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Prólogo
¡Todo es futbol!
Epílogo
¿Quieres jugar?
PRÓLOGO
¡TODO ES FUTBOL!
EL FUTBOL NOS ENVUELVE COMO UNA SEGUNDA ATMÓSFERA. Se filtra como la humedad y cuando
escasea parece dificultar la respiración. A muchas personas los periodos sin futbol son como
una primavera sin flores: un tiempo aburrido. El futbol es el deporte más practicado, el más
seguido, el que levanta más pasiones e incluso, a veces, desata violencia.
Con frecuencia, el mundo se detiene ante un partido del futbol que enfrenta a dos equipos
históricos y periódicamente la programación del año se armoniza al ritmo del calendario de
un campeonato continental o mundial de futbol.
La popularidad de este deporte, que acumula un ingente número de practicantes y uno aún
mayor de seguidores, parece ser que tiene su institucionalización en Inglaterra, aunque hay
datos de que la pelota ya corrió en el antiguo Egipto, e incluso grabados que atestiguan que
se jugó a la pilota en Italia en pleno renacimiento florentino. Y, con sinceridad, pensemos si
no es algo innato darle una patada a una lata vacía, perdida en una calle, mirando antes
alrededor para que nadie nos vea; y, hasta es posible que hayamos retenido el grito: ¡gol!,
imaginando una portería más grande que el arco iris.
Es un deporte tan invasivo que hasta hace unos años se consideraba un deporte masculino,
dado el germen de cierta brutalidad que esconde... pero también en este campo la igualdad
va adquiriendo adeptos y el futbol femenino se ha apropiado de las canchas de juego y de
las cadenas de televisión, reproduciendo en femenino las mismas pasiones y rivalidad de los
equipos históricos. Falta todavía equiparar los sueldos.
Este deporte tiene como objeto codiciado la sencillez de un balón, que ha ido evolucionando
desde una pelota de trapo, dura y pesada, hasta un balón diseñado con la más alta
tecnología en la que se mide hasta la influencia de la humedad en el giro del esférico. Cada
campeonato que se signifique tiene su propio balón, bautizado con su propio nombre. Tango
fue el nombre del campeonato mundial de futbol de Argentina (1978), Tango España, fue el
nombre del siguiente campeonato celebrado en nuestro país (1982); Azteca fue el del jugado
en México (1986); Etrusco, el del Italia (1990), el Tricolore rodó en el mundial de Francia
(1994)...
Hay un balón marcado en el corazón de los españoles: el del Campeonato mundial de futbol
de Sudáfrica, celebrado en 2010. Se llamaba Jabulani, que en zulú significa «celebrar». La
descripción técnica del objeto, según su casa patrocinadora, Adidas, la de las tres rayas, dice
así: "este nuevo balón retomó el concepto de los gajos, sumando una capa de
supercarbonato para mejorar la precisión de los remates. Incorporó 11 colores -uno por
cada jugador de un equipo- y fue un balón más redondo y preciso que sus predecesores".
Con este balón dio Iniesta la patada más famosa de la historia de España: la que supuso la
victoria en un Mundial de futbol. Aquella patada provocó el mayor grito que ha resonado en
nuestro país en tiempos de paz: ¡gol! Fue como un acto de fe en la propia valía de una
alicaída afición que, por fin, pudo profesar con orgullo que era campeona del mundo. Este
UNO DE LOS MOMENTOS QUE RECUERDO COMO UN HITO en la historia de mi labor parroquial fue la
asistencia comunitaria a la final del Campeonato Mundial de futbol, celebrado en Sudáfrica
en 2010, que como todos sabemos ganó España. Uno de los momentos más felices de
nuestra sufrida historia, que tanto le cuesta ondear su propia bandera.
Después de la misa dominical, un nutrido grupo de familias, padres e hijos, nos
concentramos en el salón parroquial, bien pertrechados de bebidas y picoteo, dispuestos a
seguir la retrasmisión televisiva de este evento que iba a detener la vida ordinaria de parte
del mundo, colocando como protagonistas a veintidós jugadores, representativos de dos
naciones: Holanda y España. Los Países Bajos y el Reino de España, que otrora rivalizaron por
una primacía política y económica, con dependencias e independencias, con luchas de
tercios y lanceros, ahora se jugaban, bien pertrechados por camisetas naranjas y rojas, la
corona del futbol. Había en juego una estrella a colocar en la camiseta del equipo ganador.
La liturgia de la misa se prolongó en otra liturgia laica, distribuyendo los sitios, los mayores al
inicio de la sala, dada su incipiente presbicia, y los jóvenes al final, dado su todavía mirada
larga apoyada en la física de sus ojos y en su capacidad emotiva, propicia a levantarse y dar
saltos, impidiendo la visión. Las madres disponían el tapeo y los padres organizaban las
bebidas: latas de cervezas y bebidas de refresco de litro. La expectativa de un resultado
favorable luchaba interiormente con el lógico miedo a una derrota posible. El balón estaba
en el alero, o mejor en la ficticia pista de baile: recordemos que su nombre era Tango
España.
El futbol, también tiene su liturgia. Un partido de futbol reviste una celebración laica donde
los rituales son también precisos y cargados de cierta belleza: salida en procesión de los
jugadores presididos por el trío arbitral, al son de un canto de entrada en el campo de juego;
el vibrar de los himnos de los dos países contendientes; un saludo respetuoso de los
participantes con sonrisas que escondían la mueca del miedo a perder... Y el clamor de la
hinchada que agitaba sus bufandas con la energía de una procesión de ramos. El toque de
campana es suplido en esta liturgia por un toque de silbato.
Y comenzó el partido: el balón toma impulso por la destreza de unas piernas que intentan
sortear los obstáculos de otras piernas para llegar a una meta y batirla. A veces, el avance
lógico hacia la portería contraria es detenido por una falta, que hace rodar por los suelos a
quien lleva el balón. Un pitido estridente detiene el juego. Y a balón parado, el árbitro
corrige o amonesta al infractor, con una acción que a veces parece grotesca: saca una
cartulina del bolsillo y la enseña al ya arrepentido culpable: amarilla, si es solo un aviso; roja,
si conlleva la expulsión del terreno de juego. Como es natural, no hay consenso en la grada
sobre el color de la decisión. En una final, el partido dura 90 minutos, si a esa hora exacta
uno de los dos contendientes ha conseguido meter un gol más que el otro; pero, si hay
empate, hay prórroga de 30 minutos y si aún persiste la igualdad, se suele redimir la
CUENTA UNA LEYENDA QUE NUESTRO PADRE DIOS bajó una tarde de domingo a la tierra porque,
aunque él lo ve todo, quiso observar in situ cómo les iba a sus hijos. Muchos de ellos, se
dirigían a él con un grito contenido: ¡Dios mío! No sabía si era una queja o una súplica.
Además, no distinguía bien a quien de las tres personas divinas se dirigían. No dijo nada a su
Hijo Jesús, para que no se preocupara, se deslizó en una nube y aterrizó en un rincón de la
tierra e inició una visita rápida, con la facilidad que tenía para estar presente en muchos
sitios a la vez.
Las ciudades estaban casi desiertas. Pensó dónde estarían sus hijos. Supuso que como era
domingo, el día del Señor, estarían en las iglesias. Con el gps divino inició una ruta: algunas
iglesias estaban cerradas y otras abiertas, pero casi vacías. Deambulando, observó como
algunas familias paseaban por los parques, otras salían de grandes centros comerciales
cargadas de bolsas y con el ceño fruncido por cierto agotamiento. Todos iban a prisa. Apenas
se saludaban. Quedó pensativo, sentado en un banco del parque, observando el juego de
unos niños, que siempre habían sido su debilidad.
Atardecía y su paseo le llevó hasta un descampado lleno de coches, con abundantes
tiendecillas, decoradas con cortinas de bufandas blaugranas y banderas esteladas con franjas
rojas y amarillas, que testimoniaban que estábamos en Barcelona. Un enorme juego de luces
anunciaba que nos encontrábamos ante el Camp Nou, un estadio de futbol que da cabida a
casi 100.000 espectadores. Las afueras estaban casi desiertas, solo custodiadas por los
kioscos ambulantes y una discreta vigilancia. Los pocos viandantes y vendedores, incluso
algún guardia con discreción, estaban atentos a los auriculares de sus móviles. Se jugaba un
partido de futbol entre el Barcelona y el Madrid: es ¡el clásico! Medio mundo lo sigue...
De pronto un grito llamó su atención: ¡gol! El eco se fue repitiendo en multitud de esquinas
de la ciudad y salía contenido en forma de pitido en millones de móviles en todas las
ciudades que avisaban del hecho prodigioso. Aunque Dios lo sabe todo, sintió curiosidad por
el origen de este grito y se adentró en el estadio. Quedó sorprendido por la ingente cantidad
de público que asistía. Observó como todos concentraban su mirada, sus gestos y sus gritos
hacia un rectángulo verde intenso, donde discurría un extraño objeto redondo que todos se
disputaban. Contó los que corrían; eran 22 y distinguió muy bien las dos indumentarias: una
de blanco impoluto, la otra de rayas azul y grana... Todos corrían y se disputaban la esfera,
con el pie y algunos más atrevidos con la cabeza. ¡Moved el balón más rápido!, oyó gritar a
su espalda. Y Dios puso nombre a aquel artefacto. El balón iba de un lado a otro, pero todos
curiosamente corrían como hechizados, buscando tres palos que marcaban un rectángulo
con unas redes, en los dos extremos: los de blanco corrían al unísono hacia un lado, los
blaugranas, corrían en dirección contraria. A veces, con cierta violencia impedían que el
contrario avanzase... Un personaje vestido casi de negro no tocaba el balón y con pitidos iba
parando el juego y en ocasiones con un cartón amarillo parecía regañar al que había metido
un pie con excesiva violencia o bien tocado el balón con la mano. Se sorprendió cuando no la
DIOS PADRE SE ALEJÓ DEL BULLICIO DEL ESTADIO y decidió visitar otros lugares. Buscaría otras
ciudades y se acercaría a algún templo: era domingo y quería cumplir consigo mismo y
ansiaba encontrarse con sus hijos más fieles. En las iglesias suele haber gente más calma, y
también más de su edad. Se detuvo ante un cartel de carretera que señalaba un destino:
Bilbao/Bilbo.
Llego en un pestañeo y se adentró en sus calles. Le gustó la ciudad, con una ría que invitaba
al paseo en barca y unos parques frondosos que ofrecían benévolas sombras para descansar
y poder gastar el tiempo en una buena tertulia. Pero, aquí también la gente iba a prisa: vio
una avalancha ordenada de personas que deambulaban por distintas calles, como rías
humanas, con cantos y atuendos de distintos colores: la mayoría llevaban en sus manos una
bufanda. Se extrañó Dios Padre por la obsesión de los humanos por esta prenda, que
además la usan mal.
Los colores que enarbolaban ahora no eran blanco o blaugrana... Se diferenciaban porque
unos, la mayoría, portaban una bufanda de una mezcla de rojo y blanco y otros, los menos,
enarbolaban con energía una de un colorido blanco y azul... Sí le extrañó que, a diferencia de
lo observado en la ciudad anterior, aquí parecía que había una buena armonía entre los dos
bandos: compartían el blanco de una de las franjas, pero sobre todo portaban en común una
indumentaria que le llamó la atención... una prenda negra sobre su cabeza, una especie de
boina, que llamaban txapela, que no cubría los ojos. Preguntó con atrevimiento a un chaval,
que observaba con indiferencia estas peregrinaciones humanas:
- ¿Dónde va tanta gente, amigo...?
Con displicencia, y mientras liaba un cigarrillo, respondió:
- Pues ¡a la catedral!, viejo... Qué, ¿tú, no vas?
Dios Padre, sintió un cierto sosiego: menos mal, aquí si van a misa. Y preguntó a su joven
informador
- Y tú ¿por qué no vas?
El joven, después de una honda calada a su extraño cigarrillo susurró con parsimonia, como
extrayendo a su pensamiento las ideas:
- Bah... A la catedral van las ovejas... esa masa ingente que no piensa por sí misma y si usan
la cabeza es para calarse la txapela... ¡No viejo... a mí no me comen el coco! ¡Yo, soy yo!
Dios sonrió recordando la misma definición que él dio de sí mismo a Moisés, cuando le
preguntó quién era: "¡Yo soy el que soy!" Le cayó bien aquel joven, aunque lamento con
tristeza que no quisiera ir a la catedral. Y sin decir nada, se sumó a la comitiva, lamentando
no poder disponer de una bufanda, no le importaba el color, o quizás una de las banderas
que le recordaba a la cruz de uno de sus apóstoles, el aspa de san Andrés. Lo de colocar la
TRAS ASISTIR AL CLÁSICO ENTRE EL BARCELONA Y EL MADRID, en el Camp Nou y después de ver el derbi
entre el Atlético de Bilbao y el Real Sociedad, en la catedral de san Mames, Dios Padre
decidió darse un respiro y, por amor a su Madre, dispuso visitar Andalucía. Había oído tantas
veces que era la tierra de María Santísima que pensó: allí me encontraré como en el cielo.
A vista de pájaro divino, se paseó por la extensa Andalucía: él podía abarcarlo todo en una
sola mirada. Se sorprendió al constatar que el rostro de la Madre de Dios inundaba las calles
y las tiendas y que su nombre y el recuerdo de su vida, como rosario de piropos, revestían
las plazas y las entradas de los templos y alabó para sus adentros la rica imaginación de los
nombres que iba recibiendo su Madre: Encarnación, Visitación, Calvario, Esperanza,
Consuelo, Paz, Macarena, Paloma, Soledad... Hasta el nombre de Virgen de los Dolores...
porque en esta tierra no se rehuía nada... Pensó Dios Padre, que realmente aquí se
encontraba en familia.
Se dijo, con cierta sonrisa: ¡Aquí no tengo rivales, aquí «juego en casa»!
Se detuvo en Sevilla, quizás cautivado por su alta torre, que como una saeta apuntaba al
cielo. Aunque mirando desde arriba, que es desde donde mira Dios, bien podría ser aquella
extraña torre una chincheta que señalaba en el mapa de la ciudad un lugar privilegiado: la
catedral, seguramente. Dios, también en esto tenía razón.
Pero no había venido a la tierra para refugiarse en la calidez de un templo, a Dios le gusta la
aventura, ya lo demostró cuando envió a la tierra a su Hijo en otro tiempo. Por eso, se
adentró por la ciudad, refugiado en su anonimato y movido por una curiosidad divina.
Le sorprendió el tono alto en el que hablaba la gente, incluso parecía que todos cantaban en
vez de hablar... los gestos de las manos que acompañaban la conversación les llamó la
atención. Era media tarde y la ciudad bullía como nunca: aquí también a la gente le había
dado por las bufandas: unas blancas y rojas, con una leyenda clara: Sevilla. Otras
verdiblancas, con un nombre muy sonoro: Betis. Dada la experiencia ya adquirida, supo Dios
que se encontraba en los preámbulos de otro partido de futbol. Incluso sin que nadie le
dijera nada, intuyó que ahora los contendientes serían el Sevilla y el tal Betis. El Sevilla, con
clarividencia divina supuso que sería el equipo de la ciudad, como el Barcelona, el Madrid o
el Bilbao, pero ¿el Betis? Se pegó a una comitiva que desembarcó en una terraza donde
había dispuestas mesas, algunas ya ocupadas. Se sentó en la adyacente, pero arrimando la
mesa para poder así también arrimar el oído.
- Este año el equipo va al Gran Poder... Este año va a ser triunfal... Ya está bien de tener que
escondernos cada vez que el Sevilla pasea un título... Este año, nosotros vamos al Gran
Poder y ponemos a sus pies la copa... la que sea... Y vamos a comenzar ganado hoy el derbi...
Este año el Sevilla come polvo...
Lo de comer polvo hizo que Dios se extrañara del deterioro de su creación: ¿Necesitaría
enviar de nuevo el maná? Uno de la tertulia, falto de fe, exclamó, con cierta gracia:
LA CHARLA CON AQUÉL JOVEN, A LAS PUERTAS DEL CAMP NOU de Barcelona antes del clásico, la visita a
la supuesta catedral del Atletic en Bilbao, y la rivalidad cuasi religiosa entre Betis y Sevilla,
dejó perplejo a Dios Padre... A su vuelta a los cielos, viaje que consiguió en un abrir y cerrar
de ojos, llamó a su Hijo Jesucristo para comentarle su aventura. Inició su discurso con
majestad divina:
- Hijo, he dado una vuelta por la tierra y vuelvo con grandes dudas y preguntas.
El Hijo, sonriente, respondió:
- Ya noté tu ausencia, Padre... Y sospecho tus preguntas... No es fácil entender las reacciones
de los hombres... ¿Me lo vas a decir a mí?
Un revuelo de paloma se sumó a esta sagrada conversación. El Hijo insistió:
- ¿Qué te ha sorprendido, Padre?
Dios Padre, se asentó en su soberanía y comenzó a hablar con benevolencia:
- Hijo, sé lo que sufriste por hacer mi voluntad... tú lo entregaste todo, hasta la última gota
de sangre para salvar a los hombres... No fue fácil para mí permitir tanto sacrificio... Pero el
resultado fue espléndido: Nosotros y el mundo hicimos las paces, todo fue reconciliado y al
ser humano se le abrió de nuevo un horizonte cargado de esperanza... Costó muchos años
de desierto, pero la tierra prometida valió la pena. Yo creía que todos estaban
profundamente agradecidos... que todo iba sobre ruedas... Pero mi visita me ha llenado de
dudas: creo que el paso del tiempo, o la debilidad de la raza humana que tú y yo bien
conocemos -un revuelo de paloma, confirmó la apreciación- quizás ha hecho que tu sacrificio
se haya perdido en el olvido.
El Hijo amplió su sonrisa. El Padre continuó su discurso, como un pensamiento en alta voz:
- Me he paseado por la tierra y realmente el ser humano es difícil de entender. Todo viene
del paraíso... Sí, lo sé. Allí hablábamos como amigos y nos entendíamos con facilidad: a Adán
y Eva se les veía venir... Nos pusimos de acuerdo hasta en darle nombre a todas las cosas
creadas... ¡Qué tiempos! Pero la serpiente... lo estropeó todo... Y ese hermoso don que les
regalé, la libertad, que no supieron cómo usarla. Total, Hijo, que he visto el mundo un poco a
la deriva... Lo confunden todo... ¡Hasta casi me confunden a mí!
El Hijo, con su silencio, instaba al Padre a continuar su confidencia:
- Mira Hijo: el ser humano vive con una nueva religión, que no sé de dónde la han sacado...
Todo, gira en torno a un esférico -que no simboliza el sol, como en el Egipto primitivo-, al
que llaman balón, y que es el objeto de todas las disputas... El mundo sigue dividido... y
ahora identificado con colores y bufandas... En torno al balón, uno, más bien bajito, se ha
declarado dios con un nombre ridículo: Messi; otro dice que es eterno... siendo simplemente
cristiano... ¡No tenía yo constancia de ello! Al lugar donde se reúnen para jugar, le llaman
Y LLEGÓ EL DOMINGO. Un son de trompetas pareció abrir el cielo y sacudir la tierra. Ante una
inmensa nube de periodistas acreditados, rodeados de señores con una tarjeta colgante de
identificación, bajo un grandioso logo de una paloma con un balón - ¿o el mundo? - en el
pico, se inició una rueda de prensa muy peculiar. El entrenador del llamado equipo de
"Galácticos eternos" iba a dar su lista de convocados. El presidente de la FIFA, abrió el
evento con un discurso corto y convencional:
- Bienvenidos todos, representantes de más de ciento cincuenta países, de más de mil
medios de comunicación... -carraspeó-. Hoy quiero presentaros el proyecto de partido más
peculiar que se ha dado hasta ahora en la historia: el futuro campeón del mundo se
enfrentará a un equipo de "Galácticos eternos". Es algo novedoso, que hasta nos ha
sorprendido a nosotros mismos, pero que estimamos que, dado el fin benéfico que se
propone, debemos apoyar con entusiasmo. Una vez terminado el mundial, al domingo
siguiente, en una sede aún por decidir, se enfrentarán los campeones del mundo con el
enigmático equipo de Galácticos. Hasta yo mismo sé muy poco de este equipo...-forzó una
sonrisa, que parecía un anuncio-. Por ello, os dejo con el entrenador de este novedoso
equipo: os va a dar la lista de sus convocados y las características peculiares de este partido
único. No es muy conocido, pero estimo que es un entrenador bien acreditado.
Un señor bien vestido, con una barba ligeramente recortada, se levantó y se colocó ante el
atril. Extrañó a todos la manera de dirigirse al público... Pero la verdad es que nada en aquel
momento era común y ordinario. Con voz mansa y humilde, casi susurraba:
- Queridos hermanos y hermanas: Ante este partido, que podemos titular como "el partido
del Milenio", no ha sido fácil confeccionar la lista de convocados para enfrentarse a la futura
selección campeona del mundo. Más que una lista que asegure la victoria en este partido,
por supuesto amistoso, hemos querido agrupar un elenco de jugadores que nos trasmitan
con su ejemplo una energía vital para prolongar hasta la eternidad la alegría momentánea
de la victoria. Además, pretendemos extender este gozo más allá de los reducidos límites
geográficos del país que alzó la copa. No es tarea fácil porque este partido supera los
noventa minutos y nos está hablando de algo que pone en juego la misma vida.
Carraspeó, bebió agua y continuó, mirando desafiante a los periodistas:
- Quizás al dar a conocer la lista de los convocados se podrá entender mejor el objetivo
último, más allá de lo puramente benéfico, de este partido. Sin pretensiones: estamos ante
el partido más importante de la historia... Y ya os estoy dando titulares a la prensa... Mi lista
no se va a limitar a un elenco de nombres. Pretendo aprovechar esta rueda de prensa para
dar a conocer este juego a más personas, especialmente a los más ignorantes en la materia...
Sí, aunque no os lo creáis, hay mucha gente que vive al margen del futbol, como hay mucha
más que viven al margen de la religión, aunque esto último no extrañe... Quiero haceros una
última confesión: para hacer esta lista he consultado con las altas esferas... podría decirse
El público asistente, expertos en futbol, tan solo se quedaron con el número de futbolistas...
Sus nombres, para la mayoría eran desconocidos... Todo en este evento rompía la
normalidad. El entrenador, al que los de la FIFA identificaron como un tal Jesús, de
ascendencia judía -y es extraño porque Israel nunca había alcanzado una final importante, ni
por selección ni por equipos- anunció que ahora explicaría el porqué de su táctica y los
motivos por los que ha hecho esta selección de jugadores. Adelantó que iría explicando
todo, estando atentos a los que menos sabían de este deporte... Saltó a la pizarra virtual, y
con un puntero electrónico comenzó a señalar los nombres anunciados, comenzando por un
tal Abrahán, el portero:
- SUELE DECIRSE QUE «UNA BUENA DEFENSA ES EL MEJOR ATAQUE». El juego de un gran equipo siempre
arranca desde atrás, desde la defensa, procurando una buena salida de balón. Si la defensa
flaquea, la mejor delantera puede ser inútil. El éxito del futbol es colar un gol más que el
otro equipo. Y esto depende especialmente de la defensa y de que todo el equipo se
implique en defender. Se suele jugar con una defensa de cuatro: un lateral derecho, un
lateral izquierdo, y dos centrales: uno diestro y otro zurdo. P. e. una defensa que todos
recordamos es: Carvajal, Piqué, Ramos y Jordi Alba, curiosamente dos del Real Madrid y dos
del Barcelona, los «eternos rivales», aunque lleven jugando menos de un siglo. Los defensas
laterales, el izquierdo y el derecho, deben tener seguridad al defender y arrojo al atacar,
ayudando al equipo. Necesitan también la humildad de aprender de sus fallos y rectificar.
Algunos laterales han comenzado de extremos, como buenos atacantes y han terminado
convertidos en excelentes defensores.
DAVID será el lateral derecho, llevando a sus espaldas el número 2. Su nombre significa
«elegido de Dios», fue el segundo rey de Israel, sucediendo a Saúl. Su historia se recoge en
varios libros de la Biblia, llamados históricos: libros de Samuel y de los Reyes. Llegará a ser el
rey más importante de Israel. Se le conoce popularmente porque venció al gigante Goliat
con su honda (cf. 1Samuel 17, 4-23). Se le atribuye la autoría de algunos Salmos. En la Biblia,
David es considerado como un rey justo, valiente, apasionado; también guerrero, músico y
poeta, no exento de pecados (2Samuel 11,1 -13). Precisamente uno de los Salmos más
famosos, el Salmo 50, que ha sido glosado en la literatura y la música, comienza con una
confesión de arrepentimiento por sus pecados: Miserere mei... «Ten misericordia, Dios mío».
La conversión es fundamental para progresar en excelencia.
David nos deja una enseñanza fundamental para competir bien. Nuestra fe muchas veces se
debilita, y la fragilidad humana nos hace caer en el pecado... todos cometemos fallos
defensivos... y hasta nos colamos un gol en propia puerta: el gol del egoísmo, de la soberbia,
de la sensualidad de utilizar a las personas como cosas... En la vida cristiana necesitamos
siempre comenzar de nuevo, esto es «convertirnos», como lo hizo David, un atacante
reconvertido en defensa.
SALOMÓN ocupará el lateral izquierdo. Cuando se encuentra un buen lateral zurdo, el equipo
gana en profundidad y fuerza: defiende bien, sabe subir al ataque y, sobre todo, sabe
discernir cuando debe hacer una cosa u otra, salvando siempre las espaldas en defensa y
contribuyendo en el juego de ataque. Esto lo hace bien Salomón: su historia se narra en la
Biblia, en el Primer Libro de los Reyes (1-11), y en el Segundo Libro de las Crónicas (1-9).
Construyó en Jerusalén el primer Templo para Dios y ha pasado a la historia como un rey
sabio, siendo recogida su fama en múltiples leyendas. Es muy famoso el episodio de un
juicio, donde el rey tuvo que dictaminar sobre la maternidad de un niño reivindicado por dos
- EL CENTRO DE CAMPO ES LA «SALA DE MÁQUINAS DEL EQUIPO», sentenció con rotundidad. Si falla el
centro del campo, aunque haya una buena defensa y se cuente con los mejores delanteros,
el equipo se rompe en dos... y no funciona. Se suele jugar con tres centrocampistas: un
medio centro organizador del equipo y otros dos que atacan, uno por la derecha y otro por
la izquierda. El futbol moderno suele reforzar el centro del campo para darle consistencia al
equipo. Centrocampistas que han marcado una época son: Xabi, Iniesta, Alonso, Busquet,
Kross, Modric...
LA PAUSA SE PROLONGÓ MIENTRAS DURARON LAS VIANDAS... Agotado el tiempo del break, lentamente
volvían a la Sala de prensa, ocupando sus sitios y algunos aprovechando para acercarse unas
filas o tomar mejor ángulo de visión. Los periodistas gráficos, con sus enormes objetivos
parecían que, más que a una mesa presidencial a corta distancia, iban a fotografiar a alguien
perdido en el firmamento...
Durante el descanso, el jefe de Prensa de la FIFA se había reunido con los representantes
delegados de los distintos Medios de comunicación. Dada la avalancha de periodistas que
querían preguntar, se acordó que solo habría cinco preguntas, sorteando entre todos los
medios de comunicación acreditados quiénes iban a proponerlas. Las cuestiones serían
formuladas en el idioma materno de cada periodista y traducidas simultáneamente al inglés.
Jesús rechazó los auriculares que se le ofrecían, al sentir más cerca el revuelo de la paloma. Y
comenzó la rueda de preguntas, como dardos que se lanzan a una diana.
LA PRIMERA PREGUNTA, en francés, la formuló la representante de L´Equipe, el rotativo
deportivo que otorga los premios más famosos del deporte. Era una chica joven, con un
pelo a rayas negro y azul, artísticamente desordenado, con un auricular diminuto en el oído
y un minúsculo micrófono que le brotaba de una oreja. Con cierta suficiencia lanzó su
demanda:
- Le confieso que el equipo me parece inaudito y desconocido, pero Vd. como entrenador me
sorprende aún más ¿Qué experiencia tiene como entrenador y qué equipos ha entrenado?
Jesús, que ya sabía de antemano la pregunta, respondió con calma, acompañando sus
palabras con gestos de sus manos:
- Ciertamente mi currículo no es extenso. Sí tengo experiencia en todo lo que significa la
resistencia física y cómo afrontar los resultados adversos. Mi conocimiento de la
complejidad psicológica del ser humano es alto y sé manejar bien los grupos: he estado más
de tres años entrenado a un grupo de jugadores que, al alcanzar la excelencia en el juego
doce de ellos, me tentó la idea de cambiar las reglas del juego y jugar con doce... pero al
final, una grave lesión del corazón apartó a uno. Los once restantes formaron el "Equipo
apostólico": habrá oído hablar de ellos, su fama alcanzó a todo mundo conocido. Y siempre
me preocupó mucho la cantera, llegué a tener setenta y dos jugadores bajo control directo...
Si me pregunta si he ganado algún título, le diré que alguna copa he bebido... Ciertamente,
ahora estoy ante un desafío grandioso: entrenar a los "Galácticos eternos" y jugar "el partido
del Milenio". Pero yo, ante los desafíos me crezco y soy capaz de dar la vida...
Y sentenció:
- Tengo plena confianza en los seleccionados. Todos son de experiencia... es una lista muy
equilibrada y compensada... Todos los puestos están cubiertos. Con un gran equipo el
entrenador lo tiene más fácil.
El periodista tomó notas y pronto subió a Instagram un pequeño video con la respuesta.
CADA ASISTENTE RECOGIÓ EL BRIEFING CON INFORMACIÓN SOBRE EL PROYECTADO EQUIPO FEMENINO, como
sugirió el entrenador en la rueda de prensa: unos folios que llevaban el logo del "Partido del
Milenio". Un titular llamativo definía su contenido: Preselección del Equipo femenino de
"Galácticas inmortales". Sin entrar en comentarios, simplemente reflejamos el contenido de
la Nota informativa:
«El staff técnico que ha convocado el "partido del Milenio", en el que se enfrentarán el
futuro ganador del Campeonato mundial de futbol Qatar 2022, y el equipo de Galácticos
eternos, quiere adelantar algunas informaciones sobre un futuro partido del Milenio
femenino, cuya celebración está aún en fase de negociación y que enfrentaría a la futura
selección ganadora del Mundial femenino con un equipo de Galácticas inmnortales. Para
animar este evento, que necesitará aún mayor difusión, queremos adelantar la lista de la
preselección de jugadoras, incluso informar de la alineación tipo que ha venido ganado los
últimos partidos: se enumeran por el orden táctico de los dorsales que portan a su espalda.
Las seleccionadas son las siguientes:
1. SARA, la esposa de Abraham. Su historia está íntimamente unida a la del primer patriarca.
Ella permaneció siempre al lado de su esposo, apoyándolo. Aunque ya estaba entrada en
años, abandonó todo para vivir el resto de su vida en tiendas de campaña, siguiendo la vida
peregrina de Abrahán, que fiándose de Dios salió de su tierra y su parentela para ir a la tierra
que Dios indicó, fundando un nuevo linaje, una generación innumerable… (Génesis 12,1-18).
Aunque era estéril, Sara se fio de la promesa de Dios y ya anciana vio realizado su sueño de
tener un hijo, al que pusieron por nombre Isaac. Dios llenó su corazón de alegría. Sara dijo
entonces: Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán
conmigo (Génesis 21:6). Sara murió en tierra extranjera y allí fue sepultada… (Génesis 23, 1-
20). Su vida, íntimamente unida a la de Abrahán, es un símbolo de fortaleza en la fe: fiarse
de Dios a pesar de todas las adversidades, esperar contra toda desesperanza.
Al situar a Sara en la portería, el equipo muestra una solidez insospechada y, a la vez, una
capacidad de reacción sorprendente ante cualquier adversidad o duda. También Sara, como
su esposo Abrahán, fue una mujer de fe, capaz de afrontar las dificultades que se presentan,
a veces de forma imprevista, en el transcurrir del partido de la vida.
2. REBECA. Fue una mujer astuta y diligente, que supo manejar los entresijos de su familia.
Elegida como esposa de Isaac (Génesis 24), dio a luz dos hijos: Esaú y Jacob; mostró
predilección por el segundo. Planteó una argucia para que la herencia, que se confería con
una bendición, pasase del patriarca Isaac no al primogénito Esaú, sino al segundo hijo Jacob.
Trajinó para que Esaú vendiese su primogenitura por un plato de lentejas, gesto que ha
Como entrenadora: MARÍA DE NAZARET. Esta sencilla mujer fue escogida por Dios para
entrenar, y educar hasta la madurez a su hijo, el ser humano que recibió el encargo más
grande de la historia: Hijo de Dios y de María, Jesús de Nazaret estaba destinado desde
siempre a ser el Salvador del mundo. Mujer de comunión y concordia, no excluyente, se
dejará aconsejar por el entrenador de los Galácticos, su propio Hijo, que siempre acude
acompañado del vuelo de la paloma, a la que ella prometió fidelidad para siempre. Su
extrema dulzura creará un excelente ambiente en el vestuario, su fortaleza, aquilatada en la
experiencia de haber visto morir al propio hijo, infundirá un espíritu de lucha hasta alcanzar
la victoria final.
La primera entrenadora ha querido buscarse una ayudante. Su nombre es EVA: Quizás
sorprenda su designación. Escuchar o leer el nombre de Eva, causa cierto malestar en buena
parte del mundo cristiano. Ciertamente, como narra la Biblia (Génesis 1, 26-31; 2, 14-3, 4:1,
25-5:2), Eva cometió un error: era una mujer de un carácter fuerte, mujer valiente,
independiente, entusiasta y con grandes aspiraciones, que la llevaron aquella tarde a morder
el fruto y provocar la caída. Pero, más allá de su huella dolorosa en el relato bíblico, Eva,
junto a su esposo, experimentó un profundo arrepentimiento. No dejó que esa mancha
arruinase por completo su futuro ni el de su descendencia; se esforzó y crio dos hijos que
alcanzaron fama: Caín y Abel. También, ella tuvo que sufrir el drama de la lucha fratricida:
Caín mató a Abel. Pero se levantó del drama, engendrando un tercer hijo: Set. Vivió muchos
años; pudo enseñar a nietos y tataranietos la bondad y la misericordia de Dios y mostrarles,
incansablemente y a través de su propia experiencia, las bendiciones de la obediencia y la
lealtad al Dios Eterno.
Al poner a Eva como ayudante, María de Nazaret se asegura el asesoramiento de una mujer
de experiencia en el partido de la vida y con una capacidad de reacción sorprendente ante
cualquier adversidad. Eva y María: dos nombres que convierten la posible derrota en una
victoria aplastante.
Nota final. Puede sorprender que Dios, desde la eternidad, haya previsto ya un papel
importante para la mujer en el "partido del Milenio". Sin embargo, es lógico: el mismo Dios
Padre creó al hombre y a la mujer ex aequo; cuando cayeron y se perdieron en el laberinto
del pecado, fueron rescatados por el Hijo de Dios al mismo tiempo; y en el proyecto de
salvación ideado por el Padre para rescatar a sus hijos se sirvió de una mujer para ser la
Madre del Salvador. El mismo Espíritu, que descendió en forma de paloma, se posó sobre los
apóstoles y María y las otras mujeres, abriendo su mente y su corazón para cumplir la misión
de anunciar al universo la Buena Noticia de su salvación. Dios nunca ha manifestado
predilección por un sexo, aunque a veces sus fieles le han malentendido… Dios siempre se
goza en la plena realización de sus hijos, que ponen en juego los dones recibidos, a los que
Jesús llamó talentos, para alcanzar la excelencia de la perfección: la santidad.
¿QUIERES JUGAR?
ESPERO QUE TE HAYA DIVERTIDO ESTA LECTURA. Y, sobre todo, que no te haya escandalizado. He
pretendido poner unos ingredientes para cocinar ahora una lección de Teología espiritual,
quizás atrevida. Las grandes estrategias se urden en la cocina. Atención:
Dios Padre está dispuesto a todo con tal de acercarse a sus hijos. Esta ha sido su pasión
desde la eternidad: creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza para poder dialogar
con ellos cada atardecer en el paraíso y, cuando se interrumpió este diálogo por el pecado -
el pecado fue que el hombre y la mujer no se contentaron con jugar sino que también
quisieron convertirse en árbitros del partido-, Dios Padre ideó todo un plan para rescatar al
hombre y la mujer, la obra más hermosa de la creación, y ofrecerles de nuevo no solo su
protección de creador sino su amor de padre. Para ejecutar este plan divino envió a su
propio Hijo Jesucristo para rescatar de la perdición al género humano y poder de nuevo
relacionarse con él como un padre se relaciona con sus hijos: ¡hasta jugando!
Mezclar a Dios en nuestros juegos no es banalizar lo sagrado sino elevar lo humano a la
dignidad de lo divino. Cuando, hoy, se quiere expulsar a Dios del terreno de juego de
nuestras vidas, debemos hacer lo imposible, con imaginación y atrevimiento, para devolver a
Dios a lo cotidiano: nuestro Padre Dios está dispuesto, para acercarse a sus hijos, hasta a
jugar al futbol con ellos. Porque para Dios nada de lo humano es desconocido: una devoción
popular nos ha presentado a su Hijo, ya desde pequeño, jugando con la bola del mundo,
quizás un ancestro del balón de futbol.
Dios creador puso, al inicio de los tiempos, al primer hombre y a la primera mujer en el
paraíso… donde la amistad entre el creador y su creatura generaba un clima de paz y de
concordia maravilloso: no en vano señalamos como "estar en el paraíso" la máxima felicidad.
Pero, perdida la seguridad del Edén, cada uno de los hijos de Adán y Eva, los hombre y
mujeres de todos los tiempos, vivimos la vida en medio de un mundo que se ha convertido
en una cancha de juego, a veces hostil: en el partido de la vida, con frecuencia jugamos en
campo contrario. Pero este partido, todos los que hemos nacido, no podemos rehusar
jugarlo. La vida del ser humano se parece a un partido de futbol; un partido que intentamos
prolongar pidiendo prórrogas: aunque no nos guste el juego, desearíamos que no se acabase
nunca. Pero, no se trata simplemente de soportar el paso del tiempo, intentando echar
balones fuera; tanto en el futbol, como en la vida, queremos ganar. Y para ganar en el
partido de la vida es necesario encender en nuestro corazón la luz del Espíritu Santo,
dejarnos guiar por él y jugar en equipo.
Y no es fácil encontrar equipo; los importantes tienen sus managers, sus expertos en
fichajes, que solo enrolan a los mejores. Pero a mí, que a lo mejor ni me gusta el futbol o tan
solo he colado un gol desde el sofá de mi salón ¿qué equipo va querer ficharme?, ¿a qué
entrenador puedo ofrecer mis servicios? No lo tenemos fácil, aunque se hayan equiparado el
número de ligas masculinas y femeninas.