con la…, con otras demandas de los otros sectores, de los otros pueblos, el
pueblo ladino, el pueblo xinca, nos une con ellos de que somos pueblos marginados,
explotados. Tal vez ellos no sufren la misma discriminación, racismo que nosotros
vivimos, pero también, hay puente que nos une verdad que hace este sistema.485
Asimismo, la Declaración era vista en ese momento por el periódico De
Sol a sol como un evento de reivindicación popular con un importante contenido
étnico movilizador:

bastante heterogéneo, ah, allí muchos se identificaban, los cristianos, los estudiantes,
los indígenas, los campesinos, yo creo que para mí la Declaración de Iximche’ sinte-
tiza toda una resistencia que se vivía, y aquí, se hace un documento, se hace un docu-
mento, se plasmó un documento, se llama a la gente a que se levante, a que luche, y,
pero no se está llamando solamente a los indígenas, se está llamando a la sociedad.486
Cabe mencionar que en los sucesos de la quema de la Embajada de España
del día 31 de enero de 1980 murieron trece indígenas uspantecos y tres ixiles, cinco
importantes líderes del CUC –uno de éstos de origen ladino–, cuatro estudiantes
ladinos de la Universidad de San Carlos de Guatemala –todos dirigentes del Frente
Estudiantil “Robin García”– y un dirigente de la Coordinadora de Pobladores.487
En el sepelio de las víctimas el 12 febrero, la imagen de las veintitrés personas
asesinadas por el Gobierno militar fueron construidas como mártires del pueblo
al ser llamados Héroes de la lucha popular en Guatemala. El funeral convocó a
cientos de personas de los diferentes sectores del movimiento social, y en él se ma-

484 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 27. Mayo de 1979. Colección Holandesa, CUC, Exp.
78, Archivo Histórico, CIRMA.
485 Entrevista con Domingo Hernández Ixcoy. 20 de septiembre de 2010. San Martín Jilotepeque,
Chimaltenango, Guatemala.
486 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 32. Febrero de 1980. Colección Holandesa, CUC, Exp.
83, Archivo Histórico, CIRMA.
487 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 32. “Los héroes populares del 31 de enero”, febrero de
1980. Colección Holandesa, CUC, Exp. 83, Archivo Histórico, CIRMA; y Sandoval 2008: 26.

173
nifestó el repudio de este acto criminal sin precedentes en los anales diplomáticos
mundiales.488
En sí, la toma de la Embajada española había sido planeada como un esfuer-
zo coordinado de varias organizaciones populares para hacer saber a la ciudada-
nía guatemalteca y a la opinión internacional sobre el asesinato de personas en el
departamento de Quiché a manos del Ejército, las cuales en su mayoría eran de la
etnia k’iche’, y para llamar a la lucha no sólo a indígenas sino también a todos los
sectores de la sociedad en resistencia.489
En resumen, como lo anota Manolo Vela, la Declaración de Iximche’ puede
interpretarse como el resultado de una resistencia permanente de los indígenas al
sistema de dominación implantado a partir de la conquista española y continuados
por sus descendientes,490 pero sobre todo como el resultado del auge del movi-
miento de masas ligado en gran medida al cada vez más organizado movimiento
guerrillero guatemalteco en el marco de la sangrienta ola represiva implantada por
el Estado guatemalteco desde los años sesenta.
Sin embargo, habrá que señalar que al haber escogido el sitio arqueológico
de Iximche’ para realizar el acto ceremonial y como nombre público de la declara-
toria, tomando en cuenta que su texto fue redactado en una asamblea anterior del
CUC en un lugar cercano a Iximche’ y no en el sitio mismo dadas las condiciones
de clandestinidad que debían seguirse,491 sus creadores no dejaron de asumir el
escenario para una respuesta in situ a la manipulación electoral del PR en alianza
con el FIN en el contexto de la campaña presidencial recién pasada y además como
una manera de retomar el aspecto simbólico de un lugar de memoria en el imagi-
nario colectivo, en el que no sólo se había fundado la primera capital de Guatemala
como se fomentaba en el nacionalismo ladino sino que sobre todo este lugar era
la capital de los kaqchikeles en el momento de la conquista y donde habían sido
quemados sus reyes B’eleje’ K’at y Kaji’ Imox luego de romper con su estratégica
y efímera alianza con los españoles. Sin quererlo, dos momentos de la historia in-
dígena guatemalteca se juntaban por el fuego: la quema de la Embajada de España
en 1980 y el sacrifico de los nobles kaqchikeles en el siglo XVI.

488 Idem.
489 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 32. Febrero de 1980. Colección Holandesa, CUC, Exp.
83, Archivo Histórico, CIRMA.
490 Vela, 2008: 55.
491 Entrevista con Gustavo Meoño. 15 de diciembre de 2010. Ciudad de Guatemala.

174
Sus móviles, actores y objetivos
Anaité Galeotti, una de nuestras entrevistadas y quien tuvo una participación muy
activa en la organización de la Declaración de Iximche’, cuenta que las motivacio-
nes que se dieron para realizarla respondieron a la necesidad de levantar los áni-
mos, ya que el asesinato masivo en la Embajada vislumbraba un duelo que podía
sumergir en el desánimo y miedo a la población organizada:

hubo un descenso anímico, entonces era necesario hacer lo de Iximche’ como una
forma de curar y decir, bueno, sigamos porque ésta es una parte, éste es un paso
nada más, esto fue una piedra que nos pusieron en el camino, muy dolorosa, terri-
blemente espantosa, pero por algo dieron la vida ellos, por algo dio la vida Salomón,
Mateo…, bueno los compañeros del CUC y todos los demás.492
Los que organizaron la reunión fueron aquellos activistas indígenas que
formaban parte principalmente deCUC debido a la indignación que les causó el
asesinato de sus compañeros y como reflejo de la construcción de un espacio de
resistencia y lucha revolucionaria.

esa época fue muy difícil, habían secuestros, desapariciones y muchas, muchas ma-
sacres por todos lados, entonces había que buscar una forma de cómo en medio de
eso tener las fuerzas para expresarse, para pronunciarse, y para apoyar, digamos,
la lucha de todos, y entonces yo creo que esa Declaración de Iximche’ significó el
encuentro de todas las modalidades de participación que teníamos, y que de alguna
manera, todas esas participaciones estaban alimentando la utopía, verdad, de, de
liberarnos, la utopía talvez de llegar al poder y de poder solucionar, de poder lograr
cambios estructurales y dar saltos cualitativos hacía, hacía, la liberación de, de ese
pueblo que fue subyugado desde la colonia.493

Bueno, eh, había compañeros indígenas muy comprometidos con los movimientos
de izquierda que eran varios verdad, pero en ese caso fue, fueron los compañeros
directamente participando en el EGP los que a nosotros nos invitaron a participar,
puede ser que no sólo fueran ellos verdad, que también estuvieran las otras organi-
zaciones de izquierda, pero lo que yo sé, es que a nosotros nos invitaron los compa-
ñeros indígenas participantes en el EGP494 y, entonces, como todo era, era, digamos
compartimentado y cuidado, digamos en cuestiones de seguridad, no le puedo decir
nombres, pero sí puedo decirle que fue de esta, digamos de esta participación, que
nosotros fuimos involucrados a la participación para dar a conocer la Declaración
de Iximche’ y como le digo, no tomamos el texto como iba sino se revisó, se recom-
puso, y entonces ya con ese contenido distinto fue que nosotros sí nos decidimos a,
a participar en la marcha, porque hubo una marcha desde Tecpán hasta Iximche’.495

492 Entrevista con Anaité Galeotti. 3 de septiembre de 2010. Ciudad de Guatemala.


493 Entrevista con Estela Alvarado. 16 de septiembre de 2010. Ciudad de Guatemala.
494 Era el caso de Mateo López, principal contacto del EGP con la población de Santa Cruz del
Quiché y quien murió quemado ese 31 de enero de 1980. Entrevista con Domingo Hernández
Ixcoy. 20 de septiembre de 2010. San Martín Jilotepeque, Chimaltenango, Guatemala.
495 Idem.

175
Como lo mencionan Bastos y Camus, la organización que más represión
sufrió por parte del Estado durante 1980, por ser aquélla que logró aglutinar diver-
sidad de liderazgos y expresiones político-culturales indígenas en todo el país, fue
el CUC. De forma que ésta tenía más de una razón para utilizar la Embajada como
plataforma al mundo y, así, denunciar las atrocidades perpetradas por el Estado
militar guatemalteco en contra de su pueblo.496
En una entrevista sostenida con Domingo Hernández Ixcoy, uno de los más
importantes líderes del CUC de ese momento, se menciona que después de la ma-
sacre de la Embajada de España la dirección nacional del EGP los convocó a una
reunión para evaluar la situación que se había generado tras la muerte de sus com-
pañeros. El resultado fue la decisión de la dirección del CUC, con el respaldo de la
mayor parte de los integrantes de la organización campesina, de incorporarse a la
lucha revolucionaria y generalizar la guerra de guerrillas en todo el país.497

El CUC se convertiría en un frente de guerra, en un frente de guerra que dio origen


al Frente “Augusto César Sandino”, y en algunos otros lugares se incorporaron a
los otros frentes verdad. No teníamos trabajo en… otras regiones, para la costa sur
podríamos decir, se incorporaron al Frente “Luis Turcios Lima”, los que estaban en
Huehuetenango en trabajo del CUC se incorporaron al Frente “Ernesto Guevara”,
en el oriente también estábamos por construir un frente de guerra en el oriente que
no… hizo dos actividades, fue desarticulado por la… represión y el ataque del ejér-
cito verdad.498
Posiblemente, habrá que recalcar, como lo opinan varios autores, que la
declaración se dio como desenlace de un proceso de confluencia de diferentes fac-
tores históricos, económicos, políticos y sociales, como se ha tratado de explicar
desde el inicio desde este capítulo.499 De esa forma, ésta logró aglutinar a diferen-
tes grupos de activistas, más allá de quienes estaban ligados a las organizaciones
revolucionarias. Entre éstos se puede mencionar a agrupaciones indígenas que
desde los años setenta venían trabajando en reivindicaciones étnicas como primer
principio de lucha. Éstas veían fundamental involucrarse en la Declaración con el
propósito de lograr insertar la reivindicación cultural del pueblo indígena frente al
discurso revolucionario dominante en ese momento. Al respecto, Estela Alvarado,
activista indígena k’iche’ y quien leyera la declaración ese 14 de febrero de 1980,
cuenta:

Nosotros habíamos participado de forma organizada como mayas, digamos desde la


época de los setentas. Mas o menos yo empecé a participar cuando tenía 15 años y la
línea de trabajo nuestro fue siempre la revisión de la historia, las raíces históricas, la
fuerza ancestral que nos nutría, y eso nos llevó, de alguna manera a la participación
organizada también con los grupos de izquierda, pero ése fue digamos el cimiente
de esa participación.
496 Bastos y Camus, Ibid.: 56.
497 Entrevista con Domingo Hernández Ixcoy, Ibid. 20 de septiembre del 2010.
498 Entrevista con Domingo Hernández Ixcoy, Idem.
499 Entrevista con Gustavo Meoño. 15 de diciembre de 2010. Ciudad de Guatemala.

176
Cuando, digamos, los grupos organizados o los grupos sociales de ese entonces se
manifestaban públicamente, por ejemplo a través de las manifestaciones, a través de
comunicados, que eran muy comunes de la época porque había una efervescencia
de la participación, generalmente se mencionaba, digamos, a los sectores partici-
pando como campesinos y obreros, pero no había una mención a lo indígena, no
había una mención a lo maya, no había una mención, digamos, a los originarios, a
los naturales de estas tierras, digamos, a la población originaria.500
El trato de la cuestión étnica dentro de las organizaciones revolucionarias
siempre fue sujeto de discusiones, pues, como lo menciona Anaité Galeotti, existía
el temor de que se desarrollara una balcanización de la lucha. Así, la “estructura
ladina pequeña burguesa, heredada de todo ese caudillismo de la Revolución Li-
beral, de la Revolución de Octubre, de las Jornadas de Marzo y Abril en donde fue
la ciudad la que gestó todo ese hervidero de cosas”, había enquistado en el imagi-
nario revolucionario una negativa hacia el aparecimiento del indígena como nuevo
sujeto revolucionario y al campo como el nuevo escenario de lucha.501
Además, había que combatir las ideas integracionistas manejadas por el Es-
tado a partir de los años cincuenta que planteaban lo guatemalteco como síntesis de
identidad nacional, borrando con ello el reconocimiento de las culturas indígenas,
ideas que en menor escala también se reflejaban, por ejemplo, en el seno del EGP,
ya que se advertía sobre el peligro de sobreponer la cuestión étnica por sobre la de
clase.502 En los documentos internacionales de 1977, la Dirección General de esa
organización revolucionaria ya planteaba al pueblo indígena como “los guatemal-
tecos más antiguos”,503 discurso que de alguna manera podía interpretarse como
una forma de subordinación del componente étnico del pueblo en lucha en aras de
la guatemaltequidad.
Sin embargo, aunque el texto de la Declaración ahogaba la lucha específica-
mente indígena con la utilización de los adjetivos “obreros y campesinos”, resultó
ser la oportunidad para poder hacer un primer balance del diálogo indispensable
entre la “cuestión étnica” y la “cuestión de clase” en el seno del movimiento revo-
lucionario guatemalteco, obligando a dar inicio a la negociación del reconocimien-
to de la identidad indígena como otro de los ejes fundamentales de la guerra. Es de-
cir, la Declaración de Iximche’ representó para el CUC y para otras organizaciones
indígenas que tuvieron participación en ella, una batalla ganada por la identidad.

Entonces, sentíamos que participar en la Declaración de Iximche’ como indígenas


era muy importante, pero tuvimos que condicionar esa participación a través de que
nosotros apareciéramos también como actores, a través de ser dignificados, diga-
mos, con mencionarnos debidamente y así fue como ya se trabajó la Declaración,
por primera vez digamos, un comunicado de esa naturaleza, digamos, con corte de
apoyo a todo el movimiento de izquierda…. 504
500 Entrevista con Estela Alvarado, Ibid.
501 Entrevista con Anaité Galeotti, Ibid.
502 Taracena et al., Ibid.: 129.
503 Entrevista con Anaité Galeotti, Ibid.: 129.
504 Entrevista con Estela Alvarado, Ibid.

177
Por supuesto, también surgieron disidencias dentro del movimiento indígena
propiamente dicho debido al temor de algunas agrupaciones mayas de que las or-
ganizaciones revolucionarias terminasen por controlar el discurso étnico y a ellas
mismas. Según Bastos y Camus –citando a Arias, 1985– al final la Declaración ter-
minó por generar una ruptura definitiva entre indigenistas y revolucionarios, sobre
todo cuando Emeterio Toj Medrano confesó ser un militante activo del EGP.505 De
esa forma, el movimiento indígena guatemalteco quedó divido entre “culturales”
y “populares”, aunque en su espíritu y realización esta división no había sido el
resultado de una ruptura, sino más bien de una conciliación negociada entre estas
dos visiones. La ruptura sobrevino cuando había que capitalizar el efecto político
que tuvo.

Iximche’ como escenario de lucha


Como se mostró en el capítulo anterior, Iximche’ era un lugar materializado por la
arqueología mediante su restauración y fomentado para el turismo por el Estado.
No obstante, su elección como escenario de reivindicación étnica y lucha revolu-
cionaria permitió combatir los paradigmas de la historia oficialista desde la sub-
alternidad indígena por medio de la refuncionalización de elementos de la cultura
dominante con el propósito de potenciar la conciencia histórica maya en particular
y una conciencia popular en general.

Entonces los sitios sí lograron tener esa doble mirada digamos, el lugar de los an-
tiguos pero que ahora ya podemos utilizar nosotros. O sea, hay un concepto de
liberación del sitio a partir de los ochenta que antes no se daba. Antes era el lugar
de los turistas, o de repente una familia iba a celebrar, mataba una gallina y comía
su caldito y todo. Iban a ver, a hacerse preguntas más qué a saber que era. Por la
arqueología, déjame decirte, que la arqueología ha pasado de noche por la toma de
conciencia del pueblo de Guatemala, a sido al revés verdad, el pueblo de Guatemala
ha tomado algunos elementos de la arqueología para potenciar su conciencia.506
La idea del glorioso pasado prehispánico, tan difundido por la historia oficial
desde el patriotismo criollo hasta el liberalismo nacional guatemalteco, era ahora
asimilada y refuncionalizada, permitiendo rememorar la grandeza de una civili-
zación de la que ahora se pronunciaban como herederos directos y esgrimir una
historia de resistencia desde la invasión española hasta la actualidad. De esa forma,
como lugar de memoria, Iximche’ permitió hacer un diálogo con el pasado, con la
historia de un sitio donde fallidamente los españoles quisieron establecer su poder
sin llegar a concretarlo gracias a una resistencia sostenida. Una visión que amalga-
maba el discurso revolucionario con el étnico, dando la pauta para la creación de
un imaginario de combate fomentado por medio de la memoria de los subalternos.
505 Bastos y Camus, Ibid.: 58.
506 Entrevista con Anaité Galeotti, Ibid.

178
Mirábamos a Iximche’ como un símbolo, como un símbolo de resistencia, mirá-
bamos de que…, nosotros decíamos, y lo dijimos en la Tercera Cumbre −ABYA
YALA−507que organizamos en Iximche’ en el 2007, que es un símbolo de resisten-
cia, porque es el lugar donde por primera vez el invasor quiso estructurar su poder,
ahí fue atacado, atacado, obligándolo a retirarse del lugar. Eso qué significa para
nosotros, significa que nuestros pueblos lucharon con todo, a defenderse, las gue-
rras de guerrillas no comenzaron con el Che Guevara, claro él era maestro en todo
esto. Las trampas no comenzaron en Vietnam, comenzaron en estas tierras verdad,
entonces esto para nosotros que estábamos en las luchas en esos años significaba
muchísimo, entonces por lo tanto había que hacer la Declaración de Iximche’ lla-
mando a la gente.508
Utilizando las ideas de Anthony Smith,509 se puede afirmar que Iximche’
permitió crear un mito diferente de resistencia indígena, pues si bien ya había sido
creado por el Estado en el caso guatemalteco, el nuevo mito estaba orientado a
fomentar una identidad en la que se amalgamaba el moderno sujeto revolucionario
con el portador directo de una cultura ancestral. Una identidad que se basaba aho-
ra en la reutilización y transformación de la simbología étnica del nacionalismo
estatal por parte de una intelligentsia indígena, que acudía a la utilización de lo
que Partha Chatterjee ha llamado “la dimensión espiritual de los nacionalismo
poscoloniales”,510 con el fin de construir un sentido de unidad y lucha a partir de la
inserción en la historia guatemalteca del papel activo de los indígenas.
No obstante, en la elección de Iximche’ para hacer el acto ceremonial de la
Declaración también pudieron presentarse aspectos más estratégicos, pues hay que
recordar que el lugar está ubicado en una posición equidistante a diferentes lugares
del altiplano guatemalteco con la ciudad de Guatemala y, por lo tanto, permitió que
mayor cantidad de gente asistiera, al igual que a la reunión previa del CUC en sus
cercanías.
Estela Alvarado nos comenta que no fue necesariamente la importancia sim-
bólica de Iximche’ la que hizo que se seleccionara para realizar la Declaratoria, ya
que existían otros lugares que simbolizaban lo mismo, sino su ubicación geopo-
lítica. Para ella igual importancia tenía un sitio como Q’umar Ka’aj, que también
tuvo sus mártires en la lucha contra los españoles.511 Empero, en la lógica de la
lucha por la memoria desde el presente, hay que recordar que ella era una activista
que fomentaba la identidad k’iche’ en Quetzaltenango, con lo cual su mirada final
sobre Iximche’ era posiblemente menos importante.
No obstante, también se cree que la razón de que dicha declaración hubiese
tomado ese nombre respondía a que el sitio era un referente geográfico e histórico

507 Agregado mío.


508 Entrevista con Domingo Hernández Ixcoy, Ibid.
509 Smith, 1997.
510 Chatterjee, 1996. El autor explica que éstos son básicamente los aspectos culturales que ordenan
la vida en los pueblos y que permiten construir desde la subalternidad el Estado, la modernidad
y la nación.
511 Entrevista con Estela Alvarado, Ibid.

179
importante y sobre todo porque éste se encontraba en una de las zonas estratégicas
de movilización indígena organizada.512
Lo realizado en Iximche’, según Gustavo Meoño, fue la parte ceremonial, a
la cual incluso no asistieron todos los que estuvieron en la asamblea previa, puesto
que este acto público significaba de muchas maneras un peligro latente para sus
miembros ante la ola represiva que el Estado había desatado desde el año ante-
rior.513 Sin embargo, su elección tampoco puede decirse que fuera una causalidad
meramente estratégica, ya que representó una manera diferente de convocatoria,
“un acto o ceremonia de la costumbre”, que marcaba ahora una variante a las tra-
dicionales asambleas del CUC. De esa forma, previo a la parte política del acto,
se realizó una ceremonia en la que se invocó a Iximche’ como un lugar sagrado.
Es decir, la lógica étnica y la connotación cosmogónica de los promotores de la
Declaración y el espíritu revolucionario que los invadía le daban sentido como
escenario de lucha y como lugar de memoria indígena.514
No obstante lo anterior, si bien un elemento ritual cubrió a Iximche’, es posi-
ble decir que esto no debe confundirse con los modernos lugares sagrados, puesto
que su carga simbólica era construida tanto desde lo étnico como de lo popular,
ambos en el sentido revolucionario de la época. Ni tampoco se le debe equiparar
con los lugares de costumbre, como el Pul Chi´ich´ reportado por Carlos Rafael
Cabarrús Pellecer en sus estudios sobre identidad étnica en Tecpán durante los
años setenta, al ser éstos adoratorios en la tradición de los indígenas tecpanecos,
en los cuales se hacían solicitudes para obtener dinero o para pedir diversos tipos
de favores.515
De hecho, Iximche’ no presentó actividades rituales hasta la Declaración,
pues anteriormente a su restauración, la meseta sobre el cerro Ratzamut en donde
los antiguos kaqchikeles construyeron el sitio prehispánico era propiedad privada
y, dadas las características topográficas, el ingreso al sitio era restringido. Luego,
después de su restauración en los años sesenta, el Estado lo capitalizó como pa-
trimonio tangible de la nación, por lo que cualquier actividad que amenazara su
protección era prohibida.516 Esta situación quedó legalmente establecida con la
promulgación del Decreto 1360 del Congreso de la República con fecha 29 de
mayo de 1963, en donde se declaraba a Iximche’ de utilidad colectiva, beneficio
social e interés público mediante su adquisición a favor del Estado.517
512 Entrevista con Gustavo Meoño, Ibid.
513 Idem.
514 Idem.
515 Como lo menciona Cabarrús Pellecer, para esa época existía una sola institución que operaba
el mundo tradicional tecpaneco, la cofradía-regiduría, que era la unidad operativa de cargos
tradicionales heredados de la época colonial y por medio de la cual se ordenaba el mundo ritual.
No obstante, también existían los rituales de los ajq´ij, que eran los que se realizaban fuera de
la cofradía. En ellos, este guía espiritual pide a los dioses por la comida, dinero y demás favores
para aquéllos que suben a realizar la solicitud, que regularmente era un lugar alejado del pueblo
y en este caso particular en el lugar llamado Pul Chi´ich´(Cabarrús Pellecer, 1998: 74-100).
516 Castillo Taracena, 2008: 283-284.
517 Diario de Centro América. 18 de mayo de 1963.

180
Regresando al acto de la Declaración de Iximche’, podemos decir que no se
sabe el número exacto de personas que asistieron. Se habla de unos ciento cincuen-
ta delegados de los diferentes pueblos indígenas de Guatemala, representantes del
Frente Democrático Contra la Represión (FDCR), de la Federación de Trabajado-
res de Guatemala (FTG), del Frente Estudiantil Robin García (FERG), del Comité
de Justicia y Paz y del CUC, así como de algunos periodistas.518 Es conocido que
esta manifestación de denuncia y concientización se produjo en el momento más
álgido del movimiento popular organizado guatemalteco que buscaba establecer
un gobierno revolucionario, popular y democrático en Guatemala y, por supuesto,
como reacción inmediata al arribo de una ola represiva de parte del Estado mili-
tar519 (Ilustración 6).

Ilustración 6. La imagen muestra una fracción del grupo de personas que participaron en la
Declaración de Iximche’ el 14 de febrero de 1980 en Iximche’, muchas de ellas bajo la sombra del
pino. Al fondo de la fotografía pueden contemplarse algunas de las estructuras restauradas del sitio
arqueológico. Fuente: De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 32. Febrero de 1980. Guatemala.
Colección Holandesa, Archivo Histórico, CIRMA.

518 De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 32. Febrero de 1980, Archivo Histórico, CIRMA.
519 Fernández: 1988: 24.

181
Intencionalidades y perspectivas sobre el pasado contenidas en
la declaratoria
El contenido de la Declaración de Iximche’ de 1980 daba inicio haciendo una re-
memoración de la historia del sufrimiento de los pueblos originarios del territorio
de Guatemala. Esta historia comenzo con la llegada de los españoles y continuó
de manera ininterrumpida hasta la actualidad por sus descendientes, que son aqué-
llos que han dominado la economía y el poder político del Estado guatemalteco.
Es decir, desde la conquista, que en el ideario criollo y liberal fue el evento que
marcó el nacimiento de Guatemala como país, cuando, al contrario, fue un evento
que trajo muerte a toda una cultura y civilización y que, no obstante tal flagelo,
sus descendientes formaban ese pueblo que no habían podido erradicar o eliminar.

Los pueblos indígenas de Guatemala, ante el mundo declaramos y denunciamos


mas de cuatro siglos de discriminación, negación, represión, explotación y masa-
cres hechas por los invasores extranjeros y continuadas hasta la fecha por sus más
salvajes y criminales descendientes.520
Después de este pequeño párrafo introductorio de alto contenido histórico,
el texto se trasladaba a la época contemporánea con el objeto de puntualizar los
factores que han sumido en la miseria y muerte al pueblo indígena.521 De esa ma-
nera, se hizo referencia a los despojos de tierra en la Franja Trasversal del Norte y
a las condiciones inhumanas en que los trabajadores estacionales laboraban en las
fincas agroindustriales de la costa sur, así como sobre los móviles de las protestas y
denuncias del CUC, a las cuales el Estado militar había reaccionado con secuestro,
muerte y, en algunos casos, con burlas.522 Tal indignación reforzaba en el conte-
nido de la Declaración el sentimiento de resistencia y lucha que los indígenas de
diferentes partes del país desarrollaban como respuesta a la situación política que
Guatemala vivía.
Así, hace referencia a las denuncias en 1978 de un grupo de mujeres de
Cotzal, a la manifestación en Uspantán del 4 de agosto de 1979, a las denuncias
realizadas en la capital por indígenas de Uspantán, Chajul, Cotzal y Nebaj, para fi-
nalmente mencionar el asesinato de treinta y nueve personas a partir de los hechos
en la Embajada de España del 31 de enero de 1980, todos actos de protesta por la
represión militar en Quiché, pero vistos como flagelos que no eran nuevos en la
historia de los pueblos indígenas, y los que tanto ayer como hoy potenciaban su
lucha contrahegemónica523 (Ilustración 7).

520 Noticias de Guatemala. No. 41, 28 de abril de 1980. pág. 3.


521 Vale la pena mencionar que en el texto no se habla de “pueblo indígena” como una sola unidad
cultural. Al contrario, se reconoce la existencia de diferentes pueblos indígenas en el país.
522 Declaración de Iximche’, Idem.
523 Declaración de Iximche’, Idem.

182
Ilustración 7. La imagen muestra otra fotografía que atestigua la reunión en Iximche’ el 14 de
febrero de 1980, en la cual se condenó la masacre del 31 de enero de ese mismo año en la Embaja-
da de España. Las leyendas de las mantas dicen: (Manta grande) “Los indígenas caídos en Patzicía,
Panzós y la capital abonan nuestras luchas”, (Manta pequeña) “Indígenas y ladinos pobres unidos
en la lucha”. Fuente: Colección Holandesa, Fototeca Guatemala, CIRMA.

Asimismo, la evocación a una memoria indígena en la Declaración potencia-


ba una identidad forjada a partir de dos elementos fundamentales: el sufrimiento
y la resistencia; en la medida en que la invocación a un pasado étnico se convierte
en uno de los factores determinantes el surgimiento de una comunidad cultural que
aspira a ser políticamente independiente del Estado-nación guatemalteco.
De esa forma, se mencionan las campañas de conquista de Pedro de Alva-
rado en el río Tonalá, en Xetulul, Chuaraal, en el río Olintepeque, la quema de los
reyes k’iche’s y de su ciudad Q’umar Ka’aj, la masacre de tz’utujiles, la de Cus-
catlán, la de kaqchikeles en Chij Xot, entre otras. Y también se hace memoria de
otro tipo de atrocidades que finalmente han llevado a la muerte al pueblo indígena,
como la de B’eleje’ K’at jefe de los kaqchikeles de Iximche’, quién muere lavando
oro en el río según menciona el Memorial de Sololá. A su vez, se menciona la rebe-
lión de los kaqchikeles en contra de Pedro de Alvarado a los meses de fundada en
Iximche’ la primera ciudad de Santiago, la de los mames de Ixtahuacán en 1743, la
de Santa Lucía Utatlán en 1760, la de los k’iche’s encabezados por Atanasio Tzul
en Totonicapán en 1820, entre otras, evidencia de la lucha y resistencia constante
de los indígenas.

183
La historia y el presente son un testimonio de nuestra constante lucha. Desde la
invasión española de 1524 nuestros abuelos quichés, tzutujiles, pocomames, ma-
mes, kekchíes y otros pueblos más pelearon con decisión y coraje para defender sus
vidas, sus tierras y su cultura.524
La lucha por el pasado y por una memoria indígena en la Declaración de
Iximche’ rechazaba la historia oficial y el uso que la cultura hegemónica hacía de
la misma, ya que representaba otras formas de explotación, de negación y de des-
trucción de su cultura.

Esos ricos y su gobierno son los peores mentirosos porque nos masacran de diversas
maneras y pretenden engañarnos realizando fiestas folklóricas con el día de Tecún
Umán, el día de la raza, festivales como el de Cobán y últimamente en Sololá,
Huehuetenango y otros lugares más para dar medallitas, diplomas, palmaditas y
sonrisitas a algunos profesionales y reinas indígenas. Sus engaños terminan con
discursos llenos de mentiras y finalmente unas cuantas fotografías que el INGUAT
exporta para el turismo. El INGUAT es el que se encarga de la propaganda turísti-
ca en el extranjero. Pinta a Guatemala muy romántica y pintoresca con sus ruinas
mayas, sus tejidos, danzas y tradiciones. El indígena viene a ser el objeto turístico,
el objeto comercial. Todos los beneficiados en este negocio son las cadenas hote-
leras; empresas de transportes turísticos, todos los intermediarios de las artesanías
indígenas, el mismo gobierno también. Nosotros los indígenas somos los que menos
aprovechamos de los beneficios del turismo que en los últimos años ha representado
el segundo renglón de la economía nacional.525
Esta denuncia denota la plena conciencia que se tenía sobre la cooptación
de indígenas por parte del Estado militar con el fin de contrarrestar tanto el avan-
ce que las ideas revolucionarias venían teniendo en el mundo indígena, como la
utilización mercantil que se hacía de su cultura material, por parte de la iniciativa
privada y de las entidades autónomas estatales.
En sí, la Declaración de Iximche’ estaba enmarcada también en una coyun-
tura específica, en la que desembocaron una serie de eventos que interesaban di-
rectamente a las organizaciones políticas mayas de la época, como había sido la
celebración en 1978 del mitin de Iximche’ del Frente Amplio con participación del
FIN, la fundación del CUC, la masacre de Panzós, para luego continuar en los años
siguientes con la huelga de trabajadores estacionales de la costa sur, la masacre de
la Embajada de España y la asamblea que le dio origen a la Declaración. Eventos
que se vieron entrelazados en el discurso que Estela Alvarado leyó el 14 de febrero
de 1980. Como afirma Meoño, fue la culminación de un proceso que tuvo como
desenlace la proclamación de la incorporación de los diferentes sectores del movi-
miento social en la lucha armada revolucionaria.526

524 Declaración de Iximche’, Idem.


525 Declaración de Iximche’, Idem.
526 Entrevista con Gustavo Meoño, Ibid.

184
8. Conclusión capitular
La Declaración de Iximche’ fue un intento por darle un giro a la historia y al pa-
sado, marcando una historia escrita desde abajo. Un giro que permitió potenciar
conciencias étnicas como fuerzas simbólicas, en un contexto en donde se batallaba
no sólo por la identidad sino por la vida misma. Pero esta re-lectura no sucedió
como algo espontáneo, sino más bien como una estrategia de lucha que marcaba
la batalla por lo simbólico con el objetivo de descolonizar el pasado indígena, que
en determinadas cuentas se había convertido en una prisión histórica debido a su
apropiación párete del Estado y del nacionalismo ladino. Esta realidad la observa-
ron en el seno de las diversas organizaciones indígenas puesto que ya había sido
denunciada a inicios de la década de 1970 por líderes e intelectuales mayas como
Adrián Inés Chávez y Luis Antonio Pop Caal.527
Anaité Galeotti nos cuenta que en las comisiones de formación política que
el CUC desarrollaba en diferentes comunidades resultaba fundamental dar un mar-
co histórico que mostrase a la gente la existencia de una resistencia permanente
del pueblo indígena y que, para ese momento, las condiciones ya estaban dadas
para profundizar la lucha.528 De esa forma, la arqueología sería utilizada por pri-
mera vez en la historia de Guatemala como una herramienta liberadora. Por ello,
como estudiante universitaria y como activista del CUC, abogaría por revalorizar
la función social de la arqueología, convertida ahora en herramienta de lucha iden-
titaria.529
Romper con el mito fundador de la nación guatemalteca, narrado a partir de
una gesta conquistadora en Iximche’, resultaba fundamental, puesto que, a pesar
de que algunos opinaran que el lugar era tan sólo uno más en la lista de lugares que
contenían el espíritu de la resistencia indígena, en sí resultaba ser un lugar privile-
giado en el imaginario nacional. De ahí que su conquista simbólica era fundamen-
tal. Es decir, recordar la rebelión de los kaqchikeles que impidió el establecimiento
de la primera ciudad de Santiago en Iximche’ a la vez que se rememoraba la gesta
de las cuatro mujeres arqueras que defendieron la ciudad frente a los españoles en
el siglo XVI reivindicando el papel protagónico que éstas merecían en la historia
era, primero, darle un giro a la memoria en la medida en que ya no era solamente
un acto de recordar sino que ese recuerdo se estaba construyendo a partir de una
situación concreta del presente: la lucha del pueblo indígena frente al Estado mili-
tar de entonces. Ya en el entierro de las personas que murieron en la Embajada de
España, el CUC presentó una manta que tenía por leyenda Konojel Chuj Castajok

527 Según Arturo Taracena y sus colaboradores, en 1969 Adrián Inés Chávez publica Ki-ché Tzib en
donde señala la necesidad de continuar con la recuperación del pasado de la civilización maya y
la continuidad de esas formas culturales en el presente, como lo hiciera posteriormente Antonio
Pop Caal en su ponencia presentada en 1974 en el XLI Congreso Internacional de Americanistas
en donde indicó que el indígena maya sigue viviendo en continuidad con su pasado. Taracena,
et al., Ibid.: 103.
528 Entrevista con Anaité Galeotti, Ibid.
529 Idem.

185
(Vamos todos a participar a la guerra), como estrategia para recordarle al pueblo
indígena que tenía por tarea y necesidad defenderse y luchar por su existencia.530
En Iximche’ también se manifestó una conciencia de clase como articula-
dora de los movimientos populares al representar el escenario de un pacto entre
el mundo indígena y el ladino pobre o popular, entre campesinos, obreros y estu-
diantes. La Declaración de Iximche’ mostraba la posibilidad de una nueva nación
multicultural, que podría romper con los paradigmas indio-ladino y campo-ciudad
inventados por la Guatemala liberal, y construir una lucha en la que obreros, cam-
pesinos, indígenas, ladinos pobres, estudiantes, sindicalistas y cristianos compro-
metidos se unirían para alcanzar la libertad y los cambios estructurales requeridos.
En Iximche’ se buscó también fomentar una identidad de clase en la medida en
que, como lo apunta Félix Vásquez, la memoria se teje en situaciones concretas del
presente, por lo que siempre es socialmente determinada.531
En pocas palabras, además de recrear una memoria étnica, las evocaciones
históricas aludidas en la Declaración de Iximche’ también expresaron la dimensión
de un momento histórico compartido con otros sectores sociales y grupos étnicos,
en tanto que era el sufrimiento y la lucha en contra del sistema el que los unía.
Su naturaleza no era tan sólo indigenista, sino también expresaba el pensamiento
revolucionario de la época.

530 Idem.
531 Este autor anota que los estudios sobre memoria, paradójicamente, tienen que poner atención
prioritaria al presente y no al pasado ya que ésta, como el olvido su contrario dialéctico, respon-
den primordialmente más a interéses del presente que del pasado mismo. Esta misma idea la
encuentra también el autor en las obras de Mead, 1929; Bartlett, 1932; Halbwachs, 1925, 1941,
1950; Douglas, 1986; Ricoeur, 1986a, entre otros. Vásquez, Ibid.: 29.

186
CAPÍTULO IV

IXIMCHE’ COMO LUGAR SAGRADO. UNA INVESTIGACIÓN FUTURA

INTRODUCCIÓN

R ecientemente la memoria se ha convertido en un tema de interés y confronta-


ción en la sociedad guatemalteca a partir de la reconstrucción de su historia
inmediata.532 Un ejemplo de esto se observó cuando, a partir del proceso de nego-
ciación de los Acuerdos de Paz entre el Estado de Guatemala y la Unidad Revo-
lucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), se abriera la posibilidad de construir
una memoria que diera cuenta sobre las consecuencias totales de la guerra, por un
lado, para sanar las lesivas injusticias a partir de la verdad como acto liberador y
por el otro, establecer responsabilidades como acto de justicia concreto, y con todo
esto, cimentar las bases de un verdadero estado de reconciliación.533 No obstante,
esta forma de recordar no era compartida por todos los sectores sociales ya que
mientras algunos abogaban por recuperar la verdad los otros insistían en el olvido
como medio para superar finalmente esa historia negra por la que transitó Guate-
mala.534 Así, la posibilidad de construir una memoria sobre el “conflicto armado
interno”, la cual definitivamente estaría empañada de muerte y violación, tuvo
fuertes implicaciones políticas, ya que puso en la gran mesa del “nuevo” Estado-
nación una bebida amarga que era difícil de tragar. 535

532 Michonneau, 2005: 89-98.


533 Arzobispado de Guatemala, 1998: I, ix.
534 Esta idea del olvido, si bien ha sido planteada por varios autores que insisten en que la memoria
también es un ejercicio de desmemoria, es recuperada en la introducción que Gustavo Palma
Murga hiciera en la publicación del Seminario Internacional en Homenaje a Mirna Mack cele-
brado en Guatemala del 26 al 30 de septiembre del 2005.
535 Sergio Argul, al estudiar los lugares de memoria y el proceso de democratización de España,
observa que en estos espacios donde se construyó dicho recuerdo también se llevaron a cabo
ejercicios de olvido, como la fractura que supuso la Guerra Civil Española, (Ardul, s. f.).

187
El asesinato de monseñor Juan Gerardi el 26 de abril de 1998, tras presentar
la primera edición del informe Guatemala nunca más, fue una demostración de
las pasiones políticas que puede despertar la memoria y su fomento. En el informe
de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico se buscó contar la verdad para
hacer justicia y luego encontrar el perdón como cimientos de una paz verdadera,536
pues el show de abrazos y firmas que muchos presenciamos la noche del 29 de
diciembre de 1996 por medio de cadena televisiva y radial nacional representó,
sobre todo, un giro estratégico de los sectores hegemónicos hacia la emergente
mundialización económica y no el inicio de una reconciliación nacional.
Trasladándonos nuevamente al análisis de estas formas de poder que se
perciben en el fomento de nacionalismos, vemos cómo en la actualidad Iximche’
demuestra estar nuevamente dentro de esa ruptura entre la historia y la memoria.
Su interpretación histórica al día de hoy no precisa irremediablemente de una na-
rración científica ni de una memoria ancestral impecablemente transmitida de ge-
neración en generación. Más bien, ésta emerge de nuevas necesidades en el marco
de un universo de la reconstrucción imaginaria de la nación.537
Un ejemplo comparable a Iximche’ lo tenemos en la habilitación urbana
que la Municipalidad capitalina ha desarrollado en los últimos tres años en la 6a.
avenida de la zona 1 de la ciudad de Guatemala. Este proyecto a la par de los des-
alojos al sector informal que por décadas ocupaban sus banquetas, realizó trabajos
de infraestructura que le dieron una nueva imagen a la arteria capitalina. Con esto
se permitían pensar en elevar al ya desde hace catorce años “centro histórico” al
nivel de las modernas capitales museo del mundo. Pero en la realidad, sigue siendo
un lugar donde decenas de personas duermen un sus aceras derivado de la violen-
cia familiar y la pobreza, y donde la falta de los servicios públicos básicos reina
a simple vista. En la “sexta”, como comúnmente se le llama a esta avenida, ahora
se respira un clima de ocio y de espacio público ambiguo, del cual la mejor parte
seguramente se la llevaran sus nuevos locatarios.
Pero, por otro lado, materializar el recuerdo de la ciudad de Guatemala de
antaño por medio de una avenida, que a principios de siglo XX era la más im-
portante del país por ser la principal arteria comercial de la naciente metrópoli,

536 ODAHG. Ibid.: XIII.


537 Como ejemplo de esto podríamos mencionar el conflicto que existe entre arqueólogos y guías
de la espiritualidad maya en Guatemala sobre la interpretación de antiguas ciudades prehispá-
nicas como Iximche’. Los primeros, vestidos por las virtudes de la ciencia y desde una lógica
patrimonialista, cuentan la historia de estos lugares por medio de sus remanentes materiales. Los
segundos, partiendo del concepto de una memoria ancestral, recrean el pasado y lo conectan con
el presente, mostrando a éstos lugares como una continuidad histórica en su identidad indígena.
Aunque en algunos espacios académicos y no académicos se plantee y discuta una reconcilia-
ción entre ambas visiones, estos imaginarios sobre el pasado serán siempre opuestos. Iximche’,
no obstante las leyes sobre la protección del patrimonio arqueológico en donde el Estado ha
tenido que tolerar ciertas prácticas o usos de este lugar por la espiritualidad maya creando áreas
específicas para la realización de sus actividades rituales, sigue y seguirá siendo un lugar en
donde existe una permanente lucha por el pasado en la medida en que hasta el momento dichas
visiones son inconciliables.

188
fomenta simbólicamente el imaginario de la Guatemala urbana,538 aquélla que gra-
cias a los excedentes del negocio del café había adquirido una fachada próspera y
moderna. Ya casi nadie, más allá de sus actuales promotores, recuerda a la tasita
de plata, pues es muy reducido el número de guatemaltecos y guatemaltecas que
pueden hacer suyo ese pasado.

1. Iximche’ en los últimos veinte años


La construcción simbólica sobre Iximche’ no se ha detenido en la actualidad. La
Declaración de Iximche’ de 1980 manifestó su réplica en el espíritu revolucionario
expresado en las movilizaciones indígenas realizadas en el contexto de la Campa-
ña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular. En esta opor-
tunidad nuevamente se utilizaron fragmentos del Pop Wuj que en años anteriores el
CUC utilizó para convocar a la unión obrero-campesina: “Que todos se levanten,
que se llame a todos, que no haya un grupo, ni dos grupos entre nosotros que se
quede atrás”. Es muy probable que la actividad realizada en Iximche’ ese 12 de
octubre de 1992 le otorgara a este lugar una nueva identidad, además de la de lugar
de resistencia indígena, la de lugar sagrado (Véase Ilustración 1).
El antropólogo guatemalteco Carlos Rafael Cabarrús Pellecer en sus investi-
gaciones en Tecpán realizadas en los años setenta no hace mención alguna sobre la
utilización de Iximche’ como lugar para realizar actividades rituales o como lugar
sagrado para los kaqchikeles, incluso no se menciona siquiera el lugar, por lo que
pensamos que su activación como lugar sagrado se da en la época de la implemen-
tación de políticas multiculturalistas.539
En los años posteriores a los Acuerdos de Paz de 1996 se manifestarían nue-
vas formas de demandas indígenas, en las que la multiculturalidad toma un lugar
importante en el discurso estatal.540 Iximche’ asume nuevamente un lugar privile-
giado como emblema en las luchas por lo maya en Guatemala. El pacto electoral
de Iximche’ del 2003 es una muestra clara de la utilización del lugar para fomentar
la multiculturalidad en Guatemala. No obstante, también se desarrollaron contra-
discursos como una crítica al multiculturalismo, a los cuales se integraron ideas
ecologistas y de antiglobalización. El otro Iximche’, como fue llamado por Miguel
538 En su artículo “Mapas imaginarios del Centro Histórico de la ciudad de México: de la expe-
riencia al imaginario urbano”, Martha de Alba presenta cómo, a diferencia de esta construcción
imaginaria que actualmente se hace del centro capitalino guatemalteco, el centro de la metrópoli
mexicana posee una fuerza simbólica que radica en que en ella se concentran las distintas etapas
de la historia de la ciudad y de la cultura mexicana: la prehispánica, la colonial-republicana y la
presente, en donde los restos de la ciudad de Tenochtitlán, descubiertos en los años setenta, fo-
mentan el mito fundacional de la identidad mexicana [y no como en el caso de la sexta avenida,
los recuerdos de una ilustración tardía y progreso económico]. Alba, 2007: 285-286. Agregado
mío en cursivas y entre paréntesis.
539 Cabarrús Pellecer, 1998.
540 Sandoval, 2008: 53; y Esquit, 2007: 3.

189
Ilustración 1. La imagen muestra la marcha multitudinaria realizada en Iximche’ en el contexto de
la Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular el 12 de octubre de
1992, la cual fuera una respuesta a la Celebración de los 500 Años del Descubrimiento de América.
Fuente: Fototeca Guatemala, CIRMA.

Ángel Sandoval,541 fue elegido para realizar la III Cumbre de Pueblos y Naciona-
lidades Indígenas de Abya Yala en el año 2007, lo que potenciaba su sacralidad y
elevaba su importancia ya a nivel continental.

2. El pacto electoral de Iximche’ del 2003


En el marco de las elecciones presidenciales del 2003, la Gran Alianza Nacional
(GANA), partido político que representaba los intereses del sector empresarial,
decidió firmar un compromiso hacia los pueblos indígenas que implicaba el re-
conocimiento de sus derechos culturales, religiosos, políticos, sociales y econó-
micos como pilares de una verdadera paz, haciendo réplica de los compromisos
de Estado adquiridos en los Acuerdos de Paz en materia de pueblos indígenas.542
Este compromiso firmado por la GANA derivó de las diversas agendas de Estado,
de nación y de gobierno que organizaciones civiles y organismos internacionales
prepararon para presentárselas a varios candidatos presidenciales.543

541 Sandoval, Ibid.: 61.


542 A éste se le conoce como Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.
543 Cojtí, 2005.

190
La GANA suscribió uno de estos documentos llamado Declaración de Ixi-
mche’ en una reunión en el municipio de Tecpán el 12 de octubre de 2003. El
mismo fue elaborado por el Consejo Asesor sobre Pueblos Indígenas y Pluralidad
(CAPIP) y presentado a Óscar Berger y Eduardo Stein el día en que se conmemora
anualmente el “Día de la Interculturalidad” que tan sólo años atrás se le conoció
como el “Día de la Raza”.
Esta expresión, como todas aquéllas surgidas de la nueva política del Estado
hacia la diversidad étnica, en sintonía con lo anotado por Édgar Esquit representa
una nueva forma de dominación, ya que a la vez de manipular mediante de la cons-
trucción de eufemismos sobre la diversidad cultural, blanqueada por la moderni-
dad, reproduce las ideas tutelares y paternalistas de antaño que los imposibilita al
autogobierno.544
El pacto político llamado la Declaración de Iximche’ de alguna manera pre-
tendía recuperar esa memoria combativa y revolucionaria manifestada en Iximche’
en los años ochenta para domesticarla en un nuevo discurso. Ésta es una condición
que como explica Demetrio Cojtí, se manifestó en toda la trayectoria histórica del
movimiento maya guatemalteco, el cual, al final, lo que perseguía era reorganizar
el Estado en su composición étnica.545 La utilización de Iximche’ en ese pacto po-
lítico permitía recrear nuevamente el mito del origen étnico de nación en donde
la antigua ciudad kaqchiquel Iximche’ figuraba como el lugar de nacimiento de la
lucha y resistencia indígena, pero a la vez de la identidad guatemalteca.

3. Un contradiscurso continental frente al multiculturalismo neo-


liberal: la Declaración de Iximche’ del 2007
En el año 2007 Iximche’ ocupaba un lugar importante en el imaginario nacional y
sobre todo en las organizaciones mayas. En la visita que realizara a Guatemala el
ex presidente de Estados Unidos George W. Bush, acompañado de su esposa Laura
Bush y teniendo como anfitrión al presidente Óscar Berger y su esposa Wendy de
Berger, se decide realizar una visita a Iximche’, precisamente días antes de que se
realizara la III Cumbre de Pueblos y Nacionalidades Indígenas Abya Yala. Esta
visita fue denunciada por organizaciones mayas como una ofensa a los pueblos
indígenas debido a la forma violenta en que francotiradores se posaron sobre los
templos del sitio, así como por las representaciones de juego de pelota que se hi-
cieran para que fueran presenciadas por el dignatario estadounidense.546

544 Esquit, Ibid.: 5-8.


545 Cojtí, 1997: 80.
546 Periódico electrónico L´ABSURD DIARI II. Época. Acceso: <http://www.absurddiari.com/s/
llegir.php?llegir=llegir&ref=12181> Consultado el 4 de marzo de 2009.

191
Cabe recordar que la III Cumbre estaba enfocada a realizar una oposición
continental a los Tratados de Libre Comercio, a las políticas del Banco Interameri-
cano de Desarrollo y del Banco Mundial, impulsados por el Gobierno de Estados
Unidos, así como de luchar por la construcción de nuevos Estados plurinacionales
en América Latina en el marco de la victoria electoral del indígena aymara Evo
Morales.547
A los tres días de la visita de Bush a Iximche’, sacerdotes mayas deciden
realizar una “limpia” del lugar por medio de una ceremonia de purificación para
preparar la llegada de la III Cumbre y de Evo Morales, considerado para ese en-
tonces el representante de la resistencia y de los avances de los pueblos indígenas a
nivel continental.548 Lugar que ocupó por algún tiempo Rigoberta Menchú Tum en
el contexto de la Campaña Continental de los 500 Años de Resistencia Indígena,
Negra y Popular a principios de la década de 1990.
En la III Cumbre Abya Yala se redactó una nueva Declaración de Iximche’,
cuyo eje fundamental fue la defensa de la tierra. El resultado fue la exigencia de la
cancelación de exploraciones mineras, petroleras, forestales, gasíferas y de agua,
todo esto en miras de la formación de Estados multinacionales que otorgaran auto-
nomía plena de los territorios indígenas.549 No obstante, en esta nueva Declaración
también se combatió al multiculturalismo y, para el caso específico de Guatemala,
se señalaron las ventanillas de gobierno como producto de una lectura minimizada
de los Acuerdos de Paz.550
La Declaración de Iximche’ del 2007 fue entonces, a la manera como se
hiciera en la Declaración de Iximche’ de 1980, una batalla librada por la obtención
del poder, igual que veintisiete años atrás en el contexto del conflicto armado.551
Pero el elemento que la hacía diferente a la del ochenta era que esto se cumpliría
por medio de la construcción de autonomías políticas que dejara por fuera el mito
de la multiculturalidad neoliberal y a los Estados-nación monoétnicos. Ya no se
trataba de pasar de dominados a dominadores, pero sí de la resistencia al poder.
De esta cuenta, Iximche’ escalaba un peldaño más a su sacralidad. Se con-
vertía en ese momento en un lugar tan importante como la Capilla Sixtina de los
católicos o la Meca de los musulmanes, ya que se fundía en un encuentro conti-
nental basado en la idea de una América indígena unida que después de quinientos
años de dominación saltaba al poder.
Acá se terminaba por reafirmar su construcción simbólica como lugar sa-
grado por medio de la cual se proyectarían identidades étnicas que impactarían en
las formas mismas del Estado guatemalteco. Es muy probable que por ello, en la
actualidad, la importancia de Iximche’ no se base en la materialidad arqueológica

547 Periódico electrónico BolPress. 1 de Abril de 2007. Acceso: <http://bolpress.com/print.


pdp?Cod=2007040101> Consultado el 4 de marzo de 2009.
548 Periódico electrónico L´ABSURD DIARI, II Época. Idem.
549 Declaración de Iximche’, Periódico electrónico BolPress, 1 de abril de 2007. Idem.
550 Sandoval, Ibid.: 62.
551 Sandoval, Ibid.: 63-64.

192
que presenta, sino en su característica de lugar de memoria que permite contar los
recorridos históricos de la construcción imaginaria de la nación guatemalteca y del
movimiento indígena guatemalteco en el escenario nacional e internacional.

4. Una nueva Declaración de Iximche’.


En memoria de los mártires de la Embajada de España
A treinta años de la Declaración de Iximche’ de 1980 se realiza una última Decla-
ración de Iximche’, la cual enfáticamente rememoraba a la primera. En ella se con-
memoraba a los muertos caídos en la Embajada de España y se hace memoria de
las luchas del pueblo indígena al lado de los otros sectores del movimiento social
revolucionario como Iglesia, sindicatos, estudiantes y demás sectores populares.552
Su parte ceremonial también se desarrolló en Iximche’ en el mes de febrero de
2010 y fue convocada con el mismo espíritu de lucha planteada en la Abya Yala de
2007.553 Es decir, la defensa del territorio ante las nuevas formas de explotación del
capital nacional y transnacional, ya que éste era el medio en donde se hacía posible
su cultura; sin él era imposible sostener una identidad.

La defensa de los derechos de nuestra Madre Tierra que para nuestros Pueblos es
el espacio donde creamos y recreamos nuestra identidad, nuestra cultura, nuestros
idiomas, nuestra cosmovisión y espiritualidad, que han sido un soporte a nuestra
resistencia; sin ese espacio territorial dejaríamos de ser Pueblos.554
Ésta fue considerada la Segunda Declaración de Iximche’ y hacía una desca-
lificación implícita de la Declaración de Iximche’ del 2003, dado que esta última
era la demostración de los falsos compromisos que los Estados neoliberales asu-
mían pero no cumplían. En esta declaración se hacía recuento de las últimas luchas
libradas por el movimiento indígena, entre éstas: Encuentro Continental 500 Años
de Resistencia Indígena, Negra y Popular, la campaña por el Premio Nobel de la
Paz, ambos en 1992, la III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indí-
genas en el 2007 y, finalmente, las luchas en contra de la exploración y explotación
de los recursos naturales.555
Iximche’, al igual que la III Cumbre del Abya Yala, se presentaba nueva-
mente como un escenario de lucha y resistencia de escala mundial. Ya no sólo
servía de plataforma para protestar y exigir al Estado guatemalteco sino también
para denunciar al sistema capitalista mundial y llamar a la liberación definitiva del

552 Segunda Declaración de Iximche’, 2010: 95-98.


553 Segunda Declaración de Iximche’, Idem.
554 Segunda Declaración de Iximche’, Idem.
555 Segunda Declaración de Iximche’, Idem.

193
mismo como única salida para romper con las cadenas de opresión y explotación
de los pueblos indígenas.556

5. IXIMCHE’ COMO LUGAR SAGRADO EN LA ACTUALIDAD


Poco se ha escrito sobre el surgimiento de los lugares sagrados en Guatemala. Al-
gunos trabajos proponen que estos lugares existen desde los inicios de la civiliza-
ción maya, pero profundizan poco sobre el papel que juegan en la actualidad, tanto
en el plano político, como evidencias de que el Estado monoétnico guatemalteco
se ha ido transformando, como también en el social, en la medida en que pueden
ser medios reconstructores de identidad étnica.557
Sabemos que en el marco de los Acuerdos de Paz surgieron medidas ver-
tebrales para que se reconociera a los pueblos indígenas como miembros de esta
nueva comunidad política. Pero también sabemos de los obstáculos que su lega-
lización ha experimentado en el país,558 ya que su existencia no sólo implica que
el Estado defienda las prácticas religiosas de los pueblos indígenas, sino que en
definitiva, por medio de ellos, se forcejea el derecho al territorio, retomando las
ideas de un Estado multinacional tan difundidas desde la III Cumbre del 2007 en
Iximche’. Esta situación pone en jaque a la soberanía del Estado y a la propiedad
privada defendida por la Constitución de la República.559
Habrá que abordar en el futuro esas dos vertientes (la política y la social)
para comprender mejor a los lugares sagrados en Guatemala. Iximche’, como una
de los escenarios privilegiados que vieron nacer en el plano político y simbólico a
los lugares sagrados en Guatemala,560 será un medio para trabajarlo.

556 La Cuerda. Año 13, No. 131. Marzo del 2010. Guatemala. pág. 13.
557 Ivic de Monterroso y Zamora, 2003: 1-9.
558 Recordemos que en la Consulta Popular realizada en 1999 ganó el “no”.
559 Castillo Taracena, 2006: 15-27; y Conferencia Nacional de Ministros de la Espiritualidad Maya
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560 Recordemos que desde 1992, en el contexto del Encuentro Continental 500 Años de Resisten-
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mala: ASIES / Fundación Soros).
124. Taracena, Arturo (2008) Guadalupanismo en Guatemala: culto mariano y
subalternidad étnica (México: Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias
Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México).
125. Tischler Visquera, Sergio (2009) Guatemala 1944: crisis y revolución. Ocaso
y quiebre de una forma estatal (Guatemala: F&G Editores).
126. Tutino, John (2003) “Campesino y nación: reconstruyendo la historia” en
Florencia E. Mallon, Campesino y nación: la construcción de México y Perú
poscoloniales (México: CIESAS / El Colegio de San Luis Potosí / El Colegio
de Michoacán).
127. Vásquez, Félix (2001) La memoria como acción social: relaciones, significa-
dos e imaginarios (Barcelona: Editorial Paidós Ibérica).
128. Vela, Manolo (2008) Masas, armas y élites. Guatemala 1820-1982. Análisis
sociológico de eventos históricos. Colección Lecturas de Ciencias Sociales.
Tomo III (Guatemala: FLACSO).
129. Villacorta, Antonio y Carlos Villacorta (1927) Arqueología de Guatemala
(Guatemala: Tipografía Nacional).

Hemerografía
• Diario de Centro América
“Sociedad de Geografía e Historia, Subcomité de la E. Automovilística”.
Guatemala, 14 de julio 1924, págs. 1-2.

205
“Como Será Celebrado el Cuarto Centenario de Fundación de Guatemala”.
Guatemala, 19 de julio de 1924, pág. 1.
“El Contingente de la Colonia Española en las Próximas Festividades del 25”.
Guatemala, 19 de julio de 1924, pág. 1.
“Siguen haciéndose preparativos para el paseo de indígenas”. Guatemala, 23
de julio de 1924, pág. 1.
“La Sociedad de Geografía e Historia y La Solemne Sesión del Veinticinco”.
Guatemala, 24 de julio de 1924, pág. 6.
“El IV Centenario”. Guatemala, 26 de julio de 1924, pág. 1.
“El grandioso éxito de anoche en el Abril”. Guatemala, 26 de julio de 1924, pág. 2.
“Una Leyenda de Iximché. La India que Defendió su Honor”. Guatemala, 26
de julio de 1924, pág. 4.

• El Imparcial
1. “El Imparcial Invitado a Tomar Parte de los Festejos”. Guatemala, 12 de julio
de 1924, pág. 1.
2. “La Universidad Popular y el IV Centenario de Guatemala”. Guatemala, 23
de julio de 1924, pág. 1.
3. “Invitación del Gobierno para las Fiestas Centenarias”. Guatemala, 24 de ju-
lio de 1924, pág. 6.
4. “Portada”. Guatemala, 25 de julio de 1924, pág. 1
5. “Síntomas de Cultura y Paz”. Guatemala, 25 de julio de 1924, pág. 7.
6. “Solemne fiesta fue la velada de ayer noche”. Guatemala, 26 de julio de 1924,
pág. 1.
7. “Para la fiesta a Ixinche. Entusiasma la Próxima Excursión”. Guatemala, 22
de julio de 1924, pág. 1.
8. El Imparcial, 21 de noviembre de 1961.
9. El Imparcial, 16 de diciembre de 1959.
10. El Imparcial, 15 de febrero de 1978.
11. El Imparcial, 20 de febrero de 1978.

• De Sol a Sol
De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 21. Abril de 1978. Colección Holan-
desa, CUC, Archivo Histórico, CIRMA.

206
De Sol a Sol. Periódico Campesino. Nos. 22 y 23. Junio de 1978. Guatemala.
Colección Holandesa, Exp. 74, Archivo Histórico, CIRMA.
De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 27. Mayo de 1979. Colección Holan-
desa, Exp. 78, Archivo Histórico, CIRMA.
De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 28. Junio de 1979. pág. 3. Guatema-
la. Colección Holandesa, Exp. 79, Archivo Histórico, CIRMA.
De Sol a Sol. Periódico Campesino. Nos. 33 y 34. Marzo y abril de 1980.
Colección Holandesa, Exp. 84, Archivo Histórico, CIRMA.
De Sol a Sol. Periódico Campesino. No. 32. Los héroes populares del 31 de
enero. Febrero de 1980. Colección Holandesa, CUC, Exp. 83, Archivo His-
tórico, CIRMA.

• Otros
1. Boletín Universitario. Órgano de doctrina e información de la Universidad
de San Carlos de Guatemala. Año I, No. 3. Guatemala 15 de agosto de 1947.
Imprenta Universitaria.
2. Boletín Universitario. Órgano de doctrina e información de la Universidad de
San Carlos de Guatemala. Año II, No. 5. Guatemala 15 de abril de 1948.
3. Diario La Hora, 31 de diciembre de 1959.
4. El Gráfico, 18 de febrero de 1978.
5. La Cuerda, Año 13, No. 131. Marzo del 2010. Guatemala.
6. Periódico electrónico BolPress, 1 de abril de 2007. Acceso <http://bolpress.
com/print.pdp?Cod=2007040101>. Consultado el 4 de marzo de 2009.
7. Periódico electrónico L´ABSURD DIARI, II Época. Acceso <http://www.
absurddiari.com/s/llegir.php?llegir=llegir&ref=12181>. Consultado el 4 de
marzo de 2009.
8. Prensa Libre, 15 de febrero de 1978.

Documentos de archivo
1. Archivo personal de Nelly Gass Guillemin. Certificado oficial de estudios
cursados de George Guillemin. Escuela de Verano, Facultad de Humanida-
des, Universidad de San Carlos de Guatemala. 21 de agosto de 1957. Copia
Original.
2. Archivo personal de Nelly Gass Guillemin. Certificado oficial de estudios
cursados de George Guillemin. Escuela de Verano, Facultad de Humanida-

207
des, Universidad de San Carlos de Guatemala. 3 de septiembre de 1969. Co-
pia original.
3. Archivo personal de Nelly Gass Guillemin. Lista de estudiantes del curso
Arqueología Maya y Mesoamericana. Escuela de Verano, Facultad de Huma-
nidades, Universidad de San Carlos de Guatemala. 1959.
4. Archivo personal de Nelly Gass Guillemin. Currículum Vitae mecanografia-
do por el mismo George Guillemin en 1977. Texto original.
5. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 202 JG, Caja 6, Sobre 1.
6. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 598 JG, Caja 4, Sobre 34.
7. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 798 JG, Caja 5, Sobre 43.
8. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 155 JG, Caja 1, Sobre 6. Pu-
blicado en: El Guatemalteco, diario oficial de la República de Guatemala –
Centro América. Tomo CLXXVII, No. 65. Viernes 16 de septiembre de 1966.
9. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 159 JG, Caja 1, Sobre 6. “Rui-
nas de Iximché pasaran al Estado”. Prensa Libre, 30 de agosto de 1966.
10. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 163 JG, Caja 1, Sobre 6. “El
INFOP no negociará las ruinas de Iximché”. El Gráfico, 30 de diciembre de
1964.
11. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 176 JG, Caja 1, Sobre 6. Dia-
rio La Hora, 31 de diciembre de 1959.
12. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 180 JG, Caja 1, Sobre 6. “Te-
soro de Guatemala”. Artículo del diario El Imparcial del 4 de enero de 1960.
13. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 180b JG, Caja 1, Sobre 6.
14. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 202 JG, Caja 1, Sobre 6. “Ixi-
mché en Peligro”. Prensa Libre, 9 de agosto de 1961.
15. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 203 JG, Caja 1, Sobre 7. Dia-
rio de campo de los trabajos en Iximché 1959-1960.
16. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 207 JG, Caja 2, Sobre 8. Dia-
rio de campo sobre los trabajos topográficos 1958.
17. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 214 JG, Caja 2, Sobre 9, Folio
13. Diario de campo 1963 – 1964 – 1966 de los trabajos en Iximché.
18. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 417 JG, Caja 3, Sobre 22. Pro-
grama de celebración de las Fiestas Franciscanas de 1960.

208
19. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 420 JG, Caja 3, Sobre 22. Te-
legrama dirigido del Palacio Nacional a Jorge Guillemin de fecha 17 de di-
ciembre de 1959.
20. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 420 JG, Caja 1, Sobre 7. Tele-
gramas dirigidos del Palacio Nacional a Guillemin de parte de la Presidencia
de la República con fechas 21, 23 y 30 de diciembre de 1959.
21. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 797 JG, Caja 5, Sobre 43.
22. CIRMA, Archivo Histórico, Fondo Guillemin, 177 JG, Caja 1, Sobre 6.
“Construirán en Iximché un moderno museo arqueológico”. La Hora, 3 de
septiembre de 1960.
23. CIRMA, Colección Holandesa, Comité de Unidad Campesina (CUC), Exp.
64, Folio 2.
24. CIRMA, Colección Holandesa, Comité de Unidad Campesina, Exp. 93.

Entrevistas
1. Entrevista con Domingo Hernández Ixcoy. 20 de septiembre de 2010. San
Martín Jilotepeque, Chimaltenango, Guatemala.
2. Entrevista con Anaite Galeotti. 3 de septiembre de 2010. Ciudad de Guatema-
la.
3. Entrevista con Gustavo Meoño. 15 de diciembre de 2010. Ciudad de Gua-
temala.
4. Entrevista con Estela Alvarado. 16 de septiembre de 2010. Ciudad de Gua-
temala.

209
Este libro fue impreso en los talleres gráficos de
Serviprensa, S.A. (PBX: 2245-8888) en el mes
de febrero de 2013.
E sta obra versa, principalmente, en contar los usos y los significados que Iximche’, la

Iximche’
FACULTAD C. RAFAEL CASTILLO
LATINOAMERICANA DE prehispánica ciudad de los kaqchikeles, cobró en la construcción del nacionalismo TARACENA
CIENCIAS SOCIALES guatemalteco. Su activación patrimonial como testigo material de la Guatemala
FLACSO-SEDE indígena-colonial, vierte un sentido preterista a las formas simbólicas fundacionales Maestro en Ciencias
ACADÉMICA GUATEMALA que le han configurado en el pasado como en el presente. Representación metafórica Sociales por la Facultad
que antes y después facilitó la comprensión de un pasado urgente a los intereses Un lugar de memorias en Guatemala Latinoamericana de
El Estado de Guatemala, actualizados de sus artífices. Ciencias Sociales
La construcción arqueológica de la identidad y licenciado en

Iximche’, Un lugar de memorias en Guatemala. La construcción arqueológica de la identidad


mediante el Decreto
De esta cuenta, la obra se centra en explicar cómo surge en el siglo XX la idea de lo Arqueología por la
Legislativo 96-87, se
guatemalteco como síntesis de la identidad nacional. También trata de proporcionar Escuela de Historia de
incorporó al convenio
algunos elementos de análisis para entender cómo la nación se convierte en pieza la Universidad de San
FLACSO en 1987.
clave para articular lo que la historia y la memoria trasladan al presente sobre el Carlos de Guatemala
Ese mismo año se
pasado, con la reflexión instrumental y pragmática que las sociedades tienen sobre el –USAC–. Actualmente
iniciaron las actividades
presente y futuro. es investigador
académicas de esta
Facultad bajo la figura de titular del Instituto
Proyecto, para continuar de Investigaciones
ya como Programa a Históricas,
partir de agosto de Antropológicas y
1989. El 22 de julio de Arqueológicas –IIHAA–
1998, luego de diez años de la Escuela de Historia
de labor académica y –USAC–. Sus temas
científica, el Gobierno de investigación se
de Guatemala firmó centran en la historia
el Acuerdo mediante de la arqueología en
el cual se estableció la Guatemala y el estudio
Sede Académica, que le crítico del patrimonio en
permite a esta Facultad este país.
ofrecer cursos de
postgrado en maestría
y doctorado.

C. Rafael Castillo Taracena


E sta obra versa, principalmente, en contar los usos y los significados que Iximche’, la

Iximche’
FACULTAD C. RAFAEL CASTILLO
LATINOAMERICANA DE prehispánica ciudad de los kaqchikeles, cobró en la construcción del nacionalismo TARACENA
CIENCIAS SOCIALES guatemalteco. Su activación patrimonial como testigo material de la Guatemala
FLACSO-SEDE indígena-colonial, vierte un sentido preterista a las formas simbólicas fundacionales Maestro en Ciencias
ACADÉMICA GUATEMALA que le han configurado en el pasado como en el presente. Representación metafórica Sociales por la Facultad
que antes y después facilitó la comprensión de un pasado urgente a los intereses Un lugar de memorias en Guatemala Latinoamericana de
El Estado de Guatemala, actualizados de sus artífices. Ciencias Sociales
La construcción arqueológica de la identidad y licenciado en

Iximche’, Un lugar de memorias en Guatemala. La construcción arqueológica de la identidad


mediante el Decreto
De esta cuenta, la obra se centra en explicar cómo surge en el siglo XX la idea de lo Arqueología por la
Legislativo 96-87, se
guatemalteco como síntesis de la identidad nacional. También trata de proporcionar Escuela de Historia de
incorporó al convenio
algunos elementos de análisis para entender cómo la nación se convierte en pieza la Universidad de San
FLACSO en 1987.
clave para articular lo que la historia y la memoria trasladan al presente sobre el Carlos de Guatemala
Ese mismo año se
pasado, con la reflexión instrumental y pragmática que las sociedades tienen sobre el –USAC–. Actualmente
iniciaron las actividades
presente y futuro. es investigador
académicas de esta
Facultad bajo la figura de titular del Instituto
Proyecto, para continuar de Investigaciones
ya como Programa a Históricas,
partir de agosto de Antropológicas y
1989. El 22 de julio de Arqueológicas –IIHAA–
1998, luego de diez años de la Escuela de Historia
de labor académica y –USAC–. Sus temas
científica, el Gobierno de investigación se
de Guatemala firmó centran en la historia
el Acuerdo mediante de la arqueología en
el cual se estableció la Guatemala y el estudio
Sede Académica, que le crítico del patrimonio en
permite a esta Facultad este país.
ofrecer cursos de
postgrado en maestría
y doctorado.

C. Rafael Castillo Taracena

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