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II. BAUDELAIRE
E l poeta d e la m od ern id ad
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». UU LA LIBICA MODCS.Va. • 4
,1o que el propio Baudelaire dice a este respecto. E l aquellas “que no vienen del corazón”. Baudelaire
hecho de que sus ideas siguierau a otras semejantes justifica la poesía en cuanto es capaz de neutralizar
de E. A. Poe uo les resta valor, sino al contrario, las el corazón personal. Ello ocurre de un modo todavía
sitúa en la linea justa. inseguro y encubierto en parte bajo imágenes más
Fuera de Francia, Poe fue quien separó más deci-1 antiguas. Pero se produce de tal modo que puede ya
(¡idamente la lírica del corazón. Quería que el tema vislumbrarse como uua fatalidad histórica el futuro
de la lírica fuera una excitación entusiasta, pero que paso de la neutralización del individuo a la deshu
ésta no tuviera que ver ni con la pasión personal ni manización del tema lírico, y sea como fuere, con
Con “the inloxication of tlie heart” (la embriaguez tiene ya aquella despersonalización, que más tarde
del corazón). Toe se refiere más bien a una disposi será erigida por T. S. Eliot y otros en condición
ción general, a la que llama alma para llamarla de necesaria para la exactitud y la validez del arte
algún modo, pero añade cada vez “no corazón”. Bau poético.
delaire repite las palabras de Poe casi literalmente, Casi todos los poemas de las Fleurs du Mal ha
o las varía con formulaciones propias. “La capaci blan partiendo del yo. Baudelaire es un hombre com
dad de sentir del corazón no conviene a las tareas, pletamente replegado sobre sí mismo, pero, cnando
poéticas”, al contrario de lo que ocurre con “la ca escribe, apenas si mira a su yo empírico. El poeta
pacidad de sentir de la fantasía” (p. 1031 y sig.). . escribe de sí mismo en tanto que se sabe víctima de
Ilay que tener en cuenta que Baudelaire entiende la la modernidad, que pesa sobre él como una excomu
fantasía como una actuación dirigida por la inteli nión. Baudelaire dijo con bastante frecuencia que su
gencia; de ello hablaremos más adelante. Estas ideas sufrimiento no era únicamente el suyo, y es signifi
proyectan la luz necesaria sobre las palabras cita cativo que los pocos restos de carácter personal que
das, en cuanto implican que bay que prescindir de todavía cabe rastrear en sus poemas sólo estén ex
todo sentimentalismo personal en aras de una fanta presados de manera confusa. Baudelaire no hubiera
sía clarividente, que resuelve problemas más difíciles escrito jamás versos como los que escribió Víctor
en forma más ventajosa que aquél. Baudelaire llega Hpgo con motivo de la muerte de una criatura. Con
a aplicar al poeta la siguiente divisa: “Mi misión es m ijigor frío y metódico, va recorriendo en sí mismo
sobrehumana” (p. 101 i). Eu una carta habla de la todas las fases que nacen obligadamente de la moder
“intencionada impersonalidad de mis poemas”, con nidad: el miedo, la imposibilidad de evasión, la clau
lo cual da a entender que son capaces de expresar dicación ante el ideal, ardientemente deseado, pero
cualquier estado de conciencia del hombre, con pre que constantemente se aleja hacia el vacío. Baude
ferencia los más extremados. ¿Lágrimas? Sí, pero laire habla de su obsesión por arrostrar ese destino.
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t Las palabras “obsesión" y “destino” son dos de sus anterior a escribir un poema nuevo. Se ha querido
expresiones favoritas. Otra de ellas es “concentra- ver en ello una falla de fecundidad, pero en rigor se
. ción”, y junto a ella, “ centralización del yo”. Bau- trata de aquella fecunda intensidad que, una vez al
delíiire hace suya la máxima de Emerson: “Héroe es canzado el punto de ruptura, lo va ensanchando y pe
aquel que está sólidamente centrado”. Los conceptos netrando cada vez con mayor fuerza hasta el fondo.
opuestos son: “disolución” y “prostitución”. Este Esta fecundidad activa el deseo de perfección artís
último — procedente de los iluminados franceses del tica, porque sólo en la madurez de la forma ve una
siglo xviir — significa abandono de sí mismo, renun garantía de que lo expresado rebase los personalis
cia indebida al destino espiritual, huida al campo mos. Los escasos temas de Baudelaire se explican
enemigo, traición y deserción. Éstos son los síntomas como portadores, variantes y metamórfosis de una
déla civilización moderna, como subraya Baudelaire; tensióu básica, que para abreviar podemos llamar
peligros de los que él sabe defenderse — él, Baude- tensión entre satanismo e idealismo. Esta tensión
laire, el “maestro en virtud del destino de su situa permanece insoluta, pero tiene en su conjunto el
ción” (p. G7G), gracias a su recogimiento en un yo mismo orden y la misma consecuencialidad que cada
que ha eliminado los azares de la persona. poema tiene de por sí.
Se pueden ver aquí, todavía, formando unidad,
dos caminos por los que habrá de andar la lírica
C o n c e n t r a c ió n y c o n c ie n c ia f o r m a l ; futura. En Rimbaud, esta tensión no resuelta se in
LÍRICA Y MATEMÁTICA tensificará hasta la disonancia absoluta, destruyen
do de paso todo orden y toda coherencia. Mallarmé,
Las Fleurs du Mal están entreveradas de un ele por su parte, también acentuará la tensión, pero la
mento temático que hace de ellas un organismo con transferirá a otros temas y creará con ellos un or
centrado. Incluso se podría hablar de un sistema, por den parecido al de Baudelaire, pero referido a un len
cuanto los ensayos, los diarios íntimos y algunas car guaje completamente nuevo y de sentido oscuro.
tas de su autor nos revelan la elaborada trama de Con la temática concentrada de su poesía, Bau
los temas. Éstos no son muy numerosos y es sorpren delaire cumple con el precepto de no entregarse a la
dente cuán pronto aparecen: la mayoría de ellos da “embriaguez del corazón”. Cuando ésta aparece en
tan ya de hacia los años cuarenta del siglo xix. Has su poesía, no se trata de poesía propiamente dicha,
ta la publicación de las Fleurs du Mal y hasta su sino de mero material poético. El acto que conduce
muerte, el poeta apenas saldrá de su ámbito. Baude- a la poesía pura se llama trabajo, construcción de
laire prefería trabajar en la corrección de un esbozo uua arquitectura según un plan previo, operación
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* con los impulsos del lenguaje. Bnudelaire insistió re-t de reconocer. Después de un poema inicial, el primer
pctidawente en que las Fleurs du Mal no pretendían grupo (Spleen ct Ideal) nos ofrece el contraste en
ser tínicamente un álbum, sino una unidad con un tre exaltación y depresión. El grupo siguiente ( Ta•
principio, una continuación articulada y un final. lleaux Parisicns) muestra uu intento de salida al
Ello es verdad. Desde el punto de vista del contenido, mundo exterior de la gran ciudad, el tercero (Le
en estos poemas hay perplejidad, parálisis, febril im Vin) , la experiencia de evasión en el paraíso del
pulso hacia lo irreal, anhelo de muerte y moi'bosos arte. Pero con ello no se logra tampoco ningún re
juegos de excitación. Pero este contenido negativo poso. Por consiguiente, sigue la entrega a la fasci
puede estar envuelto todavía por una composición nación del espíritu destructor, la cual constituye el
previamente pensada. Junto con el Canzoniere de cuarto grupo que lleva el mismo título que el libro
Petrarca y el Cántico de Guillen, Fleurs da Mal es (Fleurs du Mal). La consecuencia de todo ello es la
el libro arquitectónicamente más riguroso de la lírica rebelión sarcástica contra Dios en el quinto grupo
europea. Todo cuanto Baudelaire le añadió después (Révolte). Como último recurso, sólo cabe buscar el
* de su primera aparición está dispuesto de tal manera reposo en la muerte, en lo absolutamente desconoci
que, como él mismo reconoce en una carta, cabe per do : así termina la obra en su sexto y último grupo,
fectamente en el marco que trazó ya en 1815 y desa La Mort. El plan arquitectónico se expresa también
rrolló en la primera edición. En ésta tuvo incluso dentro de los distintos grupos, como una especie de
un importante papel la vieja costumbre de la compo consecuencia dialéctica de los poemas. Pero no nece
sición numérica. El libro constaba de 100 poemas sitamos demostrarlo ahora, porque lo esencial es el
distribuidos en 5 grupos. Ésta es otra prueba de su conjunto. Se trata de un sistema ordenado, pero en
deseo de construcción formal, en la que se echa de movimiento, cuyas líneas alternan entre sí y cuyo
ver con toda seguridad un anhelo de forma caracte conjunto forma una curva que va de arriba abajo.
rísticamente románico. Por otra parte, restos de pen El final es el punto más profundo y se llama “abis
samiento cristiano que cabe reconocer en sus poemas mo’', porque sólo en el abismo existe todavía la espe
‘ hacen sospechar que su sorprendente rigor formal ranza de ver lo “nuevo”. ¿Qué es eso nuevo? La es
deriva del simbolismo de la Alta Edad Media, que peranza del abismo no tiene palabras para expre
en las formas de composición solía reflejar el orden sarlo.
del cosmos creado por Dios. El hecho de que Baudelaire ordenara las Fleurs
» En las ediciones sucesivas, Baudelaire prescindió du Mal como un edificio arquitectónico demuestra la
de la distribución numéricamente exacta> intensifi distancia que le separa del romanticismo, cuyos li
cando, en cambio, el orden interior. Éste no es difícil bros líricos eran meras recopilaciones que incluso en
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k lo caprichoso de su ordenación no hacen m ás que re todavía lo que ya se había iniciado en la poesía de
petir form alm ente el azar de la inspiración. También Baudelaire, es decir, la supremacía de la voluntad
pone de manifiesto el papel que tienen en su poesía de forma sobre la voluntad de mera expresión. Pero
las fuerzas formales, que representau mucho más que nos revela ya su gran anhelo de seguridad por medio
un mero ornam ento o una obligada elegancia. E stas de la forma, del “ salvavidas de la form a” como lo
fuerzas son m edios de salvación, desesperadam ente llam ará m ás tarde J. Guillén en uno de sus versos
buscados en una situación aním ica desesperadamen (“la form a se me vuelve salvavidas” dice exactam en
te angustiosa. Los poetas ya habían sabido siempre • te). E n otro pasaje escribe: “E stá completamente
que el dolor se resuelve en la canción. En ello con claro que la s leyes m étricas no son tiranías inventa
siste el conocim iento de la catarsis del sufrim iento das arbitrariamente, sino reglas elegidas por el pro
por medio de su transform ación en lenguaje form al pio organismo espiritual. Jam ás han impedido que
mente más elevado. Pero en el siglo x ix , cnando el la originalidad se manifestara. En cambio lo contra
dolor por algo concreto se convirtió en dolor sin fina- rio es mucho más exacto, o sea, que han. contribuido
* liclad, en desolación y últim am ente en nihilism o, las siempre a que madurase la originalidad” (p. 779).
formas pasaron a ser un medio urgente de salvación, Straw insky en su Poétique música le se referirá a este
a posar de que, en tanto que son algo cerrado y se párrafo, y la idea será repetida por Mallarmé y por
reno' se hallan en disonancia con lo angustioso de los Valéry, no sólo porque confirma una antigua con
contenidos. Volvemos, pues, a encontrarnos ante una ciencia románica de la forma, sino porque en ella se
disouancia fundam ental de la-poesía moderna. De la basa una práctica favorita de los modernos, en la que
misma manera que el poema se separó del corazón, las convenciones de la rima, del número de sílabas de
la forma se separa del contenido. Su salvación sólo los versos y de la construcción de las estrofas son con
consiste en el lenguaje, m ientras el conflicto del con siderados como instrumentos que actúan sobre el len
tenido permanece sin resolver. guaje estimulando reacciones a las que el mero es
Baudelaire expresó a menudo el concepto de la bozo de contenido del poema jamás habría llegado.
salvación por medio de las formas. Asi por ejemplo Baudelaire hizo una vez el elogio de Daumier por
en un pasaje, cuyo significado es menos inocuo de que era capaz de representar lo más bajo, trivial y
lo que parece indicar lo ordinario de sus térm inos: degenerado con exacta precisión. Lo mismo hubiera
“El privilegio maravilloso del arte consiste en que podido decir de sus propios poemas. En ellos se com
t al expresar artísticamente lo feo lo convierta en bello binan la mortalidad y la precisión, lo cual le s con
y que el dolor ritmado y articulado llene el alma de vierte también en precursores de la lírica futura.
plácida satisfacción” (p. 1040). E sta frase oculta Con Novalis y Poe había penetrado en la teoría poé-
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tica el concepto del cálculo. B audelaire lo recoge. manticismo. Lo que lia heredado de éste — que no :
"La belleza es el resultado del entendim iento y el es poco —•, Baudelaire lo convierte en dura experien
cálculo”, escribe en el curso de una declaración muy cia, de manera que en comparación con él, los román
típica de él acerca de la preponderancia de lo artís ticos parecen estar jugando. P ara ellos seguía siendo
tico (es decir de lo artificial) sobre lo simplemente válida la interpretación escatológica de la historia
natural (p. 911). Asim ism o, la inspiración es para según la había expuesto la Ilustración en sus ú lti
él mera naturaleza o impura subjetividad. Como úni mos tiem pos: interpretación en el fondo antiquísima,
co impulso de la creación poética, sólo conduce, lo que consideraba a la propia época como una época
mismo que la embriaguez del corazón, a la inexac final. Sin embargo, se trataba sobre todo de un esta
titud. tánicamente la considera Ijien venida cuándo es do de ánimo, desintoxicado en la belleza de los colo
. el premio a una labor artística previa, que a su vez res que todavía podían admirarse en el ocaso de una
tiene categoría de ejercicio; entonces aparece la gra cultura. También Baudelaire se sitú a a sí mismo y
cia, como ocurre con un danzarín, que “ se ha roto a su época en un período final, pero para ello se vale
mil veces las piernas a escondidas antes de exhibirse de otras imágenes y de otros estímulos. La conciencia
, en público” (p. 1133). 2\o hay que olvidar el gran pa escatológica, que se extiende por Europa desde el
pel que Baudelaire asigna a los factores intelectua siglo xviii y llega hasta nuestros días, entra con él
les y volitivos dentro del acto poético. Lo mismo que en una fase de clarividencia a la vez aterrada y ate
en Jíovalis. se inserta en estas reflexiones el concepto rradora. En 1SG0 aparece su poema Le couchcr du
de la matemática. Para definir el acierto exacto del soleil rom antique, con una sucesión descendente de
estilo, Baudelaire lo compara con los “m ilagros de grados de luz y alegría, hasta llegar a la frialdad de
la matemática”. La metáfora adquiere valor de la noche y al horror ante ciénagas y animales repug
“exactitud m atem ática”. Todo ello se basa en Poe, nantes. E l símbolo es inequívoco: se refiere al oscu
quien habló del parentesco de la misión poética con recimiento final, a la pérdida de la confianza, toda
la “rigurosa lógica de un problema matem ático”. vía posible incluso eu plena decadencia, del alma en
A través de Maliarme, estas ideas seguirán vigentes sí misma. Baudelaire sabe que sólo puede lograrse
hasta nuestros días. una poesía adecuada al destino de su época recu
rriendo a lo tenebroso y a lo anormal. Éstos son los
ÉPOCA FINAL T MODERNIDAD únicos reductos eu que el alma, cada vez más extraña
a sí misma, puede todavía hallar temas de poesía y
También desde el punto de vista temático, es per escapar a la trivialidad del “progreso” con que se
ceptible la desviación de Baudelaire respecto al ro disfraza la época final. Es, pues, consecuente enan
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^ ilo llama a sus F lcu rs du M al “disonante creación todos los actos que la uatm aleza excluye. Precisa
de las musas de la época fin al” . mente porque las m asas cúbicas de piedra de la s ciu
Baudelaire m editó el concepto de m odernidad en dades carecen de naturaleza y a pesar de que cons
muy otra medida que los románticos. Ése es un con tituyen el lugar del mal, pertenecen a la libertad del
cepto muy complejo. D esde el punto de vista nega espíritu, son paisajes inorgánicos del espíritu puro.
tivo, lo identifica con el m undo de las grandes ciu E sta argumentación se repetirá sólo fragm entaria
dades siu verdor, con toda su fealdad, su asfalto, su mente entre los poetas más tardíos. Pero la lírica del
iluminación artificial, sus desfiladeros de piedra, sus siglo x x sigue confiriendo a la s grandes ciudades
pecados, su desolación en medio del bullicio humano. aquella m isteriosa fosforescencia descubierta por
Significa también la época de la técnica que ha pues Baudelaire.
to a su servicio al vapor y a la electricidad, la época E n Baudelaire mismo las imágenes de gran ciu
del progreso. É ste es definido por Baudelaire como dad son disonantes y tienen por lo mismo una gran
“progresiva decadencia del alma y progresivo predo- intensidad. E u ellas se dan juntos luz de gas y cielo
, minio de la m ateria” (p. 7GG, aunque cu térm iuos dis crepuscular, perfume de flores y olor a alquitrán;
tintos de los de la primera ed ició n ); eu otra ocasión, están llenas de gozo y de lam entos y, a su vez, están
se define como “ atrofia del espíritu” (p. 1203). Nos en disonancia con las amplias curvas vibrantes de
enteramos de su “infinito asco” ante los anuncios, sus versos. Sacadas de la trivialidad, como las dro
los periódicos, la “marea ascendente de la demo gas se sacan de las plantas venenosas, se convierten,
cracia que todo lo n ivela”. Lo mismo habían dicho gracias a la transformación lírica, en antídotos del
Stendhal y Tocqueville, y algo más tarde lo dirá “ vicio de la trivialidad”. Lo repulsivo se une con la
Flanbert.. Pero el concepto de modernidad, en Bau- ' nobleza de acentos y alcanza aquel “frisson galvani-
delaire, tiene también otro aspecto: es disonante, que” (estremecimiento galvánico), que Baudelaire elo
convierte a lo negativo directamente en algo fas gia en Poe. Ventanas polvorientas con restos de llu
cinador. Lo mísero, degradado, malo, tétrico y arti- via, fachadas de casas grises y descoloridas, meta
. Acial brinda un m aterial excitante, que la poesía no les recomidos por el cardenillo, auroras como sucias
debe desdeñar, pues encierra secretos que condueii’án manchas, como sueño animal de prostitutas, estrepi
a la poesía por caminos nuevos. Baudelaire presien toso rodar de ómnibus, rostros siu labios, ancianas,
te que la inmundicia de las grandes ciudades encie música de hojalata, ojos empapados de hiel, rastros
rra un misterio. Su lírica l a -muestra como un res- de perfumes: lie aquí algunos de los contenidos de
* plandor fosforescente. A ello se añade que, para fun su “galvanizada” modernidad poética. E n E liot, to
dar el reino absoluto de lo artificial, el poeta acepta davía hoy perduran.
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t grotesco de V íctor Ilugo. A Baudelaire le parecía
E s t é t ic a db lo fbo bien el títu lo do Poe Tales o j tlie Orotcsque and the
A rabesque, “porque lo grotesco y lo arabesco repug
Baudelaire habló a menudo de la belleza, pero, nan al rostro humano”. E n el lenguaje de Baudelaire
en su lírica, ésta se lim ita a la construcción formal lo grotesco ya nada tiene que ver con lo jocoso. Im
y a la vibración del lenguaje. Los objetos no sopor paciente frente a lo “sencillam ente cómico”, saluda
tan ya el antiguo concepto de belleza. Baudelaire se la s “sangrientas burlas” que son las caricaturas de
sirve de recursos equívocos y paradójicos para reves Daumier, desarrolla una “m etafísica de la comicidad
tir la belleza de un encanto agresivo, para “ sazonarla absoluta”, ve en lo grotesco el choque del idealismo
de rareza”. Para protegerla contra la trivialidad y con lo demoníaco y lo am plía con un concepto que
para que a la vez sea un reto contra ella, debe ser habrá de tener un esplendoroso porvenir: el concepto
extraña. “Pura y rara”, dice una de sus definiciones de lo* absurdo (p. 710 y sig.). Sus propias experien
de la belleza. Pero B audelaire deseó también since- cias, junto con las de la humanidad en general, des
« rameóte lo feo como equivalente del m isterio que iba garrada entre el éxtasis y la caída, derivan de la “ley
a penetrar, como punto de arranque der ascenso ha de lo absurdo” (p. 43S). E s la ley que obliga al hom
cia el ideal. “ D e lo feo saca el lírico un nuevo en bre a “expresar el sufrimiento por medio de la risa”.
canto” (p. 1114). Lo deforme provoca sorpresa y ésta Baudelaire habla de la “justificación de lo absurdo” -
sirve a su vez para el “ ataque inesperado”. Con ma y ensalza los sueños porque revisten a lo realmente
yor intensidad que hasta entonces, la anormalidad imposible con “la terrible lógica de lo absurdo”. Lo
se afirma como premisa de la poesía moderna, e in absurdo se convierte en un modo de contemplación
cluso como una de sus razones de se r : irritación con de la irrealidad, en la que Baudelaire y los poetas
tra lo trivial y lo tradicional que, a los ojos de Bau posteriores quieren penetrar, para escapar a la estre
delaire, se halla tam bién en la belleza del estilo an chez de lo real.
tiguo. La nueva “belleza”, que puede coincidir con lo
feo, adquiere su inquietud mediante la incorpora
ción de lo trivial, que deforma basta convertirlo en “E l a r is t o c r á t ic o p l a c e r d e d e s a g r a d a b ”
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lumnnticismo, en el tem a fa v o rito — y hasta cierto car en su obra aquellas palabras que aparecen con
punto tratado m elódicam ente — del poeta solitario. mayor frecuencia. La palabra delata cuál es su obse
Baudelaire lo recoge en un tono m ás áspero y le da sió n ” (p. l i l i ) . E stas frases de Baudelaire contienen
aquel dramatismo agresivo que a partir de entonces un excelente principio de interpretación, que se pue
caracterizará la poesía y el arte europeos, incluso en de aplicar al propio Baudelaire. E l rigor de su mun
aquellos casos en que la intención de desconcertar do espiritual y la insistencia en unos pocos pero in
no se formule explícitam ente en principios, sino tensos tem as perm iten descubrir los puntos esencia
que se. desprenda naturalm ente de la obra. Baude les a base de las palabras repetidas con mayor fre
laire tenía todavía esta clase "de principios: habla cuencia. Se trata de palabras clave, que se pueden
del “aristocrático placer de desagradar”, llam a a las clasificar fácilm ente en dos grupos opuestos. Por un
Fleurs du M al “ apasionada afición a la oposición” lado están: tinieblas, abismo, miedo, desolación, de
y “producto del odio”, celebra que la poesía provo sierto, prisión, frío, negro, podrido..., por otro: ím
que un “ataque de nervios” y se jacta de irritar al petu, cielo azul, ideal, luz, pureza... Casi en todos
lector y de que éste no le comprenda. “La conciencia los poemas encontramos esta exasperada antítesis.
poética, en otra época fuente inagotable de satisfac A menudo la vemos contraída en un espacio breve
ciones, es ahora un inagotable arsenal de instrumen y convertida en una disonancia léxica: “sucia gran
tos de tortura” (p. 519). Todo ello es mucho más que deza”, “caído y encantador”, “pánico fascinador”,
una mera im itación de los tópicos románticos. Por “negro y claro”. E sta unión de lo que normalmente
consiguiente, la s disonancias internas de la poesía no se puede unir se llama oxymoron. E s un antiguo
son también disonancias entre obra y lector. artificio del lenguaje poético que sirve para expre
sar estados anímicos complicados. En Baudelaire
sorprende lo excesivo de su em pleo: es la figura clave
C r is t ia n is m o en r u in a s de su disonancia básica. Babou, el amigo de Baude-
1 laire, tuvo una idea feliz al convertirla en titu lo:
No cabe hablar aquí con detalle de esas disonan “Fleurs du M al”.
cias internas. B asta con subrayar simplemente la ya Detrás de estos grupos de palabras persisten res
citada disonancia general entre satanismo e idealis tos de cristianismo. E s imposible imaginar a Bau
mo. Ello es necesario porque con ella aparece una delaire sin el cristianismo. Pero el poeta ya no es
característica consubstancial de la lírica posterior, , cristiano. Y esta afirmación no se ve desmentida por
que llamaremos idealismo vacuo. su tan comentado “satanism o”. Quien se sepa do-
“Para conocer el alma de un poeta hay que bus- ’ minado por Satanás lleva ciertameute estigmas cris-
64 es
D. DE t i t l n i C i MODSRV1. - 5
tumos, pero eso es muy distinto de la fe cristiana en auténticamente seria del pecado, estuvo profunda
la redención. En la medida en que puede definirse mente convencido de la culpabilidad humana — has
con pocas palabras, diríam os que el satanism o de ta tal punto, que se habría reído de los sabios psi
Baudelaire es el perfeccionamiento del mal mera quiatras que hubiesen querido explicar sus congojas
mente animal (y con ello de la trivialidad) por el mal como “ un complejo de Edipo reprimido”. Pero no
concebido por la inteligencia, con el fin de lograr dar encontraba ningiíu camino: su oración se pierde en
el salto hacia el ideal, gracias a este grado sumo de la impotencia y acaba no siendo oración. Baudelaire
malignidad. De ahí las crueldades y la perversidad escribe poemas sobre el sufrimiento y ve en él la ca
de las P la n s du Mal. Por “ se(j de infinito” degradan racterística más noble del hombre y ve condenaciones
la naturaleza, la risa y el amor, couvirtiéndolos en que podrían acercarnos a la idea de que pervive en
demoníacos y quieren hallar de este modo el punto él un jansenismo difuso. Pero no tiene más propó
de partida hacia lo “nuevo” . Según otra:palabra clave, sito que el de acentuar cada vez más su escisión in
el hombre es “hiperbólico” ; está impulsado siempre terna, exagerándola hacia ambos sentidos. Ello se ve
hacia arriba por una fiebre esp iritu al; pero está tam claramente en su actitud frente a la mujer. La conde
bién esencialmente dividido, homo dúplex, y tiene nación de ésta va más allá del término medio huma
que satisfacer a su polo satánico para poder hallar no. Su tensión “hiperbólica” sólo sería cristiana si
el camino de su polo celestial. En este esquema revi la fe en el misterio de la redención la comprendiera
ven formas prim itivas de mauiqueísmo y gnosticis a ella también. Pero eso es precisamente lo que falta.
mo cristianos llegados hasta él a través de los ilu Jesús sólo aparece en sus poemas como metáfora pa-,
minados del siglo xviii y de Josepli de Maistre. Por sajera o como aquel a quien D ios ha dejado caer.
otra parte, esta resurrección no se explica únicamen Detrás de la convicción de estar condenado, se agita'
te por unas influencias, sino que en este esquema se el deseo de “disfrutar intensamente” de ello. Claro
manifiesta una necesidad del propio Baudelaire. Por que eso no puede ni imaginarse sin una herencia cris
ello es sintomático — incluso mucho más allá de su tiana. Pero lo que queda es un cristianismo en rui
persona — el hecho de que la intelectualidad moder nas. En el concepto de creación válido para los cató
na recurra a viejas formas de pensamiento, precisa licos tom istas, el mal sólo tiene una importancia
mente a aquellas que responden a su escisión. accidental. Baudelaire — como en otro tiempo los
Ni aun los muchos y variados ejemplos a que se maniqueos — lo vuelve a aislar convirtiéndolo en una
suele recurrir para demostrar el supuesto cristianis fuerza independiente. En la profundidad y en el pa
mo de Baudelaire alcanzan a modificar este cuadro. radójico desenfreno de esta fuerza, su lírica encuen
Baudelaire tuvo la voluntad de orar, habló en forma tra la valentía para ser anormal. La poesía posterior
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__con excepción de ]a de Kimbaud— pierde la no E l poema se mueve dentro de un esquema corrien
ción del origen de su anormalidad en la podredum te de origen platónico y místico-cristiano. Según este
bre de un cristianismo decadente. Pero la anormali esquema el espíritu se eleva a una trascendencia que
dad queda. Y ni siquiera los poetas cristianamente lo transforma de tal manera, que, al mirar hacia
más rigurosos quieren o pueden resistirse a ella; tal atrás, penetra el velo qne cubre lo terrenal y descu
es el caso de T. S. E liot. bre su verdadera esencia. Se trata del esquema de
lo que en términos cristianos se llama la ascensio
o elevatio. E sta última designación coincide exacta
mente con el título del poema. Pero pueden obser
V a c u id a d d e l id e a l
varse además otras coincidencias. Según la filosofía
clásica, lo mismo que según la cristiana, el cielo su
Entre tanto y partiendo de este cristianism o en perior es la trascendencia propiamente dicha, el cielo »
ruinas se comprende otra característica de la poesía de fuego, el cmpyreum. En Baudelaire lo hallamos
de Baudelaire que tuvo también una gran importan designado con el nombre de “fuego claro”. Y cuando
cia para la época siguiente. Esta poesía se sostiene a continuación leem os: “purifícate”, ello nos recuer
sobre conceptos como “ ardiente espiritualidad”, da el acto, corriente en la mística, de la purificatio.
“idear-, “ascensión”. Pero ¿ascensión hacia qué? De Finalmente, la m ísiica solía dividir el ascenso en
vez en cuando se habla de Dios. Pero casi siempre nueve moradas, cuyo contenido podía variar, pues
se le dan nombres muy generales. ¿En qué consiste? lo que importaba era el número sagrado de nueve.
La respuesta la encontramos en el poema É lévation.' E ste número se encuentra también en este poema: •
Tanto su contenido como el tono en que está escrito nueve son precisamente los reinos que el espíritu
rayan a gran altura. Tres estrofas son interpelación tiene que atravesar para llegar al ideal. La cosa no
al propio espíritu, exhortándolo a elevarse por en puede ser más sorprendente. ¿Se trata de una nece
cima de lagos, valles, montañas, bosques, nubes, ma sidad impuesta por la tradición m ística? Tal vez sí.
res, sol, éter y estrellas, hasta una esfera de fuego Sería una necesidad parecida a la que ejerció la he--
que está más allá y que purifica de los miasmas te rencia cristiana sobre Baudelaire. Pero no es el caso
rrenales. Luego esta interpelación se interrumpe y de decidirlo, tanto más cuanto que puede pensarse
sigue una explicación de carácter general: feliz el también en influencias de Swedenborg y de otros neo-
que eso consigue y aprende a comprender en seme místicos. Lo que importa es otra cosa: precisamente
jante altura el lenguaje de las “flores y de las cosas porque el poema coincide hasta tal punto con el es
mudas”. quema místico, resulta más evidente que algo le falta
63 e»
I
para la to ta l coincidencia, o sea, el final del ascenso es decir, el del mal satánico y el del ideal vacuo, sir
e incluso la voluntad de llegar a él. Tres siglos antes ven para mantener despierta aquella excitación que
el místico español San J u a n de la Cruz había escri hace posible la huida del muudo de la trivialidad.
to: “volé tan alto, tan alto, que le di a la caza al Pero esta huida no tiene objeto, no va más allá de
cance”. En cambio en Baudelaire, el llegar al fin es la excitación disonante.
una posibilidad que, aunque conocida, a él no le será, El último poema, Le Voyage, que analiza todos
dada jamás, como se deduce de la s estrofas finales. los intentos de evasión, acaba con la decisión a la
De manera muy vaga se habla de “bebida divina”, muerte. Qué es lo que la muerte trae consigo, el poe
de la “profunda inconm ensurabilidad”, de los “espa ma lo ignora; pero la muerte le seduce, porque es la
cios de clara lu z”, pero jam ás se habla de Dios. Tam única posibilidad de conducirnos a lo “ nuevo”. Y lo
poco se'nos dice cuál sería el lenguaje de la s flores nuevo ¿qué es? Es lo indeterminado, el vacío en con
y de la s cosas que allí se llegaría a comprender. La traste con la disolución de la realidad. En la cum
1 meta del ascenso no sólo está muy lejos, sino que está bre del ideal baudelairiano se halla, pues, el con
vacía: es un ideal vacuo. E os hallamos ante un mero cepto de la muerte, totalm ente negativo y falto de
polo de tensión, hiperbólicam ente anhelado, pero ja contenido.
más alcanzado. Lo desconcertante de esta modernidad es que está
Así ocurre siempre en Baudelaire. E l ideal va atormentada hasta la neurosis por el impulso de huir
cuo deriva del rom anticism o, pero él lo dinamiza y de la realidad, pero que por otra parte se siente inca
lo convierte en una fuerza de atracción, que al mismo paz de creer o de crear una trascendencia con conte
tiempo que despierta una tensión desmesurada hacia nido preciso y lógico. E llo conduce a sus poetas a
arriba, empuja tam bién hacia abajo al hombre que una dinámica de tensión sin solución y a un m iste
está en tensión. Lo mismo que el mal, es una violen rio sin más objeto. Baudelaire habla a menudo de
cia a la que hay que someterse, sin que el que obedece lo sobrenatural y del misterio. Lo que con ello quiere
' logre por ello el reposo. De ahí la equivalencia de decir sólo se entiende cuando, como él mismo, se re
“ideal” y “ abismo” ; de ahí expresiones como por nuncia a dar a estas palabras otro contenido que
ejemplo “ideal corrosivo”, “estoy encadenado en la no sea el pvopio misterio absoluto. E l ideal vacuo,
cueva del ideal”, “inaccesible azul” . Tales expresio- lo “otro”, indeterminado, que en el caso de Kimbaud
, nes las hemos visto también en los místicos clásicos, es más indeterminado todavía y en el de Mallarmé
que con ellas designaban el yugo, lleno a la vez de se convierte en la nada, y el misterio de la lírica mo
gozo y sufrim iento, de la gracia divina, el estado que derna que se cierra sobre sí mismo, se corresponden
precede a la beatitud. E n Baudelaire, los dos polos, perfectamente.
70 71
pieza con el verso: “ TFcnn der lahme W eber traum t,
AIacu d e l l e x g c a jb er tvebe” (cuaudo el tejedor inválido sueña que teje).
E ste verso no pretende tanto ser comprendido como
Las Flcurs du M al uo son lírica oscura. Sus esta ser acogido como sugestión sonora. Cada vez se se
dos de conciencia anormales, sus m isterios y sus di paran más en el lenguaje la función de mensaje y la
sonancias se expresan en versos inteligibles. Tam función de ser un organismo independiente de cam
bién la teoría poética de Baudelaire es perfectamen pos de fuerza m usical. Fero el lenguaje determina
te clara. Y no obstante, desarrolla puntos de vista y también el proceso poético que se somete a los impul
programas que, si bien en su propia lírica no se reali sos que aquél encierra. Se descubre la posibilidad de
zan o sólo llegan a form as, iniciales, preparan la crear un poema a base de una combinación que ope^
poesía hermética que poco después habrá de comen re con los elementos rítmicos y musicales del len
zar. Se trata principalm ente de los dos conceptos de guaje como con fórmulas mágicas. Su sentido deriva
magia del lenguaje y de fantasía. de esta combinación, no del programa tem ático: es
La poesía, especialm ente la románica, siempre un sentido flotante e impreciso, cuyo m isterio no
había conocido momentos en los que el verso se eleva depende tanto del significado básico de las palabras
ba a una esfera totalm ente dominada por la sonori como de su poder sonoro y de sus marginalidades se
dad, que impresionaba más profundamente que el mánticas. E sta posibilidad se convierte en la poesía
contenido. Figuras sonoras a base de vocales y con moderna en práctica dominante. E l lírico se con
sonantes sabiamente acordadas o a base de parale vierte en mago del sonido.
lismos rítmicos, embelesan el oído. Pero esta anti Desde muy antiguo se conoce el parentesco entre
gua poesía jamás había prescindido del contenido, poesía y magia, pero era preciso que este conoci
sino que procuraba realzar su significado propio por miento se volviera a conquistar, después que hubo
medio de esa preponderancia del factor sonoro. E s quedado sepultado por el humanismo y el clasicismo.
fácil citar ejemplos de V irgilio, de Dante, de Calde Esta reconquista se inició a fines del siglo x v in . En
rón o de Hacine. A partir del romanticismo el estado América desembocó en las teorías de E. A. Poe, las
de cosas cambia. Se escriben versos que suenan más cuales respondían, por una parte, a la necesidad cre
que no dicen. E l m aterial sonoro del lenguaje ad ciente y específicamente moderna de intelectualizar
quiere poder sugestivo. En combinación con uh ma la poesía, y por otra, a antiquísimas prácticas. La
terial léxico apropiado para los movimientos asocia proximidad a que ya A'ovalis, cuando habla de poesía,
tivos, da paso a infinitas posibilidades de ensueño. sitúa conceptos como los de las matemáticas y de
Véase a este respecto el poema de Brentano que em la magia, es un síntoma de modernidad. Estos dos
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conceptos (u otros muy parecidos) pueden encontrar Los sonidos se unen formando palabras y éstas se
se desde Baudelaire hasta nuestros días cuando los agrupan finalmente formando temas, con los que, en
líricos reflexionan acerca de su arte. últim o térm ino, se elabora un tejido inteligible. S e
Baudelaire tradujo a P oe y con ello le aseguró, erige, pues, en teoría lógica lo que en STovalis íu e
al menos en Francia, toda la gran consideración de sólo un esbozo y un presentim iento: la poesía n ace
que gozó hasta muy entrado el siglo x x , considera del impulso del lenguaje, el cual, por su parte, y obe
ción de la que, por otra parte, lo s autores anglosajo deciendo a la “nota” prelingüística, señala el camino
n es— incluso E lio t — suelen m aravillarse. N os re donde se encuentran los contenidos; éstos no son y a
ferimos a dos ensayos de P oe: A P hilosopliy o / Com- propiam ente la sustancia del poema, sino que son por
pesition (1S1G) y The P o e tic P rin cipie (1S19). Se tadores de las fuerzas musicales y de su s vibraciones
trata de verdaderos m onum entos de una inteligencia m ás allá del significado. Poe demuestra, por ejemplo,
artística que saca sus conclusiones de la observa que la palabra “P a lla s”, en uno de sus poemas, debe
ción de la propia poesía. En ellos se encarna el en su existencia a una nada rigurosa asociación con lo s
cuentro de la poesía y, a un nivel no inferior (en versos precedentes, no menos que a su encanto sono
este caso incluso superior), la reflexión acerca de la ro. Poco después describe la ilación lógica — pura
poesía, lo cual es también un síntom a esencial de mente secundaria — como mera sugestión de lo in
modernidad. Baudelaire tradujo el primer ensayo determinado, porque de este modo se conserva la do
completo, y el segundo sólo fragmentariamente. Pero m inante tónica y no pasa la supremacía a la domi
se identificó explícitam ente con las teorías expuestas nante de contenido. E sta clase de poesía se explica
por P o e: por lo tanto, pueden considerarse como las como una entrega a fuerzas mágicas del lenguaje.
suyas propias. Por otro lado, la atribución de un contenido ulterior
La innovación de Poe consiste en invertir el or a la nota previa, debe hacerse con “precisión m ate
den de los actos poéticos, según venía aceptándose m ática”. E l poema es un ente cerrado en sí mismo,
de estéticas anteriores. Lo que parece ser el resul que no comunica ni verdad ni “embriaguez del cora
tado, es decir, la “ form a”, es el origen del poema; zón” ; no comunica nada, sino que simplemente es:
lo que parece ser el origen, en el “contenido”, es el uthe poem per se” . En estas ideas de Poe se basa la
resultado. Al principio del proceso poético hay una moderna teoría poética que se desarrollará en torno
“nota” insistente y previa al lenguaje dotado de con al concepto de “poésie puren.
tenido: algo así como una entonación sin forma. Probablemente Novalis y Poe conocieron lá s ideas
Para dársela, el autor busca aquellos materiales so de los iluminados franceses. De Baudelaire nos cons
noros del lenguaje que están más cercanos a esa nota. ta concretamente. Y a estas ideas (en las que el sim-
n 75
bol ¡sino tiene también gran parte de su origen) per- N o im porta que las F lcurs du M al recurran sólo
i tenece también una teoría especulativa del lenguaje, escasam ente a esta m agia del lenguaje, por ejemplo
según la cual la palabra no es una creación casual bajo la form a de rimas poco corrientes, de asonan
del hombre, sino que responde a la unidad cósmica cias distantes, de curvas sonoras o de series de voca
primigenia; el sim ple hecho de pronunciarla provoca les que imponen un sentido y que no están im puestas
un contacto mágico entre quien la pronuncia y aquel por él. E n sus afirmaciones teóricas, en cambio, Bau-
origen remoto; en cuanto palabra poética, sumerge delaire va mucho más allá: con ellas anuncia una
de nuevo las cosas triviales en el m isterio de su ori lírica que en aras de la s fuerzas m ágicas sonoras
gen metafísico y descubre la s recónditas analogías renuncia cada vez más al orden objetivo, lógico, afec
que existen entre los d istin tos miembros del Ser (1). tivo e incluso gram atical y se deja imponer conteni
Como Baudelaire estaba fam iliarizado con estas dos procedentes de los impulsos de la palabra, que
ideas, no tenía que serle d ifícil adoptar la s teorías jamás hubiera encontrado por medio de un plan re
poéticas de Poe, que tal vez proceden de la s mism as flexivo. Se trata de contenidos de sentido anormal,
fuentes. También Poe habla de la necesidad de la situados en el lím ite o incluso más allá del lím ite de
palabra en una frase que más tarde habrá de citar lo comprensible. Aquí se cierra precisamente el círcu
Mallarmé: “ Hay en la palabra algo de sagrado, que lo, aquí se muestra otra característica coherente de
nos impide jugar con ella como con un juego de azar. la estructura de la lírica moderna. Una poesía cuyo
Dominar artísticam ente una lengua equivale a ejer ideal es vacuo se escapa de la realidad por medio de
cer una especie de conjuro m ágico” (p. 1035). E sta la creación de una esfera de m isterio incomprensi
fórmula de “ conjuro m ágico” se repetirá con fre ble. A sí puede buscar todavía mayor apoyo en la
cuencia, referida incluso a las artes plásticas. E s la m agia del lenguaje, por cuanto al operar con las
expresión de un pensamiento que pertenece al mundo posibilidades sonoras y asociativas de la palabra se
de representaciones de la m agia y de la m ística se descubren otros contenidos de sentido oscuro, pero
cundaria (ocultismo). Expresiones como “fórmulas al mismo tiempo también m isteriosas fuerzas mági
mágicas” u “operaciones m ágicas” no son menos cas de la pura sonoridad.
corrientes. Y finalmente aparece otra palabra clave:
“sugestión” ; más adelante volveremos a ocuparnos 'F a n t a s ía c r e a d o r a
de ella.
Baudelaire nos habla repetidamente de su “asco
(1) Véanse m is detalles en H. Frtedrlch, Die SprachthcorUn ante la realidad”. Con ello se refiere a la realidad
der frnmi'mischcn Jlluminatcn (Las teorías del lenguaje de los ilu
minados franceses) j publicado en : “Deutsct# Ylcrteljabracbrlít lür trivial y natural, ambas equivalentes para él a la
Llterutunviss. u. GeisU'tigesrh.", 1935.
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!
negación del espíritu. E s característico que nada le ( “rúve”) y fantasía ( “jú n ta m e ”) . Con más decisión
entristeciera tanto, cuando la s F leurs du Mal fueron que Rousseau y Diderot, Baudelaire los eleva al rango
condenadas legalinente, como la acusación de realis de superior facultad de creación. Y decimos facul
mo. Ello es lógico, porque este concepto servía en tad “de creación” y no “creadora” para subrayar
tonces para designar una literatura que presentaba mejor la idea de las fuerzas intelectuales y volitivas
aspectos estética y ni oralmente repugnantes de la que se hallan im plícitas en sus conceptos de sueño
realidad sin otra intención que presentarlos. En cam y fantasía y que encuentran asimismo expresión eñ
bio, la lírica de Baudelaire aspira, no a ser una co el hecho de que — en la misma esfera — se hable de
pia, sino una transform ación. Baudelaire dinamiza m atem áticas y de abstracción.
el impulso del mal basta lo satánico, enciende las Claro está que también encontramos empleado el
imágenes de m iseria hasta “el estremecimiento gal termino sueño en su significado antiguo, por ejemplo
vánico”, trata los fenómenos neutros de tal manera cuando Baudelaire se refiere a las más variadas for
que simbolizan estados íntim os o aquel mundo m iste mas de la intimidad, del tiempo interno y del ansia
rioso e indeterminado que, en él, llena el ideal vacuo. de lejanía. Pero también aquí se acentúa sobrada
Xo tendría sentido llamar realista o naturalista a mente la supremacía de los sueños sobre la proximi
Baudelaire. En sus temas más duros y más repulsi dad objetiva, el contraste cualitativo entre la ampli
vos arde con más ímpetu que nunca su “ encendida tud del sueño y la estrechez del mundo real. Pero
espiritualidad”, que se esfuerza en escapar a todo sobre todo hay que considerar este concepto en su
lo real. Y este esfuerzo se puede observar también acepción más elevada y más dura, o sea, cuando el
en muchas peculiaridades de su técnica poética. sueño se diferencia explícitam ente de la “blanda me
La precisión de la expresión objetiva afecta sobre lancolía”, de la “mera efusión” y del “corazón”. E n
todo a la realidad envilecida hasta el extremo, o sea, el prólogo a la traducción de las Nouvelles E isto ires
a la realidad ya transformada, mientras sorprende, de Poe, Baudelaire llama al sueño lo “brillante, mis
en cambio, la curiosa falta de localización de los con terioso, perfecto como el cristal”. E l sueño es un
tenidos imaginativos — la teudencia a emplear adje poder de generación, pero no de percepción, que en
tivos afectivos en lugar de otros objetivamente más ningún caso actúa, ciega y arbitrariamente, sino de
exactos—, la delimitación sin estética de los lím ites manera exacta y según un programa. Pero en cual
lógicos r otras cosas por el estilo. quier forma que se presente, lo que le distingue es
Entre los nombres que Baudelaire da a esta fa siempre la creación de contenidos irreales. Puede ser
cultad de transformar, de “desrealizar” la realidad, una disposición poética, pero también puede provo
hay dos que se repiten con gran insistencia: sueño carse y pouerse en marcha por medio de estupefa-
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cientos y de drogas, o surgir de estados psieopatoló- es material de esfuerzo artístico: la estatua es para
gicos. Todos estos estím ulos sou válidos para la “ope él más preciosa que el cuerpo viviente, el decorado
ración m ágica” gracias a la cual los sueños hacen escénico que representa un bosque, más que el bos
prevalecer la irrealidad artificial por encima de la que natural. No cabe duda de que este modo de pen
realidad. sar es latino, pero la manera extrema de aplicarlo es
Cuando Baudelaire dice que el sueño es “perfecto moderna. Semejante equiparación de lo artificial con
como el cristal”, la comparación no es mera casua lo inorgánico, este modo tan categórico de excluir
lidad. Con esta expresión se asigna un rango deter de la poesía lo real, sólo tiene precedentes, a lo sumo,
minado al sueño, al compararlo con lo inorgánico. en una literatura con la que la poesía moderna tie
Anteriormente X ovalis había ya escrito: “Las pie ne por lo demás seci'etos vínculos, es decir, la litera
dras y las sustancias son sublimes: el hombre es el tura barroca española.
verdadero caos”. E sta inversión de jerarquías, pro Pero incluso en ella hubiera sido imposible T in
cedente de fuentes alquímicas, reaparece regularmen poema como el R eve parisién de Baudelaire, el texto
te en Baudelaire siempre que trata el tema de los fundamental para ver cómo espiritualiza lo arti
sueños. Se completa degradando la naturaleza basta ficial e inorgánico. Xo aparece en él una ciudad real,
el caos y la impureza. E llo quizás no sorprenda de sino una ciudad de sueño, construida deliberadamen
momento tratándose de un autor latino, pero ya no te; imágenes cúbicas, de las que está desterrado todo
se puede explicar partiendo únicamente del pensa lo vegetal; arcadas gigantescas que rodean el único
miento latino. Bajo el término de naturaleza, Bau- elemento en movimiento, aunque sin vida: el agua;
delaive entiende lo vegetativo, así como también las abismos diamantinos, bóvedas de piedras preciosas;
ordinarias bajezas de los hombres. Con las imágenes ni sol ni estrellas: sólo una negrura que brilla por sí
de lo inorgánico, sitúa el símbolo del espíritu abso misma; todo ello sin hombres, sin lugar, sin tiempo,
luto tan por encima de los hombres que da pie a que sin sonido. Se ve perfectamente lo que el título “sue
surja una nueva tensión disonante. Lo mismo ocurre ñ o” significa: creación de un cuadro a partir de una
todavía entre los pintores del siglo x x . Sus cuadros espiritualidad constructiva que expresa su victoria
cubistas o de colores irreales se avienen perfecta sobre la uaturaleza y sobre el hombre con los símbo
mente con el hecho de que — como Mure, Beckmann los de lo mineral y lo metálico y que proyecta las imá
y otros — hablen de la naturaleza como de algo im genes que ha construido en el ideal vacío. De aquí se
puro y caótico: la estructura debe imponerse, y no reflejan, brillantes para el ojo, inquietantes para el
limitarse a ser un influjo. A los ojos de Baudelaire, alma.
lo inorgánico logra su suprema importancia cuando
80 81
1. M Ll LfSUCA UODS1.VA. - •
a la luna” (p. 311). Pero desde el punto de vista de
D e s c o m p o s ic ió n t d e f o r m a c ió n la época siguiente — y basta pensar en B im baud—
se ve la osadía y la im portancia futura de aquella
La aportación inás im portante de Baudelaire al frase sobre la fantasía. Por otra parte, no hay que
nacimiento de la lírica y el arte modernos consiste perder de vista la dirección básica, es decir, el afán
probablemente en sus afirmaciones acerca de la fan de huir de la angosta realidad. La verdadera agu
tasía. Para él — lo mismo que el sueño — constituye deza del concepto de fantasía se m anifiesta allí don
la facultad de creación, “la reina de las facultades de se le hace contrastar con un proceso de pura y
humanas”. ¿Cómo opera? En 1S59 Baudelaire escri simple copia. De ahí la protesta de Baudelaire con
be: “La fantasía descompone toda la creación; y con tra la fotografía entonces naciente: es una protesta
los materiales recogidos y dispuestos según leyes desde el punto de vista de la frase antes citada. La
cuyo origen sólo puede encontrarse en lo más pro obra de la fantasía es llam ada en otra ocasión “idea
fundo del alma, crea un mundo nuevo” (p. 773). Ello lización forzada” (p. S91). Idealización no significa
constituye una frase fundam ental de la estética mo ya aquí, como en la antigua estética, embellecimien
derna. Su modernidad consiste en situar al princi to, sino “desrealización”, y presupone un acto dicta
pio del acto artístico la descomposición, es decir, un torial. Parece como si por el mero hecho de que el
proceso destructor, que Baudelaire subraya aún por mundo moderno aplicase su ciencia técnica, bajo la
cuanto, eu un pasaje de una carta parecida, comple forma de fotografía, a copiar la realidad, esta rea
ta el término “descomponer” con el de “escindir”. lidad positiva y lim itada se consumiera más de prisa
Descomponer y escindir la realidad en sus partes y las fuerzas artísticas se volvieran tanto más enér
equivale a deformarla. E l concepto de la deforma gicamente hacia el mundo no objetivo de la fantasía.
ción aparece a menudo en Baudelaire y cada vez se E sta reacción es parecida a la que produjo el posi
le da un sentido afirmativo. En la deformación im tivismo científico. Baudelaire condena por igual la
pera el poder del espíritu. Lo que nazca como “un fotografía y las ciencias naturales. Desde el punto
mundo nuevo” a partir de esta destrucción ya no po de vista artístico, la interpretación científica del
drá ser un mundo ordenado realísticamente. Será mundo es considerada como un empequeñecimiento,
una imagen irreal que ya no se dejará regir por las como una pérdida del misterio, y por lo tanto debe
leyes normales de la realidad. compensarse con el máximo despliegue del poder de
En Baudelaire todo ello se limita a esbozos teóri la fantasía.
cos. En sus poemas sólo encontramos muy escasos Este proceso que se desarrolla en Baudelaire tie
ejemplos, como cuando dice que “las nubes empujan ne una importancia incalculable hasta la actualidad.
S2 83
En una conversación, Baudelaire dijo: “Quisiera pra- Baudelaire, que lógicamente conduce a otro concepto,
1 dos teñidos de rojo, árboles teñidos de azul”. Rim- de este tipo: la abstracción. Ya Novalis lo había em
batid compondrá poemas sobre tales prados, y en el pleado como determinante esencial de la fantasía.
siglo .\x habrá artistas que los pialarán. Para Baude- Y ello se comprende, porque la fantasía es la facnl*
laire, ttu arte nacido de la fantasía creadora podrá tad que permite crear lo irreal. Cuando Baudelaire
definirse como “surnat uralism e” : por tal se entiende dice “abstracto” significa sobre todo “m ental” en el
un arto que desobjetiva las cosas en líneas, colores, sentido de “ no objetivo”. Y aquí se vislumbran otros .
movimientos, accidentes cada vez más independientes, puutos de partida de la poesía y el arte abstractos,
y que proyecta sobre ellas aquella “luz m ágica”, que derivados del concepto de una fantasía ilimitada,
aniquila su realidad en el misterio. Del “surnatura- cuyo equivalente son las líneas y los movimientos sin
lisine”, Apollinaire derivará, en 1917, el “surréalis- objeto. A estos últimos Baudelaire los llama “arabes
me” — y con razón, ya que con ello designa la con cos” : he aquí otro concepto que prosperará. “E l ara
tinuación de lo que quería Baudelaire. - besco es el dibujo más espiritual” (p. 1192). Grotesco
y arabesco habían sido ya emparentados por Novalis,
Gautier y Poe. Baudelaire los' aproxima todavía más
A b s t r a c c ió n y a r a b e sc o entre sí. En su sistema estético, grotesco, arabesco
y fantasía andan de la mano: esta últim a es la facul
En otra frase se aúnan la imaginación y la in teli tad de los movimientos abstractos, es decir, de los
gencia. En 1S5G Baudelaire escribe en una carta: “E l movimientos del espíritu completamente independien
poeta es la máxima inteligencia, y la fantasía es la tes de todo objeto; los dos primeros son el resultado
facultad más científica de todas” (Correspondance, I, de esta facultad.
página 308). La paradoja contenida en esta frase Entre los poemas en prosa hay uno breve que se
apenas parece boy menos paradójica que en el mo refieren al tirso o vara de las bacantes. La fantasía
mento en que se escribió. La paradoja consiste en creadora le transforma en una figura de líneas y
que precisamente aquella misma poesía que, ante un colores danzantes, para los que la vara, según dice
mundo desentrañado y tecnieizarlo por la ciencia, se el texto, sólo sirve de pretexto — pretexto también
lanza a la irrealidad, exige para crear lo irreal la para “el movimiento ondulatorio de la palabra”.
misma exactitud y la misma inteligencia que ha con E ste último comentario se refiere a la relación con
vertido la realidad en algo trivial y sin horizontes. la magia del lenguaje. El concepto de arabesco, de
Más adelante insistirem os sobre ello. De momento líneas libres de todo sentido, se enlaza con el con
se trata sólo de hacer ver la línea de pensamiento de cepto de la “frase poética”. Esta, según escribo Bau*
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dfin iré cu un embozo de prólogo a las F leu rs <Ju M al,
es una pura sucesión de sonidos y m ovim ientos, ca
paz de formar una línea horizontal, ascendente o des
cendente, una espiral, un zigzag de ángulos super
puestos. Y, precisam ente por ello, la poesía se apro
xima a la m úsica y a la m atemática.
Belleza disonante, elim inación del corazón en el III. RIMBAÜD
asunto de la poesía, conciencia anormal, ideal vacuo,
desobjetivación y m isteriosidad, nacidos de la s fuer CARACTERÍSTICAS PRELIMINARES
zas mágicas del lenguaje y de la fantasía absoluta y
semejantes a las abstracciones de la m atem ática y a U na vida de treinta y siete años; una actividad
las curvas m elód icas: be aquí los elem entos con que poética que empieza en la infancia y que se in te
Baudelaire preparó la s posibilidades que habían de rrumpe al cabo de cuatro años; después, en medio
adquirir realidad en la lírica del porvenir. de un silencio literario absoluto, un inquieto viajar
Tales posibilidades tienen su origen en un hom de un lado para otro, que hubiera querido llegar has
bre estigm atizado por el romanticismo. D el juego ro ta A sia, pero que tuvo que contentarse con el Pró
mántico, Baudelaire hizo una seriedad no rom ántica; ximo Oriente y con África Central, Heno de m últi
con ideas m arginales de sus maestros construyó nn ples actividades en ejércitos coloniales, canteras, ne
edificio mental cuya fachada les da la espalda. Por gocios de exportación, y finalmente tráfico de armas
eso se puede dar a la lírica de sus herederos el nom para el Negus de A bisinia; al margen de todo elloj
bre de romanticismo desromantizado. informes para sociedades geográficas acerca de regio
nes africanas hasta entonces inexploradas; dentro
de aquel brevísimo período de actividad poética, una
velocidad de evolución vertiginosa, que al cabo de
dos años le había llevado a rebasar no sólo el marco
dentro del cual se había iniciado, sino también las
tradiciones literarias que había detrás de él, y a crear
un lenguaje que todavía hoy continúa siendo la fuen
te de la lírica moderua: he aquí algunos datos per
sonales respecto a Bimbaud.
La obra responde a este ímpetu. E s muy reduci-
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