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El documento expresa gratitud hacia el entrenador de fútbol Luis Fernando Suárez, apodado "el Profe", por su trabajo con la selección de fútbol de Honduras. Resalta cómo Suárez enseñó a los jugadores a creer en sí mismos y cambió la mentalidad del equipo, llevándolos a su primer mundial en 28 años. A pesar de las críticas, Suárez tomó decisiones acertadas que llevaron al éxito al equipo. El documento finaliza agradeciendo a Suárez por permitirle
Descripción original:
Título original
Homenaje a Reynaldo Rueda, entrenador de futbol. Gracias profe...
El documento expresa gratitud hacia el entrenador de fútbol Luis Fernando Suárez, apodado "el Profe", por su trabajo con la selección de fútbol de Honduras. Resalta cómo Suárez enseñó a los jugadores a creer en sí mismos y cambió la mentalidad del equipo, llevándolos a su primer mundial en 28 años. A pesar de las críticas, Suárez tomó decisiones acertadas que llevaron al éxito al equipo. El documento finaliza agradeciendo a Suárez por permitirle
El documento expresa gratitud hacia el entrenador de fútbol Luis Fernando Suárez, apodado "el Profe", por su trabajo con la selección de fútbol de Honduras. Resalta cómo Suárez enseñó a los jugadores a creer en sí mismos y cambió la mentalidad del equipo, llevándolos a su primer mundial en 28 años. A pesar de las críticas, Suárez tomó decisiones acertadas que llevaron al éxito al equipo. El documento finaliza agradeciendo a Suárez por permitirle
“Pero su familia ha dicho que no se quieren ir de Honduras”, entonces comenzó a llorar y
dijo: “Ese es el problema, se han enamorado de Honduras”. El búho de hierro derramó lágrimas y como un niño se dejó llevar por la emoción. El bien llamado “profe” mostró una vez más el cariño que le inspira nuestra tierra catracha. El profe que le enseñó a todo un pueblo lo que significa ganar, y más allá de lo futbolístico, nos enseñó a creer en nosotros mismos, nos abrió los ojos y nos hizo comprender que si nosotros no creemos en nuestras capacidades, nadie lo hará. Hizo un cambio de 180 grados en la mentalidad de un grupo de atletas diestros con el balón, pero que alucinaban en sus caprichos y en sus éxitos. Desde el castigo a Rambo por no controlar su lengua, la lección al Mosky por decir ‘ No’ a su país; hasta los regaños públicos a los mismos aficionados por pedir jugadores durante el partido y la categoría con que manejaba a los periodistas venenosos, el profe supo canalizar toda la energía negativa que se había convertido en tradición en Honduras la que ni Chelato, ni Bora ni los que desfilaron en 28 años de “jugar como nunca para perder como siempre”, pudieron manejar. Lejos de darse por vencido, se dio a la tarea de enseñarle a la bicolor que en casa se debe hacer respetar y logró convertir al Estadio Olímpico...en el Olimpo griego...y esto fue clave para la clasificación. Nos mostró las claves para triunfar: la seriedad, el profesionalismo, la convicción, su famosa mística y su grito de guerra que encierra mucho de lo que nos hace falta : “Todos por una bandera”. Aun así surgieron las críticas, como era de esperarse. Que Noel era el peor portero, que Rueda lo pone por “argollero”, sin recordar que fue el portero menos batido de las eliminatorias sin embargo lejos de intimidarse por esos ataques, Rueda le dio el gafete de capitán en el mundial, y fue el mejor de Honduras, con categoría bajo los tres palos, con liderazgo como último defensor y primer atacante, nos regaló la mejor atajada del mundial, comparada incluso con aquella parada de ensueño de Gordon Banks al sacarle un gol hecho a O’ rei. Una lección más, dejemos trabajar a los que saben, a los que viven día a día los entrenamientos y el palpitar del balón. Fue criticado por todo el mundo por su terquedad en mantener a Welcome durante todo el proceso, pero el isleño respondió con goles en los amistosos, con entrega, y vimos como con categoría le rompió los platos a Carles Puyol con una cocinita que nadie esperaba al mejor defensa del mundo en la actualidad, remató a portería y fue probablemente el mejor delantero de Honduras, junto con Jerry Palacios quien en el último partido mostró muchas cualidades físicas y mentales y fue también un acierto más del profe a pesar de las ya trilladas críticas. De mi parte solo me queda darle gracias por permitirme vivir el primer mundial en que pude entonar mi himno nacional, ver mi bandera flamear y coleccionar un “panini” con vistas de catrachos. Gracias por cantar el himno nacional como si fuera el suyo y gracias por dejar huellas prometedoras en el fútbol de mi país. No sé si seguirá con nosotros, pero esas lágrimas derramadas por el “búho de hierro” quedarán tatuadas en la historia de nuestro fútbol para siempre. Gracias Profe… EL YUR.