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El cuerpo en la escena de las obras Amour y Qué locura enamorarme yo de ti,

presentadas en el marco del festival internacional de teatro de Manizales

Amour es una obra que sustenta toda su historia a través de la acción física y el gesto
corporal. Los personajes hacen uso de máscaras neutras y omiten durante toda la obra la
acción verbal.

Que locura enamorarme yo de ti, es todo lo contrario, la acción verbal juega un papel
protagónico, no se usa máscara alguna y las acciones físicas aparecen más como un
adorno, cómo si se pensase "ya que el cuerpo está aquí posado, hagámoslo mover al
momento que hablo".

Ambas obras podríamos situarlas en orillas distintas, diferentes en estéticas, maneras de


transmitir mensaje, fundamentos, etc. De igual manera nos permiten "jugar" a las
comparaciones cuando queremos aterrizar las a conceptos que se han desarrollado en
clase de Dramaturgia moderna del cuerpo.

Por un lado tenemos a Amour, donde en la acción cotidiana entregada a nosotros


poéticamente están implícitos conceptos como: consciencia corporal, control y ritmo, fluidez
espacial y lúdica del movimiento. No así va a suceder en la obra qué locura enamorarme yo
de ti, pues encontramos en ella un cuerpo no preparado para la escena, impreciso en sus
movimientos y desplazamientos, falto de la presencia escénica evidente en la obra anterior
y que es producto de un trabajo corporal previo para la escena.

Si hemos de sacar alguna conclusión de esta, una de esas "odiosas" comparaciones, es


que el cuerpo en escena hará relucir todo el trabajo pre expresivo del actor, sin importar si
en escena se representan movimientos salidos de la gimnasia o la danza o si simplemente
son acciones salidas del cotidiano como sentarse, caminar, cómo jugar.

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