Cuando se dirigía a la casa de la hija de Jairo mucha gente le seguía y le apretaba. Después una mujer que padecía hemorragia durante 12 años se apareció entre la multitud, esta mujer gasto todo su dinero en médicos y nadie le curó. Su fin era tocar el manto de Jesús, y entre ella decía, si solo le topara su manto quedaría sana. Ella vino por detrás abriéndose camino entre la multitud y le toco su manto. En ese instante quedó sana. Después Jesús se dio cuenta de que alguien le toco y le salió poder. Él preguntando a sus discípulos ¿quién me toco? Pedro y los demás discípulos respondieron pero Señor, estamos en medio de la multitud y nos están apretando y oprimiendo y tú preguntas ¿quién te topo? Jesús respondió de mí, salió poder por eso sé que me toparon. La mujer escuchando esto se acerca temblorosamente y postrándose delante del Señor a sus pies y diciendo: Señor yo lo he tocado. A su vez respondió Jesús: hija, ve tu fe te ha sanado y estás libre de tu enfermedad; ve en paz. ¿Qué miramos aquí? Miramos a una mujer que conocía de Jesús y de sus milagros y no lo importó arriesgarse en abrirse ante la multitud y topar su manto. Ahora vemos por qué digo arriesgarse, vemos que en (Levítico 15:19-33) estás mujeres que tenía hemorragia son consideradas impuras y todo lo que tocara era impuro y era rechazada por la sociedad. Sin embargo a ella no le importó, sino, provocó un milagro porque creyó en Jesús. Mi hermano y mi hermana no tema provocar un milagro, usted tiene al Espíritu Santo y si no lo tiene acérquese a Cristo como esa mujer, crea en Jesucristo. Crea que todavía sigue haciendo milagros, insista y que no le importe lo que le digan que talvez Jesús no sanó a todos por incredulidad, usted persistas e insista. Jesucristo es el mismo de ayer, hoy por los siglos. (Hebreos 13:8). Esa fe que provocó la cura en esa mujer de la historia, esa misma fe puede curar a alguien que esté enfermo y que tenga problemas y si tiene problemas que durante muchos años no se solucionaron y que usted ha buscado durante muchos años la solución y no ha encontrado, esa misma fe puede ayudarle. Creerle en el poder Dios, sin dudarlo, (Santiago 1:6) porque para Él todo es posible (Lucas 1:37) y cuando alguien le haga dudar de su fe de provocar un milagro en usted, usted allí más insista y ore sin cesar (Hebreos 11:6). Le aseguro que Dios responde. Dios les bendiga mis hermanos.