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Es un camino de
Paz, un camino de sanación. De mucha introspección, de mucha reflexión. De aprender a usar
la verdadera razón. También es un camino de reconexión con nuestros Hermanos, y con la
espiritualidad que la sociedad actual niega constantemente, la espiritualidad que llevamos
dentro. Ciertamente, y sin miedo a las palabras, es un método terapéutico para abrir nuestro
corazón a Dios, para llorarle todos nuestros miedos y fracasos. Es un viaje radical, sin
transigencia, porque la verdad no transige.
El Curso trata de desmantelar la falsedad del perdón tal y como el mundo nos lo ha vendido
hasta ahora, y nos empuja a descubrir una razonable, aplicable pero también asombrosa visión
del perdón. El perdón es el gran regalo y lo que elimina todos los obstáculos de nuestro
camino. El que perdona se cura. El perdón es lo que subyace a todo el bien en la Tierra y, por
supuesto, en el Cielo.
Por supuesto, el Curso da respuesta a las preguntas que todo ser humano tiene: Qué hago
aquí, Quién soy, De dónde vengo y Dónde voy. El Curso es categórico: este mundo, y todo lo
que habita en Él, no es más que una ilusión. Nos explica como surgió el cuerpo y cómo usarlo
para los fines del Espíritu. Nos dirige a ver el mundo como nunca hubieramos creído. Nos
impulsa hasta los límites de la razón para que nos rindamos ante la verdad. Nos invita a que
hagamos milagros en un mundo que es de plastelina.
El libro tiene dos partes: una teórica, y una práctica. La pràctica consiste en 365 ejercicios
meditativos sencillos pero muy eficaces para alcanzar y mantener la paz mental en nuestros
días. Son a la vez una manera de interiorizar las ideas que se desarrollan en la parte teórica.
Afirmo que realizar los 365 ejercicios del libro fortalece y centra la mente del estudiante y la
pone en un nivel desde donde el perdón y la sanación pueden entrar en nuestras vidas.
Para mí, el Cuso abre un camino nuevo en la consciencia colectiva de la humanidad. Un camino
que cada vez más gente se ve empujada a recorrer. Es un movimiento espiritual reciente del
qual estamos viendo sólo la punta del iceberg. Mi invitación es que te unas para el bien de
toda la humanidad, para que esta Tierra sea el hogar preferido del perdón de Dios.