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El perdón transpersonal y terapéutico, por Héctor Gil

La cuarta ola, la psicología transpersonal

Nació alrededor de los años sesenta como una continuación natural de la psicología humanista,
el conductismo y el psicoanálisis. Sus promotores sostenían que la psicología de la época se
dedicaba exclusivamente a las patologías de la mente, dejando de lado otros aspectos que
excedían el funcionamiento del cerebro y las emociones humanas. Algunos de sus
representantes son A. Maslow, A. Sutich, S. Grof, F. Vaughan y K. Wilber.
La psicología transpersonal, como su nombre indica, investiga las experiencias, el desarrollo
y los eventos que exceden el ámbito personal. Descubriendo científicamente y afirmando,
como dice la filosofía perenne, que existen dimensiones o estados espirituales del ser humano
más allá de la mente ordinaria. Así, permite analizar la mente ego, los estados de la conciencia,
su evolución y potencial humano.
La psicología transpersonal se interesa en los sueños, las experiencias místicas y las técnicas
o procesos ancestrales y actuales para lograr el desarrollo evolutivo y elevar el estado de
conciencia. En armonía con la antropología, la física y las neurociencias estudia el yoga, la
meditación, las experiencias cumbre, etc. También tiene una vertiente práctica y terapéutica
que permite una relación entre lo espiritual y la realidad cotidiana. Para ello, recurre a
herramientas y procesos que apuntan a lo transpersonal partiendo de cualquier situación,
enfermedad o conflicto de la existencia. Es decir: ve estas circunstancias como oportunidades
de crecimiento y apertura, más allá del intelecto.

El perdón transpersonal como proceso terapéutico

El perdón transpersonal se enmarca en esta escuela de psicoterapia. Es una metodología,


presente en la sabiduría mística ancestral, que podemos utilizar ante aquellas situaciones
dolorosas de la vida para que el ego se esponje y rinda así sus defensas a una fuerza mayor:
la del Amor y la comprensión profunda; las cuales dan lugar a la salud psíquica y somática.
Como terapeutas podemos allanar el camino para que ese perdón florezca en el corazón de la
persona a quien acompañamos. Facilitamos la apertura/disolución de las creencias y juicios
de culpabilidad para que suceda la sanación profunda. Cual jardineros que preparan la tierra,
siembran la semilla, ven crecer al árbol y luego esperan a que éste dé sus frutos: la paz y la
sanación.
En este acompañamiento terapéutico es importante facilitar en el paciente la comprensión de
que la culpa no es un buen camino. Pues culpa trae castigo; castigo trae dolor; dolor trae
enfermedad o accidente.

El trabajo desde el corazón

«Todo lo que sucede es para ser comprendido» Proverbio hindú.

Cualquier programación que traigamos en nuestra mochila kármica, tanto biográfica, social,
perinatal o transgeneracional es una bendición. Si se estudia bien, no es una desgracia, es
una oportunidad. Por ejemplo: ¿Cómo desarrollar una autoestima propia si nazco en una
familia donde todos me aman? ¿Cómo descubro la dependencia emocional de mi madre si no
es por la enfermedad de mi hija? Mis condiciones de salida, por duras que sean, pueden ser
integradas, perdonadas y convertidas, como dice Epícteto, en un bien. A veces la enfermedad
desaparece y otras permanecerá pero, si hay una conciencia elevada transpersonal, eso será
lo importante porque se vive con paz.
Cuando renunciamos a la culpa se recupera la coherencia cardíaca, como demuestran las
mediciones y experimentos. Podemos renunciar a la culpa cuando comprendemos, aceptamos
y soltamos los pesados juicios que proyectamos sobre otros.
Desde lo transpersonal, podemos contemplar cualquier situación vital, por muy dura que sea
o haya sido, como una oportunidad del destino para seguir creciendo y ampliando conciencia.
Todo lo que vivimos es en realidad una oportunidad para comprender y abrir el corazón.

La vida no siempre ofrece lo que queremos,

sino lo que necesitamos (Carlos Adelantado).


El acompañamiento terapéutico se convierte en un espacio-tiempo amoroso de acogida para
descubrirnos, al tiempo que profundizamos en el sentido de la experiencia que nos toca vivir.
Aunque dos personas pasen por la misma situación, cada una la vivirá subjetivamente. Hacer
consciente este significado y re-evaluarlo nos libera: podemos liberarnos de culpas y de
angustia. Y cambiar nuestro presente y futuro. Acompañamos cual Virgilios a nuestros cliente-
Dante por los “infiernos” de nuestra experiencia y, en todos los casos, después de una fase de
purgatorio llegamos al paraíso de la comprensión y la restauración de la salud, coherencia y
bienestar integral. Para lograr que esa experiencia se convierta en un estado mental y
emocional permanente se proponen ejercicios como escribir cartas, realizar duelos, tomar
decisiones, hacerse regalos, actos simbólicos, metafóricos…

El Perdón transpersonal como proceso alquímico

El proceso del perdón transpersonal pasa por un recorrido a través de etapas similares a las
de un duelo. Este proceso tiene tres momentos clave: la aceptación, la re evaluación y la
integración.
La aceptación es no resistirse al flujo de la vida… A “lo que es”. Al contrario de la resignación,
que es debilitante, contractiva y enfermiza, la aceptación expande. En este paso se permite el
paso a la conciencia a las emociones ocultas y ocultadas que hay detrás de todo
acontecimiento traumático o estresante. Si bien el ego trata de evitar esa emoción que
considera “inaceptable”, el corazón y el cuerpo sí la sienten. Por ejemplo, podemos sentir odio,
rabia, tristeza, etc. y no permitirnos ni aceptar ese sentimiento: “yo no odio a nadie, eso es
malo”. El primer paso es similar a la nigredo: rendición, putrefacción y apertura.
La re evaluación es descubrir que la culpa que proyectamos hacia fuera, en realidad, es la
culpa que sentimos hacia nosotros mismos. El mundo sólo es un espejo. El mundo nos ha
facilitado una experiencia que tiene que ver con información o patrones propios. Este segundo
paso consiste en hacerse responsable de lo que sucedió y deshacer la culpa dentro de uno
mismo, el perdón a uno mismo. Es la albedo, de la alquimia.

La tercera parte es la sanación de la culpa, tanto afuera como adentro. Comienza al darnos
cuenta de que, de haber algo erróneo: ¡la misma idea de la culpa! Sólo es un error de
percepción. El terapeuta mediante cambio de la posición perceptiva permite una re evaluación
y visión de lo sucedido desde lo transpersonal. La Sabiduría del Amor que está latente en cada
uno de nosotros esperando a que hagamos uso de nuestro verdadero libre albedrío. En este
paso nos permitimos ver la situación desde la mente superior. Es un regreso al amor a la
unidad entre esa persona y yo, y la unión produce salud. El perdón filosófico o transpersonal
no tiene nada que ver con lo que se suele llamar “perdón” en las religiones. Bien entendido, es
un acto terapéutico que va quitando culpa en la mente para restaurarla y recordar la unidad
esencial. Es la integración y vivencia diaria de lo aprendido, la rubedo de la alquimia.
Estos tres pasos están en la tradición filosófica, en palabras de Epícteto: Quien culpa a los
otros de lo que le sucede es un ignorante (proyecta afuera la responsabilidad de lo que le
sucede, culpa o acusa a los otros). El que se acusa a sí mismo es un caballero, (está
aprendiendo a responsabilizarse de sus acciones y reacciones). Y el que no acusa a los demás
ni a sí mismo, ése ha terminado su educación.

Héctor Gil García

Profesor de Psicosomática Integrativa. Naturópata, Terapeuta Transpersonal.


www.escuela-integrativa.com
Autor de “Te perdono, me perdono” (Editorial Mandala).

Bibliografía:
Alzina, Dr. Antonio. Medicina para el Cuerpo y para el Alma. NA (2006).
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Corbera, Enric. Curación a través de Un Curso De Milagros. El grano de Mostaza (2013).
Consuegra Sebastián, Antonio. Coherencia cardíaca, coherencia transpersonal. Mandala (2013).
Dethlefsen, T. La enfermedad como camino. Dres. T. Dethlefsen y R. Dalhke. Debolsillo (2003).
Doria, José María. La Inteligencia del Alma. Gaia (2005).
Ferrini, Paul. Los 12 pasos del Perdón. El Grano de Mostaza (2013).
Fleche, Cristian. El cuerpo como herramienta de curación. Gaia (2005).
Fleche, Cristian. Descodificación Biológica. Gaia Ediciones (2011).
Hadot, Pierre. Ejercicios espirituales y filosofía antigua. Siruela (2006).
Hadot, Pierre. ¿Qué es la filosofía antigua? Siruela (1996).
Hamer, Dr. Ryke Geerd. El testamento de una Nueva Medicina (1990).
Jauli, Isaac y Reig, Enrique. Psicoterapia para la Transformación. Sirio (2012).
Lipton, Dr. Bruce H. La Biología de la creencia. Esfera de los Libros (2007).

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