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Pues bien, veamos cuáles son las principales modificaciones que plantea
esta reciente autógrafa aprobada por insistencia y que seguramente será
publicada en los próximos días.
Sin embargo, habría que indagar si es que el Poder Judicial cuenta con la
logística y las herramientas necesarias para poder programar y llevar a
cabo audiencias en un período tan corto de tiempo. Y es que, si bien la
lógica de los procesos constitucionales es el de tener una resolución
pronta por la magnitud de lo que allí se discute, no se puede perder de
vista que el hecho de establecer plazos más cortos pudiera a fin de
cuentas generar una especie de cuello de botella en la administración de
justicia que termine ocasionando el efecto contrario: el retardo en la
resolución de los casos.
Sin embargo, una vez que entró en vigor el NCPC, el Pleno del Tribunal
Constitucional aprobó la Resolución Administrativa 154-2021-P/TC a
través de la cual se estableció que la vista de la causa constituía el acto
procesal por el que los miembros de la sala primera o de la sala segunda
del Tribunal Constitucional toman conocimiento directo y simultáneo de
un determinado asunto sometido a su decisión (un caso) y en el que
decidían si un caso iba o no a tener una audiencia pública. Es decir, se
estableció una diferencia entre «vista de la causa» (reunión de los tres
magistrados de cada una de las salas) y «audiencia pública» (informe
oral que brindan las partes ante los jueces).
Así, bajo lo establecido a través de la Resolución Administrativa 154-
2021-P/TC, el Tribunal Constitucional ciertamente no celebraba
audiencias públicas en todos los casos, sino que, llevaba a cabo este
ejercicio de la «vista de la causa» en donde podían decidir si o declarar
improcedente el caso a través de un auto, o si convocar a audiencia
pública. Esta distinción que hizo el Tribunal Constitucional sobre estos
conceptos fue duramente criticado por cierto sector de la doctrina
nacional porque señalaban que, en realidad, lo que estaba haciendo el
supremo intérprete era inaplicar lo que establecía el artículo 24
del NCPC de y desatender la voluntad del legislador que era,
precisamente, que los jueces pudieran escuchar a las partes.
Así, pues, vemos que esta nueva redacción del artículo 24 busca plasmar
esta posibilidad de exoneración del pago de costos (y de costas) a nivel
legal a pesar de ya encontrarse como una previsión jurisprudencialmente
construida por el Tribunal Constitucional.
Pues bien, la nueva redacción del artículo 42 plantea que, además, de los
amparos contra resoluciones judiciales, la referida sala de la Corte
Suprema conozca en segunda instancia las demandas de amparo
relacionadas con procesos de selección de obras públicas o de ejecución
de estas, así como aquellas que cuestionen decisiones del Congreso de
la República dentro de un proceso parlamentario.
Pues bien, la reforma que ahora se plantea establece que el plazo de los
60 días deberá empezarse a contarse luego de los 10 días útiles con que
cuenta la autoridad o funcionario público para dar respuesta al ciudadano
sobre lo solicitado mediante el documento de fecha cierta. Con esto, en
la práctica el ciudadano contará ahora con 70 días —contados desde la
fecha de la presentación del documento de fecha cierta— para poder
interponer la demanda de cumplimiento.
Particularmente consideramos que esta es una modificación valiosa e
importante si lo que se busca es garantizar el acceso a la justicia de los
ciudadanos que buscan que la administración pública cumpla con los
mandatos establecidos en los actos administrativos firmes o en las
normas legales.
9. Conclusiones