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CONCLUSIONES

Vimos en la presente tesis que el Estado debe responder


patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables.
Dicha posibilidad, se incursionó mediante la Constitución Política de
1991,que en su artículo 90, dispuso que debería responder por los daños
antijurídicos que le sean imputables, abriéndose de esta manera, la
posibilidad de declarar administrativamente responsable a cualquiera
de las entidades que conforman el Estado, incluyendo, por supuesto,
a la Nación, Rama Judicial, Fiscalía General de la Nación, cuando
con sus acciones, omisiones u operaciones administrativas causen
perjuicios a los particulares.

Observamos en el presente proyecto que la privación injusta de la


libertad tuvo su auge en la Ley 2700 de 1991, cuando en su artículo
414 estableció los supuestos de hecho relacionados con el derecho de
las personas a obtener la indemnización o reparación por parte del
Estado, por los perjuicios que hubieran sufrido como consecuencia de
la detención preventiva cuando el proceso culminara con que el hecho
no existió, el sindicado no lo cometió, o el hecho no era punible.

Ante este panorama, el Consejo de Estado, adoptó cuatro posiciones


en lo que concierne al tema de la Responsabilidad Patrimonial del
Estado por la privación injusta de la Libertad, en aplicación del
Decreto-Ley 2700, la primera, como subjetiva, y que equipara la
responsabilidad con el error judicial y el defectuoso funcionamiento
de la administración de justicia; la segunda, objetiva, que está sujeta a
que la persona que ha sido privada de la libertad y que posteriormente
ha sido liberada como consecuencia de una decisión de autoridad

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EL DAÑO ESPECIAL COMO RÉGIMEN APLICABLE PARA ENDILGAR RESPONSABILIDAD
AL ESTADO POR PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD

competente, haya sido fundada en alguna de las causales que contempla


el Art. 414 del Decreto Ley 2700 de 1991 (anterior C.P.P), es decir, en
que el hecho no ocurrió, o no le es imputable o que no constituyó
conducta punible, sin necesidad de valorar la conducta del funcionario
judicial y de comprobar si la misma fue errada, ilegal, arbitraria o
injusta; la tercera, fundamentada en lo reglado por el artículo 90 de
la Constitución Política, esto es, que el Estado es patrimonialmente
responsable por los daños antijurídicos que le sean imputables, de
manera que si un sujeto es privado de la libertad en desarrollo de una
investigación penal y posteriormente es liberado mediante providencia
judicial en la que se resuelve desvincularlo del proceso penal, los
daños que demuestre y que se deriven de la detención deben serle
indemnizados, toda vez que no estaba en el deber de soportarlos;
y una cuarta posición, en donde abre la posibilidad de declarar la
responsabilidad del Estado bajo el principio del in dubio pro reo.

Con posterioridad, la Ley 270 de 1996 reguló de manera amplia, la


responsabilidad del Estado, estableciendo que dicha responsabilidad
se presenta por; el defectuoso funcionamiento en la administración
de justicia, por el error jurisdiccional y por la privación injusta de la
libertad, aduciendo que esta última se presentaba cuando la detención
fuera “Injusta”.

Una vez relacionados los antecedentes desarrollados en la tesis,


cabe mencionar que desde el punto de vista de la Corte Constitucional,
concerniente a que el término “injustamente” se refiere a una actuación
abiertamente desproporcionada y violatoria de los procedimientos legales, de
forma tal que se torne evidente que la privación no ha sido ni apropiada, ni
razonada, ni conforme a derecho, sino abiertamente arbitraria; se perdió el
carácter objetivo de la privación injusta de la libertad

De otra parte, el Consejo de Estado, insiste en señalar que la Corte


Constitucional incurrió en una imprecisión, al confundir la vía de

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MIGUEL ÁNGEL AGUIAR DELGADILLO

hecho con la privación injusta de la libertad, al exigir como presupuesto


de ésta, una decisión abiertamente arbitraria, que inclusive, desborda
los requisitos establecidos respecto al error judicial, esto es, que la
providencia sea contraria a la ley.

Fue así como el máximo órgano de la jurisdicción contenciosa


administrativa, ha venido haciendo caso omiso a la interpretación
efectuada por la Corte Constitucional, (pese a ser cosa juzgada
constitucional) e insiste en la objetividad de este tipo de responsabilidad,
en aplicación del artículo 90 de la Constitución Política de Colombia.

Ahora bien, como desapareció del ordenamiento jurídico lo


preceptuado por el artículo 414 de la ley 2700 de 1991, y no se podría
de esta manera, aplicar unas normas derogadas a los casos en los
que se incurre en una privación injusta de la libertad, se debe según
mi criterio, encausar dichas causales a un régimen de imputación
actual y vigente, como lo es, el daño especial, en donde el Estado
en desarrollo de sus actividades lícitas y en cumplimiento de todos
sus deberes legales, genera daños que desbordan el equilibrio ante las
cargas públicas que deben soportar los particulares.

En el daño especial, se estudia un tipo de responsabilidad netamente


objetiva, lo cual permite concluir una vez más, que es el titulo de
imputación de responsabilidad vigente y plenamente aplicable a los
casos que se generen con ocasión a la privación injusta de la libertad,
que como ya se ha visto, era un título de imputación de contenido
objetivo y que como consecuencia a la derogatoria del anterior código
de procedimiento penal, quedó desprovisto de los elementos jurídicos
suficientes para poder asegurar que se trata de un titulo de imputación
objetivo por medio del cual se le endilgue responsabilidad al Estado,
sin necesidad de cuestionar la actuación del juzgador.

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