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Hablar de la vagina: el fin del sufrimiento

Iván Darío Mora Gutiérrez

Sharon Lilie Ciro Flórez

Metodología de la Investigación

Facultad de Artes; Licenciatura en Teatro

Universidad de Antioquia
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Inicialmente es muy interesante el descubrimiento de un nuevo tema de investigación, puesto que

puede aparecer de cualquier manera, de cualquier forma y en el momento menos inesperado. En este caso

se da la inquietud entre una charla de mujeres aparentemente común, pero con solo pensarse seriamente

por las conversaciones profundas entorno a la vagina se enciende el bombillo, resulta que la información

era casi nula, casi nadie hablaba, murmuraba o se preguntaba por la vagina, tuviese una o no. Por esto

hablar de la vagina en un entorno en el que no se habla de la vagina fue todo un éxito, en la praxis de la

investigación fue mucho más fácil la recolección de datos ya que la población implicada se veía inspirada

y con la oportunidad plena de compartir su experiencia. En pocas palabras, ¿si hay todo un equipo en

contra de las células cancerígenas, por qué no hay un equipo en defensa de las vaginas del mundo?

Es increíble como se desborda la magnitud y el alcance de una buena pregunta, de un buen

estructuramiento de un proceso de investigación; el derrame de beneficios es evidente cuando el proyecto

empieza a sanar vacíos sociales anteriormente ignorados. Inicialmente hablar de la vagina necesariamente

va inmersa en pro del bienestar de estas, pero en un mundo cruel, desigual y sádico es muy difícil que las

vaginas vivan bien. Quizá ese fue el alcance que no se pudo evidenciar desde el principio y fue brotando

con el pasar del tiempo y la ejecución del interés investigativo. Darse cuenta de que realmente los seres

que portan una vagina el mundo son vulnerables todos los días y, fue necesario viajar a más de 45 países

para darse cuenta, de que no solo pasa aquí o allí, sino que también la pregunta abarca al mundo. Ese fue

el real éxito de investigar para saber realmente de lo que significa saber, tener, sostener, mantener y

poseer una vagina.

¿Y quién habla de la vagina? ¿Dónde hablan de la vagina? ¿Vagina? ¿Vagina? ¿Vagina?

Instalarse en un foco de investigación se convierte en un embudo que reúne todas las

aspiraciones, experiencias y pensamientos de una persona con el fin de procesar la pregunta de

investigación y proponer solución. Pero es bello y útil cuando las metas, objetivos y demás deseos

iniciales entorno al proceso se desbordan, se da un vuelco rotundo con las ideas iniciales. Hacer catarsis a

las poseedoras de las vaginas en el mundo es un real acto de sanación colectiva, escuchar, procesar y
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acompañar inicialmente instaura un espacio terapéutico, la recopilación de estas historias para proyectar

en un relato y una narrativa provee de bienestar social y de arte útil a las mujeres del mundo; pero la real

profundización sobre el tema y descubrir la brecha oscura del asunto permite catapultar las metas y los

objetivos a unos nuevos alcances.

Así es como dando grandes saltos en la marcha del proceso investigativo los métodos de estudio

van tomando una forma inicialmente no imaginada. Escuchar, observar, recopilar te va llenando la maleta

de experiencias vitales, pero con el trascurrir del tiempo y de historias, ¿qué se hace con toda esa

información?, diría que el proceso mismo pide la expansión, la proyección y la expresión de esta

información, allí es cuando la vida se vuelve arte. Te acompaño un rato y me hablas sobre tu vagina, fue

la forma que dio pie a que no solo se hablara con unas mujeres de un solo territorio, sino que también, se

extendiera a mujeres de otras culturas, otras creencias, otros poblados. Preguntarse, escuchar, entrevistar,

crear, viajar, conocer, permitió dar solución al entorno de la investigadora, pero también y mucho más

importante tomar acción en el mundo.

Guerreros y guerreras por la vagina fue entonces la evidencia del buen concluir de una pregunta,

la acción y el cambio. Pensarse que alguna pregunta es absurda es perderse de la oportunidad de cambiar

al mundo, porque los alcances al principio ni los vemos. Crear una comunidad de defensa por el cuerpo y

por los vivos es realmente un acto de superación personal y colectivo, preservar la vida en la tierra es

perdurar en la eternidad.

Los monólogos de la vagina son en sí mismos participes y ejecutores del arte de conducta y del

arte útil, ya que esta pregunta que germino en una campaña mundial en contra de la violencia contra las

mujeres, hacer acontecer estas historias hacen un hito en el espectador haciendo cambios reales y

conductuales en la sociedad, incluso diríamos que va mucho más allá, siendo este proyecto objeto de la

felicidad personal de una persona.


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Preguntarse y mantenerse vivo en la pregunta es entonces, mantenerse perpetuado en el cambio y

en las modificaciones de la historia, incluso no es el simple hecho de preguntarse, sino hacer posible la

acción y la inutilidad del sufrimiento de la humanidad, de los animales, de la tierra.

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