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y malestar
universitario
Fundamentos para una
crítica de los posgrados en
ciencias sociales en México
ISBN: 978-607-520-373-7
ISBN: 978-607-520-373-7
Prólogo................................................................................................................... 11
Introducción.........................................................................................................15
Consideraciones finales.................................................................................223
Sujeto y ansiedades neoliberales.................................................................227
Pensar la universidad desde el mal-estar.................................................235
Referencias
Bibliografía.........................................................................................................237
Artículos de revistas....................................................................................... 246
Artículos de internet...................................................................................... 248
Documentos de internet............................................................................... 250
Sitios web consultados.................................................................................... 251
Tesis consultadas.............................................................................................. 252
Entrevistas......................................................................................................... 253
Otras fuentes..................................................................................................... 255
Anexos
Anexo 1 ............................................................................................................... 256
Anexo 2 ..............................................................................................................257
Para Fausto y
Norma, siempre.
PRÓLOGO
A
l revisar las cifras de la Asocia-
ción Nacional de Universidades e
Institutos de Educación Superior
se observa el crecimiento conti-
nuo del número de estudiantes,
egresados y graduados de posgrado. De 2010
a 2019 la matrícula pasó de 208 225 a 361 267;
en tanto que la tasa de crecimiento de egreso
se ubica en 2.3 % y de graduación en un 3.2 %.
De manera paralela se registra un permanente
incremento de programas educativos en los ni-
veles de especialidad, maestría y doctorado: en
2010 se contaba con 4158, cifra que se elevó a
9601 en 2019.
La formación en posgrado se ha ligado a
procesos de acreditación de las instituciones, los
estudiantes y egresados, labor que ha efectua-
do el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
mediante el Programa de Posgrados de Exce-
lencia (1991-2000), el Programa de Fortaleci-
miento del Posgrado Nacional (2001-2006) y el
Programa Nacional de Posgrados de Calidad o
pnpc (2007 a la fecha). En este rubro se nota un
incremento en el número de programas incor-
11
porados al pnpc, ya que en la actualidad representan más del 24 % de los
posgrados mexicanos . En su sitio web el Conacyt señala que el propósi-
to de asegurar la calidad en los posgrados es incrementar las capacida-
des científicas requeridas para el crecimiento y desarrollo sustentable y
equitativo del país.
Los datos expuestos pueden interpretarse de manera positiva en
tanto que reflejan un mayor interés de las dependencias gubernamen-
tales, las instituciones de educación y de los jóvenes en un aspecto fun-
damental para la sociedad: la formación de profesionistas especializa-
dos y de científicos en las diferentes áreas disciplinares. Sin embargo,
en los procesos de diseño, desarrollo y evaluación de los programas se
consideran factores académicos y administrativos que poco o nada tie-
nen que ver con las subjetividades de quienes participan en ellos, ya que
dichos procesos se realizan con fines de registro o acreditación desde los
enfoques de eficiencia y productividad establecidos a escala global por
el modelo de desarrollo hegemónico.
¿Por qué hablar de la subjetividad de los estudiantes de posgrado?
Si bien no se puede negar el avance cuantitativo en este nivel educati-
vo, habría que considerar que la condición de estudiante no solo está
determinada por su inclusión a un posgrado y la realización de activida-
des académicas, sino también por las perspectivas, expectativas, deseos,
emociones y sentimientos de las personas, así como por los imaginarios
y representaciones sociales en torno al posgrado que de manera indi-
vidual se asumen. Es decir que las subjetividades participan en la con-
figuración de los significados que los estudiantes generan respecto su
formación en un posgrado, así como en el sentido que adquiere en sus
proyectos personales, profesionales y laborales.
Quienes participamos en programas de posgrado podemos perci-
bir en el entorno estudiantil la construcción y objetivación de creencias,
aserciones o negaciones no solo en las etapas formativas, sino desde
que se aspira y piensa en el ingreso, hasta después de egresar. Es posible
que estas situaciones sean recurrentes en el área de las Ciencias Socia-
les, sobre todo en programas que incitan a la reflexión y autoreflexión
vinculada al papel de la ciencia y los científicos en el desarrollo de las so-
ciedades dentro del contexto actual. De modo consciente o inconsciente
emergen tensiones que a través de discursos dan forma a lo que Felipe
Palacios denomina como “malestar generalizado”.
Prólogo 13
INTRODUCCIÓN
E
ste libro es una pequeña aportación
al ya bastante amplio espectro de
conocimientos, información, tesis,
artículos y reflexiones hechas so-
bre la universidad, como objeto de
indagación científico-académica. Una razón
por la cual decidí profundizar en esta área es
porque en los cambios que se han dado en los
sistemas universitarios a lo largo del siglo xx y
lo que va del xxi, al menos dos de ellos han sido
fundamentales para su proyección en México:
la creación de universidades públicas estatales
en todo el país, y el impulso a los estudios de
posgrado que, como política educativa, buscaba
incidir en la mejora de condiciones sociales y
económicas a partir del incremento en la for-
mación de recursos humanos en México.
Una pregunta inicial a la que me vi en-
frentado fue: ¿por qué en las últimas décadas
estudiar un posgrado se convirtió en una op-
ción de ocupación y de formación académica
para los egresados universitarios, pero con
mayor notoriedad a los egresados de los pro-
gramas de Ciencias Sociales? Un primer inten-
15
to de respuesta la dirigí a la globalización neoliberal, como culpable de
todos los males, donde la idea de competencia, de preparación cons-
tante y de “saber moverse” en el mercado global, nos ha obligado a
sentirnos insuficientemente preparados para el mundo laboral. Pero
quedarse en ese nivel global de explicación no me iba a llevar a nin-
gún lado, porque lo que me interesaba eran los efectos concretos y
discursivos de esa influencia global en los espacios institucionales y,
particularmente, en la universidad.
Si algo sabemos es que aquello que llamamos globalización, sea
fenómeno, teoría o discurso, se manifiesta fijando la atención en los
cambios producidos en niveles macro y micro estructurales. Tanto en
la economía como en las relaciones sociales y las prácticas culturales,
la globalización sigue siendo la herramienta conceptual a la que se le
atribuyen sus efectos en las distintas esferas. Pero una perspectiva
histórica sobre el desarrollo de las universidades era necesaria para
entender ese contexto mundial desde donde se orientan las políticas
educativas, y cómo los cambios culturales derivados de tales políticas
han atravesado no solo lo atinente a la educación, sino a distintos es-
pacios sociales y a las personas involucradas.
Hoy podemos decir que la educación ha (de)pendido del contexto
global, también ha sido una fuerte aliada de los sistemas políticos y
desde ahí se han ido orquestando las nuevas formas de producción
cultural, donde los distintos significados de las prácticas educativas
son una de estas formas. La organización del conocimiento a partir de
las disciplinas científicas ha mantenido constante la reflexión, tanto
por la organización misma como por los usos y expectativas del saber
producido en las esferas económicas, políticas, culturales y sociales.
En México el proyecto de educación pública ha pasado por dis-
tintas etapas desde el periodo posindependiente. Las fuentes señalan
una primera etapa –1821 a 1867– caracterizada por una preparación
de un plan de enseñanza (Meneses, 1998, citado en Miranda 2010),
el cual no logra cuajar principalmente por la pugna entre liberales y
conservadores; en el Porfiriato, una aparente estabilidad política sir-
vió para definir una ideología en la enseñanza inspirada en la gra-
tuidad, laicidad, democratización y el nacionalismo; además de una
orientación filosófica positivista con que se asociaba el progreso de la
Introducción 17
internacional. Existen balances sobre lo que se ha logrado y lo que
falta por hacer relacionados con logros académicos, especialización,
calidad, evaluación, promoción, inversión, y cuya lógica se presenta
como irreversible. Cierto es que las condiciones actuales en las que se
encuentran los sistemas educativos no están aislados ni de la lógica
económica ni del desarrollo de la ciencia. Al contrario, las reformas
educativas que desde 1979 y 1980 iniciaron en Singapur y Hong Kong
respectivamente, junto con otros países de distintos continentes, han
puesto en marcha toda una gran maquinaria de indicadores que bus-
can señalar el estado de desarrollo en que se encuentran los sistemas
educativos, siendo la ocde la encargada de dirigir tal proyecto (Mour-
shed y otros, 2012).
La Reforma Educativa de 2012 en México ha atravesado no solo
niveles educativos sino a las personas involucradas directa e indirec-
tamente. Una vez que se toma el Acuerdo Nacional para la Moder-
nización de la Educación Básica en 1992 se hace de la participación
social en las escuelas, un espacio donde ya no solo el maestro es el
único responsable de la educación de los estudiantes, sino a padres,
alumnos, autoridades y directivos se les otorga un papel primordial
para hacer de la llamada calidad educativa, un proceso permanente e
incluyente, de carácter participativo.
Las expectativas de la reforma en nivel medio básico y medio
superior buscan impactar directamente en los distintos ámbitos de
la realidad social y, de cierta forma, complementar el trabajo hecho
en los niveles de educación preescolar y primaria. Se espera que el
sistema de educación superior en México se vea fortalecido con las
reformas implementadas en los distintos niveles que le anteceden.
Y es precisamente desde el diseño de estas políticas educativas que
los efectos de los ajustes en el ámbito internacional se imponen en el
quehacer político, en los espacios sociales y en las subjetividades, la
dimensión privada donde se materializan los discursos en forma de
prácticas sociales y cambios subjetivos.
Uno de los mayores énfasis asociativos que podemos señalar en
la educación superior de las sociedades contemporáneas, es el que re-
laciona directamente a los estudios de posgrado con el atributo de ser
un profesional de alto nivel de preparación y/o especialización. En el
Introducción 19
el propio discurso, por su estructura, trasciende al campo mismo del
lenguaje ampliando su extensión y dominio.
No está de sobra partir de este hecho: la universidad como ins-
titución es un espacio donde el saber, o cierto tipo de saber, se consti-
tuye como objeto de goce y malestar para el sujeto de su producción.
Las ciencias sociales anidaron, por razones de contexto expuestas más
adelante, escindidas por fronteras epistémicas, científicas e ideológi-
cas, pero como proyecto y práctica de cierta política educativa han os-
cilado, tambaleantes, entre la crítica y la reproducción, entre la adap-
tación a las nuevas condiciones y cierta resistencia a ellas.
Lo que está en juego dentro del discurso universitario, las cien-
cias sociales y quienes lo sostienen, es tanto el sentido mismo del dis-
curso, el desarrollo de los distintos saberes científicos y los lugares de
los sujetos. El estudiante de posgrado se erige como un saber de dis-
curso diseñado desde un lugar político, sabido como producción subje-
tiva (perfil de egreso), pero también como un saber no sabido, aquella
subjetividad hablante que, una vez habilitada por un dispositivo in-
terlocutor, evoca y suscita versiones discursivas de aquello que está
en juego. Las políticas educativas son también medios de diseño y pro-
ducción de subjetividades. El estudiante de posgrado, entendido como
sujeto del discurso universitario, transita por dos realidades: la de sos-
tener su propio lugar a toda costa, y la de sostener, como entidad, los
discursos que sobre él pesan y le son asignados por la universidad.
Se suscita entonces un problema que guía y orienta mi reflexión
a lo largo de este libro: el estudiante de posgrado en México ha sido
reconocido como recurso humano de alto nivel, más por su producción
en el periodo de estudio y su denominación neoliberal estratégica, que
por su vinculación con los espacios de aplicación de conocimiento. En
el área de Ciencias Sociales se producen subjetividades educativas que
difícilmente logran su inserción en otras áreas de aplicación de conoci-
miento que no sean vinculadas a la educación, de las cuales no se cono-
ce esa relación entre aspiraciones y posibilidades reales. En ese sentido,
el estudiante de un posgrado perteneciente al Padrón Nacional de Pos-
grados de Calidad (pnpc) del Conacyt, se constituye como sujeto en falta,
un profesionista desposeído de algo que lo hace u obliga a regresar a la
universidad, y con ello suscribirse en el empeño por mantenerse en el
Introducción 21
iniciado el proyecto de universidad con la existencia, en 1975, de una
maestría en Urbanismo y otra en Ciencias de la Educación, y un pro-
grama doctoral el cual
Introducción 23
de maestría, en algunos casos el cuarto semestre en otros recién ter-
minado el período escolarizado, o en vísperas de la presentación del
examen de grado. Marcelo, de la Maestría en Ciencias Sociales (uacj)
fue el único que ya había obtenido el grado, siendo el primero de su
generación en presentar examen; Alejandra y Tania de la Maestría en
Estudios Interdisciplinarios de Género (uacj) y Luisa de la Maestría en
Ciencias Sociales (uacj) se encontraban en la etapa de lectores; Evan-
gelina, Janeth y Jesús del mismo programa daban los últimos trazos a
la redacción final de tesis; Anette, Maura, Bruno, Orlando y Nereida
de la Maestría en Educación (uan), Andrea, Onofre, William y Alberto
de la Maestría en Derecho (uan) y Evangelina2 de la Maestría en Es-
tudios Interdisciplinarios de Género (uacj) se encontraban cursando
el último semestre del programa al momento de establecer el diálogo
con ellos.
Todos ellos son los principales informantes3 que a lo largo de
este libro se constituyen como una posición discursiva, no por una
homogeneidad argumentativa, sino por el lugar desde donde emana
el discurso. Es en ese sentido que lo que aquí se plantea no es un ba-
lance de política educativa en materia de educación superior, ni un
diagnóstico actual y acabado sobre el posgrado para destacar fortale-
zas y áreas de oportunidad. La intención de este trabajo es poner en
análisis y discusión varios aspectos que hoy son fundamentales para
entender el lugar de la subjetividad en los procesos institucionales de
los posgrados en México.
Estos procesos son al mismo tiempo parte de una cultura que
se manifiesta en forma de práctica-hacer, es decir, como mecanismo
de un buen funcionamiento, y que por lo mismo debe expandirse a
distintos ámbitos. Tomar como punto de referencia el “decir” de los es-
tudiantes de maestrías en ciencias sociales sobre la propia experiencia,
es hacer del acto lingüístico un medio que ponga en cuestionamiento
un sesgo ideológico que sitúa a la práctica y el hacer como factores
Introducción 25
situación laboral una vez concluidos sus estudios y la obtención del
grado.
Una actividad fundamental fue hacer un ejercicio comparativo
y de contraste entre la categoría de recursos humanos de alto nivel
–propia del discurso de las políticas educativas– y las manifestaciones
subjetivas que subyacen en la vida académica, con el actual trabajo
científico que operan los programas de posgrado seleccionados. Lo
anterior con el propósito de descubrir en qué aspectos se asocian los
recursos humanos de alto nivel con aquellos criterios que evalúa la
calidad educativa de los posgrados en México, así como la manera en
que influye en los estudiantes el reto de formarse en un programa de
posgrado de calidad.
Finalmente, se propuso demostrar las consistencias e inconsis-
tencias resultantes de contrastar los discursos de los estudiantes con
los indicadores de calidad educativa de los posgrados que cursan. Por
un lado, el discurso de calidad promovido por las instituciones (tanto
de las mismas universidades, el Conacyt y los programas de posgrado,
como de las instituciones globales); por otro, el discurso que surge de
los estudiantes, en tanto sujetos hablantes que en su decir se configura
una enunciación, aportaron los elementos de análisis con los cuales
intenté articular y dar sentido a esas consistencias e inconsistencias.
Alrededor de ello, una serie de preguntas subyacen entre los
discursos, tanto de estudiantes como de las instituciones, articulan-
do de mejor manera la realidad universitaria aquí analizada: ¿Cuáles
elementos del discurso de los estudiantes son consistentes con la ex-
pectativa de calidad de los posgrados que cursan? ¿Qué aspectos de
estos discursos son incompatibles? ¿Qué es lo que no se cumple entre
lo esperado por estudiantes y lo esperado por los programas?
Los recursos de investigación con los que se obtuvo la infor-
mación y datos empíricos para este estudio provienen de la tradición
metodológica cualitativa. Sin embargo, es necesario trazar al mismo
tiempo distancia sobre aquello que se podría demandar a este trabajo
y que no contiene. Un primer aspecto tiene que ver con las similitu-
des y diferencias entre la observación participante y la entrevista en
profundidad: en ambos recursos metodológicos, tanto el observador
como el entrevistador buscan establecer un acercamiento con los in-
Introducción 27
Hice entrevistas cualitativas a informantes, pero bajo consen-
timiento y con un guion de preguntas preelaborado que, en la imple-
mentación, dio cabida a preguntas emergentes. La entrevista cuali-
tativa se muestra útil para establecer aproximaciones de sentido, en
la búsqueda de significados sobre aquellas prácticas intersubjetivas
existentes en los distintos grupos de posgrado aquí analizados. Es un
tipo de entrevista profunda denominado “de un solo encuentro”, de-
bido a que la atención esperada en el acto de la entrevista se remite a
un número seleccionado de preguntas abiertas que cada entrevistado
responde libremente, sin la presión de usar respuestas dicotómicas.
Las preguntas fueron diseñadas para suscitar en el entrevistado no
solo la memoria sino la reflexividad de lo recordado sobre su paso por
el programa de posgrado.
Las distintas configuraciones discursivas (de estudiantes, de ins-
tituciones, de carácter global) se usaron como herramienta de análisis
crítico sobre lo que se entiende por recursos humanos de alto nivel
y su relación con lineamientos, exigencias y disposiciones subjetivas
puestas aquí en discusión. El uso metodológico estriba en que las con-
figuraciones discursivas:
Introducción 29
y los programas, los discursos globales y la discursividad de los estu-
diantes constituyen la parte toral del trabajo metodológico.
De manera simultánea se hizo una búsqueda e identificación de
otras fuentes de información para ubicar declaraciones oficiales y/o
institucionales que aparezcan en periódicos, y otros recursos impre-
sos o digitales. Además, las presentaciones dadas en foros, congresos
nacionales e internacionales, fueron útiles como elementos de análisis
discursivo, y que al mismo tiempo sirvieron para mostrar distintas vi-
siones más recientes sobre la situación de los posgrados en México y
las ciencias sociales.
Se propone un desarrollo capitular partiendo de un ordena-
miento de pertinencia teórica y contextual sobre cómo se articula el
lazo social en la universidad con los sujetos y los discursos. En el pri-
mer capítulo, el itinerario inicia con un encuadre teórico que retoma
la propuesta de los estudios culturales como programa de investiga-
ción que desde su creación se han opuesto a los intentos de universali-
zación del trabajo intelectual y a la organización del conocimiento por
campos disciplinares que, en su extremo, hacen a un lado la comple-
jidad intrínseca de la realidad humana. Haciendo a un lado también
los sobreentendidos que emergen cuando se somete a discusión y/o
definición el concepto de cultura, presento un ejercicio analítico cuyo
esfuerzo se orienta a descentrar la cultura como todo lo que hace el
hombre, para transitar a un esquema que ilustre la cultura más como
la producción de significaciones que se desprenden de la materialidad
de las prácticas (culturales) y de los objetos.
Continúo en este primer capítulo con una toma de postura es-
tructuralista. Tanto los desarrollos teóricos en campos como la lin-
güística, la sociología y la antropología han sentado bases y referente
para hacer del estructuralismo una empresa teórica que busca situar
la estructura (lingüística, social, de la cultura) como medio de cono-
cimiento de la realidad humana. El psicoanálisis lacaniano comparte
algunas de esas bases, y propone entender el discurso como lazo so-
cial, un discurso que va más allá de las palabras; de ello retomo que el
discurso universitario aquí utilizado, entienda al sujeto constreñido
por los lugares de la estructura discursiva. El campo y el habitus de P.
Bourdieu son conceptos que también guardan correspondencia con
Introducción 31
uso y expansión discursiva a distintas latitudes y por la apertura de
ser una universidad de élite al servicio de la autoridad de la época,
hacia una de carácter abierto a la sociedad en general, y con un én-
fasis específico en la ocupación laboral. El marco ideológico en que se
dieron esos cambios implicó la impronta incorporación de bases neo-
liberales y tendencias claramente orientadas hacia la privatización de
la educación.
El crecimiento económico vio en la formación de recursos hu-
manos de alto nivel un medio de encauzamiento que desde la educa-
ción superior se reflejó con el impulso a los estudios de posgrado como
mecanismo de desarrollo del país y, con ello, la modernización de la
educación superior. Un balance y una orientación actual se muestran
en este capítulo. Dentro de este panorama, ubico la situación de los
programas de posgrado en relación con las nuevas exigencias y la ma-
nera en que se instauran en las universidades para visualizar los efec-
tos discursivos de los que los estudiantes son, principalmente, su lugar
de materialización. El giro epistemológico que convierte al estudiante
universitario, y en específico, el de posgrado en recurso humano de
alto nivel, se presenta en la medida en que se intensifican las exigen-
cias académicas, y recientemente administrativas, a cumplir durante
el programa, haciendo de su postura política con que se asociaba to-
davía a finales de los sesenta, una postura sumergida en una nueva
subjetividad prediseñada.
En el cuarto capítulo desarrollo el tema de la ocupación laboral
de los posgraduados en ciencias sociales. Un obstáculo es la dificultad
por la que pasan los programas para dar seguimiento a sus graduados,
y el conocimiento existente es insuficiente para hacer generalizacio-
nes o demarcar una tendencia sobre la empleabilidad. Las expectati-
vas que los estudiantes tienen sobre el empleo se enmarcan entre el
discurso oficial que promueven los programas en los perfiles de egre-
so, los objetivos, y las posibilidades visualizadas de acuerdo con sus
propias experiencias y áreas temáticas.
Un factor que se destaca es la relación del tema de tesis para la
obtención del grado con el empleo, presentándose variaciones según
el área de cada programa. Por otro lado, se analiza la tentación siem-
pre presente de continuar hacia los estudios doctorales como una op-
Introducción 33
Finalmente, hago un balance general sobre el desarrollo que los
estudios de posgrado en Ciencias Sociales han tenido destacando la
ambigüedad de algunos programas que no logran cuajar una realidad
laboral que permita poner en práctica los conocimientos adquiridos por
los estudiantes. Así mismo, hago énfasis en la importancia de las cate-
gorías de discurso, campo y habitus como vía de acceso de las subjetivi-
dades que soportan los discursos que hoy predominan en las universi-
dades, donde el hablar de los sujetos y la producción significante es lo
que fomenta la tensión en las relaciones académicas.
Por último propongo, para seguir profundizando en el tema,
hablar de “ansiedades neoliberales” para referirse a la imposibilidad
de clausurar la experiencia y el decir subjetivos ante una tentación
“cuantificante” que intenta mostrar un panorama “real” de los estudios
de posgrado que, a mi juicio, es inacabado mientras adolezca de aque-
llo que lo sostiene. Por tanto, al hablar de ansiedades es para identifi-
car en la subjetividad universitaria de posgrado una nueva ontología
que, sin más, es estructurada por un malestar generalizado, y es desde
ahí donde propongo pensar la universidad.
Si bien se reconoce que en este trabajo se muestran datos, infor-
mación documental y empírica sobre cuatro programas de posgrado en
ciencias sociales en México correspondientes a dos universidades públi-
cas, no se pretende establecer criterios generales sobre lo que considero
que ocurre en todas las universidades mexicanas. En mayor sentido,
la apuesta es que el lector cuyo interés temático sea afín al que aquí se
propone, pueda emplear esta propuesta como materia prima para así
ampliar el margen de conocimientos y análisis sobre las realidades par-
ticulares de otros programas. La posibilidad de encontrar excepciones
siempre está presente, y es ahí donde considero que lo que aquí se ana-
liza y concluye propicia los diálogos y los procesos heurísticos.
Este libro es resultado del trabajo de tesis doctoral Vida acadé-
mica, discursos de calidad y alto nivel en dos universidades públicas en
México: uan y uacj, defendida en junio de 2017 en la Universidad Au-
tónoma de Ciudad Juárez. Su conversión a formato de libro obliga a
considerar un número de lectores más amplio y diverso, y en ese sen-
tido la expectativa es que el contenido sea legible para todos.
H
ace algunos años Lawrence Grossberg (2009) escribió un
texto en parte autobiográfico, en parte justificativo sobre
la importancia de los estudios culturales, en el cual es in-
sistente en que los estudios culturales, desde su creación,
se erigen y trabajan “el” y “desde” el malestar. Desde la
aparición del Centro de Estudios Culturales Contemporáneos en Bir-
mingham, el ambiente intelectual transpiraba ese malestar en forma
de oposición a la manera en que estaba organizado el conocimiento por
disciplinas, las cuales, transgredirlas era o debía ser un compromiso y
tarea permanente de la práctica de los mismos estudios culturales, por
un lado; por otro, un malestar causado por la franca oposición hacia
la producción de conocimiento desde los principios de simplificación y
reducción establecidos para hacer funcionales las disciplinas, en parti-
cular las humanas, en la empresa académica. Y un agregado contextual
igual de importante: la inestabilidad generalizada de los años sesenta
tanto en Gran Bretaña como en otras partes del mundo.
En el corto periodo que Grossberg estuvo en Birmingham, ade-
más de darse cuenta del estado de marginalidad en que se encontraba
5 Traducción propia.
6 Este esquema inicial que Lacan presenta en el Seminario xvii de los años 1969-
1970 “El reverso del psicoanálisis” (2008), del cual se han derivado distintas in-
Universitario S2 a Amo S1 S2
S1 $ $ a
Histérica $ S1 Analista a $
a S2 S2 S1
El agente El otro
La verdad La producción
7 Considero necesario hacer mención de los cambios que el propio Lacan hizo a
tres de los cuatro nombres de los lugares que constituyen el discurso: sustituye el
lugar del agente por el de semblante; el lugar del otro lo sustituye por el de goce;
el lugar de la producción lo sustituye por el plus de gozar, dejando el lugar de la
verdad de manera intacta (Braunstein, 2012).
57
Recordemos, y a
título simbólico única-
mente, el viejo principio
griego: que la aritmética
puede muy bien ser ob-
jeto de las sociedades de-
mocráticas, pues enseña
las relaciones de igualdad,
pero que la geometría solo
debe ser enseñada en las
oligarquías ya que de-
muestra las proporciones
en la desigualdad.
Michel Foucault
El orden del
discurso (1992)
C
on el cambio del siglo xix al xx, el
interés por consolidar un conoci-
miento de carácter sistemático dio
un papel protagónico a la ciencia
en las universidades en la histo-
ria reciente. Los tópicos de estudio y análisis
son muchos, aunado a que las universidades
se han multiplicado luego de haber salido de
la centralidad europea con los procesos de ex-
pansión colonial hacia América y los vínculos
9 Me refiero al Colegio de San Carlos Borromeo que bajo iniciativa de Don Cirilo
de Castilla Aquihualcatehutle, y que bajo el apoyo del Rey Carlos III, a mediados
del siglo xviii, impulsarían la creación de dicho colegio (Menegus, 2004) y que, por
motivo de la inestabilidad social y política que caracterizó el clima preindepen-
dentista, no se concretó.
17 Un caso muy conocido del contexto francés es el de Michel Foucault, que durante
14 años dio cursos en el Collège de France (1971-1984), donde los asistentes eran es-
tudiantes, docentes, investigadores y curiosos en general (Ewald y Fontana, 2001),
pero que a la gran mayoría le movía esa curiosidad por estar en el auditorio donde
el autor dictaría su curso, no para desarrollar un diálogo o discusión que, como se
ha recuperado en testimonio, Foucault siempre cuestionó tal esquema de teatrali-
zación del dictado de los cursos.
Byung-Chul Han
Psicopolítica
(2014)
…incluso me depri-
mí, me deprimí desde la
Notas preliminares
C
on el advenimiento de la modernidad, los aparatos institu-
cionales fueron adaptándose a un contexto donde los Es-
tados nación se consolidaban como el camino más viable
para el logro de los principios democráticos en Europa y,
con un paso más lento, fuera de esta. Llamémosle a este
periodo como “modernización liberal” en que las universidades dieron
un giro en su sistema de organización y en los fines que estas debían
perseguir. Fue en Alemania con la creación de la Universidad de Berlín
en 1810 y cuyo pionero Wilhelm Von Humboldt, siguiendo el pensa-
miento de Friedrich Schleiermacher, quien llevó a cabo la implemen-
tación de esta política cuyas ideas más significativas (Rüegg, 2004: 73)
son los siguientes:
Destacamos de este contexto ciertos aspectos que tienen que ver con
la aparición de un sector estudiantil en el escenario político, social y
discursivo, el estudiante como actor social. Por otro lado, con el avance
en la masificación de la educación, se dio la adaptación de los siste-
mas educativos a manera de reproducir y perpetuar las desigualdades
sociales (Bourdieu, 2009). También en los sesenta, la expansión de la
educación superior se dio en todas partes del mundo (Meyer y Scho-
fer, 2006), México no fue la excepción, salvo que fue hasta iniciada la
siguiente década que, apenas creado el Conacyt, las universidades es-
tatales fueran apareciendo paulatinamente como parte de una política
de expansión del gobierno en turno (Acosta, 1999).
En un ambiente permeado de inestabilidades sociales, políticas y
económicas, las décadas de los setenta y ochenta representaron avan-
ces y retrocesos para la educación superior mexicana. El hecho de que
cada estado tenga su universidad pública incidió en el incremento de
oferta educativa y por ende, el de estudiantes y docentes, desahogan-
do la demanda hacia las universidades del centro, en específico de la
unam. Intentos de regulación de un sistema de educación superior que
no lograba insertar laboralmente a sus egresados acompañado de una
política de planeación que se intentó imponer en todas las universida-
des públicas, en el justo momento de recorte presupuestal; los prime-
ros tintes neoliberales, en los ochenta, se manifestaron al tener que
planear la escasez de recursos, no la abundancia; emergen dos ele-
mentos discursivos en la política educativa: la calidad y la evaluación,
al mismo tiempo que la creación del Sistema Nacional de Investigado-
res (sni) y el crecimiento de la burocracia universitaria (Acosta, 1999).
Las matrículas y programas de estudio en universidades públi-
cas aumentó, así mismo el interés por saber sobre el estado en que se
20 Por sus siglas en inglés Programme for International Student Assessement (Pro-
grama Internacional de Evaluación de Alumnos).
21 Véase las referencias de la Unesco al final en Documentos de internet.
22 Las cifras, siguiendo el análisis de Méndez, indican que por cada cien mil habi-
tantes, solo siete con edad activa contaban con estudios de posgrado hacia 1970,
sumando un total de 2106 personas para el conjunto de la nación en ese mismo
rubro.
27 Tan solo en la unam fueron 20 mil empleados y 300 mil estudiantes lo que parti-
ciparon en la huelga.
29 Estos últimos dos aspectos no son criterios que deba cumplir el estudiante de
posgrado, sin embargo lo menciono para indicar aquellos que en nivel superior
se presentan como condicionantes de la titulación.
Manuel Arroyo
Un mapa… para la
comprensión de sí y del
mundo (2002)
IV. Expectativas sobre ocupación laboral
133
de posgraduados en ciencias sociales
Situación laboral de posgraduados en ciencias sociales
H
e señalado previamente que uno de los principales sen-
tidos dados a la universidad en sus inicios, fue para la
reproducción de élites, tanto políticas como religiosas,
esto debido a la existencia de un currículum centrado
en la enseñanza de las siete artes liberales. El propio sis-
tema de organización institucional descrito sostuvo un mecanismo de
reproducción social, donde la universidad sirvió como un medio para
formar sacerdotes pero también para mantener un grupo selecto de
profesionales habilitados para ocupar espacios en las burocracias lo-
cales, todavía hasta iniciado el siglo xix.
El advenimiento y consolidación de las denominadas sociedades
modernas trajo consigo cambios en distintas esferas. En lo atinente a
la organización del saber, tanto el sujeto como el discurso de la ciencia
dieron legitimidad al surgimiento de disciplinas que ostentaban como
objeto de saber un ámbito específico de la realidad. Así, del predominio
de la filosofía, la medicina, la teología y el derecho como saberes trans-
misibles, la enseñanza universitaria transitó al esquema disciplinar
donde la administración, la contabilidad y la ingeniería aparecen vin-
culadas directamente al auge industrial de finales del siglo xix y prin-
cipios del xx, más que nada por su aplicabilidad, cuestionando la tradi-
ción centrada en las ideas per se. Producto de tal auge, la reflexividad
sobre los cambios sociodemográficos favoreció la aparición y paulatina
consolidación institucional de algunas ciencias sociales, entre ellas, la
sociología, la economía, la ciencia política y la antropología.
Anclada la universidad en una epistemología que enaltece la
enseñanza basada en referentes teóricos para la aprehensión de reali-
dades específicas, el sujeto de la ciencia inaugura una demanda que le
permita situarse en el ejercicio empírico de su formación. Una vez en-
marcado en una condición social particular que lo nombra por aque-
llo que estudió, el saber adquirido por el estudiante en la universidad
se debe ejercer. Por su impacto y su uso económico, el giro moderno
principal que dio la universidad fue el de formar profesionales para
las tareas específicas de un imaginario laboral que en ciertas áreas sin
problema se asociaría, como son los casos de la ingeniería en sus tan
Ser deseado por otro, ser sujeto del deseo de otro para ser recono-
cido (Braunstein, 2005), es reconocer al sujeto como objeto y soporte de
una falta (Braunstein, 2008), y es a través de las marcas inconscientes
que se expresan en lenguaje, que la posibilidad de obtener un trabajo
acorde a lo estudiado, o en este caso, a lo desarrollado en la investiga-
ción, se manifiesta en los sujetos un discurso institucional que deman-
da recursos humanos con un saber del que ellos son poseedores:
37 Ella misma admite que, la política universitaria podría ser un factor que favo-
rezca o dificulte los proyectos académicos personales, de la voluntad política de
las autoridades vigentes y de la relación que se guarde con estas.
38 De acuerdo con el documento, México como país miembro de la ocde, es el que me-
nos invierte en investigación científica y desarrollo experimental, con un 0.5 % de
su pib, además de que “una de las características más notables del caso mexicano
es la desvinculación entre los actores relacionados con el desarrollo de la ciencia
y la tecnología, y las actividades del sector empresarial” (p. 6).
Alexandre Kojève
La dialéctica del amo y del esclavo en Hegel
(1982)
T
oca poner en discusión algunas tramas argumentativas
que los estudiantes manifiestan sobre ciertas actividades
con que se asocia o distingue a un programa reconocido
por el pnpc de Conacyt. Desde el Marco de Referencia para
la Evaluación y seguimiento de programas de Posgrado
Presenciales, se consideran algunas tareas sustanciales con las cuales
evaluar la calidad de un programa de posgrado, y que aquí analizo las
que tienen que ver con:
1. La eficacia administrativa
2. La movilidad estudiantil e internacionalización académica
3. Difusión de avances y resultados académicos o de investigación
A
pesar de que la universidad ac-
tualmente es usada para distin-
tos fines, el que más sobresale es
su relación con el desarrollo, sea
este económico, científico, social,
individual. Es necesario puntualizar sobre
este cambio histórico, principalmente porque
guarda una estrecha concordancia con otros
aspectos que tienen que ver con el giro discur-
sivo que la universidad dio de ser una institu-
ción dirigida por y al servicio de la autoridad
religiosa hacia una cuyo objeto principal se
instauraría bajo el hoy imperante discurso de
la ciencia. Así, la universidad pasó de consti-
tuirse como una élite intelectual muy cerrada
en sus procesos de selección, a una en la que
“cualquier ciudadano” puede pasar por un pro-
ceso de selección para formarse en alguna dis-
ciplina científica, tecnológica o humanística.
Los mismos cambios históricos entre
los que se cuenta la aparición de la universi-
dad, propiciaron desde finales del siglo xix un
crecimiento y reorganización en los distintos
campos del saber. Las ciencias sociales siguen
223
siendo objeto de reflexión y de reorganización en distintas latitudes
y radios, pero lo que considero que se mantiene, y recientemente se
cuestiona con una intención mortífera, es la discusión en torno al ca-
rácter propiamente científico de sus usos, sus instrumentalizaciones y
sus resultados, pero principalmente por el predominio de una raciona-
lidad tecnológica que se ha filtrado en las instituciones, en las mentes
y, en general, en la sociedad.
En franca contradicción, he analizado que en el caso mexicano
los estudios de posgrado dentro de las ciencias sociales predominan en
el número de programas que se ofertan y que por mucho sobrepasan
a las ciencias básicas y las ciencias aplicadas,49 además de la ambigüe-
dad interna del área de conocimiento y al crecimiento de universi-
dades privadas. Ya he expuesto algunos factores que inciden en que
los cambios presentados en los últimos cuarenta años obedecen a una
adopción de políticas de orden internacional y que han repercutido
directamente en la conformación de un sistema de educación superior
que apenas alcanzaba una dimensión nacional con la creación de las
universidades estatales, repercusiones que alcanzarían también a la
cultura y la subjetividad contemporánea.
En ese tenor, la pregunta en relación al estatuto del estudiante
universitario, y en específico el que transita a los estudios de maestría,
sigue latente. Una respuesta instrumental es que, de acuerdo con los
intereses específicos de los programas, los estudiantes cumplen una
función utilitaria al servir como medios de justificación de procedi-
mientos (académicos, administrativos) que sostienen una distinción
de la cual ellos mismos son atribuidos. Así mismo, sostengo que en
la parte del ejercicio profesional de los posgraduados de maestrías en
Ciencias Sociales aquí analizados, son los discursos educativos (y no
solo educativos) los que promueven incesantemente niveles de espe-
51 Uno a cargo de Dolores Sánchez, directora adjunta de Posgrados y becas del Co-
nacyt, otro de Marcial Bonilla, del Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado,
y uno de carácter regional coordinado por Luis Enrique Gutiérrez y Wilebaldo
Martínez, de la Dirección General de Investigación y Posgrado de la uacj.
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Tesis consultadas
Entrevistas
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Anette. (2014, 14 de octubre). Estudiante de la Maestría en Educación. Univer-
sidad Autónoma de Nayarit.
Azucena. (2015, 28 de octubre). Coordinadora de la Maestría en Estudios In-
terdisciplinarios de Género. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Bruno. (2014, 14 de octubre). Estudiante de la Maestría en Educación. Univer-
sidad Autónoma de Nayarit.
Evangelina. (2015, 4 de marzo). Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales.
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Evangelina. (2015, 12 de noviembre). Estudiante de la Maestría en Estudios In-
terdisciplinarios de Género. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Gisel. (2015, 4 de marzo). Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales. Uni-
versidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Jesús. (2015, 19 de febrero). Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales. Uni-
versidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Luisa. (2015, 26 de mayo). Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales. Uni-
versidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Marcelo. (2015, 10 de marzo). Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales.
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Maura. (2014, 13 de octubre). Estudiante de la Maestría en Educación. Univer-
sidad Autónoma de Nayarit.
Nereida. (2014, 15 de octubre). Estudiante de la Maestría en Educación. Univer-
sidad Autónoma de Nayarit.
Onofre. (2014, 25 de septiembre). Estudiante de la Maestría en Derecho. Uni-
versidad autónoma de Nayarit.
Orlando. (2014, 14 de octubre). Estudiante de la Maestría en Educación. Uni-
versidad Autónoma de Nayarit.
Rosa. (2015, 30 de marzo) Coordinadora de la Maestría en Ciencias Sociales.
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Tania. (2015, 27 de noviembre). Estudiante de la Maestría en Estudios Interdis-
ciplinarios de Género. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
William. (2014, 24 de septiembre). Estudiante de la Maestría en Derecho. Uni-
versidad Autónoma de Nayarit.
Referencias 255
256
ANEXOS
Anexo 1
sociales en México
Felipe
Lozano
Palacios
Fuente: Coordinación del Programa de Maestría en Derecho, UAN.
Anexo 2
Anexos 257
Año de egreso 2006 2007 2008 2010, 2011 y
2012
Número de encuestados 10 4 7 12
Factores que valoran más 2- experiencia
los empleadores previa
trabajó mientras estu- 1-si 4-si 1-si
diaba 3-no 3-no 11-no
actividad realizada en 2-docencia
empleo