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Bueno hay personas que pensaban que tenían una vista excelente
pero entonces se probaron unos lentes y descubrieron que veían mucho mejor con ella. ¿Qué
había pasado? Pues que muy gradualmente, poquito a poco habían ido perdiendo visión sin
darse cuenta y un dia se toparon con la realidad, no veían tan bien como pensaban.
Lo cierto es que al ser humano, nos pasa un poquito esto cuando nos miramos a nosotros
mismos, es difícil vernos como realmente somos, por eso es bueno de vez en cuando
analizarnos.
En este caso vamos a analizarnos si somos realmente imparciales como Jehova, vamos a ver el
ejemplo de imparcialidad de Jehová y después veremos cómo podemos imitarlo, como
copiarlo, aunque primero tenemos que entender que es ser imparcial.
Para eso vamos a ver la definición que da la obra perspicacia para comprender las escrituras, y
presten atención porque tiene muchos detalles interesantes.
Ahora bien, ¿quiere decir lo anterior que no se puede tener nunca
una consideración especial con nadie? Ni mucho menos. Pensemos
en el caso de Epafrodito, colaborador de Pablo. El apóstol escribe a
los cristianos de Filipos: “Sigan teniendo aprecio a hombres [como
Epafrodito]”. ¿Por qué motivo? “Porque a causa de la obra del Reino
arriesgo su vida y llegó a estar muy próximo a la muerte. Sin lugar a
dudas, Epafrodito había desempeñado su servicio fielmente y por
ello merecía que lo trataran con mucha consideración. Además, en
1 Timoteo 5:17 leemos: “Que los ancianos que presiden
excelentemente sean tenidos por dignos de doble honra,
especialmente los que trabajan duro en hablar y enseñar”. En efecto,
las personas espirituales merecen nuestro reconocimiento. Tener
consideración con ellas no es ninguna muestra de favoritismo. Como
cuando venga la visita del superintendente de circuito y queramos
tener una consideración especial por nuestro hermano que se gasta
y merece que le honremos.