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Santiago, diecisiete de mayo del año dos mil diez.

Vistos:

Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de sus motivos sexto a undécimo que se
eliminan.

Y se tiene en su lugar y además presente:

PRIMERO: Que se ha solicitado por los recurrentes amparo constitucional respecto de la


Resolución Exenta Nº 242, de 23 de septiembre de 2009, pronunciada por la Comisión
Regional del Medio Ambiente de la Región de la Araucanía que calificó favorablemente la
Declaración de Impacto Ambiental del proyecto “Piscicultura Palguín”, cuyo titular es la
Sociedad Agrícola Terratur Limitada.
Los reclamantes fundan la ilegalidad de dicha decisión administrativa en la
infracción al Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos
Indígenas y Tribales en Países Independientes. Específicamente reprochan que la
resolución en cuestión se adoptó sin previa consulta a las comunidades indígenas
afectadas;

SEGUNDO: Que, a este respecto, sostienen que no se dio aplicación al artículo 6 N° 1


letra a) del referido convenio, que establece que los Gobiernos deberán consultar a los
pueblo s interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus
instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o
administrativas susceptibles de afectarles directamente.
También cuestionan que en la dictación de la resolución recurrida, la autoridad
ambiental prescindió de lo dispuesto en el artículo 7 N° 1 del mismo cuerpo legal, en
cuanto “los pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir las propias prioridades
en lo que atañe al proceso de desarrollo en la medida en que esto afecte a sus vidas,
creencias, instituciones y bienestar espiritual y las tierras que ocupan y utilizan de alguna
manera y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y

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cultural”;

TERCERO: Que, como se advierte de lo expuesto, las reglas que establecen la consulta a
los pueblos indígenas tienen por finalidad fundamental que las decisiones que atañen a
estos pueblos no se tomen sin oírlos previamente.
Debe destacarse entonces, que este deber de consulta a dichas comunidades debe
cumplirse en el evento que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles
de afectarles directamente;

CUARTO: Que, por otra parte, conforme las normas contenidas en la Ley 19.300 de Bases
Generales del Medio Ambiente y del Decreto Supremo N° 95/2001 que establece su
correspondiente reglamento, un proyecto o actividad ingresará al sistema de evaluación de
impacto ambiental a través de dos formas o modalidades: por la presentación de una
Declaración de Impacto Ambiental o mediante la realización de un Estudio de Impacto
Ambiental.
El encargado de presentar la Declaración o Estudio de Impacto Ambiental, según
corresponda, será el titular de todo proyecto o actividad de los comprendidos en el artículo
10 de la citada ley a fin de obtener las autorizaciones correspondientes. Estos instrumentos
de evaluación constituyen, básicamente, dos tipos de tramitación a los cuales deben
someterse, de manera alternativa, el titular del proyecto o actividad, según la naturaleza y
características de éstos, los que están sujetos a procedimientos y requisitos distintos;

QUINTO: Que los proyectos o actividades enumerados en el artículo 10 deberán realizar


un Estudio de Impacto Ambiental cuando generan o presentan, a lo menos, uno de los
efectos, características o circunstancias que señala el artículo 11. Por el contrario, si
aquéllos no provocaran alguno de los efectos relevantes a que se refiere este último
precepto, su evaluación se llevará a cabo bajo la variante de una Declaración de Impacto
Ambiental;

SEXTO: Que dentro de esos efectos, características o circunstancias, resulta relevante en el


estudio de esta acción cautelar, la signada con el literal c), que es el siguiente:

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“Reasentamiento de comunidades humanas, o alteración significativa de los sistemas de
vida y costumbres de grupos humanos”. A su vez, el artículo 8° del Reglamento, preceptúa
que “A objeto de evaluar si el proyecto o actividad genera reasentamiento de comunidades
humanas, se considerará el desplazamiento y reubicación de grupos humanos que habitan
en el área de influencia del proyecto o actividad, incluidas sus obras y/o acciones
asociadas”. A continuación, esta norma reglamentaria señala que a objeto de apreciar si el
proyecto o actividad genera alteración significativa de los sistemas de vida y costumbres de
grupos humanos, se considerará el cambio producido en diversas dimensiones, tales como,
geográfica, demográfica, antropológica, socio-económica y bienestar social básica, todas
las cuales caracterizan dicho sistema de vida;

SEPTIMO: Que de acuerdo al procedimiento regulado en el Título IV de dicho


Reglamento, ingresado un proyecto bajo la modalidad de una Declaración de Impacto
Ambiental a la Comisión Regional o Nacional del Medio Ambiente, ésta debe ponerla en
conocimiento de los órganos de la Administración del Estado con competencia ambiental
para que se pronuncien si el proyecto o actividad cumple con las normas ambientales
vigentes. Asimismo, deberán opinar si el proyecto o actividad requiere o no la presentación
de un Estudio de Impacto Ambiental de acuerdo a lo dispuesto en la normativa que rige la
materia;

OCTAVO: Que, en el caso de autos, la Sociedad Agrícola Terratur Limitada ingresó a la


Comisión Regional del Medio Ambiente de la Araucanía, la Declaración del proyecto
denominado “Piscicultura Palguín”, el cual considera la construcción de una piscicultura
para una producción de ochenta toneladas de salmónidos al año. Su lugar de emplazamiento
es el sector de Palguín, comuna de Pucón, seiscientos veinte metros aguas arriba por el Río
Palguín de las comunidades mapuches que recurren en estos autos.
Recibida dicha Declaración, fue enviada a los diversos organismos competentes
para obtener de ellos un pronunciamiento acerca del impacto ambiental que pudiera generar
el proyecto;

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NOVENO: Que revisado los antecedentes acompañados en estos autos, se constata que
durante el proceso de calificación de impacto ambiental del señalado proyecto, nunca se
solicitó fundadamente la conveniencia y/o la necesidad de realizar un Estudio de Impacto
Ambiental por alguno de los entes participantes en su informe sectorial, sin perjuicio de las
prevenciones que formularon al titular del proyecto, según se desprende de las Adendas que
tales reparos originaron. Se concluyó, en el informe final, que “El proyecto no genera
reasentamiento de comunidades humanas o alteración significativa de los sistemas de vida,
toda vez que se han aplicado las técnicas necesarias para controlar y monitorear el
comportamiento ambiental de la piscicultura, fundamentalmente en el cuerpo receptor
asociado al río Palguín”;

DECIMO: Que, en esas condiciones, al no presentar el proyecto signos o evidencias de


generar efectos importantes sobre el medio ambiente, entre ellos, el que se ha descrito
precedentemente, la autoridad no requirió la elaboración de un Estudio de Impacto
Ambiental;

UNDECIMO: Que lo anterior cobra relevancia en tanto la normativa ambiental prevé que
la participación ciudadana es obligatoria sólo para los procesos de calificación de los
Estudios de Impacto Ambiental. En efecto, conforme al artículo 26 de la Ley 19.300,
corresponderá a las Comisiones Regionales y a la Comisión Nacional del Medio Ambiente,
según el caso, establecer los mecanismos que aseguren la participación informada de la
comunidad organizada en el proceso de calificación de los Estudios de Impacto Ambiental.
Si en el caso que nos ocupa se hubiere determinado que el proyecto de piscicultura a
desarrollarse en el sector de Palguín produce alguno de los efectos o consecuencias
contemplados en el artículo 11 de la Ley 19.300, deviene inexorablemente en el rechazo a
la Declaración de Impacto Ambiental presentada por la empresa y su sustitución por un
Estudio de Impacto Ambiental, procedimiento que obliga a considerar la participación
ciudadana, en especial de las organizaciones ciudadanas y personas naturales afectadas;

DUODECIMO: Que, como se aprecia, en el evento de existir la afectación que supone la


consulta prevista en el Convenio 169, ello hubiese significado “de manera indefectible- que

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concurren los efectos ambientales negativos que detalla el artículo 11 de la Ley de Bases
del Medio Ambiente y, por tanto, se tornaba indispensable un Estudio de Impacto
Ambiental, cuya regulación implica otorgar a la comunidad interesada instancias plenas de
participación;

DECIMO TERCERO: Que, en consecuencia, habiéndose concluido en este


procedimiento específico de evaluación de impacto ambiental que no era necesario la
elaboración de un Estudio de Impacto Ambiental por no reunirse los requisitos para ello,
particularmente algún grado de afectación directa de las comunidades reclamantes, la
autoridad recurrida sólo podía actuar de la forma en que lo hizo, habida consideración de la
debida fundamentación entregada por los órganos públicos que intervinieron desde su
competencia sectorial respecto del cumplimiento de la normativa ambiental;

DECIMO CUARTO: Que, a mayor abundamiento, del examen de los antecedentes


reunidos tampoco es posible constatar una afectación a las comunidades indígenas que se
mencionan en el recurso ni, consecuentemente, se ha acreditado la transgresión de los
derechos cuya tutela se solicita.
Por consiguiente, al no justificarse la privación, perturbación o amenaza de una
garantía constitucional y siendo como es el recurso de protección una cautela de dichas
garantías, no puede la Corte en esta sede llegar a determinar que cierto acto de un órgano
del Estado deba ser dejado sin efecto;

DECIMO QUINTO: Que, de todos maneras, si se materializaren actos que vulneren


determinados derechos constitucionales, ello debe llevar a intentar las acciones pertinentes
frente a resultados perjudiciales efectivos y concretos y en que se advierta una clara
relación de causalidad entre tales actos y los referidos efectos perjudiciales, cuestión que,
como quedó asentado en la motivación anterior no ocurre en la especie.

De conformidad asimismo con lo que disponen el artículo 20 de la Constitución


Política de la República y el Auto Acordado de esta Corte sobre la materia, se revoca la
sentencia apelada de veintiuno de enero último, escrita a fojas 193 y se declara que se
rechaza el recurso de protección deducido en lo principal de la presentación de fojas 57.

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Regístrese y devuélvase, con sus agregados.
Redacción a cargo del Ministro Sr. Pierry.
Rol Nº 1525-2010.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros
Sr. Héctor Carreño, Sr. Pedro Pierry, Sra. Sonia Araneda, Sra. Rosa Egnem y el Abogado
Integrante Sr. Benito Mauriz. No firma, no obstante haber estado en la vista de la causa y
acuerdo del fallo el Ministro señor Pierry por estar en comisión de servicios. Santiago, 17
de mayo de 2010.

Autorizada por la Secretaria de esta Corte Sra. Rosa María Pinto Egusquiza.
En Santiago, a diecisiete de mayo de dos mil diez, notifiqué en Secretaría por el
Estado Diario la resolución precedente.

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