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Índice
1. Introducción __________________________________________ 3
2. Orígenes. La aplicación del principio de autonomía en nuestro
país _________________________________________________ 4
3. Transición política. El régimen de las preautonomías __________ 5
4. Sistema de acceso _____________________________________ 5
5. Ordenamiento jurídico de las Comunidades Autónomas y del
Estado _______________________________________________ 6
5.1 El Estatuto de Autonomía _____________________________ 8
6. Competencias de las Comunidades Autónomas ______________ 10
7. Instituciones de las Comunidades Autónomas _______________ 12
7.1 La Asamblea Legislativa _____________________________ 13
7.2 El Presidente Autonómico ____________________________ 14
7.3 El Gobierno _______________________________________ 15
8. La actualidad ________________________________________ 15
9. Conclusiones _________________________________________ 16
10. Bibliografía _______________________________________ 17

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1. Introducción.

Un Estado Autonómico es una forma de organización estatal descentralizada


territorialmente en comunidades autónomas. En el artículo 1.1 de nuestra Carta Magna, se
comenta que España es un Estado social y democratico de Derecho, pero no muestran la
forma de Estado Autonómico. En el artículo 3, vemos cómo se garantiza la autonomía a las
nacionalidades y regiones que integran el país. Así pues, se aplica el principio de autonomía
en la Constitución. Sin embargo, no es el único artículo que plasma la aplicación de este
principio, hay más artículos a lo largo de la Constitución de 1978 que lo muestra, pero no es
objetivo de nuestra investigación.
Ahora bien, comentado qué es un Estado de Autonomía, se puede deducir cual es el
objetivo de nuestra investigación. Así es, nuestro objetivo es conocer cuál fue el motivo de la
aplicación de esta forma de Estado en nuestro país y cuáles son las consecuencias de ello.
Para eso, en primer lugar desarrollaremos los antecedentes de la aplicación del principio de
autonomía. En segundo lugar, nos adentraremos en la forma de aplicar este principio y el
porqué de haberlo hecho. En tercer y último lugar, veremos lo qué ocurrirá tras haber
finalizado la adaptación del país a este principio y algunos hechos contemporáneos que están
relacionados con este.
En lo que viene a ser la parte histórica, trataremos algunos de los siguientes puntos:
origenes, sistema de acceso, principios sobre los que se construye el estado autonómico a
través de su norma básica, composición, instituciones y competencias…. En cuanto a la parte
actual, se mostrará la evolución del Estado autonómico, donde hemos llegado y hacia dónde
vamos; y algunos momentos actuales que tienen que ver con el principio de autonomía. Para
ello, recurriremos tanto al manual de Aparicio (el que utilizamos en las clases) y otros libros,
como a páginas webs que muestran el contenido necesario para realizar la investigación sobre
el Estado autonómico que se aplica en nuestro país.

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2. Orígenes. La aplicación del principio de autonomía en nuestro país.

En 1931, con la llegada de la Segunda República, se llevarán a cabo unos cambios


que afectarán al modelo territorial de España. Tras el fracaso del modelo centralizado
(ejemplo qué se tomó de Francia), en este periodo la Constitución opta por una organización
territorial descentralizada y, asimismo, define España como un Estado integral. Esto último
significa que se reconoce la autonomía de los municipios y que admitían autonomías
regionales. Sin embargo, la Constitución no establece un mapa de las Regiones Autónomas,
sino que se limita a prever el procedimiento de acceso a la autonomía.
Podían acceder a la autonomía una o varias provincias limítrofes con características
históricas, culturales y económicas comunes. En cuanto a la competencia, se basaba en una
lista de materias sobre las que el Estado tiene competencias exclusivas, y las restantes podían
ser asumidas por sus Estatutos.
El primer territorio donde se aplicó el principio de autonomía fue Cataluña,
estableciendo así su propio Estatuto de Autonomía en 1931. En segundo lugar, se aprobó el
Estatuto de Autonomía para el País Vasco en 1936. Y más tarde, comenzaron nuevos
proyectos para Galicia, Guipúzcoa, Álava… Sin embargo, la mayoría de los proyectos se
detuvieron tras el inicio de la guerra civil de 1936.
Tras el inicio de la guerra civil, comienza la Dictadura del General Franco, el cual
suprimió los Estatutos de Autonomía y eliminó la forma de Estado integral. Seguidamente, se
aplicaron Fueron en las provincias, sin embargo, podían ser disueltos en cualquier momento
por el Dictador mediante un Decreto Ley. El Estado se convirtió en el centro de cualquier
decisión, asimismo, se podría decir que cualquier decisión del Estado dependía del Dictador.
Por lo tanto, con la llegada de la guerra civil se suprimió el principio de autonomía pero, tras
finalizar la Dictadura con la muerte de Franco en 1975, comenzó la elaboración de un nuevo
proyecto constitucional y, asimismo, una nueva organización del Estado.
Tras finalizar la Dictadura, se inició el debate de cuál sería la nueva forma de Estado
que deben aplicar. Tras la discusión, se aplicó una forma de Estado Autonómico, que es un
tipo intermedio entre el Estado unitario y el Estado federal. Así pues, en el Estado
Autonómico existe un ordenamiento constitucional y un único poder constituyente
(características del estado unitario), pero una pluralidad de fuentes legislativas (característica
del estado federal). Cabe tener claro que el ordenamiento jurídico es único y, dentro de este,
hay pluralidad de fuentes legislativas, que ya veremos más adelante cuando tratemos el

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Estatuto de Autonomía. A continuación, mostraremos cuales son los detalles sobre la
evolución de la aplicación del principio de autonomía en nuestro país.

3. Transición política. Régimen de las preautonomías.

Durante la transición política, en la fase preconstitucional se llevó a cabo el primer


intento de reforma de la articulación territorial del Estado mediante el régimen de las
preautonomías. El objetivo para aplicar este tipo de régimen era la descentralización
administrativa, por la que se trasladaban las competencias de las que en aquel entonces eran
las diputaciones provinciales a los nuevos preautonómicos creados mediante disposiciones de
decretos-leyes. Este hecho, facilitó la generalización posterior de las autonomías; creó
sentimiento de convivencia regional; y facilitó el trazado de las autonomías.
La primera entidad que tuvo el privilegio de experimentar la aplicación del régimen
fue Cataluña en 1977. Sin embargo, no se produjeron grandes diferencias ya que las cuatro
correspondientes diputaciones ya contaban con las competencias que le designó el Estado en
un principio (cabe destacar, que no contaban con potestad legislativa como hoy en día). Y, en
segundo lugar, se produjo el mismo hecho en el País Vasco, Galicia, Aragón, Canarias, País
Valenciano, Andalucía, Baleares, Extremadura, Castilla y León, Asturias, Murcia y
Castilla-La Mancha en el año 1978. Como podemos ver, durante la Segunda República,
Cataluña y País Vasco también fueron las primeras que experimentaron la aplicación del
principio de autonomía, esto se debe a su deseo nacionalista qué siguen desde tiempos
anteriores a la Segunda República. Asimismo, las demás provincias, aplicaron el principio de
autonomía una vez promulgada la Constitución de 1978. Con esto, comenzaron los proyectos
de descentralización administrativa y descentralización política del Estado.

4. Sistema de acceso.

La Constitución de 1978 ordena la reorganización del Estado y lo sustenta sobre unas


bases de descentralización adecuadas a las necesidades de cada uno de los territorios
autonómicos. Sin embargo, no se conoce el grado de voluntad autonómica de los territorios y,
por eso, no se realiza un mapa de las comunidades autónomas; se acepta la voluntad
autonómica de los territorios históricamente autonomistas sin más.

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En cuanto al procedimiento, se contemplaron dos vías para la transformación de los
territorios en comunidades autónomas: la vía común (artículos 143 y 144); y la vía especial
(artículo 151 y la disposición transitoria).
En la vía común, las provincias limítrofes con características en común se podían
asociar en comunidades autónomas. Para ello, se requería que tomaran la iniciativa de dar
comienzo al proceso las respectivas diputaciones provinciales, órganos interinsulares (en el
caso de ser las islas baleares y canarias) y las dos terceras partes del número de sus
municipios que representasen la mayoría absoluta de la población de los territorios. A
continuación, había que elaborar un proyecto de estatuto de autonomía por una asamblea
compuesta por los miembros de las respectivas diputaciones provinciales u órganos
interinsulares y por los diputados y senadores elegidos en las provincias que habían de
asociarse. Dicho proyecto debía de ser remitido a las Cortes y tramitarse como ley orgánica,
pudiendo, en consecuencia, ser modificado o rechazado por la voluntad del Parlamento
estatal.
La vía especial es totalmente diferente a la vía común. Se establece que para alcanzar
de forma inmediata el mayor grado de autonomía, la iniciativa para el comienzo del proceso
autonómico se daba por realizada para los tres territorios que habían plebiscitado
históricamente sus respectivos estatutos (Cataluña, País Vasco y Galicia); o, sí algunas otras
provincias con afinidades históricas y culturales lo decidían, debía efectuarse por acuerdo de
todas las diputaciones provinciales, tres cuartas partes para de los municipios que representa
la mayoría absoluta del censo electoral de esas provincias y, además, ser ratificado dicho
acuerdo mediante referéndum electoral de cada una de ellas. Y, sí en este segundo supuesto
no se obtuvieron las mayorías absolutas preciadas, el proceso no podía reiniciarse hasta
transcurrido cinco años.

5. Ordenamiento jurídico de las Comunidades Autónomas y del


Estado.

En la Constitución vigente, en el título preliminar podemos encontrar la declaración


de la forma de Estado Autonómico en el artículo 3 (como ya hemos comentado). Al hablar de
declaración, queremos mostrar que la autonomía no se crea ex novo, sino que se reconoce ya
que, anteriormente, el régimen de las preautonomías seguía el principio de autonomía actual.

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Ahora bien, cabe destacar el título VIII contiene lo relativo a la organización
territorial del Estado. En cuanto a su carácter, es mixto y se fundamenta en el principio
dispositivo y en la separación de dos tipos de autonomía: la autonomía de régimen común y
la autonomía de régimen especial. El principio dispositivo consiste en que la Constitución
establece las pautas generales para seguir y deja margen de actuación a las Comunidades
Autónomas, así pues, cada Comunidad Autónoma cuenta con su respectivo Estatuto de
Autonomía. En cuanto a la autonomía del régimen común, hace falta la explicación de la
autonomía de régimen especial para comprenderla. Estas segundas consisten en aquellas
entidades que comparten características históricas, sociales, económicas y culturales comunes
y, para sacarle provecho, realizan actividades en común. Para ello, se les atribuyen
competencias y potestades que las autonomías ordinarias no tienen. Por lo tanto, aquellas
entidades que no presentan las características necesarias para ser una autonomía de régimen
especial, son autonomías de régimen común.

Las Comunidades Autónomas cuentan con un ordenamiento jurídico propio: el


estatuto de autonomía. Está norma ordena un sistema de fuentes propio y determina los
órganos de los que emanaran los distintos tipos normativos.
Al tener el Estado y las Comunidades Autónomas un ordenamiento jurídico propio,
cabe explicar la relación que tienen ambos. Además, este hecho supone que los diferentes
ordenamientos son redactados por sus correspondientes legisladores. En primer lugar, el
ordenamiento autonómico constituye una identidad propia y es independiente de los de las
demás Comunidades Autónomas y del ordenamiento del Estado central. Así pues, podemos
observar la aplicación del principio de separación entre estos.
En segundo lugar, tenemos el principio considerado estructurante del ordenamiento
jurídico, el principio de competencia. Antes que nada, debemos tener en cuenta que las
Comunidades Autónomas están sometidas a la Constitución. Así pues, existe una distribución
de funciones sobre una materia, o una compartición de la propia materia, de modo que la
competencia de las Comunidades Autónomas quedan condicionadas en tales casos por las
normas que dicta el Estado. Por ejemplo, el Estado establece la legislación básica que deben
seguir las Comunidades Autónomas y, asimismo, estas últimas se encargan del desarrollo
legislativo en aquellas materias que el Estado ha dejado margen de actuación. Este hecho
supone la obligación de no regular o modificar ámbitos atribuidos a otros órganos
competentes. De modo que, cada ente puede actuar válidamente en los ámbitos para los

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cuales está investido de competencias, es decir, en los ámbitos materiales reservados y con
las potestades asumidas para regularlos.
Sin embargo, pueden surgir supuestos en los que no está clara qué normas deben
aplicarse, las del derecho estatal o del derecho autonómico. Para ello, existen unas cláusulas
de cierre de sistema: la cláusula de supletoriedad y la cláusula de prevalencia del derecho
estatal. La primera, consiste en una técnica de reenvío que sirve para integrar lagunas una vez
constatada su existencia y agotadas todas las posibilidades de autointegración de un
ordenamiento. El derecho que se aplica en este caso tiene una función supletoria y, en la
mayoría de los casos, suele aplicarse el Derecho estatal.
Junto a la cláusula de supletoriedad, encontramos en el artículo 149.3 de la
Constitución la cláusula de prevalencia del derecho estatal. En caso de conflicto
competencial, las normas del Estado prevalecen sobre las de las Comunidades Autónomas en
todo aquello que no haya sido atribuido a la competencia exclusiva de estas últimas. Así
pues, esta cláusula se aplica en el caso de que hayan defectos de distribución competencial,
mientras que la cláusula de supletoriedad sirve para evitar las lagunas buscando así, en ambos
casos, una mayor eficacia.

5.1 El Estatuto de Autonomía.

Los Estatutos de Autonomía son una ley orgánica, pero no una ley orgánica
cualquiera, sino que presenta singularidades que las distingue de las demás. Para su
elaboración es necesario un consenso (características generales de las leyes orgánicas) y,
además, se impone la participación de las instituciones que representan al conjunto del Estado
y de la Comunidad Autónoma. Con esto, se puede ver una relación directa con el Estado y,
asimismo, cabe destacar que los Estatutos de Autonomía “completan” el Derecho del Estado:
establecen sus sistemas de reforma y el sistema de fuentes de cada Comunidad Autónoma.
En cuanto a los procedimientos de elaboración, en el artículo 81.1 de la Constitución
se establece que el Estatuto de Autonomía es una ley orgánica y, por lo tanto, debe ser
aprobada por las Cortes Generales. Cabe distinguir los distintos tipos de Estatutos que
existen: los elaborados y aprobados como ley orgánica unilateralmente por las Cortes
Generales; los estatutos de iniciativa regional tramitados y aprobados como ley orgánica por
las Cortes Generales; los estatutos de elaboración negociada entre una delegación de la
asamblea proponente y la Comisión Constitucional del Congreso, aprobados por el cuerpo

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electoral y la Comisión Constitucional del Congreso, aprobados por el cuerpo electoral y
ratificados por las Cortes Generales, y un estatuto negociado entre las Diputaciones Forales y
el Gobierno del Estado y ratificado por las Cortes Generales.
Asimismo, dependiendo del tipo de vía de acceso que han tomado las distintas
provincias, elegirán distintos procedimientos de elaboración de los Estatuto de Autonomía.
Por ejemplo, Ceuta y Melilla siguieron la vía común y, asimismo, aplicaron el primer tipo de
procedimientos de elaboración; y Cataluña, siguió la vía especial, por lo tanto, se llevó a cabo
el último tipo de procedimiento.
En cuanto al procedimiento de reforma, las Comunidades Autónomas formadas por la
vía común, se establece en el artículo 147.3 de la Constitución que su procedimiento será el
que cada uno de ellos prevea. Para aquellas que han seguido la vía especial, según el artículo
152.2, deberá prevalecer la celebración de un referéndum entre los electores inscritos en los
censos correspondientes.

Como resultado, los Estatutos de Autonomía pueden contener seis bloques de distintas
materias, que son los siguientes: normas orgánicas; normas sobre los sujetos a los cuales se
aplican los estatutos y normas sobre derechos; normas sobre el ordenamiento autonómico;
normas sobre normas (fuentes, reservas de ley, principios rectores…); normas sobre
financiación y normas sobre el mismo estatuto (reforma). Asimismo, podemos ver que el
contenido es todo aquello que está relacionado con la regulación del autogobierno del
territorio autonómico.
En lo que respecta al contenido mínimo y obligatorio, el artículo 147.2 de la
Constitución establece que son la denominación de la comunidad; la delimitación del
territorio; la denominación, la organización y la sede de las instituciones autonómicas
propias; las competencias asumidas dentro del marco establecido por la Constitución; y las
bases para el traspaso de los servicios que corresponden a las competencias. Y, en el artículo
147.3 se muestra otro contenido que se diferencia de los anteriores por la necesidad de que
las voluntades territoriales y general-estatal deben estar de acuerdo con lo que es la
regulación no expuesta en el artículo 147.2, qué es el procedimiento de la reforma estatutaria.
A pesar de que la Constitución regule la materia que debe contener el Estatuto, hay
materias que no se muestran en la correspondiente regulación, como por ejemplo un catálogo
de derechos, un conjunto de normas programáticas en el ámbito económico…

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Cabe destacar, que al ser una ley orgánica, los Estatutos de Autonomía son
susceptibles de control de constitucionalidad. Asimismo, los proyectos de estatuto y la
propuesta de reforma pueden ser objeto de recurso previo de inconstitucional. Están
legitimados para imponer el recurso el Presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo,
cincuenta diputados o cincuenta senadores, y los correspondientes órganos de otras
comunidades autónomas. El plazo para interponer el recurso es de tres días desde su
publicación en el Boletín Oficial de las Cortes Generales y debe ser resuelto en un plazo de
seis meses desde su interposición. Si el Tribunal desestima, el recurso seguirá su curso los
trámites conducentes a la entrada en vigor del texto; sí es estimado, se deben de concretar los
preceptos a los que alcanza la declaración de inconstitucionalidad.
Por último, se debe de comentar qué del ordenamiento autonómico derivan otras
fuentes, como la ley autonómica, normas del gobierno autonómico con rango de ley y
reglamentos autonómicos.

6. Competencias de las Comunidades Autónomas.

Las competencias son un conjunto de funciones que el ordenamiento jurídico atribuye


a un sujeto público sobre una determinada materia. Sus elementos son los siguientes: la
norma atributiva de la competencia (Estatuto de Autonomía), el titular que la ejerce (ente,
órgano o institución), la materia u objeto sobre la que recae (delimitado en la Constitución y
en los Estatutos de Autonomía) y el alcance funcional de la actividad o actividades a que da
lugar esa competencia (se requiere unas potestades específicas para llevar a cabo la
actividad).
El sistema de reparto de competencias de la Constitución se basa en una doble lista de
materias y una cláusula residual o de cierre. El artículo 149.1, contiene la lista de las
competencias que le corresponde al Estado, mientras que las competencias de las
Comunidades Autónomas aparecen en el artículo 148 y son las que vamos a ver a
continuación. Le corresponde a las Comunidades Autónomas la organización de las
instituciones propias, la ordenación del territorio, la agricultura, la asistencia social, el
fomento de la cultura o las obras públicas de interés autonómico. Asimismo, las listas se
completan con la cláusula de cierre, o también llamada cláusula de doble reenvío (artículo
149.3), actúa como mecanismo de integración competencial, a fin de que siempre sea posible
determinar el titular de una competencia concreta. En cuanto a su contenido, establece que

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las competencias no atribuidas expresamente al Estado por la Constitución pueden
corresponder a las comunidades autónomas en virtud de sus estatutos, y que, en caso de no
ser asumidas por éstas en los estatutos, corresponde al Estado.
Ahora, cabe diferenciar las Comunidades Autónomas desde la perspectiva de
competencias, donde nos encontraremos con las de régimen común y las de régimen especial.
Las de régimen común, al constituirse tenían como límite transitorio el de las competencias
enunciadas en la lista del artículo 148 y debían esperar al menos cinco años desde la
aprobación de los respectivos estatutos para ampliar sus competencias (el plazo ya ha
transcurrido). Las comunidades de régimen especial no estaban sujetas a esa limitación, y
pudieron asumir desde la misma aprobación de sus respectivos estatutos todas las
competencias posibles, excepto las reservadas al Estado por el artículo 149.
Las Comunidades Autónomas tienen sus competencias designadas, pero ¿cómo se ha
llevado a cabo esta tarea?. Para ello, hace falta llevar a cabo un traspaso de la competencia,
esto es, un un acto qué pasa los medios materiales, financieros y personales necesarios para el
ejercicio de la competencia. Así pues, las normas que otorgan las competencias son la
Constitución, los estatutos y las disposiciones incluidas en el bloque constitucional.
Para completar lo dispuesto anteriormente en cuanto a la distribución de
competencias, existe una regulación extraestatutaria de competencias prevista en el artículo
150 de la Constitución. Asimismo, podemos encontrar las leyes marco; las leyes orgánicas de
transferencia y de delegación; y las leyes de armonización. Las leyes marco se encuentran en
el artículo 150.1 y establece que las Cortes Generales, en materia de competencia estatal,
podrán atribuir a todas o algunas Comunidades Autónomas la facultad de dictar normas
legislativas en el marco de los principios las bases y directrices fijados por una ley estatal.
Las leyes orgánicas de transferencia y de delegación se encuentran en el artículo 150.2 y
dispone que el Estado podrá transferir o delegar a las Comunidades Autónomas, mediante
una ley orgánica, facultades correspondientes a una materia de titularidad estatal que por su
naturaleza sean susceptibles de transferencia o de delegación. Se transfiere el ejercicio de la
competencia pero no la titularidad. Y, en cuanto a las leyes de armonización, lo podemos
encontrar en el artículo 150.3 y consiste en la atribución a las Cortes Generales la facultad de
aprobar una leyes cuya finalidad es armonizar las normas autonómicas, sí así lo exige el
interés general. Sin embargo, este tipo de ley constituye la producción de una lesión del
interés general debida a una discordancia entre distintas normas.

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Para la articulación concreta de materias y funciones de una determinada
competencia, existe un régimen competencial, en el que se pueden hacer una distinción:
competencias exclusivas, competencias compartidas y competencias concurrentes. Una
competencia es exclusiva del Estado o de las Comunidades Autónomas cuando sobre una
determinada materia, bien el Estado o bien las Comunidades Autónomas cuentan con todas
las funciones, tanto la legislativa como la ejecutiva. Una competencia es compartida cuando
sobre una determinada materia se reparten las funciones entre el Estado y las Comunidades
Autónomas. Lo que se comparte es la materia, repartiéndose las funciones. En el sistema
constitucional epañol hay dos tipos principales de competencias compartidas: en el primero,
la Constitucion reserva al Estado la legislación sobre una materia, y en consecuencia las
Comunidades Autónomas asumen sobre esa materia sólo funciones de ejecución; y, en el
segundo, la Constitucion reserva al Estado solo una parte de la legislación en una materia
determinada, lo que se llama la legislación básica, y en consecuencia las Comunidades
Autónomas asumen esa materia la función de contemplar la legislación, así como la ejecución
del entero bloque normativo. En estos casos, pues, la legislación es una tarea compartida
entre el Estado y las Comunidades Autónomas, y la ejecución es competencia exclusivamente
autonómica. Una competencia es concurrente cuando sobre una materia determinada tanto el
Estado como las Comunidades Autónomas disponen de todas las funciones (legislativa y
ejecutiva).

7. Instituciones de las Comunidades Autónomas.

Al tener una forma de Estado autonómico, la Constitución establece unas reglas de


organización institucional para las Comunidades Autónomas en el artículo 152. Sin embargo,
estas medidas sólo están previstas para las Comunidades Autónomas de régimen especial. Así
pues, para las Comunidades de régimen común no existe mención acerca de qué modelo
organizativo deben tomar.
El artículo 152 prevé que las Comunidades deben contar con una organización
institucional basada en una asamblea legislativa, elegida por sufragio universal con arreglo a
un sistema de representación proporcional para garantizar la representación de las diversas
zonas del territorio; un consejo de gobierno con funciones ejecutivas y administrativas, y un
presidente, elegido por la asamblea de entre sus miembros, y nombrado por el rey, al que

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corresponde la dirección del consejo de gobierno, la suprema representación de la respectiva
comunidad y la ordinaria del Estado en aquella.
Asimismo, en sus correspondientes Estatutos de Autonomía, las Comunidades
Autónomas regulan la denominación, organización y sede de sus instituciones propias. Al fin
y al cabo, las Comunidades han tomado el diseño de la organización institucional expuesta en
el artículo 152, pero utilizando terminologías distintas (principio de autoorganización).
Asimismo, tomando este tipo de organización, se ha reforzado indirectamente el principio
parlamentario aplicado en nuestro país.

7.1 La Asamblea Legislativa.

En todas las Comunidades Autónomas podemos encontrar una Asamblea Legislativa.


Sin embargo, los Estatutos de Autonomía de cada Comunidad Autónoma establece su
Asamblea con características singulares.
Las Asambleas Legislativas son unicamerales. La composición se regula en los
Estatutos de Autonomía. En esta misma norma, se determina el número de parlamentarios en
su cifra máxima y mínima. Asimismo, la determinación exacta de estos, se encuentran en la
normativa autonómica.
En cuanto al régimen de elección de la asamblea, se regula en la Ley Orgánica de
Régimen Electoral General. A los Estatutos les corresponde una mínima regulación de este
ámbito debido a que es una reserva material de ley orgánica. Asimismo, les corresponde a la
competencia autonómica, la determinación de las circunscripciones electorales propias; la
fórmula electoral; la forma de expresión de voto; y la regulación de la junta electoral
autonómica. Además, se podrá regular por ley electoral autonómica la concreción del número
de escaños y el establecimiento o no de barrera electoral.
A diferencia del régimen de elección de la asamblea, las funciones se regulan en los
Estatutos de Autonomía. Las funciones son las siguientes: función representativa (derivada
del sistema democrativo), legislativa (potestad para dictar normas con rango de ley: decreto
legislativo y decretos-leyes), presupuestaria o de impulso y control de la acción del gobierno
(las diferentes instituciones y sus relaciones). Sin embargo, estas no son todas, la
Constitución y los respectivos Estatutos de cada Comunidad Autónoma añaden otras
funciones a parte de las que se han comentado: designación de los senadores autonómicos;
participación en la función legislativa del Estado; interpretación de recurso de

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inconstitucionalidad y personación ante el Tribunal Constitucional en otros procesos
constitucionales…

7.2 El Presidente Autonómico.

Como ya hemos visto, el artículo 152 muestra que en cada Comunidad debe haber un
Presidente Autonómico. A esta figura le corresponde la dirección de la acción del gobierno,
en los términos que establezca el estatuto de autonomía y las leyes institucionales
autonómicas, y otra serie de funciones que veremos a continuación.
Hay dos tipos de funciones: las funciones representativas y las funciones vinculadas a
la dirección del gobierno autonómico (dirección del consejo del gobierno). En cuanto a las
funciones representativas, encontramos la representación ordinaria del Estado en la
comunidad autónoma y la representación suprema de la comunidad autónoma.
En cuanto al procedimiento de investidura, consta de dos frases: en primer lugar, se
formaliza la propuesta de candidato, elegido entre los miembros de la cámara previa consulta
con las fuerzas políticas representadas en ella; y en segundo lugar, existe la prestación del
programa de gobierno por parte del candidato propuesta, debate y votación en el pleno.
Para ser investido presidente, en la primera votación debe obtener la mayoría absoluta
de los diputados. En caso de que no se alcance, se llevará una segunda votación donde deberá
obtener la mayoría simple. Y, en caso de no obtener la mayoría simple, se tramitarán las
nuevas propuestas de candidatos y, sí tras pasar dos meses, si ningún candidato obtiene la
confianza de la cámara, las decisiones que se adoptan dependen de las Comunidades
Autónomas: puede producirse una disolución de la cámara; convocación de nuevas
elecciones… En caso de que se haya obtenido la confianza de la cámara, se procederá al
nombramiento del presidente por el rey.
En caso de cese del presidente autonómico, en el estatuto correspondiente se muestra
las causas por las que puede ocurrir el cese: celebración de nuevas elecciones; aprobación de
una moción de censura; denegación de una cuestión de confianza; defunción, dimisión o
incapacidad permanente para el ejercicio de su cargo; condena penal firme que comporte
inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos.

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7.3 El Gobierno.

El Gobierno está formado por el presidente de la comunidad y los consejeros. En


algunos casos, también se incluye la figura de vicepresidente o consejo primero. Ya explicado
el presidente, nos vamos a centrar en los consejeros.
Los consejeros son titulares de los diferentes departamentos o consejeros en qué se
estructura la administración de la comunidad autónoma. La convocatoria del consejo
corresponde al presidente. Las funciones se pueden diferenciar en tres ámbitos: dirección
política de la comunidad; dirección administrativa; y potestades normativas.
En cuanto a las funciones de dirección política, el gobierno constituye a la
determinación y aplicación de las orientaciones y decisiones políticas fundamentales. Dentro
de esta función hay muchas facultades como, por ejemplo, elaborar los presupuestos de la
comunidad o aprobar los proyectos de convenios y los acuerdos de cooperación. Las
funciones de dirección administrativa, el gobierno debe establecer la estructura de la
administración dentro de lo dispuesto en la ley; dirigir los departamentos; y muchas más
funciones. Por último, en el ámbito de la normativa, se le atribuye al gobierno la potestad
reglamentaria y la potestad de aprobar normas con rango de ley.

8. La actualidad.

En la actualidad, podemos observar la presencia del principio de autonomía


indirectamente en todo lo que respecta a lo que ocurre en el Estado o en nuestras
Comunidades Autónomas. Personalmente, me voy a centrar en la pandemia y qué medidas se
han tomado y cómo.
En un principio, observamos como en China comenzó a expandirse una enfermedad
que mató a muchas personas -y que sigue haciéndolo-. Lo que no nos esperábamos, fue la
rápida expansión de esta pandemia por todo el mundo. En cuanto conocimos los primeros
incidentes en nuestro país, se comenzaron a tomar una serie de decisiones por parte del
Estado como, por ejemplo, establecer el estado de alarma. A continuación, se observaron
problemas en el ámbito sanitario, en donde faltaban materiales para poder atender a todos los
pacientes. Asimismo, en este ámbito intervino el Ministerio de Sanidad, un órgano que forma
parte del gobierno.

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Centrándonos más en el ámbito de los órganos, el estado de autonomía se vio
expuesto a un problema donde era difícil llevar a cabo decisiones oportunas y eficaces.
Cuando el Estado tomaba una serie de decisiones, al ser el órgano superior debía transmitir
estas mismas a las Comunidad Autónomas, por lo tanto, se puede considerar un proceso
lento, que no era lo más adecuado para la situación que se estaba dando. Había una grave
coordinación. Para una mayor rapidez, las Comunidades Autónomas reclamaban la aplicación
de sus competencias, sin embargo, no era una propuesta útil -en mi opinión-.
En el ámbito jurídico, a parte de poner en práctica el artículo 116 de la Constitución
aplicando el estado de alarma, se llevaron a cabo muchos Decretos-Leyes. Esto se debe a que
el trámite de este tipo de normas es lo suficientemente rápido para poder actuar en este tipo
de situaciones. En total, durante 2020, se aprobaron 39 Reales Decretos-leyes y 793 normas.
Más cerca de nuestros días, hemos experimentado el toque de queda o otras
restricciones como no poder salir de las comunidades autónomas. Para este tipo de
decisiones, las Comunidades Autónomas han tomado las decisiones independientemente a
otras Comunidades Autónomas, como por ejemplo, en Galicia han establecido que es
obligatorio vacunarse contra el Covid-19. Por lo tanto, además de hacer las decisiones que
más adecuadas consideren, influyen las normas que ya venían establecidas cada Comunidad
Autónoma en su respectiva normativa. Y no se debe de olvidar de qué a todo esto, se deben
de adoptar las decisiones que toma el Estado.
En mi opinión, el Estado de Autonomía no ha resultado eficaz durante la pandemia
porque la coordinación entre los órganos no era lo suficientemente eficaz para combatir de
forma adecuada la pandemia. En cuanto al ámbito jurídico, los trámites de las normas
también ha resultado lenta. Y ahora viene mi principal cuestión, ¿el Estado autonómico está
preparado para el caso de que suframos otra pandemia?, ¿de verdad ha merecido la pena
esperar el trámite de las normas?

9. Conclusiones.

Para finalizar, haremos un breve resumen de las características principales que


pretendemos transmitir en esta investigación. El Estado Autonómico no es identificable con
ningún otro modelo territorial. Cabe destacar que no es un Estado unitario centralista porque
existe un amplio sistema de distribución de competencias exclusivas, compartidas y
concurrentes entre el Estado centralista y los diversos territorios autonómicos. Estas

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competencias las podemos encontrar en varios textos: en la Constitución, qué es la legislación
estatal; y los Estatutos de Autonomía, que se ocupan del desarrollo legislativo.
Además, tampoco es un Estado federal ya que no hay nada que se parezca a un pacto
federal entre los territorios y el Estado central, ni de aquellos entre sí: la voluntad individual
o mancomunidad de las comunidades de las comunidades autónomas no puede incidir
institucionalmente ni en la voluntad estatal no en su conformación constitucional.
Asimismo, además de la gran diversidad de normas que podemos encontrar en nuestro
ordenamiento jurídico, existen muchas variedades de órganos que, en cuanto vayas bajando
de la jerarquía, tendrán sus propios presidentes y consejeros.
Con esto, se pretende un margen amplio de actuación de los diferentes entes que
componen el mapa y, así, proporcionar a los ciudadanos los bienes y servicios que son
necesarios en nuestro día a día. Al mismo tiempo, la forma de Estado Autonómico, garantiza
el mantenimiento de las características históricas, sociales, culturales y económicas de cada
provincia y municipio.
En mi opinión, España es un país muy rico en el ámbito cultural e histórico,
por lo tanto, es un hecho que se debe mantener para el bien de los ciudadanos, de la historia y
de la economía. Todo modelo de estado tiene sus pros y sus contras, pero lo bonito es
mantener la historia de la tierra donde vivimos. Además, cabe destacar esa libertad que se
garantiza, no solo a los ciudadanos, sino también a las entes que forman estos mismos.

10. Bibliografía.

➢ REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: ​Diccionario de la lengua española,​[versión 23.4


en línea]. <https://dpej.rae.es/lema/estado-autonómico> [08/05/2021].
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de 1978. Sistema de fuentes. Editorial universitas, S.A. Lugar de publicación: C/ Sor
Angela de la Cruz, 43 - Madrid. ISBN 978-84-7991-495-0
➢ Materiales facilitados por los profesores Juan María Bilbao Ubillos, Esther Cano
Flores, Mariano Gonzalez Clavero, Elisabet Fernandez Gonzalez, Victoria Recio
Muñoz, asignatura de Historia del Constitucionalismo Español. Disponible en:
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núm. 311, pp. 29313 a 29424 Cita en texto: (CE 1978)
➢ APARICIO PEREZ, Miguel A. y BARCELO I SERRAMALERA, Mercè. 2016.
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Laietana 12, 08003 Barcelona. ISBN 978-84-16652-22-8
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https://cvnet.cpd.ua.es/uaMatDocente/Materiales/MaterialesAlumno
➢ Confilegal. España en un modo hiperregulatorio: en 2020 se aprobaron 39 Reales
Decretos Leyes y 793 normas. [online] Disponible en:
https://confilegal.com/20210305-espana-en-modo-hiperregulatorio-en-2020-se-aproba
ron-39-reales-decretos-y-793-normas/

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