Está en la página 1de 46

UN ANÁLISIS DE LA POSICIÓN

DE LAS PALMAS DE GRAN


CANARIA EN EL CULTURAL AND
CREATIVE CITIES MONITOR

Diciembre 2021
Director

Tony Ramos Murphy

Equipo técnico

Pau Rausell Köster

Chema Segovia

Aitana Cabedo

Fernando Macías

Culturalink Consultoría en Cultura y Comunicación

C/Juan Padilla, 12, 1ª 35002, Las Palmas de Gran Canaria

(34) 928 38 57 78

C/Serpis 29, Edifici Beatriu Civera, 46022 València

(34) 660 40 69 07

proyectos@culturalink.net

www.culturalink.net

ii
Tabla de contenido
un análisis de la posición de las palmas de gran canaria en el cultural and creative cities
monitor .....................................................................................................................................i
Introducción ....................................................................................................................... 4
Presentación del Monitor de Ciudades Culturales y Creativas Cities Monitor 2019 - 2ª
edición ................................................................................................................................ 6
La razón del monitor. ........................................................................................................ 8
La eficiencia del sistema urbano de Las Palmas de Gran Canaria ............................. 11
Desarrollo urbano y espacios culturales en Las Palmas de Gran Canaria ................. 12
La ciudad creativa ........................................................................................................... 21
El éxito de la ciudad..................................................................................................... 21
Ciudades en el giro liberal de finales del S.XX .......................................................... 24
Un esquema integral de la ciudad. ................................................................................. 27
La ciudad como depósito de recursos....................................................................... 27
La ciudad como interface de intercambio y comunicación. .................................... 28
La ciudad como escenario de las trayectorias vitales de los individuos y las
comunidades. .............................................................................................................. 30
Los límites del despliegue de la Smart City, y la ciudad creativa ............................ 32
La ciudad cultural ........................................................................................................ 34
Las conexiones entre la ciudad creativa, la Smart City y la ciudad cultural ........... 35
La posición de Las Palmas en el Monitor Cultural y Creativo 2019 ............................ 36
Una reflexiones del impacto de la pandemia sobre el índicador CCCM ..................... 39
La cultura como respuesta ......................................................................................... 41
Referencias ...................................................................................................................... 44

Índice de gráficos

Gráfico 1. Tasa de variación de los ocupados en los sectores culturales, por CCAA, 4º T 2020 respecto a
4º Tr de 2019. Fuente: MCUD. Explotación de la Encuesta de Población Activa en el Ámbito Cultural, INE.
Encuesta de Población Activa. .................................................................................................................... 42

iii
Introducción
El carácter ecológico o sistémico de las actividades creativas y culturales en las
ciudades está implícito en el Monitor de Ciudades Culturales y Creativas, una
herramienta recientemente ideada (2017) por la Comisión Europea para evaluar el
rendimiento de las ciudades mediante la síntesis de 29 indicadores descriptivos de
nueve áreas o dimensiones relevantes. Las dimensiones van desde las relacionadas con
la "vitalidad cultural", referidas a la oferta cultural local y la demanda que genera , hasta
las que expresan el peso de la "economía creativa" a través de las relaciones recíprocas
entre la cultura y la creatividad (por un lado) y la economía urbana (por otro), en términos
de empleo e innovación, pasando por otros indicadores relativosel "entorno propicio"
formado por los requisitos que favorecen el desarrollo de los lugares culturales y sus
economías.

La especialización que confiere la importante concentración de empresas y puestos de


trabajo en algunos sectores y fases específicas de la cadena de producción es un
atributo común de los ecosistemas de las ciudades medianas . Para este trabajo, es
importante considerar que dicha especialización puede diferir si las ciudades
consideradas son metropolitanas o no . El concepto de "tamaño prestado", acuñado por
Alonso para explicar cómo las ciudades que conforman los grandes complejos
metropolitanos "tienen acceso a los beneficios de aglomeración de las ciudades vecinas
más grandes" favorece la especialización de los ecosistemas metropolitanos en
sectores que se benefician de las economías de aglomeración, como la imprenta o la
arquitectura, o los vinculados a la cultura audiovisual y digital. Las ciudades no
metropolitanas, por su parte, gozan del aspecto de la "centralidad", es decir, un concepto
que prevé para estas ciudades una mayor prestación de servicios debido a los mercados
más amplios a los que sirven. Esta centralidad se ve reforzada cuando las ciudades
desempeñan también funciones de capitales territoriales, con una presencia
desproporcionada de la actividad del sector público. Así, los ecosistemas no
metropolitanos suelen especializarse en sectores demandados por el sector público
para actividades institucionales (industrias gráficas, actividades informáticas, prensa y
publicidad), así como en el sector de las artes escénicas, la artesanía y los vinculados a
la gestión del patrimonio.

Hoy sabemos de la capacidad de la creatividad, las artes y la cultura de afectarnos,


desde las experiencias y los valores, cognitiva, estética o espiritualmente; de
transformar nuestra dimensión individual, social, ciudadana, económica o política,
influyendo en nuestro sentido de pertenencia, de identidad, de construir nuestro capital
social; de alimentar el conocimiento que nos dota de autonomía, reforzando nuestra
capacidad de mirar críticamente a nuestro entorno; de conformar nuestra sensibilidad y
la capacidad de obtener valor del goce estético; de amplificar nuestras capacidades
expresivas y comunicativas. Esto es, de satisfacer nuestros derechos culturales a ser,
participar y comunicar, promoviendo el desarrollo individual y social, ampliando
nuestros grados de libertad y reforzando nuestra dignidad.

4
Solo a través y mediante la cultura somos personas y comunidades empoderadas;
conformamos sociedades con valores compartidos que nos dotan de capacidades
complejas para resolver los grandes retos a los que nos enfrentamos como seres
pensantes y sensibles, mujeres y hombres libres.

Pero además ya sabemos, desde la evidencia científica, que la dimensión de los


sectores culturales y creativos tiene efectos sobre la productividad, la propensión a la
innovación, la humanización y adaptación del modelo tecnológico, la salud y el bienestar
de la ciudadanía y su compromiso con los valores compartidos, la resiliencia y la
capacidad de crecimiento de un sistema económico.

Hoy la combinación de la creatividad y la memoria como recursos, la digitalización como


proceso a recorrer, y la sostenibilidad como objetivo final, se convierten en el motor para
el desarrollo de una economía circular, experiencial, colaborativa y más igualitaria.

Más allá de intuiciones y teorías, ya existe un amplio abanico de prácticas de cómo


desde las artes, la cultura y la creatividad se puede impulsar la innovación de producto,
de servicio, tecnológica, organizativa, de modelo de negocio, etc. en cualquier sector:
industrial, turismo, sanidad, educación y en el propio sector cultural, por supuesto.
Porque no hay que olvidar que la innovación es creatividad aplicada que genera valor. Y
no podemos entender la Economía Creativa sino bajo el prisma de la Innovación Social,
que no es un ámbito de innovación, sino un estilo de innovación que busca que los
efectos no solo se produzcan en las organizaciones que promueven una determinada
innovación, sino también en la sociedad en su conjunto.

Sí, somos conscientes de que el ecosistema cultural y creativo es un entramado muy


complejo y sofisticado con nexos que van desde lo amateur a lo profesional, desde lo
institucional a lo asociativo, del entretenimiento a lo experimental, desde lo expresivo a
lo rentable, del directo e irrepetible a lo digital y escalable. No hay partes que no
requieran intervenciones dedicadas y precisas. Porque solo un ecosistema sólido,
incardinado en las dinámicas sociales y complejo tiene, de verdad, todo ese potencial
transformador del que hablamos en los párrafos anteriores.

El clustering supone que las empresas culturales y el empleo dentro de los ecosistemas
pertenecen a diferentes sectores, formando juntos clusters o núcleos funcionales
[16,17]. Según Lazzeretti et al. [32], este fenómeno se ha atribuido a la capacidad de las
empresas, sobre todo de los sectores creativos no tradicionales (audiovisual,
programación, publicidad y promoción, y otras actividades profesionales), de
beneficiarse de los desbordamientos intersectoriales, así como de las sinergias
intersectoriales por casualidad, las llamadas "economías de urbanización" [33]. Las
afinidades entre sectores no tradicionales conducen a la colocalización, incluso con
sectores creativos tradicionales como las artes escénicas. En cualquier caso, se trata
de un atributo muy significativo de los ecosistemas, ya que estas agrupaciones se
asocian a altas tasas de innovación y crecimiento económico [4,15,28,31]. En relación
con la co-localización típica de los sectores "no tradicionales", hay que tener en cuenta
que dichos sectores están inmersos en frecuentes cambios en sus modelos de negocio,
a través de la mejora de sus conexiones con las cadenas de producción globales y de

5
una tendencia generalizada a la digitalización [6,7,34,35], lo que sin duda afectará a sus
estrategias de localización.

Para detectar que ventajas competitivas puede mostrar Las Palmas de Canaria en el
ámbito de la especialización cultural y creativa, vamos a identificas donde se ubica en
el marco del Cultural and Creative Cities Monitor

Presentación del Monitor de Ciudades


Culturales y Creativas Cities Monitor 2019 -
2ª edición
Lanzado en julio de 2017, el Monitor de Ciudades Culturales y Creativas (en adelante: el
Monitor) es una novedosa herramienta de evaluación comparativa diseñada y
desarrollada por el Centro Común de Investigación (JRC), el servicio de ciencia y
conocimiento de la Comisión Europea. Su objetivo es supervisar y evaluar el rendimiento
de las "Ciudades Culturales y Creativas" en Europa con respecto a sus homólogas,
basándose en función de una población, unos ingresos y un empleo similares, utilizando
tanto indicadores cuantitativos como cualitativos información cualitativa. La Comisión
Europea promovió ampliamente la primera edición del Monitor en 2018 durante el Año
Europeo del Patrimonio Cultural, que destacó el papel de las ciudades y regiones de toda
la Unión Europea (UE) a la vanguardia del desarrollo impulsado por la cultura. El Año se
centró en la dimensión urbana del patrimonio cultural y avanzó en las reflexiones sobre
la contribución del turismo cultural sostenible al desarrollo urbano y regional. También
fue una oportunidad para para explorar cómo equilibrar la sostenibilidad del patrimonio
cultural con los beneficios del turismo no solo en términos económicos, sino también
para el bienestar de las comunidades locales.

La edición de 2019 -que es una de las 65 acciones propuestas por el Marco Europeo
para la Acción sobre el Patrimonio Cultural3 - presenta un retrato actualizado del
patrimonio cultural y creativo recursos culturales y creativos en una muestra enriquecida
de 190 ciudades de 30 países europeos (la UE-28 más Noruega y Suiza). Se
seleccionaron en función de su compromiso demostrable con la promoción de la cultura
y la creatividad. compromiso demostrable con la promoción de la cultura y la creatividad,
por lo que su inclusión en el Monitor es en sí mismo un reconocimiento a los esfuerzos
de estas ciudades en este ámbito.

La información cuantitativa del Monitor se recoge en 29 indicadores individuales


relativos a nueve dimensiones políticas que reflejan tres facetas principales de la
vitalidad cultural y socioeconómica de una ciudad:

- La vibración cultural mide el "pulso" cultural de una ciudad en términos de


infraestructura cultural y participación en la cultura;

6
- - La economía creativa capta la medida en que los sectores cultural y creativo
contribuyen a la economía de una ciudad en términos de empleo, creación de
puestos de trabajo e innovación;
- - El entorno propicio identifica los activos tangibles e intangibles que ayudan a
las ciudades a atraer el talento creativo y estimular el compromiso cultural.

. La puntuación del Índice de Ciudades Culturales y Creativas (C3) se calcula


entonces como una media ponderada de las puntuaciones de los subíndices "Pulso
cultural" (40 %), "Economía creativa" (40 %) y "Entorno facilitador" (20 %). Las
ponderaciones han sido diseñadas por un grupo de 15 profesionales con experiencia
en política o investigación en el ámbito de la cultura, la creatividad y el desarrollo
urbano, a nivel internacional.

El componente cualitativo incluye aspectos destacados de las estrategias de


economía creativa de las ciudades o de las mejores prácticas en el ámbito de la
gestión cultural para ilustrar y complementar las pruebas cuantitativas.

7
La justificación política, la metodología y las principales conclusiones se presentan
de forma concisa en este informe, junto con algunos datos cualitativos clave1.

La razón del monitor.


Unos diez años después de la publicación de la primera Agenda Europea para la Cultura,
la "Nueva Agenda Europea para la Cultura", adoptada en mayo de 2018, plantea el
objetivo de "hacer más, a través de la cultura y la educación, para construir sociedades
cohesionadas", así como "una Unión más inclusiva y justa, que apoye la innovación, la
creatividad y el empleo y el crecimiento sostenibles". En una línea similar, el nuevo Plan
de Trabajo de la UE para la Cultura 2019-2022, adoptado por el Consejo de la UE en
noviembre de 2018, identifica cinco prioridades principales que deben abordarse por su
valor añadido europeo y la necesidad de una acción conjunta, a saber:

- La sostenibilidad del patrimonio cultural;


- La cohesión y el bienestar;
- Un ecosistema de apoyo a los artistas, los profesionales de la cultura y
- La creación y los contenidos europeos;
- La igualdad de género; y
- Las relaciones culturales internacionales.

Junto con la digitalización, el desarrollo de estadísticas culturales comparables y fiables


se considera una importante cuestión horizontal adicional que debe abordarse con
vistas a apoyar la elaboración de políticas basadas en datos, tanto a nivel europeo como
nacional. Ambos documentos prestan especial atención al papel de la cultura a nivel
local.

Una ciudad no puede prosperar sin una oferta cultural viva y unos sectores creativos
saludables. Una cultura y una creatividad locales florecientes mejoran la calidad de vida
de los ciudadanos, fortalecen la cohesión social, refuerzan las capacidades cognitivas
y relacionales y mejoran la competitividad de las empresas.

Los ambiciosos programas de regeneración liderados por la cultura iniciados por las
Capitales Europeas de la Cultura, como Mons 2015 (Bélgica), Linz 2009 (Austria),
Liverpool 2008 (Reino Unido), así como, más recientemente, Matera 2019 (Italia),
demuestran que los gobiernos municipales que se preocupan por el desarrollo
sostenible prestan mayor atención a las políticas que valoran los recursos culturales
locales y promueven los esfuerzos creativos.

Sin embargo, para ser eficaces, las políticas orientadas a la cultura requieren claridad
sobre los recursos fundamentales que definen los ecosistemas culturales y creativos
locales, así como una base adecuada para su medición y evaluación. Teniendo esto en

1
Los indicadores, las puntuaciones finales y la información cualitativa pueden consultarse en
detalle en el Monitor interactivo de Ciudades Culturales y Creativas en línea4 y sus herramientas
polivalentes, materiales y funcionalidades interactivas que se refieren a cinco áreas principales
de relevancia política: Conocimiento e investigación, diseño de políticas, crowdsourcing y
recogida de datos, desarrollo de capacidades y comunicación y promoción

8
cuenta, el JRC inició en 2015 una reflexión entre un grupo de 15 expertos que trabajan a
nivel internacional en cultura, creatividad y desarrollo urbano. Esto condujo a la puesta
en marcha del Monitor de Ciudades Culturales y Creativas, el primer marco acordado
destinado a proporcionar una base empírica común sobre el rendimiento cultural y
creativo de las ciudades europeas, con vistas a:

-Apoyar a los responsables políticos en la identificación de los puntos fuertes, la


evaluación del impacto de la acción política y el aprendizaje de los compañeros;

- Aclarar y comunicar la importancia de la cultura y la creatividad para mejorar las


perspectivas socioeconómicas y la resiliencia;

- Inspirar nuevas preguntas y enfoques de investigación para estudiar el papel de la


cultura y la creatividad en las ciudades.

El Monitor 2017 ya está apoyando la elaboración de políticas de la UE: la Nueva Agenda


Europea para la Cultura menciona las pruebas aportadas por el informe de 2017 en
relación con el impacto positivo de la cultura en el crecimiento económico y la resiliencia
de las ciudades. El posterior documento de trabajo de los servicios de la Comisión
Europea "Marco europeo de actuación en materia de patrimonio cultural" invita a las
partes interesadas a utilizar el Monitor como herramienta para ayudar a promover el
intercambio de buenas prácticas y el aprendizaje entre iguales en materia de patrimonio
cultural y creatividad.

The Monitor is the only tool that brings together an extensive set of (29) indicators
relating to culture and creativity for a large sample of European cities with diverse
demographic and economic features. Forty international indices were reviewed and were
a source of inspiration for the Monitor’s development. However, the Monitor can be
distinguished from its forerunners in that it provides a comprehensive measurement
framework that combines eight key design and quality features not found together in any
other single index.

El Monitor es la única herramienta que reúne un amplio conjunto de (29) indicadores


relacionados con la cultura y la creatividad para una amplia muestra de ciudades
europeas con diversas características demográficas y económicas. Se han revisado 40
índices internacionales que han servido de inspiración para el desarrollo del Monitor. Sin
embargo, el Monitor se distingue de sus precursores en que ofrece un marco de
medición completo que combina ocho características clave de diseño y calidad que no
se encuentran juntas en ningún otro índice.

Las tendencias generales en 2019.


En promedio, las puntuaciones de 2019 se mantienen principalmente estables en
comparación con 2017, tanto en el Índice C3 como en las dimensiones políticas
subyacentes en todos los grupos de población, con la excepción de D3.4, Calidad de la
gobernanza.

9
En general, el rendimiento en este aspecto disminuyó, con un cambio a la baja más
pronunciado para las ciudades de los grupos XL, L y S-M. Sin embargo, los resultados
siguen siendo bastante heterogéneos entre las macrorregiones de la UE, como explican
los desarrolladores del Índice de Calidad de la Gobernanza que sustenta esta dimensión

Mientras que la mayoría de las macrorregiones del norte de Europa se han mantenido
entre los mejores resultados, las de Europa occidental demuestran el descenso más
notable en la calidad de la gobernanza.

En los últimos años también se ha producido un descenso entre numerosas


macrorregiones del sur, especialmente en Italia, Grecia y España. Sin embargo, un
examen más detallado de las ciudades individuales revela algunos cambios
significativos. En particular, algunas ciudades del norte y del este de Europa registran
avances de alto nivel en las dimensiones D2.1, Empleos creativos y basados en el
conocimiento (que mide el número de empleos culturales y creativos per cápita, en el
año más reciente del que se dispone de datos9), o D2. 3, Nuevos empleos en sectores
creativos (que mide el número de empleos culturales y creativos en empresas de
reciente creación per cápita, en el año más reciente del que se dispone de datos),
especialmente Budapest, Vilnius y Kaunas (Lituania), Cracovia y Wrocław (Polonia), y
Tallin y Tartu (Estonia).

Budapest ha mejorado su puntuación en D2.3 en aproximadamente 24 puntos gracias a


un mejor rendimiento en todos los indicadores subyacentes (Empleos en nuevas
empresas de arte, cultura y entretenimiento, Empleos en nuevas empresas de medios
de comunicación y comunicación y Empleos en nuevas empresas de otros sectores
creativos), ganando unos 20 puntos en cada uno.

Wrocław también registra un aumento de unos 20 puntos en D2.3 gracias a las mejoras
en todos los indicadores subyacentes, especialmente en Empleos en nuevas empresas
de medios y comunicación y Empleos en nuevas empresas de otros sectores creativos.

Cracovia ha aumentado su puntuación en unos 22 puntos en la misma dimensión,


principalmente debido a las mejoras en los puestos de trabajo en los nuevos medios y
empresas de comunicación y en los puestos de trabajo en las nuevas empresas de otros
sectores creativos.

Kaunas muestra una mejora en el apartado D2.3 como resultado de los significativos
avances en los puestos de trabajo de las nuevas empresas de arte, cultura y
entretenimiento. Tallin también ha mejorado en esta dimensión, principalmente debido
a los avances en los puestos de trabajo en las nuevas empresas de arte, cultura y
entretenimiento y en los puestos de trabajo en las nuevas empresas de medios de
comunicación. Por último, Kaunas mejora en la creación de empleo gracias a los
avances en los puestos de trabajo en nuevas empresas de arte, cultura y
entretenimiento. Vilnius gana alrededor de 25 puntos en D2.1, principalmente debido a
un mejor rendimiento en Empleos en las artes, la cultura y el entretenimiento. También
se observan mejoras en los otros dos indicadores subyacentes (Empleos en los medios
de comunicación y Empleos en otros sectores creativos), que casi han duplicado su
puntuación.

10
La eficiencia del sistema urbano de Las
Palmas de Gran Canaria
Área Urbana Funcional de Las Palmas de Gran Canaria

Indicadores
Las Palmas Total 73 AUF Media 73 AUF = 100
1. DATOS GENERALES
Población 632.674 32.086.907 2,0
Renta media anual de los hogares (euros) 25.092 26.436 94,9
2. COMPORTAMIENTO ECONÓMICO Y ESPECIALIZACIÓN
Variación del empleo
Tasa media anual 2009-2013 (%) -2,1 -2,1 96,6
Tasa media anual 2013-2016 (%) 3,6 3,2 113,3
Índice espacial de Gini de especialización regional
Sector 1 Comercio al por menor, excepto de vehículos de motor y motocicletas
Sector 2 Actividades sanitarias
Sector 3 Almacenamiento y actividades anexas al transporte
Sector 4 Transporte terrestre y por tubería
Sector 5 Educación
Población ocupada por tipo de ocupación (%)
Directores generales y presidentes CNO 11 (%) 0,5 0,7 66,9
Directores, gerentes y técnicos profes. CNO 1-3 (%) 27,4 32,3 85,0
Empleados en industrias manufactureras CNO 7L+8M+97 (%) 6,5 10,0 65,0
Población ocupada en servicio públicos fundamentales (%) 26,6 24,8 107,3
3. ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO E INNOVACIÓN
Índice Sintético de Innovación 0,25 - -
Seguidoras en
Tipo de área según ISI - -
innovación
Localización de la economía del conocmiento
Empleo en manufacturas alta tecnología (%) 0,1 0,4 20,5
Empleo en SIC y tecnología avanzada (%) 0,4 0,6 70,3
4. CALIDAD DE VIDA
4.1. CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS 0,350 0,442 79,3
Tasa de empleo masculina (%) 73,4 82,2 89,3
Tasa de empleo femenina (%) 69,6 79,5 87,5
Residentes nacidos en países no europeos (%) 4,2 5,7 74,2
Población más de 16 años con est. universitarios (%) 20,8 22,5 92,5
4.2. CONDICIONES GENERALES DEL MEDIO URBANO 0,166 0,271 61,2
Robos con violencia (número por 100.000 hab.) 86,3 215,9 40,0
Participación en las elecciones generales (%) 63,6 70,9 89,6
Tiempo medio de desplazamiento al trabajo (min) 21,2 23,3 90,8
Zona verde sobre superficie artificial (%) 11,6 11,4 101,3
Temperatura media en el mes más frio (ºC) 18,6 - -

4.3. CONDICIONES DE SALUD 0,236 0,589 40,1


Tasa de mortalidad infantil por 1.000 nacidos vivos 2,9 3,0 96,7
Tasa de mortalidad por tumores (entre 50 y 65 años) 2,9 2,5 116,5
Esperanza de vida al nacer. Hombres (años) 76,9 77,3 99,5
Esperanza de vida al nacer. Mujeres (años) 83,1 83,3 99,7
Suicidios y lesiones autoinfligidas (def. por 100.000 hab.) 8,3 7,2 115,5

Si recopilamos los datos sobre la esctructura social y económica de las Palmas de Gran
Canaria y la comparamos con el resto de las áreas funcionales de España podemos
considerar que en terminos de renta per cápita pr hogar se sitúa más de 5 puntos por
debajo de la meida de las áreas funcionales españolas, que la evolución del empleo ha

11
sido igual a la media durante el período de crisis, pero claramente mejor en la fase de
recuperación a parti de 2013, y que nuestra unas especializaciones singulares en
algunos sectores como la Sanidad o la Educación, que le confiere algunas ventajas
competitivas destacables.

Muestra una condiciones generales del medio urbano alrededor de la media y


ligeramente mejor en el ámbito de las condiciones de salud

El resultado final es que Las Palmas de Gran Canaria, aunque se encuentra por debajo
de la media de la eficiencia de las ciudades españolas, si la medimos como la
producitividad aparente del trabajo, podemos comprobar que se situa por encima de
ciudades como Málaga, o disputa la posición a la ciudad de sevilla

Desarrollo urbano y espacios culturales en


Las Palmas de Gran Canaria
El análisis pormenorizado de los equipamientos culturales de Las Palmas de Gran
Canaria -como de cualquier otra ciudad- necesita comenzar situándose bajo una
perspectiva urbana e histórica clara. Centrar la mirada en la ciudad es una de las formas
más fiables que tenemos de aproximarnos a dilucidar la compleja realidad de los
diferentes ecosistemas culturales urbanos.

Como ya hemos tenido ocasión de comentar, la ciudad es sin lugar a dudas una de las
más importantes producciones culturales de la humanidad. Una producción abierta en
el tiempo, en la que quedan registrados el cambiante modo en que entendemos el
mundo y las tensiones que rodean a la construcción de ese relato. En este contexto, los
espacios que específicamente hemos acostumbrado a llamar “culturales” han actuado
como potentes focos de creación de sentidos de la realidad. Aunque al decir esto por
inercia se pueda pensar en el museo (o precisamente por eso) el calificativo “cultural”

12
así empleado se ha encontrado en constante disputa, dado que con él se legitiman
determinadas formas de producción cultural y por extensión se marginan otras.
Anticipamos ya que, a lo largo de este apartado, veremos que la definición categórica y
restringida del equipamiento o espacio cultural se ha ido sometiendo a mayor debate a
medida en que se avanza en la consolidación del régimen democrático.

Por otro lado, como también hemos mencionado, las políticas culturales nacen con la
ciudad moderna y que la evolución que han experimentado desde entonces no ha hecho
más que subrayar su raíz eminentemente urbana y reivindicar su centralidad en las
estrategias de desarrollo local desde un enfoque transversal. A pesar de esta progresiva
toma de conciencia, hemos constatado que a la hora de ligar cultura y desarrollo urbano
las posibilidades necesitan todavía ganar concreción mientras que el terreno de trabajo
se descubre crecientemente complejo. Precisamente por eso nos parece necesario
empezar situando las reflexiones que planteamos en perspectiva: para entender las
posibilidades y las limitaciones de una determinada política cultural urbana es necesario
conocer con precisión la realidad sobre la que opera y el camino andado para arribar a
ese determinado punto de partida.

Al estudiar el papel que han jugado los equipamientos culturales en la historia de las
ciudades, el caso de Las Palmas de Gran Canaria, al que el investigador Carmelo Martel
hizo un primer acercamiento en el año 2015 (Martel, 2015), introduce ciertas
particularidades en el cuadro general. La condición insular, la pronta aparición del
turismo o la dificultad a la hora de ordenar el crecimiento urbano son factores que
ejercen una influencia diferenciadora.

Hemos organizado el repaso histórico que a continuación presentamos en cinco etapas.


Éstas pueden no ser del todo lineales y solaparse en algunos momentos. La primera,
remite a los últimos años del siglo XIX, y nos sirve para marcar el punto de partida de
nuestra investigación e identificar lo que podríamos considerar una “protopolítica
cultural”. El segundo periodo abarca las primeras décadas del siglo XX y nos sitúa en el
arranque de la ciudad moderna, con la puesta en marcha del nuevo Puerto de la Luz y la
llegada pareja de los primeros turistas a la ciudad y a la isla. El tercer episodio coincide
con la dictadura franquista, particularmente con su apertura internacional, años en los
que el crecimiento urbano se acelera y se configuran los grandes barrios residenciales
de la Ciudad Alta. El cuarto periodo va desde el restablecimiento de la democracia hasta
el cambio de siglo. En materia de política cultural, el objetivo empieza siendo asimilarse
a los estándares europeos establecidos por el paradigma de democratización cultural y
poco más tarde aparecen las estrategias de reinvención local en las que la cultura juega
un papel instrumental. Por último, el quinto periodo recoge el pasado reciente y nos sitúa
en la actualidad, un momento definido por la escasez de recursos, por la rápida
emergencia de nuevas dinámicas socioeconómicas y por la situación de obsolescencia
a la que las políticas públicas tradicionales -y las políticas culturales específicamente-
parecen haber quedado relegadas tanto por los fuertes cambios a los que aún no han
sabido dar plena respuesta como por sus propias insuficiencias teóricas y prácticas.

Etapa 1. La ciudad noble: Vegueta y Triana (Finales del siglo XIX)

13
El origen de Las Palmas de Gran Canaria se remonta al siglo XV, momento en el que la
ciudad empieza a configurarse al pie del barranco de Guiniguada para servir de última
parada a los barcos que, procedentes de Europa, se adentraban en el Atlántico en
dirección a las Américas. A medida que la ciudad se va consolidando, ésta empieza a
diferenciar dos zonas principales: Vegueta y Triana. En la primera de ellas,
especialmente alrededor de la Plaza de Santa Ana, se ubican los espacios de
representatividad administrativa y religiosa (la Catedral, las Casas Consistoriales, la
Casa Regental, el Obispado). Al otro lado del barranco, Triana crece a modo de arrabal,
con un carácter popular e intensos usos comerciales.

Aunque en la mayoría de las descripciones sea un detalle pasado por alto, esta ciudad
primigenia también estaba formada por los asentamientos de los Riscos: San Nicolás,
San Juan, San Roque y San José. En éstos se concentraron de manera informal las
personas con menos recursos que se aproximaban a la ciudad en busca de
oportunidades. Conviene llamar la atención lo antes posible hacia esta ciudad invisible
y no del todo reconocida, donde se lee el origen de los grandes barrios residenciales
periféricos y la Ciudad Alta, ya que, como se verá, supone un constante conflicto en el
modo en que la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria es planificada y gestionada.

Si nos situamos en los últimos años del siglo XIX y observamos la ciudad a través de
sus equipamientos y espacios culturales, la débil intervención del Estado en materia de
cultura sería lo primero que quedaría patente. Los equipamientos y dotaciones
culturales que en este momento existían estaban fundamentalmente en manos de la
burguesía local y de diferentes sociedades civiles. Entre ellos destacaban los teatros,
lugares orientados al espectáculo y al entretenimiento de diferentes sectores de la
población. El Teatro Cairasco, inaugurado en 1845 en el lugar donde hoy se ubica el
Gabinete Literario, fue el primer teatro moderno de Las Palmas de Gran Canaria y de
Canarias, aunque esto no quita que fuese un equipamiento muy modesto. A éste le
siguió el Teatro Tirso de Molina (1890), actualmente Teatro Pérez Galdós, que vino a
mejorar las condiciones del anterior y a convertirse en un espacio cultural de referencia
para la ciudad. Poco más tarde llegó el Teatro Cuyás (1896), que también tenía poco
que ver con el que hoy conocemos y que originalmente se presentaba como circo,
acogiendo actividades muy diversas, como, por ejemplo, peleas de gallos o las primeras
proyecciones del cinematógrafo.

En una segunda categoría podríamos englobar a las diferentes sociedades civiles


dedicadas a la conservación, el estudio o el desarrollo de las artes y de la cultura. La
Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria (fundada en el siglo
XVIII), la Sociedad Científica y Cultural El Museo Canario (1879) o la Escuela de Luján
Pérez (1918), todas ellas todavía hoy activas, ilustran este grupo.

En definitiva, los equipamientos culturales de esta primera etapa tienen un carácter


individual y dejan leer claramente la separación entre baja y alta cultura, que coincide
con la línea que separa a las clases populares de la clase burguesa. El trazado del
espacio público o la arquitectura de los espacios de representatividad política, religiosa
y económica también actúan como poderosos generadores de sentido y, vistos en
perspectiva, reflejan las asimetrías de las relaciones de poder en esta época.

14
Etapa 2. La ciudad moderna: el Puerto de la Luz y la llegada del turismo (Inicios del siglo
XX)

La entrada en funcionamiento del nuevo Puerto de la Luz en 1902 marca para Las
Palmas de Gran Canaria el inicio de la ciudad moderna. El nuevo emplazamiento en la
Bahía de la Isleta, protegido de los vientos y del oleaje, impulsa fuertemente el comercio
en la isla y consolida a Las Palmas de Gran Canaria como capital provincial.

A partir de ahí, alrededor del puerto comienza a formarse un nuevo núcleo urbano que
tiene algo de antítesis del núcleo fundacional. Frente a la ciudad burguesa surge la
ciudad industrial. Las Palmas de Gran Canaria adquiere entonces una condición bipolar,
reflejada sin dobleces en una estructura urbana organizada alrededor de dos
centralidades en tensión: Vegueta-Triana y Santa Catalina-La Isleta. El fundir esas dos
ciudades en una sola fue objetivo deseado por las propuestas de ensanches y los
primeros planes generales de ordenación. Sin embargo, este orden que homogeneizase
la ciudad nunca se logró introducir, probablemente porque por falta de capacidad se
decidió cerrar los ojos al fortísimo aumento demográfico que Las Palmas de Gran
Canaria vive durante estos años, factor que desbordaba las previsiones de todo intento
de planificación. Grandes cantidades de inmigrantes procedentes de otros lugares de
Gran Canaria, de Lanzarote y de Fuerteventura, llegaban a la ciudad y se asentaban de
manera informal donde podían, generando barrios periféricos desconectados de la
lógica de la ciudad baja, reproduciendo lo que ya ocurrió en los Riscos.

En esta coyuntura, alrededor de los años 20 para situarnos mejor, empieza a tenerse
conciencia de las posibilidades del turismo entendido como industria. De nuevo, es la
burguesía local la primera en sondear este hallazgo. El turismo en estos años iniciales
poco tenía que ver con el modelo de masas al que hoy estamos acostumbrados. Los
primeros visitantes que acudieron a Las Palmas de Gran Canaria fueron comerciantes
adinerados, principalmente ingleses, que descubrían un privilegiado lugar de retiro a
través de la actividad portuaria.

Este momento queda fielmente retratado en Ciudad Jardín. En 1937, el Ayuntamiento de


las Palmas de Gran Canaria encarga al arquitecto Miguel Martín el diseño de esta
urbanización cuya construcción finaliza en 1956 y a la que, muy significativamente, la
gente comenzó llamando “el barrio de los hotelitos” o “de los ingleses”. Miguel Martín
era hermano del artista local Néstor Martín, uno de los principales ideólogos del estilo
neocanario y figura clave en la historia de la cultura canaria (Néstor participó
activamente en el diseño de Ciudad Jardín). El conjunto de amplias viviendas
unifamiliares aisladas en parcelas y organizadas según un estricto trazado de calles,
sesgadamente inspirado en las ideas de Ebenezer Howard (Ebenezer, 1965), puede ser
leído como el intento de crear “un mundo seguro”. Un mundo a la medida de la burguesía
insular, organizado alrededor de la propiedad privada, blindado del ruido y de las
tensiones que la ciudad industrial empezaba a generar. En el Parque Doramas, pulmón
del conjunto, se emplazó el Pueblo Canario y en su interior el Museo Néstor, donde se
conserva la mayor parte de la obra del artista. El Pueblo Canario es uno de los espacios
culturales más peculiares de Las Palmas de Gran Canaria y refleja a la perfección la
manera en la que el estilo neocanario entendió y trató a la cultura local. Con la idea de

15
exhibirse y encantar al visitante, el Pueblo Canario intenta imaginar a los isleños como
una comunidad total, aspiración que consigue reduciéndolos al tipismo y a la tradición
idealizada. La exaltación sentimental del paisaje, la celebración de las costumbres
populares, la exageración de los festejos, el agasajo por medio de la gastronomía, la
evocación de culturas exóticas… La combinación de elementos de este tipo daba lugar
a un ambiente concentrado, pero rigurosamente controlado, un antecedente directo de
los parques temáticos actuales donde las clases poderosas trataban de soterrar las
crecientes tensiones sociales. El dispositivo resultó tremendamente efectivo, dado que
fue capaz de marcar el imaginario de los isleños de un modo todavía hoy activo.

En este mismo periodo, se crea en Vegueta el Archivo Histórico Provincial de las Palmas
(1948) y se pone en marcha la Casa de Colón (1951), con la que se trata de situar a
Canarias en el marco de la hispanidad reivindicando su condición de puente entre
Europa y América. La Casa de Colón establece paralelismos con el Pueblo Canario por
ser su principal vocación promocionar la riqueza cultural de Las Palmas de Gran Canaria
de cara al exterior. Además de esto, se inaugura en las afueras de la ciudad, entre Tafira
Alta y Tafira Baja, el Jardín Botánico Viera y Clavijo (1959) dedicado a la preservación y
al estudio de la flora autóctona; y en 1964 se inaugura la Casa Museo Pérez Galdós en
el barrio de Triana, un gesto que abre al público la casa natal del escritor y la convierte
en un visitado recurso turístico.

Como se aprecia, los equipamientos culturales siguen concentrándose en la ciudad


histórica y aparecen otros segregados, pero por el momento evitan la zona urbano-
portuaria de La Isleta (un detalle al que volveremos más adelante). Sigue patente el
carácter clasista de estos equipamientos culturales, centrados en la conservación y la
difusión además de en la modelación de imaginarios y relatos de fuerte sesgo político.
La aparición del turismo destaca como principal novedad, dado que con ella se
empiezan a sondear también las posibilidades económicas de la cultura.

Etapa 3. Urbanización sin ciudad: La explosión de la ciudad en el desarrollismo


(Apertura internacional de la dictadura franquista)

No nos extenderemos en la descripción de este tercer periodo, porque desde la


perspectiva que nos ocupa, que es la de los equipamientos culturales, éstos quedan
relegados a una posición marginal dentro del desarrollo urbano, si no totalmente
suprimidos. Este momento es sin embargo fundamental a la hora de comprender la
forma actual de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria e incorporará argumentos
sobre los que volveremos más adelante.

Al finalizar el periodo autárquico, el Estado español vivió un rápido crecimiento


económico con más matices y menos próspero de lo que se acostumbra a relatar. Años
antes, en 1943, el arquitecto vasco Secundino Zuazo había redactado el Plan para Las
Palmas de Gran Canaria, primer plan de ordenación urbanística que consideraba todo el
territorio de Las Palmas de Gran Canaria y no sólo la parte baja. Desde una filosofía
funcionalista y zonificadora, la principal aspiración de Zuazo fue compactar la ciudad
existente y frenar el crecimiento incontrolado de las zonas altas. La planificación
urbanística reconocía así el problema de los crecimientos informales periféricos, pero

16
no daba con otro modo de corregirlos que no fuera atajándolos de raíz, intención que de
nuevo se vio superada por el constante crecimiento demográfico.

Al finalizar el periodo autárquico de la dictadura franquista y comenzar el crecimiento


económico que trajo la apertura internacional, la persistente falta de viviendas,
combinada con la fuerza de la especulación, desplazaron el crecimiento urbanístico
hacia los suelos baratos y lo dejaron en manos de los promotores privados. El
planeamiento se convierte desde este momento en un instrumento de generación y
captura de plusvalías. La actualización del Plan General en 1962 se limitó a dar acomodo
a este tipo de dinámicas.

Entre 1958 y 1975 se construyen los grandes polígonos de viviendas que caracterizan el
paisaje urbano de tantos barrios de la Ciudad Alta. Estos conjuntos se ubicaban en
suelos vacantes junto a los crecimientos informales previos, intentando generar
continuidad construida con la parte baja de Las Palmas de Gran Canaria. Eran
desarrollos restringidos a la escala de proyecto, sin ninguna visión urbana. Creaban
entornos duros de habitar, monótonos y no cualificados, que provocaban una situación
de desventaja que las familias con menos recursos que en ellos fueron alojadas
difícilmente podrían superar.

En contraste a esto último, podemos situar el Plan Parcial de Ciudad del Mar de 1963.
Con él se ganaron al mar los terrenos anexos a la actual Avenida de Canarias y
construyéndose modernos bloques en altura pensados para un comprador de clase
media-alta. Resulta significativo la dualidad, mientras que en la periferia crece una
ciudad desconectada y sin atributos para alojar del modo más económico posible a las
clases más desfavorecidas, se invierten grandes cantidades de recursos en crear
nuevos enclaves privilegiados con condiciones de centralidad para los más pudientes.
La mera rentabilidad guía la construcción de la ciudad, a pesar de que esto provoque
fuertes desequilibrios y problemas de segregación social.

Además de lo anterior, otro efecto de primera importancia de la explosión del


crecimiento urbano es el abandono de la ciudad histórica. La población que podía
permitírselo se desplazó entonces a las zonas de nueva construcción, mientras que las
zonas históricas se devaluaron y se convirtieron en refugio de los más vulnerables.
Vegueta y Triana entran de esta forma en un acusado proceso de decaimiento urbano
que será centro de atención en el apartado siguiente.

Como se ve en el cronograma, en este periodo no se crea ningún equipamiento cultural


salvo la ya referida Casa Museo de Pérez Galdós y la Biblioteca Pública del Estado de
Las Palmas (1967), cuyo primer emplazamiento fue mucho más modesto que el actual,
hallándose en los bajos del Edificio Vega de la actual Plaza de la Constitución.

Etapa 4. Cultura y regeneración urbana. Llegada de la democracia (Años 80 y 90)

Como ya hemos señalado, la llegada de la democracia supone el verdadero inicio de la


política cultural española, que entonces se propone recuperar lo antes posible el tiempo
perdido. Modernizar la red de infraestructuras culturales para situarla al nivel de los
estándares europeos se convierte en ese momento en la preocupación primera.

17
En el marco de la desindustrialización, las actuaciones basadas en la introducción de
nuevos usos culturales se descubren efectivas a la hora de revalorizar áreas urbanas.
Coincidiendo también con el fin de la crisis que en los años 70 afectó al turismo, Las
Palmas de Gran Canaria empieza a dotar de nuevos equipamientos al barrio de Santa
Catalina. Encontramos así una novedad principal. Las instalaciones portuarias
obsoletas, esas construcciones que el puerto en su desarrollo iba dejando atrás, se
descubren como elementos de oportunidad para apoyar este tipo de estrategias. El
objetivo último era incorporar la zona cercana al puerto a la lógica de la ciudad, dado
que ésta ya actuaba de facto como verdadero centro de la vida urbana y como potente
foco de atracción turística.

El primer paso en este sentido se da con la apertura del Centro de Arte Contemporáneo
La Regenta en el antiguo edificio de Tabacalera (1987). En el Parque de Santa Catalina,
lugar de referencia para la zona norte de la ciudad, los almacenes de Miller & Cía y Elder
Dempster se convierten en dos nuevos equipamientos culturales de importancia. El
Edificio Miller es transformado por el Ayuntamiento en un espacio para uso cultural con
cierto grado de diversidad (1995). El segundo corre a cuenta del Gobierno de Canarias
que, tras una intervención arquitectónica muy contundente, lo convierte en el Museo
Elder de la Ciencia y la Tecnología (1999). El conjunto que forman estos tres espacios
refleja otro cambio significativo en lo expuesto hasta ahora: el equipamiento cultural
rompe el límite que parecía ceñirlo a las artes clásicas y a la “alta cultura” para abrirse a
lo contemporáneo y a nuevos ámbitos. No es casual que estas novedades se ensayen
fuera del perímetro de la ciudad noble, en la zona del Puerto, un lugar de la ciudad en el
que todo está por hacerse. Además de esto, el Museo Elder y La Regenta (a los que
también debe sumarse el Teatro Guiniguada inaugurado en 1987) son los primeros
equipamientos culturales de titularidad del Gobierno de Canarias. La falta de
coordinación interadministrativa e incluso cierta rivalidad hacen que, en un momento en
el que aparentemente comienza a tejerse cierta red cultural, las posibles relaciones de
complementariedad se desaprovechen, un problema que todavía hoy es persistente.

En paralelo, o incluso un poco antes de que las estrategias anteriores se perfilasen, se


emprende también la recuperación de los barrios de Vegueta y Triana después del
abandono durante el periodo desarrollista antes referido. Es en este momento cuando
el urbanismo europeo articula la noción de “centro histórico”, que empieza teniendo –
todavía hoy mantiene- una inclinación estática, basada en la conservación, concentrada
en el entorno construido y no tanto en el contenido social. En este momento, en Vegueta
y Triana se emprenden actuaciones de mejora del espacio público (peatonalizaciones y
rehabilitación de fachadas), que se apuntalan con la recuperación de edificios
degradados para usos vinculados a la cultura, particularmente casas nobles.

Desde la iniciativa pública, la regeneración urbana del centro histórico se acompaña de


la creación del Centro Insular de Cultura de Gran Canaria (1987), equipamiento cultural
multiuso que tuvo una presencia muy importante en la vida cultural de la ciudad y de la
isla hasta su derrumbe parcial en 2002, el Centro Atlántico de Arte Moderno (1989), la
Biblioteca Insular del Cabildo de Gran Canaria (1991) y la Sala de Exposiciones San
Antonio Abad (1999). También se inscriben en este grupo otros equipamientos

18
culturales como la Fundación Mapfre-Guanarteme (1985), el Centro de Iniciativas
Culturales de la Caja de Ahorros (1990) o el Conservatorio Superior de Música (1990).

Es fácil apreciar cierta unidad en esta acentuada concentración. La concepción de la


cultura en el marco del centro histórico se abre ligeramente, dando cabida a prácticas
más contemporáneas y recogiendo la presencia del poder público junto a la de otros
actores civiles de importancia. Sin embargo, también se mantienen ciertos límites, como
la querencia por las disciplinas artísticas, el mimo a lo académico, el predominio de la
difusión o el afán de excelencia. Como decimos, este tipo de usos de la cultura son
inseparables de la noción establecida de lo que debe ser, de los significados que debe
contener y transmitir, un centro histórico. Con matices renovados, una vez recuperados
Vegueta y Triana, siguen ejerciendo de espacio de representatividad política y cultural
de la ciudad.

Alcanzado este punto, es interesante que nos detengamos brevemente en la aparición


de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) en 1989. El encaje de la
universidad en la ciudad se mostró dubitativo en un primer momento, optándose al final
por concentrarla en la medida de lo posible en el Campus de Tafira. El modelo
segregado, encerrado y ensimismado dentro de sus propios límites, refleja el modo en
que se entiende entonces el papel de la universidad en la sociedad: un centro de
formación especializado y aislado, en el que se prepara a las y los estudiantes para hacer
frente a lo que ocurre fuera. Es lo bastante explícito que el campus se sitúe entre Santa
Brígida (zona residencial de alto poder adquisitivo) y Lomo Blanco (uno de los barrios
más pobres de la ciudad) y que no tenga relación con ninguno.

En la línea de lo que comentábamos al hablar de la recuperación del centro histórico,


Vegueta se elige para situar el Rectorado, espacio de representatividad de la ULPGC. En
la trasera del barrio de San Cristóbal, se crea el Hospital Universitario Insular, que
también sigue un modelo segregado. Sí se integra de manera más estrecha en la ciudad
el Campus del Obelisco, ubicado en el barrio de Arenales y próximo a varios institutos
de educación secundaria donde se imparten módulos relacionados con la actividad
cultural.

Cerramos este periodo con la construcción del Auditorio Alfredo Kraus (1997), punta de
lanza de uno de los proyectos urbanos más contundentes realizados en Las Palmas de
Gran Canaria. Vuelve a ser fundamental situarnos en el contexto histórico. Entre finales
de los años 80 y comienzos de los 90, con el despliegue de la globalización, el avance
del neoliberalismo a escala internacional y la consecuente pérdida de peso de los
grandes Estados-nación, comienza a emerger un discurso que insiste en el nuevo
protagonismo de las ciudades como actores políticos y económicos de primera
importancia. Al anunciarse el inicio de la Sociedad de la Información, ganan
consideración los aspectos simbólicos en la generación de valor y la cultura sigue
adquiriendo mayor centralidad en las estrategias de desarrollo local. Las grandes
ciudades se lanzan entonces a la carrera por resituarse en el mapa global, tarea que se
encomendó a la creación de poderosos iconos arquitectónicos habitualmente
presentados con propósitos culturales (el Guggenheim de Bilbao, también inaugurado
en 1997, es el principal representante español). Este tipo de equipamientos culminan el

19
tránsito desde el museo, como categoría clásica al servicio del “país” o la “nación”, a la
gran infraestructura, con objetivos más amplios que la cultura en sí y ahora al servicio
de la ciudad.

Al igual que ocurría en Santa Catalina (de manera dubitativa) o incluso en Vegueta-
Triana (de manera decidida), con la creación del Auditorio Alfredo Kraus se confía en el
empuje que pueden tener las infraestructuras culturales para transformar áreas urbanas
“de oportunidad”. Sin embargo, la diferencia con los casos antes comentados es que
ahora se confía total y exclusivamente en el poder del proyecto para hacer ciudad por sí
solo. La ubicación del Auditorio Alfredo Kraus se debatió en un primer momento entre
la Plaza de la Puntilla, en el extremo norte de la Playa de las Canteras, y su localización
actual, en la zona del Rincón. Se optó por la segunda opción entendiendo que el gran
auditorio, al que complementaban el Centro Comercial Las Arenas y el Puente del
Rincón, podría atraer la actividad urbana en paralelo a la costa y revalorizar todo aquel
sector de la ciudad (el proyecto también incluía la intención de prolongar el eje comercial
de Mesa y López, idea que no llegó a realizarse por la oposición ciudadana). El
monumental edificio proyectado por el arquitecto Óscar Tusquets se presenta como una
escultura para ser observada preferiblemente desde la distancia, con las montañas de
fondo y la línea del mar guiándonos hacia él. El entorno del auditorio, donde también se
encuentra la Sala Gabriel Rodó, es un punto frecuentado por el turista que accede allí
desde el Paseo de las Canteras, pero no se relaciona apenas con el barrio popular de
Guanarteme.

Etapa 5. Cambio de siglo: agotamiento del modelo e irrupción de la crisis (Siglo XXI y
escenario actual)

La descripción del pasado cercano se vuelve más compleja y necesita ser observada
desde nuestro presente. Jugada la carta de las grandes infraestructuras, el poder
dinamizador de éstas se descubre relativo, sobre todo proporcionalmente a la cantidad
de recursos empleados. En los primeros años del siglo XXI, los nuevos equipamientos
culturales de Las Palmas de Gran Canaria ahondan en la falta de sentido estratégico, se
dejan guiar más por la oportunidad y continúan por inercia las dinámicas previas sin
reforzar la base del sistema cultural.

De esta manera, se sigue incrementando la presencia de equipamientos culturales en


Vegueta y Triana, aunque ya no vengan enmarcados en actuaciones de regeneración
urbana y por lo general tengan unas ambiciones más difusas. Aparecen así la Sede
Oficial de la Banda Sinfónica Municipal (2002), el Centro de Cultura Contemporánea San
Martín (2011)2, la complicada reapertura del Teatro Guiniguada después de más de diez
años sin actividad (2011) o la recuperación de la titularidad municipal del Palacete
Rodríguez Quetgles (2014).

2
El inmueble ocupado por el Centro de Cultura Contemporánea San Martín, en el momento de
ultimar este proyecto de investigación, se encuentra en un proceso de transformación para
integrarse en las futuro Museo de Bellas Artes de Gran Canaria (MUBEA Gran Canaria)

20
Recordando vagamente a las intenciones fundacionales de la Casa de Colón, en 2007
se inaugura Casa África cuya intención es construir puentes entre África, España y
Europa. Aunque en sus objetivos se describe como una “herramienta de diplomacia
pública y económica” y uno de sus principales campos de actuación sea facilitar la
penetración de empresas españolas en los mercados africanos, Casa África también
alberga actividad cultural con una programación estable. La Fundación Martín Chirino y
el Museo Castillo de la Mata abren en 2015 recuperando elementos patrimoniales
militares por medio de radicales proyectos arquitectónicos. Como decimos, tras la
creación de nueva infraestructura siguen sin existir criterios de coordinación, algo que
habitualmente queda delatado además por la endeblez de los contenidos.

El principio del siglo XXI es también el momento en el que la administración municipal


encara la tarea pendiente de dotar de equipamientos a los barrios de la Ciudad Alta. Se
construyen entonces bibliotecas y centros cívicos que empiezan a descentralizar la red
de recursos culturales y a cubrir las deficiencias históricas de la periferia. Esto ocurre
de manera desigual y con un destacado retraso, ya que en el resto del Estado se sondea
un nuevo tipo de equipamiento a escala comunitaria y de barrio, no ya exclusivamente
centrado en la difusión, sino también orientado a la producción cultural y al apoyo a la
creación artística (Hangar en Barcelona (1997), Zaragoza Activa en Zaragoza (2000) o
Medilab-Prado en Madrid (2013) pueden citarse a modo de ejemplos). Ni siquiera la
creación de Gran Canaria Espacio Digital (2004), en el barrio de Schamann, por criterios
exclusivos de oportunidad, se aproxima a esto último.

La ciudad creativa
El éxito de la ciudad
La ciudad aparece como “fórmula” con un éxito indudable en una perspectiva de largo
recorrido histórico (Sorribes, 2012), y con perspectiva de futuro, tal y como lo demuestra
la evolución histórica de la tasa de urbanización y la estimación de que a mediados del
siglo XXI cerca del 70% de la población mundial viva en ciudades y que tengamos que
hablar cada vez más de un “planeta urbano”. ¿Las causas? Evidentemente las ventajas
económicas de la aglomeración cuyo principal límite (los “costes de fricción” derivados
de los costes de transporte) se reducen al mismo vertiginoso ritmo con el que se
desarrollan las nuevas tecnologías de transporte, incluyendo la última revolución de las
telecomunicaciones que lejos de provocar una “crisis urbana” como profetizaban
algunos, ha reforzado de forma notable el papel de las grandes aglomeraciones urbanas
en un mundo globalizado (Glaeser, 2011).

Constatar el “éxito” de la ciudad no supone en ningún caso negar la existencia de


“ciudades fracaso”. Es obvio que las ciudades pueden colapsar o desmoronarse como
las ciudades mayas o Detroit, o podemos crear ciudades que no cumplen sus
funcionalidades como las “ciudades fantasma chinas” (Jin et al., 2017), o podemos
constatar la existencia de espacios urbanos que habitarlos supone un grave riesgo para
la vida por los niveles de contaminación o por los elevados niveles de inseguridad. No

21
solo son aquellas ciudades frágiles en estados fallidos (Nogueira, 2017), sino que en
conjunto un tercio de la población urbana actual vive en tugurios y asentamientos
informales, a menudo sin acceso a los servicios básicos, incluso en algunas ciudades
occidentales y ricas. El éxito de las ciudad como constructo no es incompatible con el
fracaso de algunas ciudades como praxis

Uno de los factores principales que afectan al éxito de las ciudades, medida ésta con el
indicador de la productividad del factor trabajo son las “economías de aglomeración” y
no cabe ninguna duda que la globalización económica y la emergencia de una cultura
global ha alterado profundamente la realidad social, económica y política de las
ciudades y ya no vale solo con aproximaciones simplistas. Pero hay que distinguir entre
una definición estática y una dinámica de la productividad urbana. En el primer caso,
una comparación entre ciudades a través del espacio, en ausencia de una dimensión
temporal, señala el nivel de eficiencia superior de las ciudades más grandes frente a las
más pequeñas y explica las razones principales de este hecho ampliamente aceptado;
en el segundo caso, una comparación entre ciudades en términos de rendimiento en el
tiempo indica los posibles impulsores de los aumentos de eficiencia para cada tamaño
de ciudad, especialmente en términos de la capacidad de cambiar las características
internas de una ciudad, lo que puede actuar como una restricción estructural en su
crecimiento. Como señalan (Camagni, Capello, & Caragliu, 2017) la presencia de
retornos crecientes a la escala urbana sólo indica una eficiencia superior de las grandes
ciudades, no una tendencia hacia el aumento del tamaño urbano que implique
automáticamente un crecimiento de la productividad. La "asociación entre urbanización
y desarrollo (...) es una relación de equilibrio y no de causalidad" y "la urbanización per
se no causa desarrollo".

Si consideramos el proceso de manera dinámica la prima de la atracción de las ciudades


debería residir en los beneficios urbanos netos, descontando los mayores costos de la
mano de obra y de la propiedad y las desventajas generales de tamaño (costes de
congestión), y no en los beneficios urbanos brutos (PIB per cápita, mayor productividad
laboral o externalidades monetarias. De hecho, los beneficios urbanos netos son mucho
más homogéneos entre distintas escalas de tamaños urbanos.

En este sentido, atribuir el éxito de la ciudad exclusivamente a los impactos de las


economías de aglomeración es evidentemente simplista3, es por ello que el éxito de la
ciudad no es solo una cuestión de escalas materiales sino de formas de concentración
que incluyen muchos otros elementos que contribuyen a la generación de beneficios
urbanos, a menudo, aunque no necesariamente, correlacionados con el tamaño urbano:
las posibilidades de ocupación en sectores de alto nivel, la calidad y densidad de las

33
Algunos análisis que para algunas regiones en concreto como el Africa Subsahariana,
muestran un efecto negativo significativo de la primacía urbana (el porcentaje de la
población urbana que vive en la ciudad más grande), lo que sugiere que las
deseconomías de la congestión prevalecen sobre los beneficios de la aglomeración en
estos países (Castells-Quintana, 2017).

22
funciones de primer orden, la capacidad de establecer una cooperación en red, las
características demográficas y económicas del contexto urbano. .El éxito de la ciudad
también tiene que ver en lo que viene a decir el viejo adagio medieval alemán: “el aire de
la ciudad nos hace libres”.

Tal y como aparece en el Manual de Shanghai4, las personas gravitan hacia las ciudades
no sólo por las oportunidades económicas, sino también por una mejor educación y por
el flujo ininterrumpido de ideas, información y cultura. La literatura marxista afirma que
la ciudad rescata a la gente de la idiotez de la vida rural, y fue también en las ciudades
industriales donde se forjó y reforzó el sueño de un nuevo orden social. La ciudad ha
sido siempre el centro neurálgico de la libertad, la cultura y la innovación política e
institucional, en su más amplia acepción. El intercambio de ideas y experiencias, la
“mixtura” cultural que es consustancial a la ciudad ha supuesto una enorme externalidad
positiva para el conjunto de la sociedad hasta llegar a la afirmación de Jane Jacobs, de
que… “La ciudad, riqueza de las naciones” que sintetiza perfectamente esta idea fuerza.

Visto, por tanto, el éxito de las ciudades no deja de llamar la atención que su creciente
peso económico, social y cultural no haya tenido siempre su correlato en el ámbito
político. De hecho, la historia de la ciudad es la historia de los continuados esfuerzos de
reyes, emperadores, estados absolutos y estados- nación por limitar o eliminar la
autonomía política de las ciudades. Las causas son diferentes en cada período histórico,
pero “el miedo a la ciudad” como instrumento de poder político, ha sido y es una
constante en la historia de la relación de poderes global. Lo cierto es que ni las
ciudades–estado de la antigüedad ni las Ligas de ciudades del Renacimiento
(incluyendo la poderosa liga hanseática) lograron sobrevivir y en la actualidad pocas
ciudades, más allá de unas pocas ciudades-estado (como Singapur), aunque concentran
recursos generadores de poder, nunca detentan la suficiente autonomía política para
que puedan jugar un rol relevante o poner en cuestión el statu-quo de la gobernanza
global, aún basada en el estado-nación o la presión de las grandes corporaciones
globales.

A pesar de la aparición del concepto de “ciudad global”, como epicentro del poder global,
Goran Therborn escribe que el poder es el del capital transnacional, post-industrial,
financiero, inmobiliario y comercial y su clientela de clase media-alta... La razón de ser de
la ciudad global es la creación, exhibición y consumo de riqueza..(Therborn, 2017) y así,
hasta ahora, las evidencias empíricas convincentes de que las ciudades globales tengan
capacidad para gobernar el capitalismo global son muy escasas (Short, 2017). A nivel
Europeo tímidas demanda reclaman fortalecimiento del liderazgo en asuntos urbanos a
nivel de la UE a través de la designación de un vicepresidente a cargo de asuntos
urbanos en la Comisión Europea, con la secretaría general coordinando el compromiso
de la Comisión con la agenda urbana (Eurocities, 2019)

Este carácter “asimétrico” es conocido y ha sido profusamente estudiado. Lo que resulta


al menos sugerente es que con la crisis actual de los estados–nación (derivada de la

4
El Manual de Shanghai para Mejores Ciudades es un resultado concreto de la Exposición
Mundial 2010, Shanghai, China - Better City, Better Life. Es un producto entre el Gobierno
Municipal de Shanghai, la Oficina Internacional de Exposiciones y las Naciones Unidas.

23
globalización y de la integración económica supranacional) la cesión de autonomía a
que se han visto obligados dichos estados-nación ha supuesto un intenso proceso de
descentralización política que ha beneficiado en mayor medida a viejas o nuevas
regiones que a sus centros neurálgicos (las ciudades).

Ciudades en el giro liberal de finales del S.XX


Tal y como hablamos recurrentemente del éxito de las ciudades, también hablamos
permanentemente de la crisis urbana, ya sea como resultado de la enfermedad de
Baumol (Baumol, 1967), ya sea como resultado de la desigualdad y la segregación
(Florida, 2017). Las ciudades han de enfrentarse constantemente a sus propios límites
y factores internos de colapso, como, cada vez más deben ser conscientes de su
liderazgo para proponer soluciones a los grandes retos comunes, que ya no son solo de
las ciudades, sino de la humanidad entera como el cambio climático y la contaminación,
la desigualdad y la pobreza, la diferencia de género, el envejecimiento, el acceso a los
derechos básicos como la vivienda, la educación y la salud, las migraciones, etc..

De lo que no cabe ninguna duda es que la relación entre los factores físicos (espacio,
geografía e infraestructuras) y los factores simbólicos (mensajes, sentidos y
significados y emociones), así como los modos de circulación y apropiación y el modelo
tecnológico en el que se desarrollan determinan muchos de los atributos de las ciudades
y condicionan sus respuestas y reacciones a los múltiples cambios y transformaciones
de las variables que afectan su modo de funcionamiento (Scott, 2014).

En el contexto occidental, hasta la crisis de los años 70 las ciudades se entendían como
extensión del estado nación para la provisión de servicios de bienestar a la población
urbana (vivienda, salud, educación, deportes, infraestructura de tráfico, rehabilitación a
gran escala de vecindarios y otras instalaciones públicas como energía, agua o espacios
verdes), financiados parcialmente con los recursos colectivos, sin embargo con el
advenimiento de la crisis de las ciudades en los años 70 por sus procesos de
desindustrialización, los gobiernos locales se preocuparon a partir de entonces por
generar buenas condiciones para que los actores privados decidieran invertir y
localizarse lo que las convirtió en entidades mucho más dependiente de la lógica
competitiva y maximizadora del capitalismo global y en muchas ciudades se llegó a la
conclusión de que la redistribución de la riqueza a los barrios, ciudades y regiones
menos favorecidos era inútil, y que los recursos deberían canalizarse hacia dinámicos
polos de crecimiento "empresariales"(Harvey, 2012).

La agenda urbana de los últimos 40 años se ha concentrado en la emergencia de


conceptos como la “ciudad creativa” o la “Smart City” como potenciales respuestas a la
necesaria reordenación de las ciudades como agentes tractores del desarrollo territorial,
sustentadas en la creciente centralidad de la dimensión simbólica y la tecnología en los
procesos de innovación y como elementos básicos para mantener la capacidad
diferencial de los entornos urbanos de generar prosperidad económica a través de las
mejoras de la productividad.

24
En el fondo, el papel de la producción simbólica y el carácter liberador de la creatividad
y las tecnologías tiene su origen en los movimientos libertarios urbanos del 68, tal y
como señala Justin O’Connor, pero desde finales de los años 90 se cooptan rápidamente
por la agenda liberal para la transformación urbano en su perspectiva más instrumental,
sin adoptar su aspectos más ideológicos y filosóficos sobre la autonomía y la libertad
de los individuos y el compromiso con la comunidad

Tanto la ciudad creativa como la Smart City, han sido respuestas parciales a la
reconfiguración de las ciudades como ingenios de éxito en el siglo XX.

La primera ha permitido la reutilización de los recursos de la ciudad que habían perdido


valor (como los activos industriales, pero también actividades tradicionales como el
turismo u otras actividades de servicio) generando una relectura de los mismos y
transformando tanto su utilidad funcional –en el campo creativo-, como su re
significación simbólica e icónica y por tanto mejorando la productividad global del
ecosistema urbano.

La ciudad creativa
Hoy sabemos es que la concentración de actividades culturales y creativas en un
determinado territorio cambia la lógica y el funcionamiento de sus dinámicas
económicas de una manera más profunda y compleja de lo que habíamos supuesto
hasta ahora. Sabemos que el territorio deja de ser neutral y conforma un recurso más,
que contiene valores y significados. Sabemos también que la centralidad de la
creatividad y la innovación está cambiando el papel de las organizaciones económicas
y los modelos de gestión de los recursos humanos y sabemos que alrededor de este
hecho se conforma un mercado de trabajo líquido que combina tendencias liberadoras
para el trabajo humano y que posibilitan experiencias de desarrollo personal
enriquecedoras, así como realidades que tienden hacia la precarización extrema y la
autoexplotación. Y lo más importante de todo, es que el campo cultural exporta hacia
el resto de los campos socio-económicos un conjunto de valores que implican un
replanteamiento ético y que encajan mejor con el concepto de desarrollo sostenible. La
cultura es un factor indiscutible que nutre la innovación económica y social, que
básicamente surge de las tensiones y los conflictos que genera la densidad urbana y
sus interacciones no programadas.

La ciudad creativa hace referencia a la atractividad y la competitividad del entorno


urbano basado en los elementos cognitivos y simbólicos y cuyo principal mecanismo de
generar valor añadido es mediante la creatividad convertida en innovación de mercado,
estética o social. Scott introdujo la noción de "capitalismo cognitivo-cultural" (Scott,
2014),para argumentar que estamos entrando en un período marcado por una tercera
ola distintiva de urbanización basada en habilidades cognitivas y bienes culturales. El
valor económico de las actividades urbanas está sujeto a inyecciones cada vez mayores
de significado estético y semiótico, mientras que la cultura que se consume es
producida cada vez más por empresas con fines de lucro en la forma de los productos
básicos (Scott, 2014). La “clase creativa”, según la definición de Florida, se convierte en
el principal activo de las ciudades para catalizar transformaciones urbanas que mejoren
la competitividad global del sistema. Es obvio que no todas las ciudades acceden a la

25
fase cognitivo-cultural de la misma manera y es posible trazar caminos diferentes, ya
que diferentes trayectorias de industrialización y modernización allanaron el camino
para diferentes formas de transición hacia la economía creativa (Pareja-Eastaway &
Miquel, 2015; Trullén, Boix, & Galletto, 2013).

Los riesgos de la ciudad creativa se identifican en el posible deslizamiento hacia la


sociedad del espectáculo, la banalización de la dimensión simbólica o la creciente
presión hacia la mercantilización de todas las experiencias culturales, incluyendo
aquellas que cumplen una importante funcionalidad social que se pone en riesgo al
convertirla en producto. También las reciente críticas se refieren a la polarización social
por los efectos considerados como consecuencias de la ocupación de determinados
espacios urbanos por parte de la clase creativa, como la segmentación social en las
ciudades, la gentrificación, la segregación y la exclusión de las familias de clase media
de los centros urbanos(Florida, 2017)

Smart city
Recientemente se ha definido a la Smart City como el conjunto de aquellos procesos de
innovación, no necesariamente sino principalmente a través de las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC), que mejoran la vida urbana en términos de
condiciones de vida, economía, movilidad y gobernanza (Anthopoulos & Reddick, 2016).
La respuesta de la Smart City ha sido la utilización de las innovaciones tecnológicas y el
análisis de datos aplicadas a la ciudad como interface conectiva, alejando los costes de
congestión y mejorando la eficiencia de los procesos y la eficacia en la prestación de
los servicios urbanos.

El paradigma de la adopción de las tecnologías de la información y comunicación ha


sido utilizado por las ciudades occidentales para relanzar la actividad urbana
compensando el declive generado por los procesos de desindustrialización (Camagni,
Capello, & Caragliu, 2015b) y de ahí se ha estructurado el concepto de Smart City
(Cocchia, 2014) como concepto emergente y multidisciplinar que incluso da pie a otros
como destino inteligente en el ámbito del turismo

Lo que proponemos en este artículo es la consideración de una tercera dimensión de la


ciudad, como escenario de las trayectorias vitales de los individuos para desarrollar el
concepto de “ciudad cultural”. En este enfoque, la dimensión cultural es la expresión
desiderativa de una “nueva economía” en la que los valores de calidad, el valor del placer,
de la experiencia, de la estética, del trabajo con significado, las redes heterárquicas , las
relaciones de respeto, equilibrios de poder y confianza (no de dominación y explotación)
pueden ser materializadas (O’connor, 2016) y generen nuevas vías para ampliar la
prosperidad.

26
Un esquema integral de la ciudad.
La ciudad como depósito de recursos.
La primera perspectiva desde la que se puede aproximar al concepto de ciudad, es que
esta es un espacio geográfico donde se concentran un número elevado de recursos. En
este sentido podemos hablar de un gran almacén de recursos de los que podemos
disponer para cumplir diversas funciones y los conceptos de densidad y accesibilidad
resulta esenciales para explicar el éxito de las ciudades. No hay ninguna duda que uno
de los más importantes factores de éxito de algunas ciudades reside en la distribución
densa de sus recursos que al fin y al cabo representan un stock de riqueza acumulada y
un registro de plusvalías históricas, depositada a lo largo del tiempo, materializadas en
activos urbanos. En este sentido, la densidad es un indicador de riqueza, ya que a mayor
densidad, mayor capacidad de concentrar recursos por unidad de espacio, pero también
esa densidad, tiene sus efectos y su percepción5 es la causante de la anomia, la
alienación, el descontento y la ansiedad urbana

Cabe destacar que los activos urbanos, aunque hacen referencia especialmente a la
dimensión material de la ciudad, no se limitan a los artefactos físicos que componen las
ciudades como la malla de calles6, los edificios, los jardines, la flota municipal de
vehículos o las equipamientos públicos y privados, sino que cabría añadir como
recursos al valor de los elementos icónicos y el conjunto de story telling o significados
asociados a los elementos materiales. La ciudad en este sentido es un contenedor de
significados y sentido adosados a sus contenidos materiales. Y muchas veces la
capacidad de genera valor está mucho más relacionada con los discursos capaces de
soportar o contener. En la sociedad de la información el valor cada vez se genera en
mayor proporción en los discursos, relatos y flujos de información que en la producción
de bienes materiales. El acceso a las experiencias sustituye a la propiedad de los bienes
como objeto de deseo del consumo y los atributos de dichas experiencias, y en
consecuencia su valor depende de los significados y los sentidos, y así los procesos de
innovación y transformaciones radicales se sustentan más en transformaciones en los
significados que cambios en las funcionalidades (que provee los cambios de base
tecnológicos).

El conjunto y la combinación de los relatos, de un espacio urbano es más que la marca


urbana ya que dichos discursos condensan un conjunto de atributos físicos y socio
sicológicos y creencias que pueden ser considerados como insumos de procesos
sociales, culturales y económicos. Son por tanto recursos disponibles con la misma, e

5
Perception of a density influenced by spatial arrangement characteristics, the interaction
between individuals with their surroundings, cognitive nature of the individual and social, cultural
norms values”(Susanti, Soetomo, Buchori, & Brotosunaryo, 2016)
6
“la calle representa entre el 20 y 30% de la superficie típica de una ciudad, un 80% de su espacio
público, posee un rol estructurador del crecimiento urbano y multiplicidad de funciones que sirve
como espacio de intercambio y encuentro, soporte vegetal, de la fauna urbana, de buena parte
de los ductos de infraestructura y del agua de escurrimiento y de las distintas formas de
movilidad”(Borja, Carrión, & Corti, 2017)

27
incluso mayor capacidad de general valor colectivo que los recursos materiales y
contribuyen a conformar el sentido del sitio. Además, dichos discursos son parte
constitutiva del capital cultural y cognitivos de los sujetos que habitan, usan o visitan los
sitios y en consecuencia condicionan sus comportamientos y maneras de relacionarse
entre ellos y con el espacio

Tabla 1. La ciudad como depósito de recursos. Fuente: elaboración propia

Dimensión : Depósito de Modo principal de Modos de producción/


recursos generación de valor reproducción
Materiales Retribución/intereses sobre Inversión en capital fijo,
el capital acumulado infraestructuras,

Icónicos. Incorporación del valor Generación de elementos


simbólico en los procesos de emblemáticos y
creación de valor. condensadores de sentido.
Creación de nuevos Producción de iconos
Significados significados por Generación de discursos
comparación, similitud, (“story telling”)
contraste, hibridación

Si nos limitásemos a la dimensión material y al efecto de las economía de aglomeración


parece razonable pensar que las ciudades más grandes generaran procesos de
acumulación progresivamente mayores, diferenciándose de las ciudades
perseguidoras, sin embargo las evidencias parecen mostrar que algunas ciudades de
segundo orden han superado el comportamiento económico de las grandes ciudades,
suponiendo cierto retorno decreciente de las economías de aglomeración, sin embargo
la inclusión de conceptos como la diversidad y la importancia de los nuevos significados
podría apoyar el papel de las “posibles bifurcaciones en el desarrollo de las ciudades,
vinculadas a la capacidad de atraer o desarrollar funciones nuevas y de orden superior,
aumentar la eficiencia interna(Camagni, Capello, & Caragliu, 2015a) y alcanzar
economías de escala a través de la resignificación de sus atributos materiales.

La ciudad como interface de intercambio y comunicación.


La segunda dimensión en la que ubicamos los procesos de generación de valor es en la
concepción de la ciudad como interface facilitadora de la concentración de recursos y
de la interacción

La concentración de recursos en un espacio geográfico limitado es la condición


necesaria para que se activen algunos procesos, sin la concurrencia de los cuales no
sería posible el éxito de un espacio urbano. La concentración de productores, fuerza de
trabajo y consumidores en un espacio (físico o virtual), es por ejemplo una condición
necesaria para la articulación de un mercado, pero al mismo tiempo esta concentración
plantea unos retos logísticos, de organización, de regulación y de prestación de servicios
sin los cuáles esa concentración de recursos colapsaría. Es decir es la propia
concentración de recursos materiales la que fuerza la búsqueda de soluciones
tecnológicas, organizativas o espaciales para superar la propensión al al colapso

28
Tabla 2. La ciudad como interface conectiva. Fuente: elaboración propia

Dimensión : Interface Modo principal de Modos de reproducción


conectiva generación de valor
Mecanismo de Economías de escala y Inversión en capital fijo,
concentración aglomeración. Densidad infraestructuras, redes físicas
Desarrollo de servicios
Mecanismo de interacción.
Espacios de conflicto Economía de la diversidad Arena Política y las relaciones
Espacios de comunicación Fertilizaciones cruzadas de poder
Diversidad Escena de las ideas
Innovación

La ciudad es un espacio de concentración de recursos que posibilita la aparición de la


malla urbana, los mercados, o las redes de servicios. Uno de los elementos claves en
este contexto es que la ciudad deviene en el principal concentrador de capital humano,
que como sabemos del modelo de Romer-Lucas, son los elementos centrales de las
teorías de crecimiento económico.

La ciudad como concentradora de capital humano. Para explicar por qué las ciudades
atraen a capital humano, según Stroper y Scott (Storper & Scott, 2009) se pueden
identificar tres teorías: (a) la teoría de la "clase creativa" de Florida, (b) las
investigaciones de Glaeser y otros que identifican un amplio conjunto de servicios -tanto
servicios educativos o culturales, o como las condiciones climáticas , y, (c) la noción de
Clark de la ciudad como una máquina de entretenimiento a partir de las atracciones de
los parques, museos, galerías de arte, orquestas o edificios emblemáticos. Pero las
ciudades dinámicas son también grandes atractoras de personas por su capacidad de
ofrecer empleos bien remunerados ya que tienen niveles de productividad más altos
derivados de las economías de aglomeración

Las economías de aglomeración son el resultado tanto de las economías de escala


como de las economías de red que surgen cuando las empresas (y las personas) se
ubican cerca unas de otras. Por lo tanto, se relacionan con la proximidad espacial y,
como afirma Glaeser pueden formularse como una reducción de los costes de
transporte en un sentido amplio, es decir, los costes de transporte relacionados con las
mercancías, pero también con las personas y las ideas. (Glaeser, 2011). Hoy en día, las
ciudades tienen una ventaja de productividad por diferentes razones, que tienen que ver
con las ideas más que con los costes (como en la ciudad industrial del S. XIX). Cuando
una empresa de una ciudad presenta una nueva técnica, producto o diseño, las
empresas cercanas pueden construir rápidamente sobre ella o contratar a su creador.
La innovación de una empresa aumenta su propia productividad, pero también se
extiende a otras empresas. Son los "spillovers de conocimiento".

En el ámbito de los espacios de interacción, la ciudad articula tanto los espacios de


conflicto (competición) donde se dirimen entre intereses contrapuestos y la utilización
alternativa de los recursos y los modelos de apropiación de los espacios públicos y
privados y también los espacios de comunicación (colaboración). La densidad es tanto
un elemento agitador del conflicto como un fertilizador de la comunicación. La primera
de estas dos aproximaciones define la arena política de la ciudad y conforma unas

29
determinadas relaciones de poder que se encauzan en una arquitectura institucional
concreta y conforman una representación simbólica concreta. Las relaciones entre
espacio, poder e identidad están necesariamente mediadas por símbolos como
edificios, estatua, o anchas avenidas que comunica algo intangible (una idea, un valor,
un sentimiento): en consecuencia, un lugar de poder es por definición un lugar simbólico,
que es un vehículo para el poder en el orden espacial y para el espacio en el orden del
poder(Monnet & Jérôme, 2011). La conformación material de la ciudad en sí misma es
una representación más o menos sutil de las relaciones de poder y de las jerarquías
(políticas, religiosas, económicas culturales), con sus ayuntamientos, sus iglesias o sus
bancos en los centros. Precisamente es en la ciudad donde se dirime la verdadera
batalla (cultural, económica y técnica) entre el papel del mercado como generador de
incentivos para la prosperidad y la primacía de los derechos de la ciudadanía. Con
modelo específicos de apropiación del espacio por parte del mercado, el espacio no se
limita a ser un contenedor de edificios, de población y de producción sino que para ser
un generador de relaciones de producción y reproducción y una fuente contribuyente de
desigualdad y consecuente injusticia. El reclamo de la “ciudad justa” de Susan Fainstein
podría ilustrar esta tensión y las batallas culturales que se inician en las ciudades
finalmente tienen efectos claros sobre el funcionamiento y la regulación de los
mercados, -del mercado en general, no solo lo que se desarrollan en el marco urbano- .
Así, un cambio en la retórica en torno a la política urbana, de un enfoque centrado en la
competitividad a un discurso sobre la justicia, puede mejorar la calidad de vida de los
residentes urbanos.(Fainstein, 2014)

Pero quizás el elemento más importante es que esta doble dimensión de la ciudad como
mecanismo de concentración y la ciudad como mecanismo de interacción provocan que
la ciudad sea una máquina de innovación. La innovación y la iniciativa empresarial, así
como su geografía, conceden preferencias a la empresa, las aglomeraciones
industriales y/o el individuo y convierten a la ciudad en su contenedor. Combinando las
ideas de Jacobs sobre las ciudades con las de Schumpeter sobre la innovación, se
argumenta que la innovación y la iniciativa empresarial no solo tienen lugar en las
ciudades, sino que requiere de las mismas para que se produzca. (Florida, Adler, &
Mellander, 2017). La ciudad, con sus mayores niveles de densidad y diversidad, es el
entorno más eternamente propicio para generar la creatividad humana que sustenta la
innovación, el espíritu empresarial y el crecimiento económico...

La ciudad como escenario de las trayectorias vitales de los


individuos y las comunidades.
La tercera dimensión a la que queremos apelar, esta menos abordada por la literatura
más convencional del análisis urbano es a la referida a la concepción de la ciudad como
escenario de las trayectorias vitales, personales, profesionales y sociales de los sujetos
que las habitan. Con perspectivas de niveles de urbanización que alcanzarán el 70% en
2050, la ciudad se convierte en el escenario donde suceden la mayoría de los
acontecimientos vitales de los habitantes del planeta y en consecuencia el principal
determinante de nuestros niveles individuales de bienestar, utilidad y/o felicidad. Los

30
factores económicos tienen un fuerte impacto en el bienestar subjetivo en los territorios
de renta baja, pero en aquellos con mayores niveles de desarrollo ocurren cambios
culturales evolutivos sobre los cuales la gente le otorga mayor importancia a la auto
expresión y a la libertad de elección, (Inglehart & Welzel, 2005); otros autores sugieren
que tres componentes contribuyen a la satisfacción de la vida: placer, compromiso y
significado (Peterson, Park, & Seligman, 2005).

Tabla 3. la ciudad como escenario de las trayectorias vitales. Fuente elaboración propia

Dimensión : Escenario de Modo principal de Modos de producción/


trayectorias vitales generación de valor reproducción
Espacio de creación y Desarrollo integral. Generación de espacios
experimentación de los Creatividad. Placer. Vivencias públicos y privados para las
individuos experiencias creativas,
sensoriales
Alfabetización artística y
digital
Espacio de desarrollo de las Sentido de identidad, Modelos de gobernanza,
relaciones personales y compromiso con la generación de espacios de
sociales comunidad, pertenencia, conexión con la comunidad.
participación. Redes, comunidades
Significado
Espacio de desarrollo de la Productividad Generación de entornos
trayectoria profesional favorables a la creación de
oportunidades laborales
enriquecedoras

El éxito de las ciudades, vuelve a recuperar su sentido original, y queda definido por la
capacidad de satisfacer las necesidades simbólicas de los ciudadanos y por tanto,
depende cada vez más de cómo vivirlas, de qué tipo de experiencias profesionales,
sociales y expresivas es capaz de proveernos. Y esto cada vez tienes más que ver con
el ecosistema cultural. La ciudad como espacio de creación y experimentación de los
individuos genera valor activando los suficientes estímulos para posibilitar el desarrollo
integral a través del ejercicio de la creatividad, la persecución del placer y la multiplicidad
y a riqueza de las vivencias. La clave ya no reside tanto en la funcionalidad y eficiencia
del artilugio económico sino en las potencialidades del entramado social, en el espacio
de desarrollo de las relaciones personales y sociales. La riqueza y densidad de este
entramado está condicionado por su capacidad para estimular el sentido de identidad,
el compromiso con la comunidad, la pertenencia, y promover la participación y la
confianza en los demás. Los modelos de gobernanza de las ciudades han de propiciar
la generación de espacios de conexión con la comunidad. De jerarquías y organigramas
pasamos a redes y comunidades horizontales. Al final, el significado último de la
participación urbana es la contribución al devenir de una comunidad inspirado por los
principios de la ciudad justa; democracia, diversidad y equidad. (Fainstein, 2014)

Para maximizar la utilidad de nuestras trayectorias vitales, las guías ya no son la


racionalidad puramente instrumental, también operan valores expresivos, de
intercambio y beneficio mutuo. En esta perspectiva podemos interpretar la diferencia a
la que hace referencia Richard Sennett entre la tensión entre la ciudad física o construida
(lo que llama la ville) y la ciudad vivida (la cité) (Sennett, 2018). Por un lado, lo que

31
nosotros hemos llamado repositorio, como el conjunto de edificios, calles y plazas; por
otro, el escenario dónde vive, transita y hace suya la gente esa realidad física.

La ética y los valores de la creciente centralidad de la condición humana en el escenario


urbano se extienden a través del espacio, social y económico y posibilita la aparición de
nuevas actividades, algunas de ellas con valor económico y que empujan a la innovación
tecnológica y el desarrollo de la comunidad. El desarrollo sostenible, la creatividad, la
transparencia, la participación, la rendición de cuentas, la tecnología y el compromiso
como los pilares de los nuevas actividades sociales y nuevos sectores productivos; la
innovación social, las actividades creativas, la economía de proximidad, la economía
colaborativa, la economía circular, las actividades del cuidado, la economía verde, la
economía del bien común. Es en estos ámbitos donde la ciudadanía informada,
consciente y dueña de sus grados de libertad desean desarrollar sus trayectorias
profesionales y vitales, ya que es en estas actividades donde puede encontrar el
compromiso, el placer y el significado de las acciones cotidianas. Los determinantes del
comportamiento, en este ámbito, responde a una nueva jerarquía de valores asociados
con las prácticas culturales: el placer, el deseo expreso de la innovación, del consumo
relacional (versus el transaccional) y el intercambio libre, el pensamiento crítico, el
desarrollo personal, la solidaridad, la cooperación, el trabajo en red el valor de la
diversidad y la belleza, el sentido de justicia, la participación, la importancia de la
dimensión lúdica y vital en comparación con un beneficio puramente económico (Boix-
Domènech & Rausell-Köster, 2018). Son los aspectos centrales de la ciudad cultural los
tractores principales del desarrollo urbano futuro

Los límites del despliegue de la Smart City, y la ciudad


creativa
Sólo si se piensa en la economía urbana de una manera compleja y sofisticada
podremos dar cuenta de una de las paradojas centrales y a largo plazo del desarrollo
económico moderno, a saber, el hecho de que las ciudades de alto costo y altos salarios
siguen creciendo, incluso frente a las enormes reducciones a largo plazo de los costos
del transporte y las comunicaciones. (Storper & Scott, 2009).

Así, haciendo una síntesis simplificadora de la realidad podemos afirmar que los
campos de atención de la “Smart City” se ubican principalmente en la dimensión de la
ciudad como interface conectiva y tiene que ver con conceptos como gestión, eficiencia,
racionalidad, tecnología, transparencia, sostenibilidad. Aunque aún no está del todo
definido como medir los impactos (Dameri, 2017), la Smart City, básicamente mejora la
eficiencia de la ciudad ya que perfecciona la misma como mecanismo de concentración
y multiplica las posibilidades de interacción. Desde una perspectiva más crítica, algunos
autores sostienen que la Smart City básicamente es un relato de las compañías para
vender gadgets tecnológicos a las ciudades (Söderström, Paasche, & Klauser, 2014)7., y

7
Hace cerca de una década, por ejemplo, IBM lanzó el programa Smart Cities Challenge para
asesorar a ayuntamientos sobre cómo encarar retos de movilidad o salud pública con las TIC. En
2017 ya habían participado en la iniciativa más de 130 urbes de todo el mundo.

32
un informe en 2017 detallaba que el mercado de las ciudades inteligentes alcanzaría los
1,29 millones de euros en 2020. Otras críticas a la “Smart City” es la conversión de los
sensores tecnológicos y los algoritmos en meros mecanismo de control social o que
simplemente tecnocratizan los modelos de gobernanza haciendo parecer innecesaria la
participación. Algunos autores destacan que los problemas urbanos no giran
exclusivamente en torno a los desafíos tecnológicos y que las soluciones deben incluir
necesariamente una proporción de interacción e innovación social para tener éxito y
que la escala local es clave para que los actores puedan reunirse cara a cara,
intercambiar conocimientos tácitos y emprender acciones colectivas(Taylor Buck &
While, 2017).

La ciudad creativa, por el contrario, se puede ubicar en la resignificación del repositorio


de los elementos materiales, icónicos y significados del contexto urbano y en la
densificación de las actividades culturales como parte creciente de la economía de
mercado generadora de valor añadido. Como señala el Monitor Cultural y Creativo de las
ciudades la ciudad creativa pretende recoger tres facetas principales de la vitalidad
cultural, social y económica de las ciudades:

- El dinamismo cultural mide el "pulso" cultural de una ciudad en términos de


infraestructura cultural y participación en la cultura;

- La economía creativa capta la forma en que los sectores culturales y creativos


contribuyen al empleo, la creación de empleo y la capacidad de innovación de una
ciudad;

- El entorno favorable identifica los activos tangibles e intangibles que ayudan a las
ciudades a atraer talento creativo y a estimular el compromiso cultural.

Los dos conceptos anteriores limitan el papel de la dimensión simbólica y comunicativa


de la ciudad a una mera funcionalidad instrumental para el desarrollo urbano

La ciudad creativa y la Smart city han sido las respuestas más exitosas, frente a la crisis
urbanas que se inician en los años 70 y que supusieron la desindustrialización de las
ciudades. Distintas combinaciones de tecnología y contenido simbólico, por tanto han
sido la respuesta para la regeneración urbana yel mantenimiento de la productividad de
las ciudades

Como resultado, y a modo de ejemplo, podemos comprobar que más del 80% de las
ciudades europeas (y del conjunto de la OCDE) han conseguido mejoras en la
productividad del factor trabajo entre el año 2000 y el 2016, incluyendo los años de la
crisis, posibilitando la mejora de los indicadores del PIB/càpita8. Los resultados de
algunas ciudades del Este europeo resultan espectaculares, y solo algunas ciudades de
Italia o espacios ultraperíféricos como Las Palmas de Gran Canaria empeora la
productividad.

8
Los datos pueden observarse en la excelenta herramiente de visualización desarrollada por la
OCDE en: measuringurban.ocde.org

33
Aunque aún queda, en muchas ciudades un recorrido amplio para mejorar la
productividad vía la intensificación de la Smart city o a partir de la ciudad creativa, es
evidente que más pronto o más tarde los efectos se insertarán en una dinámica de
rendimiento decrecientes. A este factor hay que añadir otro elemento que aparece como
límite estructural al desarrollo urbano basado en la tecnología y el contenido simbólico.
Este tipo de desarrollado urbano provoca desigualdad

La ciudad cultural
El concepto que proponemos es la “ciudad cultural” cuyo eje definitorio es aquel espacio
urbano que posibilita y permite la satisfacción de los derechos culturales de la
ciudadanía. Así la cultura entra en una nueva fórmula que conecta a los individuos de
una comunidad con una concepción integral de desarrollo en la que se incorporan los
distintos derechos culturales que desde la Declaración Universal de los Derechos
Humanos hasta la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las
Expresiones Culturales, ligando al individuo con su entorno cultural y definiendo el
universo de sus vivencias y experiencias (estéticas, comunicativas, expresivas) En esta
concepción integral del desarrollo se conforma la cohesión social (a través de valores
compartidos y en consecuencia afectando a percepciones que tienen mucho que ver
con la felicidad, como el sentido de pertenencia, la autoestima, la identidad, el
compromiso con la comunidad, etc…), y además contribuye a la calidad de vida y amplia
los grados de libertad (a través de la generación de entornos bellos y armónicos y donde
los individuos puede manifestarse plenamente como seres humanos satisfaciendo las
necesidades de expresarse artísticamente, comunicarse, compartir y sentir emoción
estética y cognitiva ). Esto ofrece un acceso potencial y sin precedentes a los objetos y
experiencias culturales a través de las distancias, en las que los consumidores
culturales ya no son receptores pasivos.(Borda & Bowen, 2017)

La “ciudad cultural”, por tanto, queda definida por su capacidad intrínseca de satisfacer
los derechos culturales de la ciudadanía, como son; el derecho a ser (dotando de los
recursos y herramientas para que los individuos y comunidades sean capaces de
construirse identidades) el derecho a participar en la propia definición simbólica de la
comunidad y a acceder a sus expresiones culturales facilitando el compromiso con la
comunidad y otorgando sentido y significado a las acciones colectivas e individuales y
el derecho a emocionarse y sentir placer estético, cognitivo o emocional mediante las
prácticas artísticas y la capacidad creativa. La ciudad cultural por tanto debe proveer
oportunidades laborales creativas y enriquecedoras, debe facilitar densas interacciones
sociales, debe posibilitar la exploración de vivencias y experiencias inspiradoras y
articular mecanismos de gobernanza que permitan una participación activa e informada

Los riesgos de la ciudad cultural radican en su capacidad de ensimismamiento o la


posibilidad de que una vez satisfechos a determinado nivel, lo derechos culturales, se
tienda a situación conservadoras y enfrascadas en su propia realidad, sin capacidad de
plantear disrupciones o cuestionar los status quo

34
Las conexiones entre la ciudad creativa, la Smart City y la
ciudad cultural
La ciudad creativa, orientada exclusivamente a la competencia por la atracción, ya sea
de atención, talento o inversiones productivas, requiere de la ciudad cultural para definir
la misión y la visión del devenir colectivo. La ciudad cultural aporta significado en
términos de trayectorias de discurso que otorgan sentido y coherencia al uso de la
creatividad, dotándola de sentido del sitio y legitimándola a través de la participación.

En sentido inverso, la ciudad creativa aporta a la ciudad cultural la conexión global ya


que es la denominada clase creativa la verdadera conectora de las relaciones
cosmopolitas de las ciudades. El ecosistema creativo, menos sujeto a los consensos, la
tradición o la presión del patrimonio, y a la armonía de la comunidad, puede ser también
el catalizador de las transformaciones disruptivas al plantear saltos estéticos,
propuestas periféricas y prácticas transgresoras que ponen en cuestión las relaciones
estables y el status quo

Si tratamos de entrever las relaciones entre la ciudad cultural y la Smart City, podemos
identificar que la principal aportación de la Smart City a la ciudad cultural es la
aportación de evidencias y racionalidad instrumental a la aproximación narrativa y
emocional de la realidad urbana. Aunque efectivamente la ciudad sea un imaginario y
un constructo social, también resulta sensato pensar que cuanto más soportado por
evidencias esté dicho imaginario, mayor será su sostenibilidad discursiva. En sentido
contrario la ciudad cultural nos aleja de la distopia tecnocrática a la que nos podría
abocar la Smart City, aportando la experiencia de los usuarios, posibilitando el control
social de la gestión de los datos de la ciudad y mejorando su gobernanza

Finalmente podemos analizar las relaciones entre la Smart City y la ciudad creativa
señalando que la ciudad creativa, aporta sensibilidad simbólica, arte creatividad y
belleza a la ciudad inteligente, y la ciudad inteligente aporta recursos en forma de datos
y análisis y de soluciones tecnológicas a la ciudad creativa.

Un adecuado equilibrio entre estas dimensiones es lo que hace a las ciudades artefactos
de éxito ya que devienen en artefactos eficientes para la satisfacción de nuestras
necesidades como seres humanos que quieren, piensan y desean y tratan de perseguir
los niveles más altos posibles de utilidad, satisfacción y felicidad, en un mundo sujeto a
restricciones

35
La posición de Las Palmas en el Monitor
Cultural y Creativo 2019
La situación de Las Palmas de Gran Canaria en el Monitor Cultural y Creativo resilta
bastante discreta

1. Posición en el indicador global

1.1 Posición en el indicador de Pulso Cultural

1.1.1 Posición en el indicador de Infraestrcuturas culturales

1.1.2 Posición en el indicador de participación cultural y atractividad

36
1.2.1 Posición en el indicador de trabajos creativos y culturales.

1.2.2 Posición en el indicador de propiedad intelectural e innovación

1.2.3 Posición en el indicador de empleos en nuevas empresas culturales y creativas

1.3.1 Posición en el indicador de capital humano y educación

37
1.3.2 Posición en el indicador de apertura, tolerancia y confianza

1.3.3 Posición en el indicador de conectividad local e internacional

1.3.4. Posición en el indicador de calidad de la gobernanza

38
Comparación de la situación de Las Plamas de Gran Canaria respecto a otras ciudades
españolas y europeas

Una reflexiones del impacto de la pandemia


sobre el índicador CCCM
En vísperas de la pandemia de coronavirus, algunas iniciativas internacionales muy
destacadas habían puesto de manifiesto la importancia de la cultura y la creatividad
para el desarrollo urbano.. En 2019, la UNESCO publicó sus indicadores Culture/2030,
con el propósito de medir y evaluar las contribuciones de la cultura a los Objetivos de
Desarrollo Sostenible A estas iniciativas se sumó la decisión de la Asamblea General
de las Naciones Unidas, el 8 de noviembre de 2019, de declarar 2021 como el Año
Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible. Ante todo ello, nos
encontramos dotados de principios y herramientas adecuadas con las que analizar el
rendimiento y la prosperidad de los ecosistemas culturales y creativos de las ciudades,
entre las que se encuentran las ciudades medianas españolas analizadas.

Más de un año después del estallido de la pandemia, los datos recogidos a todas las
escalas (global, regional y local) han confirmado desgraciadamente las peores
expectativas. Según el Banco de España, la gravedad del confinamiento, los intensos
impactos en los negocios ligados al ocio y la movilidad y la elevada presencia de
pequeñas empresas hacen pensar que la recuperación de la actividad económica en
España va por detrás de la europea, mientras que la contracción económica y la pérdida
de riqueza son aún más significativas. De cara a la recuperación del sector cultural, el
apoyo de los recursos públicos ha adquirido una importancia considerable, tal y como
se enmarca en el instrumento EU Next Generation y en el "Plan de recuperación,
transformación y resiliencia de la economía”. En este contexto, resulta necesario

39
reforzar los argumentos a favor de la cultura, destacando sus vínculos con el desarrollo
sostenible. Para ello, hemos utilizado las herramientas analíticas internacionales
mencionadas, probando su potencial para analizar el dinamismo cultural y empresarial,
así como su uso combinado para la acreditación de las relaciones entre cultura y
desarrollo urbano sostenible.

La aplicación del modelo CCCM nos permite obtener indicadores, subíndices e índices
descriptivos de dinamismo cultural y creativo para las ciudades estudiadas. Creemos
que hemos conseguido superar con éxito el escollo de la irregularidad de las fuentes de
datos para estas ciudades de tamaño medio, aunque éste sigue siendo un ámbito en el
que ciertamente se puede mejorar. El índice C3 ha demostrado su eficacia a la hora de
mostrar que los ecosistemas culturales y creativos son muy heterogéneos, incluso en el
pequeño grupo que representan estas ciudades. Hemos confirmado el destacado peso
de la dimensión Pulso Cultural en las ciudades no metropolitanas, especialmente en las
capitales de provincia y regionales, lo que cumplía nuestras expectativas en función de
su centralidad. También hemos observado la fuerza de la dimensión Economía Creativa
en las ciudades metropolitanas, demostrando así que las ciudades más pequeñas
pueden efectivamente "tomar prestado el tamaño" y mantener las funciones, los
servicios y el rendimiento que suelen asociarse a las áreas metropolitanas si están bien
integradas en las redes. Ambos resultados coinciden con las observaciones anteriores
de la muestra de 190 ciudades europeas a las que se aplicó el modelo original de CCCM;
además, en este grupo, las grandes capitales destacaban en Economía Creativa debido
a factores de aglomeración y proximidad a instituciones públicas y privadas. Muchas de
las ciudades medianas estudiadas también destacan en Vibración Cultural, y hay que
señalar que este resultado se ha visto influido por la elección metodológica de expresar
la mayoría de los indicadores en términos per cápita, lo que sin duda favorece a las
ciudades más pequeñas debido a la desproporcionada dotación de recursos culturales
por habitante.

Otra aportación de este trabajo ha sido la obtención de diversos datos que conforman
el indicador 8 de los Indicadores UNESCO Cultura/2030 (Empresas culturales) para una
muestra de empresas ubicadas en las ciudades. Hemos mostrado la diversidad de este
grupo empresarial en términos de empleo, activos y beneficios, confirmando también
las deficiencias estructurales del sector que se han puesto de manifiesto durante la
pandemia. Y lo que es más importante, se evidencia que el índice C3 es un enfoque
eficaz para captar la vitalidad empresarial; los índices de concentración de empresas,
empleo y activos presentan todos ellos valores decrecientes para las ciudades incluidas
en los cuartiles 1 a 4 de dicho índice. Hemos interpretado esto como una prueba de la
relación entre el dinamismo cultural (expresado por el valor del índice C3) y la presencia
empresarial (recogida por los índices de concentración). Dado que el índice interpreta
de forma consistente la presencia de empresas culturales en las ciudades,
comprobamos que se corroboran las condiciones favorables para las empresas en las
ciudades estudiadas, y podemos afirmar que la cultura es un factor atractivo para las
empresas y, por tanto, contribuye al desarrollo sostenible de las ciudades.

La información que se maneja en este trabajo y, en concreto, los indicadores recogidos


para obtener el índice C3 y el resto de CCCM, medidas sintéticas del comportamiento

40
cultural, pueden facilitar a los responsables políticos la elaboración de estrategias para
la recuperación post-pandémica de los ecosistemas culturales y creativos de las
ciudades. Estas estrategias pueden basarse en una reflexión compartida sobre
aspectos como qué fortalezas culturales reforzar; qué carencias cubrir; qué buenas
prácticas de otras ciudades podrían adoptarse; qué fórmulas de cooperación pueden
llevarse a cabo entre varias ciudades; cómo hacer llegar la oferta cultural a la población
circundante o cómo mejorar, en su caso, la calidad de la gobernanza [9]..

La cultura como respuesta


La pandemia de la COVID-19 ha tenido un profundo impacto sobre la salud pública y, por
extensión, sobre los niveles generales de bienestar y felicidad de toda la población. Las
restricciones a la movilidad y la suspensión de buena parte de las actividades
productivas tuvieron también enormes repercusiones económicas. La incidencia de una
parte y de la otra no se produce de manera homogénea, sino que deja leer desigualdades
y se concentra en los espacios de mayor vulnerabilidad.

El impacto de la pandemia sobre los sectores culturales que han sido devastadores tal
y como muestra el último informe elaborado por la consultora EY(EY, 2021) y encargado
por GESAC – una institución que agrupa a las más importantes sociedades de autores
de la Unión Europea- ,donde se detalla que en los SCC en conjunto sufrieron pérdidas de
más del 30% de su volumen de negocios en 2020 -una pérdida acumulada de 199.000
millones de euros-. Los sectores de la música una reducción de la facturación del 75% y
las artes escénicas del 90%, 53.000 millones de euros en las artes visuales, 26.000
millones de euros en las audiovisuales, etc. No hay precedentes en Europa de un shock
de demanda de tal magnitud, por lo que es previsible que los efectos se dejarán sentir
durante años. En el caso español ha supuesto una devastadora desestructuración de
unas actividades que empezaban a recuperar al situación previa a la crisis de 2008
(Abeledo, Bacete, & Sendra, 2020) y que ha afectado especialmente a la estructura
empresarial del sector. El impacto ha sido especialme cruento y diferencial en Canarias,
donde el empleo se reduce en un 43% entre el último trimestre de 2019 y el de 2020.

41
Gráfico 1. Tasa de variación de los ocupados en los sectores culturales, por CCAA, 4º T 2020
respecto a 4º Tr de 2019. Fuente: MCUD. Explotación de la Encuesta de Población Activa en el
Ámbito Cultural, INE. Encuesta de Población Activa.

País Vasco 6%
Navarra (Comunidad Foral de) -6%
Murcia (Región de) -2%
Madrid (Comunidad de) -9%
Galicia 2%
Comunitat Valenciana -7%
Cataluña -4%
Castilla-La Mancha -3%
Castilla y León 0%
Canarias -43%
Balears (Illes) -11%
Asturias (Principado de) -8%
Aragón -19%
Andalucía -17%
-50% -40% -30% -20% -10% 0% 10%

Intuímos que el profundo impacto en Canarias responde a un mayor grado de fragilidad


previa y quizás a una mayor imbricación con el ecosistema turístico colapsado.

También es cierto, que, en términos comparativos a situaciones anteriores, las


reacciones de política pública han sido relativamente rápidas y desde el primer
momento y de manera generalizada han considerado a la cultura y a la creatividad como
parte nuclear y vertebral de la recuperación posterior a la pandemia. El problema es que
la elevada fragilidad previa del sector hace que incluso sea muy complicado diseñar
medidas que con celeridad, eficacia y transparencia lleguen a tiempo para evitar un
colapso irreversible. En este momento, tenemos los discursos legitimadores y los
recursos potencialmente disponibles, pero hace falta mucho esfuerzo para imaginar y
diseñar intervenciones, que, en el marco normativo actual, permitan mejorar,
urgentemente los mecanismos de protección social, económica y laboral de los artistas
y profesionales de la cultura y sean capaces, a medio plazo, de reconstruir con cierta
solidez y musculatura el ecosistema cultural y creativo.

En el campo de la cultura, después de un periodo inicial de respuesta urgente, enseguida


se entendió que el reto no se reducía a mitigar los impactos sufridos, sino que se tenía
que avanzar más allá para resolver problemas profundos en el ecosistema cultural y
abrir vías de avance hacia nuevos modelos de acción cultural.

De manera sintética y a grandes rasgos, el escenario ambivalente que ha abierto la


pandemia alrededor de la cultura podría enmarcarse en las siguientes claves:

Resiliencia arraigada en la precariedad. Los sectores culturales y creativos son varios


y, en consecuencia, encajaron el impacto de la irrupción de la COVID-19 de manera
desigual. Por diferentes razones, los agentes más frágiles hicieron gala de unos niveles
de resiliencia y de inventiva que, en buena parte, se sostienen en la precariedad y que

42
difícilmente pueden ser sos-tenidos en el tiempo. Ante la imprevisibilidad que ha
marcado toda la evolución de la pande-mia y que define todavía su futuro inmediato,
este aspecto se debe tener en cuenta en el corto y el largo plazo.

Transformaciones, avances y posibles carencias. Tendencias previamente activas –en


particular, todo lo que tiene que ver con la digitalización– se aceleraron ante la irrupción
de la crisis. Los avances incluyeron aspectos de valor, pero la celeridad con la cual se
realizaron también provocó que se desatendieran cuestiones fun-damentales y se
echara de menos asistencia y tutela. Desde el punto de vista del sector cultu-ral, se
movilizó una enorme cantidad de energía que, por la ausencia de apoyo, a veces ha
acaba-do derrochada y convertida en frustración.

La defensa del valor social de la cultura y sus paradojas. La reivindicación de la


relevancia social de la cultura y la creatividad sirvió para hacer valer conexiones con
otros ámbitos como la educación, la salud o los cuidados. Al mismo tiempo, a causa de
la urgencia y la excitación, la defensa de la cultura se dejó llevar por una dinámica rápida
y reactiva. Esta intensidad no controlada intervino en favor de las élites y de la
banalización de la participación cultural, cosa que redunda en perjuicio de los agentes
culturales y creativos, por otorgarles un papel social accesorio, y del conjunto de la
ciudadanía, por actuar en contra del desarrollo personal y colectivo, la diversidad, la
cohesión y la equidad.

El ejercicio de revisión que ha abierto la pandemia incita, por lo tanto, a construir una
nueva comprensión de la cultura y de su valor ante un escenario global cambiante que
abre la puerta a reconfigurarse y repensarse. Ante el reto de la reorientación, la Comisión
Europea ha subrayado que los sectores culturales y creativos son una parte esencial del
Plan de recuperación de Europa. Como expresión de esta convicción, se ha movilizado
un paquete de programas sin precedentes que tratan de construir una visión compartida,
con los profesionales y los Estados miembros, sobre cómo recuperarse de la crisis del
coronavirus y enriquecer el ecosistema cultural y asegurar la soberanía cultural de
Europa.En el ámbito estatal, el Plan de recuperación, transformación y resiliencia
funciona como una ramificación del marco europeo, y otorga de nuevo una posición de
destacada centralidad en las actividades culturales, creativas y de innovación. El
enfoque vuelve a coincidir en que la solución de la crisis actual y el avance hacia un
nuevo modelo de desarrollo socioeconómico, más sostenible y resiliente, pasa
necesariamente por reforzar el campo de la cultura. Así que, desde una perspectiva de
gobierno multinivel, se ha configurado un panorama que actúa simultáneamente como
una ventana de oportunidad y como un espacio al que contribuir. El presente documento
trtata de ubicarse como documento indicativo y de liderazgo, tanto para agentes
públicos como privados, que, por un lado, facilita la detección de oportunidades y
canaliza hacia ellas ideas de valor, y por otro, profundiza en la convicción de que la
cultura y la creatividad son pilares sobre los cuales se tiene que reconstruir la
recuperación de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y por derrame, de la isla de
Gran Canaria.

43
Referencias
Baumol, W. J. (1967). Macroeconomics of Unbalanced Growth: The Anatomy of Urban
Crisis. The American Economic Review, 57(3), 415-426.

Boix-Domènech, R., & Rausell-Köster, P. (2018). The Economic Impact of the Creative
Industry in the European Union. En Drones and the Creative Industry (pp. 19-36).
Cham: Springer International Publishing. https://doi.org/10.1007/978-3-319-
95261-1_2

Borda, A., & Bowen, J. P. (2017). Smart Cities and Cultural Heritage-A Review of
Developments and Future Opportunities.
https://doi.org/10.14236/ewic/EVA2017.2

Borja, J., Carrión, F., & Corti, M. (2017). Ciudades resistentes, ciudades posibles  ::
Editorial UOC - Editorial de la Universitat Oberta de Catalunya.

Camagni, R., Capello, R., & Caragliu, A. (2015a). The Rise of Second-Rank Cities: What
Role for Agglomeration Economies? European Planning Studies, 23(6), 1069-1089.
https://doi.org/10.1080/09654313.2014.904999

Camagni, R., Capello, R., & Caragliu, A. (2015b). The Rise of Second-Rank Cities: What
Role for Agglomeration Economies? The Rise of Second-Rank Cities: What Role for
Agglomeration Economies? European Planning Studies, 23(6), 1069-1089.
https://doi.org/10.1080/09654313.2014.904999

Camagni, R., Capello, R., & Caragliu, A. (2017). Static vs. Dynamic Agglomeration
Economies: Spatial Context and Structural Evolution Behind Urban Growth. En R.
Capllo (Ed.), Seminal Studies in Regional and Urban Economics, (pp. 227-245).
Milano: Springer International Publishing AG 2017. https://doi.org/10.1007/978-3-
319-57807-1

Castells-Quintana, D. (2017). Malthus living in a slum: Urban concentration,


infrastructure and economic growth. Journal of Urban Economics, 98, 158-173.
https://doi.org/10.1016/J.JUE.2016.02.003

Cocchia, A. (2014). Smart and Digital City: A Systematic Literature Review (pp. 13-43).
Springer International Publishing. https://doi.org/10.1007/978-3-319-06160-3_2

Dameri, R. P. (2017). Smart City Definition, Goals and Performance (pp. 1-22). Springer,
Cham. https://doi.org/10.1007/978-3-319-45766-6_1

Ebenezer, H. (1965). Garden Cities of To-Morrow. (F. J. Osborn, Ed.). Cambridge, MA: MIT
Press.

Eurocities. (2019). THE CITY LEADERS AGENDA FOR EUROPE.

Fainstein, S. S. (2014). The just city. International Journal of Urban Sciences, 18(1), 1-18.
https://doi.org/10.1080/12265934.2013.834643

Florida, R. (2017). The new urban crisis : how our cities are increasing inequality,
deepening segregation, and failing the middle class-- and what we can do about it.
Basic Books.

44
Florida, R., Adler, P., & Mellander, C. (2017). The city as innovation machine. Regional
Studies, 51(1), 86-96. https://doi.org/10.1080/00343404.2016.1255324

Glaeser, E. (2011). El triunfo de las ciudades: Cómo nuestra gran creación nos hace más
ricos, más listos, más sostenibles, más sanos y más felices.

Harvey, D. (2012). Rebel cities : from the right to the city to the urban revolution. Verso.

Inglehart, R., & Welzel, C. (2005). Modernization, Cultural Change, and Democracy The
Human Development Sequence. Cambridge University Press. New York.

Jin, X., Long, Y., Sun, W., Lu, Y., Yang, X., & Tang, J. (2017). Evaluating cities’ vitality and
identifying ghost cities in China with emerging geographical data. Cities, 63, 98-109.
https://doi.org/10.1016/J.CITIES.2017.01.002

Martel, C. (2015). Espacios culturales de Las Palmas de Gran Canaria. Estudio de los
espacios culturales de Las Palmas de Gran Canaria desde 1950 hasta la actualidad.
Las Palmas de Gran Canaria: Carmelo Martel.

Monnet, J., & Jérôme. (2011). The symbolism of place: a geography of relationships
between space, power and identity. Cybergeo.
https://doi.org/10.4000/cybergeo.24747

Nogueira, J. P. (2017). From failed states to fragile cities: redefining spaces of


humanitarian practice. Third World Quarterly, 38(7), 1437-1453.
https://doi.org/10.1080/01436597.2017.1282814

Pareja-Eastaway, M., & Miquel, M. P. i. (2015). Towards the Creative and Knowledge
Economies: Analysing Diverse Pathways in Spanish Cities. European Planning
Studies, 23(12), 2404-2422. https://doi.org/10.1080/09654313.2014.988018

Peterson, C., Park, N., & Seligman, M. E. P. (2005). Orientations to happiness and life
satisfaction: the full life versus the empty life. Journal of Happiness Studies, 6(1),
25-41. https://doi.org/10.1007/s10902-004-1278-z

Scott, A. J. (2014). Beyond the Creative City: Cognitive–Cultural Capitalism and the New
Urbanism. Regional Studies, 48(4), 565-578.
https://doi.org/10.1080/00343404.2014.891010

Sennett, R. (2018). Building and dwelling : ethics for the city. Macmillan. Farrar, Straus
and Giroux.

Short, J. R. (2017). A research agenda for cities. Edward Elgar Publishing.

Söderström, O., Paasche, T., & Klauser, F. (2014). Smart cities as corporate storytelling.
City, 18(3), 307-320. https://doi.org/10.1080/13604813.2014.906716

Sorribes, J. (2012). La ciudad: economía, espacio, sociedad y medio ambiente. Tirant lo


Blanch.

Storper, M., & Scott, A. J. (2009). Rethinking human capital, creativity and urban growth.
Journal of Economic Geography, 9(2), 147-167. https://doi.org/10.1093/jeg/lbn052

Susanti, R., Soetomo, S., Buchori, I., & Brotosunaryo, P. (2016). Smart Growth, Smart City
and Density: In Search of The Appropriate Indicator for Residential Density in
Indonesia. Procedia - Social and Behavioral Sciences, 227, 194-201.

45
https://doi.org/10.1016/j.sbspro.2016.06.062

Taylor Buck, N., & While, A. (2017). Competitive urbanism and the limits to smart city
innovation: The UK Future Cities initiative. Urban Studies, 54(2), 501-519.
https://doi.org/10.1177/0042098015597162

Therborn, G. (2017). Cities of power : the urban, the national, the popular, the global. Verso.

Trullén, J., Boix, R., & Galletto, V. (2013). An insight on the unit of analysis in urban
research. En P. K. Kresl & J. Sobrino (Eds.), Handbook of research methods and
applications in urban economies (pp. 235-264). Edward Elgar.

46

También podría gustarte