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El simbolismo sonoro

en las lenguas indoamericanas


s
Colección Lingüística
s
serie logos
El simbolismo sonoro
en las lenguas indoamericanas
s
Verónica Reyes Taboada

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA


Mora Vázquez, Teresa.
Testimonios de Tizapán: memoria de un pueblo originario de la ciudad de México /
Teresa Mora Vázquez. – México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2012.
168 p.: fotos, il.; 23 cm. – (Colección Etnología y Antropología Social. Serie
Testimonios).

ISBN: 978-

1. Tizapán, México (Distrito Federal) – Historia. 2. Tizapán, México (Distrito


Federal) – Vida social y costumbres. I. t. II. Serie.

LC: F1386.23 / T59 / M67


DEWEY: 972.083

Primera edición: 2014

Diseño de portada:

D.R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia


Córdoba 45, Col. Roma, C.P. 06700, México, D.F.
sub_fomento.cncpbs@inah.gob.mx

ISBN: 978-

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por escrito de los titulares de los derechos de esta edición.

Impreso y hecho en México.


Índice
s

Introducción 9

Abreviaturas 15

I. Antecedentes históricos 17

II. Simbolismo sonoro y comunicación animal 49

III. Simbolismo sonoro y origen del lenguaje 69

IV. Simbolismo sonoro en las lenguas naturales 91

V. El simbolismo sonoro en las lenguas amerindias 129

VI. Conclusiones 159

Mapas 169

Apéndice de datos 185

Bibliografía 327

7
Introducción
s

J’inventai la couleur des voyelles!


—A noir, E blanc, I rouge, O bleu, U vert.—
Je réglai la forme et le mouvement de chaque consonne,
et, avec des rhythmes instinctifs, je me
flattai d’inventer un verbe poétique
accessible, un jour ou l’autre, à tous les sens.
Je réservais la traduction.*
A. Rimbaud

Siempre me ha intrigado esa zona difusa donde se conjuntan las sen-


saciones y los pensamientos. En qué momento lo sensorial se convier-
te en ideas y cuál es el camino que se debe seguir para poder expresar
con palabras los sentimientos. ¿Dónde se funden esas dos naturalezas
de las que dicen que estamos compuestos? ¿O es sólo una? En el len-
guaje podemos ver cómo se reúnen tales aspectos. Durante años, mis
maestros de lingüística me dijeron una y otra vez que el signo no tiene
ninguna relación necesaria con lo que representa. Sin embargo, pare-
ce que siempre hay un resquicio por donde se cuela la duda, el mismo
por donde se filtra el simbolismo sonoro, esa parte animal, sentimental,
emocional, incontrolable, que no terminamos de aceptar, pero cuya
existencia tampoco podemos negar.
Desde la antigua Grecia, la filosofía se ha interesado por distinguir
nuestra privilegiada capacidad de razonamiento del oscuro mundo
sensorial. Durante siglos, toda una legión de filósofos, encabezados por
Platón, no ha dejado de enfatizar el carácter engañoso de los sentidos.

*
¡Inventaba el color de las vocales! / —A negra, E blanca, I roja, O azul, U verde—. /
Regulaba la forma y el movimiento de cada consonante, / y, con ritmos instintivos, / me
jactaba de inventar un verbo poético accesible, / un día u otro, a todos los sentidos. /
Reservaba la traducción [T. de la A.]

9
Desde entonces, este lado sensual y afectivo ha visto reducir su repu-
tación como una vía hacia el conocimiento. Reflejo de este rechazo
fue el pésimo recibimiento que tuvieron las teorías del origen del
lenguaje, que lo relacionaban con las onomatopeyas y las llamadas
animales. De hecho, era un sacrilegio suponer que nuestra caracterís-
tica más humana pudiera tener un origen tan poco sofisticado.
Es desde esta perspectiva positivista que se gesta la idea de que el sig-
no lingüístico es de carácter arbitrario. ¿Por qué dudar de ello si el
lenguaje parece ser la más alta expresión del intelecto humano? ¿Con
qué otra cualidad podría estar asentada esta capacidad privilegiada? Si
bien son ciertas e innegables la utilidad y economía que se derivan de
esta característica, no por ello debe dejarse de lado una parte esencial
del lenguaje: su carácter icónico y expresivo. El mismo Saussure lo
menciona en el acto siguiente a la proclamación de la arbitrariedad
del signo y su razón para excluir a la motivación, que es la poca repre-
sentación que tiene en las lenguas. Pero Saussure se refiere exclusiva-
mente a las onomatopeyas, que son, desde mi punto de vista, sólo una
de las manifestaciones del simbolismo sonoro.
Por otra parte, es difícil delimitar cuál es el estatus semiótico de
este fenómeno. En los casos de simbolismo sonoro imitativo, donde se
intenta imitar con un vocablo un sonido, podríamos hablar de íconos,
ya que lo que predomina es la relación de semejanza. Aunque se podría
pensar que el simbolismo sonoro actúa sólo en este nivel, cuando se
contemplan todos los procesos que abarca, se puede apreciar que no
es meramente una cuestión de similitud directa entre el sonido y el
significado. En el caso del simbolismo sonoro sinestésico, el cual in-
cluye, entre otras, expresiones que correlacionan sonidos con tamaño,
la relación podría ser de tipo indéxica, puesto que no predomina la
similitud, sino la contigüidad en el sentido de que los cuerpos de ma-
yor tamaño producen sonidos más graves y los de menor tamaño so-
nidos más agudos. Incluso es posible identificar el símbolo de Peirce
entre los fenómenos que incluyo aquí, como en el caso del simbolismo
sonoro convencional, dado que al hacer uso de fonemas determinados
para sustentar significados específicos se está más cerca de los morfemas,
en los que la relación entre sonido y significado es más bien arbitraria,
que de los íconos. Sin embargo, también se dan casos de simbolismo

10
sonoro sinestésico donde se relacionan sonidos con sensaciones tácti-
les, olfativas y visuales, así como con movimiento. En estos casos me
parece exagerado hablar de una relación de semejanza, de contigüidad,
o decir que es una relación cultural, socialmente convenida. No obs-
tante, a nivel cerebral parece haber conexiones entre las regiones
destinadas a percibir estas sensaciones y los sonidos, lo que podría
explicar dicha relación.
Se podría coincidir con Peirce en que la diferencia entre los signos
es sólo de grado y en que no hay signos “puros”, por lo cual sólo se
puede hablar del predominio de alguno de estos tipos de relación
(Jakobson, 1968) y, por lo tanto, la interpretación es una cuestión de
niveles. Por ello, al interpretar un símbolo, éste se analiza también
como índice y como ícono (Deacon, 1997). En las ocasiones en que
no es posible acceder al nivel simbólico (en el sentido de Peirce), se
puede interpretar el signo en alguno de los otros niveles. Es probable
que esto suceda con el simbolismo sonoro, que inicie como una relación
icónica, que posteriormente se hagan asociaciones por contigüidad y
que paulatinamente se incremente la complejidad de las asociaciones
posibles con el significante. Es probable asimismo que sea un fenóme-
no que abarca todos los tipos de signos de la clasificación peirciana.
Otro asunto polémico es el término que se ha usado para designar
a este fenómeno. Pero en este caso puedo decir que es un problema en
parte heredado. Como es bien sabido, dentro de una disciplina cien-
tífica es esencial delimitar correctamente el uso de los términos y los
conceptos a los que éstos se refieren. Una ciencia como la lingüística
debería tener una sola designación para cada concepto. Sin embargo,
esto no es así, pues se llegan a asociar varias ideas con la misma pala-
bra, hasta el punto de designar con un mismo término conceptos ra-
dicalmente opuestos. Éste es el caso del término “símbolo”. A pesar
del esfuerzo del semiótico estadounidense Charles Sanders Peirce por
delimitar el uso de este vocablo, no deja de ser claro que para el fuero
común, el término “símbolo” se refiere a una asociación por semejan-
za o analogía entre el significante y el significado. Por el contrario, el
símbolo al que se refiere Peirce es aquel tipo de signo en el que la re-
lación con el referente está instituida por convención. Como podemos
ver, es la acepción contraria a la anterior. Aproximadamente así uti-

11
liza Saussure este término en su Curso de lingüística general (1992
[1916]), donde caracteriza el símbolo como un signo que no es por
completo arbitrario. Aunque este autor menciona que el significante
podría ser sustituido por cualquier otro, hace énfasis en el lazo natural
que existe entre significante y significado y de esta forma contribuye
a perpetuar la confusión. En un sentido muy parecido al del lingüista
ginebrino, Hjelmslev (1984 [1943]) propone utilizar la palabrasímbo-
lo para aquellas entidades semióticas no interpretables, “para las enti-
dades que son isomórficas con su interpretación, para las entidades que
son representación o emblema de algo, como el Cristo de Thorvaldsen,
símbolo de la compasión; la hoz y el martillo, símbolo del comunismo;
la balanza, símbolo de la justicia o la onomatopoética en el campo del
lenguaje” (op. cit.: 159).
El simbolismo sonoro también ha sido llamado iconismo lingüísti-
co —siguiendo la concepción de Peirce de ícono, según la cual es un
signo que opera por similitud entre un significado y lo que lo represen-
ta, fonosimbolismo, simbolismo fonético. Como vemos, estos dos úl-
timos comparten el mismo problema que el término “simbolismo so-
noro”. Por mi parte y tratando de no contribuir más a esta confusión
de términos, opto por adoptar la posición de Jakobson (1987 [1979]),
quien conserva el término “simbolismo sonoro”, porque considera que
está ya muy arraigado en los debates académicos sobre este problema.
Además debo aclarar que en la mayoría de los casos he respetado la
terminología de las fuentes al referirse a este fenómeno, lo cual puede
dar una idea de la diversidad de términos que se asocian con el mismo.
A lo largo de este trabajo me propongo explorar este campo, que
yo considero parte de la lingüística. La afirmación anterior, por supues-
to, no cuenta con la aprobación general del gremio, por lo cual el reto
me ha valido no pocas críticas. Sin embargo, la pertinencia del tema
de investigación está dada por la omnipresencia del simbolismo sono-
ro en las lenguas y por el hecho de que, a últimas fechas, la cuestión
ha sido explorada por lingüistas de diferentes latitudes, cuya probidad
académica queda fuera de toda duda.
Este trabajo tiene tres metas. En primer lugar, recabar una buena
cantidad de datos de diferentes lenguas, con el fin de tener un pano-
rama amplio de la forma en que se manifiesta el simbolismo sonoro en

12
las lenguas naturales, particularmente en las lenguas indoamericanas.
En segundo término, a partir de dichos datos, elaborar una tipología
del fenómeno que permita entender, al menos en una mínima parte,
su funcionamiento. La tercera meta consiste en ubicar el simbolismo
sonoro en su justa dimensión.
Antes de comenzar la investigación estaba consciente de la dificul -
tad que entrañaba mi tema, máxime si se tenía en cuenta que las fuen -
tes serían documentales. Conforme fui avanzando en la recolección de
datos pude observar que había muchas más alusiones a la materia en
las gramáticas, diccionarios y otros textos consultados de las que yo
podría haber esperado. Esto me convenció de que el simbolismo sono -
ro era un fenómeno tan sobresaliente en ciertas lenguas que no era
posible ignorarlo, aun cuando su naturaleza pudiera tentar al investi-
gador a omitirlo de la descripción de la lengua. Por otra parte, si bien
la tipología que propongo es sin duda perfectible, creo que este trabajo
puede ser una herramienta útil en la descripción de los fenómenos
relacionados con el simbolismo sonoro, ya que una de las dificultades
que tuve que sortear al momento de recabar los datos fue la enorme
variedad de términos con los que la literatura se refiere al mismo.
La obra consta de seis capítulos. En el primero se hace una revisión
de los trabajos relacionados con el tema, desde la antigüedad hasta
nuestros días. En el segundo y tercer capítulos se trata la relación del
simbolismo sonoro con la comunicación animal y el origen del len-
guaje, respectivamente. Tal vez extrañará al lector la inclusión en este
trabajo de estos temas. Aunque en un principio los incluí por ser de
mi interés personal, creo que es de vital importancia conocerlos para
entender a cabalidad los alcances del fenómeno. En el capítulo cuarto
me ocupo de las manifestaciones y particularidades del simbolismo
sonoro en los diferentes niveles de las lenguas analizadas. La descripción
de la muestra que utilicé y de la tipología que elaboré a partir de los
datos recabados es materia del capítulo quinto. Finalmente, en el ca-
pítulo sexto expongo las conclusiones extraídas del análisis de los da-
tos y los resultados obtenidos de la comparación entre las lenguas de
la muestra.
Con el fin de poner al alcance y someter al criterio del lector los
datos utilizados para la realización de este trabajo, en el apéndice se

13
ofrecen ejemplos de las 90 lenguas que conforman la muestra y se ex-
plica la manera en que se regularizaron las diversas grafías halladas en
las fuentes, mismas que están referidas en la bibliografía. Por último,
se incluyen 13 mapas que muestran la distribución de las lenguas, los
tipos y los mecanismos en el continente.
Debo agradecer a las personas que me ayudaron a entender y de-
limitar esta investigación, así como a recopilar el cúmulo de datos
necesarios. Principalmente agradezco al doctor Francisco Barriga y a
los participantes del Seminario Permanente de Tipología de la Di-
rección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (inah), ya que este trabajo se produjo gracias a este semina-
rio. Asimismo agradezco a Polo Valiñas y al Seminario Permanente
de Análisis de Lenguas Indígenas del Instituto de Investigaciones
Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México
(iia-unam); a Terrence Kaufman y al grupo del Proyecto para la
Documentación de Lenguas Mesoamericanas, en especial a Susan
Smythe-Kung y a Mark Sicoli; a Marianne Mithun, John J. Ohala,
Brent Berlin, Christian Lehmann, Mauricio Gnerre, Esther Herrera
Zendejas, Rafael Alarcón, Samuel Herrera, Elena Ibáñez, Etna Pas-
cacio y Thomas C. Smith-Stark. De manera más personal, quiero
aprovechar para agradecer a mis amigos, a mi amigo y compañero
Rodrigo Romero, a mi familia, sin cuyo apoyo esta obra no hubiese
visto la luz, y de manera muy particular a mi madre, por enseñar-
me desde pequeña que el simbolismo sonoro es la forma más efectiva
de comunicación y de hacer una historia más amena.

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Abreviaturas
s

abs absolutivo masc masculino


ac acusativo md marcador del discurso
adv adverbio mom momentáneo
afi alfabeto fonético n neutro
internacional neg negación
atr atributivo nom nominalizador
contraexp contraexpectativo o objeto
cor correferencia pa palabra afectiva
cr cambio de referencia pas pasado
dec declarativo ph pasado hoy
dep dependiente pi pasado inmediato
(aspecto) pr pasado reciente
det determinante perf perfectivo
dir direccional pos poseedor
dur durativo pres presente
est estado prog progresivo
evi evidencial punt puntual
erg ergativo rp/p realis pasado/presente
fut futuro s sujeto
h hablante sg singular
hist histórico (tiempo) trans transitivo
ideof ideófono ti transitivo inanimado
imperf imperfectivo 1 primera persona
indf indefinido 2 segunda persona
lim limitativo 3 tercera persona
loc locativo = frontera de clítico

15
Antecedentes históricos
s

El principio de la arbitrariedad del signo ha dominado los estudios


lingüísticos desde que Ferdinand de Saussure lo estableció en su Cur-
so de lingüística general (1992 [1916]). Sin embargo, a lo largo de la
historia nunca se ha dejado de lado la idea de que las palabras tienen
una relación directa con su referente. La naturaleza de la relación
entre los significados de las palabras y las formas que las representan
ha sido objeto de debate desde los tiempos de la Grecia clásica. Tal
inquietud ha dado origen a diversos estudios e investigaciones relacio-
nados con el simbolismo sonoro. En este capítulo se hará una revisión
de las investigaciones más importantes que se han realizado acerca del
tema, desde la Antigüedad hasta nuestros días.

LOS INICIOS

No es raro que las primeras discusiones acerca de la arbitrariedad del


lenguaje se remonten a la Grecia antigua. En el diálogo Cratilo o del
lenguaje (Platón 1973 [ca. s. IV a. C.]) se narra el debate entre Hermó-
genes, Cratilo y Sócrates con respecto a la posible relación entre los
nombres y el referente al que designan. La discusión acerca de la eti-
mología de las palabras los lleva a descomponerlas y a analizar sus
partes. Finalmente, llegan a la conclusión de que debe haber palabras
primitivas —en el sentido de primigenias— con las cuales se pueden
formar palabras complejas. Pero ¿cómo adquieren su significado estas

17
palabras primitivas, si no es a través de la composición de otras palabras?
Es entonces cuando el filósofo griego reflexiona acerca de la forma en
que ciertos sonidos remiten a significados específicos y cómo estas
palabras primigenias adquieren su significado particular:

Quizá parece ridículo, mi querido Hermógenes, decir que las letras y las sílabas
revelan las cosas imitándolas. Sin embargo, es necesario que así sea [...] la
letra ! me parece ser el instrumento para expresar toda clase de movimiento
[...] Así, emplea esta letra para imitar el movimiento, por lo pronto en las
palabras !"#$ (rein, correr) y !%& (roee, curso), en seguida en '!%(%) (tromos,
temblor), en '!*+,) (trajus, áspero) [...]. La # conviene a lo que es sutil y que
por su naturaleza puede penetrar a través de todas las cosas; por esta razón
se sirve de la # en #"-.*# (iesthai) y #"$*# (ienai) para imitar la acción de ir o
marchar. Así también con las letras /, 0, 1 y la 23 que son sibilantes, imita
todas las cosas de esta naturaleza[…] (Platón, 1973: 282-283).

Después del periodo Clásico hay una interrupción de las reflexiones


acerca de la naturaleza simbólica o arbitraria del lenguaje. Esto se
debió a que durante toda esa época predominó la idea de que el len-
guaje era una creación divina, razón por la cual no resultaba pertinen-
te cuestionar su esencia. Es en el sigloxvii cuando comienza la reflexión
científica acerca del lenguaje, su naturaleza y orígenes, pero es hasta
el siglo xviii cuando se empieza a debatir la cuestión del simbolismo,
sobre todo el que está relacionado con el origen del lenguaje. Desde
aquel entonces el surgimiento de la lengua se relacionó con la ono-
matopeya, los gritos emocionales, las interjecciones vocales y la imi-
tación. Uno de los autores que en el llamado siglo de las luces aborda
el tema del simbolismo sonoro es Charles Brosses, quien en su Traité
de la Formation Méchanique des Langues et des Principes Physiques de l’
Étymologie (1765) propone varias raíces y sonidos consonánticos como
indicadores semánticos de conceptos generales. Mención especial
merece también la obra de Johann Gottfried Herder, quien ya en 1772,
en su “Ensayo sobre el origen del lenguaje”, publicado en Obra selecta
(1982 [1772]), defiende el origen antropológico del lenguaje en contra
de la hipótesis de su origen divino y resalta la naturalidad de la imita-
ción de los sonidos de la naturaleza en la creación del lenguaje: “El
hombre ha descubierto el lenguaje por sí mismo, basándose en los

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sonidos de la naturaleza, considerándolos signos de su entendimiento
dominante” (1982 [1772]: 168). Sugiere que el hombre, estimulado
por el oído, ha dado nombre a las cosas por los sonidos que emiten:
“El árbol será el que susurra; el viento, el que silba; el manantial, el
que murmura” (1982 [1772]: 167). Según este autor, es el oído el me-
diador entre el ser humano y el exterior y es innata su capacidad para
imitar los sonidos del ambiente.
Sin embargo, no fue sino hasta el siglo xix cuando se consolidaron
las ideas que relacionaban el origen del lenguaje con el simbolismo
sonoro. Estas teorías fueron ridiculizadas y aún se conocen con los
nombres despectivos que les dieron en aquella época. Por sorprenden-
te que pueda parecer, tales propuestas se están retomando —al menos
en su forma básica— para explicar las raíces del simbolismo sonoro.
Así, en 1861 Max Müller, un notable estudioso del sánscrito, propone
que ésta y otras lenguas indoeuropeas revelaban la existencia de raíces
primitivas, cuya fonética reflejaba una habilidad humana para rever-
berar los sonidos naturales de las cosas. Es por esta idea que a su teoría
se le conoce con el sobrenombre de “teoría ding-dong”, pues postula
que el lenguaje refleja los sonidos naturales y de esta manera nos rela-
ciona con la naturaleza. Dicha teoría estaba claramente influenciada
por el espíritu del siglo xix, cuando se añoraba el estado salvaje en el
que, se suponía, habíamos vivido en un comienzo. Por su parte, la
teoría de la onomatopeya fue defendida principalmente por Herder
(Müller, 1996 [1861]). El propio Max Müller la apodó “teoría bow-
wow” —ladrido de los perros en inglés— pues planteaba que nuestras
primeras palabras habían aparecido cuando el hombre primitivo em-
pezó a imitar diferentes sonidos ambientales. Siguiendo con la misma
línea de pensamiento, la “teoría pooh-pooh” fue apoyada por Condillac
(Müller, 1996 [1861]) y designada de esta manera por el jocoso Max
Müller, ya que sostenía que los primeros vocablos se basaban en inter-
jecciones emocionales y exclamaciones evocadas por eventos particu-
lares, o causadas por dolor o placer, como ¡oh! ¡ah! ¡auch!, etcétera.
En 1877, L. Noiré sugiere que los esfuerzos musculares difíciles —en
particular los esfuerzos rítmicos— se acompañan de una acción val-
vular de la glotis, la lengua y el paladar blando y que los sonidos emi-
tidos por dicha acción valvular debieron haber dado origen al lengua-

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je. Es por esta razón que a esta teoría se le conoció posteriormente con
el mote de “yo-he-ho”. La propuesta enfatiza el aspecto social y la
importancia de los ruidos relacionados con el apareamiento, la alimen -
tación, la pelea y las ocasiones festivas.
Como se puede advertir, todas estas hipótesis se relacionan es-
trechamente con el simbolismo sonoro que, junto con ellas, fue
durante mucho tiempo rechazado y ridiculizado. La razón por la que
se parodian estas teorías es porque los vocablos que son objetos de su
estudio parecen estar demasiado alejados de las oraciones gramatical-
mente construidas. Es difícil pensar que a partir de gritos expresivos
como: ¡oh! ¡ah! ¡ay! u onomatopeyas como: guau guau haya podido
surgir un lenguaje tan complejo como el que utilizamos actualmente.
Sin embargo, estas teorías surgieron en una época en la cual aún pe-
saba el punto de vista bíblico en el debate acerca del origen del len-
guaje. Por esta misma razón, relacionar el origen del lenguaje con
capacidades que también podían encontrarse en los animales era un
argumento fuerte en contra de la teoría creacionista. Todas estas dis-
cusiones parecían no tener fin, debido a que no había pruebas empí-
ricas que las refutaran o les dieran algún sustento. Por esta razón, en
1866, la Société Linguistique de Paris decidió no aceptar más investiga-
ciones sobre el origen del lenguaje, pues lo consideraron un tema su-
mamente especulativo (Harris, 1996; Hewes, 1977). En torno de la
relación entre el simbolismo sonoro y el origen del lenguaje abundaré
en el tercer capítulo. A punto de finalizar el siglo xix, Gabelentz, en
su libro Die Sprachwissenschaft, ihre Aufgaben, Methoden und bischerigen
Ergebnisse (1891), muestra su interés por “el sentimiento del simbolis-
mo sonoro” y afirma que el sonido y el significado están interconecta-
dos por los hablantes de una comunidad dada. Es decir, parten de la
idea de que las palabras del idioma que utilizan son las más idóneas
para expresar los significados correspondientes y que se adecuan mejor
que las utilizadas en otras lenguas.

EL PUNTO DE VISTA LINGÜÍSTICO

A principios del siglo xx aparecen los primeros trabajos lingüísticos


sobre el tema. Aunque ya había pasado casi medio siglo, estas obras

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no dejaron de estar influenciadas por la discusión acerca del origen del
lenguaje. Otto Jespersen, en su libro editado en 1928, Language, its
Nature, Development and Origin, reserva un apartado especial al sim-
bolismo sonoro y desarrolla ideas muy claras acerca del fenómeno. Su
clasificación de la variedad de formas en que se presenta parece estar
guiada por el grado de arbitrariedad que muestra cada expresión. En
primer lugar menciona la imitación directa, la cual es claramente re-
presentada por las onomatopeyas. Un poco más arriba, en la escala de
arbitrariedad, se encuentra la palabra ecoica, que se refiere a la utili-
zación de un sonido para designar al ser que lo produce o a los sonidos
que son producidos por algún movimiento, por ejemplo: los nombres
de pájaros que concuerdan con su canto o los de objetos cuya desig-
nación se parece al ruido que hacen al ser utilizados. El siguiente caso
es el que llama extensión de la designación simbólica a las cosas, es
decir, cuando la relación entre el sonido y la palabra ya no es tan di-
recta. Este fenómeno —que se conoce actualmente como sinestesia y
que consiste en asignar características acústicas a fenómenos no acús-
ticos— se expresa, por ejemplo, cuando se relacionan tonos altos con
luminosidad y tonos bajos con oscuridad. Otras modalidades del sim-
bolismo sonoro tratadas en el texto son: la asociación de ciertos soni-
dos con estados mentales, la relación de los sonidos con tamaño y
distancia, y la relación que existe entre la expresividad de las emisio-
nes y su extensión o brevedad. Aunque se pueden agrupar algunos de
los rubros que Jespersen pone por separado y excluir algunos otros, en
general su clasificación es consistente y puede compararse aun con las
más modernas (Hinton, Nichols y Ohala, 1994).
Este lingüista danés hace varias consideraciones en relación con el
fenómeno que nos ocupa, mismas que me parece importante mencio-
nar. En primer lugar asegura que ninguna lengua utiliza el simbolismo
sonoro en toda su extensión. En segundo lugar dice que las palabras,
a través del tiempo, pueden incrementar o disminuir su carga simbó-
lica sonora, mediante cambios semánticos, que las vuelven más expre-
sivas de lo que eran en una etapa anterior. Este proceso es el ecoísmo
o simbolismo secundario. Finalmente, cabe destacar que, a diferencia
de muchos otros autores para quienes el simbolismo sonoro es un mero
vestigio de épocas pasadas, Jespersen estima que éste enriquece a las

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lenguas constantemente, por lo cual se está dando un desarrollo pro-
gresivo, hacia un número cada vez más grande de expresiones fáciles
y adecuadas: “expressions in which sound and sense are united in a ma-
rriage union closer than was ever known to our remote ancestors”(“expre-
siones en las cuales sonido y sentido están unidos en un vínculo ma-
trimonial más estrecho del que nunca conocieron nuestros ancestros
remotos”) (Jespersen, 1958 [1928]: 411). Es decir, para este autor el
simbolismo sonoro es una forma de hacer la comunicación más expe-
dita y por lo tanto más efectiva.
En la misma época, pero de este lado del Atlántico, Edward Sapir
hacía sus primeras observaciones acerca del tema. Al parecer, su in-
terés por el simbolismo sonoro se fue desarrollando en distintas etapas,
lo que puede verse en la diferencia de años que hay entre unos tra-
bajos y otros. Su primer escrito al respecto es un fragmento en la
descripción del chinook que editó Franz Boas (1911) en elHandbook
of American Indian Languages. Ahí habla de un cambio consonántico
en wishram, un dialecto del chinook, para expresar aumentativo y
diminutivo, al cual llama “ablaut consonántico”. Dicho cambio pue-
de darse tanto en las raíces nominales como en las verbales y los
adverbios. Consiste en que si el objeto de un verbo es diminutivo,
entonces el prefijo pronominal concuerda con el objeto en consonan-
tismo diminutivo. Más tarde, en 1915 estudia lo que él llama tipos
“anormales” de habla en nootka. Menciona que en esta lengua hay
una serie de procesos —afijación y cambios consonánticos— utiliza-
dos por los hablantes para referirse a cierto tipo de personas, como
cojos, jorobados, zurdos, etcétera. Según Sapir, estos cambios repre-
sentan una combinación lingüística y psicológica de la compasión o
la afectividad asociada con ciertas personas. Sería el equivalente a
decir en español mexicano “cieguito” o “cojito”, aunque en nootka
tales recursos también se usan para ilustrar el habla de los animales
míticos y sus características morales.
Más adelante, en su libro Language (1992 [1921]), Sapir utiliza el
término simbolismo para nombrar una de las técnicas morfológicas de
las cuales se sirven las lenguas para expresar conceptos. El tipo simbó-
lico que propone abarca los procesos que modifican el elemento radi-
cal por medio de transformaciones internas, entre las cuales enumera

22
la reduplicación, los cambios vocálicos y consonánticos, el acento y
la entonación. Este autor sugiere que puede haber una base psicológi-
ca en estas alternancias, ya que él cree que el cambio desing a sang del
inglés es algo parecido a la alternancia de colores simbólicos, como
verde (que indica seguridad) y rojo (que indica peligro). Sin embargo,
finaliza diciendo que probablemente cada persona perciba con dife-
rente intensidad el simbolismo de estos cambios lingüísticos. Final-
mente, en 1929 publica un estudio acerca del simbolismo fonético. En
este trabajo, Sapir se propone esclarecer si el hablante “siente” en las
vocales y consonantes algún valor simbólico asociado. El experimen-
to consiste en hacer que individuos relacionen ciertas vocales con
objetos grandes o pequeños. Los resultados obtenidos parecen demos-
trar que sí existe alguna relación. Lo resume de una manera muy
simple “certain vowels and certain consonants ‘sound bigger’ than others”
(“ciertas vocales y ciertas consonantes ‘suenan más grandes’ que otras”)
(Sapir, 1949 [1929]: 69). Al respecto, considera que estos resultados
pueden deberse a razones acústicas, articulatorias o psicológicas, pero
no especifica cuáles.
Mientras tanto, en Europa el tema también había causado interés.
Sir Richard Paget, en Inglaterra, introdujo una teoría gestual, que
trató en diferentes trabajos, desde 1925 hasta 1965. Tal propuesta se
basa en el supuesto de que la lengua hace los mismos gestos mientras
articula —por ejemplo, ta-ta— que los que haría la mano para produ-
cir el mismo sonido. Dicho con otras palabras, el lenguaje imita ges-
tualmente las acciones. Este supuesto también resulta interesante, pues,
como veremos más adelante, hay varias teorías que hablan del origen
motriz del lenguaje. Además, una de las categorías establecidas para
enmarcar el simbolismo sonoro es la iconicidad articulatoria (Fischer,
1999), en la cual se incluyen sonidos que por su articulación codifican
ciertos significados particulares. Por esta razón, cabe suponer que esta
modalidad del simbolismo sonoro pueda ser explicada con esta teoría.
Por otro lado, Maurice Grammont, fonetista francés, dedica todo
un apartado de su Traité de phonétique (1960 [1933]) a lo que él llama
phonétique impressive. En éste habla de las onomatopeyas, del valor
impresivo de vocales —sombrías, claras, estridentes— y consonantes,
así como de tono, ritmo, entonación y acento. Todos estos segmentos

23
y rasgos tienen, según sus observaciones, algún valor impresivo.
Grammont hace una distinción interesante entre onomatopeyas y
palabras expresivas. Al parecer, dicha distinción separa a las palabras
imitativas de las palabras sinestésicas, tema en el que abundaré más
adelante. Ejemplifica con el verbo francés glisser y explica que cuan-
do este vocablo se aplica al sonido que hace un objeto que se desliza
suavemente, será una onomatopeya; en cambio, si se refiere al paso
de una estrella fugaz, se tratará de una palabra expresiva. Esta distin-
ción tan peculiar ilustra lo difícil que es distinguir un tipo de simbo-
lismo sonoro de otro. Con respecto a los cambios diacrónicos de este
fenómeno, el autor considera que la apofonía onomatopéyica —como
llama al fenómeno de alternancia de segmentos para evocar distintos
significados— no está desapareciendo, sino que más bien hay un
proceso de pérdida y reposición constante. Como veremos, algunos
de estos postulados se han visto corroborados en las investigaciones
más recientes.
Una de las opiniones de mayor importancia —por provenir de uno
de los principales exponentes del relativismo lingüístico— la da Ben-
jamin Lee Whorf. En su libro Language, Thought and Reality (1956)
toca el tema y piensa que existe una conciencia de los fonemas, un
sentimiento universal que aparece en pruebas psicolingüísticas, de las
que hablaré a continuación. Al parecer, dicha conciencia, indepen-
diente del lenguaje, se presenta de forma parecida en todas las perso-
nas. Desde su punto de vista, por una parte se asocian: brillo, frío, filo,
dureza, altura, liviandad, rapidez, tono alto, estrechez, con las vocales
[e], [i]. Por la otra, se asocian: oscuridad, calor, suavidad, pesadez,
lentitud, tono bajo, ancho y romo, con las vocales [a], [o], [u]. Whorf
afirma que los humanos relacionan estas experiencias con las vocales
y consonantes de las palabras.
Debido a las implicaciones del simbolismo sonoro, también se han
hecho estudios desde una perspectiva psicológica. En las décadas de
los años cincuenta y sesenta, estos estudios tuvieron un gran auge. Se
llevó a cabo una serie de pruebas con la finalidad de dilucidar si los
hablantes relacionaban sonidos con significados específicos. Uno de
estos experimentos fue el de Roger W. Brown, Abraham H. Black y
Arnold E. Horowitz (1955): “Phonetic Symbolism in Natural Langua-

24
ges”, en el cual hablantes nativos del inglés debían casar pares de
antónimos con los correspondientes en hindi, chino y checo. Los re-
sultados fueron reveladores. Los hablantes acertaron en un porcenta-
je significativamente mayor al del azar, lo cual parece indicar que los
sujetos hicieron la traducción de los términos con base en princi-
pios de simbolismo sonoro. Los autores de este artículo consideran la
posibilidad de que en el origen del lenguaje se hayan asociado sonido
y significado y que los resultados del experimento sean un reflejo de
estas asociaciones. Pero tampoco descartan que haya sucedido lo con-
trario, es decir, que en los principios de la lengua las palabras tuvieran
sólo asociaciones arbitrarias con sus sonidos y que más tarde se hayan
desarrollado relaciones simbólicamente sonoras, ya que una forma de
habla dada pudo haber sobrevivido por ser representacional.
Años después, en 1959, uno de los autores de dicho artículo, Roger
W. Brown, junto con Ronald Nutall, publicó otro artículo denomina-
do “Method in Phonetic Symbolism Experiments”. En esta ocasión se
refirió a los métodos utilizados en los experimentos de simbolismo
sonoro. Con el fin de evitar errores, los investigadores unificaron todas
las variables posibles. De nuevo, los resultados fueron significativa-
mente más altos que los que se podían obtener al azar, pero además se
descubrió que este fenómeno es sensible a los cambios en el procedi-
miento. Por ejemplo, los individuos tenían más resultados acertados
si se les presentaban las palabras en pares de antónimos que si se
presentaban aisladas. Esto también sugiere que el simbolismo fonético
en las lenguas naturales puede estar codificando los polos de los gra-
dientes semánticos relacionados con el concepto de magnitud y signi-
ficados afines, como: pesado-ligero, rápido-lento, claro-oscuro. Es po-
sible que esta asignación sea el resultado de la evolución de antónimos
hacia contrastes fonéticamente apropiados a su contraste semántico y
que dichos pares “suenen bien a los hablantes”, lo cual derivaría en
una mayor posibilidad de sobrevivencia de estas palabras. Para evitar
sesgos en su experimento, Murray S. Miron (1961) invirtió el proceso
—un poco a la manera de Sapir— y pidió a hablantes de inglés y ja-
ponés que asignaran significados a palabras inventadas con la forma
CVC. Sus resultados fueron que mientras más anterior era la vocal o
consonante, ésta se asociaba con valores más positivos en evaluación

25
y más débiles en potencia. Cuando se trataba de un segmento posterior,
se calificaba negativamente en el plano afectivo y como fuerte en
relación con la potencia. Estos resultados le permitieron vincular los
tonos altos con objetos pequeños y con debilidad. El hecho de que
los dos grupos culturales obtuvieran resultados muy similares sugiere
que las leyes que gobiernan el simbolismo fonético pueden tener un
carácter universal. Cabe subrayar que aunque todos estos experimen-
tos están formulados con los parámetros de otra disciplina diferente
de la lingüística, los resultados son muy similares.
Posteriormente se siguió trabajando en el tema desde el punto de
vista lingüístico. Roman Jakobson, en su libro Child Language Aphasia
and Phonological Universals (1968), establece una posible relación
entre sonidos y sensaciones visuales al explicar cómo se conforma el
sistema fonológico en el niño. Precisa que la primera distinción que
se hace en la infancia separa las consonantes —que representan la
máxima oclusión (p. ej, /p/)— de las vocales que tienen la máxima
abertura (p. ej., /a/). A continuación se establece el contraste entre
sonoridad —que se asocia con la vocal— y la sordez, que se atribuye
a las consonantes, pues generalmente éstas son sordas en los primeros
estadios del lenguaje infantil. Para explicar la tercera distinción que
aparece, el autor acude a las sensaciones visuales. Menciona que, al
igual que éstas, los sonidos del habla son, por una parte, luminosos u
oscuros y, por otra parte, cromáticos o acromáticos. Cuando disminu-
ye el cromatismo, la oposición de luz y oscuridad se incrementa. Las
vocales se caracterizan por tener un marcado cromatismo (definido
como abundancia de sonido), siendo /a/ el punto más alto del croma-
tismo. Las consonantes, en cambio, son sonidos sin un marcado cro-
matismo, en los que la oposición de luz y oscuridad es mayor. Primero
aparece en el niño la distinción luz-oscuridad (/p/ vs. /t/) y luego la
distinción cromático-acromático (/a/ vs. /p/, /t/). La primera oposición
vocálica aparece después de la primera oposición consonántica. Aun-
que esto parece ser sólo una metáfora, Jakobson afirma que la similitud
entre sonido y color es cada vez más evidente y refiere algunos casos
de individuos con “audición coloreada”, que son capaces de asociar
consistentemente colores específicos con ciertos sonidos. También
advierte que el desarrollo del instinto del color muestra algunas ana-

26
logías con el desarrollo y disolución del sistema fonológico, y da como
ejemplo la preferencia del negro y el rojo en la etapa infantil, misma
que evoca el contraste de oclusiva bilabial (máxima oscuridad) con
/a/ (máximo cromatismo).
Rusell Ultan tiene dos publicaciones relacionadas con el simbolis-
mo sonoro: una de 1971, “Size Sound Symbolism”, en la que revisa
este fenómeno en una muestra de 136 lenguas de diversas familias y
regiones geográficas, y otra más, del mismo año, “A Case of Sound
Symbolism in Konkow”, de la que hablaré más adelante. En su primer
trabajo se aboca al diminutivo. Sus resultados muestran que este sig-
nificado se simboliza frecuentemente con vocales altas o altas y ante-
riores, tono alto o varios tipos de ablaut consonántico, aunque este
último procedimiento está circunscrito a lenguas del oeste de Norte-
américa. Es importante subrayar que la anterioridad y la altura de
vocales y consonantes se utilizan sobre todo en procesos de ablaut, ya
que en el caso de afijos de diminutivo no hay evidencia de que sean
simbólicamente sonoros, sino más bien arbitrarios.
Gérard Diffloth escribe un artículo en 1972 acerca del significado
expresivo. En éste se refiere a las palabras expresivas o ideófonos, un
término utilizado en la terminología africanista que fue propuesto por
Doke (1935: 118), quien los definió como “A vivid representation of
an idea in sound. A word, often onomatapoeic, which describes a predi-
cate, qualificative or adverb in respect to manner, colour, sound, smell,
action, state or intensity” (“Una representación vívida de una idea en
sonido. Una palabra, frecuentemente onomatopéyica, que describe
un predicado, calificativo o adverbio en cuanto a modo, color, sonido,
olor, acción, estado o intensidad”). Según Diffloth, tales palabras
tienen una distribución geográfica muy amplia, lo cual hace suponer
que existen en todas las lenguas naturales, pues de ser una caracterís-
tica aislada no aparecería en zonas tan alejadas unas de otras. No debe
extrañarnos tener una idea distorsionada de los ideófonos, ya que en
las lenguas europeas están muy poco desarrollados y pobremente es-
tructurados. Morfológica y sintácticamente se caracterizan por tener
comportamientos particulares, modificar sólo a cierta clase de verbos
y llegar a tomar clases de afijos particulares. En cuanto al significado,
son palabras que no se parafrasean con facilidad, razón por la cual los

27
hablantes terminan echando mano de expresiones faciales o expli-
cando en qué situaciones se aplican. Además, es difícil clasificarlos
como morfemas, pues no se pueden segmentar adecuadamente, ya que
no tienen raíces léxicas homogéneas. Estos ideófonos participan del
simbolismo sonoro imitativo, aunque éste parece ser poco importan-
te, debido a que la mayoría de las palabras no describen sonidos. Al
parecer, el simbolismo articulatorio, término que utiliza Diffloth al
referirse a la imitación de la acción por medio del gesto articulatorio,
es más común, pues refleja mejor el evento descrito. Tucker Childs
(1994) abunda en la caracterización de los ideófonos y dice que a
nivel fonológico estos ítems pueden presentar rasgos que en otras áreas
del léxico no son contrastivos, como tono, nasalización y duración
vocálica. De la misma manera, pueden presentar estructuras silábicas
particulares, utilizar un mayor o menor número de segmentos del
inventario fonológico de la lengua y mostrar armonía vocálica y par-
ticularidades prosódicas, tales como ser pronunciados con un timbre
más alto o más bajo de lo normal. Aunque no todos los ideófonos
presentan todas estas características, por lo menos tienen algunas de
ellas. En cuanto a la morfología, desarrollan muy poca flexión y deri-
vación y por lo común el proceso más productivo en ellos es la redu-
plicación. Sintácticamente, pueden formar una sola clase cohesiva o
pertenecer a distintas categorías, lo que varía de lengua a lengua. En
la mayoría de las ocasiones ocupan un lugar aparte del resto de la
enunciación y pueden ser precedidos por verbos de significado gene-
ral, como ‘hacer’, ‘decir’, ‘citar’ o ‘pensar’. Los contextos en que apa-
recen son restringidos, por ejemplo: sólo suelen aparecer en oraciones
declarativas. Describir sus rasgos semánticos es difícil y en general el
rasgo que comparten es su dependencia en la relación no arbitraria
entre sonido y significado, aunque el autor considera que ésta es úni-
camente una cuestión de grado, pues se presenta en otras áreas de la
lengua, si bien en los ideófonos es más común. Childs (1994) nos dice
que debido a que las características distintivas de esta categoría no se
aplican igual en todas las lenguas es mejor pensar en ella como una
clase con miembros más prototípicos en el centro y menos represen-
tativos en la periferia.

28
Roman Jakobson y Linda R. Waugh, en su libro La forma sonora
de la lengua (1987 [1979]), hacen una revisión exhaustiva de los es-
tudios que se han hecho acerca de este tema. Hablan tanto del sim-
bolismo sonoro como de la sinestesia, de las afinidades entre las pa-
labras y la apofonía simbólica del sonido, abarcando con ello la mayor
parte de los estudios realizados con respecto a este fenómeno. Además
del uso gramatical del simbolismo sonoro, los autores hacen énfa-
sis en su uso poético tanto en canciones como en narraciones de
mitos y, por supuesto, en la poesía, donde la forma sonora es la que
le otorga un carácter particular a la obra. Un ejemplo de este uso es el
del quileute, lengua de la costa oeste, donde en el habla del venado
se sustituyen todas las sibilantes por laterales. Otro grupo de trabajos
relacionados con el simbolismo sonoro fue hecho de nuevo por psi-
cólogos. Michael W. Boyle, David A. Miller y Fahim Rahmani (1987)
llevaron a cabo un estudio en el que se pidió a hablantes de inglés y
de urdu que asignaran tonos —no palabras— a ciertas formas. Los
resultados revelaron una uniformidad en la asignación de tonos a las
figuras: para las redondas, tonos bajos; para las figuras complejas y
densas —es decir, que simulaban profundidad o textura visual—,
tonos altos. En general, el experimento apoyó la existencia del sim-
bolismo fonético y sugirió que la naturaleza del fenómeno es trans-
cultural, más que específica. En opinión de los autores, las similitudes
son el resultado de un estado primitivo o de un nivel fundamental del
lenguaje, el cual es compartido por ser una herencia común.
En 1994 Leanne Hinton, Johanna Nichols y John Ohala editan
Sound Symbolism, un libro que reúne 23 estudios acerca de este fenó-
meno en lenguas de los cinco continentes e incluye una sección
donde se discuten las bases biológicas del simbolismo sonoro. Éste es
uno de los trabajos más importantes y extensos que se han realizado
sobre el tema.
Dos años después, en 1996, Daniel Jurafsky retoma el tema del di-
minutivo, la categoría que puede considerarse como uno de los primi-
tivos universales, pues aparece de manera universal o casi universal.
Esta categoría es difícil de modelar, debido a la cantidad de significados
que se le asocian, los cuales van desde la pequeñez y la aproximación
hasta el afecto y el género femenino. Otro problema es que al diminu -

29
tivo se le asocian significados al parecer opuestos. Por ejemplo, en al-
gunas lenguas se usa para términos afectivos y en otras se usa como
peyorativo. Este caso en particular se explica porque al diminutivo se
pueden asociar tanto referencias a niños como a cosas insignificantes.
En general, se hacen diversas asociaciones con esta categoría. El autor
presenta un modelo que representa la forma en que se articulan los
significados del diminutivo y al mismo tiempo permite ver cómo es que
estos significados se han ido desarrollando a partir de significados cen-
trales. La propuesta es que el significado principal del diminutivo —del
que se derivan todos los demás— no es ‘tamaño pequeño’, como se ha
propuesto para el diminutivo *-ko del protoindoeuropeo, sino ‘niño’.
En su artículo “What if Anything is Phonological Iconicity?”,
Andreas Fischer (1999) propone tres categorías: iconicidad auditiva,
iconicidad articulatoria e iconicidad asociativa. Estas categorías se
ordenan, según el autor, de lo menos arbitrario a lo más arbitrario. Más
adelante revisaré este trabajo con mayor detenimiento. Por su parte,
Benjamin K. Bergen (2004) aborda el tema de la realidad psicológica
de los fonestemas. Este término se refiere al fenómeno que se observa
en grupos de palabras que comparten un mismo sonido y asociado con
éste un significado similar o cercano. Bergen cita como ejemplo el caso
del grupo consonántico gl- del inglés, que se asocia con ideas de lumi-
nosidad en palabras como glimmer ‘centellear’; glitter ‘resplandecer’;
glisten ‘brillar’ y glint ‘destello’. En este sentido y debido a su importan-
cia para el significado, se ha propuesto que las semejanzas de sonido y
significado en estos grupos de palabras pueden verse como un paso
intermedio entre los fonemas (unidades distintivas sin significado) y
los morfemas (unidades con significado). Estas unidades intermedias
—los fonestemas— no son morfemas contrastivos claros, ya que no se
pueden segmentar nítidamente y su existencia fue reconocida por el
propio Bloomfield (1964 [1933]), aunque no los designó con el térmi-
no en cuestión, el cual fue acuñado por J. R. Firth en 1930. El expe-
rimento que hizo Bergen es muy parecido a los que se han hecho para
determinar la realidad psicológica de los morfemas. Se muestran a los
individuos pares de palabras asociadas por compartir el mismo morfe-
ma, y se ha encontrado que se identifica con mayor facilidad y rapidez
el segundo miembro del par. Este mismo procedimiento se aplicó a pa-

30
res de palabras que contenían fonestemas y se llegó a la conclusión de
que los resultados son muy parecidos. Por lo tanto, se puede afirmar que
los segmentos simbólicos tienen cierta realidad psicológica en la men-
te del hablante. Esto se comprueba además porque los hablantes los
utilizan para interpretar neologismos y porque son medianamente pro-
ductivos, es decir, el hablante puede formar nuevas palabras con ellos.
Finalmente quisiera mencionar el proyecto que dirigió Christian
Lehmann de la Universidad de Erfurt. Esta investigación está enca-
minada a descubrir cuáles son los parámetros que guían la categoriza-
ción lingüística de sonidos. Lehmann ha propuesto que los sonidos,
en el nivel léxico-semántico, pueden ser caracterizados desde diversos
parámetros, algunos de índole auditiva —como intensidad, timbre,
periodicidad o el rango de periodicidad— y otros de índole estética
—placenteros o no placenteros. La categorización de sonidos a nivel
fonológico, en cambio, se da a través de la onomatopeya. Así, las pa-
labras que designan sonidos musicales cuentan con más sonorantes y
las que designan ruidos contienen más obstruyentes. De hecho, las
consonantes son más importantes en las palabras onomatopéyicas
debido a que la mayoría de los sonidos que nos rodean son ruidos. De
la misma manera, las palabras que se refieren a vibración contienen
más vibrantes (/!/) de lo usual, mientras que los sonidos interruptos se
expresan con obstruyentes y los que se desvanecen tienen sonorantes
en la rima. El doctor Lehmann ha encontrado también que al identi-
ficar sonidos los hablantes preferentemente se refieren a la fuente de
sonido, más que a la naturaleza intrínseca del ruido. Esto sugiere que
la categorización de sonidos se centra en la relevancia y posibles efec-
tos del sonido en el oyente, más que en el sonido mismo, es decir, los
seres humanos no se interesan por la naturaleza de éste sino por lo que
significa para ellos.

ESTUDIOS DE SIMBOLISMO SONORO EN LENGUAS


INDOAMERICANAS

En el campo de los estudios de simbolismo sonoro en las lenguas ame-


rindias también existe una larga tradición. En términos generales, se

31
trata de trabajos descriptivos sobre lenguas específicas, los cuales hacen
referencia a mecanismos de simbolismo sonoro y formulan algunas
explicaciones para su significado. Ya mencioné los trabajos de Sapir
en el nootka y el wishram, que constituyen los primeros estudios del
simbolismo sonoro en lenguas amerindias. Posteriormente, Franz Boas
y Ella Deloria (1941) elaboraron una gramática del Dakota Grammar,
en la que se da cuenta de un número importante de formas simbólica-
mente sonoras en esa lengua siuxana. Es interesante hacer notar que
el noroeste de América es una de las áreas que ha sido más trabajada
en relación con este tema. Gladys Reichard (1945) analiza los temas
verbales en “Composition and Symbolism of Coeur D’Alene Verb-
stems”, así como sus procesos de composición y menciona que en esta
lengua hay una fuerte carga de simbolismo sonoro en las raíces verba-
les y los procesos de cambios, tanto vocálicos como consonánticos.
Tiempo después, en 1970, Mary Haas retoma el tema en un artículo
en el que estudia el simbolismo consonántico en tres lenguas del no-
roeste de California. En este trabajo, trata de dilucidar cuáles rasgos
son genéticamente transmitidos y cuáles se comparten debido a la
difusión, ya que las tres lenguas estudiadas —yurok, wiyot y karok— se
encuentran en colindancia una con otra y sólo las primeras dos están
emparentadas. Las conclusiones no son generalizables ni tampoco de-
finitivas, pero la autora concluye que hay rasgos genéticos, por ejemplo:
los cambios de /t/ a /ts/ o /t"/, y otros que son el resultado de la difusión,
como el uso de /s/, /ts/ o /t"/ en el sufijo diminutivo.
G.H. Matthews, también en 1970, publica “Some Notes on the
Proto-Siouan Continuants”. En su reconstrucción del protosiuxano,
Matthews se enfrenta al hecho de que hay ciertos segmentos que no
responden a los cambios esperados, sobre todo en dakota. Esta ano-
malía es explicada por la existencia de alternancias consonánticas que,
al parecer, se resistieron al cambio diacrónico. Por lo tanto, es posible
que estuvieran presentes en la protolengua. Matthews considera que
este supuesto debe tenerse en cuenta para la correcta reconstrucción
de la misma. En 1971, Margaret Langdon publica “Sound Symbolism
in Yuman Languages”. La autora revisa los fenómenos de ablaut con-
sonántico en las lenguas de la familia yumana, con el fin de entender
su desarrollo histórico. Al igual que en el protosiuxano, algunas formas

32
de estas lenguas pudieron no ser afectadas por el cambio histórico, el
cual sí afectó a otros segmentos que no mostraban este cambio conso-
nántico. Es decir, los ítems simbólicos son más estables que los arbi-
trarios. En consecuencia, Langdon también considera que es necesario
tener en cuenta el ablaut consonántico para la reconstrucción de la
fonología del proto-yumano. Asimismo, debido a que hay procesos de
simbolismo sonoro en todas las ramas de la familia, habría que con-
templar la posibilidad de que sean mecanismos expresivos arcaicos, ya
presentes en el proto-yumano. En ese mismo año, Russell Ultan estu-
dia el simbolismo sonoro en konkow, lengua maiduana de California.
El autor remarca que el simbolismo sonoro generalmente se ha visto
como un fenómeno poco estructurado y periférico en la lengua. Sin
embargo, al estudiar el konkow comprueba que las formas y los signi-
ficados sí están organizados de forma sistemática. Johanna Nichols,
también en ese mismo año, hace una nueva revisión del simbolismo
consonántico del diminutivo en el oeste de Norteamérica. En este
artículo la lingüista revisa los cambios consonánticos relacionados con
el diminutivo en varias lenguas del oeste de Norteamérica. De acuer-
do con los datos recabados, la autora agrupa los cambios en dos tipos:
cambios de dureza y cambios de tonalidad. En el caso de los cambios
de dureza hay una diferencia de fuerza en el modo de articulación.
Incluye en este rubro los siguientes cambios: lenis>fortis,
oclusiva>eyectiva, sonorante>glotalizada, fricativa > africada (/s>ts/,
/#>t#/, /$>t"/, /s>t"/), /s>k/, /w>b/. Nichols menciona además de los
cambios de dureza y de tonalidad un tercer tipo de alternancia, de
dentales resonantes, en el que incluye los siguientes cambios: /l>!, !>n,
l>n, !>!, #>l, #’>l’, n>l/. Sin embargo, al final agrupa estos cambios
con los de dureza, pues detecta que en todos ellos lo pertinente es la
mayor obstrucción y un mayor cierre. Dicho esto propone la siguiente
jerarquía: /#>l>!>n>!(d)>t>t’/, donde la lateral fricativa es la más
abierta y la /t’/ la más cerrada.
En relación con los cambios de tonalidad, la autora propone dos
subgrupos. Como explicaré en el segundo capítulo, hay varias formas
de medir la frecuencia de las consonantes y estos parámetros son los
que utiliza Nichols para hacer su subagrupación. En el primero consi-
dera si el timbre del estallido de la consonante o el ruido de la fricati-

33
va es más elevado, lo cual es una característica de las consonantes más
anteriores. En términos de Jakobson, lo anterior corresponde a la
oposición entre consonantes densas y difusas. Ejemplos de este tipo de
cambio serían: /">s, t">ts, t">t, %>s, &>s, k>q/. En el segundo subgru-
po se considera la altura del locus del segundo formante. El mecanismo
más representativo de este subgrupo es la palatalización. En términos
de Jakobson se equipararía a la oposición grave/agudo. Los cambios
que presenta muestran un movimiento hacia la zona central de la
cavidad oral: /s, ">s', s>", t>t", $>t", s>t", ()>r, *>ts, x>", q>k’, q>k,
k’>k, k>q/. De acuerdo con la autora, lo más probable es que el sim-
bolismo relacionado con el cambio consonántico en las lenguas revi-
sadas se deba a un simbolismo acústico y no a uno de tipo articulatorio.
Dicho en otras palabras, piensa que los significados de diminutivo se
asocian con el tono alto y no con una articulación estrecha. Más bien,
ésta es derivada de la primera. En cuanto a la marcación, la autora
supone que si los objetos pequeños se asocian universalmente con
timbre alto, gestos reducidos o mayor dureza en la articulación, es
posible que la marcación en sí sea simbólicamente apropiada para el
habla afectiva, dentro de la cual se incluirían el diminutivo y sus ex-
tensiones. Pero al parecer esto no funciona así, por lo menos no en las
lenguas de su muestra. En ciertos cambios se utilizan segmentos más
marcados para el diminutivo y en otros no. Ya en los años ochenta,
Marianne Mithun (1982) describe las características del “vocabulario
expresivo” en las lenguas iroquesas, así como su comportamiento sin-
crónico y diacrónico. Por una parte, ciertos sonidos se resisten a cam-
bios que normalmente los habrían debilitado o hecho desaparecer. Por
otra parte, Mithun deja claro que hay particularidades atribuibles a
este tipo de vocabulario que se han registrado también en otras lenguas,
como el uso de segmentos que no aparecen en otras áreas de la lengua,
patrones acentuales específicos, procesos morfofonémicos particulares
—como la reduplicación— y usos sintácticos restringidos. La mayoría
de los trabajos referidos están centrados en las lenguas de Norteamé-
rica. Son pocos los que se ocupan de describir el simbolismo sonoro
en lenguas del centro y sur del continente. Uno de ellos es el de Willem
De Reuse (1986), que da cuenta de este mecanismo en el quechua de
Santiago del Estero. Al respecto, hace notar que el simbolismo sono-

34
ro se ha fosilizado en la morfología y en el léxico, provocando que el
proceso sea poco productivo, pues está en vías de lexicalización. Los
hablantes ya no lo reconocen como un mecanismo productor de sig-
nificados.
La revisión que he hecho hasta aquí no pretende ser exhaustiva,
sino más bien ofrecer un panorama general de los estudios que se han
desarrollado sobre el tema. A continuación hablaré de las dos clasifi-
caciones que se han propuesto para tratar de englobar todas las varie-
dades de este fenómeno.

DOS CLASIFICACIONES DEL SIMBOLISMO SONORO:


FISCHER Y HINTON, NICHOLS Y OHALA

En torno de la definición de simbolismo sonoro parece haber un con-


senso más o menos general. Se ha determinado como: sonidos indi-
viduales que reflejan o simbolizan propiedades del mundo (Crystal
[1994], 1987); un sonido del habla que parece relacionarse con un
objeto del mundo (Reay, 1994); enlace directo entre sonido y signi-
ficado (Hinton, Nichols y Ohala, 1994), y asociación natural e inter-
na por semejanza entre sonido y significado (Jakobson, 1979). Sin
embargo, la cantidad de fenómenos que abarca esta definición —re-
duplicación, ablaut vocálico y consonántico, onomatopeyas, ideófo-
nos, palabras expresivas— es muy grande, por lo cual no es raro que
las categorías que se proponen para clasificarlo muestren algunas di-
ferencias. En el apartado anterior ya mencioné algunos ordenamien-
tos, como el de Grammont y el de Jespersen. A continuación descri-
biré las dos tipologías que, a mi parecer, pueden abarcar el mayor
número de casos de simbolismo sonoro: la que da Fischer (1999) en
su artículo “What if Anything is Phonological Iconicity?” y la que
proponen Hinton, Nichols y Ohala en la introducción del libroSound
Symbolism. A continuación expongo e ilustro cada una de ellas.

Clasificación del simbolismo sonoro de Fischer (1999)


Fischer propone tres tipos de iconicidad fonológica:

35
1. La iconicidad auditiva, que se refiere a los sonidos que imitan lo
que el hablante oye. Incluye formas no léxicas, aquellas que no siguen
los patrones silábicos de la lengua. Estos elementos son fácilmente
lexicalizables, al agregárseles alguna vocal o consonante, como en el
inglés, en el que shshsh pasó a shoo ‘asustar o ahuyentar a alguien di-
ciendo shoo’. Ésta es la instancia que más se acerca a la no arbitrarie-
dad, ya que forma y significado son uno, si pensamos que el sonido es
el mismo, pero producido por otra fuente. Sin embargo, como cualquier
otro signo lingüístico, tiene un grado de convencionalismo. Ejemplos
de iconicidad auditiva:

Nez percé (sahaptiana, Aoki, 1994b)


pim ‘tambor’
kúx ‘pasos de ciervo’
hú ‘llamado de ganso’
tum ‘trueno’ (boom)
to:x ‘trueno’ (crash)
xu:mxum ‘comer cartílago’
+á:+a ‘cuervo’

Guaraní (tupiana, Langdon, 1994)


pi!i!i ‘fuego quemando pasto seco, crujido de dinero nuevo’
"i!i!i ‘agua saliendo del grifo’
"a!a!a ‘animal caminando a través de hojas secas, pecho
congestionado’
mba!a! ‘pesado, profundo, tambor grande, libros pesados
cayendo’
tu!u!u ‘silbido bajo, flauta de bambú indio’
kõ!õ!õ ‘ronquido, ruido estomacal’
pe!e!e ‘alas de pollo agitándose’

2. La iconicidad articulatoria que se refiere, por ejemplo, a que di-


ferentes lenguas utilicen [i] para tamaño pequeño y distancias cortas, y
[a] para tamaño grande y distancias largas. Dado que el tamaño y la
distancia no producen sonidos, entonces no se pueden englobar en
la iconicidad auditiva, ya que ésta es básicamente imitativa, por lo que,

36
aunque se podría relacionar el tamaño de los objetos con la frecuen-
cia de los sonidos que se producen, esta relación es menos directa que
la pura imitación. Se colocan bajo el rubro de iconicidad articulatoria
porque la asociación de sonido-significado se explica por la relación
que hay entre los órganos articuladores. La base de comparación es, por
lo tanto, la articulación del sonido, más que el sonido mismo. En el
caso de la [i] se explica su asociación con pequeñez, debido a que la
posición alta de la lengua deja una abertura pequeña entre la lengua y
el paladar. Lo contrario sucede con la [a]. Sin embargo, habría que
explicar por qué en algunas lenguas esta oposición se utiliza de forma
inversa. Uno de los problemas que puede tener esta categoría es que el
autor sostiene que trabaja a un nivel subconsciente, pues un hablan-
te no lingüista no tiene forma de saber que hace esos movimientos
cuando produce una [i]. Ejemplos de iconicidad articulatoria son:

Huave (huaveana, Stairs, 1981)


akwahlang ‘lo suena’ (sonar matracas)
akwihling ‘lo suena suave’ (el niño su juguete, piedritas en un bote)
ahonts ‘lo rasguña’
ahent" ‘lo raya suavemente’
ahlang ‘lo mueve’
ahlingling ‘tiembla’ (rueda de la carreta)
atahrap ‘lo aplana, lo aplasta’
atih!ip ‘lo acomoda’

Japonés (lengua aislada, Hamano, 1994)


pata-pata ‘golpear una superficie plana con un objeto plano como
un abanico’
patja-patja ‘golpear la superficie del agua con mucho chapoteo’
peta-peta ‘pegar con un objeto’ (como un palo o varilla largos)
petja-petja ‘hablar y hablar de cosas insignificantes’ (moviendo
mucho la lengua)
ho!o-hoj!o ‘lamentarse elegantemente’
hyo!o-hyo!o ‘verse delgado y débil’
su!u-su!u ‘algo que pasa suavemente’
syu!u-syu!u ‘algo que pasa por un espacio estrecho y hace ruido’

37
En esta lengua, se asocia la palatalización con un continuo semántico que
incluye: carácter infantil, inmadurez, inestabilidad, no digno de confianza,
movimiento descoordinado, diversidad, energía excesiva, bullicio, falta de
elegancia.

La razón de poner este último ejemplo en este tipo de iconicidad


es que la palatalización supone un estrechamiento de la cavidad oral,
por lo que se puede asociar con pequeñez y extender esta asociación a
infantil, inmadurez y otros significados. No queda claro si ésta es la
única explicación o si también es posible que se esté imitando el habla
infantil.
3. La iconicidad asociativa se refiere a fonemas ligados con un
significado particular, o sea, los que se han llamado fonestemas, com-
binaciones de sonidos que aparecen como partes de palabras evocan-
do ciertos significados. Es el caso de –ash en inglés, que parece denotar
violencia y/o rapidez clash, crash, flash, splash, smash. Fischer llama
asociativa a esta categoría porque los hablantes asocian ciertos signi-
ficados con los sonidos (asociación primaria) y además vinculan estas
palabras con otras que contienen los mismos sonidos (asociación se-
cundaria). Este fenómeno puede ser el causante de la creación de
palabras nuevas y el responsable de que las ya existentes tiendan a
perpetuarse. La dificultad está en explicar por qué ciertos sonidos se
asocian precisamente con ciertos significados.

Inglés (indoeuropeo, Fischer, 1999)


gl- relacionado con luz o visión
glance ‘mirada, ojeada’
glimmer ‘centellear’
glitter ‘resplandecer’
glisten ‘brillar’
glint ‘destello’
gleam ‘destello, fulgor’
glow ‘brillar’

sn- relacionado con nariz o boca


snarl ‘gruñir’
sneeze ‘estornudar’

38
sniff ‘olfatear, husmear’
snivel ‘moco’
snore ‘roncar’
snort ‘resoplar, bufar’
snuff ‘sorber por la nariz’

Cabe destacar que, aunque el autor dice que sus categorías siguen
el parámetro de la arbitrariedad, la diferencia entre iconicidad audi-
tiva y articulatoria no se define en términos de arbitrariedad. Más
bien, la diferencia parece ser si la asociación es directa (imitación) o in-
directa (sinestésica), por lo cual habría que revisar dichos parámetros.

Clasificación del simbolismo sonoro de Hinton,


Nichols y Ohala (1994)
Hinton, Nichols y Ohala proponen una clasificación con cuatro ca-
tegorías. En este caso, la categorización se hace con base en el grado
de ligamiento directo entre sonido y significado, siendo el más ligado
el simbolismo sonoro corporal, seguido del imitativo, el sinestésico
y el convencional.
1. El simbolismo sonoro corporal se refiere a los sonidos o entona-
ciones que expresan el estado interno del hablante tanto física como
emocionalmente. Por lo tanto, no pueden ser objetivados en el len-
guaje referencial. Se trata de una señal o índice. Normalmente no se
escriben, excepto en las tiras cómicas. No usan el inventario usual de
la lengua.
2. El simbolismo sonoro imitativo engloba a las palabras onomato-
péyicas y a las frases que representan sonidos ambientales. Al igual que
el simbolismo sonoro corporal, utiliza patrones sonoros extraños a la
lengua, aunque mejor atestiguados porque tiende a convencionali-
zarse. Elementos ya lexicalizados en español serían palabras como
“murmurar” o “ulular”, que imitan el sonido al que aluden, pero cla-
ramente son verbos. También se representan sonidos rítmicos, sobre
todo mediante reduplicación (imitativos de movimiento). Aunque
éstos podrían caer en su categoría de simbolismo sonoro sinestésico,
los considera más ligados a los imitativos. Ejemplos de simbolismo
sonoro imitativo son los siguientes:

39
Huambisa (jivaroana, Berlin, 1994)
Ave "ana"na (vocalización del ave ["a."a."a])
Ave wakáls (vocalización [wakata!á.wakata!á])
Ave kuyu (vocalización [kuyu.kuyu.kuyu])
Ave sasa (vocalización [sa.sa.sa.sa.sa])
Ave kayak (vocalización [kiak.kiak.kiak])
Ave pu! (vocalización [pu!!!.pu!!!.pu!!!])

Huasteco (mayense, Kaufman, 1994)


t"ombi" an lana:" a:l an ha+
‘La naranja cayó en el agua (haciendo t"om)’

t"ek’t"e:l in pahab an jehtsel $ak pat’eb


‘Las sandalias del viejo con pantalones blancos rechinan (haciendo
t"ek’) mientras él va por ahí caminando’

t"aw+t"a:t"a:l an k’athaw
‘El guajolote va por ahí graznando (haciendo t"aw+)’

t"u!u!u:l an tsakam t’ele+ k’al in uba:t’


‘El bebé va con su juguete silbando (haciendo t"u!)’

3. El simbolismo sonoro sinestésico se refiere a la simbolización


acústica de los fenómenos no acústicos. Es el proceso por medio del
cual ciertas vocales, consonantes y suprasegmentales son escogidas
para representar consistentemente propiedades visuales o táctiles de
los objetos, tales como tamaño o forma. Por ejemplo, las consonan-
tes palatales y las vocales altas se asocian con diminutivos y objetos
pequeños. Por ejemplo, con respecto a la ch del español, Moliner
(1992) nos dice:

El sonido representado por esta letra es en alto grado expresivo o imitativo, es


decir, forma palabras que no son, o no son sólo, representativo-objetivas, sino
que expresan una actitud afectiva o intencional del sujeto (sirven sobre todo
para despreciar o para llamar) o imitan o sugieren un sonido, un movimien-
to, etc. […], como chac, chanclo(a), chapucero, chep, chi, chocar, chsss”
(op. cit.: 594).

40
La relación entre sonido y significado es parcialmente indirecta
y está altamente estructurada. Ejemplos de simbolismo sonoro sines-
tésico:

Dakota (siuxana, Boas y Deloria, 1932; Matthews, 1970 y Nichols,


1971)
sóta ‘claro’
"ota ‘lodoso’
xóta ‘gris’
zi ‘amarillo’
,i ‘rojizo’
-i ‘café’

Hay una alternancia en la que el punto de articulación de las fri-


cativas se posterioriza de alveolar /s, z/ a alveopalatal /", ,/ y a velar /x,
./. Las primeras representan la mínima expresión, /"/ y /,/ la expresión
intermedia y /x/, /./, la máxima expresión.

Yir-Yoront (pamana, Alpher, 1994)


kalq ‘t!!!a jo/!in
‘"ecogió repentinamente las lanzas con un sonido ‘trrra’

par-p poq ‘to! piw ’y


‘le pegué en la cabeza, ‘to!’

pup thilhth
‘pup, se cayó’
lalpujm t"an wenhth
‘t"an, colgó el fardo’

Esta y otras lenguas del área (del centro al sudoeste de la penínsu-


la de Cabo York) muestran una alta frecuencia de palabras simbólicas
en la narrativa ordinaria y en la narrativa mitológica. Estos elementos
sugieren un sonido en un sentido muy convencionalizado, que acom-
paña a una acción. La relación entre la palabra y el sonido que repre-
senta frecuentemente es remota y arbitraria. Casi no tienen morfolo-

41
gía y violan las correspondencias sonoras normales para las palabras
“ordinarias”.
4. El simbolismo sonoro convencional se refiere a la asociación
analógica de ciertos fonemas y grupos de fonemas, con ciertos signi-
ficados. Como menciona Bergen (2004), los fonestemas presentan un
problema para la morfología de tipo composicional —refiriéndose a
los modelos de ítem y arreglo (Hockett, 1954)— debido a que no se
segmentan nítidamente ya que la separación del fonestema deja “re-
siduos” que no son morfemas. Además, el mismo fonestema tampoco
se sostiene independientemente como un morfema, lo que los hace
similares a los morfemas del tipo cran- en el compuesto cranberry
(Bloomfield, 1964 [1933]), excepto que los fonestemas, según Bergen,
son más frecuentes. A diferencia de las categorías anteriores, en las
que puede haber algunas similitudes translingüísticas, el simbolismo
sonoro convencional es específico de cada lengua, en cuanto a la
elección de los segmentos fonéticos, aunque algunos sí tienen carac-
terísticas universales. Se ha llegado incluso a proponer que deben ser
clasificados como morfemas. Es el punto más cercano a la arbitrarie-
dad en la escala. Ejemplos de simbolismo sonoro convencional:

Nez percé (sahaptiana, Aoki, 1994b)


+í:sqal mem’é:te:x himsamósiqa
‘Oh, me estaban diciendo una mentira’ (habla normal)
+í:#qal mem’é:#e:x #im#amó:#iqa
‘Oh, me estaban diciendo una mentira’ (habla del oso grizzly)

Algunos personajes de las historias tradicionales nez percé tienen tipos de


habla particulares, con cambios de consonantes o prefijos especiales.
El oso grizzly es el villano y su habla está representada cambiando las oclu-
sivas y aspiradas a /#/. Este cambio se usa también para imitar el ceceo, lo cual
se asocia en nez percé con una inteligencia más baja de lo normal, combinada
con poder muscular, lo cual hace al oso grizzly peligroso.

Koasati (mascoquiana, Kimball, 1991)


-p- ‘acción de mano, pie u otro órgano’
boco -p-ka-n
1
‘apretar algo en la mano una vez’
lasa1-p-li-n ‘lamer algo una vez’

42
-#- ‘acción que involucra romper’
caka1-#-ka-n ‘tajar algo una vez’
wako1-#-#i-n ‘romper algo’ (objeto singular)

-s- ‘acción que involucra líquido’


#ibo1-s-lin ‘exprimir algo’ (objeto singular)

-j- ‘acción con movimiento circular’


apona1-j-li-n ‘envolver algo’ (objeto singular)

Hay ciertas consonantes que anteriormente se usaban para formar


raíces (verbales), pues se asociaban con significados particulares.
Actualmente, estas consonantes se siguen asociando con los signifi-
cados antes mencionados cuando aparecen en posición inicial y/o
media de la raíz.
Hinton, Nichols y Ohala distinguen también otros dos tipos de
simbolismo: el metalingüístico, en donde la elección del segmento y
los patrones entonacionales señalan aspectos de la estructura y función
lingüística, y el metacomunicativo, en el cual hay una relación no
arbitraria del sonido con la función comunicativa. Ejemplos de este
último serían toser para marcar turnos de habla, susurrar, así como el
uso de aumentativos y diminutivos, referidos a la relación afectiva del
hablante con el referente. Los dos marcos presentados nos dan una
idea de las clasificaciones posibles para el simbolismo sonoro y son las
que tomaré como base para el análisis del fenómeno en las lenguas
amerindias. Como toda propuesta, son susceptibles de ser perfeccio-
nados. Por ejemplo, con respecto al simbolismo sonoro convencional
se dice que se escogen segmentos que no necesariamente tienen un
vínculo simbólico asociado con ellos. Sin embargo, hay que trazar con
más precisión esta división, pues algunas lenguas usan segmentos es-
pecíficos que, al parecer, no tienen ningún lazo simbólico, pero cuan-
do se analizan mejor los segmentos fónicos utilizados resulta que se
emplean, por ejemplo, segmentos anteriores para significados asociados
con diminutivo, y segmentos posteriores para lo contrario. Esta ante-
riorización hace que la frecuencia del segundo formante (F2) de las
vocales, por ejemplo, sea más alta, por lo cual sí puede haber una re-

43
lación no arbitraria entre el sonido y el significado. Por lo tanto, el
simbolismo no es tan convencional como parece.

SIGNIFICADOS ASOCIADOS CON LAS FORMAS


SIMBÓLICAMENTE SONORAS

A lo largo de este capítulo he dado algunos ejemplos de las formas en


que se expresa el simbolismo sonoro. A continuación hablaré acerca
de los significados que, gracias a los diversos estudios, se ha encontra-
do que son susceptibles de ser expresados a través de simbolismo so-
noro. Nuevamente, Hinton, Nichols y Ohala (1994) listan seis
campos semánticos, que son: 1) Imitación de sonidos ambientales
e internos. 2) Expresión de estados internos, físicos y emocionales.
3) Expresiones de relaciones sociales (como formas diminutivas y
vocativos e imperativos). 4) Características sobresalientes de objetos
y actividades, como movimiento, forma, tamaño, color y textura.
5) Indicadores gramaticales y discursivos, como marcadores entona-
cionales del discurso y de la estructura de la oración. 6) Expresión
de la relación evaluativa y afectiva del hablante con respecto a lo
que se discute.
Como podemos ver, todos estos campos están estrechamente rela-
cionados con las experiencias necesarias para diferenciar el mundo
que nos rodea, por lo cual no debe resultar sorprendente que si el
simbolismo sonoro las representa, sean translingüísticamente similares.
Al parecer, sólo las nociones abstractas relacionales parecen escapar
a la representación por medio del simbolismo sonoro. Sólo 5 y 6 pa-
recen ser características exclusivas del ser humano; 1, 2 y 3 se encuen-
tran en la comunicación no humana. Aunque no se ha llegado a
ningún acuerdo contundente acerca de cuáles significados específicos
van asociados con cuáles sonidos específicos, es posible establecer
cuáles son las estrategias utilizadas en diferentes lenguas para manifes-
tar el simbolismo sonoro. Por una parte, el uso de la reduplicación se
asocia frecuentemente con el simbolismo sonoro. También es común
el uso de segmentos fónicos que no son parte del inventario de la
lengua. De hecho, nuevos hechos fónicos pueden ser posteriormente

44
fonologizados e introducidos al inventario de la lengua por este medio.
La última estrategia se refiere a la asociación de ciertas clases de fone-
mas con ciertos campos semánticos. Doy algunos ejemplos tomados
de Hinton, Nichols y Ohala (1994):

Oclusivas: sonidos y actos abruptos.


Continuantes: sonidos y actos continuos.
Fricativas: movimiento rápido audible de un objeto a través del
aire.
Nasales: sonidos reverberantes.
Consonantes y vocales de alta frecuencia: tamaño pequeño, agu-
deza y movimientos rápidos.
Vocales y consonantes de baja frecuencia: tamaño grande, suavidad
y movimientos lentos y pesados.

A continuación, añado algunos que he encontrado en otros autores.


Como dije anteriormente, no hay una aceptación general de sonidos
que en todas las lenguas se asocien con los mismos significados. Inclu-
so, el uso que parecía el más aceptado —[a] para grande e [i] para pe-
queño—, que apoyan Sapir (1949 [1929]) y Newman (1933) —quien
además le asigna a [i] otros valores relacionados: agudeza, pequeñez,
ligereza, rapidez y cercanía— parece no ser de tipo universal. Sin
embargo, se pueden apreciar claras tendencias generales. Por ejemplo,
Fischer (1999) considera que esta oposición marca contrastes entre
pequeño/grande; cercano/lejano; alto/bajo; luminoso/oscuro; angular/
redondo; duro/suave; ligero/pesado; tenso/relajado; apretado/suelto;
estrecho/amplio y delgado/grueso. Una distinción similar hace Gram-
mont (1960 [1933]) entre vocales “claras” y “oscuras”, asignando a las
primeras las cualidades de fineza, ligereza, blandura, suavidad e ideas
correlacionadas. Significados parcialmente semejantes se han asignan-
do a la oposición entre [i] y [u]. Fónagy (1963) considera, con base en
pruebas realizadas a niños y adultos, [i] como más rápida, más pequeña,
más bonita, más amigable, más dura y [u] como más gruesa, más hueca,
más oscura, más triste, más amarga y más fuerte. Otras caracterizacio-
nes de las vocales las identifican con colores. Chastaing (1962) con-
signa que a las vocales anteriores se les asignan colores claros y a las

45
vocales posteriores colores oscuros. Argelander (1927) coincide con
este parámetro, pues reporta que [a] se asigna al rojo, [e], [i] a lo ama-
rillo y blancuzco y [o], [u] a la oscuridad.
En cuanto a las consonantes, Newman (1933) señala que hay una
correlación de pequeño a grande en las consonantes [t]- [p]- [k]. A [!]
la considera áspera, fuerte, violenta, pesada, picuda, dura, cercana y
amarga, mientras que [l] es ligera, alegre, clara, lisa débil, dulce y dis-
tante. Otra alusión a sonidos particulares la hace Gabelentz (1891),
quien menciona el caso de un niño que usa [m-m] para cualquier cosa
redonda. Este niño se refería a la luna llena y a un plato blanco con la
palabra mem. El sartén era mom o mum. Las estrellitas blancas mim-
mim-mim-mim-mim. Y no sólo eso: también parecía hacer un uso
simbólico de las vocales, de manera que una silla común eralakeil, una
sillita likil y el gran sillón del abuelo lukul. Por último, Mauricio
Swadesh es otro de los lingüistas que mostró gran interés por el sim-
bolismo sonoro a lo largo de su carrera. Según este autor (Swadesh,
1972), es posible que el simbolismo sonoro fuera un mecanismo pre-
sente y de gran importancia en las primeras épocas del lenguaje. Al
respecto, sugiere incluso algunas relaciones hipotéticas que pudieron
haber existido en aquel entonces. Tales relaciones son las siguientes:

Oclusivas: impacto duro.


Nasales: impacto suave o vibración resonante.
Continuas: vibración libre.
Vocales: indican forma presumiblemente en concordancia con el
tipo de vibración que acompaña a la forma del espacio de reso-
nancia.
Labiales [p, m]: dan el efecto de superficies planas que se juntan.
Dentales [t, n]: contacto de un punto.
Velares [k, 0]: contacto de objetos romos.
Labiovelares [kp, ngm]: contacto cortado.
Sibilante [t"]: líquido, o contacto resbaloso.

Con base en estos significados, Swadesh propone la forma de algu-


nas protopalabras, cuyos significados pudieron haber sido el resultado

46
de las combinaciones de los sonidos a las que se asocian. Algunos
ejemplos son:

pek: de base plana a punto romo, impacto en algo plano o romo, principal-
mente asociado con objetos y cualidades: hueso, duro, blanco.
mek: algo blando y amplio puesto en algo duro, asociado con nalgas, panza,
mejilla, grande, sentarse, tierra.
pet: de base plana a extremo puntiagudo, contacto plano contra algo pun-
tiagudo o tieso, se asocia con pie, punta, andar.
pen, pel, per: base amplia tocando punto blando, amplio y blando, movi-
miento de una base firme a un movimiento vibratorio, plano tocando blando.
Asociado con pene, colgar, pluma, volar, llevar.
men, mel, mer: sonido vibratorio, base amplia y blanda a punta suave,
asociado con mama, blando, movimiento vibratorio, moverse, monte.
tek: de puntiagudo a romo o al revés. Asociado con mano, erguido, co-
locar, hacer.
nek, lek, rek: punto blando contra algo duro, punto blando colocado en
algo duro y extendido, asociado con ojo, ver, luz, dentro.
kep: romo contra plano, abrirse de estrecho a amplio, tomar en la mano
abierta o boca y cerrar planamente. Derivados: puño, pelota, cabeza, cubrir,
agarrar, saber.
kew: estrecho en la base y abrirse ampliamente, curvado o abovedado. Se
asocia con cueva, curva, cielo, escarbar.
kem: sonar con los labios abiertos, romo contra blando, romo a amplio y
blando juntos. Se asocia con quijada, junto, juntarse.

Como veremos más extensamente en el capítulo siguiente, en ge-


neral se asocian tonos altos, frecuencias altas (ya sea del segundo
formante de las vocales, del momento de la explosión en las oclusivas
o de la fricción en las fricativas) y anteriorización, con pequeño, débil
y significados asociados. Al parecer, cuanto más se alejan los significa-
dos de este centro semántico, más diferencias hay de lengua a lengua,
llegando hasta el punto de encontrar significados opuestos (peyorativos
y afectivos) relacionados con estos rasgos. Esto podría explicarse por-
que en algunas culturas lo pequeño se asocia con niños y, por lo tanto,
se usan formas afectivas. En otras se asocia con cosas insignificantes
y, por lo tanto, despreciables. No cabe duda de que la visión particular
de los hablantes de cada lengua da un tinte diferente a los rasgos, de-

47
pendiendo de las jerarquías que en ella se establezcan. La tarea de este
trabajo consiste, entre otras cosas, en intentar dilucidar el comporta-
miento de estos rasgos y tratar de entresacar sus funciones principales.
Si acaso hay rasgos que puedan estar presentes en todas las lenguas,
entonces es probable que estos rasgos no sólo sean propios de nuestra
especie, sino que cabe la posibilidad de que los compartamos con otros
habitantes de nuestro planeta. Dicho tema lo abordaremos en el si-
guiente capítulo.

48
Simbolismo sonoro
y comunicación animal
s

Cuando se toca el tema de la comunicación animal se plantean prin-


cipalmente dos problemas. Por una parte, se trata de dilucidar cuál es
la relación filogenética entre estos sistemas de comunicación y el
lenguaje humano y averiguar si es posible o no que el lenguaje se haya
generado a partir de estos tipos de intercambio. En segundo término
y muy relacionado con el primero, se ha intentado establecer cuáles
pueden ser las diferencias y similitudes entre estos dos sistemas, mismas
que nos permitan delimitar el campo entre el lenguaje humano y las
llamadas de los animales.

EVOLUCIÓN:
TEORÍA CONTINUISTA O CATASTROFISTA

Los principales problemas para relacionar la comunicación animal con


el lenguaje humano provienen del modo en que se plantee la evolución
del lenguaje y su estructuración en el cerebro. Una de las ideas más
frecuentes es que el lenguaje tuvo que desarrollarse siguiendo los prin-
cipios de la evolución, a partir de las llamadas que observamos en otras
especies animales. Por otra parte, se ha postulado que el lenguaje es
una adaptación propia del ser humano y como tal no tiene por qué
tener ninguna homología en otras especies animales. El término “ho-
mología” se refiere a la existencia de estructuras que tengan alguna
similitud (aunque pueden tener otra función) en dos especies diferen-

49
tes, pero emparentadas. Se supone que, dado el caso, estas estructuras
debieron derivar de algún ancestro común. En general, estas dos
tendencias se pueden distinguir en la discusión, las cuales se han de-
nominado “teoría de la continuidad” y “de la discontinuidad”, respec-
tivamente. Es necesario recordar que este debate no es nuevo. En el
capítulo primero mencioné el trabajo de Johann Gottfried Herder. Su
“Ensayo sobre el origen del lenguaje” (1982 [1772]) es una defensa del
origen humano del lenguaje, en una época en la que la principal pre-
ocupación era contrarrestar la tesis del origen divino del lenguaje. Si
bien esta controversia parece un poco fuera de lugar en esta época, no
lo es del todo, ya que en esta obra el autor remarca que no es posible
comparar la capacidad del lenguaje con el conocimiento innato que
tienen las abejas para construir celdillas hexagonales, puesto que aquél
es un producto de la capacidad de razonamiento que posee el ser hu-
mano. En todo caso, el autor destaca la capacidad innata del hombre
de imitar los sonidos de la naturaleza. Como vemos, desde entonces y
ya como reflexión filosófica era una inquietud el posible origen innato
del lenguaje. A continuación expongo algunas de las preocupaciones
actuales en torno de este debate.
Derek Bickerton (1994 [1990] y 1996 [1995]) ha planteado que las
estructuras que sustentan al lenguaje, a nivel cerebral, aparecieron
con una mutación —en la llamada “Eva africana”— y a partir de
entonces se desarrolló el lenguaje. Esta primera alternativa explicaría
por qué no existen lenguajes como el humano, pero en una versión
simplificada, en los animales. Aunque en ellos pueda haber un pen-
samiento particular, incluso más complejo de lo que sería necesario
para manejar un lenguaje humano simple, en el reino animal no hay
rastros de algo parecido a una lengua natural “simple”. Una postura
más radical es la de Noam Chomsky (1980 [1968]), quien afirma que
la estructura que subyace al lenguaje es propia del ser humano y no
tiene correlatos en otras especies. Supone que dicha estructura está
“encapsulada” dentro del cerebro y que la selección natural no puede
dar cuenta de la complejidad del lenguaje. En un artículo más recien-
te (Hauser, Chomsky y Fitch, 2002) asumen una postura más mode-
rada. En ese trabajo hace una distinción entre una facultad del len-
guaje en sentido amplio y una facultad del lenguaje en sentido

50
estrecho. Hecha esta distinción sostiene que las capacidades de la
facultad del lenguaje en sentido estrecho, que corresponderían a
mecanismos computacionales de recursión, son exclusivas del ser
humano. Steven Pinker (1999 [1994]), en cambio, tiene una visión
más mediadora, pues aunque por una parte coincide con Chomsky
en que esta capacidad es propia del ser humano, por la otra conside-
ra que hubo tiempo suficiente desde nuestra especiación —entre
cinco y siete millones de años— como para que se desarrollara esta
estructura, gracias a la selección natural. Bien entendida, dicha se-
lección es un proceso mediante el cual los rasgos que favorecen la
multiplicación de los individuos tienden a extenderse en la población
y llegan a transmitirse hereditariamente.
La segunda tendencia propone que el lenguaje humano debe tener
correlatos en las llamadas de los animales, ya que no pudo surgir de
la nada, sino que tuvo que seguir algún proceso evolutivo. Si anali-
zamos los procesos que han dado origen a las diversas estructuras en
los organismos vivos, podremos observar que, en su mayoría, éstos
han sido el producto de una transformación de estructuras anteriores,
las cuales se adaptaron para cumplir con nuevas funciones. Como
vemos, la postura de Pinker es más cercana a este punto de vista.
Además, en términos adaptativos, para que se haya desarrollado el
lenguaje a partir de llamadas animales, debe suponerse que esta forma
de comunicación tendría que representar una ventaja para la especie
que la poseyera.
No hay duda de que en una especie —sobre todo en una especie
con organización social— resulta muy beneficioso tener una buena
forma de comunicación, siempre y cuando las ventajas que se tienen
por emitir las señales sean superiores a sus desventajas. En particular,
el uso del canal vocal ofrece muchos beneficios. Por ejemplo, debido
a la naturaleza de las ondas sonoras, éstas pueden enviarse a gran
distancia y transmitir mucha información en poco tiempo. Sin em-
bargo, también tiene algunas desventajas. Por ejemplo, el hecho de
que las señales se transmiten de forma irradiada las hace suscepti-
bles de ser percibidas por todos los individuos que estén dentro de su
radio de alcance. Si el individuo que recibe la señal es un depredador,
entonces la señal se convierte en un factor de riesgo, pues hace posi-

51
ble la localización del emisor. Resulta difícil imaginar que la selección
natural haya actuado en favor de un rasgo que pone en peligro al
animal que la manifiesta. Si el animal emite una llamada de alerta,
es porque el depredador está cerca; si no, no habría razón para emi-
tirla. El problema es que con esta acción también pone en riesgo su
vida. Sin embargo, en especies sociales, aunque un animal ponga en
peligro su vida al emitir una llamada de alarma de esta manera, ayu-
da a sobrevivir a una cantidad mayor de individuos, los cuales se re-
producirán y propagarán sus genes.
Los etólogos piensan que entre los animales, la capacidad para la
comunicación es innata (Hauser, 1996) y han señalado otras ventajas
de la comunicación animal. Por ejemplo, es posible utilizarla para
compartir información en busca de un beneficio mutuo, como es el
caso de las señales que se dan entre individuos de la misma especie
para el apareamiento o avisar de algún peligro. Asimismo, es una
herramienta adaptable, ya que, a pesar de que se usa un número limi-
tado de señales, la misma señal puede tener un significado distinto
para diversos receptores e incluso un mismo animal puede responder
de diferentes maneras, según el contexto. En el mismo orden de ideas,
cuando dos individuos se enfrentan, el gruñido o las señales que se
generen pueden evitar una pelea directa. Efectivamente, si por el
gruñido se puede saber el tamaño del animal, entonces el individuo
más pequeño optará por evitar la lucha, pues sabe que tiene más posi-
bilidades de perder que de ganar. Esto significa un ahorro de energía
para las dos partes, además de evitar el riesgo de sufrir heridas o daños,
como resultado de un enfrentamiento directo (Owings y Morton,
1998). Con el fin de aclarar cuál de los dos caminos fue el que siguió
en su desarrollo el lenguaje se han realizado numerosos estudios acer-
ca de la comunicación animal. El hecho de descubrir rasgos de nuestras
lenguas naturales en otros sistemas comunicativos animales permitiría
sustentar la tesis evolucionista o continuista. Caso contrario, habría
que aceptar que el lenguaje es exclusivo de la especie humana.

52
DIFERENCIAS IMPORTANTES

Aunque pueden encontrarse algunas similitudes entre los sistemas


de comunicación animal y el humano, también hay diferencias muy
palpables que han sido destacadas por autores como Derek Bickerton
(1996 [1995]) y Steven Pinker (1999 [1994]). El primero plantea que
un animal sólo puede dar información de estados, condiciones o
emociones, pero no información factual de rasgos objetivos del mun-
do, es decir, no puede comunicar saberes adquiridos. Consecuente-
mente, los temas de la comunicación animal sólo pueden ser: la vo-
luntad de aparearse, de defender su territorio, la agresión o
apaciguamiento dirigido a alguno de su misma especie, el manteni-
miento del contacto con otros miembros del grupo y las llamadas
de alarma que advierten de la proximidad de depredadores. Dicho de
otro modo, las llamadas de los animales indican más bien lo que
siente el individuo que lo que sabe; expresan el estado actual del
emisor, para tratar de manipular el comportamiento del receptor. El
lenguaje humano, en cambio, puede expresar una mayor cantidad de
información, que además no necesariamente es inmediata en tiempo
o en espacio al estímulo, como sucede en el caso de los animales. Este
punto sigue en discusión, pues algunos autores opinan que el hecho
de que las abejas puedan transmitir la ubicación y abundancia de una
fuente de alimento, a través de una danza icónica, contradice esta
afirmación (Slater, 1991 [1985]).
En relación con la estructura de los sistemas de comunicación
animal, Pinker agrega que todos ellos están basados en tres diseños:
un repertorio finito de llamadas, una señal analógica que indica la
magnitud de un estado (es el caso de la danza de las abejas, que es más
o menos agitada, dependiendo de la cantidad de alimento), y un con-
junto de variaciones sobre un tema (como el canto de ciertos pájaros).
También puntualiza que las señales en los sistemas de comunicación
humanos son discretas y no continuas. Con respecto a este último
punto, me parece que Pinker generaliza demasiado, pues podrían ha-
cerse varias excepciones. Por sólo mencionar algunas, Martinet (1972
[1960]) habla del carácter no discreto de la entonación en francés y
explica que, dado que el descenso de la curva entonacional marca la

53
aseveración de un enunciado y el ascenso de la misma marca un valor
interrogativo, al variar la altura de la voz se puede ir, gradualmente,
desde una afirmación del enunciado hasta una pregunta inequívoca.
Otro ejemplo es el hecho de que en muchas lenguas la reduplicación
puede codificar gradaciones de estados. Para no ir más lejos, en el es-
pañol mexicano podemos utilizar “chiquito” para expresar un tamaño
pequeño, pero si queremos enfatizarlo diremos “chiquitito”, “chiqui-
titito” y así sucesivamente podemos extender el énfasis tanto como
queramos o como el aire nos lo permita.

LENGUAS NATURALES Y LLAMADAS ANIMALES:


UNA DISCUSIÓN FAMILIAR

Como mencioné anteriormente, en la literatura que trata la relación


de las lenguas naturales con los sistemas de comunicación animal se
ha planteado que nuestra capacidad para el lenguaje pudo haberse
originado a partir de las llamadas animales. Aquí entra en juego el
simbolismo sonoro, en la medida en que las llamadas animales parecen
no tener el carácter arbitrario que posee la mayoría de los elementos
que forman la lengua. Esta falta de arbitrariedad o, si se quiere ver de
otro modo, la motivación que poseen las llamadas animales pudo
haberse trasladado al lenguaje humano, y no necesariamente como un
conjunto de raíces léxicas que se conserven hasta nuestros días. Cabe
la posibilidad de que el simbolismo se haya mantenido hasta el pre-
sente como una estrategia comunicativa. Entre las numerosas inves-
tigaciones que se han llevado a cabo con la intención de dilucidar
cuáles son realmente los puntos de encuentro y de divergencia entre
la comunicación animal y el lenguaje humano se cuentan trabajos
tanto de etólogos y zoólogos como de lingüistas. Charles Hockett (1972
[1958]) propone 15 rasgos para caracterizar el lenguaje humano. Pos-
teriormente, Hockett y Altmann (1968) introducen otro más. Éstos
son los rasgos que listan:

1. Canal auditivo-vocal. Empleo del tracto vocal para producir el


mensaje y del sistema auditivo para recibirlo.

54
2. Transmisión irradiada y recepción direccional. Al ser una onda so-
nora, la señal se transmite en todas direcciones. El receptor es capaz
de localizar la dirección de donde proviene la señal.
3. Desvanecimiento rápido. La señal desaparece rápidamente.
4. Intercambiabilidad. El emisor y el receptor pueden intercambiar
papeles.
5. Retroalimentación total.El emisor monitorea sus propias emisiones.
6. Especialización. El sistema de comunicación no realiza ninguna
función biológica adicional.
7. Semanticidad. Las señales denotan (o sea, relacionan) asociati-
vamente los elementos de la señal con las características del mundo.
8. Arbitrariedad. No hay una relación motivada entre el signo y su
referente.
9. Carácter discreto. Es posible segmentar las unidades que compo-
nen la señal.
10. Desplazamiento. El referente de la señal puede no estar presen-
te en el tiempo ni en el espacio de la emisión.
11. Productividad. Es posible codificar y decodificar mensajes nuevos.
12. Transmisión tradicional. El sistema de comunicación se ad-
quiere.
13. Dualidad de estructuración. Se estructuran mensajes a partir de
unidades menores.
14. Prevaricación. Los hablantes pueden producir enunciados falsos
o sin sentido.
15. Reflexividad. Los emisores pueden referirse al propio sistema que
utilizan para comunicarse.
16. Capacidad de ser aprendido. Un hablante de una lengua puede
aprender cualquier otra lengua.
Los rasgos anteriores se presentan como característicos del lengua-
je humano. Es decir, algunos de ellos pueden aparecer entre los ani-
males, pero sólo se conjuntan los 16 en nuestra especie. Según estos
autores, los rasgos exclusivos del ser humano son: desplazamiento,
productividad, transmisión tradicional, dualidad de estructuración y
reflexividad. Richard A. Demers (1992 [1988]) critica este trabajo
y aporta nuevos datos para la revaloración de los rasgos. Con este
objeto, trae a colación un conjunto de propiedades estructurales, bio-

55
lógicas y pragmáticas de los sistemas de comunicación animal que
contradicen la propuesta de que los rasgos de dualidad y transmisión
tradicional son exclusivos de la especie humana, pues por una parte
el macaco japonés usa una señal vocal continua y variable, que puede
ser dividida en mensajes diferentes, y por la otra hay especies de pája-
ros que transmiten su canto de progenitores a hijos. Demers presenta
pruebas de otros rasgos, que se consideran exclusivos de nuestra espe-
cie, pero que en realidad son compartidos por algunos animales. Dichos
rasgos incluyen: 1) La existencia de una secuencia de desarrollo, du-
rante la cual el sistema de comunicación se reestructura y se refina.
2) Un periodo crítico para la adquisición del sistema comunicativo.
3) La capacidad innata de discriminar entre varios tipos de estímulos
acústicos. 4) La lateralización cerebral. 5) Mecanismos de interpreta-
ción pragmática, o sea, asociados con el contexto.
Para los fines de este estudio no es necesario citar todos los ejemplos
que el autor ofrece. Sin embargo, parece importante mencionar uno
de ellos, por la relación que puede tener con el simbolismo sonoro. Se
trata del caso del macaco japonés, que, como ya mencioné, emite una
señal vocal continuamente variable y es capaz de dividirla en mensa-
jes diferentes. Además de la relación que esta característica puede
tener con la estructuración del lenguaje humano en señales discretas,
resulta interesante observar los “significados” asociados con esta señal
(véase figura 1). Importa hacer notar en este sentido que la distribución
de los tonos sigue el código de frecuencia de John J. Ohala —del cual
hablaré más adelante— en el que se asocian ciertos tonos del lengua-
je humano con significados específicos.
En cuanto a la comunicación entre los pájaros, cabe señalar que a
últimas fechas ésta ha cobrado mucha relevancia, debido a las simi-
litudes que muestran los sistemas de comunicación aviar y humano.
En efecto, además de las semejanzas estructurales, se han detectado
paralelismos en la adquisición y el desarrollo. Por lo que toca a las
semejanzas estructurales, parece que los cantos son estructuras com-
plejas que se forman por segmentos más pequeños (1992 [1988]). Sin
embargo, no se ha demostrado que dichos segmentos se combi-
nen para formar nuevos significados o que se combinen unos con otros
para ese fin. En relación con las similitudes del desarrollo conviene

56
Figura 1. Variaciones en las vocalizaciones del macaco japonés (retomado de De-
mers, 1992 [1988]). Dentro del rango bajo encontramos el uso de esta frecuencia
—entre otras cosas— para situaciones en las que se dirigen de dominante a subor-
dinado y de hembra a joven. Dentro del rango alto encontramos las situaciones
contrarias: de subordinado a dominante y de joven a madre.

subrayar que las aves jóvenes, a semejanza de los humanos, aprenden


los cantos de modelos de los adultos. Como consecuencia de este
aprendizaje se forman dialectos. Dicho punto es interesante, pues se
ha propuesto que este mecanismo es un disparador de la especiación.
Darwin suponía que el origen de las diferentes lenguas tal vez era el
resultado de un proceso emparentado con la especiación. Un rasgo
adicional en común es que, al igual que en la adquisición del lengua-

57
je en los niños, parece haber un periodo crítico para el aprendizaje
de los cantos en las aves. Las crías pasan por una serie de etapas en el
desarrollo del canto, incluyendo un periodo de subcanto, equivalen-
te al periodo de balbuceo en el ser humano. Además, para lograr que
sus cantos se parezcan a los de su especie, deben ser capaces de mo-
nitorear sus propias emisiones y, por lo tanto, de oír sus propias emi-
siones. Otro dato interesante es que tanto en las aves como en los
humanos, el hemisferio cerebral izquierdo es el dominante en el
control de la producción de sonido, lo cual muestra que sí puede
haber similitudes notables entre las formas de comunicación humana
y animal. Lo que no ha quedado claro hasta ahora es por qué estos
rasgos evolucionaron en especies que no están cercanamente relacio-
nadas, aunque, como veremos en el capítulo siguiente, una posibilidad
es que se trate de una convergencia.
Estas similitudes entre los sistemas de comunicación animal y el
lenguaje humano parecen apoyar la tesis evolucionista, según la cual
el lenguaje humano se desarrolló a partir de estructuras ya existentes
en los sistemas de los animales. De ser así, estas estructuras nos permi-
tirían rastrear el camino que ha seguido la evolución del lenguaje
humano. En la discusión entre evolucionistas y no evolucionistas hay
varios factores susceptibles de ser interpretados de diversas maneras,
dependiendo de las tendencias académicas de los analistas. La simili-
tud entre las diferentes formas de comunicación, incluyendo la nues-
tra, parece ser una cuestión de grado, aunque habría que conceder
que hay otros rasgos en los cuales la diferencia sería más cualitati-
va que cuantitativa. En este sentido, el énfasis que se pone en unas u
otras depende de la formación de cada autor: los etólogos y zoólogos
declaran que las diferencias son mínimas, mientras que los lingüistas
y otros humanistas proclaman que las similitudes no salvan el abismo
infranqueable que hay entre las lenguas naturales y las llamadas ani-
males. Para estos últimos, la capacidad del lenguaje humano va más
allá de la manifestación de unas cuantas relaciones simbólicas. Por el
momento, dejaré de lado esta discusión y a continuación expondré el
punto de encuentro de estos sistemas, que se relaciona directamente
con el simbolismo sonoro.

58
EL CÓDIGO DE FRECUENCIA

Aunque existen diferencias, también hay las semejanzas suficientes


para poder establecer una relación entre los sistemas de comunicación
humano y animal. La búsqueda de similitudes entre las llamadas ani-
males de diferentes especies se remonta a algunas reflexiones de Char-
les Darwin (1984 [1872]). Basado en sus observaciones de encuentros
agresivos entre animales, el evolucionista británico sugirió que los
animales agresivos producían gruñidos de tono bajo, mientras que
los animales temerosos tendían a producir gritos o chillidos de tono
alto. Darwin suponía que esta relación debía ser universal, porque los
animales agresivos son más grandes y más dominantes que los anima-
les temerosos. Estas observaciones llevaron a Darwin a una serie de
predicciones y conclusiones acerca de la universalidad de las expre-
siones en el reino animal, así como a reconocer que las diferencias
entre las especies debían ser causadas por el medio en que habitan y
su capacidad.
Posteriormente, la emergencia de la etología como estudio del
comportamiento animal, en los años cincuenta y sesenta, se vio fuer-
temente influenciada por la corriente conductista. Dentro de este
marco teórico, las llamadas animales se estudiaban bajo el modelo de
estímulo-respuesta y se consideraban arbitrarias en el sentido de que
la forma de la señal no afectaba o influía en el comportamiento del
individuo. Sin embargo, en fechas recientes, las investigaciones han
tomado un giro más funcional, en el que se trata de relacionar la forma
de la señal con su función. La propuesta del simbolismo sonoro expre-
sivo de Eugene S. Morton (1994) responde a este contexto. Para en-
tender esta propuesta haré un breve resumen de las hipótesis del sur-
gimiento de la comunicación animal. Se parte del supuesto de que la
comunicación sustituye las peleas por recursos (comodidades fuera del
organismo: comida, pareja, territorio, etcétera). En una pelea, incluso
los ganadores corren el riesgo de sufrir heridas o pérdida de energía,
que los hacen vulnerables en encuentros subsecuentes. Si en una pelea
los individuos pueden calibrar el tamaño de su oponente por su des-
pliegue vocálico, podrán evitar un enfrentamiento desfavorable. En
esto radica el simbolismo sonoro expresivo: “a growl of low sound fre-

59
quency is a reliable expression of size and often replaces fighting because it
cannot be faked...” (un gruñido de frecuencia baja es una expresión
fidedigna de tamaño y frecuentemente reemplaza el combate porque
no puede ser fingida”) (Owings y Morton, 1998: 104).
El mecanismo y el código arriba señalados condicionan el uso en
diferentes especies animales de tonos altos, para situaciones de sumisión
y el de tonos bajos para situaciones de amenaza y agresión. El tipo de
tono se asocia también con el tamaño del individuo: tono alto para
especímenes pequeños y tono bajo para especímenes grandes. En uno
de los experimentos que se llevaron a cabo se trató de comprobar si el
tono de la llamada era suficiente para influenciar el comportamiento
de los animales. Para ello, se observa a una especie de sapos que en el
proceso de apareamiento emite cierto tipo de llamada mientras mon-
ta a la hembra. En ese momento, otros machos intentan desplazarlo
para fecundar a la hembra. Con el objeto de probar si la llamada era
el factor que desencadenaba o no el ataque, se silenciaron las llamadas
de los machos que montaban y en su lugar se utilizó una grabación.
De esta manera, pudo demostrarse que los machos de tamaño media-
no intentaban desplazar al sapo si escuchaban una llamada menos
intensa, en tanto que evitaban enfrentarse a machos que tenían una
llamada más fuerte. Dicho de otro modo, los sapos utilizan las llamadas
para medir el tamaño de sus oponentes. Obviamente, los sapos más
grandes producen tonos más bajos porque tienen la capacidad de ha-
cerlo. Es una ley física de producción de sonido y resonancia. Los
objetos más pesados y de mayor tamaño vibran más despacio que los
pequeños y ligeros. Esto quiere decir que los objetos grandes producen
ondas de menor frecuencia y generan menos ondas sonoras en un
tiempo dado (véase figura 2). Por lo tanto, un animal con una caja de
resonancia más grande puede producir sonidos o tonos más bajos; en
cambio, un animal con un aparato fonador más pequeño produce so-
nidos más altos.
Entre los etólogos se ha discutido si dar señales “honestas” es real-
mente una ventaja o una desventaja. En comunicación animal, una
señal honesta es aquella que da información fidedigna a los receptores
tanto de la calidad o propiedades del propio emisor como de algún
elemento del entorno. Independientemente de la discusión, parece

60
Figura 2. Oscilograma de ondas periódicas. Los números indican unidades
de tiempo. Podemos ver que la onda en la parte izquierda de la gráfica tiene más
ciclos en la misma unidad de tiempo que la onda de la parte derecha. La onda
izquierda representa un sonido de frecuencia más alta y la onda derecha un sonido
de frecuencia más baja.

haber un acuerdo general con respecto a la asociación que existe entre


el tamaño del emisor y la señal que emite. Se ha encontrado una
conexión entre la frecuencia en las llamadas de animales y los elemen-
tos simbólicamente sonoros en las lenguas naturales. A esta relación,
que fue propuesta por John J. Ohala (1994), se le ha llamado “código
de frecuencia”. El caso de los diminutivos y los aumentativos ilustra
lo anterior. En éste, el hablante asume una actitud —llamémosla “de
inferioridad” o “superioridad”— ante el referente, aunque en el caso
del lenguaje no alude sólo al tamaño, pues también puede codifi-
car relaciones afectivas. En algunas ocasiones, el tamaño concierne al
referente —no al emisor— o también funciona como una forma de
hacer reaccionar al receptor, ante algo grande o pequeño. Las relacio-
nes del código (véase figura 3) se resumen de la siguiente manera:

Tonos altos, vocales con el segundo Sonidos de alta frecuencia, tamaño


formante alto (especialmente /i/) pequeño, agudeza y movimientos
y consonantes de alta frecuencia. rápidos.

Tonos bajos, vocales con segundos Sonidos de baja frecuencia, tamaño


formantes bajos (especialmente /u/) grande, suavidad y movimientos
y consonantes de baja frecuencia. lentos y pesados.

Figura 3. Código de frecuencia (Ohala, 1994).

61
A su vez, podemos señalar que las vocales se caracterizan por
la posición de los tres primeros formantes. El primer formante nos da
datos acerca de la altura de la vocal; cuanto más alta sea la vocal, el
F1 será más bajo y viceversa. El tercer formante da pistas acerca
del rotacismo en ciertas vocales, como sucede en inglés, y del redon-
deamiento en lenguas como el alemán y el francés (Ladefoged, 2001).
Sin embargo, es el segundo formante el que nos proporciona informa-
ción acerca de la anterioridad o posterioridad de la vocal, tomando
como extremos la /i/ y la /u/ respectivamente. La figura 4 representa
las cinco vocales del español (el orden en que se presentan es /i/ /e/ /a/
/o/ /u/) y en ella podemos ver cómo va descendiendo la frecuencia del
segundo formante (F2).
Philip Lieberman (1984) ha propuesto que /i/ y /u/ son cruciales
para una comunicación eficiente y rápida, debido a que son las vocales
más estables, pues se distorsionan poco si hay una articulación descui-
dada. Además, sostiene que son fundamentales para que el oyente
estime el tamaño del tracto vocal del hablante. Sin embargo, tales
supuestos de Lieberman han sido objeto de críticas (Dingwall, 1992

Figura 4. Espectrograma de las cinco vocales del español. De izquierda a derecha:


i, e, a, o, u.

62
[1988]), porque la vocal [a] parece más estable acústicamente, ya que
una articulación descuidada no la distorsiona tan fácilmente como a
[i] y [u] [Dingwall, 1992 (1988); Gay, 1974; Ladefoged, 1978]. Por otra
parte, tal vez esto explique por qué en muchas lenguas el contraste que
existe para los elementos simbólicamente sonoros no sea entre /i/ y
/u/, sino entre /i/ y /a/. La oposición entre /i/ y /u/ representa los extre-
mos del espectro vocálico en cuanto a anterioridad y posterioridad,
mientras que /i/ y /a/ constituyen los extremos de la altura vocálica.
Incluso, como veremos más adelante, en lenguas que tienen sólo dos
vocales fonológicas, éstas se oponen en la altura (Ladefoged y Mad-
dieson, 1990: 286). En ambos casos es posible empatar los extremos,
ya sea de altura o anterioridad, con significados igualmente opuestos.
En la clasificación de Ohala, las consonantes se caracterizan por su
alta y baja frecuencia. Para medir dicha frecuencia se pueden tomar
en cuenta diferentes parámetros. En el espectrograma se localiza una
zona donde la concentración de energía es mayor. Midiendo en qué
frecuencia se da esta concentración de energía es posible decir
qué frecuencia tiene la consonante. Con las oclusivas también se
puede considerar el momento de la explosión para determinar su fre-
cuencia. Las labiales tendrán una frecuencia cercana a los 1 000 Hz,
las velares entre 1 000 y 3 000 Hz y las coronales por arriba de los 3000
Hz. Este método es el utilizado por Jakobson y Halle [1980 (1956)]
para caracterizar su rasgo de grave y agudo, donde las labiales y las
velares son más graves que las dentales y palatales. Esta medida se
relaciona asimismo con los rasgos de bemolizado y sostenido, ya que
la velarización y la labialización hacen descender el tono, mientras
que la palatalización provoca un aumento en la frecuencia, hacien-
do que el elemento afectado sea más agudo. Otra forma de medir la
frecuencia es ubicando el locus. Cuando una vocal está en contacto con
una consonante, los formantes de dicha vocal presentan una elevación o
un descenso en la parte inicial o final de sus formantes (dependiendo de
si la consonante antecede o sigue a la vocal). Si marcamos líneas imagi-
narias de la dirección de los formantes de la vocal, el vértice donde se
unen es el llamado locus.
Al medir la localización de este locus se han obtenido los siguientes
valores para las consonantes: labiales 700 Hz, dentales 1000-1700 Hz,

63
Figura 5. Locus de algunas consonantes oclusivas. Esquema retomado
de Quilis, 1993.

alveolares 1800 Hz, palatales 2000-2 500 Hz y velares 3000Hz (Quilis,


1993). En cuanto al modo de articulación, la frecuencia de las conso-
nantes dependerá de la velocidad de la corriente de aire. Cuanta más
velocidad haya, mayor frecuencia se registrará. Siguiendo esta lógica,
las fricativas y africadas, en general, tendrán una mayor frecuencia
que las oclusivas; y dentro de las oclusivas, a las sordas corresponden
frecuencias más altas que las de las sonoras. Esto se explica porque
en las sonoras la corriente de aire tiene que sobrepasar la tensión de
las cuerdas vocales y esto disminuye, en cierta medida, la fuerza de di
cha corriente. Por la misma razón, las eyectivas serán más altas que las
oclusivas simples. Como podemos ver, no es fácil determinar la fre-
cuencia de una consonante, ya que se deben tomar en cuenta el pun-
to y el modo de articulación, además de la afectación contextual.
Volviendo al carácter biológico del simbolismo sonoro, Ohala (1994)
relaciona fisiológicamente estos tonos altos y bajos con dos aspectos:
1) las expresiones faciales de los primates para amenaza y sumisión
y 2) las diferencias del tracto vocal. Ohala nos dice que las expresiones
de amenaza (adelantar las comisuras labiales, incluso con una protu-
berancia de los labios) en los chimpancés conllevan a la intención de
hacer más resonante su gruñido. La explicación física es que la cavidad
oral sirve como una extensión de la laringe, lo cual aumenta el tama-
ño de la caja de resonancia y, por lo tanto, disminuye la frecuencia del
tono producido. Por el contrario, la expresión de sumisión, en este
caso la sonrisa, disminuye la extensión de la cavidad vocal y suaviza,
o hace más altas, las vocalizaciones. Años atrás ya Swadesh (1972)
había tratado de explicar la relación entre vocales abiertas y tamaño

64
grande, arguyendo que la forma de reaccionar de nuestros antepasados
ante un estímulo de gran tamaño era abriendo mucho la boca, como
se hace al momento de emitir una vocal abierta.
Con respecto al segundo punto, Ohala señala que la aparición de
diferencias en el tracto vocal de los humanos se hace patente a partir
de la pubertad, al comienzo de la época reproductiva. Con la madura-
ción, la laringe desciende y, de esta manera, agranda el tracto vocal.
Dicho alargamiento ocurre para enfatizar el componente acústico de
las actuaciones agresivas. Al mismo tiempo, la laringe de los varones
se ensancha, aumentando su tamaño cerca de 50 por ciento con res-
pecto al de las mujeres. El autor concluye haciendo notar que todo
este proceso no tendría razón de ser, evolutivamente hablando, si el
oyente no estuviera capacitado para reconocer el “significado” de estas
modificaciones acústicas en las vocalizaciones. Por lo tanto, el código
de frecuencia debe ser innato. Cabría preguntarse: ¿por qué siguen
existiendo los que tienen llamadas de tono alto, si la selección natural
favorece a los individuos con un resonador más grande? La respuesta
es que el tono alto también tiene sus ventajas, pues expresa amistad,
compañerismo, protección, etcétera. Hay pájaros que utilizan el tono
alto para escapar de los halcones y para tranquilizar a su pareja.

ASOCIACIONES INTERMODALES

Como hemos visto, se han encontrado correspondencias entre el sim-


bolismo sonoro de tamaño en las llamadas de los animales y las lenguas
naturales. Sin embargo, hay otra modalidad de simbolismo que parece
no existir en los animales y cuya ausencia puede estar determinada por
las diferencias en la estructura cerebral: la sinestesia, o sea, la activación
de un sentido mediante la aplicación de un estímulo en otro sentido
diferente. Como mencioné en el capítulo anterior, el simbolismo so-
noro sinestésico trata de la simbolización acústica de fenómenos no
acústicos. Es el proceso por medio del cual ciertas vocales, consonantes
y suprasegmentales son escogidas para representar consistentemente
propiedades perceptuales de los objetos. La modalidad del tamaño cae
dentro de este rubro. Hemos explicado cómo se da la asociación entre

65
tamaño y sonido en los animales, pero en las lenguas naturales se pro-
ducen asociaciones mucho más variadas y abstractas. En su libroFun-
damentos del pensamiento primitivo, Christopher R. Hallpike (1986
[1979]) puntualiza que la base del simbolismo se halla en esta relación
intersensorial, ya que los sentidos son los mediadores entre la experien
-
cia y nuestra conceptualización de la misma.
Como todos los humanos tenemos, en general, el mismo aparato
perceptivo y vivimos en el mismo mundo, entonces tendemos a esta-
blecer asociaciones simbólicas parecidas. Hallpike menciona algunos
estudios (Odbert et al., 1942; Karwoski et al., 1942; Wexner, 1954;
Asch, 1958) que han revisado el léxico utilizado para describir pro-
piedades físicas y psicológicas en diferentes lenguas, como el hebreo
del Antiguo Testamento, el griego homérico, el chino, malayo, hausa,
birmano e inglés, entre otras. A través de la comparación se pudo
demostrar que los términos no se refieren a disposiciones psicológicas
generales. Dulce, por ejemplo, no es cualquier cualidad psicológica
positiva, pues no se emplea jamás para describir valor u honestidad.
El autor también menciona que los símbolos se relacionan de forma
“más directa” con lo afectivo que las palabras. Esto nos lleva a pensar
dos cosas. Por una parte, si las relaciones sinestésicas tienen algún
fundamento en la experiencia, entonces es posible que se reflejen de
forma parecida en diferentes lenguas. Por otra parte, lo simbólico-
afectivo nos recuerda que algunos de los significados vinculados con
el simbolismo sonoro se relacionan con los diminutivos y éstos a su
vez con las interacciones afectivas. Si estas relaciones existen en to-
dos los seres humanos, aunque no sean provocadas por los mismos
estímulos, entonces pueden establecerse algunas generalidades.
En el apartado “Aspectos universales del simbolismo y sus raíces
no culturales”, Hallpike revisa una serie de experimentos, algunos de
los cuales referí en el primer capítulo. Entre ellos destacan las pruebas
que realizó Osgood (1960) a norteamericanos, japoneses, navajos e
hispanohablantes, en las que les pedía que asociaran dibujos con con-
ceptos como pesado, rápido, bueno, etcétera. De estas pruebas, Osgood
concluye que hay tres dimensiones dominantes en el juicio sinestésico:
1) la evaluación (bueno/malo; agradable/desagradable; positivo/nega-
tivo), 2) la potencia (fuerte/débil; pesado/ligero; duro/suave) y 3) la

66
actividad (rápido/lento; activo/pasivo; excitable/calmado). Es intere-
sante subrayar que todas estas características son susceptibles de ser
denotadas por el simbolismo sonoro. Por último, Hallpike vincula el
realismo nominal —pensar que las palabras tienen relación directa
con su referente— con el pensamiento primitivo y el de los niños, por
lo cual considera que es primigenio y anterior al lenguaje.
En cuanto a las bases biológicas de esta capacidad de asociación,
Norman Geschwind publicó en 1965 un artículo en el cual anota que,
al parecer, los animales pueden establecer asociaciones entre un es-
tímulo límbico (como los asociados con el deseo sexual, la búsqueda
de comida, las respuestas al dolor, la ira o el comportamiento agresi-
vo) y un estímulo no límbico (como una imagen o un sonido), pero
les causa problemas asociar dos estímulos no límbicos. Geschwind
suponía que esto se debía a que los animales tenían muy poco desa-
rrollada la estructura correspondiente al área de asociación del lóbu-
lo parietal que hay en el ser humano —localizada en las circunvolu-
ciones supramarginal y angular— en la cual convergen antiguas áreas
de asociación ligadas a las regiones visual, auditiva y somestésica (esta
última encargada de percibir sensaciones de tacto, presión, frío y
calor, vibración, dolor superficial, así como de la propiopercepción:
posición de extremidades y músculos, balance y cambios en el equi-
librio). Como su nombre lo indica, el área de asociación está encar-
gada de vincular entre sí los estímulos que recibe de otras áreas, lo
que nos permite relacionar estímulos no límbicos entre sí. En el caso
de los animales, es probable que las conexiones intermodales entre
visión, audición y somestesia sean muy débiles debido al poco desa-
rrollo de esta organización. Además de la importancia que le da
Geschwind como una probable área encargada de la función de
nombrar (ya que ésta es una asociación entre una forma sonora y el
objeto visualizado), es posible que también tenga relevancia en
el establecimiento de las relaciones simbólicamente sonoras del tipo
sinestésico, al permitirnos establecer relaciones entre forma y sonido,
texturas y sonido, colores y sonidos, etcétera.
Esta estructura en el hombre representa un ejemplo de corteza de
asociación compleja, es decir, un área donde a su vez convergen varias
áreas de asociación. Se ha encontrado que dicha estructura es relativa -

67
mente nueva, pues incluso en los grandes simios —gorilas, orangutanes
y chimpancés— se presenta de forma rudimentaria. En cuanto a que
sea exclusiva del ser humano, el mismo Geschwind (1970) tuvo
que revisar sus afirmaciones, pues se ha demostrado que los chimpancés
pueden hacer transferencias de una modalidad a otra sin mediación de
estímulos límbicos. Incluso poseen un área equivalente a la del ser
humano en términos de estructura celular que evidencia la misma
conectividad polimodal que se da en los humanos. Pero la constatación
de estos paralelismos no implica que se utilicen de la misma forma o
en la misma medida. Finalmente, el autor considera que poder formar
este tipo de asociaciones constituyó un prerrequisito necesario para el
desarrollo del lenguaje. Todos estos estudios apuntan a la posibilidad
de que las asociaciones sinestésicas, al menos en su carácter más refi-
nado, sean exclusivas del ser humano, por lo que es probable que este
tipo de simbolismo se presente sólo en nuestra especie.

68
Simbolismo sonoro
y origen del lenguaje
s

Harta de la especulación acerca del tema, la Société de Linguistique de


Paris anunció en 1866 que no iba a recibir más trabajos acerca del
origen del lenguaje ni de lenguas universales (Harris, 1996). Esta
multicitada anécdota ilustra la controversia que durante años ha ge-
nerado este tema. Gracias a los avances científicos, hoy en día es po-
sible abordar este misterio desde nuevas perspectivas y con nuevas
herramientas. En este capítulo se expondrá cómo se ha relacionado el
simbolismo sonoro con el origen del lenguaje y se analizará, a la luz de
los datos actuales, cuál puede ser la relación entre estos dos fenómenos,
pues algunos autores han destacado la relevancia de la imitación o
iconicidad para explicar la aparición de los primeros vocablos.

CONTINUIDAD O DISCONTINUIDAD

En el capítulo anterior me referí a dos diferentes teorías para enmarcar


el estudio de las llamadas animales: el continuismo y el catastrofismo.
Ambas se extienden a la discusión del origen del lenguaje, bajo los
términos de teoría de la continuidad y teoría de la discontinuidad
(Lenneberg, 1981 [1967]). La teoría de la continuidad sostiene que el
lenguaje, su estructura y sus conductas asociadas no se originaron espe-
cialmente para hablar, sino que más bien son el producto de la evolución,
a partir de formas más simples de comunicación entre los animales. Por
lo tanto, es posible que el estudio de estas formas de comunicación pon-

69
ga al descubierto la existencia de una línea evolutiva en materia de len-
guaje. Esta teoría (Dingwall, 1992 [1988]) se basa en el supuesto de que
no existen diferencias esenciales entre el lenguaje humano y las formas
de comunicación animal. Se plantea que el repertorio humano de men-
sajes es mucho más amplio, lo cual puede deberse a un aumento de la
inteligencia específica. Es decir, si poseemos un sistema de comunicación
más avanzado es porque disponemos de una mayor cantidad de esta inte-
ligencia específica. Dicha corriente ve el desarrollo de los sistemas de
comunicación animal como una vía directa al lenguaje, en la cual los
distintos tipos de comunicación animal serían como paradas intermedias
en esta evolución. Básicamente, propone que la diferencia entre animales
y humanos es cuantitativa. Tal idea se basa en la posibilidad de que todos
los animales posean poca inteligencia específica y que el hombre habla
gracias a que cuenta con una mayor dosis de ella. El problema radica, dado
el caso, en medir esta inteligencia en los animales, ya que para ello se
utilizan parámetros humanos. Las tareas que se pretende que resuelvan
los animales son planeadas pensando en que éstos van a utilizar los mismos
recursos que un humano usaría para resolverlas, cuando cabe la posibilidad
de que los animales efectivamente resuelvan las tareas pero mediante
otras estrategias.
Otro tipo de teoría continuista es la que admite que hay diferencias
cualitativas entre la comunicación animal y la humana. Dentro de
este marco se considera al lenguaje como un conjunto de rasgos más
o menos independientes, con su propia historia. Éstos se desarrollaron
más conforme fueron evolucionando, a la vez que nuevos elementos
se añadieron a la estructura comunicativa. Si no vemos estos rasgos
en otros animales es porque hay eslabones perdidos que no conocemos
(Dingwall, 1992 [1988]). La crítica a esta postura, tal como la expone
Eric Lenneberg, es que, al citar ejemplos de capacidades humanas en
otros animales, no se considera la proximidad filogenética que estas
especies puedan tener con el hombre. Los ejemplos citados, como lo
vimos en el capítulo anterior, incluyen insectos, peces, reptiles y ma-
míferos. Esto puede llevar a pensar más en términos de convergencias
—dos rasgos que llegan a ser parecidos, pero que no tienen un origen
común, como es el caso de la aparición de alas en las aves, en los in-
sectos y en los murciélagos— que en una filogenia continua. Además,

70
Lenneberg sostiene que no es probable que el lenguaje provenga de
una acumulación gradual de habilidades, porque si así fuera podríamos
observar en nuestros parientes cercanos esas habilidades más desarro-
lladas que en los parientes lejanos, y así sucesivamente. Hay que
considerar que Lenneberg escribe esto en los años sesenta, cuando
apenas empezaban los experimentos lingüísticos con los grandes simios.
La teoría de la discontinuidad, según la plantea este autor, no es
lo mismo que una teoría de creación especial, pues ningún fenómeno
biológico deja de tener antecedentes. Lenneberg opina que el proble-
ma es que los antecedentes del lenguaje no resultan claros. Dicho de
otro modo, ningún animal viviente representa un antepasado directo
de nuestra especie, por lo que no hay razón para creer que ninguno
de sus rasgos sea una forma primitiva de los nuestros. En cuanto al
cambio filogenético, afirma que este cambio no es continuo. Todos
los cambios evolutivos afectan al individuo que los sufre en su tota-
lidad, así que en cada corte temporal debe darse una interacción
mutuamente adaptativa de todos los rasgos del animal, para que el
cambio evolutivo sea viable. Así que si buscamos una línea continua
de adaptaciones hacia el lenguaje, será poco probable que la encon-
tremos, ya que pudo haber ocurrido un cambio favorable para esta
capacidad, que luego tuviera que transformarse para cumplir otra
función. Posteriormente pudo darse otra adaptación para el habla,
pero entonces no veremos una historia continua de cambios exclusi-
vamente enfocados hacia el lenguaje. Por último, Lenneberg remarca
que el hecho de que se encuentren rasgos compartidos por varias
especies tampoco indica que éstas hayan tenido un origen común.
Hay casos en los que sólo existe una solución a un problema plantea-
do por el medio, de modo que se produce la misma respuesta una y
otra vez, en todo el reino animal. Por ejemplo, el caso de las vocali-
zaciones —o más bien del uso del canal vocal-auditivo— no hace
referencia a un conjunto homogéneo de conductas, sino a una colec-
ción de tipos de conducta, cada uno de los cuales constituye, hoy por
hoy, una función biológica altamente especializada.
La crítica de Lenneberg a la postura continuista se basa en que las
pruebas no son suficientes para plantear una evolución del lenguaje a
partir de las llamadas de los animales. Esta crítica es retomada por

71
Noam Chomsky (1980 [1968] y 1986), quien además sostiene que la
capacidad para el lenguaje es exclusivamente humana, ya que contamos
con un “dispositivo de adquisición del lenguaje” genéticamente codi-
ficado y que, por lo tanto, está por demás tratar de enseñar a otras
especies una lengua humana, pues ni siquiera cuentan con el equipo
neuronal necesario para llevar a cabo esta tarea. Así que, de nueva
cuenta, nos encontramos con estas dos perspectivas, al parecer irre-
conciliables. En el capítulo anterior expuse algunos de los argumentos
que se dan a favor y en contra de estas posturas. A continuación
ahondaré en el tema de la implantación del lenguaje en monos, como
parte de esta discusión.

MONOS Y HOMBRES

Para despejar la incógnita de si los animales pueden o no tener algún


vestigio de capacidades lingüísticas se han hecho varios intentos de
implantación del lenguaje en monos. La adquisición del lenguaje en
un primate no humano probaría que el dispositivo del que habla
Chomsky no es propio de la especie humana y que, por ende, es po-
sible que esta capacidad haya sido parte de las habilidades de un
ancestro común, anterior a la separación de las ramas del árbol ge-
nealógico entre, por lo menos, el hombre y el chimpancé. En los años
cuarenta, dos parejas de psicólogos adoptaron crías de chimpancés
que fueron bautizadas con los nombres de Gua y Viki. Ambos chim-
pancés fueron criados como parte de la familia. Gua fue criado junto
a otro niño de la misma edad y nunca aprendió a articular ninguna
palabra. Por su parte, Viki fue entrenada para que aprendiera a hablar,
dándole forma a sus labios y poniéndole la lengua en el lugar adecua-
do, pero finalmente sólo aprendió a pronunciar seis palabras —según
los conteos más optimistas— en seis años. Al parecer, el tracto vocal
del chimpancé no está diseñado para producir los sonidos de las len-
guas humanas. Trataré este punto más adelante, pues se han hecho
numerosos estudios para dilucidar cuál puede ser la diferencia funda-
mental entre los tractos vocales humanos y no humanos que indique
cuál es la clave de la fonación. Estos experimentos han abierto una

72
nueva línea de investigación, encaminada a la reconstrucción del
origen del habla humana.
Con el fin de sortear las dificultades de enseñar un lenguaje habla-
do a un chimpancé, se optó por otra técnica: enseñarle la lengua de
señas americana. Las lenguas de señas, a diferencia de las lenguas
habladas, ofrecen ciertas ventajas: permiten aprovechar las capacida-
des imitativas de los chimpancés y hacer diferentes tipos de compara-
ciones —como la tasa de adquisición— por tratarse de una lengua
natural, aparte de que los aspectos icónicos de los signos pueden
ayudar en las etapas iniciales del aprendizaje. Con este método se
entrenó a varios chimpancés, a algunos gorilas y a un orangután. Hubo
mucha polémica con respecto a los resultados obtenidos en estos ex-
perimentos, ya que sus detractores argumentaban que los chimpancés
en realidad no habían aprendido el lenguaje de signos, sino que sólo
utilizaban sus habilidades imitativas y algunas señas que, de hecho,
también usaban en su ambiente natural. Por otro lado, los encargados
de estas investigaciones defendían sus resultados diciendo que los
chimpancés —y los gorilas y el orangután, en su caso— sí habían
aprendido algunos rudimentos del lenguaje. El acuerdo general es que
manejaban lo equivalente al conocimiento lingüístico de un niño de
menos de dos años (Bickerton, 1994 [1990]). Posteriormente, Sue
Savage-Rumbaugh (1998) hizo experimentos también con bonobos.
Para evitar los problemas que significaba decidir si los monos hacían
bien las señas o no, se diseñó otro tipo de entrenamiento en el que se
trabajaba con un teclado que tenía símbolos y que, en sus últimas
versiones, contaba con un sintetizador de voz que decía la palabra
correspondiente a la imagen. En el caso de los bonobos, los investiga-
dores sostienen que pueden desarrollar capacidades de comprensión
en el nivel de un niño de tres o cuatro años, producir palabras y ora-
ciones e incluso crear compuestos y nuevas oraciones que no habían
escuchado antes. El hecho de que los chimpancés y otros primates no
humanos puedan aprender alguna lengua significaría que esta capaci-
dad no es exclusiva del hombre y que, contrario a lo propuesto por
Lenneberg, tal vez sí haya rasgos lingüísticos parecidos a los nuestros
en los parientes más cercanos, un poco menos en los más lejanos y así
sucesivamente. En cuanto al simbolismo sonoro, esta posibilidad no

73
permitiría descartar que el simbolismo en las llamadas de los animales
tuviera alguna relación con el origen del lenguaje.
Aunque he hecho énfasis en las semejanzas que existen entre el
hombre y otros primates superiores, no hay que perder de vista las
diferencias. En cuanto a la estructura cerebral, se han encontrado áreas
en el cerebro de monos Rhesus que corresponden a las áreas de Broca
y Wernicke, así como un haz de fibras que las conecta. El área de Bro-
ca es considerablemente mayor en los humanos (cerca de tres veces y
media más grande) y, al parecer, en los monos tiene otras funciones.
Dichas regiones no son utilizadas en la producción de llamadas voca-
les ni en la de gestos. Todo indica que los monos usan la región ho-
móloga al área de Wernicke y algunas áreas colindantes para recono-
cer secuencias de sonidos y para distinguir las llamadas de sus
congéneres de las de otras especies. Algunos experimentos en monos
Rhesus y chinchillas han mostrado que distinguen entre categorías
auditivas parecidas a las que distinguen los humanos o, dicho con otras
palabras, parecen contar con algún tipo de percepción categorial. Las
regiones homólogas al área de Broca intervienen en el control de la
musculatura de la cara, la boca, la lengua y la laringe, aunque el con-
trol que tienen de estos órganos es notablemente menos preciso que
en el hombre. Otro rasgo importante en las llamadas vocales de los
primates no humanos es que en su producción no interviene la super-
ficie lateral del neocórtex izquierdo o derecho (Dingwall, 1992 [1988]).
Anteriormente se pensaba que las vocalizaciones de los primates no
humanos estaban controladas por el sistema límbico. Algunas vocali-
zaciones humanas —consideradas a veces como no lingüísticas— están
controladas de esta manera: el llanto, los gemidos, la risa, gritos de
dolor e incluso groserías. Esto se puede ver claramente en ciertos pa-
cientes con patologías del habla, que aunque son incapaces de articu-
lar emisiones inteligibles, los insultos y las groserías son emitidas co-
rrectamente.
Ya se señaló que en las vocalizaciones de los primates se involucran
otras estructuras, además del sistema límbico, pero en ellas no inter-
viene la corteza. Una de las consecuencias de esto es que las llamadas
en los animales son totalmente involuntarias. La producción de un
sonido en la ausencia del estado emocional apropiado parece ser una

74
tarea imposible para un chimpancé. De la misma manera, la inhibición
de los gritos se les dificulta. Por ejemplo, hay anécdotas de chimpancés
que no pueden evitar expresar su júbilo al encontrar alimento, aun
cuando saben que atraerán la atención de sus congéneres y tendrán
que compartir su hallazgo. Por último, cabe destacar que en el cerebro
humano la cosa no es tan sencilla, pues la capacidad del lenguaje no
está circunscrita al área de Broca y a la de Wernicke, ni tampoco al
lado izquierdo. Por ejemplo, se ha encontrado que en personas con
lesiones en el hemisferio derecho se altera la percepción de las ento-
naciones del discurso. En el mismo orden de cosas, cabe hacer notar
que también hay estructuras subcorticales involucradas en las tareas
lingüísticas, pero apenas se comienzan a estudiar sus funciones espe-
cíficas. En cuanto a las similitudes que puede haber entre el sistema
de comunicación de los chimpancés y el humano, Steven Pinker (1999
[1994]) advierte que para comprobar que hay una relación de homo-
logía —es decir, que tengan un origen común— sería necesario detec-
tar un rasgo distintivo que hubiera aparecido tanto en el sistema de
símbolos de los simios como en el lenguaje humano. Este rasgo distin-
tivo tendría que ser poco necesario o no muy funcional para eliminar
la posibilidad de que las condiciones ambientales lo hayan hecho
surgir de forma independiente. Con respecto al simbolismo sonoro, se
podría decir que es un mecanismo que, a primera vista, no parece muy
necesario. Sin embargo, la amplia distribución con la que aparece en
las lenguas naturales obliga a ser cautelosos y preguntarse si realmen-
te no es tan indispensable. Por otro lado, es posible que también
aparezca en las llamadas animales. En función de todo lo anterior,
habría que ponderar si hay evidencia suficiente para proponer un
origen común del rasgo o si más bien surgió profusamente de manera
independiente.

LA IMPORTANCIA DEL TRACTO VOCAL

Una de las diferencias entre los humanos y los otros antropoides que
más ha llamado la atención es la anatomía del tracto vocal. Utilizo
este término desde la perspectiva amplia de Catford (1977), que in-

75
cluye todo el tracto respiratorio, desde los pulmones hasta la nariz,
además de la boca y el esófago, ya que hay otros trabajos en los que
este término se utiliza sólo para referirse al tracto desde la laringe
hacia arriba, incluyendo la boca y la nariz. Como vimos, desde los
primeros experimentos con chimpancés los investigadores se dieron
cuenta de esta diferencia. Veamos en qué consiste: como mencioné
en el capítulo anterior, la laringe en el hombre desciende en la puber-
tad; sin embargo, antes de que ocurra este proceso ya ha habido otro
cambio, poco después del nacimiento, que es común a todos los seres
humanos, hombres y mujeres. En el recién nacido, la posición de la
laringe es alta, permitiendo que el bebé pueda respirar y tomar líquidos
al mismo tiempo, ya que la laringe sube hasta casi encontrarse con el
conducto nasofaríngeo, haciendo posible que el líquido que entra por
la boca pase por los lados de la laringe, sin riesgo de desviarse hacia
las vías respiratorias. Sin embargo, cerca de los tres meses la laringe
empieza a descender hasta llegar a la posición que tiene en los adultos,
entre la quinta y la sexta vértebras cervicales. Esta modificación im-
pide que el bebé pueda seguir comiendo y respirando a la vez. La
“entrada” a la laringe queda por debajo de donde deben pasar los ali-
mentos para llegar al esófago, de manera que si hay una inspiración
en ese momento la comida o líquido es absorbido hacia las vías respi-
ratorias, causando la muerte por asfixia.
Al parecer, este descenso de la laringe ha sido un largo proceso
evolutivo del cual se pueden aún observar vestigios en nuestros pa-
rientes más cercanos. En efecto, los grandes monos tienen la laringe
más alta que nosotros, pero un poco más baja que otros monos más
distanciados.
Todavía no se conocen a ciencia cierta cuáles fueron las causas de
este descenso de la laringe. Algunos lo atribuyen a la posición erecta,
pero esta postura se adopta desde el Australopithecus y no hay evi-
dencia de una laringe baja sino hasta mucho después (Liebermann,
1984). No obstante, sí hay acuerdo en las repercusiones que tuvo en
la formación del tracto vocal. Es importante tener en cuenta que la
formación de esta estructura pudo no haber sido un proceso con
una meta única, en el que todos los órganos y tejidos se iban alinean-
do con el fin de producir un órgano fonador. De hecho, es poco pro-

76
bable que esto haya sucedido, sobre todo si tenemos en cuenta la im-
portancia de los órganos involucrados, que tienen una función privi-
legiada en la deglución, masticación y respiración, todas ellas funcio-
nes fundamentales para la vida. De hecho, Philip Lieberman (1984)
ha propuesto que el desarrollo del tracto vocal se dio a expensas de
otras funciones básicas. Este autor ha investigado la anatomía de dicha
estructura en restos fósiles y ha llegado a la conclusión de que hubo
diferentes adaptaciones, dependiendo de la función favorecida. Según
este punto de vista, en el caso de los seres humanos se favoreció la
fonación sobre una actividad aeróbica mayor, entendiendo fonación
como la producción de sonidos gracias al uso del sistema laríngeo, con
la ayuda de una corriente de aire proveniente del sistema respiratorio
y modificada por los movimientos articulatorios del resto del aparato
vocal (Laver, 1994: 184). En el caso de los caballos, por ejemplo, la
apertura de las cuerdas vocales es mayor que la abertura de la tráquea,
permitiendo una mayor entrada de aire a los pulmones, lo cual respon-
de a las necesidades de estos animales. En los seres humanos, el tama-
ño de esta abertura es de casi la mitad de la tráquea. Las adaptaciones
de nuestra anatomía también muestran una preferencia por la fonación
sobre las actividades vegetativas, como la deglución, lo cual se puede
apreciar en los problemas implicados en nuestro diseño, que ya he
mencionado anteriormente.
Además del descenso de la laringe hay otro cambio importante: la
recesión de la mandíbula, el hecho de que la mandíbula se fuera acor-
tando. Esto tiene varias implicaciones. En primer lugar, dicho cambio
repercutió en la forma de la lengua. En otros mamíferos, incluyendo
los primates no humanos, la lengua es plana. En el hombre, la dismi-
nución en la cavidad bucal para la lengua provocó que ésta se retraje-
ra, ocupara una parte de la faringe y adoptara una forma redonda, lo
que permitió producir movimientos más variados, mismos que en la
actualidad sustentan la diversidad de sonidos del habla. La disminución
de la mandíbula también redujo el espacio para los dientes y, en gene-
ral, el área de masticación. Es por esta razón que Lieberman sostiene
que se favoreció la fonación, sobre una masticación más efectiva. La
parte controvertida del trabajo de Lieberman es su reconstrucción de
los tractos vocales de neandertales. Sostiene que estos homínidos no

77
pudieron haber tenido un tracto vocal como el de los seres humanos
modernos y, por lo tanto, no tuvieron la capacidad para emitir las
vocales [i], [u], [a] ni ninguna consonante velar. Aparejado con lo
anterior, Lieberman deduce que también les faltaban los mecanismos
neuronales innatos y genéticamente transmitidos, que los oyentes
humanos usan para decodificar el punto de articulación. Al menos
debían faltarles los mecanismos neuronales innatos necesarios para
deducir una señal calibradora de la longitud del tracto vocal. Esto
viene a cuento en este trabajo porque precisamente una de las formas
más extendidas de simbolismo sonoro se realiza con base en la oposición
entre estas vocales, por lo que, si esta teoría es cierta, cabría cuestio-
narse la posibilidad de que el simbolismo sonoro tenga un origen más
antiguo que el de los neandertales. Sin embargo, también se debe
valorar que la distinción entre frecuencias altas y bajas pueda darse
entre dos fonos que no sean necesariamente ésos.
La propuesta de Lieberman era bastante aceptada hasta que recien-
temente se encontraron unos restos de neandertal, que incluían un
hueso hioides. Este hueso es importante, porque es el hueso que une
la pared de la garganta con la laringe y la lengua. Sin embargo, con
los elementos disponibles no fue posible hacer toda la reconstrucción
del tracto vocal, pues para ello es indispensable tener también el crá-
neo. Por otra parte, David Frayer, de la Universidad de Kansas, cree
que el habla neandertal era comparable con la de los humanos moder-
nos, ya que las bases de cráneo neandertales que él estudia son muy
semejantes a las de los humanos modernos (Frayer, 1992). A últimas
fechas se hizo público el descubrimiento de una cría de Australopithe-
cus afarensis en óptimas condiciones, incluyendo su hueso hioides
(Alemseged et al., 2006). Los estudios sobre estos fósiles apenas co-
mienzan, por lo cual se deberá esperar para ver qué luz arrojan sobre
el tema que nos interesa. Hasta el momento, los análisis revelan que
este hueso tiene la morfología típica del hioides de un simio africano,
por lo cual es probable que este espécimen tuviera los sacos de aire
laríngeo, característicos de estos primates. De ser así, sería difícil ima-
ginar que tuvieran la capacidad del habla desarrollada. Otra crítica a
Lieberman es que hizo una reconstrucción inexacta (Dingwall, 1992
[1988]). Además, los defensores de los neandertales no conciben que

78
las manifestaciones culturales de éstos —entierros, herramientas com-
plejas, ritos, caza colectiva, etcétera— no estén también acompañadas
de lenguaje (Fischer, 2003 [1999]). En cuanto a ello, es necesario
aclarar que Lieberman no dice que la comunicación a través del canal
auditivo-vocal sería imposible en ausencia de estas vocales, sino que
sería menos eficiente.
No son pocas las investigaciones que, a partir de los restos mate-
riales de nuestros antepasados, intentan reconstruir la evolución de
la mente. El trabajo de Steven Mithen (1998 [1996]), sólo por men-
cionar uno de los más conocidos, trata de aclarar los misterios que
rodean la fabricación de útiles. Con respecto a los neandertales, en
particular, considera que si la capacidad cognitiva ya estaba en su
lugar, entonces no había razón para que no tuvieran habla; o sea,
anatómicamente, su aparato vocal era muy parecido al nuestro. De
hecho, como dije antes, Lieberman no descarta que estos antepasados
nuestros hayan tenido capacidades lingüísticas. Más bien enfatiza que
su capacidad de habla debió ser muy pobre. En este punto habría que
separar, muy saussurianamente, la lengua del habla. Es posible que las
capacidades cognitivas necesarias para el lenguaje se desarrollaran
antes que la capacidad para el habla, ya que una no implica necesa-
riamente a la otra. Pinker (1999 [1994]) apoya la existencia de len-
guaje en los neandertales y arguye que, aunque carecieran de algunas
vocales, eso no significa que hayan carecido de lenguaje. Este supues-
to está respaldado por el hecho de que, actualmente, se conoce la
existencia de lenguas que tienen sólo dos vocales contrastivas fono-
lógicamente —como el caso del margi /1, a/ y el arrernte /2, a/ (Lade-
foged y Maddieson, 1990)— que no son [i, a, u] ni menos eficientes
comunicativamente hablando. Hasta aquí me he centrado en el
origen vocal del lenguaje y debo aclarar que las investigaciones acer-
ca de este tema no son concluyentes y siguen en curso. Pero hay otro
aspecto que es imprescindible considerar: la posibilidad de que se haya
tratado de un origen gestual.

79
¿GESTOS O PALABRAS?

La facilidad gestual e imitativa que manifiestan los chimpancés ha


llevado a pensar que el lenguaje pudo haber tenido un origen gestual,
más que vocal. Los defensores de esta postura argumentan que los
niños sordos aprenden más temprano las señas que los niños normo-
oyentes las primeras palabras y que esto puede ser evidencia positiva
para esta teoría. Algunos estudiosos del comportamiento no verbal
llegan a proponer que este tipo de comunicación —incluyendo cambios
de postura, gestos, ademanes, olores y ritmo de la conversación— es
suficiente para expresar todos los estados emocionales necesarios y que
el lenguaje debió desarrollarse para funciones más abstractas, o para
comunicar hechos distantes o referirse a objetos ausentes. Este factor
gestual ha sido reconocido desde hace tiempo. Leonard Bloomfield
(1964 [1933]) lo menciona, aunque no lo considera anterior al len-
guaje:

Sin duda, la emisión de sonidos vocales que producen los animales, de


donde ha surgido la lengua, se originó como un movimiento de respuesta
(por ejemplo, contracción del diafragma y constricción de la garganta) que,
por casualidad, produjo sonido. Parece fuera de duda, sin embargo, que en
todo el desenvolvimiento ulterior, la lengua siempre ha precedido al gesto
(Bloomfield, 1964: 45[1933]).

Actualmente algunos investigadores (Allot, 1991; Holden, 2004,


y Corballis, 2002, entre otros) están tratando de encontrar la conexión
entre el lenguaje y las áreas motoras que controlan la actividad gestual,
entre otras funciones, así como su relación con el origen del lengua-
je.Por una parte hay que reconocer que los gestos acompañan al
lenguaje de manera importante. Las investigaciones han revelado que
existen áreas cerebrales, en los macacos, encargadas de controlar la
actividad de manos y boca cuando hay una actividad dirigida, por
ejemplo: recolectar comida. Pero, curiosamente, estas zonas también
funcionan cuando un mono ve a otro llevar a cabo la acción. Es decir,
en esta región se encuentra el reconocimiento visual y la actividad
motora, ambos componentes esenciales de la imitación. Tales zonas
se han investigado poco en humanos, pero al parecer se empalman

80
con las áreas fundamentales del lenguaje: el área de Broca y el área
de Wernicke. El uso dual, sobre todo del área de Broca, sugiere que
hay una continuidad evolutiva entre reconocimiento, imitación y
lenguaje. Nuevamente, Bloomfield (1964 [1933]) considera que en
la adquisición de la lengua lo que el niño hace es identificar los soni-
dos que producen los adultos, para luego imitarlos, hasta adquirir un
hábito. Si alguien pronuncia algo, él tratará de imitarlo. Por supues-
to, esta explicación responde al marco teórico conductista que pre-
valecía en esa época. En cuanto a la imitación gestual, algunos inves-
tigadores sostienen que cuando el niño aprende sus primeras palabras
es guiado más por el comportamiento gestual que por los rasgos
acústicos del sonido. Es decir, uno percibe el habla refiriendo los so-
nidos que oye a los mecanismos para producirlos. Esta teoría recibe
el nombre de “teoría motora de percepción del habla” (Holden, 2004).
Volviendo a la relación entre habilidad motriz y lenguaje, hay que
tener en cuenta que existe un componente motor muy importante en
el lenguaje. Además, se ha propuesto también una teoría motora del
habla que postula que las estructuras para el lenguaje fueron una
copia de las estructuras del sistema motor que ya existía. De esta
forma, el lenguaje emergió como la expresión física de la base fisio-
lógica y neuronal del movimiento (Allot, 1991).
Los defensores de la teoría gestual opinan que es muy probable que
el lenguaje evolucionara en nuestros ancestros como un sistema manual
y no vocal, debido al determinante papel de los gestos faciales y ma-
nuales en el habla. Por su parte, los detractores argumentan que en las
llamadas animales se pueden encontrar rasgos que guardan una mayor
semejanza con el habla y el lenguaje, e invocan el caso de los monos
vervet, con sus diferentes llamadas de alerta para depredadores terres-
tres, aéreos y felinos. Al refereirse a las zonas neurales asociadas con
la imitación en los macacos, Pinker (1999 [1994]) hace notar que
estos primates no pueden imitar y tampoco hablan, por lo cual los
descubrimientos referidos extrapolan demasiado la relación que estos
circuitos neurales puedan tener con el lenguaje. Por último —y no
menos interesante—, estas teorías no incluyen una explicación de las
causas que llevaron a sustituir un lenguaje gestual por uno vocal, aun-
que las ventajas parecen obvias. Además, hay que tener en cuenta que

81
no es lo mismo gesto que signo lingüístico. Algunas investigaciones
en usuarios de lenguas de señas (Corina et al., 1992; Horwitz et al.,
2003) destacan dos hechos dignos de mención. Por una parte, en
usuarios signantes que han sufrido alguna lesión en el hemisferio iz-
quierdo del cerebro se produce una afasia de la lengua de señas que no
afecta la comprensión y producción de pantomima. Este descubrimien -
to comprueba que no se utilizan las mismas redes neuronales para
procesar las señas de una lengua que gestos de pantomima, sino sugie-
re que son actividades cualitativamente diversas o por lo menos inde-
pendientes. Por otra parte, tanto en hablantes de señas como en ha-
blantes orales se activa la misma zona del área de Broca sin importar
la modalidad de que se trate. Esto parece indicar que la capacidad
lingüística, por lo menos la sustentada por esta región cortical, es in-
dependiente de la forma externa en que se manifiesta, ya sea viso-
gestual o vocalmente.
¿Qué repercusiones podría tener el avance de cada una de estas
teorías en relación con el simbolismo sonoro? En el capítulo anterior
ya traté el vínculo entre el simbolismo sonoro y las vocalizaciones
animales, por lo que no abundaré más aquí sobre ese tema. Me gusta-
ría, en cambio, hacer algunas reflexiones en cuanto al tema del origen
gestual del lenguaje —sobre todo de la teoría motora de percepción
del habla—, porque un origen gestual del lenguaje minimizaría la
posibilidad de que el simbolismo sonoro tenga un papel importante en
su emergencia. Como señalé en el capítulo primero de este volumen,
la clasificación de Fischer (1999) incluye una categoría basada en la
articulación. En este tipo de simbolismo sonoro se asocia sinestésica-
mente la articulación con algunas características de los objetos. De
esta forma, la [i], que tiene una articulación en la que la lengua ocupa
un gran espacio en la cavidad bucal y deja sólo un pequeño resquicio
para la salida del aire, se puede relacionar con pequeñez. Por el con-
trario, la [a] se asocia con tamaño grande, porque el espacio bucal es
muy grande. Así es que las repercusiones que pueda tener el avance
de una u otra teoría en relación con el simbolismo sonoro dependerán
del abarque que tenga la clasificación de este fenómeno, o sea, de los
elementos que decidan incluirse dentro del mismo. Si se demostrara
la certeza de la teoría motora del habla, ésta explicaría la existencia

82
de la iconicidad articulatoria. Para cerrar este apartado, me gustaría
remarcar que, aunque no descarto la posibilidad de que en su origen
el lenguaje haya tenido un sustrato gestual, los investigadores del tema
parecen inclinarse en su mayoría por la hipótesis del origen vocal. En
todo caso, el punto álgido en el debate es en cuál de nuestros antepa-
sados se desarrolló esta capacidad.

EL TEMPO DEL ORIGEN DEL LENGUAJE

Como comentaba en el apartado anterior, una de las discusiones


centrales del origen del lenguaje es lo que llamo “el tempo del origen
del lenguaje”. Esta analogía me parece útil, pues después de revisar
una parte de la extensa bibliografía acerca del tema, el problema
parece centrarse en si el desarrollo de esta capacidad se dio de forma
súbita, si fue más bien lenta o si tuvo etapas lentas y luego rápidas.
Esto se relaciona estrechamente con dos temas. Uno es el menciona-
do en el apartado “Evolución: teoría continuista o catastrofista” (p.
49) con respecto a las teorías de continuidad y discontinuidad. Si
suponemos que el desarrollo del lenguaje fue rápido, habría que pen-
sar en un cambio rápido y catastrofista. El otro tema con el que se
relaciona es el de la selección natural. Si asumimos que el desarrollo
de la capacidad lingüística fue resultado de la selección natural y
consideramos que ésta, como la propuso Darwin, es un proceso más
bien lento, deberemos aceptar que el surgimiento de la capacidad que
nos ocupa fue igualmente lento. Por otra parte, si el lenguaje surgió
de forma repentina, su aparición pudo muy bien haber sucedido den-
tro de los últimos 50 000 años. Si no fue así, entonces la fecha de
aparición puede remontarse hasta 250 000 años atrás o incluso más.
Consecuentemente, debió haber aparecido en el Homo neanderthal-
ensis o incluso en el Homo erectus. De otra forma es posible que sea
una capacidad exclusiva del Homo sapiens sapiens. A continuación
haré una breve revisión de la rama evolutiva delHomo sapiens y de las
capacidades lingüísticas que se le atribuyen, con el fin de dilucidar en
qué momento pudo haber aparecido el simbolismo sonoro. Para ello,
me basaré principalmente en los trabajos de Foley, 1997; Fischer (2003
[1999]) y Bickerton (1996 [1995]).

83
Los primeros homínidos de nuestra rama evolutiva fueron los
australopitécidos. El Australopithecus existió hace aproximadamente
seis millones de años. Tenían un cerebro un poco —pero poco— más
grande que el de los chimpancés modernos. No hacían utensilios de
piedra, tal vez usaban —a manera de herramientas— palos, hojas
o piedras, como los chimpancés. La innovación crucial fue la bipe-
destación, aunque sus largos brazos hacen suponer que no habían
abandonado por completo los árboles. En cuanto a sus capacidades
comunicativas, es posible que emitieran vocalizaciones parecidas a
las de los grandes simios —gruñidos, chillidos, gemidos— y tal vez
algunos gestos. La mayoría de los investigadores asumen que a partir
de éstos se originó una línea evolutiva que dio lugar al géneroHomo.
El más antiguo en esta rama es el Homo habilis, que existió hace dos
millones y medio de años. A pesar de que en esta especie se puede
apreciar un aumento del tamaño del cerebro, es probable que este
crecimiento esté relacionado con un aumento de la masa corporal.
En estos homínidos también se encuentran áreas que en los humanos
modernos se asocian con el lenguaje, si bien pudieron haber tenido
funciones diferentes. Hay un mayor uso de la mano derecha, que se
puede relacionar con un crecimiento asimétrico de los hemisferios
cerebrales. Al parecer, contaban con herramientas simples, como
piedras golpeadas y huesos rotos. La capacidad comunicativa parece
no haber sido muy superior a la de los Australopithecus. Aunque todo
indica que hay un mayor desarrollo cerebral, es posible que los atri-
butos físicos necesarios para el lenguaje todavía no estuvieran pre-
sentes (como por ejemplo una laringe más baja, o espacio suficiente
para dar lugar a los nervios que controlan la exhalación del aire).
Probablemente los primeros rudimentos de habla aparecieron en
el Homo erectus, hace 1.8 millones de años. Hay algunos hechos que
sostienen este supuesto. Por una parte, es el primero de nuestros an-
cestros que sale de África, lo que supone una habilidad para adaptarse
a otros climas y recursos muy diversos. Además, la migración implica
una planeación que puede relacionarse con el lenguaje. En segundo
lugar, las herramientas encontradas que se atribuyen a esta especie son
más complicadas que las del Homo habilis, pero permanecieron iguales
durante un millón de años. Finalmente, el aumento de la capacidad

84
craneana ya no se relaciona con un aumento de la masa corporal, pues
ésta se mantiene relativamente estable. Las pruebas en cuanto a con-
ducta y utensilios, propone Bickerton (1994 [1990]), hacen suponer
que en esta etapa pudo haberse originado lo que él ha llamado “pro-
tolenguaje” (1994 [1990] y 1996 [1995]), un medio de expresión dis-
tinto e inferior al lenguaje humano. Entre otras características de este
protolenguaje —como las enunciaciones restringidas, su poca fluidez
y su dependencia del contexto— el autor menciona que, en él, todas
las unidades conllevan referencias específicas a categorías de objeto,
es decir, son referenciales. Aquí podrían entrar las palabras simbólica-
mente sonoras. En esta misma línea, Bickerton sostiene que las raíces
del léxico debieron basarse en dos capacidades, a saber: la capacidad
de reunir objetos en categorías y la de hacer asociaciones entre estí-
mulos. Después estas categorías entrarían en una organización jerár-
quica y los ítems se disociarían de las manifestaciones físicas que re-
presentan. Esto posibilita que, con anterioridad, dichos ítems hubieran
estado ligados a sus referentes mediante simbolismo sonoro.
A partir del Homo erectus hay algunas discrepancias acerca de si
existió una sola o si se trata de dos líneas evolutivas diferentes. Al res-
pecto, es difícil tomar posición. Sin embargo, como ése no es el tema
de este trabajo, dejaré de lado la discusión y continuaré con el Homo
neanderthalensis. En este espécimen, que existió entre hace 150 000 y
30 000 años, hubo una expansión en la región parietal y un cambio en
la base del cráneo, que puede relacionarse con la presencia de la larin-
ge. Como vimos en el apartado “Lenguas naturales y llamadas anima-
les: una discusión familiar” (p. 54), hay una discusión acerca de su
capacidad para el habla. La prueba principal en favor de la existencia
de esta capacidad en los neandertales es el descubrimiento de entierros
y prácticas funerarias. Es difícil pensar que tales manifestaciones cul-
turales y simbólicas no estuvieran acompañadas, a su vez, por algún
tipo de lenguaje. Pudieron haber tenido una lengua con pocas vocales,
siguiendo a Liebermann (1984), sin [u] ni [i] ni [a]. Es probable que
las manifestaciones de simbolismo sonoro en estos homínidos, si aca-
so las había, se hubieran limitado a sonidos imitativos de ruidos am-
bientales o de llamadas animales.

85
No obstante lo anterior, hay otras evidencias en favor de la exis-
tencia del lenguaje en el Homo neanderthalensis. Por una parte, este
homínido, como los primeros Homo sapiens arcaicos, presenta áreas
de Broca y de Wernicke muy parecidas a las de los humanos moder-
nos. Otra prueba a su favor es la del gen FOXP2. La relación de este
gen con el lenguaje fue descubierta en 2001 por un equipo de biólogos
(Lai et al., 2001) que investigaban un trastorno hereditario en una
familia. Dicho trastorno causa problemas en la articulación, en la
expresión facial e incorrecciones gramaticales, por lo que se cree que
está directamente relacionado con estas funciones. El gen en cues-
tión está presente en otros animales, pero en el humano muestra una
mutación ocurrida hace aproximadamente 200 000 años. Los cientí-
ficos responsables del estudio de este gen consideran que estos resul-
tados son compatibles con la hipótesis de que el lenguaje pudo haber

Cuadro 1
POSIBLE DESARROLLO DEL GÉNERO Homo
Australopithecus Bipedestación.
Hace 6 millones de años Posiblemente emitían vocalizaciones pareci-
aprox. das a las de los grandes simios.
Asimetría de los hemisferios cerebrales.
Homo habilis
Herramientas simples.
Hace 2.5 millones de años
Capacidad comunicativa similar
aprox.
a la del Australopithecus.
Homo erectus Migraciones.
Hace 1.8 millones de años Utensilios más elaborados.
aprox. Protolenguaje (Bickerton, 1994 [1990]).
Homo neanderthalensis Entierros y prácticas funerarias.
Hace 150 000-30 000 años Según Liebermann (1984), no eran capaces
aprox. de producir [i], [a] o [u].
Homo sapiens arcaico
Áreas de Broca y de Wernicke similares a las
Hace 300 000-50 000 años
del humano moderno.
aprox.
Homo sapiens sapiens
Lenguaje desarrollado de manera completa.
Hace 150 000 años aprox.

86
sido el hecho decisivo que posibilitó la cultura humana. Hay un
acuerdo común de que en el Homo sapiens se desarrolla el lenguaje de
forma completa, pero no se sabe si hace 300000 años con su aparición,
o hace 150 000 años cuando están ya presentes todos los rasgos del
lenguaje según los conocemos, o hace 50 000 años con la revolución
cultural, aunque éste parece un inicio muy tardío. Es problemático
mostrar un cuadro cronológico debido al desacuerdo que hay entre los
especialistas, pero con el objeto de hacer más clara la exposición pre-
sento el siguiente esquema:
Un aspecto importante que se toma en cuenta para esta reconstruc-
ción del lenguaje es la elaboración de herramientas. Como mencioné
anteriormente (véase “¿Gestos o palabras?”, p. 80), se ha relacionado
la capacidad lingüística con la habilidad manual, por lo que la crecien-
te complejidad de las herramientas puede ligarse con el desarrollo de
las estructuras indispensables para el lenguaje. Por una parte, la capa-
cidad de visualizar una herramienta terminada tiene que ver con el
desplazamiento necesario para el lenguaje. Asimismo, la seriación de
acciones se ha relacionado con la capacidad de concatenar unidades,
habilidad que también es usada en el lenguaje. En el mismo orden de
ideas resulta determinante la capacidad de categorizar objetos del
mundo, la cual podemos suponer debió estar presente desde épocas
muy tempranas, ya que nuestros antepasados debían reconocer —por
ejemplo— qué leña servía para hacer fuego y cuál no, qué plantas eran
comestibles y cuáles no, etcétera. Sin embargo, hasta que no sepamos
cuál es la relación entre estas dos habilidades —al menos aproxima-
damente— no podremos establecer de forma precisa si estas asocia-
ciones son válidas o no.
En cuanto al ritmo de desarrollo del lenguaje, ya he mencionado
dos de las posturas y finalizaré con una tercera posibilidad. Jean Ait-
chinson, en su libroThe Seeds of Speech(2001 [1996]), alude a la noción
de equilibrio puntuado, desarrollada por Niles Eldredge y Stephen Jay
Gould (1972). En este caso se propone que en la evolución —en ge-
neral— hubo periodos de rápido desarrollo que se alternaron con
periodos en los que no hubo cambios relevantes. Sin embargo, esta
misma autora considera que es poco probable que esto haya sucedido
en el caso del lenguaje. Parece más razonable suponer que una vez que

87
el lenguaje apareció, éste siguiera evolucionando debido a su gran
utilidad. Aitchinson sugiere que pudo haberse dado una mezcla de
estos tres mecanismos. En un principio hubo algunos primeros inten-
tos aislados que tuvieron gran éxito y se extendieron con rapidez.
Posteriormente hubo un proceso de estabilización y propagación más
lento. Dicha propuesta ha sido poco difundida, pero parece una hipó-
tesis factible que explicaría, por ejemplo, el rápido aumento craneal
del erectus y luego un aparente estancamiento en su capacidad de
elaboración de herramientas.
Otra postura interesante es la de Mithen (1998 [1996]), quien
explica este mismo hecho de otra manera. Este autor opina que la
aparición de la mente moderna es el resultado de la interacción que
se produjo entre diversas inteligencias (general, técnica, social y de
historia natural), de tal modo que hubo una articulación de las formas
particulares de procesar la información de cada una. Anteriormente,
en el Homo neanderthalensis y sus predecesores, estas inteligencias se
encontraban aisladas unas de otras y, por esta razón, los individuos de
estas especies no podían elaborar herramientas más complejas. Esto
explicaría la poca variedad de herramientas en tales homínidos. Con
respecto al lenguaje, considera que esta capacidad se deriva de la in-
teracción social y, por lo tanto, de la inteligencia específica correspon-
diente, y que es la última área cognitiva en evolucionar. Como último
punto en este recorrido por el origen del lenguaje me gustaría referir-
me a un autor que destaca especialmente la importancia del simbolis-
mo sonoro en los inicios del lenguaje.

SWADESH Y EL ORIGEN DEL LENGUAJE

La visión de Mauricio Swadesh (1972) se inclina a la propuesta gra-


dualista, pues supone que el origen del lenguaje se relaciona con las
llamadas intuitivas de los animales. Swadesh considera que hay varias
conductas que compartimos con otras especies animales, como la
imitación como una estrategia comunicativa, tener un mecanismo
para producir sonidos, el uso del aparato vocal correlacionado con
estados emocionales, la emisión de ruidos para cazar y asustar a otros

88
y la producción de ruidos por placer. Comenta que es muy posible que
el lenguaje haya surgido a partir del simbolismo sonoro, ya que parece
ser una tendencia natural en el hombre. Este fenómeno pudo haberse
manifestado como flexión interna, o sea, un mecanismo que aún se
observa en raíces verbales o nominales y que, en general, no se rela-
ciona con simbolismo sonoro. Añade que es probable que su uso haya
disminuido con el tiempo. Con base en esta visión de Swadesh, se
propone que los cambios en el lenguaje han sido progresivos y éste
se ha vuelto cada vez más complejo, lo cual implicaría, por ejemplo,
un aumento en el vocabulario a partir de morfemas básicos, una mayor
complejidad sintáctica, etcétera. Es posible que al desarrollarse nuevas
estrategias de flexión —como el uso de afijos, en vez de la flexión in-
terna— se haya abandonado esta primera estrategia simbólica. Otra
alternativa es que, a través del tiempo, los elementos simbólicamente
sonoros se hayan transformado, como cualquier otro ítem de la lengua
y hayan perdido algunos de sus rasgos expresivos, convirtiéndose en
elementos cada vez más arbitrarios. Por esta razón, la lengua integra
constantemente nuevos elementos imitativos al léxico, ya que éstos
hacen la comunicación más expedita.
Por una parte, autores como Bickerton proponen que, siguiendo el
principio de uniformitarianismo —según el cual las lenguas del pasa-
do no son, en su naturaleza, diferentes de las del presente (Croft, 1996
[1990])—, el simbolismo sonoro no debió ser de mucha relevancia ya
que, en las lenguas actuales, la presencia de onomatopeyas es muy
reducida. Tal vez si se piensa en las onomatopeyas como un fenómeno
aislado, este punto de vista pueda sustentarse. Pero si vemos las ono-
matopeyas como parte de un proceso más amplio, que incluye la de-
signación de ciertos significados a través de fonemas específicos, en-
tonces ya no será posible decir que este fenómeno resulte tan aislado
o tan improductivo. Swadesh concede gran importancia al simbolismo
sonoro como estrategia comunicativa predominante en las primeras
etapas del lenguaje, ya que supone que las condiciones naturales eran
más similares y, por lo tanto, en un pasado remoto las lenguas debieron
haberse parecido más entre sí. También cabe la posibilidad de que
dicho parecido pueda haberse debido a que las lenguas estaban más
cerca de su origen común. Acerca de este punto, Swadesh defiende la

89
teoría de la monogénesis, la cual plantea que todas las lenguas des-
cienden de un solo ancestro común, frente a la corriente poligenética,
que afirma que el lenguaje pudo haber surgido de forma independien-
te en varios lugares.
Según este autor, las estrategias de simbolismo sonoro más impor-
tantes para esta etapa son: intensidad, alargamiento, ritmo y repetición.
También es posible que cada punto de articulación haya correspondido
a un significado diferente: velar para cercanía, labial para lejanía, labio-
velar para codificar una extensión de lejano a cercano, etcétera. De la
misma manera asocia los modos de articulación con diferentes signi-
ficados: las consonantes oclusivas representan un impacto duro, las
nasales un impacto suave o una vibración resonante, las continuantes,
en cambio, una vibración libre. Las labiales [p, m], por su parte, dan
el efecto de superficies planas chocando entre sí, mientras que las
dentales [t, n] evocan el contacto con un punto. Esta propuesta es el
resultado de su trabajo en la reconstrucción de protolenguas. Las raíces
así obtenidas son asociadas con determinados tipos de significados y
de ahí correlacionados con simbolismo sonoro. Sin restar importancia
a su esfuerzo, es necesario considerar que estas suposiciones pueden
estar muy extrapoladas y que habría que compararlas con procesos
actuales de simbolismo sonoro, así como con los significados asociados
con los mismos. Aunque he tratado de hacer una revisión de las ten-
dencias referentes al tema del origen del lenguaje, éste sigue siendo
visto por muchos como un problema sin resolver y un terreno muy
especulativo. De cualquier manera, ya sea que la preponderancia del
simbolismo sonoro se omita por no considerarlo una parte fundamen-
tal del lenguaje o por otras razones, se requiere llevar a cabo una inves-
tigación más cuidadosa acerca del tema. En estos primeros capítulos
abordé el simbolismo sonoro desde su perspectiva teórica, su vínculo
con los sistemas de comunicación animal y en relación con el origen
del lenguaje. A continuación examinaré las manifestaciones de este
fenómeno en las lenguas amerindias.

90
Simbolismo sonoro
en las lenguas naturales
s

En los capítulos anteriores he ofrecido un panorama de la discusión


que ha habido en torno del tema que nos ocupa, de las investigaciones
de las cuales ha sido motivo y de cómo se relaciona con otros aspec-
tos de interés lingüístico. A partir de lo dicho, en este capítulo se
expondrá la manera en que el simbolismo sonoro se materializa en las
lenguas naturales, así como sus características en los diferentes niveles
lingüísticos. Al revisar la bibliografía al respecto, no encontré fenó-
menos que aparecieran en otras lenguas del mundo que no tuvieran
representación en las de América. Sin embargo, debe tenerse en
cuenta que no fue una búsqueda exhaustiva, ya que éste es un trabajo
centrado en lenguas americanas y, por lo tanto, me concentré en exa-
minar ejemplos del Continente. De cualquier manera, incluyo algunos
ejemplos de otras lenguas del mundo, con el fin de mostrar la amplia
distribución geográfica que tiene este fenómeno.

EL PLANO FONÉTICO Y FONOLÓGICO

En varias de las investigaciones consultadas durante la elaboración de


este trabajo se hacen notar algunas características particulares del
comportamiento del inventario de sonidos empleados en expresiones
simbólicamente sonoras. Éstas van desde las variaciones fonéticas de
un hablante a otro hasta la combinación de fonemas específicos para
transmitir un significado particular. Por ejemplo, el urubu-kaapor

91
(Kakumasu, 1986), lengua de la familia tupiana hablada en el noroes-
te de Brasil, usa ideófonos con rasgos onomatopéyicos en la narración
de historias, pero las formas varían un tanto de hablante a hablante.
Al parecer, ésta podría ser la instancia más “básica” de simbolismo en
el plano fonético, en la cual de alguna manera se reconoce el uso de
ciertos sonidos asociados con significados particulares, pero no hay un
acuerdo general y cada hablante los produce de manera diferente. En
el siguiente ejemplo de esta lengua, la imitación del aullido puede
tener una variación sustancial de hablante a hablante:

pe u-han auuUUUU
y 3-corrieron aullando
‘Y (los perros) corrieron aullando’

Otra particularidad de este tipo de expresiones es el hecho de que


en algunas lenguas no se usan todos los sonidos de la lengua para
construirlas. Es decir, el inventario utilizado en ellas es reducido. En
otros casos lo que destaca es que sonidos extraños al sistema fonológi-
co de la lengua en cuestión aparecen en estas expresiones y sólo en
ellas. Incluso se ha propuesto que éste es uno de los mecanismos me-
diante los cuales se introducen nuevos fonos que con posterioridad
pueden fonologizarse (Nichols, 1971); aunque no necesariamente
sucede esto, algunos se mantienen como sonidos marginales. De este
uso de nuevos sonidos pueden darse varios ejemplos. Por ejemplo, en
nez percé (Aoki, 1994a y b), la africada lateral alveolar glotalizada [t#’]
se encuentra sólo en palabras simbólicamente sonoras y en el mohawk
(Mithun, 1982) hay sonidos labiales en el vocabulario expresivo que
no aparecen en el vocabulario normal, como se observa en los siguien-
tes casos:

nez percé t#’ep ‘sonido de algo cayendo en el agua’


t#’ew ‘sonido de venado caminando en lodo’
mohawk bo+ ba+ ‘sonido al golpear a alguien en la cabeza’

Un dato adicional de esta última lengua es que, al parecer, estos


sonidos ajenos al sistema no se presentan al azar, sino que llenan hue-

92
cos en la simetría del sistema fonológico. En general, es raro que en
las lenguas falte la serie de oclusivas labiales. Esto se puede apreciar
mejor si consideramos que en una muestra de 317 lenguas sólo tres no
tienen oclusivas labiales, es decir, 99.1% de las lenguas de la muestra,
que pretende ser representativa de las lenguas del mundo, sí tiene esta
serie (Maddieson, 2009 [1984: 32]). La presencia de [p] y [b] en el
vocabulario expresivo de varias lenguas iroquesas, entre ellas el mo-
hawk, constata que los hechos fónicos relacionados con simbolismo
sonoro pueden llenar este “hueco” estructural (Mithun, 1982). Este
hecho apunta a la posibilidad de que se inserten no sólo nuevos fone-
mas aislados por medio del simbolismo sonoro, sino también pares de
oposiciones.
Podría plantearse que estos sonidos extraños al sistema terminan
por regularizarse o por ceder su lugar a fonemas de la lengua, pues
también se da el caso de que coexisten dos formas, como en el zoque
de Chimalapa (Kaufman, 1999). El autor utiliza el término “salvaje”
(wild) para referirse a formas expresivas que no se adhieren a los cá-
nones fonológicos de la lengua. Por otra parte hay formas “mansas”
(tame) que sí se comportan de acuerdo con la fonotáctica de la lengua.
Sólo las raíces onomatopéyicas tienen formas salvajes. Usualmente a
una forma salvaje que no se apega a los cánones de la lengua le corres-
ponde una forma mansa, ya regularizada. A continuación doy algunos
ejemplos del zoque de Chimalapa. Entre paréntesis aparecen las formas
que incluyen sonidos extraños al inventario de la lengua, como voca-
les largas, vocales sordas y tono:

Forma mansa Forma salvaje


+e:+k+e:+knaj (+e:e:+13+e:e:+13) ‘gritar’ (venado)
sahsahnaj (sa3a3h sa3a3h sa3a3h) ‘sonar caída de agua, cascada,
hacer ruido de orinar, hacer
sonido al tirarse agua’.

Pero en esta lengua incluso las formas mansas pueden llegar a tener
material fonológico extra: /b d g t" f x l ! r/, y peculiaridades fonotác-
ticas, como grupos iniciales /C!V ClV CwV CjV/, grupos finales /0s/,
/w/ a final de sílaba, consonantes geminadas medias intervocálicas,

93
vocales largas, patrones silábicos como /CVV+C(s)/, /CV(V)/ y mo-
nosílabos. Si bien, cabe destacar que en este caso el material no man-
so presenta aún más irregularidades, pues puede contener /z d,/; [mm
nn 00 ww jj 00s ss hh zz] finales, tono/timbre bajo, medio, alto, des-
cendente, ascendente, acento final, vocales extralargas, corriente de
aire ingresivo, faringealización/laringealización, vocales sordas, aspi-
ración, redondeamiento de labios, falta de alargamiento con el acen-
to, clicks, estrechamiento glotal y nasalidad vocal. La aparición de
hechos fónicos extraños al inventario de la lengua en el vocabulario
expresivo ha sido atestiguada en muchas lenguas, como en el mohawk
(Mithun, 1982) y el zoque de Chimalapa (Kaufman, 1999) ya men-
cionados. La inserción de fonos extraños al sistema no es la única
anomalía a nivel fonológico, sino también hay alteraciones en su
comportamiento fonotáctico. Por ejemplo, en el tepehua de Huehuet-
la (Smythe-Kung, 2004 y 2005) las vocales cortas en posición final se
ensordecen en los lexemas no expresivos, mientras que en las palabras
afectivas no sucede esto, como podemos ver en los ejemplos:

Palabras afectivas: vocales cortas y sonoras en posición final


ki"i"i [ki"i"i] ‘sonido de la víbora’
maq’eq’e [maq’eq’e] ‘sensación de estar mal del estómago’

Lexemas no expresivos: vocales cortas y sordas en posición final


hu:ki [huki3] ‘venado’
sant"i ["ant"i3] ‘hola, adiós’

También es posible que el vocabulario expresivo tenga una estruc-


tura silábica particular, con elementos casi obligatorios. Según Langdon
(1994), en el guaraní la forma canónica de las palabras que se refieren
a ruido es CV1rV1rV1. Hay algunas pocas palabras que en vez de /!/
tienen /l/ o /n/:

xo!o!o ‘llover torrencialmente’


walala ‘ruido del estómago rugiendo de hambre’
pã!ã!ã ‘piedras en lata de hojalata’
sununu ‘ruido del retumbar del trueno’

94
Además, el vocabulario expresivo utiliza sílabas CV con más fre-
cuencia y se caracteriza por mostrar armonía vocálica, es decir, una
sola vocal que se repite en todas las sílabas de la palabra. Las vocales
concuerdan todas en nasalidad, o sea, todas son orales o bien todas
son nasales. Asimismo, como otras palabras de la lengua, no empiezan
con /!, l, m, n, ñ, h, v/. Sólo comienzan con oclusivas y fricativas
sordas. Otra lengua en la que se puede ver que estos ítems tienen es-
tructuras silábicas particulares es el yir yoront (Alpher, 1994), una
lengua australiana hablada en la península de Cabo York, en la cual
los ideófonos poseen, a diferencia de otras palabras de la lengua, síla-
bas sin vocales y sílabas que inician con un grupo consonántico:

fffft ‘ideófono de soplar una flama’


t!!!a ‘ideófono de juntar cosas que suenan, repiquetean’

El vocabulario expresivo, además de caracterizarse por estructuras


silábicas particulares, muestra en algunos casos secuencias de fonemas
particulares, que no se encuentran en otras palabras de la lengua. Un
ejemplo de esto lo podemos ver en el waiwai (Hawkins, 1998), lengua
de la familia caribe hablada en Brasil, donde algunos ideófonos violan
una restricción que se aplica en todas las demás clases de palabras de
la lengua, la cual impide que /t/ aparezca antes de /i/, como en tantiri
‘romper’ (un objeto delgado). Un ejemplo es el del chinanteco (Foris,
1996). En esta lengua otomangue, todos los ideófonos tienen tonos
simples, normalmente bajos. Algunos presentan secuencias anómalas
que son características de este tipo de palabras. Por ejemplo, las cinco
palabras que tienen la secuencia inicial pou- son ideófonos. Otros
muestran combinaciones inusuales de fonemas de la lengua, como la
secuencia /$r/, que sólo aparece en ideófonos:

poun3 ‘golpe seco’, pero también funciona como intensificador


‘tremendamente’
poun¹ ‘moverse o mecerse de arriba a abajo’ (debido a la
gordura)
ua1$ri3 ‘ruido de una defecación explosiva’ (por ejemplo, diarrea)

95
Estas combinaciones inusuales de los sonidos de una lengua pueden
usarse para transmitir significados particulares, como en el caso del
tepehua (Smythe-Kung, 2004 y 2005), donde la secuenciat!a + líqui-
da expresa sonidos repiqueteantes, como se aprecia en el par de ejem-
plos siguientes:

t"alak ‘trastes repiqueteando’


t"alan ‘repique’ (por ej. monedas)

En español, para no ir más lejos, Moliner consigna una entrada


“c…r…c” como un “grupo onomatopéyico de significado semejante
al de c…s…c, que se da en palabras que designan el ruido que hacen
las cosas quebradizas al romperse y dichas cosas o acciones en que se
produce ese ruido: carquiñol, corruco, crac craquear, crocante, etc.”
(Moliner, 1992: 797). Con respecto a c…s…c y para no dejar al lector
con la duda, la misma autora nos dice que es un “grupo onomatopéyi-
co de sonidos con que se forman palabras con la idea de golpe seco:
coscarana, coscorrón, coscurro, cuesco” (Moliner, 1992: 811). Sería
interesante analizar estas combinaciones, ya que podrían darnos algu-
na información acerca de lo que podría llamarse “una sintaxis de los
fonemas”. En torno de este tema, Nuckolls (1996) ha observado que
en el quechua de Pastaza la carga de significado más fuerte la lleva la
consonante final y no la inicial, con algunas excepciones. Algunos
ejemplos los podemos ver en:

tak ‘idea del sonido hecho por el contacto entre dos


superficies firmes’
tus ‘idea del sonido de estallido, tronido o rotura’ (por
ejemplo, de un hueso o algo crujiente)

Una de las formas de expresión del simbolismo sonoro más soco-


rridas es la reduplicación. Como es sabido, este fenómeno es difícil
de abordar debido a que no siempre es regular o transparente. Sin
embargo, la mayoría de los ejemplos encontrados en la elaboración
de este trabajo muestran que la iconicidad acompaña a este mecanis-
mo de forma clara. En relación con los significados expresados por

96
medio de construcciones reduplicativas, Moravcsik (1978) sostiene
que frecuentemente tienen que ver con un incremento en la cantidad,
intensidad, con diminutivo o atenuación. Este mismo autor reporta
algunos otros significados asociados con este tipo de construcciones:
como mecanismo para derivar adverbios de verbos, verbos transitivos
de intransitivos y viceversa y expresar perfectividad. La mayoría de
las veces se encuentra asociado con los significados que mencioné en
primer lugar. Dentro de la muestra se encontraron los siguientes sig-
nificados asociados con la reduplicación: intensidad; pluralidad de la
acción, del sujeto u objeto; colectividad; iteración; distribución;
continuidad; frecuentativo; repetición temporal o espacial de la
acción; imitación de sonido o movimiento; realización de una acción
de forma vigorosa; realización de una acción sutil o refinada; ocurren-
cia esparcida o desperdigada y habitual. En cuanto a su manifestación
formal, la reduplicación puede presentarse de diferentes maneras,
como una reduplicación de la raíz entera o sólo de una parte de la
misma —llamadas “reduplicación total” y “parcial”, respectivamen-
te— inicial, final o interna, de sílaba, de pie, de mora, etc. Además,
este fenómeno puede estar acompañado de otros procesos, como
glotalización, alargamiento o inserción de algún morfema. A conti-
nuación doy ejemplos de algunos de los significados y las formas
mencionadas:

Reduplicación total de la raíz con significado intensificador


Kwaza; Van der Voort, 2004.
haka-ha+ka-hü4-t5
viejo-viejo-NOM-NOM
‘cosa muy vieja’

Reduplicación total de la raíz con significado ‘acción repetida’


Yurok; Berman 1982.
lo+moh ‘dar de puñetazos’
lo+molomoh ‘dar de puñetazos repetidamente, amasar’

Reduplicación total imitativa


Miwok de la sierra sur; Broadbent, 1964.
pakpak ‘pájaro carpintero’

97
a+a+a+ ‘grito del cuervo’
Reduplicación parcial interna con significado de pluralidad
Samoano; Moravcsik, 1978.
alofa ‘él ama’
alolofa ‘ellos aman’

Reduplicación parcial final con significado atenuante


Tagalo; Moravcs, 1978.
mahija ‘avergonzado’
mahijahija ‘estar un poco avergonzado’

Reduplicación parcial inicial con significado diminutivo acompa-


ñado de glotalización
Coeur d’Alene; Nichols, 1971.
j2!-j2!-p ‘vagón’
j’-j’2!’-j’2!’-p; ‘carro’

Reduplicación enfática
Nambiquara; Kroeker, 2003.
ka4in31-na3la31
grande-es
‘es grande’

ka4in31-k6aix13-na3la31
grande-muy-es
‘es muy grande’

ka4in31-k6aix13-k6aix13-na3la31
grande-muy-muy-es
‘es muy muy grande’

Con respecto a este último tipo de reduplicación, Moravscik con-


sidera que posiblemente en todas las lenguas un modificador enfático,
como “muy”, puede ser reduplicado a voluntad para dar grados adicio-
nales de énfasis. Sucede también en español, como se puede ver en la
glosa de estos ejemplos. De ser así, este tipo de reduplicación tendría

98
poco valor para establecer diferencias tipológicas entre las lenguas.
Como otros de los mecanismos utilizados para expresar simbolismo
sonoro, la reduplicación puede presentarse sólo en el vocabulario
expresivo y no en otras partes de la lengua. Tal es el caso del mohawk
(Mithun, 1982), donde sólo se ve en la clase de palabras que nos ocu-
pa. También es posible identificarla en elementos ya lexicalizados.
Ciertas reduplicaciones tienden a lexicalizarse y los hablantes dejan
de identificarlas como tales, aunque no por eso pierden su carácter
expresivo. Un ejemplo de esto podemos verlo en el wishram (Boas,
1911; Sapir, 1911; Nichols, 1971 y Mithun, 1999), en el que algunos
términos sólo aparecen como reduplicaciones. Estas situaciones las
vemos ejemplificadas a continuación:

mohawk ko+ko+ko+ ‘glugluglu’ (como sonido del agua


saliendo de un cántaro)
ká:ka+ ‘llamado del cuervo’
tshitshitshi ‘sonido hecho por un ratón’
wishram he:he: ‘reír’
ho:ho: ‘toser’

También es posible que la reduplicación aparezca como un recurso


limitado a ciertas raíces. En kanela-kraho (Popjes y Popjes, 1986) se
encontró que, aunque existe un sufijo para marcar iteración, ésta
se marca con reduplicación en una clase de raíz. Llama la atención
que justo esta clase sea marcadamente simbólica, como podemos ver
en los siguientes ejemplos:

ihhãhãk ‘hipar’
ihpekpek ‘gotear’

La reduplicación es uno de los mecanismos más frecuentes en el


corpus y, aunque puede tener funciones gramaticales, la tendencia
general es que exprese ideas icónicamente afines. Otro rubro con
particularidades interesantes es el de las alternancias fonémicas. Una
muestra de estos casos la obtenemos del banhar (Diffloth, 1994), una
lengua Mon-Khmer de Vietnam:

99
halul ‘Palabra descriptiva para un objeto enorme atorado,
locales inmensos y muy llenos, un gran contenedor
lleno’
hal7l ‘Palabra descriptiva para un objeto pequeño atorado,
locales pequeños estrechos, un contenedor pequeño y
lleno’
8 929i:! ‘Palabra descriptiva de una persona muy molesta por el
sol, ojos que parpadean mucho o que no se pueden
mantener abiertos’
8 92945:! ‘Palabra descriptiva de una persona molesta por el sol,
parpadear un poco’

Se trata de pares o tripletes de palabras que son parecidas en todo,


excepto en un fonema. Estas alternancias no deben de ningún modo
confundirse con cualquier tipo de cambio interno. Aunque Sapir
(1992 [1921]) utiliza el término simbolismo para referirse a cierto tipo
de cambios internos, cabe aclarar que dichos cambios no pueden
considerarse todos como simbolismo sonoro. Para este trabajo en
particular sólo consideré los cambios en los que los autores de las
fuentes hablan de un proceso de simbolismo sonoro caracterizado por
la existencia de pares o tripletes de palabras que eran iguales en todo,
menos en un sonido. No consideré cualquier cambio de sonido como
una muestra de simbolismo sonoro ya que, como se sabe, existen
morfemas representados por un solo fonema y la inserción del mismo
no significa que exista un proceso de simbolismo sonoro. De la misma
manera, se examinó que el significado correspondiera con grados de
intensidad, tamaño o similares, debido a que no se espera cualquier
cambio de significado, sino que éstos deben estar asociados, como se
ve en los ejemplos anteriores, en los que la acción se realiza de ma-
nera más o menos vigorosa o el objeto es más o menos pequeño.
Además, es notorio que este tipo de alternancias utiliza segmentos
fónicos que son afines y que casi siempre difieren sólo en un rasgo.
Por ejemplo, en el dakota la serie de fricativas se posterioriza de al-
veolar /s, z/ a alveopalatal /", ,/ y a velar /x, ./, y en el caso del huave
hay una palatalización de segmentos alveolares, de modo que /ts/
cambia a /t"/ y /s/ a /"/. En algunas lenguas, el mecanismo se extiende

100
a todas las ocurrencias del fonema en la palabra, mientras que en otras
se da en uno solo de los fonemas, aunque ocurran varios iguales en la
palabra. En mi muestra es más común que se sustituyan todas las
consonantes o vocales involucradas, como se observa en los siguien-
tes ejemplos del huave (Stairs y Stairs, 1981), en los cuales /i/ cambia
a /a/, /e/ a /o/ y /ts/ a /t"/ en todas las ocurrencias de la raíz:

ant"i!i! ‘suena, rechina’ (como cascabel, zumbido suave)


antsara! ‘suena, rechina’ (el silbato, carro)

aket"et" ‘lo trae, lo levanta con cuidado’


akotskots ‘lo aprieta’ (entre sus puños, en el puño. 2. lo agarra)

Con respecto al alargamiento vocálico o consonántico se hallaron


pocas ocurrencias convencionalizadas. Al parecer, en algunas lenguas
ya tiene el estatus de rasgo distintivo y en otras es sólo un mecanismo
expresivo opcional, prosódico, un recurso histriónico, paralingüístico,
sin valor tipológico. Los significados asociados con este mecanismo
son: pluralidad, progresión gradual de una acción, actividad extendida,
énfasis, exclamación o sorpresa. Este recurso se utiliza con frecuencia
para imitar sonidos de cierta duración. Éstos son algunos ejemplos:

Pluralidad
Inuktitut; Schneider, 1985.
pui:valak ‘sonido de ballena blanca o de una gran ballena o
cachalote que sube a la superficie a respirar en la
superficie del agua’
pui:vala:q ‘sonido de varias ballenas’

Gradación
Nootka; Nakayama, 2001.
+a:t;"it# ‘hacerse de noche’
+at;-[L]-"it#
noche-[GRAD]-MOM
t"’u:"uk<it# ‘empezar a ser sospechoso’
t"’u"-[L]-uk<-it#
ser.sospechoso.de-[GRAD]-DUR-MOM

101
Actividad extendida
Gbaya; Noss, 1985.
f55 ‘un respiro’
f555 ‘un gran respiro’
dirr ‘un estruendo como de trueno’
dirrr ‘un estruendo largo como de trueno o terremoto’

Énfasis
Nambiquara; Kroeker, 2003.
ka4in31-k46aixx13-na3la31 ‘es muy grande’
ka4in -k46aixxxx -na la
31 13 3 31
‘es muy (más) grande’

Imitación de sonidos duraderos


Bora; Thiesen y Thiesen, 1998.
dooo ‘imita un sonido prolongado’ (como el del viento entre
los árboles)
!111 ‘sonido débil de un motor’

Otro mecanismo cercano a las alternancias es la inserción de un


sonido para dar una calidad particular al habla. Éste es el caso de las
formas particulares de habla en nootka (Sapir, 1968 [1915]), en el cual
hinin"#at$ma# ‘ahora él viene’ se convierte en hit!%nin"#at$ma# ‘ahora
él viene, tipo voraz que es’, ya que la inserción del segmento [t"=] se
relaciona con personas voraces y ambiciosas. En estos casos, los ele-
mentos insertados también pueden ser sonidos no integrados al siste-
ma fonológico de la lengua.

LA MORFOLOGÍA

Antes de mostrar los procesos morfológicos que caracterizan al simbo-


lismo sonoro es necesario hacer mención de uno de los mecanismos
que se encuentra precisamente en el límite de la fonología y la mor-
fología. Me refiero a lo que más adelante llamaré “fonemas asociados
con significados particulares”. Como mencioné en el primer capítulo,
algunos autores proponen la existencia de fonestemas, pares de signi-

102
ficado y sonido frecuentes, que no son morfemas contrastivos claros.
Para ampliar este punto quisiera mostrar el fenómeno en el purépecha.
Foster (1969) refiere que en esta lengua michoacana, en gran medida,
los morfemas de las bases verbales se pueden analizar en secuencias de
fonemas simples, cada uno con significado o significados predecibles.
Considera que casi sería posible designar tales fonemas como “morfe-
mas”, lo cual no se hace porque en muchos casos tal análisis dejaría
“sobras” fonémicas, a las cuales no sería factible asignarles un conte-
nido semántico, por lo cual parece preferible no tratar la mayoría de
los fonemas simples como morfemas, a menos que ocurran silábica-
mente, es decir, como vocales acompañadas de un inicio consonánti-
co. Así, la función de la base involucra la composición de morfemas
que tienen membresía en series de ablaut. Esto concierne sólo a una
parte de todos los morfemas de base. Los morfemas que pertenecen a
estas series de variantes combinan la composición semántica elemen-
tal de la consonante con la de la vocal. Las vocales usualmente con-
llevan un significado direccional y las consonantes definen el tipo o
calidad de la acción o condición. Ambos conceptos semánticos son
muy generales y la definición adicional es dada por la composición de
morfemas dentro de una base compleja. Hay una cierta relación entre
los significados de las consonantes que tienen el mismo punto o modo
de articulación. A continuación se ofrecen algunos ejemplos de este
fenómeno en purépecha. En ellos se puede observar que /p/ conlleva
los conceptos semánticos de ‘nivel, cambio de nivel o de superficie,
vapor’, mientras que /p6/ implica ‘contacto’:

po-ko- ‘humo saliendo’


pu-ru- ‘hervir’
u-pa ‘clavarse en el agua’
p6a ‘tocar, mantener agarrado’
p6a-ka- ‘empujar’
p6o ‘tocar por dentro’

Una vez que hemos revisado esta situación, puedo ahora referirme
a otros asuntos más conocidos. Como el lector se podrá imaginar,
cuando el vocabulario expresivo no está totalmente integrado al sis-

103
tema de la lengua, aparece esporádicamente y sin grandes modifica-
ciones, a la manera de partículas. Esto sucede en lenguas como el
waiwai (Hawkins, 1998), lengua caribana, en el que los ideófonos
usualmente no se flexionan y aparecen aislados. Cuando esto ocurre,
las formas en cuestión normalmente se dicen con mucho énfasis, casi
como una interjección. De hecho, en waiwai son la única clase de
palabras que no se siguen de otra clase de partículas. Otro caso similar
es el del apalai (Koehn y Koehn 1986 y 1995), también lengua cari-
bana, en el que el ideófono puede ser un morfema simple o una se-
cuencia de formas reduplicadas (de dos a diez veces, pero no más y
normalmente seis). Para ilustrar este comportamiento veamos los si-
guientes ejemplos del apalai:

Apalai apoi-ko !epe k&'&


agarrar-HIST CONTRAEXP IDEOF.agarrando
‘Pero en vez de eso (la rana) lo agarró k&'&’

kuto y-akuo+-no p&#sek&


rana 3S.1O-llevar.al.otro.lado-PI IDEOF.saltando
‘La rana me llevó al otro lado saltando p&#sek& (él dijo)’

Por otra parte, las raíces simbólicas pueden ser muy productivas,
dando origen a temas adjetivales, adverbiales, nominales o verbales.
A continuación ilustraré algunas de las posibilidades que encontré
en la muestra. En el guajibo-sikuani (Guevara y Guevara, 2000) re-
portan partículas que denomina “verboides” y señalan que éstas se
insertan en la oración ocupando el lugar del verbo e, incluso, pueden
sustituir la oración entera. Aclaran que también es posible proveerlas
de una conjugación complementaria mediante el verbo auxiliar hai
‘decir’ pospuesto:

hoi ‘respuesta a un llamado’


hoihai ‘él respondió a un llamado’

En los ejemplos de esta misma lengua que aparecen en Queixalós


(1985) se ve que algunas exclamaciones también pueden transformar-
se en “verboides” intransitivos, por ejemplo:

104
baxuxuxu ‘movimiento de hojas anchas’ (exclamación)
baxuxubia ‘producir un ruido de hojas secas’ (verboide
intransitivo)

En el wikchamni (Gamble, 1975, 1978) las bases onomatopéyicas


pueden componer verbos con la base -witi ‘decir, hacer’. Gamble pre-
cisa que, aunque en esta lengua hay un proceso bastante productivo
para formar imitativos de sonidos mediante la composición con-witi,
los hablantes recordaron muchas palabras que expresaban sonidos de
animales. Estas palabras eran usadas por niños y adultos hablando con
niños. Para nombres de pájaros se usa la imitación del canto y un
antiguo nominalizador -n’a fusionado. Algunos ejemplos de estos
casos son:

t)’uk’witi ‘hacer un sonido de estallido’


t6uhwiti ‘escupir’

mi+aw ‘maullido de gato’


wo+o+ow ‘canto del gallo’
wo+o+n’a ‘gallo’
t6ak6akn’a ‘codorniz de California’

Como podemos constatar en los ejemplos de compuestos con -witi


del wikchamni, la base verbal que se combina con la raíz simbólica
tiene un significado muy general. Otro ejemplo de esta situación se
puede ver en el navajo (Young y Morgan, 1987, 1992), en el que el
prefijo ts’i- describe la producción, existencia y audición de un sonido:

ts’isxo:h ‘sonido hecho por el viento que aúlla’


ts’it’a4h ‘sonido de relamerse los labios’

Una situación parecida se da en shipibo (Loriotet al., 1993), lengua


de la familia panoana, en el que las palabras expresivas son verbos y
sustantivos, compuestos con el sufijo -iti. Este sufijo se usa con el sig-
nificado de “hacer” y se agrega a una palabra o elemento onomatopé-
yico, para indicar lo que se hace con un sonido más o menos fuerte:

105
"í!i:ti (onomatopeya del canto) ‘cantar’ (grillo)
mótsiti ‘romper’ (por ejemplo, una olla con fuerza)

Casos similares son los del capanahua (Loos, 1998), otra lengua
panoana, en el que muchas de las onomatopeyas aparecen con la raíz
-#i#ki ‘hacer un ruido característico’ y el del kaingang (Jules 1948 y
Wieseman, 1972 y 2002), donde siempre van seguidas de -he ~ -#e
‘decir’ o -ke ‘hacer, decir’:

Capanahua t">) +k>+i+ki ‘onomatopeya de un líquido sacudido


dentro de un envase’
h?:"i) +ki ‘onomatopeya de la voz de una tortuga’
!?:n+i+ki ‘onomatopeya del gruñir de un cerdo’
pa:n+i+ki ‘onomatopeya de sacudirse las ramas
cuando algo salta de un árbol al otro’

Kaingang kanhkanh ke ‘masticar carne dura’


gangan ke ‘chirriar los dientes’ (de rabia)
ha4mha4m ke ‘respirar con dificultad’
kamkam ke ‘quebrar en pedacitos’

En el cabecar (Margery-Peña, 1989), lengua perteneciente a la


familia chibchana, los ideófonos también pueden formar verbos por
composición. En este caso se une una raíz verbal con un ideófono. El
autor afirma que éste asume así “una clara función adverbial”:

hu4nã ‘volar’
hu4na4"ki!i1!i ‘revolotear’

Es posible también que los afijos que acompañan a las raíces sim-
bólicas sean específicos para este tipo de vocabulario, como en el caso
de algunas lenguas mayenses, en las cuales tienen posibilidades deri-
vacionales particulares o que comparten sólo con posicionales. En el
huasteco (Kaufman, 1994), por ejemplo, hay derivaciones que sólo
aparecen con raíces simbólicas, aunque hay otras formas que aparecen
con otro tipo de raíces, principalmente posicionales. A continuación

106
doy dos ejemplos de sufijos que sólo aparecen con raíces expresivas
(-bi! marca un verbo intransitivo con el significado de ‘producir el
sonido’ y -V1j marca un verbo transitivo que significa ‘actuar sobre algo
—normalmente pegar o arrojar— de manera que producen el sonido’)
y dos que pueden aparecer con otro tipo de raíces (-le marca un verbo
intransitivo ‘caer haciendo el sonido’, y -la#, que marca un verbo
transitivo que significa ‘dejar hacer el sonido’):

t!om!"# an lana:" a:l an ha+


‘La naranja cayó en el agua (haciendo chom)’

u t!ak$%& an toltom a"i ats’e:m


‘Hice hacer t"ak (a) la ropa que estaba mojada’

tsek(le tsba:l an ta:sa ti k<ah


‘La taza cayó con un tsek( cuando cayó’

in t!ik'%( in ka:ruhil an la:b


‘El mestizo dejó que su camión (el freno neumático) hiciera t!ik’

En el caso de poqomam, otra lengua de la familia mayense, Smit-


Stark (1983) reporta que hay un sufijo -la:n que se utiliza para formar
temas afectivos y sólo aparece con este tipo de temas:

pus'%)* ‘sonido de un sapo brincando’


k’olo"'%)* ‘sonido de lluvia’
t"ilin'%)* ‘campana pequeña sonando’

Con respecto a los afijos que pueden combinarse con este tipo de
vocabulario hay algunas restricciones. Por ejemplo, en el tepehua
de Huehuetla (Smythe-Kung, 2004 y 2005) las palabras expresivas no
se flexionan, pero sí toman el clítico puntual =t! y aparecen antes del
verbo. Además, sólo el clítico evidencial ma: puede aparecer entre
el verbo y la palabra afectiva:

t"aj tin-t" ki-muhu-: lak-"ka:n hu +i"-t’aku+


y PA-PUNT ir.regresar-echarlo-PERF LOC-agua DET 3POS-
mujer

107
‘Y su mujer fue y lo echó tin al río y regresó’
(tin ‘caerse con mucha fuerza’)

pues tin=t" ma: +an-# hu lak-"ka:n


MD PA=PUNT EVI ir-PERF DET LOC-agua
‘Pues, ella tin fue al río, según’

Es posible que, en algunas lenguas, una de las restricciones para


que los ítems simbólicamente expresivos puedan recibir afijos sea su
forma, es decir, ésta debe respetar los patrones fonotácticos de la
lengua. Por ejemplo, en el zoque de Chimalapa normalmente los
patrones derivacionales {raíz.raíz.naj}, {raíz.#&m.raíz.#&m.naj}, {raíz.#&h.
raíz.#&h.naj} y {raíz.raíz.na#} sólo aceptan formas mansas y no formas
salvajes. A su vez, en esta misma lengua se pueden formar adjetivos
estativos o adverbios a partir de una raíz afectiva con el sufijo {.na#}.
En los ejemplos podemos ver en primer lugar la forma salvaje y no
derivada, seguida de la forma mansa derivada. Asimismo, observamos
un ejemplo de sufijación de {.na#}:

+e:e:+13+e:e:+13 ‘imitativo del grito del venado’


+e:+k+e:+knaj ‘gritar (venado)’
sa3a3h sa3a3h sa3a3h ‘imitativo de caída de agua’
sahsahnaj ‘sonar caída de agua, cascada, hacer ruido
de orinar, hacer sonido al tirarse agua’
humhumna+ ‘hora cuando está cayendo la noche’

Una vez que se da la afijación, pueden ocurrir diferentes procesos.


En algunos casos, las palabras expresivas que reciben el afijo no sufren
las modificaciones de que son objeto otras palabras de la lengua. Éste
es el caso del chinanteco (Foris, 1996), en el cual algunos ideófonos
no sufren ninguna modificación morfológica cuando se juntan a pa³i-
‘intensidad, iteratividad’, a diferencia de otras raíces que sí se modifi-
can. En los siguientes ejemplos, los dos primeros nos muestran raíces
que no varían al sufijarse, los siguientes dos muestran raíces no adver-
biales que cuando no se sufijan a pa³i³- ‘ no son ideófonos y que al
hacerlo registran un cambio en el tono y en el acento:

108
pa³i³-siu+³ ‘susurro’ (sonido cuando se camina entre hojas secas)
pa³i³-hla³ ‘golpe seco’ (sonido de galope, pegar de pies que
corren)
huá23 ‘sacudir’
pa³i³- hua3 ‘repiquetear’
t@ An23 ‘pelear’
pa³i³-t1n3 ‘retumbar, estallar, golpear con ruido’

Los procesos pueden ser más complejos, de forma que llegan a afec -
tar a otros participantes de la acción. En su descripción de 1911 del
wishram, un dialecto del chinook, Sapir da cuenta de un consonantis -
mo diminutivo, en el cual muchos pares de palabras muestran un
cambio en una de las consonantes de la raíz. En esta alternancia para
expresar el diminutivo, las consonantes oclusivas no fortis se vuelven
fortis, las velares además se vuelven palatales anteriores! y sus desarro-
llos africados /t"/ y /t"’/ se vuelven /s/, /ts/, y /ts’/ (s parece que a veces
se diminutiviza más a /ts/, /ts/ a /ts’/, así que /"/, /s/, /ts/, /ts’/ pueden
considerarse una escala de valores que disminuyen) y =/ / se vuelve /x/.
Pero Sapir agrega que el verbo puede mostrar consonantismo diminu-
tivo, en la base misma, en los prefijos y sufijos locales y adverbiales y
más frecuentemente en sus prefijos pronominales, como en los casos de
/ts/ (para /t"/, tercera persona de sujeto masculino transitivo) y /s/ (para
/"/, tercera persona dual de sujeto transitivo e intransitivo y objeto
transitivo). Siempre que el objeto del verbo transitivo es diminuti-
vo en forma, los prefijos pronominales del verbo /t"/ y /"/ aparecen
como /ts/ y /s/. Al parecer, una forma verbal tiende a ser consistente-
mente diminutiva o no diminutiva en su consonantismo. Además, es
posible limitar la aplicación de la idea diminutiva a un elemento espe -
cífico de la acción, haciendo diminutivo sólo el elemento correspon-
diente de la forma verbal. Por ejemplo:

inig2’lt"im ‘lo golpeé con eso’

Si la base verbal -t!im aparece con consonantismo diminutivo,


como -tsim, implica que la persona golpeada es pequeña; si el prefijo
verbal -g)l, que implica en este caso ‘intento de pegar’ es pronuncia-

109
do -k’el-, la implicación es que el misil usado es pequeño. En este
mismo rubro debo anotar otra característica de las alternancias. A
veces, estos cambios son acompañados por la presencia de un sufijo
diminutivo o viceversa, como en el caso del karok y el wiyot (Haas
1970). En las lenguas del área se da una alternancia consonántica
acompañada de sufijación diminutiva. Bright (1957) puntualiza que
en el karok la sufijación del morfema diminutivo -it! es acompañada
de una alternancia. Por ejemplo, en el caso del nombre, una caracte-
rística especial de los derivativos en -it! es que en el tema todas las
ocurrencias de /!/ cambian a /n/ y todas las de /$/ a /t"/. También hay
un cambio de /v/ a /m/, pero es tan raro que se le considera como una
irregularidad. Otras irregularidades incluyen acortamiento y alarga-
miento de las vocales del tema cuando -it! está presente. Veamos al-
gunos ejemplos del karok:

sú!uva!a ‘hoyo’
súnuvan-at" ‘hoyo pequeño’
i$á!i:p ‘árbol de abeto’
it"áni:p-it" ‘abeto pequeño’
+i!am ‘hija política’
+inami" ‘diminutivo de hija política’

En el caso del yurok, estos cambios no se asocian con la presencia


de un sufijo aumentativo o diminutivo y esto parece provocar que el
rasgo semántico asociado con la alternancia sea más difuso. Por lo
tanto, el diminutivo (/t"/ y /!/) se asocia frecuentemente con gente en
contraste con animales y algunas veces parece connotar tanto el au-
mentativo como el diminutivo (Haas, 1970), como se ve en el ejemplo:

wentok<s ‘hembra’ (de animal, pájaros)


went"ok<s ‘mujer’

De igual manera, en el yana (Sapir, 1960) el cambio de consonan-


te normalmente acompaña a los sufijos de diminutivo-p#a (sg.) y -ts#gi
(pl.). Se aplica a cualquier instancia de /l/ en la palabra, es decir, todas
las ocurrencias de este fonema cambian a /n/ en presencia de estos

110
sufijos. En el yana del norte /n/ en final de sílaba se convierte regular-
mente en /d/:

ma:liwal (la) ‘lobo’


ma:niwad-p+a ‘lobo pequeño’
la:gi ‘ganso’
dai-nanagi ‘ganso blanco pequeño’

Otro de los mecanismos que acompañan a la alternancia es la re-


duplicación, como se demuestra en el diegueño (Langdon, 1970, 1971,
y Silver y Miller, 1997), en el que la alternancia consonántica es muy
productiva, particularmente en formas reduplicadas, en las cuales ésta
añade un rasgo semántico de iteración o serialización. Los dos proce-
sos, al parecer, ocupan posiciones similares en la estructura de la
lengua, ya que muchas formas reduplicadas contienen una de las
consonantes que pueden ser simbólicamente sonoras:

ya!ya! ‘circular’ (pequeño)


yaByaB ‘circular’ (grande)
s2mil2milp ‘rodar como leño’
t2mul2mulp ‘rodar como objeto redondo’

Algo muy parecido sucede en el squamish (Kuipers, 1967), en el


que la reduplicación acompañada de /i/ en la sílaba reduplicada indica
diminutivización en nombres y verbos:

latam3 ‘mesa’
li+litaC3 ‘mesa pequeña’

Por último, puede haber casos como el del wari (Everett y Kern,
1997), en el que los ideófonos se comportan morfológicamente como
los demás elementos de la lengua. En wari, los ideófonos pueden ser
núcleos de frases nominales y verbales como cualquier otro nombre o
verbo, siendo acompañados de clíticos flexivos, demostrativos y par-
tículas colectivas, cuando resultan aplicables. Además, muchos ideó-
fonos verbales sufren procesos de reduplicación regulares para formar
verbos plurales intensivos. Éstos son algunos ejemplos:

111
tapaaaa+ +a!i
reventar todos
‘(Ellas) reventaron todas’ (flores)

hom hom na t"aji ma+


sonido.de.fuego sonido.de.fuego 3S sg.RP/P fuego-3N ese.próximo.
oyente
‘Su fuego estaba prendiendo bien’

CLASES DE PALABRAS

Como se vio en el apartado anterior, los ítems simbólicamente sono-


ros pueden ser temas o raíces que forman distintos tipos de palabras.
No obstante, en otras lenguas ya pertenecen a una clase gramatical
particular. Ejemplos de esto serían el chinanteco (Foris, 1996), en el
cual casi todos los ideófonos son adverbios de modo, que se refieren
a un tipo de sonido y dan más viveza a la enunciación. Sin embargo,
también tienen características especiales, ya que algunos ideófonos
se pueden reduplicar, un rasgo que no se encuentra en otros adverbios
de esta lengua.

poun+ ‘golpe seco’


poun+poun+ ‘caminar con golpes secos’

Algo parecido sucede en el cabecar, en el cual Margery-Peña (1989)


menciona la categoría de ideófono y los define como “términos que
representan fonológicamente determinadas características, por lo
general acústicas o referentes a algún elemento concomitante con el
significado de un verbo y que cumplen, por ende, una función muy
similar a la de los adverbios” (Margery-Peña, 1989: CXVII). También
en el quechua de Pastaza (Nuckolls, 1996) hay una clase de adverbios
que son simbólicamente sonoros, los cuales pueden tomar algunos
afijos, como evidenciales:

112
turi-ta t"aki-manda zi!i!i!i!i!i!i-"i aysa-"a !i-!a
hermano-AC pie-de zi!i!i!i!i!i!i -EVI jalar-COR ir-PAS
‘Arrastrando a su hermano del pie, ella se fue’

En otras lenguas se han clasificado como adjetivos. En piapoco


(Reinoso, 2002), lengua arahuacana, la fuente hace referencia a soni-
dos onomatopéyicos, en narraciones. En el caso del simbolismo sines-
tésico, el autor nos dice que un tipo de radical adjetival proviene de
la onomatopeya y se expresa mediante la repetición de sílabas, con
acento fonético de intensidad en cada uno de sus núcleos. Los signi-
ficados no se refieren a sonidos, como podemos ver en los siguientes
ejemplos. La alternancia en el sufijo de género se debe a que hay una
asimilación regresiva del morfema de masculino -i1*i cuando entra en
contacto con un radical que termina en /e/ (y /a/):

tsuBitsuB-i1Bi taBataB-eBi kaBakaBe-eBi


deshilachar-masc hediondo-masc desajustado-masc
‘deshilachado’ ‘hediondo’ ‘desajustado’

En otros casos es más difícil clasificarlos, ya que pueden sustituir al


verbo, lo cual sucede con alguna frecuencia en las lenguas de mi mues-
tra. Un ejemplo es el del munduruku. De acuerdo con Crofts (2004),
en esta lengua tupiana todos los verbos de movimiento tienen un tipo
de “proforma” o abreviación, un tipo de palabra que llama “ideófono”.
Cada una representa un solo verbo. Muchas veces cuando los mundurku
están contando una historia sustituyen estos verbos por un ideófono
o usan el ideófono y el verbo también. La única manera de saber lo
que está aconteciendo en una historia es conocer la representación
ideofónica de los verbos. Algunos son el radical de verbo, pero otros
no tienen ninguna semejanza con el verbo que representan. En oca-
siones aparecen sin el verbo, sustituyéndolo. Otras veces aparecen
antes o después del verbo. Éstos son algunos ejemplos:

Ideófono Verbo
pa)4p o+3012pa4 ‘pegó, golpeó’
ba3k@24 o+3dzo2mo403 ‘arrojó al suelo’

113
po03/poo03-2 o+3e2+@34 ‘murió’
w111111h2-3 o+3dze2da2u2 ‘corrió’
a3!i3pit2 o+3dze2pit3 ‘volteó’

i3wu4j2wu4j2 da2!u02. po032. biiik2.


‘Estaba flechando con arco. Murió. Cerró (la puerta)’

Sucede algo parecido en kwaza, lengua hablada en el noroeste de


Brasil, donde la fuente hace referencia a ideófonos. Al hablar de esta
lengua, Van der Voort (2004) nos dice que estas piezas léxicas son
palabras onomatopéyicas o simbólicamente sonoras. Las imitaciones
de sonidos son usadas como tales, pero a veces también se emplean
como raíces verbales. Al parecer, varias raíces verbales y nombres de
pájaros se originan en onomatopeyas:

át"u4-da-ki
estornudar-1H-DEC
‘Estornudé’

tsu!u!u!ú!u-dote-ki
murmullo-derramar-DEC
‘El agua está fugándose murmurando’

dwi+dwi
‘pájaro tesoureiro’

Con respecto al guaraní, Langdon (1994) observa que hay una serie
de palabras que se refieren a ruidos. Gramaticalmente, estas palabras
forman una clase cohesiva. Son verbos y toman las mismas flexiones
que otros verbos guaraníes. Se flexionan para persona, tiempo y aspec -
to. Pueden formar causativos. Sin causativo, todas son verbos intran-
sitivos. En guaraní hay dos tipos de verbos intransitivos con diferentes
marcas de concordancia con el sujeto: atributivos y no atributivos,
generales. Los verbos de ruido pertenecen más bien a la clase de verbos
generales, pues producir un sonido, en guaraní, no se considera una
cualidad o un atributo. Sin embargo, también comparten algunas ca-

114
racterísticas de los verbos atributivos, ya que ambos pueden relativizar
-
se sin mostrar ninguna marca. En el siguiente cuadro describo cómo el
verbo de ruido perere toma el mismo juego de marcas pronominales que
un verbo intransitivo “general”, a diferencia del atributivo, que tiene
otras marcas y a continuación algunas oraciones que ilustran cómo se
relativiza un verbo regular, no de ruido, con las marcas correspondien-
tes y cómo pueden modificar nombres tanto un verbo atributivo como
uno de ruido sin agregar ninguna marca:

Cuadro 1
Transitivo con Verbo de ruido Intransitivo
Intransitivo
objeto de tercera pe!e!e ‘hacer atributivo
(regular)
persona we!eko un ruido de k"!a ‘ser
puka ‘reír’
‘tener’ aleteo’ gordo’
Yo a-we!eko a-puka a-pe!e!e xe- k?!a
Tú nde-we!eko nde-puka nde-pe!e!e nde- k?!a
Él/ella/
o-we!eko o-puka o-pe!e!e i-k?!a
eso
Nosotros
(inclusivo) Da-we!eko Da-puka Da-pe!e!e ñande-k?!a

la kuimba+e o-pu!ahei la kuimba+e o-pu!ahei-va


El hombre 3-canta El hombre 3-canta-NOM
‘El hombre canta’ ‘El hombre que canta’

la kwimba+e i-po4!a4 la kwimba+e po!a


el hombre 3ATR-bueno el hombre bueno
‘El hombre es bueno’ ‘El hombre bueno’

nd-a-ipota so+o x+'+'+


NEG-yo-querer carne sisear
‘Yo no quiero carne frita’

En otros casos, a los ítems simbólicamente sonoros se les clasifica


independientemente, como en orejón o coto, lengua tucana, en la que
Velie Gable (1975) hace referencia a palabras o frases onomatopéyicas.

115
En el apartado de clase de palabras, el autor menciona las palabras
onomatopéyicas, de las cuales dice que no tienen flexión. Matteson
(1965) también alude a palabras onomatopéyicas en el piro. Asegura
que estas palabras se identifican por su distribución —sólo aparecen
en fragmentos onomatopéyicos de la oración— y por su ocurrencia sin
afijación flexiva. Consisten en series de sílabas imitativas, del tipo que
vemos a continuación:

hla2la3la3la3la3 ‘sonido de jaguares gruñendo’ (registro bajo)


hohoho ‘ladrar, aullar de un perro’
tsnetsnetsne ‘tintineo de un fleco, orla de semillas’
hahahaha ‘ladrido de un perro de caza en la cacería’

En otros casos, estas palabras pueden caer en diferentes categorías


dependiendo de su función. Para el wari, Everett y Kern (1997) hacen
referencia a ideófonos. Los autores explican que en esta lengua los
ideófonos son palabras parcialmente onomatopéyicas que expresan
el sonido de las acciones. Muchos verbos y nombres, en especial
nombres de animales y algunos objetos, son ideófonos. En el caso de
los verbos, éstos representan el sonido producido cuando la acción
tiene lugar. En el de los nombres representan en sonido lo que hace
el animal u objeto. Estos ideófonos son tratados formalmente como
otros nombres y verbos:

+aho: +aho: ‘especie de jaguar’


t"iwiwio+ ‘flauta de bambú’
+ao ‘ladrar un perro’
kwa!wk ‘arañar, rasguñar’
hon ‘expeler gases intestinales’

Como ha quedado de manifiesto, aunque hay varios autores que


comparten el uso del término “ideófono”, éste no parece referirse a
una sola clase que tiene cierto tipo de comportamiento sintáctico.
Este término, tomado de la tradición africanista, se identifica con una
serie de fenómenos fonológicos, morfológicos, sintácticos y semánti-
cos, mismos que menciono en la presentación de ideófono que hice

116
en el capítulo primero de acuerdo con Diffloth, 1972 y Tucker Childs,
1994. Sin embargo, en la elaboración de este trabajo pude constatar
que la definición y las características que se le atribuyen varían de-
pendiendo del autor que lo utilice. Por ejemplo, Kakumasu (1986)
los califica como expresiones onomatopéyicas, al igual que Van der
Voort (2004), quien dice que son palabras onomatopéyicas o simbó-
licamente sonoras. Para Hawkins (1998) son “palabras vívidas” que
se usan para indicar o describir una acción y que pueden ser onoma-
topéyicas, pero a veces no tienen ninguna relación con el sonido de
una acción. Everett y Kern (1997) los entienden como palabras que
son parcialmente onomatopéyicas, pero que, a diferencia de las pala-
bras meramente onomatopéyicas, respetan los patrones fonológicos
de la lengua. Crofts (2004), por su parte, sólo los refiere como palabras
empleadas en las narraciones que son abreviaciones para los verbos,
y Powlison (1995) los identifica como palabras onomatopéyicas que
son variables según el gusto del hablante. Esta variación en la apli-
cación del término mina la posibilidad de llegar a un consenso gene-
ral de los rasgos particulares con los que puede identificarse un ideó-
fono, aunque ya haya una caracterización bastante extensa del mismo.

PATRONES SINTÁCTICOS

El vocabulario expresivo tiene patrones sintácticos limitados. Esta


característica se debe a que ocupa una posición enfática en la oración,
muy frecuentemente en primera posición, lo cual resulta lógico y
natural si pensamos que se trata de un fenómeno altamente expresivo.
En el caso del mohawk (Mithun, 1982), esta distribución restringida
se refleja en el hecho de que el vocabulario expresivo no entra en
construcciones sintácticas regulares, excepto como objetos del verbo
‘decir’. En tepehua (Smythe-Kung, 2004), como ya se mencionó, las
palabras afectivas sólo aparecen con laj ‘poder’ o con algún otro ver-
bo ‘ligero’ que tenga un significado similar. En mam, England (1983)
señala que estas palabras preceden al verbo y requieren ya sea una
marca de persona o una de aspecto dependiente. Esta posición les
confiere un énfasis particular. Los verbos afectivos aparecen opcio-

117
nalmente antes del verbo y en esta posición también son enfáticos.
Finalmente, pueden aparecer sustituyéndolo, como se ve en el ejem-
plo del wari (Everett y Kern, 1997). A continuación doy ejemplos de
algunas de las lenguas mencionadas:

lapaq lapaq laj hu skiklu: (tepehua)


PA PA poder.IMPERF DET anguila
‘Va culebreando la anguila’

loqo loqo nahun hu t"i:la


PA PA decir.IMPERF DET pollo
‘Cloquea el pollo’

t"’uq t-e:l t-"a) :x-b’a (mam)


t"’uq 3sg.ERG-ir 3sg-fuera -zapato

‘t! ’ uq, salió su zapato’

xot" ) s-a:x-ts me:b’a


xot" ) PR.DEP-3sgABS-regresar.DIR huérfano
‘xot!) , el huérfano acaba de regresar’

To toooo na watami ka+ (wari)


sonido.al.matar.un.pájaro 3Ssg.RP/P especie.pájaro este.N
‘Él mató un pájaro watami’

Esta misma calidad expresiva y enfática hace que en otras lenguas


el vocabulario expresivo tenga un comportamiento muy específico.
Tal es el caso del apalai, en el cual, según Koehn y Koehn (1986 y
1995), el ideófono es la única clase de palabra que no puede ser se-
guida de una partícula posposicional. Normalmente funciona como
un constituyente distinto de la oración y lleva el mismo significado
que el contenido en el verbo finito de esa oración (es decir, la parte
básica del significado sin incluir persona ni tiempo, los cuales no son
parte del significado del ideófono). También puede funcionar como:
1) un tipo de objeto directo del verbo ‘decir’, en cuyo caso precede

118
al verbo; 2) una oración separada que ocurre aislada y3) un sustituto
de un verbo, concurriendo con nominales y/o adverbiales para cons-
truir una oración separada. Muchos ideófonos diferentes pueden
aparecer en secuencia. En otras lenguas, estas características pare-
cen combinarse, como en yagua (Payne y Payne, 1990), en el que los
ideófonos son palabras comunes en el discurso oral y escrito. Se en-
cuentran tanto al principio como al final de la cláusula y por lo común
tienen una función adverbial: la de describir el ruido de la acción que
se lleva a cabo. Algunos ideófonos son muy específicos en cuanto al
tipo de verbos con que pueden combinarse o el tipo de agente que
puede hacer algún ruido. Sintácticamente no pueden sustituir verbos.
Éstos son algunos ejemplos del yagua:

sapu1pe:xa)14 popopopo
‘Él aletea popopopo’

sasu:1ñuwe xa1sintyi1y, ku:1j ku:1j ku:1j


‘Canta al llegar allá, ku:1j ku:j ku:1j’

Un caso muy bien descrito es el del quechua de Pastaza (Nuckolls,


1996). En esta lengua hay una clase de adverbios simbólicamente so-
noros que tienen una fuerte carga aspectual, pues pueden indicar la
continuidad, iteratividad, puntualidad o completividad de una acción,
a través de simbolismo sonoro acústico y articulatorio. La relación de
estos adverbios con el verbo puede ser diferente en cada caso, pues
puede ser una imagen que recrea lo dicho por el verbo o bien, puede
adquirir una relevancia tal que el verbo quede relegado a un segundo
plano. Su posición —como en muchos de los ejemplos anteriores— es
siempre junto al verbo, como se advierte en el siguiente ejemplo, en
el que se describe el momento de contacto entre un imán y una pieza
de metal, los cuales después quedan unidos. Sin embargo, también
pueden sustituirlo, como se ve en el segundo ejemplo:

tak taka-kpi hawa-manda l'uta!i-n


tak tocar-CR arriba-desde pegar-3
‘Una vez que (lo) toca tak, cuelga desde arriba’

119
tus kaj-ta imina-ta kawsa-nga+ 9a t"aj t"upa-l'a
tus aquí-ADV como-ADV vivir-3FUT ahora que cola-LIM
patatatatatatatatatatatata; 9a wanu-j pasa-n
patatatatatatatatatatatata ahora morir-NOM pasar-3
‘(Cuando él fue mordido) tus aquí (en el cuello), ¿cómo iba a vivir?
Sólo esa cola (se sacudió)patatatatatatatatatatatata; entonces murió’

Como se puede apreciar, el comportamiento de estas expresiones


tiene particularidades en cada lengua, por lo que es recomendable
incluir dichas características en las descripciones.

PRAGMÁTICA

En este rubro sólo quisiera remarcar que el lenguaje expresivo parece


tener un carácter marcadamente lúdico. En koasati (Kimball, 1991),
un efecto sociolingüístico notable de los verbos en forma iterativa es
que los hablantes nativos sólo los usan para dar un efecto humorístico.
Actualmente no es un proceso productivo para la formación de nuevos
verbos, aunque al parecer alguna vez lo fue, ya que se encuentran
muchas formas reduplicadas fosilizadas. Éstos son algunos ejemplos de
verbos en forma iterativa:

bolo1tlin ‘sacudirse’
bololo1tlin ‘sacudirse con miedo’
wato1hlin ‘cuajar’
watoto1hlin ‘temblar como gelatina’
%olo1pkan ‘rizar, enroscar’
%ololohka:1cin ‘estar enroscado’

En mapuche, Smeets (1989) menciona que algunas de las formas


reduplicadas se caracterizan por tener el tema formativo -tu- que de-
nota un evento no serio, que se hace por diversión, de forma lúdica o
en el que el sujeto hace o trata de hacer la acción, como se puede
observar en estos ítems:

120
an2- ‘sentarse’
an2-an2-tu- ‘hacer como que se sienta’
kinging- ‘gemir’
kinging-kinging-tu- ‘chillar como perro’
la- ‘morir’
la-la-tu ‘desmayarse’

Para el caso del waiwai, Hawkins (1998) nos dice que los ideófonos
son expresiones vívidas, uilizadas para hacer las historias y reportes
más interesantes. Las siguientes oraciones son ilustrativas en este
sentido:

k!ow, 4-pa!a"ka !o mak1


IDEOF.agujerear 3S-apuñalear.PH mucho exacto
‘Él realmente lo agujereó’

kup!u!u, mo:"e 9i-h"ik1


IDEOF.arrastrar lejos 3S-arrastrar.PH
‘Él lo arrastró un buen trecho’

En relación con el chinanteco, Foris (1996) comenta que si hay


algo común a todos los ideófonos es el humor, ya que inevitablemen-
te van acompañados de miradas maliciosas, sonrisas o risas abiertas. A
continuación doy algunos ejemplos que ilustran este aspecto tan
particular del simbolismo sonoro.

ka3la3 pa3i3-poun+3 hmu2 tsú2 ta21 kioh21


realmente completamente-golpe.seco hacer.TI.PRES.3 3 trabajo tener.EST.TI.3
‘Ella (él) realmente aporrea y hace estruendo cuando trabaja’

kuá1-hmu2 tsá2 tson3 pa3i3-tEn3 h0u3 mi10i2


INDF.PROGhacer.TI.3 persona acusado completamente-estrépito cárcel
‘El prisionero/acusado está pegando y haciendo estrépito en la cárcel’

121
PRODUCTIVIDAD,
PROCESOS DIACRÓNICOS Y DIFUSIÓN

En algunas lenguas los mecanismos son considerados vestigiales y poco


productivos o se encuentran ya lexicalizados. En otros casos, como
refiere Boas (1911) en relación con el chinook, el uso frecuente de las
palabras onomatopéyicas y la aparición de nuevas palabras del mismo
tipo sugieren que en esta lengua la fuerza para formar nuevas palabras
por medio de sonidos imitativos ha sido bastante vigorosa. Este punto
de vista lo comparte Langdon (1970) en su revisión del diegueño, ya
que pudo elicitar formas cambiando las consonantes y preguntando si
esa palabra existía y qué significaba (obviamente no todos los intentos
fueron exitosos). El grado de productividad de estos mecanismos ex-
presivos seguramente va de la mano con su desarrollo histórico. En
algunos de los trabajos consultados encontré algunas propuestas del
desarrollo que pudo tener el simbolismo sonoro en cada lengua. Con
el fin de evitar especular al respecto, incluyo aquí estas observaciones,
tal como las plantean los autores. En primer lugar, Powlison (1995)
establece que la forma en que se regularizan los ideófonos en yagua es
que primero son variables según el gusto del hablante y posteriormen-
te se establecen como normas de expresar los sonidos de ciertas accio-
nes. En relación con el nez percé, Aoki (1994b) considera que hay tres
etapas del simbolismo. En la primera existe un solo ítem léxico que
asume la forma normal o la variante diminutiva cuando es necesario,
como en el siguiente ejemplo: pé:su:jetse ‘él mece (un niño)’ y
pé:tsu:jetse ‘él mece (a un niño pequeño)’. En la segunda etapa, el
significado diminutivo se cambia o se pierde, como en na#já:ts ‘mi
hermano mayor’, #im’já:s ‘tu hermano mayor’. Finalmente, las formas
para el grado normal y el diminutivo son dos ítems léxicos diferentes:
sík’em ‘caballo’, tsiq’á:mqal ‘perro’ (-qal ‘cachorro de un animal’). Por
su parte, Kimball (1991) propone que en koasati hay ciertas conso-
nantes que se usaban para formar raíces (verbales), pues se asociaban
con significados particulares. En la actualidad, aunque ya no se utilizan
estas consonantes como formativos, mantienen los mismos significados
cuando aparecen en posiciones inicial y media de la raíz. Por ejemplo,
en ji$a1plin ‘derribar alguna cosa’, además del formativo-p- ‘con la mano

122
o pie’, hay una consonante media -$- que puede interpretarse como
referente a partir o romper, consistentemente con el significado de la
palabra. Este simbolismo parece ser la causa de cierta variación entre
algunas raíces. Así, tiwa1plin ‘abrir algo’ tiene la variantetija1plin, en la
que se reemplaza la consonante media /w/ sin significado por el for-
mativo -j- ‘acción con movimiento circular’. El mismo proceso ocu-
rrió en el verbosila1,,in ‘rasgar algo’ que dio lugar a la variante$ila1,,in,
en la cual el formativo -$- indica acción que involucra romper. Una
vez expuesto lo anterior, conviene agregar dos cuestiones: La primera
es que, al analizar las propuestas, es posible advertir que la expresión
del simbolismo sonoro puede manifestarse mediante diferentes meca-
nismos: onomatopeyas o palabras imitativas, alternancias y fonemas
asociados con significados particulares. La segunda es que algunos
autores, como Jespersen (1959 [1928]) y Grammont (1960 [1933]),
comparten la idea de que los fenómenos de simbolismo sonoro se
pierden y reponen constantemente.
En cuanto a la difusión del fenómeno, varios autores consideran
que el simbolismo sonoro tiende a propagarse. Como ya mencioné en
el capítulo primero, Haas (1970) trató de separar los rasgos genéticos
de los difundidos en yurok, wiyot y karok, lenguas éstas que se encuen-
tran en colindancia y sólo las dos primeras están emparentadas. En
cuanto al simbolismo sonoro, la autora concluye que si bien era cierto
que se podían reconocer rasgos comunes entre el wiyot y el yurok,
también lo era que había rasgos claramente difundidos, sobre todo
entre el wiyot y el karok. Nichols (1971), por su parte, opina que la
distribución geográfica de los tipos de cambios del área que estudia
—glotalización al norte, concentrada en el estado de Washington;
cambios en dentales resonantes al sur, desde México hasta Oregon y
en el centro de Idaho— sugiere que es un fenómeno que se ha exten-
dido arealmente. Al parecer, el préstamo implicado es un préstamo
del mecanismo de alternancia y no de los segmentos particulares.
Cada lengua adapta los cambios a los fonemas propios de su inventa-
rio, aunque también existen casos en los que no hay segmentos en la
lengua receptora que sigan los cánones simbólicos y, consecuente-
mente, se introducen nuevos segmentos, ésos sí, prestados de la otra
lengua. Por último Langdon (1994), basándose en los trabajos ante-

123
riores, asevera que los sistemas de simbolismo sonoro tienden a estar
realmente distribuidos, por lo cual deben buscarse hechos paralelos a
los del guaraní en otros lugares de Sudamérica, aunque ignora si el tipo
particular que ella describe para el guaraní es un rasgo difundido entre
las lenguas vecinas. Debo remarcar que Nichols (1971) reporta el
cambio de tonalidad a través de toda el área que estudia. La relación
de este cambio en particular con el código de frecuencia (véase segun-
do capítulo) me hace pensar que aunque el resultado de estas investi-
gaciones apunta a una difusión areal, es también probable que sean
cambios que pueden aparecer independientemente.
Otro aspecto importante del desarrollo diacrónico del simbolismo
sonoro está relacionado con las irregularidades que se presentan en el
cambio fonético debido a este fenómeno. Como hemos visto en los
apartados anteriores, las unidades (fonemas, raíces o palabras) que
muestran rasgos de simbolismo sonoro se comportan de forma diferen-
te de otras unidades de la lengua tanto diacrónica como sincrónica-
mente. A continuación expondré algunos de los ejemplos que se en-
cuentran en la literatura acerca de la relación entre el simbolismo
sonoro y el cambio diacrónico. En su reconstrucción del protosiu-
xano, Matthews (1970) registra que hay ciertos segmentos que no
corresponden a los cambios esperados, sobre todo en dakota, lengua
que, como ya precisé con anterioridad, presenta alternancia conso-
nántica. Es decir, al comparar los ítems del dakota que presentan
simbolismo sonoro con los de otras lenguas de la misma familia, no se
hallan las correspondencias esperadas. Por ejemplo, la /s/ del mandan,
otra lengua siuxana, en general no corresponde a la /s/ en dakota sino
a /"/. Sin embargo, tenemos el siguiente ejemplo (Matthews, 1970):

Tintinear Cascabelear

Mandan s!ó x!ó


Dakota sná xná

Como vemos, en ambas lenguas se conservó el segmento /s/. Esto


parece indicar que este segmento resistió el cambio diacrónico y es
posible que estuviera presente en la protolengua. Por su parte, Marian-

124
ne Mithun en los años ochenta describe las características del voca-
bulario expresivo en las lenguas iroquesas y cómo estas palabras se
comportan de manera diferente de otro tipo de vocabulario tanto
sincrónica como diacrónicamente. De nuevo el comportamiento
diacrónico no es el ‘esperado’, pues se retienen ciertos sonidos que en
otros contextos se debilitan o desaparecen definitivamente. Al parecer,
el vocabulario expresivo, en particular las exclamaciones, es muy re-
sistente al reemplazamiento en las lenguas iroquesas. Muchas de las
mismas exclamaciones pueden encontrarse en todas las lenguas, in-
cluso donde hay poco contacto entre comunidades. Como sea, no
siempre muestran las correspondencias de sonido que se esperaría
entre cognados. Por ejemplo, en mohawk y oneida, la palabra kwáks
‘rasgar’ sugiere una reconstrucción en la protolengua **kwa#ks. En
séneca, kwæ:#ks ‘rasgar’ sugiere una reconstrucción **kwa'a#ks. Las
vocales en el vocabulario expresivo han cambiado fonéticamente
junto con las demás en cada lengua. No obstante, en algunos casos las
vocales en las posibles formas cognadas son fonéticamente similares,
pero no son reflejos de la misma protoforma. También hay discrepan-
cia en cuanto a las consonantes. En dos dialectos del mohawk y en
oneida, cayuga y en séneca, la palabra para expresar dolor o sorpresa
cuando se toca algo muy caliente o muy frío es [ad-yú]. Por el hecho
de ser fonéticamente iguales en todas las lenguas podría sospecharse,
ya de antemano, que no exhiben las correspondencias de sonido espe-
radas entre cognados, sino cada una sugiere una reconstrucción dife-
rente. El análisis que la autora presenta nos explica que la forma en
séneca indica una protoforma **atyú, ya que /t/ se palataliza ante /y/
y el grupo se sonoriza intervocálicamente. Sin embargo, si se aceptara
esta protoforma, las formas actuales del cayuga y del mohawk tendrían
que ser diferentes, ya que en estas lenguas /t/ derivó en /k/ cuando
aparecía ante /y/. Es decir, **atyú debería convertirse en *[agyú], que
no es usado por los hablantes en absoluto. El resultado es que actual-
mente en mohawk, oneida, cayuga y séneca [adzyú] expresa ‘dolor o
sorpresa cuando se toca algo muy caliente o frío’.
Esto parece corroborar que hay una retención de los sonidos ex-
presivos frente a cambios que normalmente los debilitarían o los
desaparecerían. Este comportamiento parece lógico si se piensa que

125
la función expresiva de los sonidos es más imitativa que distintiva, al
menos en esta familia. Finalmente, William de Reuse (1986), en su
artículo “The Lexicalization of Sound Symbolism in Santiago del
Estero Quechua”, investiga los orígenes del fonema /"/ en el quechua
de Santiago del Estero. En esta investigación propone al simbolismo
sonoro como una de las causas posibles de las ocurrencias de /"/ en
ítems que son excepciones a leyes regulares de sonido. Al parecer,
en el protoquechua existía un fonema /"/ que derivó en /s/, excepto
después de /i/ y ante oclusiva y después de /e/ (C) y ante /i/, contextos
en los que se mantuvo:

i"kay ‘dos’
i"pa- ‘orinar’

No obstante, existen muchas excepciones a esa regla, entre las


cuales hay algunas relacionadas con simbolismo sonoro. En esta lengua
las palabras que tienen connotaciones emotivas particulares tienen /"/
donde uno históricamente esperaría /s/. Al parecer, es el valor afectivo
o desaprobatorio y no sólo el tamaño lo determinante en este proceso.
Hay tres formas en las que se manifiesta este fenómeno. En primer
lugar, en los hipocorísticos, los segmentos alveolares se intercambian
por segmentos palatales en la forma afectiva:

ab"a Absalón
"anti Santiago
ga"pa Gaspar

Todo indica que no se trata sólo de un cambio de /s/ a /"/, sino de


un proceso de palatalización con un significado afectivo asociado, ya
que también ocurre cuando los nombres contienen una /n/ intervocá-
lica y sufren un cambio de /n/ a /ñ/:

bu9i Bonifacio
ma9uku Manuel

126
A su vez, otros sufijos con significados aumentativos o peyorativos
muestran esta palatalización. El sufijo sustantivizador verbal -!iki ex-
presa que la acción significada por el verbo se hace excesivamente:

pu9u"iki ‘alguien que duerme mucho’


miku"iki ‘alguien que come mucho’

Esta palatalización se ve asimismo en otros sufijos con significados


afectivos y en algunas palabras con reduplicación. Por ejemplo, -!u
~-!a es un sufijo aumentativo en relación con el tamaño o cantidad,
pero también tiene connotaciones desaprobatorias:

kuru"a ‘lleno de gusano’


kurusapa ‘mismo significado no peyorativo’
qotu"u ‘con muchos tumores o bolas’
qotulu ‘mismo significado no peyorativo’

Además, hay un sufijo hipocorístico y a veces adjetivizador des-


aprobatorio -ku ~ -ka usado en verbos y nombres. También hay otro
-lu ~ -la que es un sufijo adjetivizador afectivo. Ambos concurren con
el cambio de /s/ a /"/ en las raíces a las que son sufijados:

a"iku ‘riendo’ (asi- ‘reír’)


u"ulu ‘muy pobre, necesitado’ (usu- ‘gastar’)

De forma aislada se pueden encontrar palabras que utilizan esta


palatalización de la consonante fricativa alveolar con un sentido
afectivo, como en ku!iku!i ‘araña pequeña de tierra’ (probablemente
de kusi ‘feliz’). Por último, el autor propone que hay una escala de
lexicalización en la cual el caso más lexicalizado sería el de las pala-
bras mencionadas recientemente, pues la palatalización es obligatoria
y es muy posible que el hablante no esté consciente de su uso afecti-
vo. Un grado menor de lexicalización sería el uso de la palatalización
en los hipocorísticos, pues es bastante consistente y es muy probable
que los hablantes noten una carga emotiva más fuerte. El menos le-
xicalizado es el uso de este mecanismo acompañando a los sufijos con

127
carga afectiva, ya que en esos casos el cambio de /s/ a /"/ no es obli-
gatorio.
Los ejemplos anteriores muestran que: 1) El simbolismo sonoro en
la forma de fonemas, raíces o palabras es resistente al cambio diacró-
nico, aun cuando éste sí ocurra en otras áreas de la lengua. 2) Esta
retención de segmentos refleja la importancia de su función expresiva.
3) La existencia de este tipo de vocabulario debe considerarse al mo-
mento de hacer la reconstrucción de protolenguas.
Una vez expuestos los rasgos generales que caracterizan al simbo-
lismo sonoro, en el capítulo siguiente describiré la muestra estudiada
y propondré una tipología para caracterizar a las lenguas incluidas en
este trabajo.

128
El simbolismo sonoro en las lenguas
amerindias
s

La base de los estudios de corte tipológico es la comparación de las


estructuras entre diferentes lenguas. Con el fin de tener una idea del
comportamiento del simbolismo sonoro en las lenguas indoamerica-
nas y debido a la imposibilidad de analizar cada una de las lenguas del
Continente se elaboró una muestra de lenguas. En este capítulo se
describirá la muestra y se justificará la conformación de la misma, su
adecuación para dar cuenta de los objetivos de este trabajo y, poste-
riormente, se expondrá la tipología que se diseñó para la clasificación
y el análisis de tales datos.

LA SELECCIÓN DE LAS LENGUAS ESTUDIADAS

El estudio de cualquier grupo de elementos —sean ciudades, amas de


casa, bacterias, etcétera— requiere la observación de éstos. Sin em-
bargo, en la mayoría de los casos es imposible observar a todos los
miembros del conjunto. Por lo tanto, es necesario hacer una selección
de los individuos del universo a investigar, sobre todo si los elemen-
tos no son homogéneos. Para evitar tener una visión sesgada de dicho
universo, lo mejor es contar con elementos representativos del gru-
po que se va a analizar: integrar una muestra. El principal problema
es cómo elegir estos elementos representativos. ¿Cuántos?, ¿cuáles?
Para ello se deben tener en cuenta varios criterios.
En otras áreas de investigación es posible hacer una selección alea-
toria de individuos. Por ejemplo, se puede tomar un directorio telefó-

129
nico o el censo de una ciudad y elegir nombres al azar. Este método
tiene la ventaja de ser compatible con las herramientas estadísticas. Es
decir, si se hace una selección con este método, al grupo de individuos
resultante se le podrá aplicar el cálculo de probabilidades y de esta
manera estimar el margen de error. Por eso a este tipo de muestras se
les llama “muestras probabilísticas” y, por consiguiente, se denomina
“muestras no probabilísticas” a aquellas en las que no se puede calcular
el grado de error y es necesario subsanar esta carencia de otro modo.
En el campo de la lingüística hay varias razones por las que no es
posible hacer muestras probabilísticas. Por una parte, no hay acuerdo
general en torno de cuál es el universo existente, es decir, el conjun-
to de lenguas de las cuales se van a elegir algunos representantes. Las
discusiones en el terreno de filiación genética y la imposibilidad de
saber con certeza si dos variantes de una lengua efectivamente lo son,
o si por el contrario ya deben considerarse como dos lenguas distintas,
dificultan saber cuántas lenguas existen. Otro gran problema es el de
la disponibilidad de descripciones, pues aunque hubiera manera de
saber el total de lenguas existentes y se hiciera una selección al azar,
lo más probable es que no encontráramos material suficiente —llá-
mense gramáticas, diccionarios o artículos— para la investigación.
Éstas son dos razones importantes por las cuales los estudios translin-
güísticos deben valerse de otro método para construir sus muestras.
Alan Bell (1978) sostiene que lo más socorrido en los estudios
lingüísticos es hacer muestras de conveniencia, que son no probabi-
lísticas. Dichas muestras se construyen de acuerdo con el criterio del
investigador. Para ello, se tiene en cuenta el tipo de estudio que se
desarrollará, los objetivos que se persiguen y la disponibilidad de datos
para dicha investigación. Un ejemplo de muestra no probabilística es
la muestra de cuotas, que también es una muestra de conveniencia, ya
que se divide el marco —que en el caso de las lenguas son aquellas a
las que se tiene acceso— en categorías y se escoge un número de ele-
mentos representativo de cada categoría. Para este trabajo en particu-
lar, se construyó una muestra de cuotas. Sin embargo, una muestra de
cuotas puede representar muy bien el marco para las categorías selec-
cionadas, pero esto no garantiza su adecuación para otros atributos,
incluso los estudiados. Para saldar este sesgo, un criterio de selección

130
para las lenguas de mi muestra fue que, en la medida de lo posible, en
sus descripciones se incluyeran datos referentes al simbolismo sonoro
o a procesos afines.
Como marco para la muestra elegí la “Nómina de lenguas indo-
americanas” elaborada por Smith-Stark (2000). Dicha nómina se
organiza con base en los trabajos de Campbell y Mithun (1979) y de
Campbell (1979) para Norteamérica; de Loukotka (1968), de Voege-
lin y Voegelin (1977) y de Tovar y Larrucea de Tovar (1984) para
Sudamérica. La clasificación de las familias que se da en el mencio-
nado trabajo es considerada conservadora por el mismo autor. No
obstante, también se indican las superagrupaciones de Greenberg
(1987) —escaleutiano, na-dene y amerindio—, así como los 11 sub-
grupos que integran el amerindio, aunque el propio Smith-Stark
aclara que no avala las agrupaciones mayores como válidas. Cabe
agregar que en dicha “Nómina” sólo se incluyen lenguas para las
cuales hay alguna documentación. Dado el marco, de cada una de
las dos primeras familias —escaleutiano y na-dene— y de los 11 sub-
grupos que componen el amerindio, se seleccionó un número de
lenguas numéricamente proporcional al tamaño del subgrupo. Es
decir, los grupos con más lenguas están mayormente representados,
en comparación con los que tienen menos lenguas, tal como se pue-
de observar en la siguiente relación:
Cuadro 1
Grupo Lenguas Lenguas en la muestra
Esquimo aleutiano 6 1
Na-dene 30 2
Almosano keresiuxano 88 10
Penutiano 87 11
Hokano 45 7
Amerindio central 74 8
Chibchano-paezano 90 8
Andino 39 4
Macrotucano 84 9
Ecuatorial 170 15
Macrocaribe 80 6
Panoano 59 5
Macro-ye 48 4

131
Los requerimientos de la formación de la muestra arrojaron la cifra
de 90 lenguas. Se buscaba un número aproximado a 100, pero las
proporciones antes mencionadas redujeron la cifra a 90. El número de
lenguas registrado en la “Nómina” de Smith-Stark es de 900 lenguas,
aunque sólo tuve en cuenta las lenguas sin sus variaciones dialectales,
aun cuando éstas pueden ser consideradas lenguas distintas, como es
el caso del mixteco y del zapoteco, por poner sólo algunos ejemplos.
Considerando estas variaciones, el número de lenguas en la “Nómina”
asciende a 1 070 (Lewis et al., 2013) y por su parte da un total de 1060
lenguas vivas en todo el Continente. La clasificación de Greenberg
en la que está basada esta muestra de cuotas ha recibido críticas seve-
ras, sobre todo con respecto a los subgrupos del amerindio, ya que
éstos son insostenibles, según algunos autores (entre ellos Campbell,
1997). Sin embargo, para los propósitos de este trabajo no es vital la
filiación genética, por lo que los posibles errores de subagrupación no
son tan importantes. Empero, pensando en esta posible deficiencia, se
revisó la muestra para ver cómo cubría a las 193 familias conservado-
ras que aparecen en la “Nómina” de Smith-Stark. Al respecto, hay
que señalar que las 90 lenguas incluidas en el trabajo cubren 57 fami-
lias, casi una tercera parte. Esto se debe a que, en ocasiones, en la
muestra aparece más de un miembro de cada familia, porque cuando
éstas tenían una distribución muy extensa se trató de incluir a miem-
bros de esas familias que estuvieran alejados geográficamente. Tal es
el caso de la familia siuxana, de la cual figuran el dakota y el biloxi, y
de la familia mayense, representada en la muestra por el mam y el
huasteco. En el caso de las familias de Sudamérica, el principal moti-
vo para la selección fue la disponibilidad de materiales.
Por último, al revisar el trabajo de Lyle Campbell American Indian
Languages, en el que propone que en América hay 194 unidades gené-
ticas (58 en Norteamérica, 18 en América media y 118 en Sudaméri-
ca), pude constatar que en mi muestra corresponden a 20 para Norte-
américa, ocho para América media y 28 para Sudamérica. El hecho
de que Sudamérica parezca subrepresentado puede deberse a que esta
zona no ha sido suficientemente descrita y comparada, por lo que es
muy probable que el número de unidades genéticas en realidad sea
menor, pues no se dispone de los estudios pertinentes que permitan

132
superagrupar a las lenguas y entonces se toman como unidades dife-
rentes. Esto no es raro. Lo mismo sucedió con las clasificaciones de las
lenguas indígenas en Norteamérica, en las que, al ir progresando los
estudios de las mismas y reconociendo sus similitudes, se fue reducien-
do el número de familias (Ruhlen, 1994). Por otra parte, nótese que
hay 28 unidades genéticas para Norteamérica (si incluimos en ella
América media) y 28 para Sudamérica, lo cual muestra el balance de
la muestra. Hay que remarcar que para alcanzar los objetivos de este
trabajo los factores más importantes al momento de diseñar la muestra,
además del rasgo genético, fueron el número de lenguas y su distribu-
ción geográfica. Con el fin de evaluar ciertos fenómenos areales se
consideró la pertenencia a las áreas culturales. Se tomaron como re-
ferencias principales los trabajos de Barriga (1998 y 2005). Debo se-
ñalar que de las 35 áreas culturales referidas en dichas fuentes, en mi
muestra hay 26 representadas, a saber:

I. ártico: una lengua escaleutiana: inuktitut.


IV. costa noroccidental: una lengua tlinguitiana (tlingit), una
lengua selicana (squamish), una lengua huacashana (nootka),
una lengua chinucana (wishram).
V. meseta: una lengua selicana (coeur d’Alene), una lengua sa-
haptiana (nez percé).
VI. california: una lengua álgica (yurok), una lengua miwokana
(miwok de la sierra sur), una lengua yokutsana (wikchamni),
una lengua maiduana (konkow), una lengua karokana (karok),
una lengua yanoana (yana), dos lenguas yumanas (diegueño y
paipai).
VIII. llanuras: dos lenguas álgicas (cheyenne y cree), una lengua -ca
doana (pawnee), una lengua siuxana (dakota), una lengua ton-
cahuana (tonkawa), una lengua yutonahua (comanche).
IX. noreste: una lengua iroquesa (mohawk).
X. sureste: una lengua siuxana (biloxi), una lengua mascoquiana
(koasati).
XI. suroeste: una lengua atabascana (navajo), una lengua seriana
(seri), dos lenguas yutonahua (hopi y yaqui).

133
XII. mesoamérica: una lengua mixezoque (zoque), una lengua
huaveana (huave), una lengua totonacana (tepehua), dos
lenguas mayenses (huasteco y mam), una lengua tequistla-
tecana (tequistlateco), dos lenguas yutonahuas (tepehuán,
náhuatl clásico), tres lenguas otomangues (matlatzinca,
chinanteco, zapoteco), una lengua tarascana (purépecha).
XIII. istmo: dos lenguas chibchanas (kuna y cabecar).
XIV. colombia: dos lenguas coconucanas (paez y guambiano),
una lengua mocoana (kamentzá).
XV. caribe: una lengua arahucana (guajiro).
XVI. caquetá: una lengua chibchana (tunebo), cuatro lenguas
tucanoanas (orejón, tucano, tuyuca, wanano), una lengua tu-
cunana (ticuna), una lengua koaiana (kwaza), tres lenguas
arahuacanas (piapoco, warekena, resígaro), una lengua pe-
bana (yagua), una lengua borana (bora).
XVIII. guyana: una lengua arahuacana (arawak), cuatro lenguas
caribanas (hishkaryana, waiwai, pemón, apalai).
XIX. sabana: una lengua yanomamana (yanomami), una lengua
guahiboana (guajibo).
XXI. loreto: una lengua quechuana (quechua de Pastaza), una
lengua tucanoana (secoya), una lengua municheana (muni-
chi), dos lenguas jivaroanas (huambisa y aguaruna), una
lengua panoana (shipibo).
XXII. jurua-purus: una lengua arahuacana (piro).
XXIII. para: dos lenguas tupianas (urubu-kaapor y mundurku).
XXIV. goyaz: una lengua ye (kanela-kraho).
XXVI. montaña: una lengua panoana (capinahua).
XXVII. perú: una lengua barbacoana (cayapá), una lengua aymara-
na (aymara).
XXVIII. bolivia: una lengua ñambiquarana (nambiquara), una len-
gua chapacuarana (wari), una lengua cayuvavana (cayuva-
va), una lengua chiquitoana (chiquito).
XXIX. chaco: dos lenguas matacoanas (mataco y chorote), una
lengua guaycureana (toba).
XXXI. chile: una lengua araucana (mapuche), una lengua quechua -
na (quechua de Santiago del Estero).
XXXIII. tierras bajas orientales: una lengua tupiana (guaraní).

134
XXXIV. atlántico: una lengua ye (kaingang), una lengua maxaca-
liana (maxakali).

Las áreas culturales que no están representadas en la muestra son: II.


Subártico occidental, III. Subártico oriental, VII. Gran Cuen-
ca, XVII. Orinoco, XX. Amazonas, XXV. Xingu, XXX. Paraguay,
XXXII. Pampa, XXXV. Fuego. La razón de que estas zonas no estén
representadas en la muestra es la falta de materiales de lenguas perte-
necientes a ellas que incluyan referencias a simbolismo sonoro. Para
conocer la ubicación de las áreas mencionadas consúltese el mapa 1.
A continuación presento la lista de las lenguas que integran la
muestra acompañadas de la familia y el área cultural correspondiente.
La numeración agrupa las lenguas por familias. Los datos de las lenguas
en el “Apéndice” están presentados en este mismo orden y con la
misma numeración.

Cuadro 2
Núm. Lengua Familia Área cultural
1. Inuktitut Escaleutiana I. Ártico
2. Navajo Atabascana XI. Suroeste
IV. Costa
3. Tlingit Tlinguitiana
noroccidental
IV. Costa
4a Squamish Selicana
noroccidental
4b Coeur d’Alene Selicana V. Meseta
IV. Costa
5 Nootka Huacashana
noroccidental
6a Yurok Álgica VI. California
6b Cheyenne Álgica VIII. Llanuras
6c Cree Álgica VIII. Llanuras
7 Mohawk Iroquesa IX. Noreste
8 Pawnee Cadoana VIII. Llanuras

135
Cuadro 2
(continuación)
Núm. Lengua Familia Área cultural
9a Dakota Siuxana VIII. Llanuras
9b Biloxi Siuxana X. Sureste
10 Nez percé Sahaptiana V. Meseta
11 Wishram (chi- Chinucana IV. Costa
nook superior) noroccidental
12 Miwok de la Miwokana VI. California
Sierra Sur
13 Wikchamni Yokutsana VI. California
14 Konkow Maiduana VI. California
15 Zoque (Santa Mixezoqueana XII. Mesoamérica
María
Chimalapa)
16 Huave Huaveana XII. Mesoamérica
17 Tepehua Totonacana XII. Mesoamérica
18a Huasteco Mayense XII. Mesoamérica
18b Mam Mayense XII. Mesoamérica
19 Koasati Mascoquiana X. Sureste
20 Karok Karokana VI. California
21 Yana Yanana VI. California
22a Diegueño ipai Yumana VI. California
22b Paipai Yumana VI. California
23 Seri Seriana XI. Suroeste
24 Tequistlateco Tequistlatecana XII. Mesoamérica
25 Tonkawa Toncahuana VIII. Llanuras
26a Comanche Yutonahua VIII. Llanuras
26b Hopi Yutonahua XI. Suroeste

136
Cuadro 2
(continuación)
Núm. Lengua Familia Área cultural
26c Tepehuán Yutonahua XII. Mesoamérica
(Suroeste)
26d Yaqui Yutonahua XI. Suroeste
26e Náhuatl Yutonahua XII. Mesoamérica
27a Matlatzinca Otomangueana XII. Mesoamérica
27b Chinanteco Otomangueana XII. Mesoamérica
(San Pedro
Sochiapan)
27c Zapoteco Otomangueana XII. Mesoamérica
28 Purépecha Tarascana XII. Mesoamérica
29 Yanomami Yanomamana XIX. Sabana
30a Tunebo Chibchana XVI. Caquetá
30b Kuna Chibchana XIII. Istmo
30c Cabecar Chibchana XIII. Istmo
31a Paez Coconucana XIV. Colombia
31b Guambiano Coconucana XIV. Colombia
32 Cayapá Barbacoana XXVII. Perú
33 Mapuche Araucaniana XXXI. Chile
34a Quechua Quechuana XXI. Loreto
(Pastaza)
34b Quechua Quechuana XXXI. Chile
(Santiago
del Estero)
35 Aymara Aymarana XXVII. Perú
36a Secoya Tucanoana XXI. Loreto
36b Orejón Tucanoana XVI. Caquetá
36c Tucano Tucanoana XVI. Caquetá
36d Tuyuca Tucanoana XVI. Caquetá
36e Wanano Tucanoana XVI. Caquetá

137
Cuadro 2
(continuación)
Núm. Lengua Familia Área cultural
37 Ticuna Tucunana XVI. Caquetá
38 Munichi Municheana XXI. Loreto
39 Kwaza (koaia) Koaiana XVI. Caquetá
40 Nambiquara Ñambicuarana XXVIII. Bolivia
41a Piro Arahuacana XXII. Jurua-Purus
41b Guajiro Arahuacana XV. Caribe
41c Arahuaco Arahuacana XVIII. Guyana
41d Piapoco Arahuacana XVI. Caquetá
41e Warekena Arahuacana XVI. Caquetá
41f Resígaro Arahuacana XVI. Caquetá
42 Wari Chapacurana XXVIII. Bolivia
43 Guajibo Guahiboana XIX. Sabana
44a Guaraní Tupiana XXXIII. Tierras
bajas orientales
44b Urubu-kaapor Tupiana XXIII. Pará
44c Mundurku Tupiana XXIII. Pará
45 Kamentza Mocoana XIV. Colombia
46 Cayuvava Cayuvavana XXVIII. Bolivia
47a Huambisa Jivaroana XXI. Loreto
47b Aguaruna Jivaroana XXI. Loreto
48a Apalai Caribana XVIII. Guyana
48b Waiwai Caribana XVIII. Guyana
48c Pemón Caribana XVIII. Guyana
48d Hishkaryana Caribana XVIII. Guyana
49 Yagua Pebana XVI. Caquetá
50 Bora Borana XVI. Caquetá

138
Cuadro 2
(continuación)
Núm. Lengua Familia Área cultural
51a Shipibo Panoana XXI. Loreto
51b Capanahua Panoana XXVI. Montaña
52a Mataco Matacoana XXIX. Chaco
52b Chorote Matacoana XXIX. Chaco
53 Toba Guaycuruana XXIX. Chaco
54 Chiquito Chiquitoana XXVIII. Bolivia
55a Kaingang Ye XXXIV. Atlántico
55b Kanela-kraho Ye XXIV. Goyaz
56 Maxakali Maxacaliana XXXIV. Atlántico

Los datos recabados para cada lengua están contenidos en el “Apén


-
dice”, en el cual se utiliza la misma numeración. Para conocer su
ubicación veánse los mapas 2 y 3.

LA TIPOLOGÍA

Una vez hecha la muestra se consultó todo el material posible para


cada una de las lenguas incluidas. Como ya se mencionó, uno de los
criterios de selección fue el que las descripciones de las lenguas alu-
dieran al simbolismo sonoro o a fenómenos afines. En el caso de las
lenguas para las cuales había información alusiva a simbolismo sono-
ro se retomaron los ejemplos y las caracterizaciones del fenómeno y se
conservó la terminología usada por cada autor. De acuerdo con los
criterios que establecí para cada tipo, clasifiqué los ítems como imita-
tivos, sinestésicos o convencionales. En ocasiones, me vi obligada a
clasificarlos como sinestésicos, ya que no eran imitativos, pues la acción
descrita no produce sonido. Por otro lado, tampoco era posible clasi-
ficarlos como convencionales porque no había un patrón en la lengua.

139
Así ocurrió con varios ideófonos, en los que encontré significados como
“completar una acción”, “hacerse de noche” o incluso “morir”, que
eran designados como ideófonos, consignados de esta manera por los
autores de las descripciones y yo los tomé como sinestésicos con ex-
tensiones semánticas. Sin embargo, no en todas las lenguas detecté
referencias al simbolismo sonoro. En 25 lenguas de las 90 que compo-
nen la muestra, las gramáticas y diccionarios consultados no mencio-
nan nada referente a este fenómeno, por lo cual fue necesario hacer
una revisión cuidadosa del material lingüístico. Para minimizar el
riesgo de hacer una selección subjetiva, ésta se llevó a cabo con la
ayuda de una tabla, en la que se relacionan ciertos significados con
ciertos segmentos fónicos, misma que fue elaborada con base en los
estudios de simbolismo sonoro realizados por Fischer (1999), Ohala
(1994), Hinton, Nichols y Ohala (1994) y Sapir (1949 [1929]):

Cuadro 3
Principales estudios de simbolismo sonoro
Autor Segmentos fónicos o procesos Significados asociados

Pequeño, cercano, alto, lu-


Fischer minoso, angular, duro, ligero,
/i/
(1999) tenso, apretado, estrecho,
delgado.
Fischer /a/ Grande, lejano, bajo, oscuro,
(1999) redondo, suave, pesado, rela-
jado, suelto, amplio, grueso.
Ohala Tonos altos, vocales con Sonidos de alta frecuencia,
(1994) el segundo formante tamaño pequeño, agudeza
alto (especialmente /i/) y movimientos rápidos.
y consonantes de alta
frecuencia (palatales
y alveolares)

Tonos bajos, vocales con Sonidos de frecuencia baja,


segundos formantes bajos tamaño grande, suavidad
(especialmente /u/) y conso- y movimientos pesados y
nantes de baja frecuencia lentos.
(labiales y velares)

140
Cuadro 3
Principales estudios de simbolismo sonoro
(continuación)
Autor Segmentos fónicos o procesos Significados asociados

Oclusivas Sonidos y actos abruptos.

Hinton, Continuantes Sonidos y actos continuos.


Nichols y
Ohala Fricativas Movimiento rápido audible
(1994) de un objeto a través del aire.

Nasales Sonidos reverberantes.

Distribución, pluralidad, re-


Sapir petición, actividad acostum-
(1949 Reduplicación brada, aumento de tamaño,
[1929]) mayor intensidad,
continuidad.

A partir de lo anterior se consignaron, analizaron y clasificaron las


ocurrencias y los tipos de simbolismo sonoro en las lenguas de la
muestra. Esta búsqueda consistió en revisar, una por una, todas las
palabras de los diccionarios y con ayuda de la tabla arriba menciona-
da se recabaron aquellas que correspondían en significado y sonido.
Se dio preferencia a las que se refirieran a sonidos. En algunos diccio-
narios, esta búsqueda se facilitó ya que empleaban la categoría de
onomatopeya o ideófono. En el caso de las onomatopeyas, algunos
diccionarios no sólo aludían a esta categoría, sino también incluían
ítems que cabrían dentro del simbolismo sonoro sinestésico. En los
casos en que no encontré esta clase particular, restringí la búsqueda
a palabras para sonidos ambientales o producidos por el ser humano,
como toser, estornudar, vomitar, etcétera. Debido a la dificultad de
obtener este tipo de datos, en muchas lenguas fue necesario revisar
tanto diccionarios como gramáticas y artículos. En las gramáticas
consulté el apartado de fonología y de morfología en busca de alter-
nancias, reduplicación u otros fenómenos afines. Cuando estuvieron

141
disponibles, también revisé textos o narraciones en los cuales pudie-
ra haber ítems simbólicamente sonoros. En cuanto a los artículos,
busqué información referente al habla infantil.
Con el fin de estructurar el análisis, se elaboró una tipología basa-
da en las categorías que establecen Hinton, Nichols y Ohala (1994)
en la introducción de su recopilación para simbolismo sonoro, mismas
que fueron expuestas en el primer capítulo. Como recordará el lector,
dichas categorías son: simbolismo sonoro corporal, simbolismo sonoro
imitativo, simbolismo sonoro sinestésico y simbolismo sonoro conven-
cional. La primera no fue incluida en la tipología pues, como explican
los autores, rara vez se documenta y, por lo tanto, es poco susceptible
de ser encontrada en gramáticas y diccionarios, material con el cual
se trabajó. Esta tipología sirvió como guía para la clasificación de los
datos. Aunque la tipología que propongo coincide básicamente con
los criterios que Hinton, Nichols y Ohala establecen, me parece in-
dispensable explicar a continuación los parámetros que guiaron la
clasificación de los ítems, en uno u otro tipo.

Simbolismo sonoro imitativo. En este rubro se incluyen todos aquellos


ítems en los que se codifica un sonido a través de la imitación del
mismo, por ejemplo: las onomatopeyas y todas aquellas palabras que
se refieren a sonidos ambientales. Por onomatopeya me refiero a
aquellos segmentos de la lengua imitativos de sonidos, no integrados
a la flexión y derivación propias de la lengua, que están asignados a
clases gramaticales particulares y aparecen en el diccionario o en las
gramáticas como tales. Muchas veces incluyen sonidos extraños al
inventario fonológico de la lengua. Estas características las asemejan
mucho con la clase de las interjecciones. En este primer parámetro,
Hinton, Nichols y Ohala (1994) incluyen un subtipo denominado
“imitativo de movimiento”, debido a que las lenguas frecuentemente
representan movimientos rítmicos, con el mismo tipo de representa-
ción simbólica que la utilizada para sonidos. Sin embargo, con el
propósito de uniformar criterios para facilitar la clasificación, decidí
incluir este tipo de palabras en el rubro de simbolismo sonoro sines-
tésico, por las características que se enumeran a continuación.

142
Simbolismo sonoro sinestésico. Incluye las palabras que simbolizan fenó-
menos no acústicos, por lo cual la relación entre sonido y significado
no es tan directa. La forma debe pasar por una especie de filtro meta-
fórico, gracias al cual es posible relacionar la forma acústica con un
estímulo no sonoro. De esta manera se pueden codificar lingüística-
mente cualidades como forma, tamaño, textura, movimiento y color.
Clasifiqué algunas alternancias fonémicas en este tipo de simbolismo,
con base en la idea de que el grado de expresividad depende de los
segmentos utilizados y del posible correlato simbólico. En la medida
en que el ítem era menos arbitrario lo consideré sinestésico. Acerca
de este problema, Hinton nos dice:

Certainly consonant or vowel substitution is one of the most common means for
producing sound-symbolic expression, but only if a non-arbitrary [either natural or
conventional] relationship between a segment and its meaning can be demonstrated
would we want to call the process sound symbolic (“Definitivamente, la sustitu-
ción consonántica o vocálica es uno de los medios más comunes de producir
una expresión simbólicamente sonora, pero sólo si es posible demostrar una
relación no arbitraria [ya sea natural o convencional] entre un segmento y
su significado, querríamos llamar al proceso “simbolismo sonoro”.) (Hinton,
1994:7).

Simbolismo sonoro convencional. En este parámetro se agruparon aque-


llos elementos que presentan una asociación entre fonemas o grupos
de fonemas particulares y significados específicos. Un ejemplo que
entraría en este rubro es el grupo consonánticogl! del inglés, que varios
autores asocian con luz o luminosidad. Por lo tanto, se incluyen aquí
los llamados “fonestemas”, que como ya se ha advertido no son toma-
dos como morfemas pues no pueden segmentarse nítidamente y sin
embargo se asemejan a éstos en cuanto a que aparecen recurrentemen-
te asociados con un significado particular. Como se puede ver, este tipo
de simbolismo es el más cercano a la arbitrariedad, ya que los segmen-
tos utilizados no necesariamente tienen una relación icónica con el
significado que representan, aunque, como comenté con anterioridad,
a veces es difícil saber si realmente no existe dicha relación. Habrá
que destacar que en esta categoría se incluyeron todos los casos en los
cuales las lenguas muestran un paradigma de fonemas asociados con

143
diferentes significados. Por dicha razón, en esta categoría se insertan
los pares o tripletes de palabras que son iguales en todo excepto en un
fonema y, por supuesto, en el significado, lo que lleva a pensar que
dicho fonema es el portador del significado. Ésta no es una propuesta
nueva, pues algunos autores (Bergen, 2004 y Fischer, 1999) han ha-
blado de la existencia de fonestemas, mismos que mencioné en el
primer capítulo y que parecen ser fonemas o grupos de ellos que portan
significado de la misma manera que lo hacen los morfemas.
La combinación de estos tres parámetros da lugar a siete tipos con-
ceptuales, lógicamente posibles, en los que I, S y C corresponden a
imitativo, sinestésico y convencional, respectivamente:

Tipo I Tipo IS
Tipo S Tipo IC Tipo ISC
Tipo C Tipo SC

De éstos, en mi muestra aparecieron los tipos I (13 lenguas), IS (67


lenguas), IC (una lengua) e ISC (nueve lenguas). Los tipos S, C y SC
no fueron atestiguados en la misma. Es importante dejar claro que este
primer nivel de clasificación es de tipo conceptual y aunque en la prác-
tica no puede separarse de las formas en que se expresa, ésta es una
separación metodológica. El caso de las alternancias es una muestra
de dicho conflicto. El segundo paso en la elaboración de la tipología
fue el de identificar los mecanismos formales mediante los cuales se
manifiesta el simbolismo sonoro, mismos que después permitieron el
establecimiento de subtipos. Éste no fue un proceso fácil. En un primer
momento consideré cinco mecanismos: léxico, reduplicación, alter-
nancia fonética o fonémica, fonemas asociados con significados
particulares y procesos asociados con significados particulares. Sin
embargo, en el rubro de procesos aparecieron algunos mecanismos,
como la palatalización y glotalización, que reflejaban la naturaleza de
las alternancias consonánticas. Dichas alternancias son de muy di-
versa índole, por lo que me pareció que podría haber algún principio
ordenador que explicara la variedad de mecanismos utilizados. Para
ello fue de gran ayuda el artículo ya citado en el capítulo primero de
J. Nichols (1971), “Diminutive Consonant Simbolism in Western

144
North America”. De dicho trabajo retomo la distinción entre alter-
nancia de tonalidad y de dureza, las cuales implican diferencias en el
timbre de los segmentos y en la fuerza de la articulación, respectiva-
mente. Entre los cambios de dureza, incluí uno más que aparece en
mis datos y que no se menciona en el artículo, a saber: /x > k/. Como
se puede observar en el resumen que hago del artículo, los cambios
/$8> t"/ y /s > t"/ aparecen como ejemplos tanto de cambio de dureza
como de tonalidad. En este punto creo que es importante considerar
que hay cambios que acarrean otros y lo pertinente será determi-
nar cuál de esos cambios es el principal y cuál el asociado. Para ello
es imprescindible analizar la organización del sistema y entenderla
desde el punto de vista funcional. Por ejemplo, el cambio de /k > q/
que ocurre en el nez percé es explicado por la autora como un cambio
en el cual lo pertinente es el grado de marcación de la consonante,
pues esta lengua tiene además un cambio de /n > l/ que apunta en esa
misma dirección. La razón por la cual decidí conservar la distinción
entre la alternancia de dureza y la de tonalidad es que, como se ha
apuntado en capítulos anteriores, el simbolismo sonoro parece tener
correlatos tanto acústicos como articulatorios. Aunque los procesos
articulatorios conllevan necesariamente cambios acústicos, en algunas
lenguas parece que lo importante es la sensación corporal percibida
por el hablante, más que el timbre del fonema, lo que se asocia con
ciertos significados simbólicos. Sea nuevo, uno de los cambios es el
asociado y otro el principal, pero no es igual en todas las lenguas.
Por otra parte, en el artículo de Nichols (1971) sólo se habla de
las alternancias consonánticas y no de las vocálicas, por lo cual fue
necesario decidir qué tipos de cambios existían. En un principio con-
sideré tomar los cambios de vocales anteriores a posteriores como
cambios de tonalidad y los cambios de vocales altas a bajas como cam-
bios de dureza. Sin embargo, estimé que, aunque un cambio de vocal
baja a vocal alta supone un aumento en la dureza de la articulación,
parece que en este caso sí es más pertinente la modificación del tim-
bre asociada con este cambio. En este mismo orden de ideas, importa
señalar que la nasalidad quedó incluida en la alternancia de tonalidad,
debido a que las vocales nasales tienen frecuencias más altas que las
orales (Ladefoged, 1982). A continuación se presenta una tabla de

145
las alternancias encontradas en mi muestra acompañadas de algunos
ejemplos. Para cada lengua se listan los segmentos y los cambios co-
rrespondientes. En la columna “Significado asociado” se consigna el
significado de los segmentos a la derecha del signo>.
Con todo lo dicho hasta ahora establecí los siguientes mecanismos
formales, mismos que posteriormente determinaron los subtipos de mi
tipología:

Léxico. En este rubro se incluyeron los ítems léxicos que las fuentes
marcan como onomatopeyas, ideófonos o elementos que tienen algún
rasgo expresivo. Incluye también las palabras o raíces que por sus seg-
mentos fonémicos y de acuerdo con la tabla de selección arriba men-
cionada se consideraron como realizaciones del simbolismo sonoro.
Los significados que se encontraron asociados con léxico en la muestra
fueron: nombres de animales que corresponden a los sonidos que emi-
ten, nombres de sonidos producidos por el cuerpo, el ambiente o la
interacción entre ambos.
Reduplicación. Se consignaron tanto reduplicaciones parciales
como totales, siguiendo los criterios de las fuentes consultadas. Entre
los significados relacionados con este mecanismo están: intensidad,
pluralidad de la acción, del sujeto u objeto; colectividad, iteratividad,
distributividad, continuidad, frecuencia, repetición temporal o espacial
de la acción, imitación de sonido o movimiento, realización de una
acción de forma vigorosa, realización de una acción de forma sutil o
refinada y ocurrencia esparcida o desperdigada y habitual.
Alternancias de tonalidad. En ellas se incluyen pares o tripletes de
palabras que cambian un fonema por otro de timbre diferente, y los
significados asociados con este tipo de alternancia en la muestra fueron:
imitación, agentividad, cercanía o lejanía, menosprecio, mayor o me-
nor intensidad en la acción o afectación del objeto o de alguna carac-
terística en los objetos, habla cariñosa o peyorativa y tamaño grande
o pequeño.
Alternancias de dureza. En este caso, los fonemas que se intercam-
bian difieren en la energía con la que se produce su articulación. Los
significados encontrados fueron: imitación, habla cariñosa o menos-
precio, tamaño del objeto e intensidad de la acción.

146
Cuadro 4
Significado Significado
Lengua Vocálica Consonántica
asociado asociado
o>a
Mohawk to+to+to+ ta+ta+ta+ Imitación
‘toc toc toc’ (en la puerta)

Posteriores redondeadas > altas


anteriores
bú F u tA in ‘romper, tronar’ (por
ejemplo, un huevo)
Diminutivo,
Konkow b1 F 1tton ‘partir un objeto
distancia, forma
pequeño con’ (p. ej., una roca)

héde ‘demostrativo próximo’


hódo ‘demostrativo distal’

a>i
Plural
Seri -taxam ‘rascar’ Singular
Singular
-ta=im

u, a>i

147
Tepehuano tu#va# ‘halcón gorrión’ Tamaño
bit"i ‘colibrí’
Cuadro 4
(continuación)

148
Significado Significado
Lengua Vocálica Consonántica
asociado asociado
o>i; a>e
takin!o ‘cortar (con golpes de
hacha árbol pesado o palo grue-
Tunebo ¿?
so), pegar, moler’
tekin!o ‘golpear (pita), golpear-
se’ (p. ej., u.)
a>i
Aymara t"ilinka (y también t"ilinki) ¿Imitación?
‘timbre, campanilla’
G>2; 2>o
kGn2p ‘morder’
Maxakalí Imitación
k2n2p
‘crujir los huesos’ (p. ej., u.)
">d,
Tonkawa yago"a ‘silbar’ ¿?
yagod,a ‘gritar’ (p. ej., u.)
m, n, w, y, l, !, R, R<>m’, n’, w’,
y’, l’, !’, R’, R<’
Coeur d’Alene t", t"’, ", g<>ts, ts’, s, w Diminutivo
t"ip ‘pellizcar’
tsip ‘pellizcar sólo un poquito’
Nootka V>V: Gradación s, ">s', (ts', ts’') Diminutivo
+at; s, ts, ts’, ", t", t"’>s’, ts’, ts’'
hin-t-"it#-we+in
‘noche’
+a:t;"it# ‘Él viene, ellos dicen’
‘hacerse de noche’ hin-t-"it#-+is'-we+in

‘El hombrecito viene, ellos


dicen’
Yurok a, e, o> V retrofleja Diminutivo t>t" Diminutivo
l>!
se+let ‘raspar lodo, quitarlo’
se+!et" ‘mondar madera’
(sacar pedazos)
Cree ts>t" Diminutivo
yo:tin

‘está ventoso’
yot"in

‘está un poco ventoso’


Nez percé e>a Diminutivo s>ts; n>l; k>q Diminutivo
ké:tis pé:su:jetse

‘lanza’ ‘él mece’ (un niño)


katitská:tits ‘lanza de juguete’ pé:tsu:jetse

149
‘él mece’ (a un niño pequeño)
Cuadro 4
(continuación)

150
Significado Significado
Lengua Vocálica Consonántica
asociado asociado
Wishram a>u,2 Diminutivo "’, t", t"’>s, ts, ts’ Diminutivo
wa-skán lenis>fortis
‘caja’ velares>palatales anteriores
wá-tsk’un ‘copa’ it"i’laq ‘grillo’
i-tsi’laq ‘saltamontes’ (dim)
Miwok s>t" Diminutivo
pu:si ‘gato’
pu:t"i ‘gatito’
Wikchamni V>V: Diminutivo /t, H/>/t"/ Diminutivo
x1p’witi Actividad ex- +a:xit ‘hija’
‘frotar una vez’ tendida +axt"’ay’ ‘hija pequeña, hijita’
x1:p’wit
‘friccionar lentamente una vez’

o>a
H’at ‘partir’
H’ot ‘pelar’
Diminutivo
Huave o>e Diminutivo ts>t"; s>";r>!
a>i (mismo ejemplo)
ant"i!i! ‘suena, !echina’ (como
cascabel, zumbido suave)
antsara! ‘suena, rechina’ (el
silbato, carro)
Tepehua e,o>i, u Diminutivo ">s;t">ts;t"’>ts’;q>k;q’>k’; #>s Diminutivo
+aloqot ‘cuerno’ t"’a# ‘muchachote’
+alukut ts’a# ‘muchacho’
‘hueso’
Karok !>n; $>t" Diminutivo
i$á!i:p ‘árbol de abeto’
it"áni:p-it" ‘abeto pequeño’
Yana l>n (!>l) Diminutivo
bo:t’al ‘quebrar’ (huevo, cráneo,
objeto duro y redondo como
piedra)
bo:t’an ‘dim. quebrar nueces’
Diegueño i>u s2mil2milp ‘rodar como ¿? l>#; l’>#’; !>B Diminutivo
leño’ lik2lik ‘con cuello largo en gotas
t2mul2mulp ‘rodar como objeto pequeñas’
redondo’ #ik2#ik ‘con cuello más grande
en gotas grandes’
Kuna !>r; t>tt; p>pp Diminutivo
totok<a ‘pequeño’
tottok<a ‘muy pequeño’
Chiquito b>n Diminutivo
abaio ‘largo’
amai9a diminutivo
abosí ‘corto’ (cosa)
amosi9a diminutivo

151
Cuadro 4
(continuación)

152
Significado Significado
Lengua Vocálica Consonántica
asociado asociado
Mapuche t, $>t"; B>d, ,; $>", s; $, s>y; $, Diminutivo,
s>B; $, s>y; $>B; s>"; ">B; B>y; habla cariñosa
t>t"; t">
) t"; k> .; w> .
fot2m ‘hijo’
fot"2m ‘hijo querido’

Guajiro Ø>r>s Distancia


tE: ‘este’
tEra ‘ese’
tEsa ‘aquel’

Comanche u>o>i Distancia, las ts>t"; s>" Emoción fuerte


i – ‘cercano’, o – ‘media raíces ‘tú no eres bueno’ es [t1mavi
distancia’ demostrativas so+ait1 3], pero para registrar
u – ‘fuera de la vista’ son i, o, u, e y verdadero disgusto uno lo
e – ‘grupo de objetos esparcidos ma pronuncia [t1mavi "o+ait1 3]
en un campo’

Quechua s>" Habla cariñosa


(Santiago del ab"a ‘Absalón’
Estero) ga"pa ‘Gaspar’
Dakota s,z>",, Habla infantil
s,z>",,>x, . Pequeño>
-suza ‘ligeramente magullado’ grande
-"u,a ‘magulladura grande,
carne y hueso rotos juntos’
-xu.a ‘fracturar una concha
redonda, como cráneo’
Purépecha s>" Imitación
kúskani ‘hacer ruido, crujir,
sonar’
kú"kani ‘zumbar’ (p. ej., u.)
Chorote p>k Imitación
+axap ‘toco el tambor’
+axak ‘pegamos con un palo’
(p. ej., u.)
Guajibo x>k Intensidad
aitaxatu ‘estar oscuro’
aitakatu ‘estar muy oscuro, en
tinieblas’ (p. ej., u.)
Squamish a>i Diminutivo ts>t" Intensidad
li+litaC3 ts’i:k’<in ‘apretar, pellizcar’
‘mesa pequeña’ (normal lataC3 ) t"’i:k’<ni+n ‘apretar los dientes’
Paipai t">t Menor afec-
t"-paq ‘golpear, pegar con algo’ tación, menor
t-paq ‘brotar’ intensidad

153
Cuadro 4
(continuación)

154
Significado Significado
Lengua Vocálica Consonántica
asociado asociado
Cheyenne a>e Mayor>menor *hk Pequeñez
Inanimado próximo distancia n Anáforas
he1+to1 he t Catáforas
‘este, estos’ distante ha1+tohe e1ha:1hpeta
‘eso, esos’ ‘él es enorme’
e1ha:1hketa
‘él es bastante pequeño’

Tucano V>V) (vocal nasal) Tamaño t>! Tamaño


1sebetise ‘grueso’ (mismo ejemplo)
1sebIríse ‘delgado’ (p. ej., u.)

Tuyuca V>V) (vocal nasal) Tamaño t>d Tamaño


esebe’ti ‘grueso’ (mismo ejemplo)
esebI’dJ ‘delgado’ (p. ej., u.)

Wanano V>V (vocal nasal) Tamaño t>d; !>d Tamaño


sIb1ti!o ‘grueso’
sIbJdJdõ ‘delgado’ (p. ej., u.)

Ticuna V>V) (vocal nasal) Tamaño d>g Tamaño


dK1a3 ‘aquí’ gua3 ‘allí’ (p. ej. u.)
Alargamiento. Incluye el uso de un segmento de mayor duración.
Puede ser vocálico o consonántico y se le encontró relacionado con
imitación, pluralidad, progresión gradual de una acción, actividad
extendida, énfasis, exclamación o sorpresa.
Fonemas asociados con significados particulares. Se registraron
los ejemplos que muestran algún sonido asociado con cierto signifi-
cado, sin que se vislumbre una relación icónica clara. Es el punto más
cercano al simbolismo sonoro convencional. En este rubro entrarían,
por ejemplo, los grupos consonánticos gl- y sn- del inglés, que ya se
han comentado anteriormente. Asociados a este mecanismo encon-
tré los siguientes significados: imitación, intensidad, referencia a
personas con ciertas características físicas o morales, indicadores de
anáfora y catáfora, atribución de características físicas, como forma,
tipo de materia, tipos de movimiento, acciones que involucran de-
terminadas partes del cuerpo humano, énfasis, y referencia a tipos
específicos de animales.

Como apunté arriba, estos mecanismos determinaron los subtipos.


En la formulación se abrevian volados —a la manera de exponentes—
junto a los parámetros, según su ocurrencia en las dimensiones imita-
tiva, sinestésica y convencional. Las abreviaturas de los mecanismos
son las siguientes: léxico lex, reduplicación red, alternancia de tonalidad
ton
, alternancia de dureza dur, alargamiento alar, fonemas asociados con
significados particulares fon. Cabe agregar que los rasgos entre parén-
tesis indican que dicha característica se atestiguó en un solo ejemplo.
De acuerdo con estos criterios, las lenguas estudiadas se tiparon de la
siguiente manera:

Tipo I
Ilex: tlingit, guambiano, kamentzá.
Ilex (red): paez, orejón.
Ilex red: tequistlateco, matlatzinca, secoya, munichi, arahuaco, resí-
garo, aguaruna.
I lex (ton)
: chorote.

155
Tipo IS
(Ilex) Ston: cree.
Ilex S(lex) alar: mataco.
Ilex Slex: hishkaryana.
Ilex Slex (red): munduruku.
Ilex Slex red: kanela kraho.
Ilex Slex red (ton): tunebo.
Ilex Sred ton: squamish.
Ilex Sred ton dur: yurok, kuna.
Ilex (Ston): tucano, tuyuca, wanano, ticuna, chiquito.
Ilex Ston: seri, guajiro.
Ilex Salar: toba.
Ilex (red) Sred: biloxi.
Ilex red S(lex) red alar: nambiquara.
Ilex red Slex: chinanteco, waiwai.
Ilex red Slex red: náhuatl clásico, yanomami, cabecar, piro, apalai,
pemón, capanahua, kaingang.
Ilex red Slex red ton: paipai.
Ilex red Slex red fon: quechua (Santiago del Estero).
Ilex red Sred: hopi, yaqui, cayapá, kwaza, warekena, cayuvava.
Ilex red Sred ton: mapuche.
Ilex red Sred (dur): tonkawa.
Ilex red Sred dur: karok, diegueño.
I lex red Sred ton dur alar: wikchamni.
Ilex red Ston: dakota.
Ilex red Sdur: yana.
Ilex red Salar: inuktitut.
Ilex red Sfon: huambisa.
Ilex red Slex red ton dur: wishram.
Ilex (red ton) alar Slex: maxakali.
Ilex red ton Slex red: aymara.
Ilex red ton Sfon: mohawk.
Ilex red ton dur Sred ton dur: huave.
Ilex red fon Slex red: guaraní.
Ilex red fon alar Slex red fon alar: quechua (Pastaza).
Ilex red (alar) (Slex): urubu-kaapor.

156
Ilex red (alar) Slex red: piapoco, yagua.
Ilex red alar Slex ton (alar): miwok de la sierra sur.
Ilex red alar Slex red: zoque, bora, zapoteco.
Ilex red alar Slex red (dur) alar: guajibo.
Ilex red alar Slex red fon: mam.
Ilex red alar Slex red alar: wari.
Ilex fon Slex: huasteco.
Ilex (Slex): pawnee.
Ilex red (Slex): shipibo.
Iton Ston fon: konkow.

Tipo IC
Ilex Cfon: navajo.

Tipo ISC
(Ilex) Ston Cfon: cheyenne.
Ilex Sred ton Cfon: tepehuán (suroeste).
Ilex Ston dur Cton: coeur d’Alene.
Ilex (red) S(lex) red ton alar Cfon: nootka.
Ilex red Slex red ton dur Cfon: nez percé.
Ilex red Sred Cfon: koasati.
Ilex red Sred ton Cfon: comanche.
Ilex red fon Slex red ton Cfon: tepehua.
Ilex (ton) Sred fon Cfon: purépecha.

Así, pues, en este capítulo he descrito cómo se elaboró la muestra


de las lenguas indoamericanas estudiada. A la vez, propuse una tipo-
logía de tres dimensiones para la clasificación del simbolismo sono-
ro, misma que se afinó mediante la inclusión de seis mecanismos,
claramente documentados en los datos lingüísticos. Finalmente, se
clasificaron las 90 lenguas conforme a estos criterios tipológicos. De
este análisis se derivan algunas conclusiones, mismas que expon-
dré en el último capítulo.

157
Conclusiones
s

Como se ha visto a lo largo de este trabajo, el simbolismo sonoro es


un fenómeno que abarca aspectos biológicos, psicológicos y lingüísti-
cos. Con frecuencia, estos factores se entremezclan sin mostrar fron-
teras definidas, dificultando el análisis de los datos. No obstante, es
menester examinar cuidadosamente los fenómenos detectados, con la
finalidad de descubrir patrones que ayuden a entender el susodicho
simbolismo sonoro. Con lo anterior en mente, enseguida expondré las
conclusiones que surgieron de la elaboración de este trabajo, pues
aunque no creo haber agotado el tema, hay algunos resultados que me
gustaría destacar. Con el fin de tener una mayor claridad expositiva,
dichas conclusiones se expondrán en el mismo orden en que se desa-
rrollan los capítulos precedentes.
1. Los estudios realizados por Eugene S. Morton (1994), Owins y
Morton (1998) y John J. Ohala (1994), citados en el capítulo II, su-
gieren que el simbolismo sonoro puede tener bases biológicas, mismas
que lo hacen susceptible de presentarse en todas las lenguas. Esto no
quiere decir que se manifieste siempre bajo la misma apariencia, pues
es probable que los factores culturales, inherentes a cada lengua, mo-
difiquen la forma en que éste se hace patente. Al respecto, es necesa-
rio llevar a cabo un estudio cuidadoso de tales factores, para dilucidar
cuáles de ellos intervienen y, dado el caso, de qué manera. Sólo así
será posible entender mejor su funcionamiento y evolución.
2. Al parecer, las asociaciones sinestésicas —aquellas que se dan
de un modo más prominente en el ser humano— son las que disparan

159
los significados, al extender el rango de significados asociados, de lo
imitativo a lo convencional, de lo concreto a lo abstracto. Esto per-
mite que los ítems simbólicamente sonoros amplíen considerablemen-
te su espectro de uso.
3. En cuanto a la relación del tema que nos ocupa con el origen
del lenguaje, es notorio que, independientemente de si éste es vocal
o gestual, el simbolismo sonoro juega un papel importante, pues tiene
tanto componentes acústicos como articulatorios que lo vinculan
con las dos posturas. Es oportuno enfatizar que éste sigue siendo un
tema muy controvertido para tomar partido, aunque de acuerdo con
el principio de uniformitarianismo —según el cual no hay nada en
las lenguas actuales que no estuviera presente en las anteriores— hay
razones para suponer que el simbolismo sonoro existe desde
hace tiempo. No me atrevería a decir que el simbolismo dio origen al
lenguaje, pero no dudaría en afirmar que tuvo que ser uno de los
primeros mecanismos expresivos utilizados, por lo menos en alguna
de sus formas, como imitación, alternancia, reduplicación, alarga-
miento de segmentos o —incluso— fonemas relacionados con signi-
ficados específicos.
4. El contenido semántico de los ítems simbólicamente sonoros es
muy amplio, pues va desde lo puramente imitativo hasta la calificación
de relaciones afectivas entre el hablante y el tema del que se expresa.
Entre los significados clasificados como imitativos encontré: nombres
de animales que corresponden a los sonidos que emiten, sonidos pro-
ducidos por el cuerpo y sonidos del ambiente o de interacción entre
ambos. En el campo sinestésico, los significados se agrupan en torno
de percepciones sensoriales, movimientos rítmicos, diminutivos o
atenuantes de la acción, mayor o menor distancia o intensidad, plu-
ralidad, distributividad, iteratividad, telicidad, incoatividad y actitudes
emocionales del hablante con respecto a lo que habla. Incluso se en-
cuentran casos, como el del yurok, en los que el significado del meca-
nismo de alternancia se ha vuelto difuso y a veces también codifica la
diferencia entre animal y persona. En cuanto a los significados reca-
bados en simbolismo sonoro convencional, podemos ver que éstos se
hacen cada vez más abstractos y engloban referencias a características
morales específicas, acciones que involucran cierto tipo de movimien-

160
tos o determinadas partes del cuerpo e incluso marcadores gramatica-
les, como anáfora y catáfora.
5. A nivel de segmentos y su asociación con significados específi-
cos, el examen de las lenguas de la muestra reveló una coincidencia
importante entre los segmentos que se utilizan para dar ciertos signi-
ficados con los que se han propuesto. Resultó notorio cómo al cate-
gorizar las alternancias de fonemas éstas correspondieron fonética y
semánticamente con lo establecido en el código de frecuencia (Oha-
la, 1994). Esta correspondencia no se limitó a las alternancias, sino
que abarcó, en general, los segmentos utilizados para transferir cierto
significado.
6. Las raíces, temas o palabras simbólicamente sonoras tienen ca-
racterísticas formales particulares, a saber: a) usan segmentos que no
están en el sistema de la lengua;b) pueden tomar los mismos afijos que
otras palabras de la lengua o, en algunos casos, tomar clases particula-
res de afijos o no tomar afijos derivativos ni flexivos, y c) en general,
ocupan un lugar predominante en la enunciación, ya sea que aparezcan
aislados, a principio de la oración o cercanos al verbo.
7. En cuanto al comportamiento diacrónico de estos ítems, coin-
cido con Matthews (1970), Mithun (1982), Reuse (1986) y Kaufman
(1994) respecto a que el simbolismo sonoro en la forma de fonemas,
raíces o palabras es particularmente resistente al cambio diacrónico,
en comparación con otros elementos de la lengua. Esta retención de
segmentos refleja la importancia de su función expresiva, por lo que
la existencia de este tipo de vocabulario debe tenerse en cuenta al
momento de hacer las reconstrucciones de lenguas. Espero que este
trabajo sirva para que los investigadores conozcan estos fenómenos y
puedan evaluarlos en su justo alcance ya que, como se vio, el compor-
tamiento “anómalo” de este tipo de elementos puede explicar algunas
de las irregularidades encontradas en los diferentes planos de la lengua.
Además, estas características debieran servir como perfil de una clase
de elementos expresivos que, según Diffloth (1972: 181), no sólo son
una parte distinta del habla, sino también constituyen “un sublengua-
je paralelo, parásito e inserto en el convencional”.
8. Todas las lenguas de la muestra tienen simbolismo sonoro imi-
tativo. De éstas, 67 pertenecen al tipo IS (74.44%), 13 al tipo I

161
(14.44%), nueve al ISC (10%) y una al IC (1.11%). Al respecto y
a lo largo del tiempo, varios autores han considerado que la existen-
cia de palabras imitativas —onomatopeyas más o menos lexicaliza-
das— es una característica general de las lenguas del mundo (Jesper-
sen, 1959 [1928] y Diffloth, 1972, entre otros). Incluso, en lenguas
como el español, en el que no hay un gran desarrollo de mecanismos
de simbolismo sonoro, los hablantes pueden identificar algunos imi-
tativos ya lexicalizados. Aunque estos resultados hacen pensar en una
característica universal, sin valor tipológico, no descarto este tipo,
pues la muestra incluye sólo lenguas americanas y cabe la posibilidad
de que otras lenguas en el mundo tengan un comportamiento dife-
rente. Además, a partir de la subcategorización de este tipo de sim-
bolismo, se puede observar que las manifestaciones formales varían
de una lengua a otra.
9. El simbolismo sonoro sinestésico se encuentra en 76 de las 90
lenguas de la muestra (84.44%). Como he advertido, es probable que
los elementos de tipo imitativo sufran un proceso de “metaforización”
mediante el cual se extienda el campo de su significación, su abarque
semántico. Con respecto a esto, Langdon (1994) hace notar que en el
caso del guaraní esta extensión se da hacia el campo de las emociones
humanas, de forma que las palabras que describen sonidos producidos
por la naturaleza u objetos también pueden ser usadas para referirse a
emociones humanas, como la ira u otros tipos de comportamiento. Por
ejemplo, t+'+'+, que en dicha lengua tupiana se usa para describir el
sonido de arrastrar los pies o algo más, puede ser utilizado asimismo
con significado peyorativo para referirse a la forma en que alguien se
comporta con otra persona, como si estuviera limpiando el piso con él. De
esta manera podemos observar que los ítems simbólicamente imitati-
vos pueden adquirir fácilmente otros significados asociados con los que
les dieron origen.
10. El simbolismo sonoro convencional aparece en 10 lenguas
de la muestra (11.11%). Como ya se apuntó, de éstas, nueve per-
tenecen al tipo ISC (10%) y una al IC (1.11%). En función de lo
anterior, podemos considerar que lo más común es que este tipo de
simbolismo se presente acompañado del sinestésico y del imitati-
vo. El único caso de lengua IC es uno en el que el simbolismo con-

162
vencional se presenta de forma restringida, lo cual lo hace tan mar-
ginal como sospechoso.
11. El análisis de los datos anteriores revela una tendencia impli-
cativa, en la cual el simbolismo convencional supone la existencia
del simbolismo sinestésico y éste, a su vez, la del imitativo. Debido a
que las categorías de la tipología utilizada en este trabajo se concibie-
ron como una escala de conceptos que van de lo menos arbitrario a
lo más arbitrario, teniendo en el extremo menos arbitrario al simbo-
lismo sonoro imitativo y en el más arbitrario al convencional, tal vez
no deba sorprendernos este resultado. Posiblemente lo que estemos
observando sea el proceso natural del simbolismo sonoro, en el que
los ítems van perdiendo su carga imitativa para ajustarse cada vez más
a los otros elementos de la lengua, en los cuales la relación entre
sonido y significado es más arbitraria. El reducido número de lenguas
que exhiben las tres categorías, en comparación con el enorme nú-
mero que registran sólo IS, nos deja ver que al perder esta carga
simbólica los ítems léxicos ya no se identifican como motivados, pues
presentan la arbitrariedad característica del léxico común. Por otra
parte, la imitativa es la categoría más frecuente, lo cual parece lógico
si pensamos que es el proceso por medio del cual los hablantes intro-
ducen nuevos ítems semánticamente transparentes en la lengua. Esto
último explica, de paso, por qué los tipos S, C y SC no están atesti-
guados en la muestra.
12. En cuanto a los mecanismos, se observó que los más utilizados
son el léxico (129 ocurrencias) y la reduplicación (110 ocurrencias).
Muy por debajo tenemos la alternancia de tonalidad (34 ocurrencias),
el alargamiento (22 ocurrencias), los fonemas asociados con signifi-
cados particulares (15 ocurrencias) y finalmente la alternancia de
dureza (13 ocurrencias). La distribución de los mecanismos, por tipo
de simbolismo sonoro, se condensa en la siguiente tabla.

163
Mecanismos formales Imitativo Sinestésico Convencional

Léxico 89 40
Reduplicación 62 48
Alternancia de tonalidad 13 20 1
Alargamiento 12 10
Fonemas asociados con 4 2 9
significados particulares
Alternancia de dureza 1 12

En cuanto al número de lenguas que utilizan cada mecanismo ob-


tuve los siguientes resultados:

Mecanismos formales Ocurrencias Porcentaje


Léxico 90 100
Reduplicación 69 76.66
Alternancia de tonalidad 32 46.37
Alargamiento 18 20
Fonemas asociados con 17 18.88
significados particulares
Alternancia de dureza 12 13.33

Los números difieren ya que una sola lengua puede utilizar un me-
canismo en dos tipos diferentes, pero sólo lo conté una vez por lengua.
13. El hecho de que léxico sea un mecanismo tan utilizado puede
deberse a que, como mencioné, todas las lenguas tienen ítems onoma-
topéyicos o imitativos, en mayor o menor medida. Junto con la redu-
plicación, es de los mecanismos más transparentes y su alta frecuencia
puede deberse a que, mediante ambas estrategias, los hablantes crean
nuevos ítems léxicos.
14. En cuanto a las alternancias y de acuerdo con los resultados
obtenidos, podemos apreciar que se trata de un mecanismo que se
asocia preponderantemente con el tipo sinestésico. Habría que con-
siderar seriamente que el grado de iconicidad de este mecanismo

164
vaya de la mano con la “iconicidad intermedia” del simbolismo sines-
tésico. Todo parece indicar que a un significado menos icónico le
corresponde un mecanismo formal con las mismas características.
15. Es posible que el alargamiento esté subrepresentado, debido a
que éste no se elicita sistemáticamente. En las lenguas en las que apa-
rece —excepto en dos— la cantidad no es fonémica. En las dos en las
que el alargamiento es fonémico, aparece de forma marginal. Esto
indica que, al menos este mecanismo expresivo, no compite funcio-
nalmente con otros procesos expresivos de la lengua, es decir, si el
alargamiento es fonológicamente pertinente, entonces no se usará para
transmitir significados simbólicamente sonoros.
16. Con respecto a los mecanismos más compatibles entre sí, se
pudo observar que léxico acompañado de reduplicación es con mucho
la combinación más usual, ya que aparece en 53 lenguas, en algunas
tanto en la categoría de imitativo como en la de sinestésico. Muy por
debajo de esta combinación tenemos la combinación lex red alar
documentada en 12 lenguas, red ton en cuatro y red ton dur y red dur
en tres lenguas cada uno. Es notorio que la reduplicación forma parte
de las combinaciones de mecanismos más frecuentes, lo cual no es de
extrañar pues, como señalan Hinton, Nichols y Ohala (1994: 9):“We
seem to find a strong tendency for reduplication to be associated with sound
symbolism” (“al parecer, encontramos una fuerte tendencia a asociar
la reduplicación con el simbolismo sonoro”).
Las cifras correspondientes a la compatibilidad de los mecanismos
se observan en la siguiente tabla:

Mecanismos Total de
I S C
combinados ocurrencias
Lex red 46 16 62
Lex red alar 10 2 12
Red altt 4 4
Red altt altd 3 3
Red altd 3 3

165
17. Con el fin de tener alguna idea acerca de la estabilidad genéti-
ca del rasgo, examiné las lenguas de la misma familia incluidas en la
muestra. En ella hay ocho familias con tres o más lenguas incluidas en
la muestra, a saber: álgica (tres lenguas), otomangue (tres lenguas),
chibchana (tres lenguas), tupiana (tres lenguas), caribana (cuatro
lenguas), yutonahua (cinco lenguas), tucanoana (cinco lenguas) y
arahuacana (seis lenguas). Los miembros de tres de estas familias
—chibchana, tupiana y caribana— tienen todos el mismo tipo IS, con
variaciones en los mecanismos mediante los cuales se expresan estas
categorías de simbolismo. En las familias álgica, yutonahua, otomangue
y arahuacana sólo una lengua en cada grupo difiere de las demás, por
lo que se puede decir que hay un tipo dominante. Finalmente, en la
familia tucanoana, tres de las cinco lenguas que incluyo tienen el
mismo tipo: Ilex (Saltt) y las dos restantes son el secoya Ilex red y el orejón
Ilex (red). Como se puede observar, los tipos se pueden considerar muy
similares, pues el simbolismo sonoro sinestésico sólo se encuentra
marginalmente en las tres lenguas del grupo que lo exhiben.
18. El dakota y el biloxi, por un lado, y el mam y el huasteco, por
otro, se incluyeron en la muestra para examinar si las lenguas de una
familia —la siuxana y la mayense, respectivamente— mantenían el
mismo tipo, aun estando alejadas geográficamente. En ambos casos,
las lenguas tienen el mismo tipo IS con variaciones en los subtipos.
Aunque las lenguas de la familia mayense no resultaron tan alejadas
para pertenecer a áreas culturales diferentes, están lo suficientemente
separadas en lo geográfico para considerar la coincidencia de tipos
como significativa.
19. La distribución continental de los tipos (mapas 6-10) muestra
que el tipo I se encuentra sólo en la parte central del Continente y
mayoritariamente en las costas del Pacífico. A diferencia de este tipo,
el IS tiene una distribución muy amplia a todo lo largo y ancho del
Continente. Finalmente, el tipo ISC sólo fue identificado en el norte
del Continente.
20. Se mapeó la distribución de los mecanismos y como resultado
se encontraron algunas áreas de convergencia de las cuales doy cuen-
ta en los mapas 11, 12 y 13. Como se puede ver en dichos mapas, se
confirma el área de difusión ya descrita por Nichols (1971), tanto en

166
dos mecanismos como en los significados asociados con los mismos.
Además de las lenguas estudiadas por Nichols, el examen de mi mues-
tra permitió añadir a esta área el wikchamni y el konkow. Por otra
parte, el mecanismo de asociar fonemas con significados específicos se
ve concentrado en la zona central de México y Guatemala. Cabe
destacar que el caso de la costa oeste estadounidense es remarcable en
el sentido de que las lenguas agrupadas en los mapas 11 y 12 compar-
ten no sólo los mecanismos (alternancia de tonalidad y de dureza,
respectivamente), sino también los significados relativos a tamaño
asociados con éstos.
21. Para evaluar la difusión por áreas culturales, revisé las lenguas
pertenecientes al mismo enclave cultural y con distinta filiación ge-
nética. El área de California, representada en mi muestra por ocho
lenguas (de siete familias diferentes), es muy uniforme, pues todas las
lenguas pertenecen al mismo tipo IS. En Llanuras, de seis lenguas
(pertenecientes a cinco familias), cuatro corresponden al tipo IS y las
dos restantes al tipo ISC. En Mesoamérica, de 12 lenguas (clasificadas
en ocho familias), nueve son IS y tres ISC, lo cual muestra también
una tendencia significativa. Por otro lado, tenemos el caso del área de
Colombia. Las tres lenguas que la representan en mi muestra (de dos
familias diferentes) tienen el mismo tipo I. Un caso de difusión apa-
rentemente claro es el del área de Bolivia, en el que las cinco lenguas
pertenecen a familias diferentes y al mismo tipo IS. Finalmente, en el
área de Guyana, cuatro lenguas clasificadas en la misma familia, cari-
bana, tienen el mismo tipo IS, mientras que una quinta, de otra fa-
milia, pertenece al tipo I.
22. De las conclusiones anteriores se desprende que, en general, las
lenguas pertenecientes a la misma familia mantienen el mismo tipo, el
cual se manifiesta a través de diferentes mecanismos. Por otra parte,
hay áreas con lenguas de distintas familias que tienen el mismo tipo.
Las afirmaciones anteriores plantean algunos problemas. Por ejemplo,
con base en su estudio del quechua de Pastaza, Nuckolls (1996) llega
a la conclusión de que el simbolismo sonoro en esta lengua es un ras-
go areal, más que genético, pues aunque hay otras lenguas quechuanas
que muestran rasgos de este fenómeno, las características del quechua
en cuestión se asemejan más a las del apalai y a las del kanela-kraho.

167
Se trata, pues, de una lengua que se parece más a sus vecinas que a las
otras lenguas de su familia. Sin embargo, a juzgar por mis resultados,
la otra situación también es posible, ya que, como se pudo ver en las
conclusiones 17 y 18, el tipo de la agrupación genética se mantiene,
incluso en los casos de separación geográfica.
23. En vista de los comportamientos revisados, considero que el
simbolismo sonoro, en general, es un fenómeno frecuente y estable,
ya que está muy extendido arealmente y, al mismo tiempo, es frecuen-
te entre lenguas de una misma familia. IS es el tipo más frecuente en
la muestra y, por lo tanto, el más estable (Croft,1996 [1990]).
24. Debo dejar claro que este estudio ha de tomarse como un es-
fuerzo por delinear los límites del simbolismo sonoro. Para ello, se
buscó obtener el mayor número posible de mecanismos en las lenguas
indígenas indoamericanas. El hecho de tener una muestra tan grande
permitió corroborar que hay una importante cantidad de información
de simbolismo sonoro en nuestro Continente. Es probable que con-
forme se acumule más información con respecto a este fenómeno
—sobre todo a escala mundial— cambie la representación numérica
de cada tipo y mecanismo formal, por lo cual me parece de suma im-
portancia tener en mente la existencia del simbolismo sonoro duran-
te la elaboración de futuras descripciones lingüísticas.

168
Mapas

s
Mapa 1.
Número de lenguas por áreas culturales.
Mapa 2.
Lenguas en la muestra: Norteamérica.

172
Mapa 3.
Lenguas en la muestra: Sudamérica.

173
Mapa 4.
Distribución de tipos: Norteamérica.

174
Mapa 5.
Distribución de tipos: Sudamérica.

175
Mapa 6.
Distribución continental: tipo I.

176
Mapa 7.
Distribución continental: tipo is en Norteamérica.

177
Mapa 8.
Distribución continental: tipo is en Sudamérica.

178
Mapa 9.
Distribución continental: tipo isc.

179
Mapa 10.
Distribución continental: tipo ic.

180
Mapa 11.
Distribución continental: alternancia de tonalidad.

181
Mapa 12.
Distribución continental: alternancia de dureza.

182
Mapa 13.
Distribución continental: fonemas asociados a significaos particulares.

183
Apéndice de datos
s

En este apéndice se ofrecen los datos de las lenguas de la muestra. La


numeración agrupa las lenguas por familias. El orden de la presentación
de los datos es el mismo que el utilizado en la exposición de la muestra
en el capítulo “El simbolismo sonoro en las lenguas amerindias”. Cada
ficha incluye el nombre de la lengua, el tipo establecido, la familia a
la que pertenece, el área cultural donde se habla, la(s) fuente(s) de
donde se extrajeron los datos, el inventario fonológico y las sustitu-
ciones de grafías que se hicieron con respecto a las que se presentan
en las fuentes. Por ejemplo, en el inuktitut, Schneider (1985) usa <r>,
pero en la descripción fonológica refiere que este segmento es una
fricativa uvular sonora, segmento que en el AFI corresponde a :.

1. INUKTITUT 5 nombre de la lengua

Ilex red Salarg 5 tipo establecido

Escaleutiana; Ártico; Schneider, 1985.


6 6 6
familia ling. área cultural fuente

Inventario fonológico
p, t, k, -, m, n, s, l, j, v, r, q, 0, i, u, a, i:, a:, u:
Se sustituyeron: r>:.

185
Cuando sólo se encontró un ejemplo o dos de algún fenómeno se
señala con la abreviatura ej. u. (ejemplo único). La diversidad de
fuentes consultadas significa una variación tanto en los términos usa-
dos como en las grafías utilizadas para los fonos y fonemas. Conservé
la terminología de las fuentes; sin embargo, consideré pertinente hacer
una unificación de las grafías. Estoy consciente de que esta decisión
supone algunas desventajas, entre ellas “oscurecer el nivel de detalle
y calidad de la transcripción original” (Mithun, 1999: 22). Decidí
regularizarlas por varios motivos. Uno de ellos es que, teniendo en
cuenta el carácter de este trabajo, es mejor presentar los materiales de
forma uniforme, para facilitar las comparaciones. Además, se eliminan
los problemas de ortografía y se facilita la lectura.
Es posible que algunas opiniones en contra de la regularización de
los datos se basen en el hecho de que con la información limitada que
ofrecen algunas de las fuentes no sea posible hacer una interpretación
de los datos. Dado que lo anterior es en parte cierto, se trató de hacer
el menor número de modificaciones posible. Así que las consonantes
africadas se representan con dos segmentos, ya que no siempre fue
posible saber si en la lengua de la que se trata se toman como uno o
dos segmentos. Por otra parte, se trata de un aspecto que no represen-
ta mayor problema, pues a nivel fonético el sonido es prácticamente
el mismo. En todo caso, en la ficha correspondiente se detallan los
cambios hechos para que el lector pueda formarse su propio juicio al
respecto. Dichos cambios se hicieron con base en la información dada
por las fuentes citadas. En el caso de que existan varios inventarios
para una misma lengua, se indica cuál fue el criterio que se siguió para
elegir alguno en particular. A continuación ofrezco el siguiente cuadro
de grafías utilizadas, el cual elaboré basándome principalmente en la
tradición americanista y en el AFI, pues son las grafías más socorridas
en las fuentes consultadas:

Diacríticos
Aspiración C6
Glotalización C’
Labialización C<
Palatalización C'

186
Laringealización V
Duración V:
Duración extralarga V::
Nasalización a4
Sordez V3
Retroflexión C)
Geminación o alargamiento CC

Tonos
a1 a2 a3 a4 a5
1
es el tono más alto y 5 el más bajo. En las lenguas con tres tonos
se usará 1, 2, 3, el ascendente 31 y el descendente 13. En lenguas con dos
tonos 1 alto, 3 bajo.

Acento
á

I. Cuadro Vocálico
Anteriores Anteriores Posteriores Posteriores
Centrales
no red red no red red
Altas i y 1 E u
cerradas
Altas L ? >
abiertas
Medias e 2 o
cerradas
Medias 5 œ M N 7
abiertas (red)
Bajas æ a G

187
II. Cuadro consonántico
Palatal

188
Bilabiales y Dentales y Alveolar Alveo-
Retroflejas (velar Velar Uvular Faringeal Glotal
labiodentales alveolares sibilante palatal
anterior)
Oclusivas Sor p t tk t) c k q O +
Son b d P Q g G
Africadas Sor t# ts t" ) t" tx
Son tl dl dz d,
Fricativas Sor % f $ s &8" ) " ç x = ; h
Son R v ! z S , T . :
Nasales Sor m3 n3 93 U3
Son mV n U 9 0
Laterales
Sor #
(aproximantes
y fricativas) Son l W D
Aproximantes Sor W
(centrales) Son w j
Vibrantes simples,
múltiples
y laterales X8! r B R
1. INUKTITUT
Ilex red Salarg
Escaleutiana; Ártico; Schneider, 1985.

Inventario fonológico
p, t, k, -, m, n, s, l, j, v, r, q, 0, i, u, a, i:, a:, u:.
Se sustituyeron: r>:.

Imitativo
Palabras imitativas
i:qpalakpuq ‘beber ruidosamente’
mia--utuq ‘aullido de perro’
qia:palik ‘el ruido hecho cuando se mastican membranas’
qulua:a:valuk ‘el sonido de un intestino rugiendo’
ima:valak ‘sonido de algo que cae en el agua’
qiqiq:aq ‘crujido de pasos en la nieve o cualquier sustancia
que produce este efecto’

Sinestésico
pui:valak ‘sonido de ballena blanca o de una gran ballena o ca-
chalote que sube a la superficie a respirar en la super-
ficie del agua’
pui:vala:q ‘sonido de varias ballenas’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo. Se ve en
algunos de los ejemplos, pero parece un recurso poco utilizado.
Alargamiento vocálico asociado con simbolismo sonoro sinestésico.
Parece indicar pluralidad.

2. NAVAJO
Ilex Cfon
Atabascana; Suroeste; Young y Morgan, 1987, 1992.

189
Las fuentes mencionan onomatopeya e intensidad. Las raíces onoma-
topéyicas usan un prefijo temático -ts’i. Este tema describe la produc-
ción, existencia y audición de un sonido. Varios tipos de sonidos se
imitan con partículas onomatopéyicas, que se usan primariamente con
yi:ts’a+ ‘ser oído’ para describir el sonido.
Los temas y raíces aquí mencionados dan lugar a verbos y nombres.

Inventario fonológico
Young y Morgan, 1987: b, d, g, gw, k, kw, t’, k’, +, z, zh, gh, ghw, s, sh,
h, hw, #, l, dz, j, dl, ts, ch, t#, ts’, ch’, tl’, m, n, w, y, i, e, a, o, i4, e4, ã, ",
ei, ai, oi. Todas las vocales y diptongos tienen su contraparte larga.
Dos tonos, sólo marca uno ´ tono alto.
Se sustituyeron: b>p; d>t; g>k; gw>Y<; k>Y6; kw>Y<6; zh>,; gh>-;
ghw>w; sh>"; h, x>x; hw>Z<; j>d,; ch>t"; y>j; Tono alto ´>1.

Imitativo
Temas y raíces
t#o:k ‘imita el golpeteo de lluvia en un techo’
zo :l
1
‘imita un zumbido o sonido susurrante’
t"’ak ‘imita el sonido de mascar o el sonido gorgoreante que pro-
duce el jalar el pie fuera del lodo profundo’
tõ:z ‘imita el zumbido hecho por un abejorro o mosca grande’
Y6ã:k ‘imita el sonido de un ronquido fuerte’
k’i1z ‘imita el sonido agudo de un mosquito’
zi1li ‘tintinear’
tsi1ti: ‘pájaro (lit. piador-chirper) viene de la onom. tsít que imita
el piar de un pájaro’
t"a:, ‘pedorrear silenciosamente’
to:n ‘imita el sonido de explosión o golpe fuerte’
t"’i1:, ‘hacer un sonido de susurro’ (como quien pisa hojas secas)

Convencional
t"i:l ‘nieve’
t"xi:l ‘tormenta de nieve’
t"on ‘oler’
t"xon ‘apestar’

190
t"i:+ ‘ser puntiagudo’
t"xi:+8 ‘ser muy puntiagudo’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Young y Morgan
(1987, 1992) marcan estas raíces y temas, entre otras, como onoma-
topéyicas.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro convencional. Al parecer, se inserta /x/ para añadir
intensidad al significado, pero ninguna de las fuentes menciona nada
al respecto.

3. TLINGIT
Ilex
Tlinguitiana; Costa noroccidental; Swanton, 1911; Velten, 1939.
Swanton, 1911, hace referencia a palabras onomatopéyicas.
Según Swanton, [m] no está en el cuadro fonológico, pero aparece
en unas pocas palabras que imitan sonidos naturales, aunque no da los
ejemplos.

Inventario fonológico
w, d, t, t!, n, s, c, s!, dz, ts, ts!, dj, tc, tc!, k·, #,) g, k, k!, Z), $), y, W, q, q!,
x, L, L!, ł, h, [, \, u, o, A, G, ], ^, i, e.
Se sustituyeron: t!>t’; c>"; s!>s’; ts!>ts’, dj>d,; tc>t"; tc!>t"’; k!>k’;
Z)>x; W>dl; q!>q’; x>=; L>t#; L!>t#’, ł>#; [>$, A>a, ]>%; ^>& (las voca-
les las sustituí siguiendo a Velten).

Imitativo
Palabras imitativas
Swanton
t’G ‘pegar con la palma’
Velten
kG-#-t’at# ‘aletearon’

191
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Según Swanton, las
palabras onomatopéyicas son sorprendentemente raras (pero no cita
ninguna).

4a. SQUAMISH
Ilex Sred ton
Selicana; Costa noroccidental; Kuipers, 1967.
La fuente menciona una alternancia diminutiva y reduplicación
diminutiva.

Inventario fonológico
p, p’, t, t’, c, c’, s, qo, q’o, q, q’, ko, k’o, k, k’, Z_o, Z_, xo, *, *’, `, `’, ", m,
n, l, ab, c b, h, u, i, 2, a, +d
Se sustituyeron: c>ts; c’>ts’; qo>e<; q’o>ef<; ko>Y<; k’o>Yf<; Z_o>=<;
Z_>=; xo>Z<; *>tl; *’>tl’; `>t"; `’>t"’; m>C3 ; ab>w; c b>j.

Imitativo
Palabras imitativas:
Y<2C3 i+n ‘golpe sordo, hacer ruido de golpe sordo’
Y<2Y<2C3 +C3 ‘golpear continuamente’
ts’uC3 +n ‘sisear, chiflar suavemente’
ts’aq’an ‘golpear’ (especialmente cuando uno agarra dos cosas
y las golpea juntas)
=<2"C3 8 ‘salpicar, hacer ruido de salpicadura’
=<2=<"C3 ‘salpicar continuamente’
e<2tlqC3 ‘hacer un ruido agudo, dar golpe seco, tocar’ (la puerta)

Sinestésico
+2s+2t"+2t" ‘tartamudear’
tintin ‘campana, sonar’
tajtajaqi ‘moverse todo el tiempo’ (de un lugar a otro)
laC3 + ‘casa’ lC3 laC3 + ‘casas’ li+laC3 + ‘casa pequeña’
Yf<iYf<iZ<a+ ‘caja pequeña’ (normal Yf<aZ<a+)
sq’iq’iC3 l ‘remo corto’ (normal sq’2ml)
li+litaC3 ‘mesa pequeña’ (normal lataC3 )

192
stl’itl’il+qC3 ‘bicho’ (genérico)
stl’alqC3 ‘monstruo’
ts’i:Yf<in ‘apretar, pellizcar’
t"’i:Yf<ni+n ‘apretar los dientes’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro sinéstesico. El squa-
mish tiene varios tipos de reduplicación. En general, se pueden dividir
en reduplicación total C1VC2-C1(V)C2 y parciales C1V-C1(V)C2, las
cuales a su vez pueden ser iniciales y finales. En las reduplicaciones
totales, la primera sílaba CVC se llama sílaba de reduplicación. En
general, se reduplican las raíces y no los afijos.
La reduplicación total sirve para expresar pluralidad o colectividad
en los nombres e iteración, intensidad y distribución en los verbos (y
referencia a persona en los numerales). La reduplicación parcial ex-
presa continuidad en los verbos (referencia a animales en numerales)
y con /i/ en la sílaba de reduplicación indica diminutivización en
nombres y verbos. La fuente menciona que hay pocos ejemplos regis-
trados de esta reduplicación diminutiva, y que se usa sobre todo al
dirigirse a niños.
Alternancia de tonalidadasociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Las raíces con cualquier vocal pueden tener una alternante con /i/ en
formas diminutivas. Esto sucede regularmente en reduplicaciones di-
minutivas de temas polisilábicos y ocasionalmete en otros casos. En
algunas instancias, raíces con /a/ aparecen con /i/ en palabras relacio-
nadas con un obvio significado diminutivo. La diferencia entre /a/vs.
/i/ es acompañada por otras diferencias fonémicas.
El autor menciona que el parecido parcial de las dos siguientes pa-
labras (cons. glot. + /ii/ + cons. lab.) puede ser de carácter simbólico:

ts’i:Yf<in ‘apretar, pellizcar’ t"’i:Yf<ni+n ‘apretar los dientes’

4b. COEUR D’ALENE


Ilex Ston dur Cton
Selicana; Meseta; Reichard, 1945, 1958, 1959, y Nichols, 1971.

193
Reichard (1945), menciona simbolismo fonético y Nichols hace
alusión a consonantismo diminutivo.

Inventario fonológico
Reichard, 1958: p, t, c, `, Y<, q, e<, +, p’, t’, c’, `’, Y<’, q’, e<’,b, d, ,,)
g<, ł, s, ", Z<, Z), Z)<, h, m, w, l, y, n, r, R,B<, a, 7, u, ü, i, 2. ä aparece en
Reichard, 1945, en cuyo caso asumo, como Nichols, que corresponde
a æ.
Sustituciones: c > ts, `>t", c’>ts’, `’>t"’, ,) > d,, ł>#, Z)>=, Z)<>=<, y>j,
r>!, B<>R<, ü>2.

Imitativo
t’2e< ‘explotar’
t’aq ‘palmear’

Sinestésico
q’æt’-q’æt’-p ‘ellos escalaron uno por uno’
mar!marim 2nt2m-il" ‘ellos fueron tratados uno por uno’
m’-m’ar’-m’ar’im’ 2n’t2m’-il’" ‘ellos pequeños fueron tratados uno
por uno’
j2!!j2!!p ‘vagón’
j’! j’2r’!j’2r’-p ‘carro’
t"ip ‘pellizcar’
tsip ‘pellizcar sólo un poquito’
"2t"’ ‘esperar’
"2ts’ ‘ser firme, sólido’
g<2nt ‘ser bajo, debajo’
w’2nt ‘un poco debajo’

Convencional
m2# ‘persona acostada’ mi# ‘descansar’
m2n’ ‘frotar’ min’ ‘untar grasa’
m2j ‘ser evidente’ mij ‘hacer claro’
#2t’k’ ‘sacudir’ #it’k’ ‘causar que se sacuda’
tG# ‘estar derecho’ ti# ‘estar tumbado’
t"2# ‘separar’ t"i# ‘dar’

194
p2w’ ‘tamborilear en hojalata’ paw’ ‘tamborilear en tambor’
t’2e< ‘explotar’ t’aq ‘palmear’
t2g< ‘comprar’ tag< ‘vender’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Ejemplos tomados
de Reichard (1945); la autora no dice que sean imitativos.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro sinestésico. La du-
plicación del tema entero indica distributivo o frecuentativo, frecuen-
temente considerado como un plural. La reduplicación inicial indica
diminutivo y es acompañada de la glotalización de ciertas consonantes
en la palabra entera.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico
y convencional.También hay un cambio poco productivo de t", t"’, "
a ts, ts’, s y de g< a w’. Hace notar que no todos los segmentos que se
pueden cambiar en el tema se cambian.
Reichard (1945) habla de un simbolismo fonético en el tema verbal,
sobre todo en las vocales, pero posiblemente también en las consonan -
tes iniciales y finales. El cambio de la vocal en algunas categorías
marca una diferencia en el significado. En el más común de estos cam -
bios, si el tema tiene las vocales æ, u,2, a indica que una cosa tiene la
cualidad o está en una condición dada automáticamente o sin ninguna
fuerza o agente externo. Si tiene las vocales i, a, 7, significa que el su-
jeto ha sido obligado a actuar o a asumir una condición por un agente
externo. El más común de estos cambios es de2 a i. El cambio de 2 a i
hace antónimos. También el cambio de2 a a parece tener una relación
con el anterior. Es teóricamente posible que todos los temas puedan
hacer todos los cambios vocálicos.
Alternancia de dureza asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Según Nichols (1971), basado en Reichard (1938), esta lengua glota-
liza las sonorantes de la raíz m, n, w, j, l, !, R, R< en diminutivos. La
misma glotalización se usa para formar verbos repetitivos a partir de
continuativos (no da ejemplos).

195
5. NOOTKA
Ilex(red)S(lex)red ton alar Cfon
Huacashana; Costa noroccidental; Sapir y Swadesh, 1939; Sapir, 1968;
Nichols, 1971 y Nakayama, 2001.
Sapir y Swadesh hacen referencia a ‘sonido de...’; Sapir a tipos
anormales de habla; Nichols a consonantismo diminutivo; Nakayama
a ‘sonido de...’

Inventario fonológico
Nichols, 1979 (retomado de Sapir y Swadesh, 1939). p, t, *, c, `, k,
Y<, q, e<, +, O, p’, t’, *’, c’, `’, k’, Y<’, q’, e<’, ł, s, ", x, Z<, Z), Z)<, h, h),
m, n, y, w, m’, n’, y’, w’, i, &, a, 7, o. (Nakayama no consigna =<, q, q’
como fonemas y utiliza u en vez de o.)
Se sustituyeron: *>t#, c>ts, `>t", c’>ts’, `’>t"’, ł>#; Z)>=, Z)<>=<, h)>);h8
ij/h8i’%&’.

Imitativo
Tomados de Sapir y Swadesh, 1939.
he"" ‘sonido de aire que corre como cuando un árbol cae’
ha= ‘sonido de romper’
hoxo ‘sonido de la ballena que sopla’
mawmaw ‘sonido hecho por un gato’
k’a:k ‘grito del cuervo’

Palabras imitativas:
k’atsq, k’atsqak ‘desgarrar ropa’
po:Z<, po:Z<a ‘soplar, respirar con la boca, soplar por un tubo,
inflar’

Sinestésico
w’atk, w’atka ‘hacer un movimiento en la cópula’ (ej. u.)
wa# wa# " ‘regresar a casa a cada rato’
tastas" ‘seguir frotando’
ja:xja:Z<a ‘cepillar repetidamente’ (jax ‘cepillar’)
hi:"i:sa ‘cortar repetidamente’ (his ‘cortar’)
+a:H;"it# ‘hacerse de noche’

196
+aH;-[L]-"it#
noche-[GRAD]MOM
t"’u:"uY<it# ‘empezar a ser sospechoso’
t"’u"-[L]-uY<-it#
ser.sospechoso.de-[GRAD]-DUR-MOM
hin-t-"it#-we+in ‘Él viene, ellos dicen’
hin-t-"it#-+is'-we+in ‘Él, hombrecito, viene, ellos dicen’

Convencional
hinin&+at'ma+ ‘ahora él viene’
hit"=nin&+at'ma+ ‘ahora él viene, tipo voraz que es’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Los
términos se tomaron de una lista de temas incluidos en Sapir y Swadesh
(1939), en los que aparecen como interjecciones.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Nakayama dice que la iteración se marca con una variedad de
morfemas + reduplicación (a veces) o alargamiento vocálico (a veces).
Repetición se expresa con reduplicación de la raíz entera y aspecto
gradual (o sea, alargamiento de la vocal de la raíz).
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Nichols menciona el cambio de /s, "/ a [s' (ts', ts’')], segmento(s)
palatalizado(s) no fonémico(s), es decir, no aparecen en otras formas.
Explica este cambio como una palatalización de s y un incremento en
la frecuencia de " (además explica que la posición de la lengua o grado
de palatalización es más alto en s' que en "). Sostiene que el principal
rasgo es palatalización.
El diminutivo cambia de -+is a -+is' cuando se habla de gente pe-
queña y ocasionalmente de pájaros pequeños. Es un cambio personi-
ficador, semánticamente diminutivo.
Sapir menciona que la alternancia es entre todas las consonantes
sibilantes (s, ts, ts’, ", t", t"’) y los sonidos "- palatalizados (s', ts', ts’').
Alargamiento vocálico asociado con simbolismo sonoro sinestésico.
El morfema graduativo sólo se realiza como longitud vocálica en la raíz
[L] y expresa la progresión gradual de un evento o acción.

197
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro convencional. En esta lengua hay una serie de proce-
sos —afijación y cambios consonánticos— utilizados por los hablantes
para referirse a cierto tipo de personas, como cojos, jorobados, zurdos,
etcétera. Estos cambios representan una combinación lingüística y
psicológica de la compasión o la afectividad asociada con ciertas per-
sonas. Estos cambios también se utilizan para ilustrar el habla de los
animales míticos y sus características morales. Por ejemplo, para refe-
rirse a personas voraces o codiciosas se utilizan formas que tienen in-
serto un elemento: -t!%-. Este elemento en particular se usa también
para referirse a cuervos, generalmente al cuervo mitológico, persona-
je que se caracteriza por su glotonería.

6a. YUROK
Ilex Sred ton dur
Álgica; California; Haas, 1970, Nichols, 1971 y Berman, 1982, 1986.
Las fuentes hacen referencia a simbolismo consonántico.

Inventario fonológico
Haas: p, t, `, k, kw, p’, t’, `’, k’, kw’ s,8-, m, n, l, ł, r, w, y, h, +.
Berman, 1982: a, e, o, i, k (vocal retrofleja). Este inventario se hizo
con base en los ejemplos.
Se sustituyó: `>t", kw>Y<, kw’>Y<’, ł>#, r>!, y>j.

Imitativo
Palabras imitativas tomadas de Berman, 1982:
t"e+lo:-et"- ‘ser crujiente’
leme+m ‘retumbar’
lo#kon- ‘crepitar’
#+ohko#- ‘trueno, tronar’
lejY<e# ‘sonido en el aire similar al de niños llorando’ (mal
presagio)
spkjk ‘soplar un silbato’
sjohsjo+o:t" ‘cascabelear’
teme+m ‘zumbar, cascabelear (de serpientes) zumbar’ (colibríes)

198
teY<teY< ‘tajar, martillear’
+ot"- ‘estornudar’

Sinestésico
kep’e# ‘hoyo en un árbol, hoyo en la tierra’
kep’kep’e# ‘hay varios hoyos...’
lo+moh ‘dar de puñetazos’
lo+molomoh ‘dar de puñetazos repetidamente, amasar’
pe-on- ‘partir’
pegpegon- ‘partir en varias fracciones’
pontet ‘cenizas’
p2nt"2t" ‘polvo’
-+lep ‘cabello’
-+!ep ‘ceja’
peloj ‘ser grande, viejo’
perej ‘mujer vieja’
se+let ‘raspar lodo, quitarlo’
se+!et" ‘mondar madera (sacar pedazos)’
wentoY<s ‘hembra (de animal, pájaros)’
went"oY<s ‘mujer’
koht ‘uno (con ciertos clasificadores)’
koht" ‘uno (con otros clasificadores)’
kelomoh ‘voltear (intrans)’
kelomen ‘voltear (trans)’
ke!omoh ‘dar vuelta, voltear en círculo (como rueda)’
ke!omekin ‘torcer, cerrar (con llave)’
tetomen- ‘rascar repetidamente’
sesomen ‘rascar’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro sinestésico. Berman
(1982) da varios ejemplos de reduplicación. Al parecer, el significado
de la forma reduplicada puede referirse a repetición temporal o espa-
cial de la acción.

199
Alternancia de tonalidad y de dureza asociada con simbolismo sono-
ro sinestésico. Haas menciona que en esta lengua existe la sustitución
de una o varias consonantes específicas por una o varias consonantes
diferentes con un cambio consecuente en significado connotativo. El
cambio es de /t/ a /t"/ y de /l/ a /!/, en el que las primeras se asocian
con tamaño normal y las segundas con diminutivo.
Si los dos sets de consonantes ocurren en la misma palabra, ambas
serán reemplazadas. En otras lenguas de la zona se da también alter-
nancia consonántica acompañada de sufijación diminutiva. En el caso
del yurok no es así y esto parece provocar que el rasgo semántico
asociado del simbolismo sea más difuso. Por lo tanto, el diminutivo (t"
y !) se asocia frecuentemente con gente, en contraste con animales, y
algunas veces parece connotar tanto el aumentativo como el diminu-
tivo. Berman (1986) agrega que hay evidencia de que en esta lengua
hay un patrón arcaico de simbolismo diminutivo, en el cual t cambia
a s más que a t".
También menciona que además de los cambios mencionados en
Haas (1970) existe en la lengua un cambio de /a, e, o/ a una vocal
retrofleja que acompaña a los cambios consonánticos.

6b. CHEYENNE
(Ilex) Ston Cfon
Álgica; Llanuras; Leman, 1980,1984.
El autor hace referencia a simbolismo sonoro y deixis.

Inventario fonológico
Leman, 1980: p, t, k,+, v, s, ", x, h, ts, m, n, a, e, o. Vocales sordas, tono
´alto, - medio, ‘ bajo. En su artículo de 1984, del que se toman los
ejemplos, sólo reconoce dos tonos, alto - ’ y bajo, que deja sin marca.
Se sustituyeron: tono alto´> 1; medio ->2; bajo ‘>3.

Imitativo
kokl3he1a1xa ‘pollo’ (p. ej. u)

200
Sinestésico
Pronombres demostrativos:
Inanimado próximo he1+to1 he ‘este, estos’ distante ha1+tohe ‘eso, esos’
Animado próximo tse1+to:1he ‘este, estos’ distante ta1+tóhe ‘eso, esos’

Pronombres discursivos:
Inanimado evocado he1ne ‘este, estos’ inusual ha1ne ‘ese’
Animado evocado ne1 he ‘este, éstos’ inusual na1he ‘eso’
Locativos:
Información nueva próximo tsm3he1ohe ‘aquí’
distante ta1ha:1ohe‘allá (lejos)’
Información vieja nm3he o he ‘aquí (más cerca)
1 1

distante na3ha1o1he ‘(allá lejos)’

Locativos locales:
Información nueva próximo he1tsm3heohe ‘acá
distante ha1ta3haohe ‘ahí, allá’
Información vieja he nm3heohe distante hana3haohe
1

Pronombres predicativos inanimados:


Nuevo próximo (singular) heta+ha:ne1he
distante hata+ha:1 ne1
Nuevo próximo sing. obviativo heta+ha:1netse1 he
distante hata+ha:1 ne1
Nuevo próximo plural heta+ha:1nevo1tse
distante hata+ha:1ne
Nuevo próximo plurar obviativo heta+ha:1ne tsevotse
distante hata+ha:ne
Viejo próximo singular hena+ha: ne he
1 1

distante hana+ha:1ne1 he
Viejo próximo singular obviativo hena+ha:netse1he
distante hana+ha:1netse1he
Viejo próximo plural hena+ha:1nevo1tse
distante hana+ha:1nevo1tse
Viejo próximo plural obviativo hena+ha:1netsevo1tse
distante hana+ha:1netsevo1 tse

201
Pronombres predicativos animados:
Nuevo próximo singular tsea+ha:1ne1he distante ta:+ha:1ne1he
Nuevo próximo plural obviativo tsea+ha:1nevo1ho
distante ta:+ha:1nevoho
Viejo próximo singular nea+ha:1ne1he distante na:+ha:1ne1he
Viejo próximo plural obviativo nea+ha: nevo1ho
1

distante na:+ha:1nevo1ho
e t"m3"ke +o/e tehke+on
1 1 1
‘es pequeño’
e1tnhpe1+o/e1tahpe+on ‘es grande’
e ha: hketa/eha: hketa
1 1 1 1
‘él es bastante pequeño’
e ha: hpeta/e ha: hpeta ‘él es enorme’
1 1 1 1

Convencional
e1t"e"ke1+o /e1tehke+o1n/ ‘es pequeño’
ne1ne pronombre discursivo, nehe1o1he locativo, nea+ha1:ne1he pro-
nombre predicativo,
/ne-/ preverbo anafórico.
htse- morfema de tiempo futuro, tse- preverbo catafórico, /ta-/ direc-
cional lejos.

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Tomado de Leman,
el autor no menciona que sea imitativa.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
El cheyenne tiene pronombres demostrativos diferenciados para ani-
macidad y una distinción binaria cercano (/e/) vs. lejano (/a/). Como
se puede ver en estos paradigmas deícticos, la vocal anterior /e/ (cer-
cana a la I de pin en inglés) se encuentra en los deícticos de categoría
de distancia cercana. La vocal baja posterior /a/ (cerca de la a defather)
se correlaciona con la categoría de distancia lejana. Parece que este
contraste también simboliza tamaño, grado y distancia en otras formas
del cheyenne.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro convencional. Además del contraste vocálico, la pe-
queñez se indica frecuentemente por un /hk/ fonémico. A veces apa-
recen ambos. También parece haber una utilización simbólica con el

202
uso deíctico de /n/ y /t/. Al parecer /n/ es usado para mostrar referencias
anafóricas y /t/ para las catafóricas.

6c. CREE
(Ilex) Ston
Álgica; Llanuras; Wolfart, 1996.
La fuente hace referencia a palatalización.

Inventario fonológico
p, t, c, k, s, h, m, n, w, y, i, a, o, io, eo, ao, ood
Se sustituyeron: c>t"; s>"; y>j; o>u; io>i:; ao>a:; eo>æ:; oo>o:.

Imitativo
o:how ‘búho’ (p. ej. u.)

Sinestésico
ot-akohp-æs/ot"akohpis ‘su pequeña cobija’
jo:tin ‘está ventoso’
jot"in ‘está un poco ventoso’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo (sólo un ejemplo).
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Los diminutivos que terminan en /æs, æsis/ muestran palataliza-
ción de todas las t precedentes. La palatalización puede ser el único
signo de formación de diminutivo. El habla de Wisahkechahk, el
héroe cultural, a veces muestra palatalización de ts, la cual, al parecer
de los hablantes de cree, lo hace sonar piadoso.

7. MOHAWK
Ilex red ton Sfon
Iroquesa; Noreste; Mithun, 1982 y Hopkins, 1998.
El inventario de sonidos que se encuentra en el vocabulario expre-
sivo difiere del que hay en el resto del léxico, pero de manera sistemá-

203
tica. Es notable que los sonidos adicionales no aparecen al azar, sino
que llenan huecos en la simetría del sistema fonológico. Todas las
consonantes y vocales del vocabulario regular aparecen en el voca-
bulario expresivo, aunque también se incluyen otros sonidos. Por
ejemplo, las vocales pueden aparecer nasalizadas y hay oclusivas la-
biales, mismas que no se ven en el vocabulario no expresivo y muy
raramente hay también [u]. El vocabulario expresivo está sujeto a las
mismas reglas fonológicas automáticas que el resto del léxico. Las
palabras del vocabulario expresivo consisten en una o dos sílabas. El
acento en esta lengua normalmente figura en la penúltima sílaba; sin
embargo, en las exclamaciones y nombres más largos de sonidos fre-
cuentemente aparece al final.
/l/ sólo aparece en ideófonos y palabras tabú en el mohawk de
Caughnawaga.
Mithun hace referencia a vocabulario expresivo, el cual tiene pa-
trones sintácticos limitados. No entra en construcciones sintácticas
regulares, excepto como objetos del verbo ‘decir’.
No se flexionan (aun cuando la lengua es polisintética, se redupli-
can más que recibir afijos).

Inventario fonológico
Mithun no lo da, sino lo tomo de Hopkins: t, k, Y<, +, s, h, ts, n, r, y,
w, i, e, u, o, a, v. Se sustituyeron: ts>ts; r>!; y>j; v>N4; u>Kd

Imitativo
Onomatopeya:
bo+ks ‘pow’ (sonido de alguien al ser golpeado en la cabeza)
tsi: ‘zumbido’ (sonido hecho por una abeja o mosca)
ko+ko+ko+ ‘glugluglú como sonido del agua saliendo de un cántaro’
winjN4hN4 ‘relincho del caballo’
wawa!u4 ‘croar de la rana’
ká:ka+ ‘llamado del cuervo’
tshitshitshi ‘sonido hecho por un ratón’
to+to+to+ ta+ta+ta+ ‘toc toc toc (en la puerta)’
bo+ ba+ ‘sonido al golpear a alguien en la cabeza’
taktak také:k taktak takó:k ‘canto del gallo’

204
samsamsa ‘sonido de pasos ligeros en el camino del bosque’
tamtamtam ‘sonido de pasos más pesados’

Sinestésico
kwi" ‘chorrear’
"jao ‘chapotear’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo. Las sílabas
que imitan sonidos repetidos frecuentemente se reduplican, un proce-
so que no se encuentra en otra parte de la lengua.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Las variantes se refieren a sonidos ligeramente distintos. En el voca-
bulario no expresivo un cambio en la vocal produce una palabra
completamente diverso, en tanto que en los ideófonos las variantes se
refieren a ruidos ligeramente diferentes.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro sinestésico.
La autora menciona que se puede observar cierto grado de simbo-
lismo sonoro en los ideófonos debido a que los sonidos de frecuencias
altas contienen vocales altas, mientras que los sonidos de timbre bajo
contienen vocales más bajas y se pronuncian con tono más bajo.Tam-
bién advierte que los sonidos hechos en superficies suaves frecuente-
mente terminan en /m/ y los sonidos que involucran agua generalmen-
te contienen sibilantes.

8. PAWNEE
Ilex (Slex)
Cadoana; Llanuras; Parks, 1976.

Inventario fonológico
p, t, k, c, s, w, r, i, e, u, a.
Se sustituyeron: r>!.

205
Imitativo
awask ‘reír’
ka:ka ‘cuervos’

Sinestésico
ki!i! ‘temblar, agitar’ (p. ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.

9a. DAKOTA
Ilex red Ston
Siuxana; Llanuras; Boas y Deloria, 1932; Matthews, 1970 y Nichols,
1971.
Boas y Deloria hacen referencia a simbolismo sonoro y Nichols a
alternancia consonántica. Boas y Deloria consideran el proceso como
vestigial y Matthews como semiproductivo.

Inventario fonológico
Nichols: p, t, `, k, +, p6, q6, `6, Y6, p’, t’, `’, k’, s, ", x, h, z, ,, -, s’, "’, x,
m, n, w, l, y.
Boas: i, e, a, o, u, r, s, t.
Se sustituyeron: `>t", `6>t"6, `’>t"’, y>j, r>'; s>J; t>Kd

Imitativo
-xa+pa ‘tener una calidad susurrante’
-o+po ‘roncar’
-J+t"a ‘roncar, respirar con dificultad’
xuxu+-aha ‘sonar fuera’ (como golpeando cosas)
pispi+za ‘tener la habilidad de silbar o chillar’ (como perro de la
pradera)
Y6oY6o+ka ‘tener la cualidad de producir el sonido de madera’
Y6aY6a+ka ‘tener la cualidad de cascabelear como metal pesado,
platos, etc.’

206
xmuxmu+ ‘hacer un sonido susurrante’ (como de pelota que corta
el aire, el sonido zumbante)
snasan+ ‘poseer una cualidad tintineante’
"lo"lo+la ‘ser fangoso, tener sonido como pisando en lodo’

Sinestésico
zi ‘amarillo’
,i ‘rojizo’
-i ‘café’
-suza ‘ligeramente magullado’
-"u,a ‘magulladura grande, carne y huesos rotos juntos’
-xu-a ‘fracturar una concha redonda, como cráneo’
-ptu,a ‘quebrar piezas pequeñas sin romperlas’
-ptu-a ‘quebrar piezas pequeñas de modo que caen del objeto’
bláza ‘rasgar en línea recta’
blá,a ‘forzado produciendo torcedura’
blá-a ‘esparcido en todas direcciones’
mnúza ‘hacer un sonido crujiente’
mnú,a ‘hacer un sonido quebradizo’
mnú-a ‘hacer un sonido como rompiendo algo’
sóta ‘claro’
"ota ‘lodoso’
xóta ‘gris’
sná ‘tintinear’
xná ‘cascabelear’
-nuza ‘es suave pero movible, como una glándula agrandada bajo
la piel’
-nú,a ‘lo mismo pero más duro, como cartílago’
-nú-a ‘duro, como callo en un hueso, un nudo en un árbol’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Cuando los hablantes se dirigen a los niños es costumbre pronunciar
" y , en vez de s y z.

207
El punto de articulación de las fricativas se posterioriza de alveolar
/s, z/ a alveopalatal /", ,/ y a velar /x,8-/ para codificar grados de inten-
sidad.
Muchas series tienen sólo dos miembros y cualquiera de los tres
grados puede perderse. No hay un fonema neutral, sino más bien una
serie de valores relativos para las consonantes. Boas y Deloria asumen
que alguna vez hubo un proceso de alternancia productiva, pero que
ahora sólo es una relación fonética sistemática que se establece entre
ítems léxicos. Al parecer, sufren cambios todas las consonantes de la
raíz. Matthews menciona que en otras lenguas de la familia (mandan,
crow, hidatsa) este proceso es semiproductivo y vestigial.

9b. BILOXI
Ilex (red)Sred
Siuxana; Sureste; Dorsey y Swanton, 1912 y Einaudi, 1976.
Dorsey y Swanton mencionan onomatopeyas.

Inventario fonológico
Dorsey y Swanton: a, a), â, u, b (sólo ocurre una vez), c, d (raramente),
d¢, dj, e, v, ê, f (rara) i, w, j, k, x, Z), k), l, m, n, ñ, x, o, p, p), r, s, t, H, tc,
tc), u, û,8y, u), ü, w, y, ô, ä, ‘.
Se sustituyeron: tc>t"; ñ>9, r>!, y>j, x> 4.4
Einaudi: p, t, c (>t"), k, d, s, x, m, n, w, y, h, i, e, a, o, u, r8(>'), s
(>J), o) (>").
En el caso de esta lengua se incluyen los dos inventarios debido a
que fue difícil hacer una sustitución certera de las grafías de Swanton,
sobre todo de las vocales. Sin embargo, las conservé porque da un
punto de vista más fonético que el de Einaudi y la mayoría de los
ejemplos provienen de esta fuente. A continuación doy una equiva-
lencia aproximada de algunas de las grafías.
a)>2; â>7; u> æ; v>&; ( >%; )>N; û >u.
Los ítems del corpus de Dorsey y Swanton son temas.

Imitativo
Dorsey y Swanton mencionan como onomatopeya:
oho44’ni ‘graznar como cuervo, relinchar, hacer como pato’

208
si’psiwe’di ‘onomatopeya de sp ¡sp! y el ruido hecho por el bicho
Bessie’
t"i’se ‘el sonido que se oye en clima cálido cuando uno le pega
a un árbol’

Temas imitativos:
t"isedi’ ‘hacer el sonido t"i’se’
t"%nase ‘hacer el sonido cascabeleante de una cadena cuando es
arrastrada’
se ‘hacer un ruido de palmada o de chocar sonoramente’
puke ‘el sonido que se escucha al tirar del corcho de una botella
y hacer un sonido amortiguado como cuando se pega en la
tierra, en carne humana’
kdekz ‘cacarear como gallina’
xoxo ‘toser’
wohe’ ‘ladrar’
pta ‘palmear las manos’
xji ‘hacer el sonido que se oye cuando se serrucha’

Sinestésico
t"ake ‘colgar en un clavo o poste’
t"akt"ake ‘él colgó mucho’
tix ‘latido, latir’
tixtixye ‘(su corazón) está latiendo’
supi ‘negro’
supsupi ‘negro aquí y allá’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo (p. ej. u.)
y sinestésico. Einaudi explica que la reduplicación de la raíz es un fe-
nómeno bastante común en biloxi. Se usa para mostrar intensificación
de la acción o, más comúnmente, un sentido distributivo de estas
acciones.

209
10. NEZ PERCÉ
Ilex red Slex red ton dur Cfon
Sahaptiana; Meseta; Aoki, 1994a y 1994b.
Aoki registra partículas fonosimbólicas.
Hay una gran cantidad de palabras fonosimbólicas con # inicial y
que terminan con oclusiva. Hay /k/ y /q/ y sus variantes glotalizadas al
final de estas palabras, cosa que no ocurre en otras palabras de la len-
gua. La africada lateral alveolar glotalizada [t#’] no se encuentra en
palabras no onomatopéyicas: t#’ep ‘sonido de algo cayendo en el agua’.
El cambio de normal /e/ a diminutivo /a/ va en contra de las expec-
tativas universales de que los diminutivos usan vocales altas. También
el cambio de k’ a q’ va en contra de los casos generales donde en las
formas diminutivas se anteriorizan las velares.
Al parecer, hay tres etapas del simbolismo en nez percé:1) un solo
ítem léxico que asume la forma normal o la variante diminutiva; 2)
en la segunda etapa el significado diminutivo se cambia o se pierde, y
3) las formas para el grado normal y el diminutivo son dos ítems léxi-
cos diferentes (sík’em).

Inventario fonológico
p, t, k, c, k, Y<, q, e<, +, h, p’, t’ c’, k’, Y<’, q’ e<’, ł, s, ", x, Z), l, m, n,
m’, n’, w, y, w’, y’, l’, *’, i, æ, a, u (1994a), i, e, a, o, u (1994b). Acen-
to fonémico.
Se sustituyeron: c>ts, c’>ts’, ł>#, Z)> ) =, y>j, y’> j’, *’>t#’.

Imitativo
Onomatopeya:
ts’ek’ ‘sonido de pedo’
he ‘sonido de risa’
pim ‘sonido de un tambor pequeño’
k’úlululu ‘sonido de defecar’
#o=#o= ‘sonido al caminar en pasto u hojas secas’
hú: ‘llamado de ganso’

210
Sinestésico
#ép ‘describe el movimiento de objetos como hojas de
papel’. La palabra para designar a la mariposa #é:p#ep
parece ser un derivativo de #ép.
leq’épts ‘guiñar, pestañear’
pitstsá= ‘aguijoneantemente, con efecto de picadura’
s > ts
pé:su:jetse ‘él mece’ (un niño)
pé:tsu:jetse ‘él mece’ (a un niño pequeño)
iskí:tsu+mix ‘Coeur d’Alene’
itskí:tsu+mix ‘Coeur d’Alene (burla), opinión de menosprecio del
hablante’
n>l
hité:mn’es ‘libro’ (cosa para leer)
kiwkwílec ‘tambor’ (cosa para golpear)
k>q
sík’em ‘caballo’
tsiq’á:mqal ‘perro’ (-qal ‘cachorro de animal’)
e>a
ké:tis ‘lanza’
katitská:tits ‘lanza de juguete’

Convencional
+í:sqal mem’é:te:x himsamósiqa ‘Oh, me estaban diciendo una men-
tira’ (habla normal)
+í:#qal mem’é:#e:x #im#amó:#iqa (habla del oso grizzly)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. El
autor los pone como imitative sound symbolism. Hay un número limi-
tado de palabras que representan movimiento en vez de sonido.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. En algunos ejemplos de palabras fonosimbólicas se encuentra este
proceso con el significado de acción que se repite o de cierta duración.
Es otro mecanismo (además de la alternancia fonética) para expresar
diminutivo y frecuentemente es usado junto con la alternancia con-
sonántica o vocálica.

211
Alternancia de tonalidad y de dureza asociada con simbolismo sono-
ro sinestésico. Hay un simbolismo sonoro aumentativo-diminutivo,
un tipo de simbolismo sonoro sinestésico que marca el tamaño de un
objeto o el estatus, sexo, edad u otras características del hablante, el
oyente (addressee) o referente. Aunque algunos de los ejemplos aquí
citados no reflejan claramente estos cambios, son los que consigna el
autor (1994b).
En nez percé hay dos grados: normal representado por /s n k e/ y
el diminutivo representado por /ts l q a/. Nichols categoriza los cam-
bios de s>ts como cambios de dureza y el de k>q como un cambio de
tonalidad.
Estos cambios, además de marcar diminutivo y menosprecio, indi-
can cierta irrealidad o artificialidad (objetos reales vs. juguetes) y sir-
ven para distinguir nombres poseídos por una primera persona de los
poseídos por otras personas.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro convencional.
Tipos de habla particular: algunos personajes de las historias tradi-
cionales nez percé tienen tipos de habla particulares con cambios de
consonantes o prefijos especiales.
El habla del coyote está marcada por el prefijo#istsi- o reemplazan-
do una /n/ por una /l/, que es lo mismo que uno de los cambios para
diminutivo. Al parecer, este cambio se observa también en habla in-
fantil y en el caso del coyote representa la personalidad inmadura e
infantil del coyote.
El oso grizzly es el villano y su habla está representada cambiando
las oclusivas y aspiradas a /#/. Este cambio se usa también para imitar
el ceceo, lo cual se asocia en nez percé con inteligencia más baja de
lo normal combinada con poder muscular, lo cual hace peligroso al
oso grizzly.

11. WISHRAM
Ilex red Slex red ton dur
Chinucana; Costa noroccidental; Boas, 1911; Sapir, 1911; Nichols
1971 y Mithun, 1999.

212
Boas habla de palabras onomatopéyicas, Sapir de consonantismo
aumentativo y diminutivo, Nichols de simbolismo consonántico di-
minutivo y Mithun de simbolismo sonoro.
En cuanto a las partículas atributivas, Boas menciona que el tema
verbal más común usado con estos atributos es -x ‘ser, convertirse,
hacer’.
Pueden ser nombres, adverbios y partículas verbales.
El verbo puede mostrar consonantismo diminutivo, en la base
misma, en los prefijos y sufijos locales y adverbiales y, más frecuente-
mente, en sus prefijos pronominales en el caso de ts y s. Siempre que
el objeto del verbo transitivo es diminutivo en forma, los prefijos
pronominales t" (tercera persona de sujeto masculino transitivo) y "
(tercera persona dual de sujeto transitivo e intransitivo y objeto tran-
sitivo) aparecen como ts y s. Al parecer, una forma verbal tiende a ser
consistentemente diminutiva o no diminutiva en su consonantismo.
Es posible limitar la aplicación de la idea diminutiva a un elemento
específico de la acción, haciendo diminutivo sólo el elemento corres-
pondiente de la forma verbal.
Por ejemplo, en inig)’lt!im ‘lo golpeé con eso’ si la base verbal -t!im
aparece, con consonantismo diminutivo, como -tsim, implica que la
persona golpeada es pequeña; si el prefijo verbal -g)l, que implica en
este caso intento de pegar es pronunciado -k’el-, la implicación es que
el misil usado es pequeño.
Boas comenta que el uso frecuente de las palabras onomatopéyicas
y la aparición de nuevas palabras del mismo tipo sugieren que en chi-
nook la fuerza para formar nuevas palabras por medio de sonidos
imitativos ha sido bastante vigorosa.

Inventario fonológico
Boas: &, q, q!, x, g, k, k!, Z), k·, k·!, x·, t, t!, s, c, n, ts, tc, ts!, tc!, p, p!,
m, W, L, L!, ł, l, w, y, u, o, ô, {, ê, E, e, i y sus respectivas largas.
Se sustituyeron:&*>+; q!>q’; x>=; k!>k’; Z)>x; t!>t’; c>"; tc>t"; ts!>ts’;
tc!>t"’; p!>p’; W>dl; L>tl; L!>tl’; ł>#; y>j; ô>7; {>G; ê>&; E>2d

213
Imitativo
oxuiwG:+jul kumm kumm kumm
‘ellos bailaron kumm kumm kumm’ (kumm indica el sonido de los pies
de los danzantes)
p2mm ‘ruido de moscas’
t"= t"= t"= t"= ‘ruido de pasos en la arena’

Palabras onomatopéyicas en Boas:


he:he: ‘reír’
ho:ho: ‘toser’
t’2q ‘palmear’
t’G:k ‘romper un pedazo’
"i= ‘cascabelear’
go:m ‘ruido de algo pesado cayendo’
dlap ‘sonido de disparo’

Sinestésico
t"’pG:k ‘pesado’
q’Gm ‘flojo’
lo:lo: ‘redondo’
dlG:= ‘aparecer’
tk2ltk2l ‘romo’
po: ‘soplar una vez’
po:po: ‘soplar repetidamente’
ho:ho: ‘toser’
to:to: ‘sacudir’
i-t"’i’non ‘águila’
i#-tsi’non ‘pájaro’
it"i’laq ‘grillo’
i-tsi’laq ‘saltamontes’ (dim.)
i-q’áq"taq ‘cabeza’
i-gáq"taq ‘cabeza grande’
i-k’álamat ‘piedra’
i-gálamat ‘piedra grande’
wa-skán ‘caja’
wá-tsk’un ‘copa’

214
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. En el
apartado dedicado a las partículas, Boas se refiere a un tipo de com-
plementos atributo, de los cuales muchos son de origen onomatopé-
yico. Algunos aparecen como exclamaciones independientes. Entre
la clase de partículas que menciona Boas hay algunas en las que es
difícil decir dónde cesa el carácter onomatopéyico para dar paso a una
representación más indirecta.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Con respecto a las partículas que reporta Boas, éstas pueden
aparecer solas o repetidas, incluso hasta tres o cuatro veces. La repe-
tición indica la frecuencia con que ocurre la idea verbal. Sin embargo,
también hay algunos temas que sólo ocurren reduplicados.
Alternancia de dureza y tonalidad asociada con simbolismo sonoro
sinestésico. Sapir describe un proceso de alternancia en el wishram.
Nos dice que es muy característico de esta lengua, así como de otros
dialectos del chinook: una serie de cambios en el modo y hasta cierto
punto en el lugar de articulación de muchas de las consonantes, con
el fin de expresar ideas de aumentativo y diminutivo en las palabras
afectadas. Este proceso peculiar de “ablaut consonántico”, aunque se
muestra más abundantemente en el caso del nombre, se ejemplifica
en todas las partes del discurso, así que al parecer es tanto de carácter
retórico como gramatical.
De las dos series de cambios consonánticos referidas, aquella que
añade al significado de la palabra una idea diminutiva es por mucho
la más común; un cambio a consonantismo aumentativo raramente se
encuentra fuera del nombre. Según Sapir, para expresar el diminutivo,
las consonantes oclusivas no fortis se vuelven fortis, las velares además
se vuelven palatales anteriores, " y sus desarrollos africados t" y t"’ se
vuelven s, ts y ts’ (s parece que a veces se diminutiviza más a ts, ts a
ts’, así que ", s, ts, ts’ pueden considerarse una escala de valores que
disminuyen); = se vuelve x.
Para expresar el aumentativo, las consonantes fortis se vuelven
oclusivas (generalmente sonantes) no fortis sin cambio de palatal
anterior a velar, s, ts y ts’ se vuelven, respectivamente, ", t" y t"’ (en
algunos pocos casos las africadas ts y t" se vuelven dz, sonido que no

215
ocurre en otra parte del wishram) y las otras consonantes no se modi-
fican. Algunas veces el cambio consonántico va acompañado de un
cambio vocálico; al parecer, el cambio de a a u ó 2 tiene más o menos
forma diminutiva.
A veces sucede que un cambio a consonantismo diminutivo impli-
ca no tanto la disminución del objeto como un sentido de cariño. Esto
parece particularmente cierto en el caso de ciertos términos de paren-
tesco.
Este proceso no sólo se ve en nombres, sino también en adverbios
y partículas verbales. El diminutivo de una partícula verbal denota un
estado menos intenso de ser o de actividad que es correlativa con la
forma.
Analizando los datos de Sapir, Mithun clasifica los cambios de la
siguiente manera:
El cambio de normal a diminutivo es de dos tipos: glotalización (b,
p>p’; d, t>t’; ts>ts’ y g, k>k’) y anteriorización (G, q>k’; q’>k’; qZ)>kx;
Z)>x; ">s, ts; t">ts; t"’>ts’). Por otro lado, Mithun clasifica el cambio a
aumentativo también en dos tipos: sonorización o lenición (p, p’>b;
t, t’>d; k, k’>g; q, q’>G) y posteriorización (t">d,; t"’>d,’; s>"; ts>t",
d,; ts’>t"’, d,’).

12. MIWOK DE LA SIERRA SUR


Ilex red alar Slex ton (alar)
Miwokana; California; Broadbent, 1964.
La fuente habla de alternancia consonántica.
Se encuentra en verbos, temas nominales y sustantivos que pueden
derivarse y/o flexionarse.

Inventario fonológico
p, t, H, c, k, +, s, &, ", h, m, n, 0, l, w, j, i, y, u, e, a, o.
Se sustituyeron: c>t", y>1.

Imitativo
Onomatopeya:
ka0ka0ka0 ‘ruido de ardilla de árbol’
a+a+a+ ‘grito del cuervo’

216
Palabras imitativas:
t"ata- ‘cascabel, cascabelear’
t"il.a- ‘tintinear’
h1m.a ‘zumbar’
heko:j- ‘susurro, estar ronco, hablar con timbre muy bajo’
hisa:k- ‘sisear’
kulka- ‘estruendo del estómago’
pakpak ‘pájaro carpintero’
la0la0 ‘ganso’
waHwaH ‘pato’
Sinestésico
44
t"1p1p.1p- ‘mover el párpado nerviosamente’ (p. ej. u.)
k1ttk1tt1tt ‘castañear a uno los dientes’
tat"akkakk ‘tener convulsiones’ (un perro)
h1lettett ‘sacudirse’ (un pez)
+esell1 ‘niño’
+et"ell1 ‘bebé’
pu:si ‘gato’
pu:t"i ‘gatito’
mussa ‘estar apenado’
mut".a ‘estar apenado’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Los temas que se
refieren a pájaros tienen la forma C1V1C2C1V1C2 y algunas parecen
onomatopéyicas. Temas con la forma C1V1C2V2C3:V2C3 pueden ser
bases verbales iterativas sin ningún sufijo agregado. Aluden a movi-
mientos oscilatorios que involucran una repetición frecuente, más o
menos rítmica, usualmente de cosas vivas.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo. Se puede
ver en la formación de nombres de pájaros y de algunos ejemplos de
onomatopeyas.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Hay una alternancia consonántica (Nichols, 1971, la califica de ves-
tigial) que tiene, en la mayoría de los casos, un significado diminutivo/
aumentativo. El cambio es de /s/ a /t"/; /s/ se encuentra en el aumen-

217
tativo o “tamaño normal” y /t"/ en la forma diminutiva. Muy pocos
casos de esta alternancia han sido encontrados, pero un par de ellos
es de ocurrencia común y otro afecta una palabra prestada del inglés
(pu:si ‘gato’). Cuando esta alternancia no conlleva un significado de
aumentativo-diminutivo no es posible detectar ninguna diferencia
entre las formas que alternan (mussa/ mut".a ‘estar apenado’).
Alargamiento consonántico asociado con simbolismo sonoro imi-
tativo y sinestésico. El punto después de la consonante (p. t.) signi-
fica que la oclusividad se mantiene más o menos el doble de una
oclusiva simple.

13. WIKCHAMNI
Ilex red Sred ton dur alar
Yokutsana; California; Gamble, 1975, 1978.
El autor habla de cambio consonántico y habla infantil. Dice además
que en esta lengua las bases onomatopéyicas pueden componer verbos
con la base -witi ‘decir, hacer’. “The widespread similarity of consonant
shifts marking diminutives in western North America certainly argues
for an areal phenomena (sic) spread over a very large area and across
many languages boundaries. It is now certain that Yokuts must also be
included in the group of languages which borrowed consonant symbolism”
(“La similitud ampliamente extendida de cambios consonánticos
que marcan diminutivos en el oeste de Norteamérica sin duda es
un argumento en favor de la existencia de un fenómeno areal difun-
dido en un área bastante grande y que atraviesa límites entre len-
guas. Ahora es seguro que el yokuts también debe ser incluido en el
grupo de lenguas que tomaran prestado el simbolismo consonántico”)
(1975: 309).

Inventario fonológico
p, t, H, `, k, p6, q6, H6, `6, Y6, p’, t’, H’, `’, k’, +, s, ", x, h, m, n, 0, m’, n’,
0’, w, l, y, w’, l’, y’, i, e, a, o, u, ï, ë (estas dos últimas con cierto grado
de redondeamiento).
Se sustituyeron: `>t"; `6>t"’; y>j; y’> j’; ï>1; ë>2.

218
Imitativo
Onomatopeya:
wahwah ‘ladrido de perro’
mi+aw ‘maullido de gato’
wo+o+ow ‘canto del gallo’

Palabras imitativas:
H’uk’witi ‘hacer un sonido de estallido’
q6uhwiti ‘escupir’
H’uk’H’uk’witi ‘sonido de un rifle de repetición’
x1p’x1p’witi ‘frotar’
+uh+uhwiti ‘toser’
wo+o+n’a ‘gallo’
q6aY6akn’a ‘codorniz de California’
t’ut"’t’uts’n’a ‘reyezuelo’ (tipo de pájaro)

Sinestésico
H’1wH’1w ‘mojar uno tras otro’ (H’1w1)
ho0ho0 ‘corazón’
+a:xit ‘hija’
+axt"’aj’ ‘hija pequeña, hijita’
H’uk’wit ‘hacer sonido de estallido’
t"’uk’wit ‘callarse’
jet’ ‘uno’
jet"’am ‘once’
q6iwwin ‘dispersarse como pollos’
t"6ewt"6iw ‘pollos’
tamna ‘probar, tratar’
t"’amna ‘empezar’
t’uj’witi ‘gotear’
t’u:j’wit ‘goteo lento’
x1p’witi ‘frotar una vez’
x1:p’wit ‘friccionar lentamente una vez’
H’at ‘partir’
H’ot ‘pelar’
ta0 ‘oír’
to440ot ‘sonar como campana fuerte’

219
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. El autor menciona
que aunque hay un proceso bastante productivo para formar imitativos
de sonidos por composición con -witi, y raíces imitativas o partículas,
los hablantes recordaron muchas palabras que expresaban sonidos de
animales. Estas palabras eran usadas por niños y adultos hablando con
niños. Para nombres de pájaros se usa la imitación del canto y un
antiguo nominalizador -n’a fusionado.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Puede ser de toda la base o de la sílaba final. Tiene dos funciones,
marcar acción repetitiva y formar bases durativas. También hay otros
temas nominales que sólo ocurren reduplicados.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Según el autor, muchos pares de palabras muestran un cambio en una
de las consonantes de la raíz. El cambio es de una oclusiva dental o
retrofleja /t, H/ a una africada /t"/ y va acompañado de un cambio en
significado a diminutivo. Este cambio atestigua un sistema de alter-
nancia consonántica anterior. Estos ejemplos parecen indicar clara-
mente un cambio consonántico bien preservado, marcando diminu-
tividad en términos de parentesco y en otras partes del léxico.
Hay también un tipo similar de alternancia consonántica pero en
asociaciones diminutivas menos claras.
Por otra parte, muchos pares de formas insinúan una alternancia
de /a/ >/o/ con alguna sugestión de significado aumentativo-diminu-
tivo.
Alternancia de dureza asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Gamble (1975) sostiene que en esta lengua la alternancia no sólo
convierte las oclusivas dentales en africadas alveopalatales, sino que
además hay un proceso de glotalización. La glotalización asociada con
diminutivo se ha encontrado en varias lenguas del Continente. No da
ejemplos.
Alargamiento vocálico asociado con simbolismo sonoro sinestésico.
Un proceso menos productivo de marcar una actividad extendida,
lenta, se puede ver en los verbos con -witi. Este aspecto retardativo se
forma alargando la primera o segunda vocal.

220
14. KONKOW
Iton Ston fon
Maiduana; California; Ultan, 1971.
La fuente se refiere a alternancia vocálica.

Inventario fonológico
El autor sólo da el inventario vocálico: i, e, 1, 2, a, u, o. El inventario
consonántico se recopiló con base en los ejemplos dados, sin que ello
signifique que esté completo.
p, t, k, +, b, d, F, tA, s, j, m, n, l, w.

Imitativo
{ F VA:+VtA }
c’í:+ t+ in ‘chirriar’
F 2A:+2 tA ín ‘crujir’
F á:+a tA in ‘crujir’ (timbre más bajo)

Sinestésico
{ F V tA }
wiF i tA in ‘partir en dos un objeto muy pequeño’
wet F e tA in ‘rajar un objeto pequeño’
b1 F 1tton ‘partir un objeto pequeño con’ (p. ej., una roca)
bú F u tA in ‘romper, tronar’ (por ejemplo, un huevo)
wót F o tA in ‘cortar una ranura con’ (p. ej., un hacha)
héde ‘demostrativo próximo’
hódo ‘demostrativo distal’
{hVApA} ‘deslizar’
wihápdo:n ‘deslizar (p. ej., una ventana) o jahápnon ‘él escaló una
roca (lit. deslizó un objeto puntiagudo a lo largo en
una trayectoria plana)
wihúpmi:n ‘jalar un objeto cilíndrico en otro’ (por ejemplo, el pie
en la bota)
juhúpda:n ‘empujar un objeto como vara en un cilindro’
+ohúptin ‘deslizar un objeto como pelota o un objeto redondo
irregular en un cilindro’ (una almohada en su funda,
una mano en un guante)
wih2h2pdo:n ‘levantar un objeto pesado, desgarbado’

221
Mecanismos formales
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro imitativo y
sinestésico. El autor explica que en esta lengua hay una oposición de
significado entre las diferentes vocales. Este tipo de oposición (las
vocales altas anteriores asociadas con diminutivo en oposición a
las vocales posteriores redondeadas que connotan mayor tamaño)
juega un papel productivo en la morfología de una clase importante de
raíces, así como un papel más periférico en conjunción con miembros
de otra clase de morfemas. Esta oposición tiene algunas extensiones
metafóricas, por ejemplo: en los demostrativos de referencia espacial.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro sinestésico. Además de sus valores para diminutivo,
las vocales /a/ /u/ y /2/ se asocian ocasionalmente con categorías
de forma. /a/ se usa para aludir a formas planas opuesta a /u/ que indi-
ca forma cilíndrica o tubular y /2/ para referirse a formas asimétricas,
erráticas, desmañadas.

15. ZOQUE (SANTA MARÍA CHIMALAPA)


Ilex red alar Slex red
Mixezoqueana; Mesoamérica; Kaufman, 1999.
El autor hace referencia a simbolismo sonoro y raíces afectivas.
Kaufman llama al tipo de raíz para palabras simbólicas “afectivo”
(F). Los cuatro subtipos son: raíz afectiva de audición, raíz afectiva de
visión, raíz afectiva de movimiento y raíz afectiva corpórea.
El autor utiliza el término salvaje (wild) para referirse a formas
expresivas que no se adhieren a los cánones fonológicos de la lengua.
Por otra parte, hay formas mansas (tame) que sí se comportan de
acuerdo con la fonotáctica de la lengua. Sólo las raíces onomatopéyi-
cas tienen formas salvajes. Usualmente a una forma salvaje le corres-
ponde una forma mansa.
El material simbólico manso puede tener las siguientes consonantes
extras: /b d g t" f x l ! r/, grupos iniciales /CrV ClV CwV CjV/, grupos
finales /0s/, /w/ a final de sílaba, consonante geminada media intervo-
cálica, vocales largas, /CVV+C(s)/; /CV(V)/monosílabos. El material
simbólico ‘salvaje’, además de lo anterior, puede contener /z dx/; [mm

222
nn nhnh ww jj nhnhs ss jj zz] finales, tono/timbre bajo, medio, alto,
descendente, ascendente, acento final, vocales extralargas, corriente
de aire ingresivo, faringealización/laringealización, vocales sordas,
aspiración, redondeamiento de labios, falta de alargamiento con el
acento, clicks, estrechamiento glotal, nasalidad vocal. En las expre-
siones simbólicas [t"] ante /i/ se dice <t">, no <ts>.
Los sufijos derivacionales que se pueden agregar son: {.+1h}, {.+1m},
{R.R.naj}, {R.R.na+}, {.C1V1}.
Normalmente los patrones derivacionales {R.R.naj}, {R.+1m.R.+1m.
naj}, {R.+1h.R.+1h.naj} y {R.R.na+} sólo aceptan formas mansas.
Un adjetivo estativo o adverbio correspondiente puede ser forma-
do a partir de una raíz afectiva con el sufijo {.na+}.
El sufijo {.+1h} puede ser añadido a una raíz afectiva de audición
antes de la reduplicación y sufijación de {.naj} para codificar un verbo
intransitivo “auditivo oscilatorio no resonante”.
El sufijo {.+1m} puede ser añadido a una raíz afectiva de audición
antes de la reduplicación y sufijación de {.naj} para codificar un verbo
intransitivo “auditivo oscilatorio resonante”.
El proceso parece muy productivo pues el autor tiene más de mil
ítems registrados.

Inventario fonológico
p, t, tz, k, s, j, 7, m, n, nh, w, y, i, e, a, o, u, @, préstamos del español:
b d g ch f l r rr.
Se sustituyeron: tz>ts; j>h; 7>+; nh>0; y>j; ch>t"; @>vocal central
no redondeada, la transcribo como 1h8(j!|8((j(.

Imitativo
+e:+k+e:+knaj (+e:e:+13+e:e:+13) ‘gritar’ (venado)
b!a:hb!a:hnaj ‘andar pisando palos y ramas secas’
t"uht"uhnaj ‘hacer sonido de escupir’
(t"nk t"nk t"nk) ‘sonido de un pandero’
ha:ts ‘sonido del cohete al subir’
hatshatsnaj ‘hacer sonido de caminar en la arena’
kommokommonaj ‘hacer sonido de rayo antes que caiga en la
tierra’

223
la+mla+mnaj ‘estar lamiendo sus labios’ (borracho, ganado)
m10m10naj ‘ruido del caminar de unas personas, hacer
retumbar la tierra al caminar una persona
grande sin precaución’
notsonotsonaj ‘hacer sonido de hojarasca, ramas secas, palos
podridos al caminar encima’
pakkapakkapakkanaj ‘hacer sonido de aplauso’
p!ap p!ap ‘sonido de un papalote cuando suena la cola’
rakraknaj ‘gritar el tucán, hacer sonido cuando se rasca
uno’
rekreknaj ‘hacer sonido de ranas, croar’
sahsahnaj (snnh snnh snnh) ‘sonar caída de agua, cascada, hacer ruido
de orinar, hacer sonido al tirarse agua’
suhsuhnaj ‘estar soplando, estar silbando’ (cenzontle)
ta+ksta+ksnaj ‘hacer sonido de andar en chancletas, hacer
sonido de lluvia sonando en hojas’
tli0tli0naj (tlililililililinh1 rápido) ‘sonar guitarra, vidrio cuando cae
al suelo y se quiebra’

Sinestésico
+i+ts.+i+ts.naj ‘parpadeando mucho, rápido, anormal’
hap+1hhap+1hnaj ‘cabecear’
humhumna+ ‘hora cuando está cayendo la noche’
kitskitsnaj ‘muy delicado, asqueroso en lo que come, no
quiere cosa fea’
ku+jku+jnaj ‘temblar por el frío’
k1+nk1+nnaj ‘cuando se calienta mucho la tierra y el aire y
parece que sale vapor’
k1+jk1+jk1+jk1+j ‘manera de mover el terremoto/temblor’
le+0+1xle+0+1hnaj ‘andar cojeando’
mawanmawannaj ‘quedar pensativo porque tiene problemas, pen-
sando cómo arreglar una necesidad’
me+jme+jnaj ‘relampaguear, dar luz intermitente’
neps+1h neps+1hnaj ‘(tetas de perra) moverse al caminar’
no+ksno+ksnaj ‘moverse lentamente como un mamífero grande’
pu:knaj ‘(cachete) llenarse de aire, (sapo) esponjarse’

224
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Cito
la forma mansa en primer lugar y en su caso la forma salvaje entre
paréntesis.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Las expresiones simbólicas pueden tener un solo caso de raíz
afectiva si el evento implica una sola acción. Si el evento se repite, la
expresión simbólica se repite, típicamente de dos a cuatro veces, pero
ocasionalmente hasta siete u ocho.
Las acciones intransitivas repetidas se codifican con una raíz redu-
plicada con sufijo naj.
Alargamiento asociado con simbolismo sonoro imitativo. En las
formas no mansas se puede ver un alargamiento imitativo del sonido.

16. HUAVE
Ilex red ton dur Sred ton dur
Huaveana; Mesoamérica; Stairs, 1981; Herrera Castro, Samuel c.p.
Stairs hace referencia a palatalización. Clase de palabra: verbos, sus-
tantivos, adjetivos. Pueden derivarse y flexionarse.

Inventario fonológico
p, t, c, q, b, v, d, g, ch, ts, f, s, x, j, m, n, ll, w, y, l, r, a, e, i, o, u, ü.
Se sustituyeron: c, q>k, ch>t", x>", j>h, ll>y, cu>kw, y>j; ü>1.

Imitativo
ampalatan ‘sonido que produce una cachetada’
amparatan ‘pedo’
atolong ‘el sonido que se hace al tomar agua, gluglú’
ajaingjaing ‘bullicio’
t"ak ‘pájaro carpintero’
neht"ih ‘el estornudo, el que estornuda’
nehoh ‘la tos, el que tose’
net"e:t" ‘chiflido o sonido del viento’
ame"me" ‘hace el ruido de masticar’
amosmos ‘hacer ruido de masticar o morder’

225
ant"i!i! ‘suena, rechina’ (como cascabel, zumbido suave)
antsara! ‘suena, rechina’ (el silbato, carro)
atiktik ‘suena’ (pisadas, tic tac del reloj)

Sinestésico
ant"il ‘hace un hoyo, lo agujerea, lo perfora’
antsal ‘agujerea’ (con barreno, madera)
a"ehneng ‘lo amontona’ (frutas en un lugar)
asohnong ‘lo amontona’ (el viento en la orilla del mar, algas)
nendelndel ‘muy blando’ (más delgado, cabeza de bebé, testículo
de bebé)
nendolndol ‘blando’ (huevo de tortuga, testículos)
akotskots ‘lo aprieta (entre sus puños, en el puño. 2. lo agarra)’
aket"et" ‘lo trae, lo levanta con cuidado’
netsalas ‘disparejo, desarreglado’
net"ili" ‘disparejo, desarreglado’ dim. adj. (ne-)
t"engel ‘racimo’
tsongol ‘racimo (plátano)’ sust.
apele" ‘abre los ojos’
apohlos ‘abre demasiado los ojos’ verbo (a- 3ª. p. sg)
arint"it" ‘hormiguea, cosquillea’
arantsats ‘da comezón’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Palabras imitativas:
a- 3ª. p.sg.; ne- “se usa para derivar un sustantivo que indica quién
realiza la acción o simplemente es el nombre de una cosa. Estos sus-
tantivos derivados también pueden funcionar como adjetivos” (Stairs
y Stairs, 1981: 294).
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Varios de los verbos con simbolismo sonoro se forman con la raíz
reduplicada.
Alternancia de tonalidad y dureza asociada con simbolismo sonoro
imitativo y sinestésico. Stairs y Stairs mencionan que el diminutivo
de algunos verbos y adjetivos se forma mediante la palatalización de
vocales y consonantes:

226
o>e, a>i, ts>t", s>".
Al parecer, cambian todas las vocales y consonantes de la raíz.
Por otra parte, r en las formas aumentativas se convierte en! en las
diminutivas r>!. Este cambio lo considero de dureza, mientras que los
otros son cambios de tonalidad.

17. TEPEHUA
Ilex red fon Slex red ton Cfon
Totonacana; Mesoamérica; Smythe-Kung, 2002 y 2005.
La fuente hace referencia a palabras afectivas, habla con cariño, y
simbolismo de sonido.
La estructura es la misma de la raíz canónica del tepehua (C)CV(:)
(V)(C)(C), pero ninguna palabra afectiva tiene la estructura CV. En
los lexemas no expresivos, las vocales cortas en posición final se en-
sordecen y en las palabras afectivas no.
Tanto verbos como sustantivos presentan alternancias fonémicas.
Las palabras afectivas pertenecen a la clase de palabras adverbiales.
No se flexionan pero sí toman el clítico puntual -t! y aparecen antes
del verbo, sólo el clítico evidencial ma: puede aparecer entre el verbo
y la palabra afectiva. Aparecen con verbos ligeros: laj ‘poder’ o con
alguno que tenga un significado similar.
Smythe-Kung (2005) considera que el tepehua de Huehuetla tiene
“un sistema complejo y muy productivo de lenguaje expresivo”.

Inventario fonológico
Smyhte-Kung (2002, 2005): p, t, k, p’, t’, k’, q’ (al parecer, en proceso
de desaparición), +, m, n, s, ", ts, t", ts’, t"’, l, #, w, y, h, r, rr, i, e, a, o, u.
Se sustituyeron: x>"h8ij/|8(j!|8((j(d

Imitativo
Palabras afectivas de grito y sonido (onomatopéyicas):
haw haw ‘llorar del perro’
t"alan t"alan ‘tipo de sonido, ching’
loqo loqo ‘canto del pollo’
sp’ilik’it ‘sonido de pavito’

227
pisni+ ‘canto de un pájaro’
pa#i ‘sonido al caminar por hojas secas’
C+oq ‘un sonido hueco’ (según la autora, los significados
parecen referirse a sonidos sordos, que suenan poco
o sin timbre claro)
#apoq ‘pegarle con puño’
samoq ‘pegar algo hueco’
t’oq ‘dejar caer leña’
"oq ‘sonido de pala al penetrar en la tierra’
C+u+líquida ‘un flujo constante de líquido’
t"ululu ‘corriente fuerte y regular’ (arroyo, orina)
mulu ‘gluglú, sonido de tomar líquido’
skuluk ‘sorbos despacio’
sululu ‘sonido de agua saliendo de algo’
t"ulululu ‘sonido de agua corriendo’
t"a + líquida ‘sonido repiqueteante’
t"alak ‘trastes repiqueteando’
t"alan ‘repique’ (p. ej., monedas)
t"a# ‘vidrio rompiendo, ruido de matraca’

Palabras terminadas
en -lVk" ‘sonido de crujido’
ka:luk" ‘disparo de un arma’
k’aluk" ‘crujiendo nudillos’
p’uluk" ‘sonido de exprimir algo para reventarlo’

Sinestésico
t"’uj t"uj ‘caderas columpiándose’
lapaq lapaq ‘movimiento de las culebras’
ku#uk ‘desordenado, desarreglado’
lat’aq lat’aq ‘sacar la lengua’
p’uks p’uks ‘olor feo’
#u# #u# ‘sensación de saborearlo’
"aq" ‘higuero’
saqs ‘dulce, golosina’
+aloqot ‘cuerno’

228
+alukut ‘hueso’
t"’a# ‘muchachote’
ts’a# ‘muchacho’
t"’aq’a+ij ‘lo rompe’
ts’ak’a+ij ‘lo muerde’
ki# ‘boca’
qe# ‘bocota’
#oqoqo ‘una cosa hueca’
sukuku ‘una cosita hueca’

Convencional
C+uj ‘movimiento no lineal’
t"’uj ‘caderas y nalgas columpiándose’
luj ‘culebreando, flameando’
tsuj ‘tambaleando’
win ‘movimiento irregular hacia delante’
win ‘caminata de puerco, vaca o persona gorda’
#win ‘movimiento de una lombriz’
ka +{s, ", ts, t", #} +i ‘acción que involucra la boca o los dientes’
kat"i ‘risa o sonrisa burlona’
kat"it"i ‘mostrando dientes y gruñendo’
ka#i ‘risa sin ruido’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Una
de las manifestaciones del simbolismo sonoro en tepehua son las pa-
labras simbólicas de acción, sonido y acción, descripción y sensación.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. La reduplicación de la palabra expresiva entera indica que el
sonido, acción o sensación se manifestó más de una vez. La reduplica-
ción de la sílaba final indica que el sonido, acción o sensación es
continuo o dura un buen rato.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Se manifiesta como cuatro tipos de cambios fonémicos. En el primero,
las fricativas y africadas palato-alveolares se anteriorizan para conver-
tirse en alveolares [", t", t"’] > [s, ts, ts’]; en el segundo, las oclusivas

229
uvulares se mueven hacia el frente para convertirse en velares [*q, *q’]
> [k, k’]. Al parecer, las uvulares que anteriormente existían cambiaron
a sus correspondientes velares simple y glotalizada y el saltillo se man-
tiene sin cambio.
En el tercer cambio, la fricativa lateral sorda se deslateraliza, pero
sólo en posición inicial de sílaba [# > s].
En el cuarto caso, las vocales medias se elevan a vocales altas [e, o]
> [i, u].
Algunas de estas alternancias pueden funcionar en sentido inverso
para dar un significado aumentativo. Estas alternancias pueden apa-
recer en el diminutivo y aumentativo, en habla cariñosa, en los juegos
léxicos y en las palabras afectivas. Las consonantes alveolares y velares,
así como las vocales altas se asocian con tamaño pequeño o con habla
cariñosa, y las consonantes palatoalveolares, uvulares y vocales medias
de tamaño grande y con lenguaje relacionado con la burla o la ridicu-
lización.
También hay ejemplos de alternancia pero ya lexicalizados, algunos
de los cuales reflejan diferencia de tamaño, pero otros no.
Basándome en los cambios registrados por Nichols, considero éstos
como cambios de tonalidad e incluyo el cambio de # a s.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro imitativo y convencional. Herzog, citado por Smythe-
Kung, relaciona patrones de sonido con significados particulares (por
ejemplo: C+u+líquida ‘un flujo constante de líquido’, C+uy ‘movi-
miento no lineal’).

18a. HUASTECO
Ilex fon Slex
Mayense; Mesoamérica; Kaufman, 1994.
El autor se refiere a simbolismo sonoro. Puede tener las formas básicas
CV(:)C y CV(:)Y en las cuales donde Y es /w/ o /j/. Básicamente son
las formas que tienen todas las clases mayores de raíces. /s, r, !/ no
ocurren en el léxico general, sino sólo en raíces simbólicas y préstamos
del español.
Esta clase de raíces (symbolic roots) se flexionan y además tienen
posibilidades derivacionales particulares.

230
Inventario fonológico
Kaufman: p, t, H, c (varía entre ts y `), k, Y<, +, b, t’, H’, c’, k’, Y<’, $, (,
h, m, n, l, y, w, i, e, a, o, u, i:, e:, a:, o:, u:.
Se sustituyeron: c, tx>ts, t"; c’>ts’, t"’; j>h; th>$, ch>t"; ts>t; kw>Y<,
x>"h8ij/d

Imitativo
t"aY< ‘plop’ (como el sonido de ropa mojada que cae en el
piso)
t"om- ‘sonido de algo que cae en agua’ (p. ej., una naranja)
tseY<- ‘sonido de algo que cae con ruido seco’ (p. ej., una tasa)
t"ek’- ‘rechinar’ (p. ej. huaraches al andar)
/t"’i/ ‘golpear metal’
/t"’e/ ‘masticación enérgica’
/t"’o/ ‘sonido de agua en espacio encerrado: gorgoteo, glug’
/t"’o, t"’a/ ‘sonido de sólidos en espacio encerrado: cascabelear,
retumbar’
/t"’o/ ‘chupar’
/t"’o, t"’a/ ‘golpear cosas suaves: carne, chasquear’
/t"’a/ ‘explosión suave, ruido apagado’
/t"’i/ ‘aplastar ruidosamente, despachurrar’
/t"u, t"a, t"’o/ ‘golpear agua: chapotear’
/t"’i, t"’e/ ‘llamadas de animales: pájaros y bichos con timbre alto’
/t"a, t"’o, t"’u/ ‘llamadas de animales: pájaros y bichos con timbre bajo’

Sinestésico
Kaufman: hay raíces simbólicas que usan fonemas del huasteco para
codificar fenómenos no acústicos principalmente referidos a luz y
formas que se mueven. Son relativamente pocas. No da ejemplos de
este tipo de simbolismo.

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Kaufman
hace notar que en cualquier variedad de huasteco hay más de 200 raí-
ces simbólicas que representan directamente sonidos de la naturaleza
(imitativas u onomatopéyicas). La mayoría de las raíces son imitativas.

231
Fonemas asociados con significados particulares vinculadas con sim-
bolismo sonoro imitativo.

18b. MAM
Ilex red alar Slex red fon
Mayense; Mesoamérica; England, 1983 y Maldonado et al., 1986.
Los autores hacen referencia a palabras afectivas.
Las palabras afectivas describen una acción, el movimiento al hacer
algo o un sonido o ruido. England menciona que preceden al verbo y
requieren ya sea una marca de persona dependiente o un aspecto de-
pendiente en el verbo. Esta posición hace estas palabras enfáticas,
mientras que los verbos afectivos aparecen opcionalmente antes del
verbo y en esta posición también son enfáticos.

Inventario fonológico
England: p, t, tz, ch, tx, ky, k, q, +, b’, t’, tz’, ch’, tx’, ky’, k’, q’, s, xh,
x, j, m, n, r, w, l, y, i, e, a, o, u, i:,e: a: o: u:. b, d, g aparecen en présta-
mos del español.
Se sustituyeron: tz>ts; ch>t"; tx>t";) ky>k'; tz’>ts’; ch’>t"’; tx’>t"’) ;
ky’>k'’; xh>"; x>",) r>!, j>x, y>j.
b’ es una glotalizada bilabial implosiva.

Imitativo
Onomatopeya:
a:nj a:nj ‘grito del perro al pegarle’
aw aw ‘guau guau’ (ladrido de perro)
k’et k’et k’et ‘llamado que hacen las gallinas cluecas a sus pollitos’
xok’ xok’ ‘ruido de piedra al moler’

Palabras imitativas:
b’e:t ‘ruido del pedo’
t"i+!t"i+!!! ‘ruido que hace el agua cuando empieza a calentarse’
t"’ab t"’ab ‘ruido de la boca con saliva’
t"’ax t"’ax ‘ruido de gotas de agua’
xa:" ) xa:" ) xa:"8 ‘grito del gato del monte’

232
t"’awt"’aw ‘el sonido de un martillo en metal’
xexexe:j ‘el sonido de la risa’
mats mats ‘la acción de tijeras cortando el pelo’

Sinestésico
b’eqaqaqaqa ‘acción y momento de sangrar’
b’ets ‘acción de pisar instantáneamente algo’
b’iq ‘¡zas! acción de escapar’
t"uk’ t"uk’ ‘acción de andar encorvado’
t"uq’ ‘momento de acordarse de algo’
kall ‘el movimiento de la mosca caminando entre el pelo
del cuerpo’ (reduplicación de la consonante final)
b’ok ‘pun: acción o momento de poner una carga’
xup ‘momento de terminar algo o de tapar algo’
k’at ‘momento de terminarse algo’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sines-
tésico. England dice que las acciones más prolongadas reduplican la
palabra entera, parte de la palabra y la consonante final o pueden
alargar la vocal. Es decir, aunque la forma de la raíz no sea onomato-
péyica, la raíz o la base pueden ser manipuladas fonológicamente y
paralingüísticamente para ser más icónicas.
Alargamiento asociado con simbolismo sonoro imitativo que se
aprecia en la mencionada manipulación paralingüística de las raíces.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro sinestésico. Las palabras afectivas en general no son
onomatopéyicas o sólo mínimamente, pero hay ciertas convenciones
fonológicas que acompañan cierto tipo de acciones. Las acciones
momentáneas o abruptas se describen con palabras afectivas que ter-
minan en una sola consonante.

19. KOASATI
Ilex red Sred Cfon
Mascoquiana; Sureste; Kimball, 1991.

233
La fuente hace referencia a interjecciones y simbolismo sonoro en
raíces formativas de reemplazo.
Las interjecciones son consideradas un grupo anómalo de palabras
porque tienen una fonología “aberrante”, pues, aparentemente, tiene
las cinco vocales (a, e, i, o, u) con duración contrastiva en posición
final. Además, se utiliza una oclusiva sonora (g), una fricativa adicio-
nal (x) y un contraste tonal también adicional, descendente.13

Inventario fonológico
p, t, c, k, +, b, f, #, s, h, m, n, l, w, y, i, a, o y sus correspondientes largas.
Pitch accent lo indico como tono alto.1
Se sustituyeron: f> ,, y>j.
Imitativo
Interjecciones:
hehe1 ‘
sonido de risita’
a ka k
1 1
‘grito de la gran garza azul’
ba1 ‘grito de la oveja’
bu1mm ‘sonido de algo arrancar e irse (rápidamente)’
ca wca w
1 1
‘grito del ave toro’
cosi1cosi1 ‘grito del reyezuelo’
ka ,ka ,
1 1
‘sonido de un zorro ladrando’
kokoko1:kõ ‘kikiriquí’
'opopo p 1
‘sonido de aletear’ palabra relacionada:#opopohka1:cin
‘hacer un sonido de aleteo’
sa:laklaklak ‘grito del ganso salvaje’
to1w+to1w+ ‘bang bang’ palabra relacionada: toko1hkan ‘explotar’
wo1xwo1x ‘guau guau’ palabra relacionada: wohwo1hkan ‘ladrar’

Sinestésico
cilo1,,in ‘cojear’
cilo,co:1lin ‘caminar con una cojera’
mi1slin ‘parpadear’
mismi1hlin ‘revolotear los párpados’
bolo1tlin ‘sacudir’
bololo1tlin ‘sacudir con temor’
camahli:1cin ‘repicar algo’
camamahka1:cin ‘seguir repicando’

234
Convencional
-,- ‘acción en una superficie’
lata1-,-ka-n ‘patear algo una vez’
baha1-,-,i-n ‘acuchillar algo una vez’
-p- ‘acción de mano, pie u otro órgano’
boco1-p-ka-n ‘apretar algo en la mano una vez’
lasa -p-li-n
1
‘lamer algo una vez’
-'- ‘acción que involucra romper’
caka -'-ka-n
1
‘tajar algo una vez’
wako1-'-'i-n ‘romper algo’ (objeto singular)
-s- ‘acción que involucra líquido’
#ibo1-s-lin ‘exprimir algo’ (objeto singular)
-j- ‘acción con movimiento circular’
apona1-j-li-n ‘envolver algo’ (objeto singular)
-t- ‘acción con movimiento desde una posición está-
tica’
taba1-t-ka-n ‘cachar algo’ (objeto singular)
-:- ‘acción sin movimiento desde una posición estática’
apo#o -:-ka-n
1
‘dormir con una persona’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. El autor menciona una reduplicación puntual, la cual forma
plurales de un subgrupo de verbos. Básicamente significa que la acción
está teniendo lugar en segmentos discretos, repetidos para verbos ac-
tivos. En el caso de los verbos de estado, una forma puntualmente
reduplicada indica ocurrencias múltiples separadas de un estado y por
lo tanto un plural. Por otra parte, aunque los verbos con significado
iterativo generalmente se forman con el prefijo hoho-/ohoh- (la forma
reduplicada del prefijo distributivo ho-/oh-), un pequeño número de
verbos derivan una nueva raíz con significado puntual o iterativo por
medio de reduplicación.
Un efecto sociolingüístico notable de los verbos en forma iterativa
es que los hablantes nativos sólo los usan para dar un efecto humorís-
tico. Actualmente no es un proceso productivo para la formación de

235
nuevos verbos, aunque al parecer alguna vez lo fue, ya que se encuen-
tran muchas formas reduplicadas fosilizadas.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro convencional.
Hay ciertas consonantes que anteriormente se usaban para for-
mar raíces (verbales), pues se asociaban con significados particulares.
Actualmente se siguen asociando estas consonantes con los significa-
dos antes mencionados cuando aparecen en posición inicial y media
de la raíz.
ji#a1plin ‘derribar alguna cosa’ además del formativo -p- ‘con la
mano o pie’, hay una consonante media -#- que puede interpretarse
como referente a partir o romper, consistentemente con el significado
de la palabra. Este simbolismo parece ser la causa de cierta variación
entre ciertas raíces.
La variante de tiwa1plin ‘abrir algo’, tija1plin reemplaza la conso-
nante media w sin significado por el formativo -j- ‘acción con movi-
miento circular’.
El mismo proceso ocurrió en el verbo sila1,,in ‘rasgar algo’ en la
variante #ila1,,in; el formativo -'- indica acción que involucra rom-
per.

20. KAROK
Ilex red Sred dur
Karokana; California; Bright, 1957; Haas, 1971 y Nichols, 1971.
Las fuentes hacen referencia a una alternancia consonántica que
acompaña al diminutivo.
Pueden ser nombres y verbos y pueden derivarse y flexionarse.

Inventario fonológico
p, t, `, k, +, f, $, s, ", x, h, v, r, y, m, n, i, , i:, e:, a, a:, o:, u, u:.
Se sustituyeron; `>t"; s>&h8(j!h8ij/d

Imitativo
t"iku3& interj. ‘imitación del sonido de golpear con una vara’
t"u&ut"ú&uhi ‘hacer un sonido de chapoteo’

236
mútmút ‘ranúnculo (planta)’ (se dice que se llama así por el
ruido que hacen los niños al silbar a través de las raíces)
naki"naki" ‘cerdo’ (se dice que imita el sonido del gruñido)

Sinestésico
+áxuh ‘toser’
+áxuh+áxuh ‘tener tuberculosis’
súruvara ‘hoyo’
súnuvan-at" ‘hoyo pequeño’
i$ári:p ‘árbol de abeto’
it"áni:p-it" ‘abeto pequeño’
+iram ‘hija política’
+inami" ‘diminutivo de hija política’
+a!up ‘ombligo, cordón umbilical’
+anuphi:t" ‘una planta’ (imitación de ombligo)
$úxa$ ‘hermana de la madre’
t"úxat" ‘diminutivo de hermana de la madre’
tá:t ‘madre’
tát-at" ‘mami’
ik!éemyaahtit ‘estar soplando’ (viento)
iknéemyaahtih-at" ‘estar soplando un poco’ (viento)
pa$!íhi"(!ih) ‘empezar a llover’
pat"níhi"nih-at" ‘empezar a llover poquito’
ikxáramhi ‘hacerse noche, atardecer’
ikxánamh-at" ‘acaba de empezar a atardecer’
ik!iv ‘vivir’
iknet" ‘vivir’ (fam.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Tiene el significado ‘hacer repetidamente’.
Alternancia de dureza asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Bright menciona que en esta lengua la sufijación del morfema dimi-
nutivo -it! es acompañada de una alternancia, en la cual todas las
ocurrencias en el tema de + cambian a n y todas las de , a t#.

237
También hay un cambio de v a m, pero es tan raro que se le con-
sidera como una irregularidad. Otras irregularidades incluyen acor-
tamiento y alargamiento de las vocales del tema cuando -it! está
presente.
En el caso del verbo, el diminutivo -at! puede ser traducido a veces
como ‘un poco, sólo’. En otros casos sólo indica una actitud de fami-
liaridad o afectiva hacia una situación. Condiciona acentuación cero
y cambio de + a n y , a t#.
Haas menciona que los sufijos del karok no son cognados con el
yana, pero al parecer inducen uno de los cambios consonánticos del
karok ! > n vs. yana l > n.

21. YANA
Ilex red Sdur
Yanana; California; Sapir, 1960.
El autor hace referencia a alternancia simbólica fonética. Registra
algunas de las palabras simbólicamente sonoras como exclamativos e
interjecciones que no tienen sufijos ni se flexionan.

Inventario fonológico
p6, q6,c6, Y6, p’, t’, c’, k’, b, d, ,, g, +, s, x, h, m, n, w, l, r, y, u, i, a, o, e.
Se sustituyeron: c6>ts6; c’>ts’; ,>dz; r>!, y>j.

Imitativo
Onomatopeya:
hehehe ‘sonido hecho por gansos emigrando’
hu: hu: ‘sonido de ladrido’
bu:s ‘grito del colibrí’

Palabras imitativas:
d,u: ‘agua que se precipita, inundaciones’
-wa(a)- ‘llorar’
ts’e:…+a ‘chillar, hacer el ruido ts’e:’

238
Sinestésico
lal’ ‘pie’
nanpá ‘piecito’
la:gi ‘ganso’
-nanagi ‘dim. en dainanagi’ ‘ganso blanco’
yul- ‘aplastar, frotar’
yults’au ‘clavar las garras o uñas en algo’
yudzi ‘aplastar un piojo con los dientes’
bo:t’al ‘quebrar’ (huevo, cráneo, objeto duro y redondo como
piedra)
bo:t’an ‘dim. quebrar nueces’
t’alts’i ‘aparte, partido en dos’
t’adts’i, t’ants’i ‘distribuir’
huilului ‘silbar trinando’
huirurui ‘silbar fuerte’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de durezaasociada con simbolismo sonoro convencional.
Sapir menciona un consonantismo diminutivo en el cual el cambio
diminutivo consonántico se aplica a sólo una consonante: /l/, que
cambia a /n/. Este cambio normalmente va con los sufijos de diminu-
tivo -p+a (sg.) y -ts+gi (plur) y se aplica a cualquier instancia de /l/ en
la palabra. En el yana del norte /n/ en final de sílaba se convierte re-
gularmente en /d/.
ma:liwal (la) ‘lobo’ ma:niwad-p+a ‘lobo pequeño’.
Según observé, la alternancia se relaciona con los siguientes signi-
ficados: tamaño del objeto (vb. transitivo), intensidad de la acción,
tamaño (nombres). Al parecer /l/ también alterna con /!/.

22a. DIEGUEÑO
Ilex red Sred dur
Yumano; California; Langdon, 1970, 1971, y Silver y Miller, 1997.

239
Langdon hace referencia a alternancia consonántica y Silver y
Miller a simbolismo sonoro.
Langdon menciona que la alternancia consonántica es bastante
productiva: pudo elicitar formas cambiando las consonantes y pregun-
tando si esa palabra existía y qué significaba (obviamente no todos los
intentos fueron exitosos).
Clase de palabra: verbos. Flexión: sí.

Inventario fonológico
p, t, H, c, k, Y<, q, +, v, s, &, x, Z<, m, n, U, ny, ł, ły, l, ly, r, B, w, y, i, i·, 2,
a, a·, u, u·, o, o·.
Se sustituyeron: ny>n'; v>R; ł>#; ły>#'; ly>lj, r>!; B>!), y>j.

Imitativo
x2lul ‘él toca la flauta’
ux ‘él tose’
c2xul2xul ‘él hace gárgaras’
p2tax ‘aplaudir’
ku!ku! ‘búho de tierra’
xul2xulk ‘grillo’
c2xi!) ‘roer’

Sinestésico
#ap #ap ‘ser largo y plano’
lap lap ‘ser pequeño y plano’
n'il' ‘ser negro’
n'i#' ‘ser muy negro’
+2sil' ‘sal’
+2xa:si#' ‘océano’ (agua salada)
2sal' ‘manita’
2sa#' ‘mano, brazo’
c2kulk ‘agujero pequeño a través de algo’
c2ku#k ‘agujero grande a través de algo’
lik2lik ‘con cuello largo en gotas pequeñas’
#ik2#ik ‘con cuello más grande, en gotas grandes’

240
x2mul ‘reunir objetos pequeños’
x2mu# ‘recoger palitos’
sal2sal ‘como lazo, perforado con hoyos pequeños’
sa#2sa# ‘lleno de hoyos grandes’
x2ka# ‘tener un hueco en una fila’ (ej. un diente que falta)
x2kal ‘tener un hueco pequeño en una fila’
ya!ya! ‘circular’ (pequeño) yaByaB ‘circular’ (grande)
s2mil2milp ‘rodar como leño’
t2mul2mulp ‘rodar como objeto redondo’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Tomados de Lang-
don, 1970, la autora no dice que lo sean.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. La alternancia consonántica es muy productiva, particularmen-
te en formas reduplicadas en las cuales la reduplicación añade un
rasgo semántico de iteración o serialización. Estos dos procesos, al
parecer, ocupan posiciones similares en la estructura de la lengua, ya
que muchas formas reduplicables contienen una de las consonantes
que pueden ser simbólicamente sonoras.
Alternancia de dureza asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
En cuanto a la alternancia fonémica, la autora explica que existen
palabras que comparten un elemento común y se diferencian sólo en
un fonema consonántico o, más bien, en un rasgo de un fonema
consonántico. Sólo sucede en segmentos coronales y más frecuente-
mente con resonantes. La única alternancia productiva (que es tam-
bién la única en la que un significado preciso se le puede adjudicar al
proceso) se da entre laterales sonoras y las aspiradas laterales sordas.
La distinción de significado es de tamaño, en el cual las formas con
/l, l’, !/ implican pequeñez y las que tienen /#, #’, !)/ grandeza o inten-
sidad. Este último parece ser el más básico o frecuente. También
puede ser neutral. La diferencia parece ser la aspiración; es probable
que los hablantes relacionen la aspiración con tamaño grande o in-
tensidad. También hay alternancia vocálica (Langdon, 1971) /i/ ~/u/
con muy poca evidencia.

241
22b. PAIPAI
Ilex red Slex red ton
Yumana; California; Joel, 1966; María Elena Ibáñez Bravo, c.p.
Ibáñez hace referencia a simbolismo sonoro.

Inventario fonológico
Joel: p, t, k, q, +, `, v, s, ", x, m, n, ñ, r, l, ł, c, i, e, a, u, o (con duración
corta, larga e “indiferente”). Ibáñez considera además z y ł no lo con-
sidera fonema.
Se sustituyeron: `>t"; ñ>9; r>!; ł>#; z>&d

Imitativo
t"isk ‘estornudar’
"i" ‘orinar’ (mujer)
sirk-sirk ‘grillo’

Sinestésico
tum-tum+i ‘parpadear’
tim&-tim& ‘brincar’
ki9-ki9 ~ ki!-ki! ‘trueno’ (por el zumbido)
ti&-ti& ‘tocar flauta’
paw-paw ‘tapa caminos’ (ave)
b-pul-pul+i ‘hervir’ (muchas bolas)
b-ljuw-ljuw ‘moverse algo gelatinoso o arbustos’

grado normal intensidad/ mayor intensidad/


afectación afectación
kjat ‘cortar’ t-kjet ‘con hacha’ t"-kjet ‘con cuchillo’
&ki& ‘rayar’ t-&ki& ‘rozar’
t-mal ‘rozar, raspar’ t"-mal ‘frotar, raspar’
t-kjo ‘pellizcar’ t"-kjo ‘morder’
paq ‘reventarse’ t-paq ‘brotar’ t"-paq ‘golpear, pe-
gar con algo’
t-skwab ‘ancho’ t"-skwab ‘más ancho’

242
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Ejem-
plos tomados de Ibáñez.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Sólo se ve reduplicación en verbos de movimiento y/o relacio-
nados con sonido y en algunos verbos estativos que marcan caracte-
rísticas de cosas. Los ejemplos ya están lexicalizados.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Al parecer, hay una alternancia t~t" que indica mayor intensidad o
afectación. En verbos intransitivos se relaciona con mayor intensidad
de la acción y en verbos transitivos se extiende a mayor afectación
sobre el objeto.
A veces la alternancia aparece junto con un intensificador (-uli).
Al parecer, esto indica que el proceso es poco productivo y que está
perdiendo relevancia para los hablantes.

23. SERI
Ilex Ston
Seriano; Suroeste; Moser y Moser, 1961; Marlett, 1981.

Inventario fonológico
Moser y Moser, 1961: p, t, c, qu, cu, h, f, s, z, j, x, m, n, ng, l, l, r, y, i,
e, a, ö, o, u.
Se sustituyeron: c, qu>k, cu>Y<, h>+, f>,, z> ", j>x, x> =, ng>0,
l>#, l>l, r>!; y>j; e>æ, ö> l3.

Imitativo
ká:,k ‘golpear pesadamente’
ká:+"= ‘estornudar’
ká:xk ‘bostezar’
ká=a=, ká=a:=a0 ‘sonar áspero o ronco’
kká:o, kká:ot ‘masticar una cosa dura’
kkap=, kkápa:p=ax ‘quebrar una cosa con los dientes’
kó:=nix ‘gruñir, roncar’
kó:ts ‘sisear’
ki+t, kí+itx ‘tener hipo’

243
Sinestésico
Singular Plural
-ta=im -taxam ‘rascar’
-i=im -i=am-t ‘temer’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Los autores no
mencionan ningún mecanismo de simbolismo sonoro en esta lengua.
Los ejemplos fueron extraídos del vocabulario principalmente por la
relación entre sonido y significado
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Marlett precisa que los cambios vocálicos algunas veces se usan para
indicar número (distinción entre singular y plural). Una alternancia
común es entre i y a.

24. TEQUISTLATECO
Ilex red
Tequistlatecana; Mesoamérica; Waterhouse, 1950 y 1980.
Inventario fonológico
p, t, k, +, b, d, g, f, s, ¢, ", h~x, f’, ¢’, `, k’, m, n, ñ, 0, N, l, ł, r (incluye
también rr en el artículo de 1950), W, w, y, i, e, a, o, u.
Se sustituyeron: ¢>ts; ¢’>ts’; `>t"; ñ>9; r>!; rr>r; ł>#.

Imitativo
axínk’ ‘hipear’
xorxor ‘roncar’
fuyfuy ‘lloviznar’
tifuski ‘soplar’
titsiki ‘mascar’
tiko#k’o ‘ladrar’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. {ti-} ‘3ª persona sin-
gular’.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.

244
25. TONKAWA
I lex red Sred(dur)
Toncahuana; Llanuras; Hoijer, 1933 y 1949.

Inventario fonológico
b, d, g, gw, t’, k’, gw’, +, m, n, m’, n’, c, x, xw, h, w, y, w’, c’, y’, x’, xw’,
l, dj, l’, t’c, a, e, i, o y sus correspondientes largas.
Se sustituyeron: gw>g<; c>"; y>j; y’>j’; xw>Z<; dj>d,; t’c>t"’.

Imitativo
+o+o ‘búho’
+a+a ‘cuervo’
ne:Y<es+e ‘relinchar como caballo’
nokokxa ‘(un perro) ladra’
"ow"ow ‘pájaro carpintero’
homomon ‘sonido zumbante, susurrante’
jasax"ane ‘resoplar, suspirar, tomar aire’

Sinestésico
dobo ‘cortar’
dodobo ‘cortar repetidamente’
j’od,o ‘pinchar’
j’oj’o:d,o ‘pinchar repetidamente’
gob-, gogobo ‘ahogar’
gom-, gogomo ‘tener en la boca’
"o:la-, "o"ola ‘gotea, corre’ (agua)
walaba ‘hervir’
walalaba ‘hervir vigorosamente’
jago"a ‘silbar’
jagod,a ‘gritar’ (p. ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Los ejemplos citados
fueron tomados de una lista de temas.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. La función más frecuente de la reduplicación es indicar acción

245
repetida o repetitiva. También puede indicar que varias personas están
involucradas en una acción y en casos raros la reduplicación sirve para
intensificar un acto.
Alternancia de dureza asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
El autor nos dice que estas formas, de ser comparables, muestran una
alternancia entre dos elementos: t"a y d,a, que al parecer modifican
la acción derivacionalmente. No hay más evidencia disponible y, por
lo tanto, es difícil dar alguna explicación con base en estas dos formas.

26a. COMANCHE
Ilex red Sred ton Cfon
Yutonahua; Llanuras; Ormsbee, 1993; y Casagrande, 1948.

Inventario fonológico
Orsmbee: p, t, ts, k, Y<, +, m, n, s, h, w, y, i, e, 1, a, u, o.
Se sustituyeron: y>j.

Imitativo
Palabras imitativas:
wa+aki ‘gritar, vocear’
jahne ‘reír’
wo+woki ‘ladrar’
po+otoki ‘soplar’
pahne ‘escupir’
tapa ‘romper’
tutu:+ ‘automóvil, tren, cualquier cosa que silbe’

Sinestésico
pia ‘grande’
pi-pia ‘grupo grande’
sihka m1a ‘este mes’
suhka m1a ‘siguiente mes, próximo mes’

Convencional
‘tú no eres bueno’ es [t1mavi so+ait1 3], pero para registrar verdadero
disgusto uno lo pronuncia [t1mavi "o+ait1 3].

246
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. El autor no indica
que sean imitativas.
Reduplicación asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. La fuente indica que un nombre plural puede ser opcionalmente
reduplicado. Esta reduplicación a menudo tiene un significado distri-
butivo. La reduplicación inicial con modificadores y verbos tiene un
significado distributivo.
En su artículo referente al habla infantil, Casagrande (1948) co-
menta que la reduplicación es un mecanismo empleado con frecuencia
en el vocabulario infantil, por ejemplo: en tutu:+.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestési-
co. Armagost (autor citado en Ormsbee 1993) dice que las raíces
demostrativas son i, o, u, e y ma.
i – cercano, o – media distancia, u – fuera de la vista, e – grupo de
objetos esparcidos en un campo. Con e, la distancia es irrelevante.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con simbolis-
mo sonoro convencional. Ormsbee apunta que la palatalización de ts
y s ocurre en dos lugares en sus datos. Un hablante, una mujer en sus
ochenta, usa [t"] y ["] de manera ocasional. Este uso es enfático, como
en [t"a:] por [tsa:] ‘bueno’. En expresiones de emoción fuerte [s] se
encuentra opcionalmente como ["]. Lo clasifico como convencional
debido a que la palatalización se asocia en general con afecto y no con
disgusto.

26b. HOPI
Ilex red Sred
Yutonahua; Suroeste; Hill, 1998.

Inventario fonológico
+, a, a:, &, &:, h, i, i:, k, kw, Y<, k', kj, l, m, n, 0,80<, 0w, n', nj, o, o:, ),
):, p, q, e<, S, &, (ambas B, están en distribución complementaria), s,
t, ts, E, R, , (ambas v están en distribución complementaria), w, j,+c b.
Tono ´ ascendente; ` descendente.
Se sustituyeron: S, &>B; +c b>+j. Tono ´>31; `>13.

247
Imitativo
Onomatopeya:
wa+wa+ ‘sonido que hace un perro’
ejo ‘sonar ruido metálico’
kotkot ‘cacareo, sonido que hace la gallina’

Palabras imitativas:
to31:vo31mti ‘zumbido como de objeto moviéndose en el aire’
(onom?)
yo31:tsi ‘chapucear, hundir en el agua’
tu+umti ‘retumbar, tronar’
œho31mti ‘toser’
tsiririta ‘chisporrotear’
ru13:kunta ‘hacer sonido chirriante, estruendoso’
walalata ‘estar chapoteando, derramando’
œqœqœta ‘estar chupando y tragando ruidosamente’
patotota ‘tronar’ (estallido pequeño)
tu+mumuta ‘estar haciendo un rugido atenuado, un zumbido’
qalalata ‘estar crujiendo, chasqueando, claqueando, repicando,
tintineando’

Sinestésico
nawakna ‘querer’
na:nawakna ‘plural’
pana ‘poner en, dejar en’
papna ‘poniendo o dejando’
tsaj ‘niño’
tsa:tsajan ‘plural’
kwikwilvu ‘rayado’
tililita ‘temblar, agitarse’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Según el autor, se utiliza para crear formas plurales, distributivas
o aspectuales para nombres, verbos e incluso posposiciones. En mis

248
datos aparecen otras reduplicaciones que se refieren a formas y movi-
miento.

26c. TEPEHUANO (SUROESTE)


Ilex Sred ton Cfon
Yutonahua; Mesoamérica; Moctezuma, 1987 y 2000.
Moctezuma hace referencia a simbolismo sonoro sinestésico.

Inventario fonológico
p, t, k, +, b, d, g, b-, s, h, m, n, r, y, i, 1, u, a, au. La serie de segmentos
coronales t, d, s, n, y r se hacen más altos en contacto con un segmen-
to + alto (c, }, ", ñ y L).
Se sustituyeron: b->R| ~>!; y>j; L>l'; c>t"h8•j9d

Imitativo
kakpa9i ‘aplaudir’ (la palatalización produce ñ)
tuku! ‘búho’
ku!at ‘pájaro carpintero’

Sinestésico
ban ‘coyote’
ba:ban ‘coyotes’
nop ‘búho’
no:nop ‘búhos’
pi:pigl' ‘polluelo’
pi:ppigl' ‘polluelos’

Pájaros pequeños Pájaros grandes


bipis ‘colibrí’ ba:+g ‘águila’
gi:bul' ‘golondrina’ tuRaR ‘halcón gorrión’
Rit"as ‘tipo de pájaro’ taRua ‘pavo’

Convencional
‘Pajaridad’ /i/ ‘Insectividad’ /a/
si:ptuk ‘petirrojo’ ma:mas ‘garrapata’

249
tsikak ‘pollo’ batpada ‘gusano’
bipis ‘colibrí’ Ramu+g ‘mosquito’
gi:bul' ‘golondrina’ +a:t ‘piojo’
kuis ‘águila pequeña’ saui ‘grillo’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Tomadas de Willet,
el autor no dice que sean imitativas.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro sinestésico. Willet
dice que los plurales de los nombres y adjetivos y múltiples aspectos
de los verbos se forman repitiendo la secuencia CV(V) inicial.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Moctezuma nos dice que el tepehuano del suroeste muestra dos dife-
rentes formas de simbolismo sonoro sinestésico. En el primer caso
observa que la vocal más frecuentemente simbólica asociada con ob-
jetos pequeños, la vocal anterior alta /i/, se opone a las vocales /u/ y
/a/ que connotan objetos grandes. En esta lengua, la vocal /i/ se rela-
ciona con pájaros pequeños en contraste con pájaros grandes que se
asocian con las vocales /a/ y /u/. A este tipo de asociación la llama
simbolismo sonoro de tamaño. Aunque Moctezuma habla de dos tipos
de simbolismo sonoro sinestésico, considero que el segundo tipo, el
que llama “simbolismo sonoro de cualidad”, es más bien de tipo con-
vencional.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro convencional. En el segundo caso hay un contraste
entre el par de vocales /i/ y /a/, que connota cierto tipo de propieda-
des en relación con la clase de pájaros, representados por la vocal /i/
y la clase de insectos, representada por /a/. Esta clase de asociación la
llama “simbolismo sonoro de cualidad”. Acerca de este contraste, el
autor comenta que al parecer la relación de la vocali con la categoría
de pájaros se debe al movimiento rápido de éstos, y denota “pajaridad”
(birdness). Sin embargo, no da una explicación satisfactoria para la
relación de a y la clase de insectos. Su supuesto es que connota movi-
miento lento o sensación de distancia en relación con la persona.
Finalmente dice que la vocal a en los nombres de insectos se asocia
con “insectividad” (insectness).

250
26d. YAQUI
Ilex red Sred
Yutonahua; Suroeste; Johnson, 1962 y Estrada et al., 2004.

Inventario fonológico
Estrada: p, t, k, ‘, b, bw, ch, s, j, m, n, w, y, r, l, a, e, i, o, u. Johnson
utiliza h en vez de j, pero reconoce que varía entre una fricativa pala-
tal y una mera aspiración dependiendo de los sonidos adyacentes; por
ello, conservo la j (x) de Estrada. Tampoco considera bw como fonema.
Se sustituyeron: ‘>+; bw>b<; ch>t"; j>x, y>j; r>!.

Imitativo
Ejemplos tomados de Johnson.
Palabras imitativas:
xe+ok ‘hipo’
poute+ela ‘pájaro negro que tiene un copetito y dice “pou-pou”’

Ejemplos tomados de Estrada:


bu:e ‘ladrar’
b<ana ‘chillar, llorar, maullar’
xa+at"ixte ‘estornudar’
xoktia ‘tos ferina’
kumkum-ti-weye ‘andar haciendo ruido como de pezuñas de caballo’
siksik-ti-weye ‘andar haciendo ruido como de huaraches’
kuakkuak-tia ‘roncar’ = xaroro+o-tia
kuakuakte ‘hacer sonido rechinando’
kukupapa ‘el eco’

Sinestésico
t"epte ‘brincar’
t"eptet"epte ‘brincar varias veces’
beokte ‘relámpago’
be+obe+okte ‘relampaguear’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. También hay otras
palabras relacionadas con sonidos o acciones que sólo aparecen como
reduplicaciones.

251
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Según Johnson, este proceso se utiliza con el significado de repe-
tir el acto varias veces o hacerlo vigorosamente, enfáticamente.

26e. NÁHUATL CLÁSICO


Ilex red Slex red
Yutonahua; Mesoamérica; Molina, 1970 (1571); Carochi, 1979 (1645);
Andrews, 1975; Campbell, 1985 y Launey, 1992.
Campbell hace referencia a onomatopeya.

Inventario fonológico
Andrews: p, t, k, Y<, *, ¢, `, s, *, m, n, l, w, y, i, i:, e, e:, a, a:, o, o:.
Se sustituyeron: c, qu>k; h>+, x, š>"; `, ch>t", ¢, tz>ts; cu>Y<; u>o;
*, tl>t#, hu>w, y>j.

Imitativo
Campbell considera onomatopéyicos los siguientes verbos:
Y<iY<iwia ‘piar el pollo’
pipiwiwa ‘piar el pollo’
t#akokoloa ‘cantar o graznar el gallo de la tierra’
Extraídos de Molina, el autor no indica que sean imitativos:
kalani ‘reteñir el meta’
kapani ‘crujir o restallar las coyunturas de los dedos cuando
los estiran’
kakapatsa ‘hacer ruido con pantuflas o chinelas cuando andas’
t"at"at"alaka ‘gorgear o hablar alto’
t"at"apatsa ‘chapotear por los lodazales’
kokomotsa ‘hacer estruendo con los pies’
Y<ekakapatsa ‘hacer sonido o ruido la mujer con las enaguas o fal-
dillas cuando anda’
pipika ‘gotear alguna cosa líquida’
t#at#atskalistli ‘estruendo o sonido de palos quebrados’
tsilini ‘sonar o reteñir metal’
tsitsilika ‘sonar los reales o la moneda cuando los cuentan’
tsotsojoka ‘hacer ruido lo que se fríe’

252
tsotsomani ‘rasgarse o romperse alguna cosa’
wawaloa ‘ladra el perro’
"a"amakilist#i ‘estruendo o ruido de vasos quebrados’
t#akakalaka ‘hay ruido de cascabeles’
na-na-l-ka ‘cacarear (el ganso)’
tsilini ‘sonar campana’
tsajani ‘rasgarse algo’

Sinestésico
teo:t# ‘dios’
te:teo+ ‘dioses’
ko:wa:t# ‘serpiente’
ko:ko:wa+ ‘serpientes’
wel ta:tsatsi ‘(él) grita muy fuerte’
ma:kamo "ine:t"na:na:nkili‘no me respondas con descaro’
(na:nkilia ‘responder’)
sem- (seguido de un pronombre temporal) ‘todos los años, todos los
meses, todos los días...’
nit#asa:sa:ka ‘transporto muchas cosas’
nitlasa+sa:ka ‘transporto cosas a diversos lugares’
motla:t#apowa in puerta ‘la puerta se abre todo el tiempo’
motla+t#apowa in puerta ‘todas las puertas se abren’
nipa+pa:ki ‘soy muy feliz’
t"it"i:ltik ‘rojo’
popo:ka ‘hacer humear algo’
t"it"ipika in at# ‘el agua cae gota a gota (y en abundancia)’
t#a-(teki) ‘cortar algo’ t#a-(te+-teki) ‘hacer trizas algo’ [(C) + V
+ +]
t"o:ka ‘llorar’ t"o:t"o:ka ‘llorar regularmente’ (p. ej. un
búho en el mismo lugar noche tras noche)
[(C) + V:]
wetska ‘reír’ wewetska ‘reír mucho’ [(C) + V]
t"ipi:-ni ‘gotear’ t"i-t"ipi-ka ‘gotear continuamente’
t#a (t#a-t#apa-tsa) ‘hacer añicos algo’ [t#a- (t#appa:-n-a) ‘rom-
per en pedazos’]
t"i-t"ina-ka ‘tener dolor’

253
tsi-tsi-l-ka ‘temblar (de frío)’
wa-wa-l-ka ‘borbotear’ (de un líquido hirviendo)
(t#a-t#a-ts-ka) ‘crepitar (el fuego)’ [(t#at#a) ‘quemar’]
na-na-ts-ka ‘crujir, rechinar’
mo-mo-ts-ka ‘tener una superficie grasosa, relucir o
brillar’ (de grasa en una olla)
ka:kamo+tik ‘es muy suave’ (kamo+tik)
na-naka-t# ‘casi carne’, ej. hongo (naka-t#)
n"i:-t"i:l-ti-k ‘una cosa que se ha convertido como en
chile’ [(t"i:l)li]
poposoka ‘hervir mucho y con vehemencia’ (posoni
‘hervir el agua’)
momoloka ‘correr a chorros o borbollones el agua,
levantarle gran polvo o cosa semejante’
moloni (‘manar fuente, extenderse per-
fumes o levantarle nubes’)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Launey explica que la reduplicación se utiliza en esta lengua para
pluralizar algunos nombres, verbos en los cuales indica “hacer algo con
fuerza o frecuentemente o con dedicación o con una intención parti-
cular’” (Launey, 1992: 257) y numerales con valor distributivo. El tipo
de reduplicación CV+ en verbos denota la dispersión en un proceso.
También puede representar pluralidad del sujeto u objeto. En ciertos
verbos tiene un valor expresivo que indica un sentimiento o a veces
una acción más sutil o refinada. Hay otra reduplicación que aparece
en verbos expresivos que aluden a fenómenos físicos (sobre todo lu-
minosos o acústicos).
Andrews, por su parte, dice que la reduplicación puede significar:
1) repetición, continuidad o intensidad de una acción, o 2) multipli-
cidad de agentes, pacientes, ocasiones o lugares involucrados por se-
parado en la acción. El prefijo reduplicativo que se afija puede ser:

254
1. (C) + V + + significa intensidad con la implicación de ejecu-
ciones múltiples y separadas de la acción.
2. (C) + V significa intensidad con la implicación de continuidad
en la repetición de una acción.
3. (C) + V es menos frecuente.

Además, un tipo de verbos (los que tienen los sufijos -ni>-n-a ~


-ni-a ó -wi>-w-a) permiten una derivación frecuentativa especial: los
primeros cambian el sufijo -ni por -ka y los segundos -n-a-ni-a ~ -w-a
por -tsa. De otros temas ya sólo se utilizan las formas frecuentativas
derivadas y otros parecen tener significados relacionados con efectos
auditivos o visuales.
Otro tipo reemplaza la sílaba final con -ts -ka y añade un prefijo
reduplicativo.
Con los adjetivos pueden crearse temas intensificados a través del
prefijo reduplicativo.
Una de las formas de expresar la noción de similitud en náhuatl es
a través del prefijo reduplicativo.
Carochi habla de un tipo de verbos acabados en -ni que se refieren
a ruido o estrépito de diversas cosas, dependiendo de la fuente que los
cause. Otros también significan quebrar, cortar o despedazar. El verbo
terminado en -ka, según este mismo autor, es frecuentativo e indica
multitud de cosas o pedazos que causan el ruido o la sonoridad del
mismo.

27a. MATLATZINCA
Ilex red
Otomangueana; Mesoamérica; Cazés, 1967 y Escalante y Hernández,
1999.

Inventario fonológico
Cazés, 1967: p, t, s, ch, x, k, Y<, h, b, r, l, y, m, n, i, e, iº, eº, o, u, a.
Tonos: alto descendente, medio, bajo (sólo marca alto ´, bajo`).
Se sustituyeron: ch>t"; x>"; r>!; y>j; iº>1; eº>2. Tono alto 1, tono
bajo 3 (sólo marca alto y bajo).

255
Imitativo
Palabras imitativas:
t"o3ht"o1 ‘guajolote’
"api ‘grillo’
t"’a:na ‘gritar’
t"’u +u
1 3
‘mamar senos’
t"i1!i ‘sonaja’
hu1ht"i1 ‘soplar’
huhti1 ‘inflar’
hupi 1
‘viento’
ku1hku ‘tecolote’
kw+e +e1
‘llorar’
t"a1+a3 ‘zanate’
t"o ht"i ni
1 3 3
‘escupir’
hje1+t"i3 ‘estornudar’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Los autores no
mencionan que los ítems enlistados lo sean.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.

27b. CHINANTECO
Ilex red Slex
Otomangueana; Mesoamérica; Foris, 1996.
La fuente hace referencia a ideófonos.
Todos los ideófonos tienen tonos simples, normalmente bajos.
Algunos son anómalos en las secuencias que contienen, por ejemplo:
las cinco palabras que contienen la secuencia inicial pou- son ideófo-
nos. Otros son anómalos en los fonemas que contienen; la secuencia
/$r/ sólo aparece en ideófonos.
Foris señala que casi todos los ideófonos son adverbios, de manera
que se refieren a un tipo de sonido y dan más viveza a la enunciación.
Algunos son onomatopéyicos, pero en otros es difícil ver la relación.
Todos los adverbios que tienen ua- (‘quite’) como su primera raíz son
ideófonos. Da un sentido de intensidad a un evento puntual.

256
Algunos son opcionalmente precedidos porpa³i³- ‘completamente’,
pero éste da un sentido de intensidad e iteratividad.
A diferencia de otras raíces, algunos ideófonos no sufren ninguna
modificación morfológica cuando se juntan a pa³i³-.

Inventario fonológico
m, n, ng, ñ, p, t, c, qu, h, f, z, s, j, b, d, g, ts, ch, l, r, i, y, 1, u, e, o, a.
Tono alto1, medio2 y bajo3. Con ´ el autor marca el acento, aunque
aclara que corresponde a sílaba balística; las sílabas controladas no
tienen ninguna marca.
Se sustituyeron: ng, ñ>0; c, qu>k; h>+; f>,; z>$; j>h; b>R; d>€;
r>S, g>-; ts, ch>ts; e>&; 1>E; o>7; i, y>i.
En los casos en que hay dos grafías que se sustituyen por una sola
(ng, ñ> 0; c, qu>k; ts, ch> ts, i, y>i) se debe a que en ortografía práctica
aparece a veces como una y a veces como otra, pero en el cuadro
fonológico corresponden sólo a un fonema.

Imitativo
(pa³i³-)+ne+ ‘crujir, rechinar, gruñir’ (sonidos hechos por una casa
en un temblor)
(pa³i³-)haEh³ ‘zumbar, silbar’ (sonido de madera siendo cortada)
(pa³i³-)hla³ ‘golpe seco’ (sonido de galope, pegar de pies que
corren)
(pa³i³-)siu+³ ‘susurro’ (sonido cuando se camina entre hojas secas)
(pa³i³-)tEn³ ‘retumbar’ (sonido de trueno, de tambores)
poun+ ‘golpe seco’
poun+poun+ ‘caminar con golpes secos’

Sinestésico
poun3 ‘golpe seco’, pero también funciona como intensificador
‘tremendamente’
poun¹ ‘moverse o mecerse de arriba a abajo (debido a la gordura)’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. El
autor sólo menciona dos ideófonos que no representan sonido, un
adverbio y un adjetivo.

257
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo. Algunos
ideófonos se pueden repetir, un rasgo que no se encuentra con otros
adverbios. Sólo se consigna un ejemplo, pero el autor menciona que
es característica de varios ideófonos.

27c. ZAPOTECO (LACHIXÍO)


Ilex red alar Slex red
Otomangueana; Mesoamérica; Sicoli, 2007 y c.p.
El autor hace referencia a simbolismo sonoro.
Estas expresiones aparecen al inicio de la oración acompañando a
verbos como x-'i#i ‘hacer’, !i3t!i ‘sonar’, ./01!2o ‘tronar’, n´i ‘dice’, -lowa
‘grita’, y algunos otros que indican acción, como resbalar, hervir.
Según Sicoli (2007), el tono y la voz tienen también funciones
icónicas, el pronombre de primera persona se puede distinguir por un
tono alto y un registro de falsete demuestra respeto por parte del
hablante. Por otro lado, para enfatizar el imperativo se utiliza la voz
susurrada.

Inventario fonológico
t, tz, ch, tx, k, kw, b, d, g, jd, s, sh, x, z, zx, jn, m, n, jl, jr, w, l, r, y, i, e,
o, a. Préstamos del español: p, q, f, j, u. Tono alto V”, tono bajo Vh.
Modo de voz: falseto, susurrada, laringealizada, interrupta (V7).
Se sustituyeron: tz>ts; ch>t"; tx>t",) kw>Y<, jd>$; sh>"; x>",) zx>S;
jn>n3; jl>l3; jr>!3 j>x, r>!; y>j. Tono alto 1, tono bajo 3. Interrupta: V+d

Imitativo
+u1+ ‘sonido de hipo’
bla1" ‘sonido de las olas del mar’
bluk ‘sonido de restallar una tela’ (también látigo, mecates
gordos)
t"a3t"a3 ‘sonido de masticar mientras se está comiendo’
t"a3st"a3s ‘sonido de caminar entre hojas secas’
t"a1kt"a1k ‘sonido de caminar entre lodo’
fi1"3 ‘sonido de la flecha cuando se tira del arco’

258
flo1k flo1k ‘sonido de tela flotando en el viento’
!3 !38!38!38!3 ‘sonido de carro’
pu pu:: ‘sonido de corneta’ (carro grande)
ti ti:: ‘sonido de timbre’ (carro pequeño)
!31!zt+3 ‘sonido de cómo camina una culebra’

Sinestésico
f"1f"1 ‘imagen/sonido de brillar (como el fuego)’
na1+na1+na1+ ‘(sonido de) movimiento de nalgas de una persona muy
gorda cuando camina’
pu" ‘algo pudriéndose’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico.
Alargamiento vocálico y consonántico asociado con simbolismo
sonoro imitativo.

28. PURÉPECHA
Ilex (ton) Sred fon Cfon
Tarascana; Mesoamérica; Gilberti ,1983 (1559); Foster, 1969; Friedrich,
1984 y Velázquez, 1988.
Foster menciona un ablaut vocálico y Friedrich habla de un sim-
bolismo vocálico.

Inventario fonológico
Foster: p`, t`, c`, ``, k`, p, t, c, `, k, s, ", x, m, n, r, B, w, y, i, e, 1, a, u, o.
Se sustituyeron: p`>p6, t`>q6, c`>ts6, ``>t"6, k`>Y6, c>ts, `>t"h8(j!h8
B>B. Acento fonémico.
De los ejemplos tomados de Velázquez se sustituyeron: ch>t"; j>x.

Imitativo
Ejemplos tomados de Velázquez:
t"ampónastani ‘sonido producido en el agua’

259
t"a!áni ‘reventado. Reventar una cosa de barro, tronar’
xúxumeni ‘toser mucho’
kóku ‘rana’
ku!úku ‘guajolote’
katsíku!hini ‘reventar’
kúskani ‘hacer ruido, crujir, sonar’
kú"kani ‘zumbar’ (p. ej. u.)

Sinestésico
ts6ankwáts6ankwats’1 ‘brincar de aquí hacia allá’ (t"6ankwá- brincar)
mímini ‘irse a dormir’ (lit. cerrar cerrar)
tsi!itsi!i!hiku!hini ‘temblar de frío’
s1-!i- ‘coser’
"a-na- ‘caminar’

Convencional
Ejemplos tomados de Foster
/a/ ‘eje vertical’
a-na= ‘objeto vertical’
a-"a= ‘enviar, hacer un corte vertical largo’
a-Bu ‘cortar, dividir longitudinalmente’
/e/ ‘extensión desde o en un lugar’
e-ts6a ‘dispersarse’
e-!e ‘habitar, morar’
e-!a ‘observar’
/i/ ‘extensión lineal’
tsi-!i ‘en una fila’
i-s1 ‘relámpago’
i-wi ‘palo’
/o/ ‘en lugar con profundidad’
po-Bo ‘hoyo’
mo ‘lugar vacío’
/u/ ‘en lugar con profundidad o presión’
Y6u!u ‘estrujar’
u-Bu ‘moler’
Y6u ‘hincharse’

260
/1/ ‘indefinición’
s1-pi ‘apestar’
s1-!a ‘humo’
ts1 ‘perder, verter, derramar’
Dada la cantidad de ejemplos de este tipo, a continuación sólo enlisto
el fonema y el significado correspondiente (Foster, 1969).
/ts/ ‘forma calidad’
/m/ ‘actividad interna, manipulación del espacio’
/n/ ‘movimiento’
/p/ ‘nivel, cambio de nivel o de superficie, vapor’
/p6/ ‘contacto’
/t/ ‘contacto’
/q6/ ‘agujerear, penetrar’
/w/ ‘movimiento, alboroto’
/x/ ‘(desde) posición fija’
/j/ ‘extensión lineal, agua, líquido (igual que i)’
-pa ‘en camino yendo’
-pu ‘en camino de regreso’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Velázquez no indica
que sean imitativas.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro sinestésico. Foster
menciona que la reduplicación de la base o de la base más el sufijo -n
lleva el significado de énfasis o repetición.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Fonemas asociados a significados particulares vinculados con simbo-
lismo sonoro sinestésico y convencional. Entre los sonidos asociados
con significados particulares hay algunos ejemplos de este tipo de
simbolismo, por ejemplo: /s, "/ ‘acción repetida o prolongada’, a los
que por la asociación del significado con el rasgo continuo los clasifi-
co como sinestésicos.
Foster observa que, en gran medida, los morfemas de las bases ver-
bales se analizan en secuencias de fonemas simples, cada uno con
significado o significados predecibles. Considera que casi sería posible
designar tales fonemas como “morfemas”, lo cual no se hace porque

261
en muchos casos tal análisis dejaría “sobras” fonémicas, para las cuales
no sería posible asignar un contenido semántico. Por esta razón, pare-
ce preferible no tratar la mayoría de los fonemas simples en las raíces
como morfemas, a menos que ocurran silábicamente, es decir, como
vocales solas sin un inicio consonántico.
Los morfemas de las series de ablaut combinan el significado de la
consonante con el de la vocal. Las vocales por lo común portan un
significado direccional y las consonantes definen el tipo o calidad de la
acción o condición. Ambos conceptos semánticos son muy generales
y la definición adicional es dada por la composición de morfemas den -
tro de una base compleja. Hay una cierta relación en los significados
de las consonantes que tienen el mismo punto o modo de articulación.

/ts, t", t"6/ ‘penetración’


/s, "/ ‘acción repetida o prolongada’
/!, B/ ‘interno’

Foster refiere asimismo un segundo tipo de ablaut que es más limi-


tado. En éste, la vocal cambia de acuerdo con si la acción involucra
cosa o persona. También hay un uso menor de ablaut consonántico y
de armonía vocal y consonántica.
Por su parte, Friedrich acota que hay un simbolismo vocálico que
aparece en sufijos, como cuando una forma en-a denota ‘ir o venir en
camino’ y -u ‘venir o regresar a casa’.

29. YANOMAMI
Ilex red Slex red
Yanomamana; Sabana; Lizot, 1975.
La fuente hace referencia a términos onomatopéyicos y ruidos.
Una gran cantidad de las palabras para sonido o ruidos presenta el
sufijo -mo4u ‘ocuparse de’.

Inventario fonológico
Lizot: p, b, t, d, k, q6, f, s, sh, h, m, n, r, w, y, i, e, 1, ë, a, u, o, e4, K, o4, '.
Se sustituyeron: sh>"; r>!; ë>2d

262
Imitativo
Palabras imitativas:
baibaimõu ‘canto característico del paují de cola blanca (ave)’
bohobohomõu ‘hacer crujir, chasquear, aplaudir, golpear el pene
con el vientre bajo’
!õ!õ!õmõu ‘zumbar, crepitar (fuego)’
"ekeu"ekeumõu ‘ruido producido por la masticación’
b!etib!etimi ‘una especie de batracio pequeño cuyo canto (“bre -
tibreti”) anuncia la proximidad de la noche’
hi!ihi!imi ‘especie de periquito’

Sinestésico
Palabras expresivas:
ba!oba!omõu ‘cojear’
hi"ahi"amõu ‘copular’
b!1sib!1simõu ‘temblar, tiritar, estremecerse’
bok2bok2mõu ‘movimiento de arriba abajo de ciertas ramas sumer-
gidas producto de la corriente’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Varias de las palabras muestran reduplicación C1V1C2V2 o –C1V1
o C1V1C2V1C2V1, como hi!ahi!a-, 'õ'õ'õ- o !i'i'imo4u ‘hacer ruido ca-
minando, hacer crujir hojas secas’.

30a. TUNEBO
Ilex Slex red (ton)
Chibchana; Caquetá; Headland, 1996.
El autor sólo hace referencia a sonidos. Hay varios ejemplos con los
siguientes sufijos: -n ‘intención’-'o ‘declarativo’.

Inventario fonológico
t, k, kw, +, b, s, ", h, m, n, w, y, r, w4, i, e, a, o, u.
Se sustituyeron: kw>Y<h8ij/h8(j!d

263
Imitativo
Onomatopeya:
koka!amu ‘grito del gallo’
Palabras imitativas:
bos-in-!o ‘estallar, reventar, aplastar, pisar’
bokun!o ‘gritar (una voz fuerte), silbar (gallineta del monte –
bokbokbok, del tigrillo y de gente)’
koka!ama ‘gallo’
Y<a"un!o ‘cuchichear, susurrar’
Y<e+"un!o ‘rechinar, crujir’ (los dientes)
roY<a!o ‘chirriar’ (sonido del viento al levantar las tejas)

Sinestésico
beubeu adv. ‘seguido, continuamente’
wantiw4tiw4tiw4 ‘iluminar, brillar’ (wanro ‘iluminar, brillar’)
su+win!o ‘chupar’
su+won!o ‘cerrar (hojas, ojos o flores por las noches), parpadear’
(ej. u.)
takin!o ‘cortar (con golpes de hacha árbol pesado o palo
grueso), pegar, moler’
tekin!o ‘golpear (pita), golpearse’ (ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Pocos ejemplos poco claros. Se menciona que algunos verbos indican
que el sujeto de un verbo es singular o plural con un cambio en la
vocal de la raíz, pero por el significado de algunos de los ejemplos que
encontré parece que este cambio también codifica intensidad.

30b. KUNA
Ilex red Slex red dur
Chibchana; Istmo; López, 1995 y Holmer, 1946 y 1952.

264
Ambas fuentes hacen referencia a geminación diminutiva y Holmer
además a interjecciones.
En esta lengua, las expresiones encontradas se clasifican (Holmer,
1946) como verbos e interjecciones.
Los verbos para hacer sonidos van muchas veces acompañados del
verbo makka ‘hacer un sonido’.

Inventario fonológico
López García, 1995: p, t, k, kw, pp, tt, ch, kk, kkw, s, m, n, mm, nn, l,
r, l.l w, y, (geminada), a, e, i, o, u.
Se sustituyeron: kw>Y<; ch>t"; kkw>kY<; l.l>ll (l geminada); y>j.
Holmer (1946) tiene prácticamente el mismo inventario, pero no
considera las consonantes geminadas como fonemas.

Imitativo
Onomatopeya:
kesu ‘se dice del sonido producido cuando dos árboles se
frotan uno contra el otro por el viento’
kio kio kio ‘grito del conejo’
kokriko ‘llamado del gallo’
kotte, kottoe ‘sonido de arma, del trueno’
Y<iao ‘sonido que imita el ladrido o quejido del perro’
lilalalla ‘imitación del habla foránea’
me: ‘imitación de venado, rugido de venado’
Palabras imitativas:
aeimakka ‘hacer el sonido de cierto pájaro: ae’
aipopomakka ‘gotear’
kiimakka ‘crujir’ (del sonido producido por zapatos nuevos)
kollomakka ‘sonar, resonar (trueno)’
uamakka ‘llorando’
waumakka ‘ladrar, chillar (como cachorro)’
wiswismakka ‘hacer ruido abriendo y cerrando el pico’

Sinestésico
Palabras expresivas:
mermermakka ‘mover, agitarse por el viento, aletear’

265
i:smakka ‘revolotear’ (i:- ‘expresa la idea de temblor’)
ja:makka ‘chispear, brillar’
jarjarmakka ‘marchar en una línea’
piskipiski ‘tener pequeños puntos’
walawala ‘rayado’
waliwali ‘en escalera, en capas’
totoY<a ‘pequeño’
tottoY<a ‘muy pequeño’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. López indica que un proceso morfofonológico muy frecuente en
esta lengua es la reduplicación, ya de la palabra entera (kila-kila ‘rasgar
una y otra vez’), de la primera sílaba (pi-pioke ‘golpea varias veces’) o
de la primera sílaba con geminación de la consonante siguiente (mu-
mmut ‘muy bebido’).
Holmer indica que la reduplicación expresa ocurrencia esparcida,
desperdigada en tiempo o en espacio.
Alternancia de dureza asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Ambos autores hablan de geminación diminutiva, un fenómeno en-
fático que según López García recuerda a la palatalización diminutiva
del vasco o a la glotalización diminutiva del kwakiutl.
Holmer (1946) habla de prolongación enfática (o expresiva) de
consonantes como de r en purik(at ‘muy chico’ o de pp en pippik(at,
idem. Según este autor y a diferencia de López, los sonidos prolongados
no tienen una función fonológica en el sentido ordinario. Fonética-
mente pueden equivaler al énfasis de ciertas lenguas de la costa del
Pacífico, pero no son glotalizadas (como en coos o en kwakiutl). El
principio de usar un sonido enfático (también llamado fortis) para
expresar disminución ha sido estudiado por Edward Sapir en el dialec-
to wishram del chinook. En kuna encontramos una tendencia similar,
pero el autor agrega que estas formas no están limitadas al sentido
diminutivo solamente, aunque no aclara qué otro sentido tienen
(Holmer, 1946).

266
30c. CABECAR
Ilex red Slex red
Chibchana; Istmo; Margery-Peña, 1989.
La fuente hace referencia a ideófonos. El autor menciona la cate-
goría de ideófono y los define como: “términos que representan fono-
lógicamente determinadas características por lo general acústicas o
referentes a algún elemento concomitante con el significado de un
verbo y que cumplen, por ende, una función muy similar a la de los
adverbios” (Margery-Peña, 1989: CXVII).
Los ideófonos pueden formar verbos por composición de una raíz
verbal con un ideófono, aunque el autor dice que el ideófono asume
así “una clara función adverbial”.
h3nã!ki*i1*i (hu4na ‘volar’) “revolotear”.
Por el número de ideófonos encontrados en el diccionario supongo
que este fenómeno es muy productivo en esta lengua.

Inventario fonológico
p, t, tk, k, c, ., ˇj, s, ", h, 0, B, i, %, e, a, o, u, M, /, õ, ã, e44, J , Tonos: 1
tono alto,tono bajo no se marca.
Se sustituyeron: c>ts; .>t"; ˇj>d,; BjB8, M>$.

Imitativo
Palabras imitativas:
aga1:ga ‘ideófono del quejido de una persona por un dolor
súbito’
a1u1a1u1a1u1 ‘ideófono del aullido de más baja altura que emite el
mono congo’
b$b$b$ ‘ideófono que denota el croar de ranas grandes’
t"iBit"iBi ‘ideófono del ruido que producen las monedas en un
bolso’
t"o kt"o k
1 1
‘ideófono del ruido que produce una persona al cami-
nar con el calzado mojado’

Sinestésico
be1sbe1s ‘ideófono que denota la cojera de una persona’
bo1tabo1ta ‘ideófono que denota el vuelo a gran altura y en círcu-
los concéntricos que realizan ciertas aves’

267
haku1haku ‘ideófono de la acción de agazaparse para no ser visto’
huBuBu ‘ideófono de la sensación de frío’
bolo1 ‘dulce’
bolobolo ‘un poco dulce’
haba1 ‘espeso’
haba1 haba ‘muy espeso’
sule1 ‘alegre, contento’
sule1 sule1 ‘muy alegre, contento’
dala1: ‘amarillo claro’
dala1 dala ‘anaranjado oscuro’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y convencional.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. En adjetivos tiene un significado atenuante. Pero también puede
dar grado intensivo.

31a. PAEZ
Ilex (red)
Coconucana; Paez; Nieves, 1991 y Rojas, 1991.

Inventario fonológico
Nieves: p, py, t, ty, ts, tsy, k, ky, p6, pyh, q6, tyh, ts6, tsyh, Y6, kyh, mb, mby,
nd, ndy, ndz, ndzy, 0g, 0gy, ,y, s, sy, h, hy, #y, m, n, ny, l, ly, w, y, i, e, a, u.
Se sustituyeron: Cy>C'h8ij/d

Imitativo
Palabras imitativas:
wãwã ‘abejón’ (ej. u.)
s'Ks's' ‘restregar’
puq6 ‘soplar’
ts'andz'a ‘chupar’
p6ãhãk ‘(él) tose’

268
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.

31b. GUAMBIANO
Ilex
Coconucana; Colombia; Vázquez de Ruiz, 2000.
Inventario fonológico
p, t&, t", k, t, ts, s, &, ", j, w, m, n, 9, l, +, r, i, e, 2, a, u.
Se sustituyeron: t">t"; &>&; ">"; (j!fj+jd

Imitativo
Palabras imitativas:
wat"ip ‘ladrar’
tsa+t"ap ‘morder’
u&ap ‘soplar’
kats2+"2p ‘frotar’
s2+kap ‘rasguñar’
tu+t"ip ‘escupir’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Notas:
La autora menciona que el fonema t" (entre otros) se fricativiza y
se sonoriza cuando aparece entre vocales. Pero no siempre presenta
esta realización alofónica y en muchas otras palabras se conserva como
sonido sordo en el contexto intervocálico. La autora cree que esto
puede obedecer a cambios que se están dando en la lengua y que to-
davía tienen fluctuación. Otra razón puede ser que la sonorización y
la fricativización sólo respondan a realizaciones particulares de los
hablantes de una zona. Sin embargo, es claro que en todos los casos
en cuales aparece el morfema de diminutivo {-t!-} en posición inter-
vocálica se da esta fricativización y sonorización y en otras palabras
en las que no interviene el morfema de diminutivo no se da.

269
32. CAYAPÁ
Ilex red Sred
Barbacoana; Perú; Lindskoog y Linsdkoog, 1964.
La fuente no hace referencia a simbolismo sonoro, sino sólo hay
términos para “hacer sonido...”

Inventario fonológico
p, c, qu, t, ty, ’, b, v, d, dy, g, gu, ch, ts, f, s, sh, j, m, n, ng, ñ, l, ll, r, hu,
y, a, e, i, u.
Se sustituyeron: c, qu>k; dy>d', g, gu>g; ch>t"; sh>"; j>x; ng>0;
ñ>9; ll>D; y>j; hu>w; ty>t'; ’>+d

Imitativo
Palabras imitativas:
bambarakenu ‘murmurar o susurrar’
ba0wa:nu ‘disparar’
ba0nu ‘reventar’
kuspara:nu ‘susurrar’ (como hojas secas)
t"upipi ‘pollito’
duspanu ‘hablar calladito, cuchichear’
wa:nu ‘llorar’
xa:"kwenu ‘estornudar’
mu+mu+-panu ‘tartamudear’
"u"u ‘silbo, el silbido’
t'ut'u ‘el búho, la lechuza’
ku+un ‘golpear con la punta de un palo u objeto largo’

Sinestésico
waxt"ukenu ‘cerrar los ojos’
waxt"uwaxt"ukenu ‘pestañear’
main ‘uno’
main main ‘cada uno’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.

270
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. En estos ejemplos parece indicar acción repetida y distribución.

33. MAPUCHE
Ilex red Sred ton
Araucaniana; Chile; Erize, 1960; Smeets, 1989 y Herrera, 2000.
Erize hace referencia a vocablos onomatopéyicos y Smeets a alternan-
cia de fonemas.

Inventario fonológico
Smeets (1989): p, t, ch, tr, k, f, d, s, sh, w, y, r, q, m, n, ñ, ng, l, ll, a, e,
o, i, u, ü. Acento fonémico.
Se escogió este inventario por tener especificaciones más precisas
de las características de los segmentos.
Se sustituyeron: ch>t", tr>t",) d>$, sh>", y>j, r>B, q>-, ñ>9, ng>0,
ll>D, ü>2.

Imitativo
Erize.
walnwaln ‘murmullo de agua, de tripas, de gargarismos’
kúnkúmún ‘murmullo de agua que corre’
DaiDai ‘imita el murmullo suave del viento o del agua
corriente’
kaB-kaB- ‘croar, cacarear, hacer cuac’
9aw-9aw ‘maullar’
pi"-pi"- ‘piar’

Sinestésico
ald2 ‘mucho’
ald2ald2 ‘muchísimo’
kaleu ‘gaviota’
kaleukaleu ‘muchas gaviotas’
t"adiwe ‘salina’
t"adit"adiwe ‘salina grande’
al2al2leu ‘mucho muy veloz’

271
an2-an2-tu- ‘hacer como que se sienta’
kingi0-ki0i0-tu- ‘chillar como perro’
nufnuf-tu- ‘olfatear’
fot2m ‘hijo’
fot"2m ‘hijo querido’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Erize nombra estos
ejemplos como vocablos onomatopéyicos.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Erize propone que indica abundancia (plural), profusión o inten-
sidad (el superlativo en adjetivos se forma duplicándolo). Smeets, por
su parte, anota que algunas de las formas reduplicadas se caracterizan
por tener el tema formativo -tu- que denota un evento no serio, que
se hace por diversión, de forma lúdica, o que el sujeto hace o trata de
hacer la acción. Algunas de estas formas son claramente onomatopé-
yicas. También hay verbos reduplicados sin formativos sufijados que
son onomatopéyicos y denotan sonidos hechos por el hombre, anima-
les o cosas.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Smeets refiere una alternancia fonémica que expresa una diferencia
en valor emocional, en grado de formalidad y en el tamaño de la per-
sona o del objeto al que se refiere.
/t/ y /$/ se vuelven /t"/ para expresar afecto.
/B/ es remplazado por /d/ y [,] para hablar afectadamente (melin-
droso).
Además se mencionan otras alternancias que marcan una diferen-
cia en el valor emocional, grado de formalidad y en el tamaño de la
persona u objeto referido:
$ alterna con " y/o s; $, s con B; $, s con y; $ con B ; s con "; " con B;
B con y; t con t"; t" ) con t"; k con -; w con -; - con B; n con 9.
Herrera explica este fenómeno como una palatalización de segmen-
tos coronales.

272
Al parecer, hay un movimiento de los segmentos hacia la zona
palatal, no sólo los coronales sino también de segmentos posteriores.
Por eso la considero una alternancia de tonalidad y no de dureza.

34a. QUECHUA (PASTAZA)


Ilex red alar fon Slex red alar fon
Quechuana; Loreto; Nuckolls, 1996.
La fuente hace referencia a simbolismo sonoro. La autora nos dice
que en esta lengua hay una clase de adverbios que son simbólicamen-
te sonoros. Por sus características fonológicas y silábicas pueden aso-
ciarse icónicamente con ciertos significados. La secuencia vocálicaoa
no aparece en otro lugar de la lengua más que en un adverbio simbó-
licamente sonoro. Pueden tomar algunos afijos, como evidenciales y
normalmente acompañan al verbo, aunque también pueden sustituir-
lo. Según la fuente, tienen una fuerte carga aspectual que puede indi-
car la continuidad, iteratividad, puntualidad o completividad de una
acción a través de simbolismo sonoro acústico y articulatorio.

Inventario fonológico
p, t, k, b, d, g, ts, ch, dzh, py, ty, ky, s, sh, h, z, l, ly, r, m, n, ñ, w, y, i, a,
u, o.
Se sustituyeron: ch>t"; dzh>d,; py>p'; ty>t'; ky>k'; sh>"; ly>l'h8 (j!h8
•j9h8ij/d

Imitativo
tsupu ‘describe la idea del sonido del momento de caer al agua
y del recorrido debajo del agua después de la caída o el so-
nido del chapoteo de dicho movimiento’
tak ‘la idea del sonido hecho por el contacto entre dos superfi-
cies firmes; también una expansión del contacto entre dos
superficies y cualquier rasgo o cualidad considerada como
extendida en el espacio’
d,i! ‘idea del sonido hecho al jalar o deslizar un objeto en una
superficie; también se refiere al movimiento’
taw ‘sonido de un jarro de barro que se truena’

273
tus ‘idea del sonido de estallamiento, tronido o rotura, por
ejemplo: de un hueso o algo crujiente’

Sinestésico
sa ‘describe movimiento azaroso desde un centro hacia
fuera’ (p. ej. cuando salen las tortugas del nido)
toa ‘voltear’ (p. ej. un tazón para beber, un contenedor,
etc.)
polang ‘describe el momento de emerger del agua o de flotar
y deslizarse en el agua sin hacer ruido’
huj ‘estar colgando, suspendido’ (p. ej. hamaca, frutas de
un árbol)
l'u ‘describe un brillo, destello o chispa; también describe
un movimiento curveado, ondulante’
ling ‘insertar en un espacio cerrado, mover rápido hacia
adentro y hacia fuera’
ang ‘abrir la boca ampliamente’
ing ‘abrir en forma de ranura o separar’
mukti mukti ‘olfatear y olfatear’
waka waka ‘llorar y llorar’
barbas barbas ‘bigotes bigotes (moviendo sus bigotes)’
!iiiii-n ‘ir-3ap.’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Al
parecer hay más ejemplos de este último, aunque en varios casos hay
diferentes significados vinculados con un mismo adverbio. Por estas
razones incluyo los adverbios que tienen algún significado relacionado
con sonido en el tipo imitativo y los que sólo se asocian con significa-
dos no auditivos en sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. En esta lengua es un mecanismo común para indicar la repetición
de la acción en un determinado periodo. Por lo tanto, también comu-
nica un aspecto iterativo. Un nombre reduplicado puede ser usado
para describir la apariencia de un movimiento repetido, además de su
iteración. Por último, un nombre o adjetivo reduplicado puede sim-

274
plemente describir la distribución espacial de su referente. Además de
la reduplicación hay ocurrencias múltiples de los adverbios simbólica-
mente sonoros, sín límite en el número de repeticiones y a menudo
acompañados de ascensos o descensos en la entonación.
Alargamiento vocálico y consonántico asociado con simbolismo
sonoro imitativo y sinestésico. Hay muchas estructuras que pueden
alargarse en esta lengua. En el caso de algunas raíces verbales no es
necesario sufijar el morfema continuo -u- para expresar duratividad,
sino que es sustituido por un alargamiento, aunque también puede
ocurrir junto a éste.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro imitativo y sinestésico. Para cada uno de los adverbios,
la autora señala la base icónica que lo sustenta articulatoria o acústi-
camente. Algunos de los significados consistentes en su análisis son:
fricativas para movimientos ininterrumpidos ng para el término de
una acción o movimiento. En general, la autora considera que la car-
ga de significado más fuerte la lleva la consonante final y no la inicial,
con algunas excepciones.

34b. QUECHUA (SANTIAGO DEL ESTERO)


Ilex red Slex red fon
Quechuana; Chile; De Reuse,1986 y Bravo, 1975.
De Reuse hace referencia a lexicalización de simbolismo sonoro.

Inventario fonológico
De Reuse: p, t, `, k, q, b, d, g, G, f, s, ", x, ,, m, n, ñ, l, r, ~, w, y, i, e, a,
o, u. Bravo incluye ck, ll.
Se sustituyeron: `>t"; ñ>9, ~>B; y>j, ck>k’, ll>Dd

Imitativo
tox tox ‘el cloqueo de las gallinas’
tuax ‘ave que vuela en círculo gritando tuax tuax’
kitilipi ‘búho de gran tamaño. Su nombre onomatopéyico re-
cuerda el grito del ave’
rokoko ‘sapo grande y grueso’

275
k’ok’o ‘búho de regular tamaño. Grita k’ok’ok’ok’o’
uxu ‘tos’

Sinestésico
t"irit"iri ‘escalofrío. Temblor súbito producido por el frío o temor’
Dipipiy ‘relampaguear, parpadear, centellear’
ab"a ‘Absalón’
ga"pa ‘Gaspar’
saka ‘Zacarías’
bu9i ‘Bonifacio’
ma9uku ‘Manuel’
kuBu"a ‘lleno de gusanos’
kuBusapa ‘lleno de gusanos, no peyorativo’
a"iku ‘sonriendo’
asi ‘reír’
wik"aku ‘barrigón’
wika ‘barriga’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro sinestésico. En esta lengua, las palabras y sufijos con
connotaciones emocionales particulares, principalmente diminutivo
y aumentativo, a menudo o siempre contienen /"/ donde histórica-
mente se esperaría /s/. Los valores afectivo y peyorativo —y no sólo
de tamaño— son factores determinantes en este proceso. El autor lo
incluye como un caso de simbolismo sonoro porque es un fonema y en
particular un rasgo fonológico, el que conlleva un significado especí-
fico. Aunque la conexión entre /s/ y /"/ parece arbitraria, la calidad
palatal como marca diminutiva no es rara en las lenguas. Cabe notar
que en los apodos hay también un cambio de /n/ a /9/ que correspon-
de a esta cualidad. Por esta razón la considero como un caso de sim-
bolismo sonoro sinestésico y no convencional. El sufijo -!a, -!u es un
sufijo nominal aumentativo de tamaño o cantidad. También tiene

276
connotaciones peyorativas y puede ocurrir en apodos. El sufijo-ku, -ka
es un sufijo hipocorístico y causa el cambio de /s/ a /"/.

35. AYMARA
Ilex red ton Slex red
Aymarana; Perú; Diccionario práctico aymara castellano, 1987.
La fuente sólo hace referencias como “hacer ruido...”, “imitar...”

Inventario fonológico
p, t, k, q, ph, th, kh, qh, p’, t’, k’, q’, ch, chh, ch’, s, j, x, l, ll, r, m, n,
ñ, w, y, i, u, e, o, a.
Se sustituyeron: ph>p6; th>q6; kh>Y6; qh>q6; ch>t"; chh>t"6;
ch’>t"’; j>T; ll>D|8(j!h8•j9|8ij/.

Imitativo
awuDa9a (y también awuDi9a) ‘aullar, dar aullidos’
t"a!aqe9a ‘hacer ruido algo que bate el viento’
t"ilinka (y también t"ilinki) ‘timbre, campanilla’
t"6it"6i0a ‘cuchichear, hablar al oído o en voz baja, musitar, su-
surrar’
t"6oroxta9a ‘oírse el ruido de pisadas u otro similar’
k’a!k’a!ta9a ‘hacer ruido la puerta al cerrarse o abrirse’
p6unta9a ‘estampido, ruido fuerte producido por detonación’
waTa9a ‘ladrar el perro, dar aullidos’
t’i!it’i!i ‘grillo’
at"at"aw (y también at"it"iw) ‘interjección que expresa dolor’
awuDa9a (y también awuDi9a) ‘aullar, dar aullidos’
t"ilinka (y también t"ilinki) ‘timbre, campanilla’

Sinestésico
t"6aput"6apu ‘entre dos luces, puede ser anochecer o amanecer’
k’aTi!i ‘brillante, resplandeciente’
DiTuDiTu ‘fulguración, relámpago, resplandor del rayo’
DuDu ‘tierno, no maduro’
paDapaDa ‘superficie plana’

277
pala pala ‘omóplato’
p6ap6aDi9a ‘andar de puntillas’
wajuwaju ‘racimoso’
t"a!i ‘préstamo, deuda’
t"a!it"a!i ‘persona que tiene deudas en todas partes’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. No la menciona el autor, pero parece indicar iteración.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Al parecer hay algunos ejemplos de alternancia vocálica, pero el autor
no menciona ninguna diferencia en significado.

36a. SECOYA
Ilex red
Tucanoana; Loreto; Johnson y Levinson, 1990.

Inventario fonológico
p, t, k, Y<, d, s, h, z, m, w, y, i, e, 1, a, u, o. Acento fonémico´.
Se sustituyeron: y>j.

Imitativo
Onomatopeya:
te4 s1 pau ‘sonido de disparo’
t•1 ‘sonido de venir cayéndose y agarrándose entre el follaje’
Palabras imitativas:
ko+kó-hi ‘toser’
Y<í-hi ‘grita’
t1r1 ‘gruñir’
tsKs1 ‘mamar’
ko+ko ‘ladrar’
to+te ‘golpear’
hu- ‘soplar’

278
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Los autores anotan que un verbo cambia en iterativo por la inter-
calación de una oclusiva glotal al final de la primera sílaba y el cambio
de la última vocal de la otra. Indica que la acción del verbo es recu-
rrente o que ocurre más de una vez.

duta ‘arrancar’ du+te ‘arrancar varias veces’


tutu ‘hacer fuerza’ tu+te ‘templar el cuero’
tse4a ‘agarrar’ tse4tse ‘agarrar varias veces’

Verbos iterativos sin formas simples correspondientes


hu1+hu1 ‘correr’
sa+ka ‘brincar’
ts1+ko ‘golpear varias veces’

36b. OREJÓN
Ilex (red)
Tucanoana; Caquetá; Velie Gable,1975.
La fuente hace referencia a palabras o frases onomatopéyicas. En
el apartado de clase de palabras, el autor menciona las palabras ono-
matopéyicas y señala que no tienen flexión. Tienen una posición
particular en cláusulas independientes declarativas, transitivas e in-
transitivas. Sólo da un ejemplo.

Inventario fonológico
p, t, k, +, b, d, g, +b, +d, s, h, y, i, e, a, 1, o, u, i4, e4, ã, ", @,44 K.Tono alto ‘y
bajo’ (sin marca)
Se sustituyeron: y>j; tono alto ‘>1.

Imitativo
gidi gidi gidiii pokaa ‘sonido de un demonio al comerse los ojos de
alguien’ (p. ej. u.)

279
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Notas:
Este ejemplo lo tomo como único en el caso de la reduplicación,
pero no en el léxico, ya que el autor se refiere a una clase de raíces, por
lo cual debe haber más de una.

36c. TUCANO
Ilex (Ston)
Tucanoana; Caquetá; West y Welch, 2000.

Inventario fonológico
p6, q6, Y6, p, t, k, +, b, d, g, s, h, r, w, j, i, e, 1, a, u, o. Tono alto ’, bajo
no se marca.
Todas las vocales tienen variantes nasales que aparecen en morfe-
mas nasales (West y Welch, 2000).
Se sustituyó: r > !; ’ > 1.
Imitativo
bi+i ‘ratón’
bu+u ‘tucunaré’ (pez)
wá+u ‘tos ferina’
putise1 ‘soplar’
d1tese1 ‘cortar con machete’

Sinestésico
1sebetise ‘grueso’
1sebI!i1se ‘delgado’ (p. ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Tal vez nasalización para indicar pequeño: sólo hay un ejemplo poco
claro (véase tuyuca).

280
36d. TUYUCA
Ilex (Ston)
Tucanoana; Caquetá; Barnes y Malone, 2000.

Inventario fonológico
p, t, k, b, d, g, s, h, r, w, j, i, e, 1, a, u, o. Acento fonémico ’.
Se sustituyó: r > !; ’>’.

Imitativo
Palabras imitativas:
putí ‘soplar’
ta: ‘cortar’
doté ‘golpear’

Sinestésico
esebe’ti ‘grueso’
esebI’dJ ‘delgado’ (p. ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Sólo hay un ejemplo poco claro de nasalización (véase tucano y wa-
nano, pueden ser cognadas, son de la misma familia).

36e. WANANO
Ilex (Ston)
Tucanoana; Caquetá; Waltz y Waltz, 2000.

Inventario fonológico
p6, q6, Y6, p, t, k, +, b, d, g, s, t", r, w, j, h, i, e, 1, a, u, o. Tono alto ´y
bajo (no se marca).
Cada vocal tiene una variante nasal que se da en morfemas nasales;
la nasalidad es un fonema suprasegmental que funciona a nivel del
morfema: ésta se marca con 4(Waltz y Waltz, 2000).
Se sustituyeron: t "8> t"; r > !. Tono alto1.

281
Imitativo
Palabras imitativas:
puti1 ‘soplar’
Y6a ‘golpear’
wJhJ ‘oler’

Sinestésico
sIb1ti!o ‘grueso’
sIbJdJdõ ‘delgado’ (p. ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Sólo un ejemplo poco claro de nasalización (véase tucano: pueden ser
cognadas, son de la misma familia).

37. TICUNA
Ilex (Ston)
Tucunana; Caquetá; Montes, 2000.

Inventario fonológico
b, d, ,, g, p, t, t", k, w, r, i, e, a, E, o, u, i4, e4, ã, õ, E4 , u4. Tonos: alto´,
medio (no se marca), bajo`.
Se sustituyeron: t"8> t"|8(j!. Tono alto 1, tono bajo 3.

Imitativo
Palabras imitativas:
o1E3 ‘vomitar’
bK3 ‘chupar’
bai ‘correr agua’
-gõ3ku ‘morder’
ku!u!u1 ‘sapo’

Sinestésico
dK1a3 ‘aquí’ gua3 ‘allí’ (p. ej. u.)

282
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Sólo un ejemplo poco claro, aunque nasalización se usa para designar
lo pequeño (al parecer) en otras lenguas del área.
La autora menciona que el tono puede tener funciones gramatica-
les, pero ha encontrado pocos casos. La oposición es entre un tono
alto y uno bajo para género masculino y dos tonos altos para femenino.
Uno de los ejemplos es o3o1ta ‘gallo’ o1o1ta ‘gallina’.

38. MUNICHI
Ilex red
Municheana; Loreto; Gibson, 1996.

Inventario fonológico
p, t, c, k, +, d, g, t", s, &, ç, r, m, n, 9, w, j, i, e, a, E, u.
Se sustituyeron: t"> t"; (j!d

Imitativo
at"i+c)E- ‘estornudar’
t"at"a9E+E ~ kaka ‘gallina/pollo’
t"Ena, t"ini ‘trueno’
çcu- ‘toser’
nu+u ‘búho’
çuçut(i)- ‘lavar, frotarse’ (las manos)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.

39. KWAZA
Ilex red Sred
Koaiana; Caquetá; Van der Hoort 2004.

283
La fuente hace referencia a ideófonos. El autor nos dice que los
ideófonos son palabras onomatopéyicas o simbólicamente sonoras. /0/
y /y/ son sonidos que aparecen en ideófonos, pero no aparecen en el
vocabulario ordinario de la lengua. Al parecer, varias raíces verbales
y nombres de pájaros se originan en onomatopeyas. Las imitaciones
de sonidos son usadas como tales, pero a veces también se utilizan
como raíces verbales.

Inventario fonológico
p, t, c, k, +, b, d (implosivas), ts, tx, s, x, h, m, n, ñ, r, l, w, j, i, e, &, y,
œ, a, u, o (y sus correspondientes nasales), ´ acento fonémico.
Se sustituyeron: tx>t"; x>"; n>9; r>!.

Imitativo
Onomatopeyas y palabras imitativas:
a+t"‚- ‘estornudar’
b&- ‘golpear con ruido, explosión’ (p. ej., un revólver)
b&r&r&- ‘reventar’ (el maíz)
d&4d&4d&4 ‘caer estrepitosamente, simboliza el sonido de árboles
cayendo’
dwi+dwi ‘pájaro tesoureiro’
hahaj- ‘bostezar’
tu+p&u ‘sonido de zambullirse en agua’
tu+pKng ‘sonido de una roca grande arrojada al agua’
tw'tw'tw' ‘simboliza el sonido del pájaro tw'tsysi+ky&’
t"it"it"i ‘simboliza el sonido de un saltamontes’. También se
refleja en la palabra t"it"i+lu ‘saltamontes’
tsururururu- ‘murmullo’
dyr'-dyr'- ‘cascabelear (objetos pequeños)’
kuruku+ru ‘especie de mono’

Sinestésico
h'idi-h'idi-tse ‘está goteando’
Kt&ya bu- Kt&ya bu- Kt&ya +bu-tse (lado-poner-lado-poner-lado-poner)
‘es un triángulo’

284
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Puede referirse a sonidos repetitivos. Se puede ver la reduplicación
ya lexicalizada en verbos ideofónicos, en los cuales el elemento básico
se reduplica en su totalidad, pero no tiene un significado especificable.
Hay algunos nombres que contienen sílabas reduplicadas no analiza-
bles, palabras simbólicamente sonoras para designar a los pájaros y
otros animales.
La repetición de la raíz entera tiene un significado repetitivo, du-
rativo, progresivo e intensificador. Sin embargo, en palabras más lexi-
calizadas tiene un efecto más bien atenuante. También ocurre en
descripciones icónicas de formas. La reduplicación de la sílaba puede
tener significados de repetición, intensificador o distributivo.

40. NAMBIQUARA
Ilex red S(lex) red alar
Ñambicuarana; Bolivia; Lowe, 1999 y Kroeker, 2003.
Las fuentes hacen referencia a ideófonos. Según Lowe, los ideófonos
son palabras cuyos sonidos pintan o describen la acción a la que se
refieren. Sólo da dos ejemplos.
ka3lagn3 ‘sonido de una caída pesada’
taubm13 ‘sonido de pasos’

Inventario fonológico
Kroeker: p, t, k, `, k, kw, +, p-, s, h, l, r, m, n, dn, m, bm,80, g0, w, y, p6,
q6, Y6, kw6, w6, p+, t+, k+, kw+, s+, h+, +l, +n, +w, +y, i, e, a, o, u (y sus corres-
pondientes nasalizadas, excepto o y laringealizadas). Tres tonos:1 2 3.
Se sustituyeron: `>t"; kw>Y<; r>!; p->,; kw6>Y<6; p+>p’; t+>t’; k+>k’;
kw+>Y<’; s+>s’; h+>h’; +l>’l; +n>’n; +w>’w; +y>’j, tonos 1>13; 2>31.

Imitativo
ka3la3 ka3la3su31 ‘sapo’
wa3tKt31su31 ‘rana’
ta31k'13 ta31k'13su31 ‘gavilán’

285
wa3t’u3ka3t’u3ki3su31 ‘trueno’
J3to13to13-t'3la31 ‘golpear la puerta, sonido de martillo’
ka3lot3-t'3la31 ‘gotear una llave, hojas mojadas’
wa3ti3li3li3li3 ‘n31-na3la31 ‘movimiento de rueda rechinante’
tik13 ‘cuchillo cortando madera’
q6u31q6u31q6u31 ‘gente conversando’
si3si3si3 ‘corazón bombeando sangre’
hi31hi31hi31 ‘mujeres riendo’
wa3juh13 ‘pájaro pasando en el aire’

Sinestésico
wa3laun3 ‘cayendo en un agujero’ (p. ej. u.)
k'inn31-na3la31 ‘es grande’
k'in31-Y6aixx13-na3la31 ‘es muy grande’
k'in31-Y6aixxxx13-na3la31 ‘es muuuuy grande’
k'in31-Y6aix13-Y6aix13-na3la31 ‘es mucho muy grande’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Kroeker
distingue varias categorías de ideófonos. La primera es la de animales
o cosas con sonidos que se aproximan a los emitidos por éstos y siguen
las mismas reglas que gobiernan a los sustantivos. La segunda catego-
ría es la de verbos de acción imitativos y finalmente la de palabras
aisladas que imitan un sonido específico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Una forma de indicar énfasis es la repetición de la sílaba.
Alargamiento consonántico asociado con simbolismo sonoro sines-
tésico. Una sílaba normalmente acentuada puede ser prolongada con
fines enfáticos.

41a. PIRO
Ilex red Slex red
Arahuacana; Jurua Purus; Matteson, 1965.
La fuente hace referencia a enunciaciones onomatopéyicas, palabras
onomatopéyicas. Consisten en series de sílabas imitativas. Se mencio-

286
na que la palabra onomatopéyica se identifica por su distribución sólo
en fragmentos onomatopéyicos de oración y por su ocurrencia sin
afijación flexiva.

Inventario fonológico
p, t, k, ts, t", tx, s, ", x, h, l, r, m, mo, n, no, w, wo, y, yo, i, e, a, o, u, i:, e:,
a:, o:, u:.
Las palabras onomatopéyicas tienen una entonación que varía de
acuerdo con el sonido imitado. El autor muestra esta entonación con
números en algunos ejemplos, pero no en todos.
Se sustituyeron: r>!; y>j; mo>mm; no>nn; wo>ww; yo>jj; u>E.

Imitativo
Enunciaciones onomatopéyicas:
he2he2he2 ‘sonido de mono parloteando’ (tono medio)
ha3ha3ha3ha1! ‘sonido de gallo cantando’ (!ascendiendo)
hla2la3la3la3la3 ‘sonido de jaguares gruñendo’ (registro bajo)
hohoho ‘ladrar, aullar de un perro’
tsnetsnetsne ‘tintineo de un fleco, orla de semillas’
hahahaha ‘ladrido de un perro de caza en la cacería’
kalwkalwkalw ‘grito del pavo’
mlomlomb ‘sonido de masticar ruidosamente, de tragar’
klo ‘sonido de tragar’ (nikloka vb. tr. ‘tragar’)
sE:sE: ‘sonido de fantasma’
Palabras imitativas:
hapha-ta ‘bostezar’
haptsoka ‘hacer un click labial sordo para llamar la atención.
Tr. besar’
hat"it"a ‘chupar o masticar para sacar jugo’ (como caña)
het"o-ta ‘estornudar’
hetho-ta ‘toser’

Sinestésico
"li!i!i!i ‘sonido y movimiento del agua espumeante’
t"!i!i ‘brillantez deslumbrante’

287
hlolo ‘moverse hacia delante y hacia atrás’ (como un mosquito.
Se dice que el movimiento es acompañado por el sonido
hlo-hlo-hlo (hihloloka ‘moverse hacia...’)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Los
correspondientes a simbolismo sinestésico aparecen como exclama-
ciones. Los tengo en cuenta debido a que la estructura es muy pa-
recida a la de las enunciaciones onomatopéyicas.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico.

41b. GUAJIRO
Ilex Ston
Arahuacana; Caribe; González et al., 2000.

Inventario fonológico
p, t, k, +, t", s, ", h, X, r, m, n, ñ, w, R, j, i, &, E, u, a, 7.
Se sustituyeron: t">t"; ">"h8(j!h8•j9d
Imitativo

Palabras imitativas:
at"ula: ‘chupar’
&h&ta: ‘escupir’
ahu+Xa: ‘soplar’

Sinestésico
Masc. Femenino Plural
+ anterior
I distancia (este) t"i: tE: na: ø
‘cercano’
II distancia (ese) t"i!a tE!a naXa !, X
III distancia (aquel) t"isa tEsa nasa s
IV distancia (aquel + posterior
de más allá) t"i+a ti+a na+ja + ‘lejano’

288
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro. En los
datos encontré una correlación entre la distancia a la que se refieren
los demostrativos y la forma de los mismos. Aunque los autores no
mencionan que éste sea un caso de simbolismo sonoro, lo incluyo por
las semejanzas con otros casos que sí se han registrado con esta cate-
goría. Además, encuentro que la correlación entre las consonantes
utilizadas corresponde con el código de frecuencia, ya que las distancias
más cercanas se codifican con consonantes más anteriores y las más
lejanas con consonantes más posteriores.

41c. ARAHUACO
Ilex red
Arahuacana; Guyana; Pet y Agrícola, 1987.
La fuente hace referencia a onomatopeyas.

Inventario fonológico
b, d, p, t, k, q6, Y6, p-, s, l, ~), r44, m, n, h, w, c b, i, e, 1, a, o. Acento léxico.
Se sustituyeron: p->,; ~)> B; r44 >r; c b>j.

Imitativo
Onomatopeya:
kia:n kia:n kia:n ‘imitación exacta del grito del capibara’
pang pang pang ‘disparos’
boemmm ‘ruido de explosión’
paaiii ‘sonido de disparar’
wolhorrom ‘sonido de pararse’
b1lholhom ‘sonido de caída’
bip bip bip ‘sonido de golpecitos’
Palabras imitativas:
baladan ‘tirar, disparar’
q6eq6edan ‘susurrar’
q6ondon ‘toser’

289
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Los ejemplos de
onomatopeya aparecen en narraciones.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.

41d. PIAPOCO
Ilex red (alar) Slex red
Arahuacana; Caquetá; Reinoso, 2002.
La fuente hace referencia a sonidos onomatopéyicos en narraciones.
Algunos de los ejemplos son adjetivos y otros aparecen glosados, como
son onomat (sonido onomatopéyico probablemente).

Inventario fonológico
p, t, k, +, b, d, ts, $, h, w, y, r (vibrante retrofleja), i, e, u, a, i:, e:, u:,
a:.´ acento tonal.
Se sustituyeron: r>B.

Imitativo
Onomatopeya:
ta-ta-ta-ta ‘sonido del hacha al rajar madera’
taki! ‘sonido que se produce cuando se rompe o destapa
algo’
kíííí kíííí ‘sonido onomatopéyico del pescado al salir de su
cueva’ (p. ej. u.)
káu ‘sonido onomatopéyico del pescado al ser atrapado’
tapú ‘sonido de un objeto cuando cae al agua’

Sinestésico
tsuBitsuB-íBi ‘deshilachado’
deshilachar-masc.
taBataB-eBi ‘hediondo’
hediondo-masc.
kaBakaBe-eBi ‘desajustado’
desajustado-masc.

290
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. En el
caso del simbolismo sinestésico, el autor nos dice que un tipo de radi-
cal adjetival proviene de la onomatopeya y se expresa mediante la
repetición de sílabas con acento fonético de intensidad en cada uno
de sus núcleos. Sin embargo, los significados no corresponden con
sonidos, por lo cual los pongo en este rubro.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico.
Alargamiento vocálico asociado con simbolismo sonoro imitativo.

41e. WAREKENA
Ilex red Sred
Arahuacana; Caquetá; Aikhenvald, 1998.
La fuente hace referencia a ideófonos.

Inventario fonológico
p, t, k, b, d, g, ", h, ts, t", d,, m, n, ñ, X, w, y, i, e, a, u y sus correspon-
dientes largas y nasales.
Se sustituyeron: ">"; t">t"; d,>d,|8•j9|8ij/d

Imitativo
t"u! ‘sonido de algo que cae’
e: ‘una señal de alegría’
tu tu tu ‘sonido de tocar’ (la puerta)
guwe ‘ladrar’ es probablemente el único verbo ideofónico.

Sinestésico
tsapia ‘brincar’
tsapipia ‘brincar muchas veces’
mut"ita ‘morder’
mut"itata ‘roer’
apate ‘frío’
apatete ‘muy frío’
wa-wajata ‘estamos platicando’ (sólo nosotros)

291
wa-wajatata ‘estamos platicando como parte de una gran
multitud’
ema ni-"uwija ‘silbido de tapir’
ni-"uwija-ja ema-nawi ‘muchos tapires están silbando’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. La autora dice que
los ideófonos ocurren muy raramente en esta lengua. Principalmente
son monosílabos que imitan sonidos bruscos.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Un ideófono se puede repetir para intensificar. La reduplicación
en la sílaba final del tema sirve para marcar acción repetida e intensi-
dad en el verbo. Con predicados intransitivos estativos o de estado/
condición indica la intensidad del estado o condición. También mar-
ca multiplicidad de objeto o de sujeto.

41f. RESÍGARO
Ilex red
Arahuacana; Caquetá; Allin, 1976.

Inventario fonológico
a, b, `, `h, d, dy, dz, e, f, g, h, i, }, k, kh, m, m-, n, n-, ñ, ñ-, o, p, ph, ",
t, th, ty, ts, tsh, u, v, ,, ?, (x), (r). Tonos: alto ´, bajo (sin marca).
Se sustituyeron: `>t"; dy>d'; }>d,; kh>Y6;m->C3 ; n->ƒ3, ñ>9; ñ->9;3
ph>p6; th>q6; ty>t'; tsh>ts6; ?>+. Tono alto ´>1.

Imitativo
-Y6u1 ‘hacer’
-at"6o1 ‘roncar’
t"6o:-Y6u1 ‘escupir’
dza:-Y6u1 ‘echar agua al fuego’
fio+-Y6u1 ‘silbar’
fo:1-Y6u ‘soplar’
ha+aga1+i- Y6u1 ‘bostezar’

292
he1t"i1hu:-Y6u1 ‘estornudar’
ts6i:+ts6i1+o1 ‘grillo’
ts6e1+ts6epi ‘especie de pájaro’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo. En los
nombres es irregular y no productiva.

42. WARI
Ilex red alar Slex red alar
Chapacurana; Bolivia; Everett y Kern, 1997.
La fuente hace referencia a ideófonos. Acerca de la fonología de
estas palabras, los autores mencionan que muchos ideófonos se desvían
de las normas fonológicas de la lengua: 1) algunos emplean unidades
fonológicas que no se encuentran en ninguna otra parte de la lengua;
2) las vocales a menudo se alargan exageradamente, y 3) emplean
entonaciones variadas: alta, baja, larga, susurrada.
Los autores explican que los ideófonos son palabras parcialmente
onomatopéyicas que expresan el sonido de las acciones. Muchos ver-
bos y nombres, en especial nombres de animales y algunos objetos, son
ideófonos. En el caso de los verbos, éstos representan el sonido produ-
cido cuando la acción tiene lugar, en tanto que los nombres represen-
tan el sonido que hace el animal u objeto. Estos ideófonos son tratados
formalmente como otros nombres y verbos. Pueden ser núcleos de
frases nominales y verbales y estar acompañados de clíticos flexivos,
demostrativos y partículas colectivas, cuando son aplicables. Además,
muchos ideófonos verbales sufren procesos de reduplicación para for-
mar verbos plurales intensivos.
El autor clasifica los ideófonos como palabras onomatopéyicas si no
siguen los patrones fonológicos normales, pero pueden funcionar sus-
tituyendo a un verbo:
to toooo na watami ka#
sonido-al-matar-un-pájaro 3s-realis pasado/presente especie-pájaro
este-neutro.

293
Inventario fonológico
p, t, tB3, k, Y<, +, t", h, h<, m, m+, n, n+, !, w, y, a, e, i, o, ö, Y. tB3 es una
plosiva apicodental sorda y plosiva bilabial múltiple sorda.
Se sustituyeron: t">t"; m+>m’; n+>n’; ij/|8„j…d

Imitativo
Onomatopeya:
+o+io+o+io+o+io ‘sonido al agitar algo’
to!oko ‘sonido de ir adentro de algo’
Palabras imitativas: (ideófonos)
+ao ‘ladrar un perro’
kwa!wk ‘arañar, rasguñar’
hon ‘expeler gases intestinales’
ya+ ‘disparar’
nu!u ‘soplar viento, gruñir cerdo’
pahot, paho!ohot ‘derrumbamiento en el margen del río’
pa!ok pa!ok ‘poner huevos’ (gallina)
to!on, toto!on ‘gruñir’
kowo ‘especie de rana’ (que hace ‘wo’)
t"ipa t"ipa ‘medicina que se da en gotas’
to: to: ‘ruido que hace el metal cuando se le pega, bote
con motor de diesel’
wio wio ‘ruido que hace el halcón, especie de halcón’
+aho: +aho: ‘ruido que hace el jaguar, especie de jaguar’
hoihoi ‘ruido de burbujear, manantial, fuente’
xuuuuuaaaaa ‘sonido de estar cortando cuerpos’ (hablado
guturalmente)

Sinestésico
Palabras expresivas:
patao+ ‘terminar súbitamente’
t"opin ‘parpadear’
+ato ‘sonido de matar’
heeeet"ek heeeet"ek ‘sonido del día que acaba (puesta de sol)’
hokon t"u ‘sonido del niño saliendo del vientre’
hoooooo ‘sonido de completar algo’

294
hamham ‘especie de pez que es muy gordo’
kapijakapija ‘hablador’
ta!amaja ta!amaja nana ‘están trabajando’
to+ to+ to+ to+ nama ‘se pegaron (uno a otro) repetidamente (o
estuvieron pegándose uno a otro) y se detu-
vieron’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Hay
muchos ejemplos de nombres derivados iterativos en los que la base
es un término onomatopéyico. La forma base representa el sonido que
el objeto hace. Generalmente las formas onomatopéyicas se usan
como verbos.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. El número (plural) se expresa con reduplicación parcial. Los
nombres también pueden ser reduplicados para derivar nombres o
términos descriptivos. La reduplicación del verbo entero es una forma
de expresar aspecto continuo, progresivo e iterativo.
Alargamiento asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Los ideófonos en esta lengua frecuentemente se desvían de las
normas; una de estas desviaciones es el alargamiento exagerado de
vocales (entre otras cosas).

43. GUAJIBO-SIKUANI
Ilex red alar Slex red (dur) alar
Guahiboana; Sabana; Queixalós, 1985, 1988 y Guevara, 2000.
Guevara menciona exclamaciones onomatopéyicas y Queixalós
exclamaciones y palabras oración. Ambos autores señalan que hay
anomalías en la forma fonológica de estas palabras, por ejemplo: el uso
de monosílabos terminados en consonantes (al parecer, no ocurre en
otros ítems léxicos).
Guevara habla de partículas que denomina “verboides” y dice que
éstas se insertan en la oración ocupando el lugar del verbo e incluso
pueden sustituir la oración entera. Aclara que también es posible
proveerlos de una conjugación complementaria mediante el verbo

295
auxiliar haj ‘decir’ pospuesto. Por ejemplo, hoj ‘respuesta a un llamado’
hojhaj ‘él respondió a un llamado’. En los ejemplos que aparecen en
Queixalós se ve que algunos ejemplos de exclamaciones también
pueden transformarse en verboides intransitivos, comobaxuxuxu excl.
‘movimiento de hojas anchas’ baxuxubia vbd. intr. ‘producir un ruido
de hojas secas’.
En cuanto al significado, Queixalós apunta “aunque en su mayoría
se refieren a fenómenos que estimulan los sentidos —oído, vista, tac-
to— también pueden estar asociados con nociones abstractas como la
vacilación en el momento de actuar” (Queixalós, 1985: VIII).

Inventario fonológico
Queixalós 1985: p6 (f), p, b, m, w, q6, t, d, ts, s, n, l, r, w, y, k, x, h, i, e,
a, o, u, ü.
Se sustituyeron: ü>E, f>p6; r>!; y>j.

Imitativo
Onomatopeya:
alai ‘sonido metálico’
bixa ‘roce de dos objetos’
dakdakdak ‘ruido de grandes cascos o zapatos’
p6abp6ab ‘ruido de alas’

Palabras imitativas:
asiahai ‘estornudar’
aEaEhai ‘gemir’
bululubia ‘sonar un burbujeo en el agua’
bEkEkEx excl. ‘caída de un objeto duro’ (sonido k prolongado)
bEx excl. ‘caída de una fruta’ (sonido x prolongado)
buxuba ‘toser’ (buxu ‘tos’)
dokodokohai ‘sonar el ruido del pájaro carpintero o ruidos similares’
hauhauhai ‘ladrar’
lanlanahai ‘sonar ruido de tarros entrechocados’

296
Sinestésico
Palabras expresivas:
binehai, binebinehai ‘destellar’
butu ‘salida brusca del sol detrás de una nube’ (soni-
do t más prolongado)
dana excl. ‘entrada de un animal en un tronco hueco’
(sonido n prolongado)
hipahipa vbd. intr. ‘estar blando como fruta madura’
nnn excl. ‘movimiento del pez buju’
wobwob excl. ‘vacilación entre hacer y no hacer’
binebine-hai ‘relampaguea’
hakehake-hai ‘solloza’
aitaxatu vbd. intr. ‘estar oscuro’
aitakatu vbd. intr. ‘estar muy oscuro, en tinieblas’ (p. ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Los
ejemplos de simbolismo imitativo son tomados de Queixalós. Las
palabras que pongo como onomatopeyas aparecen como exclamacio-
nes y las palabras imitativas como verboides y en algunas ocasiones
como nombres. En el caso del simbolismo sinestésico están como
verboides y exclamaciones en Queixalós.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Según Queixalós, 1985, el doblamiento del radical monosilábico
marca un aspecto durativo y considera que este proceso se caracteriza
por su expresividad y fonestética en la creación de vocabulario.
Alternancia de dureza asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Alargamiento consonántico y vocálico asociado con simbolismo
sonoro imitativo y sinestésico. Aunque no se marca en la transcripción
en algunas entradas de este tipo de palabras, se marca que ciertos so-
nidos son más prolongados.

44a. GUARANÍ
Ilex red fon Slex red
Tupiana; Tierras bajas orientales; Ortiz, 1945 y Langdon, 1994.

297
Langdon hace referencia a palabras de ruido. Según Langdon, la
forma canónica de estas palabras es CV1!V1!V1. Hay algunas pocas
palabras que en vez de /!/ tienen /l/ o /n/, como:

walala ‘ruido del estómago rugiendo de hambre’


xinini ‘ruido del cascabel de la víbora de cascabel’
sununu ‘ruido del retumbar del trueno’

Además, utilizan más las sílabas CV y las vocales concuerdan todas


en nasalidad, o sea, todas son orales o todas son nasales. Al igual que
otras palabras de la lengua, no empiezan con !, l, m, n, 9, h, v. Sólo
empiezan con oclusivas y fricativas sordas. Estas palabras se caracteri-
zan por tener armonía vocálica, es decir, una sola vocal se repite en
todas las sílabas de la palabra.
Langdon nos dice que hay una serie de palabras que se refieren a
ruidos. Gramaticalmente, estas palabras forman una clase cohesiva.
Son verbos y toman las mismas flexiones que otros verbos guaraníes.
Se flexionan para persona, tiempo y aspecto y pueden formar causati-
vos. Sin causativo, todos son verbos intransitivos. En guaraní hay dos
tipos de verbos intransitivos con marcas diferentes de concordancia
con el sujeto: atributivos y todos los demás. Los verbos de ruido per-
tenecen a la clase de verbos generales, pues producir un sonido no se
considera como una cualidad o un atributo. Sin embargo, también
comparten algunas características de los verbos atributivos, ya que
éstos toman marcas de persona que son más similares a las formas de
objeto que a las formas de sujeto que se usan con verbos transitivos.
Además, remarca que en el guaraní el simbolismo sonoro no es como
el simbolismo de tamaño de Norteamérica (excepto en el uso de /!/,
/l/ y /n/), sino más bien son construcciones expresivas con ‘decir’. Los
sistemas de simbolismo sonoro tienden a estar arealmente distribuidos;
de hecho, tanto el simbolismo de tamaño como las construcciones
expresivas con ‘decir’ son fenómenos areales de California. Esto hace
sospechar que hechos paralelos al del guaraní deben buscarse en otros
lugares de Sudamérica.

298
Inventario fonológico
p, t, k, +, mb, nd, ng<, b, d, d,, m, n, ñ, f, s, x, h, v, 4!, ll [j], w, l, i, J, e,
e4, a, ', y[?], y4, u, Kd
Se sustituyeron: d,>d,; ñ>9; y>?, y4>?4d
Se escogió este inventario porque el de Ortiz es más ortográfico.

Imitativo
Palabras imitativas tomadas de Langdon:
pi!i!i ‘fuego quemando pasto seco, crujido de dinero nuevo’
ti!i!i ‘astillar cristal, sólo un crujido’
xo!o!o ‘llover torrencialmente’
pã!ã!ã ‘piedras en lata de hojalata’
mbopo!o!ó ‘tirotear, crepitar’
wi!i!i ‘risita de timbre alto’
ko4!o4!o4 ‘ronquido, gruñido del estómago’
xa!a!a ‘animal caminando en hojas secas, pecho congestio-
nado’

Sinestésico
mbu!u!u ‘estar enojado, hacer ruido como un toro, pero no total-
mente fuera de control’
walala ‘enojarse, perder el control de repente’
s?!?!? ‘ser resbaloso, tortuoso’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Lang-
don dice que las palabras de ruidos parecen particularmente propensas
a tener extensiones metafóricas, sobre todo referidas a emociones
humanas, expresando un rango completo de tipos de enfado y otros
tipos inaceptables de comportamiento.
Reduplicaciónasociada con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
vinculados con simbolis-
Fonemas asociados con significados particulares
mo sonoro imitativo. Langdon menciona que, debido a la existencia
de sets mínimos que difieren sólo por la consonante inicial o por la
vocal, es posible caracterizar semánticamente cada uno de los segmen-
tos participantes. Éstos son sólo algunos ejemplos:

299
/i/ timbre alto /p/ explosión abrupta
/b/ igual que /p/ pero más reverberante
/x/ fricción /o4/ estruendo

44b. URUBU-KAAPOR
Ilex red (alar) (Slex)
Tupiana; Pará; Kakumasu, 1986.
La fuente hace referencia a ideófonos. El urubu-kaapor usa ideófo-
nos (expresiones onomatopéyicas) en la narración de historias, pero
las formas varían un tanto de hablante a hablante.

Inventario fonológico
p, t, k, Y<, +, m, n, 40, 40<, s, ", h,8~, w, y, i, 1, u, e, a, o , i4, @ 4, u4, e4, ã, õ.

Imitativo
yapi ‘disparo’
tKtKtK ‘golpe sordo’
auuuuu ‘aullido, aullar’ (p. ej. u.)
tãtãtã ‘golpear con estrépito’
hihihi ‘sonido de risa’

Sinestésico
pok ‘abrirse, separarse’ (p. ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Como
se mencionó anteriormente, al parecer no hay consistencia en repro-
ducir los sonidos sugeridos por un evento o cosa en particular, excep-
to en las cosas más comunes, como un arma que se dispara.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Alargamiento asociado con simbolismo sonoro imitativo.

44c. MUNDURUKU
Ilex Slex (red)
Tupiana; Pará; Crofts, 2004.

300
La fuente hace referencia a ideófonos. El tono más alto se usa ra-
ramente y sólo en palabras con el significado de “mucho” o superlati-
vos. El tono más bajo es laringealizado.
Muchos terminan en –h y la vocal de la última sílaba es muy pro-
longada con un deslizamiento tonal.
La autora dice que todos los verbos de movimiento tienen un tipo
de “pro-forma” o abreviación. Así como a los sustantivos clasificados
corresponde una abreviación, a los verbos de movimiento correspon-
de un tipo de palabra que se llama “ideófono”. Cada una representa
un solo verbo. Algunos son el radical del verbo, otros no tienen nin-
guna semejanza con el verbo que representan. A veces aparecen sin
el verbo, sustituyéndolo. Otras veces aparecen antes o después del
verbo. Muchas veces cuando los munduruku están contando una his-
toria sustituyen estos ideófonos por un verbo o usan el ideófono y el
verbo también. La única manera de saber lo que está aconteciendo en
una historia es saber la representación ideofónica de los verbos. Un
buen contador de historias usa muchos ideófonos.

Inventario fonológico
p, t, k, ’, b, d, g, c, j, s, x, h, m, n, g4, w, y, r, i, J, e, e4, a, ', o, o4, u, u4d
Cuatro tonos: más alto 1; más bajo lo marco como lanringealizado V.
Se sustituyeron: ‘>+; j>dz; x>"; g4>0; y>j; r>!; e>&; u>1.

Imitativo
Ideófono Verbo
pã o+3012p' ‘pegó, golpeó’
ba3k@24 o+3dzo2mo403 ‘arrojó al suelo’
bik2 o+3to2m413dip2 ‘flechó’

Sinestésico
Ideófono Verbo
po03/poo03-2 o+3e2+@4 34 ‘murió’
w111111h 2-3
o+ dze da u
3 2 2 2
‘corrió’
a3!i3pit2 o+3dze2pit3 ‘volteó’
de "e / de "eeeh
2 2 2 2-3
o+ e "e
3 2 3
‘llegó a casa’
"et3 ‘pasó un día/noche’
"et3 "et3 ‘pasaron dos días/noches’ (p. ej. u.)

301
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. La
autora enlista los ideófonos junto con los verbos que los acompañan
o a los que sustituyen. Los incluyo, pues en algunos se puede ver la
semejanza con el verbo y en otros no; parecen más de tipo onomato-
péyico. Por otra parte, muchos de los ejemplos se refieren a acciones
que no necesariamente van acompañadas de sonido.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro sinestésico.

45. KAMENTZÁ
Ilex
Mocoana; Colombia; Monguí, 1981.

Inventario fonológico
p, b, m, f, t, d, ts, n, l, r, s, t&, &, t", d,, 9, D, =, :, i, e, 2, a, u, o.
Se sustituyeron: r>!; &>&; t">t".

Imitativo
Palabras imitativas:
=uesan t&a) ‘balazo’
bu=u=náikaka ‘haciendo ruido’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.

46. CAYUVAVA
Ilex red Sred
Cayuvavana; Bolivia; Harold, 1967.

Inventario fonológico
p, t, `, k, b, d, j, b-, s, ", h, m, n, ñ, r, e, æ, ï, a, o, 7, semivocales i, u.
Nasalización y acento fonémicos.
Se sustituyeron: `>t"; j>,; b->R; ñ>9; r>!; ï>1; i>j; u>w.

302
Imitativo
mKrKtK ‘abeja pequeña’
bebebe ‘pájaro tipo flamingo’
ku!a!a ‘rana’
sjokeoke ‘tipo de pájaro cantor’
w1!1w1!1 ‘iguana’
Re,eRe,e ‘viento, brisa’
Rao > RaoRao ‘actividad de ladrar’

Sinestésico
Re!e>ReRe!e ‘proceso de correr’
t-p- > t-t-p- ‘actividad de volar’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. La fuente no dice
que sean onomatopeyas, sino sólo la estructura apunta a ello. La
fuente plantea que en estos nombres debió haber una raíz CV con
valor semántico que sufrió un proceso de reduplicación y luego uno
de armonía vocálica.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. La reduplicación de nombres ocurre típicamente en nombres de
animales y algunos rasgos de la naturaleza y se puede pensar que está
asociada con sonido o movimiento repetido. Además, según la fuente,
la reduplicación se forma con la raíz más + !V. La vocal es la misma
de la raíz. Indica estado continuativo de la acción o ser, acción no
instantánea, acción continua.
Nasalización: en la función honorífica se nasalizan todas las voca-
les de la enunciación cuando alguien de bajo rango se refiere a alguien
de alto rango:
haaa ‘sí’ hããã ‘sí’

47a. HUAMBISA
Ilex red Sfon
Jivaroana; Loreto; Berlin, 1994.

303
La fuente hace referencia a simbolismo sonoro sinestésico relacio-
nado con alta y baja frecuencia acústica. El artículo menciona que hay
ciertas características particulares en los nombres de aves y peces que
pueden explicarse como simbolismo sonoro.
Inventario fonológico
El autor no da ningún inventario en su artículo; enlisto los fonemas
que aparecen en los ejemplos: p, t, k, t", ", ts, m, n, ng, r, w, y, i, a, e, u.

Imitativo
Nombres de pájaros y su vocalización:
"ana"na ["a"a"a]
wakats [wakatarawakatara]
kuyu [kuyukuyukuyu]
sãsã [sãsãsãsã]
kunt"ar [kunt"arkunt"ar]

Sinestésico
Nombres de aves Nombres de peces
ti40ki" kantá"
t"inim tsárur
tiwa tsapakús
pit"urkik

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo. Hay nombres ono-
matopéyicos para designar a las aves de acuerdo con su llamado. Doy
ejemplos de nombres de pájaros y entre corchetes cuadrados aparece
la vocalización del ave según el autor.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Fonemas asociados con significados particulares vinculados con sim-
bolismo sonoro sinestésico. Parece haber una relación con tamaño: las
aves y peces pequeños muestran mayor ocurrencia de la vocal de alta
frecuencia /i/, mientras que los pájaros y peces grandes muestran mayor
número de vocales de frecuencias bajas /a, u/. También hay una mayor
incidencia de nasales finales en peces que en aves.

304
Los nombres de aves incluyen /i/ en una o más sílabas, sobre todo
en la primera sílaba. Además, utilizan consonantes de alta frecuencia
/t, t"/ y oclusivas finales. Todos estos segmentos connotan rapidez. En
cambio, los nombres de peces favorecen /a/ en la primera sílaba y
consonantes bajas /k/ y continuantes /s, ts, r/ al final, segmentos que
connotan fluido suave, lento y continuo. Esto parece indicar que la
nomenclatura zoológica del huambisa marca el contraste entre
la agilidad de las aves y el flujo suave y continuo del pez.

47b. AGUARUNA
Ilex red
Jivaroana; Loreto; Larson, 1966.

Inventario fonológico
p, t, k, h, b, v, d, g, ts, ch, s, sh, j, m, n, r, w, y, i, e, a, u.
Se sustituyeron: h>+; ch>t"; j>x; sh>"|) 8(j!| e>2.

Imitativo
Onomatopeya:
tuxutuxú ‘gruñido del cerdo’
"i) xi"i) xi"i) ‘chillido de los grillos’
paux ‘sonido de escopeta’
sax ‘sonido de una lluvia ligera’
sa:tu ‘ruido del viento contra el monte’
t"iaut"u t"iaut"u ‘pío pío’ (sonido de los pollitos)
Palabras imitativas:
uxúk ‘tos’
xat"i) tut ‘estornudar’
"u) í"u) imu ‘chiflido’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.

305
48a. APALAI
Ilex red Slex red
Caribana; Guyana; Koehn y Koehn, 1986 y 1995.
La fuente hace referencia a ideófonos, cláusulas expresivas que
muestran variaciones de la fonología normal de la lengua. [º] Oclusiva
bilabial implosiva sonora, [-] fricativa velar sonora y [-] vocal abierta
central no redondeada aparecen en estas palabras. + aparece al final
de palabra sólo en ideófonos.
El ideófono puede ser un morfema simple o una secuencia de formas
reduplicadas (de dos a 10 veces, pero no más y normalmente seis).
Según los autores, el ideófono es la única clase de palabra que no
puede ser seguida de una partícula posposicional. Funciona normal-
mente como un constituyente distinto de la oración y lleva el mismo
significado que el del verbo finito de esa oración (es decir, la parte
básica del significado sin incluir persona ni tiempo, los cuales no son
parte del significado del ideófono). También puede funcionar como:
1) un tipo de objeto directo del verbo decir, en cuyo caso precede al
verbo; 2) una oración separada que ocurre aislada, y3) un sustituto de
un verbo coocurriendo con nominales y/o adverbiales para construir
una oración separada. Muchos ideófonos diferentes pueden aparecer
en secuencia.
El ideófono es una palabra onomatopéyica no flexionada que de-
nota una acción que normalmente es expresada por una forma verbal
finita.
En algunos casos, me vi obligada a clasificarlos como sinestésicos ya
que no eran imitativos, pues la acción descrita no produce sonido. Por
otro lado, tampoco es posible clasificarlos como convencionales porque
no hay un patrón definido en la lengua. Éste fue el caso debe “morir”,
que es designado como ideófono, consignado de esta manera por los
autores, y yo lo tomé como sinestésico con una extensión semántica.

Inventario fonológico
p, t, k, h, m, n, z, s, x, r, w, j, i, y, u, e, a, o y sus correspondientes na-
sales.
Se sustituyó: h>+; x>"; r>!; y>1d

306
Imitativo
Onomatopeya:
koekoekoe ‘remar’
kutekutekute ‘croar’ (rana)
kuikui ‘gritando’
popo ‘aletear’
tohtohtohtoh ‘pegar hasta matar’
w1w1w1w1 ‘hamaca meciéndose’
t't' ako ‘pegando con martillo o vara’
takararahkane ‘trueno’
so!o!okane ‘caída de agua’
tahtah ‘palmear’
to4 ‘tiro, disparo’

Sinestésico
s1!i!1!1 ‘movimiento deslizante de una canoa’
s1s1h ‘trepando un árbol’
tutututu ‘aproximarse rápidamente’
sek1sek1 ‘acercarse sigilosamente’
hK ‘mal olor’
be ‘murió’
k1w1h ‘balanceando’
t1k1t1k1 'ko ‘temblar, terremoto’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico.

48b. WAIWAI
Ilex red Slex
Caribana; Guyana; Hawkins, 1998.
La fuente hace referencia a ideófonos. Hay algunos ideófonos que
se apartan de una regla fonológica normal para las otras clases de pa-
labras, en la que el fonema /t/ nunca ocurre junto al fonema /i/:

307
tanti'i ‘romper’ (objeto delgado)

Son la única clase de palabras en waiwai que no son seguidas de


otra clase de partículas. Se usan para indicar o describir acciones.
Pueden ser seguidas del verbo correspondiente y a veces hay redupli-
cación de la sílaba al interior del ideófono. Con frecuencia funcionan
como objeto del verbo ka/kas- ‘decir, hacer’ y entonces son citas direc-
tas. Pueden ser seguidas de la posposición wa/wa'a, que normalmente
va después de nombres.
Hay unos pocos ideófonos que toman sufijos verbalizadores como
los que se usan para verbalizar nombres. Esto puede indicar que los
ideófonos son básicamente nombres. Pero el autor sólo ha descubierto
tres de estos ideófonos verbalizados, por lo que prefiere tomarlos como
una clase separada.
Muchos son onomatopéyicos, pero otros no tienen nada que ver
con el sonido de una acción. Usualmente van al principio de la ex-
presión. El autor nos dice que los ideófonos son expresiones vívidas,
utilizadas para hacer más interesantes las historias y reportes. Por lo
común no se flexionan y aparecen aislados. Cuando esto ocurre nor-
malmente se dicen con mucho énfasis, casi como una interjección.
También menciona que grabó alrededor de 80, por lo cual piensa que
es probable que haya muchos más.

Inventario fonológico
p, t, k, t", s, ", h, m, n, nˆ,r, rˆ, w, y, i, e, î, u, o.
Se sustituyeron: ">"; t">t"; nˆ>9; r>!; !ˆ>r'; y>j; î>1d

Imitativo
ktokto ‘aplaudir’
t"ipit"ipi ‘gotear’
kok!a ‘cantar el gallo’
kne!e!e ‘tronar’ (trueno)
towsu!u ‘tragar’

Sinestésico
t"1k ‘apretado’
k!ow ‘agujerear’

308
tow ‘morir’
sa!a ‘salir a lo despejado’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. En el
caso del simbolismo imitativo, el autor glosa los ejemplos como pala-
bras (verbos, nombres) pero supongo que se refiere a ‘sonido de...’. En
el caso del simbolismo sinestésico, el autor menciona estos ejemplos
como ideófonos en los que el sonido no se relaciona con la acción.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.

48c. PEMÓN
Ilex red Slex red
Caribana; Guyana; Armellada, 1943 y Benavides, 2000.
Armellada habla de palabras onomatopéyicas de ruidos y de movi-
miento e interjecciones onomatopéyicas; Benavides menciona partí-
culas verboides y partículas oracionales.
Armellada observa que las interjecciones (término que utiliza para
referirse a “expresiones usadas al narrar ciertos actos o sucesos tratan-
do de imitar el sonido o el movimiento y que no son reductibles a otra
categoría gramatical”) (Armellada, 1945: 161) aparecen en relatos y
junto al verbo. Se derivan con el sufijo -pan:
uarau! ‘interjección de abrir’ uarau-pan ‘abierto’;
teriteri! ‘interj. de redondear’ teriteri-pan ‘redondo, circular’
Entre las palabras onomatopéyicas hay nombres y una gran cantidad
de verbos.

Inventario fonológico
Armellada: p, b, v, t, d, s, k, m, n, r, y, ñ, ch, a, ä, e, ë, i ,o, ö, u, ü.
Se escogió este inventario porque la mayoría de los ejemplos provienen
de este autor.
Se sustituyeron: r>!; y>j; ñ>9; ch>t"; ä>2; ë>1h8„j…|8†j1.

Imitativo
nta ‘monosilábica, onomatopéyica del paladeo’ da lugar a
e-nta-na ‘comer’; e-nta-kereka ‘eructar’

309
ta ‘(pie) monosilábica, onomatopéyica de la pisada’ da ori-
gen a e-ta-me, ‘andar’
tek ‘(piedra) monosílaba, onomatopéyica, da origen a tak-pai
‘laja’; tek-ua ‘piedra de fogón’

* Nombres de pájaros
paipait"o ‘pájaro minero’
t"itu-pa!a ‘carpintero’
a!a!a ‘guacamayo’

* Verbos
tikin-tikin-ma ‘palpitar el corazón’
ko!e-ko!e-ma ‘cacarear’
tokoi-tokoi-ma ‘gotear’
eti!i!inka ‘desplomarse una pared’

Sinestésico
Tomados de Armellada:
t"i!2n-t"i!2n! ma ‘centellear, relucir’
ko!en-ko!en! ma ‘ondear’
e-ve-veu!-ka ‘zigzaguear’
piten-piten!-ka ‘saltar a la manera de la pulga’
sen-sen-sen ‘andar masculino’ son-so:n-so:n ‘andar femenino’
ait"oron ‘al saltar’
t"ikiu ‘al apagarse una luz’
t"ir2n-chi!2n ‘al brillar, despedir chispas’
t"ivi-t"ivi ‘al caminar con carga’
ke!k!en ‘al morder arena’
kopiu-kopiu ‘al cerrar los ojos’
kutu-kutu ‘al arrojar bocanadas de humo o polvo’
pu!utui ‘al encontrarse con algo o llegar al término’
sokoso ‘al golpear agua con el anzuelo’
te!e!en ‘al rodar piedras’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Arme-
llada comenta en relación con las palabras más primitivas de la lengua

310
que éstas debieron ser cortas y monosilábicas y de ser posible onoma-
topéyicas o interjecciones. Como un probable ejemplo de éstas da los
ejemplos que cito. Dentro de las palabras onomatopéyicas de ruidos,
este mismo autor proporciona nombres de pájaros y verbos. Con res-
pecto al simbolismo sinestésico, Armellada menciona palabras ono-
matopéyicas de movimiento e interjecciones onomatopéyicas que son
usadas al narrar ciertos actos o sucesos, tratando de imitar el sonido o
el movimiento.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico.

48d. HISHKARYANA
Ilex Slex
Caribana; Guyana; Derbyshire, 1961.
La fuente hace referencia a ideófonos. Precisa que son palabras no
derivadas y no poseídas, frecuentemente de una sílaba, lo cual es raro
en cualquier otro tipo de palabra. Son una clase relativamente grande
de palabras que se usan para expresar acciones. La acción puede ser
expresada por un ideófono solo, por un verbo regular flexionado o por
ambos.

Inventario fonológico
p, t, k, f, s, ", c, m, n, ñ, r, r4, w, y, h, e, ï, u, a, o. Longitud vocálica es
fonémica.
Se sustituyeron: f>,; c>ts; ñ>9; r>!; r44>r; y>j; ï>Ed

Imitativo
kmo: ‘acto de caer en la hamaca para dormir’
pe:j ‘acto de disparar con arco o arma’

Sinestésico
,uhto ‘acto de caer para morir’ (un animal)
"ek ‘acto de lavar ropa’
"wa" ‘acto de arrancar’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.

311
49. YAGUA
Ilex red (alar) Slex red
Pebana; Caquetá; Powlison, 1995 y Payne y Payne, 1990.
Las fuentes hacen referencia a ideófonos o palabras onomatopéyicas.
Payne subraya que los ideófonos en esta lengua pueden tener sílabas
extralargas o reduplicación, así como laringealización y vocales susu-
rradas.
Payne nos dice que los ideófonos son palabras comunes en el dis-
curso oral y escrito. Se encuentran al principio y al final de la cláusu-
la y normalmente tienen una función adverbial, la de describir el
ruido de la acción que se lleva a cabo. Algunos ideófonos son muy
específicos en cuanto al tipo de verbos con el que pueden combinarse
o el tipo de agente que puede hacer algún ruido. Sintácticamente no
pueden sustituir verbos.
Según Powlison, los ideófonos o palabras onomatopéyicas son va-
riables según el gusto del hablante, pero algunos de éstos ya se han
establecido como normas de expresar los sonidos de ciertas acciones.

Inventario fonológico
Powlison: p, py, t, ty, k, qu, c, cy, b, by, d, g, ch, s, j, jy, h, m, n, ñ, l, v,
vy, y, r, ry, i, i, e, e, a, a, o, o, u, u. Tono alto ´ y bajo sin marca. Voca-
les con sus correspondientes largas.
Se sustituyeron: py>p'; ty>t'; c, qu>k; cy>k'; by>b'; ch>t"; j>x; ñ>9;
v>w; vy>w', y>j; r>!; ry>!'; e>e4; a>'; o>o4; u>K. Tono alto ´>1.
Payne no toma las palatalizadas como fonema; se incluye la vocal
1 en el inventario.
Se tomó el inventario de Powlison debido a que todos los ejemplos
provienen de esta fuente.

Imitativo
saaay ‘sonido de corte como con machete’ (ej. u.)
!o1o1o1y ‘sonido de romper como una tela’
xe ‘onomatopeya de la risa’
kandaki1 ‘sonido de caer adentro o coger y tragar de golpe’
kaket'u ‘tipo de rana que hace ke ke ke’ (sustantivo)
kãjJn ‘sonido que produce un machete cuando se rompe’

312
kuj ‘sonido que produce el tucán cuando canta’
xus ‘sonido de soplar’
popopopo ‘sonido del aleteo’

Sinestésico
tiii ‘indica haber conseguido algo deseado o intentado’
di di di di ‘sonido que representa la acción de sobar’
pirij ‘desaparecido’
rojin ‘sonido que representa el hecho de arrancar’
tije ‘idea de ponerse tieso, tendido, postrado’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. En
todos, menos el caso de un sustantivo, el autor los clasifica como
ideófonos.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico.
Alargamiento vocálico asociado con simbolismo sonoro imitativo.

50. BORA
Ilex red alar Slex red
Borana; Caquetá; Thiesen, 1996 y Thiesen y Thiesen, 1998.
Las fuentes hacen referencia a onomatopeyas. Según los autores,
las onomatopeyas son palabras que expresan sonidos, movimientos y
características de personas, animales y cosas. Se usan en vez de verbos
y adjetivos. También expresan emociones. Muchas tienen dos formas
de acción: singular y múltiple. La acción singular significa que el so-
nido, característica o movimiento se da una sola vez y en la múltiple
se dan varias veces. Se emplean en vez de adverbios y adjetivos. Son
numerosas y se utilizan con frecuencia en las narraciones. Muchas se
forman a partir de raíces verbales repitiéndolas dos veces.
Yo noto que hay más expresiones que no se refieren a sonidos de
las que sí se refieren a sonidos. Los ejemplos son numerosos. En la
mayoría, la estructura parece ser C1V1C2V2(+)C1V1C2V2.

313
Inventario fonológico
b, p, t, g, k, c, d, h, ds, ts, ll, ch, v, j, m, n, ñ, w, y, r, i,1, e, a, o, u. ´ tono
alto.
Se sustituyeron: b>p; p>p6; g>k; c, k>Y6, d>t; h>+; ds>ts; ts>ts6;
ll>t"; ch>t"6; v>R j>x; ñ>9; y>j; r>!; u>E. Tono alto 1.

Imitativo
tooo ‘imita un sonido prolongado’ (como el del viento
entre los árboles) (p. ej. u.)
kukE1kE1ku ‘sonido que se produce al desclavar o sacar clavos’
axa +a xa
1 1
‘sonido sordo y confuso de gente que cuchichea’
pa!a1pa1!a ‘imita el sonido de los aplausos’
ta a a
1 1 1
‘talán de campana’
kE!E1ku1!u ‘imita sonidos producidos por un carro, un avión, el
viento’
p6o!a1p6o1!a ‘sonido de chapotear’
!111 ‘sonido débil de un motor’
Palabras imitativas:
kE!E1+Y6o v.i ‘gruñir, rugir’ (kErE1kE1rE onom. que imita
sonidos producidos por un avión, un carro, el vien-
to, la lluvia, un motor, etcétera)

Sinestésico
Palabras expresivas:
aY6a1ts1 ‘expresa la acción de dejar de hacer algo’
ap1+ap1 ‘expresa que se prenden llamas de fuego. Expresa el
estado de tener pintas redondas en la superficie’
a Y6E
1
‘expresa el movimiento de sentarse’
at"6a1+at"6a ‘expresa que algo es brillante’
t"6oRa1t"6o.Ra ‘expresa suavidad’
ai1ai1 ‘expresa el deseo de tener relaciones sexuales a cada
instante’
t"6u !i
1
‘expresa la acción de derramar un poco de líquido
de un recipiente’
mot"i mo t"i
1 1
‘expresa la característica de la tierra suave que pue-
de juntarse fácilmente’

314
a!a1+a1!a ‘expresa que algo merma o se condensa. Expresa la
acción de andar olfateando como el perro que sigue
el olor de un animal’
pEnE1pE1nE ‘expresa el movimiento de mucha gente o animales
al pasar’
q6aaa ‘describe la sensación de un sabor en la lengua como
de sal de monte’
ts6ap11+ts6a1pi ‘expresa vivacidad o energía’
!a!a1!a1!a ‘describe algo lleno de agujeros, como una tela me-
tálica’
at"i ‘mentir’
at"i1+at"i1 ‘expresa la característica de ser mentiroso’
RiE1E1Re ‘quebrarse’
RiE1Ri1E ‘expresa la característica de ser quebradizo’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Los
ítems sinestésicos aparecen glosados como onomatopeyas. En la gra-
mática no se ve ningún ejemplo en el que las formas estén flexionadas
o tengan afijos.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Al parecer, tiene un significado habitual.
Alargamiento asociado con simbolismo sonoro imitativo.

51a. SHIPIBO
Ilex red (Slex)
Panoana; Loreto; Loriot et al., 1993.
La fuente hace referencia a onomatopeya. Las palabras son verbos y
sustantivos. -iti es un sufijo que se usa con el significado de “hacer”
y se agrega a una palabra o elemento onomatopéyico que indica lo que
se hace con un sonido más o menos fuerte.

Inventario fonológico
a, b, c, ch, e, h, hu, i, j, m, n, o, p, q, r, s, sh, _s h, t, ts, y. Acento foné-
mico.

315
Se sustituyeron: c>k; ch>t"; e>2; hu>w; j>x; q>k; r>!; sh>"; s‡h>"|8
ij/d

Imitativo
Palabras imitativas:
á!iwa (onom. del canto) ‘pájaro gavilán’
beskón (onom. del canto) ‘chirriclés’
tá"ati (onom. del ruido + ati ‘hacer’) ‘golpear’
ko!oko!o (onom. del canto) ‘pavo doméstico’
óko (onom. de escupir) ‘flema’
pákopako (onom. del canto) ‘especie de sapo pequeño’
"í!i:ti (onom. del canto) ‘cantar’ (grillo)
t"aí"ati (onom. de sonido enfático) ‘quebrar (p. ej., una rama)
ruidosamente’

Sinestésico
"é!eiti ("ere onom. del sonido supuesto) ‘desenrollarse’ (ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. Todos
los ejemplos están marcados como onomatopeya del ruido y en el caso
de los nombres de pájaros como onomatopeyas del canto.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.

51b. CAPANAHUA
Ilex red Slex red
Panoana; Montaña; Loos y Loos, 1998.
La fuente hace referencia a onomatopeya. Muchas de ellas aparecen
con la raíz -#i#ki ‘hacer un ruido característico’.

Inventario fonológico
p, t, c, qu, h, b, ts, ch, s, sh, x, j, m, n, r, hu, y, a, e, i, o.
Se sustituyeron: qu, c > k; h > +; ch>t"; sh > "; x > ";) j > x; hu > w;
r>!; y>j; e>?; o>$.

316
Imitativo
t"$+k$+i+ki ‘onomatopeya de un líquido sacudido dentro de un
envase’
h?:"i) +ki ‘onomatopeya de la voz de una tortuga’
t"i!i"i+ka ‘especie de pájaro cuyo grito es t"iri"t"iri"; su nom-
bre procede de su canto’
wa:"a) +kin ‘onomatopeya de agua removida’ (wa" wa" del
remo)
!?:n+i+ki ‘onomatopeya del gruñir de un cerdo’
pa:n+i+ki ‘onomatopeya de sacudirse las ramas cuando algo
salta de un árbol al otro’
"o!o "o!o+i+ki ‘onomatopeya del canto del macho de la perdiz’
tonton+a+kin ‘onomatopeya de tocar la puerta’

Sinestésico
p?+p?+i+ki ‘onomatopeya de un lamparín que flamea, onoma-
topeya de algo que se agita’
"1$:+i+ki ‘onomatopeya del movimiento rápido del aire o de
un líquido’
Reduplicación:
y?r?sj?!?sa+kin ‘rechinar los dientes’
m?!im?!i+i ‘sacudirse las manos al tocar algo muy caliente o
muy frío’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Se usa para indicar duración, intensidad o repetición de la acción
en verbos.

52a. MATACO
Ilex S(lex) alar
Matacoana; Chaco; Viñas, 1970 y Tovar, 1981.

Inventario fonológico
p, t, c, `, k, +, p’, t’, c’, `’, k’, Y<, s, h, f<, h<, l, ł, *, m, n, j, w, i, e, a, ä,
u, o.

317
Se sustituyeron: c>ts; `>t"; c’> ts’; `’>t"’; ł> #, *> tl, ä>Gd
Tovar añade al inventario: q, q’, e<, q6, p6, q6, ñ, +m, +n, +ñ.

Imitativo
Onomatopeya (tomados de Tovar):
t"us ‘grito de lechuza’
pox ‘onomatopeya del mortero’
qalah ‘grito de la lechuza’

Palabras imitativas:
t"ustah ‘lechuza’
f<atsun ‘escupir’
f<aq ‘soplar’
f<utt"e ‘frotar’
naqas ‘romper’
jaf<ut ‘viento, soplar’

Sinestésico
nami ‘onomatopeya de la aguja’ (p. ej. u.)
jel ‘estar cansado’
je: l
13
‘agotarse’
los ‘muchos’
lo: s
13
‘muchísimos’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. En este
último tipo sólo hay un ejemplo y aparece como onomatopeya.
Alargamiento vocálico asociado con simbolismo sonoro sinestésico.
Tovar nos dice que en la lengua hay un acento que podríamos llamar
afectivo o enfático, que además de ser de intensidad alarga la vocal y
tiene una entonación descendente.13

52b. CHOROTE
Ilex(ton)
Matacoana; Chaco; Gerzenstein, 1978.

318
{-ki#-} posiblemente alude al ruido que se produce al realizar la
acción indicada por el verbo.
a+kiski+ ‘yo raspo’
a+temki+ ‘yo trago’

Inventario fonológico
p, t, k, +, t+, k+, s, x, f<, ts, l, xl, m, n, j, w, i, e, a, o, u.
x
l es una consonante lateral dental sonora, articulada simultánea-
mente con una fricativa velar sorda.
Se sustituyeron: t+ >t’; k+ >k’.

Imitativo
Palabras imitativas:
a+tsowe+ ‘chupo’
+kjut ‘lechuza chica’
a+paf<iji ‘yo soplo el fuego’
x+nakat ‘roncar’
+f<atsixli ‘escupir’
+axap ‘toco el tambor’
+axak ‘pegamos con un palo’ (p. ej. u.)

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Notas.

53. TOBA
Ilex Salar
Guaycuruana; Chaco; Vellard, 1969 y Klein, 1978.

Inventario fonológico
p, t, k, q, +, g, g-, `, }, s, ", h, m, n, ñ, l, l4, r, w, y (b, d, préstamos), i, e,
o, a y sus correspondientes largas.
Se sustituyeron: g!>G; `>t"; }>d,; ñ>9; l4 >D; r>!; y>j; e>&.

319
Imitativo
mihó ‘(onomatopéyico) rana’
pigoq ‘masticar caramelo o chicle’

Sinestésico
Klein nos dice que en frases en las cuales se indica exclamación o sor-
presa, las vocales pueden ser alargadas para expresar estas emociones.
t"a+ad,i o:nolek ¡por qué está solo!
kot"oni:k ¡es delgadito!

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Alargamiento vocálico asociado con simbolismo sonoro sinestésico.

54. CHIQUITO
Ilex (Ston)
Chiquitoana; Bolivia; Riester, 1986.
La fuente no hace referencia a simbolismo sonoro, sino sólo a pa-
labras alusivas a ruidos.

Inventario fonológico
Riester, 1986: p, t, k, b, g, ch, z, s, sch, h, m, n, ñ, r, rsch, a, e, i, o, u,
ü y nasalizadas.
Se sustituyeron: ch> t", z>dz.sch>", h>x, ñ>9; r>!; rsch>B, ü>y.

Imitativo
a!eoka ‘gritar, bramar. Dicen también para el chirriar del
asado en el sartén’
baki"koB ‘estornudo’
biu!"i" ‘flauta’
t"a!i" ‘pedo’
tapitití ‘cascabel, maraca’
"opopokoB ) ‘borbollones’
sKuB ‘avión (ruido, trueno)’
dzKuB ‘ruido fuerte (de pies, escopeta)’

320
poo pum ‘ruido de arma, escopeta’
po-t"o!ó!oko ‘estar crujiendo la barriga’
pokoB ‘explosión, detonación, estallido’
poko!idzuoB ‘borborigmo, ruido intestinal’
epokokoB ‘movimiento con ruido confuso’

Sinestésico
abaio ‘largo’
amai9a diminutivo de largo
abosí ‘corto’ (cosa)
amosi9a diminutivo de corto

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro sinestésico.
Acompañando al diminutivo, sólo dos ejemplos: b>m + suf -4a.

55a. KAINGANG
Ilex red Slex red
Ye; Atlántico; Jules, 1948 y Wieseman, 1972 y 2002.
Las fuentes hacen referencia a onomatopeya. Según Wieseman, la
onomatopeya es difícil de clasificar, pero siempre va seguida de -he ~
-#e ‘decir’ y -ke ‘hacer, decir’.

Inventario fonológico
Jules: mb, nd, dn, ng,80g, m, M, n, ñ, 0, l, v, €, y, h, `, ,, i, ï, u, $, e, o, &,
ö, ä, a, e4. Wieseman incluye además: p, t, k, +, r, 2.
Se sustituyeron: M>V; ñ>9; y>j;8`>t"; ï>1; ö>7; ä>æ; p>,, r>!.

Imitativo
Onomatopeya en Wieseman:
ãg he ‘bostezar’
s7ms7ms7ms7m ‘ruido de chapoteo, de beber o bañarse’
Palabras imitativas en Wieseman, 2002:
,e,e he ‘hablar en secreto’

321
gangan ke ‘chirriar los dientes’ (de rabia)
h'mh'm ke ‘respirar con dificultad’
hoghog he ‘ladrar’
kamkam ke ‘quebrar en pedacitos’
kanhkanh ke ‘masticar carne dura’
k!ágk!ág he ‘barullo de camión’
!•nh!•nh ke ‘hacer bulla, barullo’
KhK he ‘toser’
vKnvKn ke ‘burbujear’

v$g0v$g0 ‘un pez que hace un gruñido’


tKktK+ ‘tener arcadas y eructar’
t74t74l ‘tronar’
t"ukt"u+ju ‘diarrea’

Sinestésico
Ejemplos de Jules. Además, dice que tiene palabras expresivas de sen-
sación y sentimiento.
ek7+g7’k7 ‘estoy enfermo’
€u+lu k7 ‘está agrio’
jKnjKn he ‘temblar’
En Wieseman se pueden encontrar otras:
migmig ke ‘brillar mucho’ (estrellas)
m!igm!ig ke ‘rayar, soltar chispar’
t"æg0 ‘coser’
0
t"ækt"æg ‘coser mucho’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico. En
Wieseman aparecen como onomatopeyas y Jules da algunas formas
reduplicadas que parecen ser realmente onomatopéyicas.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo y sinesté-
sico. Jules menciona que la reduplicación es un proceso importante
en esta lengua que expresa acción repetida. Algunas de las onomato-
peyas se expresan con reduplicación y parece haber algunas formas
reduplicadas ya fosilizadas que actualmente no son segmentables.

322
55b. KANELA-KRAHO
Ilex Slex red
Ye; Goyaz; Popjes y Popjes, 1986.
La fuente hace referencia a ideófonos. La fuente menciona que no
son comunes y que no hay variaciones de la fonología normal más que
entonación. Hay dos clases de ideófonos: 1) es una clase pequeña,
cuyos miembros actúan como verbos semánticamente, algunos ocurren
en lugar del verbo y algunos además del verbo;2) una clase más gran-
de cuyos miembros tienen otros significados más específicos, princi-
palmente de naturaleza exclamativa (yo no los considero simbolismo
sonoro pues son expresiones equivalentes a ¡oooh!, ¡auch!, ¡guau!,
etc., del español).

Inventario fonológico
p, t, k, ts, Y6, m, n, 40, v, l, y, h, i, &, &4, e, J, ï, ë, &4¨, &¨,ï4, u, 7, 74, o, K.
Se sustituyeron: ï>E; ë>N; &4,¨>';&¨>a.

Imitativo
Onomatopeya:
kEt ‘tirar con arco y flecha’

Sinestésico
Palabras expresivas:
krE ‘entrar rápidamente’
uu ‘durar mucho tiempo’
ihhãhãk ‘hipear’
ihpekpek ‘gotear’

Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro sinestésico. El as-
pecto iterativo se marca con sufijos, pero en una clase de verbos se
marca con reduplicación del tema. Nótese el carácter repetitivo de
los verbos.
No tomo el ejemplo tipo imitativo como único debido a que la
fuente refiere que hay más, aunque no da otros casos.

323
56. MAXAKALÍ
Ilex (red ton) alar Slex
Maxacaliana; Atlántico; Popovich y Popovich, 2005.
La fuente hace referencia a onomatopeyas.

Inventario fonológico
p, t, k, ’, g, x, h, m, n, y, i, e, a, o, u.
Se sustituyeron: ’>+, x>", y>j; e>2, a>G; o>N; u>E.

Imitativo
Todas las entradas que consigno aparecen en el diccionario como
onomatopeyas, aunque algunas de ellas parecen interjecciones.

G ‘gritando’
G4G4G4 ‘gemir’
24G4 ‘ululando’ (búho)
24E4 ‘grito de jaguar herido’
hGk ‘croar’
h2 ‘jadear’
hooooo ‘viento que sopla’
kG4n ‘escupir’
tG4g ‘sonido de una flecha perforando carne’
tGo ‘sonido de un arma de fuego’
t2n2p ‘sonido de una bala perforando carne’
tGnGnGnG+G" ‘sonido del trueno’ (p. ej. u.)
"2g ‘sonido de una flecha volando a través del aire’
"og ‘sonido de una flecha que se dispara’ (p. ej. u.)
kGn2p ‘morder’
k2n2p ‘crujir los huesos’ (p. ej. u.)

Sinestésico
EGk ‘temblar, estremecerse’
j24j ‘estar pasmado, parado y asombrado’
k24m ‘el impacto de rojo brillante (algo que brilla rojo)’

324
Mecanismos formales
Léxico asociado con simbolismo sonoro imitativo y sinestésico.
Reduplicación asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Alternancia de tonalidad asociada con simbolismo sonoro imitativo.
Al parecer, hay algún tipo de alternancia.
Alargamiento vocálico asociado con simbolismo sonoro imitativo.

325
Bibliografía
s

Abreviaturas utilizadas en esta bibliografía:


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344
El simbolismo sonoro en las lenguas indoamericanas
se terminó de imprimir en junio de 2014
en los talleres gráficos del
Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Producción: Dirección de Publicaciones
de la Coordinación Nacional de Difusión.

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