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Gato doméstico, 4000 años de

convivencia
Los primeros gatos domésticos estos animales nos
han acompañado en nuestro día a día durante
milenios, los primeros indicios hablan del Antiguo
Egipto, pero todavía estamos descubriendo
muchos de sus secretos.
POR REDACCIÓN NATIONAL GEOGRAPHIC

Las protuberancias de las lenguas de los gatos son en realidad púas


diminutas denominadas papilas y entender cómo funcionan podría ayudarnos
a inventar cepillos que hagan que los gatos sean menos alergénicos y limpiar
mejor el pelo humano.
FOTOGRAFÍA DE JOËL SARTORE, NATIONAL
GEOGRAPHIC CREATIVE

Artículo publicado el 5 de septiembre de 2010 y actualizado el 19 de enero de


2023.

Los gatos domésticos, sea cual sea su raza, son todos miembros de una misma
especie, Felis silvestris catus, que mantiene una relación con los humanos desde
hace mucho tiempo. Los antiguos egipcios habrían sido los primeros en
domesticar gatos, hace ya 4000 años. Probablemente, los gatos salvajes se
vieron atraídos a las comunidades humanas por la abundancia de roedores que
había en ellas, y su habilidad para cazarlos les hizo ganarse la simpatía de sus
habitantes.
Los primeros egipcios adoraban a una diosa con figura de gato e incluso
momificaban a sus mascotas preferidas para que les acompañaran en su viaje al
otro mundo...¡acompañados de ratones también momificados! Posteriormente,
civilizaciones de todo el mundo adoptaron a los gatos como animales de
compañía.
Al igual que sus parientes salvajes, los gatos domésticos son cazadores natos,
capaces de acechar a sus presas y abalanzarse sobre ellas con sus garras y
dientes. Son particularmente eficaces de noche, cuando sus ojos reflectantes les
dotan de una visión mucho más nítida que la de sus víctimas. También poseen
un oído muy agudo. Al igual que todos los felinos, son ágiles y rápidos y sus
largas colas les ayudan a tener un extraordinario sentido del equilibrio.
(Relacionado: La leyenda del "gato demoníaco" que vaga por el Capitolio de
Estados Unidos)
Galería relacionada: Gatos callejeros del mundo

V E R G A L E R Í A

Los gatos se comunican marcando árboles, postes o muebles con sus zarpas o
con su orín. Dejar su rastro es el modo que tienen de informar a otros del
alcance de su territorio. Su repertorio vocal va desde el ronroneo hasta el
chillido.

La dieta de los gatos domésticos se ha mantenido predominantemente carnívora


a lo largo de la evolución, por ello han desarrollado un estómago simple,
apropiado para digerir carne cruda. También han mantenido una lengua
áspera que les ayuda a aprovechar hasta el último trozo de carne de los huesos
de los animales (y también a acicalarse ellos mismos). Sus dietas, no obstante,
han variado con las golosinas que les ofrecen los hombres, aunque pueden
completarla con sus propios trofeos de caza.
(Relacionado: Los gatos domésticos mataron a los 232 animales de esta foto en
solo un año)
¿Zurdos o diestros? 
En 2018, un equipo de científicos descubrió en un estudio publicado en Animal
Behaviour que muchos gatos domésticos muestran preferencia por la pata
delantera derecha o izquierda al bajar las escaleras, pisar un objeto o intentar
alcanzar comida. Estas preferencias también varían según el sexo: los machos
suelen preferir usar la pata izquierda, mientras que es más probable que las
hembras sean diestras.
«Creemos que esta diferencia está vinculada a las hormonas sexuales»,
afirma en este artículo de National Geographic la autora principal Deborah
Wells, psicóloga en la Queen's University Belfast, aunque dice que los
investigadores no saben cómo ni por qué ocurre.
(Para saber más: El amor entre gatos y hombres viene de lejos)
 

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LA PATITA KITTY HA SIDO ACOGIDA POR UNA FAMILIA
DE GATOS
La pata Kitty vive en una granja familiar a unos 160 kilómetros de Brisbane,
Australia. Su nombre refleja su estatus de honor como única pata en una
colonia de gatos (kittens en inglés). 
Para este estudio, Wells observó a 44 gatos domésticos en sus casas durante tres
meses, de los cuales 20 eran hembras. Observaron tres comportamientos: en
primer lugar, con qué pata daban su primer paso al entrar en su cajón de arena,
con qué pata daban el primer paso al bajar las escaleras y sobre qué lado se
reclinaban. También midieron qué pata usaban los gatos cuando intentaban
conseguir comida. 

Así, en un ambiente natural, demostraron que casi tres cuartos de los gatos


mostraban preferencia por una pata y las hembras tenían más probabilidades de
usar su pata derecha mientras los machos eran zurdos.

¿Qué piensan los gatos de nosotros?


John Bradshaw es un experto en conducta gatuna de la Universidad de Bristol y
autor del libro Cat Sense (En la mente de un gato). Tras observar a gatos
domésticos durante varios años, ha llegado a una conclusión parecida: los gatos
no nos entienden como los perros. Tras sacar su libro, compartió algunas de sus
ideas con National Geographic.
Para entender su lenguaje, tienes que tener en cuenta todo el cuerpo a la hora de
leer las señales que manda con la cola, según explica Carlo Siracusa, de la
Facultad de Medicina Veterinaria en la Universidad de Pensilvania. Un gato que
se echa una siesta y da golpecitos con su cola, por ejemplo, está «relajado en
general pero presta atención a algo que ocurre a su alrededor, un sonido o un
movimiento», así que está tranquilo pero apenas adormecido, según explica en
este artículo.
Los humanos llevamos años tratando de averiguar por qué algunos gatos odian
las caricias en la barriga, cómo consiguen sus rayas o si reconocen los nombres,
ya que los misterios sobre estos felinos son una de las cosas que más curiosidad
nos producen. Aunque los gatos son capaces de captar algunas señales sociales
humanas y son sensibles a nuestras emociones, probablemente estén menos
sintonizados con nuestras relaciones sociales que los perros, según un estudio
publicado publicado por Animal Behavior and Cognition en marzo de 2021. 
(Relacionado: ¿Es verdad que nuestros gatos pueden reconocer nuestra voz?)

LOS GATOS

¿Con qué sueñan los gatos?


Los gatos domésticos fueron algunos de los primeros animales sometidos a la
investigación de los sueños. Michel Jouvet, pionero de los estudios sobre el
sueño, descubrió pruebas del sueño felino en la década de 1960, cuando observó
el comportamiento de los gatos mientras dormían y lo alteró de forma drástica.
En el sueño REM, los músculos humanos no se mueven mucho a pesar de la
intensa actividad mental que impulsa nuestros sueños. Este estado de atonía
hace que el cuerpo no represente nuestros sueños por muy reales que parezcan.
Jouvet descubrió que, en los gatos, una estructura del tronco cerebral llamada
protuberancia parecía regular el sueño REM y producir una parálisis parcial. 

(Relacionado: El cambio climático está erosionando un recurso muy valioso: el


sueño)
Sin embargo, al eliminar partes del puente de Varolio, Jouvet provocó un
cambio drástico en el comportamiento. Con sus cerebros sumidos en el sueño
REM, los gatos comenzaron a moverse como si estuvieran despiertos, cazando,
saltando, acicalándose y defendiéndose agresivamente de amenazas invisibles.

Jouvet denominó a este periodo sueño paradójico, en el que el cuerpo está


quieto pero la mente permanece totalmente activa. Esto proporcionó una
ventana a lo que ocurría en los cerebros dormidos de los gatos.
"Los gatos realizaban comportamientos que son muy fáciles de interpretar como
un mapeo en una experiencia de vigilia", dice David M. Peña-Guzmán, que
estudia la filosofía de la ciencia en la Universidad Estatal de San Francisco
(Estados Unidos) y recientemente ha escrito When Animals Dream: The
Hidden World of Animal Consciousness [Cuando los animales sueñan: El
mundo oculto de la conciencia animal].

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