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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
ENSAYO
DOCENTE:
Dr. Sergio Sedano Jiménez
ALUMNO:
Ernesto Álvarez Girón
ernesto.alvarezg@uaem.edu.mx
La cultura la construimos los humanos, sin embargo ella también nos construye, incide en
nuestra toma de decisiones, en los valores propios y en lo que consideramos más importante
para nuestra vida. Sin embargo en ocasiones esta dinámica no resulta benéfica para la
comunidad, en tanto que la cultura nos moldea en nuestro compromiso ético, la cultura
también es responsable de influir en que los individuos transgredan las normas y leyes
establecidas. Aquellas leyes que mantienen el orden, preservan el bienestar y salvaguardan
los derechos y dignidades humanas.
Hace una analogía entre la ficción cinematográfica con la realidad mexicana que se sabe que
existe, pero que es normalizada, ocultada, olvidada y a pesar de eso es tan recurrente. Se le
concede un espacio determinado en los periódicos, noticieros y medios de comunicación
amarillistas que las personas revisan, aun así sorprendidas cada vez más de su contenido, con
lo surreal que parece la manipulación de los cuerpos de forma tan grotesca, estos son
intervenidos como objetos publicitarios, que en su propia esencia mandan un mensaje para
los enemigos de los sujetos involucrados en la realización del acto (en su mayoría
narcotraficantes) y para la población en general, una amenaza implícita: todo aquel que se
entrometa en su camino puede terminar como estos cuerpos. La violencia surge como una
herramienta más para la imposición del poder, instaurando el miedo en la población. Cabe
señalar que la distinción del tipo de violencia planteado desde la perspectiva “gore” respecto
con las demás violencias radica en que se encuentra ligada a los beneficios económicos que
reporta tanto su ejecución como su espectacularización y distribución a través de los medios
de información.
Desde una perspectiva transfeminista, es decir, que va más allá del feminismo y su
reflexión aplica para todo aquel ciudadano que vive estas situaciones, Valencia propone
reinterpretar el capitalismo utilizando el término “capitalismo gore” que tiene efecto sobre la
economía actual más representativa, con un alcance global, concretamente en los espacios
geográficamente fronterizos (Valencia, 2022). En su libro se profundiza específicamente en
la ciudad de Tijuana, ubicada en la frontera de México con Estados Unidos.
La autora plantea a Tijuana como una ciudad donde el Capitalismo Gore es apreciado de la
mejor manera. Una ciudad sumamente contradictoria y fuera de control del estado, donde la
economía trabaja de una manera oscura. Es una ciudad que se encuentra a pocos kilómetros
del principal representante del capitalismo, de la potencia mundial más relevante
culturalmente en occidente, con un inmenso poder
político y capital económico que, además, tiene un amplio consumo de mercancías ilegales.
“La frontera México-Estados Unidos es la única en el mundo donde un país pobre -en el cual
hasta las fuentes oficiales reconocen que el 40 por ciento de su población vive por debajo del
índice de pobreza- se “frota” con el poder económico y político más grande el mundo, a lo
largo de 3.000 km de línea divisoria” (Palaversich, 2005, p.173).
Lipovetsky (2007) plantea que se ha puesto en marcha una nueva fase de consumo en
el capitalismo, que es la sociedad del hiperconsumo. En ella los sujetos hiperconsumistas ya
no sólo desean el bienestar material, sino que el consumo pasa a ser un alivio del disconfort
psíquico, una fuente de armonía interior y plenitud subjetiva (pp.8-11). Constantemente se
exige a las personas que sean felices, se proyecta un ideal de bienestar que se logra a través
del consumo, además de que éste permite a las personas diferenciarse de las otras, les hace
sentir especiales, de esta forma “la autenticidad genera diferencias comerciables. Con ello
multiplica la pluralidad de las mercancías con las que se materializa la autenticidad. Los
individuos expresan su autenticidad sobre todo por medio del consumo” (Han, 2017).
Las prácticas delictivas son tentadoras cada vez más en los ciudadanos de espacios
suburbanos y excluidos. En el actual modelo económico, es más fácil identificarse con una
posición de “perdedor” que de “ganador”. Hay una inmensa distinción entre estos dos
términos, encima el ideal de “ganador'' procura una gran cantidad demandas consumistas que
son inalcanzables para la mayoría de la población. Como lo explica Pratt (2002), el sistema
actual es incapaz de generar un sentido de pertenencia y colectividad, además de que crea una
imposibilidad de ver un futuro creíble y alentador; esto tiene un efecto que produce
enormes crisis de
existencia y de significado en las personas que no están perfiladas por prácticas consumistas
y a su vez en las que sí lo están, de formas incontrolables (p.15).
Sujetos que encuentran una posibilidad de hacer frente a su posición desfavorecida, una
manera de sentirse válidos, encontrar un sentido de pertenencia, y obtener una ascensión
social. Estas personas que dentro del Capitalismo Gore se denominan “Endriagos”, aquellos
que se empoderan, dignifican y encuentran una fuente de reafirmación masculina a través de
su trabajo. Sin embargo lo consiguen mediante necroprácticas, que como menciona
Valencia (2022) se caracterizan por ser acciones radicales, encaminadas a vulnerar
corporalmente; son prácticas que innovan y desarrollan la forma en la que se asesina y
tortura, ejemplo de ello son la trata de blancas, tráfico de drogas, asesinato por encargo,
secuestro, tortura, entre otros. El mercado de la violencia opera mediante este tipo de
prácticas que conciben a los cuerpos como productos de intercambio, el Capitalismo Gore
modifica los términos de la mercancía y se subvierten por una mercancía literalmente
humana, de carne y hueso, ahora se contabiliza el número de muertes como si fueran una
moneda de transacción, el negocio más rentable parece ser la muerte (p. 147).
Al buscar formas para adentrarse en trabajos violentos, los jóvenes prácticamente sólo tienen
una elección. De forma directa o indirecta terminarán involucrándose con la institución más
representativa del capitalismo gore, el Narcotráfico. La participación del narco dentro de la
economía mexicana es notable, representando una de las industrias más grandes e influyentes
del país, no sólo en su aporte de capital sino también en su relación con el estado.
Valencia afirma que el poder e imposición del narcotráfico sobre las poblaciones ha
provocado que se plantee a sí mismo como un “Narco-Estado”, el narco empieza a financiar o
cumplir con labores propias del estado, ejemplo de esto es la creación de escuelas, hospitales,
infraestructuras, entre otras. Los habitantes de estas regiones se ven favorecidos ya que el
narco ayuda a mejorar su calidad de vida y saciar sus necesidades básicas, todo esto por el
precio de su silencio.
Los jóvenes comienzan a idealizar y agradecer por los beneficios que las intervenciones del
narco reportan, todo esto con la inferencia de la cultura del narco presente en la población
joven, en la música con la existencia de un género específico para los narcos, los
“narcocorridos” muy populares y también en el entretenimiento, hay diversas apariciones del
narco en videojuegos, series televisivas y películas taquilleras.
REFERENCIAS: