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LA OBRA DE KOSELLECK
ANTILIBERALISM AS KEY TO KOSELLECK’S WORK
Alfonso Galindo Hervás*
Recibido: 12/03/2017 Aceptado: 23/08/2017
En este artículo defiendo que la crítica del Koselleck – Schmitt – liberalismo – pro-
liberalismo puede considerarse una clave que greso - historia de los conceptos.
permite unificar el proyecto teórico de Kose-
lleck. Su antiliberalismo tiene sus orígenes en Abstract
la influencia del pensamiento de Schmitt, y se
concreta en la tesis de Crítica y crisis y en el In this article I defend that the criticism
objetivo de revitalizar el lema Historia magis- about the liberalism can be considered a key in
tra vitae. order to unify the Koselleck’s theoretical pro-
jet. His point of view anti-liberal has its ori-
gins in the influence of Schmitt’s thought, and
it is stated explicitly in the thesis from Crítica
y crisis and the revitalization of motto Historia
magistra vitae.
* Profesor de Filosofía Política en la Universidad de
Murcia (España). Editor y autor de numerosos vo- Keywords:
lúmenes y artículos de filosofía política, historia de
los conceptos políticos y filosofía y cine. Ha escrito
los siguientes libros: (2003) La soberanía. De la teo- Koselleck – Schmitt – liberalism – pro-
logía política al comunitarismo impolítico, Res Pu- gress - history of concepts.
blica, Murcia. (2005) Política y mesianismo. Giorgio
Agamben, Biblioteca Nueva, Madrid. (2006) Cin-
cuenta mitos, IV Premio de Ensayo Miguel Espinosa. 1. Una conclusión y una justificación para co-
Editora Regional, Murcia. (2014) (con E. Ujaldón) menzar
La cultura política liberal. Pasado, presente y futu-
ro, Tecnos, Madrid. (2015) Pensamiento impolítico
contemporáneo. Ontología (y) política en Agamben,
La relevancia intelectual de Reinhart Ko-
Badiou, Esposito y Nancy, Sequitur, Madrid. (2016) selleck está fuera de duda actualmente. Ello no
(con E. Ujaldón) Diez mitos de la democracia, Al- impide que en el ámbito académico español
muzara, Córdoba.
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sea una figura poco conocida. No es preciso Schmitt. Esto se refuerza al constatar que Ko-
buscar otra causa de tal situación que la pro- selleck no es un filósofo o teórico de lo políti-
pia debilidad de la “academia”1 española, sus co, como lo es Schmitt. Ello implica el que su
universidades, foros y editoriales. Pero si qui- obra, donde la reflexión sobre la historia o los
siéramos añadir un argumento, no parecería conceptos se funde con la de lo político o el
exagerado aludir al contexto filonazi en el que Estado, sea ampliamente deudora de las tesis
hunde sus raíces la obra del catedrático de Teo- schmittianas sobre el Estado, la soberanía, el
ría de la Historia. Dicho contexto pasa, entre dualismo público- privado, la enemistad, etc.
otros datos, por la influencia de Carl Schmitt, Sintetizando mucho podría decirse que los ele-
autor igualmente evitado hoy por su pasado mentos antiliberales que puedan hallarse en el
nazi -pero que, a pesar de ello, constituye el pensamiento de Koselleck constituyen, entre
referente oculto de muchas de las teorías con- otros muchos, un índice, a la par que un factor
temporáneas sobre lo político, incluidas varias obvio, de la influencia de las tesis de Schmitt
ubicables en eso que llamamos “izquierda”2. en su obra. Defenderé que la presencia de di-
cha influencia puede servir como criterio de la
Esta breve alusión es relevante en este ar- unidad del pensamiento de Koselleck.
tículo dado que en él se pretende mostrar y
analizar los elementos antiliberales presentes Por lo demás, el que a estas alturas, cuan-
en el pensamiento de Koselleck, y éstos tienen do parece consagrada en Occidente la fórmula
su fuente principal en las ideas del antiliberal mixta recogida bajo la expresión “democracia
Schmitt. Así, una comprensión cabal del anti- liberal”, visitemos los argumentos antiliberales
liberalismo del catedrático de Bielefeld exige de pensadores tan peligrosos como Schmitt y
mostrar primeramente el correspondiente de Koselleck, merece una breve justificación que
trascienda el mero interés académico.
1 Los argumentos presentes en este artículo fueron de-
batidos en el Seminario de pensamiento económico y
La perspectiva política, realista y conser-
filosofía política “Laureano Figuerola” de la Universi- vadora, del jurista y del historiador contribuye
dad Rey Juan Carlos de Madrid. Deseo agradecer a a la comprensión de distintos fenómenos so-
los participantes sus comentarios. Han sido también ciales contemporáneos: tanto los relativos a la
muy valiosas las sugerencias de José Luis Villacañas. emergencia de nuevas identidades colectivas,
Naturalmente, las deficiencias del texto sólo son atri-
buibles a mí. Araucaria. Revista Iberoamericana de como los que constituyen excepciones que
Filosofía, Política y Humanidades, N° 21. Primer se- cuestionan la plena realización (incluso rea-
mestre de 2009. Págs. 44-62. lizabilidad) del modelo liberal-democrático,
2 Una forma de atisbar la dimensión antiliberal de que al postularse como encarnación del dere-
Schmitt consiste en reparar en cierto pensamiento
que evidencia una deuda con él: el de los Cacciari,
cho y la razón se hace impotente para aprehen-
Agamben, Nancy, Zizek, Ranciere, Mouffe, etc. No der el carácter conflictual de lo político3.
sería justo afirmar que estos pensadores son “sch-
mittianos” si por tal entendemos que asumen las
propuestas políticas de Schmitt. Pero sí lo son en la 3 Es la tesis de Mouffe en El retorno de lo político, trad.
medida en que ciertas tesis de éste resultan indispen- M. A. Galmarini, Paidós, Barcelona, 1999, p. 12. Un
sables en el desarrollo de sus propias filosofías sobre reciente ejemplo de la cándida apoliticidad de cierto
lo político. En este sentido, quizá nadie como Walter liberalismo se halla en J. Mosterín, La cultura de la li-
Benjamín ejemplifique la simultaneidad tanto del re- bertad, Espasa-Calpe, Madrid, 2008. El autor defien-
chazo más radical del pensamiento de Schmitt como de la utopía de un mundo sin política y sin Estados,
de la insuperable deuda con él, hasta el punto de po- gobernado por la neutralidad de la ciencia y de sus
der considerárselo el arcanum de su propia produc- expertos, por los intercambios libres y racionales, en
ción filosófica. progreso imparable.
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cleos es coherente con su concepción de lo po- malidad de las cosas. De ahí que si no existe
lítico, conviene exponer ésta brevemente. como posibilidad, se llegue a una despolitiza-
ción11. Sólo porque hay enemigos y posibilidad
efectiva de guerra, surge lo político y el Estado
3.1. Lo político y el Estado
como su forma. Dicho Estado halla legitimidad
Schmitt estudia la esencia de lo político en su capacidad de decidir quién es enemigo,
con el fin de iluminar el origen y la esencia combatirlo e instaurar la paz y la normalidad12.
del Estado. Ello implica que el alcance de la Pero no sólo: también representa una realidad
soberanía estatal constituya la consecuencia trascendente, la unidad nacional13. Ambos ex-
inevitable de su comprensión de lo político8. tremos explican su carácter teológico-político.
En su objetivo de hallar la especificidad de esta Al igual que la Iglesia católica, se enfrenta a la
esfera de acción, desarrolla en El concepto de ineliminable conflictividad humana produ-
lo político una concepción antropológica pe- ciendo derecho y representando una verdad
simista. Frente a la cándida confianza ilustra- trascendente14.
da (liberal) en la educación de las capacidades
humanas, claramente visible en las obras de los En la convulsa época weimariana, Sch-
ilustrados escoceses, defiende un esencial défi- mitt reclamó un Estado situado por encima
cit ontológico en el ser humano que explica su del parlamento, un Estado capaz de combatir
tendencia al mal, desencadenante a su vez de la al enemigo y garantizar la protección. A sus
secuencia lógica que conduce a la postulación ojos, el Estado alemán adolecía de la enferme-
de la necesidad de la autoridad decisoria abso- dad normativista, cuyos síntomas son tanto la
luta. Sólo si se defiende la esencial conflictivi- ausencia de referencia al orden trascendente
dad humana se puede explicar la emergencia como la incapacidad de decisión. Se trataba, a
del ámbito de lo político, así como su figura su juicio, de un Estado dominado por el ob-
por excelencia, el Estado. Al contrario, cuando jetivo de la neutralidad, que es el dogma de
aumenta la fe en la bondad natural humana, una época presidida por el crecimiento de la
crece la crítica anárquica, y las leyes son susti- técnica, y que ingenuamente pretende disolver
tuidas por los lazos éticos y afectivos9. los conflictos sin tomar decisiones15. Schmi-
tt, al contrario, considera ingenuo sostener la
Lo político es posible porque hay enemi- viabilidad de un funcionamiento meramente
gos y la guerra es posible, tornándola efectiva neutral y automático del Estado y su ordena-
en el presente10. La razón es que la guerra es el miento jurídico, como se pretende en el mode-
auténtico caso de excepción (urgido de deci-
sión) desvelador de la politicidad y de la nor- 11 Ibid. pp. 65s.
12 Ibid., pp. 74ss.; C. Schmitt, Teología política, en Es-
8 De lo que se trata fundamentalmente es de la rela- tudios Políticos, trad. F. J. Conde, Cultura española,
ción y correlación de los conceptos de lo estatal y de 1941, pp. 44s.
lo político por una parte, y de los de guerra y enemi- 13 C. Schmitt, Teoría de la Constitución, trad. F. Ayala,
go por la otra”. Prólogo, en C. Schmitt, El concepto de Editora Nacional, México, 1952, pp. 24ss., 50, 88, 95,
lo político, trad. R. Agapito, Alianza, Madrid, 2002. 237ss., etc.; Sobre los tres modos de pensar la ciencia
9 Ibid., pp. 89s. jurídica, trad. M. Herrero, Tecnos, Madrid, 1996, pp.
10 Ibid., pp. 58, 62, 64ss. Sobre las dificultades de la dia- 14-16.
léctica entre posibilidad y efectividad en el concepto 14 C. Schmitt, Catolicismo y forma política, trad. C.
schmittiano de lo político, cf. J. Derrida, Políticas de Ruiz Miguel, Tecnos, Madrid, 2000, pp. 17, 20, 23,
la amistad seguido de El oído de Heidegger, trad. P. 26; Teoría de la Constitución, op. cit., p. 245.
Peñalver y F. Vidarte, Trotta, Madrid, 1998, pp. 106, 15 C. Schmitt, La época de la neutralidad, en Estudios
147, 155. Políticos, op. cit., pp. 15, 23s.
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escisión entre ámbito público y privado, sino competencia económica o discusión ética.
que exige (a la par que posibilita) la neutrali- Pero, a su juicio, el refugiarse en la apoliticidad
dad institucional, definitivamente liquidadora constituye la peor forma de acción política24.
de lo político. Schmitt no tiene duda de que el
liberalismo es afín a un Estado neutral, mera- La liquidación de la soberanía estatal mer-
mente técnico, excluyente de lo político, que es ced a su reemplazo por una sociedad gober-
decisión de la excepción, es decir, que posee nada por principios morales y económicos
un fundamento no-racional, no mediable, no constituye igualmente un proceso histórico.
deducible. El liberal pretendería excluir de la Dicho proceso, sintetizable desde categorías
política y del Estado los contenidos normati- schmittianas como un reemplazamiento de lo
vos, potencialmente conflictivos, mostrando político-estatal por lo apolítico-social, es estu-
el anhelo de una política reducida a actividad diado por Koselleck desde la asunción de los
instrumental neutra. A tal fin sirve la escisión presupuestos teóricos de Schmitt aquí recrea-
público-privado, que posibilita relegar al ám- dos. La obra de referencia es la temprana Críti-
bito de la privacidad toda dimensión norma- ca y crisis. Podría decirse que ésta surge como
tiva22. desarrollo del siguiente párrafo de Schmitt:
Pese a todo, Schmitt concluye que el libe- “Desde sus comienzos el pensamiento li-
ralismo no lograría erradicar ni el Estado ni beral utilizó contra el Estado y la política el re-
la política, pues lo político puede alcanzarse a proche de la ‘violencia’. Esto no habría pasado
partir de cualquier ámbito. Surge entonces un de ser uno de esos insultos más o menos ino-
imperialismo económico capaz de disponer de cuos propios de la lucha política si su imbri-
medios bélicos sin control alguno, pues al pre- cación en una gran construcción metafísica y
tender soslayar la enemistad determinante de la correspondiente interpretación de la histo-
lo político, desconocerá sus criterios y límites, ria no le hubiesen conferido un horizonte más
tornándose absoluto (aunque disfrazado)23. vasto y una mayor fuerza de convicción. La
Ilustración dieciochesca veía ante sus ojos una
línea simple y clara de progreso ascendente de
4. El triunfo histórico de la apoliticidad li- la humanidad. Tal progreso consistiría ante
beral todo en la perfección intelectual y moral de la
humanidad”25.
Para Schmitt, lo político es ámbito de
conflicto y de búsqueda de formas de unidad, Schmitt alude al vínculo entre la fe en el
de ahí que la clave de su crítica al liberalismo progreso propia del siglo XVIII, el desarrollo
radique en que éste niega la política o, mejor, económico y técnico del XIX y el parlamenta-
la encubre bajo lo jurídico y la transmuta en rismo. Aunque dicha alianza perdió su sentido
tras la defunción del Estado absolutista, pese
22 Esta crítica del individualismo subyacente a las dis- a ello se mantiene su concepción progresista y
tintas actitudes defensoras de los derechos del fuero moralizadora de la Historia.
interno, esconde una concepción de la moral y de su
relación con el Estado que implica reducirla a una
suerte de hegeliana eticidad estatal según el modelo Frente a dicha filosofía de la Historia, Ko-
de comunidad nacional. Cf. M. Kaufmann, ¿Dere- selleck ostenta una conciencia schmittiana: el
cho sin reglas? Los principios filosóficos de la teoría
del Estado y del Derecho de Carl Schmitt, trad. J. M. 24 C. Schmitt, Escritos de política mundial, trad. H.
Seña, Alfa, Barcelona, 1989, pp. 48-56. Cagni, Heracles, Buenos Aires, 1995, pp. 45ss.
23 El concepto de lo político, op. cit., pp. 80ss., 106. 25 El concepto de lo político, op. cit. , p. 101.
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liberalismo no es una planta natural, sino que netamente político. Es su conciencia de apo-
tiene unas condiciones históricas muy preci- liticidad lo que focaliza como causa oculta de
sas que es necesario identificar. Así, el surgi- crisis política, mostrándose de este modo que
miento de la sociedad liberal no se explica sin la pretendida apoliticidad no era tal. Dicho de
la emergencia de un nacionalismo procurado otro modo: la burguesía matará al factor que la
estatalmente y que constituye el ámbito de po- ha hecho posible, permaneciendo en la crítica
sibilitación de una economía homogénea que permanente y, en esta medida, en la revolución
evidencia la presencia del impulso del Estado permanente y acelerada.
tras ella. Igualmente, sólo el Estado fue capaz
de acabar con la sociedad estamental, permi- La tesis de partida de Crítica y crisis es
tiendo de este modo la emergencia de una so- que la raíz de la actual crisis, resultado de la
ciedad civil plural que finalmente se enfrentará historia europea devenida universal, se halla
a él. En conclusión, el liberalismo (y su rostro en el siglo XVIII. En concreto, en la emergen-
más conocido: la sociedad civil) depende es- cia de la sociedad burguesa y su filosofía de la
tructural e históricamente del Estado, si bien Historia, que invocó principios morales y a la
su desarrollo conlleva la destrucción del mis- propia Humanidad contra el Estado absolutis-
mo, abocando a la sociedad a una situación de ta26. Desde esta convicción, Koselleck estudia
crisis política permanente y acelerada que hace el nexo entre el surgimiento de la filosofía de la
preferible un Estado fuerte. Historia y la crisis que desde 1789 determina
el acontecer político universal, es decir, la fun-
Esta conciencia histórica es propia de paí- ción política que desempeñó el pensamiento
ses que han llevado a término sus revoluciones ilustrado en el seno del Estado absolutista.
tardíamente, como sucede con Alemania. En el
caso de la temprana Inglaterra aún fue posible Para el análisis histórico de esta tesis –
hurtar a la conciencia los factores históricos, schmittiana- recrea la estructura política del
y en esta medida políticos, que sostenían la absolutismo, que considera antecedente de la
emergencia y legitimidad de la nueva sociedad Ilustración. Ésta se desarrolló a partir de aquél
diferenciada del Estado. Ello explica el que los y bajo la misma forma estatal, provocando
ilustrados escoceses aún pudiesen presentar el más tarde su derrumbamiento. El historiador
advenimiento de la political society como fruto de Bielefeld explica que el monopolio sobre la
maduro de una naturaleza humana polished, paz hacía recaer sobre el monarca la responsa-
esto es, altamente perfeccionada por el mero bilidad de una dominación absoluta exenta de
despliegue de sus posibilidades naturales. constricciones morales, que quedaban remiti-
das a la conciencia de los súbditos27. Al igual
Ésta no es la convicción del schmittiano que sucedía en Schmitt, Hobbes es el autor
Koselleck, sabedor de que también en Inglate- privilegiado para ilustrar la génesis de la mo-
rra murieron reyes desde 1642 a 1689. En Crí- derna teoría del Estado a partir de las guerras
tica y crisis se evidencia la deuda contraída con civiles religiosas y, en concreto, para identificar
Schmitt, entre otros rasgos, en la conciencia el germen del pensamiento burgués del estado
de que hay un punto en el que el Estado ya no de derecho. La originalidad del inglés radicaría
puede soportar la sociedad liberal que él mis- en encarar el problema de cómo lograr la paz
mo ha posibilitado. La razón es la ingenuidad evidenciando la dimensión ideológica de la
o falta de conciencia de la nueva sociedad bur-
guesa, que no comprende que la crítica con- 26 CC, pp. 13ss.
duce inexorablemente a un proceso de crisis 27 CC, p. 37.
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conciencia. La subsistencia del Estado requiere el Estado, como Hobbes, sino convirtiéndolas
una moral racional que acepte la soberanía ab- en permanente ejecución del juicio social y en
soluta como necesidad moral. Con ello liquida índice del poder de la society31.
la dimensión política de las convicciones mo-
rales, pues para la razón, abocada a la alterna- En el mundo absolutista continental, las
tiva guerra-paz, coinciden moral y política28. formas de acción de la nueva societé fueron
La discrepancia entre ámbito interno y exter- coherentes con su imposibilidad de expresar
no, que según su análisis es factor de guerra ci- políticamente su relevancia social en el Es-
vil, es puesta por Hobbes al servicio del Estado tado absolutista. La nueva élite se reunió en
al hacer posible la obediencia (meramente ex- lugares apolíticos, instituciones toleradas por
terna) a una ley formal y que no exige convic- el Estado donde desarrollaba tareas sociales.
ción. Lo decisivo es que la Ilustración ampliará En este sentido, las logias constituyen la con-
el ámbito interior, permaneciendo el súbdito figuración típicamente burguesa de un poder
ajeno a la responsabilidad política. La tesis indirecto (moral) en el seno del Estado32. A
schmittiana de Koselleck es que la necesidad juicio de Koselleck, la clave de su éxito radi-
de paz lleva al Estado a conceder al individuo caba en la premisa del secreto -cuyo correla-
un ámbito interior políticamente indiferente, to era el dualismo entre moral y política-, que
moral, que supuso un foco de inestabilidad del resultaba fundamental para la independencia
sistema absolutista29. de la nueva forma social burguesa33. El secreto
y la carencia de poder directo generó una ju-
Koselleck se sirve de distintos autores para risdicción específicamente moral orientada a
proponer una interpretación de la Ilustración fundar una unidad social de carácter moral y
que subraya su carácter de respuesta a la situa- cuya capacidad coactiva radicaba en la presión
ción reinante bajo un Estado absolutista. Con social. La apoliticidad masónica implicaba una
Locke la jurisdicción moral exterior (the Law politicidad revolucionaria indirecta y oculta,
of Private Censure) adquiere un significado cuyo desenlace se dará cuando la crítica con-
constitutivo para la ciudadanía, evidenciando duzca a la nueva élite a exigir una nueva forma
su eficacia política indirecta. En Ensayo sobre política, separándose del Estado para acabar
el entendimiento humano confiere a los juicios dominándolo. Es lo que manifiestan Schiller y
morales carácter de ley, siendo su detentador Voltaire34.
no el individuo sino la society formada en los
clubs. Los ciudadanos no quedan ya subordi- Con la finalidad de mostrar el vínculo en-
nados exclusivamente al Estado, sino que cons- tre la crítica burguesa, su toma indirecta del
tituyen una society que desarrolla sus propias poder y la crisis política, Koselleck argumenta
leyes morales. Tal ampliación del ámbito inte- que la agudización de la crisis se correspon-
rior privado hacia el campo público mediante de dialécticamente con el encubrimiento de
su elevación a categoría de ley fue posible por su significación política merced a la filosofía
la capacidad de censura que implicaba30. Loc- burguesa de la Historia, que la disimula como
ke interpreta las opiniones morales desde su mero tribunal moral que culmina el proceso
función social, pero no para deducir de ellas crítico iniciado por la burguesía contra el Es-
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tado35. Tal filosofía progresista, secularización estatal como tribunal moral, pudiendo tratar
de la escatología cristiana, implicaba un pro- la guerra civil como mero desenlace de una ju-
grama político que remitía toda acción al fu- risdicción moral, la de la filosofía utópica de
turo, de modo que con la meta de la Historia la Historia que garantizaba la ejecución de los
se garantizaba la victoria pacífica de los ideales veredictos burgueses39.
morales36. Lo relevante es que al identificar la
planificación política indirecta con el decurso Llegados aquí, el juicio de Koselleck es
de la Historia se encubría a la par que se fo- abiertamente schmittiano: “Llevada de su des-
mentaba la posibilidad de la revolución37. esperación ante su propia incapacidad para
reconocer la esencia del poder, se acaba refu-
La clave que focaliza Koselleck en el des- giando en la pura violencia. Usurpa el poder
enlace de la crisis política, ya evidente para con la mala conciencia de un moralista con-
Turgot y más aún para Rousseau, es la subor- vencido de que el sentido y el fin de la Histo-
dinación de la política a la moral, que invier- ria son convertir al poder en algo superfluo”40.
te los fundamentos del Estado absolutista sin Tampoco es difícil oír el eco de Catolicismo y
cuestionar su estructura externa. El dualismo forma política en las páginas en que Koselleck
permite despojar al Estado de su soberanía recrea el devenir de la forma estatal. El Esta-
pero no de su función, que ahora es función do, que sustituyó a la catolicidad en descom-
de la sociedad que opera de modo indirecto, posición como estructura formal de orden y
mediante una moralización de la política. Es jerarquía, creó un ámbito de protección y de
la escisión entre moral y política la que, reti- neutralidad para garantizar su soberanía. Pero
rando al Estado sus fundamentos políticos y el hombre, integrado en la sociedad apolítica y
encubrir las consecuencias, permite exponer arreligiosa resultado de la privatización de la
una pretensión política con la legitimidad de religión, halló su verdadera patria en la moral,
lo moral, y así cuestionar la soberanía absolu- constituyendo una sociedad civil no integrable
ta sin aparentemente tocarla. La cuestión de ante cuyo asalto indirecto sucumbirá el Estado
la configuración política de un ordenamiento absolutista41.
estatal moral es ignorada como tal. Pero, se-
gún el schmittiano Koselleck, tal elusión no Según Koselleck, la herencia utópica, mo-
implica que no exista un auténtico detentador ralista y anti estatal de la Ilustración está toda-
de la soberanía, que impera anónimamente en vía presente. También hoy el anonimato polí-
nombre de la moral38. tico dado en la soberanía de la utopía parece
haber eliminado la necesidad de decisiones
La conducta apolítica (indirectamente po- históricas42.
lítica) de la nueva élite se hizo políticamente
consciente en 1770, reclamando la politización
5. Una historia de los conceptos contra la ace-
de las leyes morales de la sociedad (a través de
una Constitución o el parlamento) y viéndo- leración y el progreso liberales
se obligada finalmente a decapitar al monarca.
La deuda con las concepciones schmit-
Pero aun así se mantuvo, a juicio de Koselleck,
tianas es evidente en Crítica y crisis. Desde la
la paradoja de entender el proceso político anti
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vida que nos acompaña desde la Modernidad. te”46. Y como la característica fundamental de
Una vida a su juicio dominada por la perma- un concepto es su capacidad de trascender su
nente fagocitación de novedades y por la insu- contexto originario y proyectarse en el tiempo,
perable sensación de obsolescencia que domi- la historia de los conceptos libera los concep-
na cualquier realidad. Es el mundo presidido tos de su contexto y coordina sus significados
por la aceleración y fugacidad que consagra la a través del curso del tiempo, proporcionando
Modernidad postrevolucionaria. Un mundo claves para reconstruir procesos de largo pla-
experimentable por cualquier individuo occi- zo47.
dental, que fácilmente se reconoce desfasado
en cualquier ámbito de la vida. La búsqueda de condiciones formales
a priori que, a la par que posibilitan, limitan
Desde esta premisa, es posible contemplar todo cambio y toda acción, encuentra en las
la historia de los conceptos como un antídoto categorías “experiencia” y “expectativa” su pa-
frente a la idealización implícita en la fe en el radigma. En su objetivo de clarificar qué es eso
progreso y a favor de un anclaje en el saber his- del tiempo histórico, Koselleck sostiene que
tórico que permita remitir todo avance y toda para concebirlo es preciso atender a la diferen-
proyección futura a la experiencia acumulada cia entre el pasado y el futuro o, dicho antropo-
y, de esta manera, sortear los peligros de crisis lógicamente, a la diferencia entre experiencia
política, avanzar sobre suelo firme y superar (el pasado presente) y expectativa (el futuro
el prometeísmo implícito en una concepción presente)48. Ambas categorías no remiten a
de la Historia que la contempla como absolu- una realidad histórica, sino que son formales,
ta-mente disponible45. permitiendo establecer las condiciones de toda
historia posible por cuanto remiten a un dato
Esta óptica de comprensión de lo implica- antropológico sin el que la historia no es ni po-
do en la historia de los conceptos políticos exi- sible ni concebible49.
ge focalizar de su teoría elementos tales como
las estructuras, que constituyen las condicio- La tesis de Koselleck es que las expectati-
nes limitantes-posibilitantes de todo cambio y, vas no son totalmente deducibles de la expe-
en esta medida, de todo futuro. Pero que, en la riencia previa, puesto que en la historia sucede
misma medida, legitiman y permiten recupe- siempre algo más o algo menos de lo conteni-
rar el lema de la historia magistra vita. Dicho do en los datos previos, pero que, igualmente,
de otro modo: frente al determinismo y tiranía quien no basa su expectativa en su experiencia
de la creatividad absoluta, Koselleck recuerda
la existencia de estructuras objetivas de larga 46 R. Koselleck, “Sobre la antropología de las experien-
cias del tiempo histórico”, en Los estratos del tiempo:
duración que limitan las posibilidades. Estruc- estudios sobre la historia, trad. D. Innerarity, Paidós,
turas sin las que serían imposibles los aconte- Barcelona, 2001, pp. 131, 36ss.
cimientos, que se inscriben en distintas pro- 47 FP, pp. 113, 151ss.
fundidades temporales (estratos) y acerca de 48 FP, p. 15.
las cuales los historiadores pueden ilustrarnos, 49 FP, pp. 335ss. El resto de categorías constitutivas de
la antropología trascendental (Histórica) evidencia
“porque la historia se repite estructuralmen- el pesimismo antropológico schmittiano. Así, sos-
tiene la insuperabilidad de la fórmula amigo-enemi-
go como condición de la política en pp. 244, 250.
Igualmente, cf. R. Koselleck, “Historia y herme-
45 Se subraya esta perspectiva en F. Oncina, néutica”, en R. Koselleck y H.-G. Gadamer, Histo-
“Experiencia y política en la historia concep- ria y hermenéutica, trad. F. Oncina, Paidós, Barce-
tual”, Res publica, 1, 1998, p. 112. lona, 1997, pp. 71-85.
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prender la modernidad como época en la que que está en cuestión es la capacidad (y la legiti-
pierde todo sentido el lema historia magistra midad) del Estado (y, más en general, de la po-
vitae, inviable desde la nueva experiencia del lítica) para ejercer el rol de katechon que para
tiempo. Durante dicha época se democratizan él reivindicara Schmitt. Nadie como el jurista
e ideologizan los conceptos políticos, se legi- de Plettenberg ha captado la profundidad de
tima la crítica y se temporaliza la experiencia. los versículos paulinos sobre el acortamiento
La tesis de la historia conceptual es que tales apocalíptico del tiempo (1 Cor 7, 29-32), sus
transformaciones, registradas por los cambios efectos (mesiánicos, anómicos, revoluciona-
de los significados de los conceptos, definen la rios) presentes y el katechon que procura re-
modernidad como umbral genético de nues- tardarlos61. Koselleck ya evidencia una con-
tras propias concepciones de lo social y de lo ciencia poco esperanzada en la capacidad de lo
político, tornando plenamente actuales sus pa- político-estatal para frenar la aceleración mo-
tologías. derna, herencia secularizada y transmutada de
la cristiana. Él es sabedor (antes lo fue Schmitt)
Junto a tesis reduccionistas sobre la opi- de que el Estado neutral y tecnicista, esclavo de
nión pública58 o en la propia caracterización de la economía y revestido de moralismo (hacia
la Ilustración59, o problemáticas aplicaciones dentro y hacia fuera), favorece la planificación
del teorema de la secularización a la categoría y la aceleración, no las retarda.
de aceleración60, por no hablar de los inasumi-
bles presupuestos “comunitaristas-estatalistas” Frente a la vida acelerada contemporánea
schmittianos, el pensamiento de Koselleck instalada en un permanente Aufhebung sin
contiene argumentos persuasivos en orden a objetivo, determinada casi en exclusiva por la
detectar las causas y los efectos del estilo de prevalencia de la lógica tecnocientífica afín al
vida acelerada que nuestra época ha heredado capitalismo -tenuemente edulcorada por vagos
de aquel “tiempo moderno”. Tal aceleración y cambiantes principios morales-, ignorante
no debe reducirse a la experiencia personal de la estabilidad de las estructuras y de ciertas
de que vamos a la zaga de las innovaciones de condiciones antropológicas, la sugerencia de
todo tipo -con ser ello importante-, sino que es Koselleck pasará finalmente por recuperar la
preciso contemplarla desde un punto de vista conciencia de éstas, la desidealización del len-
más abstracto (propiamente histórico-concep- guaje político que motivan, el sentido vital que
tual) para aprehender el alcance (claramente vehiculan y el ejercicio de responsabilidad y de
schmittiano) del envite de Koselleck. Porque lo memoria que posibilitan.
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