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Santiago, diecinueve de junio de dos mil seis.

Vistos:

Por sentencia de uno de febrero de dos mil, del Décimo Noveno

Juzgado del Crimen de Santiago, se absolvió a Andrés Muñoz de la acusación

formulada en su contra como autor del cuasidelito de lesiones graves y menos

graves, perpetrado en la comuna de Huechuraba en perjuicio de María

Verónica Fernández González y Joaquín Francisco Javier Pedreros Hurtado,

ocurrido el 25 de noviembre de 1995, rechazándose asimismo la demanda

civil por daños y perjuicios deducida.

Por sentencia de siete de noviembre de dos mil tres, la Corte de

Apelaciones de Santiago, revocó la antedicha resolución, condenando a

Andrés Muñoz como autor del cuasidelito de lesiones graves y menos graves

en perjuicio de doña María Verónica Fernández González y de don Joaquín

Francisco Javier Pedreros Hurtado, ocurrido el 25 de noviembre de 1995. Del

mismo modo, en lo civil, acogió en parte la demanda interpuesta por los

mencionados afectados.

Contra esta última decisión, don Guillermo González Lizama, en

representación del Cuerpo de Bomberos de Conchalí, tercero civilmente

responsable, dedujo recurso de casación en el fondo, por la causal 3° del

artículo 546 del Código de Procedimiento Penal.

Declarado admisible el indicado recurso, se ordenó traer los autos en

relación.

Considerando:

Primero: Que el recurso de casación en el fondo, se funda en la

causal 3° del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, esto es, calificar

como delito un hecho que la ley penal no considera tal, ello en relación con lo

dispuesto en el artículo 492 del Código Penal, 146 y 147 de la ley 18.290.
Señala el recurrente, luego de referirse a los elementos comunes a

todo delito, que en la especie no se cumple el requisito básico, esto es, que la

acción del acusado se encuentre descrita en el tipo penal. Indica que el

artículo 143 inciso 1° de la ley 18.290 establece la regla general relativa al

derecho preferente de tránsito en los cruces regulados, disposición que en lo

atingente a los vehículos de emergencia, reconduce la norma a lo dispuesto

en el artículo 146 del mismo cuerpo legal, situación que ocurrió en el caso sub

lite, dándose, en la conducta del acusado, los elementos normativos de los

artículo 146 y 147 de la citada ley, como se desprende de los distintos

antecedentes probatorios de la causa, por lo que, el conductor del vehículo de

emergencia se adecuó a las normas del tránsito para hacer uso “de su

derecho preferente de paso”, esto es, empleó las señales audibles y visibles,

respondió a una llamada de emergencia, al aproximarse al cruce regulado,

disminuyó la velocidad y se detuvo a esperar que los demás conductores le

cedieran el paso, al no existir riesgos de accidentes, reemprendió la marcha,

una vez verificados tales presupuestos. Indica que en tal contexto, fue el

querellante quien vulneró las normas, quien con luz verde y con grave

impericia, adelantó a los vehículos que cedían el paso al de emergencia, pues

su escasa visibilidad y debido a que iba escuchando radio a gran volumen,

con sus ventanillas cerradas, le impidió oír, por lo que en tal situación, no

estuvo en condiciones de respetar el derecho de paso preferente que había

nacido para el vehículo de emergencia. De lo anterior infiere, que dicho

conductor vulneró la normativa del tránsito desde que condujo en forma

descuidada, imprudente y desatenta, constituyendo su acción la causa basal

del accidente, configurándose a su respecto la presunción de responsabilidad

que contempla el artículo 172 de la ley del Tránsito en su N° 1, 16 y 19, en

cuanto a no estar atento a las condiciones del tránsito del momento, adelantar
sin tener la visual suficiente y conducir un vehículo haciendo uso de cualquier

elemento - radio - que lo aísle de su medio ambiente acústico.

En tal contexto, expone el compareciente, se ha efectuado una

errónea calificación de los hechos de la causa, al tenor del tipo penal del

artículo 492 del Código del ramo, desde que no concurre ninguno de los

requisitos del delito. De ello infiere, que la correcta aplicación de la norma,

hubiera determinado la absolución del acusado por el cuasidelito imputado o

por lo menos, debido a la impericia del querellante, ha debido compensarse la

culpa, al tenor del artículo 2.330 del Código Civil, y con ello reducir el monto

de la indemnización.

Segundo: Que si bien se ha sostenido como fundamento del recurso,

asentado en la causal 3° del Código de Procedimiento Penal, que se ha

errado en la calificación jurídica de los hechos que se han acreditado en el

proceso, debe precisarse, que de la exposición que ha efectuado el

recurrente, se desprende con toda nitidez que su argumentación se basa, en

las que a su juicio, corresponden a las circunstancias fácticas en que ocurrió

la colisión y el resultado lesivo derivado de la misma, la que habría sido

determinada esencialmente, por las infracciones reglamentarias en que

incurrió el otro conductor - querellante - quien en su concepto, no respetó el

derecho preferente de paso del vehículo de emergencia conducido por el

acusado, efectuando una conducción descuidada, imprudente y desatenta,

siendo la misma causa basal de la colisión.

Tercero: Que centrada la cuestión planteada, cabe señalar, que tal

como se estructura el recurso en estudio, éste altera los hechos de la causa ,

atento lo consignado en el motivo primero del fallo de segunda instancia, y

décimo de la sentencia de primer grado, en aquella parte que fue reproducido,

sin que este Tribunal de Casación pueda por esta vía y por la causal invocada

– entrar a revisarlos, desde que no se ha sostenido, ni alegado por el


recurrente, que en su establecimiento se hubieren vulnerado las leyes

reguladoras de la prueba, única vía que permite a esta Corte revisar los

hechos, conforme lo autoriza la causal 7° del artículo 546 del Código de

Procedimiento Penal, por lo que al no haber obrado de dicha manera, estos

han quedado fijados de forma inamovible, por los jueces del fondo.

Cuarto: Que conforme lo dicho, la calificación jurídica de los hechos,

acorde con la descripción típica del artículo 492 del Código Penal, en relación

con el artículo 397 del mismo cuerpo legal que han efectuado los jueces del

fondo, ha sido correcta, desde que, ha quedado establecido que el acusado,

con infracción de las normas del tránsito, y de manera imprudente, ingresó a

un cruce regulado, sin respectar el derecho preferente del querellante, ni

esperar que los conductores que circulaban por la vía perpendicular a la suya,

se lo cedieran, tal como lo dispone el artículo 146 de la ley 18.290,

circunstancias en las que impactó al vehículo conducido por el querellante,

resultando éste y su acompañante con lesiones, conducta que de mediar

malicia, constituiría un simple delito.

Quinto: Que a mayor abundamiento, ha de tenerse en consideración,

que el carácter estricto del recurso de casación en el fondo, impide la

formulación de alegaciones subsidiarias que se contrapongan a la hipótesis

argumentativa esencial del mismo.

Sexto: Que acorde con lo dicho precedentemente, el planteamiento

formulado por el recurrente en cuanto solicita, por haberse expuesto el

querellante al daño, compensación de culpas y consecuencialmente rebaja de

los montos a que ha sido condenado por concepto de perjuicios, atento lo

dispuesto en el artículo 2.330 del Código Civil, importa contravenir la

naturaleza de éste medio extraordinario de impugnación, y por lo mismo

permite por si solo, el rechazo del recurso, desde que tal planteamiento
conlleva un contrasentido con la petición principal que postula la licitud de la

conducta del sentenciado.

En consecuencia y visto lo dispuesto en los artículos 535 y 547 del

Código de Procedimiento Penal, se rechaza el recurso de casación en el

fondo, deducido en lo principal de fs. 352, y en consecuencia se declara que

la sentencia impugnada no es nula.

Regístrese y devuélvase.

Ministro Sr. Nibaldo Segura Peña.

Rol N° 5276-03.

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Alberto
Chaigneau del C., Nibaldo Segura P., Jaime Rodríguez E., Rubén Ballesteros
C. y el abogado integrante Sr. Fernando Castro A. No firma el Ministro Sr.
Rodríguez Espoz, no obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo
del fallo, por estar con permiso.

Autoriza el Secretario de esta Corte Suprema don Carlos Meneses Pizarro.

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