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¿ES POSIBLE UNA TEORÍA NO OCCIDENTAL DE LAS RELACIONES


INTERNACIONALES (RRII)?

Preprint · February 2015


DOI: 10.13140/RG.2.2.15639.62888

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Jacobo Silva
Universidad Nacional Autónoma de México
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¿ES POSIBLE UNA TEORÍA NO OCCIDENTAL DE LAS RELACIONES


INTERNACIONALES (RRII)?

Por Jacobo SILVA PARADA

La pregunta que da título a este ensayo encuentra su esencia no sólo en la


naturaleza disciplinaria de las RRII, sino en aquélla de todas las Ciencias Sociales.
Es decir, las ciencias del hombre tratan de explicar el comportamiento individual y
colectivo de los seres humanos. Asimismo, de comprender cómo las entidades
colectivas –constituidas con base en la interacción de los individuos- nacen,
evolucionan, dejan de existir e interactúan entre ellas mismas y con el individuo. El
estudio de todos estos aspectos se ha hecho conforme a los cánones científicos
heredados en gran parte de la experiencia europea. Es decir, la naturaleza de las
Ciencias Sociales de principios del siglo XXI está fuertemente ligada a los inicios de
la investigación de la sociedad concebida en Europa y depurada en los Estados
Unidos de América (EUA).

De hecho, la definición de cientificidad en las Ciencias Sociales proviene de


las ramificaciones del estudio de la sociedad, la economía política, el derecho y el
Estado fundadas en los debates teórico-filosóficos europeos: Positivismo,
Conductismo, Funcionalismo, Estructuralismo, etc. De hecho, la fundación de las
Ciencias Sociales, como las conocemos hoy en día, inicia con Adam Smith, David
Ricardo, Isidore Auguste Marie François Xavier Comte, Claude Henri de Rouvroy
conde de Saint-Simon, Robert Owen, David Émile Durkheim, Karl Emil
Maximilian Weber, John Stuar Mill entre muchos otros, cuyos estructuras de
construcción de conocimiento están íntimamente ligadas a lo que conocemos hoy
en día como “Occidente”. Este último concepto requeriría una elucidación extensa
y compleja sólo para intentar definir claramente lo que entraña y las consecuencias
que implica. Baste decir que Occidente no es en sí un concepto que intente
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describir una realidad geográfica como sí una realidad simbólica o ideal; una
manera de ver, concebir, entender e interpretar el mundo.

Así, el origen de las Ciencias sociales modernas muestra cómo, hasta cierto
punto, éstas fueron y son una creación europea, en la forma de abordar los
fenómenos sociales, epistemología, y en su manera de entender y definir la
naturaleza de los procesos sociales como objeto de estudio, ontología. Sin embargo,
es preciso mencionar que esto no quiere decir que el espíritu científico o la ciencia,
como búsqueda de la verdad, hayan tenido su origen en Europa y su desarrollo
más perfecto en los EUA.

En el caso del estudio de la naturaleza, desde los sumerios y babilonios,


pasando por los chinos, los indios, los africanos, los árabes, las culturas
precolombinas americanas, entre otras, desarrollaron un estudio de los fenómenos
naturales en extremo preciso y confiable, sin mencionar sus aportaciones prácticas.

Sin embargo, en ocasiones, inconsciente o conscientemente, las aportaciones


científicas cuyo origen sea diferente a la scientia occidentalis, son infravaloradas
teniendo en cuenta que los orígenes de las ciencias naturales y sociales suele
asociarse a la antigua Grecia y Roma. Pero no del todo a Babilonia, Asiria, Arabia,
la India o China. Esto muestra un sesgo en el estudio e interpretación del
desarrollo científico de la humanidad. Sin embargo, este tipo de torcimiento de la
realidad no es del todo absoluto, ya que en el caso de las matemáticas, las
tecnologías de la información y la cibernética no se puede explicar su evolución y
desarrollo sin al menos el uso de dos contribuciones árabes: el álgebra y los
algoritmos, cuyos nombres revelan su origen árabe; y aunque se dicen llamar
números arábigos, su origen es más bien indio. Pese a lo anterior, hay esfuerzos
por reconocer las contribuciones y conocimientos de varias civilizaciones. Y las
contribuciones de los científicos fuera de Europa y los EUA en ciencias naturales
han adquirido validez y prestigio, aunque no en todos los ámbitos y las
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limitaciones materiales parecen definir en muchos casos los fracasos o éxitos en las
empresas de la ciencia.

En el caso del estudio del ser humano como ente social –no como ente
biológico-, la situación no parece ser muy diferente, aunque cuenta con ciertos
matices. Para empezar, los antecedentes históricos, teóricos y filosóficos de las
ciencias sociales generalmente suelen ser remontados a la antigua Grecia y Roma.
Es decir, tienen una raíz europea que data de la época del auge de la filosofía,
como amor al conocimiento, por parte de los antiguos griegos. En tal caso, no había
una propia separación entre los científicos o sabios de la naturaleza y del hombre; a
este respecto es importante hacer notar cómo la división, distribución y disposición
de las ciencias entre naturales y sociales, y al mismo tiempo la división dentro de
estas mismas, puede ser definida como moderna europea.1 De esta forma, Sócrates
podría haber abordado cuestiones de la naturaleza y del hombre, al igual que lo
hizo Platón o Aristóteles, junto con una pléyade de mentes griegas de este tiempo.
En el caso de Roma, igualmente se puede hacer una serie de documentaciones
sobre los pensadores políticos y jurídicos de la época de los césares y sus
contribuciones a la Ciencia Política moderna europea.

Sin embargo, rara vez se trata de entender cómo la civilización griega no


estaba sola en Europa, ni en el Mediterráneo, ni las interacciones que se tenía en
ese entonces con otros muchos pueblos, ni la posible retroalimentación entre ellos.
El mismo caso se encuentra la antigua Roma, donde, en cierta forma, el sistema
político romano era aplaudido, pese a ciertas críticas, pero los sistemas de gobierno
extranjeros eran vistos como inferiores o con demasiados aspectos negativos. Parte

1
Es decir, dentro del proyecto erudito de la modernidad de la Ilustración devenida del Renacimiento en
Europa. Por ejemplo, es interesante notar cómo la Enciclopédie, epítome del pensamiento moderno de
ilustrado europeo, divide el conocimiento humano, el entendimiento, en tres partes: Memoria, Razón e
Imaginación. En el caso de la Razón, contiene a su vez a la Filosofía que se divide en ciencia de la naturaleza
y ciencia del hombre; y esta última se divide en moral, lógica y la ciencia de Dios. Pese a ello, es posible
encontrar científicos cuyos conocimientos no se limitaban a una sola rama del conocimiento o solamente a
la ciencia del hombre y/o naturaleza, como es más común ver hoy en día.
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de esto fue evidente cuando la élite roma y el pueblo se vuelven cristiana, dando
lugar a categorías como la de ‘bárbaro’ o algunas otras similares.

Uno de los aspectos, en este sentido, que Edgardo Lander logra explicar a
detalle y con una gran claridad, cuando habla sobre las separaciones de Occidente,
es aquél de la impronta cristiana en la concepción o visión de la naturaleza en la
scientia de origen europeo o eurocéntrico: la dicotomía entre la naturaleza y el
hombre. En otras palabras, el Deus pater pone a la natura a disposición ad hominem
para la satisfacción de sus necesidades; en tal caso, la naturaleza es una y el
hombre, o ser humano, es otro. La importancia de este sutil pero trascendente
aspecto recae en la concepción de la naturaleza como algo diferente, diferenciado o
ajeno al hombre. Mientras que el hombre es la razón y quien gobierna sobre la
Tierra. De ahí que el estudio de la naturaleza pueda realizarse de manera objetiva,
alejada del objeto de estudio. Por el contrario, en otras visiones o concepciones las
cosas son muy diferentes, pues la naturaleza y el hombre son vistos como
elementos iguales o poco diferenciados –no jerarquizados- y que deben estar en
equilibrio el uno con el otro.2 Lo que en esencia puede traer como consecuencia
una ontología diferente a la de la ciencia con un patrón de producción occidental,
cuya quintaesencia se halla en la máxima cartesiana cogito ergo sum.3

De esta forma, la ciencia social occidental sólo concentra sus orígenes


históricos y filosóficos en la esfera geocultural grecolatina. Lo cual obviamente no
quiere decir que no haya habido otros intentos de estudiar, concebir y entender la
πολιτικός (política) y la οἰκονομία (economía) griegas o la societas (sociedad) latina

2
Cf. Edgardo Lander, "Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos", en Edgardo Lander, La
colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales, CLACSO, Buenos Aires, 2000, pp. 14-20.
3
Lo cual puede ser verdad, pero teniendo en cuenta que no se trata propiamente de una noción religiosa en
la ciencia, ya que ha habido varios científicos en la historia de la ciencia occidental los cuales guardaban
fuertes convicciones religiosas, pero un espíritu objetivo en la investigación científica. Es decir, no explican la
ciencia a través de la religión, sino que explican el mundo desde una concepción puramente científica, pero
manteniendo sus creencias intactas. Para explicarlo con otras palabras, no todos los científicos son ateos, ni
todos los ateos son científicos; como tampoco todos los científicos intentan explicar a Dios a través de la
ciencia, ni intentan explicar la ciencia a través de Dios.
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fuera de los cánones del λόγος (logos) grecolatino. Simplemente no se ha dado


importancia a las contribuciones, por así decirlo, no occidentales. Así hay que tener
presente que se pueden encontrar tratados jurídicos y políticos no occidentales que
buscan explicar y describir la naturaleza política y moral del ser humano, con el
objetivo de establecer líneas de acción claras dentro de una organización social
dada, para su administración o para la interacción otras organizaciones de ese
tipo.4 En el plano jurídico, hay una serie de códigos de conducta que buscan la
armonía en las interacciones entre los seres humanos y sus clases sociales, como
aquél babilonio de Hamirabi (1760 a. C.) o el indio de Manú (posiblemente siglo III
o II a. C.); los cuales si bien quedan rebasados por la época actual no dejan de ser
importantes contribuciones en su lugar de origen y época, justo como las
contribuciones grecolatinas. Con respecto a los tratados políticos, éstos buscan
señalar las vicisitudes que deben enfrentar los administradores de reinos, imperios
o algún otro tipo de organización social con objeto de crear, mantener o no perder
la prosperidad, sobre todo teniendo como una fuente de conocimiento la
experiencia propia o del pasado. Pese a ello, hoy en día no son reconocidos como
contribuciones dignas de ser mencionadas, estudiadas o tenidas en cuenta en los
modernos estudios en Ciencias Sociales. Así, las aportaciones del mundo árabe
musulmán con sus Espejos de Príncipes, el hindú e indio con sus Dharmasastras y
Arthasastras, el persa, el chino, el turco-otomano, el judío, el africano, etc., son
desdeñadas por los principales centros de investigación y enseñanza tanto dentro
de la esfera intelectual, geocultural y sociológica europea y angloamericana, como
por los países de origen de este tipo de contribuciones.5

Un ejemplo evidente a este respecto es aquél del tratadista político Kautilia,


el cual vivió entre los años 350 y 283 a. C, aproximadamente. Es decir, el siglo IV a.

4
Cf. Omar Guerrero, “Estudio Introductorio” en Kautilya, Arthashastra: la ciencia política de la adquisición y
el mantenimiento de la tierra, Universidad Autonoma del Estado de México, Facultad de Ciencias Políticas y
Administración Pública : M. Porrúa, México, 2008, pp. 25-53.
5
Cf. Omar Guerrero… op.cit., pp. 25-77.
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C., lo cual lo haría un contemporáneo de Aristóteles quien vivó entre los años 384
a. C. y 322 a. C., sin embargo, sus escritos no han sido tan estudiados como los del
filósofo griego. De hecho, en algunos círculos intelectuales se le considera una
especie de ‘Maquiavelo indio’, pese a que su vida ocurrió poco más de un milenio
antes del filósofo político florentino (1469-1527) y que su escrito más importante, el
Arthashastra, contiene un tratado sobre política, economía, estrategia militar y
administración pública muy anterior a El Príncipe; sin mencionar que a pesar de ser
contemporáneo de la noción del ζῷον πoλιτικόν aristotélico, no es igual de
relevante para la historiografía y la ciencia política occidental. De esta manera, es
posible que Maquiavelo sea en realidad el ‘Kautilia italiano’ y no a la inversa. No
obstante ello, este ejemplo muestra cómo hay una infravaloración de las
contribuciones no occidentales en las ciencias sociales.6

En el caso preciso de las RRII, la situación es muy ilustrativa, puesto que los
antecedentes de la disciplina son datados a partir de la experiencia del historiador
griego Tucídides. A partir de este punto, la disciplina comienza un tímido proceso
de desarrollo que, sin embargo, no empieza de forma aislada sino de la mano de la
Ciencia Política y lo que se conoce en la Ilustración como la Economía Política; así
se pasa a los romanos Petrarca y Tácito, se sigue con los ingleses Adam Smith,
David Ricardo, John Locke, David Hume, Thomas Hobbes, y se pasa por los
alemanes Samuel Pufendorf, Immanuel Kant, Heinrich von Treitschke, sin olvidar
por supuesto a Karl Marx. Lo anterior deja ver la huella profunda del pensamiento
europeo en este estado primigenio de las Ciencias sociales en general y las RRII en
lo particular. Mención aparte podría merecer la evolución y nacimiento de la

6
Es importante mencionar que el Arthasastra de Kautilia es un compendio de muchos otros textos
anteriores calificados como Arthasastras. Asimismo, este compendio-tratado, de acuerdo a Omar Guerrero,
se apega a la razón como única base de la política, por lo cual es de una naturaleza secular salvo sus
referencias al Karma. Esto muestra que no es una fuente o un estudio de tipo religioso, sino un tratado
cargado de una fuerte dosis de escepticismo frente consideraciones de tipo religioso, ético o moral. Por ello
sería difícil decir que es una fuente hindú, aunque sí india. Cf. Omar Guerrero… op.cit., pp. 58-60.
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Geopolítica, con la escuela alemana e inglesa, pero lo cierto es que aquí también es
posible ver una sombra de eurocentrismo.

Ahora bien, el corto breviario histórico anterior muestra cómo las Ciencias
Sociales modernas están marcadas por el pensamiento europeo, debido a que estas
mismas ciencias como se conocen hoy en día, también son un producto del
proyecto de Modernidad europea devenido de la Paz de Westfalia y de la
Ilustración erudita subsecuente del Renacimiento. En esencia, de una forma en
particular de concebir los fenómenos sociales, económicos y políticos, y de
analizarlos, muy apegada a una visión científica universalizadora. Visión que sigue
hoy en día y que es la manera de hacer ciencia social más popular, relevante o
valedera de acuerdo a criterios poco científicos, valga la ironía, y menos
democráticos.

Sin embargo, no es posible hablar de RRII en términos disciplinarios antes


del final de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en torno a su desarrollo
teórico. Si bien los inicios revolucionarios del siglo XX fueron de ayuda en cuanto a
la teorización de las relaciones entre estados y naciones debido a: el nacimiento de
la primera organización política internacional de vocación universal –la Sociedad o
Liga de las Naciones-, las dos conflagraciones bélicas mundiales, el colonialismo
europeo en Asia, el desmembramiento del imperio otomano –y posteriormente del
británico-, el nazismo, entre muchos otros hechos y fenómenos de tipo político,
económico y social; lo cierto es que fue después de 1945 que comienza a esbozarse
el cuerpo teórico de lo que hoy se conoce como la disciplina de las RRII. Es
importante mencionar que el Derecho Internacional y la Ciencia Política fueron
una importante fuente de insumos teórico-intelectuales para las RRII, por lo cual la
independencia de las últimas frente a las primeras no se da por sentado ni en
términos absolutos. En los inicios del siglo XXI, la Economía parece tener un papel
igual de preponderante.
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Así, en un período de incertidumbre y procesos de descolonización


comienzan las aproximaciones teóricas de las RRII que más tarden se asentarán y
consolidarán. Lo importante es señalar que si bien con algunos años de retraso, los
países de Europa, los EUA, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los
llamados Segundo y Tercer Mundo, comienzan a entender y elucidar lo que las
relaciones internacionales significan e implican. Pero, es la teorización en EUA la
que sobresale y se impone a cualquier otra visión. Más interesante parece ser que
los teóricos de los EUA no son propiamente estadounidenses, sino alemanes judíos
que escaparon de la persecución nazi. Así, Hans Joachim Morgenthau, Heinz
Alfred Kissinger, Leo Strauss David, el austríaco Stanley Hoffmann y el austro-
húngaro Karl Wolfgang Deutsch fueron los que en sus inicios dieron nacimiento a
una teorización sobre las relaciones internacionales que pudo amalgamarse y hacer
causa común con la política exterior de los EUA durante la Guerra Fría.

Eventualmente, las instituciones académicas estadounidenses crearán sus


propios cuadros con planteamientos opuestos o parecidos a los de sus antecesores
germano-parlantes, de ahí que las vertientes teóricas del Neorrealismo,
Neoliberalismo, Institucionalismo, etc., tengan un origen más o menos común. Sin
embargo, no importa el sello o inclinación teórica, lo cierto es que todos ellos
comparten un pasado teórico-filosófico, antes descrito, y un modelo de
construcción de la ciencia propiamente europeo. La trascendencia de mencionar lo
anterior deviene del hecho de que este tipo de antecedentes teóricos, históricos,
filosóficos, ontológicos y epistemológicos se han implantado en el mundo de la
academia de forma natural y por lo cual se da por sentado que son la fuente
universal de conocimiento, en otras palabras, lo que Edgardo Lander define como
la naturalización del orden social, los acotamientos de los saberes modernos y, por
ende, de la sociedad liberal de mercado.7 En otras palabras, se logra imponer una

7
Cf. Edgardo Lander… op.cit., pp. 12, 14 y 22.
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hegemonía epistémica en las RRII, debido a las ventajas materiales de las


instituciones estadounidenses o por la preeminencia de sus teorías en la esfera
simbólica; hay un interés por teorizar en el campo de las RRII, pero también hay
una necesidad de volver esta teorización útil o práctica para el gobierno en turno.
Ambos factores producen el efecto de mantener a los teóricos de EUA como los
más influyentes en la academia, a nivel mundial, siendo sus textos los más
consultados y respetados.

Pese a esto, se da una significativa crítica a la forma en que se hace Ciencia


Social. De ahí, los planteamientos de Immanuel Wallerstein, entre otros, sobre
cómo la forma en que la academia investiga a la sociedad las numerosas
perspectivas de las Ciencias Sociales puede estar llegando a un agotamiento; y
sobre la necesidad de trascender este modelo de construcción de las Ciencias
Sociales. En primer lugar, el estudio del ser humano y sus construcciones sociales
parece tener validez sólo bajo los postulados del modelo baconiano-newtoniano de
la ciencia: descubrimiento de leyes naturales universales, a través de
investigaciones empíricas, las cuales son el resultado de mediciones precisas, cuyos
datos serán de mejor calidad mientras más precisión haya en dichas mediciones;
asimismo, debido a lo lineal de la mayoría de los fenómenos naturales, éstos
siempre tienden a regresar al equilibrio; y su estudio puede obviar el tiempo,
puesto que son matemáticamente reversibles, así las predicciones son posibles.8

Claro está que este tipo de postulados fueron realizados para el estudio de
la naturaleza, no esencialmente para el estudio del ser humano, pero para los
investigadores europeos, o de orígenes intelectuales europeos, la ciencia sólo
puede ser una y tiene que mantener las propiedades del modelo de estudio
científico de la naturaleza. Esto es parte de los orígenes de la pregunta que titula

8
Cf. Immanuel Maurice Wallerstein, Conocer el mundo, saber el mundo: el fin de lo aprendido : una ciencia
social para el s. XXI, Siglo XXI, México, 2002, pp. 188-189.
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este ensayo, ya que este modelo de ciencia en general, y ciencia social en particular,
es el que se ha impuesto por un parte, y se ha interiorizado por la otra, en la
mayoría de los científicos sociales del mundo, en los términos de Edgardo Lander,
se ha naturalizado.

En un segundo lugar, Wallerstein critica la división, distribución y la


disposición de las Ciencias Sociales, su compartimentalización. En la cual la
diferenciación, especialización y división entre disciplinas y ciencias sociales puede
llegar a erosionar la riqueza de las investigaciones y evitar la colaboración
multidisciplinaria, pero sobre todo a no reconocer que hace falta el
cuestionamiento de las premisas epistemológicas bacon-newtonianas. Es decir, el
reconocimiento de que hay un cambio epistemológico que demuestra que la
ciencia está en un proceso de transición hacia una racionalidad basada en la
complejidad y no en el determinismos; en otras palabras, en una racionalidad que
no busca la estabilidad o la repetición, sino por el contrario la inestabilidad, la
fluctuación lo que no está determinado; todo lo anterior sostenido por el trabajo
del químico ruso-belga Ilya Prigogine, ganador del premio Nobel de Química del
año 1977. 9

Prigogine es conocido por su teoría de las estructuras y sistemas disipativos,


es decir, sistemas que no son lineales, ordenados y determinados, que más bien son
de tipo caótico. La importancia de la contribución del ruso-belga es el hecho de que
si bien estudió este tipo de sistemas en la naturaleza, los investigadores sociales
lidian precisamente con este tipo de estructuras en sus trabajos de investigación, ya
sean los sistemas políticos, económicos o sociales locales, regionales o globales. Así,
Prigogine encontró una forma de estudiar este tipo de estructuras en los sistemas
biológicos, las cuales usualmente son encontradas en los sistemas humanos;
sistemas que además no se apegan obligatoriamente a los principios bacon-

9
Cf. Immanuel Maurice Wallerstein… opc.it., pp. 186 y 188.
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newtonianos, pues va más allá de un universo geométrico hacia uno narrativo


donde la cuestión central es el tiempo, y en el caso de las Ciencias Sociales y las
RRII: la ἱστορία (Historia).10 Un tiempo que posiblemente no es lineal, progresivo y
determinado.

Lo interesante a este respecto es que este cambio en la epistemología de la


ciencia no comenzó en los años 70 del siglo XX, sino en los años 20 y 30 del citado
siglo, a través de los descubrimientos hechos con la Teoría Cuántica, en la cual se
habla de elementos de estudio que no pueden ser medidos, no se puede saber
exactamente dónde están, cómo son, ni hacia donde van, pero se sabe que existen:
los Neutrones. Más allá de las múltiples dimensiones, estructuras, probabilidades y
elementos que componen la Teoría Cuántica, lo que es destacable es el hecho de
que los principios de la física clásica, que reflejan el paradigma newtoniano, se
tambalearon con el estudio científico de este aspecto de la naturaleza. Aunque
Rolando García hace una acotación muy significativa al afirmar que en las
llamadas ciencias exactas este paradigma científico ha demostrado limitaciones,
empero éstas no son de tipo absoluto pues sigue dando respuesta a varias
preguntas, si bien no a todas.11

Lo cual quiere decir que si el estudio de la naturaleza presenta este tipo de


excepciones a sus reglas y paradigmas científicos, la necesidad de su evolución es
inevitable. En el caso de las Ciencias Sociales, que de acuerdo a los paradigmas
científicos eurocéntricos deben probar estar lo suficientemente apegados a éstos, la
necesidad de un cambio epistemológico es todavía más innegable. En otras
palabras, buscar la emulación de las Ciencias de los Humanos a las de la
naturaleza no debe ser propiamente un imperativo en las empresas científico-
sociales, siendo que, como lo establece Wallerstein, los sistemas sociales son los

10
Cf. Immanuel Maurice Wallerstein… opc.it., 188.
11
Cf. Rolando García, Sistemas complejos. Conceptos, método y fundamentación epistemológica de la
investigación interdisciplinaria, GEDISA, Barcelona, 2006, pp. 13-33.
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menos: estables, repetitivos, fluctuantes, indeterminados, caóticos; y los más


complejos. Por lo tanto, las Ciencias Sociales tiene que buscar los instrumentos,
recursos y categorías que le permitan trascender el paradigma bacon-newtoniano,
no para desdeñarlo, sino para desarmar su universalismo.12

En el caso de las RRII, la crítica hacia esta forma de producir ciencia social
según los modelos occidentales, no es tan reciente. Stanley Hoffmann ya había
delineado ideas que buscaban estimular el debate sobre: la epistemología y
ontología objetivas, los instrumentos de análisis, el determinismo del medio, el
eurocentrismo en los conceptos y la necesidad de investigaciones sistemáticas
históricas en las RRII.13

Sin embargo, las críticas anteriores han tenido el impacto necesario para
poder trascender una perspectiva eurocéntrica de hacer Ciencia Social y RRII.
Como se ha advertido anteriormente, la corriente intelectual hegemónica
Occidental ha podido imponerse. El modelo de producción de la ciencia de
acuerdo a los patrones positivistas sigue vigente y el cambio epistémico que se
describió antes no ha tenido gran relevancia para la mayoría de los especialistas.
Esto no sólo refleja un horizonte académico limitado, sino también restringido a
una sola forma de entender, analizar y practicar la ciencia social.

El problema central se ve reflejado en una práctica que limita a las Ciencias


Sociales y explica en parte por qué no se ha llegado a una teorización no
occidental, el eurocentrismo. Wallerstein y Lander exponen la quintaesencia de
esta cuestión que entorpece una teorización no occidental de las RRII. Así, es
posible entender al eurocentrismo como una forma de pensar, entender y concebir
el mundo social a través de: una historiografía que explica el predominio europeo

12
Cf. Immanuel Maurice Wallerstein… opc.it., p. 190.
13
Cf. Stanley Hoffmann, Contemporary Theory in International Relations, Prentice-Hall, EU, 1960, pp. 215-
236.
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en el mundo moderno después del siglo XVIII a través de realizaciones


específicamente europeas; un Parroquialismo del Universalismo en las Ciencias de
los Humanos, que se engloba en la creencia de que existen verdades científicas que
son válidas a través de todo el tiempo y el espacio, la esencia última de la
epistemología bacon-newtoniana; los supuestos sobre la civilización occidental
representada por la Europa moderna como civilizada de forma única o especial,
diferenciada de las demás civilizaciones, y sistema histórico del que las Ciencias
Sociales son producto; un Orientalismo que hace referencia a una afirmación
estilizada y abstracta de las características de la civilizaciones no occidentales; y los
intentos por imponer la teoría del progreso, es decir la imposición de una
concepción del progreso como motor de la ciencia social y de la sociedad en
reemplazo del concepto de civilización como meta universal, inevitable y dada por
sentado para todas las sociedades.14

De tal suerte, las implicaciones del eurocentrismo en las Ciencias Sociales


tienen como consecuencia un cúmulo de conocimientos y saberes, que pueden
estar plagados de prejuicios y no ser del todo apegados a la realidad. La
problemática se acentúa cuando el eurocentrismo es naturalizado y dado por
sentado, como si no hubiera otra forma de concebir el mundo. En otras palabras, el
corazón del eurocentrismo nace de la universalización de la experiencia histórica,
política, económica y social europea como modelo a seguir y como modelo guía
para interpretar y analizar el resto de las experiencias en el mundo, uno de los
vicios más importantes que se puede encontrar en las RRII. En suma, la
epistemología y ontología bacon-newtonianas son el soporte para el ensamblaje de
los cinco avatares del eurocentrismo antes mencionados. Ensamblaje que a su vez
sobrelleva al cuerpo teórico de la disciplina de las RRII.

14
Cf. Immanuel Maurice Wallerstein… opc.it., pp. 191-201.
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Así, es posible observar un horizonte teórico en RRII definido por tres


metanarrativas principales: el Realismo, el Liberalismo y el Marxismo. Si bien las
tres han tenido un desarrollo y evolución interesantes a lo largo de su breve
historia en las RRII, lo cierto es que el Realismo es la que ha logrado una mayor
aceptación entre los estudiosos de las relaciones internacionales: tanto en el campo
de la investigación empírica, como aquél de la investigación teórica. Algunas veces
una aceptación que se puede comparar con la naturalización de la que habla
Lander. Amitav Acharya, Barry Buzan y otros investigadores en Non-Western
International Relations Theory, hacen un trabajo muy estimulante al cuestionarse
aspectos de las teorías de las RRII relacionadas con el tema de este ensayo. Las
respuestas son múltiples e interesantes, sin embargo una hoja de ruta o una guía
no son claramente definidas. Más allá de ello, lo que también muestra su
publicación es una tendencia en Asia a una teorización muy próxima a la herencia
de la Realpolitik, y sus descendientes: el Realismo Defensivo y Ofensivo, así como
del Neorrealismo o Realismo Estructural.15

Sin embargo, esto no quiere decir que en el seno de las RRII no haya habido
críticas importantes, de hecho la ola de nuevos suministros intelectuales:
conceptos, categorías y revisiones históricas que traen consigo las tendencias más
posmodernas, las vertientes neomarxistas, como la Teoría Crítica y el
Constructivismo Social desde los años 70 del siglo XX, han dado una bocanada de
aire fresco y críticas a la epistemología de las RRII.16 Sin embargo, en la mayoría de
los investigadores y en la corriente intelectual hegemónica en los EUA y en el
mundo, la teorización con los patrones occidentales de construcción del
conocimiento sigue siendo la más científica y valedera.

15
Cf. Amitav Acharya, Barry Buzan et al, Non-Western International Relations Theory, Routledge Reino
Unido, 2010, 242 pp.
16
Cf. Robert y Geory Sorensen Jackson, Introduction to International Relations. Theories and Approaches,
Oxford University Press, Reino Unido, 2003, 336 pp.
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Pese a ello, es importante regresar a la pregunta que da título a este ensayo,


la cual inquiere sobre la posibilidad de una teorización fuera de los cánones o
principios científicos bacon-newtonianos antes explicados. De entrada, este escrito
reconoce la profunda huella que la tradición científica de la Ilustración y sus
antecedentes han deja en las Ciencias Sociales, las cuales son producto del mismo
proyecto de Modernidad europea. Sin embargo, como se ha mencionado de igual
forma, el estudio del derecho, de la política, de la economía y de la sociedad no es
propio de Europa o de los EUA.

Por ende, una teorización no occidentalizada de las RRII es posible siempre


que se puedan trascender ciertas barreras: primero, reconocer que el objeto de
estudio de las RRII, posiblemente más que en otras Ciencias Sociales, no es
determinante ni de determinado, es caótico, inestable, multifactorial e histórico;
segundo, por ello mismo, una sola epistemología no es suficiente para entender la
complejidad, desde un punto de vista prigoginiano, de los sistemas sociales; tercero,
para trascender la epistemología positivista es necesario superar aquéllos de sus
fundamentos que soportan el eurocentrismo de las Ciencias Sociales; cuarto, por lo
tanto se tendrá que renunciar a la universalización o uso de referencia de la
experiencia histórica europea; y quinto, hará falta una refundación o nuevo
entendimiento de las Ciencias Sociales en general, y de las RRII en particular, es
decir, se tendrá que democratizar a las RRII y volver a concebirlas dentro de un
marco más amplio, tanto teórico como empírico, en donde haya más de una
epistemología y ontología. No se trata de dejar de lado por completo lo hecho a
través de los principios científicos positivistas, pero sí entender que puede haber
más de un modelo de construcción de conocimiento, sobre todo en RRII, con objeto
de tener interpretaciones y análisis más verdaderos y reales, más allá de la
cientificidad ilustrada europea. Y así poder enriquecer la disciplina de las RRII con
otras experiencias y proyectos que trasciendan, modifiquen o incluso amplíen la
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modernidad, para que ésta pueda tener nuevas dimensiones fuera de la esfera
ideológica, epistémica, sociológica y geocultural Occidental.

Durante el seminario “Nuevas Estructuras y Diseños Teóricos Geopolíticos.


Teorización No Anglosajona”, se revisaron varios textos que pueden servir de
ejemplos para esbozar este tipo de interpretaciones no occidentales. David C. Kang
y Shogo Suzuki logran hacer una interpretación de la historia de Asia del Este o del
Noreste muy pertinente, cuya importancia radica en un estudio que trata de poner
en entre dicho algunos de los conocimientos que se habían dado por sentado, y
junto con ello, respuestas a nuevas y viejas preguntas. Por un lado, la naturaleza e
implicaciones para la paz del sistema tributario sinocéntrico; por el otro, una nueva
reflexión sobre la forma en que el sistema de la sociedad internacional europea entra a
escena en el Noreste de Asia, logra asentarse e interiorizarse en los distintos
actores, y dando razones del por qué en cada caso.17 Es importante señalar que
dichos estudios se realizaron a través de una metodología socio-constructivista, la
cual toma en cuenta aspectos culturales, históricos y de interacción entre los
distintos actores o unidades.

A este último respecto, es oportuno señalar que el Socio-constructivismo o


Constructivismo Social puede apreciarse como instrumento muy ventajoso,
siempre que se tengan en cuenta sus limitaciones y divisiones, ya que existen
varios tipos de Constructivismo Social; además, para algunos es un enfoque
teórico, para otros es un enfoque metodológico. Lo cierto es que es una
herramienta útil para trascender ciertos pilares de la epistemología positivista,
pese a que hay voces muy críticas contra este tipo de visiones nacidas, en parte, en
los escritos de Gianbattista Vico y del intelectual del Wiener Kreis, Ludwig
Wittgenstein. También es importante señalar que no hay una división férrea en las

17
Cf. David C. Kang, East Asia Before The West. Five Centuries of Trade and Tribute, Columbia University
Press, Nueva York, 2012, pp. 240; Shogo Suzuki, Civilization and Empire. China and Japan's Encounter with
European International Society, Routledge, 2009, pp. 256.
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posiciones teóricas por lo que el Constructivismo Social ha permeado y ha sido


permeado igualmente por la Teoría Crítica y otras vertientes teóricas
posmodernas.18

Ahora bien, finalmente, sí es posible una o varias, teorías no occidentales de


las RRII. Hay que recordar que la búsqueda de respuestas y leyes universales es
parte de los principios ilustrados a los que se ha aludido a lo largo de este escrito,
por lo cual que una Teoría General de las RRII es una empresa científica que
posiblemente esté acorde a los modelos teóricos occidentales. Para una teorización
no occidental probablemente se necesite más de una teoría, pues como se ha dicho
anteriormente la realidad social, en particular de las RRII está llena de sucesos o
fenómenos cuya repetición no es exacta.

No obstante, las teorización no occidental, que es la piedra angular de las


teorías no occidentales de las RRII, tiene dos tipos principales de obstáculos: por
un lado, están aquéllos de tipo material que se relacionan con los financiamientos,
la infraestructura, los recursos tanto humanos como materiales y los sistemas de
investigación. Teorizar no es una tarea sencilla, ni barata, ni solitaria; sobre todo en
Ciencias Sociales. Por otro lado, hay obstáculos de tipo no material, en los cuales se
engloban las barreras ideológicas, la violencia epistémica19 y la creación de sitios de
construcción de conocimiento con modelos diferentes a los occidentales. Es decir,

18
Cf. Scott Burchill et al, Theories of International Relations, Palgrave MacMillan, Nueva York, 2009, pp. 125-
135 y 159-179; John Ravenhill, "The Study of Global Political Economy", en John Ravenhill, Global Political
Economy, Oxford University Press, Italia, 2008, pp. 4-25; Steven C. Roach, Critical Theory and International
Relations: A Reader, Routledge, Nueva York, 2008, 398 pp; Arturo Santa Cruz "Introducción", en Arturo
Santa Cruz El Constructivismo y las Relaciones Internacionales, CIDE, México, 2009, pp. 9-31; Alexander
Went, "La Anarquía es lo que los estados hacen de ella. La construcción social de la Política del Poder. ", en
Arturo Santa Cruz, El Constructivismo y las Relaciones Internacionales, CIDE, México, 2009, pp. 125-173;
Matthew Watson, "Theoretical Traditions in Global Political Economy", en John Ravenhill, Global Political
Economy, Oxford University Press, Italia, 2008, pp. 23-65. Y Maja Zehfuss, Constructivism and International
Relations. The Politics of Reality, Cambridge University Press, Reino Unido, 2002, pp. 1-37.
19
Término Gayatri Spivak citado por Navnita C. Behera. Cf. Navnita C. Behera, “Re-imagining IR in India”, en
Amitav Acharya, Barry Buzan et al, Non-Western International Relations Theory, Routledge Reino Unido,
2010, p. 100.
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barreras intangibles, pero cuya superación puede ser mucho más difícil que las
barreras de tipo material. Se trata de entender las Ciencias Sociales desde una
perspectiva diferente a la occidental, de buscar recursos intelectuales (conceptos,
categoría, herramientas analíticas) adecuados a los distintos contextos históricos y
culturales; de mantener un diálogo de iguales entre las perspectivas positivistas y
aquéllas que no lo son; de que los investigadores tengan una autoconciencia
sociológica y geocultural del lugar que ocupan frente a su objeto de estudio y a sus
investigaciones, lo que se conoce en inglés como self-reflexivity. Para lograr lo
anterior, también es importante una crítica a la forma en que los académicos hacen
sus investigaciones, pues si bien los centros de pensamiento e investigación de la
esfera occidental son hegemónicos, también es verdad que dicha hegemonía es
alimentada por los académicos periféricos o subsistémicos que le dotan de su
legitimidad como centros inobjetables de conocimiento científico.

En el caso de los sitios de construcción de conocimiento idóneos para


comenzar esta tarea, para Navnita Behera se encuentran en la Teoría Poscolonial, la
Teoría del Desarrollo, la Teoría Crítica y el Feminismo; sin embargo, esto no quiere
decir que no haya otros sitios alternativos de construcción de conocimiento estén
limitados a este tipo de perspectivas teóricas, sino que puede haber otras, e incluso
algunas que todavía no se han explorado.20 Empero, lo que demuestra la autora es
que hay formas de teorizar fuera de la corriente intelectual hegemónica, el
desarrollar este tipo de empresas intelectuales depende en mayor medida de los
académicos y de los estímulos –intelectuales y financieros- que reciban; pero sobre
todo, de la superación de las barreras no intelectuales, desde los centros de
enseñanza hasta los centros de investigación.

20
Cf. Navnita C. Behera… op.cit., pp. 82-116.
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Fuentes

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