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La tierra se encuentra compuesta por capas internas y externas, las mismas que son:
Las placas tectónicas: Son aquellas porciones de litósfera que se ubican debajo de la superficie o de
la corteza terrestre del planeta. Son de material rígido y se ubican sobre la astenósfera, una porción
del manto terrestre mucho más profundo y complejo. Las placas tectónicas se encuentran encastradas
unas contra otras y aunque son rígidas, no están sostenidas más que por la unión de unas con otras, por
lo cual su movimiento es permanente y muy evidente o claro en algunas regiones del planeta.
En la mayoría de los casos, el movimiento o desplazamiento de las placas tectónicas es milimétrico y no
se siente en la vida cotidiana de las sociedades. Cuando estos movimientos se hacen evidentes para el
ser humano debemos hablar de fenómenos tales como sismos, terremotos, tsunamis, etc. Muchas veces
su movimiento también puede activar volcanes.
Hay dos tipos de placas tectónicas en nuestro planeta: las oceánicas y las mixtas. Mientras las primeras
(que son las más extensas debido a la gran cantidad de agua que existe sobre la superficie de la Tierra)
son aquellas que subyacen a los océanos, las mixtas pueden combinar en su superficie tanto océanos
como superficie continental. Estas últimas son las más numerosas ya que encontramos muchas más bien
pequeñas, pero en suma de extensión las primeras ocupan la mayor parte del territorio planetario.
Para una mayor eficacia en su estudio, los especialistas han dado nombres diferenciados a cada una de
las placas aproximadamente a fines del siglo XX. Así, podemos hablar de la Placa Antártica (la más
grande de todas y aquella que subyace al sur del planeta), la Placa del Pacífico, la Placa Norteamericana,
la Placa Africana, la Placa Australiana, la Placa Sudamericana, la Placa Euroasiática y otras menores que
unen a las más grandes entre sí.
1.1.2. Manto: Está formado por sólidos y tiene un espesor aproximado de 2.900 kilómetros.
Constituye la mayor parte del volumen de la Tierra (más de un 80%) y algo menos
del 70% de su masa total. Está compuesto principalmente de silicato de magnesio,
silicato de sodio y silicato de hierro. Su densidad es alrededor de 4,5 veces la
densidad del agua.
1.1.3. Núcleo: Es la parte central de la tierra formada por metales, principalmente hierro y
níquel, que en el núcleo interno se encuentran en estado sólido. Estos metales están
a altas temperaturas y presiones.
1.2.1. Litósfera: Es la capa más sólida y superficial del planeta, por cuanto es la más
rígida y externa de todas. Comunica la superficie en la cual vivimos los seres
humanos con la astenosfera, la siguiente capa en profundidad. Suele considerarse
como la unión de la corteza terrestre con la capa superior del manto.
Esta capa varía en el promedio de su espesor. No es simple determinar con exactitud dónde
empieza y dónde termina, y por eso podemos hablar de dos tipos de litósfera, que son:
Litósfera continental. Conformada por la corteza continental (es decir, los continentes) y
la región más externa del manto terrestre, en su mayoría está compuesta por piedras de
tipo granítico, y alcanza alrededor de los 120 km de espesor.
Litósfera oceánica. Que es la porción de la corteza terrestre que conforma los fondos
oceánicos, es mucho más delgada que la continental (apenas 65 km de espesor) y está
compuesta por rocas basálticas, en su mayoría.
Su movimiento se debe a que se encuentran sobre los materiales más viscosos que
conforman el manto terrestre, originando fricciones entre ellas, provocando lo que
Capas de la litósfera
La litósfera se compone de dos capas, esencialmente, que son:
La corteza terrestre. La región sólida más externa del globo, sobre la cual hacen vida los seres
humanos y demás seres vivos conocidos. Como hemos visto antes, puede ser de dos tipos,
dependiendo de si se encuentra formando parte de los continentes (corteza continental, de
mayor grosor) o del lecho marino (corteza oceánica, de menor grosor).
La región superior del manto terrestre. El manto terrestre es la capa interna más abundante
del planeta (84% del mismo), compuesta por materiales silicatados y extendiéndose desde el fin
de la corteza terrestre hasta la parte externa del núcleo del planeta (unos 2900 km de
profundidad). Se divide en manto superior y manto inferior, siendo la región superior del primero
la que forma parte de la litósfera. Es una capa muy densa y viscosa, sobre la cual pueden
desplazarse las capas tectónicas.
Importancia de la litósfera
Es importante porque contiene la corteza terrestre, sobre la cual habitamos.
Sus movimientos modifican nuestra manera de existir, como la actividad sísmica (sismos, fallas
sísmicas), actividad magmática (volcanes) o incluso la formación misma de las montañas
(orogénesis).
Se tiene conocimiento que la litósfera ha sido la única capa terrestre que hemos podido
realmente estudiar de manera directa, de modo que es la que conocemos mejor. Las demás las
conocemos a partir de mediciones, experimentaciones y deducciones científicas, ya que se
hallan a demasiada profundidad como para excavarlas.
1.2.2. Astenósfera: La astenosfera es la división mayor del planeta que está conformada
por material viscoso, susceptible de deformarse mucho más fácilmente y que sería el
asiento de movimientos de material importante, ésta se encuentra sobre el manto.
Se encuentra entre 75 y 100 km de profundidad. En esta capa todos los materiales que se
encuentran en ella están parcialmente fundidos o se encuentran conformados por roca dúctil
y liquida.
La astenosfera es una capa delicada ya que se puede moldear, empujar y deformar,
además en esta capa se producen las ondas de convección que se encargan de mover las
placas tectónicas de la litosfera.
1.2.3. Mesósfera: Comprende el resto del manto, es decir, la parte más profunda del
manto superior y todo el manto inferior, es sólida (a pesar de las altas
temperaturas la presión mantiene los materiales sólidos) aunque se postula
que puede tener también corrientes de convección motivadas por las
diferencias de temperatura y, por tanto, de densidad. En la base del manto se
encuentra la capa D″ o nivel D″ que es una capa discontinua e irregular con un
espesor entre 0-300 km donde se depositan los materiales más densos y
donde probablemente se originan las plumas convectivas que son corrientes
ascendentes de materiales del manto originadas por el calor del núcleo en
contacto con esta base del manto, estos materiales ascienden pudiendo llegar
a la superficie terrestre originando los puntos calientes que son lugares en la
superficie terrestre con gran actividad volcánica como Hawái.
Nuestra atmósfera puede dividirse en dos grandes regiones: homósfera (los 100 km inferiores) y
heterósfera (desde los 80 km hasta el borde exterior), de acuerdo a la variedad de gases que
integran cada una, mucho más variados y homogéneos en la primera, y estratificados y
diferenciados en la segunda.
El origen y la evolución de la atmósfera datan desde los inicios mismos del planeta, en los que
una gruesa capa de gases primigenios permaneció alrededor del planeta, constituida más que
nada por hidrógeno y helio provenientes del sistema solar. Sin embargo, el enfriamiento
paulatino de la Tierra y la aparición muy posterior de la vida fueron cambiando la atmósfera y
variando su contenido hasta alcanzar el que hoy conocemos, a través de procesos como
la fotosíntesis y quimio síntesis o la respiración.
Características de la atmósfera:
La atmósfera terrestre está compuesta por diversos tipos de gases, cuyo mayor porcentaje
de masa se acumula en los primeros 11 km de altura (95% del aire se encuentra en su capa
inicial) y cuya masa total ronda los 5,1 x 1018 kg.
Composición de la atmósfera:
Casi la totalidad del aire (un 95 %) se encuentra a menos de 30 km de altura, encontrándose
más del 75 % en la troposfera. El aire forma en la troposfera una mezcla de gases bastante
homogénea, hasta el punto de que su comportamiento es el equivalente al que tendría si
estuviera compuesto por un solo gas.
Los elementos que compone la atmósfera son:
Nitrógeno: Constituye el 78 % del volumen del aire. Está formado por moléculas que tienen
dos átomos de nitrógeno, de manera que su fórmula es N2. Es un gas inerte, es decir, que
no suele reaccionar con otras sustancias.
Oxígeno: Representa el 21 % del volumen del aire. Está formado por moléculas de dos
átomos de oxígeno y su fórmula es O2. Es un gas muy reactivo y la mayoría de los seres
vivos lo necesita para vivir.
Argón: Contribuye en 0,93 % al volumen del aire. Es un gas noble que no reacciona con
ninguna sustancia.
Dióxido de carbono: está constituido por moléculas de un átomo de carbono y dos átomos
de oxígeno, de modo que su fórmula es CO2. Representa el 0,03 % del volumen del aire y
participa en procesos biológicos y climatológicos muy importantes. Las plantas lo necesitan
para realizar la fotosíntesis, y es el residuo de la respiración y de las reacciones
de combustión que se dan, por ejemplo, en un incendio forestal o en el motor de un auto.
Este gas ayuda a retener mayormente el calor proveniente de radiación terrestre y solar, por
lo que es el principal causante del efecto invernadero.
Ozono: Es un gas minoritario que se encuentra en la estratosfera. Su fórmula es O3, pues
sus moléculas tienen tres átomos de oxígeno. Es de gran importancia para la vida en
nuestro planeta, ya que su producción a partir del oxígeno atmosférico absorbe la mayor
parte de los rayos ultravioleta procedentes del Sol.
Vapor de agua: Se encuentra en cantidad muy variable y participa en la formación
de nubes o la niebla. Es uno de los gases causantes del efecto invernadero.
Partículas sólidas y líquidas: En el aire se encuentran muchas partículas sólidas
en suspensión, como por ejemplo, el polvo que levanta el viento o el polen. Estos materiales
tienen una distribución muy variable, dependiendo de los vientos y de la actividad humana.
Entre los líquidos, la sustancia más importante es el agua en suspensión que se encuentra
en las nubes.
La presión y temperatura atmosféricas disminuyen con la altura, por lo que las capas exteriores
son frías y poco densas.
Capas de la atmósfera:
La atmósfera terrestre se compone de las siguientes capas:
Tropósfera. La capa inicial, en contacto con la superficie terrestre, en donde se acumula
la mayor cantidad de gases atmosféricos. Alcanza los 6 km de altura en los polos y los
18 km en el resto del planeta, siendo la capa más cálida de todas, a pesar de que en sus
límites exteriores la temperatura alcance los -50 °C.
Estratósfera. Va desde los 18 a los 50 km de altura, en diversas capas gaseosas. Una
de ellas es la ozonósfera, en donde la radiación solar impacta sobre el oxígeno,
formando moléculas de ozono (O3) que constituyen la conocida “capa de ozono”. Este
proceso genera calor, por lo que la estratósfera registra un aumento considerable de la
temperatura hasta los -3 °C.
Mesósfera. La capa intermedia de la atmósfera, entre los 50 y 80 km de altura, es la
zona más fría de la atmósfera toda, alcanzando los -80 °C.
Ionósfera o termósfera. Se extiende de los 80 a los 800 km de altura y presenta
un aire muy poco denso que permite oscilaciones de temperatura drásticas dependiendo
de la intensidad solar: puede registrar temperaturas de 1500 °C durante el día y caer
dramáticamente en la noche.
Exósfera. La capa externa de la atmósfera, que va de los 800 a los 10 000 km de altura,
es relativamente indefinida, poco más que el tránsito entre la atmósfera y el espacio
exterior. Allí tiene lugar la fuga de los elementos más livianos de la atmósfera, como el
helio o el hidrógeno.
Importancia de la atmósfera:
La atmósfera cumple un rol vital en la protección del planeta y por lo tanto también de la vida. Su
densidad desvía o atenúa las formas de radiación electromagnética provenientes del espacio, así
como los eventuales meteoritos y objetos que pudieran impactar con su superficie, la mayoría de
los cuales se disuelve por el roce con los gases al ingresar a ella.
Por otra parte, en la estratósfera se halla la capa de ozono (ozonósfera), una acumulación de
este gas que impide el acceso directo de la radiación solar a la superficie terrestre, manteniendo
así la temperatura del planeta estable. Al mismo tiempo, la masa de gases impide la rápida
dispersión del calor hacia el espacio, en lo que se denomina “efecto invernadero”.
Por último, la atmósfera contiene los gases indispensables para la vida como la conocemos, y
cumple un rol vital en la perpetuación del ciclo hídrico de evaporación, condensación y
precipitación del agua.
2.2.1. La hidrosfera: Es la capa de agua que rodea la Tierra. El agua circula continuamente de
unos lugares a otros, cambiando su estado físico, en una sucesión cíclica de procesos que
constituyen el denominado ciclo hidrológico, el cual es la causa fundamental de la constante
transformación de la superficie terrestre. La energía necesaria para que se puedan realizar esos
cambios de estado del agua y el ciclo hidrológico procede del Sol. En resumen es una cubierta
dinámica, con continuos movimientos y cambios de estado, que regula el clima, participa en el
modelado del relieve y hace posible la vida sobre la Tierra. La hidrosfera es también responsable
de riesgos geológicos externos como inundaciones, muchos deslizamientos del terreno, algunas
subsidencias del terreno. La hidrosfera se formó por la condensación y solidificación del vapor de
agua conteniendo en la atmósfera primitiva. El agua cubre casi las tres cuartas partes de la
superficie de la Tierra. La mayoría (97%) es agua salada que forma mares y océanos y, una
pequeña parte (3%), se encuentra en la atmósfera y sobre los continentes, generalmente en
forma de agua dulce. Esta última parte se encuentra de mayor a menor cantidad de agua: hielo,
agua subterránea, lagos, embalses, pantanos, ríos, atmósfera, biosfera (seres vivos). Entre las
características de la hidrosfera destacamos su composición mineral, salinidad, contenido en
oxígeno, variación de la temperatura con la profundidad y densidad:
Temperatura: varía en los océanos con la profundidad y la latitud (latitudes bajas presentan
aguas cálidas mientras que latitudes altas aguas frías). En las latitudes medias y bajas es típica
la presencia de 3 capas en profundidad con diferentes características térmicas: - Capa superficial
o epilimnion: afectada por la temperatura exterior y la radiación solar, tiene una profundidad de
unos 200 metros, la temperatura (de 12 a 30 ºC según latitud) suele ser bastante uniforme
gracias también a la mezcla que produce el oleaje.
Capa de transición o termoclina: situado debajo de la anterior capa cálida, aquí se produce un
descenso brusco de la temperatura con la profundidad, el límite es muy variable, según la latitud
y estación del año, pudiendo llegar a 1.000 metros de profundidad. Esta agua fría (más densa)
situada debajo de la cálida (menos densa) impide la mezcla del agua cálida con las aguas
profundas.
Densidad: la densidad del agua oceánica es algo mayor que la del agua pura, variando en
proporción directa con la salinidad (más sales más densidad) y en proporción inversa con la
temperatura (más temperatura menos densidad). De estos dos factores, tiene una mayor
incidencia la temperatura, por lo que el agua más densa es la de los mares polares. La distinta
densidad de las masas de agua provoca su desplazamiento tanto en horizontal como en la
vertical, de manera que las más densas se colocan por debajo de las más ligeras. Así las
variaciones de densidad constituyen un factor determinante en la dinámica oceánica
(responsable junto con la dinámica atmosférica de suavizar las diferencias de temperatura en la
Tierra).
Contenido en oxígeno: Los gases disueltos en el agua son los mismos que componen el aire
libre, pero en diferentes proporciones, condicionadas por la aportación atmosférica y diversos
factores. La temperatura y la salinidad influyen reduciendo la solubilidad de los gases cuando
cualquiera de esos dos parámetros aumenta. Otros factores son la actividad metabólica de los
seres vivos. El oxígeno (O2) abunda sobre todo en la superficie, donde predomina la fotosíntesis
sobre la respiración, y suele presentar su mínimo hacia los 400m de profundidad, donde los
efectos de la difusión desde el aire libre y de la fotosíntesis ya no alcanzan, pero donde todavía
es alta la densidad de organismos consumidores, que lo agotan. En resumen, las aguas más
agitadas, frías y con abundantes organismos fotosintéticos tendrán más oxígeno.
2.2.2.- Biosfera: La biosfera o biósfera es la “envoltura viva” del planeta Tierra, es decir, el
conjunto total de formas de vida (animal, vegetal, microbiana, etc.) y el sistema que conforman
con sus respectivos entornos, ubicado en la porción superficial de la corteza terrestre. En otras
palabras, la biosfera es el ecosistema global, en el que se incluyen todos los ecosistemas
locales.
La biosfera surgió en nuestro planeta hace alrededor de 3.500 millones de años, y desde
entonces evoluciona en complejidad y biodiversidad, a pesar de haber atravesado numerosas
extinciones masivas. El ser humano forma parte de ella, y por lo tanto también
sus comunidades, naciones y ciudades.
Importancia de la biosfera
La biosfera es única en el Sistema Solar, dado que la Tierra es el único planeta en el que se ha
conocido la vida. Esto quizá signifique que la ubicación y propiedades de la Tierra son únicas o
extremadamente raras, y que por lo tanto el surgimiento de la biosfera es algo de una
importancia suprema.
Además, los procesos bioquímicos emprendidos por las distintas formas de vida alteran el medio
ambiente, sumando o restando elementos en diversos compuestos, lo cual incide a su vez en el
estado geoquímico del mundo.
Por ejemplo, el surgimiento de la fotosíntesis durante el período precámbrico incidió
enormemente en la composición de la atmósfera, llenándola de oxígeno y reduciendo el dióxido
de carbono, lo cual permitió el enfriamiento paulatino del planeta, al reducir el efecto
invernadero de los gases pesados atmosféricos.
CORTEZA TERRESTRE
Es la zona más externa de la estructura concéntrica de la geosfera, la parte sólida de la Tierra. Es
comparativamente delgada, con un espesor que varía de 5 km, en el fondo oceánico, hasta 70 km en las
zonas montañosas activas de los continentes.
Se ha planteado que la primera corteza en la Tierra se formó hace 4400-4550 millones de años.
Los volúmenes de la corteza terrestre no han sido constantes sino que se cree que han aumentado a
través del tiempo. Se sabe qué hace 2500 millones de años ya existía una masa formidable de corteza;
antes de esto se supone que hubo mucho reciclaje de corteza hacia el manto. El crecimiento, es decir, el
aumento en volumen de la corteza, se cree que ha ocurrido episódicamente con dos eventos mayores:
- El primero, hace 2500-2700 millones de años
- El segundo, hace 1700-1900 millones de años.
La mayoría de los planetas tienen cortezas bastante uniformes, la Tierra, sin embargo, tiene dos tipos
distintos: corteza continental y corteza oceánica. Estos dos tipos tienen diferentes composiciones
químicas y propiedades físicas, y se formaron por diferentes procesos geológicos.
enorme cantidad de calor, lo que provocó que la Tierra primitiva se derritiera por completo. A
medida que la acreción planetaria disminuía, la Tierra comenzó a enfriarse, formando su primera
corteza, llamada corteza primaria o primordial.
Esta corteza fue probablemente destruida repetidamente por impactos grandes, luego se
reformó del océano de magma que dejó el impacto. Ninguna de las capas primarias de la Tierra
ha sobrevivido hasta hoy; todo fue destruido por la erosión, los impactos y la tectónica de placas
en los últimos miles de millones de años.
Desde entonces, la Tierra ha estado formando una corteza secundaria y terciaria. La corteza
secundaria se forma en los centros de expansión de la mitad del océano, donde la fusión parcial
del manto subyacente produce magmas basálticos y nuevas formas de la corteza oceánica. Este
"empuje de cresta" es una de las fuerzas impulsoras de la tectónica de placas, y está creando
constantemente una nueva corteza oceánica. Eso significa que la vieja corteza debe ser
destruida en alguna parte, entonces, opuesto a un centro de expansión, generalmente hay una
zona de subducción: una trinchera donde una placa oceánica está siendo empujada hacia atrás
en el manto. Este proceso constante de crear una nueva corteza oceánica y destruir la antigua
corteza oceánica significa que la corteza oceánica más antigua de la Tierra tiene solo unos 200
millones de años.
Por el contrario, la mayor parte de la corteza continental es mucho más antigua. Las rocas de
corteza continental más antiguas de la Tierra tienen edades en el rango de aproximadamente
3700 a 4280 millones de años.
La edad promedio de la corteza continental actual de la Tierra se ha estimado en unos 2 mil
millones de años.
La mayoría de las rocas corticales formadas antes de hace 2500 millones de años se encuentran
en cratones. Dicha corteza continental antigua y la astenosfera del manto subyacente son menos
densas que en cualquier otra parte de la Tierra y, por lo tanto, no se destruyen fácilmente
por subducción. La formación de nueva corteza continental está vinculada a períodos
de orogenia intensa; estos períodos coinciden con la formación de los super
continentes como Rodinia, Pangea y Gondwana. La corteza se forma en parte por la agregación
de arcos insulares, incluidos los cinturones de pliegues metamórficos y graníticos, y se conserva
en parte mediante el agotamiento del manto subyacente para formar un manto litosférico
flotante.