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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Filosofía
Seminario de Transgresión y Tragedia
Nicolás Alvarado
Jeffrey Sebastian Tavera Camelo
24 de mayo de 2022.

LA ETNNIA: MÚSICA DE LA VIOLENCIA Y TRAGEDIA COLOMBIANA

Introducción

En este texto se explorará de forma filosófica algunas canciones del álbum


Malicia Indígena (1997), conceptualizado, escrito y publicado por el grupo de hip-hop
latino La Etnnia, que desde sus inicios se reconoció como una raíz esencial para el
legado del hip-hop, no solo en la historia artística de Colombia —que reconoce al grupo
como patrimonio cultural y “leyendas de la música”, según la Cancillería y el
Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia—, sino también como base cultural
y centro narrativo de las juventudes vulneradas por el conflicto y la pobreza en las
calles y barrios latinoamericanos. Esta exploración tendrá principal base en el concepto
artístico del álbum a tratar, referenciado específicamente por Diana Avella, su relación
con el significado de lo trágico y la aplicación de la expresión artística de la violencia
y la tragedia en José Alejandro Restrepo. Todo esto se llevará a profundizar con el
legado mismo que ha dejado La Etnnia, como grupo artístico musical, en la cultura de
Colombia, como bien puede relacionarse con los levantamientos sociales del año 2021
en el país en contra de la desigualdad y la injusticia, y en toda Latinoamérica como raíz
cultural del hip-hop y rap en este lado del continente americano.

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Representar el ser colombiano por medio de lírica y música

A lo largo de su historia, Colombia ha sido testigo y víctima de conflictos


armados, sociales y políticos, debido a su trasfondo de naturaleza particular y
curiosamente violenta, que funciona como base para su historia presente y hasta futura,
según Restrepo, que afirma que estos vestigios de la historia del país pueden no ser
directamente culpables de las acciones de sus habitantes en el presente, pero que “estas
ruinas son los signos perceptibles de ‘una puesta en escena’ de la historia y los
cadáveres son su infalible utilería” (Restrepo, 2006, p. 23). Todas estas características
propias de la historia violenta de Colombia y su tendencia por usar estos signos
violentos como representación, podría decirse, son parte de las razones por las cuales
el grupo llamado La Etnnia un día en el año 1996 quiso cantar al país y al mundo entero
ese sentimiento de exclusión, violencia e ignorancia que sufrían sus integrantes y sus
cercanos, por los cuales quisieron representar y expresar la musicalidad de lo que era
vivir en el centro de las calles de la metrópolis de Colombia, de la urbe gigantesca de
odio, violencia y cultura que entendían los miembros de este grupo de hip-hop.
Gracias al esfuerzo artístico por parte de sus integrantes, La Etnnia logró
comunicarse con los civiles vulnerados del país, de Bogotá y hasta de culturas urbanas
de otros países latinoamericanos. Este arte musical dirigido por el grupo llegó con el
tiempo a representar no solo juventudes que vivían bajo los pesados rieles que eran la
vida pobre en las calles de la capital, sino a todo aquel que tenía un mínimo sentido de
pertenencia cultural o social-territorial.

El proceso creativo de La Etnnia responde a la importante conexión entre música,


identidad y territorio, una especie de ritual entre el lugar de nacimiento, la lucha por la
independencia musical y la titánica tarea de crear oportunidades para la cultura en un
barrio periférico de la ciudad. (Avella, 2021, p. 228)

Estas características de cultura y revolución lírica pueden apreciarse a lo largo


del álbum de Malicia Indígena, donde las letras buscan representar la cultura urbana
colombiana a partir de pullas o ironías sociales relacionadas con el hablar y actuar cuasi
agresivo de las personas más cercanas a este entorno de vida callejera, como puede ser
visto en la canción Titanes, en la cual versa de la siguiente manera:

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Líricas explícitas de las calles, el vientre / 5-27, llegan pues los jinetes / Micrófono por
espada y estilo que arremete / Tajantes son mis frases, mis dedos marcan los ases /
Acaudillando ves a todos mis secuaces / El Ata y el Kany, malicia la sinfonía / Arraigado
el talento, esta es mi apología / Directo desde las calles, para el mundo entero. (La
Etnnia, 1997, 2m50s)

En estos aspectos es claro encontrar un carácter trágico que será explorado


después, visto esencialmente en la idealización de la violencia y el sentido de que el
artista ve y parece buscar un enemigo hacia el cual dirige las palabras como si fueran
su arma. Palabras caracterizadas por esa “malicia” que, según el concepto del álbum,
representa a la cultura latinoamericana que, despojada de su pasado ancestral a causa
de la conquista, busca mostrar su inconformidad y pedir justicia de maneras que
podrían parecer vulgares o inconvenientes.
Es de tal manera que La Etnnia busca representar musicalmente aspectos de la
cultura colombiana y latinoamericana en el álbum de Malicia Indígena, basándose
principalmente en

el panorama nacional de la década de los noventa, pero ahondan en el fenómeno


migratorio desde varias orillas; analizan los aspectos sociales, familiares, comunitarios
y territoriales de la migración forzada, por la falta de oportunidades y por la violencia
que arreciaba en el país durante aquellos años. (Avella, 2021, p. 230)

Incluso teniendo en cuenta el contexto principal bajo el cual se basa el álbum,


muchas canciones exploran la tragedia de la vida callejera, despojada de oportunidades
y llevada hasta el límite, como puede ser entendido en la canción Sombra Criminal,
que relata la paranoia perceptible en las mentes de muchos habitantes de barrios bajos
de la capital, donde el mal y el peligro son como una “lección” o consecuencia de la
ciudad en la “sombra” de aquellos que viven en las calles, manchándola como
representación del TEPT (trastorno por estrés postraumático) y volviéndola una
“sombra criminal”:

Todo sigue, todo pasa, todo se hace tan normal / Muchas mentes en la calle se inclinan
hacia el mal / Mal de pensar si existe la vida para muchos les ríe como un chiste / Vive,
sobrevive, estás parado en el sucio asfalto / Si la vida te da impulso ya prepárate a dar
el salto / Decide bien, lucha esa necesidad es mucha / Defiendo las pisadas, de parche
de esquinas / Que son vecinas de la sombra criminal / Otra historia más de la fría
realidad. (La Etnnia, 1997, 2m10s)

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Con claridad en el contexto del álbum y su objetivo, puede entenderse cómo
este grupo de hip-hop buscaba más que solo cantar o hablar de experiencias mediante
la música; La Etnnia quería lanzar un grito simbólico al mundo entero, que representara
el miedo, el dolor, el sufrimiento y la tragedia que acosaban diariamente al común
urbano de la capital de Colombia. Y estas representaciones no salían de la nada
simplemente como cantos directos pidiendo ayuda o culpando a alguien por los males
que sufrían, sino expresando este carácter trágico tan humano, de ser culpable y a la
vez inocente pues, “por más inhumanas que nos parezcan, estas manifestaciones de
violencia fueron cometidas por humanos” (Restrepo, 2006, p. 11), y como tales, en su
expresión, por ejemplo, de Sombra Criminal, deja implícito y hasta cierto punto
también explícito que, por más que la persona no guste de ello, es por culpa de otro
humano como ella misma que ahora se encuentra en ese estado de paranoia e
inseguridad, por miedo a sufrir la violencia que tan normalizada se ha vuelto en la
capital; “Caminando, y observando, voy mirando hacia atrás / Hay alguien que me
sigue como a todos los demás” (La Etnnia, 1997, 10s).

La cotidianidad violenta de la urbe gigantesca

De la misma manera que anteriormente pudo apreciarse, La Etnnia siempre


buscó representar y expresar no solo el sentimiento urbano y de camaradería por el cual
son tan conocidos, sino también el de los civiles quizá más alejados de este entorno
callejero del cual surge el grupo. Siempre encontraron la manera de incluir en sus
versos a todos aquellos que son testigos de la violencia que se ha vuelto tan normal y
cotidiana en la vida de los bogotanos, como es el caso de la canción Expreso Mortuario,
en la cual se narra una situación que se ha vivido en múltiples ocasiones, como lo es
un asalto o robo en transporte público. Retratan el miedo que viven los pasajeros y
como en la realidad ese pasaje por el cual pagaron dejó de ser unas cuantas monedas,
y pasó a ser la vida: “Manos temblorosas, rostros muy asustados / Sentados iban unos,
otro-otros acostados / Es una realidad que se narra en cuatro ruedas / El precio era la
vida por unas cuantas monedas” (La Etnnia, 1997, 50s).

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Nuevamente, aparecen los actos humanos como cuantificadores de la violencia
que luego serían expuestos artísticamente por La Etnnia. Restrepo afirma que estos
actos de violencia buscan generar terror, el acto violento hacia el cuerpo crea un
mensaje de la nada, pues dice que el objetivo principal del terror es “romper
brutalmente el sentido (en su triple acepción: sensación, significación, dirección)”
(Restrepo, 2006, p. 20), estos mensajes son directamente comprendidos por la mente
humana y por ello en la situación de un asalto armado en un transporte público la gente
no tiene más reacción que el terror, que el impacto y el no tener sentido de
entendimiento en el momento, pues este miedo “cifra también su eficacia en el efecto
perturbador en el tiempo. El terror se convierte en una fuerza aleccionadora de larga
duración” (Restrepo, 2006, p. 20). A todo esto se le puede agregar el hecho de que en
la misma canción —que es narrada en primera persona por un integrante del mismo
grupo que estaba asaltando el bus—, al terminar el asalto y bajarse del bus trotando,
las personas ya no tienen en sus caras el factor de terror privándolos de sentido, y es
dicho que, aunque no esperaban que un pasajero tuviera un arma, acabaron recibiendo
tiros a través de la ventana luego de que el bus se orillara y, en consecuencia,
asesinando a uno de sus compañeros:

En el salto, brinco, casi pierdo todos los reflejos / Se oía el eco de algunos gritos a lo
lejos / Sacaron un revolver, lo asomaron por la ventana / Vi avalancha de bala en aquella
madrugada / Vi caer a uno de mis compañeros / No contamos con un arma que había
en los pasajeros / Herido yo en el sopi, escuchaba los comentarios / Creo que cayeron
ya que estos eran varios / Víctima de descomposición social / En muchos barrios esto
es normal. (La Etnnia, 1997, 1m30s)

El grupo muestra la realidad de la capital, en que se vuelve común escuchar a


un compañero o cercano hablar de una experiencia en un bus en que sucedió una
situación similar o idéntica a la relatada en la canción; la sociedad está normalizando
estas manifestaciones de violencia, está volviendo cotidiana la tragedia y esto mismo,
como consecuencia, está volviendo a las personas indiferentes a estos actos de terror.

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Malicia Indígena

Para casi finalizar esta exploración al arte musical representado por La Etnnia,
se dará un análisis al título del álbum, su relación con las dos canciones que más
parecen conectar con el título: Malicia Indígena y Oro; y también, a cómo las letras de
estas canciones y, por tanto, del mismo álbum, tienen una conexión con la comprensión
de la transgresión y la violencia a través del tiempo en la historia colombiana, y por
qué estos hechos narrados en las canciones son tan relevantes en el actuar y en la cultura
de Colombia inclusive hoy en la contemporaneidad.
Oro y Malicia Indígena son las últimas dos canciones del álbum Malicia
Indígena (1997), y son canciones que, por medio de una revisión irónica y melancólica
a la historia, buscan mostrar el origen de la cultura violenta que parece tener lugar no
únicamente en Colombia, sino a lo largo de toda Latinoamérica.
Empezando por Oro, puede apreciarse la intelectualidad cultural y territorial de
los miembros de La Etnnia al interpretar una versión recortada y musical del poema El
sueño de las escalinatas (1978) por Jorge Zalamea, en donde buscan hacer énfasis en
cómo la Conquista fue esencial para la culturalización violenta del país y en toda la
zona latinoamericana:

“Se trocó en ídolo devorador en la tierra colombiana, mi dulce y tremenda tierra” / “En
son de guerra y de conquista para desposeer y avasallar a tribus que ni siquiera tienen
fe de bautismo en los registros de la historia” / “La concupiscencia del poder, primero;
la codicia luego, engendraron la crueldad y abonaron el crimen. Una y otro abortaron
ese feto: el terror”. (La Etnnia, 1997, 30s)

Desde esta interpretación, los vestigios y ruinas del pasado, de la historia,


formaron la cultura violenta, cruel y criminal por la cual son reconocidos los
colombianos en muchos lugares a lo largo del mundo, y hace énfasis en cómo a pesar
de que la crueldad es por culpa de los mismos humanos, la tierra de Colombia no
perderá, incluso con su pasado violento y su conflicto actual, la dulzura por la cual
también es tan bien conocida.
Continuando con Malicia Indígena, la canción aborda el mismo problema desde
una perspectiva más moderna, en la cual se tienen en cuenta factores como la siembra
de estupefacientes en granjas de las cuales los campesinos fueron despojados, o cómo

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todos estos hechos violentos, presentes y pasados, llenaron de una ira y una malicia
innata a los colombianos, que quieren y anhelan destruir ese mal violento que, por
décadas y siglos, los ha acosado.
Esta canción final del álbum que se titula igual quiere ser el verdadero grito de
guerra en contra de la injusticia social, el pasado violento que busca imponerse en el
presente y aquellos que rechazan la libertad que busca proclamar todo el pueblo
colombiano, y latinoamericano al versar en el puente de la canción lo siguiente: “La
Etnnia representando desde la Patagonia / Hasta México, la malicia latina / La malicia
indígena recorriendo el mundo” (La Etnnia, 1997, 2m22s). Y con fuerza, humildad y
voluntad, La Etnnia sin duda representó el pensamiento reprimido de muchos
latinoamericanos, al ir en contra de toda esta violencia, representando al latino como
aquel sometido que ya está cansado de la injusticia, la violencia y el silencio, gritando
resentidos y maliciosos ante aquello que desde sus orígenes culturales les ha dañado y
mancillado; “Al compás de la viva danza / La guerra fue de bala contra lanza / Rodeado
de malicia innata” (La Etnnia, 1997, 30s).
En la canción es narrado cómo los indígenas en el pasado fueron sometidos,
reprimidos y humillados de múltiples maneras, causando así un resentimiento natural
en la gente que representa La Etnnia que, con su música, busca no solo dar luz al
silencio de los marginados, sino también mostrar las injusticias de las que fueron
víctimas nuestros ancestros. Así, como afirma Restrepo, la Conquista fue un momento
que causó algo más que terror en las vidas de las tribus indígenas de la época; fue algo
que quedará por siempre en la memoria de las descendencias. Estos actos violentos
fueron realizados como una técnica que comunicaría como un mensaje el sufrimiento
de los pueblos indígenas al futuro; “un cuerpo gramatical sería un cuerpo que habla
hasta por los codos. Pero no se trata de una verborrea desordenada. Como para Sade,
estos rituales aberrantes, a través del lenguaje y la retórica del cuerpo, se vuelven
aberraciones lógicamente estructuradas” (Restrepo, 2006, p. 21).

Veo al campesino otra vez arando / Polvo para el mundo que lo continúa inhalando /
Rompe las fronteras, anda carreteras / Para tu malicia nunca existirán barreras / Que
hable el bajo mundo / Que hablen los secretos / Que se sientan los gritos reprimidos del
concreto. (La Etnnia, 1997, 2m)

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Conclusión

Es así como La Etnnia, con su álbum Malicia Indígena (1997), mostró al mundo
un lado quizá vulgar, aberrante, que nadie entendía de la cultura colombiana y
latinoamericana, expresando la violencia de la que en el pasado nuestros ancestros
fueron víctimas, el sufrimiento y resignación de los colombianos en la actualidad
gracias a la normalización de la violencia y el conflicto armado. Mostró cómo la
representación de aquellas cosas que dañan la sociedad pueden nuevamente unirla en
contra de ellas, “Tribu de guerreros fueron sometidos / Micrófono en mano, indios
resentidos / Este es el emblema, mi gente latina / En un continente, un país, ciudad o
esquina / Maliciosos regresando, año 97 / De nuevo representando 5-27” (La Etnnia,
1997, 3m).
De esta manera, incluso sin tomar únicamente en cuenta el álbum tratado a lo
largo de todo este texto, La Etnnia ha sido y continúa siendo un símbolo de resistencia
para los violentados en el país, “el repertorio de esta agrupación musical relata y retrata
la realidad del país, y con su voz ha acompañado las grandes apuestas de nación por la
defensa de los derechos humanos” (Avella, 2021, p. 234). Este grupo de hip-hop no es
solo un grupo de personas cantando por cantar ni expresando nimiedades de la
sociedad, es un grupo de músicos culturalizados que, por medio de la lírica, buscan
representar la transgresión y la violencia de un país que parece condenado al conflicto
y la desigualdad, justamente en pro de evitar ese cruel y trágico destino del pueblo
colombiano.

8
Bibliografía.

La Etnnia. (1997). Titanes [Canción]. En Malicia Indígena. 5-27 RECORDS.


La Etnnia. (1997). Sombra Criminal [Canción]. En Malicia Indígena. 5-27 RECORDS.
La Etnnia. (1997). Expreso Mortuario [Canción]. En Malicia Indígena. 5-27
RECORDS.
La Etnnia. (1997). Oro [Canción]. En Malicia Indígena. 5-27 RECORDS.
La Etnnia. (1997). Malicia Indígena [Canción]. En Malicia Indígena. 5-27 RECORDS.
Avella, Diana. (2021). La Etnnia: el legendario himno del hip hop latino. Nómadas,
(54), 225-235. https://doi.org/10.30578/nomadas.n54a13
Restrepo Hernández, José Alejandro. (2006). Cuerpo gramatical: cuerpo, arte y
violencia. Ediciones Uniandes.

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