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' LECCIONES
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DE

AGRICULTURA
E X P L I C A D A S

EN LA CÁTEDRA DEL REAL JARDÍN BOTÁNICO

DE MADRID EL AÑO l8l5,

POR EL PROFESOR DON ANTONIO SAN DA LIO

DE ARIAS Y COSTA,

Individuo d e Mérito de la Real Sociedad Económica


Matritense , Secretario de su clase de Agricultura
y Socio correspondiente de la de Valladolid.

TOMO SEGUNDO.

CON LICENCIA : MADRID

EN LA IMPRENTA QUE FUE DE F U E N T E NE-B BO.

I8l6.
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PARTE PRÁCTICA.

LECCIÓN PRIMERA.

Del mejoramiento y abono de las tierras.

E n t e r a d o s y a de lo contenido en la lección anterior. r e l a t i -


vamente al modo de conocer las diversas calidades de t i e r r a s , y
hechos cargo de los principios allí e s t a b l e c i d o s , tenemos a d e l a n -
t a d o mucho p a r a saber el modo de mejorarlas, beneficiarlas ó
a b o n a r l a s , y a sea por medio de la mezcla de unas con o t r a s , y a
con los estiércoles y demás abonos conocidos.
Esto no o b s t a n t e , como sea un punto de la mayor importan-
cia en l a A g r i c u l t u r a el de mejorar la c a l i d a d de los terrenos
c u l t i v a d o s , nos proponemos tratar separadamente de este objeto,
á fin de q u e , bien enterados en los principios sobre q u e versan
los abonos , p u e d a el agricultor sacar el partido posible de los
inmensos recursos que se le presentan en todas partes.
T o d o s los cuerpos de la n a t u r a l e z a sirven mutuamente p a r a
beneficiarse unos á otros por su unión y sus m e z c l a s , q u a n d o es-
tán en una proporción conveniente y como estos cuerpos ó se
reúnen por sí mismos, ó los mezcla el l a b r a d o r , deben distinguir-
se dos especies de abonos ó beneficios; unos naturales y otros ar-
tificiales. Abonos naturales son los que producen el s o l , el aire,
l a l l u v i a , las heladas , y finalmente todos los meteoros. Los abo-
nos artificiales ó mecánicos consisten en la mezcla de las d i v e r -
sas especies de tierras entre sí y con todos los estiércoles. Habla-
remos de c a d a uno de e l l o s , y del modo de aplicarlos para mejo-
rar la c a l i d a d de los terrenos.

De los beneficios naturales.

E l calor de los rayos solares, aumentando la temperatura de


l a tierra y por consiguiente la de todos los cuerpos, produce a y u -
dado de la humedad necesaria una descomposición, ó sea fermen-
tación de los cuerpos orgánicos que los pone en estado de servir
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d e abono ; por esto los labradores suelen decir q u e el sol cuece
la tierra en v e r a n o . L a fermentación de aquellas substancias
acelera su descomposición, y de la mezcla y unión de los elemen-
t o s , así s e g r e g a d o s , resultan n u e v a s combinaciones y productos
nuevos. Por dicha mezcla ó combinación de principios se han.
incorporado los productos con la tierra , y consiguientemente se
incorporan también con las plantas q u e se le confian , una v e z
mezclados en proporciones convenientes.
E l sol, calentando la masa de la t i e r r a , c a u s a en las raices y
despojos de las plantas u n a f e r m e n t a c i ó n , así como en los i n n u -
merables despojos de los animales que cubren la tierra , ó q u e
v i v e n en su seno. E s t a fermentación los hace pasar poco á poco
al estado de putrefacción j pero como dicha fermentación, que se
llama p ú t r i d a , reduce todos ios cuerpos orgánicos á sus últimos
elementos ó principios, q u e son en los vegetales el carbono , oxi-
g e n o é h i d r ó g e n o , y en ios animales el ázoe ; ó por mejor decir
como todos los cuerpos o r g á n i c o s , tanto vegetales como a n i m a -
les , constan de los q u a t r o principios expresados que absor-
vieron de la tierra , descompuesto el organismo , v u e l v e n es-
tos principios á l a misma tierra , para que esta los c o m u n i -
q u e á los nuevos seres q u e c r i a ; de forma que la t i e r r a , semejan-
te á una e s p o n j a , se los a p r o p i a , y ellos se introducen en c a d a
c a v i d a d de s u s , m o l é c u l a s : el calor hace que se mezclen y p e n e -
tren mas íntimamente aun con las materias salinas que l a t i e r -
r a y a contenia: por manera que todas estas substancias combina-
das se incorporan y mezclan con el a g u a y humedad q u e la tier-
r a encerraba dentro de sí. He a q u í la tierra dispuesta á recibir
l a semilla , después de abierto su seno con buenas labores y
q u e el s o l , el v e r d a d e r o vivificador de la n a t u r a l e z a , ha p r e - .
p a r a d o con su calor e s t a m e t a m o r f o s i s ^ e s t e ser n u e v o , de q u i e n
pende la buena vegetación. Si por el contrario la tierra h u b i e - :
se permanecido constantemente helada , no hubiera h a b i d o fer-
mentación , ni de consiguiente putrefacción de animales ni v e -
getales , ni combinación de principios , ni mezcla xabonosa , y
desde entonces la tierra hubiera q u e d a d o p r i v a d a de la v i d a v e -
g e t a t i v a . Entierrese un m e l ó n , una g u i n d a , u n capón , una g a -
llina & c . entre n i e v e , y mientras ésta subsista , se v e r á q u e se
conservan los cuerpos sin f e r m e n t a r , y de consiguiente sin d e s -
componerse. E l sol es pues el primer agente q u e beneficia l a
tierra , que perfecciona sus x u g o s , y prepara sus substancias a l i -
menticias.
E l primer efecto del s o l , como acabamos de v e r , es el c a -
lentar la tierra ; pero q u a n d o se b a x a acia el h o r i z o n t e , y d e x a
de alumbra r nuestra a t m ó s f e r a , el suelo calentado principia á
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atraer la h u m e d a d del aire que la frescura lia condensado en r o -
cío , y por consiguiente absorve los principios fertilizantes q u e
ocupan constantemente un l u g a r tan g r a n d e ^en la n a t u r a l e z a
q u a n d o las circunstancias no se oponen á ello ; a u n q u e su modo
ordinario de obrar sea por decirlo así insensible á los ojos del
vulgo.
E l aire ocupa el segundo l u g a r , y es bien notorio que las
plantas y animales suministran una prodigiosa c a n t i d a d de aire
fixo y otros gases , á los quales los químicos llaman g a s ácido
carbónico, hidrógeno c a r b o n i z a d o , s u l f u r a d o , azoeficado, y g a s
a m o n i a c a l , los quales se desprenden de los cuerpos en putrefac-
ción , y son los que manifiestan característicamente este efec-
to 5 no porque existan formados en los cuerpos que fermentan,
sino que se forman en el acto mismo de la descomposición p a r a
servir después al sustento de los v e g e t a l e s .
E l ácido carbónico en p a r t i c u l a r , y los otros en g e n e r a l , se
unen intimamente con la tierra por m e d i o del calor q u e dá m o -
vimiento á la fermentación.
Pero no es baxo de este punto de vista como debemos ac-
tualmente considerarlo, sino como unido con el aire atmosféri-
c o , dotado de las propiedades de e l a s t i c i d a d , pesadez y fluidez;
y teniendo en suspensión muchos cuerpos que le son extraños.
Dexemos á los físicos examinar si el aire obra ó no sobre el a s -
censo del x u g o en las p l a n t a s , por su p e s a d e z , ó por su e l a s t i -
c i d a d , ó por uno y otro : á nosotros nos basta s a b e r , q u e sin
el auxilio del fluido elástico del aire no habría v e g e t a c i ó n ni
v i d a en la naturaleza.
E l aire atmosférico es el receptáculo g e n e r a l de todas las
e v a p o r a c i o n e s , que se hacen sobre la superficie del globo. L a s
substancias que encierra se v u e l v e n mas ligeras que el aire , y
e l calor las volatiliza y las pone en su mayor g r a d o de a t e -
nuación ó d e l g a d e z , en c u y o estado permanecen hasta que se
amontonan m u c h o , ó el frió las fuerza á reunirse ; entonces
v u e l v e n á caer sobre la tierra en moléculas mas ó menos g r u e -
sas , porque han a d q u i r i d o por su aglomeración una pesadez
específicamente mayor que la del aire ; he a q u í la causa del ro-
c i ó , la l l u v i a , el granizo & c . D e estas evaporaciones resulta
q u e en el aire atmosférico se encuentran mezcladas varias partes
aquosas y materias gaseosas muy propias y a d e q u a d a s para
la vegetación. E n este receptáculo g e n e r a l los vapores experi-
mentan m e z c l á n d o s e , diferentes combinaciones; y estas mezclas
constituyen los cuerpos que estimulados por la electricidad a t -
mosférica son la causa de los relámpagos y t r u e n o s , y l a de
todas las modificaciones del aire. Estas modificaciones son l a s
que influyen mas ó menos en el beneficio de las t i e r r a s , y d e
consiguiente en la v e g e t a c i ó n , Q u a n d o r e y n a u n aire constan-
temente h ú m e d o , ó constantemente seco, la vegetación es l á n -
g u i d a , y nunca tiene tanta a c t i v i d a d como en tiempos n u b l a -
dos c a r g a d o s de e l e c t r i c i d a d , y que están a m e n a z a n d o t e m p e s -
tades. No o b s t a n t e , si el aire es m u y caliente y muy c a r g a d o
de e x h a l a c i o n e s , los granos g e r m i n a n m a l , y t a r d a n mucho en
desarrollarse sus tallos.
L a ley de los Huidos es ponerse en e q u i l i b r i o : si por e x e m -
plo l i atmósfera está muy c a r g a d a de e l e c t r i c i d a d , la tierra atrae
y se apropia una parte ; si por el contrario la atmósfera está
despojada de e l l a , y la tierra muy c a r g a d a , el aire se i m p r e g -
na á costa de e s t a : lo mismo sucede con las otras substancias.
D e esta circulación ó correspondencia recíproca resulta el bene-
ficio de las t i e r r a s , siendo el a i r e , como hemos v i s t o , el segundo
medio empleado por la n a t u r a l e z a p a r a dar v i d a á los v e g e t a -
les y . c o n s e r v a r su existencia.
Seria un error g r a n d e el concluir de estas g e n e r a l i d a d e s , q u e
iodos los terrenos experimentan los mismos efectos del aire a t -
mosférico, U a pais muy cálido por sus abrigos ó por su posi-
ción m e r i d i o n a l , y otro muy frió por su elevación ó por su po-
sición septentrional, no reciben igualmente los mismos benefi-
c i o s , porque es necesario que h a y a una especie de a t r a c c i ó n , de
asimilación y opropiacion entre las partes constitutivas del ter-
reno y las materias mantenidas en disolución por el aire. L o s
diversos l u g a r e s concurren á m u d a r el estado del aire atmosfé-
rico : las nubes q u e pasan por encima de las montañas del G u a -
d a r r a m a , F o n f r i a ó Somosierra, experimentan una combinación
diferente en las substancias que e n c i e r r a n , de la que e x p e r i -
m e n t a r í a n p a s a n d o por• e-1-ter-r.it-or-io de S e v i l l a .
Si de estas generalidades descendemos á objetos particulares,
p a r a j u z g a r de la influencia del aire en g e n e r a l , y de sus efec-
tos diferentes y relativos á las substancias que contiene en el
estado de v a p o r , nos manifestará la experiencia que las plantas
puestas en vasijas de i g u a l t a m a ñ o , llenas de una misma tierra,
sembradas en el mismo dia , y finalmente en iguales c i r c u n s t a n -
cias , aprovecharán mucho mas en un l u g a r donde el terreno
v e c i n o nava sido l a b r a d o , que en otro que h a y a p e r m a n e c i d o
inculto. ¿ Q u e influencia pues tiene la labor en u n a maceta en
donde las raices de la planta no p u e d e n aprovecharse de ella ?
L a diferencia será mas sensible aun si se coloca la vasija c e r c a
de un sitio donde el aire atmosférico sea craso ; por exemplo,
c e r c a de una c a b a l l e r i z a , de una majada de ovejas & c . L a
p l a n t a de la vasija colocada en un terreno inculto ó e s t é r i l , ve-
g e t a r á con l a n g u i d e z en comparación de í a s otras ,, a u n q u e l a s
cuiden con i g u a l atención y les den los mismos riegos. Si al
contrario el aire es m u y puro ^ como sucede en las cimas de
las altas m o n t a ñ a s , todas las plantas y los arbustos serán p e q u e -
ños. A pesar de los brillantes experimentos de los físicos mo-
dernos , no se ha decidido aún completamente sí es la g r a v e -
d a d ó la e x c e s i v a elasticidad del aire quien les i m p i d e su ele-
v a c i ó n , ó acaso la privación del aire fixo i (ácido c a r b ó n i c o )
q u e en las poblaciones grandes y en las capas inferiores de l a
tierra a b u n d a mas que no en los c a m p o s , en donde hay pocos
cuerpos orgánicos en descomposición. Sea de ello lo que se q u i e -
r a , no p u e d e negarse que este ácido disuelto en el a i r e , y mas
particularmente en el a g u a , a y u d a mucho á la v e g e t a c i ó n $ de
modo q u e , sin temor de e q u i v o c a r n o s , podemos a s e g u r a r que uno
y otro concurren á beneficiar las t i e r r a s , y á l a vegetación. D e
donde resulta , que en la n a t u r a l e z a todas las cosas se unen y
n i n g u n a obra separadamente y con independencia de las demás.
E l tercer medio que emplea la n a t u r a l e z a para beneficiar
l a tierra es el a g u a , considerada baxo todas sus modificacio-
nes. Este agente es tan p o d e r o s o , tan activó y tan necesario,
q u e no p u e d e haber v e g e t a c i ó n sin e l l a , y ella sola basta en
cierto modo para la v e g e t a c i ó n completa de a l g u n a s plantas.
E s t a v e r d a d ha hecho pensar á muchos autores así antiguos
como modernos , que las plantas deben su entera perfección al
a g u a y no á la tierra ; porque sin a g u a ó h u m e d a d no p u e d e
haber f e r m e n t a c i ó n , y los cuerpos entonces se desecan ,• y no se
pudren para contribuir á la vegetación.
Es pues e v i d e n t e , que sin el a g u a no p u e d e haber beneficio
alguno. N o consideraremos a q u í el a g u a libre de todas las m a -
t e r i a s e x t r a ñ a s , sino como un ser compuesto : es decir , en for-
ma de l l u v i a , de rocío y de nieve. Estas tres modificaciones del
. a g u a hacen q u e los rayos del sol penetren mas bien la t i e r r a , y
d i v i d a n y separen sus moléculas 5 ellas a c e l e r a n , a u x i l i a d a s
por el calor , la fermentación pútrida de los cuerpos orgánicos,
l a disolución de las sales la atenuación de las susbiancias cra-
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sas y untuosas j y en fin- la combinación y recomposición de


n u e v a s s u b s t a n c i a s , sin las quales ó no habría v e g e t a c i ó n , ó
sería muy lenta.
L a l l u v i a de las tempestades de' v e r a n o , beneficia mejor la
tierra que la de invierno , porque la primera está mas impreg-
n a d a de exhalaciones terrestres que la segunda : las primeras
gotas q u e caen son gruesas y muy calientes , y las que le suce-
den muy frias y pequeñas. L a s primeras vienen de una región
m u y e l e v a d a , y las segundas por el contrario de otra mucho
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mas baxa. La análisis q u í m i c a ha demostrado q u e la primera
a g u a está mas c a r g a d a de los cuerpos que hay en la atmósfera,
y que se disuelven en e l l a ; notándose que se corrompe mucho
antes que la s e g u n d a , y que el a g u a de las l l u v i a s de invierno.
H e a q u í porque beneficia mejor l a t i e r r a , á no ser que sea tan
fuerte y abundante que arrastre y se l l e v e tras sí la tierra
mas pura y los abonos que cubren los campos. Últimamente es-
tá bien comprobado que las primeras l l u v i a s d e l v e r a n o p r o -
ducen g r a n d e s efectos sobre l a tierra , pues la disponen á r e c i -
bir las s e m i l l a s , y acaban l a putrefacción de las substancias,
sean animales ó v e g e t a l e s , que mantiene en su seno.
E l a g u a r e d u c i d a al estado de hielo en el interior de la tier-
ra , obra mecánicamente p a r a beneficiarla ; puesta en este esta-
do se introduce por entre las m o l é c u l a s , y las e x t i e n d e con-
densándose porque o c u p a u n espacio m a y o r , y como si fuera
u n a multitud de cuñas subleva c a d a parte , é insensiblemente
toda la superficie : tendamos la vista sobre un campo l a b r a d o
antes del invierno , lleno de terrones levantados por el arado:
estos terrones ó estas porciones de tierra a p e l m a z a d a se d i v i d i -
r á n y r e d u c i r á n á partículas finísimas, q u a n d o el hielo obre so-
b r e e l l a s , y pase el tiempo que las deshace. L o que el frió e x e -
c u t a sobre los terrones , lo e x e c u t a igualmente sobre toda l a
s u p e r f i c i e , y los pies se hundirán q u a n d o se ande por ella.
Q u a n t o mas h a y a penetrado el hielo en la tierra , tanto mas
considerable será el número de moléculas sublevadas : des-
de entonces el aire , la l l u v i a & c . las penetrarán mas í n t i m a -
mente y comenzarán á disponer los materiales para la g r a n fer-
m e n t a c i ó n , que debe hacerse l u e g o que sobrevengan los calores.
A s í una helada un poco fuerte e q u i v a l e casi á u n a l a b o r , aun
h a b l a n d o de las tierras, y a s e m b r a d a s , porque suministra á las
plantas los medios de que sus raices penetren mas profunda-
mente l a tierra.
A u n q u e algunos autores pretenden sostener que l a nieve no
contiene en sí el principio del a b o n o , y por lo mismo a s e g u r a n
q u e no puede abonar ni beneficiar la tierra , está contra ellos
la observación c o n s t a n t e ; pues sabemos que la nieve es u n abo-
no excelente por el principio v i t a l , ó sea oxigeno', que contiene
en abundancia j el q u a l , como se dixo en otro l u g a r , es el prin-
cipio estimulante de toda v e g e t a c i ó n y asimilación. E l a g u a ,
cristalizándose b a x o la forma de nieve , se pone mas pura q u e
la de l l u v i a , y en este estado obra también sobre la superficie de
la tierra de un modo puramente mecánico como el frió , a u n q u e
no por el mismo m e d i o ; sin e m b a r g o , impide la evaporación de
los principios constitutivos y alimenticios de las plantas que se
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hubieran perdido en la inmensidad de la atmósfera. A medida
que estos se l e v a n t a n del seno de la tierra , la nieve que forma,
corteza , los retiene y los obliga á recombinarse con el suelo y
con las plantas : puede ser también q u e la nieve misma se los
apropie y los v u e l v a á la tierra al tiempo de derretirse. E n este
sentido debe entenderse el proverbio que d i c e : año de nieves, aña
de bienes. Mientras la nieve cubre la tierra , no v e g e t a n las ho-
j a s á causa del frió q u e las c e r c a ; pero las raices no d e x a n de
extenderse por su s e n o , y el cuello de la raiz se fortifica.
A n t e s de que pasemos á tratar de los abonos artificiales, con-
vendrá que recapitulemos lo que q u e d a dicho acerca de los a b o -
nos n a t u r a l e s , presentando esta misma doctrina analíticamente
y baxo aquel punto de vista científico que la química enseña.
Este fué el camino que siguió el difunto C a t e d r á t i c o de A g r i -
c u l t u r a al explicarla en este sitio por los años de 1 8 1 0 y 1 1 ; y
a u n q u e no sea el mas apropósito para, la c a p a c i d a d del rudo l a -
brador , ni aun para la de otros muchos de los que se destinan,
al cultivo , conviene sin embargo generalizar su l e n g u a g e y d i -
fundir poco á poco entre los unos y los o t r o s , tan útiles como
hermosas nociones.
Por lo expuesto en el cuerpo de esta lección , se echa de
v e r que los abonos pueden dividirse en nutritivos, estimulantes,
fundentes y disolventes.
E l aire atmosférico, el gas o x í g e n o , hidrógeno, á z o e , y á c i -
do carbónico ; el a g u a , los abonos del reyno o r g a n i z a d o , y las
substancias terreas d i s o l u b l e s , están comprehendidos en la p r i -
mera división. Todos ellos alimentan á los vegetales por su pro-
pia calidad ; se combinan y concretan en los laboratorios inte-
riores de las p l a n t a s , y forman las partes sólidas del vegetal. Sin
embargo , no son absorvidos por el v e g e t a l mismo , sino q u a n d o
se hallan en el estado propio para poder servir á la nutrición.
L a luz , el calórico , la electricidad j el fósforo, azufre y
substancias salinas corresponden á los abonos estimulantes , los
q u a l e s , obrando sobre los órganos v e g e t a l e s , abrevian la marcha
y las operaciones de la n u t r i c i ó n , acelerando de un modo posi-
tivo la vegetación de las plantas ; esto no obstante , quando es-
tos agentes obran con demasiado exceso , vienen á ser noci-
vos , porque irritan mucho los vasos y fibras, y destruyen el
vegetal.
Por abonos fundentes reconocemos la l u z , el calórico y la
electricidad ; pues es bien notorio que descomponen , funden y
reducen los demás abonos hasta dexarlos en el úhimb término de
atenuación y división ; de modo q u e los preparan , por decirlo
a s í , para q u e las plantas los absorvan.
TOMO ir. B
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E n fin, el a g u a y los diversos ácidos son los disolventes de
los abonos s ó l i d o s , y el vehículo que los introduce en los ór-
ganos vegetales.
R e s u l t a p u e s , que los abonos fluidos son el aire , los gases
y los vapores. Estos fluidos aeriformes , tan elásticos como im-
perceptibles muchas veces á la simple v i s t a , aparecen otras en
forma de vapor ; pero siempre residen en la atmósfera y se des-
prenden de los cuerpos organizados que se descomponen.
Los abonos fluidos líquidos , á saber , el a g u a y los diversos
ácidos q u e a b u n d a n en la atmósfera , se encuentran también en
la tierra y en los cuerpos que se desorganizan. Y aunque su p r i n -
cipal oiicio es disolver las substancias nutritivas , obran no obs-
tante como alimento en muchas ocasiones.
N o hablaré ahora de los abonos sólidos , es d e c i r , de los
abonos animales, v e g e t a l e s , m i n e r a l e s , salinos, t é r r e o s , y mix-
t o s , porque trataremos de ellos mas adelante ; pero sí diré que el
a g u a , varios fluidos atmosféricos , y la mayor parte de'-los abo-
nos mecánicos , no nutren por su naturaleza , pero facilitan l a
división , atenuación y desprendimiento del alimento ; además
absorven y retienen las substancias nutritivas , impiden su d e -
saprovechamiento y las suministran á medida que las necesi-
tan las plantas.

Del agua*

Si consideramos el a g u a en sus diferentes estados la halla- r

remos l í q u i d a , sólida y en vapor , y en q u a l q u i e r a de ellos


exerciendo el ministerio—mas g r a n d e q u e ' p u e d e darse p a r a los
progresos de la vegetación ; pero omitiendo ahora el tratar de
los depósitos naturales de Jas aguas , ampliaremos algo mas los
principios generales poco ha s e n t a d o s , y consideraremos la a c -
ción del a g u a como disolvente , como v e h í c u l o , y como alimento.
E l a g u a como disolvente desembaraza las substancias a l i -
menticias , las disuelve y presenta á las raices en él estado l í -
quido , que es indispensable para que penetren en los órganos
interiores de las plantas. Si la consideramos como v e h í c u l o , h a -
llaremos que solo el a g u a es la que introduce el alimento en los
órganos vegetales por medio de las raices chupadoras , pues so-
lo en el estado líquido es como le pueden absorver : y por últi-
mo , si la miramos como alimento, no podremos n e g a r que des-
componiéndose el a g u a en los laboratorios de las plantas , los
gases de que consta se combinan , fixan y concretan con otras
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substancias : de aquí nace la opinion de algunos que piensan
que el a g u a adquiere la forma sólida en muchos v e g e t a l e s .
T a m b i é n es notorio que los g a s e s , que provienen de la des-
composición del a g u a y son perjudiciales ó no necesarios para la
nutrición , los d e v u e l v e n las plantas á l a atmósfera y los v i e r -
ten por medio de los vasos excretorios , según dexamos dicho.
D e la descomposición del a g u a r e s u l t a n d o s gases oxígeno, 6
hidrógeno : el primero forma los ácidos v e g e t a l e s , y acaso t a m -
bién el a z ú c a r y las féculas ; el segundo , combinándose con el
ázoe forma el amoniaco, influye en el color de las plantas y pro-
duce los aceites ; mas el calor es el agente que descompone el
a g u a en los órganos interiores de los v e g e t a l e s .
Es pues visto con la. mayor evidencia la u t i l i d a d del a g u a ,
y a la consideremos como alimento disolvente , ó y a como v e h í -
culo del alimento : en todos casos promueve el movimiento de
la s a v i a , causa la flexibilidad de los tallos , la correa y resis-
tencia de los troncos , y por último ablanda l a tierra y facilita
l a prolongación de las raices.
A pesar de tan bellas q u a l i d a d e s , es preciso confesar q u e
p a r a que rinda todas las ventajas que el agricultor desea , d e -
be ser proporcionada al t e m p e r a m e n t o , al terreno , al asiento de
l a h e r e d a d , al calor de l a estación, á los diferentes periodos de
l a vegetación & c . ; porque así como no cabe d u d a que en los
países cálidos es mas activa la absorción del a g u a y mas copio-
sa l a t r a n s p i r a c i ó n , también es cierto que c a d a planta necesita
mayor porción de a g u a á medida que son mas rápidos sus
progresos; y de a q u í resulta por c o n s e q i i e n c i a , que muchas es-
pecies gastan d i a r i a m e n t e , en tiempo de c a l o r , mas a g u a q u e
el peso total de sus texidos y x u g o s .

Del calor.

E l calor ó es positivo ó n e g a t i v o . C a l o r positivo será aquel


que e x c e d a del punto de la c o n g e l a c i ó n , y negativo el frió que
a l c a n z a , ó baxa del punto d é l a congelación misma.
E l calor positivo estimula el .movimiento de la savia , y por lo
mismo es el agente mas importante que hay en la naturaleza
p a r a dar movimiento y a c t i v i d a d á los fluidos vegetales. Este
mismo calor funde los abonos f l u i d o s , descompone y liquida los
q u e son s ó l i d o s , desembaraza las substancias .alimenticias, y las
reduce al g r a d o posible de divisibilidad y atenuación ; es en fin
el agente mecánico que combina y a m a l g a m a las substancias
B 2
12
alimenticias y las c o n c r e t a , siendo él la causa de que sigan
los órganos v e g e t a l e s tan rápidamente los trámites de la n u t r i ­
ción. Y como c a d a especie de v e g e t a l e x i g e diverso g r a d o de
c a l o r , p a r a exercer debidamente las funciones de su v e g e t a c i ó n ,
d e a q u í e s , q u e el agricultor necesita poseer estos conocimien­
tos p a r a dirigir con.acierto la aclimatación de las plantas. Y a
*e ha d i c h o , tratando de la diferencia de c l i m a s , que los á r b o ­
l e s a g i g a n t a d o s , los aromas & c . son hijos del calor : estos Ve­
g e t a l e s , tan robustos como d u r a d e r o s , pocas ó acaso n i n g u n a
т е г extienden sus r a i c e s , mas allá de l o ' q u e alcanza á p e n e ­
trar el calor solar.
M a s en quanto á los efectos del calor n e g a t i v o , se sabe que
p r o d u c e el letargo v e g e t a l , ó sea la suspensión de la v i t a l i d a d
d e las p l a n t a s , y por lo mismo el agricultor debe también cono­
•cer y determinar el g r a d o de frió, que necesita c a d a especie p a ­
ra­despojarse de sus hojas é invernar. D e aquí se infiere c l a r a ­
mente la necesidad que tenemos en A g r i c u l t u r a de los conoci­
mientos que suministra el estudio de la física , de manejar los
instrumemos relativos á esta c i e n c i a , y de formar el k a l e n d a r i o
d e F l o r a , tantas veces recomendado en mis e x p l i c a c i o n e s , p a r a
d i r i g i r s e con acierto en todos ios territorios y países. Hemos d i ­
cho que los árboles mas robustos son hijos del calor ó de la zo­
n a tórrida , mas las especies enanas son propias de las regiones
frjas j por lo mismo es preciso conocer el g r a d o de frió que pue^
de sufrir c a d a u n a , antes de emprehender su aclimatación.

Be la luz.

E n quanto á la lu% y á la obscuri dad, se sabe q u e l a primera


es un v e r d a d e r o f u n d e n t e , pues descomponiendo como descom­
pone el ácido carbónico y otras substancias a l i m e n t i c i a s , p r e c i ­
pita y concreta también varios abonos, con los demás materiales
q u e p u e d e n organizarse. A s í es que las plantas la buscan cons­
tantemente como su principal a l i m e n t o : ella aumenta la c a l i d a d
combustible de los texidos leñosos 3 influye en l a intensidad del
s a b o r , olor y c o l o r ; y contribuye infinito á la solidez y consis­
tencia de los vegetales.
N o sucede así con la o b s c u r i d a d : e s t a , al contrario de la
primera , produce el ahilamiento de las p l a n t a s , l a floxedad,
b l a n d u r a , y poca consistencia de los t e x i d o s , y la insipidez y
falta de c o l o r , inseparables resultados de la falta de luz.
Del aire.

Si consideramos el aire como el depósito del alimento fluido


de las plantas., podemos aun d i v i d i r l e en aire n a t u r a l atmosfé-
rico , y en artificial de las estufas ó reservatorios.
E l aire a t m o s f é r i c o , según se e n c u e n t r a , consta de o x i g e n o ,
ázoe y gas ácido c a r b ó n i c o , y contiene ademas infinitos despo-
jos pulverulentos del re.yno organizado. Su densidad influye e n
la v e g e t a c i ó n y aclimatación de muchas especies j y descom-
puesto en los órganos de las plantas , o b r a también como ali-
mento. E n v u e l t o con las labores , c o n t r i b u y e á la preparación de
muchos abonos q u e chupan las raices.
E l oxigeno que procede de la descomposición del a g u a y del
aire atmosférico, lo absorven las plantas de d i a ; pero el que no
necesitan para su vegetación , lo vierten y transpiran. Este gas
obra como primer alimento, combinándose con los líquidos de las
p l a n t a s , con el n i t r o , carbono y fósforo, y forma los ácidos v e -
g e t a l e s , n í t r i c o , carbónico & c . T a m b i é n obra m e c á n i c a m e n t e
porque lo absorven los mantillos y las tierras 3 y no falta q u i e n
c r e a que la fertilidad de estas g u a r d a n cierta proporción con el
o x i g e n o , que absorven y retienen.
E l calor y la l u z funden el o x í g e n o , como q u e d a d i c h o , el
q u a l es algo mas pesado que el aire atmosférico, y puede con-
siderarse como el conservador interior del calor de las plan-
tas ; de este modo viene á ser el a g e n t e de la fermentación y
descomposición de los abonos orgánicos.
E l ázoe q u e se encuentra en l a atmósfera obra como a l i -
mento , para cuyo fin le absorven las plantas : es l a base del ni-
tro combinado con el o x i g e n o , y forma el amoniaco ó a l k a l i
v o l á t i l si se combina con el hidrógeno del a g u a .

DE LOS GASES-

P R I M E R O .

Del ácido carbónico.

D e la combustión y fermentación de los c u e r p o s , de la res-


piración de los a n i m a l e s , de la transpiración de las hojas du-
rante la noche & c . & c . procede el gas ácido carbónico, y según
;
las mejores observaciones es u n a combinación del carbono con
el o x i g e n o , q u e se halla en l a atmósfera en razón de uno ó dos
por ciento.
T a m b i é n está a v e r i g u a d o que el carbono es diez veces mas
pesado q u e el aire atmosférico: q u e los mantillos y las tierras
lo atraen y retienen fuertemente p a r a suministrarlo después á
las p l a n t a s , en las q u a l e s se descompone, se fixa y concreta,
desprendiéndose el oxigeno p a r a combinarse con otras substan-
cias : así es como se verifica el devolverlo puro las plantas á l a
atmósfera.
K i r w a n , Hassenfratzs y otros químicos tienen al carbono por
u n a de las substancias alimenticias mas importantes para la v e -
getación , y se observa que las plantas admiten el ácido c a r b ó -
nico líquido ó en forma de g a s . Si este gas l l e g a á formar u n
d o z a v o del a i r e , crecen las plantas con r a p i d e z ; pero si e x c e d e
de esta p r o p o r c i ó n , cesa enteramente l a vegetación.

S E G U N D O .

Del hidrógeno.

E l a g u a , según las mejores observaciones, contiene un quín«


ce por ciento de h i d r ó g e n o , el q u a l combinado con el ázoe forma
el amoniaco , como y a sé ha dicho ; y á este gas es al que sin
d u d a se debe el color de muchas resinas y los aceites esenciales.
. T a l es en suma la teoría de los abonos fluidos ó naturales
de que hemos tratado al p r i n c i p i o ; desuno y otro modo se cono-
cerá q u e la atmósfera y los cuerpos o r g a n i z a d o s , que se descom-
p o n e n , proporcionan á las plantas los abonos fluidos, que son sin
disputa los principales elementos de la fertilidad. Pasemos pues
á t r a t a r en s e g u i d a de los abonos artificiales, para completar un
punto tan importante de la ciencia a g r a r i a : y considerando q u e
el abonar l a tierra es una de aquellas operaciones de mayor en-
t i d a d en la A g r i c u l t u r a , no omitiremos la explicación de todas
aquellas prácticas y doctrinas, q u e nos han d e x a d o los g e o p ó n i -
cos mas recomendables de la a n t i g ü e d a d , y q u e rectificadas por
las observaciones de los sabios modernos, han perfeccionado esta
parte del cultivo.
De los abonos ó beneficios artificiales.

E l uso de los abonos es t a n antiguo como la misma A g r i c u l -


t u r a ; p e r o ha s u f r i d o , c o m o todas las c o s a s , d i v e r s a s alteraciones
y n o v e d a d e s . Los a n t i g u o s , á quienes la c a s u a l i d a d presentó el
método de beneficiar á poca costa los terrenos q u e l a b r a b a n , h u -
bieron de seguir por n e c e s i d a d el sistema de abonos artificiales,
p a r a aumentar á toda costa la fertilidad de la t i e r r a , y vemos
e n sus obras q u e usaron de todas aquellas substancias, de que se
aprovechan en el dia los modernos.
E s cierto q u e la ignorancia , el capricho ó la moda , y otras
mil c a u s a s , v a r i a r o n por a l g ú n t i e m p o , y en épocas diferentes
los métodos de c u l t i v o ; y olvidándose del uso de muchas m a t e -
rias del reyno inorgánico , que antes habían servido del mejor
abono , echaron mano los labradores de los estiércoles v e g e t a l e s
y a n i m a l e s , reducidos al estado de descomposición conveniente,
y con ellos abonaron las tierras. E n el dia se han vuelto á resu-
c i t a r , por decirlo a s í , las prácticas a n t i g u a s sobre este importantí-
simo punto , y los c u l t i v a d o r e s I n g l e s e s , S u i z o s , F l a m e n c o s ,
Franceses , y en g e n e r a l todos los agrónomos sabios de los p a í -
ses del N o r t e de E u r o p a , han dado el mayor realce á su A g r i -
c u l t u r a , con solo poner en e x e c u c i o n los consejos hallados en los
A u t o r e s geopónicos mas antiguos. N o obstante esto es preciso
confesar, que á los descubrimientos de la química deben en g r a n
parte los rápidos progresos, que ha tenido el arte de c u l t i v a r l a
tierra. Por medio de los conocimientos químicos se sabe las subs-
tancias de que se componen los diferentes abonos, vemos desem-
barazados sus elementos, y demostrados sus principios : en u n a
p a l a b r a , la química ha patentizado la importancia de los d i v e r -
sos a b o n o s , y ha decidido sobre sus ventajas en la v e g e t a c i ó n :
ella nos demuestra con toda c l a r i d a d , que la tierra y la atmósfe-
ra son los dos g r a n d e s receptáculos de los abonos: la primera por-
q u e a t r a e , a l m a c e n a , retiene y distribuye las substancias nutri-
t i v a s que son indispensables para el acrecentamiento de las p l a n -
tas , y a absorviendo los abonos fluidos ó n a t u r a l e s , ó y a a y u -
dándola con la mezcla de los mecánicos ó artificiales , que son
los medios que emplean y pueden emplear la n a t u r a l e z a y el ar-
t e , para conseguir la reparación de los principios alimenticios de
los vegetales , y fertilizar los campos. D e a q u í se infiere que to-
do es abono en la naturaleza.
T o d o es abono en la n a t u r a l e z a , q u a n d o sus principios meca-
16
nicos no se oponen á ello, y q u a n d o los cuerpos se mezclan ó ha-
llan mezclados en una c a n t i d a d proporcionada. E l mejor abono
p a r a las tierras arenosas, es la arcilla ó a l u m i n a , y para las t i e r -
ras a r c i l l o s a s , la arena , las piedras y los guijarros ; sobre todo,
si son susceptibles de atenuarse , formando un apoyo al v e g e t a l
q u e , no comprimiendo las raices por su coherencia y prestando
paso al a g u a por su porosidad, proporcione á las plantas el alimen-
to y la facilidad de exercer las funciones de la vegetación sin
v i o l e n c i a , pues aunque no contribuyen á la formación de la sa-
v i a , concurren siempre á su b u e n a elaboración y generación.
L a arena d e x a filtrar el a g u a que la penetra con mucha f a -
c i l i d a d , y entre c a d a uno de sus granos se forma un pequeño
a b r i g o ó c a b i d a d en que se concentra' el calor de los rayos del
s o l , y acelera la evaporación de la humedad. A l contrario, en l a
a r c i l l a ó alumina las m o l é c u l a s , infinitamente pequeñas y d i v i -
d i d a s e x c e s i v a m e n t e , se reúnen unas con otras , y forman u n
cuerpo duro y c o m p a c t o , que el a g u a y el calor penetran difí-
cilmente ; y asi la arena es un excelente abono para la arcilla,
separando sus moléculas , destruyendo su adherencia , permi-
t i e n d o al a g u a y al calor del sol que se insinué por las grietas
p e q u e ñ a s que presentan , convirtiendo así en productiva esta
t i e r r a , que antes se l l a m a b a , fría, fuerte ó compacta.
E l mecanismo de la arcilla mezclada con la arena , es c a -
balmente el m i s m o , pero en u n sentido contrario : sirve de vín-
culo de adhesión á las moléculas a r e n o s a s , las une unas con
otras,. y les dá t r a v a z o n y consistencia : en fin esta tierra a r e n o -
s a , que antes se desprendía tan prontamente del a g u a y era tan
deboradora por su c a l o r , se convierte en una tierra apta p a r a
la v e g e t a c i ó n , por medio de una mezcla proporcionada; porque
además de otras bellísimas q u a l i d a d e s . , la arcilla contiene ordi-
nariamente en sí m i s m a , una cantidad bastante g r a n d e de cal,
y á veces también v a acompañada de tierra v e g e t a l ó humus.
A s í pues , como la arcilla es capaz de comunicar á un terre-
no débil la correspondiente m i g a , y tiene además las singulares
propiedades de atraer y conservar los x u g o s fértiles, debe a p r e -
ciarla el labrador como uno de los mas importantes abonos, p a r a
mejorar la c a l i d a d de las tierras l i g e r a s , sueltas y arenosas que
"abundan en España. Esto no obstante es preciso usarla con tino,
y no proceder á ciegas en la cantidad , tiempo y modo de a p l i -
carla. Por decontado hay necesidad de analizar la tierra antes
de e c h a r l a , y ver en que proporción está la arena ó sílice con
las demás tierras que entran en la composición de aquel suelo,
p a r a deducir la c a n t i d a d de arcilla que le falta : de este modo
no se arriesgarán los buenos resultados por el exceso ó defecto
del abono que n e c e s i t a , y la operación será e x e c u í a d a con c a b a l
conocimiento de causa.
E n quanto al tiempo es fácil conocer que como el terreno q u e
d e b e abonarse , carece de migajon ó de la competente firmeza y
unión entre sus partes , el mas oportuno de usar este a b o n o , es
e l otoño y el invierno en que las l l u v i a s , los yelos y demás
meteoros pueden ir deshaciendo é incorporando l a arcilla , d e r -
r a m a d a sobre la superficie del terreno en la c a n t i d a d ó propor-
ción suficiente, según la exigencia de é l ; y en la p r i m a v e r a si-
g u i e n t e , se a c a b a r á de perfeccionar esta mezcla con el a r a d o ,
dándole las rejas que basten para su perfecta mixtión.
N o obstante que este a b o n o , mezclado y dispuesto como aca-
b a de decirse , sea en g e n e r a l proporcionado p a r a toda clase de
frutos , es preciso hacer a l g u n a distinción que p u e d a servir de
g u i a en los casos prácticos.
Se sabe q u e todos los t r i g o s , generalmente hablando , r e -
q u i e r e n una tierra fuerte ó de bastante miga. Y a u n q u e el c a n -
d e a l y blanquillo se cria y prospera en terrenos endebles , es
siempre con la pérdida de dos ó tres frutos , pues siguiendo la
p r á c t i c a del d i a , se les d e x a descansar dos ó tres a ñ o s , sin pro-
d u c i r cosa a l g u n a , y además se los prepara anticipadamente coa
b u e n a s labores. Seria sin duda mas a b u n d a n t e la cosecha de es-
t e g r a n o , si también para él se eligiese terreno mas firme y de
mas m i g a , ó se hiciese tal esparciendo en él y mezclando con
repetidas iabores la competente porción de a r c i l l a , de modo que
q u e d a n d o con la soltura necesaria p a r a poderle arar y c u l t i v a r ,
tuviese al mismo tiempo la constitución de u n a tierra f u e r t e : de
l a s q u a t r o partes del t e r r e n o , hasta l a p r o f u n d i d a d de m e d i a
v a r a , que es lo que basta para las raices del t r i g o , las tres
d e b e r i a n ser de a r c i l l a , como vimos en l a l e c c i ó n , q u e t r a -
t a del conocimiento y clasificación de las tierras. P a r a la c e b a -
d a , centeno y e s c a ñ a , no es necesario q u e el terreno sea tan fir-
me ni de tanta m i g a como para el t r i g o , aunque no les d a ñ a r í a
el q u e fuese de i g u a l constitución, y así si por razón de ser de-
masiadamente suelto y ligero el que se destina á la producción
d e estos g r a n o s , hay la precisión de abonarlo con a r c i l l a , se
esparcirá esta tierra á su debido t i e m p o , y se mezclará bien u n
tercio menos'que para el t r i g o , esto e s , de q u á t r o partes de a r e -
n a y demás , se pondrán dos de arcilla.
E s fácil concebir , m e d i a n t e la mezcla de estas dos c a l i d a d e s
de tierra tan opuestas , la f a c i l i d a d con que el grano g e r m i n a r á , 1

introducirá en la tierra su r a d í c u l a , y e x t e n d e r á sus raices p o r


las pequeñas grietas ó intersticios q u e se forman : también p u e -
de conocerse q u a n t o se d e b e r á n m u l t i p l i c a r los vínculos d e a d -
IOMO I I . c
i8
hesion q u e tendrán sujeta la planta á esta t i e r r a , y le darán l a
f a c i l i d a d dé brotar tallos vigorosos , que l l e g a r á n á serlo t o d a -
v í a mas por la absorción de su aumento en la atmósfera. Y a d i -
ximos que toda planta recibe tanto alimento del aire como de l a
tierra. H a y una perpetua acción y reacción del uno sobre la otra.
D u r a n t e el d i a , el sol obra sobre la tierra y sube entonces la sa-
v i a ; y durante la n o c h e , la tierra obra sobre la atmósfera y l a
savia baxa. En el primer caso la planta se alimenta á expensas
del h u m u s , y en el segundo á expensas del aire , y de los p r i n -
cipios q u e este contiene : sin la acción mecánica de estas dos
tierras , una y otra hubieran permanecido inútiles para la v e g e -
tación i p u e s , como se ha dicho poco ha , no solo posee la a r c i -
lla la facultad de comunicar al terreno débil la correspondiente
m i g a , valiéndome de esta voz t é c n i c a , sino que además tiene l a
s i n g u l a r p r o p i e d a d de atraer y conservar los x u g o s fértiles ó
n u t r i t i v o s q u e n a d a n en la atmósfera. Sin e m b a r g o debe usarse
siempre con p r e c a u c i ó n , no echar de una v e z al terreno toda l a
c a n t i d a d de arcilla que necesite, y tenerla anticipadamente e x -
puesta á la acción de los meteoros por a l g ú n tiempo ; y sobre to-
do m e z c l a r l a con los estiércoles en pudrideros determinados p a -
r a que de este modo surta los mas ventajosos efectos.
L o q u e se dice respecto de l a arcilla p a r a abonar los t e r r e -
nos a r e n o s o s , debe entenderse también respecto de la mezcla de
a r e n a para beneficiar los arcillosos, y en g e n e r a l debe e n t e n d e r -
se lo mismo respecto de la c a l , del yeso y demás tierras que ha-
y a n de combinarse unas con o t r a s , p a r a mejorar sus calidades y
p r e p a r a r l a s para el cultivo.
La m a r g a , como hicimos ver q u a n d o se trató del conocimien-
to d é l a s t i e r r a s , puede ser c a l i z a , arcillosa ó a r e n i s c a , y se
halla también p u l v e r u l e n t a , c o m p a c t a , b l a n d a y dura , c u y a s
d i v e r s a s circunstancias la hacen aplicable á terrenos de diver-
sas c a l i d a d e s , según que en ellas mismas predomina la c a l , l a
arcilla ó la siiice. Sus efectos son siempre relativos á la p u l v e r i -
z a c i ó n é incorporación de la m a r g a con el terreno á que se a p l i -
c a :• ella absorve la h u m e d a d , el o x i g e n o , y el ácido carbónico,
recoge estas s u b s t a n c i a s , y las dispensa á las plantas á m e d i d a .
q u e las,necesitan. .
E l origen de la m a r g a , . , s e g ú n R o z i e r , .no. es difícil de a c e r -
t a r , puesto q u e sus principios constitutivos i n d i c a n m u y b i e n
cjuanto ha concurrido á su formación. Este a u t o r , c r e e q u e es el
Tesultado de las descomposiciones de las tierras calizas , q u a r -
aosas y a r c i l l o s a s , arrastradas por las a g u a s y , depositadas en
las,hondonadas.'Pero otros;piensan q u e es una c a l - p r o d u c i d a por
d detritus.ó quebrantamiento,de las c o n c h a s , r e d u c i d as á.molccu-
19
las finísimas en fuerza del frotamiento y r o t a c i ó n , y depositadas
ó en masa ó por capas entre bancos de a r c i l l a ó de arena : y
otros en fin pretenden q u e la m a r g a proviene de los simples des-
pojos, de los a n i m a l e s , de los v e g e t a l e s y . d e las piedras calizas.
S e a de esto lo que se q u i e r a , pues á nosotros no nos incumbe exa-
minarlo , podemos convenir en que sea r e u n i d a ó formada por
filtración ó por d e p ó s i t o s , la mejor m a r g a es siempre a q u e l l a
q u e contiene mas partes c a l i z a s , mas a t e n u a d a s y que se reduce
mas pronto á p o l v o ; sin atender al color q u e es a c c i d e n t a l , y en
n a d a contribuye á la fertilidad.
L a m a r g a obra mecánicamente en las tierras fuertes y t e n a -
.ces por la t e n u i d a d de sus p a r t e s , como la arena en l a arcilla.
C a d a molécula hace el oficio de una cuña, ó de u n a p a l a n c a p e -
q u e ñ a que se coloca entre-las moléculas de la tierra-, y las man-
tiene s e p a r a d a s , de c u y a desunión resulta mas soltura á la tier-
r a del c a m p o , la penetran mas profundamente l a s l l u v i a s , se
pone menos c o m p a c t a , y por consiguiente se a g r i e t a ó hiende
menos con la sequedad. A s í esta t i e r r a , al paso q u e es útil por
las consideraciones referidas y debe por lo mismo aplicarse c o -
mo abono , usándola sin conocimiento p u e d e l l e g a r á ser perju-
dicial. Pruébase esto observando q u e e n los terrenos areniscos y
de poca m i g a es siempre n o c i v a y n u n c a benéfica. D e a q u í se
infiere que el uso de la m a r g a p a r a fertilizar con ella los ter-
renos e x i g e ciertas r e s t r i c c i o n e s , de las quales deberá enterarse
el cultivador. L a m a r g a c a l i z a es útil p a r a las tierras n a t u r a l -
mente buenas y algo c o m p a c t a s ; pero debe echarse en poca c a n -
tidad. Si la m a r g a fuese mas arcillosa q u e caliza y a r e n i s c a , p r o -
ducirá buenos efectos en las tierras sin v i g o r , ligeras y q u e d e -
x a n filtrar el a g u a f á c i l m e n t e ; y por- fin, si es c a l i z a y m u y are-
nisca se deberá aplicar á las tierras c o m p a c t a s , p a r a q u e consi-
g a n con ella todo el beneficio posible.
E s pues visto que sin tener presentes estas distinciones lejos
d e recibir beneficio, fácilmente se echarán á perder los campos.
Ú l t i m a m e n t e , para que la m a r g a produzca, todo el. efecto q u e
se d e s e a , es preciso sacarla y conduciría á los campos , d e x á n -
dola allí por algunos meses r e p a r t i d a en pequeños montones p a -
r a q u e , recibiendo los influxos de la a t m ó s f e r a , se d e s h a g a , p u l -
v e r i c e y prepare antes de esparramarla y e n v o l v e r l a con la tier-.
r a por medio de las labores.
E l uso de la cal p a r a abonar las tierras es y a m u y a n t i g u o ,
s e g ú n p u e d e verse en las obras de Plinio y otros escritores r e c o -
mendables. E l primero manifiesta que con este objeto la emplearon
los I n g l e s e s , F r a n c e s e s y otras muchas naciones , con c u y o a b o -
no sacaban g r a n d e s ventajas aquellos c u l t i v a d o r e s . En el dia es-
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tá fuera de duda que la c a l obra como un disolvente del texido


fibroso de las materias animales y v e g e t a l e s , siendo por lo mis-
mo el agente q u e promueve mas eficazmente su descomposición
y r e d u c c i ó n á mantillo. T a m b i é n nos consta q u e posee la p r o -
p i e d a d de atraer el gas ácido c a r b ó n i c o , reteniéndole en sí p a r a
beneficio de la v e g e t a c i ó n ; y de aquí se concibe que obra t a m -
b i é n m e c á n i c a m e n t e , como dice G u i l l e m b o r g . E l l a se d i s u e l v e
en el a g u a , se combina con el carbono y en este estado pene-
t r a y se iixa en los órganos de las p l a n t a s : destruye y absor-
b e el ácido dentro del t e r r e n o , le comunica mayor c a l o r , y p u e -
de matar los insectos, q u e se crian abundantemente en las tier-
ras acidas,
R e s u l t a p u e s , q u e la c a l es útil en los paises húmedos y
terrenos frescos : que puede ser provechosa en las tierras f u e r -
tes , en las e m p r a d i z a d a s , y en las que a b u n d a n de v e g e t a l e s
duros y correosos : y q u e si bien es cierto q u e en los terrenos
abonados con c a l se coge un g r a n o mas p e s a d o , nutrido y h a r i -
n o s o , c u y a maduración es asimismo mas t e m p r a n a , también lo
e s que todas estas ventajas son y deben entenderse con respec-
to á los expresados paises y terrenos húmedos y frios. A u n en
ellos es necesario usar de la c a l con p r e c a u c i ó n , puesto q u e se
e x p e r i m e n t a que no solo g a s t a , esquilma y debilita la tierra á
q u e se a p l i c a , sino que excitando muchas veces demasiado el
calor , abrasa las semillas y raices de los vegetales. Sin e m b a r -
g o el uso de la c a l , mezclada juiciosamente y con el conocimien-
to debido en los abonos fértiles ó en forma l í q u i d a , puede ser-
v i r de g r a n d e beneficio en todas partes.
E l yeso es también . un abono provechoso p a r a los terrenos
fuertes y tenaces , y para los de arena g o r d a : la experiencia lia
demostrado q u e es útil para los t r é v o l é s , a l f a l f a , mielga y d e -
más plantas así leguminosas como gramíneas , siempre que en.
los terrenos arcillosos se eche mezclado con arena seca y r e d u -
cido á p o l v o , y en los arenosos puede mezclarse con una p e q u e -
ñ a parte de arcilla igualmente bien p u l v e r i z a d o ; en todo caso
*e aplicará este abono en tiempo seco ; -mas convendria q u e l a
tierra tuviese a l g ú n tempero. L a utilidad del y e s o , como abono
p a r a beneficiar las tierras fuertes y h ú m e d a s , es y a conocida^
pero restan aún muchos experimentos sobre si convendrá t a m b i é n
usar de las tierras yesosas sin c a l c i n a r , ó bien después de calci-
n a d a s , para otras de diversa constitución: hay quien apoya l a
primera i.dea ; pero también hay quien sostiene la s e g u n d a c o a
poderosas razones. L a cal está en el mismo caso q u e el y e s o ; aun-
q u e esta debe usarse aiín con mas p r e c a u c i ó n , como se dixo.
Últimamente ? p a r a las tierras en q u e domina l a arcilla , y
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en g e n e r a l p a r a todas las flacas, débiles y c a n s a d a s , es de la
m a y o r u t i l i d a d el. abono compuesto de las b a r r e d u r a s de las c a -
lles , del polvo de los caminos , y turba ó cieno de los p a i a g e s
pantanosos , todo bien mezclado y deshecho para poder usarlo.
L o s abonos conocidos b a x o el nombre de estiércol, q u e son
p u r a m e n t e v e g e t a l e s ó compuestos de materias animales y v e -
g e t a l e s , contienen todos los principios v e g e t a l e s , distintamente
unidos^que q u a n d o componían parte del todo de los cuerpos or-
gánicos , pero en el estado de poder servir de a b o n o ; y son ázoe,
c a r b o n o , a m o n i a c o , acido c a r b ó n i c o , h i d r ó g e n o , c a l y a u n
hierro todos en estado s ó l i d o , pero teniendo mas t e m p e r a t u r a ,
•y por lo mismo convienen á todas las especies de tierras menos
á las arenosas. Esto no obstante , en algunos pueblos del m e d i o -
día lo usan con buen éxito en las tierras de riego.
L a costumbre de todos los tiempos h a . hecho que nuestros
labradores usen exclusivamente de este a b o n o , y que apenas
conozcan otros : q u a n d o aun no está medio podrido , le espar-
cen indistintamente sobre todos los terrenos , y de aquí p r o v i e -
ne que ó es enteramente inútil para lo que se d e s e a , ó causa u n
efecto trímero porque se aplica sin un exacto conocimiento de
los terrenos ; pues q u a n d o las tierras primitivas no están m e z -
c l a d a s en aquella proporción que es necesaria para la buena v e -
getación , no halla en ellas el estiércol la disposición c o n v e n i e n -
te para descomponerse y suministrar alimento á las plantas , y
q u e d a por consecuencia inútil. Por esto antes de e c h a r l o , es m e -
nester mezclar con el suelo a q u e l l a s tierras que le hacen falta,
para que juntamente con el estiércol común p u e d a c o a d y u v a r á
la vegetación. V e d a q u í la razón porque se dixo antes , q u e
las tierras se deben tener por el primero de los abonos.
T o d o s saben que las materias f e c a l e s , ó basura h u m a n a , es
u n excelente abono ; sin embargo se desperdicia en la m a y o r
parte de las grandes capitales. En España solo los C a t a l a n e s y
V a l e n c i a n o s y en a l g u n a s otras provincias , la saben aprovechar
p a r a abono de sus campos. D i c h a b a s u r a . s e debería sacar a l
campo y , en parages donde no pudiese causar incomodidad al-
g u n a , d e x a r l a fermentar : en dos dias pierde el mal olor , si se
le polvorea con u n poco de cal v i v a , ó rocía con a g u a de la mis-
m a cal ; en tales sitios se d e x a por a l g ú n tiempo y se aplica des-
pués de que esté bien pasado y repodrido ; siendo su efecto d o -
blemente ventajoso siempre q u e se le mezcle con tierra apropó-
sito ó de la c a l i d a d que c o n v e n g a al terreno en que se va á e m -
plear , ó con otros.desperdicios , basuras , pajas , hojas , p l a n -
tas & c . : su mejor uso es en las huertas , linos , cáñamos y d e -
trás p a r a g e s de r e g a d í o .
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L a basura de aves quema q u a n d o está reciente ; y conte-
niendo tierra caliza y quarzosa se deberá aplicar p a r t i c u l a r m e n -
te á las tierras arcillosas ; la mejor es la palomina , g a l l i n a z a y
excremento de las demás aves domésticas , y es falso que la de
ganso esterilice la tierra.
L a s crisálidas de los gusanos de seda , que se suelen d e x a r
podrir sin n i n g u n a p r e c a u c i ó n , se-deben g u a r d a r entre capas
alternativas de tierra , y á los dos meses resultará de todo un
excelente mantillo -negro y útil p a r a q u a l q u i e r a t e r r e n o , p r i n -
cipalmente para los prados.
E l estiércol de establo ó caballeriza contiene principios ani-
males y materias vegetales , por lo q u a l se llama vegeto-animal:
este produce distintos efectos en las tierras según la proporción
de las materias de que se compone , y de la fuerza d i g e s t i v a del
estómago de los animales de que procede. Se divide en las dos
clases de caliente y f r i ó : llámase caliente el de c a b a l l o , asno
y mulo por l a propiedad que tiene de fermentar hasta el e x t r e -
- m o , mientras no está r e d u c i d o á m a n t i l l o , y por lo mismo si se
u s a algo enterizo se ha de aplicar á las tierras fuertes, a l a s c a n -
s i d a s y á las que están en un continuo c u l t i v o , y n u n c a á las
l i g e r a s y calientes. Si el estiércol se esparciese sobre Jas tierras
"aun estando fresco se secaría m u y pronto, y desapareciendo con
l a humedad la poca materia e x t r a c t i v a q u e c o n t i e n e , q u e d a r í a
aislada la parte v e g e t a l , y solo t e n d r í a acción l a corta p a r t e
e x t r a c t i v a que hubiesen disuelto las a g u a s .
E l estiércol de g a n a d o de asta se llama f r i ó , no porque lo
sea realmente , sino porque saliendo y a bien desnaturalizado y
p o d r i d o , no fermenta t a n t o : el del b u e y principalmente es el r e -
s u l t a d o de u n a total descomposición de sus a l i m e n t o s , y q u a n -
t o menos fermentable es por sí m i s m o , tanto es menos c a p a z de
promover la descomposición de los vegetales , y por eso es el
mejor para los terrenos arenosos ó calientes.
L a freza de o v e j a s , que también se llama jirle , tiene el l u -
g a r medio entre la boñiga y el estiércol de caballo : no se r e c a -
lierita en la fermentación tanto como e s t e , pero mucho mas q u e
e l p r i m e r o , y se a t r i b u y e su buena c a l i d a d á los orines. L o mis-
mo se puede decir del de cabras que del de ovejas.
M u c h o s agrónomos han creido que él estiércol de puerco era
e l peor : pero los buenos c u l t i v a d o r e s Ingleses y F r a n c e s e s p i e n -
san q u e es el mejor. P a r a tierras de g r a n o s , y p a r a prados e«
e x c e l e n t e : u n carro de este estiércol e q u i v a l e á dos del de c a -
ballo y b u r r o : es v e r d a d q u e no se há de aplicar solo, sino m e z -
c l a d o y después de haberle d e x a d o fermentar.
N o es difícil persuadirnos de que los v e g e t a l e s l l e v a n v e n t a -
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j a á todas las materias para fertilizar un terreno , puesto q u e
el mantillo que se forma en los montes es el mejor para la v e g e -
tación , y no se compone sino de r a m a s , hojas y leña , que se
a c e r c a n al último g r a d o de descomposición. Es excelente el abo-
no de la hoja de los árboles, que se desperdicia en muchas p a r -
t e s , en otras la r e c o g e n , la echan en las q u a d r a s y establos p a -
r a cama del g a n a d o que l a satura de la orina , o bien la j u n t a n
en montones que se pudren en breve con las lluvias.
E n los terrenos de g r e d a arcillosa será prudente echar el
orujo de la u v a después de haberlo tenido en montones a l g ú n
tiempo. T a m b i é n pueden abonarse las tierras por medio de p l a n -
tas sembradas en ellas al intento : p a r a esto se usa constante-
mente de los altramuces (Lupinus Mus de L . ) que se derrocan
y entierran con el arado , como á las d e m á s , q u a n d o están p a r a
florecer , y q u e d a maravillosamente abonado el terreno.
N o faltan agricultores que piensen que por medio de este
último abono no es necesario dexar descansar el terreno ; sino
que á penas se haga la siega se labrará el campo , y se sembra-
r á una planta de las que v e g e t e n con mas prontitud y q u e r e -
q u i e r a n menos humedad , y á mediados de setiembre la misma
labor que se de para sembrar entierre dicha planta. A l p r i n c i -
pio no necesita nutrimento el grano q u e germina , porque en él
mismo encuentra de que nutrirse la tierna planta , l u e g o v i e -
nen los frios y se detiene la v e g e t a c i ó n : entre tanto la p l a n t a
q u e se ha enterrado en v e r d e se •comienza á descomponer, y con
el calor de la primavera se completa la descomposición y se des-
prenden aquellos principios q u e suministran á la n u e v a p l a n t a ,
que va creciendo , el alimento necesario para una buena v e g e -
tación ; de esta manera no h a y un labrador que p u e d a decir
con v e r d a d que le falta el estiércol.
H a y abonos en que se reúnen los principios que se a c a b a n
d e e x p r e s a r , y el primero que se presenta es el m a n t i l l o , q u e
es el último residuo de los seres o r g á n i c o s , y que suele contener
mucha tierra caliza y c a l ó r i c o , y de consiguiente es admirable
p a r a todos los terrenos, pero con, p a r t i c u l a r i d a d los arcillosos.
E s buen abono el carbón y el polvo de los parages en que se fa-
b r i c a ó conserva ; pero, ha . ue ir. mezclado con a l g u n a materia,
que f e r m e n t e , sin lo q u a l seria muy lento s u , efecto. L o s a n t i -
g u o s abonaban sus campos c o n , c e n i z a s v e g e t a l e s , y dicen q u e
aprovechan contra los i n s e c t o s : son muy buenas para los t e r r e -
nos arcillosos por la c a l q u e c o n t i e n e n , y para los que a b u n d a n
de arena gorda. E n el dia se usan bascante las c e n i z a s ; pero van.
siempre mezcladas con estiércol de caballeriza.
T a m b i é n se suelen abonar las tierras con cenizas por tnedig
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de las quemas de los rastrojos ó por medio de h o r m i g u e r o s , h a -
ciendo como hornillas de terrones ó céspedes, dentro de las q u a -
les se ponen a l g u n a s materias combustibles para prenderles f u e -
g o : el primer método es muy común', y si se labrasen las tier-
ras prontamente tendría mejores r e s u l t a d o s ; pero el s e g u n d o so-
lo es útil para los terrenos muy húmedos y llenos de r a i c e s ; mas
de n i n g ú n modo conviene á los terrenos fértiles por su n a t u r a -
leza , y es impracticable en las tierras arenosas.
-• .ai lodo ó turba es m u y buen a b o n o : en él se hallan dife-
rentes t i e r r a s , y entre ellas bastante de la caliza y c a n t i d a d d e
substancias vegeto-animales. L a s l a g u n a s , e s t a n q u e s , a b r e v a -
deros & c . suelen tener excelente cieno ó l i m o , en q u e se encuen-
t r a aire inflamable, ó sea gas hidrógeno. Si con este cieno se
h a de aumentar el e s t i é r c o l , mézclese con otras materias y d é -
xese al aire por a l g ú n tiempo.
Y a se conoce la virtud del hollín como a b o n o , y aunque con-
v i e n e á todos los terrenos, se debe aplicar en e s p e c í a l a ios frios.
D i c e n q u e destruye el musgo y los insectos.

Modo de preparar y esparcir ¿os abonos.

E l estiércol se aumentará en cierto modo siempre que se use


d e él con economía, y se atienda para gastarle á l a n a t u r a l e z a
del terreno en que Se ha de esparcir. E n la h a c i e n d a que h a y a
dos clases de terrenos, v. gr. uno arcilloso, y otro calizo ó a r e -
noso se ha de usar de dos especies de estiércol: el que se destine
p a r a el arcilloso y tenaz se aumentará con la tierra arenisca y
c a l i z a , ó con la arenisca sola si la caliza f a l t a r e ; y el que sea
p a r a el terreno c a l i z o , ó para el arenoso y muy suelto se a u -
mentará con tierra arcillosa y otras materias que le den unión.
A n t e s de incorporar dichas tierras con el estiércol, se tendrá a l -
gunos dias por cama del g a n a d o v a c u n o , l a n a r , cabrio ó d e
cerda , á fin de que se empape de orines. S i se m u d a con f r e -
c u e n c i a esta cama en los corrales del g a n a d o , estará este mas
sano y a s e a d a , y se aumentará la c a n t i d a d de estiércol. E n esto
de renovar á menudo la cama al g a n a d o es menester que se pon-
g a el mayor e s m e r o , á fin de qué siempre la tenga f r e s c a , s a n a
y abundante. E l estercolero ha de estar de manera que lo p e n e -
tre el a i r e , y a y u d e á la descomposición de las materias q u e e n
él se j u n t e n : no le ha de calentar demasiado el s o l , ni ha d e
tener mucha h u m e d a d . A l g u n o s acostumbran colocarlos en p a -
r a g e s baxos ó z a n j a s , y m u y pocos son los que los r o d e a n de ár-.
boles $ pero esto será siempre lo mejor L o s que los ponen en
montones aislados y sin resguardo a l g u n o , que impida la acción
directa de los rayos del sol sobre el estiércol, no lo e n t i e n d e n , y
siempre pierde a q u e l abono sus mejores qualidadp*;.
U n o de los cuidados mas importantes debe se..' el recoger las
a g u a s q u e salen ó escurren del estercolero, y con ellas rociar de
n u e v o las materias q u e en él h a y a , especialmente en tiempos
calurosos. Los recortes ó vueltas se le darán en i n v i e r n o , pues
sin esto no fermentará ni se pudrirá con i g u a l d a d .
T o d o s saben q u e el estiércol no se ha de esparcir sin estar
bien podrido 5 pero en la práctica no se sigue generalmente tan
excelente máxima ; así vemos q u e muchos lo esparcen sin q u e
h a y a f e r m e n t a d o , resultando de ahí que sea en g r a n parte i n -
útil y a u n á veces perjudicial. Si sobreviene u n sol fuerte ó u n a
l l u v i a , no se descompone bien y se inutiliza por lo mismo m u -
cha parte de él. E n las substancias vegeto-animales q u e no se
descomponen bien , como contienen por lo r e g u l a r muchos h u e -
vos de insectos d e v o r a d o r e s , suele facilitárseles con ellas el m e -
dio de que se a v i v e n y m u l t i p l i q u e n , en l u g a r de que si se r e -
pudriesen bien se perderían muchos huevos sin poderse a v i v a r :
lo mismo sucede con las semillas de las males y e r v a s . F i n a l m e n -
te piensan m u c h o s , y no sin f u n d a m e n t o , q u e el tizón p r o p a g a
su c o n t a g i o , y hace los mayores estragos en las mieses a b o n a -
das con estiércol enterizo en q u e se hallan residuos de granos
atizonados. Por otra parte la acción m e c á n i c a del estiércol no
puede verificarse con v e n t a j a , si la tierra no está húmeda, y
esponjada. T o d o esto es tan cierto que mejor es d e x a r de ester-
colar la tierra un año , q u e c u b r i r l a de estiércol enterizo : en
todo caso es menos malo esparcirlo en otoño q u e en p r i m a v e r a .
A d v e r t i m o s al paso q u e siempre deben apartarse los ester-
coleros de las q u a d r a s y establos , si se q u i e r e mirar por l a sa-
lud de los hombre» y de los g a n a d o s . .
Es un error creer que q u a n t o m a s se estercola u n campo es
tanto mejor. El campo que no se estercola se enfría j pero si se
estercola con exceso se arde : es mucho mejor estercolar de m u -
chas veces que de u n golpe y en g r a n c a n t i d a d : q u a n t o mas c a -
liente sea un t e r r e n o ; menos estiércol necesita. Se infiere de
a q u í , que el estiercohse ha de esparcir con economía y conoci-
miento de l a tierra y de la planta q u e se c u l t i v a . N o se conduz-
ca al campo sino á tiempo en que se p u e d a enterrar, al instante,
pues si se d e x a en montoncitos como diariamente se p r a c t i c a , se
le escapa la parte mas preciosa en estado de g a s .-tampoco con-
viene enterrarlo en días muy secos ni muy lluviosos $ un buen
tempero siempre es útil ; pero téngase presente el diferente fon-
TOMO II. D
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do de las t i e r r a s , para enterrarlo mas ó menos. L a s tierras que
están en pendiente se han de estercolar con u n a tercera parte
mas en lo a l t o , disminuyendo la c a n t i d a d s e g ú n se v a b a x a n d o .
L a profundidad de la r a i z de l a planta q u e se c u l t i v e , indicará
la q u e se ha de dar al estercuelo,

LECCIÓN II.
•, . DE LAS LABORES Y DE LOS INSTRUMENTOS
PARA HACERLAS,

u no de los abonos mas p r i n c i p a l e s , q u e puede emplear el


A g r i c u l t o r p a r a beneficiar las tierras , es sin disputa el de dar-
les muchas buenas y muy profundas labores. Si la tierra ha de
suministrar oportunamente los xugos, necesarios para alimentar
las p l a n t a s , es menester que sus partes mas pequeñas los absor-
v a n , que contribuya la buena disposición de la a t m ó s f e r a , y
q u e las raices p u e d a n extenderse sin hallar o b s t á c u l o , al mismo
tiempo que sirvan de firme apoyo á la planta. T o d o esto se con-
s i g u e mediante las labores con q u e se mulle ó esponja la tierra:
operación tan i m p o r t a n t e , q u e no ha faltado quien h a y a dicho,
q u e solo con las labores repetidas y v a r i a d a s se puede conseguir
u n a rica vegetación sin n i n g ú n otro a b o n o ; y si la práctica ha
hecho ver q u e esto no se verifica con t a n feliz s u c e s o , también
es cierto que las l a b o r e s , juntas con los demás abonos ó benefi-
cios , son el único medio de fertilizar el terreno.
C o n las labores se l e v a n t a la superficie de la t i e r r a , y se r e -
v u e l v e la q u e está d e b a x o , p a r a que reciba el beneficio de la at-
mósfera , se corrijen los x u g o s viciosos, se destruyen las y e r v a s ,
se facilita l a germinación d e , l a s semillas , se persigue á los i n -
sectos impidiendo q u e < se a v i v e n sus h u e v o s , se promueve l a
descomposición del e s t i é r c o l , se proporciona a g u a á las p l a n -
tas para que penetren hasta lo b a x o , y que con la acción del sol
v a y a n levantándose poco á poco en v a p o r , y suministren á los
Vegetales la •conveniente humedad ; y en suma-, nadie ignora
q u e las labores los preservan de los gr-andes fríos y calores. Se la-
b r a ia t i e r r a . p a r a s e m b r a r l a , y la profundidad de l a labor ha
de ser proporcionada á l a n a t u r a l e z a de l a planta que se c u l t i -
v a . Examínese con cuidado qué tierra es la que está debaxo de
la superficie, y véase si es p i n g ü e , ó de naturaleza contraria,
pues en el primer caso resultará un abono de la m e z c l a , y en el
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segundo se ha de arar superficialmente; p o r q u e d e mezclar la m a -
l a con la b u e n a , se deteriorará. A l arar no han de q u e d a r t e r -
rones sino muy desmenuzada la tierra , y m u l l i d a por lo -menos
hasta la p r o f u n d i d a d de un pie. •
. L a s tierras h ú m e d a s , las pantanosas y las fuertes ó arcillo-
sas-, es-preciso l a b r a d a s ' d e moda q u e , - d i r i g i e n d o l o s surcos por
su mayor p e n d i e n t e , den s a l i d a á l a s a g u a s ; en este caso deben
ser los surcos profundos, y los caballones ó lomos empinados. E n
las tierras e n x u t a s , por el contrario , se h a n de hacer los surcos
juntos y no m u y profundos ; y e n todo caso.siempre se e m p e z a -
rá l a - l a b o r , rompiendo por el medio.con el arado ios fomos ó ca-
balletes d e l -año¡precedente:las •laboces siguientes se d a r á n atra-
vesadas para a s e g u r a r s e de q u e ' l a : tierra q u e d a : b i e n m u l l i d a , - y
se repetirán q u a n t o sea n e c e s a r i o , según la c a l i d a d de la tierra
misma. L a s labores frecuentes.perjudican a l a s tierras areniscas
y c a s c a j o s a s , porque hacen se evapore mas pronto SU h u m e d a d :
lo contrario conviene á las arcillosas. D e u n a laborea otra se ha de
d e x a r pasar el tiempo necesario p a r a q u é l a t i e r r a . q u e sale á láv
superficie, se aproveche: del- intluxo de l a atmósfera^ N o se l a b r e
q u a n d o el terreno esté muy. empapado e n i a g u a ^ . n i q u a n d o este
excesivamente seca la superficie; y tengase presente q u e los a n -
tiguos Romanos a r a b a n mucho ^ sembraban poco s y cogían
abundantes cosechas, - •••
L o q u e se acaba de e x p o n e r , í á - c o n s t a n t e . e x p e r i e n c i a d e
1

todos los tiempos ,. y la razón misma j bastarían p a r a p e r s u a d i r -


nos de la necesidad y utilidad d e las buenas l a b o r e s pero d e -
seando dar aun mayor extensión á estas ideas-,- y>patentizar en
lo posible la importancia de dicha operación ¿ como abono y b e -
neficio de l a s tierras-, insertaremos en este l u g a r las observaciones
del C o n d e de G u i l l e m b o r g , según las presenta en el capítulo i-J,
de sus elementos químicos y físicos de A g r i c u l t u r a .
" N o necesitamos., diceij repetir las razones y a expuestas .so- :

bre la u t i l i d a d de r e v o l v e r frecuentemente l a t i e r r a r.pero h a b r e -


mos de añadir > que en el terreno inculto se crian g r a m a s , y otras
muchas yerbas q u e esquilman el alimentp de las.plantas útiles,
y enlazando l a tierra con sus numerosas raices fibrosas, l a ponen
d u r a y compacta :' asimismo , que d e t e n i d a mucho tiempo -el
a g u á c e n l a s grietas del terreno,,- contrAe un'' acido-..que és perju-
dicial á los granos. Estos inconvenientes .hacen* necesarias l a s
labores'^ . . ,, ,.<y •:-. • i \ < v . \ ;

i.° Para exponer todas das partículas de ía.tierra, ai influxo del


ambiente.
2.° Para disipar el acido nocivo.
3.0
Para extirpar las raices de todas las yerbas.
D 2
28
4 . ° ' Para que esté suelta la tierra, mezclando perfectamente con
ella todas las castas de abono que se le echen.''''
" S e dirá q u e las sangraduras libertarán á la tierra del ácido
de q u e nos quejamos ; y esto es v e r d a d siempre q u e d e p e n d a el
á c i d o del a g u a estancada ; pero h a y u n ácido mineral c o m b i n a -
do á veces con la tierra t a n í n t i m a m e n t e , q u e n a d a a l c a n z a á
s e p a r a r l e , sino el e x p o n e r l a al a i r e . "
" P o r lo q u e se ha e x p l i c a d o en la sección p r i m e r a , es m a -
nifiesto q u e los terrenos ligeros y sueltos, no necesitan ararse t a n
a m e n u d o como los fuertes y correosos."
-:. " O b s e r v ó justamente D u h a m e l D u m o n c e a u en el tratado del
cultivo, de da:, tierras, tomo i . ° p á g i n a 5 7 , q u e las frecuentes l a -
b o r e s , a u n d e los terrenos l i g e r o s , ponen la t i e r r a mas i g u a l -
mente s u e l t a , á c a u s a de que las partículas mas menudas se d e -
x a n arrastrar del a g u a , y por este medio forman ó por mejor y

d e c i r d e x a u muchas grietas en: e l l o s . "


" N . o siendo nuestro, propósito, entrar a q u í en la explicación
d e los, principios mecánicos d.e: la A g r i c u l t u r a , ó en las descrip-
ciones de.:los.aperos ó, instrumentos ; haremos únicamente men-
ción dé las principales, razones en q u e se fundan las labores. P u e -
-den reducirse éstas á las reglas siguientes.:"
3
i- -.; "Quanto mas. abunda de. ácido.el terreno y se halla mas po-
blada de yerbas, mas necesita de revolverse la. tierra por las razo-
nes .que. q u e d a n y a a s i g n a d a s . "
: ¿.a "Debe ponerse especial cuidado en nO:dexar tierra por mover
entre los surcos, Ib q u a l puede fácilmente descubrirse ,, pasando
u n a - e s t a c a por la tierra y v i e n d o si entra por todas partes á
i g u a l profundidad. T a m b i é n puede conocerse d i r i g i e n d o c o n s -
tantemente el arado por u n a línea recta ; pues en. q u a l q u i e r
p a r t e q u e se. aparte de e l l a , e s necesario q u e h a y a q u e d a d o tier-
r a por mover.
.'3. a
Debe .dársela primera reja siguiendo la acostumbrada direc-
ción del campa , p o r q u e la. tierra se l e v a n t a r á mas fácilmente por
a q u e l rumbo en q u e se hicieron los primeros surcos.".
"La.segunda, reja se ha de dar en dirección oblicua, respec-
to de la primera, ó en, ángulo agudo., p a r a que sé rompan mas los
t e r r o n e s : " °.-Ú....Ú . ,
5-. "ha tercera labor.debe cruzan ¿ atravesar á la primeraypa~
a

r a q u e b r a n t a r mas y masilós:terrones por esta n u e v a ; d i r e c c i ó n . "


" S e emplean rastros, rodillos & c . , p a r a q u e b r a n t a r los ter-:
r o ñ e s v a ú á l o s ; m a s : c h i c o s , y para sacar á las lindes las raices
de las y e r b a s . "
" E n q u a n t o al tiempo de arar. , puede sentarse por r e g l a g e -
neral j q u e se ha. de arar (¡uando se desmenuce con mas facilidad la
2p
tierra, pues de otra forma no se conseguiría el intento. D e a q u í
se sigue , q u e
i.° "No debe ararse la tierra quando está mojada, porque enton-
ces, se l e v a n t a n g r a n d e s t e r r o n e s , que al secarse se c u e c e n en
masas, d u r a s , especialmente si es fuerte el t e r r e n o . "
2.° "El terreno húmedo debe labrarse en estación seca p a r a que el
a g u a se exhale mejor."
3.
0
"Los terrenos ligeros pueden admitir las labores en los tiem-
pos lluviosos.''''
"La profundidad de los surcos debe proporcionarse á . la h o n -
d u r a á q u e se v e a q u e se e x t i e n d e n las raices de las plantas
c u l t i v a d a s ; el profundizar mas es i n ú t i l , por no decir nocivo,
porque se d i s m i n u y e , introduciéndose mas a d e n t r o , l a fertilidad
de la tierra de e n c i m a . "
" E s t e punto se ha controvertido mucho últimamente: v a r i o s ,
e n fuerza de los experimentos de Wollio son de o p i n i ó n , q u e las
rejas deben darse tan hondas como sea p o s i b l e , no solo á fin de
q u e las raices penetren mas , sino también de que enramen
e n busca de mayor copia de alimento. Por la misma razón j u z -
g a Kretzchmer que debe quebrantarse la tierra ; y a d v i r t i e n d o
otros , que los granos que se caen por c a s u a l i d a d en el terre-
no crecen y se alimentan , infieren de ahí que no son necesarias
l a s labores profundas. H a g a m o s pues sobre este punto las s i -
guientes observaciones."
i.a "Na todos los terrenos tienen igual fondo,y así deben arar-
se á proporción."
2. A
"Debe proporcionarse la profundidad al largo de las raices,
q u e siendo diferentes en c a d a p l a n t a , requieren por consiguien-
t e diversas profundidades de tierra fértil en q u e p u e d a intro-
ducirse el aire , la l l u v i a & c . "
3. a
"La profundidad de las labores puede también proporcionarse,
á la hondura en que. se ponga en la tierra la semilla, sobre l o . q u a í
conviene añadir quatro p a l a b r a s . "
" L o s fines que nos proponemos en cubrir las semillas son.:: ' r

i.° " P r e s e r v a r l a s de p á x a r o s , insectos y otros a n i m a l e s . " V


2. 0
" R e s g u a r d a r l a s de las inclemencias del a m b i e n t e , pues
l a s e q u e d a d las podría endurecer d e m a s i a d o , y la l l u v i a despo-
j a r l a s de la tierra fértil y necesaria, p a r a adelantar su v e -
getación."
3. 0
" D i s p o n e r la semilla poniéndola en l u g a r conveniente p a -
ra que broten las raices y . e l t a l l o ; pues consta por experiencia,
que n i n g u n a semilla nace si se sotierra tan h o n d a , que no al-
cancen las influencias del ambiente. Demostraron T u ü y D u h a -
m e l , que las g r a n a s cubiertas con n u e v e p u l g a d a s de tierra se
30
conservaron inalterables por d i e z a ñ o s ; q u e a l g u n a s p r e v a l e -
cieron á la profundidad de seis p u l g a d a s , y otras nacieron m e -
jor á sola una ó dos p u l g a d a s . R e p i t i ó c a s i los mismos e x p e r i -
mentos C. Dahlman Bskülson.''''
D e lo q u a l podernos c o l e g i r , que ninguna semilla debe enter-
c r

rarse á mas de seis pulgadas , sienda suficientes tres , y aun menos


para algunas."

Instrumentos de que usamos comunmente en España


para labrar y remover la tierra.

L o s instrumentos mas usuales entre nosotros para labrar l a


tierra son l a pala ó l a y a , el arado , el a z a d ó n , el legón y la
rastra ó g r a d a . N o hablamos ahora de los escardillos ó a z a d i l l a s
p a r a escardar , de los almocafres ni de otros muchos de que usa
la jardinería , sino de los que son p u r a m e n t e útiles para las l a -
bores en grande»
L a s l a y a s y palas se usan en las provincias d e V i z c a y a y
montañas de la Costa C a n t á b r i c a , y en C a t a l u ñ a . L a s hay redon-
d a s , p u n t i a g u d a s , y con tres dientes : las mas redondas son b u e -
nas p a r a labrar los terrenos ligeros f. las p u n t i a g u d a s se emplean
con utilidad en los terrenos arcillosos y d u r o s , y l a s de tres dien-
tes son muy á propósito para r e m o v e r los terrenos f u e r t e s , en
donde abundan, las raices d e otras y e r b a s q u e quieren d e s t r u i r -
se , ó entre vegetales á quienes no se les quiere lastimar ni
;

ofender. Una buena labor de pala ó l a y a e q u i v a l e á dos de-


arado.
N o por esto pretendemos persuadir' q u e se adopté la p a l a en'
competencia del arado para las labores en g r a n d e $ pero es de
saber que el que use de e l l a , sacará doble producto- q u e h a -
ciéndolas con el arado ; a u n q u e es v e r d a d q u e el. trabajo de l a
pala ó l a y a es también de mucho m a y o r trabajo y costo.. E l a r a -
do es un instrumento antiquísimo con el q u e u n hombre hace en
un dia la labor,, que no podrían hacer veinte y q u a t r o hombres
con la l a y a ,. ni a u n con el azadón. E n I n g l a t e r r a se encuentran
cien especies de a r a d o s , , según u n a u t o r agrónomo moderno ( i ) ,
y con todo eso dicen q u e no hay uno perfecto. Q u a n d o tratemos
de demostrar los instrumentos y máquinas de la A g r i c u l t u r a q u e
podamos r e c o g e r , hablaremos' extensamente del a r a d o : por a h o -
r a baste decir que las tierras fuertes requieren arados de m u -

(i) Ré.
3i
cha r e s i s t e n c i a , y que p a r a los terrenos ligeros no se necesita
de arado tan pesado.
L a rastra es igualmente u n instrumento muy útil en la l a -
b r a n z a , aunque, no está g e n e r a l i z a d o como debiera. L a rastra ó
rastrillo dentado al pasarlo sobre las tierras l a b r a d a s a r r e b a ñ a
y l l e v a consigo las r a i c e s , que ha l e v a n t a d o el a r a d o , y d e x a l a
tierra limpia y d e s m e n u z a d a : si es llana comprime y desterrona
el t e r r e n o ; pero no se usa por lo r e g u l a r hasta después de v e r i -
ficada la siembra.
L o s antiguos dieron siempre la preferencia al buey para la
l a b r a n z a : las muías y caballos son desiguales en el t i r o , y por
l a diferencia de fuerzas entre unos y otros animales, es bien fá-
cil deducir quáles podrán hacer mejores b a r b e c h e r a s , y á q u á -
les deberá preferirse en el dia. E n fin, el que ara debe procurar
q u e la y u n t a se componga de reses de i g u a l fuerza y o b e d i e n -
tes á su voz ó á l a r a m a l e r a , sin necesidad de apalearlas ni p i -
carlas , ni tratarlas con a s p e r e z a : no se detenga nunca hasta
a c a b a r el s u r c o , y concluida la l a b o r , fróteles el c u e l l o , el lomo
y las orejas, limpiándolas y agasajándolas antes de meterlas en
el establo.

LECCIÓN III.

DE LA SIEMBRA EN GRANDE D E LAS SEMILLAS CEREA-


LES Y LEGUMINOSAS,

. E s bien sabido que el jardinero hace sus siembras de asien-


to ó en semilleros, y a en e r a s , y a en c a m a s , en cajones ó en
macetas. Se hacen también siembras de. l i n o , de cáñamo & c . : se
siembran b e l l o t a s , piñones y castañas p a r a formar a r b o l a d o s , y
todo esto supone una tierra mas ó menos p r e p a r a d a . L a n a t u r a -
leza reproduce los árboles de los montes, y todas las plantas
donde se hallan espontáneas, por solo el medio sencillo de l a
siembra n a t u r a l , porque toda tierra está en disposición de h a -
cer germinar las semillas q u a n d o contiene bastante humas ó tier-
r a v e g e t a l , formada por los despojos de otros v e g e t a l e s : la e x -
posición favorable y la influencia de los meteoros perfeccionan
l a obra de la vegetación.
L a siembra n a t u r a l considerada en c a d a familia de plantas,
en c a d a e s p e c i e , y aun en c a d a i n d i v i d u o , ofrece bastantes r e -
32
flexiones al filósofo, y lecciones que estudiar al agricultor. L a
n a t u r a l e z a reproduce plantas sin el socorro del h o m b r e , y este
las multiplica uniendo sus cuidados á los de la n a t u r a l e z a .
L a s cubiertas de las semillas y de las f r u t a s , que se presen-
tan baxo tantas formas , y sin e m b a r g o siempre determinadas
sobre un tipo c o n s t a n t e , solo han sido hechas para la conser-
v a c i ó n del g e r m e n , y para favorecer su desarrollo q u a n d o se
presenten circunstancias convenientes. T a l g r a n a tiene la facul-
t a d de nacer pronto ó en algunos d i a s , según la e s t a c i ó n , y tal
otra permanece mas tiempo adormecida ó en i n a c c i ó n ; la hume-
d a d , el calor y el aire juntos y combinados ponen en acción
e l principio v e g e t a t i v o j la tierra sirve al principio de matriz á
l a g r a n a , y después de nodriza á sus raices. E l agricultor pues
d e b e poner singular cuidado en el punto de la sementera como
q u e de él pende el logro de las cosechas. Hablemos primero de
l a siembra de las semillas c e r e a l e s , y después por su orden i r e -
mos tratando de las demás.
E l año campestre empieza por la s e m e n t e r a , la q u a l se h a -
ce en el otoño con los granos que se llaman de invierno. Q u i z á
h a b r á una semana mas propia que otra para hacer esta o p e r a -
ción ; pero es difícil d e t e r m i n a r l o , por ser necesario atender a l
clima y á la c a l i d a d y exposición del terreno. L a tierra fria r e -
quiere ser sembrada mas temprano que la cálida ; por otra p a r -
te toda u n a campiña no puede sembrarse en un dia y en una.
s e m a n a , y es necesario además tener en consideración la s i e g a ,
pues los sembrados tempranos m a d u r a n mas presto. H a y q u i e n
fixa la época ó tiempo propio p a f a la sementera al caer de l a
hoja, que es q u a n d o finaliza el año v i e j o ; y otros estiman como
los mas propios los quince dias al rededor del plenilunio de o c -
tubre : esta á la v e r d a d puede ser la opinión mas a r r e g l a d a y
conforme para una buena parte de nuestras p r o v i n c i a s ; pero no
por eso deberá seguirse como regla ó precepto universal. Por l o
r e g u l a r la sementera del t r i g o , cebada y c e n t e n o , debe p r i n c i -
piar en todos los p a í s e s , q u a n d o la tierra empieza á otoñarse ó
cubrirse de y e r b a , que según el temperamento, situación y clima
será mas ó menos t e m p r a n o , á proporción de lo q u é se ade-
l a n t e n ó retrasen las lluvias del otoño, y para éste pais en q u e
nos hallamos conviene empezar la sementera desde últimos de
septiembre ; pero la a v e n a se sembrará en noviembre y diciem-
bre. E n general la costumbre de sembrar temprano tiene muchas
v e n t a j a s : p r i m e r a , estando la tierra bien trabajada todo el
g r a n o germina y b r o t a , y puede ahorrarse mucha s e m i l l a : se-
g u n d a , el grano así sembrado tiene l u g a r de echar raices y en-
c e p a r , para sobreponerse á las muchas yerbas que nacen después
y. sofocan, sí encuentran pequeña la mata nacida de él: terce-
r a , le son menos dañosos los h i e l o s : q u a r t a , en la p r i m a v e r a
crece y espiga mas p r o n t o , y así se halla mejor defendido de las
e s c a r e n a s , del s a r r o , y de otras e n f e r m e d a d e s : q u i n t a , m a d u r a
mas presto y está menos expuesto á los daños del granizo y de
la piedra. Por el contrario todo amenaza á las sementeras tar-
días , y no se libran de c o n t r a t i e m p o s , á no ser por a l g u n a c a -
sualidad feliz con que seria temeridad contar.
En quanto á las circunstancias favorables á las s i e m b r a s , no
sin razón se dice que para mayor s e g u r i d a d conviene que la
tierra esté algo húmeda- , a u n q u e no tanto que se halle hecha
barro : en una palabra,, debe tener un buen tempero ; pero es-
to no obstante , si se hallase muy m o j a d a , convendrá siempre
retardar algo la s e m e n t e r a , y a g u a r d a r á que se e n x u g u e la
t i e r r a , porque además de que se endurece y petrifica con el pi-
soteo, los granos q u e d a n demasiado hundidos y se pudren ¡entre
los dos estremos de sembrar quando la tierra está muy húmeda
ó muy s e c a , v a l e mas elegir esta que a q u e l l a sazón,, aunque
por esto tarden algo mas en nacer. Es indudable que el que
siembra á principios de septiembre tendrá tal vez que a g u a r d a r
mucho tiempo la l l u v i a ; y por e l contrario , el que siembra á
principios de octubre por lo r e g u l a r ve presto cumplido su de-
sea j de aquí es que el primero puede en caso de sequía r e t a r -
dar sus siembras ; pero el segundo hará bien en empezarlas aun-
que no llueva , conformándose con el proverbio ó refrán de los
labradores que d i c e n , que se ha de sembrar el trigo en polvo
porque se acerca á la estación de las l l u v i a s , y la cebada en iodo,
lo qual quiere decir que se ha de sembrar después del t r i g a
Por el contrario , las sementeras de las semillas tremesinas ó de
marzo deben executarse en tiempos l l u v i o s o s , porque frecuen-
temente, sobrevienen bochornos , y aires solanos en a b r i l : á esta
siembra t a r d í a , puede aplicarse otro proverbio agronómico que
dice : las mejores sementeras tardías ó de primavera, son las c¡ue s>¡
hacen con la cabeza cubierta q u e quiere d e c i r , que estando la
tierra bien l a b r a d a , si sobreviene una niebla húmeda , un rocío
y aun u n a p e q u e ñ a l l u v i a que bañe la superficie, debe sembrar-
se entonces , porque el g r a n o germina p r o n t o , brota con b r e v e -
dad y no da tiempo á que lo coman los paxaros.

A p r o p ó s i t o , de l a sementera dice nuestro sabio Español


Herrera. E n las tierras h ú m e d a s , flacas , frias y sombrías
c r

ha de ser la semsntera mas temprana y en el otoño, porque a n -


tes que v e n g a n las grandes lluvias y grandes fríos la simiente
-prenda, a r r a i g u e , n a z c a y aun crezca a l g o . ; y las tierras q u e
son mas secas , mas calientes y gruesas sufren la sementera mas
TOMO ir. E
34
t a r d í a y mas entrado el invierno , porque estas tales tierras s u -
fren la d e s t e m p l a n z a del f r i ó . "
D e s p u é s de a c a b a d a la sementera son muy buenas las l l u v i a s
en octubre y noviembre , como no sean m u y a b u n d a n t e s , en c u -
y o caso suelen ser dañosas en los terrenos f u e r t e s , porque fixan
ó aplastan demasiado los tierras y a n e g a n las mieses e x p o n i é n -
dolas á perecer con el yelo. T a m b i é n es mala la s e q u e d a d d e s -
pués de la simienza porque el grano ó no n a c e , ó no a r r a i g a , ó
no se fortifica.
U n a de las r e g l a s generales que debe observarse en la se-
mentera es la de cambiar la especie de g r a n o , y procurar que. el
terreno en q u e h a y a n estado v. gr. plantas gramíneas , se p u e -
ble con otras de distinta n a t u r a l e z a , como por exemplo l e g u m i -
nosas ; pero de las grandes ventajas de esta p r á c t i c a , y a hemos
h a b l a d o detenidamente q u a n d o se trató de la alternativa ó c a m -
bio de c o s e c h a s ; por ahora solo añadiremos , que las labores han
de disponer la tierra de m o d o , que al crecer las raicillas fibro-
sas y tiernas de una planta d e l i c a d a , que p a r a v e g e t a r b i e n ne-
cesita den.utrimento.substancioso, las c i r c u n d e , abrigándolas por
todas partes ; y que á proporción de lo que profundicen dichas
raices se h a n de ahondar las labores.
L a experiencia manifiesta la necesidad de cambiar de q u a n -
do en q u a n d o l a s i m i e n t e , trayéndola de tierras mas frias y
pobres que aquellas en que se h a de s e m b r a r , y no al c o n t r a -
r i o , eligiendo siempre el g r a n o mas p e s a d o , limpio y lustroso.
Esta renovación d e semilla e s muy útil no solo en el trigo sino
en toda clase de v e g e t a l e s , especialmente de aquellos que se
siembran y cogen todos los años , y conviene principalmente re-
petirla siempre que se a d v i e r t a en las cosechas a l g u n a notable
d e s m e j o r a , tanto en la c a n t i d a d de sus productos como en su
calidad.
E l uso mas común de verificar la sementera se r e d u c e á sem-
brar á puño el t r i g o , la c e b a d a , centeno y demás granos m e n u -
d o s , facilitando la práctica á los sembradores el que lo derramen
con bastante i g u a l d a d . P a r a esto coge el sembrador cierta c a n -
t i d a d de grano en una espuerta, que l l e v a pendiente del cuello
por medio de una c u e r d a , y sacando puñados , al paso que c a -
m i n a , los va arrojando a l r e d e d o r , de suerte q u e q u e d e i g u a l -
mente esparcido por todas partes. E s t a operación requiere a l -
g u n a práctica y m a ñ a , pues al tiempo que el sembrador da á su
brazo un movimiento circular para arrojar la simiente con fuer-
z a , debe abrir poco á poco el puño p a r a q u e no c a i g a todo en
un montón, sino que se d e s p a r r a m e , y se esparza como si fuera
una lluvia. Cosa es q u e a d m i r a , ver que los buenos sembrado-
r e s , l l e v a n d o una perfecta i g u a l d a d en el movimiento del paso
con el del b r a z o , han a d q u i r i d o la práctica de coger los p u ñ a -
dos de g r a n o tan i g u a l e s , que gastan en una h a n e g a de tierra
con bastante, puntualidad, aquella medida de simiente designa-
d a , según, lo mas ó menos claro q u e se propone sembrar.
A pesar de esto puede demostrarse matemáticamente, que la
causa principal de la pérdida de nuestras cosechas, consiste en
la excesiva cantidad de g r a n o que se siembra. E n toda esta
provincia ( y puede decirse que en casi toda E s p a ñ a ) es p r á c t i -
ca inconcusa arrojar de catorce á diez y ocho celemines de tri-
go , y v e i n t e , veinte y q u a t r o , ó treinta de c e b a d a por hanega,
de t i e r r a , fundándose los labradores para c a r g a r así de g r a n o
en q u e , no haciéndolo, se apodera de los sembrados la yerba y lo
destruye todo ; c u y a precaución se ve que es tan inútil como
perjudicial, pues en la primavera los campos mas frondosos es-
tán Henos de aneguilla , amapola , alverja y otras muchísimas
y e r b a s , que haciéndose familiares con las plantas útiles, al prin-
cipio m e n d i g a n , de ellas el sustento , pero en adelante q u e no
hay para todas lo necesario se lo quitan y roban violentamente
aniquilándose las buenas mas y mas c a d a v e z , al paso que las
malas medran con pujanza dominando los panes , g r a n a n d o des-
pués mejor que ellos, y depositando muchísimas semillas que se
reproducen al año siguiente. Esto prueba q u e el r e m e d i o , que
piensan oponer al daño que e x p e r i m e n t a n , no puede surtir efec-
to alguno favorable , pues es bien sabido que no h a y otro q u e
el de arrancar las malas yerbas antes que g r a n e n sus semillas é
infesten el terreno.
Con efecto, la multitud de plantas en u n sembrado no per-
j u d i c a n menos á su v e g e t a c i ó n que las malas yerbas en q u e
abundan los terrenos mal c u l t i v a d o s , por ser imposible que la
tierra pueda, alimentar tan crecido número de individuos ; de
aquí es que aunque en la primavera se notan campos sobresa-
lientes , no corresponde l u e g o la cosecha á las esperanzas q u e
p r e s e n t a , pues como al tiempo de espigar y g r a n a r falta á las
plantas aquella c a n t i d a d de alimento, que necesitan p a r a su nu-
trición , y por otra parte se crian ahiladas con la espesura , se
destruyen las unas á las o t r a s , y las q u e sobreviven á esta ter-
rible cadena de m a l e s , dan generalmente una sola espiga c o m -
puesta de pocos y endebles g r a n o s , siendo por lo mismo m u y
raro el caso en que se encuentra un pie con dos e s p i g a s : y v é a -
se aquí en qué consiste , que en un año abundante no pasan de
ocho fanegas de g r a n o , - p o r una de t i e r r a , los productos de la
cosecha.
F u e r t e cosa e s , que habiendo merecido en todos tiempos el
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mayor c u i d a d o de los sabios el c u l t i v o de una flor, no h a y a m e -


recido i g u a l e s atenciones un g r a n o de trigo , tan necesario para
el sustento y para l a v i d a de los hombres y de los animales to-
dos, ¿ Q u i é n entre nosotros se ha detenido á calcular la distan-
cia q u e debe mediar entre una y otra planta de este precioso
género? Pocos á las v e r d a d , y por lo mismo experimentamos
conocidas pérdidas en esta parte de nuestro cultivo.
L a experiencia tiene acreditado completamente que el trigo
y la c e b a d a amacollan sin término, y no es milagro contar -trein-
t a , q u a r e u t a ó mas e s p i g a s , y á veces un número increíble de
c a d a g r a n o ; pero si suponemos que uno y otro produzca solo
d i e z e s p i g a s , y c a d a espiga q u a r e n t a granos , c a d a h a n e g a de
tierra sembrada con catorce celemines de trigo , según la prác-
t i c a general , debe producir quatrocientas fanegas.: mas r e d u -
ciendo este cómputo á lo m í n i m o , no parece violento esperar
u n a espiga por cada grano s e m b r a d o , de que se sigue que c a -
d a h a n e g a de tierra debia dar q u a r e n t a y seis fanegas de t r i g o ;
pero hemos visto y vemos c a d a d i a , q u e en e l año fértil pro-
duce ocho, y esto depende de ser nuestras sementeras defectuo-
sas hasta el e x t r e m o , pues habiendo depositado el C r i a d o r en c a -
d a semilla la fecundidad mas a d m i r a b l e , la inexperta mano del
hombre , á cuyo cargo está -la administración, la destruye en
perjuicio suyo y del Estado.
Es error muy común persuadirse , que en el terreno necesa-
rio para criar cinquenta plantas por exemplo , puedan criarse y
nutrirse bien ciento ; así como es error que con el pienso tasado
de cincuenta caballerías se mantengan además otras cincuenta:
ello podrá suceder ; pero sucederá también ser inútiles para el
trabajo , transformándose en esqueletos. L a s plantas son compa-
rables á los animales en la p a r t e que estos tienen de vegetables,
y - a s í deben nutrirse como-ellos de aquellas substancias que les
son propias y en la cantidad necesaria según sus exigencias ; la
diferencia entre unos y otros consiste en que la naturaleza dio
pies á los animales para que buscasen su a l i m e n t o , mudando de
lugar-hasta encontrarlo ; pero, el v e g e t a l siempre quieto en u n
s i t i o , no tiene otros pies ni le q u e d a otro arbitrio para v i v i r ,
q u e m u l t i p l i c a r , a l a r g a r ó extender sus raices por la t i e r r a , y
sus ramas por la atmósfera : l u e g o es claro que necesita un e s -
pacio suficiente , libre de toda otra p l a n t a , que tenga i g u a l n e -
cesidad de alimento , para no hallarse en l a precisión de pere-
cer por falta de él.
Estas observaciones y otras que omito, prueban hasta la evi-
dencia que podrían lograrse abundantísimas cosechas en los fe-
racísimos terrenos de nuestra E s p a ñ a , sembrando menor canti-
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dad de semilla: por tanto es preciso tener jen consideración es-
tos principios, y con arreglo á e l l o s , á la c a l i d a d del terreno,
á la temperatura del c l i m a , y á la situación de la h e r e d a d , es-
parcir la .cantidad de simiente que le c o n v e n g a . A d v i r t i e n d o que
quanto de mejor c a l i d a d sea la t i e r r a , y quanto mas se le be-
neficie y l a b r e , tanto mas amacollan ó .ahijan las p l a n t a s , y por
consiguiente se requiere sembrar con menos c a n t i d a d de semi-
lla. Los que pretenden que q u a n t o mas fértil es una tierra p u e -
de y debe mantener mas p l a n t a s , y que por lo mismo debe sem-
brarse con mayor cantidad de s e m i l l a , hacen .un falso .racioci-
nio por no considerar que un grano puesto en buen terreno ahi-
j a portentosamente ; y al c o n t r a r i o , el que se siembra en tierra
flaca no puede l l e v a r mas q u e dos ó tres espigas. Si en este úl-
timo caso se pusieran los g r a n o s á q u a t r o ó seis p u l g a d a s unos
de otros, serian muy raras las espigas que se viesen en seme-
jantes sembrados, y las malas yerbas que siempre p r e v a l e c e n en
terrenos ruines , se adelantarían l u e g o y ahogarían .el buen
grano.
A l contrario si la sierra es b u e n a , c a d a grano l l e v a muchas
e s p i g a s , el sembrado se cierra., y no tendrá n a d a de estraño c o -
g e r en proporción de treinta por uno. M a s á pesar de todo no
será fácil introducir de pronto esta máxima de utilidad y eco-
nomía entre nuestros l a b r a d o r e s , así como no ha.sido posible ha-
cerles admitir otras prácticas igualmente ventajosas é impor-
tantes , aunque h a y a m s i d o observadas por muchos..
En prueba de esta v e r d a d , y para presentarla con toda la
evidencia que su importancia e x i g e , voy á manifestar el r e s u l -
tado de los ensayos y .experimentos q u e .en las inmediaciones de
este R e a l j a r d í n hizo por disposición de la R e a l S o c i e d a d E c o -
nómica Matritense su benemérito i n d i v i d u o Don A g u s t í n C o r d e -
ro en el año de 177.1. E s t e caballero incansable en, procurar ,el
bien de la p a t r i a , y animado por el zelo del cuerpo patriótico á
que p e r t e n e c í a , ofreció sus propios t e r r e n o s , sus g a n a d o s , sus
s e m i l l a s , sus mozos y caudales para hacer algunos ensayos
útiles sobre el interesante punto de l a sementera , y especial-
mente sobre el método de verificarla -según el sistema de T u l ! ,
en los quales acreditó aquel hábil agrónomo, que dicho sis-
tema l l e v a grandes ventajas al método común de nuestras l a -
bradores.
L a primera prueba la hizo en cinco fanegas:de tierra de q u a -
trocientos estadales; se -esparcieron en ellas dos fanegas y siete
celemines de trigo c a n d e a l , y se cogieron quarenta y dos : al si-
guiente año extendió el ensayo hasta el espacio de siete fane-
gas^, y las sembró con dos.fanegas y tres c u a r t i l l a s de la misma
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c a l i d a d de t r i g o , q u e produxeron sesenta y n u e v e fanegas de
grano.
Estas dos pruebas se hicieron echando un hombre detras del
arado el g r a n o en el s u r c o , y s e m b r a n d o i a tierra en órdenes
de tres filas con intervalos vacíos d e quatro pies p o c o m a s ó me-
nos entre orden y orden :. el sitio que ocuparon es en estremo
acosado de g o r r i o n e s , como que está dentro de: M a d r i d , y no es
mucho el atribuir á esta causa, la pérdida de una sexta, parte del
fruto.
Compartidas cien fanegas de tierra sembradas" p o r el méto-
do c o m ú n , l l e v a n de semilla mas de ciento diez y seis fanegas
que pueden producir en el año abundante ochocientas.
Sembradas otras ciento según los dos experimentos referidos,
l l e v a n quarenta fanegas de s e m i l l a , que pueden dar de f r u -
to novecientas ochenta y cinco ; de modo que en las cien f a n e -
g a s de l a siembra común se echan á la tierra setenta y siete fa-
n e g a s de trigo m a s , y se cogen ciento ochenta y cinco menos,
siendo la v e n t a j a , que resulta de un modo á o t r o , doscientas se-
senta y una fanegas.
E s t a ventaja a u n q u e de g r a n consideración e n sí m i s m a , es
sin embargo muy despreciable respecto de la que v a á m a n i -
festarse.
E l labrador que ha de tener cíen fanegas de tierra en siem-
b r a de t r i g o , no puede ocupar en el año mas de cincuenta con
este g r a n o , porque las o t r a s , según la costumbre, deben b a r b e -
charse para e l s i g u i e n t e , pena de no tener c o s e c h a , en lo q u a l
se v e que el fruto de las cincuenta fanegas ocupa ciento de tier-
r a ; por consiguiente no rinden estas mas de quatrocientas f a n e -
g a s de g r a n o , en l u g a r de las ochocientas en el año f é r t i l ; pero
s e g ú n las pruebas explicadas a r r i b a , las cien fanegas de tierra
del método nuevo se siembran siempre por los intermedios q u e
q u e d a n desocupados y l a b r a d o s ; los cuales pueden dar c a d a
año novecientas ochensa y cinco f a n e g a s , q u e son quinientas
ochenta y cinco mas de las q u e d á la sementera c o m ú n , sin i n -
cluir el ahorro de semilla. ¿ Q u é efectos tan prodigiosos no c a u -
saría tan admirable fertilidad en la población, en la cria de g a -
n a d o s , en las manufacturas y en el comercio í
E l mismo D o n A g u s t í n C o r d e r o en el año de 1 7 7 3 sembró
de c e b a d a setenta y quatro fanegas de tierra en medio de los
dos paseos de las delicias con setenta y tres fanegas de g r a n o ,
tres surcos con c e b a d a , y uno sin e l l a , en c u y a sementera ahor-
r ó setenta y cinco fanegas de semilla, labró los intermedios tres
v e c e s , y cogió mil setecientas quarenta y quatro fanegas de
f r u t o , que sale la fanega de tierra á veinte y cinco de grano,
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sin embargo del g r a n daño q u e causaron los rajares al abrigo
de los árboles del p a s e o , y otros que padecen les sembrados de
las inmediaciones de M a d r i d .
A l año siguiente repitió la siembra de c e b a d a sobre el mis-
mo t e r r e n o , y en la extensión de cincuenta y seis fanegas de
t i e r r a , distribuyendo la semilla á razen de tres quartillas de
g r a n o por c a d a f a n e g a de tierra ; y no obstante la falta de a g u a
que se experimentó en esta capital y sus alrededores en toda aque-
lla p r i m a v e r a , cogió novecientas ochenta y nueve f a n e g a s , que
sale con la de tierra á mas de diez y siete y m e d i a , y los demás
labradores del partido cogieron solo de cinco á ocho fanegas de
g r a n o por fanega de tierra,
N o debiendo dudarse de la asombrosa multiplicación del tri-
g o y la c e b a d a , q u a n d o se les c u l t i v a con i n t e l i g e n c i a , d e b e m o s
creer con el sabio labrador cuyos hechos e x p l i c a m o s , q u e p u -
d i e r a y debiera reducirse mucho la siembra de estas dos cerea-
l e s , y principalísimamente la del t r i g o , pues.no d u d o que po-
d r i a ser bastante celemín y medio de trigo por f a n e g a de tier-
r a . E n p r u e b a de esto reproduciremos el cálculo q u e e l mismo
formó para demostrar su proposición.
C a b i e n d o en un estadal de tierra de ciento diez y medio pies
q u a d r a d o s ( i ) dos órdenes y tercia de á tres líneas , distantes
u n a de otra un p i e , y de orden á orden de líneas-quatro pies,
poniendo en las líneas también distantes de pie á pie q u a t r o
granos de trigo juntos , entran en el estadal ochenta y q u a t r o
montoncitos ó posturas , y ciento .treinta y quatro m i l q u a t r o -
cientos g r a n o s , q u e son catorce.libras .poco mas ó m e n o s : c a -
da libra , según V a l e a r c e l , tiene n u e v e mil seiscientos g r a n o s , y
por este cómputo se comprueba q u e se hace l a siembra de cien
f a n e g a s de t i e r r a , con solo c a t o r c e . f a n e g a s . d e g r a n o .
Puesto el .trigo en el orden referido., pueden .esperarse tres
espigas por c a d a g r a n o , ó doce por c a d a m o n t ó n , d e q u a r e n t a
granos c a d a una : en c u y o :supuesto deben .dar los setecientos
treinta y q u a t r o mil quatrocientos granos sembrados:, diez y seis
cuentos ciento veinte y ocho mil g r a n o s , que hacen libras mil
seiscientas ochenta , ó lo que es lo mismo diez y siete f a n e g a s ;
de que resulta , que el fruto de cien fanegas de t i e r r a , sembra-
das del modo referido , debe ser.mil setecientas f a n e g a s .
E l principal punto q u e al parecer t u v o sobrecogidos á los
expectadores de este método ensayado por C o r d e r o , fué el g a s -

(i) La. fanega de tierra en el partido de'Madrid., se compone de


quatrocientos estadales de diez y medio pies cada estadal, ó de qua-
renta y quatro mil y cien pies.
4 0

ío imponderable ó enorme, q u e suponían tener sobre sí las labo-


res ; mas para rebatir esta opinión , hizo, ver q u e las citadas l a -
bores son mucho menos costosas que las del método común , y
para ello hizo entre ambas el siguiente paralelo.
Supóngase que de cien fanegas de tierra destinadas p a r *
cosecha de trigo en l a labranza c o m ú n , en q u a l q u i e r a serie de
años , deben sembrarse la mitad , y barbecharse la otra mitad,
de modo que las cien fanegas ocupadas no producen mas fruto,
q u e el correspondiente á cincuenta.
Supóngase asimismo , que cien fanegas de tierra sembra-
das por el método arriba dicho ,. están enteramente sembradas,
porqae ios intermedios que en ellas q u e d a n se tienen por partes
precisas de la sementera para no perjudicar la cosecha,, y puede
decirse que son los repuestos y almacenes de v í v e r e s d é l a s p l a n -
tas , los quales se les suministran con el arado quando lo nece-
s i t a n , manteniéndolas robustas y facilitando á sus raices m u l -
t i t u d de p a n í c u l a s , nutritivas de que puedan a p r o v e c h a r s e , por
medio de l a labor que se íes acerca.
Corriendo pues el paralelo de las cien fanegas de tierra
sembradas por el método indicado , con otras ciento sembradas
por el método c o m ú n , los intermedios del primero son el barbe-
cho equivalente á cincuenta f a n e g a s , que deben barbecharse en
el segundo.
E n la labor ó v u e l t a que precede á la siembra de cincuenta
f a n e g a s de las ciento destinadas á t r i g o , que vienen á empanar-
se értíel sistema común , y' en la s e g u n d a v u e l t a para cubrir el
g r a n o , se gastarán sesenta y seis huebras á razón de fanega y
m e d i a , que labrará c a d a una por dia. Labrándose los inter-
medios por el nuevo método una v e z , también antes de la s e -
mentera , cubriendo con otra el g r a n o en la> tercera parte d/z
las cien f a n e g a s de tierra , se invertirán cincuenta y cinco h u e -
bras.
'"En el método c o m ú n , para alzar el rastrojo de cincuenta f a -
• negas de tierra,- que han de b a r b e c h a r s e , se consumirán treinta
y tres huebras , y en el nuevo que se hace dando dos surcos por
los i n t e r m e d i o s , se emplean catorce.
P a r a vinar (que es la segunda labor) las cincuenta fanegas
c u l t i v a d a s por el sistema g e n e r a l , se necesitaban otras treinta
y tres huebras ; y para l a misma labor en los i n t e r m e d i o s , cor-
respondientes á los dos tercios de cien f a n e g a s , del indicado mé-
todo , son necesarias q u a r e n t a y quatro h u e b r a s .
L a labor , q u e llaman terciar en el modo común , llevará
también treinta y tres h u e b r a s ; y en el de C o r d e r o , q u e solo de-
ben darse dos surcos por los i n t e r m e d i o s , gastará catorce.

A d e m á s de estas labores en el sistema de q u e t r a t a m o s , d e -
be darse o t r a , que consiste en echar un surco por medio de los
e s p a c i o s , para lo que son necesarias siete huebras.
Cotejadas unas con otras todas estas labores , resulta q u e
se ahorran por el nuevo sistema de siembra treinta y una huebras.
L a escarda y la siega r e g u l a d a s por la extensión del terreno
que ocupa el fruto de c a d a método r e s p e c t i v o , viene á resultar
q u e comparadas las tierras entre s í , como en el método de C o r -
dero se ocupan solo treinta y tres fanegas , hay por consecuen-
cia que escardar y segar diez, y siete fanegas menos q u e en el
método común , en q u e se ocupan cincuenta.
Por lo demostrado hasta a q u í , se e v i d e n c i a que la nota con
que injustamente se acusaron estas l a b o r e s , ponderando su g a s -
to como excesivo , debe despreciarse por los hombres de juicio y
sólida i n s t r u c c i ó n , y aun q u a n d o los ensayos que los labradores
y el público de M a d r i d vieron executar al benemérito D o n A g u s -
tín Cordero , no les h a y a n decidido á a b r a z a r su s i s t e m a , p r u e -
ban por lo menos quál y q u i n t a puede ser la economía de g r a -
nos empleados hoy sin u t i l i d a d , antes con d a ñ o , en la sementera.
P a r a mas aclarar este p u n t o , y para dar á conocer en toda
su extensión el método de cultivo de que hemos hablado , pre-
sentaremos t o d a v í a lo mas interesante de una memoria q u e en-
tregó á la R e a l Sociedad el Señor C o r d e r o , pues las buenas ideas
que c o n t i e n e , importa que se generalicen , y aún que se repitan
sus ensayos.

Extracto de la memoria de Don Agustín Cordero, redu-


cida á verificar la siembra del trigo y demás cereales por
un método fácil de practicar, sin hacer uso de otro
instrumento que del arado común»

Este método se reduce á sembrar las tierras en órdenes de


tres filas de p l a n t a s , distantes una tercia poco mas ó menos una
fila de o t r a , y entre orden y orden de filas, como quatro pies de
tierra sin g r a n o , q u e es lo que se llama i n t e r m e d i o s , espacios
f a x a s ó bandas.
C a d a hanega de tierra sembrada de trigo por este método,
l l e v a tres celemines y medio de grano.
Si en las filas se ponen q u a t r o granos j u n t o s , mediando como
una tercia de q u a t r o á q u a t r o granos , es necesario p a r a la h a -
n e g a celemín y medio de trigo.
E n uno y otro caso puede esperarse mayor fruto de c a d a ha»
TOMO II, p
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n e g a de t i e r r a , que si estuviera sembrada por el método común.
Si en la primavera hay falta de a g u a y las plantas la n e -
cesitan , labrando bien los intermedios , adquirirán un verdor
'• extraordinario y mucha robustez , con lo q u a l resisten á la s e -
quedad.
Siempre que la y e r v a se apodere de los intermedios , es p r e -
ciso labrarlos para libertar el sembrado de ella.
Si fuere necesario escardar entre las líneas de trigo , p a r a
quitarle a l g u n a y e r v a , se hace con una azadilla ; y como las
plantas están o r d e n a d a s , es operación que se executa con f a c i l i -
d a d y poca costa , porque un hombre puede escardar mas de
una hanega de tierra al dia.
L a tierra sembrada de trigo por dicho método,se puede sem-
brar todos los años del mismo g r a n o , verificándolo en los espacios
ó en los intermedios que estuvieron vacíos : el uso del estiércol
también es de importancia en este método.
A l terreno que haya de sembrarse , se le darán las corres-
pondientes l a b o r e s , como si la siembra hubiera de hacerse por
el método común 5 es decir , que el primer año se labrará todo
como se hace de o r d i n a r i o , y en adelante quando esté ya esta-
blecido el método n u e v o , no hay que labrar mas que los interme-
d i o s : en este caso se observará el orden que á continuación se
-expresa para partir las tierras, el q u a l sin d u d a ' e s el mejor y el
•mas.análogo.para mantenerlas en el mismo estado todo el tiem-
po que se quiera seguir este sistema.
i.° Elíjase la dirección que deben llevar los surcos.
•2.° A l extremo de la tierra que va á s e m b r a r s e , s e g ú n la d i -
rección e l e g i d a , abrase el primer surco. \
3'. 0
Siémbrese este surco á chorrillo por un hombre ó mucha-
cho,'que detras del arado v a y a echando en el fondo de él ei grano.
4.
0
Dése el segundo surco , y la orejera vendrá cuLriendo
el ya sembrado , y siémbrese este segundo del mismo me do.
5.
0
A b r a s e el t e r c e r o , y siémbrese como el primero y se-
•gundo.
6.° Sembrados estos tres surcos, dexense otros tres sin sem-
s
- b r a r , y ' s i g u i e n t e á.ellos, siémbrense otros tres, y así a l t e r n a ü v a -
• mente, y concluida la labor se tendrá sembrada la tierra en tres
filas con intermedios de quatro pies poco mas ó menos ; esto es,
• e c u p a r á la siembra la tercera parte del terreno , porque las tres
filas vienen á ocupar como dos pies , y los intermedios quatro.
Si el labrador sembrase sus tierras de trigo con tres pares de
muías j u n t o s , puede ahorrarse la costa de un sembrador, porque
con dos puede e x e c u t a r l a , yendo estos sembrando los dos prime-
ólos-surcos detras 4 e los dos primeros pares , y el tercer surco le
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debe venir sembrando uno de los dos sembradores delante del
primer par, quando éste viene abriendo el quarto surco; en cu-
yo caso queda cubierto con la orejera el grano del tercero, y en-
tonces los tres pares completan los tres surcos, que deben quedar
sin grano.

Labor de los intermedios.

N a c i d o el g r a n o , y estando la planta de tres ó quatro na-


j a s , dense dos surcos por los intermedios de modo que no la c u -
bran de tierra, y con la precaución de que no sea en tiempo que
yele ni llueva,
A principios de abril en que y a las plantas están descolladas,
dése por los intermedios una vuelta de arado honda y y u n t a ,
procurando arrimar á las plantas bastante tierra.
A mediados de mayo dense dos surcos hondos en los inter-
medios con orejera l a r g a , para arrimar tierra á la orilla de las
plantas.
Salido de flor el trigo , dése un surco hondo y ancho en ca-
da intermedio con orejera grande ; mas se previene , que si el
tiempo no es húmedo puede ser perjudicial este surco , y así se
aconseja á los labradores que para darle se gobiernen por a q u e -
llos datos, que les inspire su conocimiento.
E l riesgo que tiene dicha, v u e l t a , e s el de cortar algunas r a i -
ces laterales de las plantas, porque siendo el tiempo seco, dexará
de asistir á la planta con sus x u g o s , lo que no sucede en tiempo
húmedo , en el q u a l , lejos de p e r e c e r , se subdivide y sigue c a -
da raiz con dos ramiiicaciones.
; . Obsérvese que con las demás labores se vé rejuvenecer la
p l a n t a , engrosar de caña y e s p i g a , y multiplicar raices nuevas
especialmente quando llueve á t i e m p o , y de esto nacen las g r a n -
des ventajas que adquieren las plantas con dichas labores.
A u n q u e el trigo esté encañado no se deben escusar ninguna
de las tres primeras r e j a s , pues aunque las muías atrepellen
y quiebren algunas c a ñ a s , vuelven estas sobre s í , las q u e b r a -
das a n u d a n , y dan tan buenas espigas como las d e m á s : en s u -
m a , el tiempo en que deben darse estas l a b o r e s , varía según
el en que se hizo la sementera, la c a l i d a d del terreno, y ei c ü -
m.a ,en que se halla. ,
(

F 2
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Labores para después de levantado el fruto.

L e v a n t a d a el fruto dése una vuelta yunta á los intermedios


sin tocar al rastrojo.
Siémbrense en estos intermedios las tres filas de t r i g o , y en
teniendo la planta dos ó tres h o j a s , levántese el rastrojo de l a
siembra anterior con dos s u r c o s , que será la primera vuelta de
los nuevos intermedios, y dénseles también las demás labores
p r e v e n i d a s anteriormente para ellos.
E n el año siguiente vuélvanse á sembrar estos intermedios,
y así repítase sucesivamente.
Este método de sembrar simplicísimo, y de menor coste q u e
el c o m ú n , rendirá un fruto imponderable y hará sin d u d a f e -
lices los pueblos y l a b r a d o r e s , á quienes se encarga se determi-
nen á darle principio con total confianza, haciendo algunas p r u e -
bas cortas sin abatirse de ánimo porque el campo así sembra-'
do a p a r e z c a á los principios en extremo r a l o , y como si e s t u v i e -
ra y e r m o , pues luego tendrá particular complacencia en verlo
Henarse de cañas coronadas de espigas grandes y c o m p l e t a s , y
en encontrarse con mayor esquilmo y de mejor c a l i d a d q u e si
hubiera sembrado la tierra teda.
. C o n efecto e: preciso convenir en que sembrando el trigo,
la cehada y casi todos los granos por' el método c o m ú n , emplean-
do tanta cantidad de semilla como hoy se emplea en nuestras
sementeras, le tocan á c a d a grano para vegetar cinco sextas par-
tes menos del terreno que le corresponde y n e c e s i t a , y de con-
siguiente ni puede extender sus r a i c e s , ni e n c e p a r , ni a m a c o -
llar como debiera ; y esta práctica tan digna de reforma nos
presenta desde l u e g o el gravísimo daño que padecen estas p l a n -
tas durante su v i d a , pues no pudiendo n u t r i r s e , ensancharse,
a h i j a r , y por decirlo a s í , multiplicarse, se a h i l a n , enferman y
perecen.
Este punto no es una simple t e o r í a , sino una doctrina f u n -
d a d a sobre los principios físicos de la vegetación mas sólidos y
c i e r t o s , demostrados por la razón y confirmados por la mas
acreditada experiencia. ¿ N i cómo ha de ser posible qué f a l t a n -
do á la p l a n t a la extensión de terreno que necesita con relación
á su calidad , porte y figura llegue á c r e c e r , vigorizarse y pro^
d u c i r los frutos que le corresponden? Es un hecho constante q u e
p a r a mantenerse el v e g e t a l en un perfecto estado de s a l u d , v i -
v i r ensancharse y multiplicarse lo p o s i b l e , tiene necesidad de
?
4 5
A
dilatar sus raices por u n espacio competente p a r a proveerse a e
a l i m e n t o , disfrutando además de una extensión proporcionada
en la parte, superior, para campear por la atmósfera sin embara-
zo. ¿ P e r o qué distancia se deberá dexar entré las plantas para
q\te puedan criarse p e r f e c t a m e n t e , sin quitarse unas á otras el
sustento? Punto es este en la A g r i c u l t u r a q u e merece mas con-
sideración de lo que parece á primera vista.
Estas observaciones y otras muchas que se o m i t e n , p r u e b a n
hasta la e v i d e n c i a que podrían cogerse abundantes cosechas sem-
brando mucho menos s e m i l l a , quando la tierra fuese buena,
q u a n d o las raices tuviesen suficiente espacio por donde e x t e n -
derse , y quando se les asistiese con buen cultivo : por tanto es
preciso tenerlo todo en consideración, y esparcir la simiente con
arreglo á la fertilidad del terreno y á la temperatura del clima.
Y a hemos dicho por regla g e n e r a l , y es un hecho acreditado c a -
da d i a , que quanto de mejor calidad es la t i e r r a , y quanto mas
bien beneficiada y labrada se h a l l a , mas amacollan las plantas,
y por consiguiente se requiere sembrar con menos semilla. Esto
no obstante debemos confesar sin r e b o z o , sea q u a l fuere la e v i -
dencia de este r a c i o c i n i o , que nuestros labradores resistirán
siempre una novedad tan notable en su sistema a n t i g u o , del mis-
mo modo que no se ha podido generalizar ni aun extender el sis-
tema de sembrar por surco ó á chorrillo las semillas menudas,
del mismo modo que se siembran las h a b a s , guisantes , g a r b a n z o s
y demás. Esta práctica sumamente útil convendrá mucho propa-
g a r l a entre tanto q u e , mejorando todo el sistema de la l a b r a n -
z a , se empiezan á i n t r o d u c i r , conocer y generalizar los instru-
mentos rurales de que carecemos, y entre ellos las diversas sem-
braderas tan aplaudidas y recomendadas por los mas ilustrados
escritores. E l célebre D u h a m e l , entre otros muchos, no duda ase-
g u r a r que el g r a n o que se esparce con la sembradera, es con cu-
y a cosecha se puede contar con mas. seguridad ,' pues ni q u e d a
expuesto á h e l a r s e , á que le dañe el g r a n i z o , ni á que se le c o -
man los pájaros: por medio de este instrumento q u e d a coloca-
da la semilla en el surco á la profundidad correspondiente, y
distribuida en una cantidad proporcionada. Nosotros sin e m b a r -
go nos contentaremos por ahora con recomen da'r el itnportantísí-
•mo- principie! de sembrar claró para coger- es-peso: y adoptando,
p r o p a g a n d o , y g e n e r a l i z á n d o l a prátjéa-'útilísima de sembrar por
surco en donde se p u e d e , seguiremos en lo demás con la anfí-
gUa costumbre de sembrar al v u e l o , hasta que los progresos de
Tas l u c e s l a g e n e r a l despreocupación y la experiencia d e c i d a ' a
todos á adoptar las buenas prácticas dé los extrángeros en esta
parte del cultivo. .
4<?
H a s t a a q u í hemos hablado en g e n e r a l de la sementera d e !
t r i g o , cebada , c e n t e n o , y abena , contrayéndouos principal-
m e n t e á demostrar la estación propia de verificar la siembra d e
o t o ñ o , y la necesidad que tenemos d e sembrar mas c l a r o , d i s -
tribuyendo, toda especie de semillas menudas con la economía y
conocimientos , que e x i g e n sus circunstancias y el orden de s u
v e g e t a c i ó n ; pero aunque los principios explicados parecen d i -
rigidos solamente á dichas semillas , pueden y deben aplicarse
también al c u l t i v o de todos los frutos de la tierra. Sin e m b a r g o
como no d e x a de haber algunas particularidades respectivas í
c a d a especie de g r a n o s , que deben tenerse presentes, tratare-
mos de ellas en s e g u i d a , aunque con alguna concisión.
L i n u e o cuenta hasta quince entre variedades y especies d e
trigos ; las ocho primeras son anuales, y las siete últimas peren-
nes. L a s a n u a l e s , consideradas como el alimento principal deí
hombre,.son á la v e r d a d las mas interesantes, y las perennes so-
lo servirán al cultivador como pasto para sus g a n a d o s ; por esto
trataremos aquí, de las primeras , dexando las segundas p a r a
q u a n d o se hable de los prados y pastos.
Esto no obstante , es preciso advertir que además de las
ocho castas de t r i g o s , que publicó Linneo y algunas otras q u e
han descripto después otros botánicos , son muchísimas mas
las que tenemos ya conocidas y cultivadas en las Provincias de
E s p . i ñ a , según se verá antes de mucho por el tratado de ellas
que tenemos ya muy adelantado los profesores del jardín.
;

Es constante que el clima , el terreno y el cultivo influyen


.mucho sobre la calidad de los granos hasta el punto tal v e z , de
no poderse establecer caracteres tixos y decisivos entre algunos
trigos de .los que llamamos trigos con a r i s t a s , y trigos pelo-
nes ó chamorros. Estas especies jardineras ó sean v a r i e d a d e s ,
.cambian fácilmente el carácter que las distingue mudándolas
de un p a r a g e á o t r o , á c u y a , transformación contribuye no p o -
co el c l i m a , el cultivo y la tierra , pues se observa en algunos
parages que después de cierto número de años , los trigos a r i s -
tados se v u e l v e n chamorros,, y los chamorros echan aristas.
E n t r e los trigos con aristas, se distinguen los que tienen las
.aristas l a r g a s y ios q u e . l a s tienen c o r t a s , los que las tienen l i -
sas, y ios,que-las tienen escabrosas., ó como.ligeramente espino-
sas , los que las,.tienen, aplastadas ó mas q u a d r a d a s , los q u e
tienen los granos con la cascara ó película, de color de paja , ó
de color a m a r i l l o , d o r a d o , roxo ó blanco ; .y-en; fin-Ios mas.ó.mé,-
, nps gruesos, y mas.ó menos redondos y largos. L a s mismas dife-
r e n c i a s se o.bseryaa en; e l color ¡y.en la. forma de los trigos c h a -
morros. "
47
Se distinguen también los t r i g o s , en trigos de invierno ó de
otoño, y de verano ó tremesinos. Los de otoño se siembran como
hemos dicho desde septiembre hasta primeros ó mediados de no-
-viembre, y pasan el invierno en la tierra ; por lo q u a l se les ha
cdado esta denominación general : los otros se llaman tremesinos;
•porque se siembran en marzo y no están .mas que tres meses en
•la tierra.
Como la denominación dada á los trigos hasta el dia , d e -
p e n d a de mil causas a c c i d e n t a l e s , y acaso n i n g u n a real y f u n -
dada , nos proponemos con el tiempo establecer una nomencla-
tura y sinonimia exacta de los trigos , que se cultivan en todo
-el rey n o , y para ello mis zelosos compañeros han procurado reu--
nir en este Jardin muchas variedades traídas de las diversas
provincias de España. Si el tiempo y las muchas atenciones que
tenemos todos nosotros nos lo permiten , aun en este año tendrá
la A g r i c u l t u r a este precioso dato que deberá principalmente á la
laboriosidad é infatigable amor á la ciencia del primer Profesor
de Botánica y encargado del establecimiento Don M a r i a n o L a -
g a s c a y al Profesor y Bibliotecario D o n Simón de R o x a s C l e -
mente.
Hemos insinuado que hay cierto trigo menudo,, que no se
siembra hasta la p r i m a v e r a , recogiéndose en la misma estación,
q u e el que se sembró por otoño.
E s indudable que en años favorables á la vegetación de las
cereales, prosperan, sembradoj.en p r i m a v e r a , . l o s trigos de otoño,
pues el trigo tremesino en concepto de los agricultores ilustra-
dos no es sino una v a r i e d a d d e g e n e r a d a de los trigos inverni-
zos , consistiendo su principal diferencia en ser el grano cons-
tantemente mas menudo. L a sementera del; trigo tremesino sue-
le ser muy útil en algunos casos ; primero , q u a n d o por q u a l -
quier accidente se pierde la siembra de otoño , con tal que fa-
vorezca el clima p a r a ello ; s e g u n d o , quando.los terrenos no han
podido prepararse en otoño ,. á causa de ser [demasiado: íh.enes
• y empantanarse por retener demasiado la .humedad : tercero,
q u a n d o se quiere conseguir el aumento de una;cosecha pronta-
mente criada ; pero siempre convendrá contar .antes con la fres-
c u r a del clima p a r a g r a d u a r l a , y no hacerla muy extensa,
pues de otro modo sería arriesgar el fruto del trabajo y los gas»
tos expendidos en su cultivo.
E l trigo r a c i m a l , llamado también ramoso de esmirna, y del
m i l a g r o , echa además de la espiga principal otras espigas late-
rales , de suerte que el conjunto es del tamaño de un huevo de
gallina. L a magnitud de la espiga promete desde luego una co-
secha abundante , y Duhamel asegura haber cogido de siete li-
bras de simiente quátrocientas treinta libras de g r a n o m u y bue-
no : este trigo ama á las tierras substanciosas y bien c u l t i v a d a s ,
y en las ligeras ó endebles no prospera. Se siembra en otoño y
h a y que tener g r a n c u i d a d o en c a r g a r poco g r a n o p o r q u e a m a -
colla ó ahija mucho. E l grano de este trigo es de la clase de los
trigos recios ó m a c h o s , muy d u r o , algo m o r e n o , c o r t o , r e g o r -
d e t e y difícilmente puede partirse con los dientes. E n las t a h o -
n a s no es fácil molerle por su d u r e z a , y solamente puede r e d u -
cirse á harina en los molinos de a g u a , y aun en estos es necesa-
rio que se humedezca lo bastante para a b l a n d a r el grano. P o r
esta causa .no lo aprecian los tahoneros; y como su pan sale mo-
reno,, tampoco le quieren los p a n a d e r o s , por lo q u a l nunca se d e -
d i c a r á n muchos á su cultivo.
D u h a m e l dice que el trigo racimal e s , á corta diferencia,
d e l tamaño del trigo treinesino , y que pesa un dozavo mas q u e
el trigo común. Nuestro Boutelou 'asegura que pesa sobre noven-
t a y seis libras c a d a fanega del mismo trigo.

Centeno.

I g u a l m e n t e que del t r i g o , se conocen dos v a r i e d a d e s de c e n -


teno , una de otoño y otra de primavera ó tremesino ; pero a m -
bos se siembran en los mismos tiempos que los trigos de i g u a l e s
estaciones respectivamente, y sin mas diferencia que l a de sem-
brarse un poco mas tarde. Esta cereal acude bien en las tierras
l i g e r a s y en las que no pueden l l e v a r trigo : se siembra casi
siempre sobre rastrojo, y por lo r e g u l a r no se suele l l e g a r á él
basta la cosecha.
E l centeno se siembra muchas veces para gastarlo en v e r d e ,
y sembrándolo temprano es muy socorrido para alimentar á los
b u e y e s de la labranza desde mediados ó acaso desde primeros
d e marzo. T a m b i é n se siembra el centeno mezclado con t r i g o , en
c u y o caso se llama tranquillón ó mixtura ; -quando la tierra es
mas propia para trigo q u e para c e n t e n o , s e ' l e echa mas trigo
q u e centeno, y ai es muy ligera y propia para este último g r a n o ,
se pone menos del primero en la mezcla.

;
la'espelta t carrañón ó esprilla (triticum mo-
n o c o c u m Linti).

L a planta l l e v a en c a d a hollejo ó zurroncíto un solo g r a n o ,


á diferencia de la espelta d o b l e , ó escanda de A s t u r i a s que e n -
cierra d o s , a l a q u a l denominó L i n n e o triticum suelta, aplicán-
dose promiscuamente dichos nombres á estas dos distintas espe-
d e s en nuestras p r o v i n c i a s , de suerte que causan c o n f u s i ó n ; y
aun en M a d r i d se vende en las tiendas de géneros e x t r a o g e r o s ,
á precios muy subidos, la espelta doble ó escanda de A s t u r i a s
con el nombré de farro de I t a l i a , o l v i d a n d o ó desentendiéndose
d é q u e se cultiva en España. *
L a espelta ó carraón se c u l t i v a mucho en los partidos de A I -
barracin y C a l a t a y u d , y p r e v a l e c e en los terrenos de mas ínfi-
ma c a l i d a d , tanto que se pueden destinar á su cultivo aquellas
tierras que ni aun el centeno pueden producir. Este g r a n o p a r -
ticipa de las calidades de la escanda , y puede servir para
preparar un farro de mediana c a l i d a d y para cocer pan. Por lo
común los labradores de las provincias de España , en donde se
cultiva , la aplican para pienso de los ganados y c a b a l l e r í a s - d é
labor. E l grano es áspero si no se monda ó d e s c a s c a r a , q u i t á n -
dole la gluma ó.camisa que le cubre.
L a espelta es preciso sembrarla mas temprano y mas clara
q u e el t r i g o , y aunque se c u l t i v a en todo como é s t e , m a d u r a
siempre después que él.

De la cebada ( h o r d e u m Linn. )

L o s Botánicos hablan de muchas v a r i e d a d e s de c e b a d a ; p e -


ro aquí solo trataremos de las que se c u l t i v a n comunmente y :

de las que el labrador puede sacar mayor p a r t i d o , á saber : l a


c e b a d a c o m ú n " ( i ) , desnuda (2) ladilla ó de dos órdenes ( 3 ) , dé'
seis órdenes ó ramosa ( 4 ) , y la l l a m a d a n e g r a ( 5 ) , que sen las
que mas pueden convenir al labrador ó cultivador. T o d a s - e l l a s
son apreciables y rinden bastante fruto en todos los t e m p e r a n t e s
t o s ; sin embargo se advierte que la c e b a d a ladilla prospera tné 1

jor que las demás en los sitios trios , parages e l e v a d o s , y terrenos


endebles : las otras todas quieren las tierras fuertes y bien abo-
nadas con las labores y beneficios. E n general es preciso sem-
brarlas á principios de o t o ñ o , algo mas tarde en las provincias
y tierras cálidas que en las f r í a s ; pero siempre después del
trigo.
L a c e b a d a ramosa debe propagarse con particular esmero^
por su mucho producir y por lo segura que se presenta su cose-

, (1) Hordeum vulgare. ' " :


(1) Hordeum celeste.
(3) Hordeum disticum.
(4) Hordeum hexastictím.
(5) Nigrum.
TOMO II. e¡.
cha aun en años m a l o s , comparada con las.demás v a r i e d a d e s . L a
desnuda es muy sobresaliente para el panadeo y para comerla
en sopa , en potages y demás , como se come el arroz.
La, cebada negra es tan productiva ó más que la ramosa ; la
raspa , las glumas y la cascarilla son n e g r a s , pero el g r a n o t i e -
ne ia'hariua.sumainente blanca y hermosa; toda la planta es muy
1

robusta y presenta en su. vegetación y porte un poder sobresa-


l i e n t e , que indica lo muy productiva que es : en fin, la misma
planta nMuiriesta que es útil p a r a poblar los terrenos fuertes, ba-
x o s , y algo húmedos, aunque también se cria en todos los demás
q u e convienen, á las otras especies de su género. L a disposición
de las dores de las cebadas hace q u e las lluvias de p r i m a v e r a no
p u e d a n estorbar su^granazon, y así se observa que solo les per-
j u d i c a la sequía y los aires solanos ó de l e v a n t e , que suelen so-
brevenir al tiempo de sazonarse el fruto ; los quales arrebatan,
las tnieses sin sazón.

De la avena.

L a a v e n a prospera en todos los terrenos y climas : sirve de


f o r r a g e , y también se presta su harina para hacer pan , q u e
prefieren algunos al de centeno. S e . puede sembrar desde n o -
viembre hasta febrero, y según las variedades.respectivas n e c e -
sitan mas ó m e n o s , c u l t i v o ; pori lo regular las tempranas se siem-
bran en barbechos de dos vueltas , y las tardías se suelen pasar
con una. sola vuelta y la de cubrir : la sementera debe hacerse
mas espesa que la de la cebada en las siembras t a r d í a s , y en las
tempranas del mismo modo que en las cebadas.
...Por lo g e n e r a l no se encuentran entre nuestros labradores
mas que dos v a r i e d a d e s de a v e n a , que son la a v e n a común,
avena sativa Linn. ; y la a v e n a desnuda , avena nuda , id. D e l a
primera han provenido a l g u n a s subvariedades que se diferen-
cian solo en el color mas ó menos negro del g r a n o , pero la a v e -
n a desnuda se mantiene constantemente con el mismo carácter,
lo que. al p a r e c e r la constituye una especie distinta.,La a v e n a de
Polonia es una v a r i e d a d p r e c i o s a , pero no está todavía b a s t a n -
te extendida entre nosotros: la diferencia entre esta a v e n a y l a
común consiste , en que el grano de la de Polonia es mucho
mas blanco que el de la a v e n a común , su caña por lo r e g u l a r
mas gruesa y l a r g a ; y en i g u a l d a d de circunstancias es t a m -
bién mas encepada ó ahijada la planta.:
5 1

De las algarrobas (vida sativa L i n n . )

Las algarrobas y yeros se siembran q u a n d o el trigo en ter-


renos ligeros , y sobre rastrojos o sobre barbechos de una v u e l -
ta : se pueden a l t e r n a r con ios trigos y demás semillas ; y su co-
secha es de g r a n d e importancia al labrador , por quanto este
fruto se vende siempre á buen p r e c i o , no trae gastos , aprove-
cha las tierras el año de descanso, y sirve para el mantenimien-
to de los b u e y e s , aves y g a n a d o de c e r d a , á quien se les dá en
harina.
L a lenteja, hervum lens Linn., y los y e r o s , hervum tetrasper-
tnum se siembran l u e g o que cesan las rigorosas h e l a d a s ; y l a
sementera se debe hacer á chorrillo ó por s u r c o : aman los cli- t

mas medianamente t e m p l a d o s , y. los terrenos de buena exposi-


ción aunque sean l i g e r o s : su cultivo es en todo como el de la
a l g a r r o b a ; pero deben sembrarse mas claras y limpiarlas ó es-
cardarlas q u a n d o lo necesiten.

De los garbanzos (cicer arietinum L i n n . ) . . .

L o s garbanzos se siembran generalmente en los rastrojos de


trigo y de c e b a d a : estos rastrojos se alzan á principios de ene-
r o , se v i n a n á últimos de d i c h o , se tercian á mediados de febre-
r o , y se siembran desde d i e z hasta lin de marzo.
P a r a sembrarlos se hace un Surco g r u e s o , y en el fondo se
echan los garbanzos á l a distancia como de medio píe de uno
á otro g a r b a n z o ; después se cubre con Un surco delgado q u e se
llama h e m b r i l l a , procurando q u e no c a i g a encima mas tierra
q u e como unos quatro dedos de cubierta.
Los garbanzos aman las tierras ligeras ; pero bien labradas:
l o s q u e . $ e . crian eji/tierras.fuertes son d e , m u y mala.cochura y
: t

no aprovechan si no para los cerdos. ¡Los parages ventilados y


no excesivamente fríos son los mas.propios para l a vegetación,
de esta l e g u m b r e , c u y a utilidad es considerable en A g r i c u l t u r a .
E n t r e los labradores se acostumbra sembrar los garbanzos
mas i n f e r i o r e s , en el concepto de q u e para l a Sementera es i n -
diferente sean gordos ó c h i c o s , tiernos ó d u r o s ; mas esta prác-
tica es un abuso introducido por l a i g n o r a n c i a , y sostenido por
un interés m a l entendido. L a elección de las buenas semillas es
G 2
ja
sumamente necesaria para tener buenas cosechas: sin este requi-
sito no esperemos q u e los frutos de la tierra premien debidamente
nuestros sudores. A s í pues es^necesario sembrar buenos g a r b a n -
zos para cogerlos igualmente buenos á l a cosecha. T a m b i é n con-
viene renovar la semilla de q u a u d o en q u a n d o , trayéndola d e
p a r a g e s y climas diferentes y de los p u e b l o s - ó terrenos "mas
acreditados por su cultivo. D e esta manera se conservarán en e l
g r a d o de fecundidad y c a l i d a d s o b r e s a l i e n t e , q u e los hace tan
apreciables y útiles para el consumo.,

yi De las habas (vitia faba L i n n . )

L a s habas se siembran desde mediados de noviembre hasta


mediados de f e b r e r o , según el temperamento y clima : el méto-
do de sementera es el mismo q u e acaba de explicarse p á r a l o s
g a r b a n z o s , con la diferencia de que estas se deben sembrar a l -
go- mas claras y á .golpes ó posturas de tres granos c a d a uno. N o
hablamos a q u í de esta planta como fruto de h u e r t a , sino como
u n a leguminosa q u e debe cultivarse en grande.
A m a la tierra m u y l a b r a d a y a b o n a d a , y puede sembrarse
sobre rastrojos y alternar con las demás cosechas de las g r a m í -
n e a s . T o d a s las plantas leguminosas están en este c a s o , y a d e -
más son útiles para abonar con ellas las tierras y proveer de
alirneíitos; y forrages. útiles p a r a los g a n a d o s .

De los guisantes (pisum sativum Linn.)'

L o s guisantes considerados como cosecha iinportawte en l a s


manos del l a b r a d o r , y a los aproveché en fruto ó legumbre tier-
n a ó verde , como sucede en los alrededores de esta c a p i t a l , Q
y a los conserve y recoja secos para pasto ó alimento de. los g a -
n a d o s , son- siempre útiles en A g r i c u l t u r a /-y sü - c u l t i v o , •si'em^ i

b r a y manejo es én un todo como é l ' d é fes 'h'ábá-s y -los- garfean-''


;

z o s , aunque para sembrarlos t a n t a r d e c o m ó e s t o s ú l t i m o s e s ' p r e -


ciso q u e s e a en climas' hemedos y no demasiadamente fríos.
53

De las almonas (latirus sativus Linn;) ;

••• A p e t e c e n las almortas las-tierras s u e l t a s , altas-, ventiladas y


l i g e r a s ; y en las de lastra ó cantorral medran y adelantan con.el
calor de la t i e r r a , se crian mas' achaparradas ; pero es mas se-
g u r o el cuajamiento de su flor, -y están menos expuestas á a n i e -
blarse las legumbres ó correrse l a flor.^En los- terrenos -pingües
y fuertes crecen comunmente las -plantas á mayor .altura queden
los l i g e r o s , y rinden mas crecida.-porción de:.forrage ; pero sé
abochornan las flores, y dan generalmente poca simiente. L a s
tierras limpias de horrura y malas yerbas deben únicamente
destinarse para este cultivo. L a siembra de las almortas se veri-
fica en seguida de la c e b a d a , ó lo que es lo mismo desde pri-
meros de n o v i e m b r e , y en diciembre ó en febrero según el clima
es mas ó menos frió:- en todo caso se executaisóbre buenos barbe-
chos y á chorrillero, gastando en c a d a seiscientos estadales de
tierra una fanega de semilla : el echar mas simiente produciría
p l a n t a s a h i l a d a s . d e mucho follage y poco fruto.

Del mijo ( p a n i c u m m i l ü a c e u m L i n n . ) -•-

E l cultivo del mijo está bastante descuidado en el día y p o -


cos son los labradores que lo siembran ; 'áfincfue ciértámerit'é rio
debiera olvidarse no solo porque con esté grano, pueden r e p a -
1

rarse en algún modo-los daños terribles dé las térhpestadésy Sur¿-


;

íiéndonos dé un buen p a n e n casos-apurados., sino porque siérrE


;

pre produce esta planta u n ' e x c e l e n t e ' a l i m e n t o páranla; .cria de-


aves y animales domésticos. ' ;
••'' i • !
' /; í i

L a siembra debe hacerse muy c l a r a , y siempre por abril ó


m a y o , según el c l i m a : y aun hay p a r a g e s eiv donde'se podría'sem-
brar después de cogido él t r i g o n a l e s son aquellos en que abun-
dan los rocíos, ó no escasean-mucho las, l luvia^ ért .verk'tio: aman
: : ;

u n a tierra ligera y abonada,? aunque- también se'crian en las fuer-


t e s , no siendo excesivamente compactas': la< cantidad' de simien-
te mas proporcionada para c a d a quatrocientos e s t a d a l e s , p u e d e
ser un celemín en razón de lo mucho que ahija' y amacolla. T o -
das l i s especies y v a r i e d a d e s de m i j o s , se p u e d e n dirigir b a x o
él mismo sistema. ' 1
' - ' ' .
E l panizo de D a i m i e l , liolcas spicátus Linn.,' llamado por C a -
54
vanilles cencro espigado , cenchrus spicatas , es- una de las mas
preciosas g r a m í n e a s , q u e se halla aún menos propagada de lo
q u e debiera, s e g u á l a s " utilidades que...reporta,ó puede roportar
:

á la A g r i c u l t u r a . E l digno Profesor de Botánica Don M a r i a n o


L a g a s c a tiene demostrado hasta la evidencia el singular a p r e ^
ció q u e . m e r e c e el panizo entre das- plantas q u e - p o s e e nuestra
A g r i c u l t u r a : y a u n q u e : e s verdad que se c u l t i v a en la M a n c h a , ,
en J a é n , G r a n a d a , M u r c i a y V a l e n c i a ' ; es sin embargo en- cor-
ta cantidad: en la mayor parte de estos d i s t r i t o s , pues solo en
Daimie.l y en L o r c a se rec.ojen :grandes cosechas : se c u l t i v a en:
terrenos, d e . r e g a d í o - y se. siembra desde mediados.de.mayo h a s -
t a todo j u n i o , - s e g u h el c l i m a ; . p e r o siempre muy claro y á chor-
rillero,

Del maíz (zea mais L i n n . )

El: maíz, se c u l t i v a de secano en las provincias septentrio-


nales de España ; pero en las meridionales , y en esta en q u e
nos h a l l a m o s , no puede, c r i a r s e ' s i n riego ; por esto se c u l t i v a
solo en Jas h u e r t a s , y su cosecha es.por consecuencia .corta. ,
Esta planta c u l t i v a d a en grande es una de las mas p r o d u c -
t i v a s , y dexa mucha g a n a n c i a al labrador ; pero para esto se
necesita qLíedlu'eVa.alg.^ftás, veces .dudante'';el tigmpoíde su v e g e -
tación , ó én su l u g a r que c a i g a n abundantes y frecuentes ro-
cíos. L a tierra que le c o n v i e n e , e s l a de mediana c a l i d a d , suelta
y ..muy abgnada con estiércol y buenas labores .: se siembra
guando, el panizo de que acaba de hablarse, y por el método q u e
se dixq tratando de l a .sementera.de,los g a r b a n z o s ; mas la dis-,
t a n c i a 4 , q .^Nú.Tlü^dar u n a de otra postura ó p l a n t a , es d e
?
! u e

pie,,y' medio, á, dos pjgs.rPpr lo común, suele bastar un celemín d e


g r a n p para.sembrar, Aiiia, fanega fie, tierra.' Su cultivo después de
n a c i d a la p l a n t a , consiste en darla repetidas labores ; las dos
primeras superficiales y ligeras en. quanto se; r e m u e v a la, s u -
perficie. > y las siguientes p r o f u n d a s , y con el c u i d a d o de a r r i -
marles la. tierra fresca, al. pie de la planta.
... El. trigo,', negro p. sarraceno .que llaman, alforfón polygonum
'fagotywm. E l polígono de T a r t a r i a , polygonum tartarkum , y el
polígono .convólvulo , polygonum convoh.uías Linn. , son p l a n t a s
q u e también sé cultivan con aprovechamiento para pasto de los
a n i m a l e s , para abono de las tierras , y. a u n . p a r a el sustento de
los hombres én años escasos, porque Su harina es muy apropósi-
to para la nutrición, y los Italianos la emplean en toda suerte de
pastas. Todas,tres apetecen los terrenos l i g e r o s , y no empobre-
cen ó esquilman mucho la tierra : el alforfón ó trigo negro se
resiente del f r i ó , y. así ésta como las otras dos especies se d e -
ben sembrar en fines de primavera. El panicum italicum Linn.,
se c u l t i v a de secano con. el. nombre de mijo en v a r i a s partes de
los R e y n o s de G r a n a d a y V a l e n c i a , L q mismo se hace con dos
v a r i e d a d e s de s a i n a , (/ioku$ sorghwn Linn.) en toda la.costa del
B-cyiio de Sevilla, y en mucnas partes del de V a l e n c i a .

LECCIÓN IV,

DEL CULTIYQ P E L O S (GUANOS Y LEGUMBRES


EN TIERRAS DE SECANO.

D espues de sembrado el t r i g o , la cebada y demás granos


y. l e g u m b r e s , que EL labrador esparrama e,n sus c a m p o s , q u e d a n í
expuestos á mil vicisitudes y á s e r . A C O M E D D P S ' . de una porción.,
de males que se oponen á sus progresos, y muchas veces los des-
t r u y e n , si el cultivador por su parte uo los asiste con los c u i d a -
dos mas e x q u i s i t o s , y con los socorros del arte. L a j c l e c c i o n de
t e r r e n o , las buenas l a b o r e s , , l o s abonos y d e m á s , preparaciones
de la tierra áutes de s e m b r a r l a , son de, la mayor importancia
p a r a lograr buenas cosechas.; pero no constituyen ellas solas to-,
da la g r a n d e obra del c u l t i v o , áutes bien es necesario a u x i l i a c ,
la vegetación de las plantas con l a s operaciones secundarias,-
por medio-de las quales se consigue que v i v a n s a n a s , que pros-
peren y que fructifiquen a b u n d a n t e m e n t e : á esto conducen los
riegoSi, l a s escardas , labores, y demás, o p e r a c i o n e s , q u e en d i s -
tintas épocas se aplican á la t i e r r a , y a para quebrantar su cor-,
teza ya para ahuecar el terreno, y recalzar las,, plantas,; y . y a fi-
nalmente para- destruir las malas y e r v a s que siempre a b u n d a n
e t i l o s sitios mal cultivados. Hablaremos de, cada una, dé-estas
o p e r a c i o n e s , según el orden con q u e . d e b e n hacerse.
La primera que se debe executar en el cultivo de los granos .
después de sembrados y al;tiempo q u e empiezan á . n a c e r ó p p - , }

co d e s p u é s , consiste en pasar la.rastra por encima para deshacer


los. terrones que hayan q u e d a d o de la s e m e n t e r a , , y quebrantar
la corteza ó costra qué se forma en la superficie , mayormente
si ha llovido mucho después de. sembrado el grano. Esta opera- '
cion se debe hacer quaudo* apunta la-nascencia de la p l a n t a , ,
pues con ella se allana el terreno, derribando la tierra del
0
lomo al fondo del surco';.-sé.cubren .y amparan las raices por los
lados , y se a u x i l i a la v e g e t a c i ó n . , presentando una nueva- s u -
perficie á la acción de la atmósfera. P a r a exceutar esta útilísima
labor.,, es preciso esperar á.qtte la tierraitenga buen t e m p e r o : es
d e c i r , que no esté .demasiado, húmeda , porque en.tal caso seria
toas p e r j u d i c i a l , q u e ' b e n é a c a ; ,de; donde se infiere que al pasó
que aprovecha; í , todos dos terrenos:«ecos y- á', losi<húmedos ó e x -
1 !

puestos á inundaciones , es muy p e r j u d i c i a l ; y por lo mismo en


estos no debe p r a c t i c a r s e , antes bien ei l a b i a d o r procurará que
los lomos de los surcos sean'altos ó ' e m p i n a d o s , á fin de que q u e -
den en seco las raices dé las plantas , dándoles al mismo tiempo
u n a dirección vertical para que las aguas corran y no se e s t a n -
q u e n ' e n el terreno.
El^fc/iíífíír'a'añariar l a ' t i e r r a , p ó r medio d e la r a s t r a , ' e s u n a
operación tan importante , qtíe jamás debe omitirse sino en el
caso que acabamos de exceptuar ; pues además de las ventajas
i n d i c a d a s que proporciona á la planta n a c i e n t e , quedan; por
tilUi h;.-*- sembrados ádübie-rto de -los-vientos,nieves y h e l a d a s ; de
los éxtremá'doS'pá'Sbs 'del'frió al calor , y de la humedad á l a ' s e - '
c-tiraVque suelen Ocurrir en el otoño y en los principios- y medió
;

ddWnvitüHSe.'' : :

• Pasado lo rigoroso de esta estación , y por todo el mes de f e -


brero "ó"principios de marzo , quando la tierra está suave y bien
dispuesta ,, se l e d á la l a b o r que llamamos' rejaca ó arrejaca, l a
;

q u a l consiste efr dar á los panes una vuelta de a r a d o , l l e v a n d o


este iiistr¡ímento• por ios entresurcos que presenta el sembrado,
de modo q'u'e yendo el arado por las éntrenlas ó espacios vacíos, 1

v a y a b a t i é n d o l a t i e r r a , y echándola con las orejeras sobre los


granos mismos : de este m o d o , y caminando por uno y otro l a d o
viene á formarse un lomo ó caballón sobre los panes , el q u a l
a b r i g a n d o ó cobijando las p l a n t a s , las' defiende de las variacio--
nes d e ios temporales , ahueca y . r e m u é v e l a t i e r r a , favorece el
brote de los hijos ó renuevos de la c e p a , destruye las- y e r v a s no-
civas , y facilitaTa extensión 'de', las' raices ,' y ' p o r consecuencia 1

el mayor n u t r i m e n t o ' del. v e g e t a l . - E s t a importantísima labor se


hace también en las tierras que no han sido achatadas ó"allanadas
con la r a s t r a : , en cuyo caso se llama• úüdár por. surco, pues l a
operación 'consiste en l l e v a r ¿ h a r a d ó poi* e l f o n d o del s u r c o ,
: :

abriéndole y' p r o f u n d i z á n d o l e i h á s , Vertiendo' á l i h i s m o tiempo la',


1

tierra áci'a los- costados 'y sobre-los p a n e s , pór'•'medio' 'de u n a ore-


jérá'lárgá. ' ' ' '';'! r
, ' '' :
" '' ~ '' "
" • A las cebadas se les suelen dar las mismas labores ; pero a l -
gunos 'aeostutnbrím' también jarretarlas , esto és , darlas una l a -
bor al-través de los surcos según está e l ' S e m b r a d o , y esta ope-¡
ración: l a h a c e n comunmente en l u g a r del achatado , y en el ...mis-
mo tiempo que se ha dicho j pero yo opino q u e , . estando b'ien
echa la siembra es preferible la labor de la rastra allanando
e l terreno , á la de j a r r e t a r con el arado en labor c r u z a d a los
s-urcos d a d o s , para cubrir la semilla ; sin e m b a r g o , si la siem-
b r a está muy e s p e s a , puede ser muy útil esta l a b o r , por q u a n -
to aclara las plantas y facilita su v e g e t a c i ó n por este medio.
Desde mediados hasta últimos de febrero se a n d a por surco , y
se arropan ó l a b r a n como q u e d a dicho.
E l centeno , la avena y la algarroba son semillas q u e por
lo regular se siembran sobre rastrojos del año anterior , y por
lo mismo no se arrastran ni se rejacan ; pero si se advierte q u e
echan mucha y e r v a , se andará por surco á principios de marzo.
Los g a r b a n z o s , las habas , g u i s a n t e s y almortas se a r r a s -
tran ó allanan luego que principian á nacer ; en abril se asur-
can con él a r a d o , partiendo ó cacháñela el lomo del surco por m e -
dio de alto a b a x o : al arado se le pone orejera l a r g a p a r a esta
labor y con ella cobija la p l a n t a , recalzándola con la tierra,
7

q u e mueve y arranca la y e r v a al mismo tiempo : esto no obstan-


te es mucho mas útil y provechosa á estos frutos la caba á pala
de a z a d ó n , con ella se l i m p i a n , se recalzan y se mullen las plan-
tas , y no q u e d a n lobas ó espacios por remover como por nece-
sidad d e x a el a r a d o ; al maíz , panizo y demás plantas de esta
especie se les trata lo mismo,, y siempre que h a y a proporción
debe preferirse la a z a d a al arado p a r a estas labores entre las
plantas.
L a s escarias son el objeto de la tercera l a b o r , según el or-
den que nos hemos propuesto en este sistema de cultivo : todos
saben que se dirigen precisamente á destruir las yervas e x t r a -
ñas ó nocivas , que d e x ó el a r a d o , y que para ello se usa de
u n a s pequeñas azadillas ó e s c a r d i l l o s , como llaman en a l g u n a s
p a r t e s , c o n las quales v a n a r r a n c a n d o quantas encuentran entre
ios panes ó sembrados; E n las tierras en que se descuida el c u l -
t i v o , y en l a s q u e no se escarda con esmero, abundan siempre las
malas y e r v a s , que apropiándose la mayor y mejor parte de los x u -
g o s , l a s esquilman ó estenuan , sofocan las plantas útiles con su
e s p e s u r a , é infestan el terreno p a r a muchos años con la muchas
semillas que producen : por esto el labrador debe ser muy dili-
gente y cuidadoso en a n i q u i l a r todas aquellas plantas nocivas
que nacen en sus s e m b r a d o s , y no perdonar medio para mante-
ner sus tierras limpias de todo quanto p u e d a perjudicar á los
frutos q u e c u l t i v a .
L a s y e r v a s pues mas perjudiciales á los sembrados son:
i . ° el a x e n u z v u l g a r ó nigella arvensis de Linneo, c u y a semilla
TOMO II, II
58
n e g r a y casi del tamaño del t r i g o , dificultosamente se s e p a r a
del buen grano. 2 . E l neguillou (1) q u e cria m u c h o : su semilla
0

es n e g r a y no puede separarse del trigo con harnero. 3 . L a c o - 0

la de zorro en el N o r t e de España (2) , c u y a semilla se p a r e -


ce algo á la del trigo , y comunica u n sabor a m a r g o al pan.
4 . L a s amapolas ó adormideras silvestres (3) c u y a semilla es
Q

muy menuda y se multiplica á veces con tanta a b u n d a n c i a ,


que ahoga al trigo. 5 0
E l alverjón (4) y otras leguminosas
de v a r i a s e s p e c i e s , que se apoderan de las mieses q u a n d o se
echan ó r e v u e l c a n sin d e x a r í a s enderezar , y por lo q u a l se p u -
dren. 6.° L a g r a m a , planta bien conocida , y conocidos t a m -
bién sus efectos en las tierras de que por desgracia se apodera.
7 . L a u ñ a de c a b a l l o ó tusílago (5) que se multiplica no t a n
0

solo por medio de sus s e m i l l a s , sino también por sus raices,


q u e corren m u c h o , y por los trozos de e s t a s , que divide ó cor-
t a el arado. 8.° L a coronilla de rey ó trébol oloroso ( ó ) , y en A n -
d a l u c í a l a psoralea americana , que además del d a ñ o que c a u -
san al s e m b r a d o , hay quien asegura que comunican ai p a n
cierto tufo. 9 . L o s cardos c u y a multitud de especies es á q u a l
0

mas perjudicial. 10. Los yezgos. (7) 1 1 . E l aciano ó escobilla


a z u l ( 8 ) ; y otras muchísimas plantas que desubstancian infinito
las tierras.
P a r a q u e no se m u l t i p l i q u e n , es indispensable destruirlas
antes q u e granen y sazonen la simiente : ni debe esperarse q u e
se pierdan por sí mismas , dexando sin cultivo el t e r r e n o , pues
se mantienen muchos años en la tierra sin alteración sus se-
millas ; y además todos los años se reproducen unas ú otras e s -
pontáneamente.
Por esta razón debe ponerse .gran c u i d a d o en ahar los b a r -
bechos temprano así q u e nace la y e r b a , ó sea q u a n d o empiezan
á v e r d e g u e a r las t i e r r a s ; pues dándolas en esta ocasión una r e -
j a , se destruyen las yerbas nacidas y se colocan en la superficie
de la tierra otras -semillas, que á su v e z nacen y se las d e s t r u -
y e con otra reja ó v u e l t a de arado. Esto no obstante , en l a s
tierras mal labradas y extraordinariamente llenas de p e r n i c i o -

(1) yígrostemma githago.


(5) Melampirum críbense.
(3) Papaver rhoeas.
(4) Ervurn.
(5) Tussilago fárfara.
(<5) Trifolium melilotus oficinalis,
(7) Sambucus ebulus.
(8, Centaurea cyanus.
$9
sas s e m i l l a s , nos vemos precisados á repetir tercera , quarta y
aun q u i n t a labor para destruirlas.
E s t a doctrina concierne principalmente á la destrucción de
las plantas a n u a l e s , pues por lo tocante á las perennes se deben
dar las rejas para matarlas en los grandes calores del estío,
q u a n d o la tierra está m u y seca ó poco antes de los grandes y e -
los del invierno. E n tiempo h ú m e d o , lejos de destruirlas se m u l -
tiplican mas y mas con las labores.
L a avena loca (avena fatua L.) es una de las plantas que mas
perjudican y suelen abundar en los sembrados. Se cree que de las
tres semillas, q u e c o n t i e n e , nace la una el primer año , la otra
el segundo, y la última el tercero. P a r a destruirla se deben l a -
brar las tierras, en que se observe, á principios de invierno para
que nazca en la primavera del año de barbecho , y se arranque
con las labores sucesivas ; ó bien sembrar las tierras de forrage
á fin de q u e , segándola antes de espigar, no grane su semilla. Si
se a g u a r d a á alzar el rastrojo en la primavera , no nace y a
aquel año por falta de labor oportuna , y nace l u e g o al s e g u n -
do año entre el trigo ó la c e b a d a q u e se siembra.
E n las tierras q u e abundan de yerbas anuales , se labran
antes q u e lleguen á florecer, y por este medio se convierte en
a b o n o ; también es útilísimo sembrar en ellas g u i s a n t e s , habas,
garbanzos ó almortas , cuyas semillas además de estar poco
tiempo en la t i e r r a , d e x a n espacios para labrarlas fácil y fre-
cuentemente , como se ha dicho. L o mismo Sucederá con la p a -
t a t a , el m a i z , mijos y panizos siempre q u e puedan cultivarse,
pues con las escardas y l a b o r e s , q u e necesariamente se les ha
de d a r , se destruyen las yerbas q u e el terreno produce.
D u h a m e l asegura que la p a l o m i n a , esparramada con a b u n -
dancia en los prados, mata la a h u l a g a («/ex européus L.) y la
pedicular gallo-cresta (rhinanthus crista gali L. ) ; también dice
que con cenizas de turba destruyó el s e r p o l , criándose en su
l u g a r las plantas útiles.
Ú l t i m a m e n t e , el labrador q u e quiera coger un trigo limpio
y purificado de toda semilla e x t r a ñ a , y principalmente del c e n -
teno , debe recorrer sus campos en mayo , y con una hoz cortar
toda la espiga de q u a l q u i e r a clase q u e s e a , que sobresalga e n -
cima del trigo ; arrancando también al mismo tiempo q u a l q u i e -
ra otra mala yerba que se encuentre al paso. C o n esto i n d u d a -
blemente se logrará un grano limpio y siempre superior al q u e
recogería ei que , olvidándose de las l a b o r e s , escardas y l i m p i e -
za , lo abandonase á los cuidados de la naturaleza , exonerán-
dose de los del cultivo.

H 2
6o

De la siega, trilla , limpia, recolección y conservación


de los granos y legumbres.

H a b i e n d o tratado y a del cultivo de las plantas cereales y l e -


g u m i n o s a s , sigúese inmediatamente el explicar lo conveniente
á cerca de la recolección, s i e g a , trilla y conservación de los
granos y l e g u m b r e s , para llenar en todas sus partes el objeto
de la presente lección ; cuyo interesantísimo punto e s , por d e -
cirlo a s í , el complemento de las faenas rurales en su r a m o , y
el momento en que el cultivador toca el premio de sus sudores
y fatigas. Por esto el agosto es justami't.te c e l e b r a d o , y una de
las épocas mas principales de l a labranza.
Determínase constantemente el tiempo de segar los panes,
por el color q u e presentan las cañas de las mieses.: y así el l a -
brador acostumbrado á observarlo, conoce que ha l l e g a d o el m o -
mento q u a n d o advierte q u e los panes presentan un color p a g i z o
ó b l a n c o , cuyo carácter indica la sazón del g r a n o , sin atender
mucho á la x u g o s i d a d q u e aun puedan .conservar las macollas.
E s t o no obstante es preciso advertir q u e , además de la indicación
precedente debe tenerse mucho c u i d a d o con el estado de madu--
K Z en q u e se halla la e s p i g a , y si el grano está bastantemente
sazonado y endurecido., por haberle faltado el sustento que le co-
munica la caña q u a n d o empieza á secarse por su extremidad.
E n tal estado y sin a g u a r d a r á q u e se sequen del todo y la e s -
piga s a l t e , se procederá á l a siega i n m e d i a t a m e n t e ; pero con
el cuidado de no cogerlo cer-oíío, porque entonces el granóse
a r r u g a , se encoge y se presenta siempre d e s m e d r a d o , de poco
p e s o , y por consecuencia mas ó menos d e s p r e c i a b l e , según q u e
es mayor ó menor-el deterioro que ha p a d e c i d o por esta causa:
c u y a alteración y mal estado se reconoce aun en la panera, fro-
ga ., cámara ó silo. Es pues necesario g r a d u a r prudentemente t o -
das las circunstancias para no arriesgar la o p e r a c i ó n , y perder
ó disminuir el fruto d e los sudores vertidos en todo el año y a
por exceso y a por defecto de -sazón y madurez. E s claro q u e
si por no dexar sazonar los p a n e s lo necesario recogemos u n
g r a n o mermado y defectuoso, también lo es q u e si se dexa p a -
sar el momento de la buena sazón h a y u n a pérdida -conside-
rable de f r u t o , así por la mucha espiga q u e se d e s c a b e z a , como
por el mucho grano q u e salta en el acto de la . s i e g a , en el a t a -
do , carguío , acarreo & c .
D e todo lo expuesto es fácil d e d u c i r , q u e así como no todas
61
las castas de t r i g o s , cebadas & c . m a d u r a n á un t i e m p o , pues
sabemos q u e los candeales y tremeeinos llegan á sazonarse prime-
ro que los blanquillos y azulejos, y estos antes q u e los trecheles,
vellosos, recios y fanfarrones en i g u a l d a d de circunstancias ; a t í
también h a y necesidad de principiar la siega por a q u e l l o s , q u e
estando mas adelantados ó maduros , peligran en su retraso. L o
mismo deberá entenderse respecto de los terrenos y exposicio-
n e s , pues está observado q u e en los arenosos y ligeros se sazo-
n a n l a s mieses mas pronto q u e en los pingües ó f é r t i l e s ; y esta
razón es la q u e induce indispensablemente á principiar la sie-
ga por los mas adelantados , d e x a n d o para lo último los q u e
vienen mas tarde. Duharncl en este caso aconseja que solo a q u e -
llos trigos que h a y a n de guardarse para, sembrar después se d e -
x e n en la tierra hasta q u e estén perfectamente s a z o n a d o s , a u n -
q u e s e a , dice , con el riesgo de q u e se desgranen ; y se pierda
a l g u n a porción.
E n las provincias en donde l a temporada de agosto es s u m a -
mente corta., y las frecuentes lluvias interrumpen l a marcha de
las operaciones rurales respecto á la recolección de los granos,
se acostumbra llevar la mies á casa y hacinarla en almiaras ,ó
montones en que acaban de sazonarse, y las trillan ó desgranan
durante el i n v i e r n o , ó e n el otoño m i s m o , majándolos con mallos
ó palos, según el estilo de los países respectivos; mas sin embar-
go la hacina é almiara la disponen ..de m o d o , q u e los granos
a c a b a n de perfeccionarse en e l l a , y lejos de padecer detrimento
aumenta de v o l u m e n : -sobre lo q u a l p u e d e n verse las obras d e
R o z i e r , l a s de D u h a m e l y o t r a s , cuyos principios solo tendrán
l u g a r entre nosotros si los consideramos con relación á la V i z -
c a y a , G a l i c i a y a l g u n a parte del reyno de L e ó n ; mas en el res-
to de nuestra península , se goza de la estación y tiempo nece-
sario pa-ra veriiiear l a s i e g a , trilla y limpia de los g r a n o s , c o -
mo todos sabemos ; razón por lo q u e no me d e t e n g o á tratar de
este punto, pues no s e r v i d a mas que para dar la noticia de
aquel sistema. A c o s t u m b r a n nuestros labradores dexar en el
campo por todo el dia las g a v i l l a s . d e la mies s e g a d a , con la i d e a
de q u e se seque mas y perezcan algunas .semillas de malas yer-
bas q u e suelen acompañar al buen g r a n o ; pero á la mañana s i -
guiente lo l e v a n t a n , c a r g a n y acarrean á la era , aprovechán-
dose de la frescura que le mantiene correoso.; pero también se
sigue sin cesar el acarreo durante todo el dia , pues n o de otro
modo podría verificarse en E s p a ñ a .la recolección y trilla de las
mieses en tan poco tiempo.
L a siega de los granos se executa constantemente con hoces,
y da g u a d a ñ a está proscripta p a r a esta o p e r a c i ó n , ó á lo menos
62
se acostumbra p o q u í s i m o , y solo en C a t a l u ñ a se usa por a l g u -
nos l a b r a d o r e s , al paso que para segar la yerba de los prados
es muy común , y l a prefieren en todas partes en donde se r e -
coge y g u a r d a en la c a n t i d a d conveniente. Esto aunque p r o v i e -
ne en mi entender de la a n t i g u a costumbre y uso constante de
los pueblos, tiene su apoyo en nuestro sistema ó modo de l a -
brar dexando los surcos alomados. Válgome de esta ocasión
p a r a manifestar una idea que hace mucho tiempo me o c u p a , re-
l a t i v a á tan interesante p u n t o : y d e x a n d o por ahora pendiente
la qüestíon tan a g i t a d a entre los mas célebres geopónicos m o -
dernos , sobre si es mas útil segar los panes con la g u a d a ñ a q u e
con la h o z , paso á manifestar mi pensamiento en la siguiente
reflexión,
N o puede dudarse que la mayor parte de nuestras cosechas
de granos fallan o se nos pierden por defecto ó falta de h u m e -
d a d , pues escaseando las lluvias en los meses de a b r i l , m a y o y
principios de junio , desaparecen las mas f u n d a d a s esperanzas
del abundante fruto que prometían los sembrados. E l sistema de
l a b r a n z a , contribuye en mi modo de entender á aumentar este
m a l , y en muchos años q u i z á será el que nos p r i v a de las c o l -
madas cosechas qUe , siguiendo el o p u e s t o , pudieran l o g r a r s e ;
hablo del modo constante de formar ios surcos dexándolos a l o -
mados después de la sementera y durante todo el tiempo de la-
v e g e t a c i ó n del trigo. Este método indudablemente contribuye á
q u e se evapore la humedad y á que disipándose' la tierra v e n -
g a n á perecer las plantas que cria. L a planta nacida se halla re-
g u l a r m e n t e colocada en la parte superior del lomo ó caballón,
q u e forman los surcos , y laS raices solo se extienden por la ma-
sa de tierra contenida en el caballón mismo , y muy pocas v e -
ces alcanzan ni pueden penetrar á mayor hondura , que la q u e
les señala la parte i n f e r i o r , ó sea la c a n a l del surco mismo: l u e -
g o estando las raices expuestas á sufrir todas las Variaciones d e l
temporal porque efectivamente la sufren en aquellos cortos y
someros espacios, y siendo por otra parte indispensable que el
calor y el aire traspasen de uno á otro lado el grueso del surco
q u e forma el l o m o , necesariamente deben perecer las plantas lue-
g o q u e , faltándoles la humedad de las l l u v i a s estacionales en los
meses m a y o r e s , arrebata el calor el poco x u g o que les q u e d a
repartido entre las moléculas superficiales de a q u e l corto r e c i n -
to. E n este concepto digo , que así como p a r a los terrenos p a n -
tanosos ó demasiadamente húmedos y para los climas en que
l l u e v e con f r e c u e n c i a , es de la mayor importancia el dexar la se-
mentera alomada ó en surcos elevados como los de que t r a t a -
rnos , así también en los climas secos y en los terrenos áridos,
¿3
como son la mayor parte de los de nuestras p r o v i n c i a s , conven-
dría según mi modo de ver allanar enteramente los sembrados,
deshaciendo del todo los surcos l u e g o que pasa el mes d é febre-
ro : para lo qual era indispensable adoptar también el sistema de
sembrar á chorrillo, c u y o método es tan útil como recomendado;
ó bien dexar el terreno llano desde l u e g o que se verifica la siem-
b r a : de qualquier modo que esto se hiciese, entiendo que las co-
sechas se asegurarían en lo posible porque la h u m e d a d no podría
evaporarse tan pronto, y retenida g o z a r í a de ella el v e g e t a l mas
largo tiempo , sin que á la par mortificase tanto el calor y el
aire que le arrebatan y d e s t r u y e n , traspasando de parte á p a r -
te el lomo del surco donde tiene y conserva todas Sus raices:
entonces seria q u a n d o l a g u a d a ñ a podría manejarse con v e n t a -
j a s , y y a fuese á brazo ó y a por medio de a l g u n a máquina s e n -
cilla., como la deseaba D u h a m e i , se verificaría la siega de las mie-
ses con mayor b r e v e d a d , mas economía de f r u t o , y menos g a s -
tos en su recolección. M a s entre tanto que así s u c e d e , sirva es-
ta idea á lo menos para repetir algunos ensayos que nos desen-
g a ñ e n ; y d e s a n d o la p e q u e ñ a digresión q u e nos Jha s e p a r a d o de
nuestro a s u n t o , volvamos á é l , y tratemos del modo de trillar
y limpiar los granos , advirtiendo antes q u e así como las cerea-
les se siegan ó cortan con qualquiera de los dos instrumentos
referidos •, las leguminosas por el contrario se arrancan t o d a s , y
por lo mismo no se ha hecho la m a s mínima observación acerca
de este p u n t o . ; .no obstante conviene saber que igualmente que
el trigo , la c e b a d a , a v e n a y demás plantas , comprehendidas
en la clase de las g r a m í n e a s , deben cogerse las leguminosas en
un estado conveniente , que ni estén del todo secas , ni tampoco
cerollas ó t i e r n a s , pues en ambos casos sucederá con ellas lo e x -
plicado al principio , tratando de las cereales.

De la trilla,

A n t e s de empezar á explicar e l método q u e debe seguirse


en la trilla y limpia de los granos y .semillas, parece c o n v e n i e n -
te q u e digamos a l g o sobre el sitio y formación de la era en q u e
h a y a de verificarse. N u e s t r o sabio G a b r i e l Alonso de H e r r e r a , en
el libro p r i m e r o , capítulo x de su A g r i c u l t u r a g e n e r a l , trata
este punto con mucho acierto y , solo omitiendo lo que dice acer-
ca de regar el suelo con alpechín, p u e d e adoptarse en todas sus
partes quanto aconseja,, no porque el riego del alpechín fuese
n o c i v o , sino porque esta materia casi nunca se tiene en aquel
Í4>
tiempo para emplearla , según prescribe , en la' formación de fes-
eras para trillar : lo que absolutamente se necesita es elegir p a -
ra sentar la e r a , un p a r a g e donde corra el v i e n t o , a l t o , despe-
jado-, y sobre terreno aiuminoso ó gredoso, á menos q u e no h a y a
d e ser enlosada , enladrillada ó empedrada , que en todo caso-
es lo-mejor. Este sitio debe también tener algún d e c l i v e , pero
n o - m u c h o , y debe estar situado en un punto en donde no reci-
ba a g u a s vertientes de otro alguno :• por fin elegido con- las so-
bredichas condiciones , se allana la superficie y se apisona fuer-
temente- ; ó loque es mejor, se pasa., y repasa muchas veces
u n rodillo de piedra , con lo que q u e d a perfectamente compri-
mida y apisonada ; y si esta operación se execu-ta en un tiempo
en que la tierra está algo h ú m e d a , quedará mucho mas a p e l m a -
z a d a y mejor acondicionada para el objeto,
E x e C u t a s e la trilla por distintos medios : unos usan de soló-
las muías Ó c a b a l l o s , los quales arreatados unos á otros cami-
n a n á la par y girando encima de la p a r v a la pisan y trituran
deshaciendo la e s p i g a , y en tal caso q u e d a la paja enteriza;
otros echan los carros y c a r r e t a s , que caminando siempre c i r c u l a r -
m e n t e , desgranan y trituran la parva sobre que a n d a n ; por
fin otros usan de los trillos comunes compuestos-de un- tablero d e
tres á quatro pies de ancho por seis de largo-, y consta de dos
tablones ensamblados de unas quatro p u l g a d a s de g r u e s o , s e m -
b r a d o de pedernales embutidos en é l : v a tirado de un par de
caballerías que le arrastran sobre las mieses y las deshace con su
frotamiento. En- todo caso es indispensable revolver amenudo la
parva para q u e de este modo se logre su completa trituración,
y por consecuencia la separación del g r a n o de la paja. Q u a n d o
está t r i l l a d a , se alza y se aparta á un l a d o , formando un m o n -
tón distante del sitio de la t r i l l a , y aun de las hacinas de las de-
más mieses , y se principia desde l u e g o á aventar ó limpiar el
g r a n o , separándolo de la paja por medio del v i e n t o ; entonces
el limpiador coge la paja y g r a n o con el v i e l d o , lo arroja al aire
con dirección contraria al punto de donde el aire v i e n e , y c a -
y e n d o el grano quasi á plomo y cerca de los q u e lo a v i e n t a n , l a
paja camina á m a y o r distancia , p u e s la l l e v a el aire , d e x a n d o
separada la semilla ; aunque siempre envuelta con algunas pie-
drecillas y horrura,- q u e se separa después traspalándolo; en cu-
y o caso se arroja el trigo con a l g u n a fuerza contra el viento mis-
mo , el q u a l se l l e v a los cuerpos l i g e r o s , y los granos caen s e p a -
rados de las p i e d r a s , pajas & c . mas ó menos distantes del a v e n -
tador , según la altura y fuerza con q u e lo despide de la pala.
Por ú l t i m o , limpio y a y habiéndole d e x a d o ventilar ó refrescar
íin poco , se pone en costales y se pasa al granero en donde se
¿5
g u a r d a lo trillado cada dia para librarlo de las muchas contin-
gencias á q u e está expuesto.
T a i es en suma el sistema de siega , trilla y limpia , que s i -
g u e n nuestros labradores ; sistema ciertamente útil y ventajoso
en todas sus partes , para nuestras provincias y para nuestro
afortunado clima. M a s sin e m b a r g o , como la operación de que
se trata sea por sí misma tan interesante , y sus felices resulta-
dos dependan no tanto de la economía de gastos quanto del
ahorro del t i e m p o , me ha parecido conveniente dar en este l u -
gar a l g u n a breve noticia de algunas máquinas de trillar i n v e n -
tadas por zelosísimos españoles, y probadas con el mas feliz s u c e -
so en algunas ciudades de nuestra p e n í n s u l a , pero advirtiendo
antes que el trillo c o m ú n , ó sea el de pedernales, usado de t i e m -
po inmemorial en E s p a ñ a , es sumamente ú t i l , y por lo mismo
debe ocupar un distinguido l u g a r entre las buenas máquinas
agronómicas , á lo menos para nosotros.
Sin e m b a r g o , deseando la R e a l Sociedad A r a g o n e s a obtener
lina máquina mas perfecta para trillar las m i e s e s , con la q u e al
mismo tiempo que se hiciese la buena trilla se ahorrasen algu-
nos gastos y sobre todo el t i e m p o , que en aquella estación es
tan precioso, ofreció un premio á quien le presentase a l g u n a i n -
vención ventajosa para t r i l l a r , y entre otras que concurrieron-
y se ensayaron e-n el año de 1 7 7 7 mereció el premio la máqui-
na que presentó el P a d r e D o n Sebastian de G r a c i a , Monje de
la Cartuja de Aala Dei. Esta m á q u i n a ó trillo se componía
de cinco cilindros c a d a uno de cinco palmos aragoneses de l a r -
g o , y por la parte opuesta u n a tercia de r e c i o , con proporcio-
n a d a d i m i n u c i ó n , hasta la otra parte d e l g a d a que es de un p a l -
mo ó a l g o mas de g r u e s o , pero enteramente macizos y de m a d e -
ra d e olmo.
E l cilindro de d e l a n t e , llamado el b a t i e n t e , es liso y sin her-
r a g e , está tres dedos mas alto que los otros q u a t r o , y solo sirve,
para que estos no se embocen ni plieguen , ni amontonen ó re-,
cojan la m i e s , lo que resulta con tan buen efecto, que no la p l i e -
g a ni se e m b o z a , a u n q u e la p a r v a sea muy r e c i a , y a u n q u e p a -
se la máquina sobre los fajos sin desatar.
L o s q u a t r o cilindros siguientes van herrados con eslabones
altos de dos d e d o s , picados de dos en d o s , y colocados con p r o -
porcionada oposición. L a distancia de cilindro á cilindro es de
solo una p u l g a d a de hueco entre los hierros; y sobre los exes de
los cilindros , que son gruesos como un cabo de hoz , descansan
dos tablones de olmo de tres dedos de recio puestos de canto c o a
unas mortajas de semicírculo profundo en que v a n los exes de
los cilindros afianzados al, canto d e l . t a b l o u c o a una aldayilia
TOMO 11. 1
66
de hierro para que no se s a l g a n , y estos tablones forman una p o r -
ción de círculo ó c u r v a t u r a correspondiente á la que debe l l e -
v a r el trillo, y están armados y asegurados por el otro canto de
arriba á la manera que se arma una escalera de carro.
E n c i m a se pone una cubierta de tablas d e l g a d a s en que v a
el trillador sentado , echado ó de pie como mejor le acomoda,
y basta un muchacho para trillar sin riesgo a l g u n o y sin otro
c u i d a d o que el de iiacer andar las muías.
C o n solo este instrumento , dice un impreso que tengo á l a
c r

v i s t a , se trilló á presencia de todos con un mal par de muías


(concluyendo á las quatro de la tarde) la parva de diez láscales
bien molida y menuda , y en estado de que se p u d i e r a naber
p l e g a d o media hora antes,"
L a s caballerías iban con la misma soltura que en la trilla
común y con los propios aparejos , de tal manera que q u a l q u i e -
ra par de ínulas de trillo c o m ú n , sin mas que desenganchar e l
camal ó tira trilla en que v a n las c u e r d a s , y engancharlas en
este instrumento cilindrico, pueden trabajar todo el dia.
E l coste de esta máquina asciende á quatrocientos setenta
reales de vellón, y es muy permanente y segura por ser s ó l i d a ; l a
paja queda muy menuda y s u a v e : á la primera vuelta deshace el
b á l a g o por donde p a s a , destroza y causa el mayor desbarate á l a
mies, que es la mayor dificultad en los otros trillos : remata por
sí sola la parva , y obrando por revolución, frota, corta y s e p a -
ra la mies sin apelmazarla ni comprimirla.
Sirve también para desterronar un campo en poco rato e v i -
tando el gasto de muchos p e o n e s , y es particular instrumento
p a r a los zumaques.
Si por falta de medios no puede el labrador costear la m á -
quina del trillo cilindrico en su t o t a l i d a d , podrá disminuirla h a s -
t a un cilindro solo , c u y o coste entonces será de ochenta reales
o í lo mas c i e n t o ; y aplicando este á un trillo regular con dos lis-
tones de madera clavados al extremo del trillo, vendrá á trillar,
s e g ú n resulta de experimentos,doce f a s c a l e s , q u e corresponden á
dos yuntas regulares de trilla común ; y si se ponen pedernales
en l u g a r de hierros harán el mismo e f e c t o , siendo tan propor-
cionado este invento para toda suerte de labradores , q u e los p u -
dientes acomodarán desde Un cilindro hasta s e i s ; y disminuirán
los pobres desde seis hasta uno.
t f
E l inventor mejoró después este t r i l l o , poniéndole el primer
cilindro batiente : el segundo y quinto herrados con eslabones
p i c a d o s : el tercero y quarto con hierros de corte , y por ultimo
dispuso su máquina con el objeto de q u e las c a b a l l e r í a s , u n c i d a s
á su t r i l l o , p u d i e s e n c a m b i a r e l tiro sin m u d a r de m a n o : así c o n -
. 7 б

siguió que la que por la mañana l l e v a b a el centro de la p a r v a ,


fuese á ia tarde por la circunferencia.
E n el tom. 19 pág. 2 7 3 del semanario de A g r i c u l t u r a y Ar­
tes , se p u b l i c ó la descripción de un trillo de n u e v a invención^
ensayado primeramente en G r a n a d a y después en la R e a l Grani­
g i i l a de esta Corte por el c a p a t a z de aquella l a b r a n z a F r a n c i s ­
co Santos. Este trillo, i n v e n t a d o por el­difunto D o n S a l v a d o r P a ­
bon y V a l i a s , consta (según el citado artículo) de tres piezas
principales ; á saber , de dos cilindros de madera y de una barra
de hierro que las atraviesa , une y sujeta. C a d a cilindro tiene
tres pies de largo y diez y m e d i a p u l g a d a s de diámetro h a c í a l a
parte exterior, adelgazándose progresivamente hasta siete pul­
g a d a s , que tiene en la extremidad de la parte interior. E n el
cilindro delantero hay ocho rodajas de hierro d e l g a d a s , v e r t i c a l
l e s , cortantes, muy aseguradas y c l a v a d a s , de tres p u l g a d a s d e
ancno c a d a una , y colocadas á la distancia de quatro p u l g a d a s
unas de otras. E n el otro cilindro solo h a y siete rodajas de h i e r ­
ro conformes en un todo á las del primero. C a d a uno de estos
cilindros tiene en sus extremos dos hierros; el exterior de diez y
siete p u l g a d a s de largo y el interior de diez y n u e v e , y se h a ­
llan c l a v a d o s en dos barrotes de madera q u a d r a d o s de qftiatro
pies de largo y quatro p u l g a d a s de ancho : estos están unidos
por dos travesanos de madera del mismo grueso y figura de
catorce p u l g a d a s de l a r g o el de la parte interior, y de diez y s i e ­
te p u l g a d a s el otro. Sobre estos travesanos y parte del barrote
posterior está colocado el asiento del trillador. L a barra de h i e r ­
ro q u e atraviesa los dos barrotes de madera por su centro y los
a s e g u r a , es q u a d r a d a , de poco mas de una p u l g a d a de ancho y
tres y medio pies de l a r g o ; en su e x t r e m i d a d tiene un agujero
por medio del que se sujeta el j u e g o del hierro s e m i c i r c u l a r , i m ­
pidiendo q u e se p u e d a salir de uno ú otro lado. Sobre este hier­
ro , y c l a v a d a al borróte d e l a n t e r o , se pone una tabla q u e sirve
p a r a sostener el pie del trillador. La barra recta se termina por
u n hierro de seis p u l g a d a s de l a r g o , con un g a n c h o en su e x ­
t r e m o , al q u e se engancha el b a l a n c í n , q u e tiene tres pies y ocho
p u l g a d a s de l a r g o y á él se Uncen las caballerías.
Por estas simples maniobras y cortó número dé p a r t e s , dice
el precitado a r t í c u l o , es visto exceder la Sencillez de este trillo
ó m á q u i n a á la del a r a d o ; y si éste es el principal instrumento
de la. A g r i c u l t u r a , el n u e v o trillo es el último agente. Q u e d a
probado por la experiencia no haber otro instrumento mas a c o ­
modado y fácil para deshacer con prontitud las mieses en las
e r a s , s e g ú n lo a c r e d i t a n los experimentos practicados en 1793
por la R e a l S o c i e d a d de G r a n a d a , y en 1800 por el referido
1 2
(58
F r a n c i s c o S a n t o s : aquella certifica que la expresada máquina
podrá hacer la labor de tres trillos de los que mas se usan en
el d i a , lo que e x e c u t a r á mejor si á las dos muías q u e tiran de
ella se añade otra ó m a s ; y este manifiesta que un par de mu-
las con la máquina del n u e v o trillo sacó i g u a l número de f a n e -
g a s , con el trabajo de dos trillas y m e d i a , que sacan los de per-
denales con quatro menos quarto, por l o q u e no es dudable el ahor-
ro del mayor gasto de trillas y j o r n a l e s ; concluyendo con enume-
rar algunas otras ventajas á favor de este i n v e n t o , como p u e d e
verse en el expresado l u g a r , así como la lámina que acompaña
á la referida descripción.
Últimamente en marzo de este año se presentó á la R e a l So-
c i e d a d Económica de A m i g o s del pais de M a d r i d el modelo de
u n trillo i n v e n t a d o por su Socio de mérito Don Juan Alvarez
G u e r r a , c u y a máquina examinada por una comisión de indi-
viduos de la clase de A g r i c u l t u r a , mereció el mayor a p r e c i o , y
este cuerpo patriótico la anunció en los papeles públicos en
v i r t u d de orden superior: en el dia se espera con ansia la im-
presión y publicación de la memoria según está o f r e c i d o , p a r a
lo q u a l solo falta la licencia del Gobierno. M a s entre tanto q u e
se verifica ( i ) y logra el público de las ventajas que la S o c i e d a d
j u z g ó por el examen del modelo expuesto á su censura , presen-
taré en este l u g a r una ligera descripción de la m á q u i n a , q u a l
puede darse por solo algunas ideas que conservo después de su
examen. La máquina pues según el cálculo de su autor debe
trillar y limpiar en c a d a n u e v e horas de trabajo con un hombre
y una sola caballería cien fanegas de grano con la paja corres-
p o n d i e n t e , y aun mayor c a n t i d a d de otras semillas, reduciéndose
por este medio el enorme gasto actual de quatro reales por c a d a
f a n e g a , al de quatro ó cinco, maravedís.
Toda la máquina la mueve una caballería que va dando
vueltas como si estuviese tirando de una noria. El operario v a
echando la mies en un cajón sin fondo que está colocado sobre
u n árbol ó cilindro horizontal armado de unos garfios cortantes,
distribuidos de modo que ocupan la longitud del c a j ó n ; este
mismo cajón también tiene dos órdenes de hocecillas , aseguradas
en sus bordes interiores, que coinciden con los claros de los g a r -
fios del c i l i n d r o , que a g a r r a n la mies y al revolverse la traen
consigo: entre estos y los de los bordes del cajón mismo cor-,
tan y dividen menudamente toda la mies que va cayendo
en una artesa ó canal vertical puesta en t é r m i n o s , q u e s i n i a l -

(i) Y a se halla publicada esta memoria con su lámina, y se v e n -


de en la librería de Castillo frente á las gradas de San Felipe.
69

tarlé resistencia t e n g a bastante vibración y declive para que


corra con el golpeo ó movimiento de t r e p i d a c i ó n , y v a y a poco á
poco descendiendo hasta caer debaxo de una serie de mazos,
q u e se l e v a n t a n y caen sucesivamente sobre la mies por medio
d e l mismo árbol ó cilindro horizontal • de que se ha hablado.
Estos mazos tienen su asiento d i v i d i d o en quadritos c l a v e t e a d o s
ó armados de hierros, que en a l g ú n modo imitan á las h e r r a d u -
ras de las caballerías y deben hacer el mismo efecto majando
la mies, deshaciendo la e s p i g a , separando el grano y d e s m e n u -
zando perfectamente la p a j a : todo lo q u a l v a -.baxando á i m p u l -
so de los misinos golpes y á beneficio del declive de la cana!.
D e esta pasa la mies ya trillada á una criba g r a n d e que está á
su extremo y un poco i n c l i n a d a , con un aspa en el centro. L a
c r i b a , movida por el mismo agente que toda la m á q u i n a , fa-
cilita q u e los granos s a l g a n por los agugeros de e l l a , y la paja,
por la extremidad inferior con la separación debida.
T o d a la máquina la mueve u n a caballería e n g a n c h a d a por
un balancín á la palanca de un peoa ú árbol.perpendicular : e s -
te lleva una rueda horizontal que e n g a r g a n t a e n l o s piñones'de
o t r a , la q u a l hace girar, el árbol horizontal ó cilindro, que arran-
ca la mies del cajón sin f o n d o , la corta y tritura , l e v a n t a n d o
también los mazos por medio de puntos q u e , á manera de los d e
un órgano de cilindro, los mueve alternativamente. También
este mismo árbol horizontal por medio de otras ruedas que en él
e n g a r g a n t a n , dá movimiento á la criba que separa el g r a n o , y
á un abanico ó aspa que le avienta y le d e x a enteramente libre
del tamo y polvillo que pasa por los agugeros. E l autor de esta
máquina calcula el coste de lo q u e es puramente máquina en
seis, mil reales de vellón.
E l trillo inventado por. D o n A n d r é s H e r r a r t e , que la Real
Sociedad Económica de V a l l a d o l i d animada del zelo patriótico
que la caracteriza acaba de dar á conocer en este año (181Ó),
para que todos los labradores se aprovechen de sus ventajas , es
una de las mejores invenciones que se han presentado hasta el
d i a , y en su línea la única que puede y debe adoptarse en g e -
neral para las labranzas grandes y p e q u e ñ a s ; pues al paso que ii
máquina es de una construcción sencilla y poco costosa, es sóli-
da y acelera las labores.tres veces y un tercio mas q u e los trillos
comunes de E s p a ñ a , proporcionando por este medio una mara-
villosa economía de ganados , con notables ventajas en la l i m -
pieza del g r a n o , c a l i d a d de la paja & c . & c . , según resulta del
informe que dieron á aquel C u e r p o Patriótico los Caballeros S o -
cios comisionados después de haber examinado prácticamente y
eon toda la escrupulosidad p o s i b l e , un objeto de tanta grave'-»
7'o
dad y trascendencia. Y aunque por haber tenido yo el honor de
revisar el modelo que la misma R e a l Sociedad de V a l l a d o l i d r e -
mitió á la censura de la de esta Corte para oir su dictamen an-
tes de dar á la l u z pública el resultado de los ensayos hechos,
p u d i e r a presentar a q u í l a descripción de dicho t r i l l o , me- v a l -
dré de las'sabias y b i e n . m e d i t a d a s , expresiones con q u e se e x -
plican los caballeros informantes; tributándoles con el mayor
gusto el elogio que merecen sus luces y su zelo por el bien de
nuestra amada patria y por ios adelantamientos de nuestra A g r i -
cultura , dice a s í : . . .
Cl
T a r a e v a c u a r el informe q u e se nos ha pedido sobre el n u e -
vo, trillo presentado á la R e a l Sociedad por su autor D o n A n -
drés. H e r r a r t e , con el acierto correspondiente á la confianza que
la hemos merecido en una m a t e r i a , cuyo desempeño e x i g e unos
conocimientos n a d a comunes y superiores á nuestra corta capa-
cidad , hemos procurado por todos los medios posibles exami-
narle con lá mayor p r o l i x i d a d , presenciando sus operaciones en
la estación mas rigorosa del estío hasta poder conseguir el fin de
poder verificarlo , si no t a n cumplido como quisiéramos, el bas-
tante para poder formar una justa idea de sus v e n t a j a s , y de
las utilidades que puede proporcionar á la A g r i c u l t u r a , dándole
á conocer á todas las provincias del r e y n o , y aun á los paises ex-
t r a n g e r o s , cuyo carácter industrioso no se descuidará en adoptarle.
Consiste esta máquina en un bastidor de olmo del grueso
de tres p u l g a d a s , c u y a l o n g i t u d consta de seis pies , y la lati-
tud; de. quatro pies y medio. E n l a superficie de este c u a d r i l o n -
g o se hallan colocadas quince ruedas en tres l í n e a s , montadas
cada cinco en su exe de hierro q u e descansa en los largueros.
T o d a s estas r u e d a s , i g u a l m e n t e de o l m o , tienen de grueso tres
p u l g a d a s , en las quales van c l a v a d a s d i a g o n a l m e n t e , y á dis-
tancia de p u l g a d a y media., unas cuchillas de hierro de u n a pul-
g a d a de a l t o , y e n c a d a superficie una cuchilla circular de igual
altura que las abraza. L a s primeras cinco ruedas constan de dos
pies de d i á m e t r o , las s e g u n d a s de diez y siete p u l g a d a s , y las
terceras de catorce p u l g a d a s . T o d a s están colocadas á distancia
de n u e v e pulgadas, y en cada hueco de estas distancias hay
una cuchilla cortante clavada en el palo de t r a v i e s a , teniendo
de largo cada una en lá primera fila doce p u l g a d a s , en la se-
gunda once p u l g a d a s , y en lá tercera diez p u l g a d a s j y en la
q u a r t a , q u e es en uno de los Cabeceros del bastidor, nueve pul-
g a d a s , q u e d a n d o cubierta toda la máquina con un guarda-pol-
vo ó sombrero que la hace formar la figura de un cajón.
A la longitud de este bastidor se halla pendiente el j u e g o
delantero por una pieza de tres pies de largo y uno de ancho,
7*
en la q u a l está unido un exe con dos ruedas de dos pies de d i á -
m e t r o , g u a r n e c i d a s de cuchillas como las d e l bastidor, y tocias
estas ruedas y cuchillas trabajan hcrizpntalmente en sus respec-
tivos puntos de contacto,
T o d a s las ruedas del bastidor, é igualmente las del j u e g o
delantero hacen el oficio de desgranar la e s p i g a , q u e b r a n t a n d o
y suavizando la paja , y las cuchillas cortantes colocadas entre
las ruedas y fuera de ellas cortan á la v e z todo t i bálago.
Esta máquina está montada con t a n buen a r t e , q u e m o v i d a
por un par de muías de poco Y i g o r , y c a r g a d a con un peso de
cincuenta a r r o b a s , trabaja el g a n a d o con mas soltura y desem-
barazo que el q u e tendria arrastrando un trillo de los comunes, •
y aun se ha observado q u e un par de pollinos la mueven sin fa-
t i g a alguna por muchas h o r a s ; de s u e r t e , q u e cotí una sola c a - :
ballería mayor puede hacerse la misma operación á certa d i f e -
rencia de tiempo. N o necesita de mas peso q u e la g r a v e d a d de
la misma máquina y el hombre q u e gobierna el g a n a d o , pero
tampoco la p e r j u d i c a , como se advirtió q u a p d o se la c a r g ó con
las cincuenta; arrobas, C o m o carece del movimiento de frota-
c i ó n , tiene l a ventaja de no lastimar el s u e l o , ni sacar t e r r o -
nes que se mezclen con el g r a n o , así como la de no lastimar
g r a n o a l g u n o , como se ha observado y se dirá mas adelante.
Puesta esta máquina en exereicio hace los tres oficios d e
desvastar la paja , cortarla y desgranar la e s p i g a , c u y a s opera-
ciones practicadas según el método adoptado en el p a i s , y á
corta diferencia en toda Ja p e n í n s u l a , son las mas penosas y
costosas al l a b r a d o r , y al mismo tiempo incompletas. E x t e n d i d o
el bálago , ocupa el labrador sus carros en rodar sobre é l para
desvastarlo medio dia ó uno ; después entra con los trillos q u e
deben cortarlos y desgranar la e s p i g a ; y como el trillo es un t a -
blero cuadrilongo empedrado con pedernales menudos con c u -
yos cortes debe h a c e r l a s dos operaciones de cortar y desgranar,
necesita dé i g u a l ó mas tiempo para concluir la t r i l l a , m a y o r -
mente quando es de un trigo c a r r i z o , c u y a paja sé resiste al d é -
;

bil esfuerzo del pedernal. E l arrastre del trillo desmenuza tanto


la paja, q u e la convierte en un puro t a m o , y por buena que sea
la e r a , á no ser e m p e d r a d a , la roba una g r a n c a n t i d a d de tier-
ra , que mezclada con $1 g r a n o , T e perjudica notablemente. ' D e '
aquí se colige á primera vista las 'ventajas q u e ofrece dicha m á -
quina sobre el método común conocido entre los labradores. V e a -
mos las demás que ofrece e n t e b r e v e d a d del tiempo', limpieza
del g r a n o , aumento en c a n t i d a d y - q u a l i d a d de-la paja , e c o n o -
mía de brazos y g a n a d o , y costo y solidez de su "construcción.
En los críticos dias del mes de julio se dispuso<que el inven*-
, 7 2

cor Herrarte conduxese la máquina á las eras de fuera del p u e n -


t e , propias de Pedro M a n s o , labrador de los mas acreditados
por sus conocimientos, y no menos por su p r o v i d a d y honradez,
q u i e n gustosamente se habia ofrecido á contribuir con sus c r i a -
dos y mieses á todo quanto juzgásemos conveniente e x e c u t a r
p a r a el mayor acierto en nuestras observaciones. E n efecto, con.
asistencia de los referidos se hicieron varias tentativas parciales
p a r a asegurarnos de la solidez y oficio de la m á q u i n a , y t o d a s
correspondieron m u y . á satisfacción nuestra y de los espectadores.
Se la colocó en una trilla de trigo mocho ó chamorro, c u y a s cañas
ofrecían la mayor resistencia por su grosura y d u r e z a , y en menos,
d e tres.horas la d e s y a s t ó , cortó y puso en estado de q u e con f a -
cilidad, la concluyesen los trillos.comunes, habiéndola movido el
p a r . d e muías con una soltura y desahogo tan admirable , q u e no
pudimos d u d a r de que un par de pollinos podrían suplir su falta.
• D i s p u s i m o s , p u e s , trillar con las dos pollinos en u n a trilla
i g u a l a la a n t e c e d e n t e ; y á. pesar de la elevación del bálago,,
que. debia a t o l l a r l o s , y de la resistencia q u e prometía -su d u r e -
z a , vencieron todos estos obstáculos en poco mas de tiempo q u e .
l o habían executado las m u í a s , sin que en ellos se advirtiese f a -
tiga ni cansancio.
Recelosos de que esta máquina pudiese quebrantar el g r a -
n o , como ha ocurrido con otras inventadas por un medio s e m e -
j a n t e , y q u e por esta causa han sido desechadas por los l a b r a -
d o r e s , hicimos la experiencia en una trilla pequeña de almor-
t a s , cuyo grano,.. tanto por su c o r p u l e n c i a , como por estar a l g o
t i e r n o , y por l a . l i g e r e z a y corto número de sus pajas, está mas
expuesto á quebrantarse a u n con los trillos c o m u n e s , motivo
por q u e el propio dueño se recelaba sufrir g r a v e s perjuicios; ¿ p e -
ro quál sería la satisfacción de éste y de todos nosotros al v e r
q u e en una sola-hora q u e d ó c o n c l u i d a sin q u e un solo g r a n o ,
padeciese el mas leve quebranto? C o n esta última t e n t a t i v a , y
a l observar la mejora de las pajas, y q u e el suelo de la era no
h a b i a sido movido por punto a l g u n o , no vacilamos un momento
en considerar esta máquina como uno de los hallazgos mas v e n -
tajosos á la industria humana.
Solo nos restaba averiguar, el tiempo, q u e ocupaba en c o n -
cluir u n a trilla comparativamente con el q u e necesitan los l a -
bradores usando de sus comunes; .aperos. Y a teníamos observado
que e x c e d í a en mas de u n . d u p l o , y e n este supuesto se d i s p u -
sieron dos trillas de trigo de un mismo b á l a g o , y de á seis c a r -
ros,cada una. Se. colocó en la,una la,máquina con un par de m u -
las , y en la otra dos pares de, malas con sus carros y trillos, c o -
menzando la,operación á-un..mismo t i e m p o , y,haciendo .sus .des-
• 73
cansos con i g u a l d a d . E s t o fue á las n u e v e y medía de la m a ñ a -
n a , y á las cinco de la tarde del mismo dia y a había concluido
la máquina su t r i l l a , d e x a n d o sumamente atrasada á la o t r a ; con
c u y o m o t i v o , y habiendo preparada otra trilla de quatró carros,
entró la máquina en ella , y al. siguiente dia antes de la una de
la mañana concluyó su s e g u n d a trilla al mismo t i e m p o , y aun mas
pronto que finalizase la otra la primera con sus dos t r i l l o s , de
suerte que un par de muías con un solo hombre trilló diez car-
ros de bálago en el mismo tiempo q u e dos pares con dos hom-
bres trillaron seis carros, por lo q u e resulta á beneficio de la má-
quina un exceso de tres y un tercio por uno comparada con los
trillos c o m u n e s , ó lo q u e es lo m i s m o , que mientras un trillo
común trilla un carro de b á l a g o , la máquina trilla tres carros y
un tercio de otro. Examinemos ahora sus efectos secundarios.
La paja procedente de la máquina quedó tan s u a v e y p r o -
porcionada, q u e no se encontraba en toda ella un solo g r a n z ó n ,
de suerte q u e no permite el mas l e v e d e s p e r d i c i o , al paso q u e
la de la otra trilla solo consistía en menudos granzones y tamo.
Se pasó á beldar una y o t r a , y la de la máquina produxo u n a
tercera parte mas de p a j a , como debia suceder por el mucho
tamo que contenia la o t r a , y el g r a n o salió también mas limpio
por no haber p a d e c i d o la frotación del arrastre de los trillos.
Ya tenemos observado q u e las ventajas del tiempo en las
operaciones de este t r i l l o , comparadas con las de los comunes
son de tres y un tercio por u n o , de q u e resulta q u e en el d i s -
curso de un dia hace u n a labor e q u i v a l e n t e á la de tres huebras
y un tercio de o t r a , economizando por este medio mas de dos
huebras con sus dos mozos y demás aperos, objeto de los mas i n -
teresantes para la economía del l a b r a d o r , y no menos para l a
celeridad en unas labores que le tienen en continuo sobresalto y
en un riesgo inminente de perder la c o s e c h a , ó de malrotarla y
entorpecer sus labores si sobreviene a l g u n a tempestad de aguas
ó u r a c a n e s ; pues a u n q u e todo labrador debe t e n e r l a s huebras
correspondientes á su s e n a r a , como éstas deben ocuparse en el
acarreo de las mieses y en las operaciones de la t r i l l a , no pue-
den destinarlas al acarreo sino las cortas horas que median d e s -
de que amanece hasta las ocho de la m a ñ a n a , p a r a poder acu-
dir el resto del dia á las labores de las e r a s , lo q u e no s u c e d e -
ría adoptándose el uso de la m á q u i n a ; pues en este caso no se
distraerían de la ocupación del a c a r r e o , y aumentando el n u -
mero de hoces correspondiente para la s i e g a , v e n d r í a á verifi-
carse que en l u g a r de los sesenta días q u e , al poco mas ó m e -
nos, necesita todo labrador p a r a l e v a n t a r sus eras, lo vendría á
executar en solo veinte dias., economizando á este respecto c e r -
T0/W0 II, K
"74-
ca de dos terceras partes de sus gastos,- y dé la exposición y so-
bresaltos referidos. ..... ..
S i á esto se a g r e g a la s i m p l i c i d a d , ..solidez, y peco costo de
la m á q u i n a , parece q u e n a d a mas se puede exigir de ella. En
íjuanto á lo primero lo d e m u e s t r a : m u y bien .el pequeño análisis
q u e de ella hemos formado :'en q u a n t o . á lo s e g u n d o baste decir
que en todas Jas operaciones e x e c u t a d a s incesantemente
;
con el
por mas de tres semanas , y a ocupándola en nuestros ensayos y
y a sirviendo al referido M a n s o , no ha necesitado de reparo ni
compostura a l g u n a ; y en el caso de que con el transcurso del
tiempo'haya necesidad:-de r e p a r a r l a , puede hacerlo qualquier
carretero ú herrero,. sin q u e por esta causa se halle p r i v a d o de
su u s o e l labrador en un solo dia. E n quanto á lo tercero., p a r e -
ce increíble el pequeño costo que tiene si la comparamos con
otras de las i n v e n t a d a s en las naciones extrangeras q u e , ade-
mas de no tener las ventajas que esta y ser impracticable su
uso por su c o m p l i c i d a d , puesta en manos de la gente rústica,
•ignorante y m e r c e n a r i a , suelen costar de diez á doce mil reales,
y por esta causa solo un g r a n d e propietario puede determinarse
á hacer uso de ellas. E s t a , ademas de ser. manejable sin riesgo
por qualquier mano grosera, no excede su valor de ochocientos
á mil reales, precio mezquino en comparación de sus ventajas.
C o m o todos los inventos humanos son susceptibles de infi-
nitas mejoras observados con el transcurso d e l t i e m p o , y en v i r -
t u d de la e x p e r i e n c i a , bien sea por su mismo i n v e n t o r , ó por
otros ingenios que le s u c e d e n , creemos que esta m á q u i n a sea
susceptible de mayor perfección, y aun adaptable con algunas
modificaciones para otros usos.
Ya la vemos en parte mejorada con el modelo que de ella
h a formado el mismo a u t o r , aplicándola fuera del bastidor, d e -
tras de e l i á , otro exe unido á los extremos de él con diez a r a n -
delas ó ruedas de d e s b a s t e , con chapas de hierro y cortantes,
cuyo diámetro corresponde á catorce p u l g a d a s , y no dudamos
de que con este n u e v o auxilio se consiga acelerar mucho mas
las labores.
Este artífice, cuyo fecundo ingenio ha l l a m a d o justamente
la atención de la Sociedad y- del Gobierno en diversas épocas
con inventos ventajosísimos á las a r t e s , y que por .esta causa h a
sido premiado por S. M . y y protegido por este C u e r p o patrióti-
co , le consideramos'acreedor á que se. le. remunere el trabajo
con una c a n t i d a d correspondiente á los gastos y dispendios q u e
- le ha ocasionado- el l a u d a b l e empeño de realizar su proyecto
hasta presentarnos la máquina en el estado de perfección q u e
acabamos de m a n i f e s t a r , elevándolo á la suprema y-alta pene-
'75
trac-ion de S. M . , y de sus sabios y zelosos M i n i s t r o s , p a í a q u e
se digne concederle privilegio exclusivo • por-determinado .-ti-ern-.-
p o , para la construcción y venta, de dicha máquina, en veinte
l e g u a s al derredor de esta C a p i t a l ^¡encargando particularmente
á todas' las Sociedades patrióticas d e l ; r e y u o soliciten del autor
u n modelo de ella, para que construyéndola .en .gr.a¡ide, m a n i -
fiesten prácticamente sus v e n t a j a s , y h a g a n general su uso en
sus respectivos países.
Es quauto nos ocurre i n f o r m a r á la S o c i e d a d , á c u y a s luces
y conocimientos sujetamos nuestra o p i n i ó n , para que. delibere
lo que tenga por conveniente. V a l l a d o l i d á veinte y uno de n o -
viembre de mil ochocientos quince. ~ Castor G a r c í a .de Cas-
tro. = M a n u e l A n t o n i o G ó m e z . "
T a l e s y tan grandes ventajas ofreció desde l u e g o á los espec-
tadores de V a l l a d o l i d la sencilla m á q u i n a que a c a b a de descri-
birse , y las mismas idénticamente ha observado un numeroso
concurso en esta C o r t e el dia n de julio último , en la era de
D o n Francisco M u r o , situada en las inmediaciones de i a puer-
ta de T o l e d o , con el que se hizo traer de aquella, c i u d a d cons-
truido por el mismo.autor : con él se trilló.completamente una
p a r v a de cebada de seis á ocho carros de mies , desde.las. dos y
media de la tarde hasta las siete de la misma , en c u y a hora es-
taba y a concluida del todo la trilla ; pero como,<el ^mayoral de
la labor quisiese que la paja quedase aún mas m e n u d a , no o b s -
tante que estaba completamente triturada , hizo echar. el trillo
un rato muy corto á la mañana siguiente y.laj d e x ó hecha p o l v o r

en poco t i e m p o , con notable desagrado de algunos inteligentes


que habían observado lo bien acondicionada que q u e d ó el dia
antes. A s í es que después de tan ventajosos resultados son ya
muchos los q u e se apresuran á encargar estos trillos y sacar mo-
delos , para adoptarlos en sus labranzas, ( i )
La sencilla descripción y enumeración de l a s ventajas que
puede reportar a l a A g r i c u l t u r a . l a introducción de qualquiera
de estas máquinas , ú de otras que se presenten mejoradas, bas-
tará para que todos y c a d a uno de los propietarios z e l o s o s , y
los amantes del bien p ú b l i c o , se afanen en aplicarlas á sus la-
branzas y dando el exemplo á los que -.menos pueden y nunca
p i e n s a n , despierten en todos ei deseo de mejorar sus prácticas,
economizar gastos y ahorrar el tiempo , q u e nada hay mas p r e -
cioso en las faenas del campo. Por nuestra parte cumplimos con

(i) El que guste puede ver también-la descripción y-lámina de •


otro trillo , publicado en el tomo primero de las -Meniorias.de la So-
ciedad Económica de Madrid , pág, 48 , núni. 4 . 0

K 2
V'ó-
anunciar las utilidades y demostrar e x e m p l o s , que puedan ex-
citar y mover los ánimos : toca á otros y muy principalmente al
g o b i e r n o , proteger y fomentar las útiles empresas y los descu-
brimientos importantes. L a s máquinas para trillar i n v e n t a d a s por
Herrarte y G u e r r a , ofrecen cada u n a . por diferente estilo las
mayores u t i l i d a d e s , a u n q u e en una y en otra h a y a necesidad de
reformar algunas de sus partes para acomodarlas á la práctica.
E n este concepto no dudamos recomendarlas y excitar á que se
h a g a n ensayos , rebatiendo la crítica y el sarcasmo con que la
ignorancia y la obstinada rutina con que se oponen los que n a -
d a quieren admitir de nuevo. ¡Ojala que nuestros beneméritos
artistas, los hombres zelosos y amantes de la felicidad pública y
sobre todo aquellos que dedicados al estudio de las ciencias
exactas c o n s a g r a n sus fatigas al bien general del Estado , nos
den a l g ú n dia mejorada una completa colección de máquinas
agronómicas q u a l la n e c e s i t a m o s , tanto para a r a r , sembrar y
s e g a r , c o m o para las demás operaciones y faenas rurales. E l trillo
de G u e r r a , según yo comprehendo,. pudiera aplicarse con mucha
utilidad á l a molienda de la' a c e y t u n a sin deshacer el hueso. Pero
basta de t r i l l o s , pasemos y a á tratar de la conservación de los g r a -
n o s , y v e a m o s de quémedios nos podremos valer para conseguirlo.

De la conservación de los granos y legumbres.

, E n todos tiempos., y por todos los agricultores , se ha mira-


do como p u n t o de la mayor importancia la conservación de los
granos y l e g u m b r e s , pues á la v e r d a d poco aprovecharían al l a -
brador sus penosas f a t i g a s , si después de recogido el fruto no
tratase de conservarle por el mayor tiempo que le fuere posible.
C o n esta i d e a , casi todos los autores geopónicos tratan deteni-
damente de la construcción de los g r a n e r o s , troges y silos; y no
se contentan con recomendar su mejor disposición, sino que p a -
san aún á describirla m i n u c i o s a m e n t e , deteniéndose en los mas
mínimos pormenores. Nosotros no nos fixaremos precisamente en
e s t o , pues que así en las obras a n t i g u a s como en las modernas
p u e d e n verse los excelentes principios q u e gobiernan en la ma-
teria ; bastará decir que los graneros deben estar colocados en
sitios v e n t i l a d o s , no h ú m e d o s , ni expuestos á sufrir u n grado
d e calor y sequedad e x c e s i v a en el v e r a n o ; que deben ser espa-
ciosos, frescos y enxutos^.y de ningún modo estrechos ó m e z q u i -
nos , pues 'en tal caso ni p u e d e n traspalarse los granos , ni d á r -
seles la' ventilación q u e n e c e s i t a n . L a s paredes deben ser gruesa.s
para que. no penetren el calor ni la h u m e d a d de las estaciones,
enyesadas por dentro y con. ventanas b i e n colocadas p a r a el
desahogo y ventilación de los g r a n e s , las quales se mantienen
cerradas q u a n d o reynan vientos calientes acompañados de hu-
m e d a d , y se abren quando los aires son trios y secos , pues con
estos se han de remover y traspalar los granos. T a m b i é n será de
la mayor importancia el que los graneros estén solos ó aislados,
así para evitar las contingencias y azares imprevistos, como p a -
ra que por todas partes t e n g a n ventilación.
Tal es la idea q u e puede darse sobre la construcción del
buen granero de un particular : la n e c e s i d a d , la falta de me-
dios y otras cien causas hacen variar infinito las reglas genera-
les , y por lo m i s m o , d i g a lo que quiera el o b s e r v a d o r , cada
q u a l se compone con lo que tiene : por esto y porque , como se
dixo al p r i n c i p i o , p u e d e n verse las mas exactas descripciones y
aun planos de graneros de diversas c o n s t r u c c i o n e s , omitiremos
el extender mas nuestras ideas sobre este p u n t o , igualmente
que sobre los silos ó depósitos subterráneos. Basta saber que las
mas interesantes, q u e deben concurrir en un buen g r a n e r o , son.
las arriba i n s i n u a d a s : para lo demás podrán consultarse el tra-
tado de los granos y modo de molerlos con economía, escrito por
M r . B e g u i l l e t , y traducido al castellano por D o n F e l i p e Mares-
caichi ; el tomo quinto de la traducción castellana del D i c c i o -
nario de A g r i c u l t u r a de R o z i e r ; los elementos de Agricultura
de D u h a m e l ; nuestro Alonso de Herrera en su A g r i c u l t u r a ge-
n e r a l , y otras muchas o b r a s , que tratan extensísimamente el
p u n t o ; y así pasamos á explicar lo concerniente á la conserva-
ción de los frutos contenidos en ellos.
L a primera y mas importante precaución que debe tenerse
para conservar los granos y l e g u m b r e s , consiste en encerrarlos
bien s e c o s , limpios y libres de toda h u m e d a d : en u n a palabra,
bien acondicionados. Pero como el trigo n u e v o y las demás se-
millas recien cogidas conservan por a l g ú n tiempo parte de.la h u -
m e d a d de la v e g e t a c i ó n , de aquí es q u e hay necesidad de p r e -
c a v e r los efectos de la fermentación; primero, poniéndolas en u n :
montón l a r g o y de poca altura en medio de la cámara ó grane-
ro , para q u e por todas partes p u e d a e v a p o r a r s e ; y segundo,
traspalándolo ó removiéndolo con la pala de un lado á otro de
quince en quince, dias ó de veinte en v e i n t e , en los tres p r i m e -
ros meses. E n los s i g u i e n t e s , durante el primer, a ñ o , podrá ser
bastante una vez al m e s , y después bastará con q u e se. t r a s p a - .
len de tres e n t r e s meses.;, advirtiendo q u e quanto mas á.me-,
nudo se r e v u e l v a n y traspalen,, tanto mas se conservan todas .las
semillas sin a l t e r a c i ó n ; pues de este modo no solo aumentan su
volumen, sino q u e también se destruyen las causas de .su¡ d e t e -
r i o r o : por decentado se ...evita el recale.atamiento, que produce,;
7 8
la fermentación y destrucción del g r a n o , y se arruinan entera-
mente ó por la mayor parte los nidos de los devoradores insectos.
A u n q u e lo dicho hasta a q u í bastaría acaso para que , dedu-
ciendo c o n s e c u e n c i a s , pudiese cada cultivador hallar medios de
conservar sus g r a n o s , me ha parecido no obstante hablar algo
de ios i n s e c t o s , que m a § principalmente los a t a c a n , y de los
cjuales con diricultad se Hbran las semillas y granos , encerra-
dos en los graneros. P a r a esto y para presentar algunos de los
medios de destruirlos , me valdré de la doctrina del sabio n a t u -
ralista D u n a m e l , ( á quien tanto debe la ciencia a g r a r i a ) s e g ú n
la presenta en sus elementos de A g r i c u l t u r a , y puede verse en
l a traducción castellana , tomo primero, p á g i n a 334.
"Los enemigos mas comunes que infestan los g r a n e r o s , dice,
son el g o r g o j o , cierta espeeie de p o l i l l a , y la oruga de los g r a -
nos mucno mas destructora y nociva q u e los otros dos insectos.
» i i i gorgojo es un pequeño escarabajo , ó mas bien una es-
pecie de saltón chico , c u y a c a b e z a es l a r g a y p u n t i a g u d a con
cornezuelos en la punta de ella. Su nombre latino y sistemático
es curculio. ( t )
«Corno esie insecto es negro , fácilmente se discierne entre
los granos. L o s r o e , y metiéndose en el a g u g e r o se come la h a -
rina del grano. A l g u n o s le llaman en Francia p u l g a del trigo,
porque pica con mas fuerza á los animales q u e las pulgas. Por
eso pasa por sabandija c a r n i c e r a , y así han pretendido algunos
q u e se come los gusanos de las polillas del trigo , é igualmente
sus crisálidas : de c u y a opinión no estoy yo tampoco muy age-
no , porque en efecto apenas se encuentran polillas en los mon-
tones de trigo donde a b u n d a n los gorgojos. Metiendo la mano
en el montón , fácilmente se j u z g a por el calor que se siente , si
h a y muchas de tales sabandijas."
•• Este hombre c é l e b r e , c u y a doctrina y sabios principios t a n -
tas veces hemos i n c u l c a d o y tomado por g u i a en estas lecciones,
presenta á continuación los ensayos q u e ha practicado para ani-
q u i l a r ó destruir el gorgojo en los g r a n e r o s , y después de con-
fesar quán inútiles-ie han sido las t e n t a t i v a s , probando varias
r e c e t a s , viene á d e c i r , que solo la continuación de traspalar el
trigo (suponiendo ios graneros bien construidos) , y el pasar el
grano p o r estufas ú hornos.con ochenta ó noventa grados de .
calor , dexándole allí metido por un dia entero ó por toda una
noche-, es lo que ha parecido mejor. E n - l a mayor parte de las
provincias de E s p a ñ a , no hay necesidad de otra cosa para l i b e r -

(1) Del género curculio de Linneo hay muchas especies, los de


que habla JChinaatel sort' el' frumentarius -y el granarius.
.79
tar el trigo tanto del gorgojo como de los demás insectos , q u e
de traspalarlo á menudo y matar prontamente los que se suban
por las paredes y techos q u a n d o se está apaleando , ó luego q u e
se acaba la operación ; pues desde luego se conoce que el pasar
el grano por la estufa ú horno al g r a d o de calor q u e indica , es
útil solamente para los países septentrionales y provincias h ú m e -
das , en las quales naturalmente se aumenta el mal por razón
de la temperatura. Pero continuemos con los principios de n u e s -
tro a u t o r , y veamos como nos instruye sobre el c a r á c t e r , pro-
gresos y circunstancias del insecto q u e él llama polilla del trigo,
y de c u y a crisálida sale á su tiempo lo que llaman nuestros l a -
bradores palomilla , la q u a l es generalmente mas abundante en
las cebadas , por lo mismo q u e este grano presta al insecto m a -
yor disposición para subsistir y v i v i r en él.
"Las polillas (prosigue P u h a m e l ) q u e algunos llaman en
F r a n c i a gusanos de trigo , porque el estado en q u e se d e x a n d i s -
cernir mas claramente es en el de u n g u s a n o de tres á q u a -
tro líneas de largo con seis patas junto á la c a b e z a , q u e es m u y
g r a n d e á proporción del cuerpo , t e x e n u n a seda ó telaraña q u e
cubre todo el m.onton de granos, y esta no se vé bien sino
q u a n d o se mira al través de los p a r a g e s en q u e d a el sol. E s t a
obra la despachan con suma a c t i v i d a d dichos gusanos , pues al
cabo de cinco ó seis horas de haber traspalado el montón , se
v u e l v e á cubrir de telarañas delgadísimas , y así parece q u e lo
texen entre m u c h o s , reuniendo después en particular cada i n -
secto con u n a hebra mas fuerte cinco ó seis g r a n o s , en c u y o c e n -
tro se coloca , manteniéndose de su h a r i n a , y comiendo y a d e
uno y y a de otro. E n este estado p u e d e n quitarse de encima
del montón a g r e g a d o s de g r a n o bastante gruesos, á causa de
l a porción de hebras hiladas por los insectos p a r a unir los granos
de q u e se proponen alimentarse.
E n l l e g a n d o luego á su.tamaño n a t u r a l , se transforman en
crisálidas , y sucesivamente en mariposas ó p a l o m i l l a s , q u e se
a y u n t a n y desovan abundantemente encima de los granos.
Y como este insecto no pica mas que la superficie de los mon-
tones hasta el grueso de tres ó quatro p u l g a d a s , pretenden a l -
gunos persuadir q u e traspalando los granos cobra el daño m a -
yor a u m e n t o : lo cierto es q u e semejante maniobra mata pocas
de estas s a b a n d i j a s , pues al dia siguiente de haberse t r a s p a l a d o
un montón , se v e ya cubierto de u n a telaraña que han v u e l t o
á texer. V i e n d o que siempre ocupan la superficie de los monto-
nes, crei precaver el notable estrago q u e allí causan con cubrir-
los con heno ; pero a d v e r t í , q u e baxo del heno hicieron un d e s -
trozo formidable.
8o
E n ña, v u e l v e D u h a m e l á reproducir eí remedio antes e x -
presado de la estufa ú horno c a l d e a d o hasta los quarenta y c i n -
co ó cincuenta grados , cuyos buenos efectos tiene e x p e r i m e n -
tados.
E s sin e m b a r g o m u y sensible q u e nuestros labradores mas
i n s t r u i d o s , los Párrocos y los M é d i c o s de los p u e b l o s , no se h a -
y i n detenido á examinar estos y otros muchos insectos, q u e d e s -
t r u y e n constantemente así las plantas como los frutos y cosechas^
y de sus resultas haber ensayado algunos medios para a n i q u i l a r -
los. E l insecto de q u e tratamos ahora no es conocido por n u e s -
tros labradores en otro estado q u e en el de mariposa, y b a x o el *
nombre de palomilla, sin duda porque su pequenez se les o c u l t a
e n estado de l a r v a ; así es q u e solo en el primer caso y nunca en
el s e g u n d o han puesto los medios para matarla. Y o he visto usar
algunos, a u n q u e sin fruto ; pero últimamente observé q u e la
p a r t i d a de cebada q u e contenia una cámara estaba cubierta d e
palomilla en términos de no poder entrar en el g r a n e r o ; mas
t a m b i é n la v i muerta toda ella antes de las ocho h o r a s , con solo
e l sencillo arbitrio de rociar las p a r e d e s , el piso y el montón d e
grano con u n a disolución clara de boñiga de b u e y y v i n a g r e
m u y fuerte , y hecha la rociada se cerraron perfectamente las
v e n t a n a s y puertas, las quales no se abrieron hasta pasado el c i -
t a d o término en q u e , v o l v i e n d o á reconocerlos efectos del reme-
d i o , se halló muerta toda la palomilla: el q u e adoptare este r e -
medio , debe saber q u e en s e g u i d a de haberle puesto en p r á c t i -
c a , se barre la c á m a r a , se limpian las paredes y la superficie d e l
m o n t ó n , y se traspala p a r a hacer q u e desaparezca a q u e l l a corta
h u m e d a d q u e se le ha echado. E n quanto á mí no puedo presen-
t a r mas q u e solo el citado e x e m p l o ; pero sí puedo decir q u e v a «
ríos sugetos á quienes se lo he a n u n c i a d o , me contestaron las g r a -
cias. T a m p o c o soy el autor del d e s c u b r i m i e n t o , pues le debí á
las conversaciones de un a m i g o , y á la c a s u a l i d a d de verlo e x e -
cutar. E s t o d i c h o , pasemos á tratar de la o r u g a , q u e es el t e r -
cero y último de los insectos enumerados al principio.
" L a o r u g a de los granos (continúa aun D u h a m e l ) es el mas
nocivo insecto d e quantos se introducen en nuestras paneras.
A c a b a d a de n a c e r , y siendo aun de mediano c u e r p o , se mete en
u n g r a n o ; consume su h a r i n a , se transforma en crisálida dentro
del mismo g r a n o , y convertida sucesivamente en palomilla ( i )
v a á desovar en las espigas del campo. D e estos huevos n a c e n

(i) N o lo he experimentado ni v i s t o ; pero para evitar su propa-


gación , acaso podria convenir el aplicar oportunamente sobre este
insecto el aspersorio de vinagre.
Si
otras orugas , y consecutivamente otras m a r i p o s a s , q u e ponen
en los g r a n o s , encerrados y a en las t r o x e s , una inmensidad de
h u e v e c i l l o s , de donde salen á su tiempo g u s a n o s , que se comen
el grano. E s una desgracia terrible para una provincia ver mul-
tiplicarse en ella este nocivo-insecto, siendo casi lo mismo a b a n -
donar el cultivo de las tierras que ver los frutos- de ellas ser
siempre el despojo de tan terrible sabandija."
Concluye por fin nuestro citado autor recomendando igual-
mente , que en los anteriores casos, el uso de los hornos ó estufas
caldeadas á setenta ú ochenta grados para destruir tan voraz y dar
ñiño insecto; pero y a hemos dicho acerca de este remedio lo q u e
nos parece: ahora a ñ a d i r é , ¿no podría destruir, aniquilar yaca-
bar , no solo con los tres insectos referidos, sino, con quantos
otros infesten nuestros granos y l e g u m b r e s , un.ligero rocío ó a s -
persorio de a g u a en q u e se hubiese cocido una determinada c a n -
tidad de mercurio? Yo creo que sí ; y aunque no tengo prueba
a l g u n a hecha en los g r a n o s , porque me ocurre este pensamiento
en el momento mismo en q u e lo escribo , con motivo de recor-
dar ciertas ideas extendidas en un informe dado por mí á la
R e a l Sociedad Económica Matritense de los A m i g o s d e l P a i s , so-
bre un escrito que trataba de la aniquilación de los insectos de
los á r b o l e s , deduzco de los principios allí e x t e n d i d o s , que es
muy posible que surta en este caso los mas felices resultados:
yo me propongo ensayarlo ; pero deseoso de q u e los amantes de
la A g r i c u l t u r a Española , y del bien general del E s t a d o , ha-
gan sus pruebas y apliquen sus conatos á examinar este especí-
fico , del q u a l ningún daño p u e d e r e s u l t a r , me arrojo á propo-
nerlo , pues para mí t e n g o , q u e bien e x e c u t a d o , y después de
repetidos experimentos , acaso lograremos el total exterminio de
plagas tan temibles como devoradoras.
M a s entre tanto q u e esto se verifica, no debo omitir que ha-
biendo ensayado el medio de matar el gorgojo de las semillas l e -
guminosas , con solo el uso de las hojas y ramas del sahuco , lo
he logrado c o m p l e t a m e n t e , tanto en la algarroba , guisantes y
a l m o n a s , como en todas las demás de esta interesante familia,
con tal de que la pieza esté siempre c e r r a d a , y no se abra mas 1

que para traspalar las semillas q u a n d o sea necesario.

TOMO II,
82

LECCIÓN V.

DE I O S PRADOS NATURALES Y ARTIFICIALES.

!Los prados son naturales ó artificiales: se llaman prados


naturales aquellos en q u e l a naturaleza esparce las semillas,
como sucede en las dehesas y montes, ó bien <jue esparcidas u n a
v e z por la mano del hombre se reproducen constantemente en el
mismo parage , sin q u e las v u e l v a n á sembrar de nuevo. D e los
prados naturales , unos hay con r i e g o , y otros sin e l : los prime-
ros dan mucha mas y e r v a ^ p e r o l a de los segundos suele ser mas
exquisita.
L o s prados artificiales son aquellos q u e se hacen sembrando
u n a ó mas especies d e yervas a n u a l e s , bieunales ó perennes q u e
permanecen mucho tiempo e n el mismo terreno. M u c h o s conocen
ya la necesidad de multiplicar esta especie de prados para a u -
mentar los ganados y dar mayor fertilidad á las tierras ; pero
por desgracia no tenemos t o d a v í a l a complacencia de verlos
adoptados y generalizados en todas nuestras provincias, porque
las preocupaciones y el sistema mal entendido de g a n a d e r í a , se
oponen á ello con notable atraso de l a A g r i c u l t u r a . Y aunque es
cierto que la sequedad y e l calor e x c e s i v o q u e se experimenta
en la mayor parte d e nuestra E s p a ñ a , unido á las pocas lluvias
q a e suelen caer en verano , y aun en la primavera muchas v e -
ces , son causa de no poderse formar prados artificiales, sino en
terrenos de regadío , también lo es que casi siempre se desa-
provechan las m a s favorables coyunturas para establecerlos
de un modo ó de otro. Solo en C a t a l u ñ a , Valencia , V i z c a y a
y G a l i c i a , con alguno q u e otro pueblo p a r t i c u l a r , es en donde
se-conoce el útilísimo-sistema- de prados artificiales; en lo demás
de la península son absolutamente desconocidos. D e aquí es el
creer^Como creen muchos con equivocación , q u e es absoluta-
mente necesario conservar .intactas l a s dilatadas dehesas j los
inmensos v a l d í o s , los eriales y los barbechos p a r a mantener los
pocos ganados q u e tenemos 5 pero l o cierto es q u e este sistema
destructor de la labranza;, destruye también l a ganadería : en
los prados artificiales encuentra el g a n a d o u n alimento fresco,
abundante , sano y n u t r i t i v o , con ahorro d e una grandísima
porción d e granos y terrenos. C o n ellos c a d a labrador p u e d e
mantener, un número suficiente d e c a b e z a s , no solo para e x e c u -
8
3
tar sus labores y para el gasto de su casa , sino también para
vender algunas después de aprovecharse de sus esquilmos. A s í
es como la F r a n c i a logra tanta abundancia de c a r n e s , y solo á
los prados artiíiciales, q u e tienen e s t a b l e c i d o s , deben, iguales
ventajas la I n g l a t e r r a , la H o l a n d a , la F l a n d e s y otros países de
Europa. L a S u i z a , país, montuoso y muy p o b l a d o , no mantiene
grandes vacadas en manos de p a r t i c u l a r e s , para lo q u a l eran
menester como en E s p a ñ a dilatados términos ; pero con el a u x i -
lio de sus prados artificiales mantiene muchos g a n a d o s , y con
sus productos v i v e n cómodamente las familias : a l g u n a hay que
con solo lo q u e dan de sí un par de v a c a s , v i v e n con holgura.
Es muy doloroso á la v e r d a d , ver quán atrasado está el rar
mo de prados artificiales entre nosotros, al paso que la A g r i c u l -
tura moderna ha hecho de-ellos tan ventajosas aplicaciones en
todas p a r t e s , logrando por su medio aumentar los ganados y
los productos de la t i e r r a , hasta un grado que admira. A u n q u e
no tuviéramos los exemplos de tantos paises de E u r o p a , como
se han enriquecido por este sencillo m e d i o ; y aunque no viése-
mos entre nosotros las ventajas q u e logran los habitantes i n d u s -
triosos de las provincias de E s p a ñ a , que se han citado antes,
deberíamos seguir los impulsos de la sana razón , para formar
prados abundantes en todos los parages en donde el riego ó el
clima pueden favorecer su establecimiento, y en su defecto des-
tinar un número competente de fanegas de tierra para ios c u l -
tivos secanos que se dan en nuestro temperamento y puedan
a d a p t a r s e , como se ha manifestado en la lección q u e trata de
la alternativa de cosechas. Estos recursos serán siempre unos
agentes poderosos y activos q u e favorezcan la cria y aumento de
ganados : por su medio se verificará Iá expresada alternativa;
y en u n a palabra , será el mas eficaz remedio para adelantar la
A g r i c u l t u r a , perfeccionar el c u l u v o y enriquecer á sus agentes.
E n este concepto, y s i g u i e n d o el plan q u e nos hemos propuesto,
pasaremos á tratar del método práctico de formar y c u l t i v a r los
p r a d o s , y a sean naturales ó y a artificiales.

De los prados naturales, ó artificíales sin riego,

: L o s prados naturales q u e no se r i e g a n , ó son por n a t u r a l e -


za secos ó demasiado h ú m e d o s : los primeros se han de mejorar
con.materias q u e retengan la humedad quanto sea posible. Si son
húmedos con exceso ó p a n t a n o s o s , se ha de procurar d e s a g u a r
el. terreno, por medio de zanjas,y .fosos. A l g u n o s echan también
1 2
8 4

arena sobre e l l o s , q u e no d e x a de e n x u g a r el t e r r e n o ; pero


q u a n d o se advierte q u e los prados n a t u r a l e s , y particularmente
los h ú m e d o s , se cubren de musgo ó dan poco fruto respecto de
la espesura de la yerba, convendrá ararlos y sembrarlos de
otras plantas acomodadas á su localidad y circunstancias.
P a r a formar los prados , así naturales como artificiales, se
deben tener presentes las reglas s i g u i e n t e s : p r i m e r a , después de
recogido el grano se alza el rastrojo con una buena vuelta de
a r a d o : á los quince ó veinte dias se le dá al terreno la segun-
da r e j a , y pasado i g u a l intervalo se da la t e r c e r a , todas juntas
y atravesándose unas á otras. A s í se dexa. hasta mediados ó ú l -
timos de septiembre, en que se repite otra reja igualmente j u n t a ;
se pasa la rastra ó g r a d a por e n c i m a , y se procura allanar bien
la superficie : s e g u n d a , en seguida de todo esto se le echa es-
tiércol bien podrido y se le r e v u e l v e con otra reja de arado , se
allana de n u e v o por medio de la r a s t r a , y se verifica la siem-
b r a desde primeros hasta últimos de octubre ; advirtiendo q u e ,
como la semilla debe q u e d a r cubierta con m u y poca t i e r r a , usan
p a r a ello de las rastras con puntas de hierro dando al terreno
dos v u e l t a s por lo regular.

De los prados artificiales con riego.

A d e m a s de las labores y preparaciones q u e a c a b a n de i n d i -


carse para la formación de los prados sin r i e g o , en los de r e g a -
dío hay necesidad de atender á la nivelación exacta del terre-
no , levantar las caceras ó regueras necesarias para la distribu-
ción de las a g u a s , y disponer la tierra en quadros ó quarteles
con un desnivel regular y proporcionado para q u e , según la c a -
l i d a d , d e las mismas tierras, corran las aguas con facilidad y sin
t a r d a n z a . Por manera que siempre que- no lo estorbe la mucha
d e s i g u a l d a d del t e r r e n o , se tirarán las regueras maestras ó c a c e -
ras principales paralelas entre s í , y los quadros se harán i g u a -
l e s ; lo qual es muy útil para proporcionar a d e q u a d a m e n t e los
r i e g o s , y saber también con poco trabajo la c a b i d a y producto
de c a d a uno.
L o s prados artificiales con riego son de dos c l a s e s : los unos
q u e se riegan en o t o ñ o ; en invierno y en veranó ; y los otros so- :

lamente desde la primavera en adelante. L a yerba de las p r a -


deras i n u n d a d a s en invierno es mucho mas t e m p r a n a , y en su
formación a d e m á s ' d e las caceras de riego se necesitan también
desaguaderos p a r a poderlas q u i t a r el a g u a q u a n d o parezca c o n -
8
*
v e n i e n t e , ó q u a n d o se a d v i e r t a q u e á los pastos les es perjudi-
cial ; lo q u e se conocerá fácilmente por la fermentación que se
observa llenándose' de espuma la t i e r r a , en c u y o caso se ha dé
desaguar al momento, d e x a n d o en seco la pradera sin repetir
otro riego hasta que se h a y a oreado. E n t r e nosotros hay pocas,
ó acaso ninguna de esta c l a s e ; pero en I n g l a t e r r a , en H o l a n d a
y en la F l a n d e s usan mucho de las praderas de esta especie.
L a segunda clase de p r a d e r a s , q u e son las mas comunes en
E s p a ñ a , se empiezan á regar desde febrero y marzo , y no n e -
cesitan d e s a g u a r s e , pues siendo el riego m o d e r a d o , se sume en
la tierra. Estas se g u a d a ñ a n dos veces al a ñ o , echando después
el g a n a d o , y dexándolas para pasto de otoño y de invierno.
L a siega ó corte de la yerba ha de hacerse antes de g r a n a r ,
ó q u a n d o empieze á echar la e s p i g a , pues d e x á n d o l a mas t i e m -
po se endurecen mucho los t a l l o s , y es el heno de c a l i d a d i n f e -
rior : v a l e mas repetir amenudo los cortes, aunque no h a y a alza-
do á toda su altura la y e r b a , ganándose de esta manera en
quanto á la c a l i d a d y también á la c a n t i d a d , por poderse dar
mas siegas en un año.
C o m o c a d a especie de animal apetece sus yerbas particula-
res , y además muchas suelen estar en sazón para guadañarse
en tiempos distintos, se h a ' d e procurar sembrar c a d a especie
s e p a r a d a , y juntas solo aquellas que vienen á un mismo t i e m p o ;
escogiendo de todos modos las que son mas apetecidas de la e s -
pecie de g a n a d o á q u e se han d e destinar. Este método tiene
ademas la doble ventaja d e proporcionar al cultivador semillas
escogidas, y limpias de plantas extrañas ó verdaderamente noci-
vas , libertando sus praderas de la mezcla quasi siempre perju-
dicial que resulta de sembrar la semilla q u e se recoge en el
suelo de los heniles. Esto no o b s t a n t e , sucede muchas veces q u e
el c u l t i v a d o r , á pesar de las mas exquisitas d i l i g e n c i a s , no p u e -
de conservar con separación ciertas plantas de pastos exquisi-
tos , porque es sumamente dificultoso ó acaso imposible recoger
sus simientes en grande. A s í es q u e , para no equivocarse en
este punto tan i m p o r t a n t e , convendrá escoger entre las yerbas
naturales del p a í s , las q u e producen mayores m a c o l l a s , y son
mas apetecidas de los g a n a d o s , desechando generalmente co-
mo malas , á las q u e arrojan muchos tallos y- pocas hojas, pues
estas producen un heno áspero y de poca substancia. Ademas
de la c a l i d a d y finura debe tomarse en consideración su canti-
d a d ó a b u n d a n c i a , procurando reunir ambas propiedades en las
yerbas que se e l i j a n : para conseguir estos fines presentaremos
l a enumeración de las q u e p u e d e n adoptarse.
.85

Plantas gramíneas que se encuentran naturalmente era


los prados y pueden cultivarse para formar
y praderas
artificiales..

i.* V a l l i c o (lolium perenne Linn.) esta; planta t a n e s t i m a d *


de los Ingleses para la formación de sus p r a d e r a s e s a b u n d a n -
tísima en España : su yerba temprana proporciona ai g a n a d o u n
pasto abundante y nutritivo. E n su estado n a t u r a l es de poca
a l z a d a , pero cultivándola en las praderas d e regadío l l e g a á tres
pies de a l t u r a , y forma u n a yerba espesísima. Esto no obstante
tiene el inconveniente de no poderse segar mas de u n a v e z al
año ; por esta razón conviene sembrarla mezclada con otras
plantas , entre las quales las mas á propósito son los diferentes
tréboles. D e esta manera después de s e g a d o e l v a l l i c o , q u e d a e l
trébol para el pasto de los ganados.
2.a Poa anual ( p o a annua Linn.) esta y e r b a q u e se oria con
bastante abundancia en toda clase de terrenos y solo se l e v a n t a
á dos ó tres p u l g a d a s en tierras áridas y de mala c a l i d a d , d a n -
do á l a tierra suficiente abono y humedad ,. forma u n a de las
gramíneas mas tiernas y m a s apetecidas de los ganados. A u n q u e
esta planta es poco productiva y tiene el inconveniente de no
poderse coger sus semillas fácilmente, porque a l momento q u e se,
m a d u r a n se c a e n , tiene l a ventaja de reproducirse asombro-
samente por este mismo m e d i o : y así es que,, aunque l a p l a n t a
es anua las praderas sembradas con ella una v e z , siguen r e p r o -
y

duciéndose por muchos años seguidos.


' 3-.a Holco lanudo (liokus lanatas Linn.) ó avena lanata d e
C a b a n i l l e s , conocido en Aranjuez con el nombre de heno blanco
de S a n Ildefonso. E s yerba q u e crece hasta tres pies de altura,
ahija mucho y forma grandes m a c o l l a s , requiere tierras húmedas,
y mezclada con otras yerbas es t a n bueno ó mejor q u e el vallico:
el g a n a d o la come con mas apetito en heno q u e en verde.
4.a L a A v e n a descollada (avena elatior Linn.) es una p l a n -
ta perenne, de raiz bulbosa y perjudiciaiísima en los campos
c u l t i v a d o s ; pero m u y provechosa para los prados siendo t e m -
p r a n a : y aunque tiene la q u a l i d a d de ser un poco áspera, forma
no obstante u n heno d e excelente calidad : mezclada con otra
yerba crece á mas de quatro pies d e a l t u r a , y prevalece mejor
en las tierras algo húmedas. • •
5.a L a Poa trivial (poa trivialis Linn.) e s p i a n t a q u e nece-
sita segarse antes de florecer para q u e no se endurezca y se pon-
8
7 • ,
g a áspera. C o n esta precaución puede segarse dos veces al año,
y es un pasto exquisito para los g a n a d o s . E s planta perenne,
tierna y d e l i c a d a , es pasto de primavera q u e crece en p a r a g e s
sombríos, y el demasiado calor le perjudica.
6.a L a P o a pratense ipoa pratensis Linn.) empiezaá vegetar
temprano en l a p r i m a v e r a , y así rara v e z le perjudica el calor;
conserva su v e r d u r a a u n durante los tiempos de m a y o r s e q u e -
d a d .; pero para esto es preciso que goze de un terreno fresco ó
u n riego moderado. Esta poa es útil solo en las praderas q u e
h a y a n d e ser p e r m a n e n t e s , porque sus raices cundidoras reto-
ñan por todas partes y .se apoderan de tal modo del terreno,
que u n a v e z e s t a b l e c i d a es difícil desarraigarla. Por esta causa,
no se fian de .sembrar l a s tierras que d e b e n dedicarse después a l
cultivo d e los granos, P r e v a l e c e en tierras de poca h u m e d a d y
aun .secas, y proporciona un buen alimento al g a n a d o , q u e le
come i g u a l m e n t e bien e n verde y en heno.
7. a
F l e o pratense (phleum pratense Linn.) esta planta es n a -
turalmente t a r d í a , l a apetecen los ganados en verde y en .seco,
p r e v a l e c e e n tierras h ú m e d a s , es m u y p r o d u c t i v a , y se la p u e -
den dar dos siegas al año , la primera .antes de florecer y la s e -
g u n d a por el verano.
8.a E l A l o p e c u r o pratense ó cola de zorra (alopecurus pra-
tensis Linn.) es planta q u e t r e c e naturalmente e n tierras a g u a -
nosas y h ú m e d a s , a u n q u e se da también en terrenos secanos;
para prados es muy especial por .ser .temprana y abundante. R e -
toña con vigor después d e s e g a d a , de modo q u e , r i o faltándole
l a h u m e d a d , pueden recogerse dos cosechas de heno al a ñ o , ó
acaso tres según .sea el t e r r e n o , q u e d a n d o ademas yerba bas-
tante para el pasto del g a n a d o por el otoño y parte del i n v i e r -
no. A l a semilla de esta planta la 'ataca siempre y desde su p r i n -
cipio u n g u s a n i l l o e n c a r n a d o , q u e destruye desde l u e g o su p o -
der v e g e t a t i v o y l a inhabilita p a r a p r o d u c i r , c u y o insecto es
( s e g ú n Ü o u t e l o u ) la l a r v a del musca frit .de Linn.
9.a E l P i p i r i g a l l o ' ó esparceta [hedysarum onobr'ichisLinn.) es
muy productivo y excelente para pasios : las v a c a s , carneros y
caballos le apetecen y engordan mucho con él. C r e c e n a t u r a l -
m e n t e e n los .terrenos ¿estériles y secos.; pero para cultivarle con
provecho requiere tierras de buena .calidad.
•io. • A l f a l f a «ó mielga {medicago .sativa Linn.'): esta preciosa
p l a n t a es e n t r e todas la que mas se cultiva e n E s p a ñ a , y es t a m -
bién la mas abundante y ú t i l : su pronta vegetación proporcio-
n a en estos terrkorios de quatro á seis siegas al año, once y d o '
ce en el mediodía de España. E s perenne, produciendo por m u -
-clios años cosechas abundantes d e un alimento s a n o , nutritivo y
m u y apetecido de los ganados y caballerías. Es menester s e g a r -
l a antes de q u e se abran sus flores, para q u e no pierda la hoja
antes, de .hacinarla para h e n o : después de s e g a d a no se ha d e
extender y revolver sino pocas veces y con c u i d a d o , hasta q u e
q u e d e d e l todo seca la yerba.
11. T r é b o l de prados ó p r o d u c t i v o , conocido en Horihuela
con el nombre de media luna (trifolium pratense Linn.) se s i e m -
bra por otoño, y es muy bueno sembrarlo mezclado con el v a -
llico. E s planta productiva y t e m p r a n a , que puede en a l g u n a s
ocasiones segarse hasta tres v e c e s , y q u e en l u g a r de apurar el
terreno le sirve de abono, A las vacas se les debe dar este pasto
con m u c h a m o d e r a c i ó n , para q u e no les perjudique.
12. T r é b o l blanco ó rastrero (trifolium repens Linn.): aun-
q u e no crece el trébol blanco á la altura q u e el pratense, es
con todo mas gustoso al g a n a d o , mas tierno y d e l i c a d o , y sin
excepción l a mejor yerba q u e puede cultivarse para praderas
perennes. E s planta productiva y t e m p r a n a , que crece en los
terrenos áridos y secos aunque mezquinamente ; pero en los hú-
medos dá productos asombrosos, y pueden aprovecharse con él
los terrenos arenosos: se multiplica mucho por medio de sus r a i -
ces cundidoras. E l excesivo calor rara v e z le p e r j u d i c a , conser-
vándose v e r d e casi todo el año.
13. T r é b o l campesino (trifolium-agrarium Linn.) es p l a n t a
rmtritiva y buena para p r a d o s : se siembra ordinariamente mez-
c l a d a con los demás t r é b o l e s , y teniendo riego se l e v a n t a á l a
altura de un pie.
14. L a V e z a , alverja ó alverjana (vicia sativa Linn.) se cul-
t i v a como cosecha intermedia en las tierras l a b r a n t í a s , y así en
v e z de dexar holgar una tierra después de haber l l e v a d o panes,
se siembra esta planta ú otras de propiedad semejante, p a r t i c u -
larmente de las que corresponden á la clase Diadelfia-decandria,
y con ellas se consigue la alternativa en los terrenos secanos, c o -
mo y a diximos en la lección del modo de cambiar las cosechas.
S u semilla es excelente alimento para las palomas.
15. E l Cinosura de crestas (Cynosurus cristatus Linn.) preva-
lece en tierras s e c a s , le apetecen mucho las o v e j a s , y en v e r d e
es. u n pasto muy especial. E n las praderas de riego se l e v a n t a
hasta quatro pies entre las otras. ' .. • .
16. L a Briza media de Linneo crece en praderas n a t u r a l -
mente s e c a s : esta yerba es. fina ¿ temprana y requiere tierras
algo s e c a s , por c u y a razón debe ser apreciada de aquellos q u e
carecen de aguas para regar sus prados. E s p e r e n n e , y no pros-
pera en terrenos cálidos y secos.
17. Grama de olor ó antoxanto oloroso (anthoxantfiwn odo-
89
ratum Linn.) : esta yerba es m u y temprana, comunica al heno un
a g r a d a b l e olor , y nace en toda clase de tierras ; pero prevalece
mejor en las de mediana humedad. C r e c e poco mas de un pie d e
a l t u r a , es vivaz, ó perenne y de las mas excelentes para prados
a r t i f i c i a l e s ; especialmente si en ellos han de pastar ovejas. La
mayor parte de su olor reside en las r a i c e s , aunque también se
nota en sus tallos y hojas: por esta propiedad puede siempre
distinguirse de todas las gramíneas. A d v i é r t a s e q u e es poco
productiva y muy dificultoso recoger c a n t i d a d de semilla., p o r -
que la planta la suelta al punto de su maduración.
18. L a A v e n a amarilla (avena flavescens Linn.) es planta pro¿
d u c t i v a , perenne , apetecida del g a n a d o , y crece en tierras s e -
cas. Sube á la altura de dos pies y medio y no debe introducir-
se en p r a d e r a s , que hayan de permanecer algún tiempo, por l a
dificultad de desarraigarla l u e g o , pues multiplicándose siempre
por medio de sus raices cundidoras , no puede descastarse. .
19: L a A v e n a vellosa (avena pubescen; Linn.) es planta p e -
renne , temprana y p r o d u c t i v a , alta y que crece en terrenos de
poca humedad. T e n i e n d o el c u i d a d o de segarla antes de .flore-
cer , da un lieno rico y abundante , y puede además llevar dos
cortes ó siegas al año,
2o. L a F e s t u c a ó cañuela de oveja (festuca ovina) crece
i g u a l m e n t e en parages secos y áridos que en los húmedos y de
buena calidad. Produce mayores y mas espesas macollas de h o -
jas radicales que qualquiera otra g r a m a , y arroja además m u y
pocos t a l l o s , q u e g u a r d a n la simiente hasta mucho después
de estar la planta enteramente seca. Por esta causa se recogen
las semillas con facilidad : y teniendo propiedades tan especiad-
l e s , puede ser una de las yerbas mas excelentes para prados* , :

¡21. La A y r a aquática de L i n n e o crece en el a g u a , tiene el


sabor dulce , y la come toda especie de g a n a d o . Los, pantanos y
otros terrenos aguanosos , q u e están perdidos e n E s p a ñ a i, se po^
drian sembrar con esta planta y servirian entonces para :el a l i -
mento del g a n a d o .
22. La Poa a q u á t i c a de L i n n e o q u e crece igualmente en tier-
ras e n a g u a r c h a d a s ó m u y h ú m e d a s , y en las orillas de los rios,
es u n a dé las gramíneas mas altas que se crian en E s p a ñ a , l e v a n -
tándosela veces hasta seis y siete pies de altura. E s t a poa; no /¡so-
lo ¿rinde buen pastó' por medio de'sus hojas y tallos , sino q u e
produce' a b u n d a n c i a d e s i m i e n t e s nutritivas. H a de s e g a r s e an-
:

tes, de haber crecido mucho sus t a l l o s , pues de k>;contrario se


endurecen y forman un heno áspero y desagrada-ble. ; >
X a calidad del terreno-, .y;la s i t u a c i ó n - y el clima en que se
halle el labrador-¿"le determinarán;,á escoger- entre las plantas
TOMO U. M
que se h a n enumerado en esta l e c c i ó n , y entre las que se a n o -
taron en la l e c c i ó n , que trata de la alternativa ó cambio de co-
s e c h a s , las que le parecieren mas propias para poblar con y e r T

bas útiles q u a l q u i e r a prado natural ó artificial;• y destruyendo


l a s , que son nocivas ó menos p r o v e c h o s a s , alcanzará á poca
costa pastos especiales para los ganados. M a s como no basta c o -
nocer las plantas buenas con que se h a y a n de formar los prados,
sino que también es necesario saber el medio de proveerse a n u a l -
mente de semillas escogidas , explicaremos este punto en s e g u i -
da para concluir u n artículo tan interesante en la economía
rural.
E l labrador p u e s , que trate de formar buenos y abundantes

Í
irados, debe destinar un terreno capaz para recoger las semi-
las con separación. P a r a esto le preparará con buena labor y
a b o n o , y le distribuirá en eras del grandor que crea c o n v e n i e n -
te ; pero siempre de modo que al tiempo de escardar, no peligren
las yerbas sembradas, C o n este objeto, y para que crezcan con
m a s v i g o r , conviene sembrarlas en lineas y á un pie de distan-
c i a unas de otras ; así tendrán ventilación bastante para criarse
robustas y producir mayor porción de simientes. E l tiempo de
verificar la siembra varía según los países y climas; pero por lo
general deberá executarse luego que h a y a n cesado los calores
excesivos del v e r a n o , ó lo que es lo mismo, luego que la a t m ó s -
fera empieza á refrescar después de las primeras l l u v i a s de o t o -
fio , de modo que h a y a tiempo para que broten,y,se fortalezcan
las p l a n t a s , antes que las puedan dañar las fuertes heladas del
invierno. L u e g o que están bien n a c i d a s , se escardan y limpian
los intervalos destruyendo todas las yerbas i n ú t i l e s ; y si las
plantas hubieren nacido muy espesas, en todas ó en a l g u n a p a r -
te de las líneas y.se entresacan las mas endebles, y para no p e r -
derlas se pueden trasplantará otra parte, poniéndolas i g u a l m e n -
í e ^ e n líneas para el mismo fin, A los primeros días de .Ja .pri-
m a v e r a se pasará:por e n c i m a . u n rollo d e madera; ó un tablón
pesado , y de este modo ahijará mucho la y e r b a , comprimirá l a
tierra y reforzará las raices que por efecto del yelo estarán c o -
mo sueltas, en ¡el terreno, y por consiguiente, ¿ r i e s g o de, p e r d e r -
se. En fin":; g u a n d o sazonen el fruto , se 4rán, recogiendo las s i -
mientes jcon e l , mayor c u i d a d o y con separación,, para .volver,
á, s e m b r a r , de nuevo en el otoño. A s í es como en corto tiempo 1

podrá un labrador aplicado multiplicar sus plantas de p a s t o s , . y


procurarse abundancia de, semillas para dedicarlas á los objetos
que necesite,
: Últimamente es.¡preciso advertir , q u e además de las plantas
gramíneas y leguminosas d e q u e , hemos hablado.) hay t o d a v í a
9i
otras muchas q u e pueden emplearse con utilidad' para el susten-
to del g a n a d o : tales son l a p a t a t a , l a z a n a h o r i a , c h i r i v i a , r e m o -
lacha , los n a b o s , las coles , l a a u l a g a (ulex europxus Linn. ) y
l a hoja y rama de los árboles ; sin contar quantas otras se e m -
p l e a n en el alimento del h o m b r e , q u e todas se aplican ó p u e -
den aplicarse para el mantenimiento y cebo d e los animales
domésticos.

L E C C I Ó N VL

DE LAS HORTALIZAS.

La v o z Agricultura abraza, en g e n e r a l todos los ramos del'


c u l t i v o de las plantas , el conocimiento de las diferentes tierras,
y el aprovechamiento dé quantos productos puede ofrecer al
agricultor el inmenso campo de l a n a t u r a l e z a ; pero ha c o n v e n i -
do subdividir tan vasto objeto en algunos ramos p a r t i c u l a r e s , á
fin de que los hombres dedicados á ella t e n g a n mayor facilidad-
de poseer los conocimientos indispensables al c u l t i v o de aquellas
p l a n t a s , comprehendidas en la sección q u e manejan. Por lo c o -
m ú n consideramos á la A g r i c u l t u r a d i v i d i d a en quatro secciones
principales , q u e son las de L a b r a d o r , Hortelano , Jardinero y
A r b o l i s t a ; y aunque no es exacta esta d i v i s i ó n , pues el j a r d i -
nero debe saber quanto conviene al c u l t i v o de las hortalizas, a l
de los árboles y al de las flores y plantas d e a d o r n o , y a d e -
más el arte de trazar los j a r d i n e s , plantíos & c . , y por consi-
g u i e n t e parece q u e no debe haber en A g r i c u l t u r a mas que dos
ramos , q u e son labranza y jardinería ; nos ha parecido sin e m -
b a r g o conservar la subdivisión i n d i c a d a , así por ser la c o m ú n , y
generalmente r e c i b i d a , como por l a mayor facilidad q u e ofrece
para la explicación y comprehension de la doctrina á c a d a ramo
r e s p e c t i v a : en este Concepto, entramos á hablar en artículos s e -
p a r a d o s , primero del cultivo de las hortalizas , segundo de las
flores , y tercero de los'árboles.

;E1 cultivo de las h o r t a l i z a s , ó sea el arte del hortelano al


paso q u e en M a d r i d y sus a l r e d e d o r e s , y en las inmediaciones
de algunas ciudades principales d e l R e y n o se halla muy a d e l a n t a -
d o , se v e generalmente q u e apenas Se conoce en las villas y p u e -
blos subalternos, y q u e en quasi todas las aldeas está enteramen-
te ignorado ; por esto es de la mayor, necesidad extender y p e r -
ai a
9 2

feccionar este'importantísimo ramo. N o puede negarse que el


c u l t i v o de las hortalizas pide bastante atención y un trabajo, con-
t i n u o , además de la inversión de algunos fondos ; pero t a m b i é n
es cierto que las utilidades que rinde una huerta bien a d m i n i s -
t r a d a , son incalculables.
E l hortelano debe conocer la naturaleza y c u l t i v o p a r t i c u l a r
de cada planta q u e quiera tener en su posesión; la tierra y ex-
posición que mas le conviene ; la impresión q u e le hacen las al-
teraciones de la atmósfera sus enfermedades y el modo de c u r a r -
las. Si el labrador diestro puede sacar de la tierra dos cosechas
en un año, el hortelano q u e posea estos conocimientos', puede s a -
car tres, q u a t r o , ó acaso c i n c o , según las circunstancias en q u e
se halle para darlas salida ; si bien á costa de aumentar un d u -
plo los abonos y las labores,conforme á la naturaleza de las t i e r -
ras y de los productos.
Para lograr todas estas v e n t a j a s , no basta el conocimiento de
la calidad de la t i e r r a , el de los abonos y la pericia en las l a -
bores y m a n i o b r a s ; es necesario, también conocer la índole de
las plantas , pues entre ellas se observa claramente la antipatía
y simpatía ; y así. es que. algunas familias prosperan juntas,
mientras q u e otras quieren estar enteramente aisladas ó sin con-
fusión , porque de otro modo ó perecen del todo ó por lo meaos
p a d e c e n m u c h o : por esta regla se conocerá que pueden criarse
juntas por exe.mplo las lechugas y cebollas , y entre estas t o -
do género de c o l ; entre los pimientos el a p i o , y así s u c e s i v a -
mente , al paso que las fresas, la c a l a b a z a y otras muchas d e -
ben Criarse solas ó aisladas entre sí. Pero el h o r t e l a n o , n o s o -
lo ha de atender á sacar muchos productos , sino que debe t a m -
bién elegir y disponer los cultivos de manera que no esquilmen
el terreno,: sin este conocimiento d i s m i n u i d a la renta en l u g a r
de aumentarla , y si le faltan abonos suficientes para resarcir á
la tierra los xugos nutritivos que pierde con los frulos s u c e -
sivos q u e alimenta ó cria , la pérdida se verificará mas pronto.
T a m b i é n ha de saber adelantar ó atrasar la vegetación de l a s
plantas para obtener frutos tempranos ó t a r d í o s , valiéndose pa-
ra lo primero de alvitanas ó camas calientes, y para lo s e g u n d o
de siembras tardías y ale sitios á propósito para e l l o : por último
debe tener el mayor cuidado en perseguir á los i n s e c t o s , c o n o -
cerlos y saber su historia natural para poder acabar con ellos
mas fácilmente. T a m b i é n le será de mucha importancia tener
una justa idea del modo de distribuir el terreno, darle una for-
ma y compartimiento regular para poblarle de plantas análogas
al clima y demás circunstancias que quedan indicadas, de cuyo
punto .vamos á tratar cu seguida.
93
E l terreno q u e se destine para huerta debe siempre distri-
buirse en varíes quadros grandes ó p e q u e ñ o s , según lo permi-
tan las circunstancias y localidades .Ta división de estos quadros
debe hacerse por medio de calles ó v e r e d i t a s proporcionadas q u e ,
cortándose de varios m o d o s , d e x e n separados los Unos de los
Otros todos los quarteles. L a mejor figura.que podrá'dárseles así
p a r a la comodidad y economía del terreno:, como para la her-
mosura, es la r e c t a n g u l a r , y en este caso la subdivisión en c a n -
teros , eras y p l a t a v a n d a s ó arreates será mucho mas fácil. AI
rededor de c a d a quadro particular de la h u e r t a , y á quatro pies
distantes de la línea de la c a l l e , se deben plantar árboles fruta-
les de toda e s p e c i e , como también al rededor de las paredes si
la posesión estuviese cercada de fábrica ; mas en el primer caso
se deben poner muy claros ó á grandes d i s t a n c i a s , para que con
su sombra no perjudiquen á las plantas menores. Y o opino que
por una distancia regular puede adoptarse la de veinte pies de
uno á otro árbol , con tal que estén sujetos á una poda discreta,
de lo que se hablará en su propio lugar. L a s líneas divisorias en-
tre la calle y el quadro se plantarán de espliego, tomillo, mejora-
n a , v i o l e t a , acederas á qualquiera otra planta de que pu'elik sa-
carse p a r t i d o ; y en caso d e querer añadir a l g ú n adorno o c u l t i -
var también plantas de dores y d e m á s , que son propias de los
jardines de recreo, podrán ponerse en las p l a t a v a n d a s ó arriates
q u e se formarán contiguos á las mismas calles.
E s t a distribución es muy conveniente , no solo para l a her-
m o s u r a , como q u e d a d i c h o , sino para repartir con orden las
plantas que se h a y a n de c r i a r , dando á cada especie el terreno,
exposición y cultivo que le conviene.
Por lo perteneciente á labores, es de tanta importancia en el
c u l t i v o de las hortalizas preparar el terreno bien labrado , m e -
n u d o y s u e l t o , antes de sembrar ó plantar ninguna de e l l a s , co-
mo que sin este requisito pocas ó acaso: n i n g u n a vez prosperarán:
los muchos r i e g o s , y las continuas entradas y s a l i d a s entre las
p l a n t a s , causan el apelmazamiento de la tierra', y por conse-
cuencia hay doble necesidad de labrarla bien ya sea con el ara-
do , ya con el a z a d ó n ó con la laya. A d e m á s de esta primera,
es indispensable repetir algunas otras labores menores, mientras
él v e g e t a l sigue su carrera. Estas labores en unos casos se hacen
con el objeto de destruir las malas yervas que se crian'entre l a s
plantas ú t i l e s , en otros para aclarar las mismas p l a n t a s , y en
otros se lleva el intento de remover la tierra, recalzar la p l a n t a ,
y matar la yerba. Sin e m b a r g o , por ligera q u e sea la labor q u e
se dé á una t i e r r a , poblada con qualquiera especie de planta.,
siempre se deshace la costra y se remueve la superficie, de mo-
94
do q u e , a d e m á s d e . l a destrucción de y e r b a s , resulte el labrarse
mas ó menos el terreno. E n el caso de q u e ahora tratamos, y p a -
r a c u l t i v a r las plantas destruyendo las yerbas y raices q u e las.
p e r j u d i c a n , se usa comunmente d e l almocafre y d e la azadilla,
como, instrumentos mas apropósito para verificarlas, C o n el a U
moc.afce-i.se hacen las,labores mas.superficiales y l i g e r a s , pero e n
cambio tiene la ventaja de poderse manejar entre las plantas q u e
se crian mas reunidas ó. espesas,y.sirve para verificar las labores
q u e llaman acuchillo ó a c u c h i l l a r ; y de aparo ó aparar.La-defi-
nición d e estas voces puede verse en mi cartilla de A g r i c u l t u r a .
La misma causa q u e hemos expuesto para q u e las labores
preparatorias, q u e se h a y a n de dar al terreno destinado al c u l t i -
v o de las hortalizas sean muchas y b u e n a s , h a y para q u e se l e
a ñ a d a el beneficio d e l estiércol, por mas buena c a l i d a d q u e t e n -
ga ó p u e d a tener. L o s muchos y repetidos frutos q u e p r o d u c e ,
l a continuada porción de x u g o s q u e diariamente está suminis-
trando á tan crecido número de plantas como el q u e a l i m e n t a ,
e x i g e n por necesidad q u e se reparen á esta tierra pérdidas tan
enormes. D e este principio resulta indispensablemente l a u r g e n -
c i a 4g.embasurar estos terrenos una v e z c a d a dos a ñ o s , y s i e m -
p r e . a l tiempo de cabarlos ó labrarlos con el a r a d o , y antes d e
poblarlos de la planta q u e les corresponda-. A poder s e r , d e b e -
rían abonarse en el otoño é invierno ; pero q u a n d o n o , se e m -
basurarán en la primavera ; en este caso se hará con poca c a n t i -
d a d y,con estiércol m u y repodrido, pasado y limpio. Esto no obs-
t a n t e , quando no.se puede embasurar á su debido t i e m p o , y se ob-
serva que las plantas v e g e t a n con l a n g u i d e z , se les amisiona ó se
íes dá por agua la basura q u e debió haberse echado á la tierra an-
tes de su plantación: también se hace esto mismo q u a n d o se t r a t a
de adelantar el crecimiento y sazón de la planta para obtener
frutos tempranos, y entonces se llama propiamente amisionar, c u -
y a operación consiste en poner al pie de c a d a planta Un p u ñ a d o
d e estiércol y cubririe con tierra,.
(

E l riego es otro medio principalísimo para lograr muchas y


buenas hortalizas ; sin aguas abundantes no podemos lograr el
regalo saludable q u e las verduras p r o p o r c i o n a n , y por esta r a -
zón es preciso u s a r . d e las a g u a s con prudente economía , para
q u e no solo alcancen á socorrer al mayor número posible de plan^
tas , sino también para q u e no Salgan los. frutos.insípidos , ó se.
cause á aquellas las. enfermedades consiguientes al exceso d e l
riego : para uno y otro es preciso tener presente e l c l i m a , lá e s -
tación d e l año y la c a l i d a d de la tierra ¿ p u e s según las circuns-
tancias q u e concurran , así deberán ser mas ó menos frecuentes
los r i e g o s : un terreno l i g e r o , situado; en un clima c á l i d o , n e c e -
95
sitará riegos mas repetidos q u e otro q u e se halle en las circuns-
tancias opuestas. D e todos modos debe saberse que el riego s i g u e
inmediatamente á todo.-plantío y á t o d a siembra ; á menos q u e
la tierra no t e n g a en sí bastante h u m e d a d para q u e la planta
a r r a y g u e , la semilla g e r m i n e , ó se v e a n señales de próxima
l l u v i a , en cuyos casos se suspende por e n t o n c e s , y se verifica
l u e g o q u e se observa ser y a necesario,

De los semilleros.

Una de las mas precisas circunstancias á q u e debe atender


el h o r t e l a n o , : es á formar ordenados semilleros en los quales
verifique las siembras para trasplantar después la planta q u e
resulte. Estos semilleros son ó bien de v e r a n o , y en este caso
deben estar en parages ventilados auxiliados de a l g u n a sombra
y un tanto frescos; ó bien de invierno, y por io mismo colocados
en la exposición mas a b r i g a d a , r e s g u a r d a d a de los aires fríos,
y expuestos al medio d í a , para que favorecidas las tiernas p l a n -
tas con aquellos r e s g u a r d o s , adelanten su vegetación y v e n g a n
mas tempranas. A esto conducen también las camas calientes, las
ahitanas, las caxoneras. , los portales de jardín, las campanas de-
vidrio y otros medios de q u e se vale la jardinería para verificar
los cultivos forzados, así de las hortalizas como de las flores y-
frutas. -
A d e m á s de e s t o , conviene q u e los semilleros disfruten de
u n a tierra s u e l t a , ligera y algo substanciosa ; pero con poco
abono de e s t i é r c o l , á fin de q u e las plantas criadas en ellos p a -
sen á mejor terreno q u a n d o son t r a s p l a n t a d a s , y que encon-
t r a n d o mayor copia de x u g o s , ó sea mejor a l i m e n t o , puedan
v e g e t a r con vigor y sientan menos la operación del trasplan-t»,'
L a s buenas y repetidas labores y la limpieza de cantos y de m a -
las y e r b a s , son los principales c u i d a d o s . q u e e x i g e n l o s semille-
ros antes y después de sembrados. L a prevención tantas veces
repetida de sembrar claro para q u e las plantas no se. ahilen , ni
salgan d é b i l e s , enfermizas y de poco v a l o r , es indispensable
tenerla m u y presente <eu este eáso ; olvidándose de la q u e g u a r -
dan todos los-cultivadores con tanto e s m e r o , á saber la regla de
esperar á este ó al otro q u a r t ó d e l u n a para verificarlas. Sépase
que,, entre otros adagios españoles y hay uno q u e dice no hinche.
t u troge el q u e á la l u n a se acoge,
9<í

, ;¡ i De los trasplantas.

Nada h a y mas fácil en la jardinería que la operación de


trasplantar las plantas ; pero n a d a es mas arriesgado si no se
e x e c u t a en tiempo y en sazón: por lo que toca al tiempo, siem-
pre es mas favorable aquel en q u e la atmósfera está c a r g a d a
de nubes frescas y próximas á-lliflver;;', perb como no siempre h a y
5

esta favorable disposición, y el trasplanto de las hortalizas se


hace con la mayor frecuencia y en todas las estaciones del
año , por eso se atiende mas á la sazón y buen estado de la
planta que á la del temporal que rige : con el riego se s u p l e
la falta de l l u v i a s , se templa el ardor de la tierra, y se sostiene
la planta facilitándole el arraigo y vegetación. L a e x p e r i e n c i a
y la razón enseñan que los trasplantos deben hacerse q u a n d o l a
planta es aun n u e v a ó , como se dice vulgarmente , antes de
que se pase en el semillero. E n el acto del plantío se c u i d a r á d e
introducir bien las raices en la tierra sin q u e queden dobladas
ó encogidas , y sin profundizarlas mas ni menos de lo necesario:
una l e c h u g a y una escarola por exemplo , no debe meterse ea
la tierra mas que su raiz d e x a n d o descubierto el punto de d o n -
de parten las primeras h o j a s , es decir el cuello de la raízj
pues de otro modo la planta va muy expuesta á perecer sobre-
c a r g a d a con la t i e r r a , que muchas veces cubre hasta el cogollo:
las c o l e s , el t o m a t e , la v e f e n g e n a y otras como ellas pueden
y deben profundizarse mas en la tierra porque estas plantas,
q u a n d o se trasplantan , suelen tener bastante a l t u r a . y tienen
también la propiedad de echar raices p o r todos los puntos, d e t
tallo ó tronco ..principal «que q u e d a soterrado.'El método ó for-
;

mación; del: plantío, es. ó'bien eiülíneas,equidistantes entre sí por


frente y costado , formando esquadrai, 'ó- eii tresbolillo q u e es
lo mas acomodado y ú t i l , así para lograr mayor número de p l a n -
tas en un determinado espacio, de t e r r e n o , coiho para la h e r m o -
sura, d e l p l a n t í o , en. e l q u e i no- aparecen, tantos- espacios vacíos. ¡
;-;No procederé.por.ahora á señalar-el¡tiempo- en q u e c o n v i e n e
sembrar y plantar cada-juria de la numerosa serie desplantas 1

q u e se c u l t i v a n en el día en n u e s t r a s . h u e r f a s , pues.-esto: y las


reglas de su cultivo se hallan explicadas en mi pequeña Carti-
lla , y en otros libros q u e t r a t a n t d e la materia;, basta decir q.u&
las muchas variedades que poseemos en un mismo g é n e r o , nos*
proporcionan la satisfacción de gozarlas casi todo el año con
solo repetir las siembras quantas- veces convenga. L a l e c h u g a es
97
u n exemplo de esta v e r d a d ; alternando unas con otras las va-
riedades , y sembrándolas todos los meses , se logra disfrutar de
esta ensalada todo el año : la coliflor y el b r o c u l i , Je tenemos
en dos distintas temporadas ó bien en u n a s o l a , pero muy l a r -
ga , con solo el uso de las v a r i e d a d e s t e m p r a n a s y tardías. P o r
ú l t i m o , en la mayor parte de las .hortalizas se consigue esto
m i s m o , siempre q u e favorablemente concurran l a exposición d e
la h u e r t a , la c a l i d a d del terreno , y los auxilios del arte.
E n las provincias meridionales es aun mas fácil verificar r e -
petidas siembras y algunas otras operaciones., como por e x e m -
plo la poda de las tomateras y de las plantas de pimientos p a r a
q u e brotando temprano con pujanza v e n g a n los frutos con tanta
anticipación, como vemos por los q u e se nos traen de Valencia^
de M u r c i a y de A n d a l u c í a ; pero al paso que en estas provine
cías p r i v i l e g i a d a s puede lograrse todo esto sin mucho trabajo
y sin gasto de consideración, en la parte septentrional del r e y -
no es preciso r e n u n c i a r , no solo á los placeres q u e acaban, dí;
indicarse , sino también hasta el goce de algunas plantas, d e l i -
c a d a s , q u e v e g e t a n aquí con u n a l o z a n í a , fuerza y robustez
extraordinaria. Por esto jamás será excesiva la repetición i n d i -
cada de contar en un todo con el c l i m a , y con la situación
del terreno.

L E C C I Ó N VIL

DEL CULTIVO DE LAS PLANTAS DE ADORNO Y DE


LAS FLORES.

P o r lo que queda dicho al principio de la lección anterior,


que trata de las huertas y de las plantas que en ellas se culti-
v a n , se echará de ver que al hablar ahora de los jardines, com-
prehendemos baxo esta voz los que son puramente de recreo con
quantos objetos los constituyen, como son los compartimientos,
calles, parterres, dibuxos, figuras, estatuas,, escalinatas, pers-
pectivas, fuentes &c. & c , pues aunque la diversa formación
de los jardines les dá nombre diverso entre los aficionados á la
jardinería, son sin embargo inalterables las reglas, que dirigea
las principales operaciones del cultivo de las plantas con que se
forman. Lo que entre nosotros llamamos huerta, constituye.la
primera especie de jardines : ia segunda-es la que llaman par*
TOMO II. N

terres ó jardines de puro adorno, los que ademas de las plantas
de ñores y olores agradables, se forman y distribuyen de un mo-
do simétrico, y con un compartimiento que admira, adornándo-
los'con todos los objetos ames referidos; á saber, estatuas, fi-
guras , jarrones &c. que les dá su major realce y hermosura.
L a tercera especie de jardines consiste en aquellos que destina-
dos puramente al cultivo de un número de plantas escogidas, no
admiten mas adornos que la sencillez, el aseo y la pericia del
cultivador , para determinar lo que conviene á la conservación
de las plantas puestas á su cuidado, ya lleven estas ñores vis-
tosas, ya sean raras en su porte y figura, ó ya finalmente se
mezclen con unas y con otras las de olores agradables: por
lo regular se les dispone un compartimiento simétrico y bien
distribuido por toda la extensión del terreno; pero de modo que
no aparezca la menor confusión.
Esto no obstante, los poderosos suelen reunir en estos jar-
dines el gusto y el capricho de los de la sección de puro ador-
n o ; es decir , colocan llores, estatuas, fuentes, escalinatas,
jarrones, macetas y demás obras y adornos extraños á la p u -
ra jardinería , por lo que presentándose ambos objetos en un
punto de vista , y baxo una mano cultivadora, vienen á pre-
parar el goce de los primores del arte y de los encantos de la
naturaleza. Finalmente á la quarta división pertenecen los que
suelen llamar jardines á la inglesa, en los quales se oculta el ar-
te con el arte mismo, y su mayor decoración es el desorden bien
ordenado: en ellos se mezclan los robustos árboles, los arbustos
y matas, las plantas volubles, las de flores y olores agradables,
las rias, las cascadas, los lagos, las grutas, las cabanas y cho-
zas, y finalmente quanto se encuentra variado en los campos,
en ias selvas, y en toda la naturaleza así en el estado de rusti-
cidad como en el de cultura.
Habiendo pues tratado de lo que pertenece á los jardines
,de la.'primera-división,.ó.sea de las huertas, y no siendo fácil
:

mostrar exemplos vivos de lo respectivo á los jardines de puro


adorno .comprendidos en la segunda., nos contraeremos á tratar
:en esta lección de lo perteneciente al jardín de recreo que es la
tercera especie, el qual se destina para el cultivo de las flo-
res y plantas raras y apreciables: en una palabra vamos á tra-
¡tar de lo que. pertenece al jardinero florista, dexando para el
artículo siguiente l o q u e debe abrazar el ramo del arbolista, y
en él diremos qúanto baste para dar á conocer la quarta espe-
cie de jardines llamados ádá inglesa- en la q u e , como se ha
dicho, se reúnen quasi todos los ramos de la jardinería, aunque
con. una especie de desorden combinado con principios, imi r
99
íando siempre la naturaleza en los diversos puntos de nuestro
globo. Esto advertido j entremos en materia.

Terreno.

P a r a lograr todos los placeres q u e se propone el q u e p l a n t i -


fica un jardin de recreo, según aquí le consideramos, es n e c e -
sario que su terreno sea propiamente de los q u e llamamos p i n -
g ü e ; á saber suelto, substancioso, de buen asiento y exposición,
y con a g u a suficiente p a r a regar las plantas q u a n d o convenga.
Si por naturaleza no se reuniesen todas estas circunstancias, es
necesario suplirlas por el a r t e ; y en quanto á la tierra será p r e -
c i s o abonarla con m a n t i l l o s , y beneficiarla con las mezclas mas
apropósito para corregir los defectos q u e le son peculiares ó
p r o p i o s , de modo q u e el arte debe formar el terreno a c o m o d a -
do al c u l t i v o d e unas plantas q u e , ó y a por su delicadeza ó y a
por el luxo de l a j a r d i n e r í a , e x i g e n los mayores-cuidados y a t e n -
ciones.
Se sabe q u e las a n e m o n e s , los r a n ú n c u l o s , jacintos , t u l i p a -
n e s , violetas & c . apetecen una tierra ligera y substanciosa,
a u n q u e su capa ó lecho no sea m u y grueso: los c l a v e l e s , alelíes
y otras plantas q u e le son a n á l o g a s , la necesitan algo mas p r o -
funda ; pero les es indiferente q u e sea ó no t a n dulce y s u b s -
tanciosa : los r o s a l e s , las p e o n í a s , aquilegias y otras sufren l a
tierra algo mas c o m p a c t a ; pero debe tener á lo menos dos.
pies de fondo. Por estos principios y consultando no solo la c a -
l i d a d dé l a p l a n t a , sino también la extructura de las raices, e n -
contraremos la c a l i d a d y profundidad de buena t i e r r a , que se
necesita para c a d a v e g e t a l , y sabremos determinar con e x á c t i - .
t u d los a b o n o s , labores y demás q u e benefician y preparan los:
t e r r e n o s , según las e x i g e n c i a s ' d e l cultivo.
:
..;•.•>
L o s repartimientos del t e r r e n o , los dibujos y. demás adornos;
son siempre t a n varios como el genio particular de quien los
combina , ó de quien está e n c a r g a d o de delinearlos ; por esto, y
porque pende del capricho de c a d a q u a l , omitiré el tratar d e
este punto , contentándome solo con advertir q u e los comparti-
mientos mas sencillos y despejados son siempre, los mas útiles
p a r a las plantas y para el cultivo ; y finalmente son los que d e
ordinario presentan mayor e l e g a n c i a : la e s p e s u r a , el desorden
artificial, y la mezcla confusa de diversas plantas , es únicamen-
te útil para los jardines llamados á l a inglesa , mas no para los
de a d o r n o , ni p a r a los de flores: de a q u í es q u e uno de los
N 2
roo
m a y o r e s c u i d a d o s q u e debe tener todo jardinero florista ¿ c o n s i s -
t e en distribuir el terreno de modo que , sin carecer de orden y
hermosura el compartimiento , resulten algunos claros en donde
p u e d a n criarse las plantas q u e quiere , acomodándolas ya en u n
l u g a r y a en otro, según la exposición y situación q u e mas desean
por su n a t u r a l e z a ; pues es cierto q u e unas apetecen el s o l , otras
l a sombra & c . : y el colocarlas con estos cuidados es siempre de l a
mayor importancia.' A s í q u e , es necesario reunir en los j a r d i n e s
u n a porción de objetos, sin los quales es imposible llevar al c a -
b o la importante operación del c u l t i v o y la conservación de m u -
chos individuos v e g e t a l e s , : c u y a delicadeza e x i g e las mayores
atenciones.
Los extrangeros q u e han l l e v a d o la jardinería a l mas alto
g r a d o de perfección , usan de invernáculos construidos de mil
modos ingeniosos, de estufas , casas y campanas de c r i s t a l , de
caxoneras , camas calientes , alvitanas , portales de jardín , y
otras mil cosas con las quales vencen las dificultades q u e les
opone el clima , el terreno , la e x p o s i c i ó n , y en una palabra l a
misma naturaleza ; así consiguen á fuerza de industria , traba-
j o y gastos inmensos los productos v e g e t a l e s de casi todos los
p u n t o s del globo*.
Nosotros estudiando el c u l t i v o por un método sencillo, q u a l
conviene á los p r i n c i p i a n t e s , y con la favorable disposición q u e
ríos presenta la b e n i g n i d a d de la mayor parte del clima de E s -
paña-, omitiremos en estos elementos la demostración de tantos y
t a n ingeniosos métodos de c u l t i v o , pues con los invernáculos y
estufas, con las.camas calientes, con los portales de j a r d í n , y
con a l g u n a cajonera ( d e todo lo q u a l tenemos hablado en l a
l e c c i ó n anterior.) podemos disfrutar quantos placeres p u e d a n de-
searse de los productos de la A g r i c u l t u r a , y gozar la posesión
d e l a s plantas mas raras , q u e p u e d a n adquirirse de las q u a t r o
partes d e l m u n d o . . . . -
Conocido el climay la situación del j a r d í n , la c a l i d a d del
terrsnb y l a naturalezai.de las p l a n t a s , es necesario saber qual
es la época mas conveniente para verificar la s i e m b r a , para lo
q u a l h a y diferentes métodos : unos l o Verifican en p r i m a v e r a y
o t o ñ o : otros no g u a r d a n é p o c a , sino q u e executan las siembras
e n q u a l q u i e r a tiempo y estación ; y otros en fin no solo esperan
á t a l y tal mes ,. sino q u e ademas consultan rigorosamente los
quartos crecientes y menguantes de las lunaciones , y aun h a s -
t a las horas del dia en q u e han de hacerlo ; pero , en mi enten-
der , unos y otros siguen este sistema sin otros principios que los
de pura tradición ó rutina. Por decontado puede asegurarse q u e
la época mas natural y mas exacta p a r a sembrar debe ser aque-.
l i a en que el v e g e t a l sazona sus semillas, se desprende de ellas
espontáneamente, ó las recoge el jardinero para depositarlas en
s e g u i d a en la tierra. Sin e m b a r g o , en este caso como en q u a l e s -
q u i e r a o t r o , habrá necesidad de colocar la n u e v a planta en una
exposición y situación que favorezca su nacencia y vegetación.
D e este modo la misma naturaleza nos g u i a como por la mano
y nos señala la época fixa de sembrar c a d a v e g e t a l ; pero como
n o todas las v e c e s , en todos los climas , ni con todas las plan-
tas puede executarse , de a q u í es el haberse adoptado por p u n -
to general la costumbre de hacer las siembras á principios de
primavera y otoño. Q u a n d o hay abrigos naturales ó artificiales,
q u a n d o no faltan estufas , camas calientes, portales de jar-
din & c . & c . es muy fácil adelantar las siembras y conservar las
plantas 5 pero q u a n d o se h a y a de verificar al raso , es preciso
tener una regla qué i n d i q u e , con a l g u n a s e g u r i d a d , la época
de sembrar en la p r i m a v e r a , y esta parece que la determina en
qualquiera país la frondescencia de los árboles indígenos : él
fresno con especialidad es el que mas debemos observar , pues
l u e g o que empieza á brotar la hoja, señala como el mejor termó-
metro el g r a d o de temperatura que conviene para esta opera-
c i ó n , la q u a l se repite en los meses de agosto y septiembre, ade«
lantando mas ó menos la siembra según que los fríos del in-
vierno se anticipan , ó según son estos mas ó menos intensos.
. L a s plantas :que se logran de ambas siembras , y a se h a g a n
en c a j o n e s , en t i e s t o s , ó en semilleros preparados al inten-
to , se deben trasplantar con orden á los p a r a g e s convenientes,
g r a d u a n d o siempre las distancias por el porte total de las p l a n -
tas, y colocándolas de modo que sin que se perjudiquen las
unas á las otras , p u e d a lograr c a d a u n a de la exposición que
necesita para v i v i r , pues es claro q u e , r e s p e c t i v a m e n t e , unas
p u e d e n resistir el calor, ó el frio mejor que otras : y así.el
: co-
locar á las primeras en la fachada del norte sería un error i g u a l
a l de poner las segundas en la fachada del medio dia. T a m b i é n
debe cuidarse de elegir un dia n u b l a d o , fresco y húmedo si
p u e d e , s e r , para executar los trasplantas ; y respecto de las
plantas muy d e l i c a d a s , conviene sacarlas con un cepelloncito
de tierra unido á las r a i c e s , pues de este modo se asegura la
operación y no hay riesgo de que se pierdan. Últimamente , se
r i e g a n todas luego que se verifica el t r a s p l a n t o , como se dixo
por r e g l a g e n e r a l tratando de las hortalizas.
102

Be los aumentos.

E n l a lección nona de la parte teórica e x p l i q u é los diversos


modos de aumentar ó multiplicar las plantas : allí vimos q u e
hay el recurso no solo de la multiplicación o v í p a r a ó de semi-
l l a j sino también otra q u e llamamos v i v í p a r a ó de yema. Esta
consiste en l a separación de los bulbos y r a i c e s , y en el plantío
d e estacas , a c o d o s , inxertos y esquexes : los primeros métodos
q u e d a n demostrados en la c i t a d a l e c c i ó n , y solo resta repetir l a
p r á c t i c a de los esquexes reservada para este l u g a r , como propia
d e los floristas.
Tenemos dicho q u e el esquexe no es otra cosa q u e u n c o g o -
llo desprendido de la planta madre , el q u a l , plantado con l a s
precauciones necesarias , echa raices por la extremidad infe-
rior q u e está metida en la tierra , c u y a s raices se desarrollan-,
ó nacen precisamente e n el punto mismo por donde estuvo a s i -
d o á l a principal. E l t e r r e n o , cajón , tiesto ó cama caliente se
p r e p a r a con el mayor e s m e r o , y resguardándolo del sol se v e r i -
fica el plantío en l a primavera y otoño al tiempo del ascenso ó
d e l a renovación de la savia.
L a jardinería saca también partido de l a división y s u b d i -
visión de las plantas perennes para aumentar su número : el e s -
tatice ó g a z o n , la peonía, a q u i l e x i a , p r i m a v e r a , v e r ó n i c a , v i o -
l e t a , m a r g a r i t a , p i r a m i d a l , y otras muchas se aumentan d i -
v i d i é n d o l a s y separándolas en varias porciones, así como en a l -
g u n a s otras facilitan su multiplicación los cogollos q u e brotan
e n l a extensión de sus tallos sarmentosos y. rastreros.
N o solo debe el jardinero florista conocer los métodos p r á c -
ticos de aumentar las p l a n t a s , sino q u e también debe a v e r i g u a r
su índole y modo de v i v i r , para aplicarla un c u l t i v o análago á
su naturaleza : plantas h a y q u e no quieren la tierra m u y l a b r a -
d a , y por consiguiente u n a v e z plantadas es preciso dexarlas,
algunos años sin removerlas de aquel sitio. T a l e s , entre otras,
el lirio de los valles (convallaria majallis de Linn.) la q u a l no so-;
lo apetece u n terreno sombrío, fresco y limpio d e malas yerbas^
sino q u e además necesita del indicado reposo para propagarse.
L a s plantas alpinas necesitan de un g r a d o de frescura supe-
rior á todas las demás. L a s horquídeas apetecen los sitios ó t e r -
renos h o n d o s , y por consiguiente húmedos y substanciosos. L a s
aquáticas terrenos p a n t a n o s o s , y algunas de ellas necesitan e s -
tar sumergidas enteramente en el a g u a , como la nifea y otras.
103
Por el contrario las plantas delicadas ó muy sensibles á la
impresión del f r i ó , es preciso conservarlas en los invernáculos
de mas ó menos grados de c a l o r , según el temperamento de ca-
da una. En una p a l a b r a , el jardinero debe formar artificial-
mente un clima y un terreno, si no idéntico á lo menos muy
aproximado á aquel en que_ nacen y se crian espontáneamente
las plantas que c u l t i v a : de donde se s i g u e , como y a hemos d i -
c h o , la necesidad de las camas c a l i e n t e s , de las estufas, p o r t a -
les de j a r d i u , cajoneras , alvitanas y demás abrigos para las
plantas que nos vienen de las regiones cálidas ; y de aquí t a m -
bién la m e z c l a de tierras en diversos g r a d o s , y el colocar, como
se dixo al p r i n c i p i o , en sitios sombríos, a l t o s , cascajosos, a r e n ó -
sos & c . á todas las que v i v e n en p a r a g e s frescos, en sitios e l e v a -
dos, y en regiones ó terrenos h ú m e d o s ; sin cuyos requisitos y p r e -
cauciones es imposible reunir en el corto espacio de un solo j a r -
din , plantas de tan diversos climas , terrenos y naturaleza.
N o creo sea del objeto de esta enseñanza añadir el c u l t i v o y
las atenciones particulares de c a d a p l a n t a , pues todo ello debe
buscarse en las obras completas de A g r i c u l t u r a y j a r d i n e r í a , t e -
niendo por base y fundamento para la mejor dirección los p r i n -
cipios elementales que q u e d a n e x p l i c a d o s ; mas sin embargo d a -
ré una idea de los diversos c u l t i v o s , d i v i d i e n d o las plantas e n
tres grandes secciones por el orden con que naturalmente se
reúnen según su afinidad ó a n a l o g í a , siguiendo en parte la i d e a
de los hermanos Boutelou en su tratado dé las ñores. C o n este
objeto reuniré en la primera todas las p l a n t a s , c u y a s raices b u l -
bosas y tuberosas son conocidas generalmente con el nombre de
cebollas de flor; en la s e g u n d a comprehenderé las plantas p e -
rennes q u e mas se conocen entre nuestros floristas, con inclu-
sión de los a r b u s t o s ; y finalmente en la tercera entrarán todas
las anuales de uso mas g e n e r a l y común.

PRIMERA DIVISIÓN.

De las cebollas dejlor.

Generalmente h a b l a n d o , ha sido despreciado por largo tiem-


p o entre los floristas españoles el aumento por semillas de las
plantas comprehendidas e n esta s e c c i ó n , y solo se cuidaban de
multiplicarlas por los hijuelos ó bulbitos h u e v o s , que se crian
alrededor del p r i n c i p a l , ó bien separando los tubérculos en q u e
se multiplican las raices de otras que no son bulbosas, como en
l a anemone r el r a n ú n c u l o , la hemerocalis, los lirios & c . ; pero
104
esta práctica constantemente s e g u i d a , nos ha p r i v a d o de u n a
multitud de variedades apreciables que se pudieran haber l o -
g r a d o por medio de las simientes. Por esto debemos confesar,
a u n q u e con d o l o r , que los floristas del norte de E u r o p a nos l l e -
van grandes ventajas en esta p a r t e , pues poseen una riqueza
extraordinariamente mayor q u e nosotros, de todas las especies
d e cebollas de flor. D e los tulipanes , l i r i o s , j a c i n t o s , narcisos,
a n e m o n e s , r a n ú n c u l o s , fritilarias, horquideas & c . &c."cuentan
p o r cientos las especies, y á miles las v a r i e d a d e s ; pero nosotros
estamos reducidos á muy pocas y estas acaso d e g e n e r a d a s , por
n o haber atendido á la multiplicación de las especies por medio
•de semillas. .
L a mayor parte de nuestros jardineros dedicados al ramo
¿ e floristas , creen que los l i r i o s , t u l i p a n e s , anemones , france-
sillas & c . no producen semilla , ó que si la producen no es
apropósito para propagar la especie ; por otra parte , como
g e n e r a l m e n t e conservan solo las plantas de flor doble y d e s t r u -
y e n las sencillas y semidobies, no pueden obtener aquel produc-
t o , pues es claro que las flores llenas no dan semilla, porque
c a r e c e n , de los órganos s e x u a l e s , convertidos en pétalos por el
c u l t i v o ; y esta es la causa porque por una parte ignorando
los buenos principios, y por otra conservando solo aquellas p l a n -
t a s , c u y a s flores d o b l e s , l l e n a s , prolíferas, multiplicadas ó mons-
truosas no dan s e m i l l a , se mantienen en el error p r i m i t i v o , sin
d a r un paso que adelante ó mejore su sistema de cultivo.
A s í pues el que quiera obtener especies y variedades nue-
v a s , no le q u e d a otro arbitrio que usar de las semillas para l a
p r o p a g a c i ó n de las plantas. E s t a r e g i a , que es general para to-
dos los ramos del c u l t i v o , es de mayor importancia en la j a r -
d i n e r í a , y principalmente para el ramo del florista en q u e todo
es c a p r i c h o , l u x o y galantería. Sabemos y a por el estudio de la
fisiología v e g e t a l , y por lo que muchas veces hemos repetido en
estas l e c c i o n e s , que las plantas de un mismo g é n e r o , y mucho
mas aun las de una misma especie, son muy propensas á la l u -
b r i c i d a d ; esto e s , á q u e fecundándose los ovarios de unas p l a n -
t a s con el polen de las anteras de otra diferente, produzcan i n -
dividuos mestizos, que ni bien se parecen al padre ni bien á la
m a d r e , y entonces suelen resultar especies n u e v a s , ó quando
menos variedades muy r a r a s , y por lo mismo muy apreciadas
de los apasionados de Flora. A l j a r d i n e r o , c u y a práctica esté f u n -
d a d a sobre los conocimientos de la fisiología v e g e t a l y sobre los
demás q u e hasta aquí llevamos e x p l i c a d o s , le será muy fácil
hacer por su gusto fecundaciones híbridas, tomando las flores
de u n a planta y aplicándolas sobre otras a n á l o g a s , antes d e l
acto de s u s , b o d a s , y de este modo estará seguro de obtener cíe
las nuevas semillas unas plantas q u e se diferencien mas o me-
nos de la especie á que corresponden 6 , 1 o que es lo mismo, q u e
varien entre sí por caracteres ó notas mas .ó menos marcadas y
constantes. Esto explicado ,. pasemos ya á dar una i d e a . general
del método de siembra y cultivo,-. que corresponde á las p l a n -
tas de que. estamos- hablando., .<.•-,-•.

Siembra de las plantas de flores de raices bulbosas


, : , - y tuberosas i

Para sembrar las semillas de todas las p l a n t a s , c o m p r e h e n d i -


das en esta sección ,. se'dispondrán''uñas eras , cajones ó tiestos,
según la cantidad q u e haya de simiente y la planta que se d e -
sea : multiplicar. Estos semilleros deben estar colocados en d o n d e .
no jos ataquen los r a t o n e s , las hormigas y demás i n s e c t o s , c o -
mo también en-uu parage expuesto a l . s o l ; a u n q u e e n las s i e m -
bras tardías habrá q u e modificar su acción por. medio :de l e n z o -
nes , cubiertas de paja, ó de arbustos,;ó bien con los ¡portales de'
jardín. E l terreno se compondrá de l a mezcla de .una parte
de arena - g r u e s a , otra de mantillo m u y consumido, y dos de
tierra de soto muy l i g e r a , todo ello bien revuelto y prepara-'
do con a l g u n a anticipación para que se a m a l g a m e n y. combinen
entre sí todas las tierras. Hecho a s í , se allana la superficie,
se dispone con la mayor i g u a l d a d y se verifica la siembra cui-
d a n d o de que la semilla quede bien r e p a r t i d a , c u b r i é n d o l a d e s -
pués con u n a capa de l a misma mezcla bien cribada , pero 1
que
no pase del grueso de u n dedo : en s e g u i d a se riega con r e g a d e -
ras de lluvias finas, y se continúa c u i d a n d o de darlas el riego y :

demás q u e fuese necesario hasta que n a z c a , e n c u y o caso es pre-'


ciso resguardar las n u e v a s p l a n t a s , así de la fuerte.impresión des»
los rayos del s o l , como de toados- los demás meteoros y enemigos
que las p u e d a n perjudicar, ,, : '•. '
t ......
En fin, todos los cuidados que e x i g e n estos semilleros , se r e -
d u c e n á mantenerlos limpios de toda y e r b a , c a n t o s , insectos y
demás q u e p u e d a dañarles ; á recebar el cajón , tiesto ó e r a
q u a n d o la planta h a y a c r e c i d o , aumentándole un dedo de tierra
de la misma mezcla á la cubierta antes p r e v e n i d a ; y por últi-
m o , á preservarlos de los.frios.y heladas del' i n v i e r n o , p u e s aun-
q u e , q u a n d o son y a c r e c i d a s , resisten estas plantas á su impre-:
sion, q u a n d o son aun tiernas suelen perecer con ellos.
Si la siembra está bien hecha y se les asiste con los cuidados
que q u e d a n referidos, pueden mantenerse las nuevas plantas eij
TOMO II. o
: i o6
el semillero por d o s , t r e s , y aun quatro años , según su clase y
condición. L a s anemones y ranúnculos , se forman mas pronto
q u e los tulipanes , jacintos y demás bulbos , y por esto pueden
sacarse • aquellos del semillero primero que los s e g u n d o s ; pero
así l a s - u n a s c o m o las otras plantas deben permanecer en é l , has-
ta-que d e n l a primera flor, o quando'menos hasta que observan-
do el jardinero q u e forman espesura , p u e d a temer q u e se per-
j u d i q u e n unas á o t r a s , pues entonces no solo no adelantan to-
d a s , sino que llegan á perderse la mitad. E n q u a l q u i e r a de e s -
tos casos las sacará del semillero á su debido tiempo , y las t r a -
tará como á las que están y a f o r m a d a s , de c u y a plantación y
c u l t i v o vamos á tratar.

Plantación y cultivo.

Así las n u e v a s cebollas y raices l o g r a d a s de los semilleros,


como las viejas- q u e se llevan en el c u l t i v o de muchos años , se
plantan en este clima desde-últimos de septiembre hasta todo
e n e r o ; pero como las q u e son verdaderas cebollas empiezan su
v e g e t a c i ó n t a n l u e g o como se hacen sentir las lluvias del otoño,
desenvolviendo el tallo a u n q u e no estén plantadas en tierra,
de a q u í es qué todas estas es preciso plantarlas en la primera
é p o c a , pues de otro modo se inutilizan y pierden. L a s anemones,
ranúnculos y francesillas-, p u e d e n plantarse en quasi todos los
meses y , tomando las precauciones n e c e s a r i a s , podrán tenerse
flores de ellas la mayor parte del año. Estas raices pueden g u a r -
darse de un año:pará otro sin plantarlas , pero los bulbos de l a s
cebollas es indispensable plantarlos todos los a ñ o s , porque a d e -
lantándose su v e g e t a c i ó n , como se ha d i c h o , l u e g o que la a t -
mósfera se c a r g a de h u m e d a d en el o t o ñ o , no p u e d e retrasarse
el. acto del plantío. P a r a obtener las flores mas tardías de lo r e -
g u l a r , no-,queda o t r a arbitrio q u e hacer a l g u n a plantación en
sitios^frescos. y ...expuestos al norte.f'pues en estos florecen mas;
tarde que en los que gozan de una exposición favorable.
- - E l terreno en q u e : h a y a n d e - p l a n t a r s e todas las plantas de
esta sección debe ser-ligero , bien labrado , y un tanto abonado
con mantillo muy p o d r i d o : por lo regular se ponen en arriates
y, platabandas ,.cuyo local proporciona el poder preparar la tierra
como conviene : en unos casos se dispone el terreno en un lomo
ó albardilla y en otros: en era l l a n a ; l o q u a l se determina por
l a a b u ñ d a u é i a ó falta de l l u v i a s e s t a c i o n a l e s : si l l u e v e con fre-
c u e n c i a , y el terreno retiene naturalmente el a g u a , se hace el
alomado ó albardillado , y si esto no sucede se ponen en eras
llanas , que es siempre mejor para las plantas.
io7
E l plantío de los ranúnculos, anemones, j a c i n t o s , narcisos y
t u l i p a n e s , se verifica en líneas paralelas y como á medio pie de
distancia una de otra,en todo'sentidoílbs'ptímeros se ponen como
á quatro dedos de profundidad, y los segundos de quatro á seis.
L a s a z u c e n a s , la emerocalis, algunos lirios , con las demás p l a n -
tas menos delicadas,se ponen en las p l a t a b a n d a s á golpes repar-
tidos á buenas d i s t a n c i a s ; pero las tuberosas (nardo ó v a r a de
José) deben ponerse solas y con a l g ú n cuidado. Esta hermosa c e -
bolla se planta en a b r i l , y se saca de la tierra en n o v i e m b r e : si
se c u l t i v a en tiestos pueden retirarse estos á un pa.rage seco Jue-
g o que h a y a n dado la flor, y d e x á n d o l o s sin r i e g o a l g u n o du?;
:

rante el i n v i e r n o , se conservan sanos, los bulbos dentro d e , la¿


t i e r r a s e . nutren y perfeccionan mas y mas en aquel t i e m p o , y.
á la primavera siguiente están en el mejor estado de v e g e t a c i ó n .
E n este caso se v a c i a n los tiestos, se sacan las c e b o l l a s , se s e p a -
ran los bulbos mas gruesos, se prepara Ja n u e v a t i e r r a , como se-
d i x o para la s i e m b r a , y se plantan otra v e z á la i n d i c a d a . p r o -
f u n d i d a d de seis dedos.
E s muy frecuente, entre.nuestros jardineros d e x a r en tierra.,
dos, tres y mas años las cebollas, dé los j a c i n t o s , tulipanes y nar-.
cisos , plantando entre estas otras muchas plantas con q u e , o c u -
p a n también el terreno p a r a adornarle en las estaciones en q u e
los primeros no le v i s t e n ; mas esta práctica á todas luces vicio-,
sa les pierde una infinidad.de cebollas-, q u e si estuvieran solas:
y no se r e g a r a n desde q u e a c a b a n de dar la. flor hasta q u e v u e l -
v e el otoño ó , lo que es lo m i s m o , hasta o c t u b r e , se conserva*
r i a n mejor y serian doblemente preciosas ; por esto en donde el
adorno del j a r d í n y la necesidad q u e h a y de ocupar sucesiva-
mente el t e r r e n o , e x i g e que se repitan las siembras y plantíos;
d e diversas plantas en un mismo l u g a r , es preciso sacar de: la,
tierra las c e b o l l a s , l u e g o q u e han dado la flor y se han secado ó
consumido sus hojas ,, guardándolas en p a r a g e s ventilados y s e -
;

cos, hasta volver á plantarlas en el otoño. Así. lo e x e c u t a n todos,


los buenos floristas, y así debe hacerse por todos aquellos que,
no doliéndose del t r a b a j o , emplean el tiempo gustosísimos e n ,
conservar sus plantas á costa de repetir operaciones. . ,.¡
Por ú l t i m o , la limpieza de malas y e r v a s , la repetición de l a - i
bores q u e a h u e q u e n la t i e r r a , y los riegos moderados quando.
lo necesiten, q u e por lo r e g u l a r no es hasta bien entrada la p r i -
mavera , constituye en gener ai, el c u l t i v o de tan preciosas, p l a n - ;
;

t a s , c u y a descripción y enumetacion podrá verse en el ¡ t r a t a d o


de las flores de los hermanos Boutelou , en el q u a l se hallan r e - '
unidas las noticias de las mas e x q u i s i t a s especies y v a r i e d a d e s » ,

o%
io8

SECUNDA DIVISION.

. De las plantas perennes mas comunes.

L a s plantas p e r e n n e s , comprehendidas en esta division , al


paso que son en mucho mayor número, son por lo general menos
deificadas' para su c u l t i v o : sin embargo hay entre ellas algunas
sumamente • aprecia-bles que exigen cuidados y atenciones p a r t i -
culares para conservarlas : los geranios , la v a y n i l l a , la reseda,
l a oreja de oso, el jazmín real ó grandifloro, la flor del canario,
los caracolillos ó c a r á c a l l a , y otras muchas no pueden conser-
v a r s e al raso en este clima durante el i n v i e r n o , y así es n e c e s a -
rio cultivarlas en tiestos-ó-macetas pata, retirarlas á los inverná-
culos en aquella estación , ó bien taparlas con preservativos s u -
ficientes para evitar Jos efectos d e las heladas ; sin embargo es-
tas mismas plantas en el medio dia de España viven y vegetan
á clima l i b r e , y sin ninguna especie de abrigo ni resguardo.
-.. :Ya; dexamos dicho el terreno q u e conviene generalmente
Hablando p a r a ' c u l t i v a r plantas .delicadas en los jardines ; y al
tratar d e , las mezclas que deben prepararse para la siembra
de.'semiikis.de ias cebollas.de flor, hemos indicado la que con-
v i e n e para--.las demás , pues aquella mezcla es adaptable á
q u a s i todas las plantas delicadas , con solo añadirle una parte
mas de mantillo bien, p a s a d o , á fin de que la mezcla sea a l g o
m a s ligera. L o s cuidados en el acto de la siembra , y los subsi-
g u i e n t e s á ella hasta el t r a s p l a n t o , son los mismos en unas q u e
en o t r a s ; m a s las comprehendidas en esta sección,se trasplantan
l u e g o q u e tienen de tres á quatro dedos de a l t u r a , pues de lo
contrario reciben g r a n daño de l a o p e r a c i ó n , para l a q u a l con-
v i e n e , si se hace en g r a n d e , esperar á que el dia. este fresco ó
¡wáblado, r e g a n á o la tierra en s e g u i d a ; y si es en pequeño de-
be resguardarse .la planta del sol por tres , quatro ó mas dias
hasta que prenda , sin olvidarse de las prevenciones indicadas
ai'principáo]'Los riegos moderados j medidos por la necesidad y
por l a - c a l i d a d d é l a s p l a n t a s , ' la limpieza de toda yerba estra-
ña, removiendo « m e n u d o Ta • tierra para laborear los espacios
d e s c u b i e r t o s , la separación de todo lo muerto ó dañado de las
p l a n t a s , y el distribuirlas cen o r d e n , así en las distancias como
e t i l o s parages, q u e d e s c o r r e s p o n d e n t e s en lo que consiste u n a
g r a n parte del c u l t i v o de las q u e v e g e t a n en los quadros. L a s
Ю9
de los tiestos necesitan además recebar las macetas con n u e v o
mantillo en el otoño y p r i m a v e r a , y c a d a dos ó tres años s a c a r ­
las , recortar u n a parte de sus raices por todo el rededor , reno­
v a r la tierra con una mezcla compuesta de una parte de tierra
aluminosa y otra de mantillo pasado , y volverlas á colocar sin
deshacer el c e p e l l ó n , porque este debe siempre q u e d a r unido á
las raices. L a s plantas comprehendidas en esta s e c c i ó n , se a u ­
mentan por medio de sus s e m i l l a s , por los acodos, e s q u e x e s , hi­
juelos ó retoños enraizados, q u e producen á su rededor las p r i n ­
c i p a l e s ; de cuyos medios hemos tratado largamente en la lección
nona de la primera parte , y por tanto nos referiremos á ella en
este lugar. Sin e m b a r g ó l a mayor ó menor delicadeza de algunas
respecto de o t r a s , e x i g e que el jardinero tenga sobre todas una
constante o b s e r v a c i ó n , ya. para colocarlas en lugar mas f a v o r a ­
b l e , y a para aumentarles ó diminuirles el r i e g o , y y a en fin
para preservarlas de una multitud de insectos que , unas veces
por la raiz y otras por las r a m a s , las suelen atacar con frecuen­
c i a y destruirlas. ,
E n fin, así en muchas de las comprehendidas en esta sec­
ción como en otras de las q u e abraza la siguiente , es preciso
no pocas veces arrimarles tutores, q u e las sostengan para q u e
no rastreen ó se venzan por el suelo. L a s q u e tienen los tallos
volubles y sarmentosos están necesariamente en este c a s o , pero
también lo están otras muchas que no son de esta clase ; los
g r a n d e s claveles por exemplo , necesitan quasi siempre de a l g u ­
nas varitas que los sostengan, porque sino cabecean ó se doblan
con el peso de la ltpr se caen y perecen,
?

TERCERA DIVISIÓN.

De las plantas anuales.

L a s plantas anuales q u é por lo común se c u l t i v a n en estos


jardines , aunque en g r a n número de i n d i v i d u o s , no exigen de
parte d e l , c u l t i v a d o r otros cuidados q u e ios indicados en la s e c ­
ción anterior, y los conocimientos preliminares de que se habló
al principio ; mas sin e m b a r g o , como los vegetales de que a q u í
tratamos son los menos duraderos y por consecuencia los que me­
nos atenciones n e c e s i t a n , es necesario poner todo, el c u i d a d o en
la preparación de la t i e r r a , en elegir la exposición q u e les con­
viene , en no confundirlos cún la espesura, y finalmente en sem­
brarlos y trasplantarlos en tiempo y en sazón, c u i d a n d o mucho d e
la recolección de semillas , y eligiendo para este objeto las plantas
mas vigorosas y de mejor e s p e c i e , como se dirá más adelante.
L E C C I Ó N VIII.

DEL CULTIVO DE LOS ARBOLES CON UNA IDEA DE


LOS JARDINES FORMADOS A LA INGLESA.

Debiendo continuar el mismo orden de ideas q u e nos he-


mos propuesto desde el principio , y las indicaciones hechas en
l a lección anterior, parece indispensable empezar dando á cono-
cer los jardines llamados á la inglesa , y la práctica de jardi-
nería q u e en ellos se sigue ; anotando a u n q u e de p a s o , las d i -
ferencias que se perciben por lo general entre los verdaderos
jardines de esta especie y los q u e , queriendo imitarlos, se llaman
así impropiamente.
P a r a llenar este objeto en toda su e x t e n s i ó n , usaré con a l -
g u n a libertad de las frases con que Rozier explica este punto,
e n el tomo i x , página 40 í de la traducción castellana de su
Diccionario de A g r i c u l t u r a ; pues hallando reunido en este ar-
tículo lo mas importante para el objeto q u e me p r o p o n g o , no
haré mas que extractar lo que aquel sabio autor dice.
Llámase jardín ingles una campiña hermosa por su sitio, r i -
c a en su v e g e t a c i ó n , y p l a n t a d a convenientemente de árboles,
cortada por canales , rios ó arroyos con diversas producciones,
hermoseada con masas de que se ha sabido sacar utilidad ; en
u n a p a l a b r a , es la simple n a t u r a l e z a a d o r n a d a de todas sus
gracias. Si el arte viene á su socorro no d e b e distinguirse en el
t o d o , sino en algunos detalles de buen gusto.
L o s Chinos y los Japoneses son los primeros inventores de
estos jardines. Kcempser en su historia del Japón d i c e , ' q u e este
pueblo siempre tiene en su j a r d í n , entre otros ardonos, una
p e q u e ñ a roca ó colina artificial sobre la q u a l l e v a n t a algunas
v e c e s el modelo de un templo : q u e frecuentemente se v é un
a r r o y u e l o , q u e se precipita de lo alto de una roca con d e l i c i o -
so murmullo, y que uno de los lados de esta colina está adorna-
do de un bosqueciilo & c . & c .
E s t a especie de jardines debe ser m u y a n t i g u a en la China}
y los primeros papeles pintados, que se traxeron de aquellos
países , fueron ios que^ hicieron pensar en imitarlos en Europa.
A s í e s , que á principios del siglo X V I I los jardines de Inglater-
ra no se diferenciaban, en nada de los de otros reynos. Kent,
111
hombre de i n g e n i o , y artista de mucho g u s t o , fué el que acia el
año de 1 7 2 0 presentó á la Inglaterra la naturaleza misma en
la composición de los jardines de E s h e r , casa de campo del M i -
nistro P e l h a m , y con ellos produxo u n a revolución completa en
esta parte de l a jardinería,
C o n razón advierte R o z i e r q u e el gusto de los jardines i n -
g l e s e s , que mas bien deben llamarse chinos, abraza y a todo el
continente ; pero algunos tienen la rareza de amontonar en u n
espacio limitado de terreno tanto número de objetos q u e se c o n -
funden los unos con los otros. E n tales jardines todo es p e q u e -
ño , estrecho y miserable. Sus compositores carecen casi siempre
de ideas é imágenes p r e c i o s a s , y su v i s t a , poco exercitada en
contemplar la n a t u r a l e z a , carece siempre del gusto y tino c o n -
veniente para imitar la simplicidad elegante , q u e ella presenta
en sus decoraciones.
Entre nosotros mismos podemos comprobar á c a d a paso esta
v e r d a d , 'Basta para convencernos tender la vista sobre una m u l -
titud de j a r d i n i l l o s q u e hay dentro de l a Corte dispuestos á la.
!

inglesa , én los qu'ales se v é no solo una aglomeración de obje-


tos q u e todo lo c o n f u n d e , sino también un gusto fastidioso y
pesado en su composición. E l único modelo de jardines de esta
especie q u e podemos citar con satisfacción en el día , es el q u e
posee la D u q u e s a de B e n a v e n t e en su posesión de la villa, d e
la A l a m e d a , llamada el capricho. Esta hermosa posesión es la'
única q u e podemos presentar por modelo a c a b a d o para estudiar
en ella la composición de tales jardines , pues los famosos q u e
antes habia en el R e a l sitio de A r a n j u e z h a n perecido á in.íHixo
de las calamidades dé la guerra ; por lo d e m á s , la lectura, del
artículo que extractamos, ia de las diversas obras publicadas ( 1 )
sobre este mismo objeto , el buen gusto en la combinación , y
u n genio verdaderamente decidido por la belleza n a t u r a l , serán
la's únicas reglas capaces de formar un jardin de esta c l a s e ; pues
:

los q u é se e x e c u t a n solo con un compartimiento irregular 3 tra-

(1) A r t e de formar los jardines modernos , ó de los jardines i n -


gleses : por Jombert, un tomo en 8.° , París 1 7 7 1 .
Ensayo sobre los jardines : por W a t e l e t , París 1 7 7 4 .
Teoría de los jardines , París en casa dePissot.
D e la composición de los paisages, ó medios de hermosear la na-
turaleza al rededor de las casas, uniendo lo agradable á lo útil : por
Gerardin , París 1 7 7 7 .
Sobre la formación de los jardines, por el autor de las considera-
ciones sobre la jardinería , París en casa de Pissot, 1 7 7 9 .
El Poema de los jardines del Abate de Lille.
I 12
zado por líneas curvas, plantados con plantas pequeñas y ador-
nados con alguna fuente , cascada-, casa ó cenador rústico &e,
no pueden entrar en el número y clase de los primeros, los
quales deben plantarse con árboles robustos , y macizados con
espesillos, interpolados con praderas , rías , cascadas , puentes,
derrumbaderos y subidas ; terminados en puntos de vista pinto-
rescos, llenos de salas, gabinetes y asientos que formen un con-
traste , tanto mas gracioso quanto mas variado y menos mono T

tono. De aquí se infiere que todo el mérito de estos jardines es-


tá reducido á imitar la naturaleza, y por lo mismo debe el que
los dispone aprovecharse y sacar partido de las hondonadas y
arroyos, de las elevaciones y llanuras, conservando los dife-
rentes puntos de vista que contenga, y acomodando siempre el
plan al terreno, y de ningún modo el terreno al plan : en una
palabra subordinándose al sitio , á sus accidentes, y á los obje-
tos que le rodean. . . .
Los plantíos se forman como, sin arte y así aparecen las ca-
lles abiertas como por casualidad,.: unas veces están - dispuesta*
solo por el hueco ó espacio que presentan , rodeando ó serpen-i-
teando de uno á otro punto por entre los troncos de los árboles;
otras están cerradas por sus costados con dos líneas de arbustos
cuyas ramas, cortadas con la guadaña, representan haber abierta
el paso por entre las malezas. En unas partes se encuentran co-
mo de repente entradas y salidas, que conducen á un lugar de
descanso ó de placer , á una pradera , á un parterre , á una
casa, castillo &c. ; en otras se asoma á un precipicio que esta-
ba escondido con las plantas mismas; y en fin el conocimiento y
colocación de las diversas especies de árboles que , jugando con
el todo del pian, ya por su porte, ó ya por su figura contribuyan
á la decoración , es lo que constituye la mayor parte de la cien-
cia del jardinero que los plantifica ; pero su cultivo consiste en
mantener,limpio el arbolado de todo lo seco; cuidar de la extin-;
cion de los insectos, y preservarlo de los demás daños que .sue-
le padecer : las calles y paseos han de estar igualmente limpios
de cantos , hojas y malas yerbas ; recortadas las plantas que de-
ban recortarse, se renovarán los plantíos siempre que lo necesi-
ten, y finalmente se les acudirácon los riegos quando convenga.
De este modo el jardinero habrá llenado sus deberes en quanto
corresponde á la dirección y cultivo de tales jardines, por lo qual
y habiendo dado las ideas generales, que pueden conducirá!
acierto, pasaremos á tratar del modo de criar, plantar y conser-
var los árboles así de monte ó silvestres, según los llama el
vulgo, como los frutales cultivados ; extendiéndonos en los
pormenores más minuciosos por el grande interés de la materia,
ii3
y por lo atrasado q u e se halla entre nosotros este ramo principal
de nuestra riqueza.
M a s para proceder con orden y llevar u n a serie de ideas
c o n t i n u a d a s , según el sistema instructivo q u e nos hemos pro-
p u e s t o , es preciso antes de pasar adelante hacer v a r i a s subdi-;
visiones de este a r t í c u l o , pues así por lo vasto é interesante de>
la m a t e r i a , como por lo delicado de su explicación trataremos: ¡
i.° D e la diferencia que debe establecerse agronómicamen-
te entre los árboles de monte ó silvestres,.y los q u e se llaman
comunmente frutales ó cultivados.
2. 0
D e l modo de formar los semilleros viveros y planteles.
3.
0
D e l modo de verificar las siembras de asiento.
4. 0
D e la poda en g e n e r a l , y en particular de l a q u e con-
viene á c a d a especie de arbolado.
5. D e l modo de trasplantar los árboles.
0

De la necesidad de separar los árboles en dos grandes


secciones ó sea, según lo entiende el vulgo, en
silvestres y frutales.

Hemos dicho q u e deben hacerse dos grandes divisiones de los


arbolados.- la primera en árboles de monte ó silvestres; y la s e -
g u n d a en árboles frutales ó c u l t i v a d o s , sacando de esto el p a r -
tido conveniente para la mayor c l a r i d a d : y a u n q u e no ignoro
q u e este modo de d i v i d i r ó separar los arbolados está i m p u g n a -
do por R o z i e r y otros muchos a u t o r e s , creo no obstante q u e en
el caso de q u e tratamos conviene adoptar esta d i v i s i ó n , como
muy apropósito en la g e n e r a l i d a d de los principios á q u e l a
v a m o s aplicando. D e aquí es q u e si consideramos por una parte
l a extensión q u e debe darse á los árboles d e monte con relación
á sus objetos y á las utilidades mas generales q u e de ellos r e -
s u l t a , y por otra la diferencia de c u l t i v o q u e e x i g e n respecto d e
los frutales, parece que estas dos consideraciones los separan
naturalmente entre s í ; pues al paso q u e los árboles de la p r i -
mera división deben ocupar dilatados terrenos y a sean de b u e -
na ó mala c a l i d a d , los de la s e g u n d a , esto es los f r u t a l e s , r e -
ducidos siempre á menores e s p a c i o s , se p l a n t a n en terrenos mas
p i n g ü e s , y se les aplican c u i d a d o s mas prolijos.
Estos principios generales dan bastantemente á entender q u e
debe admitirse la i n d i c a d a separación ó división convencional,
pues es claro q u e q u a n d o se trata de multiplicar las arboledas,
los bosques, montes ó plantíos de esta n a t u r a l e z a , se ha de repa-
TOMO 11. p
114
rar menos en la calidad y exposición de la tierra que en la si-
tuación ; pues desde luego se dexa conocer que jamás deberán
ocuparse los terrenos pingües é inmediatos á las poblaciones con
arbolados silvestres 5 tales tierras están y deben estar siempre des-
tinadas al cultivo de granos frumenticios, legumbres, hortalizas,
viñedos, olivares y frutas de todas especies, al paso que los mas
distantes, los ínfimos y mas costosos de labrar se deben poblar
de aquellos árboles, cuya plantificación cuesta poco, y rinden
con el tiempo las mayores utilidades así en la abundancia de
pastos como en la leña, madera, hoja y demás desperdicios que
proporcionan.
Esto no quiere decir que se excluyan absolutamente de al-
rededor de las poblaciones aquellos plantíos que forman su me-
jor adorno, pues es constante que una alameda plantada á las
márgenes de un arroyo, un pequeño bosquecillo dispuesto con
arte en un terreno malo ó en un cerro empinado donde nada
se produce, y unos paseos mas ó menos extensos, con quantos
plantíos de esta naturaleza puedan inventarse, son obras dignas
de executarse á la vista de los pueblos, pues ellas ademas de
constituir su mejor ornato, y de reportar crecidos intereses, man-
tienen una constante hermosura, y una salud inalterable en las
poblaciones y campiñas cercanas: y he aquí como sin sentir es-
tamos en el caso de manifestar el significado de las voces silves-
tre.y frutal, pues aunque estas por sí solas no expresan bien el
objeto que quieren determinar, son no obstante muy útiles, y
deben conservarse así por ser las mas vulgares y conocidas del
rudo labrador, como porque, bien entendidas, prestan suficiente
idea de los árboles comprehendidos en ambas divisiones.
El árbol silvestre rigurosamente hablando , es aquel que
nace espontáneamente en qualquiera parte de nuestro globo,
crece, se reproduce y muere sin que la mano del hombre le ha-
ya tocado: también lo son aquellos q u e , una vez sembrados,en
los grandes bosques y selvas, se les dexa enteramente abando-
nados al cuidado de la naturaleza ; de modo que en la genera-
lidad de la palabra silvestres, se comprehenden todos aquellos
árboles que se crian en los montes, valles y selvas, y nos sumi-
nistran las rrfaderas para las obras de arquitectura, para la
construcción naval, para los ingenios, fábricas, mueblage, le-
ña , hogares & c . , ya rindan frutos útiles para el alimento y cebo
de los ganados y animales domésticos, como por exernplo vellota,
castaña, nuez, avellana & c . , ó ya den semillas únicamente úti-
les para su reproducción, como el olmo, el tilo, el haya y otros.
Por árboles frutales se entienden solo aquellos que á la par
de las semillas con que se multiplican, nos regalan con delicio-
I I ?
sas f r u t a s , quales son el pérsico ó melocotón , el a l m e n d r o , a l -
baricoque, el c i r u e l o , p e r a l , m a n z a n o , g r a n a d o , g u i n d o h i -
g u e r a , o l i v o , v i d & c . Sin embargo estos mismos árboles se con-
sideran en l a jardinería como silvestres ó bordes q u a n d o p r o v i e -
nen de semilla y no han sido inxeridos. L o s bordes son en ri-
gor los árboles de la n a t u r a l e z a , y los inxertos son unos i n d i v i -
duos , cuyos frutos han mejorado su c a l i d a d rústica por los c u i -
dados del h o m b r e , aunque por otra parte esclavizados y sujetos
á su capricho: por lo mismo los primeros son siempre mas robus-
t o s , padecen menos e n f e r m e d a d e s , v i v e n mas tiempo, y siguen
constantemente u n a marcha uniforme en el orden de su v e g e -
tación.
Sentados pues estos principios, y sabiendo y a por las l e c c i o -
n e s anteriores y por lo contenido en e s t a , q u e todos los terrenos
son apropósito para criar árboles, con t a l de q u e estos sean s i e m -
pre de la especie q u e conviene al c l i m a , á la c a l i d a d , situación
y exposición de l a misma t i e r r a , procederemos á tratar del m o -
do práctico' de verificar las s i e m b r a s , y a sea en g r a n d e ó y a en
pequeño d i s t r i t o , dando principio por lo q u e corresponde á los
viveros ó criaderos.

De la formación de los semilleros ó almacigas, y del


modo práctico de sembrar las semillas en estos para
trasplantar después la planta.

Semillero, v i v e r o , criadero ó a l m a c i g a , es u n sitio destina-


d o únicamente á l a multiplicación de toda especie de arbolado:
en él se s i e m b r a n , plantan y c u l t i v a n hasta el momento de p o -
nerlos de asiento en el p a r a g e ó sitio en q u e han de permane-
cer. Este terreno debe ser de buena ó de mediana c a l i d a d , libre
d e g r a m a y de otras malas y e r b a s , y debe también tener buena
exposición para q u e le bañe el sol por todas partes con el a g u a
necesaria para el riego.
Su repartimiento se hace en quadros ó quarteks grandes, d i -
v i d i d o s y subdivididos en canteros y en eras p e q u e ñ a s , como lo
practican los hortelanos en el c u l t i v o de las hortalizas.
T o d a s las semillas se siembran en las e r a s , allanando p r i m e -
ro su superficie; y si las plantas fueren muy d e l i c a d a s , se debe
abonar la tierra con u n poco de mantillo m u y podrido y m e n u -
d o , con el q u a l se ahueca y beneficia, para q u e p u e d a n nacer
mas fácilmente. E n estas eras se abren unas rayas paralelas de
alto á b a x o como á un pie de distancia entre s í , y de dos á q u a -
tro dedos de profundidad.
p 3
116
L a s pepitas de p e r a , manzana y m e m b r i l l o ; la simiente del
o l m o , p l á t a n o , a b e d u l , sófora, m o r a l , cinamomo y otras m u -
chas que son m e n u d a s , se siembran en dichas rayas á dos dedos
de profundidad, cuidando de que la siembra v a y a espesa por-
q u e muchas semillas no suelen nacer y a por propios defectos y
y a porque las destruyen ó inutilizan los insectos, las aves, y otros
animales q u e las comen. Pero las semillas gruesas como son los
huesos de c i r u e l a , de albaricoque, melocotón, almendro & c . ; las
c a s t a ñ a s , bellotas, n u e c e s , piñones, y las llamadas b a y a s , se p o -
nen á la profundidad de quatro dedos, aunque mas claras q u e
las primeras, porque se puede tener mayor seguridad de su b u e n
e s t a d o , y ellas por su naturaleza suelen nacer con mas pujanza:
unas y otras se cubren después ligeramente con t i e r r a , y en s e -
g u i d a se les riega para q u e empiezen las" funciones de la g e r -
minación.
E n quanto al tiempo de sembrar las s e m i l l a s , y a se ha d i -
cho lo bastante para conocer q u a l debe ser la época mas a p r o -
p ó s i t o : por decontado las de los árboles siguen la misma ley q u e
las de todas las demás p l a n t a s , y las reglas dadas al principio
del artículo que trata de la dirección de los jardines de flores,
son muy adaptables á esta parte de la jardinería en que se h a -
b l a de los arbolados: en este como en todos los ramos de ios d i -
ferentes c u l t i v o s , v a r í a la época de sembrar las semillas de q u a l -
q u i e r a planta á proporción que son varios los c l i m a s , las s i t u a -
ciones, la calidad de la t i e r r a , y la especie particular de c a d a
árbol. Por consiguiente reproducimos los mismos principios q u e
q u e d a n sentados en el l u g a r que acaba de citarse; á saber, q u e
la regla menos expuesta á equivocaciones, y por consiguiente
mas universal que puede darse, es la de sembrar c a d a especie
d e semilla l u e g o q u e se sazona ó m a d u r a , ó lo que es lo mismo,
• q u a n d o se desprenden del árbol que las cria. Esta regla q u e nos
dá la misma naturaleza es la q u e debemos seguir, para con.los
árboles indígenos, y por ella sabremos que se han de sembrar en
la primavera todas las semillas que se sazonan en esta estación
y l u e g o que.se .recogen; y en otoño todas las que se sazonan en
otoño. D e este modo ni se inutilizarán las primeras con los calor
res y resecación del v e r a n o , si se las g u a r d a para la primavera
próxima , ni las segundas por las humedades y enmóhecimientos
q u e suelen producir las l l u v i a s del invierno. L a s primeras n a -
cen muy luego que se siembran, y durante el verano se fortifica
la n u e v a planta ; y las segundas se preparan y disponen en
la tierra durante el invierno para romper con fuerza en la si-
g u i e n t e estación.
M a s esta regla aunque m u y útil,y p r a c t i c a b l e , no debe se-
ii7
guirse en toda la extensión de su sentido: el buen arbolista se
ha de dirigir también por los datos que le suministren el cono-
cimiento del clima y el de las especies de plantas; pues en aque-
llos sidos en donde se sufre un temperamento intensamente hú-
medo y frió, no se deben arriesgar indistintamente todas las se-
millas de otoño: de ellas habrá algunas que puedan resistir las
fuertes heladas y pasar el invierno sin . alteración ; pero otras
muchas se perderán si se las siembra en aquel tiempo, á menos
que por ser corta la cantidad sembrada pueda el cultivador res-
guardarlas con pajas , setos, esteras ú hojas echadas en cantidad.
Los piñones, las bellotas, nueces y castañas resisten mucho
frió, y pasan sin lesión lo rígido de nuestros inviernos; pero las
bayas, las pepitas y mucnos de los huesos de las frutas se sue-
len helar quando no se toman con tiempo las indicadas precau-
ciones para evitarlo : de aquí resulta que en nuestro clima con-
viene sembrar en febrero todas las semillas delicadas, que se
recogen en el otoño: pero las que maduran en la primavera y
estío se deben sembrar luego que se recogen.
Tales son las reglas que pueden darse en unos elementos
para establecer..un semillero ó almaciga de árboles, con las no-
ticias convenientes respecto de los tiempos propios de sembrar
las semillas. El cultivo para después, consiste: primero, en la
limpieza del terrreuo, manteniendo removida la. superficie por
medio de repelidas labores, con las quales al mismo tiempo se
destruyan las yerbas nocivas : segundo , en dar los riegos nece-
sarios : tercero, en trasplantar la nueva planta al criadero antes
ó después de que cumpla un año, según fuere su calidad, y se-
gún el estado en que se halle : qtiarto, en dirigir los nuevos ar-
bolitos por medio de una poda y arreglo acomodado á la índole
particular de cada uno; de cuya materia se hablará en artí-
culo separado, omitiendo en este el tratar de las operaciones
respectivas al plantío de estacas, inserios y demás modos de
multiplicar los árboles , por haberlo explicado en la lección que
trata de la propagación y multiplicación de las plantas.
El criadero no es otra cosa que un sitio destinado pa.ra plan-
tar y criar los árboles, reteniéndolos en él hasta que hayan ad-
quirido la altura conveniente para poderlos poner de asiento en
sitio permanente ; en lo qual se diferencia del vivero y del semi-
llero , pues este está, como hemos visto, destinado solo para
sembrar las semillas, y el vivero para colocar las estacas á fin
de que. echen raices : así es como quedan determinadas con vo-
ces muy propias las funciones á que se destina cada una de las
partes, en que debe dividirse lo que llamamos genéricamente
almaciga.
n8
A l criadero pues debe trasplantarse no solo la nueva planta,
que resulte de la semilla sembrada en el semillero, sino también
las que provengan de los acodos y las que se adquieran por me-
dio de barbados, sierpes, ó retoños de los demás árboles: en es-
te sitio se ponen desde luego en líneas y á las distancias compe-
tentes , que por lo menos son de dos á tres pies uno de otro en
todas direcciones. Si los árboles son de aquellos que hayan de in-
xerirse, podrá hacerse mientras están en el criadero y lo mismo
en el vivero, pues en ambos deben permanecer las plantas has-
ta que se haga el último trasplanto al sitio que se les destina.
Tales son las reglas que conviene tener presentes para sem-
brar y dirigir los árboles en los semilleros y criaderos ; parte
muy esencial para el aumento y propagación de los arbolados^
tanto que todos y cada uno de los propietarios deberían tener
una almaciga grande ó pequeña de aquella especie de arbolado
que mas le conviniese ; pero como aun no son bastantes estas
medidas para llenar el objeto que nos hemos propuesto, pasa-
remos á explicar el modo de verificar las siembras en grande,
estableciendo las basas sobre que debe fundarse la repoblación
de los montes y bosques, antes de entrar á tratar de la opera-
ción de los trasplantos, poda y demás que queda indicado»

Del modo de verificar las-siembras para formar bosques*

Aunque en lo general sean semejantes las operaciones deí


cultivo que han de executarse para sembrar los árboles, como
lo son también las épocas, estaciones ó tiempos en que se hayan
de verificar, varían no obstante con relación á su objeto. Si se
trata solo de plantíos cortos ó medianamente extensos, bastará
el surtido de planta, que puede proporcionar una ó dos alma-
cigas bien dirigidas, y en este caso, como pueden aplicárseles
todos los auxilios del arte, no hay inconveniente en sembrar en
qualquiera tiempo; no así quando se trata de formar grandes
bosques, pues en este caso es preciso sembrarlos de asiento y
en estación oportuna, porque si se verificase la siembra con al-
gún retraso acia la primavera, las plantas nacidas y aun las
semillas mismas estarían á riesgo de perecer con los calores y
sequedad del verano, á menos que no las favorezca un clima
medianamente húmedo y templado. Por otra parte es preciso
convenir en q u e , si tratásemos de hacer estas grandes planta-
ciones por medio de árboles criados en los semilleros , sería muy
costosa, aunque no imposible, su consecución.
no
A s í p u e s , para reducir á bosque u n a extensa porción de
t e r r e n o , se ha de empezar por l e v a n t a r y quemar el céspede si
l a tierra estuviere e m p r a d i z a d a y llena de maleza ; ó bien por
desceparla y d e s a r r a i g a r l a si estuviese de matorral ó hubiese t e -
nido arbolado.: en seguida se l a b r a m u y bien dándola de tiem-
p o e n t i e m p o , y con intervalos p r o p o r c i o n a d o s , q u a t r o ó cinco
v u e l t a s de arado yunto y liondo, allanando después l a superficie;
c u y a o p e r a c i ó n , como la última v u e l t a de a r a d o , deberá h a -
cerse cerca del tiempo de sembrar.
Preparado el terreno como q u e d a d i c h o , se tiran unos s u r -
cos paralelos de dos á tres pies de d i s t a n c i a , y á uno de pro-
f u n d i d a d , .cortando diagonalmente las laderas ó cuestas q u e
tuviere el terreno j y d e x a n d o t r a z a d o s unos caminos rectos y
transitables por los q u a l e s p u e d a c r u z a r s e el bosque en todas
direcciones. Después se v a n e c h a n d o las semillas á chorrillo en
el fondo del surco y se c u b r e todo con l a rastra , pasándola u n a
ó dos veces sobre e l terreno. Esta operación es sumamente fácil,
pues así l a c a l i d a d como e l tamaño de las semillas d e las p l a n -
tas , de que ordinariamente se p u e b l a n los g r a n d e s bosques y
montes , proporciona el acto de la siembra y plantación del bos-
q u e ; y por a m b o s conceptos son de l a mayor importancia en los
n u e v o s plantíos.
U n a v e z que sabemos y a el sistema ó método q u e debe s e -
g u i r s e para sembrar los bosques y los semilleros , y se ha ense-
ñ a d o la parte d e c u l t i v o q u e corresponde á las plantas n u e v a s
e n su niñez , ó lo q u e es lo mismo en los primeros anos hasta
que d e s c u e l l a n , se robustecen y toman rumbo ; resta solo p a r a
c o m p l e t a r tan importante p u n t o , hablar a h o r a del modo de d i -
r i g i r los árboles en l a p u b e r t a d y a d o l e s c e n c i a , ó bien sea e n
a q u e l l a e d a d j u v e n i l , que media hasta que pueden d e x a r s e e n -
teramente al c u i d a d o de l a n a t u r a l e z a ; l a q u a l consiste en ir
dirigiendo sus troncos por medio de u n a poda a t i n a d a , hacien-
do, a l g u n a s entresacas m o d e r a d a s de lo mas e s p e s o , y finalmen-
t e en una v i g i l a n c i a e x t r e m a d a p a r a e v i t a r todo el d a ñ o q u e
p u e d a venirles de.fuera., c o n especialidad del diente devorador
de los ganados. Entremos pues en m a t e r i a , y vamos á tratar e x -
tensamente de la p o d a , dando las r e g l a s necesarias para e x e c u -
t a r l a con a c i e r t o así en los frutales como en los silvestres, p r i n -
cipiando d e s d e luego- por aquellos p a r a l l e v a r unidas las ideas-
120

De la poda de los árboles.

A u n q u e es m u y cierto q u e para todas las operaciones del c u l -


t i v o se necesitan muchos conocimientos de parte del q u e d a s dis-
pone ó d i r i g e , también lo es que todo género de p o d a , c o r t a ó t a -
la los e x i g e a u n mayores para poder hacerla con t i n o , s e g ú n c o n -
viene á las necesidades de c a d a p l a n t a , á su condición p a r t i c u -
lar , y al destino q u e en lo futuro h a y a de tener. Estas conside-
raciones me obligan á exigir el recuerdo de quanto q u e d a e n -
señado sobre l a fisiología v e g e t a l , pues aquellos principios d e -
b e n tener su aplicación en el caso de que ahora tratamos.
L a poda pues debe siempre encaminarse á la conservación,
formación y fructificación del á r b o l , arreglándose para ello á
las invariables leyes de la naturaleza , y no al capricho ó antojo
del arbolista. E s t a operación q u a u d o se executa en los árboles
f r u t a l e s , se maneja de otro modo y l l e v a fin distinto de q u a u d o
se e x e c u t a en los silvestres ó de monte, y esta diversidad de o b -
jeto pide distinto modo de podar. A todos los árboles en general se
los poda con la mira de mantenerlos r e n o v a d o s , bien dirigidos y
en continua a n u a l fructificación: mas la poda de los silvestres 6
de monte , se dirige únicamente á formar un buen tronco alto y
d e r e c h o , que es lo q u e constituye su mayor aprecio. Esto no obs-
tante es preciso advertir que a u n q u e varía el método de p o d a r ,
con relación á la diversidad de objetos á q u e se encaminan l a s
p l a n t a s , no varían las reglas fundamentales que sirven de g u i a en
los casos p r á c t i c o s , ó sea en el exercicio de la operación. E s t a s
r e g l a s c o n s i s t e n : primero en tener un exacto conocimiento d e l
v e g e t a l en todas sus partes : segundo en el conocimiento de l a s
ramas por sus n o m b r e s , carácter y empleo ; y por último en e l
conocimiento de las yemas. A s í q u e considerando q u e para fixar
mas y mas las buenas ideas y principios q u e conducen al c o n o -
cimiento exacto de las cosas, no es inoportuno repetir algunas v e -
ces lo y a d i c h o , reasumiremos en este l u g a r una buena parte
de los principios establecidos y. enseñados en las .lecciones p r i -
mera y s e g u n d a , para llenar el objeto del primero, d e los tres
puntos q u e acaban de indicarse: á.saber el exacto conocimiento del
vegetal en todas sus partes, y para esto me valdré de la misma
doctrina del infatigable D u h a m e l , según puede verse en su f í -
sica de los árboles ( i ) .

(i) Tomo primero, página tercera de la traducción castellana.


121
L a parte mas notable y principal ele q u e están formados los
árboles , se llama tronco. D i v í d e s e el tronco por el pie en varias
porciones q u e se esparcen por ia tierra y les damos el nombre
de rai ces.
L a s raices principales se d i v i d e n y subdividen por medio de
a l g u n a s ramificaciones en h o r q u i l l a , q u e se v a n repitiendo has­­
ta rematar en unos filamentos muy d e l g a d o s , q u e llaman raíces
с abe iludas.
El tronco se d i v i d e igualmente por la parte superior en v a ­
rias porciones q u e toman el nombre de ramas, y de las quales
las principales se dividen y s u b d i v i d e n del mismo modo q u e las
raices , y se van a d e l g a z a n d o c a d a v e z mas. La s mas pequeñas
se llaman renuevos ó ramos , y las q u e están t o d a v í a brotando ó
d e s p i e z á n d o s e , se llaman pi mpollos ó brotones.
Los pimpollos y los ramos se c a r g a n de yemas de h o j a s , de
ñores y de frutos , y á veces echan también espinas. L a s plantas
sarmentosas tienen sus ramos armados de zarcillos , q u e les sir­
v e n para prenderse de los cuerpos sólidos mas cercanos.
E l tronco de los árboles sube á mayor ó menor a l t u r a , y cre­
ce mas ó menos relativamente á la v a r i e d a d de sus especies , y
según la naturaleza y situación del terreno en q u e se crian. E n
los bosques brabos se v e n robles , tilos y pinos cuyos troncos
desnudos de ramas se l e v a n t a n á c i n c u e n t a , sesenta y ochenta
pies de elevación. E l tronco de los árboles sueltos echa por lo r e ­
g u l a r mas cerca del suelo a l g u n a s r a m a s , y si no se c u i d a de p o ­
darlas , se q u e d a el tronco ordinariamente m u y b a x o ; sin e m ­
b a r g o de q u e hay ciertos árboles q u e , aunque s u e l t o s , crian á
veces m u y bellos troncos. E l p i n a b e t e , ciertas especies de álamo
y el olmo macho, pueden servir de exemplo. ,:
ч Este ligerísimo recuerdo descriptivo del porte, división y sub­
división del árbol, es de la mayor importancia para entrar á tra^
tar del manejo de la po*da, y aunque cuidadosamente se ha o m i ­
tido el repetir aquí lo conveniente á la organización general d e
la planta y de los usos y funciones de c a d a u n a de las partes
que la c o m p o n e n , convendrá sin embargo reveer quanto se ha
explicado sobre l a epidermis , t e x i d o celular , anillos leñosos,
anillos c o r t i c a l e s , a l b u r a , fibras, vasos y capas leñosas: en u n a
p a l a b r a , es preciso tener presente quanto se ha enseñado sobré
este p u n t o : de otro modo es absolutamente imposible dar un p a ­
so con acierto en la operación de q u e tratamos.­ ; .­
M a s si son de absoluta necesidad los conocimientos fisiológi­
cos, como acaba de v e r s e , no son menos importantes los q u e d i ­
cen relación con las diversas especies de r a m a s , determinándo­
las por sus n o m b r e s , por sus caracteres y empleos respectivos.
TOMO ii, Q
122
E l árbol desmocharlo ó descimado produce ó brota unos r e -
nuevos v i g o r o s o s , los quales no son otra cosa que el origen de
todas las r a m a s , q u e en lo sucesivo producirá el v e g e t a l ; así es
q u e las consideraremos, en el sentido de los mas célebres físicos
y agrónomos , como las guias , picas ó pendones del á r b o l ; ó mas
bien como las ramas madres , maestras ó de primer orden , las
quales formando en el punto de donde salen la primera divi-
sión del tronco , ó sean las primeras c r u c e s , dan origen á las
ramas s e c u n d a r i a s , á las de t e r c e r o , quarto, quinto y sexto
o r d e n , pues dividiéndose y gubdividiéndose prodigiosamente por
medio de varias ramificaciones en horquilla, forman un todo q u e
es lo q u e llamamos c o p a , vuelo ó alabes del árbol.
L a s horcaduras no son otra cosa que las segundas cruces del
á r b o l , ó sean los puntos en que ahorquillan y se subdividen las
g u i a s , piernas ó ramas p r i n c i p a l e s ; y en este concepto es p r e -
ciso recordar q u e por la v o z horcas se entienden en jardinería
los muñones ó tocones que se dexan en la base de las ramas q u e
parten de las horcaduras ó cruces , siguiendo la poda de orde-
n a n z a q u e llaman de horca y pendón, y por lo mismo no deben
confundirse ni equivocarse los significados de ambas voces.
L l á m a s e tronco á la prolongación perpendicular del árbol q u e
s i g u e creciendo en los pies q u e no se desmochan ó descabezan.
L a s g u i a s , picas ó pendones son asimismo las ramas maestras ó
principales q u e parten de las cruces de los árboles descimados ó
desmochados , y son el cimiento de todas las ramas laterales.
A q u e l punto en q u e se d i v i d e el tronco descimado y produce r a -
mas,'piernas ó guias oblicuas, se llama las cruces del árbol.
Llamamos copa del árbol á la distribución natural de las r a -
mas q u e nacen sobre las c r u c e s , ó bien de un punto q u a l q u i e r a
del tronco en"que se conserva la g u i a , pues en ambos casos p r o -
d u c e ramas maestras oblicuas ú horizontales: y por vuelo del á r -
bol se entiende l a circunferencia de la c o p a , ó sea la extensión
dé terreno q u e cubren y sombrean las ramas. L a s haldas ó ala-
bes son las ramas oblicuas de la copa ; y á las ramas de l a cima
q u e comunmente son p e r p e n d i c u l a r e s , se les ha dado el nombre
de cogullas en la jardinería.
Estas nociones son indispensables para el manejo de la p o d a
de los árboles en general; pero así como desde l u e g o presentan u n a
l u z ' c l a r a p a r a distinguir la doctrina de esta operación, dan b a s -
tante á conocer q u e la generalidad de sus principios es mas bien
aplicable á los arbolados silvestres ó de monte, q u e á Jos d e l i c a -
dos f r u t a l e s , pues para estos es necesario aun otras e x p l i c a c i o -
nes mas extensas y m i n u c i o s a s , de donde resulta la necesidad
de s u b d i v i d i r también en d o s partes el artículo p o d a , como se
123
ha echo desde luego para la mayor claridad en las explicaciones,
y para la comprehension de lo q u e abraza c a d a parte en la p r á c -
tica del cultivo.

Poda de los frutales.

Distinguense en c a d a uno de estos árboles cinco especies de


r a m a s , á saber : p r i m e r a , ramas madres ó p r i m a r i a s : s e g u n d a ,
ramas de segundo o r d e n , ó sean m i e m b r o s : t e r c e r a , r a m a s fruc-
tíferas ó de muestra: q u a r t a , ramas de madera falsa: q u i n t a , r a -
mas tragonas ó chuponas.
Las ramas madres son aquellas que desde su origen v a n for-
mando el á r b o l , y salen inmediatamente del tronco. D e las y e -
mas ó botones de estas salen las secundarias llamadas miembros,
las quales producen á su vez el fruto y las ramillas comprehen-
didas en la tercera división, y llamadas fructíferas ó de muestra:
estas ramas q u e son generalmente las mas débiles y cortas del
á r b o l , tienen sus yemas por lo común mas gruesas y mas r e u n i -
das entre sí, de. modo que pueden distinguirse de las demás con
la mayor facilidad. M a s sin embargo en el pérsico ó melocotón,
en el a l b a r i c o q u e , almendro y otros se distinguen quatro espe-
cies de ramas fructíferas, caracterizadas por las yemas mismas:
la primera subdivisión de las ramas de fruto se distingue de las
subsiguientes por tener las yemas ó botones t r i p l e s , es decir,
u n a y e m a leñosa entre dos fructíferas : la s e g u n d a se manifiesta
porque solo tiene dos y e m a s , u n a leñosa y otra fructífera: la
tercera especie es aquella que tiene las yemas s i m p l e s , q u e por
lo común no son mas q u e de ñ o r e s ; y la quarta la forman unas ra-
ninas muy pequeñas de una hasta tres p u l g a d a s de largo guar-
necidas al rededor de yemas floridas, y terminadas por una y e m a
leñosa. E s t a última especie de ramas de fruto llamadas también
fruteros, retallos y apuros, se hallan en todas las especies de ár-
boles , y son m u y frecuentes en los c i r u e l o s , perales y man-
zanos.
L a s ramas de madera falsa comprehendidas en la q u a r t a d i -
visión p r i n c i p a l , son aquellas que salen de la corteza, y no de
ojo ó y e m a fértil ; y por último las ramas tragonas ó chuponas
que señala la quinta y última e s p e c i e , son las que suelen nacer
de las ramas madres ó t a i vez del mismo tronco , que absorven
y roban la mayor parte de los x u g o s del árbol, debilitando y a u n
arruinando á las mas inmediatas.
D e l exacto y p u n t u a l conocimiento de las cinco especies ó
diferencias de ramas p r i m i t i v a s , y de la subdivisión que se ha
hecho de las fructíferas ó de m u e s t r a , que q u e d a n e x p l i c a d a s , d e -
Q2
124
pende absolutamente el acierto de la p o d a , y con el se facilita
la práctica de esta operación capital del cultivo de los árboles.
M a s debiendo hacerse con arreglo á la edad y c a l i d a d del i n d i v i -
d u o , á la formación del p l a n t í o , y á los usos y fines á q u e se dirige
el árbol, es absolutamente necesario tenerlo todo en consideración
antes de derribar ia mas mínima parte del v e g e t a l . A todos ellos se
los empieza á dirigir desde pequeñitos^pero en los frutales de q u e
tratamos empieza la poda propiamente dicha desde que se verifi-
ca el plantío de asiento ó poco después, según el estado y las cir-
cunstancias en que se encuentran: entonces por lo r e g u l a r dispo-
ne el arbolista la figura que en lo sucesivo h a y a n de tener. Si el
árbol ha de vestir espaldera y formar abanico se le suprime la
g u i a á dos yemas fértiles sobre el i n x e r t o , de las quales saldrán
dos ramas opuestas una á la derecha y otra á la i z q u i e r d a , que
figurando una V a b i e r t a , ó lo q u é es lo mismo , una con otra r a -
ma el ángulo de q u a r e n t a y cinco g r a d o s , v e n d r á n después á
ser las ramas madres ó primitivas. Pero si el árbol se ha de a r -
mar en figura de c a m p a n a ó farol, ó bien en e s p i n o , como l l a -
man los arbolistas e x t r a n g e r o s , entonces se corta la g u i a á q u a t r o
y e m a s fértiles sobre el i n x e r t o : de este modo se desarrollan tres
ó quatro ramas vigorosas enderedor del t a l l o , y estas mismas,
distribuidas por un orden c o n v e n i e n t e , forman los primeros
brazos , c u y a s subdivisiones nacen siempre con la mas a r r e g l a -
da d i v e r g e n c i a de tal m o d o , que muchas veces no hay necesi-
d a d de v o l v e r á tocar al árbol para arreglar su figura.
• H e c h a está primera poda en ambos c a s o s , se les d e x a cre-
cer después con entera libertad por todo aquel a ñ o , y á no ser
a l g ú n pimpollo que salga mal g u i a d o , el q u a l se le quita mien-
tras es herbáceo, no se le toca para cosa a l g u n a , y al año s i -
guiente habrá ya producido sobre las primeras una buena p o r -
ción de las ramas ele segundo orden que iremos llamado miembros:
á éstos se les poda -quasi siempre Cortos, y por un' orden arre-
g l a d o de tal modo'que al paso que se les obliga á brotar con
pujanza nuevas r a m a s , v e n g a n estas g u a r d a n d o la figura y p r o -
porción primitiva del á r b o l , p a r a lo q u a l se les rebaja siempre
por un punto en que h a y a yemas bien c o l o c a d a s : de este modo
se consiguen las ramas de la tercera e s p e c i e , ó sean fructíferas,
con quantas divisiones y subdivisiones dexamos explicadas.
Q u a n d o el árbol ha l l e g a d o á este e s t a d o , y su formación
está h x a d a por medio de la dirección que se le ha d a d o : q u a n -
do y a se hallan distribuidas en el mejor orden las ramas ma-
dres , las de s e g u n d o y de tercer o r d e n , empieza á manejar-
se la poda entre los depósitos del fruto y los del acrecentamien-
ío de la p l a n t a , y p o r . l o mismo es a q u í el caso en que mas. se
necesita de la instrucción teórica y práctica. L a única r e g l a , y
acaso la mas universal q u e p u e d e darse fuera de la v o z v i v a
y á vista del objeto, es la de conservar las ramas q u e se hallan
repartidas con i g u a l d a d y proporción por los lados de las ramas
madres y de los miembros, pues son tanto mas preferibles q u a n -
to mas se aproximan á la figura total del 'mismo á r b o l : de este
modo las ramas se n u t r e n , crecen y fructifican con i g u a l d a d :
las que se dirigen acia el centro, ó bien directamente acia f u e -
ra del árbol, y todas las q u e salen perpendiculares al tronco,
deben cortarse, porque como q u e d a insinuado son perjudicia-
les al árbol, y son precisamente ó tragonas o de madera falsa,
según e l punto de donde nacen.
:

El g r a n a d o , el membrillo, el g u i n d o y la h i g u e r a , son á r -
boles q u e se forman r e g u l a r m e n t e por sí mismos, y por esto se
suele decir q u e una v e z armados están exentos de la p o d a , á
no ser para quitarles lo seco, lo p a s m a d o , y a l g u n a rama tra-
g o n a s i la producen ; mas el a l b a r i c o q u e , peral , manzano,
ciruelo y otros semejantes, es necesario podarlos, pero con eco-:
n o m í a , llevándolos por grados progresivos a l fin q u e se propo-
ne el c u l t i v a d o r , y evitando siempre toda violencia para que no
se carguen de ramas tragonas á lo q u e son muy propensos , m a -
yormente q u a n d o se les rebaja mucho y ellos gozan d e buen t e r -
reno y cultivo. D e aquí puede inferirse que el descargarlos un
tanto de m a d e r a inútil, aclararlos y terciarles las ramas,- q u a n -
do lo necesitan para renovarlos y obligarlos á producir leña n u e -
v a y brotes dé reemplazo, es y será siempre de la mayor
:
utili-
d a d para todos e l l o s ; pero á l a par les perjudicaría infinito e l
cortar, talar y destruir sus ramas sin conocimiento.
Q u a n d o se poda un á r b o l , puede verificarse el corte de las
ramas de tres modos solamente-: primero, á casco, derribando en-
teras las que se necesiten: s e g u n d o , cortándolas ó rebajándolas por
j u n t o á ias ramillas• menores : y t e r c e r o , terciándolas por q u a l -
q u i e r a punto de su longitud. Si se verifica lo primero, debe cor-
tarse de modo q u e sin ofender mas de ló preciso el cuerpo leño-
so de donde s a l e , no q u e d e u ñ a ni espolón de la rama derriba-
da : si lo s e g u n d o , deberá i g u a l m e n t e darse un corte raso, l i m -
pio y bien dirigido ; pero sin dexar desamparada ni ofendida l a
nueva rama q u e q u e d a p a t a reemplazo d e la c o r t a d a : y final-
mente''si lo tercero ,' es preciso cortar por encima d é una y e m a
;

leñosa para obtener en ella un brote seguro ; de otro modo es


proceder á ciegas.
Estas nociones q u e son generales para el manejo de la p o d a
en todos los árboles, son de la mayor importancia en algunos,
c u y a delicadeza hace usar de quantos arbitrios conoce el arte de
I 26
la mas ilustrada jardinería. T a l es el melocotón y otros diferen-
t e s , en los qt.ales l u e g o q u e se llega á podar entre ramas fruc-
tíferas, no q u e d a otro arbitrio que el conocimiento de las yemas
para cortar siempre sobre aquellas q u e son leñosas, á fin de q u e
broten por ellas ramas de reemplazo q u e v a y a n substituyendo á
las q u e por necesidad hay q u e derribar renovando el árbol. E n
las yemas triples h a y seguridad, de hallar siempre u n a leñosa,
q u e es la del c e n t r o : en las dobles se halla a l g u n a v e z esta y e -
ma al lado de la de flor ; mas las yemas simples al paso q u e
en muchos árboles son quasi siempre leñosas y se distinguen
con f a c i l i d a d , en otros pueden equivocarse fácilmente con las
de p u r a flor, y por lo mismo se hace indispensable el conoci-
miento exacto de t o d a s , si se ha de e x e c u t a r con acierto la
operación de la poda ó tala de que tratamos.
L o s arbolistas mas instruidos en el arte de la jardinería usan
además otras operaciones equivalentes á la p o d a , y con ellas
d i r i g e n y conservan sus árboles en el mayor l u x o de v e g e t a c i ó n
y hermosura: tales son el despimpollado ó d e s l e c h u g a d o , la p a -
l i z a d a , y el r e e m p l a z o : todo esto es de mucha u t i l i d a d q u a n d o
se maneja b i e n , pero están poco generalizados sus principios e n -
tre nosotros.
Practican algunos jardineros y labradores el d e s p a m p a n a d o
ó deslechugado de las vides q u i t a n d o solo algunas hojas á la
p l a n t a , descargándola de chupones y sarmientos .inútiles, y p r i n -
cipalmente de los nietos, conocidos también por ellos con el n o m -
bre de caballos; esta operación dirigida entonces á d a r luz á l a
p l a n t a , descargar su e s p e s u r a , y facilitar la mas completa m a -
duración del fruto, es importantísima en las provincias frescas
y en los emparrados espesos para lograr ubas s a z o n a d a s ; pero
aun es mas útil para dirigir y formar el tronco y brazos de l a
v i d , si se e x e c u t a como corresponde y podrá inferirse de la e x -
plicación q u e vamos á dar para manejarla en los árboles frutales.

Despimpottadura.

L a despimpolladura no es otra cosa q u e la supresión de los


tallos superfluos , c u y a operacion.se hace comunmente por los
meses de mayo y junio según el clima., c a l i d a d del árbol, s i t u a -
ción y exposición en q u e se halla , pues nunca debe empezarse
hasta q u e los tallos mas vigorosos .tengan de ocho á doce p u l g a -
das de largo. Q u a n d o están a s í , vá el jardinero quitando todos
aquellos ramillos q u e han brotado por el frente y por la espalda
de las ramas principales que constituyen la formación del á r -
bol , sin dexar otros q u e los q u e han salido lateralmente ó por
I 2 7

los costados de las primeras : de este modo se r e n u e v a n , se n u -


tren y fortifican los que q u e d a n , se economizan muchas heridas
al v e g e t a l , se guarnece de brotes bien s i t u a d o s , y se provee
el árbol de ramas fructíferas y de reemplazo. Sin embargo,
es preciso cuidar, de q u e ios últimos brotes ó t a l l o s , que sa-
len en las yemas inmediatas á los cortes de las ramas leñosas,
sean siempre los mas vigorosos para q u e por ellos continúe el
crecimiento de las mismas ramas ; y en el caso de que alguno
sea muy débil ó se hubiere inutilizado la yema que debia pro-
ducirle , se conserva uno de los brotes inmediatos, pero bien
situado , y se rebaja la rama leñosa por aquel p u n t o , para q u e
siendo este el tallo d o m i n a n t e , continúe siempre el crecimiento
de las ramas principales en l o n g i t u d , y así lleguen todas á la
altura á que deben llegar.
Los tallos ó brotes que producen las ramas fructíferas, co-
mo además del reemplazo tienen otro destino en la economía
v e g e t a l , no conviene quitarlos hasta que se vea que el fruto es-
tá anudado ó c u a x a d o enteramente , pues contribuyen entonces
no solo á su d e f e n s a , sino también á su alimento y nutrición;
mas si han faltado los frutos en la extremidad de una rama
conviene rebajarla sobre el tallo inferior que t e n g a f r u t o , su-
primiendo a l g u n o que otro de los mas i n m e d i a t o s : y en el caso
d e no tener esta rama fructífera fruto a l g u n o , entonces no será
inoportuno rebajarla del todo , hasta dexarla sobre los tallos i n -
feriores bien situados.
E l despimpollado es de la mayor importancia para los á r -
boles de h u e s o , y p r a c t i c a d a la operación del modo referido r e -
porta muchas v e n t a j a s , especialmente á los pérsicos ó meloco-
tones y en general á todos los árboles que se crian sujetos á es-
p a l d e r a , en c u y o caso es preciso empalizarlos, distribuir sus ra-
m a s , y colocarlas en el l u g a r que les corresponde por su figu-
r a y situación.
Se ha dicho que la despimpolladura ó deslechugado no debe
hacerse hasta que los brotes tienen una longitud de ocho á d o -
ce p u l g a d a s ; asimismo la empalizada tampoco debe verificarse
hasta que las nuevas ramas hayan adquirido una longitud y
fuerza c a p a z de poderlas atar y sujetar sin que s a l t e n , se d e s -
x o q u e n , t u e r z a n , ó p a d e z c a n otros males q u é son fáciles de c o -
nocer. P a r a evitar estos y no descubrir el fruto a n t i c i p a d a m e n -
te con el doblez de los tallos que se empalizan ó con los m u -
chos brotes que hay necesidad de cortar por i n ú t i l e s , ni dexar-
lo expuesto á la fuerte impresión del sol que le perjudica , no
debe empezarse la despimpolladura y empalizada entre nosotros
hasta que se recoje el f r u t o , pues tenemos bastantes grados de
128
calor para que maduren sin necesidad de que se les e x p o n g a
directamente á la acción del sol. Sin e m b a r g o , en las p r o v i n -
cias húmedas.y frescas, convendrá empalizar los árboles desde
últimos de julio á primeros de agosto. D e este modo no hay
riesgo de que padezcan unos ni otros por estar demasiado tier-
nos ; antes bien q u e d a n d o descubiertos en aquella é p o c a , a c a -
b a n de sazonarse y adquieren una maduración perfecta. Esto
acredita que en q u a l q u i e r a parte puede adelantarse algo mas
la época de empalizar los árboles n u e v o s y sin f r u t o , porque
siempre brotan con mas pujanza y vigor que los viejos : y esta
razón de utilidad y conveniencia debe tenerse presente en todos
los casos en que se practique la operación. L o mismo se enten •
derá con respecto á los recios tallos que producen las ramas le*-
ñosas ó principales de los árboles e m p a l i z a d o s , pues estos b r o -
tes, se deben c o l o c a r , atar y dirigir con el mayor c u i d a d o y con
la anticipación n e c e s a r i a , para no exponerlos ó á que los d e r -
roque el viento, ó á que tomando una mala dirección los i n u t i -
lize para después.
Por ú l t i m o , como, la empalizada se dirige principalmente á
los árboles formados en a b a n i c o , ya se pongan estos á todo v i e n -
to como sucede en las contra espalderas (desterradas con razón
de la j a r d i n e r í a ) , ó y a estén arrimados á los muros ó p a r e d e s ,
se atan y sujetan siempre á los enrejados formados de intento,
á.las e s t a c a d a s , ó á los clavos puestos para ello en la p a r e d
misma: de qualquier modo la operación tiene por objeto distri-
buir los tallos y las ramas por uno y otro l a d o , de modo q u e
siempre formen una V y no resulte confusión; antes bien que v i s -
tan al mismo tiempo todos los espacios intermedios, para lo q u a l
se empieza formando el árbol , como se ha d i c h o , en dos ramas
principales que tienen la misma figura y resulta entre ambas u n
á n g u l o de q u a r e n t a y cinco grados : sobre c a d a una de estas s a -
len las ramas secundarias , las quales con las primitivas d e b e -
rán también ir formando ángulos del mismo número de grados.
C o n esto , y con el c u i d a d o q u e debe tenerse en suprimir , r e -
bajar y dirigir las ramas por los principios q u e q u e d a n e x -
plicados , se logrará infaliblemente la mas acertada dirección
del arbolado.: y si á lo dicho se añade la precaución de no
permitir jamás rama ni tallo a l g u n o perpendicular al tronco,
sino también ir doblegando poco á poco las ramas primitivas,
las secundarías y d a s . subsiguientes ,, de modo que se aparten
algo mas de la indicada posición vertical de quarenta y cinco
grados , se c o n s e g u i r á sin d u d a una renovación mas c o m p l e -
t a , un reemplazo mas v i g o r o s o , y una fructificación mas s e -
g u r a . F i n a l m e n t e , al tiempo de hacer la empalizada se supri-
I2>9
c i e n también todos los tallos q u e no pueden colocarse sin con-
fusión , ó q u e se acabalian sobre otros ; los q u e h a y a n nacido
por detrás 6 por delante de los leñosos dexados antes-.en l a d e s -
pimpolladla ; y por fin todos aquellos brotes inferiores , q u e
aparentan dominar á los q u e han de servir para la prolongación
de las ramas , se cortan entonces d e x a n d o algo de uña para
evitar, los efectos de l a g o m a ; ; .y estas uñas se,;suprimirán .-des-
pués en la poda de primavera. T a m b i é n deben: suprimirse los
tallos duplicados ó triplicados que suelen producir las últimas
yemas de las ramas rebajadas ó t e r c i a d a s , y dé n i n g ú n modo
se dexará mas que u n o , ,y.este el mas robusto y vigoroso. Los
que hubieren salido al lado de, los frutos se cortan á tres ó
quatro hojas en qualquier caso en q u e se hallen-; pero de nin-
g ú n modo,se suprimirán l a s . p u n t a s . 6 , e x t r e m i d a d e s q u a n d o se
presentan arrugadas , encogidas y revueltas en los tallos que
q u e d a n , pues esto haria que se desarrollasen otras yemas mas
b a x a s con g r a v e perjuicio de la planta , de modo que lejos de
curarle aumentaría el daño. E l tiempo de cortar estas puntas
enfermizas , es.-desde, media dos hasta últimos de septiembre, y
de n i n g ú n modo antes de dicha época.
Estas son en general l a s . r e g l a s mas, exactas, q u e pueden
darse para dirigir atinadamente la poda de los árboles frutales;
y aunque parezca que nos hemos ext endi do demasiado , ense-
ñando hasta el l u x o por decirlo así de lá j a r d i n e r í a , ha sido
principalmente con la idea de d a r
á conocer el método de po-
da, que siguen los cultivadores; mas hábiles en l a , dirección
y .arreglo de los pérsicos ó melocotones sujetos á la , espalde-
ra, por ser estos árboles los menos duraderos en nuestros" v e p r

g e l e s , jardines y huertas. ¡ Ojala las e x p l i c a c i o n e s , á que dan


l u g a r estos principios , pudieran producir unas ideas tan exac-
tas de l a doctrina: que pretendo i n c u l c a r , ; q u e por ellas llegáse r

mos un dia á exceder en conocimientos ¡ agronómicos á los mas


celebrados cultivadores de l i u i j o p . a y á; hacer que ..nuestras de-
siertas campiñas se transformaren en. las,-ma-s bien cpmbinada^
y frondosas arboledas frutales ó silvestres entonces sería quan*-
d o , cumpliéndose mis deseos, g o z a r í a mi alma el mas dulce pía-
cer y .la satisfacción mas c u m p l i d a ! • -

TOMO u .
I JO

De la poda y dirección de los árboles silvestres


•é de monte.

Y a se ha dicho que la poda de lps árboles silvestres ó de


inónté sé encamina principalmente á formar ün buen troncó,
alto , robusto y d e r e c h o , q u e es lo q u e constituye su m a y o r
estimación , para lo q u a l es indispensable empezar á conducirle
desde la e d a d mas tierna, ora se halle colocado en el plantel ora
esté en las siembras g r a n d e s , para formar los bosques y montes
dilatados. •
E n la doctrina de muchos a u t o r e s , y en la práctica que g e -
neralmente-siguen los q u e dirigen arbolados de esta especie, se
encuentra muy en uso el cortar todas las ramas q u e p r o d u -
c e n los arbolillos nuevos al rededor del t r o n c o , conservando
i á g u i a principal para que ésta creciendo en poco t i e m p o , se
a l a r g u e mucho y su altura sea la mayor posible. Este siste-
ma absolutamente contrario á los buenos principios y por lo
mismo d e s p r e c i a b l e , hace que muchos de los árboles conducidos
por él sean siempre d e f e c t u o s o s , q u e se crien a h i l a d o s , y que
5os troncos, no púdiendb sostener el corto peso de la c i m a , sé
v e n z a n acia un lado , sé t u e r z a n , y jamás sean útiles-.--
Y como por los principios que q u e d a n explicados-se sabe y a
qtie laS raices y las ramas g u a r d a n entre sí la mas exacta propor-
1

ción , manteniendo' por esté - medio u n equilibrio saludable y n e -


cesario en el crecimiento y extensión de entrambas partes , nos
escusamos de repetir aquella doctrina ¡ pues por esta indicación
se d e x a conocer que las ramas no solo sirven p a r a formar la
copa del árbol y rendir los frutos de su- especie , sino q u e c o n -
1

t r i b u y e n también á l a nutrición y v i d a del v e g e t a l ; y a las c o n -


!

sideremos a b s o r b i é n d o l o s fluidos' y--gases atmosféricos, -ó ya'c'O-


'rhb órganos excretorios '-per d<jnde el v e g e t a l se desprende de
;

las-'¿¿'aterías-que rió le son necesarias. E n uno y otro caso sus


'funciones 'éon importantísimas'," y para decidirse á cortar -es
preciso tener grandes conocimientos y saber q u é es lo q u é de^-
be resultar de la supresión. Por decontado a b s o r v i e n d o , como
absorve la planta de la atmósfera una g r a n parte de su sus-
tento por medio de las hojas , debe considerarse q u e transmiti-
do este al tronco por el conducto de las ramas desciende hasta
las r a i c e s , y que al paso q u e este x u g o descendente nutre t o -
das las partes del v e g e t a l , contribuye también á q u e el tronco
engruese proporcionalr.-.ente , manteniéndose además derecho con
i3i
el contrapeso q u e forman unas y otras por todos Io.s lados. Así
q u e , no debe seguirse en esta parte la práctica de muchos culti-
vadore.s , ni la doctrina contenida, en varios escritos:: q u e acon-
sejan la mutilación absoluta de todas las .ramillas; q u e salen ew
derredor de los tronquitos nuevos , p u e s es-.evidentemente con-
traria á los sanos principios de la. física y a l a constante obser-
vación. Esta ha hecho ver que los árboles criados de tal modo-
tardan mas tiempo en formarse, son débiles , y necesitan siem-
pre de un a p o y o , tutor ó rodrigón , q u e los sostenga p a r a que
guien y crezcan derechos. . • '...¡
N o por esto reprobamos la poda de estas r a m a s , antes d e c i -
mos que. d i r i g i d a por principios y p r a c t i c a d a con economía es
déla mayor importancia , pues si es cierto que. el desmedido
fluxo de cortar sin consideración acarrea daños irreparables,
también lo es q u e una poda a r r e g l a d a conduce los árboles al
término deseado con mayor celeridad y hermosura : pero; como:
no todas las clases de árboles crecen de ün¿mismo-modo, ni sus
calidades son idénticas , resulta q u e ; e n unos se puede cortar
mas órnenos q u e en. otros, y empezar mas temprano ó mas t a r -
de ;' pero én todos se determina por la necesidad q u e presentan
consultando sus medros y frondosidad: y en quanto al tiempo
en unos se principia al segundo año de n a c i d o s , en otros a l t e r -
c e r o , quarto ó quinto-; pero en los q u e provienen de e s t a c a , de ;

barbado ó de a c o d o , empieza, regularmente al cumplir el primer-


año de su plantación. Q u a n d o y a está el árbol en estado c o n v e -
niente , y ha l l e g a d o la época de verificar la p o d a , se empieza
por descargarle de a l g u n a q u e otra ramilla l a t e r a l , principian-
d o por l a s mas a l t a s ; y b a s a n d o acia a b a x o , se- v a entresacan-
do una acá y otra allá , de modo q u e queden sin embargo va-
rias de ellas repartidas ordenadamente á su derredor. E n este
caso se cortan principalmente las ramas laterales mas vigorosas,
y todas aquellas que se considera podrán arrebatar acia sí la
s a v i a , descomponer la figura del n u e v o a r b o l i l l o , é. impedir la
prolongación de la g u i a : esta debe siempre ser única y quedar
libre , sin que rama a l g u n a la sofoque ; por esto q u a n d o s u c e d e
hallarse en l a extremidad superior del tronco dos ramas p a r e a -
das ó en horquilla, se corta inmediatamente u n a de ellas , de-,
xando solóla mas fuerte, derecha y bien (colocada, para que>
por ella continúe la formación del tronco hasta la altura com^
pétente.
E s un principio establecido para todo género de poda el cor-
tar las ramas á casco y de modo q u e no q u e d e uña ó t o c ó n , á
fin de que las heridas se cierren y cicatricen sin.que; aparezcan!
después señales del cortef mas esta regla, d i g n a . d e observarse
a 2
I 32'
en todo género de p o d a , tiene sus excepciones q u a n d o se trata
de podar los arbolitos n u e v o s , que y a sea en la a l m a c i g a ó y a
éralas siembras de asiento, se v a n dirigiendo para formar el t r o n -
co-: en estosí pues conviene algunas veces dexarles un poco de
u ñ a ó sea una pequeña parte de la rama que h a y a de cortarse
p a r a que brotando por ella algunos retoños entretengan l a savia,
é impidan que c a r g u e con demasiada impetuosidad sobre la g u i a
ó tallo del centro. E n otros casos no se cortan las r a m a s , pero
se retuercen y doblegan algunas;, dexándolas pendientes del á r -
b o l , y por ambas operaciones se e v i t a la producción de ramas
t r a g o n a s , se- mantiene' el equilibrio.de la s a v i a , y se proporcio-
na á la n u e v a planta una' c a n t i d a d de nutrimento, d e .que se
privaría cortándolas á casco. E n fin pasado aquel año, y en la
primera poda s i g u i e n t e , se derriban unas y otras porque ya son
inútiles ai v e g e t a l , y q u e d a el tronco en estado de cicatrizar
sus h e r i d a s , - h a b i e n d o antes recibido el mayor beneficio posible
a s í - d e las uñas,'como<de las ramas retorcidas.
- . De este modo se continúa todos los años aclarando y diri-
g i e n d o con la poda los nuevos plantíos, hasta q u e , ó bien se t r a s -
p l a n t a n los árboles si están en a l m a c i g a , ó bien si es siembra d e
a s i e n t o , ellos mismos tienen suficiente altura y resistencia para
mantenerse y vivir sin necesidad de otras operaciones q u e las de
las entresacas q u e , ordenadas por periodos determinados., a c l a -
r a n l o s tallares y d e x a n los grandes plantíos en el estado que
conviene con respecto á la c a l i d a d del arbolado, á los usos que se
h a y a n de hacer de é l , al terreno, s i t u a c i ó n , clima y demás c o n -
sideraciones : por cuyos datos se g r a d ú a n las distancias que d e -
ben mediar entre unos y otros ¿ y se determinan las épocas de
las escamondas, rozas ó t a l a s ; mas bien q u e por q u a l q u i e r a otra
r e g l a general que pueda darse.
, A u n q u e consideremos las edades del árbol reducidas á q u a -
tro periodos q u e son ¡ p r i m e r o , desde que nace hasta los -diez
años.: s e g u n d o , - d e diez á v e i n t e : tercero, de veinte á quaren-
t a : y q u a r t o , de quarenta á ochenta ó c i e n t o , no basta sin e m -
b a r g o este dato para arreglar l a s talas n i - l a s entresacas como
1

corresponde, pues se e x p e r i m e n t a - q u e s e g ú n las. circunstancias


f-aworeeeir.mas ó w i e n o s i á Vegetación-i,;así Unos arbolados crecen
en; veinte mas que; oíros en q u a r e n t a - a ñ o s - , y por lo mismo v e -
mos t a m b i é n árboieSique c u e n t a n hasta doscientos, años de e d a d
y aun se manifiestan frondosos y robustos.
• _ E n este concepto no parecerá extraño aconsejar que en los
primeros diez, años se reduzca la poda á dirigir el tronco y for-
m a d l a .copa ¡del á r b o l , cortándole las ramas que se consideren
;

necesarias según.¡los principias i n d i c a d o s ; pero siempre, q u a n d o


133
aun son d e l g a d a s , p a r a q u e siendo también menores las h e r i -
d a s , sean por consecuencia mas fáciles de curar. Pasado este
t i e m p o , ó antes si fuese;en almaciga, ya podrán aclararse los
árboles, bien sea arrancando los pies sobrantes para otros plan—
tíos , ó bien rozándolos para leña : en este caso se limpia el t e r -
reno siendo posible, y se d e x a n los árboles en q u i e t u d hasta cum-
plir los veinte ó treinta a ñ o s ; en c u y a e d a d se verifica la s e g u n -
d a entresaca de los b o s q u e s , cortando el tallar que se conside-
re necesario para dar mayores distancias á los árboles q u e v a n
medrando con sobresaliente lozanía. L a corta de todos se e x e c u -
tá por el p i e , derribando siempre los mas d é b i l e s , los torcidos,
los que se h a y a n vencido con los a i r e s , y en suma todos aque-
llos que se consideran por d e menos valer. T a m b i é n se deben
cortar las ramas inútiles de los que h a y a n de q u e d a r ; pero con
economía la mas g r a n d e , siempre q u e el arbolado sea de aquellas
especies de maderage precioso como el roble , la e n c i n a , el c a s -
taño , el h a y a y o t r a s : mas, si el bosque f u e r e - d e otras castas,
como por exemplo de maderas b l a n c a s , y se destina para hacer
en él cortas r e p e t i d a s , entonces se puede dexar el tallar mas
e s p e s o , y eu las cortas siguientes hacer las rozas g e n e r a l e s , d i -
v i d i e n d o todo el terreno en q u a t r o , c i n c o , seis ó mas trozos ó
quarteles para cortar alternativamente u n a porción cada a ñ o , ó
lo que es mejor de dos en dos a ñ o s : de modo q u e c a d a :ocho,
d i e z ó doce a ñ o s s e c o r t e u n a sola v e z c a d a q u a r t e l , y no antes
ni mas amenudo. -:
C o n tal r é g i m e n , . y con las modificaciones á q u e dan l u g a r
los principios e s t a b l e c i d o s , se pueden dirigir todos los arbolados
sean de la clase que fueren j a d v i r t i e n d o q u e la época de verifi-
car la corta de los árboles de m o n t e , es siempre durante la esta-
ción de mayor frió ó. poco después q u e apean la^-hoja, y debe a c a -
barse algo antes q u e se empiezen á. mover sus x u g o s y entrar
en savia. L o mismo.;se entenderá respecto á las podas en g r a n d e
y a sean de los bosques y a de las alamedas , y y a en fin de los
arbolados de ios paseos p ú b l i c o s , pues la d i l a t a d a extensión
de estos plantíos no permite otra cosa. E n las arboledas cor-
t a s , y sobre todo en las de frutales, es muy conveniente esperar
á i q u e cesen un tanto los frios del.invierno para verificarla, pues
de lo contrario padecen las plantas muchísimo, y no pocas ve-
ces perece un brazo principal ó el árbol todo por el daño q u e
recibe con eMiielo en un corte dado sin discreción y fuera de
tiempo. Este mal puede evitarse en parte recogiendo las he-
ridas con el ungüento de inxeridores, ó sea la mezcla de bar-
ro y boñiga amasado en consistencia regular-, s e g ú n se dixo
en la lección que trata de l o s i n x e r t o s :.de otro modo los lagri-
134
males son i n m e n s o s , la pérdida de la linfa ó de la savia y aun
de ios x u g o s propios es de la mayor a t e n c i ó n , los escarzos se
m u l t i p l i c a n , las H a g a s se a u m e n t a n , y entre todos atraen l a
g a n g r e n a q u e destruye l a .planta. '
Últimamente-;, enterados y a de todos los pormenores de la
p o d a , considerada esta con .la mayor extensión posible, é i n d i -
cados ios medios de conducir el v e g e t a l en toda la carrera de
su v i d a , resta tratar del último de los puntos q u e nos propusi-
mos ; á s a b e r , el sistema q u e debe seguirse en los trasplantóse y
a u n q u e p u d o haberse h a b l a d o de. esta operación antes que de la;
p o d a , no me ha parecido c o n v e n i e n t e , porque en aquel l u g a r
t r u n c a b a la serie de ideas que debía presentar s e g ú n el o r d e n
con q u e se suceden , y según también l a uniformidad de p r i n c i -
pios q u e e x i g e n unos elementos.

Del modo y tiempo de trasplantar los árboles.

- N i n g u n a ponderación será e x c e s i v a para persuadir la u t i l i - ;

dad de los semilleros , viveros y criaderos ó a l m a c i g a s , pues


por mas q u e se ensalcen sus ventajas q u e d a r á n seguramente
m u y atrás , comparándolas con el bien general q u e reportan <k
p u e d e n reportar al Estado. ¿ Q u i é n n o s e admirará de ver q u e él<
corto espacio de quatro fanegas de tierra puede producir eii p o -
cos años los árboles suficientes para poblar todos los
1
terrenos
eriales, pantanosos é incultos de un término? C i e r t a m e n t e p a r e -
cerá ésta u n a ponderación desmedida á ios q u e no han fixado
jamás su vista sobre un criadero bien acondicionado y dirigido}
pero q u e n a d a tiene de e x a g e r a d a , puesto q u e no es extraño el
sacar de quince á veinte mil árboles útiles cada dos años de u n
vivero ó a l m a c i g a de aquella extensión. M a s estas utilidades
efectivas de poco ó n a d a s e r v i r í a n , así como los trabajos, g a s -
tos y cuidados aplicados antes para criar los á r b o l e s , si la o p e -
ración del trasplanto no se maneja debidamente , y si o l v i d á n -
dose el operario de q u e tiene entre sus manos un ser v i v i e n t e ,
compuesto de una o r g a n i z a c i ó n . t a n admirable como d e l i c a d a , le
mutila y destroza exerciendo Con él la mas i n a u d i t a crueldad,
suprimiendo las ramas sin orden ni c o n c i e r t o , cortándole no s o -
lo aquellas raices que. m a g u l l a d a s , descortezadas y abiertas , :
ó
rajadas en el acto de a r r a n c a r l e , p a r e c e - q u e lo n e c e s i t a n , sino
también despojándole de la mayor y mejor parte de las que se
pudieron!,librar,de aquellos m a l e s , y en fin preparándole-malos
-hoyos en el acto del plantío; .sin n i n g u n a precaución ni abono.
35 r

T o d o s estos m a l e s , y muchos mas t o d a v í a , sufren comunmente


los arbolillos q u a n d o se trata de t r a s p l a n t a r l o s ; y no obstan-
te que les falta á veces el r i e g o , las labores y los a b o n o s , q u i e -
ren que prendan b i e n , q u e medren m u c h o , y que formen ar-
boledas frondosas en poco tiempo. ¡Pobres á r b o l e s ! ¿ Q u a n d o lle-
g a r á el dia en que los hombres del campo os traten con la misma
eonsideracion q u e dispensan á una macolla de c e b a d a ó á u n a
planta de trigo? ¿Sois por v e n t u r a vosotros menos útiles q u e e s -
tas preciosas cereales?
L o s árboles nacidos en el semillero tienen n e c e s i d a d de ser
trasplantados á otro p a r a g e , en donde colocados á mayores d i s -
tancias p u e d a n llegar todos á un estado competente , p a r a des-
pués llevarlos al sitio en que han de permanecer de a s i e n t o : d e
este modo se logra aprovechar toda la planta n u e v a , y entonces
resultan todas las ventajas de que es susceptible esta especie de
c u l t i v o . Por decontado arrancando la n u e v a planta a l principio
de la primavera i n m e d i a t a á l a é p o c a de su n a s c e n c i a , ó á los
dos años si fuere n e c e s a r i o , se encuentra en un estado t a n a p r o -
pósito para manejarla , como propio para sufrir l a operación:
desde l u e g o se echa de ver que por mas c u i d a d o que se lleve en
el arranque , siempre se cortan a l g u n a s r a i c e s , pero como son
tiernecitas se regeneran fácilmente , se multiplican en otras
m u c h a s , y por lo g e n e r a l p r e n d e n todos los pies que se tras-
plantan.
E s t a ventaja q u e es de la mayor c o n s i d e r a c i ó n , se a u m e n t a
t o d a v í a con la s e g u r i d a d d e q u e al último trasplanto ó , lo que es
lo mismo, q u a n d o se saquen del criadero para llevarlos al l u g a r
«n que h a y a n de q u e d a r p e r m a n e n t e s , prendan , a r r a y g u e n y
p r o s p e r e n ; mas para lograr esto conviene despuntar un poco l a
í a i z central ó nabo , y a l g u n a s de las secundarias en el acto de
«ste primer trasplanto. C o n esto se le obliga á brotar nuevas y
m u l t i p l i c a d a s r a i c e s , se impide la prolongación de l a raíz, c e n -
tral , y se consigue el desarrollo d e las muchas raicillas capila-
r e s , que son tan importantes al v e g e t a l si ha de ser trasplantado
«tras veces.
Sé muy bien q u e á esta doctrina se oponen algunos autores
q u e han tratado da materia con mucho t i n o , y principalmente
R o z i e r , reprobando altamente la práctica de cortar la raiz c e n -
t r a l - d e los á r b o l e s ; pero también sé que si con efecto es de la
••mayor importancia la conservación y prolongación de esta raiz
«n los árboles y plantas q u e no h a y a n de ser jamás trasplanta-
dos, en los que h a y a n de sufrir esta o p e r a c i ó n , como sucede con
los que están sembrados y criados en las a l m a c i g a s , es de abso-
l u t a necesidad el suprimir una parte de ella para lograr los fi-
136
nes q u e q u e d a n indicados ; y así debiendo cortarla poco ó m u -
cho ,-no hay ocasión mas oportuna que q u a n d o son nuevecitos ó
á la e d a d de uno ó dos años, según la naturaleza y medros r e s -
pectivos de c a d a clase de árbol.
A n t e s de verificar este primer t r a s p l a n t o , se ha de preparar
la tierra con buena y profunda labor ; y teniendo allanada l a
superficie, se reparte en canteros como se ha dicho repetidas
veces : después se abren unas z a n g i l l a s transversales , paralelas
- e n t r e s í , y á distancia de dos ó mas pies una de. o t r a , en las
q u a l e s se v a n colocando los arbolillos de modo q u e formen lí-
neas rectas . y por todas partes g u a r d e n la referida distancia.
L a s raices deben q u e d a r bien extendidas por el fondo de la:
z a n g i l l a ú hoyo , y el todo de los arbolillos á u n a profundidad
conveniente y proporcionada á su a l t u r a ; los muy pequeños
n u n c a deberán ponerse tan hondos como los m a y o r e s , pues en
tal caso , ó estos q u e d a r í a n muy superficiales, ó aquellos sofo-
cados con la tierra que los cubriría.
Verificado el plantío se allana el t e r r e n o , se distribuye en
e r a s , y en s e g u i d a se le dá un riego para que se asiente la tier-
ra y se asegure el plantío : mas pasado a l g ú n tiempo ó bien des-
pués de la primera l a b o r , pueden formarse caballoucitos ó sean
lomos en la misma dirección de las filas de los árboles si la al-
tura de estos lo p e r m i t e , pues siempre deben quedar desahoga-
dos y nunca s o f o c a o s con la tierra. A s í es como la planta: g o z a
mas á su placer del beneficio de la labor , y se economizan las
a g u a s de los r i e g o s ; siendo tanto mas ventajoso este sistema,
quanto que los árboles criados en las almacigas deben c u l t i v a r -
se con el menor regalo p o s i b l e , para q u e después se acomoden
con los terrenos menos beneficiados.
Por el mismo orden y del mismo modo se debe executar la
plantación de los barbados y de los acodos, q u e se h a y a n de p o -
ner en los criaderos, para que. acaben de adquirir todos los m e -
dros y perfección que necesitan , ó bien para inxertarlos corno
frecuentemente s u c e d e : traídos unos y otros á este género de
d e p ó s i t o , es preciso dirigirlos por el mismo método y con igua-
les precauciones.
P a r a v e r i f i c a r l o s plantíos de asiento es indispensable prir
meramente l a b r a r l a u e r r a , . limpiarla de toda m a l e z a , y abrir
. los hoyos con quanta anticipación fuere posible , pues uno ó dos
años de anticipación , será mas útil q u e uno ó dos meses ; pero
la profundidad en este caso se g r a d ú a también por la altura y
c a l i d a d del árbol, por el p a r a g e ó sitio que o c u p a , y por la n a -
turaleza del terreno , atendidas sus capas ó lechos útiles ; .co-
munmente se tiene por buen hoyo, al q u e se le da una v a r a cú-
137
bica de vacío. E s t o no obstante en q u a n t o á su anchura es p r e -
ciso atender á la extensión y c a n t i d a d de raices que traen las
plantas , pues es bien claro q u e v a l d r á mas ensanchar ó a l a r g a r
el hoyo que no cortar y destruir las raices para poder colocar-
las. A d e m á s es también de mucha importancia atender con la
mayor escrupulosidad á que el punto de inserción de los arbo-
les inxertados no q u e d e jamás e n t e r r a d o , con especialidad de
los de xugos gomosos y los q u e l l e v a n frutos de pepita. Unos y
otros padecen enfermedades repetidas , y solo este mal les a c a r -
rea pronto la m u e r t e : así q u e , es menester en tales árboles g r a -
duar la profundidad de los hoyos por la altura del tronco y
raices hasta el punto de inserción. Este debe q u e d a r siempre
quatro dedos á lo menos sobre l a superficie.
N o se dice por esto que los hoyos se abran amoldados ( p o r
decirlo así) á la profundidad que e x i g e cada planta en parti-
cular , sino que al colocar el árbol se deben tener presentes to-
das estas consideraciones : por lo demás quanto el hoyo sea mas
ancho y profundo será mejor , pues la tierra con N q u e ha de re-
llenarse el vacío que t e n g a , producirá u n a ventaja conocida
para el arraigo ; y q u a n d o esto no s u c e d a habrá necesidad de
c a v a r de nuevo ó picar el f o n d o , remover la tierra y preparar-
la con a l g u n a labor antes de poner el á r b o l : así es como se ase-
g u r a n los plantíos y no de otro modo se lograrán arbolados, v i -
ñedos y olivares frondosos.
L a s distancias se g r a d ú a n por el porte del árbol, por su c a -
lidad respectiva y por el uso que ha de hacerse de él. Por lo
general en este punto importantísimo se repara p o c o , y así v e -
mos todos los dias plantíos desgraciados ó defectuosos por no
haber tenido en consideración los medros de la p l a n t a , la cali-
d a d del terreno , y el objeto con que se pusieron. Pecase de o r -
dinario por poner demasiado espeso, y jamás se excede nadie en
plantar muy c l a r o : de aquí se sigue que faltando á las plantas
la extensión suficiente para v e g e t a r , ni ellas pueden alimen-
tarse en tan cortos e s p a c i o s , ni el cultivador aplicarlas los be-
neficios del cultivo.
E n quanto al tiempo de hacer los plantíos debe también con-
sultarse la c a l i d a d del á r b o l , el clima , terreno y exposición en
que h a y a de verificarse , pues en los climas y exposiciones d e -
masiadamente fríos, y principalmente en los terrenos y climas
húmedos, es preciso hacerlos l u e g o que hayan cesado los rigores
del invierno ; tanto mas si los árboles son delicados. En qual-
quiera de estos casos el hacer el plantío temprano en el otoño
sería perderlo t o d o ; mas en donde no h a y a aquella necesidad
es siempre preferible empezar á plantar los árboles luego que
TOMO II. s
i 33
empiezan á soltar la h o j a , pues de este modo h a y mayor tempo-
r a d a para executarlo. L o s árboles echan raices durante el primer
tiempo , y antes q u e los v e n g a á sorprehender el yelo y a dan
a l g u n a s muestras, de v e g e t a c i ó n , y si se mantienen nutridos y fa-
vorecidos por la h u m e d a d y calor suave , q u e se experimenta
en los-meses- de noviembre y diciembre, prenden quasi todos : á
esto contribuye no poco la falta de transpiración en las. partes
superiores del v e g e t a l , y la circunstancia de hallarse entonces
con una porción de raices n u e v a s desarrolladas por la savia de
agosto como se explicó en la lección tercera de la primera parte.
Se dixo antes, hablando del primer trasplanto de los arboli-
llos n u e v o s , que debia hacerse precisamente este plantío en los
primeros dias de primavera , y por consiguiente se creerá que
hay en esta doctrina algo de contradictorio : pero si se repara
q u e la voz arbolillos es lo mismo que decir d e l i c a d o s , y por
consecuencia necesitados indispensablemente del auxilio del r i e -
go, cultivo y asistencia necesaria para prosperar, se habrá
desvanecido la d u d a ; del mismo modo se conocerá que care-
ciendo por lo regular de todos estos auxilios los árboles adultos
que se ponen de asiento , es preciso anticipar el tiempo del
plantío á fin de q u e durante el otoño é invierno arraiguen y
se fortifiquen para resistir , pasada la primavera , el calor y se-
q u e d a d del estío : por otra p a r t e , en el mismo hecho de empezar
el árbol á desprenderse de sus hojas en el o t o ñ o , indica que la
vegetación cesa , que el v e g e t a l entra en una, especie de sueño,
-letargo ó entorpecimiento de las grandes funciones , que han
precedido para la reproducción de nuevos seres , y que enton-
ces trata solo de v i v i r para sí. Esta pues es la época indicada
por la misma n a t u r a l e z a para el trasplanto ; época la mas pre-
ciosa de todas y en la q u e no puede haber equivocación ni ries-
go, pues con tal que se arranquen los árboles , sin lastimarles
ni destrozarles las raices, antes bien conservándolas todas q u a n -
to fuere posible, prenden con la mayor seguridad, supuestas
las prevenciones indicadas de labrar , limpiar , desmontar el
terreno , y abrir y preparar los hoyos con las dimensiones y cir-
cunstancias dichas.
E l cuidado de orientar los árboles , que tanto recomiendan
muchos autores para el buen éxito de los p l a n t í o s , es en mi en-
tender absolutamente inútil y nada conducente para el feliz ó
infeliz éxito de la operación : así que puede omitirse sin escrú-
pulo , y ahorrarse un tiempo precioso en marcar la faz que ha
de mirar al medio dia ó al norte & c . L o que no es ni .puede ser
indiferente, es el arreglar las raices de los árboles antes de p l a n -
tarlos , cortando en pico de flauta las partes magulladas por la
139
boca del azadón al tiempo del arranque : en este caso el corte se
hace con el podón ó la navaja de tal modo que q u e d e cubierto
con la corteza hasta la e x t r e m i d a d superior , y la superficie cor-
t a d a , sentada en el fondo del hoyo y bien, cubierta por cima. .:
E n los plantíos q u e se e x e c u t a n en los paseos públicos , en
las a l a m e d a s , bosquete* y jardines.de^ecreo'acostumbran ge-
neralmente cortar la g u i a del a r b o l a una determinada altura,
para que ramificándose el tronco en aquel punto forme una.
grande copa. Por mi parte jamás aconsejaré esta práctica á me-
nos que la debilidad del á r b o l , su demasiada a l t u r a , ó lo de-
fectuoso y mal formado del tronco lo exijan , pues estoy con-
vencido que sí la planta ha sido bien conducida en el cria-
d e r o , vendrá ya con una formación regular y hermosa ; y como
la conservación de la g u i a ó tallo perpendicular es de la mayor
importancia ,. no habrá necesidad de execútar esta amputa-
ción terrible - la qual.se evita haciendo los trasplantos
7 no solo
en la época proporcionada respecto de la e s t a c i ó n , sino también
en la edad y altura competente del vegetal. Si esta se pasa , y
se le dexa en el criadero hasta que es muy grande, enton-
ces son inmensos los daños que sufre, y habrá .que cortar-
le precisamente las r a i c e s , las ramas y la cogolla , pues ni las
primeras cabrán en los hoyos , ni las seguudas servirían mas q u e
de aumentar las superficies , que consumiendo los x u g o s del ár-
bol y transpirando mas y mas c a d a v e z , acaben por hacerle pe-
recer extenuado ; así es que quando ha de usarse de tales p l a n -
t a s , conviene cortarlas por.un punto sano , d e x a n d p el tronco á
la altura p r o p o r c i o n a d a , , y esperando que con las n u e v a s pro-
ducciones se forme la copa. M a s en las que no tengan estos de-
fectos , bueno será conservar'la g u i a y las ramas laterales' bien
distribuidas , pues entre todas formarán un árbol proporciona-
do , copudo y hermoso.
Últimamente al echar la tierra en los.hoyos p a r a volverlos.á
llenar y cubrir con ella las raices,, deben tenerse-.ias siguientes
precauciones: primera, escoger la mas abonada ó de mejor c a -
lidad para echar inmediatamente sobre las raiees, y esta tierra
es por lo regular la que se hallaba en la superficie antes de abrir
el h o y o : s e g u n d a , se cuidará de hacer que se llenen todos los
hu ecos que resultan entre las raices, de modo que no queden
vacíos entre estas y la tierra,ppr,ninguna. ,'parte : tercera, echa-
da la primera capa de tierra que cubre las raices del árbol, y
allanada la superficie, se pondrán algunos abonos si los hubiere,
pudiendo servir la paja, las y e r b a s . s e c a s , las hojas, los trapos,
huesos, cenizas ó q u a l q u i e r a otra cosa que s e . t e n g a á la mano:
q u a r t a , en s e g u i d a se cubre con otra capa de tierra y se pisa
s 2
140
•un poco p a r a q u e comprimiéndose u n t a n t o el terreno e v i t e l a
entrada del aire y la evaporación de la h u m e d a d ; pero no t a n -
to q u e q u e d e el terreno endurecido y muy apisonado : q u i n t a ,
en acabando de rellenar el hoyo se d e x a un pequeño alcorque ó
poza en que se recoja el a g u a de l l u v i a ó de riego si le ha d e
tener. C o n tales precauciones son indudables los buenos r e s u l t a -
dos : mas de otro modo será un acaso favorecido de mil c i r c u n s -
tancias c o n t i n g e n t e s , el q u e prendan y prosperen los plantíos.

LECCIÓN IX.

DEL CULTIVO DE LA VID, VENDIMIA Y MODO DE


HACER EL VINO.

N o obstante q u e la v i d y el olivo sean unos árbolos como


todos los demás q u e pueblan el g l o b o , por lo que hace á las l e -
y e s físicas de la naturaleza y de la v e g e t a c i ó n , son sin e m b a r -
g o tan interesantes para nosotros y han l l a m a d o tanto la aten-
ción de nuestros mayores y de los sabios de todas las e d a d e s , q u e
e x i g e n como de justicia un tratado p a r t i c u l a r , para exponer sin
confusión las reglas peculiares de su cultivo.
E n este concepto daremos principio á esta lección enseñan-
do en ella cómo se p l a n t a n , l a b r a n , podan y dirigen las viñas,
teniendo á la vista las prácticas q u e con tanto acierto conservan
y siguen los habitantes de las provincias del mediodía de E s p a -
ña , las q u a l e s , mejoradas con las luces que han derramado por
todas partes las ciencias auxiliares de la A g r i c u l t u r a en el ú l -
timo s i g l o , han d a d o el mayor impulso á un ramo en q u e se i n -
teresan á ia par la A g r i c u l t u r a , las artes y el comercio.
P a r a llenar pues tan vasto objeto, nos valdremos de las obras
de C o l u m e l a , H e r r e r a , S a l i n a s , V a l c a r c e l , S e i x o , G a r c í a de la
L e ñ a , M a r q u e t , del difunto B o u t e l o u , y C l e m e n t e .

;
Del cultivo de la vid.

L a v i d , como dice C o l u m e l a , es preferible á toda otra p l a n -


ta no solo por la s u a v i d a d de su f r u t o , sino también por la d o -
cilidad con que responde al trabajo del hombre en casi todas las
1 4 1

regiones y c l i m a s , como no sea en los países helados ó muy ar-


dientes. M a s á pesar de la docilidad y buena índole de este
precioso v e g e t a l para propagarse por la mayor parte de las r e -
giones de nuestro g l o b o , hay necesidad de conocer sus especies,
a v e r i g u a r su c a l i d a d , y señalar á c a d a terreno, á c a d a clima v
aun á cada exposición la casta particular que puede vivir y
fructificar en e l l a , pues no todas son i g u a l m e n t e útiles en todos
los terrenos, climas & c .
Este conocimiento tan i n d i s p e n s a b l e , como o l v i d a d o en m u -
chas de nuestras p r o v i n c i a s , se adquiere teniendo presente que
la v i d , como quasi todos los v e g e t a l e s , se mejora caminando de
los países frios á los mas c á l i d o s , y que por el contrario desa-
parecen sus mejores y mas apreciables q u a l i d a d e s q u a n d o son
transportadas de los climas ó países cálidos á los mas frios y_sep-
tentrionales. Esta sencilla consideración, sabida aun de los mas
rudos , pero despreciada por d e s g r a c i a , nos dá bastantemente
á conocer q u e , q u a n d o se trata de trasladar las colonias v e g e t a -
les de uno á otro p a i s , debe caminarse poco á p o c o , y que las
distancias de su emigración deben ser tanto mas cortas q u a n t o
mas se dirijan acia el norte. A u n así no será bastante esta primera
precaución para aclimatar las vides con buen é x i t o ; es necesario
además elegir aquellas especies y variedades que son suscepti-
bles de sufrir la m u d a n z a , y fructificar en la n u e v a patria á
q u e se las d i s t i n a : la r e g l a mas cierta y por consiguiente mas
común entre los viñadores diestros, es llevar vides tempranas á
los países frios, y las tardías á los climas cálidos ó templados.
L a razón de esta p r á c t i c a , tan útil como bien entendida, con-
siste en que siendo corta la estación del calor en ios climas frios,
y en aquel tiempo pocos los g r a d o s q u e se e x p e r i m e n t a n , es
necesario q u e las vides sean de aquellas especies ó varieda-
des precoces para q u e , madurando su fxuto pronto, puedan
adquirir la perfecta sazón y madurez necesaria en el menor
tiempo p o s i b l e ; y aun en este caso es igualmente indispensable
auxiliar su v e g e t a c i ó n , haciendo los plantíos en los parages m a s
expuestos a l sol y mas resguardados del f r i ó , de la h u m e d a d y
de los aires n o c i v o s , pues de otro modo no se consigue jamas la
maduración del fruto. E s t e , q u a n d o se trata de hacer v i n o , debe
irse madurando lentamente y por grados para que , pasando
despacio de uno á otro en el curso de su v e g e t a c i ó n , perfeccio-
ne los x u g o s , los depure y forme las partes azucaradas tan i n -
dispensables para la fermentación vinosa. E n todas partes es n e -
cesario determinar antes del plantío el uso que ha de hacerse
de los frutos, porque si los de las vides que hayan de plantarse
han de ser p a r a comer, entonces conviene multiplicar las especies
142
t e m p r a n a s , las c u r i o s a s , y las que son de luxo por decirlo así;
las q u a l e s , al paso q u e satisfacen el a p e t i t o , recrean también la
vista de mil modos. Pero siendo exclusivamente para v i n o , se
eligen aquellas castas mas' p o d e r o s a s , mas fructíferas y de m e -
jor calidad, fin una palabra antes de verificar el plantío ó ad-
mitir una v a r i e d a d , debe conocerse baxo todos sus aspectos: de
lo contrario se va á riesgo de perder el tiempo y el trabajo que'
en ello se emplee.
A s í q u e , l o s caracteres que principalmente deben tomarse en
consideración para deducir las variedades de v i d que son mas
propias para el c u l t i v o , son la florescencia y fructificación tem-
p r a n a ó t a r d í a , la fertilidad ó escaso p r o d u c t o , la resistencia ó
delicadeza contra las intemperies y el calor, la duración y e d a d
de las cepas en ios varios terrenos, la corpulencia ó endeblez de
las c a s t a s , la robustez ó propensión á lardear y enfermar,la ca-
lidad de ia u v a , su mas ó menos perfecta maduración en c a d a
p a i s , y su disposición á prosperar en determinados terrenos. L a s
cepas rastreras, b a x a s , m e d i a n a s , rodrigadas y emparradas , d a -
rán diferencias bastante notables para establecer variedades agro-
nómicas, q u e . d e p e n d e n del c u l t i v o y del capricho del cultivador,
i g u a l m e n t e que ia diferente c a l i d a d que adquiere su u v a con
arreglo á la altura mas ó menos considerable de ia caña.
P a r a no equivocarnos en el conocimiento y elección de las
castas de v i d , y aun para instruirnos en el estudio de los c a r a c -
teres que las d i s t i n g u e n , será muy conveniente recurrir al m é -
todo que mi sabio amigo D o n Simón de R o x a s Clemente ha for-
mado para clasificar con exactitud las variedades de tan precio-
sa planta. Nosotros haremos uso de é l , examinando las que te-
nemos en este R e a l Establecimiento , y nos enteraremos prácti-
camente al paso del sistema q u e aquel ha seguido ; pero no por
esto deberá omitirse la lectura de su obra , antes por el contra-
rio será de la mayor importancia consultar detenidamente su En--
sayo sobre las variedades de la vid común. C o n esto, y con la
aplicación útil de los buenos preceptos que contiene, no solo c o -
nocerá qualquiera las castas de vid que se le presenten , sino
que además sabrá distinguir y apreciar con e x á c t i i u d las v a r i e -
dades que pueden convenir á las diversas localidades y exposi-
ciones. Sabemos que unas son buenas para los llanos en d o n -
de generalmente dan mas vino, aunque de inferior calidad
al de las colinas en que viven o t r a s , las quales lo producen
sabroso y delicado : también determinará con exactitud las que
pueden convenir á las exposiciones del zierzo , mediodía y p o -
niente , cuyas observaciones son de la mayor importancia en
agricultura. E n fin, jamás .el agricultor deberá plantar en g r a n -
143
de ninguna especie de v i d q u e no la h a y a a c r e d i t a d o la opinión,
ó tenga bien conocida por sus propias observaciones y expe-
riencias.
T a l y tan interesante es el c u i d a d o q u e se debe tener en l a
elección de los plantones , cavezudos ó casquillos para plantar l a
v i ñ a , que Columela no dudó decir á su amigo Silvitto: aquel pues,
que desea hacer viñedo, guárdese de fiar mas del cuidado ageno que
del suyo, y de mercar barbado que no tenga antes conocida la casta.
D e aquí se infiere q u e además de las advertencias anteriores no
solo se debe atender á la elección de los sarmientos q u e h a y a n
de p l a n t a r s e , á la c a l i d a d de su fruto, especie é índole p a r t i c u -
l a r , sitio también al l u g a r que ocupan ó , lo q u e es lo mismo, al
punto de donde salen en la cepa : los que nacen por los costa-
dos de los brazos ó del tronco, con dirección h o r i z o n t a l , son a b -
solutamente despreciables, así como lo son también los nietos y
demás sarmientos débiles y mal formados , siguiendo en esto la
ley general de todos los á r b o l e s , pues y a hemos d i c h o , t r a t a n d o
de la multiplicación por estaca é i n x e r t o , q u e jamás debería el
cultivador echar mano de ramas mal formadas , laterales , e n -
fermizas ó de q u a l q u i e r a modo d e f e c t u o s a s , porque los n u e v o s
arbolillos q u e de ellas p r o v i e n e n , l l e v a n siempre consigo el v i c i o
de los padres , y la v i d en esto es acaso la planta que mas los
perpetúa. E s asimismo necesario atender á la edad de la cepa
para elegir buenos c a b e z u d o s , pues de la m u y j o v e n , ó q u e no
haya dado fruto , no deben tomarse los sarmientos para la m u l -
tiplicación , como ni tampoco.de la m u y vieja. L a primera a d e -
más de no asegurarnos de su bondad , produce por lo general
sarmientos d é b i l e s , de los quales salen plantas propensas á l a r -
dear ó d e g e n e r a r ; y las segundas l l e v a n consigo un principio de
vejez q u e nunca pierden ; así se vé que ia viña plantada con
sarmientos , procedentes de otra viña vieja , dura poco y se d e s -
t r u y e l u e g o : de a q u í se infiere la necesidad de elegir los sar-
mientos de vides de fruto y calidades conocidas , pero jóvenes
y de la casta conveniente al terreno , clima y exposición.

Elección y preparación del terreno.

Influyen los terrenos en la calidad de los frutos , sirvien-


do no solamente la tierra de cipoyo ti iss plantas , sino también
de laboratorio á los x u g o s propios para el incremento v e g e t a l .
E s buena para v i ñ a s , dice H e r r e r a , la tierra que con ser g r u e -
sa y substanciosa , es suelta y no p e s a d a , y aunque encima sea
144
muy floxa, sí d e b a x o es gruesa y substanciosa, es b u e n a , porque
lo b a x o mantiene la p l a n t a , y lo de encima la defiende del m u -
cho frió á demasiado calor. N o conduce t a n t o , añade Bouteiou,
p a r a el bien estar de las viñas un terreno demasiadamente fér-
til y abundante de humor, quanto una tierra menos substanciosa
que proporcione lentamente y con oportunidad á las vides un
alimento mas e s c a s o , bien depurado y eficaz.
Por consecuencia de este principio se v e c l a r a m e n t e , q u e ni.
l a s tierras fuertes ó a r c i l l o s a s , ni las excesivamente l i g e r a s , son
^propósito para el c u l t i v o de la v i d , como no lo son tampoco
l a s agrias y salobres. L a s que a b u n d a n de guijarros ó piedras
r e d o n d a s en la superficie, y las q u e contienen algo de pedernal,
c o n tal de que no falte la tierra suficiente y un fondo propor-
c i o n a d o , son útiles para viñedo ; pero á la par también son d i -
fíciles de labrar y consumen mucha herramienta y tiempo. A l -
g u n a s de estas y las arenas dan los vinos floxos; pero en las
excesivamente compactas perecen las plantas y por lo mismo
también son inútiles. C o l u m e l a , tratando de los terrenos que
convienen ó p u e d e n convenir para verificar los plantíos de la
v i d , dice terminantemente q u e antes se ha de elegir un c a m p o
e r i a l , q u e el q u e h a y a l l e v a d o fruto ó viñas maridadas ; q u e
el terreno i n c u l t o , a u n q u e esté lleno de árboles y m a t a s , f á c i l -
mente se limpia , y las r a i c e s , las hojas y despojos que allí
q u e d a n c o r t a d a s , p u e d e n disponerse de modo que sirvan de a b o -
no : que á falta de tierra erial, puede ser útil el campo donde
no h a y a árboles; y si aun este f a l t a r e , puede ponerse de viña
aquel en que se v e a a l g ú n a r b u s t o , olivo s i l v e s t r e , ó matas
f r o n d o s a s ; pero que nunca conviene volver de n u e v o ó plantar
l a v i d , donde se perdió otra de vejez.
Sabido el terreno q u e conviene á la v i d , y elegido con las
sobredichas c a l i d a d e s , se sigue su preparación y abono antes
del plantío. Acostumbran en la mayor parte de nuestra E s p a ñ a
dar t r e s , quatro ó mas rejas á las tierras q u e se han de plantar
de v i ñ a , y con esto la creen preparada suficientemente. Los X e -
r e z a n o s , San L u q u e ñ o s y M a l a g u e ñ o s mas diestros en el manejo
de la vid que todos los demás habitantes del r e y n o , no se c o n -
tentan con una labor tan escasa ; siempre anticipan á sus p l a n -
tíos una c a v a de tres quartas ó mas de p r o f u n d i d a d , hecha con
tanto c u i d a d o y esmero que no solo se dirige á remover la tier-
ra , sino que la t r a s p a l a n , la' limpian y descantan al mismo
t i e m p o : siguiendo en esto 4a doctrina del G a d i t a n o Columela,
el q u a l expresamente d i c e , que si el terreno es llano ha de c a -
varse á dos pies y medio de h o n d o ; el que está en pendiente á
t r e s ; y el de mayor pendiente hasta quatro pies. S i n embargo,
H5
como no en todas partes tienen los vinos el precio y estimación
que en A n d a l u c í a , tampoco pueden ni deben hacerse los gastos
tan enormes q u e hacen aquellos cosecheros para la preparación,
plantío y demás cultivo de sus .viñedos;, pues como p u e d e verse
en la apreciable memoria arriba citada de mi difunto., amigo Bou-
t e l o u , llegan á p a g a r de dos hasta tre.s m i l reales por el agostado
ó c a v a de cada aranzada. Este enorme dispendio solo pueden s u -
frirlo ios exquisitos vinos de aquellos afortunados países, cuya
exportación al extrangero es tan segura como l u c r a t i v a : mas c o -
mo en lo interior de la península ni son tan apreciables por su ca-
lidad , ni tienen la pronta y fácil salida que a q u e l l o s , debemos
contentarnos con q u e al preparar la tierra se le den dos ó tres
rejas bien acondicionadas y una c a v a , q u e recale y limpie el
terreno siquiera hasta dos pies de hondura.
L a s tierras f e r a c e s , las n o v a l e s , y las descansadas ó eriales
no deben embasurarse ó abonarse con estiércol, y mucho menos
aun las m u y l i g e r a s , porque al paso q u e las primeras no lo n e -
cesitan , á las s e g u n d a s , es decir á las l i g e r a s , las dañaría infi-
nito por su propia calidad silícea, como se ha manifestado repe-
t i d a s veces ; pero si el terreno fuese d é b i l , ó mas bien si está
exhausto de principios n u t r i t i v o s , convendrá abonarle con un
poco de mantillo p o d r i d o , ó en su defecto con hojas, pajas ú
otras materias v e g e t a l e s , echándoselo al tiempo de la c a v a , y
procurando envolverlo todo con la tierra para q u e fermente, se
p u d r a y se combine. M a s en el caso de hacer uso del estiércol r e -
podrido ó m a n t i l l o , podrá usarse con a l g u n a economía ; y p o -
niéndole en el hoyo mismo en q u e se p l a n t a , aprovechará mas i n -
mediatamente á la v i d y se ahorrará una buena porción del
q u e , mezclado con la tierra de los entreliños, serviría solo para
alimentar las yerbas que allí naciesen.

Del modo de marcar el plantío y hacer los hoyos.

Plántanse comunmente las viñas á marco real, ó en tres-boli-


llo: el primer método es el que generalmente se usa en todas
p a r t e s , pues por el s e g u n d o , además de ser embarazoso y diiicil
de executar el repartimiento, se ocupa la tierra con menor n ú -
mero de plantas. .
Plantar á marco real no es otra cosa, que colocar las cepas
de tal modo q u e c a d a quatro formen un perfecto quadro. L a s
líneas paralelas y equidistantes, tanto las que sirven de base,
como las perpendiculares q u e se l e v a n t a n sobre e l l a s , forman el
TOMO 11. x
146
p l a n t í o , y d e x a n unos espacios iguales entre u n a y otra línea d e
cepas ó liños, q u e se llaman almantas ó entre-liños: de esta dis-
posición resulta el q u e , teniendo el plantío u n a proporcionada
d i s t a n c i a , pueda labrarse con el a r a d o , como lo e x e c u t a n fue-
ra de A n d a l u c í a los mas de los labradores del reyno.
E l tres-bolillo consiste en distribuir el plantío de modo q u e
c a d a tres cepas formen un triángulo equilátero, y q u e en l a
plantación se presente una cepa enfrente del claro de las otras
dos : este género de plantío también se forma por medio de l í -
neas rectas paralelas entre s í , como en el plantío á marco real;
pero mediante la disposición del tres-bolillo, la dirección de l a s
almantas principales es siempre obliqua , y nunca perpendicular
á su base como en el primero. E n hn y a se h a g a el plantío á
marco r e a l , y a al tres-bolillo, es indispensable determinar la e s -
c a l a de las distancias, antes de ponerse a maniobrar sobre el ter-
reno : esta escala no es otra cosa q u e una cuerda m u y l a r g a d i -
v i d i d a en tramos á distancias arregladas al m a r c o , de seis, s i e -
t e , o c h o , n u e v e o diez pies, s e g ú n el espacio q u e quiere darse
al p l a n t í o , señalando los puntos de la división con un trapo de
color, cosido ó entretegido en la misma c u e r d a , para q u e ni se
c a i g a ni se corra acia ningún lado. D e este m o d o , al tender l a
c u e r d a , señalan las motas los puntos donde deben ponerse las ce-
pas ; los q u a l e s , marcados con un piquete de caña ó p a l o , p r e -
sentan desde luego la forma q u e debe tener el p l a n t í o , y su
distribución q u e d a bien arreglada al repartimiento indicado.
P a r a la inteligencia pues de quanto q u e d a dicho sobre el
modo de distribuir el terreno y marcar ó señalar el plantío, con-
v e n d r á tener á la vista las figuras de la lámina adjunta en q u e
se representa una tierra repartida á marco real y otra distribui-
da al tres-bolillo, y en ambos casos se procederá del modo si-
guiente.
Sea dada una superficie q u a l q u i e r a , v. gr. la de la fig.* i.°
(véase la l á m i n a ) en que se ha de plantar una v i ñ a á marco
real, de diez pies por e x e m p l o : fórmese la escala ó cuerda
d e l modo referido y , hecho esto, principíese la operación tiran-
do una línea recta A A por el lado menor de la tierra , y en l a
dirección que mas c o n v e n g a con respecto al descenso del t e r r e -
no y á la exposición en q u e este se halle , pues en todo caso es
indispensable tener en consideración que las cepas v e n g a n des-
pués á quedar colocadas de tal m o d o , que las p u e d a bañar el
sol por todas partes. E s t a primera línea se corta en ángulos r e c -
tos con otra perpendicular á ella B B , cuyos puntos de contac-
to en ambas debe ser precisamente aquel en que v e n g a á caer
la marca ó señal de cepa como en C , y que e x t e n d i d a en la d i -
.147
receion recta q u e le corresponde, p u e d a dividir el terreno en t o -
da su longitud desde el uno hasta al otro estremo, lo q u a l v e r i -
ficado señalará esta línea los puntos E E de la c u e r d a , que mar-
cados igualmente con c a ñ a s , palos & c . , darán las bases para el
repartimieiito total del plantío. Saqúense después líneas parale-
las á una de las dos por los puntos señalados en q u a l q u i e r a , de
ellas y , continuando del mismo m o d o , resultará distribuido el
terreno en la forma q u e representa la figura.
E l plantío al tres-bolillo se executa del mismo modo que el
anterior, en quanto á tomar por base el lado menor del terrena
y levantar su p e r p e n d i c u l a r , que le atraviese ó corte á lo lar-
go ; pero con la diferencia de q u e en esta perpendicular no se
marcan todos los p u n t o s , sino uno sí y otro no , empezando d e s -
de el punto de contacto de ambas líneas, como se representa
en C fig." 2." , y en sus líneas A A y B B , á las quales se s a -
can otras paralelas g u a r d a n d o los espacios alternos, como se de-
muestra.
( T a m b i é n puede trazarse el tres-bolillo con una sola líne*
dirigida de uno á otro extremo de la heredad como v. gr. AA
fig,« 2." , la qual desde luego marca los puntos E É E &c. que
se señalarán con los piquetes referidos. Hecho esto , sé t o -
man dos claros ó tres marcas de la c u e r d a , se aseguran los e x -
tremos de esta medida á los puntos E É de la línea , y tomando
el m e d i o , y estirando la cuerda con i g u a l d a d , se señala el p u n -
to F : alternase del mismo modo por uno y otro l a d o , y que-
dan señaladas con solo esta posición las líneas G G y H H . T r a s l á -
dese la cuerda B B á los puntos G G , hágase la misma operación, y
resultarán marcados todos los puntos de la línea: continúese m u -
dando la cuerda de trecho en trecho , según que se v a y a n m a r -
c a n d o los respectivos l i ñ o s , y quedará repartida toda la por-
ción inferior ó.superior de la figura. Q u a n d o lo esté, coloqúese
la escala ó cuerda A A en los puntos de la opuesta , y proce-
diendo sucesivamente como se ha dicho en el primer c a s o , esto
es , formando los respectivos triángulos en todas las estaciones,
quedará hecho el repartimiento como aparece en la figura.
P r e p a r a d a la tierra con la buena labor que queda indicada,
y distribuida de q u a l q u i e r a de los modos r e f e r i d o s , se sigue el
abrir los hoyos para verificar el plantío ; y aunque al parecer
esta maniobra ofrece poca ó ninguna dificultad, conviene sin
embargo hablar de ella , puesto que no es tan indiferente como
parece á primera vista. Y a se ha d i c h o , tratando del plantío d e
los árboles, quán interesante es para obtener felices resultados,
el abrir los hoyos con toda la anticipación posible, y con las
dimensiones debidas. E n el plantío de la v i d no es necesario q u e
T 2
148
sean tan anchos y p r o f u n d o s , a u n q u e por ello n a d a perderían;,
antes bien ganarían mucho si fuesen espaciosos, y la razón es,
porque quanto mayores sean estos , mas porción de tierra en-
cuentran r e m o v i d a , y por consecuencia su arraigo es también
mas fácil y seguro. Por este principio n a d a tiene de extraño q u e
C o l u m e l a y otros muchos a u t o r e s , que han tratado el punto con
el mayor tino, aconsejen- que los hoyos se abran de dos á tres
pies de hondura, con otro tanto de ancho y largo. Sin embargo,
mucnas veces es preciso regular la profundidad del hoyo por
lo largo del sarmiento que hjaya de p l a n t a r s e , pues si fuese cor-
to no puede soterrarse tanpo como si fuese largo.
Esto no obstante , en los terrenos bien c a v a d o s como el
q u e suponemos , podrá también calcularse su profundidad por
la de la misma c a v a , y su ancho por dos veces el de la pala del
a z a d ó n con que se abren ; pero si el terreno no está bien l a b r a -
do , c a v a d o y removido , entonces es preciso hacer los hoyos m u -
cho mayores. Y o en este caso aconsejaría á todos los propietarios:
que en l u g a r de abrir hoyos parciales , para plantar c a d a uno
de los sarmientos, abriesen zanjas de dos pies y medio de hondo
por tres de a n c h o e n la dirección de la línea del plantío: hechas
estas con toda la anticipación posible y abonando su terreno con
e s t i é r c o l , con hojas, con paja, como se dixo a n t e s , serian m a s
seguros los progresos del plantío , y de otro modo son m u y in-
ciertos, lentos y mezquinos. E n fin, háganse de un modo ó hágan-
se de otro, siempre es necesario que antes de colocar el sarmien-
to se recale el hoyo , esto es , que se remueva un poco la tierra
• del f o n d o , c a v á n d o l a ó picándola lo mas que se pueda , para
que el sarmiento descanse ó se asiente sobre una superficie m u -
llida.
En quanto al modo de a h o y a r , debe el operario guardar
exactamente el punto donde está colocado el piquete , para que
en el mismo l u g a r q u e él ocupaba se ponga después ia vid. P a -
ra esto se abre el hoyo con sus paredes perpendiculares , y en
particular la del frente por donde ha de salir el s a r m i e n t o , y
p a r a no equivocar este punto suelen hacerse paralelos á la línea
m i s m a , de modo que colocando después el sarmiento diagonal-
mente en el h o y o , v e n g a á salir por el ángulo superior 'en don-*
de precisamente estaba el piquete ó t i e n t o ; así es imposible des-
ordenar el plantío pues por qualquiera parte que se mire, siem-.
pre coincidirán las líneas ; las cepas después gozarán del mayor
beneficio que proporcionan las labores de las a l m a n t a s , las q u a -
les en nada podrán perjudicarlas siempre que el sarmiento h a y a
q u e d a d o bien tendido por el fondo del h o y o , y se le haya aco-
dado igualmente bien para que salga desde el punto mas baxo
149
con la dirección perpendicular : de otro modo v a n á riesgo de
perecer con las labores y c a v a s ; y así la observación de este
punto es de la mayor consideración.
En fin para complemento de esta d o c t r i n a , resta solo a d v e r -
t i r : primero, que al rellenar el hoyo de tierra, se procure echar
antes la que estuviere mas beneficiada por las emanaciones at-
mosféricas ó con los abonos, que por lo común es siempre la
de la superficie; s e g u n d o , que no se apisone ni pisotee hasta
que esté casi Heno del t o d o , y esto si la tierra está s e c a ; p e -
ro si está un tanto húmeda deberá apisonarse menos eh razón
de q u e , si se excediese en e s t o , quedaría demasiado comprimi-
da y por consecuencia de n a d a servirían los conatos empleados
antes para dexar mullido el terreno, q u e rodea a l a planta n u e -
v a . Los que al momento que cubren de tierra el plantón , .ten-
g a raices ó no las t e n g a , le patean y comprimen d e m a s i a d o , lo
e q u i v o c a n e n t e r a m e n t e , pues esto mas perjudica q u e aprovecha
para el arraigo de la planta ; por el contrario obran con mucho
tino aquellos que habiendo plantado u n a p l a n t a , sea q u a l fue-
r e , le echan a g u a antes de acabar de llenar del todo el hoyo,
pues con ella se corre la t i e r r a , se introduce por todas partes y
llenando los huecos ó intersticios, que suelen q u e d a r entre las
r a i c e s , los macizan de un modo mejor q u e quanto p u e d a a l c a n -
zarse por el pisoteo; mas q u a n d o se hace uso de este método, es
preciso esperar á que el a g u a se consuma enteramente y la tier-
ra aparezca un tanto e n j u t a , antes de acabar de echar la res-
tante para cerrar el hoyo.

Plantío.

E n quanto al tiempo de hacer el plantío se v a r í a también con


relación al c l i m a , á la naturaleza del suelo , y á la clase de
plantas. L a s viñas se plantan generalmente con sarmientos c a -
bezudos ó sin r a i c e s , que es lo mismo que por e s t a c a ; y p u e d e n
también plantarse con sarmientos enraizados y criados antes en
almaciga. Si se usa de los primeros, q u e como he dicho es lo
mas general en todo el r e y n o , deben plantarse poco antes de
que broten las yemas ; pero siempre algo después de haberse
puesto en movimiento la savia por la p r i m a v e r a , y al mismo
tiempo se cortan los sarmientos ; y si se hace uso de barbados,
entonces el mejor tiempo es en el otoño l u e g o que h a y a c a i d o
la hoja ; en uno y otro caso será bueno tener en consideración
la calidad del terreno y las circunstancias particulares del c l i -
ma : porque si este fuere cálido y seco, convendrá Hacer en oto-
ño el plantío de los sarmientos cabezudos ó no enraizados : lo
mismo se entenderá en los terrenos á r i d o s , escarpados y floxos,
pues en todos estos casos , y en algunos otros semejantes , sería
inútil esperar al fin del invierno para hacer el plantío como con-'
viene en los climas fríos y l l u v i o s o s , y en los terrrenos fuertes
y llanuras pingües. E n una p a l a b r a , en esta parte del plantío
d e b e n seguirse las mismas reglas que se han dado para los á r -
boles en general pues , como se dixo al principio , la v i d no se
diferencia en n a d a de a q u e l l o s , en quanto corresponde á las l e -
yes físicas.de la n a t u r a l e z a en la v e g e t a c i ó n . N o d e b e n tampo-
co confundirse ó mezclarse con desorden unas con otras las d i -
ferentes c a s t a s , sino que todas aquellas q u e pertenecen á u n a
misma e s p e c i e , deben plantarse reunidas en u n punto , y en
otro las q u e correspondan á otra sección : pues como dice C o l u -
mela , las vides se deberán poner por e s p e c i e s , reunidas las
semejantes con sus semejantes y separadas las que no sean como
ellas. L a confusión produce desorden y acarrea daños irrepara-
bles : y como no todas brotan, florecen , m a d u r a n , ni apean las
hojas á un mismo tiempo , sino que c a d a una lo verifica según
su índole p a r t i c u l a r , de aquí es q u e siempre debe ser emba-
razosa , contraria al buen orden , y perjudicial á los intereses
del c u l t i v a d o r , la mezcla no solo de las especies , sino aun de
las variedades distintas.

Del cultivo y poda.

P l a n t a d a la v i ñ a con todas las atenciones y circunstancias


expresadas, se sigue el cuidar de ella con el mayor esmero,,
redoblando siempre las operaciones del cultivo para atender á su
dirección, p o d a , d e s p a m p a n a d o , v e n d i m i a , y demás q u e se re-
quiere para su conservación y fructificación.
L a s operaciones del cultivo q u e se necesitan aplicar á las vi-;
ñas en los primeros años, consisten precisamente en l a b r á r d ter-
reno repetidas v e c e s , manteniéndole limpio de yerbas y de q u a n -
to pueda perjudicar á la p l a n t a , en dirigir sus brotes para for-
mar el tronco y en cuidar de q u e éste sea derecho y t e n g a la a l -
tura c o n v e n i e n t e : lo primero se consigue por medio del arado ó
de la a z a d a ; lo segundo se logra arrimando r o d r i g o n e s , ayos ó
tutores á c a d a uno de los sarmientos p l a n t a d o s , por medio de
los quales se mantengan derechos los nuevos b r o t e s , ó sean los
sarmientos que s a l g a n del p r i m i t i v o , asegurándolos de modo
i5i
q u e no se tuerzan hasta q u e estén tan gruesos,"que p u e d a n man-
tenerse derechos y sostener el peso de la cabeza y brazos q u e
forman la c o p a , c u y a altura se determina con arreglo al clima
y á la situación del terreno: en los clima-s cálidos y terrenos e l e -
v a d o s se arman siempre las cepas m u y b a x a s , es d e c i r , se les
d e x a muy poco t r o n c o , porque está a v e r i g u a d o q u e en ambos
casos la madurez del fruto es más perfecta , y la c a l i d a d del v i -
no es por consecuencia mas sobresaliente: al c o n t r a r i o , en los
climas fríos y expuestos á h e l a d a s , y en los terrenos baxos ó de
v e g a , conviene armar las cepas algo mas altas á fin de q u e t e -
niendo mas ventilación no p a d e z c a n tanto con los frios , y r e c i -
b i e n d o , como reciben continuamente en los parages baxos u n
aumento de t i e r r a , q u e arrastrada de las colinas y cerros por las
l l u v i a s y demás a g e n t e s a u m e n t a su superficie, no las aterre de-
masiado y v e n g a n por esta causa á padecer : así es que á estas
se les dá por lo regular la altura de media v a r a ó tres quartas
q u a n d o mas , y en las primeras ó mas b a x a s , rara v e z pasa d e
un pie la altura de su tronco. E n quanto á las labores, se d a n
unas con la idea de labrar y mullir todo el terreno para q u e ,
g o z a n d o de los beneficios y emanaciones atmosféricas , pueda l a
v i d prosperar ai mismo tiempo q u e se destruyen las malas y e r -
v a s , tales son las c a v a s á p a l a de a z a d ó n , y los barbechos ó v u e l -
tas con el arado : otras se circunscriben á labrar solamente
unos espacios cortos entorno de la c e p a ; en unos casos arriman-
do la tierra al tronco y formando montones q u e le cubren hasta
las cruces ; y en otros separando esta misma tierra y formando
poza , alcorque ó pileta en q u e se d e t e n g a n las aguas de las l l u -
v i a s estacionales para q u e , recalando mas y mas el terreno, pe-
netren hasta las r a i c e s , y suministren á la planta la competente
humedad en la estación y tiempo caluroso del verano : á lo p r i -
mero llaman acogombrar ó cerrar, y á lo segundo abrir ó aíum-
bror las cepas. Q u a n d o se alumbra el acogombrado ó , l o q u é es lo
mismo , q u a n d o se deshace el montón de tierra q u e la v i d tiene
al rededor , que por lo regular es en febrero ó á principios d e
m a r z o , se le cortan todas las raices superficiales.que h a y a e c h a -
d o l a cepa sin dexar n i n g u n a de q u a n t a s puedan salir á lo m e -
nos hasta un pie de la superficie, pues estas si s e d e x a s e n arrui-
narían las mas profundas , q u e son sin duda las mas útiles de
todas e l l a s : por mayo se cierran ó acogombran de nuevo , p r e -
servándolas así de la impresión de ios calores f u e r t e s , y de q u e
estos evaporen la humedad q u e la v i d necesita para su conser-
vación y v e g e t a c i ó n durante el estío. A s í lo practican los mas
cuidadosos é inteligentes v i ñ a d o r e s , y así también lo aconseja
nuestro célebre Herrera q u a n d o dice (lib. 2. c a p . 1 1 . p a g . 29):
152
" L o s tiempos de escavar son dos. E n los lugares calientes y secos
se escava en pasando la vendimia , y aunque se queden todo el
invierno así no les hará .daño, sino mucho bien porque cojan a g u a
arta esto d i g o en las tierras Calientes ó templadas. E n las frias
por H e b r e r o , y desde en a d e l a n t e . " . .
E n fin, las labores de p r i m a v e r a , y a se h a g a n con el a z a -
dón , ó y a con el arado y las yuntas , siempre han de verificar-
se antes q u e se desarrollen las y e m a s , pues en-este caso v a n
m u y á peligro de deszocarlas ó derribarlas con la mayor f a c i l i -
d a d y perder , no solo el fruto del a ñ o , mas, también los mejores
brotes ó sarmientos que en lo sucesivo han de proveer de n u e -
vos P u l g a r e s ó. Puestos.} por c u y a razón siempre se procura e n -
trar á labrar q u a n d o no haya, peligro de destruir el brote n a -
ciente ó tierno, y q u a n d o l a tierra t e n g a el debido t e m p e r o ; p e -
r o - d e . n i n g ú n modo q u a n d o se halle m u y mojada ó e x c e s i v a -
mente seca.

De la poda.

L a poda de la v i d principia desde el momento mismo en q u e


se planta el sarmiento, pues en el acto de p l a n t a r l e , y a se l e
corta ia g u i a ó banderilla á dos yemas sobre la superficie. E í
q u e arrayga. brota dos sarmientos mas ó menos v i g o r o s o s , los
quales salen de las yemas d e s c u b i e r t a s , siendo por lo r e g u l a r
mas robusto-el de la inferior, y esto hace q u e en la poda de l a
primavera siguiente se corte el superior y empieze á formarse e l
tronco sobre aquel mas v i g o r o s o , arrimándole un rodrigan q u e ,
manteniéndole derecho , evite su destrucción por los vientos ó
por otros acasos imprevistos. R e g u l a r m e n t e los brotes del s a r -
miento plantado ., son débiles el primer año , y por lo mismo no
p u e d e n servir ninguno de ellos para formar el t r o n c o ; de a q u í
es q u e el podador instruido deberá también r e b a x a r á dos y e -
m a s aquel primer vastago que eligió entre los dos de la primera
v e r d u r a : de este modo á la primavera brotará la planta con u n a
pujanza s u p e r i o r , y los sarmientos de la segunda verdura y a
podrán proporcionar uno q u e sea capaz de servir al intento d e
formar ia c e p a , tanto mas cierto quanto en los meses de julio y
agosto se ha tenido e l cuidado de deslechugar ó quitar todos los
nietos q u e salen en los sarmientos principales. E n esta segunda
poda se dexará también el sarmiento mas robusto como se d i x o
antes. E l corte en este caso se dá siempre á d o s , tres ó quatro
dedos sobre l a última yema , y este pedazo de sarmiento, q u e
parece i n ú t i l , sirve para sujetar la p l a n t a al rodrigón ó tutor
i$3
que se le arrima. L a s yemas inferiores de este sarmiento se ras -
pan suavemente de modo q u e , sin causarle h e r i d a , se inutilicen
y no puedan brotar , conservando solo l a s dos superiores á fin
d e q u e , s i por a l g ú n accidente faltase la u n a , q u e d e en las pro-
ducciones de la otra a s e g u r a d a l a formación sucesiva de los
brazos de la c e p a ; mas y a "conseguido el desarrollo de a m b a s , se
derriba uno de los dos b r o t e s , y se conserva el otro: este se re-
b a x a sobre la primera yema descubierta al año s i g u i e n t e , y d e s -
arrollando dos , tres ó mas sarmientos por las yemas de la c a s -
quera , presentan otros tantos brotes ó b r a z o s , que son los p u n -
tos de la subdivision del t r o n c o , y quanto mas horizontales y
repartidos estén estos , tanto mas e x a c t a será la formación d e
la cabeza de l a cepa , q u e es el objeto principal de la poda,
aunque no siempre se consigue de u n a v e z : por lo q u a l es i n -
dispensable seguir todos los años con los cuidados mismos , á fin
de lograr la mejor formación y distribución de los referidos bra-
z o s , y q u e los puestos, pulgares ó brocadas q u e d e n colocados en
derredor del t r o n c o , g u a r d a n d o en cierto modo u n a h o r i z o n t a -
l i d a d que evite hasta la mas mínima confusion.
Para lograr la formación de la cepa y conservar la v i d l a r g o
tiempo , es m u y del caso podarla siempre corta. E n los primeros
años no deberá dexarsela mas que u n a y e m a descubierta en c a -
da pulgar ó brocada , es decir en c a d a sarmiento n u e v o : los q u e
d e x a n dos y aun tres yemas en c a d a p u e s t o , con el deseo de for-
marla mas pronto y gozar el fruto prematuramente, se e n g a ñ a n
m u c h o , pues logran solo debilitar la v i d , r e t r a s a n d o sus medros
c a d a v e z mas. L o s cortes deben darse siempre por la parte opues-
ta al nacimiento de la y e m a , y u n poco mas alto del punto d e
la articulación del sarmiento para preservarla de l a acción de
los t e m p o r a l e s , y de los daños q u e podria causarla el derrame
de la linfa. E n fin, en todas las podas sucesivas se h a de c u i -
d a r mucho de no d e x a r en la casquera ó asiento de los brazos m i s -
mos sarmiento alguno q u e s a l g a p e r p e n d i c u l a r , ni los q u e aca-
b a l á n d o s e sobre los otros l l e v a n siempre mala dirección , diri-
giéndose oblicuamente sobre sus costados ó directamente acia
el centro : unos y otros son absolutamente nocivos pues* desor-
denan la c a b e z a de la v i d , y es indispensable quitarlos del todo
para q u e no a t r a y g a n acia sí el curso de la savia y hagan pere-
cer á los d e m á s ; inconveniente q u e se remedia con solo t e n e r , a l
tiempo de verificar la p o d a , e l c u i d a d o de cortar siempre los pul-
gares precisamente por aquel punto en q u e quede la diurna
yema acia a f u e r a , y nunca acia los costados ó ai centro de
la cepa.
T a l es el método mas común y generalmente recibido p a r a
TOMO i i . r
154
la poda de las vides b a x a s j y a u n q u e los cultivadores de muchas
de nuestras provincias suelen seguir a l g ú n otro sistema, princi-
palmente el de d e x a r v a r a ó rastra , creo suficiente el método
e x p l i c a d o para fundar la base de la instrucción en unos elemen-
tos. L a s doctrinas particulares de todos los demás sistemas están
'tratadas con extensión en las obras antes c i t a d a s , y en ellas po-
drá estudiarlas el aplicado é industrioso A g r i c u l t o r : mas en
qiiánto á la poda q u e conviene á las vides que h a y a n de formar
e m p a r r a d o , bastará decir que todos los cuidados consisten en
g u i a r ó dirigir el tronco hasta la competente a l t u r a , procurando
para esto cortar todos los nietos que salgan en el sarmiento
principal , llevando éste por grados y no de u n a v e z hasta
a q u e l puuto en que debe empezar á formar los brazos y cubrir
l a p a l i z a d a ó bóveda : entonces se le corta sobre dos yemas pa-
r a q u e broten dos sarmientos, los quales formarán dos brazos en
los que se dividirá el tronco , y en ellos por su orden sucesivo
se irán d e x a n d o los de s e g u n d o , tercero y quarto o r d e n , q u e
eón los pulgares ó puestos, distribuidos como de media en media
v a r a por uno y otro l a d o , poblarán el emparrado de frondosos
p á m p a n o s , y de opimos y sazonados frutos. P a r a lo q u a l es pre-
ciso tener cuidado de que todos los sarmientos y pulgares su-
cesivos lleven siempre la dirección recta de su curso n a t u -
r a l , sin que jamás se les d e x e volver acia atrás : el podador
e n este caso es preciso se: figure , q u e tiene en su mano una
f a m a d e un árbol á quién-no es permitido-brotar de otro modo,
que conforme á la 'ley-de la naturalezaJiEn.los emparrados es
:

m u y frecuente ver brazos y sarmientos muy fuertes obligados á


sufrir una dirección totalmente contraria á la que debían tener,
q u a l es la de revolverle acia su r a i z , y este defecto del que d i -
r i g e la p o d a , descompone la formación,'.y acarrea prontamente
la destrucción de la p l a n t a . . • - ' • • • .
- -• E n qúa-'nto al tiempo de podar la v i d sucede lo mismo q u e
r

e n todas las' demás operaciones d e l c u l t i v o , pues hay necesidad


de acomodarse á las circunstancias particulares del clima , del
•terreno , de l a - e x p o s i c i ó n , y á la c a l i d a d de las mismas plan-
tas. Pódanse las viñas desde noviembre hasta todo marzo ; mas
hasta ahora pocos han fixado las-reglas para d e t e r m i n a d l a época
q u e puede convenir -'i 'las d i v e r s a s c i r c u n s t a n c i a s . L o s que-po-
d a n la vid antes déqU'e'iacabeíide ^caerse .la hoja , la exponen
á que un otoño templado d e s a r r o l l é ' l a s yemas é inutilice estos
;

depósitos de fertilidad para el siguiente: año ; y los. que podan á


últimos de m a r z o , ó acaso en a b r i l , causan á la planta un der-
rame excesivo de linfa que no siempre se repara , y el v e g e t a l
descaece: A s í q u e , l a r e g l a mas e x a c t a , en quanto puede decir-
I??
se , será la de podar en diciembre los viñedos de las provincias,
terrenos y exposiciones cálidas ó bastante templadas ; y en f e -
brero y marzo los de las mas frescas , ó enteramente trias ; las
podas de las parras y demás vides q u e se crian en terrenos h ú -
medos ó de regadío pueden hacerse tarde , pues en este caso,
lejos de perjudicar á la planta el derrame copioso de l a / l i n f a , f a -
vorece á su vegetación y la descarga de una porción de. humor
superabundante, que por lo general contiene. C r e e C o l u m e l a q u e
quanto mas temprano se poda la v i d tanto mas a b u n d a de m a -
dera , y que por c o n s e c u e n c i a , quando se trata de aumentar el
esquilmo, debe podarse t a r d e j ' m a s esta r e g l a , a u n q u e cierta en
toda la extensión de la d o c t r i n a , tiene contra sí el que si bien se
aumenta el fruto se deteriora su c a l i d a d , y este inconveniente
debe ser bastante poderoso para no executarlo sin conocimiento;
antes bien debe inducirnos á hacer repetidos experimentos pol-
los quales cada uno íixe la época q u e puede convenir para la
poda de sus viñedos respectivos.

Del deslechugado.,

L a operación de d e s l e c h u g a r , ó despampanar como suele


decirse , no es otra cosa q u e una poda económica , dirigida á
evitar heridas mayores á la c e p a , descargarla de brotes y leña
i n ú t i l , y dar mas luz y calor á la v i d para q u e se sazonen mas
pronto y mejor sus frutos. E n el deslechugado se q u i t a n todos
aquellos sarmientos i n ú t i l e s , q u e salen en el tronco de la cepa,
en la raiz y entre los brazos y pulgares , los quales no p u e d e n
servir si no para consumir u n a porción preciosa de alimento q u e
roban á la madera y brotes útiles , al mismo tiempo q u e a u m e n -
tan la sombra y la espesura: los nietos ó vastagos l a t e r a l e s , q u e
salen en los sarmientos p r i m i t i v o s , también se quitan en esta
operación , y de este modo se descarga á la cepa de u n a p o r -
ción de broza , los frutos aumentan su volumen , y se sazonan y
adquieren muchos grados de perfección : los b r a z o s , yemas y
demás producciones se nutren y robustecen mas y mas c a d a
v
e z , y la planta toda recibe beneficio con el d e s l e c h u g a d o , sien-
do tanto mayor y mas necesaria su execucion q u a n d o el clima,
el terreno y la exposición sean húmedos y frios, ó las vides mis-
mas sean de aquellas castas q u e abundan de hojas y pámpanos
vigorosos. E n fin , las reglas dadas antes para la despimpolla-
dura y empalizada de los árboles , tienen aquí un buen lugar:
y en quanto al tiempo de e x e c u t a r l a s , nunca será hasta después
V 2
I 6
5

de mediados de agosto para los nietos ó retallos ; pero para los


brotes que salen en el tronco y cabeza fuera de sus p u e s t o s , es
siempre t i e m p o , pues deben quitarse todos ellos al paso que v a -
y a n n a c i e n d o ; á no ser que se destine alguno de ellos para
echar mugrón hundido ó revuelto con que poblar las marras
d e la v i ñ a , pues en este caso se dexará aquel que parezca me-
jor y mas bien situado , ó que salga por aquella parte acia
donde haya de dirigirse. Por este medio se reemplazan las p l a n -
tas que se p i e r d e n , y con la mayor s e g u r i d a d se pueden r e p o -
ner las marras ó renovar enteramente la v i ñ a : basta solo abrir
una zanja con dirección al punto donde se necesita , b a x a r el
sarmiento , hundirle y soterrarle : este acodo se hace después de
la poda y en el mismo año a r r a i g a , de modo que al siguiente se
p u e d e cortar ó separar de la cepa m a d r e , y q u e d a enteramente
aislado-: desde entonces forma una n u e v a planta que v i v e como
todas á expensas de sus propias raices. Si en el primer año no
alcanzare al sitio de la m a r r a , se le extiende hasta donde p u e d e
llegar , sacando allí la p u n t a ó vanderilla del sarmiento , y al
siguiente ya habrá crecido lo bastante para volver á hundirle y
l l e v a r l e hasta el punto señalado en el marco ó repartimiento.

De las enfermedades de la vid.

E n la lección séptima de la primera parte tratamos detenida-


mente de las enfermedades de las plantas en general y , al hablar
de las de los árboles, hice ver las que mas comunmente suelen p a -
decer. Omitiremos ahora quanto entonces diximos , para evitar
repeticiones," contrayéndonos á las enfermedades propias de l a s

v i d . Este v e g e t a l tan robusto por su naturaleza como útil por


sus productos , es uno de aquellos cuyas enfermedades casi
siempre'le v i e n e n de afuera. U n a porción bastante considerable
de insectos atacan continuamente á la vid y a royéndole la raíz,
y a el tierno brote y racimo naciente , y a las hojas y pámpanos,
y a en fin causándole extravasaciones ó derrames de la l i n f a , y
cubriéndole además con una tela ó b a b a z a q u e la destruye y
.arruina. L a s enfermedades interiores suelen provenir muchas
veces de la falta d e conocimientos y precaución en la elección
de los sarmientos destinados al plantío de los nuevos majuelos.
Echase mano generalmente de los primeros cabezudos que se
presentan , y no se c u i d a de a v e r i g u a r si la planta de que p r o -
ceden es vieja, ó tiene a l g u n a e n f e r m e d a d ; si es bien ó mal con-
figurada, ó en fin si está débil ó r o b u s t a , en buen ó mal terre-
M7
no & c . D e este m o d o , es imposible dexen de propagarse los mis-
mos m a l e s , y de experimentarse desde luego enormes perjuicios.
Por esto se ha dicho , tratando de la elección de los sarmientos ó
cabezudos, q u e no debe fiarse este punto á otro que al dueño
d e la viña , y se ha enseñado lo conveniente para no e q u i v o c a r -
se en un asunto que interesa tanto.
L a s heridas causadas á la v i d se hacen quasi siempre i n c u -
rables por el abandono con que se m i r a n ; así vemos q u e los cor-
t e s , que se dan á los brazos g r u e s o s , rara v e z se cicatrizan,
pues el excesivo derrame y el contacto del aire hace que se c a n -
cere y perezca la planta. Sin embargo quando esto se observa,
conviene cortar todo lo seco, podrido ó carcomido hasta d e x a r -
lo limpio y sobre lo n u e v o , á fin de que las nuevas produccio-
nes reemplacen la pérdida y . c i c a t r i c e n la herida en la parte q u e
p u e d a n ; pero siempre será mas útil cortar con economía, p r o -
curar no causar heridas grandes á la p l a n t a , y determinar los
cortes por aquellos puntos en que ni el a g u a se d e t e n g a , ni la
linfa que derrama la planta cause daños, c e g a n d o é inutili-
z a n d o las yemas.
L a s viñas que se plantan en terrenos cansados y faltos de
nutrimento, así como aquellas cepas q u e se reponen en las m a r -
r a s , padecen enfermedades análogas á estas c i r c u n s t a n c i a s : en
ellas se observa suma l a n g u i d e z , y una v e g e t a c i ó n tardía y e n -
f e r m i z a : su madera as comunmente estoposa, envejecida y llena
de escarzos; los brotes son cortos, y con mucha frecuencia p i e r -
den la hoja antes de t i e m p o , y se secan ó se pudren los frutos.
E l hielo, la e s c a r c h a , las n i e b l a s , el granizo y la piedra pro-
ducen también en las viñas los males que le son consiguientes.
L o s g r a n i z o s , q u a n d o son f u e r t e s , causan contusiones mas ó
menos considerables, que suelen degenerar en g a n g r e n a , ó pro-
ducir exfoliaciones y resecaciones que siempre perjudican mu-
cho ; y los hielos y escarchas queman los brotes tiernos , las ye-
mas , y aun los sarmientos viejos muchas veces : también suelen
causar la v e n t e a d u r a , e s t o e s , hacen que se abran los troncos
según la dirección de sus fibras : á cuyos males están expuestas
principalmente las viñas plantadas en ios sitios baxos y en l a
exposición de oriente, por las razones que q u e d a n expuestas en
la lección séptima donde pueden verse : estos males solo p u e d e n
remediarse atendiendo desde luego á elegir la mas favorable ex-
posición y terreno.
L a niebla causa no pocas veces enfermedades mortíferas á la
v i d , y es muy común verla perecer pasando por grados desde
la amarillez de las hojas hasta el estado de una tisis incurable.
Pero lo que causa estragos de mayor consideración, y lo q u e
158
generalmente destruye los mas frondosos v i ñ e d o s , es la multitud
de insectos que a n i d a n , se crian y alimentan del p á m p a n o , del
racimo y aun de la savia de las cepas. L a s diversas o r u g a s , el
a r a ñ u e l o , los p u l g o n e s , el coquillo, la picotilla, el escarabajue-
lo y otros muchos, son enemigos tanto mas temibles, quanto mas
perjudiciales y difíciles de exterminar : su p e q u e n e z , la falta de
observaciones sobre su n a t u r a l e z a , modo de v i v i r y de reprodu-
cirse y , lo q u e es m a s , la culpable indolencia de la mayor p a r -
te de los poseedores de v i ñ a s , hacen q u e , propagándose mas y
mas c a d a dia esta p l a g a devoradora , destruya los viñedos mas
sobresalientes ; pues aunque el zelo y laboriosidad de uno ú otro
c u l t i v a d o r los persiga y aniquile en sus h e r e d a d e s , poco ó n a d a
•adelanta, sí los convecinos no le imitan y á su exemplo destru-
y e n las crias de quantos habitan y se mantienen en las respec-
t i v a s posesiones de todo un término. L a s tribus ó familias de to-
dos estos insectos solo pueden aniquilarse por esfuerzos g e n e r a -
les de los vecinos de toda una p r o v i n c i a , y entonces recogiendo
á sus tiempos, y quemando al momento las hojas abarquilladas
en que los unos a n i d a n ; separando las e p i d e r m i s , limpiando y
raspando los troncos y brazos de la v i d , en cuyos puntos se g u a -
recen otros, depositando sus huevos para nuevas generaciones; y
finalmente descubriendo ó removiendo la tierra del rededor del
pie de la cepa á donde se retiran no p o c o s , se acabará con to-
dos , ó por lo menos sus estragos se irán disminuyendo por m o -
mentos. D e otro modo no hay que esperar su aniquilación. C o n
tales m e d i o s , con las repetidas l a b o r e s , y con las podas bien
hechas y á sus debidos tiempos, pueden asegurarse los mayores
progresos; y las v i d e s , c u i d a d a s con un esmero semejante, pros-
p e r a r á n , apenas padecerán enfermedades, y sus frutos colmarán
las esperanzas del cosechero, recompensándole s u p e r a b u n d a n t e -
mente sus trabajos.

De la vendimia.

A c a s o ninguna de las operaciones de este ramo de c u l t i v o


es tan importante como el determinar la época ó tiempo propio
de hacer la vendimia. Por d e s g r a c i a , en la mayor parte dedos
pueblos de España se acostumbra señalar por un bando, el d i a
en que ha de principiarse la recolección de la u v a en todos los
pagos de la jurisdicción ; y esta p r á c t i c a , que por los abusos ha
venido á ser tan p e r j u d i c i a l , contribuye no poco á la mala c a l i -
d a d de muchos vinos.
159
" L a vendimia se ha de hacer q u a n d o la u v a esté p e r f e c t a -
«mente madura , dice Herrera ( i ) , ios que vendimian antes q u e
»la uva esté perfectamente m a d u r a , hacen el vino de poca fuer-
jjza y d u r a , y los q u e tardan en vendimiar mas de lo que deben,
«hacen el vino no tal y turbio y d u l c e , y si les llueve m a l o , y
n a c é d a s e , y comunmente lo tal se v u e l v e , por eso han de v e n d i -
jjmiar quando está de s a z ó n . "
D e aquí puede i n f e r i r s e , sin n i n g u n a v i o l e n c i a , los perjui-
cios que necesariamente han de originarse á, la A g r i c u l t u r a con
solo el hecho de haber de esperar á la publicación, del bando
para echar la vendimia. N o hay quien ignore que las diversas
v a r i e d a d e s de u v a s m a d u r a n naturalmente en épocas distintas,
siendo por consecuencia unas mas tardías y otras mas tempranas,
según su naturaleza y p r o p i e d a d e s , y según también contribuyen
el temperamento particular de c a d a c l i m a , la diferente exposición
y la calidad de la tierra : todos estos motivos persuaden que el
cosechero debe tener la justa libertad de hacer la vendimia quan-
do y como mejor le parezca ; de lo contrario es forzoso que s u - "
fran un considerable atraso no solo los intereses del l a b r a d o r , si-
no también los del público en la inferior calidad y menor c a n -
t i d a d de los vinos que se elaboran. E s lo cierto que para la p u -
blicación de tales bandos no se consulta nunca el ínteres común,
ni el bien g e n e r a l de los c u l t i v a d o r e s , sino el interés particular
de algunos magnates q u e , á costa de la sangre y de los sudo-
res de los pobres infelices colonos, quieren aumentar su p a t r i -
monio. M a s claro se explicó todavía mi difunto amigo (2) sobre
este escandaloso abuso q u a n d o dixo : " E l móvil principal para
sujetar en los pueblos las cosechas al b a n d o , no tiene en el d i a
otro fundamento que el interés p r i v a d o del corto número de pro-
pietarios , que ponen trabas para lucrarse del trabajo é indus-
tria agen a," :
»En general ( a ñ a d e el a u t o r ) no se.publican los bandos p a -
ra las cosechas á vista de la opinión del v e c i n d a r i o , sino q u e
dan la ley en este punto los menos i n s t r u i d o s , q u e adhieren c o -
munmente al dictamen de los a c a u d a l a d o s . "
..jsEn.el bando para echar la vendimia (continúa el mismo)
suelen atender mas bien á la : maduración de la u v a en los
pueblos circunvecinos , que no á la del propio territorio. Si de-
sean por exemplo comprar los principales cosecheros u v a de
los pagos inmediatos , ó solicitan venderla á los compradores

(1) Libro 1 ° , capítulo 1.°


(1) Observaciones sobre los bandos . municipales, Semanario de
Agricultura, tom. a i . , pág. 110. .. , . .
IDO
de los pueblos deí c i r c u i t o , atrasan ó anticipan el b a n d o , a r r e -
glándole al fruto de u v a de los términos linderos."
«Pero lo que aun es mas escandaloso (si cabe mayor escán-
dalo ) es ver que no se limitan los bandos á determinar la reco-
lección de frutos, sino que niegan además la entrada de la u v a
de otros términos, ó g r a v a n su v e n t a con contribuciones arbi-
trarias , pareciendo los pueblos limítrofes dos naciones enemi-
g a s que se declaran recíprocamente la guerra para destruirse,
m a s bien que dos familias a m i g a s , dependientes de una misma
m o n a r q u í a . " E n fin, es tal y tan g r a n d e el abuso que se hace en
esta p a r t e , que no puede menos de lamentarse altamente todo
hombre que se detiene un momento á reflexionarlo ; ¡ q u é dife-
rencia tan g r a n d e se nota comparando esta práctica con la que
s i g u e n aquellos felices pueblos en que , respetándose la propie-
d a d como es justo , se toman los cosecheros el tiempo necesario
p a r a hacer su vendimia , y la verifican en dos ó tres veces , se-
p a r a n d o en otras tantas suertes las u v a s y los vinos! ¿ y quán-
tas ventajas no l l e v a n sobre otros muchos los vinos de aquellos
que , a u n q u e v e n d i m i e n de una v e z todo el f r u t o , aguardan
p a r a su execucion tan solo el tiempo de la perfecta m a d u r e z , y
no el dia del bando municipal!! Son incalculables con efecto las
ventajas de este sistema, como puede conocerse por la sola r a -
z ó n , y mucho mas por los resultados de la experiencia ; pues en
los pagos en que se verifica la vendimia á su gusto y en el d e -
b i d o tiempo, no solo limpian la u v a , la cogen enjuta y arro-
j a n lo p o d r i d o , sino que además separan lo verde ó inmaturo
de lo que está sazonado y p e r f e c t o : en u n a palabra , s i g u e n
aquella senda q u e les traza su propio interés é imitan siempre
la práctica de los pueblos y de los cosecheros mas acreditados
d e sus propios países ó de los vecinos.
T a l e s máximas están sabiamente recomendadas por nuestro
Alonso de Herrera en el precitado capítulo s e g u n d o de su libro
segundo, c u y a doctrina debe tenerse en mucho aprecio. Este
a u t o r , entre otras de las muy buenas señales que da para c o n o -
cer el estado de la perfecta maduración de la u v a , dice que,
q u a n d o los pedúnculos y los escobajos se ponen ásperos, par-
dos , resecos y verdaderamente leñosos , por haberse disipado y a
el x u g o de vegetación que le alimentaba , q u a n d o la u v a está
clara, transparente, a z u c a r a d a , y q u a n d o los racimos encor-
v a n mucho los sarmientos , es prueba de una perfecta madurez,
y p u e d e por consiguiente echarse la vendimia. M a s , en q u a n t o
al modo de hacerla , será siempre útilísimo el prevenirse antici-
p a d a m e n t e de los útiles necesarios para la recolección y t r a n s -
porte , y en el acto de vendimiar no consentir jamás en q u e los
IÓI
operarios v a y a n sin herramienta para cortar los racimos, e n c a r -
gándoles mucho la separación del fruto m a d u r o , de lo verde ó
no tan sazonado ; la limpieza y aseo , quitando la hoja, la p á m -
p a n a , y quanto pueda perjudicar la calidad del vino, pues
desde l u e g o puede hacerse esta operación sin necesidad de du-
plicar trabajo ; acelerando también el transporte para evitar la
p é r d i d a , el acaloramiento y otros inconvenientes q u e se origi-
nan de su retraso. D e este modo puede esperarse con fundamen-
to una perfecta fermentación , y de sus resultas unos vinos espi-
rituosos, durables y de buen g u s t o , acompañados de quantas cir«
cunstancias los hacen ó p u e d e n hacer apreciables.

Modo de hacer el vino-.

M u c h a s veces hemos r e p e t i d o , y repetiremos a u n , la n e c e -


s i d a d que hay de contar con las diversas circunstancias del t e r -
reno , clima y exposición para hacer la mas acertada distribu-
ción de las p l a n t a s , y para e x e c u t a r las operaciones rurales;
pero en el punto de que vamos á h a b l a r , es de mucha impor-
t a n c i a tener siempre á la vista las relaciones mutuas de todas
estas c a u s a s , y las influencias de las estaciones y del cultivo;
como que de ello penden absolutamente las buenas ó malas ca-
lidades de los vinos : esto no obstante, podrá suplirse el d e f e c -
to de la exposición siempre que concurran con el buen terreno,
u n clima apropósito y l a c a l i d a d del veduño.
E s cierto que la influencia del clima sobre la v e g e t a c i ó n de
l a v i d es i g u a l á la de todos los demás árboles y p l a n t a s ; pero
también lo es que en pasando de la latitud de los cinquenta
grados , y a no puede experimentar el mosto la fermentación
conveniente para formar u n a bebida a g r a d a b l e : así es que en-
tre loj- q u a r e n t a y cinquenta se hallan los puntos mas. apropósi-
to para el c u l t i v o de la v i d , y en los-climas cálidos de esta z o -
n a es precisamente donde se elaboran los vinos mas sobresalien-
tes y espirituosos, pues en ellos a b u n d a n sus principios consti-
tuyentes , á saber el a z ú c a r , el tártaro y el aroma ; aunque s i
el temperamento l l e g a á ser excesivamente cálido se precipita
l a maduración de la u v a , y entonces carece de alguno de a q u e -
llos principios, que son tan necesarios para la fermentación y
perfección del vino.

L a c a l i d a d de las tierras influye no poco en la de los vinos,


pues vemos casi siempre diferencias notables entre los que se
han criado en tierras a r c i l l o s a s , y los que provienen de las c a s -
TOMO II. X
IÓ2
cajosas , arenosas y calizas. Está demostrado que en los terre-
nos fuertes , a u n q u e dan mucho frutó g e n e r a l m e n t e , no a d q u i e -
re la u v a una sazón p e r f e c t a , y por lo mismo los vinos son tío-
xos , sin espíritu ni oler ; mas algunos los suelen sin embargo
apreciar , por la c a n t i d a d de-mosto q u e emplean para el consu-;
mb Üe la ¿gente pobre y para l a ' d e s t i l a c i ó n ; por el contrario los
terrenos medianamente ligeros , mezclados con algo de casca-
jó y alguna aunque poca c a l , dan los vinos mas exquisitos
a u n q u e en' menor c a n t i d a d ; así que , quando se trata de elegir
terreno para-éste cultivo , deben tenerse presentes estos princi*.
p i o s , y dar la preferencia al que mas convenga.
L a exposición en que se halla la viña , no es tampoco in-
diferente para la buena ó mala calidad de los vinos ; y por lo
mismo el saber que en un mismo t e r r e n o , clima y cultivo ob-
tendrá diversidad de productos , según el p a r a g e en que se h a -
y a c o g i d o la uva , es de la mayor importancia para el labrador.
L a exposición del medio dia es por. lo común la m a s favorable
para la maduración de este fruto pero considerada en toda Ja
extensión de un t e r r e n o , : se observarán t o d a v í a algunas varia-
ciones, con respecto á su situación en lo a l t o , al medio ó en lo
b a x o , pues en las grandes alturas se coge menos u v a , y no de
tan buena calidad como en las colinas : la situación media de
l a misma colina dá mayor c a n t i d a d de mosto que su cumbre y
no tanto como la de la falda del valle ó v e g a ; pero siempre de
mejor calidad que en ambas.
A d q u i e r e n también los vinos el g r a d o de mayor ó menor
p e r f e c c i ó n , según que la variación de las estaciones favorece
al nutrimento de las v i d e s , al g r a d u a l incremento de los frutos,
y á su sazón ó maduración progresiva. U n a frescura moderada del
terreno , ó una atmósfera medianamente húmeda, son los a g e n -
tes mas principales de la perfecta sazón y maduración oportuna
de las uvas en los paises cálidos, E n una p a l a b r a , la prosperi-
d a d de la v i ñ a y la buena c a l i d a d de la uva depende precisa-
mente de la proporción y e q u i l i b r i o , que debe haber entre el
a g u a que alimenta la planta-, y el calor que elabora y combina
los principios ó elementos d é l a u v a , absolutamente necesarios
para promover una perfecta fermentación vinosa. ,
• ' E l cultivo por su parte c o a d y u v a mucho á la consecución,
no solo de la mayor, cantidad de e s q u i l m o , sino también á la
mejor calidad del fruto. Los diversos modos de p o d a r , armar,
cultivar y dirigir las v i d e s , hacen que estas produzcan mas ó
menos u v a , y que por los mismos medios adquieran también mas
ó menos grados de maduración. D i a r i a m e n t e vemos la diferen-
c i a - q u e hay é n t r e l o s frutos de una vid abandonada á sí misma
163
y p r i v a d a de los.auxilios del c u l t i v o , y los de otra q u e se p o d a
y cuida : aun entre las c u l t i v a d a s se a d v i e r t e g r a n diversidad,
si se comparan los frutos de la v i d emparrada y los de la cepa;
en estas mismas las u v a s de las guias, rastras ó sacavinos, g u a r -
dan diversas proporciones en sus principios y son de distinto gus-
to que las de los pulgares : en fin las vides labradas ó no l a b r a -
das producen frutos de distinta naturaleza para la fermentación,
- ó por mejor decir en qualquiera de los casos referidos varian in-
finito, y así no son todas ellas igualmente apropósito para la e l a -
boración del vino. Esto no o b s t a n t e , el cultivo modifica muchas
veces hasta cierto punto la disparidad del clima y del terreno.
E n ios países fríos se enrodrigonan las v i d e s , para que reciban
el sol por todas partes, y por este medio suple el arte la falta de
calor q u e allí se experimenta : en los cálidos por el contrario se
arman las cepas baxas para q u e , esparciendo sus sarmientos mas
cerca del suelo , conserven la h u m e d a d de la t i e r r a ; y los frutos
cubiertos de las hojas y pámpanos se libren de la fuerte i m p r e -
sión del sol y de sus rayos directos. D e todos modos es fuerza
convenir en q u e el c u l t i v o influye eficazmente en la c a l i d a d de los
v i n o s , y por lo mismo el q u e trata de obtener los mas exquisitos,
no embasura sus viñas sino al tiempo de plantarlas, porque sabe
que les da mal g u s t o : en la poda disminuye el número de los pues-
tos, y acorta quanto puede ios pulgares; pues a u n q u e es cierto que
d e x a n d o muchos de los primeros, y largos los segundos, se reco-
g e mayor c a n t i d a d de esquilmo , también lo es q u e el mosto sale
de inferior calidad. Por lo mismo se cuida también de tener el
terreno limpio de malas yerbas y aun de empolvillar las u v a s por
medio de algunas labores superficialísimas; pero sobre todo es i n -
dispensable alejar de los pagos los estercoleros , las hogueras y
d e m á s , q u e con sus olores puedan causar el deterioro de los vinos.

. T a l e s y tantas son las precauciones q u e deben dirigir al c u l -


t i v a d o r q u e desea mejorar su sistema c r o n o l ó g i c o , ó sea el arte
de.hacer e l ; v i n p , conduciéndose siempre con la idea de a d q u i -
rir la m a y o r cantidad p o s i b l e ; p e r o . s i n detrimento de la. c a l i -
1

d a d : esta debe preferirse á aquella en i g u a l d a d de circunstan-


c i a s , y solo podrá conformarse con un vino malo aquel á quien
• ni la t i e r r a , ni el c l i m a , ni la exposición se lo den b u e n o ; mas
sus conatos, siempre se dirigirán á perfeccionarlo. Esto no obs-
t a n t e , como no bastan todavía los cuidados y precauciones p r e -
ventivas que quedan i n d i c a d a s , sino q u e es necesario que á la
par se executen con i g u a l atención l a s . d e m á s operaciones, h a -
blaremos de ellas, aunque con a l g u n a rapidez y concisión; pues
mas vale suplir el laconismo con la explicación á voz v i v a , q u e
no aglomerar confusamente los principios.
x 2
i<$4
E s práctica muy r e c o m e n d a b l e , especialmente para los p a í -
ses y climas c á l i d o s , la de desgranar la u v a , pisarla y e x p r i -
mirla sin el escobajo, porque este no puede contribuir sino á
hacer un vino áspero y desagradable al p a l a d a r : mas en las p r o -
v i n c i a s en donde no se experimenta el grado de calor competen-
te para una buena m a d u r a c i ó n , y en donde la mayor parte de
los vinos son naturalmente fioxos, ó se queman para hacer a g u a r -
dientes , está por demás la operación del d e s g r a n a d o , antes por
e l contrario conviene que el mosto fermente con el escobajo p a -
r a que anime un tanto la insipidez del vino.
" D e l cocer hay dos m a n e r a s , dice H e r r e r a , la u n a , q u e
echan el mosto sin casca á cocer, de esta se hace el vino claro
como el a g u a y de mas d u r a , no suele tener tantos vicios.... L o
que se cuece con casca sale mas r u b i o , de color de oro, y de mas
fuerza y no de tanta d u r a , y esto estando asentado lo t r a s i e -
g u e n , porque no tome el sabor de la c a s c a , que quanto mas el
v i n o , después de sentado está sobre la m a d r e , tanto es de m e -
nos d u r a , excepto sino es a l g ú n vino de malas u v a s . " D e l m i s -
mo modo se explica B o u t e l o u , pues asegura ( i ) que por lo g e -
neral los vinos de la u v a descobajada son mas aromáticos, mas
claros, mas transparentes y sin v i s o ; y que los vinos de las u v a s
- q u e no se , despalillan adquieren cara ó viso', y cierta aspereza
propia del escobajo, que nunca pierde en lo sucesivo. C o n todo,
a ñ a d e , el x u g o del escobajo dá fortaleza y a g u a n t e al vino ; y
conviene que se exprima con los orujos, q u a n d o se destinan los
vinos para la extracción del a g u a r d i e n t e .
E n fin y a se desgrane ó no la u v a , es necesario pisarla y
exprimirla para separar el mosto que c o n t i e n e , el q u a l deposi-
t a d o en los vasos competentes fermenta , se depura y pasa por
grados á ser verdadero vino. Písase la u v a en los lagares ó x a -
raices , y separado el mosto que corre acia, la t i n a , se prensa el
•orujo para aprovechar todo el que se q u e d a mezclado y combina-
do con las materias que forman la casca ; más p a r a todo esto es
- necesario el mayor;-a séo-y.limpieza,> a l mismo tiempo que la bre-
:

v e d a d y prontitud en las operaciones. U n a de las atenciones


que mas .contribuyen a l a buena fermentación, y por consecuencia
á la superior c a l i d a d de los v i n o s , es el llenar las vasijas de u n a
v e z con el mosto que q u e p a , y a n o ser posible , verificarlo á un
tiempo por lo menos en. el término de veinte y quatro á treinta
horas: de este modo la fermentación vinosa de toda la masa sigue
•unos mismos grados y se libra de los gravísimos inconvenientes,
que necesariamente resultan de la interrupción. M a s si después

(i) En la memoria antes citada.


i<5 5

de haber empezado: la fermentación vinosa del mosto se inter-


rumpe por qualquiera causa ó a c c i d e n t e , es necesario mecerle
para que continúe ó se renueve-, si cesó del todo :. aun sin esto
conviene también mecer los mostos quando están fermentando,
á fin de que hiervan con i g u a l d a d y perfección, y por este medio
se consigue hundir la casca ó' sembrero de los vinos tintos. A s í
se vé como-la fermentación no necesitará de auxilios ni remedios,
siempre que el mosto p r o v e n g a de una u v a completamente m a -
dura , con tal q u e acompañen también la cantidad necesaria de
líquido y la temperatura de la atmosfera , pues los vicios de l a
fermentación , no solo se d e d u c e n de la naturaleza de l a
u v a , sino también de la temperatura del aire , el q u a l c o n -
curre como un poderoso a u x i l i a r . para la elaboración de Jos
vinos. E n fin, los mas principales agentes de la buena fermen-
tación son el aire atmosférico y el calórico ; pero las s u b s -
tancias de la u v a que fermentan son el azúcar , el tártaro , el
accido m á l i c o , la parte colorante , el mucilago y el aroma. E l
azúcar está reconocido como la substancia principal que p r o m u e -
v e la fermentación; pero es igualmente cierto, que no basta ella
sola si no está acompañada de l a correspondiente c a n t i d a d de
t á r t a r o , pues á este sé debe siempre la fortaleza de los v i n o s , así
como su espirituosidad al azúcar : de aquí es q u e quando se de-
sean mejorar los mostos, se les añade- la dosis de tártaro que cor-
responde con respecto á la c a n t i d a d de azúcar que se mezcla. L o s
vinos q u e abundan de t á r t a r o , son comunmente f u e r t e s , d e m u -
cho a g u a n t e , y tardan en sazonarse mucho tiempo.

Del trasiego.

N o hay una regla q u e determiné con e x a c t i t u d , e l tiempo


,que deba mantenerse la casca con el mosto , y por consecuencia
q u e señale q u a l deba ser la ocasión, mas oportuna y. convenien-
te de hacer el t r a s i e g o , pues vemos que así la época en que h a -
y a de haéerse , como el número de veces q u e necesita t r a s e g a r -
se , varía muchísimo con arreglo al clima y á la calidad de los
vinos,. por lo q u e es esta una de a q u e l l a s operaciones en q u e se
necesita,tino y observación p a r a executarla ; pero habiendo tra-
tado este punto el difunto Boutelou con el mayor tino y c o n , l a
inteligencia que caracteriza todas sus obras ,.tomaremos lo q u e
baste para concluir este artículo, de la memoria q u e publicó s o -
bre 'el método que siguen en San L u c a r de Barrameda en la f a -
bricación de sus exquisitos vinos.
166
L o s vinos blancos (dice) se trasiegan menos veces y con mas
anticipación que los de c o l o r , que los de mucho c u e r p o , que
los arropados y que los tintos. L o s vinos blancos, que se t r a s i e -
g a n muy t a r d e , adquieren comunmente v i s o , y necesitan en lo
sucesivo aclaros artificiales, que perjudican á su c a l i d a d y á su
conservación.
L u e g o que se ha efectuado la - fermentación , se aligera el
v i n o por l a deposición y precipitación de las substancias filamen-
tosas y muciiaginosas de la u v a q u e se han separado del líquido,
durante la fermentación. L a densidad del mosto disminuye a s i -
mismo, al paso q u e se descompone-el azúcar y se forma el alcohol;
'y'.'-así vemos que si señalaba por exemplo el pesalicor quince ó
catorce grados , señala diariamente un número menor de ellos,
:como hemos dicho. L a pericia del cosechero está en g r a d u a r el
trasiego de sus vinos én el-punto mas p r o p i o , con el auxilio de
:

los- pesalicores.de moderna invención. -No es fácil fixar ningún


principio cierto sobre este objeto por razori"á las variaciones del
c l i m a , á la índole d é l o s v i n o s , y á otras muchas circunstancias
^que e x i g e n modificaciones en este punto. T r a s e g a b a n en San L u -
c a r por el 16 de noviembre de 1806 antes de ios fríos, para s e -
parar el vino de las heces ó lías primeras que siempre son mas
• copiosas , y muy propensas á agriarse. L o s trasiegos muy fre-
cuentes disminuyen la fuerza de los v i n o s , por lo q ü a l los vinos
floxos se trasiegan menos veces que los mas fuertes. Los vinos
de los majuelos embasurados ó muy p i n g ü e s , d e x a n mas h e c e s ó
sedimentos, y deben por esto trasegarse mas repetidamente.

Sobre el azufrado.

El a z u f r a d o , continúa el mismo a u t o r , detiene hasta cierto


g r a d ó l a fermentación vinosa. L o s vinos blancos y los de mucha
fuerza y espirituosidad- g a n a n con el azufrado. F a c i l i t a este la
conservación de los vinos f u e r t e s , é impide que degeneren en
los viages^y transportaciones, por lo q u a l azufran comunmente
en San L u c a r los vinos de extracción.
L o s blancos se clarifican con el azufrado , y pierden el viso
ó cara que pueden haber adquirido. É l azufrado descompone la
parte, colorante de los v i n o s , y por esta circunstancia suele no
convenir para los tintos que se v u e l v e n en este caso descolo-
r i d o s , ó pierden mucha parte de su color. Ignoramos qué f u n d a -
mento haya t'enidoOliver deSerres y Otros escritores, para j u z g a r
q u e el azufrado d é los vinos trae malas resultas para la salud.
i6y
T a m b i é n es muy importante tener en consideración los fenó-
menos de la fermentación violenta y tumultuosa en q u e desapa-
recen en un todo algunas substancias de la u v a , s e evaporan sus
gases y se combinan las restantes en varias proporciones s e g ú n
la c a l i d a d de los vinos , mudando, el mosto su n a t u r a l e z a y cali-
d a d : en la segunda q u e es la fermentación insensible se aclaran
los v i n o s , se mejoran , se s u a v i z a n y bonifican -con la edad ; y
aunque con a l g u n a l e n t i t u d , pierden a q u e l sabor áspero y fuer~
t e , que caracteriza á los vinos nuevos..
Todos los:vinos se remontan, y manifiestan mas patentemen-
te el movimiento de su fermentacion insensible en el. tiempo en
;

que empieza á pintarse l a . u y a , y en l a que florece la v i d , en


el qual están.mas expuestos á perderse^ ,
, E n los vinos n u e v o s , principalmente en los t i n t o s , es .mas
manifiesta l a . efervescencia lenta de la fermentación insensible.
Los vinos que proceden de uvas m u y caladas y m a d u r a s , ó de
las asoleadas,'terminan brevemente su primera fermentación t u -
multuosa pero la insensible es menos aparente ,, notándose q u e
con proporción á prolongarse la fermentación tumultuosa, en la
misma se prolonga la insensible. L o s vinos de manzanilla termi-
n a n tanto mas brevemente la fermentación insensible , quanto
mayor es el calor de la bodega y la c a n t i d a d de aire atmosféri-
c o , que circuye exteriormente á las botas. D e esto resulta que las
botas ó pipas de las ahiladas, mas b a x a s , colocadas cerca del sue-
l o , sazonan mas lentamente los vinos que las hileras superiores.
Los vinos merman en las botas por la evaporación d é l a s , p a r -
tes espirituosas, y por la trasudación de. las aguanosas por los
poros de las m a d e r a s , y es necesario no. dexar v a c i a s . l a s pipas
ó botas para su buena conservacion.-Lá. perdición de los vinos
es mas ó menos considerable con arreglo á su c a l i d a d y á la de
las-maderas , y sobre todo .guardan proporción con la superficie
del vacío d e las vasijas. L o s .toneles de madera porosa d e x a n
que. se .traspore el vino en porciones .considerables, y sen un,
censo perpetuo para el cosechero por l a n e c e s i d a d . d e renovar
con frecuencia el líquido. ,
E s constante q u e la merma de los vinos nuevos es mucho
mas considerable que ;la de los añejos ; pero se necesitan repetir
muchos experimentos antes de fixar ó. determinar con e x a c t i t u d
la cantidad que pierden en.sus diversos estados y en las distin-
tas épocas de su conservación. D e qualquier modo que s e a , h a y
necesidad de recebar los vinos con otros de su misma calidad y
naturaleza ; si bien es cierto que en muchas ocasiones pueden
recebarse con vinos mas n u e v o s , pero de semejante calidad.
Últimamente la operación del aclaro en la manipulación de
U58
los v i n o s , es de mucha consecuencia y no p u e d e omitirse su e x -
plicación , pues aunque con la e d a d vienen á deponer los vinos
las heces q u e los e n t u r b i a n , y se aclaran espontáneamente , se
usa sin embargo de los aclaros artificiales para conseguir con
anticipación la limpieza y transparencia de los vinos. Uno de
los medios de que usan los cosecheros para su aclaro consiste en
trasegarlos repetidas v e c e s ; con lo q u a l consiguen no solo la
clarificación de los v i n o s , sino q u e , haciéndolo con oportunidad
y en las estaciones en que periódicamente se remontan y e n t u r -
b i a n , e v i t a n su pérdida. A d e m á s de esto son infinitas las r e c e -
tas que recomiendan ios autores para la clarificación de los v i -
nos ; pero la mayor parte de estos métodos no sirven mas q u e
para debilitarlos, siendo las mas veces indispensable despachar-
los prontamente para q u e no se tuerzan de resultas del aclaro.
L a s substancias propias para este efecto, son a n i m a l e s , mine-
rales ó vegetales. Entre las substancias -animales que pueden
usarse con ventaja para la clarificación de los v i n o s , se cuentan
mas principalmente la s a n g r e , l a l e c h e , los h u e v o s , la cola de
pescado & c . : las substancias minerales son constantemente p e r -
judiciales á la salud. Entre las substancias vegetales la goma
a r á b i g a y otras gomas que destilan los árboles f r u t a l e s , p u e -
d e n adoptarse felizmente á este uso.
L o s de San L u c a r emplean casi e x c l u s i v a m e n t e para acla-
rar sus v i n o s , la g o m a , las claras de h u e v o , y la cola de pes-
cado. H a c e n uso en estas ocasiones de una tierra p a r d a , q u e
conducen desde L e b r i j a , y no executan mas de una vez el ater-
rado á fin de que no se debilite demasiadamente el v i n o ; pero
d a n de bastón ( ó mecen) al líquido l u e g o q u e han añadido l a
tierra necesaria para lograr su intento.
T a l es en compendio el método q u e puede, seguirse en el
c u l t i v o de la v i d y en la recolección y elaboración de su pre-
cioso fruto. Y aunque se ha omitido cuidadosamente en este
escrito la explicación de algunos otros puntos i n t e r e s a n t e s , ha
sido con el objeto de. no amontonar i d e a s , pues en tales c a -
sos debe suplirse con la viva voz, y porque para adquirir
u n a completa instrucción es necesario no solo registrar las e x -
celentes obras de los autores citados al principio, sino mas bien
repetir ensayos, tomando siempre por base y fundamento de
la operación , las prácticas constantes del país en que uno se
h a l l e , y por modelo para v a r i a r l a s , no solo los principios s e n -
tados en los libros, sino mas bien las doctrinas establecidas en
a q u e l l a s ' provincias en donde mas floreciente esté el ramo de
v i n o s , tales son las de algunos pueblos de los de A n d a l u c í a , M u r -
cia, Cataluña, Navarra &c.
IÓ9

LECCIÓN X.

DEL CULTIVO DEL OLIVO Y RECOLECCIÓN Y MOLIENDA


DE LA ACEYTUNA.

Dos modos h a y de multiplicar los olivos con ventaja : el


p r i m e r o , y mas generalmente usado por los c u l t i v a d o r e s , es el
plantío de estacas: y el s e g u n d o , el de los retoños, y sierpes ó ma-
mones barbados, q u e salen al pie de las olivas viejas. Por ambos
medios se verifican los grandes plantíos de asiento , y hay po-
cos ó casi n i n g ú n o l i v a r , que h a y a sido plantado con plantas
criadas en los viveros como los demás árboles.
E l sistema de los plantíos de asiento es ciertamente ventajor
so p o r q u e , u n a v e z a r r a i g a d a la e s t a c a , siguen las plantas pro-
longando sus raices por entre la tierra sin q u e padezcan lesión
a l g u n a , ni sufran los daños y variación del t r a s p l a n t o ; mas sin
embargo es preciso convenir en q u e , a u n q u e a q u e l método sea
sumamente provechoso , no estaría de mas el tener siempre u n
depósito de. planta ú t i l , bien Criada y enraizada en los viveros,
para reponer las p é r d i d a s . q u e hubiere en los nuevos plantíos, ó
p a r a hacerlos del todo con ellas. T a m b i é n serian de la mayor
importancia estas almacigas de olivos para proveer al c u l t i v a -
dor de estacas con las q u a l e s , sin necesidad de destruir ó derri-
bar las ramas principales de los olivos f o r m a d o s , pudiese veri-
ficar los plantíos con arreglo á su método favorito.
• Si se introduxese este s i s t e m a , verdaderamente económico,
acarrearía grandes ventajas al c u l t i v a d o r , pues bien se d e x a
conocer q u e además de la planta ú t i l , que por el orden de c r i a -
deros ó almacigas podria proporcionarse, tendria un ahorro de
rama gruesa q u e h a y necesidad de apear de los árboles para
solo el plantío , y aprovecharía u n a buena porción de la mas
d e l g a d a , que por lo regular resulta de las entresacas, podas y
escamondas q u e suelen hacerse en los olivares. P a r a prueba de.
esta v e r d a d , bastr. reflexionar q u e para executar los plantíos, de
asiento , se necesitan estacas q u e t e n g a n desde tres hasta n u e v e
p u l g a d a s de circunferencia ó de uno y medio á dos de d i á m e -
tro , y de tres q u a r t a s á u n a v a r a de largo ; mas los plantíos en
v i v e r o ó a l m a c i g a pueden hacerse con las q u e t e n g a n el grueso
del dedo p u l g a r , y media v a r a de largo q u a n d o mas. D e a q u í
TOMO II. Y
v i 7o
se infiere que si en el primero hay absoluta necesidad de derri-
bar del árbol una porción de ramas, que le son importantes, en
el segundo pueden aprovecharse aquellas que se quitan por ne-
cesidad y se q u e m a n ; ó bien las que aunque se les derriben p a -
ra este fin no les hacen notable f a l t a , ni su separación acarrea
al árbol el menor perjuicio. Por otra p a r t e , si no conviene al
c u l t i v a d o r , según sus ideas y o b s e r v a c i o n e s , usar de la planta
de los viveros para verificar los p l a n t í o s , puede desde luego
considerarlos como un depósito.ó tallar en donde encuentre siem-
pre provisión de estacas útiles para quando las necesite ; b a s -
ta solo q u e sepa dirigir estos nuevos olivos de un modo con-
veniente á sus miras-, para que por espacio de veinte ó t r e i n -
ta años le estén proveyendo de la cantidad necesaria de. es-
tacas para los demás plantíos. E n este caso deberán dirigirse
las plantas de modo que desde l u e g o salgan con tres ó quatro
piernas ó ramas derechas y bien f o r m a d a s , g u i a n d o c a d a una
de por sí , como si solo hubiese de formar el pie de un árbol
particular ,• de este modo c r e c e n . e n buena proporción , y corta-
das en edad y estado c o n v e n i e n t e , darán i a .provisión de esta-
cas que se desean ó necesitan. P a r a conservar l a - c e p a de mo-
do que continúe brotando y produciendo nuevas e s t a c a s , es i n -
dispensable cortarla siempre quatro ó seis" dedos por d e b a x o de
t i e r r a , cubriendo estos cortes y cepas con el mayor c u i d a d o , pa-
ra que no se venteen ni p u d r a n : así es c o m o , además-.de la con-
servación de l a - p l a n t a , se logra que los brotes ó retoños nuevos
s a l g a n desde luego "con cierta separación y d i v e r g e n c i a , y q u e
bien cuidados y d i r i g i d o s , sean capaces de producir después
nuevos plantones ó e s t a c a s , tan útiles como las primeras. R e p e -
tidas pues estas plantaciones en épocas determinadas, no solo ha-,
brá provisión de planta enraizada y , ú t i l í s i m a , sino tambieni
u n a cantidad asombrosa de estacas para los plantíos ordina-
rios y p a r a n u e v a s almacigas.. . .
N o nos detendremos á explicar en este l u g a r quanto corres-
ponderá! sistema de formar criaderos, ni al método que debe se-
guirse para criar.en ellos los olivos, pues lo dicho sobre este pun-
tó en la lección, que trata .de ios árboles, y lo. que se ha manifes-
íado'en la de la m u l t i p l i c a c i ó n , nos e x o n e r a dé este trabajo; b a s -
tando lo explicado en'ambos l u g a r e s , para .conocer q u e con el. oli-
v o debe> lie va-rs'e'.el mismo-régimen que con los demás.árboles, así.
para su p r o p a g a c i ó n , como para su plantación y conservación.
Esto no obstante íes preciso advertir que algunos cultivadores
de olivos,''acostumbran y a poner las estacas tendidas horizon-
tálmenteien:u-nas zanjas-abiertas desde medio hasta tres quar-
t ó s d e pie de. h o n d u r a ,
; cubriéndolas con una capa de tierra
•i7i
proporcionada, las riegan y c u i d a n hasta que han echado r a í -
ces y tallos, y quando se hallan en tal e s t a d o , las arran-
can y dividen en varios trozos , que con sus cogollos y raices
forman otras tantas plantas capaces de propagarse y v i v i r en
qualquier sitio á q u e se las trasplante : mas tales plantas, á pe •
sar de los medros q u e l l e v a n al p r i n c i p i o , después suelen de-
caer y perderse, á menos q u e . n o broten nuevos lechos de raices
vigorosas q u e , s a l i e n d o d e la parte del tronco que q u e d a soter-
rado al tiempo del p l a n t í o , las aseguren y defiendan de las v i -
cisitudes á que quedarían expuestas con solo las primeras; pues
es de notar que los males provienen únicamente de la. c a l i d a d de
las r a i c e s , que salen de la muletilla ó nuez que forma ef p e d a -
zo de estaca p r i m i t i v a , con el brote ó tallo que. sale de ella.
Esta muletilla regularmente se pudre , y entonces la planta p a -
dece mucho y si no tiene raices propias suele perecer: aun q u a n -
do las tenga , en la podredumbre de aquella parte siempre se
origina un mal que con dificultad se corrige ; y aun dado que
se remedie del todo ó no se p u d r a , se observa, q u e las plan-
t a s que se aumentan ó logran por este medio son pequeñas y
poco duraderas. Esto a d v e r t i d o pasaremos á manifestar el mé^
todo que debe seguirse en la elección y distribución de los ter-
renos destinados á o l i v a r e s , el modo de abrir los h o y o s , y el de
verificar los plantíos; para seguir después en la explicación del
c u l t i v o , poda y recolección del fruto.

Elección del terreno y exposición de él.

M u c h a s y muy repetidas veces hemos dicho q u e , con arre-


g l o á la c a l i d a d é índole de la p l a n t a , debe elegirse el terreno
para su p l a n t í o , contando igualmente con el clima y con la e x -
posición. E l o l i v o , generalmente h a b l a n d o , se acomoda bien con
las tierras l i g e r a s , arenosas, guijarrosas, y con las pastosas ó
de m i g a ; pero se observan las mayores ventajas q u a n d o se crian
en tierras de buen fondo que además de ser substanciosas están
mezcladas con a l g ú n cascajo. E n las tierras de v e g a ó llanuras
p i n g ü e s , se crian árboles mas robustos, altos y frondosos, pero
quasi siempre expuestos á perder el fruto por la falta de venti-
l a c i ó n : por esto es q u e los olivares plantados en las colinas y
sitios ventilados fructifican mas abundantemente y con mas se-
g u r i d a d , q u e los de los valles y h o n d o n a d a s , a u n q u e las planr
tas no l l e g u e n á ser tan grandes y frondosas.
A m a el olivo los r e s g u a r d o s , y v i v e con lozanía en los cIÍT
Y 2
172
mas t e m p l a d o s , pero solo dá copia de frutos en donde tiene
ventilación y d e s a h o g o ; tanto m a s , si goza de un terreno con
fondo suficiente para q u e p u e d a n extender y multiplicar sus r a i -
ces. Los frios del i n v i e r n o , las n i e v e s , la escarcha y el rocío
perjudican mas á los olivos puestos en terrenos b a x o s , q u e á los
ole las a l t u r a s : en los primeros permanece mas tiempo sobre las
plantas la influencia de aquellos meteoros, y en los segundos se
disipa pronto en razón de q u e el viento los azota y sacude:
d e aquí es q u e en estos el quajo de la flor es mas seguro,
a l paso q u e en aquellos falta con la mayor frecuencia : esto
no obstante h a y todavía algunas castas de olivo q u e a p e t e -
c e n los terrenos b a x o s ; pero ninguno prospera en los q u e son
húmedos ó tocan en u n defecto semejante: por esta razón es
absolutamente indispensable tener conocimiento de las especies
ó v a r i e d a d e s mas ú t i l e s , no solo con respecto á la calidad de
su fruto y producto total del esquilmo q u e p u e d a n r e n d i r , sino
también del c l i m a , del t e r r e n o , exposición & c . en q u e puedan
v i v i r y prosperar mejor. Rozier en la palabra o l i v o , describe
con bastante detención hasta d i e z y seis especies jardineras ó v a -
riedades diferentes, contando desde el azebuche c u l t i v a d o : el
P a d r e F r a y Francisco B a e z a en su excelente memoria sobre
los olivos , dirigida á los editores del Semanario de A g r i c u l -
t u r a y A r t e s , y publicada en el tomo diez y seis de aquel p e -
riódico dice : que en la provincia de Sevilla cuentan de catorce
á diez y seis especies; y aunque no las describe ni nombra, h a -
ce mención del gordal ó aceytuna s e v i l l a n a , del manzanillo, y
del verdal y zorzaleño,'al q u a l recomienda altamente,, tanto por
su frondosidad y hermosura, como por lo abundante de fruto,
aunque algo p e q u e ñ o ; pretendiendo hacer ver que á estas q u a -
tro v a r i e d a d e s pueden muy bien reducirse todas las d e m á s , p a -
ra arreglar el orden de las posturas grandes y la recolección del
frutó en s a z ó n , con mejoramiento de los aceytes y de los olivos.
'El difunto profesor de A g r i c u l t u r a D o n Esteban Boutelou en
otra memoria p u b l i c a d a en el mismo periódico tomo diez y ocho,
p á g i n a 148 sobre el c u l t i v o de los olivos en O c a ñ a , manifiesta
q u e a u n q u e se c u l t i v a n algunos en aquel d i s t r i t o , son no obs-
tante los mas comunes los llamados de cornicabr a y los redondillos,
cuyos árboles son m u y c a s t i z o s , aunque de a c e y t u n a p e q u e ñ a y
de poco aceyte. L a s castas sevillana, ocal y manzanilla, se h a n
extendido poco á causa del robo y del desorden q u e se observa
en los frutos del c a m p o , especialmente en este en q u e apenas
d e x a n á sus dueños el placer de probarlos en los aderezos.
Seria de desear q u e estos ilustrados españoles nos hubiesen
descrito extensamente las variedades de olivos de que nos hablan,
173
y e n t o n c e s , comparándolos con los descritos por R o z i e r , n o t a -
riamos las diferencias de los nuestros con a q u e l l o s , y así c o -
noceríamos facilísimamente quáles eran los que teníamos en
nuestras manos, á quál de ellos se debería preferir, y finalmen-
te quál es la especie mas análoga á nuestros territorios y climas.
Sin embargo vemos q u e en toda C a s t i l l a la N u e v a no se c u l t i -
v a n otras que las de manzanilla y c o r n i c a b r a ; aquella r e g u l a r -
mente la destinan para los a d o b o s , y esta exclusivamente para
sacar el aceyte , que tiene en a b u n d a n c i a y es de m u y buena
c a l i d a d ; el árbol resiste mejor que otros de su especie las v a -
riaciones de los temporales de este c l i m a , v e g e t a con bastante
lozanía, y en i g u a l d a d de circunstancias dá mayor copia de
fruto que los demás.

Distribución de los terrenos y modo de abrir los hoyos.

Habiéndose e x p l i c a d o en el artículo que trata de las viñas el


modo de compartir y distribuir el terreno para plantar las v i d e s ,
poco ó nada nos q u e d a que hacer para explicar cómo ha de d i s -
tribuirse la tierra para poner los olivos, pues en estos y en a q u e -
llos plantíos se sigue el mismo orden de d e m a r c a c i ó n , con solo l a
diferencia de dar mayores distancias al marco. Por decontado h a y
necesidad de arreglarse á la c a l i d a d de la tierra, y según elia
g r a d u a r las distancias. Los olivares q u e están en terrenos p e n -
dientes y los que están en tierras fioxas, pueden ponerse algo mas
espesos que los que están en llanuras ó colinas suaves y en terre-
nos p i n g ü e s , y esto por las razones tantas veces referidas; pues es
c l a r o , que así en las cuestas empinadas como en los terrenos d é b i -
' l e s , los árboles crian menos que en las tierras p i n g ü e s , por lo q u e
•necesitan menores espacios; mas en todos es preciso que estén muy
claros los plantíos, ó por lo menos que g u a r d e n unas distancias ta-
l e s , que jamás formen e s p e s u r a , n i la sombra del uno alcance al
otro por n i n g u n a parte. Por esta causa es muy común demarcar los
plantíos á la distancia de quarenta á sesenta p i e s , ya se pongan
los olivos mezclados con las viñas , ó y a se planten solos con el
objeto de sembrar los entre-liños. Si se plantan entre las vides,,
que es práctica muy aventajada , se ponen-quatro ó cinco líneas
de cepas entre c a d a dos de o l i v o , y entonces , estando a q u e l l a s
á diez pies de distancia / vienen los olivos á quedar á quarenta
ó cincuenta distantes u n o ' d e otro. L a dirección de las filas
en el plantío debe quadr'ar de norte á mediodía si la situación
del terreno lo p e r m i t e , y quando n o , deben mirar siempre acia
174.
a q u e l punto en donde reciban mejor el sol y su luz los bañe por
todas partes.
' D e n i n g ú n modo se debe abandonar los o l i v o s , ni descui-
dar un punto su cultivo. L a s buenas y repetidas labores les son
. t a n necesarias , como que sin ellas jamás prosperan .- así se v é
q u e n i n g ú n árbol agradece tanto este beneficio como é l ; por es-
to y para ahorrar muchos gastos, se ha dado en la l a u d a b l e cos-
tumbre de plantar de viña las tierras que se destinan para oli-
. v a r . , en cuyo c a s o , además de aprovechar promiscuamente pa-
ra unas y otras plantas las labores que se dan al terreno , l l e -
v a el cultivador la doble ventaja de que está prohibida la en-
t r a d a de los ganados en aquellos plantíos, y de q u e , enveje-
cidas las c e p a s , queden los terrenos poblados con el olivar en
su mejor estado. M a s q u a n d o no se verifica el precitado plan-
tío de v i ñ a s , deberán sembrarse y cultivarse con el mayor es-
mero los entre-liños ó a l m a n t a s , como lo hacían los antiguos y
lo practican aun en el dia algunos propietarios zelosos : de otro
modo es muy posible q u e se descuide el c u l t i v o , ó porque el
dueño no lo v é , y el colono trate solo de aprovechar el e s q u i l -
mo que naturalmente p r o d u c e , ó porque unos y otros se crean
de los consejos de algunos necios que h a l a g a n y alucinan con
los principios de e q u i v o c a d a economía.
E n quanto á los hoyos, no solamente deben ser anchos y pro-
fundos , sino también deben abrirse con anticipación para
que se ventilen y beneficien con las emanaciones atmosféricas,
como y a se ha dicho tratando, del plantío d é l o s árboles en g e n e -
r a l : una v a r a cubica es la dimension mas proporcionada del va-
c í o , s a c a n d o con separación las tierras diferentes que se e n c u e n -
tran ai tiempo de ahoyar , y poniéndolas c a d a una al lado res-
p e c t i v o de las quatro fachadas del h o y o , para que de este modo
p u e d a el cultivador en el acto del plantío aproximar á.las plan-
tas aquella que fuere de mejor c a l i d a d para favorecer su a r r a y -
g o : por decontado la primera c a p a , ó sea la de la superficie, es
siempre la mas pingüe , por lo mismo que es la mas beneficiada
y a b o n a d a , así con los abonos naturales que vienen de la at-
mósfera , como con los artificiales que se le echan , ó se pudren
en la haz-superior : por tanto p u e s , esta capa debe separarse de
todas con el mayor cuidado , para echársela inmediatamente á
la planta , l u e g o que se verifique el plantío.
Hecho el repartimiento y distribución del terreno, marca-
dos á las distancias convenientes y abiertos los hoyos del modo
referido , se sigue luego la plantación , la qual ó se hace con
estacas ó con plantas enraizadas. Quando el plantío se hace
de estaca, acostumbran los labradores poner en el hoyo tres
175
ó qüatro de e s t a s , con la idea de asegurar mas y mas el éxito
de ia p l a n t a c i ó n , pues a u n q u e se pierda a l g u n a , rara v e z se-
rán todas y por consiguiente no es despreciable este sistema. N o
faltan algunos autores que aconsejan (y en mi entender con r a -
zón) que las estacas deben colocarse en el h o y o , de modo q u e
estén un poco inclinadas y nunca derechas ó perpendiculares del
t o d o ; y en este caso es, preciso aproximarlas ó reunirías por su
vase cerca del centro del h o y o , apoyándolas por la parte supe-
rior en los bordes ; de este modo q u e d a r á n con una inclinación
t a l , que sin ser excesiva p u e d a contribuir á su a r r a y g o : el ho-
yo gozará de mayor c a p a c i d a d y tendrá mayor porción de tierra
r e m o v i d a , que aquellos que desde l u e g o fueron abiertos en for-
ma de c a m p a n a ó de e m b u d o , como lo prescriben los que tratan
de este punto ó siguen este sistema; pero y a se pongan las e s t a -
cas perpendiculares , ó ya se coloquen i n c l i n a d a s , debe siempre
procurarse que disten un tanto de las paredes y bordes del h o -
y o , para que entre estas y la estaca q u e d e interpuesta una por-
ción de tierra r e m o v i d a , por la q u a l penetran las n u e v a s raices
a l mismo tiempo que v a y a n saliendo , c u i d a n d o mucho que v a -
y a n colocadas con orden , así en la^ distancias como en los h o -
yos , para que el plantío conserve la dirección mas recta por t o -
das sus líneas y q u e d e n cubiertas las estacas con quatro ó seis
dedos de tierra , como y a se ha dicho. Pero si la plantación se
verifica con barbados ó plantas e n r a i z a d a s , no se suelen poner
mas que una ó dos en c a d a h o y o , empleando los mismos c u i d a -
dos que se han expresado en quanto á su a l i n e a c i ó n , orden y
sistema de plantío. E n todo.caso no es conveniente que sean m u y
grandes las olivillas enraizadas que se planten : basta que ten-
g a n el grueso y altura competente para sobresalir tres quartas
ó una vara del suelo, dexándolas solo la g u i a ó tallo central-pa-
ra q u e continúe su crecimiento en altura : las ramillas laterales
q u e tengan , todas deben cortarse antes del p l a n t í o , y á ser p o - ,
sible con a l g u n a a n t i c i p a c i ó n , para q u e las heridas se cicatricen
y les sean menos, sensibles los cortes. E n la parte superior del ta-
llo que q u e d a sobre la t i e r r a , puede dexarse alguna peque-
ña parte ó uña de las ramas que h a y a n de derribarse para con-
ducir las p l a n t a s por el m é t o d o , y baxo los mismos principios
que se dixo tratando de la poda de los árboles silvestres.
Es muy común en la mayor parte de nuestra E s p a ñ a ver to-
dos los olivos armados ó formados en t r e s , quatro y aun cinco
piernas que parten desde el suelo, las quales acaso traen el ori-
gen de otras tantas estacas ó plantas q u e se plantaron al princi-
pio; pero yo entiendo que sería mas conveniente formarlos en un
solo pie á la manera que se forman los árboles frutales quando se
I7<5
les cria á todo viento ó en espino : esto e s , que habiéndose a l z a d o
•el tronco lo c o n v e n i e n t e , según la naturaleza del árbol, la s i t u a -
c i ó n , exposición y clima en que se h a l l a , se le cortase la g u i a ,
se le forzase á brotar las ramas laterales ó primeros b r a z o s , y
sobre ellos se dispusiese la c o p a ; pero de tal modo que sin d e -
x a r l e q u e se ofusque de ramas por el centro,- no q u e d e entera-
mente abierto ó del todo d e s p o b l a d o , antes bien debe q u e d a r
amparado y defendido por a l g u n a s q u e cubran lo interior del
á r b o l , resguardándole así de la fuerte impresión de los rayos
del sol en el v e r a n o , como de los rigores del frió en el invierno.
C o n v e n g o sin r e p u g n a n c i a con los buenos principios de la prác-
t i c a , relativos á la necesidad de abrir el olivo (esto es d e s p e -
j a r l e por el c e n t r o ) ; pero no convendré jamás en el abuso que
se hace de este principio dirigido únicamente á aumentar el v u e -
lo del á r b o l , como q u e en sus faldas es en donde regularmente
se coge el f r u t o : ello es cierto q u e si bien deben aclararse y
descargarse los árboles a l g ú n tanto de estas ramas interiores,
también lo es que no conviene de modo ninguno despojarlos a b -
solutamente de todas e l l a s , pues además de que suprimiéndolas
del todo q u e d a n los árboles expuestos á sufrir los daños antes
r e f e r i d o s , se descompone su figura, pierde la savia el equili-
brio que deben l l e v a r para repartirse por todas partes con i g u a l -
d a d , y c a r g a n d o solo acia un lado el peso de las r a m a s , se abren
y desgajan con f a c i l i d a d , desgraciándose el árbol.

Cultivo y poda,

Verificado el plantío con las prevenciones i n d i c a d a s , es de


l a mayor importancia para los progresos sucesivos, g u a r d a r el
tallar ó tiernos brotes así de los hielos, como del diente devo-
rador de los animales y de los insectos q u e los dañan. L o g r a s e
lo primero acompañando ó acogombrando con tierra los tallos
de la n u e v a p l a n t a , al paso que v a n c r e c i e n d o , á lo que con-
t r i b u y e no poco el rebozar después los troncos de las olivas t i e r -
nas para que los animales no las r o a n ; mas si se hiela ó la roen
los g a n a d o s , es indispensable cortar la planta á raiz de tierra,
p a r a que brote de n u e v o y forme un tronco v i g o r o s o ; sin esto se
crian desmedrados, tuertos y envejecidos y jamás forman un á r -
bol c a p a z de figurar entre los demás. L o s medros y la celeridad
en la formación de las plantas son relativos al c u l t i v o , y al e s -
mero con que se las d i r i g e : por decontado ya dexamos dicho
que las labores bien d a d a s , repetidas con a l g u n a frecuenca y á
177
sus debidos tieaipos, favorecen mucho la vegetación d e l olivo
q u e , mas que otro árbol a l g u n o , corresponde á los beneficios
que el cultivador le dispensa: así q u e , los agricultores que e n -
tienden bien en que consiste su verdadero i n t e r é s , no se con-
tentan con solo arar la tierra una , dos, tres ó mas v e c e s , sino
que además suelen c a v a r los o l i v a r e s , procurando que los o p e -
rarios no d e s t r u y a n , corten ó conmuevan las raices de las p l a n -
tas extendidas por todas partes en busca del alimento. Q u a n d o
estas labores se hacen entre olivos que fructifican, se- empiezan
regularmente l u e g o que se ha recogido la a c e y t u n a , y repar-
tiendo el tiempo en épocas proporcionadas, se distribuyen t a m -
bién las subsiguientes con intervalos acomodados á las faculta^
des y faenas del c u l t i v a d o r ; pero regularmente terminan por
los meses de junio ó julio. Si los olivos son n u e v o s , puede anti-
ciparse algún tanto la época d e - e m p e z a r las labores y repetir
las que c o n v e n g a en primavera y o t o ñ o , puesto q u e en estos no
hay que esperar á la recolección del fruto como en los primeros.
Háeese además otra- operación en los o l i v o s , y consiste en
c a v a r un espacio determinado de terreno al rededor del tronco.
E n unos casos se le arrima la tierra y se forma un montón que-
cubre ó acogombra el pie de la planta , logrando por este medio
favorecerla contra la acción directa del sol, y evitar que la hu-
medad necesaria para su nutrimento se disipe y pierda por eva-
p o r a c i ó n , por esto se executa antes de que los calores se h a g a n
sentir con demasiada intensidad ; en otros además de la indi-
c a d a c a v a se deshace el montón, se allana la tierra, y se cor-
t a n las raicillas que suele brotar la planta por aquella parte cu-
b i e r t a , y aun algunas de las mas d e l g a d a s y someras que v a
produciendo en la sobre haz de la t i e r r a , dexando una pileta ó
alcorque en que se recojan las a g u a s de las lluvias á fin de q u e ,
recalándose mas y mas el t e r r e n o , se provea de la humedad s u -
ficiente para todo el v e r a n o , por esto se executa la sobredicha
operación en todo el mes dé marzo ó e u - a b r i l , si él clima fuese
a l g ú n tanto frió, c u y a operación es en un todo conforme á la
que se explicó tratando del c u l t i v o de la v i d , como p u e d e v e r -
se en su propio lugar.
E n quanto á la p o d a , creo haber dicho lo b a s t a n t e , q u a n d o
se trató de la de los demás árboles, para conocer quál debe ser."
la que h a y a de executarse en el o l i v o ; mas sin embargo nu omi-
tiréimanifestar en este l u g a r , que si bien es absolutamente n e -
cesario mantener estas plantas limpias de todo-lo escarzoso, r e -
s e c o , enfermizo ó muerto, é igualmente deseinbára&árlas de las •
ramas t r a g o n a s , ó pendoleras como dicen los labradores, y de
todos los mamones que acostumbran brotar al pie ó en la cepa
ffOMO n . %
178
del tronco, es también reprehensible el abuso q u e comunmente
se h a c e , talando indireciamente la mayor y mejor parte d e sus
ramas fructíferas.
E s doloroso v e r q u a n a r r a i g a d a s están las preocupaciones
en este punto. Labradores h a y que. sin mas reflexión n i . p r i n c i -
pios, que aquellos que-les suministra la rutina de muchos años,
cortan sin discreción ni tino quanto se les a n t o j a , y siguen al
pie de la leira las indicaciones q u e les recuerdan los refranes
a n t i g u o s : tales son entre otros los dos que transmite, para o p r o -
bio de nuestro s i g l o , el autor de la memoria sobre el cultivo d e
los olivos e n . E x t r e m a d u r a (1) q u e dicen árbol criado, medio cor-
tado: al olivo y la encina, la labor debaxo y el hacha encima::: ¡Q.uán
diferentemente piensan F r . Francisco Baeza y nuestro sabio d i -
funto Boutelou! y quán distintamente pensarán aquellos q u e a d -
quieran las miles nociones q u e , aunque con muchísima rapidez
y b r e v e d a d , q u e d a n explicadas en estos elementos! A b s t e n g a - ,
monos pues de cortar indiscretamente y sin g r a v e necesidad las
ramas de todos los árboles; pero principalmente las de los p r e -
ciosos o l i v o s , sin que por esto.perdonemos á los olivos viejos, es-
carzosos y.enfermizos q u e son la peste de los pagos mas frondo-
sos, abrigando en su seno millares de insectos diferentes, y p r o -
p a g a n d o enfermedades contagiosas á que ellos sirven de foco..
T a m b i é n deberemos ser inexorables con todas las ramas daña-,
das q u e inficionan el á r b o l , las chuponas y quantas q u e d a n i n -
d i c a d a s en esta y otras lecciones. Démosles desde luego, la mejor
formación posible, y procuremos no inutilizar.sus productos, con-
trariando las leyes físicas de la naturaleza : por fin hagamos t o -
das las operaciones á sus debidos tiempos, y para la de la p o d a ,
de q u e ahora se t r a t a , espéresela q u e cesen los fríos rigurosos.

Fuera, de las provincias d e l mediodía de E s p a ñ a p u e d e n


señalarse como tiempo propio los meses de marzo y a b r i l ; p e -
ro en aquellas es la regla mas cierta;la de principiar á podar;
luego q u e se recoge el f r u t o , y acabar ántes.que empieze á dar.,
muestras de florecer. E n tales épocas podrá el cultivador h a c e r ,
las.mondas. y. entresacas.de. los olivos,,.quitándoles quanto sea.
i n ú t i l , dirigiéndose por los principios referidos. N o obstante, si
se helasen las ramas principales del árbol, como acontece en a l -
gunos años, ó si se desgarrasen con el viento y con el peso de l a
n i e v e que a l g u n a s veces los sobrecarga, convendrá afrailarlos:
y. no terciarlos^ esto e s , cortarjes las ramas por cerca de las c r u - .
:

ees para que.., brotando de n u e v o tallos vigorosos, reemplacen


á las q u e se perdieron y d e r r i b a r o n : las q u e se tercian ó,

(1) Semanario de Agricultura y A r t e s , tomo 1 7 , pág. 97.


179
lo q u e es lo mismo, las ramas q u e se cortan por la m i t a d , ó á
los dos tercios de su altura como suele hacerse , jamás arman
bien ni hacen otra cosa q u e cargarse de. ramillas débiles y mal
formadas; por esta causa debe excusarse-quanto.se pueda el ter-
ciar los olivos. . .> .••
Tampoco deberá el cultivador, arrojarse indiscretamente . á
cortar Tas referidas ramas afrailando el árbol porque pasada
la borrasca ó el tiempo f r i ó , observe q u e las hojas, las extremi-
dades del árbol, y aun algunas de las ramas d e l g a d a s aparecen
muertas , creyendo que lo estarán todas hasta,.las mas. gruesas:
este d e s a t i n o , freqúentemente repetido por los labradores y c o -
secheros , les priva muchas veces de lasicosechas, q u e pudieran
lograr al siguiente año si con mas reflexión hubieran esperado
a l g ú n tiempo para verificar la tala , dando l u g a r á q u e el á r -
bol se repusiese un poco y empezase á b r o t a r ; entonces la mis-
ma planta demuestra lo verdaderamente.muerto y dañado para
que. lo corten ; y se v é c o n sorpresa q u e mucha parte de lo q u é
se creia perdido por el temporal no lo.está r e a l m e n t e , , y q u e el
haber derribado la mayor y mejor porción de sus r a m a s , h u b i e -
ra sido un error imperdonable.
T a l e s y tantas son Jas precauciones q u e deben tenerse p r e -
sentes para executar l a poda del olivo en todos los casos , t i e m -
pos y c i r c u n s t a n c i a s ; pero además de ellas es preciso advertir
q u e conviene mucho q u e m a r l a leña que resulte de la p o d a , lo
mas pronto posible , sin. dexarla jamás en haéiuas cerca de los
olivares, ni menos en los cobertizos resguardados q u e h a y en
-los cortijos, haciendas y pagos. L a práctica contraria q u e hoy
se s i g u e , acarrea los mayores males á este precioso vegetal. E n -
tre otros muchos de los insectos q u e anidan y se g u a r e c e n en t a -
les h a c i n a s , es ,uno el q u e produce la infernal palomilla, el q u a l ,
como los otros, v a envuelto con la leña desde el,olivar., p e g a d o
á las hojas y ramas cortadas ,. ó pasa é l mismo á las dichas h a -
cinas para resguardar su prole.: en uno y otro caso ellas son el
foco de tan g r a v e s m a l e s , y nada sería mas justo q u e el hacer
quemar forzosamente todas las leñas de los olivos en el primer
mes de haberla cortado. Últimamente , si el cultivador quiere
libertar á sus plantas de tan.funestos males , procure ¡ t a m b i é n
limpiar los troncos, brazos y senos .dedos á r b o l e s , rascando sus
cortezas y limpiándolas de todas las partes muertas, q u e . e s don-
de los insectos anidan por lo general. C o n esto y > si se q u i e -
r e , l a v a n d o aquellas mismas partes con a g u a de xabon ó con
orines, y frotándolas al mismo tiempo con un estropajo ó bro-
cha fuerte de e s p a r t o , es infalible!el exterminio de los que ani-
dan en aquellos, parages. L a s c a v a s y mullas al rededor del pie,
Z2
i8o
y la separación de la tierra q u e forma los montones arrimados
al t r o n c o , aniquilan también á los q u e se guarecen entre l a
t i e r r a , ó se retiran acia las raices para libertarse de sus e n e m i -
gos y de los rigores del frió: de todos m o d o s , poniendo en prác-
tica las indicadas operaciones , es indudable el triunfo de t a n
funestos y devoradores enemigos. Esto no obstante , como son
varios los insectos q u e v i v e n en los o l i v o s , y atacan , destru-
y e n y aniquilan unos los árboles y otros los f r u t o s , hablaremos
a l g u n a cosa sobre el modo de vivir de c a d a u n o , y daremos á
conocer los mas dañinos.
E n el tomo doce de la traducción castellana del Diccionario
de A g r i c u l t u r a de Rozier artículo Olivo, se describen seis e s -
pecies de insectos de los q u e principalísimamente atacan á e s -
tas plantas y les causan los mayores males : la primera de
q u e habla es una oruga q u e roe la cepa del á r b o l : la s e g u n -
d a una especie de escarabajo pequeño como de dos líneas de
l a r g o , de quien dice q u e no come las hojas ni el fruto , pero sí
q u e fixándose en las ramas se alimenta de la albura : la t e r -
cera son los kermes : la q u a r t a la psyla, q u e es una especie de
saltón q u e ataca á los peciolos de las hojas y á los p e d ú n c u -
los de las flores, al pie de los quales deposita su l a r v a , c a u -
sando males de mucha consideración ; pues con las continuas
y penetrantes picaduras del insecto desordena enteramente las
funciones físicas de estas partes en la economía v e g e t a l : la q u i n -
ta es una oruga minadora q u e destruye el fruto j y l a sexta l a
liaosca que pica las aceytunas.
Bien se dexa conocer por la precedente narrativa , y se c o -
nocerá mejor leyendo el citado a r t í c u l o , que siendo como son
v a r i o s los insectos q u e conspiran á la destrucción de t a n p r e -
ciosa p l a n t a , no todos son igualmente n o c i v o s ; y q u e al mis-
mo tiempo unos atacan al árbol en esta ó en aquella p a r t e , y
otros exclusivamente á los frutos. Entre ios que se alimentan
solo del á r b o l , es el mas temible, mas d e v o r a d o r , y mas difícil
de exterminar, un pequeñísimo insecto del mismo género Cocus
q u e nos dá el kermes y la g r a n a , especie muy distinta de l a d e
que habla la obra de Rozier baxo el nombre de k e r m e s , aun-?
q u é • como acaba de d e c i r s e , del mismo género. Este insecto,
casi imperceptible • a l a vista d e s n u d a , causa en nuestros olivos
a q u e l l a - t e r r i b l e enfermedad conocida en el reyno de Sevilla
con los-nombres-de pringue ,. cochinilla ó mangla : en el de G r a -
nada con el de holiin, tizne, tina , aceyte ú aceytillo, y en V a l e n -
cia con el de la negra. E l insecto después de haberse alimenta-
do y v i v i d o á expensas de la savia del árbol acrivillándole á
picaduras y causándole u n derrame e x c e s i v o , tanto q u e m u -
I8I
chas veces se humedece el suelo con lo q u e g o t e a , se fixa en
un p u n t o , forma una especie.de C o n c h i t a , costra ó escama casi
•oblonga y de u n color pardo c a s t a ñ a , baxo de la q u a l d e x a una
infinidad de nuevecillós q u e se a v i v a n después, apenas los a n i -
ma el calor de la primavera. Entonces se extienden ó esparcen
por las hojas y brotes tiernos para repetir sus horrendos estra-
g o s , causan ai árbol muchas veces la muerte , y q u a n d o menos
p r i v a n al labrador de la cosecha por una l a r g a serie de años.
D e aquí puede inferirse que para aniquilar esta terrible y
destructora p l a g a , no q u e d a otro arbitrio q u e , en diciembre
ó enero , derribar con la podadera y quemar al instante todas
las ramas tiernas de los tres últimos brotes ó verduras del á r -
bol infestado , pues en ellas es donde el insecto anida , y fixa
las referidas Conchitas q u e g u a r e c e n su prole. A c a s o también
p u d i e r a remediarse cortando solo los brotes y ramillas mas d e l -
g a d a s del último empuje , y frotar después todas l a s q u e q u e -
d a n con unas bruzas 6 cepillos f u e r t e s , mojados en a g u a de j a -
bón ó en o r i n e s , ó rascándolas con unos hierros hechos al i n -
tento j pero esto es mas costoso por la lentitud de la ope-
ración , y menos seguro por la dificultad de derribarlos to-
dos pues , q u e d a n d o u n o , el mal se Teproduce con la mayor
celeridad. Por tanto el remedio indicado será nulo si no se
e x e c u t a á un tiempo en todos los árboles infestados de l a c o -
marca , y para esto es indispensable que i n t e r v e n g a el g o b i e r -
no obligando á todos los cultivadores q u e t e n g a n olivos enfer-
mos , á q u e los poden como q u e d a dicho , no parcial sino g e -
neralmente en todo un d i s t r i t o , comisionando para q u e se v e -
rifique, á u n a persona inteligente y de toda confianza en c a d a
p a r t i d o , y haciendo responsables á estos comisionados de la exac-
t i t u d en el cumplimiento de su e n c a r g o , para que á nadie t o -
leren ni disimulen. rSio siendo así g e n e r a l la cura , es absoluta-
mente inútil aplicar el remedio parcialmente ; pues como los i n -
sectos son sumamente p e q u e ñ i t o s , los vientos que desde q u e s a -
len de la concha materna les arrebatan como el polvo á largas
d i s t a n c i a s , contribuyen á q u e se acelere su marcha , y á que,
cundiendo infinito por todas p a r t e s , se mire en el d i a como u n a
especie de c o n t a g i o , tanto mas dificil de atajar quanto que su
duración es indefinida , y el interés mal entendido de los c u l t i -
vadores y de los propietarios se opondrá siempre á la cura-
ción radical ; pero no hay q u e cansarse , el remedio que q u e d a
indicado es el úuico q u e p u e d e adoptarse con seguridad y con
ventajas, pues por él puede esperar el cultivador que los olivos
curados le den frutos hermosos a l . s e g u n d o ó tercer año de v e -
rificada la p o d a , y aniquilados los insectos»
182
É n t r e l o s que atacan directamente el fruto y se alimentan de
la a c e y t u n a debe ocupar toda nuestra atención el insecto d e -
nominado mosca de los olivos (musca olece Linn.) llamada tam-
bién palomilla: esta mosca es la q u e produce la l a r v a ó gusano
que , introduciéndose en la carne de la aceytuna y b a x o de l a
epidermis del fruto, consume toda ó la mayor parte de la pul-
p a , sin que se desfigure ni pierda su forma exterior ; antes por
el contrario se reemplaza todo el v a c í o con el excremento d e l
animal. A l g u n o s .autores, y entre ellos el zelosoPárroco D o n L u i s
Carlos de Z ú ñ i g a , a s e g u r a n haberla hallado dentro de los huesos
de la a c e y t u n a , adonde se introduce t a l a d r a n d o la parte leñosa
-para roer la a l m e n d r a , p o r lo que la dan el nombre de taladrilla:
•de ella trató el último extensa y atinadamente en u n a memoria
q u e dirigió a j o s editores del Semanario de A g r i c u l t u r a y Ar-
tes , y se halla impresa en el tomo q u a r t o de dicha obra. Sin
e m b a r g o , el difunto Boutelou en otra juiciosa memoria q u e p u -
blicó en el tomo diez y ocho del mismo. Semanario sobre la mos-
ca de los o l i v o s , y algunos otros escritores, creen q u e . l a l a r v a
de dicha mosca no se interna t a n t o , y que se contenta con roer
la parte carnosa de la aceytuna. Rozier y otros dicen, lo mismo
•que Z ú ñ i g a , y de todo r e s u l t a , q u e ó no están bien averigua-
dos todavía los hechos , ó q u e son distintos los insectos de q u e
hablan unos y otros. S e a de esto lo q u e f u e r e , desde l u e g o p o -
demos asegurar que el insecto daña l a a c e y t u n a , l a hace caer
antes de t i e m p o , p r i v a al cosechero de u n a buena porción de
fruto , y por consecuencia de no pequeña c a n t i d a d de a c e y t e ;
p u e s . está probado q u e las aceytunas d a ñ a d a s por la l a r v a de
Ta m o s c a , producen poquísimo aceyte , y este es siempre de
Ínfima calidad.
P a r a remediar el daño q u e produce la mosca de los olivos y
-atajar los extragos que causan sus larvas en los frutos , se h a n
- e n s a y a d o diferentes m e d i o s ; pero en v a n o , pues por n i n g u n o
- d e ellos se ha conseguido su aniquilación. E n prueba de esto d i -
ce el respetable y.sabio Bernard en su memoria sobre los o l i -
.vos, p u b l i c a d a én el expresado artículo de la obra de R o z i e r ,
•que el conocimiento de su modo de vivir y de su reproducción nos
pone es verdad en el camino de tantear los medios de destruirla; pe-
- ro todavía no se ha hallado ninguno , y que el que le descubra será
-digno de la .mayor recompensa...Diga, lo que quiera el respetable
'Bernard en este p u n t o y nunca podrá negarse q u e tanto l a l á r -
: v a de la palomilla y como: la taladrilla (si acaso es especie' d i s -
- tinta) y qualquiera otra de las q u e se alimentan y v i v e n en
- Jos .frutos^ todas se fomentan y propagan hasta lo infinito por el
equivocado sistema q u e se sigue de recoger muy tarde las acey-
i8 3

t u n a s , dexándolas en el árbol hasta que la l a r v a sale de ellas


y , abandonando el f r u t o . s e coloca en donde mejor le convine p a -
ra transformarse en ninfa. R e s u l t a p u e s , que si el fruto se r e -
cogiese á su debido tiempo y se moliese al instante, i n d u d a b l e -
mente perecerían las larvas que tuviesen las a c e y t u n a s , y la p l a -
g a no podia menos de disminuirse por g r a d o s , llegando un dia
en que no fuesen sensibles sus efectos. M a s este retraso en la re-
colección , y la falta de respeto con que atraviesan ios g a n a d o s
la propiedad del c a m p o , por la i m p u n i d a d de introducirlos en
todos los plantíos y en especial los de viñas y o l i v a r e s , a u m e n t a n
y aumentarán prodigiosamente los m a l e s , y contribuirán s i e m -
pre á la aniquilación total de tan preciosos f r u t o s , si la sobera-
na atención del M o n a r c a y sus sabios M i n i s t r o s , no aplican con
oportunidad el r e m e d i o ; sobre lo q u a l se indicarán a l g u n a s c o -
sas á continuación.

Recolección y aprovechamiento del fruto.

L a común y a general costumbre de varear los olivos para co-


ger la a c e y t u n a , es la única causa de que estos árboles sean ve-
ceros según el sentir de los agrónomos mas ilustrados , y según
lo acredita la experiencia de los q u e , desprendiéndose de las
preocupaciones v u l g a r e s , han ensayado el método de cogerla á
la mano ó , como d i c e n , ordeñando las plantas.
N o se ignora y a q u e c a d a hoja del árbol a b r i g a , nutre y
protege una y e m a que con el tiempo producirá el f r u t o , y q u e
este se obtiene solamente en las ramitas nuevas , tiernas y d e l i -
cadas del olivo. E l v a r e o , derribando todos estos productos, d e s -
ordena la economía física de la p l a n t a , la priva de los depósitos
principales de la fructificación , y la imposibilita para producir
en uno ó dos años de los subsiguientes á tan g r a v e destrozo. Pé*
ro á pesar de esto se sigue la costumbre , porque la mayor p a r -
te de nuestros labradores pretenden sostener que el vareo e q u i -
vale á la p o d a , y no falta quien d i g a que el olivo no dá su fru-
to sino á palos. Por esto se piensa generalmente que nada d e s -
merece la planta aunque la quiten con e l a p a l e o la multitud de
cogollos , hojas y ramas , que se derriban al tiempo de la r e c o -
lección, y que n a d a perjudican á la conservación del árbol las
muchas contusiones y heridas que reciben las ramas , pues todo
es indiferente á los ojos de los cultivadores sin principios : para
ellos no hay mas regla que la c o s t u m b r e , ni mas ley que su c a -
pricho , sea ó no contra sus propios intereses ó contra los g e n e -
184
rales del Estado. L a operación de que tratamos es ciertamente
contra unos y contra otros : es contra los intereses del cose-
chero p o r q u e , destrozando sus o l i v o s , se priva en un año de la
cosecha de d o s ; y es contra el Estado por ios menores productos
q u e reporta el comercio en la concurrencia de este fruto en los
mercados públieos.
Se dirá acaso que la recolección á mano es sumamente dis-
pendiosa é imposible de realizar en los grandes pagos de n u e s -
tras A n d a l u c í a s ; p e r o esta infundada razón que piensan oponer á
la recolección á mano, se halla desvanecida con el testimonio de
muchos hacendados y grandes cosecheros que han ensayado el
método en sus posesiones. E n t r e otros de q u e puedo dar t e s t i m o -
nio , citaré solamente á D o n L u i s Gasaña , residente en T o l e d o ,
el q u a l habiendo comprado una hermosa hacienda en el pueblo
de N a m b r o c a , y queriendo establecer su labranza y c u l t i v o baxo
el mejor s i s t e m a , abolió desde l u e g o la práctica del vareo en
sus olivos , y proveyéndose anticipadamente de los bancos de
j a r d í n ó borriquetes necesarios, hizo coger á mano la a c e y t u n a
desde la primera c o s e c h a : esta operación ajustada por destajo,
y hecha con el mayor c u i d a d o , le costó quatro reales y medio
por c a d a f a n e g a de aceytuna , y á los demás cosecheros de los
pueblos circunvecinos que la v a r e a n les cuesta quatro reales.
P r e g u n t o p u e s , ¿el desperdicio de fruto que resulta con el v a -
reo , no excederá siempre al medio real que tiene de diferencia
el sistema de cogerle á mano? ¿Y quál será el valor de las cose-
chas intermedias que este coge quando aquellos no ven siquiera
muestra de a c e y t u n a en sus olivos vareados? ¿quál y quánta la
diferencia entre la salud y la vida de los olivos ordeñados y los
olivos vareados? C a l c ú l e l o el que quiera , y para su desengaño
pase al citado p u e b l o , o y g a al expresado C a s a ñ a sobre las v e n -
tajas que logra por su método , y después decídase por lo mas
útil. M a s si un exemplo solo no fuere aun bastante , recórranse
algunos pueblos de N a v a r r a y de otras p r o v i n c i a s , y aun de la
misma A n d a l u c í a , y se verán los resultados que presentan a l g u -
nos ilustrados cultivadores q u e , desengañados del error antiguo,
h a n adoptado el método de coger á la mano la a c e y t u n a , sin
q u e obste el que los árboles sean grandes ó p e q u e ñ o s : para los
unos y para los otros sirven los expresados bancos de j a r d í n , los.
quaies se hacen bastante l i g e r o s , a u n q u e sean muy altos. En
fin, si se hubieren de coger á la mano ordeñando el árbol, p u e -
de verificarse la recolección aun en tiempos fríos; pero si se h u -
bieren de varear- las p l a n t a s , es indispensable hacerlo en dias
templados y s e c o s , q u a n d o el árbol no está helado y no en se-
' g u i d a de las nieves y l l u v i a s , porque en q u a l q u i e r a de estos ca-
i8$
sos es increíble lo que padecen las plantas con los golpes del p a -
lo que las maltrata.
L a época ó tiempo de su recolección , es en el dia muy d i -
versa de la .en q u e se recogía a n t i g u a m e n t e ; hoy. está en p r á c -
t i c a hacer esta cosecha por enero y febrero, esperando á que las
a c e y t u n a s se pongan n e g r a s , ó mas bien á que se pasen y e m -
piecen á podrirse con detrimento de la buena c a l i d a d del a c e y -
te. L a a c e y t u n a q u a n d o y a está formada y ha adquirido todo su
t a m a ñ o ; va pasando por grados desde el color verde al amarillo;
de este al m o r a d o , y finalmente al negro , que es el quarto y úl-
timo q u e manifiesta q u a n d o la c o g e n ; y como por lo regular en
este último periodo dan mayor c a n t i d a d de l í q u i d o , aunque i n -
ferior en todas sus partes, porque está mas c a r g a d o de alpechín
ó a g u a de v e g e t a c i ó n , se sigue sin embargo la costumbre de
a g u a r d a r á que pasen los yelos para recogerla : en cuyo caso se
a r r u g a , merma y disminuye su v o l u m e n , de donde resulta que
no solo la costumbre tiene su imperio en e s t o , sino que procura
sostenerla y fomentarla quanto puede el interés particular de
los compradores pudientes. A pesar de esto está fuera de duda
que el verdadero estado en q u e la aceytuna dá mas y mejor
a c e y t e , e s aquel en q u e se presenta el color m o r a d o ; p u e s q u a n - \
do ha l l e g a d o á adquirir el n e g r o , ha perdido mucho de su x u -
g o , y solo le reemplaza una porción de líquido a q u o s o , que y a
por la linfa y y a por la h u m e d a d de l a atmósfera, mantiene l l e -
na y estirada ia piel de l a a c e y t u n a .

Q u a n d o se trata de conservar la buena c a l i d a d del aceyte ó


sacar un líquido sobresaliente, es necesario, además de recoger en
tiempo y en sazón las a c e y t u n a s , separar las buenas de las m a -
las alzando primero las que se encuentren caídas por el suelo,
para molerlas con s e p a r a c i ó n ; de otro m o d o , como q u e estas e s -
tán por lo general a g u s a n a d a s y siempre inmaturas , deterioran
la c a l i d a d de los aceytes y , mezcladas unas con o t r a s , dismi-
n u y e n además los productos de aquellas.
Esto no quiere decir que se desperdicien las aceytunas c a í -
das , y a por efecto de los temporales ó y a dañadas por los i n -
sectos; por el contrario, el c u l t i v a d o r inteligente y aplicado d e -
berá recogerlas todas con la mayor atención y , después de bien
acondicionadas y limpias , hacerlas moler solas , separando el
aceyte que resulte para los usos que c o n v e n g a . Años hay en que
este fruto padece t a n t o , q u e se cae del árbol la mitad ó la mayor
parte, y seria un delirio desperdiciarlo; por esto acaba de d e c i r -
se en el párrafo anterior que debe alzarse antes de pasar á reco-
ger el fruto que se halla pendiente del árbol: así se logrará a p r o -
vechar su f r u t o , sin detrimento de lo mas escogido y sazonado.
TOMO II. AA
i85
O t r o de los grandes defectos q u e contraen nuestros aceytes,
consiste en la fermentación de la acey.tuna antes de deshacerla ó
molerla en los m o l i n o s , c u y o m a l .se acelera y aumenta con el
a p a l e o , golpes y porrazos .que sufre desde el acto de separarla
d e l árbol hasta l a m o l i e n d a , pues m a g u l l a d a y estropeada d e
mil modos la parte pulposa d e l f r u t o , aun sin amontonarle, em-
pieza la corrupción y descomposición que le vicia y destruye.
H a c e mucho tiempo q u e se d e c l a m a contra todos los i n d i c a -
dos v i c i o s , y no pocos sabios se han empeñado en probar los i n -
mensos males que nos a c a r r e a , manifestando la f a c i l i d a d del r e -
medio j pero en v a n o han apurado los recursos de su entendi-
miento .: l a práctica del d i a es la misma que ellos criticaron , y
por consiguiente la misma q u e siguieron nuestros mayores .: n a -
da se ha adelantado , y de n a d a h a n servido los ensayos p u b l i -
cados por a l g u n o s , y los exemplos manifestados por otros : s i -
gúese lo m i s m o , y lo peor es q u e con poca esperanza de r e m e -
dio : la única que nos q u e d a está fundada en la ilustración de
la clase de propietarios , así poderosos como medianamente aco-
modados , á quienes principalmente toca introducir los buenos
principios y reformar los a b u s o s : de estos lo esperamos, y á e s -
tos dirijo mi voz en este d i a , esperando que las útiles nociones
q u e se explican diariamente en estas C á t e d r a s , producirán el
efecto que tanto se necesita y porque tanto anhelamos.
L a s aceytunas p u e s , deben recogerse con la debida s e p a r a -
ción según q u e d a d i c h o , sazonadas y á mano , y conducirse á
la casa lo mas pronto posible para mondarlas y separarlas d e to-
da inmundicia , y en seguida pasarlas al molino para extraer su
aceyte sin esperar de modo alguno á que fermenten en los mon-
tones : así saldrán los aceytes mejorados en su c a l i d a d , no a d -
quirirán la r a n c i d e z que tanto incomoda , y otra porción de d e -
fectos que hoy se notan desaparecerán tanto mas cierto quanto
se t e n g a el c u i d a d o conveniente de mantener limpias las pilas,
p i e d r a s , vasijas y utensilios que h a y a n de servir para la t r i t u -
ración de la a c e y t u n a y extracción del aceyte : sin estos c u i d a -
dos no esperemos mejorar tin líquido t a n precioso como i n -
teresante.
Por lo que dice relación al acto de la m o l i e n d a , será de l a
mayor importancia preparar de a n t e m a n ó l a chimenea y horni-
lla , en q u e ha de colocarse la c a l d e r a p a r a calentar el a g u a ,
haciendo las obras necesarias p a r a que el humo del hogar no
retroceda y saiga á e x t e n d e r s e por el almacén ó sitio de la f a -
bricación. Este debe conservarse siempre c a l d e a d o mientras se
está elaborando el a c e y t e , y para su e x t r a c c i ó n se echará conti-
nuamente el a g u a hirviendo que necesite ¿ en i n t e l i g e n c i a , que
x87
quanto mas se le e c h e , tanto mejor y mas abundante será el
aceyte. L a s tinas ó depósitos en q u e se r e c o g e , se desocuparán
.á menudo para limpiarlas. E l aceyte que sale en las primeras
trituraciones, debe separarse del q u e resulta después en la p r e -
sión de los c a p a c h o s , pues lo primero es mas sobresaliente , de
mejor gusto , y no tan expuesto á enranciarse como lo segundo:
por lo q u a l de n i n g ú n modo deberá mezclarse uno con otro.
E x t r a í d o el a c e y t e , y.depositado en los vasos destinados á
c o n t e n e r l e , es preciso aún trasegarle repetidas veces al paso
que se v a depurando de las partes c a r n o s a s , fibrosas y m u c i l a -
ginosas que lleva consigo , c u y a s heces se v a n aposando en el
fondo de la tinaja , dexando clarificado el l í q u i d o ; las quales si
no se separan por medio de repetidos trasiegos de un vaso á
otro , fermentan , tuercen , e n r a n c i a n , y corrompen los aceytes
mas exquisitos y bien elaborados.
E n estos últimos tiempos se ha escrito mucho acerca de la
construcción de los molinos , y se ha hecho ver con repetidos
experimentos , que perjudica á la buena c a l i d a d de los aceytes
la molienda a c t u a l , en que se tritura á un tempo la p u l p a , el
hueso y la almendrilla. R o z i e r y otros autores aseguran que la
parte leñosa del hueso no dá de sí aceyte a l g u n o , antes absor-
v e una buena parte del q u e sueltan las otras dos : q u e de este
modo lejos de aumentarse la cantidad se d i s m i n u y e , y la c a l i -
dad se empeora con una porción de partes extrañas que , dilui-
das en la trituración ,• b a x a n con el a g u a , y mezclándose con
el a c e y t e , aumentan después sus sedimentos y las partículas fer-
mentables que le deterioran. L a almendra tiene i n d u d a b l e m e n -
te su c a n t i d a d de a c e y t e q u e suelta en la m o l i e n d a , pero de
tan distinta y mala c a l i d a d , que corrompe y v i c i a á la e x q u i s i -
t a de la p u l p a . Por esto pues se ha tratado repetidas veces de
formar unos molinos que sin quebrantar el h u e s o , e x t r a i g a n el
aceyte solo de la parte pulposa de la a c e y t u n a , y no han sido
del todo infructuosos los ensayos, puesto que entre otros se pu-
blicó por la R e a l Sociedad Económica de A m i g o s del País de
M a d r i d el modelo de un molino aceytero en q u e , sin romper el
hueso , se trituraba perfectamente la parte carnosa de la a c e y -
tuna , y se Sacaba todo su aceyte con la mayor facilidad y v e n -
taja. T a m b i é n se ha visto otro molino executado para lo mismo,
aunque de distinta invención , en el cortijo de Aranjuez ; y en
uno y otro se han echo las pruebas de modo , que no d e x a n d u -
dar de sus ventajas. Sin embargo es indudable que , teniendo
la almendra del hueso una buena porción de aceyte , deberían
molerse estos por separado en el molino común ó en otro e q u i -
valente , aprovechando todo el líquido que produxesen para los

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i88
usos particulares de las artes, y no desperdiciar de ningún m o -
do sus productos. T e n g o á la vista en este mismo momento u n a
copia de la representación q u e en el año de 1802 hicieron á l a
superioridad D o n L u i s Beroldi y D o n Santiago Scuri y c o m p a -
ñía , en que solicitaban se les restituyese en el goce de un p r i -
v i l e g i o , q u e se les habia concedido por diez años para extraer
y aprovechar la mucha c a n t i d a d de aceyte qu se desperdicia y
l l e v a n consigo los piñuelos ( e s su expresión) ú orujos de la a c e y -
tuna después que sale de los molinos , y se abandona ó q u e m a
por nuestros cosecheros.
Por la precitada representación resulta, q u e Beroldi y Scuri
plantearon su f á b r i c a , y elaboraron los cuspittos ó huesecUlos d e
la aceytuna reportándoles grandes ventajas por el espacio d e
catorce meses, á cuyo tiempo uno de los consocios , movido del
interés, solicitó y obtuvo otro privilegio para establecer nufcva
fábrica por sí mismo ; lo qual fué el origen de privar á los p r i -
meros del q u e antes o b t u v i e r o n , b a x o el pretexto de no haber
cumplido cierta contrata.
Sea pues lo q u e quiera de las razones q u e asistan ó p u e d a n
asistir á los unos ó á los o t r o s , es lo cierto q u e Beroldi y S c u r i
plantearon dos fábricas una en S a v i ñ a n , partido de C a l a t a y u d ,
y otra en C a s t e l l - s e r á , Corregimiento de L é r i d a , en las quales
elaboraron y aprovecharon ios productos de aquellos residuos. E l
expediente de este negociado debe estar lleno de instrucción por
la naturaleza del l i t i g i o , y no dudo q u e parará en el archivo d e
la R e a l J u n t a general de Comercio y M o n e d a , adonde podría
acudirse para tomar noticias nías exactas acerca de un punto
que tanto interesa á la economía rural y doméstica. Por mi p a r -
te habré cumplido dando noticia de tales ensayos sin que p u e -
da decir otra cosa sobre su manipulación sino q u e la masa ó
errase la v o l v í a n á moler en otros molinos lavándola con g r a n
copia de a g u a y depositándola en diversas p i l a s ; y la masa nue-
vamente l a v a d a , la prensaban para apurarla del todo.
T a l e s son las reglas principales de economía y buen método,
que deben tenerse presentes para extraer y elaborar el a c e y t e ,
sobre cuyo punto pueden consultarse las obras de R o z i e r , V a l -
carcel , M e g i n o y otros : pero como no sea despreciable el siste-
ma de sacar el aceyte á costal ó , como d i c e n , de t a l e g a , c o n -
cluiremos esta l e c c i ó n , dando noticia de esta útilísima y econó-
mica práctica , y a bastante e x t e n d i d a entre algunos labradores
y cosecheros de corto haber.
P a r a extraer el aceyte á costal ó de t a l e g a , se principia por
limpiar enteramente la aceytuna de todas las hojas, palos y bro-
za que t u v i e r e , suponiendo q u e ha de estar perfectamente raa-
i8o
dura y , a u n q u e d i g a n lo contrario , no se.ha de dexar fermen-
tar en los montones ; lo qual se evitará haciéndolos p e q u e ñ o s , y
removiéndolos ó traspalándolos de q u a n d o en quando. .
R e g u l a r m e n t e se executa la operación en los-fugares Ó j a r a í -
ces .en donde se pisa la u v a , y para ello se preparan-con ahtici- j

pacion una porción de costales de x e r g a blanca,, fina y bien t r a -


bajada. E n cada uno de estos se pone media fanega de a c e y t u -
na , se ata la boca y se tiende en el suelo : l u e g o un hombre
calzado con a l p a r g a t a s de esparto v a pisando encima , al paso
que otro echa a g u a sin cesar sobre el costal mismo , aquel sigue
pisando mucho hasta.que conoce q u e está enteramente deshecha,
toda la aCeytüna, y éste continúa al mismo tiempo echando c a n -
t i d a d de a g u a hirviendo p a r a que l a v e , escalde y p u r g u e él
aceyte llevándosele consigo al tindío en donde se separa f r e -
qüentemente , sacando el aceyte y vertiendo el a g u a para c o n -
tinuar la operación hasta acabar : a d v i n i e n d o que q u a n d o el
operario conoce q u e ya tiene pisada y triturada la a c e y t u n a de
su c o s t a l , le dobla y comprime poniéndose de pies encima de él
hasta hacerle abatir contra el suelo y exprimir el líquido q u é
contiene, de modo que q u e d a como prensado. Esto no obstante
bueno sería tener una prensita de mano para separar del todo el
a c e y t e , que pueda contener la masa pisoteada y exprimida. L a
q u e queda después de prensada se v a c í a en un tinajón, que esté
mas de mediado de a g u a , y revolviéndolo todo con un palo fuer-
t e , sube á la superficie la c a s c a r i l l a , y el hueso se precipita: a q u e -
lla se saca por encima y el hueso q u e d a enteramente l i m p i o , . d e -
positado en el fondo del tinajón del q u a l se saca vaciando el 1

a g u a por la espita ó canillero. Si se trata de aprovechar los h u e -


sos, se pasan inmediatamente al molino para sacar su a c e y t e ; y
si n o , se secan al sol ó cerca del f u e g o , para calentar con ellos
la hornilla.

L o s aceytes extrahidos por este medio son muy exquisitos;


pero sale un poco costosa su elaboración , aunque ño t a n t a q u e
no le tenga cuenta al cosechero , porque su buena calidad r e -
compensa superabundantemente los gastos que origina : no obs-
tante, para asegurar la mayor refinación y purificarle mas y mas
de las partes extrañas , hay necesidad de limpiar mucho las v a -
sijas en que se e c h a , y trasegarlo un par de veces de unos vasos
á otros, tapándolos siempre con el mayor c u i d a d o para que no les
caiga polvo ni otras inmundicias. Por último, cómo este método
de extraer el aceyte no solo contribuye á conseguir una c a n t i d a d
igual ó quasi i g u a l , al que se saca por el sistema ordinario de los
molinos, sino que también facilita la pronta elaboración á los c o -
secheros medianos, y aun á los particulares que quieran usar de
100
u n aceyte de buena c a l i d a d , es sumamente recomendable ; y so-
bre sus ventajas puede consultarse la memoria de Don Nicolás de
V a r g a s , publicada,en el tomo primero de las de la R e a l Sociedad
..Económica.Matritense, en donde se hallará recopilada la mas
sana d o c t r i n a , y la mas completa instrucción en este punto.

LECCIÓN XI.

DEL CULTIVO DEL CÁNAMO Y LINO, Y DE SUS PRE-


PARACIONES HASTA HILARLO ; CON UNA NOTICIA DE
LAS DEMÁS PLANTAS DE FIBRA SOLIDA.

L a importancia del asunto que nos proponemos tratar en


.¡esta l e c c i ó n , es demasiado conocida para que nos d e t é n g a -
nlos en .recomendarla. N a d i e ignora las. g r a n d e s ventajas que
ofrecen al.. labrador .las hilazas y e g e t a l e s , y nadie por conse-
c u e n c i a puede dudar de que el cultivo del c á ñ a m o , del lino y
demás plantas de fibra solida es uno de los ramos mas l u c r a t i -
vos de muchas de nuestras provincias, y del q u a l en todas p a r -
t e s saca grandes ventajas la economía rural y doméstica. Por
esto no nos empeñaremos, en hablar extensamente del cultivo de
todos ios v e g e t a l e s , que dan ó pueden dar h i l a z a s ; ni tampoco
entraremos en los pormenores del que conviene ó puede c o n v e -
nir á todas aquellas que se usan en las a r t e s , porque esto nos
o c u p a d a infinito, y su extensión saldría fuera de los límites q u e
nos hemos propuesto; sin embargo estableceremos algunos p r i n -
cipios, de los quales puedan deducirse consecuencias ciertas, para
aplicarlos el que parezca mas a n á l o g o , s i n o á t o d a s , por lo m e -
nos á ,una buena parte de las que, se enumerarán. E n lo que nos
ocuparemos mas detenidamente será en la explicación del c u l t i -
v o del cáñamo y ,del l i n o , no. tanto porque este ramo no esté
bien tratado por varios autores, y mas que medianamente bien
entendido por muchos de los cultivadores de algunas de n u e s -
tras p r o v i n c i a s , quanto por ser un artículo muy importante p a -
ra nosotros.

L a r u v i a , la sosa y otras muchas plantas serán también o b -


jeto de nuestra atención ; pero refiriéndonos á las obras mas
acreditadas en que se h a y a tratado de ellas, omitiremos los por-
menores q u e , aunque muy interesantes, no p u e d e n tener l u g a r
en unos elementos.
Del cáñamo y sus preparaciones.

E l cáñamo {.cannabis sativa} es uno d e . aquellos vegetales,'


q u e . t i e n e n las ñores masculinas en u n pie de p l a n t a , y las f e -
meninas en o t r o , y por esto L i n n e o le colocó en la clase v e i n t e
y dos, orden quinta de su sistema, q u e es la dioecia-pentandria.
A m a el cáñamo los terrenos frescos, l i g e r o s , substanciosos y
de buen f o n d o , por lo q u e regularmente se c u l t i v a en los va-'
l i e s , v e g a s y tierras feraces para que a d q u i e r a su mayor a l t u -
ra y perfección. E l terreno se le prepara con repetidas y profun-
das l a b o r e s , dadas en buen tiempo y con intervalos proporcio-
n a d o s , no solo para q u e se abonen y beneficien con las e m a n a -
ciones atmosféricas, sino también para destruir las muchas m a -
las y e r b a s , q u e suelen nacer en aquellos parages. Si la labor se
executa con l a a z a d a ó l a y a debe recalar hasta dos tercias d e
p r o f u n d i d a d , y lo mismo debería suceder si se hiciese con el
a r a d o ; pero por desgracia los nuestros apenas podrán profundi-
zar mas de la media v a r a ; y a s í , si el cáñamo se cultiva en
g r a n d e y se labra con el a r a d o , nos contentaremos con q u e l a
labor de este instrumento alcance á la expresada profundidad.
L a primera v u e l t a se dá en el otoño y entonces se a l z a ; d e s -
pués se repiten hasta tres vueltas durante el invierno , r e p a r -
tiéndolas de modo q u e la tercera v e n g a á darse en primeros d e
m a r z o : á últimos de dicho m e s , ó principios de abril se esparce
el e s t i é r c o l , q u e deberá estar bien podrido y m e n u d o , y se c u -
cubre en s e g u i d a con la q u a r t a v u e l t a procurando q u e q u e d e
bien mezclado con la t i e r r a , c u y a superficie se allanará con l a
r a s t r a , y q u e d a preparada para verificar la s i e m b r a ; la q u a l
se e x e c u t a en todo el mes de abril y - a u n entrado el m a y o , s e -
gún es el temperamento del c l i m a , y según muchas veces lo p e r -
miten otras atenciones del cultivo. En.ios parages y climas fríos
sería un error el aventurar las siembras tempranas, porque v a n
expuestas á_ perecer las plantas con los hielos y escarchas t a r -
días. Esto no o b s t a n t e , en los territorios en que á beneficio d e l
clima puede cultivarse, de s e c a n o , harán, muy bien s i , c o m p a r a - ,
das todas las .circunstancias:,, aprovechan la estación favorable
del.principio:de la primavera'para que-,, naciendo -y - robustecién- •
dose lá planta durante ,esta.;estacion benéfica, p u e d a adquirir la
fuerza necesaria para resistir sin notable alteración la sequedad
y ardores del estío. M a s por lo que toca á los cañamares de r e -
g a d í o , siempre será ventajoso sembrarlos ,en el precitado tiem-
192
p o , puesto que con el auxilio del agua se asegura su vegeta-
ción y cosecha.
A n t e s de realizar la siembra, es preciso'asegurarse mucho del
buen estado de l a s e m i l l a , pues de lo contrario se arriesga el
c u l t i v a d o r á perder el tiempo y el trabajo. E s un hecho cierto
quedos cañamones se inutilizan rhuy.proñto para; l a germinación,
y así si san algo añejos no n a c e n i n g u n o ; no faltando quien di-
:

g a que pasado un año son y a inútiles para sembrar. Por mi par^


te no me atreveré.á decir t a n t o } pero sí que q u a n d o el labrador
110 tenga s e g u r i d a d de la s e m i l l a , debe probarla antes de sem-
brar : y para esto e l mejor medio es poner anticipadamente unos
pocos granos en un tiesto bien p r e p a r a d o , contándolos y c u i d a n -
do de ellos con esmero.: si nacen pronto, y el número de p l a n -
tas corresponde con el de las semillas sembradas , es prueba s e -
g u r a de su buen e s t a d o , y pueden sembrarse sin recelo ; pero
si esto no s u c e d e , es preciso buscar otra semilla.
Para executar la sementera del c á ñ a m o , y suponiendo la
tierra p r e p a r a d a , como.se ha dicho,, se le dá una v u e l t a l i g e r a
de arado á mata yerba;*pero yunta é i g u a l : después se allana la
superficie, y en seguida se reparte en amelgas estrechas para pro-
ceder á la siembra ; la q u a l se executa á boleo y á dos manos;
esto e s , b a x a n d o y subiendo el sembrador por l a misma a m e l -
g a , para cargar de semilla lo que baste á que el cañamar s a l g a
bien espesito ; mas no tanto que las plantas puedan no v i v i r .
L o s cañamares que se crian espesos , dan u n a fibra muy fina,
aunque, en menor cantidad ; y-por el c o n t r a r i o , los que desde
l u e g o se siembran claros l a d a n t a n o r d i n a r i a , que solo sirve
p a r a c o r d a g e , pero a b u n d a n mucho mas los cañamones: así el c u l -
tivador debe antes consultar sus intereses , y saber si le c o n v i e -
ne preferir la calidad á la c a n t i d a d , ó bien si de la semilla p i e n -
sa sacar provecho;, e x t r a y e n d o el aceyte que contiene; pues por
estos, datos ha de arreglar la cantidad de simiente para una d e -
terminada superficie de terreno. E n fin, sembrada que sea la s e -
m i l l a , se cubre con el arado á media reja , aunque m u y yunto,
y se pasa la rastra para allanar la superficie ; después se d i v i d e
en canteros y eras arregladas para el r i e g o , e l q u a l se l e dará
en acabando de sembrar para que germine y nazca la semilla,
á no ser que la,tierra tenga h u m e d a d suficiente para q u e se ve-
rifique uno y o t r o ; pero y a se r i e g u e ó y a d e x e de r e g a r s e , s i e m -
pre .será conveniente observar q u a n d o apunta la n a s c e n c i a , y
si. la tierra está seca ó a c o r t e z a d a , se la dá u n riego que la re-
blandezca á fin de que la plumula y tallo naciente p u e d a rom-
perla con facilidad.
- ...Si el terreno ha sido bien preparado y no está muy cargado
193
d e malas semillas-, será poca la yerba que nazca antes que eí
cáñamo ; la primera escarda no será muy u r g e n t e , y podrá d á r -
sele q u a n d o ios cáñamos estén de dos á quatro dedos de alto:
entonces se v e n las plantas ú t i l e s , y no hay necesidad de perju-
dicarlas para arrancar la y e r b a , como q u a n d o son mas p e q u e -
ñas: la segunda se les dará poco después de e s t a , s e g ú n la nece-
sidad y antes que crezca m u c h o , porque luego y a no la n e c e -
sitan ; pero los riegos se g r a d u a r á n por lá,misma, necesidad , y
por eí temperamento del clima.
A tan pocas y sencillas operaciones está verdaderamente r e -
ducido el c u l t i v o del cáñamo. M a s para su recolección es p r e c i -
so distinguir dos é p o c a s : la una es en la que deben arrancarse
las plantas machos, y la otra es en que se arrancan las hembras.
L a s primeras están en sazón y pueden a r r a n c a r s e , l u e g o que
han llenado su ministerio ; esto es q u a n d o , habiendo fecundado
á las plantas h e m b r a s , empiezan á eucorbarse y blanquear las
puntas ó extremidades , sus hojas se ponen amarillas , y el ve-
g e t a l indica que acabó su carrera : entonces entra el c u l t i v a d o r
y saca del cañamar todos los individuos masculinos, los hace
m a n o j o s , y los pone á secar como se d i r á , esperando después á
q u e las hembras sazonen sus frutos y las semillas granen con
perfección ; para lo q u a l convendrá darles inmediatamente un
riego. R e g u l a r m e n t e tardan tres ó quatro semanas en sazonarse
las semillas de las plantas q u e q u e d a n ; pero el cultivador , r e -
pitiendo sus visitas al c a ñ a m a r , observará muy pronto las s e ñ a -
les de la madurez y término prefixo de arrancarlas,.que será lue-
g o que empiezan á secarse a l g u n a s hojas y amarillean otras; e n -
tonces las arrancará t o d a s , las conducirá á la era y las dexará
secar , revolviéndolas á menudo para que no se cuezan ó se p u -
dran con el x u g o de vegetación que conservan. Q u a n d o están en
estado y sueltan bien los cañamones , se sacuden estos y se h a -
cen saltar golpeando las cabezas con un palo , restregándolas
con los p i e s , ó cogiendo las plantas en manadas pequeñas y
golpeándolas contra un borriquete ó banco puesto en medio, para
que los cañamones no salten fuera del sitio en que puedan re-
cogerse. Hecho esto , se j u n t a la s e m i l l a , se pasa por arneros
proporcionados , se separa la mayor parte de la hoja y horrura
que la e n v u e l v e , y se avienta hasta d e x a r l a enteramente l i m -
pia ¡ q u a n d o lo está se conduce al g r a n e r o , se extiende para q u e
se seque b i e n , y después se amontonan los c a ñ a m o n e s , c u i d a n -
do de traspalarlos amenudo á fin de que no se deterioren.
L a s plantas obtenidas en esta última c o g i d a , se d e x a n secar
del todo como las primeras , y q u a n d o lo están se forman haces
o g a v i l l a s m e d i a n a s , y se reúnen á las anteriores para empozar-
TOMO n . BB
194
l a s , a g r a m a r l a s , espadillarlas y rastrillarlas t o d a s ; de cuyas
operaciones vamos á tratar.

Empozado ó enriado del cáñamo.

H a y diferentes opiniones en punto á e n r i a r , empozar ó e m -


balsar el cáñamo y el l i n o : p r e t e n d e n unos que es mas útil h a c e r -
lo en a g u a s detenidas y aun c o r r o m p i d a s , que enriarlo en b a l -
sas ó pozas que t e n g a n el a g u a corriente y por consecuencia
limpias..
Los q u e proponen el primer método dicen q u e por él se m a -
ceran los cáñamos y linos con mayor b r e v e d a d , y la fibra sale
después de a g r a m a d a mas suave y flexible; pero los que reprue-
ban este sistema aseguran no haber hallado diferencia a l g u n a
respecto á la pretendida s u a v i d a d y flexibilidad de las hilazas;
antes bien suponen una pérdida ó detrimento e f e c t i v o , por haber
observado que salen constantemente mas n e g r a s : por consi-
g u i e n t e piensan q u e el uso de las a g u a s claras y limpias , p a r a
empozar los cáñamos y l i n o s , es siempre preferible.
Por mi parte no tengo todavía bastantes datos p a r a resolver
la cuestión ; pero creo q u e si con efecto las a g u a s estancadas y
corrompidas contribuyen en i g u a l d a d de circunstancias á m a c e -
rar con b r e v e d a d los cáñamos y linos empozados en e l l a s , como
se experimenta en algunas partes , es sin embargo ventajoso el
empozarlo en a g u a s limpias a u n q u e tarde algo m a s , porque s a -
le sin. comparación mas blanco.
E s i n d u d a b l e q u e el mayor ó menor g r a d o de calor acelera
ó retrasa esta primera preparación, deshaciendo el gluten que
une las fibras con el parenquima y demás partes de la corteza de
la p l a n t a , y que por consecuencia se aumentará este"calor dentro
de las a g u a s por medio de la fermentación y putrefacción de las
materias que contengan ó se les echen ; mas también es i g u a l -
mente cierto q u e , hallándose, el cáñamo embalsado en donde se le
remude el a g u a , aunque no l l e g u e á macerarse ó como dicen
v u l g a r m e n t e á cocerse t a n pronto, será así de mejor c a l i d a d q u e
el p r i m e r o , y nunca tardará tanto en cocerse como el q u e . esté
constantemente embalsado en a g u a s corrientes. Por esta..razón
creo y o , que el método que s i g u e n los Valencianos es el mas v e n -
tajoso : ellos empozan sus. cáñamos en unas balsas que procuran
limpiar con el mayor c u i d a d o y d e l i c a d e z a ; al quarto dia de es-
tar empozado lo d e s a g u a n , sirviéndoles de norma el a g u a misma
para verificarlo , y la extraen luego que se presenta amarilla ó
195
d é color p á g i z ó : al octavo día la renuevan otra v e z , porque y a
v u e l v e de n u e v o á ponerse del mismo color que al principio , y
así proceden mudándosela de quatro en quatro dias hasta.que
está c u r a d o , cocido ó macerado del todo ; a d v i r t i e n d o q u e son
en esto tan escrupulosos y exactos, que si por c a s u a l i d a d -ha- l l o -
v i d o , ó por haber soltado otras balsas viene el a g u a t u r b i a , sus-
penden la renovación de las suyas hasta que viene clara : y así
lejos de dexar entrar aquellas a g u a s , r e n u e v a n las tornas, é im-
piden su entrada para que no se las ensucien.
Por consecuencia de todo lo dicho se d e x a conocer q u e , lue-
go que sacan de la poza una porción de cánamo macerado'ó co-
c i d o , la desaguan , limpian y preparan para otra balsada ó t a n -
d a , que ponen de nuevo en maceracion. D e este modo los c á ñ a -
mos de V a l e n c i a son siempre los mas finos, mas suaves y de me-
jor c a l i d a d , y su hermosura les dá la preferencia en el mercado
público. .•_ . .
E n fin enríense de este ó de q u a l q u i e r a otro modo, siempre
es menester colocar los manojos con el- mejor orden p o s i b l e , a c o -
( :

modándolos por tandas de suerte que quepan muchos', y pue-


dan agarrarse por los ataderos q u a n d o c o n v e n g a v o l v e r l o s ; c a r -
gándolos después con piedras para que no se levanten encima
del a g u a , antes bien se m a n t e n g a n siempre sumergidos por to-
das partes : es necesario además removerlos a l g u n a s . v e c e s , sa-
cándolos del fondo á la superficie, y volviendo las caras para
que la maceracion sea i g u a l , á c u y o fin se d e s a g ú a l a balsa eli-
g i e n d o uno de los dias en que toca remudarla.
N o puede fixarse con e x a c t i t u d el tiempo que deben estar
en a g u a los cañamos y linos para cocerse ó m a c e r a r s e , pues e s -
to pende como se ha insinuado •, 'así del mayor ó menor número
de grados de calor que se e x p e r i m e n t a , como del estado y c o n -
dición de la b a l s a , relativamente á ser el a g u a corriente ó es-
t a n c a d a . E n las que suponemos, siguiendo el método de los V a -
lencianos, esto es en las que se remuda el a g u a , se suelen te-
ner de quince á veinte dias en la primera balsada de agosto:
en la s e g u n d a de veinte á veinte y seis: y en la tercera de v e i n -
te y seis á treinta ; de modo que principiando la operación de
embalsar ó curar el cáñamo en primeros de a g o s t o , reparten el
todo de su cosecha en dos ó tres tandas , q u e v a n embalsando
sucesivamente una en pos de otra ; pero si el propietario tiene
disposición para enriar sus cáñamos de una v e z en la primera
época , es i n d u d a b l e que logrará ventajas no solo en la mayor
b r e v e d a d de la o p e r a c i ó n , sino también en la mejor c a l i d a d de
la hilaza , y en evitar una m u l t i t u d de contingencias. Por ú l -
timo, se conoce que el cáñamo esta en disposición de sacarlo,
BB 2
196
q u a n d o habiendo echado fuera una g a r b a ó manojo de las del
m e d i o de la p o z a , y poniéndola á secar por veinte y quatro h o -
r a s , salta ó se quiebra en redondo, la c a ñ a m i z a , soltando fácil-
m e n t e la hebra. Hallándose pues en esta situación, se saca todo
d e la b a l s a , se ponen derechos los manojos en filas, y se d e x a n
secar por seis , ocho, diez ó mas'días según fuere necesario, m u -
d a n d o el atadero de una parte á otra para q u e se sequen por
i g u a l : después de lo qual se recoge t o d o , se lleva á casa y se
apila para a g r a m a r l o ; pero con el c u i d a d o de que esté bien seco
antes de g u a r d a r l o , porque de otro modo ni podria agramarse,
ni conservarse en las pilas.

Del agramado y demás operaciones.

L a operación de agramar el cáñamo ó el lino consiste única-


mente en -machacar , romper y triturar las partes leñosas de la
p l a n t a , separando enteramente las filamentosas que, llamamos
hebras. P a r a esto se han puesto en práctica diferentes m e d i o s , y
fuera del uso de las agramaderas , qualquiera que sea el que
se siga es siempre un trabajo pesado , violento y perjudicial á
l a salud del que lo desempeña. La a g r a m a d e r a que Duhamel
describe en el tomo segundo de sus elementos de A g r i c u l t u r a , y
la que usan los V a l e n c i a n o s hace mucho t i e m p o , son suma-
mente parecidas quando no idénticas ; pero á pesar de estar
muy generalizada en unas de nuestras provincias, la mayor p a r -
te de las demás las desconocían , é ignoraban por conseqtiencia
sus v e n t a j a s ; pero en el d i a , aunque del todo no se hayan a d o p -
t a d o á lo menos son c o n o c i d a s , así como también se conocen
otras varias que para lo mismo se han i n v e n t a d o posteriormen-
te : tal es entre otras la que publicaron los Señores S a l v a y S a n -
pons en el año de 1 7 8 4 descrita en la memoria de sus i n v e n t o -
r e s , y después en el tomo segundo p á g i n a veinte y seis de la tra-
ducción castellana del Diccionario de A g r i c u l t u r a de R o z i e r ,
d o n d e puede verse. C o n esta m á q u i n a , que consideró s u m a m e n -
te útil á los cosecheros en g r a n d e , se íogra no solo la acción de
a g r a m a r , sino también la de espadar y afinar la hilaza con m u -
cho ahorro de gastos y de tiempo. Por desgracia la mayor par-
te de nuestros labradores a g r a m a n aún el cáñamo y el lino de
sus cosechas, majando ó golpeándolo con la maza sobre un
banco recio con este trabajo que es muy violento y penoso, y se
adelanta poco y sale costosa la operación: por consiguiente son
preferibles á la maza qualquiera de las agramaderas de mano
conocidas.
U n a v e z a g r a m a d o el cáñamo ó el lino , se forman madejas
retorciendo las m a n a d a s , pero sin enredar la hilaza : y q u a n d o
se trata de purificarla y limpiarla de las pajillas ó aristas q u e
q u e d a n , se la espada, para lo q u a l tienen un instrumento q u e
l l a m a n espadilla , y es una especie d e planchuela de yerro ó de
m a d e r a sólida á modo de espada m u y ancha , con su a g a r r a d e -
r o ó manija. E l q u e ha de espadar coge un m a n o j o , le d e s e n -
v u e l v e , y tomándole en u n a mano por la p u n t a le golpea y s a -
c u d e acia abaxo , haciendo que salten y se desprendan las p a -
jillas y aristas q u e se h a y a n q u e d a d o entre la hebra. Después
se rastrilla y q u e d a enteramente dispuesto p a r a hilarlo. ;..

Del lino.

P a r a c u l t i v a r el lino con ventaja debe preferirse la tierra d e


b u e n fondo , substanciosa, ligera y suave , ó la q u e tira á are-
n o s a , si tiene copia de tierra v e g e t a l : las m u y recias y com-
pactas son n o c i v a s para esta planta. A m a también el r i e g o , y
así q u a n d o se c u l t i v a en las provincias s e c a s , es preciso q u e
h a y a disposición para r e g a r l e : en donde los rocíos ó lluvias sean
freqüentes , puede cultivarse sin r i e g o , y entonces no hay n e -
cesidad de.repartir el terreno como q u a n d o se riega de p i e ; b a s -
t a labrarlo , allanarlo y sembrarlo como se dirá.
Si se c u l t i v a en g r a n d e , se prepara la tierra con las mi$mas
vueltas de arado y en los mismos tiempos q u e q u e d a e x p l i c a -
do para la siembra del cáñamo : se abona con estiércol bien p o -
d r i d o , y se pasa la g r a d a algunas veces para deshacer todos los
terrones y d e x a r el terreno i g u a l como se dixo. del c á ñ a m o ; pero
antes del dia de la s e m e n t e r a , q u e . s e r á por abrí,! y principios
de m a y o , se le da. otra v u e l t a ligera, .de a r a d a g a r a | matar, l a
r

y e r b a , se allana, m u y bien l a superficie deshaciendo,, tqdps,,los


terroncillos que hubiere y los lomillos q u e forman los surcos, y
en seguida se trazan las. a m e l g a s , que deben ser estrechas para,
poder distribuir con i g u a l d a d la semilla. Hecho esto , se coloca
el sembrador en una punta , principia á e s p a r r a m a r l a semilla,
y sigue toda la amelga á paso lento é i g u a l ..hasta l l e g a r , ai e x r
tremo opuesto , y v u e l v e sobre los mismos pasos, hasta llegar, aj
punto de donde partió. D e este modo se logra sembrar el campo
con la i g u a l d a d y espesura necesaria , y sin q u e se vean claros
en el linar después que la planta h a y a nacido. Punto es este de
la mayor importancia , y del que pende en g r a n parte la b u e n a
calidad del lino. T o d o s saben q u e los linos deben sembrarse es-
io8
pesos porque así se l o g r a n los tallos mas d e l g a d o s , flexibles y
de buena fibra ; mas si se trata de coger semilla en a b u n d a n c i a
p a r a la extracción de su aceyte ó para otros u s o s , entonces se
siembra claro á fin de que enrame la p l a n t a , y dé mayor c a n t i -
d a d de este producto;, despreciando la hilaza.
"- E s p a r r a m a d a que sea la s e m i l l a , se cubre con l a grada ó
'con uña vuelta muy ligera de a r a d o , y se v u e l v e á allanar la
tierra : en s e g u i d a se distribuye para el r i e g o , pero formando
los caballones muy delgados y b a x o s , á fin de q u e ios linos c r e z -
can con la mayor i g u a l d a d posible. Si la tierra tiene suficiente
h u m e d a d para promover la germinación de la s e m i l l a , ó si el
tiempo da muestras de llover p r o n t o , no se la regará hasta q u e
empieze á nacer , ó después de que h a y a nacido s e g ú n conven-
g a ; pero si la tierra está seca y no hay apariencias de l l u v i a , se
r i e g a en seguida de haberla sembrado, repitiendo el riego según
se n e c e s i t e , ya al tiempo de n a c e r , y a después de las escardas
en tiempos de calor y s e c u r a , y en todos con la freqüencia q u e
exija la necesidad. • :
- . ^
L a s es'cardastambién deben ser freqüentes para que de n i n -
g ú n modo domine la yerba , y se empiezan regularmente lue-
g o que el lino ha crecido á la altura de tres ó quatro p u l g a d a s .
E s t a operación es bastantemente delicada en la planta de que se
t r a t a , y así no debe retrasarse ni hacerse con precipitación,
porque las pisadas la maltratan mucho ; por c u y a razón la s u e -
len hacer las mugeres : de todos modos es preciso emprenderla
en dias é l a r o s ; q u a n d o la planta no tiene rocío ni humedad a l -
g u n a sobre las hojas, y con el c u i d a d o mas g r a n d e para no v e n -
cerla ni encamarla, pues esto acarrearía mayor mal q u e la yer-
b a en su caso.
• Q u a n d o la planta ha a c a b a d o su c a r r e r a , ella misma dá
muestras ¡dé su término' y anuncia q u e pueden arrancarla , p r e -
:

sentando los caracteres por donde el labrador lo conozca. E n el


lino se conoce'esta é p o c a , p o r q u e además de tener bien g r a n a d a s
las'-semillas las p l a n t a s , se ponen amarillas y la hoja se empieza
á'despfertdef del t a l l o ; pero el cultivador no esperará á q u e se
sequen d e l todo, sino que apenas observa aquellos indicios, las
arranca con s u r a i z recogiéndolas'en pequeños p u ñ a d o s , sacude
l á tierra (fue traen c o n s i g o , y las d e x a tendidas sobre la misma
1

tierra formando m a n a d a s , puestas todas en línea y á una c a b e -


z a - en cuyo estado permanecen de tres á seis dias según la e s -
t a c i ó n , revolviéndolas a l g u n a v e z para que se sequen-y asoleen
con i g u a l d a d . Q u a n d o lo están , se ata c a d a manada de por sí
c o n u n a juncia ó junco , y después reunidas 'en manojos m e d i a -
:

tvos, sé conducen á casa ó á la era en donde se hacen monto-


199
ríes ó hacinas redondas , colocando las c a b e z a s acia el centro:
a s í permanecen el t i e m p o necesario hasta poder sacar la semi-
lla, la q a a l se e x t r a e del mismo modo q u e se dixo para sepa-
rar ios cañamones de la planta ; sin. embargo de que en esta
cuesta a l g o mas q u e en a q u e l l a , pues n o salta-con t a n t a faci-
lidad.
L a s 'manadas se conservan a t a d a s , y en el mismo acto de
haberlas quitado la semilla se v u e l v e n á formar los mismos h a -
ces que antes h a b i a , c u i d a n d o de no quebrantar ni enredar las
c a ñ a s , y de este modo q u e d a el lino preparado para enriarlo,
a g r a m a r l o , espadarlo y r a s t r i l l a r l o , como se ha dicho e x t e n s a -
mente tratando del c á ñ a m o , pues aquellas maniobras son comu-
nes á ambas p l a n t a s , así como también lo son las demás opera-
ciones del c u l t i v o ( i ) .
N o son solos el cáñamo y el lino los v e g e t a l e s q u e d a n fibra
capaz de hilarse, y por consecuencia susceptibles de sufrir las
demás preparaciones. L o s efectos de varias m a l v a c e a s , los del
m a l v a v i s c o , l a ortiga y algunas o t r a s , son bien conocidos de
algunos ; pero poco g e n e r a l i z a d o s : por esto se pondrá al fin de
la lección una breve noticia de aquellos q u e p u e d e n aprove-
charse en estos y en otros usos de l a economía r u r a l , y en las
artes ; para lo q u a l me valdré de unas tablas q u e el difunto
profesor de A g r i c u l t u r a D o n Esteban Boutelou presentó á sus
alumnos en el año de 1 8 1 2 , no porque carezca de datos propios
para f ó r m a l a s , sino por aprovechar l a ocasión de recordar su
buena memoria y tributarle los elogios q u e justamente mere-
cieron su aplicación y luces.
A l g u n a s de las diferentes ortigas q u e crecen espontáneas en
muchos parages y terrenos dan u n a buena hilaza , si se saben
preparar y disponer para su elaboración : se cortan q u a n d o a m a -
r i l l e a n , y se curan , maceran y disponen como el cáñamo ó el l i -
no. L a ortiga de la C h i n a {única nivea Linn.) que puede v i v i r
á clima libre en las provincias del mediodía de España (2),. q u i e -
re un terreno fuerte y substancioso, y crece á la altura de sie-
te ó mas p i e s , suministrando ella la mejor hilaza : esta planta
se. macera en doce d i a s ; es perenne y necesita poco c u l t i v o .

(1) El que quiera instruirse en todos los pormenores del cultivo


y manipulaciones de esta planta, podrá leer la preciosa memoria que
publicó la Real Sociedad Aragonesa en el año dé 1780 extractándola
deSeiferth.
(2) En este Real Jardín Botánico la tenemos á clima libre, con
solo el simple resguardo de una pared que la liberta dé los aires
nortes.
200
E l Corcorus olitorius de L i n n e o , llamado también lino de la
C h i n a , es planta q u e debiera propagarse con el objeto de a p r o -
v e c h a r su hilaza, pues es un v e g e t a l q u e puede segarse dos v e -
ees al año - pero requiere un clima templado y el mismo c u l t i v o
T

q u e el lino común.
La Sida abutilón, según el Señor C a b a n i l l e s , dá una hermo-
sa y abundante h i l a z a , y por lo mismo deseaba este célebre b o -
tánico q u e se hiciesen ensayos repetidos con esta planta q u e ,
a u n q u e delicada y sensible á la impresión del frió, es robustísi-
ma en su v e g e t a c i ó n , y pudiera ser abundante en los países c á -
lidos de España.
L o s altramuces también d a n h i l a z a , y se ha visto q u e con
esta planta se hace un papel tan bueno como el de H o l a n d a . D e l
L ú p u l o ú hombrecillos se puede igualmente sacar h i l a z a , m a c e -
rando sus tallos como los del cáñamo.
E l malvavisco es y a bien sabido q u e dá buena h i l a z a ; y h a y
quien asegura poderla extraer del Ricino ó palma cristi.
L a pita y el esparto es notorio quanto aprovechan para cor-
d a g e y s o g a s , así como también es notoria l a a b u n d a n c i a que
d e todas sus especies poseemos los E s p a ñ o l e s , y por lo mismo
no me d e t e n g o á enumerarlas.
E l algodón es entre otras una de las cosechas mas impor-
tantes para sostener nuestras decaídas f á b r i c a s , y evitar la e s -
t r a c c i o n d e numerario q u e tan abundante como indebidamente nos
l l e v a el extrangero. L a planta que lo produce no puede c u l t i -
varse en g r a n d e , sino en los países cálidos y terrenos que p u e -
d a n regarse q u a n d o c o n v e n g a ; y aunque sobre este punto se h a n
adoptado diversos sistemas mas ó menos complicados en c a d a
p a í s , nosotros seguiremos á nuestro V a l c a r c e l en el q u e v a m o s
á p r e s c r i b i r , si bien con las modificaciones q u e parezcan n e c e -
sarias ó convenientes.
E l algodón se c u l t i v a con u t i l i d a d y ventajas en algunos p a -
r a g e s de E s p a ñ a ; pero en las A n d a l u c í a s , V a l e n c i a y C a t a l u -
ña es en donde se hace el c u l t i v o mas en g r a n d e : en esta ú l t i -
ma provincia se propagó mucho en los últimos años del siglo an-
terior y primeros del p r e s e n t e , á beneficio de las fábricas del
mismo principado.
E n el Diccionario de R o z i e r , tomo s e g u n d o , página 3 1 3 de
la traducción c a s t e l l a n a , se hallan descritas n u e v e especies d i -
versas de algodón que son el. arboreum, el hirsutum, el religio-
sum y el barbadense de Linneo : el herbaceum y el Indicum de
Lamarcfc:, y el micrantum, el vitifolium y el peruvianum d e
C a b a n i l l e s : de los quales solo el algodón del Perú es el que se
c u l t i v a generalmente en España. A m a la tierra l i g e r a , pero al-
201
go substanciosa, y por consecuencia se conocerá que no p u e d e
vivir en terrenos h ú m e d o s ; antes por el contrario el algodón
mas fino se c o g e en los terrenos ligeros y areniscos. U n a e s t a -
ción moderadamente seca y un clima caliente le es i g u a l m e n t e
favorable ; pero h a y que asistirle con riegos ligeros y propor-
c i o n a d o s , así para nacer como para criarse.
L a s siembras pueden verificarse de asiento ó en semillero,
para trasplantar después la planta q u e resulte : si se e x e c u t a lo
primero, debe prepararse la tierra con buenas y profundas l a -
bores hasta d e x a r l a bien m u l l i d a , y entonces se abren surcos
paralelos como de media en media vara , ó de dos en dos pies
quando mas distantes uno de o t r o , en los quales se irá echando
la semilla á golpe ó posturas en las mismas d i s t a n c i a s , poniendo
en c a d a uno de quatro á cinco granos d e - s e m i l l a , c u i d a n d o de
que queden colocados en el fondo del s u r c o , y como de quatro
á cinco dedos de hondo : l u e g o se cubre con la rastra , igualan-
do la superficie, y se distribuye como conviene p a r a suminis-
trarle el riego. Si se siembra en a l m a c i g a ó semillero, se p r e p a -
ra, este como corresponde y q u e d a dicho repetidas veces para
todos los demás c u l t i v o s , y se siembra en r a y a s paralelas d i s -
tantes como quatro dedos una de o t r a , y los g r a n o s , a u n q u e se-
parados entre s í , deben colocarse en su línea como de tres en
tres dedos de distancia uno de o t r o : de este modo podrán cre-
cer lo necesario hasta el t r a s p l a n t o , y habrá también facilidad
de poderlo limpiar y labrar q u a n d o sea necesario. E n q u a l q u i e -
ra de los dos casos se sembrará por m a r z o , y la semilla deberá
prepararse para q u e salga bien de la mano y no vayan reuni-
dos muchos g r a n o s , dificultando l a operación de sembrar : su
separación se consigue mojando un poco toda la s e m i l l a , y d e s -
pués mezclándola y frotándola bien con tierra seca sobre una
p a n d e r a , mesa ó tablero.
A l tiempo de n a c e r , es indispensable acudir con el riego si l a
tierra está seca y a c o r t e z a d 3 ; y si se advierte que el terreno
tiene interiormente humedad , pero q u e solo la corteza ó costra
de la tierra impide la nasceneia y salida del tierno b r o t e , se le
deshará por medio de la rastra si es en g r a n d e , ó con los escar-
dillos si es en pequeño ¿ manejándolos con c u i d a d o para no cor-
tar las plantas que v e n g a n brotando.
Los trasplantos se verifican l u e g o que la p l a n t a tiene de q u a -
tro á ocho dedos de a l t u r a , y en este caso se tiene preparado el
terreno y se p l a n t a á la misma distancia q u e se ha dicho para
la siembra de a s i e n t o , poniendo también de tres á cinco plantas
en cada golpe ó postura.
E l cultivo p a r a después consiste en dar á la tierra repetidas
TOMO II. ce
203
labores recalzando las p l a n t a s ; en suministrar los riegos i n d i c a -
d o s , ó mas bien los q u e señale la necesidad de la p l a n t a con
arreglo al clima y al terreno, pero llevando en consideración los
fundamentos expresados, r e l a t i v a m e n t e á la c a l i d a d é índole par-
ticular del v e g e t a l que se maneja.
Por octubre y noviembre se hace la cosecha del a l g o d ó n , pe-
ro para aprovechar todos sus productos, no deben cogerse los
capullos si no á m e d i d a q u e v a y a n abriéndose y manifestando
el a l g o d ó n : de otro modo se pierde infinito, y a se adelante ó se
atrase este momento crítico. Q u i n c e dias de tiempo caluroso s u e -
len bastar para hacer toda l a recolección; pero esta no debe
a p r e s u r a r s e , n i con el deseo de acabar pronto recogerse á todas
horas el c a p u l l o : en todo caso es preciso esperar á que se h a y a
disipado la h u m e d a d del rocío para entrar á coger el algodón,
pues de lo contrario se deteriora su c a l i d a d , y el género desme-
rece enormemente Si al fin de la cosecha q u e d a n algunos c a p u -
llos ó botones sin a b r i r , deberá recogerlos el labrador p o n i é n d o -
los con entera separación de los o t r o s , y los hará abrir después
por medio de un calor artificial, a p a r t a n d o igualmente su a l g o -
don por ser inferior á los demás d e l resto de la cosecha. L o p o -
d r i d o , lo q u e se h a y a e s c a p a d o y rodado por el suelo antes de
c o g e r l o , y quanto hubiere p a d e c i d o alguna a v e r í a particular,
d e b e reunirse en montón s e p a r a d o , y de este modo c a d a clase
tendrá su aplicación y su s a l i d a , sin debilitar el valor d e lo mas
escogido y sobresaliente.
P o r ú l t i m o , q u a n d o y a se ha r e c o g i d o el a l g o d ó n , se le v a
despepitando ó quitando á mano la semilla que c o n t i e n e : o p e -
ración q u e suelen excusar los cosecheros, porque lo v e n d e n con
la p e p i t a , que se saca después en las fábricas.
Hemos c o n c l u i d o , a u n q u e b r e v e m e n t e , con lo que pertenece
á las hilazas v e g e t a l e s , c u y o ramo interesantísimo merece estu-
diarse m u y á fondo para sacar de él todo el partido q u e ofrece.
Pasemos pues ahora á tratar de lo que corresponde á algunas
plantas útiles en el arte de la t i n t u r a , para q u e reuniendo n u e s -
tros labradores las nociones de unos y de otros objetos, p u e d a n
aprovecharse de quanto sean s u s c e p t i b l e s , según su particular
sistema económico : y dando principio por lo que dice relación
con la rubia ó g r a n z a , como m u y interesante, pasaremos des-
pués á tratar de otras y a r i a s , no menos provechosas para el sur-
t i d o de nuestras fábricas.
203

LECCIÓN XII.

DE LAS PLANTAS UTILES PARA LAS ARTES.

Rabia ó granza,

D esde el año de 1760, s e g ú n C a n a l s , empezó á tomar fo-


mento en E s p a ñ a el c u l t i v o de la rubia ó granza, descuidado
en unas provincias y desconocido en otras hasta entonces, por
cuyo fruto indígeno de nuestra península se e x t r a í a n c a n t i d a -
des inmensas q u e se l l e v a b a n á H o l a n d a ; pero á beneficio de
las acertadas providencias del G o b i e r n o , se vio q u e en 1777
estaban sembradas de rubia sobre dos mil fanegas de tierra en
solo los pueblos de M o j a d o s , , P o r t i l l o , C u e l l a r y otros de C a s -
tilla la V i e j a , para c u y o beneficio y elaboración tenían aque-
llos cosecheros ciento ocho molinos corrientes , en q u e además
de la común se fabricaban treinta mil arrobas de la fina, sin con-
tar la que se c u l t i v a b a en A r a g ó n , C a t a l u ñ a y otros p a r a g e s
del rey no (1).
E s t a brevísima noticia d a d a solo con el objeto de dispertar
el interés de los cultivadores de ciertos y determinados puntos
del r e y n o , á quien p u e d a convenir su c u l t i v o , bastará p a r a ma-
nifestar q u e entre los ramos de economía r u r a l , de que p u e d e n
valerse nuestros l a b r a d o r e s , no es el menos considerable el de
la rubia ; porque siendo esta planta una de aquellas que pue-
den cultivarse en tierras muy fuertes y acaso p a n t a n o s a s , les
proporciona medios de utilizarse y sacar partido de e l l a s , así
como también puede c u l t i v a r s e , a u n q u e no dará t a m o produc-
to , en los terrenos ligeros.
L o s rubiales se siembran de a s i e n t o , ó se ponen con p l a n -
ta criada en otros parages. E s siempre ventajoso el método del
p l a n t í o , si se hallan plantas espontáneas ó c u l t i v a d a s en las i n -
mediaciones ; pero si no se tiene este a r b i t r i o , no hay mas r e -
medio que buscar semilla y sembrarla por primera v e z en un
terreno dispuesto al i n t e n t o , y bien preparado para que se p r o -

(1) Canals en su colección de todo lo perteneciente al ramo de la


rubia, impresa en Madrid en 1779.
ce 2
204
p a g u e y multiplique. L a r u b i a , que proviene de s i e m b r a , tarda
de quatro á cinco años en dar raíz útil para él c o m e r c i o ; pero
la que proviene de plantíos, á los dos ó tres está en estado de
producir abundantemente.
Si el cultivo de la rubia se establece en g r a n d e por medio
de siembras, se principia por labrar la tierra profundamente con
repetidas vueltas de a r a d o : después del último barbecho se alla-
na , y en s e g u i d a se señala un surco somero y derecho en la d i -
rección que quiera darse : siémbrase este á chorrillo, como quien
siembra g a r b a n z o s , y concluido se dá otro surco igualmente so-
mero que cubre la semilla : déxase este sin sembrar y dase otro
t e r c e r o , el q u a l se siembra como el p r i m e r o : fórmase el quarto
y dexase sin sembrar como el s e g u n d o , v u e l v e el arado y abre el
quinto surco , que se sembrará del mismo modo que el primero y
tercero ; cúbrase esta semilla con otro surco que será el s e x t o , y
q u e d a sembrada la primera f a x a con tres líneas de r u b i a , y con
los espacios intermedios que necesita para su vegetación. Con-
c l u i d a la siembra de esta primera faxa se d e x a otra igual en
claro ó'sin sembrar, y á continuación se v u e l v e de n u e v o á d i s -
poner otra f a x a que se siembra del mismo modo que la p r i m e -
ra , y continuando alternativamente con el mismo orden , que-
dará sembrado y distribuido todo un campo por faxas alternas,
unas con planta y otras sin e l l a ; pero necesarias estas para h a -
cer las labores como se dirá.
D e l mismo modo se verifica el p l a n t í o , q u a n d o se hace por
medio de raices ó cogollos enraizados , sin variar en n a d a el
s i s t e m a ; pues solo en este caso es necesaria la precaución de d e -
x a r las raices bien tendidas en el fondo del surco ; y si fue-
ren cogollos de planta enraizada los que se p u s i e r e n , hay que
plantarlos á golpe ó en z a n j i l l a , usando de la azadilla de escar-
dar ó de plantadores útiles hechos al intento.
Verificado el plantío ó la siembra, que siempre deberá ser
en marzo ó a b r i l , y eligiendo un tiempo cubierto ó próximo á
l l o v e r , no resta mas que repetir las labores de arado en las fa-
xas d e s p o b l a d a s , y con la a z a d a en las líneas p l a n t a d a s , para
arruinar las malas yerbas que n a c i e r e n , y recalzar ó aterrar las
plantas del mismo modo que se hace con las patatas. E l primer
año de la siembra ó del p l a n t í o , no 6e deben segar los tallos,
ni tocar á la planta para mutilarle parte a l g u n a , sino dexarla
crecer en toda libertad , abonándola siempre con repetidas la-
lores ; pero desde el segundo año en adelante y a se puede segar
£l r u b i a l , para aprovechar este pasto que apetece mucho el g a -
nado boyar : lo que se verifica todos los años por septiembre y
principios de octubre á menos que no se quiera recoger semi-
205
l i a , que entonces es necesario esperar á que esté sazonada para
recogerla , y después se siegan ó cortan los t a l l o s , se limpia el
terreno y se dá una labor á la planta ó bien se saca tierra de
las faxas v a c í a s , y se echa sobre las plantas de r u b i a , c u b r i e n -
do así los tallos segados y las y e r b a s , y acrecentando el lomo
de la f a x a c u l t i v a d a .
L a cosecha de la rubia no suele hacerse hasta los tres.años,
si el rubial es puesto de raíz .ó c o g o l l o , y hasta los quatro ó
c i n c o si es de semilla ; pero algunos la anticipan un año en c a -
da caso , y no por eso g a n a n sino q u e pierden mucho en la c a -
l i d a d y c a n t i d a d de esquilmo que debe producir.
Para arrancar la raiz. de rubia se empieza por u n a punta d e
la faxa s e m b r a d a , se abre una zanja., y se echa fuera la tierra:
se escoge la raiz que sale mezclada , se s a c ú d e l a tierra, y l i m -
p i a la raiz se v a echando en un cesto .: ábrese otra zanja á
continuación , y se voltea la tierra .sobre la p r i m e r a , se escoge
la raiz y se repite hasta acabar con t o d a , que es l o \ ¡ u e se l l a -
ma sacar las raices á corte abierto. P a r a esta operación basta
u n hombre puesto en cada banda ó f a x a del r u b i a l , y unas
m u g e r e s ó muchachos que v a y a n limpiando la r u b i a , y l l e v a n -
d o los cestos al carro en q u e se h a y a de c o n d u c i r ; el q u a l d e -
be ser de c a x o n , ó estar entramado con esteras para que no se
v a y a n vertiendo las raices. R e g u l a r m e n t e se hace la cosecha por
abril y mayo , eligiendo dias serenos y tiempo s e c o , aunque a l -
gunos la hacen en septiembre : sin embargo es mejor en la p r i -
mera e s t a c i ó n , así porque sale la rubia de superior c a l i d a d , c o -
mo porque pueden aprovecharse muchos desperdicios y los c o -
gollos para n u e v o plantío. L a g r a n a ó semilla , que producen
las plantas en los años que se la d e x a g r a n a r , tiene un valor
considerable en el comercio, y los tintoreros la buscan con a n -
sia para preparar ciertos colores finos.
L a raiz debe recogerse limpia y h a c e r a ar después, t e n -
diéndola en las eras donde se trilla el p. o que es mejor
en soportales ó cobertizos ; pero al paso que v a y a secándose, se
irá limpiando á mano de la tierra que h a y a traído p e g a d a : la
operación de l a v a r l a , como lo hacen muchos para ahorrar a l g ú n
tiempo y g a s t o , deteriora su buena c a l i d a d , y por lo mismo d e -
be excusarse q u a n t o sea posible. Por último, q u a n d o y a está se-
ca , se g u a r d a tendida sobre zarzos para que no se p u d r a , . ó se
v e n d e si se presenta comprador oportunamente. L a s demás p r e -
paraciones pertenecen á los que la elaboran , muelen y dan s a -
lida , y pueden verse por extenso en la precitada memoria de
D o n Juan Pablo C a n a l s y M a r t í .
20<í

Yerba pastel.

L a yerba p a s t e l , llamada de m u y a n t i g u o . G l a s t o ó y e r b a
noiglo (Isatis tintoria Linn) mereció el mayor aprecio para l o s
t i n t e s , antes de q u e tuviésemos el añil. L a extensión de este r a -
mo de comercio fué m u y considerable entre nosotros, y por
e l l a sacaban los,Españoles buenas c a n t i d a d e s , . q u e d e x a b a n los
cxtrangeros en sus manos. D e los españoles aprendieron aque-
llos e ! c u l t i v o y elaboración de esta p l a n t a ; y el nombre de •pas-
tel , con que ellos la conocen, es deribado del q u e d a b a n en C a s -
tilla á los mazacotes de planta preparada que les v e n d í a n , los
q u a l e s parecían g r a n d e s pastelones , y así fué l l a m a d a la p l a n -
ta ó conocida en el comercio con el nombre de pastel.
Esta p l a n t a , indígena de E s p a ñ a , se cria espontánea en
muchísimas partas, y ha sido a l g ú n tiempo tan a b u n d a n t e en los
campos de l a provincia de S e g o v i a , q u e algunos pueblos de ella
tienen ordenanzas municipales en q u e se manda á todos los l a -
bradores que la exterminen y acaben como Una mala y e r b a , q u e
arruina los sembrados. Sin" e m b a r g o , esta planta es sumamente
útil para preparar el pie de las tinas del color a z u l , y ahorrar
u n a buena parte de a ñ i l : los fabricantes q u e la necesitan y a l -
gunos pocos q u e la preparan y llevan á v e n d e r , la toman en los
parages en que se halla espontánea y abundantemente. M a s si se
hubiese de c u l t i v a r , en p e q u e ñ a ó en g r a n d e e x t e n s i ó n , se e l i -
g e n terrenos ligeros y q u e no sean enteramente pobres de h u -
m u s , mantillo ó tierra v e g e t a l . Se labran con tres vueltas de ara-
d o , y se siembra á chorrillo ó per surco en el mes de febrero:
después de sembrado se allana y se d e x a hasta q u e nazca , q u e
suele ser pronto. Q u a n d o h a y a nacido se e s c a r d a , se limpia y se
labra la t i e r r a , repitiendo estas operaciones lo que fuere nece-
sario , para mantener las plantas enteramente desahogadas y l i -
bres de toda inmundicia.
A mediados ó á últimos de junio suelen estar las hojas en
disposición de poder hacer la primera c o g i d a , lo q u e se conoce
porque las mismas hojas empiezan á amarillear y á ponerse c o -
mo marchitas: entonces se siega procurando sea en dias serenos
y tiempo seco.
Hecha la primera recolección de las hojas y tallo del pastel,
se l a v a n inmediatamente en a g u a de rio y se ponen á secar en
s e g u i d a , revolviéndolas á menudo para q u e no l l e g u e n á fer-
mentar , antes bien se sequen prontamente. D e s p u é s d e secas se
207
pasan al molino , se muelen y trituran hasta dexarlas r e d u c i d a s
á una especie de p a s t a , susceptible de amasarla-entre sí y r e u -
niría en g r a n d e s masas , en forma de unos pastelones ó g r a n d e s
q u e s o s , que se comprimen y aprietan mucho con manos y pies,
y aun batiéndolos con la p a l a á su rededor : hecho esto , se d e -
x a n secar y . v e n t i l a r del t o d o , después de lo q u a l q u e d a n pre-
parados y prontos para e l c o n s u m o , vAd virtiendo q u e aunque l á
p l a n t a , estando bien c u i d a d a , puede dar dos ó tres segones -en
el a ñ o , nunca sale de tan buena c a l i d a d la pasta en l a - s e g u n -
da y tercera cosecha como en la primera 3 y así los hombres d e
b u e n a fé ñ o l a m e z c l a n , sino q u e distinguen, el pastel en p r i -
mera, s e g u n d a y, tercera suerte , conforme á las cogidas res^
pee! ¡vas. • • -
Después de c a d a siega se limpia el campo y se labra el t e r -
reno ; pero d a d a la última , se cubren los tallos cortados con
t i e r r a , y se d e x a el campo hasta volver á repetir las c o g i d a s d e l
año s i g u i e n t e , aprovechando entre tanto el terreno para el p a s -
to de las ovejas, las quales aunque coman el retoño q u e hubie-
r e , en n a d a perjudicarán á la planta.

Gualda,

L a g u a l d a (reseda luteola Linn.) es otra de las plantas i n d í -


genas de E s p a ñ a , q u e se c u l t i v a n expresamente para el uso d e
los t i n t e s , y de la q u a l se hace no pequeño consumo. E s t a p l a n -
t a , q u e entre otras tiene l a ventaja de criarse de s e c a n o , a m a
los terrenos floxos, areniscos y cascajosos.: en u n a palabra v i v e
en los parages en q u e pocas p r o s p e r a n , y así nos proporciona
la ocasión d e aprovechar las t i e r r a s , q u e son casi infecundas
para otras producciones.
Se siembra comunmente por septiembre ó por febrero, y p a -
ra verificarlo se prepara l a tierra con buena l a b o r , se arrastra
y dispone de modo q u e q u e d e bien l l a n a , y en seguida se p r o -
cede á la siembra 5 pero antes es necesario mezclar la semilla
con arena m e n u d a , con serrín ó q u a l q u i e r a otra c o s a , que p r o -
porcione la buena distribución, pues por su pequenez seria i m -
posible repartirla de modo q u e no q u e d a s e espesa. H a y q u i e n
piensa que c a d a dos fanegas de semilla deben mezclarse con
ocho de arena. Verificada la siembra se cubre con.solo la rastra,
la qual se pasará dos veces en direcciones opuestas.
Q u a n d o h a y a nacido y criado a l g o la n u e v a planta se escar-
208
d a , ; arrancando no solo la y e r b a , sino también algunos pies de
l a misma g u a l d a en donde está e s p e s a , pues es de la mayor i m -
portancia para su v e g e t a c i ó n el que se crie con a l g u n a h o l g u -
ra ; á lo menos debe mediar;el espacio de quatro dedos entre una
y . o t r a planta.. .
- . Si los terrenos están bien, c u l t i v a d o s , y por consecuencia
limpios de malas y e r b a s , ño,habrá inconveniente en sembrar la
g u a l d a entre los c e n t e n o s , avenas y c e b a d a s , porque alzados
estos frutos q u e d a r á la g u a l d a , k quien no habrá perjudicado
la vecindad de los primeros ; antes bien , l u e g o q u e se siegan y
recogen a q u e l l o s , esta,Se vigoriza y crece con prontitud hasta
ponerse'en estado de l e v a n t a r l a también.: lo q u a l se conoce por-
q u e , al paso que v a n g r a n a n d o las s e m i l l a s , v a c a m b i a n d o en'
amarillo el color verde del tallo y de las hojas: en este estado,
y sin q u e llegue á secarse del todo, se a r r a n c a r s e ata y se c o n -
duce á casa , en donde desnaciendo ios h a c e s , se pone á secar
b a x o de algún t i n g l a d o ú otro parage en donde no reciba h u m e -
d a d a l g u n a , antes bien., teniéndola d e r e c h a , se procura que no
se acalore ni pierda la semilla. Q u a n d o está seca enteramente,
se pone sobre lenzones una porción de p l a n t a , se sacude y se sa-
ca la semilla volviendo á atar en manojos la yerba para ven-
derla en seguida á los compradores. L a semilla se a v i e n t a y lim-
pia y, q u a n d o está bien v e n t i l a d a y e n x u t a , se g u a r d a para
las siembras sucesivas.

Añil.

Siguiendo el orden q u e nos hemos propuesto, toca en este l u -


gar hablar del c u l t i v o del a ñ i l , c u y a planta es tan preciosa como
indispensable en las artes ; pero como D o n E s t e b a n Boutelou
trató este punto con el "mayor acierto en u n a memoria s u y a , p u -
blicada en el tomo 18 dei Semanario de A g r i c u l t u r a y Artes,
p á g i n a 65 , me contentaré con extractar de su escrito los p o -
cos puntos que necesito para llenar mi objeto : advirtiendo an-
tes , que los ensayos hechos hasta el dia con esta p l a n t a en las
provincias del medio dia de E s p a ñ a , han correspondido á las
mas lisongeras esperanzas ; pues se ha visto q u e no solo pros-
pera el v e g e t a l y g r a n a n perfectamente sus semillas, sino que la
fécula colorante , extrahida de los añiles c u l t i v a d o s en e l l a s , e s
poco menos exquisita y a b u n d a n t e , que la q u e se extrae de l o s
añiles de G o a t e m a l a .
El añil debe sembrarse en hoyas ó c a m a s , preparadas del
mismo-modo que, las preparan los.hortelanos para sembrar los
209
pimientos y tomates , y en el mismo tiempo q u e se siembran eru-
tos , que es por febrero. D e este modo se g a n a t i e m p o , se a d e -
lanta la v e g e t a c i ó n , . y alcanza la temporada de v e r a n o : para s a -
zonar el fruto á su t i e m p o , se trasplanta y se c u l t i v a como se
dirá • pero si faltase la semilla podría reemplazarse con otra
n u e v a traída de la A m e r i c a de q u a n d o en q u a n d o , y así la
casta se mantendría inalterable ó sin degenerar.
L o s cosecheros distinguen dos variedades de a ñ i l , que lla-
man franco ó francés, y cimarón ó de G o a t e m a l a . L a semilla n e -
g r a que este p r o d u c e , es la única q u e le distingue de las demás.
L a planta del añil franco es olorosa, mas b a x a q u e el cimarón,
y su semilla recien c o g i d a es de u n amarillo claro v e r d o s o , sus
hojas de u n verde mas c l a r o , y sus ñores mas distantes. E l cima-
rón ó de G o a t e m a l a es mas c r e c i d o , r a m o s o , a c o p a d o , con las
flores dispuestas en espiga apretada , menos d e l i c a d o , y mas
propio para cultivarse en tierras inferiores. Prefiérenlo en M é x i -
co por estas circunstancias y por la de producir mucha parte c o -
lorante , a u n q u e siempre de inferior c a l i d a d á la del franco. Por
las m i s m a s , y por l a de resistir mas á la inclemencia de las e s -
taciones , debe dársele la preferencia para cultivarle en España.
Si se siembra de asiento, convendrá labrar muy bien la t i e r -
r a , y repartirla de modo q u e se pueda r e g a r : en s e g u i d a se v e -
rifica la siembra á golpes ó posturas l i n e a l e s , de media en m e -
dia v a r a de distancia en todas direcciones ; á c a d a golpe se le
echan cinco ó seis granos de s i m i e n t e , y se c u i d a de cubrirla con
u n a capa sumamente ligera de t i e r r a , pues si se le c a r g a d e m a -
siado , ó no nace ó le cuesta mucho trabajo el romper : en este
caso no puede sembrarse el añil tan t e m p r a n o , como si se v e r i -
fica la siembra en hoyas ó camas templadas ; antes bien habrá
q u e g r a d u a r el tiempo oportuno, según el temperamento del c l i -
ma , sin arriesgar de ningún modo la semilla hasta no estar s e -
guros de que han cesado los frios estacionales. M a s si se trata
del trasplanto,será tiempo de verificar el plantío q u a n d o la plan-
ta t e n g a de tres á seis dedos del a l t u r a , q u e acaso vendrá á ser
en el mismo en que hubiera de hacerse la siembra de a s i e n t o , y
la planta se coloca del mismo modo que se ha dicho para la siem-
b r a : si no l l u e v e , ó si la tierra está demasiado s e c a , se le dá un
riego para q u e se asegure el arraygo.
L a nascencia de este v e g e t a l es bastante p r o n t a , si la esta-
ción es favorable. Bouteiou d i c e , que las plantas suelen nacer á
los seis dias de s e m b r a d a s , y q u e á los seis meses están y a en
flor. Entonces es la época precisa de cortarla , porque aunque
es cierto que si se cortasen los añiles antes de la florescencia d a -
da la yerba tinte mas fino, serian sin embargo.mucho menores
TOMO II. DD
210
sus p r o d u c t o s : las plantas q u e parecen mas propias para c o g e r
s e m i l l a , se señalarán antes y se dexarán granar..
L a recolección se hace segándolo con hoz bien cortante , y
siempre en lo mas ardiente de la estación , porque entonces es
mas abundante el producto y mejor la c a l i d a d . L o s riegos se s u s -
penden veinte dias antes , y si absolutamente n o se puede evi-
tar el hacer la corta en tiempo l l u v i o s o , debe ponerse p a r t i c u -
lar c u i d a d o en no sacudir l a planta s e g a d a , para q u e el a g u a
no arrastre el polvillo de las h o j a s , en el q u a l se cree que resi-
de la substancia c o l o r a n t e ; y e n efecto se observa q u e disminui-
do e s t e , se disminuye el producto. A c a s o una l i g e r a humedad
contribuye á ñ x a r l o , porque es sabido que c o n v i e n e coger l a
y e r b a con el relente de la noche , ó por la m a ñ a n a antes q u e se
disipe el rocío. D e b e conducirse luego al p o d r i d e r o , cuidando
q u e ios naces.no sean muy gruesos ni a p r e t a d o s , porque al i n s -
tante se promueve l a f e r m e n t a c i ó n , que si comenzase fuera del
estanque , retardaría bastante la preparación del tinte.
D u r a el añil dos años en los países c a l i d o s , proporcionando
sucesivas cosechas 5 pero en los frios solo se conserva uno. L a
primera -cogida dá poca fécula colorante , y no de l a mejor ca^
l i d a d j el tinte superior se saca de la s e g u n d a , segando otra v e z
la planta á cosa de dos meses de haber retoñado ó poco mas¿
según el tiempo y l a estación.
E n t r e los infinitos enemigos q u e atacan á esta p l a n t a y d e s -
truyen su v e g e t a c i ó n , l a oruga es el mas perjudicial y temible
de todos ; si se advierte este m a l , no q u e d a otro arbitrio q u e
segar a l instante todas l a s plantas y beneficiar e l añil q u e c o n -
tenga.
T a l es en compendio el sistema d e c u l t i v o q u e debe -seguirse
con esta planta l l a m a d a v u l g a r m e n t e a ñ i l , y por L i n n e o indigó-
fera. L a s demás operaciones concernientes á la extracción de l a
fécula colorante, están por decirlo así fuera de l a s manos del l a -
b r a d o r , y por lo mismo nos dispensamos de tratar de ellas: p u e -
den empero verse en la c i t a d a memoria de B o u t e l o u , y en el
Diccionario de A g r i c u l t u r a de R o z i e r , en donde se habla e x t e n -
samente de dichas preparaciones.

Alazor.

E l alazor l l a m a d o también -azafrán romí, y por L i n n e o car-


thamus tinctorius, es una planta q u e c u l t i v a n mucho los A l c a r r e -
ñ o s , y les.rinde utilidades d e bastante consideración. L a t i n t u -
211
r a saca de ella el mejor p a r t i d o , y por lo mismo es buscado con
interés, y p a g a d o con estimación. Por desgracia no es tan e x t e n -
so como debiera este c u l t i v o , el q u a l por su importancia debía
formar un ramo interesante de comercio.
P a r a su vegetación convienen los terrenos ligeros y secos,
pero muy bien labrados é iguales. Se siembra á puño como él
trigo por febrero ó m a r z o , según fuere mas ó menos frió el cli-
ma y la exposición; pero siempre convendría sembrarlo por s u r -
co para dexarlo en el fondo de é l , y tan claro como conviene á
su especie ; luego se cubre con l a rastra, y q u e d a suficientemen-
te arropada l a semilla para q u e no la desentierren los páxaros,
que la buscan con ansia. D e s p u é s de n a c i d a se e s c a r d a , limpia
y mulle muchas veces la t i e r r a , y si la planta ha nacido espesa,
también se aclara hasta d e x a r c a d a u n a como l a distancia d e
seis dedos poco mas ó menos.
La florescencia es mas ó menos temprana , según l a influen-
cia del c l i m a , pero nunca florece por lo r e g u l a r hasta mediado
de A g o s t o ; en este momento , q u e es el de la cosecha , es n e c e -
sario no descuidarse y acudir todos los dias á coger las flores
q u e se presentan abiertas y á medio a b r i r , pues de lo contrario
seria perder el fruto de los sudores empleados : la q u e d i a r i a -
mente se recoge , se limpia y se pone á secar á la sombra sobre
lenzones ó t a b l e r o s , para q u e l a ventile bien el a i r e : después
de seca se g u a r d a en c a x a s , talegos ú otros vasos hasta vender-
l a : pero se colocará en parages enteramente s e c o s , para q u e
no se deteriore.

Azafrán.

Una'de nuestras mas ricas cosechas podía ser sin duda la


del a z a f r á n , si su c u l t i v o estuviese mas extendido y g e n e r a l i z a -
do ; pero por desgracia en pocas provincias se cultiva tan en
grande como en la M a n c h a . ¿ A quién no asombrará v e r q u e , pa-
gándose hoy á quatrocientos cincuenta reales la libra de este
g é n e r o , no llame acia sí las atenciones de los cultivadores un
interés tan notablemente conocido?
E l azafrán (crocus sativus de L i n n . ) ama la tierra ligera ó
poco compacta y n a d a húmeda. L a s labores preparatorias suelen
ser tres vueltas de arado bien j u n t a s , y dadas con intervalos
proporcionados para q u e se destruyan las yerbas nocivas. A prin-
cipios de septiembre se verifica el plantío de la cebolla , y para
esto se abren zangillas con el azadón como de una quarta de hon-
do y á un pie de distancia una de o t r a : las cebollas se colocan
DD 2
212
en estas zangillas á quatro dedos distantes entre s í , d e modo q u e
q u e d e n con la p u n t a acia arriba , y no tiradas ó contrarias á su
n a t u r a l posición. E n el acto del p l a n t í o , los trabajadores q u e
abren las zangillas procuran abrirlas m u y d e r e c h a s , y con la tier-
r a q u e sale de u n a cubren la zebolla puesta en la o t r a : d e este
modo adelantan mucho la operación , y se simplifica el trabajo.
P a r a executar la p l a n t a c i ó n , se limpian antes las cebollas
q u i t á n d o l e s las camisas exteriores q u e las cubren , y c o n s e r v á n -
doles la interior ó i n m e d i a t a , para q u e no q u e d e n enteramente
desnudas. Esta o p e r a c i ó n , á q u e en la M a n c h a llaman deshollinar,
es m u y necesaria para no embarazarse en el acto de plantar los
bulbos ó cebollas, lo q u a l e x e c u t a n regularmente los muchachos
y muchachas.
A c a b a d o el plantío , q u e d a la tierra llana y esponjada por-
q u e nadie pisa sobre.lo p l a n t a d o , y así es fácil la nascencia y
brote de la p l a n t a d l o q u e regularmente se verifica en todo el
raes de octubre ó á principios de noviembre ; pero si acaeciesen
l l u v i a s frecuentes y se advirtiese q u e la tierra ha hecho costra,
q u e puede impedir la nascencia, se pasará la rastra para remo-
v e r la superficie y deshacer la parte a c o r t e z a d a , eligiendo p a r a
«sta operación días serenos en q u e la tierra esté s e c a , pues de
lo contrario sería mayor el daño que el beneficio.
N a c e l a planta en el indicado t i e m p o , y lo primero q u e
muestra es su hermosa flor , la q u a l se recoge diariamente por
;

manos de mugeres. L a que se recoge en la mañana se l l e v a k


c a s a , se tiende sobre lenzones ó en tableros , y se d e x a orear:
en seguida las mismas mugeres c o g e d o r a s , ú otras si fuere n e -
cesario , estiman las flores, q u e no es otra cosa q u e cortar el
palillo cerca de la corola y sacar los tres estambres de la flor
tirando d e l uno : estos los colocan en unas c a x a s d e j a l e a ú en
cestillos de mimbre , todo con el mayor aseo y limpieza. ¡
•Una v e z despinzado y oreado el a z a f r á n , se coloca.en c e d a -
zos hechos á propósito, y se pone á secar en hornillas á un g r a -
do de calor moderado , cuidando de q u e s a l g a tostado con
i g u a l d a d y que no se q u e m e : hecho e s t o , se g u a r d a en c a x a s
de madera envuelto en lienzos , ó en c o r a c h a s ; pero de modo
q u e no reciba h u m e d a d alguna : así el género q u e d a dispuesto
p a r a su venta.
E l Azafranar plantado u n a v e z , puede permanecer sin l e -
v a n t a r l e hasta quatro años; pero la costumbre d é l o s c u l t i v a d o -
res manchegos es levantar la cebolla cada tres años , para c u y a
operación se elige a q u e l tiempo en q u e la hoja de l a p l a n t a , q u e
ellos llaman e s p a r t o , empieza á secarse : entonces se arranca,,
procediendo del mismo modo q u e se p l a n t ó ; y los muchachos.
213
v a n recogiendo toda la cebolla , q u e fácilmente se recoge y d i s -
tingue por medio de sus hojas ó esparto. E n s e g u i d a se l l e v a á
c a s a , se tiende al sol para que se seque , y q u a n d o lo está se
desbollha ó l i m p i a , y se g u a r d a en la cámara para plantarla e n
otra tierra al septiembre i n m e d i a t o ; pues d e n i n g ú n modo pue-
de plantarse el azafranar en la tierra q u e lo t u v o , hasta p a s a -
dos seis años lo menos. E n todo caso es indispensable evitar l a
entrada de toda especie de g a n a d o s en las tierras puestas d e
azafrán, y es i g u a l m e n t e preciso perseguir á los t o p o s , rato-
nes y ratas -que se anidan en la misma tierra y devoran toda l a
cebolla. L a s labores para a c a b a r con l a y e r b a s o n , después d e
lo dicho , el complemento de este cultivo, :

Plantas oleosas.

U n a porción de frutos c o m e s t i b l e s , y otra no menor de d i -


versas p l a n t a s , nos suministran aceytes de diversas especies;
pero todas ellas útilísimas en la economía rural y en las artes,
aunque con diversos g r a d o s de a p r e c i o , según las aplicaciones
que se les dá. Son bien conocidos los usos q u e hacen las arles
del aceyte de l i n a z a , del de nueces , l a u r e l , durillo y o t r o s ; a s í
como lo son también las ventajas q u e ofrecen en muchoá países
la de n a v i n a , m i a g r o , j u l i a n a , c a c a h u a t e , el argan (elcéodendrá
argan Schousbe), el madi de C h i l e , adormidera y otras infinitas,
sin omitir el g i r a s o l , el granillo d e la u v a , el cañamón & c .
Pero como los Españoles tenemos por un don especial del C r i a -
dor la incomparable ventaja del preciosísimo aceyte de olivo,
por eso parece q u e podemos escusarnos en cierto modo de c u l t i -
v a r l a colza , y demás plantas del género brásica , para obtener
sus aceytes : lo que no debemos de ningún modo desperdiciar, es
el de n u e c e s , c a ñ a m o n e s , l i n a z a , granillo de la u v a , el f a b u -
co y otros q u e , siendo frutos abundantísimos de nuestras co^
sechas , podrían y deberían formar un ramo importantísimo d e
economía r u r a l , y servir al mismo tiempo para socorrerse l a s
pocas provincias q u e carecen de o l i v o s , y para, ahorrar u n a
buena parte del de esta p l a n t a , que se consume en luces y ea
otros muchos usos de las artes. Por consiguiente es muy recomen-
dable este punto en A g r i c u l t u r a , para la administración domés-
tica y económica de u n ' p r o p i e t a r i o ó de u n cultivador in-
dustrioso.
214

Barrilla y otras plantas que dan sosa.

A l recomendar como merece , y sin exageración , el p u n -


to q u e a c a b a de t r a t a r s e , tuvimos m u y presentes las ventajas
q u e puede rendir al c u l t i v a d o r industrioso el aprovechamiento
de quantos artículos producen ó p u e d e n producir las plantas
q u e c u l t i v a ; pero al hablar ahora de l a barrilla , no podremos
encarecer bastante su mérito y las utilidades q u e trae consigo el
c u l t i v o de esta preciosa p l a n t a ; basta decir q u e sin aumento de
g a s t o s , y con ahorro d e l año de b a r b e c h o , se c r i a ó puede criar-
se en los terrenos mismos q u e se preparan para otras cosechas;
y q u e la salida y estimación que tiene en el comercio después d e
elaborada , forma un ramo lucrativo d e los mas considerables,
del q u a l viven algunos cultivadores en muchas de nuestras
provincias.
Son muchas las plantas q u e d a n la barrilla ó s o s a , como l a
l l a m a n en a l g u n a s p a r t e s ; pero l a q u e mas generalmente se c u l -
t i v a , es la salsola soda de Linneo. L a salsola sativa del mismo
autor como mas delicada , está menos e x t e n d i d a á pesar de q u e
es l a planta q u e dá la mejor barrilla , según lo manifiesta B o u -
telou en u n a memoria sobre esta p l a n t a , impresa en el S e m a n a -
rio de A g r i c u l t u r a , número 477. " E l a g u a z u l mesembryanthe-
mum nodiflorum Linn ; la barrilla pinchuda salsola k'ali et salso-
la tragus Linn. ; la sosa blanca ó almajo chenopodium mariti-
mum et chenopodium álbum Linn. ; la sosa g o r d a salsola vermicu-
laris Linn. ; la sosa-leñosa salsola rosacea Linn. ; la yerba e s -
c a r c h a d a messembryanthemum cristalinum Linn. y algunas otras
plantas dan bastante s o s a , pero sus c e n i z a s , mezcladas con las
déla barrilla, alteran su c a l i d a d y hacen q u e desmerezca m a s
ó menos el valor de esta piedra alkalina, según la mezcla q u e
contiene de unas ó de otras;
L a barrilla ama naturalmente los climas calientes y los t e r -
renos t e m p l a d o s ; pero se c u l t i v a ' bastante bien en los q u e no
son del todo m u y fríos, aunque no t e n g a n el temple de los de las
marismas. P a r a su c u l t i v o se preparan las tierras con buenas l a -
bores y con la mezcla de a l g ú n estiércol bien podrido. Se siembra
q u a n d o y a h a y seguridad de haber cesado los frios del invierno,
y entonces se procura esparramar la semilla con la mayor i g u a l -
d a d posible, de modo q u e no quede muy espesa, ni tampoco
clara : para lo qual contribuirá mucho tener bien allanado e l
t e r r e n o , y mezclar la semilla con arena menuda ó tierra bien
••ai?
t r í b a d a . U n a v e z s e m b r a d a , se pasa la rastra dos v e c e s en d i -
rección opuesta p a r a cubrir la semilla, y queda hecha la s e m e n -
t e r a , para la q u a l se g r a d ú a f a n e g a de semilla por f a n e g a de
tierra. A l g u n o s acostumbran sembrar la barrilla en dias de llu-
v i a s u a v e , y en este caso n i se pasa la r a s t r a , ni se toca al t e r -
reno para cosa alguna , pues s u sazón y estado no lo permite.
Nacida la planta no hay q u e tener con e l l a otros cuidados
q u e los de darla algunas escardas q u a n d o lo n e c e s i t a n , y reco-
gerla á su tiempo para quemarla. L a época de la recolección
varía con relación al temporal que se ha experimentado d u r a n -
te su v e g e t a c i ó n , á l a c a l i d a d de la tierra, y al t e m p l e . p a r t i c u -
lar del clima ; por lo que , no pudiéndose fixar la é p o c a , se .ad-
vierte que para proceder al arranque debe esperarse á q u e es-
té bien hecha y a l g o e n d u r e c i d a , no h e r b á c e a ; pero tampoco del
todo seca. L a s plantas destinadas para recoger s e m i l l a , se con-
servan en pie hasta q u e la tienen bien sazonada y m a d u r a .
Llegada la época o p o r t u n a , se arranca la b a r r i l l a , se p o n e
en manadas p e q u e ñ a s sin a t a r , y .se d e x a en e l c a m p o hasta que
se s e q u e : después se recogen las expresadas m a n a d a s , se for-
man unas hacinas redondas y de mediano tamaño y se d e x a n en
aquel estado hasta que del todo a c a b a n de secarse : quando lo
están se procede á la q u e m a , ó mas bien á la formación de l a
piedra l l a m a d a i g u a l m e n t e barrilla. P a r a ello se abre e n la tier-
ra un hoyo redondo y de determinadas dimensiones, según lo
mas ó menos g r a n d e q u e se q u i e r a formar .cad-a^una de dichas
p i e d r a s : este hoyo debe abrirse en una tierra .arcillosa, y l i m -
piar ó palmear bien sus p a r e d e s : en s e g u i d a se enciende l u m -
bre dentro de él para c a l d e a r l e , y q u a n d o está c a l d e a d o se e x -
trae la l u m b r e , y se limpia e l hoyo de la ceniza y demás que t e n -
g a : hecho a s í , se arriman diferentes g a r b a s , y poniéndolas d e r e -
chas en forma de pabellón ó cabana á uno y á otro lado de la bo-
c a , pero colocadas de modo que p u e d a correr el v i e n t o , se les pe-
g a f u e g o , y al paso que v a n unas a r d i e n d o , se v a n arrimando
otras d e modo q u e n u n c a se descomponga el p a b e l l ó n , ni falten
por consiguiente g a v i l l a s al fuego. O c u p a d a y a como la tercera
parte del hoyo con la materia q u e destila la planta q u e m a d a ,
íe suspende el fuego y se mece ó bate muy bien con unos palos,
haciendo de modo que todo el material contenido en él se m e z -
cle y combine entre s í , y forme una masa bien u n i d a . Acabado
e s t o , .se v u e l v e á formar l a .chozita ó c a b a n a , como se dixo al
principio, poniendo garbas empinadas de la barrilla seca ender-
redor del h o y o , se les prende f u e g o , y se continúa arrimando
hacecillos del mismo modo que a n t e s , para que s i g a la com-
bustión sin deshacerse la choza ó pabelloncito; pero quando se
2l6
llena la otra tercera parte del h o y o , se suspende de n u e v o el
fuego, y se bate bien el l í q u i d o q u e contiene hasta hacer-
le que quede bien unido con lo p r i m e r o : repítense las mismas
operaciones de combustión y mecimiento para llenar el último
tercio del h o y o , y en acabando se cubre todo con tierra, d e x a n -
dok> así por dos, tres ó mas d í a s ; con lo q u a l q u e d a hecha la p i e -
dra alkalina, llamada barrilla en el comercio. Se dexa co-
nocer q u e , q u a n d o se c u l t i v a en g r a n d e , habrá necesidad de
repetir los hoyos y duplicar los brazos empleados en esta o p e -
ración , pues de otro modo se retrasaría m u c h o , y el c u l t i v a d o r
debe abreviarla quanto fuere posible á fin de quemar toda la
p l a n t a , antes de que empiezen las l l u v i a s de otoño y se moje,
impidiéndole por esta causa la elaboración.

Zumaque y demás plantas para los curtidos.

A los grandes descubrimientos que ha hecho la química m o -


derna deben las artes y las ciencias sus mayores y mas sólidos
progresos: esta ciencia bienhechora nos ha m a n i f e s t a d o , que no
es tan corto el número de las materias q u e p u e d e n emplearse en
la composición y elaboración de los curtidos y tintes como p a r e -
c í a , y como se creyó por a l g ú n t i e m p o : reducidos nuestros m a -
yores al uso de pocos v e g e t a l e s para preparar ios cueros y p i e -
les , carecieron de muchos otros que hoy se usan con ventajas:
así se v e q u e no es solo el z u m a q u e , sino también diferentes
cortezas de árboles, las que se aprovechan para el mismo fin : el
roldo, redor, ó emborracha-cabras (coriaria mirtifolia de Linneo)
el roble, la e n c i n a , alcornoque, el p i n o , el a b e d u l , el fresno, el
brezo y otras a l g u n a s agallas proveen al cultidor de una p o r -
ción considerable de materiales curtientes q u e , usados según los
principios de su a r t e , le proporcionan materias abundantes p a -
ra-curtir en q u a l q u i e r a parage. Pero como todas estas plantas
se c u l t i v a n para diferentes u s o s , y no determinadamente p a r a
el ramo de c u r t i d o s , hablaremos solo del z u m a q u e , c u y o v e g e -
tal por sí solo forma un artículo de comercio muy considerable,
y por lo mismo digno de que el labrador t e n g a algunas nociones
d e su cultivó'. ' ' ' • • ' • ' :
Los zumacáles se plantan dé b a r b a d o , de planta criada en
a l m a c i g a , y de' semilla sembrada de asiento. Esta p l a n t a , q u e
se halla con abundancia en los países cálidos de E u r o p a , y a b u n -
dantísima en nuestras provincias meridionales, tiene la ventaja
de v i v i r en los terrenos mas endebles y l i g e r o s , y ofrece al c u l -
217
t i v a d o r , sobre sus propios productos, el de beneficiarle el t e r r e -
no que o c u p a , para dar después por algunos años abundantes
cosechas de t r i g o s , c e b a d a s ú otras semillas.
Q u a n d o se trata de plantar ó sembrar un z u m a c a l , se p r e -
p a r a la tierra con tres vueltas de a r a d o , se limpia de maleza y
se allana perfectamente. Hecho esto, se marca el terreno como
si fuera para plantar u n a v i ñ a , y se señalan y abren los hoyos
en líneas rectas y paralelas á la distancia de una v a r a en t o -
das direcciones: la profundidad de estos hoyos se g r a d ú a por la
altura y robustez de la planta. Si el terreno es de r e g a d í o po-
drán ser menores ; pero si es de secano se necesita q u e sean de
dos tercias o tres quartas á lo menos, y por consiguiente que
la planta tenga la altura correspondiente á la profundidad del
h o y o , en inteligencia de q u e siempre deberán q u e d a r desaho-
gados los cogollos para que puedan brotar.
L a mayor parte de los que c u l t i v a n y elaboran el z u m a q u e ,
aprovechan para sus plantíos los retoños barbados q u e salen de
las cepas viejas, y todas aquellas plantas q u e nacen de semillas
esparcidas por entre las primeras que son muy p o c a s ; por esta
causa apenas hay q u i e n prescriba el modo de verificar la siem-
bra de asiento,- cosa á la v e r d a d bien fácil. Yo en este caso h a -
ría la siembra con el a r a d o , y para ello bastará echar un surco
derecho en q u a l q u i e r a d i r e c c i ó n , y después otro y otros p a r a l e -
los marcados á la distancia de una v a r a hasta acabar la tierra:
en s e g u i d a se v u e l v e el a r a d o , se c r u z a n los primeros con otros
surcos i g u a l m e n t e paralelos y á la misma distancia de una v a -
ra : concluido se v a echando u n a porción de semilla en cada
uno de los puntos en que los surcos se c r u z a n ; l u e g o se pasa
la rastra para c u b r i r l a , y q u e d a perfectamente sembrado el z u -
macal. Por este mismo medio p u d i e r a n marcarse los hoyos para
el p l a n t í o , abriéndolos precisamente en el sitio donde se c r u z a -
se el surco. D e q u a l q u i e r modo que se h a g a , es preciso c o n v e -
nir en que si l a planta está c r i a d a en a l m a c i g a ó c r i a d e r o , serán
mucho mas rápidos los progresos que h a g a n , q u e si son plantas
procedentes de retoños barbados. Si se verifica el plantío con
planta e n r a i z a d a , podrá hacerse en noviembre ó en enero y f e -
brero; y si de s e m i l l a , en esta última época.
E l cultivo de los zumacales está reducido á dar á la tierra
repetidas l a b o r e s ; las de los primeros tres años con el azadón,
y las siguientes con el arado ; si bien serán siempre embarazo-
sas estas últimas por la espesura que forman las z u m a q u e r a s , y
así son preferibles las primeras por quanto por ellas no solo se
remueve la tierra hasta el pie de l a p l a n t a , sino q u e estas no
padecen destrozo por el r o c e , pisoteo y e m p u g e de las y u n t a s .
TOMO II. EE
2l8
L a recolección de la planta se hace en septiembre, y para
ello se cortará entre dos tierras con podones ó h a c h u e l a s , y m u -
cho mejor con azadones retameros muy cortantes; en inteligen-
. cía de que en uno y otro caso deben q u e d a r los cortes cubier-
t o s , y las cepas de las z u m a q u e r a s a r r o p a d a s : de este modo
brotan con p u j a n z a , se r e n u e v a n con muchos hijuelos barbados,
y cada vez va en aumento el z u m a c a l ; pero si se descuida el
c u l t i v a d o r en e l l o , p a d e c e infinito.
Por último se forman haces de todo el z u m a q u e , se l l e v a á
la e r a , se pica muy menudo todo ello sobre un banco ó un tron-
c o q u a l q u i e r a y se d e x a s e c a r , después de lo q u a l se trilla en
s e g u i d a deshaciéndolo b i e n ; pero con el mayor c u i d a d o de que,
ni antes ni después de trillado se moje , porque esto le d e t e r i o -
raría infinito , adquiriendo entonces el color v e r d e obscuro q u e
le hace despreciable en el comercio.
Q u e r i e n d o dar toda la extensión posible á esta l e c c i ó n , y
c o n v e n c i d o de la necesidad que hay de generalizar entre n u e s -
tros labradores una porción de conocimientos útiles de que c a -
recen , me ha parecido conducente presentar el siguiente catá-
l o g o ó lista de p l a n t a s , de que nos podemos servir con ventaja
en diferentes usos económicos; valiéndome para ello de las obras
d e B u c h o z , L i n n e o y otros, á exemplo de lo que practicó el d i -
funto Boutelou en las lecciones q u e explicó e n este mismo s i -
tio por los años de 1 8 1 1 y 1812.
í f9

CATALOGO

DE LAS DIFERENTES PLANTAS QUE SE EMPLEAS"


O PUEDEN EMPLEARSE EN LAS ARTES.

Plantas de fibra sólida para la hilaza.

Nombres castellanos y vulgares. Nombres latinos ó sistemáticos.

Cáñamo. C a n n a b i s sativa.. D e L i n n e o .
Lino común L i n u m usitatissimum. L i n n .
L i n o perenne. L i n u m perenne. Smith.
Falso cáñamo D a t i s c a cannabina. L i n n .
A p o c i n o como cáñamo A p o c y n u m cannabinum. Aitón.
L i n o de la C h i n a U r t i c a nivea. W i l d e n o w .
O r t i g a como cáñamo U r t i c a cannabina. W i l d e n .
Ortiga desparramada Urtica divaricata. Linn.
Sida abutilón Sida abutilón. W i l d .
Varias m a l v a s Malvaceas.
R e t a m a de olor ó g u a y a m b o . . Spartium junceum. L i n n .
R e t a m a de escobas. . . . . . . . Scoparium. L i n n .
Á r b o l de la seda. A s c l e p i a s fructicosa. L i n n .
P a t a c a ó patata de caña. . . . Heliantus. tuberosus. L i n n .
L ú p u l o ú hombrecillo. . . . . . . H ü m u l u s lupulus. L i n n . ,
Pita A g a v e americana. L i n n .
L i n o de n u e v a Holanda. . . . . Phormium tenax. L i n n .
Esparto Stipa tenacissima.. L i n n .
Papelero ó moral de la C h i n a . P a p y r i u s polymorpha. Cavan.
Moral , M q r u s nigra. L i n n .
Morera . . . . . M o r u s alba.. L i n n .
Periploxa g r i e g a Periploca gseca. L i n n .

EE 2
S20

Frutos sedosos.

Nombres castellanos y vulgares. . Nombres latinos ó sistemáticos.

Algodón anual Gossipium herbaceum. Linn.


Algodón de Sicilia Gossipium arboreum. Linn.
A l g o d ó n del Perú Gossipium peruvianum. C a b a n .
Á r b o l de la seda A s c l e p i a s syriaca. L i n n .
Chopo común Populus nigra. L i n n .
S e d a del esparto L i g e u m spartum. L i n n .

Vegetales que sirven para cordelería y sogas.

Abedul. . . . . . . . . . . . . . . . Betula alba. Linn.


Tilo T i l i a europasa. L i n n .
Palmito Chamserops humilis. C a b a n .
Drago Dracjena draco. L i n n .
Yuca Y u c a gloriosa et aloifolias L i n n .
Esparto Stipa tenacissima. L i n n .
A t o c h i n ó albardin L y g e u m spartum. L i n n .

Vegetales que se han empleado para la fabricación


del papel.

C i r p o .palustre Scirpus palustris. L i n n .


Papelero de E g i p t o . . . . . . . . C y p e r u s papyrus. Linn.
Paja de arroz.' O r y z a sativa. L i n n .
Paja de trigo Triticum sativum. Linn.
Algodón. . Gossypium herbaceum. L i n n .
Papelero. . .< P a p y r i u s polymorpha. Linn.
Estopa de cáñamo . . . :
C a n n a b i s sativa. Linn.
Paja de lino . L i n u m usitatissimum. L i n n , '
Pita. : A g a v e americana. L i n n . • . •
V a r i a s malváceas.
Trapos de c á ñ a m o , lino, pi-
ta &c.
¿21

PI/ANTAS PAHA LOS TINTES.

Tallos , hojas , flores y frutos que dan azul.

Nombres castellanos y vulgares. Nombres latinos' ó sistemáticos.

Añil Indigofera añil et tinctoria.


Liun.
Y e r b a pastel ó noiglo Isatis tinctoria. L i n n .
A ñ i l de la C h i n a Spilanthus tinctorius. Loureiro. '
Espuela de caballero D e l p h i n u m ayacis. L i n n .
G a l e g a de tintes. ,. . G a l e g a tinctoria. L i n n .
Tornasol • . C r o t o n tinctorium. L i n n .
Alforfón. . . . P o l y g o n u m fagopirum. L i n n .
C a m p a n u l a de hoja redonda. . C a m p a n u l a rotundifolia. L i n n .
Á r b o l de las pelucas ó fustete. R u s cotinus. L i n n .
C e n t a u r e a aciano ó escobilla. . C e n t a u r e a cyanus. L i n n .
Tornasol abierto C r o t o n patulum. L i n n .
Empetro negro ó camariñera. . E m p e t r u m nigrum. L i n n .
Fresno común F r a x i n u s excelsior. L i n n .
A m o r f a fruticosa A m o r p h a fructicosa. L i n n .
Mercurial anual y tomentosa. M e r c u r i a l i s a n n u a et tomento-
sa. L i n n .
Violeta • V i o l a odorata. L i n n .

Tallos , hojas, flores, frutos y cogollos que dan tinte


amarillo.

Gualda. R e s e d a luteola. L i n n .
Serratula de tintes Serratula tinctoria. L i n n .
Manzanilla de tintes y loca. . A n t b e m i s tinctoria. Linn.
A n t i l i d e vulneraria A n t h y l l i s vulneraria. L i n n .
Bidente de tintes Bidens tripartita. L i n n .
Persicaria P o l i g o n u m persicaria. L i n n .
A b e d u l común Betula alba. L i n n .
A b e d u l enano • • • • B e t u l a nana. L i n n .
Cúrcuma larga y redonda. . . Cúrcuma longa et rotunda.
Linn.
Escabiosa de raiz mordida. . . Scabiosa succisa. L i n n .
Quajaleche , . . G a l i u m verum. L i n n .
Lysimaquia vulgar Lysimachia vulgaris. Linn.
32a

Nombra castellanos y vulgares. Nombres latinos 6 sistemáticos.

Perifollo silvestre. . . . . . . . . -Chairophillum sylvestre. L i n n ,


Z u millo. . . . . . . . . . . . . . . . T a p s i a villosa. L i n n .
R o l d o n ... ............ C o r i a r i a myrtifolia. L i n n .
Agracejo. Berberís v u l g a r i s . L i n n .
R o m a z a marítima R u m e x maritimus, L i n n .
Alcana L a w s o n i a inermis. L i n n .
Á r b o l de las pelucas R u s cotinus. L i n n .
Cirolero ó ciruelo. P r u n u s domestica. L i n n .
Manzano. Pirus malus. L i n n .
Zumaque. R h u s coriaria. L i n n .
C a l t a de l a g u n a s ó y e r b a cen-
tella < C a l t h a palustrís. L i n n .
C h o p e r a ó arraclán R a m n u s frángula. L i n n .
Estaquide de selvas Stachis silvática. L i n n .
Yerba giganta «. A c a n t h u s mollis. L i n n .
Hinierta de tintes G e n i s t a tinctoria. L i n n .
Hieracio en parasol H y e r a c i u m umbellatum. L i n n .
Jacea Centaurea jacea. Linn.
Maravillas. C a l é n d u l a offidnalis. L i n n .
M o r a l de tintes M o r u s tinctoria. L i n n .
Ortiga mayor. U r t i c a dioica. L i n n .
A b e d u l i l l o ú ojaranzo. . . . . . . C a r p i n u s betullus. L i n n .
Sauce pentandro . S a l i x pentandra. L i n n .
Á r b o l de la cera M í r i c a gale. L i n n .
A r c e falso plátano A c e r pseudo platanus. L i n n ,
La pavía Aesculus pavia. Linn.
Charmilla ojaranzo ó abedu-
lillo C a r p i n u s betulus. L i n n .
Cáñamo . Cannabis sativa. Linn.
M o h i n o ó Santimonía de sem-
brados. . . . . . . . . . . . . . . Chrisantemum s e g e t u m L i n n .
Lechetrezna de lagunas E u p h o r b i a paiustris. L i n n .

Musgos y lyquenes

Licopodio aplastado . Lycoppdiumcompla.natumLinn.


Liquen de enebro. L i d i e n juniperus. L i n n .
Liquen de paredes L i c h e n parietinus. L i n n .
L i q u e n candelario L i c h e n candelarius. Linn.
L i q u e n de Islandia L i c h e n islandicus. L i n n ,
Tallos , hojas y flores que dan tinte púrpura.

Nombres castellanos y vulgares. Nombres latinos ó sistemáticos,

O r c h i l l a de C a n a r i a s L i c h é n roccella. L i n n .
Orégano., , • •• Origanum vulgare. Linn.
A s p e r u l a de tintes A s p e r u l a tinctoria. L i n n .
Litospermo de tintes Lithospermütri'tiíictorium.Linn.
C a ñ a de cuentas ó de i n d i a s . . C a n n a indica. Linn.
Moco de p a v o de escarlata. . ..• Celosía coccínea. L i n n .

Tallos , hojas , flores y frutos que dan tinte verde.

Yerba incana. • •• Senecio j a c o b x a . L i n n .


Buglosa-oficinal A n c h u s a officinalis. L i n n .
A r r a c l á n ó chopera. ........ R a m n u s frángula. L i n n .
Palomilla de tintoreros. A n c h u s a tinctoria. L i n n .
Bromo como centeno ó a e e n t e -
nado Bromus s.ecalinus. L i n n .
Carrizo.. A r u n d o phragmites. L i n n .
Anemone alta. A n e m o n e alpina. Linn.
Pulsatila A n e m o n e pulsatilla. Linn.
A p i o de perro. . A n c h u s a cinapium. L i n n .
Anemone de bosques A n e m o n e nemorosa. L i n n .
Trébol de prados. T r i f o l i u m pratense. L i n n .
C a ñ a como g r a m a . . . .. A r u n d o •calamagrostis. L i n n .
A s c l e p i a d e de Siria A s c l e p i a s siriaca. L i n n .
Vencetósigo • A s c l e p i a s vincctoxicum. L i n n .
C a m p á n u l a d e hoja redonda. . C a m p a n u l a rotundifolia. L i n n .
Perifollo silvestre.. . . '•• C h e r o p h y l u m silvestre. L i n n .
Centaurea negra • •• C e n t a u r e a nigra. L i n n .
Chionanto de V i r g i n i a Chionanthus virginiana. Linn.
Ajongera.. Chondrilla júncea. L i n n .
Barberea Erisimum barbarea. L i n n .
Carmín Phitolaca decandra. L i n n .
C o n v ó l v u l o de cercas. C o n v o l v u l u s sepium. L i n n ,
Plantas que dan tinte ceniciento.

Nombres castellanos y vulgares. Nombres latinos ó sistemáticos.

Gayuba A r b u t u s u v a ursi. L i n n .
Epítimo C u s c u t a europaea. L i n n .

Flores que tiñen de encarnado.

Alazor C a r t h a m u s tinctorius. L i n n .
Azafrán C r o c u s sativus. L i n n .

Frutos que tiñen de morado.

A l i g u s t r e ó alhena . L i g u s t r u m v u l g a r e . Linn.
Empetro negro ó camariñera. . E m p e t r u m nigrum. Linn.
C a ñ a de indias C a n n a indica. L i n n .

Plantas que tiñen de negro.

Aliso B e t u l a alnus. L i n n .
R o b l e (cálices de).. . . . . . . . . Q u e r c u s robur. L i n n .
M e s t o (cálices de) . . . Q u e r c u s aegilops. L i n n .
L a n z a de cristo Licopus. L i n n .
Melastoma Melastoma. Linn.
Seta ú hongo yesquero Boletus igniarius. L i n n .
C o m o c l a d i a de hoja entera. . . C o m o c l a d i a integrifoiia. L i n n .
Roldon.. . , C o r i a r i a mirtifolia. L i n n .

Plantas que tiñen de roxo.

Azafrán . C r o c u s sativus. L i n n ,
Sanguino,sanguino y franqui-
11o '. R h a m n u s frángula. L i n n .
2 2; 5

Nombres, castellanos y vulgares.


: Nombres latinos ó sistemáticos.

Zumaque . • • R h u s coriaria. L i n n .
Fustete R h u s cotinus. L i n n .
Acedera; ...... R u m e x acetosa. Linn. :,
Tormentila . .. Tormentila. L i n n .
C o m a r o de lagunas '. . . C o m a r u m palustre, Linn.
Achiote B i x a orellana. L i n n .
Palomilla A n c h u s a tinctoria. L i n n .
A s p e r u l a de.campos. A s p e r u l a arbensis. L i n n ,
Asperula perruna.. . . . . . . . . A s p e r u l a ciuachica. L i n n ,
Asperula alisada Asperula levigata. Linn.
Asperula de T u r i n . A s p e r u l a aurina. L i n n .
T u n a de cochinilla - . . C a c t u s cochinillifer. L i n n .
C r u z a d i l i a de Mompeller.. . , . C r u c i a n e l a monspeliaca. Línrs.

Plantas que dan color de violeta..

Básela r o x a . . Basella rubra. L i n n .


Violeta , V i o l a odorata. Linn.
Satirión negro. . . . S a t y r i u m nigrum. L i n n .

Plantas que dan color de avellana.

Cornejo macho. - Cornus mas. Linn.


A r c e campestre. . A c e r campestris. Linn..

Plantas que dan color de mahon.

Agrimonia A g r i m o n i a eupatoriutn. L i n n .
Árbol del amor Cercis. süiquastrum, L i n n .

Cortezas útiles para los curtidos. .

Zumaque R h u s coriaria L i n n ,
TOMO II, F F
226

Nombres castellanos y migares. Nombres .latinos ó sistemáticos.

Z u m a q u e c a b e l l u d o ó árbol d e
las pelucas.. .' . .'. R h u s cotinus. L i n n . •
R o l d o n . . -y. . . . . . . . . :V;".;; Coriarla myrtifolia. L i n n .
R o b l e . . .,. . . v . . , v - . v . .... Q u e r c u s robur. L i n n .
Alcornoque. ; . . . . . Q u e r c u s suber. L i n n .
Pino rodeno . . Pinns pinaster.Persoon.
Abedul. B e t u l a alba. L i n n .
Brezo. . . - E r i c a -vulgaris et tetralix. L i n .
Fresad. .y.-.'. v. . . F r a x i n u s excelsior. L i n n .

Hojas ytallos útiles para los curtidos.

M a d r o ñ 3.. . . . . . ... . . . . . . . . .Arbutus unedo. L i n n .


G a y u v a . ... .•>.••..'.•.''.' ¿ A ':•' R ; ¡ f
A r b ú t u s u v a ursi. L i n n .
Llantén P l a n t a g o major. L i n n .
Acedera R u m e x acetosa. Linn.
S a l v i a d z prados S a l v i a pratensis. L i n n .
Filipénc u l a . . ' . ' . . ..'.." . ..'. '. . . . ' . Spiraea filipéndula. Linn.
Sueldan onsuelda.'. . .'. . . . . • .Symphytum-officinale. Linn.

«• Plantas qUe'dan sosa, *«< '

Barrilla.. . . . . .
:
'Salsola sativa. L i a n . ' ' •'
Sosa ó s a l i c o r . - . . . . . . . • • • * • . Salsola soda. L i n n .
C a r a m i l l o ó pitacho Salsola k a l i . Linn.
G a r b a n c i l l o ó alacranera.. ... ... Salicornia fructicosa et h e r b a -
•cea: I.'inn; •'•
A g u a z t i l ó escarchada.. ....,. Mesembryanthemum cristali-
num. L i n n .
Xabonera ó a l b a d a . . . . . . . Gypsophila s t r u t u m . L i n n .
Almajo..-'. ¡ . .-. . . , . . . .-. . .'
i! ,;
Cbenopodium- maritimum,. Liri.
Orzaga A t r i p l e x .halimus. L i n n .
Asnillo ó detiene b u e y , quiebra
arados ó gaturra; v.'.*'. í-$\ vOnoHis arvensis. Linn,
2?7

Plantas, leguminosas, que. dan potasa.

Nombres- castellanos y vulgares. Nombres latinos ó sistemáticos.

Haba . . V i c i a fába. Linn.' '."


Guisante Pisum sativu'm. L i n n .
Alverjana ó veza V i c i a sativa. L i n n . '
Garbanzo C i c e r arietinum. L i n n .

Idem cruciform.es*

Buniade Buriias orientalis. Linn.


Lepidio L e p i d i u m latifoliuin. L i n n . '
Sisimbrio.. Sisymbrium strictissiinum.Jacqj

Idqm compuestas.

Áster. A s t e r novae anglise. W i l l d .


Áster Aster novi beigii. Äiton.
Áster. .'. • Aster vimineus. Lamark.. .
Áster ;. f . . . . . . . . . ... ... • A s t e r rubricaulis. . L a m . :

Solídago altísimo. S o l i d a g o altissima,. W i l l d .


Solídago del cañada........ Solidago canadensis. L i n n .
Pataca. Helianthus tuberosus. L i n n .
Helianto estrumoso Helianthus strumosus. Pers.
Flor del sol ó girasol. . . . . . . Helianthus multiflorus. Linn.
O l i v a r d a acre. • • •• Erigeron acre et glutinös um.
Linn. ..
Estragón.. . A r t e m i s i a dracunculus. Linn.
Ajenjo. . Artemisia absinthium. Linn.
Artemisia v u l g a r A r t e m i s i a vulgaris. L i n n . .
T a n a c e t o ó lombricera T a n a c e t u m vulgare. L i n n ,
Varios cardos

ídem de varias familias.

Alforfón , P o l y g o n u m fagopyrum. Linn.


Asclepiade de Syria Asclepias syriaca. Linn.
*- g°
ez
Sambucus ebulus. L i n n .
EF 2
328

•Nombres castellanos y vulgares. Nombres latinos ó sistemáticos.

Yerba carmín. . . . . . . . . . . . Phytolaea decandra. L i n n .


C é ñ i g l o verde. . . . . . ' , .'. . . . C h e n o p o d i u m viride. L i n n .
C é ñ i g i o roxo. . . . . . . . . . . . . C h e n o p o d i u m rubrum. C u r t í s .
M a r r u b i a negra Ballota nigra. L i n n .
Taray.. T a m a r i s gallica. L i n n .

JAUTOS Y SIMIENTES OLEOSAS.

j.° Simientes.

Colza... . . . . Brassica arvensis. Linn.


Nabina Brassica napus. L i n n .
Colinabo Brassica olerácea napo-brassi-
tra. Linn.
3SíGagro....... M y a g r u m sativum, L i n n .
.Juliana. . Hesperis rnatronalis. L i n n .
Mastuerzo.. . . . . . . . L e p i d i u m sativum. L i n n .
C a r r ä s p i q u e ärbense.. . . . . . . . T h l a s p i arvense. L i n n .
M e l ó n (pipas de) C u c u m i s mek). Linn.
S a n d í a (idem dé). . . . . . •. , . . C u c u r b i t a citrullus. L i n n .
P e p i n o (idem de) C u c u m i s sativus. L i n n .
Calabaza (idem de). . . . . . . . C u c u r b i t a pepo. L i n n .
Adormidera. P a p a ver somniferum. L i n n .
Linaza Liuurn usitatissimum. L i n n .
•'Cañamón;\ . . . . . . . . . . . . . . -Canabis sativa. L i n n .
Girasol Helianthus annus. L i n n .
Cacahuate.». Arachishypogaea. Linn.
3Vladí d e Chile. . . . . . . . . . . M a d i a mellosa. M o l i n a .
Tabaco. . N i c o t i a n a tabaccum. L i n a .
Lechuga. . L a c t u c a sativa. L i n n .
H i g u e r a infernal. R i c i n u s communis. L i n n .
Alazor. . C a r t h a m u s tinctorius. L i n n .
Ajonjolí ó alegría. . . . . . . . . . . Sesamum oriéntale. Linn.
229

a."

Nombres castellanos y vulgares. Nombres latinos ó sistemáticos.

Olivo O l e a europaea. L i n n .
Laurel - • •• L a u r u s nobilis. L i n n .
C ornejo. . C o r n u s mas. L i n n .
S a n g ü e ñ o sanguino ó durillo
morado R h a m n u s sanguineus. O r t e g a .
Almendro A m y g d a l u s communis. L i n n .
Nogal Juglans regia. Linn.
Pacana. Juglans alba. Willd. et cine-
N o g a l pacana rea. Jacq.
Nogal encarnado ó negro. . . . J u g l a n s nigra. J a c q .
Fabuco ó haya F a g u s sylvatica. Linn.
Avellano. . . . Corillus avellana. Linn,"
Huesos de ciruelo. . . . . . P r u n u s domestica. L i n n .
Huesos de albaricoque P r u n u s armeniaca. L i n n ,
Huesos de cerezo P r u n u s cerasus. L i n n .
Piñón . c o m e s t i b l e . . . . . . . . . . . Pinus pinea. L i n n .
Piñón uñal. . . . . . . . . Pinus cembra. L i n n .
Granulas de uva . V i i i s vinifera. L i n n .
Simiente de tilo Tilia europea. Linn.
Argan. Elasodendrutn argam. Schous-
boe.

Plantas que pueden Servir para alimentar el gusano


de la seda.

Moral. . Morus nigra. Linn.


Morera. . M o r u s alba. Linn.
Zarza. . . R o b u s fructicosus. L i n n ,
Sangüesa, R o b u s idíeus. L i n n .
Lechuga. L a c t u c a sativa, Linn*
230

Vegetales que pueden alimentar insectos útiles para


la tintura*

Nombres castellanos' y vulgares. Nombres latinos ó sistemáticos..

Coscoja. . . . • Q u e r c u s coccifera. L i n n .
Tuna de cochinilla C a c t u s cochinillifera. L i n n .
Scleranto perenne Scleranthus perennis. L i n n .
Pelosilla H i e r a c i u m pilosella. L i n n .
Gayuba. . A r b u t u s u v a ursi. L i n n .
Mimbrera S a l i x vimiri.alis. L i n n .
Olmo (agallas de) . . U l m u s campestris. L i n n .
Roble (agallas de) Q u e r c u s robur. L i n n .

Vegetales que se han empleado en el arte


del sombrerero.

A s c l e p i a d e de Syria . • « - Asclepías syriaca. Linn.


Chopo (seda d e l ) . . . . . . . . . Populus nigra. L i n n .
Albardin (seda del) . . . . . . . L y g e u m spartum. L i n n .

Plantas que dan liga.

Muérdago. . . . . . . . . . . . . . V í s c u m álbum. L i n n .
Ajongera Chondrila júncea. L i n n .
Andriala A n d r y a l a lanata. L i n n .
Acebo • . . . l l l e x aquifolium. L i n n .
Morrionera ( r a i z d e ) Viburnum lantana. L i n n .

Plantas que dan yesca.

Cardo y e s q u e r o . . . . . . . . . . . Echinops strigosus. L i n n .


Artemisia del campo Artemisia campestris. L i n n .
Seta ú ñongo de yesca. . . . . . Boletus igniarius. L i n n .
E s p a d a ñ a (pelusilla d e ) . . . . . T y p h a latifolia , et angustifo-
lia. L i n n .
T o b a (pelusilla d e ) Onopordum acantum. L i n n .
2.31

Plantas para pajones.

.Nombres castellanos y vulgares. Nombres .latinos ó sistemáticos.

Espadaña. . T y p h a latifolia. L i n n . .
Anea . . . . . T y p h a angustifolia. L i n n .
Carrizo A r u n d o phragmites. L i n n .
Centeno (paja d e ) Sécale cereale. L i n n .
Esparto S i i p a tenacissima. L i n n .

Plantas para techar chozas, covertizos y almiares.

Carrizo. A r u n d o phragmites. L i n n .
Espadaña. T y p h a latifolia. L i n n .
Anea Typha angustifolia. L i n n .
R e t a m a de olor Spartium j u n c e u m . L i n n .
T r i g o (rastrojo d e ) Triticum sativum. L i a n .
Cebada (rastrojo de). . ..... Hordeum. L i n n .

Plantas para carbón para la pólvora.

C h o p e r a ó arraclán . R h a m n u s frángula. L i n n .
Aliso- B e t u l a alnus. L i n n .
Tilo.íi.u... ....:..>....., . . ..... Tilia, europsea. .Linn.
vCañamiza. C a n n a b i s sativa. L i n n .

Plantas que dan cera.

Árbol cerero. .. . ¿ "Mirica cerifera. Wild.


Chopo ( y e m a s d e l ) . . . . . . . . . . Popuius nigra et fastigiata.
. Aitón.
Aliso ( i d e m . d e l ) . B e t u l a alnus. L i n n .
33¿

Plantas que dan resina.

Nombres castellanos y vulgares. Nombres latinos ó sistemát icos.

Pino ( p e z d e l ) . Pinus picea. L i n n .


Pino doncel ( b r e a d e l ) . . . , . . Pinus p i n e a . L i n n .
Pino silvestre (trementina d e l ) . Pinus silvestris. L i n n .
Pino alerce ( i d e m del) Pinus iarix. L i n n .
Pino abeto ( i d e m d e l ) Pinus abies. L i n n .
Enebro común ( g r a n u l a d e l ) . . Juniperus communis. L i n n ,

Tacamaca.

Tacamaca. . P o p u l a s baisamifera, L i n a .

Almáciga.

Pistacho ó alfónsigo Pistacea v e r a . Linn».

Incienso.

Sabina de incienso Juniperus A u r í f e r a . L i n n ,

Vegetales que dan alcanfor.

Romero Rosmarinus officinalis. L i n n .


Mejorana , . O r i g a n u m majorana, L i n n .
S a l v i a oficinal. S a l v i a officinalis. L i n n .
M a r o ó yerba del papa. . . . . T e u c r i u m marum. L i n n .
Espliego ó alhucema L a v a n d u l a spica. L i n n .
»32

Savias azucaradas.

Nombres castellanos y vulgares. Nombres latinos 6 sistemáticos*

A r c e de azúcar A c e r sacharinum. L i n o -
A r c e de hoja de fresno. . . . . . A c e r negundo. L i n n .
A r c e encarnado A c e r rubrum. L i n n .
A r c e campestre A c e r campestre. L i n n .
Arce falso plátano. . . . . . . . A c e r pseudo platanus Línr^
A r c e de hoja de parra. . . . . . A c e r platanoides. L i n n .
A b e d u l papelero B e t u l a papyracea. A i t o a ,
A b e d u l contun A b e d u l alba.. L i n n .
T i l o de Europa T i l i a auropsea. L i n n ,

Frutos azucarados,

Uba
Grosella
Moras
Sangüesa NOTA,
Zarzamora
Cerezas C g j e n los nombres l a t i -
£ o m t

Guindas I Q y sistemáticos de todos e s -


0 S

Albaricoques J ¿t g l
s p v t a r ya re-
e e t a e s 0 r e s

Melocoton < p e t i Q o S e n e s t t a b l a , y porque


a

Ciruelas | g o n m u y c o n o c j(i o r los n o m -


o s D

^ " , * ;„
r a
J bres castellanos.
Membrillo. . \.
Manzana . .
H i g o chumbo
Madroño
Azerola
Guayacana
Azufaifas
Granada
Dátil.. .
Garrofa
Acasia de tres espinas Gleditschia triacanthos.

TOMO II. GO
*3'4

PARTE TERCERA,

AGRICULTURA ECONÓMICA.

LECCIÓN PRIMERA.

De los insectos útiles en la economía rural y doméstica.

DEL GUSANO D E LA SEDA.

Entre los insectos útiles de que saca mayor partido la e c o -


nomía r u r a l , es uno el gusano de la seda. S u preciosa l a r v a nos
dexa el rico producto antes de transformarse en crisálida , y
apenas nos ocupa sesenta dias en su c u i d a d o desde el momento
de su animación en el estado de h u e v o hasta formar el capullo
en q u e se e n c i e r r a , y del q u a l sacan tanto partido l a A g r i c u l -
t u r a , las A r t e s y el Comercio.
Pero no es este el único beneficio de la cria del g u s a n o : trae
a d e m a s el aumento de plantíos á que por necesidad se v é o b l i -
g a d o el labrador ó cosechero q u e emprende a q u e l ramo de i n -
dustria , pues es claro q u e sin tener antes moreras ó morales
con q u e alimentarlos, no podría conseguir sus fines: así que e s -
te aumento de plantíos l l e v a consigo el aumento de l e ñ a , y todos
los demás consiguientes á la propagación del arbolado.
N o me detendré mucho en tratar del modo de sembrar, mul-
tiplicar y c u l t i v a r las moreras y morales, habiéndose y a dicho
algo de lo concerniente á tan útiles- árboles en las lecciones
a n t e r i o r e s : en ellas hice ver q u e j a morera y el moral se propa-
gan facilísimamente por medio de sus semillas,, por estacas y
por b a r b i d o s 6 sierpes : q u e la multiplicación por semilla p r o -
v e e de plantas mas robustas, mas durables y útiles q u e las d e -
m á s , y por consecuencia debe p r e f e r i r s e ; a u n q u e algunas v e -
ces h 3 y a q u e i n x e r t a r l a s , porque suelen producir la hoja m u y
p e q u e ñ a ; que habiendo de recogerse la hoja todos los a ñ o s , es
23?
Conveniente mantener los árboles á una altura tal q u e p u e d a a l -
canzarse hasta sus extremidades sin exponerse á las c o n t i n g e n -
cias de las caídas y desgracias ; á c u y o fin se afrailan los árbo-
les de tiempo e n t i e m p o , y se les-tiene recogidos de vuelo y b a -
xos de t r o n c o : y en fin q u e al tiempo de verificar los plantíos
debe cortarse la g u i a del a r b o l i t o , para formar su copa á los
seis ú ocho pies de a l t u r a : de este modo no solo prosperará la-
p l a n t a , sino que l a hoja será a b u n d a n t e , s a n a , n u t r i t i v a y f á -
cil de recoger.
L a morera (moras alba de Linn.) que es la que se usa m a s
generalmente para alimentar el gusano de la s e d a , está y a t a n
connaturalizada y p r o p a g a d a en E s p a ñ a , que apenas habrá u n a
sola provincia en que no se encuentre. Sin embargo no puede
negarse que prospera mejor en los países calidos que en los frios;
si bien es verdad que tampoco en estos puede lograrse la cria
del gusano. E l moral (moras nigra Linn.) resiste mas al frió y
prospera bien en sitios montañosos; pero en cambio tarda mas
en criarse que la morera y no es tan apropósito como esta para
poblar los terrenos baxos y pantanosos, aunque prospera en las
orillas de los rios, a r r o y o s , y acequias. T a m b i é n está observa-
do que la morera v i v e y fructifica bien en ios secanos, a u n q u e
su hoja es siempre mas p e q u e ñ a , por c u y a propiedad se suelen
cubrir con ella las lindes de las heredades, los rivazos y otros
terrenos incultos ó eriales, con tal q u e en estos casos se les a p l i -
quen repetidas labores. ¡ Q u é medio tan expedito y seguro para,
aprovechar inmensos valdíos sin detrimento de los p a s t o s , antes
bien con las ventajas q u e todos conocen!
L a hoja del moral fué el único alimento q u e se dio á los pri-
meros gusanos de seda en E s p a ñ a por mucho t i e m p o ; con ella y
con la de morera , q u e después fue propagándose, se crió tal c o -
pia de gusanos en la península q u e se ha creído que con su pro-
ducto se surtían de telas de seda los mercados públicos de la m a -
yor parte de E u r o p a y todos los dominios españoles de las A m é r i -
cas. Solo en S e v i l l a , según consta de algunas representaciones
modernamente hechas á la superioridad y de otros documentos,
existían por los años de 1 5 2 0 á 1 5 4 0 diez y seis mil telares de
s e d a , en c u y o manejo y demás ramos de su elaboración se o c u -
paban hasta ciento treinta mil p e r s o n a s ; i n v i n i é n d o s e en la f a -
bricación de preciosas telas y demás piezas del arte ochocien-
tas mil libras de seda al año. Este ramo de i n d u s t r i a , c u y a i n -
mensa riqueza hacía la felicidad de S e v i l l a , y la constituía u n a
de las ciudades mas poderosas del r e y n o , no la g o z a b a exclusiva-
mente. G r a n a d a , V a l e n c i a , C a t a l u ñ a , T o l e d o y otras provincias
eran igualmente ricas en esta producción, y de todas ellas s a l i a a
GG 2
2¡6
millones de libras de seda elaboradas para el e x t r a n g e r o , con
lo q u a l se fomentaba y sostenía un comercio verdaderamente
activo.
Pero d e x a n d o á un lado estos r e c u e r d o s , pasaremos á dar
u n a idea del modo de criar el g u s a n o de la s e d a , para tratar
después de las a v e j a s , y en s e g u i d a del insecto q u e nos dá l a
grana.
C o n v i e n e n todos los cosecheros de seda y los escritores que
han dado reglas mas seguras para criar el g u s a n o , que debe
empezarse por el reconocimiento de la s e m i l l a , eligiendo s i e m -
p r e ' l a mas útil entre la q u e se h a y a criado en el país mismo.
Las señales que dan para conocer la buena semilla s o n , el
q u e sea p e q u e ñ a , de color pardo obscuro, brillante y muy suel-
ta con tal que no se h a y a echado á perder ó esté a d u l t e r a d a ; lo
q u e p u e d e conocerse poe-o mas ó menos , quebrándola ó estru-
jándola sobre la uña : si siendo pequeña echa de sí mucho h u -
mor brillante y no l í q u i d o , es señal de q u e es buena : porque
si la semilla está echada á p e r d e r , ni tendrá v i v a c i d a d ni bri-
llo ; y si el humor se corre es una evidente prueba de q u e está
p o d r i d a ( i ) . Esta r e g l a es útilísima para la adquisición de l a
primera semilla : después deberá el cosechero tener c u i d a d o de
elegirla de los capullos mas d u r o s , limpios , brillantes y bien
formados de su propia c o s e c h a , no solo por ser los mejores pa-
ra propagar la casta del gusano , sino también la calidad y
cantidad de la seda que debe producir la n u e v a generación.
Por esto los inteligentes señalan con el mayor c u i d a d o los ca-
pullos finos que elaboran los gusanos robustos y nunca los do-
bles , y aun eligen los que forman en medio una especie de
cintura ó afectan, la figura de una calabacita. Sin estos cuida-
dos , que parecen n i m i o s , es muy posible perder enteramente
la cosecha ; pues si se llegase á a v i v a r una mala semilla no h a -
bría después remedio. .
O b t e n i d a la semilla con las debidas precauciones , es consi-
g u i e n t e su conservación hasta el tiempo de a v i v a r l a . Para esto
se tiene siempre en un sitio que siendo fresco en verano c o n -
serve también un buen temple en invierno ; pero que en uno y
otro caso esté enteramente libre de humedad. P o n . Josef. M a -
nuel F e r n a n d e z - V a l i e j o en. el tercero, de sus discursos que^.diri-
gió'á la Sociedad C a n t á b r i c a , impreso'en 1 7 9 7 , aconseja que
para lograr .en b u e n estado la semilla de los gusanos y conser-
v a r l a con mayor s e g u r i d a d , es conveniente poner pliegos de'pa-

(1) Véase á Suarez, arte de cultivar las moreras y criar los gu-
sanos de s e d a , un tomo en 8 . % impreso,en Madrid en 1 7 7 6 .
237
peí sobre los lenzones q u a n d o sale la mariposa á desovar : estos
p a p e l e s , cubiertos de los h u e v e c i l l o s , se arrollan después de q u e
se acabó l a v i d a de la palomilla , y así arrollados se mantienen
pendientes del techo de la c a s a , con ventilación fuera de l a c o -
cina por el calor y lejos de ventanas por la h u m e d a d y el frío.
A su tiempo se descuelgan aquellos papeles , se recoge la s e m i -
lla y se pone á a v i v a r con el calor del c u e r p o , ó con el del s o l
q u e es mejor , poniéndola de noche entre los colchones ó en p a -
r a g e caldeado por estufa á un g r a d o conveniente. E n todo c a s o
es preciso esperar á q u e h a y a hoja para alimentarlos.
- Q u a n d o se logra esto se coloca la simiente en unas c a x i t a s ó
en cedazos cubiertos de papel : encima de l a semilla se coloca
otro papel a g u g e r e a d o y sobre este una cubierta ligerísima de
hojas para q u e los nuevos gusanillos suban á ellas y con c u y a s
hojas se mudan al paso q u e v a n subiendo.
L a habitación destinada para la cria de este g u s a n o debe
ser igualmente t e m p l a d a , no fria ni m u y caliente , pero de m o -
do ninguno húmeda ni próxima á ruidos , malos olores ó infes-
tada de otros insectos q u e los incomoden. E l calor y el frió p u e -
den dañar al g u s a n o , y a u n el frío no le es tan nocivo como el
calor excesivo. U n g r a d o de calor i g u a l y moderado es absolu-
tamente preciso para que p u e d a n v i v i r sanos. A s í si el calor fue-
se demasiado se abren a l g u n a s v e n t a n a s para q u e se refresque
la habitación y se r e n u e v e el a i r e , con la precaución de q u e no
sean aquellas q u e soplen sobre los gusanos ó por las quales v e n -
g a directamente el aire ; pero si hiciere mucho frió se cierran las
puertas y ventanas y se c a l d e a n las piezas con estufas , brase-
r o s , copas ó calentadores c u y a lumbre esté m u y pasada sin h u -
mo ni tufo. Esta precaución es de l a mayor importancia, y el
uso de los braseros es i g u a l m e n t e necesario después de las llu-
vias para q u e no solo se disipe l a h u m e d a d q u e p u e d a haberse
introducido, sino también para que v u e l v a n en sí los gusanos/
que suelen adormecerse en tales ocasiones : también se logra lo
mismo por medio del vapor del v i n a g r e extendido en l a p i e z a ,
echándolo sobre una piedra ó hierro hecho a s c u a , cuyo vapor los
alegra y fortifica en pocos momentos.
E l alimento siempre debe ser s a n o , pero en esta primera,
edad és muy del caso darles á comer hoja tierna y g r a d u a l m e n -
te mas dura ó h e c h a , conforme v a y a n , creciendo : la hoja estru-.
j a d a , la s u c i a , húmeda ó levemente fermentada, nunca debe
dárseles , pues esto bastaría para q u e enfermasen y muriesen:
es necesario cogerla sin rocío n i ' l l u v i a , con mucha limpieza y
suministrársela con buen orden y á m e n u d o , así de dia coinó de
n o c h e ; pero siempre en poca cantidad. Por consecuencia los q u e
238
los i m u e j a n deben ser aseados , no llevar consigo grasa ni m a -
los olores, y tener continuamente las manos muy limpias.
Si los gusanos enferman ó mueren a l g u n o s , criándose otros
débiles y desmedrados, se les mudarán las camas poniéndoles h o -
j a n u e v a ; se limpiarán los c a ñ i z o s , zarzos , tableros ó mesas en
q u e estén: se barren los techos, paredes y suelos y , s i hay d i s p o -
sición para e l l o , s e les muda de p i e z a , que es mucho mejor. E n -
tonces se separan los buenos de los malos y se c u i d a n ambas por-
ciones según su estado. A los enfermos.se les m u d a la c a m a , c o m o
se ha d i c h o , y se les pone hoja fresca ; pero si no la comen de
u n a t a n d a á o t r a , n o se les r e n u e v a hasta que la h a y a n comido.
Conócense desde l u e g o los gusanos enfermos, y aún los d i -
versos grados de la e n f e r m e d a d : q u a n d o se presentan de un c o -
lor amarillento, se. hinchan y ponen lustrosos con algunas m a n -
chas como si fueran contusiones; q u a n d o al paso de hinchárse-
les las patas se ponen blandos y se les revienta la piel, el insec-
to muere. Si solo aparecen ligeramente lustrosos é inapetentes no
es incurable el m a l ; pero deben separarse de los demás los q u e
así se h a l l e n , darles nuevo pero escaso alimento , perfumarles
con yerbas olorosas, y cuidar mucho-de arreglar el temple de la
habitación ó renovar el aire. Todos aquellos que se advierten mo-
jados con un humor amarillo, los que sin haber llegado á las d o r -
midas se separan de los o t r o s , y ios que después de la s e g u n d a
ó tercera dormida se presentan de un color v e r d o s o , son entera-
mente despreciables.
C r i a d o s p u e s , con las atenciones y prolixidad i n d i c a d a s , l l e -
g a n por fin al término propio de formar el c a p u l l o , ó como d i -
cen los cosecheros de subir á hilar , lo q u a l se verifica ordina-
riamente á los d i e z , doce ó catorce dias" después de la última
dormida. E n este caso se les forman al rededor del sitio donde
se hallan unas casillas con g r a m a , r o m e r o , tomillo y demás
yerbas olorosas, m u y limpias de toda i n m u n d i c i a : estas casillas,
q u e llaman generalmente boxas , se colocan como se ha dicho
en derredor de los tableros ó z a r z o s , pero de tal modo q u e , for-
mando como pequeñas c a b a ñ i t a s , queden sus ramas reunidas con
holgura , á fin de que. al subir á ellas ios gusanos hallen donde-
colocarse y texer su capullo con comodidad.
E n los últimos dias se les dá menor c a n t i d a d de hoja de c a -
da v e z , pero m u y - a m e n u d o : q u a n d o y a se disponen para subir,;
ellos mismos lo indican así por algunos caracteres de t r a n s p a -
rencia que presentan , como por la hambre devoradora que e n -
tonces tienen , á la q u a l es preciso proveer para que no se d e s -
gracien. L l e g a d o este momento , se les v a colocando dentro de
las casillas ó b o x a s , y allí se les alimenta hasta q u e efectiva-
239
mente suben á formar el capullo. D e tres en tres dias se recono-
cen las casillas , y se v a n m u d a n d o de una o c u p a d a á otra v a -
c i a , los gusanos q u e no subieron en aquellos d i a s , apuntando
con rigorosa e x a c t i t u d los diversos dias en que subieron los de
l a s primeras b o x a s , y así de las d e m á s ; pues todo esto debe e n -
trar en c u e n t a , no solo para ahogar el gusano en diferentes dias
s e g ú n los q u e pertenecen á la p r i m e r a , s e g u n d a , tercera t a n -
d a , & c . sino también p a r a elegir capullos de los primeros ó se-
gundos para semilla.
C a d a gusano emplea por lo menos seis dias en formar su c a -
pullo ; pero á los diez y seis , diez y ocho ó veinte , y a sale la
mariposa rompiéndole é inutilizándole para la fabricación. E s t a
marcha natural del insecto en el orden de su metamorfosis , i n -
dica que desde los diez hasta los catorce dias de haber subido á
h i l a r , deben sacarse los capullos de las b o x a s , hilarlos ó a h o -
garlos al instante. A h o g a n s e los gusanos de dos m o d o s , uno e x -
poniendo al mayor calor del sol por tres ó quatro dias todos los
capullos de la cosecha, los quales colocados entre lenzones se les
arropará con ellos bien calientes l u e g o que se retiren del s o l e a -
dero: y el segundo se verifica poniéndolos en hornos al g r a d o de
calor en que q u e d a n estos después de haber sacado el pan ; l i m -
piándolos antes de la borra que los circunda , sin que por esto
se les quite parte a l g u n a de la seda. Sin embargo este último
método es algo a r r i e s g a d o , y por lo mismo necesita mas tino pa-
ra su execucion. T o d o s los cuidados deben s e r : primero que el
horno no esté demasiado fuerte ni tenga lumbre a l g u n a para q u e
no se enciendan los c a p u l l o s , ni se rebienten dentro los gusanos:
segundo estar con el mayor c u i d a d o y v i g i l a n c i a á la boca del
horno ; y tercera sacarlos todos al momento que se sientan como
pequeños e s t a l l i d o s , envolviéndolos en s e g u i d a en mantas ca-
lientes para q u e la mariposa acabe de ahogarse dentro de la
crisálida.
Tal es en compendio la teoría de la c r i a , conservación y
aprovechamiento de los gusanos de seda : la q u a l , aunque con-r
cisamente expuesta , no d e x a de contener las bases principales
que pueden dirigir al labrador en este ramo de economía r u r a l ;
pero el que quiera adquirir una instrucción completísima y d e -
tallada , puede consultar la citada obrita de Suarez , el D i c c i o -
nario de A g r i c u l t u r a de P . o z z i e r , la obra de V a l c a r c e l , la C a r -
tilla de D o n Antonio de E l g e t a y V i g i l y otras q u e , mas ó me-
nos e x t e n s a m e n t e , han tratado de tan importante cosecha.
2¿P

De las abejas.

L a materia q u e nos proponemos tratar en este segundo pun­.


to , es en v e r d a d tan vasta por su extensión como interesante
por su objeto: y si bien es difícil (quando no imposible) r e d u c i r ­
l o á los cortos límites de unos e l e m e n t o s , es por otra parte fácil
presentar su principal d o c t r i n a , v a l i é n d o s e d é l o s muchos y b u e ­
nos tratados q u e h a y sobre la m a t e r i a : y creyendo que el c a m i ­
n o mas recto q u e podemos seguir para llegar á posesionarnos de
los principios y conocimientos indispensables en la materia , es
el q u e nos dexó, trazado el benemérito eclesiástico D o n José A n ­
tonio S a m p i l , tomaré por base de mi explicación la doctrina d e
su excelente obra t i t u l a d a Nuevo plan de Colmenas, ó tratado h
i s­
tórico­natural, i
fís co­económ
i co de las abejas , publicado en M a ­
d r i d el año de 1 7 9 8 . A s í q u e , hablaré : i . ° de la historia n a t u ­
r a l de las abejas y de sus diferentes especies.
2. 0
D e l g u s a n o de ellas y sus metamorfosis.
3. 0
D e la miel y la cera,
4. 0
D e l colmenar y de las colmenas,
5. 0
D e l cuidado de las abejas y de sus enfermedades.
6,° D e l modo de castrar las colmenas.
7. 0
D e los enx'ambres.
8.° D e l modo de sustentar á las abejas ; y por último del
modo de beneficiar l a miel.

P R I M E R O .

Historia natural de las abejas y sus di ferentes espec


i es.

T o d o s los naturalistas así antiguos como modernos, han o b ­


servado q u e las abejas sean silvestres ó domesticadas forman
u n a especie de república gobernada por un solo xefe q u e llaman
l a r e y n a , á quien todos los individuos sirven con la т а з exacta
escrupulosidad, sin perder de vista las obras indispensables para
su conservación , comodidad y prosperidad c o m ú n , aplicando c a ­
d a uno el talento con q u e le dotó l a naturaleza.
Conócense varias especies de abejas domesticadas ó mansas;
pero no son todas i g u a l m e n t e laboriosas ni t r a t a b l e s : h a y t a m ­
bién algunas q u e por n a t u r a l e z a son h o l g a z a n a s y fieras. Esta
especie es muy perjudicial q u a n d o habita é n t r e l a s q u e se d e x a n
gobernar con d o c i l i d a d , y son sumamente a p l i c a d a s a l trabajo.
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A l g u n o s autores nos aseguran que las abejas d é l a especie
mas chica y de un color d i aurora luciente y t e r s o , son las me*
j o r e s ; pero esta aserción tiene muchas modificaciones, y por lo
mismo puede tal, vez dar ocasión á g r a v e s errores en la elección
de la mejor especie. T o d o s saben q u e la variación de climas tiene
g r a n d e influxo sobre animales, insectos y p l a n t a s : esto s u p u e s -
to puede suceder que las abejas laboriosas en los países del nor-
te sean las que señalo a r r i b a ; pero trasladadas estas á climas
meridionales acaso mudarán de c o n d i c i ó n , y se darán á la hol-
g a z a n e r í a . Se ha notado que las que tenemos en Asturias son
bastante c r e c i d a s , de un color pardo algo claro , y no obstante
son dócilísimas é infatigables en el trabajo : tal vez las de
Castilla se diferenciarán de estas , y no por eso serán menos a c -
tivas ; y así para que el colmenero no se e x p o n g a á un chasco,
siguiendo las opiniones de los que cree hablan con mas conoció
miento en esta m a t e r i a , conviene que observe con a l g ú n c u i d a -
do las que pueblan su c o l m e n a r ; y si nota en ellas una continua
aplicación al acopio de cera y miel, procurará conservarlas,
q u a l q u i e r a que sea su tamaño y c o l o r , y se deshará inmediata-
mente de aquella especie de abejas en que perciba holgaza-
nería y f e r o c i d a d ; porque siendo poltronas y fieras, es preciso
se entreguen al robo de' sus laboriosas v e c i n a s , lo qual cau-
saría una sangrienta g u e r r a que llegaría á desolar todas las c o l -
menas.
R e s p e c t o al sexo de las abejas no están conformes en sus
opiniones los autores antiguos y modernos ; pues a u n q u e unos
y otros convienen en que los zánganos pertenecen al género
m a s c u l i n o , los primeros t u v i e r o n por hembras á las abejas o b r e -
r a s , que son las que se emplean en los acopios de quanto se nece-
sita en la c o l m e n a ; y los segundos después de repetidas observa-
ciones hechas al intento, no han descubierto sexo a l g u n o en ellas,
y por lo mismo las llamaron con justa razón abejas neutras. E n -
tre los escritores antiguos no hallamos uno que h a y a reconocido
el sexo de la r e y n a : todos le dieron el título de r e y , persuadi-
dos de q u e era macho aunque no contribuía á la propagación.
Los modernos por el contrario reconocen á la reyna como única
hembra que reproduce toda l a especie.
T o d o c o l m e n e r o , por poca práctica que t e n g a en este oficio,
distingue con f a c i l i d a d la reyna entre las demás abejas. Su cuer-
po es menos grueso y mas largo que el de los z á n g a n o s , pero mas
corpulento y prolongado q u e e l - d e las obreras. Sus a l a s , sin e m -
bargo de ser tan g r a n d e s como las de estas , parecen mas cortas
porque no-cubren todo el c u e r p o , y solo l l e g a n hasta el tercer
anillo ; por lo que v u e l a muy poco á causa de no ser propor-
TOMO II. HH
442
clonadas á la masa de su c u e r p o , y así vemos que rara vez ha-
ce uso de ellas.
Su grueso varía con respecto al mümero ;mayor ó menor d e
h u e v o s que'Contiene el . o v a r i o ; por,1o:mismo ¡en tiempo de su
mayor desove ó ;postura., es ¡mas considerable q u e ;en :ia estación
del iiivieruO;, ;pero siempre va en disminución desde ;el primer
anillo hasta el .último, l i n las zancas se le v e n . , con el auxilio
de un buen microscopio , unos pelos ralos y cortos : las obreras
le auxilian con los cepillos que tienen en las s u y a s , y quitán-
dole las inmundicias que las cubren , y ofreciéndole la miel de
q u e se alimenta. L a trompa es corta y débil y carece de las pa-
letas con q u e las obreras amontonan el polvo fecundante de las
flores : el color es bien diterenie del de esta y de los .zánganos;
por la superficie del cuerpo es de un :moreno c l a r o , y por la p a r -
te d e . a b a x o de un amarillo hermoso.
Su. aguijón es muy f u e r t e , y mucho mas largo q u e el de las
obreras : q u a n d o se la irrita demasiado hace uso de esta enve-
n e n a d a . f l e c h a , de q u e d o s mas de los . a n t i g u o s le creyeron ^des-
tituida.
L a r e y n a . p u e s es u n a fecundísima madre , c u y a parte p r i n -
cipal de su ovario está situada en l o m a s alto del v i e n t r e , y c e r -
ca de la cintura que le separa del pecho : el e s t ó m a g o , intesti-
nos y demás visceras están colocadas mas abaxo. El ovario es
d o b l e , parte á la derecha y p a r t e a la i z q u i e r d a , pero ambas ad-
heridas y contiguas. C a d a - o v a r i o está l i g a d o con arterias que le
t r a s p a s a n , y sus membranas transparentes permiten ver los h u e -
vos que contienen: ambos se s u b d i v i d e n en varios oviductos q u e
proveen de ^cubierta.y substancia á todos los huevos que h a y en
su interior.
L a prodigiosa f e c u n d i d a d de la r e y n a es t a l , q u e aunque
se aviniesen dos ó tres á v i v i r juntas dentro de una colmena,
expondrían á las obreras á inmensas penalidades : de a q u í p u e -
de inferirse la razón,por qué no sufren mas que un solo x e f e . a l
frente de c a d a r e p ú b l i c a . .
Swammepdan-contó hasta quatro mil ochocientos huevos p e r -
ceptibles en él d u p l i c a d o ovario de.la r e y n a , . y r e g u l ó q u e á lo
menos serian otros tantos los que se ocultaron á su vista aun-
que. a u x i l i a d a de un excelente microscopio. Por consiguiente u n a
1

r e y n a puede poner n u e v e i m i l seiscientos h u e v o s , y siguiendo el


cálculo en todas sus;partes se.considera que la colmena q u e da
tres e.nxambres e n v í a fuera -quarenta y cinco :mil individuos,,
cuyo número, unido al de las.muchas abejas que se q u e d a n den-
tro y al de l a s ' q u e nacen; d e s p u é s , es muy posible que ascienda
al de sesenta mil-abejas c a d a año.
243
A . vista de esto no tiene nada. de. extraño que la reyna per-
m a n e z c a siempre, dentro, de su. colmena., o c u p a d a en. visitar y
e x a m i n a r - t o d a s , las c e l d a s , y en prodigar á. los z á n g a n o s mil
caricias para-inducirlos á corresponder á sus voluptuosos deseos^ ;

. y depositar en el fondo de las. celdillas fabricadas el germen


q u e en poco tiempo aumentará prodigiosamente.'su colonia; i
D e s d e el tiempo que la reyna principia su. postura hasta q u e
la c o n c l u y e , están las obreras en el continuo e x e r c i c i o , de d i s -
poner alojamiento para quince ó veinte mil individuos con q u e
puede aumentarse la p o b l a c i ó n , y en buscar alimento para, tan
d i l a t a d a familia.; de. consiguiente no están Ociosas como creye-
ron algunos a u t o r e s , asegurando q u e al tiempo del desove se
entregaban ai pasatiempo y al. reposo..
Quando la reyna quiere depositar un huevo, en q u a l q u i e r
celda, mete en ella primeramente la cabeza como, para averi-
g u a r si tiene disposición para recibirle , y teniéndola , v u e l v e á
meter la p a r t e posterior de su cuerpo hasta el centro y le coloca
a l l í , dexándole p e g a d o en el á n g u l o de la base, del panal, ó en
q u a l q u i e r a de los. costados del rombo. Esta o p e r a c i ó n , ' q u é es-dé
u n solo instante, la continúa, del mismo modo, en otras celdas.
E l largo de c a d a huevo es cinco ó seis veces mayor que su
d i á m e t r o : sus extremos son r e d o n d o s , y por el mas d e l g a d o sue-
le estar pegado, á, la celda. Su figura es algo c u r v a - , el color de
un blanco azulado ,, y por cascaron tiene una película sumamen-
te fina y flexible; la q u a l á la simple vista aparece, muy l i s a , p e -
ro observada con microscopio se vé que es a r r u g a d a , y tan
transparente , que parece está llena de una a g u a muy lim-
pia. Por las observaciones termométricas de R e a u m u r se c o n -
firma , que ni la figura del cuerpo de las abejas les permite el
exercicio de la incubación, ni necesitan sus huevos otro calor para
empollarse que el de la misma c o l m e n a , el q u a l suele ser mayor
q u e el que comunica á sus huevos una g a l l i n a ; de donde resulta
que q u a n d o la estación es calurosa, nacen los gusanos en menos,
tiempo q u e q u a n d o es templada.
Los naturalistas antiguos consideraron á los zánganos como,
inútiles en la república de las a b e j a s , y en fuerza de las d e c l a -
maciones dictadas contra ellos, todo el mundo formó la idea mas
desventajosa de este i n s e c t o , mirándole como el geroglífico de
la ociosidad , indolencia y glotonería ; por este equivocado con-
cepto algunos colmeneros. dieron en perseguirlos de m u e r t e , y
no se detuvieron en observarlos como lo hicieron modernamente
Swammerdan y Reaumur.
Los zánganos pues se distinguen del resto de las abejas por
los siguientes caracteres. Su cuerpo es mas grueso y menos l a r -
ir H 2
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g o q u e el de la r e y n a , y muclio mayor q u e el de ks obre-
ras ; los ojos son mayores que los de estas : las alas les a c o m -
p a ñ a n en iodo su l a r g o : los dientes son obtusos y tan cortos q u e
p a r e c e están cubiertos con los pelos q u e los rodean : la trompa
por su pequenez es inútil para extraer la miel del fondo de
l a s flores : en las p i e r n a s , en q u e las obreras tienen las p a l e -
tas triangulares , apenas se nota en los zánganos otra cosa q u e
u n cepillo ó brocha que no p u e d e hacer el oficio de aquellas.
También carecen de aguijón con que defenderse y ofender á
sus enemigos.
A l g u n o s autores fueron de opinión que los zánganos eran
del sexo masculino , otros del femenino , y hubo quien los p r i -
vó de ambos. S w a m m e r d a n halló en el cuerpo de los zánga-
nos todos ios órganos de la g e n e r a c i ó n , que caracterizan el se-
xo masculino, y notó que tenían los testículos situados en l a
p a n e mas e l e v a d a d e l vientre y región de los lomos.
Son varios los oficios que se han atribuido á ios zánga-
n o s , queriendo unos q u e se empleen en traer agua á la col-
mena j otros que e n purificarla de las inmundicias que en ella
se forman ; otros q u e en empollar los huevos & c . ; pero las
observaciones de R e a u m u r h a n manifestado claramente q u e son
precisos para fecundar á la r e y n a , y están destinados únicamen-
te para la propagación d e l a especie. Sábese por las mismas
observaciones de este naturalista, que c a d a cópula cuesta la
v i d a á un i n d i v i d u o masculino , y así en cada v e z que l a rey-
na logra disfrutar las caricias de un z á n g a n o a c a b a con el i n -
feliz condescendiente •: así nada tiene de extraño que estos se
resistan y tarden mucho tiempo en rendirse á la sensualidad-
de la hembra q u e los h a l a g a ¿ como tampoco el que á vista de
«ste resultado h a y a el crecido número de dos mil zánganos en
tocia colmena b i e n poblada-. Los zánganos en fin, después de h a -
beí* estado prontos y servido en la colmena , mueren todos á
manos de las abejas trabajadoras que los matan y expelen fuera
p a r a no mantenerlos durante el invierno.
.Distíuguense las abejas obreras por tener el cuerpo m u c h o
menor q u e el de la reyna y z á n g a n o s ; y consta de tres partes
p r i n c i p a l e s , q^-e son cabeza-, pecho y vientre. L a parte s u p e -
rior de la primera es l l a n a , y l a inferior a g u d a : en lo mas alto
de ella tiene tres ojos lisos y puestos en t r i á n g u l o , con los q u e
percibe los objetos que están -en línea perpendicular y que se es-
conden-á ios ojos laterales. Estos que son dos, tienen una figura
c o n v e x a y o v a l , se componen de varias facetas, y están situados
en lo6 dos lados de Ja c a b e z a en forma de media luna. L a s puntas
lucientes de q u e ¡constan las f a c e t a s , son bellísimas miradas al
microscopio.; y s e g ú n las curiosas observaciones de L e c w e n h o e c l c ,
c a d a una es u n verdadero ojo : estos pasan de ,mil, y .todos p e r -
manecen fixos ; pero su g r a n número hace q u e v e a n los .objetos
con t a n t a facilidad como les movibles. Por medio d e las d o s ó r -
bitas ovales salen las a n t e i a s ó c u e r n o s , q u e c a d a u n o ;Consta
de doce articulaciones. L a parre inferior d e l a ¡cabeza .termina
con dos dientes , uno á l a derecha y otro á l a i z q u i e r d a , que
estando en inacción permanecen unidos en forma de pinzas : e s -
tos .salen por encima de un labio crustáceo g u a r n e c i d o de pelos,,
que termina en la p a r t e . d e l a n t e r a <d.e l a c a b e z a .
L a boca se halla situada por b a x o de l o s d i e n t e s , y ¡oculta:
por la parte superior de la trompa q u a n d o está doblada. E n esta
boca se halla u n a l e n g u a c a r n u d a muy f l e x i b l e , de la que s e
sirve l a abeja para facilitar el paso de los alimentos al e s t ó m a -
go, y vomitar la miel y cera q u a n d o l o n e c e s i t a : i g u a l m e n t e
se vale de e l l a , como de una l l a n a , para l a construcción de los
p a n a l e s , y alisar las paredes de las celdas.
L a trompa , q u e es una especie d e l e n g u a de q u e se sirve l a
abeja para extraer la miel del fondo de las ñores y dirigirla á
la b o c a , según l o hacen los perros q u a n d o b e b e n , está guarne-
cida d e quatro estuches escamosos, dos cortos y los otros dos m a s
l a r g o s ; de m o d o , q u e q u a n d o no tienen e x e r c i c i o , se mantiene
enteramente r e s g u a r d a d a por estos y d o b l a d a por el medio.: .es-
tá p e g a d a cerca del c u e l l o , y sube en línea recta hasta.ios d i e n -
tes. Quaudo-se extiende p a r e c e un hilo a p r e n s a d o , y si se .ob-
serva b i e n , se v é que la superficie de l a p a r t e anterior .está ,ou-.
bier.ta d e pelos a m a r i l l o s , q u e .son .mas largos acia los bordes
que en el medio: mirada así con el microscopio, se asemeja á u n a
'Cola de zorro a p l a s t a d a ; en su extremo hay una pequeña m a -
mila ó pezón cilindrico g u a r n e c i d o de pelos en toda su c i r c u n -
f e r e n c i a , que están .en forma de rayos : los estuches de la .cir-
cunferencia no solo sirven para r e s g u a r d a r l a , sino que también
forman y cubren el conducto p o r d o n d e el. licor .que atrae sube,
á la boca.
E l pecho es de u n a substancia e s c a m o s a , y está cubierto d e
pelos uniformes: las quatro a l a s , que se c o m p o n e n t e una g a s a
m e m b r a n o s a , están unidas á la parte anterior, del p e c h o , y a l -
gún tanto inclinadas acia los lados ¡ p o r baxo de estas están s i -
tuados los quatro estigmas principales, q u e v i e n e n á ser las aber-
turas de las .traqueas por donde r e s p i r a n : estas introducen el
a y r e en el p e c h o ; y así el zumbido que hace la abeja quando
v u e l a , proviene del precipitado batir de sus alas., y del aire q u e
entra por dichos e s t i g m a s : por baxo del pecho estáu pegadas
seis piernas d e una escama obscura y luciente , tres á c a d a ladoj,
;
24»
y ' l a s dos últimas son mucho mayores que las r e s t a n t e s : constan
de cinco partes ó piezas p r i n c i p a l e s : la tercera de ellas forma
u n a pequeña, c a b i d a d triangular que comunmente llamamos p a -
l e r a : sus perfiles están provistos de pelos muy u n i d o s , de. modo
que forman una'especie de. canastillo,, dónde, amontona la ; abeja , 1 1

l a materia-'qüe junta, para, hacer su. cera.. En. la quarta pieza: de.
las piernas del segundo y tercer par. están, los, c e p i l l o s : esta es
a p i a n a d a y tiene:la parte interior cubierta.de. p e l o s , dispuestos
uniformemente al modo, de los cepillos con que limpiamos nues-
tros vestidos. L a quarta pieza del primer par es: redonda , con
algunos pelos. D é . estos-se sirve la. abeja- para limpiar las i n m u n -
dicias que t i e n e s o b r e el; c u e r p o , y juntar; él.'polvo, fecundante,
de las ñores con que. suele, venir cubierta muchas veces.
EL vientre- de la a b e j a , que está, unido al pecho por una cin-
t u r a muy c o r t a , consta de seis anillos, y c a d a uno de dos piezas
escamosas que se cubren, mutuamente. L a . forma de estos anillos
le dá toda, la a g i l i d a d que n e c e s i t a , y defiende las partes c a r -
nosas de la-picadura, del aguijón q u a n d o riñen, entre sí.. C o n el
auxilio, del-microscopio se vén infinitos pelos sobre su. c u e r p o , y
1

hasta en las mismas facetas y membranas de las alas se notan


muchísimos,: donde jamás nadie lo sospechará. E n el cuerpo de
la abeja se encierran, dos estómagos,, uno para, recibir la cera y
otro la miel:.el que' contiene esta, sé:halla situado al extremo deí
pecho- donde: acaba el e s ó f a g o , y solo se inflama, q u a n d o está
lleno de este licor. Estando vacío se equivoca con a q u e l , y en este
caso parécé un^ hilo blanco, muy fino. Swanvmerdan'• y R e a u m u r
J

le reconocieron como el verdadero laboratorio donde sé prepara


la miel. -'• '"-'
E l estómago segundo se aparta del primero por una g a r g a n -
tilla m u y c o r t a : este está -separado de los intestinos, y en él es
e n donde se perfecciona la cera por-medio de la digestión. A m -
:

b o s estómagos • son capaces- de Contracción, así como los de los


a n i m a l e s q u e rumian ; y por medio de este movimiento e n v i a la
:

abeja á la boca l a materia de que están llenos , q u a n d o Ir*


necesita. • <•' --
E l aguijón está situado en el vientre y baxo de los últimos'
anillos: la acción d e los; músculos^' á que está sujeto, le dá un mo- . !

vimiento sucesivo d e adentró afuera y al revés. E l mecanismo»


de esta terrible arma es- admirable : vienen, á ser dos hojas c o l o -
cadas en un estuche que consta de dos piezas escamosas, y u n i -
das por medio de otra que entra en una ranura conforme se v a
alargando el aguijón. Estas piezas se separan á derecha é i z -
quierda quando aquel sale enteramente para hacer daño. E n -
tonces se vé que los lados exteriores de las dos hojas de que se-
247
c o m p o n e , se asemejan á u n a flecha por estar g u a r n e c i d a s hasta
cierto lugar de diez d i e n t e s , c u y a punta mira á la base del
a g u i j ó n : estos le sirven de punto de apoyo para penetrar en las
c a r n e s , y se a y u d a n mutuamente las dos hojas d i c h a s , e n t r a n -
do primero :una y después otra. ,Una v e z i n t r o d u c i d o , y a no es
a r b i t r a d a abeja para retirarle q u a n d o . q ü i e r a , porque ios d i e n -
tes son. otros tantos obstáculos que se lo impiden:, y . a s í vemos
q u e tarda algunos minutos en s a c a r l e , . s i n . e m b a r g o , d é l a s .vivas
diligencias que hace.
Por lo común la p i c a d u r a es mortal para la abeja , pues no
teniendo paciencia el herido para sufrir el punzante dolor que
le c a u s a , acude.á sacudirla.; y en este caso ia infeliz dexa en
la herida.el a g u i j ó n , y p e g a d o á él el 'intestino recto con todas
sus adherencias , muchas partes.ligamentosas y la v e g i g a cde la
hiél.
E l dolor que se experimenta en la p i c a d u r a , es efecto del v e -
neno que exprime la abeja de la v e g i g a q u e le c o n t i e n e , al
tiempo de c l a v a r el aguijón. Q u a n d o .se la obliga á picar por
tres ó quatro veces*:seguidas e n . u n pergamino ó g a m u z a , aun-
que después se aplique a l a c a r n e , no hace m a s . d a ñ o q u e el q u e
causa l a . p i c a d u r a . d e un alfiler, muy s u t i l , sin q u e . s e siga in-
flamación a l g u n a , porque y a se vertió contra la g a m u z a . t o d o el
veneno que existía, en la v e x i g a . S w a m m e r d a n y R e a u m u r d e s -
pués de repetir.muchas veces;las.disecciones:anatómicas , jamás
pudieron p e r c i b i r - e n Jas -abejas, obreras órgano, generante que
conviniese con el de los. machos.ó.el de las h e m b r a s , y por este
motivo las llamaron neutras. L a s abejas, obreras toda su v i d a la
emplean en hacer floreciente la r e p ú b l i c a , procurando quanto
se necesita para el bien.común del. estado., A e s t o s e . d i r i g e n ú n i -
camente sus continuos desvelos y laboriosos afanes. L a reyna y
los zánganos son los grandes de su c o r t e , y pasan la v i d a en de-
licias y holgazanería , siendo así que las obreras apenas lqgran
algunos momentos de reposo.fEstas limpian la. colmena de las in-
mundicias que en ella se. forman, y sacan las q u e q u e d a r o n en
las.celdas donde n a c i e r o n . s u s compañeras ,.arrojando fuera Jos
cadáveres de sus conciudadanos para evitar toda infección: v a n
á buscar, muy lejos los materiales que necesitan para edificar su#
celdas, y l o s preparan para hacer un g r a n número de ellas en
quese educan los nuevos vasallos con que la reyna aumenta
su i m p e r i o , y sirven después para depositar en ellas las p r o v i -
siones que juntan para alimentarse en el invierno. T a m b i é n sa-
len por los campos á buscar el manjar con que nutren los g u s a -
• n o s , pues son las nodrizas que c u i d a n de la infancia de estos
:todo el tiempo en que v i v e n imposibilitados de subsistir por
2^3
sí. V e í a n día y noche en la s e g u r i d a d p ú b l i c a , haciendo una
e x a c t a g u a r d i a á las puertas de la c o l m e n a , para prevenir los
a t a q u e s de sus enemigos, y alejarlos del domicilio q u a n d o i n t e n -
tan a l g ú n asalto. Si el estado se ve amenazado de una g u e r r a ,
en este caso- todas se alarman y se presentan con intrépido v a -
lor para sostener el a t a q u e , y combatir á los contrarios que t i e -
nen atrevimiento para i n v a d i r su imperio. M i e n t r a s sucede esto,
la reyna permanece tranquila en medio de un gran número de
vasallos que están destinados á su g u a r d i a y defensa , y ponen
sumo c u i d a d o en que no se e x p o n g a al mas mínimo insulto del
e n e m i g o , pues sabe muy bien q u e s i . e l gefe perece por q u a l -
quiera acontecimiento todo el estado se arruina , y hasta las
m a s vigorosas obreras mueren de tristeza abandonando la h a b i -
tación con quanto en. ella hay ; por eso son. tan zelosas y c u i d a n
también de su amada reyna.
Por el color de las abejas se p u e d e congeturar la e d a d q u e
t i e n e n : q u a n d o a c a b a n de salir de las celdas en q u e se criaron,
se notan ios anillos morenos, y los pelos algo blancos. A l paso
q u e envejecen , los anillos y pelos se v u e l v e n rojos, y casi pare-
cen ser de un color vermejo por todo el cuerpo.
V a r i o s autores antiguos aseguran que las abejas v i v e n siete
años ; otros alargan su vida hasta diez. M a s , si al modo de los
d e m á s insectos a c a b a n su carrera l u e g o q u e llenaron las fun-
ciones á que las destinó la n a t u r a l e z a , no puede su duración p a -
sar de un a ñ o , en atención á que este término es el suficiente
p a r a criar su posteridad. E s v e r d a d que-esto no es mas q u e u n a
mera congetura q u e no nos saca de dudas ; sin embargo las ex-
periencias hechas por R e a u m u r parecen probar la aserción. E s t e
t u v o la paciencia de señalar quinientas abejas con un color se-
cante en el mes de a b r i l , y en los siguientes las reconoció mu-
chas veces viéndolas andar sobre las flores, y entrar en la col-
m e n a ; pero en noviembre no halló ni una tan sola v i v a . E s c i e r -
to que la reyna v i v e mas t i e m p o , porque es capaz de resistir los
frios que quitan la v i d a á las obreras ; y probablemente duda-
rían también mas los zánganos si estas no los asesinaran todos
los años.
H9

SEGUNDO.

Del gusano de las abejas y sus metamorfosis.

El gusano de la abeja al tiempo que sale del h u e v o , es


extremamente pequeño. C a r e c e de pies , y así se vé precisado á
permanecer enroscado en el fondo de su celda , observando u n a
postura vertical ; pero la del gusano, de que ha de salir una r e y -
na es horizontal. Su nutrimento es una especie de papilla es-
pesa , algo pálida y c u y a c a l i d a d varía según la edad. A l p r i n -
cipio es insípida y blanca : siendo algo m a y o r , tiene un gusto á
miel ; y al tiempo de la metamorfosi se parece á una j a l e a muy
a z u c a r a d a y bailante, transparente. E l g u s a n o está echado sobre
esta papilla que llena todo el fondo de la celda , y de esie m o -
do puede nutrirse sin moverse : las obreras que los cuidan con
la mas tierna afición , se emplean continuamente en procurarles
todo el alimento necesario; y así se observa que á cada momen-
to visitan y reconocen las celdas para ver si están s u r t i d a s : por
lo que respecta á los gusanos que han de producir r e y n a , s o n tan
prolijas en el c u i d a d o de su a l i m e n t o , como en la especiosa cons-
trucción de sus celdas.
Siendo mucho el calor , bastan seis, días para que el g u s a n o
tome todo su acrecentamiento y entre en su primera metamorfo-
sis. Como las abejas conocen q u a n d o debe suceder esta m u d a n -
za , d e x a n de darle un sustento que le seria inútil, porque en e l
estado de crisálida no toma alimento a l g u n o . Entonces le encier-
ran en su c e l d a , poniendo una cubierta de cera sobre la abertu-
ra. E n esta cárcel es en donde empieza á poner en práctica los
talentos con que le dotó naturaleza. H a b i e n d o comido toda la
provisión, se desarrolla en su celda é hila una seda m u y fina
con que cubre el interior de la cárcel. D e s p u é s que el g u s a n o
concluyó su t a r e a , aun permanece e x t e n d i d o por un dia ó dos,
y al cabo de este t i e m p o , hendiéndose su piel por la espalda,
sale la ninfa.
E s t a pues , al d e x a r los despojos de g u s a n o , aparece muy
b l a n c a , estando aun b a x o de la cubierta de cera que es muy
d e l i c a d a , y por lo mismo transparente. E n doce días adquieren
todas las partes de su cuerpo la consistencia que necesitan : al
cabo de este tiempo rasga la c u b i e r t a que e n v u e l v e sus alas y t o -
dos sus miembros. E l primer uso q u e hace de sus dientes es roer
TOMO II. II
2$o
la puerta q u e le aprisiona en la c e l d a , a g u g e r e á n d o l a por el m e -
dio poco á poco , hasta hacer una abertura suficiente p a r a salir
por ella: si la ninfa es fuerte en tres horas concluye toda la ope-
ración j mas si es muy débil suele perecer d e n t r o , por no poder
romper la cubierta. L a s abejas lejos de a y u d a r l a en este momen-
to la abandonan enteramente.
L u e g o que la ninfa concluyó su abertura , mete por ella la
c a b e z a , y en s e g u i d a las- dos piernas delanteras con que se apo-
y a para echar fuera el resto del c u e r p o : puesta y a sobre el p a -
n a l , se acercan á ella sus n o d r i z a s : unas la presentan su trom-
pa para ofrecerle la m i e l , y otras v a n corriendo á limpiar l a
c e l d a y disponerla para n u e v a generación;
L o s zánganos y las reynas pasan por las mismas metamorfo-
sis que las o b r e r a s , con solo la diferencia de que la hembra sale
volando desde la c e l d a , porque como es mas espaciosa que las
otras pudo desplegar sus alas en la prisión. E m p e z a n d o á n a -
cer la c r i a , se v a aumentando por horas la población y tan con-
siderablemente q u e , no siendo c a p a z la colmena para tan d i l a t a -
d a familia , salen de ella á fundar n u e v a s colonias millares de
abejas, á quienes no acomoda habitación tan estrecha como lo es
entonces la que ocupan.
E l cariño que tienen las abejas á su reyna no las d e x a a p a r -
tarse de su vista ; por lo común se la v e caminar siempre en-
medio de t o d a s , las quales siguen constantemente sus huellas:
q u a n d o se entregan al descanso , l a colocan en medio del pelo-
tón q u e forman por no perderla de vista. Si esta única hembra .
se muere sin dexar quien la suceda en sus fecundas f u n c i o n e s , se
v e que las obreras abandonan su domicilio aunque esté lleno
de provisiones , y se derraman por todas partes v a g a b u n d a s y
sin xefe , por lo que ó mueren de p e s a d u m b r e , ó caen en m a -
nos de sus mas crueles enemigos q u e las devoran. Q u a n d o la
r e y n a por a l g ú n superior motivo abandona l a colmena la siguen
t o d a s , y aunque el l u g a r q u e ella elija para su establecimiento
sea' incómodo , toda la tropa le adopta sin r e p u g n a n c i a a l g u n a .
N o hay exetnplar que las obreras se fixen en una c o l m e n a , si la
reyna no está dentro ; y aunque las encierren donde h a y a sobra-
das provisiones , se dexarán morir sin probarlas i si se las p r i v a
de la compañía de esta amable madre 3 pero en el momento en
que se íes v u e l v a á r e s t i t u i r , emprenden con ardor sus trabajos
y redoblan Ja a c t i v i d a d para resarcir en quanto sea posible el
tiempo que malograron. A u n q u e se muera la r e y n a , con tal que
les h a y a . d e x a d o un huevo ó un único g u s a n o , del que p u e d a n
prometerse otra n u e v a , nada pierden de su a c t i v i d a d , pues se
consuelan con la pronta esperanza de ver l u e g o á su frente un
nuevo xefe q u e las aliente y dirija. T o d o este amor y todo este
afán en s e g u i r l a y defenderla , tiene por objeto una numerosa
prole : en faltando la fecundidad en la reyna , no solo d e x a de
ser un objeto amado para las d e m á s , s i n o que se deshacen de ella
para remplazaría con otra j o v e n fecunda q u e llene todos sus d e -
seos. L a s obreras nunca se matan ni se persiguen entre sí.

TERCERO.

De la miel y la cera.

Todos los a u t o r e s , cuyas observaciones sirven para esten-


der ios conocimientos de la historia n a t u r a l , están acordes en
que la cera en su origen es aquel polvo q u e se halla en las a n -
teras de los estambres de las flores, y que en su estado de
perfección sirve para fecundar el germen de las plantas. Las
experiencias repetidas de Mr. Bernardo de Jussieu demues-
tran que el polvo de los estambres de todo género de flores,
contiene en sí los principios de la cera perfecta. Este sabio notó
que los granitos de que se compone el polvo puesto en el a g u a
se inflamaban hasta términos de abrirse por sí mismos , y que en
este momento salia de ellos un chorrillo de licor u n t u o s o , q u e
nadaba sobre el l í q u i d o sin mezclarse jamás con él. Por consi-
guiente infirió, que este p o l v o , de q u a l q u i e r a flor que fuese, con-
tenia en sí la materia p r i m i t i v a de la c e r a , a u n q u e sus p r i n c i -
pios no se hallasen aun combinados al modo q u e los vemos en
la cera perfecta ; pues á e s t a r l o , no necesitaríamos del socorro
de las abejas p a r a tenerla en el estado q u e la usamos.
N o hay hora del día en q u e las abejas no t r a i g a n de los c a m -
pos mas ó menos materiales p a r a la c e r a ; pero la mañana está
observado q u e es el tiempo mas f a v o r a b l e para hacer esta cose-
c h a , porque manteniéndose aún el polvo húmedo con el rocío, ó
por el licor q u e transpiran los estambres , h a c e n mas fácilmente
el acopio , y disponen los granillos para llevarlos con mas como-
d i d a d que q u a n d o están resecos con el calor del sol : la hume-
d a d que los penetra a y u d a para la u n i ó n de la masa en que los
juntan , y así se v é que por las m a ñ a n a s vienen mucho mas c a r -
gadas , y hacen los v i a g e s en menos tiempo que acia el me-
diodía. '•;
L a cera bruta ( a s í llaman á la que aún no está digerida)
adquiere su perfección en el cuerpo de la a b e j a , de donde sale
II 2
252
d ú c t i l é inflamable. E l segundo estómago es el laboratorio desti-
n a d o por la naturaleza para la alteración , digestión y cocción
del polvo fecundante de las flores. A l l í es donde se analizan,
combinan y reúnen los principios de la v e r d a d e r a cera. E s p r e -
ciso pues que la abeja coma y digiera este p o l v o , para construir
unos edificios tan delicados.
Q u a n d o la cera sale de la boca de la abeja es muy blanca,
y solo el tiempo la v u e l v e amarilla : también se altera su bri-
l l o , quando la miel que contienen las celdas es obscura ó de otro
color , y aun mas por la detención que hacen en ella los g u s a -
nos , y por los vapores de la colmena q u e siempre son consi-
derables.
Virgilio, A r i s t ó t e l e s , Plinio y con ellos todos los n a t u r a l i s -
tas a n t i g u o s , creyeron que la miel era una emanación de los as-
t r o s , ó unas exhalaciones de la atmósfera de que se desprende
el ayre. Si esto fuera cierto pocos v i a g e s tendrían q u e hacer las
abejas para juntar sus provisiones ; pero sería preciso que fue-
ran infinitamente mas diligentes de lo que notamos para hacer
su a c o p i o , porque de lo contrario al salir el sol se disiparía este
rocío y se q u e d a r í a n sin alimento.
Los que t e n g a n abejas pueden observar que no acostumbran
emprender sus v i a g e s hasta haber salido el sol porque entonces y a
no hay rocío; y si a l g u n a v e z se ven sobre las flores antes que este
se disipe , mas es por beber que para recoger la miel que debe"
estar demasiado húmeda. Esta no es otra cosa que u n a porción
de savia depuradísima q u e el v e g e t a l deposita en el fondo de las
corolas, ó en lo que Linneo llamó nectarios, por medio de ó r g a -
nos á ello preparados 3 de cuyo lugar la extraen las abejas que
conocen bien que ó es v e r d a d e r a miel ó materiales para nacerla.
Y como todos los v e g e t a l e s contienen los principios de la miel
mas ó menos abundantes , se sigue que en todas partes se p u e -
den nutrir las abejas y hacer su cosecha, con proporción á la
a b u n d a n c i a ' d e flores' que les ofrecen los países en q u e habitan.
L o s p r a d o s , los campos sembrados de r u b i o n , maíz & c , los bos-
ques en que hay muchos árboles frutales , las laderas y m o n t a -
ñas tapizadas de e s p l i e g o , tomillo, salvia , serpol, romero y otras
plantas aromáticas son un perenne manantial de riquezas p a r a
las abejas : en estos parages juntan lo bastante para llenar c o m -
pletamente sus almacenes de una excélente miel c u y a cosecha
dura tanto como l á e s t a c i ó n d é ' l a s flores , y aun q u a n d o esta se
;

acabe , tienen un g r a n recurso en las frutas sazonadas que les


suceden.
L u e g o que la abeja llenó su e s t ó m a g o , se encamina al l u g a r
donde tiene ios almacenes : así que entra en la colmena d e s e a n -
s?3
sa sobre los ¡bordes de u n a c e l d a que sirve de-depósito , y mer
tiendo en ella su c a b e z a hasta llegar al fondo, vomita allí la pro-
visión que j u n t ó , según lo observaron R e a u m u r y M o r a l d i .
P a r a depositar la miel empiezan por las celdas mas a l t a s , y
conforme estas se llenan v a n b a x a n d o : no siempre la colocan en
los p a l í a l e s , pues quando les salen al encuentro las compañeras
q u e están ocupadas en las labores domésticas , al acercarse estas^
la que entra extiende acia ellas su trompa , y les da de buena
g a n a quanto quieren tomar.
Q u a n d o las celdas están llenas de m i e l , las abejas v a n for-
mando un cordón de cera por toda su circunferencia hasta que
las tapan enteramente. U n a v e z selladas no se toca en ellas: este
es un depósito á q u e recurren q u a n d o y a no hallan sustento por
los campos ; sin embargo hay algunas celdas que siempre están
abiertas para el gasto diario.
A u n q u e toda la miel generalmente d i m a n a de unos mismos
principios, y es muy. uniforme el procedimiento q u e observan las
obreras en p r e p a r a r l a ; sin embargo se halla a l g u n a c u y a s q u a -
lidades se diferencian esencialmente , tanto en el gusto como en
el color. S u c e d e en esto como en todas las producciones de la na-
turaleza. L a v a r i e d a d de climas , la buena ó mala c a l i d a d y s i -
tuación del t e r r e n o , y el modo con que se c u l t i v a n las plantas,
le da ciertas q u a l i d a d e s que varían infinito , y la n a t u r a l e z a de
la miel sufre todas estas a l t e r a c i o n e s : la que se recoge en m o n -
tañas y laderas , donde abundan las plantas aromáticas de todo
género , tiene un gusto balsámico , de que carece por lo r e g u l a r
la que se forma en los llanos mas fértiles. Estos producen la miel
con mas abundancia , pero la superior c a l i d a d de la de a q u e l l a s
compensa bastantemente el exceso : por c u y a razón la podemos
g r a d u a r de superior ó de primera suerte. L a de segunda se co-
g e en los prados y heredades sembradas de rubion, de maiz & c . ;
y la que producen los lugares próximos á bosques húmedos y si-
tios pantanosos es la mas inferior.
Por punto general la miel solo tiene dos colores , que son
blanco y amarillo mas ó menos subido ; y a u n q u e por lo r e g u -
lar solo se diferencia una de otra en el mejor g u s t o , sin embar-
go la suele haber de tal c a l i d a d que a u n q u e a g r a d a b l e al p a l a -
d a r , es funesto su uso. :
L a que se coge en el partido de M o y a , obispado de C u e n c a ,
y otras partes de la A l c a r r i a y de V a l e n c i a es sin comparación*
mejor que la de N a r b o n a q u e ponderan tanto los F r a n c e s e s ; de-
biéndose la buena calidad de las nuestras á la a b u n d a n c i a de
romero que hay en aquellos parages , y c u y a flor es mas t e m p r a -
na q u e ninguna otra ; y así los colmeneros tienen c u i d a d o dé
»54
separar la miel q u e sacan q u a n d o castran sus colmenas en la
primavera, porque además de q u e las que se les q u i t a en esta
estación es la mejor de todo el año 5 tiene j sobre la excesiva
b l a n c u r a , un olor y gusto aromático sin i g u a l .
L a que se recoge en A s t u r i a s y otras p a r t e s , es de color a m a -
rillo mas ó menos c l a r o , pero de un gusto a l m i v a r a d o , espe-
cialmente aquella q u e no se dexa envejecer dentro de la colme-
na. Si estas provincias entendieran bien sus intereses y a p r e n -
dieran á manejar sus colmenas y castrarlas en tiempo oportuno,
como lo hacen las del mediodía , sin d u d a mejorarían la c a l i d a d
de la miel y de la cera que r e c o g e n , aumentando ai mismo t i e m -
po el n ú m e r o de sus colmenares.

QUARTO.

Del colmenar y de las colmenas.

- - É l sitio donde se colocan las colmenas se llama colmenar en


todas p a r t e s ; y como no todos los lugares son i g u a l m e n t e a p r o -
pósito para que trabajen bien las abejas, de aquí es que su
prosperidad pende mucho de la exposición en q u e se hallan las
colmenas, Q u a n d o se trata de formar un colmenar debe evitar-
se la exposición al norte , y si hubiere proporción de elegir se
preferirá la del m e d i o d í a , especialmente en los países frios y h ú -
m e d o s , porque disfrutan por mas tiempo las colmenas del calor
del sol. A las que están al levante ó poniente siempre las bate por
a l g ú n lado el aire del norte q u e retarda la salida de la cria,
y aun hay años en que las mata por la suma frialdad con q u e
sopla. Q u a n d o el colmenar está ai m e d i o d í a , son mas tempranos
los enxambres ; lo q u a l es para ellos una g r a n ventaja , por t e -
ner tiempo suficiente para acopiar provisiones, y criar la fami-
lia q u e produce la n u e v a reyna.
E l único inconveniente que ofrece esta exposición, es un c a -
lor demasiado fuerte en las provincias meridionales ; pues h a y
ocasiones en q u e suele derretirse la cera y destilarse la miel.
M a s este accidente no debe temerse si el colmenar está cubier-,
t o , pues la sombra de su techo defiende las colmenas por todos
lados dedos ardores del s o l : en los q u e no lo están conviene c u -
brirlas con ramas v e r d e s , para q u e su sombra les comunique
a l g u n a frescura. •
. T a l v e z en toda E s p a ñ a no se hallarán veinte colmenares t e -
chados. E n las C a s t i l l a s , V a l e n c i a & c . se m a n t i e n e n todo el año
55 2

al descubierto las c o l m e n a s , sin embargo de los grandes frios


q u e suele haber en el invierno. Este p u e d e ser uno de los m o t i -
vos mas poderosos para perderse muchas en esta rigorosa esta-
ción , especialmente q u a n d o hay costumbre de castrarlas en -el
o t o ñ o ; porque no hallando y a las abejas los materiales con-que
reedificar los panales que se les q u i t a r o n s e introduce el friq
en el vacío que q u e d a , y a c a b a con todas sin remedio.
U n colmenar cerrado y cubierto es ventajoso para las abejas,
y para el d u e ñ o , porque tiene seguras las colmenas de ladrones,,
zorros y otros animales q u e las trastornan para devorar la miel.
L a fábrica se debe e x e c u t a r con m u c h a economía, si el c o l m e -
nero no está en estado de hacer demasiados gastos. E n aquellas
provincias en donde hay a b u n d a n c i a de madera se p u e d e usar de
ella para levantar el texado. L o s costados se cierran i g u a l m e n t e
con paredes de t i e r r a , de fábrica & c . , y se d e x a n las v e n t a n a s
y puertas convenientes para la e n t r a d a , y para q u e se r e n u e v e
el a i r e ; á cuyo efecto se dexarán un par de ellas en la fachada
del norte para abrirlas en tiempos de grandes c a l o r e s : de este
modo estarán mas frescas y cómodas las abejas.
P a r a colocar las colmenas se forman en tierra unos postes
en todo lo largo del colmenar, y apartados de la pared del nor-
te como unos dos pies : esta distancia es suficiente para q u e el
colmenero p u e d a visitar por detrás las colmenas en todo tiempo,
y a v e r i g u a r si entran en ellas ratones ú otros insectos q u e da-
ñan las abejas y les roban las provisiones. Sobre estos postes se
asientan las tablas q u e sean necesarias para Henar de parte á
parte el l a r g o del colmenar.. E n c i m a de e s t a s , y á la distancia
de una v a r a , se ponen otras para asentar sobre ellas un n u e v o
orden de colmenas ; y si la altura del colmenar lo p e r m i t e , se
puede añadir tercero y quarto orden : q u a n d o el colmenar se
compone de tres ó qttatro g r a d a s , debe descansar la primera
sobre poyos de piedra que levanten un pie á lo menos del s u e -
lo. Esto supuesto, un colmenar de quatro g r a d a s debe tener unos
quince pies de elevación acia el norte : también se tendrá pre-
sente que la altura de cada g r a d a se ha de regular por la de
las c o l m e n a s , atendiendo á que estas han de entrar y salir con
holgura y sin opresión a l g u n a ; para lo que debe haber medio
pie de distancia de una á otra , y otro tanto desde la cubierta
hasta la g r a d a que está por encima , para poder manejarlas y
b a x a r l a s fácilmente siempre que sea necesario.
Sería ocioso aconsejar á un hombre curioso y observador el
que construyera su colmenar en la inmediación de la casa q u e
h a b i t a , para indagar mejor y con mas frecuencia quanto pasa
en el pueblo activo é industrioso de q u e cuida.
2$6
T o c a n t e á las abejas, el sitio mas propio para ellas es aquel
en q u e puedan hacer abundantes acopios de miel y cera. Una
d e las cosas q u e mas' les a g r a d a es el ver continuamente al r e -
dedor de su habitación un césped que se conserve v e r d e por ca-
sijtodo el a ñ o ; pero no debe dexarse crecer mucho la yerba,
porque,les costaría, trabajo salir de entre ella, especialmente
q u a n d o está mojada. E l terreno sin césped dá mucho polvo en
e l estío, que al menor viento se les p e g a á las piernas quando
l a s traen húmedas del r o c í o , y no las d e x a volar con libertad;
y . e n el invierno es demasiado frió y muy húmedo.
U n a de las cosas mas necesarias es procurar que h a y a a g u a
cerca del colmenar, y así se l e v a n t a r á este á corta distancia de
a l g ú n arroyo ó f u e n t e , donde se deberán poner varias ramas es-
tendidas ó guijarros, q u e sobresalgan á la corriente p a r a que
descansen sobre ellos las abejas q u a n d o v a y a n á b e b e r , y gus-
ten detenerse para tomar el fresco en el estío: no habiendo esta
proporción se debe suplir poniendo a g u a en vasijas de m a d e r a
ó de barro dentro del colmenar, y al mismo tiempo unos peda-
zos de corcho que naden por e n c i m a , para que no se ahoguen
l a s abejas teniendo donde posarse. N o hay que dar c u i d a d o a u n -
q u e el a g u a no se renueve muy a m e n u d o , con tal q u e no les
f a l t e : las abejas no son tan delicadas como las creyeron los q u e
h a s t a a q u í han escrito sobre e l l a s : sábese por punto general to-
d o lo contrario ; pues está perfectamente observado que prefie-
ren-las a g u a s cenagosas y hediondas á las limpias y b u e n a s ; tal
v e z será por el salitre que halla en e l l a s , el q u a l les agrada
m u c h o y cura ciertas enfermedades que padecen.
T a m b i é n debe cuidarse de poner algunos arbolíllos enanos
inmediatos al colmenar, para que descansen sobre ellos los e n -
c a m b r e s q u a n d o salen , pues de lo contrario suelen emprender
u n l a r g o v u e l o , q u e no es c a p a z de seguir la v i g i l a n c i a del m e -
j o r colmenero, y estos por lo común se pierden.
L o s campos son el mejor p a r a g e donde conviene fixar la mo-
r a d a de las abejas : si habitan en las c i u d a d e s adquieren m a -
los alimentos, pierden un tiempo precioso, y la miel que hacen
no es tan buena ni abundante como la de los prados. U n a de las
cosas que mas las d a ñ a es la v e c i n d a d de los hornos de c a l , l a -
drillo , carbón & c . , porque el denso humo que vomitan se abate
sobre las c o l m e n a s , y es c a p a z de aturdirías y aun de m a t a r -
las. Si están inmediatas á rios ó e s t a n q u e s , se suelen ahogar m u -
chas q u a n d o un viento fuerte las arroja contra las a g u a s , pues
entonces no pudiendo g a n a r la o r i l l a , perecen.
H a y varias plantas que dan á la miel una mala q u a l i d a d : los
boxes y los tejos, por e x e m p l o , la comunican u n a acritud amar-
257
g a y muy d e s a g r a d a b l e , como antiguamente la tenia la miel de
- C ó r c e g a , según la relación de Diodoro Siculo y de Pünio. Por
lo que toca á las plantas que las pueden d a ñ a r , creo no será
imprudencia el remitirnos á su i n s t i n t o ; la naturaleza es buena
m a e s t r a , y las instruye bastante bien sobre lo que deben evitar.
E n las colmenas que están al descubierto en los campos, j a r -
dines & c , es muy del caso que cada una t e n g a su tabla ó basa
p a r t i c u l a r , porque siendo l a r g a y teniendo mas de una colme-
na , es diiicil defender las abejas de la lluvia y nieve que se i n -
troduce por las puertas y circunferencia de la habitación. E s t a
tabla convendría que fuese del grueso de dos p u l g a d a s y de la
madera mas dura que se encuentre, para q u e no se encorve con
el sol ni la intemperie.
E n casi todos los colmenares vemos los soportes de las col-
menas de piedra ó ladrillo. Estas materias que por sí son d e m a -
siado frias, haciendo mucho calor se recalientan de modo q u e
incomodan á las abejas, y por lo mismo convendría desterrarlas
enteramente y substituir tablas en su l u g a r donde h a y a esta pro-
porción. Para fixarlas con toda seguridad se c l a v a n en tierra tres
estacas fuertes, de modo que h a y a entre cada una un pie á lo me-
nos: después se sierran á la altura de otro pie y medio, cuidando
de dexarlas bien niveladas y que formen un t r i á n g u l o , de modo
q u e las dos miren al mediodía y la otra al norte : hecho esto se
c l a v a contra ellas la tabla que ha de sostener la colmena , y
debe tener como dos p u l g a d a s mas de ancho que la base de e s -
ta , y convendría hacerle un rebajo ó chañan por toda la c i r -
cunferencia sobre las dos p u l g a d a s e x c e d e n t e s , á fin de que las
a g u a s se derramen á fuera sin penetrar en la c o l m e n a : y a ase-
g u r a d a se coloca esta como corresponde encima de e l l a , teniendo
c u i d a d o de examinar y ver si descansa igualmente por todos
sus puntos ; y en donde se note a l g ú n h u e c o , se maziza con cu-
ñitas de madera que la sostengan firme; luego se tapan todas
las rendijas que quedaron con la argamasa que se hace para e s -
te efecto , y de que se hablará en otro l u g a r : de este modo que-
d a bien colocada contra su soporte. E n s e g u i d a se le pone e n c i -
ma una piedra p e s a d a , que la afiance mejor contra ios golpes
del aire, y para librarla de las lluvias se cubre con tejas ó paja.
L a s colmenas que hoy tenemos son las mismas que i n v e n t a -
ron los a n t i g u o s : estas se hacen de troncos de árboles huecos,
de corteza de alcornoque , y hasta de barro c o c i d o , á las q u e
llaman hornos. E n algunas partes se componen de quatro tablas,
q u e forman una c a x a q u a d r i l o n g a : en otras por no tener m a d e -
ra se sirven de cestos de mimbres cubiertos con alguna a r g a m a -
sa , y también las hay de paja : semejantes colmenas son de bas-
TQMO II. KK
258
tante incomodidad para las abejas y para los dueños. Estos no
p u e d e n asistiriasícomo-coiresponde, y se exponen á muchos in-
convenientes q u a n d o las ••castran;;-pero con dificultad se les per-
suadirá á que abrazen las n u e v a s que aquí se p r o p o n e n , c o -
mo las m a s útiles y-mejores para manejar la cria de las abejas.
Por p u n t o ' g e n e r a l , en las aldeas reyna la preocupación y en-
tusiasmo por las cosas a n t i g u a s : - t a l v e z p u e d e ser esto porque
no conocen ni experimentaron otras mejores.
A l g u n o s "sugetos de talento que por divertimiento se ocupa-
ron en da-cria de las a b e j a s , mejoraron á su modo las colmenas
p a r a facilitarles todas las conveniencias posibles , así como la f á -
cil construcción de sus-ingeniosas obras. Estos observadores t i e -
nen el mayor d e r e c h o á nuestros elogios y reconocimiento., .por
haber consagrado una parte de su preciosa v i d a en utilidad de
sus semejantes. Entre estos deben ocupar un distinguidísimo l u -
gar Swammerdan , .Reaumur, M e r a l d i , R i e m , Palteau, y C a r -
n e de B l a n g y :estos dos últimos mejoraron lo que no es decible la
construcción y figura de las colmenas con las que aventajaron
mucho á las d é l o s antiguos ; c u y a excelente invención debe c e -
lebrarse -como un hallazgo q u e mos proporciona mas que tripli-
cados intereses en las cosechas de cera y m i e l ; pero con la a p r e -
ciable c i r c u n s t a n c i a , de q u e q u a n d o se q u i e r e n . c a s t r a r estas
n u e v a s colmenas, apenas perciben las abejas el robo q u e las es-
tán haciendo., .y -.no cesan de-continuar sus-tareas. H e a q u í su
descripción.
La colmena de n u e v a invención se compone de t r e s , qu*a-
tro, c i u c o ó seis a l t o s , según lo e x i g e el enxambre q u e se de-
be alojar en ella. C a d a alto es una c a x a compuesta de quatro
tablas de una p u l g a d a de g r u e s o , cinco de alto y quince de hue-
co interior, ensambladas ó c l a v a d a s como corresponde para q u e
no se desarmen ó destruyan. E n el centro de cada tabla se hace
un a g u g e r o -con un taladro de media p u l g a d a de .grueso poco
mas ó menos, y después de clavar las quatro se meten por ellos
dos palitos redondos que - s e c r u z a n - e n el m e d i o , y salen acia
afuera como una ^pulgada por todos quatro costados. E s t a c r u z
s í r v e l e apoyo á los p a n a l e s , y los extremos que sobresalen á la
c a x a son-necesarios.para unirlas todas por medio de un cordel.
Después de hechas a l g u n a s , s e l e s debe acepillar para q u e los
bordes superior é inferior queden bien llanos y n i v e l a d o s , y así
se consigue que las c a x a s unan bien u n a s c o n otras por todos
sus p u n t o s , y queden mas seguras las-colmenas. P a r a armar a l -
g u n a de estas se colocan quatro ó cinco-caxas tina'sobre o t r a , y
se.pone la cubierta encima de la ú l t i m a ; esta es una tabla del
mismo grueso q u e d a s de las c a x a s , la q u e debe exceder por los
259
quatro lados como u n a p u l g a d a : para asegurarla de modo q u e
no se m u e v a , se c l a v a n dos barretas, de. media p u l g a d a , de a n -
cho por la parte.de afuera t e n i e n d o , a p o y a d o contra..ella.el,últi-
mo a l t o , y así.quedará.bastante.neme;.En, seguida, se ata., u n a
cuerda al primer palo de la. c a x a inferior por la. parte delante-
r a , y llevándole bien t i r a n t e , se dá u n a vuelta con el al de la
caxa segunda ; de este modo sube hasta la c u b i e r t a , y doblan-
do sobre ella,, pasa al lado o p u e s t o , y b a x a hasta asegurar por
esta parte la primera c a x a donde se, empezó. D e s d e este palo
dobla sobre la misma, á tomar el que cae á uno de los l a d o s , y
se repite la propia operación: que. antes , subiendo para cruzar la
cubierta y baxar al último palo, opuesto, donde se a n u d a d a cuer-
da con seguridad.. D e este modo queda, formada, l a colmena y
solo falta, taparle las rendijas con la mezcla ó. mortero siguiente.
T ó m e s e una parte de cal a p a g a d a , otra de ceniza,cernida q u e
no lleve c a r b o n e s , y dos partes de boñiga ó, estiércol de. vacas:
todo esto se amasa, hasta, incorporarlo, p e r f e c t a m e n t e , anadien--
dolé el agua, necesaria, para dexar el mortero en la consistencia
que requiere tener, á fin de q u e p e g u e bastante y no se c a i g a .
C o n esta argamasa de colmenas se tapan cuidadosamente to-
das las junturas, de los altos, y cubierta , de modo que. por n i n -
g u n a parte entre el mas. mínimo.-rayo, de. l u z : esto hecho, se p o -
ne á e n x u g a r y q u e d a la colmena, en estado, de recibir el enxam-
bre que la debe h a b i t a r , añadiéndole, solamente su, respectivo
soporte ó tabla inferior, preparada de.l. modo q u e s.e ha dicho en
otro lugar..
E n la, parte q u e corresponde acia adelante y en su medio,
se ha de formar la puerta. E s t a entrada de la colmena,, que l l a -
man piquera en a l g u n a s provincias , tendrá, u n a p u l g a d a de alto
y tres de ancho, no mas,.
Estas, son las colmenas q u e sin d u d a a l g u n a reúnen mas
ventajas. S u construcción q u e es d i g n a de. tenerse presente, es
mas e c o n ó m i c a , q u e las q u e se usan y hacen de troncos de
árboles huecos. L a s colmenas, d e altos pueden construirse de
pedazos de tabla con r a l q u e sean-de buena madera , pero y o
preferida el corcho para l a construcción de estas colmenas , c o -
mo materia mas útil para, dicho, objeto.:En fin sean.-de. lo q u e '
fueren , ellas ofrecen la mayor facilidad al colmenero para c a s -
trarlas ,. quitándoles y a las caxas superiores y a las inferiores,
según le. conviene.. D e este modo ni se apolillan los panales d e n -
tro de la colmena , ni el g a n a d o sufre tantas averías como e#
las colmenas enteras.
H a y no obstante otros muchos modos de-construir colmenas,
asi como también se construyen de diversas m a t e r i a s ; pero n i n -
KK 2
2Ó0
g u n a mas sencilla , mas útil y mas acomodada á la g e n e r a l i d a d ,
q u e la q u e a c a b a de describí!se ; y por lo mismo la recomenda-
mos con preferencia á las demás de q u e hablan ó de q u e usan
algunos.

QUINTO.

Del cuidado de las abejas.

U n o de los principales cuidados del c o l m e n e r o , es observar


atentamente el estado de sus colmenas á la entrada del invier-
no , para suministrar lo necesario á las que se hallen escasas de
provisiones ; lo q u e suele suceder aun á las q u e están muy po-
bladas , á causa de haberlas despojado en el otoño de la mayor
parte de las riquezas que habían j u n t a d o : en este caso y otros
que suelen o c u r r i r , debemos prevenir sus necesidades , si no
queremos ser testigos de su total exterminio. Estas colmenas así
débiles convendrá retirarlas á un l u g a r c u b i e r t o , donde estén
mas a b r i g a d a s y mas á la mano para darles alimento. N o así las
ricas y . b i e n llenas de abejas : estas aunque estén á descubier-
to , pueden desairar á todos los rigores del invierno , teniendo
u n a cubierta que las libre de las lluvias.
Q u a n d o las colmenas están en colmenar cubierto , será con-
ducente tener cerradas todas las ventanas por donde entran,
mientras d u r e n los frios rigorosos ; lo q u e se puede hacer con
ramas secas , paja ó cañas de maiz. D e q u a n d o en q u a n d o c o n -
v i e n e visitarlas para a v e r i g u a r si.los ratones hacen a l g ú n daño,
pues el entorpecimiento en que se hallan, entonces las abejas no
las permite defenderse de sus enemigos, y .por lo mismo se deben
registrar á menudo las colmenas para evitar semejantes asaltos.
E n enero ó febrero ( s e g ú n fuere-la estación y clima ) ó mas
bien el primer dia. que salen las abejas, después de los frios
: ri-
g o r o s o s , se debe, acudir.,al colmenar para l i m p i a r las colmenas
de todas las i n m u n d i c i a s , q u e . t u v i e r e n : p a r a esto se emplean dos
hombres , el uno vence la colmena acia un lado y el otro. rasca
y barre la tabla del asiento, frotándola después con yerbas aro-
máticas : en seguida reconoce lo interior de la colmena para ver
si tiene arañas ó q u a l q u i e r a otro insecto , que h a y a anidado
dentro para quitarlo. ¡Se observa si.tienen provisiones , y si les
faltan se les ponen para que no perezcan.
.Si se notan polillas es menester destruirlas , quitando sus
huevos y sus,nidos con la p u n t a , d e l cuchillo. Pero si se v e n m u - .
26l
chos panales infestados , el mejor partido que se puede tomar es
trasegar las abejas , poniéndolas en otra colmena limpia ; pero
en este caso es preciso esperar á que ios campos estén bien p r o -
vistos de flores, porque de otro modo perecerían de hambre. Si
los extremos de los panales están mohosos, se c o r t a n , y también
se limpian con un cuchillo las humedades q u e están p e g a d a s á
las paredes interiores de la colmena.
Entre las varias enfermedades á que están sujetas las abejas,
n i n g u n a es tan terrible como la disenteria. Este mal q u e pro-
v i e n e ordinariamente de falta de buen alimento , y que acaba
prontamente con la c o l m e n a , si no se acude m u y luego á corre-
girle , se remedia con propinarlas el x a r a v e de Palteau , que es
el siguiente. c r
S e toman dos azumbres de buen vino añejo , libra
y media de a z ú c a r , y se cuece todo junto á fuego l e n t o , t e n i e n -
do cuidado de espumarlo de q u a n d o en q u a n d o ; y se d e x a es-
tar hasta que tome la consistencia de x a r a v e : entonces se "apar-
t a , y estando frió se g u a r d a en botellas corchadas que se p o -
nen en un l u g a r fresco." D e este xarave se dá á las abejas
al tiempo que v a n á salir, ó algo antes si lo necesitan: con él se
las alimenta para prevenir la d i s e n t e r i a , ó curar á las que la
padecen : puesto el x a r a v e en un platillo y colocado dentro de
la c o l m e n a , le aprovechan sus abejas, y e v i t a que las vecinas
las incomoden.
Q u a n d o la cria se muere dentro de las celdas padecen in-
finito las abejas , especialmente si la cria es numerosa ; y para
salvarlas no q u e d a otro arbitrio que extraerla toda prontamen-
te arrancando los panales en que está , limpiar bien la colme-
na , y tener por dos dias á dieta las abejas para q u e e v a c ú e n el
alimento malo que comieron : en s e g u i d a se les suministra un
poco de dicho x a r a v e de P a l t e a u , y q u a n d o no hay este , será
suficiente una t a z a de vino añejo con un poco de azúcar que las
fortifique. Estando infestada toda ó la mayor parte de la colme-
na , se obliga á las abejas á cambiar de d o m i c i l i o , después se
limpia , se z a h u m a bien y se frota con plantas aromáticas p a r a
que sirva en otra ocasión, quando sea necesario. Los orines y la
sal bien molida son también un antídoto para las epidemias de
estos insectos.
Q u a n d o . s e obliga á las abejas á mudar de domicilio , aban-
donando quanto en él t i e n e n , se llama trasegar la colmena. E s -
ta mudanza se debe h a c e r : primero q u a n d o la colmena es v i e -
j a y mala : segundo , q u a n d o está maltratada de la polilla, q u e
absolutamente es preciso sacar todos los panales para purificar-
la : tercero, q u a n d o se quiere quitar á las abejas todas las pro-
visiones que j u n t a r o n , sin matarlas ni nacerles a l g ú n daño g r a -
20"2
v e : esta es u n a codicia reprehensible en todo c o l m e n e r o , pues
por saciarla se p r i v a de: uno; ó-dos e n x a m b r e s , q u e debia pro-
ducir la cria que se destruye en. las celdas : q u a r t o , q u a n d o h a y
colmenas que. están, poco provistas de provisiones y de abejas,
c u y o alojamiento es muy grande, para, la corta población que le
habita ; pues en. este caso no sería bastante, para c a l e n t a r l o , de
modo q u e resistiese los rigores del frió.. L o mismo se debe e n -
tender de los enxambres pequeños y tardíos,,los q u a l e s , a u n q u e
se reciban en su colmena p a r t i c u l a r , se deben p a s a r á otra don--
de encuentren provisiones,, y uniéndose, ambas formen un e i i -
x a m b r e fuerte y laborioso ,. pues está observado que. quando u n a
colmena tiene corta p o b l a c i ó n , , lejos de prosperar-camina, siem-
pre á su ruina. A s í q u e , debiéndose elegir para t r a s e g a r l a s : c o l -
menas la estación mas o p o r t u n a , á fin de q u e p u e d a n las a b e -
j a s acopiar sus provisiones: y r e e m p l a z a r l a s q u e les tomaron, no
hay otra que la de principios de mayo 5 porque entonces hallan
por todas partes inmensas riquezas v e g e t a l e s con. q u e llenar sus
almacenes. Sin e m b a r g o , q u a n d o por tener corta población sea
preciso trasegarlas y pasarlas á otra c o l m e n a , se esperará h a s -
t a fin de agosto-para e x e c u t a r l o , por si acaso en aquel tiempo a u -
menta la r e y n a c o n s u fecundidad, el número de los individuos,,,
de un modo conveniente: para, pasar el invierno.

S E X T O .

Del modo de castrar las colmenas.

A la a c c i ó n d e despojar á las abejas de una parte de la c e -


ra y miel que con tanto afán han j u n t a d o , se llama castrar en
unas partes ,. e n otras catar , y en Asturias caponar.
Q u a n d o - h a y abundancia de miel dentro de la c o l m e n a , se h a -
ce un beneficio á las abejas en quitarles a l g u n a parte de ella,
pues q u a n d o están llenas de provisiones la mayor parte de las
c e l d a s , apenas le q u e d a n á la reyna las precisas para depositar
en ellas el germen de mas generaciones. A ñ á d e s e , q u e no h a l l a n -
do las obreras casillas vacías en donde acopiar las riquezas q u e
les ofrecen los campos , es preciso se abandonen á la poltrone-
ría. Y en e f e c t o , ¿de qué les:sirve emprender largos v i a g e s por
las c a m p i ñ a s , si carecen de almacenes donde depositar el fruto
de sus afanes? Estas y otras poderosas razones persuaden á c a s -
trar de tiempo en tiempo las colmenas q u e lo necesitan.
2Ó3
E n esta maniobra es m u y necesaria la moderación , y se d e -
be huir del extremo, opuesto .que-es la codicia , porque arruina
en poco tiempo un colmenar. E n el otoño se les deben quitar m e -
nos provisiones q u e en la primavera., porque en aquella e s t a -
ción ya las abejas.no hallan q u e juntar por los campos , á mas
de que se dexa un g r a n vacío en su h a b i t a c i ó n , en donde i n t r o -
duciéndose el .frió las d a ñ a x o n s i d e r a b l e m e n t e (esto.se entiende
de las colmenas q u e hoy se.usan) y se exponen al riesgo de p e -
recer de nambre en el i n v i e r n o . ; pero en la p r i m a v e r a q u a n d o
y a por todas partes h a l l a n de que v i v i r , aunque la castra sea
de consideración, dentro de pocos dias.ia habrán.resarcido c o m -
pletamente , y tal vez podrá repetirse.
.Si,las.colmenas son débiles e x i g e n mas.economía, y sería me-
jor.;dexar.las íquanto poseen y esperar al fin del .estío para cas-
t r a r l a s , porque .entonces las abejas laboriosas y a ha-brán aco-
piado .bastantes riquezas p a r a poder partir.con.su.dueño sin d a -
ño a l g u n o , y al siguiente a ñ o , que d e b e n e s t á r . m a s surtidas, se
des e x i g e un tributo mas considerable . i u e g o . q u e . l l e g u e l a p r i -
mavera.
L a s ,colmenas,segun los principios d é l o s prácticos mas i n t e -
ligentes, deben castrarse en el mes de junio , porque en este
tiempo no solo repararon y a .las abejas los daños que p a d e c i e -
ron e n , e l . i n v i e r n o , sino que también.habrá salido á l u z toda la
cria que p o d r í a .hallarse .en lo alto de .la.colmena , y sus celdas
están llenas de m i e l ; si el .tiempo ..ha sido favorable ; .entonces,
aunque se les despoje de la mayor parte de sus frutos, tienen l u -
g a r para juntar otros de n u e v o sin temer que se mueran de n e -
cesidad , y tan solo podrán castrarse, á .últimos de marzo a q u e -
llas colmenas .en q u e d a s provisiones.están tan a b u n d a n t e s , y sir-
v e n de estorvo para colocar otras.nuevas.
.Por ios .mismos principios que a c a b a m o s de sentar , p u e d e n
v o l v e r :á .castrarse por o c t u b r e ; pero-en.esta época es preciso d e -
xar l o bastaute.á.las abejas para pasar el invierno. Q u a n d o las
colmenas se componen de los caxones . d e , P a l t e a u , no hay q u e
• reemplazar el q u e . s e q u i t ó l l e n o por encima,, poniendo por d e b a -
xo otro desocupado,(como se.executaría si.la,operación se h i c i e -
se e n , m a r z o , junio y julio) pues.en.este caso no q u e d a v a c í o a l -
g u n o . e n d a . c o l m e n a ; y por.consiguiente esta se nace mas chica,
las abejas están bien ••.reunidas , y. se calienta mas: fácilmente la
habitación, que es una ventaja .bastante favorable.
E n quanto ai. tiempo.fixO en que s e l i a y a ^ d e castrar no pue-
de.darse regla c i e r t a , p.ues..esta pende de la estación, clima y
temperamento de los diversos puntos en que se halle el colme-
nar ; la única que debe gobernar en Ja m a t e r i a , consiste en es-
264
peranza á que los campos vecinos se pueblen de flores para no
exponer las abejas á que se mueran de hambre.
P a r a executar con acierto la maniobra de castrar, especial-
mente en las colmenas antiguas , es preciso q u e el colmenero
t e n g a conocimiento y sepa distinguir los panales en q u e está l a
m i e l , de los que contienen la cria ó los huevos. N o sabiendo e s -
to , p u e d e equivocarse y sacar unos por otros cuyo error bas-
taría para perder un enxambre. L a cria por lo r e g u l a r se halla
en la parte delantera de la c o l m e n a , como l u g a r mas apropósi-
to para avivarse quanto a n t e s , por el mayor calor q u e en ella
se experimenta. L a s celdas en que está contenida se distinguen
de las otras, en ser convexas las cubiertas con q u e se hallan se-
lladas y de un color algo o b s c u r o : las de la miel por el con-
t r a r i o , son bastante blancas y están casi llenas. A q u e l l a s que al
parecer están v a c í a s , suelen tener huevos y gusanos nacidos de
poco t i e m p o ; y así se deben tratar con todo respeto para no arrui-
narlos. Sin estos previos conocimientos , es m u y posible que el
mortal cuchillo, que solo debe servir para separar los panales q u e
contienen la m i e l , degüelle muchas abejas, arruine la cria y tal
v e z asesine la r e y n a , y por. este hecho se pierda todo.
L a hora mas acomodada para la maniobra es la noche , en
c u y o tiempo están tranquilas las abejas: entonces se levanta con
u n escoplo la cubierta por un lado , y teniendo prevenido un
trapo para ahumarlas , se empieza á soplar con los fuelles acia
el interior para que descienda el humo ; y conforme van b a x a n -
do las abejas se v a alzando la cubierta hasta quitarla entera-
mente : una v e z separada y a se dá el humo de frente, y no t a r -
d a n en abandonar la parte superior las que aun pudieron q u e -
darse allí. A l momento se toma el hierro , se introduce con c u i -
dado entre la tabla de la colmena y el panal que está contiguo á
e l l a , y volviendo su uñeta cortante acia este, se d i v i d e por d o n -
d e a c o m o d e , y se saca con mucha s u a v i d a d : en s e g u i d a se v a n
cortando los demás que se tengan por conveniente , y concluida
la operación con toda destreza y la posible b r e v e d a d , se v u e l v e
á colocar la tabla , habiendo limpiado antes con el cuchillo los
pedazos de panal que estaban unidos á ella. L u e g o se cubre su
unión con la argamasa de colmenas, para evitar la entrada d e
la luz.
N o basta haber sacado á las abejas parte de sus provisiones:
a u n resta otra cosa que hacer para que emprendan con gusto el
trabajo de volver á llenar el hueco que se desocupó. Para esto
se debe cambiar la colmena, poniendo acia a d e l á n t e l a parte c a s -
trada , y la que no se tocó acia atrás. Por esto se d e x a ver q u e
semejantes colmenas deben tener dos puertas ó p i q u e r a s ; pero
265
estará siempre cerrada la que corresponde á la espalda y solo se
abrirá q u a n d o tenga que estar delante. A l dia siguiente de l a
operación se v u e l v e á levantar muy de mañana la colmena, p a r a
quitar de la tabla inferior los pedacitos de panal que se h a y a n
d e s p r e n d i d o , y sacar á fuera las abejas muertas que se e n c u e n -
t r e n : así se ahorra un g r a n trabajo á las que q u e d a r o n , pues
tendrían que limpiarlo por sí , y este tiempo l e - d e d i c a n al n u e -
v o acopio de provisiones. Q u a n d o hay recelo de q u e los panales
q u e baxan acia la tabla estén algo mohosos, se dá por a b a x o un
poco de humo á las abejas para que suban á lo mas alto ; y e n -
tonces se despunta todo lo q u e parezca conveniente para d e x a r
bien acondicionada y limpia la habitación. Esto conviene que se
h a g a antes que la reyna comience su postura, pues de otro modo
se hará g r a n daño á la propagación de las abejas. T a l es la prác-
tica y manejo mas acertado que puede usarse con las colmenas
c o m u n e s ; veamos ahora quál es el que habrá de seguirse con las
de P a l t e a u , y sus ventajas c u esta parte.

L a operación de castrar estas colmenas viene á ser un m e -


ro divertimiento, pues no hay el.menor riesgo de verse uno
metido del aguijón de las abejas al tiempo de e - v ^ u t a r l a , aun
q u a n d o se haga al mediodía. T a m p o c o se exponen á morir baxo
del filo del cuchillo las pobres obreras , q u e de aturdidas no
aciertan en las otras colmenas á moverse del sitio donde se h a -
llan. L a c r i a , que es la mas deliciosa esperanza de las abejas,
q u e d a i n t a c t a , y la reyna á cubierto de qualquier inopinado ac-
cidente. I g u a l m e n t e no hay necesidad de cubrirse con la careta
que comunmente se u s a , pues como apenas se percibe dentro d e
la colmena el robo q u e se h a c e , siguen las obreras sus tareas sin
darse por entendidas.
L a víspera del dia que se quiera castrar, se alza suavemen-
te la colmena , y se ajusta por baxo otro alto v a c í o ; y aun sería
mejor hacer esto ocho ó quince dias antes. Si se castra en el mes
de octubre no se pone este a l t o , pues no hallarían las abejas
materiales con que llenarle , y por consiguiente su vacío les s e -
ria perjudicial como y a se ha dicho. P a r a empezar la maniobra
se pone el colmenero detrás de la colmena y quita la piedra q u e
está sobre la c u b i e r t a : en s e g u i d a se sueltan las c a x a s , d e s a t a n -
do el cordel q u e las sujeta , y con la hoja de un cuchillo fuerte
se despega toda la argamasa que une la c a x a superior á la q u e
s i g u e : hecho esto se mete por entre las dos la punta de a q u e l , y
se levanta a l g ú n tanto la que se quiere arrancar: si se teme q u e
estén algunas abejas en este a l t o , se puede hacer antes un a g u -
gero chico en la cubierta , y con un cañón de embudo se intro-
d u c e en la c a x a un poco de humo soplando acia a b a x o , y se con-

TOMO II. w,
266
t i n ú a alzándola por los lados para que salte la masa con q u e está
e m b e t u n a d a contra la segunda. U n a v e z separada por todo a l
r e d e d o r , s e ponen unas cuñitas chicas de madera para mantener-
la en esta situación , é inmediatamente se mete un alambre q u e
habrá prevenido para e s t o , e l q u a l debe ser bastante fino y r e c o -
cido para q u e sea mas ñ e x t b i e , y estará a t a d o por los extremos
á dos palitos de tres ó quatro p u l g a d a s de l a r g o , y con él se cor-
tan y separan perfectamente los panales sin quebrarlos ni d e r -
ramar la miel. A u n q u e al paso encuentre el alambre algunas
abejas no las hace el menor daño , porque se tiene la precau-
ción de dirigirle y a á la derecha y a á la izquierda con suave
velocidad.. Cortados que sean los panales , s e . q u i t a enteramente
la c a x a superior con su cubierta , y se pone sobre la que sigue
otra que debe estar prevenida de antemano : concluida la c a s -
tra se v u e l v e á poner la colmena en el mismo estado que tenia
antes de la operación.
Este ventajoso método de c a s t r a r , m a n t i e n e las obreras en su
laboriosa a c t i v i d a d sin q u e les cause fastidio el domicilio en
—s^e^yiven. L a n u e v a c a x a que se les añadió las reanima para el
trabajS7 pxp»^
:
lie a i n f tienen con que llenarla : tampoco se v e n en
la necesidad d e l ñ v c m r el orden que siempre observan de t r a -
bajar acia a b a x o , lo que no sucede en las colmenas comunes por-
q u e en estas les q u e d a un g r a n hueco en la parte superior, q u e
p a r a llenarle tienen que trepar sobre la cria y almacenes. E n las
colmenas de altos q u e d a la cubierta unida á los panales mas ele-
vados , y así no necesitan las abejas entrar á trabajar allí. Por
l o demás deben tenerse presentes las mismas reglas dadas res-
peto á la e s t a c i ó n , tiempo y veces en que se p u e d e castrar.

S É P T I M O .

Be los enxambres.

••: L u e g o que en la primavera empieza el sol á calentar la s u -


perficie exterior: de las colmenas, resucitan digámoslo así las a b e -
j a s del entorpecimiento ó muerte aparente en q u e estuvieron l a
mayor parte del invierno. L a r e y n a , q u e habia suspendido todas
sus funciones en esta rigorosa estación , principia desde luego
su p o s t u r a , y los huevos que deposita en las celdas no tardan
en dar á luz una multitud de l a r v a s y de ninfas q u e , rompien-
do las. cárceles en que se desarrollan , .forman u n n u e v o pueblo
que dentro de pocos días deberá salir á fundar otro estableci-
miento. L a s obreras con el exetnplo de su xefe se d e d i c a n al
trabajo , recobrando la a c t i v i d a d y fuerzas suspendidas con los
f r í o s : en fin, quanto hay dentro del domicilio toma un n u e v o
a s p e c t o , y empieza á crecer considerablemente la población. L a s
jóvenes que nacen todos los dias reemplazan á las que p e r e -
cieron en el otoño ó i n v i e r n o ; pero como su propagación es tan
c o n s i d e r a b l e , la colmena viene á ser un alojamiento muy corto
é incómodo para tantos i n d i v i d u o s , y este es el principal moti-
v o porque una g r a n parte de las abejas se resuelve á a b a n d o -
narla para salir á establecerse mas cómodamente "en otra parte.
A esta vigorosa colonia que abandona su cuna , llevando, siem-
pre á su frente una' reyna n u e v a , llamamos enxambre.
Bien puede una colmena estar sobrante de abejas y no e n -
xambrar aquel a ñ o , como se experimenta en algunas ocasiones
y debe suceder siempre q u e no t e n g a n a l g u n a reyna j o v e n , q u e
v a y a capitaneando la numerosa comitiva. R e a u m u r aseguró esta
v e r d a d , y de sus experiencias se viene á deducir que las p r i n -
cipales causas que hacen énxambrar las colmenas son : p r e c i o
una numerosa población, q u e no cabe en el domicilio en que n a -
ció : segundo haber entre las abejas a l g u n a s reynas j ó v e n e s , de
las que eligen una para elevarla sobre el trono del n u e v o i m p e -
rio , que v a n á establecer.
E s t a n d o la colmena próxima á é n x a m b r a r , vemos que las
abejas todas andan muy a g i t a d a s , y por la noche se oye un z u m -
bido continuo ; lo que al parecer manifiesta la incomodidad con
q u e se halla tanta multitud e n una habitación demasiado r e -
ducida.
Q u a n d o después de medio dia se ven pasearse zánganos d e -
lante de la c o l m e n a , batiendo sin cesar sus alas , es prueba q u e
está y a en disposición de énxambrar pronto. Sabemos q u e en el
invierno no hay z á n g a n o alguno en las c o l m e n a s , porque las
obreras los asesinan todos a l principio ó fin del estío ; de consi-
guiente los que aparecen en la primavera indican haber nacido
ya una n u e v a generación , y por lo mismo se debe inferir q u e
ho tardará en salir el enxambre. T a m b i é n es, buena señal ver
arracimadas las abejas contra la parte exterior de la colmena
por no caber dentro. M a s estos indicios no son absolutamente
ciertos p o r q u e , como q u e d a d i c h o , por mas q u e las jóvenes
obreras ardan en deseos de hacer c o n q u i s t a s , no se alejarán de
la cuna en que n a c i e r o n , si no tienen xefe que las dirija.,
Sin embargo , en oyéndose un zumbido muy considerable y
p e c i p i t a d o , este es el momento en que v á á expatriarse la n u e -
v a colonia. Entonces se v e n salir las abejas con la mayor b r e v e -
268
d a d , y l u e g o que la reyna dio la señal de p a r t i r , en menos de
u n minuto todo el enxambre está derramado por el a y r é , ob-
servando el sitio en donde su xefe se establece, p a r a ir de tropel
á unirse con él.
T o d o e n x a m b r e lleva á su frente una r e y n a , y á veces dos,
tres ó mas. C e r c a de trescientos zánganos suelen seguir la colo-
nia , y estos componen el serrallo á donde la joven r e y n a vá á
d i s m i n u i r , entre los placeres amorosos, las fatigas del nuevo g o -
bierno. E l número de las obreras llegará á unas treinta mil si el
enxambre es regular , y se compone de abejas de todas edades;
que fácilmente se pueden distinguir por el color de las a l a s , q u e
en las jóvenes es obscuro, por los pelos claros y las alas muy e n -
teras. L o s anillos de las viejas son menos pardos , los pelos ro-
x o s , las alas picadas , y algo quebrantadas por las puntas. En
la colmena madre se hallan t a m b i é n , después de partir el e n x a m -
bre , abejas jóvenes y viejas; pero estas son en mayor número.
H a y enxambres que no pasan de diez mil abejas, y algunos
q u e solo constan de quatro ó seis mil. Estos por lo regular: son
- - W ^ l t i m o s , y de consiguiente los peores y que suelen perecer
en el i n v i e r n o ^ p o r q u e no teniendo la reyna bastante tiempo
p a r a aumentar su población , ni las obreras para acopiar p r o v i -
s i o n e s , forzosamente deben morirse, si no hay el c u i d a d o de
reunirlos á otros enxambres tempranos ó á colmenas de poca po-
blación. E l enxambre que pesa de cinco á ocho libras es e x -
celente.
L u e g o que el enxambre se derramó por el a i r e , se d e b e
pensar en detenerle para q u e se fixe quanto antes y no huya.
Si al salir del domicilio toma una elevación r e p e n t i n a , es
de temer dirija su v u e l o mas lejos de lo q u e c o n v i e n e , á me-
nos que desde luego se presente a l g ú n obstáculo que le im-
pida la fuga. A veces se alarga tanto que es-imposible seguir-
lo ; en este caso se debe contar por perdido. E l ruido con c a l -
deras ó s a r t e n e s , la g r i t e r í a , d e voces y demás impertinentes y
ridiculas e x t r a v a g a n c i a s , que usan en muchas partes para de-
tener los enxambres , los alejan mas. E l mejor medio es arrojar-
les grandes puñados de arena menuda ó polvo , para q u e , heri-
das con los pequeños golpes que r e c i b e n , abatan su v u e l o y se
p o n g a n en el primer árbol que se les presente. T a m b i e n . e s e x c e -
lente remedio arrojarles a g u a con una g e r i n g a , pues al momento
d e tocarles la l l u v i a , se suelen b a x a r y juntarse en pelotón so-
bre qualquiera rama., q u e esté inmediata al p a r a g e en q u e se
hallan.
M i e n t r a s que dura el tiempo de los e n x a m b r e s , es preciso
que haya una persona á lo menos en el c o l m e n a r , para velar
2°Q
sobre su salida desde las ocho de la mañana hasta las quatro de
la t a r d e , que es q u a n d o emprenden su vuelo. T a m b i é n deben
tenerse de prevención cierto número de colmenas limpias por
dentro y t a p a d a s todas las r e n d i j a s , para q u e no t e n g a n tela-
rañas , polillas ni otros insectos que aborrecen las abejas ; y s e -
rá bueno frotarlar con yerbas de fragancia suave al tiempo de
recibir en ellas el enxambre , y también con un poco de miel,
pues asi entran las abejas mas pronto y con mas gusto.
Q u a n d o el enxambre se tíxó á una altura proporcionada , es
muy fácil de recoger. Entonces se pone sobre él la colmena sos-
teniéndola con ambas manos , teniendo la precaución de no s a -
cudir la rama en que se halla , y en el momento en que las abe-
jas perciben el alojamiento q u e se les ofrece , se encaminan apre-
suradamente-acia él : mas si tal v e z se detienen d e m a s i a d o , se
las obliga á dexar el puesto que e l i g i e r o n , ahumándolas con un
trapito de lino puesto al extremo de un palo.
Q u a n d o se coloca demasiado a l t o , se presenta por d e b a x o l a
colmena , volviendo su abertura acia el mayor pelotón ; y estan-
do bien a f i a n z a d a , se sube uno al árbol y sacude la r a m a p a r a
que c a i g a n en ella todas ó las mas : si acaso t a r d a n , e n despren^
d e r s e , se coge una escoba y se v a n poniendo dentro poco á p o -
co. A u n q u e no entren todas no debe causar c u i d a d o , pues si la
r e y n a con la mayor parte de las abejas ha tomado posesión del
nuevo domicilio, se debe contay con que las demás vendrán á
reunirse con sus compañeras durante el dia. Si el tiempo es f a -
vorable y la estación t e m p l a d a , n a d a necesita el enxambre re-
cogido ; pero si por c a s u a l i d a d fuese b o r r a s c o s o , entonces es
necesario dar á las abejas a l g ú n alimento p a r a q u e no perezcan
de hambre.

O C T A V O .

Del modo de sustentar las abejas. ' •

Q u a n d o el colmenero advierte q u e a l g u n a s de sus colmenas


están poco surtidas de provisiones, debe darse priesa á suminis-
trárselas antes de entrar el invierno. E l . m e j o r alimento son los
panales de miel y cera bruta ; pero q u a n d o no los h a y , se les
dá la miel puesta en una taza dentro de la colmena , y convie-
ne esté mezclada con una quinta parte de buen v i n o , para h a -
cerla mas l í q u i d a , y que las abejas la tomen con facilidad;

2

q u a n d o no hay m i e l , s i r v e « 1 azúcar q u e se disuelve con el v i n o ,


y se d e x a en consistencia de un x a r a v e suelto.
E l almivar hecno de peras bien maduras puede suplir tam-
b i é n , si no se quiere gastar tanto. P a r a disponerle , se macha-
can bien las p e r a s , y sacándoles el x u g o por e x p r e s i ó n , después
de r e p o s a d o , se vierte- en otra vasija para q u e las heces q u e -
den en la primera : l u e g o •• se le a ñ a d e una q u a n a
!
parte de
m i e l , y todo j u n t o se pone á hervir hasta q u e d a r en dos ter-
cios. Este a l m i v a r sé v á haciendo poco á poco y al paso q u e se
n e c e s i t a , porque si se g u a r d a , fermenta y se aceda , y en este
estado no lo comen las abejas : el que se saca de manzanas d u l -
ces es i g u a l . Este x a r a v e de fruta es útil en primavera y oto-
ño, mas no en i n v i e r n o ; y en q u a l q u i e r a época debe conside-
rarse como un alimento poco nutritivo. Por el contrario, los almi-
v a r e s son de mayor utilidad porque las abejas no solo los a p r o -
v e c h a n en aquel momento, sino q u e , depositándolos digeridos en
las celdas , los g u a r d a n para el invierno.
Q u a l q u i e r otro alimento que no sea a l m i v a r a d o , no les c o n -
"vTerrc-EiiJe a p e t e c e n ; y si las vemos arrojarse encima de ellos
c o n : a n s i a , . m a s es por el hambre que padecen que por el g u s t o
q u e hallan en comerlos.
Por poblada que .esté u n a c o l m e n a , tiene suficiente con u n a
libra de miel ó almivar para un m e s : este sustento se les pone
antes del invierno para que le suban á los almacenes. H a y me-
ses en q u e . a p e n a s gastarán un quarteron, porque mientras hiela,
n i e v a i ó hace mucho frío, nada consumen, pues están entorpeci-
das y como muertas, i Sin embargo no hemos de ser mezquinos
con e l l a s , . p u e s lo que les damos p a r a el i n v i e r n o , nos lo p a g a n
:

con usuras en el año s i g u i e n t e ; y no hay q u e temer gasten mas


de lo que n e c e s i t a n , por mucho que se les ponga.
E l primer c u i d a d o que debe tenerse, es de que no se d e r r a -
me cosa a l g u n a de lo que. se les pone, porque no ocurran l a s
abispas y otros enemigos á la golosina. P a r a obviar estos robos
se deben cerrar l a s puertecillas de las colmenas necesitadas con
redes espesas dé 'alatribre: así se aprovecharán con toda t r a n -
q u i l i d a d de lo que se les r e g a l a , y en l l e g a n d o la noche se q u i -
tarán dichas redes para ponerlas al dia s i g u i e n t e , hasta que c o n -
suman ..ellas solas lo que se les dio.
Q u a l q u i e r a q u e s e a el alimento d e b e estar bien frió, porque
n o se l e v a n t e n vagones, que: n ú m é d é z c a n l a c o l m e n a ; y puede
ponerse de una v e z para todo e l . i n v i e r n o (por no alborotarlas
tanto): en un plato llano y por encima unas astillas de madera,
p a r a que descansando las abejas le cojan sin mancharse las pier-
n a s . T a l e s son los mejores y mas seguros medios de sustentar
271
estos insectos, previniendo los funestos efectos del hambre ; los
demás todos son complicados, y presentan varios inconvenientes.

NOVENO.

Del modo de beneficiar la mieU

Q u a n d o se trasiegan las abejas ó-se castran las colmenas,


es preciso, escoger los panales mejores y mas b l a n c o s , y se-
pararlos de los d e m á s ; especialmente de aquellos que tienen
cera b r u t a , gusanos & c . Por lo c o m ú n , los mas hermosos están
en lo alto y costados de la colmena. H e c h a la s e p a r a c i ó n , se pasa
u n a hoja de un cuchillo bien afilado por encima de los panales
buenos, de modo q u e quite las cubiertas q u e detienen la miel
en las c e l d a s : en s e g u i d a se d i v i d e n y se echan en cestiilos de
mimbres muy. limpios, ó en cedazos bien r a l o s : por d e b a x o se
colocan unos barreños ó peroles limpios en q u e c a i g a la miel
que se v a destilando. Si el'tiempo es frió se aplican dichos c e -
dazos ó cestos á un fuego moderado : el calor s u a v e a b l a n d a r á
la miel lo bastante, para q u e corra con mas f a c i l i d a d , y v i e n d o
que cesan y a de destilar, se apartan los barreños con la miel q u e
c o n t i e n e n , que por ser la mas' excelente la llaman v i r g e n . E n
l u g a r de estas vasijas se ponen otras de n u e v o , y entonces se
deshacen bien los panales entre las m a n o s , sin e x p r i m i r l o s ; se
j u n t a n con los de mediana c a l i d a d , y se d e x a n destilar como los
a n t e c e d e n t e s : estos darán una miel q u e , a u n q u e inferior á la
primera, será muy buena. V i e n d o q u e no sale de ellos cosa de
provecho,se separa esta s e g u n d a miel y se estrujan todoslos
panales con las-manos, sin -mezclar los q u e tienen c r i a : e n -
tonces.se meten e n . u n lienzo fuerte; que cogen dos personasípor
los extrenios, y , doblándole con.curiosidad, le tuercen con toda
la fuerza posible para sacar u n a tercera clase de m i e l , q u e es
muy inferior á las. dos primeras ; pero se puede aprovechar en
los mismos usos, si s e i p u r i f i c a a l fuego como se hace con el a z ú -
car quando se quiere c o n v e r t i r . e n . a l m i v a r . .
A l g u n a s veces sucede q u e al lado de u n a celda de gusanos,
se hallan otras de m i e l ; y como es imposible separarlas, se ve el
colmenero en la necesidad de exprimirlas todas juntas entre sus
puños, para aprovechar la cera. Siempre q u e se trasiegan las
abejas sucede esto, y todos los colmeneros arrojan quanto resul-
ta de la expresión, q u e es un l í q u i d o casi de color de leche.
272
Después de haber separado la miel según queda explicada,
se echa la cera á remojar por dos ó tres dias en a g u a bien cla-
r a , la q u e se r e n u e v a de tiempo en t i e m p o , para separar de ella
todas las partículas de miel que c o n t i e n e : q u a n d o se ve que y a
esta sale l i m p i a , se echa en un caldero ó perol con dos t e r c e -
ras partes mas de a g u a , y se pone á cocer á fuego'lento : al p a -
so q u e hierve a q u e l l a , se v a derritiendo la c e r a , se r e v u e l v e
con una espátula de madera porque no se queme , permanecien-
d o quieta contra los bordes del perol : debe tenerse cuidado
d e no cocerla d e m a s i a d o , á fin de que no salga morena y q u e -
b r a d i z a . E n empezando á derretirse conviene disminuir el fue-
g o ; y q u a n d o se note estar toda f u n d i d a , se derrama de pronto
e n un saco de lienzo fuerte, hecho al modo de una m a n g a , y se
pone al instante en la prensa si la hay : debaxo se mete a l g ú n
barreño con a g u a t e m p l a d a , para recibirla conforme va desti-
lando. L u e g o q u e se pone en el saco se aprieta al instante ; p e -
ro con s u a v i d a d , porque no salte acia afuera a l g ú n chorro d e
cera. E s preciso advertir que la prensa debe estar muy limpia
y h ú m e d a , para q u e la cera no se manche ni p e g u e á los bordes.
Q u a n d o no hay p r e n s a , se usa de la m a n g a solamente y se
exprime en ella la c e r a , la q u a l v a c a y e n d o en el barreño que
tiene d e b a x o , hasta que y a no puede apurarse m a s : entonces se
sacan las heces de la m a n g a , se v u e l v e n á poner en a g u a fres-
c a y se dexan estar por tres d i a s , para q u e se precipiten al fon-
do : pasado este t i e m p o , se saca toda la materia que nada ó
está entre dos a g u a s , para volver á derretirla conforme se hizo
a n t e s , y se arroja la basura que está en el suelo del caldero en
q u e se puso á remojar, porque esta no contiene cera a l g u n a .
F i n a l m e n t e , al derretir de nuevo la cera se debe espumar
bien y tener g r a n cuidado, de revolverla para que no se q u e m e ,
y el perol tendrá d o s t e r c e r a s partes mas de a g u a que de cera.
V i e n d o q u e toda se derritió;, y q u e ya no dá e s p u m a , se vierte
en los barreños donde se d e x a q u a x a r . E n c a d a uno se atravie-
sa un palo con un cordelito en el medio que baxe hasta el fondo
del b a r r e ñ o , donde ha de tener un nudo : este sirve de asidero
para sacar el pan de la cera después de q u a x a d o , tirando acia
arriba. L a vasija debe ser mas ancha;por. arriba que por aba-
x o para poder sacarle con facilidad,,. •>..• •>
3 7 3

De la grana kermes, y de la cochinilla.

E l kermes (coccus Más de Linn.) es un insecto útilísimo y


como dice Rozier en su D i c c i o n a r i o de A g r i c u l t u r a , tomo i x ,
página 44.7 de la traducción castellana ( 1 ) , es el galinsecto
mas célebre de E u r o p a , c u y a figura se asemeja á u n a bolita á
quien se ha q u i t a d o un pequeño segmento. Este insecto, v i v e
en las hojas y brotes tiernos de la carrasca : las hembras son mas
fáciles de encontrar que los machos : quando son jóvenes p a r e -
cen cucharillas ; chupan su alimento introduciendo profunda-
mente su trompa en la corteza de los r e n u e v o s , y entonces cor-
ren con agilidad. Q u a n d o el insecto tiene su debido tamaño p a -
rece una conchilla e s f é r i c a , membranosa , adherente al brote
donde debe a l i m e n t a r s e , hacer su m u d a , poner sus huevos y
terminar después su v i d a . L o s habitantes de la P r o v e n z a y del
L a u g i i e d o c hacen la cosecha del kermes en l a estación conve-
niente , y consideran este animal en tres diferentes estados de
acrecentamiento. A c i a principios de m a y o dicen q u e está e m p o -
llado el huevo., y entonces es menor q u e un grano de mijo. Por
abril dicen q u e comienza á salir á l u z , es d e c i r , que el gusano
ha a d q u i r i d o todo su acrecentamiento. Ú l t i m a m e n t e , acia fines de
mayo se encuentran d e b a x o de su vientre mil ochocientos á dos
mil granillos, redondos. S o n estos unos h u e v e c i l l o s , que l l e g a n d o
después á salir á l u z producen otros tantos a n i m a l e s , semejantes
al q u e les ha dado el ser. Estos huevecillos son mas pequeños
q u e la g r a n a de las a d o r m i d e r a s , , y están llenos de un licor e n -
carnado p á l i d o : vistos al microscopio parece que están sembra-
dos de puntillos brillantes de color de oro , y también los h a y
blanquecinos y roxos. L o s gusanillos q u e salen de los hueveci-
tos blancos tienen un blanco s u c i o , y su lomo es mas chato q u e
los demás : los puntillos q u e brillan en su cuerpo son de color
de plata : las gentes del país les llaman madres del kermes.
D e estos huevecillos salen otros tantos animalitos, q u e no se
distribuyen por la carrasca hasta la p r i m a v e r a s i g u i e n t e , q u e
se fixan en los encuentros del tronco y de las ramas para hacer
su cria. E s de observar q u e quando el kermes a d q u i e r e un t a -
maño c o n v e n i e n t e , entonces la parte inferior del vientre se e l e -

(1) Copiamos este artículo qual se halla en dicha obra, porque


habiendo tratado su autor el punto con la destreza y concisión que
pudiéramos desear, ocioso sería formarle de nuevo solo por ostentar
erudición sin añadir doctrina,
TOMO 11. MM
274
v a y retira acia el lomo formando u n a c a b i d a d , y de esta ma-
nera se asemeja á una cuchara encogida. E n este espacio vacío
es donde deposita sus huevecillos y después muere y se deseca.
Este c a d á v e r informe no c o n s e r v a , como la c o c h i n i l l a , su exte-
rior de a n i m a l , pues todos sus rasgos y caracteres se borran y
d e s a p a r e c e n , sin verse mas de una especie de a g a l l a , triste c u -
na de los huevecillos que deben salir á luz : apenas se verifica
esto q u a n d o los animalillos procuran salir de d e b a x o . d e l c a d á -
ver de su madre para ir á buscar su alimento en las hojas de la
c a r r a s c a , no royéndolas como las o r u g a s , sino chupándolas con
su trompa,
E l kermes macho se parece al principio á la h e m b r a ; pero
l u e g o que se fixa como ella se transforma dentro de su capullo
en u n a . n i n f a , que convertida en insecto p e r f e c t o , rompe el c a -
pullo y sale de allí sacando primeramente las partes inferiores:
entonces es como una m o s q u i t a ; salta como las p u l g a s y busca
volando sus hembras i n m ó b i l e s , que le esperan pacíficamente
.para q u e las fecunde.
L a cosecha de kermes es mas ó menos abundante según q u e
el invierno ha sido mas ó menos templado. Se ha notado que la
n a t u r a l e z a del terreno contribuye mucho para el grueso y c a l i -
d a d del k e r m e s ; pues el que se cria junto al mar es mas grueso
y de un color mas v i v o q u e los demás. L a s mugeres arrancan
con las uñas el kermes antes de salir el s o l ; pero en este tiempo
de cosecha se debe cuidar de dos cosas; p r i m e r a , de e v i t a r q u e
las palomas se coman el k e r m e s , porque las g u s t a m u c h o , a u n -
que no les a p r o v e c h a ; s e g u n d a , de rociar con v i n a g r e el que
se destina para teñir y ponerle á s e c a r , pues esta operación le
dá un color r o x i z o , y sin e l l a , transformado el insecto en mosca,
sale volando y se l l e v a consigo el color. L u e g o que se quita la
p u l p a ó polvo r o x o , se l a v a n los granos én v i n o , se ponen á s e -
car al s o l , se sacuden bien dentro de un saco para que se p o n -
g a n lustrosos y después se g u a r d a n en t a l e g o s ; en los quales se
d i s t r i b u y e n , según la c a n t i d a d que ha producido el g r a n o , diez
ó doce libras de este polvo encarnado por c a d a quintal. L o s t i n -
toreros p a g a n mas ó menos el k e r m e s en razón d e l mas ó menos
polvo que produce este grano. E l primer polvo sale de un a g u -
gero que se advierte en la parte por donde el gusano está a g a r -
rado el arbusto, y lo que parece estar adherido al mismo grano
proviene de un animalillo q u e v i v e b a x o esta cubierta habién-
dola h o r a d a d o , aunque el a g u g e r o no está visible. L a s conchas
del kermes son la matriz de este i n s e c t o , y he a q u í lo que es la
grana de que se saca un hermoso color e n c a r n a d o , el mas es-
timado antes de usarse la cochinilla.
275
Se conoce además (continúa Ilozier en el mismo artículo)
otro kermes llamado de Polonia (coccus polonicus Linn.) y que dá
un hermosísimo color encarnado con las precedentes p r e p a r a c i o -
nes. E l insecto v i v e en las raices del polygonum avkulare de Lin-
nso, ó sanguinaria mayor: los q u e se proponen h a c e r esta c o -
secha , tienen mucho c u i d a d o de examinar a c i a el solsticio de
v e r a n o , sí estos granos h a n l l e g a d o á su. m a d u r e z ; y si se h a -
llan llenos de un x u g o e n c a r n a d o , l e v a n t a n con u n a especie de
b a d i l ( i ) la raiz de l a p l a n t a , cogen los granos y v u e l v e n á c o -
locar l a planta en el mismo hoyo de donde la h a n s a c a d o ; s e p a -
rando después todas las i m p u r e z a s , mezcladas con estos mismos
g r a n o s , por medio de u n a criba destinada para este uso. L u e g o
que se advierte q u e los gusanos están próximos á s a l i r , se rocían
con vinagre ó a g u a muy fría, y después se ponen á secar al sol
pero lentamente , porque si se secan demasiado y con p r e c i p i -
tación, perderían el hermoso color de púrpura q u e constituye
todo su valor. L o s trabajadores sacan á veces los gusanos de su
c a p u l l o , los amontonan y forman con ellos u n a masa ; pero es-ta
preparación e x i g e mucho c u i d a d o , porque si se aprietan d e m a -
siado los gusanos se exprimirá el x u g o , q u e es lo mas a p r e c i a -
ble. L o s tintoreros estiman mas esta masa q u e los capullos e n -
teros , y por esto se v e n d e mucho mas cara.
R o z i e r dixo que estaba persuadido á q u e si en F r a n c i a se
registrasen las raíces de la sanguinaria mayor se cogería tanto
kermes como en P o l o n i a : nosotros podríamos decir lo mismo con
respecto á E s p a ñ a , y así parece que no sería ocioso el acercarse
á e x a m i n a r l o , y en su caso a v e r i g u a r hasta el último resultado.

De la cochinilla.

E l insecto llamado v u l g a r m e n t e cochinilla y por L i n n e o coc-


eas cacti, es uno de los muchos q u e habitan ó v i v e n en el cacto
opuntia, planta conocida'por el v u l g o con el nombre de h i g u e r a
de t u n a , h i g u e r a de indias ó higuera chumba , y que está tan
extendida y connaturalizada en A n d a l u c í a , M u r c i a , V a l e n c i a ,
C a t a l u ñ a y otras partes marítimas de E s p a ñ a , que no creo sea
necesario expresar su c u l t i v o antes de hablar del insecto- q u e
alimenta y q u e nos o c u p a ; por esto lo o m i t o , pasando desde
luego á tratar de la cochinilla, y á dar á conocer la facilidad con
que pudiéramos tenerle en las citadas provincias donde la p l a n -
ta v i v e .

(i) Se llama paletin ó desplantador en la jardinería.


MM 2
276
E l coccus cacti ó c o c h i n i l l a , es un insecto propio de la A m é -
rica m e r i d i o n a l , el q u a l a b u n d a principalmente en L o j a , C u e n -
c a , Quito y Oaxaca. Este insecto tan interesante en el arte de
la tintura como todos s a b e n , podría facilísimamente criarse en
las A n d a l u c í a s , M u r c i a y V a l e n c i a , pues con solo reflexionar
que la primavera de su país nativo coincide con la de nuestras
provincias en casi todas sus circunstancias, bastaría para c o n -
v e n c e r n o s , ya q u e no fuese bastante testimonio el ver la l o z a -
nía y vigorosidad con q u e v i v e la planta q u e los alimenta.
R e a u m u r calculó en 150503700-libras de plata francesa l a
suma q u e sale de F r a n c i a anualmente para la compra de la c o -
c h i n i l l a , e m p l e a d a en las fábricas de aquel reyno. E s t a enorme
c a n t i d a d , las otras muchas q u e emplearán las demás naciones
en su a d q u i s i c i ó n , y la q u e nosotros mismos pondremos en manos
e x t r a ñ a s , a u n q u e el fruto sea cosecha de nuestros dominios, d e -
be llamar la atención de nuestro sabio gobierno y excitar el in-
terés de los particulares para adquirir y connaturalizar en E s -
paña un insecto q u e al mismo tiempo que es de suyo tan útil,
no origina gastos particulares ; antes bien atrae otros i n n u m e -
rables beneficios ál labrador sobre el valor intrínseco de sus
productos. L o s nopales ó higueras- de tuna sirven y pueden ser-
v i r con ventajas para cerrar las h e r e d a d e s , y este bien nadie le
c a l c u l a : la planta además v i v e en los terrenos mas débiles, a r e -
niscos , escarpados y si se quiere aun en los despreciables, y en
ella puede criarse al mismo tiempo el cocus ó cohinilla no solo
con ahorro de gastos , como se ha d i c h o , sino con la utilidad
consiguiente, á.tales y tantos aprovechamientos. L a naturaleza
del insecto y sus diversas metamorfosis proporciona el poder
transportar á España su semilla en estado de huevo , tomándola
al tiempo mismo en qu.e l l e g a á formarse, trayéndole prendido
á las hojas del cactus para alimentarlo en el camino.
L l e g a d o que sea el insecto , se aplicará sobre las hojas de
la planta v i v a ,"y para esto se ponen las cochinillas dentro de
unos cestitos" de m i m b r e , los quales se prenden á las hojas del
nopal y se v a n mudando de unas en o t r a s , para q u e las m a -
dres dexen bien repartida su prole. L a suma pequenez de los
huevecillos hace q u e entonces no se distingan los primeros m o -
vimientos del insecto con la vista desnuda j pero con u n a lente
fácilmente se o b s e r v a n , é indican desde luego q u e es el momen-
to crítico de colocarlos en la planta. P a r a hacerlo con t i n o , es
indispensable g r a d u a r . l a cantidad^de.semilla que se debe dexar
en cada planta con proporción á su v o l u m e n , robustez y j u v e n -
tud. R e g u l a r m e n t e en cada hoja se le pone u n a cantidad como
el volumen de u n a castaña pequeña y no m a s , pues como el in-
277
secto, al paso q u e crece y se a u m e n t a , chupa mas cada v e z los
xugos de la p l a n t a , es necesario darle la extensión debida para
que no carezca de abundante alimento.
D o s meses suele tardar el insecto en llegar á su perfecto es-
tado , pasando por los grados que le son propios hasta adquirir
u n volumen como el de una g a r r a p a t a no de las mayores , y
entonces es q u a n d o debe recogerse y prepararse como se dirá.
Los cuidados que e x i g e durante su v i d a , no son otros que
los de precaver el insecto de una especie de arañuelo que le
destruye , dé ios aires fuertes que le arrojan al suelo , y de los
aguaceros , nieblas y nieves que matan : por esto no puede vi-
vir en otros países que los t e m p l a d o s , en q u e se goze un cli-
ma sereno y un cielo apacible ; pero si se experimentasen con-
tratiempos de t u r b i o n e s , vientos ú otros accidentes repentinos,
habrá q u e cubrir las plantas con a l g u n a s materias q u e las liber-
ten de la acción del temporal. L o s páxaros, gallinas y otras a v e s
é insectos buscan con ansia á la cochinilla y la devoran en un
momento ; por esta causa es necesario preservarla también de
estos e n e m i g o s , poniendo á la vista quien los espante ó p e r s i g a
para alejarlos de a q u e l lugar.
C r i a d o el insecto hasta haber a d q u i r i d o todo su tamaño , se
v a recogiendo y separando de las plantas q u e le c r i a n , á cu-
yas hojas ó pencas se halla íntimamente asido: se echan en unos
pucheros ú ollas de barro y se cuida de que no se s a l g a n de
ellas. L u e g o se matan exponiendo las ollas á la roas fuerte im-
presión del sol que los ahoga , ó en un horno al g r a d o de calor
que q u e d a después de sacar el pan. E n s e g u i d a se enzurronan
en cueros preparados al i n t e n t o , y q u e d a n dispuestos p a r a d a r -
les salida en el comercia
L o s que se destinan para adquirir semilla y propagar la e s -
pecie , se recogen en el estado mas perfecto , y se g u a r d a n pe-
gados á las hojas del mismo, n o p a l , colgadas en las h a b i t a c i o -
nes templadas y sin humo ni malos olores , como se ha dicho
para la semilla de los gusanos de seda ; y de este modo se con-
serva el insecto. A su tiempo se les desprende , se ponen en los
cestitos antes referidos, y se v u e l v e n á repartir por los n o p a -
les para n u e v a cria ,• g u a r d a n d o las mismas reglas que se han
dicho. •
E s preciso advertir q u e quanto mas nuevos sean los nopales,
tanto mas y mejor cosecha dará la cochinilla , y- por esto h a y
necesidad de repetir los p l a n t í o s , renovarlos con alguna fre-
cuencia , y proporcionar al insecto un alimento análogo á su c a - '
lidad y circunstancias.
278

LECCIÓN II.

DE LA GANADERÍA CONSIDERADA BAXO LA MANO


DEL LABRADOR.

La íntima unión qué deben tenef entre sí la labranza y la


cria.,de.ganados , es.de tal naturaleza q u e absolutamente no
p u e d e prosperar la primera sin que la acompañe la segunda. E l
sistema de ía g a n a d e r í a a i s l a d a , introducido en E s p a ñ a por un
efecto de desgracias muy f u n e s t a s , ha causado y causará siem-
pre los mayores perjuicios á la labranza ; porque los ganade-
ros de oficio , no encontrando tierra que les baste para apacen-
tar sus g a n a d o s , atrepellan las s e m e n t e r a s , los .rastrojos , las
v i ñ a s y l a s . h a c i e n d a s todas : poco satisfecha su insaciable ansia
d e pastos con los inmensos valdíos ( q u e ascienden á mas de las
dos terceras partes de los terrenos del r e y n o ) , destruyen las ar-
boledas , se oponen á los rompimientos, é inutilizan en un todo
los avances del cultivo'. v

. L o s muchos privilegios concedidos á la C a b a n a R e a l , dice


ü n sabio economista español ( 1 ) , han destruido y destruyen á
los labradores : por ellos están autorizados los ganaderos p a r a
atropellar la propiedad a g e n a q u a n d o les acomoda ; pues saben
que aunque se les aprehenda cometiendo el d a ñ o , solóse les
obliga á p a g a r el importe de é l , sin que se les p u e d a prender,
penar , ni castigar sus personas : por esto es tal y tanta la osa-
día de los pastores , que se entran de intento en los sembrados
y plantíos , los pastan , los patean, y los arruinan y talan. Si
son cogidos ( q u e las mas v e c e s no lo son ni puede averiguarse
l a v e r d a d ) , p a g a n lo que se taáa por el daño c a u s a d o ; pero les.
importa p o c o , respecto á q u e el valor de la m u l t a lo l l e v a n en
el vientre sus ganados.
Pero no son estos los únicos daños q u e resultan de estar l a
g a n a d e r í a en manos de los q u e no c u l t i v a n : son otros tan i n n u -
merables como, terribles, para la l a b r a n z a . N o hay cultivador
q u e no sepa q u e en ios pagos de viñas y olivos , donde los g a -
nados entran á pastar , se m u l t i p l i c a n prodigiosamente los i n -
sectos q u e destruyen del todo las cosechas y frutos preciosísimos

(1) Don Vicente Vizcaino Perez en sus discursos políticos.


279
q u e debieran rendir. Está a v e r i g u a d o q u e muchas de las p l a g a s
q u e infestan hoy estos interesantes p l a n t í o s , no fueron conoci-
das en ellos hasta que los g a n a d o s los h a l l a r o n : sábese también
que además de lo q u e roe el diente de los animales , es de m u -
cha consideración y trascendencia lo que destrozan los pastores:
para ellos es indiferente,- y muchas veces un j u g u e t e , cortar el
pie ó la rama del á r b o l ; y no h a y u n a v i ñ a , en q u e los g a n a d o s
duerman u n a n o c h e , q u e amanezca con el mismo número de c e -
pas con q u e anocheció. Y a v i s t a de tamaños males ¿será posible
que n u e s t r o j a b i o gobierno mantenga unos privilegios t a n d e s -
tructores de la labranza y a u n contrarios al objeto mismo q u e se
propuso fomentar? ¿Será creíble que después de haber dicho
v e r d a d e s t a n de v u l t o l a R e a l S o c i e d a d E c o n ó m i c a de M a d r i d
en su informe sobre l e y A g r a r i a , h a y a de seguir el g a n a d e r o
atrepellando la propiedad del labrador y disfrutando á su a r b i -
trio el premio de sus sudores? ¿Podrá concebirse que b a x o el pre-
texto de una caridad mal entendida , ha de tener dominio s o -
bre ciertos frutos todo el q u e q u i e r a cogerlos y apropiárselos
á su m o d o , reduciendo á cero la autoridad del propietario?
¿Creeremos acaso q u e podrá mejorarse y prosperar la A g r i c u l -
tura , levantarse de su decadente estado , y aumentarse la
población y la riqueza , mientras q u e c a d a labrador no sea
dueño absoluto de sus pastos , de sus barbechos , de sus s e -
menteras , de su e s p i g a , de su rastrojo, de su r e b u s c o , de su
h o j a , pámpana , r a m ó n , y en u n a palabra de su propio t e r r e -
n o , como lo es de sus arados y sus bueyes? ¿Podremos esperar
que la A g r i c u l t u r a adelante un paso mientras q u e la propiedad
del campo no esté t a n a s e g u r a d a como lo está el trigo en la c á -
mara del labrador? N o es creíble , ó por lo menos yo no creo
que adelantaremos n a d a mientras no se remuevan tan poderosí-
simos obstáculos, Y sino veamos ¿qué principio de justicia p u e d e
haber para que un g a n a d e r o entre sus ganados en una heredad,
apacentándolos con la espiga , el "rastrojo , ó la yerba q u e á cos-
ta del labrador produxo la tierra? ¿ N o es el labrador su v e r d a -
dero y único dueño? ¿Pues por q u é no lia de disponer de ella á
su arbitrio? ¿ C o n qué justicia han de poder los A y u n t a m i e n t o s
vender al ganadero la hoja y la pámpana de las viñas a g e n a s ?
¿ N o le cuesta al labrador su dinero el cultivarlas? ¿Pues por
qué ha de permitirse sin su consentimiento y expresa v o l u n t a d
la entrada de los g a n a d o s , q u a n d o se sabe que traen consigo
u n a porción de males y una pérdida efectiva para los intereses
del cultivador? L a sociedad Matritense lo dixo bien claro en su
citado informe : porque el Concejo de los mesteños reúne el poder y
la riqueza de pocos contra el desamparo y la necesidad de muchos.
28o
Los ganaderos todos tienen cerca del Supremo Gobierno unos
a g e n t e s poderosísimos que los amparan y patrocinan ; pero los
labradores á nadie t i e n e n , nadie aboga por e l l o s , son pobres,
cuástales mucho el g a n a r p o c o , y todo lo sacan de su s u d o r , sin
que vivan un momento solo • á expensas de otro. Por esto han
p e n s a d o nuestros mejores economistas que convendría que se e s -
tableciese en E s p a ñ a un Consejo de labradores como lo hay de
g a n a d e r o s : de este modo la Superioridad oiría mas de cerca c
instructivamente quál fuese el estado de la A g r i c u l t u r a , p r o v e e -
ría de remedio á muchos, males , haría respetar la. propiedad
a g r a r i a , repartiría con toda exactitud las c a r g a s ordinarias y
extraordinarias del E s t a d o , . y no recaería casi todo su enorme
peso sobre el desvalido labrador como sucede en el dia : y por
último q u a n d o a l g u n o , fuese labrador ó ganadero , solicitase
p r i v i l e g i o s , inmunidades ó e x e n c i o n e s , se concedería ó n e g a r í a
la g r a c i a con conocimiento, oyendo antes á todos. D e este modo
podia instruirse un expediente completísimo en que se probase
m a t e m á t i c a m e n t e , que el verdadero criador de g a n a d o s es el l a -
b r a d o r , y que éste, apacentando los que pudiesen mantener sus
propios terrenos , los multiplicaría hasta el mayor número posi-
b l e , por la necesidad que tiene de ellos para fertilizar sus c a m -
p o s ; aumentaría así sus cosechas y aprovecharía en beneficio s u -
y o y del E s t a d o quanto produxese su i n d u s t r i a , su trabajo y su
aplicación. F i n a l m e n t e , se echaría de ver que la reunión de t a n -
tos pequeños ó medianos ganaderos , quantos fuesen los labrado-
res , criarían centiplicado número de cabezas. Entonces se d e -
mostraría con el hecho mismo, que la p o b l a c i ó n , la riqueza , la
industria y el poder del E s t a d o , caminan á la par que prosperan
la labranza y c r i a n z a , u n i d a s en una sola mano. Entonces se c o -
nocería mas claramente la savia y justísima previsión con que la
ciudad de C ó r d o b a , tratando en otro tiempo de fomentar la
A g r i c u l t u r a y enlazarla con la g a n a d e r í a , hizo una ordenanza
en q u e sujetaba á los labradores y vecinos de ella á que t u v i e -
sen solo los ganados que pudiesen mantener en sus propias h e r e -
d a d e s , penándolos en el quinto de los que tuviesen de mas. H a -
ya en Buen hora quantos ganados se quiera ; pero sépase q u e
nadie podrá introducirlos en posesión a g e n a , sin la e x p r e s a . v o -
l u n t a d de su dueño , ahora esté poblada , barbechada , de r a s -
trojo , ó inculta & c . ; y sobre todo prohíbase que tenga g a n a d o s
quien no labre en proporción al número y especie de cabezas q u e
cria ó que conduce ; así se palparán las ventajas y se r e m e d i a -
rán los abusos.
M a s contentándonos con haber indicado las razones p r i n c i -
pales en favor de la proposición que senté al p r i n c i p i o , á saber,
28l
que para q u e prospere la A g r i c u l t u r a , es necesario a b s o l u t a -
mente que la cria de ganados sea d i r i g i d a por el labrador, pasaré
á manifestar las nociones que debe tener éste para criar , con-
servar y multiplicar los animales que le son útiles, así como t a m -
bién las que pertenecen á la multiplicación: de las aves domés-
ticas. - :

Consistiendo en el g a n a d o v a c u n o u n a gran parte de la r i -


queza del labrador , siendo el b u e y entre los animales de asta
el mas útil de todos,.porque con él se hacen las labores del c a m -
po , se sostiene la economía rural y l l e v a sobre sí el peso de la
labranza , empezaremos por él el tratado de los ganados , como
lo hizo el sabio
profesor F i l i p o R é en sus elementos de A g r i c u l -
tura , donde desempeñó el ramo de g a n a d e r í a con tanto acierto
y precisión , que con dificultad podría reducirse á mas exactos
principios.ni á menor.número de preceptos: por esto usaré de su
doctrina con toda libertad , y presentaré en esta parte todo lo
que crea nacesario para llenar el objeto de la instrucción , sin:
perjuicio de intercalar quantas observaciones parezcan oportuas
para mas ilustar ó ampliar la materia , con respecto á nuestras;
costumbres, á nuestro s i s t e m a , y al estado de decadencia e t i q u e
nos hallamos.

Del establo.

•De la c a p a c i d a d , aseo y buen arreglo de los e s t a b l o s , dice


Ré, (i) pende en g r a n parte la salud del g a n a d o : han de estar
en p a r a g e seco, las puertas han de mirar del norte al mediodía,
y los costados de levante á poniente : estén aislados , pero de
suerte queíse p u e d a reconocer lo que pasa en ellos, y sean altos
y con ventanas resguardadas con vidrieras ó bastidores con l i e n -
zo c l a r o , y las puertas anchas. Q u a n d o hay epidemias es cosa
muy buena renovar el aire de los establos por medio de c h i m e -
neas ó ventiladores. A c a d a b u e y se ha de dar un espacio de q u a -
tro pies de rey : los pesebres han de estar en medio del establo
en dos filas: por entre ellos ha de haber un paso para el q u e les
eche de comer , y el piso será pendiente acia los lados para q u e
escurran las- aguas. Todos los días se ha de b a r r e r , y quando
mas de dos en dos ,. r e n o v a n d o la cama al g a n a d o . T é n g a n s e los
estercoleros distantes del establo para que en él no se respire aire
malo , pues si en tal caso llega á padecer una res a l g u n a enfer-
medad e p i d é m i c a , todas p e r e c e r á n , y no hay que atormen-

(i) Semanario de Agricultura y A r t e s , tora. 16. pág. 121.


TOMO II. KH
282
tarse en buscar otra causa que el mal aire q u e respiran. L a s
moscas también atormentan al g a n a d o en el establo en verano:
por esto conviene cerrar todas las ventanas , y abrase una por
donde entre mayor luz , y por ella se saldrán : l u e g o se cierra
aquella y se entreabren las otras , d e x a n d o entrar solo la luz
precisa , y de suerte que circule el aire. ¡

De la propagación del ganado vacuno , y buidados


que requiere.

E l b u e y es la base de la riqueza de las naciones agrícolas,


y digno por lo mismo de que se aplique la mayor atención á m e -
jorar sus r a z a s , eligiendo cuidadosamente el toro padre á hn de
q u e las crias salgan mas bien formadas, mas r o b u s t a s , y t e n g a n
mayor precio. T e n g a el toro padre la frente ancha y encrespada,
ojos negros y a p a c i b l e s , cabeza c o r t a , asta gruesa corta y ne-
g r a , grandes b r a z o s , nariz roma, cuerno carnoso y grueso,;'
pecho a n c h o , con p a p a d a pendiente hasta las r o d i l l a s , buenos
quartos traseros, auca redonda , patas derechas , junturas que
sobresalgan poco , y paso firme. N o se eche á las v a c a s hasta los
tres años , aunque puede engendrar á los dos cumplidos : ni se
permita que las cubra q u a n d o pase de nueve. U n o p u e d e ser su-
ficiente para veinte v a c a s : si tiene mas se estropea y q u e d a i n ú -
til en poco tiempo. P a r a que se mantenga vigoroso ¡no-ha d e c u -
brir mas q u e á u n a v a c a c a d a dos dias. Estas también se b u s c a -
rán de las mejores y bien f o r m a d a s : a u n q u e estén en disposición
á los dos a ñ o s , no se echarán al toro hasta los tres , ni después
q u e tengan n u e v e años. E l que t e n g a veinte vacas criando c a d a
año tres terneras , puede .conservar una buena raza. . .•
Q u a n d o las vacas quedan preñadas, que.suele ser Á la s e g u n d a
v e z ; q ü e se las .echa-el.to.ro,lo e s q u i v a n t e s necesario defender-
las,de. los aires, de las l l u v i a s , y del calor y frió e x c e s i v o : no se
las ha de f a t i g a n ni.obligar á c o r r e r é s a l t a r , e v i t a n d o irritarlas-:'
en el establo tendrán la cama mas alta acia los quartos delante-*
ros : déseles forrage: substancioso y sano , y . á los siete meses se¡
añadirá ala comida acostumbrada, s a l v a d o , alfalfa mielga &c.,;.-
cuidando siempre que se apacienten,en pastos -xugosos y abun-*;
dañtes de y e r b a , p e r e q u e no sea en terrenos húmedos ni panta-^
nosos, aumentándoles la c a n t i d a d de alimento al paso q u e v a n
adelantando en el preñado. Si les falta la leche un mes ó seis se-
manas antes del parto , se puede inferir que no están b u e n a s : á
esta época se. dexarán de o r d e ñ a r , porque la leche la necesitan
28 3

entonces p a r a el f e t o : dura el preñado doscientos setenta y c i n -


c o , ó doscientos noventa y seis d i a s : al llegar el parto se les lia-
rá una cama cómoda. Si el feto se presenta con el hocico y m a -
nos acia adelante , n a d a habrá que hacer ; pero si viene de otro
m o d o , es menester auxiliarlas con la delicadeza posible. Defién-
dase l u e g o del frió con el mayor cuidado á la- madre y á la cria:
un quarto de hora después del parto se dará á aquella un b r e -
baje algo caliente echo de s a l v a d o , de a v e n a triturada de ha-
rina de habas. Désele por ocho ó diez dias buen heno , trébol
ó alfalfa seca en i n v i e r n o , y yerba fresca y gramíneas en v e r a -
no , abrevándola con a g u a blanca con un poco de harina de ce-
bada , y acostumbrándola poco á poco á su comida ordinaria.
Se suele dexar que mamen las terneras lo que quieran, luego
que n a c e n : s i n embargo se han de separar de la madre á los c i n -
co ó seis d i a s , á fin de que no le tomen demasiado cariño , i m -
pidiéndolas que mamen mas de tres ó quatro veces al dia. L a s
terneras, que se han de m a t a r , suelen mamar treinta d i a s ; y las
que se han de criar, tres ó quatro meses. P a r a destetarlas se v a n
acostumbrando á la comida o r d i n a r i a , comenzando por darles
harina disuelta en a g u a , luego un poco de a v e n a , y últimamen-
te forrage del mejor , procurando resguardarlas del frió , a c a r i -
ciarlas y acostumbrarías al y u g o . L o s becerros se c a p a n desde
los diez y ocho meses á los dos años.

Del modo de alimentar , abrevar y cuidar el ganado,


y particularmente el vacuno.

Y a se ha tratado de las mejores yerbas para mantener los g a -


nados , ahora solo se a ñ a d i r á , que no se han de dar á las vacas
v e g e t a l e s que vicien.su l e c h e , como son las plantas de íior apa-
rasolada , las de las clases didinamía y tetradinamia , ni la ho-
ja de encina , h a y a y nogal. L a experiencia enseña que es mejor
dar al g a n a d o forrage verde que seco , y q u e con aquel dan las
v a c a s mas y mejor leche : por eso es bien propagar el cultivo de
las patatas y de otras raices , á fin de dar forrage fresco al ga-
nado aun en lo mas rigoroso del i n v i e r n o , ó á lo menos m e z c l á r -
selo con el seco. Los pastos comunes perjudican mucho a l a pro-
pagación y conservación del g a n a d o , no solo porque estando
junto degenera fácilmente , y si reyna una enfermedad e p i d é m i -
ca perecen muchas reses , sino también porque jamás están en
ellos bien alimentadas. E n Suiza tienen las vacas en corrales ó
cercados grandes junto á la casa de los d u e ñ o s , y nunca la-s
NN 2
284
echan a p a s t a r : así dan mas leche , engordan m a s . y no se d e s -
perdicia nada de su basura. Esta costumbre es d i g n a d e i m i t a r -
se en donde sea posible.
Se suele dar de comer al g a n a d o tres veces al d i a ; pero se-
ría mejor dividirle c a d a pienso en quatro ó cinco porciones, p a -
ra írselas suministrando de quarto en quarto de hora , señalan-
d o la c a n t i d a d de forrage que ha de comer al dia c a d a res : así
estarían mas sanas y gozarían de tanta mayor robustez y salud
q u a n t o el forrage fuese mejor y mas apetecido de ellas. Se pon-
drá mucho c u i d a d o en no cortar la yerba , que se les destina,
demasiado verde , ni q u a n d o llueve , y en no dársela muy hú-
m e d a ; pues.por esta causa perecen algunas cabezas. Después de
s e g a d a no se debe amontonar ni apretar la y e r b a , porque con-
trae mal sabor.
Sea sana el a g u a con q u e se abreve toda clase de g a n a d o ;
y désele siempre que la q u i e r a , á no ser q u e esté sudado y m u y
f a t i g a d o ; y bueno será que no se dé á todas horas al que esté
acostumbrado á no beber sino mañana y tarde. L a mejor agua
es la de rio : en el verano no se les dará la que esté recien s a -
c a d a del p o z o , y será muy útil darles algunos cubos de a g u a aci-
d u l a d a con muy poco vinagre ó nitro. Si ios abrevaderos no es-
tán limpios de i n m u n d i c i a s , padece la salud del g a n a d o . E n t r e
otras muchísimas enfermedades que sufren por esta causa , no
es la menor la de las sanguijuelas que suelen beber , accidente
que les hace echar mucha sangre por la boca : entonces es p r e -
ciso r e g i s t r á r s e l a , y si se descubren se les arrancan ; pero si no
se alcanza á donde ellas están, se les echa con una x e r i n g a a c e i -
te caliente , que las hace caer apenas las toca. P u e d e hacerse lo
mismo con una caña ó con un palo y estopas empapadas en el
aceite ,-si no hubiere x e r i n g a á la mano , en cuyo caso se les r e -
friega muy bien el paladar y lo mas hondo del g a z n a t e con cier-
ta s u a v i d a d y destreza para no mortificar la res , hasta que se
despeguen y c a i g a n las sanguijuelas. Hecho esto no se les d e x a -
rá comer después para que las que se desprendan no las pasen
con la comida al g a z n a t e , procurando sacarlas por los medios
d i c h o s ; pero si no se logra completamente espérese hasta que la
res afectada de sanguijuelas tenga sed , y puesta sobre la pila ó
dornajo donde está el a g u a (sin que pueda bebería) se le abre
la boca, y los esfuerzos, que hará la res y la misma sanguijuela,
la hacen caer al fin.
N o se debe sacar al b u e y de su paso n a t u r a l , ni obligarle á
correr ni cansarle demasiado ; pero puede muy bien la educa-
ción hacerle menos l e r d o , pues el buey no lo es tanto por su
natural como lo l l e g a á ser por la holgazanería y vicios comu-
285
nes de los b o y e r o s : los que están bien enseñados desde el prin-
c i p i o , siguen sin violencia ni fatiga a l g u n a el paso ordinario de
las muías en la besana. Defiéndanse del rigor del frió y del ca-
l o r , y procúrese que les molesten lo menos posible las moscas y
los tábanos: no se pase dia en q u e no se les limpie y frote con
la almohaza y se les l a v e n los ojos y reconozcan las uñas : sea la
comida aseada y sin n i n g u n a p i e d r e c i l l a , y obsérvese mas cui-
dado con el g a n a d o v a c u n o en el i n v i e r n o , teniendo en consi-
deración que nunca le hace mas daño el írio que q u a n d o está
muy caliente. Una noche de escarcha ó yelo que les coja sin
manta ni a b r i g o ; el dexarlos parar donde corra viento á la som-
bra ó en p a r a g e f r e s c o , q u a n d o d e x a n el trabajo y están t r a s u -
dadas las reses ; ó si se mojan estando muy c a l i e n t e s , les causan
muchas enfermedades peligrosísimas , pero entre ellas es de las
mas malas una en que se les p e g a el pellejo tan fuertemente á
las costillas que es imposible despegársele por mas que se tire de
é l ; mas todo se evita con no sacarlas del establo sin abrigo ; no
detenerlas repentinamente en las umbrías después de dexar el
t r a b a j o , no dexarlas mojar y enfriar con la l l u v i a q u a n d o están
acaloradas ni mucho menos hacerlas v a d e a r los rios ó arroyos
l u e g o que salen de la besana ó d e x a n el a r a d o , el carro &c.
T a m p o c o se les dará de beber en tales casos, sino que se les d e -
xará descansar y refrescar antes de que b e b a n ; pero si por d e s -
gracia llegó á verificarse la p e g a d u r a del pellejo, se les ha de
frotar mucho , y lavarles con a g u a caliente en que h a y a n her-
vido hojas de laurel mezclándola con aceyte y v i n o : al buey e n -
fermo se le pone al s o l , y con la sobredicha mezcla se le bar
ña y f r o t a , y poco á poco se le v á tirando del pellejo obligán-
dole á que se v a y a despegando ; si no hiciese s o l , se executará
en el establo bien abrigado , y en seguida se cubre al animal
enfermo con pieles de carnero echando la lana acia la piel
p a r a que se promueva mas y mas la transpiración. L o s bueyes
en que se descuida la curación de esta enfermedad, tienen m u y
mal pelo , se enflaquecen , decaen , y al fin mueren sin fuerzas.
Por todo lo dicho puede inferirse que es muy útil y provechoso
obligarles á que anden en tiempo de frío , para que no se re-
sientan tanue y estén mas ágiles en la primavera : también se-
rá de la mayor importancia no dexar que las gallinas y de-
más aves entren en el establo , porque es fácil que c a i g a n sus
plumas en el pienso y hacen mucho daño al g a n a d o ;• finalmente
obsérvele el boyero con atención q u a n d o está rumiando , y si v é
a l g u n a res i n a p e t e n t e , ó q u e dexe de rumiar , trate de curarla
porque seguramente está enferma.
Los bueyes y vacas ó son de l a b o r , ó de c e b o si son rese§
286
viejas. L a e d a d de los bueyes se conoce en los dientes y en las
a s t a s : quando las reses tienen diez meses, se les caen los dos pri-
meros dientes de enmedio , y le salen otros que no son tan blan-
cos ni tan l a r g o s : á los diez y seis ó diez y ocho meses se les caen
los inmediatos á aquellos : á los tres años se renuevan todos los
dientes de l e c h e ; y si antes eran l a r g o s , iguales y b l a n c o s , l u e g o
son desiguales y negros. A l comenzar el quarto año se observa
como un nudito en el asta , y luego sucesivamente se v a n for-
m a n d o o t r o s , al paso que con el tiempo van creciendo las as-
tas. C o n t a n d o tres años desde el primer nudo que a p a r e c e , c a d a
uno de los otros q u e se encuentren después, señala un año mas.
E l b u e y se puede sujetar al trabajo desde los cinco hasta los
d i e z años : en verano comenzará la labor al rayar el dia para
d e x a r l a á las n u e v e de la mañana ; y por la tarde desde las tres
hasta ponerse el sol. E n invierno , otoño y primavera , puede
trabajar sin interrupción desde las n u e v e hasta las cinco. Los bue-
y e s que comen con lentitud resisten mas al trabajo que los q u e
comen con ansia. A ellos se dará forrage seco con mas a b u n d a n -
cia que á las v a c a s , porque con él dicen que se hacen mas fuer-
tes. Los que compren bueyes lejos, tráiganlos á su casa poco á
poco y sin fatigarlos porque hay peligro de que enfermen y p e -
rezcan. E n llegando á los diez años se han de separar del ara-
do , y cebarlos para la carnicería.
L a s v a c a s no solo dan la utilidad de las crias y de la leche,
sino que también pueden arar en caso n e c e s a r i o , á cuyo efecto
se han de hacer las yuntas de las que sean iguales en fuerzas y
cuerpo. Reconózcanse los prados en q u e pastan , no sea que co-
man a l g u n a yerba v e n e n o s a : las v a c a s se han de a b r e v a r con
mas frecuencia que los b u e y e s ; y tanto á aquellas como á estos
se les puede dar un poco de s a l , para excitarles el apetito ; p e -
ro guárdense de abusar de ella : se le podrán dar dos onzas por
semana á c a d a res, particularmente quando comen forrage ver-
de , mezclándola con él. Los búfalos p u e d e n suplir por los b u e -
yes ; bien que son mas feroces é intratables : no temen las a m e -
nazas ni el c a s t i g o , y apenas obedecen á la aguijada : lo pasan
mejor en los sitios abundantes de a g u a s , y sirven lo mismo q u e
el g a n a d o vacuno , aun en quanto á la leche y los cueros.
P a r a que el b u e y se acostumbre y aveze blandamente el y u -
g o ( i ) obedeciendo á la voz y á la l l a m a d e r a , es indispensable
enseñarle temprano y conducirle poco á poco para que venza la
natural r e p u g n a n c i a que tiene á la sujeción: desde dos años y

(i) Carta del Cura de Montuenga publicada en el tomo a.P del


^smanario de Agricultura y Artes.
287
medio, y lo mas tarde desde los tres, se debe principiar á d o -
mesticarle y acostumbrarle al y u g o ; porque si se dilata mas-
tiempo se hace indócil y tal v e z indomable : la b l a n d u r a , las c a -
r i c i a s , Jos halagos y la paciencia v e n c e n , doman y amansan su
natural ferocidad y b r a v e z a , hasta el punto de transformarlo en
el mas manso de t o d o s ; y al contrario la fuerza y el mal trato
no suelen conseguir otra cosa que el exasperarlo y hacerle tomar
muy malos resabios, que conserva para siempre. Por esta razón
conviene rascasle y acariciarle, dándole á mano la y e r b a , c e b a -
da cocida , habas y otros alimentos , y todo con s a l , de que g u s -
ta generalmente : nuestros boyeros acostumbran hacer unos ro-
llos de harina bien a m a s a d a , sobada y preparada con un poco
de s a l , y con esto los h a l a g a n y domestican mucho : también
conviene atarles las astas de q u a n d o en q u a n d o , ponerles el y u -
g o a l g u n a que otra v e z , y hacerles arrastrar un t i m ó n , u n c i é n -
dolos con otro buey y a ensenado y no muy robusto, procurando
q u e en el prado y en el establo estén siempre juntos y coman en
un mismo pesebre : en este tiempo no se le ha d e - h a c e r mal ni
punzarle para que no tome horror al trabajo y se h a g a intrata-
ble : tampoco se le ha de hacer trabajar mucho al principio sino
poco y á pausas porque se fatiga d e m a s i a d o , y por lo mismo se
le ha de cuidar mas y alimentar con mas a b u n d a n c i a .

Be la leche y de sus modificaciones.

Dos veces al dia ,se suelen ordeñar las v a c a s y algunos las


1

ordeñan tres : se les l a v a n y s u a v i z a n las tetas con leche y a g u a .


D i c e n que las primeras gotas salen a g r i a s , y por eso las d e x a n
caer en el suelo. L a leche se echa en cubos de madera ó tarros
de barro bien cocidos que se han de tener sumamente aseados y
limpios, como también los demás utensilios que se usan para s a -
car sus productos: se la deposita en -un sitio c u y a teinperatura sea
de diez g r a d o s , q u a l suelen tenerla los sótanos y cuevas. M a n t e -
niendo allí la. leche sin menearla comienza á nadar encima la
n a t a , q u e d a n d o debaxo el suero y el queso. D e la primera se
saca la m a n t e c a , batiéndola para separar algunas partes caseo-
sas y serosas: para esta operación se requiere fresco, y por eso en
verano, le a p l i c a n algunos la n i e v e : ' q u a n d o . la manteca tenga
la .debida consistencia, se comprimé, para que suelte el:suero. L a
primera n a t a suele dar la mitad de su peso en manteca : esta
siempre es mejor en la p r i m a v e r a q u e en otoño (1).

- (0 En los tomos v i i y x m del Semanario de-Agricultura y Artes


se trata detenidamente del modo de hacer el queso; y en el xix pá-r
288
E l residuo de la leche que q u e d a en la b a t i d e r a después de
s a c a d a la m a n t e c a , se junta con la que está en los cubos ó tinas
en que se ha formado la n a t a , y se echa en una caldera puesta á
la lumbre dexándola que tome el calor conveniente p a r a echarle
el c u a x o : no necesita mas calor que el de veinte y quatro g r a -
d o s , que conocen los prácticos metiendo dentro el b r a z o : p a r a
c a d a cincuenta libras de queso se echa solo una onza de q u a x o ;
y convendrá siempre preferir la flor de varios cardos : también
se usa del q u a x o de ternera amasado con sal y pimienta. L a
q u a x a d a se pone en uno ó muchos moldes y se prensa por ocho
d i a s , mudando en c a d a uno las cubiertas y comprimiéndolo de
n u e v o para q u e suelte todo el suero ; luego se cubre de sal por
todos l a d o s , y cada dos ó tres dias se v u e l v e lo de a b a x o á a r -
r i b a , hasta que y a la suelta. L o s antiguos preferían para esto l a
sal g e m a que parece produce mejor efecto. L o s quesos que se
h a c e n de leche q u a x a d a luego que se o r d e ñ a , tienen un gusto
m u y delicado por conservar toda la n a t a : hay quien dobla en
ellos la c a n t i d a d de la n a t a , y se llaman entonces quesos de dos
natas.

De las enfermedades del ganado vacuno.

E l citado E.é dice q u e en el M i l a n e s a d o y en otras partes


de I t a l i a suele padecer el g a n a d o boyar una; enfermedad c o n t a -
giosa de que perecen muchísimas reses. E l mal se dá á conocer
en q u e d e x a n de r u m i a r , manifiestan aborrecimiento á la comi-
d a , l u e g o les dá temblor en la c a b e z a , se les hunden los ojos
amortiguados echando lágrimas frecuentemente, se les abaten las
orejas, se eriza el pelo , y sobreviniendo la fiebre con diarrea
f r e c u e n t e , se aumenta una y o t r a , y perecen. N o se ha encon-
trado t o d a v í a remedio e f i c a z , á pesar de quánto se ha trabaja-
do para e l l o ; y según la experiencia de los mejores a u t o r e s , lo
mas prudente es matar las reses en que se a d v i e r t a n los p r i m e -
ros indicios de la e p i d e m i a ; porque si una v e z caen en e l l a , aun-
q u e se curen , v u e l v e n á recaer.
H a y dos casos en que se deben tomar precauciones:en el uno
para impedir el c o n t a g i o , y en el otro para cortar :su propaga-,
c i o n : esto es. en un. establo perfectamente sano, ó ea :
otro e n
que a l g u n a res presente, sen ales de la enfermedad ; en este se re-
media el daño cortando toda comunicación de la res enferma
con lo demás del g a n a d o , p a r a lo q u e se -dividirá el hato en

gina 143 hay un excelente artículo sobre los diversos productos de


Ja leche. . ,
s8o
manadas de seis, ocho ó diez cabezas c a d a u n a , evitando que
se acerque al establo n i n g u n a persona que v e n g a de otros para-
ges infestados; no se permitirán pastos comunes, abrevaderos,
ni se usará de carros, y u g o s ú otros utensilios que h a y a n toca-
do á las reses sospechosas; también convendrá recoger la b o ñ i -
g a luego que la suelten las enfermas ; pues si las sanas la l l e -
g a n á oler al instante q u e d a n infestadas. N o se d e x a r á pacer á
los bueyes sanos hasta después de l e v a n t a d o el s o l , y se les fro-
tará todos los dias con paja h u m e d e c i d a con v i n a g r e caliente
diluido en poca a g u a ; se les l a v a r á diariamente la l e n g u a . , las
fauces y las narices con vinagre, ajos, sal y a g u a , cuidando
de darles el mejor alimento. L o s establos se tendrán con el
mayor a s e o ; y sobre todo se perfumarán con vapores nítricos
los pesebres y los p a r a g e s por donde andan las reses. D i r i g i e n -
do después el c u i d a d o á la res c o n t a g i a d a se la almohazará
y fumigará ; se le l a v a r á la boca, y se le pondrá en la p a -
p a d a un sedal que. se curará diariamente, con u n g ü e n t o basi-
licón ; pero si hubiese disposición para ello será mejor fiarla al
cuidado de los veterinarios. L a que se muera ó se mate por pre-
caución se quemará después ó, se enterrará cortándole antes el
pellejo para que no la v a y a n á desenterrar con el fin de apro-
vechar el cuero , de c u y o abuso se han seguido g r a v e s daños , y
se ha visto que un pedazo de correa del cuero de una r e s , bastó
para renovar el contagio : así es preciso velar para que nadie
desentiérrelas reses y sembrar encima algunas s e m i l l a s , dando
á la tierra una l i g e r a labor. L a estancia en que el animal haya
pasado el contagio se blanqueará de n u e v o , raspando el suelo
con la mayor atención y c u i d a d o para q u e no v u e l v a á infes-
tarse ; y además se limpiarán los ángulos y rincones del techo,
usando después sahumerios. ó fumigaciones compuestas de. una
mezcla de salitre y azufre.
E n el otro caso d i c h o , á s a b e r , en que no se haya notado
n u n c a el mas l e v e indicio del :ffial, se tomará la precaución de
asear los establos todos los dias con el mayor esmero; v e n t i l á n -
dolos para renovar bien el aire estancado , y, sahumándolos f r e -
cuentemente con la mezcla i n d i c a d a . Entonces será lo mas s e -
guro adoptar el sahumerio de M o r v e a u , tomando una libra de sal
c o m ú n . p u l v e r i z a d a y puesta en u n a . c a z u e l a á la l u m b r e , y e c h a n -
do en ella q u a n d o esté bien caliente media libra de ácido s u l -
fúrico ( a c e y t e de v i t r i o l o ) : de los vapores q u e .salgan se llena-
rá el establo y d e x a r á n sano el a i r e ; pero guárdese de respirar-
los el que h a g a el sahumerio : se d e x a conocer q u e ' e n t r e tanto
no ha de haber en el establo n i n g ú n a n i m a l , y que se han de
cerrar sus puertas y ventanas.
TOMO II. 00
290
Otras enfermedades padece el g a n a d o v a c u n o , fáciles de pre-
caver si se practican las reglas dadas en quanto al modo de
criarlo, alimentarlo y cuidarlo. L a s mas comunes son las ahptas
y la t i m p a n i t i s : . l a s primeras son unas ulcerillas que les salen
en la b o c a , mortales si no se curan á t i e m p o : el remedio mas
pronto es lavarlas con a g u a y una corta cantidad de sai. La
timpanitis es el último g r a d o de la hinchazón ñatulenta que p r o -
d u c e n las yerbas muy húmedas, particularmente las l e g u m i n o -
sas. Se hinchan las reses de manera q u e tocándolas la p a n z a sue-
na como un t a m b o r ; respiran con dificultad y m u e r e n , si el r e -
medio no l l e g a á tiempo. E n este caso usamos de la p u n c i ó n , q u e
se hace á dos dedos pulgares de distancia de la última costilla
f a l s a , y á otros dos dedos pulgares de la extremidad de la p r i -
mera vertebra lumbar del lado derecho. Este método no se ha
de adoptar si no en un caso desesperado, prefiriendo en los c o -
comunes el remedio de dar á la res un buen vaso de a g u a r d i e n -
te con dos onzas de nitro. T a m b i é n se ha de usar de lavativas
emolientes.
' Quando los b u e y e s enferman por haber comido constante-
mente ó por mucho tiempo un pasto tierno ó demasiado v e r d e ,
se presentan m u y cabizbaxos y pesados: en este caso se les s a n -
g r a de la v e n a q u e tienen d e b a x o de l a l e n g u a , se les d e x a s a -
lir bastante s a n g r e , y s e les dá después á comer s a l v a d o con vi-
no , c e b a d a ó a v e n a r e v u e l t a con puerros y tallos de ajos.
L a enfermedad que llaman r a n i l l a , procede de que los r e z -
nos se les introducen por el ano en los intestinos y los m a t a n ;
p a r a que no se agarren y los echen f u e r a , se les dará á comer
trigo muy limpio e m p a p a d o , lo mas q u e p u e d a s e r , en aceyte
mezclado con otras cosas. C o n solo administrarles este sencillo
remedio cinco ó seis veces al a ñ o , se les preserva de esta e n -
fermedad. L o s labradores suelen también arrancárselos á mano,
metiéndosela por el ano. ' -
E l l o b a d o , q u e suele provenir de p u x o s . d e sangre ó de heri-
d a s , se cura con poner la res q u e lo p a d e c e cerca de a l g ú n a r r o -
y o ó fuente de a g u a f r i a , l a v a r l a bien y sangrarla abundante-
mente ; pero si esto no a l c a n z a , puede sajarse la parte apos-
t e m a d a , q u é se cura en s e g u i d a como simple herida.
Q u a n d o la l e n g u a les crece ó engorda demasiado y no p u e -
den comer, y q u a n d o d e b a x o de ella y en el paladar aparecen
u n a s excrescencias q u é les impiden el m o v i m i e n t o de la l e n g u a
y la masticación, es preciso sajarla para que se d e s a n g r e n ; pero
si y a estuviesen endurecidas ó callosas, se les cortarán del todo,
y las l l a g a s q u e les quedan se les friegan con ajos y s a l , ó con
un lavatorio de v i n a g r e , s a l , ajos y agua para que babeen
201
m u c h o : luego se les l a v a con v i n o , y se les dá á comer s a l v a d o
por a l g ú n t i e m p o , después yerba muy s u a v e , y en seguida r a -
mones tiernos. Por ú l t i m o , siempre que los bueyes sin enferme-
dad conocida no c o m e n , se les ha de l a v a r la boca y la l e n g u a
con los enxuagatorios acostumbrados, se les dará á comer s a l -
v a d o con vino y a v e n a c o c i d a , . m e z c l a d o todo con un poco de sal.
L a s picaduras q u e suelen dárseles con la reja.hiriéndoles los
p i e s , se curan con solo meterlos al instante de patas en el a g u a ,
dexándolos por tres ó quatro dias p a r a d o s : las espinas q u e s u e -
len clavárseles no se advierten tan pronto, y muchas veces y a
lian formado materias en el pie de la r e s : q u a n d o se observa se
les s a c a n , se esprimen las m a t e r i a s , se. l i m p i a n , y se les aplica
un poco de lana sucia e n c i m a , recogiéndolo todo con un trapo-
ligeramente atado para q u e no se c a i g a ; pero c u i d a n d o de q u e
no se moje el pie ó pezuña o f e n d i d a , hasta estar enteramente
curada.
Quando se d a ñ a n los cuernos por haber hecho a l g ú n es-
fuerzo extraordinario , se les l a v a r á n con s a l m u e r a , atándoles
después unos trapos empapados en lo mismo para que se fortifi-
quen y afirmen.
A los roces y pequeñas llagas que suelen h a c e r s e , se les a p l i -
ca hollín de c h i m e n e a ; pero lo mejor de todo es tener siempre
bien acondicionados los aparejos, el y u g o , c o y u n d a s & c . para
que no se lastimen.,
¡.Se ha hablado y escrito mucho sobre el modo de uncir los
b u e y e s , y sobre si deben ó no tirar al pescuezo ó á la cabeza.
Y o no entraré á presentar en este escrito las r a z o n e s , q u e con
tanto acierto han manifestado diversos autores ; pero diré s i e m -
pre que muchas de las enfermedades q u e padece tan útil ani-
mal , no las padecería si tirase á pecho y no á cabeza. E n Ita-
lia y en todo el norte de E u r o p a los bueyes tiran á p e s c u e z o ; en
nuestra C a t a l u ñ a y G a l i c i a sucede lo m i s m o , y no sé por qué
en las demás partes de E s p a ñ a han de tirar uncidos á la ca-
beza (i).

(i) E n el tomo x v i del Semanario de Agricultura y Artes , p á g i -


na 374 se halla una lámina en que se demuestran las guarniciones ó
aparejos que debieran usarse para los bueyes.

oo 2
292

De las ovejas ( i ) .

Pesaremos inmediatamente desde el tratado del b u e y al de


la o v e j a , d e x a n d o para después el artículo del c a b a l l o , asno y
m u l o ; y si siguiendo este plan nos desentendemos del que s i g u i ó
R e en sus elementos, es porque consideramos que las relaciones
de conveniencia y economía que tienen entre sí estas dos e s p e -
cies de a n i m a l e s , los aproximan mucho y r e ú n e n , por decirlo
a s í , una especie á la otra. M a s no por esto se crea que nos s e -
paramos d é l a primera idea en quanto á seguir la doctrina del
sabio p r o f e s o r . P a d u a n o , el q u a i al hablar de las ovejas se ex-
presa a s í : : .
Los corrales de las ovejas han de ser grandes y bien v e n t i l a -
dos para q u e sean sanos. L a mejor edad para la propagación de
la especie es á los dos a ñ o s , y no se ha de a n t i c i p a r : dura la
preñez veinte semanas, y l u e g o que n a z c a n los corderos se e n -
cerrarán por dos ó tres dias con sus m a d r e s , á las que se dará
el mejor pasto ó c o m i d a , como es el heno de los montes, por
quatro ó cinco d i a s , y salvado y sal en a g u a : también se les
p u e d e dar á beber a g u a tibia en que se haya desleído harina de
mijo. A los corderos , pasada una semana, se les comienza á dar
u n poco de a v e n a c o c i d a , y después heno s e c o ; sin dexarles m a -
mar mas que por la mañana y la tarde. A los tres ó quatro m e -
ses se destetan del t o d o , y se l l e v a n á p a s t a r : se capan á los
ocho ó diez dias de n a c i d o s , porque si se tarda mas en hacerles,
l a operación será peligrosa.
L l é v e s e al pasto el g a n a d o lanar de m a ñ a n a , q u a n d o la yer-
b a está tierna pero sin rocío, y désele de beber quatro horas
después q u e s a l g a el sol. T é n g a s e á la sombra ó en parage don-
de corra el viento á las horas de mas calor, y v u é l v a s e al pasto
al caer el s o l : el mejor es la yerbecilla que nace en los montes,
y en especial las gramíneas (2). N o se le dexe pastar yerba m o -

(1) El que desee instruirse á fondo en la economía, dirección y


manejo del ganado lanar puede ver la traducción castellana de la obra
de Dauventon hecha por nuestro célebre veterinario Don Francisco
González, y extractada en. el tomo v del Semanario de Agricultura,
También podrán consultarse algunos otros artículos del mismo p e -
riódico y el tratado de las enfermedades de los ganados , escrito por
Don Juan Antonio Montes.
(2) Al fin d-s la lección pondremos una tabla en que se expresan
¡as mejores yerbas para cada especie de ganados.
j a d a , ni se le permita andar entre espinos y zarzas. E n el rigor
del invierno se suple el pasto dándole en los corrales p i e n s o , y
será mejor el fresco de raices ó de b e r z a s : también se le p u e d e
dar h e n o , paja y grano de a l g a r r o b a s , paja de g a r b a n z o s , d e
centeno y c e b a d a , con bellotas y otras semillas ó granos tritura-
dos, puesto todo en dornajos ó artesillas:. son buenas las hojas
secas de carpe , fresno , olmo, olivo y otros, así como la p á m p a -
na de la v i d en el otoño. Si se introduxese en los montes y a u n
en muchos valdíos el c u l t i v o de la p i m p i n e l a , q u e quiere tier-
ra pobre y está verde aun en el rigor del frió, se podrá dar siem-
pre al g a n a d o forrage fresco. D e l seco se le pueden dar al d i a
dos libras por cabeza. Q u a n d o comience á perder carnes en el
invierno , se le dará un puñadito de sal c a d a quince ó veinte
d i a s , ó sea u n a libra para veinte cabezas c a d a ocho d i a s , y na-
d a mas: se les dá á la m a n o , q u e llaman salgar á mano , ó se les
echa en el s u e l o , q u e llaman salgar á terreno. P a r a dársela á l a
mano se coge la res entre las p i e r n a s , se le abre la boca y se
le echa la sal en e l l a , y encima un poco de v i n a g r e a g u a d o :
q u a n d o se le dá en terreno se mezcla la sal con algarroba. La
sal en corta c a n t i d a d es muy útil para el g a n a d o l a n a r , y per-
j u d i c i a l si se le dá mucha.
L a humedad es muy dañosa al- g a n a d o , y de ella procede
g r a n parte de sus enfermedades. E l medio mas sencillo y común
de c u r a r l a s , q u a n d o las haya ocasionado en parte el calor e x -
cesivo de los c o r r a l e s , es el siguiente. T ó m e n s e algunos granos
de e n e b r o ; m u é l a n s e , seqúense en un horno después de haber
sacado el p a n , y redúzcanse á un polvo m u y sutil: dos dracmas
de éste y quatro onzas de s a l , bien tostada y p u l v e r i z a d a , se
mezclarán con medio celemín de a v e n a y se dará esta mezcla
al g a n a d o en tiempo húmedo ó en que h a y a enfermedad conta-
g i o s a , y se preservará de los daños que le p u e d a n venir por u n a
ú otra causa. L a roña se les cura cortando la lana en las partes
enfermas, frotándolas con alcanfor en infusión con flor de a z u -
fre y cera , y bañándoselas con lexía.
E s de la mayor importancia para la conservación del g a n a -
do lanar el c u i d a r mucho de darle á beber aguas limpias y c o r -
rientes : las estancadas le dañan s i e m p r e , lo mismo que las tur-
bias y corrompidas , causándoles entequéz ó comalia. Está d e -
mostrado que las a g u a s en que haya estado empozado el lino,
el cáñamo y demás p l a n t a s , que se enrían para separar la fi-
b r a , son igualmente m u y perjudiciales ; como también las q u e
salen de los lavaderos de lanas , y a u n aquellas en q u e h a y a
bebido antes el g a n a d o v a c u n o , por lo q u a l siempe deberán l l e -
varse á la parte, de arriba las o v e j a s , en caso de beber á la par
294
con los b u e y e s ó v a c a s en a l g ú n a b r e v a d e r o de a g u a corriente;
ó bien verter el a g u a enteramente si fuese en balsa. N o son me-
nos perjudiciales á las ovejas las a g u a s de t e m p e s t a d e s , de p i e -
dra ó g r a n i z o ; y así,no solo no se les dexará beber de ellas, si-
n o q u e no se sacarán á pastar hasta q u e Se h a y a disipado entera-
mente la h u m e d a d q u e produxo tal l l u v i a , y quede la yerba
enteramente libre de ella.
P a d e c e además otras muchísimas enfermedades esta precio-
sísima casta de g a n a d o $ las quales p u e d e n verse en los t r a t a -
dos y artículos citados al principio , así como los métodos cura-
tivos y las precauciones , q u e deben tenerse siempre para evi-
tarlas ,: de c u y o punto nos desentendemos por ahora porque su
vastísimo campo nos ocuparía demasiado , y nos l l e v a r í a mas
allá de lo que es permitido á unos elementos. M a s lo q u e no d e -
xaremos de insinuar á lo m e n o s , es la necesidad absoluta q u e
tiene todo ganadero de mejorar las c a s t a s , buscando y m e z c l a n -
do siempre las mejores razas. Esto es absolutamente indispen-
sable en todo sistema de g a n a d e r í a ; pero en el lanar se ha d e s -
c u i d a d o mucho tan importante requisito: por esto vemos bastan-
te desmejoradas las reses de los ganados riberiegos ó estantes.
Se han de esquilar q u a n d o y a apunta n u e v a lana ; y para
tute t e n g a mas c a n t i d a d de ella no conviene ordeñarlas nunca.

De las cabras.

D a n las c a b r a s , así como las o v e j a s , l a u t i l i d a d de la l e -


che , las c a r n e s , las pieles y el pelo : h a y varias especies d e
ellas que se diferencian en el color y en lo largo y fino de su
pelo. L o s mejores machos son los g r a n d e s , de cuello corto y car-
n o s o , buena c a b e z a , orejas c a í d a s , anca g r u e s a , patas firmes,
bien poblados de pelo S u a v e , barba l a r g a y grande. Son a p r o -
pósito para la generación desde los dos hasta los siete a ñ o s ; p e -
ro no conviene echarlos á las cabras hasta los tres años. U n m a -
cho suele bastar p a r a ciento y cincuenta cabras por espacio d e
dos ó tres m e s e s ; pero si se le d e x a emplear todo este ardor y
r o b u s t e z , a c a b a en tres ó quatro años : a u n sin tanto exceso p a -
rece q u e por su constitución misma y por su mismo fuego , se
Consumen y enervan d e modo q u e á los seis años y a son v i e -
jos : y a u n q u e pueden v i v i r hasta los doce ó m a s , n u n c a con-
viene dexarlos tanto tiempo , porque entonces se i n u t i l i z a y
pierde su carne. D e las cabras son preferibles las q u e tienen el
«uerpo g r u e s o , q u e son altas y anchas de g r u p a , q u e andan
205
con desembarazo , y tienen las tetas gruesas y largas. Reciben
al macho en septiembre , octubre y noviembre, y paren á fin d e l
quinto ó principio del sexto mes. M i e n t r a s están preñadas han
de beber frecuentemente : y unos dias antes y otros después de
p a r i r , es preciso darles del mejor heno. Su parto suele ser l a b o -
rioso : ténganse entonces en parage caliente , déseles á beber en
el acto un poco de v i n o , y aplíquenseles al vientre fomentos
con plantas emolientes,
L a cria se d e x a r á m a m a r quatro ó seis semanas n a d a mas,
•y se destetará poco á poco. N o v i v e n las cabras en sitios p a n t a -
nosos , sino en ios m o n t e s , y mejor en los mas ásperos. Linneo
cuenta seiscientas plantas de que se alimentan : se han de tener
distantes de tierras c u l t i v a d a s , porque todo lo destruyen : en
verano se sacan al campo á la aurora , sin reparar en q u e h a y a
ó no rocío , y se recogen á las diez del dia : v u e l v e n á salir á las
tres y se encierran á las ocho. H e aquí una de las muchas r a z o -
nes por qué no conviene que v a y a n mezcladas con las ovejas:
en invierno pueden estar en el campo desde las n u e v e hasta las
cinco de la tarde : quieren que en los corrales h a y a limpieza y
ventilación.
Los cabritos se deben castrar muy temprano q u a n d o aun son
t i e r n e c i t o s , para que lo sienten menos : los q u e nacen en s e p -
tiembre se castran en marzo , los de diciembre en abril ó mayo,
y los de marzo en fin de septiembre. L a r o ñ a , la boquera y otras
enfermedades q u e afligen á las cabras , se curan mas fácilmente
que en las ovejas 5 pero no obstante es preciso aplicarles sus r e -
medios respectivos : el aceite de enebro ó miera suele ser el ú n i -
co que usan los pastores para curarles la sarna ó roña : en
otros males , como el de la modorra y ojos s a n g r i e n t o s , también
suelen hacerles sus sangrías, .
A u n q u e la cabra no tiene un determinado número de dien-
tes , antes bien está observado q u e unos individuos tienen mas
que otros , y que los machos tienen constantemente mas que las
h e m b r a s , con todo los pastores conocen su edad por ellos , y
por los nudos ó anillos de las astas: por lo regular no v i v e n mas
que doce años ; pero si los pastos son propios para su especie,
suelen v i v i r mayor tiempo : aman mucho el a g u a salada , y es
constante que quanto mejor pasto c o m e n , tanto mas abundante
y mejor leche oían. A ésta para hacer queso , no se le ha de qui-
tar la manteca : la análisis clasifica á la leche de c a b r a , como un
medio entre la de v a c a y la^de burra.
De los cerdos.

N o se han d e dexar cubrir las hembras hasta que tengan dos


afros , y el mismo tiempo han de tener los machos para conseguir
b u e n a s c r i a s ; sin embargo suele juntárseles al año de edad. L a s
hembras han de comer bien q u a n d o están, p a r i d a s , porque sino
h a y peligro de que devoren las crias : paren al quarto mes ó
principios del q u i n t o , y dos veces en un a ñ o , y aun tres en c a -
torce méseselo q u e no se ha de permitir si se desea mantener v i -
gorosa la especie: suelen traer en un parto hasta doce lechonci-
í l o s ; pero solo se les d e x a r á criar ocho q u a n d o m a s , si se quiere
q u e s a l g a n buenos. Sino basta p a r a ellos la leche de la madre,
se les p u e d e dar de v a c a s : lo mejor es vender una porción de
gorriniilos á las tres semanas : q u a n d o paren dos cerdas , sé han
de tener separadas en zahúrdas d i s t a n t e s , con el cuidado de
arrimar al pezón de la madre á los cochinillos para q u e le to-
m e n en los tres ó quatro primeros dias después de haber nacido.
Al mes y medio se comenzarán á d e s t e t a r , separándolos de la
madre, dándoles leche m e z c l a d a con a l g ú n alimento mas c o n -
sistente, antes de echarlos al pasto. E l s a l v a d o y la harina de
c e b a d a y demás cereales, m e z c l a d a con la leche , berzas , p a t a -
tas , y otra,s raices , son un excelente alimento para los g o r r i n i -
ilos de destete ; pero es preciso separarlos de los demás,
E l cerdo come quanto e n c u e n t r a , y es por lo mismo el a n i -
m a l mas útil de todos para aprovechar los desperdicios de las
casas. Se ceban mas pronto si se tienen encerrados en un corto
recinto : hacen mucho daño en las tierras sembradas , pero son
m u y útiles en los barbechos y demás terrenos que se l l e v a n en
l a b o r , porque acaban con quantas raices encuentran , y al mis-
mo tiempo l e v a n t a n el terreno, dexándolo tan removido como si
lo hubieran arado. A u n q u e este animal se complace en revolcar-
se en los sitios mas asquerosos, ha demostrado la experiencia
q u e ama mucho el a s e o , y que si está en sitio estrecho y se t i e -
ne que echar sobre su misma basura , con dificultad engorda.
L o s machos que no se han de dexar para verracos, se c a p a n d e s -
de los dos hasta, los seis meses de edad , y no mas tarde : q u e -
riéndolos engordar para m a t a r l o s , desde l u e g o ha de tenerse el
mayor c u i d a d o de que no oigan gruñir á los que c a p a n , sin c u -
y a precaución en vano hay q u e esperar que e n g o r d e n , antes bien
se eníiaqueeen y no son buenos para nada. Su mejor comida son
las bellotas. Los i n g l e s e s distinguen los que ceban para salar,
de los que ceban para t o c i n o : p a r a lo primero toman los que t i e -
nen diez meses, y para lo segundo los de año y medio: las puer-
cas de cria y los verracos t a m b i é n , pueden entrar en cebo para
matarlos como los d e m á s , y para esto se les separa" de la m a n a -
d a , se les c a p a , y después de curados se les pone cebo y e n g o r -
dan bien.
T a n t o á las unas como á los otros debe preparárseles para ce^-
barlos con una comida d i l u y e n t e , q u e se les dará al principio;
después se irá aumentando en c a n t i d a d y consistencia con h a r i -
na de c e b a d a , c e n t e n o , m a í z , guisantes & c . ; pero en todo c a -
so es indispensable tenerles el a g u a limpia para q u e beban q u a n -
do tengan s e d , especialmente en los primeros quince dias del c e -
bo : después suele escaseárseles, a u n q u e nunca se les quitará del
todo. Por fin , las c a s t a ñ a s , el fabuco , la b e l l o t a , patatas y d e -
más frutos son útiles para el cebo del g a n a d o de c e r d a , tanto
mas si se le dan mezclados unos con otros ( i ) .
P a r a criarlos no e x i g e n tantos requisitos como otros a n i m a -
l e s , pues como q u e d a dicho aprovechan todos los desperdicios de
las casas y todo quanto encuentran por los campos , alimentán-
dose de todas las substancias comestibles del reyno animal y v e -
g e t a l , y así las frutas q u e se caen de los á r b o l e s , las hortalizas
y r a i c e s , los granos , harinas y s a l v a d o s , las yerbas y plantas
leguminosas , los desperdicios del fregadero, las tripas y carnes
de otros animales & c . , todo es para su glotonería un pasto r e -
g a l a d o ; pero siempre es necesario m o d e r á r s e l e , y cuidar i g u a l -
mente q u e nunca falte el a g u a fresca en el corral para a b r e v a r -
los , pues la sed les es muy perjudicial y les enflaquece mu-
chísimo.
E s muy c o n v e n i e n t e , siempre que se p u e d a , sacar al c a m p o
el g a n a d o de cerda , llevándolo por los rastrojos, eriales , b a r b e -
chos , arroyadas y márgenes de los r i o s , pues de este modo se
cria mas robusto y con menos gasto : basta dar á los cerdos un
pienso quando v u e l v e n , y otro antes de que p a r t a n : un p o r q u e -
ro ó pastor de cerdos, no puede conducir mas de setenta ú ochen-
ta cabezas ; porque siendo tan golosos como andadores , es i m -
posible contenerlos sin que h a g a n daños en los sembrados, p l a n -
tíos y posesiones cercanas al sitio por donde pasan.
E l cerdo está sujeto como todos los demás animales á padecer
enfermedades t e r r i b l e s , las quales se dan fácilmente á conocer
en que tienen las orejas caídas , los ojos lánguidos y abatidos, y
no comen con ansia ni recobran el apetito hasta que se han res-

(i) Véanse sobre este punto los experimentos de Young en el S e -


manario de Agricultura.
TOMO II.
208
t a b l e c i d o completamente. P a r a asegurarse de si un puerco está
sano ú enfermo, bascará arrancarle una cerda con su r a í z : si es-
t a está blanca , se p u e d e asegurar q u e está sano ; pero si está
encarnada , puede asegurarse que está enfermo. Sus enfermeda-
des suelen ser internas ó e x t e r n a s : l a s internas son fiebre, p a p e -
r a , ó m u e r m o , lepra , esquinencia , perineumonía , ictericia , s a -
rampión , letargo , lacera , cursos , cólicos ó torozones , h e m a t u -
ria y rabia. L a s eniermedades externas son c a t a r r o , úlceras en
las orejas , c a r b u n c o s , tumores en las q u i x a d a s , asquerosidad
de la p i e l , s a r n a , piojos, fractura y puntura. P a r a el perfecto
conocimiento y curación de todas estas enfermedades, puede c o n -
sultarse el artículo cerdo de la traducción castellana del d i c c i o -
nario de R o z i e r , al q u a l acompaña una lámina q u e señala los
sitios en donde se manifiestan.

De los caballos.

Hemos l l e g a d o y a al punto en que debemos tratar de la cria,


conservación y aumento del g a n a d o c a b a l l a r , punto á la v e r d a d
de tanta importancia por su objeto como trascendental por sus
c o n s e c u e n c i a s : y si los deseos que me han estimulado á e m p r e n -
der este trabajo fueran solo reducidos á llenar el momento de
la l e c c i ó n , me contentaría con d e c i r , con el autor que nos sir-
v e de g u i a en lo perteneciente á ganados ( i ) , que los mejores
caballos son los Á r a b e s ; y enumeraría en s e g u i d a por el orden
de su mérito las castas mas celebradas de otros diferentes países;
diría que no se han de despreciar los de n i n g ú n distrito porque,
si se saben criar y c u i d a r , no d e x a n de tener c a l i d a d e s que p a -
ra a q u e l terreno los hacen preferibles á los forasteros ; que d e -
ben elegirse los mejores para caballos p a d r e s , y no echarlos á
las y e g u a s antes de los quatros años ; que no se prive á los p o -
trillos de la primera l e c h e , como lo hacen a l g u n o s , y q u e se les
dexe mamar seis m e s e s ; que q u a n d o t e n g a n doce dientes se les
dé un brebajo de harina de a v e n a , que los r e f u e r z a , y pasados
los primeros seis meses se aparten de la m a d r e ; q u e para d o m a r -
los se ha de usar de los medios mas suaves sin apresurarse, y fi-
nalmente que los caballos de tiro requieren buen pienso y no
perdonarles el trabajo. Pero como mis ideas s o n , al mismo tiem-
po que procuro llenar los deberes de mi d e s t i n o , insistir por t o -
dos medios en q u e se r e m u e v a n los obstáculos q u e impiden los

(i) Filipo R é .
209
progresos de la A g r i c u l t u r a y el aumento de los intereses del l a -
b r a d o r , he creído mas propio de este l u g a r , no solo decir lo q u e
me parezca sobre el modo de criar y conservar los c a b a l l o s , si-
no también hacer a l g u n a s observaciones sobre los medios de a u -
mentar su número hasta el g r a d o que necesitamos. A s í q u e , t r a -
taremos primero de este p u n t o , y después diremos lo mas p r e -
ciso acerca de su cria y conservación.
Siendo uno de los mas interesantes y necesarios ramos del
comercio interior de E s p a ñ a el de los c a b a l l o s , como q u e es la e s -
pecie de animal mas indispensable al E s t a d o , debe por lo mis-
mo ser la mas atendida. L a A g r i c u l t u r a , el transporte y a c a r -
r e o , las postas y correos , la fuerza del e x é r c i t o , la diversión de
los pueblos, la instrucción de los nobles, el decoro y servicio del
M o n a r c a , todo todo reclama imperiosamente la atención sobre
el aumento de tan precioso animal.
Convencidos los Soberanos de la importancia de este intere-
santísimo ramo de g a n a d e r í a , han tanteado mil medios y p r o -
m u l g a d o las l e y e s , vandos , cédulas y providencias que les han
parecido mas convenientes para el aumento del g a n a d o y e g u a r
y caballar en E s p a ñ a ; pero después de proceder con el mejor
d e s e o , después de buscar por todos los caminos tan interesante
bien ¿qué se ha logrado? ¿qué hemos adelantado? D í g a n l o la ex-
p e r i e n c i a , y el examen juicioso é itnparcial de los resultados ¡ellos
nos demostrarán que , sorprendidos los Soberanos y e n g a ñ a d o el
G o b i e r n o , por los informes que recibían de hombres ó poco ins-
truidos en la materia ó interesados en una g r a n g e r í a que solo á
ellos podia convenir, ó doblemente maliciosos para ocultar la v e r -
d a d á la sombra del soborno y del coecho, la cria de caballos ha
disminuido notablemente. Sus razas preciosísimas casi han des-
aparecido , y el número de y e g u a s destinadas á la propagación
de su especie es hoy tan p e q u e ñ o , comparado con el q u e f u é , q u e
podemos considerarle como cero.
P a r a comprobar la aserción precedente, bastará dar 'una r á -
pida ojeada sobre un escrito presentadoá la superioridad en 1802
por el zelosísimo D o n Pedro Pablo Pomar. E n él se l e e r á , q u e
los informes y registros i m p r e s o s , presentados hasta entonces á
S. M . por el Consejo de la Guerra y por otras J u n t a s , en v i r -
t u d de las relaciones de los pueblos hechas á discreción de los
escribanos, están llenas de exageración y n u l i d a d , pues cuentan
por caballos útiles diez ó doce mil potros recien nacidos que las
epizootias , torozones y otras e n f e r m e d a d e s , con los malos t e m -
porales destruyen de m o d o , que apenas llegarán á mil los q u e
v i v e n hasta los quatro años. E n otro lugar del dicho escrito dice
su autor con la noble resolución propia de un hombre instrui-
pp 2
30°
dísimo en el r a m o , q u e s e g ú n los mismos registros presentados
a l R e y por el Consejo de la G u e r r a hasta el establecimiento de
la última J u n t a de C a b a l l e r í a , ascendía el número de y e g u a s
existentes en A n d a l u c í a , M u r c i a y E x t r e m a d u r a á 6 4 3 3 5 9 so-
bre poco mas ó menos : q u e de estas no se d a b a n al caballo
sino 3 2 3 1 7 9 q u e es la mitad ; y q u e podrían p r o d u c i r , si con-
cibiese la quarta parte de e l l a s , 8 3 0 4 4 crias , la mitad hem-
bras y la otra mitad machos : en c u y o supuesto sería el total d e
potros en las tres referidas provincias 4 3 0 2 2 . E n las demás p r o -
vincias de E s p a ñ a se v é por iguales d a t o s , q u e la suma total d e
y e g u a s 110 pasaba de 5 4 3 7 8 6 , y de estas solo se destinaba a l
caballo una tercera p a r t e , es d e c i r , 183262. Cuénianse por
g r a n d e s y favorables aumentos si paren 2 3 2 8 2 crias entre h e m -
b r a s , y machos que es una o c t a v a parte de las y e g u a s echadas al
n a t u r a l , y por consiguiente sale un aumento a n u a l de i 3 i 4 5 p o -
tros (esto se entiende sin descontar los muchos q u e suelen m a -
tar para dar la y e g u a al burro en el mismo a ñ o ) : unidas pues
ambas partidas , á saber 40022 de, A n d a l u c í a , M u r c i a y E x t r e -
m a d u r a , con i 3 i 4 i de las restantes veinte y tres provincias d e
E s p a ñ a , resulta un aumento total de 5 3 1 6 3 potros en todo e l
reyno. E l exército, la R e a l caballeriza , los correos , las rentas
reales ,, los g u a r d a s de los sitios , los caballos padres y los que,
emplean ó de que se sirven otros particulares , ascienden á mas
de i o o 3 de continuo servicio y pero considerándolos reducidos
a l mínimo número de 4 o 3 , y suponiendo q u e solo se inutilice y
perezca anualmente la q u a r t a p a r t e , q u e son i o 3 , resulta q u e
nacen 4 3 8 3 7 potros menos q u e los caballos q u e se m u e r e n , ¿ y
quántos de estos se morirán antes de l l e g a r á la e d a d de quatro
6 cinco años que.es la de servicio? ¿quáles y quántas no serán
las sumas del desfalco que el Estado sufrirá en el dia? C a l c ú l e l a s
el q u e guste , mientras que y ó paso á indicar la causa primor-
dial de tan enorme p é r d i d a ; los a t r a s o s , males y vejaciones q u e
por ella sufre la A g r i c u l t u r a ; y el remedio q u e parece debería
adoptarse para la radical curación de esta terrible enfermedad
política.
H a c e algunos siglos q u e se empezó á notar en E s p a ñ a la fal-
t a de C a b a l l o s , . y se advirtió q u e sus mas bellas q u a l i d a d e s i b a n
desapareciendo con bastante celeridad. L a causa primitiva del
mal fué conocida desde luego por los verdaderos s a b i o s ; pero
a u n q u e entonces y en todos tiempos declamaron contra el extra-
vío de la razón y contra l a n o v e d a d introducida , prevaleció
siempre sobre sus clamores y el interés g e n e r a l , la preocupación
y el error de muchos mezclado con el egoísmo de algunos. L a s
anulas, ese mal engendro de la especie a n i m a l , detestado de t o -
3.oi
dos los s a b i o s , es la causa de la degradación de las preciosísi-
mas razas de caballos que siempre t u v o E s p a ñ a , y que mejora-
ron sin comparación los árabes en el tiempo q u e la dominaron:
ellas han disminuido en mucha parte el número de reses vacu-
nas , y á no ser por la necesidad de sus c a r n e s , ¿quién sabe si
tuviéramos ya ni siquiera la casta ? Por decontado las muías han
desterrado al buey de la labranza y de la carretería , y con es-
te destierro ha venido abaxo el mas firme apoyo de la Agricul-
tura , han escaseado los frutos de la t i e r r a , y han empobrecido
al labrador. L a s muías en fin llevándose acia sí las. mejores y el
mayor número de y e g u a s españolas , esterilizándolas y a c a b á n -
dolas con la fecundación híbrida, son las que acabarán muy
pronto con los tristes restos que nos quedan del g a n a d o caballar.
L a preocupación de m u c h o s , el interés de a l g u n o s , y la falta de
v e r a c i d a d y buena fé en los que informan á la superioridad , h a
contribuido infinito á q u e siempre v a y a en aumento tan enorme
p é r d i d a . A tales informes , y á la falta de exactitud en Jos h e -
chos, debe atribuirse por una parte el que la provincia de la
Mancha se exonerase absolutamente por un pequeño servicio,
de la obligación de criar caballos en v e z de muías : á esto tam-
bién debe atribuirse el escandaloso contrabando que la misma
M a n c h a está haciendo , sacando diariamente las mejores y e g u a s
a n d a l u z a s , para echarlas á sus garañones : á la falta de z e l o , á
l a inobediencia , q u a n d o no á otras viles pasiones , se debe el
q u e en las veinte y tres provincias del reyno , en que -es p e r m i -
tido por la ley echar al contrario la tercera parte de las y e g u a s ,
se le den al burro todas ó las m a s ; d e x a n d o solo para el c a b a -
llo las menos, ruines y de peor casta.
Y si el estar destinadas á la cria de la estéril y destructora
í n u l a , la mayor y mas hermosa parte d é l a s y e g u a s , es la causa
no solo de la d e g r a d a c i ó n de la especie c a b a l l a r , sino también
de la diminución de su número ¿ l ^ 1 1 c o s a
mas justa podrá hav
ber que cortar el mal por la raiz? Sábese y está demostrado por
todos los escritores ilustrados, tanto economistas como a g r ó n o -
mos, que las muías han constituido á nuestra labranza en el es-
t a d o mas l á n g u i d o y d e c a d e n t e : que al paso que ha caminado
su introducción en la A g r i c u l t u r a , ha desaparecido la riqueza,
la prosperidad y el bien de sus a g e n t e s ; pues considerada la
g a n a d e r í a en la mano del l a b r a d o r , n a d a es mas importante q u e
el tener diversos g a n a d o s ; pero g a n a d o s p r o d u c t i v o s , y así las
hembras le son tanto mas útiles quanto que todos los años le a u -
mentan su riqueza. Una v a c a parida hace la felicidad de una
familia l a b r a d o r a ; con ella l a b r a , se alimenta, reemplaza el
buey v i e j o , y en s u m a , q u a n d o se inutiliza v a l e tanto como le
3oa
costó. L a y e g u a y la b u r r a , echadas al n a t u r a l , aumentan sus
p r o d u c t o s , no se e s t e r i l i z a n , y las hembras de su especie reem-
p l a z a n á las madres en su a n c i a n i d a d : la o v e j a , el c e r d o , y
las hembras de todos los animales domésticos, le son mas ú t i -
les porque con ellas crece su p a t r i m o n i o ; pero la muía q u é
le d e x a ? pesadumbres, si por qualquier accidente se le d e s g r a -
c i a ; nunca g a n a n c i a ni u t i l i d a d a l g u n a , puesto que todo lo c o n -
sume para sí.
¿ Q u é , r e m e d i o pues á tantos males? ¿ q u é ? cerrar los oidos á
las reclamaciones i m p e r t i n e n t e s , y por una justa providencia
castrar en un dia todos los garañones destinados hoy á la p r o -
p a g a c i ó n de la destructora m u í a , y mandar que todas las bes-
fias mulares que naciesen después de cumplido un año de la p u -
blicación de la l e y se maten por mano del executor de la j u s t i -
cia c a r g a n d o por miles los derechos de las q u e entrasen en E s -
p a ñ a del extrangero. D e este modo se cortaría de raiz el mal
q u e nos a g o b i a , y de este modo empezaría á renacer la l a b r a n -
za. Sin otra p r o v i d e n c i a , sin mas coartación ni reglas que las
q u e dictase á c a d a uno su propio i n t e r é s , es bien seguro que se
cruzarían las castas c a b a l l a r e s , se mejorarían las r a z a s , y así
en los caballos como en los bueyes se tocarían ventajas en a d e -
lante , y se veria con la mayor satisfacción reproducirse el m e -
recido crédito de nuestros hermosos caballos.
M a s para que la especie caballar t e n g a los debidos a u m e n -
tos y crezcan hasta el g r a d o que corresponde á su clase , es a b -
solutamente preciso gobernarla baxo a q u e l l a ley general q u e
preside ó debe presidir al todo de la A g r i c u l t u r a de que es p a r -
te ; á saber, favorecer por todos los medios y con la mayor efica-
cia el consumo interior de los frutos, promover la exportación de
los sobrantes, y velar en. que una justa y prudente l i b e r t a d , uni-
d a á la remoción de las trabas y formalidades á que se sujeta
á los colonos y c u l t i v a d o r e s , los a l i e n t e ; sirviéndoles de estímulo
e l gustoso exercicio de una profesión libre.
E s t a l e y , q u e es con la que se vivifica el g r a n cuerpo de la
A g r i c u l t u r a , y que hace resucite la abundancia en los Estados,
como dixo D o n José G a r c í a de L e ó n y Pizarro en su discurso d i -
rigido á la prosperidad y mejora de la cria de los caballos , es
la misma qué debe ser el cimiento sobre q u e descansen todas las
medidas que se tomen, para reparar y volver á su primitivo ser
l a importante cria del g a n a d o y e g u a r .
C o n efecto prohibida absolutamente la facultad de echar las
y e g u a s al contrario, ó lo que es lo mismo de cubrirlas con borri-
c o , pocas ó ningunas r e g l a s , y mucho menos condiciones ni obli-
g a c i o n e s deberán imponerse al labrador g a n a d e r o ; antes por el
303
contrario debe gozar u n a competente y r e g u l a d a l i b e r t a d , p o r -
que las demasiadas f o r m a l i d a d e s , competencias j u d i c i a l e s , v i s i -
t a s , registros y r e s p o n s a b i l i d a d e s , no le h a g a n perder el gusto
á la c r i a n z a : para evitar e s t o , la dirección , el uso , l a admi-
nistración, régimen y gobierno, debe dexarse á su arbitrio,
pues á la v e r d a d ningún j u e z , ningún encargado, por m u y
zeioso y v i g i l a n t e q u e s e a , deberá presumirse m a s , ni aun t a n -
to , como lo es q u a l q u i e r a prudente dueño de su g a n a d o . A s í lo
demuestra y acredita diariamente la experiencia en las- demás
especies de g a n a d e r í a q u e no tienen sujeción á tantas formali-
dades : en ellas no se advierte degradación ó d e t e r i o r o , ni a u n
diminución respectiva ; antes bien eu algunas conocido aumen-
to. ¡ O x a l á que mis cortas reflexiones, dictadas solo por el. bien
del Estado en g e n e r a l , produzcan a l g ú n dia el éxito á q u e se
d i r i g e n , y que volviendo á la práctica y laudabilísimas costum-
bres de los q u e vivieron en siglos mas f e l i c e s , imitemos su e x e m -
p l o , sin dexar por eso de convertir también en nuestro p r o v e -
cho las luces de las demás naciones europeas q u e tanto entien-
den sus verdaderos intereses. D e este modo es bien seguro q u e
no pondremos trabas al orden q u e la naturaleza recibió del C r i a -
dor para q u e las especies se propagasen c a d a una en su línea y
según su género. Aprovechémonos pues de los recursos que el
Supremo H a c e d o r puso en nuestras m a n o s , y aumentemos quan-
to se p u e d a los animales y semillas fructíferas ; pero detestemos
no solo los infecundos sino los esterilizantes, como son las muías,
las quales acaban c o n s i g o , con sus padres y con sus madres. Y o
repito que las d e t e s t o : y á vista no solo de la i n u t i l i d a d q u e re^
conozco en ellas, sino también de ios daños q u e considero causan
á la A g r i c u l t u r a , no se extrañe q u e omita el hablar de ellas. E l
q u e guste instruirse en todos los pormenores de tal animal p o -
drá consultar la palabra M u l o del Diccionario de A g r i c u l t u r a d e
R o z i e r ; por mi parte continuaré hablando de lo perteneciente a l
g a n a d o caballar valiéndome de Jas juiciosas reflexiones de B a u r -
g e l a t , según el extracto dé su obra q u e se nos d á en e l . S e m a n a -
rio de A g r i c u l t u r a y A r t e s , tomo x , página 404.
L a palabra y e g u a d a significa la unión de muchas y e g u a s , y
de un cierto número de caballos enteros destinados para sacar
razas n u e v a s y perpetuar las especies. L a y e g u a d a ó es de u n
particular ó del Concejo: la primera tiene un solo y único dueño,
y la s e g u n d a se compone de y e g u a s de diversos dueños, y de a l -
g u n o s caballos enteros q u e sirven para c u b r i r l a s , y que se man-
tienen de cuenta de los propios de los pueblos, por lo que se
Jlaman caballos padres de Concejo.
L a s y e g u a d a s de los particulares suelen pastar en tierras pro-
pías de su dueño ó a r r e n d a d a s : señalando á las y e g u a s u n a
cierta porción de esta tierra para su pasto, se le dá entonces el
nombre de dehesa yeguar ; y el mismo nombre tiene el terreno
destinado,para pastos de las q u e pertenecen á distintos dueños.
Siempre que h a y u n a dehesa para el invierno y otra para el v e -
rano se llama la primera invernadero, y la s e g u n d a agostadero,
también se distinguen con esta última palabra los sitios q u e h a n
estado sembrados, y después de q u i t a d a s las mieses v a n las y e -
g u a s á pastarlos y á comer sus espigas.
C o m o los potros no pueden v i v i r con las y e g u a s l u e g o q u e lle-
g a n á los dos años, se les destina un pedazo de tierra ó dehesa
q u e se llama potril, en la q u a l están hasta la época en q u e e m -
p i e z a n á trabajar.
E l mejor terreno y' los mejores pastos se han de reservar p a r a
las y e g u a s p r e ñ a d a s , ó que estén criando ; otra porción de t i e r -
ra no tan rica y substanciosa, se destina para las y e g u a s que no
han sido cubiertas y para las p o t r a n c a s ; y finalmente los machos
de dos ó tres años enteros ó c a p a d o s , se ponen aparte en el sitio
mas seco y desigual q u e esté bien c e r r a d o , para impedirles toda
comunicación con las y e g u a s y p o t r a n c a s ; porque se enervarían
con ellas, y los capados las atormentarían y se perderían e n t e -
ramente.
Se destinan los mejores pastos para las y e g u a s preñadas y d e
cria, á fin de q u e los potrillos nazcan mas robustos , y e n c u e n -
tren en sus madres leche buena y abundante. Se ponen aparte
las q u e no están p r e ñ a d a s , porque como mas l i g e r a s , las p o -
drían acocear y hacer a b o r t a r . ' E n quanto al p o t r i l , se dice q u e
h a de ser desigual para que obligados los potros á subir y ba-
x a r , se agiliten y fortifiquen mas sus miembros : también debe
ser seco , porque es evidente q u e en tales sitios se crian caba-
llos mas sobrios , ligeros y vigorosos , en l u g a r de que los potros
nacidos y criados en sitios húmedos y pastos substanciosos, a u n -
q u e crecen mas , no son t a n fuertes por lo común ; suelen tener
la c a b e z a g r a n d e y gorda , el cuello c a r g a d o , el cuerpo grueso,
anchos los hombros, mucho pelo en las patas , vista d é b i l , y
cascos de mala c a l i d a d & c .
L o s q u e se crian en pastos m e d i a n o s , esto es ni m u y ricos
ni :nuy p o b r e s , salen de mayor talla q u e los primeros, y r e g u -
larmente no son menos nerviosos.
:
Sería bien d i v i d i r los prados en d o s ' p a r t e s , á fin de meter
en ellos los caballos y los bueyes alternativamente ; porque l a
basura reciente y la orina del caballo empobrece y q u e m a el ter-
reno de los p a s t o s , q u e durarían mucho m a s si los caballos no
estuviesen en ellos de continuo : el buey repara este daño ; no
30?
.come mas que la yerba a l t a , corta los tallos gruesos y destruye
insensiblemente la yerba mas grosera. E l caballo no pasta sino l a
yerba tierna y por consiguiente la que está mas cerca de tierra,
y dexa g r a n a r y multiplicarse á la que se l e v a n t a , cuyos tallos
son duros - de manera que el prado que pasta
7 un buey da un
pasto fino.
Es necesario tarríbien q u e h a y a a g u a s á donde v a y a n á be-
ber , y q u e sean corrientes, porque las e m p a n t a n a d a s no solo
son mal sanas por contener muchas impuridades é insectos , sino
porque los caballos que están habituados á ellas, padecen
quando beben otras mas v i v a s , mientras q u e si están acostum-
brados á las corrientes resisten mejor las a g u a s blandas q u e h a -
llan después.
C o n v i e n e que h a y a árboles que les sirvan de abrigo ; y es
m u y importante el arrancar los troncos de los árboles cortados,
quitar todas las raices y ramas q u e b r a d a s en que se pueden h a -
cer d a ñ o , y rellenar los hoyos q u e hubiese donde pastan.

Del modo de cruzar las razas*

N i n g ú n animal parece que degenera tanto como el c a b a l l o , y a


sea porque prestamos mas atención á la belleza y q u a l i d a d e s de
estos animales que de los otros , ó y a porque efectivamente se
desmejore en la propagación. E l primer medio de p r e c a v e r las
degeneraciones prontas fué efecto de un raciocinio que .confirmó
la experiencia : viendo los hombres q u e lo bueno y lo bello de
todos los seres animados estaba repartido un poco acá y otro
allá en toda la superficie del g l o b o , y que la belleza degenera-
ba siempre en c a d a clima si no se r e u n i a i c o h otra parte de h e r -
mosura , tomada de i n d i v i d u o d e climas distantes, reconocieron
la necesidad absoluta de cruzar las. castas y. renovarlas conti-
nuamente por medio de las razas extrangeras. D e aquí nace el
empeño de los E u r o p e o s , Asiáticos y Africanos en dar á sus y e -
g u a s caballos á r a b e s , á los quales deben estas tres partes del
mundo sus mejores caballos 5 de aquí el esmero con q u e . s e pro-
v e e n de continuo las y e g u a s mas nombradas de A l e m a n i a de
caballos padres Berberiscos , T u r c o s , Españoles , Húngaros , ó
Italianos ; y de aquí el c u i d a d o de los Ingleses de dar á sus
y e g u a s á toda costa caballos Árabes , Turcos , Daneses &c.
De esta manera se ha procurado evitar en todas partes las
degeneraciones inevitables con que se desfigura la naturale-
TOMO II. QQ
3° б

za mas ó menos pronto , según el clima y los pastos::: ( i ) .


L a elección del caballo padre y de la y e g u a , y de las bue­
nas dehesas serán los únicos medios que no solamente manten­
g a n la especie caballar en buen e s t a d o , sino que también la
perfeccionen quanto sea posible.
N o consiste la elección buena de un caballo padre en que
t é n g a l a s circunstancias q u e indican los autores de veterinaria
y economía rural : es necesario q u e t e n g a n ciertas qualidades
de conformación , y que se corrijan los defectos propios de los
países donde se crian los potros, hijos de estos caballos padres:
por exemplo , los caballos de A n d a l u c í a son muy fríos de e x t r e ­
midades , largos de quartillas , tienen mucho f u e g o , ardor &c;
y así deberán elegirse para a q u e l l a provincia caballos padres
con las extremidades membrudas y g r u e s a s , cortos de quarti­
llas y de un temperamento mas flemático. Estas propiedades y
las opuestas, que presenten las y e g u a s de A n d a l u c í a , se modifi­
carán de suerte q u e en las crias saldrán reparados los defectos
del país. Es cierto que siendo estos propios del g a n a d o caballar
de A n d a l u c í a , no bastará se h a g a u n a v e z esta mezcla ó c r u z a ­
miento , y que será necesario continuarla ; porque sino á la t e r ­
cera ó quarta generación comienza á degenerar el g a n a d o des­
cendiente de aquella primera mezcla y presentarse con la finura
de e x t r e m o s , l o n g i t u d de quartillas y demás defectos de confor­
mación q u e se intentaron reparar con la mezcla de un caballo,
q u e tuviese los extremos gruesos y fuese corto de quartillas. E s ­
to es lo q u e sucede con mas frecuencia ; pero a l g u n a otra obser­
vación manifiesta que necesita la n a t u r a l e z a mas tiempo y g e n e ­
raciones para reformar las castas.
A d e m á s de elegir un caballo p a d r e , c u y a s calidades, se opon­
g a n á los defectos que se observen en el g a n a d o del p a í s , con­
viene .mucho que el criador de caballos t e n g a pastos proporcio­
nados á la especie de los que quiera establecer e n su
:
yeguada;
pues por .observaciones prácticas se sabe que ciertos pastos como
el'heno ,. la alfalfa , ei pipirigallo & c . hacen á los caballos
f
mas
grandes y de mas hueso que la yerba fina , que es el pasto mas
ordinario de los potros y y e g u a s a n d a l u z a s y e x t r e m e ñ a s ; y q u e
parece un alimento mucho mas propio para darles aquella finu­
ra y fuego , que r e g u l a r m e n t e presentan los que se crian en
aquellas provincias.
E n esta atención siempre que un piariego ó criador de ca­

(i) Puede verse la descripción que hay de las diferentes castas de


caballos, en el lugar del Semanario que citamos últimamente, del
qual he temado mucho para esta lección.
3°7
ballos los q u i e r a sacar buenos para la labor ó para carruages,
es necesario que busque no solo un caballo padre con la a l z a d a
y corpulencia correspondiente , sino también pastos propios para
mantener en las crias las buenas propiedades que deben tener
para dichos fines. Sin esta precaución se verá q u e degeneran
muy pronto las crias de los mejores padres, volviendo á p r e -
sentar los defectos del paíSr

De los asnos.

Los asnos sirven para muchas cosas, y así se deben propagar;


si son lentos, obstinados é indóciles , también son sobrios, pa-
cientes y baratos de mantener. A c a s o no se encuentra animal
mas apropósito para todo género de trabajo: son útiles desde los
tres años hasta los doce. Si se les dá de comer algo' mejor y no
se les fatiga d e m a s i a d o , podrán Servir hasta v e i n t e ó mas años.
Elíjanse para padres los mas sobresalientes , y no se echen i n d i -
ferentemente á todas las b u r r a s : cuidense estas mientras están
preñadas y no se h a g a trabajar demasiado pronto á las c r i a s , si
se desea mejorar la raza y que dé mas utilidad.

De otros quadrúpedos útiles ó perjudiciales*

N o se hablará en este l u g a r sino de aquellos cuyo conoci-


miento interesa mas al agricultor. C o n v i e n e criar conejos por-
que en ellos todo es b u e n o , la carne , la piel y el e s t i é r c o l : este
se puede echar cort mucha ventaja en los alfalfares y tréboles,
después de sembrados é i g u a l a d a con el rastro la semilla que se
ha esparcido. Se mantienen bien con estas dos y e r b a s , y tam-
bién se les puede dar s a l v a d o mezclado con mijo.
T a n t o como son perjudiciales los conejos campesinos porque
su diente devorador no perdona planta ni s e m i l l a , son útiles al
labrador que los mantiene
;
encerrados ert • v i v a r e s ó conejeras
bien construidas. Son bien notorios los productos de su pelo pa-
ra la fabricación de sombreros y otras manufacturas importan-
tes; é igualmente es conocida l a u t i l i d a d de su sabrosa y abun-
:

dante carne en la economía doméstica ; por lo q u a l y por lo


indicado- arriba -el conejo' debe ser, según R e , - u n o de los ani-
males que entren en el plan de g a n a d e r í a baxo la mano d e l la-
brador, i f . • ' , i ... :
3o3
P a r a criar pues conejos caseros en la mayor c a n t i d a d posi-
ble es preciso elegir un sido á propósito, cercado de tapias y con
buenos cimientos para q u e no los p u e d a n minar y escaparse t o -
dos : al rededor de las p a r e d e s , ó bien á u n a parte de ellas se
disponen los nidos en d o s , tres ó mas series ó g r a d a s b a x a s , p a -
ra q u e p u e d a n subir de unas en otras los conejos: el fondo de
estas debe tener algunos a g u g e r i t o s , y estar en pendiente acia
ellos para q u e salga el orin 3 y p u e d e n formarse de piezas d e
barro cocido hechas al i n t e n t o , de ladrillos, de tablas & c . 3 pero
en todo caso convendrá q u e estén amparadas de la acción de
los temporales; y c u b i e r t a s , ó mas bien d e b a x o de un cobertizo
alto y despejado.
Estos nidos ó madrigueras deben ser grandes y construidos
de modo q u e se p u e d a n limpiar á menudo y mantener en ellas
el mayor aseo , pues de lo contrario los conejos enferman y mue-
ren todos : por esto es m u y del caso remudar semanalmente l a
paja,; el h e n o , ó q u a l q u i e r a o t r a m a t e r i a que les sirve de cama,
sahumándolas madrigueras con.plantas aromáticas y aun con
v i n a g r e , para alejar toda sospecha de mal. E l alimento puede
ser todo géuero de verde ; pero en especial el h e n o , la alfalfa,
la p i m p i n e l a , todas las plantas aromáticas, los granos y simien-
t e s , el s a l v a d o & c . : las coles es el peor de todos y les daña.
L o s machos generalmente riñen y matan muchas de las crias;
por esto h a y necesidad de tenerlos separados de las hembras lue-
g o q u e las c u b r e n , y aun muchas veces conviene también s e p a -
rar a l g u n a s de estas, q u e son inquietas y amigas de meterse en
los nidos de las demás. Q u a n d o la hembra necesita del macho se
le dá por algunas horas y después se le. quita. L o r m o y ( 1 ) i n -
tenta persuadir q u e no deben sacar mas q u e cinco crias al a ñ o ;
porque si .crian m a s se debilitan las madres y los g a z a p o s ; sin
embargo creo muy bien por el tiempo q u e los he c r i a d o , q u e
cada, h e m b r a . p u e d e dar muy á gusto de seis á siete crias.
E s t a n d o d e p a r a d o s los machos de las hembras , p u e d e n d e -
xarse las crias un mes ó mas con las madres 3 porque entonces
no peligran ; pero pasado este tiempo es preciso sacarlas y j u n -
tarlas todas en un sitio, apropósito, donde puedan permanecer
hasta tener dos -y medio ó tres meses si se q u i e r e , pero con s e -
paración los machos y d a s hembras. Sin e m b a r g o si se desea s a -
car todo el partido^ d e d o s machos y tener una carne delicada se
caparán á los tres; meses, y entonces pueden estar juntos con las
hembras del depósito hasta que se h a y a n de comer. D o s perso-
nas se necesitan para capar un conejo; u n a q u e lo tenga y la

(1) Semanario de Agricultura y A r t e s , tomo x n , página "1.17.


3°9
otra que saque un testículo de c a d a v e z , causando al animal l a
menor mortificación posible ; hecha la o p e r a c i ó n , se le unta
con un poco de manteca fresca ( i ) .

Del perro y el galo.

E l perro mastín ó mestizo es tan necesario al labrador como


q u e sin el no p u e d e g u a r d a r su g a n a d o , su h a c i e n d a , ni aun
su p e r s o n a : para ser bueno debe ser vigoroso y f u e r t e ; con l a
c a b e z a l a r g a , la frente c h a t a , boca g r a n d e y bien h e n d i d a , las
patas n e r v i o s a s , el cuello c o r t o , los ojos negros y v i v o s , ancho
de hombros, de voz alta y espantosa, buen olfato, sueño ligero,
carácter t r a n q u i l o , ni muy m a n s o , ni muy feroz.
Este animal tan precioso para el l a b r a d o r , está sujeto como
los demás á varias enfermedades, entre las quales n i n g u n a le
es mas incómoda que el moquillo : es pues necesario c u i d a r de
los cachorros en su menor e d a d , y tratar de c u r á r s e l a s : sobre
lo qual puede consultarse el Diccionario de R o z i e r en las p a l a -
bras con que se denomina c a d a una de e l l a s , ó el extracto q u e
se publicó en el Semanario de A g r i c u l t u r a y A r t e s , tomo v pá-
g i n a 392. E l gato también es útil en las c a s a s , si no fuere de-
masiado goloso y ladrón ; pero los perros cuzcos acostumbrados
á cazar los ratones domésticos, son preferibles á los gatos.
JLas comadrejas, las a r d i l l a s , los topos, gatos monteses y
otros muchos animales dañinos, causan muchos estragos en los
p a l o m a r e s , g r a n e r o s , prados y h u e r t a s ; por lo q u a l es n e c e s a -
rio perseguirlos, hasta aniquilarlos por todos los medios posibles.

De las aves.

U n labrador debe ante todas cosas procurarse un buen ga-


llinero , así por la utilidad que le d e x a n los h u e v o s , los pollos
y las g a l l i n a s m i s m a s , como por lo poco que le puede costar su
mantenimiento y c u i d a d o , q u e pertenecen exclusivamente á las
mugeres.
Los corrales, dormitorios, ponederos, cobertizos y comede-
ros , deben estar construidos de modo que sean á un mismo tiem-

(1) Véanse las curiosas observaciones que sobre ¡a cria de conejos


caseros se hallan en el citado tomo, página x a i .
3io
po sanos, c ó m o d o s , seguros y v e n t i l a d o s : debe asimismo mante-
nerse todo con la mayor l i m p i e z a , pues de lo contrario enfer-
man y mueren fácilmente las gallinas. .
P a r a c a d a doscientas cincuenta g a l l i n a s bastarán quince g a -
llos : aquellas y estos deben escogerse de las castas mejores, pues
no de otro modo se propagan y conservan las buenas especies.
L o s dormitorios de las gallinas deben estar abrigados y c a -
lientes en el i n v i e r n o , y para esto se les echará una tanda de
paja seca de la de las camas de los g a n a d o s caballar ó mular,
ia q u a l se remuda c a d a quince d i a s , q u i t a n d o diariamente los
montones de gallinaza que ellas mismas sueltan cada noche. E n
el verano no se echará la p a j a , antes por el contrario se barre-
rá , sacudirá y limpiará todos los dias.
L o s palos y escalerillas de los dormitorios, deben ser t a b l e a -
dos y bastante anchos para q u e las gallinas p u e d a n tener sus
pies sentados en llano : y si se p u e d e , convendrá q u e h a y a dos
t a n d a s de ellos á fin de remudarlos c a d a ocho ó quince d i a s ; pues
de este modo no habría que temer los efectos del piojillo q u e t a n -
to las mortifica ¿cada v e z q u e se r e m u d a n , es indispensable l i m -
piarlos y lavarlos con esmero , para destruir los mismos piojos
q u e p u e d a n tener. Estas escalerillas ó anfiteatro del dormitorio,
se pondrán en verano de fachada al norte y espalda al medio
d i a , y en invierno á la inversa , d e x a n d o en ambos casos el pa-
so correspondiente, y las entradas que se necesiten para r e c o -
nocer los ponederos, h a c e r l a s limpias & c . ; y por ú l t i m o , las e s -
calerillas se pueden colocar á la distancia de media v a r a , ó de
dos tercias á lo mas una de otra.
D e b e cuidarse igualmente de la limpieza y aseo de los b e b e -
deros. E n un número de g a l l i n a s , como el que suponemos q u e
es el mas arreglado para un solo corral, será preciso remudar el
a g u a tres ó quatro veces al dia en el v e r a n o , y dos por lo me-
nos en el i n v i e r n o , proporcionando las horas según las estacio-
n e s , para que en las calientes la beban fresca y en las frías tem-
p l a d a ; y al mismo tiempo jamás la t e n g a n inmunda , pues por
esto se aconseja, con sobrada razón q u e se frieguen m u y bien
los dichos bebederos siempre q u e se les remude el a g u a . L a s
a g u a s de p o z o , a u n q u e sean buenas y salgan á buen temple en
todas e s t a c i o n e s , no son s a l u d a b l e s , si antes no están deposita-
das en vasijas descubiertas para que se m e t e o r i c e n : deben p r e -
ferirse las de r i o , y á falta de estas las de fuentes.
L o s corrales donde las gallinas h a b i t a n , deben ser enxutos
y de n i n g ú n modo de aquellos en q u e se detiene ó embalsa el
a g u a q u a n d o l l u e v e ; si tal sucediere es necesario darles salida
á toda c o s t a , en inteligencia de que si se estancan y las g a l l i -
3 "
ñas beben de aquellas a g u a s , enferman y mueren de p e p i t a , c e -
g u e r a y otras enfermedades.
E l alimento de las gallinas son regularmente los g r a n o s ; p e -
ro entre estos unos les son mas provechosos que o t r o s : el trigo,
la c e b a d a , la a v e n a , el m i j o , el p a n i z o , maiz & c . , les a p r o -
v e c h a mucho así como los salvados de las mismas semillas : no
les son menos útiles los desperdicios de las c a s a s , las hortalizas,
y muchas y e r b a s ; y así un g r a n gallinero se puede mantener
con poco gasto y mucho ahorro,pues muchas d é l a s semillas m e -
nudas con que se p u e d e n alternar las cosechas, le mantienen sin
gasto especial ó de consideración. Sin embargo , sea q u a l fuere
el alimento , debe dárseles cocido en el invierno , y el salvado
deberá escaldársele todo el a ñ o , lo que contribuye infinito p a r a
aumentar la postura , y que a u n en el invierno h a y a abundan-
cia de huevos.
A esto mismo puede contribuir si al tiempo de cocer la c o -
mida ó el a g u a para escaldar el s a l v a d o , se les echan algunos
ajos picados ó se les polvorea ligeramente la comida con un p o -
co de pimentón picante ; pero se advierte q u e tales medidas s o -
lo pueden tomarse en el invierno y de ningún modo en el v e r a -
no : en esta estación son m u y del caso las yerbas f r e s c a s , d a d a s
como regalo y no como alimento.
L a comida se les dará en muchas veces y siempre en corta
c a n t i d a d , para que no se embuchen ni la d e s p e r d i c i e n , sin d i s -
minuir por eso la dosis acostumbrada , sino repartiéndosela en
tres ó quatro veces , una al a m a n e c e r , y las d e m á s , según las
e s t a c i o n e s , á las horas proporcionadas ó en tercios i g u a l e s : , e n
i n t e l i g e n c i a de que quanto estén las gallinas mejor alimentadas,
ponen constantemente con mas a b u n d a n c i a , aun en medio del
invierno.
Si se quiere , p u e d e dejárselas salir un rato en verano á p a s -
tar los rastrojos.
E s sumamente útil no mezclar las castas conocidas por pone-
doras y q u i e t a s , con las q u e no lo s o n : las gallinas blancas ó
blanquecinas son generalmente las peores ; pues sobre otras n u -
lidades tienen la de poner menos h u e v o s , la de no engordar t a n -
t o , y la de v i v i r menos tiempo que las de otros colores: las n e -
gras y las roxas son las mejores: de t o d a s , las calzadas y las de
pluma v u e l t a ó rizada son despreciables:también lo son las que
cantan como el g a l l o , y las que pican los huevos y se los comen;
todas e s t a s , así como las v i e j a s , deben separarse quanto antes
del corral y de la compañía de las demás.
L a s gallinas muy grandes no son buenas p a r a tener muchos
h u e v o s , porque ponen p o c o ; las enanas son muy ponedoras, p e -
1X2

ra además de q u e suelea ser chicos sus h u e v o s , ellas mismas


l i e n c n poca carne y no son buenas para c l u e c a s , porque cubren
menos huevos y los quiebran : las mejores pues son las m e d i a -
nas de casta c o m ú n , principalmente aquellas de que se sabe por
experiencia q u e ponen m u c h o , tienen bastante c a r n e , y son bue-
nas para cluecas.
L o s gallos se elegirán de entre aquellos pollos mas valientes,
y q u e en la lucha con sus compañeros q u e d a n vencedores , los
q u e son mas enamorados desde pequeños, y se advierte q u e cor-
tejan con libertad : además deben tener buen cuerpo , la cres-
ta muy colorada y derecha , la cabeza g r a n d e , el pie c o r t o , r e -
cio y bien a g u d o , las uñas largas , las orejas g o r d a s y blancas,
las barbas grandes y mezcladas de b l a n c o , el cuello muy e r g u i -
do y adornado de largas plumas doradas , y pecho grueso , q u e
no sean zancudos ni e n a n o s , que tengan grandes a l a s , alta c o -
la , y q u e l a s plumas de ella lleguen hasta l a cabeza ; q u e sean
derechos , fieros y de aire magestuoso , de ojos negros ó p i n t a -
dos , y círculo r o x o , colorado ó a z u l , t a n osados q u e no conoz-
can el m i e d o ; de color negro ó r u b i o , alegres y no m u y grandes,
p u e s los g r a n d e s no pueden cubrir cómodamente á las gallinas:
tampoco han de ser pequeños porque su casta sale desmedrada:
han d e ser m u y veladores y q u e canten temprano de noche, c o -
mo no sea antes de las doce. A d v i é r t a s e sobre todo que á los p o -
llos q u e se destinan para g a l l o s , es necesario registrarlos q u a n -
do pequeños, y si sobre la rabadilla se les encuentra una berru-
g u i l l a de color a m a r i l l o , a u n q u e t e n g a n todas las sobredichas
q u a l i d a d e s , deben desecharse , pues para n a d a son buenos sino
p a r a el plato. D e todos modos se renovarán cada dos años , n o
obstante el refrán q u e dice : el criado y el gallo un año.
L a s gallinas para cluecas han de ser anchas de c u e r p o , de
g r a n d e s alas , bien e m p l u m a d a s , sin espolones, con pocas uñas,
m u y pacíficas y q u e sepan llamar ó convidar á los polluelos. E l
tiempo mejor de echarlas para sacar pollos , es desde mediados
de diciembre hasta fines de a b r i l : en los primeros meses salen
mejores los pollos,mas fuertes y menos enfermizos: los q u e se s a -
can después ó mas tardíos, son regularmente pequeños y d e l i c a -
d o s ; pero no por eso deben dexarse de sacar ios q u e se puedan,
pues siempre sirven para llevarlos al mercado para el consumo
diario : el número de huevos q u e se ha de echar á c a d a c l u e c a ,
no pasará de diez y o c h o , ni baxará de d o c e ; pero en todo caso
será preciso contar con el tamaño d e la gallina , la estación y el
clima : á las pequeñas se les echarán menos que á las g r a n d e s ,
porque el pequeño cuerpo de aquellas no puede cubrir tantos co-
mo e s t a s ; en las estaciones y climas fríos también se les p o n -
3i3
drán menos h u e v o s , porque ni en las aves ni en la atmósfera
hay tanto calor para la incubación , y así es preciso que la g a -
llina los cobije bien.
L a s cluecas deben estar enteramente separadas entre sí y de
las- demás compañeras , de los gallos y de todo bullicio , tenién-
dolas también en p a r a g e a b r i g a d o y medianamente caliente.
D e b e n elegirse para echar á la clueca los huevos mas frescos
y de i g u a l t a m a ñ o , de cascara d e l g a d a y lisa pero pesados ; de
modo que echándolos en un barreño de a g u a fría se v a y a n todos
ellos al fondo prontamente. T a m b i é n se ha de observar q u e es-
tén g a l l a d o s , pues á faltar este requisito no podrá haber pollos.
L o s nidales para las cluecas se han de tener en tierra ó muy
poco altos, dispuestos de modo que no puedan moverse los h u e -
vos al entrar y salir las g a l l i n a s : también será útil que t e n g a n
sus puertecillas de zelosía ó de red de alambre para obligar á l a
gallina inquieta á qué esté sobre los huevos el tiempo que debe,
y que no salga si no á las horas competentes para comer , be-
ber & c . , y para impedir que otras v e n g a n á inquietarla : la co-
mida y bebida se les pondrá muy cerca de los n i d a l e s , p a r a q u e
no tarden en volver á los huevos quando salen.
E n los nidos de incubación se pondrá por cama un poco de
heno y pluma de las mismas g a l l i n a s : y de quando en quando se
sahumarán con r o m e r o , laurel, tomillo, e s p l i e g o & c , durante la
incubación.
A los veinte dias de echada la g a l l i n a sobre los h u e v o s , se
reconocerán, y si están picados por el pollo que quiere salir, p e -
ro que no puede romper la c a s c a r a , se le ayudará á ello q u e -
brantándola poco á p o c o , y con cuidado de no lastimar al a n i -
malillo que está d e n t r o ; bien que i g u a l diligencia hacen por sí
las gallinas buenas.
L o s pollos recien nacidos se conservan por ocho ó doce dias
recogidos sin d e x a r á la madre andar d i v a g a n d o , y en este t i e m -
po se les dará un alimento compuesto de migajas de pan y de
queso amasado con v i n o , ó bien harina de c e b a d a amasada con
a g u a y mezclada con unas hojas de p u e r r o s , ó cebollas medio
cocidas y picadas muy bien : en los dos primeros dias bastará
ponerles en unas tacitas un poco, de vino mezclado con agua en
partes iguales y azúcar , todo desleido y bien combinado : á los
quince dias ya se les puede dexar en libertad , y de quando en
q u a n d o repartirles algunos puñados de mijo , sus sopas de vino
y a l g u n a v e z de ajo , para que se reanimen y fortifiquen. Tam-
bién es útil darles algunas ensaladas picadas , y las ortigas c o -
c i d a s , picadas y amasadas con salvado ó moyuelo les aprove-
cha m u c h o : advirtiendo que en los primeros quince dias debe
TOMO II. B.R
314
dárseles la comida sobre un trapo ó paño recio de lana para q u e ,
picando en b l a n d o , no se lastimen los tiernos p i q u i l l o s , c u y o
daño les acarrea la muerte muchas veces.
E s sumamente provechoso para los polluelos y para las m a -
dres ponerles en un rincón á propósito ceniza en el invierno , y
polvo ó tierra muy menuda en el v e r a n o ; pues teniéndolo se r e -
v u e l c a n y espulgan , librándose de la comezón y de los piojos.
Q u a n d o Ja estación es f a v o r a b l e , ó q u a n d o están asistidos
con los cuidados que q u e d a n referidos, pueden muy bien r e u -
nirse los pollos de tres gallinas en una sola, siendo de una e d a d ;
y entonces admitiéndolos como los admiten las que son pacíficas,
q u e d a n las otras vacantes para poderles quitar la cloquera , y
q u e se dispongan brevemente á n u e v a postura. L a cloquera se
les quita atravesándoles una pluma por las n a r i c e s , bañándolas
p a r a refrescarlas,echándolas en parte que no hallen n i d o , y p o -
niéndolas debajo de un cesto donde a y u n e n tres ó quatro dias:
pasado este tiempo suelen cacarear , y entonces se les arrima el
gallo para que acabe de pasárseles la calentura.
Se acostumbra castrar los pollos para q u e sus carnes sean
mas delicadas y sabrosas ; pero si se quieren tener tan gordos y
delicados como los c a p o n e s , puede lograrse manteniéndolos s o -
los , con absoluta separación de las hembras desde m u y c h i q u i -
tos. Si se quieren castrar ha de ser temprano , precisamente en
a q u e l tiempo en que ellos empiezan á ser e n a m o r a d o s , q u a n d o
cantan y se pelean unos con o t r o s , ó lo que es lo mismo q u a n -
do tienen tres meses de edad. D e b e n escogerse para capones los
pollos" de mayor casta , y los que proceden de gallinas grandes:
q u a n d o se les h a y a de castrar, no se les dará de comer ni beber
u n dia antes ; y para tenerlos bien vacíos de e s t ó m a g o , se les
mantiene encerrados.
Verificada que sea la operación , se les encierra en p a r a g e
a b r i g a d o y de corto recinto , para que no anden mucho : si no
se embeben y ocultan la cresta y barbas se les cortan para que
no los persigan los g a l l o s ; pero esto ha de ser algunos dias des-
pués de la castradura. A los capones también suele empleárseles
en sacar pollos como las cluecas , pero nunca son estos tan b u e -
nos ni trae ninguna ventaja semejante método : por el contrario
las pavas son m u y á propósito para empollar huevos de gallinas
c o m u n e s , así por su grande cuerpo y mucho calor , como por el
cariño que les toman. Por esto, y porque puede echárseles hasta
treinta y seis h u e v o s , son preferibles aun á las mismas gallinas.
3i5

De sus enfermedades.

Y a se ha dicho q u e entre las muchas e n f e r m e d a d e s , que p a -


decen las g a l l i n a s , son las mas frecuentes y peligrosas la cegue-
ra y la pepita : ambas por lo regular provienen de u n a misma
causa j aunque de la ceguera curan con mas facilidad q u e de
la p e p i t a , que proviene unas veces de humedad y f r i a l d a d , y
otras de mucha sequedad.
T a m b i é n se les origina de beber aguas calientes é inmundas,
en las quales abundan las partículas nitrosas y corrosivas.
L a gallina q u e , tocada de q u a l q u i e r a de las enfermedades
p r e d i c h a s , bebe en la vasija q u e las d e m á s , dexa el a g u a infi-
cionada de m o d o , q u e quantas bebieren de ella enferman : por
esto se han de separar todas las enfermas , quitándolas al m o -
mento de entre las s a n a s , y con mas prontitud y urgencia de
£ntre las nuevas , á las quales se comunica el contagio con mas
rapidez.
L a costumbre q u e h a y de cortarles las a l a s , es sumamente
nociva por quanto , endureciéndoseles los cañones q u e les q u e -
d a n , las mortifican y hacen padecer. Por el contrario les es muy
.provechoso arrancarles las plumas de las alas y cola en los m e -
ses de mayo y junio : de este modo salen también a q u e l l a s , c u -
yos cañones llenos de sangre les causan la mayor incomodidad.
L a pepita no es otra cosa q u e el pellejo de la parte inferior
acia la punta de la l e n g u a , endurecido y calloso : el animal que
la p a d e c e anda continuamente con h i p o , abré el pico con l a
mayor f r e c u e n c i a , no puede c o m e r , y por lo mismo nunca se
harta ; antes bien se v á secando y muere. P a r a curarlo es preci-
so arrancarle la p e p i t a , c u i d a n d o - d e no lastimar la l e n g u a , y
en s e g u i d a lavársela con un poco de leche m a n t e c o s a , á fin de
q u e se le mitigue el dolor : luego se le tiene sin beber una hora,
y q u e d a remediado el mal.
L a ceguera ó mal de ojos suele ser de dos modos: uno la op-
thalmía ó inflamación, que proviene de gran calor interior, c a u -
sado por los mantenimientos cálidos ; y otro la fluxión catarro-
sa ó flemática . procedente.de mantenimientos húmedos, ó de l a
intemperie y mala q u a l i d a d del aire ; el qual en algunos t i e m -
pos es tan húmedo y c a r g a d o de nieblas, que aun los racionales
padecen semejantes enfermedades. Para la curación de la p r i -
mera se usará del c o l i r i o , hecho con alumbre y a g u a de l l a n -
aa 2
316"
t e n , echando dos ó tres veces al dia una ó dos gotas de él en
los ojos de las aves enfermas. E l zumo de la celidonia es su má-
mente provechoso en tales casos.; y no es despreciable el polvo
de tabaco , habiendo antes untado los ojos de la g a l l i n a enferma
con un poco de aceite.
P a r a la segunda especie de c e g u e r a , será bueno bañar los
ojos de la gallina con aguardiente y a g u a , mezclados por i g u a -
les partes ; en seguida se les alimenta con granos y semillas c á - 1

lidas , como el cañamón , el trigo & c .


P a r a evitar los efectos del piojo y demás insectos , que las
incomodan , las enflaquecen y matan , no hay otro arbitrio que
la mucha limpieza , tanto en los dormitorios como en los pone-
deros , n i d a l e s , c o r r a l , c o m e d e r o s , b e b e d e r o s ; y en suma en
todas partes como se ha dicho.
Padecen además u n a inflamación ó tumor en el extremo de
la rabadilla , q u e suelen llamar granillo las gentes del campo:
q u a n d o se observa , se revienta ó abre con una lanceta ó con l a
p u n t a a g u d a de un c o r t a p l u m a s , se aprieta la l l a g a para que
salga toda la materia., y en seguida se l a v a con aguardiente
a g u a d o , cuidando de repetir la cura dos veces al dia hasta q u e
esté s a n a ; pero se advierte que el tumorcillo no ha de abrirse
d e n i n g ú n modo hasta que la materia esté enteramente hecha ó
c o c i d a , para que salga bien y se corrija el mal.
P a r a el fluxo de vientre , para su dureza , para la dureza
de buche , tumores ulcerosos , catarro, inflamación de ojos , ca-
t a r a t a s , lombrices & c . hay varios remedios m á s e m e n o s eficaces;
pero el principal y mas eficaz de todos , es separar enteramente
las enfermas l u e g o que se advierten los síntomas de la enferme-
d a d ; matarlas y reemplazarlas con otras sanas: esto es mas s e g u -
ro que detenerse en una curación p r o l i x a , tal v e z con peligro
de que las otras se contagien.
T a l es la idea mas sucinta q u e podemos presentar sobre la
cria, aumento y conservación de las gallinas. A c e r c a de las
grandes ventajas que l l e v a n á muchas otras especies de anima-
l e s , y de las utilidades que pueden rendir al que establezca un
buen gallinero , puede verse la excelente M e m o r i a ó tratado
económico, que'sobre su crianza escribió D o n Francisco Dieste
y B u i l , dedicado á la R e a l Sociedad A r a g o n e s a , é impreso por
aquel R e a l C u e r p o patriótico ; dé c u y o escrito hemos e x t r a c t a d o
lo que queda expuesto sobre este punto.
317

De los pavos.

L o s pavos se crian y multiplican con los mismos cuidados y


por los mismos medios que las gallinas. Sin e m b a r g o , es preciso
tener el mayor c u i d a d o de que no se mojen ni se resfrien mien-
1

tras son pollitos : si sucede uno ú otro, se les e n x u g a r á primero,


y luego se les rociará con vino caliente , teniéndoles las patillas
dentro del mismo vino por algunos momentos ; en s e g u i d a se les
e n v u e l v e en unas mantas calientes , y de este modo se curan y
resisten en adelante mejor el frió. P a r a evitar los funestos efec-
tos que el sol ardiente causa en los paviilos tiernos , t o d a v í a
mas crueles q u e los de la humedad y el frió , no hay otro reme-
dio que no dexarlos salir mientras dura el calor , manteniéndo-
los en parages frescos y ventilados. Q u a n d o ya son g r a n d e z u e -
los y v i v e n por s í , buscando el alimento que necesitan donde
quiera que se le p o n g a n , entonces y a puede decirse que están
fuera de los mayores peligros , pues toda su delicadeza está en
los primeros dias hasta cumplir un mes : después y a pueden l l e -
varse en manadas á pastar por los campos , rastrojos & c . D e b e n
criarse solos y nunca con las demás a v e s , á quienes espantan y
amedrentan.

P a d e c e n los pavos , además de las enfermedades comunes á


las g a l l i n a s , algunas otras que les son peculiares. Una de ellas
e s , al tiempo de pasar del estado de pollo al de p a v o propiamen-
te dicho ; esto es q u a n d o empieza á variar el color blanco de l a
c a b e z a , pasando al encarnado que deben tener. Entonces p e l i -
g r a n mucho ; y el único medio de preservarlos de la muerte es
no dexarles salir sino dos ó tres horas al dia quando hace c a -
lor , y siempre en parages en que estén á cubierto de los rayos
del sol. L a viruela es regularmente incurable.

De los añades.

TLÍ>s añades ó patos y los g a n s o s , son también unas aves


útiles en la economía rural y doméstica; y por lo mismo debe el
labrador procurar tener de todas las especies que le convenga,
no solo para aprovecharse de sus productos en el gasto ordina-
rio de su c a s a , sino también para emplear utilmente todos los
desperdicios de e l l a , los de los graneros, y aun las semillas, mis-
3 1 8

mas en años que los granos están á precios ínfimos - entonces


dándolos á comer á los ganados y aves d o m é s t i c a s , y vendidas
e s t a s , les dá salida con mayor estimación. A s í q u e , teniendo
disposición para e l l o , será bueno añadir los patos y gansos al
ramo de g a n a d e r í a . Estas aves son comilonas; pero también
aprovechan muchísimos frutos espontáneos que encuentran en
el campo ; la y e r v a , insectos y quanto se les presenta delante
todo ,1o comen. L o s cuidados para con ellos son los mismos q u e
los que q u e d a n indicados para con los p a v o s ; con la diferencia
de que para mantenerlos gordos y sanos, es preciso tengan a g u a
en que p u e d a n bailarse con frecuencia (1).

De las palomas.

N o me empeñaré en presentar aquí la historia natural de l a


paloma , ni menos entraré en la descripción científica de las d i -
versas especies q u e de ellas h a y , pues uno y otro podrá verlo
el que guste en el tomo número 2 . de los anales de c i e n -
0

cias naturales,, donde publicó sus observaciones el célebre D o n


A n t o n i o José C a b a n i i i e s , con aquella maestría que brilla en t o -
das las obras de tan sabio autor (2).
T a m p o c o me extenderé en describir la forma que debe d a r -
se al p a l o m a r , sea de las que v u l g a r m e n t e se llaman zoritas,
c a m p e s i n a s , bravias ó torcaces, ó y a de las caseras 'ó domésti-
c a s ; porque los unos y los otros se construyen generalmente bien
a c o n d i c i o n a d o s , no habiendo apenas labrador alguno que i g n o -
re el modo de formarlos y establecerlos. Pero sí diré que un p a -
lomar bien montado es una renta diaria para el labrador que le
p o s e e , y una de las mejores fincas que pueden constituir el p a -
trimonio del industrioso a g r i c u l t o r : no son ios pichones ó p a l o -
minos el único producto de un buen p a l o m a r ; el excremento ó
p a l o m i n a , q u e en él se recoge e q u i v a l e , quando no e x c e d e , al
de los primeros. E s pues de la mayor importancia tener mucho
cuidado de é l , g u a r d a r la l l a v e , no permitir que nadie entre á
espantar el g a n a d o , y procurar encariñarle todo lo posible por
los medios que son notorios. E n los palomares de las campesinas
es necesario cuidar de que nunca falte el a g u a ; y en los t i e m -

(1) Véase sobre este punto el número 6*. del Semanario de A g r i -


cultura.
(a) En el tomo XII del Semanario de Agricultura se encuentra
también una memoria sobre las palomas.
319
pos en q u e los alimentos escasean en el c a m p o , conviene darles
de comer, así como también es útil socorrerles con a l g ú n a l i -
mento en tiempo de la cria. A las c a s e r a s , dicho se está q u e h a
de mantenérselas á pienso y asistirlas con el a g u a , l i m p i e z a , y
demás atenciones q u e son indispensables para todos los a n i m a -
les domésticos. Por consiguiente el tenerlas siempre apareadas,
y el separar las feroces, las inquietas y las enfermas de entre
las d e m á s , es absolutamente p r e c i s o : también lo es el reconocer
con frecuencia sus n i d o s , l i m p i a r l o s , barrerlos y fumigarlos;
prepararles esparto, heno ú otras materias para que los formen
de n u e v o ; y por último tenerlas en l i b e r t a d , pues de lo contra-
rio no c r i a n , e n f e r m a n , y su número tiene que ser por necesi-
dad muy p e q u e ñ o ; lo q u e de n i n g ú n modo puede convenir al
labrador por las razones dichas. E n fin si estableciese el p a l o -
mar con estas ú l t i m a s , deberá buscar y hacerse con aquella c a s -
t a q u e llaman ordinaria, porque son las q u e crian mas y mejo-
res pichones: las pequeñitas, las r i z a d a s , colipavas y otras son
útiles únicamente para el recreo y diversión de los aficionados;
mas no para compensar los gastos con sus productos.

De la pesca.

C o n mucha razón introduxo R é un artículo sobre la pesca


en sus elementos de A g r i c u l t u r a : y como hombre q u e conocía
bien la materia, dice a s í : e l labrador q u e p u e d a , hará bien
t r

en tener un estanque ó l a g u n a para p e s c a ; no solo por e l l a , si-


no para que sirva de buen abrevadero al g a n a d o , singularmen-
te en donde no hay abundancia de a g u a s : la mejor tierra para
hacer una l a g u n a es la arcillosa. Hágase de suerte q u e entre el
a g u a por un lado y salga por el opuesto, porque conviene m u -
c h o , para la conservación de l a p e s c a , remover el a g u a y m a n -
tenerla l i m p i a : dispónganse en ella hoyos ó c a v e r n a s , á donde
se pueda retirar y m u l t i p l i c a r l a p e s c a , defenderse á menudo
de la voracidad de otros peces m a y o r e s , y guarecerse del exce-
sivo calor y frió. R a r a v e z es útil formar lagunas ; pero suele
serlo bastante el poblar de peces las que h a y a y los estanques,
c u i d a n d o de no echar de aquellas especies que devoran á las d e -
más. U n a buena tenquera en estos casos, es lo mas proporciona-
do : las carpas también son á propósito; pero los barbos son los
p e o r e s : yo preferida á estos las a n g u i l a s . "
320

ADVERTENCIA.

D e s e a n d o y o comprehender en la siguiente lista el m a y o r


número posible de las plantas q u e sirven comunmente para a l i -
mento ó cebo de los ganados y animales domésticos, he tenido
á la vista las obras mas clásicas q u e tratan de la materia ; y
principalmente el Pan Suecas de L i n n e o . Pero como mi objeto es
no solo la instrucción de los alumnos q u e me e s c u c h a n , sino
también la ilustración del sencillo l a b r a d o r , q u e acupado siem-
pre en las continuas y penosísimas faenas del campo, no pueden
asistir á las cátedras ó escuelas públicas donde se enseña m e t ó -
dicamente el conocimiento de los v e g e t a l e s , me ha parecido con-
veniente e n u m e r a r , no solo las plantas contenidas en estas leer
ciones, sino también otras muchas q u e se crian expontánea y
abundantemente en todas partes, y poner al lado de los nom-
bres sistemáticos todos los castellanos y v u l g a r e s q u e he podido
recoger. D e este modo se generalizará la sinonimia b o t á n i c a , y
no dudo q u e siguiendo con constancia este sistema llegará un d i a
en q u e desaparezca para siempre la confusa v a r i e d a d que r e y u a
en esta parte de nuestra A g r i c u l t u r a . Este primer paso servirá
p a r a que los profesores q u e se encarguen de enseñar la ciencia
a g r a r i a en las cátedras del r e y n o , v a y a n recogiendo y a n o t a n -
do los nombres vulgares con q u e en c a d a provincia se denomi-
n a n los vegetales y sus f r u t o s , y corrijan los defectos ó e q u i v o -
caciones involuntarias q u e yo h a y a c o m e t i d o ; aumentando así
el precioso Caudal de voces y conocimientos de q u e tanto n e c e -
sitamos.

Y o he procurado seguir el camino que nos trazó el Plinio d e


Suecia , ciñéndome á enumerar los vegetales q u e se p r o d u -
c e n expontáneamente en nuestro fértilísimo suelo ; pues a u n -
q u e pudiera haber añadido al presente catálogo otras muchísi-
m a s plantas exóticas que y a tenemos a c l i m a t a d a s , y no menor
número de las c u l t i v a d a s en la p e n í n s u l a , lo he omitido c u i d a -
d o s a m e n t e ; contentándome con advertir que así por las atencio-
nes del Gobierno como por la laboriosidad de los sabios profeso-
res del establecimiento, son y a muchos los géneros, especies y
variedades de plantas gramíneas y otras alimenticias que se ha-
llan reunidas en este R e a l Jardin Botánico : de las q u a l e s , a u n -
que en cortas porciones, podrán suministrarse por ahora a l g u -
nas semillas á los amantes de la A g r i c u l t u r a .
Por mi parte ofrezco q u e , q u a n d o las g r a v e s atenciones q u e
rodean á nuestro benéfico M o n a r c a le permitan fixar mas su
atención sobre la escuela que.está á mi cargo y señalarla el ter-
321
reno que necesita para sus ensayos, mi primer c u i d a d o será r e -
u n i r , c u l t i v a r y propagar las plantas mas útiles para el a l i m e n -
to y regalo del h o m b r e , para el pasto y cebo de los g a n a d o s y
para los diversos usos de las a r t e s , reuniéndolas todas baxo el
orden ó sistema que me parezca mas ú t i l , p a r a que á un golpe
de vista p u e d a q u a l q u i e r a conocer sus ventajas y utilidad.
Por último, considerando que así los alumnos q u e asisten a l a
c á t e d r a , como los q u e no tienen conocimiento de todos los v e g e -
tales q u e se c i t a n , gustarán de q u e se les presenten las doctrinas
con la mayor claridad y sin referencias á otros l u g a r e s , me h e
decidido á poner esta lista baxo el método que aparece. E n ella
se hallarán repetidos muchas veces los nombres de unas mismas
p l a n t a s ; mas esto es indispensable, supuesto q u e diversos a n i -
males se alimentan de las mismas yerbas. E l s a b i o , haciéndose
cargo de esta v e r d a d , disimulará el tedio q u e debe causarle la
r e p e t i c i ó n , y el menos instruido se alegrará sin d u d a de hallar
reunidas siempre q u e lo necesite las yerbas de punta , pastos ó
pastillos que convienen á c a d a especie de g a n a d o .

CATÁLOGO
DE LAS PLANTAS Q U E SE E N C U E N T R A N ESPONTANEA
Y ABUNDANTEMENTE EN ESPAÑA Y PUEDEN SERVIR
PARA PASTO DE LOS GANADOS (i).

Plantas propias para el pasto de los bueyes.

Ligustrumvulgare A l i g u s t r e ó alheña,
V e r ó n i c a spicata Verónica espigada.
scutellata. . . . . . . de escuditos.
becabunga becabunga.
chamasdrys. . . . . . . con hoja de camedro.
alpina d e los A l p e s .
cimbalarifolia,, . . . . con hoja de cimbalaria.

(i) T o d a s las plantas c o n t e n i d a s en l a p r e s e n t e l i s t a , q u e no l l e -


v a n n o m b r e d e A u t o r en s e g u i d a d e l n o m b r e s i s t e m á t i c o , s o s d e
L i n n e o , y sus r e s p e c t i v a s d e s c r i p c i o n e s las h a l l a r á el q u e g u s t e e n
su o b r a t i t u l a d a species plantarían , t r a d u c i d a al c a s t e l l a n o p o r D o n
Antonio Palau y V a r d e r a .
TOMO II. ss
322
M o l l u g o verticilata M o l u g o v e r t i c i l a d o ó rubia lisa.
C i r p o como mijo.
ahorquillado.
austral.
Anthoxanthum vulgare. Lag. Antosanto v u l g a r . Gama de olor.
ovatum. idein aovado.
Phalaris arundinaeea. . Alpiste con hojas de caña.
paradoxà paradoxa.
áspero.
de canarios. Alpiste.
arenaria.
minor semine albo. Rezt. . menor con semillas blan-
cas.
minor semine fusco. . . menor con semillas n e g r u z -
cas.
Alopecurus agrestis.'. A l o p e c u r o de campos.
de prados.
arrodillado.
A g r o s t i s stolonifera A g r o s t i d e cundidora.
blanca.
de Indias.
tendida.
galecica.
tenacísima.
divaricata desparramada.
de perro
vulgar.
capilar ó heno de naci-
mientos.
como bromo.
A i r a de prados.
articulata.Des/oHt . . . articulada ó con nudos.
flexuosa ú hondeada.
como clavellina.
barba de chivo.
temprana.
vellosa.
de césped.
aquatica.
Poa aquatica.
comprimida.
bulbosa.
de hoja angosta.
• de prados.
. 32 3
Poa alpina. . . . . . . . . P o a de los Alpes.
con las flores á un lado.
verticillata. Cavanilks. . en rodajas.
de crestas.
peruviana. Jacq. , ¡ del Perú.
marina. Smith. . . . , _ marina._
, de flores distantes.
divaricata. Gmelin. . . desparramada.
de la C h i n a .
mexicana. H. R. M . . mexicana.
gaditana, Smith.. gaditana.
de bosques.
pilosa pelosa.
avitelada.
rígida.
semiverticillata. Lag. en medias rodajas.
p á l i d a . H. R. M . . . pálida.
de B a d é n .
amable.
trivial.
de Abisinia,
annua anual.
B r y z a mayor.
mediana.
menor.
Bromo de texados,
cola de zorro.
grande.
de varitas.
blando.
agigantado.
, • madrileño.
verticillatus. Cavanilks.. en rodajas.
rígido.
pestañoso.
mocho.
arvense.
humilis. Cavanilks . enano.
sterilis estéril.
pendulinus. H. R . M . pendolero.
perennis. Lamk. perenne.
acentenado.
lanceolatus de hoja lanceolada.
desparramado.
SS 2
324
Bromus rubens Bromo roxo.
purgaos purgante.
F e s t u c a pinnata F e s t u c a ó cañuela alada.
glauca verdegai,
ovina de ovejas.
myurus cola d e ratón.
baleárica mallorquína.
phaenicoides como la g r a m a feniz.
rubra roxa.
stipoides como esparto.
alopecurus alopecuro.
obtusifolia. H. R. M . . . dé hojas obtusas.
scabra. H. R. M . . . . áspera.
tenella. Willd tiernecita.
sylvatica d e selvas.
arundinacea. Lamk. . . con hoja de caña.
divaricata. Pesf. . . . . desparramada,
ramosa ramosa.
prateusis de prados.
elatior levantada.
be vis Usa.
calycina d e cálices grandes.
A v e n a bulbosa A v e n a bulbosa.
orientalis oriental.
brevis enana.
A v e n a sativa A v e n a común.
elatior. levantada.
fragilis quebradiza.
lanata. Cav lanuda. _
pauiculata en panoja.
sterilis estéril.
flavescens ' amarillenta.
strigosa asperísima.
nuda desnuda.
fatua loca. Cugula.
pubescens. . . . . . . vellosa.
prateusis de prados.
A r u n d o phragmites Carrizo.
L o l i u m perenne. . . . . . Baiiico común.
temulentum. ' J°y° Borrachuela zizaña,
tenue. . . . . . . . delgado.
maritimum. Willd. . . . mariiimo.
complanatum comprimido.
E l v m u s maritimus. . . . . Elimo marítimo. .
3 ?
2

E l y m u s arenarius Elimo de arenales.


sibericus. d e
Siberia.
mexicanus mexicano.
europeus. ¿ e Europa.
geniculacus doblado.
canadeusis. del C a n a d á .
virginicus de V i r g i n i a .
T r i t i e u m repens T r i g o rastrero.
junceum.' como junco.
r i g i d u m . H . R. M . . . . rígido.
distichum. H. R. M . . . de dos carreras.
compraesum H. R. M. . comprimido.
ciliatum. . . . . . . pestañoso.
cinereum ceniciento.
cristatum. Schreb. . . . de crestas.
prostratum. Willd. . . . postrado.
mariümum marítimo.
Cyperus scaber. H . R. M . . J u n c i a escabrosa.
longus común.
bulbosus. . . . . . . bulbosa.
pannonicus, panónica.
luzul;e v a r . paniculatus. . en panoja.
ligularis con cinüllas.
Cornucopia cuculatum. . C o r n u c o p i a de cogulla.
P a s p a l u m nernorosum. Jacq. Paspalo d e bosques.
pubescen?. H. R. M , . . belloso.
P a n i c u m viride Panizo. Almorejo.
atenuatum. Gouan. . . . adelgazado.
capilare capilar.
colonum. . . . . . . d e colonos.
stamineum. . . . . . escambroso.
germanicum alemán.
oriéntale oriental.
verticillatum amor de hortelano.
crux galli pata de gailo.
crux corvi pata de cuervo.
asperrimum. . . . . . asperísimo.
coloratum de color.
glaucum garzo.
ciliare. Willd pestañoso.
Phleum pratense F l e o de prados,
nodosum nudoso.
M i l i i u m compactum Mijo apretado.
muitiíiorum Cav de muchas ñores.
3.26
M i ì l i u m coerulescens. Besf. Mzjo.azuladito.
spicaventi. . espiga de viento,
paradoxum. paradoxo.
stoloaiferum, . cuudidor.
verticillatum.,. de rodajas.
ledigerum. . . lendrero.
M e l i c a Ba.uhmi.Wnld M e l i c a de Bahuino.
siberica hanvk. de Siberia.
cocrulea. azulada.
Gladiolus crocatus. Pers Gladiolo azafranado.
communis. . común , yerba estoque.
Unióla paiiiculata. Unióla en panoja.
D a c t y l i s glomerata. Daetilis conglobado.
Cynosurus echiuatus. C y u o s u r o erizado.
cristatus. de crestas.
virgatus. . . de varitas.
aureus. . dorado.
tenellus.. . tiernecito.
Stipa tenacissima. Estipa tenaz. Esparto*
parviflora. Desfont. de flor ^pequeña.
pubescens. Lag. vellosa.
capillata. . cabelluda.
aristella. aristela.
pennata. . . de plumas.
júncea. . como junco.
ramosa. . . ramosa.
g i g a n t e a . Lagascá, altísima.
Secale villosum. Centeno velloso.
pungens. Pers.. pinchudo.
Hordeutn maritimum, Cebada marítima.
M i n u a r t i a dichotoma, M i n u a r c i a ahorquillada.
montana. de montes.
Q u e r i a hispánica. . Q u e r i a de España.
Rottboília cylindrica Rottbolia cylindrica.
incurvata. . . encorvada.
fililurmis. . . filiforme.
D i g i t a r l a ciliata. Pers D i g i t a r i a pestañosa.
sanguinalis. Pers sanguina.
Polypogon Monspeliense Polipogo de Mompeller.
paniceum. . paniceo.
L a g u r u s ovatus. L a g u r o aobado ó cola de liebre.
Scabiosa arvensis, Escabiosa de campos,
mordida.
A s p e r u l a odorata. A s p e r u l a olorosa.
327
G a l i u m aparine. . . Amor del hortelano.
parisiense. . G a l i o de Paris.
luteum Cuaxaleche amarillo.
V a i l l a n t i a crueiata. , Vaila.nza c r u z a d a : ; •
P l a n t a g o maritima. , Llantén marítimo^ .
Sanguisorba officinalis. Sanguisorba, oficinal.
Evonymus europeus.. Bonetero.
A l c h e m i l l a vulgaris. . Alquemila vulgar.
alpina. . . . . alpina.
C u s c u t a epitymum. . Epitimo.
Potamogetón natans. . Potamogetón nadador.
Lithospermum officinale Litospermo oficinal.
A n c h u s a officinalis. . B u g l o s a oficinal.
itálica de Italia.
Symphitum majus.. Consuelda mayor.
L y c o p s i s arvensis.. • . Licopside de campos.
Asperugo procumbens. A s p e r u g o tendido.
Hottonia palustris. Hottonia palustre , ó Miknra~
ma aquàtica.
Lysimachia vulgaris.. Lysimaquia vulgar.
numulania.. de hoja redonda.
A n a g a i l i s phasnicea. . Anagalide encarnada.
C o n voi vulus arvensis. Corregüela.
Polemonium casrulcum. Valeriana griega.
C a m p a n u l a rapunculus. Rapónchigo.
Louicera caprifolium. Madreselva.
Ribes grossularia.. Grosella común,
nigra negra,
alpina alpina.
G l a u x maritima. . G l a u c e marítimo.
G e n t i a n a centaurium. Centaura menor.
Hemiaria glabra. . Milcngrana.
Chenopodium lundinense C e ñ i g l o de L u n d .
album blanco ó cenizo.
vulvaria. vulvaria.
polyspermum. . de muchas semillas.
Ulmus campestris. . Olmo ó Álamo negro.
D a u c u s sativus. . . Zanahoria.
Heracleum spondylium. Heracleo espondilio.
S c a n d i x pectcn veneris. Peine de V e n u s .
cerefolium.. perifollo. .
C a r u m carvi. . Alcaravea.
A l l i u m ursinum. . Ajo de oso.
A m h e i ' i c u m liliago. . A m e r i c o liliago.
328
A s p a r a g u s officinalis. .- . . Esparrago triguera.
C o n v a l l a r i a verticillata.. • Couvalaria.verticilada.
Sello de Salomon.
Berberis v u l g a r i s . . ; , . . . - Agracejo ó Arlo.
Acedera.
. T r i g l o c n i n de l a g u n a ó jtlncago.
de mar.
A r c e como plátano.
Epilobium angustifolium. Terha de San Antonio.
E r i c a vulgaris Brezo coman.
P o l y g o n u m aviculare. . . . P o l y g o n o avicular.
marítimo.
Bistorta.
trepador.
D i a n t h u s caryophyllus. . . Clavel.
C u c u b a l u s behem.. . Colleja.
Stellaria graminifolia. . . . Estelaria con hojas de grama.
S p e r g u l a arvensis. . . . Esparcilla de campos.
Sedum telephium.. . . . . Sedo telefio.
Cirolero de Santa Lucía.
Crataegus o x y a c a n t h a . . Espino majuelo ó majolero.
Maguillo.
M e s p i l u s cotoneaster. . . . A c e r o l o cotoneastro.
Filipéndula.
U o s a gallica. . . . • . Rosal.
Escaramujo.
Zarzamora.
de peñas.
. P e q u e ñ a mora.
Fresa común.
Potentila anserina ó de ánsares.
fructicosa.
pie de Cristo.
ascendente.
portafresa.
de N o r u e g a .
Tormentila oficinal.
Cariofilata.
Amapola.
Tilo común.
A i u g a reptans.. . . • . . C o n s u e l d a media ó bugula.
Thymus acinos Tomillo acinos ó Albaca silvestre,
Gaíeopsis ladauum Galeopsis ládano.
Pruuella v u l g a r i s Prunela vulgar.
329
Scutellaria g a l e r i c u k t a . . . . E s c u t e l a r i a de sombrerillo. Ter-
cianaria. . .
Pedicúlarissceptrumcarolirmm. P e d i c u l a r cetro C a r o l i n e
M e l a m p y r u m cristatum.. . . M e l a m p y r o de crestas.
arvense decampas.
pratense -. d e prados.
sylvaticum.. . . . . . de selvas.
nemorosum de bosques.
E u p h r a s i a officinalis.. . . . Eufrasia oficinal.
odontites.- odontites.
T h l a s p i arvense T l a s p i de sembrados.
bursa pastoris Paniquesillo ó bolsa de pastor.
L e p i d i u m perenne. •. . . . Mastuerzo perene.
C o e h l e a r i a officinalis. . . . Codeada oficinal,
dánica. . . . . . . . de D i n a m a r c a .
M y a g r u m sativum M y a g r o cultivado.
Isatis tinctoria Terba pastel.
T u r r i t i s glabra T u r r i t i d e lampiña.
Brassica napus. . . . . . Nabo. - . .
olerácea Coi.
Sinapis arvensis M o s t a z a d e campos.
Sysimbrium sophia Sisimbrio sofiá.
E r y s i m u m barbarea Terba de Santa Bárbara.
alliaria, Erísimo con olor de ajo.
Cardamine pratensis. ~. . . C a r d a m i n e de prados.
Crambe marítima Col de mar..
G e r a n i u m sanguineum. . . . G e r a n i o sanguíneo.
cicutarium con hojas d e cicuta.
M a l v a rotundifolia M a l v a d e hoja redonda.
alcea alcea. "
F u m a r i a officinalis F u m a r i a oficinal.
capreolata trepadora.
bulbosa bulbosa.
P o l y g a l a vulgaris. . . . . Polygala vulgar.
Genista tinctoria R e t a m a de tintoreros.
procumbens echada.
A s t r a g a l u s hamosus. . . . . A s t r a g a l o de anzuelos.
A n t h y l l i s vulneraria. . . . A n t h y l i d e de heridas.
Orobus vernus. . . . . . . Orobo de primavera.
tuberosus.. . .. . .-- . s
tuberoso.
viciíeformis. Lag. . . . como alberjana.
niger negro.
Lathyrus sativus. . . . . Almortas, muelas ó guijas,
annuus^. . . . . . . Látiro anual..
TOMO II. TT
33
L a t h y r u s cícera G a l g a n a ó cicércula.
Viiia saliva Veía común , aíberja ó . alver-
jana.
sepium • de vallados.
hy brida. . •. mestiza. •
luteu. . . • •" .. . • .- pajiza.
narboaensis. . . - ' de Narbona.-
cracca. . . . . craca
E r v u m tetraspermum. . . •• Tero común.
monanthos. . . . . de montes.
Pisutn inar.itiiiiiim. - . . . . Guisante de mar.
ochrus. . . . . . . . • ocro. Topizot.
L o t u s eorniculatus. * .••: . . . L o t o de cuernecillos.
Trifolium momanum, . :
. .•• T r é b o l de montes.
album blanco.
pratense. . . . . de prados.
rubens roxo.
purpureum. ••>'• . . . . de flor- encarnada,
repeus rastrero,
arvense de campos,
striatum. . ". . . . . estriado.
angustifoiium de hojas angostas,
globosum. . . . . . . globoso.
p'arvidorum. . . . . de flores pequeñas.
maritimum. . . . . . . marítimo.
hvbridum. . . . . . híbrido ó mestizo.
cfip'eatum.'. .. . . . . abroquelado. '
glomeratum. .. . . ;
aglomerado.
elegans. . . . . . . . elegante..
involucratum. Ortega. con involucro.
steüatum. .i.,v . .
;
. . . . estrellado.- -
Serratula arvensis. .. . . . Scrratula arvense.-ó cardo cun-
didor. -
V i d e n s tripartita.. •• • .• V i d e n t e d e hoja de tres gajos.
Tanacetum vulgare. . . . Terba lombri%era.
Artemisia vulgaris. . . -, . Artemisa vulgar.
absinthium Ajenjo. -
T u s s i l a g o farfara. . . . Tusílago.
petasites. ¿' v . •• • pata d e caballo.
Solidago v i r g a aurea. ' . . . Vara-de.oro.
Senecio jacobsea. •.- ¿ • ••. . . Yerba de Santiago. Suzon.
vulgaris Terba cana.
Inula salicifolia í n u l a con hoja de sauce.
A s t e r tripolium. . . . . . Á s t e r tripolio.
33 1

M a t r i c a r i a chamomila Camomila.
A u t h e m i s arvensis. . M a n z a n i l l a de campos.
tomentosa., . .pajitos.. . ,
A c h i l l e a .millefolium.. Mileíolio., . .,
ptarmica. ... . A q u i l e a tarmic.a ó dragoncillo
.de prados. , . .-..;'
Centaurea jacea. .. C e n t a u r a jacea.
cyanus. . . . Escobilla.. . . . . .
C a l e n d u l a arvensis. . C a l e n d u l a . Maravilla de c a m -
pos. X-rb.i del podador. •
V i o l a canina. . . ... V i o l e t a perruna, . , .: .. ••
palustris. . . .de.cenagales. . - .
tricolor. . . de,tres colores-ó'trinitaria.
Orchis sambucina. O r q u i d e con. olor, de saúco.
maculara. . . •'. .manchada.
O p h r y s insectifera.; . Flo r de la. abeja
Carex filiformis. •„. hartan filiforme.
Trifolium comosum. Trébol, cabelludo..
scabrum. . . .áspero
resupinatum.',. ..'. resupinado.
M e l i l o t u s itálica. ,.• M e l i l o t o de Italia.,
ofiicinalis. , ... . Coronilla de R e y ó trébol olo-
roso
cserulea M e l i l o t o azulado.
indica. . . , de Indias.
Medicagd sativa Mielga ó -alfalfa. •
biennis. bienal.
scutellata. . escudada.
radiata. . . radiada.
lupulina. . con flores de lúpulo.
O n o n i s arvensis. Detienebuey d e campos.
spinosa., con espinas.
H y p e r i c u m q u a d r a n g u l are. Hypericon q u a d r a n g u l a r .
perforatum. . horadado ó común.
Hypochseris radicata Hypoqueris a r r a i g a d a . .
Crepis tectorum. C r e p i d e de texcdo.s.
Sonchus lapponicus. Cerraja de Laponia..-; •
Prenanthes muralis. Pranantes^de, muros ó,, cerraja.
Scorzonera hispanic-a. Escorzonera común. . , (

T r a g o p o g ó n pratense Barba cabruna.


Lapsana vulgaris. L a p s a n a común.
A r c t i u m lappa. ..., . Bardana ó lampazo..
C a r d u u s nutans.,. C a r d o cavizbaj.o. ,, ,¡j •;
;. .
helenioides. ... -, con .hoja de enula-.campana.-
TT 2
Carduus crispus C a r d o crespo.
Carex capillacea L a r t a n capilar.
panicea como panizo.
cyperoides p a r e c i d o á juncia.
cespitosa. -en césped.
innata hinchada.
S p a r g a n i u m natans. . . . . Espadaña nadadora.
erectum derecha.
T y p h a latifoiia Anea.
A l n u s glutinosa Abedul glutinoso.
alba blanco.
nana . . . . . . . . enano.
Quercus ilex. . . . . . . Encina carrasca.
Sa'lix latifoiia. . . . . . Sauce d e hoja ancha. -¡
glabra lampiño.
viminalis , Mimbrera
Hurnulus lupulus L ú p u l o ú hombrecillo. Cerve%a.
Populus alba. Álamo blanco.
nigra. . . . . . . . negro,
A t r i p l e x laciniata. . . . . Armuelle laciniado.
patula abierto.
hortensis hortense ó c u l t i v a d o .
halimus. . sojon.

Plantas propias para el pasto de las cabras.

Hippuris aquatica. . . . . C o l a de caballo ó pinillo de bal-


sas.
Ligustrum vulgare. . . . 4 Aligustre ó alheña,
V e r ó n i c a marítima. . . . . V e r ó n i c a marítima.
scutellata. . . , , . ¿ de escuditos.
becabunga. , . . t . Becabunga*
chamasdrys. con hoja de camedro.
alpina. . . . . . . 4 d e los alpes.
agrestis. . . . . * , agreste.
arvensiSi > . . . : , arvense.
cimbalarifolia.. . . . . con hoja de cimbalaria.:
Salvia horminum. . . 'i' - k S a l v i a hormino.
A n t h o x a n t h u m vulgare.. . . G r a m a de olor.
o v a t u m . Lag. . . ." , antoxanto aovado.
V a l e r i a n a olitoria. . , . V a l e r i a n a de hortaliza,
lócustaí i'- "v •* » s
» yerba de canónigos.
333
Iris palustris. . . . L i r i o palustre.
Schcenus nigricans. Escheno negruzco.
Scirpus sylvaticus. C i r p o u junco s y l v á t i c o .
lacustris. . lacustre.
palustris. . . , palustre.
cespitosus. . d e céspedes,
dichotomus ahorquillado,
australis. , austral.
Eriophorum polystachyon, Erioforo de muchas e s p i g a s .
Närdus stricta. . N a r d o apretado.. -
Molugo verticilata, Molugo verticilado, ó rubia
lisa.
Phalaris arundinacea Alpiste con hojas de c a ñ a ,
phleoides. . como üeo.
paradoxa. . paradoxa.
aspera. . . áspero. .
cauariensis.: de canarios,
arenaria. Lag. arenaria.
minor var. semine albo. Rezt menor con semilla b l a n c a s ,
minor semine fusco. menor,con semillas n e g r u z -
cas.
P h l e u m pratense. . F l e o de prados..
nodosum. . nudoso.
Alopecurus pratensis A l o p e c u r o d e prados.
geniculatus. . arrodillado.
agrestis.. . . de campos.
M e l i c a ciliata.. . M é l i c a pestañosa.
nutans.. cavizbaja.
• sibirica. Lamk. de S i b e r i a .
caerulea. . . azulada.
Agrostis spicae formis A g r o s t i d e e n forma de espiga,
alba.. • . blanca.
stolonifera.. cundidora.
indica. . . . .de. I n d i a s .
supina. . . . tendida.
g a l l e c i c a . H . R. M . galécica.
tenacissima. . .tenacísima.
divaricata. . . .desparramada. . ,
canina. . de perro, •:
vulgaris. Willi. vulgar.
capilaris. . -, capilar ó heno de naci-
mientos.
Agrostis bromoydes. A g r o s t i d e como bromo.
A i r a pratensis.. . A i r a de prados.
334,
A i r a flexuosa A i r a hondeada.
lanata. . . . . . lanuda.
a v e n a c e a alpina. . . aiphia como, avena,
praecox. . . . . . temprana. .
articulata. Dssf. . . articulada ó .cotv nudos,
cariophyllea. .' . . como clavellina,
pubescens. Vahl. . vellosa,
cespitosa de césped,
.aquatica.. . . . aquática. •
Poa aquatica Poa a q u á t i c a .
,. compressa.
: . , comprimida.'
bulbosa bulbosa.
angustifolia. . . . de hoja angosta,
pratensis. . .. de prados
trivialis trivial. .
alpina. . . . . V alpina.
secunda.. .,- v . de flores á u n l a d o ,
verticillata. C.iv. . . de rodajas.
,;cristàta;U; .• .' v. ,¡ de crestas,
•.peruviana..Jacq. : . del. Perú,
marina. Smith.. .. .' marina.
distans. . ., .^>;..•.; de flores distantes,
d i v a r i c a t a . GmeL. .. d e s p a r r a m a d a . • .• , •
chinensis.;.,::. ; .•• . .• .. , de la China.
mexicana. H. R. M . . : Mexicana.
g a d i t a n a . Smith. . .. , de A n d a l u c í a ,
nemoralis. . . nemoralis.
pilosa pelosa,
scariosa Lag. . . . escariosa.
rigida rígida.
• semiverticillata.,'Xag . ;
, .de .medias rodajas,
pálida. H . R. M . . pálida,
badensis. . . . . . de Badén,
amabilis . ,•. . . ..... .amable.
abysinica. . . . .de.Abisinia.
annua. . . . v -ì. , .anual. 1

Briza maxima, . : Briza mayor.


media, .i ¡.¿ii-w. ¡. ',i , .media. . . :>
minor. . . -Ì „ .menor
Cynosurus c x r u l e u s . . . Cinosuro cerúleo.
' -cristátus.' . •• • . , .de. crestas. . >.i
virgatus. . . . de varitas,
aureus; . . . . • . dorado. -
tenellus. , ,, . . . . tiernecito. ,
Bromus t e c t o r u m . . . . Bromo de» texados*
matritensis. Madrileño.
perennis. . . . . perenne.
m a x i m u s . Desf. . grande.
steriiis estéril.
pendulinus. H . R , M . pendolero.
secalinus. .. . . . como centeno.
lanceolatus. . . lanceolado ó en forma
lanza.
squarrosus.. . . . desparramado.
rubens. . . . roxo.
purgans. . . purgante.
aiopecuroides. . . alopecuro.
virgatus. . . . . . de varitas. •
mollis. . . . . , . tierno.
giganteus. . . . agigantado.
verticillatus. Cav. de rodajas.
rigid us. Roth. . rígido.
ciiiatus , pestañoso.
inennis , mocho.
arvensis. . . . •• arvense.
humilis. Cav. . . , , enano.
F e s t u c a nutans. .•• . « a . F e s t u c a ó cañuela cavizbaja
pinnata. • alada.
rubra roxa. • •
ovina. . , • • . d e ovejas.-
duriuscula. . , -• < . ddrill i.
glauca amarillenta.
miurus cola de ratón.
balearica. . Mallorquína.
phasnkoides. . como la grama feniz.
siipoides, . #
como estipa.
alopecurus . . . , . alopecuro.
obiüsifolia. H . R . M.' . de nojas- obtusas.
scabra. H. R. M . áspera.
tenella. W'uid. tiernecita.
selvatica. . . . de selvas.
aruudiuacea. . con hoja de caña.
divaricata. Desf. •. desparramada.
ramosa. . . ramosa.
pratensis . , . de prados. • ;

elatior . ' levantada.


laevis . , lisa.
calicina. , . .. de cálices g r a n d e s .
336"
A v c n a fatua,.... . Avena loca ó cugula.
bulbosa. . . bulbosa,
orientalis. . . oriental.
brevis. . . . enana
sativa. . . . común.
elatior. . . . levantada.
fragilis. . . "quebradiza.
lanata. Cav. . lanuda.
paniculata. , en panoja.
sterilis. . . estéril.
strigosa. . . áspera.
nuda. . . . desnuda,
pubescens . . vellosa.
pratensis. . . de prados.
Arundo phragmites Carrizo común..
ramoso. . . ramoso.
Lolium perenne. Baliteo común.
temulentum. . Joyo , z i z a ñ a .
tenue. . . . delgado.
maritimum. Willi. marítimo.
complanatum, comprimido.
Elymus arenaria E l i m o de arenales.
maritimus. marítimo.
sibericus. . de Siberia.
mexicanus. mexicano,
europeus. . de E u r o p a .
geniculatus. doblado.
canadensis. del C a n a d á .
virginicus. de Virginia.
T r i t i c u m repens. T r i g o rastrero.
junceum. como junco.
r i g i d u m . H. R. M . rigido.
distichum. H . R, M . de dos carreras.
compressum. H . R . M . Comprimido,
ciliatum. . . pestañoso,
cinereura. . . ceniciento,
cristatum. Schreb, de crestas,
prostratura. Willd, postrado,
maritimum. . marítimo.
C i p e r u s scaber. H . R M . J u n c i a áspera. .
longus. común,
bulbosus. . bulbosa,
pannonicus. . panónica.
luzuke var. paniculatus en panoja.
337
C y p e r u s Iigularis. . '. . -. J u n c i a con lígulas.
P a s o a l u m nemorosum. Jacq. . Paspalo de bosques,
pubescens H . R . M . . • belloso.
P a n i c u m viride P a n i z o verde. Almorejo. Motor
de Ungría.
atenuatum.GottóJi. . . • adelgazado.
capilare capilar.
colonum. . . . . . . de colonos.
stamineum estambróse
germanicum alemán.
orientale orientai.
verticiliatum d e
rodajas.
crux galli d e
P a t a d e
S a l I
°-
c r u x corvi P a t a d e
cuervo.
asperrimum. . . . . • asperísimo.
coloratura d e
color.
glaucum garzo.
ciliare. Willd pestañoso.
Millium compactum. .. . . M i j o apretado.
multiflorum. Cav. . . . de muchas flores,
cerulescens. Desf. . . . azuladito.
spica venti. . . . . . espiga de v i e n t a
paradóxum Alpiste de páxara,
stolonit'erum cundidor.
vertic illatum de rodajas.
Panicum lendigerum. . . . P a n i z o liendrero.
G l a d i o l u s c r o c a t u s . Pers. . . Gladiolo azafranado.
communis. común ó yerba estoque.
Unióla p a n i c u l a t a . . . . . U n i ó l a en panoja.
D a c t y l i s glomerata Dactilis conglobado.
Stipa tenacissima. . . . . Estipa durísima ó « p a r t o ,
parviflora. Desf. . . . . . . . de flor pequeña,
pubescens. Lag. . . . . beüosa,
capiliata cabelluda,
aristela. . . . . . . aristela.
pennata c
° m
° pluma.
júncea como juncia.
ramosa ramosa.
g i g a n t e a . Lag. . . . • altísima.-
Secale cereale Centeno común.
villosum • velloso.
pungens. Pers * pinchudo^ _
Hordeum maritimum. , . . Cebadilla marítima.
M i n u a r t i a dichotoma. . . . Minuarcia ahorquillada.
montana de montes.
TOMO II. vv
338
Q u e n a hispánica. . . . . . Q u e r i a de España.
Rottbollia c y l i n d r i c a . . . Rotbolia cilindrica.
encorbada.
- filiforme.
D i g i t a r i a ciliar a. Vers. . . . D i g i t a r i a pestañosa.
sanguinalis. Pers. sanguina.
P o l y p o g o n Monspeliense¡ . Polipogo de Mompeller.
paniceo.
. L a g u r o a o v a d o ó cola de lie-
bre.
Scabiosa arvensis.. . Escabiosa de campos.
mordida.
A s p e r u l a olorosa.
Amor del hortelano.
de París.
Sherardia arvensis. . Esherardia arvense.
C u a x a l e c h e amarillo.
Vailancia cruzada.
R u b i a tinctorum. . . . . . . R u b i a de tintes.
Llantén vulgar.
lanceolata. . . . . . L a n c e o l a d o ó en forma de lanza.
albicans. . . . . . blanquecino.
Estrellamar,
marítimo.
Sanguisorba officinalis. . . Sanguisorba oficinal.
Cornus sanguinea. , , . • Cornejo, sangüeño , cerezo sil-'
vestre.
E v o n y m u s europeus. . . . Bonetero.
Alcheinilla vulgaris. . . . . A i q u e m i l a vulgar.
alpina.
Potamogetón natans. - . . . Potamogetón flotante.
. Miosotis palustre ó de lagunas.
Lithospermumofficinale. . . .Litosperrno oficinal.

. Jiuglosa oficinal.
italica . . . italiana.-
C y n o g l o s u m officinale. . . L e n g u a de perro ó viniebla.
. L i c o p s i d e de campo.
A s p e r u g o procumbens. . . A s p e r u g o tendido.
Androsace m a x i m a . . . . A n d r o s a c e grande. Cantarillos.
. Primavera.
M e n y a n t h e s trifoliata. M e n i a n i e s de tres en rama.
Samolus valerandi. . .• . Samólo valerando.
Lysimachia vulgaris. . . . Lisimaquia vulgar.
339
Lysimachia axillaris.. Lysimachia axilar.
nummularia. . . nttmularia. •
A n a g a l l i s arvense. . Anaga-lide arvense.
C o n v o l v u l u s arvensis. ' Corregüela común.
maximus. . . - grande.
Polemonium casruleutn. Valeriana griega.
Campanula rapunculus, Rapónchigo.
Solanum dulcamara. Dulcamara.
Lonizera caprifolium Madreselva.
xilosteum. •xilosteo. •
R h a m n u s cathartkus. Ramno catartico ó espina cer-
vina.
frángula. . . frángula ó arraclán,
p.laternus. . . alaterno.
Ribes grosularia. Grosellero común,
rubrum. roxo.
nigrum. negro.
oxiacantoides. como espino • majuelo.
C h e n o p o d i u m bonus Henricu Chenopodio b u e n - E n r i q u e .
atriplex. como armuelle.
botrys. . . . Bien granada.
album. . Cenizo blanco.
viride. . . Armuelle silvestre.
vulvaria. . . vulvaria.
U l m u s campestris. Olmo. Álamo negro.-
Sanícula europsea. Sanícula de E u r o p a .
D a u c u s sativus. . Zanahoria.-
H e r a c l e u m spondylium Heracleo espondilio.
Ligusticum scoticum. L i g u s t i c o de Escocia.
Phellandriun aquaticum Felandrio- aquàtico.
Scandix pectem-veneris Peine de V e n u s .
cerefolium. Perifollo. -
C a r u m carvi. . Alcaravea.
Parnassia palustris. -, Parnasia palustre.
Statice armeria. Estatice armeria. Gazon.
limoni um. . . limonio.
L i n u m catharticum. Lino catártico.
Tulipa sylvestris. Tulipán silvestre.
Authericum ramosum, A n t e r i c o ramoso.
O r n i t o g a l u m pirenaicum O r n i t o g a l o de los Pirineos.
A s p a r a g u s officinalis. . Esparrago común.
C o n v a l l a r i a polygonatum Sello de Salomon.
verticillata. C o n v a l a r i a de rodajas.
Berberis vulgaris Agracejo común ó Arlo.
w 2
340
Rumex emarginata Romaza escotada.
acetosa Acedera vulgar.
lanceoiata de hoja lanceolada.
T r i g l o c h i n palustre T r i g l o c h i n palustre..
marítima J u n c a g o marítima.
Trieutalis europaea T r i e n t a l de E u r o p a .
Acer platanoides A r c e como plátano.
Epilobium angustifolium. . . Terba de San Antonio*
montanum de montes.
palustre palustre.
Erica vulgaris. . . . • . • Brezo común.
tetralix d e escobas.
V a c c i n i u m nigrum Arándano negro.
vitis idaea. . . . . . de fruto encarnado.
oxycoccus., d e fruto agrio.
Polygonumaviculare. ,. . . Polígono avicular.
maritimum. . .. . . . , marítimo.
scandens. trepador.
bistorta Bistorta.
Paris quadrifolia París de quatro hojas. Yerba
de París.
Adoxa moschatelina. . . . A d o x a moscatelina ó fumaria
. . bulbosa.
P y r o l a rotundifolia Piróla de hoja redonda.
secunda ladeada.
unidora de u n a flor.
L e d u m palustre. . . . . . . Ledo palustre ó romero sil-
vestre.
D i a u t h u s caryophyllus. . . . Clavel.
Scleranthus annuus. . . . • Esceieranto anuo ó polígono c o -
mo grama.
Saxífraga officinalis. . . . Saxifraga oficinal.
C u c u b a l u s behen. . . . . Colleja.
Silene nutans. . ' . . . . Suene inclinada.
Stellariagraminifolia. . . , Estelaria con hojas de g r a m a .
S p e r g u l a arvensis. .' . ,v . E s p é r g u l a ó esparcilla de s e m -
brados. ,
Cerastium viscosum. . . . Cerastro viscoso ó alsine es-
purea.
Agrostema.githago Agrostema. Neguilla.
L y c h n i s flox cuculi F l o r del cuclillo.
Oxalis acetoselia. . . • . . Acederilla ó Aleluya.
Sediim telephium Sedo telefio.
álbum blanco.
34 1

S e d u m acre Sedo acre.


sexangulare. de seis ángulos.
Agrimonia eupatorium.. . . A g r i m o n i a eupatorio.
Prunus padus Cirolero de Santa Lucía,
spinosa Endrino.
Cratxgus asarolus Acerolo.
a r ja Mostajo.
oxicantha Majuelo y majolero.
Sorbas aucuparia Serbal de cazadores,
P y r u s malus • Maguillo.
Mespilus cotoneaster. . . . Níspero. Falso membrillo. •
Spiraea filipéndula Filipéndula encinal.
l l o s a gallica • Rosal.
l l o s a canina . Escaramujo.
Rubus idseus. . . . . . Sangüeso.
í'ructicosus Zarzamora.
saxauiis . de peñas.
chauuemorus P e q u e ñ a mora.
F r a g a r i a vulgaris Fresa común.
Potentilla anserina Potentila anserina ó fresa de
gansos.
fructicosa. . . . . . . fructicosa.
argéntea plateada.
reptans. Pie de Cristo.
adscendens. , . . . . . ascendente.
fragifera portafresa.
norvegica de N o r u e g a .
Tormentilla erecta.- . . . . Tormentila oficinal.
C o m a r u m palustre C o m a r o palustre.
G e u m urbanum Caryofilata.
rivale. . . ' G e o de riachuelos.
P a p a v e r rha;as Amapola.
hibridum A d o r m i d e r a híbrida.
Tilia europaea Tilo común.
C i s t u s populifolius Xara con hoja de álamo.
D e i p h y n i u m ajacis Espuela de caballero.
A q u i l e g i a vulgaris. . . . . A q u i l e x i a ó paxarilla. Clérigos
boca abaxo.
Pulsatilla v u l g a r i s . . . . . A n e m o n e pulsatila.
Ranunculus acris R a n ú n c u l o acre. Botón de oro.
repens rastrero.
C a l t h a palustris Yerba centella.
Helleborus trifolius Eléboro con hojas de tres en r a -
ma.
342
A i n g a reptans.. . C o n s u e l d a media ó b u g u l a .
T h i m u s serpyllum. Serpol,
T e u c r i u m scordium. T e u c r i o escordio.
Clinopodium vulgare Clinopodio v u l g a r ó como oré-
gano.
Origanum vulgare. •Orégano común.
M e n t h a arvensis. . Terbabuena de campos.
G a l e o p s i s tetrahit. G a l e o p s i s ó cáñamo espúreo.
ladanum.. . . •ládano.
L a m i u m rubrum. . L a m i ó rojo.
amplexicaule. . q u e abraza el tallo.
Leonurus cardiaca, Leonuro c a r d i a c a .
P r u n e l l a vulgaris. Prunela vulgar.
Scutellaria galericulata. Escutelaria de sombrerillo. Ter-
cianaria.
P e d i c u l a r i s cálice tuberculoso Pedicular de cáliz tuberculoso.
sceptrum Carolin •cetro carolino.
alpina. . .• . de los alpes.
M e l a m p y r u m cristatum M e l a m p i r o de crestas,
arvense.. . de campos.
pratense. . . de prados.
sylvaticum, . de selvas.
ne moros um.. ¿ de bosques.
Euphrasia officinalis Eufrasia oficinal.
odontites. . . odontites.
Scrophularia. . -. Escrofularia.
Alissum canescens. A l i s o canoso.
T h l a s p i arvense. . T l a s p i de sembrados.
bursa pastoris.. Paniquesülo ó bolsa de pastor.
L e p i d i u m perenne. Mastuerzo perene.
M y a g r u m sativum, M i a g r o cultivado.
Cochlearia officinalis C o d e a r í a oficinal.
T u r r i t i s glabra. . Turritis lampiña.
Sinapis arvensis, . M o s t a z a de campos.
Eryssimum v u l g a r e . Erísimo común.
alliaria. . . . con olor de ajo.
barbarea. . Yerba de Santa Bárbara.
C a r d a m i n e pratensis C a r d a m i n e de prados.
C r a m b e maritima,. C o l de mar.
G a r a n i u m sanguineu G e r a n i o sanguino.
batrachiodes. . de ranas.
pratensis. . de prados.
robertianum. . de Roberto.
M a l v a alcea. . . M a l v a alcea.
34
Fumaria officinalis. F u m a r i a oficinal,
capreolata.. trepadora,
bulbosa.. bulbosa.
P o l y g a l a vulgaris. Polygala vulgar.
Genista tinctoria. R e t a m a , de- tintoreros.
procumbens. . echada.,
A s t r a g a l u s hamosus. Astragalo en anzuelo ó gan-
choso.
Artthillys vulneraria. A n t i l i d e de heridas.
O r u b u s vernus. . . Orobo de p r i m a v e r a .
tuberosus. . , . tuberoso.
viciteformis. . • como alberja.
niger. , . . negro.
L a t h y r u s sativus. . Almona , muelas ó guijas.
pratensis. . de prados,
annüus. . . anual.
cicera. . Galgana.
V i t i a sativa. . Veza común, ó c i c é r c u l a , aiber~
ja ó alberjana.
sepium.. . . de v a l l a d o s ,
hybrida. . . hibrida,
lutea. . . pajiza.
narbonensis, . de N a r b o n a .
cracca. . . . craca.
Ervum tetraspermum Tero.
monanthos., d e montes.
Visum maritimum, G u i s a n t e de mar.
L o t u s corniculatus. L o t o de cuernecillos.
Trifolium montanum T r é b o l de montes.
album. . blanco.
pratense. . , de prados.
purpureum. de-flor encarnada.
rubeus. . roxo. '
repens. . rastrero.
Trifolium anglicum T r é b o l de Inglaterra.
arvense. de .campos. •
striatum.. . . estriado.
angustifolium. •de hojas angostas,
globosum. . globoso.
parviflorum. . de ñores pequeñas,
maritimum. marítimo,
hybridum. . . híbrido ó mestizo,
clipeatum. . abroquelado,
glomeratum. . aglomerado.
344
T r i f o l i u m elegafis.. T r é b o l elegante.
i n v o l u c r a t u m . O teg. con involucro.
stellatum. . estrellado.
comosum. cabelludo.
scabrum. áspero.
resupinatum. resupinado.
M e l i l o t u s italica, Meliloto de Italia.
officinalis. . Coronilla de R e y , ó trébol olo-
roso.
caerulea.. . Meliloto azulado.
indica. . de indias.
M e d i c a g o sativa. Mielga ó alfalfa.
biennis. . . bisanual.
scutellata. . escudada.
radicata. radiada.
lupulina. con tíores de lúpulo.
Ononis arvensis. Detienebuey de campos.
spinosa.. . con espinas. Gatuna.
Gatuña ó uñas gatas.
Hypericum quadrangulare Hipericón quadrangular.
perforatum.. . común.
Leontodón hastil. . D i e n t e de león de hastil.-amargón
Hypochseris radicata Hipoqueris a r r a i g a d a .
H i e r a c i u m pilosella. Hieracio pelosilla ó diente d e
león pelosilla.
fructicosum. , leñoso.
C r e p i s tectorum. . C r e p i d e de texados.
Picris hieracioides. Picris como hieracio ó achico-
ria montana.
Sonchus arvensis.. Cerraja de campos.
alpinus.. . .. alpina ó l e c h u g a de montes.
Prenanthes viminea. Preñantes como mimbre.
Scorzonera hispánica Escorzonera.
T r a g o p o g ó n pratense, Barba cabruna.
C i c h o r i u m intibus. Achicoria silvestre.
A r c t i u m lappa. Bardana. Lampazo.
C a r l i n a vulgaris. . Carlina vulgar.
C a r d u u s helenioides, C a r d o con hoja de enula cam-
pana.
cnspus.. crespo.
Serratuia tinctoria. Serratula de tintes.
arvensis. arvense. Cardo cundidor.
E u p a t o r i u m cannabinum Eupatorio como cáñamo.
Artemisia vulgaris. . . Artemisa.
345.
Artemisia absinthium. , Ajenio, •
Gnaphalium sylvaticum G e n a f a l i o de s e l v a s . :
Tussilago farfara. Tusílago.
'Pezuña petasites. . .. de caballo.
Doronicum plantaginium. Doronico -como llantén.
S o l i d a g o v i r g a aurea V a r a de o r o ,
Scnecio vulgaris... Terba cana. Suzon.
E r i g e r o n viscosum. Olivarda.-Altabaca.-
I n u l a helenium. . í n u l a helenio. Ala.
salicifolia. . con hoja de sauce.
Aster tripolium. . Á s t e r tripolio. - '
;

B u p h t h a l m u m maritimum. Buftalmo marítimo:' i,


C h r y s a n t h e m u m leucanthemum C r i s a n t e m o leucantemo.'' -
M a t r i c a r i a chamomila Camomila. '- •:'•'•-' ••
Achillea millefolium. Milefolio. : ...
ptarmica. . . . A q u i l e a tarmica ó dragoncillo
de prados.
C e n t a u r e a maxima. C e n t a u r a mayor.
jacea. . . . vacca.
cyanus. . . . • escobilla. •
C a l e n d u l a arvensis. Calendula de campos. Terba
del podador.
V i o l a canina, Violeta perruna,
montana, de montes.
tricolor. • de tres colores; Trinitaria,
Pensamientos.
Impatiens nolimetangere Impaciente ó Nicaragua de
bosques.
O r c h i s morio. . Orchis morio.
C y p r i p e d i u m calceolus. Zapatillo.
O p h r y s insectífera. Flor de la abeja.
Carex ferruginea. L a r t a n ferrugineo.
echinata. • esquinado. ' '
globulosa. . • globoso,
panicea. como -panizo.
Carex cyperoides. L a r t a n parecido á juncia.
cespitosa. . en césped.
innata. hinchado.
A l n u s glutinosa. Abedul glutinoso. - 1

alba. bianco..
nana . . enano.
Xanthium strumarium. Xantio estrumoso.
Sagittaria sagitifolia. Sagitaria de hojas de saeta 6
• saeta aquàtica.
TOMO ii. xx
34-6
Quercus illex. . . . . . Encina. Carrasca. Matórra.
F a g a s castanea. Castaño común.
Corvlus avellana. . . . . Avellano.
Pin us piaea. . . . . . . Vino aibar ó de comer.
Bryonia.aiba. . -.¿ . Nueza blanca.
S a i i x pentandra. . . . . . Sauce de cinco estambres.
caprea .. . - . : . . . . .de.cabras.
arenaria. . . .... de arenales.
latifolia d e hoja ancha.
glabra. . lampiño.
viminalis Mimbrera.
Hippophaeramnoides. . . . Espino amarillo.
M y r i c a , gale., . . . . . . Mírica gale.
Humulus lupujus. . . . . Lúpulo ú hombrecillo. Cerveza.
Populus trémula. . . . . . Á l a m o temblón ó lamparilla.
jaiba.J . . . . . . . . . . blanco.
nigra. . . . . . . . . chopo.
M e r c u r i a l i s perennis. . . . M e r c u r i a l perenne.
Juuiperus sabina Sabina común. .
T a x u s baccata. . . . . . . Texo.
A t r i p l e x hortensis Armuelle d e huertos.
halimus sojón.
Fraxinusexcelsior Fresno común.
R h o d i o l a rosea R o d i ó l a de olor d e rosa.
Empetrumnigrum E m p e t r o negro. Camarinera.

Plantas propias para el pasto de las ovejas.

Ligustrum vulgare. . * . . Aligustre ó alheña.


C i r c e a iutetiana. . . . . . Circea luteciua.
Verónica spicata,. . . . . Verónica,espigada.
scutellata. . . . . .;, . . , .de.escuditos.
becabunga. . . . . . Becabunga.
cimbalarifoliá.. . . » con hoja de cimbalaria.
Verbena vulgaris. . . . . Verbena
L y c o p u s europeus. _ . . . . L i c o p o europeo.
Salvia horminum. . . . . S a l v i a hormino. Gallo cresta.
Anthoxanthum vulgare.. .. . G r a m a de olor.
ovatum. Lag. . . . . , Antoxanto aovado.
Valerianavulgaris. . . . . Valeriana.
dioica. . dioica.
locusta, . . . . . . . Terba de canónigos.
347
Scirpus miliaceus. C i r p o como mijo.
dichotomus. . ahorquillado..
australis. . . austral. . .
Moüugo venicilata Moiugo verticiladojórubiaüsa.
Alopecurus agrestis, A l o p e c u r o de-campes.;.
. pratensis. . de prados. •
geniculatus. . arrodillado. . .
Agrostis pyramidalis, A g r o s t i d e piramidal.
stolonifera.. cundidora.
alba.. . . . . blauca. , , . -•.
indica. . de L i d i a s ,
supina. . tendida. .
gallecica. H. R. M , galecica.
tenacissima. tenacísima.
divaricata. . desparramada.
canina. . canina.
vulgaris. WMA, .vulgar.
capilaris. capilar ó heno de naci-
mientos.
bromoides. como bromo.
A i r a pratensis.. . A i r a de prados.
flexuosa. , . flexuosa ú hondeada.
a r t i c ú l a l a . Des f. a r t i c u l a d a ó con nudos.
praecox.. . . temprana.
caryophyllea. . .como c l a v e l l i n a .
canescens. . .barba de chivo.
pubescens. Vöhl. bellosa.
cespitosa. . de césped.
aquatica. . aquática.
Poa aquatica. . Poa a q u á t i c a .
compressa. comprimida.
bulbosa. . . bulbosa. . ....
angustifolia. . d e hoja angosta.
pratensis. . , de prados.
alpina. . . . alpina.
secunda. . . de flores á un lado.
verticillata,- Cav. de .rodajuelas.
cristata. de crestas.i' •
p e r u v i a n a . Jacq, del Perú.. . .. '¡
distans. ,de .flores distantes.
divaricata. Gmel desparramada.
chinensis. . .de la C h i n a .
mexicana. H. R . M Mexicana.
gaditana. Smith de A n d a l u c í a .
XX 3
Poa nemoralis.. . . . . , . P o a netnoralis.
pilosa pelosa.
avitelada.
rígida..
semiverticillata; Lag. . de medias rodajas.
pálida. H. R. M . . pálida.
de Badén.
amabilis. . . . . . amable..
trivial.
de Abisinia.
annua . anual..
Briza máxima.
mediana.
menor.
Cynosurus cristatus.. Cinosura de crestas
cerúleo ó. azulado.
de varitas.
dorado.
. tiernecito.
en panoja.
. Bromo de texados.
m a x i m us. Desf. muy g r a n d e .
perennis. . . ;
. . . perenne. "
matriiensis. . •." . . ., . Madrileño. .
estéril.
penduliuus. H . R . M . . pendolero.
como centeno.
. . lanceolado ó en forma de
lanza.
. . desparramado.
rubens. ..: . . . roxo.
. . purgante.
alopecuro.
virgatus. . . . . de varitas.
tierno.
giganteus. . . . . . agigantado. •
verticillaius. .Cav. • .-. de .rodajuelas.
rigidus. Roth.. . •! rígido.
ciliatus. . . . . . . '•• . , pestañoso.. . ;

sin aristas.
arvense.
enano.
F e s t u c a pianata. . . F e s t u c a ó cañuela pinada.
ovina. . . ..... ; de ovejas: .
Festuca rubra. . . . . . F e s t u c a roxa.

obmsifolia. H. R. M . . . de hojas obtusas.


scabra. H. R. M . . . . áspera.
tenella. Willd. . .

d i v a r i c a t a . T>esf. . . . desparramada.

. . común.

lanata. Cav. . . . . lanuda.


pauiculata. . . . . . . en panoja.

nuda . . desnuda.

A r u n d o phragmites . . . Carrizo común.

temuiemum. . . . Joyo. Zizaña,

maritimum. Willd. . marítimo.


complanaturn. comprimido.

sibiricus. . ... . . de Siberia.


3 50
Elytnus mexicanus. . . Elimo mexicano.
europeus. . -. . . de Europa.
g e n i e ulatus. . . . doblado.
canadensis. del Canadá.
virginicus. de V i r g i n i a . .
Triticurn repens. . . T r i g o rastrero.
junceum. . . . como junco.
r i g i d u m . H. R. M . . , rigido.
distichum. H . R. M . de dos carreras.
compressimi. H. R. M , comprimido.
ciiiatum pestañoso.
cinereum ceniciento.
cristatum. Schreb. . de crestas.
prostratum. Willd. . postrado.
maritimum. marítimo.
C i p e r u s scaber. H. R. M . J u n c i a áspera.
long us común.
balbosus. . . . . . . bulbosa. .
. pannonicus. . . . panónica..
luzulse var. paniculatus, en panoja.
ligalaris con lígulas.
Cornucopias cucullatum C o r n u c o p i a de cogulla.
P a s p a l u m nemorosum. Jacq. Paspalo. arracimado.
pubescens. H . R. M . „ belloso.
P a n i c u m viride. . . . Almorejo.
alenuatum. Jouan. adelgazado.
sanguinale. sanguino.
capilare. capilar.
colonum. . d e colonos.
stamineum. estambroso.
germanicum. . alemán.
orientale.. . oriental.
verticillatum. verticilado. .
c r u x galli. . de pata de gallo.
c r u x corvi. . de pata de cuerbo.
asperrimum. asperísimo. .
coloratum. . de color.
glaucum. r . verdegai.
ciliare. Willd. pestañoso.
Phleum pratense. F l e o de prados.
nodosum. . nudoso- .
Miliium compactum.. Mijo apretado.
muiiiliorum. Cuv. de muchas flores.
cierulescens. Desf. azuladito.
351
M i l l i u m spica venti. M i j o e s p i g a de viento.
paradoxum. . Alpiste de páxaros,
stoloniferum. . cundidor.
venicillatum. . de rodajas,
ledigerum.. liendrero.
M e l i c a Bauhini. Willd, M e l i c a d e Bauhino.
sibirica. Lamh . de Siberia,
cerulea. azulada.
G l a d i o l u s crocatus. Pers, Gladiolo azafranado.
communis. . común ó yerba estoque.
Unióla paniculata. Unióla en panoja.
D a c t y l i s glomerata. D a c ü l i s conglobado.
L a g u r u s ovatus.. . L a g u r o a o v a d o ó cola de liebre.
S t i p a tenacissima.. E s t i p a durísima ó esparto.
parviriora. Desf. de flor pequeña,
pubescens. Lag. bellosa.
capillata. . cabelluda,
aristella. . . aristela.
pennata. de plumas,
júncea. . como junco,
ramosa.. . ramosa,
gigantea. Lag. altísima.
Secale cereale.. Centeno común,
biilosum. . belloso.
pungens. Pers. . pinchudo.
Hordeum maritimum. C e b a d i l l a marítima.
murinum. . de ratones.
Mitiuarlia dichotoma M i n u r c i a ahorquillada.
montana. . de montes.
Q u e r í a hispánica Q u e r í a de España.
Iíoitboilia cyliiidrica K o t b o i i a cilindrica,
incurvata. . encorvada,
hlitormis. . filiforme.
D i g i t a d a ciliata. Pers D i g i t a d a pestañosa.
sanguinale. Pers. sanguina. -
Polypogou monspeliense Polipogo de Mompeller.
paniceus. . paniceo.
Scabiosa arvensis, Escabiosa de campos.
gotlandica.. . d e Gotlandia,
succisa.. .... mordida.
A s p e r u l a odorata. A s p e r u l a olorosa.
G a l i u m aparine. Amor del hortelano.
parisiense. . Gano de París.
Juteum.. . C u a x a l e c h e amarillo.
35 3

V a i l l a n t i a cruciata. V a i l a n c i a cruzada.
Plantago vulgaris. Llantén vulgar,
maritima. . . maritimo.
lanceolata.. con hojas en forma de l a n -
za.
albicans. blanquecino.
coronopus. . Estrellamar.
Sanguisorba officinalis, Sanguisorba, oficinal.
C o r n u s sanguinea. Cornejo , Sangüeño ó Cerezo sil-
vestre.
E v o n y m u s europseus, Bonetero.
Alchemilla vulgaris. Alqucmila vulgar.
C u s c u t a epitimum. Epytimo.
S a g i n a procumbeus. Sagina tendida.
Lithospermum officin ale, Litospermo oficinal,
A n c h u z a officinalis. Buglosa oficinal.
italica. . . . Italiana.
Symphitum majus. Consuelda mayor.
L y c o p s i s arvensis.. Licnpside de campo.
Asperugo vulgaris. Asperugo vulgar.
Androsace minor.. Androsace pequeña.
Primula v u l g a r i s . . Prímula v u l g a r .
Lysimachia numulari L i s i m a q u i a de hoja redonda.
C o n v o l v u l u s arvensis Corregüela común.
maximus. . grande.
Polcmouium cperulcum. Valeriana griega.
•Campanula rapunculus. Rapónchigo.
Solanum d u l c a m a r a . Dulcamara.
Hederá repens. Y e d r a rastrera.
Lonizera caprifolium Madreselva. J

xylosteum.. Lonicera xilosteo.


R.hamnus catharticus R a m n o catártico ó espina c e r v i -
na.
frángula. . . . .frángula ó arraclán.
alaternus. . . . alaterno.
Ribes rubrum,. . Grosella roxa.
alpina. . . . . alpina.
Hemiaria glabra... , Milengrana. ' .
Ulmus campestris. Olmo ó álamo negro. •• • ;
S a n í c u l a europea.,. S a n í c u l a de E u r o p a .
D a u c u s sativus. , Zanahoria.
Selinum sylyestre. Seiino silvestre.
A t h a m a n t a cervaria. A t a m a n t a cervaria.
H e r a c l e u m spondyliuin. Heracleo, espondilio. ; •
L i g u s t i c u t n scoticum.. . . L i g u s t i c o de Escocia.
CEuanthe c r o c a t a . . . . Enante azafranado,
Phellandrium a q u a t i e u m . F e l a n d r i o aquatico.
Scandix pectén-veneris.. Peine.de. venus.
cerefolium.. . . Perifollo. :"
C a r u m carvi. . . . . .Alcaravea. .
Sambucus nigra.. . . Saúco común.
Statice armeria. . . . Estatice ó gazon.
limonium. . . . . . limonio.
Linum catharticum.. . , Lino purgante.
Ornithogalum pirynaicum, O r n i t o g a l o . d e T o s Pirineos.''
Convallaria poligonatum., Sello de Salomon. .
veriicillata. . . . . Convalaria verticilada.
cordifolia. de hoja de corazón.
Berberís vulgaris. . . Agracejo común ó Arlo.
Rumex británica. , . , R o m a z a de Inglaterra.
acetosa. . . . . Acedera común. . .
lanceolata. . . Romaza con hoja en forma de
lanza.
Triglochin palustre.. . T r i g l o c h i u palustre.
marítima. .. . . marítimo.
Trientalis e u r o p x a . . .. T r i e n t a l de E u r o p a .
A c e r platanoides. . . Arce como plátano.
E p i i o b i u m angustifolium. Epilobio de hoja angosta.
hirsutum. .. . . 1
. , con pelo .áspero.
palustre , palustre..
D a p h n e thymelsea. . . Dafne timelea. Sanamunda.
P o l y g o n u m persicaria. . Poligono persicaria.
scandens trepador.
bistorta Bistorta.
Paris quadrifolia. Paris d e quatro hojas ó yerba
. de París.
A n d r o m e d a daboecia. . Andromeda de Boecia ó brezo
con hojas de mirto.
D i a n t h u s caryophillus. . Clavel..
Saponaria ocymoides. Xabonera como albahaca.
Cucubalus behen. . . Colleja ó verzuela.
otites. . . . . . . otites.
Silene lusitanica. . . . Silene de P o r t u g a l .
nutans cavizbaja.
S t e l l a r l a graminifolia. , E s t e l a r i a con hojas de grama.
A r e n a r i a trinervia. . A r e n a r i a de tres nervios.
serpillifolia. . con hojas de serpol.
S p e r g u l a arvensis, . . Esparcilla arvense.
TOMO I I .
354
Agrostemma githago. . . . Agrostema.Neguilla.
Lichnis floscuculi F l o r del cuclillo.
O x y l i s acetosella Acederilla ó aleluya.
Sedum telephium. . . ••. »Sedo te-lefio.
A g r i m o n i a eupatorium.. . .Agrimonia. . .
Prunus padus. . ' . . Cirolero de Santa Lucía.
spinosa. . •; . . . . Endrino. ,
Crataegusasarolus. . . . . Acerolo.
oxyacantha. . . . . .majuelo y majolero.
P y r u s malus. . . . . ' . 'Maguillo..
M e s p i l u s cotoneaster, . Níspero. F a l s o membrillo.
Spiraea filipéndula. ". Filipéadula;pficinai.
Rosa gallicá. . . : . . Rosal. >i
canina. . . . '. .- . . Escaramujo.
R u b u s idseus Sangüeso.
fructicósus. . . . . . Zarzamora.
saxatilis. . . . . . . de peñas.
chamsemorus. . . : -¿Pequeña mora.
F r a g a r i a vulgaris. . •. . .Fresa común.
Potentilla anserina. . •>• Potentila anserina; ó fresa' de
ánsares.
fructicosa. . . . . . . . fructicosa.
ascendens. . . . . . ascendente.
fragifera. . . . . . . . portafresa. :
norvergica. . . . . . . .de. N o r u e g a .
reptans .- Pie.de Cristo..
Torméntilla erecta. . . . . Tormentila oficinal.
Comarum palustre Comaro palustre.
G e u m rivale. . . . . . . . G e o de riachuelos.
urbanum. . . . . . . Caryofilata. .
P a p a v e r rhxas. . . . •. . Amapola..
hybridum. . . . . . . borde.
Actaea spicatá. . . '. . A c t e a espigada.
T i l i a europaía. ¿ . . . . . Tilo común.
Cistus populiferus. . .. . . Xar,a con hoja de álamo.
R e s e d a lufeola Gualda..
Delphyniumajacis. . . . . Espuela de caballero.
Anemone pulsatilla. . . . . . Anemone pulsatila.
Ranunculus'repens. . . . . R a n ú n c u l o rastrero.
acris. . •. . . . . . . Botón de oro.
C a l t h a palustris. . . . . . Yerba centella.
Helleborus trifolius Eléboro con hojas de tres en
rama.
A j u g a reptans. . . . • • Consuelda media ó bugula.
3*5
T h y m u s serpyllium. . . . . Serpol.
Cihiopodium montanum. . Clinopodio como orégano,.
O r y g a u u m v u l g a r e . .. . . . Orégano común.
Gleciioma hedefacea.. . Tedra terrestre.
N e p e t a cataría. . ..••••> , N e p e t a cataría.
Betónica officinalis* »•,.; . Betónica oficinal. ,
Stachis sylvatica. . . . . . Est.aquide de selvas.
arvensis. . . . :
.; • arvense ó marrubiastro vu
. , gar. . .
Galeopsis tetrahit. .. , Galeopsis ó cáñamo espúreo,
ladanum. . ...:'.« ládano.
Lamium rubrum.. . . ,. L a m i ó rubio._
a.nplexicau.le.,. . . , q u e abraza el tallo.
Leonurus cardíaca. . . L e o n u r o cardiaca.
P r u u e i l a vulgaris. . . , Prunela vulgar.
Seutel.U'ia galericulata,. . , Escutelaria de sombrerillos
tercianaria.
M e l a r n p y r u m cristatum. , M e l a m p y r o de crestas...
arvense. .. , ;
; •. . '» de campos. ...
pratense. . ... . . . de prados.
sylvaticum. . ,. .,... de selvas, ojr-'.'••'
nemorosum. . . . de bosques. . . . r
Euphrasia vulgaris. . . •-. Eufrasia oficinal. .;| .
odontites. . . . . . . odontites.
Lí».thr£ea squamaria,,.. V,...; L a t r e a escamosa. ,
Alissum canescens. . : . A l i s o canoso.
T n l a s p i bursa pastoris.. .- Paniquesillo ó bolsa de pastor.
L e p i d i u m perenne. '. Mastuerzo perene.,
M y a g r u m sativum. . . . Miagro cultivado. . . , .;
Sinapis arvensis. , . . . ¡. M o s t a z a de campos. .
erucoides. ... . • . . como oruga. Roqueta.
Eryssimum vulgare... . Erissimp común.
C a r d a m i n e pratensis. . . C a r d a m i n e de p r a d o s . u ,
C r a m b e maritima. . . . . C o l de mar. .,,
G e r a n i u m batrachioides. Geranio, de ranas.
robertianum. . . . . . de Roberto.
fructu hirsuto. . ,. .: con semilla pelierizada,
pratensis. . . . . . de prados.
M a l v a rotundifolia. . ... . M a l v a de.hoja redonda.
alcea. . . . . . . . alcea.
Polygala vulgaris. . . P o l y g a l a vulgar.
Genista tinctoria R e t a m a de tintoreros.
procumbens. . . echada.
Astragalus hamosus. . . A s t r a g a l o d e anzuelos.
YY 2
35 6

O r o b u s vernus. . . . •Orobo de primavera.


tuberosus. . . . . • tuberoso.
. niger. . . . . • • • ' -negro.
viciseformis.-' . . . • • - como alberja.^
Lathyrus sativus..' . . . . . Almona ,• guijas á muelas.
pratensis. •. . . . • • de prados.
cícera. • • galgana. •
anñuus. . . . . . . anual.
V i t i a sativa. . . •. . • • Veza c o m ú n , alberja ó alberjana.
scpium. . . . . • de-vallados.
hybrida. . . . . . • híbrida.
lútea. . .. • pajiza.
narbonehs'is. . . . . . de N a r b o n a .
f b ,
a a . • H a b a común.
E r v u m tetraspermum. Yero.
monanthos. . d e montes. >
Trifolium montanum. ' T r é b o l de montes,
rubens; •. . . roxo. -' :

purpureum. •. . de flor e n c a r n a d a . 1

pratense. . . . de prados,
album. . . .•-> .- ' blanco. •
repens. . . . rastrero,
anglícum. . de Inglaterra. -
arvense. . . . . de campos. •
striatum. . . . estriado.
angustifolium.. . . de hojas angostas,
globosum globoso.
parviflorum. . .. . de flores pequeñas.
maritimum. . • marítimo. •
hybridum. . ' . . híbrido ó mestizo.
c l i p é á t u m . ' . --'. . . • abroquelado,
glomeratum.- . aglomerado.
elegans.- . . . . : elegante.
involucratum. Orteg. con involucro.
stellatum. -. . . . . estrellado.
comosum. . cabelludo. •
scabrum. - áspero- • !

resupinatum. • resupinado.
M e l i l o t u s itálica. M e l i l o t o de I t a l i a .
officinalis. . . . • . . . Coronilla de Rey ó trébol o l o -
• roso.
caerulea. . . . . . . Meliloto a z u l a d o
indica. . . . . . . . de Indias.
M e d i c a g o sativa. . . . Mielga ó alfalfa.
M e d i c a g o biennis. . . . . M i e l g a bisanual.
scuteilata escudada.
radicata cundidora.
lupulina. . . . . . . con flores de lúpulo.
Ononis arvensis Detienebuey de campos.
spinosa... . . . . . . espinoso. Gatuna.
L e o n t o d ó n hastil D i e n t e de león de hastil ó amar-
gón.
Hypochaeris radicata. . . . H y p o q u e r i s cundidora.
H i e r a c i u m pilosella Hieracio p e l o s i l l a , ó diente d e
león pelosiüa.
fructicosus leñoso. •
C r e p i s tectorum. . . . . . C r e p i d e de texados.
Sonchus arvensis Cerraja de campos.
alpinus alpina.
Prenanthes umbrosa Preñantes de selvas.
Scorzonera hispánica. . . . Escorzonera.
T r a g o p o g ó n pratense. . . . Barba cabruna.
L a p s a n a vulgaris. . . . . L a p s a n a común.
C i c h o r i u m intibus Achicoria silvestre.
C a r d u u s helenioides C a r d o con hoja de enula c a m -
pana.
crispus crespo ó rizado.
Serratula tinctoria Serratula de tintes.
arvensis. . . . . . . arvense ó carao cundidor.
Videns tripartita.. . . . . V i d e n t e de hoja de tres gajos. -
T a n a c e t u m vulgare. . . . . Terba lombricera.
A r t e m i s i a absinthium. . . . Ajenjo.
G n a p h a l i u m sylvaticum. . . Genafalio de selvas.
Tussilago fárfara Tusílago.
petasites pata de caballo.
Doronicum.plantaginium. . . Doronico como llantén.
S o l i d a g o v i r g a áurea. . . . V a r a de oro.
í n u l a salicifolia. í n u l a con hoja de sauce.
Chrisanthemumleucanthemum. Crisantemo leucantemo.
M a t r i c a r i a chamomila. . . . Camomila.
Anthemis arvensis. . . . . M a n z a n i l l a de campos.
tomentosa Pajitos.
A c h i l l e a millefoiium Milefolio.
ptarmica A q u i l e a tarmica ó dragonci-
llo.
C e n t a u r e a máxima C e n t a u r a mayor.
jacea yacea.
cyanus..... . . . , . Escobilla. .
3*8
C a l e n d u l a arvensis. C a l é n d u l a de campos. Terba del
podador,
V i o l a canina. . V i o l e t a perruna.
palustris. . . de cenagales. .
Orchis maculata. . Or.qujde. manchada.
C a r e x dactyloidea. .Lartan datilero,
.filiformis. . filiforme,
capillacea.. capilar.
panicea.. . . como panizo,
cyperoides.. . parecido á juncia,
cespitosa. . en césped,
intiata. . .hinchado.
A l m u s glutinosa. . A b e d u l glutinoso,
alba. . . < blanco.
nana. , enano. .
X a n t h i u m strumarium. X a n t i o estrumoso.
S a g i t t a r i a sagiiifera.. S a g i t a r i a con hojas de s a e t a , ó
. saeta a q u a t i c a . .
Quercus illex.. , Encina.
F a g u s castanea. . Castaño común.
S a l i x pent andrà. . Sauce de cinco estambres.
latifoiia. de hoja ancha.
glabra. . . , lampiño.
viminalis. . . : : Mimbrera,
H u m u l u s lupulus.. L ú p u l o tí, hombrecillo.
P o p u l u s tremula. . Á l a m o temblón ó lamparilla.
alba. . , .»' . blanco.
nigra. . . chopo.
Mercurialis. perennis M e r c u r i a l perene.
Juniperus sabina.. Sabina común.
T a x u s baccata. Texo. ,
A t r i p l e x hortensis. Armuelle de huertos.,
halimus. 11.
¿'o jo
F r a x i n u s excelsior. Fresno común.

Plantas propias para el pasto de. los caballos ^ asnos


y mulos. •

V e r ó n i c a scutellata V e r ó n i c a de escuditos.
cimbalarifolia. . . . .' con hoja de cimbalaria.
Anthoxanthum vulgare.. . . G r a m a de.olor.
ovatum. Lag.. . . . ; Antoxanto. aovado.
359
M o l l u g o verticilata M o l u g o verticilado , ó rubia
lisa.
Scirpus miliaceus C i r p o como mijo.
dichoLomus ahorquillado.
australis. . . . . . . austral.
Phalaris a r u n d i n a c e a . . . ' . Alpiste con hojas de caña.
paradoxa paradoxa.
áspera. . . . . . . . .áspero.
canariensis de canarios.
arenaria. Lag arenaria.
minor var. semine albo. Rezt. menor con semillas blancas.
minor semine f u s c o . . . . menor con semillas negruz-
cas.
Alopecurus agrestis. . . . Alopecuro de campos.
pratensis. . . . . . . de prados.
geniculauís arrodillado.
Agrostis stolonifera.. . • . . Agrostide cundidora,
alba blanca.
indica. . . . . . . . de Indias.
supina. . . . . . . . tendida.
gallecica.H.R. M . . . . galecica.
teuacissima. tenacísima.
divaricata. . . . . . . desparramada.
canina -canina.
vulgaris. Willá vulgar.
capiiaris capilar ó heno de naci-
mientos.
bromoides como bromo.
pyramidalis piramidal.
A i r a pratensis. . . . . . A i r a de prados. •
artieulata. Desf. . . . . articulada ó con nudos.
flexuosa ñexuosa ú hondeada.
caryophyllea como clavellina.
canescens barba de chivo.
pra;cox temprana.
pubescens. Valil bellosa.
cespitosa. . . . . . . de césped.
aquática aquática.
Poa a q u a i i c a P o a aquática.
compressa comprimida.
bulbosa bulbosa.
angustifolia de hoja angosta.
pratensis de prados.
alpina. . alpina.
360
Foa s e c u n d a Poa de flores á un lado,
verticillata. Cav. de rodajuelas.
cristata de crestas,
p e r u v i a n a . Jacq. . del Perú,
marina. Smith. marina. .
distans. . . . . . de flores distantes.
divaricata. Gmel. desparramada.
chinensis de l a . C h i n a .
mexicana. H . R. M . Mexicana.
gaditana. Smith.. de A n d a l u c í a .
nemoralis-.- . . . . de bosques.
pilosa pelosa.
scariosa. Lag. avitelada.
rigida. . . . . . rigida.
semi verticillata. Lag. de inedias rodajas.
pálida. H. R. M . . , pálida. .
badensis. . . de Badén.
amabilis. . . amable.
tribialis. . . . . . trivial.
abissinica de Abisinia.
annua anual.
Briza maxima. B r i z a grande. .
media. ...... .mediana.
minor. . . . .. ;
menor.
Bromus tectorum. . . . Bromo de texados.
alopecuroides.. alopecuro.
perennis-Lamark. perenne.
maximus. Desf. grande.
virgatus. . . . de varas.
mollis. . . . . , blando.
giganteum. . . , agigantado.
matritensis. . . , Madrileño.
verticillatus. Cav. de rodajas.
r i g i d u s . Roth. . . , rigido.
ciliatus. . . . . pestañoso.
inermis. . mocho.
arvensis. . . . arvense. ,
humilis. Cav. . . enano.
sterilis , estéril.
pendulinus. H . R. M . pendolero.
secalinus acentenado.
lanceolatus. . . . lanceolado ó en forma
lanza,
scj_uarrosus. . . . desparramado.
Bromus rubens. Bromo r o m
purgans. , purgante.
F e s t u c a nutans. F e s t u c a ó cañuela cavhbaja.
pinnata. alada.
glauca. . . verdegai.
ovina. . . d e ovejas.
miurus. . . cola de ratón.
baleárica. . baleárica.
phsenicoides. como la g r a m a fenir,
rubra. . . roxa.
stipoides. . como estipa.
alopecurus, . alopecuro , cola de zorro,
obtusifolia., H. ' R . ' M de hojas obtusas.
scabra. H. R. M. . áspera.
tenella. Willd tiernecita.
sylvatica. . de selvas.
arundinacea. Lmrk. con hoja de c a n a .
divaricata. Desf. desparramada.
ramosa. » . ramosa.
pratensis. . de prados.
elatior. . . levantada.
laevis. . . leve.
calicina. de cálices grandes.
A v e n a bulbosa. A v e n a bulbosa.
orientalis. • oriental.
brevis. . . enana.
sativa. . común.
elatior.. levantada.
fragilis.. . quebradiza.
lanata. Cav. lanuda.
paniculata. en panoja.
sterilis.. . estéril.
fiavescens. . amarillenta.
strigosa. áspera.
nuda. . . desnuda.
fatua. . . loca ó cágala.
pubescens. . vellosa.,
pratensis. . de prados.
A r u n d o phragmites. Carrizo común.
L o l i u m perenne. . Ballico común.
temuleutum. . Joyo. Zizaña.
tenue. . . . . delgado.
maritimum. Willd. marítimo.
complanatum.. . comprimido.
TOMO II. 22
$6»
Elytnustnaritimus. ~. E l i m o marítimo,
arenarius. . . . de arenales,
sibericus. . . de Siberia.
mexicanus. . . Mexicano,
europsetis. . . . de Europa,
geaiculatus. . . doblado,
canadensis. . . del C a n a d á ,
virginicus. . . . de V i r g i n i a .
Triticum repens. T r i g o rastrero,
juneeuin. como junco,
r i g i d um. H. R. M . rígido.
distichum. H. R. M , de dos carreras,
compressum. H . R. M , comprimido,
ciliatum. . pestañoso,
cinercum. . ceniciento,
cristatum. Schreb. de crestas,
prostatum. Willà. postrado,
maritimum. marítimo.
C i p e r u s scaber. H. R. M , J u n c i a escabrosa,
iongus. . •. . común,
bulbosus. . . . bulbosa.
pannonicus. panomca.
luzube var. paniculatus, en panoja.
ligularis. * . . de cintillas.
Cornucopias cucullatum. C o r n u c o p i a de cogulla.
Paspalum nemorosum. Jacq. P a s p a l o de bosques.
pubescens. H . R . M , belloso.
P a n i c u m viride. . . Panizo. Almorejo.
atenuatum. Jouan. adelgazado.
sanguinale. sanguino.
capilare. . . . capilar.
colon um. , . . de colonos.
stamineum. estambroso.
germanicum. . . alemán.
orientale.. . . oriental.
verticillatum. . , de rodajas,
c r u x galli. . de p a t a - d e gallo.
crux corvi.. . . - . de pata de cuerbo.
asperrimum. , - asperísimo.
coloratum. de color.
glaucum. . verdegai.
ciliare. Willà. . pestañoso.
Phleum pratense. . F l e o de prados.
nodosum. , • nudoso.
3*53
Millium compactum.', M i j o apretado.
multiilorum. Cav. de muchas floreí.
caerulescens. Desf. azuladito.
spica venti. , espiga de viento.
paradoxum. A l p i s t e de páxaros.
vertieillatum. . de rodajas.
lendigerum. . liendrero.
M e l i c a Bauhini. WìUd. M é l i c a de Bauhino.
siberica. Lamk. de Siberia.
cserulea. azulada..
G l a d i o l u s crocatis. Pers G l a d i o l o azafranado..
communis. . común ó yerba estoque.
U n i o l a paniculata. Uniola en, panoja.
D a c t y l i s glomerata. Dactilis conglobado.
Cynosurus echinatus, C i n o s u r o erizado.
cristatus. . de crestas.
virgatus.. . de varitas.
aureus. . . . dorado.
tenellus. tiernecito.
S t i p a tenacissima.. E s t i p a durísima ó esparto.
parviiiora. Desf. de flor pequeña.
pubescens. Lag, bellosa.
capiliata. . . cabelluda.
aristela. aristela.
pennata. como p l u m a .
juncea. . como junco.
ramosa. . . . ramosa.
gigantea. Lag. altísima.
Secale c e r e a l e . . . Centeno común.
villosum. . . velloso.
pungens. Pers.. pinchudo.
Hordeum maritimum Cebada marítima.
murinum. . de ratones.
M i n u a r t i a dichotoma, Minuarcia ahorquillada.
montana. . de montes.
Q u e r i a hispanica.. Q u e r i a de España.
Rottbollia cylindrica R o t b o l i a cilindrica.
incurvata. . encorvada.
filiformis. . filiforme.
D i g i t a r l a ciliata. Pers. D i g i t a r i a pestañosa,
sanguinalis. Pers. sanguina.
Polypogon monspeliense, Polipogo de Mompeller.
pauiceus. . . paniceo.
L a g u r u s ovatus; . L a g u r o a o v a d o ó cola de liebre.
3*4
Scabiosa arvensis Escabiosa de campos,
gotlandi'ca de G o t l a n d i a .
succisa mordida.
Sherardia arvensis S e r a r d i a arvense.
A s p e r u l a odorata , A s p e r u l a olorosa.
Vaillancia cruciata . . . . Vailancia cruzada.
lanceolata.. . . . . . con hojas en forma de lanza.
G a l i u m aparine Amor del hortelano.
Sanguisorba officinalis. . . . SanguisorDa oficinal.
Cornus sanguiuea Cornejo, sangüeño. Cerezo silves-
tre.
Alchemilla vulgaris Alquemila vulgar.
A u c h u s a officinalis Baglosa.
Lycopsis arvensis L i c o p s i d e de campo.
A s p e r u g o vulgaris. . . . . Asperugo vulgar.
Primula purpurea Primula encarnada.
C o n v d l v u i u s arvensis. . . . Corregüela común.
maximus grande.
Campanula rapunculus.. . . Rapónchigo.
H e d e r á repsns. . . . . . Y e d r a rastrera.
R h a m n u s catharticus, . . . E s p i n a cervina.
R i b e s grosularia Grosellero común.
nigra negro.
alpina alpino.
H e m i a r i a glabra Milengrana.
Ulmus campestris Olmo ú álamo negro,
D a u c u s sativus Zanahoria.
Selinum palustre Selino palustre.
A t h a m a n t a oreoSelinum.. . . A t a m a n t a oreoselino.
L i g u s t i c u m scoticum. . . . L i g u s t i c o de Escocia.
S i u m maximum S i o de hoja ancha..
Phellandrium a q u a t i c u m . . . F e l a n d r i o aquàtico.
Parnasia palustris Parnasia palustre.
Statice ameria Estatice ameria. Gazon.
Liuum catharticum. . . . . L i n o purgante.
A n t h e r i c u m ramosum. . . . - A m e r i c o ramoso.
O r n i t h o g a l u m pirenaicum. . . O r n i t o g a l o de los Pirineos.
C o n v a l l a r i a cordifolia. . . . C o n v a l a r i a con hoja de figura
de corazón.
R u m e x lanceolata. . . . . R o m a z a con hojas en forma de
lanza.
acetosa Acedera.
T r i g l o c h i n palustre T r i g l o c h i n palustre.
maritima d e mar.
365
Trientalis europea. T r i e n t a l de Europa. .
Epilobium hirsutum, Epilobio peloso.
palustre. de l a g u n a s .
E r i c a vulgaris. Brezo común.
Polygonum persicaria, P o l í g o n o persicaria. .
bistorta. Bistorta.
D i a n t h u s caryophyllu Clavel.
Scleranthus annuus. , Escleranto anual.
C u c u b a l u s behen.. Colleja ó berzuela.
Silene nutans. . . Silene inclinada ó c a v i z b a j a .
acaulis.. sentada ó sin tallo.
Alsine media. . Bocado de gallina. Pamplina.
Stellaria graminifolia Estelaria con hojas de g r a m a .
Spergula arvensis. E s p é r g u l a ó esparcilla de sem-
brados.
C e r a s t i u m viscosum, Cerastro viscoso ó alsine espú-
rea,
A g r o s t e m a githago, Agrostema. Neguilla.
P r u n u s spinosa. . endrino.
Crataegus o x y a c a n t h a Espino majuelo , ó majolero.
Sorbus aucuparia.. Serbal de cazadores.
P y r u s malus. . Maguillo.
Mespilus cotoneaster, Nispero. F a l s o membrillo.
Potentilla anserina. Potentila anserina ó fresa de
ánsares.
fructicosa. . . fructicosa.
ascendens. . . ascendente.
fragifera. . . portafresa.
norvegica. . de N o r u e g a .
reptans.. . . Pie de Cristo.
T i l i a europaea., Tilo común.
C i s t u s Jadaniferus. Xara común.
R a n u n c u l u s acris.. Botón de oro.
repens. . . . rastrero.
T h y m u s acinos. . Tomillo acino ó a l b a h a c a sil-
vestre.
Oryganum vulgare. Orégano común.
M e n t h a arvensis. . Y e r b a b u e n a de sembrados.
aquática. . aquática.
L a m i u m rubrum. . L a m i ó rubio.
L e o n u r u s cardiaca. L e o n u r o cardiaca.
M e l a m p y r u m pratense. M e l a m p i r o de prados.
Euphrasia officinalis. Eufrasia oficinal.
odontites. . . odontites.
Í66
Thlaspibursapastoris. . . . Paniquesillo ó bolsa de pastor.
M y a g r u m sativum . . . . M i a g r o cultivado.
R a p h a n u s raphanistrum. . . R á b a n o silvestre. Rabaniza.
Crambre maritima G o l de mar.
G e r a n i u m sanguineum. . . . G e r a n i o sanguino.
malvaceutn como m a l v a .
robertianum. . . . •. . de R o b e r t o .
M a l v a alcea. . . . . . . M a l v a alcea.
G e n i s t a tinctoria R e t a m a de tintoreros.
A s t r a g a l u s hamosus A s t r a g a l o de anzuelos.
Orobus vernus O r o b o de primavera.
tuberosus. . . . . . . tuberoso.
• niger. negro.
L a t h y r u s vieizeformis. . . .- A l m o n a como alberja.
cicera Gaiganz.
pratensis. . . . . . . de prados.
V i t i a sativa Veza común, alberja ó a l b e r -
jana.
sepium. . . . . . . . V e z a de v a l l a d o s .
hybrida. híbrida.
lutea, . . . . '. pajiza.
narbonensis de N a r b o n a .
cracca. craca.
Ervum tetraspermum. . . . Yero.
monanthos Y e r o de montes.
T r i f o l i u m montanum. . . . T r é b o l d e montes.
álbum. . . . . . . . blanco.
pratense ', . de prados.
purpureum de flor encarnada.
rubens roxo.
repens. . . . . . . . rastrero.
anglicum. . . . . . . - de Inglaterra.
arvense.. . - • de campos.
stria.tum. . . . estriado.'
angustifolium. de hojas angostas.
globosüm. . ." . . . . globoso.
parviflorum. . . . .'^. de flores pequeñas.
•maritimum ^. • • marítimo.
hybridum. . •. . • . . . • híbrido ó mestizo. x

clipeatum. . •. . :
. . . abroquelado.
glomeratum aglomerado.
elegans , elegante.
involucratum. Orteg. . . con involucro.
stellatum. estrellado.
567
Trifolíum comosum. T r é b o l cabelludo,
scabrum. . . . áspero,
resupinatum. . resupinado.
Melilotus officinalis.. Coronilla d e R e y ó trébol ok>
:

r o s o . . . .
italica. . . . M e l i l o t o de Italia,
cerulea. . . azulado,
indica. . de Indias.
M e d i c a g o sativa. . Mielga ó alfalfa.
biennis.... bisanual,
scutellata. . . •escudada,
radicata. . -cundidora.
lupulina. con ñores de lúpulo.
Leontodón hastil.. D i e n t e de león h a s t i l , ó amar-
gón.
Hypochxris radicata Hipoqueris cundidora,
H i e r a c i u m pilosella. Hieracio pelosilla ó diente de
. lepn pelosilla.
C r e p i s tectorum. . C r e p i d e de texados.
Sonchus lapponicus. Cerraja de L a p o n i a .
Prenanthes viminea. P r e ñ a n t e s como mimbre.
Scorzonera hispánica Escorzonera común.
T r a g o p o g ó n pratense, Barbacabruua.
Lapsana vulgaris. Lapsana común,
Carduus lanceolatus, Cardo lanceolado.
nutans. . . cavizbajo,
helenioides. con hoja de enula cam-
pana,
cnspus.. . . crespo ó rizado.
Serratuia arvensis. S e r r a t u i a dé sembrados ó car-
do cundidor.
Artemisia vulgaris. . Artemisa vulgar.
absinthium. Ajenjo..
. G n a p h a l i u m sylvaticum, G e n a f a l i o de^selvas.
T u s s i l a g o petasites, Uña de c.aballo. ' ,;
Doronicum plantaginium. . Doronico.como llantén.
S o l i d a g o v i r g a aurea V a r a , de. oro. . . •
I n u l a helenium. . í n u l a helenio. Ala.
saiieifolia. . . . , con hoja de sauce.
A s t e r tripolium. . Á s t e r tripolio.
B u p h t h a l m u m m.aritimum. , Buftahnp marítimo
Chrisauthemum leucanthemum, C r i s a n t e m o leucantemo.
M a t r i c a r i a chamomila Comomila. .
Anthemis arvensis.. . M a n z a n i l l a de campos.
Achillea mnlefolium. . • Milefolío. Milenrama.
ptarmica. . . ¿ . . A q u i l e a tarmica ó dragoncillo
de prados.
Centaurea^ maxima. . ;
. • C e n t a u r a mayor.
jacea. . . . . . yacea.
Carex ferruginea. . . L a r t a n ferruginoso.
echinata esquinado,
cespitosa • de césped.
S p a r g a n i u m erectum. . • E s p a d a ñ a derecha.
Alnus glutinosa. . . . • Abedul glutinoso.
alba • blanco.
nana . . . . . • enano.
X a n t h i i i m strumarium. . • X a n t i o estrumoso.
S a g i t t a r i a sagitifolia. . • Sagitaria de hojas de saeta ó
saeta aquática.
Q u e r c u s illex • Encina.
S a l i x viminàlis. . . . " Sauce mimbre ó mimbrera.
caprea cabruno.
latifolia. . . . . • de hoja ancha.
glabra • lampiño.
H i p p o p h a e rhamnoides. . • Espino amarillo.
Myrica gale. . . . . • Mírica gale.
Humulus lupulus. . . L ú p u l o ú hombrecillo. Cerveza.
P o p u l u s tremula. . . . • Á l a m o temblón ó lamparilla.
alba. blanco.
Juniperus sabina. . . . Sabina común.

Plantas propias para el pasto de los cerdos.

Salicornia herbácea. . . . Salicornia. Alacranera.


Anthoxantum.vulgare. . . G r a m a de olor.
M o l l u g o verticilata. . . . M o l u g o v e r t i c i l a d o , ó r u b i a lisa.
Scirpus milliaceus. . . , C i r p o como mijo.
Phalaris ,arundinacea. . . Alpiste con hojas de cana.
aspera. . . . ¿ áspero.
Alopecurus agrestis.. A l o p e c u r o de campos.
pratensis. . . . . de prados.
A g r o s t i s vulgaris. Willd. . Agrostide vulgar.
stolonifera. •'. -, . . . cundidora.
divaricata.. . . desparramada.
A i r a pratensis. . . . . A i r a de prados.
canescens. . . . . . Barba de chivo.
¡69
A i r a cespitosa... A i r a de cesped 8

aquatica. . aquática.
Poa pratensis.. P o a de prados.
bulbosa. bulbosa.
cristata. de crestas.
angustifolia. de hoja angosta.
Briza maxima. Briza mayor.
Bromus maximus. Desf. Bromo g r a n d e .
alopecuroid.es, cola de zorro.
matritensis. Madrileño.
purgans. . purgante.
F e s t u c a ovina. F e s t u c a ó cañuela de ovejas,
pratensis. . de prados.
scabra. H. R . M , áspera.
tenella. Will. tiernecita.
A v e n a sativa. . Avena común.
bulbosa. bulbosa.
sterilis. . estéril.
nuda. . desnuda.
fatua. . . loca. Cugula.
A r u n d o phragmites. Carrizo.
L o l i u m perenne. . Ballico.
Elymus europseus. Elimo de Europa,
arenarius. de arenales.
T r i t i c u m repens. Trigo rastrero.
distichum. H. R . M de dos carreras.
cristatum. Schreb de crestas.
Cyperus longus. . Juncia común.
bulbosus. . . bulbosa.
P a s p a l u m nemorosum. Jacq, Paspalo de bosques.
pubescens. H . R . M belloso.
P a n i c u m viride. Panizo verde. Almorejo.
colonum. de colonos.
verticillatum. . Amor de hortelano.
M i l l i u m compactum. M i j o apretado.
spica venti. ". . espiga de viento.
M e l i c a Bauhini. Willi, M é l i c a de Bauhino.
G l a d i o l u s communis.. • Gladiolo común. Yerba esto-
que.
Dactylis glomerrta. D a c t y l i s conglobada.
C y n o s u r u s cristatus. C y n o s u r o de crestas.
tenellus. . , tiernecito.
E s t i p a tenacissima, E s t i p a t e n a z . Esparto.
gigantea. Lag. altísima,
TOMO ir. AAA
370
Secale villosum. . . C e n t e n o velloso.
pungens. Pers. . pinchudo. -
Hordeum maritimum. C e b a d a marítima.
murinum. . . , de ratones.
Minuartia montana.. M i n u a r c i a de montes.
D i g i t a r i a c i l i a t a . Pers. D i g i t a r i a pestañosa.
Phleum pratense. . , F l e o de prados..
Uniola paniculata. U n i ó l a en panoja.
Rottbollia cylindrica. R o t b o l i a cilindrica.
L a g u r u s ovatus. . . L a g u r o aovado, ó cola de l i e -
bre.
V a i l l a n t i a cruciata. . V a i l l a n c i a cruzada.
Plantago vulgaris, L l a n t é n común.
lanceolata. . . . con hojas en forma de
lanza.
Cornus sanguinea. Cornejo sangüeño. C e r e z o sil-
vestre.
C u s c u t a epitimum. . Epítimo.
A n c h u s a officinalis. . B u g l o s a oficinal.
V e r b a s c u m nigrum. . Berbasco negro.
Alsine media. . A l s i n e media.
Chenopodium album. C e ñ i g l o blanco.
viride. . . verde.
Ultnus campestris. . O l m o ú álamo negro.
Athamanta oreoselinum A t a m a n t a oreoselino.
Heracleum sphondylium Heracleo esfondilio.
Sium sisarum.. C h i r i v i a tudesca.
latifolius. . . de hoja ancha , ó berrera.
angustifolia. . de hoja angosta.
repens rastrera.
C a r u m carvi. . . . Alcaravea.
O r n i t h o g a l u m pirinaicu O r n i t o g a l o de los Pirineos.
C o n v a l l a r i a cordiiblia. C o n v a l a r i a de hoja de corazón.
R u m e x lanceolata. . Romaza lanceolada.
acetosa. Acedera.
T r i g l o c h i n palustre. . T r i g l o c h i n palustre.
marítima. . . . marítimo.
V a c c i n i u m oxycoccus. A r á n d a n o de fruto agrio.
P o l y g o n u m persicaria. Polígono persicaria.
bistorta. . . . Bistorta. ,
C u c u b a l u s otites. . . C u c u b a l o otites.
Silene vesicaria. . Silene v e x i g o s a .
nutans, . . . . cavizbaja.
Stellaria graminifolia. Estelaria con hojas de g r a m a .
37 1

Spergula pentandra A s p e r g u l a de cinco estambres.


O x y i i s acetosella Acederilla ó aleluya.
Sedum teiephium.. . . . . Sedo telefio.
P r u n u s padus Cirolero de S a n t a L u c í a .
Sorbtts aucuparia Serbal de cazadores. .
Spirasa philipendula F i l i p é n d u l a oficinal.
Rosa gallica Rosal. .
canina. . . . . . . . Escaramujo.
R u b u s idaeus. Sangüeso.
saxatilis Z a r z a m o r a d e peñas.
Potentilla anserina Potentila anserina ó fresa de án-
sares.
argéntea plateada.
norvegica de N o r u e g a .
T o r m e n t i l l a erecta Tormentila oficinal.
G e u m rivale G e o ó cariofilata de riachuelos.
urbanum Caryofilata.
Nimphsea lútea N i f e a amarilla. .
alba blanca.
Stratiotes alvides Estraciote como aloe.
T h a l i c t r u m lucidura T a l i c t r o lustroso. .
L a t h r a ; a squamaria L a t r e a escamosa.
Lunaria rediviva Lunaria rediviva.
T n l a s p i arvense T l a s p j de sembrados.
bursa pastoris Paniquesillo ó bolsa de Pastor.
Brassica napus N a b o común.
olerácea Col.
Sinapis arvensis M o s t a z a de campos.
Crambe marítima. . . . . C o l de mar.
Geranium batrachioides. . . G e r a n i o de ranas.
L o t u s corniculatus L o t o de cuernecillos.
V i t i a sativa V e z a c o m ú n , alberja 6 alberjcina.
sepium de vallados.
lútea pajiza.
Trifolium montanum. . . . T r é b o l de montes.
pratense. . . . . . . de prados.
arvense de campos.
álbum blanco.
repens. rastrero.
angustifolium de hojas angostas.
stellatum estrellado.
comosum. . . . . . cabelludo.
scabrtima áspero.
M e l i l o t u s officinaüs Coronilla de R e y ó trébol oloroso.
AAA 2
M e d i e a g o sativa. . . • M i e l g a ó alfalfa.
Leontodón t a r a x a c u m . . Amargón.
Hastil D i e n t e de león hastil.
Hypochasris radicata. . Hipoqueris a r r a i g a d a .
H i e r a c i u m pilosella. . . Hieracio pelosilla ó diente de
león pelosilla.,
C r e p i s tectorum. . C r e p i d e de texados.
Sonchus arvensis. . . • Cerraja de sembrados.
lapponicus.. de L a p o n i a .
Scorzonera hispánica. . Escorzonera.
T r a g o p o g ó n pratense. . B a r b a cabruna.
Lapsana vulgaris.. L a p s a n a común.
Cichoriutn intibus, . . Achicoria silvestre.
G n a p h a l i u m dioicum. Gnafalio dioico.
S o l i d a g o v i r g a aurea. . V a r a de oro.
Senecio vulgaris. . . Terba cana. Sazón.
A c h i l l e a millefolium.. . Milefolio. Milenrama.
ptarmica. . . . . A q u i l e a tarmica ó dragoncillo
silvestre.
C e n t a u r e a maxima. . . C e n t a u r a mayor,
jacea . . . . . yacea.
C n i c u s eristhale. . . . C n i c o erisitale ó cardo de pra-
dos.
V i o l a canina V i o l e t a perruna.
tricolor de tres colores ó trinitaria.
S p a r g a n i u m erectum. . E s p a d a ñ a derecha.
S a g i t a r i a sagitifolia. . . S a g i t a r i a con hojas de saeta ó
saeta aquática.
H u m u l u s Iupulus.. . . L ú p u l o ii hombrecillo. Cerbeía.
A t r i p l e x hortensis. . . Armuelle.
373

L E C C I Ó N .III.

D E LOS CERRAMIENTOS D E LAS H E R E D A D E S .

P o c a s , ó acaso n i n g u n a cosa será t a n importante , p a r a


que la A g r i c u l t u r a llegue al mas alto g r a d o de p e r f e c c i ó n , c o -
mo el cerramiento de las tierras , pero tampoco ninguna ofrece
mayores dificultades para realizarse.
Si el objeto de esta lección fuera exponer las razones que f a -
vorecen el sistema de los cerramientos, y manifestar los obstácu-
los que á ello se o p o n e n , para deducir después los medios de
realizar el justo proyecto de cerrar todas y c a d a una de las h e -
r e d a d e s , quizá mi limitación no podría encargarse de su desem-
p e ñ o ; pero como no debemos entrar en unos pormenores tan i n -
teresantes como delicados por su n a t u r a l e z a y difíciles por sus
c o m p l i c a c i o n e s , nos ceñiremos á dar u n a idea de tan ventajoso
sistema , por si acaso el agricultor llegase á poder realizarlo
u n dia.
N a d i e n i e g a q u e el derecho de cercar las posesiones es i n h e -
rente al de p r o p i e d a d , y nadie habrá que no esté convencido d e
las inmensas utilidades que esto acarrea al industrioso propieta-
r i o , q u e llega á conseguirlo. Por decentado se ofrece muy l u e g o
á la imaginación de q u a l q u i e r a , que la alternativa ó cambio d e
cosechas, el establecimiento de prados artificiales , los criaderos
ó almácigas de árboles, la extensión de los plantíos., y otros cien
ramos de labranza y crianza, no pueden, llegar á establecerse d e
un modo s ó l i d o , sino por medio de un sistema qualquiera d e
cerramientos. E s t a v e r d a d demostrada por sí m i s m a , y reconoci-
da generalmente en todos los países civilizados.,, h a hecho q u e
en todos tiempos y por todos los gobiernos se h a y a mirado" este
punto como uno de los mas interesantes á la prosperidad públi-
ca ; mas á pesar de sus esfuerzos, no se ha podido realizar com-
pletamente en parte alguna. Sin e m b a r g o , en algunas de n u e s -
tras provincias se halla bastante extendido este sistema ; y sino
t o d a s , al menos tienen cercadas muchas tierras , de modo q u e
los ganados no pueden entrar en ellas quando quieren , sino
q u a n d o sus dueños lo permiten. G a l i c i a , Asturias , C a t a l u ñ a
y algunos o t r o s , aunque pocos pueblos de la península , son
un exemplo de esta v e r d a d : allí se ve mayor copia de g a n a d o s
' 374
repartidos entre los l a b r a d o r e s ; se observa la sucesiva repeti-
ción de frutos ; y sin que nadie v a y a en pos de los cultivado-
res , han sabido ellos establecer sus praderías , multiplicar á su
modo los plantíos, y formarse los ramos de economía r u r a l , que
son análogos á su g e n i o , instrucción, situación y temperamento.
Este exemplo ,. que debiera ser bastante para estimular á
otros muchos pueblos de España , no ha cundido como sería de
desear por todas partes ; impidiéndolo á mi modo de ver en las
provincias de lo interior del r e y n o , u n a causa poderosa , que
lio existe en las que se han citado.
• La legislación particular de C a t a l u ñ a es una de las causas,
q u e favorecen el cerramiento de las h e r e d a d e s , por no d a r lu-
g a r las vinculaciones sucesivas á que se s u b d i v i d a n las h a c i e n -
d a s ; así es q u e , y a sean grandes ó r e d u c i d a s , pasan íntegras
de mano en mano , y de poseedor en poseedor , sin sufrir d e s -
membración alguna. L a tierra i g u a l a los . b a r r a n c o s , dice un
a d a g i o español ; el dinero es el que compensa á los demás he-
rederos. E n Asturias hay un sin número de grandes ó p e q u e -
ños-mayorazgos que para nuestro objeto equivalen al sistema de
C a t a l u ñ a , aunque se gobiernen por otras leyes : y los G a l l e g o s ,
desde tiempo inmemorial , tienen la l a u d a b l e costumbre de es-
tablecer sus contratos enfiteúticos , por los quales miran como
propias las tierras q u e c u l t i v a n : estas razones tan poderosas son
las que en mi entender hacen y han hecho siempre , que a q u e -
llos naturales adoptasen en otros tiempos , y sigan aún. la p r á c -
tica ventajosísima de los cerramientos : estas mismas y no otras
razones, son las que á su- modo y sin violencia a l g u n a , antes
bien por un hábito o costumbre, los impelen al cumplimiento de
las obligaciones y deberes mutuos ; prestándose gustosos á todo
'género d e ' s e r v i d u m b r e s - r u r a l e s , acaso tan bien entendidas c o -
j ;

mo las qué prescriben las leyes- dictadas - pbr los Romanos , de


'q'uien'-prbba.bieniénte son hijas " t a n • buenas 1
costumbres ¡ l e y e s
q u a s i o l v i d a d a s entre nosotros ; pero que la propiedad de los
:
c.ampos est& cla-m&ndo por ellas , aunque modificadas por el sis-
j 1

tema actual y. por la diversidad de circunstancias que las ha-


rían v a r i a r en-sus accidentes. '
D e estas tan obvias como breves indicaciones puede dedu-
c i r s e , que la f a l t a ' d e propiedad en manos del c u l t i v a d o r , la sub-
división continuada de las tierras por la sucesiva partición e n -
tre herederos, el sistema de g a n a d e r í a y otras cien causas se opo-
nen por ahora al cerramiento de las heredades en todas las p r o -
v i n c i a s de E s p a ñ a ; pero que no por eso es imposible llegar á
realizarle de un modo ó de otro, siempre que la sabiduría y pa-
ternal atención del gobierno se empeñe en desvanecer á toda
375
costa los obstáculos, buscando los medios mas equitativos y jus-
tos para hacer este g r a n bien á los pueblos y á los particulares.
N o es.mi ánimo recomendar ni. criticar a q u í el sistema d e
vinculaciones y m a y o r a z g o s ; aunque no dudo q u e si estos e s t u -
vieran cargados con ciertas y determinadas obligaciones p a r a
coñ'los coherederos, y no pasasen ni fuesen menores de ciertas
y determinadas r e n t a s , serian un bien de l a .mayor considera-
ción para la prosperidad de las familias y del E s t a d o : mi i n t e n -
to solo ha sido demostrar q u e estando establecidos los cerramien-
tos en las citadas p r o v i n c i a s , y mostrando ellas con los hechos
las ventajas q u e con el cálculo y los raciocinios han procurado
persuadir los economistas, los geopónicos, y en general todos
los sabios nacionales, es muy- fácil hallar medios; d e poner en
práctica iguales ó Semejantes principios. Por esto se ha dicho que
nunca podrán establecerse sólidamente los diversos ramos de i a e r a n -
2a y c r i a n z a , mientras que de un modo ó de otro no se establezca un
sistema q u a l q u i e j i a de cerramientos. P a r a mi objeto es indiferen-
te que esto se verifique, según M , Varron ( i ) , con cierros natu-
rales ó setos v i v o s , con cierros rústicos, estacadas ó setos m u e r -
tos, con cierros militares ó z a n j a s , y finalmente con los de fábri-
ca ; pero sí d i r é , q u e y a sea con estos ó con otros c i e r r o s , ó y a
sea por medio de g u a r d a s honrados puestos por el g o b i e r n o , pa-
gados como corresponde por todos los propietarios de los p u e -
blos, y responsables de todos los daños q u e s u c e d a n , es absolu-
tamente preciso asegurar de un modo positivo la propiedad r u -
r a l , lo mismo que la u r b a n a ; de otro m o d o , jamas llegará el dia
en que la A g r i c u l t u r a prospere. Sepa cada uno que su heredad,
sus tierras y sus frutos, están cerrados para todo el q u e no t e n -
g a su permiso de entrar en e l l a s ; y hágase esto del modo que se
q u i e r a , por mi parte subscribiré á todos, sea q u a l q u i e r a el m e -
dio q u e se a d o p t e , con tal q u e se verifique.
E l difunto D , Esteban B o u t e l o u , á quien muchas veces h e -
mos citado en estas lecciones, trató este punto con el tino p r o -
pio de su c i e n c i a , y en un artículo que sobre los cerramientos
publicó en el Semanario de A g r i c u l t u r a y A r t e s , tomo x v i , p á -
gina 3 3 , considera justísimamente divididas las cercas ó setos
muertos en convencionales y existentes: por los primeros entiende
los surcos y amojonamientos, que sin impedir la introducción,
ni presentar dificultad a l g u n a para el paso, indican que está
n e g a d a la entrada'á-los ganados en aquellos p a r a g e s : he aquí el
modo diestro con q u e desenvuelve sus bellas i d e a s , de las q u a -
les tomaremos lo q u e nos parezca mas útil.

(i) Lib. i . cap. 14.


37 6

Cerramientos muertos ó convencionales.

• i.° Surcos. E n las inmediaciones de D a r o c a s e ñ a l a n , dice,


para el p a s t o , e x c l u s i v o de las reses vacunas de c a d a labrador,
a l g u n a s tierras propias q u e circundan con tres surcos, y los d e -
mas vecinos deben respetar, á vista de esta cerca convencional,
aquella rastrogera q u e destina el dueño para su g a n a d o . E s t e
seria un arbitrio de mucho socorro para la mayor parte de l a
M a n c h a , y e v i t a r í a bastantes excesos; porque l u e g o q u e se ha-
c e l a siega, apuran prontamente las caballerías del pueblo en co-
m ú n los provechos de las t i e r r a s , disputándolos con los ganados
q u e solicitan con ansia recorrer las mismas, é impidiendo á v e -
ces que se aprovechen los pobres de la rebusca, q u e por c a r i d a d
se les ha permitido siempre , menos q u a n d o los A l c a l d e s son g a -
naderos , que entonces se suele prohibir la rebusca con el mayor
r i g o r , diciendo que esta sirve de pretexto para robos, como si
no fuese mas acertado buscar otros medios para evitarlos sin p r i -
v a r al pobre ó al colono de esta utilidad.
T a m b i é n se hace un surco al rededor de una t i e r r a , de c u y a
mies no se quiera hacer la recolección por ser p o c a , de resultas,
por e x e m p l o , de a l g ú n pedrisco, á fin de indicar q u e se prohibe
en ella la entrada al ganado. E n tal caso d e x a n madurar el g r a -
n o , y con u n a soga que pasan repetidas veces sobre la mies, h a -
cen que les suelten las e s p i g a s , y luego q u e se puede se a r a , e s -
parciendo en ella algo mas de grano si lo necesita. A estas tier-
ras las llaman riciales, y suelen producir unas cosechas asom-
brosas.
2.a
Mojones. Para denotar que e s t á . v e d a d a la entrada á los
ganados en un monte recien c o r t a d o , se suelen poner mojones;
y t a m b i é n se ponen al rededor de las tierras sembradas con s e -
millas de p r i m a v e r a , á fin de que los pastores respeten aquel
cierro convencional. Esto se executa en O c a ñ a , T a r a n c o n , V i -
llarrubia y en otras muchas partes.
3. 0
Rebozos. E n las viñas se llaman rebozos á los sarmientos
q u e de trecho en trecho atan por arriba los g u a r d a s en las inme-.
diaciones de los caminos ú otros parages expuestos á d a ñ o s , p a -
ra indicar á los pasageros que respeten la heredad.
C o n estos cierros convencionales no siempre se logra defen-
der las h e r e d a d e s ; porque tales, medios suponen buenas costum-
bres en el pais , sin las q u e es imposible contener muchos daños
en los campos.
377

Cerramientos muertos existentes.

4. Q
Zanja. A veces se destinan los cierros para evitar los d a -
nos de los a g u a c e r o s , q u e roban la tierra v e g e t a l de algunas he-
r e d a d e s : en tales situaciones se abren zanjas ó caceras para d a r
salida oportuna alas aguas. E n tierra de C u e n c a , y general-
mente en paises de serranía se valen de estas defensas, sin las
quales les harían perder. mucho los aguaceros y tempestades.
T a m b i é n se hacen zanjas para desaguar las heredades expuestas
á inundaciones. A esta ciase de zanjas pertenecen los fosos ó xa-
xas q u e se l l a m a n , y se hacen para impedir la e n t r a d a , sin e s -
torbar la vista de algunos jardines modernos ó edificios.
5. 0
Za?ija y vallado. Este cercado es muy fácil de executar y
de mucha defensa si está bien conservado: para h a c e r l e , abren
u n a zanja.de dos á tres pies de ancho al lado de afuera de l a
h e r e d a d , y con la tierra q u e sacan forman un v a l l a d o ó repecho
apisonado, batiendo l a tierra en rampa para q u e escurran las
aguas, é impidan el paso al ganado. Se suele usar de este v a -
llado á las orillas de los caminos, en las q u e ponen á veces otra
defensa, abriendo zanjillas de dos á tres varas de l a r g o , y entre
zanja y zanja forman lomos con l a tierra q u e sacan de e l l a s , d e -
s a n d o alternativamente las zanjas y lomos, y así no pueden p a -
sar los carruages sin riesgo evidente de volcar.
6.° Césped en seco. E n Terriente , A l b a r r a c i n y otros pueblos
de A r a g ó n , cierran las heredades con céspedes q u e ponen unos
sobre otros con buen orden : es práctica costosa , y á veces de
corta duración , aunque los cubren con rama seca y espinosa,
para que resistan mas á las aguas. D e la parte de afuera de es-
tos c i e r r o s , suelen hacer zanjas para que duren mas , y dexar
mas difícil la entrada. L o s céspedes se arrancan en los prados
inmediatos de los sitios en que h a y a mas grama. Si llegan á e n -
trelazarse bien las raices de la yerba , no forman malos c e r c a -
dos. P a r a arrancar los céspedes usan de la a z a d a ; pero con l a
p a l a de jardín se haría esto con menos trabajo y mas perfección.
H a c e n el encespedado , colocando de canto dos líneas de céspe-
des con la yerba acia afuera de un lado y otro de la pared j y
el intermedio se maciza con tierra y césped d e s h e c h o , apisonán-
dole bien para que h a g a clavo. E l encespedado se hace mas a n -
cho por la b a s e , y v a en disminución hasta el remate : se ha d e
hacer en tiempo húmedo y por lechos ó t a n d a s , y acabada de
macizar la primera se pone otra i g u a l e n c i m a , y así se conti-
IOMO II. BBB
37»
mía hasta que t e n g a la altura conveniente. Si se construyen en
tiempo de calor se h i n c h a n , desunen y deshacen después con
las aguas. Por la parte de afuera del encespedado , y á un pie
de distancia , suelen abrir una zanja en rampa que contribu-
y e á su mayor duración , y á hacer mas difícil la entrada del
ganado.
j.° Canto en seco. Se usan estas cercas en d o n d e . a b u n d a n las
piedras : son comunes en T a r r a g o n a y Tortosa , donde emplean
pedazos de mármol que es allí muy abundante. D u r a n bastante,
y mas si las revocan de uno^y otro lado con yeso ó argamasa de
c a l , aunque, lo interior q u e d e e n s e c o . C o n las piedras mas
gruesas forman la base bastante a n c h a , y l u e g o v á ' l a pared e n
disminución, poniendo encima l a piedra n i e n u d a a l mismo tiem-
po que se limpia la heredad , sin dexar en ella aquellos monto-
nes de cantos que se v e n en las de algunos propietarios i n d o -
lentes. E n el C o n d a d o de C o r n u a l l a en Inglaterra l e v a n t a n c e r -
cas de canto del mismo modo q u e he dicho de las de césped;
esto e s , forman dos líneas de cantos arreglados con todo c u i d a -
do y macizan con tierra el intermedio. A b r i e n d o una: zanja d e l
lado de afuera de esta cerca , será mas difícil v e n c e r l a . E n las
laderas y montes se ponen en muchas partes empedrhas ó valla-
dares de canto seco , para contener la tierra y ponerla en labor.
8.° Contó y barro ú hormas. E n T a r r a g o n a , Tortosa y otros
p a r a g e s se v e n con frecuencia cercas de canto y barro , conser-
vándose el antiguo método que , según M . V a r r o n , e r a m u y c o -
mún en su tiempo en la Península.
9. 0
Tapia de tierra. D e estas cercas se usa mucho en C a r i ñ e -
n a , y son muy á propósito para los países secos. L a s tapias b i t n
hechas son de g r a n duración , como se vé en G r a n a d a , en O c a -
ña y en otras poblaciones antiguas en q u e , sin yeso ni a r g a m a -
sa , se conservan tapias antiquísimas , q u e cuesta mucho traba-
j o deshacerlas.
1 0 . , Pared de cal y canto y ladrillo:Estas cercas solo las p u e -
den hacer los ricos. C e r c a de U t i e l hay cercadas así algunas v i -
ñ a s ; y también hay frondosas alamedas de olmos cercadas con
c a n t ó y yeso en V i l l a - r u b i a , Santa C r u z de la Z a r z a , H u e l v e s
:

y otros pueblos ; que todo este g a s t ú e s menester para defender


del g a n a d o á los árboles. C o m o para hacer estas paredes se n e -
cesitan albañiles ó maestros inteligentes , no es necesario expli-<-
car su construcción. L a s tapias se suelen cubrir de ladrillo , tar-
j a , ó rama seca y espinosa , sobre la q u e se forma caballete con
cantos y tierra ; y Ja de paja l a r g a de trigo , centeno ó carrizo
preserva bien la tapia si se dispone como corresponde.
ti Emberjados. C o m o estos no son para ios l a b r a d o r e s , sino
379
q u e solo se ponen en los jardines de los r i c o s , no nos detenemos
á hablar de ellos.
12. Setos de rama seca. E n l a Serranía de C u e n c a y en otros
p a r a g e s cercan ios huertos con rama seca y espinosa , ó c o a h a -
ces de rama de toda c l a s e , q u e entrelazan y sujetan con soga á
fuertes estacas. T o d o estofes:costoso .y necesita de continuos r e -
p a r o s , á. fin;dé q u e 1:0 se abran portillos. .
• D e s d e Amposta. hasta T o r t o s a defienden las higueras y d e -
más frutales-cotí cañizos y texidos de mimbre de quatro á cinco,
pies de a l t u r a , hechos á manera de cestos , con que circundan
cada árbol asegurando las extremidades á un fuerte estacón.
C o n u n instrumento de quatro lados c o r t a n t e s , abren en quatro
tiras las, cañas con q u e . h a c e n dichos texidos..
13. .Estacadas , palenques , triangúlalos, empalizadas. También
se defienden las heredades con estacadas espesas., y es mejor 1

hacerlas en el fondo de fosos profundos , anchos y dispuestos e n


r a m p a , siendo p u n t i a g u d a la extremidad superior.de las estacas.
E n Aranjuez se usa de palenques para ;defeuder los p l a n -
tíos., sin impedicc.la vista.:: también se ponen triangulillos .de
m a d e r a á los árboles q u e están m u y expuestos al roce de los
c a r r u a g e s , Estos triángulos q u e usan los I n g l e s e s , se reducen á
plantar tres estacas i al rededor del á r b o l , ' y clavar en ellas-tres
palos á la altura conveniente.
A esta clase de-defensa pertenecen los-rebozo; de rama seca
con q u e se rodean l o s troncos de los árboles recien, trasplanta-
d o s , para evitar los daños de caballerías y ganados. -J
14. Diques ó malecones. P a r a defender las heredades inme-
diatas á rios ó a r r o y a d a s , se construyen diques ó malecones,
q u e solo pueden hacer de fábrica los poderosos: menos costosos
son los de canto y tierra. E l malecón.que esté expuesto á la v i o -
lencia de las a v e n i d a s , se ha de construir con estacadas espe-
sas entrelazando haces de fagina ó ramas flexibles de Una á. otra
estaca. ¡Stf-'-disponen en r a m p a - p o r ambos l a d o s , - y s e les ida •• de
base á l o menos dos terceras p a r t e s ' m a s q u é lo que tienen.de
•alto. L a tierra que se eche en ellos h a - d e f o r m a r - l i g a ; y a s f s e
h a de preferir la arcillosa m e z c l a d a , c o n piedras.
L o s rios se llevan las orillas q u a n d o están perpendiculares,
ó q u a n d o el borde de la orilla forma como un áléro sobre el
a g u a : en t a l caso conviene rebajar-'l.as'-orillas déxáudólas en.ram-
p a , á fin de q u e las aguas no hallen resistencia, y dé consiguien-
te no causen destrozos. Es muy ventajoso-plañíar chopos en las
-orillas de. los diques ó malecones?, porque les, prestan mayor con-
sistencia, y son de los árboles q u e mas resisten al ímpetu de-
las corrientes, •
BB» 2
38o

Cerramientos vivos.

Los setos v i v o s , ó sea el cerramiento de las tierras con d i -


v e r s a s plantas v i v a s , son t a m b i e n m u y á propósito s a b i é n d o l a s
elegir-,.-y teniendo los conocimientos necesarios p a r a no d e x a r -
las crecer á mayor altura de la q u e p u e d e ser c o n v e n i e n t e , con
a r r e g l o á las diversas circunstancias y cultivos á q u e se aplican.
E s muy cierto q u e en las tierras de pan l l e v a r no suelen ser
útiles ios setos v i v o s , por el perjuicio q u e pueden causar con
s u sombra y raices ; pero para esto se hace uso de árboles q u e
e c h e n las raices perpendiculares y p r o f u n d a s , y además se les
mantiene siempre a l a altura de q u a t r o ó cinco p i e s , c o r t á n d o -
les las g u i a s y las ramas para disminuir su a l t u r a , su g r u e s o ,
;
y por consecuencia su sombra. D e este modo y a se d e x a cono-
cer q u e lejosi; de ser nocivos son en v e r d a d , muy provechosos.
Solo qua-ndo d a h e r e d a d es muy r e d u c i d a será, i m p r a c t i c a b l e ;
p e r o en las de a l g u n a extensión siempre deben preferirse á las
e s t a c a d a s , palizadas y demás setos m u e r t o s , formados con leña
ó m a d a r a de q u a l q u i e r a especie. E l robo./la falta de. arbolados
p a r a proveerse de madera ó de rama para f o r m a r l o , y otras
í.u.en c a u s a s , imposibilitan la execucion dé estos últimos.
P a r a ' f o r m a r pues los setos vivos ,. es indispensable contar
a n t e s con . e l c l i m a , la situación y la c a l i d a d de la tierra. E n
dos climas lluviosos y en terrenos húmedos, es fácil conseguir en
p o c o tiempo, el. cerramiento de una h e r e d a d ; porque la h u m e -
d a d e n q u e a b u n d a uno y o t r o , favorecen la v e g e t a c i ó n : por
c o n s i g u i e n t e la empresa en los climas y terrenos secos es algo
mas. d i f i c i f , y mas dentó, el logro de lo .que se desea.
Si i o s terrenos::son húmedos-, ó p a n t a n o s o s , se h a c e , uso de
los árboi'es.que .p.u.eden vÍYÍr -emellos:;'.y s i g u i e n d o Jos. principios
J

q u e q u e d a n explicados en -Jas lecciones a n t e r i o r e s , se podrán


jfermar c o n chopos,; s.aue.eí ¿-. f r e s n o s , t i l o s , a l i s o s , .acebos, á l a -
mos & c . ; plantas todas q u e , y a mas y a menos.arrimadas al a g u a ,
ó.totalmente . a p r o x i m a d a s , : p u e d e n v i v i r en tales parages. Para
los c l i m a s húmedos; t o d o s son ó ¡pueden ser/á p r o p ó s i t o ; y en-
t o n c e s . ^ ¡buscan a q u e l l o s q u e - mejor ..sufran l o s r e c o r t e s , y q u e
:

lleven, r a i c e s menOSr:superficiales: en. estos y en aquellos terre-


nos , s e - podrá; (Calcular la a l t u r a del seto ó cierro v i v o por la
clase d e . p l a n t a s - q u e dentro se c u l t i v a n , y por. la situación ..y
extensión del terreno mismo. E n las g r a n d e s posesiones se p u e -
den d e x a r a l g o mas altos los setos, y también podrán q u e d a r
38i
de trecho en t r e c h o , a l a r g a s distancias, algunos árboles que
descuellen por a l t o ; así para proporcionarse leña para el hogar
con las ramas q u e se les p o d a n , como para obtener alguna som-
bra si conviene al género de plantas que h a y a d e n t r o ; como s u -
cedería si por exemplo fuesen pastaderos. L o mismo diremos si
l a c e r r a d u r a debe defender la e n t r a d a , no solo de los ganados
sino también de las personas: en estos casos, pueden y deben ser
mas altos los setos que en aquellos en q u e , siendo las hereda-
des p e q u e ñ a s , se c u l t i v a n las plantas que necesitan mucha v e n -
tilación , l u z y desahogo : tales son las m i e s e s , las hortalizas y
otras muchas. A q u í es precisamente en donde nunca deberán
pasar de la a l t u r a de los quatro pies antes referidos..
L a s plantas de q u e puede usarse con ventajas, para cerrar
l a s heredades en terrenos secos y climas áridos ó calurosos, son
todas las espinosas ó p i n c h u d a s , ya sean arbustos ó ya sean ár-
boles. L a cambronera es muy usada en E s p a ñ a , pero no puede
ser i g u a l m e n t e útil en todas p a r t e s ; sin embargo de q u e , si se
l a sujetara á la tixera y á la g u a d a ñ a , siempre seria mas d u r a -
dera y ventajosa : lo mismo puede decirse de todos los espinos.
L a zarza es la peor y mas perjudicial de todas las plantas que
p u e d e n emplearse en los cierros de las heredades.
La Gleditsia t r i a c a n t o s , el G r a n a d o , el árbol del Paraiso,
el A l m e n d r o , el C i r u e l o , el Peral silvestre, el A c e r o l o , el A z o -
f a i f o , el B o x , la P i t a , las T u n a s , la A h u l a g a , y en general t o -
dos los árboles y arbustos, sirven para formar setos ó cerrar las
heredades : la C o s c o x a , las H a y a s , los R o b l e s , el A l m e z , el S a ú -
c o , e l . C a r p e & c . ,:son i g u a l m e n t e á propósito ; pero a u n q u e la
M o r e r a y el O l m o podrían ser de los mejores para el objeto de
q u e se t r a t a , tienen no obstante el inconveniente de brotar m u -
chos renuevos por sus raices ; las quales alargándose mucho por
las tierras c u l t i v a d a s , y caminando quasi siempre cerca de la
superficie , las esquilman y empobrecen , embarazan las opera-
c i o n e s , rompen los a r a d o s , y maltratan las yuntas. Por esto no
son admisibles en todos los caeos, y solo podrán convenir en a l -
gunos : estos los conocerá y determinará el. prudente labrador,
• comparando la situación y c a l i d a d de la t i e r r a , las plantas que
en ella se c u l t i v a n & c . , pues con arreglo á todas estas circuns-
• tancias , podrá ó nó convenirle la formación del seto vivo con
las expresadas plantas de M o r e r a ú Olmo. L a T u y a oriental, ó
árbol de la v i d a , los Cipreses , P i n o s , y en. suma todos los árbo-
les resinosos , pueden servir con ventajas en .el cerramiento-ó
cercado de las tierras ; y así es visto que , teniendo tantas y
tan diversas plantas de que poder usar para formar los setos y
cerrar las posesiones, no habrá cosa mas fácil que el verificarlo,
382
: Esto advertido , solo nos resta manifestar cómo se verifica
su plantación , y de qué unodo se ha de conducir el labrador
p a r a conservarlos.
E n los terrenos y climas húmedos pueden plantarse los setos
v i v o s con planta e n r a i z a d a , con e s t a c a s , ó sembrándolos de
semilla , que siempre es lo mejor ; pero en los de secano y en
los climas calurosos , solo se puede usar de las semillas ó de la
planta enraizada. E n q u a l q u i e r caso ha de preceder la l i m p i e -
z a y la buena labor del terreno : sin estos requisitos no se e s -
pere que arraiguen ó prendan las estacas ó ios árboles; ni t a m -
poco que nazcan las semillas.
Si se verifica el cierro con planta enraizada ó con e s t a c a , ha
de abrirse primeramente una zanja de proporcionada hondura,
para plantar en ella las p l a n t a s ; las quales deberán q u e d a r m u y
espesas ó reunidas unas con otras para que en poco tiempo se
entretejan y enlacen , formando un seto bien tupido. P l a n t a d a s
q u e sean , se les echa la tierra y se d e x a n bien arropadas : las
estacas se cubrirán de tierra hasta la última y e m a , como se d i -
x o tratando de su plantación en el vivero ; y las plantas q u e se
p o n g a n enraizadas se cortarán á ras de tierra, pues de otro m o -
do no brotarán con tanta pujanza como se necesita.
L a s semillas se sembrarán en rayas de quatro á cinco dedos
de h o n d u r a , suponiendo la buena preparación de la tierra: l u e -
go q u e nacen pueden conducirse con las atenciones que se e x -
plicaron en la lección que trata del modo de sembrar los bos-
ques y montes de asiento ; y al cumplir el año de nacidas , será
bueno que se las corte también entre dos tierras , para-los m i s -
í-rnos fines que se expresaron antes. Yo en todo caso opinaría q u é ,
• y a se plantasen de e s t a c a , y a de planta con raiz , ó ya se s e m -
' brasen de s e m i l l a , sería muy conveniente disponer la cerca ó
seto á tres filas en f o n d o , un pie distantes una de otra ; ó á lo
-menos que ocupasen dos pies las tres filas , para q u e así fuese
mas cierto y seguro el cerramiento.
H a y algunos que antes de verificar el plantío ó siembra del
seto v i v o , abren una g r a n z a n j a , echan la tierra acia adentro,
y sobre e l malecón mismo de la tierra removida verifican la
plantación ó siembra , allanando lo necesario la superficie s u p e -
r i o r , y achatando ó palmeando fuertemente los costados ó c a í -
das por uno y otro lado. Por este medio q u e d a doblemente c e r -
c a d a la heredad ; pero-á demás de los mayores gastos que se
o r i g i n a n , se-pierde también duplicada ó triplicada superficie de
terreno ; lo qual en a l g u n a s partes no es ni puede ser i n d i -
ferente. "
Q u a n d o las plantas se han v i g o r i z a d o , á beneficio de la pri-
383
mera roza ó corte que se ha indicado , se las d e x a crecer libre-
mente por dos, tres o quatro años, s e g ú n sus medros respectivos:
al cabo de este tiempo se las recorta por encima y por los costa-
dos con la mayor i g u a l d a d , r e b a x a n d o . s u altura algo mas que
al n i v e l de las mas atrasadas ; los. cortes de los lados i g u a l a r á n
las ramas del mismo m o d o , disponiéndolo de tal suerte que no
se llegue á cercenar demasiado. C a d a dos años se repite lo mis-
mo , y en todos los recortes se va dando mayor altura y ensan-
ches al seto , dexando crecer las plantas hasta el estado ó a l t u -
ra que se determina fixar : l l e g a d o á ésta ya debe mantener-
se el seto lo.mas posible en la misma altura , r e b a x a n d o siem-
pre la planta que le f o r m a , por el mismo punto poco mas. ó
menos ; pero los costados n a d a importará que engruesen algo,
con tal de que no sea mucho ; mas siempre habrá necesidad de
los recortes , si se quieren mantener tupidos. C o n efecto , es de
t a l n a t u r a l e z a esta clase de plantíos q u e si d e x a n de recortarse
á lo mas de tres en tres a ñ o s , se desnudan , se llenan por aba-
xo de r e s e c o s , se mueren muchas ramas , y por último los ár-
boles mismos v a n pereciendo , y sé abren portillos ; tanto mas
pronto se verifica esto , quanto menos favorezcan á la vegeta-
ción el clima y el t e r r e n o , s e g ú n la c a l i d a d de planta con q u e
están formados. Por esto pues no d e x a r á de ser conveniente r e -
petir en este l u g a r , , que el G r a n a d o , el árbol del Paraíso , las
T u y a s , Cipreses y Pinos, son muy ventajosos para el cerramien-
to en los climas y terrenos áridos y secóse

LECCIÓN IV.

DE EA MEDICIÓN , NIVELACIÓN Y DESAGÜE


DE LOS TERRENOS.

El arte del A g r i m e n s o r , rigorosamente h a b l a n d o , no tiene


otro objeto que limitar una extensión de t e r r e n o , conocer su
superficie y trazar en pequeño sus dimensiones ; pero nosotros
nos extenderemos á mas en esta l e c c i ó n , valiéndonos de los mis-
mos principios de aquel arte para practicar la medida de los l í -
quidos y s ó l i d o s , y para la nivelación : ó lo que es lo mismo
presentaremos, aunque sucintamente , el arte del Agrimensor y
Aforador según lo practican en el dia los buenos Agrimensores;
384
y daremos además una idea del modo de n i v e l a r los terrenos,
abrir los brazales para el riego y desecar los pantanos.
N o se crea por esto que mi proyecto se extenderá á formar
un g e ó m e t r a , q u e reúna todos ios conocimientos de tan impor-
tante ciencia. Yo debo suponer á mis oyentes adornados de los
principios indispensables para entender las ligeras nociones, q u e
d e b e n explicarse en este l u g a r , y debo dispensarme por lo m i s -
mo de darles a q u í los elementos de la aritmética y geometríaj
pasaré pues desde l u e g o á tratar y resolver algunas cuestiones,
cuyos exemplos sirvan mas bien p a r a - e x c i t a r la curiosidad de
los discípulos, y empeñarlos en el estudio serio y metódico d e
tan precioso ramo , q u e para formar un cuerpo completo de su
doctrina. E l q u e no posea los conocimientos necesarios para e n -
t e n d e r m e , y desee instruirse completamente en el arte del A g r i -
mensor y A f o r a d o r , podrá leer el sencillísimo tratado de D . F r a n -
cisco Verdejo G o n z á l e z , t i t u l a d o : Arte de medir tierras y aforar los
Ikpidos y sólidos. Y si alguno no lograre satisfacer su curiosidad
con los excelentes principios de esta o b r i t a , tan apreciable por
su c l a r i d a d , método y c o n c i s i ó n , podrá consultar otras obras
q u e tratan de lo mismo con infinita mas extensión.
E s innegable q u e al puro l a b r a d o r , ó mas bien al infeliz c o -
lono , no le son absolutamente necesarios estos conocimientos ha-
biendo Agrimensores q u e le sirvan q u a n d o lo necesite , pero l e
son sin. d u d a m u y útiles, P o r lo q u e hace á los propietarios y l a -
bradores ricos , ninguno debe carecer de ellos , á no ser q u e le
sean indiferentes los fraudes, que y a por i g n o r a n c i a , y a por m a -
licia suelen cometer los Agrimensores de profesión. Poseyéndolos,
prevendrán toda disputa y altercación entre sus convecinos,
e v i t a r á n muchos p l e y t o s , serán justos con el pobre s e g a d o r , con-
servarán íntegras sus posesiones , y sabrán prepararlas m e t ó d i -
camente para recibir los r i e g o s , conducir á ellas las a g u a s , y
dar salida á las q u e se hallen estancadas con notable perjuicio
de la salud pública y de las haciendas mismas. E s en r e a l i d a d
demasiado íntima y evidente la relación del arte A g r i m e n s o r i a
con la A g r i c u l t u r a , para q u e p u e d a lisongearse nadie de poseer
completamente la ú l t i m a , si no se halla adornado con los conoci-
mientos mas esenciales de aquella. Pero entremos ya en materia,
tratando primero de la medición de las tierras y modo de l e -
v a n t a r el p l a n : segundo del modo de aforar los líquidos y sóli-
d o s : y por último de la nivelación y del modo de desaguar los
pantanos y desecar los terrenos enaguarchados constantemente
ó por temporada.
De la medición de los terrenos y modo de levantar
el plan.

P a r a medir un terreno es indispensable saber antes como se


mide un t r i á n g u l o , un q u a d r a d o , un p a r a l e l o g r a m o , un t r a p e -
cio , una figura de muchos l a d o s , u n círculo & c . ; y sabido es-
to , será fácil verificar la medida de q u a l q u i e r a heredad que se
presente.
E l triángulo pues , se mide multiplicando los p i e s , varas ó
estadales que tiene la a l t u r a , por la mitad de los mismos pies,
v a r a s ó estadales que tuviere l a , b a s e ; y el producto son los pies,
varas ó estadales superficiales-que contiene el triángulo. T a m -
bién sale lo mismo multiplicando el todo de la a l t u r a , por el to-
do de la b a s e , de cuyo producto se tomará solo la mitad , pues
el triángulo es siempre la mitad de su q u a d r a d o respectivo.
D e a q u í se infiere que para hallar la superficie de un q u a -
d r a d o , bastará multiplicar la altura por sí misma ó , lo que es
i d é n t i c o , multiplicar un lado por o t r o , porque aquí la base y
a l t u r a son iguales.
E l paralelogramo se mide multiplicando el número ó medida
de la base por la altura , y el producto de esta multiplicación
dá la superficie.
M a s para medir un trapecio , hay necesidad de medir p r i -
mero la l o n g i t u d de las líneas paralelas que forman las bases, y
de la suma de ambas se toma la mitad : esta se multiplica pol-
la a l t u r a , y entonces sale el producto de p i e s , varas ó estada-
les quadrados de superficie que contiene el trapecio medido.
E l círculo se mide q u a d r a n d o el d i á m e t r o , c u y a suma se
multiplica por n , y el producto se parte por . 1 4 ; con c u y a ope-
ración resulta próximamente la superficie total del círculo. Y si
se hubiere de medir un semicírculo , se executará lo mismo que
p a r a el t o d o , con solo tomar después la mitad del producto q u e
saliere al qüociente.
Por ú l t i m o , la figura de muchos lados se mide reduciéndola
ó dividiéndola en triángulos , en paralelogramos ó en trapecios,
s e g ú n mejor c o n v e n g a , atravesando por el centro de ella varias
líneas diagonales ó p a r a l e l a s , de modo que la corten de un á n -
g u l o á o t r o ; y entonces se van midiendo parcialmente cada una
de estas figuras,y su resultado ó suma total será la de la super-
ficie que se busca.
A s í , para saber el número de p i e s , estadales y fanegas de su-
T0M0 11. ccc
3 85
perfkie que una heredad c o n t i e n e , es lo primero recorrer sus
lindes y formar en el papel un pequeño borrón que represente
la figura del terreno con todas sus e n t r a d a s , salidas & c . E n s e -
g u i d a se forma la i d e a de las operaciones que deberán practicar-
se en su m e d i d a ; es decir si ha de reducirse á triángulos, p a r a -
lelogramos ó trapecios, que son las figuras mas comunes y ordi-
nariamente usadas en tales mediciones. Hecho e s t o , se coloca el
q u e v a á executar la medida en el punto que le parece mas
á propósito: desde él toma visuales fixas y á largas distancias, y
empieza á maniobrar formando primero la base, y sobre ella las
demás líneas que dá de sí el giro qué se ha propuesto llevar.
P a r a el acierto convendrá mucho,siempre que se p u e d a , l e v a n t a r
las visuales en todos los ángulos , ó á lo menos en aquellos mas
principales á que se propone dirigir sus miras. Si se usa de la
Plancheta', es preciso poner piquetes en dichos p a r a g e s , pues de
otro modo nunca se podrá, proceder con s e g u r i d a d , ni tampoco
saldrá el plan con toda aquella exactitud que debe. L o mismo
puede decirse del Grafómetro , Teodolito & c . ; solo el C a r t a b ó n
p u e d e acomodarse algunas veces si faltan dichos puntos ó v i s u a -
l e s ; bastando tener fixos los de la línea q u e sirve de b a s e , para
verificar la medida sin cometer error de consideración.

Por lo r e g u l a r se acostumbra reducir la heredad ó la tierra


á figuras trapecias, con algunos triángulos que suelen resultar en
los costados y en alguno de los e x t r e m o s ; y en este caso se a t r a -
viesa el terreno por su mayor longitud con una línea , que l e -
v a n t a d a sobre la base que se toma en uno de los lados menores,
sirve de perpendicular á todas las paralelas á la base , que se
v a n t r a z a n d o : así resultan cortas por lo general las distancias
de los costados, y es fácil ir cogiendo en la medida todos los á n -
gulos y objetos que contiene el terreno. Aclaremos toda esta doc-
trina con los dos exemplos s i g u i e n t e s , tomados de la precitada
obrita de Verdejo.

Medir un terreno con el auxilio del cartabón.

E n la linde mas derecha del terreno , como M m (F.» 3.a ) }

coloqúese el cartabón en un punto , v. gr. A , de modo que una


de sus hendeduras coincida con la recta M 7 i i ; y mirando por la
otra hendedura diríjase una visual á un objeto K. (este podrá to-
marse en la línea opuesta L / ó fuera de la tierra á qualquie-
ra distancia , bien entendido que quanto mas desviado será
mejor), á lo largo de la qual se l l e v a el cartabón : hecho esto,
387
se pasa el mismo cartabón á otro punto B , procurando que así
en esta estación como en las demás que se h i c i e r e n , la una de
las hendeduras coincida con la visual A K , y mirando por la
otra hendedura , imagínese la recta N n : mídanse las rectas M
m, N n , y A B , y supongamos que A B tiene 12 e s t a d a l e s , M
m 30 , y N n 40 , como la figura M N n m es un trapecio , lo
mediremos del modo q u e dexamos d i c h o ; esto'es, sumaremos 40
con 30 , y de la suma 70 tomaremos la mitad que es 35 : esta
c a n t i d a d la multiplicaremos por 12 q u e es la altura del trapecio
M N n m, c u y a c a n t i d a d la asentará el Agrimensor en hoja se-
p a r a d a ó libro de memoria que debe llevar consigo.
E n seguida pasará el cartabón á otro punto C en los térmi-
nos que q u e d a d i c h o ; esto e s , que una de sus hendeduras coin-
cida con la visual A K , é imaginará otra visual P p , medirá la
parte B C que supondremos de 10 estadales , y la recta P p que
supondremos tener 4 8 ; e s claro q u e N P p 11 es otro trapecio que
lo mediremos sumando 48 y 40 , y multiplicando 4 4 que es su
m i t a d , por la altura 1 0 , el producto 440 serán los estadales que
tiene el segundo trapecio que se apuntarán en el libro : después
se pasará el cartabón á otro punto D en que se tirará otra recta
Q q, con lo que resulta un tercer trapecio P Q q p , cuyas bases
opuestas tendrán la una 56 estadales, la otra 4 8 , y la altura 1 ; ,
q u e multiplicando este número por 52 , mitad de la suma de la
base , sale el producto 7 8 0 e s t a d a l e s , que son los que contiene
el tercer trapecio. .
Continuando la m e d i d a del modo que q u e d a e x p l i c a d o , h a -
llaremos q u e el trapecio Q r tiene 660 e s t a d a l e s , R s 7 7 0 , S t
663 , T u 4 6 2 , y V l 2 0 4 ; s u m a n d o todas estas partidas sale á la
suma 4 3 9 9 estadales ; y esta es la medida del terreno , que des-
pués lo reducirá el Agrimensor á fanega , dando á cada una el
número de estadales que le corresponda, segun la práctica ó cos-
tumbre del pais.
A u n q u e este método de medir sea bastante g e n e r a l , e s p e c i a l -
mente en los de g r a n d e extensión,como son montes, dehesas & c . ,
no es el único : en otras ocasiones se d i v i d e el terreno de modo
que resulten triángulos y trapecios como en la F . a 4.a , para lo
q u a l se tira primeramente una diagonal A B que sirve de base;
y en s e g u n d o l u g a r se b a x a n á ella las perpendiculares C m, D
n , E o , G p , H q desde los ángulos ó esquinas de la figura. E s
evidente que en este caso el terreno q u e d a dividido en triángu-
los y t r a p e c i o s , que se medirán del modo que dexamos e x p l i c a -
do ; y j u n t a n d o después todas las superficies que den estas p a r -
tes , tendremos la medida de todo el terreno.
C r e o que la explicación de estos dos casos sea suficiente para
ecc 2
88 3

conocer la marcha sencilla que el Agrimensor ó L a b r a d o r podrá


seguir en la medición de sus heredades, valiéndose solo del a u -
xilio del cartabón. V e a m o s ahora cómo reducirá esta medida á un
pequeño plan q u e represente con exactitud la figura del terreno
m e d i d o , y sea por exemplo la F . 4.a la que se desea reducir á
a

plan.
L a primera diligencia q u e debe practicarse es tirar una línea
recta en el p a p e l , y dividirla en un número determinado de par-
tes i g u a l e s : por e x e m p l o , de 60 ó 100, y á esta escala referir t o -
das las líneas de la superficie medida. Hecho esto, tírese una lí-
nea recta A B , c u y a longitud puede ser indeterminada: en s e g u i -
d a se toman en la escala con el compás las 20 partes q u e r e p r e -
senta en la figura la primera estación A m, y en el punto m se
l e v a n t a la perpendicular m C , la qual se corta en el punto C ,
tomando en el compás las 60 partes de la escala que señala el nú-
mero: tómense de nuevo 58 partes de la e s c a l a , y desde el punto
A señálese el punto p , sobre el q u a l levantará la perpendicular
f> G , que se cortará en G por el número de 6 4 partes tomadas en
la escala, que es i g u a l al que señala el apunte de la medida he-
cha sobre el terreno. D e s p u é s se tomarán en el compás las 58 par-
tes que se manifiestan desde m á « , y en este p u n t o se levanta la
perpendicular 11 D , la q u a l se cortará en D , donde marca las 7 0
partes que contiene dicha línea. Pásese l u e g o á tomar en el com-
pás las 60 partes que se señalan desde p á q, y haciendo centro
en q, levántese la perpendicular q H, que se cortará en H , seña-
lando las 48 partes que ésta representa. Continúese tomando en
el compás las mismas 60 partes que se manifiestan, y poniéndo-
las desde n á o, se marcará el punto o, en donde se l e v a n t a r á
otra perpendicular o E : tómense por último las 22 partes que
señala la distancia g B , y marcará el punto B. D e este modo
tendremos los puntos A C D E B H G , q u e señalan los tér-
minos y ángulos de la figura, y por conseqúencia la del tér-
mino medido ; c u y a figura total quedará cerrada , pasando l a
línea exterior ó circunferencia por los referidos puntos A C D E
B H G.

T a m b i é n puede medirse el terreno y l e v a n t a r su plan por


solo la noticia del valor de los ángulos y longitud de las líneas
l a t e r a l e s ; c u y o m é t o d o , aunque sumamente s e n c i l l o , requiere
no obstante mucha delicadeza para no cometer error. Por fin,
hágase de este ó del otro m o d o , siempre deberán marcarse en
los planes la dirección, entrada y salida de los r í o s , arroyos,
caminos, veredas & c . ; la c a s a , n o r i a , e s t a n q u e , fuente, olivar,
v i ñ a y demás objetos que h a y a , toquen ó coincidan con la p o -
sesión; pues de lo contrario será muy pobre el p l a n , no repre-
38p
sentando sino la extensión de superficie } y el contorno o figura
de sus lindes.

Del aforo.

Aforarlos l í q u i d o s , dice el citado V e r d e j o , es saber q u é


c a n t i d a d de ellos se contiene en una vasija d e t e r m i n a d a , como
un tonel, c u b a , tinaja & c .
P a r a conseguirlo, es necesario a v e r i g u a r ó tener conocido
de antemano con exactitud el número de quartillos que contiene
un pie cúbico de licor, siendo esta la c a n t i d a d que se toma por
u n i d a d en las medidas de los l í q u i d o s ; y pues según el mismo
V e r d e j o , sabemos que c a d a pie cúbico de C a s t i l l a contiene 46
quartillos y medio y un 17 avo de otro q u a r t i l l o , pasemos á e x -
plicar el modo de hacer los aforos por medio de las siguientes
q ü e s t i o n e s , tomadas del mismo A u t o r .

. P R I M E R A .

Medir la cantidad de agua que contiene un estanque de


22, pies de largo, 8 de ancho y 3 de profundo.

M u l t i p l i q ú e s e 12 por 8 , y el producto 96 multipliqúese por


los 3 pies que tiene de p r o f u n d i d a d , y este segundo producto
288 son los pies cúbicos que contiene el estanque. Si los 288
pies los hacemos quartillos, multiplicándolos por 4Óf y un 1 7
a v o de otro q u a r t i l l o ; ó solamente por 4Ó-§ (despreciando el
quebrado menor por ser muy pequeño), y lo que resulta de la
multiplicación lo partimos por 3 2 , que son los quartillos q u e
tiene una arroba, nos resultará que dicho estanque contiene
4 1 8 f arrobas de agua.
390

S E G U N D A .

Se pide la cantidad dé vino contenida en un tonel cilin-


drico^ cuya altura -es de 8 pies,, y. el\ diámetro •*.
de súbase 14, , :

M u l t i p l i q ú e s e el diámetro por sí mismo: el producto 1 9 6


multipliqúese por 1 1 , y este último producto pártase por 1 4 , y
el qüociente. 1 5 4 q u e resulta es la superficie, del círculo de l a
base del tonel; multipliqúense los 1 5 4 pies por los 8 de altura,
y tendremos 1 2 3 2 pies cúbicos, q u e multiplicados por 4 6 J , y
partido el producto por 3 2 , hallaremos q u e l a c a b i d a del tonel
es 1 7 9 0 5 arrobas de vino.

T E R C E R A .

Medir la cantidad de vino qué cabe en un tonel redon-


do , cuyas bases son dos círculos desiguales, que el ma-
yor tiene 3 4 p i e s de diámetro , el menor 7 , y la altura
del tonel .es 1 a pies.

Hállese l a superficie del círculo mayor p o d a regl a d a d a


(qüestion ,2.a ) que será 1 5 4 p i e s ; hállese la. superficie del s e -
g u n d o círculo q u e será 3 8 f , multipliqúense uno por otro estos
dos números, y del producto 5929 extráigase la raiz q u a d r a d a
que es 7 7 ; súmense las bases 1 5 4 , 38-5 y la raiz 7 7 , y la suma
i 6 < ) \ q u e producen'multipliqúese por 4 que es la tercera parte
de la altura del tonel, y el producto 1 0 7 8 son los pies cúbicos
que contiene sea de a g u a ó de vino & c . , que se reducirán á a r -
robas multiplicándolos por 4 ó f , y partiendo el producto por 32,
como !o hemos practicado en los exemplos anteriores. A esta es-
pecie de toneles llaman los Geómetras Cono truncado de bases
paralelas.
Enterados y a de las operaciones que deben practicarse p a r a
medir el cono t r u n c a d o , no tendremos dificultad a l g u n a en m e -
dir la cuba, porque si esta tiene todos los diámetros i g u a l e s , ó
lo que es lo m i s m o , es c i l i n d r i c a , se mide del modo que q u e d a
e x p l i c a d o en la qiiestion 2,a ; pero si el diámetro del medio de
ella es mayor que los de los extremos,, como sucede en la mayor
parte de l a s ; c u b a s , es evidente que con suponerla cortada por
el mayor círculo quedará d i v i d i d a en dos,conos truncados i g u a -
l e s ; y así con/medir ef uno de ellos por las reglas q u e q u e d a n
•establecidas,-.-y.••duplicar el resultado', tendremos la cantidad de
la cabida de l a cuba. , M a s sin xmbargo..de lo dicho, creo que
no será inoportuno extender algo mas esta d o c t r i n a , dando so->
lucion á la qiiestion siguiente.

QUARTA.

Medir una tinaja, cuya altura interior es 9 pies, y el


diámetro por su parte mas ancha 8.

L a tinaja es un sólido tan i r r e g u l a r , que no pudiendo la


Geometría establecer reglas ciertas para medir su cabida,.es pre-
ciso contentarse con hallarla por aproximación. Debe pues me-
dirse como si fuera un esferoide, por ser esta la figura g e o m é -
t r i c a á que mas se asemeja; así, aunque el resultado no sea
exacto por la irregularidad del c u e r p o , siempre se acercará al
v e r d a d e r o , , tanto; que la diferencia que haya se puede despre-
c i a r , q u e d a n d o al cargo del práctico aforador añadir ó quitar
al resultado a l g u n a c a n t i d a d , según la i r r e g u l a r i d a d de l a tina-
j a lo r e q u i e r a , ó las circunstancias lo exijan. .
A s í q u e , para medir una t i n a j a , quádrese el diámetro de 8
pies , y su quadrado 6 4 multipliqúese por 1 1 , con lo que saldrá
el producto 7 0 4 ; pártase.este producto p o r 1 4 , y el qüociente
5 0 — será la superficie del círculo mayor que tenga su barriga;
multipliqúese dicha superficie por 6, que son los dos tercios de
su a l t u r a , y el producto 3 0 1 — serán los pies cúbicos de vino ú
de otro licor que contiene la tinaja; que se harán arrobas m u l -
tiplicándolos por 4Ó-§, y partiendo el producto por 32,
E n los aforos que se hacen de los vinos , es costumbre r e -
bajar la quarta ó quinta parte de la c a n t i d a d de las vasijas por
razón de las heces y v a c í o , que siempre se d e x a en ellas para
que fermenten con desahogo. Pero además de esto.,, es preciso
descontar el grueso de las maderas ó el de las paredes de las
tinajas ; y quando las vasijas no están del todo l l e n a s , solo se
incluirá en la medida aquella parte que ocupa el líquido que
contiene.
3-9*,
N o me detengo á explicar a q u í el método práctico de tomar
la altura y los diámetros , y a estén los vasos libres y a e m p o t r a -
dos ; y a se hallen derechos.ó y a tendidos como sucede con t o -
•das las cubas , porque así. este punto como otros muchos los
enseña la misma Geometría p r á c t i c a , c u y a s nociones.^upongo eñ
los asistentes á esta C á t e d r a . E n este concepto pasaremos en se-
g u i d a á tratar lo perteneciente ai .punto tercero.'

De la nivelación y desagüe de los terrenos.

L o s conocimientos respectivos á la n i v e l a c i ó n , no son ni p u e -


d e n ser indiferentes al A g r i c u l t o r ; pues aunque es cierto q u e
no tendrá necesidad de usar de ellos tan frecuentemente como
de los relativos á la medición y al aforo , también lo es q u e en
muchos casos podrán servirle infinito , así para allanar las s u -
perficies y prepararlas á recibir el r i e g o , como para conducir
las a g u a s á sus posesiones , ó sacar de ellas las q u e por estar
estancadas le son siempre perjudiciales.
N i v e l a r , rigorosamente hablando , no es otra cosa q u e r e -
conocer q u a l de dos puntos, tomados en la superficie d é l a tier-
ra , dista mas q u e el otro del centro de ella : para esto es p r e -
ciso tener en consideración la diferencia q u e h a y entre la línea
del verdadero n i v e l y la del nivel aparente , pues s e g ú n ella es
preciso corregir l a nivelación de distancia en distancia. Con-
v i e n e además hacer las estaciones cortas , ó lo q u e es lo mismo
tomar los puntos de c a d a . n i v e l a d a de cien en cien v a r a s , c o l o -
cando el instrumento en medio de dichas distancias: de este mo-
do la nivelación será exacta y , dando á cada cien varas u n a
p u l g a d a de d e s n i v e l , correrá el a g u a suavemente y sin p r e c i -
pitación por las acequias y brazales de riego. P a r a las aguas
q u e se conducen por c a ñ e r í a s , se puede si se quiere dar algo
mas de pendiente , porque en estas no hay peligro de que se
destrocen las p a r e d e s , pero siempre convendrá aprovechar la
a l t u r a , para poner las a g u a s en l u g a r mas alto.
Usase para esto del instrumento llamado Nivel, colecado so-
bre u n a armazón de tres p i e s , el q u a l , llenando de a g u a su t u -
bo hasta l a altura c o n v e n i e n t e , nos presenta desde l u e g o la l í -
nea l l a m a d a de n i v e l , que es la q u e pasa rectamente por la s u -
perficie del a g u a de uno y otro v a s o , y c u y a visual se dirige á
las Miras que están colocadas sobre los puntos señalados para l a
nivelación. Estas Miras no son otra cosa que unos renglones de
seis á ocho pies de l a r g o con u n a tablilla movible de u n a q u a r -
393
ta en q u a d r o , la q u a l debe correr con libertad de arriba á b a -
x o y se sujeta con un tornillo q u e para este efecto la acompa-
ña. D i c h a tabla conviene q u e sea la mitad negra y la otra m i -
t a d blanca , para q u e de este modo se puedan dirigir mejor las
v i s u a l e s , 'y señalar con toda exactitud los puntos convenientes
q u e , s e g ú n sus diferentes a l t u r a s , manifiestan quál de ellos e s -
tá mas distante del centro de la tierra ó , lo q u e es i g u a l , q u á l
es el v e r d a d e r o n i v e l entre ambos extremos.
P a r a comprehender mejor esta d o c t r i n a , y para la mas c a -
bal inteligencia en la práctica de los casos q u e o c u r r a n , me
parece oportuno seguir la doctrina de P i ó y C a m i n según la
presenta en el libro n i , proposición xvrn de su obra titula-
d a el Arquitecto práctico , p á g i n a 5 3 9 . Dispuesto el nivel y r e -
g l a con su t a b l i l l a , se dará principio á la nivelación. S u p o n i e n -
do pues q u e la sección v e r t i c a l de un riego sea C B A ( f i g . a
5. a
),
c u y a altura del a g u a es A C , y se ha de abrir u n a a c e q u i a ó
cauce para conducir el a g u a hasta D , pasándola por el mon-
te E I F & c . mídanse cien v a r a s poco mas ó menos , de C á I ,
y poniendo el pie del nivel con sus tres piernas en E , se l l e n a -
rá el n i v e l de a g u a hasta q u e suba por los frascos, dándole al-
gunos golpecitos para q u e s a l g a el aire si le hubiere en el tubo:
hecho esto , se pasa con la regla á la orilla del rio metiéndola
hasta el fondo A q u e d a n d o allí un peón para tenerla derecha,
y alzar ó. baxar la tablilla 1 por la regla A C , quando se le
m a n d e . E l q u e hace la nivelación se coloca al pie del n i v e l , le
m u e v e , y dirige l a v i s u a l , cogiendo en línea recta los vasos y
l a r e g l a A 1 : en este estado mira por los lados de los vidrios
las superficies de las a g u a s t, *•, y m a n d a al q u e está al pie de
l a regla A 2 q u e l e v a n t e ó q u e baxe la tablilla , hasta q u e las
aguas t r y estén con ella en línea recta , como i r j ; la q u e ase-
g u r a r á después con el tornillo.
Si el q u e se halla e n c a r g a d o de l e v a n t a r y b a x a r la tablilla
y cuidar de la regla estuviere tan lejos, q u e no entienda las v o -
ces para subirla ó b a x a r l a , se le mandará con la seña de un p a -
ñuelo ó sombrero : mas si corriere mucho aire y moviere las
a g u a s del n i v e l , se taparán las bocas de los frascos con unos
corchos; pero q u e c a d a uno t e n g a un pequeño a g u g e r o hecho con
u n a aguja de alambre rusiente, para q u e por ellos salga el aire
del nivel, y no entre el d e afuera ; esto se hace porque si el
a g u a estuviere en un frasco mas alta q u e en el o t r o , y se diese
l a v u e l t a al nivel sin.que los frascos tuviesen respiradero, q u e -
daría el a g u a de ellos d e s n i v e l a d a , por el aire q u e cogería
dentro.
H a b i e n d o echado la primera n i v e l a d a , mirando por t á r,
v e n d r á el de l a r e g l a con su tablilla a s e g u r a d a á ella , y el que
TOMO II DDD
394
hace ia nivelación cuenta ó mide los pies , p u l g a d a s y líneas
que t u v o la altura A j , y todo lo a s e n t a r á , formando una
cuenta según v a y a haciendo las o p e r a c i o n e s , que será como se
expresa en las cuentas de la tabla que acompaña.
Suponiendo pues que la altura hallada es de 15 p i e s , 4 p u l -
g a d a s y 3 l í n e a s , se anotarán por el orden que aparece en la
t a b l a , asentando primero la A , y s e g u i d a m e n t e en c o l u m n a s
todos los números enteros y q u e b r a d o s , como se notan sobre c a -
da cabeza de columna de la tabla ; la q u a l se ha de entender
en esta forma : la primera c o l u m n a , que comienza de la mano
izquierda con el número primero y remata a b a x o en el 5 , son
las estaciones ó lugares donde se sienta el n i v e l : la s e g u n d a c o -
l u m n a que comienza con A , y remata con Z , son los puntos
donde se asienta la regla sobre la superficie de la t i e r r a ; y d o n -
de hay dos letras de una clase es porque en a q u e l p a r a g e se
asienta dos veces la regla tomando distintas alturas en ella : la
tercera columna señala los p i e s : la quarta las p u l g a d a s : la
quinta las l í n e a s , que señalan las alturas de la regla en c a d a
l u g a r que se pone.
• L a s otras tres columnas del medio , señalan las diferencias
de las alturas , y las tres últimas , lo que hay que profundi-
z a r . en c a d a l u g a r de los puntos donde se asienta la regla acia
abaxo.
H a b i e n d o puesto en orden como se ha< dicho y se representa
en la tabla de la c u e n t a , la A , 15 , 04 , 03 , pásese la regla a l
l u g a r I , y asentándola en aquel punto sin mover e l p i e del n i -
v e l de su l u g a r E , se le dará la vuelta sobre su pie , hasta q u e
los frascos y brazos estén en línea recta con la regla l e v a n t a d a
sobre I , y mirando por la parte r a í , se acomodará la tablilla
en la visual de la superficie de las a g u a s de los vidrios r :t i,
como se representa en la figura ; y habiendo asegurado la t a -
blilla con la r e g l a , se m u d a r á el n i v e l al l u g a r F , según se
v é figurado.
Tómese la razón de la altura I j , sea v. gr. 6 pies , 3 p u l -
g a d a s , y 2 líneas , asiéntese en la cuenta la marca I debaxo de
la A : los 6 pies d e b a x o de los 15.-las 3 p u l g a d a s debaxo de las 4,
y hágase la resta de A I en esta forma : de las 3 líneas de arri-
ba réstense las 2 de abaxo., y la resta 1 póngase en el orden de
las tres columnas del medio de la tabla en su l u g a r correspon-
diente y correlativo á la línea de números que sigue á la de-r
recha de I : de las 4 p u l g a d a s réstense las 3 de a b a x o , y la res-^
ta. pásese á su respectivo l u g a r en el orden del m e d i o , viniendo
de la antecedente acia I : réstense los 6 pies de a b a x o de los. 1.5
de a r r i b a , y la resta 9 asiéntese en su l u g a r como aparece en
la figura, en la s e g u n d a línea baxando de A , con cuyas opera-
395
cioaes s a b e m o s , q u e habiendo restado la altura de la r e g l a 1 j ,
de la altura A i q u e d a n - 9 p i e s , 1 p u l g a d a y 1 l í n e a ; y esto
es lo que hay que profundizar de í á L , para que L y A estén
á n i v e l como lo representa la horizontal A L .
V u é l v a s e á asentar la misma regla en el punto I , b a x a n d o
el terreno una p u l g a d a del asiento que t u v o antes la regla , s u -
poniendo q u e desde A á I hubo cien varas ; porque si fuere
mas , se rebaxará el terreno las líneas qué correspondan á su
distancia. Hecho esto , y colocado el nivel en F , hágase la n i -
velación t r 2 , y será la altura I 2 , de tres p i e s , 2 p u l g a d a s y 5
l í n e a s , que se asentarán en orden debaxo de los antecedentes en
la s e g u n d a e s t a c i ó n , tercera línea , b a x a n d o de A ; c u y a s p a r -
tidas son 1 , 0 3 , 02-, y 05 ; múdese la regla al l u g a r N , y t í -
rese la nivelada r t 2 ; cuéntese la altura N 2 , t e n g a 5 p i e s , 4
p u l g a d a s , y 2 l í n e a s , - q u e se asientan en la s e g u n d a estación,
q u a r t a línea , contada desde A , con estas c i f r a s , N , 05 , 0 4 ,
y 02 ; réstese la menor partida I , que se halla encima de la
mayor N que está d e b a x o , comenzando por las líneas , que es el
número de los menores quebrados : continúese del mismo modo
restando todas las demás partidas por las reglas consabidas y
coloqúense las partidas respectivas q u e resulten en su propio
l u g a r ó columna como se hizo antes , y se verá q u e el punto N
b a x a mas que I , 2 pies , 1 p u l g a d a , y 9 líneas ; estas partidas
se restarán de la altura L I , que se halla encima en la estación
a n t e c e d e n t e , y de su resultado sabremos que para llegar el a g u a
de A á N , se necesita profundizar 6 pies , 11 p u l g a d a s y cer-
c a de 4 líneas ; como aparece figurado.
Por todo lo expuesto se echa de ver que quando en las p a r -
tidas de las estaciones que se anotaron en las alturas de la r e -
g l a se advierte que son menores las de arriba q u e las de abaxo,
como sucede en esta segunda estación, en que N es mayor que I,
la resta indica lo q u e debe b a x a r el terreno , y si fuere mayor
la partida de encima como en la primera estación, en que la A es
mayor que I , la resta será s u b i r , como consta de la cuenta , en
q u e el punto I subió sobre A 9 pies , 1 p u l g a d a y 1 l í n e a , así
como ha b a x a d o N I (estación 2 ) 2 pies , 1 p u l g a d a y 9 líneas.
P a r a la tercera estación, mídanse otras cien varas de N á O ;
póngase el nivel enmedio , v. gr. en G , échese la visual como
antes á la regla puesta en los dos l u g a r e s N O ; y mídanse las
alturas de dicha visual desde los puntos N O ; sea la prime-
ra N 3 , 12 pies c a b a l e s , que se notan en la tabla con estas c i -
fras N , 12 , 00 , 00 ¡ m í d a s e la s e g u n d a O 3 , y tenga 7 pies,
8 p u l g a d a s y 11 líneas , que se notan en la tabla en esta for-
ma : O , 07 , 08 , 11 : réstense unas de otras estas partidas c o -
mo se dixo a n t e s , y hecho así sabremos , que el punto O está
DDO 2
39<5
mas alto q u e N , 4 pies , 3 p u l g a d a s , y 1 línea : súmense estas
con la primera línea del tercer o r d e n , y resultarán 1 1 pies , 2
p u l g a d a s y 5 líneas , como parece en la s e g u n d a línea de n ú -
meros , tercer Orden de columnas ; y esta será la altura de Q O .
Por el mismo orden se continuarán las demás niveladas , y
poniendo el nivel en el l u g a r H , se hará la estación O V , q u e
será la q u a r t a , como se demuestra en la figura , y se nota en
la tabla de la cuenta. T e n g a pues la primera altura 0 4 , 2 pies,
r o p u l g a d a s y 7 líneas ; y la s e g u n d a ¥ 4 , 9 pies, 11 pulga-
das y 4 líneas : asiéntese la primera en la estación 4 de la t a b l a
de la cuenta como aparece en O ; y la s e g u n d a como se d e m u e s -
tra en V ; y porque la partida de a b a x o es mayor q u e la de arri-
b a , la resta será b a x a r : resultando al fin de la substracción q u e
quedan 4 pies, 1 p u l g a d a y 8 líneas q u e se escribirán correla-
t i v a s en l a línea de las partidas de V con estas cifras : 04 , 0 1 ,
08 ; y esta es la altura q u e se ha de profundizar hasta R,
en R V .
P a r a la q u i n t a estación póngase el nivel en K , y la r e g l a en
los puntos V Z : y tirada la nivelación 5 5 , mídanse las altu-
ras V" 5 , y Z 5 : sea la V 5 de 5 pies y 8 l í n e a s ; la Z 5 sea 6
pies, 2 pulgadas y 2 l í n e a s ; y asentadas en la tabla de l a
cuenta , se h a l l a que la partida Z de a b a x o , es mayor q u e l a
p a r t i d a V de arriba , por lo q u e la resta también será baxar;
réstese pues la u n a de la otra y quedará en la resta 1 pie , 1
p u l g a d a y 6 líneas , como aparece á continuación de Z ; réstense
estas partidas d e las alturas antecedentes , y lo que quedare s e -
rán 3 pies y 2 líneas , que se notan en la última partida de la
t a b l a de la c u e n t a , y ésta será la altura de T Z .
Sin mover el n i v e l del l u g a r K , se l e v a n t a r á la tablilla del
p u n t o Z los 3 pies y 2 líneas q u e faltan que p r o f u n d i z a r ; y ase-
g u r a n d o lá tablilla en l a r e g l a , se llevará ésta á otro l u g a r como
v. gr. D ; y e x a m i n a d a la altura q u e da la n i v e l a d a , se verá
q u e es i g u a l la altura T 5 con la altura D 6 , y por consecuen-
cia se hallará q u e el punto D está en la horizontal A B , y toda
la altura del a g u a A C podrá l l e g a r i g u a l m e n t e por la horizon-
t a l B D , y mucho mejor habiendo dado una p u l g a d a de p e n -
diente á cada cien varas de l í n e a , como se advirtió al p r i n -
cipio.
Por l a explicación minuciosa q u e a c a b a de presentarse , c o -
nocerá qualquiera q u e en la tabla de la cuenta se señalan so-
las la primera y ultima l e t r a , por razón de q u e en los puntos
que ellas indican no estuvo ni puede estar la r e g l a mas de una
v e z , y por el contrario en donde están las letras d u p l i c a d a s , es
porque se ha sentado dos veces en un mismo punto.
397

TABLA ";

de las cuentas que deben llevarse en las nivelaciones.

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• ? '. '. ""! 09. . 0 1 . . 0 1 . alt.

I . . .03. .02. .05.


' '• N . . .05. . 0 4 . ;02Í 02. . 0 1 . .09. - 06. . 1 1 . ; .04.alt.
I . . .06. .03. .02.
j. N . . . 1 2 . .00. .00.
1 ^ Ó . . . 0 7 . .08. . I T . - 04. .03. . 0 1 . 1 1 . .02. .05, alt.
1 '
Ü. . .02. . 1 0 . .07.
4 V . . .09. . 1 1 . .04. 07. .00. .09. 04. . 0 1 . .08. alt.

. V . . . 0 5 . . 0 0 . .08.
5
Z . . .06. .02. :o2. 01. . 0 1 . .06. 03. .00. .02.' alt.
üa—r- '. • ... , tt-=s, _s= — ál

A u n q u e todas las dificultades q u e p u e d a n ocurrir e n . q u a l -


quiera nivelación se pueden colegir de las operaciones que q u e -
dan e x p u e s t a s , y por. ellas facilitar su p r á c t i c a , convendrá sin
embargo hacer a l g u n a s observaciones para mayor claridad é in-
teligencia, i . •••
E n la nivelación precedente no ha. l l e g a d o el caso: d e b a x a r
n i n g ú n terreno á mayor profundidad q u e la del a g u a del rio,
como sucede en muchas ocasiones en las nivelaciones l a r g a s ; y
se ha de a d v e r t i r , que si sucediere el caso de que habiendo l l e g a -
do la nivelación hasta el punto D , se hubiere de seguir b a x a n -
d o á mayor p r o f u n d i d a d , en lugar de poner en las últimas c i -
fras de" la tabla de la cuenta altura, q u e es. lo mismo, q u e s u -
bir , se pondrá baxar con esta c i f r a , bax; y así en cada l u g a r
se sabrá los pies á que se halla la n i v e l a c i ó n , mas alta ó mas
b a x a q u e el punto d e donde se comenzó » nivelar ¿ y esta «i-
39«
fra alt. señala estar mas altos que el punto ó nivel de donde ha
de salir el a g u a ; y esta bax, -señalar-a lo que se hubiere baxado.
Y por la c u e n t a de la t a b l a , que se forma del mismo modo en
•todas las n i v e l a c i o n e s , se sabe lo que en cada estación hay q u e
profundizar el cauce ó a c e q u i a : para esto se dexan señalados
los puntos d ¿ l a s alturas con algunos montones de t i e r r a , los
qiiales se h a l l a r á n después , a u n q u e pasen muchos dias , l l e v a n -
do la cuenta del p a p e l , , para hacer por ella las excavaciones y
demás obras:; '. \ -'•
T o d a s las a c e q u i a s q u e se abren para conducir a g u a por
e l l a s , deben formarse, en q u a n t o fuere posible, en líneas r e c -
t a s ; y quantó menos fueren e s t a s , será menor la l o n g i t u d de la
a c e q u i a ó c a n a l ; pero por razón de ia d e s i g u a l d a d d é l o s terre-
nos y conveniencia de las limpias se determina una altura i g u a l ,
d a n d o a la ¿anja', ó foso del c a n a l 4 ó 6 pies de p r o f u n d i d a d ,
p a r a q u e un peón p u e d a arrojar fuera la tierra q u e sacare de
la a c e q u i a ; pues faldeando por los montes se logra muchas v e -
ces un t e r r e n o ' i g u a l , c u y a superficie se halla dirigiendo la n i -
v e l a c i ó n por los puntos mas cómodos , hasta encontrar la a l t u -
ra; que.se q u i e r e / - M á s s i s e l l e g a - c o n la nivelación á . ü n monte
q u e no se pueda f a l d e a r , se pasaráj-por mina : los barrancos y
arroyos se pasan por puente ó alcantarilla s e g ú n fueren las c i r -
cunstancias respectivas de c a d a c a s o ; pero siempre sé e v i t a r á n
las obras costosas.
De los desagües.

I A u n q u e los principios generales^ que q u e d a n expuestos acer-


c a dé la n i v e l a c i ó n , no d e x a n que desear en esta p a r t e , pues
pbr ...ellos,puede conocerse también el rumbo q u e se ha de seguir
en los d e s a g ü e s , creo sin embargo conveniente tratar esta m a -
teria con s e p a r a c i ó n , p a r a que instruido el labrador de sus por-
menores, p u e d a libertar sus campos de tan funesto contrario,
a p r o v e c h a r l o s - t e r r e n o s , y.beneficiar sus heredades.
- •' L o s terrenos pantanosos y enaguarchados ló' son, ó por a v e -
nidas q u e se detienen en e l l o s , ó por los abundantes m a n a n t i a -
l e s - q u & n a c e m dentro ó.en;sus inmediaciones: en unos permane-
cen las a g u a s estancadas de c o n t i n u o , y en otros solo por t e m -
p o r a d a : l o s primeros son del todo nocivos ; y los s e g u n d o s , a u n -
q u e menos.malos,, son sin.embargo poco á propósito p a r a la v e -
g e t a c i o n d'e-i'U-na infinidad de p l a n t a s : así q u e , unos y otros d e -
ben desecarse'dando salida á las. a g u a s , para libertar á l o s c a m -
pos y á los pueblos-ule los funestos efectos q u e producen'^
' N o negaré que hay casos en q u e parece imposible lograr
este b i e n , y (con efecto-suele ser así para les esfuerzos de un
•particular) porque ó y a por los gastos excesivos q u e debe o c a -
399
sionar el d e s a g ü e , ó y a porque n a y a q u e . maniobrar sobre p o -
sesiones agen-as ,:nO: le. e s . d a d o l i a c e r por..sí tan /costosos!sacri-
ficios ; ni le es permitido,echar, las a g u a s sobre lasiheredades.de.
sus vecinos. .Ai Gobierno toca ¿n t a l . ícasol«realizar-'junas obras
q u e ceden en.bien, general 'del Estado ^posnesEO-moartrat aremos;
a q u í del desagüe de ios grandes pantanos ty;lagunas?,-: si nor.so-
lamente del modo de d e s e c a r l o s terrenos corles q u e , . p e r h a l l a r -
se e n a g u a r c h a d o s , son perdidos para;:el c u l t i v o , y- m.aa;ó. menos
perjudiciales á la salud".públiea9"-aí] pasa .qng daindbísadidasá.das;
r

a g u a s . q u e . contienen son -por>«ltfgeneral-¡iasritiernas mas feraces


y productivas. « na -A> ?.sr- oh':7 í'jp -j -¡k ole
R o z i e r en su Diccionario de-Agrieulrjüra(ii) trata con tanto
acierto esta m a t e r i a , que he creído no poder dar otra;:mejor.ni
mas sucinta explicación q u e copiando lo q u e dice ; .pues siendo
tan análoga su doctrina c o n i l a q u e yoime;.proponía-manifestar^
haria un a g r a v i o iá t a n .sábio-autor sh? no:la;presentase:con s u ?
mismas palabras dice puesr.. ..;•;;: v,
...;nvi av i,v¡v
.. "Solo- un campó ¡de. -.w •labrador.muy qaóbre ¡ó: n e g l i g e n t e p u e -
de iser pantanoso ó. a n e g a d o , . teniendo d e c l i v e . ; /.porque n o ;
hay. mas q u e n i v e l a r e l t e r r e n o , h a c e r u n a zanja' o 'foso prin-
cipal , y otras-secundarias p a r a ; q u e corra el a g u a . . Esta negli-r:
g e n c i a es l a causa '/del: miserable recurso,: ó mas.biénj;de..la..co.s^
tumbre.de l a b r a r las-tierráe á• surcos<ó• camellones, C o n v e n g o : ¡ e n
que una parte d e l terreinq ¡no.queda a s l p a n t a n ó s a ; ; : íp eradas o toa'
e-stá a n e g a d a -.casi: todo seliánviernó:,. y :la¡.semilla á o i g e r m i n a en
e l l a , ó se pudre -sii germina. Aconsejo q u e se -hagan zanjas g r a n -
des- y - p e q u e ñ a s en l o s países 'en q u e n o h a y piedras, n i guijarros;
pero quando, se encuentran á¿un¡precio moderado,.se.debe/abrir
una zanja .principal', q.ué a*rav¡iás¡e'.todo ielicampo$;.pprila-.parte
:

mías, b a x a : esta>.-zanja: podrá ..teñen, .por ;.«xempio¡> seás ;pies d e t

profundidad sobre o c h o d e anohúrcáiiSerlfeñará d é - p i e d r a s y j g a j *


jarros .echados; confusamente: hastar.lgi.xaleufaf.defjqáKatro: p i e s ; y
los otros, dos se llenarán con l a tierra sacada, d e I4 z a n j a , niver
lándola con el terreno vecino.- A , e s t a zanja.principal.-;correspon-
derán /todas l a s ; otras /-laterales , , e n númeifo suficiente, y abier-
tas de .-la misma manera.: Es'Smposible epie •si'itavdpeira cion se h a -
,
(

ce bien quede;laitierria pantanosa.ni sumergida «á tagua ¡,.,a.un


q u a n d o 'rodease; por t o d a s partease! campo'.tD.e qualq.úiEr n a t u r a í
leza q u e sea l a - t i e r r a , a u n q u e .sea-arcilla, .el'punito principal e s
que la zanja madre t e n g a corriente, i n d i c a d a por. e b n i v e l de. una
manera invariable. D e esta operación resulta : i . q u e se gai.au u

los dos tercios de la tierra sacada de la z a n j a , y q u e echada en


:

l o s p a r a g e s baxos los e l e v a : 2 . q u e se limpia el campo de g u i -


0

(1) Tomo x v , pág, 1 4 , palabra sanear, sección primera del capí-


tulo a . ° de la traducción castellana.
4oo
jarros y; de piedras i n ú t i l e s ; y en fin, q u e se sanea por todos
sus.puntos.' l í a cosecha y la y e r b a no serán menos abundantes:
sobre la:-zanja m i s m a , supuesto que le q u e d a n diez y ocho ó'
veinte y ^ q u a t r o . p u l g a d a s de t i e r r a , y ninguna raíz de planta-,
gramínea^penetca-mas de s e i s á ocho p u l g a d a s ; y la alfalfa q u e
es-de todas las.plantas de los prados artificiales la que profun-
d i z a mas ^ p r e v a l e c e m a r a v i l l o s a m e n t e , aun en las provincias-
meridionales: del reyno , donde frecuentemente se experimenta
unaísequedad;.mu y grande-;; porque:si penetra hasta las piedras,
:

h a l l a , en ellas, u n a humedad suficiente para su vegetación. H a -


blo de lo que he visto mas de u n a v e z .
Estas zanjas llenas de piédrás-son excelentes, porque en efec-
to , - j d e qué serviría un campo ó un prado cortado por todas
partes con zanjas descubiertas? Por poco declive que tuviesen,
las: a g u a s l l o v e d i z a s las e n s a n c h a r í a n , sus orillas se rebaxarian,
y p o c o á:.poeoiel terreno; situado^entre dos zanjas tomaría la fi-
g u r a de un l o m o , y el campo quedaría arruinado para siempre.
Las^zanjas tajpadas,, ál contrarió, permiten n i v e l a r el terreno, y
formar sobre c a d a zanja un surco ancho p a r a q u e se filtren las
a g u a s . <Como l a tierra que cubre, estas, zanjas ha sido removida
muchas veces., no forma nunca una masa tan compacta como l a
deslaHierra i n m e d i a t a ; y así el agua: la penetra.mas f á c i l m e n t e ,
y- q u a u d o está penetrada y a , . h a c e elofieio de una c r i b a , d e x a n - :
do; pasar á, lasf.piedras toda eL a g u a superfina. ;..
n ; ••• , ,
Se me dirá a c a s o , qué los huecos q u e q u e d a n entre las pie-';
d r a s , se llenarán poco á poco de tierra , q u e la zanja se c e g a r á ,
y q u e el remedió entonces será peor^que el mal. Pero y o he v i s -
to.zanjas t a p a d a s hechas h a c í a ; m a s j d e treinta a ñ o s , , y dexaban
filtrar ;el a g u a tan bien como;al principio. Supongamos; por un
instante q u e al: cabo de este.tiempo se cegasen con-el uso.;; ¿das;
cosechas; de-ír.eiíUa años nodiabrian y a p a g a d o con usuras el g a s -
to? N a d i e d u d a r á q u e - ü l a g u a - q u é se filtra por dos pies de tier-
ra arrastrará poca de esta c o n s i g o , y que llegando á los huecos
de las piedras y de los;guijaros, correrá con bastante rapidez p a -
ra .'llevarse la.'tierra'que se h a y a reunidoientre ellas. E n una pa-¡
labra-, este raqioeinio tiene riiuQha fuerza dichopero es nulos
consultando i a experiencia..'Convengo ; sin embargo , e n que si
la .zanja p ü n e i p a L no ¡tiene; l a Vertiente necesaria f s e alterará po->
co á p b c o ^ s e , i n u t i l i z a r á , y pondrá las otras en el mismo caso.;
Pero esta falta* no es. de.las. zanjas.,, sino del l a b r a d o r , que ó no-
ha sabido dirigir su :obra al c o m e n z a r l a , ó no ha c u i d a d o de
verla hacer. S i e m p r e : q u e veamos, un campo,cubierto de a g u a
meses enteros, un prado c a r g a d o de j u n c o s , de musgos & c , p o -
demos decir que su amo ó es muy descuidado ó m u y pobre."

FIN.
ÍNDICE
DE LAS MATERIAS CONTENIDAS

EN ESTE SEGUNDO TOMO.

PRIMERO.
DE LA PARTE PRÁCTICA.

LECCIÓN í. Del mejoramiento y abono de las tierras. 3.


§. i . De los beneficios naturales. id.
§. i. Del agua. io.
§. 3. Del calor. n ,
§. 4- De la luz. la.
§ . 5 . Del aire. ti.

§ ¿ r¡ -, C acido carbónico.' id.


. 6 . De los gases.< ,. , , .
° l hidrogeno. i4-
§. 7". De los abonos ó beneficios artificiales ^>' 1

§. 8. Modo de preparar y esparcir abortos. 2 4 .


LECCIÓN II. De las labores y d» instrumentos
L O S

para hacerla' 260


§ . 1 . Instrumentos de que Usamos comun-
mente en España para labrar y remover
la tierra. *' 5
3o»
LECCIÓN "til. De lá siembra en grande dé las se-
millas cereales y leguminosas. 3i„
§ . 1 . Extracto de la Memoria de Don Agus-
tín Cordero reducida á 'verificar^ la siem-
bra del trigo y demüs cereales por un mé-
todo fácil de practicar ^sin hacer uso de
otro instrumento que del arado común. 41.
§. 2. labor de los intermedios. ' 43.
§. 3. Labores para después de levantado el
fruto. 44.
§. 4. Del centeno. 48.
§. 5. De la espelta, carrahon ó esprilla, id.
TOMO II. EEE
§. 6. De la cebada. 49.
§. 7. De la avena. 5 o.
§. 8. De las algarrobas.
; 5i.
§ . 9 . De los garbanzos. id.
§. 10. De las habas.- •• ' ' ' 52.
§. 1 1 . De'los. guisantes. id.
§. 12. i?e Zas almortas. 53.
§. i 3 . Deb mijo, id.
§. 14. -íteZ maíz. 54.
LECCIÓN ix. Del cultivo de los granos y legumbres
en tierras de secano. 55.
§. 1. De la siega, trilla, limpia, recolección
y conservación délos granos y legumbres, 60.
§. 2. De la trilla. 63.
§. 3. De la conservación de los granos y le-
gumbres. . '-, 76.
LECCIÓN v . De los prados naturales y artificiales. 82.
§. 1. De los prados naturales ó artificiales
sin riego. 83.
2. De los prados artificiales con riego. 84.
$• 2
Plantas gramíneas que se encuentran
naturalmente e¡ prados, y pueden
n o s cul-
tivarse para J b r , ^ praderas artificiales.
a r 86.
LECCIÓN VI. De las hortalizas.] y¡_
§. 1. De ¿os semilleros. 5,5,
§. 2. De los trasplantos. . 96.
LECCIÓN V i l . Del cultivo de las plantas de adorno
y de las flores, 97.
§. 1. Del terreno. • . •' .1 99.
2. De los aumentos. 102.
•. § . 3 . De las cebollas de flor. 1 o3.
, §. ¿[-Siembra de las plantas de flores de rai-
ces bulbosas y tuberosas. io5.
§ . 5 . De su plantación y cultivo. 106.
§. 6. De las plantas perennes mas comunes. 1 08.
§. 7. De las plantas anuales. I
C 9,
J

LECCIÓN VIH. Del cultivo de los árboles con una


idea de los jardines formados á la inglesa. 11 o
§. i. De la necesidad de separar los árboles
en dos grandes secciones ó sea, según lo
entiende el vulgo, en silvestres y frutales. 113.
§. o*. De la formación de los semilleros ó
almácigas, y del modo práctico de sem-
brar las semillas en estos para trasplan-
tar después la planta. 115.
§. 3, Del modo de verificar las siembras pa-
ra formar bosques. ' I I 8.
§. 4. De la poda de los árboles. 120.
§. 5. Poda de los frutales. 123.
§. 6. Despimpolladura. 126.
§. 7. De la poda y dirección de los árboles
silvestres ó de monte. <• i3o.
§. 8/ Del modo y tiempo de trasplantar los
árboles. - 134.
LECCIÓN IX. Del cultivo de la vid, vendimia y mo-
do de hacer el vino. •-' • 140.
§. 1. Del cultivo dé la vid. • id.
§. 2. Elección y preparación del terreno. 143.
§. 3. Del modo de marcar el plantío y ha-
cer los hoyos. 14^ •
§. 4. Plantío. - !
149.
§. 5. Del cultivo y poda. i5o.
§. 6. De la poda. i5->.
• ' - •" §. 7. Del deslechugado. :
•'• • . i55.
•' §«8. De las enfermedades déla vid. i56.
§. 9. De la vendimia. i58.
§. 10. Modo de hacer el vino. 161.
§. 11. Del trasiego. i65.
§. 12. Sobre el azufrado. 166.
LECCIÓN x . Del cultivo delolivoy recolección y mo-
lienda de la aceytuna. ¡ •
1
169.
§. 1. Elección del terreno y exposición-de él. 1 7 1 .
§. 2. Distribución de los terrenos y modo de
abrirlos hoyos. 173.
§. 3. Cultivo y poda. 176.
§.4. Recolección y aprovechamiento del fruto. 183.
EF.E a
LECCIÓN XI.
Del culti vo del cáñamo y li no, y de
sus preparaci ones hasta hi larlo , con una
noticia de las demás plantas def i bra sóli da. 190.
•§. 1. Del cáñamo y sus. preparaciones. 191.
§. a. Empozado ó enri ado del cáñamo. 194.
§ . 3 . Del agramado y demás operaci ones. 196.
§. 4 . Del il no. 97« I

LECCIÓN xil. De las plantas út i les para las artes. 20З.


§. 1. Yerba pastel. зоб.
§. а. Gualda. 207.
§. 3. Añi l. 208.
§ . 4­ Alazor. а 10.
§. 5. Azafrán. 211.
§. 6. Plantas oleosas. 21З.
§. y . Barri lla y otras plantas que dan sosa, а 1 4 .
§ • 8 . Zumaque y debías plantas para los
curtidos. i a 6.
Catálogo de las di ferentes plantas que se em~
plean ó pueden emplearse en las artes. 219.

SEGUNDO.
DE LA РАЕ TE ECONÓMICA.

L E C C I Ó N I. De los i nsectos i
út les en la economía
rural y domésti ca. . 2З4.
§ . 1 . Del gusano de la seda. i d.
§. 2. De las abejas. 240,
§. 3. Hi stori a natural de las abejas y sus
diferentes especi es. i d.
§ . 4 . Del gusano de las abejas y sus me~
., tamórfosis. 2,49.
§. 5. Déla i m el y lacera. a5i.
§. 6. Del colmenar y de las colmenas. 254.
§. 7. Del cu i dado de las abejas. 260.
§ . 8 . Del modo de castrar las colmenas. 262.
§. 9. De los enxambres. 266.
% 10. Del modo de sustentar las abejas. 269.
§. 1 1 . Del modo de beneficiar la miel. 271
§. 12. De la grana kermes , y de la co-
chinilla. 273.
§. i 3 . De la cochinilla. 2y5.
L E C C I Ó N 11. De la ganadería considerada baxo la
mano del labrador. 276.
§. 1. Del establo. 281.
§. 2. De la propagación del ganado vacu-
no y cuidados que requiere. 282.
§. 3. Del modo de alimentar , abrevar y
cuidar el ganado , y particularmente el ...'
vacuno. 283.
§ . 4 . De la leche y de sus modificaciones. 287.
§ . 5 . De las enfermedades del ganado vacuno. 288.
§ . 6 . De las ovejas. 292.
§ . 7. De las cabras. • . a
94>
§. 8. De los cerdos. 296,
§. 9, De los caballos. 298.
§. 10. Del modo de cruzar las razas. 3o3.
§. 11. De los asnos. Soy.
§; J2. De otros,quadrúpedos útiles, ú perju-
diciales, id.
§. i 3 . Del perro y el gato. 809.
§. 14- -De las aves. id.
§. 15. De sus enfermedades. 3i5.
§. 16. De los pavos. . > 317.
§ . 1 7 . De los añades. > id.
§. 18. De las palomas. 3i8.
§ . 19. De la pesca.
§. 20. Advertencia. 320.
• Catálogo de las plantas que se encuentran
espontánea y abundantemente en Espa-
ña y pueden servir para pasto de los ga-
nados. 321.
§ . 1. Plantas propias para el pasto de los
bueyes. id.
§. 2. Plantas propias para el pasto de las
cabras. 33 a .
§. 3. Plantas prop
i as para el pasto de las
ovejas. З46.
§. 4. Plantas prop i as para el pasto de ca­
ballos , asnos y mulos. 358.
§ . 5 . Plantas prop i as para el pasto de los
cerdos. 368.
LECCIÓN Ш . De los cerrami entos de las heredades. З7З.
§. 1. Cerrami entos muertos ó convenci onales. З76.
§. 2. Cerrami entos muertos exi stentes. ^77­
§. 3. Cerrami entos i v vos. 38 o.
LECCIÓN I V . De la medi ci ón, i n velac
i ón y desa­
güe de los terrenos. 383.
§. 1. De la medi ci ón de los terrenos y mo~
do da levantar el plan. 385.
§. 2. Medi r un terreno con el auxi il o del
cartabón. 386.
§. 3. Del aforo. З89.
§. 4. Medi r la canti dad de agua que con­
tiene un estanque de 1 2 pies de largo , 8
de ancho y 3 de profundo. ¡ i d.
5;. Medi r'la cant
i dad, de vi no conten

da en un tonel icil ndr i cof cuya altu­
ra es de 8 pies , 'y el di ámetro de su ba­
se 14. З90.
§. 6. Medi r la. canti dad de vi no que cabe
en un tonel redondo , cuyas bases son dos
círculos desi guales , que el mayor it ene
14 pi es de di ámetro , el menor 7 , y la
altura del tonel es 11 pi es. i d.
§. 7. Medi r una it naja , cuya altura i nte­
<•­.. ri or es 9 pies, y el di ámetro por su par­
te mas ancha 8. • З91.
§ . 8 . De la i n velac
i ón y desagüe de los
terrenos. З92.
1° De la ni velaci ón. i d.
2. Tabla de ídem.
0
З97.
— . 3,° Délos desagües. • З98.
CONTINUACIÓN

DE LA LISTA DE SUBSCRIPTORES.

E l Excelentísimo Sr. D u q u e de D o n Antonio del Piélago y


H i j a r , Director de la Real So- Castro.
ciedad Económica Matritense. D o n Hilario M e n d i n u e t a . ;

L a R e a l Sociedad Patriótica de .Don A n t o n i o ' M o l i n o s . i :


••
S e v i l l a , por dos eitemplares. Don Manuel Esteban Martí-
L a R e a l Sociedad de L e ó n , por nez.
dos. D o n Tomás de S a n c h a , por dos.
L a Real S o c i e d a d de C u e n c a . D o n Francisco A q u i l i n o A g u a -
L a Excelentísima Sra. M a r q u e - do. . '• ,
sa de V i l l a f r a n c a , por dos.. D o n P a s q u a l de Piélagos M a r -
D o n Ramón de la Q u a d r a , por tínez. •
dos. D o n A n t o n i o Carrasco.
E l R. P. F r . M i g u e l Pérez C a - Don Juan María Peñuelas de
ballero,' Catedrático de Agri- Zamora.
cultura de la ciudad, de Llere- D o n José Huerta,
na y 43 pueblos de su partido. D o n Nicolás D i a z .
Don M i g u e l Martínez Villa- D o n Francisco l a J u s t i c i a .
Escusa. Don Juan G i l Torres.'
D o n F e l i p e Seco. Don A n t o n i o de C u e b a s , por
D o n Pedro Hermosilla, Tenien- dos.
te coronel del Real cuerpo de D o n Antonio F e r n a n d e z V e y -
Ingenieros. guela.
D o n M á x i m o C u v i l l o , Guarda D o n Justo García Ibar Na-
del canal de Manzanares. varro.
D o n Simón de Codes. D o n J u a n D i a z de Yela.
D o n Antonio Osteret y N a r i o , D o n F e l i x A r b i z u , segundo Te-
Abogado de los Reales Consejos tiente Coronel de Ingenieros.
y del ilustre Colegio de esta Don Ramon Algar.
corteSecretario de la Real So- Don Domingo Fernandez de
ciedad Económica Matritense, Camponíanes.
y Catedrático de Economía po- F r e y D o n Nicolás de A r m e n -
lítica. g ó l , Comendador de la arden
Don Á n g e l García Fernandez. de San Juan,' Secretario de la
Don Á n g e l Ortiz. correspondencia de la Sociedad
•Don L á z a r o Antonio V a l c a r c é ! . Mallorquína.
Don J u a n F r a n c i s c o Grasera. D o n J u a n Pereto de V i d a l , Te-
sorero de la misma Sociedad. número de dicha Real Sociedad.
D o n R a f a e l Roselló. D o n José A m e r de Troncoso,
D o n José F e r r e r , Teniente del idem.
regimiento provincial de Toledo. Don Francisco Alonso Marti-
D o n F e r n a n d o Seiden , Secreta- nez.
rio de la Real Sociedad de la D o n F e l i p e Tieso.
Habana. D o n M a n u e l G u t i e r r e z del R i -
D o n R a m ó n R i s é l , Contador de vero.
la Real Inclusa é individuo de D o n Serafín V a l e n z u e l a , delhá-
la Real Sociedad Económica bitó de Santiago, Canónigo de
Matritense. la Santa Iglesia Catedral de
Don Francisco Fernandez de Badajoz, por dos.
' Campomanes. D o n José M a r í a de S e g o v i a .
D o n Saturio Á n g e l de V e l a s c o . D o n Ramon de L a n d a .
E l Padre Fray Antonio Flori- E l C o n d e de C e r b e r a .
nes. D o n F r a n c i s c o R o m a n de Illes-
D o n José M a n z a n i l l a . . cas.
•Don. M i g u e l de T i e v i j a n o . Don Andres Alvarez.
E l Padre Luis Liebana, D o n Gregorio Tercilla.
D o n Bernabé M u z q u i z Acebe- D o n J u a n del V a l l e .
_• d o . d e A l c i r a , D o n G i n e s de V a l e r a .
D o n José T e x a d a y.Ruiz. D o n S a n t i a g o del B'arrio.
D o n P a b l o R u i z de la V a s t i d a . Don Marcos Martinez Ángulo.
D o n Pedro M i r a n d a , Intenden- D o n Simon de Iriarte.
te de Ejército. D o n Tomás Veri.
Don Vicente Chico y Abreu, D o n Joaquín R i n c ó n .
Coronel retirado. Don Angel Fernandez.
D o n José Santos M o r a n . E l P a d r e F r . P l á c i d o Morales.
D o n Francisco Calbo. D o n M a r t i n de la R u b i a .
D o n José P a b l o de N o r i e g a . Don Marcos Gobeo y G i l .
D o n José G a r c i a V á r e l a . D o n M a r i a n o de l a P e d r u e z a .
D o n V i c e n t e Osorio.
D o n Patricio de los R e y e s .
D o n M a n u e l G a r c í a Sanz.
D o n Simón Marazuela.
Don Matías A g u i l a r Martinez,
D o n Ildefonso Pérez,
por dos.
E l Padre Justo F e r n a n d e z de
las Escuelas Pias. E l Padre F r a y Tomás Moro
E l Excelentísimo Señor Conde M u ñ o z , religioso dominico.
de M o n t e n e g r o , Segundo Di- Don Juan Francisco Váida,
rector de la Real Sociedad Ma- . Presbítero. •
llorquína. Don Luis Alvarez Malaber.
D o n José D e z c a l l a r y S a n t a n - D o n Francisco A n t o n i o D i e z
dreu , Socio de Mérito de la Ordoñez.
misma Real Sociedad. D o n José A n t o n i o V a l c a r c e l y
D o n A n t o n i o C e r b e r a , Socio de Quiroga.
D o n Sebastian de la Pisa V i - D o n J u a n G a b a l d o n y Cisneros.
llarroel. E l C o n d e de Hust.
D o n N a r c i s o O ñ a t e , Notorio de D o n José Sologuren.
la Curia Eclesiástica de Mur- D o n José M i r ó , por dos.
cia. . D o n M a n u e l F o n t a g u d de V i -
D o n Serafín G a r c í a , Médico ti- llega.
tular de la Ciudad y Cabildo Don Domingo Morón y Gómez,
de Murcia. Don Cristóbal García Moreno,
D o n Pedro de Porres. D o n R u p e r t o de O r o z c o .
E l M a r q u é s de C a s a m e n a . D o n M a n u e l de C a m p o s .
D o n José A n t o n i o G a l l e g o , Pres- D o n José V a l d é s .
bítero. D o n Justo G a r c í a de la M a t a .
D o n M a r i a n o de G r a n j a . D o n José A m o n i o d e l V a l l e .
Don Rafael Fuentes , Teniente D o n R a m o n de la M i y a r .
Coronel, Capitán del regimien- D o n N a r c i s o José Castañeda.
to de caballería de la costa de D o n T o r q u a t o del M o r a l .
Granada. Don Francisco Labrador, In-
E l C o n d e de T o r r e Marín. tendente de Exército.
D o n M i g u e l G a r c í a de N a v a . Don Fernando Aguilar.
Don José María Castillejo, D o n M i g u e l de R i v a s .
Maestrante de Granada. Don Juan F e l i x Jurado.
D o n D i e g o C a r l o n , Chantre de Don Alexandre Vicente Ez-
la Santa. Iglesia de Armería, peleta. .
Inquisidor honorario de Mur- D o n M a n u e l die. V e l a s c o , Con-
cia. . tador de Exército.
E l conde de Q u i n t e r í a . . Don Lucas Morube.
D o n J u a n de Dios E r r a s t i , Ca- E l Excelentísimo Sr. D o n F r a n -
ballero Maestrante de la Real cisco Xavier Elio, Capitan
de Granada. General delReyno de Valencia.
Don Martin Alvarez de Soto El M a r q u é s de Villores , Ca-
Mayor. ballero de la Real Maestranza,
Don Agustín García. y Vice-Director de la Real So-
Don Sebastian Francisco de ciedad de idem.
Moya, Subteniente del regi- Don Camilo Abad , Presbítero,
, miento provincial de Granada. Vice-Censor de idem.
Don Antonio M a r í a Luminati, D o n Antonio C a s a n o v a s , Abo-
Regidor de Motril. gado del Colegio, Contador de
DoriTFraneisco de P a u l a V a l - idem. " -'
de-Cañas. . . D o n V i c e n t e M a r í a de V e r g a -
Don Miguel de Heuclés y Saiv la , Secretario perpetuo
Martin. idem.
D o n José R u i z . D o n V i c e r é C a r e n a i de B o -
D o n Alonso F e r n a n d e z de A r - iiditza , Regidor perpetuo de
jona. la Ciudad $<¡ Valencia y Te-
TOMO IT.
sorero de la Real Sociedad Eco- D o n Jacinto S a n t i a g o de G o n -
nómica de idem. zález.
D o n F r a n c i s c o Peirolon , Cón- D o n P e d r o de Palacios.
sul mas antiguo del Real Con- Don Francisco Arriaga.
sulado de Valencia , y Secre- Don Ramón Florez , Adminis*
tario honorario de la Real So- trador de todas rentas de l»
ciedad de idem. Ciudad de Astorga.
Don Ignacio Baeza, Regidor Don Juan Manuel Pérez, Car»
perpetuo de Valenda , y Socio Párroco de Saelices del Rio.
de mérito de la Real Sociedad Don Antonio Alvarez, Cura
de idem. Párroco de Canales.
D o n J u a n P i g u e r , Abogado de Don Manuel María Cermeño,
los Reales Consejos , y Socio Presbítero.
de mérito de idem. D o n Nicolás de la Pínula , Ca-
D o n V e n t u r a P r a t de C e r v e r a , ra Párroco de Santibañez de
Oficial de la Contaduría de . Rueda.
Exército, Socio de mérito de Don Pedro Estebanez , Cura
idem. Párroco de Aldea del Puente.
El Excelentísimo Señor Don D o n Bernardo F e r n a n d e z , C u -
Salvador Perellós, Teniente ra Párroco de Villalquité.
General de los Reales Exércitos. Don Santiago Gutiérrez, Pres-
Don Francisco Fos y Toré, bítero.
Teniente Coronel retirado. F r . Ildefonso Simón , Abad del
D o n R a m ó n Escoto. Monasterio de San Claudio.
Don Jayme Barcali, Canónigo F r . Isidoro G u i l l e n , Prior de
de Tortosa. dicho Monasterio.
E l Doctor D o n José Soliverés. Fr. Leandro González, Ma-
D o n José Bernardo Paredes. yordomo de idem.
Don Agustín FaxardodeLorca. D o n J o a q u í n Cosió y B a r r e d a ,
D o n Cristóbal G o z a l v e z , Pres- Maestre-escuela de la Santa.
bítero. Iglesia Catedral de Burgos.
D o n Benito A p a r i c i . E l M a r q u é s de Inecio.
Don Ignacio V i v e s y Rico de El E x c e l e n t í s i m o Señor Mar-
Denia. qués de S a n Isidro.
D o n Benito M e r l é . Don Juan Antonio Intriago,
Don Mariano Paniagua y Can- Doctoral de la Santa Igle-
tero , Presbítero. sia Catedral, de León.
D o n Francisco G i l del Castillo. Don Manuel Rodríguez , Pro-
D o n I g n a c i o de Hoyos. fesor de Farmacia.
Nicolás L a r r a g a n . Don Ventura Fernandez , Ca-.
D o n M a i a n A n t o n i o de M a d a - nónigo de la Santa Iglesia de
riaga. León.
Don M i g u e l Antonio de A l i a - Don Antonio García , Racione-
ga , Presbítero. »0 de idem.
D o n Blas L ó p e z , Racionero de San Vicente de Zerponzons.
idem. D o n Pedro A i v a r e z de R o b l e -
Don Cayetano Alcocer , Sar- da , Abad de la Parroquia de
gento mayor del Regimiento SantaMaría del Campo, Obis-
provincial de León. pado de Orense.
Don Francisco Pío d e l Pino, D o n Isidoro M a n u e l de R e b o -
Tesorero general de todas ren- redo , Cura Párroco de San-
tas de idem. ta María de Loymil.
Don Manuel Martin López, D o n R a m ó n de H o y o s , Abad
Médico del Ilustrísimo Cabil- de Santa María de Asados.
do , y Socio de mérito de esta D o n J o a q u í n V á r e l a , Cura de
Real Sociedad. Santa María de Abades.
Don Carlos Ramos Vivieres, D o n José Q u i r o g a y Quitados,
Canónigo de la Santa Iglesia Coronel de infantería.
de León. E l Excelentísimo Señor Mar-
Don Gavino M o n t e s , Profesor qués de C a m a r a s a .
de Farmacia y Socio de mérito D o n Rufino Alegría , Canóni-
de esta Real Sociedad. go de la Santa Iglesia Cate-
Don Antonio Clalanzon, Profe- dral de Santiago. /
sor de Farmacia, por dos. E l P. M . F r . M a n u e l Adalle,
D o n Antonio A g u a d o , Párro- del Orden de San Francisco.'
co de San Salvador de Palat Don José Fidalgo Saavedra,
de Rey. Médico del Cabildo de la Ca-
D o n Gabriel Alonso , Canónigo tedral de Santiago.
de la Santa Iglesia Catedral Don Agustín Pita, Adminis-
de León. trador de rentas reales del
Don Francisco P é r e z , Párroco Partido del Foxo de T>eza.
del Puente del Castro. Don Carlos M e d r a n o , Canóni-
E l E x c e l e n t í s i m o Señor D u q u e go de la Santa Iglesia Cate-
Patino. dral de Santiago.
El Padre Fray Fermín Sán- D o n José R o d r í g u e z C a r c e l e n .
chez , del Orden de S. Ber- D o n A l e x o M o l i n a y Saurín.
nardo , por dos. Don F r a n c i s c o Sales de C a s -
Don M a n u e l García , Procura- tro , Prebendado de la Santa
dor de Guerra y Marina en la Iglesia de Murcia.
Coruña. D o n Pedro G i l a b e r t .
Don Benito Pardo , Cura de

L I S B O A .

L a A c a d e m i a R e a l de C i e n c i a s , E l Desembnrgador José Rodri-


por dos. gf"cz R i v e i r o Sezar.
E l Excelentísimo Sr. Arzobispo E l Consejero de Hacienda Tio-
de E v o r a . norario José A n t o n i o de Z a a .
FFF 2
Ë I Excelentísimo Sr, D o n F r a n - 3a Antonio José G u i ó n .
cisco de M e l l o M a n u e l de l a E l Desembargador José Acuso
Cámara. de las N i e v e s , Diputado Se-
E l Doctor Francisco X a v i e r Bor- cretario de la Junta de Comer*
ge Pereyra Ferráz. ció.
E l Desembargador de Agravios, Joaquín Pedro Fragoso de la,
Consejero honorario ds Hacien,* M o t a de S e q u e i r a .

N O T A;

Por no haber llegado á tiempo las listas de Subscrip-


tores de algunas provincias , y deseando no demorar la
entrega de este segundo tomo se omiten sus nombres cotí
?

fentimientQ mió.
ERRATAS.

Pág, Lín, Dice, Debe decir,


20, , 21. , , Entierre. Emierra,
88 43 y no prospera. y prospera.
Ip2 24 p u e d a n no v i - no puedan vi-
vir. vir.
195 23 y 24 sacándolos. sacando los.
I96 32 consideró. se. consideró.
199 3. a
de la nota. extractándola. extractándola.
201 13 golpe. golpes.
su 14 como la dis- como á la dis-
tancia. cia.
223 30 barberea. barbarea ó yer-
ba de Santa
Barbara.
233 ti Abedul alba. Betula alba.
274 39 el arbusto. a l arbusto.
277 11 q u e matan. q u e le matan.
281. . . . . . . 18 oportuas. oportunas.
320 8 acupado. ocupado. '
id. . . . . . . 9. . . . . . . . pueden. puede.
321 5.a de la nota. Vardera. Verdera.
322 5 Gama. Grama.
33 °
6
!<5 ramoso. ramosa.
337 2 ( 5 Panicum. MiUium.
343- . . . . . . 10. . . . . . . . Orubus. Orobus,
35° 26 Jouan. Gouan.
362 15 cinercum, cinereum.
id 29. . Jouan. Gouan.
363. • 11. . . . . . . „ Crocatis. Crocatus.
371. . . . . . . 43 scabruma. scabrum.

NOTA,

Como en algunas pro vincias de España acostumbran algunos reim-


primir las obras clandestinamente en lo que perjudican al 'Público y
á los A u t o r e s , todos los exeniplares de esta obra llevarán sellada Ja
portada, y la rúbrica d el Autor al pie de esta nota.

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