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Superficie terrestre nos podemos referir a la totalidad de la superficie del planeta Tierra
(denominada geométricamente como el geoide) o bien a alguna de sus partes,
especialmente a lo que es la litosfera.
La superficie terrestre, también denominada corteza terrestre se halla dividida en diversas
placas tectónicas, las cuales se deslizan sobre el magma (la materia rocosa fundida) y está
cubierta por continentes y por islas, los cuales, poseen variadas fuentes de agua: lagos,
océanos, entre otros, que juntos implican el 71 % y constituyen la hidrosfera.
La corteza terrestre es la capa más superficial del planeta Tierra. Es la más externa, delgada
y reciente de las capas de la Tierra. Es la capa sobre la cual habitamos los seres vivos.
La corteza terrestre forma parte, junto al manto terrestre y el núcleo terrestre, de la
llamada geósfera, que es la parte sólida del planeta. La corteza se extiende desde la
superficie hasta los 35 kilómetros promedio de profundidad. La profundidad se toma en
promedio ya que varía dependiendo de si se trata de:
La corteza es la parte superior de la litósfera, junto con la parte superior del manto, por
encima de la discontinuidad de Mohorovicic. Dado que es mucho menos densa que el
manto, la corteza “flota” por encima.
A medida que aumenta la profundidad también asciende la temperatura, oscilando entre los
200 y 400 °C, a un ritmo de 30 °C por kilómetro de profundidad.
En la historia geológica del planeta, la primera corteza terrestre se formó hace 4400 a 4550
millones de años. Desde entonces sus volúmenes han ido aumentando con el tiempo.
Sin embargo, la corteza terrestre se está formando constantemente. Para ello, porciones
de ella se hunden en el manto (subducción) para fundirse en el magma líquido subterráneo,
mientras que otras porciones nuevas emergen en los centros de expansión de la corteza
oceánica.
Además, en este punto las rocas secas y cálidas pueden reaccionar con el agua y el oxígeno
que abundan en la superficie. En la corteza surgen nuevas formas de rocas y minerales que
componen la riqueza y abundancia mineral de nuestro entorno.
Con una densidad mayor que la que posee la corteza continental, la corteza oceánica es la
parte de la corteza terrestre que forma los océanos. Su antigüedad no llega a los 200 años, y
carece de capa granítica.
No todas las aguas oceánicas forman parte de la corteza oceánica, ya que existe una zona
superficial que pertenece a la corteza continental. En total, la corteza oceánica ocupa el
0,099% de la masa de la Tierra.
En la corteza oceánica se distinguen cuatro zonas: las dorsales oceánicas, las llanuras
abisales, los guyots y las fosas abisales.
Las dorsales oceánicas son grandes elevaciones, de hasta 3.000 metros de altura, que se
encuentran sobre el fondo oceánico. Ubicadas en los bordes de las placas litosféricas, suelen
estar asociadas a los volcanes submarinos.
Las llanuras abisales son grandes extensiones muy planas sobre las que suelen elevarse los
montes submarinos o guyots. Los guyots suelen tener su cima llana, ya que fue erosionada
cuando se hallaba a nivel del mar.
Finalmente, las fosas abisales son aquellas profundas y angostas brechas donde se
acumulan los sedimentos. S encuentran en los bordes de la placa, muy cerca de un
continente o de una zona insular. Suelen estar asociadas a la presencia de terremotos.
El geoide y geodesia
El geoide es una superficie de referencia utilizada en la geodesia para determinar perfiles
altimétricos, esto es frecuentemente por la determinación de la cota sobre el nivel medio
del mar de todos los puntos de la zona que es mensurada.
Dado que el geoide es una superficie normal en todo punto en dirección vertical, esto es en
la dirección frecuente de la fuerza de gravedad, ésta es la forma que mejor describe la
superficie media de los océanos descontando las variaciones de marea, corrientes marinas o
eventos meteorológicos, y por esto del planeta; así es que el geoide es considerado como
una superficie equipotencial (donde la fuerza de gravedad tiene valores equiparables) sobre
el nivel medio del mar.
Sin embargo desde el punto de vista cartográfico el geoide no puede ser utilizado para
determinaciones planimétricas precisas de una porción de terreno porque aún si se lograra
relacionar la correspondencia de los puntos de la superficie de la Tierra no se podría poner
en correspondencia los puntos del geoide con un sistema cartesiano plano. Es por esto que
en la práctica no es factible usar el geoide para la creación de una planta
arquitectónica porque los datos derivados de la proyección sobre el geoide de la superficie
terrestre no pueden ser descritos sobre un plano. Por consiguiente el geoide se utiliza
principalmente para referenciar las cotas de nivel.
Todo lo anterior ocurre porque es prácticamente imposible describir al geoide con una
fórmula matemática resoluble en un plano: para conocer y representar el relieve del geoide
sería necesario conocer en todo punto de la superficie terrestre la dirección de la fuerza de
gravedad, la cual por su parte depende de la densidad que la Tierra posee en cada punto.
Tal conocimiento es aún imposible sin una cierta aproximación que deja importante margen
de error, resultando así poco operativa desde el punto de vista matemático la definición del
geoide.
Es entonces necesario poner atención en las diferencias existentes entre el geoide
propiamente dicho y el esferoide (otra superficie de referencia usada en cartas
topográficas): mientras el primero tiene ya una rigurosa definición física sin embargo no se
describe bien en matemáticas. En cambio el segundo (el esferoide) posee una bien
definida ecuación matemática. Por los demás existe una cierta desviación de la
vertical entre ambas superficies.