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FILOSOFÍA 1º BACHILLERATO

UNIDAD DIDÁCTICA 2: EPISTEMOLOGÍA

1. INTRODUCCIÓN
1.1 ¿QUÉ ES LA EPISTEMOLOGÍA?
La epistemología es la rama de la filosofía donde se estudia todo lo referente al conocimiento: qué
se entiende por conocimiento, cuáles son las herramientas de que disponemos para adquirirlo y qué
grado de fiabilidad nos ofrece cada una de ellas, así como de qué manera podemos clasificar los
distintos tipos de conocimiento y si existen o no límites para el mismo.
1.2 ACTITUDES ANTE LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO
a) El dogmatismo: es la posición filosófica según la cual podemos adquirir conocimiento seguro y
universal, y tener absoluta certeza de ello. Además, defiende la posibilidad de ampliar progresiva e
ininterrumpidamente nuestros conocimientos.
b) El escepticismo: es la posición opuesta al dogmatismo. El escepticismo moderado duda de que
sea posible un conocimiento firme y seguro. El escepticismo radical niega que sea posible tal
conocimiento.
c) El criticismo: es una postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo. Para los
pensadores críticos, como Kant, el conocimiento es posible, sin embargo, este no es incuestionable
y definitivo, sino que debe ser revisado y criticado continuamente para detectar posibles
falsificaciones y errores.
d) El relativismo: es la postura que niega la existencia de una verdad absoluta, es decir, válida en sí
misma en cualquier tiempo y lugar. Por esta razón, rechaza la pretensión de un conocimiento
objetivo y universal, y considera que solo existen opiniones particulares y válidas en un determinado
contexto social, cultural e histórico.
e) El perspectivismo: no niega la posibilidad de una verdad absoluta, pero cada sujeto o colectivo
que conoce lo hace desde un punto de vista o perspectiva particular; por tanto, tiene una visión
parcial de la realidad. Esta visión no es falsa y, además, es insustituible, porque toda perspectiva
recoge un aspecto importante de la realidad. Así pues, en su medida, todas las perspectivas son
verdaderas, y la reunión de todas ellas, si fuese posible, sería la verdad absoluta.

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1.3 TEORÍAS DE LA VERDAD
Para diferenciar lo verdadero de lo falso necesitamos un criterio de verdad, es decir, un modo de
juzgar que posibilite delimitar lo verdadero de lo falso. A lo largo de la historia han ido
proponiéndose diferentes criterios de verdad.
a) Verdad como adecuación
Cuando hay correspondencia entre un enunciado y un hecho en la realidad con el que se
corresponde decimos que el enunciado es verdadero. El correspondentismo sostiene que una
proposición es verdadera si y solo si esa proposición corresponde a los hechos. Según el
correspondentismo, la verdad de una proposición depende de la relación que esta guarda con el
mundo: hay algo fuera de la proposición a lo cual esta corresponde en caso de ser verdadera.
b) Verdad como evidencia
Este criterio de verdad mantiene que una afirmación cuya verdad intuimos intelectualmente, es
decir, vemos su verdad con claridad y distinción, sin poder albergar la más mínima duda, entonces
podemos tomarla por verdadera.
c) Verdad como coherencia
El criterio de verdad como coherencia mantiene que un enunciado es verdadero cuando es
coherente o no contradictorio con otras verdades. El coherentismo es la teoría que sostiene que una
proposición es verdadera si y solo si es coherente con otras proposiciones en un sistema de creencias.
Así pues, la verdad depende de la relación entre proposiciones.
d) Verdad como utilidad
Es verdadero lo útil. Así podemos resumir este criterio de verdad.
e) Verdad por consenso
Según este criterio, un enunciado es verdadero si es fruto del consenso obtenido en una comunidad
ideal de diálogo.

2. TEORÍAS EPISTEMOLÓGICAS
2.1 EL DUALISMO PLATÓNICO
En paralelo a la distinción de la realidad en los ámbitos inteligible y sensible, Platón distingue entre
ciencia (episteme) y opinión (doxa). De este modo, elabora el llamado “símil de la línea”, donde
relaciona las facultades humanas de conocimiento con el grado de certeza correspondiente y con el
ámbito de la realidad de que se trate. Así, Platón compara el conocimiento con una línea dividida en
cuatro partes: la primera corresponde a la fe (eikasía) y se refiere a las sombras o imitaciones que
proyectan los entes sensibles, como sucede por ejemplo en las obras de arte figurativo. La segunda
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parte de la línea corresponde a la creencia (pistis), es decir, al conocimiento de los objetos
sensoriales. La tercera parte de la línea se sitúa ya en el mundo inteligible, y se realiza a través de la
razón (dianoia), siendo un conocimiento de tipo discursivo, es decir, mediato. Por último nos
encontramos con la intuición intelectual (noesis), conocimiento directo de las realidades más
elevadas. Las dos primeras secciones de la línea se denominan opinión (doxa) y las dos siguientes
ciencia (episteme). Podemos comparar la doxa con el conocimiento que el prisionero tiene de la
realidad en el mito de la caverna, y la episteme con el conocimiento del exterior de la caverna.
En cuanto a la teoría de la reminiscencia (anámnesis), Platón sostiene que “conocer es recordar”, ya
que el alma antes de encarnar en un cuerpo humano (la prisión o cárcel del alma) vivía en el mundo
inteligible contemplando las ideas, por lo que la misión del filósofo es recordar las ideas valiéndose
de las entidades sensibles como si fuesen peldaños de una escalera. La misma concepción subyace
a su teoría del eros, el cual no es más que el impulso que nace en el alma al contemplar la belleza
de las cosas sensibles y elevarse poco a poco hacia la belleza de las artes, las ciencias, etc., hasta
llegar a la Idea de Belleza, la cual es puramente inteligible.
La dialéctica platónica consistirá en el estudio del orden y la relación que existe entre las entidades
que pueblan el mundo inteligible, es decir, la relación que hay entre las diversas ideas, ya que unas
son más generales que otras, estableciéndose una jerarquía entre ellas.

2.2 DESCARTES Y EL RACIONALISMO


Descartes intentará construir una nueva filosofía que tenga el mismo nivel de certeza que las ciencias
de su época. Por ello va a idear un método que le permita llegar a un primer principio epistemológico
sobre el cual va a edificar el resto del saber. Para lograrlo va a aplicar una serie de reglas o pasos que
debe cumplir todo conocimiento que merezca llamarse científico. Tales reglas son las siguientes:
a) Evidencia: todo saber debe comenzar por un conocimiento claro y distinto que no ofrezca ningún
tipo de duda al investigador.
b) Análisis: ha de descomponerse todo conocimiento complejo en aquellos elementos simples que
lo conforman para estudiarlos en detalle.
c) Síntesis: se trata de reconstruir racionalmente y en orden aquello que previamente se había
separado en el paso anterior.
d) Enumeración y revisión: han de revisarse y repetirse los pasos anteriores hasta que el investigador
esté seguro de no haber omitido nada.
Aplicando las reglas del método a la filosofía, Descartes comenzará a dudar de absolutamente todo
aquello que damos por cierto sin haberlo revisado en profundidad. Primero dudará de la
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información otorgada por los sentidos, pues estos suelen engañarnos. A continuación, se dará
cuenta de que la existencia del mundo no es algo evidente, ya que bien podríamos estar soñando,
pues no hay ningún indicio que nos permita distinguir el sueño de la vigilia. Posteriormente duda
también de las verdades de tipo matemático, ya que, aunque parezcan evidentes, podría existir un
Genio Maligno que tuviese el poder de engañarnos cuando pensamos en tales verdades
matemáticas. Sin embargo, del hecho de que dudamos sí podemos estar seguros, y ya que la duda
es un tipo de pensamiento, Descartes llega a la conclusión de que el sujeto que piensa ha de existir
necesariamente, de ahí su famoso: “Pienso, luego existo”. Descartes encuentra en la existencia del
sujeto pensante el primer principio de su filosofía sobre el cual construir el resto del saber. De la
evidencia del cogito pasará a analizar lo que este contiene. En el cogito nos encontramos con tres
tipos de contenidos mentales (ideas): adventicias (aquellas que parecen provenir del exterior),
facticias (creadas por la imaginación) e innatas (no adquiridas con la experiencia). Dentro de las ideas
innatas tenemos la idea de Dios: un ser perfecto e infinito que ha de existir necesariamente, pues la
existencia es una perfección y si Dios no existiese no sería entonces perfecto. Además la idea de
infinitud no puede haber sido creada por un ser finito como el hombre, de ahí que haya tenido que
ser un ser infinito quien la deposita en la mente humana.
De la existencia de Dios Descartes pasará a confirmar la existencia del mundo, pues Dios es
bondadoso y no permitiría que el sujeto humano se engañase al concebir que existe un mundo con
independencia de su conciencia.
De este modo, siguiendo un método racionalista Descarte demuestra la existencia de las tres
sustancias: Dios (res infinita), el alma pensante (res cogitans) y el mundo (res extensa).

2.3 HUME Y LA EPISTEMOLOGÍA EMPIRISTA


El empirismo como escuela filosófica sostiene que el único conocimiento válido es el que proviene
de la información que nos proporcionan los sentidos, es decir, de la experiencia entendida como
conocimiento sensorial.
David Hume, uno de los principales filósofos empiristas, defendía que nuestro conocimiento está
compuesto de impresiones e ideas, es decir, de conocimiento sensorial y de los contenidos mentales
que se derivan de la experiencia. De este modo, las impresiones pueden ser de sensación (rojo,
grande, ligero, etc.) o de reflexión (agradable, desagradable, etc.), mientras que las ideas pueden ser
válidas o no válidas. Las ideas válidas son aquellas que necesariamente se derivan de una impresión
(como el recuerdo de una imagen, sonido, etc.) mientras que el entendimiento (intelecto) puede
combinar varias de esas ideas a través de las leyes de asociación para crear nuevos contenidos.
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Las leyes de asociación que explican el funcionamiento de la mente son las siguientes: contigüidad,
semejanza y sucesión.
Respetando el principio según el cuál una idea solamente es válida si se deriva necesariamente de
una impresión, Hume va a criticar la existencia de las tres sustancias de Descartes: Dios, mundo y
alma, ya que en ninguno de los tres casos poseemos una impresión sensible de la cuál podamos
derivar la idea correspondiente. Lo mismo sucede con la idea de causalidad, entendida como la
conexión necesaria entre dos fenómenos: la causa y el efecto. Según el filósofo empirista, tenemos
una impresión sensible de los fenómenos por separado, pero no un conocimiento sensorial directo
de la conexión que conecta ambos fenómenos. La sucesión temporal de los fenómenos, sumado a
la memoria y a la costumbre serían las razones que nos llevan a suponer que el mundo está
gobernado por la ley de causalidad.

2.4 LA EPISTEMOLOGÍA KANTIANA


Según Kant, dado el antagonismo surgido entre el Racionalismo y el Empirismo es necesario hacer
una crítica de la Razón y contestar definitivamente a la pregunta qué puedo conocer. Para ello, se
propone hacer un análisis de la Razón Pura, de nuestra capacidad de conocer, en su obra Crítica de
la Razón Pura. Para responder a esta pregunta se cuestionará primero cómo es posible la ciencia,
pues para Kant este es un conocimiento seguro y a partir de él podremos establecer qué condiciones
debe tener cualquier otro conocimiento que quiera también ser cierto.
Las condiciones que hacen posible los juicios científicos son dos: empíricas (de experiencia,
particulares y concretas de cada ciencia) y trascendentales o a priori (anteriores a la experiencia y
universales de la razón y, por tanto, necesarias para todas las ciencias), siendo las segundas las que
deberemos estudiar.
A su vez, clasificará todos los posibles tipos de juicios para analizar cuáles son aquellos que se
emplean en la ciencia y conocer cómo son posibles. En cuanto a si nos dan una nueva información y
extienden nuestro conocimiento los juicios pueden ser analíticos (el predicado está comprendido
en el sujeto y no son extensivos) o sintéticos (son extensivos, amplían nuestro conocimiento). Si
hace falta la experiencia para conocer su verdad, los juicios serán o a priori (su verdad se conoce sin
recurrir a la experiencia, es universal y necesaria) o a posteriori (su verdad depende de la experiencia,
no es universal ni necesaria).
Para Kant, los juicios científicos serán los juicios sintéticos a priori, que son extensivos, dan un nuevo
conocimiento, pero su verdad no depende de la experiencia y por tanto son universales y necesarios.
Por ello, estudiará cuáles son las condiciones trascendentales de la razón que posibilitan la
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realización de dichos juicios y para ello analizará las tres facultades del conocimiento humano:
Sensibilidad, Entendimiento y Razón.
En la Estética Trascendental estudia la sensibilidad. La sensibilidad es la capacidad de percibir de
forma pasiva. Sus condiciones trascendentales (que la hacen posible) son las intuiciones puras: el
espacio y el tiempo que pertenecen al sujeto y no a la realidad. Al percibir el sujeto aplica estas
intuiciones puras de forma espontánea, creando así el fenómeno, que es lo percibido y no la cosa
en sí. De esta manera se da, según Kant, el giro copernicano en el conocimiento pues es el objeto el
que para ser conocido debe adaptarse a las condiciones de la propia razón del sujeto. Las intuiciones
puras además posibilitan los juicios sintéticos a priori en las Matemáticas: el espacio posibilita la
geometría y el tiempo la aritmética.
En la Analítica trascendental estudia el entendimiento. El entendimiento es la capacidad de pensar
lo percibido de forma activa. Las condiciones trascendentales que hacen posible comprender lo
percibido mediante el entendimiento son los conceptos puros o categorías del entendimiento
(vacías de contenido empírico) y que se deben siempre aplicar a lo percibido por la sensibilidad, a
los fenómenos de la experiencia, datos sensoriales o intuiciones empíricas, para poder
comprenderlos. Las categorías posibilitan los juicios sintéticos a priori en la física y por eso esta es
universal. Dentro de las categorías nos podemos encontrar con categorías de cantidad, cualidad,
modo y relación.
Por todo esto, Kant distingue entre el fenómeno, lo que percibimos y comprendemos aplicando las
intuiciones puras y las categorías, y el noúmeno, la cosa en sí de la que no tenemos experiencia y
que no puede ser conocida y solamente puede ser pensada por nuestra razón. Así, toda la realidad,
incluido el hombre, tiene un ámbito fenoménico, lo que percibimos, y otro nouménico, lo que es
realmente, la cosa en sí.
La ciencia, el conocimiento seguro, sólo puede conocer los fenómenos pues el noúmeno es
incognoscible y sólo puede ser pensado. La filosofía kantiana se llama por eso Idealismo
Trascendental o criticismo, pues lo que conocemos no son las cosas reales, sino ideas o fenómenos
construidos a partir de los elementos a priori de la razón (intuiciones y categorías).
Finalmente, en la Dialéctica trascendental se estudia la Razón y si la Metafísica es posible como
ciencia. La Razón es la capacidad de unificar los juicios del entendimiento haciendo teorías cada vez
más generales. Así surge la Metafísica que busca estudiar y conocer las realidades que están en el
ámbito nouménico, más allá de la experiencia, los trascendentes Dios, Alma y Mundo como
totalidad. Para ello la razón pretende aplicar las categorías e intuiciones sobre objetos que no son
de experiencia, directamente sobre el noúmeno, y por lo tanto su conocimiento es ilegítimo y lleva
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siempre a contradicciones. Sin embargo, es una tendencia propia de la Razón la búsqueda de un
saber incondicionado (no limitado por la experiencia) y por ello no puede dejar de preguntarse por
estos problemas. Las ideas metafísicas de Dios, alma y mundo como totalidad expresan el ideal de
la razón, el conocimiento absoluto que es inalcanzable, pero por el cual es posible el progreso en el
conocimiento científico.

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