Está en la página 1de 3

LA IMPORTANCIA DE LA HIGIENE EN DIFERENTES PARTES DEL CUERPO

NIÑAS

Higiene se define como “parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la
prevención de enfermedades”, esto es, el conjunto de conocimientos y técnicas que deben aplicar
las personas para el control de los factores que pueden constituir riesgos para la salud. La higiene
personal es el concepto básico del aseo, limpieza y cuidado de nuestro cuerpo, y como es lógico
los hábitos higiénicos no son algo
aislado sino que guardan relación
con las demás actividades
fundamentales que a diario
ocupan al niño: comer, dormir,
jugar, ir al baño, mantener el
cuerpo limpio… La mayor parte de
estos hábitos son adquiridos en los
primeros tres o cuatro años de
vida, y una vez establecidos no se
olvidan jamás. Existen ciertos
consejos para adquirir hábitos de
higiene y que estos hábitos se
instalen naturalmente en la vida de
los más pequeños. Ventajas de los
hábitos de higiene Los hábitos
higiénicos presentan las siguientes
ventajas para los niños y niñas, y
para las familias en general:
Contribuyen al bienestar físico del
organismo. Colaboran con el
bienestar psíquico del niño o niña.
Son elementos esenciales en el comportamiento adecuado del individuo. Contribuyen a una
socialización adecuada. Permiten economizar tiempo y esfuerzo intelectual en el cumplimiento de
una serie de actos rutinarios de la vida diaria. Adquisición de hábitos de higiene La práctica de la
higiene personal es una cuestión de responsabilidad individual que se adquiere a través de un
proceso de educación, correspondiente fundamentalmente a los padres, que día a día en el hogar
actuarán de ejemplo y acompañantes en los distintos hábitos. Sin embargo, la educación para la
salud que proviene de la escuela o los ámbitos médicos también es importante, aunque los
programas de la educación para la salud no tengan demasiada consideración en nuestro entorno,
ni en la práctica se facilite la adquisición de hábitos en lugares fuera del hogar. Lo fundamental es
que los hábitos de higiene en la infancia no aparecen espontáneamente sino que los padres hemos
de ayudar a los pequeños a desarrollarlos, y acompañarlos en su aprendizaje. De este modo,
“invertimos” en 3 salud, en un proceso que no será de semanas o meses sino mucho más largo,
según los distintos ritmos de cada niño. II. CONSEJOS PARA ADQUIRIR HÁBITOS DE HIGIENE La
higiene es un importante problema de salud en muchas partes del mundo con dificultades para el
acceso a buenas condiciones de vida, pero en nuestro entorno también olvidamos a veces lo
importante que es para la salud unos buenos hábitos de higiene ya desde la infancia. Según los
expertos de UNICEF el proceso de inculcar hábitos higiénicos en los niños se facilita si se tienen en
cuenta seis consejos básicos que deberán seguir los padres y los educadores:  Predicar con el
ejemplo, tanto en la higiene personal como en la del hogar. Como en todos los aspectos de la vida,
los niños aprenden de nosotros y con nosotros.  Inculcar hábitos desde pequeños, nunca es
pronto para enseñarles. Repetir y repetir y repetir el por qué de la higiene, sus beneficios, las
consecuencias de no mantenerla…  Regularidad. Ciertos hábitos deben repetirse diariamente,
incluso varias veces al día, otros con mayor periodicidad…  Entorno propicio. Los artículos de
higiene personal deben estar al alcance de los niños: jabón, pasta dental, papel higiénico, etcétera.
Esto no significa que, sobre todo al principio, los padres debamos estar junto a los niños,
supervisando sus actuaciones y enseñándoles a usar bien dichos artículos.  El aseo debe ser
grato. No amenazar con castigos, sino mostrarle los beneficios que obtendrá. Hacer de lavarse los
dientes o la hora del baño momentos entretenidos.  Creatividad. Si un método para crear
hábitos higiénicos no da resultado, además de pacientes, debemos ser creativos e inventar tácticas
nuevas. No dejar de inventar canciones, bailes, probar a bañarse o a limpiar el cuarto con música…
Siguiendo estos consejos será más fácil que los niños adquieran hábitos de higiene en la infancia,
creciendo de un modo más saludable y manteniéndolos a lo largo de su vida. 4 III. HIGIENE ÍNTIMA
EN LAS NIÑAS Ya que conforme van creciendo los niños y niñas, estos adquieren cierta autonomía,
es importante una correcta higiene corporal para el desarrollo de la salud, y cuando se retira el
pañal no debe descuidarse la limpieza de los genitales. Cuando las niñas van al colegio se les
supone cierta autonomía y tienen que limpiarse ellas solas tras ir al baño, probablemente sin
haber adquirido el hábito correctamente o sin llevar cuidado en la limpieza. Pero los expertos
señalan que es importantísimo que al llegar este momento la niña tenga unas ideas claras y
precisas sobre su higiene corporal y haya adquirido unos hábitos de limpieza que dentro de sus
posibilidades contribuyan a mantener su salud. Dado que la higiene diaria es una rutina,
teóricamente no debería ser difícil instruir a la niña sobre la forma más adecuada de orinar y
defecar y la posterior limpieza de la zona. Una de las cuestiones básicas que evitaría muchos casos
de vulvovaginitis es el hábito de limpiar sus genitales de delante hacia atrás. La vulvovaginitis es
una inflamación de la región genital femenina, una afección relativamente frecuente. La vulvitis es
la inflamación de la vulva o genitales externos y es muy frecuente en niñas de tres a seis años. Se
pueden prevenir con una correcta higiene. Consejos La limpieza de adelante hacia atrás previene
que restos de las deposiciones se asienten en la vulva y proliferen las bacterias procedentes del
intestino. Después de defecar hay que limpiarse bien, utilizando papel higiénico suficiente, de
forma que no queden restos. Se les puede indicar que el último trozo de papel usado deberá
quedar limpio. Mejor utilizar papel higiénico suave, sin olores ni colores. No es necesario lavar la
zona después de cada deposición. Si se emplean toallitas húmedas, es conveniente que la última
limpieza se haga con papel, para 5 eliminar la humedad. Si la zona ano-genital está húmeda es más
posible la aparición de hongos. Cuando la niña hace pipí, se le puede pedir que separe las rodillas,
de este modo es más fácil que la orina caiga directamente al inodoro sin mojar los genitales.
Después de limpiarse hay que lavarse las manos con agua y jabón, es un hábito es especialmente
importante, puesto que con ella se evitan ciertas enfermedades infecciosas que se transmiten por
vía oral-fecal a través de las manos. Se deben cambiar las prendas intimas todos los días, después
del baño, o en caso de que se manche con restos de caca. Las braguitas han de ser de algodón.
Para la limpieza en la bañera o ducha se han de emplear productos suaves y no utilizar jabones
fuertes, baños de espuma ni sales de baño, que podrían producir irritaciones en el área genital. Se
recomienda jabón líquido de pH ligeramente ácido o neutro. No se recomienda utilizar esponjas
para limpiar el área. Basta el lavado manual con agua y jabón, llevando cuidado al enjuagar para
que no queden restos de jabón. Después del baño, también se tendrá especial cuidado en secar la
zona genital por la razón que hemos indicado anteriormente. En definitiva, los genitales infantiles
deben estar en continua observación también cuando se deja atrás el pañal, y debemos enseñar
unos hábitos de higiene íntima para prevenir que puedan presentar alguna infección por falta de
higiene. 6 IV. RECORDAR LAVARLES Y LAVARNOS LAS MANOS Lavarse las manos es importante
para la salud de toda la familia. Porque con las manos preparamos alimentos que luego comemos,
y los niños además suelen comer utilizando las manos frecuentemente. Sin embargo, aunque es
un hábito muy adquirido por mí y que realizo inconscientemente antes y después de cocinar, antes
de comer y en otras situaciones, reconozco que a mi hija mayor se me olvida lavarle las manos en
alguna ocasión, y ella tampoco lo recuerda. Alguna vez a mitad de la comida, cuando me doy
cuenta de que esta “devorando” un trozo de pan o de fruta a manos llenas, nos hemos tenido que
levantar para lavárselas. Le insisto en que tiene que acordarse, pero sé que es una labor mía la de
que adquiera esa costumbre. Habitualmente sí me lo dice antes de comer, de hecho la tengo que
“frenar” en muchas ocasiones porque le encanta lavarse las manos con jabón, en cualquier
ocasión. Ya hemos practicado mucho acerca de la mejor forma de lavarse las manos. Y
habitualmente sí me acuerdo, y o bien le ayudo a lavárselas o lo hace ella sola, pero cuando se nos
olvida no puedo evitar ese remordimiento de “¿por qué soy tan descuidada?”. Y también pululan
en mi mente todos los posibles riesgos de haber comido con las manos sucias. Por si fuera poco,
recuerdo la lista que ofrece la OMS de situaciones en la que uno debería lavarse las manos: 
Antes de manipular alimentos y con frecuencia durante su preparación  Antes de comer 
Después de ir al baño  Después de manipular carnes rojas o de ave crudas  Después de cambiar
el pañal a un bebé  Después de sonarse la nariz  Después de tocar basura  Después de
manipular sustancias químicas (incluidas las utilizadas para limpiar)  Después de jugar con
mascotas  Después de fumar Y aunque los niños no estén expuestos a muchas de esas
situaciones, sí lo estamos sus padres. Entonces me pregunto, con una punzadita más de
remordimiento… ¿cómo me voy a acordar de lavarles las manos siempre si no me acuerdo de
hacerlo muchas veces yo misma?

También podría gustarte